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Título
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BS_1892_01
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Descripción
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Boletín Salesiano. Enero 1892
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Fecha
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1892.01
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extracted text
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AÑO VIL -N. 1.
Sale ana vez al mes.
ENERO de 1892.
BOLETIN SALESIANO
D ebemos a y u d a r á n u e s tr o s h e r
m an o s á fin d e c o o p e ra r á la
d ifu sió n d e l a v e rd a d .
(III í}. Jü.<JT, 8).
A tien d e á la b u e n a le c t u r a , á l a
e x h o rta c ió n y á l a e n s e ñ a n z a .
■
( I T i m o t h . IV, 13.)
E n tre la s c o s a s d iv in a s , la m á s d i
v in a , e s l a d e c o o p e ra r c o n D io s
á la s a lv a c ió n d e la s a lm a s .
(S. D io n isio .)
E l a m o r a l p ró jim o , e s u n o de
los m a y o r e s y m á s e x c e le n te s
d o n e s, q u e l a d iv in a b o n d a d
p u e d e c o n c e d e r á lo s h o m b re s .
(E l D oct. S. F ranc . de Sales).
Q u ie n r e c ib ie r e á u n n iñ o e n m i
n o m b r e , á m í m e re c ib e .
(M a TH. XVIII.)
Os re c o m ie n d o l a ñ in e z y l a j u
v e n tu d ; c u ltiv a d c o n g r a n d e e s
m e ro s u e d u c a c ió n c r i s t i a n a ; y
p r o p o r c io n a d lib r o s q u e le s e n
s e ñ e n á h u ir d e l v ic io y á p r a c
t i c a r l a v ir tu d .
(Pío IX.)
R e d o b la d to d a s v u e s t r a s fu e rz a s
á fin d e a p a r t a r á l a n iñ e z y
j u v e n t u d d e l a c o rr u p c ió n é
in c r e d u lid a d y p r e p a r a r a s i u n a
n u e v a g e n e ra c ió n .
(L rox X III.)
DIRECCIO N en el O ratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia)
SflMAlUO.
FelLcitaciún.
Carta del Sr. Presbo. D on M iguel E u a, R ector M ayor
do la P ía Sociedad do San F rancisco de Sales, d
nuestros Cooperadores y C ooperadoras.
Uua buena obra recom endada á nuestros Cor jieradorea y Cooperadoras.
A los H ijos do la C atólica España.
Los Congresos C atólicos y la O bra do Don Hosco.
Nuestros M isioneros oii \*iajo a l Ecuador.
Los prim eros Salcsiauos cu A frica.
Los H ijo s de Don Bosco y las H erm anas do M aría
A uxiliadora en e l Perú
Patagonia. H o sp ital Salesiano do Viedma.
Solemnidad do M aría Inm aculada y celebración del
50® aniversario do la fundación d el O ratorio Sale
siano.
)^cuezuela. F ie s ta en honor de M aría A uxiliadora en
Valencia.
Gracias de M aría A uxiliadora.
Bibliografía. Cinco lustros d<l Oratorio Salesiano.
d nuestros Cooperadores y Cooperadoras
El Sr. Don ]\Itgukl R ita, los
Salesiauos y los niños educados
por ellos desean á todos sus bienhecbores un feliz año nuevo, en
el cual Dios los colme de ben
diciones y les conceda toda clase
de prosperidad.
Los niños ofrecerán especial
mente una comuni(5n con este
objeto, sin olvidar pedir cada día
al Señor que llene de i>az y con
suelo á cuantos les ayudan á re
cibir educación cristiana y á aprender mi honrado oficio.
CARTA
d e l S r. P r e s b í t e r o D o n M IG U EL R U A
i los Cooperadores y Cooperadoras Salesianos
Beneméritos Cooperadores
y Cooperadoras:
El Señor so lia dignado concederme la
gracia de que tam bién a principios de
esto año pueda daros cuenta do los tra
bajos que en 1891 so han llevado á cabo
por la P ía Sociedad Salesiana.
Demos gracias auto todo á. la divina
Bondad por habernos conservado la vida
y ayudado á hacer algún bien.
En el año que acaba de e x p ira r, me
diante el favor divino y vuestra coope
ración, no solamente se han sostenido las
obras antes einjirendidas, sino que tam
bién se ha conseguido desarrollarlas más
y más para gloria de Dios y salvación
de las almas.
O b r a s e fe c tu a d a s .
E n 1801 los Salesianos fueron á Tierra
Santa, rogados con viva instancia por el
Sr. Oanónigo Belloni liara que le presta
ran ayuda en las casas fundadas por él
en Belén, Beitgemal y Oreraisán; y casi
al mismo tiem po, llamados ]ior el limo.
Sr, Obispo de Orán, fueron á trabajar en
la educación de los niños eu aquella po
pulosa ciu d ad ; en tanto (pie otros par
tieron á prestar sus servicios en la Tierra
delEuego, en P u n ta Arenas, donde acaba
de edificarse una nueva iglesia, en Chuchuuco, cerca de la cajiital de la Eepública do Chile, en liiobamba, ciudad de
las más importantes del Ecuador, y eu
Colombia, donde so nos ha encomendado
el cuidado del hospital de leiirosos de
A gua de Dios.
Abrióse tam bién un establecimiento en
Loreto, cerca do la Santa Casa en la que
la Santísima Virgen recibió el anuncio del
misterio de la Encarnación; un nuevo
oratorio jiara niños en Chieri y otro en
Verona, á la vez que en Lieja (Bélgica),
casi concluidos ya los trabajos de la f¡{brica comenzada un año a n tes, el 8 de
diciembre de 1891 se inauguraron un co
legio y un oratorio festivo.
Fundóse asimismo u n a colonia agrícola
en Euitz del departam ento de Calais en
F ran cia; concluyéronse los trabajos de
fabricación de la casa del A ngel Custo
dio en Sarriá, cerca de Barcelona y ad
quirióse un terreno para fabricar una
iglesia, junto al Oratorio de San José en
la capital de Cataluña.
Además se ha recibido en donación
generosa una gran propiedad para fundar
una colonia agrícola en Gerona, trátase
de la pronta fundación de u n colegio en
Santander, y se ha conseguido iioder ad
m itir mucho mayor número de alumnos
en nuestro asilo de Trento.
Ko hablaré de los Colegios, Asilos, Es
cuelas de Artes y Oficios, Oratorios fes
tivos, Colonias Agrícolas y de otros ins
titutos desde tiempo anterior existentes
en Ita lia , E sp añ a, F ran cia, Inglaterra,
A ustria y Suiza, todos los cuales, con la
ayuda del Señor, prosperan y se au
m entan dando de día en día albergue y
educación á mayor número de niños po
bres de uno y otro sexo.
E n 1891 se les confiaron no pocos asi
los y escuelas en Ita lia á las H ijas de
M aría A uxiliadora, las cuales ensancha
ron al i)roj)io tiempo el campo de sus
trabajos en las Misiones de América del
S u d , yendo, llamadas por u n a sociedad
de beneficiencia, á abrir en Lima, cajiital
del Peni, un Oratorio festivo y un Asilo
con talleres para niñas abandonadas. Otro
tanto han hecho eu M ontevideo (Repú
blica del Uruguay), gracias á la caridad
de algunas caritativas señoras. E n la Re
pública A rg e n tin a , recogiendo limosnas
de puerta en p u erta, consiguieron edifi
car una hermosa capilla, ya abierta al
público, ju n to al Colegio de San Isidoro;
tomaron bajo su dirección el servicio del
hospital de Viedma, fundado por el limo.
Sr. C agiiero; abrieron una escuela y asilo
para las indias en Roca, cerca del Río Ne
gro, y animadas del espíritu de Dios lle
garon á la Isla de Dawson en la Tierra
del F u e g o , con el fin de convertir y ci
vilizar á aquellos pobres salvajes.
O b r a s e n p ro y e c to *
Siendo á la verdad bien consoladores
estos frutos de la gracia de Dios y de
vuestra perseverante ayuda á las Obras
Salesianas, debemos ahora amados Coo
peradores y Cooperadoras, alentam os á
3
realizar nuevos trabajos. Bien sabéis que
471 via D&mini iion progreiU rcgrcdi est, el
uo avanzar en la vía del Señor es retro
ceder ; y vías del Señor son todas las
Obras Salesianas, porque todas son obras
de caridad cristiana, por lo cual no me
es lícito dudar de vuestro socorro eficaz
para los nuevos trabajos y emj»resas que
uos proponemos realizar.
Concretándome á lo proyectado para
el año de 1892, cuyo principio nos es
dado ver por la misericordia de Dios, os
suplico, mis buenos Cooperadores y Coo
peradoras, que tengáis á bien prestar
vuestro coucimso á fin de que no tarde
en concluirse el Asilo anexo á la iglesia
del Sagrado Corazón de Jesús en líoina.
Con el auxilio do vuestra caridad y las
oblaciones obtenidas por medio de la Pía
Obra establecida allí, cuyos asociados,
entre otros beneficios, gozan del fruto do
una misa cuotidiana perpetua, bemos i)odido ecbar los cimientos y levantar las mu
rallas principales del Asilo; pero queda aún
por construirse todo lo demás, y bien podéisimaginar cuan crecidos gastos origina
la fábrica destinada en Boma á albergar
quinientos niños i)obres y sin amparo.
Excusado me parece manifestaros la ne
cesidad no sólo de concluirla sino de
abrMa cuanto a n te s , porque bien cono
cidas son las dificultades económicas de
aquella gran ciudad en las críticas cir
cunstancias que alcanzamos, y nadie ig
nora cuan vivam ente desea el Padre Santo
ver pronto abierto este refugio para tan
tos pobres niños en gravísimo peligro
para el alma y el cuerpo.
Debo recomendar también á vuestra
caridad las nuevas casas de O bieri, Ve
lona y Catania de reciente fundación, y
la de Mesina, cuya fábrica está suspen
dida i)or falta de recursos.
Como las casas de Marsella y de París
fueran y a demasiado estrechas para con
tener el número siempre creciente de ni
ños pobres, en ambas se ba comenzado
una nueva fábrica que no podrá llevarse
á término sin el socorro de nuestros
bienbecbores.
Instados por el Eevmo. Sr. Arzobispo
de Aix en Provenza para aceptar un vasto
local en S. Pierre de O anons, cerca de
Salón, en el departamento de la Boca del
Hódano, lo bemos recibido y ocupado,
para la formación ya de clérigos ya de
artesanos particularm ente agrícolas; pero
nos bemos visto obligados á repararlo,
para albergar convenientemente á unos
setenta niños, y á contraer una deuda que
irá creciendo sin el auxilio de vuestra
caridad.
E l año próximo pasado solicitaba vues- J
tra generosidad para ampliar el Asilo
l)ara los pobres niños de Londres, y g ra
cias al Cielo y á vuestra bondad ha sido
ensanchado con la adquisición do una
propiedad contigua, y se ha dado albergue
á mayor número de niños abandonados;
mas ahora se presenta una nueva ó im
periosa necesidad: la capilla de fierro y
madera que servía de i)arroquial b a lle
gado á ser insuficiente para el número do
fieles en n.otable aumento, y como por otra
parte, la A utoridad del país no i)ormite
ya que se funcione en capillas semoiantes,
es necesario edificar una iglesia de fáb rica;
mas siendo cosa vana esperar limosnas
dé un i)aís en que las obras católicas es
tán abrumadas de deudas y siendo de
gran utilidad la obra allí establecida ror
comendamos dicha construcción á la di
vina Providencia y á vosotros sus
curadores y procuradoras.
I5‘o xmedo concluir la exposición y so
licitud que os bago sin invitaros á mirar
con particular interés las Misiones Salesiauas de la América del S u d , y sobro
todo las de la Patagonia y Tierra del
Fuego tan amadas de Don Bosco. Mon
señor Cagliero, Vicario Apostólico de P a
tagonia, y el Prefecto Apostólico de la
Tierra del Fuego Sr. Fagnano trabajan
con ardiente celo en la evangelización de
aquellas tribus salvajes y casi desconoci
das del mundo civilizado ; ¿pero qué pue
den hacer cuando Chile y la República
A rgentina han sufrido tan dolorosa gue
rra y terrible crisis ? Ellos me escriben
cartas que msi)iran comi)asión, y yo me
vuelvo á vosotros, caritativos Coopera
dores y Cooperadoras y os recuerdo las
palabras de san A g u stín : Animam salvastij animam tuam predestinasti, has sal
vado un alma, has predestinado la tuya.
Los Misioneros están dispuestos á salvar
muchas almas con la gracia del Señor,
pero de vosotros esperan los medios m a
teriales y yo confio en que sabréis esti
m ar esta divinísima obra de salvar las
alm as, la obra i)or excelencia, como la
llama san Dionisio.
A ntes de term inar debo dar gracias de
todo corazón á la divina Providencia que
jam ás ha dejado de socorremos en nues
tras necesidades, que ba bendecido visi-
—4
hiemente nuestras casas en todas las par
tes del mundo y particularm ente en Am érica, donde de todas partes se llama
Á los Salesianos y desde luego se les es
pera en Méjico y Venezuela. Debo m a
nifestaros á vosotros mi reconocim iento,
y quiero expresároslo con grande efusión
por haber correspondido siempre á la con
lianza puesta en la bondad y piedad de
vuestro corazón, por no haber dejado ja
más de ser para los Salesianos los A n
geles visibles de la divina Providencia y
los ministros de su inagotable caridad.
Os agradezco de un modo especial, ama
dos Cooperadores y Cooperadoras, el que
liayáis proporcionado los medios para la
decoración de la iglesia de María Auxi
liadora, iglesia q u e, según el deseo ge
neral, es u n bello y glorioso monumento
á ha memoria do Don Bosco, nuestro pa
piro inolvidable y muy querido fundador,
á la vez que una perla preciosa digna de
la Boina del C ielo, bien que mucho ha
costado y muy crecidas deudas nos deja.
F inalm ente, muy amados Cooperado
res y Cooperadoras recomiendo en vue.stras oraciones la P ía Soeiedad de San
Francisco de Sales y sus obras, y os ase
guro que en todas nuestras casas cada
día so ruega al Señor de un modo espe
cial por vosotros. No olvidéis en vuestros
sufragios á los numerosos bienhechores,
hermanos nuestros é H ijas de María Arixiliadora llamados por Dios á la eterni
dad en el año que acaba de transcurrir.
;Y cómo uo hacer particular mención del
Presbo. Don Ju a n Bonetti que por tantos
años fue redactor del Boletín Salesiano y
Director espiritual de nuestra P ía Socie
d a d ! y del Sr. Josó Buzzetti benemérito
y u n o \le los más antiguos alumnos de
Don Bosco ? Sí, roguemos por ellos y con
sideremos cuáu grande haya sido el con
suelo que al íin <le la vida debieron do
sentir ]>or haber cooperado según sus
fuerzas al bien (pie, con la ayuda do Dios,
so ha hecho y continúa haciéndose por
la Pía Soci(‘dad Salesiana. Ciertamente
(pie (í la hora de la ¡mterte se recoge el
fruto de las haeuas obras, conformo á me
nudo lo recordaba Don Bosco. (Conserve
mos lijo en nuestra mente este ]>ensam ieuto. y contiemos cu que trabajando
])or la gloria de Dios y bien de las almas
mereceremos de la Mismaconlia luünita
encontrarnos todos reunidos un día. en el
Paraíso y gozar de Dios y alabarle por
toda la eternidad.
Soy de vosotros, amados Cooperadores
y Cooperadoras, con el mayor respeto y
más vivo reconocimiento vuestro
Obligadísimo Servidoi
M ig u e l B úa.
Sacerdote.
T m ín , 1® de enero de 1892.
UNA BUENA OBRA
recomendada á nuestros Cooperadores y Cooperadoras.
Muchas son las personas de uno y otro
sexo que gustosas se harían Cooperadores
Salesianos si conociesen la existencia de esta
P í a U n ió n . Puesto que los Sumos Pontí
fices Pío IX y León X III se han dignado
enriquecerla con extraordinarias gracias, re
comendamos encarecidamente á nuestros lec
tores hagan participantes de tales beneficios
á las personas de su conocimiento que igno
ren la existencia de esta P i a d o s a S o c ie
dad.
Los requisitos que se necesitan para ser
Cooperador ó Cooperadora son:
1® Tener 10 años do edad;
2“ Gozar de buena reputación moral y
religiosa;
3® Hallarse en condición de i)romover y
sostener las obras de hi Congregación Sale
siana, sea con medios propios, como limos
nas , trabajos, difusión de buenas lecturas,
etc., sea colectando las ofrendas erogadas por
otras personas con el mismo objeto.
La P í a U n ió n no impone ninguna obli
gación de conciencia, y pueden asociarse en
ella aun las personas de institutos religiosos.
Los que deseen (iouocer las numerosas in
dulgencias concedidas á los CüOpera<lores
pueden verlas en los Boletines de abril y
mayo do 1S90 ó bien eii el libro titulado:
Dox B o sco , por un Cooperador Salesiano.
r
A LOS H I S DE LA CATOLICA
E l que es miscricorilioso con el pobre presta al Svñof^
con interés, y el Señor le pagará oon crocea.
PllOV. XIX.
Hace poco que lluvias torrenciales lian arrasado ciudades en
teras, destruido campos y frutos y sembrado de víctimas el suelo
español. El corazón se oprime dolorosamente íi la consideración
de tantos estragos. Y no ha sido ésta la única calamidad qxie en
los últimos tiempos ha afligido ú España; una desgracia de dis
tinta naturaleza, si bien no menos espantosa, llama aún la aten
ción general: las huelgas de millares de obreros que conmueven
impensadamente á todos los ciudadanos, sin que puedan preverse
ni las miserias y daños que acarrean, ni los desmanes, latrocinios
y saqueos á que conduce el espíritu infernal y vandálico que
anima á los socialistas y francmasones quienes regularmente las
inspiran y dirigen. ¿ Quién puede vivir tranquilo al pie de un
monte de cuyas alturas se derrumban aludes colosales con gran
violencia y estrépito ‘I 4 ni quién puede considerar segura su pro])iedad ni su vida si las huelgas se repiten cada vez más formi
dables y terribles ?
Para evitar esas manifestaciones, semejantes á la furia de un
mar embravecido, no bastan los esfuersos de las sociedades indus
triales, ni simiiera los de la autoridad sui)rema. No olvidemos lo
ocurrido en Francia: 40,000 obreros que se ocupaban en las minas
del Paso de Calés, constituidos en huelga, acaban de ol>ligar á las
(Compañías minei'as y al Estado mismo á ceder en vista de sus
amenazas.
Para conjurar el mal es menester mejorar la condición del
pueblo educándolo cristianamente, según lo recomienda Sti San
tidad León X III en su encíclica sobre el estado obrero. Éste es
el único medio eñeaz. A la manera que si se siembran vientos se
recogen tempestades, de una educación viciada no pueden obte
nerse sino frutos deplorables. Por el contrario si bien se educa la
generación presente, la misma que más tarde ha de constituir la
sociedad, los resultados no podrán menos de ser en extremo con
soladores; por lo cual con razón decía Leibnitz : Itefarmad la edu
cación de la niñez y reformaréis el mundo.
Don Hosco, apóstol de la educación en nuestro siglo, iluminado
con la luz del Cielo y guiado de un modo singular por María AuOdiadora, consagróse con todas sus fuerzas al bien de la clase
_
6
—
obrera amparando á los niños abandonados, instruyéndolos, ense
ñándoles un arte ú ofieio y educándolos conforme á la moral del
Evangelio. Con este fin fundó un instituto religioso, llamado de
San Francisco de Sales, y estableció numerosos asilos, escuelas de
artes j oficios, oratorios y colegios, los cuales mediante la buena
organización recibida y gracias á la manifiesta protección divina
so desarrollan y aumentan en Europa y América, con aplauso ge
neral de todas las jerarquías sociales y con particular satisfacción
de los prelados y soberanos.
. Don Bosco miró con señalado interés á la España, cuya fe es
el tesoro más preciado de sus liijos y el timbre mayor de su glo
ria , á la noble y religiosa nación que con la doctrina de Cristo
civilizó al ííuevo Mundo y le comunicó la vitalidad de sus esti
mables prendas y carácter; por eso vino á Barcelona y estableció
en Sarriá una casa en que boy se educan y aprenden oficios más
de 250 almnnos. Fundó más tarde otra en Utrera, cerca de Sevilla,
y no hace mucho que se instaló una tercera en Barcelona con
notable provecho de los niños vagabundos y desamparados. Beconocida la importancia de la educación dada á los pobres según el
sistema de Don B osco, y como la formación de la niñez sea la
obra por excelencia de religiosidad y patriotismo, numerosas son
las peticiones que se reciben para la erección de nuevos asilos,
talleres y colegios Salesianos en España. El Instituto de Don
Bosco muy de buena voluntad quiere aceptarlas; pero sin contar
con más recursos que los de la caridad pública, tanto para la fun
dación de nuevas casas como para la manutención de las ya exis
tentes, necesita implorar el socorro de las ahnas piadosas y desLos religiosos Salesianos, llenos de agradecimiento por
Ía)rendidas.
benevolencia con que han sido favorecidos en España y deseosos
de corresponder á la confianza con que se les honra, no ahorran
sacrificio alguno para contribuir en la medida de sus fuerzas á la
rehabilitación de la clase obrera y al bien de la nación española
Confiamos en que el pobre y el lúco, cada cual según lo per
mitán sus recursos vendrá en nuestra ayuda con el interés de fa
vorecer á los niños desvalidos. La necesidad es imperiosa y ur
gente. En tanto que el demonio y sus secuaces se sirven del di
ñero para la corrupción y pérdida de tantas almas, el buen cris
tiano lo aprovecha para salvarlas, sin olvidar que á Nuestro Señor
Jesucristo mismo es á quien socorre en la persona de los pobres.
Tras la mano del indigente está la del Divino Salvador que recibe
el óbolo piadoso, y lo remunera dando el ciento por uno.
¡ Ea, pues, en nombre del Señor, un óbolo para la educación de
la niñez pobre y abandonada de España!
IV ota. — Las limosnas pueden enviarse por medio de giros postales ó sellos de fran
queo con cualquiera de las direcciones siguientes:
Sr. Presbo. Don Ernesto Oberti, Director de la escuela del Oarmen. — Utrera-Sevilla.
Sr. Presbo. Don Felipe Einaldi, Director de los Talleres Salesianos de Sarriá-Barcelons.
Sr. Presbo. Don Antonio Aime, Director de la Gasa Salesiana de Barcelona. — Calle
de Florida Blanca.
LOS CONGRESOS CATOLICOS
y L .V O K K . V D E D O ^ ’ B O S C O
N U E ST R O S M ISIO N E R O S
e n v ia jo ni E c u a d o r .
Tenemos muy consoladoras noticias de
nuestros hermauos que partieron última
C o n greso ds Rflalincs.
mente para el Ecuador. Embarcáronse eii
Liverpool en el vapor Floridiany y, sin más
En el Congreso celebrado en esta chulad, compañero de viaje que un caballero de Yoel ilustre jurisconsulto belga Don Carlos rruega, convirtieron en oratorio el saloncito
Weste, antiguo guardasellos y presi<leiite de destinado á los fumadores. El viajo fué fe
la sección relativa á las obras sociales, pro licísimo hasta Colón de donde hemos reci
puso que se tratara en primer lugar sobre bido sus noticias. Esperamos que no tarda
la fundación de Asilos para niños pobres y rán mucho en llegar á su destino.
abandonados. K1 abogado relator Sr. Debert,
manifestando la triste suerte de estos niños
-»*■
y la manera de mejorar su condición, habló
de la Obra Salesiaua en los términos si
guientes : « Es menester reformar ante todo
LOS PRIMEROS SALESIANOS
los malos instintos de los muchachos vaga
bundos. Y bien ha manifestado Don Bosco
en Africa.
cómo esto se puede obtener : inspirado por
la caridad, nos ha enseñado á regenerarlos
O ran, 28 de agosto do 1891.
por medio del amor. Este sacerdote, el más
R e v m o . S u . D oní R u a :
grande educador de la infancia, procuraba
ganar el corazón de sus alumnos : la fe y la
El 22 del corriente nos embarcamos en
caridad eran las columnas del edificio en que Marsella, con dirección á este xíuerto, á bordo
trabajaba. Hoy la Obra de Don Bosco es del vapor La ViUe de Home.
inmensa; teniendo por objeto la felicidad de
Dos días después, esto es el día de san
la infancia y de la juventud comprende asi Lilis rey de Francia, llegamos á nuestro des
los , colegios, talleres y clases para adul tino con toda felicidad. Al pisar la tierra
tos , con lo cual consigue formar obreros africana cumplimos con el deber de ir ante
modelos y excelentes ciudadanos. Su esta todo á la iglesia á dar gracias á Dios por el
blecimiento de Turín tiene talleres perfecta feliz viaje y á consagrarnos al Señor sin re
mente organizados de zapatería, herrería y serva en ei nuevo trabajo que vamos á aco
cerrajería, fundición de tipos,-sastrería, im meter. Siendo tiempo de vacaciones encueiiprenta, escultura etc., con que beneficia sin transe ausentes casi todas las autoridades
gularmente á la clase de los menestrales y eclesiásticas: el limo. Sr. Obispo, sn Vicario
jornaleros. Corona esta obra la institución el Sr. Maye y el Párroco de la catedral han
de Seminarios Saiesianos para las Misiones ido á Francia; pero llegarán á tomar parte
Católicas. 4Y qué medios poseía para ta en los ejercicios espirituales que aquí se ha
maña empresa ese hombre extraordinario t cen á principios de setiembre.
-U principio ningunos: su obra se alzó con
Tanto el Sr. Secretario General del Dio
el sacrificio del hombre á Dios ; y luego creó cesano, como los vicepárrocos de la catedral
una pía Sociedad de Cooperadores para el nos recibieron con la mayor bondad. Nada
sostenimiento de las obras salesianas. Según le diré de nuestra vivienda, la cual es bien
la ünitá CaUoUcay cerca de trecientos mil pobre ; pero la gracia de Dios nos llena el
niños son atendidos por los religiosos del corazón y hace agradables las privaciones.
Instituto de Don Bosco: la Francia tiene En cuanto á la instalación do nuestro ora
14 casas, muchas más la Italia y no és fácil torio deberemos esperar hasta la Natividad
contar las de Patagonia , Chile, República de María, y conformarnos entre tanto con ce
lebrar la santa misa en la iglesia de San
Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador etc.
E l Congreso de Malinas aprobó las con Luis.
Antes de partir de Marsella visitamos el
clusiones siguientes:
I. Sólo la caridad cristiana puede reha célebre santuario de Nuestra Señora de la
Guardia, donde rogamos de un modo parti
bilitar á la niñez vagabunda;
II. Para restringir en lo posible el nú cular por nuestros Superiores y por nuestros
mero de vagos no bastan recursos pasajeros, bienhechores.
Tenga á bien saludar afectuosamente á
sino que se deben fundar asilos destinados a nuestros
hermanos, y Ud. dígnese bendecir
recoger á los niños desamparados j
Á sus hijos de Aftica y particularmente al
TTT. La Obra Salesiana es la que pre último de todos
senta el modelo más acabado de tales asilos;
CAELOS B b LLAMY
por lo cual conviene darla á conocer, ha
Bacerdote,
Calle de MenerTíUe, L
cerla popular y protegerla en todas partes.
5 S a le s , d e l a S o
1846
al 1851-
— lu
io s HIJOS DE DON BOSCO
Y las
Hermanas de María Auxiliadora en el Perú.
Una caria escrita en Panam«1, el 19 de se
tiembre nos ha anunciado su llegada á Co
lón, deapuós de muy favorable viaje, y cuatro
días antes de lo que esperaban. El 29 de se
tiembre, fiesta de la Dedicación de la Basí
lica do San Miguel Arcángel y día de nues
tro venerado superior Don lina recibióse el
siguiente telegrama; lina. Tiirín. Lle(¡Uron,
los salesianos. Salud y felicidad. C andamo.
— Otro telegrama enviado por el mismo se
ñor á Aix les Bains á Don José Canevaro
dice : Llegaron Salesianos. Contento general.
P A T A G O N IA .
Hospital Salesiano de Viadma.
Viodma, 7 de agosto de 1891,
IvEVMo Sb . D on B ú a :
Hoy so cumple el segundo aniversario de
esta importante fundación, á contar del día
oii que so aprobó el proyecto. Conversaba
yo el 7 do agosto de 1889 con el limo. Se
ñor Cagliero sobre la gran miseria en que
so encontraban algunos soldados enfermos y
d d desamparo en que estaban muchos obre
ros que habían llegado acá sin familia, como
también no pocos indios faltos de socorro
osi>iritual y material. Monseñor me encargó
que hablara á nuestros educandos sobre la
necesidad de establecer uu hospital bajo la
dirección de los Salesianos y el servicio de
las Hijas de María- Auxiliadora, y que los
exhortara á rogar á sau «Fosó para que nos
ayudara en la realizatúóu de semejante pro
posito. Así 80 hi/.o, y ooinenzaron á hacerse
oraciones especiales á dicho Santo.
Cuatro días después, el 11 de agosto lla
mado á asistir á un enfermo fui á él eu compania de Don Garrone : era un pobre pintor
eataláii oprimido por una peritonitis aguda.
Grande fué su contento al vernos. Su situa
ción era en extremo triste: sin recurso al
guno, lejos de su familia y enfermo de gra
vedad vivía desolado. No recibía más ayuda
que la escasa asisteticia que podía prestarle
un buen jornalero en los ratos libres que le
«lojaba el trabajo. Acongojado y melancó
lico so encontraba casi desesperado, corriendo
peligro de acortar sus días con una muerte
deplorable. Profundamente conmovidos pro
curamos consolarle prometiéndole que habla
ríamos con el limo. Sr. Obispo á fin de ver
manera de asistirle y acomodarle de un modo
conveniente. La necesidad era urgente; mus
no teníamos lugar alguno que poderle pro
porcionar en nuestro colegio y no hallába
mos asilo que poder ofrecerle. ¿Qué hacer?
Sin hallar más que una vieja barraca dcl
siglo pasado, hormiguero de bichos y saban
dijas, hiciéronse diligencias para conseguirla
de las Hermanas de la Caridad á quienes per
tenecía; y habiéndola ellas cedido gustosas,
todos los artesanos y escolares de la Oasa
Salesiaua vinieron, quiénes con herramientas,
quiénes con materiales de construcción á
transformar aquel local en una enfermería.
El Sr. Presbo. Don Garrone atiende á la
higiene y desinfecta convenientemente el edi
ficio ; como faltaran los muebles, n uestro.s
hermanos se privan de cuanto pueden y arré
glase sin demora una estancia con buena
cama y cuanto es menester para el pobre
catalán enfermo.
Cuatro do nuestros Hermanos le traen
luego, acompañados de nuestros escolares
que formaban un hermoso cortejo á su alre
dedor. La población de Viedma sorprendióse
y quedo conmovida á la vista de semejante
espectáculo. Las Hermanas de María Auxi
liadora toman á su cuidado al enfermo cmil
si se tratara de atender á Nuestro Señor Je
sucristo. El enfermo apenas si podía hablar:
tanto era el consuelo que sentía; pero <on
sus miradas bien expresaba su contento y
gratitud, j Habíase cambiado eu reconocida
amigo uno de nuestros más acérrimos calum
niadores !
Así comenzó el 11 de agosto de 1889 el
Hospital Salesiano de Viedma, dedicado al
glorioso Patriarca san José.
Comenzada la obra extendióse poco á poco:
la divina Providencia envió los recursos, v
los Salesianos ó Hijas de María Auxiliadora
consagráronse con ardiente celo á hacer la
caridad en esta casa, donde habían hallado
por fin solícitos cuidados los pobres enfer
mos no menos necesitados de socorro para
el alma que para el cuerpo. Hasta los cora
zones mas duros una vez aquí se conmueven,
y arrepienten y vuelven á Dios.
El 15 del mismo mes Don Milanesio, de
vueltas de una misión trajo un pobre viejo
argentino, como de sesenta años , llamado
Juan do Dios Serrano. Habíale encontrado
en una miserable cabaña húmeda, fría y abierta, expuesta casi enteramente á la intem
perie. Lleno de compasión por su suerte lo
hizo montar en un carro y conducir á Viedma.
Su estado era tristísimo y repugnante; ma.s
las Hermanas le reciben como á cuerpo do
rey. Aquel infeliz estaba casi fuera de sí:
sus compatriotas le despreciaban, conside
raudo que expiaba atroces delitos, por haber
— 11
—
servido de soldado voluntario en tiemi^o del de expresarnos su reconocimiento. Recogi
tirano Eosas y pertenecido á una sociedad mos también á un aldeano del desierto que
sanguinaria. Cincuenta días estuvo en el hos á la edad de cuarenta y ocho anos hizo su
pital; la enfermedad dolorosa y terrible de primera comunión en el hospital; en seguida
sapareció , y con la salud del cuerpo recobró á un indio que á los dos meses de asistencia
también la del alma. Hoy día es un buen é instrucción recibió el bautismo, y ya sano
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cristiano; su gran desgracia había consis promete atraer otros iudios para que se ins
tido en no haber recibido la menor educa truyan en Ja fe católica.
ción religiosa; tal es la triste suerte de tantos
Hemos tenido asimismo el placer de soco
otros infelices.
rrer en este hospital á no pocos italianos,
■En setiembre del mismo ano atendimos á
un jefe de la guardia urbana, que no cesa uno de los cuales, José Casullo, habiendo
12
recobrado allí la salud hizo en la casa ciertas
mejoras dignas de estimación.
En octubre de 18S9 Don Müanesio pre
senta á las normanas una pobre india que
inspira la mayor compasión: jamás en mi
vida be visto enferma semejante; parece una
leprosa de las islas de Sandwich. La caridad
de las Uermanas es indecible: ellas la aco
gen con sin igual bondad y la curan como
á una h ija ; mas llega un día en que la eni’erma desahuciada de los médicos dice: —
Hasta (le remedios ; quiero el Paraíso. Se con
fiesa, recibe el santo Viático y á poco en
trega plácidamente su alma á Dios.
Lo que más consuela en el servicio de esta
casa es que la mayor parto de los enfermos
obtienen doble salud: la del alma y la del
cuerpo.
El hospital es como una escuela de expe
riencia donde el hombre aprende á conocerse
á sí mismo y á compadecer y socorrer las
desgracias do sus semejantes. Aquí se palpa
la verdad de las palabras de Job, q«« la vida
ilel hombre está llena de miserias. A nuestro
hospital no llegan en verdad sino los que lo
han menester á (anisa de alguna enferme
dad ; pero si se acercaran á visitarlo los que
viven en medio de las comodidades munda
nas ciertamente que se sentirían profunda
mente conmovidos y socorrerían la indigen
cia de los desgraciados, con lo cual merece
rían oír en el último día las palabras del
Divino Salvador: Estuve enfermo y me visi
tasteis.
ICl ano de 1890 comenzó con un hecho so
bremanera conmovedor. El primero que entró
en el hospital fué un indio cristiano, de edad
como de cuarenta años, Atanasio Crespo, el
cual había servido á varias personas como
cocinero. De corazón generoso había hecho
el bien á (mantos podía: pero ahora atacado
de j)ulmonía i>arcce que nadie so acordaba
de él. ¡Así paga el mundo! El pobre llora
de sentiiiiiento.
Traído al hospital tanto las Hermanas de
María Auxiliadora como el médico Sr. Ca
rroñe le han atendido extraordinariamente;
por desgracia la enfermedad es incurable y
Atanasio está á la muerte. So le adminis
tran los santos Sacramentos, que recibe con
suma piedad. En seguida pregunta: — ¿JJa
llegado mi última horaf Hicn muero contento
,*ntrc gente amiga. Toma en seguida el último
honorario recibido de sus amos y lo }>asa á
una Hermana á quien le dice: — Pste es
todo mi haber; lo doy á Ud. á Jin de que .'u'n’fl
para socorrer d otro de.sgríU'iado com yo. —
Poco después murió. Aipiel corazón generoso
había bebido resignado las amarguras de la
desolación.
*
•
(Iramlo ha sido en este año el incremento de
oiifenuos y el trabajo ocurrido en el h >spital.
—
Entre otros recibió hospedaje un nuevo
Goliat, un hombre de estatura gigantesca, el
cual á la edad de (i5 años recibió aquí la
primera comunión. En abril expiraba en esta
casa con la muerte del justo un verdadero
ángel, una nieta del Cacique Juan Saihueque, por el alma de la cual se hicieron sun
tuosos funerales. En agosto uno de los guar
dias civiles, el mismo día que llegó al hos]>ital, y después de preparar convenientemente
su alma, murió en el Señor.
Omito mencionar el ingreso de muchos
otros enfermos, advirtieudo tan sólo que el
año terminó con la muerte repentina de un
pobre condenado á presidio perpetuo. No
liubo tiempo más que para sugerirle una de
vota aspiración y darle la absolución. Tanta
impresión causó el hecho en el hospital que
todos los enfermos se confesaron, temerosos
de que les ocurriera una suerte semejante.
Los enfermos aumentaron en 1891: ya no
vienen los católicos y los indios solamente
sino aun los protestantes, quienes reconocen
que la caridad de las Hermanas obra pro(ligios; y no han faltado quienes movidos
por ella se convirtieran á la verdadera fe.
No hace mucho que el capitán de marina Ber
nardo Jepseii, alemán luterano, viniendo al
hospital se instruyó en nuestra religión,
abjuró sus antiguos errores y recibió el santo
bautismo.
Én el mes de marzo hemos sido testigos
de un hecho sobremanera consolador : herido
mortalmente un anciano de 75 años, des
trozada la garganta por un malvado, fué ne
cesario cocerlo rc])etidameiito la herida y ad
ministrarlo sin demora los sacramentos. Eli
tro en el hospital el día de San José y lo
recomendamos especialmente al glorioso pa
triarca. La curación no era de ningún modo
presumible; el caso parecía de gravedad supe
rior á todos los recursos de la ciencia; pero la
fe alcanza imposibles, A poco todo peligro de
saparece ; el buen anciano torna do la muerte
á la vida y da gracias las más rendidas á
su buen protector san José.
Termino la jiresente, reverendísimo Señor
Don Kua, con poner eii su conocimieuto que
este hospital ¡iresta cada día mayores servi
cios y <iue el bien espiritual que cou él se
consigue es equivalente al de una continua
misión, con la diferencia de que las conver
siones que se obtieueii en el hospital son
más durables y consoladoras.
El Señor premie con largueza la caridad
de nuestros Cooperadores que nos ayudan
al sostenimiento de esta obra y la de los farmaceúticos y droguistas que nos regalan remeilios.
De V. R.
Afmo. hijo y servidor
B e r n a r d o V a c c h in a .
— i:; —
/A I.V j ,\ il\ t f\ rfl\
áíi>'áA©»Xg««T^^*T^T-• (á
SOLEMNIDAD DE MARIA INMACULADA
I CELEBRACIÓN DEL QUINCUAGÉSIMO ANIVERSARIO
de la fundación del Oratorio Salesiano.
^0 sólo los Salesianos sino también mimerosas sociedades de obreros y de la juventud
católica, institutos de educación y de bene
ficencia, antiguos discípulos, amigos y ad
miradores de Don Bosco han tomado la ini
ciativa en. celebrar con extraordinaria suiitnosidad el quincuagésimo aniversario de la
fundación de la Obra Salesiana. La ciudad
entera de Turín ha participado de su con
tento y se ha asociado á la celebración de
esta fiesta eminentemente simpática y popu
lar, como quiera que harto manifiesto es el
bien hecho por el siervo de Dios y apóstol
de la niñez, ya personalmente, ya por medio
de sus hijos y Cooperadores en cincuenta años
consagrados activamente á la educación del
pobre y á la difusión de la verdad, por me^0 de oratorios , asilos , colegios , colonias
agrícolas, misiones, escuelas de artes y ofi
cios y publicación de buenos libros.
Con esta fiesta, en la cual han tomado
parte los individuos de todas las esferas so
ciales, ha coincidido la de la celebración de
liaría Inmaculada con un octavario solemne
en la iglesia de María Auxiliadora, la igle
sia de la particular devoción de los fieles, por
haber sido erigida por Don Bosco (en el lu
gar del martirio de los santos Solutor, Ad
ventor y Octavio), según indicación de la
misma Virgen Santísima que se dignó apa
recer allí á su amado siervo; la iglesia qtie
acaba de decorarse por los artistas más dis
tinguidos con delicado gusto y primor; la
iglesia cada una de cuyas piedras conmeuiora una gracia señalada obtenida por me
diación de la Madre omnipotente y de infi
nita misericordia; la iglesia, en fin, más
hermosa de Turín que ya no tiene que en
vidiar la magnificencia y el genio con que
el arte ha enaltecido los templos de otras
ciudades.
Desde el C hasta el 13 de diciembre las
campanas de esta iglesia, tocadas con maes
tría y gracia sorprendentes, parecían dar
un concierto á la población que recordaba
el triunfo de la fe y la expresión pública del
entusiasmo con que se honraban las glorias
de María. El pueblo acude gozoso á la igle
sia, cuyas preciosas pinturas, y artística de
coración no se canza de adm irar: el altar
mayor obra maestra, rico en mármoles, oro
y mosaicos, y la cúpula donde atrae sobre
todo la vista fa imágen de María Auxiliadora,
alrededor de la cual se ve Don Bosco y á
sus hijos, Mons. Cagliero y los salvajes de
la Patagonia, las Hermanas de María Au
xiliadora que prestan su concurso á las Mi
siones entre los salvajes, S. Francisco de
Sales patrón del Instituto Salesiano, y la
representación de la historia del culto de
María Auxiliadora llenan de embeleso á los
concurrentes; pero mayor impresión siente
todavía al oir las misas de Cheriibini y de
Palestrina, cantadas por un coro de cerca
de trecientas voces excogidas. La pompa del
culto es digna de la solemnidad que se ce
lebra : pontifican los ilustrísimos obispos de
Vercelli, Fossano, Susa, Oasale, Cafarnaum
Samaría eto. Entre los asistentes se ven
egregios personajes, marqueses^ condes y ba
rones, siendo de notarse la Princesa Leticia
que con su séquito se hallaba IVeute al púlpito.
Las vísperas de cada tarde no son menos
preciosas y concurridas que las misas pon
tificales ; luego predica un obispo, ora los
limos. Sres. Pampirio y !Manacorda, ora los
limos. Sres. Rosas y Pulciano, y termínase
cada día la fiesta con la bendición solemne
del Santísimo.
La concurrencia es tal que no caben en la
iglesia ni la quinta parte de los fieles que
llegan á visitarla. En el presbiterio, al re
dedor de los obispos y canónigos, de Don
Rúa y demás superiores del Instituto Sale
siano se ve numerosísimo clero y acólitos
vestidos ya de blanco ó encarnado, ya de
negro ó morado, todos con roquetes blancos
y fajas de vario color.
Desde las primeras horas de la noche eii
la parte esterna de la cúpula luces rojas,
amarillas y azules iluminan la estatua do
rada de María Auxiliadora, en actitud do
bendecir al pueblo; los patios del Oratorio
en su fachada y pórticos engalanados con
cenefas, gallardetes, oriflamas y bamleras
hállause también illuminados con profusión
de luces que forman capriciosas y hermosí
simas figuras. Todo el mundo entra allí á
gozar de aquel cuadro mágico, y todos pro
rrumpen en espontáneas exclamaciones do
admiración y contento al ver una imagen de
la Inmaculada Concejición alumbrada primo
rosamente en el fomlo del patio principal.
Dos bandas de música, una de los alumnos
internos del Oratorio y otra de los externos
tocan piezas las más excogidas que contri
buyen á aumentar la alegría de los circuns
tantes y que son aplaudidas con entusiasmo.
Alumnos y superiores de diversas casas
salesianas se regocijan en unión de los de
la de Turín y de toda la gente amiga que
visita sin cesar el Oratorio y llena los patios
inmensos de la casa. Fuegos artificiales y
cinco ó seis grandes globos que se elevan
en el aire dan lugar á nuevas manifestacio
nes de expansión y regocijo.
»Quién habría predicho todo esto cincuenta
años antesT ¡Dios es admirable en sus san-
— 14 —
ios! Don Bosco fué un hombre providencial
mandado por Dios en nuestros tiempos para
<lerrainar iníinitas bendiciones sobre la tierra.
« Como los sabios de la Corte de Faraón en
afios difíciles y desastrosos exclamaban : De
nos el Rey un hombre discreto y activo, lleno
del espíritu del Señor d fin de salvar á lanacidn, así, según la expresión del Umo. Obispo
do Fossano, la humanidad en los desgracia
dos tiempos que corren lia sentido la nece
sidad de un hombre semejante, y Dios se lo
<lió, trayéiidole del campo (i la ciudad, ele
vándolo del más humilde oficio al nu'is alto
ministerio y á la más ardua de las eiiqire*
sas: este hombre es Don Bosco, cuyo apos
tolado sublime lo reconoce todo el mundo, y
<uiyas obras gigantescas serían iucomin-ensililea si no se reconociera en ellas lo extraor
dinario que raya en prodigio, lo verdadera
mente sobrenatural. »
Debiendo volver á hablar sobre las indi
cadas fiestas en el número próximo, no nos
extenderemos más por ahora, y daremos re
mato á esto artículo con las siguientes pala
bras de L^Unita (JattoUca : « Al celebrarse
<!on magnífica pompa el quincuagésimo ani
versario de la Obra de Don Bosco y ver que
la iglesia de María Auxiliadora ostenta su
esplendor s'icut sponsam ornatam viro sao, le
rendimos con vivo placer cumplido homenaje,
le tributamos sinceros aplausos y nos regocija
mos muy de veras, sea por la gloria que se da
á la Virgen Santísima eií nuestra jiatria (que
desde los primeros tiempos se ha distinguido
por su íilial afecto á la Madre divina) , sea
l>or el honor de la Sociedad Salesiaua hija
lu'ivilegiada de M aría, sea por la apoteosis
do Don Bosco, y ¿ por quó no decirlo ? tam
bién de su sucesor Don Eua, quien no sólo
continúa, sino que ordena, engradece y mul
tiplica las santas obras salesianas. liecientomente establecidas éstas en Asia y en Africa, fundadas catorce nuevas casas en pocos
meses, todo nos dice que así como Elias al
subir al cielo dejaba su manto á Elíseo, Don
Bosco á su vez transfundió á Don lina el
espíritu de su ardiente celo, y que la Igle
sia, la sociedad y el mundo deben á Don
Eua lo que á Don Bosco, sí, no monos que
á Don Bosco el cual vivo y trabaja en la
persona do su sucesor con la misma energía,
con la misma caviilml, con idéntico amor á
la Iglesia, al Tapa, á la niñez, á los pobres
y á la humanidad entera. »
-í^
VENEZUELA
Valencia.
El IS de julio los Cooperadores Salesianos
residentes en esta ciudad celebraron la fiesta
de María Auxiliadora. Era la vez primera
que tenía lugar semejante solemnidad, y })rocurarou por tauto darle singular esplendor.
Hízose con este motivo una novena en la
Cabaña de la Divina Pastora, cantáronse visperas, una misa mayor, x>aseóse procesionalmeute por las calles de la ciudad la imagen
de la Santísima Virgen, y se dió término á
la religiosa y muy concurrida función con
unos fuegos artificiales.
Oradas de María Auxiliadora.
Inuumerables sou las personas que vienen
al templo de María Auxiliadora á expresar
su reconocimiento á la Eeina del Cielo y á
dar cuenta de las gracias particulares que
han obtenido por su poderosa intercesión.
Copiamos del registro establecido al objeto
las relaciones siguientes:
• •
C u r a c ió n i n s t a n t á n e a . — Hacía al
gunos años que padecía de una enfermedad
bien ra ra , si no única en concepto de los
médicos, y declarada incurable. Todos los re
medios eran inútiles y el mal crecía poco á
poco hasta que á principios del presente año
encontrándome al borde del sepulcro me acordé de la maravillosa protección que dis
pensa María Auxiliadora á sus devotos, y
pedí al Director de la iglesia que le está
erigida eu Turín que tuviera á bien hacer
comenzar una novena por mí salud. ¡ Cosa
admirable! El mismo día en que ésta empezó
desapareció de repente mi enfermedad, y desde
entonces no he vuelto á sufrir dolor alguno.
Cumplo por esto bien gustoso la promesa que
había hecho de contribuir con una limosna
para el culto de María en el mencionado
templo, y jamás podré olvidar la gracia ex
traordinaria de que soy deudor á María Au
xiliadora, *
S. E . A . C aldogno
Cooperador Solesiauo
Vioouza, 22 de ju u io do 1891.
«* •
U n a n o v e n a . — El 5 de mayo del año
eu curso escribí á V. E. para que se hi
ciese una novena á María Auxiliadora con
el fin do impetrar la curación de un hijo mío,
al cual cuatro médicos habían ya desahu
ciado.
Principióse la novena el 9 del mismo mes,
y cuando en este día vino el médico con te
mor de encontrar moribundo al enfermo,
quedó sorprendido al advertir una notable
mejoría. El restablecimiento continuó tan rá
pidamente que al cabo de pocos días estaba
sano. Mi hijo era como un muerto resuci*.
tado.
i
w
— 15 —
Eu señal de agradecimiento á María Anliliadora por esta señaladísima gracia, mando
uua limosna para los trabajos de la restau
ración que se liace en el santuario que le
está consagrado en Tiirín. Gracias, Eev. Se
ñor Don Éua, por las oraciones de V. E. y
de sus ñiños. Dígnese rogar á la Madre de
Dios que bendiga á mi familia y á su
Afmo. y S. 8.
T íc e n t e S c o t t i.
P istoya, 21 de ju u io de 1891.
«* •
C o n v e r s ió n y c u r a c i ó n . — Poco hace
que una Hija de María Auxiliadora llegó
llorando á recomendar que se liicieraii espe
ciales oraciones por la conversión de su j)adre que se bailaba enfermo de muerte. Hiciéronse sin demora las oraciones á las cua
les se unió la solicitante; cuando ésta volvió
á su casa encontró cambiado á su padre, el
cual no sólo pidió un sacerdote, sino que se
preparó con el mayor fervor á una muerte
cristiana. La familia estaba tan sorprendida
y llena de consuelo como profundamente edi
ficada. María Auxiliadora se complació en
conceder al enfermo no sólo la conversión
sino también la salud. ¡Bendita sea su ine
fable misericordia!
Sor T e r e s a E i n a l d i .
P aisan d ú (U ruguay), 28 do agosto de 1891.
• *
Sin ser posible reproducir la relación que
mil otras personas hacen de los favores y
bendiciones que han alcanzado de María, nos
limitaremos á dar por ahora el nombre de
las siguientes:
J. Desbles, de París. — Valeria Barthelemy (Francia). — Sor María Gertrudis (Lon
dres). — M. Frévédy, St-Nazaire. — Sebas
tián Ferranti, arcipreste (Italia). — Juan del
Marco, párroco (Id.). — A. Maderui, arci
preste (Domodóssola). — Francisco Soldini
y Angel Tacchella de BisuscMo. — Bernardino Borri, de Maren. — Carlos Donato, de
Turín. — Eosalía Cuiesso, de Viyone. — Juan
Colla, de 8. Estevan. — Margarita Olivero
de Mondovi. — Jacinto Yanini de Fuhine. —
Vicente Bracelli de Caspoggio. — Ermelinda
Morano de Cósale Monferrato. — Luis Laureti de Aequaspovita. — Felipe Travaglio de
Castagnito. — Adela Corti de Maglio. — Pe
dro Jordán de Qénova. — Joaquín Bonardi
de Cúneo. — Guillermo Lazzero de Tvrín. —
Juan Gastaldi de Bergamasco. — Catalina
Costamagna de Pesio. — María Dazzoni de
laido.
BIBLIOGRAFÍA.
C in c o l u s t r o s d e l O r a t o r i o S a le s ia n o , fundado jgor el sacerdote D o n J u a n
Bosco según ía. relación de su discípulo el
sacerdote D o n J u a n B o n b t t i .
Era grande el deseo que luxichos tenían
en nuestros días de ver reunidos en volúmen las memorias de los primeros años del
Oratorio de S. Francisco de Sales, que se
vienen publicando en el Boletín Salesiano..
Pero aquellas noticias como hojas esparcidas,
ninguno mejor podía recogerlas y ordenar
las , ninguno con más juicio i)odia aumen
tarlas y enmendarlas, que el mismo que de
su principio había puesto manos á la obra;
esto e s , Don Juan Bonetti. En efecto^ des
pués de la primera publicación, que si bien
escrita sencillamente y sin ninguna preten
sión, había dejado gran admiración y vivos
deseos de verla llegar á su ñu, 61 habíase
puesto con tiempo á retocar sus páginas, po
niendo aquellas mejoras que más á propósito
creía, no perdonando fatigas é incomodi
dades, ya con consultar á aquellos que desde
un principio habían estado en el Oratorio y
que todavía vivían y podían ser de alguna
utilidad, ya con apurar ciertos hechos que la
buena crítica exigía y aconsejaba, á ñn de
apartar la más pequeña duda de veracidad
en su narración. Y así atendía al modo de
satisfacer los deseos de tantos admiradores
de las obras de Don Bosco, exponiendo sin
ambages los humildes principios del Orato
rio, dando ocasión una vez más de admirar
la mano de la divina Providencia, que había
tanto bendecido y favorecido la ()bra de los
Oratorios Salesianos. Es más, cuando el mis
mo Don Bonetti había oido alabar á tantos,
el trabajo de sus manos, conforme iba sa
liendo en el Boletín, con los mejoramientos
introducidos posteriormente, liubiera podido
decir que dejaba en estas páginas un monu
mento de su piedad y un testimonio de gra
titud para con Don Bosco. Una circunstan
cia notable daba mayor ánimo al buen siervo
de Dios. Y era que en este año do gracia,
1S91, tan solemne para toda la familia Salesiana, por ser el quincuagésimo año de la
primera Misa del virtuoso sacerdote su maes
tro, ^y de la institución de los Oratorios, él
confiaba poder poner sobre el sepulcro de su
bienhechor, el venerando Don Bosco, este
fruto de su ingenio. ¡ Y que satisfecho no
estaba con este pensamiento!
Si bien tan sólo atendía á Dios y á su glo
ria, parecía alegrarse cuando se le decía,
aunque de broma, que él era el primer his
toriador del Oratorio, y así sería en lo su
cesivo tenido por muchos. Mas de una vez
le vi sonreír y darme las gracias cuando le
decía cual sería su inscripción sepulcral. « 4Y
cual ? me decía él con semblante risueño y
tóno agradable. — Sí tu quisieras preoe-
—
16
(lermo en el camino ílel paraíso, y á mí me to
cara el triste deber de tener que hacerte dicha
inscripción, está- ya hecha, y resulta er bella;
y tal es a s í, que tu mismo la aprobaras.
— « Ü.Y cuál sería ésta?
— « Tu serás , le dije, para el Oratorio,
lo que Homero lué un día par? la Grecia,
esto es : ; El primer pintor de la^s memorias
(inliyuaH
Pero él, humilde y sencillo como era, me
respondió: « Por ahora pensemos en traba
j a r ; y si te precedo en mí muerte, pondrás
en mi tumba, que amé al Oratorio y que el
escribir de su Fundador fue para mí cosa
muy agradable y de poca fatiga. »
Y así era pues que conforme su obra iba
adelantando, sentía en su corazón un ine
fable gozo y como una ansiedad de poder
v'er pronto terminado su trabajo. Veíase en
verdad que mientras atendía con afán á mil
otras ocupaciones^ en ésta principalmente te
nía puestos sus OJOS, y no es de extrañar que
más do una vez pidiera ayuda á sus amigos,
por los deseos que tenía de llevarla presto
á cabo. Sus palabras do exhortación eran
éstas: Venid, venid, y ayudadme á conducir
á puerto feliz mi barquilla. Me parece que el
gran día se me acerca y necesario es que vaya
aprisa. Y á cuantos se maravillaban de verle
todo desasosegado, él sin el menor reparo
les decía: Vo me queda mucho tiempo, tempus resolutiouis mcao instat: estoy cuasi á
mi último fin. »
Había puesto como alas en las manos
do nuestros jóvenes quienes tan sólo procu
raban complacer á su laborioso superior, que
c.ontaba los admirables casos de aquel Ora
torio que fuó para tantos y es todavía casa,
refugio, escuela, templo y puerta segura de
salvación. Y día por día le llevaban un le
gajo do pruebas para corregir y rei>asar. La
obra era asidua y tomada con amor por ambas
partes j cada cual cousiderándo cumplir una
santa emnisión, no olvidaba aquello de: acude,
corre, vuela: sferza, sprona, divora la vía.
Como el labrador (pie con satisfacción vó
crecer entre sus manos la mies sembrada
un día en el campo, así él veía con gozo ir
de día en día en aumento sus páginas... Y
todo, porque vislumbraba á lo lejos una idea
feliz! Una idea querida, de consuelo y cuasi
celeste so le presentaba delante cual si fuera
do hermoso y dormlo horizonte; y era la de
poder poner en el día para nosotros memo
rable del I.-» de agosto ISOl, sobre la tumba
de Don Hosco, la entera narración del i)rimor período del Oratorio.
Dios, emi)ero, había dispuesto do bien di
versa manera. — Se lee en la vida del Ve
nerable Heda , que cargado de años y más
aun de méritos, é imposibilitado ya para es
cribir, dictaba á sn amanuense los altos pen
samientos quo conmovían aquel espíritu di
choso y heroico. De improvi.so éste lo dice:
« ¡ Padre, no tengo más papel! » Y el gran
—
siervo de Dios, con el rostro radiante de luz
celestial, le contesta: >•< Y yo nada más quo
decirte. » E inclinó por así decir la cabeza
sobre la palma de la mano y púsose á reposar
para siempre en la contemplación de su Dios.
Su muerte sorprendió á nuestro querido
amigo Don Bonetti, después de haber dado
fin a su trabajo, que será siempre leído con
placer; siendo para él sin exageración al
guna, lo que para sí decía el poeta latino,
mommentum aere perennius.
Abrigaba todavía un deseo, y era el de
presentar lo mejor que le fuese posible, lo
que á nosotros nos parecía ser Don Bosco,
esto es: humilde, amable, paciente; y esto,
aun hallándose como Daniel metido entre los
leones cuando parecía quererle devorar, y
todo era porque habiendo alguno, con toó:i
prudencia, héchole observar que en algún
punto Don Bosco no parecía el mismo, quiso
poner en esto especial cuidado para dar á
su principal personaje aquel colorido propio
y natural de mansedumbre, que en modo tan
admirable, con otros particulares dones, en
Don Bosco resplandecían. Y el retrato que
poco á poco iba saliendo, lo contemplaba
con satisfacción, para sí y parecía sonreírse
cuando podía decir : |He aquí á Don Bosco!
Así en verdad dijo! Así sucedió!
Y este trabajo tan delicado y afectuoso,
digno en todos conceptos de la mente y dd
corazón de Don Bonetti, se iba perfeccio
nando bajo su pluma para manifestarlo día
por día más semejante á su ejemplar.
De aquí que al terminar este artículo con
el único propósito de presentar al autor de!
libro, haya querido dar á sus lectores est:v
explicación.
Invitado á revisar las pruebas acumuladas
por la enfermedad y después por la muerta
de su autor, uno al propio tiempo aquí mi
nombre; á manera que suele hacerlo aquel
que visitando un grandioso monumento so
le súplica ponga su firma en un álbum prc»
parado al efecto. La pongo, pues, admiranda
y aplaudiendo la ^veneranda memoria del
dulce y caro amigo.
Y sé que cuantos leerán conmigo el pre
sente volumen, so sentirán poseídos de los
mismos sentimientos; y alabarán al Señor
muy en particular, los muchos Salesianos
esparcidos por ambos mundos, junto con
nuestros beneméritos Cooperadores, por ha
berse podido terminar la primera parte de
aquel trabajo que tan deseado era de todos.
¡ Qué todo sirva á la mayor gloria de Dios,
sostén de tantos alumnos de Don Bosco es
parcidos por h\ tierra y á la santificación do
las alma.s, argumento (pie fué siempre el mo
tor tanto de las fatigas de Don Bosco, como
de sil estimado discípulo Don Juan. Bonetii.
J . B. F raxcesia, Pbro.
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