BS_1893_09

Ficha

Título
BS_1893_09
Descripción
Boletín Salesiano. Septiembre 1893
Fecha
1893.09
extracted text
AÑO V ni.-N .9.

Fablicación mensaal.

SETIEMBBE de 1893

BOLETIN SALESIANO
Quien re c ib ie r e á. iin n iñ o e n m i
n o m b re, á m i m e re c ib e .
(M a T H . X V I I I .)

Os re c o m ie n d o l a ¿ i n e z y l a j u ­
v e n tu d ; c u ltiv a d c o n g r a n d e e s­
m ero s u e d u c a c ió n c r i s t i a n a ; y
p ro p o rc io n a d le lib r o s q u e le e n ­
señen á b u ir d e l v ic io y á. p r a c ­
tic a r l a v ir tu d .

(Pío IX.i
H e d o b lad v u e s t r a s fu e r z a s á fin
de a p a r t a r á. l a n iü d z y ju v e n ­
tu d d e l a c o rr u p c ió n é in c r e d u ­
lid a d y p r e p a r a r a s i u n a n u e v a
g e n e ra c ió n .
(L eox X III.)

D e b e m o s a y u d a r á n u e s tr o s h e r ­
m a n o s á. fin d e c o o p e ra r d La
d if u s ió n de l a v e rd a d .
(III S. J uan , 8.)
A tie n d e & la b u e n a le c tu r a , k la
e x h o r ta c ió n y & la e n s e ñ a n z a .
(I T im o tu . IV, 13.)
'B n tre la s c o sa s d iv in a s , l a m á s s u ­
b lim e , es l a d e c o o p e ra r c o n D io s
A l a s a lv a c ió n d e la s a lm a s.
(S. D io n is io .)
D I a m o r a l p ró jim o , es u n o d e
lo s m a y o r e s y m á s e x c e le n te s
d o n e s q u e l a d iv in a b o n d a d
p u e d e c o n c e d e r á lo s h o m b re s .
(E l Doct. S. F iíanc . do Sales).

D IR E C C IO N en el O rato rio S ale sia n o — C alle de C ottolengo N. 32, T U R IN (Italia)

S U M .A U I O .
Ls enseñanza del Catecismo y los C atequistas.
La conversión de la P atag o n ia y de la Ti«-rra del
Fuego.
El congreso E ucaristico de Jem salén .
TiERitA S anta . L a O bra Salesiaua de la S an ta F a ­
m ilia en Belén.
CoLü.M»iA. L azareto de los leprosos de Agua de Dios.
EspaS a . L a O bra de Don Bosco.
Gracias de M aría A uxiliadora.

dirigen á engrandecer las aixiJU.-,,
almas y SI
algunas a perfeccionar las facultades fí­
sicas del cuerpo, era sólo jiara arraigar
en los ciudadanos aquellas dos grandes
virtudes sobre (pie descansan los estados:
el valor, como el primer apoyo do la se­
guridad pública, y el amor al trabajo,
(íomo primera fuente de la felicidad in­
dividual.
Por grande que sea en uue.stros tiem­
pos la corrujtción do ideas y costumbres,
reconociendo todos los gobiernos (¡uo la
fortuna de las naciones es inseparable
de la de los jnieblos y
para hacer á
los pueblos felices^s menester ilustrarlos,
se han dado á porfía á multiplicar los
iiistitiUos de enseñanza jníblica y difundir
el conocimiento de las letras.
Mas en tanto que se da gran impor­
tancia al conocimiento de las ciencias
útiles al bienestar del hombre en la
tierra, el espíritu de impiedad destierra
la miis noble y sublime que nos ¿rnseña
el (^míuo para ii' al cielo, á conocer al
Creador y á conocernos á nosotros mismos,
cual es la religión.
Por esto nuu(^ como ahora es tan
honrosa y necesaria la euseñauza del
Catecismo « magnífica síntesis que exi>lica
(¡1 1 0

LA ENSEÑANZA DEL CATECISMO
j los Catequistas
• La ÍTistrncción de los pueblos fué entre
los sabios de la antigüeihid el itrimer
objeto (le la leo:islacióu: cultivar el espí­
ritu y formar el coraztíu de los hombres
fué el gran fin de las institucione.s
políticas. Si leemos con atencic'm los
fragmentos de sus leyes, los hallamos
más hen(‘hi(los de máximas de educación
que de reglamentos de policía. Todas se

i
>> .1
-Ti


■1:

I

— 130 —

todos los enigmas, disipa todas las dudas,
rebale todas las dificultades, lazo miste­
rioso que uno al hombre con Dios, el
cielo con la tierra, el tiempo con la eter­
nidad ; y todo esto sin esfuerzo de pa­
labras, sin ambnjes, con suma claridad,
de tal modo (pie basta tener oídos para
csciicliar y corgzóii dócil para creer y
amar. >
Honroso os imitar al que es la honra
del humano linaje y el ejemplar de toda
verdadera grandeza, Cristo Jesús. Pues,
¿qu<5 hizo Cristo sino, ]jrimcro con ejem­
plos y (lesi)uós con jíalabras y ejemplos,
enseñarnos su doctrina salvadora, la
doctrina cristiana?
jQue hicieron los apóstoles? San Pablo
lo dice con exquisita delicadeza: « Nos
hicimos púrvulos en medio de vosotros,
^omo una madre que ostú criando llena
de ternura para con sus hijos. De tal ma­
nera apasionados por vosotros, que de­
seábamos con ansia comunicaros, no sólo
el Evangelio de Dios, sino también daros
nuestra misma vida. »
Desde (pie el divino Redentor mani­
festó su preferencia por los niños, los
inay:)res santos y los genios más ilustres
los han consagrado esforzadamente su
celo, abnegación y solicitud. El Apóstol
do la‘niñoz cu nuestro siglo, Don Bosco,
¿no cifró, en verdad, toda sú honra, en
la imitación de Cristo y sus Apóstoles,
no sólo di'jando que los niños se acer­
caran á 61, sino yendo en su busca para
adocti’inarlos y transformarlos á su vez
en catequistas y inisioueros?
A honra tuvieron los más gi’andcs
Santos, y- Doctores y Pontífices de la
Iglesia, abajar sus inteligencias y su elo­
cuencia hasta, el nivel de los peqnefmelos
¡>ara adoctrinarlos; y hombres como San
Cirilo de Jerusalén, San Gregorio Niceno,
San Agustín, San Francisco Javier, Bossuet, Fenolón y Dnpanloup no se desdeña­
ron docmpU'arsu palabraysnpluma en en­
soñar la religión á los niños y en escribir
tratados para los catiMiuistas.
¡Con (pió copia de argumentos y bellí­
simas comparaciones prueba el ilustre
Obispo de Ilipona, no sólo la dignidad
del empico do catcípiizar á los nulos,
sino aún la suavidad y dulzura que hallan
en tan santo ojeivicio los (pie de veras
tienen amor á las almas de los pobres y
pe<pieñuelosí
« ¿Por vcjitura, dice, deleita á no ser
por el amor, el balbucear entrecortadas

y mutiladas palabras? T sin embargo,
los hombres desean tener hijuelos con
quienes hablar así. Y más dulce es á la
madre trasladar de sus labios á los labios
infantiles de su hijo el bocadín mascado,
que comer ella pedazos mayores. No debe
por lo tanto apartarse tampoco de nuestro
ánimo el recuerdo de aquella gallina <pie
cubre con sus lacias plumas á sus tiernos
polluelos, que llama con quebrada voz á
los que le responden piando; y recordar
también que los que soberbios huyen de
sus blandas alas son presa de los mi­
lanos. »
A la objeción del fastidio que causa
repetir siempre lo mismo y tan sabido,
responde el sublime ingenio de Agustín
con una verdad y novedad deliciosa. « Si
nos fastidia el volver tantas veces sobro
las mismas cosas tan trilladas y propias
de los niños, hagámonos - peqiieñuelos
como ellos, y unidos nuestros corazones
á los suyos por un amor fraternal, pa­
ternal y maternal, aun á nosotros nos
parecerá nuevo lo que les decimos...
Cuando enseñamos á los que antes no
los habían visto jam ás, los grandiosos
monumentos de las ciudades ó la hermo­
sura (le los cqmpos que por la costumbre
recorremos ya sin ningún deleite, nos
suele suceder quo se nos renuevan agra­
dables impresiones con la impresión que
ellos reciben, y tanto más gozamos cuanto
ellos son unís amigos: pues por el vín­
culo del amor en cuanto vivimos en ellos,
en tanto se torna jiara nosotros nuevo lo
viejo y conocido. »
Mas dado que ni honroso ni deleitable
fuese ol empleo de enseñar la doctrina
cristiana; supuesta la escasez de clero
que todos deploramos, y el culpable des­
cuido é ignorancia de la mayor xiartc de
los padres de familias entre las clases
menesterosas y aun en las acomodordas,
esta enseñanza cristiana es absolutamente
necesaria, y el Apostolado seglar debo
de un modo cspccialísimo tomarla á so
cargo.
Como allá eu .su ticuqio Jeremías, po­
demos dolemos de que los pequeñuelos
pidan i>an y no haya quien se los
parta » (1).
Cada (lía van siendo más necesarios
en los países civilizjulos catequistas segla­
res que ayuden á los píirrocos y al clero
en general, á semejanza del auxilio que
(1) VarruU p etitrunt pam m ct non eral qui frangeift
«{»(Thren. iv , 4).

— 131
reciben ios misioneros de los catequistas
seglares en los i)aíses salvajes ó en las
misiones de lierejevS. Porciiie bajo las
apariencias espléndidas de una civiliza­
ción verdaderainente fascinadora se des­
cubren bien á las claras los síntomas de
la vuelta al paganismo y á la barbarie.
Hay, pues, que hacer un llamamiento á
los voluntarios de Cristo para que miren
con singular predilección la enseñanza
del catecismo.
El mal es gravísimo; tan grave que
según el sentir del Maestro de todos los
maestros, el Pontífice León X I I I , escri­
biendo sobre las escuelas de Eoma, el
más funesto de todos los caminos que
desembocan en la incredulidad y en el
vicio, es la exclusión, aunque no sea
total, de la enseñanza del Catecismo en
las escuelas. Pues ¿quó decir d éla total
carencia de instrucción religiosa en que
yacen tantos millones de niños católicos
e hijos del pueblo I
Mal funestísimo sobre toda pondera­
ción ; como que del conocimiento ó igno­
rancia del Catecismo ó de lo más nece­
sario para salvarse, depende originaria­
mente el vivir ó no vivir como cristianos,
el morir como cristianos ó no, y en ñn
la eterna vida ó la eterna muerte.
Para remediar el mal que tanto deplo­
ramos es preciso que á la escuela pagana
se oponga la escuela exclusivameute ca­
tólica, la enseñanza religiosa dominical,
los oratorios festivos, las escuelas uocturiuis.
Muy graude es el mérito de estas
obras.
Dad esa limosna de instrucción los que
amáis á Dios y á vuestro prójimo, dadla
l)or amor de entrambos, pues mayor es
la caridad de alimentar las almas que la
de mantener los cuerpos.
¡ Y hay tantas almas hambrientas!
I Hay tantos corazones desfallecidos!
{>}j Ti"■^'VTji*i*iyrrí^ri‘rTTVi*^^

rrCiVrTTfi i:Cl]

La conversión de la Patagonia
y de la Tierra dcl Fuego
La fe, según expresión de San Am­
brosio, es una lámpara que luce en las
tinieblas de esta vida: pero las buenas
obras son el alimento de esa lámpara.
La fe, segiín San Agustín, es una gene­

rosa planta que, arraigando en la tierra,
eleva sus ramos hasta el cielo; pero las
buenas obras son el riego que de con­
tinuo ha menester esta x>lauta, si no se
quiere que languidezca, y se seque y
muera.
Por eso deben temblar los que con­
tentos con la fe, no viven en caridad y
gracia de Dios, al oír aquellas palabras
de San Pablo, que no son cncareciiniento
ni hipérbole sino imra doctrina católica:
S i tuviera toda la f e 2^osU)J( ' , de -manera
que tranladura de una })arte á otra los
montes y «o tuviera caridad, nada soy

los Cor. 13, 2).
Muy deplorable es el estado de aquoIhis almas (pie adennls do la caridad lian
])er.li(lo la fe verdadera y necesaria ))ara
la salvación; pero es tainbióu harto deplo­
rable el de las que coiiservauilo min la
le, han perdido por el pecado la caridad,
el de las que olvidando que los bienes
de fortuna nos han sido concedidos i)or
Dios ])ara hacer el bien, apartan los ojos
del pobre y si se dejan eiiteruocer á veces
l)or los clamores más cercanos á sus
oídos, se concretan á dar algunas limosnas
en su imeblo y no les merecen comi)asión los desgraciados que gimen lejanos
en las sombras de la muerte. La ver<ludera caridad no se limita á la tierra
natal ni al alivio de las necesidades de
los que nos rodean; y Dios antes que el
óbolo dado al meudigo que llega á las
puertas de vuestra casa, doude abunda
lo soperüuo, las joyas y sedas, mira cou
preferencia el que contribuye en apar­
tado conííu á la salvación do las almas
y extensión del reino de Cristo.
Entre todas las virtudes dignas do .ala­
banza la limosna ocupa el primer i)uesto:
apaga el fuego del infierno, las puertas
del cielo lo están abiertas, y cuando entra
como reina, ningún portero, ningún
guardia se atrevo á preguntar
es,
ni á <loudo va, sino que todos la reeil>cn
en triunfo, venga de donde viniere (1).
Si hacéis limosna, recibiróis á Dios j)or
recompensa, y si esta limosna se ende­
reza á la propagación de la fe, á la .sal­
vación de nuestros prójimos aumenta in­
deciblemente su mérito.
Puesto que las empresas de Dios son
nuestras empresas, para interesarnos en
esta que nos ocupa, recordemos lo que
el Señor ha hecho por la salvación de
(1) S. Greg. Xiceno.

ló'J —

•aquellos pobres indígenas. La historia
dol descubrimiento y conquista de Amé­
rica, los anales de las misiones católicas
nos hablan con maravillosa elocuencia.
;Ciián preciosos vínculos los estable­
cidos por Ja religión entre el hombre ci­
vilizado y el salvaje, vínculos de amor
y fraternidad que ninguna razón ilustrada
desconoce, que todo corazón puro respeta,
y en los cuales está, cifrada la gloria de
la especio humana.
• No indaga el Misionero do Cristo dónde
liay p'iíses quo conviden á gozar de en­
vidiable paz y bienestar, sino dónde hay
lugares ignorados y desiertos, pueblos
condenados á oscuridad ó infortunio,
pava volar íi su consuelo, llevándoles, con
las virtudes luimanas, con Jas ciencias
útiles y las artos pacíficas, todos los dones
de la abundancia y de la paz, i)ara agre­
garlos á la gran familia del género hu­
mano, y para llenar así el más santo y
sublime designio de la creación.
Dios, en su misericordia, se ha dignado
tenor piedad de aquellos i)ueblos, y los
esfuerzos de los pontífices de oíros tiem­
pos por atraerlos á la hiz de la fe y los
do congregaciones religiosas eminentes
por sus trabajos aiJostólicos, han venido
ii (‘obrar nuevo vigor bajo los ijontiñcados do Pío IX y León X III y con la
obra provideiuiial del siervo (leí Dios
Don Bosco, el Instituto Salesiano.
Para el éxito de esta grandiosa obra
no debemos olvidar que nada es tan necesaño como la oración. Muchos son los
estorbos, muchas la dificultades que le
.suscita el espíritu del mal. A la propa­
ganda de las sectas se une la acción de
los cristianos depravados.
Si bien es verdad que las Misiones se
sostienen con sólo las limosnas; no sólo
de pan vive el hombre, ni es el pan el
Xmncipal sosten de nuestros misioneros
para el alivio do tantas j)euaUdades y
privaciones como sufren ; lo que nece­
sitan, más que comer, pura tan arduas
empresas, es el vigor de la voluntad, el
fervor de espíritu, la x)erseverancia en el
bien comenzado.
Y esto quo vale más sin comparación,
so lo XHiedeu dar aun los quo nada pos(*on, ludiendo á Jesús y á ÜNIaría las
gracias que necesitan, y ofreciendo con
este fin sus buenas obras.
Si el Señoi', por las oraciones y buenas
vdiras, se mueve á librar de tantos pe­
ligros do que están rodeados á los obreros

de aquella viña inculta; si les da forta­
leza de alma y el fervor de espíritu que
se requiere para la x>redicacióu del Evan­
gelio ; s i, finalmente, x^erseveran hasta
morir, si es preciso, en la demanda, se
habrá contribuido poderosamente á la
conversión de las vastísimas regiones de
la Patagouia y Tierra del Fuego.
Oremos además x^or los ya convertidos
en aquellos i>aíses, y pidamos sobre todo
que cada uno de ellos se transforme en
un apóstol para la conversión de los
suyos, y que todos convertidos perseveren
en el seno de nuestra santa Maclre Iglesia.
Esta esperanza sonríe sin duda á nues­
tro anciano Pontífice León X I I I , como
consta i)or sus i)alabras á los Misioneros
.salesianos y en purticular al Ilustrísimo
Señor Don Juan Cagíiero, Obispo de
Máglda y Vicario Apostólico de la Patagüuia.
Esta esperanza debemos abrigar en
nuestro corazón los católicos al considerar
los frutos obtenidos en breves años y la
manifiesta protección de María Auxilia­
dora.

EL CON&RESO EÜCÁRISTICO
DE JERÜSALÉN

La Iglesia ha alcanzado un verdadero
triunfo en Jerusalén.
Los xíeregrinos que en tal ocasión lle­
garon á la Ciudad Santa, dirigidos por
los P. P. de la Asunción, unidos á los
que venían de Oriente y otras x^í^ríes,
prestaron al Congreso una asistencia de
más de 2000 personas.
El número de Patriarcas, Arzobispos,
Obispos y abades mitrados llegó á 40.
Delegados de las diócesis más impor­
tantes del mundo entero, notabilidades
eclesiásticas y laicas de diversos países
de Oriente y Occidente dieron un carác­
ter singularmente importante á las asam­
bleas.
A los 400 sacerdotes de la peregrina­
ción europea se unían los sacerdotes
orientales, el clero secular y regular de
Palestina, llegando á ser más de 4000 los
sacerdotes, de los cuales 400 religiosos
de órdenes.

— 133

Ingreso del Legado del Papa.
El día 13 de mayo, á las tres do la
tarde, liizosu entrada solemne en lacindad
el cardenal Legado, concurriendo el Con­
sulado francés y las delegaciones de los
otros Consulados, todos de uniforme. Las
autoridades y el ejército turco con sus
generales y toda la población escoltaban
al Legado, á quien recibió el Patriarca
en la i^uerta de la ciudad con cincuenta'
Obispos, todo el clero, couuinidades re­
ligiosas y peregrinos de varias naciones.
Por todas, partes se oían exclamaciones
de ¡Viva León X III! ¡Viva el Legado!
Todt)s fueron al Santo ¡Sepulcro en so­
lemne lU'ocesión, y allí se caiUó el Te
Benm. La ovacióirfué inmensa.
El JRdo. P. Jerónimo de Sigean , Vi­
cario General de los franciscanos, pronun­
ció un liermoso discurso de bienvenida.

Las Se.íioHes,
El Congreso Eucarístico se celebró en
la iglesia de franciscanos dol Salvador y
abrió sus sesiones el Obispo de Lieja,
ilons. Boutreloux, con nn discurso en
que trató de la piedad cristiana, la cues­
tión social y la signiíicacióu leligiosadc
la Tierra Santa. El Patriarca griego,
Gregorio, leyó una memoria acerca del
Santísimo Sacramento en la antigua li­
turgia griega, y la Misa de los prnaatíficadoSf que si en la Iglesia latina se ce­
lebra el Viernes Santo, en Oliente se
observa durante nuiciios días de la cua­
resma. La flesta del Corjms data en esta
Iglesia desde el siglo-XIV. También se
habló de la gran solemnidad de la pn»cesión del Corpus en Zaarict, adonde
concurren peregrinos de todas las regio­
nes de Siria.
El Patriarca latino de Jeiaisalén, iMonseñor Piavi, recordó las glorias d é la
Santa Ciudad y los esfuerzos de León X III
por la unión do ambas Iglesias y á con­
tinuación leyó una monografía sobre la
litxirgia do Santiago; Mous. Gaigiry, ohispo griego de Paueas, otra sobre la
misma liturgia, y las de san Basilio de
Cesárea y san Juan Crisóstomo; Mon­
señor Kandalafte,’obispo de Trípoli, di­
sertó acerca de la liturgia siriaca; el
Dr. Atanasio Aben Said, de la liturgia
copta; el ])resbítero Martín, párroco de
Ansage (Dróme, Francia) leyó una doctí­
sima memoria sobre la liturgia eslava, muy

aplaudida por los j)relados de esta ra/a
asistentes al Congreso. Mous. Itahmain,
arzobispo de Bagdad, trató de la liturgia
siriaca y de la lengua sirocaldca,
era
la que, en su concepto, hablaba el Sal­
vador, como parecen probarlo algunas fra­
ses del mismo Evangelio. El Itdo. Padre
Micliel recordó varias Bulas y constitu­
ciones pontiíioias de los ritos'orientales,
especialmente de la titulada Alíate sunt,
del papa Kenedetto XIV y do las últi­
mas de laHm 5üII. El cardenal Logado
Langenicux ¡u'onunció uii elocueuto dis­
curso de clausura.
Asistieron al Congreso, de la Iglesia
marouita, el Arzobispo (le Acre, el do
Berilo, el de Trí¡>oli, el de Baalbek, el
de Chipre y el ¡Superior General do los
monjes del Líbano; de la Armenia, el
Obispo de Adana; de la Caldea, el Ar­
zobispo de ICerkiik; y las Iglesias abisiuia y copta estaban representadas por
dos sacerdotes.
(¡1 1 0

Otras funciones.
Cada mañana se celebró, bajo la pre­
sidencia del Cardenal Legado, misa so­
lemne en rito diferente, pontificando el
último día dicho Cardenal en la iglesia
del patriarcado, rodeado de los Obisi)os
con sus mitras, ornamentos é insignias.
Todas las noches, terminada la sesión
de la tarde, se hacía una i)rocesióu espléinlida del ¡tantísimo Sacramento en
las Comunida.<les de Jerusalén, con asis­
tencia del Cardonal, gran número de
Obisi>os y centenares de sacer<lotcs. Los
l)eregrino.s, los fieles y los establecimi<*ntos ciilólicos con sus inúsií-as realzaban
la ¡miiípa de esas grandíís jnanifestaíáones de fe y amor al Santísimo Sacra­
mento, hechas al aire libre, á la vista do
Jerusalén.
Hay <¡ne añadir á todo eso el Viacrucis solemne, á través de las calles, el vier­
nes, con dos grandes <íruces. Los Obispos,
en número de doce, llevaron una al re­
dedor del santo Sepulcro.
El Congreso ha su¡)erado todas las es­
peranzas; ha sido un acontecimiento ver­
daderamente extraordinario que no dejará
de tener consecuencias importantísimas
para las relaciones religiosas dol Oriente
y del Occidente. Desde el punto de vista
de la unión y del retorno j>osible do los
ci.smáticos, es una semilla, una prepara­
ción ]>reciosa. Se han contado hasta trieiita
sacerdotes de las Iglesias cismáticas cu-

— 134 —

tre los asistentes á las reuniones tlel Con­
greso.
Éste envió al Papa el siguiente tele­
grama :
A S\i Santidad León X J I I . — yrtíicíino.

T IE R R A

SA N TA

(B E L É N )

La Obra Salesiana de la Santa Familia.

<c Los Patriarcas, Obispos y más de dos
(D el d ia rio E l Tiempo, de Méjico).
» mil presbíteros, y los beles de Oriente
» y Occidente reunidos bajo la x>resblen- Sr. Líe. D. Victoriano Agüeros, Director de
E l Tiempo. — Méjico.
» cia del Cardenal Langenierix, Legado
» de la Santa Sedo para* lixs fiestas euM u y S e ñ o r m ío y f in o a m ig o :
> earísticas do Jeriisalén, i>onen á los
Eli los seis meses de estadía en este nuevo
» pies de S. S. ol homenaje filial de su viaje á Méjico, muchos de los amigos y
» amor y veneración, ó imploran la ben- bienliecliores de la Obra de la Santa Familia
do Belén me han pedido noticias acerca de
» dicióu del Pastor Supremo.
« JEl Frésidcnte del Consejo

permanente de las Obras
Eacarísticas. »

Asilo de Belén.
Muchas y muy importantes visitas lle­
garon al Asilo salesiano do Pelón con
motivo del Congreso Eucarístico en Jerusalón;muchosíucron lospreladosquelohonraron con tomar allí alojamiento, siendo
do notar, entro los más ardientes amigos
Y devotos de Don Bosco, al ilustrísimo
*Sr. Obispo de Lieja, nuestro insigne bien­
hechor, á !Mons. Montes de Oca, obispo
do Mójico y á Mons. Panipirio,- Obispo
de Vercelli.

Fansto ammcio.
El fin principal de los Congresos Eucarísticos os promover el honor y devo­
ción á Jesús Sacramentado. El promotor
de estos Congresos fuó Mons. de Segur.
El 1® tuvo lugar en Lila en 1S81; td 'F
en Aviñóu en 188*2; el 3” en Lieja en
1883; el •4'* en Friburgo en 1885; el 5" en
Tolosa on 188fi; el en Auveres en 1881»;
el 7'’ en Nápoles en 18í)l; El 8" es el reeiontemento verificado on .lerusaU*n. Se
nos anuncia (pie los Arzobis^Mis y Obis])os del Piamonto, lYunidos en Vercelli,
á mediados do junio último, estahlecieron unánimemente celebrar ol fi” Conci­
lio Eucarístico el año de 1894 en Ihirín,
la ciudad llamada del Santísimo Sacra­
mento.

ella, no sin grata satisfacción de mi ánimo,
pues esto revela que en los corazones meji­
canos no es pasajero el interés que toman
por las obras que se emprenden para la
gloria de Dios y el bien del prójimo. Tuve
para cuantos me hablaron ó escribieron muy
buenas noticias que darles; pero siendo mu­
chísimos y casi incontables los bienhechores
de la Obra v no menos grande su interés
en saber de'ella, como no me sea pcsible
verlos á todos personalmente, pienso hacer
cosa grata en decírselo por el órgano del
muy acreditato periódico de U sted, cuyas
columnas me prestó en otro tiempo, con üna
y exquisita bondad, pava dar á conocer la
importancia de la Obra, así como su pro­
greso y desarrollo. Tengo que comunicarles
Soy noticias de nuevos y consoladores ade­
lantos.
El día 27 del mes de Junio de 1891 es la
fecha de un acontecimiento bien grato en
los anales de la Obra de la Santa Familia
de Belén : en ese día unos hijos del siervo
de Dios, el Sacerdote 1). Juan Bosco, es
decir, tres Padres Salesiaiios desembarcaron
en el puerto de Jafa y pisaban por primera
vez la Tierra de Promisión , c.on rumbo á
Belén, al establecimiento de la Santa Fa­
milia, eii compañía del Itvdo. Padre Belloni,
que fué su fundador, el cual había ido á
Turíir (Italia) para traerlos.
Ese día fuó día de regocijo para cuantos
conocían á los Salesiaims, la altura de su mi­
sión en el mundo entero, y las necesidades
de Palestina. A ellos debían seguir otros.
Voy á explicarme.
A mi regreso á Belén, en el mes de Julio
de 1890, emmutró los establecimientos de
Belén para artes y oficios, y los dos de agri­
cultura en Uremizán y en Beitgemal, muy
llenos de niños huérfanos salvados de la
miseria y de la perdición, repartidos en los
tres esta'hlecimientos, según su incliiiacióuy
edad, ávidos de conocer á Dios y de iiisíruirse
eu algún arte ú oficio. El pei'*onal directivo
atareado con tanta juventud era poco é in­
suficiente : sus fuerzas se veían agotarse cada

■ p
— 13Í)
día más : era por esto imperiosa la necesidad
de algún refuerzo. jDóude hallarlo?..... El
clero de Palestina no llena las necesidades
de la Diócesis, en la cual eran y son todavía
muchos los pueblos cismáticos que piden al
misionero católico para ayudarles á volver
al redil de la Iglesia: de ese escaso clero'
uada teníamos que esperar. Los colegios en
Europa, aunque en buen número para formar
misioneros para la propagación de la fe ,
cuentan con muy pocos alumnoS'para tantas
mies de un extremo al otro del mundo: era
también :nútü esperar ayuda de este otro
lado. iS’o nos habría quedado otra salida que
la de traer á Belén personal pensiojiado^ que
no habría nunca correspondido á las exigen­
cias de la Obra; y á más de eso ni recursos
había para ello. ¿Qué hacer pues? Las ne­
cesidades eran urgentes...
En esos momentos Dios, sí. Dios sin duda,
vino en nuestra ayuda, inspirándonos el peusaiuiento de dirigirnos á la Casa Central de
los Salesiauos en Tarín (Italia), y propo­
nerles la agregación de nuesti-a familia á
Id do ellos, la fusión de las dos familias
en una.
La Obra de los Salesiauos, ñindada por
el santo sacerdote D . Juan Bosco, es
muy conocida; no hay para qué yo lo
repíta aquí: su misióu era, y es todavía, la
misma que la nuestra en Belén ; es decir ,
recoger niños pobres, abandonados, educarlos
en la religión y en el trabajo, artes y ofi­
cio, enseñarles música, agricultur.a, etc., y
aun promover entre ellos las vocaciones al
estado eclesiiistico.
La Pía Sociedad Salesiaua tiene institutos
con este mismo benéfico y grandioso objeto
en todas partes del mundo: el persoual de
que dispone es bien apto para todo, y nu­
meroso, aunque no tanto como se desea,
para poder responder á las mil solicitudes
que á dicha Sociedad se hacen constante­
mente de todos puntos, de Señores Obispos
y hasta de los mi.smos Gobiernos civiles en
la América del Sur en modo particular.
absorbiendo la mayor parte de su personal
la misión de toda la inmensa región de
la Patagoiiia y la Tierra del Fuego, dividida
en dos Vicariatos Apostólicos y en una Pre­
fectura Apostólica, á más del nuevo Vica­
riato Apostólico del vasto territorio de
Méndez ai Oriente de la Bepública del
Ecuador.
Con todo, el Superior General, el Sr. Dr.
D. Miguel Kua, dio buena acogida á nuestra
solicitud, y en pocas semanas, de acuerdo
con la Santa Sede, cuyo beneplácito se ne­
cesitaba, y con el del limo. Patriarca de
Jerusalén^ 5Igr. Piavi, se realizó la deseada
unión ó fusión de las dos familias, la de la
S. Familia de Belén con la de los Salesianos
de Turin, continuando nuestra Obra ba.io el
mismo piadoso y por cien razones justo título
de « Santa Familia de Belén. »

A los tres meses pudieron ser mandados
á Belén 30 Salesiauos, unos sacerdotes, otros
jefes de talleres, otros agricultores, unas
Hermanas de María Auxiliadora, y también
algunos estudiantes de Filosofía y Teología,
éstos últimos para que á la vez que hicieran
tales estudios, pudiesen dedicarse á los de
la lengua árabe, la cual es muy difícil, y
se hallasen así aptos, á su tiempo, para la
enseñanza del catecismo y la predicación á
los alumnos, y para atender también, con
fruto de las almas, al servicio de la hermosa
nueva iglesia del Sagrado Corazón do Jesús
anexa al Instituto de la Sagrada Familia eu
Belén, á ciuco minutos de distancia de 1»
Gruía Sagrada en que nació nuestro divino
lledentor.
Ese personal, después de haber satisfecho
su piedad cristiana en visitar los santuarios
principales de los Santos Lugares, l'ué re­
partido eu las tres casas, y trabaja desde
entonces con ahim;o y abnegación heróica,
en unión de nuestro antiguo persoual, para
la gloria do Dios y el bien de la juventud
desvalida de Palestina.
Esto no es todo. Con la fusión de las dos
familias, la Obra logró una cosa más y de
alta importancia y eáawperpctnidud. ¡Cuán­
tas obras se deshacen y caen por completo
á la muerte de sus fundadores..... ó cuando
menos pierden de vista el primitivo objeto
de su fundación. Hoy, la nuestra, que tantos
sacrificios ha costado á sus fundadores y
bienhechores, entre quienes figuran eu pri­
mera línea los Mejicanos, aquella Obra que
de tantos ataques que le movieron las po­
tencias infernales, salió siempre vencedora,
la Obra de la Sagrada Familia de Belén
tendrá la vida de los siglos, como las demás
instituciones dirigidas por Congregaciones
religiosas aprobadas por la Iglesia: tal es
la de los Salesianos: y esa vida será fecunda
eu el bien, piie^» allí en donde la Iglesia pone
su sello, brotan mauautiules de prosperidad
y salud.
Y al decir esto, el corazón me dice que
día ha de llegar, y no será muy lejano, eu
que los Salesianos lleguen á favorecer con
su c:iridad á la juventud de la Siria del
Monte Líbano, regiones de las cuales había­
mos nosotros recibido, hace años, reiteradas
solicitudes para establecer allí institutos
como el del asilo de Belén; y bien que no
pudimos aceptarlas por falta de personal, hoy
que el porvenir se nos presenta más hala­
güeño , deseamos de todo corazón que la
ciudad de David, la mil veces querida Belén,
sea de veras la cuna de los nuevos bienhe­
chores del Oriente, como fué'un día la ben­
dita cuna del Salvador del mundo, y que
sea también el lugar de reposo para los Mi­
sioneros Salesiauos que vayán á las ludias,
China y Japón (en donde se les aguarda con
im¡)acieQcia desde hace no pocos aüo.s) para
inspirarse en el espíritu de sacrificio allí en

Wy'

— 136 donde derramó sus primeras lágrimas para
la salvación del mundo el Hijo de Dios y
do la Virgen Santísima de Nazaret, y para
retemplar los que vienen de aquellas* regio­
nes, sus corazones, sus almas, su fe, su ca­
ridad, en aquella cuna de fe y caridad y de
religión santa, que es la patria del íáalvador, Belén. Si es Alejandría de Egipto el
puerto de reposo para los mercaderes y na­
vios que van al Oriento y vienen al Occi­
dente , sea Belén, á pocas horas do distan­
cia, el puerto de descanso de los nuevos
apóstoles, los Salesianos: sea Jenisalén, el
Calvario, su faro salvador en sus idas y ve­
nidas... Loa dos fundadores de la Sagrada
ram ilia de Belén, entro los cuales me cabe
la honra de haber sido uno, están orgullosos
de haberles preparado Casas é Iglesias.
Pero con haberse dichas Casas agregado
á los Salesianos, no quiere decir que ya no
necesiten vivir más de la caridad pública ;
no, sus necesidades, al contrario, han au­
mentado grandemente y aumentan cada dí.l
en proporción de la importancia que va ad­
quiriendo la fusión de las familias, como
arriba lo he expresado, y del desarrollo de
la Obra, que es su lógica consecuencia. Ne­
cesitamos, pues, recursos siempre, mientras
hay Imérlanos y desvalidos que protejer.
La Obra de la Santa Familia sigue orando
por sus bienhechores presentes, y también
por los pasados, celebrando para vivos y
difuntos las niisas fundadas en perpetuidad.
Su gratitud, pues, como se ve, será eterna;
y sigue pidiendo á Dios que vengan nuevos
cooperadores ó que se enciendan los corazo­
nes do los primeros para hacer mayores ac­
tos de caridad.
Ya tienen más de una prueba de que sus Umosnas no quedaron perdidas, y que dieron
al contrario frutos consoladores de gracia y
salud ; y si han sido bien empleadas eu lo
pasado, lo serán inurho mejor eu adelante.
lié aquí, señor Director, Ío que he creído
útil, ó más bien, interesante, decir á loa in­
contables amigos míos personales y á los de
la Obra do la Santa Familia. Me tiguro que
todos han de quedar contentos y satisfechos
de este nuevo i)nso y de la nueva vida en
que ha entrado la Obra, como contentos he­
mos quedado nosotros, y con nosotros las
respetables autoridades eclesiásticas de la
Tierra Santa y la Santa Sede de Boma; seguro
estoy que todos bendecirán con nosotros la
mano del ScHor, que tan visiblemente prottye aquella Obra, fundada por la caridad
cristiana.
líociba, U. Sr. Director, mis expresiones
do profundo respeto y sincera gratitud.
S. A. S. S. y C. .
IvAFAEL M. r iI ’EUNI.

C O L O M B IA
Lazareto de los leprosos de Agua de Dios.

Del diario titulado El Orden tomamos loa
párrafos siguientes, de un artículo publi­
cado, el 15 de marzo, por el señor D. Angel
M. Gaitán :

La virtud y el talento, motores poderosos
del mundo moral, que inspiran respeto y
subyugan sin hacer sentir el imperio de su
poder, sino de una manera suave y benéfica,
no pueden contemplarse sin una mezcla dé
admiración y reverencia, como emanación de
un Sér Superior, que rige los mundos con
armonía maravillosa.
Este es el modo como estimamos la Con­
gregación de los Muy Reverendos Padres
Salesianos, que con talento especial, apia­
dados de nuestro infortunio, nos prodigan
toda clase de consideraciones y consuelos.
El Todopoderoso, que vela hasta por la
última de sus criaturas, nos manda á este
refugio del dolor su protección amante. Pa­
rece que el inmortal Don Bosco, viendo los
brillantes propósitos de sus dignos hijos en
favor del desvalido, interponga sus preces
para que las grandes aspiraciones de aqué­
llos se realicen.
Honorable y hermoso grupo de nobles bien­
hechores rinde en este asilo culto á la virtud
por excelencia : la Caridad. El Muy Reve­
rendo Padre _Miguel U nja, verdadero mi­
nistro del Señor, que nos acoini)íiiía hace año
y medio, ha conducido por la senda «leí
progreso moral y material el Establecimienro;
es infatigable en la sublime tarea que se ha
impuesto; en su alma elevada y su hermoso
corazón abriga los más generosos sentimieutos. A imitación suya, el Muy Reverendo
Padre Rafael Crippa, desde Italia, concibe
hi idea heroica de venir al Lazareto á com­
partir con nuestro querido Capellán las fa­
tigas y. desvelos que minan tan preciosa
existencia. Ha comenzado por las prácticas
más humildes de hi religión, auxiliando á
los Hioribundos en sus últimos instantes de
vida y administrándoles la extremaunción
como si hiciera tiempo viviera en estas re­
giones. Caritativo y humilde, es-un espíritu
bienaventurado; le acompaña el Hermauo
Juaii Lusso, no menos caritativo y generoso.
El Reverendo Padre Crippa atenderá el Cu­
rato de Nilo, sosteniéndose de sus emolu­
mentos, por exigirlo un rasgo de exquisita
delicadeza del Reverendo Padre U n ía. y
con residencia en este lugar. De este bene­
ficio también le somos deudores al Supe­
rior general de la Congregación, Reverendí­
simo señor Don Rúa, que los envió, movido
Cotp.sio Salt‘>«í:ino. Al;\nnHla de Santa María «lela por el cariño de padre que nos profesa.
Rirem, «le nuav.o «le 1SS3.
Toda expresión de elogio es iusiguificaate

— 137 —
ante la grandiosa obra de nuestros bienlieoliores ; todo encomio pálido ante el brillo
de BUS virtudes.
Al Disi>ensador de todo bien corresponde,
allA en la mansión del infinito, darles su
merecido galardón.
De una larga é interesante corresponden­
cia publicada eii £1 Telegrama, con íeclia
28 de marzo, por el Sr. D. Luis G-. Eivas
reproducimos las líneas que van á continua­
ción.
Empezando su excursión por Copó , resi­
dencia patriarcal de la familia Vergara, y
mansión del señor Don Jorge, quien con
un espíritu verdaderamente cristiano, dirigeé
impulsa todas las fuerzas que mantienen
en vigor este Asilo de dolores, siguió viaje á
Juntas de Ai>nlo y á Toeaima.
Tomadas aquí las caballerías, dice el
Sr. Eivas, dos horas más tarde divisábamos
el blanco campanario que airoso levanta la
cruz consoladora, único emblema, única faz
que se alza sin abatiise en el Lazareto de
Agua de Dios.
Kos apeamos tras un ano de ausencia en
los uinbrale.s de la casa del Padre tJnia. En
vez de la roja arena que rodeaba la modesta
casa pajiza, se veía verde grama imperial
que refresca al calcinado viajero: al triste
ramaje del gnarumo ha sucedido el erguido
habano ó la cai^richosa bellísima que con su
vistoso ramaje forma cortinas al penetrar eu
las habitaciones. El Padre Unía nos recibió
con los brazos abiertos : « Apretad sin re­
celo, nos dijo, me he puesto la sotana nueva
de dril para re<‘ibiros. »
Acabábamos de sentarnos, ctiando se nos
presentó mi niño que nos entregó, á nombre
del señor Enrique Aguilera, el más diligente
y servicial Administrador que ba tenido el
Lazareto, una atenta carta de biimvenida.
A las seis de la tarde-se sirvió la comida:
presidía la mesa el Padre ünia, á su dere­
cha el señor Vergara, á su izquierda yo y
al otro extremo el Eoverendo Padre Ra­
fael, salesiano también, sacerdote modelo
en silencio y en iinlulgencia. Rodó natural­
mente la conversación sobre los escasísimos
recursos con que contaban para aliviar sus
necesidades la azolada población y sus mo­
radores.
Largo rato permanecimos cabizbajos, des­
pués de la comida, midiendo la unción di­
vina que necesita un hombre para abandonar
el mundo, la sociedad, la familia, los más
caros afectos, las más gratas ilusiones, los
goces mas delicados y escoiniidos, para con­
sagrarse en absoluto y de por vida al servicio
de enfermos demacrados, cuya facciones están
surcadas por las úlceras, y cuya conciencia
está despedazada por el dolor y por las de­
cepciones. La bondad «Uvina de la religión
del Calvario no puede comprobarse á los

ojos profanos sino con ejemplos de personas
como el Padre Unía que miden en su talla
tal altura moral.
Después de las once nos retiramos á nues­
tras sendas habitaciones; fatigado me re­
costé en uu.a hamaca, sin poder alci^nzav el
sueño que me rodeaba, sin tocarme, l'ros
largas horas de meditación y do angustias
percibí algo como la marcha fatigosa de una
caravana en el desierto : respiraciones entre­
cortadas y anhelosas; pisadas como de ca­
balgaduras sofrcnadii.s; carreras tío niños y
descargas de objotos voluminosos y pesados;
al mismo tiempo una atmósfera cargada de
miasmas llenó la habitación, y pocos mo­
mentos dt\spués se oían las m5or<les notas de
una ruidosa serenata, con quo lo.s enfermos
de Agua de Dios festejaban agradecados mi
llegada : se unían á la voz dulcísima de la
interesante Carmelita Silva, ciega y paralí­
tica, las vibrantes notas de la garganta pri­
vilegiada de Alejo (rarcia, Inusta la cual uo
ha llegado la acción desírucbmi del contagio;
las guitarras, las bandolas y h)S violinos
eran rasgados por dos uh-.erados ; las últimas
tedas del armonio no las alcanzaban los
‘encogidos miembros. En el fondo y en el
conjunto de esta serenata había nua armonía
indescriptible que sólo el exceso del dolor
puede líroducir. Por entro las rejas de la
ventana distinguíamos el cuadro ])avoroso
que llamas ripizas realzaban eji vistoso tro­
pel. La danza macábrica soñada por SaintíSaenz apenas igualaría a la fiesta nocturna
de los lazarinos. Sensación profunda nos
produjo esta demonstración, especialmente
cuando varios niños unieron sus voces al
coro de los desgraciado.s. iJío pudiendo corres­
ponder personalmente á muestra tan obli­
gante de cariño, recogí presiiro.so el nece­
sario de viaje que llev:iba mis iuiciale.s y lo
envié al señor Alejo (iarc.ía, (iiiicn dirigía
la serenata, con una tarjeta, «liciéndole: que
en la mejor jornada de mi vida debía desti­
nar esa- cartera al cantor do Agua de Dios.
Lució e.spléjidida la nmnaiia del 10: en
comi)añía del Padre Unia y <lel soñor Jorge
Vergara, llegué al oratorio del Asilo; en la
]iuerta prijicipal dotaba la bandera colom­
biana: en las colnmna.s laterale.s, gallardetes
en que se mezclaban his colores de los pabellone-s italiano, francés y mejicano: ligero
tributo de agradecimiento á la caridad del
Padre Unía y de la.s Hermanas.
Niveas y transiíavenícs cortinas tapizaban
todos los muros del oratorio salpicadiLs jtor
macetas de bellísimas y de jazmines del cal»o,
que con su aroma tropical perfumaban eí
recinto sagrado. El l ’adre ITiiia revestido
con nuevo y morado ornamento, oficiaba.
Las cuatro Hermanas de la Caridad dejaban
por primera vez .sus enfermos y se arrodi­
llaban en la puerta del oratorio: en la pri­
mera x)ieza de la izqtiierda e.sfabaii coloca<lo.s
treinta niños con mejillas aperladas, con la-

— 138 —
bios risueños, los cuales ensayaban, por pri­ la pasada y las reclamaciones ó indemniza­
mera vez, el aislamiento, y carecían ya de ciones á la Compañía del Canal, se cuenta
los (tariños y cuidados de sus padres. Bu como el primero, por humanidad, por nece­
silencio pasó el Santo Sacritioio, pero al re­ sidad imprescindible, el del sostenimiento y
cibir la comunión las Hermanas de la Ca­ organización de los lazaretos. El terrible
ridad y el señor Jorge Vergara, llenaron el azote lastima hoy á todas las clases sociales,
espacio de las notas angelicales de un himno á todos los gremios alcanza el desastre. Ko
(lUtí iicoinj)añaba el armónio y que sólo sabemos si los azúcares de Santander, los
iuteiTumpian los sollozos lejanos dé las frutos y harinas del Valle de Tenza, los va­
madve.s de los asilados, colocadas en el co­ riados víveres del inmediato valle de Riorredor exterior.
negro, el tabaco de las hoyas de ilagdalena,
Bu mi liumildo concepto el padre Unía es traen á la boca el peligroso contagio. Desde
nuestro padre Damián.
hace largo tiempo hemos estado recogiendo
y solicitando datos y podemos asegurar, hoy,
con honrada franqueza, que los lazarinos
Tolvamos al Asilo: Situado á. cinco cuadras existentes en la República de Colombia pasan
de la i)laza do la población ; en lugar apro­ do 22,500. Abrumadora estadística: el crue­
piado para aprovechar ol agua del acueducto j lísimo mal, la poor de las desgracias huma­
sepaiatlo del ciimiuo y de la calle que lo nas conocidas, aflige hoy á 25,000 ciuda­
circunda por un estrecho jardín unido por danos que podían ser útiles á su p atria, y
angosto pasadizo á la casa pequeña desti­ que, en vez de serlo á la industria, gannada al servicio de las Hermanas de la Ca­ grenau en silencio todos los hilos de la tela
ridad y en la cual luce hoy como esmaltada social.
joya, el modesto oratorio.
Santa es la caridad, es cierto, entre nos­
El Asilo no está todavía concluido.
otros ; pero ella no alcanza, por milagrosa
Tormiuado el Asilo podrá contener cien que sea, á alimentar permanentemente su
niños.
lámpara bienhechora. Pronto, pronto, esa
Fui invitado á las doce de ese día por las lámpara se extinguirá ó se carbonizará por
rievmanas de la Caridad para visitar el falta de alimento.
Hospital en compañía del padre Unia y del
Se ha cubierto con fragmentos de telas de
señor Vergara. Las Ilormaiias nos recibieron olán, con flores de azahares, con algunas
por turno, pues en la misma Ibrma debían joyas, con dádivas relativamente insigniflatender el premioso servicio del estableci­ cantes ante la magnitud de la necesidad, la
miento.
llaga social, cuya superficie puede velarse;
Cuatro señoras, con toda la delicadeza de pero que corroe ocultamente las entrañas de
nna educación esmerada, con todos los en­ la nación. El mal crece con la sorprendente
cantos que dan la virtud y la belleza, hacen rapidez con que so multiplican lo cálculos
el servicio sin ayudantes, sin pajes, sin sir­ gcomótricos, añadiendo cifras á las cifras.
vientas. Es decir : cocinan, lavan, aplanchan
La Junta de Beueficiencia, la Sociedad de
y muclias veces acarrean los víveres para San
Láziiro, el Síndico del Lazareto han hecho
oclienta personas; en la noche, terminadas muchos
no se puede negar, pero los
las rudas faenas del servicio’ económico in­ remediosbienes,
aplicados son insuficientes, comple­
terior, lavan á los leprosos, limpian de gu­ tamente insuficientes.
sanos, vendan las úlceras, colocan para el
reposo los miembros adoloridos y una ora­
ción repetida por bocas ulceradas lleva el
Del mismo periódico tomamos lo siguiente:
único consuelo posible al corazón de tantos
El día 30 de Noviembre próximo pasado
desgraciados. A esas cuatro Hermanas debe
el pueblo colombiauo entero pagarles con embarcó en Ilamburgo el señor Don Gui­
agradecimiento indiístnietiblo, Jas lágrimas llermo Doitilzweig, diez y siete bultos de
mercancías destinadas al « Lazareto colom­
que enjugan y los dolores que disipan.
Con solicito interés, i)reguntámos el señor biano de Agua de J)ios. »
\'orgara y yo á las líermauas, qué necesi­
El obsequio en sí revela la bondad del
taban, en qué podieinos servirlas. En nada, donante, y nos limitaríamos á darle nuestras
nos dtieron, estamos contentas y ospenuuos expresivas gracias á nombre de los i>obres
ensanchar nuestros servioios el día en que enfermos y de todos los Colombianos si la
el padit' Unia realice la obra reilentora ya clase de los objetos enviados no demostrara
emprendida de construir, dos nuevos tramos atlemás su singular nobleza de carácter. En
y una capilla en el antiguo liospital. Este efecto con cariñosa solicitud ha buscado no
edificio será llnimulo, con el tiempo, el del sólo el proporcionar abrigo á los pobres en­
óbolo nacional.
fermos, sino que hay detiüles dignos de una
Oreemos, con entera conciencia, que entre alma templada, como la de é l, por el celo
los problemas íiscales más difíciles ygiaves de la verdadera caridad cristiana : Envía
que tiene que resolver la actual Administra­ trajes y juguetes para los infelices niños y
ción ejecutiva, inclusives el déficit que dejó acaba su factura con Unas varas de tela

— i3y —
negra para un hábito áel muy E^nerenáo Padre
ÍJnia.
Cuánto consuela que eu el viejo como en
el nuevo mundo conmuevan aún las grandes
virtudes.
Esta parte del obsequio, la agradecemos
especialmente, porque especial es el recono­
cimiento qtie los Colombianos teuemos á este
apóstol de Bon Bosco que se ba consagrado
á aliviar á nuestros desgraciados liermauos,
despreciando los dolores que le amenazan.

ESPA Ñ A
LA OBRA DE DON BOSCO
C a p ít u l o III.
L a OLra de M aría A iixiliadora. — E jercicios de 1S8B.
P rep arativ o s p ara e l hospedaje de D. Bosco. — Don
Bosco en B arcelona. — Afectos de D“ D orotea. —
Don Bosco eu S arriá. — Commiica D“ D orotea sus
fnratas im presiones sí la M. M* T eresa. — O vación
de B arcelona á D. Bosco. — Prom esa que hace á
D^ D orotea D. Bosco al sa lir do Barcelona. — Las
HUas do M aría A uxiliad o ra en S a n ia . — E jem plos
de -vártud de D* D orotea. — E s de mievo iin ú ta d a
á T n rín p a ra su p lir la fa lta de D. Bosco. — E ehusa
ta n to honor. — Negocia la fm idación en Barcelona
de u n colegio salcsiauo p a ra niOos pobres. — Coiistrúvese en la calle do E lorid ab lau ca. — A bundantes
frutos que produce.

hechores, » y encaminada á promover y pro­
teger vocAcioues eclesiásticas. Los medios de
que se vale la asociación para realizar su
pensamiento son cuatro: 1® la oración para
pedir al Señor de la mies, que envíe obreros
á su campo ; 2^ la limosna á los estudiantes
que por su pobreza no pueden seguir su vi>cacióii al sacerdocio; 3“ la foiauiicióii de jmtrimouio eclesiástico tv los que carecen de
medios y no tienen otro Título do ordena­
ción; i “ finalmente la vigilancia sobre los
ióveues que aspiran al estado sacerdobd, á
üii de impedir que las distraciones mundaimles ahoguen eu ellos las inspiraciones de
la gmeia y so les desvanezca la vocacióiL
Esta obra iue sumamente elogiada por Pío IX
y por él mismo enriqu8ci<la con cojiiosas gra­
cias espirituales á favor de los que Loman
parte eu ella.
Axieuas la hubo establecido D“ Dorotcni en
Barcoloua, comuuicósele la nueva que más
grata podía ser á su (X)razon. Don Bosco
quería con sus propios ojos contemplar la
obra de Sarriá, que tan rápidamente pro­
gresaba ; no quería morirse sin conocer per­
sonalmente á la señora, que tan de antemano
el cielo le había representado como la gran
cooperadora de su iustitucióu.......................

El afáu con que era esperado no sola­
mente por D“ Dorotea , sino tambiéu por
todos los bienhechores que contribuían con
sus limosnas al desenvolvimiento de la obra
Salesiana, era vivísimo. Ta eu libros y pe­
riódicos se hablaba do D. Bosco como de un
varón de rara santidad y del hombre pro­
videncial (le este siglo, enviado por Dios
para bien y remedio (le la clase obrera , la
ISStí.
cual se veía abandonada de los hombres y
A principio de febrero de e.síe afio <le 1886 arrastrada por el torrente desbortlado de la
tuvo D‘' Dorotea la inefable dicha do ver impiedad á abandonar á Dios y renunciar á
abiertos los cuatro talleres, que el año ante­ la divina herencia, que sin a(?oiKtión de per­
rior se habían construido; y luego dió prin­ sonas está preparada eu el <'iei<í para el
cipio á otra obra, no de edificio material, hombre, que obra (•oiiforine á su alia digni­
sino de auxilio espiritual con la cooperación dad de lij|() de Dios. Poro no hay duda que
de muchas personas á un lin muy excelente, eu D" Dorotea el ansia de conocer á Don
que forma parte del fin total de la Obra de Bosco, de oír sus ])a]abras, do gozar de su
D. Bosco. Tal fue la iustitucióii de una con­ presencia, eran tanto mayores, cuanto su
ferencia de señoras, que tomasen parte en espíritu estaba más índentilicado con el de
la « Obra de María Auxilia<lora, » estable­ I). Hosco y comprendía mejor la grajideza
cida por el varón de Dios con el objeto que de su misión.
En cuanto D. Branda, Superior do Sarria,
aquí diré.
Habíase D. Bosco fijado en el hecho, tris­ I sujm el (lia fijo de la llegada, el cual e.staba
tísimo por cierro, de la notable diminución muy ptóximo, envió á la buena señora un
de vocaciones al estado ecle.siástico, las cua­ ’ recado líarticipáudoselo y represeutáudole
les se van haciendo más raras á medida que I que earei-ía de muebles y adornos para pola impiedad va extendiendo su dominio por ! iier una sala con la decencia conveniente á
todas las clases sociales. Movido, i)ues, del las personas que sin duda i)asaríau á visitar
deseo de remediar tan grave daño, estable­ i á D. Bosco en Sarriá. El tiempo urgía y la
ció la llamada « Obra de María Auxilia­ ¡ cosa no admitía diluciones. Contéstale D“ Dodora, » asociación que se compone de tres ■rotea: « Xo se apure V. Subiré, y lo arreclases ó categorías de miembros (1), titulados glaremoe todo. » Y en efecto; al instante
< oferentes, » « correspondientes » y « bien- ' mandó allá pintores, que adornasen una sala,
é hizo trasladar inuel)les ricos de su casa
,
para colocar en ella.
(1) D. líotco y au Obra, loe. cit.

de esta v ida, suba directamente al paraíso
sin pasar por el purgatorio. >
La visita de D. Bosco encendió mas y
más en el pecho de
Dorotea el ansia de
dará la Obra salesiana toda la perfección po­
sible. Provistos ya de talleres los niños, trató
de proporcionar á las niñas de los obreros
otro lugar de refugio además de los que ya
había establecido. A este fia escribió á Don
Miguel R ú a, residente en T a rín , que acti­
vase el negocio de la venida de algunas re­
ligiosas de María Auxiliadora á España, si-'
quiera fuesen en poco número, y aunque á
los principios no se'ocupasen en otra cosa
que en cuidar de la ropa de los niños de los
Talleres. A esta carta contestó el P. Rúa
con fecha 21 de julio de este mismo ano de
1886 en los términos siguientes: « He ha­
blado á D. Juan Bonetti, Director de las
Hermanas, <le la segunda parte de la mendonada carta de V. Díjome, que luógo que
tengan ahí local á propósito para ellas , no
será menester más que avisárnoslo, y lo más
presto que será posible, se enviará el nú­
mero de Hermanas, que se creerá conve­
niente. Ciertamente nos gustaría más, y sería
más decoroso, que al principio no tuviesen
que ir allá solamente para cuidar de la ropa,
sino que pudiesen desde luégo dedicarse á
las doncellas en algún oratorio festivo, ó en
algunas clases ó sala de labores. Nuestro
amado D. Bosco, como sabrá Y ., hace una
semana que con D. Viglietti, se ausentó de
Turín. Está bastante bien: y no se olvida
de encomendar á Dio cada día en la santa
misa á la benemérita persona de Y., á toda
su familia y á todos nuestros amigos de B ar­
celona. >
Al recibir esta carta, no se dió D* Doro­
tea punto de reposo hasta que hubo hallado
local apto para hospedar á las Hermanas de
María AusUiadora. Alquiló por de pronto
una pequeña torre, entretanto que iba bus­
cando lugar á propósito para que se esta­
bleciesen en él y estuvieran de asiento. Oró
ella y pulió á otros oraciones para alcanzar
de la Santísima Yirgeu indicase el sitio
en donde quería se fijasen sus Hija.s. Bien
pronto pudo comprarse una finca, contigua
á la que ocupan los Talleres Salesianos,
ofreciendo D* Dorotea para su compra la
cantidad de quiuce mil duros. Por octubre
de este mismo año llegaron de Turín á Bar­
celona cuatro Hijas de María Auxiliadora;
y al poco tiempo de haber tomado posesión
del nuevo edificio, de tal manera quedó Heno
todo el local y ocupado por niñas, que fiié
preciso pensar en agrandarlo. No deseaba
otra cosa D* Dorotea. Llama al Sr. Granell
para que levante planos y naga presupuestos,
y á los pocos meses tuvieron las religiosas
levantada una capilla y espaciosas salas para
las clases de las niñas.
D* Dorotea amaba á las Hijas de María
Auxiliadora con alecto verdaderamente ma­

ternal, ya por ser su instituto ftiiidación de
D. Bosco, ya por la entrañable devoción que
TUVO á la Yirgeu Santísima venerada con el
título de Auxilio de los cristianos. Con fre­
cuencia la oían repetir las Hermanas esta
frase: « To la amo mucho á IVIaría Auxi­
liadora. » En las calamidades, así privadas
como públicas, -le hacía novenas con gran
fervor. Puso una estatua de María Auxilia­
dora en el jardín de la casa, y nunca salía
de ella sin rezarle tres Avemarias. Si al­
guna vez se olvidaba de esta devoción, al
caer en la cneuta de su olvido, volvía atrás
á rezarlas.
« Acostumbraba, » dice una de estas re­
ligiosas, « acostumbraba D* DorottMi venir á
visitarnos muchas tardes, y agradecía que
le ofreciésemos algo para merendar. La pri­
mera vez que esto sucedió, como no cono­
cíamos su costumbre y su gusto, le ofrecimos
por creerlo lo más á propósito para el caso
un pocilio de chocolate con bizcochos. Al
verlos, dijo en seguida: « Aujique tengo
mala la dentadura, sin embargo el estómago
lo tengo bueno para comer pan , como he
siempre comido desde mi juventud; ])orque
nunca he querido regalar dema.siado mi
cuerpo : por favor, ))ues, les pido me traigan
un poco de pan. » Trajímosle el pan , y lo
comió con gusto, repartiendo los bizcochos
entre los nietecitos que traía consigo. »
Otra vez dio á las Hermanas un raro ejem­
plo de pobreza. Subió una tarde D“ Dorotea
á la sala de labores donde ti'abajabau las
niñas, con las cuales solía tener sus com­
placencias. « Ofrecióse ocasión, » dice la
mencionada religiosa, « de tener que arre­
glar un paquete para entregárselo. No en­
contrando en aquel momento un hilo con
que atarlo, cogí un ovillo de algodón para
tomar dé él una hebra, y atar con ella al
paquetito. D“ Dorotea ul instante me detuvo
por el brazo, dieiéndome: c j Lástima! esta
hebra puede servir para mejor uso: busque
Y. otro hilo inservible. »
Al verse la Congi'egación Salesiana (188S)
huérfana de su padre Don Bosco, dirigía
e.spontáneamente sus ojos á su cariñosa ma­
dre. El ano anterior rehíisó D“ Dorotea ir
á la fiesta de María Auxiliadora, que pre­
sidió D. Bo.sco. Este año deseaban los bue­
nos Padres que llena.se tan }>rofundo vacío
la presencia de su madre de Barcelona. P a­
recióle á D* Dorotea muy justo tal deseo.
No se negó ú la invitación que se le hizo;
y esto bastó para que se creyera que había
aceptado; y la nueva de que iban á tener en
Turín á D* Dorotea fue recibida con verda­
dero entusiasmo. De él da cuenta D. Miguel
Rúa en caria de 27 de a!»ril de 18S8. « Don
Carlos » (1), dice, « al llegar aquí y al dar­
nos nuevas de Y., nos dió la muy grata de
(1) D. C arlos V ig lie tti, uno de loa secretarioa del
d liu n to D. Bosco.

— 141Í —
que usted vendría á la fiesta de María Au­
xiliadora, como Priora de la solemuidad; y
Don Branda, escribiéndome en los últimos
días, me confirmó la buena noticia. /Qué
Dios sea bendito ! Desde ahora los Salesiauos
con todos sus niños ruegan por V., pidiendo
que la Santísima VírgeJi cubra con su manto
a V. y la libre de toda enfermedad y de
todo peligro, cuando emprenda su viaje. Yo
juzgo que este pensamiento le ha sido suge­
rido por nuestro queridísimo Padre D. Bosco
que ciertamente so uniré, íí- sus hijos á rogar
por V. Apenas se publique el invito sacro,
luégo se lo enviaremos a Y.: y V. no.s es­
cribirá el día en que tendremos la dicha de
verla con los compañeros y compañeras que
traerá consigo. »
Y en la ]>osdata añade: « Yo espero que
á su llegada aquí ya tendremos noticias
abundantes de la nueva fundación Salesiaua
en Talca. »
Pero tan halagüeñas esperanzas salieron
fallidas. La humildad de
Dorotea se su­
blevó contra su cariño á los huérfanos PP.
Salesiauos. Los festejos y regocijos, de que
hubiera sido objeto én Turin, la hicieron
desistir de su propósito; y asi se lo mani­
festó al sucesor de 1). Bosco en la siguiente
carta:
« lido. P. D. Miguel Ivua. — Barcelona,
10 mayo 18S0. — Muy estimado y respetado
P. lina: Abrigando la esperanza de hacer á
V una visita, había dejado do contestar su
atenta carta <lel 27 de abril: al presente
tengo que decirle que no me es posible em­
prender este largo viaje, por tener el pecho
algo delicado á causa de la tos que me ator­
menta. La íSantísima Virgen )ue priva de la
satisfacción que hubiera tenido en poder
asistir á su tiesta: ella sabrá por qué: de
todos modos aprecio en el alma sa invita­
ción, y deseo que á los niños se les dé una
merienda en mi nombre, para cuyo efecto
destino 5ÜU francos, que remitiré á V. por
una letra. »
€ Hubiera deseado tratar con V. de viva
voz una fundación que deseo se haga en
esta, en un barrh) muy pobre y desampa­
rado; pero creo que V. comprenderá perfectaineute, y por escrito será lo mismo. Tengo
la intención de comprar un terreno que sea
espacioso, y hacer allí una sala grande, que
sirva de escuela y (Mipilla, siendo la primera
diaria, á fiu de moralizar aquel barrio, que
lo necesita mucho: para éste se podríau
venir dos sacerdotes desdo S«irriá, y volver
á la noche, y los subvencionaría con 150
iVanoos cada mes, durante cuatro años, eu
los cuales podrían ir buscando lecciones ex­
traordinarias, y después ya i>oder subsistir
por vida propia. »
« liemos hablado varias veces cou el
Rdo. P. Branda sobro la necesidad que tie­
nen los Talleres de Sarriá de una iglesia
más grande que la que tienen, en la que no

pueden colocar los niños externos por falta
de local. Yo decía al P. Branda que después
de haberlo Vdes. aprobado, fuese á Romaá
pedir al Santo Padre su bendición, y que
diese alguna alhaja que fuese buena, para
cou su producto empezar la .iglesia, y al
mismo tiempo abrir aquí una suscvipcióu, á
fin de ir recogiendo fondos: yo empezaré á
suscribirme por 5,ü0ü pesetas, y me parece
que algo se recogerá. >
« Le estimaré á V. mucho que en mi nom­
bre salude al Sr. Obispo Uagliero y á Don
Viglietti, mandando V. como guste á esta
— S. A. S. S. Q. B. .S. M. — D orotea .
O h o p it e a , Vda. de Serra. »
Cuatro (lías después contestaba el P. Rúa
á la carta de D“ Dorotea eu los términos
siguientes:
« Tarín, 20 de mayo de 18S8. — Estima­
dísima Señora Dorotea Chopitea. — Muy
querida madre, Doña Dorotea. — jQ.uó in­
fausta noticia nos trajo la respetable suya
del 10 del corriente mes! E.sperábamos cou
gran gozo su veuida; ya lo habíamos dicho
á muchas per.smias; ya preparábamos cómo
recibir á V. de la mejor manera que nos
fuese posible, pensando recibir áuuam aJre
querida, cuatulo nos llegó su carta, que cortó
todas nuestras esperanzas, j Paciencia! Su
salud no lo permite: debemos resignarnos á
la divina disposición: mas esto no nos imX>ed¡rá el rogar mucho en la tiesta de nues­
tra Señora Auxiliadora x>or V. y por todos
los que la quieren. »
« Nosotros recibimos con gran agradeci­
miento todo lo que su caridad quiera en­
viarnos; tiuito más, cuando muchas, perno
decir muchísimas, son nuestras neoesiilmles.
Que la Virgen Auxiliadora se lo pague cen­
tuplicado con una Huvia de gracias y
diciones. Desde ahora nosotros le damos las
más vivas gracias. »
« Creyendo que vendrá al menos nuestro
querido 1). B randa, no contesto aún sobro
los dos asuntos de (jue me habla V. en la
apreciable suya. Aquí trateremos cou él, quo
bien conoce sus caritativos sentimientos, y
haremos lo posible para secundarlos. »
« Reciba, Sra. mudro, la expresión ile
nuestro cariño y agradecimiento por todo lo
que hizo basta ahora y que hará eu adelante
por los pobres huérfanos y obras de Don
Bosco; y viva segura de que como Don
Bosco nunca so olvida eu el cielo de V., así
sus hijos siempre so acuerdan de su amada
mamá y ruegan por ella. — Su afmo. —
Pbro. M ig u e l R oa. »
« P. I). Monseñor Cagliero no ha llegado
todavía de su viaje á Roma y Sicilia. Ix>
esperamos el 22. Don Viglietti le envía dis­
tinguidos respectos, y le da nuevamente gra­
cias por la bondad quo tuvo hacia ól en su
morada en Barcelona. »
La respuesta dada en esta carta no satis­
fizo ú D'' Dorotea, la cu al, sospechando si

— 143 —
habría alguna causa, que motivase la dila­
ción, tal que no osasen los Padres declarílrsela, escribió al P. Rúa en estos términos:
« Rdo. D. Miguel Rúa. — Barcelona, 26
mayo de 1888. — Muy estimado y respetado
Padre: también yo lie sentido no poder asis­
tir A la fiesta de la Santísima Virgen y ha­
cerles á Vdes. una visita; ]iero Dios nues­
tro Señor no lo ha querido, mandándome
esta tos, que me ha jnolestado estos d ías:
es preciso conformarse con su divina vo­
luntad. »
« Tengo á la vista su estimada del 20 del
corriente, por la que veo esperaba V. al
Rdo. P. Branda, para decidir las dos peti­
ciones que hacía á V. Siento este retardo;
pero creo que el Consejo podría muy bien
decidir esta cuestión: lo que no veo difícil,
atendido á que aquí hay personal suficiente
para llenar esta necesidad. Si tiene V. que
hacerme alguna pregunta sobre el particu­
lar, podrá V. hacerlo con toda franqueza,
seguro que yo no me reseutiré por cual­
quiera objeción que V. me haga; pues tra­
bajando para un mismo fin, que es la gloria
de Dios, no podemos estar muy discordes,.y
poco á poco nos x^ondremos enteramente de
acuerdo; iiues á más de la escuela, podi-ía
haber un oratorio festivo, en el que se po­
dría hacer mucho bien. >
« En días pasados escribí á' V. remitién­
dole una letra de 1500 francos sobre París,
la que deseo saber si ha llegado á sus ma­
nos, destinados para las fiestas de nuestra
(Madre), la Santísima Virgen. — D o r o t e a .»
No tardó muchos días en tener D* Doro­
tea la siguiente contestación:
« Tarín, 3 de junio, 1888. — Estimadísima
Señora Dorotea Chointea, Viuda de Sierra.
— Muy benemérita Señora nuestra madre.
— Pensando que debo tratar con una madre,
me atrevo á escribirle á xiesar de mi largo
ret.'urdo: yo estoy cierto que V. sabe excu­
sarme, conociendo los muchos negocios que
cargaron sobre mis débiles espaldas, después
de la muerte de nuestro querido Padre.
Siempre be tenido ante mis ojos sus precio­
sas cartas; mas solamente hoy me es dado
contestarle. »
« Gracias muchísimas le doy por las 1500
pesetas que su caridad nos envió; y nos
ayudaron grandemente á soportar los gastos
de la fiesta de nuestra Sra. Auxiliadora.
Que Dios se lo pague con inmensidad de
favores y bendiciones. La fiesta fué verda­
deramente solemne como los años pasados,
y muchísimo fué el concurso de todas partes,
consolantes el número de comuniones y el
recogimiento de los devotos; mas nos faltaba
el amado Padre y la buena de nuestra ma­
dre. Por la i)riraera vez no se encontró en
dicha solemnidad ni Prior ni Priora. Pa­
ciencia. »
« Ahora viniendo á los asuntos de que nos
habla en la snya del 26 de mayo, le diré

que nosotros hemos tratado en capítulo con
toda seriedad de ellos; y nos encontramos
todos deseosos de secundar las x>iadosas in­
tenciones de V. Solamente dos dificultades
se nos presentaron : falta de personal, y falta
de medios pecuniarios. D. Bosco ante-s do su
muerte, y el Santo Padre después de la misma
nos recomendaron suspender x>or algún tiempo
toda construcción y toda nueva fundación.
Yo he prometido observar talos órdenes, y
encomendé á todos mis hermanos his mi.smas
cosas ya por obediencia, ya por necesidad.
Sin embargo si D. Bramla iniede emprender
la construcción do la nueva capilla y tenor
la escuela en el barrio do que V. nos habla,
sin pedir nuevo personal ó socorro de dine­
ros, nosotros vamos muy contentos; Con la
válida ayuda de V., de su gonorosidad. iufluencia y nctivi«lad, yo e.spero que todo le
podrá suceder bien, y á tal efecto rogamos
con fervor á Dios todopoderoso. »
« Que Ntra. Sra. Auxiliadora bendiga y
proteja á V. y á todos los que V. quiere, y
la couser^ e mmdios años. — Afectos á todos
sus numerosos hijos: y V. me tenga 8iemi)re
como — Su afmo. servidor en J. O. — Pbro.
M ig u e l R ú a .

« P. J). Ya sabrá V. noticias de la nueva
fundación Salesiaua en Talca. Las cosas em­
pezaron muy bien, en gran pobreza de todo;
lo que hace esperar gran desarrollo en lo
porvenir. Si V. tiene preparada alguna cosa
para aquella casa. Monseñor Cagliero está
pronto á recibirla aquí, ó pasar á tomarla á
su casa en el viaje de vuelta á América. »
En virtud de esta carta comenzó cb\sde
-luégo Doña Dorotea á poner por obra su ]>lau
de construir la escuela para niños de la casa
obrera en uno de ios barrios de la ciudad
más necesitados de cultivo. Sobre la elección
del sitio eu que debía levantarse la escuda,
hubo no poca variedad de opiniones. Unos
querían que el punto favorecido fuese San
Martín de Provensnls, otros el Pueblo Nuevo,
quién prefería los barrios del lado de Monjuich, tales como el Pueblo Soco ú fiestafranchs. Un día D"^ Dorotea llama al Í?adro
Branda y llévale á ver un terreno situado
entre Barcelona, Pueblo Seco y Hoatafranebs.
Estaba en despoblado y algo distante de
aquellos tres puntos. Preveía D* Dorotea que
aquel sitio no tardería en poblarse y sería
un punto céntrico, y deseaba prevenir una
necesidad antes que esta se sintiese. Otros,
que no miraban tan Iqjos, prefirieran un
punto menos despoblado y más céntrico.
D* Dorotea, con la intuición y perspicacia
que tanto la distinguía, mirando lo porvenir
como si lo tuviera presente ante sus ojos, se
formalizó, y atajó las dificultades que se le
oponían, diciendó estas palabras: « O en este
sitio se funda la escuela, ó no se la funda. »
Cedieron todos á su autoridad, porque no
dudaban que la señora veía más que ellos.
Compra en seguida el terreno, maula le*

-

144 —

yantar á toda prisa los planos de la obra y
edificar sin i>érdida de tiempo la escuela. En
marzo de l.SiH) con asistencia del Exemo.
Sr. Oldspo de la diócesis y del M. R. Don
Miííiicl lina se inauguró la escuela de la
calle <l(í FJoridablanca.
Oiión acertada estuvo
Dorotea en la
elección del .sitio, lo probó el buen éxito que
tuvo la escuela, pues d los pocos días de su
inauguración estuvo poblada ile niños. Bien
pronto 80 ochó de ver que debía darse nuevo
ensanche (i la oftra. La (japilla, cuya fábrica
o.sfaba ya á flor de tierra, se vió luégo que
debía tenor i)roporc¡ones mucho mayores. El
patio para el recreo festivo no bastaba para
admitir la mitad de lo.s niños que acudían.
Fue necesario comprar buena porción de te­
rreno contiguo i>ara dar al patio toda la
extensión que exigía la numerosa couciutcucia. Jíl dueño del terreno aumentó el i)recio
más del doble del que había vendido el pri­
mero. Los Padres desconfiaban de poderlo
adquirir á un precio tan subido; pero Doña
Derotea no desmayó ante tal diüculpid. En-,
terada del cas() por el Director de la es­
cuela, le dice: « Siempre que me he eiicouti'ado en semejantes aprietos, lie salido de
apuros enterrando en los solares que nece­
sitaba, motlalias dol Sagrado Corazón ó de
san José, llaga. V. lo mismo; y el cielo le
favorecerá. » llízolo el buen Padre y alcanzó
lo que tanto deseaba.
Tan pronto como se inauguró aquella casa,
dice el Sr. Figueira de A guilar, de todas
partes acudieron niños y jóvenes obreros an­
siosos de recibir el pan de la instrucción.
En el primer año asistieron á las clases
diurnas .‘ino alumnos y á las nocturnas unos
150; en el segundo, aumentaron ios primeros
hasta 400 y los segundos hasta 180. En la
actualidad, entre las clases diurnas, noctur­
nas , do solfeo y música instrumental, los
que acuden á aquella casa ascienden á más
de 650. Los liay de Pueblo Seco, de Fransa
Chicay do Ilosttifranchs, de Saus, del centro
de la ciudad y de los puntos más apartados
de la misma, como son el Paseo de S. Juan
y de Gracia y hasta do Hospitalet. Lo cual
prueba basta la evidencia la nece.sidad de
que hay no sólo do una, sino de varias casas
salesiauas por el e.stilo de la de que habla­
mos. En vista del creciente número de niños
y de la estrechez del local, viéronse los Salesiaiios precisados á adquirir más terreno,
y á pensar seriamente cu ensanchar el ediÜeio, so pona de suspender la admisión de
nuevos niños y reducir el número de los que
ya asistían regularmente á las clases. A fin
de evitar este trjmco tan triste para toda
nburt. on cuyo corazón lato el amor de Dios
y del prójimo, se empezó una parto del edi­
ficio destinado á capilla y clivses, esperando
que para el próximo año se podría llevarlo
á cabo, y asi no solamente continuar con el
mismo número de niños, sino aumentarlo

I

hasta unos 200 más. Pero como toda obra
de Dios está sujeta á pruebas y dificultades,
se han visto en la dolorosa situación de sus­
pender dichas obras por falta de recursos.
Ocurre hacer aquí una pregunta. ¿Con qué
medios contaban los hijos de Don Bosco al
emprender estos trabajos? — Con los que
esperaban de la divina Providencia, con la’
inagotable caridad de las personas piadosas
y con la generosidad de cuantos aman de
veras la restauración moral de la sociedad.
Pues que han renunciado á todo para con­
sagrarse al cuidado de la juventud meuesterosa y en ara.s de la caridad han sacrifi­
cado cuanto hay de más caro para el corazón
humano, como son la patria y la familia,
confían en que el Señor no dejtu'á de sus­
citar almas caritativas que les dispensen con
largueza sus auxilios.

Gracias de María Auxiliadora
R e c u iu d d á M ai*ía. — El 29 de abril
una niña de -una estimable familia enfermó
gi’avemente de difteria. Vino el médico,
apeló á todos los recursos del arte, y sin con­
seguir resaltado alguno desahució á la pobre
niña.
Afligida profundamente su madre recordó
haber leído eu el Boletín Salesíano multitud
de gracias obtenidas por mediación de María
Auxiliadora.
Recurrió, pues, á ella, y apeuas hecha su
petición se notó un sensible mejoramiento en
la en terma. Al día siguiente la curación era
completa; y con gran asombro general, y
especialmente del médico, la niña se levantó
y fue á la iglesi.* <le María Auxiliadora á
expresarle todo su agradecimiento x)or tan
señalada gracia.
O d o b ic o M a l v in o
C ooperador Saiesiiuio.
T ortona, 5 de m ayo do 18J3.

Ciu'ui p i a d o s a e s M a r ín . — Ilacía
año y lueilio que me sentía atormentado de
fuertes dolores intestinales, sin poder conse­
guir de módico alguno el alivio que de­
seaba.
Pensó entonces recurrir á María, y cosa
admirable, la enfermidad desapareció eu
ti-es días como por encanto.
Sac. C a l is t o P a s ix i .
P aim a, 2 de m ayo de 1893.

Coi aprobaeiói de la Aiteñdad Eclesiúlica • Gerente JOSÉ GA16IK0.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1893