BS_1892_07

Ficha

Título
BS_1892_07
Descripción
Boletín Salesiano. Julio 1892
Fecha
1892.07
extracted text
Sale una vez al mes.

AÑO Vil. -N . 7.

JULIO de 1892.

BOLETIN SALESIANO
Quien recibiere á im niño en mi
nombre, á mi me recibe.
(Ma t ii . XVIIl.)

DeT^emos ayudar é. nuestros her­
manos á ñn de cooperar á la
difusión de la verdad.
Cni S. JUA2Í, 8).

Os recomiendo la ñinez y la ju ­
ventud ; cultivad con grande es­
mero su educación cristiana; y
proporcionad libros que les en­
señen á huir del vicio y á prac­
ticar la virtud.

Atiende á la buena lectiira, á la
. exhortación y á la enseñanza.
(I TiiioxH. IV, 13.)
Entre las cosas divinas, lamó.s d i­
vina, es la de cooperar con Dios
& la salvación de las almas.

(Pío IX.)
Kedoblad todas vuestras fuerzas
á fin de apartar á la niñez y
juventud de la corrupción é
incredulidad y preparar así una
nueva generación.

(S. Dio n isio .)

El amor al prójimo, es uno de
los mayores y más excelentes
dones, que la divina bondad
puede conceder -á los hombres
(El Doct. S. E ranc . de Sales).

(L eón . X III.)

-4 t^( D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R I N (Italia)

s ir .iiA u io .
El SenedicUe de los Cristianos.
Gracias de María Auxiliadora.
SüiZA. Colegio y Oratorio festivo en Mendrisio.
EspaSa {'SoíiíaHáer^.Establecimiento de los tialesianos.
Gíroiio. Oratorio Salesiano.
America (Colombia). Fiesta en honor de San Fran­
cisco de Sales eu Bogotá.
Perú. Instalación de los Salesianos é Hijas de María
Auxiliadora cu Lima.
ChtL. Patagouia. Nuevo templo en Pmitaionas.
Tierra dtl Fuego. Vi.sita del Ilustrísimo Sr. Cagliero.
Las Misioueá d é la Patagouia y Tierra del Fuego, y
loB Gobiernos do Chile y Ilepública Argentina.
Biobamba. Oda pronunciada en la inauguración de los
Talleres Salesianos.
Historia del Oratorio de San Francisco de Sales.

n 41

’Al

111111111111

11 M 1111 •

'

EL BENEBICITE
d e lo s c rís tia n o s
L a m edida del am or á D ios es am arle
sil) medida, lia dicho ingeniosam eute un
santo. L o mismo respecto de ü la r ía : eu
la devoción cou que se la honra no cabe
límite ni exceso. D ebem os empeñarnos
en am arla tanto como la amó Jesús. E l
amor que los católicos le iiroíesamos y

los homenajes que no cesamos de tribu­
tarle no son más que una form a del am or
á D ios y una expresión de nuestra ado­
ración y gratitud al A ltísim o. Siendo
Alaría su obra maestra no h ay cosa en
el mundo que É l estime tanto como la
defensa y pro])agación de su h on or, en
sentir del célebre P . Púber. Si el sacra­
tísimo Corazón de Jesús estú m isericor­
diosam ente emiieñado en la salvación de
las almas, ú M aría ha elegid o como re­
fu gio do pecadores y abogada de a<iuolla s ; si, por otra parte, todas las obras del
Creador cantan su glo ria y cuando É l
contein]»ló la tierra (pie sacó de la nada
se sintió m ovido á bendecirla y decla­
rarla muy buena, al propio tiem po que
los ángeles entonaban himnos de regó*
cijo, ¡ cuánto más dulce y armoniosa debo
ser la canción que ahora canten las mer­
cedes y dones de M a ría ! ¿cuánto más
v iv a la compla(2eucia del Creador t
A n tigu a m en te los sierv'os de D ios, dico
el autor citado, com ponían su Benedicit€f
eligien d o por tem a de semejante canción
los montes y ios m a res , las aves y los
peces, las fuentes y los prados, los astros
y las brisas, los hombres y los animales,
convidando á todas las criaturas a ben-

— y» —
d e c ir , alabar y ensalzar la g lo ria del
Keñor. Pero, el Benedidte de los cristianos
(ís M aría. L a Ig le s ia nos con vida á dar
gracias á la Santísima T rin id a d con el
entusiasmo d el más abrasado am or por
los dones y gracias con que enriqueció
á la K ein a del Cielo. M uchos sacerdotes
lo liaceii entre la hostia y el cáliz. Sí,
M aría es el Benedidte de los cristian os;
y ])or eso llenos de santo jú b ilo clam a­
m os: Benditos sean los gozos de M aría
en la tierra; benditas su anunciación y
visitación, bendito su regocijo en la N a ­
tividad, E pifanía y hallazgo en el tem ])Io;
bendita en la resurrección y ascensión.
Gracias y alabanzas iiiñnitas á la T r i­
nidad Beatísim a ])or haber encumbrado
á M aría en el Cielo sobre todas las de­
más criaturas; por haber ensalzado su
v irgin a l ])ureza sobre todos los ángeles y
santos; por haber alumbrado el Paraíso
con el vivísim o resplendor de .su gloria.
Gracias y «alabanzas infinitas á D ios por
las adoraciones (¡ue como á M adre suya
so le tribxitan incesantemente en la g lo ­
ria ; por su mediación om nipotente; por
las innumerables grjicias que recibió en
la tierra y el galardón prepíirado á sus
devotos en el cielo.
H on or y gracias y alabanzas infinitas
á D ios por la glo ria que ella ha recibido
y recibirá por los siglos de los siglos.
ISIaría va le más que tod«a la creación,
pues es la criatura más d ig n a , y más
bella, y más poderosa, y más amada de
D ios; «así q u e, ante los ojos del Eterno,
es el himno más predoso y el de su en­
tera complacencia.
P ero este Benedidte sublimo no sólo es
grato al S eñ or, sino que lo es igual]neute á Marín. Cierto m o n je , al ])asar
por delante del altar de la Santísima
A lrgen , solía saludarla con una antífona
que comenzaba Begodjaos^ Madre de Dios^
Yirgcn inmacnhida , regocijaos con el gozo
que reeilmteis del Ángel... A l cruzar un día
la iglesia el siervo de D ios oyó una voz
incomparable que desde el altar le decía:

^^e anuncias gozos, hijo mío, y los gozos
serán tu corona. Y en cierta ocasión que,
santa Gertrudis invocaba á -María con
aquellas palabras de la Ig le s ia en la
S a l v k K k u i n a : Ba, pues, ahogada nuestra
v ió á la excelsa M adre de D ios inclinarse
graciosamente auto ella. Con lo que enten­
dió la Santa que cuantas veces llam a uno
á Alaría con devoción, su abogada, de tal
suerte m ueve á compasión sus materna­

les entrañas, que parece im posible se nie­
gu e á otorgar lo que se le pide. A l llegar
la misma sierva de D ios á aquellas pa­
labras: Esos tus ojos miserireodiosos, díjole
la V irg e n con dulce sonrisa: Estos son,
señalando los ojos de Jesús, los miseri­

cordiosísimos ojos de que puedo yo valerm
para la salvación de cuantos me invocan, ojos
divinos de los cuates redhen el más rico fruto
de salud eterna (1 ).
L a historia de la Ig le s ia está llena de
m aravillas semejantes, y día á día oímos
aclíimar por todas partes la gracias y bon­
dades de M aría. N o pocas hemos referido
en nuestro Boletín y publicado en las
Lecturas Católicas. N os concretaremos por
ahora a dar cuenta de las siguientes;

Gracias de María Auxiliadora
XJna m e d a l l a d e M a r í a A u x i l i a ­
d o r a . — TJua joven escolar que se enterró
un instrumento de fierro en la extremidad
superior de la p«alma de la mano hacía cinco
días que no podía hacer con ella el menor
movimiento. E l módico le prescribió una me­
dicina, cuya eíicacia si no dudosa debía ser
muy lenta y exigía singular paciencia.
E l 12 de este mes la Directora del colegio
aconsejó á la eurenua que durmiera en la
noche teniendo en la mano la medalla de
María Auxiliadora.
Grande fiié el contento de la joven cuando
observó á la mañana siguiente que ya podía
mover los dedos y v.alerse de la mano en­
ferma. Había sanado prodigios.amente; y to­
das las niñas educandus ú la vez que la D i­
rectora, testigos de tan señalada gracia, se
unieron á la favorecida con ella para alabar
y bendecir ó la Santísima Virgen Auxilia­
dora.
A m e l ia T e d e s c h i .
Klngi'ufui-t, U do marzo do 1892.

»
* •
iu ílr m o v u m . — E l niño Juan
Bossi hacía tres meses que yacía en la cama
atormentado con una tenaz fiebre tifoidea.
Los módicos, después de probar todos los
recursos de la medicina, le habían desahu­
ciado, y causaba compasión ver consumirse
sin esperanza alguna de remedio á aquella
tierna criatura.
(1) F a b er . Todo por Jesús.

r

'
■ í)9 —
Un día ocurrió á los suyos la feliz idea
(le recomendarlo á María Auxiliadora; y no
tardaron en presenciar un lieclio verdadera­
mente sorprendente. E l niño en pocos días
recobró enteramente la salud. En señal de
reconocimiento bailará Ud. unida á ésta la
cantidad de 100 liras para el decoro del
santuario de nuestra celestial Bieubecbora.

Sac. J u a n E in o c ;c h i a e o .
tíimciata de Mascali, 18 de febrero de 1892.


*

*

L a o r a c i ó n d e u n a inadi'C * — Una
bija mía se bailaba afligida con una enfer­
medad sumamente grave y que tenía cons­
ternada á toda la familia. Poniendo toda mi
confianza en María Au xiliadora, la enco­
mendé á ella y le prometí baeer una limosna
y una visita á su santuario de T u rín , si le
alcanzaba la salud.
jO b bondad de María! L a mejoría co­
menzó casi en el acto y una convalecencia
gradual y rápida calmó nuestro dolor y nos
llenó de consuelo. Llena del más vivo reco­
nocimiento por tan preciosa gracia me apre­
suro á cumplir mi jiromesa y bendigo de todo
corazón á María Auxiliadora.
Ol a e i s a C a n o v a .
*

• •

U n a n o v e n a a. M a r í a A u x i l i a ­
d o r a . — E l mes de febrero p. pdo. ata­
cado mi padre de una violenta \)ulmonía, se
agravó de tal suerte que ya en las últimas
recibió los santos sacramentos.
En semejante angustia yo y toda la fanülia nos volvimos á María Auxiliadora re­
zándole una novena y haciéndole la promesa
de dar una limosna de 100 liras para la or­
namentación de su templo. Parece que María
quiso probar nuestra fe y confianza durante
los primeros días de la novena; pero al fin
de ella advirtióse una singular mejoría, de­
sapareció todo peligro, mi padre recobró bien
pronto sus fuerzas y ya al presente, con gran
maravilla de los mismos médicos, está perfec­
tamente restablecido. Llena de reconoci­
miento mi familia y yo cumplimos gustosas
nuestra promesa.
A l e j a n d r in a Oo g g io l a .

Cooperadora saUsiana.

S U I Z A

Colegio y Oratorio festivo en Mendrisio.
En Mendrisio, ciudad principal del Cantón
Ticino, al pie del monte Generoso y en una
sana y amena situación hállase el Colegio
llamado Cantonal á cargo del Instituto íáalesiano, y en el cual, conforme á los primflpios de la moral cristiana y al sistimui do
persuación y suma caridad, tan recomendado
por Don Bosco. se da una instru(;ción com­
pleta , según el programa escolástico admi­
nistrativo. Prepáranse allí los alumnos ya
sea á una carrera industrial ó comercial, yo
á la cientilica ó de bellas artes. Loe certifi­
cados y diplomas de promoción son recono­
cidos por los gobiernos extranjeros; la pen­
sión es módica y se concede una rebaja del
10 y 15 \ cuando dos ó tres hermanos se
educan en el mismo establecimiento (1).
Poco bace que allí se ha abierto también
uu Oratorio Eestivo para cuantos niños quie­
ran asistir. A propósito de este Oratorio el
Creyente Católico., diario de la localidad, con
fecha 9 de mayo dice lo que sigu e:
« A y er en el espacioso patio del Colegio
Cantonal se reunían una muchedumbre do
ñiños, escolares y obreros, á la vez que nu­
merosas personas invitadas á una fiesta del
todo nueva en este Cantón. E l propósito de
ella era de alentar á la juventud en sus tra­
bajos ; y el resultado ftié en verdad consolador
y digno del mayor aplauso. Tal Instituto, ins­
pirado sólo eu el amor de Dios y del prójimo,
no tardará en dar bien copiosos frutos en el
campo civil y religioso.
» Los celosos sacerdotes Salesiauos han
abierto en el Colegio Cantonal un Oratorio
festivo para los niños pobres, y no menos de
docieutos concurren ya á gozar allí de los
beneficios que gratuitamente se les propor­
cionan. Este solo hecho basta para probar
que tal institución á más de útil ora nece­
saria.
» La fiesta celebrada ayer en honor de San
José, con que se i)oiiía término á los ejer­
cicios espirituales hechos á los alumnos y á
no pocos Cooperadores Salesiauos, fuó her­
mosa y solemne. E l discurso pronunciado por
uno de los hijos amados de Don Bosco, el
sacerdote Don Francisco Dalraazzo, tan elo­
cuente como abundante en preciosas ense­
ñanzas llenó de satisfacción al público.
En un elegante tablado, preparado en el
patio y en cuyo centro resaltaba el retrato
del venerado fundador de la Obra Salesiana,

L a Honferrat«, 10 de marzo de 1892.
(1) Las personas que deseen el programa y demás
Informes pneden dirigúse al E. Sr. Don Miguel Eaa,
Rector Mayor del Instituto Salesiano. Turín, Via Cottolengo, 32, 6 bien al Director del Uolegio Cantonal
de Mendriaio,

— lOÜ —
recitáronse discursos y poesías, alternados
con escogidas composiciones musicales. Veriíicóse la distribiición de premios y no podía
menos do sentirse particular impresión al
observar el contento de aquellos liijos del
pueblo, á quienes por su aplicación y asis­
tencia perseverante al Oratorio se regalaban
libros y otros objetos adecuados á su condi­
ción y Jiecesidades.
* Tan simpática fiesta no pudo terminar
mejor que con una improvisación llena de
afecto y sentimiento en que Don Dalmazzo
recordó los santos trabajos do Don Bosco,
quien encontró la resolución del gran pro­
blema social sobre la clase obrera, retirán­
dola del vicio y aliviando sus necesidades,
infundiéndole con el espíritu cristiano el de
BUS propios deberes y resignado sacrificio. »

E S P A Ñ A

(S a n ta n d e r)

------cp------

Estableciroicoto de los Salosíanos.
E l Ilustrísimo obispo de Santander lleno
de santo celo por el bien de su grey y coiiBiderando que según la educación de la ge­
neración presente será la sociedad en no le­
jano porvenir, en nna circular, publicada el
18 de diciembre de 1888 decía:
* No puedo contemplar sin honda pena la
mnchodumbre de párvulos y de adolescentes,
que á todas horas andan por las calles, si
no abandonados, á lo menos sin los cuidados
oportunos; ex^íuestos á crecer en la más com­
pleta ignorancia ó, lo que es p eo r, á ser
aleccionados por la irreligión y la impiedad;
6in que alcancen á remediar su suerte ni el
cariño de los padres, ni la beneficencia oficial.
> Y o los abrazo á todos en el seno in­
menso de la caridad cristiana: y , ai fuesen
grandes, como el amor que les profeso, los
recursos de que pudiera disponei*, j ediliearía
asilos donde albergar’ durante el día á los
que sus pobres madres, para ir en busca de
un pedazo do pan, so ven x>recisadas á en­
comendar á personas extrañas : y establecería
escuelas en que los líeípieños y los mayores
fuesen dobidanionte educados.
> Movido do tul deseo, hace más de tres
años que abrí la de San Josó — con la coo­
peración do piadosos bienhechores, cuyos do­
nativos la sostienen — en la cual hallan
sólida y cristiana educación ciento cincuenta
niños en las clases diurnas, y setenta adultos
en las nocturnas.
» Mas esas cifras son exiguas, comparadas
con el gran número de los que carecen de
iüstruccióu: y á muchos, que han acudido
á buscarla, ha sido forzoso desatender por

falta de local. E l clamor de esos niños pa­
rece que resuena incesante en mis oídos; y
yo no quedaría tranquilo si no procurase
extender hacia ellos la acción salvadora dela caridad.
» Para lograrlo veo un medio bien sen­
c illo ; fundar nuevas escuelas; y , mejor,,
traer con nosotros á la Familia religiosa de
Don Bosco, qu e, no solamente atiende á la
educación de los pequeños, sino que esta­
blece y dirige talleres para los adultos. No
hace mucho que tuve el gusto
visitar
esos talleres en Sarriá, y observé con satis­
facción cómo trabajaban contentos, y ade­
lantaban en sus respectivas artes ú oficios,
zapateros, sastres, ebanistas, tipógrafos, pin­
tores, músicos y escultores.
» ¿ No lia (le ser posible proporcionar tan
señalado beneficio á nuestro pueblo ? — ¿A.caso parecerá muy costoso? Pues yo creo
que no lo será tanto. — Si cien suscritores,
aproximadamente, sostienen nuestra escuela
de San José, con otros ciento tendríamos dosescuelas ; y añadiendo cien suscritores más,
tal vez no faltarían los talleres salesianos.
Y j quien duda que en Santander hay más
de trescientas personas de buena voluntad?
» Pues, queramos todos, y será hecho; y
digo « queramos » porque apenas.se necesita
más que querer.
» Bien conozco que las atenciones son múl­
tiples, y á veces costosas; iiero también es
obvio que, si todos, ó la mayor p a rte, con­
tribuimos, pequeño será el esfuerzo que to­
que á cacla uno; y, si miramos bien, no de­
jaremos de ver algún gasto superíluo que
cercenar, ó algún pasatiempo, espectáculo ó
diversión in ú til, que sacrificar; con lo cual
la misericordia quedará Cx^íedita para soco­
rrer al desvalido. — Bien jiodría yo decir
aquí, á imitación de San Vicente de Paul en
una ocasión análoga: « mirad esos niños:
su suerte está en vuestras manos. Serán al­
gún día ciudadanos honrados, si vosotros
sois compasivos y generosos; pero serán per­
turbadores y desdichados, si los abandonáis
ó apartáis (le ellos vuestra misericordia. *
Los deseos expresados á sus fieles por el
Ilustrísimo Sr. Obispo de Santander han sido
escuchados, en cuanto que el Instituto Salesiaiio acaba de establecer allí una casa se­
gún so manifiesta en la carta escrita al señor
Director de los Talleres Salesianos de Sarriápor uno de los sacerdotes enviados á la fun­
dación de aquélla. H éla aquí:
Santander, Palacio Episcopal,
6 do mayo do 1892.
Se . D ie e c t o e :

¡Bendito sea Dioá! Nuestro viaje ha sido
felicísimo. De paso por Zaragoza el Sr. Zabalo nos dispensó toda suerte de atenciones:
concluido el almuerzo nos llevó al Oratorio
festivo que dirige y al cual asisten cerca do

w



101

doscientos jóvenes. Tienen allí buen patio,
excelente escuela gimniistica, clases perfec­
tamente planteadas, escuela de dibujo, teatro
y orquesta. Cuenta con dignísimos auxiliares
y una junta que busca los recursos; pero en
el interés de prolongar la vida de semejante
obra y do verla agrandarse y prosperar de­
sean muy de veras á los Salesiaiios. Estuvi­
mos también á ver al Sr. Presbítero Don
Joaquín García E u íz , catequista de dicho
oratorio, y el cual espera á Ud. con gran
'interés para tratar del asunto. Zaragoza es
una gran ciudad donde hay mies abundan­
tísima para los Salesianos. Dos hechos sin­
gulares presenciados en un mismo día han
contribuido á arraigar en mí la convicción
íntima de que debemos consagrarnos con
todas nuestras fuerzas á la instrucción y
mejoramiento de la juventud. E l día 5 en el
mismo tren en que partíamos de Zaragoza
para Oastellóu, v i llegar escoltado para ajus­
ticiarle á un joven de unos 25 años. Luego
en Miranda observó un gran golpe de gente
y viva agitación. — ¿Qué ocurre? pregunté.
Se trata de la ejecución de un tal Canales,
que hace poco asesinó á un joven y le echó
a l río. Venga TJ. y verá. — Me acerco al
lugar indicado y veo al reo, de unos 22 años,
vestido de negro y ya difunto, sentado en
una silla y atado á un palo sobre un ta­
blado. ¡ Qué triste espectáculo! .Dicen que
el infeliz joven, próximo á morir, Imbló á la
multitud, y dirigiéndose á los padres de fa ­
milia les recomendó que educasen bien á sus
propios hijos. ¡A h , cuántos prematuros cri­
minales por haber carecido de los beneficios
de una cristiana educación! Ante aquel cua­
dro desgarrador no pude menos de pensar en
ello y de afirmarme en el propósito de tra­
bajar durante toda mi vida por el bien de
la niñez pobre y abandonada.
Hecha una corta ^refección seguimos de
Miranda á Burgos. Entre los viajeros sólo
se hablaba del infeliz Canales. Iba en el
tren con nosotros un muchacho como de
diez y seis años andrajoso, sucio, desali­
ñado el cabello, largas las uñas, pero de
facciones no ordinarias y tan vivo y alegre
que era una pascua. Los soldados de la bri­
gada se divertían con é l ; sus chistes tenían
á todos entretenidos, cantaba zarzuelas y
bailaba á lo flamenco. Gracioso en sus gestos
y con singulares disposiciones para decla­
mar , los viajeros le aplaudían y regalaban
cigarros y golocinas. Pasadas unas dos horas
en tales fiestas y cuando el cansancio llegó
á apoderarse del joven bufón me acerqué á
á él y le pregunté:
__j Cómo te llamas ?
__Gaspar de la Torre, me contestó.
__ jD e dónde vienes?
__b e iüranda, donde estuve á ver la eje­
cución de Canales.
— j T qué tal?
__ (E l muchacho quedó un momento pen­



sativo y luego me d ijo ); Padre cura, me he
convencido de que es necesario no hacer mal
á nadie, que de lo contrario el garrote...
— i Qué oficio tienes?
— Soy cerrajero.
— ¿De dónde eres?
— De Burgos.
— ¿Tienes padres?
— Sí, pero no me consienten ou casa.
— ¿Pues dónde v iv e s , trabajas y cornosT
— No tengo vivienda; voy vagando, y
duermo, ya en la fon d a, ya ou el campo;
pido por acá y por allá qué comer, pues no
trabajo ni gano nada. H e buscado coloca­
ción, pero sin poder conseguirla porque no
sé loor ni escribir.
— ¿ Y qué harás cuando ya tengas unos
veinte años? ¿ seguirás pidiendo limosna? ¿ te
la darán? (E l joven baja los ojos, que se lo
bafiaii en lágrimas y no contesta). ¿Por qu6
no te admite en casa tu padre?
— Y o me marché.
— ¡ Mal hecho! ¿y por qué?
— ¡A h Padre cura, si Vd. supiera! no
tengo’la culpa; yo no podía vivir en mi casal
— ¿ Y por qué?
— P or que mi padre me pegaba con barras
de hierro; y un día me pegó tanto, que me
escapé y no he vuelto más á mi casa.
— ¿Dónde está tu padre?
— En Burgos.
— ¿No te ve nunca?
— N i siquiera me saluda.
— Si alguno se interesara por tí y te en­
señara á leer y escribir y un buen oficio para
ganarte la vida, te gustaría?
— ¡A h Padre cura...!
— ¿Pero serías constante en llevar buena
vida?
— Si, Padre cura, pues esta que llevo me
aburrej y si soy m alo, no tengo toda la
culpa;* pues la gente, viéndome alegre me
hace hacer lo que no quisiera; pero ¿qué he
de hacer ¿lara ganarme un real ó un cuarto
en recompensa de mis travesuras?
L a gente que oyó esta conversación con el
joven, y que le conocía, me aseguró que iba
enteramente perdido, y que era una obra de
caridad socorrerle y retirarle do su patria,
porque si no iba camino del garrote ó de la
cárcel cuando menos. Entonces me dirigí á
un señor que se había interesado más por
el muchacho y le recomendé que cuidara del
pobre joven, mientras yo en llegando á San­
tander le escribiría sobre lo que podría hacer
en bien de tan desgraciado sujeto. E l señor
me lo prometió; y me rogó mucho hacer algo
por el infeliz. Me pareció ser aquel joven uno
de los que la Providencia quiere protejamos
y encaminemos al bien. ¡Quien sabe si cui­
dando nosotros de él con amor y carino lo­
gremos nn alma para el cielo y un buen
obrero para la sociedad!
A dvertí en él, un carácter v iv o , una in­
teligencia despejada y un corazón noble ¿ será

— 103 la piedra angular de Santander? el corazón
parece decírmelo. Dios bendiga la obra. 4 Qué
le parece á Vd.?
Seguimos felizmente el camino: pasamos
la noche en Valencia, bien acogidos por
nuestro amigo Don Pablo Madrid, que tantos
recuerdos me encargó para V . A la mañana
siguiente, C de los corrientes, nos pusimos
otra vez en camino para Santander, á donde
llegamos á las 2 y 45 de la tarde. En la es­
tación nos esperaba el Itovdo. Sr. Secretario
de Cámara del Sr. Obispo: tomamos el co­
che y al palacio episcopal. Aquí nos espe­
raba con ansias el limo. Sr. Obispo, cuya
bondad y carino para con nosotros no acer­
taría á expresar mi pluma. Su lima, bendijo
al Señor por haberle concedido la gracia de
tener á los hijos de Don Bosco en su casa
y Diócesis: nos ama y trata como un padre
á sus hijos. Quiera Dios nuestro Señor pa­
garle tanta bondad, que nosotros se la x>agareuios con eterna gratitud y trabajando
empeñosamente por la salud de la juventud
sautanderina.
Otras cosas he de decirle, pero no quiero
cansarle más por hoy.

Q. 8. M. B.
A n g e l T a b a r in i
Sucerd. sales.

G E R O N A
O r a t o r io Salesiano.
M i am ad o D ie e c t o e :

Dco gratias, que ayer, Patrocinio de San
J o s é , hemos inaugurado nuestro Oratorio
festivo en la Manola. Asistieron más de 80
niños, la mayor parte de Pedrot j y además
muchísimas niñas y personas adultas, pues
la entrada ha sido pública. Se han elevado
globos, ha habido rifa, etc. Parece que hemos
hecho una pequeña revolución. Esperamos que
e l Señor y la Virgen Auxiliadora beiuleciráu
nuestros pobres trabajos.
A qu í todos buenos- Saludo á todos. Se ro«omieuda en sus onieiones este su

Afmo.

8. 8, y Cap.

M a n u e l B . I I e k m id a

Pbro.
Granja do Gerona, 9 do mayo do 1S92.

\V

A M É R IC A

(B o g * o tá )

Fiesta en honor do San Francisco de Sales.
A m a d ís im o P a d e e :

La fiesta de nuestro gloriosísimo Padre
S. Francisco de Sales se ha celebrado con
toda solemnidad en Bogotá. Según costum­
bre, precedió una novena, durante la cual se
notó gran concurrencia de fieles á los san­
tos sacramentos, y á las funciones de la
mañana y de la tarde. En los últimos días
e.specialmente los confesionarios estaban de
eoiitiimo como sitiados de penitentes.
S. Señoría Il"“* el Nuncio Ai)ostólico de
Colombia Monseñor Sabatucci, que tantas
pruebas nos ha dado de simpatía y protec­
ción, dignóse en la víspera de la fiesta, como
su digno secretario, confesar á nuestros ni­
ños. E l día 20, que fué el de la fiesta de
S. Francisco, desde las ciuco hasta á las
once celebráronse misas casi sin interrupción.
S. S. el Sr. Delegado dijo la de la Comuni­
dad y distribuyó el Pan de los Angeles,á
varios centenares de personas, mientras re­
sonaba la iglesia con los [más j)reciosos mo­
tetes y suaves melodías.
Echadas á vuelo las campanas, á la hora
de la misa cautada, habíase llenado literal­
mente la iglesia. Celebró esta misa el M. E.
Doctor Caicedo, nuevo obispo electo de Pasto,
con asistencia de S. S. el Nuncio Apostó­
lico. Ejecutóse con acompañamiento de or­
questa la misa á tres voces de María Auxi­
liadora, eu que nuestros niños desempeñaron
con gracia y lucimiento uii papel principal.
Predicó el llev. Padre Mario Valenzueia de
la Compañía de Jesús, proponiéndose por
tema i)rincipal el de desvanecer la jireocupación de los que imaginan que la dulzura
y mansedumbre son señal de ánimo men­
guado, y cortedad de miras. Consiguió ple­
namente su objeto cou el recuerdo de los
ra.sgos más brillantes de la vida del Santo.
A mediodía tuvimos la visita del limo.
Sr. Arzobispo Bernardo lle n e ra y líestrepocou su muy estimado secretario doctor Salustiano Gómez, y el nuevo obispo electo de
;>[odellín, doctor Pardo. Se pasó al refectorio,
que gracias á la generosidad de algunas
personas bienhechoras, se había preparado un
banquete digno de los ilustres convidados ?
esto es dos arzobispos con sus respectivos
secretarios, dos obispos electos, el padre pa­
negirista, etc.
A los postres el limo Sr. Delegado brindó
eu honor del Sr. Arzobispo, agradeciéndole
á nombre de los Salesiaiios ser tau grande
admirador y protector de las obras de Don
Bosco. A su vez el limo. Sr. Arzobispo con
manifiesto entusiasmo d ijo : Hacemos votos

— 103 —
porque la Obra Salesiana prospere, crezca, se
desatolle y derrame pronto en toda Colom­
bia sus benéficos frutos de verdadera chúlización cristiana.
Nuestros pequeños músicos aumentaron la
alegría de la fiesta tocando lo más escogido
de su repertoiio.
A eso de las dos y media, ya estaba la
iglesia nuevamente atestada de gente de
todas las ciases de la sociedad, y dábase
principio á la conferencia de los Coopera­
dores.
E l limo. Sr. Arzobispo, nos quiso dar una
prueba más de su' cariño haciendo él mismo
la Conferencia. Después de la lectura de cos­
tumbre, y del canto de un motete, subió al
púlpito, y con palabra fácil y afectuosa tuvo
al numeroso auditorio como extasiado por
más de media hora.
Empezó diciendo que Don Bosco con su
Congregación era una prueba más de la ina­
gotable fecundidad de la Iglesia de Cristo,
la cual en todos ios siglos ha tenido varones
santos conforme á las necesidades de los
tiempos.
S í , lo que fueron en sus épocas un San
Francisco de A s ís , un santo Domingo de
Guzmán, un S. Ignacio de Loyola, esto fué
Don Bosco en nuestro siglo, y su Obra es
la obra de Dios. Expresó su gran contento
y satisfacción por hallar entre su grey á los
Salesianos; y se propuso estimular el celo
de los Cooperadores, deteniéndose sobre
los puntos principales del lieglamento de
tal Sociedad. Trató de la unión indispen­
sable para las grandes obras, de la unión
también espiritual que debe mantenerse ])or
medio de la oración, y de los varios medios
de cooperación. Concluyó recordando el tes­
tamento de Don Bosco y el sincero agrade­
cimiento que siempre demostró á sus Coo­
peradores, y que no los olvidaría en el P a ­
raíso I excitando á todos á ser verdaderos
Cooperadores de corazón y de obra, y alen­
tando á los Salesianos á mantener siempre
vivo entre sí el espíritu del santo Fundador.
Se dió en seguida la bendición con su D i­
vina M ajestad, funcionando nuevamente el
Sr. Delegado. A l salir de la iglesia los bue­
nos Cooperadores dejaron una discreta li­
mosna para sostén de la Obra Salesiana. —
Los Salesianos de Bogotá conservarán grata
memoria de este hermoso día, y recordarán
siempre con particular afecto y con los más
tiernos sentimientos de agradecimiento y ca­
riño á SS. SS. limas, el Sr. 2ÜTuncio Apos­
tólico, y el Sr. Arzobispo, á quienes pode­
mos ñamar nuestro primeros Cooi)eradores
de Colombia. M il gracias enviamos también
á cuantas personas han concurrido de algún
modo á hacer más solemne nuestra fiesta,
mientras les encomendamos en nuestras ora­
ciones, solicitando particnlares gracias y ben­
diciones de María Auxiliadora y de Don
Bosco.

Fiesta en honor de Don Bosco. — lín precioso regalo.
E l primer día de febrero conmemoramos
solemnemente el aniversario, ó mejor dicho
celebramos la fiesta de Don Bosco. Los
adornos de la iglesia, el tañido de las cam­
pañas, la música, los cantos que se ejecu­
taron en las funciones, fueron como lo exigía
el rito eclesiástico; sin euihargo no produ­
jeron en aquel día los efectos de costumbre.
Sentimientos, no de dolor, sino del gozo má.s
puro, eran los que embargaban el corazón
de cuantos a.sistieron á la fiesta. S í, el re­
cuerdo de Bou Bosco, elevaba nuostra.s al­
mas al Paraíso, en donde E l debe de estar
muy a lto , y una inefables alegría, como es
la que domina á un pueblo fervientemente
católico se pintaba eii el semblante de todos.
En la víspera de tal día ai anunciar ú
nuestros niños la fiesta que se iba á cele­
brar , todos con entusiasmo y santa porfía
fueron como corriendo a reconciliarse y pre­
pararse ú regalar así á D. Bosco una santa
Comunión: todos querían dar un testimonio
espontáneo de sincero agradecimiento y tierno
cariño á quien tanto amó la niñez y le con­
sagró toda su vida. En efecto al día si­
guiente la comunión de nuestros niños fué
de veras general; y con ellos comulgaron
también numerosos Cooperadores.
A la hora de la Misa solemne una con­
currencia extraordiuíma llenaba nuestra iglesia. La función empezó con el canto de un
nocturno del Oficio de difuntos; y luego
cantó la misa el limo. Doctor Pardo, obispo
electo de Medellín. Xuestro coro se lució
cantando con particular .sentimiento la misa
fúnebre á tres voces del limo. Mr. Cagliero.
No hubo oración fúnebre, ó mejor diría pa­
negírico: mas Don Bosco nos está predicando
continuamente con los preciosos ejemplos de
su santa vida. En fin todo parece que haya
concurrido á la mayor gloria do Dios, y á
honra de nuestro iuolvidablo padre D. Bosco:

J>eo <jratiu8.
A nuestra llegada á esta aniuidiócesis, 4
los primeros de abril dei año pp. encontra­
mos al limo. Pastor eiiíermo de gravedad y
ya désabuciado por los médicos. Los Balesiauos todos con nuestros niños, lanientaudo
tamaña desgracia, nos unimos luego á tantos
millare-s de fieles «4 pedir por tan preciosa
existencia, empezando una solemne novena
ú María Auxiliadora. Mas el Señor quería
4 su siervo fiel para s í ; y después de una
semana de angustiosa esperanza, Bogotá que­
daba viuda de su Pastor.
Fué grande amigo de los Salesianos, y no.s
dejó una prueba inequívoca de su predilec­
ción con legarnos una hermosa má^juina de
imprenta y varias cajas de caracteres de di­
ferentes cuerpos.
\Qué el Señor le haya remunerado acto
tan generoso con el eterno descanso! Agrá-

— 1U4 —

decidos los Salesianos de Bogotá por tan
precioso regalo y i)or muclios otros favores,
asistimos con nuestros niños á las funciones
de entierro, y pocos días después celebramos
en nuestra iglesia solemnes honras fúnebres
en sufragio del alma del ilustre finado é in­
signe bienlieclior nuestro. Pero tales mues­
tras de agradecimiento no son suficientes y
])or esto deseamos que todos los Salesianos
bendigan su memoria profesándole perpetua
gratitud. E l generoso donador fué S. S. Il*"*
IgnacioPaúl, arzobispo de Bogotá, q. e. p. d.
Otros nombres , veneradísimo Padre , po­
dríamos citar aq u í, de varios bienhechores
nuestros; y por quienes pediremos cada día
á Bon Bosco y á M, S. Auxiliadora , para
que bendigan de un modo particular á las
familias de tales bienhechores, y prosperen
también en sus negocios temporales, á fin
de que puedan continuar en sus grandes
obras de celo y caridad.
Dígnese, amadísimo Padre, bendecirnos á
todos, Salesianos, niños y Cooperadores, y
en particular á quien más lo necésita.

8u ofmo. en J . , M. y en D. B.
M a y o e in o O l iv a z z o

Pbro.
Bogotá, 7 de fobrcro do 1892.

P E R U

(L im a )

(D e la Bevista Católica de Lima).
Lima está de plácemes. Cuenta en su seno
nna selecta porción de la por mil títulos be­
nemérita Congregación Salesiana, fundada
por el santo Don Bosco.
E l domingo llegó del Sur en el vapor Are­
quipa, el Edo. P . Antonio Eiccardi, quien
ha sido hasta ahora secretario de Monseñor
Juan Cagliero Obispo salesiano, infatigable
apóstol de la Patagonia y Superior de las
escuelas y talleros que la Congregación tiene
establecidas en Argentina, Chile y Ecuador.
E l Edo. P . Eiccardi, que tan honroso cargo
ejercía, ha sido designado para Superior de
la nueva Comunidad salesiiuia llegada el
limos ou el vapor Lautaro , compuesta de
dos Padres, un Hermauo y nueve Hermanas
do !María Auxiliadora.
E l Sr. Caudaiuo, que como Director de la
Beneficencia había llamado á osos religiosos,
los recibió en el Callao con la delicadeza que
tanto le distingue y con marcadas muestras
de afecto hacia individuos que tan impor­
tantes servicios vieueu á prestar al Perú.
Euestxo limo, y Edmo. Sr. Arzobispo, que
á la sazón administraba el sacramento de la
Confirmación en la iglesia Matriz del vecino

puerto, recibió á los hijos de Don Bosco con
las más tiernas expresiones de paternal ca­
riño, y con toda la efusión de su alma los
bendijo para que derramasen en nuestro suelo
la seirdlla dei bien por medio del amor á la
virtud y al trabajo, como saben hacerlo los
Salesianos en cuantas poblaciones tienen la
fortuna de poseerlos.
E l capitán del puerto y cuantas personas
intervinieron en la llegada de los Salesianos
les prodigaron todo género de atenciones;
pero de un modo muy especial el Edo. Padre
Cosme Mivielle, Superior de los Lazaristas,
las Hermanas de la Caridad del Hospital de
Guadalupe y las de Santa Teresa en Lima,
donde se hallan hospedadas las Hermanas
hasta que puedan instalarse en el espacioso
local que se denominará Instituto Sevilla.
3 de octubre do 1891.

Instalación.
De La Opinión de aquella capital tomamos
los x>árrafos siguientes:
Antes de la hora designada para la mo­
desta y significativa fiesta se hallaban ya
congregados en los hermosos salones del
local gran mimero de señoras y caballeros.
Como la elegantísima y artística capilla en
que se venera la sagrada efigie del Corazón
de Jesús, no podía contener cómodamente á
la numerosa concurrencia, se había levan­
tado un altar portátil en el hermoso patio
interior, de forma octagonal, cubierto con
un gran toldo, y donde se habían colocado
bancos y sillas, y se encontraban simétrica­
mente distribuidos maceteros de hermosas
plantas y flores.
Antes de la misa, que fué oficiada por
el Hustrísimo Señor doctor Don Manuel
Tovar Obispo de Marcópolis, asistido de los
señores canónigos doctores Jaime Tovar y
Caídos García Irigoyen, acompañados de los
Padres Salesianos y de los Superiores de los
Lazaristas y Eedentoristas , Su Ilustrísima
X)rouunció un brilante discurso encomiando
los filantrópicos sentimientos del fundador,
los desvelos de la Sociedad de Beneficencia
para llevar á cabo la instalación del Insti­
tuto y muy especialmente de su Director,
recomendando á las aliimnas contracción,
moralidad y virtud, ó insinuándoles que eu
todo imitaran el ejemplo de las respetables
madres de la orden establecida por el emi­
nente sacerdote doctor Bosco, llamadas á di­
rigir su educación civil, moral y religiosa.
Terminada tan hermosa peroración, proce­
dióse á la bendición del lo ca l. siguiéndose
la misa cantada que principió a más de las
diez de la mañana. Durante ella las alumnos
de los hospicios que más arriba hemos men­
cionado, entonaron diversos cánticos, acom­
pañadas graciosamente en el melodio por el
conocido y reputado profesor señor Guillermo



106

Brandes. Concluida la ceremonia religiosa,
los concurrentes pasaron á \isitar el lo c a l,
del que darémos una ligera descripción :
Como se sabe el Instituto se lia estable­
cido en la liermosa y conocida casa-huerta,
situada cu el costado del beaterío del Patro(5Íiiio.
En el ala derecha del edificio se halla un
Jiermoso salóiifcon diez y seis camas perfecta­
mente arregladas con sus respectivas sillas
y mesitas de noche; viene después un otro
salón que j'i la vez sirve de lavatorio y ro­
pero 5 sigue un dormitorio igual al primero
y un cuarto pura vestuario.
En el ala izquierda se encuentra la Di­
rección , modesta pero elegantemente arre­
glada, con muebles tapizados deborlón punzó,
y 011 cuyas paredes se destacan <;1 retrato al
óleo del fundador señor Don .José Sevilla,
de Don Boseo fundador también de la órdeii
do los Salesianos, una imagen de María A u ­
xiliadora, patrona de ésta, y una fotografía
del iiadre Miguel líua actual Superior Ge­
neral.
Sigue un escritorio, donde se ha colocado
un aparato telefóniim, un salondto para de­
pósito y el dormitorio de las luadies.
En el salón del frente { principal) se ha
establecido el estudio ó taller en el que exis­
ten muy buenas y cómodas carpetas, bancas,
míiquinas de coser etc., etc. Detrás está la
capilla.
En el segundo patio, á izquierda y dere­
cha están las salas destinadas á los diversos
talleres que })róxiiuaiueute han de estable­
cerse ; el comedor con cuatro mesas para las
aluiiuias, que se comunica con una magní­
fica cocina y despensa.
A la izquierda de la hermosísima y ex­
tensa liuerta se instalará nua lavandería, y
á la derecha los salones que serán para re­
cibir mayor número de alunuias. !Se i)ieiisa
igualmente construir ai fondo una escuela
taller para hombres, que correrá á cargo de
los padres íSalesiauos, que habitan eii lui
local completamente separado del rnstituto
por el lado de la estación del Icrrocaril ur­
bano.
A más de las doeo del día conelnyó tan
simpática como siguilicativa tiesta, llevando
los concuiTt'iitos los más gratos reciuudos de
ella y de la manera como fueron atendidos
por los religiosos de ambos sexos encargados
del Instituto y por los galantes socios de
la Beneticei\eia.
Un aplauso, pues, á tan humanitaria ins­
titución, y una entusiasta felicitudóu, á su
digno Director por el triunfo alcanzado de
que tanto bien y provecho espera la liepúbliea toda. Educar á la mujer es uno de los
más nobles, herniosos y grandes deberes de
todos y eiuía uno, de los encargados y lla ­
mados á difundirla. Bien por los que cum­
plen tan sagrada misión.



c h

P A T A G O N IA

i l e

:

(P u n ta re n a s)

(De U l Porvenir de Santiago).

loanguraclúa de un templo.
La población de Puntarenas está de plá­
cemes. Acaba de ser testigo de una de esas
funciones que forman época en los anales de
uu ])ueblo y que por su majestad é impo­
nencia dejan indelebles recuerdos en el alma:
me refiero á la inauguración de un nuevo
templo.
Hacía mucho tiempo que Monseñor José
Fuguano, superior de estas misiones, quería
dotar á esto pueblo con un templo que
guardara relación con su creciente adelanto
é importancia, puesto que hasta estos últiiuovS días el culto divino se ejercía en una
capilla de reducidas dimensiones; pero todos
sus esí’nerzos se estrellaron contra las difi­
cultades (pie le ofrecía la escasez de recursos
y la distancia de la caiiital; finalmente hoy
desaparecidas ó superadas aquellas, ha visto
realisadüs sus deseos y en verdad que puedo
estar orgulloso de su obra.
No enteramente concluida ésta, acertó á
pasar por aquí el limo. Sr. doctor Don Juan
Cagliero, obispo salesiaiio, que venía á visi­
tar las misiones de la Tierra del lluego; tra­
tóse, pues, de concluir la iglesia, aprove­
chando su venida, á tiii de que él presidiera
la ceremonia de la bendición y el acto re­
vistiera mayor solemnidad é importancia.
Así se h izo ; y el catorce de febrero fué
el día señalado para la inauguración del
nuevo templo. Desde por la mañana echadas
á vuelo las campanas, notábase en el pueblo
un inusitado movimieuto; la bandera chilena
thmieaba en el frente de los edificios , azotíida por el viento; la alegría y el placer
veíanse pintados en los semblantes, y todo
anunciaba que dentro de poco iba á tener
lugar un acontecimiento nuevo, singular,
grandioso, que bastaba por si solo para lle­
nar el corazón de alegría y entusiasmo.
A la.s ocho A . 51. salió la procesióii de la
capilla de Nuestra Señora Auxiliadora. Abría
la marcha la cruz, seguían los ñiños del colejio, las niñas, las Hijas de M aría, la So­
ciedad del Corazón de Jesús con sus respec­
tivos estandartes, doce acóUtos, luego el
clero, detrás del cual venía el señor Obispo
revestido de hábitos pontificales y asistido
por un arcipreste, un diácono y nn subdiá­
cono. A estos seguía una turba de pueblo.
Era por cierto la primera vez que en las ca­
lles de Puntarenas se ofrecía un espectáculo
tan imponente y grandioso.
Llegada la procesión al nuevo templo que
se levanta en la calle de Aconcagua, frente á

F
— 1U7 —
la
i J plaza,
J detuvo
Kk.\JVUL. » \J O
su
I*
m arclia;^ Vel. * JIlustrísimo
L lt* O C X * O X l* * V / i J
seuor Obispo se situó frente á la puerta que
permanecía cerrada y dio comienzo á las
oraciones y ceremonias prescritas por la Iglesia para el cumplimiento de esos actos.
Acompañado del clero dió luego vuelta al­
rededor del templo por su parte exterior,
rociando las paredes con agua bendita mien­
tras se cantaba el salmo Miserere; llegado
cío nuevo á la puerta principal y pronun­
ciada una oración, la puerta se abrió en­
tonces por primera vez para dar entrada al
Ministro del Señor que babía de babilitarla
para ofrecer en ella el incruento Sacrificio.
Una vez dentro y terminada las ceremo­
nias prescritas por el Ritual, se dió libre en­
trada al pueblo, el cual se precipitó en la
espaciosa nave y la llenó completamente.
En el centro y frente al altar habíase co­
locado dos reclinatorios, que fueron ocupa­
dos por el padrino y la madrina, que lo eran
el señor Gobernador Don Daniel Briceno y
su esposa. A l lado derecho, en lugar prefe­
rente, bailábanse las autoridades civiles y
militares de la colonia y el señor Coman­
dante y algunos oficiales de la Pilcoynayo.
*

« •
La iglesia es toda de madera, cortada,
aserrada y labrada en Puntarenas; tiene la
forma de una cruz latina de treinta metros
de largo, por diez de ancbo y nueve de alto;
el crucero es de veinte metros.
Sus paredes están prolijamente tapizadas
con bule gracioso y severamente floreado,
que ofrece la doble ventaja de adornar é im­
pedir la entrada del aire i)or las rendijas que
podían quedar en ellas.
La bóveda pintada de azul, los arcos ador­
nados con vistosas lecenas, los capiteles de
madera labrada, las columnas acanaladas,
las comizas ribeteadas de oro y los espejos
artísticamente colocados forman un hermoso
conjunto que recrea la v is ta , alegra el co­
razón y eleva el alma.
E l altar mayor y los dos laterales, aunque
improAUsados y adornados de p risa, contri­
buyen á dar realce á la belleza del templo.
La torre exterior de veinte y dos metros
de altura, domina toda la población y el es­
trecho ; en ella pronto se colocará un juego
de campanas y un re lo j, que ya han sido
encargados expresamente á Europa.
Leída desde el pulpito el acta de inaugu­
ración, que fué firmada por algunos de los
asistentes, se dió principio á la misa de pon­
tifical , que debía ser acompañada con fun­
ción de ordenación, en la cual sería elevado
al sagrado órden del Presbiterado un joven
diácono salesiano.
Durante el santo Sacrificio las Hermanas
Hijas de M ^ ía Auxiliadora, y las niñas edueandas, caritaron con acompañamiento de ar­

monio
algunos
motetes con buena entonación
Ífiv / M tv
C
«* ^ i4 U .^ / 0
y perfecta armonía.
Terminada la misa S. S. lima, dirigió un.a
entusiasta alocución al pueblo. En ella feli­
citó á los habitantes de Puntarenas por la
dicha que les cabía de tener un nuevo tem­
p lo; explicó la importancia que encerraba su
dedicación y demostró cuanto importaba que
el pueblo acudiera á él con frecuencia para^
rendir culto al Soberano Señor y darlo gra­
cias por sus beneficios. Acabó expresando las
esperanzas que alentaba de que la nueva
casa de Dios pronto se llenaría de sus hijos,
puesto que de la asistencia al templo so puedo
deducir la firmeza de la fe do un pueblo y
el estado de adelanto de su civilización.

T IE R R A

D E L

F U E G O

Tisita del limo. Sig. Cagliero
E l limo. Sr. Cagliero aprovechó de su ve­
nida á Puntarenas para visitar la o^tisión
salesiana de la isla de Dawson en la Tierra
del Fuego. Como se sabe, el Excmo. Gobierno
de Chile concedió dicha isla por un plazo
de veinte años á los Salesianos á fin de que
establecieran en ella una misión-colonia y
reunieran allí el mayor número posible de
indios de la Tierra del Fuego para civili­
zarlos é instruirlos.
Monseñor Cagliero, á su paso por Santiago
solicitó una audiencia del señor Presidente
de la República Don Jorje Montt, y en ella
le manifestó cuál había sido el objeto do su
venida á Chile, como le había animado tam­
bién el deseo de visitar la misión de la isla
de Dawson. Su Excelencia prometióle su coo­
peración para que la visita pudiera ser más
fácil, y á este efecto puso,á su disposición
la corbeta chilena Filcomayo^ que se hallaba
de estación en las aguas del Estrecho.
Debida á esta liberalidad del primer magis­
trado de la nacióu fué que á lo.s pocos días
de BU llegada á Puutureuus, el limo, señor
Obispo pudo disponerse á visitar la isla,
acompañado del señor Gobernador do la co.lonia y de algunos otro.s caballeros.
Durante la travesía del Estrecho, que duré
unas seis horas, hemos tenido la ocasión de
trabar relación con el señor comandante de
la Pilcomayoj sumamente afable y atento, y
con los demás oficiales, y hemos quedado
prendados de la caballerosidad de esos jó ­
venes marinos, así como de su actividad y
exactitud en el cumplimiento de sus deberes
y desempeño de sus respectivos cargos.
A pesar de ser de buen porte el vapor que
nos Úevaba, el mar allí bastante borrascoso,
no dejó de hacernos sentir sus efectos; esto
nos hizo considerar cuáles son los trabajos

w

m

— IOS
á que se exponeu los misioneros que una vez
al mes tienen que hacer ese viaje en débiles
esquifes á fln de visitar la isla, conocer las
necesidades en que están sus moradores j
proveerlos de los alimentos y el ajuar nece­
sarios.
Doblada la punta Valentín, comenzamos á
navegar con un mar bonancible; el fuerte
viento oeste que soplaba henchía las velas
y hacía andar el buque con una velocidad
extraordinaia. Pronto se avistó la casa y el
sotechado que se liallan en esa parte de la
isla, que por ser la más abundante en pastos
y la que ofrece mayor seguridad se ha elegido
para pastoreo de las ovejas, que se hallan
íi cargo de los hermanos y los indios.
Anduvimos dieziocho millas más en el ca­
nal del Almirantazgo y luego entramos en
la bahía Harris donde se halla establecida
la colonia. E l espectáculo que se oft’ecía á
la vista era encantador. L a casa de la mi­
sión se elevaba allá en el centro de una pe­
queña espionada al pié de los cerros que
forman la bahía y la bandera chilena des­
plegada ni viento cobijaba bajo sus colores
cierto número de ranchos, alineados entre la
playa y la casa, donde habitan las familias
de los indios.
Estos, al ver el v a p o r, corrieron luego á
la playa, formados en dos gm p os, acompa­
ñados de los padres y hermanas, xa se co­
nocía que nos las teníamos que haber con
gente civilizada. En efecto bajamos y nos en­
contramos con iin grupo de indios bastante
limpios y bien vestidos, que con su sombrero
en la mano nos saludaban, dándonos los
buenos días (aunque era la tarde). Sólo les
faltaban los zapatos, y al inquirir la causa
se nos contestó, que á pesar de todos los
esfuerzos hechos, aun no se había podido
conseguir que se calzaran.
A l ver al Obispo luego le rodearon y co­
menzaron á mirarle con los ojos desmesura­
damente abiertos y la mirada fija como si se
hallaran delante de im ser singular, que lla­
mara en sumo grado su atención. Y a les
habían hecho comprender el cargo que in­
vestía , y les habían dicho que debían be­
sarle el anillo j por esto se aproximaban á
él y le tomaban la mano, pero no sin hacer
ántes mil morisquetas.
D e la playa nos dirigimos todos juntos á
la pequeña capilla, donde se rezó un Te
J )a m y los iiidiecitos nos hicieron oir por
primera vez sus voces ya ensayadas en el
cauto.
Acompañados por el profesor, y con la
asistencia del señor Obispo y del señor go­
bernador , dimos en seguida comienzo á un
breve examen de los niños. Luego que oímos
leer á aquellas pobres criaturas de pocos
años, y muy poco tiempo después de haber
dqjiuio la vida salvaje, con tanta fluidez y
franqueza, luego que les oímos contestar tan
satislaotoriameuteá las diversas preguntas de

Catecismo, aritmética y lecciones de objetos
que les dirigió el maestro, y luego que ojea­
mos sus cuadernos de caligrafía tan limpios
y correctos, nos llenamos de nuevas y repe­
tidas sorpresas; jamás hubiéramos creído
encontrar tan adelantados aquellos pobres
salvajes, al parecer abandonados en uno de
los líltimos rincones de la tierra. Otro tauto
podemos decir de las niñas, menos nume­
rosas , pero que también nos sorprendieroa
X>or sus buenos trabajos de costura.
A l mismo tiempo que los sacerdotes atien­
den á la instrucción intelectual de los pequeñuelos, los hermanos se dedican á la ins­
trucción manual de los indios mayores, en­
señándoles los diferentes oficios é industrias
que ya se lian establecido en la is la , como
ser de carpintero, ovejero, esquilador, le­
chero y quesero.
Hemos quedado sumamente complacidos
de esta obra eminentemente civilizadora que
con tanta abnegación están llevando ácabo
los hijos de Don Bosco, y al mismo tiempo
que los felicitamos cordialmente por los bue­
nos resultados adquiridos, hacemos votos
porque estos vayan en aumento y pronto
vean coronados sus esfuerzos y sacrificios
con la conversión de todos los fueguinos que
aun viven esparcidos en aquellas esteosaa
regiones.
Antes de dejar la isla también nos hemos
divertito mucho, viendo á los indiecitos lle­
var al rodeo el ganado, enlazar los terneros,
ordeñar las vacas, tirar al blanco con flechas
y atravesar arcos, colocados á grande altura
con arpones de madera, arrojados con la
mano.
Grato nos es esperar, pues, que esta pequena colonia pronto contará con suficientes
medios de vida y alcanzará gran desarrollo.
L a falta que ])or ahora más se hace sentir
es un medio de trasporte, para qiie los mi­
sioneros puedan tener más á la mano los co­
mestibles y provisiones, sin los peligros que
actualmente corren y sin ios grandes gastos
que importa el flete de una goleta cada
vez que se tiene que hacer la travesía de
la isla. No cabe duda que la generosidad
de los católicos chilenos también proveerá á
este gran inconveniente, facilitando á Mon­
señor José Fagnano los medios para adquirir
un vaporcito.
Puntarcuas, 19 de febrero de 1893.

r

«im ii

— 109 —

LAS MISIOMS DE LA PATAGOSIA
y Tierra del Fuego y los Gobiernos de Chile
y la República Argeiiíiua.
Uos es grato insertar en las columnas (leí

Boletín un trozo de la Memoria presentada
por el señor ^Ministro de cultos de la Eepública Argentina á las Cámaras de Sena­
dores y Diputados, por el cual resulta que
el Gobierno mismo reconoce el bien que b.acen nuestros Misioneros en pro de los Indios
y de las nuevas colonias de la Patagonia.

Señores Senadores y Bijputados:
<*Las Misiones para la conversión de in­
dígenas lian extendido visiblemente su campo
de acción en la Arqiüdióeesis, distinguién­
dose los Edos. Padres Salesiaiios, dirigidos
por el Ilusti’ísimo Obispo Cagliero, que han
establecido su centro de operaciones en la
Patagonia.
> Cuenta esta Congregación con una Es­
cuela de artes y oficios en la capital del te­
rritorio, y con doce colegios diseminados en
diversos puntos del mismo, donde frecuentan
más de mil alumnos.
» Es satisfactorio observar cómo estos dig­
nos sucesores del eminente Bosco luchan, con
la perseverancia del maestro, contra las d i­
ficultades, en el desempeño de la más noble
y augusta misión del clero! » Hasta aquí
el señor Ministro argentino.
Creemos que será también del agrado de
nuestros lectores el que les hagamos coiio^r
el texto de la hermosa carta que el señor
Presidente de la Eepública de Chile dirigió
á Mous. Cagliero en contestación á otra en
que éste le daba cuenta de su visita é, las
Misiones de la Tierra nel Fuego.
El nuevo Presidente, acompañado de al­
gunos de sus ministros y generales, habíase
dignado asistir á la inauguración de los T a­
lleres Salesianos de Santiago.
Monseñor Cagliero, que ocupaba un asiento
á su la d o , conversando con él le manifestó
que, volviendo á la Patagonia, pensaba v i­
sitar de paso nuestras Misiones de Piiutarenas y de la isla de Dawsou en la Tierra del
Fuego. En vista de esto el señor Presidente
díjole que ponía á su disposición la cañonera
Pilcomayoy que se hallaba de estación en Puntarenas, para que hiciera la travesía del Es­
trecho.
. .
Monseñor aceptó tan generoso ofrecimiento,
V llegando á Puntarenas, acompañado del
Prefecto Apostólico, Mons. Fagnano, de su
Secretario D. Mario Luis Migone, del señor
Gobernador de la colonia y de la oficialidad
del buque se embarcó el 12 de febrero ul­
timo en la Pilcamayo, y después de seis horas
de viaje llegó á la bahía de la isla de Dawson,
donde fué recibido con grandes demostra­

ciones de júbilo por parte de los Misioneros
y hasta de los mismos salvajes que ellos
educan.
Tres días después Monseñor se hallaba de
vuelta en Puntarenas y escribía la siguiente
carta:

Bxemo. Sr. Presidente de la PeBÚhlica
Chile JDon Jorge Montt.
Exesro Se ñ o r ;
3Ie es grato comunicarle que debido á la
deferencia de V . E. de poner á mi disposi­
ción la corbeta chilena Pilcomayo, he tenido
el placer de visitar la Misión de la isla
de Dawson, haciendo la travesía del Estrecho
con toda felicidad.
lie quedado sumamente complacido del es­
tado de adelanto y prosperidad de la pe­
queña colonia. Las escuelas do niños y niñas
en las cuales se edmain unos veinte indiocites, han llamado especialmente mi aten­
ción, como también la del señor GolMjrnador
de Puntarenas — que tuvo la amabilidad do
acompañarme — por sus notables i)rogresos
en los ramos de lectura, escritura, aritmé­
tica é instrucción religiosa.
Asimismo nos hemos alegrado mucho de
ver que los indios van adquiriendo ya há­
bitos de trabajo, ocupados como están, bajo
la dirección de los ilisioneros, en los dife­
rentes oficios é industrias que se han esta­
blecido en la isla.
A l agradecer, pues, á T . E. el valioso con­
curso que para alcanzar este grado de pros­
peridad en las Misiones de su gobierno he
recibido, hago votos para (pie siga siempre
prestando su cooperación en pro de esta obra
eminentemente civilizadora.
D e V . E.

S. S. y O.

0

J u a n C a g l ie r o ,

Obispo.
Puntarenas, 19 de febrero do 1892.

H e aquí la contestación del Exmo. Señor
Presidente, fechada en la ciudad y puerto
de Valparaíso, á cinco de marzo del año co­
rriente.

limo. Rdmo. Sr. Juan Cagliero^
Ohispo de Magida.
I l m o . y E d i i o . Se ñ o r :

Con doble satisfacción me he impuesto del
contenido de su estimable comunicación fe­
chada en Puntarenas el 19 de febrero del
pi-esente año. Primeramente porque por ella
he tenido conocimiento del feliz viaje reali­
zado por S. S. I. y E- en la cañonera de la
Eepública, Pilcomayo, visitando las Misiones
existentes en la isla de Dawson; y en segundo
lugar porque veo, con verdadero placer, que
debido á la abnegación y labor incansable

— no —
<le sus Jlisioueros ya se abre á las luces ele
la ciencia el oscuro liorisonte de esas apar­
tadas rejíioiies, y que llovaudo la civiliza­
ción al centro mismo de la barbarie promete
liacer de sus habitantes hombres útiles á. la
patria.
Ajíradecieiido, pues, la humanitaria obra
que S. S. I. y ll>., juntamente con sus demás
compañeros, están llovaudo á cabo y prome­
tiendo ayudarlos en cuanto me sea posible,
me suscribo de S. S. I. y K . '

Su A. y 8. S.
JOEGE

MONTT.

Estos dos documentos honran sobremanera
la obra eminentemente cristiana y social de
nuestros Misioneros; constituyen una digna
compensación de sus fatigas y estimulan más
y más á nuestros excelentes Cooperadores á
continuar, promoviendo y ayudando las miHiono.s do la Putagonia y de la Tierra del
Pliego.

TRABAJO. PAN Y CIELO
Itlisióii (lo Don Hosco en ol siglo X I I
Cda del AVi'iiio. Sr. Deán D r. Do» Félix Proaiio en la inau­
guración <ic loi Talleres Saletianos de Fiobajnba lOolombia).

Quo con lira sonora,
P e inspiraciiui urdiente arrebatados,
Vates ilustres canten en bueuhora
A las llores, al sol, al mar ó al viento
En ritmos variados,
O do Mai*te sangriento
Ensalcen las hazañas ponderadas
P e madres y de esposas odiadas;
Y o celebrar prefiero
— Si bien ajeno al canto y la armonía —
Las glorias del amigo verdadero
P e í pueblo y bendecir su empresa p ía :
Quiero ensalzar al genio soberano,
En ol moderno siglo sin segundo,
Quo viene con aliento sobrehumano
En br-izos del amor á ahogar el mundo.
En obras poderoso,
Eadiauto y bollo con cristianas galas,
En el cielo de Italia esplendoroso
Aquel genio inmortal cierno sus alas.
A l sacudirse lentas
Peeatan lluvia do oro
Quo millares do manos macilentas
Kocibcu con afán : ¡ rico tesoro
Con quo dulce convida
Et>sco á la infancia tierna y desvalida
E l triste proletario
Sin goces, sin hogar y sin fortuna,
Para quien el v ivir es un calvario,
V el niño desvalido
Que el dolor arrulló desde la cuna,
Esenehan al oído
Duloe sonar palabra de esperanza
la ilii'ha .libira en lontnnanzo.

Es el callado, misterioso acento
Del Angel del taller que penetrando
En la guardilla, el arrabal, el foro,
Cual fugitivo rumoroso viento,
D e amor palabras pasa murmurando.
A l sentirlo pasar suspende el lloro
L a viuda desolada
Que en el hogar sin lumbre.
De niños macilentos rodeada,
Sufre de la horfandad la pesadumbre.
Pasa el genio, y allí do su ala toca,
Talleres y palacios
A l huérfano infeliz abren sus puertas:
Oro, diamantes, perlas, y toiiacios
Eu arcas siempre abiertas
lla lla la Caridad ; y al desvalido
H ijo del pueblo sin hogar ni herencia.
Ofrece en un albergue bendecido
Pan para el cuerpo, para el alma ciencia.
Desde la cumbre alpina,
Con sacro ardor y majestuoso vuelo,
De Europa á recorrer el aucho suelo
E l Angel del taller ya se encamina :
La hija opulenta del Danubio ameno.
L a populosa Albión, y la que baña
E l manso Sena do placeres lleno,
Clarísimas ciudades, y la España,
L e ven alborazadas
A sus puertas llegar entusiasmadas.
Míseras muchedumbres
Que postró el vicio y sofocó la duda,
Y entregó la codicia á faena ruda,
L e salen al encuentro ; los monarcas
Desde las regias cumbres
De sus tronos, suspensos y pasmados,
Los cetros inclinados,
L e ven pasar por villas y comarcas.
Con paternal anhelo
Ofi'eciendo á los pueblos pan y Cielo.
También el tenebroso Socialismo,
El pecho airado y la mirada torva,
L e ve v e n ir; la fuerza, la pujanza
Que da á su brazo el rencoroso abismo,
Hoy contra ol genio que su triunfo estorba,
Y desconcierta y turba su esperanza,
Apresta furibundo ;
Mas, al sentir la faz resplandeciente
Del Angel del taller y de la infancia,
E l monstruo que encadena al viejo mundo
La derrota presiente,
Humillada y vencida su arrogancia.
j Quién al genio esforzado
De Bosco el orbe á conquistar envía í
i Quién da á sus alas vigoroso vuelo
Con quo remonta al cielo,
Y luego descendiendo arrebatado
Nueva feliz do celestial ventura
Lleva á la infancia tierna ?
Quiéní... Sus alas le presta la fe pura,
Su ardor le da la caridad eterna,
Y aliento sobrehumano
El Augusto León del Vaticáno.
¡ Oh tierra bendecida,
Hermosa Italia, de mil genios cuna,
Del Dante, de Colón y el grande Aquino;
Tú rica cual ninguna,
Con Roma y el papado enaltecida:
Si el cetro diamantino
De Augusto eu otro tiempo poderosa
T e torn o; si temibles tus legiones
De la tierra y el mar á los confines
Llevaron el espanto: aún más gloriosa
Tx>s humildes, pacíficos pendones

I
— 111 —
Por los bijos de Don Bosco conducidos
Luego te liarán: los pueblos conquistados
Por el amor Teucidos,
Por el trabajo y la oración formados,
Echarán en olvido fiicilmente
Las Aguilas de Roma omnipotente!
Mas r a hacia las regiones
De América apar tada
Las alas vigorosas encamina
De Bosco el claro ge n io ; las naciones
En las andinas faldas reclinadas
Vénle venir envuelto en luz divina,
A l Nuevo Mundo con ferviente anhelo
Ofreciendo trabajo, pan y Cielo.
Las olas del Atlante
Se inclinan á su paso reverentes,
Y suspenden al ver la faz radiante
El Plata y Orinoco sus corrientes.
El gaucho, el araucano,
El rudo patagón y aún el fueguino,
Despiertan ;i la luz resplandeciente
Del nuevo sol que alumbra soberano
El suelo inmenso andino:
jSol de cristiano amor,- sol de esperanza
Cuyo calor alcanza
Hasta el hijo del polo
Retirado en su mar inmenso y só lo !
También la hija del Pichincha hermosa
y Santafé gallarda en m il maneras
— Zagalas de los Andes hechiceras —
Reciben en la frente pudorosa
Caricia celestial del genio amante,
^ue flotando en las alas de la aurora
Sobre América se alza deslumbrante j
Que con su lumbre dora
Remotas cumbres, villas apartadas
De las brisas del mar siempre ignoradas.
Al genio bendecido
Saludan ya las resouantes playas
Del Pacífico m a r: estremecido
De gozo puro el caudaloso Guayas,
En viéndole venir hoy su corona
Sacude de naranjos y palmeras,
Y mil aves parleras
Bulliciosas bendicen con su canto
A l que pasa de Bosco genio santo.
Miradle allí radiante,
Dominando el excelso Chimborazo
Se aparece g e n til: desde la cumbre
Del rey de las montañas, •vedle, amanto,
La faz'rodeada de celeste lumbre
Y alzado en alto el vigoroso brazo}
Era nueva, sagrada,
Por el trabajo y la oración formada,
A l suelo americano
Anuncia con acento soberano.
Ved cual viene á su encuentro
De BoKvar la sombra majestuosa,
Y cómo desde el centro
De nube luminosa,
Ante el paciente genio del trabajo
Qne viene á ennoblecer el v il andrajo,
La altiva sien inclina reverente
E l genio de la guerra armipotente.
« Celeste mensajero,
L e dice, del empíreo desprendido:
Ven, que el atento oído,
Ansiosa de progreso verdaden».
Presta á tu voz América inocente:
L a ley qne traes, Bosco, soberana,
L ey de trabajo y oración cristiana
Tom ará venturoso el Continente. »

« iQ « é 1)resta á mi ventura,
A mi nombre, á mi fama y á mi gloria,
El haber tantas gentes libertado
Con rudo afán de servidumbre dura,
Si de Colombia el canto de victoria
En lágrimas y duelo se ha trocado?
i A esta tierra adorada,
Con mi espada y m i sangre rescatada.
Si el genio de la paz no le es propicio,
De qué le servirá mi sacrificio 9 »
« Por qué tantas naciones
Hijas de mi valor y mi fortuna.
Leyes rompiendo, hollando instituciones,
Empéimuse en rasgjir una por una
De su historia las páginas brillantes?
¡. Por que iusens;itas, ciegas, delirantes,
De la discordia en brazos entregadas
^■iveu á eterna guerra condenaaas?...
« Ven, genio venturoso,
Mensajei'o de paz, si eres enviado
Del cielo bondadoso,
Calma este triste pecho, desolado
Con angustioso afán ; ven y redimo
Del ocio, la discordia y anarquía,
Y do la güeña impía
Estas naciones con tu ley sublime:
¡ América á tu voz rendida vea,
Sli obra de libertad comideta s ea !
« 1Oh guerrero invencible,
Libertador de un mundo, te conozco I
— Con cariñoso acento y apacible.
Contesta t i dulce Bosco —
E l Cielo es quien me envía
Con el ramo de paz á estas naciones,
Con el trabajo y la plegaria pía
A unir los corazones.
Heme aq\ií: mi favor y tus hazañas
De América en el vasto Continente
Bendecirán las villas y cabañas;
Si dio tu espada ardiente
A l hijo de los Andes libre suelo,
Y o le daré trabajo, pau y Cielo. *
Dice, y al punto luminosa nube
El monte rey envuelve,
Cual ala blanca, inmeusa de querube,
Y oculta misteriosa
Eu el nuevo Tabor la faz radiosa
De Bolívar y Bt>sco; coiiniovidos
De América los bosíjues y montañas
Agitan resonantes la alma fíente
De gozo estremecidos;
Palmas batiendo pueblos y cabañas
Del Ocaso al Oriente,
Ensalzan de los genios la victoria,
Y á la celeste aparición bendicen
Con cánticos de gloria.
Y tú, patria querida.
Que yaces reclinada en el regazo
Del excelso, sublime Chimborazo,
Con sueño secular adormecida:
A lza la sien radiante,
Alegre, ufana ostenta tu semblante;
Que el Angel del taller hoy cariñoso
Acude á tus umbrales
En las manos llevando generoso
Para tus hijos dones inmortales ;
Desde -hoy reconocida
A tanto bien, á Bosco agradecida.
Si en el Jionor te miras la postrera,
Serás, Riobamba, an el amor primera»



112

HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SiLES



Don Bosco la siguiente carta, que como he­
cho histórico reproducimos a q u í:

Ciudad de Turin.
SEGUXDA PARTE
C a p it u l o v i

(Cbuíinuaeicín)
Y ponemos fin íi esto cnpítiilo con el úl­
timo hedió. Primoi'iimeiittí tvibutando uu acto
de alabanza al Mmiicii»io Tiiiiné» de aquel
entonces, el cual no sólo usó de todos los
medios jiara jireveiiir y disminuir los ti’isles
efoctos de tan pestífero m a l, iiublicaudo á
su debido tiempo sabias reglas de h igiene,
croando lazaretos en varias jiartes y sobre
todo proveyendo al cuidado y asistencia de
los enfermos, y lo que es m ás, socorriendo
á tantos desgraciados niños (lue se veían
privados de sus queridos padres. Con este
fin abrió jirovisionalmente un Asilo para
huórfanos , cerca de la iglesia de Sto. Do­
mingo, en donde se los proporcionaba lo más
necesario para la vida, que sin esta caritativa
medida hubieran estado abandonados, en tan
críticas circunstancias, en medio de una calle.
Y lio sólo atendió el Alcalde á proporcionarles
un b ien ; pues quiso en especial modo que
no se descuídasela culturado la mente y del
corazón, y á este ñn, suplicó á Don Poseo qui­
siera encargarse de ser su institutor. Por
demás, es decir, con cuanto placer nuestro
buen padre secundó los deseos del Presi­
dente del Municipio Tiirinés. Comenzó pronto
por dividir el tiempo entre los coléricos y
los pobres huérfanos, pasando diversas horas
del día con éstos, atendieudo á su instrucción,
y aun eligió á algunos de los más hábiles jó ­
venes del Oratorio, para que durante algunas
horas del día atendieran á su enseñanza sin
olvidarse de la del Catecismo.
A s í vínose practicando hasta el fin del
mes de noviembre en que el Municipio cerro
el Asilo, confiando los niños, })arte en uno
y parte en otro Instituto de beiieticieneia.
Veinte de aquellos pequeñitos se confiaron á
Don Bosco, y desde a(iuel día fueron sus
hijos adoptivos. Pormabaii una clase aparte
que por broma los compañeros llamaban la
clase de los cafruo.s', por ser compuesta de
los más pequeños. Algunos de ellos, una vez
aprendido uu oficio, salieron del A s ilo , oü'OS se quedaron y permaueceu tod avía,
encariñados siempre con aquel que fué su segiiiulo padre.
Ija instrucción dada á los huérfanos de
S. Domingo y el albergue que se dio á mu­
chos de ellos en el Asilo do S. Francisco
de Salt>s fueron dos actos que complacieron
sobremanera á la Comisión de beneficencia
pública, elegida en aquel entonces con el
fin do atender á los coléricos de Tiiríu, e.uyo
Presidente agradecido por ello, escribió á

Turin, 7 diciembre 1854.

limo. Señor:
E l Alcalde, infrascrito, en nombre de la
Comisión de beneficencia pública, en bien
de los pobres coléricos y sns familias, da á U.
í3. I. las más expresivas gracias por el apoyo
prestado eu instruir á aquellos pobres huér­
fanos que día por día eran recogidos en la
casa de Sto. Domingo j y los cuales no dejan
de elevar sus preces al Señor por su digno
instructor.
A l cumplir el que suscribe este digno en­
cargo, suplica en particular m o d oá U . S. I.
tenga á bien aceptar las más distinguidas
muestras do aprecio y consideración.

U l Alcalde Fresident^
ÜTo t t a .

En otra comunicación con fecha 4 del
mismo mes, eu súplica que le hace, á fin de
que quiera recoger en su Instituto á un
huérfano llamado Andrés Ciaccardi, dicho
Sr. Alcalde se expresa a s í: « Se vale el
infrascrito de esta oportunidad, para dar á
V . S. I. las más expresivas gracias — y asi­
mismo en nombre de la Comisión, con este
fin instituida — por los servicoia que Y . S.
ha prestado para amparar á aquellos pobrecitos huérfauos, cuyo.s padres fueron vícti­
mas del fatal cólera que afligió casi por cua­
tro meses 4 nuestra ciudad y sus alrede­
dores. »
Los hechos arriba expuestos y estos docucumeiitos del Municipio de T u rin , son una
evidente prueba del bien qne ya de tiempo atrás venía haciendo la Institución del Oratorio
de S. Francisco de Sales, bien, qu e, en el
espacio de 40 anos no se ha disminuido en
lo más mínimo, y muy al contrario, con la
ayuda del Señor y de los buenos, continúa
de día en día yendo en aumento, no sólo
en una parte determinada, sino en más de 250
casas de Europa y América.
A . M.

C{ia ^ro1>ac¡ón de la Aatoritad Eelesiástica - Gereate JOSE

Tnria, 1833• Tiposrafía Salesiaaa.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1892