BS_1904_10

Ficha

Título
BS_1904_10
Descripción
Boletín Salesiano. Noviembre 1904
Fecha
1904.11
extracted text
iLETlN
ESIANO
Redacción y H d m in istració n
o
AÑO X IX — N. n



© -^

Via Cottoletigo, ^2 —
Publicación mensual

SUMARIO: Autógrafo pontificio acerca de la Pía
Unión de Cooperadores Salesianos . •
• • > *4^
Quincuagésimo Aniversario de la definición del
Dogma de la Inmaculada Concepción
. . . . 247
Segunda Exposición trienal de las Escuelas profesionales y Granjas S a l e s i a n a s ............................... 218
Documentos Salesianos............................................249
El Representante del Sucesor de D. Bosco en América 254



Turin-Italia,

N O VIEM BR E de 1904

De nuestras Misiones: Ecuador: Mons. Costamagna en G u a la q u iz a ............................................... *59
Gracias de María A u x ilia d o r a ................................. 265
267
Crónica Salesiana .
Variedades: De Música Religiosa.............................270
Necrología: Don Ignacio Eclievarría — Sres. Daniel
Cepeda, Eduardo Alvarado y Mariano Prats . . 272

Autógrafo pontificio
acerca de la Pía Unión de Cooperadores Salesianos
y el medio más hacedero de todos para
realizar la restauración de todos las cosas
Éencmcriíos Goopeijadorcs:
en Cristo: obligábame también un sen­
timiento de viva y profunda gratitud
lOR conducto de nuestro Emmo. hacia vosotros, de quienes recibo dia­
Protector el Cardenal Mariano riamente mil pruebas de caridad y celo,
Rampolla del Tíndaro, presen­ como he podido cerciorarme personal­
té al Padre Santo un breve informe mente en mis últimos viajes por la
acerca del estado de vuestra Pía Unión, Italia septentrional, por Austria-Hunde la multiplicidad de vuestras empre­ gría, especialmente en la provincia de
sas, del número de vosotros y del ardor Galizia, por Suiza y Bélgica.
Y el Padre Santo, que siempre ha
de vuestro celo generoso y edificante.
Me indujo á ésto el pensamiento de tenido por D. Bosco y sus Obras una
hacer una cosa grata 4 los ojos del deferencia y afecto particular, con un
Sumo Pontífice, quien tan á pechos to­ acto de exquisita é inesperada bene­
ma la educación cristiana de la niñez, volencia, se dignó responderme con
objeto principal de vuestra Pía Union un Augusto Autógrafo, que aquí reTurín, 21 de Septiembre de 1904

Hgiosamente •os transcribo traducido
al pie de la letra. Como podéis ver,
la preciosa carta del Sumo Pontífice,
más bien que dirigida á mí, esta toda
dirigida á vosotros, celosos Coopera­
dores, de lo cual debeis altamente re­
gocijaros en el Señor; pues toda ella
es una completa y autorizada sanción
de vuestra Pía Unión. Y á la verdad,
en ella se recomienda ardorosamente
su objeto á todas las diócesis, ciudades
y parroquias, así como á todos los fieles
cristianos; se renueva la concesión de
todos los privilegios é indulgencias con­
cedidas por los Sumos Pontífices Pío IX
y León XIIL (d. s. m.), y para colmo de
bondad hace votos para que, en todas
partes, en las ciudades y en las aldeas,
ó se viva del espíritu del Fundador de
los Salesianos 6 se cultive su amor, que
es lo (jue vosotros hacéis, beneméritos
Cooperadores.
El S. P. L eón XIII (d. s. m.) con oca­
sión del I*'' Congreso Salesiano cele­
brado en Bolonia, había ya dicho: « Es
innegable que cualquiera que con su apo­
yo ó con sus haberes patrocina las em­
presas y fatigas de la fam ilia Salcsiana,
se hace de una manera evidente, bene­
mérito de la Religión y de la sociedad
civil; » (i) y estas palabras que en­
tonces nos llenaron de confusión, las
ha querido repetir aun más solemne­
mente el Pontífice gloriosamente rei­
nante, Pío X.
(i) Carta autógrafa al Emmo. Sr. Cardenal
Domingo Svampa. Arzobispo de Bolonia, con
fecha del 2 de Abril de 1895.

De nuevo confundidos, y agradecidos
á tanta bondad, procuremos con sumo
erñpeño, amados Cooperadores, corres­
ponder á las esperanzas del Papa. Vo­
sotros sabéis que vuestra Pía Unión es
una asociación canónicamente instituida,
cu-yos mie77ibros, entre sus muchas obras
de piedad y de caridad, se proponen especiahnenie cuidarse de los niños pobres
y desvalidos (2). Ahora bien, repito, el
S. Padre por nada toma tanto empeño
como por la educación cristiana de la ju­
ventud, y ya que ésto es lo que espera de
vosotros, poned en ésto todas vuestras
más vivas solicitudes, buscando coloca­
ción á los jóvenes que peligran, envián­
dolos á los Oratorios festivos, ayudando
á los RR. Párrocos á enseñar la doc­
trina cristiana, dispensándonos el óbolo
de vuestra caridad, á fin de que poda­
mos seguir también nosotros educando
en nuestros institutos á los niños pobres
y continuar todas las demás empresas
que nos ha deparado la Divina Provi­
dencia. Esta será la mejor manera de
demostrar nuestro agradecimiento al
Vicario de Jesucristo.
Aprovecho esta ocasión para enco­
mendarme y encomendar nuestras obras
á vuestras oraciones, y ofrecerme con
viva gratitud, de vosotros, beneméritos
Cooperadores,
Afenfo y humilde servidor

Miguel Rúa Pbro.
(2) Breve de S. S. Pió IX con fecha del 9 de
Mayo de 1876,

J

— 243 —

:Ü^

!?^
!:-»^

P l u s PP. X.
í)ilccíe }íili, soluícn^^ eí aposíolican\^ íencdidioncn^.
m

Q i consentanea meritis expectanda a Nobis benevolentia est,
multam erga te dilectioném praeferre Nos equidem decet, qui
Salesianam Sodalitatem ad illustriores laudes constanti progressione
contendere iamdiu perspicimus.
Ab illustri excitata viro, in quo christianarum virtutum exem
piar, caritate principe, luceret, atque ad gloriam Deo comparandam
candide uníceque adlaborans, maxima coetus commoda societati hominum peperit, quorum perficiendae virtud multa in toto orbe opera
suscepit, praesentium ingenio temporum nullam partem posthabito.
Amplificatam mirifice sodalitatem non modo sodalium numero, quí
vitam communi instituto agant, sed etiam accessione eorum, qui ob
collatam opem et ob sacra emolumenta percepta cooperatorum no­
mine gaudent, et Ipsi iam pridem novimus et tuo confirmatum
testimonio videmus. Ostendit id et declarat Sodalitatem Salesianam,
quod quidem laudi solatioque est, carissímam christiano populo esse,
cuius sanctitudini serviens^ utilitati servil. Placel tamen fideli omni,
omnique aut dioecesi, aut civitati, aut paroeciae commendare illam
enixius, velint uti omnes eandem complecti volúntate et gratia pro-

— 244 —

gredienti, ea praesertim de caussa quía in instituenda christiane
luventute, mirum cum quanto convictus humani incremento, sodalitas
tota est. Etenim puerorum adolescentiumque formare ánimos rem
omniiim gravissimam pro conditione temporum putamus quae sane
quemadmodum vehementissime sollicitudinem Nostram semper exacuit. ita debet ad omne genus subsidia Christifidelium incitare vo»5^'

luntates. Hi autem optimum providentissimumque fecerint, si nomine
dato cooperatorum coetui, Salesianam familiam exauxerint; navata
enim m hunc modum opera ingenti ipsis ac sodalitati commodo erit,
molestiae ipsis non erit. Quoniam vero Salesianis cooperatoribus

«i

singularis ac praecellens quaedam significatio favoris ab utroque
Decessore Nostro Pió IX ac Leone XIII fel. rec. nullo tempore
defuit, sacrarum praecipue indulgentiarum thesauris reclusis, haec
ipsa iterare ac renovare libet benevolentiae testimonia, ob eamque
rem Indulgentias omnes atque universa privilegia laudato coopera­
torum coetui antea tributa,

Nos quoque propensissima volúntate

concedimus. Addimus autem ex intimo corde votum, ut ordo idem
co^^perantium, tam insigni meritorum nobilitate conspicuos, numerumque ad tercenta hominum millia, sicut est Nobis relatum, brevi
tempore assecutus, niaiora in dies incrementa capiat, eoque Dei
gratia pertingat, ut sive in urbibus sive in pagis, ubicumq*^^ aut spiritus foveatur legiferi Salesianorum patris aut alatur amor, novis
amplificetur asseclis, rei in primis Episcoporum cura favente. Nostrum

praeterea

studiosum erga Sodalitatem animum Apostólica

Benedictio testetur, quam tibí singulisque sodalibus peramanter in
Domino impertimur
Datum Romae. apud S. Petrum, die XVII Augusti anno MCMÍV, Pontificatus
Noslri secundo.

P lu s PP. X.
Dilecto Filio Micha Eli Rúa,
sacerdoti ac supremo Sodaliiatis Salesianae Moderatori,
Augusíarn Taurinorum.

fe

fe

— 245 —

Garta Apostólica de nuestro SSmo. IPadre

PIO X.
al Rmo. Sr. D. Miguel Rúa
sobre la Pía Unión de los Cooperadores Salesianos

A Nuestro amado hijo M iguel Rüa
Sacerdote y Rector Mayor de la Sociedad Salesiana
T u rín .

P IO

PP. X

^ SU amado ^ijo, salud

y

JJposíóIica ^er(dición.

i es que Nós debemos dispensar Nuestra benevolencia en pro­
porción de los merecimientos, mucho afecto te debemos mani­
festar publicamente a ti, ya que desde hace mucho tiempo venimos
viendo que la Sociedad Salesiana, sin pararse en su carrera, se
adelanta á siempre mayor copia de esclarecidas alabanzas.
Fundada esta Pía Sociedad por aquel ilustre varón, en el que
resplandecía un modelo de todas las humanas virtudes, principal­
mente de la caridad, afanándose sólo por promover con toda pu­
reza la gloria de Dios, esta Unión reportó grandes ventajas á la
sociedad civil y emprendió muchas obras para procurar la sal­
vación de las almas, sin descuidar por ningún concepto la índole
de los tiempos presentes. Cómo esta sociedad se ha difundido ad­
mirablemente, no solo por el numero de sus socios que llevan vida
común, sino también por el aumento de las personas que, por el
ayuda que prestan y por la ventajas espirituales que de ello sacan,
se llaman Cooperadores, cosa es que Nós mismo hace mucho tiempo
conocemos y ahora vemos confirmada por tu testimonio.
Esto nos demuestra y hace evidente que la Sociedad Salesiana
(y es cosa que honra y al mismo tiempo consuela) merece el amor
del pueblo cristiano, pues, mientras ella se cuida de su bien espi­
ritual, provee también a su progreso temporal.
No obstante
Nos complacemos en recomendarla vivísima-

S

.4a.

— 246 —

H:-;

« •í

■ ^v

m.

mente á todos los fieles cristianos, á todas las diócesis, ciudades
y parroquias, á fin de que todos nutran hacia ella afecto y favor
siempre creciente, particularmente por la razón de estar esta So­
ciedad destinada á instruir cristianamente á la juventud con admi­
rable provecho del género humano.
En efecto, bien considerada la condición de los tiempos, el for­
mar el alma de la juventud, Nós la consideramos como la cosa
más importante de todas; lo cual así como fué en todo tiempo
el estimulo más poderoso de nuestros desvelos, debe también
incitar el ánimo de todos los fieles cristianos á apoyarlo con toda
suerte de medios. Y ellos harán una cosa eficaz y óptima si
dando su nombre á la Unión de los Cooperadores, aumentan la
familia Salesiana, puesto que una tal cooperación será para sí y para
la sociedad toda de gran provecho y para ellos de ninguna mo­
lestia. Y como á los Cooperadores Salesianos nunca les faltó una
singular y especialísima demonstración de particular afecto por parte
de nuestros dos Predecesores Pío IX y León XIII, de feliz recor­
dación, sobre todo con la concesión de los tesoros de santas indul­
gencias, Nos es grato repetir y renovar estas mismas manifestaciones
de afecto; y por tanto Nós también, con toda la efusión del alma,
concedemos á dicha Unión de Cooperadores, todas las indulgencias
y privilegios ya antes concedidos. Además de lo intimo de nuestro
corazón hacemos votos para que esta misma Unión de Cooperadores
Salesianos, tan ilustre por excelencia de méritos que en breve espa­
cio de tiempo, como tú Nos referiste, ha alcanzado el número de
casi treaentos m il asociados, tome de día en día mayor incremento,
y por la bondad de Dios, llegue á ser tal que, en todas las ciu­
dades y aldeas, y en todas partes, ó se viva el espíritu del Fun­
dador de los Salesianos, ó se cultive su amor y se aumenten sus
secuaces, cooperando á ello especialmente el celo de los Obispos.
Sea también prenda de Nuestra benevolencia para con la Socie­
dad Salesiana. la Bendición Apostólica que á tí y cada uno de sus
miembros damos con íntimo afecto en el Señor.
Dado en Roma, junto a S. Pedro, el día 17 de Agosto del año 1004 se­
gundo de Nuestro Pontificado.

PIO PP. X.


’t- -f' -ti - f i *1- ti

f#

247 —

duincuaa^simo ünivmarlo
áe la ieiaielón del B apa de la Inaaeiilada Boiiecpeién
CONGRESO MARIANO UNIVERSAL
Como homenaje á la Virgen Inma­
culada en su año Jubilar, se celebrará
en Roma del 30 de Noviembre al 4 de
Diciembre de este año un grandioso
Congreso Mariano Universal.
A título de información damos aquí
el resumen del bien ordenado programa
del Congreso.
Los temas se dividen en tres seccio
nes distintas: i* Culto de M aría San
tísim a — 2^ P re n sa M arian a —
3* Institutos y A so ciacio n es especial
mente dedicados á M aría Santísim a.
La i* sección — Culto de Marta
Santísima — abraza cuatro partes.
d) parte doctrinal, ó sea dogmas refe­
rentes á M aría: sus prerogativas y pri
vilegios, sus títulos y glorias* y devo
ción de los fieles á la Sma. Virgen —
b) parte histórica, ó sea origen de su
culto, sus influencias y sus relaciones
en todos los países del mundo, en todas
las órdenes de la sociedad y en las
artes y en las letras — c) parte prrác
tica, ó sea varias formas legítimas del
culto y sus manifestaciones y de los
modos de mantener y lomentar esta
devoción en los cristianos — d) parte
cotnplementcU, ó sea devoción al castí­
simo esposo de María y á sus dichosos
padres S. Joaquín y Sta. Ana.
La 2* sección — Prensa Mariana —
abraza dos partes: a¡) prensa no perió­
dica, ó sea obras varias, antiguas ó

modernas relativas al culto de M aría:
teología, historia, artes, letras y libros
de piedad que tratan de María; biblio­
tecas Marianas; opúsculos y estampas
— b') prensa periódica.
La sección 3* — Institutos y Aso­
ciaciones especialmente dedicados a Marta
Santísima — comprende dos partes:
d) Ordejies y Congregaciones Religiosas :
sus relaciones con el culto de María
según su origen, sus reglas y su apos­
tolado: sus relaciones con el Dogma
de la Concepción Inmaculada — b) Co­
fradías, Asociaciones varias dedicadas á
M aría Sm a.: su origen, su objeto, sus
merecimientos, etc.
Todo este largo y dificil estuílio de
lo que al culto y honor de María Sma.
se refiere, va dirigido á la práctica.
Honrar á María Inmaculada y honrarla
bien: estirpando defectos, suprimiendo
ciertas prácticas mal fundadas ó inno­
vaciones peligrosas, esclareciendo dudas,
dictando sabios preceptos para la difu­
sión de la devoción á María, promo­
viendo la verdadera devoción enseñada
por la Iglesia: en fin renovando lo de­
fectuoso y confirmando lo justo y lo
bueno
Que Dios ilumine las inteligencias
y guíe los corazones para que todo re­
sulte á J5U mayor gloría y á honor de
su Purísima Madre.

— 248

Segunda Exposición trienal
de las Escuelas profesionales y Granfas Salesianas
»A Exposición está artísticamente dispuesta
en el teatro del Oratorio, adornada con flo­
res, banderas y plantas, y ocupa no sólo
las dos galarias, el palto y el tras-palco, sino tam­
bién toda la vasta platea y un pequeño patio ad­
yacente.
I..0S objetos expuestos se hallan clasificados en
cinco secciones; artes gráficas y afines, artes libe­
rales, oficios, agricultura y didáctica; todas estas
se pueden compendiar en dos : teoría y práctica
de las artes.
Entre las muchas muestras de didáctica, se ven
junto con los trabajos y ensayos de los alumnos,
las normas acertadas y sobrias de los maestros.
Es un verdadero certamen de métodos á cual
mejor, que tienen todos una sola aspiración : buscar
y procurar el mejor medio para educar bien la ju­
ventud obrera.
Son dignos de admiración los ensayos prácticos
expuestos. Desde el espléndido mexible d'exposition,
obra de los talleres de Lieja, colocado frente á la
puerta de entrada, exhibido en la exposición de
Bruselas, hasta el elegantísimo gabinete-dormi­
torio y comedor con su armonía y belleza de líneas
y su exquisita ejecución; desde la pequeña pero
interesante y completa colección de agricultura,
hasta los artículos de sastrería, herrería y zapatería,
fruto de arte y de paciencia; desde el dibujo, la
escultura , la cerámica con sus graciosas figuritas
y finos arabescos con brillante y puro esmalte,
hasta las artes gráficas, todo es admirable y digno
de particular consideración.
|o — Artes gráficas y afines.

En la galería superior figuran diez y seis es­
cuelas tipográficas, dos de esterotipia, fundición,
galvanoplástica y tipografía, y veinte de encuader­
nación. Contribuyeron las escuelas de Turín, S. Be­
nigno, Milán. S. Pier d’Arena, Florencia. Roma,
Alejandría (Egipto), Sarriá (Barcelona), Lieja,
Londres, Cabo de Buena Esperanza, Buenos .-Vires,
Ihiebla (Méjico) etc: de modo que da el aspecto
de una ex^wsición universal en miniatura.
.-V la mano derecha están las muestras del Ora­
torio de Turín. Ensayos de galvanoplástica y de
esterotipia. entre ellos algunas matrices de esca­
yola, sacadas de tapetes en relieve y que sirven
para fondos de trabajos de cromotipia.
Escrupulos<i.ntente dispuestos por orden de cur­
sos. siguen los trabajos compuestos por niños ca­
jistas é impresores: aquellos en sus cinco años de
(i)
relación ha rido literalmente tomada de los
artículos, que acerca de la Exposición, publicó iV Afomentó importante diario católico de Turín.

aprendizaje, éstos en los últimos tres. Y es evidente:
no es posible que un obrero cualquiera, y mucho
menos un niño, llegue á aprender en dos años el
procedimiento práctico para imprimir un libro;
y como la exposición es de solos alumnos, los im­
presores no figuran más que en el tercer curso.
Exigía demasiado espacio y demasiadas declara­
ciones, exponer los trabajos parciales de los alum­
nos de primero y segundo curso de tipografía.
No faltan numerosos ensayos de los alumnos
cajistas del primer curso: experimentos en cuerpo 12
con original impreso, como nota el programa. Puesta
la reproduccicón junto al modelo de cada curso,
demuestra la perfecta graduación de los trabajos
y el adelanto del arte año por año. Los alumnos
del segundo curso componen ya con original ma­
nuscrito y notas al fondo de la página, así como
también poesía. De este modo se puede ver como
los alumnos, superando paso é paso las dificultades,
llegan á componer en diversas lenguas trabajos
comerciales, disponen en orden el material com­
puesto, ésto es, lo compaginan, ponen el frontespicio, índice etc. También los ensayos son dig­
nos de atención por su graduación. En efecto,
de los libros sencillos impresos por los alumnos
del tercer curso sin ayuda del maestro, pero bajo
su inmediata vigilancia, se llega á las ediciones
de lujo, adornadas de grabados y viñetas, impresas
con nítida precisión y con continua igualdad de
tintas. Es hermosísimo, por ej., una artística tri­
cornia dedicada al Sucesor de D. Bosco en sus días,
trabajo que reprodujo después como modelo el
Artista moderno y que obtuvo premio del Scambto
Tipográfico de la Casa de Nebiolo. En general los
trabajos expuestos por la Escuela de Turín de­
muestran el criterio racional que los ha dirigido.
Entre las démás escuelas, la de San Benigno
campea por la multiplicidad y variedad de las edi­
ciones y por el aspecto elegante que presentan :
Milán, Florencia, Parma, Roma, Lieja, Puebla, Bue­
nos Aires y Sevilla presentan también muestras de
buen material moderno. Milán sobresale, no sólo
por el esmero en la ejecución, sino también por
algunas exquisitas tricornias. Puebla presenta ele­
gantes ensayos de litografía. La escuela de S. Pier
d’.\rena es la primera por la multiplicidad y \'anedad de trabajos comerciales, por estar situada en
uno de los centros más importantes de Italia.
También las escuelas de .Alejandría (Egipto) y de
Londres, aunque incipientes, merecen sinceros
elogios. Finalmente la del Cabo de Buena Espe­
ranza, junto con algunas muestras de artículos
comerciales, nos presenta los primeros números del
primer diairio italiano que se publica en la Colonia
del Cabo.

La desproporción entre los artículos de la casamadre de Turín y del número limitado de las de­
más casas, se explica por los gastos que el transporte
y exhibición ocasionan: pero creemos que no es
dinero malgastado lo que se emplea en exponer los
trabajos. Cuántas enseñanzas y ejemplos no se
recaban de una exposición, y cuánta utilidad no
reportan á todos, los juicios serios y los estudios
comparativos de ur. docto y prudente jurado.
Las muestras de encuademación merecen asi­
mismo particular elogio. Las escuelas del Oratorio

II" — Artes liberales.

Comprende esta sección las escuelas de plástica,
tallado, escultura, cerámica á gran fuego y algunos
objetos de decoracióix.
Las escuelas de plástica y tallado son las mejor
representadas. Obtiene el primer lugar la de Turín
con muchas y notables producciones; por ej,, un
grande escudo decorativa, composición fantástica
de un alumno de cuarto curso. Milán tienen pocos
objetos pero bien ejecuLidos, y Lieja una elegante

V ista de la Exposición : P arte posterior.
y de S. Benigno por abundancia de objetos se llevan
la palma. La de S. Benigno presenta un numeroso
surtido de devocionarios á cual más elegantes. El
Oratorio, además de una completa colección de librospremios bien encuadernados, expone un esplén­
dido misal de exquisito trabajo á mano, ejecutado
con solos filetes y curvas. La escuela de Sarriá
(Barcelona), si bien no presenta más que un misal
encoademado con arte admirable y ornamentos
fiiúsímos de metal y cojaL expone cubiertas de
libros, en los que no se sabe más que admirar, si la
la novedad del dibujo y colores ó el arte con que
se han ejecutado. También las escuelas de Milán,
S. Pier d’Arena, Panna, Roma, Morelia (Méjico),
Belén, Pemambuco etc. tienen artículos citantes
7 de diligente ejecución.

colección. Son dignos también de consideración
los tallados de los varios muebles expuestos, espe­
cialmente de S. Benigno, inspirados en verdadero
gusto artístico.
De esc Itura exponen sólo dos es uelas: Turín y
Sarriá (Barcelona), ambas dignas de merecido elo­
gio. Sarriá ordinariamente tiene producciones muy
naturales con admirable efecto decorativo; y esta
vez sobresale también por su paciente y artística
decoración. £1 Oratorio expone una artística estatua
de Iklaiia Auxiliadora en cedro y un modelo en yeso,
imitación de la Purísima de Murillo, trabajo bien
ejecutado.
Los artículos de cerámica que se admiran en la
exposición son todos del Instituto Salesiano de
S. Ambrosio de Milán. Estas notables y graciosas

— 250 —
composiciones son dig as de figurar en cualquier
palacio. Recordamos un reloj en estilo rococó para
estufa ó salón con flores colereadss con mucha
finura y verdad; una Auxiliadora esmerada imi­
tación de biscuit con una graciosa gloria de ángeles;
un espejo de estilo rococó con amorcillos alrededor
dcl marco. Son dignos de especial mención dos
artísticos cuadros; el uno de S. Lorenzo y el otro
do Humberto Biancamano (primer duque de Saboya) con fondo de oro imitando mosaico, en es­
tilo cristiano dcl siglo X II, y marco de hierro y
cuero, que da un armonioso resultada de materias
diversas combinadas con gusto artístico. Expone
también la Casa de Sarriá sus trabajos de fundición.
Consisten estos en algunas estatuitas imitando
bronce y plata de fina y esmerada labor.
Debemos mencionar también aquí las buenas
acuarelas á claro-oscuro con diversos bocetos del
joven maestro Quintín Piaña, y tres fotografías
de trabajos ejecutados en la escuela de Londres.
Dos de estas representan dos hermosos cuadros
en relieve, un querubín y un serafín que á la legua
dicen que se han inspi ‘ado en las figuras de Walter
Crane: la segunda representa una barandilla de
madera para altar, con ricos adornos y colores ins­
pirados en el mismo autor.

ni.

— Oficios.

Los artículos de carpinteros, ebanistas, sastres,
herreros y zapateros forman un pequeño emporio.
Preciosos muebles, mesas, si las, gabinetes^ de
dormir y comedores con ajuar completo, con* sus
lineas armónicas, hermosa ornamentación en ta­
llado y de esmerada construcción. Exponen las
escuelas de San Benigno , Milán, S. Pier d’Arena,
Novara etc. Campea en el medio un altar-a mario
para sacristía de las escuelas de S. Benigno, con
artísticos relieves y decoraciones y cuatro estatui­
tas de valor.
Los sastres y zapateros presentan muestras aun
más numerosas. De su verdadero valor hablará el
jurado cuando examine los artículos: por ahora
podemos asegurar que los modelos no pueden ser
mejores ya por la corrección del corte ya por su es­
merada ejecución.
Tatnbién los objetos expuestos por los herreros
y mecánicos, con sus elegantes y fuer es trabajos
de hierro forjado y batido, demuestran una direc­
ción seria y progresiva. Llaman la atención del pú­
blico una araña para luz eléctrica, un enrejado de
jivrdin, balcones rejas, rinconeras, berbiqu es, com­
pases á bisagra y otros objetos ejecutados con buen
gusto.
IV. Oranjas.

La sección agraria es una manifestación elo­
cuente de lo que se proponen a ^ n a s granjas y de
lo que han sabido ya lograr. La completa provisión
de utensilios de agricultura, experimentales-didáticos, la mayor parte propordonados por la Casa
Ottavi de Casal Monferrato y destinados á la
Granja de Arequipa, demuestra el criterio racional
con que se enseñarán en aquella ciudad las nociones

teórico-prácticas de agricultura. Pero las nume­
rosas muestras de la granja de Ivrea, con sus mues­
trarios de semillas y maderas; con una rica colec­
ción de injertos, con su paciente y preciosa colec­
ción de hierbas y con la sección de policultura,
son una afirmación poderosa de verdadero interés
y progreso. Figuran además las granjas de Canelli
con sus exquisitos vinos, de Túnez, Mogliano Veneto
Béitgemal (Palestina), Fogli zo, Lombriasco y Corigliano de Otranto, con semillas, vinos, muestras de
ma'z, trigo y varias memorias y documentos de sus
respectivas ind istrias.
La Colonia del Sdo. Corazón de Barreiro (Matto
Grosso) ha enviado, junto con algunas curiosida­
des indígenas, un saquito de mandioca molida por
los pobres indios Coroados-Bororós.
V . Didáctica.

Naturalmente la didáctica abraza los progra­
mas y el método de los maestros. Si ordinariamente
las muestras expuestas pueden dar fe de la habili­
dad de los maestros, la bondad de los programas
no toda se puede deducir del progreso alcanzado,
por que muchos son los obstáculos que se pueden
oponer á su realización, ajenos casi siempre á la
voluntad y capacidad de los maestros; por tanto es
preferible examinar los mismos programas pro­
fesionales. Entre estos el más completo es el que
ha enviado el Dr. D. José Bertello, Consejero Pro­
fesional de la Sociedad Salesiana, á todzis las escue­
las. Tienen asimismo buenos programas particu­
lares los talleres de Lieja, de S m Pablo de Brasil y
de Sevilla y merece especial mención el programa
didáctico, con sus respectivos tratados, de la es
cuela agraria de Parma. También el Manual tipo­
gráfico de Zanetta y el Método para sastres de Cenci
son dignos de encomio.
Entre los programas para la cultura literaria
y científica de los alumnos de las escuelas profe­
sionales, es el mejor en su género el que publicó
el año pasado el Dr. D. José Bertello.
En la sección de didáctica íué comprendido y
no sin raz' n, el dibujo aplicado á cada curso pro­
fesional. Prescindiendo de la escuela Salesiana de
Valsálice que tiene criterios proprios por esta.r toda
ella compuesta de estudiantes salesianos destinados
á enseñar más tarde este arte, hay muchas y bue­
nas muestras del Oratorio de Turín, de Milán, de
Lieja y de Oáwi^im; es admirable el criterio prác­
tico con que estas clases están dirigidas. Exami­
nando el at as de los dibujos de las escuelas de
Lieja, se ve como cada oficio ú arte tiene sus es­
tudios relativos, con su correspondiente ejecución
práctica.
En resunen: la II‘ Exposición de las Escuelas
profesionales y Granjas Salesianas, sea en su parte
práctica, como en su parte teórica, es una demos­
tración que satisface y consuela del amor y com­
petencia con que los hijos de D. Bosco atienden
á la educación de la juventud obrera.

— 251 —

Documentos Salesianos
Discurso pronunciado por su autor Mons, José Alessi
en la quinta Sesión del 111 Congreso Salesiano
e l i6 de M a y o de 1903.
^Continuación).

el santuario del saber pasemos, Señores, al
santuario del trabajo. — Bien podemos
hablar nosotros del santuario del trabajo, no ya
para hacer eco á exaltaciones exageradas, á veces
sectarias y casi siempre interesadas, sino porque
el taller es para nosotros venerable y santo desde
que todo un Dios, hasta la edad de treinta años,
vistió la divisa del obrero.
Pues bien, yo os digo que para que el taller siga
siendo siempre un santuario, es preciso fundar
á su lado una Escuela de Religión para obreros.
Me diréis quizá que ésto es una exageración.
¿No le basta acaso al obrero el Catecismo que
aprendió en su niñez? ¿ No le bastan los cír­
culos y Asociaciones que le preserven de la in­
credulidad y de la corrupción? No, Señores; en
el día de hoy todo éso no es suñcience. En las
clases trabajadoras se van manifestando nuevas
necesidades: y estas necesidades las aumentan,
las excitan y engrandecen los que se llaman
amigos de los intereses del pueblo. También
en las clases trabajadoras se va notando un
movimiento de adelanto, no sólo en la cultura
técnica, sino también en la cultura literaria,
científica y social. Es por tanto indispensable
que á esta cultura, que se desarrolla y progresa,
corresponda en intensidad y extensión una cul­
tura religiosa más elevada.
Y aunque no fueran tan apremiantes estas
necesidades, os suplico examinéis detenida­
mente el ambiente que hoy, por obra especial­
mente de las sectas subversivas, se va formando
en tom o de las clases obreras, este ambiente
pestífero y mortal para la fe y moral cristianas.
¿No lo estáis viendo? E l socialismo no habla ya
de la religión como de un negocio privado; ha
arrojado la máscara y se presenta á nuestra VKta
con todo el horror de sus postreras intenciones.
E1 socialismo odia de muerte el Cristianismo
como el más poderoso de los obstáculos y el más
irreconciliable de sus enemigos. La palabra y
la prensa son las principales armas con que lo
combate, y pretende arrancar la fe de la inte­
ligencia y el corazón del obrero. L a campaña es
satánica y dirigida con tino, constancia y sin

D

reparos. Acumula calumnias inauditas sobre la
Iglesia , el Papado y el Sacerdocio, para desper­
tar en el seno de las turbas inconscientes el des­
prestigio y el odio contra tan santas y augustas
instituciones. Y para obtenerlo, se sirve de libros,
opúsculos, diarios, reuniones, conversaciones y
hasta de cánticos odiosos y obscenos. Y entre
tanto ¿qué es lo que hacemos nosotros? — Opo­
nemos prensa á prensa, libros á libros, diarios á
diarios; es verdad. Pero ésto no basta. Ftrftfs
exauditu,audüus autem per verbum Christi. Estas
palabras de S. Pablo no tratan sólo del magisterio
cristiano, sino que ha formulado en ellas también
una de las leyes psicológicas. La palabra hablada,
viv a y entusiasta impresiona é instm ye más que
la p^abra escrita. Y por ésto á las conferencias
anticristianas del socialismo, que va sembrando
cizaña en el campode Cristo, opongamos nuestras
conferencias para deshacer las calumnias, refu­
tar los errores, revindicar la historia y educar
cristianamente á los obreros. — Esto y a es bueno
repito. Pero, si pudiésemos organizar la palabra;
si en vez de dar conferencias aisladas, de argu­
mentos sueltos, diésemos una serie de confe­
rencias orgánicas, que correspondan á los mil
errores que se propalan contra la Religión en
medio de los obreros; sí, para decirlo en una pa­
labra, en los grandes centros donde se agita
la vida comercial y manufacturera, fundásemos
Escuelas de Religión para obreros apropriadas
á las necesidades y adelantos de las clases tra­
bajadoras ¿no sería esta una obra grande, opor­
tuna y benéfica para preservar á los hijos del
pueblo de las asechanzas del socialismo y arran­
car, si es posible, de sus garras las almas que nos
ha robado?
Pero es más todavía. L a necesidad de instruc­
ción religiosa crece de punto en nuestros días,
si se tiene en cuenta la aparición de un nuevo
fenómeno. H oy día no sólo se trabaja por la ele­
vación de las clases sociales en el terreno eco­
nómico, sino que también en el campo intelec­
tual. Se ha dicho; La ciencia no debe ser ya
patrimonio de los priviligiados de la fortuna;
hagámosla popular; hagamos q\ie también los

— 252 —
hijos del trabajo, no sólo se contenten con las
migajas que caen de la mesa de-la aristocracia
intelectual, sino que pueden sentarse también
ellos al banquete de la ciencia y nutrirse, sino
opíparamente, al menos de modo que participen
de los deleites de la inteligencia. Para llegar á
este punto , ya que el pueblo no puede ir á la
universidad, la universidad vaya al pueblo.
Hace dos lustros se fundó una obra, que de
Inglaterra se difundió después por Bélgica, Es-

necen al sabio lenguaje de la Iglesia. Y por tanto,
¿por qué hemos de condenar la difusión de la
ciencia y el’ progreso de la cultura en los obre­
ros, aun por medio de universidades populares..?
Pero en realidad ¿qué son estas Universidades?..
Para responder á esta pregunta es preciso conocer
primero las sociedades que las fun d an , los
profesores qué en ellas enseñan, el espíritu en
que se inspiran, los programas que se desarrollan
y los padrinos oficiales que las sostienen ó pro­

v i s t a de la E xp o sició n : G alerías.
tados Unidos y Francia, bajo el nombre de «xíensión universitaria, y que ha llegado hasta
nuestra nación y se ha introducido y a con el de
M«»WrsidtKÍ popular.
Ahora bien, Señores; las universidades popu­
lares ¿constituyen un bien ó un mal? No; estas
universidades no son más que un simple, pero
poderoso instmmento. tanto para el bien como
para el mal, según quien las funda, domina é
inspira. Y nosotros no las condenamos. La Iglesia
no prescribe la deviación intelectual del obrero,
como no prescribe la educación económica. Re­
cordaos, Señores, de que la ignorancia es la fuente
de todos los males, y que estas palabras perte-

tegen. Y después de haber observado todas estas
cosas, veremos que con frecuencia estas univer­
sidades populares constituyen un no pequeño
peligro. No nos alucinemos. Señores, con las de­
claraciones de una neutralidad fácil de prome­
terse, pero imposible de mantener. No nos alu­
cinemos tampoco por el concurso de algún pro­
fesor favorable al Cristianismo ó qui2ás cató­
lico, por que los interesados harán resaltar ésto
para presentarlo como una bandera de tole­
rancia, que servirá las más de las veces para en­
cubrir el mal, autorizando la institución ó ha­
ciéndola menos sospechosa á los ojos de los
ingenuos. Bien sabemos que desgraciadamente

I

— 253 —
ciertas universidades populares han venido á
convertirse en Ligas de resistencia contra Dios,
como algunos Círculos del trabajo, se han con­
vertido en Ligas de resistencia contra los amos.
Y nosotros ante estos peligros ¿qué es lo que
haremos? ¿Fundaremos también universidades
populares católicas? Si tenemos medios y per­
sonas para ello, tanto mejor, hagámoslo pronto.
O bien, ¿podemos introducir en las y a existentes,
profesores católicos que sepan y puedan im­
ponerse y crear corrientes irresistibles de poder
sobre el ánimo popular para reformarlas y cris­
tianizarlas?... No nos detengamos, hagámoslo
pronto. Pero... Señores, no nos forjemos ilusio­
nes. Los obstáculos son muchos: las prevencio­
nes casi invencibles y los casos de buen éxito
aislados y fugaces. ¿Qué nos resta, pues, que
hacer? Hagamos frente á las Universidades po­
pulares con Escuelasde Religión para los obreros.
Estas clases ciertamente no deberán parecerse
por su elevación á las fundadas para estudiantes
y normalistas. No se explicará en ellos tampoco
la apología profunda y científica, sino una apo­
logía popular proporcionada al nivel de la cul­
tura de las clases trabajadoras; una apología
que refute las objeciones más comunes y espe­
cialmente las que hoy se van propalando: una
apología que les dé á conocer el verdadero es­
píritu y el valor divino del Cristianismo, de sus
enseñanzas, de su moral y de su historia; una
apología que presente á las inteligencias, muchas
veces llenas de nubes de prevenciones y de igno­
rancia, los resplandores de los misterios cristia­
nos: una apología que revindique en particular
las benemerencias históricas de la Iglesia en fa­
vor del pueblo. Los efectos de estas clases de
Religión son infalibles. Tras las clases vendrán
los Círculos que acabarán por formar obreros
católicos, es decir, un pueblo católico. ¡Ah!
¡los obreros, el pueblo!... E l socialismo quiere
formar con ellos un Briareo de. cien brazos para
derribar el edificio social..., nosotros haremos
de elbs la plebs sancta Dei, el Briareo del orden,
cuyos cien brazos servirán para sostener el edi­
ficio social cristiano, fundado sobre la justicia,
completado por la caridad, santificado por la fe,
y por el amor.
*

« *
Mis últimas breves palabras, Señores, para
tratar de las Clases de Religión para Señoras
y Señoritas que posean un cierto grado de cul­
tura. Alguien dirá quizás que nos metemos en fe­
minismo. No, nosotros no tratamos de hablar de
feminismo, sino del correctivo para el feminismo.
Un movimiento en esta materia existe; ayer era
completamente desconocido: hoy nadie se atre­
verá á negar su existencia. Unos lo han acogido
con una sonrisa de ironía: otros con favor y en­

tusiasmo que raya casi en fanatismo. A cá so
asoma temoroso é incierto; allá se levanta ex­
travagante en sus pretensiones, estrepitoso en
sus movimientos. Pero sea del caso lo que so
quiera, la cuestión del feminismo existe y tiene
sus visos de verdad; p>or lo tanto es preciso es­
tudiarlo y resolverlo. Y o lo consideraré hoy brebrevemente por el aspecto de la cultura que hoy
en la mujer se requiere más desarrollada, más
compleja, más intensa que en lo pasado.
Señores, nosotros no condenamos la elevación
intelectual en la mujer; antes bien deseamos que
esta elevación se desarrolle y sanamente se desa­
rrolle, para que la mujer pueda tener algunos
goces intelectuales menos efímeros y malsanos
que los que puede probar una eterna lectora de
novelas. El Cristianismo no ha condenado nunca
la cultura de la mujer; y tanto la ha elevado
y con tal generosidad, que asombraría, si lo con­
sideraran, á ciertas fanáticas feministas que están
soñando para su sexo una emancipación diversa
y superior á la que obró el Evangelio. Basta re­
cordar la dirección pedagógica que S. Jerónimo
dió á Leta para la educación de la joven Paula,
y las cartas á Marcela, Fabíola y Principia, para
ver qué grado de cultura poseían las cristianas
de aquella época. B asta recordar la cultura de la
mujer en la edad media, casi superior á la de los
hombres, dedicados entonces al entusiasmo de
las batallas. Basta proferir el nombre de tres
mujeres que son una gloria de su sexo, de su
patria y del catolicismo; Cayetana Agnesi,
Lucrecia Cornaro é Isabel Sirani.
Sí, Señores; levántese la cultura intelectual
de la mujer, pero esta elevación sea proporciona­
da á su naturaleza y á su misión en la sociedad;
proporcionada á su naturaleza de mujer. Que­
rer elevarla al mismo nivel que el liombre, no lo
consienten ni las leyes fisiológicas, ni las leyes
sociológicas. 1 ^ rarísimas excepciones que á
estas leyes pueden presentarse, no hacen más
que confirmarlas. El hombre representa la in­
teligencia, la mujer representará siempre el co­
razón. De lo contrario, la mujer sería un miem­
bro dislocado, contradicción de su sexo, un sér
híbrido; ni hombre ni mujer. L a cultura que
recibe debe responder á su misión social, que
consiste ante todo en ser educadora de su fa­
milia. Si no es así, tendremos mujeres sabihondas
que podrán brillar por algún tiempo en las ter­
tulias elegantes ó en las salas de conferencias,
pero que cuando lleguen á ser madres, no se
encontrarán preparadas para cumplir su noble
misión. Y ¿qué se hará entonces de la cultura
social que poseen?... Acabará por quedar arri­
mada en un rincón de su cerebro, como el piano
mudo y polvoriento quedará en un rincón de
sus salones.
(Sí continuará)

— 254 —

EL REPRESENTANTE DEL SUCESOR DE DON ROSCO
EN A M É R I C A
(Correspondencia de D . Calógero Gusmano á nuestro Rector Mayor, D . Miguel Rúa)

S u b id a a l M eiggs.

al menos las columnas de humo ya que, según
decían, en aquellos días estaba en erupción.
Nuestra Casa de Arequipa con sus importantes
observatorios está situada á las faldas del Mistí,
pero por más terrible que sea este Volcán, no hay
peligro alguno para nuestra casa. Y á la verdad,
que sería una lástima la destrucción de aquel
renombrado observatorio y de aquella Granja
modelo, única en su género en todo el Perú.
Estábamos contentos con nuestro viaje, pero
sentíamos que aquella satisfacción nos costaba.
Muchos sufrían de vómitos, otros sangraban
por las narices y todos estaban abatidos, y el
dolor de cabeza había alcanzado y acaso traspa­
sado los límites de su apogeo. La rarefacción

cupándolo de esta manera el tiempo pasaba
veloz. Visitamos á los P P. Jesuitas, Franci­
scanos, Dominicos, Lazaristas, etc. y todos reci­
bieron al Representante de D. Rúa con la mayor
cordialidad y deferencia y se creían honrados si
conseguían que se quedara á comer con ellos.
La sociedad inglesa de Ferrocarriles, apenas
se enteró de la presencia del Visitador Salesiano,
ofreció cortésmente tres billetes de la línea fe­
rroviaria más alta del mundo y que es una
verdadera maravilla del Perú; para verla muchos
vienen de muy lejos, porque efectivamente
vale la pena. En menos de 8 horas, desde el
nivel del mar, se sube á
una altura de 4.775 metros.
Aquel brazo de línea es di­
gno de admiración, espe­
cialmente cuando el tren
rápido se interna bufando
en las entrañas de los mon­
tes, vuela sobre viaductos
y terraplenes, se asoma
intrépido al borde de los
abismos, saltando de un
monte á otro y describiendo
inmensas curvas y zig-zag,
como peldaños de una es­
calera inmensa.
¡Es lástima que mi pobre
pluma no consiga dar una
idea de lo que es! Llegado
á la boca del túnel del mon­
Arequipa (Perú) — Ei Monte “ Misti” y el Observatorio Meteorológico.
te Meiggs, que tiene una
altura de 5,356 metros,
del aire á una altura de cinco mil metros , la
el tren se para, y una máquina va explorar
lluvia que nos había y a calado antes de llegar al
el camino. Entretanto yo me apée para to­
iiStel, el anuncio de que á falta de local decente
mar y gustar un poco de nieve, como una cosa
rara en el mes de mayo, tanto más que venía­ no podríamos celebrar la misa, el aire frió, todo
contribuía á nuestro malestar. Sin embargo
mos de L ’ma, donde no llueve nunca y las tejas
D. Albera celebró la misa: el P. Pane y yo hici­
de las casas están hechas de una tierra especial
mos la santa Comunión. Después de habernos
que defiende de los abrasadores rayos del sol,
que de otra manera calentarían demasiado el in­ desayunado á toda prisa, montamos en tren y á
terior de las casas. Tiendo mis miradas en de­ Lima de nuevo. Bajando, pudimos gustarmás de­
tenidamente aquellos incomparables panoramas.
rredor, en la esperanza de divisar, si no la cumbre
Y o no sabía separarme de la ventanilla del vagón
del simpático Mistí, cubierta de eternas nieves,

O

I

— *55 —
y las sorpresas se sucedían á las sorpresas, es­
pecialmente al ver los pueblecitos que se encuen­
tran á dos mil metros de altura, puntos delicipsos
para veranear y muy recomendados para los
enfermos del pecho. A unos 86o metros de altura,
ésto es, una hora antes de llegar á Lima, en Chosica, hemos visto el lugar en que se fundará una
casa de noviciado para las vocaciones peruanas.
Dios quiera que sean muchas y buenas, pues
la mies es copiosa, grandes las simpatías que
nuestra obra ha encontrado , y la aspectación
muy superior á nuestros méritos: nada es im­
posible para Dios si somos instrumentos dóciles
en sus manos, y las ineptitudes del medio harán
que más resplandezca su soberana misericordia.
Conferencia de M ons. C o stam ag n a y fiesta
de M a ría A u xiliad o ra.
Entretanto el mes de Mayo tocaba á su fin:
D. Albera predicaba á menudo á los niños, á las
Hijas de María Auxiliadora y á veces al pueblo
que llenaba la Iglesia pública del Callao. E l día
25, domingo, debía celebrarse la fiesta de María
Auxiliadora. Hacía algunos días que teníamos
con nosotros á Mons. Costamagna, que había
venido á ver á D. Albera al Perú. Se trataba de
dar la conferencia reglamentaria á los Coopera­
dores; en pocos días se combinó todo, y se repar­
tieron avisos é invitaciones. E l 24 de Mayo en
la Iglesia de los PP. Jesuítas, siempre y doquiera
generosos con los Hijos de D. Bosco, se reunió
una selecta concurrencia de peruanos presididos
por el Excmo. Sr. Bavona, delegado apostólico,
el Excmo. Sr. Tovar, Arzobispo de Lima y Mons.
Cáceres. Después de una breve lectura se pre­
sentó al público Mons. Costamagna, y con len­
guaje castizo, fácil é insinuante, explicó el signi­
ficado de la palabra Cooperador, dijo como se
podía cooperar con la oración, con buenos con­
sejos, con la propaganda y con limosnas. Re­
cordó el celo de los protestantes mismos; el
Superior del Ejército de la Salud predicó una
semana de expiación y recogió 50.000 libras es­
terlinas. En Londres se hacen legados que se
prestan muy bien á comentos. « Vengo directa­
mente de Santiago, continuó, donde tres meses
ha uno dejó 50.000 pts. para solaz de perros y
gatos desvalidos y enfermos; esperamos que no
se lleve á cabo, pero el Gobierno lo ha recono­
cido legal. Lima no desmentirá nunca su fama
de caritativa. > Recordó el hecho de que en
Iquique, en el espacio de un mes se recogieron
15-000 pts. para levantar un Colegio de niñas
bajo la dirección de las Hijas de María Au­
xiliadora, « Aquí en Lima es de toda necesidad
un Oratorio festivo. Cuando la manzana está
podrida puede salvarse aún, recogiendo la

semilla y cultivándola; más tarde se cosecha­
rán los sabrosos fru tos; esta semilla es la
juventud que mañana formará la sociedad.
Cuando D. Bosco visitaba la cárcel-correcional
de la Generala en Turín, aquellos desdichados
mozos repetían; Si hubiéramos conocido antes á
D. Bosco no estaríamos aquí. No todos pueden
asistir á las escuelas diarias; es preciso instruirlos
en los Oratorios festivos, arrancarlos de los bra­
zos del vicio y salvar la juventud. »
Y el Oratorio festivo de Lima será pronto un
hecho, merced á la ardorosa palabra de Mons.
Costamagna, palabra que Dios bendice : prenda
de ello es la intervención de tres ilustres Pre­
lados qué con su presencia avaloraron la pro­
puesta y apoyaron su efectuación. El Repre­
sentante del Papa ha tomado á pechos la fun­
dación de este Oratorio y hasta quería obtener
formal promesa de D. Albera; el celosísimo án­
gel de la diócesis no desea otra cosa.
E l día siguiente, solemnidad de María Auxi­
liadora, el Excmo. Sr. Delegado Apostólico ce­
lebró la Misa de comunidad; más tarde hubo
solemne pontifical. A l modesto convite asistie­
ron los tres Sres. Obispos con representantes
de casi todas las órdenes religiosas de Lima.
E l Ministro de Italia no pudo asistir al con­
vite, pero vino después y se entretuvo largo
rato con nosotros.
S a lid a
E l día 26 esperaba á D. Albera una grata sor­
presa; hermanos y alumnos de las tres casas de
Lima se reunieron en la iglesia del Colegio prin­
cipal y asistieron á la misa que celebró el Visita­
dor, como para ofrecer á Dios la Comunión para
obtenerle un próspero viaje y dar á D. Albera
una nueva prueba de afecto.
Al fin escucharon todos, y muchos por vez
última, la palabra del padre que conmovido
les dió el adiós sin poder contener las lágrimas.
D. Albera salió del Colegio, pero todos los niños
en masa le acompañaron hasta la estación. El
tren silbó, y se puso en marcha: y todos aque­
llos buenos niños se descubrieron y fueron si­
guiendo á Don Albera con la vista, hasta que
desapareció. A i cabo de media hora estábamos
en Callao; aquí también le esperaban un sinnú­
mero de niños de nuestras dos casas; á bordo
encontramos la banda del Colegio, que con sus
alegres notas procuraba alejar la tristeza que
se dibujaba en el semblante de todos. Monseñor
Costamagna abrazó por último á D. Albera, me
permitió que le besase el anillo pastoral y me
susurró al oido: * Nos veremos en GuayaquiL »
¿Será verdad? Esperarlo es un consuelo, al me­
nos no nos privemos de él.

— 256 —
H a c ia el ú ltim o puerto peruano
Había cesado el ruido ensordecedor de las ca­
denas, se habían levado anclas y nuestra nave,
partiendo las aguas y haciendo montes de es­
puma, se movía en dirección al Ecuador. Se lla­
maba Aconcagua, nombre de una de las más altas
montañas del Perú, y era uno de los mejores
vapores que hemos visto en el Pacífico. Costeó
aún por tres días las desnudas playas del Perú,
y para deleitar el animo y los ojos cansados de
contemplar áridas y escuetas montañas, íbamos

E l 29 de Mayo, Solemnidad del Corpus Christi,
lo pasamos en el mar: á las 9, por benigna con­
cesión del Sr. Capitán, se celebró la santa Misa
en el amplio y elegante salón de primera clase
con asistencia de todos los pasajeros; en aquellos
momentos nuestro pensamiento voló á nuestras
ciudades, en que Jesús sale por las calles en
triunfo bendiciendo á los fieles.« Es penoso, me
decía D. Albera, pasar esta que es las más dulce
y tierna de las solemnidades cristianas, sin tomar
parte en ella. » Pero á las i i desembarcamos en
Payta y telegrafiamos á nuestros hermanos de

Vista de la ciudad de Guayaquil — Ecuador.

evocando los últimos recuerdos de la República
que desiiparecía de nuestras miradas.
Perú, en un tiempo era sinónimo de riqueza
y fabulosos de verdad fueron los tesoros que ob­
tuvieron los conqxiistadores españoles para la
liberación del Inca Atahualpa. Este en la espe­
ranza de obtener la libertad, ofreció á Pizarro
tanto oro cuanto cabía en el aposento en que
estaba preso, á la altura de una persona, y doble
de plata. De modo que para libertad al hijo del
Sol hubo que despojar los templos de sus ador­
nos, y el pueblo empezó á ver en esto su deca­
dencia.

Guayaquil que llegaríamos al día siguiente: al
pasar, nos encontramos con la procesión del
Santísimo Sacramento; nos unimos al cortejo
y cortésmente nos ofrecieron dos velas, acom­
pañamos al Señor hasta el templo, recibimos
su bendición y á toda prisa volvimos á nuestro
vapor que ya daba la señal de partir. ¡Que ama­
ble es la Providencia!
Payta es el último puerto peruano, y se no­
taba, porque de repente las costas antes áridas
desiertas se cambiaron en verdes y encantado­
ras; estábamos y a en las costas del Ecuador.

— 257 —
echar en olvido que Guayaquil guarda las cenizás de nuestro P. Milano, quien estando gra­
¡Ecuador! he aquí un nombre que tanta poesía vemente enfeimo,fué obbligado á salir de Cuenca;
encierra para el Americano, y que en sí compendia el pobrecito pudo atravesar las montañas del
todos lo más grandioso, lo más hermoso y su­ Azuay, pero no consiguió pasar las fronteras
de aquella su segunda patria, y entregó su es­
blime que ha creado la omnipotencia de Dios:
parece que la Providencia haya querido acu­ píritu al Señor, como victima generosa y propi­
mular sus tesoros en este privilegiado pais. Aquí ciatoria, mientras que sus compañeros do des­
el Chimborazo, el rey de los Andes, alza su cresta tierro, con el corazón lleno de angustia, tuvieron
soberana sobre todos los demás montes; el Coto- que embarcarse para el Perú... Todos estos re­
paxi arroja torrentes de fuego envueltos en cuerdos pasaban j>or nuestra mente como un
densas nubes que se elevan hasta perderse en triste cuadro, y nos atormentaba b memoria
el espacio; aquí las florestas interminables coro­ de lo pasado y la incertidumbre de lo presente
nadas de variadas y frecuentes flores; aquí el y porvenir. Para D. Albera ya había sido un
Guayas que es el primero que se presenta al sacrificio harto grande, esperar un mes en Lim a
viajero que llega á Guayaquil, - desplegando para poder entrar en el Ecuador: pero estaba
toda su encantadora belleza é imponente majes­ dispuesto á todo con tal de cumplir su misión
tad. ¡Cuántos motivos de admiración, de espe­ y consolar y animar á nuestros buenos her­
ranza y de regocijo no ofrecen estas maravillas manos.
Con estos pensamientos, el 30 de Mayo con­
al alma creyente, para quien la naturaleza no
es más que una voz sonora que canta las glorias fiados en la protección de María Auxiliadora
entramos en Guayaquil con riguroso incógnito.
del Altísimo!
Lo que menos nos preocupaba entonces era la
Pero para nosotros ei Ecuador, lo repito,
tenía algo de indeñnible y, quisiera decii, de peste que infestaba la ciudad y las fatigas, ni
misterioso, que no sé explicar. D Bosco, ya caisi pocas ni pequeñas, que nos esperaban al entrar
en la República.
moribundo, bajó por última vez al Santuario
de María Auxiliadora para bendecir á los Misio­
E n G u a ya q u il
neros que partían para el Ecuador, á fundar
Guayaquil está situada á las orillas del río
Casas y Misiones, y al mismo tiempo murmu­
raba palabras cuyo arcano significado, ahora Guayas, del que toma su nombre, en medio de
uii panorama encantador. Es una de las mas imapenas empezamos á comprender. Sabíamos ya
pórtantes ciudades del Ecuador y cuenta más
que varios Obispos y sacerdotes del Ecuador,
de 60.000 habitantes. Todo lo que debe pasar
tras largos años de destierro, se aprovechaban
del cambio de Gobierno, y entraban en su amada á Quito ó al interior de la República encuentra
patria, como procurando que no se oyeran sus aquí su natural entrada; el comercio es flore­
pasos y sin despertar la atención. Nos habían ciente. y su imjxirtancia máxima, pues no pocas
aconsejado que escribiésemos al nuevo Sr. Pre­ veces ha decidido la suerte de la República; to­
sidente dándole aviso de la llegada del Visitador dos los levantamientos tienen principo en su
Salesiano; pero aún no sabíamos el éxito de seno. Las casas de la ciudad , salvas pocas ex­
nuestra comunicación ¿Acaso el Señor exigía cepciones, son todas de madera y de madera
de nosotros nuevos sacrificios? Bendita sea su son hasta las mayores iglesias y sus torres, y
santa voluntad; pero que por nosotros no venga nosotros hemos visto varias. Hemos podido ad­
mirar también varios palacios, que si son de
daño alguno á las almas confiadas á los desvelos
poco valor arquitectónico, según mi parecer,
de nuestros hermanos del Ecuador.
Habíamos oido de los labios de muchos de los demuestran bastante gusto, y Europa apenas
desterrados, las hostilidades y los sufrimientos; podría persuadirse de que aquellas grandiosas
habíamos leido las memorias escritas por el fachadas de iglesias y palacios etc. sean obra de
P. Francesia acerca de nuestros hermanos des­ carpinteros, que en teoría bien poco conocen
la arquitectura. Sobretodo admiramos el in­
terrados de Quito, y antes de salir de Europa,
nos había contado el P Calcagno. superior de menso Colegio Rocafuerte, poco ha constiuido,
la misión del Ecuador, los conmovedores epi­ y que acababa de recibir de París las máquinas
sodios de los cuarenta días de marcha forzada necesarias paia un grandioso gabinete de fisica
y química: pero no tuvieron el gusto de verlas
através de las florestas y camino del destierro.
E l P. Calcagno se libró, sí, de la catástrofe, pero siquiera; porque al cabo de mes y medio, cuando
sucumbió más tarde, á consecuencia de los su­ nosotros estábamos á visitar al General Plaza,
Presidente de la República que nos recibió con
frimientos pasados, en la República de S. Sal­
vador, á donde había ido en la esperanza de sin igual finura, nos dijo que un terrible involver á entrar en el Ecuador. No podíamos ^ ndio había destruido el Colegio, 26 manzanas
E cu a d o r á la v is ta

— 258 —
de casas, varias iglesias, hospitales y otros edi­
ficios públicos. A l volver pocos días después á
Guayaquil, vimos que había desaparecido casi
un tercio de la ciudad. iQue triste espectáculo!
Aún salía humo de algunos montones de escom­
bros que mantenían vivo el fuego debajo de las
planchas de hierro fundidas en parte. Al recorrer
las calles, recordábamos que allí cerca se levan­
taba el Seminario con escuelas externas, los edi­
ficios de la curia episcopal con una riquísima

de una ciudad saqueada y abrasada por el ene­
migo. Pero es digno del mayor encomio el valor
de sus ciudadanos: después del desastre, no se
perdieron en quejas y lamentos inútiles, sino
que se constituyeron en juntas y fueron por la
ciudad recolectando fondos. Guayaquil es una
ciudad generosa, y la caridad es muy ejercida,
especialmente por obra de las señoras.
En nuestro Colegio, llamado La Filantrópica,
nos esperaban 750 jóvenes dispuestos en orde-

Puerto de G uayaquil — Ecuador.
biblioteca y documentos de suma importancia...
y todo lo hablan devorado las llamas; nada se
había podido salvar. Más acá se levantaba la
Iglesia de S. Agustín, que aún no terminada, el
incendio había ya consumido. Cada cual puede
imaginarse las desgarradoras escenas que pasa­
ron cuando el fuego prendió en el hospital, y
yo las paso poi alto porque son cosas que afligen
á todo corazón noble. Se hablaba, como en tales
casos suele suceder, del valor de los bomberos,
de los peligros á que se exponían, de los esfuerzos
que hicieron para salvar la catedral, á cuya torre
llegaban las llamas ya., y de otros mil actos de
heroísmo; j>ero al fin y al cabo, esto es bien poco
para consolar á los que todo lo perdieron. En
aquellos días Guayaquil presentaba el aspecto

nadas filas: 600 de ellos son estudiantes y 150
artesanos. A l frente de la administración está
una sociedad que no escasea de medios pecu­
niarios, y prueba de ello son aquellos talleres
provistos de todos los útiles de las a rtes; sólo
en el taller de mecánica se han gastado últi­
mamente 40,000 pts.; pero las maquinarias ame­
nazan emohecerse por falta de maestros que
las dirijan. Llamaron ya inteligentes maestros
europeos, pero no pueden soportar el clima. El
Presidente de la Administracción el insigne
D. Francisco García Avilés, primo del célebre
García Moreno, Presidente de la República, de
quien hablaré en el curso de estos apuntes, es
superior á todo encomio por el interés que se
toma por la Institución. Todos saben en Guaya-

-i

— 259 —
quü que la prosperidad de esta obra de benefi­
cencia está encima de todos sus pensamientos
aún con menoscabo de sus intereses; baste decir
que ama esta Institución. Hace poco que La F i­
lantrópica fué confiada á los Salesianos: un her­
mano ha partido y a para Turín y obtendrá de
los Superiores el personal Salesiano: en este
caso el número de alumnos podrá llegar á mil
y extenderse más los efectos de la instrucción
religiosa. Actualmente todo el cuerpo docente es
externo; son todos buenos y corteses señores

que demostraron gran afecto á D. Albera y
cuyo recuerdo vivirá grato en nuestra memoria.
E l clima de Guayaquil es pesado y enervante,
en especial en la época de las lluvias, que es el
invierno de estos paises; pero, según parece,
nuestros hermanos van aclimatándose; la gene­
rosidad misma con que se dedican á la instruc­
ción cristiana de la juventud, los ayuda á
soportar tanto sacrificio.
(Se continuará).

@ ______________________

O

E NUESTRAS MISIONES
W

ECUADOF^
Mons. Costamagna en Gualaquiza.
{Relación de D . Abrahdn Aguilera,
Secretario del Prelado.)
{Continuación)
Expectativa.

He dicho que para los jíbaros es la venganza
una virtud, un deber imprescindible cuya omi­
sión los tildaría de hijos ingratos y desnatura­
lizados.
Después del crimen referido, los culpables se
presentaron en la Casa de la Misión, no diré del
todo satisfechos pues temían que el Padre Fran­
cisco los apresara, pero sí persuadidos de no ha­
ber hecho nada, ó mejor contentos de haber
cumplido con su deber. Tanto es así, que cuando
Monseñor, reprendiendo al caudillo, le dijo:
— Vos, capitán, mucho malo estando. Vos
matando, iguánchi (demonio) corazón teniendo.
Vos mismo iguánchi está, respondió:
— Yo matando cobrando pensando. ¿Acaso
yo de gusto matando? Acaso yo de balde matando?
Yo mió padre vengando. Ya cobrando, ahora
mismito bueno viviendo.
¡Figurarse! Creería haber pecado si no perpe­
traba los homicidos. De tal manera tiene el jí­
baro connaturalizados los actos de represaba y
traición, tan empedernido está en la venganza,
que todo trabajo al respecto es casi inútil en los

adultos. Sobre ciento, noventa y nueve no com­
prenden ó no quieren darse por entendidos.
Nuestras esperanzas son los niños.
Actualmente los Misioneros han conseguido
sacar á tres jibaritos y á otros los van atrayendo
poco á poco con los regalos y aquel cariño carecterístico de los Hijos de D. Bosco. ¡Pobres jiba­
ritos! Cuando la casta flor de la infancia se les
abre á las brisas de un amor que jamás les aca­
rició, acaso digan ser nosotros los hijos de la
aurora, los heraldos de ese Dios que se les pre­
dica y ellos no conocen todavía. Al principio se
resisten, pero cuando notan que no han compa­
ración entre la vida de la cabaña y la del Co­
legio, permanecen gustosos y no aciertan á
separarse. Díganlo sino Joaquín Bosco, José
María Rúa y el pequeño Catipi. ¿Quién más feliz
que ellos?
Así me lo decía un muchachito picaruelo, in­
genuo, franco y despierto como cualquier hijo
de civilizado.
— ¿Vos contento Padres viviendo? le decía.
— S i, sí; mucho contento estando. Cristiano
bueno comiendo, bueno durmiendo, bonito vis­
tiendo. A sí mucho gustando.
¡Ya lo creo que no es poco pasar del purgatorio
al cielo!
E l cieguecito Agustín en otra ocasión
me decía la misma cosa.
— ¿M i Cuchito! (á él le gusta mucha el sim­
pático diminutivo) vos Padres pareja viviendo.
A quí mismo muriendo, yaquí (cielo) yendo. J ibáru viviendo , vos matando, lanza barriga par­
tiendo. A quí, bueno viviendo.
— S i, m i Padrecito. Cristano todo teniendo'.

— 26o —
carne teniendo, chicha teniendo, mote teniendo,
calzón teniendo, camisa teniendo, espeja teniendo
(¡y era ciego el que me hablaba!).
— ¿Nada fallando. Cachito?
— Una cosa faltando.
— ¡Diciendo... ¡Diciendol
— Gallina faltando.
— \Ah\ Bribón estando vos, Cucho. Vos mucho
bribón está.
— CfMtiza no más está, taita Padrecito... chanza
no más está. Chanceando... chanceando.
Es el cieguecito Agustín un vejete muy astuto,
un ladino diplomático.
A muchos otros se hospedará en la Casa de la
Misión; pero hay una dificultad insuperable.
¿Cómo se los viste? Cómo se les da de comer?
Hoc opus. H ic labor! Si fuéramos alquimistas,
á vuelta de año las cosas tomarían otro rumbo.
¡Generosos Cooperadores y Cooperadoras, á
vosotros apelo! ¿No os sentís inclinados á favo­
recer la Misión de los jíbaros? No podríais en­
viarle aunque fuera un óbolo, un vestido apolillado é inservible?
Al lado del itip i (vestido del varón) y del tarachi (vestido de la mujer ) todo es ganga, es
comodidad, es lujo, es moda. Con un pantalón
agujereado el jíbaro y con un trapito de antaño
la jíbara, se contentan y vuelven á sus casas
como ellos ya saben decir: togados.
Por supuesto que el jíbaro en las estrecheces
de un pantalón extraña la libertad y la jíbara
con traje europeo ó parisiense da la idea de un
repollo, pero dirán «peor es que se pierda. *
¡Qué ridículo es ver á un jíbaro togado'. No parece
sino que está sobre las brasas. Los hombres se
miran, se remiran, prueban, ajustan y no acaban
de aliñarse. Las mujeres al contemplarse sueltan
una estrepitosa carcajada, ensanchan los vestidos
de modo que se inflan como un football y corren
de un lado á otro escapándose de sí mismas.
Esas comedias depara vuestra generosidad,
amados Cooi>eradores de la Obra de D. Bosco.
Dios. María Auxiliadora, los Angeles, nuestro
mismo Padre al presenciarlas desde el cielo ¿no
se moverán á centuplicar vuestros haberes, para
que aumentéis vuestras dádivas que tienden
á realizar las esj>eranzas de un porvenir para la
jibaria?
Postrer escarnio de la venganza jíbara.

Hemos dejado al jíbaro volviendo de la guerra
con las cabezas ensartadas en la lanza cual tro­
feos de su Nuctoria. Sigámosle hasta su casa y
asistamos temblorosos al postrer escarnio de la
venganza jíbara, á un crimen que ceba su malicia
en un difunto, asistamos á lo que se llama hacer
la s/ttmzú.

¡Violar los derechos de la tumbal Ah! Infeliz
salvaje! ¿No era suficiente que el fuego carboni­
zara tu cuerpo y el viento disipara tus cenizas?
¡No! A la morada en que habitabas de prefe­
rencia, á esa le aguarda un fin más desastroso!
Entra el jíbaro en su casa, agarra el cráneo
por los cabellos, se lo coloca delante, lo insulta
diciéndole de una á cien to, lo escupe, comete
otras iniquidades y finalmente lo condena. ¿A
qué? ¡Oh terrible venganza! Oh crimen forjado
en los avernos y dictado al hombre por los de­
monios! Lo condena á la reducción por medio
de unos procedimientos que explicará mi pluma,
mientras el corazón protesta y el alma se aver­
güenza porque es un crimen ese de lesa huma­
nidad.
Hacer la shanza ¡horror! quiere decir desme­
nuzar todos los huesos del cráneo y sacarlos á
pedacitos por las cavidades de los ojos, por el
cuello, por las fosas nasales; quiere decir, dejar
únicamente el cutis y ponerla varias veces al
calor de una piedra esférica y candente que por
dentro se va restringendo poco á poco la epi­
dermis hasta que se reduzca al tamaño de una
naranja.
A l escribir estas líneas me parece ver al jíbaro
inhumano ejecutar con la mayor serenidad un
crimen de- que no hay recuerdo en las degrada­
ciones del salvajismo; me parece verlo afanado
en romper y sacar huesos con todo empeño para
lograr en su obra los primores del arte; me pa­
rece verlo como arregla con sus propias manos
el cabello desgreñado, los ojos desencajados, los
labios lívidos, me parece que percibo el hedor
de carne que se quema.
El salvaje cirujano, sin embargo, en todo su
procedimiento se maneja con el mayor cinismo,
no hace un gesto, al contrario se muestra ata­
reado como quien prepara un espectáculo. ¡Mi­
seria humana!
Y a está hecha la shanza pero los horrores no
han terminado.
En el centro de la casa sobre una columna co­
locan la shanza y al rededor se entregan hombres,
mujeres y niños á una orgía bacanal bebiendo
y danzando al són del pingüi como otros indios
suelen hacer en tomo de sus penates.
Uno de los nuestros trataba de infundirles
horror y detestación á semejante barbaridad.
Oíd lo que resp>ondió el jíbaro y horrorizaos.:
— ¿Qué teniendo? Jugando pensando.
¡Hé ahí los juegos licitos, hé ahí las que ellos
creen inocentes diversiones!
Hay, empero, otra iniquidad imperdonable
que cometen ios mismos cristianos. Señores hay
que compran la shanzu. Y o no sé decir sino que el
salvajismo del civilizado cuando se olvida de
su nobleza, es peor que el de los jíbaros, porque


no compran las shamas para darles honrosa se*
pultura, no; las compran para los museos, para
tenerlas como extraña curiosidad en sus gabi­
netes.
Otros motivos tendrán los jíbaros para hacer
la shanza, pero es indudable que entre ellos está
la especulación, el deseo de recibir tres ó cuatro
sucres (i).
Por eso el limo. Mons. Vicario Apostólico, así
que se hubo cerciorado bien de que realmente
existía entre los cristianos y los jíbaros este ne­
gocio abominable y escandaloso, lanzó la exco­
munión contra todo el que se atreviere á comprar
las shanzas ó adqxiiiiiias de cualquier oü*o modo.
Anécdotas.

Los jíbaros, y especialmente las jíbaras,
cuando asisten á los divinos oficios ó se les hace
catecismo, son revoltosos é indisciplinados como
el muchacho más revolucionario de Colegio.
Hase de notar que la Catedral de Gualaquiza
los domingos y días de fiesta, ofrece una mara­
villa algo así como las que se cuentan de las ba­
sílicas de Roma y Jerúsalén: cuatro coros rezan
contemporáneamente cada vmo por su lado y
en distintas lenguas: en latín, en castellano y
en jíbaro. De un lado el Rdo. P. Cadena, uno
de los que se han dedicado con más tesón al
aprendizaje del idioma jíbaro, catequiza á sus
cincuenta, ochenta ó más neófitos y catecúmenos;
de la otra parte una Hija de María Auxiliadora
á duras penas sonsaca una palabra á las jíbaras
embobadas; los niños colegiales rezan las ora­
ciones ó el Oficio Parvo; las educandas de María
Auxiliadora dejan oír sus plegarias por entre una
reja que las comunica con el altar mayor; á un
tiro de piedra dos jíbaros farfullan en parla­
mento; un guacamayo mezcla sus graznidos;
sobresale el fragor de cien cascabeles que car­
gan las indias como pendientes, ceñidor 6
qué sé yo. {Parece el fin del mundo!
¡Y dirán que la Catedral de Gualaquiza es
cualquier c o sa ! Es verdad que cuando llueve
queda hecha un pantano; no se puede negar que
¿ caerse del estuco es debido al agua; es histó­
rico que una vez un terrón del cielo raso cayó
sobre el Celebrante y le hizo hacer una incli­
nación profunda contra el rito; pero al fin y al
cabo esos no son achaques de la vejez, son lu­
nares de la hermosura. ¿No habita allí el Buen
Jesús glorioso y triunfante como está en los
cielos? Tal vez se ha de complacer en sus siervos,
tal vez sonreirá á las plegarias de los salvajes.
E l viejo Agustín nos decía:
— Yon bonito Taita Dios rezando. Calzón p i­
diendo, mote pidiendo. Taita Dios surdu (sordo)
{i) Una escopeta, un puñado de municiones, etc.


estando: non dando. Yo manos estirando... esti­
rando... nada cogiendo.
Y terminaba con la astucia demasiado hala­
gadora:
— Vos non surdu estando. Vos todo regalando.
En cierta ocasión el catequista explicaba el
dogma del infierno y le salta afuera un jíbaro
con esta objeción:
— Infierno yetado, muerto quemando ¿qué ha­
ciendo? Acaso vivo quemando? Muerto quemando,
¿qué haciendo?
Y como el Padre le resolviera claramente su
maldita duda, y á él quizá le royera el gusano
de la conciencia, terminó con este argumento
de los resignados valerosos:
— Yo infierno yendo. ¿Acaso vos yendo? M ió
carne quemando ¿acaso tuyo quemando?
Otra vez se explicaba la existencia de Dios
y un materialista:
— ¿Vos visitando? preguntó. ¿Vos viendo?
Vos conociendo?
Por estos casos y otros que no cito por amor de
brevedad, se deja comprender cómo los jíbaros
razonan con la misma lógica que los modernos
sofistas. ¡ Buen pro les haga á estos últimos!
¿Qué diferencia va de ellos á un jíbaro?

«**
En cuanto á urbanidad, orden y limpieza, los
jíbaros son verdaderos, acabados y perfectos le­
chuguinos de moda. Saben hacerse sus crenchas
y rayas en la cabeza, dejar pendiendo por las
sienes dos coletas bien aliñadas y atusarse con
finura el penachito de la frente. Saben colorearse
las mejillas y perfumarse lo mismo que una
dama de tocador. Usan collares, anillos y braza­
letes. En la cabeza suelen ostentar vistosos plu­
majes como una flamante señorita de campa­
nillas. Suelen matar las horas delante de un
espejo, extirpando manchas y corrigiendo de­
formidades. {Prueba luminosa de que la moda
es hija del mal gusto!
Invité al comedor á cierto jíbaro y, como le
hube puesto un plato á su disposición, le dije:
— ¡Comiendo!.. Comiendo!
— Cuchara trayendo, me respondió con mar­
cado tono imperativo.
— Manos comiendo, le insistí.
Levantó dos ojos centelleantes y más agrio
me replicó:
— ¿Acaso manos comiendo sirviendo? Acaso
yo mono estando?
Y , á p>esar del hambre canina, no probó un
un bocado con la mano por miedo de volverse
un chimpancé ¿Qué hubiera dicho Darwin?
He sabido de buen conducto lo que sucedió
cierto día al P. Superior. Un indio se le metió en
el cuarto, ésto es, le hizo una visita. Natural-



2Ó2

mente el Padre no dejó por él sus ocupaciones,
que siendo graves, ni le permitiron ofrecer al
jíbaro un escañuelo, antes le obligaron á salir
por no sé que asunto. ¿Quién lo creyera?
A l regresar el Padre, el indio se incorporó y,
como para arrojar los infiernos del estómago,
se contorció y le dijo:
— Vos mariposa pareciendo... vos golondrina
pareciendo.... vos pájaru, pájaru estando. Yo
viniendo, asiento no habiendo ¿donde sentando?
Vos yendo... yendo... nada conversando. A si yo
mucho vergüenza teniendo. Vos mariposa, vos
golondrina, vos pájaru está pensando.
Oigan los fotógrafos. Se trataba de retratar
á un jíbaro y éste al punto:
— M ío cara vos papiru poniendo ¿qué pa­
gando?
— Nada pagando.
— Vos suri, vos miserable estando. Tza, tza:
no queriendo, no queriendo.
Si no le regalaba un espejito, la causa era
perdida.
Con tantas delicadezas y veleidades, adolece
el jíbaro de un defectucho que por ser grave
entre los demás, aquí lo apunto.
Cuidado con acercarte en demasía á tu Ínter
locutor, porque el jíbaro cuando conversa, lanza
á derecha é izquierda nutridos escupitajos como
un volcán en actividad; y cata no tome tu per­
sona por blanco. Dicúlpame la claridad; y mirá
que no he querido por ser pulcro dar en obscuro;
al jibarito perdónale el defectillo y atento á lo
de Horacio: ubi plura nitent..., non ego paucis
offendar maculis, que amigo, ni el sol carece de
manchas.
Visita pastora!.

El limo. Prelado para demostrar su disgusto y
de algún modo hacer comprender á los asesinos
la gravedad de su delito, no sólo se propuso
reprenderlos como bien se lo habían merecido,
sino que les privó de su visita.
Dicen que para todo el jíbaro es la encarna­
ción del indiferentismo; no obstante, no existió,
no existe ni e>^stirá un hombre más interesado
por el regalo y, de consiguiente, aficionado á
las visitas pastorales que se los proporcionan bue­
nos y abundantes. En balde el capitán Cayapa,
disimulando la pena que le hubo de causar la
escasez de los regalos, decía:
— Taita übispu bravo estando... yo también
bravo está.
Lo cierto es que lo sintió en el alma; tanto
que á fin de conseguir que nadie, según sus cál­
culos, lo viniera á visitar sino él y á nadie, por
lo mismo, sino á él. le tocasen los cien sucres y
más que Monseñor tenía en regalos, echó á volar
esta pajarota al otro lado del Bomboisa: Taita



Uhispu cajón viruela trayendo. Jíbaru visitando
taita übispu viruela soltando, ahí mismo jíbaru
muerto quedando. No fueron tan cándidos los
del Bomboisa y sospecharon el engaño, de modo
que Monseñor tuvo el consuelo de ver á todos
sus hijos del Vicariato, pues aun los más apar­
tados quisieron hacerle una visita. Tuitza y
Tandil, Vicente y Nantipa, como los únicos fieles
á la promesa de no vengarse, por recompensa tu­
vieron también la dicha de recibir á Monseñor
en sus propias casas.
Muy de mañanita salió la caravana compuesta
de Monseñor, D. De Maria, el jibarito Nicolás y
el Secretario, animados á desafiar el más grande
de los peligros y, sin embargo, á media legua de
la Casa de la Misión casi desistíamos ante el tu­
pido ramaje que no contento con despedazarnos
la ropa, nos atormentaba las manos y el rostro.
¿Qué hacer? En feliz momento el intrépido Don
De María torció la muía, con una seguidilla de
talonazos efectivos la echó á volar, y en media
hora estuvo de vuelta con un machete para des­
pejar el paso cortando las ramas que lo ob­
struían.
No obstante, un cuarto del camino hubimos
de hacerlo á pie para evitar caídas, rasguños y
peripecias. Y a agobiados y de cansancio exte­
nuados, nos tiramos á descansar. Todo era silen­
cio. E l jibarito Nicolás armonizaba en un instru­
mento las tristezas de una elegía. Entonces la
mente recordó la primer vez que nuestros pro­
genitores se detuvieron en su peregrinación para
volver los ojos hacia el Paraíso perdido. jCon
qué pena no mezclarían las primeras gotas de
sudor con las lágrimas del arrepentimiento!
Qué dolor les invadiría al contemplarse casi ex­
tranjeros en el reino de la naturaleza! La tierra,
los elementos, los animales y a no eran los de
antes. ¡Todo conspiraba l
Nicolás seguía sus notas tristes cuando la
mente replegó su vuélo. Brotó entonces de nues­
tro labio un fíat de resignación, y seguimos
marchando.
Hé aquí que de repente se oye un ruido que
nos puso espanto, pues justamente imaginába­
mos una celada de selv’^ajes, una tropa de jabalíes
ó una fiera que nos venía al encuentro. E l susto
cuanto más grande, más lugar dejó para la
alegría que le siguió, pues aquel peligro imagi­
nario no era sino una jugarreta de la muía que
cabalgaba D. De María. Hubo de notar la bestia
que muy mal le iba con el peso de su jinete y,
haciendo para sí las cuentas alegres, me lo aban­
dona y á todo escape se va monte abajo como
para no verlo nunca jamás. Tras ella se preci­
pita el agraviado y á poco vuelve con la muía
tristona y cabizbaja, pues debía de presentir lo
mucho que le q u e ^ b a por andar.

— 263 —
Al cabo de cinco horas, el gruñir de una piara plegaria del corazón. A la verdad que todo
aquello encanta y hace palpar algo que es in­
y el ladrar de una jauría anunciaron á Tuitza
la lib a d a del Sr. Obispo. A l punto sentimos decible!
Durante el día, todo se daba á sus pedi­
el sordo y retumbante ruido del tunduy que se
repercutía de hondonada en hondonada hasta güeños é insaciables indígenas. Y a se entiende
perderse en el boscaje. Dimos una vuelta y nos que el regalo debía preceder una media hora 6
hallamos frente á un predio circular con para­ más de instrucción catequística que, cuando las
peto y siembras de plátanos, yucas y papayas ocupaciones se lo permitían, él mismo hacía,
en cuyo centro se alzaba una casa ovalada cu­ sirviéndose de un manuscrito en lengua jíbara.
A propósito observaré también que el estudio
bierta por una techumbre que me recuerda la
del idioma jíbaro, es uno de los grandes adelantos
forma del sombrero chino: es la casa de Tuitza.
introducidos por Monseñor en la Misión: ya no
Como ésta, son todas las de la jibaría.
Según la etiqueta, han de entrar en casa los es posible ser buen misionero sin volverse jíbaro
en el habla que, teniendo como tiene mucho
hombres por una puerta y las mujeres por otra.
de sajónico, ofrece mil dificultades, llevaderas
iCuidado con equivocarse! No es de precepto
para ellos salir al encuentro de la visita: si á ésta sin embargo porque los maestros allí no faltan.
le agrada buscarlos que los busque, si no, que Eso sí es digno de advertirse, que por cada cinco
se vaya por donde vino. Sin embargo, tiene el palabras que enseñan piden un pantalón, por
padre la fineza de reunir á la familia y presentar­ otras cinco cobran una camisa y así por el estilo.
Además del catecismo que D. Tallachini y
la al recién llegado. Si sabe, dice Jesús pujáia!
D.
Cadena están formando bajo las órdenes de
(¡Viva Jesús!); si no ha aprendido aún, saluda
Monseñor, con la bendición del mismo, D. Talla­
con la donosa interrogación: qué trayendo? Es
la condición sine qua non: muchos regalos para chini se ha propuesto arreglar una gramática
después catequizar. ¡Oh si el cielo lloviese re­ y un diccionarito. E n breve, si Dios bendice y
el hombre no ceja, tendremos sistematizada una
galos y la tierra los produjera!
La familia de Tuitza se compone de doce in­ lengua más, oculta hasta hoy en la floresta. Por
dividuos. En esa ocasión se hallaban también lo pronto puedo asegurar que es relativamente
fácil su estructura, en cuanto parece no tener
allí Tandu y su mujer, el cieguezelo Agustín
proposiciones sino sufijos y en cuanto la con­
y su guía Nicolás. ¿Qué dulce es para el corazón
cristiano ver á esos últimos vástagos de las ge­ jugación del verbo es muy sencilla.
Continúen los infatigables Sacerdotes, que su
neraciones de la fioresta santiguarse y apren­
obra, á más de glorificar á Dios, será recogida
der las verdades de la fe católica!
como un precioso documento por los lingüistas
Otros trabajos.
é historiadores y nuestra amada Congregación
recibirá por ello mucho gozo y mucha honra.
Como espigas perdidas en el camino, recojo
aquí algunas noticias importantes, que son como
{Adiós!
el horario por el que se rige el Sr. Obispo en
¡Pasaron los días de la visita rápidos como
Gualaquiza.
Apenas llegado á la Misión, sin darse una hora el relámpago! ¡Ah! Con razón lamentaban nues­
de reposo, empezó á predicar los Ejercicios Es­ tros Hermanos la pronta partida de su Pastor!
„Nube pasajera” le llamaba uno. „¿Por qué
pirituales á las Hijas de María Auxiliadora,
además de una breve exhortación diaria á los serán efímeros los castos goces de la inocencia?”
se preguntaba otro en cuyo corazón no cabía el
Salesianos y alumnos. Los d^.>mingos hablaba
separarse
del amado Padre. Dos jibaritos tam­
al pueblo dos veces al día: por la mañana expli­
bién
expresaron
su condolencia.
caba el evangelio y por la tarde un trozo de la

\Taita
Ubispu
yendo está! Jibaru corazón...
doctrina. Cuando las circunstancias lo reque­
corazón
llorando.
M
ío corazón mucho penando.
rían, acompañaba el canto del Oficioó de las Vís­
A

corazón
pensando.
peras, porque todas sus complacencias las pone
Y como si temieran que sus guerras fuesen
en pensar que allá, donde los ríos y las aves y
la
causa de que Monseñor se alejara, proseguían:
las fieras elevan al Criador un himno en majestad
— Guerra no más habiendo. M isa viniendo,
y suntuosidad único y sin rival, el divino canto
gregoriano sube también al cielo, no y a como mucho rezando, no más peleando, nadie matando:
tributo de la naturaleza inconsciente, sino como asín taita Ubispu dinciendo. Jibaru utru barriga

— 2Ó4 —

parHendo, cabeza quebrando, uju nigru dejando,
ahí mismo taita Ubispu corazón llorando, ahí
mismito yendo pensando.
¡Dios quiera que no sean estos los razona­
mientos y propósitos del lobo! E l jefe político
del territorio de Gualaquiza anejo del Azuayr
se apresuró también á despedirse de su Obispo
y á obsequiarle tres docenas de alfeñiques para
el viaje.
Al día siguiente de mañanita montamos.
Los primeros en acercarse fueron los jíbaros
que con ese fin habían dormido bajo los pórticos
en tendaleras como soldados á campo raso, ó
cual suelen ellos al rededor de unas hogueras
formando círculos. A l bendecirlos Monseñor,
doblaron la rodilla y con marcada devoción hi­
cieron la santa cruz diciendo en alta voz: Aparúa, Uchiñnrna, Espíritu Sántuna, nahariñan.
N úitici. Alguien estiró la mano en demanda de
re^aloí, pj.v) ni había tiempo ni era y a posible,
pues se habían agotado.
Empezó á desfilar el acompañamiento de siete
ó doce niños encaramado cada cual en el lomo
de su enjuta y macilenta bestia. Las Hijas de
María Auxiliadora apostadas en la puerta de su
casa se arrodillaron para recibir la bendición
postrera; nosotros saludamos á Jesús Sacra­
mentado y desde aquel momento nos metimos
en el camino de los bosques. A medida de las
fuerzas del animal, los niños iban desparramán­
dose: aquí, muía, jaez y caballero rodaban por
el suelo, allí se levantaba uno y de un brinco
se ¡)onía nuevamente sobre la silla, allá fulano
se pára y con un adiós expresivo lamenta su
triste suerte, acullá zutano emprende la marcha
interrumpida: en balde pegan, en vano se agi­
tan: es pedir peras al olmo y, á pesar de la buena
voluntad, casi todos se rezagaron, pues el horrroso camino no era para tanto. Solamente ga­
namos el Portón los que debíamos ir al Aguacate.
D. Cadena, el H. A vila y otros dos; por última
vez besaron éstos el anillo episcopal, recibieron
la bendición y con acento conmovido se despi­
dieron. Nosotros, D. De María y el atento caba­
llero Sr. Joaquín Moscoso, avanzamos mientras
ellos se alejaban y en ellos las mesetas del Vica­
riato una tras otra, como los cambiantes na­
carados del crepúsculo vespertino.
Desanda que desanda los senderos pasados
á la ida, llegamos al caer de la tarde á Aguacate,
donde nos esj>eraban el Padre Francisco y el
buen Melchor, joven aspirante.
Y pues el Padre Francisco había anunciado

la venida de Monseñor, allí se hallaban también
todos los pobladores de la comarca. Aprove­
chando la ocasión propicia. Monseñor les re­
comendó la fábrica de un Oratorio en Aguacate
como punto más adecuado y central, ya que
la Iglesia proyectada el otro año un poco más
arriba, era una ilusión y a muerta. Accedieron
todos como un solo hombre; quien prometió las
tablas, quien las piedras, quien los brazos; nues­
tro huésped el Sr. David Samaniego, dijo pro­
porcionaría el terreno y lo ocurrente para clavos
y demás útiles de hierro.
Por la noche después del santo rosario y del
sermoncito en que Monseñhor habló del Ora­
torio en proyecto y de algunas máximas cris­
tianas , empezaron las confesiones. A las tres
de la mañana siguiente comulgaron todos en la
misa del Obispo: entre ellos, un hijo de nuestro
ferviente cooperador Belisario A vila recibió al
buen Jesús por vez primera. A l fin de la misa se
confirmaron dos ó tres criaturas; después rom­
pimos el a5nino y luego la marcha con el Padre
Francisco y D. De María hasta el puente del
Rosario, de aquí adelante nosotros solos.
A llí en el puente un tierno abrazo estrechó
más y más nuestros vínculos de amor al misio­
nero y una lágrima furtiva cayó cual tributo
de un afecto que no borrará el tiempo, ni las
distancias amenguarán.
¡Adiós! queridos misioneros de Gualaquiza¡Adiós! amados indígenas del Oriente ecua*
toriano...
La noche de aquel día la pasamos en Gra­
nadillas. El simpático Chiiha estuvo de plácemes,
sobre todo cuando, después de confirmada una
hija suya, se tomó del vino y se puso á predicar
entre Pinto y Valdemoro. ¡ Feliz Chuba.!
Aquí me quedo, á las faldas orientales del
Matanga. Pasarán las hermosas fiestas de Na­
vidad, y, con el favor de Dios y de María, he
de volver á reanudar estos apuntes.
Soy su obediente y afmo. hijo en C. J;.
A B R A H A N A G U ILE R A
Salesiano.

— 265 —


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de María Auxiliadora
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jV<?í tenemos la persuasión de que^ en las vicisihides dolorosos de los tiempos
que atravesadnos, no t ío s quedan más cufisuelos que los del Cielo, y edttre éstos,
la poderosa protección de la Virgen bendita, que fu é en todo tietnpo el A uxilio
de los Cristianos.
Pío X.

María nos salvó.

La fe todo lo puede.

La familia había sido sepultada bajo los
escombros de la casa derribada por el huracán,
el día 7 de Noviembre del 1903 á las 2 de
la tarde en la ciudad de Rama. Gracias á la
protección de María Auxiliadora, la familia se
salvó y un niño de dos meses que parecía
muerto, volvió á la vida por una gracia es­
pecial de tan buena Madre, sin usar remedio
alguno humano. Quedo eternamente agrade­
cido á la poderosa Auxiliadora de los cris­
tianos.
JoRjE N a v a s .

Después de varios meses de padecimientos
y desesperación, algunos médicos afamados de
esta ciudad y otras poblaciones declararon
que no tendría curación radical y que apenas
mejoraría por algún tiempo, lo cual nunca se
efectuó, porque la gastritis aguda de que pa­
decía y me tenía completamente aniquilada,
burlaba todos los esfuerzos que mi familia
hacía para curarme. En esta desesperante y
triste situación me arrodillé ante la imagen de
María Auxiliadora y con la más grande fe de
que puede estar poseído un corazón cristiano,
imploré su protección y auxilio, y desde ese
momento me sentí como descargada de un peso
enorme, tomé valor para dominar la enferme­
dad que me aquejaba y desde esa fecha hasta
hoy me considero completamente curada, gra­
cias á María Auxiliadora que nunca abandona
á sus devotos.
L eo n o r a Q uirós

Rama (Estados Uaidos), Mayo de 1904.

María oye mis súplicas.
Habiendo salido María Auxiliadora en pro­
cesión el día 24 de Mayo de la Iglesia de
Ntra. Sra. del Carmen, la niñeja con mi hijo
Miguel Angel de diez meses de edad acudió
á ella, y como el niño estaba algo delicado y
la tarde se hizo cruda y lluviosa, fué víctima
de un fuerte catarro que á los pocos días de­
generó en pulmonía doble. Llena de angustia
me postré ante la sagrada imagen cuyo triunfo
llenara poco antes mi corazón de gozo, puse
la medalla al enfermo, empezando immediatamente una novena, y á estas horas mi hijo
está sano.
Desde las páginas del B o l e t í n hago pú­
blico mi agradecimiento á la tierna solicitud
del Corazón de María, é invito á sus devotos
á qué nunca dejen de acudir á ella en sus
penas y trabajos.
C o n ch a S a n t ia g o d e T o r r e s .
Utrera (Sevilla), 24 de Junio de 1904.

Cooperadora.
Granada (Nicaragua), Febrero 20 de 1904.

María consuela á una madre afligida.
Por efecto, según creo, de juntarse con
malas compañías, un hijo mío se dió al juego,
en donde perdió una gran cantidad. A l saberlo
su padre se incomodó tanto, que no quería
ni hablar con é l; pero el caso era que la can­
tidad debía pagarse y ¿cómo hablar á su padre
de este asunto? En esta tribulación, recurrí á
la Virgen Santísima y, postrándome delante de
una imagen de la Inmaculada Concepción, que
tenía en mí cuarto, le pedí (bajo la advoca-



*66

ción de María Auxiliadora), que se apia­
dase de mi pena, concediéndome lo que le pe­
día. ¡Oh prodigio y bondad de María! Al
terminar mi súplica, vi á mi esposo que iba
á buscar á mi hijo, se reconciliaron, el padre
perdonó á su hijo, pagó la deuda, que este
liabía contraido y desde aquel momento volvió
la tranquilidad y alegría á nuestro corazón.
Agradecida á esta gracia de María Auxi­
liadora, hice ya la limosna que le ofrecí, y
deseo que se publique en el B o l e t í n S a l e *
siANO, para mayor honra y gloria de Dios
nuestro Señor y de su Madre Santísima, para
(¡ue recurran á ella todos los afligidos, seguros
de que encontrarán alivio en sus penas y con­
suelo en sus amarguras.
Una devota de María Auxiliadora.
Madrid, II Junio de 1904.

María la salvó.
Cumplo con un sagrado deber de gratitud
á la SS. Virgen María Auxiliadora, haciendo
publicar en el B o l e t í n S a l e s i a n o el favor
que concedió á mi hija María del Consuelo
librándola de una muerte cierta é immediata
en la noche del 22 del mes de Mayo p. pdo.
La niña padecía una bronco-neumonía , origi­
nada por un sarampión del peor carácter co­
nocido que no le brotó al exterior; entró la
enfermita en el período agónico y llegó hasta
el estertor precursor de la muerte, en la ci­
tada noche; el celoso y sabio médico de la
Comunidad Salesiana, Huwisán, que también
asiste á mi familia, dijo la última palabra: era de
imposibilidad absoluta que la nina se salvara
de la muerte^ y entonces coloqué á la niña en
presencia de la bendita Imágen de María Au­
xiliadora; le encendí una vela y me puse en
oración rodeado de mi afligida esposa y de
otras personas, rogando á la Gran Madre de
Dios N. Señor que devolviera la salud á la
enfermita, y ..... desde aquel mismo momento
(siento no poder hacer una clara explicación
de los sensacionales detalles de tan hermosa
transición) empezó la enfermita á dar evidentes
señales de una franca mejoría, y rápidamente
se nos puso buena la niña.
Es el segundo favor, que la SS. Virgen
María Auxiliadora se ha dignado conceder la
salud á los hijos del más modesto de los Coo­
peradores Salcsianos. ¡Bendita sea!
Madrid 1 de Junio de 1904.
E d u a r d o Ma r t ín e z D e r r u e c o .

Maria soccorre á sus devotos.
El día 5 de Junio del <X)rríente año, la banda
de música de estas Escuelas Salesianas de Sarriá



fué invitada á tomar parte en una solemne
procesión que tuvo lugar en la tarde del mismo
día en un pueblo algo distante de aquí.
A la hora determinada el tren nos había
conducido al lugar donde las tartanas nos aguar­
daban para llevarnos á destino.
Marchábamos casi á la carrera conversando
alegramente y contemplando los hermosos pa­
noramas que se presentaban á nuestra vista,
cuando de pronto una nota discordante vino
á turbar, por algunos momentos, la alegría
que tanto caracteriza á nuestros músicos.
Una de las tartanas había tropezado con
una piedra y en un rápido vaivén, volcó dando
en tierra con los diez que iban dentro, que­
dando por completo destrozada. No fué ligero
el susto que se apoderó de ellos, al verse arro­
jados al suelo unos encima de otros en posi­
ciones dolorosas.
Los que Ies precedíamos no llevamos menor
espanto al divisar á cierta distancia el cuadro
que se presentó á nuestra vista, y todos crei­
mos que habría sucedido algún percance. Pero
es de advertir que en aquel crítico momento
de turbación y espanto invocaron espontánea­
mente á la Virgen Santísima Auxiliadora, y á
Ella atribuimos el no tener que lamentar el
menor daño personal, siendo este el lenitivo
que tranquilizó nuestro corazón, agradecido
una vez más á María Auxiliadora que siempre
escucha á sus devotos.
Viva María Auxiliadora!!
SaiTÍá (Barcelona), 6 de Junio de 1904.

Un agradecido.
Dan tambiéa, con toda la efusión de su alma, gracias
á María Auxiliadora y envían una limosna:
Almodóvar (Ciudad Reai) — Una devota: Hallán­
dome en un gran apuro por falta de recursos, pues
expiraba el plazo de un pago y no tenía con que
pagar, aciuli á Maria Auxiliadora ofreciéndole pu­
blicar la graci.a y hacer una n ovena: por conducto
inesperado, recibí el dinero necesario el mismo dia
que había de hacer el pago. Agradecida, cumplo
mi promesa.
Barcelona — 'D^ Dolores Serva , por una gracia
obtenida de Maria Auxiliadora manda celebrar una
misa en la Iglesia de Sarriá.
Ibídem — D . P . : doy infinitas gracias á Maria
Auxiliadora por liaber devuelto la salud á mi hija,
y agradecida mando celebrar una misa en el altar
de iVIaria Auxiliadora de Sarriá.
Camoapán (Nicaragua) — Camilo Meinard: ha­
llándome en tierras apartadas con un dedo del pie
muy dolorido y malo, invoqué á María Auxiliadora
y sané al instante. Caí también gravem ente enfermo
y prometí á Maria Auxiliadora dar la limosna de
una misa. M.aria escuchó mis ruegos y recobré la
salud. Eternamente agradecido á tan buena Madre.
Rama (Estados Unidos) — Luis Belela: por d
beneficio de haber sanado de reumatismo sin aban-

— 267 —
donar su resideuda cerca de dos pantanos de San
Caitos y Río frío.
Ibídem — Un Cooperador: por haberse librado
de un amigo peligroso y de un vicio que tenía.
— Juana Fonseca y otros de Rio Frió, por favores
recebidos.
Jinotepe (Nicaragua) — José de Jeours Sánchez:
por haber obtenido la salud de su esposa.
Las Majadas (Cuenca-España) — Lxls hermanas
Angustias y Aiiacleta Arcos: estando enfermas de
mucha gravedad se encomendaron fervorosamente
á .María Auxiliadora y le ofrecieron cinco pesetas
para las Obras Salesianas si les concedía la salud.
La Virgen oyó benigna sus oraciones y hoy están
del todo buenas: por lo cual dan lo ofrecido y
quedan agradecidas á tan buena Madre.
Las Piedras (Montevideo) — Loreto Gutiérrez,
da gracias á María Auxiliadora por haberlo salvado
de una grave enfermedad.
Ibidem — Francisca y Juana Luzardo, dan gracias
á la Virgen Auxiliadora por una gracia especial.
Ibídem — Atnadora B . de Vidal, da gracias á
María Auxiliadora por muchos y grandes favores
recibidos de esta celestial Madre.
Lujan (Argentina) — Fidelina S. vda. de Avecilla:
Encontrábase mi esposo en articulo de muerte lejos
de la ciudad y por tanto lejos de los auxilios de
la Religión. Ofrecí á María Auxiliadora publicar el
favor si le daba tiempo y ocasión de confesarse.
Al día siguiente llegó un confesor de la ciudad y

apenas recibió mi esposo los Sacramentos exhaló
el último suspiro. Bendita sea la Sma. Virgen que
oyó mis ruegos. Cumplo lo prometido.
Sevilla (España)— Tomasa Escribano Vda. de
Murftbe, llena de la mayor gratitud, da gracias á
M. Apx. por haber concedido la salud á sus hijos
Ella oyó sus ruegos y queda eternamente agracedida.
Ibídem — Carmen Escribano, por haber alcanzado
de M. Aux. la salud de un enfermo, hace público
su agradecimiento.
S ú p lica s á M a ría A u x ilia d o ra .
D‘ Dolores F. vda. de Peña de Urnapán (Méjico)
pide una oración á los Cooperadores por la con­
versión de tres hijos suyos y dos miembros más
de su familia.
El Rdmo. D. Miguel Rúa suplica á todos los
Cooperadores rueguen á María Auxiliadora devuelva
la salud á los beneméritos Señores D. Eduardo
Amador de Cartagena (Colombia) y D. Jorje Godtseh
de Morelia (Méjico).
N B. Dispensen nuestros buenos Cooperadores si
no han visto aun publicadas algunas gracias que nos
han enviado: es tanta la copia de gracias y tan
reducido el espacio del B o l e t ín que con gran pesar
nuestro tenemos que esperar á publicarlas cuando á
cada cual le llega su turno: pero poco á poco las
iranos ptüjlicando todas.

ROÑICA S A L E S I A N A
TURIn — Oratorio de Valdocco — Ilustres visitadores
en la Exposición Saleslana. — Entre los ilustres per­
sonajes, admiradores y bienhechores de la Obra de
D. Hosco, que han visitado hasta ahora la
Ex
posición trienal de las Escuelas profesionales y
Granjas Salesianas, tenemos el gusto de enumerar
á S. M. la Reina-Madre, Margarita de Saboya,
á S. A. I. y R. la Princesa María Leticia de Sa
voya-Napoleón, Duquesa de Aosta, al Exemo. Sr
D, Segundo Frola alcalde de Turín y al Emmo.
Card. Richelmy, Arzobispo de Turín.
1-a Sra. Princesa llegó á Valdocco el día 50 de
Agosto á las io’45 de la mañana, acompañada de
la Condesa Balbo M. Bertone de Sambuy, su dama
de honor. Recibida a los acordes de la banda, se
entretuvo un buea ."ato en cordial coloquio con
Mons. Cagliero quien le presentó al jóven Ceferino
Namuncurá. Su Alteza le pidió noticias del estado
de las tribus patagónicas y del gran Cacique. Pasó
después, acompañada de Mons. Cagliero y de va
ríos otros Superiores á visitar .a Exposición, lo
que hizo con vivo ínteres y admiración. De las ga

lenas de la exposición pasó á visitar la escuela tipográñea, y saludada por las notas de la banda y los
vivas de los jóvenes artc.sanos, partió al mediodía.
El Exmo. Sr. Frola, alcalde de Turín, nos honró
con su visita la tarde del 17 de Septiembre. Venia
acompañado del Sr. Comendador Federico Dumontel. En el atrio de la Exposición le esperaban
D. Miguel Rúa, D. Celestino Durando y varios
otros Superiores. La banda le saludó con escogidas
piezas y un alumno artesano, en nombre de todos
sus compañeros le dió la bienvenida, manifestán­
dole su agradecimiento por tan grata visita. El
Sr. Comendador respondió con corteses palabras;
ei Sr. Frola y los Superiores pasaron á ver la Ex­
posición y salió de ella muy satisfecho, felicitando
repetidas veces á los Superiores que le acompa­
ñaban
Sn .Majestad ía Xeioa-.Hadre de italla, Margarita de
Sato.'a cumpliendo una promesa que tiempo
atrás había hecho, estuvo el 4 del p. Octubre á
vi-sitar ei Santuario de María Auxiliadora y la Ex­
posición Salesiana de Valdocco. La acompañaban

— ¿68 —
la duquesa Máximo, dama de honor, y el gentil­
hombre conde Zeno. A su entrada, la banda del
Instituto tocó la marcha real, y los niños artesanos
dispuestos en dos largas filas la aclamaron con en­
tusiasmo. Su Majestad se mostraba complacida y
sonriente. A la entrada de la exposición fuó obse­
quiada por i). Rúa y demás Superiores, el Excmo.
Sr. P'rola, alcalde Turin, y el Sr. Comendador Rinaudo, asesor de la instrucción pública. Al entrar
la Reina en el local de la Exposición, un joven
artesano la saludó en nombre de sus compañeros
y le presentó como homenaje un hermoso cuadro
en bajo relieve en plástica imitación del siglo xii,
con fondo imitación mosaico y marco de hierro
batido y cuero, que representaba á Humberto Biancamano, primer duque de Saboya; este cuadro es
obra de las escuelas de Milán. Leyó después un
discursito en nombre de los estudiantes, un niño,
y le presentó una medalla conmemorativa de la
coronación de María Auxiliadora. Visitó después
S. M. la Exposición, deteniéndose en todas las
secciones, especialmente en la artística, demostrando
en todas sus observaciones lo exquisito de su gusto
y cultura. Se entretuvo asimismo con varios misio­
neros de América, preguntando por los adelantos
de las misiones y por el estado de los emigrantes
italianos en el Continente americano.
Darante la visita se mostró admirada, satisfecha
y jovial. Pasó después á visitar los talleres y no
se desdeñaba hablar y entretenerse afablemente
con los niños, animándolos á todos á la virtud y
al trabajo
Oyendo que las campanas del Santuario llamaban
á la Bendición. S. M. fué con su séquito al templo
y allí asistió á la Bendición que dió D. Rúa. Al
salir, manifestó repetidas veces su satisfacción por
la visita hecha y dijo que admiraba la caridad in­
teligente de los hijos de D. Bosco.
La banda del Oratorio despidió á Su Majestad
á las acordes de la Marcha Real.
RIOBAMBA {E c u a d o r ). — Nos escriben: El 7 del
p. Julio se celebró la Distribución de premios á los
alumnos de las Escuelas de Artes y Oficios regen­
tadas por los RR. PP. Salesianos. I..a función, que
estuvo muy solemne, fué precedida por la repre­
sentación diestramente preparada del drama Ayer
y Mandna del P. Fenogtio, y terminó con un dis­
curso pronunciado por el R. P. Adolfo Garda, sa­
cerdote salesiano.
Nadie ignora que las Escuelas de Artes y Ofi­
cios de esta ciudad no disponen de recursos pro­
pios de ningún género, y sin subvención alguna,
los PP. Salesianos educan a más de cien niños, á
quienes ai fin del año-escolar estimulan con mag­
nificas medallas, diplomas y premios. Invitamos
á los generosos corazones á sacrificarse en favor de
esta benemérita Institución de la cual tantos benefi­
cios pticde reportar nuestra ciudad y nuestra nación.
En nombre de la sociedad de Riobamba, cuyos
sentimientos de gratitud y admiración interpreta­
mos, damos á los PP. Salesianos mil acciones de
gracias, por la abnegación y perseverante entu­
siasmo con que educan á los hijos del pueblo,
dándoles pan, trabajo y educación cristiana.

MELIPILLA (C h il e ). — Recebimos de D. Zanchetta: El 28 del pdo. Mayo celebramos, prece­
dida de una novena, la fiesta de nuestra Patrona
y muy amada Madre la Virgen Santísima Auxi­
liadora.
Durante hubo la novena mal tiempo y continuas
lluvias, lo que no amedrentó á los piadosos melipillanos para, en buen número, acudir á los pies de
la Madre de Dios. Como en la mayoría de los de
Chile, este pueblo conserva vivo el amor á tan e.xcelsa Señora. Sabido es que el ejército chileno tiene
como Patrona y Generalísima de sus huestes, á
la Virgen María del Carmen.
Piadosas y distinguidas señoritas de la localidad,
con gracia inimitable, engalanaron el pobre altar
de María de nuestra humilde capilla.
Oradores de fácil palabra, de estilo elegante y
sencillo á la vez, como el Sr. Cura y Vicario de
esta ciudad, Pbro. D. Augusto Lacombe, R. P.
Francisco Solano Insulza, Agustino y R. S. Pedro
Dinale, salesiano, cantaron las glorias de María y
demostraron lo eficaz de tan hermosa devoción.
Puede decirse que durante el novenario no estuvo
la iglesia sola un momento. Tan buenos hijos no
quisieron alejarse en esta ocasión de tan amorosa
Madre. Constantemente se elevaron fervientes ple­
garias, que fueron devueltas desde el cielo con
abundantes gracias y copiosas bendiciones.
El día de la fiesta amaneció la capilla adornada
con sus mejores galas y el tiempo bonacible ya
permitió mayor concurrencia de fieles. La primera
misa fué celebrada á las 7 de la mañana. En ella
hubo comunión general de los Cooperadores, Coope­
radoras, de nuestros niños y de una multitud de de­
votos. A las 10 i\2 se ofició la misa solemne por
el Prior de los Agustinos, R. P. Patricio González.
El panegírico fué pronunciado por nuestro hermano
P. Dinale, que con frases commovedoras nos habló
de la Madre del Amor Hermoso y de la seguridad
que debiéramos tener sus devotos de ir al cielo
por medio de Ella.
Los niños de la escuela externa cantaron parte
de la misa, los Kiries, el Sancius y el Agnus Dei;
las demás partes de la misa fueron cantadas por
la Schola cantorum de la Gratitud Nacional (San­
tiago), que el nuevo director Don Turriccia nos
mandó graciosamente con la banda de músicos del
mismo establecimiento. Ellas contribuyeron muy
mucho á amenizar la simpática fiesta. La banda
tocó antes de la misa escogidos trozos, y al salir
ésta sorprendió agradablemente al numesoso pú­
blico con tocatas magistralmente ejecutadas. En
esos momentos el patio se hacia estrecho para con­
tener tanta gente ansiosa de la buena música de
la Banda salesiana.
IQUIQUE (C h il e ). — Copiamos con gusto la her­
mosa carta que nos dirige el Cooperador salesiano
D. Manuel Cárdenas Vargas:
La fiesta de María Auxiliadora en Iquiqne.
Los solemnes cultos que los hijos de Don Bosco
han dedicado este año á su Augusta Patrona han
rivalizado con los de años anteriores en esplendor
y en piedad.
Durante nueve dias han resonado las alabanzas

— 269 —
<3e la Virgen Auxiliadora en la modesta, pero bien
tenida iglesia del Colegio salesiano: la espléndida
iluminación, el buen gusto de los adornos, la mú­
sica sencilla y sentimental, el aroma del incienso
y, más que todo, la devoción de los numerosos
fieles que han asistido, revelaban de una manera
elocuente que eran los obsequios de los hijos á su
madre.
En los pocos años trascuridos desde la fundación
salesiana en este puerto, ha prendido de un modo
tan feliz la devoción á María Auxiliadora , que no
es aventurado afirmar que la regeneración de esta
sociedad se debe y se completará por la mediación
de nuestra Madre Celestial, invocada como Auxilio
de los cristianos. Diez años atrás los católicos
éramos pocos en el número y menos todavía en el
fervor; mientras que hoy gracias á María Santí­
sima, es ya difícil contar nuestras filas; y la asis­
tencia á misa los dias de trabajo, y las incesantes
comuniones son manifestaciones consoladoras para
el sentimiento cristiano. Ya la juventud que ha re­
cibido en su corazón las semillas de la piedad en
el colegio Don Bosco, se acerca al templo, ora y
frecuenta los sacramentos; y aun tiene valor para
desafiar á la incredulidad, la indiferencia y el des­
precio de muchos, dando pruebas públicas de su fe.
La fiesta de María Auxiliadora ha sido una ver­
dadera escuela para los que por su edad ya no
frecuentan las aulas, que hasta en ésto cumplen los
religiosos salesianos su noble y santa misión. Con
el amor de nuestra Madre Celestial, aprendemos el
amor á los padres de la tierra, y éstos, inspirán­
dose en las virtudes de María, aprenden á hacerse
dignos de sus hijos. En estos días se han ensal­
zado las virtudes para hacérnoslas amables y se
han reprendido los vicios para que los aborrezca­
mos. Como hijos de una misma madre, hemos que­
rido tener una sola alma y un solo corazón, prac­
ticando así la verdadera fraternidad, la fraternidad
de Cristo, para oponerla á esa otra fraternidad,
hija de la revolución, cuyos frutos de ruina y de­
solación son bien conocidos. No hay igualdad com­
parable á la que nos ofrece Cristo cuando nos dice:
< Venid á mí todos; • ni confirmación más evi­
dente de esta igualdad que el banquete eucarístico,
á donde todas las clases sociales y condiciones
humanas acuden á gustar en intimo comercio de
aquel divino manjar, para gozar aquí en la tierra
Un momento de la delicias del cíelo. ¿Y qué alma
más libre que aquella que no está subyugada por
la soberbia y la concupiscencia á las pasiones y
vicios, que arrastran nuestra pobre vida por esta
tierra miserable, impidiéndonos hasta levantar los
ojos al cielo ?
Todas éstas y muchas otras reflexiones nos ha
sugerido la espléndida manifestación católica de
hoy en honor de María Auxiliadora.
Pontificada por el limo. Sr. Obispo y Vicario
Apostólico, Don Guillermo Juan Cárter. La misa so­
lemne, tuvo lugar con un concurso de fieles tan
numeroso, que se hacia estrecha la iglesia para
contenerlos. Ofició en el coro la capilla de can­
tores de la iglesia vicarial y predicó el sermón en
honra de María el presbítero señor López.

A las misas rezadas habían asistido también nu­
merosos fieles, recibiendo la sagrada comunión la
mayor parte de ellos, entre los cuales llamaban la
atención muchos niños, tanto del colegio como ile
afuera,
n. las 2 de la tarde salió la procesión , reco­
rriendo el largo trayecto que media entre la iglesia
de los Salesianos hasta la iglesia vicarial y se ve­
rificó con el mayor recogimento y pieilad, alter­
nándose los cantos á María con la recitación del
santo rosario. No hubo una sola nota discordante,
ni de los que acompañaban la procesión ni de los
que la veian desfilar. Recorrió las calles principa­
les, engalanadas como nunca con arcos, vistosas
colgaduras y festones, que cubrían el frontis de
muchas casas. Escoltaban la processíón dos bandas
de músicos y un regimiento de infantería.
Ha sido, pues, un acto edificante, que ha puesto
de manifiesto el adelanto religioso de Iquique. Con
razón el Rev. Padre Castellari dijo desde el púlpito á la vuelta de la processíón ; « Se ha dicho
que Iquique es un pueblo impío; yo afirmo que
esto es un grande error. Iquique es un pueblo ca­
tólico, un pueblo bueno, porque ama á María.. »
La protección de la Virgen Auxiliadora seguirá
amparando á este pueblo y en tiempo no lejano
veremos caer á sus plantas á todos sus habitantes,
para que por medio de María, vayan todos á Cristo
y todos se salven.
LA PAZ (B o l iv i a ). — Tomamos de una corres­
pondencia: Hemos ya terminado el mes de María
Auxiliadora y nuestras fiestas resultaron una es­
pléndida manifestación de piedad de los buenos
paceños. La novena se celebró en la iglesia de San
Juan de Dios, con sermón , letanias y bendición
con S. D, M. Se turnaron en cantar las glorias de
María los RR. PP. Vargas, Alvárez, Luque, Licher,
Corrales, Guardián de la Recoleta, Ferrufmo y
Mons. Clavijo. El 29 de Mayo dia de la fiesta, ce­
lebró la Misa de Comunidad el Exmo. Sr. Bavia,
Vicario General. En la Misa mayor pontificó el
Excmo. Sr. Armenlia, asistiendo como padrino el
Excmo. Sr. Presidente de la República y como ma­
drina la Sra. Natividad Sarijinez Biirgoa. Ocupó
la cátedra sagrada el P. Velasco de la Compañía.
A las diez salió la procesión con la estatua de
María Auxiliadora, acto que resultó devoto y con­
curridísimo.
Por la tarde se díó un modesta banquete, al que
asistieron el Sr. Presidente de la República, el
Sr, Ministro de Instrucción Pública, el Sr, Ministro
de Hacienda, el Presidente de la municipalidad,
Edecanes, el Fiscal de la Nación, los RR. PP. Je­
suítas y otros muchos distinguidos personajes. A
los postres brindó el P. Sicher, salesiano, por el
Sr. Presidente y dió gracias al Gobierno por el
apoyo que presta á la Obra salesiana. Se levantó
el Sr. Ministro Saracho, y en nombre del Excmo.
Sr, Presidente dijo que el Gobierno apoyaba y
apoyaría nuestras obras porque era su deber fo­
mentar tan filantrópica y benemérita Institución.
£1 Sr. Presidente brindó después á la salud del
R. Reynerí y de todos los Salesianos.
La fiesta fué á cargo de varias generosas señoras

— 270 —
que costearon los gastos. Así terminó esta solemne
fiesta que dejó en todos buenas impresiones é im­
perecederos recuerdos.
QUITO (E c u a d o r ). — Tomamos de una carta del
P. Giaccardi dirigida al Rdo. Sr. D. Miguel Rúa:
También la Casa de Quito, la predilecta de nues­
tro amado Padre D. liosco, viene á participarle
alguna buena noticia.
Hace aún pocos años que los Salesíanos han po­
dido volver al Ecuador después del destierro. Aquí
vinieron sin tener casa en que hospedarse ni me­
dios con que procurársela, pero puesta la confianza
en Aquella que es el Auxilio de los Cristianos y
filé inspiradora de D. Bosco. La casa que habita­
mos es ya capaz para 200 internos y al lado se
está levantando un Santuario á María Auxiliadora,
pero para poder terminarlo es preciso que Ella se
se lo edifique. Con ocasión del quincuagésimo ani­
versario de la definición del dogma de la Inmacu­
lada Concepción, acordaron los Salesianos y Coo­
peradores de Quito celebrar una fiesta solemnísima
para bendecir una hermosa e.statua de .María Auxi­
liadora tallada en la Casa de Sarriá-Barcelona, de
1,90 m. de altura. Los RR. PP. Jesuítas, siempre
bondadosos con los Hijos de Don Bosco, pusie
ron á nuestra disposición por tres días su es­
pléndida y monumental iglesia, á fin de dar mayor
comodidad á los fieles y hacer conocer siempre
más á nuestra celestial Patrona. Los beneméritos
miembros del Comité Salesiano llamaron para pre­
dicar el triduo á los más célebres predicadores:
RR. PP. Del Olmo y Faura de la Compañía de
Jesús y el Iltre. Sr. Matteus, canónigo. A su vez
el Comité de Cooperadoras se encargó de impro­
visar un hermoso altar en el presbiterio al lado del
Evangelio y adornar é iluminar la imagen de María
Auxiliadora: escogieron además diez entre padri­
nos y madrinas de lo más granado de la ciudaa
para hacerle corona. El día 17 de Mayo por la
tarde, después del rezo del Santo Rosario, el
P. Pérez Quiñones bendijo la estatua. Subió al púlpito el P. Olmo y tejió un elegante y conmovedor
elogio de María Auxiliadora, se cantaron las Letanias y se dió la bendición con S. D. M. Asi pa­
saron los tres días del triduo: después de las fun­
ciones la banda del Instituto Salesiano tocaba esco­
gidas piezas en la plaza. El último día del triduo
fué extraonlinario el concurso de los fieles, totlos
animados de la hermosura de la devota efigie.
Durante todo el dia la iglesia se vió continuamente
visitada por numerosos grupos de fieles, á quienes
se repartían opúsculos de gracias de María Auxilia­
dora. Digno de especial mención es el sermón ma­
gistral que sobre la Obra de D. Bosco y María
Auxiliadora preilicó en la Misa mayor el Sr. Mat­
teus.
fiesta resultó solemnísima.
Despué.s del triduo se trasladó la Imagen al Cole­
gio de la Tola y muchos señores y señoras la acom­
pañaron con velas encendidas y rezando el Rosario,
Nosotros le salimos al encuentro en procesión con
la banda y la acompañamos hasta la iglesia.
Desde aquel dia la devoción de María Auxiliador.-\ ha ganado mucho terreno y muellísimas son
las gracias recibidas en estos dias.

La fiesta celebrada en el Colegio resultó con­
currida, devota y solemne. Los niños llevaron la
Imagen en procesión por el interior del Colegio y
demostraron mucha formalidad y devoción. Quiera
María Auxiliadora bendicir nuestros pobres trabajos
y tomar á esta República bajo las alas de su ma­
ternal protección.
CUCHIL-Sig-Slg (E c u a d o r ). — La fiesta de nuestra
celestial Patrona se celebró con devoción y sen­
cillez también en aquel apartado pueblo. Un buen
vecino nos comúnica que, con ayuda de los RR.
PP. Redentoristas, pudieron honrar aquellos de­
votos fieles á María Auxiliadora con Misa solemne,
sermón que predicó el P. Antonio Armando, pro­
cesión devota y concurrida y con un buen número
de comuniones. Dios bendiga á aquellos piadosos
vecinos y María Auxiliadora los proteja con su
auxilio.
De VIEDMA (P a t a g o n ia ) nos escribe Sor J. Piccardo, Hija de María Auxiliadora : Cada dia se va
extendiendo más en la Patagonia la devoción á
María Auxiliadora y pronto estará toda entera bajo
el amparo de nuestra Divina Madre. Desde el 24
de Abril dimos principio al mes de María como
hacen en Europa, pués en América se le dedica
el mes de Noviembre por ser el mes de las flores.
Por la tarde todas nuestras niñas internas y ex­
ternas, que llegan á 200, asistían al mes y á la
bendición. Durante la novena hubo sermón todos
los dias. El día 24 lo celebramos con toda solem­
nidad, no solo nosotras, sino el pueblo entero,
como día de precepto y de primera clase. Las Co­
muniones fueron numerosísimas y 12 niñas la hi­
cieron por primera vez. Antes de las vísperas, se
administró el Santo Bautismo á una niña de 9 años.
Nuestra fiesta terminó con la Bendición del Smo.
Sacramento, sello divino de aquel solemne dia. El
dia 25 celebramos una velada religiosa en honor
de Nuestra Celestial Patrona y nuestras niñas lo
hicieron con singular devoción y despejo. Lo que
más nos consuela en esta soledad es ver á María
Auxiliadora amada y venerada por lodos estos
buenos Patagones. ¡ Ella los proteja y salve!

var ied ad es
D e M ú sic a R e lig io s a .
C a r t a i *.
Barcelona, 9 de Agosto de 1904.

M i querido amigo: Voy á decirte la verdad, ó
mejor dicho, no voy á decirte riada en absoluto.
Porque encerrar en una breve carta, como la que
voy á escribirte, todo lo que puede escribirse bajo
el epígrafe que encabeza estas mis ideas, si no es
meter en un pozo la mar, es punto menos que im­
posible. No una, sino, cuando menos, una serie de
cartas quisiera escribirte para condensar en ellas

II
— 271 —
íOlÍo cuanto me ocurre en este momento. Pero, ni
es esta mi intención, ni tú estarás dispuesto á de­
jarte solfear de mala manera por mis solfas y
canciones. A lgo te diré sin embargo, aunque no
sea más que por seguir la corriente que á todos
empuja hoy á hablar de música y de Música Re­
ligiosa.
Porgue la polvareda que ha levantado en el mundo
del arte, y aun en otros mundos, el Motu proprio
dcl Rey de Roma (soy españoly no sé llamarle de
otro modo) ha sido fenomenal, inmensa y — pues
que se me cae de la pluma, voy á escribirlo —
intempestiva, acusadora de nuestra ignorancia. No
te extrañes ; porque parece mentira que tanto ruido
haya metido en el mundo e l tal Motu proprio, Citando
era todo ello cosa ya vieja para quien tenía dos
dedos de aquí (señálate la frente, como tú sabes)
y era amigo de observar cuanto era, no digo man­
dato, sino hasta deseo de la Iglesia nuestra Madre.
Los cánones estaban hartos de condenar todo lo que
el Soberano Pontífice condenay excomulga, y algunos
Obispos hartos de lanzar latigazos á diestro y si­
niestro, contra esa turba de foragidos que estro­
peaban en los coros, órganos y demás, las diviruis
palabras de la liturgia. Cuando menos á mí —
aparte modestia — nada nuevo me ha impuesto el
sabio autógrafo de Su Santidad, lo que si, tne llenó
de júbilo indecible, porque estaba aguardando de
un motnento á otro una disposición así: firme, de­
cidida, impuesta por obediencia. / A ver si de um
vez se acaban esas disputas enojosas, hasta con per­
sonas, como el mismo Papa dice, piadosas y pru­
dentes! Porque, amigo, si te he de hablar claro,
como ves que hasta ahora te hablo, á mi me ha
tocado sufrir, y no poco, por causa tan noble hace
algún año. Pero ¡ alabado sea D ios! que al f ín
hizo brillar en su Iglesia la aurora tan venturosa
como la del 27 de Noviembre del año pasado. Ten
presente que Dios manda á los hombres según los
tiempos, y si así es, á tiempo llegó al Pontificado
Pío X, cuando en ese punto todo era en las iglesias
escándalo, decadencia y ndna. ¡Paso á Pío X !...
Y ¡ s i creerás, amigo, que no hacía mucha falta
todo eso! La hacia y no poca. Cuenta que hoy en
España (en otros países creo que lo mismo), casi
no se podía entrar en ningurm iglesia. Te prevengo
que siempre ha habido sus excepciones. S i mirabas
al canto gregoriano ó llano, como llaman, no darías
con é l ni con cosa que se le pareciera. Una causa
la sé y o; en los Seminarios no se estudiaba. La
otra creo que la señaló un gran Padre Agustino ( i)
cuando dijo que « en España e l clero alto, salvas
honrosísimas excepciones, estaba rapado á navaja
en punto á saber musical >.

(0 El P . Eustaquio de U riarte, cuyo Tratado teóricopráctico sobre canto gregoriano vale un tesoro y !e vería
en tus manos, y las de todos, con la mar de gusto. Tanto
<nás que en canto llano fué hereje, neófito y converso.

Y si miras á la música figurada... ¡a llí fu é
Troya! la decadencia no podía ser más lamentable.
Y fto vayas á dar en la idea de que yo tenga ¡a
Tuar de experiencia, tío : soy un pobre diablo que
apeTias ha visto e l mundo, pero lo poco que he visto
me ha bastado, para hacerme cargo de la baja si­
tuación en que ha venido á parar por obra y gracia
de manos pecadoras, la que en un tiempo se llamó
la patria de los canto-llanistas y organistas. Lo
que llamamos meses, novenas y octavarios estaba
(Dios quiera que no lo siga estando) estaba feroz,
como me decía mi maestro. Nos habíamos llegado
á creer que allí iodo se permitía, y el libertinaje
en música había llegado al colmo. ¡ Ca! si se puede
celebrar todo eso sin tanto bombo, ni platillo, ni
payidercta. Ya te he dicho que soy genuino español
y sin embargo jamás creí necesarios la mayor parte
de los instrumentos que usamos por Navidad para
producir alegría y regocijo. Y á mi modo de ver,
quedan proscritos todos ellos, allí donde dice Su San­
tidad que no se permite el uso de instrumentos
ligeros, fragorosos y de ruido. Con todo, yo qui­
siera que sobre eso Roma nos hablara más claro y
preciso, porque hasta con maestros he hablado y
no saben aún determinar que hay sobre e l particular.
Para Mayo y ocasiones semejantes la Casa Capra
de Turín tiene un surtido itimejorable y á pedir
de boca. Por España, yo no sé, quizá haya, pero
no conozco nada ó conozco muy poco. M illet, Mas
y Serracant en Barcelona escriben algo en este
sentido, pero ¡es tan poco!
Amigo, me voy extendiendo más de lo que me
había propuesto, y aunque con sentimieyito lie de
acabar. He de congratularme con mis hermanos
de América por los resultados prácticos que sin
duda ha producido su Congreso del próximo pa­
sado A b ril sobre la Música Sagrada. ¡Quiera Dios
que en España pronto se den semejantes asambleas!
pero tengo miedo de que no se haga nada, porque
somos tan no sé qué... los Españoles que siempre
tenemos miedo de que lo nuestro sea lo peor, y
muchas veces cosas hay que si salieran á la luz
pública, serian admiración del extranjero y hasta
del otro mundo... quiero decir, del descubierto por
Colón. Estoy seguro que los maestros de España
no serán refractarios á la restauración: conven­
cido estoy de que la obtendremos en pocos años, si
cuando y doTide hay que cortar, se corta de raíz
y pronto, si dejamos á un lado las prevenciones y
prejuicios y Tíos mostramos, como siempre, vásiagos
dignos de nuestros antepasados, fieles y aferrados
á Roma como á la bandera de su Patria, y si que­
remos seguir las huellas de los maestros que fueron
nuestros y se llamaron Victoria, Morales, S. Isi­
doro, etc.
Instrúyase a l pueblo sobre e l particular y sobre
el deseo de Su Santidad, y confiemos, como e l mismo
Papa nos dice, en su apostólica bendición: ¡ Animo



272

y todos á la restauración, ya que s i e l arte murió
en el templo...
todos en él pusimos nuestras manos.
¡Paso á la música santa en el templo!
¡Paso al Pontífice de la Música Religiosa!
A Dios, amigo, y hasta otra.
Tuyo
Is m a e l S . L .

Don Ignacio £cl)evarrla.
Obra Salesiana de Méjico perdió el día
8 del pdo. Agosto uno de sus más in­
signes y beneméritos Cooperadores, en la per­
sona del Sr. Don Ignacio Echevarría.
Después de larga vida, llena de obras be­
néficas y de grandes méritos, moría en la paz
del Señor este gran Bienhechor, verdadero
tipo y modelo del Cooperador salesiano.
Un sincero afecto le unió siempre á la Obra
de Don Bosco, de la que se declaró y fué de­
cidido protector. Parte querida de su noble
corazón fueron los Salesianos y sus niños, y
siempre que de ellos hablaba, mostraba por
ellos especial cariño.
Este afecto se manifestó en abundantes li­
mosnas y en una entusiasta é invansable pro­
paganda; pues, á pesar de sus negocios per­
sonales, él mismo se encargaba de las Lecturas
Católicas, y con sus conversaciones, dirigidas
á la difusión de la Obra Salesiana, atraía y
formaba nuevos Cooperadores.
Este mismo espíritu lo supo infundir en su
excelente y honnula familia, la que sigue pro­
tegiéndonos con liberalidad.
Este afecto lo veíamos expresado en el deseo
que tenía de ver pronto realizada la canoni­
zación de nuestro Padre y Fundador Don
Bosco, y para ello quiso él mismo enviar al­
gunos recursos á nuestro venerado Superior
D. Miguel Rúa
Es, pues, mucho lo que debemos los Sale­
sianos al Sr. D. Ignacio Echevarría, y en
prueba de nuestra correspondencia a tanto afecto,
hacemos público nuestro dolor v ofrecemos
nuestras oraciones por su bendita «.Ima.

L

a



Recemos por él y pidamos al Cielo una
pronta recompensa á sus buenas obras.
Bacubirito (Sinaloa-Méjico), 8 de Agosto de 1904.

A la memoria de los Sres. Daniel Cepeda, Ednardo
Alvarado y Mariano Prats, Venerables Cañónigos de esta Santa Iglesia Catedral de Riobamba (Ecuador.)
Un deber imprescindible de gratitud mueve
nuestra pluma á consagrar siquiera estas pocas
líneas á la memoria de estos insignes bienhe­
chores de nuestra amada Sociedad Salesiana.
El generoso y caritativo desprendimiento
con que supieron dedicar una parte conside­
rable de sus bienes, ya para dar educación
moral y religiosa á varios niños pobres, ya
para la reedificación del templo de N. M. de
la Merced que por espacio de más de 9 lus­
tros permaneció reducido á escombros. Son
páginas inmortales que, además de honrar á
estos ínclitos varones que la escribieron con
el sudor de su frente, los hacen acreedores á
un recuerdo, á una ferviente plegaria en el
acatamiento divino. — Este recuerdo, esta ple­
garia es lo que justamente venimos á pediros,
amados Cooperadores y Cooperadoras y demás
almas piadosas que leis el B o l e t ín S a l e sia n o ;
tenemos la íntima convicción de que la gene­
rosa magnanimidad que fué su carácter dis­
tintivo, no se propuso conquistar vanas ala­
banzas humanas, sino merecer aquel galardón
eterno que nuestro Soberano Remunerador
ofreció aún á los que dieren un vaso de agua
fría al pobre en su nombre.
No debemos pasar por alto otro nombre
igualmente recomendable para nosotros, á saber
el del Sr. Don Dimas Hinojosa, quién se dignó
destinar asimismo una parte considerable de
su fortuna, en obsequio de dicho templo, cuyas
paredes, mediante este legado y otro que dejó
el Sr. Manuel Araujo y un obsequio de su
Sra. Viuda, están ya al punto de terminarse.
Dignaos pues, Sres. Cooperadores y Coopera­
doras, incluir también á todos estos en vues­
tros piadosos recuerdos delante del Señor; así
dejaréis satisfechos nuestros más ardientes de­
seos y más que todo cumplida la deuda de
gratitud que los Salesianos de Riobamba he­
mos contraido con las almas de estos nues­
tros amados bienhechores
L o s S a l e s ia n o » d e R io b a m b a .

C o n aprobac.on d e U A atorid ed E rie siástica :
G eren te: J O S E G A M B IN O .
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1904