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Título
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BS_1893_06
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Descripción
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Boletín Salesiano. Junio 1893
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Fecha
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1893.06
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extracted text
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AÑO V m .^ N . 6.
Fablicacíón mensual.
JUNIO de 1893
BOLETIN SALESIANO
G uien r e c ib ie r e á un. n iu o e n m i
n o m b re , á m i m e r e c ib e .
(M
a
T H . X V I I I .)
Os re c o m ie n d o l a ñ in e z y l a j u
v e n tu d ; c u lt iv a d c o n g r a n d e e s
m e ro s u e d u c a c ió n c r i s t i a n a ; y
p ro p o r c io n a d le lib ro .j q u e le e n
s e ñ e n á h u ir d e l v ic io y á. p r a c
t i c a r l a v ir tu d .
(P ío IX.)
R e d o b la d v u e s t r a s fu e r z a s á fin
d e a p a r t a r & la n iñ e z y ju v e n
t u d d e l a c o rr u p c ió n é in c r e d u
li d a d y p r e p a r a r a s i u n a n u e v a
g e n e ra c ió n .
(L kox X III.)
D IR E C C IO N en el O rato rio S ale sia n o
S U M .A U I O .
F iesta y m es d el Sagrado Corazón.
E l tem plo de M aría A uxiliadora.
La F e stiv id a d de M aría A uxiliadt)ra.
_ _
E sp añ a; U na v is ita á la G ranja Salesiana de S. Isidro.
E l Rev.mo Sr. D on R úa y los Salesiauos á lo s pies
de S. S. León X III.
E l Ilu strísim o Sr. D on L uis Lasagnu.
T ie iia S a n ta : A jilo Salesiano de la S an ta F am ilia.
F ra n c ia : L a O bra de Don Bosco en M outpellier.
Gracias de M aría A uxiliadora.
G enova: U na Conforcucia do Mons. Cagliem .
San F ie r d 'A ren a: L a jiarro q u ia S alesiaua do San
Cayetano.
Sam inario Salesiano de V alsalice.
E l P rín cip e D on A ngusto C zartoryski.
H isto ria d el O ratorio de S. F rancisco de Sales.
f
•. A f . ^
A A f.
CC€CCC<)CODOOI^^
FIESTA Y MES
DEL SAGRADO CORAZOS
Junio trae cada año invariablemente á
la memoria del pueblo cristiano el re
cuerdo del Sagrado Corazón de Jesús.
Le está consagrado este bendito m es;
esta es, pues, su devoción peculiar, esta
su espiritual cosecha.
La gran semana de Corpus ha sido su
prólogo. líTo se cerrarán los sagrarios, en
todas partes abiertos esos días, ni se qui
B ebem os a y u d a r á n u e s tro s h e r
m a n o s á fin d e c o o p e r a r á l a
d if u s ió n d e l a v e rd a d .
(111 S.
JCA X ,
8. )
A tie n d e é. la b u e n a le c t u r a , á la
e x h o r t a c ió n y & l a e n s e ñ a n z a .
(I T im o th . IV, 13.)
E n t r e la s c o s a s d iv in a s , la m á s s u
b lim e , es l a d e c o o p e r a r c o n D io s
E l a s a lv a c ió n d e la s a lm a s .
(S. D io si.sio .)
E l a m o r a l p ró jim o , e s u n o d e
lo s m a y o r e s y m á s e x c e le n te s
d o n e s q u e l a d iv in a b o n d a d
p u e d e c o n c e d e r á lo s h o m b r e s .
(E l D oct. S. Eu.vxc. «lo Sales).
C alle de C ottolengo N. 32, T U R IN (Italia)
tarán del altar las luces y las flores, ni
menguará la concurrencia de fieles, como
abejas solícitas en amoroso zumbido en
torno de la colmena que guarda su miel.
H a concluido la octava del Santísimo
Sacramento, más es para dar lugar al
fervoroso mes del Sagrado Corazón.
¡ líl Sagrado Corazón! ¡Oh quó her
mosa palabra y (pió licrmosísima idea
])ara herirle en lo vivo al mundo a ctu a l!
Pues ¿de (pió está cntermo todo ól sino
de tristísima y angustiosísima enferme
dad del corazón?
D el corazón enfermo y coiTom])ido le
han venido todos los daños, y sólo por
la curación del corazóil se le deben todos
remediar.
Mucho sabe el mundo actual, mucho
lia investigado, mucho ha llegado á comXirender. Inventos lia realizado en ciii■cuenta años, que bastarían para enorgu
llecer á cincuenta siglos. Asombran sus
progresos; lo que fné ayer ]>a.smo de los
nacidos, queda hoy oscurecido por la úl
tima invención, que relega la novedad
del día anterior á la categoría de rancia
antigualla.
IMucho sabe el mundo a ctu a l. mucho
puede. Y, sin embargo, no es feliz.
Parece que D ios le i>ermitiera tal lujo
— S2 —
(le portentosos descubrimientos para ver
si así acaba de convencerse el muy vano
do que con esto solo no se logra la fe
licidad. ís i la de la otra vida, claro esta,
pero ni siquiera la miserable de la pre
sente, que tan i)oca cosa es.
Eso ve, eso p alp a, eso le amarga con
<lolorosa experiencia, y sin embargo... no
le convence... So lo dicen elocuentes ora
dores, se l(» explican famosos libros, se
lo demuestran minuciosas estadísticas, se
lo comjn’ueban pavorosos sucesos... y sin
embargo... no lo convencen.
Es ípie su mal no esta en la cabeza,
(|U0 yerra ])or extravío 6 por ignorancia.
Su mal está en el corazón, qi;e ama el
error porejue le halaga.
Siendo a sí, importan, irnos, remedios
más que para la cabeza para el corazón.
A vileza de afectos, nobleza de afectos;
á groseros impulsos, elevados impulsos;
á terrenos ideales, divinos ideales; á feos
amores de lodo, hermosos amores de ciclo;
á ciego afán ])or lo (pie pasa y m uere,
vivo anhelo por lo que no ha de pasar
ni ha do morir...
El corazón del hombre fuó criado para
(pie con sus buenas obras so lo acabase
(lo labrar éste á imagen y semejanza de
su Dios. Y 6\ lo ha hecho en sentido in
verso: ha empozado por hacerse Dios
suyo la v il materia, y luego ha puesto
to(lo su empeño en asemejarse á esta
grosera divinidad. A sí que, en vez de en
grandecerse, todo su prurito ha sido, po(Iríamos decir, achicarse. ¡Cómo lo ha lo
grado y cuán eficaz le ha salido este su
loco afán! ¡Cuán pequeño y cuán raquí
tico ha logrado hacerse el hombre su pro
pio corazón!
N o es ya su corazón como el de Dios,
á cuya divina semejanza estaba llamado,
pero ni siquiera como de mero hombre,
que por lo menos debía ser. ISfeoos que
hombro va resultando el hombre una voz
que llamado á celestial jícrfeccióii, ha des
deñado tomar por nivel d(' su talla mo
ral la perfección del mismo Hijo de Dios.
Mas he aquí que eii los últimos tieml>os el divino Salvador, como pi^strer lla
mada á los corazones docadoiites, em
pobrecidos, envilecidos, se ha dignado
revelarlos nuis al descubierto las sublijuidados do su divino Corazón; ('omo si
le dijese Jesús al mundo: « Mira en tí
lo que eres, contempla en mí lo que de
bías ser. AvergUeuceto el contraste, y
sóate medicina tu proi>ia confusión. »
¿Salvará al mundo una generosa reso
lución suya en este sentido? N o lo sabe
mos ; pero entre tanto muchas almas, in
numerables almas, han vuelto de nuevo
los ojos á ese celestial modelo de cora
zones para emprender en los suyos esta
obra regeneradora. La saludable reacción
empezó dos siglos há, sosteniendo al na
cer valeroso combate con la herejía, señal
cierta de que el infierno veía con susto la
nueva bandera. V e n c ió , y hoy reina ya
sin contradicción en la Iglesia de Dios, y
es dado esperar que llegue á reinar un
día en el mundo; y que el popular estri
billo de jim io
Corazón santo^
Tn reÍ7iarás,
venga á resultar verdadero canto profó
tico del pueblo de Israel, cautivo hoy en
el Egipto revolucionario, y afiinoso por
llegar luego á su libre tierra de promi
sión....
Las tendencias más pronunciadas en el
hombre de nuestro siglo son un orgullo
que sólo puede calificarse como merece
llamándole satánico; un egoísmo tan bru
tal, que j)odría decirse verdadera idola
tría del yo ; y todo esto no reconocido
como defecto ó fiaqueza hum ana, sino
elevado á doctrina, formulado como sis
tema, condecorado con el pomposo nom
bre de filosofía, llamado 2>ositivismo. Po
sitivism o, es decir, el culto de lo material,
do lo rastrero, en oposición á toda ele
vación del espíritu, de toda tendencia, de
toda esperaii;ía que no se refiera á lo que
se palpa con las manos y s(^ goza con el
cuerpo, el suicidio del alma, que se quiere
se asfixie á sí proi)ia, negándose siste
máticamente lo que constituye su único
aire respirable, lo sobrenatural... ¿ Quién
no lamenta este general decaimiento de
los corazones, ese rebajamiento del ca
rácter que aun en lo bumano hace tan
raros los ejemplos de abnegación y de
sacrificio, tan comunes en los siglos de
fe? Nimca como hoy se tuvieron á sí
X»ropios en tanta estima los hombres, y
nunca como hoy fueron tan poca cosa.
Nunca como hoy se habló de -patriotismo,
y nunca auduvieron tan escasos los sa
crificios por la patria. Nuncja fu é tan co
mún el vivir á costa de ella, como nunca
fué tan raro el morir i)or ella. Nunca
como hoy se blasonó de dignidad y de
consecuencia, y nunca como hoy fueron
d i
— S3 —
tantos los enTÜecidos y los inconsecuen quiere realizar por medio del Corazón
tes. ííun ca como hoy se ensalzaron los sacratísimo de su Hijo Jesucristo?
derechos y la emancipación del pueblo
F. S. y S.
pisoteados. N unca como hoy se habló de
1111
n
I
I
!
1111
i
11111111II11111III
ti III11
pensar y de libre pensamiento y de de- ;
rechos del pensam iento, y nunca como '
EL TEMPLO DE MIEIA ADXILIADORA,
hoy se ha comido más y se ha pensado
lloa fecha memorable.
menos. N unca como hoy se ha preciado .
el hombre de su corazón, y nunca, sin ; H ace veinticinco años
abierto á
embargo, se ha visto más subordinado ■la celebración de los santos misterios, el
el corazón al estóm ago, el sentimiento , templo erigido por Don Rosco á ISIaría
al cálculo, y el de
Auxiliadora, resue
ber al interés. ¿No
lla con las alaban
es, pues, un oportuzas á la Madre de
DÍsimo apostolado
^Misericordias.
levantar un poquito
El 27 do abril de
los c o r a z o n e s de
1865 bendíjose la
este cenagoso posi
primera piedra de
tivismo, poniéndo
este insigne monu
les á la vista el Co
mento , y el 0 de
razón m od elo, ha
junio de’ 18(58 fué
ciéndoles le e r e n
consagi-ado *]>or el
este libro abierto lo
Revmo. Sr. 1). A le
que es abnegación,
jandro de Conti Biclo que es respetó, lo
cardi, Arzobispo de
que es caridad, lo
Tarín. Las lie stas
que es aspiración al
que entonces se ce
cielo, lo que es des
lebraron d u r a r o u
prendimiento de la
nueve días y fue
tieira, y tantas y
ron tan grandiosas
tantas otras cosas
y cumplidas que lle
de las que el diccio
naron de indecible
nario moderno pa
con tentó á cuantos
rece haber perdido
concurrieron á ellas,
basta el vocablo con
y so b re to d o á
que se nombran?
nuestro v e n e r a b le
Y ese levanta
Don R()sco.
miento de corazones
25 años han cor
de calilos y degra
rido. |Y (piién po
dados ¿])uede efec
drá e n u m e r a r las
tuarse mejor que en
misas (|iie en este
nombre y por la asaiiíiiario se han ce
haeción á la v e z
lebrado, las i>rediMARIA. AUXILIÜM CIIRISTIANORUM.
suavísima y j)odero
caciones, confesio
tí-sima de un coranes y comimione.s,
ORA PRO NOBIS.
Iíón humano que por
las oraciones y con
|d misterio de la
versiones efectua
lEucarnación es á la vez corazón divino? das en él? H ay más. A nte el altar de
I^nra que el hombre pudiese salir del Alaría Auxiliadora han ratificado sus vo
ííeno de la miseria y elevarse á regiones tos y prome.sas centenares de religiosos,
J'ás nobles acercándose á Dios, D ios se allí han implorado solemne bemlición tan
[••a dignado acortar en cierto modo lasS dis- tos y tantos misioneros é Hijas de María
|tancias humanándose Él, y poniéndose en Auxiliadora al partir para las Misiones,
pontacto con nosotros para mejor atraer- y millares de niños que recibida educa
|sos y levantam os.
ción cristiana se han esparcido en di
¿Se puede, pues, cooperar mejor á las versos p aíses, y llevando esculpida en
Juras amorosas de D ios que cooperando su pecho la devoción á la Madre de
P esa atracción que de nuestros corazones D ios la han comunicado á sinnúmero
— R4 —
<lo i)ersonas, cuales apóstoles de la Eeina
<lcl Oielo.
La imagen de María Auxiliadora resj)]andece ahora majestuosa en los altares
y la devoiiión a ella se difunde iudecibleiuente en Europa y America, en A sia
y en Africa, desdo Londres y París hasta
Quito y Tierra del Fuego , y desde P a
lestina hasta Orán.
:Es este un triunfo y una gracia seña
lada de María.
Pero no es esto todo. ¡Cuántos ju'odigios .se lian obrado en este templo! ! Cuán
tos favores han llovido sobre los devotos de
la Virgen Inmaculada que llenos do fe
vinieron á invocarla! ¡cuántos sobre los
<]ue á ella recurrieron aún desde lejos, y
s<)bve los (¡uo con su óbolo concurrieron
á ediíicar su temido, asilos y oratorios y
colegios y difumlir la fe ])or medio «le
los Misioneros salesianos en las regiones
apartadas del mundo ! Bien ídaro lo aiestiguan lo.s incontables ex-votos que ornan
los muros de la ig lesia , los volúmenes
forimulos con las relaciones <le los agra
ciados.
Llenos do gratitud y de consuelo reconoííemos que la mano de ataría Auxiliatlora no ce.sa aún hoy día de dispensar
sus larguezas, en especial por medio de
los hijos afortunados de su siervo Don
Bostüo. lUaría que fué sn inspiradora y
ayuda potentísima en todas .sus empre
sas continúa siendo la Auxiliadora de la
Obra Salesiuna. Las casas que esta esta
blece se multiplican de nu modo singular
y crecen las gracias de María A uxilia
dora como i)ara animar á sus devotos jí
venir en socorro dcl Instituto <pu‘ con
verdad .so puede llamar obra suya.
¡Bendita sea jNEaría Auxiliadora!
Esta es la exclamación espontánea del
corazón cada vez que consideramos los
beiielicios con que Alaría nos regala; este
t‘l grito do júbilo que coinpemlia la po
bre expresión de gratitud i>or sus bon
dades con el ¡meblo cristiano y senaladamtmte con los Salesianos y sus Cooperador<‘s.
¡ Bendita una y mil veces !\Iaría A u
xiliadora, nuestra tierna Mailre en (pneu
ponemos enteramente nuestra ct)níianza!
LA FESTIVIDAD DE MARIA AUXILIADORA
Lucidísimas y sobremanera coueurrbla.'*
han sido las fiestas celebradas en bouoi
de Alaría Auxiliadora. Cada año parece
que ellas adquieren mayor esplendor. En
el presente la circunstancia de hallarse
ya perfectamente decorado el santuario
y tener con nosotros al Ihistrísimo Se
ñor Don Juan Oagiiero ha contribuido
notablemente á la majestad de las múl
tiples funciones efectuadas.
Si bien en todo el mes se hicieron i>redicaciones mañana y tarde y se rezó nu
devocionario correspondiente á las prác
ticas establecidas, el 15 de mayo se dió
comienzo á una preciosa novena de pre])aración á la festividad, el 2 1 , día de
Pentecostés, bízose comunión general, se
celebró misa de pontifical, por Mous. Cagliei;o y cantáronse vísperas solemnes; el
22 bízose nueva comunión general y
celebráronse misa de pontifical por el illustrissimo Sr. Bertagna, titular de Cafariiaum, y vísperas solemnes; igual cosji
eL23, en que -se (lió una conferencia á
nuestros Cooperadores; y por tiu el 21
añadióse al programa de los (lías antoriores el panegírico y la celebración du
})ontificaI por el llevm o. Sr. Arzobispo
de Tarín.
Cantáronse con gran éxito, el 21, la
ini.sa llamada do Santa Cecilia de !Monseñor C agliero, las vísperas del maestro
Koberti y las letanías del
Dogliani.
El 22 la misa de Ila ller, las vísperas y
letanías como en el día anterior y un
crgo del
Dr. I). 3Iatteo Ottouello. El 23 cantáronse las vísperas de
Terziaiii y de 3Ions, Cagliero y un Tantnm erijo dcl renombrado Falcouara. El
24 la misa dcl Capocci, maestro de mú
sica de la Basílica <le Sun Juan de Le*
tráu , las vísperas de G alli, un SancU
Marití de iSEons. Cagliero y nn Tuntim
erijo del Ileinondi.
La ejcíuicióii de todo ello fué (ligua de
las circimstaueias y dejó á los fieles profuiulameiile complacidos.
Sufraísios.
El 25 de mayo liiciérouse, conforme i
la costumbre establecida por nuestro lu?*
tituto solemnes exequias por los Coope*
i-adore.s Salesianos difuntos. Las coma*
n ion es, misas y demás sufragios fuer»»
á
— {jj —
numerosos: la concurrencia llenaba, como
en los tlías anteriores, la iglesia que á
sus galas de alegría había sustituido sus
colgaduras de luto.
Una anisa de pontifical dio gran realce
á las imponentes ceremonias.
En nuestro Boletín de julio daremos
más noticias de estas fiestas.
E S P A Ñ A
U N A V IS IT A
á la Granja Salesiana de San laidro(De la Eevista Popithir).
I.
Al apeamos de ima de las tartanejas que
liaeen el servicio de Gerona á Sarriá y Pont
iíajor pura dk-igirnos á la Granja Salesiana,
sorprendiónos gratamente el sencillo, pero
sólido y espacioso, edificio levantado allí en
tiempo relativamente corto, para albergar il
los hijos de Don Bosco y á los niños acojtidos.
Oompónese su planta baja de portería, lo
cutorio, cocina, comedores, un extenso x^atio
para que jueguen los niños , sin olvidar ios
pórticos consiguientes liara los días de llu
via, iiorque los Padres Salesiauos, cuya vo
cación se origina en gran manera del entra
ñable amor á los niños, son semejantes á las
madres, y como ellas iirevieiicn con afec
tuosa solicitud á todas las necesidades y
tiKlos los gustos de sus i)e(iuermelos.
hubimos i)or la escalera, aun falta de ba
randa, al primer ]>iso, donde visitamos la
capilla de buenas dimensiones, pero muy X)obrecita todavía, sin duda, iieusamos, porque
no ha habido tiempo de alhajarla nujor. tíeguidameiite vimos la eufermería, las clases
y cuartos de los Superiores; estando desti
nado el segiiüdo i)iso para dormitorios y una
pai’te para graneros.
Cuando ei sol nos dió su xicrmiso para
salir al campo sin archicharrarnos, recorri
mos la huerta, una parte ya sembrada y lo
restante en xireparacióu; la viña, en la <pie
se han plantado dos mil cei>as americanas é
injertado quinientas; supimos se había des
tinado una buena extensión de terreno á
prado artificial, y hecho ima plantación de
doscientos árboles frutales y otros mil tres
cientos entre iilátauos y clioi)os, Xt) había
quedado ati’ás el ganado, y xiudimos ver una
yegua para el servicio de la casa, cuatro
vacas con un becerro, y nos entretuvimos
con una linda cabrita y dos ehotillos blancos
como la nieve.
Es indudable que las obras do Dios se
conocen por sus humildes y pobres iiriiici
Xiios, como los grandes ríos tienen origen en
peiiueños y desconocidos manantiales, pero
lo que estábamos viendo después de un año
Xiróximameute de afanes y trabajos, no ero
en ningún modu el xiunto embrionario que
pasa desapercibido iiara todo el que, como
los fundadores de sabios y venerandos Ins
titutos, uo se halle fortalecido con superio
res alientos y luces esiiecialísimas, sino que
contemplábamos la obra emx>rüudida y ya
adelantada, que muestra en su proporciouado desarrollo de elocuente y psUmaria ma
nera cuanto X)uede y debo llegar á ser. La
casa espaciosa en s í , como dijimos, iiero
cuyos planos están trazados para darle doble
ó triplo amplitud, nos parecía luibitadn poi
centenares de niños recogidos del fango do
la vía pública , del camino do la cárcel y
livesidio, aprendices óe incendiarios y deuioledores, trocados por el amor y la solicitud
de los hijos de Don Bosco, en los trabaja
dores y obreros cristianos del iiorvenir, hon
rados é inteligentes, humildes con la man
sedumbre evangélica, dignos con la exce
lencia de hijos de Dios. En las cuadras y
establos, cuyos cimientos están echados de
más de veinte metros de longitud, nos fin
gíamos el ganado robusto y numeroso desti
nado á la labranza y demás servicios ; mien
tras mirábamos los campos extensísimos que
se pierden de vista pero sin cultivar, estre
mecerse de placer á la perspectiva de brazos
que los desbroceu y iirepareu, y dejen caer
en sus entrañas la bendita simiente para de
volverla dando el ciento por uno, iiroporcioliando, al
tiempo, pan y trabajo á
tanto jornalero (lue, cruzado de brazos y sin
entrañas bastante duras para ver llorar de
hambre á sus pequeñuelos, los lanza al ca
mino de la mendicidad, que suele ser la pri
mera jornada <xiie conduce al del c.riinon,
vacilando él mismo entro la honradez iirovcrbial <lel pueblo trabajador, y las suges
tiones <Ic la miseria más horrible y descon
soladora cuando á la idea do Dios han reem
plazado las absurdas pero fascinadoras teorías
del Suí'ialismo.
; Ah ! nuestra imaginación, diilcomonte ha
lagada
miuclla liora iioética y delicdosíi.
del caer de una tarde de iiriinavera, iior el
silencio majestuoso y sublime <le la natura
leza, (jue parece entregarse á la plácida so
ñolencia del rex>üso desimés do uu día des
lumbrador, descubría en un xieríodo relati
vamente corto terminada la grande obra,
bendita de D ios, aplaudida i>or la civiliza
ción y la sociedad y gloria de esta provincia.
Con cuán viva fe y consoladora esperanza
recordábamo.s estas palabras del limo. Señor
D. Mariano Soler, Obispo del Uruguay, di
rigidas á una Junta de Cooperadores Salesiaiios, celabrada en tit> de octubre del año
pasado en Montevideo;
— se —
« León X I I I , dice, en las clarovidencias teza; pero ¿cómo se explica hállense siem
de su entendimiento privilegiado contempló pre concurridísimos los sitios de placer, donde
la marcha de las sociedades hacia la demo no se entra de balde, sino con gran dispen
cracia pura, y al dar una solución suprema dio? ¿Sobra el dinero para la subscripción
al gran problema que agita todos los ánimos al periódico ambiguo ó la novela poruográreflexivos, á la cuestión capital de los tiem fica, para viajes y excursiones veraniegas,
pos modernos, eii su Encíclica sobre la con- realizadas hasta por familias de condición
dúúóii do los obreros, Rernm novanim , vio humilde que jamás necesitaron de tales re
en la masa popular el porvenir de las na creos y de tal derroche, y falta ó se esca
tima para las obras de Dios, que son, ade
ciones cristianas y civilizadas.
» Dirigiéndose al pueblo abandonado to más , de inmediata y social trascendencia ?
dos los esfuerzos do las instituciones de Don Porque aquí no se trata de una obra de pura
Bosco, halló en esta obra magua do la ca piedad , iudifereute y aun refractaria á los
ridad apostóli(ia ol auxiliar más eficaz y opor hijos del siglo, sino de una institución sabia
tuno de la misión redentora (|ue ha acome y perfectamente adaptada á las exigencias
y jiocesidades de la época actual. El niño
tido la Iglesia en la época i>resonte. »
¡Oh, sí! Dios da el remedio projmrcionado que dejamos eu el arroyo, víctima del vicio
á los males que i)ermÍto, enviando varones y la vagancia, al que cerramos las puertas
sabios y admirables, l’undadores de institu (le la caridad negando miesti'o concurso á
ciones salvadoras adaptadas á las necesida la obra redentora que el Señor nos depara,
des y tendencias de cada época: por eso ábriráiile las sectas sus antros tenebrosos,
aparecen Francisco do Asís y Domingo de donde cre<mrá alimentado por el odio, sin
Guzmán eu ol siglo XIII, Ignacio de Loyola Dios ni ley que contenga sus dañados iusen el siglo XVI, y vemos stirgir eu nues tintos, para fabricar mañana la llave maestra
arca'de
de nuestros caudales, ó
tros ilías á Don Bosco y la Institución Sa- que abra el arca
blandir en su mano la tea que reduzca á
lesiuiuv y al i ’apa de los obreros.
cenizas nuestra hacienda, ó la piqueta demoledora que derribe y sepulte en el polvo
ir.
la sociedad.
Esto (pie digo es obvio', y no se necesita
rersistiendo en nuestro optimismo de ver
ou breve o.spacio convertida la Granja Sale estar apasionado por nada ni por nadie para
siana en Graiya modelo, albergue cómodo y ver lo que es claro como la luz del día. T
.seguro de multitud de niños, dirigimos al ¿por ventura liay alguien que no sienta y
gunas excitaciones á su celoso y distinguido conozca que caminamos á una ruina segura?
director el ltdo. P. D. Santiago Ghione. Es que parece que sólo sabemos ó queremos
Mas ¿qué grande fuó nuestro desencanto, vivir al día, sin tomarnos el trabajo de mi
cuán honda y desgarradora nuestra pena al rar delante' ni detrás de nosotros; somos
escuchar se están adeudando en gran [>arte jnidres, y diríase que no nos curamos de la
las obras de la casa, siendo tanta la falta hereiuáa, del porvenir de luto que legamos
de recursos con lo crecido de las contribu á nuestros hijos; somos hijos y no nos aciones y gastos ocurridos, que ni hay con fríMita lo que puede caer sobre nuestra ma
«pió pagar los jornales para activar ias fae dre patria.
(^)ne no tenga el Señor que echarnos en
nas agrícolas, teniendo que marchar éstas
con perjudicial lentitud, ni se cuenta coa cara en el terrible día de la cuenta, que nos
medios, y e.sto es harto más doloroso, para abrió su misericordia caminos de salvación,
dar aumento al corto número de niños aco y nosotros despreciamos por inútiles esos
gidos, cuando son muchas las peticiones de caminos; que hizo brotar á nuestro paso los
pobrecitos desamparados, á las que no se mauantiales de la caridad, y nosotros con el
puede acceder, careeienuo de lo necesario lodo de nuestro egoísmo cegamos esos ma
nantiales.
}iara alimentarlos y atenderlos.
Dios por boca de su augusto Vicario des
¡Oh Dios juío! ¿qué hacen los católicos
(luo no acuden á sostener la obra salvadora cubre á nuestra angustiada vista horizontes
y providencial do nuestro siglo? ^Objetarán de p az, de regeneración y bienestar por el
acaso que los tiempos que alcanzamos sonde influjo de las masas populares informadas
general malestar y crisis poeuniaria? ¿l'oro por el espíritu de Cristo, y nosotros dejaremos
«ómo no lo son para que el lujo, como nunca que los hi.jos del pueblo, niños \>obres y sin
aparatoso y rodeado do inconcebibles refina amparo llamen inútilmente á las puertas de
mientos, impere en las habitaciones y mobi la caridad, ganosos de instrucción y de doc
liario; eu la profusión de sirvientes, sumando trina , deseando ser útiles á la sociedad y
cu muchas casas do posición mediana mayor servir á Dios, y esas puertas habrán de per
número que el de los individuos de la fa manecer cerradas?
En la cocina de la modestísima casa qne
milia ; en ol vestir, sujeto á modas ilispendiosas por lo iudurablest Sí que son tiempos habitaban Don Bosco y su madre, con cua
<le prueba los que atravesando venimos, tro palos y tres tablas improvisaron para un
tiempos que infunden al ánimo pánico y tris pobrecito huérfano la primera cama y la pri*
— 87 —
mera alcoba del Asilo de Sau Francisco de
Sales, que lioy, en cuarenta dormitorios,
contiene á más de mil uiuos; en bastante
menos de medio siglo las fundaciones Saíesianas lianse extendido por casi toda la Eu
ropa y muy especialmente en América, en
las Kepúblicas de Méjico, el Ecuador, Uru
guay , Paraguay, la Patagonia y la Tierra
del Fuego; bien cerca de nosotros, en Sarria
de Barcelona, tenemos los Talleres Salesianos y el templo levantado á María Auxilia
dora; ¿estaría reservado á Gerona y su pro
vincia el que sólo aquí la obra de D. Bosco
arrastrara vida trabajosa y lenta , teniendo
que estrechar su esfera de acción en vez de
dilatarla í 17o es probable, ni siquiera vero
símil suxjonerlo. La Granja de San Isidro
pasa hoy por uno de esos períodos siempre
ditíciles y de prueba, como suelen ser los
principios de toda grande obra; necesita hoy,
mucho más que cuando haya adquirido pro
pia vida, el concurso de los hijos de Gerona
y su provincia, y también el de todos los
católicos, que hermanos somos en Cristo é
interesados estamos en que se difundan y
lleguen á feliz término instituciones tan cris
tianas y eminentemente sociales como la que
es objeto de estas líneas.
Padres y madres que amáis con apasio
nada ternura á los hijos de vuestras entra
ñas, un recuerdo para los pobres huérfanos
y niños desamparados que solicitan el calor
de la familia Salesiana, ansiosa de recibirlos
en su seno; hijas, que tanto gusto mostráis,
en contemplar y lucir vuestras galas y jo
yas, la capilla de la Granja de Sau Isidro
apenas cuenta con los vasos sagrados y los
ornamentos más indispensables para el culto.
El Dios de amor está allí, i)obre y necesi
tado, es el Peal Mendigo que tiende la mano
á vuestros corazones angelicales en demanda
de una limosna... La madre de Don Bosco,
esa heroica mujer que comparte con su liijo
la gloria de sus Instituciones beneméritas,
sacrificó á éstas las prendas que guardaba
de su matrimonio, y de las cuales nunca en
sus largos años de viudez y de penuria ha
bía querido desprenderse: « Cuando por úl
tima vez me vi (dice ella misma) con mis
joyas y trajes en la mano á punto de ena
jenarlos para socorrer á mis hijos de adop
ción ó servir para ornamentos eclesiásticos,
experimentó cierta turbación y apocamiento;
pero no bien lo advertí: Id enhorabuena,
exclamé, que no o.s podía tocar mejor suerte
que la de contribuir á saciar el hambre de
pobres niños, vestirlos y guardarlos del frío,
ú ornar y embellecer la casa de Dios. »
Eso mismo os digo yo á vo.sotras todas,
mujeres católicas, hermanas mías; ¿quéme
jor empleo podéis dar á vuestro dinero, y
qué satisfacción más pura y mas cumplida
podríais proporcionaros que contribuir al bien
moral y material de los niños, (jue interce
derán por vosotros y vuestras familias en sus
puras é iuocontes plegarias! Convertidos
mañana, los unos en apostólicos misioneros
que lleven el nombre y la ley de Cristo á
países infieles, y los otros en honrados pa
dres de familia, bendecirán siempre , hasta
su última hora, la Obra Salesiana y cuantos
contribuyeron á sostenerla y desarrollarla
con el valioso concurso de sus limosnas.
A
u u o iia .
L is t a .
El Revmo. Sr. DON RUA
y
lo s S a lc s ia n o s á
l o s p io s
<lo
S . S . L S O N X III
El 12 de m arzo, dom inica, en (luo el
Ilustrísimo Sr. Lasagna ñió consagrado
obispo e n ’la iglesia del Sagrado Corazón,
el Santo Padre se dignó recibir en au
diencia á nuestro venerado superior el
Sr. D on M iguel R úa, Mons. Cagliero,
Mons. Lasagna y varios otros salesianos:
doce eutre todos.
Hacía poco que había sonado el án
gelus del mediodía cuando introducidos
en la sala del trono fueron acogidos bon
dadosam ente por el Vicario de Cristo.
E l Santo Padre habló de las misiones
de América con Mons. C agliero, y ma
nifestó gran consuelo por el progreso que
consiguen en las más a[>artadas regiones
meridionales.
V olviéndose á ]\Ions. Lasagna le dijo
que esperaba de él no menores beneficios
en el Uruguay, Paraguay y Brasil. « Eres
tütlavía joven y lleno <le actividad, aña
dió, y por esto te hemos eliígido obísjio.
El a})ostoladü que te está confiado exige
grande activid ad , y esjíero que á más
del bien individual tu actividad sirva de
ejemplo á oíros para trabajar en la viña
del Señor. » Se congratuló íuego con Don
Kua por el incremento que alcanza nues
tro humilde Instituto. Hablóle cí)ii gran
interés de los Cooperadores Salesianos y
de los niños confiados á la ejiseñanza de
los hijos de Don Bosco, y envió á todos
ellos su apostólica bendición.
Como se le presentara en seguida un
cuadro del asilo del Sagrado Corazón de
Jesús inaugurado en Roma solemnemente
en esos días en memoria del/arinco episcopal
de Su Santidad, lo observó con vivo pla
cer. Bien, muy b ie n ; ya el Cardenal Vi
cario me había dado noticia de cuanto
habéis h ech o : una lubrica para albergar
— ss —
500 niños ubaiulonados. Así será mayor
el bien *que podréis hacer. »
Pronunció ])alabras de aliento para
todos. Bendijo el i)royecto de construir
una nueva iglesia salesiana en Florencia
y de establecer un colegio en Oourcelles,
cerca de París.
Hendijo, i)or fin, á todos los Coopera
dores Salesianos, á todos los miembros y
niños del Instituto y á sus familias y
]>ei'sonas reconieiidadas á las oraciones
de aiiiiéllos, en todo el mundo. Ketiráronse los agraciados llenos de consuelo
inexplicable, de vivo contento y entu
siasmo y sumamente reconocidos i)or la
singular bondad del Sumo Poníílice
J.eon XIII.
El Ilusín'sinio Sr.
DO N L U IS L A SA G N A
A])enas consagrado obisxio titular de
T ríiioli, Monseñor L asagiia, para satis
facer los deseos y repetidas instancias de
sus comimtriotas resolvió celebrar por
lu'imera vez de pontiíical en Moiitemagiio, su tierra natal. A sí que salió de
Roma, dirigióse al efecto á Monferrato
donde fuó recibido con grandes manifes(uídoues do afecto por la ciudad entera
y en esiiecial por sus am igos, el clero ,
el Capítulo de la catedral y el ilustrísimo
diocesano Monseñor Barone.
iMonseñor L asagna, cuyo celo aiiostólico lo mueve no sólo á dar misiones en
Am érica, sino á evangelizar ]>or donde
{[Hiera (luo los Heles necesitan de la pa
labra divina, pronunció una [dática sobre
la devoción á san .losé en la parrocpiia
do Sun Hilario, y luego una conferencia
sobre las l\Usiones Salesianas en la iglesia
metr{>]K>litana de San Felipe.
A^isitó en seguida el colegio salesiano
de Jíorgo San Mavlino, la casa de las
Hijas de Alaría Auxiliadora en Xiza Mon
ferrato y llegó el 24 á IMontemagno, donde
{•ra espera(i{> con ansiedad.
Qué v('cibimicnto le hicieron allí lo dice
la (><nrtn (Je Casalv en el artíeulo si
guiente :
Eli el país nativo.
Es imimsible describir las tiestas y el
entusiasmo con que los habitantes de
Moutemaguo recibieron á su ilustre com
patriota Monseñor Luis Lasagna. Xumerosas personas fueron li recibirle en ca
rruaje á la estación de Altavilla, á donde
el deseado Obispo llegó á las 3 p. m.
acompañado de los Canónigos de la ca
tedral de Casale que habían querido
honrarle de un modo particular. La mu
chedumbre era tal que para complacerla,
pues todos querían ver al amado y ve
nerando O bispo, fué menester abrir el
toldo {leí carruaje en que se hallaba
Monseñor. Los vivas eran atronadores;
la alegría indecible.
A l llegar á la ciudad esperábanle el
Sr. Prefecto y el M unicipio, el clero y
un gentío (pie lo vitoreaba sin cesar.
Conseguido que se hubo algún silencio
el Cav. Sr. llin etti saludó en nombre de
la ciudad al Ilustrísimo Sr. Lasagna y le
dió los más expresivos parabienes j)or ^1
honor que la Santa Sede acababa de dis
pensarle. Contestó Monseñor con tiernas
y muy sentidas palabras y estrechando
en sus brazos al digno representante del
X)aís, dijo que en él abrazaba á todos sus
conciudadanos. Pronunciáronse á nombre
de la juventud otros discursos y luego
al son de música se entró en las calles
de la ciudad, engalanadas como en los
días de sus mayores fiestas. A l llegar á
cierto ])unto detúvose la multitud. La
callo estaba de un lado á otro cubierta
do banderas, guirnaldas y coronas. Ha
llábase allí la casa en que Monseñor ha
bía nacido el año do 1850.
Kedobláronse los apláusos. Acercáronse
entonces á Monseñor la anciana más ves[íctablo y el niño más muchacho, que hal)itabaii aípiella c a sa , cada uno con nii
hcrmo.so ramillete de ñores. Connmvido
profundamontoelPreladü dijo que alrecordarle aquella casa á sus queridos padres
([. c. 1). d. y sus ])rimeros años, nada le
era tan grato como dar á sus puertas la
l>rimcra bendición á su x)aís, y así lo hizo.
Al llegar á la iglesia esperábanle el
llevm o. Sr. Prevosto y varias otras dis
tinguidas personas que le presentaron á
nombro de todos sus compatriotas pre
ciosísimos obsequios, que Monseñor agra
deció del modo más cordial y efusivo.
A'cstido luego de sus paramentos ponti
ficales y cantado un solemne Tedeum, dio
la bendición paj)al,' obtenida del Santo
Padre antes de salir de Boma.
Como se le diera un banquete en que
le dirigieron la palabra las personas más
— }S!I —
earacterizadas de la ciiidatl, contestó Mon
señor agradeciendo los honores y aplau
sos con que le favorecían y aceptándolos
no como homenaje á su persona sino á
la religión , por cuya gloria trabaja y á
la Obra de I)ou B o sco , á la cual perte
nece.
En la noche iluminóse la ciudad con
millares de luces y fuego de artificio, lío
había una ventana que á su ijaso no es
tuviese alumbrada y adornada con más
ó menos primor.
La plaza j)iáncipal con sus luces de
bengala, sus arcos, pendones y banderas
era lo más precioso y pintoresco.
Eran tantos los vivas y aclamaciones
que Monseñor hubo de hablar una vez
más al pueblo en la i)laza para expre
sarle su reconocimiento.
El día siguiente, Dom ingo de llamos,
bendijo las palmas y asistió con su traje
de gala á la misa del llevino. Sr. Prevosto.
En la tarde le aguardaba una grata
sorpresa. Invitado á visitar la casa de su
nacimiento halló el patio cubierto de un
hermoso toldo y adornada toda entera
con exquisito gusto.
Las manifestaciones de ix’ofunda esti
mación á Mons. Lasagna, y tuvo el pla
cer de recibir en contestación los telegTamas que copiamos:
E l Santo Padre agradece telegrama 6
imparte de corazón la implorada bendición
apostólica.
R ampolla Card.
3/e asocio muy de veras d la Justa ale
gría con que el clero y pueblo festejan al
obispo conciudadano ; y uno mis bendiciones
(' las suyas.
P ablo INLvkía, Obispo.
Su arribo ¡í Tarín.
El 29 de marzo, martes santo, á las 11
a. m. llegaba Mons. Luis Lasagna á Turíu. A llí le esperaba en la estación el
Kevmo. Señor Arzobispo de la diócesis
Mons. D avid de Conti Riccardi, quien le
acompañó en su i>ropio coche al Orato
rio. Recibiósele en éste al son de la mar
cha salesiana , por el Rector Mayor de
la Sociedad, Don Miguel Rúa y demás
su])eriores y euti*e los aplausos y vítores
de los mil pobladores de la casa, entre
niños y adultos. Los corredores estaban
hermosamente adornados. Todo era allí
exi»aiisióri y alegría. U no de lo.s niños
con voz tierna y vibrante dió la bienve
nida á Monseñor, quien contestó con viva
gratitu d , á los suyos y en especial al
Revmo. Sr. Arzobispo que con tan seña
lada benevolencia distinguía en ól á los
salesianos.
Ya hemos referido en el luimoro ante
rior diversas circunstancias que rosi)ecto
del segundo obisi>o salesiano i)odían in
teresar á nuestros lectores y la ceremo
nia de despedida al regresar á América.
Ahora nos es grato rei>rodu(ár el si
guiente telegrama cnviaiU> de Montevi
deo y recibido el 24 do abril.
Hemos llegado con felicidad.
L asagna .
¡ Gracias á Dios y á María A uxiliadora!
TIEEIRA S A N T A
(BELÉN)
Asilo Salesiauo de la Sauta Familia.
■R etíio . Sfi. D ikbctou
DEL Boletín:
El año de 1S92 será recordado en los fastos
de este Asilo con gracias abundantes y gran
des pruebas y sufrimientos. Nada ha fal
tado.
No intentaré referir todo lo ocurrido en
eso tiempo. ¡Felices los pueblos que iio tie
nen historia! se ha dicho: y con més razón
¡íodría exclamarse ¡Felices los Ijistitutos re
ligiosos, ponjue no tienen historia!
Tocia la vida do este Asilo se resiniie en
una lucha casi continua emntra (liíic-.ultades
de todo género. Y no os fác-il expresar la
grande actividad y energía que el caní'uiigo
Belloui y sus auxiliares han desplegado á
fin de que esta santa obra so robustezca y
dé preciosos y abundantes frutos. ¡ (Jj-acías
al Señor que bendice nuestros esí’uerzos y
nos permite arrancar de peligros sin cuento
y de la miseria á multitud de nifios.
Hacen ya diez y ocho meses que diez salesiaiios finieron á aprender el árabe para
servir más eficazmente de ayuda al Sr. Canó
nigo Belloui. Diéronse ellos con firme voluntad
al estudio de dicha lengua j pero por mucho
empeño que hayan puesto en aprenderla no
consiguen todavía liahlarla de modo que
puedan enseñar. Mas el progreso es bien
manifiesto y es de esperar que antes de mu
cho se obtendrán los resultados que .se ape
tecen.
— 90 —
Pruebas.
20 anos, reoientementó salesiano. Atormen
tado por una fiebre maligna, que soportaba
con suma paciencia y resignación no temía
la muerte, antes bien la deseaba, y anhelaba
dar á Dios su alma el día de san Estanis
lao, su patrono, el 13 de noviembre. El doctor
que le cuidaba creía notar cierta mejoría;
pero ella no era sino como el último destello
de una luz próxima á extinguirse; pues que
nuestro piadoso Estanislao voló al cielo pre
cisamente el día de su amado patrono.
Nó prolongaré la relación de nuestras
tristezas. ¡ Bendecido sea Dios, tanto por las
pruebas que nos envía como por las bendi
ciones con que nos regala! Hablaré ahora
de éstas.
Es menester que tiable de las pruebas
que han sido ya morales, ya físicas, ya
de uno y otro género á la vez. Para darse
cuenta de las pruebas morales necesitaríase
buscar la causa en el enemigo eterno de las
almas, que busca siempre á quien devorar.
•Cuanto más preciosa es una obra y más fe
cunda debe ser según los designios de Dios,
tanto más se ensaña contra ella el ángel de
las tinieblas, ¿(¿uién no sabe lo que hubo
de sufrir Don Busco en sus empresas? ¿Quién
no conoce las luchas directas de tantos san
tos contra el demonio? Baste recordar al
santo (Jura do
incesantemente martiri
zado por aquel á (luieii en su pintoresco y
expresivo lenguaje designaba con el hombre
KKIVDICIOlVES.
do (3~raj)píu.
T<‘i*niiiinciou fie lo s tra b a jo s d e la i>
Pues bien el Asilo de la Santa Familia
g lo s ia d el S a e r a d o C orazón.
ha sido honrado con ataques semejantes. Fe
lizmente las tentaciones han sido infriujtuosas.
La iglesia consagrada al Corazón de J'esús
En cuanto á las pruebas físicas han ve está ya concluida. A ntes, sin más que una
nido diariamente. Parece que las fuentes de estrecha capilla en la cual apenas cabían
la caridad so hubieran cegado con respecto nuestros niños, no podíamos prestar sino
á nosotros. Los gastos y deudas créceii más escasos servicios á los fieles; hoy día la mul
y másj el asilo está lleno de niños pobres y titud de gente que viene entusiasta á ios
dignos de la mayor compasión y todavía la oficios que se celebran en nuestra nueva
Providencia nos envía otros que á pesar de iglesia manifiesta la utilidad de ella. A más
todo no podemos re(diazar.
de las misas , sermones , instrucciones, visTJn día un cochero nos trae dos niños, á peras y novenas á que asisteu, todas las
cuya pobre madre viuda, á consecuencia de tardes grau número de personas se reúnen
haberse volcado al coche en que venía á'Je- á recitar las oraciones de la noche, j Suban
i’usalén se le había roto un brazo, y estaba al cielo como agradable incienso tantas ora
enferma de muerte en el hospital. ¿Qué ha ciones y atraigan mil y mil bendiciones sobre
cer t El Asilo desborda de chicms. El co nuestros albergados y sobre esta desgraciada
chero resuelvo la cuestión dejando en la calle tierra.
;l las puertas de nuestra casa á los niños,
Bien que nuestra iglesia está ya dada
y retirándose apresuradamente sin que supiá- al culto divino, carece aún de muchas cosas.
ramos á donde. Fué, pues, menester buscar Cuatro oapillas laterales no tienen altar.
up rincón para aquellos infelices.
Sería de desear erigir uno á Sau José, que
En nuestras previsiones no contábamos con más que otro santo reclama aquí un honor
estos ni otros huéspedes; poro os la Provi- particular.
delicia que los manda y los aceptamos como
In a u g u ra c ió n so lem n e. *
depósito sagrado que nos confía.
Bendecida la iglesia el 23 de mayo 1892
Oti'UN p r iio h a s .
fué inaugurada solemnemente el día de la
Una crisis monetaria ha sobrevenido en fiesta de María Auxiliadora, tan querida
Palestina. A causa de esto, reducidos noso sobre todo de los Salesiauos, el 21 de mayo.
tros á la mayor estrechez, nuestros jiroveeDignóse celebrar de pontifical Monseñor
dores se han inquietado y nos aprmniau. Apodia, Vicario General del Patriarca de
Jamás el Asilo de la Santa Familia, dice Jemsaléu. La ceremonias, vísperas y sermón
nuestro venerado fundador, luí pasado tiem del lí. P. Sejournó fueron edificantes y de
pos más difíciles.
jarán perdurable recuerdo á los asistentes.
La falta de recursos y las fiebres que han
o t r a s g ra c ia s.
acomeiiilo á muchos obreros nos han obli
gado a náardar los trabajos do nuestra casa
Debemos
señalar
entre los acontecimientos
de Beitgomal.
felices de nuestro Asilo la visita de uuo de
los Superiores de la Congregación Salesiana
dti dos liermauos.
y miembro de su Capítulo, el Ii. P. Celes
Agregúese á lo anterior el pesar que nos tino Durando.
ha ocasionado la muerte del excelente coad
Grandes han sido las ventajas y con.suelos
jutor Frauciseo Casapiceola, de sólo 23 años ocasionados con su venida; y los ejercicios
de edad y de Estanislao Kzeuevicz apenas esi)irituales dados en tal época contribuyeron
—m —
^andement-6 al progreso de la piedad y amor de Dios.
Otrosuceso diguo de enumerarse lian sido
las ói^ienes recibidas por primera vez en
Tierra Santa por nueve religiosos Salesianos.
I n d ic io s c o n s o la d o r e s .
Una de las cosas que es de admirar con
respecto á nuestra casa es el respeto con
4jne la distinguen aún varios sacerdotes cis
máticos. Dos de estos particularmente, nos
visitan con gran placer, leen con gusto los
libros que les proporcionamos, y uno es lec
tor asiduo del diario La Grue. Acaso nacerá
de aquí algún fruto consolador. Dios lo
quiera.
Terminaré con advertir que nuesti'as tres
casas en Tierra Santa, la de Belén, Oremisan y Beitgemal bau conseguido aliviar
uo pocas necesidades espirituales y materia
les. Oonüamos que en el año de 1893 sean aún
más abundantes los resultados.
Cuando se contempla el campo abierto
aquí al celo sacerdotal, las grandes miserias
de toda especie que reclaman alivio, no es
tanto de admirar lo beclio sino da alentarse
á los trabajos que queden por liacer. ¡ Dios
tenga piedad de su pueblo!
De Y. E. aftno li. en J. O.
Ad e iá n N e pl e
Sacerdote Salesiano.
Obispado de Montpellier.
27 ¿le m arzo de 1893.
E l Obispo de Montpellier eelebra muy de
veras las circunstancias providenciales que traen
á los Salesianos á Montpellier y recomienda
estos dignos hijos del venerado Don Boseo d
la liberalidad de los fieles. Su presencia será
una bendición para nuestra ciudad y su cari
dad^ abnegación y celo contribuirá d ennoblecer
los corazones con la dirección religiosa y ense
ñanza profesional.
F r. M a k ía A n a t o h o
Obispo do MontpeUier.
(IKACiAS DE MAKIA AUXILIADORA
Kevm o. Sr . D . E u a :
En agosto del año pasado tuve el gusto
de enviarle una ofrenda para las Misiones
Salesianas á fin de obtener de María Auxi
liadora la salud, de mucho tiempo atrás per
dida. Mis oraciones han sido escuc^hadas, y
en señal de reconocimiento á la Idadre de
Dios, acomiíaño otra ofrenda i)a,ra el mismo
objeto de la anterior.
D© Y. E. afmo. y S. S.
C a t a l in a A m b r o s in i
DE A n g e l o .
C anove. febrero de' 1893.
F R A N G IA
L a O b r a d e D o n D o s o o e n ltl«>nfpellier.
Montpellier, dice La Croix MeridionaJc, uo
lia olvidado á Don Bosco, á aquel .sa<íerdüte
de santa memoria que no hace muchos años
desperté singular admiración en esta (áiulad.
Muchas, muchísimas personas que aprecian
el gran valor de las obras de ese siervo do
Dios han deseado ardientemente que se es
tablezca entre nosotros un Asilo salesiano
para los desheredados de la fortuna, un asilo
donde los niños i)obres encuentren los teso
ros que Don Bosco les daba: pan, trabajo
y paraíso.
Esos votos están ya por cumplirse. Las
Hijas de María Auxiliadora, instituto de Don
Bosco, acaban de fundar una casa en Oíos
Boutonnet para la educación de niñas des
amparadas. iío tardará en establecerse tam
bién un Oratorio salesiano.
El Hustrísimo Sr. de Oabriéres, que tanto
se ha empeñado en obtener tales fundacio
nes en Montpellier, se ha dignado bendecir
una suscrición destinada al efecto y ha es
crito las palabras siguientes:
lim o sn a
cíe u n o b r e r o .
— El ir>de agosto de 1S9:i se presenteba en
la iglesia de María Auxiliadora á celebrar
la fiesta <le la Asunción el obrero Domingo
Cu.sam). kSin truliujo y sin ]>oderlo conseguir
tiemiK> baca'a , se bailaba en la indigencia.
Xo tenía casa «*n (pie albergarse y varias
noches había dormido al aire libro. Todo lo
(pie po.seía era el traje que llevaba y un re
loj de oro. El obrero se encomendó á María
Auxiliadora y luego se fué á un sacerdote
salesiano, en la .sacristía, á quien, dándole
el reloj , le dijo; 'J’ciuga la bondad do re
cibir e.sta ofrenda de un obrero sin ocupa
ción ]>ara el santuario de IMaría; » luego
añadió: ^ La Yirgen Santísima me pagará
esta limosna que es todo lo que iniedo dar, »
y al decirle se le saltaban de los ojos las
lágrimas.
STo tardó en presentarse de nuev'o lleno de
alegría en el Santuario. María le había mi
rado con piedad; había obtenido un trabajo
que le aseguraba sustento honrado y abun
dante, y así venía á expresar á la Madre de
Dios BU profundo agradecimiento.
A n t o n io D a m ila n o
T n rin , 11 de marzo de 1893.
Sacerdote.
á
02
—
***
asilo en Eoma costarían millones, y nosotros
tenemos medio millón de deudsis.
l^a Kiipliea de una madre* — No
Y él respondió: Tendríais razón si el tem
atino 51 expresar con palabras mi reconoci plo y asilo fueseu para nosotros; pero son
miento ])5U'si con María Auxiliadora que acaba para el Sagrado Corazón de Jesús quien
de sanar íl mi hijo único.
confío que no sólo pagaiú lo que cuesten
¡Pobre bijo! Átormentado con terrible en- sino también nuestras deudas.
Ibrmedíid se lisilbiba á las puertas de la
Estas palabras bastaron: Kepetida la vo
muerte y sin recurso en lo humano, cuando tación todo el Caiiítulo pidió la construc
con láírrimas y súpliítas me volví ú María ción de la iglesia y Asilo del Sagrado Co
Auxiliadora para que le ssnmse.
razón. Y se edificó el templo dos veces más
Mis ])obres oi’siciones han sido escuchadas grande de lo que se proyectaba , y el Asilo
l)or la Madre de Dios: mi hijo luí sanado, tan vasto que puede contener oüü niños.
ha continuado ysi sus estudios, y tomando
Monseñor con pabibra fácil, animada y
his sotiinsis ha ingres5ido en hi Pía Sociedad llena de unción habló largamente de las Mi
do Don Hosco.
siones de la Psitagoiiia y Tierra del Fuego.
En reconocimiento por tan señado favor La muftitud estaba pendiente de sus labios.
he envÍ5ido uiui limosna parsi el santimrio de
Terminada la conferencia todos querían
María Auxilitulora, y ahorsi escribo estas ansiosos besiirle las manos y recibir su benlineas psira expresar públicamente mi eterno (lieií'in.
5igradecimicnto.
l'J A'co de Italia publicó un número espeE osa Mazzoglio.
cÍ5il para dar la relación de esa hermosa
coiilerencia y distribuyo gratuitamente 40Ü0
Lu Jloiifemito, 11 iti' m5vi'zo d© 1893.
ejemplares.
GENOVA
Una confcrfiicia de Mons. ('agüero
•
El llustrísimo Sr. Don Jusm Oagliero, que
actualiueiito visita las casas salesianas esta
blecidas' en Itidia, do i>aso jior Genova fué
invitado ¿i hacer una confereucisi en la monnmenlal iglesia do San Siró. Aceptó Mon
señor, y el 4 de marzo San Siró desbordaba
de gente que iba ú oír con avidez la elo
cuente palabra del Obispo salesiauo, por
tsuitos años consagrado á ev<nigelizar la Pat5igonia.
^lanifestó el ilustre Prelado la misión su
blime confiada por Dios á Don Hosco en beneücio do la niñez.
Eecordó los modestos principios del Oriitorio Salesiauo, y luego su extniordinario y
[)rovidencÍ5il desarrollo.
El humilde grano so transformó en 5Írbol
gigantesco, la obra de Don Hosco so difun
dió por tildo el mundo; las misiiines fueron
su complemento, hi última do sus empressis.
Pero no, tpie otra empresa y muy eolosal era
la de edillcar un templo grandioso en liorna
en honor del Sagrado Corazón de Jesús y
un asilo (M)utiguo i>:ir5i niños pobres.
El Sumo Poutíüce l ’ío IX invitó ú. Don
Ihisco í\ hacerse cargo de ella.
Dtin Hosco reúne al Capítulo de la So<‘iedad Salesiana, fundada por él, y somete
s'i su estudio el pr«»yecto. Eesultado: seis
votos eu ctmtra y sólo uno en favor.
Don Hosco como sorprendido de lo que ve
pide á los suyos que le expliquen la rsizóu.
Todos le responden: Ihulre, tal iglesiíi y
S A N
P I E R
D ’A R E N A
La parroquia salesiaDa de San Cayetano.
La p5UToquia de este nombre ha sido em
bellecida not;ildemento gracias á la genero
sidad de hi üociedad de laa Misiones Urbanos. Las ceremouisis siempre tan concurridas
en esta iglesisi luiu ganado siliora eu esplen
dor. Se han horho varias conferencias para
sólo hombres y bien cimsohidor ha sido el
resultado. \'A Eeviiio. Sr. Arzobispo de GéiH>va, complacido en extremo de los ssiliidables ejercicios esidritiiales dados allí, se ha
digimdo terminarlos con distribuir personal
mente la conmuitiu general y con imp;u*tir
una solemne bendición.
IIt I I■IMII
111 i.i i i 11 r.c*' *'
• •' i'i I• I
SEMINARIO SALESIANO DE VALSALICE
El 20 de ídiril celebróse eu este Seminario
uu acto litenirio musical eu hojior del pa
trono de los e.studiüs de teología y filosofía,
el más santo de los doctores y el más docto
de los santos, santo Tomás de Aquiuo. Co
menzóse la celebr5ici(>u con una misa solemne
eu la cual proiiiineió un precioso panegírico
del Angel de las Escuelas el llustrísimo Sr.
Obispo de Ivrea, Mous. Agustín Eichelmy.
El acto literario, hoiir5ido con la presencia
de este ilustre Obispo , á la vez que por el
Ktívmo. Sr. Arzobispo de Tiirín y otros per
sonajes eminentes fué uu entusiasta y cum-
--
pudo elogio del Santo, ya coiisideraudo su
sabia doctrina , ya sus virtudes emiueutes,
ya sus admirables escritos.
Variadas composiciones en prosa y verso
en doce lenguas y escogidas piezas musica
les de Mendelsslion, del ]\Iarcello y de otros
autores de nota fueron aplaudidas con ver
dadero entusiasmo.
Terminó el acto el Revmo. Sr. Arzobispo
de Turín con un discurso elocuentísimo, en
el cual elogió de corazón los trabajos de los
seminaristas y la obra de Don Bosco, en la
cual no podía menos de admirar la mano
del Dios de bondad que regala al Instituto
Salesiano con vocaciones excogidas, con gran
des educadores y maestros, con obreros in
fatigables y con eminentes obispos que so
consagran á la tlifusión de la fe en las re
giones más apartadas de Amórica.
Y pues que en el Seminario de "S’alsálice,
en cuyo recinto se hallan más de
perso
nas, ciento veinte son alumnos polacos, que
lian venido de su lejana patria al seno de la fa
milia salesiana , Monseñor los felicitó muy
de veras por su resolución y los alentó con
las palabras más entusiastas y consoladoras,
di'uidoles esperanzas de un inirvenir más ven
turoso para la católica Polonia.
El Príudpe
DON AUGUSTO CZARTORYSKI.
El 27 de abril del presente año se cele
braron en la iglesia de i\raría Auxiliadora,
en Turín, solemnes funerales por el sacer
dote salesiano príncipe Don Augusto Czartoryski, fallecido el 8 dei mismo mes en
Alassio.
Cantó la misa el Kevmo. ÍSr. Doji Miguel
Rúa, rodeado de numeroso clero. Entre la
numerosa concurrencia era de notarse á la
princesa Marcelina Czartoryska y á no me
nos de cien jóvenes polacos compatriotas del
religioso difunto.
El príncipe Don Augusto, entusiasta ad
mirador de Don Bosco, de.spués de larga in
sistencia, fu6 admitido el año de 1887 en el
humilde Instituto Salesiano.
Xo le traían acá los desengaños y contra
tiempos de la vida. No venía á buscar el
olvido de grandes sufrimientos, pues que
todo en el mundo le sonreía. Pero el fausto
y los pasatiempos mundanos no eran capaces
de saciar su ambición sublime: más ávido
de las grandezas del cielo que de los hono
res de la tierra cambiaba el palacio i)or el
claustro. « }de he fijado en la Congregación
Salesiana, decíale á Don Bosco, porque es
una Congregación nueva en toda la ob.servancia y espíritu de sus reglas. »
Recibió las sotanas de manos de D. Bosco
el 24- de noviembre de 1887, emitió votos
—
perpetuos el 2 de octubre tle 1888 y recibió
el presbiterado el 2 de abril de 1892.
Su amor á la oración le atrajo un rocío
celeste de todas la virtudes. Al considerar
su humildad, su profunda obediencia, su
grande amor á la pobreza, nadie habría adi
vinado que era un príncipe de sangre real.
Dios era el norte de todas sus iníonuioucs,
el puuto de partida de todos sus peiisamioutos, el espíritu y aliento de todas sus obravs;
con lo cual daba suma importancia y valor
aun á los actos mas insignificantes do la ‘
vida, pues que del orden natural los elevaba
al sobrenatural.
¡
¡
EtvniUhuU Esta palabra que
debiera estar escrita en las iiaredes do cada
casa, y en los frontispicios de c.nalcs(juiera
monumentos y en la portada de cada libro
estaban como esculpidas cu la mente de
este religioso modelo.
Los santos han tenido por lo regular cier
tas palabras favoritas á sus meditaciones.
¡Vara siempre^ j^ara aíempre, para siempre!
repetía á menudo santa Teresa de Jesús.
Don Bosco tenía en su pieza escritas eu
gruesos caracteres lás palabras del Evange
lio : Solo una cosa es necesaria.
El príncipe Don Augusto á su vez las
hizo suyas, las copió eu un billete y no ce
saba de considerarlas.
Es un santo decían cuantos le veían: su
bondad trasminaba y se conocía á primei*a
vista.
Voló al cielo el día de la octava de Pas
cua, á la edad de 35 años. Expiró sin dolor,
sin agonía, sentado en un sillón, con todos
los consuelos de la religión y rodeado de sus
hermanos sale.siaiios. ¡Preciosa muerte del
ju.sto!
Xo era ésta i-omo un asesino que le sor
prendiera de improviso, él pues vivía como si
cada día fuera el último de su vida, y cuando
acallaba de iiacer el ejercicio d(*. la buena
muerte.
Ilay glorias que* no se consiguen sino á
costa de muchas lágrimas j hay nombres <iuo
no brillan sino poniue están esmaltados con
sangre. ¡Triste condición de la humanidad,
no ]>oder á veces hacer el bien sin ocasionar
el mal, ni labrar la dicha y felicidad de unos
sin la infelicidad y desgracia de otros!
« Feliz aquel á quien es concedido practicar
la virtud sin dar motivo á nadie de molestia
ó pesadumbre! Dichoso quien al salir de c.ste
mundo logra dejar un nombre puro é iiimacnlado, cuyo recuerdo uo entristezca la mente
ni amargue el corazón! » Tal sucedió ai prín
cipe Don Augusto; tal brillará su nombre
en el cielo espieiideute de la Pía Sociedad
de San Francisco de Sales. Eu este cielo
hay nombres que resplandecen con luz no
menos viva y con colores no menos brillante.s y deslumbradores j pocos hay que de.spidan rayos más suaves y apacibles que el
de este sacerdote.
— 04
HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES
(Continuación ).
Algunos que vivían en sus casas se limi
taban á ayudarle en los días festivos, en las
clases nocturnas, en las visitas de los niños
á los Talleres ó en buscarles colocación á
los desotaipados ó en peligro; otros vivían
en <d mismo Oratorio y observaban vida
común con Don Hosco.
Pero para (iiie la sociedad proyectada atra
jese sobre sí las bendi(áones de Dios era
menester insjíirarle un soplo de vida celeste :
civil ante el (loluerno, debía ser ante Dios
y la iglesia un instituto religioso. Sus miem
bros debían ser ciudadanos y religiosos, como
en un Estado un católico es súbdito del rey
y de la iglesia.
Trató Don Hosco doteiiidamonte el asunto
con su Director espiritual Don José Cafasso
y escribió al lievnio. Sr. Luis Fransoni, des
terrado cu Lyón. Mucho agradó al Ilustre
Prelado el designio do-Don Hosco; animóle
á realizarlo cuanto antes y lo exhortó ir á
liorna á hablar con Su Santidad Pío IX,
jmra quien le <lió una importante recomen
dación.
Oavítulo XIII.
Viaje de Don Bosco á Roma. — Asilo de Taita Juan y
de San Miguel. — Escuelas de Caridad. — Confe*
renda de San Vicente de Paúl. — Oratorios festivos— Visita al Emmo. Cardonal Antonelli. — Audiencia
de Pío IX. — Bendición pontificia. — Las constitu
ciones de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales.
— Conferencia con ei Emo. Cardenal Gaude. — Re
greso de Don Bosco á Turín.
Día memorable el 18 de febrero de 1858,
en que Don Hosco, con la impresión que un
padre siente al 8ei>urars6 do sus hijos, se
despedía para emprejidor viaje ú Eoma. Uu
viaje semejante era entonces no poc.o largo
y peligroso;
lo cual"creyó conveniente
hacer testamento par;v que, según decía, si
quería la Providencia que su cuerpo fuera
ú servir en el Mediterráneo do alimento ú
los peces no ocurriera cuestión alguna con
res])oto ú las cosas del Oratorio.
Este ptMisamienío contribuía á hacer más
dolorosa su partida: y miudios niños llora
ban inconsolables al verle alejarse.
Acomx>añúbale como secretario el clérigo
IMiguel Una; y como hijos amautes le acoiupafiahau al menos con el corazón todos los
alumnos ilel Oratorio. Tt>dos hacían los más
fervientes voto.s jtor su felicidad: cada ma
ñana buen número de ellos ofrecía la santa
eoinnnióu, muehos visitaban al Santísimo
Sa<n'amento en las horas de recreo, y no
poí'os se imponían diversas mortitieacioues
á ñu de que Dios bendijera su viaje.
Las ovaciones de tantos hijos afectuosos
fueron del agrado del íSeÜor.
Sin detenerme á reférir circunstanciada*
mente su viaje, me limitaré á decir lo que
toca á la presente historia.
Hecho el camino en tren de Turíu á Génova, se embarcó en una nave que le con
dujo á Civitavecchia y luego tomó un ca
rruaje que le llevó ú la ciudad eterna. Llegó
allí el 21 de febrero y se alojó en casa de
los condes . De-Maistre, que le disiJensaron
las más exquisitas atenciones, como que le
distinguían con muy x)articular estima.
Púsose desde luego en relación con alguiiíis importantes x>ersonas de la ciudad y se
dio á visitar los lugares y monumentos más
célebres.
El 27 de febrero fiió á ver el Asilo de
Tata Giovanni (Taita Juan). Tuvo en ello
gr.au placer, tanto por el origen y objeto del
instituto semejante al nuestro, como por su
buena administración y progres.
A fines del siglo pasado un pobre albañil,
llamado Juan Horgi, compadecido de tantos
niños que veía en la ciudad eterna vagabun
dos y haraposos recogió algunos eii una casa
que tomó al efecto en arriendo. Dios ben.clijo la obra, y el .número de niños alberga
dos fué creciendo á la vez que ensanchán
dose el local. Llenos los niños de reconoci
miento á su bienhechor llamáronle Tata, de
donde le viene el nombre al instituto de
Tata Giovanni, que todavía conserva.
Horgi tenía escasos bienes de fortuna, pero
adornado de xin gran corazón, no se aver
gonzaba de recoger limosnas para sus hijos
adoptivos. El Papa Pío VI, en cuyo tieiúpo
se fundó este instituto, fue uno de sus más
insignes bióuhechores y su ejeiux^lo fué imi
tado por sus sucesores.
Eecíbense allí niños de nueve á catorce
años y se les mantiene y educa hasta lo.s
veinte. Los más adultos y ejemplares cuidan
de los otros, y los más instruidos enseñan
á los de tierna edad las primeras letras. Xo
faltan tampoco clérigos y laicos que den
clases cada día al caer la tarde. La mayor
parte de los albergados apreiidoii un oficia
conforme á sus aptitudes y cajxacidad; pero
sin tener talleres en la casa van á ocuparse
en los de la ciudad, como en un principio
ocurría entre nosotros.
Permítese á algunos, después de bien pro
bados en la virtud é ingenio, aprender las
bellas artes y el estadio de las letras.
El Instituto está puesto bajo la protección
de iMaría y de San Francisco de Sales. Las
horas de levantarse y de acostarse, los dor
mitorios, la asistencia, todo es semajaute al
Oratorio de Turín, y Don Bosco vió con sa
tisfacción que había fundado en Turín la
misma obra de Tata Giovanni sin conocerla.
Xo es extraño que las obras de caridad se
asemejen, como quiera que su autor es Dios
y su inspiradora la Iglesia, que son inmuta
bles no obstante la (Hversidad de tiemx)o.s y
lugares.
— n .‘ —
Cuando simple sacerdote, Pío IX fué por
siete años director de aquel Asilo. De aquí
la benevolencia con que le favoreció siempre
y la ron que distinguió al nuestro.
Cuando lo visitó Don Bosco los niños eran
150. Visitó también con grande interés, el 6
de marzo , el Asilo de Sau Miguel de Eipa
que albergaba Süü jóvenes. Tuvo la amabi
lidad de acompañarle y mostrárselo el pre
sidente mismo de la casa, el Emo. Cardenal
Tosti. Los talleres se parecen á los nuestros j
pero la mayor parte de los alumnos se'de
dican al dibujo, á la pintura y á la escul
tura, y no pocos á la tipografía.
Para favorecer aquel Asilo Pío IX liabíale
concedido el privilegio de que sólo allí pu
dieran imprimirse los libros de enseñanza
para los colegios de los Estados Poutificios.
Al ver SCOjóvenes educados cristianamente
y en tan preciosa labor Don Bosco probó
inmensa alegría, y parece que hubiera pe
dido á Dios que en Tarín pudieran llegar
los niños del Oratorio á igualar cu número
al del Asilo de Sau Miguel. Xo pasaron mu
chos año sin que viera realizado su deseo.
Citaremos aún la visita, que acompañado
del ilustre Duque Escipión Salviati hizo ú
¡Santa María dei Montí, con el objeto de ver
las escuelas de caridad sostenidas por las
Conferencias dó San Vicente de Paúl y las
cuales en aquel año llegaban á quiuce.
Al llegar allí le pareció estar con nosotros.
Eran cerca de sesenta niños que atentos y
desenvueltos leyeron en su presencia, resol
vieron algunos problemas de aritmética y
respondieron bastante bien k varias pregun
tas de catecismo. Como verdadera escuela
de caridad estaba diiigida eseucial mente á
alejar á los niños de los peligros á enseñar
les Ja verdadera fe y moral cristianas y en
riquecerles con los conocimientos que más
convenían á su condición. De la misma na
turaleza eran las escuelas llamadas noctur
nas y las reuniones dominicales.
En la misma tarde asistió Don Bosco á
una conferencia de San Vicente de Paúl,
inaugurada con el título de Sau Xicolás, y
de la cual era presidente el marqués Patrizi,
nieto del Cardenal Vicario. Como se le ro
gase que dijera algunas x>alabras á los so
cios, Don Bosco los exhortó á cultivar con
ardor el espíritu de tales confereucias y á
promover con predilección los patronatos de
niños pobres y abandonados. Y como tiemi)o
hacía que él mismo había establecido, con
el concurso del Conde Carlos Cays en Tarín,
conferencias análogas, dió á conocer las
ventajas que producían en la juventud y en
las familias.
Xo olvidó tampoco visitar los oratorios
festivos, á los cuales dedicó un domingo en
tero, esto es el l i de marzo. Acomimiiábale
el marqués Patrizi. Vió eu la mauana el
Oratorio denominado de Santa María de la
Encina. En la sacristía de la iglesia de este
nombre se reunían unos cuarenta niños que
oían la santa Misa, algunos se confesabair
y comulgaban, recibían instrucciones reli*^
giosas y eran asistidos por dos sacerdotes
Algunos miembros de la Sociedad de San
Vicente de Paúl les enseñaban el catecismo
y el marqués Pati-izi firmaba el billete quo
cada niño llevaba, de vuelta, á su casa.
A causa de la estrechez del local, loa ni
ños se dirigían después de mediodía al Ora
torio llamado de Sau Juan de los Plorontinos, y Don Bosco encoiitnise de nuevo allf
con ellos, llabia a(juí cien niños quo se di
vertían con honestos juegos, eu vez de atidav
vagando i>or las calles: ¡lero como no reci
bían instrucción alguna, á caiisa quizá de
falta de sacerdote que se dedicara á esta
obra, eu vez de oratorio se podía llaiíiar recreatorio.
Entretúvose un rato con ellos Don Bosco
y fué en seguida al Oratorio de la Asiiiicióu
donde se reunían unos ochenta jóvenes ya
adultos. Éste agradóle en exti-emo: el i>atio
era espacioso y apropiailo para las recrea
ciones de los jóvenes; contigua estaba la
iglesia doude todas la prácticas y funciones
eran como las de nuestro Oratorio de Tarín.
He creído conveniente referir estas visitas
porque es sabido que viendo Don Bosco que
eu Boma se tomaba por los uiños un cui
dado semejante al que él liacíaldiez y siete
anos que estaba consagrado en Turíji, se
afirmó más y más en su propósito de conti
nuar en ella y obtener de la Santa Sede la
aprobación.
Como este había sido precisamente el pro
pósito que le había llevado á Boma, procuró
conseguir una audiencia de S. S. Pío IX.
Comenzó por visitar al Emmo. Cardenal San
tiago Antonelli, Secretario de Estado, quien
el 28 de febrero le recibió con gran bondad
y se entretuvo eu hablar con él como dos
horas.
Se complació Su Eminencia en discurrir
sobre las Lecturas Católicas j la Historia de
Italia, los Oratorios festivos ; luego le liabló
del Santo I’adre, de su salida do Boma en
1848, de su estadía en Oaeta, de la ofrcinla
de 83 lÍFiis que había recibido de los niños
del Oratorio de Turín, de los rosarios rega
lados, en señal de gratitud y ni'eclo, y i)or
íiu aseguróle el Cardenal á Don Bosco qtie
procuraría obtenerle de Su Santidad una au
diencia privada.
Así lo hizo; y en la tarde del 8 de marzo
recibía la carta que copiamos: Se previene
al Señor presbítero Bosco que Su Santidad
se dignará admitirlo en audiencia mañana,
9 de marzo, de las 11 8i-4 á la 1.
A la hora fijada hallábase Don Bosco con
el clérigo Eua eu el Vaticano. Y como esta
audiencia fué de tanta importancia para
nuestro Oratorio me detendré á referir alguna.s circunstancias de ella tomadas de las
Memorias de Don Bosco.
wm
_ oí; —
Sonado que liubo la campanilla para pre
sentarse á Pío I X , Don Bosco quedó como
confuso y debió hacerse violencia para no
perder el equilibrio. Valor, dijo, vamos. Lo
siguió el clérigo Kiia quien llevaba eu las
majios una copia de las Lecturas Católicas.
Entran, hacen una genuflexión al ingresar
en la sala, otra en la mitad y una tercera
ói los pie.s de Su Santitad. Cesó casi por
completo la confusión cuando vieron en
Pío IX , al padre más afable y venerando.
Xo pudieron besarle el pie por hallarse ante
una mesa. Be.sitronle solamente la mano, y
ol clérigo lin a , acordándose de la promesa
hecha ¿i sus compañeros, se la besó una vez
por sí y otra por aciuéllos.
Indicóles el Santo Padre cpie se alzaran
y se colocaran al fronto de él.
Conviene notar aípií que anunciado Don
Bosco al Papa fué mal leído su nombre,
poi’íiue en vez de escribir Bosco habían es
crito Bosser; por lo que el Papa comenzó á
interrogarlo del modo siguiente:
— ¿Sois piamontésí
— Si, Santidad, soy pianiontés, y en este
momento pruebo el mayor consuelo de mi
vida, con hallarme á los pies del Vicario de
Jesucristo.
— j,Eu qué os oíMipáist
— Santidad , me ocupo en la instrucción
de la juventjld y en la publicación de Lec
turas mtólkuh.
_ La insti'ucídón de la juventud ha sido
cosa útil en todos los tiem])os; pero hoy es
más nece.saria que nunca. Hay también otro
sacerdote eu 'riirín que se ocupa en educar
á ios niños xmbres...
Advirtió entonces Don Bosco que se había
leído mal su nombro y comprendió á la vez
Su Santidad la equivocación...
Tomando entonces Su Santidad un aspecto
más sonriente le hizo varias preguntas sobre
el Oratorio. Luego volviéndose al clérigo
Búa le preguntó si era j;a sacerdote:
— Santidad, no todavía , le respondió él,
soy sólo üstmlianto do tercer año de teología.
— ¿Qué tratado estudias’?
_ El de Bautismo^ de Coujirmación..... y
mientras iba á enumerarle otros, el Papa lo
dijo:
'_ Este os el tratado más fácil. Y tor
nando á Don Bosco afmdi»> con graü bene
volencia: Becuordo la ofrenda que vuestros
niños me niaudarim á Gaeta y los tiernos
sentimientos tlel escrito que la acompañaba.
Don Bosco aprovechó la oportunidad para
* expresarle la devoción \u’ofiimla de sus uiños
á Su Santidad y le rogó que aceptara una
coiua de Tas Lecturas Católicas, con estas i>alabras:
— Ofrezco á Su Santidad , en nombre de
la Dirección do las Lecturas Católicas una
copia de éstas, encuadernada por los niños
del Oratorio.
— ¿Cuántos son estos niñost
— Cerca de 200 5 pero los encuadernadores
sólo 15.
— Bien, yo quiero enviar uua medalla a
cada uiioj y yendo á otra pieza, volvió á
poco con 15 medallas de la lumaculada Con
cepción. — Estas serán para los uinos eucuadernadores, le dijo poniéndolas en sus
manos.
Luego dió otra mayor al clérigo E ua, y
en seguida otra todavía mayor á Don Bosco.
Como se hubieran arrodillado x)ara recibirlas
el Santo Podre les indicó que se alzaran.
Creyendo que quisiesen ya partir estaba
Pío IX para darles su bendición, cuando
Don Bosco le dijo:
— Santidad',, desearía hablaros sobre un
asunto particular.
— Está bien.
Entonces el clérigo Kiiu, recibido que hubo
ana indicación de retirarse, hizo una geniillexié)!! eu medio de la cámara y salió.
Discurrió de nuevo con Don Bosco el
Santo Padre sobre el Oratorio y sobre el es
píritu de odiicacióu que le anima, encomió
la publicación de las Lecturas Católicas heiy
dijo á los que cooperaban á ellos, y repitió:
— ]\Ie siento todavía conmovido cuando
X)ienso en aquellas treinta y tres liras que
me enviaron los uiños del Oratorio á.Gaeta.
¡ Pobres muchachos que para expresarme su
afecto hasta se privaron de los centavos que
se les daba para comprar el pan necesario
á su sustejito!
Don Bosco le respondió : — Xuestro deseo
era Iiacer m ás, y muy grande filó imestro
consuelo al saber que tal oferta había sido
tan grata á Vuestra Santidad. Sí, Beatíssimo
Padre, en Tarín hay una multitud de ñiños
que os aman tiernamente, y ocurriendo ha
blar del Vicario de Jesucristo lo hacen con
transportes de alegría.
Oyó esto con marcada satisfacción Pío IX,
V como continuase hablando sobre el Ora
torio, de súbito le preguntó á Don Bosco:
— ¿Y cuándo os arrebate de este mundo
la muerte qué será de vuestra obra?
Don Bosco que aguardaba el momento de
hablarle del asunto principal que le llevaba,
respondióle que era precisameute para pro
veer al porvenir del Oratorio que había ve
nido á Boma, y le presentó la carta con que
le había favorecido el Beviuo. Sr. Eransoni.
Leída que hubo Pío IX la carta de reco
mendación del intrépido desterrado, y cono
cida la inteiicióu de Dou Bosco demostró su
ooutento y dijo: — Se ve que estamos los tres
de acuerdo.
fContinuaráj.
Coa aprobjeiaa ds la Aatoridad EclísiisliJi - Gírsat? JOSÉ GASBISO.