BS_1892_08

Ficha

Título
BS_1892_08
Descripción
Boletín Salesiano. Agosto 1892
Fecha
1892.08
extracted text
ANO V I I.- N . 8.

Sale una Tez al mes.

AGOSTO de 1892.

BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudar & nuestros her­
manos á.-fín de cooperar á la
difusión de la verdad.
(in S. JuA^, 8).
¿tiende á la buena lectura, á la
exhortación y á la enseñanza.
( I T im o t h . IV, 13.)

Entrelas cosas divinas, la más di­
vina, es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S. D io n is io .)

El amor al prójimo, es uno de
los mayores y más excelenteiL
dones, que la divina bondad
puede conceder á los hombras
(El Doct. S. Fka^'c. (le Salea)*

Q.uien recibiere á un niño en mi
nombre, á mi me recibe.
(M a t ii . x v m .)

Os recomiendo la ñinez y la ju­
ventud ; cultivad con griuide es­
mero su educación cristiana; y
proporcionad libros que les en­
señen á huir del vicio y á prac­
ticar la virtud.
(Pío IX.)

Redoblad todas vuestras fuerzas
á fin de apartar á la niñez y
juventud de la corrupción ó
incredulidad y preparar así una
nueva generación.
(L eón XIII.)

-t$ 3( DIRECCION en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, TU R IN (Italia) )$#i—

su.\i.\uio.
Haría Auxiliadora.
Gracias de María Auxiliadora.
BáLGiCA. Lieja. Primera « usa Salesiaua en esta nacicín.
Francia. Navarra. Establecimiento agrícola de San
•José.
I t a l ia . ¿íafhi. Fábri<>a Salcsiana do papel.
E spaü a . Nuevo favor del Cielo. Casa Salesiana en
Gerona.
Barcelona. Fiesta en el Colegio de San José.
Barcddna. Sarria. luaiigiuaciou de una iglesia en honor
de María Auxiliadora.
Oratorio Festivo de Barcelona.
A m é r ic a . Colombia. El Lazareto de. Agua de Dios.
La Semana Santa en dicho Lazareto.
Ch il e . L os talleres Salesiauos en Santiago.
Historia del Oratorio de San Francisco (m Soles.

María Auxiliadora.
D ios nos lia amado liasta dar la vida
por nosotros; pero aunque iufiuita sea su
bondad, es tam bién atributo suyo Ja
justicia. A i contrario el corazón de M aría
es todo misericordia. S i su d ivin o H ijo
está y a p or descargar su bruzo sobre el
pecador, M aría se in te rp o n e , detiene la
espada ven gadora y pide gracia en fiivor
del in feliz culpado. M adre m ía , le dice
entonces Jesús, luidu ^uedo rehusaros; si
d iiifienw pudiera arre¡)entirse, seriáis cajjaz
de salvarlo.

L a Santísima V irg e n es mediadora
omnipotente. Cuanto más miserables so­
mos, tanto m ayor es su compasión, como
que el hijo predilecto de una m adre es
el que más lágrimas le ba costado, ¿lifo
ocurre ella acaso con m ayor presteza en
au xilio del más débil y expuesto de sus
hijos? ¿N o cuida un médico con parti­
cular d iligen cia del euíeriuo que más
l>adece ?
M aría os la lierencia de los católicos
liuiiiilde.s y ob ed ieiiles: aumóntaso la
santidad á medida (pie crece su d ev o ció n ;
todos los .Santos se (íisliiiguen por su gran
devociíUi il Alaría y estáu vaciados en
el molde de su amor.
1*21 enem igo más terrible del pecado es
M a ría : poii.sar en ella es ya un hecliizc
coutra la cul¿>a; y los demonios tiemblac
á su nombre.
N in gu n o puede amar a l H ijo sin que
crezca en el amor á la M a d re ; ninguuo
puede amar á la M adre sin que su co­
razón se deshaga de ternura hacia el
H ijo . P o r eso la puso Jesús al fren te do
su Ig le s ia para auxilio, consuelo y es])eranza de sus devotos y piedra de escán­
dalo de sus enemigos.
L o s hijos fieles de M aría son los que
guardan lo s mandamientos de D io s ; y

— lU —
elLa es sólo ofeii(li(l<a cou la transgresión
(^iie (le estos se hace.
U n (lía se recomendaba cierta persona
á M ai'ía con esta oración de la Ig le s ia :
Monaira te esse M a U 'em : ¡ Oh M a r í a ,
muestra con tu protección >o(lerosa que sois
nuestra madre. Y ella le respondió: Monstra te csse J iliu m : Muestra que eres rerdade^'o hijo mío.
L o s buenos hijos, los verdaderos de­
votos do IMaría la honran con com ulgar
en sus feídividades, inscribirse en sus
Coí'radhis, lleva r consigo unaiinagen suya,
ganar indulgencias por las almas del
])urgatorio (jue en v id a le fueron más
heles, rezar cada día una tercera ]mrtc
del rosario. N o hay n in gu n o, i>or muy
ocupado (jiie so lia lle , (pie no ])ueda
ejercitarse por lo menos en alguna de
estas devociones. P ero no olvidem os jamás
(pie es necesario tener ilim itada conliaiiza
en las oraciones á nuestra M adre bendita,
gran seguridad y ferv o r en las súplicas
(pie lo liacemos, pnuy \ iv a fe en su in*o
tccción. M aría A u x ilia d ora se com place
en talos in vocaciones, y por muchas y
grandes ipio sean y a sus gracias, más
numerosas y mayores está dispuesta to ­
davía á concedernos.

2

lebran cu Turín, pudiera ir á visitar su San­
tuario. Pues bien el 24 deMaj'O Emilio, con
asombro de todos, se levantó y fué á visitar
á nuestra misericordiosa Protectora.

P a u l in a Oo n v a l l e .
A n a Oo n v a l l e .
• Poseía, 16 cío Mayo de 1889.

E *o (lei» d e M a i ‘ía . — E l 14 de enero
de 183h, el hijo único de una joven esposa,
de edad de dos años, jugando con un tene­
dor, se enterró uno de los dientes de éste
en un ojo. Sobrevinieron al niño grandes
dolores y se temió (jiio quedara ciego. Creció
el sentimiento de sus padres cuando pocos
días después se le produjo la cangrena. En
tal desolación, le encomendaron á María
Auxiliadora, lu'ometiéndolo hacer celebrar
diez misas en el Santuario de su nombre. Y
la A'irgcn Santísima se dignó escucharlos,
¡ules el niño no tardo en sanar completa­
mente. Sus ¡ladres, llenos de reconocimiento
por liimaño favor, me encargan le mande la
cantidad q u e je acompaño para la celebra­
ción de las-.jnisas ofrecidas, y piden que,
¡lara alonttir la confianza en la Madre de
Dios, se ¡uibl'quc la gracia en el Boletín
tíalesiano.

F eancisoo Ma e s t r i
Cooperador Salesiano.
Castelletto Scazzoáo, 14 ele abril de 1839.

Gracias de María Auxiliadora
(Pcl Eegistro quo sa guarda on Turíu)

¡lío n d it a s e a M a r ía A u x ilia d o r a !
— Uno do mis hijos do qniuco años fué ata­
cado de una liebre tifoidea tan fuerte que
en lo humano no parecía tener remedio, y
más no siendo esta enfermedad frecuente en
nnostro país.
-U tener noticia de las gracias de María Au­
xiliadora la invoqué con todo corazón, poiiiemU) ¡lor intercesor al glorioso san Pablo
de la Cruz ¡ recé la hora de quince misterios
por varios días, y hoy le doy infinitas gra­
cias por haber sanado al niño, y como teslínmiiio de mi gratitud á esta divina Madre
quiero que sea público mi reconocimiento
X»or tan gran favor.

E í i c a c i u <lo u n a n o v e n a . — Lmilio
de Ñútale Oonvalle de oilad de 32 años cayo
enfermo de pulmonía y liebre violenta (pie lo
]) 08tró en el lecho el 22 do marzo de 1383.
l í l mal filó creciendo de día en día, y el (5
de abril era ya desahuciado por una junta
de módicos. Ñu esta alliceión y esperando
una próxima catástrofe, pialimos se celebrara
una misa por la salud del enfermo en la
P a u l a M“ de Y . do I banola .
iglesia de -Alaría Auxiliadora cu Tiiríii, y el
Tacubaya, juuio 7 <le 1S03, Moxico X>. L
diez del mismo mes, día en (pie se confesó
y comulgó el paciento, dióse allí comienzo,
con el lili indicado, á una novmm do ora­
G r a c ia
ciones y comuniones por los niños del Ora­
d e M a r í a S a u t .u A u x i l i a d o r a .
torio. ¡Adm irable! E l 11 comenzó ol enfermo
Desde varios años me atormentaba un vio­
á mejorar á ojos vistas. Los médicos, sorIH’endidos de lo (pie pasaba, aseguraban to­ lento y continuo dolor de cabeza que me imdavía (pie la curación era imposible. Entro ¡ledía absolutaméute estudiar. Días hubo en
tanto, con empezar una segunda novena á que apenas ¡inde oír misa.
líecé, volví á rezar, pero sin obtener me­
María Auxiliadora, lo suplicamos (juo la me­
joría de Emilio eoutiimase de modo <}ue el joría. Paseábame constantemente, cambié de
21
<l’’ a d;' - i íi<-'^'a c-'m oue bi ce­ rr.'ía onr ídgún tiempo y el mal oonthmaba-

— lio —
¿Qué liacer? — Hablo con IMr. Cn^liero,
]e i-oninnico imevamente lo que me pasa.
— Haz una Xoveua á la V irg e n , que si
liasfa ahora te lia ayudado en Ío espiritual
jio re ba de privar de su auxilio en lo níalerial. me dijo.
— Lo hice, mas al acabar diclia íTovena
me sentí con un dolor tan fuerte que hube
de guardar cama por día y medio. JNIe pasó
entonces, y hace ya un año que sólo muy de
tarde en tarde me vuelve.
Cumplo con. la iiromesa liecba de poner
esta gracia en conocimiento de V . E . jiaraqne se publique, si lo cree Y . E . conve­
niente.
Su lium. y óhmo. hijo
Lu ís P edemo :x t e .
Almagro Be. As., CoIegA Tio, mayo 28 de 1892.

■61111[iiim m i :n^ n n i n i 11111 n i ii i í h ;^-

B É L G I C A
Primera casa de Don Bosco en esta nación

es un precioso obsequio beclio jior el digní­
simo Capítulo de la catedral. '
Grande ora él contento dcl eminente P re­
lado al bendecir la fundación debida á sus
trabajos, proyectada por él y , mediante sus
ruegos, acordada por Don Bosco dos meses
antes de su muerte. X no era menoría <;omplacencia y agradecimientos de los Salesianos
al venerado Arzobispo y á los generosísimos
bienhechores que no sólo concurrieron éi- la
obra con su dinero sino que le atraieron las
simpatías de todo el pueblo.
Dignóse el Santo Padre León X IIF ajirobar semejante empresa, alentarla con vivo
interés y bendecir tanto á- los fieles que to­
maban liarte en olla como á los nifios á quie­
nes se albergaba en el reciente Asilo. lh>r
esto la función so celebró con entusiasmo y
pompa singular. E l limo. Sr. Doutroloux
celebró allí la misa el d>n S de diciembre y
distribuyó la santa comunión á los primeros
]>rotegidos.
A la bendición del vasto local preparado
para seiscientos niños asistió gran parte do
la nobleza y una multitud de obreros y jiroletarios. Antes de subir ni altar el Sr. Obispo

litE J A .
Ic a iig u ra c ió n d el A s ilo
do S a n J u a n B o rc h n ia n s

El 8 de mayo de 1890, Su Excelencia Eev.
Mons. E ava Nuncio Apostólico en Bruselas,
jen presencia dcl limo. Sr. Obispo de Lieja,
j del K. Sr. Don E u a , de numeroso clero y
hma concurrencia extraordinaria de gente de
ti^as las clases sociales, colocaba la primera
piedra del A.si7o de San Juan Berelimans en
Lieja, primera casa Salesiana do IBólgica.
El 8 de diciembre de 1891 el mismo üus*
trísimo prelado Obispo de Lieja, el Sr. Doutronloux inauguraba con gran solemnidad el
Inuevo establecimiento salesiano.
Pocos días antes de esta inaugurarión ha­
bíanse dirigido á. Lieja tres de nuestros sa­
cerdotes con algunos clérigos y maestros de
artes y oficios (i fin de tomar posesión del
local y comenzar la obra con treinta liuerUmitos. Algunas Hermanas de María A u x i­
liadora llegaron al mismo tiempo á- prestar
sos ser-\-icios á las niñas pobres en un local
¡contiguo.
El 4 de diciembre el Presidente de la Obra
atiende al esplendor del culto en las
¡Iglesias pobres, el Sr. Can. Grebau, presentoba al Sr. Obispo y á los Salesianos, recién
llegados una hermosa colección de ornameny vasos sagrados que la providente sojacitud de nuestros bienliecliores y de unas
I sesenta piadosas señoras había preparado
para la iglesia de María Auxiliadora que
edificarse allí, con la intención de que
l ^ a entre tanto para la capilla provisional
jlerantada en el Asilo, y cuyo gracioso altar

trarse dignos hijos de tan buena Madre y
protectora y decir que la inauguración de
esta obra era como la expresión visible de
la bondad divina y de sus santos designios
respecto de la católica Lieja. Los ilustres
Cooperadores participaban de la profunda
emoción de su Pastor, y los niños estaban
radiantes de alegría.
A las 10 se cantó misa solemne por el
Pórroco de Santa Verónica con asistencia de
pontifical del mismo Sr. Obispo que quiso
bendecir personalmente los departamentos
del A.silo y consagrar todo aquel día á las
fiestas que allí tenían lugar.
Ofició las víspera.s el Sr. Canónigo Hcrnianii y dió la bendición con el Santísimo
el Sr. Vicario (lencral, Mons. E u Ucmi.
E l Eector del Seminario Sr. Can. Lo Eoy,
antiguo amigo de Don Bosco, no sólo pro­
porcionó cordialísiina hospitalidad 4 lo.s S.T-lesianos, eu tanto so preparaban las habita­
ciones del Asilo, sino que mandó una nu­
merosa porción de seminaristas 4 prestar sus
ser\icios ya en el canto, ya en las sagradas
ceremonias.
E l mismo Sr. L e E oy en un banquete pre­
parado por nuestros caritativos Cooperadores
hizo^ notar la coincidencia de la fiesta de
María en cada una de las circunstancias
principales que dieron margen al estableci­
miento y feliz término de este Asilo. En
todas las obras de Don Bosco se advierte la
intervención especial de María; pero en nin­
guna quizá tanto como en la de Lieja. A i
brindis del Sr. L e E oy siguieron otros no
menos elocuentes dcl Sr. Can. Greban, del

m



lie —

de hacer un gran beneficio á dicha casa cor
conceder á los Salesianos paso libre por sr.
propiedad, una magnífica casa de campo,
• •
situada en la ribera izquierda del río Real
« L a Obra Salesiana de Lieja, escribe E l Martín. Con esto abréviasé notablemente d
JP(Ua de aquella ciudad, cuesta más de un camino, y, como el nuevo es excelente, des­
millón de francos (1,300,000). L a institución aparecen los peligros de que vuelquen lo.s
es dí^^na de todo encomio: es menester tra­ carruajes, queden en retardo ó no puedan
tar ahora <le mantenerla, de dar el sustento seguir adelante.
áloB huérfanos para quienes se ha establecido
A fin de aprovechar tan precioso favor se
y á quienes no ha de faltar el apetito. 4 Quién ha construido uu puente de acero de vein­
enviará caudales para tanto 1 La Providen- ticuatro metros sobre el Real Martín, y el
eia. E lla es la que ha mandado lo necesario 24 de marzo, á las 5 de la tarde, el sucesor
para pagar los trabajos efectuados y ella es de Don Bosco, nuestro muy amado Don Rúa.
la que sustenta á todo el instituto de Don llegó á inaugurarlo con general regocijo.
Bosco. * yí, la Providencia protege <liaria y
Los niños le vivaban entusiastas y la mú­
patentemente cada una d e . las casas salesia- sica del A silo tocaba su música selecta.
ñas. Basten ])ura ejemplo de la Bélgica los
La ceremonia fué imponente en medio de
hechos siguientes:
gran concurrencia de pueblo, que se unió á
Ooii fecha 3 de diciembre de 1801 escri­ los cantos y oraciones de nuestros niños. Al
bíase al limo. yr. Doutreloux la carta que discurso de Don R ú a, relativo á semejaníi^
copiamos :
suceso', y en el cual expresó su más pro­
fundo agradecimiento á la familia Raimond
E x c e l e n c ia :
M i hermanito y yo teníamos 20 frs. que Arrán, se siguió un canto sin par del Lavdate Dominum ^ lleno de majestad y poesía,
destinábamos para la ñesta de BanKícolás;
pero preferimos enviarlos á V . E. para los como que el Real Martín lo acompañaba con
numerosos liuerfanitos que recoge. Guando su dulce murmurio.
Terminada la función Don Rúa se dirigió
hayamos hecho nuevas economías tendremos
e l gusto de ofrecérselas para el mismo objeto. á la capilla del Asilo, donde para agradecer
á María su constante y maternal protección
Suyos I, T.
se cantó el Magníficat^ al que se siguió la
*
bendición con el Santísimo Sacramento.
* •
E l día siguiente, fiesta de la Anunciación,
N o es menos digna de mención la limosna
de 25 fi's. hecha por los pobres niños del se celebró con una comunión general y mis.'i
Patronato de San Juan Berchnians, de San cantada por el Sr. Deán de Riaiis, con asis­
Froiid, y cuya suma proviene de las econo­ tencia de muchos sacerdotes y Cooperadores.
mías hechas por ellos en sus honestos pla­ Después de la .comida, á que asistieron nu­
merosos bienhechores que expresaron su su*
ceres.
tisfaccióu por los trabajos de la Colonia agrí­
«
* •
cola, Don Riia procedió á la bendición il©
Es de admirar la piadosa industria de una una nueva fábrica, y por (in se puso término
joven ocupada en el servicio de una casa á las fiestas de este memorable día con nna
noble, y la cual da regularmente ásu padre hermosa representación teatral, preparada
todo lo que gana. Sin tener nada de qué por los niños del Asilo.
disponer, cortóse los cabellos, los vendió y
llevó al Sr. Obispo el precio obtenido para
cooperar á la construcción del Asilo de San
Juan Berchmans.
I T Í S . L I A .

Hmo. Sr. Obispo, del Director Salesiano de
este Asilo, etc.

(M athi).
Fabrica Salesiana de papel.

(líavarra). .
Eslublccimipiito agrífo!¡i de San José.
E l Asilo de Don Bosco en la Navarra fran­
cesa , oerciv de La Cmn d^JíyUres ^ es una
fértil y amena soledad. Para ir allí era ne­
cesario hasta ahora tomar un camino largo
y difícil.
La familia Raymond-Arrán, excelente
cooperadora de las obras salesianas, acaba

!Mathi es una antigua ciudad del Piamnnfe,
á las faldas de los Alpes y á mitad del ca­
mino férreo que comunica la ciudad de Lanzo
y demás intermedias con la capital de la pro­
vincia. Sus habitantes robustos y trabaja­
dores se ocupan en varias empresas indus­
triales y sobre todo en la agricultura tair
lozana y floreciente en toda aquella región.
Como á un kilómetro de la ciuda^l menciona<la se encuentra la fábrica salesiana d©
p apel, establecida por Don Bosco con lu»

.'-'Y

— lis —
mejores máqumas modernas, y que i)eríeccionadas de día en día iiermiten. i)roporeioiiar pa])el de variada y excelente calidad al
precio mas económico posible.
A esa IVibrica tan acreditada y visitada
constanteinente ])or los más ilustres perso­
najes nos o c u i t í ó ir hace i)oco con nuestro
amií^o el Sr. Don Miguel León P ra d o , pá­
rroco do yaiiliagü de O b ilo, y, después de
una prolija visila en que nos acompufió con
exquisita bondad ó instruyó con sus indica­
ciones el Director de la fábrica, Don Benveimto Graciano, tomamos los apuntes que
ahora i>ublicanios.
En una fábrica como la que nos ocupa es
menester distinguir tros operaciones: el blan­
queo de las materias con qno se prepara el
l>apcl, la coloración do éstas y la fabrica­
ción.

Establecimiento.
Diremos autos dos palabras sobre el esta­
blecimiento.
La fábrica snlesiana de papel en M atlii es
lui vasto ediücio de dos pisos, de cal y la­
drillo, con grandes |)atios, buen lixierto y ar­
boleda, al lado de un canal de cristalinas
aguas y en medio de hermosos y bien cul­
tivados campos.
Dos motores de vapor, como de 200 caba­
llos de fuerza y uno de agua de 100 caballos
ponen en movimiento todas las máquinas de
la casa, en tanto que loO empleados, la
mayor i)avte mujeres, atienden los trabajos
bajo la vigilancia inmediata de los Salesian o s , quienes junto con cuidar de la parte
material con no menos esmero se consagran
á la moral y religiosa.

Blanqueo.
A l entrar en el establecimiento llaman
desde luego la atención varios rimeros do
trapos sucios, montones inmensos de los de­
sechos abandonados por el rico y el pobre
d é la tolas de mil clases elaboradas en otra
industria más antigua 6 importante.
Esos trapos serían uu hervidero de micro­
bios, portadores de todo género do contagio
si á estos seres les fuera i)osible vivir en el
ambiente impregnado de cloro que so respira
en cada departamento de la fábrica; y bienque
esos düsoL-hos mugrientos y asquerosos pare­
cen de todo punto inservibles, se pagan á ra
J2ÓU do diez á diez y siete ]iesetas por quintal
métrico, si son de algodón ó de hilo colo­
rado, y de 22 á .10 peseta.s, si blancos. ExcUiyeiise los tejidos do seda y de lana que
siendo de origen animal no se desgregan tan
fácilmente y demandan particular cuidado y
im procedimiento esiJocial en la fabricación
del papel.
Basamos en seguida á una estancia de
nuis de veinte metros de largo, y la cual no
era do las mayores, pues todas en esta casa

son de tamaño extraordinario , según lo re­
quiere la naturaleza de los trabajos estable­
cidos ; había allí unas 25 mujeres que des­
cosían los trapos, les quitaban los botones,
los cortaban en pedazos como de diez centí­
metros , y clasificados en veintiséis clases,
según su color, vejez , calidad de la libra,
etc., los mandaban á otra sala, donde for­
maban otras tantas i>ilas. Singular almacén
en que tales trapos por ruines que sean
tienen su lugar, parece que se aíslan, incomuuican y huyen unos de otros; son la mi­
seria en su más triste expresióu; pero qne
Tiende á transformarse y como á resucitar
diáfana y blanca, para llegar á las manos de
cualquier persona y hasta á las más nobles
y aristocráticas.
De aquella sala pasan en seguida, en la
medida que se van necesitando, á una má­
quina aventadora que los limpia de la tierra
suelta, y luego con cierta cantitad de cal
van á una caldera colosal, giratoria, llena
de vapor de agua, donde en continuo movi­
miento se cuecen durante och o, quince,
ti'eiuta y á veces cuarenta y ocho horas se­
guidas. En la humeante caldera, que lleva
la imaginación á representárselas infernales
de Pedro Botero, los trapos sueltan la mugre
y colores, como que el fuego todo lo purifica.
Sacados do allí échanse una pila de agua,
llamada holandesa, que los desmenuza com])letamente, y luego á un lavadero con cloro
y azufre, donde se. blanquean’ para pasar
después á ciertos depósitos, que se deno­
minan cajas, en número de 2 G como antes.

Coloración.
Transformados ya los trapos en pasta, es
ahora menester colorarlos.
Para esto, según el papel que se qnierel
fabricar, se echan diversas clases de tal pastal
en una pila de agua con ciliiulros enden­
tados, llenos de púas y en constante movi­
miento, con lo cual quedan tan limpios y
hermosos como el algodón ó la nieve. Suele;
entonces agregarse á tal mezcla cierta can­
tidad de madera blanca, preparada al objeto
y de recortes de papel hecho harina en dos
poderosas muelas de piedra semejantes á las |
que se usan en la molienda del trigo. Todo i
esto pasa luego á otra pila de agua , en|
donde so colora á voluntad y recibe cierta,
cola, compuesta de fécula de papa y pwj
blanca ó de Castilla para evitar la capÜari-|
dad del papel, que sin tal cola queda espon­
joso y secante.

Fabricación.
A s í colorada y preparada la pasta con |»
liga necesaria se procede á la fabricación
del modo siguiente: la pasta diluida e?I
agua entra en un gran cubo, cuyo niovi-J
miento constante no permite se forme depó-l
sito alguno j y de aquí se derrama en

— IIU —
especio de cedazo, revestido de una. tela do
jCrauela, la cual camina y gira llevando con­
sigo aquella masa diluida que se hace más
y más consistente al pasar por una nume­
rosa sucesión de cilindros metálicos, líenos de
vapor caliente. Lo que al caer en el cedazo
era como un agua ó mazamorra espesa, al
pasar por el último cilindro es terso papel.
La operación se lia lieclio en tres minutos.
Y lo que liace poco eran trapos sucios se
ve convertido en una como sábana primoro­
samente fabricada, de un metro setenta cen­
tímetros de ancho y de largo indefinido j
pues que á la verdad puede no tener fin.
Ln una hora mide ya más de 500 metros ;
pero como tanta extensión es innecesaria, al
extremo de esta máquina hay otra que sirve
para cortar el papel, y otra para satinarlo.

Operaciones fimiles.
Luego que el papel está satinado condú­
cese á una gran sala donde unas 20 mujeres,
al cuidado de dos Hermanas de H aría A u ­
xiliadora, trabajan en separar el que ha re­
sultado con algún defecto. En otro departa­
mento varios hombres, valiéndose de grandes
prensas, enfardan el que ha de expedirse;
y en otra sala mayor 30 mujeres atendidas
por cinco Hermanas se ocupan en rayar el
papel, hacer cuadernos y libros en blanco,
cosidos, con alambre, todo por medio de ex­
celentes máquinas. E l orden y buen método
empleados contribuyen á que el trabajo, sin
abrumar las fuerzas de nadie, produzca los
más satisfactorios resultados. Gran parte del
papel que se produce pasa á servir en las
numerosas casas de educación salesiana, y
no poco sirve especialmente para la impre­
sión de este Boletín^ que cada mes se pú­
blica en italiano, francés, español ó inglés,
para la estampa de las Lecturas Católicas y
libros de enseñanza y para tantas otras pu­
blicaciones que ocupan de continuo las ocho
maquinas de imprenta del Oratorio de San
Francisco de Sales, las del Oratorio de San
Benigno Canavese, las de los Talleres Salesianos de Sarria (Barcelona), etc., etc. Y a
tendremos ocasión de hablar más tarde de
estas imprentas, que por ahora ponemos
punto final al artículo, de cuyo asunto que­
ríamos tratar.

NUEVO FAVOR DEL CIELO
(Casa Salesiana en Gerona).
(De la Jiecista Popular de Barcelona).
Es indudable que cuando Dios facilita á
los pueblos los medios para su santificación
y progreso cristiano, la razón de tan mani­
fiesto beneficio está en que esos mismos pue­
den haberse hecho á ellos acreedores, ó bien
que la bondad divina graciosamente los dis­

tingue , porque así conviene á los altos y
sabios fines de su Providencia admirable.
Gerona, que se honra con su título de in­
mortal y se enaltece con su dictado de pia­
dosa, es digna en verdad de que el Señor
la mire con predilección, haciendo que en
su suelo se implanten y fortifiquen obras
grandes por la idea que entrañan, útilísimas
á la sociedad por los bienes que le reportan ;
obras verdaderamente providenciales, puesto
que vienen á satisfacer necesitlade^ que aX>remian, ó restablecer sublimes enseñanzas
por desdicha olvidadas, y á triuarnos, por
fin, derroteros do luz y de esperanza en la
pavorosa oscuridad de los problemas sociales
que conmueven el mando.
X o es mi ánimo hablar aquí de la obrado
Don Bosco, que la mayor parte do mis lec­
tores conocen y a , sino dirigir mis plácemes
á Gerona por el establecimiento de una Casa
Salesiana, que, como digo, considero nuevo
favor del cielo para premiar el catolicismo
acendrado do la casi totalidad de sus hijos.
Pocos días hace que los reverendos Padres
Salesianos se hallan al ñ-eule do las obras que
están levantando en una granja próxima á
la capital, llamada la « M anola; » y con esa
santa impaciencia de las almas á quienes
consume el celo por la gloria de Dios y el
amor entrañable á nuestros hermanos en
Cristo, sin casa propia aún, sin local á pro­
pósito para el Oratorio festivo , que tanto
bien ha de producir á la juyeutud, han im­
provisado en nu extenso campo algunos jue­
gos, como trapecios, palancas, volante ó re­
hilete , y otros entretenimientos qne sirven
al cuerpo de saludable ejercicio, y al espíritu
de solaz y esparcimiento, y que han sido
eficaz y x>oderoso señuelo para atraer á niños
y jóvenes que en los domingos y demás días
festivos vagaban, aquellos abandonados por
las calles, y éstos se recogían á gastar lo
poco que ganan , á la taberna ó sitio peor,
inauguróse dicho recreo el día 8 de m ayo,
Patrocinio del i ‘ atriarca San .Tosé, con glo­
bos , rifa s, e tc ., acudiendo <lesde luego oclieuta niños do todas edmles, número que
llegó en los domingos siguientes Jiasta dos­
cientos, habieiido entre ellos muchísimos jó ­
venes obreros de las fábricas y talleres do
Gerona.
Sui>eríor á todo encarecimiento es el cariño
y la caridad con que los tíalesianos tratan á
los niños: parecía ver á otras tantas madres
rodeadas de sus hijos muy queridos j y si
este espectáculo conmovía dulcemente el co­
razón, regocijaba el alma el que ofrecían los
jóvenes seminaristas y los estudiantes del
Instituto, trabajando aquéllos infatigables en
hacer jugar y divertir á los pequeñuelos,
cooperando así á la obra de Don Bosco, y
adestrándose ellos mismos en ganarse las in­
fantiles voluntades para el día en que sean
ministros de aquel que dijo: « Dejad que
ios niños se acerquen á Mí j » y éstos, hijos

— 120 —
de familias acomodadas y holgada posición
social, confundirse con alegre expansión entre
los pobrecitos huérfanos, cubiertos de an­
drajos, y los humildes aprendices de taller,
jugando con ellos como hermanos ó antiguos
amigos, reulixando así el sublime ideal de la
fraternidad cristiana, pensamiento que sin
duda alguna concibió el insigne Don Bosco
al reunir á> los niHos de las diferentes clases
sociales en his horas de placer, para que
unidos estuviesen taaibióji en las horas de
dolor, y el fuerte fuese apoyo del d éb il, el
potentado tendiera la mano al desvalido, y
los felices consolaran ó> los que lloran , que
tal es la norma y ley de las sociedades
ideadas por Dios.
Ocioso de todo punto es encarecer y pon­
derar el bien que dicho recreo dominical está
llamado á producir en la sociedad en gene­
ral , y muy especialmente á la pobre clase
ti'ubajadora; así que nos atrevemos á su­
plicar , por las entrarías misericordiosas de
Jesás y María, á los amos de fábricas y ta­
lleres, no ocupen las mafianas de los domin­
gos y días festivos á los ai>rendices y jó ­
venes obreros, para que desde las primeras
horas, y siquiera un día á la semana, pue­
dan sentir el dulce y salvador influjo de ios
hijos de Don B osco, quienes inculcándoles
su espíritu de caridad, trabajo y sacrificio
harán de ellos obreros cristianos instruidos
en sus respectivos deberes, sufridos en las
privaciones y los trabajos, alegres en su con­
dición , que eligió el mismo Hijo de Dios
para vivir en el mundo.
Rase visto en el recreo dominical jóvenes
de diez y seis y diez y siete años que no
han liecho aún la primera Comunión, y al­
guno que ni oí Padre nuestro sabe, j Qué
freno podrán tener esos desdicliados cuando
vientos de doctrinas disolventes y anárqui­
cas aticen iiasiones connaturales al hombre
sin lie lig ió n , que no reconociendo otra ley
que la del más fuerte, no ]>uede convenir
en que el rico goce y el pobre padezca ne­
cesidad, el uno huelgue y el otro trabaje?
¿Será de maravillar que, juzgando la dife­
rencia de clases y fortunas una injusticia
del acaso, la lu’opiedad un robo, el capital
un tirano que los veja y oi>rime, quieran
hacerse la justicia por su mano, coiivirtiendo
eu ruinas la soíáedad ? Planes satánicos y
aviesos proi>ósitos de los unos, glacial indi­
ferencia y desdeñoso egoísmo de los más,
han oargado la mina que amenaza estallar
bajo nuestras plantas : aquí y allí se expe­
rimentan ya alarmantes convulsiones, pre­
sagios del gran cataclismo que todos confe­
samos inminente y próximo : 4 lo aguardarómos cruzados de biazos?
La sabiduría do Dios provee á las necesi­
dades de cada época, inspirando obras ade­
cuadas á las mismas : por ese lado D. Bosco
moralizando, instruyendo y deleitando al
ebrero viene como á conjurar el peligro de

males irremediables, á encauzar el torrente
que se desborda, y á producir, sobro todo,
plantel de jóvenes honrados, laboriosos, in­
teligentes , que eu su día sean virtuosos y
dignísimos jefes de familia en las diferentes
esferas sociales eu que los ha colocado la
voluntad de Dios.
Relevante prueba de cordura y buen acierto
ha dado Gerona al proteger á los hijos de
Don Bosco; pero es preciso no olvidar que
su más ó menos amplia esfera de acción de­
pende de la cooperación más ó menos eficaz
que todos y cada uno podamos y queramos
prestarles.
Tiempos son los nuestros de acción, de
lucha encarnizada y continua, en que la pro­
pia satisfacción 110 basta: hoy estamos eu
el deber de combatir con vigor y denuedo
para arrebatar almas al enemigo, puesto que
esas almas extraviadas, ilusas o descarada­
mente criminales, son al igual que la nuestra
redimidas con la sangre de Dios. Cuando
los hombres eran buenos ó aj)arentaban serlo,
podíase en buena hora atender sólo á la sal­
vación de cada cu al, dejando al otro idén­
tico : hoy hanse desencadenado los poderes
infernales, merced en gran parte á la apatía,
á todas luces culpable, de gran número de
católicos: hoy es obligación manifiesta é ine­
ludible , á los que debemos al cielo el don
de la fe, eu justa recompensa á la bondad
divina, que ha separado de nuestros piós
los escollos, ó dádonos fuerzas para salvar­
los y vencerlos, conquistar almas para C rist^
4 Qué diríamos del marino que por suer^
evitara el naufragio, si contemplara desde
la orilla, im¡)ávido é indiferente, luchar con
las convulsas olas á sus hermanos hasta pe­
recer, sin tenderles un cable , sin darles un
aviso, una voz, una palabra, que les infun­
diera ánimo y consuelo ? 4 L e valdría 4 ese
hombre el decir que aquellos infelices pere­
cen por su culpa, porque fueron temerarios,
locos y basta criminales ? Los desdichados
que ponen fin á su existencia buscan los si­
tios apartados y solitarios para perpetrar el
nefando crimen, seguros de que no habría
hombre bien nacido que por salvar aquella
vida no hiciera poderosos y desperados esñierzos aún con peligro de la suya propia.
4 Y miraremos nosotros tantos naufragios,
tantos suicidios de almas, con rostro indife­
rente , ó con leves conatos de auxilio, que
puedan servir sólo para satisfacer nuestro
orgullo ó acallar la voz de nuestra no muy
escrupulosa conciencia, pero en ningún modo
para pagar la deuda que tenemos contraída
con el mismo Dios. Para no cooperar á la
obra de Don Bosco ni siquiera nos asistirá
las excusa de que aquellos que se nos invita
á proteger son desgraciados ó criminales por
su culpa; se trata de inocentes niños, de
jóvenes extraviados eu la edad más peligrosa
de la vida. 4 Quién podrá negar su concurso
á obra tan i)rovechosa y simpática ? j A h , sí ^

m

— IL’l —
icuclamos todos en auxilio de los niños aban­
donados ; de la juventud, tan asediada y perseg:uida por los corifeos de la impiedad, que
lio perdonan medio para con’omperla y per7ertirla. ¡ A l i ! que no se diga con harta ver­
dad como se repite hoy, que los hijos de las
tinieblas trabajan con celo, con perseveran­
cia, con ahinco y afán en sus obras de abo­
minación y desdicha, mientras ios hijos de
¡a luz duermen con la fe muerta en sus en­
trañas de hielo, con la antorcha de la cari­
dad apagada á sus piés, siu imp)ulsos de viril
energía en la voluntad, sin arranques de ennisiasmo y abnegación en el alma, y sin dispertador en la conciencia. Empecemos por
hacernos acreedores á las bondades del Se­
ñor, trabajando infatigables por sri causa
bendita, y É l conjurará por maravillosa ma­
nera todos los males que nos cercan y ago­
bian. Hoy es la santa Obra de Don Bosco
por la que Dios demanda nuestro concurso:
démoselo hasta donde nuestras fuerzas al
caneen; cooperemos á ella todos, llevando
nuestro trabajo, nuestras oraciones, nuestras
limosnas y talentos, los dones todos con que
nos haya enriquecido la munificencia de Dios
j de los cuales tendremos que darle estrecha
cuenta, presentándole cuanto menos el ca^
pital doblado, como los siervos fieles del ETangelio. Eeitero por consiguiente mis plá­
cemes á Gerona, porque mucho hace por la
Casa Salesiana, y porque de esperar es de
8U piedad y desprendimiento haga mucho,
muchísimo más aún, mereciendo así las ben­
diciones del cielo y bien de la sociedad.

A u eo ea L is t a .
(B a r c e l o n a )
C O L E O -IO

Mu y K e v .^® t

IDE
amado

S.

J O S É .

P ad ee :

Acabo de asistir á una fiesta que me ha
llenado de indecible consuelo.
Hoy, después de un mes de preparación
tan recibido por vez primera el pan de los
Ingeles unos 60 obreros, de la clase más po­
bre y desgraciada de este barrio, sin duda el
más miserable de Barcelona. Harto sabido es
que en todas las grandes ciudades donde abunda el lujo y la riqueza superabunda la
indigencia moral y material con todas sus
terribles consecuencias. Una prueba palpable
de ello tuvimos en la fiesta á que me refiero.
Pobres jóvenes! A los 12,15, 18 y hasta 20
tóos de edad aún ignoraban las cosas esenriales para salvarse, y no faltó quien no snpieraquó representaba el Crucifijo. ¿Qué decir
del estado de sus personas? Sus rostros enWgrecidos por el fuego, el humo y el carbón,
sus vestidos rotos, casi incoloros por lo deBAsiado sucios, y el mal olor que despedían
demostraban sobradamente su condición mi­
serable. A l oirlos hubiérase formado de ellos
ti concepto de jóvenes indomables é incapaces

de atender las palabras de quien les hablara
conmausedumbrey carino. Qué engaño! Hace
dos años que teugo la suerte de tratar con
jóvenes aprendices y sé por experiencia pro­
pia que bajo de la pobre blusa y los andrajos
del obrero abrígause corazones capaces de
amar y agradecer, almas genorosas y á veces
inocentes. Tan sólo falta quien se les acer­
que con cariño y paciencia, para llegar á con­
seguir de ellos los mismos y mayores frutos
que los que se obtienen de jóvenes do me­
diana ó elevada i)osición.
P or dos meses continuos, después de pasar
los días enteros en penoso trabajo, veiicieudo
la imperiosa necosidad del sueño y descanso,
asistieron á la clase nocturna de catecismo
unos 00 jóvenes aprendices, fundidores de
metal, curtidores, herreros, vidrieros etc. !Oh
qué feliz me sentía yo al entretcuerine un
rato con ellos enseñándoles á conocer y amar
á Dios X . S., explicándoles las principales
verdades de nuestra santa lieligión y exortándolos á practicar los deberes dol cristiano!
Llegó por fin el 6 del corriente mes, se­
gundo de Pentecostés, día determinado para
cumplir el grande acto de la primera Comu­
nión. Confesé en la víspera hasta las 10 y
media de la noche, ayudado i)or el Pbro.
D. Antonio G ili, y á la mañana siguiente
antes de las cinco de la madrugada ya vol­
víamos al confesonario hasta las ocho y me­
dia. A los jóvenes que debían recibir la pri­
mera comunión uniéronse otros 60 que de­
seaban tener la dicha de recibir el pan de
los ángeles. A la s 7
emi)ezó la santa misa
celebrada poi* el Muy lltre Señor D. Jaime
Almen canónigo de esta iglesia Catedral.
Asistieron al acto de la primera comunión
los Señores, Don José Mundó, Don Juan
Blauch y las Señoras Doña Mariana é Isa­
bel Sena, dignas hijas y émulas de las vir­
tudes de uuesti'a insigne bienhechora, á
quien Dios guarde, la Exma. Dña. Dorotea
Chopitea de Sena. Estos señores quedaron
tan prendados do la devoción y recogimiento
de nuestros jóvenes, que quisieron servirles
personalmente el almuerzo costeado j)or al­
gunos bienhechores y principalmente por la
caritativa Señora Dona Isidra Puus Sorra
de Pascual.
Después del almuerzo el Sr. Don Juan
Blauch, que con tanto celo trabaja en favor
de la clase obrera, aprovechó la ocasión para
dirigir á los recién comulgados uu sentido
discurso en cataláu auimáudoles á continuar
siempre en el camino emjíreudido, herma­
nando el trabajo con la virtud. Para esto
les encareció la asistencia á este Kecreo D o­
minical y su inscripción en el Patronato del
Obrero, que tan grajides y saludables re­
sultados produce eu esta capital, gracias al
celo de la Junta directiva y de su digno Pre­
sidente el Sr. D. Xarciso M" Pascual de BofaruU, nuestro excelente amigo y protector.
A las diez del mismo día celebramos nn

m m

m m

\
__ 100
X-j-j __

oficio solemne en que nuestra escolanía eje­
cutó una Misa del Maestro Ooiicone. P or la
tai'do, desimés de la Bendición con S. D.
M. liiibü una sencilla pero muy amena fun­
ción do teatro en lengua catalana, intitu­
lada « La (juerra de A f r i c a » que entretuvo
por espacio de dos horas á todos los niños,
cuyo numoró ascendió á más de quinientos.
Naturalmente nuestra banda hizo resonar
los aires con sus armonías; pues desempeñó
en todos los actos un papel muy impórtame,
tocando con afiliación y gracia singular las
mejores piezas de su repertorio.
Acabamos aquel día memorable repartien­
do á tollos ios presentes dulcios y eonlites
costeados por la mencionada Señora D.“ Ma­
riana Sena. A los jovenes de la primera
comunión regaló la Sra. D “ Isabel
de
Gisbert un cuadro como recuerdo del día y
el Sr. J). José Mataboseb, fabricante, uu
par de pantalones, (¿uiera Dios K . S. que el
fruto conseguido por tantos jovenes en este
día se conserve muchos anos y sea germen
precioso de nuevas bendiciones y gracias.
Saluda con el mayor afecto ii V. S.
ti. 11. y S. S.

A ntonio A l:me
Presbítero.

ISAUGÜRACIOfl DE UNA IGLESIA
Eu liuuor (!e María Auxiliadora.
E l establecimiento salesiano de Sarria, cerca
do Barcelona está de plácemes. E l '26 de Mayo
celebró solemnemente la inauguración de la
primera iglesia que se baya edificado eu
España eu honor de María Auxiliadora. E l
Ilustrisimo Señor Obispo mismo quiso hon­
rar esta fiesta con su presencia y bendecir
gustoso la iglesia, esto es la parte posterior
ya concluida, que ei resto. Dios mediante, se
irá edificando poco á poco á medida <|ue las
erogaciones de los fieles lo permitan, 'rm iuiuada que sea la obra, la parte <pie acaba de
bendecirse so destinará á los niños internos
de la Lscucla de .-Lrít'« y Ofeius y del Colvyio
del Anycly cayo número llega ya á tresviciitns
cuarenta y ocho, ciento quince de los cuales
süii huérfanos. Si á éstos se agregan los alumuos externos el total es de cerca de //«»nientos.
Bien que la Congregación Salcsiaua vive
de la caritad, y para subvenir á los grandes
gastos que tal cstubleciuueuU) demanda no
cuenta con renta alguna, María Auxiliadora
quü «luiero derramar abuiulaiiteiiieiite sus gra­
cias sobre sus devotos hijos de España, y en
especial de Cataluña, ha movido el corazón
de sus siervos á edificarle uu templo, y la
obra (pie pocos meses hace parecía una qui­
mera es va una consoladora realiilad.

No es esta la ocasión de hacer mención da
cada uno de los caritativos Cooperadores Selesianos que han concurrido con sus limosnas
á la erección del templo;
oportuno re­
cordar que el alma de ella y la singularmente
escogida por María liara tan noble empresa
filé la dignísima ó inolvidable señora Dona
Dorotea Obopitea de Serra. «U n a de las ideas,
dice su biógrafo el E . P . Nonell, que en los
postreros años de su vida tuvo Doña Dorotea
fue la de dejar sólidameute cimentada su obra
(le Sarria. Desde que las Hijas de María Au­
xiliadora se establecieron en esta población,
aquella ilustre matrona concibió el proyecto
de levantar una iglesia á María Auxilio de
los Cristianos. Carecía de recursos para la
obra; y lejos de desmayar, ideó una gran rifa,
eu la cual obtuvo que tomaran parte y al­
canzó la protegieran las primeras autoridades
de Barcelona, Su Majestad la lieina liegente,
y basta el Sumo Pontífice León X I I I . Ex­
pusiéronse ios lotes en los salones de la casa
de la ciudad que para este efecto consiguió
le cediera el alcalde de Bariielona, que era
aún el Sr. Marqués do Olérdola, D. Francisco
Itius y Taulet. Con el producto do esta rifa
y las limosnas de varios particulares empren­
dió D.** Dorotea la fábrica del templo, cuya
primei a piedra colocó el Sr. Obispo de la Dió­
cesis el 2Ü de Mayo de L66d. E l gozo que
experimentó este día D.^* Dorotea, fue extra­
ordinario. Y a desde aquella ocasión uno de
sus más ardientes deseos filé ver terminada
la iglesia. «< Sí, decía, María es el auxilio
de los cristianos ,*y E.spaña, que tanto ie debe,
no será la última en tributarle el bouor que
le corresponde. »
E l S. D. Enriiiue Sagnier, que se interesa
muy de veras por la Casa Salesiaua de Sar­
ria, es el arquitecto á quien están encomen­
dados los trabajos.
La planta de la fábrica inaugurada mide
veinticinco metros de largo por diez y
de ancho. Consta de una sola nave de estilo
gótico; y el artesonado del mismo estilo, des­
cansa sobre seis pilares que rematan con un
ángel de medio cuerpo, de tamaño natural,
construidos en el taller de escultura de la
misma casa.
Por deluijo del artesonado corre uu friso
pintado al óleo por artistas de la casa, euel
cual entro el ramaje, se lee la antífona do
la tiesta de María Auxilio de los Cristianos
< titnicta María suenrre miseris, etc.
Las ventanas que mideu cuatro metros de
alto por uno de ancho, construidas también
en los Talleres Salesianos de Sarriá llevan
los cristales artísticamente pintados por D.
Antonio líigalts de Barcelona.
P o r debajo de las ventanas va el zócalo do
madera con asieutos y reclinatorios, todo bo­
cho eu dichos Talleres, como asimismo las tres
puertas de entrada de estilo serio y elegante.
Donde está presentemente el altar se eleva
un grraidioso arco ojival dentro del cual en

— 123 —
su parte superior se adrairu una hermosa es­
tatua de la V irge n , alta dos metros, obra
del maestro de escultura d éla casa Salesiana.
Todo el conjunto es devoto, elegante y gra­
ve; pero tendrá su verdadero aspecto sólo
cuando Dios (luiera (|ue desaparezca la i)ared que está detrás del altar mayor y de la
V irgen : esto es, cuando se concluya todo el
remplo.

Oratorio Festivo de Barecloaa.
L a Revista Popular de 23 de Junio publica
el suelto que damos á continuación:
« Los recreos dominicales, la obra i)redilecta de Don Bosco, establecida en Euroi)a,
Africa y América, están dando copiosísimos
frutos. Y nosotros felicitamos de corazón al
pueblo de Sarriá y al barrio de Ilostali auclis,
á los cuales cabe la dicha de poseer una casa
salesiana. E l dia (i del corriente, en la de d i­
cho barrio sesenta jóvenes aprendices se acercaron por primera vez á la Sagrada Mesa,
y lo hicieron con admirable recogimiento y
devoción, más digno de alabanza en cuanto
todos ellos vestían blusa, el uniforme del obrero. jCómo queda ennoblecido ese uniforme
cuando es llevado por jóvenes que saben her­
manar todo el vigor de la juventud con la
piedad del fervoroso cristiano! Después de
la función religiosa se obsequió á los niuos
con un abuiulante almuerzo, costeado por al­
gunos bienhechores del Instituto, y presidido
por el Sr. D. Juan Blanch y por las Sras.
D.® Mariana y D.*" Isabel Serra, hijas y dig­
nas emuladoras de la Sra. D.* Dolores Chopitea.
Nuestros sinceros plácemes á los Padres
Salesianos y á todos los bienhechores. »

lies sin lo d o , las más aseadas de todas las
poblaciones de Cundinamarca.
Alguien nos preguntaba por qué so le ha­
bría llamado á ese lugar Agua de .Dios.
— Con razón, contestamos inmediatamente,
porque uo tiene ni ha tenido más agua que
la que viene del cielo en forma do lluvia.
Y es la verd ad : en cerca do una milla á
la redonda no se encuentra un rio, una fuente,
un mauautiiU, una cistema.
La población se proveo de agua potable
acarreada en burros, desde dos millas de
tlistaucia, agua que so caldea con el trans­
porte y el sol.
Bajo un techo de imulera y teja, rodeado
de árboles frondosos y de algunas llores, se
levanta sobre sólidas paredes un modesto
edilicio, el hospital. El aseo^ y ctnieierto
lucen él) todos .sus departamentos, üclieuta
camas cumveuieuteinenie dotadas velan y abrigan las llagas do sendos atacados del te­
rrible mal.
E l ala derecha está destinada á los hom­
bres ; la izquierda á las mujeres. En el cen­
tro hay una pieza disjiuesta para oratorio,
en donde se celebra el santo y consolador
saeriücio de la Bedenciou. Del muro prin­
cipal pende un cuadro de la imagen de la
Concepción, de gran tamaño, cuya celestial
figura rodeada de dorados querubines, con­
trasta con los rostros deformes y demacrados
de los leprosos.
A los desvelos constantes, á las visitas no
interrumpidas del verdadero filántropo señor
Jorge Verguía B., se debe la terminación
dei H ospital; á las señoras bogotanas y al
Síndico, el apropiado mobiliario con que
cueuta. Beíidita sea la caridad bien enten­
dida y mejor practicada!

Asilo de Saiilu Nuria.
A M É P a C A ( C o lo m b ia )

E l L a z a r e t o do A g u a do D i o s .
De La Rlvista Bogotana, periódico do la
capitíd do Colombia tomamos los siguientes
parráfos:
Agua de Dios, con sns inmediaciones, puede
calcularse forma hoy un centro de dos mil
Habitantes, distribuidos a s í:
730
E n ferm o s.................. _ . .
140
Niños menores de 10 anos .
100
Transeúntes y arrieros . .
Mormlores sanos en el Distrito 900
E l aspecto del lugar no puede ser más ri­
sueño á la llegada : la torre blanca de la
iglesia, los nuevos y rosados tejados del Hos­
pital y de los departamentos coustruídos en
el último año, las casas pajizas rodeadas de
arbustos y de flores, y más que todo las ca-

A la una de la tardo del día 4 de marzo
colocó el señor Jmís (r. Uivas la primera
l>iedra de este asilo, consagrado á la memo­
ria venerada del señor Don Baimundo íiaiitainaria.
El sitio escogido está situado en un lugar
elevado, iiiiiiediuto al cauce i)or donde pasa
el acueducto, inmediato también al edificio
destinado á las Hermanas de Ja Calillad,
distante cinco cuadras y media do la iglesia
y por consiguiente, alejado del contacto ín­
timo de los enfermos, de los servicios del
Hospitíd y de los departamentos destinados
para albergue de los individuos sin familia.
E l P . Unía, salesiano, honra y ¡>rez de la
orden á que pertenece, « nuestro Pu/dre Da­
mián, » como lo llamarán las generaciones
futuras, bendijo, vestido de capa pluvial, la
primera piedra y su íiLscrípcion.
L a señora Carmen Silva y el señor Don
A lejo García, acompañados de varias voce.s

FCT' {'■

— IZ i —
infantiles, entonaron un liimno cuyas dulcí
simas notas, de sin par melancolía, llevaron
consuelo y recogimiento á todas las con­
ciencias.
A l bendecir la piedra todos los enfermos
80 descubrieron, las vendas cayeron de niuclias cabezas, las úlceras aparecieron con
toda su corrosiva deformidad, y ante los ojos
se rasgó uu velo para presentar el espectá­
culo mós terrible y conmovedor que pueda
presenciarse en la tierra.
Las tijitas rojas de ese cuadro desgarrador
sólo estaban templadas por las caritas ri*
Bueñas 6 inocentes de ciento y más niños,
allí mezclados y confundidos i>ara hacer me­
nos amarga la desgracia presente, para anun­
ciar más desastrosa la desgracia futura.
l í l Asilo estará terminado antes de no­
viembre. Para su construcción se cuenta con
8.000 pesos donados por el señor Kivas, y con
2.000 ofrecidos por otro caballero ausente que
por ahora oculta su nombre.
Los niños van á quedar bajo la dirección
del P . U n ia , con los cuidados de las llermanas de la Caridad ; y si los enfermos son
trasladados á una isla lejana, desde ahora
contíu’áu los huérfanos con uu techo hospedador que los ofrezca abrigo, cariños y ali­
mentos.
Se había pensado construir el Asilo en un
lugar distante como Tocaima ó Tena; pero
era casi imposible arrebatar de un golpe sus
hijos á individuos demasiado abrumados por
el infortunio. « Es el único lazo que nos
queda — nos decían — con la existencia y
con la sociedad. » Adem ás, si el contagio
viene amenazador por herencia, para q u é ,
antes de los cinco años, arrancarlos del re­
gazo materno ? Marcado el desarrollo á los
siete años, si el mal no presenta ningún sín­
toma. sí deberá preocuparse la noble Socie­
dad de San Lázaro de aislar á los adultos y de
separar los dos sexos, por razones de obvia
moralidad de higiene.
Hombres del mundo: cuando eu el seno
de vuestros hogares acariciéis tranquilos los
ensortijados rizos do vuestros hijos y beséis
sus mejillas de color de aurora, no olvidéis
que eu el Lazareto do A«7»(i de J)Íos, hay
también niños á quienes tocó por lote en el
juego cai>riühoso de la vida, el hambre eu
e l presento, el dolor, el contagio y la mi­
seria en el porvenir. Almas descreídas me­
did ese infortunio supremo, y tendréis, ó que
recoger vuestra miradjv en la conciencia ó
que lovuutaila al cielo !

La Semana Sania en el Lazareto
de Agua de Dios.
(Do E l

Orden de Logota)

Los oficios de la Semana Santa se han
hecho eu el Lazareto de Agua de Dios con
la mayor devoción y compostura.

Dos ceremonias del Jueves Santo llamaron
la atención, por lo imponente de estos actos;
el Lavatorio y la Cena. En el Lavatorio fi­
guraron como Apóstoles doce niños, entre
ellos algunos enfermos, los cuales recibieron
del Sr. Capellán, el K. P . Unía, ese ósculo
símbolo de humildad, que el Maestro dió á
sus discípulos.
En la Casa Cural se había preparado al­
muerzo para los niños de la escuela, su D i­
rector y dos caballeros que hicieron un bello
Monumento, que habría lucido en cualquier
población importante, ocupando asiento entre
ellos el Capellán.
L a noche de este día, serena y tranquila,
á las nueve, en el Hospital del Lazareto
ofrecía uu cuadro doloroso y patético, eu una
espaciosa m esa, colocada eu el patio 5 las
bujías iluminaban treinta y seis rostros des­
figurados por la terrible enfermedad, á quie­
nes el Capellán del Establecimiento ofrecía
la cen a: eligió su asiento entre dos de los
más agravados 5 su amable y simpática fiso­
nomía estaba animada por una sonrisa de
placer indefinible.
} Oh, vosotros los felices de la tierra, con­
templad con los ojos de la imaginación esta
escena sorjirendente y decid si eu medio del
dolor no gozan las almas grandes con el
alivio del pesar ajeno, y si la caridad no
hace héroes, que olvidan la pequeneces del
mundo y se remontan hasta el Cielo!...
Nuestro buen Dios se habrá regocijado en
presencia de este espectáculo sublime, viendo
que sus santas enseñanzas no fueron infruc­
tuosas, y que al través de diez y nueve si­
glos su semilla, al caer en campo fértil,
produce saludables frutos ; y el inmortal Don
Bosco habrá bendecido al Eevdo. Salesiano
que ha sabido corresponder á su brillante
deseo, de que esa Sacra Congregación fuera
el báculo del infeliz, 6 intérprete fiel de las
docti’inas del Crucificado.

( C h i l e )

Los Talleres Salesianos en Santiago.
(Puljlieado por E l Porvenir el 26 de A b ril de 1832.)

E l poco tiempo trascurrido desde el 6 de
Enero del corriente año, día eu que se inau­
guró solemnemente la Casa de los Padres
Salesianos eu Santiago, ha sido suficiente
para que veamos comprobadas por nuestros
propios ojos las maravillas que los hijos del
iumortal Don Bosco saben realizar en favor
de la niñez desvalida. No sin razón ha sido
clasificada de providencial la empresa aco­
metida por el humilde hijo de Oastelnuevo
de A s ti; no sin razón el instituto Salesiano,
por él fundado, ha sido bendecido por la
autoridad de la Iglesia, y no sin razón los
gobiernos y los Obispos se han apresurado
á solicitar esa semilla bienhechora para ar-

p

m



12o —

raigarla en los pueblos cu3*a dirección les
está confiada. Y así se comprende que lo
que filé en 1847 un liumilde y estrecho asilo
de pobres niños, en Taldocco de Tarín, sea
tioy el vastísimo semillero de donde ban
brotado esas legiones de sacerdotes salesianos que se lian derramado por las naciones
de Europa y de América, y que bau levan­
tado sus tiendas entre los salvajes de la
Tierra del Fuego y entre los mabometanos
de la Palestina.
Xo bace muchos anos que los bijos de
D. Bosco se establecieron en Concepción y
en Talca. Y vencidas muchas dificultades, se
ha podido llevar á cabo la fundación de San­
tiago en el antiguo local del AsUo de la Fatria de Nuestra Señora dsl Carmen.
En presencia del Presidente de la Repú­
blica, Ministros de Estado y otros altos dig­
natarios , el limo, señor C agliero, Obispo
salesiano y Superior de las casas estable«ddas en América,.declaró iniciada la funda­
ción de Santiago destinada especialmente á
socorrer los niños que bubierau quedado
huérfanos á consecuencia de la guerra civil.
Los Salesianos son hombres de acción.
Prometen poco y realizan mucho. Junto cou
abrir las puertas de su nueva casa, dedica­
ron sus esfuerzos á reparar, en lo posible,
los desastres que en los patios, edificios y
hasta en el templo habían hecho, durante
ocho meses, las tropas de la Dictadura. E l
Asilo de la Patria que se encontraba con­
venientemente preparado por su fundador
el presbítero don Ramón A n gel Jara para
recibir en su seno á los sacerdotes salesia­
nos y á unos doscientos ñiños, quedó tro­
cado en un verdadero muladar. Las salas de
estudio y dormitorios habían sido destinadas
á caballerizas, y de todo el menaje de aquel
establecimiento no quedó ni siquiera un
vaso , y hasta las imágenes y paramentos
sagrados fueron robados ó destrozados.
Con sacrificios que parecerían una leyenda,
los abnegados sacerdotes de Don Bosco tlestinaron las primeras limosnas que cayeron
en sus manos a limpiar la Casa, rehacer
murallas, blanquear paredes y surtirse de
los útiles q^ie eran indispensables para dar
albergue á los niños más necesitados que gol­
peaban á sus puertas.
Verdadera sorpresa nos ha causado ver
cómo en tan pocos meses aquella casa ha
sido transformada. De los talleres salesianos
de Concepción y Talca se han hecho venir
obreros competentes; allí mismo han sido
trabajados los catres, muebles y cocinas, al­
gunos patios han sido aprovechados para
proveerse de legumbres, y lo que ciertamente
vale mucho más, el « Templo de la Gratítud
Kacional al Corazón de Jesús » se ha abierto
de nuevo al público, y los fieles encuentran
en él un esmerado servicio religioso.
A los que conozcan un poco las graves
necesidades de la clase menesterosa en San­

tiago no estrañará absolutamente el saber
que son centenares de niños desvalidos los
que han solicitado ser admitidos en los ta­
lleres salesianos. Los sacerdotes de Don Bo­
sco, impulsados por esa santa audacia, que
inspira da confianza en Dios, no han podido
resistir por más tiempo á las olas amargas
del llanto y la miseria que diariamente vie­
nen á estrellarse sobre sus puertas.
T sin contar todavía con renta alguna
fija, se han adelantado á recibir bjyo el
manto de la caridad más de cincuenta niños
desamparados, que reciben junto con la man­
tención, el hospedaje y el veslidOj la instruc­
ción para sus almas y el aprendizaje do un
oficio en los primeros talleres que han em­
pezado á funcionar, bajo la dirección do cinco
suiíerdotes y algunos hermanos salesianos.
de los (males es superior (d que lo era áiites
en Talca, reverendo padre Domingo Tomatis.
Pero, los crecidos gastos que han exigido
la instalación de los talleres salesianos y el
sostenimiento de cincuenta niños ¿cómo han
podido hacerse? lié aquí lo que nos hemos
preguntado muchas veces al repasar una á
una las obras que han acometido aquellos
infatigables sacerdotes, y no habríamos ati­
nado cou la respuesta si no supiésemos do
antemano que Dios jamás abandona álos que
en É l confian, y que É l es el Padre de los
huérfanos y desvalidos.
Instrumento de esa Providencia adorable
han sido, en el caso á que nos referimos, la
autoridad eclesiástica de Santiago y las per­
sonas caritativas que en nuestra capital han
acudido con sus limosnas á dar el primer im­
pulso á la obra salvadora de Don Bosco re­
cién establecida en Santiago.
De este modo se ha logrado dar el primer
paso; pero es preciso continuar esta noble y
cristiana empresa. Es menester que las al­
mas jenerosas hagan en Sanliago lo que la
caridad ha realizado donde quie.ra que so
han fundado las casas salesianas. X o hay
limosna más grata á Dios que la que so dis­
pensa en favor del niño, ni liay manera
mejor de soc'orrerle que por ukmI ío de virtu(')so8 sacerdotes encsirgados de proporcio­
narles el alimento, el abrigo, la educación y
el (íaudal valioso de uu oficio para ganar la
vida.
En atención a los pocos edificios de que
se ha podido disponer en los talleres do ííuestra Scñor.a del Carmen, no habría por ahora
local sino para un centenar de niños , nú­
mero que podría quintuplicarse s í , por me­
dio de piadosas erogaciojics, les fuera per­
mitido á los directores del estableciuiieiito
ensanchar aquellos edificios y dar mayor de­
sarrollo á los talleres.
Ahora mismo los hijos de Don Bosco tie­
nen todo listo, inclusa la ropa de cama, para
admitir sesenta huérfanos m ás, tan i)ronto
como obtengan recursos que aseguren la man­
tención de esos niños.

- 12G —
Toca al vecindario de Santiago tender una
mano protectora á los talleres salesianos,
donde casi to<las las obras de 'misericordia
fion amitliainciite ejercitadas. Bastaría que
las ])(ii*soiias acaudaladas cercenaran una
jíoqiicíia parte á sus gastos su])erÜiios para
<Iuo inuclMi.s ¡mbrecitos niños, que hoy vagan
hambrientos y desnudos, encontraran un
puerto de salvación que los hiciera útiles á
su p n triiiy , inós tarde, jefes honrados de
un Jiogar cristiaiio.
!No debemos olvidar, que si es verdad que
cu Santiago abundan las casas de benefi­
cencia para asilar niñas mujeres, tratándose
do ñiños hombres, perteiieeientcs á. la clase
menesterosa, no hay sino la casa de Talleres
do Han Vicente de P au l, que está repleta,
y la que acaban de fiiiidnr los Salesianos,
jmra la cual solicitamos el apoyo de la cari­
dad pública,
lisiamos ciertos de que si los hombres de
fortuna y nuestras distinguidas matronas se
acer(!araii á cst« nuevo, asilo de beneficencia,
abierto por los padres Salesianos, y se-infor­
maran personalmente del estado en que se
encuentra, so sentirían iin]>ulsados áfomentar
una obra destinada áprodnc.ir inmensos bie­
nes en nuestra sociedad. Verían con dulce
.satisfacción que un buen número de niños,
arrancados al vicio y á la miseria, hoy viven
felices y contentos á la sombra de esa casa;
verían con asombro que todos ellos ya apren­
den un oücio en algunos de los talleres de
í'arpintería, herrería, sastrería y zapatería
que los Salesianos íiaii logrado establecer,
y deducirían que el mayor goce dé los que
tienen fortuna no es el hacerse envidiar por
aquellos que carecen de ella sino el hacerse
<‘olmar de bendiciones por los desgraciados
cuyos dolores alivian y cuyas lágrimas enjugau.
Después de la purificación de nuestras
conciencias en los días de la santa cuaresma
que ha terminado, nada más oportuno para
abrirnos las puertas de las misericordias di> inas quel el ejercicio de la caridad con
nuestros hermanos indigentes. « J-'lla cuhre
¡a muchedumbre de Jos pecados^ » dice la Sa­
grada Escritura, y « en Ja hora do Ja muerto
€8 (mando se cosecha Jo que en Ja vida se ha
snnbradOf » repetía á sus cooperadores el
inolvidable Don Boseo.
¡Quiera ol cielo que más de un corazón
jenoroso, después do leer estas líneas, deje
caer sus monedas sobre la mano que cstiende
el pobre huérrano diciendo: Una limosna
)or amor do J)ios!

2

lliSTOBIA BEL ORATORIO 1)E SAS FRANCISCO DE SALES
Ca p ít u l o V I I .

Un santo joven del Oratorio. — Pequeño apóstol. —
Favorito tííl cielo. — Una profecía. — Angel a! cielo.
Quizá como premio de cuanto el Oratoric
habí;! Lecho durante la epidemia del cólera
el Seiior le mandó al año siguiente un alumno
que le_ sirvió de lustre y de gloria. En los
tre.s anos que allí pasó fué tal el perfume de
las virtudes que practicó que sus efectos se.
sentirán aún por muchos anos. Me refiero á
Domingo S a v io , nacido en Biva de Chieri
oí 2 de abril de 1SÍ2 y muerto en Mondonio
el í) de marzo de 1857.
Su residencia en el Oratorio reviste un
caráíder tan singular y extraordinario que
no puede dejar de considerarse como acon­
tecimiento digno de recuerdo en esta his­
toria.
El mismo Don Bosco escribió coii gran
cuidado su preciosa vida que dada á luz en
la colección de lasBccíjírus Católicas ha píoducido inmenso bien á la juventud ( 1 ).
Una de las virtudes que más le distin­
guían era un gran celo por la salvación de
las alm as, cosa rara en tal edad, de modo
que era como un pequeño apóstol. A fin de
alentarse en el santo ejercicio de procurar
el bien del prójimo y aiirender la manera de
hacerlo con buen resultado, leía con gran
placer la vida de los santos más renombra­
dos en tal género de trabajos; como la do
San Felipe lícri. San Fraiicisco Javier, San
Francisco de S a k s , etc. Se entretenía par­
ticularmente en hablar de los misioneros que
evangelizan á los infieles, rogaba á Dios por
ellos y envidiaba su suerte. Más de una vez
se le oyó exclamar: ¡ Cuántas almas se pier­
den ]>or no haber oído la palabra de D ios!
¡ Y cuántos pobres niños serán desgraciados
por no tener quien los instruya en la fe !
Pero no se conformaba con simples deseos
sino que eran más dignos do notarse sus
hechos. En cuanto lo permitían su edad é
instrucción se dedicaba gustoso á ensenar
el catecismo á los más pequeños 6 ignoran­
tes en la iglesia del Oratorio; y con la mejor
voluntad se ofrecía á dar lecciones de reli­
gión en cuahiuier día y hora de la semana.
Todo le ora fácil y llevadero cuando se
trataba de cooperar á la salvación do un
alma.
Algunos niños del Oratorio, amantes del
bien espiritual de sus compañeros, se habían
tinido en una como sociedad para consagrarse
á la conversión de los estudiantes díscolosI>omiugo, que formaba parte de ella, era de
los más celosos y como el alma de los de(1) La mejor edición estampada en español ha sido
publicada este .año en la Tipografía de los Talleres
Salo.siaiioR de Sarriá.

— iÜT —
más: y eran admirables las industrias de
«¡ue eii la recreación se servía para conse­
guir su noble fin.
Si tenía dulces ó frutas, medallas, estam­
pas ó co.sas semejantes las guardaba para
esto objeto. — j Quién la quiere? «quién la
quiere? preguntaba en alta voz. — Yo, yo,
gritaban todos corriendo á él. — Despacio,
despacio — les decía — la daré al que sepa
responder mejor á una pregunta de cate­
cismo. Entonces hacía la pregunta á los que
más necesitaban de estímulo, y si coiitestaItuu satisfactoriamente Ies Íiacía el regalo.
De esta manera se ganaba el afecto de todos
y en especial de los menos aplicados.
En los colegios hay niños que suelen que­
dar olvidados de sus compañeros, ya por ru­
dos 6 ignorantes , ya por poco comedidos y
mal humorados. ílstos sufren el peso del
abandono cuando más necesidad UeneJi del
consuelo de uu amigo. Tales eran loa amigos
de Domingo. Acercábase á olios, los recreaba
con su conversación, les daba buenos con­
sejos, y más de una vez sucedió que niños
que ya i)arecían incorregibles volvieron á
mejores sentimientos animados con las pa­
labras sabias y consoladoras del amigo.
Otra santa industria de que se servía para
eneaminar almas al bien era la siguiente:
Como advirtiera que alguno de sus compa­
ñeros había deiado pasar más tiempo de lo
ordinario sin confesarse, buscaba ingeniosa­
mente ocasión de hablar ó jugar con é l; pero
de pronto suspendía el juego y le decía: —
íQuerrías darme nii placer? — Sí, sí, ¿qué
deseas? — Que me acompañes á- comulgar
el domingo. E l com])añero generalmente le
respondía. — Dien, ron muebo gusto. A l día
siguiente proponía á otro lo mismo; y de
esto modo llegado el sábado era edifu-ante
verle acercarse al confesionario con dos ó
tres colegas y á veces con siete ú ocho de
los más negligentes en lo que toca á la pie­
dad. Tales hechos eran frecuentes, de gran
provecho A los escolares y de singular (ronsuelo á Don D 0.SC0 , quien decía ({uo l^omiugo Savio pescaba más y mejor con la
red de sus juegos que ciertos i)rcdicadores
con sus discursos.
llabía Domingo estudiado los principios
de la gramática latina en JIondonio, por lo
cual con sii asidua aplicación al estudio y
cax>acidad uo común, pudo en breve tiempo
pasar á la cuarta de humanidades, ó sea á
la segunda de latín.
Cursó esta clase bajo la enseñanza del ca­
ritativo x^rofesor Don José Bonzanino; i>ues
en aquel entonces no se habían aún estable­
cido en el Oratorio más que las clases ele­
mentales. E l xrrofesor Bonzanino más de una
vez repitió que no recordaba haber tenido
un niño más atento, dócil y respetuoso que
Savio, como que era en todo un modelo. Sin
afectación alguna en el vestido y i>einado
sí amante del a'ieo v mnv cortés: de

modo que los mismos compañeros de noble
condición, que asistían á tal escuela, alegrá­
banse mucho de i^oder entretenerse con J)oiniugo, lio sólo jior su ciencia y iiiedad, sino
también x>or sus finos modales y agradable
trato. Y’ si el x>rofesor veía un alumno ha­
blador poníale al lado de Domingo, el cual
con gran paciencia y bondad trataba do in ­
ducirle á guardar silencio y cumxilir bien
con sus deberes.
En el curso de este año la vida de D o ­
mingo nos x^reseiita uu hecho que raya en
heroísmo y que apenas parece creíble en un
niño de tan corta edad. E l suceso ocurrió
entre dos de sus condiscípulos, los cuales
trabándose de jialabras llegaron á agriarse
seriamente, y después de algunos insultos
so desafiaron á hacer valor sus razones á
pedradas. Llegó Domingo á descubrir aquella
tU.scordia ; pero jcómo impedirla siendo los
dos rivales mayores qno él en fuerza y edad!
Con todo trató de jiorsuadirlos á que desis­
tieran de tal propósito , observándoles que
la venganza (?¡s conta’aria á la razón y á la
ley santa de Dios; escribió cartas llenas do
prudencia y bondad á uno y otro, loa ame­
nazó con referir la cosa al x)rofesor y á sus
X)adres; i)ero todo en vano; los ánimos de
aquellos estaban tan exasperados, que no
oían consejo alguno.
A más ¿el peligro de causarse daño ofen­
dían gravemente á Dios. Domingo estaba
sumamente inquieto; deseaba evitar el mal,
y no sabía cómo; i)ero hé aquí que Dios le
insi)iró uu medio.
— Pues que pei\sistís en vuestro bárbaro
propósito, les dijo, os ruego que acei>téis ai
ineno.'í una condición.
— La aceptaremos, respondieron, con tal
que no impida nuestro desafío.
— Y o no jmedo enlemlerme con uu bri­
bón, añadió uno de ellos, aludiendo al coml)ariero con quien estaba ofendido.
— y i yo quedaré salisiec.lto luista rom­
perte la cabeza, lo replicó el otro.
Domingo temblaba al oir tan brutal alter­
cado; pero deseando inij)cdir mayores males
se contuvo y les dijo:
— La condición que voy á poner no iml)edirá («1 desafío.
— /;Cnál es?
— Prefiero decírosla en el mismo lugar del
combate.
— Tú te chanceas y tratas de i>oncruos
estorbo.
— Iré con vosotros, y estad seguros de
que no os engañaré.
— Tal vez querrás ir i)ara llamar 4 al­
guno.
— Debería hacerlo, x)ero uo lo haré, y ya
que uo estorbaré vuestras iuteucioues, camX>lid á la vez vuestra palabra.
Se lo x>roinetieron; y encamináronse á los
prados de la Cítadella, más allá de la Puerta.
Susa.

— Jirts —
E l odio de los contendientes era tal que Bosco sospechando q u e , como otras veces
á duras penas pudo impedir Domingo que había sucedido, hubiera quedado en la igle­
viniesen á las manos durante el corto ca­ sia fué allá y lo halló iumóbil como una es­
mino que liabían de andar.
tatua: tenía un pie apoyado sobre otro, una
Llegados al lugar designado Domingo hizo mano sobre el atril del antifonario, la otra
lo que nadie había podido imaginar. Dejóles sobre el pecho, los ojos fijos y como iuióque se coloísaran á cierta distancia, y tenían hiles en el tabernáculo. Le llama, y no res­
ya las piedras en las manos, cuandos les ha­ ponde. Le mueve, y entonces Domingo vol­
bló a s í:
viendo en sí se vuelve á Don Bosco y ex­
Antes que empecéis el desafío quiero que clama: — ¡O h ! ¿ya se acabó la misal
cumx)láis con la condición que habéis acep­
— Mira, le dijo Don Bosco, mostrándole
tado ; y en diciendo esto sacó un pequeño el reloj, son las dos. Pidióle Domingo humilcrucifijo que llevaba al cuello, y teniéndole demente perdón por haber faltado al regla­
en alto en una mano, quero, dijo, que ambos mento de la casa, y Don Bosco le mandó á
fijéis los ojos en este crucifijo, y arrojando comer diciéndole: — Si alguno te pregunta
luego uiia piedra contra mí digáis en voz de dónde vienes, dile que de cumplir una
alta y clara: Jesucristo murió perdonando á orden mía. Quiso evitar así las importunas
los que le crucificaban, y yo, pecailor, (luicro preguntas que habían de hacerle sus com­
pañeros.
ofenderle y vengarme bárbaramente.
Dicho esto fuó á arrodillarse ante el que
Otro día llegó de prisa á la pieza de Don
se mostraba más enfurecido y le d ijo : Des­ Bosco y le d ijo : — Tenga la bondad de ve­
carga sobre mí el primer golpe y dame una nir pronto conmigo, que so ofrece ocasión
pedrada en la'cabeza.
do hacer una buena obra.
É ste , que no esperaba tal propuesta, se
— ¿ A dónde quieres conducirme?
sintió conmovido. — K'o, jamás, contestó^ tú
— Venga, no hay que perder tiempo.
no me has ofendido, y eres amigo mío. ADon Bosco, que ya otras veces había ex­
penas Domingo oyó esto, fuese al otro y con perimentado el valor dado por Dios á las
repetirle las mismas palabras igualmente le palabras de Domingo, condescendió. Sale con
desconcertó. — Jamás te haré mal alguno, él de casa, se dirige por una calle, luego
por otra sin detenerse ui proferir palabra.
le dijo.
Diitonces Domingo se puso en pie y te­ P or fin se para, sube una escalera, llega al
niendo con la mano en alto el crucifijo Ies tercer piso y agita fuertemente la campa­
¿ ijo : —. |Cóuio, vosotros estáis dispuestos nilla. A qu í es donde debe entrar, dijo á Don
en favor mío, aunque soy una miserable cria­ Bosco y se marchó.
Abrió una señora la puerta, y al ver á
tura , ¿y para salvar vuestras alm as, que
cuestan la sangre del divino lledimtor á quien Don Bosco , venga pronto, Je dijo, que de
queréis ultrajar con vuestro pecado, uo sois otro modo no llegará á tiempo. M i esposa
capaces de perdonaros una injuria í
está moribundo; tuvo hace tiempo la des­
Ante tamaño espectáculo de caridad y de gracia de abrazar el protestantismo, y ahora
valor los dos compañeros quedaron vencidos. pide por piedad un confesor, que quiere
En aquel momento — asegura uno de ellos morir como cristiano.
Dirigióse Don Bosco al lecho del enfermo
— yo me sentí conmovido: un sudor frío
me bañó de pies á cabeza, y me sentí pro­ quien estaba ansioso de reconciliarse conDios.
fundamente avergonzado por haber obligado Arreglados con presteza los intereses de aá tan buen amigo á usar de medios tan ex­ quella alma llegó el cura de lá parroquia de
tremos para impedir mi malvado intento. San Agustín, que llamado anteriormente aQueriendo darle al menos una señal de a- peuas tuvo tiempo de administrarle el sacra­
gradecimiento, perdonó de todo corazón al mento de la Extremaunción, pues el mori­
que me había ofendido y días después fui bundo no tardó eu dormirse en el Señor.
con mi rival á conlesarmo.
Quiso más tarde Don Bosco preguntar á
ÍTadie se maravillará en vista de todo esto Domingo cómo había sabido que eu aquella
al tener noticia de las gracias extraordina­ casa había uu enfermo ; pero él le miró afli­
rios con que Dios se dignó favorecer á tan gido y echóse á llorar. Desde entonces Don
piadoso joven. Tor otra parte la vida de los Bosco no le dijo ni una palabra sobre el
santos está llena de hechos semejantes.
asunto, recordando las palabras de la santa
Muchas de las voces que Domingo iba á la Escritura: Conviene guardar el secreto del
Iglesia, espedaliuente ou los días en que re­ B e y : Sacramentum regís ahseondcre bonum
cibía la santa Oomuuióu ó estaba expuesto est, pues que á las almas de Dios les cuesta
el Santísimo Sacramento, se quedaba como más revelar los dones con que Dios los dis­
ai'i’obado, do suerte que si no era llamado tingue que las faltas cometidas.
para cumplir sus deberes x>eimauecia aUí por
CContinuaráJ.
largo tiempo. Ocurrió que cierto día no fuó
á desayunar, ni á la clase, ui siquiera á
Coa aprotucidi de U Aatoñted Eclesiástica ■ Gereste JOSE GAIBDíO
comer,*siu que nadie supiera diuule estaba.
Turin, ISU - TipoftaLla SaleaiauA.
Informaron á Don Hosco sobre ello, y Don

Buenos-Aires — LIBREBIA SALESIANA — S arrii (Barcelona)
Mis dificultades. — ¡Pero siyo no tengo fe ! Yo qui­
siera practicar mi religión, pero no puedo, por
el P. D. Dam:is S. J.
La Lámpara del Santuario. Novela moral religiosa
por el Emmo. Cardenal 'Wiseman. ¿ Hay un Dios
que cuide dé nosotros y de su Iglesia f por Mür.
de Segur.
La fe y la Ciencia moderna por el mismo.
Los Viajeros del Ferrocarril, seguido de la Vida de
la Pastorcita Santa Germana Cousíii por el Pbro.
Francisco Butifla de la Compama de Jesiís.
Vida de San Luis Gonzaga por el Pdro Bivadeueira.
Los Muertos y los Vivos. Conferencias acerca de las
comunicaciones de Ultratumba por el P. Matignou.
El Mejor libro 6 el Crucifijo por el Sacerdote Boiigiovauui.
Senjamina.
Lecturas recreativas por el P. Luis Coloma.
Vida de Santa Rosa de Lima por el F. X^edro Hivadeneira.
Del Infierno al Paraíso, heelio histórico del siglo pa­
sado por el P. Juan José Franco.
Maquinaciones tenebrosas y Rasgos edificantes. Colec­
ción de historias escogidas por el Presbo. Don
Camilo Ortúzar.
La Presencia Real de N. S. Jesucristo en el Santísimo
Sacramento del Altar por Mür. de Segur.
Imitación de Cristo. Edición elegante y económica.
El Poder Temporal del Papa ó la Cuestión líomana.
Vida de San Vicente de Paul seguida de la del B. Juan
G. Perboyre.
Cartas espirituales escogidas de San Francisco de Sales.
De ios deberes del hombre por Silvio Pellico.
Las siete maravillas de la Virgen del Valle por el R.
P. Beruardino Orellana.
Vida de San Agustín por el Presbo Don Julio Barberis. Edición popular encomiada por varios
Cardenales y Obispos, tmducida al esxiañül de
la última edición italiana. — Talleres Salesianos de Sarriá.
Vida de Domingo Savio el San Luis Gonzaga del 0ratorio Salesiuno. Relación de singular interés
escrita por el Presbo. Don Juan Busco y tradu­
cida con todo esmero para los Talleres Salesianos de Sarria.
Primer libro de Lecturas graduadas con las nociones
elementales de aritmética, geometría y cate­
cismo. — Sarriá.
Historia Sagrada. Cien lecciones con grabados saca­
dos de la Biblia ilustrada de Doré. — En rús­
tica 0,75 Pts. Eu tela 1. De lujo 1,50.
Felicidad desconocida por el Presbo Esteban Trione.

Quién es Jesucristo ? D. L. C. de Segur.
Opúsculos de propaganda contra el protestantismo.
Los verdaderos amigos del Pueblo por el I I . S . r
Obis]>o de M á la g a .................... Pts. O 50
Don Rosco y su Obra por el Il.™“ Obispo
de MiUaga ' ................ ’ .................« 0 60
Don Rosco por el Doctor Don Carlos D’ Espluoy,
Caballero Gran Cruz de la Orden innitUicia do
San Gregorio Magno. Acaba do líublicarso hv
segunda edU ion española muy aumeuUida y re­
visada con todo e s m e r o ................ « 3 —
Principios Elementales de Gramática Latina, por el
Presbo Salesiauo Don Celestino Durando: tra­
tado el nuis sencillo, metódico y práctico imra
alcanzar el conocimiento do diclío idioma, y
que ha sido axdaudido por oxcelcutcs latinistas
y nuu stros.
Segunda edición hecha en Barcelona « 2 —
La Casa de la Fortuna, Drama del Presbo. D. Juan
Büsco.............................................« 0 40
Semana Santa. Texto en latín, con traducción al
castellano de la.s lecciones, espístolas, evange­
lios, y con explicación do las ceremonias do
cada función, recientemente publicada eu los
Talleres de Sarria. En tela pts. 1 25. En piel
de 1 50. á 3 25.
N. B. A l precio de cada obra es preciso añadir el

10 p. "/o por los gastos de correo y expedición.
Don Rosco. Amenos y preciosos Documentos sobre
su Santa Tída y admirables Obras compilados
por un Cooperador Salesiano. Un vol. en-16 de
pág. 440, Pesetas................................ 1 00
Vida de Miguel Magone. Narración interesantísima
hecha con no memor gracia que naturalidad y
sencillez, por el Presbo. Don Juan Bosco, y en
la cual se iimniliesta cómo un niño recogido do
la calle llegó á ser uno do los uluniuos iiiiis aventajadüs y virtuosos del Oratorio Salesiauo
do Turíu, donde murió eu olor do santidad.
Segunda edición, traducida con todo esmero y
publicada cou elegancia en los Tulleres SalesiaDos do Sarriá. Pesetas.........................0 40
Culpa y Perdón • Seyano. Sun dos do los dramas más
acreditados del muy distinguido escritor Presbo.
D. Juan B. Lemoyne.
Traducción española. Cada uno, Pts. . 0 40
La Virgen de Don Bosco, por el Presbo. Don Camilo
Ortúzar. Preciosa colección do gracias y favo­
res alcanzados por intercesión de María Auxi­
liad* ra, muy eíicaces i)ara avivar la fe y x)iedud
do los fieles.
Tercera edición de lujo, Pesetas . • 0 50

Bnciios-Aires — LIBREPilA SAIESIAXA — Sarria (Barcelona)
J o a n n is B o s c o S a c e r d o t i s E p i t o ­
m o n i » ( t o r i a e E c c le s ia s t ic a e . l u
lu tin u m s e i*m o n e m e o u v e r t i t J. B.
F b a n o b s ia .
N adie, entre loa modernos, mejor que el
venerando Don Bosco comprendió la nece­
sidad del estilo claro y sencillo á fin de
darse á entender de los niños y del pueblo.
L 1 perspicuidad, tan recomendada por Quintiliano, es la dote propia de todos sus libros:
pero particularmente brilla en su Historia
de Italia y en su Historia de la Iglesia. 131
Doctor en letras Presbítero Don Juan Bau­
tista Prancesia, conociendo el gran^ deseo
del autor de ver traducida al latín esta última,
empeñóse en llevar ú cabo semejante versión,
y la ha efectuado con toda diligencia. V er­
sado en los estudios clAsicos y gran cono­
cedor de la lengua del Lacio, como se ma­
nifiesta en sus dos muy estimadas comedias
togadas y en sus comentarios de las epístolas
do Cicerón, Don Francesia nos presenta en
latín la Historia de la Iglesia en un estilo
que habría usado el mismo Don Bosco si la
hubiera compuesto en tal idioma. Digna es
de ser enseñada por los buenos latinos y de
recomendarse á los maestros y estudiosos.
Bncuéntranse en ella jireciosos ejemplos que
imitar de toda v irtu d , y es un texto de
aquella pura latinidad que i)or la nueva
barbarie de los tiemiios, maltratada en los
colegios y desterrada de las universalidades
so refugia en el seno de la Iglesia.
U n hermoso volúmen cuyo valor es de
Peset. l,uü (D e la TJnita Católica). .

I m i t a c i ó n ele C r i s t o , t r a d u c i d a a l
g 'r i e g o $or el P . J o rg e M a y e S. J. con
un prólogo en latín del Sacerdote Salesiano
Don Juan Garino.
Apenas publicado en nuestra tipografía de
Turín el texto original latino del libro de
oro, la Imitación de GrUto, muchas personas
nos manifestaron el más vivo deseo de que
se diéra á la estampa una versión en lengua
griega. T en verdad que harto lo merece:
porque, salvo la Santa Escritura, no hay
libro alguno más sublime en su dulce sim­
plicidad y quizá tampoco más saludable eu
sus efectos. A fin, pues, de secundar tales
instancias y de favorecer el incremento y
difusión de los buenos estudios, que particu­
larmente eu estos tiempos son tan necesa­
rios para la educación cristiana de la ju­
ventud, j-esolvimos imprimir la Imitación de
Cristo en griego, sirviéndonos de la edición
del Canónigo W eig l dada á luz en Sulzbac
en Baviera el afío de 1837; edición hecha
con escrupulosa diligencia, teniendo á la
vista la edición príncipe debida al primero
que en griego la tradujo, el doctísimo P . Jorge
Mayr de la Compañía de Jesús. P or desgracia
do esta clásica traducción, que tiene el ines­
timable mérito de conservar toda la simpli­
cidad, gracia y unción del original latino,
no quedan sino rarísimos ejemplares en las
bibliotecas. De aquí es que resuscitáudola,
por decirlo así, nos parece haber hecho ade­
más un buen servicio á la enseñanza clásica.
E l trabajo artístico corresponde á la impor­
tancia do la obra. Pesetas 1,75.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1892