BS_1904_03

Ficha

Título
BS_1904_03
Descripción
Boletín Salesiano. Abril 1904
Fecha
1904.04
extracted text
•LETIN
M

ESIANO

Redacción 9 Hdmir\isíracióri
Cottolcngo, J2

'

A N O X I X — N. 4



Publicación mensual

SUIAARIO: Las Escuelas Profesionales según el pensamiento de Don Hosco..............................................61
Página in tim a .............................................................. 65
El Representante del Sucesor de Don Hosco en
A m éric a ...................................................................67
De nuestras Misiones:Matto Grosso (Brasil) .
. 72





Turin- Italia.
A B R I L de 1904

Gracias de María A u x ilia d o ra ................................ 77
Variedades: Dos flores de candor..........................80
Crónica Salesiana..................................................... 81
Bibliografía................................................................ 84
Memorias Biográñeas de Mons. LuisLasagna. . .
85
Necrología: Exmo é limo Sr. D. Ramón Pierda . . 88

Según el pensamiento de Don Bosco
de los hombres no ha perdido aún el
sentimiento de lo bueno y de lo justo.
Hoy se tiene á gala despreciar los
o nos detendremos aquí á trazar
dogmas
del Catolicismo, negar la di­
el cuadro de las miserias que
vinidad de Jesucristo y el carácter di­
afligen á todas las clases de la socie­
dad, ni de la depravación que corroe vino de su Iglesia, y se llega al punto
la clase obrera, porque resultaría de­ de ostentar, como brillante descubri­
masiado oscuro y triste, y las elegías, miento de la ciencia, el ateísmo y la
cuando no son para ponerles remedio, negación de la inmortalidad del alma;
están mejor en boca de los poetas. todo lo que forma fel objeto de la fe se
Pero antes de tratar del principal ob­ menosprecia y escarnece, porque hiere
jeto de los Talleres Cristianos, que es el orgullo de los pseudo-sabios some­
el argumento de este articulito, permí­ ter su razón á lo que no comprenden;
tasenos apuntar un hecho, que si bien pero no hay ninguno que se atreva á
revela la hipocresía del vicio al pre­ divinizar el vicio, á despreciar los prin­
tender revestirse con el manto de vir­ cipios de la moral, ni á negar la necesi­
tud, manifiesta también, que la mayoría dad de ella. Los que, sin tener fe, la
II

N



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predican, no la observan, pero la en­ cipio ..y base de,su's.tall^es .la religión
salzan y la subliman. Porque hay cier­ práctica: el único y'm ás firme sostén
tas acciones en el hombre que le hacen de la moralidad: y de la honradez. Pero
ruborizarse á su pesar; tiene la natu­ ninguno nos ló podrá ' decir con más
raleza' ciertos principios que ni el más precisión que él mismo. He aquí algu­
descarado se atreve, al menos en teoría, nos párrafos de su reglamentó: « Acor­
á despreciar. Quizá nunca cómo hoy daos ¡oh jóvenes ! que hemos sido crea­
ha estado la práctica de la moral tan dos para amar y servir á‘ Dios nuestro
conculcada, pero nunca quizá como hoy Creador, y que de náda nos serviría
se ha ensalzado y predicado la teoría poseer toda la ciencia y riquezas del
de la moral. Y es que la moral en las mundo sin el temor de Dios. De este
acciones es un principio innato en el santo temor dependen todos los bienes
corazón,- y-no existen almas tan abier- temporales y eternos.
tajTiente rebeldes, que quieran desterrar
« Para conservaros en el temor de
este principio. Que son precisamente Dios, son medios principalísimos, la ora­
los incrédulos los que, según ellos di­ ción, los SS. Sacramentos y la palabra
cen, profesan la religión de la m oral; de Dios. Sea la oración frecuente y
como si fuera posible cohonestar la fervorosa, pero nunca la hagáis de mala
honradez con la incredulidad, como si gana ; es mejor no rezar, que rezar mal.
la idea de- Dios no fuera la salva­ Elegid un confesor estable, y manifestadle
guardia de la idea de la moral. Pero todos los secretos de vuestro corazón
los impíos, no por escrúpulos, sino por cada ocho ó quince días, ó al menos
rubor natural, no llegan al exceso de una vez al mes, como aconseja el ca­
negarla. Aunque la sociedad está co­ tecismo romano.
rrompida, conservan aun los peores un
« Asistid con devoción á la Santa
resto de pudor, y el nombre de moral M isa; éscuchad con atención las plá­
se pronuncia aun y se oye con respeto; ticas y sermones. Consagraos desde jó­
y es que los hombres están aun envueltos venes á la virtud, por que esperar á
en una atmósfera caldeada por la vir­ consagrarse al Señor en edad avanzada,
tud cristiana. — Pero ¿es posible que es ponerse en grave peligro de conde­
exista moral verdadera sin religión ? narse eternamente.
« Acostumbraos á hacer durante el
— Puede darse que alguno la observe
por conveniencias particulares, pero una dia alguna visita á Jesús Sacramentado.
sociedad que no crea en un Dios, no Las visitas sean cortas, pero cotidia­
puede ser honesta, por que apartando nas, si es posible.
« El hombre, mis buenos jóvenes,
de la mente del hombre la imagen y
creencia de un Dios providente y jus­ ha nacido para el trabajo. Dios colocó
ticiero, le falta el motivo más fuerte y á Adán en .,e^ Paraíso terrenal para
convincente, el único verdadero motivo que lo cultivase. El Apóstol S. Pablo
para ser honesto. Las grandes virtudes dice: Es indigno de comer quien no
y los grandes caracteres no se dan sin quiere trabajar. S í guis ?ton vult operari,
religión, sin la idea de Dios, sin el co­ nec manducet. Por medio del trabajo
nocimiento de la verdad.
llegaréis á ser beneméritos de la so­
Apoyado en este principio, de que ciedad y de la. religión, y á hacer cosa de
no hay moral sin religión, Don Hosco provecho para vuestras almas, especial­
quiso hacer á sus alumnos, religiosos mente ofreciendo á Dios vuestras tareas
para que fueran honrados; les insinuaba cotidianas. Acordaos que vuestra edad
la más pura moral con los principios de es la primavera de la vida. El que no
la más pura religión, y puso como prin­ se acostumbra á trabajar en el tiempo

de la juventud, es casi siempre un hol­
gazán hasta la vejez, con deshonor de
la patria y de su familia y quizá con
daño irreparable de su alma. Sólo con
el trabajo esmerado y asiduo podrá
gozar de paz en su alma y hallar li­
gera la fatiga.
« El fundamento de todas las vir­
tudes en un joven, es la obediencia y
sumisión á sus Superiores. La obediencia
da vida y conserva todas las demás
virtudes, y si es necesaria en todas las
edades, lo es principalmente en la ju­
ventud.
« Honrad y amad á vuestros com­
pañeros como á hermanos, y procurad
edificaros mutuamente con el buen
ejemplo. Amaos unos á otros, como
dice el Señor, pero evitad los escán­
dalos. El que con sus palabras, con­
versaciones ó conducta da escándalo, no
es am igo, sino asesino del alma. La
modestia, jóvenes mios, es uno de los
más bellos ornamentos de vuestra edad,
y debe manifestarse en todas vuestras
acciones y palabras.
« Evitad la loca ambición de perfu­
maros y componeros el pelo para pa­
recer bien ; pero llevad siempre el ves­
tido sin machas ni roturas. Debéis tener
particular cuidado de la limpieza. La
compostura y la limpieza exterior ma­
nifiestan pureza y orden en el alma.
Cuando salgáis de casa, sed reservados
en las miradas, en las palabras y en
todos vuestros actos. Si os encontráis
con personas que desempeñan cargos
públicos, descubrios y cededles la parte
más cómoda de la calle.
• Aunque debáis evitar todo pecad'.,
hay tres que debéis huir particular­
mente, por ser en gran manera nocivos
á la juventud. Estos son ; i® la blas­
femia y el pronunciar el nombre de
Dios en vano; 2° la impureza; 3® el
hurto. Creedlo, hijos míos, uno solo de
estos pecados basta para atraeros las
maldiciones del Cielo... »
Estos sencillos, pero profundos avi­

sos, copiados á la letra del reglamento
de las Casas Salesianas, escrito por
Don B q s c o , valen más que una larga
disertación.
Y en los Institutos de Don Bosco,
todo respira aroma de religiosidad
y de m oral; las tradiciones recibidas
de D. Bosco, las palabras, las accio­
nes diarias, los recuerdos, los ejem­
plos ; todo forma entorno del alumno,
una atmósfera tal de piedad y de pu­
reza, que se le insinúa y se le hace
habitual, propia, casi natural. La plá­
tica familiar y breve que se les hace
á los alumnos después de las oraciones
de la noche, y que les deja siempre un
buen pensamiento, una exhortación pa­
ternal ó un ejemplo edificante; las clases
de religión y de urbanidad que se les
dan con frecuencia, y al paso que los
instruyen en las verdades de la fe y
en los deberes, los enseñan á ser cor­
teses y buenos ciudadanos; las esplén­
didas y conmovedoras funciones reli­
giosas que hablan al alma el lenguaje
irresistible de la. poesía de la religión:
las solemnes distribuciones de premios
y certámenes catequísticos y literarios,
que despiertan emulación y hacen lle­
vadero y hasta suave el yugo del tra­
bajo ; el noble ejemplo de los antiguos
alumnos que, ocupando en la sociedad
un puesto honroso, vuelven á veces á
ver el Colegio y á sus antiguos superio­
res ; y sobre todo los amorosos cuidados
de éstos, y el celo y la paciencia de
los maestros de arte, que habiendo re­
nunciado al hábito religioso por la blusa
de obrero, llevan escrita en la frente,
la autoridad del arte y la sanción so­
lemne de la religión; todo ésto, que
forma el ambiente diario del alumno
artesano, que le compenetra y empapa en
sus saludables aromas, no puede menos
de hacerle simpática y amable la reli­
gión, y suave el yugo del trabajo.
Pero D. Bosco tenía un gran medio,
el medio supremo, infalible, que para
sus alumnos era el árbol de la vida,

-

6 4

que vigorizaba y restablecía: la fre­
cuencia de los Santos Sacramentos. Este
era el secreto de sus portentos, este
el recurso en las dificultades y este el
tema perpetuo de sus pláticas y exhor­
taciones. El dejad á los niños qiie vengan
á M i, ningún cumplimiento mejor puede
tener que con la frecuencia del Sacra­
mento de la Penitencia, que reconcilia
las almas con Dios, y del Sacramento
de la Eucaristía, que las une, estrecha
é identifica con Jesús. « La Confesión y
Comunión, escribió Don B osco, son
las dos columnas que sostienen el edi­
ficio de la educación, si,se quieren ex­
cluir'dél todo los castigos corporales.
No hay que obligar nunca á los jóve­
nes á que se acerquen con frecuencia
á los Sacramentos, pero sí animarlos
y darles comodidad para acercarse á
ellos. Con ocasión de ejercicios espiri­
tuales, triduos, novenas, predicaciones
y catecismos, se hagan resaltar las be­
llezas, la grandeza, la santidad de la
Religión, que tan fáciles medios pro­
pone, y tan útiles á la vez, para la so­
ciedad civil, la tranquilidad del corazón
y la salvación del alma, como son los
Santos Sacramentos. De esta manera
se acostumbrarán, con gusto y sin vio­
lencia, á las prácticas piadosas y fre­
cuentarán los Sacramentos con placer y
con fruto. »
Este era el programa de D. Bosco
para hacer de sus artesanos hombres
religiosos y honestos: la práctica de la
Religión por medio de los Sacramentos,
la práctica de la moral por el atractivo
de la Religión. Y no se crea que ésto
los violente y los haga retraídos y tris­
tes : que antes bien, siendo la Religión
bien entendida, como un panal de miel,
que cuanto más se gusta más deleite
se toma en ella y más nos atrae, y
siendo la buena regla de vida, la base

-

de la traquilidad y de la alegría, los
niños van á Dios alegres, festivos, casi
por instinto y viven en medio de la ex­
pansión más pura y del más santo re­
gocijo. El trabajo, santificado por las
miradas de Dios, cuya imagen tienen
siempre á la vista, no es para ellos un
yugo, es un medio . parajser mejores,
para asegurar su porvenir, para ejerci­
tar los dones de Dios, para cumplir
un mandato del Señor, que dijo: Con
el sudor de tu frente comerás tu pan.
Son demasiado impetuosos los tras­
portes de las pasiones, para que las
mezquinas fuerzas humanas puedan ata­
jarlos ; es demasiado orgullosa la razón
para someterse á los fallos de otra ra­
zón humana igual á ella. Sólo la cre­
encia en lo sobrenatural, el temor y la
esperanza de lo futuro puede contener
los apetitos y someter el orgullo. Siem­
pre será verdad que lo humano no
basta para lo humano; es lo divino el
único freno y el único premio de los
hombres. Quitar del corazón del obrero
la religión, es lo mismo.^que decirle:
rebélate', por que ¿quién es el hombre
para dominar al hombre P^Hasta ahora
el único consuelo de los 'pobres era
creer y esperar; despreciar ó soportar
los sufrimientos de acá abajo, por el
premio de allá arriba. Ahora la impie­
dad le va quitando este consuelo, y el
obrero se rebela: sucederá la fuerza á
la Religión; pero la Religión nos hace
hijos, al par que la fuerza, esclavos. La
Religión sola suaviza las penas, pacifica
el corazón y lo guía seguro con amor
y suavidad por el camino del deber.
(Se continuará).

— 65 —

— 9 ^ og> ^ o3 -fr oO tOi 6>Q. ■ »

O

AGINA INTIMA
Cooperemos.
¿Cuál debe ser, preguntaréis, el objeto principal
de nuestra cooperación? ¿Cómo podremos nosotros
cumplir con este fin que nuestra Pía Asociación se
propone? — Y a os dijimos, amados Cooperadores,
que el campo es inmenso, y grande la necesidad que
tiene de vuestros socorros ; se trata sólo de señalar
á cada uno el terreno en que debe arrojar la fructí­
fera semilla de la cooperación. Pero la elección la
dejamos á vuestra generosidad y buenos deseos,
por que coartar los vuelos de la caridad es privarla
de \úda; sólo sí, os repetimos : cooperad.
Para todos, la dh-isión ó el limite más natural es
la patria; todos desean el bien de la tierra que los
vió nacer, y tratándose de hacer caridad, lo que
más pide el corazón, es hacer la caridad á los nues­
tros. Esto es bueno y laudable, pero no debe ex­
cluir ia caridad en general, porque la caridad abraza
todos los pueblos y abre generosa la mano á todos
los hombres. E l beneficio que se hace á la patria,
excluyendo otras naciones, con la esperanza de un
fruto, que sino nosotros, al menos nuestros descen­
dientes recogerán, es una caridad que tiene algo
de egoismo individual; egoismo bueno y sjmpático,
pero egoismo de patria. Decimos ; excluyendo otras
naciones: por que si la caridad se hace por que nues­
tra patria lo necesita, justo será que ella sea la pri­
mera en recibir el óbolo de sus hijos. Es muy natu­
ral cooperar á las obras benéficas de vuestra nación;
pero no es espíritu cristiano, mirar con apatía y
desdén, descuidar las de otros pueblos. Porque hay
que considerar que no sólo vuestra provincia, vues­
tra nación necesitan el auxilio de vuestra coopera­
ción ; existen otros pueblos más necesitados quizá
que \*uestra patria y que esperan de vosotros ó la
luz del Evangelio ó la ayuda de vuestros recursos.
¿Quién sino vosotros, almas generosas, católicos
ferx-ientes, podrá darles la mano y levantarlos de
la postración en que se encuentran ? — Sean, pues,
las .Misiones unos de los principales objetos de vues­
tra caridad. D. Bosco amaba las Misiones como las
pupilas de sus o jo s ; por ellas se sacrificó, por ellas
trabajó; con ellas soñó y puede decirse que murió
pensando en ellas. Socorrer á las Misiones es parti^>ar de la salvación de los infieles, es ser casi apóstoL Rogar á Dios por los Misioneros es también otra
•Bañera, no menos importante, de cooperar al buen
éxito de las tareas apostólicas.

ii

El bien que hagáis á los demás no será p ira voso­
tros perdido ; vuestras riquezas se os multiplicarán,
á medida que vayáis dándolas por la causa de Dios.
Decía un Cooperador á D. Bosco : No es V. quien
debe darme á mí las gracias por el apoyo que presto
á su Instituto ; soy yo quien debo dárselas á V.;
desde que empecé á ser largo en limosnas, parece
que Dios aumenta y guarda mis haberes; es mayor
la paz que gozo en el alma y mayor la prosperidad
en mis asuntos. Dice el Espíritu Santo en los Pro­
verbios (X I, 24): Unos reparten sus propios bienes

y se hacen más ricos ; otros roban lo ajeno y están
siempre en la miseria.
L a caridad cuando se hace á los extraños, es más
meritoria y menos interesada. Dad, pues, amados
Cooperadores, para las Misiones, para los pobrecitos leprosos de Colombia y para las Obras Salesianas en el mundo entero, y estad seguros que Dios
bendicirá xmestra generosidad. La bendición del

Señor hace ricos y no caerá sobre ellos la desventura
(Ibid. X . 22).
Con ésto no se os dice que debáis ohúdar las obras
benéficas de vuestra patria ; que antes bien, ellas
deben seros gratas y queridas como la pupila de
vuestros ojos y el porvenir de vuestros hijos y con­
ciudadanos; ellas el objeto principal de vuestras li­
mosnas. Pero quisiéramos que dcsapcrcciesc esa
como apatía de todo lo que no es propio, ese consi­
derar como perdido lo que se da para el extranjero,
ese mirar con descuido é indiferencia, extraña á la
verdadera caridad, las necesidades y miseria de las
demás naciones. ¿Cómo hubiera podido D. Bosco
soportar gastos enormes, sacrificios sin cuento para
traer á ' España y llevar á América sus hijos, si
sus Cooperadores le hubieran abandonado en esta
empresa? Extraños fueron los que vinieron á nues­
tra patria para hacemos bien y sacrificarse por noso­
tros; no dudemos nosotros en dar á los extraños el
óbolo de nuestra fraterna caridad que necesitan.
A la mayor parte de vosotros no les ^ r á posible
más que cooperar á las Obras Salesianas de más
cerca, á los que tengáis quizá en vuestra provincia
ó ciudad ; Dios bendicirá vuestro desprendimiento
y vuestros deseos, y premiará lo mismo las obras
de caridad que quisiérais, pero no podéis hacer.
Otros podrán ir más «Há y dar socorros para las
Misiones, para las obras Salesianas en los países
pobres; bagan estos lo que puedan y socorran con
sus consejos, limosnas y oraciones estas obras pía-



66

dosas. Mientras el Misionero sacrifica su vida, ellos
sacrificarán sus haberes ; á cada cual le corresponde
su mérito y su galardón.
Perdonad, beneméritos Cooperadores, que siem­
pre os importunemos con nuestras súplicas, pi­
diéndoos una limosna que os salvará; vosotros no
ignoráis que la necesitamos, y el Señor nos dice :

Pedid y recibiréis.

Aniversario de la Coronación
Bueno será, amados Cooperadores, que no olvi­
demos el aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora. E l entusiasmo que despertó, no debe
ser entusiasmo de un día, que pasa sin dejar un re­
cuerdo. Mientras en Turín se celebraban el año pa­
sado solemnísimas fiestas en honor de María Auxi­
liadora, en todas las partes del mundo, donde el
nombre de María Auxiliadora y de D. Bosco no es
desconocido, se celebraron también funciones espléndidas, como eco y reflejo de las de Turín : en
varias partes coronaron imágenes de María Auxi­
liadora, con permiso del Ordinario. Ese santo en­
tusiasmo que entonces se encendió, procuren man­
tenerlo vivo nuestros Decuriones, Directores y Ce­
ladoras, y conmemorar este año, el 17 ó el 24 de
Mayo, ú otro día que les sea cómodo, la fiesta de
María Auxiliadgra y aniversario de su Coronación.
De este n\odo quedará siempre vivo este recuerdo
y servirá de gran incentivo á la devoción y piedad
de todos hacia la Sma. Virgen.
FRU TOS D E L CONGRESO

Asociaciones para Obreros jóvenes y adultos.
E l Congreso considerando:
a) Que uno de los medios más á propósito para
despertar y mantener entre los obreros el espíritu
de piedad cristiana, la franca profesión de la fe y
de la defensa de sus intereses, son las Asociaciones
ó Circuios profesionales piadosos ;
b) que cada día van multiplicándose entre los
obreros diversas sociedades, pero con objeto y orga­
nización contrarios al espíritu cristiano, al bien
público y al bien del obrero m ism o;
c) qvie D. Bosco y su Sucesor apoyaron y funda­
ron numerosas Asociaciones de mutuo socorro entre
sus antiguos alumnos obreros:
d) que uno de los campos en que la caridad de
D. Bosco ha producido frutos tan inesperados como
halagadores de rehabilitación, han sido las cárceles
y casas de corrección ;



E l Congreso recomienda vivamente :
I®Que los Cooperadores Salesianos les den grande
importancia y se persuadan de .la necésidadd de
organizar en los talleres, fábricas-y campos. Aso­
ciaciones profesionales dé carácter cristiano para
representar, amparar y defender sus legítimos in­
tereses ;
2° que entre los miembros de estas -Asociaciones
se difundan diarios católicos, que les den á conocer
en particular y los imbuyan los principios en que
se basan las Encíclicas Pontificias acerca de las
clases obreras ;

y hace votos porque
1° entre los Antiguos alumnos de los Salesianos,
prosperen las .Asociaciones antiguas y se vayan
estableciendo Asociaciones nuevas en cada uno de
los Institutos Salesianos, para difundir en las fami­
lias y en los es-tablecimientos que dirigen, el espí­
ritu social de D, Bosco ;
11° en las fraternales reuniones que cada año ce­
lebran, sigan la tradición de enviar un mensaje
de adhesión al Sucesor de D. Bosco y su óbolo ge­
neroso para las Misiones Salesianas ;
I I P cada una de dichas .Asociaciones constituya
cuanto antes — á ejemplo de-la primaria de Turín—
ítn despacho de colocación v asistencia para los jó­
venes obreros, que salen de los Institutos Salesianos
para entrar en la vida pública ;
1V° se vea inscrito el nombre de todos los admira­
dores del espíritu de D. Bosco, en las obras de re­
dención'obrera, desde el mutuo socorro y de forma
más elemental, hasta las más grandiosas y cristia­
namente benéficas, cajas populares obreras y de
colonos :
V° en fin ; las diversas .Asociaciones y obras ac­
tuadas por los Salesianos para la regeneración mo­
ral de los jóvenes, estudien y funden otras con el
objeto de socorrer, asistir y rehabilitar moral y ci­
vilmente á los jóvenes que salen de las cárceles y
casas de corrección.
.Amados Cooperadores, todos estos planes que
se proponen á vuestra caridad y patriotismo, son
eminentemente cristianos y sociales : prestadles el
apoyo más decidido y trabajad por su propagación
y mantenimiento. La obra dificilísima de la rege­
neración del obrero tan esperada y tan santa, sea
el objeto principal de vuestra acción y vuestra ge­
nerosidad, y de todos los católicos que de veras de­
sean el reinado social de Jesucristo.

— 67 —

El REPRESESTINTE DEL SUCESOR lE EO» BOSCO
EN A M É R I C A
(Correspondencia de D : Calógero Gusmano á nuestro Rector Mayor, D . M iguel Rúa)

B aja n d o
Proseguimos el viaje á grandes jomadcis. Du­
rante al trayecto, Mons. Costamagna nos mostró
el puente de los 1 neos, que es un prodigio de la
naturaleza; es de un solo arco, y á enonne pro­
fundidad pasa el río Mendoza; cerca de él exis­
te un manantial de aguas termales que saltan
de la roca viva y son muy saludables para dertas
enfermedades. Montamos de nuevo en nuestras
cabalgaduras, y por entre predpicios y vericuetos
nos dirigimos á Juncal, donde teníamos que per­
noctar. Es Juncal lugar de parada con una sola
casa de madera que sirve de posada. Llegamos
á las 7 de la ta rd e ; Monseñor tenía una fuerte
jaqueca producida por la rarefacción del aire,
y I). Aibera, á pesar de los elogios que había re­
cibido de ser buen jinete, no se podía tener en
pie: aquel andar siempre á saltos, y los peligros
pasados habían acabado por rendirle comple­
tamente. Cenamos y enseguida fuimos á descan­
sar. En el cuartito en que dormimos había cuatro
camas, pero por consideración dejaron la cuarta
vacía: no obstante, la higiene no hubiera en­
contrado los metros cúbicos de aire necesarios.
Pero con todo dormimos á nuestro sabor. La
pobreza y humildad del lugar no nos permitió
decir Misa por la mañana. A las lo ya nos ha
liábamos en la ciudad de Los Andes, en casa del
Sr. Párroco, que se daría por ofendido si pasara
un Salesiano sin hospedarse en su c a sa ; hace ya
15 años que generosamente aloja á los Salesianos,
y en ese tiempo ha adquirido, según él dice, cierto
derecho: nosotros no se le disputamos, al menos
hasta que plazca al Señor que se funde allí una
casa Salesiana, cosa que todos ardientemente
desean. Estábamos cubiertos y penetrados de pol­
vo como molineros y no nos bastó lavamos siete
veces como el leproso Naamán de Siria, para que­
dar limpios. Después de refocilamos un poco,
montamos en tren para Santiago.
S a n tia go
Santiago podría pasar en Europa misma, por
una ciudad de pnimer orden : tiene 300.000 ha­
bitantes, espléndidos palacios, calles c ita n te s y
espaciosas, con. un paseo tan ancho, largo y her­
moso, que pocas capitales pueden presentar otro
i^ial. ^ llama Alameda de las delicias, es una

magníñea calle con varias ñlas de álamos, inter­
ceptada en su parte media |x>r una verde y de­
liciosa loma de 629 m. de elevación : este es el
paseo favorito de los chilenos, que no olvidan
nunca los extranjeros que lo han visto. Desde lo
alto de la loma se goza de uno de los más encan­
tadores panoramas; á sus faldas se extiende la
ciudad, que se agita en una ñebre continua de
acción, en medio de un ruido indefinible pero
afanoso.
Un poeta podría aquí ejercitar su estro, esa
especie de diablo enemigo del papel limpio, co­
mo lo llam aba uno : yo por mi parte, después de
haber exclam ado, volviéndom e hacia los cuatro
puntos cardinales: ¡ magnífico, magnífico, m agní­
fico, m agn ífico! me quedé absorto, como me
quedo ahora con la pluma en la mano, por que
la sensación que en lo interior experimenté, no
m e es posible describirla. Mejor será así.

También fué en Santiago cariñosa la aco­
gida dispensada á Monseñor y á D. Aibera. En
la estación los esperaban representaciones de
los diferentes colegios de la capital, con el P. Tomatis á la cabeza, el veterano de los Salesianos
de Chile, que siendo aun joven sacerdote salió
de Turín con la primera exi^edición el 1875.
Ahora, como siempre, es el Ecce ego mitte me
para sacar de apuros á los Superiores. Un coche
nos llevó de la estación á nuestro colegio de la
Gratitud Nacional, Asilo de la Patria; nombres
significativos que recuerdan que fué fundado
como prenda y acción de gracias al S. Corazón
de Jesús, por la victoria concedida á las armas
chilenas en la guerra del Pacífico, y asilo de huérfanosde los valientes soldados muertos en lalucha.
Lo fundó el apostólico Obispo de Ancud, Dr.
D. Angel Jara, entonces simple sacerdote, que
asiló, educó y mantuvo á 329 huérfanos de mili
tares. Cuando hubo cesado el objeto de este
Asilo, el Exeme.. Sr. Jara, el 1887, acudió a
D. Bosco pidiéndole enviara Salesianos. De este
modo narraba el hecho, cuando el 6 de Enero
del 1892, con asistencia del Sr. Presidente de la
República, se inauguró el Colegio: « Desde el
16 de Junio de 1880, día de nuestra llegada á
este lugar, no cesamos de rogar para que presto
llegase el instante de que plantasen tambite
aquí sus tiendas, esos infatigables campeones de
la religión y del trabajo, esos humildes Sale-



sianos, que han sabido armonizar el himno mís­
tico del templo, con el ruido confuso del taller;
la blanca nube de incienso, que se quema ante
el altar, con los negros globos que salen de las
calderas de vapor. Largos, muy largos han sido
los cuatro años que han pasado desde que pos­
trados á los pies de D. Bosco, en aquella su ha­
bitación, de la que ninguno ha salido sin conso­
larse, tuvimos la dicha de presentarle nuestra
demanda y de oir su sencilla, pero consoladora
respuesta : Tened un poco de paciencia ; esta

68



rico panal, de que fluye la miel dulce de la civi­
lización del pueblo. Nada le falta á esta obra para
inspirar confianza eii lo porvenir. La Dicta­
dura se apoderó con la violencia dé este Asilo, y
cinco de sus batallones se establecieron aquí con
sus caballos y bagajes, no dejando en pie más
que las paredes. Todos nuestros ruegos fueron
inútiles, y cuando ya no quedaba en él ni un
sólo mueble que destruir, el templo, el templo
mismo vió profanadas sus imágenes y sacrüegamente rasgados los sagrados ornamentos. En

Angra (Azores) — Los primeros huérfanos del Instituto del B. Machado.

obra se cumplirá. V helos aquí, Señores, á los
Salesianos, sin más capital que la confiatiza en
Dios, helos aquí, dispuestos á efectuar en San­
tiago las mismas maravillas que pasman al
viajero en Turín, Marsella, Barcelona, Londres.
Montevideo y Buenos Aires, y que se acaban de
iniciar en la Colombia y el Ecuador, bajo los
auspicios de sus respectivos (jobiernos. Ampa­
remos esta obra, Señores, y yo os aseguro que
en pocos años veremos transformada esta CaW,
duplicados los edificios; oiréis el silbido del va­
por, el crujido de las máquinas, y como colmena
de activas abejas que van y vienen, veréis cen­
tenares de niños que festivos irán trabajando el

estas condiciones de pobreza y de miseria, dan
los Salesianos comienzo á la fundación de esta
Casa. * Los votos y esperanzas del Excmo. Sr.
Jara no fueron frustrados; que, gracias á la ge­
nerosidad chilena, sobrepujaron nuestra aspeetativa. y al cabode pocos m^ses.Ios diarios habla­
ron con satisfacción de esta nueva obra. Uno
de ellos escribía : « Nos ha causado verdadera
sorpresa ver como se ha transformado en pocos
meses aquella casa, que antes parecía un establo.
Vinieron de Talca y Concepción los maestros
Salesianos que se necesitaban; en la misma
casa se han construido camas, bancos, cáte­
dras, amlarios y cocinas económicas; algu-



69

nos patios se han convertido en huertos para
cultivar las legumbres necesarias y, lo que es
más, se halla abierto al culto público el templo
de la Gratitud Nacional al S. Corazón de Jesús,
en el que los fieles encuentran diligente servicio
religioso. Los hijos de D. Bosco, estimulados por
la santa oración que inspira la confianza en Dios,
cobijan bajo el manto de la caridad 50 niños, que
de ellos reciben mantenimiento, vestido, asilo,
instrucción, educación y el aprendizaje de un
oficio en los varios talleres que han empezado ya á
funcionar bajo la dirección de cinco sacerdotes y
de algunos coadjutores salesianos.» Ahora aquellos
50 niños se han convertido en 210 internos;
los talleres entonces incipientes se ampliaron, y
se añadieron algunos nuevos, que son de los me­
jores de la ciudad. El maestro de carpinteros
me dijo, que en Italia no había tenido ocasión de
ver tanta variedad y finura de trabajos ; el taller
de sastres, por exceso de encargos, proporciona
trabajo á gente de fuera, especialmente á señoras
pobres que de otro modo no podrían ganarse hon­
radamente la vida, y ésto por un total de diez
mü francos anuales ; los mecánicos ejecutan en­
cargos de todas clases, cajas fuertes, tabernácu­
los de seguridad, cocinas, máquinas, etc.: actual­
mente hacen todos los trabajos en hierro del
nuevo cuartel que el Gobierno está fabricando
en Santiago. A pesar de ésto, se ven obligados á
rechazar infinidad de pedidos. En la cajDital de
Solivia me encontré con un señor alemán, direc­
tor del Colegio militar, que me dijo : en Santiago
los mejores talleres son los Salesianos, á ellos
acudo yo cuando quiero una cosa bien hecha y
pronto.
Otra casa no menos importante tenemos en
Santiago, llamada Patrocinio de S. José, frecuen­
tada por 400 estudiantes, internos la mitad de
ellos. En muchas otras partes solicitan nuevas
fundaciones, y el Director del Colegio, cansado
ya de negar demandas, por ser imposibles de
cumplir, está ampliando el edificio y preparan­
do una morada menos indigna á Jesús, donde
poder recoger más niños, que forman la delicia
del Divino Corazón.
Solem nes festejos
Los dos Colegios, d Asilo de la Patria y el
Patrocinio, se unieron para festejar á D. Albera.
El extenso patio de 80X60 metros, se convirtió
en gran salón de actos: el suelo estaba cubierto
de esteras y sombreado por im toldo sostenido
con alambres. Banderas de mil colores adornaban
las columnas de los pórticos, en el fondo se des­
tacaba un palco decorado con gusto. Tomaron
parte en la velada los niños de ambos C o la o s ,
D. Albera, Mons. Costamagna, el Ministro de
Italia y numerosos personajes del clero y salares.



La Velada se efectuó con una maestría digna
de la elegancia del lugar y de lo granado del au­
ditorio. Fué aquel un día de verdadero regocijo,
santamente comenzado en la Iglesia con los cul­
tos tributados á la Purísima Concepción. D. .\1bera por la mañana había distribuido la Comu­
nión á centenares de niños en el templo del
S. Corazón de Jesús, que se levanta majestuoso
en la calle principal de Santiago. Este templo
en lo exterior no está terminado, pues le fal­
tan aun los dos tercios de la fachada, pero el
interior es hermoso y devoto. Las damas de
Santiago, como las de Turín el 1868, presi­
didas por la noble Señora D.» Domitila Silva
de Gómez, han regalado un grandioso cuadro
de María Auxiliadora de m. 9’30X6'30, que da
al templo un fondo magnífico. Pero D. Albera
aun no lo había visto todo ; al domingo siguiente
fué á visitar los cuatro Oratorios festivos exis­
tentes, y distribuyó á todos los niños medallas
de María Auxiliadora. ¡Que pena da, y queconsuelo al mismo tiempo, ver á estos pobrecitos niños!
Pena, porque van harapientos y sucios de una
manera espantosa y son ignorantes en materia
de religión; consuelo, pensando en la miseri­
cordia de Dios al suscitar á D. Bosco, padre de
tantos p>obres niños. Aquí nadie se cuida de los
pobres hijos del pueblo. En el Oratorio tienen al
menos los domingos explicación del catecismo,
instrucción apropiada á su capacidad, y tam­
bién juegos, teatro y paseos para atraerlos.
E n M elip illa
AI día siguiente fuimos á Melipilla, aldea á
una hora de tren de Santiago. En Melipilla tie­
nen los Salesianos una granja agrícola, con unas
150 hectáreas de terreno, é instruyen á unos 120
jóvenes externos de buenas esj>eranzas, y jxjr
cuya educación demostró D. Albera singular
interés y empeño. La fundación de esta granja
fué iniciativa del P. Manuel de la Cruz Flores y
de otros varios señores ; el Excmo. Sr. Arzol)isj>o
bendijo la primera piedra, y fueron padrinos el
Sr. Presidente de la República y conspicuos se­
ñores del Patriciado de Santiago. Aquel día, la
Granja parecía atraer á sí las simpatías de toda
clase de personas.
T alca

Estábamos al fin del curso escolar, y Mons.
Costa.aagna deseaba que D. Albera viese los Co­
legios en sus funciones normales, mientras que­
daban en ellos los alumnos. Aquel mismo día
volvimos á Santiago y al siguiente partimos para
Talca. A las 12 ya nos espferaban en la estación
hermanos, niños, y numerosos Cooperadores. La
banda ejecutó varias piezas. Entrados en la
Iglesia, algunos religiosos de diferentes órdenes,

— 70 —
que habían venido para saludar á D. Albera,
formaron juntos un coro y cantaron con toda
solemnidad el Tedéum. D. Albera recibió en
muchas visitas muestras de respeto y reverencia.
Visitó los talleres de la casa, dió órdenes para
el implanto de la tipografía y habló á los niños.
Esta casa comenzó á existir precisamente en el
mismo día que falleció D. Bosco : el 31 de Enero
del 1888, el P. Tomatis, en calidad de Director,
salía para Chile. El Sr. Arzobispo de Santiago,
padre amoroso de los Salesianos, cuando supo
tan irreparable desgracia, celebró los funerales
de D. Bosco en la capital, que resultaron gran­
diosos ; no contento con ésto, pontificó en Talca,
mientras que el actual Obispo de Ancud predicó
el elogio fúnebre, uno de los mejores que para
tal circunstancia se han escrito. Plugo á Dios
bendecir á estos nuestros hermanos desde aquel
momento : dos de los primeros personajes de
Talca, honrados señores, y ambos bienhechores
de nuestra obra , por cuestiones no bien definidas,
estaban profundamente enemistados. El Director,
para evitar un escándalo en la población, visi­
taba ya á uno ya á otro de los dos señores, y al
par que buscaba recursos para su obra, trafciba
de apaciguar los rencores. Este fué el medio de
que se sirvió el Señor para calmar y unir aque­
llos dos corazones. Toda Talca recuerda con sim­
patía al primer Director, el P. Tomatis y el gran
impulso que dió á la frecuencia de los SS. Sacra­
mentos. Aun ahora la Iglesia es frecuentadísima;
en las vigilias de las fiestas varios sacerdotes
confiesan todo el día y en los días feriales uno
de ellos está continuamente en el confesionario,
y penitentes no faltan nunca.
Concepción
Seis horas después de haber dado el adiós á
Talca, llegamos á Concepción, linda ciudad de
unos 25.000 habitantes. En esta ciudad se abrió
la primera casa Salesiana de Chile, y en ella en­
contraron las mayores penas y los mayores consue­
los. Tiempo hacía que el limo. Vicario Capitular
solicitaba la venida de los Hijos de D. Bosco ,
diciendo que en la Araucania había 60.000 fieles
sin ni siquiera un sacerdote. Su infatigable secre­
tario, el R. P. Hesjíerión Henrera escribía al
P. Costamagna, Insjxíctor entonces de las Casas
Salesianas de la Argentina: « Mis pobres hijos esjxjran con gran ansia á los Salesianos, y los aban­
donados de Araucania piden á voces auxilios
v-spirituales. Los pobrecitos mueren, como han
vivido, sin Sacramentos ; se casan civilmente y
calecen de educación cristiana ¡están comple­
tamente desamparados! ¿Tendré siquiera el con­
suelo de entregar en manos de los Hijos de Don
Bosco la casa que estoy ahora construyendo?

Sería una verdadera crueldad que ninguno esté
dispuesto á cuidarse de mis hijos. La casa se ha
edificado para Vds. ¿no me sei.'i dado esperar
que Dios me conceda esta gracia? » A tales ex­
presiones era imposible negarse, y los primeros
Salesianos atraviesan las Cordilleras, hacen la
debida cuarantena por haber tocado la capital
de Chile apestada de cólera, y llegan á Concep­
ción. Difundida por los diarios la noticia de que
á Concepción habían llegado los Hijos de Don
Bosco, escriben de Valparaíso, de Santiago, de
Talca, de los Ángeles, pidiendo á los Salesianos
unos que no se paren en Concepción, otros que
se distribuya el personal y vayan á habitar la.s
casas que se les tenían preparadas. El mismo
Sr. Vicario de Concepción tenía cuatro diversos
centros que confiarles.
Mons. Cagliero había prometido asistir á la
inauguración de la nueva casa, pero llegado el
día, no asistió: más tarde se supo que atravesando
las Cordilleras, se había caido y roto dos costillas,
y que á no ser su intrepidez y carácter, se hu­
biera despedazado en los precipicios que ante
sus pies se abrían. En ninguna ciudad recibió al
llegar tantas muestras de afecto como en Con­
cepción. La casa preparada por el Sr. Vicario y
su Secretario tenía cuatro salones desprovistos
de to d o ; pero los habitantes de Concepción,
con una generosidad que los honra, fueron á
porfía en proveerla de lo necesario. Los 12 huerfanitos qué encontraron al llegar los Salesia­
nos, llegaron al cabo de dos meses á 35 inter­
nos y 150 externos ; y como aumentaran cada
día, se fundaron talleres. Cambiado el Director,
el que le sucedió, confiado en la Divina Provi­
dencia y movido por las necesidades de la pobla­
ción, ensanchó el edificio, que llegó á medir
120 m. de fachada, levantó sobre el entresuelo
otro piso para dar asilo á muchos niños que con­
tinuamente llamaban á las puertas de la angosta
c a sa : pero Dios permitió que Chile sufriera una
crisis terrible, y el Colegio resentido del ambiente
nacional, estuvo en peligro de sucumbir por la
impaciencia de los acreedores. El Director, cul­
pable sólo de haber sido bueno en exceso y ce­
loso por las salvación de las almas, fué á con­
sagrarse al servicio de los leprosos dé Colombia,
para obtener de Dios la prosperidad de la pnmera casa Salesiana de -Chile : y Dios aceptó
su sacrificio. El Colegio, cual nuevo fénix, resu­
citó del seno de sus cenizas con tanta vida y
brío, que asombró á los más indiferentes y pesi­
mistas. Concepción fué desde entonces una ciu­
dad de Cooperadores Salesianos, como dijeron
varios oradores, y lo demostró en efecto, acogiendo
á Don Albera, como á un rey después de una
gloriosa victoria.

— 71
T o d a v ía en C oncepción
Llegados á Concepción, una comisión de 50
entre las más distinguidas damas de la ciudad,
vino á obsequiar á D. Albera, y la Sra. Navarro
leyó un delicado discurso. Por la tarde 83 señores
convidaron á D. Albera y á Mons. Costamagna
á un L mquete, que habían preparado en nuestro
Colegio á sus expensas. Hacían corona á nuestros
Superiores, las primeras autoridades; el Gober­
nador Sr. Vargas Novoa, el Presidente y cuatro
ministros de la Corte suprema, el cuerpo diplo­
mático, abogados, médicos, ingenieros, notarios,
el clero seglar y representantes de todas las co­
munidades religiosas. A los postres se levantó
el abogado Sr. Navarro y dijo : < Si la patria agra­
decida ciñe con inmortal corona la frente de sus
hijos, que han obtenido la palma de la victoria
en defensa de sus augustos derechos : si todas
las naciones levantan monumentos para per­
petuar en mármol y bronce la memoria de los
hijos, que más se han distinguido en todas los
ramos de la actividad humana; y si es idea in­
nata en el hombre tributar honores y rendir ho­
menajes á sus ilustres héroes ; pregunto yo ¿por
qué también nosotros, los católicos, no hemos de
tributar honores á los beneméritos soldados del
ejército de Cristo, que atravesando montañas
y cruzando desiertos, van en busca de los deshe­
redados de la fortuna, para levantarlos del aba­
timiento físico y moral en que yacen, haciendo
de ellos hombres útiles más tarde á la religión
y á la patria? ¿Porqué nosotros, los católicos, no
hemos de tributar honores á aquellos esclareci­
dos varones que, sin buscar mundana gloria, cons­
truyen cómodos asilos para el pobre, dándoles
al mismo tiempo el pan que alimenta el cuerpo,
y la verdad que fortiñca y ennoblece el alma?
Y es por ésto, Señores, que apartándose del
estrépito mundano, muchas ilustres personas se
han reunido en esta santa casa Salesiana, man­
sión de la paz y de la tranquilidad, para rendir
á uno de sus más beneméritos hijos, el homenaje
debido al alto cargo que desempeña y manifestar
al tiempo mismo, que en esta culta ciudad hay
quien sabe apreciar y animar con aplauso y en­
tusiasmo á los inmortales hijos de D. Bosco : os
invito por tanto, Señores, á beber á la salud del
Rvdmo. Sr. D. Albera. * Hablaron también va­
rios otros señores. Por último se levantó el Sr.
Gobernador de la ciudad, y dijo que, como pri­
mer magistrado no podía callar en tan solemne
circunstancia; qne no ¡xxlía menos de manifestar
públicamente como ciudadano y como represen­
tante del Gobierno, que prestaba su decido apoyo
á una institución tan benemérita de la patria.
Se confesó entusi^ta admirador del joven Di­
rector de la Casa, cuya prudente dirección le

daba las más halagüeñas esperanzas para el por­
venir de su pueblo. Mons. Costamagna y D. Al­
bera hablaron tam bién: ios comensales expre­
saron deseos de que hablara el Director : éste
dió las gracias y suplicó á los buenos Coopera­
dores, que, ya que tanto se interesaban por la
obra Salesiana, le ayudaran no sólo con recursos
materiales, sino también con consejos, porque sin
éstos no sabía como administrar aquellos. Re­
cordó los tristes tiempos pasados, cuando no
tenía ni siquiera una silla que presentar al Sr.
Obispo en su visita, y dió las gracias á todos los
que le ayudaron á salir de tanta estrechez.
Por la tarde del siguiente día, tuvo lugar una
solemne demostración de respeto á D. Albera :
se bendijo una columna con la imagen de la Sma.
Virgen como monumento de gratidud por haber
librado la casa de tantos peligros ; se distribuye­
ron los premios de fin de año á los alumnos, y en
los entreactos, los Sres. Mendrada, García y Ver­
dugo leyeron tres magistrales discursos, cuya
doctrina estaba toda ella impregnada de vivo
afecto á la obra de D. Bosco, haciendo varias
veces mención del que, por la prosperidad de
la casa, se sacrificaba en medio de los leprosos
de Colombia. Los estrechos límites de esta re­
relación no me permiten copiar aquí aquellos ad­
mirables discursos, pero no dudo que se publi­
carán á parte. El patio que hizo de salón de actos,
estaba completamente Heno. Por la mañana Don
Albera había cantado la Misa con asistencia pon­
tifical de Mons. Costamagna, quien presidió tam­
bién la procesión. Los ñiños con su banda y es­
tandartes y varias cofradías y asociaciones abría
el cortejo : la estatua de la Virgen se destacaba
majestuosa entre caprichosas nubes celestes y
blancas, rodeada de flores, y flores esparcían á
su paso veinte graciosas niñas vestidas de blanco,
y de flores eran los arcos triunfales que se le­
vantaban por todo el trayecto. Mons. Costamagna, viendo que aquella inmensa oleada de
pueblo no cabía en la Iglesia, pronunció en la
plaza misma un conmovedor discurso, animando
á los fieles á amar siempre á la Virgen, cuya
imagen con tanto triimfo habían paseado por las
calles de su venturosa ciudad. Los tres días pa­
sados en Concepción quedarán indelebles en la
memoria y en d corazón de nuestro amado Su­
perior : y en su nombre, desde estas columnas,
mando un saludo de gratidud á la hidalga Con­
cepción que nos proporcionó tan puras alegrías.
(Se coníinuará).

O

©

— 72 —

E NUESTRAS MISIONES
w

(nano ORO^SO (Brasil)
PRIMERA VISITA INSPECTÜRIAL
á la nueva Colonia del Sagrado Corazón
de Jesús

Roo. P a d r e D . M ig u e l R ü a :
Hace casi año y medio que nuestros intrépi­
dos Misioneros nos dejaron, para ir á sepultarse
en las lejanas .y tupidas florestas vírgenes del
Matto-Grosso. Finalmente hemos podido visi­
tarlos. i Qué consuelo no ha sido éste para nos­
otros ! Les hemos llevado nuevos obreros evan­
gélicos y subsidios que desde tanto tiempo hacía,
necesitaban.
El 5 de Mayo, al caer de la tarde, partí de
nuestra Escuela de Artes y Oñcios de Cuyabá,
acompañado del P. Cerema y del coadjutor Bertolino, destinados ambos á la Colonia. Hacía de
guía Ignacio, antiguo alumno nuestro. Nos pre­
cedía una reducida caravana, que llevaba las
provisiones y objetos para los Misioneros. El
P. Oliviera, Director de, las Escuelas de Cuyabá.
nos acompañó hasta el Oratorio de Coxipó, y
el buen Director de Corumbá, P. Arturo Castells.
que tras grave enfermedad habla ido á Cuyabá
para descansar y restablecerse, nos hizo amable
compañía por largo treclio, como también el be­
nemérito Coo{>erador Sr. Juan Márquez. La con­
versación chistosa y amena de este último nos
entretuvo durante el primer trecho del viaje,
y casi sin damos cuenta de lo largo del camino,
llegamos la tarde del 6 de Mayo á Arica Guassú.
La noche fué tranquila. Por la mañana celebre­
mos el Santo Sacrificio de la Misa. Nos desj^dimos de nuestros comi^meros. y j^ra ganar tiemyo me puse á la cabeza de la caravana con
uno de los jinetes y una bestia de carga con pro­
visiones.... y ¡adelante! Nos pusimos á an­
dar relativamente de prisa. {x>r más que el
terreno no se prestaba á correr mucho. Via­
jamos todo el día |X)r un inmenso pantano, tan
fangoso, que el limo llegabii casi á las cinchas de
ios caballos,

Por algún tiempo seguimos la dirección de la
antigua Colonia Teresa Cristina. Esto alargaba
un poco nuestro viaje, pero nos presentaba la
ocasión de llevar los auxilios de nuestra Santa Re­
ligión á aquella Colonia que carecía de ellos desde
nuestra salida de ella, el 1898. Finalmente, des­
pués de ima marcha de 60 km., nos paramos en
la Abolición, posada perteneciente al Sr. An­
tonio José de Lara, yerno de nuestro difunto
amigo D. Inocencio Martinho.
E l día siguiente, pude celebrar la Misa, á la
que asistieron todos los pobladores de las vecinas
¿deas. Después continuamos nuestro viaje. Para
llegar á la posada de José Lara-hijo, teníamos
que atravesar una escarpada montaña, operación
que duró largas horas. Allí tuvimos que alojar­
nos, como la Sagrada Familia, en un establo;
ésto era todo lo que nuestro buen amigo Lara
podía poner á nuestra disposición. Cuatro palos
de i ’50 m. de altura con una cubierta de bambús
mal imidos; este era nuestro aposento para pasar
la noche. Dormimos como D. Quijote, armados
de bastones para defendemos de las vacas, bueyes,
caballos, etc. que á cada instante venían á in­
terrumpir nuestro tranquilo reposo. Estos bue­
nos animales hubieran querido hacemos dulce
compañía durante la noche, pero hacía dema­
siado calor y no teníamos necesidad de este cor­
tés obsequio. Por dicha nuestra, todo tiene fin en
este mundo.
La aurora brillante y hermosa vino luego á
desquitamos de las penalidades de aquella des­
graciada noche. Entonces pudimos admirar el
soberbio panoranía que se desplegaba ante nues­
tra vista. Al Norte, una inmensa floresta virgen ;
al Sud y al Este, praderías sin confín, de esas
que sólo en Brasil pueden contemplarse; al Oeste
un terreno infin tamente variado, valles, prados,
bosques, colinas, llanuras y montañas : todas
las bellezas diseminadas acá y acullá sin medida,
ni número, ofrecen á nuestra vista un espectáculo
verdaderamente encantador. Hubiéramos que­
rido aprovechar la frescura y calma de la ma­
ñana para recreamos im poco, especialmente
contemplando la salida del sol. Pero era preciso
montar á caballo ; el camino largo, indefinido y
espinoso estaba por andar : no teníamos tiempo

— 73 —

que perder, si por la noche queríamos hospedar­
nos en un sitio un poco más cómodo.
Pasaron cinco días de viaje sin percances, sin
el colorido de aventuras ni episodios tragi-cómicos, que forman el encanto de las excursiones.
Durante las horas de tranquila marcha, pudi­
mos contemplar á nuestro sabor la majestad
misteriosa de las vírgenes florestas, admirar la
flora brasileña tan rica y tan variada, que cuando
la conozcan mejor, formará la admiración de los
sabios europeos. A l anochecer del día 12 de
Mayo, cuando el sol se ocultaba en el horizonte,
nos encontrábamos aun en plena floresta. La
noche se nos venía encima, y nosotros empezá­
bamos á inquietarnos. Habíamos ya andado más

V a ll e t t a ( M a lt a )

ofrecía á mi vista con toda su sublimidad : en­
tonces una imensa alegría se apoderó de mi alma:
según mi parecer, todas las fatigas y sacrifi­
cios son bien poca cosa en comparación do l;is
finezas amorosas, de que Dios colma ;ilgunas Nue­
ces nuestras almas, dándoles á gustar las dul­
zuras ineflables que tiene reserx’adas á nuostios
trabajos.
Sin embaído, nuestra situación no era muy
segura. Pero yo me tranquilicé, en la esjMjranza
de que María, nuestra buena Madre, velaba j)or
nosotros y extendía su amorosa egida sobre nues­
tra cam\'ana, y volví á engolfarme en dulces
pensamientos, cuando de pronto una bandada
de mosquitos vino á ]>ersuadirme de la triste-

V i s t a g e n e r a l.

de roo km. y las cabalgaduras cansadas ya, no
podían tenerse en pie. A pesar de todos nuestros
esfuerzos, la noche oscura, embarazándonos el
paso con sus espesas tinieblas, nos sorprendió en
medio de aquel laberinto. El rumor vago de la
floresta, el canto monótono del curiangú (es­
pecie de lechuza), el graznido de miles de ranas,
que pueblan los inmensos estanques, y á lo lejos
el rugido de las fieras; todos estos diversos runxMes c»ntrastaban singularmente con el temoroso y profundo silencio que de nosotros se
oabía apoderado. En mi mente se agitaban mil
diferentes pensamientos : soñaba en la divina
misión de los Apóstoles; en las tinieblas más
i^ras y terribles que las que nos envolvían á
^"-'sotros, que en otros tiempos ceñían el genti- smo entero. El heroísmo de los Misioneros se

realidad de la tierra. Estos terribles insectos pa­
recían complacerse en mortificarnos de todas las
maneras posibles: se nos metían en las orejas,
en las nariz, nos picaban en los labios y en los
ojos y zumbaban al rededor de nosotros. Nues­
tras pobres cabalgaduras, más atormentadas
aún, se encabritaban y hacían por rebolearse.
Fué preciso por tanto acampar en este lugar tan
inhospitalario; estábamos rendidos de fatiga,
muertos de hambre y acosados por la sed. Para
colmo de desventuras, no teníamos ni siquiera
una gota de agua potable. Pero, apenas nos hu­
bimos parado, una fuerte lluvia nos la propor­
cionó en abundancia y pudimos apagar la ar­
diente sed que nos consumía. De allí á poco, se
desató una \iolenta tempestad, que no nos dejó
descansar aquella noche, á pesar de que nunca

— 74

nos habíamos sentido con tanta necesidad de
dormir. El viento era tan fuerte que el poncho
(chal)qne había extendido sobre cuatro palos y
bajo i;l cual colgué mi hamaca, entró por las
puntas de los jjalos y vino á caer sobre mí como
una tronilia. Por lo demás, la tempestad nos
liizo un gran servicio, obligando á los tigres y
demás fieras á quedarse en sus guaridas, pues,
según lo que después pudimos observar, se reu­
nían frecuentemente en aquel sitio. Al poco rato
de haber caído mi poncho, una fuerte ráfaga de­
rribó con gran e.stré¡>ito una rama, que cayó casi
rozando con nuestro buen Ignacio. íiste espan­
tado, creyendo que tenía que vérselas con algún
tigre, se levantó de un salto armado de punta
en blanco. Pero gracias á Dios, presto se le pasó
el miedo.
Así j)as6 esta larga y malhadada noche. Des­
puntó jx>r fin la aurora, y la floresta se mostró á
nuestros ojos menos salvaje que la víspera. Con
todo estábamos tlominados por un sentimiento
de miedo y terror y, si bien estábamos aun r?ndidos de fatiga, partimos al esclarecer el día lejos
de aquella sombra y terrible laberinto. Por la
tarde llegamos á la estancia de nuestro exce­
lente amigo el Dr. José dos Santos, que por te­
légrafo había avisado á su familia de nuestra
llegada : nos recibieron con los brazos abiertos.
Descansamos día y medio y renovamos las pro­
visiones para el viaje. Nos despedimos de aque­
llos generosos bienhechores, contentos de su hos­
pitalaria acogida, y llenos de nuevo brío, nos
]iusinios en marcha.
Los caballos descansados y listos galopaban
gallardamente, mientras pasábamos las horas
eternas de cabalgadura en amenas conversacio­
nes sobre los recuerdos del primer período de
nuestro viaje.
Encuentro con el P . B á lz o la
La mañana del 17 do Mayo, nuestra caravana
se puso en ciunino. A jx'scir de la mala noche que
habíamos pas;»do, íbamos contentos }K>r que ya
se acercaba el término de nuestro viaje. Ca­
minábamos bajo los rayos del sol tropical : l«>s
caballos excitados jxjr la espuela, andaban l>ien
y como atomhulos |)or el calor. A Uis 3 de la
tarde llegamos á Bo(pioirao. donde manan dos
arroyuelos de agua cristalina y fresca. En este
delicioso sitio, que abniza un horizonte inmenso
de llores. \'erdura y árboles diez \-eces seculares,
está el limite de nuestra propiedad, y en él nos
esjxíraba el P. Balzola. director de la Colonia.
Nos tenía prejxirados dos caballos para sustituir
á los nuestros, ya rendidos, y una modesta comi­
da campestre, de que dimos buena cuenta á la
sombra de una soberbia higuera. Por demás

está decir ejue apetito no faltaba, y que aquella
comida era al mismo tiempo almuerzo, merienda
>• cena. Un poco restablecidos ya, emprendimos
la caminata de 20 km., que nos faltaba aun
para llegar á la Colonia. Una hora de marcha,
amenizada con alegres conveisaciones, nos con­
dujo hasta las orillas del Barreiro. Llegados
allá, se presentó á nuestra vista una hermosa
alameda de dos km. de larga. Recorrimos este
delicioso pasco, admirando las elevadas copas
de los árboles dorados por los iiltimos rayos del
sol poniente, y que al inclinarse hacía nosotros.
j)arecían invitarnos á elevar al cielo nuestro
espíritu.
Henos ya en la Colonia. A¡)enas se supo nues­
tra llegada, todos acudieron alegres á agasajar­
nos. Las jjobres chozas de nuestros Misioneros
estaban rústicamente adornadas con palmas,
festones y hasta arcos triunfales : adornos sim¡)les, sí, pero expresivos, jwr que demostraban
gran corazón. Por la noche, una graciosa y origi­
nal iluminación, salvas de escopeta y globos
de papel, indicaron á los lejanos la alegría que
reinaba en aquel oasis perdido en medio de las
florestas, mientras que los tigres y fieras huían
asustados á sus guaridas. Fué aquella, en una
palabra, una fiesta de familia, sencilla, cordial
v salesiana. ¡Cuál no fué la emoción que al ha­
blamos y abrazarnos no se apoderó de
nosotros! ¡ Q^ié satisfacción jmra aquellos hé­
roes, paro aquellos mártires desconocidos d«‘l
mundo, jíero priviligiados por Jesús, recibir .
su Inspector, ésto es, {>ara ellos el represen
tante do Dios, oir de sus labios j>alabras dt
aliento, consejos para sobrellevar las contrarie­
dades, su|>erar las dificultades y continuar la
vida de abnegación!
Im presiones del via jero — E sta d o y belle­
z a s de la C olonia
¿Cómo describir la satisfacción que ex¡)erimenta el viajero al visitar los deliciosos jiarajes
de la Colonia, oasis perdido en la inmensidad de
las florestas? — Las inmediaciones de la Colonia
se asemejan á los desiertos de A frica ; j>ero el
viajero, que ha recorrido centenares de Km.,
cruzando esposas florestas y cenagosos pantanos
en estado de naturaleza inculta, después de ha­
ber escapado de tantos peligros, y llega á nuestra
Colonia y se encuentra en comj>añía de personas
amigas, prueba la felicidad que la caravana can­
sada que, después de haber andado largo tiempo
por las encendidas arenas del desierto, Uep al
deseado oasis. En nuestra apartada Colonia, el
viajero contempla con satisfacción un vasto te­
rreno cultivado á la europea y halla techo amigo
y hospitalario en que reposar de sus fatigas.

;Cuántas cosas dice al corazón este pequeño
mumio Saicsiano, aislado en estas selvas sin con­
fines ! ¡Qué suave nos es soñar que los humildes
hijos de D. Rosco han sido los primeros que en
estas desiertas tierras, salvajes aun, han inmo­
lado la -Víctima tres veces santa! Parece que el
Divino Corazón de Jesús ha escogido este sitio
para derramar en él sus gracias y sus bendicio­
nes.
Doscientos metros al Sud de la Misión, se alza
lina enorme roca en forma de muralla, de unos
19 metros de elevación. Del centro de esta roca
(y varios otros lugares de la Colonia) brotan

La Catedral de Malta.

chorros de agua cristalina, que cae quebrándose
• n las salientes y asperezas de la viva peña con
ogentino rumor, y va á reunirse en el medio,
normando una hermosa y pintoresca cascada,
cuyas aguas se parten luego en varios arroyuelos.
E^tos riachuelos, que trazando en el terreno un
grandioso corazón de 100 hectáreas primorosarrente culti\-adas, después de haber descrito en
su curso caprichosos rodeos, van á desembocar
es el río Tacho. Por en medio de este corazón ser­
pentea otro riachuelo bastante caudaloso, que
•ia movimiento á un molino v suministra agua
í*ara bebida y riego. En medio de la admirable
roca, se .ven algunos nichos, que ¡«rece haber
<fcstinado la naturaleza para las estatuas de los
santos protectores de la Colonia : algunos tienen
>’a la s u y a ; los otros esperan que los generosos
bienhechores coloquen en ellos las estatuas de

los Santos, cuya devoción quieran propagar
entre los Indios.
Un grandioso panorama se despliega entorno
de la Colonia. .\1 Norte, el valle del Barreiro,
verde y rico de pastos: al Esto, inmensos arro­
zales cuyos contornos se dibujan en la selva que
los rodea: al Ueste y Sud se extienden, hasta
perderse de vista, intenninables oain¡x)S y pra­
deras. En el centro del corazón se elex an los nue­
ve edificios de la Misión : unos están sim¡)lemeiite construidos coa j)alos y ramas de árbol
entrelazados; los otros más elegantes, son de
adobes. La capillita tiene el tejado de j)aja y
es bien ¡)Oco digna del divino lIués¡)od que la
h ab ita; pero tenemos intención de construir
pronto una, cubierta con lejas, y de esta manera
estará menos e.xpuesta á incendios. Los Indios
han levantado casi todos sus chozas, y los demás
se proponen imitarlos.
La cosecha este año ha sido abundante, y abri­
gamos halagüeñas es¡>eranzas para lo porvenir.
Todos los que pueden, se dedican al cultivo de la
tierra, con el fin de extender más y más nuestro
dominio sobre la inculta naturaleza y princi¡>almente de poder alimentar á tantos Indios. De
esta manera se irán disminuyendo los gastos de
compra y transporte de mercancías. Probaremos
también el cultivo de café : el terreno y el rlíma
parecen prestarse. c,sto será para nosotros fuente
de subsistencia.
Hay actualmente en la Colonia 30 vacas, 40
bueyes y toros, irnos 15 mulos y varios ca­
ballos : en su mayor parte estas bestias nos las
ha:i regalado ; pero necesitaríamos tener un buen
reoaño, que con sus ¡jroduclos satisficiera las nece idades diarias. .Muchos de nuestros CüO|>eradon s podrían ayudarnos á ¡)rocurarnus un buen
reüañü. que tan úül sería á nuestra Misión. Yo
lo considero indisjxinsable ¡lara jxider conducir
á Cristo estas tribus medio salvajes.
Nuestros Coadjuto^rís. con ayuda de algunos
indios, han cotr.úruido un molino para mandioca.
La harina ¿s un ¡x>co basta, ¡lero aquí no hay
que ser escrupuloso y descontentadizo,
Gracias á Dios, la Colonia del Sagrado Corazón
de Jesús nos da risueñas esperanzas. Una mies
inmensa coronará en lo jK^rvenir las arduas pe­
nas de nuestros celosos .Mi.sioneros. Los indios
son 5« 148; todos demuestran excelentes dis­
posiciones, tanto para el trabajo como para ins­
trucción religiosa. No obstante se requieren mu­
chos años para civilizar completamente estas
tribus sali’ajes. Las Hijas de María Auxiliadora
educan 37 niñas y los Salesianos, 17 niños. Todos
reciben instrucción religiosa, intelectual y ma­
nual, pero por razón del carácter vivo é incons­
tante de los Indios, es ¡>reciso variar mucho la
enseñanza, sin emplear largo tiempo en una mis-

1


76

ma materia. ¡Cuántos sacrificios hay que hacer
y cuántas privaciones que sufrir ! Pero los verda­
deros Hijos de D. Bosco, fuertes y generosos, no
se arredran ante los obstáculos por numerosos
y grandes que sean. Ultimamente las Hermanas
se han visto obligadas á quitar unas colgaduras
de su miserable capilla, para abrigar á un pobre
niño Indio. Y ahora las buenas Hermanas no sa­
ben como arreglarse si llegan algunos Indios
más, que esperan. Quiera Dios que algunas almas
cristianas y generosas se muevan á piedad de
tanta miseria, y socorran á nuestros amados
Misioneros, los únicos precursores de la civili­
zación en estas tierras incultas, y fieles imita­
dores de tantos apóstoles, que en el curso de
los siglos sacrificaron su vida por la salvación
de los pueblos.
L u c h a s de lo s Indios
Algunos grupos de Indios Coroados empeza­
ron el mes de Agosto á establecerse en los alre­
dedores de la Colonia. Algunas semanas más
tarde, habiéndose aumentado el número, pidie­
ron al P. Bálzola permiso para ir á defender sus
tahas (sembrados) de los feroces Cayapas, que,
vagaban en tribus desde las riberas del Roncador
y del Araguaya á las tupidas florestas del Pará.
Conforme á la descripción que nos han dado
los Coroados, los Cayapos son de elevada esta­
tura, de tez bronceada, delicados perfiles y larga
cabellera. Estos Indios son perezosos, rapaces y
poco industriosos. Sus armas son más groseras
que las de los Coroados ; el tacapé es su arma fa­
vorita, y es una especie de maza de boj duro y
pesado. La numerosa tribu de Cayapos reside á
la otra orilla del río das MorUs, que corre á 20
leguas de la Colonia y sirve de límite al territorio
de los Coroados.
El IÓ97, los Cayapas robaron el urucú que los
Coroados habían plantado en las riberas dcl río
das Martes. El urucueiro es un arbusto propio
del Brasil, cuyo fruto en fonna de grano, está en­
vuelto en una j>eUcula escarlata. Este arbusto lo
utilizan j)ara formar los setos y cercas de las
propiedades; el grano que da, sirve para hacer
un excelente jaral>e contra la tos. Pero lo que
constituye la preciosidad de esta planta, es la
película que envuelve los granos. De ella extraen
los indios un licor rojo, indeleble, que mezclan
con grasa de tigre, de pez ó cocodrilo. Esta fa­
mosa composición, con que ellos se untan el
cuerpo, les hace flexible y reluciente la piel, y el



mal olor que despide, los preserva de las picadu­
ras de insectos.
El robo del urucú de los Coroados fué la causa
de la guerra entre las dos tribus. Los Coroados
enviaron también una embajada á la Colonia
Teresa Cristina, que estaba entonces bajo nues­
tra dirección, á suplicar al P. Bálzola que fuera
con sus braides (ésto es, Indios civilizados) á ven­
gar el insulto que habían recibido y á castigar
á los Cayapos. El P. Bálzola prometió defen­
derlos si los Cayapos renovaban las hostilidades.
Al año siguiente nos vimos obligados á dejar
nuestra colonia Tesera Cristina, y los pobres Co­
roados volvieron á la guerra.
Poco tiempo hace dieron una sangrienta ba­
talla. Los Cayapos habían muerto á un hijito del
cacique Joaquín, caudillo de los Coroados. La no­
ticia de este delito se difundió bien pronto por
toda la tribu, que ébria de sangre y de venganza
se precipitó sobre sus enemigos. Estos, despro­
vistos y sorprendidos por los Coroados, huyeron
á las florestas sembrando en su fuga la tierra de
muertos y heridos. Los Coroados engreidos de la
victoria, volvieron mostrando con orgullo sus ho­
rribles heridas.
Estas son las escenas de muerte y de odio que.
al principiar del siglo X X , se desarrollan en la
América del Sud. Hace ya 400 años que los ab­
negados Misioneros intentan penetrar en estos
últimos escondrijos de la barbarie. ¿ Cuándo
será, Dios mío, la hora de la misericordia para
estas ix)bres almas? ¡Ojalá que nuestra humilde
Colonia, fundada bajo la protección del Sagrado
Corazón de Jesús, anuncie á estos salvajes una
era nueva, era de paz, de luz y de salvación.
Y V. R., amado Padre, acelere con sus fervoro­
sas oraciones el reino triunfante de Jesucristo
en estas inmensas florestas; implore sobre nues­
tra Misión las bendiciones de Dios y de su Sma.
Madre, María Auxiliadora, y los subsidios mate­
riales necesarios para conquistar á Dios estas
tribus, que gimen aun bajo el jnigo de Satanás.
Bendiga á este su humilde y obediente hijo
en J. C.
ANTONIO MALÁN, Pbro.
Inspector del Brasil.

— 77 —

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la escena de amor y piedad, que cincuenta años hace con­
movió el corazón de los católicos á la voz del Angélico Pío IX, este
año las turbas de fieles, atraídas por la voz de otro Pío, se dirigen
á la Purísima, á la Inmaculada para buscar en Ella la fuerza para luchar con­
tra el torrente impetuoso del mal y la gracia para vencerle. A l altar de María
suban nuestros gemidos, nuestras oraciones, á él se eleven nuestras manos, que
de María, manantial perenne de gracias y favores, nos vendrá la salud como
ha venido siempre. Este año, el Año Jubilar de la Inmaculada, el año de ben­
dición y de solemnes recuerdos, el Vicario de Cristo nos llama al templo, á
los pies de María. No temamos. Siglos ha que los impios predicen la ruina
de la Iglesia, nuestra M adre; los siglos han pasado, han caido aquellos falsos
profetas y nosotros estamos aún firmes y devotos postrados á los pies de María,
llamándola Imaculada y Pura. Cunetas haereses sola interemisti in universo mu7ido.
Que el mundo no cese de amarla y de repetir: Eres toda hermosa joh María!
V mancha original no hay en Tí.
EPiTiEXDO

A uxiliu m C ristian orum ora pro nobis
Cumplo el piadoso encargo que recibiera de
una distinguida familia de esta localidad, de
liacer pública una gracia señalada de la Virgen
Sma., contribuyendo al mismo tiempo á pro­
pagar más y más la devoción ferventísima y
y agradecida á nuestra universal Madre María
Sma. en su consolador título de Auxiliadora
de los Cristianos y Salud de los enfermos.
Trátase de una joven señorita, alumna del
magnífico y acreditado Colegio que las RR .
Iñjas de María Auxiliadora tienen establecido
en esta ciudad de Jerez.
Debido sin duda á dificultades en el creci­
miento uniforme y regular de la niña Paz,
íue así se llama la favorecida con tan sin­

gular gracia de curación por la Sma. Virgen,
ó á otras causas físicas no muy bien definidas
por la ciencia médica, ello fué que de la noche
á la mañana notaron sus padres deformaciones
y desigualdades en el cuerpo de aquella, que
llamaron su atención é inquietaron su cuidado.
Parecía como sí la mitad derecha del cuerpohubiera precipitado su crecimiento, dejandoatrás el desarrollo de la otra mitad, y provo­
cando relajaciones y dolores en todo el orga
nismo harto delicado de la niña, que, débiles
en un principio, cada día se acentuaban más.
Consultado el caso con un médico, y adop»tado un plan curativo, aquella piadosísima jo ­
ven, educada en el más santo amor y confianza
en el auxilio de María, quiso ayudarse con
oraciones y fervientes ruegos á tan poderosa

-

78 -

y celestial Señora, empezando ensegnjida, por
iniciativa suya, de acuerdo y con acompaña­
miento de sus queridos padres, una devotísima
Novena á M. Auxiliadora.
No habían transcurrido aun tres días de co­
menzada aquella, cuando una mañana, con gran
sorpresa y alegría de la familia, observaron
todos al levantarse, que había desaparecido to­
talmente la deformación que oprimía el pecho
de la niña y afeaba sus hombros, sintiéndose
aquella completamente curada, adquiriendo buen
color su rostro, y rechazando al verse buena
todo medicamento y sistema curativo.
Agradecidos los cristianos padres de la joven
á la Sma. Virgen, dieron cuenta d é lo ocurrido
á las Religiosas del Colegio Salesiano, man­
daron celebrar una Misa de acción de gracias
ante el altar é Imagen de María Auxiliadora,
y obtuvieron luego del que estas líneas subs­
cribe, la publicación de lo que ellos concep­
túan, sin género alguno de dudas, como un
favor especialísimo del Cielo, alcanzado por la
mediación mil veces bendita de tan amable
cuanto poderosa y celestial Señora.
¡ Gloria pues, á María Sma. en su simpático
y atractivo título, tantas veces merecido de
Auxilio de los Cristianos, y salud de los en­
fermos !
J o sé -M. R o d r íg u e z S á n x h e z .

Beneficiado de la Colegial.
Jerei de la Frontera, 73 Noviembre 1903.
María Santísima no desoye nunca
á los atribulados

Á últimos de Diciembre de 1900 fueron ata­
cados de difteria dos de mis cuatro hÜos y, al
invocar angustiadísima y anegada en llanto el
favor divino, me dijo el mayor de mis que­
ridos enfermitos con su todavía incierto lenguaje que rogara á María Auxiliadora y los
pondría buenos.
Desde aquel momento fué iniciándose en
ellos la mejoría.
los dos días apareció in­
vadido de la misma terrible dolencia mi hijo
de dos años y medio y á los pocos días mi
niño mayor de siete años.
Nuestra amantísima Madre María Auxilia­
dora oyó mis humildes ruegos, saR^indo á mis
idolatnidos hijos en tan cruel enfermedad.

Agradecidísima, cumplo mi promesa y doy
gracias á tan poderosa y buena Madre por tan
inmenso beneficio.
A n t o n ia P u ig d e S im a r r o .
Barcelona, 77 Diciembre de 1901.
¡G racias, Madre m ía!

Cuantos desean alcanzar alg^n favor por
intercesión de la Reina de los Ángeles, ponen
condiciones que, aún cuando piadosas en sí,
revelan poca conformidad á la voluntad de
Dios.
Yo, Madre mía, encontrándome, como Tú
bien sabes, en el borde del sepulcro, que á
mis pies abriera larga y penosa enfermedad,
pedí tu auxilio soberano sin condición nin­
guna ; invoqué tu Nombre con inusitado fer­
vor, para que el eco de mis voces suplicantes,
casi heladas en mis labios moribundos, encan­
tase á la muerte que ante el lecho del dolor
contemplaba mi agonía. No te invoqué porque
temiese morir, pues harto oiste cuantas veces,
aún en el delirio de la fiebre, exclamé de lo
íntimo del corazón: « Hágase, Señor, vuestra
voluntad. » No te pedí que me sanaras; te
pedí prolongaras mi existencia hasta las gradas
del Santo Altar; te pedí que, antes de ver á
Jesús justo, sentado en su trono de gloria para
juzgarme, le viera manso ante mí, para perdo­
narme; te pedí que si era voluntad de Dios,
llegara á ser Sacerdote.
Y o estoy seguro que me habrás escuchado:
pues, nunca se ha oído que, ninguno de cuan­
tos han acudido á tu protección, haya quedado
sin consuelo. »
Mándame, Señor, venir á Tí, luego que
haya ofrecido mi primer sacrificio; déjame
gozar antes aquí en el suelo de una dicha que
no se goza en el Cielo.
Espero llegará para mí este afortunado día:
pues me hallo presentemente bueno del todo,
por favor de nuestra buena Madre María Au.xiliadora, á quien de todo corazón le doy
gracias y le ruego todos los días me alcance
lo que con ansia espera
su humilde devoto
J o s é J e sú s V a l l d e p e r e s
Salesiano.
Gerona, 8 Enero 1903.

— 79 —
Alabada sea Maria Auxiliadora

Encontrándome el año pasado desde el mes
de Junio con mis dos pequeñas hijas Sara y
Adolfina enfermas de tos convulsa y bronquitis,
y ya desesperada y casi sin esperanzas de sal­
varlas, recurrí á María Auxiliadora, ofrecién­
dole que si se notaba alguna mejoría antes de
quince días, les pondría al cuello la medalla
de María, haría decir una Misa en honor de
la misma y publicaría al mismo tiempo la gracia
en el B o l e t ín S a l e s i a n o . N o bien hice mi
promesa á la Virgen, no sólo noté mejoría en
mis dos queridas hijas antes de quince días,
sino que tuve la dicha de levantarlas sanas en
muy poco tierri|^o.^
Cumplo con mi promesa haciendo pública
la gracia que obtuve por mediación de María
Auxiliadora.
E m m a C. d e D a c h a r y .
Chos Malal (Ai^entina), Setiembre 30—903.
Salud de los que L a imploran

Se hallaba mi querida madre en estado grave
según opinión de seis médicos que la visitaron;
pues todos y cada uno de por sí la daban
por desahuciada y contados los días de su
existencia. Afligidos por tan desconsoladoras
palabras, recurrimos con fervor y grande es­
peranza á María Auxiliadora y á S. Antonio de
Padua, ofreciéndoles una limosna de 5 ptas si
le concedía á la enferma la salud completa,
publicar dicha gracia en el B o l e t í n S a l e siANo y suscribir á la. enferma como Coopera­
dora Salesiana. En medio de la gravedad prin­
cipiamos una novena á María Aux. y pusimos
una medalla á la enferma; pronto se principió
i observar la mejoría, pues los síntomas de
H;onía que de un momento á otro esperaban
ios fecultativos no llegaban; esta mejoría ha ido
creciendo de día en día y hoy se encuentra la
enferma llena de salud.
Gracias mil á María Auxliadora y al glorioso
S. .Antonio de Padua por tan singular favor.
L á z a r o B á r r .a c a .
Sangarrén (Huesca), 20 de Octubre 1903.
¡Gracias, Madre dulcisima, gracias!

La Srta. D* Dolores Martí te agradece la

solución favorable de un asunto que humana­
mente era casi imposible de resolver. Las ni­
ñas Soledad y María Baxeras y Bertrán lian
recobrado la salud, enseguida que su madre y
otras personas te invocaron, habiendo durado
su enfermedad largo tiempo y sin esperanza
de remedio. Estas y otras gracias que por las
circunstancias ofrecían obstáculos insuperables,
se han conseguido por tu mediación; ¡oh María
Auxiliadora! ¡Sigue, Tú. derramando favores y
no cesaremos de bendecirle y repetir que ja­
más se oyó decir que en vano se haya acudidoá tu benignidad y clemencia!
De nuevo venimos á rendirte el homenaje
de nuestra gratitud, ¡ oh excelsa Madre de
Dios! pues á una persona enferma has devuelto
rápidamente la salud con la invocación de tu
Nombre de María Auxiliadora y después de
una novena hecha en honor tuyo. Bendita seas
mil veces por este y otros favores que conti­
nuamente nos estás dispensando, especialmente
por la solución favorable de un asunto muy
difícil de arreglar.
Gracias, Madre amabilíssima.
L a A bad essa

de

P ed ralbes.

(Sarriá-Barcelona).

N. B. Recomendaba D. Bosco tres medios
para obtener una gracia de María Auxilia­
dora : I. Rezar con fe y devoción nueve días
seguidos tres Pater-nóster, Avemarias, Glo­
rias y Salves; a. Dar una limosna; 3. Fre­
cuentar los S S . Sacramentos.
Con estos tres medios obtendremos las
gracias necesarias del Auxilio de los Cristia­
nos, si nos convienen, pues es imposible que
no se mueva á nuestras súplicas la que es
la Madre de las Misericordias.

— 8o —
CARTA PRIM ERA.

¡Viva Jesús, María y José!
Viedma, Abril 30 de 1903.
R omo Pad r e Juan B eraldi
Turin.

v a r ied a d es
Dos flores de candor
Durante el tiempo que el digno Secretario de
Mons. CagUero, el Rdo. P. Juan Bcraldi, estuvo en
Italia, recibió de Ceferino Namuncurá, niño de 13
años, hijo del más célebre cacique de Patagonia.
las dos hermosas y sencillas cartitas que aquí publi­

Muy querido P. Juan :
Con muchísimo placer le escribo esta cartita. en
la que manifiesto á V. R. el agradecimiento de mi
pobre y sincero corazón.
Le doy las más rendidas gracias por los beneficios
espirituales que me hizo durante su grata perma­
nencia en este Colegio de Viedma, Hasta hoy lo
he pasado muy bien, gracias á Dios, espiritual­
mente y corporalmente. Le agradezco muchísimo
los preciosos regalitos que me ha mandado. Per­
done, amadísimo Padre, si he faltado al respeto
debido a V. R. quedándole muy agradecido. Le pro­
meto que no pasará <Üa sin acordarme de V. R. en
mis pobres oraciones, y especialmente en la S. Co­

camos.
Ni contienen noticias importantes, por que son
cartas familiares; ni formas literarias, por que res­
piran la- más candorosa sencillez: pero son un
munión.
tesoro de gratitud y de reconocimiento, de que
Como V. R. me prometió mandarme los cuadros
gustarán no poco las almas delicadas. Este buen
de María SS. Auxiliadora y de San José, así es que
ixiüo, que Mons. Cagliero sacó de los ranchos del
gran cacique, pera llevarlo á Buenos-Aires é ins­ le escribo y le hago recordar esta promesa. Gracias.
Padre, veo que V. R. me quiere mucho, y también á
truirle y educarle, es ahora novicio Salesiano de
singular virtud y no común ingenio. Su padre Na­ *mi pobre familia.
No teniendo más que decirle por ahora, me re
muncurá, retirado ya de la vida guerrera, habita
comiendo
á sus oraciones y me declaro
en las ribems del río Aluminé, en un terreno de
indigno hijo en Jesús y MarLi
ocho leguas que el Gobierno Argentino le concedió
Ceferino Namuncurá.
para vivir independiente con sus tribus.
El 2 de Noviembre de 1901 , cuando en BuenosC A R TA SEGUNDA
Aires, y en America toda, se celebraba el 50° año de
Viedma, Julio x8 de 1903
la entrada de Mons. Cagliero en el Oratorio de Turín, en la Academia literaria que aquel día se ce­
R d o . P. D. Juan B e r a l d i .
lebró, Ceferino supo con su candor y sus tiernas
Amadísimo Padre Juan ;
palabras, arrancar lágrimas de dulce enterneci­
Con grandísimo placer le escribo estos pocos t
miento al buen Prelado, recordando las relaciones
humildes renglones y me causa mucho consuelo de
ele Mons. Cagliero con su familia y los beneficios
poderle manifestar mis deSeos.
(lue él mismo había recebido, desde que Monseñor
Siempre pienso en Ud. y Mons. Cagliero ; pues en
le conoció en los páramos casi desiertos de la Pata­
los dos siempre tengo algún consuelo, cuando la
gona y le llevó á Buenos-Aires para educarle en la
tristeza me cae encima, al recordarme de muchos
Casa Salesiana. — ¿Qué sería de mi - decía - si tu
consejos santos que rae daban cuando estaban en
no hubieras piisado por mi casa? ¿Quién me hu­
Viedma. Especialmente ahora, que mis queridos
biera enseñado el camino del cielo? Después de Dios
compañeros los aspirantes me dejaron solo y se fue­
á ti debo tan grande beneficio.
ron á Patagones. iCuánto lo se n tí! Nunca he dej^o
Este hijo de las pampas, recogido y aleccionado
de rezar por Ud. y Mons. CagUero en la santa Co­
jxir Mons. Cagliero, se prepara en el silencio y en
munión, y siempre pediré á Jesús que nos v o lv a i^
<\ estudio á ser el sacerdote y rey de su tribu. Quiera
á encontrar otra vez y no permiU que Ud. se quede
Dios coronar sus santos deseos y los trabajos del
en ItaUa, porque Ud. ha sido mandado por D»o=
Padre y Pastor de la Patagonia.
para convertimos, pobres indiecitos de la Pat*'
I a s dos referidas cartitas están concebidas en
gonia.
estos términos, de los que no hemos quitado ni una
Le agradezco mucho por las tres estampas gran­
coma, para no privarlas del perfumado candor que
des que me regaló; que el Señor se lo pague po
c: piran :

J

— 8i —
tamaño beneficio ; dándole el ciento por uno, que
indudablemente se lo pagará; pues E l no deja de
recompensar un vaso de agua dado en su amor.
¡.Ai! ¡cuánto se lo agradecería si Ud. rezase por
su pobrecito amigo Ceferino ante la Virgen A uxi­
liadora de Turín ! y tengo necesidad, querido Padre;
saliendo del Colegio para ir á mi casa, no sé que
jugada me hará el diablo para seducirme y hacerme
caer en su jaula maldita, y después caer de preci­
picio en precipicio. Si Ud. lo hace, bondadoso Padre,
seguramente EUa me salvará, y no permitirá que
siendo yo esclavo suyo, pase á ser esclavo de Sa­
tanás, su enemigo acérrimo.
Todavía no vino mi hermano Julián á buscarme
y no se cuando vendrá. Antes de salir le escribiré
otra cartita.
Mi salud va mejorando cada vez más y espero
que Dios N. S. y la Sma. Virgen me restituirán
pronto la salud, si es para su mayor gloria y bien
de mi alma, como Ud, me decía.
Tengo el dichoso y santo oficio de Sacristán en
el colegio : dicha muy envidiable es á la verdad, es­
tar siempre cerca de Jesús, encerrado por nuestro
amor en una humilde casita, en el Santo Taber­
náculo.

SALAMANCA (E s p a ñ a ) — Fiesta de la Purísima. —
En el Oratorio festivo, concurrido por casi 500 hijos
áel pueblo, se celebró una fiesta sencilla, animada,
edificante y simpática en honor de la Virgen In®aculada. Hubo primeras Comuniones, espléndidas
fnneiones religiosas, diversiones especiales para los
niños y teatro por la tarde. Conocida es y dig^a
del mayor encomio la actividad y solicitud del Se­
ñor Director, D. Juan Tagliabue, quien ha merecido
elogios del Sr. Obispo de la diócesis en plenas
Cortes y admiración de los buenos Salmantinos.
Pero hace de nuevo llamamiento á los generosos
é hidalgos habitantes de Salamanca, para que le
^nden á terminar el Colegio que está en construc­
ción y que tanto bien podrá hacer á los niños de
•Qnella sabia ciudad. Dice el articulo que el iVbSalmantino dedica á esta fiesta : € La gran
de las Escuelas Talleres Salesianos está pa*^Í2ada, siendo así que debía ser la empresa de
*nmo para los buenos católicos, los buenos ciuda­

Si no le es molesto, puede dar mis mejores saludos
y recuerdos á S. Sría. Ilustrma. y Revdma. Mon­
señor Juan Cagliero, que lo tengo como mi segundo
Papá terrenal, que le pido humildemente su santa
Bendición; también al Rvdmo. Padre Don Miguel
Rúa, que aunque no me conozca, no rae quita el
amor que le profeso al dignísimo Sucesor de Don
Bosco.
Por parte de este colegio, el R. P. Bernardo Vacchina manda muchos recuerdos á Monseñor y á
Ud. y me declaro ser digno hijo y amigo vuestro
en Jesús y María

Ceferino Mamitncurd
Algún regalito si puede mandarme mucho me
consolaría, quizás Ud. desea que se lo p id a ; y viva
Jesús y María en nuestros corazones. Amén. ¡Adiós!

Estas dos sencillas cartas las publicamos solas
y sin comentos, para que mejor aparezca el candor
y agradecido corazón con que han sido escritas.
H ay cosas que se afean con los adornos y comentos,
y pierden su valor, si no se deja buscar en ellas el
sentimiento y la sencillez, de que tanto gjustan las
almas nobles.

danos y los buenos patriota.s. (Juinienlos niños po­
bres se albergan hoy contra el vicio en la modesta
casa de los Salesianos. ¿ Por qué no lian de ser
mil ó mil quinientos.^ ¿A quién le toca la respon­
sabilidad? ¿Quién resfKjnde de esas almas, que .se
agrupan errantes como los niños de Jerusalén pi­
diendo pan, et non erat qui frangexet eis, y no hay
una mano de piedad que se lo parta? Yo me li­
mito á denunciar el hecho: la conciencia de Sala­
manca resolverá. »
Pero es de esperar que los nobles Salmantinos
sostendrán con su generosidad la obra de D. Bosco,
que con tanta simpatía han acogido.
SERENA (C h ile ; En el Colejio León XIII. — Corta­
mos de E l Comercio excelente diario local: « Des­
pués de haber celebrado con gran solemnidad el
mes consagrado á la augusta Madre de los Cris­
tianos, una hermosa fiesta religiosa se llevó á cabo
en la capilla de María Auxiliadora el día de la
Inmaculada Concepción...



82 —

« Cerca de treinta niños de los que asisten á las
instrucciones dominicales y dos alumnos internos se
acercaron por vez primera á . la Sagrada Mesa.
Antes de distribuir la Sagrada Comunión á los
niños, el Rmo. Sr. Vicario, hondamente impresio­
nado, les dirigió la palabra dándoles á conocer el
solemne acto que iban á realizar, los propósitos
que debían hacer al buen Jesús, cuando le reci­
bieran y cómo debían estimar y recordar por toda
la vida aquel día mil veces feliz... Al terminar la
Misa el Sr, Solar lleno de satisfacción al ver los
trabajos de los .Salesianos, felicitó de corazón al ce­
loso y entusiasta Superior, que no omite ningún
sacrificio cuando se trata de liacer el bien.
« Por la tarde tuvo lugar un bazar para premiar
la costancia de los niños cjue asisten al catecismo,
donde podían comprar con sus tarjetas de asis­
tencia los objetos que eran de su agrado.
« Varias señoritas y señoras de nuestra sociedad
atendían á los mil pedidos (jue les hacían los 350
niños, que tomaron parte en la mencionada rifa.
« A nombre del Superior del Colejo León XIII
aproveclinmos la ocasión para dar las gracias á las
caritativas personas, que contribuyeron con su
óbolo. »
K1 tlia 29 de Noviembre se hal)ia celebrado ya
con gran aparato y concurrencia la distribución de
premios, fiesta que sólo tocamos de paso por falta
<le espacio. Pero séanos permitido congratularnos
con nuestros hermanos, que tanto honran la me­
moria lie D. Hosco y difunden la devoción de la
Inmaculada Auxiliadora de los Cristianos.
SLIEMA (Malta). — Una carta de nuestro her­
mano D. O ’Grady, nos suministra las siguientes
noticias; « En el año jubilar de la Reina Victoria,
uno de nuestros más insignes Cooperadores Malteses, el Sr. Alfonso M. Galea, gestionó con el Go­
bierno británico para levantar en Malta una Casa
salesiana, que como recuerdo del fausto aconteci­
miento, sirviese de Correccional á los jóvenes, que
por ser reos de culpas leves ó por ser menores de
edad, no pueden llevarse á la cárcel, pero merecen
un castigo menor. El Gobierno acogió favorable­
mente la feliz idea, y el Sr Galea regaló el terreno
para construir el edificio y la suma de 1000 libras
esterlinas (25.000 fr.); la Srta. Pullicino, insigne
Cooperadora salesiana ofreció al mismo tiempo
otras looo esterlinas,
« Hace cinco años, en uno de los sitios más
amenos ile esta naciente ciudad deSliema, el Ilustre
Sr. p'arrugia. Director diocesano de los Coo{>eradoresSalesianos Maltoses. en calidad de representante
del Sr. .Arzobispo ile Malta, eti presencia de mu­
chas é ilustres personas, de numerosos magistra­
dos, y del mismo Sr. Freemantle, entonces Gober­
nador, acompañado por su edecán el Sr. Biancardi,
bendecía y colocaba la primera piedra de la Correc­
cional. .Ahora los dos votos de los Malteses se
han cumplido: pues al cabo de cinco años de és*
pera, los Salesianos han llegado y una buena parte
de la Correccional está ya construida: la Capilla está
>*a en construcción.
* No es poxsible describir la alegría con que los
buenos Malteses, y en especial los Cooperadores,

nos acogieron. Aun no hablamos puesto pie en la
isla y por toda Malta se sabía nuestra llegada, y los
diarios locales ingleses é italianos nos daban la
bienvenida.. A media noche del 12 de Noviembre,
arribamos á la isla: al dia siguiente después de
haber celebrado la santa Misa en una capilla con­
tigua á nuestro Instituto, se nos presentó la sim­
pática figura del Sr. Alfonso M® Galea, quien con
toda la caridad que su religiosidad y buen corazón
le inspira, nos condujo á su casa, donde gozamos
de su generosa hospidalidad por varios días, no
teniendo aun en la nuestra preparativos, ni alimen­
tos. Él mismo nos presentó á muchos de nuestros
Cooperadores, entre ellos, al Arzobispo Excmo.
Sr. Pedro Pace, quien nos recibió con toda afabi­
lidad y nos dijo palabras paternales de animación;
al Ilustre Sr. Earrugia, que nos trató como aper­
sonas de familia; á la Srta. Pullicino, que expresó
su viva alegría al ver ya en Malta á los Salesianos;
al Sr. Zammut, verdadera alma de apóstol, que
tanto ha hecho y hace ante el Gobierno en favor
nuestro: al Dr. Pablo De-Bono, Juez de su Majestad
y eximio propagador de la Obra Salesiana : al Rdo.
Sr. Párroco de la Sliema, y á muchos otros. Y no
exagero al decir que me causó gran sorpresa al ver
el crecido número de Cooperadores que hay en la
Isla. A l entrar en casa de un Cooperador, se le fi­
gura á uno entrar en una Casa Salesiana ; la oleo­
grafía de Don Bosco ocupa el puesto de honor en
las habitaciones, con el cuadro de María Auxilia­
dora y de Don Rúa. El ambiente nos da esperanzas
de que estos nuestros Cooperadores serán nuestro
firme apoyo.
« El gran edificio de la Correccional bien aireado,
con espaciosos salones y anchos corredores, da á
conocer la pericia y gusto del arquitecto que ex­
tendió el plano. Al presente puede alojar más de
cuarenta jóvenes, y como niños culpables hay pocos,
se podrán aceptar huérfanos, y de este modo ten­
dremos, Correccional y Asilo. Dentro de poco,
según esperamos, la casa estará preparada y amue­
blada, y entonces se podrá celebrar con toda solem­
nidad la inauguración. También el Gobierno está
dispuesto á secundarnos en esta obra, que benig­
namente ha confiado á nuestros trabajos. Todo
nos mueve á rendir humildes gracias á la Provi­
dencia Divina, que nos ha conducido á Malta bajo
tan buenos auspicios. »
AÑORA DO HEROISMO (Islas Azores) — Nncri f«
dación. — Nos comunican los Salesianos enviados
al archipélago de las Azores para fundar una nueva
Casa: Salimos de Lisboa el 20 de Noviembre. Des­
pués de hacer escala en la hermosa isla de Madera,
donde tuvimos la dicha de ver al Excmo. Sr. D. Ma­
nuel Agustín Barreto, nuestro insigne Cooperador,
proseguimos el viaje hacia las Azores. A poco de­
sapareció de nuestra vista el Pico Ruivo de más
de dos mil metros de altura, y al cabo de-dos dtas
de navegación, abordamos á la isla de S. Miguella más rica y habitada de las nueve que forman d
archipiélago. Desembarcamos en Pontá Delgada,
capital del distrito administrativo del grupo oriental
y tuvimos también la satisfacción de besar el aniIl<J
al Obispo diocesano, Excmo. Sr. José Manuel Car-

— 83 valho, que hacia la visita pastoral y nos hospeda­
mos en casa de los caritativos PP. del Espíritu
Santo. Por fin.al dia sig:uiente nuestro vapor ancló
en la bahia de Angra do Heroísmo. Alli nos dis­
pensaron un recibimiento de que nos declaramos
inmerecedores.- A bordo vinieron á darnos la bien­
venida algunos miembros de la Comisión adminis­
tradora del Asilo de huérfanos del Beato Juan B.
Machado, cuya dirección íbamos á tomar, y otros
muchos Cooperadores. A la entrada del Asilo nos
esperaban los 13 alumnos ya recogidos, que nos
recibieron con señales de grande alegría. La casa
es pequeña y poco á propósito para Colegio, pero

el Asilo de Huérfanos, sobre el que invocamos las
bendiciones de María Auxiliadora.
BAHÍA BLANCA (Argentina). — Cortamos de un ar­
ticulo, que con ocasión de los exámenes finales del
Colegio de aquella ciudad, publica E ¡ CotnftTto con
el titulo de En. e l Colegio de Don Bosco, « Hemos
querido primero presenciar bien el desarrollo de
los exámenes anuales de este Colegio de educación
é instrucción bahiense, antes de abrir opinióiii justa
y sincera, acerca de la labor realizada, durante el
año escolar que terminó anoche.
« Por lo tanto, hemos asistido d todas sus se-

Moas. Cagllero con el Caclqne Namnncurá á la derecha y su hijo Ceferlno á la izquierda.
Los demás son tres primos y un sobrino del Cacique.
interés tiene la Providencia en ensancharla y asilar
á tantos niños que esperan entrar. Las obras de
Dios empíenzan por poco, y sólo con esfuerzos y
confianza llegan á desarrollarse y crecer. Nosotros
esperamos que también aquí se repetirán los pro­
digios que se ven en las ciudades donde se han
establecido los hijos de Don Bosco. Angra es una
licrmOsa ciudad con calles anchas y limpias, pala­
cios cómodos y artísticos ; es sede episcopal, su­
fragánea de Lisboa, y capital del grupo central de
ias .Azores y de un distrito administrativo. Al dia
siguiente de nuestra llegada, fuimos á presentamos
á las -Autoridades religiosas y civiles, y con este
acto tomamos oficialmente bajo nuestra dirección

L

sien es; registrado el bagaje escolar, expuesto á la
consideración del público, así como interrogado á
los alumnos, cuando nos asaltaba alguna duda ó
deseábamos apreciar el limite razonado que se
habia fijado á la enseñanza.
« Pues bien, no titubeamos en afirmar que la
enseñanza es buena; que marca un señalado pro­
greso sobre los años anteriores ; y que mucho hay
que prometerse del tacto é ilustración de su eximio
Director, el padre Félix Guerra, demostrada por la
habilidad tenida al rodearse de un núcleo de jo­
venes sacerdotes, animosos, bien preparados'y pe­
netrados de su doble apostolado de cultores de la
mente y del corazón del niño.

« Así, pues, no es de extrañar ni el excelente
fruto recogido de la tarea escolar del año, ni la
nota de sincera manifestación aprobatoria, demos­
trada j)or la distinguida concurrencia que ha des­
filado por sus aulas durante los exámenes.
« Podríamos entrar en la enumeración de los ade­
lantos constatados en cada grado. Pero la tarea
seria larga, ni podríamos tampoco decir nada nuevo
que no hubiera ya sido antes comprobado por
nuestros lectores, durante la larga actuación salesiana en nuestro ambiente educacional...
« Hemos visto, complacidos, que no se desco­
noce la importancia de los primeros grados, res­
pecto del provecho que ha de sacarse de los otros
sucesivos.
« Y debido á ésto es, (jue los grados primeros
requieren los mejores maestros, sí es verdad que
se <iuiere librar al niño de resabios, que luego ha­
brían de dificultar su labor educativa.
« Y á este respecto, merecen una efusiva felici­
tación los maestros de esos grados, asi como la Di­
rección, por la clarividencia demostrada al hacer
práctico ese axioma pedagógico.
« Los grados superiores, nos han impresionado,
asi mismo, gratamente. Preparación sólida, vasta y
concreta, que permitirá á esos jóvenes educandos
el egresar tle este Colegio, dirijir sus actividades
con proveclio, hacia rumbos más ancltos y hori­
zontes más despejados, con el corazón sano y la
mente nutrida, en ¡>rocura de su perfección y en
pos del ideal, noble y elevado para todo jóven ar­
gentino: por la patria y para la patria, dentro de
las leyes de la virtud y del trabajo...
« Bajo este concepto, la obra salesiana es pa­
triota y digna del sello demorático que le supo
imprimir su evangélico P'undador. »

E5pigando
El Congreso de música sagrada, que debía celebrarse
en Bernal (Buenos Aires) en los primeros dias
de Tebrero, se ha aplazado al domingo 10 de Abril.
Obedece este cambio al Motu profirió que ha dado
SS. Pió X sobre la música sagrada; el importante
documento pontificio ha do servir de norma á las
deliberaciones del Congreso.
Los desterrados de Francia. — No todo ha sucum­
bido en la borrasca ; los Salesianos arrojados de
l'rancia han buscado i>ara sus [)rotejidos en el extrangero, el techo qvte les niega los tiranos de su
patria. l£n Italia, Suiza, Bélgica é Inglaterra han
establecido, ó mejor dicho, trasplantado varios asilos
enteros de Francia. No sabiendo desamparar á sus
huérfanos y novicios, los han colocado á la puerta
de la patria para gozar m.is de cerca de sus en­
cantos y fxxler volver á su seno cuando les abra
los brazos jxira recibirlos. .Aun en el extranjero
conservan su carácter francés y forman como co­
lonias aisladas y apéndices de Francia.
En el pintoresco y ameno pueblo de Avigiiaoa
(Turin), á la sombra de la Motíonno de los Lagos^
ett un antiguo mona-Sterio de PP. Capuchinos, se
ha establecido unos 25 novicios, esperanzas de la

84 Congregación, que en el recogimiento, la piedad y
el estudio se preparan á la práctica de la vida sa­
lesiana. — En la Granja de ivrea (Turin) otros 16
jóvenes salesianos cumplen sus estudios de filoso­
fía ; todos á pesar de estar desterrados conseTO
esa gaiété, tan propia de los franceses.
Los huérfanos, parte se trasladaron á Lleja (Bél­
gica), Muri (Suiza), Sampierdarena (Génova) y á la
isla de Guerolsey (Inglaterra). Todos estos pobres
niños que han seguido voluntariamente al destierro
á sus Superiores y maestros, corresponden con su
conducta á las solicitudes de sus buenos protectores,
y en medio de la desgracia se conservan alegres.
No se olviden nuestros buenos Cooperadores y lec­
tores de estos planteles franceses, ni en su caridad
ni en sus oraciones, para que se les haga menos
pesada la orfandad-y más suave el alejamiento de
la patria.
— Nuestro SS. Padre Pío X, con un rescripto de
la S. C. de Ritos del 7 de Septiembre pasado, se
dignó elevar la fiesta de María Auxiliadora á rito
doble de 2* clase en todas la iglesias ó capillas de
los Salesianos é Hijas de M. Auxiliadora, y asi­
mismo á doble la 2^ clase con octava la fiesta de
S. Francisco de Sales en las mismas iglesias y ca­
pillas. Esta es otra prenda de amor del Sumo Pon­
tífice y del triunfo de nuestra Coronada Reina.
— Grande ha sido la alegría de los Salesianos y
Cooperadores de Esmlrna (Asia Menor) cuando vie­
ron durante el mes de María expuesta en la Basí­
lica-catedral una magnífica imagen de María Auxi­
liadora que Don Rúa había regalado al F. Longinotti, párroco de la Catedral. Esta fué la primera
vez que en Esmirna se ha celebrado la fiesta de
María Auxiliadora, y esperamos c}ue en esta ciudad
mariana por excelencia, se propague más y más la
devoción á tan buena .Madre y la Obra de D. Bosco.

BIBLIOGRAFIA
AUXILIUM CHRISTIANORUM. — Mes de María Au­
xiliadora, para uso de las familias é Institutos
religiosos, y especialmente para los Coopera­
dores Salesianos y los Socios de la Archicofradia de María Auxiliadora, por el Presbítero
Salesiano Don A lb in o C a r m a g n o l a . Con li­
cencia eclesiástica. — Un tomo de 168 pág.
en 8®prolongado. Precio en pasta flexible j ,5®
pesetas ejem plar: aumentando el pedido se
hace rebaja. — Librería de María Auxiliadora
— Sma. Trinidad — Sevilla (España).
Seria curiosísimo reunir en esta bibliografía
los elogios que se han hecho del libro en cues­
tión ; pero ante la imposibilidad de hacerlo, re­
petiremos lo que decía un devoto de la Sma.

-

85 -

Virgeo: « ¿Quién surcando este valle de lágrimas
no siente el corazón oprimido por males sin
cuento? Todos. ¿Quieres, hermano, hallar cum­
plidísimo consuelo á tus tribulaciones? ¿Quieres
encontrar el bálsamo que no solamente mitigue
el dolor de tu corazón desgarrado, sino que ci­
catrice completamente la herida ó heridas que
te causaran este falso y engañador mundo? Abre
el * Mes de María Auxiliadora » y en él enconrás el remedio que anhelante buscas. Ésto es
seguramente exacto, pues su método y estilo se
adapta á todas las inteligencias, de modo que
tanto el sabio como el ignorante pueden sacar
sabrosísima miel de tan dorado panal. Los Se­
ñores Curas Párrocos encontrarán en él hermo­
sísimos croquis para sus cotidianas pláticas, y
donde no haya éstas, podrá el pueblo sacar abun­
dantes y provechosos frutos de la consideración
que tiene cada uno de los días, poniendo á con­
tinuación ejemplos de personas que viven aun
algunas de ellas, y por lo tanto, no son ficcio­
nes de imaginación, sino realidades.
Lo recomendamos eficazmente á todos los de­
votos de María Auxiliadora, y abrigamos la se­
guridad que tan pronto como lo conozcan, de­
searán poseer tan rico y útil tesoro, aparte de
que su precio es relativamente exiguo.

(Dcmorias Biográficas
DE

mons. luis lasagna
(Continuación), (i)

C a p ít u l o X X L
Nueva Parroquia. — Paysaadú. — Dispuestos a! sa­
crificio. — Corazón de Madre. — Á bordo del
” Cosmos*’ . — Clamores siniestros. — Las prime­
ras victorias de la acción Salesiana. — Tumultos
y gritos de sedición. — Un verdadero amigo. —
Tras la borrasca, la bonanza. — Concurre á la
erección del monumento á Pío IX en Roma. —
Viaja para restablecerse. — Santa astucia. — En
los brazos de D. Bosco. — Muere el limo. Señor
Vera.

Con viva ansia habían esperado D . Lasagna
? sus hermanos el nuevo refuerzo de personal
Qae D. Bosco les había prom etido; pero apenas
(>) Véase el num. de Marzo pág. 6o.

llegado, en vez de hallarse aliviados del trabajo,
se vieron aún más atareados, pues el limo. Sr.
Vera les había encargado el gobierno de la pa­
rroquia de Paysandú. En una extensa carta, nos
da D. Lasagna noticias de la toma de posesión,
y al constatar el hecho en estas páginas, hare­
mos uso casi de sus mismas palabras.
Paysandú es una de las ciudades más antiguas
de la República Oriental, situada en la orilla
izquierda del gran río Uruguay. Tiene un her
mosísimo puerto comercial, donde abordan naves
y vapores de Europa, que vienen á cargar lanas,
pieles, carne salada y otros productos del país;
según opinión de todos, es el puerto más fre­
cuentado y próspero del Estado, después del de
Montevideo. Pero no podían hacerse el i88i
iguales encomios del estado religioso y mOral de
la ciudad y sus alrededores. Y no podía menos,
pues una ciudad como Paysandú con 25,000 ha­
bitantes no tenia más que una sola Parroquia*
y una sola Iglesia; además el párroco la había
abandonado, y los fieles quedaron en un estado
lastimoso. Ninguna Congregación religiosa, nin­
guna escuela, ningún asilo de beneficencia existia
en ella. Todas las escuelas de ambos sexos es­
taban á cargo de personas, que en la enseñanza
profesaban el más descarado materialismo. La
corrupción y la inmoralidad reinaban por todos
sus ámbitos.
¡Pobres almas! Al limo. Sr. Vera se le des­
garraba el corazón no pudiendo ir en busca de
tantas ovejuelas descarriadas y expuestas á la vo­
racidad del lobo infernal. No teniendo en su
diócesis sacerdotes bastantes, había recurrido á
varias Órdenes religiosas, pero inútilmente. .En­
tonces, viendo que se acercaba la Semana Santa
y la solemnidad de Pascua, mandó llamar á
D. Lasagna que estaba en Montevideo, y ardien­
temente le suplicó que le quitase aquella tortura
del alma y mandase á sus Salesíanos á dirigir
aquellas almas abandonadas, por medio de la
predicación, de escuelas, oratorios festivos y con
la cooperación de las Hijas de María Auxilia­
dora. Don Lasagna dió esperanzas al celoso Pre­
lado y le pidió tiempo para consultar con sus
Superiores.
Cuando los Salesianos de Villa-Colón tuvieron
noticia de semejante propuesta, dijeron todos
acordes que no se debía perder una ocasión tan
propicia de salvar almas, y para facilitar la eje­
cución, se mostraron todos dispuestos á renun­
ciar generosamente á los refuerzos que esperaban
de Italia en favor de la parroquia de Paysandú.
El Insp»ector, D. Santiago Costam^na, llevado
de su ardiente é infatigable celo, dió desde luego
su consentimiento y su bendición á la nueva em­
presa. Impossible es describir la alegría del Sr.
Obispo. Para no dar tiempo á que, esparcién-



86

(lose la noticia/suscitase el demonio dificultades
y quizás dolorosa resistencia, dispuso que los
destinados á la parroquia de Paysandú partieran
cuanto antes.-Era este el día 5 de Marzo, y la
salida se fijó para el dia 9, apenas llegaron de
Europa los Salesianos que debían sustituir en sus
cargos á los destinados á abrir la nueva casa de
Paysandú. Una caritativa señora, que era como
madre de los Salesianos del Colegio Pío, les
preparó el equipaje necesario y les dió el dinero
para el viaje : el 9 de Marzo por la tarde Don
Juan Allavena, D. Agustín Mazzarello y el ca­
tequista Santiago C ev a, acompañados por el
mismo D. Lasagna, subieron á bordo del Cosmos
en el puerto de Montevideo. Al romper el día,
ancló la nave en Buenos Aires y se paró cinco
horas. Lo Misioneros conversaron largo tiempo
con el Inspector, que había acudido á esperarlos
y animarlos con sus consejos y sus afectuosas
palabras en una empresa, que según les dictaba
un secreto presentimiento del corazón, estaba
sembrada de espinosas dificultades. A las 10 el
busque levó ancla.s, y á la mañana siguiente
nuestros viajeros se encontraron á la vista del
magnífico panorama de la ciudad de Paysandú.
Llegados-al puerto, fueron directamente á la
iglesia parroquial que se eleva majestuosa en las
altura de una loma, y se arrojaron en los brazos
de Jesús Sacramentado, implorando fuerza, valor
y socorro en la dificilísima misión.
El repetido toque de las campanas, que anun­
ciaba la celebración del Santo Sacrificio, cosa
desacostumbrada en la ciudad, y la voz que
luego corrió, de haber llegado tres sacerdotes,
atrajo muchos curiosos á la iglesia, que no ce­
saban de mirar llenos de estupor á los recién
venidos. Después de haber tomado posesión y
hecho el inventario de los miserables objetos de
la igle.sia, emplearon el resto del dia en buscar
alojamiento y presentarse á las autoridades ci­
viles y algunas familias principales para quienes
tenían cartas de recomendación de los amigos y
bienhechores de la Capital.
En general fueron bien recibidos, especial­
mente por el Sr. Comandante del Puerto, Don
Julio Muró, quien , habiendo tenido dos hijos
en el Colegio Pió de Villa-Colón, apreciaba
mucho á los Salesianos, y tuvo ocasión de demo.strarlo más tarde en los momentos más crí­
ticos.
Algunos periódicos de la ciudad se dieron
luego á propalar voces siniestras contra la ines­
perada llegada de los Misioneros, llamándolos
gente fanática, invasores de la Parroquia, y con
espresiones nada comedidas, provocaban al pue­
blo á levantarse contra ellos. Muchos hasta fir­
maron solicitudes al Señor Obispo (>ara que los
retirara. E l horizonte amenazaba borrasca; pero

los Misioneros habían depositado su confianza
en S. José, á cuyo honor estaban peparando
una solemne fiesta, para poner desde el principio
aquella pobre ciudad bajo su santo Patrocinio.
A l dia siguiente domingo, el P. Allavena pre­
dicó en la Misa primera, el P. Mazzarello cantó
la segunda y D . Lasagna predicó infra 2,íissam^
explicando á sus oyentes el objeto de su venida
y el ardiente deseo que tenían de servir con
abnegación y celo á las necesidades espirituales
tanto de la ciudad como de- sus alrededores.
Hubo por la tarde solemne Via~cnicis y otro
sermón de D. L asag n a , lleno de ardor y un­
ción apostólica.
Este espíritu de trabajo y de sacrificio les
captó en pocos días la voluntad de los buenos,
pero irritó también en daño de los Misioneros
lá intolerancia de sus enemigos y de los que
odiaban el bien, los cuales viendo que solos
nada podían concluir, intentaron reunir armas.
Durante el triduo solemne en preparación á la
fiesta de S. José, numerosos fieles acudieron al
templo, pero muchos sólo para espiar los actos
de los misioneros. L a última tarde, después de
la bendición con S. D. M. y apenas cerrado el
tabernáculo, estalló fuerte tumulto al grito de
¡abajo! ¡muerte! La muchedumbre se aglomeró
en la plaza y no se oía más que una tempestad
de silbidos, gritos y amenazas que formaban un
bullicio atronador. Como los Misioneros para ir
á su humilde habitación, tenían que atravesar
la plaza, no creyeron prudente salir, sino que
permanecieron arrodillados al pie del altar, dis­
puestos á sacrificar su vida, si tal era el bene­
plácito del Señor. Finalmente intervino la fuerza
publica que apenas si logró dispersar á los amo­
tinados. Este inesperado y feliz desenlace se
debió al Sr. Julio Muró, que durante aquellos
dias de peligro no cesó un instante de velar por
los Misioneros, de defenderlos en las reuniones
y en el seno de las familias, interviniendo con
su autoridad ante el Gobernador para que no
los dejase expuestos á las violencias y ultrajes
de la chusma.
No satisfecho aún con ésto, dió con los Mi­
sioneros un paseo por la ciudad en coche abierto,
nianilestando asi públicamente el aprecio y ve­
neración que por ellos tenia. Nada hay, pues,
que extrañar si al dia siguiente se pudo cele­
brar con calma y solemnidad la fiesta de S. José.
Fué tamb'én aquella una festividad en que los
Salesianos demostraron su agradecimiento al
(»sto Eisposo de María por haberlos librado de
tantos peligros. De este modo aplacada la bo­
rrasca, su apostólado alcanzó las bendiciones de
Dios y fué fecundo en frutos de salvación.
Apenas hubo desaparecido todo peligro >'
asuntos estuvieron encaminados, D . Lasagna se

-..-8 7
despidió de sus amigos y bienhechores y bajó • que someterse á las pr^cripciones médicas y
al puerto para regresar á Villa-Colón. El Sr.
pensar seriamente en restablecerse. Opinaron los
Comandante con sus soldados le escoltaron hasta médicos que para ésto era necesaria una difícil
á bordo del « Cosmos », sirviéndose de la lan­ y dolorosa operación, y le aconsejaron volver á
cha de la capitanía en la que flameaba la ban­ Italia, que allí facultativos más expertos la lleva­
dera nacional.
rían á cabo con mejor resultado. No fallaba más
que la orden expresa del Inspector, y asi que
Mientras tanto .los Salesianos, á cuyo cargo
quedó la vastísima parroquia de Paysandú, em­ ésta hubo llegado, D. Lasagno se embarca en
pezaron á organizar las .clases de catecismo para el Umberto L el i de Mayo del 1881.
Durante la travesía le sucedió una cosa digna
los niños, atrayéndolos con regalos, y sobre todo
con los buenos modales y afable trato. Por me­ de notarse. Siendo él el único sacerdote en el
vapor, no tardó en notar que su sotana no era
dio del esplendor del culto y con el aliciente
de la música, atrajeron al templo también mu­ muy bien vista por algunos pasajeros. Sin em­
chos adultos, prestándose en todo tiempo á la bargó suplicó con la mayor cortesía al Capitán
le permitiera decir Misa en el salón de i* clase;
administración de los santos Sacramentos: de
este modo' pudieron ver aquél riiismo añ o, este favor no se le concedió, señal cierta que
que muchos que nó iban nunca ai templo, se en la nave corrían vientos contrarios á todo
sentimiento religioso. El buen sacerdote no se
acercaron á la Mesa Eucaristica para cumplir el
desanimó por ésto y, no pudiendo resignarse á
precepto pascual. El P. Allavena, en cualidad
estar
por todo el viaje sin decir Misa empezó á
de párroco, dió. principio, apenas pudo, á la
excogitar
un medio para lograr su deseo.
visita de los pueblecillos cercanos sujetos á su
Viajaba
en el mismo vapor una señora espa­
jurisdicción. Empleó varios meses, durante los
ñola,
que
por sus cualidades exteriores y por
cuales con un celo de aposto! pasó bautizando-,
sus
riquezas
había obtenido un gran prestigio
predicando y cumpliendo todos los demás actos
sobre
los
elegantes
pasajeros de i* clase, que
propios de su ministerio, en medió de aquellos
formaban
.
siempre
su
obligado cortejo. No se
pobrecillos aldeanos, que dedicados á la guardia
ocultó
tal
cosa
á
las
perspicaces
mirada de Don
de sus rebaños vivían en cabañas de paja y
Lasagna
y,
en
la
esperanza
de
obtener
por me­
barro, sin poder nunca contemplar el rostro de
dio
suyo
el
suspirado
favor
del
Capitán,
empe­
un ministro del Señor. Sabedor D. Lasagna de

á
estudiar
el
modo
de
poder
acercarse
á
ella.
todo ésto, dirigía y fomentaba desde Montevi­
Durante
los
primeros
dias
no
pudo
ejecutar
su
deo este santo movimiento, regocijándose .san­
plan
de
ataque,
porque
la
señora
á
cau.sa
del
tamente del fruto que se iba recogiendo.
mareo se quedaba en el camarote; pero apenas
Durante este tiempo llegaba á la apartada
se
hubo restablecido, apareció de nuevo en
América la noticia de que S. S. León XIII ha­
cubierta.
Rescostada muellemenleen una poltrona,
bía encargado á la caridad y actividad de Don
Bosco la difícil empresa de levantar en el Castro rodeada del acostumbrado sequilo de admira­
dores, entre los que se contaba el Capitán, pa­
Pretorio de Roma, un templo consagrado al
saba
las largas horas del día en geniales con­
Deifico Corazón de Jesús, con un asilo anexo
versaciones. D. Lasagna que aguardaba el mo­
para niños pobres. La intención del Padre Santo
mento oportuno para llamar su atención, cuando
era que aquel suntuoso monumento recordase al
mundo entero la elevada mente y corazón mag­ iba á retirarse á su camarote, fingiendo encon­
trarse casualmente al paso, le dió con toda cor­
nánimo de Pío IX. y D. Lasagna , á fuer de
Director del primer Colegio Salesiano que se tesía las buenas noches en castellano. Al día
sigfuiente, al encontrarse- la señora con D. La­
honrara con tan glorioso nombre, se esforzó,
con no pequeño sacrificio, por ser uno de los sagna fué la primera en saludarle respetuosa­
primeros en presentar su concurso. Al recibir mente, que estaba rodeada de gente que de­
D. Bosco esta oferta el 24 de Junio, día de su mostraba indiferencia ó desprecio hacía el sa­
*®Wo, el buen padre derramó lagrimas de dulce cerdote. El advirtió que ya había adelantado
Alborozo por tan fina delicadeza.
mucho, pero en un momento en que la señora
Tamas fatigas, tan variados trabajos hubieran tenía en torno suyo el acostumbrado corrillo, pas6
podido consumir la salud más robusta, y ¿qué ásulado como quien,absorto en sus pensamientos
^ m o s del pobre D. Lasagna acosado siempre no se da cuenta de lo que acaece en torno suyo;
^ dolencias interiores?... A fines de Mayo tuvo pero la señora al verlo le convidó á tomar parte



88

en .su conversación. El capitán para ganarse
más su voluntad le cedió su sitio á la derecha
de la señora. D. Lasagna, dándole cortésmente
las gracias aceptó el puesto que se le ofrecía.
Durante la conversación se mantuvo grave, mo­
desto y d isgutoso; düo poquísimas palabras
pero siempre comedidas y oportunas. Ésto, produ­
jo en todos una impresión favorable, particular­
mente en la señora, que antes de retirarse lo
llamó á parte y le preguntó si estaba enfermo
ó le afligía alguna pena. Le manifestó D. L a­
sagna que el motivo de su viaje era la falta de
salud y añadió que lo que particularmente le
apesadumbrava era no poder decir Misa en el
mes del Sagrado Corazón de Jesús y quizás el
día mismo de la festividad. Dijole además que
sí se le permitiera celebrar la santa Misa en el
.salón de i* clase muchas de las señoras que
iban en el buque con gusto asistirían á ella.
Habla tocado una cuerda sensibilísima para
aquella señora que, aunque un poco mundana,
era no obstante piadosa, tanto más que, encon­
trándose entre mar y cielo en una frágil nave,
sentía mayor en si la necesidad de la divina
asistencia.
Conocido que hubo el santo deseo del sacer­
dote. tomó á su cargo hablar del asunto al
Capitán,, el cual concedió gustoso á la agraciada
intercesora lo que antes había negado al mi­
nistro del Señor. De este modo, nuestro buen
D. Lasagna tuvo el consuelo inefable de cele­
brar el santo Sacrificio, y la elegante señora
con otras muchas personas,- no dejó de asistir
á ella devotamente todos los días.
Por fin llegó á Turin en los últimos dias de
Junio, rendido sí de los trabajos y de los su­
frimientos, pero radiante de alegría por ver y
abmzar á D. Bosco y para contarle todo lo que
la Providencia se habla ser\*ido obrar por me­
dio de sus amados hijos. ¡Q ue dichoso no se
sintió al escuchar de los labios de su venerado
padre aquellas palabras, que como el decía son
fuego que inflama y luz que guia.
Poco tiempo hacia que descansaba en el an­
tiguo asilo del Oratorio recreándose con la com­
pañía de sus superiores y amigos, cuando vino
á acibarar su corazón una doloroso noticia. El
lim o Sr. Vera, aquel amable Obispo que tan
cordialmente le había acogido en Montevideo,
que por espacio de seis años le había tratado
como un padre, sosteniéndole, ayudándole en
todas ocasiones, aquel santo Prelado, mientras
hacia la visita pastoral en Pau de Azúcar, aco­



metido de un ataque apoplético, espiraba des­
pués de pocos instantes, dejando en luto y con­
sternación á sus diocesanos, á la Iglesia y á la
patria. Indecible es el extremo dolor que ex­
perimentó D. Lasagna por la pérdida del ce­
loso Pastor de la República Uruguaya: en medio
de su aflicción rogó al Señor le eligiese un su­
cesor que le igualase en celo, virtud, y en afecto
para con los hijos de D. Bosco.

(Se continuará).

Exm o é limo S r . D . Ramón Pierola,
Obispo de Vitoria.

E

l día 25 de Enero pasó á mejor vid a este ve­
nerable Prelado, después de \ma larga y pe­
nosa enfermedad, sufrida con admirable resignación
y paciencia, que edificó á cuantos le rodearon en
S u lecho de dolor.
Desde nuestra aparición en su Diócesis, nos
recibió con singulares muestras de cariño, como
entusiasta admirador de la obra de D. Bosco.
Estando en construcción nuestra Casa de Baracaldo, se presentó una vez á girar su visita
pastoral, y aun cuando en ella no había otras
escaleras para subir que las sencillas y peligrosas
del andamiaje, subió no obstante hasta el último
piso, acompañado del Sr. Alcalde y algunos otros
señores, á quienes en presencia dcl Sr. Director,
díjoles estas textuales palabras.

Esta es la mejor obra que hay en estos contornos
y os recomiendo que la protejáis.
En las tres ó cuatro visitas que hizo á Baracaldo, confirmó siempre en nuestra Iglesia y en los
ratos de descanso, tenía sumo gusto en inspec­
cionar la Casa y hacer preguntas relativas a su
marcha y desarrollo.
Al solicitar de él su adhesión al Congreso y
Coronación de María Auxiliadora, lo hizo en tales
términos, que revelaba del modo mas evidente
las simpatías que le merecía la Congregación SaIcsiana
Descanse en paz el venerable extinto.
R . I. P.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiitsüca:
Gereote: JO SÉ G AM BIN O .
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1904