BS_1897_03

Ficha

Título
BS_1897_03
Descripción
Boletín Salesiano. Marzo 1897
Fecha
1897.03
extracted text
Quien recibiere á un
niño en mi nombre, á
mi me recibe.

Os recomiendo In ni­
ñez y la juventud; cul­
tivad con grande esmero
su educación ctUtiann;
y proporcionadle libros
que le enseñen á huir
del vicio y á practicar
la virtud.
(P ío IX.)

(M A TH . XVIII.)

Entre las cosas divi­
nas, la m ás sublime es
la de cooperar con Dios
á la salvacidn de las
almas.
(S . D i o n i s i o .)

E l amor al prójimo es
uno de los mayores y
más excelentes dones
q u e . la divina, bondad
puede conceder á los
hombres.
(S. F ranc . de Sales.)

DA MIHI AKIMAS GAITERA TOLLE

1

¥

ANO X H — N. 3.
^ ______________

Cottolengo, 32
~~

R e d o b la d , vuestras
fuerzas á ñu de apartar
á la niñez y juventud de
la corrupción é incre­
dulidad y preparar asi
una nueva generación.
(L eón XIII.)



PUBUCAG/ON MENSUAL

fiTARZO de 1 8 9 7

p.E D .A C cio N y ^Ad m i n i s t r a c i ó n

•Oi



.V ^
Turin (Italia)^
^
--------

•o*<

Sna gravísima desgracia.


* •© --

U E S T R O S e i i o r s e Fiei s e r v i d o v i s i t a r á i a u .e s t r a C o n g ir e g a c i o n c o n n n a n u .e v a g r a v ís ix x x a d e s g r a c ia .
E l 2 7 d o E n e r o x H t i m e n n e s t r o a m a d o P a d r e y S v x p e r io r
D. R ú a r e c i b í a t r i s t e s n o t i c i a s d e l a T i e r r a d e l F u .e g o , q u e
H a n v e n i d o ó. a m a r g a r d e n u . e v o s u . c o r a z ó n d e p a d r e .
E l 12 d e l p . p . D i c i e m b r e u n t e r r i b l e i n c e n d i o d e s t r u í a
c o m p l e t a m e n t e l a p r ó s p e r a é i m p o r t a n t í s i m a M i s ió n d e
l a C a n d e l a r i a d o l a T i e r r a d e l F u e g o e n e l R ío G r a n d e .
N a d a H a r e s p e ta d o e l v o r a z e le m e n to , d e ja n d o e n poco
t i e m p o c o n v e r t i d a e n u n m o n t ó n ^de e s c o m b r o s l a e n t e r a c o l o n i a .
L o s d a n o s m a t e r i a l e s s u fr id o s a s c ie n d e n á m u c H o s m i l e s d e p e ­
s e t a s . L a n e c e s id a d d e r e c o n s t r u ir ú la m a y o r b r e v e d a d e s t a c o lo n ia
e s u r g e n t ís im a , p u e s p o r la s itto a c io n g e o g r á fic a q u e o c u p a , e s e l
p u n t o d e r e u n ió n d e lo s in d io s d e la T ie r r a d e l F u e g o .
E n e l n ú m e r o p r ó s c i m o , D io s m e d i a n t e , d a r e m o s
d e ta lle s .

— 64

m

m

A

m

M i H lJ'O i 1 1 MAEU


SU

-----------------------------------------------------------------

O P O R TU N ID A D

üB las vocaciones sacerdo­
tales disminuyen á ojos vis­
tas de año en año, es una
realidad bien triste por cierto
y que se presta á muy a,
n margas reflexiones. Día por
día la parca de la muerte arrebata á va­
lerosos soldados del ejército de Jesucristo,
sin que haya otros de refresco que les
sustituyan y ocupen el puesto que aque­
llos abandonaron con la vida. Difícil, sino
imposible, será hallar de diez una sóla
diócesis en todo el orbe católico que tenga
cubiertas todas sus atenciones eclesiás­
ticas; que casi todas se resienten y la­
mentan de la falta de operarios evangé­
licos.
T que esto que decimos no sea una mera
hipótesis, ni una exagerada afirmación
para producir efecto, poco trabajo nos ha
de costar probarlo, bastándonos para ello
aducir algunos importantes testimonios
que no dejan lugar á duda.
El actual Sumo Pontífice que con pru­
dencia más que humana gobierna la Iglesia universal, se quejaba ya de este
gravísimo mal cuando era arzobispo de
Perusa. En una Pastoral dirigida al clero
de su diócesis, con focha de 22 de Octpbre de 1869, después de haber manifes­
tado al principio que en un decenio, de
1850 á 69, los datos estadísticos indicaban
qtie el nómero de las muertes acaecidas en
el clero excedían on treinta al de las orde­
naciones, añadía: «punto es este que aflije
profundamente el corazón, al considerar
las muchas parroquias que nos pedirán
pastores, y no ])odreraos dárselos; las
muchas x>oblaciones piadosas que nos pe­
dirán el alimento de la enseñanza cris­
tiana y el consuelo de los Sacramentos,
y no podremos atenderlas; y en fin, si
continóa semejante estado de cosas, agrega, no habrá obstáculo que se oponga
al decaimiento y ruina de la Religión en
estos pueblos, por falta de brazos que la
cultiven.

« La falta de Ministros del Señor yla dis­
minución de vocaciones, dice un notable
escritor italiano, se deja sentir de tal ma­
nera entre nosotros, que los obispos tiem
blan por la suerte de las almas que les han
sido confiadas. Si no se pone un proito
y eficaz remedio á mal tan grave, Iteli*
se verá en la necesidad de recurrir á
tras naciones católicas en busca de Sa­
cerdotes que mantengan encendida la
llama de la caridad y viva la luz de \i
Religión de Jesucristo; pues debido
la indiferencia religiosa; á los terrenos
intereses de muchas familias cristianas:
al descuido y más que todo, á la funesta
educación que se da á la juventud en la
familia y en la escuela; á las máximas
irreligiosas que por una mal entendida
libertad se difunden diariamente por do­
quiera; á los ultrajes y calumnias, insultos
y sarcasmos de que son contiuuamentf
objeto los Sacerdotes en libros y perió­
dicos, en teatros y públicas reuniones, j
finalmente, á otras muchas más cansí'
no menos fatales que podríamos añadir,
elm^merodelos apóstoles del Señor dismi
nuye cada día,claréanse hxs filas de los sol
dados déla Iglesia y desaparecen los pastfr
res de las almas, las cuales, comoovejassin
su guía, siguen los tortuosos senderos de
vicio, viniendo á dar en las voraces fan
ces del implacable y rapaz lobo. » Y par*
que se vea lo fundado de este juicio, bas­
tará tener presente que en el decenio de
1875-85 el número de sacerdotes que de­
jaron este mundo, según la cifra
arroja la estadística, fueron 10,701, no pi­
sando de 4,995 el de los ordenados es
igual período; es decir, menos de la mitod^
Si de Italia pasamos á Francia, con­
templaremos igual ó parecido tristísima
cuadro. « Las vocaciones eclesiásticas dü
minuyen casi en todas partes de ni^
manera alarmante, > dice un obispo. < b'ta plaga, añade otro, se estiende de d»
en día, habiendo ya tomado espantos*-'
proporciones. » « Trabajemos por curan*'

— 5o —
pues la Iglesia, exclama un tercero, nos
lo pide con lágrimas; la Iglesia que es salen de los labios ó de la pluma de los
madre y que gime al ver la multitud de ungidos del Señor. El malogrado Sr. D
almas que se pierden, porque no hay su­ Ignacio Velasco, arzobispo de Bogotá*
ficiente número de pastores, de apóstoles, decía en su primera carta pastoral de 7
de doctores. » Monseñor Bougaud poblico de Octubre de 1889, lamentándose de esta
no hace mucho un libro con este expre­ misma falte de vocaciones eclesiásticas:
sivo títnlo: E l gran peligro de la Francia « La idea de la falta de operarios evangóm el siglo XJX. X ¿cuál es este peligro? hcos comenzó á preocuparnos desde que
La falta de sacerdotes; falta de que igual­ entramos en el territorio del arzobispado
mente se lamentaba el obispo de ÍTimes y nos preocupa más y más á medida que
quien escribiendo al autor unía sus que­ vamos conociendo las necesidades de mu­
jas á las de 30 Prelados franceses, que chos pimblos abandonados ó mal atendi­
calurosamente excitaban á las almas ge­ dos. > T aludiendo después á ovejas que
nerosas á remediar un mal tan grave como no eran de su redil y que se hallaban
amenazaba á la Francia con la creciente en los confines de su diócesis, añadíadisminución que se notaba de vocaciones « lau tas y ten graves necesidades no nueden remediarse sino con el ministerio
eclesiásticas.
apostóhco,
ejercido por suficiente número
En España, no menos que en Italia y
de
operarios
evangélicos convenientemente
Francia, las vocaciones al estado eclesiásíico no son ni con mucho las suficientes distribuidos, puesto que la fe no se cono^
p ^ a cubrir todas las necesidades de los mno oyendo la predicación del Evangelioauditu; auditus autem per verheles. Ko hace aun dos años que el Hmo. Fides ^
hum
ChrisU.
Pero i cómo han de oir sTn
Sr. Obispo de Falencia decía en una de
i
aiidient sinepraedisus Pastorales: « Son en bastante número cante
los pueblos que no conocen desde hace
iJ
pierda algún
muchos años las fiestas del miércoles de rdía
Méjico, decía el Emo. Sr. LabasOeniza, de la Semana Santa y otras en tid aen
, no por la acción más ó menos
las que los Párrocos simultáneos no pueden
P® f
n
i
por las malas
duplicar el Santo Sacrificio de la Misa
Sr. Obispoj envíenos pronto un Sacerdote, artes del Protestantismo, ni por la astucia
lazos que tiende la Francmasonería
esta es la súplica que se nos ha dirigido yBino
por falta de Sacerdotes. Tengo mucha^
frecuentemente en esta Santa Visita. » parroquias
que no tienen párroco, ni vi­
Pero para qué aducir el testimonio cario, ni nadie absolutamente que cuide
de uno u otro Prelado, cuando tenemos de sus alma.s. >
otros en los que todos ellos se lamentan
El limo. Sr. Lasagna en la última rede la necesidad de sacerdotes ? En efecto: lacion de sus viajes que escribió, dice
entre las conclusiones del Congreso Cató­ hablando de Cuyabá, capital del k a tto
lico de Zaragopfigura la siguiente: « Otra
/
PoWacion será de cerca
de las necesidades más sentidas es el 16.000 habitantes....
El Obispo sólo tiene
aumento del clero para que el celo sa­ ím sac^dotes qne le ayuden en la capi­
cerdotal pueda extenderse y diftindirse tel y Oteos oclu) en diversas parroquias de
jy
cada día. » Pero no conten­ ^ cuales muchas están sin pastor desde
tándose con esta dolorosa manifestación
michos anos. Hay un Seminario diy comprendiendo que en asunto de tan ngido desde hace cinco años por los ce­
capital importancia, que reclama pronto losos Misioneros Lazaristos, que son la
rmedio, era necesario insistir una vez y providencia de la Iglesia en el Matto
otra vez para llevar al ánimo de todos (jrosso, pero las vocaciones son tan rala persuasión más íntima y decidirles á
que cZ Ohispo en dieciseis años sólo ha vopon^mano á la obra con empeño, vuelven dxdo ordenar un sacerdote. >
os Pr^ados á tratar de esta necesidad
continuar? Becorramos, aj Congreso Católico de Tarragona, m ad ^ Cooperadores,
las relaciones de
dando importantes reglas prácticas para nuestros Msioneros, y ellas nos dirán con
remediarla en lo posible; reglas de que Ja incontrastable elocuencia de los he­
adelante nos ocuparemos.
chos, mucho más de lo que nosotros pu­
Si por último, del Viejo pasamos al diéramos decir en los estrechos límites
A>nevo Mundo, oiremos los mismos cla­
mores ó quizá más altos y tristes que
Salesiano de Febrero de 1895 y « -

i

— 56 —

de un artículo acumulando citas, que casi
podemos considerar innecesarias; ¡tan pa­
tente y á la vista de todos está la triste
realidad que lamentamos!
I Podemos, pues, amados cooperadores,
cruzarnos de brazos ante una necesidad
tan evidente y de tan trascendentales
consecuencias? Entre las cosas divinas,
dice S. Dionisio, la más divina es la de
cooperar con Dios á la salvación de las
almas: ahora bien; ¿de que mejor y más
eñcaz manera x)oderaos x>restar á Dios la
cooperación que nos pid®j
contribu­
yendo con nuestros posibles al sosteni­
miento de una obra como la de María
Auxiliadora, cuyo objeto no es otro que
formar buenos y celosos sacerdotes que
mantengan viva la fe en el pueblo cristiano,
y heróicosMisioneros que vayan á sembrar
la divina semilla y á iluminar con las
esplendorosas luces del Evangelio á tantos
infelices hermanos nuestros como aun ya­
cen en las sombras de la muerte y en las
tinieblas del paganismo?

A F R O B A -O IO lS r

de la Obra de los Hijos de María.
P a r a q u e m á s y m á s n o s a n im e m o s á co ­
o p e r a r á u n a o b ra t a n n e c e s a ria y d e la q u e
ta n to p u e d e e s p e ra r l a K e lig io n , p o n e m o s á
c o n t i n u a r o n la s ú p lic a d ir ig id a p o r n u e s tro
a m a d o p a d re ' D . H osco a l in m o rta l P ío I X ,
y l a re sp iie stJi d e l V ic a rio d e J e s u c r is to ap ro b a n d o la O b r a y a c c e d ie n d o á lo s d eseo s
d e D . B o sco . L e a n a te n ta m e n te e sto s d o c u ­
m e n to s n u e s tro s a m a d o s Ü o o p e ra d o re s y r e ­
fle x io n a n d o s o b re lo s g r a n d e s te s o ro s d e g ra ­
c ia s o fre c id a s á s u g e n ero sid ad ^ re s u é lv a n s e
d e u n a v ez á c o o p e ra r c o n d e c isió n y a h in co
á u n a o b r a q u e re c la m a n d e c o n su n o el b ie n
d o l a R e lig ió n y el d e la c iv il so c ie d a d .
B ea tísim o P a d re:
{a n e c e s id a d d e o b re ro s e n la m ís tic a
v iñ a d e l S e ñ o r h a m o v id o á m u c h o s
O b isp o s y celo so s c a tó lic o s á a b r ir
X^equeños s e m in a rio s , e s c u e la s aposa r a la s IM isiones y o tro s in s titu to s
p r iv a d o s ú o b r a s p ía s á fin d e e d u c a r c r is ­
tia n a m e n te á l a j u v e n tu d y c u ltiv a r la s
v o c a c io n e s e c le s iá s tic a s q u e D io s se d ig n e
c o n c e d e r. X a O b r a d o A l a r i a A u x i l i a ­
d o r a p a r a fo m e n ta r las vocaciones a l estado
eclesiástico p a re c e p o d e r u n ir s e á s e m e ja n te s
e s fu e rz o s . E l fin d e é s ta e s c o n g re g a r á los

jó v e n e s a d u lto s q u e con la s c u a lid a d e s neces a r ia s y s u fic ie n te a p titu d p a r a la s letras,
p u e d a n h a c e r lo s e s tu d io s lite r a r io s en cor­
so s e x p re s a m e n te p r e p a r a d o s a l efecto. Ter­
m in a d o s e sto s e s tu d io s y m a n ifie s ta l a voca­
ción; lo s a lu m n o s q u e d a n e n e n te r a lib ertad
d e v o lv e r á s u s D ió c e sis b a jo la inm ediata
d e p e n d e n c ia d e s u s re s p e c tiv o s ordinarios,
d e a b r a z a r el e s ta d o re lig io so ó d e dedicarse
á la s M isio n es e x tr a n je r a s .
M u c h o s O b isp o s h a n a c o g id o b en ig n a­
m e n te e s te p ro y e c to y co n d e s p a c h o s de re­
c o m e n d a c ió n h a n a n im a d o a l h u m ild e expo­
n e n te á s u p lic a r á V u e s tr a S a n tid a d q u e se
d ig n e b e n d e c irlo y re c o m e n d a rlo . Y sien d o su
fin e n te ra m e n te c a r ita tiv o y re lig io so , ruega
re n d id a m e n te á V u e s tr a S a n t i d a d , q u e ab rie n d o p ia d o so los te s o ro s d e s a n ta s in d u l­
g e n c ia s , te n g a l a b e n e v o le n c ia d e conceder
á lo s re lig io s o s d e la C o n g re g a c ió n S alesiana
y á lo s a so c ia d o s á e s ta o b r a :
1.
®I n d u lg e n c ia p le n a r ia en el a rtíc u lo
l a m u e rte sie m p re q u e h a g a n á D io s el sa­
crificio d e l a v id a , a c e p ta n d o e l g é n e ro de
m u e rte q u e le s e n v ia re .
2.
® L a s In d u lg e n c ia s , y fa v o re s esp
tu a le s d e lo s T e rc ia rio s d e S a n F rancisco
3.
° Q u e la s I n d u lg e n c ia s r e la tiv a s á
ig le s ia s y á la s fie sta s d e S a n F ra n c is c o de
A sís p u e d a n g a n a r s e e n la s fie s ta s d e San
F ra n c is c o d e S a le s y e n la s ig le s ia s d e la
C o n g re g a c ió n S a le s ia n a .
L le n o d e c o n fia n z a en q u e V u e s tr a S an­
tid a d se d ig n a r á b e n d e c ir los p o b re s esfu er­
zo s d e l h u m ild e e x p o n e n te y c o n c e d e r los
im p lo ra d o s fa v o re s , s e d e c la r a con l a m ayor
v e n e ra c ió n y filial o b se q u io .
H u m ild e hijo de la S a n ta Iglesia
y O bligadísim o P eticionario

J uan B osco , Pbro.
Turíu, 4 do Marzo de 1876

I> ío

IX

I* .

Para perpetua memoria.

ABiÉNDOSEinstituidocanónicamente,
s e g ú n se n o s h a e x p u e s to , u n a aso-,
cia c io n d e fieles ó P ia d o s a O b ra cou
e l títu lo d e l a B e a ta V ir g e n Marui

A lm lirtJora, cuyos miembros se p r o ^ n e n rfr
c o g e r jó v e n e s d e b u e n a ín d o le co n vocación
a l e s ta d o e c le siá stic o , p a r a a fia n z a rle s en
e s ta v o c a c ió n ó in s tr u ir le s e n la s le tra s y
e s tu d io s e c le s iá s tic o s , con el fin d e q u e di­
c h a O b ra a d q u ie r a d e d í a en d ía m ayor
in c re m e n to , X o s, p o r la m ise ric o rd ia d e D iw
O m n ip o te n te , e n c a rg a d o s d e l a a u to rid a d ae
s u s A p ó sto le s S a n P e d r o y S a n P a b l o , a
to d o s lo s fieles d e u n o y o tro sex o inscritos
ó q u e se in s c rib a n e n e s ta a so c ia c ió n , le s con­
ce d e m o s in d u lg e n c ia p le n a r ia e n el artíem o

á

— 5'i
déla m u e rte si v e r d a d e r a m e n te a r r e p e n tid o s ,
confesados y c o m u lg a d o s (y n o p u d ie n d o h a ­
cer esto, a l m e n o s c o n tr ito s in v o c a re n d e v o ­
tam ente e l n o m b re d e J e s ú s co n el- c o ra z ó n ,
cuando n o le s fu e s e p o s ib le ta m b ié n co n la
boca) r e c ib ie r e n p a c ie n te m e n te l a m u e r te
como c a s tig o d e l p e c a d o . C o n ced em o s ig u a l ­
mente in d u lg e n c ia p l e n a r i a y re m is ió n d e
todos s u s p e c a d o s á lo s so cio s q u e v e r d a d e ­
ram ente a r r e p e n tid o s y c o n fe sa d o s e n e l d ía
de c a d a m es q u e fu e s e d e s u a g r a d o , e n u n a
iglesia ti o ra to rio p ú b lic o , r e c ib a n el S a n to
Sacram ento d e l a E u c a r is tía , d e v o ta m e n te
visiten e s ta ig le s ia ú o ra to rio p ú b lic o y ru eguen á D io s p o r l a c o n c o rd ia d e lo s p rín c ip e s
cristianos, e x tirp a c ió n d e la s h e r e jía s , c o n ­
versión d e lo s p e c a d o re s y e x a lta c ió n d e la
S anta M a d re I g l e s i a ; p u d ie n d o a d e m á s , á
m anera d e s u fra g io , a p lic a r e s ta in d u lg e n c ia
por la s a lm a s d e lo s fieles q u e u n id a s á D io s
por la c a r id a d h a y a n y a e m ig ra d o d e e s ta
vida. Q u e rie n d o N o s á m á s d e e s to d a r u n a
señal d e e s p e c ia l b e n e v o le n c ia á d ic h o s s o ­
cios, le s c o n c e d e m o s to d a s la s in d u lg e n c ia s
tanto p le n a r ia s com o p a r c ia le s , d e q u e p u e ­
den g o z a r lo s T e rc ia rio s d e S a n F ra n c is c o
de A sís, y e n v i r t u d d e n u e s t r a A p o s tó lic a
A u to rid a d le s c o n c e d e m o s q u e l íc ita y lib r e ­
m ente p u e d a n g a n a r e n la s fie s ta s d e S a n
F ran cisco d e S a le s y e n la s ig le s ia s d e lo s s a ­
cerdotes d e l a C o n g re g a c ió n S a le s ia n a to d a s
las in d u lg e n c ia s q u e lo s T e rc ia rio s p u e d e n
g an ar e n la s fie s ta s y e n la s ig le s ia s d e S .
F ra n c isc o d e A s ís , c o n ta l q u e c u m p la n con la s
obras d e p ie d a d p r e s c r ita s p a r a g a n a r la s ;
no o b s ta n te c u a lq u ie r a d is p o s ic ió n e n c o n ­
trario y d e b ie n d o la s p r e s e n te s te n e r v a lo r
á p e rp e tu id a d . E s ta m b ié n n u e s tr a v o lu n ta d
que á la s c o p ia s tr a n s c r i t a s ó e s ta m p a d a s d e
las p re s e n te s l e tr a s , s u s c r ita s p o r m a n o d e
n o tario p ú b lic o y con e l se llo d e p e rs o n a ec lesiástic a c o n s titu id a e n d ig n íd a d , s e p r e s te
la m ism a fe q u e á la s p r e s e n te s .
Dado en 'Roma, en San Pedro ba¡o el aulllo del
PeecadoT, el 19 de Mayo de 1876. Ailo trigésimo de
nnestro Pontificado.

P o r el Card. ASQUINI

D omingo J

a co bini , S u s titu to .

L u g a r del sello

#.

T

a i

:5 irs íí&

s q u e c a m in a m o s in c ie rto s p o r e s te
m u n d o e sp e ra rn o s c o n te m o r l a in e ­
v ita b le y tr e m e n d a h o r a e n q u e te r_____ m in a d a n u e s tr a c a r r e r a , h a b re m o s
p a ra r n o s p a r a d a r c u e n t a d e lo s ta le n to s
que se n o s c o n fia ro n p a r a n e g o c ia r n u e s tr a
salu d e t e r n a

T e rrib le e s ese tr á n s ito o n e l q u e m u c h o s
q u e se c re y e ro n d e e s p ír itu a lta n e ro , a l fin
^ l í d o b le g a n s u d u r a c e rv iz á la s ir r e v o c a ­
b le s le y e s d e l C r e a d o r; y lo s q u e e n u n tiem p o
e r a n c o n s id e ra d o s com o u n o s le o n e s, a llí se
m a n sific a n com o el h u m ild e co rd e ro , q u e no
a b re s u g a r g a n ta p a r a la m e n ta r s u d e s tr u c ­
c ió n v ita l y s í s u s p á rp a d o s p a r a d e rra m a r
u n a lá g rim a .
E n e s a h o r a ú ltim a , n o s o tro s lo s q u e
cre em o s e n el m á s a llá d e l s e p u lc r o , y q u e
co n fian d o e n lo s m é rito s d e l D o s-H o m b re
e s p e ra m o s la b ie n a v e n tu r a n z a , p e ro q u e p o r
n u e s tr a s d e fe c c io n es tem em o s el in fie rn o , no
p o d em o s m en o s q u e a c o g e rn o s co n ilim ita d a
c o n fia n z a á a q u e llo s q u e , h a b ie n d o p a s a d o
p o r e l la n c e p a v o ro so d e l a m u e rte , y a g o zan
d e m u c h o v a lim ie n to a llá e n e l cielo. É n tr e
lo s q u e d e s p u é s d e l a S a n tís im a V irg e n se
tie n e n p o r a b o g a d o s e n l a ú ltim a h o ra , se
e n u m e ra e n p rim e r lu g a r el C a stísim o P a ­
t r i a r c a S a n J o s é , q u ie n tu v o l a g r a n d e fe ­
lic id a d d e e x h a la r s u ú ltim o a lie n to e n lo s
b ra z o s d e N . S r. J e s u c r is to y d e l a q u e es
te r r o r d e l in fie rn o , M a ría S a n tís im a .
E s forzoso q u e l a e n fe rm e d a d a g o te u n
d ía d e l to d o n u e s tr a s fu e rz a s y q u e p a r a
n o s o tro s s e a lle g a d o e l m o m en to su p re m o d e
l a m u e rte , m o m en to d e c isiv o y p o r lo ta n to
m o m en to te r r ib le p o r la s lu c h a s é in c e rti­
d u m b re s q u e t r a e c o n sig o . L u c h a e l c u e rp o
á c o n g o ja d o , a g o ta n d o s u s ú ltim a s fu e rz a s
c o n tr a la s d e l m al q u e tie n d e n á r e n d i r l e :
l u c h a e l a lm a co n lo s ú ltim o s a s a lto s d e l
e n e m ig o in fe rn a l q u e p ro c u r a p e rd e rla . I n ­
c ie rto el in fe liz m o rib u n d o e n tr e el m u n d o
q u e v a fa ltá n d o le y a b a jo d e lo s p ie s, y la
e te r n id a d q u e a b re i)a ra re c ib irle su s d e s c o ­
n o c id o s ab ism o s, n e c e s ita m á s q u e n u n c a
q u ie n le in s p ire v a lo r y c o n fia n z a y q u ie n
le d é com o am ig o la m a n o p a r a d a r , a p o y a d o
e n e lla , a q u e l h o rrib le s a lto m o rta l.
E l g lo rio so P a t r i a r c a S . J o s é q u e conoce
b ie n á fo n d o to d o s e sto s p e lig ro s y a n g u s tia s
d el a lm a e n ta n a p u ra d o tr a n c e , y q u e»
m ism o tie m p o s a b e c u á n g ra n d e es s u v a l i ­
m ie n to a n te e l tro n o d e l A ltís im o , e s t á a llí
á la c a b e c e ra d e l e n fe rm o q u e le h a sid o
d e v o to y q u e le in v o c a , y c o n su n u n c a
d e s m e n tid a p ro te c c ió n y v a lim ie n to li b r a a l
a lm a d e s u s a n g u s tia s , l a fo rtific a y so stie n e
e n s u s la c h a s y n o l a a b a n d o n a h a s ta q u e
p e r o r a d a y g a n a d a su c a u s a a n te e l tro n o
d e l a d iv in a J u s tic ia , l a in tro d u c e e n la s
e te r n a s m o ra d a s.
I n v ( ^ u e m o s , p u e s , a m a d o s C o o p e ra d o re s,
a l P a t r i a r c a d e N a z a re t, to m á n d o le p o r n u e s ­
t r o p r in c ip a l a b o g a d o , d e s p u é s d e l a M a d re
d e D io s, p a r a e l ú ltim o in s ta n te d e n u e s tr a
e x is te n c ia , y e ste m o s s e g u ro s d e q u e p o r s u
v a lim ie n to y b o n d a d p a sa re m o s fe liz m e n te
d e e s te m u n d o á g o z a r d e D io s e n s u co m ­
p a ñ ía .

- 58 -

UN RECUERDO

El R. P. Unía, apóstol de los leprosos
de Agaa de Dios.
No íuó el P. Unía la caridad restriogida,
sujeta á una ley, ni cefilda á ua objeto; no
nació para servir un hospital único, ni á
una raza, ni á esta ó á la otra doctrina;
no Tino al mundo para ser limosnero, ni
consolador, ni fuudador de hospitales, ni
módico. Nació para aor todo eso, y supo
serlo; Tino para consolar, aliviar y curar
A loe hombres, y lo hizo; tuvo mucho
que dar y lo dio; se dió & sí mismo,
i Peiidito corazón !

( E l Derecho).
año se ha cumplido y sin em­
bargo la desoladora realidad, per­
diendo en ocasiones, al parecer, su
fuerza torturante y suavizándose en
el pensamiento, halaga nuestra fan­
tasía con un reflejo de esperanza,
y entonces evocamos el recuerdo de
épocas felices en que nuestro ama­
dísimo y siempre sentido Padre
Unía nos decía: « U n saludo, un
suspiro de mis amados hijos, que como Dios sabe, me
son más caros que las niñas de mis ojos, me da mucho
aliento, y me siento más fuerte, haciéndome olvidar
mi penoso y largo viaje. No veo el momento de poder
regresar entre mis muy amados. Rogad mucho á Dios
y á María Auxiliadora para que pueda volver lo más
pronto posible; i ojalá ftiora mañana 1 renunciaría al
gusto de ver á mi familia. i Virgen Auxiliadora, ha­
cedme esta gracia, que pronto vuelva á estar entre
mis hyos I »
Pero la ilusión que forja el deseo y que la gra­
titud y el afecto quieren trasformar en hecho positivo,
pronto se borra y torna lo real, lo sombrío, lo in­
mensamente doloroso que nos g rita : ¡ Ha muerto!
¿ Y cémo es posible esto, nos preguntamos? Si el
Cielo nos lo había enviado como símbolo de bondad
y .de amor, y por eso él, olvidando todo lo que podía
serle caro en el mundo , cediendo sin vacilar á la
inspiración divina, vuela donde sus amados hyos para
oiyngjir sus lágrimas, esas lágrimas abrasadoras, hyas
de supremo infortunio; alienta en su agonizante lucha
con ú dolor del alma y del cuerpo á los que tanto
padecen, y derrama en sus corazones quebrantados
l>or el sufiimionto el cordial dulcísimo de la resigna­
ción y de la fe.
Triste es saber que ha muerto viéndonos rodeados
de tantos objetos que han dejado honda huella de su
paso por este recinto de la muerte, y contemplar llenos
do veneración todas esas manifestaciones de su ternura
que parece que nos dicen: ¡ Espera! ¡ Volverá!
N

.......................... Mas ha pasado ya un año y el
acento dulcísimo de su voz que apenas se percibe en
nuestro ser, sólo nos habla desde el cielo para enca­
recemos la resignación, porque se ha cumplido un
mandato divino.
No sin razón nos manifestaba desde Cartagena, al
abandonar este país, testigo de su abnegación heroica,
impulsado ya por el influjo de un presentimiento fatal
que á despecho de todo debía cumplirse poco después:
« Estamos en vísperas de abandonar á Colombia:
¿ será por última vez ó regresaré á este país, que tan
buenos recuerdos ha dejado en mi corazón? No lo sé;
estoy á oscuras de todo; pero resignado, eso si y
sintiendo mucho, en modo especial, abandonar á mis
queridos hijos. Esta vez sólo cumpliré la voluntad de
D. Rúa, pues me pondré completamente á sus ór­
denes. »
No fué, sin embargo, la del Sr. D. Rúa sino la
voluntad de Dios la que se cumplió: por eso, amado
Padre, dejaste á la tierra tus mortales despojos como
obligado tributo; tu alma tan hermosa como noble
y grande, habita ya en el Cielo iluminada por los
resplandores de la gloria; y á nosotros nos quedan
innumerables beneficios, ñuto de tu caridad inago­
table, y con ellos tu nombre sagrado que estará en
nuestros corazones siempre vivo como la lámpara que
ilumina el sagrado Templo del que has sido también
digno Ministro.
E k r iq u e A g u il e e a .
Lazareto de Agua de Dios (Bogotá), 9 de Diciembre de 1S9S.

DEUDA PASADA
II .
que pertenecia a l Catecismo de la
primera comunión, desde aquella tarde
apareció totalmente cambiado, radiante
de alegría y dócil á los consejos de su confesor.
Gastaba con éste verdadera fam iliaridad: cm ndo
le vela desbandábase de las filas é íb a á colgarse
de stfs manos, dábale cuenta del estado de su padre
y le preguntaba:
— ¿ Qué debo hacer ahora ?
— Besa, llora y gime, f«i iX)6r« A ngel.

— 59 —
. . . . Papá, que estuvo m uy serio durante toda
— Bueno, y ¿ qué más? .
esta
últim a semana, salió ayer al toque de las
— Escucha sin pestañear las instrucciones del
Ave
Híana-s
y no ha vuelto wids.
Hermano, sube después á la capilla p a ra rezar el

N
o
te
turbes, m i buen Angel; Aíaria te acon\Acordaos jjor tu papá, de seguida ve á casa y re­
pañará.
pítele todo lo qu-e hayas oido en el Catecismo. Por
Unos instantes después m il «iños entonaban el
¡a noche y p o r la m añana al pedirle la bendición,
Himno de la ¡Timora co­
dile con cariño: Papaito
munión:
¿comulgará V . conmi­
go? ¿cómo he de comul­
Ven, Hostia divina,
gar yo solito!
Ven, Hostia de amor,
— Si, si, Padre, pena
Ven, haz en mi pecho
me daría comulgar solo.
Perpetua m ansión......
Y el pobre niño rebo­
sando esa alegría hija de
con el entusiasmo y ar­
sa angelical esperanza,
dor propio de sus j u ­
echaba á correr sin m i­
veniles años, y del esta­
rar siquiera á los tran­
do de sus inocentes a l­
seúntes.
mas anhelantes del su ­
Amaneció el dia de la
premo y felicísimo moprimera comunión. L o s
inenfo de albcigar en su
wwos eneontrad)an que
pecho y estrechar contra
la naturaleza toda co­
su seno a l divino primenzaba á ser m ás pom ­
siofiero de nuestros a l­
posa y risueña: las flores
tares.
derramaban aronms co­
Y a el Sacerdote repar­
mo de cielo, el agua,
tía el P a n de la vida
á los niños, cuando un
los vientos y las plantas
hombre, en cuyo rostro
untan sos ix)ces en conse descubrían las huellas
ciatos de armonía arro­
del vicio, empapadas, eso
badora; la bóveda celeste
8i, con lágrimas de arre­
« encendía en brasas de
pentimiento, vino i co­
amor y las aves d su
locarse ju nio á A ngel.
modo entonaban cruzan >
E
r a su padre,, quien
iopor los aires el Gloria
despucs
de pasar u n dia
ÉDexcelsis Deo que los
con
su
noche
en él Con­
-ttgeles cantaron sobre
vento
de...,
se
presentaba
gruta de Belen.
para acompañar á su
E l corazón de A n g el
hijo en la prim era co­
tranquilo, anheloso y
í^ro esperaba la venida
m unión.
A ngel recibía, pues,
del que se nombró Eocio
E L P A T R IA R C A S . JO S É .
en
aquella m ism a hora
de los cielos, bien asi
S s c - A l t v L r a . & o I sub S e c '. s . o l a u a S a J . o » l aL« .a.a
(3.)
dos milagros.
::uio la azucena que con
^ fragancia embalsama el ambiente cuando al S u deuda estaba pagada.
ebrirse en la m añana alza su cáliz demandando
d las nubes el rocío que mantiene su vida y loIM PO R TA N TE.
*^mia. ¡Sólo los ojos del niño, aquejados y somSneediendo c o d frecaen cia q u e p a rte de la oorreepont>rios, estaban cual estrellas opacadas p o r nube d en cia n o s lle g a m a lta d a p o r ía lta de frauqtieo, adTertim os á im eetros lecto res qne el franqueo d e la s
t^mepestuosa!
c a rta s p a ra e l ex tra n je ro es
pert. p o r cada
— ¡Padre, dijo apoyando su trémula manecita
f r - a c c Í o n é « , p a r a l a 8 cartas; 0 * 0 0 ,
p
o
r
cad
a
^
O
s
m
..
y
f
r
a
c
c
i
o
n
e
» , p a ra lo s im la diestra del Sacerdote, voy á comulgar solito!.
pac 3 * d« laa enbierUa.

p reeo s: O’sSO h a s ta SO |rm ., 0 * 4 0 h a s U
SOO y 0 '?3 0 m ás p o r cad a OOO <í iVacc i o n e W e f e OOO p a ra los m anuscritos.



60

Efe"-

TIERRA DEL FUEGO
interesantefl datos de h iMisioe
de la lela Daweón.
Sr . Director del Boletín Salesiano.
Muy Sr . mío :
|oR encargo del mny amado Monseñor Fag-

iinno, y convencido de que lo son á V.
muy gratas las noticias de nuestras Mi________ sioiios entro indígenas, lo pongo á con­
tinuación algunos detalles sobre apuntes que yo he
tomado en nuestra Misión do la Isla Dawsón.
X * i* lm o ira - v i s i t a < io IMCous. F a g ^ a a u o
ú. » a v e s r i * o s o < io E u i * o p a — G o iie x * a l o u t u N t i u s i m o — E a c a a t o < le
l a a a t u j r a l e a s a — X Ja a ia i* U e i d e a s .
A la entrada de la tranquila y pintoresca Bahía
lla rris, se presenta allá, al fondo la hermosa población
de S. iíafaol coronada de bosques y de colinas. Es
tranquila y serena la tarde y la Bahía parece un
espejo. Apenas en vista de la M isión, al silbar el
vaporcito que nos lleva, se nota un movimiento inu­
sitado, una agitación y algazara extraordinarias. Todos
<3orron clamando do gozo: ¡ Monseñor, Monseñor !
Da goleta M aría A uxiliadora ya lo saluda con sus
banderas, y banderas se izan en el acto en todas las
partes do la población *, en el Colegio do los Salosianos y de las H erm anas; en varias casas de jefes
ihdigcnas; en todas las pequeñas embarcaciones dcl
puerta y do la Goleta, y en las mismas canoas in­
dianas que, alistadas en un momento, ya so deslizan
a l eucuontro del vaporcito.
De allá á lo legos so adelantan ufanos los in­
ternos con á la ca^za los músicos, cuyos brillantes
instrumentos reflejan los últimos rayos dol sol. Por
el lado opuesto se acercan las niñas internas acompa­
ñadas do las Hermanas, mientras que por todas partes
siguen saliendo otros, que apresurados, van á unirse
con los domits en el muelle y aumentan la algazara
de aquel gentío impaciente.
Vuelve á silbar el vapor y fondea: apenas se pre­
senta Monseñor en la cubierta, allá en el muelle rompe
la banda en marciales concentos, y toda la población
eñ vivas y h u rta s sin término.
Los nuevos indígenas manifiestan §n contento con
gritos salvajes, estendiendo los brazos hacia el mar.
liU recepción de Monseñor es un cuadro acabado.
Aquel Iwrde diáfano de oro que derrama el sol tras
el magnífico panoram a; la pintoresca población, los
verdes bosques y colinas; las aguas azules y tranquilísi­



mas en las que todo se espeja; el riachuelo que desciende
murmurando entre el bosque; el cementerio en
la cumbre del cerro escarpado de la playa; aquellas
pequeñas embarcaciones embanderadas , con indios
que reman á porfía, disputándose el honor del primer
saludo, del primer elogio de Monseñor; una música
de indígenas, y voces y ademanes semisalvajes,
cuando al fin aquella multitud se agrupa en tomo
de Monseñor y con satisfacción inmensa le besa la
bienhechora mano, ¿ qué más se podría desear para
un cuadro? Un pintor minucioso le añadiría acaso
los variados pájaros que so ven cruzar por los bosques
y la B ahía; aquellos lobos marinos que se calientan
sobre peñascos en la playa, y cuyo bramido parece
un triste saludo al sol que desaparece; los delfines
que juegan al rededor del vaporcito, y aquella inmensa
ballena allá á los lejos, cerca de la Tierra del Fuego,
que arroja columnas de agua agitándose entre la
blanca espuma de alborotadas olas. Pero los críticos
hallaríamos tal vez el cuadro particularizado en de­
masía, y borraríamos mucho dé aquella realidad aglo­
merada, para dejar libre la fantasía de cada cual i
crearse ilusiones de su gusto. Así hago yo, dejándole
á V. imaginar todos los demás adornos del hermoso
cuadro que yo presencié, y que tanto contribuyeron á
que fuera para mí inolvidable la tarde de nuestra
llegada á la Misión de S. Rafael en la Isla Dawsén.
Pero ¿ qué era para mi aquella encantadora escena,
en comparación del cuadro interior que formaban en
mi mente tantas ideas nuevas con respecto á las subli­
mes manifestaciones de nuestra Santa Religión, ideas
que despertaba en mi mente la vista de aquellos in­
dígenas arrancados á la barbarie y á las tinieblas
del paganismo?
Allí asilados so los acompaña ahora cariñosamente
por el sendero do aquella cristiana civilización que
guia á imperecedera felicidad, mientras proporciona
el consuelo más eficaz en las penas de nuestro des­
tierro.
Y nuevas ideas me formé do los Misioneros qne
los cuidan; en un tiempo vivían bajo otro cielo, ro­
deados de mil objetos de amor que los hacían fe­
lices. Todo, yo pensaba, lo han abandonado para
siempre: patria, parientes, am igos; y todo para ha­
cerse cargo de las miserias do estos pobres indígenas
que conocían tan sólo por la fama, y para dedicarles
sus fuerzas y su vida, sin miramiento humano que
los animo en la dura labor que se han impuesto. T
yo pensaba si acaso el indígena no hubiera nunca
reflexionado en los intereses que movían al Misionero
para buscarle allá entre sus selvas, y proporcionarle
una felicidad que le era desconocida; para aliviarle
sus dolores cuando enfermo y consolarle siempre en
sus afliciones; y me persuadí de que nunca habría
encontrado el secreto basta no haber entendido algo
de aquellos misterios de amor de que le hablaba d
Misionero puesto de rodillas á su lado; misterios cojo
compendio é imagen más viva era aquel crucifijo qn^
le presentaba.
¡ Ah I I cuán consoladora es para nosotros los
cristianos la vista de tales cuadros que tan al vivo
representan el inmenso poder que tiene aún co
nuestros días, el sagrado amor de las alm as!
El da mUii ánim as caetera tolle, será siempn
un alarde nobilísimo de victoria sobre las hunu'



liantes miximas del egoísmo anticristiano. Y osto glo­
rioso lema ¿ donde puede tener más práctica apli­
cación que en las Kislones de in d íg en a?
de

Isa

— < jrx * a jtid e s

a d e la n to s — 'X'i'a1>ajos d e l Bfisiouero —XJsos y costum1>i.*es d e lo s
Indios.

En los pocos dias de mi permanencia en nuestra
Misión de S. Eafael, tuve ocasión de imponerme per­
sonalmente de todo. Acostumbrado á ver tan sólo á
indios, cuya presencia me causaba lástima y asco á
la voz, fuéme de grata sorpresa el aseo y limpieza
do aquella niñas, especialmente, y mujeres que ya
desde algún tiempo están allá asiladas. Las niñas
internas en el hermoso Colegio de las Hermanas, y
los niños en el de los Salesianos, tienen regularmente
sus horas de clase, estudio y trabajo manual. Ob­
jeto de admiración fue para mi la banda de música
que se ha podido formar entre los internos, pues no
sólo saben tocar, sino que saben también solfear y
escribir las piezas que tocan, lo que indica aplicación
j éxito en la misma teoría musical. Las niñas se
distinguen por sus adelantos en las labores que las
son propias, como lo han atestiguado personas com­
petentes ; labores que se enseñan también á las mu­
jeres en talleres separados.
Los adultos viven formando familias en sus res­
pectivas casas, y se dedican principalmente á los
trabajos de ganadería y corte do maderas, mientras
sus mujeres atienden á los queliaceres domésticos.
Para todos hay sus horas de instrucción, y la reci­
ben cotidianamente, algunos en sus familias y otros
en distintas reuniones. En los dias de obligación
asisten todos juntos á la Sta. Misa y oyen la ex­
plicación del Evangelio 6 una instrucción lo más
•idaptada que sea posible á la común inteligencia.
Los internos é internas so acercan cón bastante frecaeiicia á los santos Sacramentos, y en las fiestas
más solemnes se confiesan y comulgan también los
Quitos ya admitidos á estos sacramentos. Los recien
ll'jgados tienen su clase preparatoria al Sto. Bau­
tismo y demás Sacramentos de nuestra santa Reli?ion.
Ia Misión de S. Rafael es, pues , una población
Í9 indígenas que marcha por el camino de la ver­
b e r a civilización cristiana , gracias á una proteodon particular del Señor y al celo constante y ab­
negado de los Misioneros y Hermanas.
El facere et docere no habrá tenido nunca apli'aciones prácticas tan pronunciadas, pues estos innecesitan siempre un ejemplo arrastrador.
Con el objeto de que se forme V . alguna idea de
a dora labor del Misionero para comunicar á estos
•ndigenas costumbres de vida cristianamente civili3da, le anotaré algo de su vida anterior, según
presenciado, y según datos que me han propornonado nuestros Misioneros que viven entre ellos,
Ln nuestra Misión de S. Rafael están asilados in.‘■’js Alacalufes y Onas. De éstos le liahiaró, los cuaen cuanto á costumbres, no se diferencian de
primeros en otra cosa notable, que en no saber
^Tegar.

61



Tienen alguna idea de un Espíritu bueno y otro
malo. Para el bueno se ignora exterioridad do culto,
y la idea de su existencia nos consta por el solo
hecho de que le atribuyen á ól, como favor singular,
el naufragio de buques con provisiones do víveres,
los cuales arrojados después á la playa, les propor­
cionan alimento sin trabajo. Asimismo lo atribuyen
las grandes cantidades de pocos quo la marea, al
retirarse, deja on seco; ontro pilos quoda alguna voz
la ballena. Refiriéndose d tan gratas sorpresas, como
también á los naufragios, aseguran quo el Espíritu
bueno les da muchas pruebas do protección con estas
extraordinarias provisiones.
La creencia en el espíritu malo la manifiestan espe­
cialmente con respecto á los enfermos. El doctor,
brujo, llamado por un enfermo de indigestión, por
ejemplo, que no es caso raro, tiendo al pobre paciento
y. empieza á fregarle y á golpearle con manos y.pies,
revoleándole con toda su fuerza como hacen los co­
cineros con la m a sa , soplando al mismo tiempo y
dando gritos muy estudiados. Así sigue mientras lo
quedan fuerzas. Descansa un momento junto á ía
pobre víctima para comenzar de nuevo liasta cuatro
ó cinco veces el mismo ceremonial. Esto tratamiento
sólo concluye cuando el paciente se ha tranquilizado,
es decir, cuando su desfellecimiento y postración lo
impiden todo movimiento, ó bien, cuando el paciento
es frío cadáver, lo que con harta frecuencia acon­
tece. Estas operaciones tienen por objeto alejar,
arrancar del cuerpo enfermo al espíritu malo que on
el caso contemplado sería la enfermedad misma.
Entierran los cadáveres sin ceremonial alguno y
abandonan el lugar. Sin embargo, por algunos días
lloran sus muertos á horas fijas, reunidos on coro
con una cantilena sin lágrimas , pero muy triste.
Duranto esta lúgubro función cotidiana, ])rovistos
do vidrios ó piedras cortantes, so hieren Iiorríblemento las piernas hasta derramar copiosa sangro en
señal de duelo. Ja poligamia no es caso tan raro
como lo creíamos. La mujer es vordadoramento es­
clava del hombre en el sentido más humillanto do la
palabra. El indio no piensa en otra cosa que on el
arco y las flechas. Entro las muchas supersticiones
de los indígenas, es muy curiosa la de creer quo la
luna so lleva y so come á los niños. Tal vez una
sustracion memorable habrá coincidido con el pri­
mero ó último cuarto de la luna y la inculparon
y generalizaron el caso. Como natural consecuencia
de esta creencia, guardan muy escondidos á los niños
al salir la luna flaca, mientras les dejan con entera
libertad á la luna llena ó, como dicen ellos, gorda
y sin hambre.
A llm .e x i.'to a .
Como en estas latitudes no se dan ni siquiera fru­
tas silvestres, el alimento es tan sólo la presa de la
caza y de la pesca. E l más común para ellos es el
coruru, especie de grueso ratón que cava continua­
mente el terreno; lo ensartan con un palito termi­
nado en punta mientras está minando, y cuando tie­
nen un número suficiente para uTia comida, número
que s ^ ú n sus cálculos y consultas con el ventricolo,
puede llegar hasta varias docenas, los asan un po-

— 62 —
quito sobro la llama y, como están, se los tragan.
También cazan el guanaco, httanacus camelus, cua­
drúpedo de color casi bermejo que en tamaño, forma
y ligereza puede acaso compararse con un cierro sin
astas. No tiene joroba alguna; de su nombre técnico
yo me he dado cuenta viéndolo correr cabizbajo y
doblado su largo cuello. En la Tierra del Fuego no
abundan tanto como en algunos puntos de las Pam­
pas patagónicas, donde, acompañando yo en Misiones
al P . Borgatello, vimos tropillas que podían calcu­
larse hasta do unos 300.
Es un animal poco asustadizo: al pasar nuestra
caravana quedábanse todos mirándonos y relinchando
aún á corta distancia. Su carne es sabrosa y era
nuestra golosina como la carne y los huevos del
avestruz. Los indios onas los cazan con flechas , y
más fácilmente con ciertos perrillos cuyo aspecto re­
vela á los naturalistas una mezcla do perro y zorro.
La existencia del guanaco en la Tierra del Fuego,
como la do otros animales que abundan en la Patagonia y que no hubieran podido pasar el estrecho
á nado; ciertas semejanzas que so notan entro los
TehuclcJies (indios de las pampas) y los Onas; el
no saber éstos navegar y otros datos que ofrece la
othnología juntamente con la geogonia de las costas,
son argumentos que abogan por la conocida opinión
do que en tiempos remotos la Isla Grande estuviera
unida al continonto. Como puntos de la opinada con­
junción indicase la primera angostura que se pre­
senta al principio, navegando el estrecho de Maga­
llanes desdo el Atlántico con rumbo al Pacífleo. Es
en efecto, la más notable de todas, y reúne peligros
do bastante consideración, en vista de los cuales se
han dictado acuerdos y reglamentos de navegación á
tin do que no se crucen en ella dos buques. Con
esta unión quedaría explicada la presencia de los
Onas en la Tierra del I^ego sin conocer el arto de
navegar. La pesca do los fóeguinos consiste, por lo
general, en recoger en la playa mariscos y poces,
alguna vez ya en descomposición, dejados por el mar
al retirarse.
A veces, como ya he dicho, se queda entre los
peñascos una gruesa ballena, lo que es un favor del
buen espíritu y una ñosta para ellos; flesta que dura
mientras no han dado buena cuenta de olla. Acuden
como los porros al olor do la carne muerta , y sin
más instrumentos que sus dientes, se ceban en aquella
gordura cruda que á los civilizados produciría náu­
seas. El espectáculo , que se repita con frecuencia,
no puede ser más repugnante. Yo he visto una fo­
tografía que representa á los indios en posesión de
una grande ballena, y por otra parte me han ase­
gurado nuestros Slisioneros de Río Grande que el
quedarse en seco una ballena no es caso muy raro,
debido á las grandes mareas, á las frecuentes tem­
pestades que reinan en este estrecho y á las condieiones de las playas, llenas de peñascos cu muchos
puntos.
En verano los indios tienen además gran cantidad
de pojaros y de huevos, de que no son menos ávidos
que de la gordura de la l^ lle u a , especialmente si
encierran el pollito ya algo crecido. A proposito de
alimentos, como prueba do que existen en la Tierra
del F u e ^ tribus indígenas que no conocen todavía
los que usamos los civilizados, yo recuerdo una cu­

riosa anécdota que oí de boca de Monseñor Fagnano.
Una comisión exploradora que recorría la Isla Grande,
acampó un día á poca distancia de los indios, sin
darse cuenta de ello. Como es de suponer, llevaban
buena provisión de víveres que descargaron de las
caballerías y colocaron reunidos á un lado del cam­
pamento. Hubo un momento en que éste quedó aban­
donado por aquel lado ; momento que aprovecharon
los indígenas que habían observado todo desde sus
escondites, para apoderarse de las bolsas, vaciar su
contenido, galleta, arroz, fideos , fréjoles, café, etc.
y llevárselas vacias para cubrirse.
'V e s t i d o y l ia b ita o io x x .
Por todo abrigo llevan algunos , colgados de los
hombros, unos pedazos de cuero de guanaco que tam­
bién llevan á la cin tu ra; otros se ciñen la frente
con una faja del mismo cuero, á manera de íiifiilas.
Todos, hombres y mujeres, llevan el pelo cortado á
la capuchina, largo al rededor y una gran tonsura
ai medio, la que debe ser un martirio cada vez qne
se renueva, pues sus peluqueros no cuentan con más
instrumentos que piedras, pedazos de hierro ó de vi­
drio. Generalmente el doro y largo pelo que cae al
rededor, y da á la cabeza la forma de nn cono tron­
cado, se lo tiñen de rojo, usando cualquiera materia;
madera podrida, tierra, piedras, etc. Las mujeres lle­
van á los pies una argolla de nervios, particularidad
que nos da á entender su esclavitud humillante. Los
adornos del cuello son más raros, tal vez por sor
un distintivo de mujeres de alto rango. El adorno
que nunca las falta es un niñito quo tapado con el
cuero de guanaco que lleva la madre, se asoma por
detrás de sus hombros, cuando no es un perrito que
algunas veces suple al niño hasta para mamar, como
el P . Beauvoir lo ha visto.
Puede decirse que no tienen habitación alguna,
pues ta l nombre no merece un hoyo que cavan á
manera de nido, y en el qne duermen todos amon­
tonados: hombres, mujeres, niños y perros, después
de sus largas escursíones en busca de alimento; son
raras las familias qne clavan algunos palos en tomo
del nido y les asf'gnrau algún cuero para quedar más
abrigados.
Cruei.*i*aí$
Su idea de propiedad, os mío lo que está en mi
terreno, es evidentemente causa de frecuentes guerras
entre las varias tribus. El más fuerte de ella es <-1
jefe, al que todos obedecen ciegamente; va siempre
acompañado de un ayudante que le lleva el arco j
las flechas. Entre los jefes hay algunos tan exigen­
tes, que para transitar ante su campamento se ne­
cesita un formal permiso, como lo cuenta Monseñor
Fagnano entre sus mil y una aventaras. No quiero
tocar otras causas de fr^uentes luchas, especialmente
con los civilizados, es á saber, el continuo robo
ovejas, guanacos blancos, qne las llaman los indiosaclimatadas aquí por algunos hacendados. Cuando
los indígenas están á punto de venir á las armas,
cavan fosas en donde sepultan á sus mujeres y ni'
ños para que no los encuentren los enemigos,
los cubren tan cuidadosamente, que alguna vez qn^
dan asfixiados. Cuando han llegado á vista del ad­
versario , se despojan de sus ya escasos vestidos y
desnudos se adelantan con sus armas quo son:

— 63 —
fbas y cachillos de piedra 6 hueso , y también de
vidrio ó hierro encontrado en la playa. Los Onas
son corpulentos y bien formados. Entre ellos hay
alguno de una altura descomunal; Monseñor midió
á uno que tenia 1,97 m. A la altura corresponden en
harmónicas proporciones el tronco y demás miembros
del cuerpo. Por el continuo ejercicio han adquirido
muy buena puntería, y es raro que una flecha sol­
tada del arco no vaya á dar en el blanco. Son crue­
les é inhumanos con los vencidos: los cortan á pe­
dazos. Asi concluyó sus días el injustam ente célebre
Capitán Antonio , indio alacalufe , el instigador y
autor principal de un atentado de asesinato en la
Misión de S. Kafael, ya hace algunos años. Era
uno de los seis que intentaron asesinar alevosamente
á dos Misioneros, el P . P istone, que aún lleva y
llevará hasta el sepulcro una larga cicatriz en la
cara, y el hermano Silvestro, q. e. p. d ., fallecido
á los dos ó tres días, á consecuencia de las heridas
que recibió. Con el fin de curarse un brazo , casi
enteramente cortado por un golpe de hacha dirigido
á la cabeza, se dirigía con dos marinos á Punta
Arenas á bordo de una pequeña embarcación de vela,
llegada á la Bahía Harris el día después del aten­
tado en demanda de provisiones y ayuda de tripu­
lación ; pero en la travesía del estrecho, sorprendida
por una furiosa tempestad, fuó á chocar con las pe­
ñas ocultas de la Punta de S. Valentín en la Isla
Dawsón , y se p artió ; los dos marineros pudieron
salvarse á nado ; el hermano Silvestro con un brazo
en cabestrillo que le era de gran estorbo, luchó como
mejor pudo para alejar la muerte, pero aquella lucha
no era para sus fuerzas: las furiosas olas se lleva­
ron su cadáver que desapareció para siempre, mien­
tras el alma del mártir volaba al Cielo á r o ^ r por
sus asesinos. E l Capitán Antonio fué el único que
no quiso aprovecharse del generoso perdón que se le
ofreció. No quiso volver á la Misión donde sus cóm­
plices fueron de nuevo cariñosamente recibidos por
el mismo P . Pistone, y de continuo amenazaba in­
cendios y muertes. Habiendo pasado á la Tierra del
Fuego con algunos pocos adeptos suyos, peleó con
los Onas y fuó aprehendido y descuartizado. Asi lo
cuenta su mismo hijo que le acompañaba y que, ha­
biéndose salvado con la fuga, pudo después pasar á
buscar asilo en nuestra Misión, de donde parece que
no tenga ya muchas ganas de salir en busca de aven­
turas. El cortar los miembros y la cabera al que cae
vivo en su poder, es un triste hecho ya constatado
varias veces.
X ral> É |3 0 < i e l M i s i o n e r o — I ^ e i r s o n a l
< ie l a M i s i ó n — E l ú l t i m o c e n s o
— I> e p e n d e n c ia s — D ific u lta d e s
y pen as.
Hó aquí en breve algo acerca de las costumbres
de los indígenas cuando llegan á nuestra Misión.
Ahora piense V. qué trabajo, qué sacrificios no debe
costar al Misionero cambiar aquellas costumbres tan
'brutales y crueles, en costumbres de cristiana civi­
lización. Cuando lle ^ n á la Misión no saben <mmplir con ninguna de las erigencias de la vida civil;
no saben vestirse ni lim piarse; no conocen siquiera
los alimentos, y se les debe enseñar también á co­
mer; algunos de ellos, al principio, mientras recha­

zan la sopa y el pan, si se les da jabón despees de
haberles enseñado á lavarse con él, ó se lo tragan
de improviso ó, si se han lavado, tratan de beberse
aquella agua espumosa. También ee debe insistir
mucho para que usen los vestidos y frazadas que .se
les entregan, y se requiere mucha vigilancia cuando
están enfermos, á fin de que por el calor do la fiebre
no salgan descubiertos al fresco ó á tomar baños, y
aún más para impedir la intervención de sus mé­
dicos, brujos, que ellos mismos llaman con instan­
cia, y que son muy hábiles para enviarlos al otro
mundo aunque estuvieran sanos y buenos. En todas
las reformas de su vida es necesario no pretender
mucho de una vez, alentándoles poco á poco á fm
de que no se irriten con lo brusco del cambio. Los
nuevos desean alguna vez hacer un paseo de 15 días
ó un mes, y conviene permitírselo; cuando han an ­
dado 'á sn antojo, ó si de repente se hallan en al­
gún apuro, encienden una gran fogata en la playa
á vista de la M isión; es su telégrafo: nuestra go­
leta M aría A uxiliadora va á tomarlos, y ellos re­
gresan á la Misión contentos de su paseo, y más
contentos del amor que les maniñesta el Misionero,
recibiéndoles siempre como á hijos queridos.
El censo último de la Misión de S. Rafael, hecho
por Monseñor, dio un total de 278 indígenas sin
contar, como es de suponerlo, los que estaban de
paseo; entre todos unos 400. Los atienden 48 per­
sonas entre Salesianos, Hermanas y algunos em­
pleados; y están continuamente con ellos, enseñán­
doles con la palabra y con el ejemplo.
A los indígenas distribuidos por fam ilia, se les
reparte ración diaria en crudo, para que hagan co­
cina ellos mismos en sus respectivas casas, como se
les enseña. A la sazón eran 18 por semana los ani­
males vacunos que desaparecían, sin contar el pan,
café, arroz, fréjoles y demás artículos que hacen parto
de 8u ración. La goleta M aría A uxiliadora está
continuamente de viaje entre Punta Arenas y la Mi­
sión de S. R afael, cargada de provisiones. Estas
ocasionan, por necesaria consecuencia, nn continuo
aumento en la carga de las deudas, pero Monseñor
Fagnano no es persona que se desanime; su ilimi­
tada confianza la pone él en aquella divina Provi­
dencia por cuyo interés da él mismo su vida con sus
hermanos. Ella, al mismo tiempo que inspira al Mi­
sionero el sacrificio de su vida, inspirará también á
otros corazones nobles el deseo eficaz de cooperar de
algún modo á que salga provechosa para mochos la
sangre divina de nuestro Redentor Jesús.
Al presente nuestra Misión en la Isla Dawsón
cuenta unas 50 casas de indígenas, una bella y es­
paciosa iglesia, un hermoso hospital y dos acabados
Colegios con sus clases, talleres, ete.
Por haberse instalado un aserradero al efecto, es­
tán ahora tomando gran incremento los trabajos de
fabricación. Bajo la dirección de nuestro arquitecto
s a l i n o , P. Juan B. Bernabé, se ensanchan los
locales existentes, se ejecutan nuevos planes y se
levantan primorosamente nuevas casas, pues llegan
ahora en gran numero los indios Onas.
Tafl necesidades más apremiantes de la Misión de
S. Rafael, en cuanto á deudas y gastos cotidianos,
ya las debe haber conocido V. por otro conducto, y
lo bastante para recomendarlas á las predestinadas

^
])or8onas qae se toman á pechos los intereses de
.tesú?.
Antes do terminar mí ligera relación quisiera yo
enumerarle á lo menos las otras dificultades con que
tropezamos en estas misiones, dificultades que más se
sienten cnanto más directamente atacan los intereses
sagradós dé nuestra Santa Religión. Quisiera yo ha­
blarlo do los atentados y proezas do la impiedad, y
de las ponas que ocasiona á nuestro muy amado Monsoílor, ó invitar á tomar parto on esta nobilísima lu­
cha contra el infierno á los ánimos generosos quo
ansian manifestar su amor á .Tosiís on arduas em­
presas do su gloria. Poro el sacrificio do callarlo todo
y ol prohibirme este desahogo del corazón, será, sin
duda, más eficaz ante ol Seflor.
Aguardo una oportunidad para hablarle de los ur­
gentes auxilios que reclama la otra Misión do,indí­
genas on la Tierra del Fuego y ol nuevo templo que
tenemos aquí on Punta Arenas, cuya falta va siendo
mayor cada día.
S u S . S . y hermano in Carde Jesu
P edro M. Marabini,
Pbro. Saleaiatio
Diciembro do 180G.

./X /X r\ ^ ._rv_/x./x. rK ,r\-.r\—r y . r \ —rs—
• X/ X/ X/ X/

X/ X/ XX X/ X/ XX XX" x x ~ x .

IIÜLIVIA
limo.

Oostamagna do vuelta
á la Arfentina.
Vonoradísimo Padre R ita :

| 0M0 le prometí on mi an terio r, le, mando
la tercera y última carta boliviana con
mi vuelto do Sucre á esta capital, por la
_______ vía l^otos¡'Tupi/:a, habiendo tomado esta
determinación on vista del mal estado do salud del
Sr. Arzobispo do Sucre, quo desdo haco varios años
habita en una humilde celda de filÍ|)onso, la quo no
quiere abandonar hasta su muerto. Cuando supo que
hacia mi viaje por tierra para poder administrar la
confirmación á los fieles do los pueblos dol tránsito,
se alegró infinito y me dió por compañeros un Pilipense , un Franciscano y un Sr. Cura Párroco. El
Gobierno , por su parte, cediendo á una simple ob­
servación mía, elevó al gr.ado do capiton al teniente
1). Ilóctor Vidauro, para premiarlo los sacrificios quo
había hecho, mandándome á mi el ascenso á fin de
quo yo so lo entn^^ara, y permitiendo quo ol mismo
Capiton me acompañara en ol largo viajq á Buenos
Aires, siendo para mi una verdadera providencia.
jV < lm Í v u t> lo
t l e i m a iu < liu — T Jn
u i n o t% 'l>au<louu4lo — £2xi F o iT o si — X Jn p o c o e l e l i i s t o x ’i a .
Partimos á caballo el O de abril, segundo día de
Pascua. Los Seminaristas de Sucre, que en mi quin­
cuagésimo cumpleaños (23 de marzo) habían querido
darme una pmekv de su afecto con una Comunión

64
general y otros agasajos, me acompañaron á pié por
el espacio de cinco Km. hasta L a Florida, la her­
mosa quinta del Señor Arce; lo mismo hicieron nues­
tros amados hermanos los Salesianos, despidiéndonos
todos conmovidos; pero nuestro querido hermano, el
R. P. Gasparoli, el Sr. Rector del Seminario, l)oii
Juan Córdoba , y el Vice-Eector quisieron todavía
acompañarnos por 35 Km. pasando por el álveo de
los rios'ybíaZa y Cachimayo hasta la Calera, donde
administró la Confirmación á aquellos fieles.
Estaba ya á caballo y dispuesto á partir, cuando
se me presentó una mujer con una niña para que se
la confirmase. — No tengo ya tiempo, la dije, de
aquí á hora y media confirmaré á los indios que vi­
ven á la orilla dol Pilcomayo, y que ya hace tanto
tiempo quo me esperan.
— Iré también yo, añadió la buena mujer.
— Es imposible sin una caballería: tenga Y.
paciencia; — y diciendo esto espoleó el caballo pw
los malos pasos dol torrente Calera, único camino
para poder llegar á la Orilla del rio Pilcomayo.
Según nos habíamos ya entendido un mes antes,
los indios se habían reunido á la sombra del árbol
más grande del vallo del m olJe, en el mismo sitio
en que desemboca el torrente Calera en el Pilcomayo. Habíase apenas empezado la función cuando
vimos llegar toda jadeante y bañada de sudor, á la
pobre mujer de Calera, la cual pudo tener el' con­
suelo de ver á su ahijada confirmada. ¡ Sólo una gran
fe pudo darla valor y fuerzas bastantes para hacer
en tan breve tiempo y con aquella carga á las es­
paldas, un camino tan hórrido y peligroso I
Esta vez, gracias á varios indios prácticos del si­
tio, hemos podido vadear el rio Pilcomayo sin difi­
cultad alguna, y Hogar á tiempo para confirmar á
los' indios del Pampatamho que viven en los mon­
tes más altos do aquella región. El día siguiente, 7
de a b ril, confirmó en Mojotorülos á más de qui­
nientos indios en casa de la Señora Tapia, durando
la función hasta las once de la noche. Llegamos á
Potosí ol día 8, no faltando durante el largo camino
cariosos particulares. Serian como las 7 de la ma­
ñana cuando encontramos un pobre niño abandonado
sobro una roca, pálido, con los ojos vidriosos y dando
diente con diento por el ardor de la calentura; mo­
vido á compasión le preguntó:
— ¿Quó haces aquí en este lugar desierto, pobre
hijo mío?
— No puedo moverme , respondió é l ; mi tío,
viendo quo yo no podía continuar montado sobre el
•asno, al amanecer me echo dicióndome bruscamente:
arréglate, me seguirás cuando puedas........ y conti­
nuó su viajo á Cochábamha, mi pueblo. — Un sen­
timiento de indignación y compasión invadió el co­
razón de todos. Entonces el Sr. Vidaure, bajando de
su cabalgadura, lo dió un poco de vino generoso con
lo que quedó algo restablecido; se trataba después
do recogerlo en alguna parte; pero ¿ dónde en tal cir­
cunstancia ? Lo mandaré á mi c a s a , dijo entonces
el Sr. Párroco de Bartolo, pues diste de aquí sólo
siete K m .; mas ¿cómo arreglarnos para llevarle hasta
allá? Seria menester volver atrás y no 'tendríamos
tiempo I>ara ir á Potosí. — Esperemos aquí un po­
quito y puede ser que pase por este sitio algún ca­
ritativo Sannuiteiio.

Á

— G5 —
No bien hubieron pasado diez minntos cuando en
el fondo del valle aparecieron varios arriero s; ape­
nas llegaron á donde estábamos, el Párroco se di­
rigió á nno de ellos y mostrándole ana reluciente mo­
neda de plata pudo arreglar todo en un momento,
así que de allí á poco nuestro enfermito estaba ya
en su ntcio dispuesto para marcharse, dándonos un
adiós que nos arrancó las lágrimas. \ Dios le pague
al Sr. Párroco, R . P . Castro, la excelente obra do
misericordia que ejercitó con el desamparado nifio!
Has tarde pudimos contemplar las maravillas de
la pastoría, de la agricultura, etc., de aquellas mon­
tañas casi desiertas ; los arados de estos labradores
son todavía del todo rudimentarios, y más bien que
romper la tierra la rayan solamente. Vimos también
nn grupo de cerca de 150 indios do todos sexos y
edades, los cuales arreglaban la carretera para el
tránsito de los carruajes durante los meses en que
no llueve. Tres Curacas empuñando el bastón de
mando con el pomo de plata, asistían á su respec­
tivo grupo incitándoles á tra b a ja r; estos Cura/^as
constituyen el brazo derecho del Corregidor, que se
ocupa en cobrar los impuestos , vigilar la higiene
pública , arreglar los puentes, las calles, etc. Entre
tantos trabajadores apenas tres ó cuatro usaban el
pico ó la p a la ; todos los demás, inclusos los niños
de ocho ó diez años , trabajaban con las manos.
Ciertamente ninguno podrá decir quo los indios Qui’
chuá son perezosos ú ociosos, como tampoco podrá
nadie tacharlos de despilfarrados ó crueles ; en efecto,
para no gastar las ojotas (especie de sandalias de
cuero) , las llevan frecuentemente en las manos, y
por compasión del burro, muchas veces lo descargan
llevando ellos mismos , ^por un buen rato , el peso
sobre sus espaldas.
En Potosí estuvimos cerca de cinco días, en los
que se pudieron conñrmar poco menos de ocho mil
personas entre niños y adultos, siendo aquello una
especie de misión, con lo que no i>oco ganaron los
comerciantes. Hay en Solivia la costumbre general
de que los padrinos en la confirmación regalen á su
ahijado un vistoso lazo de seda ciñéndoles con él la
frente, cuando, después de confirmados, se arrodillan
ante el padrino pidiéndole la bendición, y recibiendo
luego un abrazo de éste. Dichos lazos cuestan al
menos 2’50 ptas. así que en aquellos días los co­
merciantes vendieron sólo en lazos por valor de 4000
duros. Los confirmados lucen su lazo todo el día, y
después le conservan con la fecha de la confirmación
y con los nombres del Padrino y del Obispo.
Los RR. P P . Franciscanos (italianos) del Colegio
Apostólico de Potosí me trataron con la más exquiáta caridad y fina cortesía; yo por mi parte pude
Iffoporcionarles un gran consuelo ordenando de sacer­
dote al Diácono Fray Luis Vitnllo; la función fhé
solemnisima y de gran entusiasmo y r^ocijo para la
población, que por vez primera veía aquella grave
ceremonia.
Tampoco en esta visita, que ha sido la tercera que
he hecho á Potosí, he tenido tiempo de conocer bien
^ fondo á esta V illa Im p eria l; sin embargo, por
Cuanto he podido informarme en este entretiempo,
los hechos que se refieren á su fundación son los
A lien tes: £ n el año 1543 un indio del Cuzco, HaBudo Dionisio Goalpa, que trabajaba en las minas

del capitán D. Ju an de Villaroet, en un lugar lla­
mado Porco, mientras, cual nuevo Saúl, corría detrás
de una llam a que se le había escapado, sorprendióle
la noche en las faldas del monte Potosi; entonces
el indio, para defenderse algo del intenso frío quo
sentía, encendió una pequeña fogata, y á la mañana
siguiente podo observar con gran admiración suya que
debajo do las cenizas habían corrido gruesos hilos de
plata ftmdida. Dionisio comunicó el descubrimiento
apenas á otro indio amigo snyo llamado Guaca que,
fidclisimo al secreto, corrió como un rayo á dar aviso
á D. Juan do Villaroet, el cual trasportó todos sus
minadores do Porco á Potosí, dando principio á la
explotación. Este hecho acaeció bajo el imi)erio de
Carlos V de E spaña; poco tiempo después los indios
de Cantumarca, cerca de Potosí, quisieron hostilizar
á los españoles, pero quedaron muy mal parados; desdo
entonces empezó la esplotacion en grande escala, y
junto al monte y á la altura do 4.200 metros, surgió
como por encanto la ciudad de Potosí que en breve
tiempo llegó á tener 160.000 habitantes. Estable­
cióse un banco con el valor de 1.140.000 duros; se
edificó una suntuosísima Iglesia, la mejor de toda
Solivia, pero careciendo de agua, se formaron entre
los altos valles del vecino monte KaH-Jeari treinta
y seis lagunas con sus respectivos diques, que la abas­
tecen con abundancia y bastante pura á la ciudad
y á los ingenios, en donde se elaboran el oro, la
plata y el cobre. He sabido que desde el principio
de la explotación hasta el año 1875 so han acu­
ñado 111.204.307 duros de plata y 2.621.919 duros
de oro. Al presente las minas do oro están agotadas
y las de plata poco más ó menos, siendo todavía
abundantes las de cobre. Dejada Potosí y pasados
los altísimos montes vecinos, con las manos y los
pies casi entumecidos por el frío, llegamos á la calda
de la tarde al pequeño pueblo de Catea, donde ad­
ministró la santa Confirmación hasta bien entrada la
noche, y donde he.podido convencerme una vez más
de la devoción del pueblo boliviano á las almas del
Purgatorio; devoción quo es una bendita herencia
que Ies han dejado los españoles. Mientras mi muía
corría, corría y devoraba el camino, una pobre mujer
que venia en sentido contrario, me hizo señal con la
mano de qne me parara. Me detuve al momento, y
la pregunté: ¿ Qué queréis, buena mujer? — L e
besaré la esposa (el anillo pastoral). — Se lo per­
mití y continué mi camino, mas de allí á poco: —
¡ T a tai\ Otro besito por mi finada madre. — Cedí
otra vez, y sólo entonces pude seguir adelante. Otra
persona me suplicaba que la dijese una Misa por el
alma del Santo Obispo E squí, su confesor, muerto
hace ya tantos años; otra quería que rezase un res­
ponso por el alma de una calavera qne se había en­
contrado entre los despeñaderos de un monte; otra
me r t ^ b a que rezase por las almas porfiadas, es
decir, por las que temerariamente se hubiesen puesto
en peligro de muerte. Me han a s u r a d o también que
no pocos de dichos indios encargan frecuentemente
sufragios por el alma del padre de S. Antonio; y

santísiiDa de H . S. Jesucristo.



66



90 Km. siempre por caminos más ó menos escarpados,
IneomoflUluílcH <lol -viííje — 3Vota
alo<rx*e — U n liochq_ e a if ic a n te — bajo un sol abrasador y con viento y polvo que no
jBuon m odo do onipanuir A l a g-ente.
dejaban de regalarnos; pero ¡ qué ha^er! había que
El día siguiente, para poder llegar á un pueblo
indio llamado Toropalca, tuvimos que caminar todo
el día por ol lecho de mi rio, lo que fué muy incó­
modo y peligroso debiendo estar casi siempre con los
pies en el agua, especialmente cuando el rio era un
poco caudaloso.
Corea del amanecer pasamos junto á varios caños
muy abundantes do aguas termales sulfurosas que
salen hirviendo do las entrañas de la tierra; ¡ lás­
tima que no haya quien se dé prisa para levantar
allí un establecimiento balneario que sena de tanto
provecho 1 €ontinuamos impávidos nuestro camino ,
bien que hechos una sopa á fuerza de tanta agua que
casi nos penetraba ya hasta los huesos.
Vineron á distraernos y á aliviarnos algo de esta
molestia los indios del vecino pueblo de Saropalca
(que significa sitio escabroso), quienes tímidos como
ellos solos, al vor á nuestro capitán Sr. Vidaure, que
corría liacia ellos con su larga espada y su capa co­
lorada, croyoron quo un batallón de soldados fuese
á destruirlos, así os quo so formó una gritería, una
confusión y un huir por todas partes, quo aquello pa­
recía la íín del mundo, y si las aguas les impedían
el paso no importaba: se ochaban á nado hasta pasar
á la orilla opuesta y entonces se escondían entre las
matas. En vano se les gritaba: — ¡Amigos, somos
todos T atas! (Misioneros). Solo los jumentos, délos
que osU lleno ol valle de Saropalca , nos miraban
impertórritos moviendo en todas direcciones sus gran­
des orejas al sentir los gritos estentóreos de los indios,
á los quo respondían ejecutando las más variadas
notas de su repertorio, mientras el eco do aquellos
escabrosos montes multiplicaba hasta el infinito las
asnales melodías.
Llegamos á Toropalca (que quiere decir con­
fluencia do ríos), y después do enjugarnos bien, nos
pusimos á oir confesiones, administrando la confir­
mación hasta bien avanzada la noche. No puedo á
monos quo contar un bocho curioso y edificante al
mismo tiempo, quo demuestra el horror que aquellos
buenos indígenas tienen al hurto, como también su
respeto á todo lo que en algún modo se refiere á los
Ministeos do Dios. Hay en Bolivia la costumbre de
que los Obispos lleven un bastón con el puño de oro,
T el Señor Ferroiros, t>x-ministro del Perú, viendo
que yo no tenía ninguno, me había regalado uno,
que perdí al salir de Caiza, encontrándole después
los Indios; ahora bien, uno do estos vino á entregjlrmelo á 105 Km. do Caiza. Tal distancia la ha­
bíamos recorrido nosotros á caballo, más los indios
corriendo día y noche y pasándose el bastón del uno
al otro, nos alcanzaron y me lo entregaron muy sa­
tisfechos, dejándonos llenos de e s tu ^ r y edificados
de su conducta. De Toropalca. haciendo en un día
más de 80 Km., fuimos á Santiago de Coiagaita,
pneblecito histórico, capital do la Provincia de NorChichas. parándonos casi dos días que duró la Con­
firmación, la cual fué administrada en una Iglesia
sin techo, no oyéndose ni siquiera una queja de
aquella pobre gente, que tuvo que aguantar todo el
día los abrasadores myos del sol. De Cotagaifa á
TapUa tuvimos que recorrer en una sola jornada

tener paciencia y suspirar el momento de llegar á
T apiza. A cada indio que encontrábamos por el ca­
mino le preguntábamos: — Amigo, ¿ coánto dista
T apiza? — Muy poquito, Tatai. — Pero ¿donde
está que no se ve? — Allicito, T atai. — Hay que
advertir que los indígenas en general hacen conti­
nuamente uso del diminutivo, así que en vez de agua
dicen agüita, de otro otrito, de más masito, de allí
allicito, etc. etc.; al pobre caminante que siente este
pequeño adverbio le parecerá que basta dar un paso
para llegar á la snspirada meta, pero no hay que
apresurarse: so camina todavía una hora, se agui­
jonea y espolea la cansada bestia, pasan dos horas,
pasan tres ^am longae cadunt de montihus unibrae.
viene la noche oscura, y sólo después de cuatro horas
de cansancio indecible, cuatros horas, repito, después
de haber sentido aquel dulce allicito, aparece la ca­
pital de Nor-Chichas, la histórica T apiza. En esta
ciudad, qne cuenta apenas tres mil almas, confirmé
á 1.500, siendo nosotros muy bien recibidos y tra­
tados por el Sr. Párroco, Autoridades civiles y el
pueblo, y quedando muy satisfechos al ver á tonta
juventud reconciliarse con Dios, para recibir el Sa­
cramento que les había de hacer intrépidos confesores
de la fe.
Después de tres días de misión dejamos á T a ­
piza , y emprendiendo el mismo camino que había­
mos traído por medio del río, y pasando por la fa­
mosa angostura, donde el rio T apiza pasa por nna
estrechísima garganta que forman dos montes gi­
gantescos , llegamos á Saipacha, lugar célebre por
\ina victoria que obtuvo el General Belgrano contra
los españoles, y allí administró la Confirmación hasta
las 11 do la noche, en un patio preparado al efecto.
E n l o s c o n f i n e s < le B o l i v i a — E n l a
S S i b c i 'i a A . i * g : e n t i n a — U n a a n c i a n a
s iu ^ r ta la i* — U n c a z u e l a y l o s h u e ­
v o s v a c ío s .
Do Sxtipaclta viajamos á M ojo, último pueblo de
Bolivia, donde, después do la Confirmación se nu­
meraron los que la habían recibido en este viajemisión desde Oruro hasta este confín de Bolivia,
resultando que ascendían á 22,000 confirmados;
¡ Deo g ra tia s! son, pues, veintidós mil los bolivia­
nos que, por medio de la Confirmación , han con­
traído parentesco espiritual conmigo , sin contar á
sus padres, sobre todos los cuales me haré un deber
de invocar siempre los dones del Espíritu Santo.
De noche ya avanzada llegamos á los confines de
Bolivia y la Argentina, á un pueblecillo en embrión
llamado la Quiaca , encontrándome apenas con el
Señor V idaure, pues los otros compañeros tuvieron
que dejarme por varios motivos ; pero el buen Cn*
pitán que se había hecho ya práctico de las cere­
monias religiosas, pudo ayudarme mucho á prepartf
á aquella gente para la Confirmacion.'En este pueblo
había apenas una pobre iglesia, al rededor de la cari
y sin una mala tapia que les defienda, entierran í
sus muertos. Me consoló mucho ver la piedad y
vocioii con que se acercaron al sacramento de la pe*
nitencia.

67 —

Misión Salesiana de la Isla Dawsón. en la T ie rra del Fuego.
Inleriar d£ ¡a i/ie m
r u u de U Tierra deí Tae^e.

Famtíüt /wegtiiie eíetíirada

Le pete* de

facas,

¡-^iü faepnnce.

Ce»<a de ara esquena de pee.
Yista de la Tierra del Fregó.
HHos de la Uixian.

68
Do la Quiaca, donde omploza la denominada S¿- I & e o i l > i i n .i e n .t o c o n p e r r o s y s i n e l l o s
— B u e n r e c a l o — C a r i t l a d e le lo s
heria A rg en tin a , dosoladora on verdad por el in­
P P . P r a n c i s e a n o s — A r r i l > o ¿l la
tonso frío y por la carencia casi absoluta de vege­
C a p i t a l u á L r g 'e u t i n a .
tación y do habítantos , dospucs do una jornada do
De N egra m uerta fuimos, siempre por el álveo
viajo llegamos á un tainho llamado Cangrejos, poro
un tambo do mala muerte , hórrido y ruinoso , si­ del rio, al pueblo llamado H um ahuaca, que pode­
tuado on ol fondo do un vallo frió y oscuro. No mos decir el primer pueblo al Norte de la Argen­
bien hubimos llegado nos tendimos á la larga en ol tina, á donde algún amigo indiscreto había mandado
■un telegrama avisando de la visita del Obispo ; pero
suelo, medio muertos do sed y do cansancio.
Dueña do aquel tugurio ora una pobre anciana á los humahuacanos no me esperaban hasta la noche,
la quo hacían compañía una niota do tres años y mientras nuestro arribo fuó á las 11 de la mañana,
cuatro porros á cual mds flacos; la suplicamos que por lo que un caminante á quien encontramos una
fdoso hasta la choza vecina para advertir quo se hora antes, reconociéndome me dijo : Monseñor, wiís
debía dar luego la Confirmación ; ella dando muestras paisanos le van á recibir sin perros, es decir, sin
do haber entendido, salió & fuera y empozó á gritar preparativos: pero no fuó a s í , pues hubo perros,
y mochos y muy buenos. Entró en H umahuaca de
con destemplada voz: ¡ A h .... A h .... I h .... Ih ...,!
riguroso incógnito , pero sin embargo , alguno me
¡H a venido el Tata Confirmador! ¡A h .... A h ....
conoció y divulgando la nueva, echan al vuelo las
I h . . . I h ...!
La gente, creyendo tal.vez on un principio quo campanas, disparan un sinfin de cohetes y bombas
la pasara algo gravo , acudieron espantados, pero y adornan con guirnaldas de flores las puertas y
ventanas, apareciendo como por encanto en las di­
cuando vieron lo quo ora sosegáronse y trajeron á
sus niños para la Confirmación. Desocupado ol pa­ versas calles, vistosos arcos triunfales.
La población llena de regocijo se dirigió hacia la
tio, quo nnls bien parecía una porrera, la anciana
encendió on ol medio una gran hoguera, y habiendo casa parroquial para besar el anillo y recibir la ben­
dición del Obispo; entramos después en la iglesia
traído una cazuela grande y tres pequeñas las llenó
de agua y empozó á soplar desesperadamente el para el solemne Te D eum , y acto seguido se hizo
la inauguración de una Sociedad de Beneficencia.
fuego, mientras los cuatro canes puestos al rededor,
alargando el hocico olfateaban á menudo la cazuela Al salir de la iglesia presentáronse los niños de las
grande, on vano por supuesto, pues en ella no ha­ escuelas municipales dándome pruebas de su exqui­
bía más quo agua. Entonces el Señor Vidauro gritó sita cortesía ó instrucción con poesías, cantos, etc.
El generoso Párroco, Sr. Canónigo Cao, preparó
á la anciana ; — Poro, buena mujer, ¿ queréis dar­
nos algo do comor ? — No tengo n a d a , señor Ca­ un modesto banquete aí que tomaron parte todas las
autoridades civiles, y á eso de las 4 de la tarde nos
pitán. — ¡ Poro al menos tendréis algún huevo 1—
Sí, conservo precisamente d o s, desde hace ya dos despedímos acompañándonos toda la población hasta
años. — Y fue á buscarlos trayóndoselos al Capitán. la salida del pueblo, y muchos de ellos, precedidos
I Figurarse! no oran más que cascarones secos; del Sr. Párroco, nos acompañaron á caballo hasta
gracias quo el Soñor Vidauro tenia todavía alguna H uquia, aldea distante 15 Km. de Humahuaca. El
cosita en el fondo do las alforjas, pero ciertamente Sr. Vidaure no cabía en sí de admiración y empezó
no podía llamarse cena la quo hicimos on el tambo á persuadirse de que no sólo en Bolivia sino también
do Cangrejos.
en la Argentina hay gente verdaderamente cristiana.
Llegamos á Titeara á las 9 de la noche , des­
Por consiguiente, nos fuimos aquella noche á dor­
mir con el estómago casi vacio y dormimos muy pués de haber hecho 30 Em. á la claridad de la
poco, pues á las dos do la madrugada estábamos ya lu n a : se nos hizo un recibimiento el reverso de la
medalla del anterior; pero ¿ qué hacer ? dijimos al
dospiei^s y á las tros montábamos on nuestros romomento con J o b : si hemos recibido el bien de las
cinantes, caminando luego por la oscuridad con gran
manos de D ios, ¿ por qué no aceptar también on
cautela para no caer on algi'm precipicio. Fuó aquella,
en verdad, la jornada clásicna de nuestro viaje, puos poco de mal ? Al signíente día, último de aqnel de>
sólo nos paramos pocos minutos en los míseros tam ­ Vicioso paseo á caballo, debíamos llegar á Ju ju i re­
bos do Poiotc y de Ojos de A g u a , y después de un corriendo unos 30 Km. por medio del caudaloso y
])ó8Ímo camino de casi 05 Km., llegábamos á las desastroso Bío Grande, con los caballos cansados, y
ocho do la noche al tambo Negra muerta , medio por añadidura, yo llevaba una herida no ligera que
ol día anterior me había regalado un m olo; para
muertos también nosotros.
Antes do llegar á N egra m uerta empieza el fa­ colmo de desventura, la lluvia, que en casi todo el viaje
moso vallo de H u m a h m e a , muy célebre por haber de cerca cuatro meses nos había respetado, empezó á
sido la madriguera de los antiguos indios Lfutna- caer á cántaros, y como si esto no bastara, nos ex­
huacas, quo tanto dieron que hacer á España antes traviamos en las feldas de un volcán, y el R io Beyes,
do sqjetarse á su dominio. Este valle se extiende confluente del Río G rande, me sacó con una onda
hasta J u jtti, por lo que se necesitan tres días á ca~ furiosa los pies de los estrílrás, y poco ^ t ó para que
liallo para atravesarlo de extremo á extremo, siendo no me arrastrase con sus caudalosas aguas ; pero en­
el vi^e, á más de l a i ^ , asaz diñcil, pues el fondo contrándonos en las primeras vísperas del ^trocinío
del v^lo se encuentra casi siempre ocupado por el de S. José nos encomendamos á él de todo corazón
R io Grande.
y él no dejó de oím os: en efecto, á las 9 de aquella
noche terrible y espantosa, en tib am o s en Jujui,
donde toboos recibidos con exquisita caridad por los
RR. P P . Franciscanos, que me prepararon de se-

-

69 —

gaida una blanda cama y me dieron fricciones de es­
pirita de vino á los pies. Al día sigaiente, fiesta del
Patrocinio, despnes de haber yo dicho la Santa Misa
en honor de S. José, vino un excelente cirujano el
coal me sometió á una operación no poco dolorosa,
pero que, gracias á S. José, s^ ió admirablemente.
Poco después de la operación fui transportado en
coche á la estación donde me pusieron en un vagón
cama, llegando tres, días después á Buenos Aires,
desde donde le escribo ésta y de donde pienso partir
hoy mismo, 6 de mayo , 8 días después de mi lle­
gada de Bolivia, para Chile,.Perú y Ecuador. ¡ Cuán­
tos viajes, amadísimo P adre! ¡ Quiera el Señor, por
los méritos de los viajes que hicieron su Unigénito
Hijo Jesús, María Sma. y S. José, recompensárme­
los al término de mi viaje á la eternidad, que á
grandes pasos se va acercando!
Nunca he tenido tanta necesidad de su bendición,
como en las críticas clrcnustancias en que me en­
cuentro. Bendígame, pues, en modo especial, amado
Padre, y conmigo bendiga también á todos los Salesianos y Hermanas de la Misión ecuatoriana, mien­
tras con afecto filial me repito
S u afmo. H ijo en J . y M .
S antiago

Olúspo Titular de Colonia.

-5LJ5L-gLJ^

j)L-gL

PATAGONIA CENTRAL
Una viniía á los indios TeiiuHches
{Caria del V . Bernardo Yaerhina)
(Continuación) (1)

scREiBLE parece la rapidez con que en estos
desleídos valles se trasmiten las noticias;
al día siguiente de nuestra llegada ya se
encontraban reunidas más de 40 personas
•l« importancia venidas de todos los extremos de este
éstenso valle.
E n e l -v a lle d e X e e á . — T in a ig rlc s ia
eu p ro y e c to — E l c a c iq u e S a c n i a t a —I m p o r t a n t e s o o n t e r e n c i a s .
El 24 de Nbre. hice preparar un altar en la única
^lahitacion de la casa d d Sr. Pecoraro, que sirve de
cocina, de sala y de dormitorio, y bendije en matriá un italiano que me regdó un recental. Lo
mismo hicieron dos españoles suplicándome que dijera
ana misa en s u f i j o del alma de nn compañero de
^■^ambos, que filó aplastado por un carro al atrael desierto, y que fuera á bendecir su tumba,
qne estaba muy cerca. Dispuesto lo necesario celebré
misa con la asistencia de todas las personas allí

U) V. Bol. lie Febrero.

reunidas. El cacique Sac-mata que había llegado el día
anterior con su hijo, con el capitanejo Eduardo Pranó,
sobrino suyo, y con muchos otros indios cristianos 6
infieles, se colocó junto al altar y no me perdió qjo
dorante toda la ceremonia.
Me ayudaba la misa el Sr. Gobernador, quo con
general edificación comulgó también en olla. Termi­
nada ésta, dirigí la palabra á los presentes, y para
poder aprovechar á los católicos, y no ofender á los
infieles, calvinistas, metodistas, indepondiontes, lu­
teranos, etc. que me oían, les habló do la fe dcmo.strada por los dos españoles y del verdadero amor
que sentían por su amigo al sufragar su alm a; do
la brevedad do la vida y de la incertidumbro do la
muerte quo nos acecha continuamente, do la caducidad
de los bienes de esto mundo, de la cscclcncia do lo.s
eternos y por último de la capital importancia de salvar
el alma. Mis pobres palabras fueron escuchadas con
religioso recogimiento y dejaron en todos saludable
impresión.
, Conociendo por este acto el Sr. Gobernador que la
mayoría de los habitantes del valle son católicos, con­
cibió la hermosa idea de levantar una iglesia á
María Auxiliadora en aquellas soledades, é iniciando
una suscripción la encabezó con 2C0 ptas. yo me sus­
cribí por otras 200 en objetos del culto, y los demás
cada uno según sus posibles, encontrándose ya á buen
punto la lista de snscricion. La iglesia se construirá
á las faldas de una montaña, junto al río Tecá. Esto
hecho me recuerda que nuestro querido padre D. Bosco
en su grande amor á María Sma. recomendaba conti­
nuamente al lim o. Sr. Cagliero que propagara su
culto y la erigiera templos en el Territorio del Río
Negro, que era entonces nuestra más lejana Misión.
¿ Qué satisfacción más grande no csi)ci'imentará aliora
al ver desdo el cielo que el dulcísimo nombre de María
pronunciado con fe y devoción por el indio so con­
funde con el suave mormorío del Tecá on este confín
del continente ? Aun cuando e.sta Misión no diera de
sí otro bien que éste, la daría por divinamente em­
pleada.
A penas pudo tomarme un momento de libertad,
volé al encuentro del cacique Sac-mata, con quien me
urgía hablar, y acercándome á él le saludó afectuo­
samente. Sac-mata tendrá unos 50 años, es de estatura
regular, bien parecido, de color bronceado, cabellos
n ^ ro s y mirada viva y penetrante, pero respirando
bondad, viste el chiri¡)á y un gran sombrero de forma
cónica y de color café. Se esplíca con bastante co­
rrección en castellano, pero habla poco y con muclia
reserva.
— Soy cristiano, me dijo, y yo y mi mujer esti­
mamos mucho al P . MUanesio. Ese si que es un ver­
dadero hombre; habla como nosotros y quiere mucho
á nuestros paisanos.
— Y á mi ¿ no me quieres ? Soy amigo y hermano
del P . MUanesio y como él haré todo lo posible ]>or
serviros en algo.
— ¿P o r qué no he de quererte? Nos conocemos
muy poco todavía, es verdad; pero ya verás como se­
remos muy buenos amigos.
En este momento se llegó á nosotros nn chiquillo
muy vivo, a l^ ^ e y juguetón. Sac-mata presentándo­
mele me dijo: Es mi hijo: el P . MUanesio Id bautizó
en Valcheta y se llama Venancio. Yo le acarició y

— 70 —
le regalé un cracifíjo y una medalla, diciéndole que
los besara: él alegre y satisfecho me hizo comprender
que se los pondría al cuello. Una rápida idea cruzó
en aquel momento por mi mente: le pedí á Sac-mata
que me permitiera llevarme á su hijo para educarle
cristianamente, pero él miré á su hijo y volviéndose
después á mi me respondió sonriyéndose: ¡ Quién sabe I
lo consultaré con mi mujer: y con esta evasiva res­
puesta se eché fuera del asunto.
Antes los indios acostumbraban entregar sus h^os
á los blancos para que los educaran; pero habiendo
visto que éstos los trataban como esclavos y les man­
daban á la tribu tan ignorantes como habían salido
y llenos de vicios, no quieren
entregárselos, dilicultando de este modo la acción del Misionero.
Reanudando nuestra interrumpida conversación le
preguntó por el brujo Cayupul, y él me respondió:
— Ko hay que dar crédito á todo lo que se dice: unos
indios Araucanos que estuvieron a l ^ n tiempo en mi
tribu, siendo muy bien tratados, despreciaron mi auto­
ridad, y como era justo recibieron su merecido castigo,
y ahora se vengan desacreditándome, propalando mil
embustes y exagerando las extravagancias del brujo.
— Según esto, Cayupul pasa verdaderamente por un
brqjo; y tu ¿ le crees lo que dice ?
— ¿ Cómo quieres que le crea si no son más que ton­
terías? Mi mujer sate muy bien la ley del P . Milanesio.
— Si no le crees ¿ porqué no le prohíbes sus artes?
¿ No comprendes que con sus mañas empobrece á los
adiós haciéndoles sacrificar sus mejores reses quedán­
dose con la parte más sana y desperdiciando lo demás
en sus perversos é inútiles ritos ? Para Sayupul son
os más abundantes y mejores pastos, para él los bo­
cados más exquisitos y un criado que le sirva y que
se cambia cada mes; antes no tenía nada, ora pobre
y ahora tiene ovejas, caballos y vacas. ¿ De dónde ha
salido todo esto ? Peor es todavía lo que dice contra
Dios y contra el Gobierno, escitando á los indios á
la rebelión. ¿ Y sabes á qué vendrá á parar todo esto ?
A que el Gobierno mande sus soldados que os lleven
lejos, muy lejos, de donde no volvereis más, quedando
para siempre separados do vuestras minores é hgos.
Acuérdate de lo que le pasó á Sayuhueque en el Rio
Negro, y escarmienta en so cabeza. Es imposible vencer
porque vosotros sois pocos y muchos los soldados; no
te queda otro remedio que ó continuar siendo Cacique
respetado de los tuyos y reconocido del Gobierno, ó
poi^er tu autoridad y ser deportado Dios sabe donde.
¿N o sabes lo que de ti dicen todos? que no sirves
para nada, porque te has d^ado imponer de Sayupul
y de so favorito Salpú. Con seguridad que todas estas
cosas te las repetirá todos los días y ó todas horas
tu miyer; pero si de ella no haces caso¿ de quién
lo has de hacer?
— Ya te he dicho, me respondió Sac-mata resentido,
que nada creo de lo que dioo Sayupul, sino que antes
por el contrario me fastidia y me enfurece, pero la
mayor parte de mi gente, especialmente las mujeres,
le creen, por lo que estoy seguro que perdería mi
autoridad si algo intentara contra él. No dejo de co­
nocer que no se puede ir adelante de este modo, pero
parece que no ha llegado todavía la ocasión propicia
(tara acabar de una vez. Por lo demás, veo que muchas
de las cosas que dices es porque crees en malas len­
guas.

— Cuando todos repiten lo mismo, algún motivo
debe haber; pero dejando esto á parte, óyeme nna
palabra más, y yo habré cumplido mi deber de sa­
cerdote. El Sr. Gobernador viene con el decidido pro­
pósito de sostenerte en tu autoridad y de nombrarte
Agente de Policía, porque le consta que eres hombre
de b ien ; preséntate, pues, á él y ofrécele tus servicios
y verás que obedeciéndole en todo, las cosas mar­
charán bien. El Sr. Gobernador no es un soldado,
es viejo, buen cristiano y muy amigo vuestro: debería
pues, merecerte toda tu confianza. Además, él ha ve­
nido aquí para buscar un sitio á propósito para es­
tablecer una colonia con iglesia, hospital, escuelas,
módico, etc. etc. todo para vosotros, y desea que tú
le señales el sitio que mejor se preste al objeto.
Al oir esto, Sac-mata se tranquilizó y me respondió
con prontitud.
— O en el valle L a ñ eu 6 en el de Genua, donde
ahondan los pastos, el agna y la leña, no hace frío
y podríamos cultivar la tierra y tener buenos sem­
brados : á más de esto, están cerca de las gargantas
de las cordilleras, donde abandan los gnanacos.
— Muy bien; puedes estar tranquilo y tener la
seguridad de que si dichos valles pertenecen todavía
al fisco y las cosas marchan á medida de los deseos
del Sr. Gobernador, podréis contar con uno de los dos;
puedes decírselo á tu tribu.
— Perfectamente; estoy muy satisfecho, pero no
te olvides de decir al Sr. Gobernador qne nosotros
preferimos el valle de G enua: el de L a ñ eu es para
mi un lugar de tristeza, pues en él murieron 200 de
los nuestros en guerra con los indios, y yo perdía
mí abuelo, el Cacique más poderoso de estos lugares
después de Calcufará, era muy rico... pero es preciso
oir hablar de él á mi padre... Nosotros llamamos
L a ñ e u á aquel valle, porque quiere decir campo de
los muertos.
El padre de Sac-mata vive todavía; es un viejo
decrépito, que tiene la apariencia de nn saco de carbón
lleno de hnesos.
En el entre tanto se organizaron carreras de ca­
ballos en obsequio del Sr. Gobernador, y nos fué forzoso
asistir. Durante ellas se tomaron importantes acuerdos
entre el Gobernador y Sac-mata, entre ellos el qne
nos esperara con sn gente en el valle de Genua, y
trasmitiera órdenes para qne Cayupul se presentase
en la Comisaría de Policía de la Colonia 16 de Ocfubre, á donde nos dirigíamos.
En Tecá administré algnnos bautismos y confir­
maciones y bendije varios matrimonios; para mayor
comodidad, me acompañaba un empleado para las
formalidades del matrimonio civil, aqni obligatorio,
que debe preceder al religioso.
e l to ld o d e l o a p i t a n ^ o F a ra u é p
£ 2 m t > x * u t e c Í n i l e x i t o d e e a t o s iaffeU "
o e s i n d i o s — X ja o l > r a d e l
ñ e ro .
E l 26 de noviembre llegamos y nos paramos en
W alcaina sobre el T ecá-Lenfú, donde hay algun^
tolderms. Entré en el toldo más espacioso qne habu
y me encontré al capitanejo P ra n é , qne habiendo
bebido más de lo que fuera justo, á penas si p< ^
tenerse en pie. Empezó á escusarse conmigo didéndome, qne festejaban la llegada del Gobernador, j

- 71 —
qae sa gente estaba en peor estado que él. En efecto,
tendidos por el suelo se veía á yarios indios , que
daban asco y compasión al mismo tiempo. ¿Qué
podía yo hacer con estos infelices ? Dirigí, pues, mi
atención á algunas mujeres que tejían mantas y p o n ­
ches con lana de oveja y de guanaco , y á varios
niños cubiertos á penas con una sucia M.misa. Pre­
s t é el nombre á una de ellas; me llamo Cecilia,
me respondió, y me ha hecho cristiana el P . Milancsio en Ghichinal en el Kio Negro. Mi hermana
Piltncar no estaba allí y por eso no pudo aprender
la Oración y es todavía p a is a n a , es d e c ir, infiel.
Los indios llaman oración á la instrucción religiosa.
—¿Quieres, pues, aprender la oración, dije á Pil*
tacar, para que puedas ser cristiana ?
— ¿ Por qué no ? si tú me la enseñas seré cris­
tiana.
Junto á Pranó estaba otra india medio tendida,
sacia y despidiendo un olor nada agradable. Y tú,
¿ cómo te llamas ? ¿ Eres ya cristiana ó deseas serlo ?
— Soy cristiana y me llamo Teresa, me respon­
dió en buen español; el capitanejo Prané es her­
mano tnín y de un gringo he tenido cuatro hijos.
Los argentinos é indios llaman gringo á los estranjeros, especialmente si hablan mal su lengua.
— ¿E stán bautizados tus hijos?
— No, porque no quiere el gringo.
— ¿ Donde está el gringo para que yo pueda pe­
dirle el permiso de bautizarlos?
— Está muy lejos; tiene ganadería en Roca, Te­
rritorio del Río Negro. Es muy m alo; me ha dado
siempre mala vida y nos ha abandonado á mi y á
mis hijos : pero yo, ayudada por mi hermano Pescó
que duerme la mona en otro toldo, le robé 30 vacas
y él me ha mandado á decir que deberé entregár­
selas por amor ó por fuerza; y ¿ qué daré yo en­
tonces de comer á mis hijos ?
— No tengas cuidado ; te recomendaré al Señor
Gobernador y las vacas serán siempre de tus hijos,
pero debes hacerles cristianos dejándome á mí toda
la responsabilidad. El gringo debe conocer la ley dé
Jesucristo y no te dirá nada.
— Si es así, puedes bautizarles.
En este momento entró otra india de alguna edad
con un aire de autoridad y sin ceremonia ni mira­
miento alguno se tendió á la larga sobre mías pieles
de oveja, y cubriéndose después con otra de guanaco,
empezó á hacerme los honores de la casa, ordenando
á ratucar que me preparara un inaihe amargo. La
india puso la hierba del Paraguay en una taza, hechó agua caliente y antes de entregármelo dió ella
algunos sorbos.
— ¿Quien es esta nueva india?
— Es la mujer mayor de P ran ó , me respondió
Teresa.
— ; Cómo, la mujer mayor ! Pues qué¿ tiene otra
menor?
— Sí señor, es aquella; y me señaló á una in­
dia de 25 años muy adornada al cuello y brazos,
que estaba muy atareada sentada á un telar. El captanejo que parecía dormido , empezó á escusarse
dicbndoí To no cristiano, yo paisano.
— Cállate embustero; tú eres cristiano y bien
que no lo fueses. Dios ha dado la ley para todos y
ptohibe la poligamia.

Y mientras me disponía á cantarle las cuarenta,
el astuto indio se había quedado profundamente dor­
mido. Me vino curiosidad de saber cómo andaba la
paz de la familia y Teresa me dijo: — Muy mal,
P ad re; las dos mujeres arman continuas zaragatas
y se arrancan los pelos una á otra.
— ¿Y que hace tu hermano?
— Se ríe y se divierte, y de cuando en cuiimlo
las zurra bien la badana con aquella puusoa (una
correa más que regular).
— Por manera que la paz se restablece al com­
pás de los correazos. ] Cuánto debo amar la mujer
cristiana á Jesucristo, que la ha sacado de una es­
clavitud tan dura y humillante!
Después do haber instruido á estas infelices, ])Hsé
al toldo de una india chilena llamada Aurelia, bau­
tizada por el P . Milanesio en J u n in de los Andes.
Es una india muy buena y sencilla, bien educada
y aseada.
— A urelia, la dijo ¿ quieres recordar la oración
aprendida del P . Domingo?
— Muy contenta, y mi marido te oirá también
con gusto. Le Uamamos y por espacio do una hora
les estuve hablando de las verdades de nuestra santa
Religión; y como su marido no entendía muy bien
el español, Aurelia nos servia de intérprete , ofi’cciéndome una ocasión de aprender el indio. Al salir
me dijo Aurelia : T atai, no tenemos hijos, ¿de quien
serán nuestras ovejas y vacas cuando muera uno de
los dos?
— Del supérstite.
— Si, pero vendrá el Comisario de Policía y las
querrá para el Gobierno.
— Si viene, le enseñáis el papel y os las dejará.
Con el nombre de papel los indios entienden cual­
quier documento escrito.
— Pero es que nosotros no tenemos papel.
— Os lo haré yo á mi vuelta y lo conservareis
para cualquier evento. Entre tanto presentaos al
Juez para que os reconozca como esposos.
Pasé después á visitar á la madre de Teresa, es­
perando de poder hacer algún bien, pero ésta tenía
tan pocas ganas de hablar, que era necesario arran­
carla la palabra de la boca y no quiso servirme do
intérprete con su madre y dos hermanas ya grandecitas, que no entendían ni jota.
He visitado otros toldos y en todos ellos los hom­
bres dormían la mona.
A pesar de todo he administrado bastantes con­
firmaciones y diez bautismos, y bendecido varios inatrimoníos. El Sr. Gobernador, con una caridad que
le honra, se prestó para hacer de padrino.
Al parür el siguiente.día vino á despedimos Prané
y nos r ^ a ló leche fresca, carne todavía palpitante
y unító longanizas negras que revolvían elestóm ^o,
pero el apetito nos las hizo parecer muy sabrosas.
(S e continuará).

— 72 —
; G r i 'a c i a s , o l í 3 £ a i * í a !

k MARUADIILIADORA,

Muy 1?. P. Miguel R úa :
No hay lugar tan escondido do la tierra d donde
no llegue el poder do nuestra querida Madre María
en favor do sus devotos, y nosotros estamos cada
día üsporimentando los saludables frutos que so re­
cogen do la devoción y del tierno y filial amor para
con Rila. K1 caso que paso á referirle es vordadoramonte extraordinario y le ha acontecido A uno do
nuestros Misioneros en estas apartadas regiones.
Do una manera inesperada y verdaderamente pro­
videncial, llegó á oidos do uno do nuestros Misione­
ros la gravedad do una jovencita de 14 años, muy
buena y piadosa y en extremo amante de María, pero
que tenía la desgracia do una Madre quo era el re­
verso do la medalla y quo, por consiguiente, no había
l>ormitido ni quería transigir con que un sacerdote
prestase A su hija los últimos consuelos de la Reli­
gión , por los quo la infeliz criatura suspiraba. A
penas recibida esta noticia, dirigióse el sacerdote A
la casa, teniendo la fortuna de poder penetrar sin sor
visto en olla hasta casi la habitación donde yacía
la enferma, que rodeada de varias personas, las con­
juraba para que llamaran A un sacerdote, pues, como
olla decía, quería reconciliarse con Dios y morir santamonto , y al mismo tiempo dirigía al Señor y A
María Auxiliadora fervorosas y confiadas oraciones
para quo la concedieran este último consuelo.
La primera en advertir la presencia del sacerdote
filó la madre, quo so puso furiosa y sólo lo permitió
la entrada en la habiUicion cuando ya no había más
remedio, poro con la formal promesa do no hablar
A la enferma do sacramentos; precaución inútil,
pues no bien olla vtó al sacerdote, levantó las manos
al cielo derramando lAgrimns do gratitud , ó imponióndoso onórgicamonte A las personas que la rodea­
ban, al Dr. quo entraba en aquel momento y sobre
todo A su madre quo A toda costa trataba do impe­
dirlo, mandó salir A todos do la habitación , y con
admirables disiMsiciones hizo su confesión, recibiendo
poco después la extremaunción y la bendición in ariicnlo mortÍ$. Una hora más tarde entregaba su ben­
dita alma al Señor despuos de haber reconocido y
dado gracias A María Auxiliadora, quo de tan ines­
perada manera y contra toda esperanza humana la ha­
bía proporcionado la inmensa dicha de tener un sa­
cerdote A la cabecera do su lecho de muerto. ¡Cuanta
verdad os quo no so pierde el quo es verdadero de­
voto do María! Encomiéndeme A Ella, amado Padre,
y créame siempre afino, hijo in C. J .
Mxyorino Borqatbllo, Pbi'o.
Punta Arenas, Junio de 1896.

Por fin después do terribles sufrimientos morales
y físicos que hace tiempo venían haciendo víctima á
un miembro de mi familia , hemos podido alcanzar
del adorabilísimo Corazón de Jesús, gracias A la ma­
ternal protección de nuestra dulcísima Madre , que
so disiparan las pertinaces causas de aquellos sufri­
mientos, preludios de la desgracia que iba A desplo­
marse en mí familia.
Deseo, pues, dar público testimonio en oí Boletín
de la profundísima gratitud quo siento nuestra alma
hacia aquella soberana Virgen , auxilio poderoso de
los cristianos quo con verdadera fe la invocan.
Ahora os pedimos, Madre mía, arrepentimiento y
perdón para nuestros enemigos.
E. F. y A.
M ia r ía m e lia e o u s o la < lo .
Estando mi esposo y mi hija enfermos del cstúmago desdo hacia tros meses y no hallando coii qu¿
aliviarles, invoqué A María Auxiliadora ofreciéndola
una Misa y publicar la gracia en esto Boletín si
ambos sanaban.
Pasaron dos días después del ofrecimiento y se­
guían lo mismo, y al tercer día vi con asombro que
la enfermedad había desaparecido. No volviendo hasta
ahora A aparecerles la enfermedad, lo suplico A V.
que se sirva dar cabida A esta gracia en el Boletín
Salesiano.
N atalia Y. V. do Yarza,
Cooperadora Salosiann.
Méjico, 1896.

M a r í a («ialucl c ío l o s e u f c i* m o iS .
^^Cumplo con un dobor do gratitud hacia la Virgen
^ uxiliadora. llallAndomo onforma on el campo :i
Muchas leguas do distancia dol pueblo y sin recur­
sos , acudí en mis afiicciones A María Auxiliadora
reziludola la novena escrita por el P. Bosco. Al mismo
tiempo empecé una novena A S. Josii para quo mo
alcanzara do su queridísima Esposa la gracia do la
salud. Prometí hacer una limosna A la capilla de
María Auxiliadora y hacer publicar la gracia en el
Boletín, si hubiese sido escuchada. María no tardii
on devolverme la salud ; y habiendo ya cumplido con
la primera parte de la promesa , liona do gratitud,
suplico A V. R. que se sirva dar cumplimiento A la
otra, insertando en el Bolctin esto señalado fevor
para honra de María Auxiliadora y de su celestial
esposo S. José.
I qxacia

a

. R omeroí

Chocorf (Rio Negro) 6 de abril de 1396.

O x ’a c i a

S . «T osé.

Antonio Primicias, alumno de nuestro Colegie, de
diez años de edad , de carácter vivo y jovial, cayó
gravemente enfermo. Le acometió una violenta fiebre
tifoidea con pulmonía doble , que en pocos días le
llevó al borde de la tumba. Ya no liahta esperanzas
de salvadou según el fallo. Nuestro Dr. Garrone,
que por falta de médicos ha sido nombrado médico
municipal de Patagones, encomondó á su enfermito

— 73 —
i la Virgen Auxiliadora, único remedio que le que*

daba. Mientras tanto surgió en la mente de dos n i­
ños de mi dase (4°. Grado elemental) el noble pen­
samiento de hacer rezar una Misa á S. José, en su
capilla, para que otorgara la salud á Antonio, com­
pañero intimo de ambos. En efecto, invitaron á to­
dos los condiscípulos y demás niños del Colegio á
que interviniesen á la Misa , y ofreciesen una Comtuiiou á S. José para alcanzar la gracia que de
corazón pedían. Y o, lleno de contento y conmovido
por la acción caritativa y noble de estos dos discí­
pulos míos, cuyos nombres son Nicolás Yabar y Con­
rado Caminoa, les dye que haría publicar la gracia
en el B oletín Salesiano , pues era imposible que
S. José, siendo tan bueno, no se dejara enternecer
por un acto tan grande y espontaneo de caridad.
La mañana del día siguiente, que era miércoles, yo
mismo recé la Sta. M isa , y comulgaron con fervor
machos niños. En aquella misma mañana fueron los
compañeros á visitar al enfermo, y ya según el fallo
del Doctor, había sido conjurado el peligro; Anto­
nio Primicias con una mejoría portentosa se levantó
de la cama á los pocos días, y vino á dar gracias
á S. José que le había salvado. Al presente goza
de perfeta salud y está muy agradecido á los com­
pañeros que tanto se interesaron para salvarle,
i Viva S. José !
J uan Glendi, Pbro.

cibidos, entre ellos la salud de uua hermana suya. —
EloiaaA. de Pintos, de Barracas al Norte (B. A.) por ha­
ber obtenido la curación de su marido de uua grave en­
fermedad.— Virginia Migliorero de Boryarsíli, aeBueuos
Aires, que se ha visto curada de uua grave eufoimedad. — Juan Fernandez^ de Madrid, manda uua pe­
queña limosna para la iglesia en oouatruccion de M.*
Aux. en Sarriá, poruña importantey muy deseada gracia
obtenida.
A la r Hartado, de Altamira de Arltuoo
(Venezuela), por haber sanado de uua gravo enferme­
dad que la puso á las puertas dol sepulcro. — Car­
men
de Lemos, de Meuduza, por la salud obtenida
á su hija. — jtntotiio García, Afocedonta Qaray, Un
Cooperador, Varias Cooperadoras, Encarnación Pacheoo,
Dolores Xajar de Pacheoo, Sista García y Micaela Es­
cobar, de S- Antonio, Milico, dan uua limosna eu ac­
ción de gracias por los favores recibidos de nuestra
Sma. Madre, María Auxiliadora. — Y. H. C, B. é Y. X.,
de Caracas, el primero ofrece uu mantel de altar, el se.
gundo 8 bolívares. — Xteves G. de Rojas, de S. Casi­
miro, y Xicomedes Perdomo, de Yaritagua (Venezuela)- Rosa Beretta y L. Gianníní, de Mcrgoscia (Suiza).

Patagones, Colegio de S. José, 19 de noTÍemlre de 1896.

Dan también gracias especiales á María Anxiliadora :
Gregoria Rodríguez, de Yaritagua (Venezuela), manda
decir una misa eu el Santuario de
Aux. de Tarín
T la limosna de una pta. por haber obtenido la salud
de tui niño y la de una persona mayor desahuciada
de los médicos. — María D. de Monean, por la cura­
ción obtenida de su hijo de una grave y mortal en­
fermedad. — María Concepción Cal^o, de la Palma de
Huelva, en reconocimiento por ocho gracias especiales
recibidas eu el término de un año. — Una amante de
María Aux. de Méjico, por los muchos favores obte­
nidos, eutie ellos el que uu h^jo suyo encoutrara con­
veniente colocación. — X. X ., de Méjico por la salud
obtenida en circunstancias especiales. — L. P, Pbro.,
de Gerona, por dos favores recibidos. — li. de S ., de
Bogotá, en nombre de Una madre de familia, la cual
por la poderosa intorcesíuu de María Aux. obtuvo el
retomo al buen sendero de uu hijo descarriado. —
/. A. Muñoz, de Vinces (Ecuador), en reconocimiento
de las muchas gracias obtenidas, entre ellas la de ha­
ber quedado libre de grave enfermedad, sin que tuviera
qne procederse á una operación que parecía inevitaUe. — Joaquín Solant, Poro., de Urgel (Lérida), manda
^ utas, en agradecimiento de nn favor recibido. —
^rael Legama, de Méjico, por haber obtenido la com­
pila curación de un-** hija suya de ocho meses, apli®tolola la medalla de M.‘ Aux. — N. N., de Nicthemanda 300 fr. por gracia especiab'sima obtenida.
G. M., de Puebla (.Méjico) por haber salido con
bien le una grave operación sufrida. — Una Coopersdoro. de Bogotá, por haberse Visto libre de terri­
bles téitaciones que la atormentaban. — Teresa S. de
Alfaro, de U ^ ico, manda nn peso para que se diga
Qoa mia^ ñ m .* A ux . por haber alcanzado la gracia
de que tiia h^jita suya que se negaba á tomar ali­
mentos, hs tomara. — Carmen Mata, de Huejoquilla
jalisco), ^ ^ centavos en acción de gracias por ha« t obtenido la curación de la vista. — Ana García,
de S, Antoiio (Méjico) da igual suma, por gracia re­
cibida. — L ^iáee Xorzagarag é Ytaura Pena, de Sinaloa, el prUero por la curación de su hijo, y la seda por lot continuos favores que recibe. — Í7sa
iro, de Veín (Orense), por los muchos favores re­

S

Z T J L X jI J L

Tl'filN

Fiesta de S. Francisco de Sales
Como en años anteriores la fiesta de nuestro
glorioso patrono ha revestido extroordinnria solem­
nidad en el Oratorio Salesiano de Valdocco. Con
todo y ser día ferial, la sagrada mesa se vió muy
concurrida desde las prim eras horas do la m añana,
siendo de adm irar la solicitud con que acudían a
honrar al glorioso santo numerosas obreras oyendo
la san ta m isa y acercándose al divino banquete,
preparándose de este modo á su cotidiano trabajo,
que á pesar de sus deseos, no podían interrum pir.
A las 10 cantó la m isa solemne nuestro querido
superior D. J . B. Lem oyne, asistiendo de ponti­
fical el Bmo. Sr. Eichelm y, obispo de Ivrca, Los
cantores in terp retaro n á perfección la preciosa
m isa del m aestro Perosi, de corte severo y en­
teram ente ajustada á las reglas dadas últim am enet
por la Sagrada Congregación de Ritos sobre el
canto en las iglesias. P o r la ta rd e se cantaron
solemnes ■vísi>eras, pontificando nuestro Sr. Arzo­
bispo, quien dió tam bién la bendición con S. D.
M. E l panegírico del Santo estuvo á cargo del re ­
nom brado orador salesiano D. Esteban T ríone. I/a
conferencia de reglam ento se tuvo el 2 de Febrero,
fiesta de la PorificacioD de N tra. Sra., en la igle­
sia salesianadeS . Ju a n Evangelista. El orador, B. P.
G raglia se oenpódelas misiones del Brasil, llam ando
la atención de ladistÍD gnída y nnm erosa concurren­
cia, sobre la iroportapte Misión del M atto Grosso.

— 74 —
Naeatros lectores podrán le e r con mucho gasto y
provecho las curiosas noticias que de ella dio el
limo. Sr. Lasagna en u na de sus últim as relaciones,
que nosotros publicam os en el Boletín de 1895.

Aniversario de la muerte de D. Bosco.
Siendo Domingo el 81 de Enero, noveno aniver­
sario de la m uerte de nuestro amado P ad re y funda­
dor I). Bosco, se celebró al día siguiente el solemne
funeral que todos los añosse aplica por el eterno des­
canso de su alm a. Fontiflcó el lim o. Sr. B ertagna,
y nuestros cantores interpretaron con la perfec­
ción y gusto que les distingue, la m isa del Cherubini, acom pañada por una bien n u trid a orquesta.
L a concurrencia do benem éritos Cooperadores fué
muy numerosa.

Llegada de Misioneros.
El 22 do E nero llegaron al Oratorio do T urín
los RR. P P . Antonio M alau, superior de la V iceinspectoria del M atto Gtosso (Brasil), Carlos Giralia, procedente de S. Pablo, y José M enichinelli,
e Montevideo. V ienen á Ita lia los dos prim eros
para reclutar nuevo personal pora sus respectivas
Misiones j y el P . M enichinelli p ara recib ir ins­
trucciones y la bendición de los Superiores, y di­
rigirse después á Colombia en tre los leprosos de
A gua de Dios. Tam bién llegó el 2 de F ebrero el
R. P . Piperui, director que era de la casa salesiana do Puebla (Méjico), p ara tom ar el personal
destinado á la nueva casa de S. Francisco de Ca­
lifornia, de la que ha sido nombrado director. An­
tes de salir de Puebla dirigió u na muy sentida
circular á los cooperadores despidiéndose de ellos,
dándoles gracias por la protección que siem pre le
han dispensado y recom endándoles al nuevo di­
rector, R. P . V isintainer. Sean bien venidos.

s

MILAN.
El Emmo. Cardenal Ferrari.
E l 20 del p. p. Diciembre honró con su visita
la casa salesiana de Milán, el Emmo. Cardenal Fe­
rra ri, Arzobispo de dicha ciudad, y después de
haber exhortado á los niños á preparar nna có­
moda y decente m orada al divino Niño de Belén,
dirigió BU encendida palabra á los miembros de
la Ju n ta salesiana, que se hallaban presentes, y
presentándoles cou patéticas palabras el estado
de la niñez desvalida, les anim ó á continuar con
ardor los trabajos del grandioso ediñeio que la
preparan, alegrándose con la risueña esperanza
del bien que recibirá con dicha obra la metrópoli
lom barda. De desear es que las palabras, y más
que todo el ejemplo del Emmo. Cardenal Ferrari
tengan resonancia no sólo en loscooperadoi’esmilaueses, que y a por su p arte hacen cuanto pueden
y ta l vez más de lo que pueden, sino tam bién en
los de otras partes donde, como en M ilán, la Obra
Salesiana verdaderam ente se im pone.

MODEM.

Bendición de la capilla.
Con m otivo de la bendición de la capilla del Ora­
torio festivo, se celebró el 15 del p. p. Diciembre
una solemne ñesta, á la que tom aron p arte, á más
délos numerosos niños que frecuentan el Oratorio,
varios distinguidos Cooperadores. Bendijo la ca­
pilla el lim o. Sr. Arzobispo, que celebró después
el Santo Sacrificio, P o r la tard e se cantó un so­
lem ne Te Deum y se celebró u n a b rillan te aca­
dem ia músico-literaria.

Precioso documento.
Cou m otivo del cincuentenario de nuestro Ora­
torio, del que nos ocupamos o u el núm ero de Enero
últim o, la Juntiv diocesana de T arín p a r a la Obra
de los Congresos Católicos Italianos, ha dirigido
una preciosik carta á nuestro vonernudo Superior
D. Rúa, Ürmada por el presidente D. Hum berto
Borelli, por el D irector espiritual P . D. F . B rielli,
canónigo, y por el Secretrario D. Adolfo Cassasa.
Después do haber m anifestado las vías amorosas
do la divina Providencia que en la antigua ley se
elegía uu pueblo, que llamó suj'o, p ara que fuera
fiel custodio de sus revelaciones y promesas, y en
la nueva ba suscitado á los P adres y Doctores de
la Iglesia, á los m ártires y santos para que con
sus te m p lo s y doctrina la defendieran de sus ene­
migos, recuerdan el aflictivo estado de la juventud
á m ediados do siglo, y la aprem iante necesidad
que ten ían de un p adre y de uu m aestro, encon­
trándole en D . Bosco', m erced á cuya Obra ad­
m irable se ha salvado la sociedad do los peligros
t^ue la am enazaban de esa ju v e n tu d si hubiera contiuuado en su deplorable abandono. Se felicitan
con D. R úa por los progresos realizados y por la
actividad y celo con que él continua el apostolado
de D. Bosco, y term inan haciendo votos por la prosIH'ridad de la Sociedad Salesiana y para que se la
abran nuevos horizontes donde depositar el precioso
germ en de la restauración cristiana de la sociedad.

Nueva Inspectoría.
En vista del grande increm ento que va tomando
en F rancia la Obra Salesiana, nuestro venerable
Superior D. R úa se h a visto en la precisión de
nom brar otro Inspector en la persona del P . José
Roncbail, que era director de la casa de París,
confiándole el N orte y las casas de Bélgica, resi­
diendo en París. Al ñ-ente de las casas del Me­
diodía continxia el P . José Bologna, con residen­
cia en Marsella.

Otro noviciado.
U ltim am ente se ha inagurado en £ u e il un nievo
noviciado salesiano. Con este fausto motivo »e ce­
lebró u n a preciosa fiesta, á la que tom aron parte
numerosas Cooperadoras, entre ellas la Sraquesa de Maubou, que con generoso des?re“ “ ‘*
m iento h a regalado á los hijos de D. fosco la
casa donde se ha establecido el nuevo noviciado.

Visita regia.
S. M. María Pía, rein a de P ortugal, a a honrado
con su visita nuestras Escuelas de Ai©* y Oficios
de Niza, quedando sum am ente c o ^ p ia c i^ del
orden y adelantos observados en sniirinuciosa vi­
sita á los talleres.

— 75 —

Digno de imitarse.
Habiendo el fuego destruido en gran p a rte los
(fnamentos sagrados que se conservaban en la
MCiistía de n u estra casa de M arsella, u n a gene­
rosa Cooperadora Salesíana no se b a dado punto
de reposo b asta que p o r sí m ism a ba reparado
Im daños y desperfectos causados p o r el voraz
elemento.

I = O

I ^ T T J C 3 - ^ I j

La nueva casa de Lisboa.
Después de cuatro años de larga espectacion,
loe cooperadores de Lisboa bau visto satisfechos
sos deseos de poseer á los hijos de D. Bosco, que
llegaron el 15 del p. p . Noviem bre á dicha ciudad,
deudo recibidos con verdaderas m uestras de sim­
patía, y encargándose a l momento de una Escuela
de Artes fundada y sostenida por algunas piadosas
señoras, la cual alberga á 50 niños artesanos.
£1 día de la Epifanía se celebró u na solemne
fiesta, con motivo de la distribución de premios,
qae presidió el nuevo nuncio de S. S. lim o. Sr.
Aiati.
Asistieron á esta fiesta la J u n ta de Señoras pro­
tectoras de la casa y ntuuerosos señores y señoras
de la aristocracia.
También honraron la casa con su ilustre visita
el príncipe hereditario y su augusto herm ano el
Infante D. M annel, entreteniéndose un buen rato
en la tóm bola que algunos Sres. habían organittdo en favor de la casa, dando inequívocas mues­
tras de la nobleza de sus sentim ientos en favor
de los niños pobres y abandonados.

TTna Casa Salesiana en Hechtel.
£l 15 del p. p. Diciem bre se inauguró en H echtel
nna nueva casa salesiana, con la asistencia de las
wtoridades todas del pueblo, y del lim o. Sr. Doutreloia, obispo de Lieja. L a función que se celebró
con esta ocasión fué solemnísima, pronunciando
^ elocuente y notable conferencia salesiana el
*®*djntor de la parroquia, B. P . F ran k en . E sta
^ á a c io n es debida á la caridad y m unificencia
de los Sres. M allet, quienes despnes de haber ha­
b itad o su casa p a ra el objeto á que la destinase la cedieron á los salesíanos con un grande
prado cercano.
El Hmo. Sr. Obispo regaló á la capilla nn rico
«opón de o r o y p i e d i ^ preciosas j lo s Sres. MaUet
preciosa casulla, y el párroco, E . P . Braekers
eatatna de S. L uis Gonzaga.
° ^ i ó de digno rem ate á esta fiesta u na p erepresentación dram ática, du ran te la cual,
^ Sr. Alcalde, D. N. B ijvoethizo una cuestación
^ tre los asistentes en favor de la nueva casa.

um .

Keparticion de premios y Exposición
de trabajos;
Con m otivo de la distribución de prem ios á los
alumnos de esta casa, se h a celebrado una ezposicion de los pequeños obreros de las Escuelas de
^ t e s y Oficios; exposición oue al decir de los dia­
rios de dicha ciudad, h a sitio una preciosa reve­
lación de lo que puede esperarse de estas Escuelas.
E n tre los muchos y notables trabajos presentados
descuella una m áquina de vapor construida por
un joven obrero de 17 añes.
Los premios repartidos á los niños consistían eu
su m ayor parte en cartillas de la Caja de Ahorros
de 10 á 15 fr., y en las herram ientas y útiles ne­
cesarios para sus respectivos oficios.

BASmONA.

Adelantos y necesidades de esta Casa.
B dmo . S b . D . M ig u e l R úa

Mi amado P a d re : Le escribo estas cuatro lí­
neas para darle ^algunas noticias de esta pobre
Casa de Barcelona y encom endarla al mismo tiempo
á BUS oraciones.
Aquí, P adre mío, abunda mucho el trabajo, pues
los niños que asisten á nuestras escuelas son nu­
merosísimos, ¡)asaDdo de 600. E l Oratorio Festivo
está muy concurrido; adem ás de los niños que ll­
euden á las escuelas diurnas, vienen muchos á las
nocturnas. Estos son todos jóvenes obreros.
Secundando las exhortaciones que V. nos hacía
en la C arta circular que nos envió el año p. |>.,
hemos empezado un Circulo Obrero para la j u ­
ventud. y atendido el poco tiem po que hace que
lo funuamos, nos da esperanzas de que podremos
sacar abundantes frutos.
L a Capilla de la Casa, á pesar de ser bastante
grande, pues tiene 30 m. de larga por 9 de ancha,
es absolutam ente incapaz para contener ta n ta
gente, de modo que es preciso que pensemos de
veras en hacer una iglesia de grandes dimensiones.
Mas ^ cómo em prender una obra de ta l im portancia
con ta n tas deudas como tenemos? Buegue mucho,
carísimo Padre, por nosotros y pídale á Don Bosco
que desde el Cielo nos bendiga y obtenga de nues­
tra buena Madre M aría A uxiliadora que nos mande
los medios necesarios.
L a Casa de las Herm anas últim am ente abierta
em piezaá dar sns frutos. Ya tien e unas 400 niñas que
frecuentan el Oratorio Festivo y más de cien las
escuelas. A yer por prim era vez di la S anta Comu­
nión en su Capilla á m ás de 50 jóvenes, algunas
de las cuales eran bastante crecidas. Tam bién las
herm anas se encuentran m uy llenas de dendas,
pues lo deben todo, casa y terreno.
Nosotros no dejam os de trab ajar todo lo que po­
demos, y esperam os que Dios nuestro Señor se a-

— 76 —
ptadará algún día de estas Casas y suscitará almas
generosas que nos saquen de apuros.
Acabo, venerando P adre, suplicándole que se dig­
no bendecir á todos sus hijos do Barcelona, que
mucho le quieren en el Señor, y que se encomiendan
á sus oraciones. '
Quedo do V. con todo respeto y veneración,
A fino. Hijo en Jesús y María
A ntonio A ime , P buo .
Barcelona, 1 de Febrero de 1897

{56RONA.

Los músicos de la Granja Salesiana.
¡N o nos olvidaremos nunca jam ás de Osoi'!
Esto era el grito unánim e que á menudo repe­
tían los jóvenes músicos de esta Casa el 28 del
p. p. D iciem bre, al volver do dicho pueblo, adonde
habían ido á tocar y can tar en ocasión de cele­
b rar su prim era Misa el R. Sr. D. José Cornet,
entusiasta adiuinvdor do la Obra do D. Bosco.
Balioron de casa á eso de las seis de la mañana
del día 27, montados en tartan as, y llegaron á
Anylés á las ocho; aquí bajaron y em prendiendo
el arm iño á pie, arribaron á Osor á las diez y algo
más. E ntraron en la población tocando un bonito
]mso doble y después de un suculento almuerzo,
al que hicieron el debido h o n o r, acompañaron
tocando á la Iglesia al nuevo Sacerdote, á los pa­
drinos y dem ás com itiva in v itad a á la fiesta.
Se cantó la Misa de la Sta. Infancia del limo.
Rr. Cagliero, acom pañada por ocho instrum entos.
Term inados los divinos Oficios volvieron á acom­
pañar al nuevo L evita y com itiva á la casa Rec­
toral, donde 50 les sirvió una expléndida comida,
y después salieron á tocar á la plaza delante de
la Rectoría.
Más tard e acom pañaron á la com itiva al Centro
C atólico, donde fueron obsequiados con café
y dulces, m ereciendo los aplausos del público
por la escogida m úsica que allí tocai'on.
So acercaba la n o ch e; y no habiendo tiempo
p ara volver á An(/1h donde les esperaban las ta rta ­
nas, fué preciso tíonnir en Osor. R epartidos, pues,
en tre varias familias pasaron la noche. A la immana
siguiente, después do oida la Sta. Misa y hechas
sus devociones, inclusa u na num erosa Comunión,
tocaron todavía algunas piezas delante de la Casa
Rectoral y del Sr. Alcalde, y tom ando luego el
cam ino do Anifh^s, á las tre s de la tardo estaban
en casa.
D urante el camino repetían con gran efusión
y a le g ría : ¡ no nos olvidarem os nunca jam ás de
Osor! y con razón lo decían, pues niños pobres
como ellos son, estaban muy lejos do pensarse que
pudiesen sor tratad o s con tanbr am abilidad y ge­
nerosidad, por persouirs que no los habían nunca
visto ni conocido.
R.
Gerona, Enero de 1897

FU SBU mw
Colegio y ZIscuelas Salesianas de
Artes y Oficios.
P o r una circular dirigida por el Sr. Director,
R. P . Piporni, á los Cooperadores Salesianoa,
hemos visto con placer los adelantos así morales
como m ateriales realizados el pasado curso en
dicho Colegio y Escuelas.
Los alumnos internos han aum entado de 90 á
120, no siendo m ayor su núm ero por falta de lo­
cal ; de ellos una m itad son aprendices artesanos
repartidos en ocho talleres, y la o tra mitad
atiende á los estadios elem entales, terminados
los cuales y consintiéndolo la edad, pasarán al
aprendizaje de un oficio, si se estim ara conve­
n iente. « Su conducta m oral, civil y religiosa,
dice el P . P iperni, es satisfactoria : la espontanea
frecuencia de los Sacramentos, la piedad cristiana
que se revela en su porte religioso, especialmente
desde el día en que consagramos solemnemente
todo-el Colegio al Sgdo. Corazón de Jesús, nos
llena de verdadero consuelo y nos hace admirar
y alabar la fuerza de la gracia de Dios. »
En la parte m aterial se han levantado vastas
salas para las clases y talleres, -se h a aumentado
la m aquinaria de éstos, y se tra b a ja activamente
para prep arar cómodo albergo á m ayor número
de niños.
U ltim am ente inauguraron la ban d a de música
con 40 niños dirigidos por el excelente profesor
D. Ju an Anzures, siendo la prim era fiesta á qne
tomaron parto la distribución do premios que re­
sultó muy solemne y fué muy concurrida.
N uestras folicitaciones á los dignos Coope»dores do Puebla, por la protección que han dis­
pensado y dispensan al Colegio y Escuelas Salesianos de Artes y Oficios.

LA fL A T A (Bueflos kim).
Su el Colegio
de los Sagdos. Corazones.
N o s e sc rib e n co n fe c h a d e l 28 d e D b re . p. PE l lunes se celebró en este colegio la solenaí
distribución de premios á los alumnos, precedida
de un certam en mú.sico - te a tra l. Presidía el acto
Monseñor Cagliero, teniendo á su derecha al señor
V icario Foráneo, y á su izquierda al señor Te­
nien te Cura D. Ju a n P . V iacavaj numerosos s*cerdotes y una selecta concurrencia de damas I
caballeros llenaban el espacioso salón del colegioCada uno de los núm eros del variado prograo*
fueron desempeñados con verdadera m aestría por
los pequeños actores. E l acto se realizó con «
brillo y lucidez que los Padrea Salesianos
d ar á sus solemnidades escolares, m e re c i^ ^
por ello el aplauso de los que reconocemos
celo y sacrificio de los dignos hyos de don Bosco-

— 77 —
No tenemos por qué encom iar las condiciones
del colegio que dirijen los benem éritos P ad res
Salesianos, p o r cuanto sus doce años de existen­
cia en lÁ P la ta hablan bien alto en favor del
establecimiento j se encarga de probarlo u n cre­
cidísimo núm ero de jóvenes de n u estra sociedad
qne tienen á bonra reco rd ar loa años e u que frecnentaban las aulas del
colegio de los Sagrados
Corazones. Por otra p a r­
te nadie se perm ite du­
dar de la com petencia
y abnegación con qne
esos virtuosos sacerdo­
tes 86 consagran á la
edncacion de la niñez
y jnventud.
Reciban los directores
y alumnos del colegio
de loa Sagrados Corazo­
nes, por la brillan te fies­
ta del lu n e s , nnesti-as
sinceras felicitaciones.

V.

LA FAZ (Bolivhi)

posición el genio tem pestuoso y trágico de Esquilo
se confunde con el m aternal, caritativo y salvador
genio de la Iglesia, fné magníficamente represen­
tad o , distinguiéndose, como la vez prim era, el
niño Á itoro de la Vega. I ^ a l m aestría hubo en
la ejecución de la viva, anim ada é ingeniosa zarznelita Br r , qué frío , en la q^ue, con la brillante
exhibición d é lo s niños,
80 notaban las dotes ar­
tísticas dul pianista dou
Ju an José Chávez. Por
últim o, el recomendable
Presbítero don Daniel
Chávez pronunció un
conceptuoso discurso acerca de los beneficios
que á manos llenas ve­
nían los Salesianos' á
derram ar eu el seno de
la numerosa clase axtesana de nuestra socie­
dad. En efecto; 4 quó
es el Salesianof No otra
cosa que el pastor solí­
cito que corre con amo­
roso afan en pos del
niño pobre, á fin de ins­
truirlo , moralizarlo y
salvarlo. ¡ Bienaventu ­
rados .los pobres ! ex­
clam a j y es su delicia
enseñar, aliviar y enal­
tecer al proletario. •
¡ Benditos sean los h i­
jos de Don Bosco! de­
be responder tam bién,
con profunda y sinceragratitud, la clase artesana de L a Paz.

Leem os e n L a V«ion d e d ic h a c a p ite l,
correspond ieo te a l 20
de N oviem b re ú ltim o :
El domingo 15 repi­
tieron los K R. P P . Sa­
lesianos la herm osa y
lignificatiya fiesta con
que solemnizaron la p re­
miación de sns alum ­
nos, pero esta vez re80G0TÁ (Colomltia).
restía dicha solemni­
dad cierto carácter más
Una ñmciou
elocuente é íntim o, por
notable.
hallarse dedicada á la
clase obrera del país.
Así es que encerraba
El 8 de D bre., dice
nn no sé qué de tierno
L a Epoca, fuó día do
i la vez que de sagrado,
gala para el Instituto S^aqne no podía menos qne
lesiano de esta ciudad.
conmover profunda y
Ochenta niños reciliiednlcemente el corazón.
ron aquel día su pri­
S. FRANCISCO DE SALES.
Veíase á los hijos de Don
m era comunión de m a­
TJlXS, <5.0 IO.S 3e^^.ola.s SaJ.oeLsLs.a.0
Bosco, fieles im itadores
nos del nnstrísim o se­
dio S a r r lá - (X)
del Dios h n m a n a d o
ñor Arzobispo.
qne quiso n acer en n n pesebre y criarse en nn
Conmovedora estuvo aquella fiesta de la ino­
I»bre y honrado ta lle r j veíaseles estrechando cencia y la piedad, en qne ochenta pequeñuelos,
contra sn pecho inflamado de evangélico am or ai en su m ayor parto de hum ilde procedencia, se
•tlwrioso proletario, á ese asiduo trab ajad o r de acercaron por vez prim era al banquete Eucarísqnien se olvidan los hom bres del m undo y á quien tico, iniciando de este modo sn carrera do cris­
»n solícito afen busca, consuela, alien ta y ben- tianos en el m undo ¡Bendita sea la fe Cristiana!
el Sacerdote. Enseñando á herm anar las su­ ¡ No se puede presenciar sin emoción nn acto de
blimes efasiones de la Religión con el noble estos, en qne se siente la presencia de Dios en
á la P a tria ,e l Colegio Salesiano inauguró el m edio de los hom bres!
En la noche de aquel mismo día celebraron los
'e*tÍTal con las viriles y v ib ran tes notas del Him®o Xacional. que arrebataron de emoción y en- Padres Salesianos u n a herm osa velada en home­
^ a s m o á la concurrencia. E l H ijo G ek eboso , n a je al HuBtrísimo señor Arzobispo.
pama lleno de palp itan te interés y de saludables
’Cciones, en cuya hábil tram a y m agistral comíl) V. 1* pm^ 3.* de l u ctibierUs.

É

— 78 —
Bepresentóse u n dram a en cinco actos titulado
OriatóbalOolón. Los principales detalles de la m ag­
na em presa del Genovós se presentaron á la con­
tem plación de un numeroso concurso, que presen­
ciab a aten to el desarrollo de aquella em presa in ­
m ortal, tanto m ás adm irada cnanto m ás avanza
e l tiem po en su infatigable vuelo.
Los sentim ientos piadosos se mezclaban con los
acontecim ientos, como que es im posible separar
del pensam iento do Colón la idea cristiana. Siem­
p re será cierto que la buena lite ra tu ra m archa en
línea p aralela con la fe de Cristo.
Los entreactos fueron amenizados con escogidas
piezas de m ásica ejecutadas por la banda del In s­
titu to , y con trozos bellísimos de canto.
Ks do adm irar que los Padres Salesianos hayan
logrado educar en el a rte de la arm onía á niños
poco tiem po há destituidos de las m ás ligeras no­
ciones de los conocimientos humanos.
Felicitam os al In stitu to Salesiano por este be­
llísimo acto que tan to lucim iento ha dado al benállco p lantel de los hijos del pueblo.
r*.

C a rm a g n o la . I m p r e n ta y L ib re ría Sales ia n a d e T u rín .
T al y ta n ^ a n d e increm ento va tomando cad*
d ía la devoción al bendito P atriarca S. José
jefe y sostén de la Sagrada F a m ilia , merced ¿
poderoso impulso partido del Jefe Supremo déla
Iglesia, que se ha ya casi generalizado la saluda­
ble práctica de consagrarle un mes entero, el de
Marzo, al igual de su purísim a esposa y madre
nuestra M aría Sma. E l presente libro que teco,
mendamos, es m uy á propósito para fomentar la
devoción y el am or á S. José. Consta de 31 dis­
cursos sobre su vida y v irtu d e s , y en ellos el
au to r le presenta como acabado modelo para toda
clase de personas. E l o rd e n , la claridad, la sen­
cillez y la aplicación práctica de la doctrina álas
especiales necesidades de los fieles en particular
y de la sociedad en g e n e ra l, brillan admi^abl^
m ente en todos los discursos, haciendo muy re­
comendable este libro, no sólo p a ra loa Sres. Sa­
cerdotes , que tendrán en él un valioso auxiliar
para el pxupito, sino tam bién p a ra los simpla
fieles , que im pedidos de asistir al tem plo á tri­
b u tar los debidos honores al glorioso S. José,
podrán servirse de él para m editación ó lectura
en sus c a ^ , pues á máa de los 31 discursos tiene
un apéndice con devotos ejercicios y piadosas oraciones en honor del Santo. E l libro consta de
434 pág. y sólo cuesta 1,75 ptas.
D . B o s c o . A m e n o s y p re c io so s documen­
to s so b re su s a n ta v id a y a d m ira b le s obras,
co m p ila d o s p o r u n C o o p e ra d o r Salesiano
(P . C am ilo O rtú z a r ) .

£ s p c j o d e l a l m a que desea u n irse con
JHoSj c o m p u e sto p o r e l P b r o . D . E a m ó n
A ls in a , p ro fe so r d e m o ra l e n el s e m in a rio
c o n c ilia r d e S o lso n a . — I m p r e n ta y lib r e ­
r í a s a le s ia n a s d e S a r r iá (B a rc e lo n a ) 1897.
— F o rm a n n v o lu m e n d e 776 p á g . e sm e ­
ra d a m e n te im p re so y c o n tie n e 217 m e d i­
ta c io n e s . — E n te la 1,60 p ta s .
Utilísim o por todos conceptos es el presente
m anual de p ie d a d , no sólo p ara todos los cris­
tianos, á quienes puede serv ir como devocionario
y libro de m editación, sino tam bién para los Sres.
Sacerdotes, q^ue de él pueden aprovecharse y mu­
cho en el nunistorio de la predicación. El autor
con BU p ie d a d , erudición y experiencia propor­
ciona en este precioso libro un verdadero ban­
quete al alm a espiritual y á la que desea se rlo ,
con el ejercicio cotiditmo del cristian o , con una
serie do fervorosas m editaciones sobro las más im­
portantes verdades do n u estra san ta fe y sobre
la práctica de las virtudes cristianas, y con devo­
tos qjeroicios para recib ir dignam ente los santos
sacram entos de la Penitencia y Eucaristía v para
oir devotam ente la Santa Misa. Al mismo tiempo
que recomendamos esta obra á los directores es­
pirituales y á las almas p iadosas, nos congr.atulamos con el P . Alsina, buen amigo de los Sale­
sianos, por la eficaz cooperación que p resta con
BUS librtis á la santificación y salvación do las
almas.
d i v i n a F a n__
i i fci
i-lia
M a e stro e. P r o.. te tto r e d ei C r is tia u i. R a g io u a m e n tí p e. .r il
m ese a lu i c o n s a c r a to , d e l S a c . P r o f . A .
II C iis to d c

d o lía

S* Giujsoopp<e ,, M o d ello ,

Las numerosas ediciones que de este precíoeo
libro se han hecho así en España, como en Amé­
rica, es sn m ejor recom endación. L a naturalidad
y sencillez que caracterizaban al malogrado P.
O rtüzar, unians á los hermosos episodios, anima­
dos diálogos y variadas descripciones dan tal in­
terés y novedad á la le c tu ra , que contribuyen
adm irablem ente á cautivar del todo la atención
del le c to r, á despertar en él verdadero amor al
apóstol de la niñez en nuestro siglo y á inspirarle
vivo aprecio por sus obras. — L a presente edición
h a sido hecha con esmero y corrección por la im­
p re n ta salesiana de Almagro (B. A.) y se vende
al precio de 0,60 pesos.
P a r a m i h i j o . L ib ro d e le c tu r a p a ra ni
ñ a s y n iñ o s p o r D . M a te o B u sta m e n te . O
b r a a p ro b a d a y re c o m e n d a d a p o r la auto­
r id a d e c le s iá s tic a . t J u to m o e n 8® mayor.
Este libro do especialísimas condiciones psn
pequoñuelos, es á nuestro concepto muy aceptoble
p u ra «no de los primeros libros que podrá osar coi
fruto grande la infancia. E l au tor ofrece en el
una coleccioucita de narraciones morales, conrenientem ente o rd en ad as, al alcance de los niño*
pequeños, y muy á propiósito para desarrollar ec
BU alm a sentim ientos nobles, siem pre en la foTW»
por ellos apetecida, amenas^ sencillas, cortas,?
variadas, con la correspondiente intervención de!
curiosillo que no se satisface con o ir , sino <jue
frecuentem ente reclam a contestación. L a ediciw
n ad a deja que d esear; hecha en papel superior
agarbanzado, im presa con hermosos y grande#
tip o s , variados en disminución p ro g resiv a, il®"
tra d a con artísticos fotograbados y sólidamente
encuadernada con vistosas y atractivas tapes
cromo, es una prueba más del buen gasto de «**

— 79 —
acreditados editores, los S r e s . H i j o s d e R o >
d rig r u e z , de B u rg o s, quienes rem iten gratis
un ejemplar á cuantos lo soliciten. — De venta
en toda España á 7 ptas. docena.
EJl P r e v i s o r . L e c tu r a s ú tilís im a s so b re
arte s, oficios, c a r r e r a s , e tc ., r e d a c ta d a s p o r
D . A . A . C a r r e te r o , y r e f o r x a d a s c u id a ­
d o sam en te p o r D . A . B u e n o . O b r a a p r o ­
b a d a p o r B . O . y p o r l a a u to r id a d e c le ­
siá stic a . U n to m o e n 8® m a y o r, d e m á s d e
300 p á g . — 11 p t a s . d o c e n a .
Si fué siem pre útilísim a esta o b r a , y lo dice
bien claro el haberse agotado cuatro num erosas
ediciones, lo es mucho m ás después de la im por­
tante reform a del Sr. Bueno. D estinada á facili­
tar la elección de c a rre ra s , oficios y a rte s á los
niños que concurren á las escuelas, muchos de los
cuales se entregan ciegam ente por capricho 6 con­
sejo á un género de ocupación que ta l vez les
ha de repugnar to d a la vid a, pocos libros serán tan
útiles como éste, que señala en su le c tu ra las ven­
tajas é inconvenientes de las diversas ocupacio­
nes á que el hom bre puede entregarse, haciendo
que el niño rev ele desde los prim eros momentos
el género de v id a que m ás le agrada , dando lu ­
gar por tan to , á que se le pueda aconsejar mejor
llegado el oportuno momento. E l Sr. Bueno ha
dado á E l P r e v i s o r n ueva v id a , cierta am e­
nidad, cierta frescura que á la infancia deleita,
y ha completado y modificado las indicaciones
de artes, oficios y carreras con arreglo á los más
modernos adelantos y disposiciones oficiales vi­
gentes. E l libro del Sr. C arretero constituye hoy
un rico tesoro de enseñanza, sobre todo p ara a quellas escuelas en donde las excursiones escola­
res son im posibles, cum pliendo con la s mayores
exigencias pedagógicas.

V ia je in f a n t il. L ig e ro s c o n o c im ie n to s d e
los g ra n d e s in v e n to s , p o r M a ria n o E o d ríg u ez M ig u e l. O b r a a p r o b a d a p o r B . O . y
p o r l a a u to r id a d e c le s iá s tic a . — U n to m e
en 8®, d e 176 p á g . — 9 p t a s . d o c e n a .
Es este un libro que d iv a m e n te y con ju sticia
puede figurar entre los prim eros libros de los que
lütóta hoy se h an publicado p ara lectu ra en la s
escuelas de niños y niñas. E stá hecho con gran
acierto y profunda observación de la naturaleza
in fa n til, y saliéndose de lo o rdinario y trillado,
llega en p arte y h asta cierto punto al corazón y
á la cabeza de los lectorcillos escolares. En len ­
guaje sencillo y ameno se tra ta de sum inistrar al
niño ligeros conocimientos sobre los inventos de
mayor im portancia hechos por la ciencia en be­
neficio de la hom anidad. E l autor ha hecho una
verdadera novelita, moral é interesante, llena de
hermosos razonam ientos, moralejas, pensamientos
discretos y elev ad o s, y c o n s o lid o v estir el es­
queleto científico con colores risueños p ara tra e r
á la contem plación deseada de sus inventos al
iucanto peqneñnelo. Sin dnda'algnna Viaje In fa n til
es el libro que m ejor cumple el fin de enseñar
recreando, es u n a verd ad era jo y a p a ra la instruc­
ción. N ada decim os del esmero y pulcritud de la
edición de éste y del anterior lib ro , pues en nada
desmerece y es enteram ente igual á la de « P ara
mi hijo ». Agradecemos á lo e S r e s . R o d r í g u e z
el obsequio.
— H e m o s r e c i b i d o nn precioso folleto eegantem ente impreso, que la sociedad paraguaya

h a dedicado á la ilustre memoria de Monseñor
Lasagna, de quien en inspirados versos h a dicho
Guido Spano:
Fné el agua de salad en el desierto:
Sn palabra, m aná de las alturas,
Y su m em oria, aun muerto,
Será rocío de las alm as puras.
L a nación paraguaya, ta n querida á Mona. Lasagna, no podía dejar de asociarse al general sen­
tim iento que en el Uruguay y Brasil produjo la
trágica m uerte de aquel apóstol. Esta es la razón
por la que, después do haber sufragado á sn alma
celebrando solemnísimos funerales, ha querido
perpetuar su m em oria con este folleto^ en el que
fas m ás hábiles é ilustres plum as de dicha Ropública reflejan en hermosos pensam ientos to d a la
m agnanim idad de la em presa llevada á cabo por
el lim o. Sr. L asagna, el amor y la confianza que
á todos in sp irab a y las esperanzas que en él ha
bían puesto, considerándole como á su salvador
y bienhechor insigne.
— O i o v a n n a d ’ A r c o , por el sacerdote salosiano Andrés B eltiam i es el título de la 7.® en­
trega de las Letture amene ed educative, que se encuetran y a en el segundo año de sn existencia.
L a presente es nna interesante y deliciosa his­
to ria de la vida de la V. Jn an a de Arcos, la céle­
b re heroína que salvó á la F rancia de la domi­
nación extranjera. No podía haber sido más opor­
tu n a la publicación de este lib r o , ahora que se
activan los trabajos para la beatificación de la
Doncella de Orleane, dando á conocer al pueblo
cristiano sus v irtudes y legendarias proezas, para
que al mismo tiempo que se esfuerza en im itar
aquellas, adm ire y alabe á la divina Providen­
cia, que con medios los más hum ildes sabe enmilir grandes empresas. Recomendamos de nuevo
as Letture amene ed educative, en las cuales se han
hecho algunas m ejoras al en tra r en su segundo año.
costando no obstante esto la suscricion 4’50 pts.
en Italia y 5’75 en el extranjero.
— E a « l o v e n S i b e r i a n a , ó el am or filial,
es el título del precioso opúsculo correspondiente
á Febrero de las Lecturas Católicas do Sarríá (Bar­
celona). Es u n a sencilla y conmovedora historia
de las aven taras de nna beróica jovoncita, que
llevada de sn grande am or filial emprendió el viaje
á pie desde Síberia á S. Petersburgo para im plorar
la gracia de indulto para su padre. Una vez más
recomendamos las im portantes é interesantes Lec­
turas Católicas, c u ra suscricion anual es do sólo
2 ’50 ptas. en España y 3’50 en U ltram ar y Ex­
tranjero.
— H e m o s r e c i b i d o y lo agradecemos el
Almanaque para 1897 publicado por el Diario do
M anila (Filipinas) y cuatro preciosos Alhums con
fotograbas ^ los m ás notables monumentos de
N neva York, Filadelfia, Bostón y Chicago. Estos
Albums los rem ite gratis la casa de los Sres. Wyckoff, Seamans A B en ed id . 327 Broadway, Nueva
Yorek, constructores de la m áquina de escribir
Semington.

f



80



P<
.........................Méjico
» » Joaquín. Colmenera —
Guadalfyara (Méjiee),
Srta. Josefa Portillo Murna
»»
>>
Sr. D. Manuel Esnaurozar
»>
Sra. D.* Timotea Fernández de Barradas-Soledad de
Hernández — ..............................
(ií^leo),
Srta. Juana Eseobedo y Pérez
»»
Sr. D. Angustín Icasa
»»
Sra. D.^Josefa Rouvier — ...............................Baicéloua
* * Rosa Roig de Róbert
»>
» » María de las Nieves, Vda. de Serra
»»
Sr. D. Ramón Boniqnet —
Gracia (Barcelona),
COOPERADORES SALESIANOS DIFUNTOS
» » José Mariraón —
» »
»>
Sra. D.^ Estaniblaa Digat
»»
Rdo. Sr. D. Manuel Castellanos, Pbro.-Jerez de la
Sr. D. Ramón Mir y Veiitós ~
Frontera
Olot (Gerona)
» » Manso Snbriiís
Sra. D.* Petronila García — Aracena
Sra. D.® María del C. Moriano de Arco — Sevilla
Sr. D. Mariano Pujol Aiiglada — Badiyoz
limo. Sr. I). Casimiro Herrero, Obispo de — Naeva Sra. D.'‘ Trinidad Grund — Málaga
CiSceres
» » Dolores Bei\jnmea de Aguilar — Puebla de
Calzada
Sra. D.* Inás Cordero V. de Larrea — . . Méjico
Sr. D. Tomas Bnrceló — Gerona
Sr, J). Aurelio Mnfioz — . . . .
Qnito (Ecuador).
» » Casimiro Gómez y Vildósola — Madrid
• » Juan Aguirre. — . .Montevideo (Uruguay),
» » Camilo Losada — CoruQa
Sra. O.* Isabel de Font —
»»
»»
» » Higinio París — Monreal
» » Jim ual.apuentodeLavallcjo »
»»
» » Manuel Garrido Freire — Pazos
Josefa Monterrnbio de García — . . Méjico
» » Santiago Agero — Béjar
Sr. D. Bernabé Estcves —
Caracas (Venezuela).
Sra. D.® Isabel Pizcueta — Valencia
» » Rafael Mariu
Rdo. Sr. D. Carlos Mon, Pbro. — Toledo
Sra. D.» Tomasa Chipia
» > » Antonio Juliá, Pbro. — Noves.
• » Gregoria de Coya
Sra, D,* Inés Ramos Mejía de Armins — B. Aires
“ * Adela de Loinas
(Rep. Argentina).
" * De Guevara
• » Dominga Ahumada —
Santiago (Chile). Sra. D.'^ Gertrudis Fajardo — Matagalpa (Nicaragua).
» » Clara Silva do G.
Sr. D. Juan Matieel Gregorio — . . Puerto de Béjar
" » Elena Ovalle
» « Segundo Olleros — ....................
»»
“ » Luz Covarrubias de L.
Sra. D.® Casimira Esteban — .........................» >
» » Juana Rosa Bezzanilla
» » Ana Martín — ....................................... » »
» » Camila Antuñnno — .
Puebla (Méjico)
» » María de la Concepción — . . . . » »
M. I. Sr. D. Ignacio Montilla, Canónigo —
» » Dolores Moreno — ..............................Sevilla
• » Bárbara Bemal —
...................., . Utrera
Sr. D. Joaquín Lcsma
»»
» »
» » .Juan Foggi — . . . .
Mendoza (..íryeniina) Sx. D. Santiago Calvo de la Banda y Ullola — Utrera
» » Pedro Bustamante — . . Petare (Venezuela),
» » José M.^ Esqnivel — .........................Sevilla
> » Cosildo Rodríguez
»»
»»
Sra. D.® Em ilia Soto — .......................................». »
Sra. D.** Aquilina de Rodríguez
»»
»»
Sr. D. Carlos Jiménez — .................................. » *
» » Cecilia Espinóla de Pimentol » »
»*
Sra. D.® Rafaela Cobo — .................................. * >
» » Ana Arreíiondo — ............................. Sevilla
Sr. D. Federico de Soto — .................................. » »
» » Josefa Cayo
» *
» » Jacinto Mora — ....................................... »»
» * Carmen Viojo y Pulido
» »
» » Emilio Danís, Abogado — . . • . . Gerona
» » Antonia de Blasco — .........................Caracas
» » José M.® Riobóo y Pineda . . . . Córdoba
» » Benigna O. do Acosta
» -■
Sr. D. Luis Estoves; Pbro.
» >
Snplicamos encarecidamente á nuestros beneméritos
» » Federico Urbano
» »
Cooperadores que no se olviden en sus cotidianos ejer­
» » Jorge A. Repetto — . . . .Buenos
Aires cicios de piedad do estas almas con quienes en vida
> » Manuel María Pascual de Lianza -—Barcelona estuvimos unidos con el vínculo de la cristiana cari­
» » Viotor L. Vivar — . . .
Quito (Ecuador). dad. Acordémonos de que la caridad qne usáremos con
Sra. D.“ Robelina R. de Santana — B. Aires (Erp. las benditas almas del Purgatorio, Dios -dispondrá
Argentina).
que se use con nosotros después de nuestra muerte.
* • Paulina Bazualdo — Chosmalal (Eep. Argentina)
Igualmente les suplicamos que se sirvan mandar­
• » Zoila Barros de Soto
»»

nos de la mejor manera y á la mayor brevedad posi» » Valeria A. de Tortello — B. Aires » »
Rdo. Sr. D. Francisco Avelianeila, Pbro.-Catamnroa
(Rrp. Argentina),
Sr. D. Maimel Bonone — Buenos Aires (Rcp. Argcnt.). M u y d e l c n s o f r i e r a q u e m a n d a r a n
» Dr. D. Juan Bautista Gil. > »
»»
A e s ta r e d a c c ió n la e s q u e la m o r­
Sra. D.*Sole<lad Ortade Varón — Caracas (Venezuela). t u o r i a .
» » Carolina do Dugarto
»

» » M.* do los Sautos Real de Méndez
»»
Paler, Atc María, reqniem.
Sr. D. Joaquín Arrojado Lisboa — Capital Federal
(Rraill).
R. I. P. A.
Rdo. P. José Aloes Martins Loreto
-> »
»»
( Braeil).
Sr. D. José Naves — . . . .
Santa Rosa {Brasil).
» » Alice — .........................S. Pablo
» »
Fray Fidelis de Avola — Rio Janeiro
»»

Con aprobación de la Autoridad Ecclesiástica. - Gerente: JOSE GAÍIBIN0. — T urín — Tipografia Saleeian».
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1897