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Título
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BS_1903_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1903
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Fecha
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1903.03
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extracted text
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^
E! amor al prójimo es uno
dt los madores y mas « x « -
lenlcs dones que la divina
bondad puede conceder i los
hombres
{S. r»»»c. de Sai.ES)
ANO X X I V — N. 3
_____________ ___________ * ITAUIA)
O s recomiendo la niñexy la
Juvenludi cultivad con gran
de esmero su educación ensliana; g proporcionadle li
bros que la enseñen A huir del
VICIO H s practicar la virtud.
(Pm IXJ
PUBLICACION MENSUAL
(Redoblad vuesirat fuertat
A fin de apartar i la niñes y
luvenlud de ta corrupción «
incredulidad, y preparar asi
una nueva generación.
( (trO!> XIII)
M A RZO de 1 9 0 3
OREMUS PRO PONTIFICE NOSTRO LEONE
OREMOS POR NUESTRO PONTIFICE LEÓN XIII
Dominus coDservet eum, et vivíficet eum, et
beatum faciat eum in térra, et non tradat eum
in nnimam inimicorum ejus.
E l Señor le conserve, y le dé vida, y le haga
feliz en la tierra, y no lo entregue en las manos
de BUS enemigos.
StTM A BlO — £ 1 I l l e r Congreso Interoacinnal cío los
Cooperadores S a l e s U n o s ..................................................57
£1 Modelo del Obrei-o C r i s t i a n o ...................................... €0
Las C o n g re g a cio n e s..................................................................81
£1 Espíritu de un . A p ó s t o l ..................................................83
DRNUEBtiufi uisiONKs. — A través delEcuador . . . .
C o lo m b ia ................................. 68
Gracias de M aría A u x ilia d o r a ............................................ 70
El Bepresentante del Sucesor do D. Bosoo en América
.
Alocación del Emtno. Sr. Card. Caaa&as& los Barceloneses
Crónica Salesiana : Maracaibo (Tenencefa) — San Rafael
(V eM S fítlaj — Baracaldo (Etíbao) — Vigo
.
. . .
76
A loa n i ñ o s ........................... .......................................... ..... . . .
78
E l Banco de los Pobres E e p ro so s ................................................. 80
Memorias biográficas de Mona. Luis L n s a g u a ......................82
Xeerologia: Cooperadores Salesianoa d i f a n t o s ......................84
NuxsTBos Gkabauos. — Su Etua. el Canl. Riohelmy — S. E .
el Card. Lúcido M aria Parocebi — Interior del Santuario
del Sdo. Coraxón: S. Paolo (Brasil) — Alumnos internos del
Colegio del Sdo. Corasón : S. Poolu (Brasil).
66
73
75
\w n M m m kh
iH«'
de lo s C ooperadores Salesianos
Como recordarán nuestros lectores, el
año 1895, celebróse en Bolonia el primer
Congreso Internacional Salesiaiio; el se
gundo el año 1900 en Buenos-Aires; pues
bien, tenemos la satisfacción de anun
ciarles que, Dios mediante, del I I al 16
de Mayo se celebrará con él mayor apa
rato y solemnidad posible el tercero,
cuyos trabajos de preparación y desa
rrollo ha benignamente bendecido el
Santo Padre, en la última audiencia otor
gada á nuestro amado Sujierior, D. Búa.
La deliberación tomada desde bastante
tiempo hacia, de reunir este Congre.so,
fué solemnemente aprobada y confirmada
en una conferencia, que el 2 del pasado
febrero celebraron el Bmmo. Oai«leuaI
Eiehelmy, Arzobispo de T urín, Mons.
Spandre, Obispo auxiliar, Mons. Oallaghan, venerable Obispo irlandés, nuestro
venerado Superior D. Rúa y varios Coo
peradores. En esta solemne reunión se
aprobó la feliz idea y se discutió y de
terminó el modo de llevarla á cabo y el
programa de las materias que en dicho
—
Congreso deberán tratarse. Se convino
finalmente en que: — El Congreso se
celebrará en Tarín, el la casa del Ora
torio, origen y centro de la P ía Sociedad
Salesiana, durante la novena de María
Auxiliadora del próximo Mayo.
Tendrá carácter internacional: ésto es,
en él se tratará de la mayor difusión de
la Obrii Salesiana en todo el mundo, para
que el Eeino de Jesús se extienda por
todo él. Este es su único'fin, la salvación
de las almas. Por tanto se espera y sup
lica la asistencia de oradores y Coopera
dores de las demás Naciones para dar
mayor lustre y solemnidad al acto.
Asistirán también numerosos é ilustres
Prelados y distinguidas personas.
L a presidencia honoraria del Congreso
corresponde al Emmo. Cardenal RICHELMY,
Arzobispo de T a rín ; la presidencia efectiva
á Mons. SPANDRE; la vice-presidencia al ba
rón ANTONIO MANNO y al caballero Dr.
RICARDO CATTANEO: Secret. Gen. D. DEODATO OLIVIERI de VERNIER; Vice secret.
D. JUAN MINGUZZI Pbro. y el Dr. MUSSO,
abogado; Eelator, D. ESTEBAN TRIONE,
Pbro.
El Congreso se terminará con solemnes
festejos á María Auxiliadora.
PT^OGRAMA:
Puntos principales de discusión.
S ección I" — Educación é Instrución.
a ) Sistem a educativo de D. Bosco.
b) Oratorios festivos — Clases de R e-
Ugión.
e) B sem la s
prim arias y secundarias —
Colegios — Asilos.
d) Instrucción y educación de los niños
artesanos — E scu elas de Artes y
oficios y oficinas católicas — E scu e
las nocturnas y fe s t iv a s - ^ Circuios
de obreros.
o ) Oratorios festivos p ara niños — Oblegios — Obra de la im trucción y asis
tencia (i las hijas dtdpueblo — Aso-
ciflcioíU’s/fíHeíiiaasre/iyioso-soem/e.s.
—
II^ — Misiones Salesianas.
a ) E scu elas y asistencia de los em igrad^
especialmente en A m érica del Sud.
S e c c ió n
b) M isiones entre los salvajes de A m érica
c) Misiones en A sia y A fric a .
S e c c ió n I I P — L a prensa,
a) L a d i f usión de la buena pren sa entre
el pueblo. — L ectu ras Católicas —
B o letín Salesiano —• B ibliotecas c ir
culantes — L ib ro s de clase — L ec
turas am enas y educativas p a r a la
juventud.
IV * — Organización de la Pía
Unión de Cooperadores Salesiauos.
a) D irectores diocesanos — Decuriones —
Ju n tas.
b ) Ju n ta s de Señoras p a r a extender la
acción salesiana.
c) Conferencias Salesianas — A dm isión
de nuevos Cooperadores.
d) Bropuestas varias.
Que el Señor bendiga este Congreso
y haga que sirva para la mayor difusión
y desarrollo de la obra de D . Bosco;
para la unidad de acción en el campo
católico y gloria del Sdo. Corazón de
Jesús y María Auxilio de los Cristianos.
S e c c ió n
E l Superior General ele los Salesiauos,
Rdísimo. P. MIGUEL RUA, suplica á los
Señores Cooperadores que con motivo dol
nuevo Congreso Internacional: Euegnen
por el feliz y próspero éxito del mismo
y por el aumento de la Pía Unión de
Cooperadores. A los Sres. Directores dio
cesanos, Decuriones y Celadoras qne pro
muevan juntas privadas ó solemnes se
gún el número y circunstancias y celebren
reuniones en preparación al Congreso,
como muy oportunamente se hizo para
el Bolonia y Buenos-Aires; que no sólo
envíen su adhesión personal ó colectiva,
sino que también manden las recomen
daciones y propuestas que creyeren más
convenientes para la mayor organización
y desarrollo de la Pía U nión; siempre en
consonancia y armonía con el espíritu
que la rige y el Programa del Congreso.
Así mismo que en las provincias donde
no ba^\ ningún instituto salesiano, y que
— 5l> — -
no obstante existe organizada la Asocia
ción de Cooperadores, el Director ó Decución, envíe el nombre de dos ó tres
Cooperadores y dos ó tres Cooperadoras,
escogidos entre los más celosos y bene
méritos en representación de los Coope
radores de la provin
cia. Qne todos, tanto
los Cooperadores, co
mo los Sres. Decu
riones y Celadores,
desplieguen en esta
ocasión especialmen
te, todo su celo en
difundir el espíritu
de. la obra, en inscri
bir*nuevos miembros
y concurrir con su
óbolo á nuestras Obras. Esto os pide,
amadísimos Coopera
dores, nuestro Padre
y Superior, sólo con
el fin, que es siempre
su estrella y su guía,
de que todo redunde
en gloria de Dios y de
su Santísima Madre.
sobre e l pueblo cristia n o , qu e su devoción
se propaga co n consadora rapidez por todos
lo s p aises del m undo, se construyen en su
honor nuevas ig le sia s, se fundan numerosas
cofradías y la s g ra cia s
au m en ta n ; la coró
i' i .
A b o ra debemos co
m unicaros u na
alegre
nueva, que llen ará de
reg o cijo
todos lo s co
razones q u e n u tren de
voción tie r n a y amor
acendradado
á
M aría
A u xiliad ora.
E u la
ú ltim a
diencia qu e e l
au
Sn Em.® el Cnrd. Riclielmy, Presidente honorario del .Congreao.
San to
P ad re (q . D . g .) concedió á D. R ú a , éste
nación
le d irigió la sú p lica de poder e l próxim o
C ristian os sería , p u es, u n em puje más á este
M ayo, coronar solem nente la im agen de M aría
u niversal fervor, á esta devoción qu e rápi
A u xiliad ora, q u e se venera en e l San tu ario
damente se propaga.
de T u rín . S o n tan tas la s g ra cia s
bondadosa Señ ora
qu e e sta
derram a á manos
llenas
solem ne
de la A u xiliad o ra
de
lo s
E l S a n to Pad re, qu e n u tre devoción tie rnísim a á la 3 Ia d re de D io s, ha acordado be-
— ÜU —
nignam ente la g r a c ia : ha querido adornar las
verá coronada con
la
páginas de su pontificado con u n g lo ria m ás.
c e le stia l R e in a . —
A l ir
diadema de n u estra
á en tra r en má
Os anunciam os pu es, amados Cooperadores,
q u in a e ste n úm ero, h a llegad o el B r e v e P o n
que al finalizar el C ongreso, e l 1 7 de p ró x .
t if ic io con fech a del 1 3 de F e b re ro , en e l que
Mayo se celebrará la herm osa fiesta de M aría
se d ecreta la c o r o n a c ió n d e l a Im a g e n de
A u xiliad o ra imponiendo á la venerada im á-
M a r ía A u x ilia d o r a venerada desde el 1 8 6 8
gen u na preciosa corona de oro, sím bolo de
en e l
m iles de corazones que la aclam an Se ñ o ra y
nom ine et auctoritate p a ra la cerem onia á S .
M adre, R e in a A u g u sta de lo s H ijo s de D on
E.
Hosco y de su s am antes Cooperadores. Os
el Sa n to P ad re conceder u n a g ra cia mas es
invitam os, pu es, á acu d ir á T u rín á a sistir
p ecial á lo s H ijo s de D . R o sco , p u e s con
al Congreso y a postraros an te
e lla m anifiesta toda la p atern al benevolencia
M aría
A u xiliad o ra,
e l a lta r de
que desde entonces se
San tu ario de T u rín , designando swo
el Card. A rzobispo de T u rín . N o podía
que le s dispensa.
II ¥ ív u .Alaría A uxíliadlorall
111 i 1111 i 111
I I |T|I I I I I i t
L>L!L.inih|i(ivii!luinBM
^ o d c l o d d © b r e r o © p is tia n o
^T ^
areo e,
a l le er la h isto ria d e la Ig le s ia ,
qu e la luim ildo lig iira del E sp o so de
M aría, S . Jo s é , qu ed aba como v elad a y sin
cu lto en lo s prim eros sig lo s d el C ristian ism o :
«lue la veneración á lo s M á rtires y la adm i
ra ció n á lo s doctores d ejaba m a rch ita r la
corona de Inim ildad en la cab eza del P a d re
im tativo de J e s ú s ; era objeto de cu lto, sí.
l>oro como la v io leta en tre la s flores, S . Jo s é
quedaba como oculto y oscuro en el catálog o
de lo s Santos. Sólo de tre s sig lo s á e sta p arte
se h a empezado á d esi)ertar e sta devoción
.simpática y herm osa, este cu lto m erecido y
ju sto a l modelo d el j)obre operario, que como
e l de íín z a re t, pasa la v id a á la som bra de
su ta lle r ganán d o se su hum ilde sustento.
P ero , ip o rq u ó en e sta edad, y no en otra
cim lquiorn, so ha levantad o entro lo s c ris
tian o s esto deseo do h o n ra r á S . Jo s é , y en
lo s P ontírtces este celo en propagar su de
voción y su cu lto ? — P ío I X . e l P o n tífice
«pie adm iró a l mundo con su m ansedum bre
y prudencia, prendado de este santo modelo
de hum ildad y m odestia, en estos tiem pos
de o rg u llo y vanidad, no vaciló ou d eclararlo
P atrono de la Ig le s ia U n iv ersal y de i>onerlo
IMir ejemplo á toilos lo s fieles. E s qu e hoy
m ás qu e nu nca, qu e lo s obreros y los pobres,
(no sé 8i ixiseidos m ás d el esp íritu de orgullo
ó in stig ad o s i>or su s necesidades) se rebelan
co n tra lo s dueños y lo s ric o s, y aspirand o á
crece r y rej,>os;ir, clam an y am enazan lo s po
deres y lo s ca u d a le s; en e sta edad de a m b i
ció n qu e consum e á to d as la s clases sociales,
en qu e el d inero y el p lacer co n stitu y en la
m eta de lo s h om bres, n os pone d ela n te este
divino modelo de m odestia y de su frim ien to .
E l problem a d el o brero hoy ta n m anoseado,
tan p a lp ita n te ; ese problem a so b re el q u e se
h acen ta n to s cá lcu lo s in ú tile s, ta n to s p ro
y ectos «nulucos ¿ s a b é is com o le resu elv e el
P ap a ? — E n el C ristian ism o todos lo s proble
m as son m ny fáciles, p o r qu e so b re ellos
a rro ja la fe el cau d al d e su s lu ce s. — E l
P ap a v a á X a z u re t á b u sca r un a rtesan o
P«)bre, le pone á la v is ta de todos, le elev a
so b re e l pede.stal d e lo s otros san to s y d ice
á los o b r e r o s : i m i t ó l e . — S í ; d e en tre ese
mundo d e am biciones y orgullo, d e en tre esa
tu rb a de h u elg u istas y rebeldes, de rico s des
deñosos y de pobres roídos por el deseo de
poseer, d estácase la sim p á tica fig u ra de un
iw bre caiqiiutero, de u n o brero oscuro, que
en lin m ild ad y sacrificio , sin am b ició n n i or
gullo pasó su v id a en un m iserab le ta lle r.
¡A h í C u an tas leccio n es n os d a ese pobre
ca rp in tero , cu an tas enseñanzas n os propor
cio n a ese m odesto silen cio , ese tra b a jo in c a n
sab le, ese con tin u o sacrificio. O b rero s c ris stia n o s: este os v u estro m odelo. S u v id a la
troza e l E v a n g e lio san to en dos p a la b ra s :
J o s é era ju s to . E s te e s v u estro qjem p lar;
im itad le.
— G1 —
^
LA S O O lG llS A e iO K lS
C"”
^jv »’i'.
¡L a s Congregaciones B e lic o s a s ! E sta es la
cuestión del d ia , ó mejor d icho, estas son las
víctimas de estos' tiempos. Hacen ya sombra en
el mundo é importunan esas legiones de frailes
que rezan, que predican, que escriben, y que en
señan sin apartarse de la virtud y de la verdad.
L a virtud es sin quererlo, un reproche para el
vicio; como la verdad es un sol resplandeciente
que disipa las tinieblas del error. Por eso es que
hoy se persiguen las Congregaciones R eligio sas;
se pretende substraer al pueblo de la benéfica
infiuencia de la Religión y acallar con el silencio
de la verdad la voz d ef reipordimiento. Todos
los enemigos de la Ig lesia se han dado esta pa
labra de orden, esta contraseña: perseguirla: por
que dada la influencia que ante el pueblo, y las
naciones gozan, es difícil sin lim piar el paso,
que la perversidad realice sus diabólicos fines.
Una voz que clam a, que avisa, que advierte al
inocente, es un serio obstáculo á los planes de un
criminal.
Pero como estarnos en la época de la razón triun
fante, pretenden los perseguidores sellar con el
timbre de la verdad y sancionar con ley sus in
tentos ; exponen sus razones, expresan sus tem ores;
lo hacen, según d icen , por el bien de la ense
ñanza, por la paz del pueblo, por el bien de la
nación, y concluyen con Caifás: quia oportet
unum hominem mori pro populo; sí, es pre
ciso inmolar víctimas en aras de la libertad. En
vano responderán los menos injustos: ego nuUam
inveni iit eo causant/ no los encontramos culpa
bles, tienen derecho á ser libres: por que la voz de
las logias y el grito de la mal entendida y sar
cástica libertad aturdirá al mundo con la voz de
¡m u era! ¡m u era! como en Jerusalón gritaban:
crucifícale, crucifícale. Cuando la injusticia se ve
descubierta se viste con el manto de la verdad;
cuando se ve descubierta, recurre al de^spotismo.
Pero las Congregaciones, á pesar de los Caifás
y los Pilatos vivirán lozanas y fre sc a , aún des
pués del exterminio, porque son la vanguardia
de la iglesia.
H e aquí como la describe el sapientísimo
León X I I I , en una carta que dirige al Cardenal
Arzobispo de P a r ís : « L as Ordenes religiosas,
como todos saben, traen su origen y razón de
ser de aquellos sublimes consejos evangélicos que
nuestro Señor enseñó á los siglos, para que los
practiquen los que desean alcanzar la perfección
vJn
.
••I'. -'»•»
^
•'*'^^'3
cristiana. Almas de temple fuerte y generoso,
que con la oración y contemplación de las divinas
verdades, con la austeridad de la vida , con la
observancia de determinadas reglas se esfuerzan
en tocar el ápice de la vida esp iritu al, consti
tuyen estas santas comunidades. Como nacidas
al calor maternal de la Iglesia, cuya autoridad
aprueba y sanciona su manera de vida y sus
reglas, las Ordenes religiosas son la porción es
cogida del rebaño de Cristo. Son, según se ex
presa San Cipriano, e l honor y ornamento de la
gracia espiritual, al mismo tiempo que son prueba
de la santa fSCundidad de la Iglesia.
Los sagrados votos que libre y espontánea
mente pronuncian, después de halierlos meditado
con detenida reflexión en el tiempo del novi
ciado, han sido en el curso de los siglos mira
dos con gran respeto y manantial perenne de las
más heróicas virtudes.
E l fin de estas santas promesas es doble: ante
todo elevar á las personas que las hacen á un
grado más alto de perfección: después á prepa
rarlas, purificando y fortificando sus alm as, á
un ministerio externo, que qjereeu para la sal
vación eterna del prójimo y para alivio de todos
los que sufren. Así, trabajando bajo la dirección
suprema de la Sede Apostólica por realizar el
ideal de la perfección trazado por Jesu -C risto,
y viviendo sujetos á reglas que no contienen
nada en absoluto que se oponga á cualquier ré
gimen político, los institutos religiosos cooperan
eficazmente á la misión de la Iglesia, que esen
cialmente consiste en santificar las almas y hacer
bien á la humanidad.
Y por ésto, que en aquellas regiones donde la
Ig lesia goza de su ju sta libertad, donde se res
peta el derecho natural que todo ciudadano tiene
de escoger el género de vida más confórme á sus
inclinaciones y más adecuado á la consecución
de su perfeccionamento m oral; las órdenes reli
giosas se han levantado lozanas como fruto es
pontáneo del terreno católico, y los Obispos las
han tenido, y no sin razón, como los mayores
auxiliares en el santo ministerio y en la caridad
cristiana.
Pero no sólo han prestado importantes ser
vicios 3 la Iglesia desde su origen, sino también
á la sociedad civil. Suyo es el mérito de haber
con el apostolado del gemplo y de la palabra,
predicado la virtud á las muchedumbres, de
haber formado y adornado las almas grandes con
la enseñanza de las ciencias sagradas y proíánas,
— 62
—
y do haber con obras sabias y duraderas, au
stencia generosa y sin reserva de los deshereda
mentado el patrimonio de las bellas artes.
dos, de ios pobres y de los dolientes?
Mientras sus doctores ilustraban ál mundo con
Y tan admirable ha sido y es la actividad de
la profundidad y amplitud de su saber, mientras
las Congregaciones, que no se ha podido ceñir ni
sus casas, convertidas en refUgio y asüo de los
contener en su círculo, se ha desbordado como
conocimientos divinos y humanos en el naufratorrente de amor y ha ido á llevar la antorcha
. gio universal de la barbarie, salvaban de ruina
del Evangelio hasta los confines del mundo v
cierta á las obras _admirables de la ilustración
con el Evangelio, el nombre, la vida, el pres,
antigua, otros religiosos se reunían en las re
tigio de las naciones, en que se meció su cima.
giones inhospitalarias, en los pantanos, en las
Desterrados voluntarios, los misioneros van á tra
florestas impenetrables y a llí con sudores y través de las borrascas del océano y de las arenas
biyos y en medio de continuos peligros, culti
del desierto, á buscar alm as que conquistar, en
vaban con su sudor las tie r ra s , como con su
regiones lejanas y á veces inexploradas.
ejemplo las almas, fundaban al rededor de sus
Y allí se establecen en medio, de las tribus
monasterios y á la sombra de la cruz, aquellos
salv^'es para civilizaidas; enseñándoles los ele
centros de población que más tarde fueron grandes
mentos del cristianismo, el amor de Dios y del
aldeas y después populosas ciudades, regidas con
p ó jim o , el tra b a jo , el respeto a l débil y las
la dulzura del E v an g elio , donde la agricultura
buenas costumbres; y su sacrificio es tanto más
y la industria dieron sus primeros pasos.
de admirarse, cuanto no esperan recompensa al
Cuando el número de los sacerdotes era es
guna terren a, y se sacrifican hasta morir por
caso 6 lo eligían las necesidades de los tiempos,
la fh tig a, por el clim a ó bajo el acero de un
se vieron salir de los claustros á legiones de
verdugo.
apóstoles, eminentes por su doctrina y santidad,
Eespetan las leyes, se sometou á la autoridad
que en ayuda de los Obispos ejercieron en la so
constituida y por doquiera pasan, esparcen en las
ciedad un saludable influjo, calmando discordias,
gentes la civilización, y la paz; no tienen más
extinguiendo odios, encauzando á los pueblos por
ambición que la de ilum inar á los que están en
el sentimiento del deber y exaltando la autoridad
el error, guiarlos á la moral cristiana y á la
de los príncipes y de la civilización cristiana....
conciencia de su dignidad de hombres. No es
Dedicados los unos á la enseñanza de la juven
raro tampoco que presten á la ciencia un pode
tud, inculcan junto con la instrucción, los prin
roso auxilio, ya con descubrimientos en diversos
cipios de la religión, de la virtud y del deber,
ramos, ya con el estudio de las razas de la es
sobre las cuales se basan principalmente la tran
pecie humana, de las lenguas, la historia, la na
quilidad pública y la prosperidad de los Estados
turaleza y productos del suelo y otras cuestiones
Consagrados los otros ó diversas obras de caridad,
de este género. »
llevan en su eficaz trabajo el bálsamo á todas
Tales son, en breve, los méritos de las Ordenes
las dolencias físicas y morales, en los innume
r e li g i o ^ en lo pasado. L a historia im parcial las
rables asños en que asisten á los enferm os, á
ha registrado en sus anales y es superfino ha
los ancianos, huérfanos, dementes é incurables,
blar más acerca de ellos. N i su actividad, ni su
sin que jamás hayan disminuido su celo y valor
celo, ni su amor hacia el prójimo han disminuido
ni los peligros, ni las contrariedades, ni la in
en estos días. A la vista está el bien que qjercen
gratitud misma...
en provecho de las gentes; su virtud b rilla aún
Por ésto se comprenderá que la destrucción de
con un ^plendor t a l , que ni las calumnias, ni
las Con^egaciones ocasionaría á la sociedad daños
las parcialidades podrán empañarlo.
irremediables. E l sofocar ese abundante y lím
Mediten nuestros lectores seriamente estas ver
pido manantial de bienes y bendiciones, sería
dades, que tan gráficamente nos traza la pluma
aumentar considerablemente la miseria pública, v
de oro del Augusto Anciano, y entonces podrán
se ahogaría esa voz elocuente que desde los claus
tener en su justo aprecio las acusaciones lanzadas
tros predica al universo la verdadera fraternidad
por los impíos contra las beneméritas Congrega
y concordia. En una sociedad en que reinan tantos
ciones fieligiosas y sus miembros. Estos méritos
elementos de odio y tu rbu lencia, se necesitan
que han reconocido muchas veces hasta los hom
^emplos de abnegación, de amor y de desinterés.
bres más despreocupados, que con públicas re
Y ¿qué cosa más propia para levantar y tran
compensas han honrado todas las naciones, son
quilizar los ánimos abatidos y revolucionarios,
la reftitación más convincente de las calumnias
que el espectáculo de estos hombres y mujeres
que se les infieren y hacen de las Congregaciones
que sacrificando una posición cómoda, y muchas
la gloria más grande de la Ig lesia y de las na
veces ilustre y noble, se hacen voluntariamente
ciones civilizadas.
hermanos de los hijos del pueblo, practicando con
ellos la verdadera igualdad mediante la asis-
— 63 -
Al
A
é5 ~8é'y
^ ^ -S? 66 ^ ^
T
V I.
L& piedad on el slfio tiene un
perfume de paraiao, qne no tiene
en ninguna otra edad.
(L aurbstik .)
Insistimos aún en la religión y en la piedad, qne
fomo fondamento de la verdadera y sólida educación,
forman el temple del alma grande y honrada que
constituye los verdaderos cristianos: insistimos en
1‘ste punto capital, en este argumento de importancia
.suma, la única cosa de importancia; porque corren
en estos dias de dolor vientos desoladores de irreli
gión é indiferentismo que hielan en el corazón de
los buenos el santo fuego de la fe, por qne se in
tenta arrancar de la escuela el sacrosanto nombre
de Dios y borrar del corazón del niño la idea de la
Religión. Ésto es verdaderamente desconsolador, pero
es cierto: se quiere desterrar á Dios; su nombre
para unos suena demasiado teirible, para otros sabe
á demasiado antiguo: á unos les espanta, á otros
Ies importuna. — Creedlo, la educación requiere algo
más que números y letras, algo más que ciencias ó
artes: eso le hará sabio, le hará rico, quizás le haga
célebre, pero no le hará dichoso; requiere algo qne
le llegue al alma, algo que le haga hombre de es
píritu, de fe y de honradez.
P an y Catecismo: repetía siempre el gran Carde
nal Monesctllo: dad á los niños, á los obreros á los
cristianos todos: Pan y Catecismo: ésto es, sustento
material para el cuerpo y fe y religión para el es
píritu. Aquellas dos grandes almas, D. Bosco y
ilonescillo predicaban lo mismo. Y en efecto ¿cuál
es el fin de la obra de D. Bosco ? — Dar pan y abrigo
ai huérfano y ai pobre que no lo tiene, y al mismo
tiempo enseñarle á creer y á rezar. Estos dos gran
des ideales, estas dos grandes necesidades de la
'¡poca presente, los compendió en estas dos palabras:
(rabajo y oración . Trabajo con que se gana el sus
tento, oración con que se gana el paraíso.
Es pues preciso, y D. Bosco lo ensenó á los
suyos, trabajar y orar. Dejemos ahora á parte el
trabajo y digamos algo de la piedad.
E l fruto de la sólida instrucción en el niño es
eea piedad sencilla y tierna, exenta de &lsas preo
cupaciones y temores, esa piedad que le hace supezior á sus años, le circunda de una aureola de
autoridad y casi diríamos de veneración, é imprime
en él un sello de dignidad y madurez superior á su
edad. La piedad dulcifica el carácter naturalmente
áspero y lo hace modesto y cortés, pacifico y hu
milde.
Nada hay más sublime que un corazón que ora,
pero la oración en boca del niño tiene algo de her
moso, algo de poético que no tiene en los demás;
parece que brota más pura y más acepta de los
labios puros de la inocencia, parece qne aquel co
razón aún no mancillado por el hálito del mundo
terreno, es más adecuado para recibir las bendiciones
del Señor.
« La piedad, según Dupanloup, es aquel senti
miento intimo, aquella virtud del alma, que conduce
á cumplir con alegría los deberes para con Dios.
Abraza todos los afectos, comprende todos los sen
timientos de ternura, de nobleza y casi siempre de
sublimidad: la fe viva, el amor generoso, la con
fianza filial, el temor de Dios, la gratitud á los be
neficios, la adoración, la plegaria, el celo por las
cosas que redundan en loor del Señor; todo eso se
llama piedad. Y en recompensa del dulce comercio
qne con Dios mantiene el alma piadosa, obtiene,
según la Divina Escritura, e l r o d o de la tarde y
e l rocío de la m a ñ a n a , la inspiración de lo alto y
el rayo de aquel ^viuo sol que hace brotar en e
corazón las más santas y generosas virtudes: la
fuerza moral, la energía en el bien, el valor indo
mable confra e! mal y el heroísmo del alma en las
rudas pruebas de la vida. » « Pero no es la virtud,
como algunos la pintan, añade el sabio obispo de
Cambray, austera y afectada, no; la piedad verda
dera es madre de la alegría: sola ella sabe medir
y regalar las delicias y mezclar á las serias ocupa
ciones, la diversión honesta y la sonrisa: ella sola
prepara el placer con la fatiga, y recrea la fatiga
con el placer. La piedad, cuando conviene, no se
desdeña de ser jovial. »
Mientras que ¿sabéis en que se convierte un niño
sin el atractivo de la piedad ? — Si es de poco talento,
será uno de tantos pobrecitos, qne rebeldes á sus
padres y orgulloso, llegará á ser asilado de una co
rreccional ó el martirio del que lo trata: cuando
menos, uno de tantos seres que viven sin esperanza,
pero con pretensiones, que para nada valen, sino es
para algo malo. Si es de algún ingenio se convierte
en un tiranillo lleno de orgullo, en un sér apático
é intransigente, por que engreído por sus talentos
y viéndose en un pedestal, que él cree labrado por
— 64 —
80 propio osfoerzo, considerando á los demás infe
riores on esfera y elevado sobre los zancos de su
orgullo, desprecia y desdeña. ¿Queréis que el niño
uea humilde, bueno y afable? — Hacedle piadoso.
« •
La principal parte de la piedad y la que es como
el alma do olla, es la Comunidn. Jesús, el Dios que
decía: d ejad que loa pequeñueloa vengan á m i, es
también en la Eucaristía el Dios de los niños; y los
llama y los regala on esa divina Mesa con las dul
zuras do su amor.
No faltan rigoristas que dicen sor una irreverencia
ol que los niños so acerquen á menudo á. la Comunién, y sólo se les permito cuando más, cada
mes ó cada quince dias. No, diceD . Bosco: cuando
ol niño sabo distinguir entro el pan del cielo y el
pan do la tierra, cuando sabe lo que recibo, lo dosoa
y está en gracia; dejadlo que se acerque á sus Dios,
dí^jadle quo comulgue: cuando lo tenga en su cora
zón y se encuentro solo con él, cerrado en el apo
sento do su alma, ya sabrá hablarle, ya sabrá
pedirle sus gracias y sabrá decirle con sencillez in
fantil sus divinos amores. Por quo el niño siente,
ol niño ama, y cuando tonga dentro de sí el más
amanto de los padres, su corazoncito no quedará
callado, sino quo hablará y sobre todo, sentirá.
Dejadlo que comulgue y comulgno á menudo. ¡La
Eucaristía! He aquí el gran secreto de la educación.
Cuando el educador no puede modelar á su gusto
un corazón rebelde , altivo ó ingrato, que lo con
duzca á los pies de Jesús, que lo lleve á la Comu
nión y verá como lo que. no pueden industrias hu
manas, lo puede el divino atractivo de la Comunión:
en aquella santa fragua se ablandan todos los
corazones. Esto es el gran medio, no sólo para con
servarlo y educarle, sino para guardar intacto el
tesoro de su inocencia y conservar inmaculado el
lirio de la pureza. Porque, ¿cómo os posible que el
joven agitado por las pasiones on la oforvescencia
de la edad, pueda salvar osa frágil navecilla de los
mil escollos quo la circundan, sin la Comunión quo
os el pan de los vírgonos, si no lleva on su cora
zón al Salvador, quo es ol piloto de las almas? T
esto santo y divino manjar contribuye en gran ma
nera á conservar esiv frescura y lozanía santo en el
alma dol niño, quo no pasa sus años ni on preocu
paciones, ni en el pensamiento de frivolos placeres,
ni do relinada y prematura malicia, sino en santo
y mesurada alegría, on la torea do sus estudios ü
ocupaciones, contento como quien tiene ol corazón
dee^u’upado do importunas ideas y deseos, y ol alma
limpia de culpas y adornada de virtudes. '
»
* *
Puede afirmarse que Don Bosco fué el apóstol de
la ('iuminíón y que la Comunión era el santo talis
mán de que se servia pai-a educar á sus niños. Mu.
chos de ellos conservaron inocentes y puras sus
almas y llegaron al ápice de la santidad. Domingo
Sabio y Francisco Besuco vivieron á la sombra de
p . Bosco, puros como dos ángeles, murieron aun
jóvenes en olor de santidad y el aroma de sus vir
tudes perfuma aún el ambiente de nuestras escuelas,
que los consideran como sus modelos. Miguel Magone
era un pobre niño que D. Bosco recogió en la wlle
S. E . el Card. lu c id o M “. P a ro cch i,
Protector do nuestra Pía Sociedad: muerto el
15 del pasado Enero.
mientras jugaba con sus compañeros de vagancia, y
con la frecuencia do los Santos Sacramentos hizo de
él un modelo de virtudes y murió á los quince años
santo y puro como un ángel. Muchos de mis niños,
decía D. Bosco con justo alborozo, son perféctos re
ligiosos, santitos que juegan, y no dudo en afirmar
que entre ellos hay varios que son perfectos imita
dores de S. Luis Gonzaga.
Por ésto es que en nuestras casas, la frecuencia
de los Sacramentos es como el termómetro con que
se mide la piedad y el porvenir de los niños. No
es raro ver á mochos que comulgan diariamente; á
otros que lo hacen cada dos ó tres días, y es mi
rado casi como poco religioso el que se acerca á la
— 65 —
sagrada Mesa sólo cada quince días ó cada mes, no
por que siempre lo sea , sino por que el continuo
ejemplo y las amonestaciones de sus superiores in
culcan siempre esta santa práctica. Nadie les obliga,
ni nadie les fuerza á ello, pero van por que ven la
necesidad y á ello les invita el ejemplo de los demás.
¡Que hermoso es ver tantos corazones que hacen
corona y participan á la mesa del que se llamaba,
el Dios de los pequeñuelos 1
*
* *
un Dios, una justicia futura? ¿quién le ha hablada
de su alma, del respeto á su prójimo, del amor á
sus hermanos? ¿cuando se le ha enseñado el pre
cepto de la ley de Dios, que dice: no matarás ? Esa
alma ha sido abandonada á sus malos instintos;
ese joven ha vivido como una fiera en el dosierto,
solo en medio de esa sociedad que le ha corrompido y
ahora le quiere castigar. Sí, yo os acuso á vosotros,
señores, á vosotros, hombres civilizados, quo no sóis
más que bárbaros; moralistas, quo prop^lis al
ateísmo y la pornografi'a á toda orquesta; y luego
os asombiáis si se os contesta con el crimen y la
más horrible degradación.
Condenad á mi cliente, estáis en vuestro derecho,
pero yo... yo os condeno á vosotros y estoy en mi
deber.
« HDios juzgará á los jnesesl! » exclamó seña
lando con la mano el Cmcifijo.
Permítasenos como complemento, añadir un ver
dadero y palpable ejemplo de lo desconsolador y an
tisocial que es el dejar el corazón del niño sin re
ligión y sin piedad. Sabido es que en Francia la
Religión y el Crucifijo están desterrados de las es
cuelas gubernativas, y que el'Santo-Cristo, sólo por
una pura fórmula se conserva, 0 al monos hasta
hace poco se conservaba, en los tribunales.
Hace pocos años, en una de las audiencias próxi
mas á París se celebraba un proceso. Emilio Gaudot,
joven de diecisiete años está sentado en el ban
quillo, por haber asesinado á una anciana para ro
barle dos francos. El presidente le interroga y él
con estúpido cinismo confiesa su crimen y añade que
la hubiera matado aún por menos « ¿ qué se me da
á mí, concluye, y una vieja más ó menos en el
C a s u s c o n s e i e n t i a e ad usum coufossáriorum
mundo qué importa? Yo trabajo á cualquier precio.»
compositi et soluti ab A ugustino LEnsiKUHi.
_Vuestro cinismo, repuso el presidente, indignaría
S
.I. Dúo voluraina in-8®. — Petium ; fr. 16, cían
á los mismos cafres. Cuando se piensa que sólo
doran
corio relig a tij 21 fr.
tenéis diecisiete años, Gaudot, y que lleváis ya
« Opus omui aeslimatione digoisaimum, cui et
sobre vuestra conciencia el poso de tan enormes de
Confessariorum, illud attente legentium, maxima
litos, se pregunta uno en que escuela de infamia habéis
respondebit utilitas. Siquidem doctrinae domiaprendido todos los secretos del mal. Pero ya que os
habéis confesado criminal, el señor abogado defensor
nium, ordo, fa c ilita s , securitas Casuum onmium
tiene la palabra.
Señores, dyo el abogado, ya
solutionem niiriflce commendant. »
(Ephetncrides L itu rgicae, Roiuae, m. Aprili 1902.
que el acusado lo ha confesado todo, es inútil de
fenderle : pero si la justicia le pide cuenta de su
N" 4, p. 288).
B . He r d e r , lib re ro , editor Pontificio. — F ricrimen, yo pido cuenta á la justicia de su fallo.
Cual será, lo ignoro. Mas séase el que fuere, sé
burgo de BrU govia (Alemania).
pase que aquí hay alguien más culpable que el
I V o e i o n e s d e f í s i c a por M. W i u >kumann ; 3*
mismo reo. Yo os denuncio á ese culpable, ó mejor
edición con 160 figuras intercaladas en ol texto.
dicho, yo acuso á esos culpables: sois vosotros, se
Es un libro c la ro , preciso, completo, breve y
ñores, que me escucháis: vosotros que representáis
recomendable. — B . H e r d e r . 1,20 franc.
la sociedad obligada á castigar las faltas que su
L o s t r e c e m a r t e s y novena de S. A ntonio de
descuido y corrupción no ha sabido prevenir.
F a d u a , por el P . D íaz d e Castro misionero del
Delante de mí contemplo y saludo á Cristo cru
Corazón de María, pts. 0,30 en rústica, 0,50 en
cificado. Aquí está en nuestro pretorio; aquí, donde
tela. Libro de piedad recomendable tanto por
citáis á la barra al criminal. ¿Por qué no está tam
su ñn y doctrina, como por su unción y estilo.
bién en la escuela, allí donde llamáis al niño para
instruirle? ¿porqué castigáis bajo la mirada de Dios,
A p u n t e s d e p s i c o l o g í a , por el Dr, E nriq u e
cuando no le necesitáis para formar sus alm as?
D. PRACK, recomendable por su brevedad, con
¿por qué ha tenido este pobre reo que venir á este
cisión y claridad. Sesé y Harrañaga. - Bueno»
sitio para contemplar por primera vez la imagen del
Aires, V ictoria, 838.
Dios del Gólguta? ¿por qué no ha podido verla
frente á los bancos de su escuela? con seguridad
que hubiera evitado el banco de la infamia en que
hoy se sienta. ¿Quién le ha dicho jamás que hay
Jfibros recalados
á esta Dirección
I I
— GC -
l«DE NUESTRAS MISIONES
U
£, ^
9T
qp roj
C
32 es^ tíh
W íS
^b
A través del Ecuador.
(C onlin iia la correspondencia del P . X a lla ckin i.)
E l C apitán. — Pmlro, pudre. — Esta palabra
que de pronto vino á herir nuestros oidos, fuó
como uinv luz que nos abría uu horizonte.
— l ’adre, ¿ no me conoce í
— ¡O h! si... ya lo croo que te conocemos. jNo
<*res tú Jacinto Plores, nuestro antiguo alumno
do (¿ Ilit o ? Poro, chico, como has crecido...... con
esos líennosos bigotes. jQuion so lo había de iina*
ginar, verte ya con galones? ¡Caramba, estás
hecho mi real mozo!
— I’adn>, soy Cajiitáii de policía.
— Vaya, Señor CapiUin: ¿cual es tu autoridad
t'ii el pueblo?
— L a primera después del Comandante; pero
hoy os la única, puus el Comandante está ausente.
— Con(|Uü, Sr. Capitán, sácanos do este belén.
Queremos esta noche misma continuar nuestro
viajo hasta Guataxí, á cuestas de algún caballo,
ú sino, en el caballo do S. Francisco.
— ¡Caballos á estas horas, señores m íos,... re
puso el Capitán, es pedir peras al olmo! ¡á pié!
es cosa uiá.s que arriesgada, imposible. No queda
más remedio, que pasar aquí la noche: mañana
l¿ios dirá.
— Pero con cien mil do á caballo ¿donde per
noctar con esto frío I
— ¡O b! no tengan Vdcs. miedo. Cerca do aquí
liiiy varios hotdcn, y no faltará por cierto una
buena cena. Kn cuanto al ulojarst', eso curro de
mi cuenta. A<juí tengo las llaves de dos cusas,
<jue iro son mías, pero que. pava alojar á personas
i'ospüUvblüs, están á mi ilisfiosición. Vengan Vdes.
a cá , dejen las maletas en poder de este joven,
que t's liombro de conúauza... y después aTbotel.
Seguimos resignados á nuestro providencial
amigo, primero hasta aquel hombre do pro, como
úl decía, des[mes al magiiítlco y renombrado ho■leí. Enr ésto una tienda, como las demás, de
lienzo blanco, con dos departamentos: el primero
lo ocupaba uu mostrador con licores y una mesa
>ara los parroiuiianos, el segundo la cocina y
labitución del dueño y su familia.
Nos sentamos corno mejor pudimos. La cena no
era ]Mir ciei'to una gran cosa, |iero encontró buena
aeogida en estómagos viajantes. Monseñor se con
tentó sólo con dos huevos.
{
(1) Véase el u*. do Febrero, pág. 43,
Já s p e r . — Después do la cena no faltó un poco
de concierto.
Precedido de algunas notas peregrinas, entró
rasgueando su guitarrra un negro Jamaicano de
unos 25 anos, de estatura mediana, cojo, de ojos
chispeantes, y labios inquietos y sonrientes bajo
de dos hipotéticos bigotitos. Acogímosle gustosos,
se sentó frente á nosotros y comenzó la función.
Las notas al principio salían en grupos irregu
lares, como á remolque: después lentas y decaí
das. El pulso del m aestro, no era muy firme ; de
ello nos aseguraban la cabeza, que marcaba el
compás, y los ojitos que se dirigían hacia dos
incógnitas. Pero esta circun.staucia dió más realce
á aquella música original. Por que en menos de
cinco minutos el hotel estaba atestado de caritas
negras y ojitos alegres: todos amigos del que to
caba y todos en el deseo de divertir á los desco
nocidos. A vista del concurso, el jnásíco se anima,
y después do liaberse hecho de i*ogíU' cuatro ó
cinco veces, comienza el canto. Al principio sólo
se oían exhalaciones alcohólicas, después, como
si venciese obstáculos y tosiendo y escupiendo
con garbo, vinieron las notas truncadas é inde
cisas, que bien pronto se coiivirfiei*on en un
cauto ronco y desentonado, que él por ironía
aconiimfmba con expresión casi delirante, con
muecas de ternísimo sentimiento.
Las estrofas que cantaba eran de índole inglesa,
traducidas malamente al español por el cantor
mismo. E l estribillo de todis las estrofas, que él
negrito cantaba con siu igual pasión, e r a : L áy rimus Idtjrim as, p a lo m a blanco. Y al repetirlo,
recargaba la voz como para hacer resaltar la her1110S4V concordancia sobre: p alom a blanco. Entoruaudo después como avergonzado la cabeza con
una indefinible sonrisa, dejaba ver dos tilas de
blanquísimos dientes, y elevando los ojos escondía
las pupilas y dejaba ver lo blanco de ellos eomosi
intentase llegar á lo p atético; los escondía tras
ést«», como por modestia y dejaba caer la rizada
cabeza sobre las cuerdas del instrumento. Cuando
los asistentes habiau acabado de aplaudir y to
mado uu poco de reposo, volvía coii anwre apasio
nado y creciente á repetir la cantilena.
Entre tanto los compañeros se acercaron á nos
otros como si quisieran que les dijéramos alguna
buena palabra. Supimos que eran todos protes
tantes , lo cual un estos pobres obreros que no
saben lécr la Biblia, quiere decir que no profe&au
ninguna religión. Entonces tomamos el proirósito
de volver por allí otra vez é instruirlos en nues
tra fe.
Y después: nuevos cantos y nuevos aplausos.
Monseñor dió á todos medallas ó estampas, .y á
Jásper, que tal era el nombre de nne.Miro gracioso
Or/eo^ le regaló una bonita luedalia de plata.
'Quiziis él no se fijó en el metal, i>or qne al salir
— C7 —
acostumbran los indios, y cuaudo se causaba,
agarraba la cola do la caballería.
No íbamos nosotros solos, pues se nos juntó el
joven Márquez, alumno del Oratorio de, üueuca,
que de retorno á su ciüdad n a ta l, quiso gozar
de nuestra compañía y ofrecernos la suya.
Claro está que nosotros no íbamos, coim» el
héroe-manchego, en busca de aventuras.-P«‘ro la
cualidad de nuestro jaéz, la disposición de la ca
ravana y sobre todo, la cstravagancia de mu->tro
ti'aje, pues Mousopor llevaba los hábito.s episco
pales y botas altas, y yo una gorra ingle.sa. m>s
decían que aveudriau muchas, todas ellas iliguas
de CQUtarse. El itinerario juelljado ma de ir á
De l a noclie a l alb a. — L as casas reservadas
Cliunchi y de allí á Cañar. Llegados á la primer
d personas rcs2)6tables (fíjense Vdes) eran dos b u
encrucijada, el guía nos dijo que él no conocía
racas do cartón embreado, hechas ¡i modo de
más que un camino bueno, seguro y bn ve pava
sarcófago, de unos dos metros de altura. Entra
llegar. — Pero, después do haber costeaiio las
mos en una de aquellas que el cai>itán llamaba
faldas do algunos montes por angostos semleros,
casas y que yo llamaría cajas y nos mostró a la
do haber subido algunos centeuart's de metros
luz de‘ su linterna dos hamacas, que apenas si
y do habqr vadeado varios ríos, nuestro guía so
dejaban un palmo de espacio: y despms nos dijo:
para, empalidece y so pone á gritar upretándos»^
— Aquí pueden dormir tranquilos; todos mis
el v ien tre, que le ocasionaba fuertes dolores.
soldados les hacen la guardia; y en verdad, cerca
Para nada sirvieron, ni el láudano, ni las frieciode íillí estaba la tienda do campaña, donde dor
nes, que el pobrecillo sentía cada vez mayores
mían á pierna suelta quince ó veinte mozos de
dolores v no podía moverse. Por dicha iiuestr:i
guardia. Estábamos, pues, seguros y podíamos
cerca de allí había algunas cabañas, y nosotros
dormir contentos. Pero no fué necesario que el
después de haberle dejado en una do ollas, juogallo se desgañitase para des{)erturuüs: pues el
seguimos la marcha, en la e8x>erauza de que él
sueño había huido de nuestros ojos. Las estrellas,
después nos alcanzíiría.
que contemplábam<»s por las rendijas de la casa,
La naturaleza iba tomando otro aspecto, á me
desfilaban lentam ente; la fresca brisa de la noche
dida que. subiendo y bajando por infinitos ro
al penetrar nos susurraba al oido fantásticas his deos á zig-zag, dejábamos las x>edregosas laderas,
ya escarpadas, ya cubierias de raquítica vegeta
torias.
Muy de mañana, cuaudo se apagaban ya en el
ción. L a temperatura daba una variante extraor
horizonte los últimos rayos de la luna, nos le
d in a ria : tan pronto soplaba el viento helado de
vantamos y á falta de lavabo, tuvimos que lalos lejanos ventisqueros, como halagaba el céfiro
raruos en las frescas aguas liel río, que uos pro
trop ical: y se alteruaban á cada i>aso la escena
dujeron una suave reacción. Después nos dirigimos
de crestiis y precipicios horribles y frios y la de
á hacer una visita al hombro do pro, como el
la vega feraz cubierta de banauo y cañaverales.
capitán decía. L a explanada que hay junto á la
Era ya ca-si mediodía; ei sendero que primero
casa y que será quizá la plaza do la ciudad fu
era húmedo y después fangoso, llevándonos de
tura, era un verdadero dormitorio. Un centenar
matorral en matorral tíos introdajt) delinitivude indios á despecho del frío dormiaii sobre el
iiicute en la floresta. Al sereno había seguido
duro suelo; dentro y fuera de la casa todos dor
una ligera niebla, y esta concluyó por convertirse
mían. Nosotros nos encargamos del despertador.
O lí menuda y consecutiva lluvia. E l baño nos
Preparado el altar portátil para celebrar la sauUa
lUiiKirtaba jioco, ]iue8 un rato dcl sol tropical lo
misa, tocamos á uiTobato la campanilla, que en
remediaría todo ; pero el sendero ú ciula ] ííwío se
tonces bien se puede decir hacia las veces de
bifurcaba, y nosotros sin guía, no subíamos cual
campana, y en un momento la gente fue reunién to m a r: de modo que la cosa era cada vez miis
dose. Celebramos el Santo Sacrificio. E ntre tanto
difícil. Los caminos so iban convirticiido en char
algunos pobres negros se ingeniaban, aunque con
cas. Se sucedían sin Interrupción ya los resbala
mal éxito, por santiguarse y rezar como veían
deros cubiertos de gíiijas y i-.rota pastosa, ya los
pozales llenos de cieno, donde los caballos debían
hacer á los demás.
Monseñor deseaba encontrar á D. Albera en
meter pie con mucho tiuo para salvar los caiiioCuenca y por aquellos día.'< ya estaba de vuelta
lloues que hay euti-o uípiellos, ya pelignows mon
de Gualaquiza; los días no dan inucho de sí y el
tones de tierra recientemente desprendida. Pre
Ueiupo apremiaba. Así que, después de desayuntacisamente después de haber jiasado uno de estos,
nos, montamos en nuestros caballos, que no eran
uos eucontraiuos nn xmeutecillo hecho de cuatro
tan briosos que merezcan capítulo aparto, ni tan
mal dispuestos tablones; para eviuir que los ca
mezquinos que debamos olvidarlos: los pobreballos al pasar luetíeseu las patas eu las lieudicilios se portaron dignamente con sus jinetes.
duras con grandísimo peligro nuestro, preferimos
Nos despedimos de nuesti’os amigos. Algunas
pasar por debajo.
negras, sin duda católicas, nos ofrecían sus hijos
Pero aDí fué e lla ; un montón de ramas y tron
para que los bendijéramos diciendo: lify good
cos ocupaba el paso; ul
animales troF ather, bless my child: mi buen padre, bendiga á
Iiezarou y cayeron y los jin etes con ellos. Mi
A ballo que era x>equeno, pudo enseguida alzarse,
mi bijito.
t>ero no el de Monseñor que qüedó enredado en
tre las ramas, cogiéndole en la caída una pierna;
D
© a c á pava a llá . Nos pusimos en camino fiel pobre Monseñor ú duras penas y mui parado
naliueoto, siguiendo el rumbo que n(« marcaba:
pudo librarse y salir del peligro de haberse frac
Monseñor iba delante, yo detnís de él y á cierta
turado nna pierna. Así que nos hubimos vuelto
distancia el arriero, como aquí le llaman, y que
á arreghir continuamos la marcha.
en España llaniarian espolique: iba á pié, como
¿el hotel, me dijo al oído: — F a t h e r , give
money (Padre, déme diuero). — F a «en finché, le
respoudí yo en piamnutés, guarda « ’jjoo Ion ch
Vas n' sacocia (Hombre, no me fastidies y ntira
bien lo que tienes en el bolsillo).
É l debió entender mi inglés, pues contento se
volvió á sentar en su banquillo.
Salimos de allí y en compañía del buen capitán
nos dirigimos al prometido alojamiento : mientras
el simpático Jásper había vuelto á tomar la gui
tarra y repetía con melancónica voz, su favorita:
lágrimas, lágrim as, p alom a blanco.
— os ?>p(*rábamos rnievas aventuras, pero el ladrido
<!e unos perros y el cauto de im gallo nos iudiwilia (juü cerca había poblado. Allí podríamos
«Icscausar y esperar al guía.
(C on tinu ará).
C O LO M BIA
Solemno ooGBagraoión de la flepúMíoa
al 8do, Corazón do deeúfl.
(Carta de D. Euaaio RabagUati)
B ev.'"*
t
Amad.““ S k. D. R úa:
V en erad o y am adísim o P u d re : Después de
h a b erle dado por espacio do ca s i tros auos
<lesüladoras y triste s n o ticias. i)uedo, g ra cia s
á D io s, co m u n icarle u na herm osa y consola
dora. D esdo e l 18 de o ctu b re de 1899 todas
m i ca rta s teu íaii e l mism o argum ento, ten ían
e l mism o tr is te ñ n ; re p etirle en m il tonos
n u estras m is e ria s : la g u erra qu e nos diez
m aba, lo s esti*agos, lá m uerte, la s ru in a s que
por d oquiera avan zaban eon cre cie n te f u r o r :
la peste q u e todo lo in v a d ía : la ñ eb re ama
r illa eu lo s clim as p alu stres y cá lid o s; el
tifu s y ju il o tras plagas eu lo s tem plados, que
o casio n ab an ta n ta s víctim as. D e esta verdad,
íeuem os nosotros eu casa m ism a la prueba.
ICl 1899, prim or año de la guerra, cu atro her
manos, jó v e n e s todos, llen o s de vida y robus
tez m orían de t i f u s : el 1900 uno de fiebre
a m a rilla en A g u a de D io s : dos do tifu s el
1901, y h ace poco, este año de 1902 uno de
le p r a n ad a m e n o s: de esta d esg racia del todo
recien te, h ab laré en o tra earhi, pues muy
d istin to es el tem a de la presente.
L a m uerte no nos v isitó solo nosotros los
S a lesia n o s d u rante eshv c u e r r a ; la s U orm au as de la C arid ad tu v iero n 3 0 v íctim as, casi
to d as m uertjis eu la s am bu lan cias m ilitaros,
ó eu los hospitales a ssistien d o á lo s enferm os:
d o s lo s P iu iros Jesu itjv s d e fiebre am arilla, y
uno en e l cam po de b a ta lla cum pliendo su
d eber, herido do b a la hom icid a m ien tras co n
fesa b a A lo s m oribundos. jT eleg ra m a s que
d ia rio s propios y ex tran jero s pubíicjiron, p re
ten d ían qu e aqu el P a d re Je su itiu L u is E sp aü a,
fuese nm la m enos qu e un general, q u e arm a
do de punto eu b lan co , com batía & la cabeza
d e l ejército g u b e rn ativ o ! D esvergonzad a meutim ; eriv un simerdoto heroico, que nunca so
•arredniba d elan te e l enem igo, cou ta l que
pudiese cum plir su san to m inisterio, corriend o
a l hulo de lo s caíd os, d e em Uquier p artid o
fu eseu . P o ro m e aparto d el iirgum euto, y es
pre4Úso m eterm e eu derrotero.
E u lo s prim eros meses de este año, la r e
volu ción, poT nizones q u e no e s del « is o ex
p lica r, h a b ía y a dado pasos de g ig a n te : y
seg u ra d el triu n fo final, en g reíd a por algunas
v icto ria s p a rcia les, h ab ía d eterm inad o atacar
la m ism a C a p ita l y som eterla cou arm as ó
co a e l h am bre. Q ue fuese verdaderam ente
este su in te n to , lo dem ostrai’ou v a ria s esca
ram uzas qu e sim ultau eam eu te se d ieron eu
lo s alrededores de B o g o tá, pero qu e fueron
to d as d esfav o rab les á la rev olu ció n .
E l P rela d o de la A rq u id ió cesis, verdadero
P a sto r á quien am a en trañ ab lem en te todo su
re b a n o , no cesó de ti-abajar d u rante estos
tre s anos, p ara que a cab aran esta s cru entas
h o stilid a d e s: y en tod as su s c a rta s pastorales
y en la s cu aresm as pasadas pred icaba siempre
cou celo y tesón apostólico la co n cord ia: pero
todo filó cu v a n o ; e l retiim bido del cañón,
q u e eu todas la s partos de la R ep ú b lica tro
n a b a con eco de gu erra, no p erm itía q u e se
oyesen las voces suaves de am or y do paz
qu e salían de los tem plos y reson ab an en
los bóvedas del santu ario.
E l pasado H a y o , tu vo n u estro P a s to r la
feliz iu sp iració n de aim un eiar p ú blicam ente
por medio de u n a p a sto ra l ex tra o rd in a ria ,
un voto n acio n a l, d e co n sa g ra r con la m ayor
solem nidad p osible tod a la R ep ú b lica de
C olom bia a l D iv in o Corazóu de Je s ú s , ya
p a ra term in a r la gu erra, y a p ara con solid ar
la paz fu tu ra , dejando á lo s venideros, como
m onum ento peren n e de este aco n tecim ien to ,
uu g ran dioso tem plo dedicado a l Sdo. C ora
zón de Je s ú s , qu e d eberá e rig irs e eu B ogotá,
ce n tro y ca p ita l de la R ep ú b lica . jC o s a eu
verdad a d m ira b le! E n el plazo de dos meses,
la s cosas h a n tom ado ta l sesgo, qu e bien puede
d ecirse qu e la g u erra e stá term in ad a y sofo
cad a la revolución.
E l esp ectácu lo <ine p resen tab a e sta O a p itd
e l 22 de Ju n io , es d igno de etern o recuerdo.
E l G obiern o todo, ésto es, el tír. P resid en te
de la R ep ú b lica , D . J o s é H au iiel H arro q n ín ,
circun d ad o de todos su s M in istro s, e l G o
bern ador cou su s secretarios, e l A lca ld e con
su s dependientes, lo s m iem bros de la C orte
Suprem a, e l P ro cu rad or g en eral de la nación,
la oficialidiul d el e je rc ito , los represeutautes
de tod as las C om unidades relig io sa s, de todos
lo s C olegios y u n a m uchedum bre iunieusa
de pueblo, llen ab an lo s ám bitos de la v a sta
C ated ral p ara u nirse á su P a sto r y h a ce r en
p resen cia d e J e s ú s Sacram entad o, expuesto
eu medio de m iles de lu ces, e l acto solem ne
y p ú blico de hom en aje y de cou sagracióu al
Sd o Corazón, de Je s ú s , Uno de n u estros g ra n
des oradores, e l C anónigo R afael C arro sq u illa,
qu e en añ os pasados h a b ía sid o M in istro de
In s tru c c ió n P ú b lic a , d irigió á la apiñada
m u ltitu d un elocu en te serm ón a ce rca de la
Caridady qu e com o to rren te iu e *h a u sto b ro ta
perenne d el Sagradlo C orazó u y qu e com o rocío
v ivificador cay ó so b re el corazóu d e todos los
presentes, w m o p a ra a p ag ar en ello s la s ll a
m as d e odio, de enemistord y d e la s pasiones
qu e enciend en el fuego d estru cto r de la
— üO
yiierra. A q u ella fiié u n a solem nidad qu e no
se borrará jam ás de n u e stras alm as.
Tero la ¿ a r te m ás conm ovedora de la fiesta
estaba reservad a p ara la tard e. A la una la
Catedral y a no era capaz de contener la in
mensa oleada d el pueblo, q u e se h a b ía api
ñado bajo su s bóvedas p a ra poder tom ar
parte en la procesión solem ne, p arte esen cial
del program a de la fiesta.
Toda la p laza d el B o liv a r estab a
atestada de g ente. S e tr a ta b a de llev ar
en triu n fo la esta tu a d el Sag rad o Co
razón por la s p rin cip ales calle s de la
ciudad b a sta el sitio destinado á la
erección d el nuevo tem plo, objeto p rin
cipal del V oto y a c i o m l . Tod as la s auto
ridades civ ile s y ecle siá stic a s en v es
tido de g ran g a la estaban presentes.
A la u na en punto salió la procesión
do la C ated ral y v o lv ía á en tra r á las
cuatro. D esp u és de la s d obles filas de
todas la s escu elas, colegios y aso cia
ciones re lig io sa s co n su s pendones, ve
n ía e l sem in ario y lo s rep resen tan tes
de tod as la s In stitu c io n e s relig iosa,s:
detrás la esta tu a d el Sag rad o C orazón
llevada por robu stos soldados zapado
res; tre s can ó n igo s llev a b a n un. m a
gnífico e.stendarte de seda bord ad a en
oro, qu e e l G obierno h a b ía preparado
como recuerdo de la solem nid ad ; d e
trás de la estatu a seg u ía e l S r. A p o bispo rodeado de todos lo s canónigos
y después e l P re sid e n te de la líepíi*
b lica con todos su s M in istro s y lo s dignibu'ios de la N ación, todos co n la
cabeza d escu bierta, desafiando los rayos
del sol, p rim ero , y después u na menuda
llu v ia qu e nos acarició por unos tres
cuartos de hora. E n e.ste ord en atravesó
la procesión toda la c iu d a d , en iiiedit»
del fren é tico entusiasm o d et pueblo,
m ientras e l clero ca n tab a a lte rn a tiv a
m ente la s L eta n ía s de los S a n to s, como
se h ace eñ la s R o g ativ as soleinncs.
Llegados a l lu g a r que ocupará el
futuro tem plo, to d as la s band as m ili
tares d ieron a l v ien to la s m elodías d<
do aquoi
aquel puo
sus p iezas: la com oción
od ón uo
rebg?oso*^’S ^ ‘\an*ta
grande. A\)ena8 se pudo consegu ir un
l>oco de silencio, un jo v e n cató lico leyó con
varo n il elocu encia, en nom bre del G obierno,
un d iscurso de o casió n , explicand o e l s ig n i
ficado
Voto y a c io M l q u e la s antoridades
eí-leaiáeticas y civ ile s en p erfecta y ad m irable
arm onía cu m plían en aq u el rnomento.
E n tre tan to , d istin g n id o s señores y señoras,
recogían e l óbolo d e la carid ad , qu e d eberá
em plearse en d ar p rin cip io á lo s trab ajo s
de constru cción. A cabad o el d iscurso entro
lo s acordes d el H im no N acio n al, vo lv ía la
procesión por d iferen te cam ino y en buen
orden á la C ated ral, d onde, segú n e l pro-
gram a, debía h acerse la c o n s a g r ^ ió n soleniim
de la R e p ú b lica a l Sag rad o C orazón de Je s ú s
v ca n ta rse el him no de acción de g racias, el
T e B eiim . A s í se hizo. E x p u esto en e l jütnr
el San tísim o S a c i’a m en to , el S r. A rzobispo
subió a l p ú lpito y leyó p alab ra i>or p alab ra,
co n voz conm ovida la fóriu n la, de co n sag ra
ció n ,m ien tra s el pueblo qu e ocupaba la s naves
la te r d e s la rep etía con gran ferv o r. la is au-
Santanrio del Sdo. Corazón - S . Paolo (llr.i8il.)
torid ad es estab an en la nave cen tra l (1).
(1) L a fórn u ía de Consagración era ésta; J cbúh, Rey
de reyes y SeDor de los seDores ;
tenéis (í vuestro
puetlo, objeto de vueatra prédilecciéu y solicitud
paternal, qae lleno de gratitud por vaesiras boudadea y por la especial protección que le habéis dispen
sado, viene, en esta solemne ocasión, ú rendiros el
homenaje de adoración y de amor, qne por tantos
fítnlos os debe.'
Nosotros inspirados en el espíritu de nuestra cris
tiana Constitnción, qne declara la santa Religión ca
tólica esencial elemento del orden social, venimos hoy,
á nombre del pneblo colombiano, Á hacer voto explí
cito de consagración á vuestro Corazón adorable.
Dignaos acefttar ¡Corazón Santísimo! este voto na-
70 —
F u é verdaderam ente una fie sta n a cio n a l:
(ligo n a cio n a l, por qu e contem poránenm ente,
cu e l mism o día, qu izá á la m ism a hora, los
(.)bispo8 y .G o bern ad o res rep etían e n tod as
las c a p it a l^ de lo s d epartam entos, lo qu e la s
au torid ad es e c le siá stica s y civ ile s h a cía n en
i logotá.
A este G o biern o p retend ían d errib a r desde
hace tros años algu nos pertu rbad ores colom
b ia n o s, sobornados por sectario s europeos y
am ericanos. No fuó la m uía ad m inistración
su d elito, como d icen y propalan todos los
ad versarios de la s in stitu cio n es v ig e n l^ , n i
tam poco la fa lta d e popularidad, com ó pretímclon o tr o s : e l ú nico d elito de este G obierno,
el cm á n u n ca le perdonarán lo s enem igos de
esta lío p ú b lica, es su a b ie rta y sin c e ra re li^dosidad; la p ro tecció n decid ida qu e p resta
á la Ig le sia , ul Olero y á la s C ongregaciones
re lig io sa s, su ad hesión a l P a p a ; ahí e stá e l
m otivo, el famoso crim en... in d e ira e.
P e ro si h an sido im itile s lo s esfuerzos que
la revolu ció n h a hecho p ara a b a tir e sta cat(d ica N ación, cuando, p o r razones qu e no
os del caso e x p resa r, no se q u ería ó no se
osaba dar el g ra n paso, á posar de qu e á
ello in v ita b a d coloso y santo P rela d o , el
A rzobispo V e la sc o ; ah o ra que, a l m enos la
m itad de C olom bia, venciend o todo respeto
lumiuno, e s tá de hinojos an te aqu el D ios, qu e
e s el verdadero D om in ns dom inanU um , e l v er
dadero P a d re y Señ o r de lo s pueblos, ó m ejor
d ich o , ahora qu e C olom bia ha bu scad o un
asilo y refu gio seguro en el Sdo. C orazón de
Jcísús, dando a l mundo in d iferen te ó in c ré
dulo uu ejem plo de relig io sid ad m ás ú nico
(pío t a r o : ahora, b ie n puede y a reposar tra n
q u ila y segu ra en lo s brazos d el D iv in o S a l
vador. L a n ave qu e conduce á la prosperidad
esta llep ú b lica, lle v a consigo á J e s ú s ; bien
pueden Jos perversos le v a n ta r en to rn o suyo
borrascas y . tem p estad es, multipliciu,* á su
paso lo s escollos y esforzarse con fu ro r sa tá
nico por su m erg irla : v a cu o lla Je s ú s , aquel
Je s ú s que en otros tiem pos im p o m o it ventis
e t m a r i, e t / a c t a est tranquU U tae m agn a (1). E l
tem plo consagrad o a l Sdo. C orazón de Je s ú s
])or voto ruH'.ioiml, i>odrá llam arse e l tem plo
do la paz: y en su s tabern ácu lo s, m orada del
J)ei(s fo r t ie , patienSf P a t e r f u t n r i seeculi, P rin oioHftl como homení^o do amor y gratitud de la naoitSn
Colombiaua: acogedla bajo vuestra especial proteoc!i(in; sod el inspirador do sus leyes. ©1 regulador de
su política, ol.suateuedor de sus cristianas iustitncionea, para disfrutar dol don precioso do la paz. No
pormitáis que nunca so separe do Vos, ni dejo de
reconoceros ofioialmonto decante de los hombres, para
toner derecho it que vos lo reconozcáis ante vuestro
Padre, quo estjí cu los dolos.
Hondecid ft nuestro pueblo, á nuestra República y
BUS mandatarios, A nuestra Iglesia y- sus Pastores, á
la Iglesia universal y á su Pastor Supremo, y acele
rad el día de vuestro triunfo sobre todas las nacionee,
para gloria do vuestro Divino Corazún. Amén.
(l) Refrené los vientos y los embates del mar y á
la borrasca sncedié una universal bonan?A (Math.
VIH. 2R)
c€p8 pode, 66 re sp ira rá n perfu m es de amor, de
cou(3ordia y d e paz, qu e rodeando á esta
N ació n ta n cris tia n a como d esgraciad a, por
su s frecu en tes lu ch a s in testin a s, le darán
días d e verdadera prosperidad y g lo ria pe
r e n n e : sedebit pop'ulus in pulohrit^ine pac»
R ep o sa rá este pueblo en la hem osu ra de la
paz.
S u afmo. h ijo
en e l C orazón de Je s ú s .
E v a s io E a ba g -l i a t i , P bro.
-___
O
. © r a c i a i |fe.
----D B
------------------------------------------------■
w
MARIA AUXILIADORA
•vtC" -t '- "ViC*
r
i^ ^ A E ÍA , piadosa Madre nuestra, más que
I j V f nunca en estos tiempos se muestra verdaderó Auxilio de los Cristianos, y derrama
á torrentes sobre las almas, que con fé y piedad
la invocan, los raudales de sus gracias. B ien claro
lo véis y las páginas del Boletín os lo repiten
todos los meses, familias cristianas : M aría Au
xiliadora oye las plegarías de sus devotos y con
cedo con divina largueza sus dones. Sería el caso
de repetir lo que Cristo respondió á los enviados
del B a u tista : Pecóbran vista los ciegos^ andan
lor paráliticos , sanan los leprosos, oyen los
sordos , 7'esucitan los muertos .y los pobres ,
que yacían en el error se convierten á la verdad. E ste el compendio de los prodigios que se
obran por medio de M aría: pues parece que el
Señor no quiere que se muestre su potencia sino
por medio do María, como si á ella sola reser
vase el dispensar sus gracias, M il y m il prodi
gios se obran cada día por medio de la Celes
tia l Señora, y á Lourdes, Zaragoza, P om pei,
Turín, Guadalupe, Monserrat y á m il otros puntos
so dirigen los ojos y corazones de todos los fieles,
como para buscar en esas íÚentes de la eterna
misericordia el remedio á las miserias de la
tierra, á esos oásis del mundo en que ha sen
tado sus reales la Reina de la Misericordia:
Acudid á ella todos los que gemís en la desola
ción y experimentáis las miserias de la vida:
dirigid vuestras miradas y oraciones á la que es
el verdadero Auxilio de h s Cristianos y Sobe
rana Dispensadora de todas la gracias.
— 71 —
XJn nuevo pi-otliíjfio.
L a n iñ a E m p e ra triz d el Cáxmen Muñoz,
de 12 años de edad, se en co u traba desde
tiemiK) h a cía m uda y tu llid a de p ies y manos,
tanto que le e ra im p osible todo m ovim iento.
La cien cia pronu nció su fallo (¡fa llo te rrib le
para el corazón d e u na m adrel) la n in a ó no
salía de la en ferm ed ad , 6 s i qu ed aba con
vida, seg u iría siem pre tu llid a y muda. E l
amor y la fé d a v a lo r á u n alm a cristian a.
La madre de la n iñ a , S r a . C elind a Sep ú lved a
llena de fé y co n fia n z a , se postró a n te la
imíigen de M aría A u x ilia d o ra y con todo el
fervor de qu e es capaz un corazón m aterno
tnvspasado por e l d o lo r, oró y suplicó ó la
Madre do D io s la cu ració n d e su h i j a , p ro
metiendo (lar la lim o sn a de 10 pesos y co
mulgar en su honor. Y ¡o h prod igio do Ma
ría! L a n iña, como si u na mano in v isib le
desatase su len|;ua, empezó á h a b la r p erfec
tam ente; su s m iem bros á m overse y á cam i
nar con paso fir m e , quedando en el m ism o
(lía com pletam ente sana.
L a a le g ría , conm oción y g ra titu d de la m a
dre por ta n prod ig iosa cu ració n , sólo e lla es
capaz de exp erim en tarla, pero no yo d e des
cribirla.
¡V iv a pues M aría A u x ilia d o ra ! Q ue todos
la amen y alab en y re cu rran á su bondad.
Talca, 25 Mayo 1902.
J
uan
Oíi’acints
ii
G a s p a e o l i , P b ro .
Mai*ía.
No es e sta la vez p rim era qu e tengo el
placer de p u b licar m i g ra titu d A la bondad,
do N uestra C e le stia l M adre, la V irg e n M aría,
conocida bajo la ad vocación de A uxiU w n C hristianorum . V a rio s son lo s favores e x tra o rd i
narios q u e E ll a m e h a concedido desde «que
comenzó á in v o carla, y hoy u n nuevo y es
pecial fa v o r m e proporciona la ocasión de
volver A h acerlo .
E n A g o sto d el año pasado, fu i atacad o de
una con gestión en e l hígado qu e puso mi
existen cia en g ran peligro. A p arte de lo s
dolores co n stan tes qu e esta enferm edad me
proporcionaba y qu e me hizo a rra stra r u na
existencia d olorosa por m ás de 5 m eses, m i
abatim iento m oral era aú u m ayor, pues á
l>e8ar d e haberm e puesto en m anos de 3 fa
cu ltativos d istin to s y d e h ab er agotado todos
los recu rsos d e la c ie n c ia , léjos de recu p erar
mi salud, la enferm edad p ro g resaba d ía por
d ía; y a no podía n i aú n c a m in a r, y no en
con traba o tra esperanza d e recu p erar m i sa
lud, qu e u n fav o r d e D io s qu e m e la devol
viera. A E l d irig í m i pensam iento, encom en
dándome co n g ran fé á M aría A u xiliad o ra,
esperándolo t ^ o d e su d iv in a p rotección.
M is ruegos fueron atendidos, pues desde en
tonces com enzó á s e n tir la tra n q u ilid a d de
esp irita q u e m e h a b ía aband onado; la en fer
medad (M>menzó á ced er y la esp eran za'
n ació en m i co razó n .
■
A p esar d e qu e lo s fa cu lta tiv o s opinirrc^
qu e al re co b ra r la salud, no podría e s c rib ir
en m ucho tiem po u i dedicarm e á t r a b f t ^
serio s; desde h a ce 3 m eses qu e recobró.>m i
salud, vengo h aciénd olo sin im pedim ento a l
guno.
D a ré g ra cia s á M aría A u xilia d o ra , todo.s
lo s días de m i v id a por éste fav or, y en oump lim ionto de m i p ro m esa, doy pu blicid ad á
é sta g ra cia y m ando u na pequeña lim osna.
Cartagena (Colombia), 12 de Agosto de 1902.
J o s é L u i s T a n iz a .
Scjs^iro auxilio tle lo» ori«tlimoN.
L len o d el m ás profundo reconocim iento
hago co n s ta r: Q ue desde q u e ten go por e s
p ecia l abogad a á la S a n ta V irg e n de Don
B osco, M a ría A u x ilio de lo s C r is tia n o s , ja
m ás la s sú p licas qu e le h e d irig id o h an sido
un vano. E ll a h a sid o -mi am paro siem pre,
y a en lo s m il p eligro s qu e m e h an rodeado,
y a en la s calam id ad es qu e m e h a n sobrev e
nido , y a en la s frecu en tes enferm edades de
lo s m iem bros de m i fam ilia, y a en la co n ser
v ació n de m is co rto s in te r e s e s , cuando mis
enem igos políticos h a n procurado m i ru in a,
com o cuando enem igos personales, h a n pro
curado co n dañada in ten ció n perseguirm e,
quedando ello s siem pre b u rla d o s; y y a en
n egocios propios q u e pongo- b ajo su sa n ta
p ro tecció n , y en q u e h e salid o siem pre triu n
fa n te : tam b ién cuando por estrav ío de un
m iem bro de m i f a m ilia , h e acudido en m i
desconsuelo á ta n sa n ta p rotección, p ara ev ita r
la i>érdií1a de aq u el ser qu erid o ; y por ú l
tim o, por q u e h a n sido m uchos lo s casos en
q n e h e recu rrid o angu stioso en amparo de
su a u xilio , obteniendo siem pre la satisfacció n
de mis deseos.
E n reconocim iento de estos y de o tra s in
nu m erables g ra cia s, qu e hem os recib id o por
in tercesió n de ta n b u en a M adre, presento esta
atestació n deseando sea p u blicad a en el B o
l e t í n S a l e s ia n o y en v ío 50 pesos, p ara qu e
sirv a n á cu b rir algu nos gastos cu la o b ras
S a le sia n a s y com o mue.stra d e m i g ra titu d .
B e n d ita sea siem pre y am ad a la 8 8 . V ir
gen en su ad vocación d e A u x ilio de lo s C ris
tian o s.
Bogotá, 19 Agoito 1902.
I . P . M.
C ooperador Salesian o.
A.UXÍ1ÍO de los que la iuvoeau.
P o r la so licitu d de un Sacerd ote, amigo' de
m i esposo, pude le e r la v id a de D on B osco,
á tiem po q u e p ad ecía u n a cruel enferm edad.
A llí aprend í la devoción á M aría A u x ilia
dora, q u e ta n to ayudó á a q u el ilusiye varón,
y después empezó e l rezo de la n o v e n a , pi^ e n d o á M aría A u x ilia d o ra , mi b u e n a 31adre, m e d ev o lv iera la salud.
— T2 —
Tongo hoy la satisfiEwíción d e d ecir agrad e
cid a, que el resultad o de m i fe, puesta en M aría,
por la ititurcesiói) de D on B o sco , h a sido fa
v o rab le y qu e me encu entro com pletam ente
bueua, g ra cia s á B io s y á la S a n tísim a Y ir gcn.
D eseo qu e se publique est^ m i m anifesta<uón p ara q u e se propague la devoción a
Hilaría A u xiliad o ra.
Üivrrauqnilla (Colombia) 15 Nbre. de 1902.
O l iv ia
P . d e
a b e l l o
.
^Xtirin. HOCoi*i*o ú. q.uicii lu iuvoca.
H allábase B . V ic e n te Cam pos con un d e
pendiente suyo traslad and o alco h o l en el
prim er p iso de su cusa, en la plaza d el M er
cado, cuando por un descuido, ae inflam ó el
lí<piido, y a l e s ta lla r lo s depósitos quedaron
sus vestidos em papados en e l esp íritu , a r
diendo en v iv as llam as. H uyeron despavo
ridos á la ca lle donde fueron so co rrid o s;
pííro su frieron g rav ísim as quem aduras, p rin <;i]mlmente en la c:u'a, manos y pies. E r a de
tem er naturalm euto quedasen in u tiliz a d o s ;
mas la esposa de atptol lo encom endó á M aría
A u xiliad o ra, y g ra cia s á esta buena M adre,
se curaron bastan te bien y pronto.
Vuk'iieiiv, lü (lo Febrero de 1902.
B o m ik g o
T o b a r .
Dufi con toda la efusión de su alm a, g ra cia s
á M aría Auxiliadora, y envían una lim o sn a :
— ] S u i * < ;e lo i ia (España). Tere$a Ierr«r do G.
Navarro, por una especial gracia recibida.
— O u m l> u .< lu (Poutevedra). — A hIohío Botana
Jfaibeito, por varios favores recibidos.
— G i^ a iiu c ln (Nicaragua). Zenón Gusmdn de
CUuntales. Marta Bdmaio Gwjmán y Valeriana Ruis de
Marenoo mandan celebrar misas por eapecialíaimas
gracias recibidas.
X l> í< lo in . Claro Morale» de PAe?, por un favor
obtenido.
Ritit Folij^e
por que mo concedió con
el tralu\jo de que yo carecía, los medios de aubsietenida.
RoaoUa OómeM, pues hallándose grande*
mente atUgida por una deagmeia, el Consuelo do loa
ailtigidos devolvió la pai y alegría i iui oorasón.
C ü o ro u H . (España). Dolorea Pratt, Franoieoo Sold,
María del
.l/o(o», ol Sr. Abogado Matos, una fa
milia de Pmmte Mayor y una f^eüora do Puente Mayor,
por varios favores recibidos.
Josefa det Pino, por que salvó á una hija
snva de un iuoit«l }>oligro, ouaudo por ley natuml
delna haber sucumbido.
> tiD u K 'U (Kapañab Isabel Roca de M-: ha*
IticMtdo una hba mía enfermado gravemente de dif
teria y estando ya desahuciada de los facultativos,
sanó por la iuterceelón de María. Agradecida onmplu
un promesa de pnblioar la gracia.
I l t i i l . Ki Sr. Director de Málaga áitombre de nna
.“Jeñom i>or haber concedido á su madre la salud.
3Xoiitilla (Córdoba). Za Cooperadora Saleaiana
A. O. de 0._ por una gracia esp'ecialísima.
—Oi'ihuela (Alicante). D. I . A. y D. G.
abogados, por tres gracias que obtuvieron de tan
bondadosa Madre.
I . M. L., por haberle librado de un molesto
dolor que le impedía todo movimiento.
Angel Gama, de 12 ajíos de edad, se hallaba
á las puertas de la muerte, se le había ya adminis
trado la Extrema-nución; sus padres le encomendaron
á M. Aux. y ae inició en el una mejoría que terminó
con la completa curación.
Ibíd. Una devota do Maria Auxiliadora, por haber
conseguido nna gracia.
— Q u i t o (Ecuador). Manuel Alvarado: mi es
posa y yo calmos al mismo tiempo gravemente enfer
mos acudimos á M. Aux. y al oabo de poco tiempo,
ambos quedamos completamente restablecidos.
Ibíd. D. Guido Boca, Pbro., en nombre de una
Señora de dieha capital por que la Virgen Sma. re
medió las necesidades de su familia, concediendo
trabajo y plaza & su h ija ; y en nombre de D.'‘ J. R.
por 141^ ñivor señaladísimo.
Ibíd. P. S. Coopei-adora Salesiana: por haber con
seguido la conversión y unión de un matrimonio que
por 20 .años habían vivido sin el santo vínculo del
sacramento, y siendo el escándalo de sus vecinos ; por
otras muchas gracias especiales.
S a t* i* id . (Barcelona). D. Jo sé A. Vidal, Pbro., en
acción de gracias á M. A. por un beneficio recibido.
Xbí<l. Boaa Font y J'wero por haber sanado á un
sobrino suyo de unas úlceras peligrosas: D. Feliciano
Ferrár por una gracia especial.
—Sta. Olalla (España). María del Olvido Bicrt,
manda 125 ptus para el culto de M. A. por que des
pués do haber estado 14 días gravemente enferma y
desespci’íimlo de medios humanos, acudió á M. A. y
empezó mía novena: los tres últimos ya pudo hacer
la levantada y en plena convaleoeuoia.
Taloa (Chile). Enfrosina del B. González, por
varias gracias recibidas, especialmente por haber sa
nado do grave enfermedad su madre y sú hermana.
—
'Valonóla (España). Una hija de Muría:
Teníamos necesidad de encontrar unos decomumentos
de máximo interés para nuestra familia, que eran de un
antepasado nuestro. Ni en los archivios generales, u¡
en nuestra casa pudimos dar cou ellos y al fin se nos
dijo, que ó se habían perdido ó se habían quemado.
Empezamos una novena á M. A. y al punto apare
cieron. Quedamos pues eternamente agradecidos á sn
bondad.
I b i < l . D* Encamación Bou cayó desde la alturJ
de tres metros sobro un montóu de maderos.
La altura, el lugar y el peso de sn cuerpo debía
haberla dejado malparada. Pero la devoción ú M. A
la salvó, pues acudió á ella en el acto de la oaidu
— Vitoria (España). Lucia Diaz de Tejad
ofrece una Misa por haber sanado de la debilida
mental.
N. B. — Vicenta Boma de Barcelona so recomiem
á las oraciones de los que leen el Boletín para qi
se pueda hallar á un joven, que se separó de su í
milla.
^^ ^ ^
.
'-■i' *»-<*~|
• > .t -V
— 73 -
e
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{Correspondencia de D . Calógero Gusmano á nuestro Héctor ila y o r , D . JUÍguel R úa),
----------------------- í -S k—--------------------P o r lo lia stíi aqu í referid o a ce rca de nu estro
paso por e l B ra sil, lia b rá y a com prendido qu e
nuestro su p e rio r, D . A lb e ra ha sido objeto
del cariñoso afecto de to d a cla se de personas
y que todos en ésto han dem ostrado su am or
y sim patía por la hum ilde C ongreffación S a lesiana. E l m ism o S r. P resid en te F e d e ra l re
cibió á D . A lb e ra co n la m ay or co rtesía , y
expresó su g ran satisfacció n por e l b ien qu e
se h a hecho, y sus deseos de q u e co n tin ú en
nuestro herm anos trabajan d o por la ju v en tu d
de su p a tria .
E l M in istro d e O b ra s P ú b lic a s qu e tra b a ja
por e l b ien d e n u e stra s m isiones, nos concedió
pasaje g ra tu ito en 1* clase, en todos lo s fe
rrocarriles y va^iores d el E s ta d o , d u rante el
tiempo q u e q u isiéram o s pem auecer en B ra s il.
1). A lb e ra le hizo u na v is ita p ara d arle g ra
cias por la d istin ció n y bondad con qu e lo
trataba, pues la ord en de S . E x . fué acom
pañada d e sin g u la r resp eto y ex cep cio n al
exactitud. P od íam o s su b ir y b a ja r en cu a l
quier estació n ó puerto sin q u e n ad ie nos e x i
giera n i ])regu n tara nad a. V isita m o s tam bién
á otros v a rio s M in istro s, a l S r . ex -P resid en te
de Ouyabá, qu e en unión con e l S r. O bispo
habían trab ajad o ta n to p ara la fu n d ació n de
la C asa y M isión S a lesia n a , a l p rim er M agis
trad o, á lo s S re s. P resid en te de C uyabá,
Bahía, P e rn a m b u c o , S a n P a b lo etc.; y todos
tuvieron p a ra n u estro SujHirior tra to ex q u i
sito y am ables p alabras, y v arios de ello s so
dignaron ta m b ién re stitu irle la v isita .
£1 d ía qu e lleg am o s á L o r e u a , puede de
cirse s in m etáforas q u e e l so l a b ra sa b a en
toda ex ten sió n d e la p alab ra, q u e e l c a lo r era
asfixiante; y s in em bargo e l pueblo en m asa
€8i>eraba en la e sta ció n la lleg a d a d el hijo
de D . B o sco . A u n a n te s qtie se h u b iese pa
rado el tre n u n a b a n d a nos d ab a la bien v e
n id a; e l pu eblo n o s acom pañó h a sta la Ig le s ia
de S . B e n it o , q u e debem os á la cristia n a
m unificencia d el S r . M o reira L im a, baró n de
C a stro , v erdad ero pad re d el pueblo loren és,
donde n o e x is te u n a o b ra d e ben eficen cia á
que no h a y a dado e l S r , M o reira in ic ia tiy a
ó huya ayudado co n lo s m uchos b ien es de
fortu n a que el Señ o r le h a dado. L a ig le sia por
sí no es grande, iisí q u e quedó la m ayor parto
d el pueblo fu era, y después do qu e D . Ju u Süue hubo exp licad o á m piella bu en a g en te
el o b jeto de la v is ita d el Su p erio r salosiaiio
y qu e le s hubo dado g ra cia s por su a sisten
cia , dió D . A lb e ra la ben d ición con S . D . M.
á aq u el devoto pueblo q u e recogid o se postró
p ara re cib irla . H ay eu L o reu a dos ca sa s, una
X>ara la s vocacion es eu edad avan zad a y o tra
p a ra el n o v ic ia d o : por la s dos m anifestó D on
A lb e ra p a rticu la res cuidados y s im p a tía s ;
pues la prim era le recu erd a la prim era casa
de H ijo s d e M aría eu S a n P ie r d’A re n a qu e
e l m is m o , cuando era aú n jó v eu sacerd ote,
d ir ig ía ; la o tra le m erecía n u p a rtic u la r afecto
com o C a teq u ista g en era l q u e es de to d a n u es
tr a Socied ad .
E n e l N o v iciad o d ictó D . A lb e ra lo s E je r
cicio s E s p iritu a le s, sin n ecesid ad de pon er á
p ru eb a su s d isp osicion es lin g ü ís tic a s , pues
estos buenos n o v icio s h a b la n con b a sta n te
p erfección e l ita lia n o y proferían qu e le s hsibláram os eu e sta le n g u a á qu e lo hiciéram os
eu e l d u lce id io m a portogués. L a s dos ca sa s
de acuerdo org anizaro n u n a v elad a m úsicolite r a r ia , eu la q u e abundó la b elleza en la
comi>08ición lite r a r ia y la a le g ría en lo s co
razones.
L oreu a, donde se en cu en tra la ca sa íiihikmjto rial, es u na ciud ad c é u tric a y cóm oda; por
éso la hem os escogido com o punto de op era
ción d u ra n te alg u n as sem anas. Los v ia je s son
en extrem o incóm odos y pesados, y D . A lb era ,
que e stá y a cansado d e v ia ja r co n tin u am en te
desde dos añ os ha, d ice siem pre á su siecrota rio qu e a co rte y sim p lifiqu e cu an to pueda el
cu rso d el v iaje, pero a l fíu no so puede m enos
d e pasar d ías en teros en tren , días de m or
tificació n y de m artirio . A veces p a ra i r do
u na C a sa á o tra es preciso h a ce r dos y tre s
días de v ia je : afortu nad am en te desde lio re n a
á G n a ra n tig u etá solo h a y a lg u n a s h o ra s de
v iaje , q u e h icim o s en u n tram v ía qu e gen e
rosam ente n os o& eció la C om pañía.
N u estro C oleg io to m a e l nom bre de S . J o s é
V e stá sitan d o en a n a c o lin a : l a su b id a es
— 74 fatigo sa, poro el m agnífico panoram a qu e se
p resen ta á nu estros ojos bien m erece ta i fa
tig a .
A l fren te del m ovim iento relig ioso e stá un
v en e rab le sacerdote, de aspecto so n rien te y
am able qu e bajo la suave so n risa encu bre
q u izá e l rig o r do sus au steras pen iten cias.
E s n a tu ra l de Ita lia , })ero brasiU íío de co
razón. Cuando ora aún jo v en vino á G u aratin g u e tá y aún perm anece aqu í. Todos le
ap recian y llam an , con razón, i>adro. A él se
debo la fundiuúÚJi d el C olegio de S . Jo s é .
b a c ía algu nos años, por en cargo d el gobierno,
h a b ía h ech o u n a v is ita de estud io á varios
lu s tita to s de E uropa. P u e s b ien , d ecía, puétlo
aseg u rar á V d es. que á u in g a n o s de íos'institu to s v isitad o s éste le queda en zaga, antes
b ien la in stru cció n de la m ente y la educa
ció n d el sen tim ien to progresan igualm ente,
y no era esta n n a sim ple a lab au za de cor
tesía, pues aqu el profósor no se co n ten tab a de
solas palabras, sino qu e lo p ru eb a co n hechos:
sus tros h ija s se educan eu e l C olegio de las
U erm anas á pesar de qu e R ío Ja n e ir o sea
AlimuiüS iutoruos dcl Colegio dol Sdo. C-onizóu —,S. Paolo (Brasil.)
donde a i piv-seiite so educan m ás do 7Ü iu
toruos, él puso el lios|)ital de la ciud ad bajo
la d ireeciüu de la s i'fiju s de iliu ú a A u x ilia
dora, y le s regaló la casa qu e actu alm en te
h a b ita n : es uua oasa esp aciosa y bu en a: cu
ella e sta el noviciado, im num eroso colegio
y lo s dom ingos sirv e tam bién de O rato rio
festiv o . Con ocasión de la lleg ad a do D . A l
bora se celeb ró uua v e la d a , eu la qu e de
m ostraron lo s n iñ o s y n iñ as u na educación
y uu ,deei,vjo poco com unes- U n S e ñ o r de
R io Ja u e iiv q u e wtóualmeute so oucoutró
presente á la academ ia, pidió la p a la b ra a l
S r. D . A lb o ra ; se presentó a l p ú blico diciendo
qu e era profesor en R ío Ja n e ir o , qu e la ocu
pación de su Uuuiliu era la enseñanza y que
la ca p ita l m ás populo-sa de A m é rica d el Sud
y d iste oelm horas de tre n rápid o d e G ua-;
ratiu gu etá. E s ta n to e l aprecio d e q u e gozan
la s herm anas, qu e e l G en eral en je f e d el Es*,
tado de M atto G rosso, á ca s i 40 días, h a man
dado á sus h ija s á educar eu e s te C olegioC asos sem ejantes se dau eu L oreu a, en Ouro.
P re to , eu Ip a ra n g a y o tra s i>arto3, e-special-,
m ente en A ra ra , donde la s n iñ a s com ixm eu
la resp ectab le c ifr a de 300, y en P on ten ov a
donde las H ija s de R a r í a A u x ilia d o ra d iri
g en la escu ela norm id, ú n ico in s titu to de
este gén ero eu tod o e l v asto te rrito rio de
M inas G eraes. E n to d as e sta s C asas í ) . Al-,
b era, ayudado de D . G iord au i, predicó los,
ejercicio s esp iritu a le s: pero donde m iís des-,
<o —
plegó su celo fiié en P o n ten o v a, donde se
educan la s q u e m añ an a serán m aestras. 4 Y
quién no sab e lo p ern icio so qu e es u na m ala
maestra? P o r ésto q u iso é l mismo d ic ta rle s
ana serie de in s tru c c io n e s ; 4 q u ién sab e en
cuantos corazones b ro ta rá la bu en a setu illa
sembrada en e stes corazoues, qu e está n lla
madas á form ar la s alm as?
E n P o n ten o v a tod a la po blació n con la s
antoridades c iv ile s y eclesiilsLicas á la cab eza,
la banda m u s ic a l, lo s n iñ o s y n iñ a s de la s
varias escu elas esp eraban á D . A lb era . E l
g u ard afreu o nos co n ta b a por e l cam ino la
delusión qu e h a b ía su frid o la buena g en te
e l día a n te rio r a l v er q u e no lleg a b a . N u es
tr a no e ra la cu lp a ; e l tre n h a b ía em pleado
uu d ía m ás y nosotros habíam os en v iad o un
telegram a, qu e por d esg racia tie n e aún que
lle g a r á su destino. A q u ello p arecía la e n
tra d a de uu O b isp o : la s cam panas ech ad as
á vu elo, la ig le s ia lle n a de líeles y todt> el
am b ien te re sp ira b a a le g ría y entusiasm o.
(Se confiníiaráj
Alocución del Ctnmo. Sr. Cardenal Ca$aña$
á los barceloneses
Un hombre i)rovidencial que en nues
tros mismos días visitó esta Ciudad, el
Venerable Bou Bosco, cuya obra Salesiaua con su prodig’iosa fecundidad y
admirables resultados es la mejor demos
tración del carácter divino de su misión,
concibió el hermoso pensamiento de le
vantar uu Santuario al Sagrado Corazón
(le Jesús en la cima del Tibidabo, el
punto más alto de la cordillera de mon
tanas que, según la poética expresión de
Verdaguer son las m u rallas dadas por Dios
á la Ciudad de los Condes, calificada por
Cervantes, de A rchivo de la cortesía y en
íitio y hellcza única.
Aquella idea no cayó en terreno estéril
y los hijos del inmortal Don Busco, des
pués de haber dedicado la montaña ul
Sagrado Corazón de Jesú s, se disponen
hoy á realizar el pensamiento de su fun
dador, y con tal objeto acuden á la i>iedad de todos los Barceloneses y en esl>eeial de los devotos del Sagrado Corazón,
tan interesados siempre eu acrecentar su
culto.
Barcelona que por el desarrollo de su
población y su crecimiento industrial y
inercautil es hoy uua de las primeras
ciudades de Europa, no queda atrás tamlH)co en la importancia de sus mauifestaciones en el orden religioso, como lo
demuestran el gran número de sus edifi
cios é instituciones dedicados al culto
divino y al ejercicio de la caridad, hecha
por amor de Dios, para el socorro de
todas las necesidades de la vida humana
y recientemente ha dado ella otra prueba
con la grandiosa celebración de las ties
tas jubilares de S. S. el Papa León X I I I .
Eu el pre.sente año la inauguración do
las obras del Santuario puede ser el úl
timo acto de aquellas tiestas solemnísimas
y el mejor monumento, para los tiempos
venideros, de la piedad de Barcelona en
los comienzos del siglo x x .
Santificarla montaña del Tibidabo que,
según la frase del poeta untes nombrado
en su € Oda á Barcelona, »
£9 la Buperbft acrópolis que vctlla la Ciutat (1)
dedicándola al Adorable Corazóti de Jesús
es, sin duda, !a mejor reparación (pie
puede ofrecerse á Bios por i)arto de B ar
celona de las ofensas de toda clase que
contra E l se c.ometeu eu nuestra ciudad,
y al mismo tiempo la obra más simpá
tica que puede proj)onerse á la piedad
de los fíeles.
E l Sagrado Corazón de Jesús en la
cumbre del Tibidabo, que por su altura
y situación domina todo el llano de Bar
celona y se divisa desde largas distau(I) Es la soberbia acrópolis que vigila la Cíadad.
— 76 -
cías, se alzará allí como Faro que ilumine
las inteligencias, Imán que atraiga las
voluntades, Mediator Divino entre Dios
y los Iioipl)res, Volcán de Caridad á cuyo
calor recobro nueva vida la sociedad he
lada j)or el frío materialismo y eficací
simo rararra>os, que desarmándolos de
la Divina Ju sticia irritada por nuestros
pecados, los convierta e<i centellas de
misericordia, que conmuevan y enciendan
cu su amor á iodos los iiombres.
S en d iciré las casas en que la im agen de
Corazón sea expuesta y honrada^ ha
dicho el Divino Salvador: i)or donde
j)uede esi)orarse (pie, si liarcelona honra
de tal suerte al Deífico Corazón, no han
de faltarle sus bendiciones y con ellas
la paz que hoy no tiene y de que tanto
necesita, así en el orden moral, como en
el social y el político para la tranquili<lad de los espíritus y la prosperidad de
los mismos intereses materiales.
La asociaciones Católicas y especial
mente los Apostolados de la Oración,
aquí tan florecientes, tienen el el men
cionado proyecto ancho campo para de
mostrar su celo por los intereses del
Sagrado Corazón, contribuyendo ahora
á la edificación del Santuario y hacién
dolo luego centro de piadosas romerías y
otros actos del culto.
Una limosna pues, católicos, para el
nuevo Moutmartre de Barcelona, y al
levantar con ellas por encima <le la Ciu
dad la Imagen del Redentor de los hom
bres, pidámosle que para bien de todos,
se realice entre nosotros aquella su con
soladora promesa:
‘
Cuando sea levantado sobre la tierra
a tr a e r é h acia m i todas las cosas.
SA LVADO R Ca r o . CASAÑAS,
Obispo de Barcelona.
(S
l
gi@NlI€il §;a]le;siami
A l a r a c t i i b o (V en em ela), — Cortamos de E l
Obrero, acerca de la llegada de los Salesianos á
dicha ciudad:
Saludamos cordialmonte & los Rovorondos Pa
dres Stilesianos, que aoubau do llegar á esta ciu
dad eu el vapor Mi^nda y que suguiráti Á la pa
rroquia Suu Kufaol del Distrito Mara, doude gjurán
su tesidouoia.
BieU venidos sean los hijos do Don Bosco, esos
abuumidos ui>dstolu8 dol b ié u , que van rogando
por uoquii'r la simiente beuétloa y dq^audo tras
si rica estela de merecimientos y bendiciones.
Biou venidos soau aquí á la tierra zuliaua^ doude
80 les deseaba con ausiodnd y se les recibe hoy
entre las expansiones del nito puro jú bilo y las
esporanzas de los graudes bienes que su ardiente
caridad han de derramar cutre nosotros...
E n el Zulla encuentran los Padres Salesianos
un terreno fecundo, donde poder ejercitar su bien
hechora influencia. Aquí se les ama,' venera y ad
mira. Aquí cuentan con entusiastas cooperadores,
que les ayudará con fe y buena voluntad. La seluília, puee, que ellos depositen en este pueblo
creyente j Üel, germinará en breve y dará frutos
do oendiciún. No muy tarde veremos multitud de
niños, do esos que carecen hoy do sostén y apoyo,
tranaiormadoe en elementos útiles y provechosos,
en columnas sustentadoras del edificio social. Por
todo ello nos congratulamos con nuestro limo, y
muy digno Prelado, que va señalando su Episco
pado cou hechos memorables que propenden al
bien do sus dioeesnuos.
No debemos terminar estas líneas sin enviar
también nuestros sinceros plácemes á nuestro res
petado amigo el señor Pbro. Luis de Vicente Ríos.
A la generosa iniciativa de este humilde y vir
tuoso Micordote, á sus nobles esfuerzos se debe en
su mayor parte la venida de los Salesianos y el
que estos tengan una base para dar principio ú
sus benéficas labores.
Eucuentrau en San Rafael una casa próxima á
terminarse y una granja bien provista. E l Pbro.
du Vicente v e boy satisfechos su más ardiente
anhelo, su más viva aspiración y por ello rebosa
de contento. Lo felicitamos.
La recepción de los R R. P P . Salesianos, se ve
rificó de acuerdo con el programa indicado.
A bordo del M érida fuó á recibirlos el V. Ca
bildo y Clero, jiresididos por el Pbro. D r. Felipe
S. Jim énez, Canónigo Magistral y Gobernador de
esta Diócesis, y del muelle á la Catedral el acom*
paüamento fñé numeroso, á más de las personas
qne se encontraban en el templo. L a sa lv e fue
cantada solemnemente y al term inar ésta, ocuiió
la Cátedra Sa^*ada el Superior de aquellos, Pbro.
M. fo g lin o , quien se expresó en una magnífica
iuipiovisación, dando las gracias por el acto que
acaba de celebrarse y manifestó sencillamente el
móvil que los ha traído al ZuliaDe allí fueron acompañados hasta el Palacio
Pontifical donde recibieron las manifestaciones de
cariño y confraternidad religiosa, pasando luego
á su morada hasta que en breve partan para San
Kafael. lugar donde van ;i fijar su residencia.
S a n R a f a e l fVcne::HeJa). — D ice L a T ira,
diario de dicha ciudad:
Guando el Pbro. Luis de Vicente Ríos recibió
la uoticia de haber llegado á la ciudad de Mara*
caibo en el vapor M crida, los Reverendos Padres
Salftsiauos y so hizo extensiva la noticia á toda
la población, el señor general Beniamíu Díaz,
Jefe Civil de este Distrito, hizo publicar por bando
solemne, un decreto en que anunciaba lí la poblacióu tnn feliz acontecimiento y la próxima lle
gada de los ilustres viajeros ordenaudo el pro¿rama de la recepción.
El día 10, viei'nes, desde las 12 m. toda la po
blación se puso en constante uiovimicnto para
recibir á tan dignos huéspedes : desde el amanecer
(le este día venturoso para los anales de esta lo
calidad, todas las casas aparecieron luciendo en
808 ventanas c in ta s , banderas y el pabellón na
cional flameaba nmgestuoso en la Casa de Go
bierno; á las 4 de la tarde varias embarcaciones,
en forma de regata, recorrían el lago esperando
!a aproximación de la nave que couducía á los
Salesiaiios para hacerlo compañía de honor hasta
so arribo á este puerto: después del desembarco
y omiirendida la mareha en forma procesional y
á poc(*s p<iso3 del muelle, una nina subida en un
liumilde templete cubierto do abrojos y espinas
y asida si una cruz de grandes dimensiones diri
gió á los ilusti’es huéspedes la p alabra, siguififándoles con aquella alegoría , que abrojos y es
pinas encontrarían en su camino, pero que abratados si la fe y con su constsmeia, aquellas espinas
y abrojos se trocarían en breve en rosas y ja z
mines. Vuelta á. emprender la marcha y al llegar
á la esquina de la plaza Juuín, otro cuadro ale
górico so ofreció á nuo.stra vista, do otra niña
i|ne cu breves palabras manifestó, teniendo en la
mano izquierda una corona de rosas y en la de
recha una palma verde; que si en su camino_tropíízabaii con espinas y abro jo s, su constancia y
su fé en sus apostólicos propósitos, liarían cam
biar lodos los obstjículos eu coronas y que les
proporcion.aria una nueua cosecha de frutos de
bendición y esa sería la palma de la victoria que
las conduciria do la gloria.
Siguió luego la marcha hasta la iglesia parroQuial: llegados que hubimos al templo se cantó á
dos coros. con toda solemnidad
Tedeum en
•icción de gracias al Todopoderoso, por tan ma
gnífico acontecimiento que trae la felicidad .i esta
Parroquia, y se dió la bendición con el Santísimo
Sacramento* Al salir la conciurencia acompañando
á los RR. P P ., un jóven pronunció un elocuente
discurso de bienvenida á los huéspede.s, que fué
correspondido por el Padre Superior lleno de
emoción, manifestando que esta pequeña tierra
del Zulia, sería desde luego jmra él y sus com
pañeros su segunda patria, daudo la.s gracias i>or
nna recejuiión tan espléndida como la que le ha
bían dispensado los vecinos de San Rafael.
Xo es fácil manifestar las emociones de alegría
de .'vmr>r. de ternura y de respeto con que fueron
recibidos los P P. Salesianos; más de quinientas
personas presididas por el Veuei’able Párroco, el
presbítero de Vicente y las autoridades locales,
llenaban el camino y calles de la población re
bosando de jú b ilo al son de repiques de campanas
para ir al templo llenos de entusiasmo á bendecir
al Dios de las misericordias por habernos propor
cionado un sumo bien.
R a r a c a l d o (B ilb a o ). — Dice la G aecia del
Norte de esta capital, hablando del floreciente ora
torio festivo que en dicha ciudad dirig(m nues
tros hermanos:
Los Salesianos do e.sta localidad han organizado
una especie de feria que hace las delicias do los ni
ños. Es la primavera de las dos ferias que acostum
bran hacer auualmeute para premiar á los alum
nos que coucurren ni Catecismo dominical.
En el ampio salón de actos han levantado cinco
bonitas barracas que representan otras tantas re
giones de España. Al frente de cada una hay un
joven vestido con el traje típico de la región que
representa. Un catalán oou barretina colorada que
vende telas ; dos andalucés con sus sombreros cnlañeses que venden juguetes; un aragonés, con
pañuelo eu la cabeza que vende dulces; un vizc.aÍDO que vende herramientas.
Estos objetos compran los niños con papel mo
neda, expresamente impreso para este fin, y con
siste en unos bonitos billetes do 5, 10. 20 y 40
puntos, que equivalen á otras tantas asistencias
al Catecismo. Así. cada niño compra el objeto ú
objetos que más le apetecen, y queda premiado
á su entera .satisfacción.
E l salón, á enya testera está la imagen de María
Auxiliadora, patrona de los Salesianos, presenta
un golpe de vista hermoso.
Los objetos que se venden, según informes del
Sr. Director, son regalo, en gran parte, de gene
rosos Cooperadores de Bilbao y San Sebastián.
Uno de los próximos domingos tendrá lugar otra
feria idéntica para las niñas en 1.a campa de I<aiidáburu, donde ellas tienen establecido su punto
de recreo. Bien se dice que la caridad es inge
niosa.
A’ip-o (B sp a ñ a ). — Con motivo do. la llogada
á esta casa del nuevo Direotor. Ildo. P. D. lio
norato Zóccola, nuestro difitinguido y ('.xoeb’nte
Cooperador D. Leopoldo Gómez qniKo costear á
los 60 niños do la cjína los gastos de un jiaseo
por los montes de la comarca. ¿Quien no sabe lo
que se gozan esas almas inocentes al verso libres,
agasajados y queridos? No faltó durante el j>a«eo
nna abundante merienda, por que todos qmon y
quien menos son amantes de San P ositivo: así
que el paseo fué de agrado de todos y de gene
ral agradecimiento. Así nos escribe un Cooperador
de Vigo. que concluye con estas palabras: « Grande
es el bien qne aquí so hace, pero mayor sería, si
ios Salesianos contaran con elementos suficientes
para el desarrollo de esta casa y para recoger á
tantos niño-s que vagan por la ciudad. Hacemos
votos para que la generosidad de D. Leopoldo
López encuentre en la fícrm oea Sultana del mar
otros muchos qne sigan su ejemplo. ¡Que el Señor
y María Auxiliadora los l>eudiga! *
•— 78 —
—
,
(Oontinuaoión) (1).
OítÍIo pasaba días tranquilos y felices en la
pobre cabaña de Diomira. Jam ás había disfrutado
ui>a paz tan dolioiosa. £ 1 amor materno con que
aquella santa mujer se cuidaba de su bienestar
y educación, el ejemplo de sus yirtudos y la san*
tidad de su lenguaje inspiraban á aquel inocente
niño tanto respeto y afecto, que 61 la miraba ver
daderamente como á su madre. E lla, á su vez,
le aiuaba no solamente como á un hijo, sínó como
un angelito que Dios mismo le hubiese confiado:
viéndole tau piadoso en una edad tan tierna, se
persuadía cada vez más y más de que se realizaría
en él la predicción del Obispo, y que el niño re
comendado á BUS cuidados llegaría á ser un
mártir.
L a i)or8eouoión so recrudeció por todos partes.
Eu los arrabales tanto como en el centro de la
ciudad, los cristianos oran objeto de activas perquisas; ya algunos habían sido arrastrados á los
tribunales y habían derramado su sangre por la
fé. Al oír la relación del beroismo de los cris
tianos los ojos del niño brillaban, su rostro ra
diante expresaba la alegría y la ardiente espe
ranza de su corazón. L a viuda lo contemplaba si
lenciosa y suspiraba.
— Madre mía, dijo cierto día Cirilo á Diomira,
4 por qué esos suspiros? 4No es á acaso una buena
dicha ol dar la vida por Jesucristo?
— ¡A hí sí, ciertam ente; pero yo tiemblo, mira,
yo tiemblo por tu debilidad; tu debes conocer á
F é lix ; iba contigo á la escuela.
— Sí que lo conozco. No pasaba un día siquiera
sin hablar conmigo. Amaba mucho al buou Jesús
y hablaba de E l con frecuencia.
— Pues bien , dijo Diomira lijando sus miradas
penetrantes sobro ol niño, tengo quo decirte de
él una cosa quo te dará mucha puna.
— ¡Q ue! m adre; 4 ha sido donunciado? e x
clamó Cirilo.
— No solumonto dommeiado, sino llevado auto
el juez , amenazado , llagelado , extendido eu el
oalmllete y ......
Diomira so detuvo coutouiondo las lágrimas y
Cirilo civyó concluir su pensam iento:— 4Murió,
queréis decir?
— ¡A b ! ¡pluguiese á Dios quo hubiera muerto !
exclamó la buena im\ier suspirando; y comoquiou
nada tieuo quo añadir, bi\}ó la cabeza y so puso
de nuevo á continuar la labor interrumpida. E l
niño lo comprendió to d o , y quedó estupefacto.
Después de algunos instantes do silencio, Diomira , con una voz tem blorosa, repuso; ya ves
bien, Cirilo, que tengo i>or qué tem er!
(1) Véaso el ñoídÍH de Enero pág. 27.
Cirilo con los ojos anegadas en lágrimas caj6
al momento de rodillas: — Oh madre mía, dijo,
4 por qué no rogáis al Obispo F irm ilia n o , pan
q u e, siquiera una vez, me dé el Pan de vidat
Con Jesús en el corazón, yo tendría fortaleza pan
sufrirlo todo; ¡con Je s ú s , ¡o b ! estoy seguro dd
triunfo !
Madre é hijo se confundieron en un solo abrazo;
el hijo lloraba por que sentía en sí más fuerza,
la madre, más felicidad.
Pasados algunos días, el niño adornado con stu
vestidos de fiesta y conducido por su madre adop
tiva, llegaba durante las primeras horas de la
mañana á la humilde morada de Firmiliano y,
después de haber orado largo tiempo y asistido
á la celebración de los Santos M isterios, recibía
de mano del anciano Pastor el alimento de la
vida eterna. Entonces su ro stro , transfigurado
como el de San Esteban, tomó una expresión an
g elical; BUS ojos se llenaron de ardientes lágrimas
y su pecho, demasiado pequeño para el incendio
de amor que abrasaba su corazón, prorrumpió en
prolongados suspiros, mezclados con palabras ce
lestiales. Diomira le contemplaba con veneración:
ya veía brillar sobre aquella rubia cabellera, la
aureola de los mártires.
Un día3 tomó al niño en su regazo y dándole
el sagrado Evangelio: — Toma y l e e , le dijo
esta es la palabra del buen Jesús. — Y el niño
leyó: — A vosotros, amigos míos, Yo os d i g a No
temáis á aquellos que dan la muerte a l cuerpo....
Voy á deciros á quien debéis temer. Tem ed d aquél
que pu ede p erd er d la rea el cuerpo y el alm a e%
el infierno...... ¿No es cierto que dos gorríoncitos $t
venden poi' un as f P u es, ni uno solo de ellos es ol
vidado de Dios, ni cae a l suelo sin consentimienü
del E terno P a d re. Todos los cabellos de vuestra
cabeea están con tad os; no temáis, vosotros valeU
m ás que muchos gornioncillos ju n tos. P o r tanto, yo
os d ig o : A l que me confiese delante de los hombres.
Y o, el Mijo de P íos, le reconoceré delante de «í
P a d re y de los Angeles. Otiando seáis conduciáot
ante los príncipes y los jueces, no os preocupéis de
lo que les debéis responder. E l E spU itu Santo ce
sugerirá en el mismo instante lo que deberéis de
cirles.
Basta, dijo entonces Diomira: y tomando de la*
manos del niño el libro, que besó respetuosa
mente, se puso á comentar estas palabra.^ del Sal
vador, mientras que Cirilo, pendiente de sus lábios, sentía su corazón abrasarse en dulce espe
ranza y amor. E lla lo alentaba con el ejemplo de
los mártires que jovencitos aún, habían despre
ciado los tormentos y la m uerte: y al oir hablar
así de la dicha de dar la vida por Cristo, el niño
no cabía en sí de gozo. Al ñu Diomira se lerautó
y tomándole de la m ano: « C irilo, hijo m ío . le
* dijo, muchas veces me has preguntado tú quó
» tesoro guardo cu este urna, ante la cual me ha*
* visto orar. Ven p u es, tiempo es ya de que te
* revele este secreto. »
Diciendo esto, le condujo al cuarto donde do^
mía. Allí, cerca del pobre lech o , había una ala
cena; Diomira sacó una urna de madera de cedro,
^
70 -
la abrió, tomó de ella un. pedazo de tela blanca
salpicada de luancbás oscuras, y desplegándola á
vista del niü(>: .« ÍV e s t esta es la sangre de Lu
cio Candido, mi esposo. ¡O h! ¡y qué terrible b a
talla tuvo que sostener por Cristo! Garfios de
hierro, tenazas candentes, carbones encendidos...
todo, todo lo sufrió con santo regocijo por Jesú s ;
V todo lo contemplé yo, que ¡pobre de mi! ¡no
merecí seguirle! Cuando, para acabarlo de matar
faé expuesto á las bestias en el circo , y un leo
pardo le tenía entre sus terribles garras, él mismo
empapó este lienzo en sus sangre y me lo arrojó.
Poco después el cielo lo acogía en triunfo. Vamos,
hqo m ío, de rodillas. Mi esposo á esta hora te
contempla sonriente desde lo alto ; puesto que yo
te he adoptado por hijo, él también te adopta y
te bendice como suyo. Valor, ¡h ijo de un m ártir !
no temas á aquellos que no matan sino al cuerpo.
La gracia de Jesucristo que tieues en tu corazón
te dará fuerza. »
Hablaba a ú n , cuando de pronto se oye á la
puerta ruido de almas y el grito d e: « Cirilo,
¿dónde está Cirilo í»
Eran los soldados enviados por el pretor, que
Tenían en busca de una víctim a.
La madrastra de Cirilo había preparado esta
catástrofe. Besuelta á aprovecharse de la perse.
cución para perder al objeto de su odio, había
logrado á fuerza de perquisas, descubrir el retiro
del niño y lo había denunciado como cristiano.
El niño se levantó al oir que era é l , á quien
huBcaban. « Y a v o y , dijo mirando con ojos de
al^ ía á D iom ira, pálida y sobrecogida. Al mo
mento corrió á la p u erta, la a b rió , se presentó
á los soldados y ofreció los brazos á las cadenas.
Un subterráneo apenas iluminado por un rayo
de luz fue la prisión destinada al pequeño mártir,
Allí es donde le volvemos á encontrar de rodillas
sobre la paja húmeda, los brazos cruzados eu ac
titud de orar y los ojos levantados el cielo. AHÍ
había pasado varios días entre incomodidades y
torturas, fírme en su fe y más animado cnanto
más doliente.
De repente la puerta del cala'.ozo gira con es
trépito sobre sus goznes: el niño se estremece,
pues espera que los verdugos vengan á buscarlo
psua el suplicio; pero un súbito cambio sufrió
su semblante y una oleada de santo consuelo
inundó su corazón al verse tiernamente estrechado
en los brazos de D iom ira:
— ¡Oh, madre, sois vos! decía llorando.
Más de pronto el recuerdo del martirio que le
espera, de la palma del cielo le hizo volver en
sí y caer en abatimiento.
— ¿Por qué te afliges, querido hijo? le dijo
Diomira.
— ¡Ay! madre, ¡qué desgraciado soy!
— ¿DesgraciadoT... ¿qué d ices?... ¿desgraciado
el que sufre por Cristo?
— ¡Oh! nó, no es eso, repuso vivamente Cirilo;
el Señor que sondea lo íntimo de mi corazón sabe
lué grande es la alegría que experim ento; pero
creía ya coger la corona y me veo todavía susi'^rnruin por ella- — Y el niño contó sn aparición
eu presencia del juez, las amenazas y caricias de
que se había servido, en fin, el órden que había
dado de conducirlo otra vez á la prisión: ¡ Ah
madre m ía! concluyó^ tened piedad de mí, pedid
á Jesú s que escuche mis ruegos y que realice al
fin mi esperanza!
Maravillada de tanto fervor , Diomira dió gi'acías á Dios en su corazón mientras que con dulces
palabras consolaba á su querido h ijo ; Jesú s lo
había destinado ya para m ártir suyo. Mientras
más se dilate la espera, más hermosa será la co
rona. — Luego, recomendándose á sus oraciones
y auimáudole á sufrir los tormentos, las torturas
por Cristo le hizo la señal de la cruz en In fronte
y se retii’ó.
Amaneció el día 29 de Mayo. £1 aire ambalsamadu por las brisas primaverales, el campo oxpléndido con su nuevo adorno, el cielo límpido
como un poro espejo, formaban un contraste
extraño con el espectáculo de carnicería y de
saugre que afligía ya de tanto tiempo á la frívola
ciudad de Cesárea. Los mártires se contaban x>or
centenares. Esta vez llegó por fin el momento do
que Cirilo compareciese para oir la sentencia de
finitiva en el tribunal de la sangre. Una gran
tienda se había levantado cerca de la puerta
occidental de la ciudad: allí tenía su asiento el
juez rodeado de soldados; en&ente de él, la estátua de una divinidad mitológica, delante de
ésta un braserillo sobre trípode de bronce. Eu el
espacio intermedio una multitud confusa de te
nazas, de látigos con bolas de plomo, cadenas y
otros instrumentos manchados de sangre. Una
turba inmensa, que los satélites apenas podían
contener, esperaba al hijo de Salvio. Apareció
éste en fin, con la frente serena, la mirada go
zosa, levantando la cabeza y mirando á la faz
del ju e z ; llegado á su presencia, tranquilo y sin
aguardar á que le interrogase, le dijo: — ¿Qué
quieres, cruel tirano? ¿P o r qué llamarme otra
vez á tu presencia? ¿Piensas todavía burlarte de
m í? Yo soy cristiano, ya te lo he dicho; si eso
es un crimen digno de muerte, no tardes más cu
castigarme.
Estas palabras levantaron en la turba un mur
mullo de admiración, y en el corazón del juez
una oleada de cólera, que intentó disimular bajo
las nparencias de una fingida cunipasión,
— Mi pobre Cirilo, d ijo , csc-úchamo; estoy
pronto á perdonarte tu falta y tus injurias, con
ta l que seas razonable. ¿ Qué esi>erus de tu obs
tinación ? ¿Qué vida es la tuya, y qué has gañado siguiendo al Dios de los cristianos? Arro
jado de la casa paterna, aborrecido de los hombres
y de los dioses, perseguido por la cólera del Em
perador, amenazado de muerte vergonzosa y cruel
en una edad tan tierna... Vamos, hijo mío, ten
piedad de tí mismo. Si te rindes á mis consejos,
yo te lo prometo, tu padre te abrirá de nuevo
su casa, sus brazos y sn corazón.
E l niño ])arecia, durante este discurso, arreba
tado y fuera de si mismo; al nombre de padre
solamente elevó los ojos al cielo y conmovido
exclamó: ¡Mi Padre, ?ní Padre?, ¡está allá arrib a!
- s o
lo vooj miradle, me tiende amoroso los brazos y
1110 llama á las moradas eternas ¡A h ! pronto
oouur, heme aquí que voy.
nv~i
i*!"®
allá
arriba? Obedece á las órdenes del emperador...
■l oro el m ño, con la mirada siempre fija en el
-ciülo, respondió: — Yo obedezco á mi Emperador
Jesucristo. É l es á quien veo, á É l á quien voy ...
Despmís, mirando al juez lo apostrofó en estos
términos : — Vamos, liijo del diablo jp o r qué
tardas? Líbrame cuanto antes do esta carne que
nie ala á la tierra. Dame la libertad, la libertad
de volar hacia mi Dios.
^ — Lictores, Imcod vuestro oficio, respondió el
juez con tono iracundo.
Los lictores cogieron al niño, le despojaron do
sus vestidos y lo ataron á un poste. Pronto á
tuerza do repetidos azotes se vieron las tiernas
carnes hincharse, ponerse cárdenas y rasgarse de
jando brotar hilos de sangre. Todo el cuerpo era
una llaga; inclinó la cabeza; y de pronto el mártir
cayó do rodillas.
— Murió, exclamaron las turbas.
E l tirano hizo señal á los lictores para que ce
sasen la flagelación: - Que le desaten, dijo fu
rioso do cólera y de vergüenza, viéndose vencido
por un niño. Sin embargo Cirilo á poco recobró
el sentido; una voz más Ajó sus miradas sobre el
ju e z : — Ves, le dijo, yo desprecio tus suplicios,
me río de tus amenazas y de tus castigos. No
cesaré do desafiarte mientras me dure la vida.
E ra demasiada su audacia; incapaz de conte
nerse más, el juez llamó á un escriba y dictó la
sentencia: — Cirilo, hijo de Mareo Salv io , ene
migo de los dioses y del divino Dedo, yo te
condeno á morir ahogado en el Halis.
A una milla de la ciudad, corría, hinchado por
el deshielo de las nieves el río Halis. Allí cou‘
seguido de la multitud. Se arrodilló á la orilla, y levantando los ojos al ciclo:
Señor Jcsiís, d ijo , entrego mi alma en vuestras
manos. Ya se preparaban los soldados á conten
tar su ardiente deseo, cuando una mujer enlu
tada se hizo ¡laso á través do las turbas.
¡Su madre! ¡su madre! exolamnroiv todos
los asistentes. Era eu efecto Diomira. Cuando
llegó cerca dcl niño, lo besó en la fronte, enjugó
con un lienzo blanco la sangro de sus heridas,
luego: Atlu>s, hijo mío, lo dijo, pasa de mis bramíV^
Jcsxis. ¡Mártir dichoso, acuérdate de
Dijo ; y de.sapnreció á través de la turba
Un instante después, C irilo, héroe v mártir era
precipitado, con una piedra al cuello, eu el río
Hahs. /Uguiios cristianos vieron una paloma
c w d : , r ' " ' T s o T ct*
||l
banco
de los f)obres Jfepposos
^^UESTROS lectores conocen por el B oletís
tsALKSiANo, el estado lastimoso de la
__ . publica de Colombia, no solamente asoladi
en estos últimos años por las borrascas revoluci®lla lla s, sino invadida totalmente por el morbo
cruel de la lepra.
""
R ab agliati, Inspector de ]t¿
casas Salesianas de aquella República, ba em
prendido uua obra colosal y eminentemente cris
tiana; la de recoger en inmensos lazaretos los ata
cados por ese terrible mal. impidiendo así, en lo
posible, su difusión horriblemente creciente. Ya
existía algún Lazareto, pero por falta de organización y sobretodo por la privación de la asis
tencia religiosa ^ no respondian á su objeto. E
gobierno colombiano entonces confió el cuidado
del Lazareto de * Agua de Dios » á los hijos de
Don Eoseo y nuestros Cooperadores conocen el
nombre del P . Miguel Unia, verdadero mártir de
su-celo, á quien Colombia y su tierra natal (ITonaovi en Italia) han levantado un monumento nroclamándole el Apóstol de los leprosos de Colombia.
Murjü el P. U nía, pero la obra no ha muerto,
Pi-opaga admirablementí
E l R, p. Rabagliati, á pesar de las conniocionee
interiores por que pasó aquel desdichado país, re
corrió casi todo el territorio de la República en
busca de los puntos más convenientes para esta
blecer lazaretos. Resultado de su excursióu fué
la estadística horrible que arroja la cifra de SO
uní l^ ro so s esparcidos en las diversas provincms. Y SI lio se toman medidas enérgicas, el mal
inuliipliuaia sus espantoso.s progresos
Se pensó en enviar á los leprosos á una isla
npartaUu para que la segregación fuera radical;
pero hubo que abandonar esa idea en vista de
los gasto.s enormes y do la inmensa repugnancia
do los enfermos y do sus familias. Se optó por la
tumlnción de vanos lazaretos en puntos diferen
tes, disminuyendo así lo.s gastos y reduciendo las
dimensiones de esas Ciudades d el dolor.
E l 1 . Rabagliati, no contento con sus observa
ciones ¡lersonales, enviado por el Gobierno, hiM
vanos viajes á Europa con el fin de consultar á
Jas mayores celebridades m édicas, v llegó hasta.
Noruega eu donde conferenció detenidamente con
el gran especialista de esta enfermedad, el Dr.
Causen. Resultado final: no se conocen remedios
eficaces; el aislamiento, he ahí el único método
indicado.
Pero ^ obra no puede proceder con la presten
que se lesearía. Hasta ahora los Lazaretos prin
cipales, bien organizados, son el de Agua de Dios
y el de Contratación.
el primero había 1100 enfermos en Novienibre del año pasado; en el segundo 800.
X no se debe creer que la o b ra, aunque alí»*
mente cristiana y patriótica, no haya tenido sos
conriratiempos ; los ha tenido y bien graves. Hasta
- I de noviembre del año pasado. los revoluci*^
— S i
narios habían saqueado el Lazareto de A ^ a de
Dios por nueve veces. He aquí un pas^e de una
carta del Padre E abagliati:
« El día 19 del corriente Septiembre 1901 entró
de sorpresa una guerrilla en el Lazareto, capitataneada por un tal Francisco C astro; arreó todo el
ganado que encontró, por el valor de pts. 60,000}
forzó la caja de la Administración que contenía
nnos pts. 7,000 y la ración, de dos semanas, y
se lo llevó} quitó también el poco dinero que los
enfermos te n ía n , la ropa u sada, unas libras de
chocolate molido que encontraron en el hospital
de virolentos, ü n telegrama particular mío, reci
bido de persona que está al corriente de los he
chos y digna de toda f é , acaba diciendo: — y
cometieron, en tres horas que duró el saqueo,
muchos horrores que no pueden decirse en uu tetelegrama y que le diré por carta. »
La caridad es industriosa, y el pueblo colom
biano ha respondido á los frecuentes y apremian
tes llamamientos del P. Eabagliati. No hay re
curso de que no se haya echado mano para so
correr á los pobres leprosos. á quienes se deben
suministrar alim ento, vestid o, remedios y habi
tación. Listas de suscripción, rifas , bazares etc.
todo se ha empleado en beneñcio de aquellos des
graciados.
En Septiembre del 1900 el citado Padre pidió
al G-obierno la autorización necesaria para vender
en pro de los leprosos, las mnchísimas palomas
mensajeras que se criaban para el servicio del
Ejército Nacional y cuya manutención causaba
DO pequeñas erogaciones al E stad o , no compen
sadas por su utilidad. E l G-obierno accedió al pe
dido, y las palomas mensajeras prestaron un real
beneficio á tantos pobres colombianos.
En Septiembre del año pasado pidió al Minis
terio de la Guerra una cantidad de camisas man
dadas hacer para los ''soldados y que no habían
sido utilizadas por haber resultado muy mal he
chas: y los leprosos agradecieron 1000 caíiiisas
que el Gobierno les cedió por intermedio del P.
Rabagliati.
Pero donde se palpan verdaderamente los efectos
de la caridad cristiana es en la manera generosa
con que toda clase de personas acudieron á porfía
á prestar su mano caritativa á esa obra. He aquí
algunos rasgos:
Una oferta de pesos 15 iba acompañada por esta
encantandora ta rje ta : « E . P . E a b a g lia ti: Siendo
hoy el día más feliz de mi v id a , por cuanto me
he acercado pmr jirimera vez A comer el Pan de
los Angeles, y recordando en medio de mi feli
cidad á mis desgraciados hermanitos del Lazareto,
he resuelto enviarle, aunque pequeñísimo óbolo,
para aliviar en algo á esos seres queridos y tan
desgraciados, los pts. 15 que encontrará adjuntos
los que me regalaron para dulces. C. A. O. »
Otra tarjeta decía a s í: « Muy Señor mío y buen
amigo: Dos esposos saludan atentamente al E . P.
Eabagliati, y tienen el gusto de enviarle para sos
leprosos de Contratación lo qne hubieran inver
tido en un gasto snpérfluo en sus bodas. Le piden
en cambio sn bendición. N. N.
Habiendo agotado los recursos ordinarios para
pedir limosna en fa x o r de los Lazaretos, el infati
gable P . Eabagliati (cuya imaginación creemos
uo -tiene otra función que la de escogitar nuevas
formas para el mismo objeto) tuvo la feliz inspi
ración de fundar un £ a n c o , original por cierto,
llamado de loe Jjeproeos. Ese Banco tiene sus ac
cionistas como no los tiene ningún otro Banco de
eata tierra, y los que se suscriben con alguna
acción reciben un bello diploma, cuya descripción
hace el mismo P . Eabagliati en esta forma.
« En el centro campea el retrato del malograda
P . Miguel U n ía , el grande amigo, el verdadera
padre de los elefanciacos de Agua de Dios,
amor de los cuales hizo el más generoso hmocausto de su vida. Debajo del retrato hay unas
sentencias bíblicas y de los Santos. E l diploma
lleva la inscripción siguiente: B an co de los L eprosos, fu n d a d o en B o g o tá en el prim ero dilo del
siglo X X y puesto bajo el am paro de la J>ivina
^ o v id en c ia y de la inagotable oandad crwfífuía.
O bjeto: proporcionar p an , vestido y alimenta
ción á todos los leprosos de Colombia. E l Banca
tiene, ó mejar dicho, tendrá sucursales en todas
las ciudades priucipalos de la Eepública.
C ap ital: los millones de la misma Providencia.
Intereses: ol ciento por im o: centiiplum aocipietiSf
que es interés que ningún Banco del mundo ha
pagado ja m á s , al mismo tiempo que es el más
seguro, porque es prometido por Aquél cuya pa
labra no falta.
Más a b a jo : el señor N. N. ha depositado en el
Banco la suma de pts..............obsequio á N. N.
en el día más feliz de su cumpleaños, (bautizo,
matrimonio, onomástico), implorando sobre él los
bendiciones del Cielo} y firma el Tesorero do la
Divina Providencia, este servidor de los pobres
elefanciacos. »
Todos nuestros Colegios de la Eopublica han
recibido en estos días una Circular del E . P . E a
bagliati proponiéndonos la participación en esa
gran obra de caridad y enviándonos una A cción
del Banco citado. L a Acción viene en b lan co : es
decir, cada Colegio deberá llenarla con la suma
que pueda recolectar en favor de los Leprosos.
Para que nuestros Cooperadores se den cuenta
de la importancia de la obra y de la urgente ne
cesidad que tiene de socorros, transcribimos aquí
la Circular del buen P. Eabagliati el cual, en las
actuales circunstancias precarias do la Colombia,
cifra sus esperanzas en los hermanos lejanos.
Hela aquí.
« En Octubre de 1899 estallaba en esta pobre
Eepública Colombiana la guerra civil que desgra
ciadamente aún d ura, con tales y tantas rumas
morales y materiales que sería imposible describir
n i imaginar.
« Despnés de pocos meses ya so moría de ham
bre en los lazaretos de nuestro Leprosos, y para
impedir que esos desdichados hubiorau de morir
todos de muerte tan cruel, el que suscribe se con
virtió en público lim osnero, ocupación al mismo
tiempo desagradable y querida, qne no ha dejado
en los 32 meses que transcurrieron desdo enton
ces basta abora. Dios Nuestro Señ or, la Virgen
Auxiliadora y Don Bosco bendijeron mis pobres
fa tig a s: y hasta ahora se pudieron rccojer hasta
cuatrocientos cincuenta m il pesos de limosnas.
c Cúmpleme observar, empero, qne esta suma,
qne raya en lo fabnloso, foé desapareciendo á
medida qne llegaba á mis m anos: 1" porque este
Gobierno no pudo ya ocuparse de esos infelices,
por causa de la misma guerra que absorbe toda
BU atención} 2* porque, considerando la escasez
de los víveres y su precio subidísimo, hubo de
elevarse la cuota diaria para cada enfermo, á
pts. 1,55 en lugar de 0,30 qne se les daba antes
de la guerra: 8“ porque los Leprosos de los laza
retos de A g u a de D ios y de Contratación confia
dos á los cuidados de los Salesianos y de las H ijas
de María Auxiliadora. llegan á dos m il} y 4®
porqne en este lapso de tiempo hubo que pensar
—
f*n vestirlos ú todos, operación luny sencilla por
cierto, pero que costó sumas ingentes.
« Por todas estas razones y otras más, que omito
por brevedad, el cap ital, aunque de casi medio
millón, se fiié desvaneciendo con la misma pres*
teza con que se recof’ía : y por lo tanto siempre
nos encontramos al principio.
« Infelizmente lu gm-rra aún no ha terminado:
y aun^uo terminara en »’ste año, por iiiucbo tiempo
^perim eiitarem os sus cousecueucias , la miseria,
el hambro etc., etc.
« Rcciontemento tuvo la feliz inspiración de
fundar, con el consentimiento de las Autoridades
eclesiásticas y civiles, un B a n co que llamé de los
Leprosos, con el iíni<'u Ún de obtener nuevas li
mosnas pura nuestros amados jii otegidos. La idea
agradó á todos, y el R aneo, muy original por
cierto, ya ha producido excelentes frutos do ca
ridad. AI terminar la guerra so fundarán Suenrsales ou las ciudades principales do Colombia:
pero ííiitretanto necesito con urgencia nuevos so
corros, prontos y generosos, hasta qu e, restable
cida la paz, Colombia vuellin al trabajo y pui'da
<le por sí mantener su numerosa familia' de L e
prosos.
« La Virgen Auxiliadora en el hermoso mes á
Lila consagrado, me ha inspirado qne enviara á
todas las Cusas Salesiauas una Acción de este Banco,
qne tiene también la aprobación del Rdo. D. Rúa,
para (pie cada gi'upo do la gran familia de D. Hosco
esparcida en todo el mundo, con el auxilio de las
alumnas de las Hijas de María Auxiliadora, pueda
concurrir á sostener esta obra de los Leprosos de
Colombia, obra segiín el corazón de Don Bosco y
de su dignísimo Sucesor.
« Este Diploma colocado en la sala de visita
en lugar aparente, podría también tocar el corazón
de tantos bienhechores ricos y amigos de nuestra
Pía Sociedad, y así moverles á ayudarnos en una
misión tan cristiana y al mismo tiempo tan hu
manitaria. »
MEMORIAS WOGRAFICAS
DK
M O IM S . L U I S
L 7\S ?V G N I7\
C a p ít u l o X i r .
{ O ontinuacíón.J
A lg ú n tiem po después, viend o qu e no to
dos su s am ados alum nos jKiseíau aú n aqu ella
piedad v erd ad era y sólid a que de ello s él
protem ha^ se preparó de nuevo ú d irig irle s
iMia alocución, d e la cu al harem os g a sta r á
im estros lectores alg u nos trozos. D espués de
h aberlos dem ostrado sn satiafhcción por la
g ra n anim ación (juo contem p laba en todos,
a fia d ió : < P erm itid m e ah o ra qu e os ju^gnute
con tod a lib e r ta d : i p retend éis sólo confiados
en nneatras propias tu erzas lan zaros sin a v ad a
d e nad ie a l an ch o esp acio de la v id a qn e ann
os re sta sin ]>ensar m ás qne en la m eta qu e
82
—
os proponéis? O s confieso qu e tr a s la poca
ex p erien cia q u e ten g o de la vida, no podría
s in m e n tir , afirm ar ta l proposición. H e no
tado en m uchos de vosotros agudo ingenio v
firm e v o lu n ta d ; pero n i v olu n tad n i ingenio
s irv e n p a ra algo, s i no son guiados, sosteni
dos y con fortad os por la m ano benéfica del
Señ or. Suponeos, jó v en es am ados, un hermoso
ja rd ín , feraz por n atu raleza, de posición ale
gre, regado por ab u n d an tes a g u a s : suponed,
q u e se cu ltiv a con esm ero y qu e se siembran
en él la s sem illas m ás p reciosas y san as, sí,
suponeos todo ésto y m ás aiin , pero ¿ á qué
serv iría todo éso, si desde lo a lto d el cielo no
b a ja n lo s rayos benéficos d el sol que fecun
d icen aqu ellas sem illas y den vida á aquel
te rre n o ? S in e l rayo so la r qne v iv ífic a , por
m ás fé rtil qu e sea el ja rd ín , por m ás experto
que el ja rd in e ro sea, no se co n sig u irá que
despunte n i ta n siq u ie ra u n a flor. 2S"o es, mis
am ados jó v en es, qu e yo dude de vuestro buen
corazón y de v u estros sen tim ien to s religiosos,
n ó ; yo no m e h a b ría atrev id o ca si á dirigiros
de este modo la p alab ra, s í v u estrás buenas
prendas y lo a b le con d u cta no m e hubieran
h ech o p ara ello u n a d u lce v iolen cia. Y a sa
b éis todos lo q u e d ice a q u el viejo re frá n :
L a u n ión p r o d u c e la f u e r z a . P o r ésto yo no
pretendo m ás q u e co n cen tra r en un solo
punto lo qu e ca d a cu a l de vosotros habría
h ech o por s í esp ontáneam ente. T a q u e ama
dos alum nos, nos reunim os por la rg a s horas
y por m uchos d ías en este lu g a r p a ra dividir
ju n to s estudios y fatigas, unidos y estrechados
])or lo s su aves vín cu lo s d e la estim ació n y
del aprecio recíp ro co ¡q u é herm oso se ría tam
bién qu e en un mom ento solem ne nos encon
trásem os igu alm ente reunidos a l p ie d el altar,
penetrados de sa n ta rev eren cia, a rd ie n te amor
h a cia aqu el D io s qu e b a ja ría á nuestro co
razón p ara a crece u ta r el v a lo r á nuestra fla
queza y prod ig ar socorro y a u x ilio á nuestras
iunum erablos nocresidades! ¡ P o d ría h a cerse al
Sag rad o C orazón de Je s ú s sn av e violencia
con lo s afectos ferv ien tes y unidos d e todos
n ósotros! ¿C óm o podrá él n eg arse á nuestras
sú p licas, cuando todos unánim es le pidamos
su sa n ta a sisten cia y ayuda p ara q u e nos
h a g a fá ciles la s d o ctrin as m ás d ifícile s y
am ab les la s m ás ard uas v irtu d es? »
L legad o á e ste punto empezó con g ra n hu
m ildad á sn p lica r á su s alum nos qu e con
su s ferv o ro sas oracio n es le o b tu v ieran la
c ie n c ia y la v irtu d que se requ ieren en nn
profesor d e ta n im p o rtan te clase, a sí como
la salud, q u e á ca u sa de la fa tig a , d el estudio
y la en señ an za sen tía gastad a. D espu és de
h a b erles m anifestado qu e la s dificulhides que
en co n tra b a , serían b a sta n tes p ará desanim arle,
s i la couñanza en la bondad d el S e ñ o r que
le h a b ía llam ado y la esperanza en su s ora
cio n es no le h ub ieran h ech o o lv id ar su in
d ig n id ad é im p o ten cia , co n cln y ó: < No per
d áis, pues, el afecto y la estim ación q u e á mi
os une, qn e yo os aseguro qn e h e de procurar
— 5>3 con todo esm ero y sacrificio , m erecérm elo. Y
si en este lu g ar e x is te en tre nosotros alg u na
diferencia, cu al e s la qu e lia y en tre m aestro
V alumno, m añana e s ta d iferen cia d esap are
cerá; y todos in d istin tam e n te, todos com o
hermanos serem os ig u a les en la p resen cia de
nuestro com ún P a d re , e l D io s de la s m iseri
cordias. »
P erm itid qu e os p resen te aún u n trozo de
una lección por é l e sc rita , en la qu e preten d e
probar la in flu en cia q u e tie n e la v irtu d y la
rectitud de la v id a en la n o b leza d el estilo
de un escrito r, segú n la sen ten cia d e Sén eca
que d ice: T a lis sem p er hom in ibu s f u i t oratio.,
qucUiB v i t a ; genus d icen d i p ú b lic o s m ores im itatur; E n lo s hom bres el e stilo co rresp o n d e a l
modo de v i v i r : y la s p alab ras re v ela n la s cos
tumbres : ó seg ú n la conocid a fra s e de B u ffó n :
E i estilo 68 el hom bre. « E s ax io m a por todos
admitido qu e la e lo cu en cia , en todo genero
de com posición , ja m á s podrá re v e stirse del
esplendor d e la s im ágenes y n o b leza de co n
ceptos, s i la m ente y e l corazón d e qu ien la
cultiva está n sum idos en la s tin ie b la s d el
vicio. D e éste se desprende q u e , á m edida
que se au m enta la n o b leza d el sentim iento
en el co ra z ó n , crece tam b ién la n o b leza de
la palabra qu e lo re v ela . P o r ta n to debe es
tarnos á pecho todo lo que sirv e ta n to á en
noblecer e l entend im iento, como á herm osear
el corazón. X sobre todo i qué v en eració n no
uos debe in sp irar a q u ella R elig ió n sagrm ia
que, p o rtadora de ta n to s beneficios, d ió ta m
bién á la s le tra s un esplendor q u e a n te s no
tenían, o frecien d o com o m ateria la s m ás g ran
des verdades qu e pueden su blim ar la n a tu
raleza d el h o m b re; aq u ella R elig ió n q u e ,
después d e h a b er transform ad o la s M Stum bres, la s creen cias, lo s usos y la le g isla c ió n
de los p u e b lo s , descendió h a sta la reform a
de la lite r a tu r a , con stitu y én d o se su prim era
aliada y fuó y es su m ás p o ten te iu sp in id o ra
y la regu lad ora m ás acertad a?
« Hem os d ich o q u e es e l corazón e l que
impera en el estilo del escrito r, y qu e del
corazón em ana aq u el calo r, aqu el fuego, que
traducido en io s escrito s, h a b la co n ta n ta
vehemencia a l a lm a d el q u e lo e ; entonces el
escritor parece, no q u e exp ong a su s conceptos
é im ágenes, sino q u e lo s p in te ; no q u e m a
nifieste sen cillam e n te su s id eas á lo s lecto res,
sino qu e la s esculpa. H em os d ich o q u e e s el
corazón de donde saca é l aquel a rd o r, aqu el
entusiasmo, q u e com unicándolo á su s lecto
res, h a ce qu e éstos ard an en sn m ism o fuego,
que se en ciend an co n su m ism o entusiasm o, que
quieran lo q u e é l q u iere, qu e sien ta n lo que
el s ie n te ; a q u el entusiasm o qu e tr iu n fa de
todos loa o bstácu lo s y de tod as la s oposicio
nes. A h o ra b ien jn o e s el corazón e l objeto
de todos lo s m aterim les cuidados de u na re
ligión q u e m and a re fre n a r lo s ím petus de la s
violentas p a sio n e s, qu e ord ena rep rim ir la s
vergonzosas y d e s a r r ^ a r la s n o b le s ten d en
cias de e s te co razó n , p ara v erle ensalzad o y
generoso y no deprim ido y degradado? P o r
ésto os d ig o , qu e e l q u e sie n te en sí v oca
ció n p ara la s le tra s y a sp ira á ser d e alg ú n
provecho á la p a tria , d e l^ a b r ir d e par en
p ar la s p u ertas de su corazón á la s d o ctrin as
de esta R e lig ió n sacrosan ta, q u e es la m a estra
y reg u lad o ra de lo s in g en io s. »
A l lleg a r este p u n to , la elo cu en cia q u e le
in sp ira b a su tie r n a pied:\d, h a cía la d escrip
ció n m ás h erm o sa y a tr a c tiv a d el m isterio
de u n D ios-N iñ o, q u e v in o a l mundo p ara r e
d im irlo é in flam arlo en an a m o r; su g ería ó
su s alum nos la s g ra cia s qu e a l v is ita r el po
b re esfeiblo de B elén , d ebían pedir, y co n clu ía
eii estos té rm in o s: « D ela n te de aqu el pesebre
estrech arem os m ás y m ás lo lazos de fra te u a i
afecto qu e uos im e u , y q u e , form ando de
nosotros todos u n solo corazón, h arán en este
año qu e aún debem os p asar, n u e stra in o cen te
a le g ría y co n trib u irá n á n u estro m ayor ad e
la n to en e l estudio. L o s tro s elem entos que,
form ando en e l p resen te n u estro consuelo,
form arán en lo p o rv en ir n u e stra felicid ad ,
son la v ir tu d , la d ilig e n c ia y e l afecto. T e
ned lo siem pre grab ad o en v u estra m em oria
y acord aos qu e so la la v i r t u d , la d ilig e n c ia
y e l afecto m utuo podrán sostenernos y darnos
la v ic to ria so b re lo s m uchos obstácu los que
deberem os s u p e r a r ; e sta s son la s pren d as que
d ebéis p ed ir de la bondad d el N iñ o -Jesú s.
E s ta s tre s n orm as de .v u estra ju v e n tu d , im
p rim id las en v u estro c o ra z ó n , g ra b a d la s eu
v u estra m ente, e s c rib id la s h a s ta en vuestros
lib ro s y no la s o lv id éis ja m á s. S i lle g a ré yo
á consegu irlo, sería u n a señ a l seg u ra d e qu e
h a b éis pasado d ebid am ente esta s N avid ades,
qu e yo os deseo fe lic e s ; séan n os ella s fuentein e x h a u sta de tod a su erte d e felicid ad es. »
E s to s y sem ejan tes d is c u rs o s , q u e D . L a sag n a le ía e n cla se á su s alum nos, y a sobre
lo s m alos lib ro s, y a a ce rca del estud io de la
h is to ria dem uestran b ien á la s c la ra s qu e
sab ía cu m p lir con e l d eber de ed u cad or y
m aestro, qu e am ab a en trañ ab lem en te á sus
d iscípulos y q u e estos le correspond ían con no
m enos estim ación y afecto.
Podem os ta m b ién dodncir el ard or con qu e
se en treg a b a a l estud io y a l trab ajo , d el gran
núm ero d e serm ones q u e escrib ió d u ran te el
tiem po q u e estuvo en ^\Jas8Ío y qu e se encon
traro n en tre so s papeles después de su m uerte.
No poco co n trib u yó á este su anoor a l es
tud io, e l en co n tra rse en u n flo recien te co le
gio, donde se cu m p lían lo s estud ios gim n asia les y lice a le s ( 1 ) , e l h a b erle la m ano d el
S e ñ o r pnesto en meídio d e h e rm a n o s , todos
ello s d e en cla recid o in g en io y probad a v irtu d;
lo s cu ales, después d e v a rio s años de h a b e r
enseñado en e l C olegio d e A la ssio , lleg aro n
á ser lo s Su p erio res m ayores d e la P ía S o
cied ad S a le sia n a . E l S e ñ o r quiso disponer su
(1 ) C o r r e s p o n d ie n te ® á n n e s t r o h a c h i l l e i a t o ; a u n q u e
s o n e s ln d io s xná® e x te r n o s .
alnui a l espléndido p o rv en ir que le esp eraba,
poniéndolo bajo la d irecció n de D r. B . F r a n
cisco C e r r n t i, Su p erio r d el I n s t it u t o , v aró n
ad m irable ta n to por su cien cia, com o p o r su
piedad, de ju ic io re cto y d iscern im ien to a ti
nado aún en la s m ás d ifícile s co n tin g en cias
de la vida. Ifln esta escu ela B . L a sa g n a per
feccionó la s herm osas cu alid ad es q u e y a po
seía, y ad qu irió a q u ella e x p e rie n cia de la
vida, aq u el ta c to finísim o, con qu e s a b ía tr a ta r
con el m undo; dotes n e c e s a r ia s , indispensa-'
b les p ara cu m plir la m isión qu e el Señor,
por m edio de la o b e d ie n c ia , d ebía confiarle.
("Se co n tin u a rá ).
Cooperadores Salesianos difuntos
«4 —
Rdo. Sr. D. Jo sé M. Barbero
Hervas, Cáceres
»
Jo sé María Barbero y Peña, Misionero
Apostólico
Hervas
»
Joaquín Gregorio López, Misionero
Apostólico, Cura párroco de Liérganes y Archipreste de CudeyoLiérganes (Santander)
Sra. D .“ Antonia Chacón de Friginal
Madrid
Exemo. Sr. Marqués de la Solana
>
Sra. B.® Carmen Enrique*
Málaga
»
E lvira Viceutb Vda de Muñoz
»*
Sr. D. Josó P artillo Serrano
»
Sra. D.® Ju lia Scholtz de Ureta Vda de Bundsen
Málaga
Sr. D. Juan Fernández
Marín Alméria
Sra. D.® Cornelia Motos
»
»
Plácida Navarra
»
»
Dolores Pérez
»
*
María Josefa Serrano
»
Sr. D. Jo sé Luis Serrano
»
» Antonio Recizón
Montilla-Córdoba
5» Ju an Sala y Sala
Sra. D.** Josefa Carrasco
Pedroñeras-Cuenca
»
Tomasa Haio
Sr. D. Jo sé Jiménez
Sra. D.® Teresa Moreno
»
Maura Romero
»
Ana Segura Bonillo
Ziirgena-Almevia
.A .3 S d :É JfftIO .A .
ESF^aSTA .
Sr. D. Ednai’do Péi*ez López, Módico Aldanneva
del Camino, 0 ¿ícere8.
Sr. Ü. Pranoisco Beoeseit Olarjí
Barcelona
» Jaim e Camp.
»
» Francisco Cano
«
Sm. D.“ Josefa Colomov V. de Maristauy •
Sr. D. José Forrer y Mora
» Antonio Perafoi-rer
> Eduardo Ramis
»
» Josó Roger
»
Sra. D ." María R«)tnoro
»
«
Angola Rui*
»
M. Udo.
Sr. Arobipreste
Bilbao.
Sr. D. Norberto Errasti
» Laureano Góme*
%
» Gamillo Lam barri
»
» V íctor Legarriete
»
Sra. D.* A. ürigüeu (Viuda do)
»
Fidola Yturriaga
»
*
Fraucisca Baya
Cartaya-fíuelva
»
Ramona Curballo
Coruña
Sor María del Sagrario Religiosa Josefina Cuenca
Sra. D ,* Trinidad Ayala é Ibundaro de Aurbizu
Eslava-Navarra
>
Man'a Luisa R ojas y Galiauo Canícia y
Enrique* de Navarra, Viuda de Parda
Figueras-Asturins
Sr. D. Antolín Quevedo
Babahoyo-Ecuador
Sra. D.* Rosalía Olvera Balzar-Guaf^aquil »
Sr. D. Ju an Maestri
Montevideo-Uruguay
» Joaquín Borja
Yerovi-Ecuador
»
Agustín Guerrero
Quito
»
Sra. D.“ Leona Mogallón
»
Asunción Yerovi
»
Angela Zabnla
V illa Concepción
(Paraguay)
R . I. P.
N .B . — Se suplica á los Sres. Directores^ De
curiones y Celadoras nos envíen cada mes el
nombre de los que han pasado á mejor vida, así
como también la fecha de su defunción y el pueblo
y provincia á que pertenecían. De este modo, ade
más de ser nn lenitivo al dolor de los parientes
del finado, ver que se acuerdan de sus queridos al
verlos inscritos en la N ecrología, nuestros bené
volos lectores sufragarán con fervorosas oracio
nes el alma de los finados, pu es: S an io y saíndable es el pensam iento de o r a r p o r los muertos.
P a t« r , A v e , B e q u ie m .
CiQ tjtéi-m 4 ( l i laioáiü G d r a á á a . - 6 t n A : J 0 S 8