BS_1923_03

Ficha

Título
BS_1923_03
Descripción
Boletín Salesiano. Marzo 1923
Fecha
1923.03
extracted text
o

Boletín Salesiano
R E V I S T A DE L A S O B R A S DE DON BOS CO

Marzo 1923

Año XXXVIII — N. 3.
Sum arlo*



L a primera Encíclica de P ío X I ,

Francisco de Sales,

Domingo Sovío





Tesoro Espiritual.

E l Centenario de S . Francisco de Sales

en



Conmemorando a San

el Oratorio de Turin,



modelo de los niños. — Gracia extraordinaria, obtenida per intercesión del
Siervo de D ios Domingo Savia. — Indulto Apostólico a favor de las Misiones 5a/esíanaj. —
Correspondencia misionera.

cífli

de María Auxiliadora.

(C h ite ).







— Culto de María Auxiliadora - GrqCooperai^ores Salcjíanoj de Concepción
mundo Salesiano, — Los que mueren.

Episodios de misiones,
Conferencia

¡M ad re de un Sacerdote!



a los

Por el

E l catecismo al aire libre (Cbioa).

< s o o ii5 r > A .r >

iiv T E íie iv jv o io

Avenida Regina Margarida, 174 — TURÍN (Italia)

L U IS P IS C E T T A y A N D R E S G E N N A R O
SACERDOTES SALESIANOS

THEOLOGIAE MORñLIS ELEMENTA
AD CODICEM JURIS CANONICI EXACTA

VOLUMEN PRíMVM:
i) D e actibus humanis. —

De Theologiae Moralis Fundamentis
2) D e conscientia. —

3) D e legibus. — 4) D e peccatis.

4 0 5 p á g in as. P recio: 15 Unas: F ranco de p o rte : 18 ¡ira s .

VOLUMEN SECVNDUM:

De obligationibus erga Deum et nos ipsos

i) D e o/rtut/bus theohgicis. — 2) D e oirtute religionis.
3) D e ppudentia, fortiiudine et iemperantia.
5 3 5 p á g in as. P re c io : 2 0

lir a s : F ranco de p o rte : 2 4

I,a Obra se halla dividida en siete volúmenes,
de los cuales se ha publicado solamente el primero.
Abarca dicho volumen los tratados fundanrentales de la teología moral, a saber: De actibus hu­
manis, De Conscientia, De Legibus, De peccatis.
Precede a cada tratado im esquema o cuadro
breve de todo él. Hállase dividida la materia en
cuestiones, capítulos, .artículos, títiilos y subtítulos,.
de numera tan clara, que halla el lector en la
misma división un medio eficacísinro para facilitar
la inteligencia del texto.
Tocante a la substancia del mismo, bastará
solatuente recordar la competencia del Doctor
Luis Piscetta, cultivador insigne de las ciencias
morales y del dereho canónico, decano de la Fa­
cultad teológica de Turín, y, por espacio de cua­
renta años, profesor de Teología moral en el Se­
minario Mayor de la Arquidiócesis de Turín.
Su colaborador Don Andrés Gemiaro, Doctor
en teología, enseña desde hace muchos años teo­
logía moral en el Colegio internacional de estndios
teológicos de la Pía Sociedad Salesiana.
No contentos los autores con una simple expo­
sición de teorías y opiniones han querido tratar
la materia, con profusión de discusiones, y pro­
fundidad de argnmentos, teniendo para ello en
cuenta los resultados científicos más modenios.
De ese modo ofrecen a los estudiosos la manera
lie conocer a fondo una materia importantísima
para ejercer con acierto el ministerio sacerdotal.
Hállase el texto precedido de una lista muy
extensa de proposiciones condenadas, cada mta
de las cuales lleva al margen la cita correspontUeute ol número en que se hallan inscritas en el
Enchiridion Symbolorum etc. de Denriger. A dicho
elenco sigue un indice de escritores de ciencias
morales y disciplinas afines. Son al pie de seiscientos
los autores, y pasan de mil las obras citadas. Es
una de las bibliografías más completas, fruto del
examen directo de muchas obras, y de la clásica

¡Iras.

de Hurter, titulada Nomenclátor litíerarius recentionis theologiae Catholicae, y comprobada con
excelentes resúmenes de Gandé, Genicot y Lehmkul.
Por último, cierran el texto dos copiosísimos
índices. El primero es un Sttmmario de más de
cuarenta páginas, que, conserv'ando la di\isión
en capítulos y artículos de los diversos tratados,
compendia toda la sustancia de los mismos. Es
una novedad que satisface al lector, que halla en
dicho sumario un medio prático y sencillo para
refrescar con poco trabajo la materia mía vez
aprendida.
El segundo es el acostumbrado índice alfabé­
tico, que facilita muchísimo el encontrar las ma­
terias que el lector quisiera tener presentes en el
momento en que las necesite.
La buena acogida que ha merecido el primer
volumen por cuantos se interesan por la moral
católica y desean ver establecido su imperio en
las conciencias, ha movido a la Sociedad Editora
a dar a luz el segundo volmnen, que en nada desme­
rece del primero. Los placences recibidos de cuantos
lo conocen, abonan la satisfacción de los que si­
guen el desarrollo de la obra.
Los volúmenes restantes saldrán, con breves
inter^-alos, distribuidos en la siguiente forma:
Voi,. I I I . — DE OBLIGATIONIBUS ERGA PROxiMüM: (1® De iustitia et jure; 2® De iniiiriis et
restituiione; 3® De contractibus).
VOL. IV. — DE OBUGATIONIBUS PECUUARIBUS ET DE POENIS ECCLESIASTICIS.
VOI. V . — DE SACRAMEKTIS D i GENERE ET
DE QUINQUE PRIMIS SACRAMENTI IN SPECIE {l® De

Sacramentis in genere; 2® De Baptismo; 3® De ConprniaHone; 4® De Eucharistia; 5® De Poenitcntui',
6® De Extrema Untione).
VOL. VI. — DE ORDINE ET DE MATRIMONIO.
VOI. VII. — DE SEXTO ET NONO PRAECEPlO
DECALOGI: DE USU SLATRIMONH ET DE RATIONE
SERVANDA IN SACRAMENTORUM ADMINISTRATIONE-

Marzo 1923.

Año XXXVIII - N. 3.

BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
R

e d a c c ió n

Y A

d m in is t r a c ió n

:

Via Cottolengo, N. 32 - TURIN (italla)

La primera Encíclica de Pío XI
El día 23 del Diciembre pasado se publicó
en Roma la primera y admirable Encíclica del
glorioso Papa reinante. Pío X I, que trata y
esclarece con suprema autoridad los múltiples y
pavorosos problemas que conmueven al mimdo
en nuestros días.
La prensa de todas las naciones y matices
ha comentado, y en general con elogio, el sabio
documento, de cuyas páginas fluye a raudales
el sentimiento de caridad, justicia y equidad,
señalando certera y amorosamente las causas
del actual desorden y malestar, a la par que su­
giere los remedios para una paz sólida y dura­
dera.
Manifiesta en ella Su Santidad el deseo ar­
diente que tuvo de dirigirse al pueblo fiel desde
los primeros instantes de su elevación al ponti­
ficado y explica las causas gravísimas que le
impidieron realizar este propósito.
Se lamenta de que la paz no haya vuelto al
mundo, y advierte que es preciso indagar las
ixusas para combatir este mal y evitar su per­
sistencia.
Hace observar que la vida de los pueblos
está todavía envuelta en la hosca niebla de los
odios, las desconfianzas mutuas y las ofensas
que más que las otras sufren las naciones ven­
cidas, bien que las vencedoras sufran también
males gra\dsimos.
La Encíclica prosigue lamentando los fer­
mentos de disolución que han penetrado en
las familias y que se difunden con morbosa
rapidez en personas de toda edad y condición,
como la insubordinación, la rebeldía para aceptar
el sufrimiento, el menosprecio de la obediencia,
el no resignarse a ninguna fatiga, la falta de
(1) En la im posibilidad d e reproducir integro tan inteWíaaie y precioso docum ento por falta de espacio, ba^ 0 5 u:;a breve reseña, insertando, al ñnal, algu n o de
*®s capítulos.

I

(1)

pudor, que duerme conculcado por la licencia en
el vestir, las convereaciones lúbricas, el sola­
zarse con bailes desvergonzados y fiestas que
son im insulto a la miseria de otros.
Todos estos males, que y a por sí solos anun­
cian la decadencia dé la sociedad, son aumenta­
dos por otros de orden espiritual y religioso.
E l Pontífice lamenta los daños que ha oca­
sionado la guerra: por el uso distinto de los
templos que no han sido restituidos al culto,
por la deserción en muchos seminarios y la
clausura de otros, por la reducción y relaja­
miento de la disciplina del Clero de todos los
países, por las difíciles condiciones de la vida,
que reducen al silencio la predicación. Duélese
también de la suerte de los misioneros, obli­
gados a abandonar las misiones, interrumpiendo
magníficas conquistas para la fe.
E l Pontífice afirma después que el Clero,
contra todas las calumnias difundidas, supo
dar prueba, especialmente en los campos df
batalla, de su amor patrio y de su conciencia
del deber.
Pasa luego a examinar las causas de los
males lamentados, y dice que deben atribuirse
al largo tiempo durante el cual imperó la vio­
lencia, embotando los sentimientos de miseri­
cordia, caridad y compasión. Textualmente
añade; « La paz ficticia escrita en el papel, no
ha despertado todavía los nobles sentimientos,
porque más bien enconaba y casi legitimaba
ios cxintrarios espíritus de rencor y de venganza.
Faltando el sentimiento de la dignidad personal
y el valor de la personalidad humana al prevar
lecer la fuerza brutal del número, unos tendie­
ron a la explotación de los otros con el fin único
de disfrutar mejor y más largamente del poder
y los bienes de esta vida terrena ».
L a preponderancia de los deseos y la codicia
de los bienes materiales ha llegado a ser la causa



de las injustas luchas sociales e internacionales,
aun cuando se presente cohonestada y casi jus­
tificada con las más altas razones de estado o
del bien público o del amor a la patria y a la
nación.
En realidad este amor, creador por sí mismo
de virtudes y heroísmos cuando está reglamen­
tado por el cristianismo, se convierte en ocasión
e incentivo de graves injusticias y delitos cuando
pasa a ser un nacionalismo inmoderado, que
olvida que los pueblos son hermanos en la gran
familia de Id humanidad, y que las otras na­
ciones tienen derecho a vivir y a prosperar, no
siendo nunca lícito separar lo útil de lo honesto,
porque el éxito así obtenido es cosa frágil e
inspira presagios de súbita ruina. Ea causa pro­
funda de este mal está en el ateísmo, que arrancó
a Dios de las leyes, del gobierno, de la familia,
de la esculela, cesando así de crear elementos
de orden y de paz.
Sugiere a continuación el Papa los remedios
de estas calamidades. Ante todo, pacificar los
ánimos con una paz cristiana; es decir, no sólo
justa, sino dulcificada con la caridad y la recon­
ciliación sincera. Pero la paz de Cristo no se sa­
tisface con los bienes materiales, sino que pide
los espirituales y los celestiales. Si de nuevo se
colocasen en el puesto de honor los valores espi­
rituales, la devoción a la persona humana, con­
siderada como descendencia divina, uniría a
todos en la fraternidad de Cristo y en la paz
de Cristo.
Con la paz de Cristo volverá el orden y el
respeto a la autoridad. Sólo la Iglesia católica
posee capacidad para combatir eficazmente el
materialismo, atrayendo de nuevo a la familia
y a la sociedad al sano espiritualisrao cristiano,
a la verdadera democracia. La Iglesia contri­
buirá a asegurar la paz para el pon’enir. Ningima institución humana logrará formar un
código internacional que responda a las condi­
ciones modernas mejor que la Iglesia, fundadora
de la cristiandad, verdadera sociedad de las na­
ciones. Restaurando el reinado de Cristo ha­
remos la obra más eficaz para la pacificación
presente y futura de la humanidad, preparada
por Pío X y continuada por Benedicto X V .
Para esta obra el Papa confía en la ayuda di­
vina y en la cooperación del Episcopado, y
quiere convocar a una reunión en Roma, que
fuera general, por lo menos virtualmente, con
ocasión del año jubilar, y de cu}'a reunión de­
rivaría una innunsa ventaja para la paz. Pero
la reanudación del Concilio Ecuménico es cosa
tan grave que requiere la reflexión y la plegaria.
El Papa íüaba después el florecimiento de la
acción católica'en todas las partes del mundo,
u.erced al celo de los Obispos, a los que exhorta

68



a intensificar dicha acción. Invita al Clero y a
los seglares a trabajar en estrecha unión con el
Episcopado, que equivale a trabajaren unión con
el mismo Papa, En esta colaboración el Papa ve
expresada la verdadera democracia mundial.
Continúa diciendo que estas' mismas luchas so­
ciales, que crearon y acrecentaron la neceádad
de una cooperación entre el Clero y los seglares,
crearon peligros nuevos y más graves, al di­
fundir teorías sociales y económicas y otras re­
ferentes a las relaciones de la Iglesia y el Estado,
la Religión, la patria, la nación y los derechos
de la Santa Sede, de tal modo, que algunos ca­
tólicos, y alumnos de Seminario, hablan, escri­
ben, actúan como si ya no hubiesen que tener
en cuenta las doctrinas de los precedentes Pon­
tífices, referentes al dogma y a la moral católica.
Es preciso volver a la doctrina, despertar el
espíritu de fe, de disciplina, de caridad.
Después dirige el Santo Padre una mirada
hacia los pueblos que están fuera de la Iglesia
todavía y suspira por el momento en que los
vea a todos formando, según la divina profecía,
un solo redil con im Pastor único.
Muestra su regocijo y satisfacción al ver que
todos los estados del mundo se han apresurado,
contra toda previsión humana, a estrechar los
lazos y renovar amistades con la Sede Apostó­
lica.
Pero observa al mismo tiempo que, « Del
mismo modo que la Iglesia no se entromete
en las cosas puramente humanas, tampoco per­
mite que el poder político tome pretexto de esta
abstención para perjudicar el bien y el orden
superior y atacar ios derechos que Dios le ha
concedido »; y , haciendo suyas las palabras de
Benedicto X V , continúa: « Nada toleraremos
que sea contrario a la dignidad y a la libertad
de la Iglesia, bienes que son de la mayor im­
portancia, aun para el progreso y para la civi­
lización ».
Termina el Santo Padre tan hermosa Entíclica, expresando su dolor por la ausencia de
Italia, país en el cual la mano de Dios, que rige
el curso de la Historia, ponía y fijaba la Sede
de su Vicario en la tierra, convirtiendo así la
capital del maravilloso, pero restringido imperio
romano en capital del mundo entero, porque
en ella reside una soberanía que, por encima
de los limites de las nacionalidades y del Estado,
abraza a todos los hombres y a tosos los pueblos.
La falta de paz origina-

...Y es todavía más doloroso ver cómo este
desconcierto ha penetrado hasta en el dulce T
tranquilo santuario de la familia, que es el primeí
núcleo de la sociedad, donde los malos gérmenes
de la di^régación, sembrados y a desde hace

6q —
tiempo, han sido fomentados como nunca y
propagados en tiempo de la guerra por el ale­
jamiento de los hombres del techo familiar y
por el aumento de la corrupción y licencia de las
costumbres. Así se ven con frecuencia los hijos
alejarse del padre, los hermanos enemistarse
con los hermanos, los amos con los criados, los
criados con los amos, y con frecuencia ol\ddar
la misma santidad del \nnculo con5Tigal y los
deberes que éste impone delante de Dios y
delante de la sociedad.
Y como del malestar general de un orga­
nismo o de xma de sus partes notables se resien­
ten también las partes mínimas, así también
se propagan a los individuos los males que afli­
gen a la sociedad y a la familia. Vemos, en efecto,
difundirse una inquietud morbosa en toda edad
y condición; la insubordinación y la rebeldía sub­
vertir cada vez más los espíritus; el desprecio
de la obediencia y el rehusar el trabajo ha pa­
sado a ser costumbre; el pudor de las mujeres
y de las niñas conculcado en la licencia del ves­
tido, de la conversación, del lúbrico solaz de
bailes inverecundos; con manifiesto insulto a
k miseria de los otros, hacerse cada vaz más
provocadoras la ostentación y la impudencia,
demasiado frecuentes en aquellos que las re­
pentinas ganancias hicieron ricos, pero no me­
jores. De ahí el aumentarse los desheredados
y descentrados, que acaban casi siempre con
engrosar las filas de los que destruyen el orden
público y privado.
Todos /os mates provienen de! interior.

Fué, sí, firmada la paz entre los beligerantes
con todas las solenmidades exteriores; pero
quedó escrita en los públicos documentos y no
•fué acogida en los corazones q u e‘ todavía ali­
mentan el deseo de la lucha y amenazan cada
vez más la tranquilidad del consorcio civil.
Demasiado largo tiempo imperó entre los hom­
bres el derecho a la violencia, acallando y casi
aniquilando los sentimientos de la misericordia,
de la caridad y de la compasión; la paz ficticia
escrita u i el papel no ha despertado todavía
tan nobles sentimientos; más aún, ha exaspe­
rado y casi legitimado los contrarios espíritus
de rencor y de venganza. De aqm' el hábito de
la violencia y del odio, mantenido demasiado
tiempo y héchose casi naturaleza en muchos,
en demasiados; de aquí la fácil imposición de
los ciegos elementos inferiores, de aquella ley
de los miembros, que hacía gemir al Apóstol
porque repugnaba a la ley del espíritu. Los homIttes non son y a hermanos para ios hombres,
como dicta la ley cristiana, sino casi extrmijeros
y enemigos; se ha perdido el sentido de la digni­

dad nacional y del valor de la misma humana
persona en el brutal prevalecer de la fuerza y
del número, los unos delicados a explotar a los
otros con el sólo fin de gozar mejor y más lar­
gamente los bienes de esta vida; todos equivo­
cados, porque se vuelven únicamente a los bienes
materiales y temporales y olvidan los bienes
espirituales y eternos y aquellos divinos mo­
tivos que sólo Jesús, Di\rino Maestro, ha en­
señado a apreciar debidamente, y la Iglesia,
su fiel intérprete, tiene siempre \rivos en la me­
moria y en la voluntad de los creyentes. Está
en la naturaleza misma de los bienes materiales
que su desordenada prosecución se convierta
en raíz de todo mal y señaladamente de descon­
tento y abyección moral y de luchas y discordias.
En efecto, por una parte, no pueden esos bienes
por sí mismos viles y finitos, saciar las nobles
aspiraciones del corazón humano, que criado
por Dios y para Dios, está necesariamente in­
quieto mientras no repose en Dios y en los bienes
divinos. Por otra parte (al revés de los bienes
del espíritu, que cuanto más se comunican, más
enriquecen, sin desminuir jamás), los bienes
materiales cuanto más se reparten entre muchos
más disminuyen en cada uno, debiéndose por
necesidad quitar a los rmos lo que se da a los
otros; y , por tanto, nunca pueden contentar
•a todos igualmente ni satisfacer por completo
a algunos, por la misma insaciabilidad de los
deseos humanos, y por ello se convierten en
fuente de división, y además, en aflicción de
espíritu, como lo experimentó el sabio Salomón;
Vanidad de vanidades y aflicción de espíritu.
Y para disputarse recíprocamente estos bienes
tan limitados y restringidos y casi arrancárselos
de las manos, chocan individuos y pueblos, se
retuercen y se ofenden en una lucha permanente.
¿De dónde las guerras y pleitos entre vosotros},
preguntaba el apóstol Santiago. ¿No es acaso
de la concupiscencia? Así el ansia del goce, la
concupiscencia de la carne, se hace incentivo de
lucha intema en la conciencia de los individuos
y de escisiones externas en las familias y en
las ciudades. E l ansia de poseer, concupiscencia
de los ojos, se convierte en lucha de clases y
egoísmos sociales; el ansia de mando y de po­
sición, la soberbia de la vida, se convierte en
concurrencias y porfías de partidos, en perpetua
lucha de ambiciones hasta la abierta rebelión
a la autoridad, ai delito de lesa majestad y el
parricidio mismo de la patria.
Y a esta exageración de los deseos, esta ansia
de bienes materiales, se convierte en fuente de
luchas y de injusticias sociales e internacionales
cuando se presenta encubierta y casi justificada
con altas razones de estado o de bien público,
o sea, del amor de patria y de nación.

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E l que no recoge comiago, esparce.

Estas divinas palabras se han verificado
y todavía se verifican ante nuestra vista. Eos
hombres se alejan de Dios y de Jesucristo, y
por esto han caído en el fondo de tantos males;
por esto mismo se gastan y consumen en vanas
y estériles tentativas, de remedio, y no lo logran;
ni siquiera logran recoger los restos de tantas
ruinas. Se ha querido hacer leyes y gobiernos
sin Dios y sin Jesucristo, derivando toda auto­
ridad, no de Dios, sino de los honbres, y por éllo
mismo faltan a las leyes, no sólo a las verdaderas
y de inevitables sanciones, sino también a los
supremos criterios de lo justo, que hasta el
filósofo pagano Cicerón intuía que sólo po­
dían derivarse de la ley divina. Y faltaba tam­
bién a la autoridad una base sólida, toda ver­
dadera e indiscutible razón^ de supremacía y
de mandato, de una parte, de sujeción y de
obediencia por otra; y así la misma armazón
social debió resentirse y comprometerse por
lógica necesidad, no quedando ya seguro apoyo
por reducirse todo a contrastes e imposiciones
de número, de intereses y de fuerza. Se quiso
que ya Jesucristo no presidiese a la primera
formación de la familia, reduciendo a mero con­
trato civil el matrimonio, del cual Jesucristo
ha hecho un sacramento grande al elevarlo a
santo y santificante símbolo del indisoluble
vínculo que liga a El mismo con su Iglesia.
Así quedó rebajada, obscurecida y confusa en
los pueblos toda aquella elevación y santidad
de ideas y de sentimientos con que la Iglesia
había circundado desde su primera formación
este germen de la sociedad civil, que es la fa­
milia; la jerarquía doméstica y con ella la do­
méstica paz quedó destruida; cada vez más
amenazada y sacudida la estabilidad y unidad
de la familia; el santuario doméstico profanado
cada vez con más frecuencia por bajas pasiones
y egoísmos homicidas que tienden a envenenar
y a secar las fuentes mismas de la vida, tanto
de la familia como de los pueblos. No se quiso
ya a Dios ni a Jesucristo ni a su doctrina en la
escuela y la escuela, por triste e ineludible necesi­
dad, se convirtió, non sólo en laica y arreligiosa,
sino también en atea y antirreligiosa, debiendo
persuadirse pronto el inocente niño que ninguna
importancia tienen para la vida Dios y la Re­
ligión, de los cuales nunca oye hablar (si no es
con palabras de vilipendio) alli, donde de al­
guna manera de todo se habla y todo se enseña.
Así, hasta por esto sólo la escuela cesaba de
instruir en el bien; es decir, educaba prescinlüendo de Dios y de su ley, sin tener y a la posi­
bilidad de formar las conciencias y las volun­
tades en la aversión al mal, en la práctica del


bien y en las responsabilidades de la vida. Por
ello mismo cesaba la posibilidad de preparar
para la familia y para la sociedad elementos
de orden, de prosperidad y de paz.
Arrojado Dios de la ley, de la familia y de
la escuela, extinguidas, o anubladas las luces
que descendían de lo alto y a lo alto dirigían
las mentes y los corazones, el materialismo tenía
que invadir la sociedad, destruyendo todo orden,
toda paz y concordia, contaminando y enve­
nenando la vida internacional, social, domés­
tica e individual. E l socialismo, el comunismo
y el anarquismo encontraron terreno propicio
para sus funestas propagandas de desorden y
de odios sociales; y, finalmente, la guerra mun­
dial, desencadenada por las discordias y los odios
que se incubaban entre las naciones y los pueblos,
armaba a todos y los lanzaba unos contra otros
en un supremo esfuerzo de defensa y ofensa,
habituando los hombres a la violencia y a la
sangre y con sangre alimentando y sellando los
odios y las discordias de antes.
jDios quiera que, además de haber sido leída
esta Encíchca y comentada con gran interés
en todo el mundo, produzca los frutos que se
ha propuesto y promete el Santo Padre!

Los Sres. Cooperadores Salesianos, cum­
pliendo los requisitos de costumbre, pueden
ganar Indulgencia plenaria:
lo El día que se inscriben en la Pía-Unión.
2° Una vez al mes, a elección de cada cual.
3® Una vez al mes, asistiendo a la confe­
rencia.
4® Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la Buena Muerte.
5“ El día que por primera vez se consa­
gren al Sagrado Corazón de Tesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios Espiritua­
les durante ocho días seguidos.
Además, los siguintes días del mes de Marzo:
E l día 19, S. José.
El día 23, los Dolores de Ntra. Sra.
E l día 25, Domingo de Ramos.
También pueden ganar otras muchas indul­
gencias plenarias y parciales, y gozar de va­
rios privilegios, como puede verse en el
glamento o « Cédula de admisión a la Pi*
Unión
a la cual nos remitimos.



7

1



Conmemorando a S. Francisco de Sales
Tres siglos hace que el Santo Obispo de Ginetra, varón insigne no menos por su genio que
por sus virtudes y apóstol de dulzura, abandonó
el mundo, después de haberlo perfumado con
suaves aromas, para recibir en el cielo el premio
de su fecundo apostolado.
Tres siglos hace y lejos de esfumarse con el
transcurso del tiempo su memoria, se acrecienta
y agiganta con el correr de los años su encan­
tadora figura, palpitan con vida perenne sus
admirables obras y su espíritu expande por el
mundo cautivando y rindiendo a las almas con
los efluvios de su bondad.
La muerte que tantas falacias y grandezas
des\'anece, pero que no es en manera alguna la
niveladora de los hombres como injustamente
se la imputa, nimba con brillante aureola la
grandeza moral e intdectual del apóstol del
Chablais, rasgando el velo de humildad y sen­
cillez en que, a imitación del Divino Modelo
Jesús, se había envuelto para ocultar a los ojos
del mundo el tesoro de sus incomparables vir­
tudes.
En vano émulos y enemigos, porque también
S. Francisco de Sales los tuvo y debió probar
las hieles de la contradición y de la envidia,
patrimonio de los hombres grandes, en vano,
digo, se esforzaron para despojarle de su me­
recida gloria, porque ni puede ocultarse la luz
que brilla en la cumbre de los montes ni se
puede aprisionar el perfume que emana de
las virtudes de las almas santas.
Nacido S. Francisfo de Sales providencial­
mente en tiempos difíciles de luchas y discordias
en que los hombres se alimentaban con odios
que encendían las guerras religiosas, que en
malhora provocaran Luteros y Calvinos, re­
negados y apóstatas, nada de extraño tiene
que nuestro santo, formado en la humildad y
mansedumbre de la escuela de Jesús, se llevara
tras sí a las muchedumbres, ávidas de paz y de
amor, fascinadas por la suavidad de su doctrina,
la ternura de sus palabras y por su caridad
ardiente y efusiva.
Imitador perfecto del Divino Modelo que
ocultaba su magestad y poder para que sólo
apareciera a los hombres su misericordia y
amor, se reviste de aquella incomparable dul*nra y sencillez que atrae y domina a sus mis­
mos enemigos, y que es como la esencia de su
santidad y la médula de su vida, para hacer
amable y atrayente la virtud, que difícilmente

hace conquistas y se insinúa en las almas cuando
se presenta áspera y brusca e inasequible para
la mayoría ordinaria de los hombres.
Alma grande y profunda la suya sabe com­
padecer y considerar las debilidades y flaquezas
del prójimo, pues aprendió por exj)eriencia en
lucha tenaz, lo duro e ingrato que es bogar con­
tra el propio temperamento y domeñar nuestra
naturaleza; y por eso tiende la mano y abre los
brazos generoso, doblégase a las exigencias
de la posición sin ligar con prácticas ni métodos
de perfección, convencido de que cada abeja
debe hacer la miel de su colmena y con las flores
que la rodean; de que Dios no prohíbe seguir
las sendas de las flores cuando conducen a Kl,
y de que no siempre la oveja descarriada debe
tom ar al aprisco por los ásperos y encumbrados
caminos de la montaña.
Poco importa que algunos como Huysmans,
por aberración mental, le acusen de haber adap­
tado al gusto mimdano la religión del sacrificio,
pues era máxima del santo que a Cristo no se
va sino por Cristo, que perdona y defiende a
Magdalena pecadora cuando los hombres la
condenan sin piedad, y que a su Divinidad se
llega por la Humanidad, que corre afanosa en
busca de la oveja descarriada para tomarla
en hombros y con cariño al redil, del que in­
cauta se alejara.
Pero huelga discurrir cuando la abundancia
y exquisitez de los fm tos abonan con suficiencia
la bondad y verdad de su doctrina; mientra.s
Jansenio, con severidad mal aconsejada, aleja
a millares las almas del regazo de la Iglesia, el
sereno y suave Obispo de Ginebra convierte en
masa a los pertinaces herejes del Chablais y
hace vacilar a espíritus tenebrosos y hoscos
como Teodoro Beza.
Las innumerables conversiones de pecadores
empedernidos, el consuelo que reciben los coi^zones afligidos, las muchas almas que, merced
a su sabia dirección y consejos, vuelan por el
camino de la santidad y despreciando los re­
galos del mundo pueblan los vergeles de la
Iglesia de religiosos modelos, confirman las
palabras infalibles que brotaron de los labios
benditos de Cristo: « Bienaventurados los man­
sos, porque ellos poseerán la tierra *.
Ahí está el secreto de todas sus maravillas,
el origen de los rumorosos éxitos que asombraron
a sus contemporáneos y son hoy objeto de ad­
miración y simpatía.



72

Y lo que ocurrió con sus virtudes, sucede
con las manifestaciones de su poderosa intelií^encia. Aunque no siempre ni todos, incluso
los católicos, supieron justipreciar las obras
inmortales de su genio, se abrieron paso sus
áureos trabajos ascéticos, espirituales y filosó­
ficos en ios que no se sabe que admirar más, si
la majestad y solidez de la doctrina, que fluye
l>or sus jiáginas con la serenidad de los ríos
profundos, o la suavidad y belleza que destilan
como mieles su libro ascético de « Vida devota d
y <i Pilotea ».
Atraído por sus destellos y suave aroma, el
mundo ha bebido el amor, ia caridad en sus
admirables obras, y hace justicia a su talento,
ponderándolo a la par con sus virtudes, y sin
recoger el juicio erróneo de Bossuet, que llega
a juzgarlo como pensador mediocre y falto
de solidez en la doctrina, le ap lica el merecido
título de Platón cristiano.

Hoy todos reconocen en el santo de la dul­
zura al sabio y profundo pensador que supo
armonizar el pensamiento y cultura del mundo
antiguo con la cultura y pensamiento cristiano,
bautizando el humanismo en cristiano; fué su
genio quien supo conciliar con serenidad y dul­
zura las dos verdades que parecían contrade­
cirse en el hombre: su impotencia y excelencia,
conjurando el peligro que, al barajar sin tino
esas verdades, hacía aparecer Jansenio en el
horizonte de la Iglesia.
Pesadas y examinadas sus obras por el ma­
gisterio competente, el fallo infalible de la Igle­
sia corroboró el sentir del pueblo cristiano, de­
clarando a nuestro santo, por decreto del in­
mortal Pío IX , doctor de la Iglesia.
Y más tarde, cuando se trata de señalar un
maestro, un guía experto a la difícil y delicada
misión del periodista, árbitro de los destinos
del mundo, el sabio León X III, el Papa de la
clarividencia en los problemas sociales que agi­
tan a la humanidad en nuestros días, proclama
a S. Francisco de Sales modelo y Patrón del
I>eriodista.
¡Gloria al insigne Patrón de la Congregación
Salesiaua y de sus ilustres Cooperadores!
^ E l Centenario de S. Francisco de Sales en
el Oratorio de Turin. Si eu todos los colegios del
mundo salesiauo se ha festejado a porfía el tercer
Cculcuario del nacimiento para el cielo de S. Fran­
cisco de Sales, no podía menos de resultar soIcume, grandioso, de celebrarse con esplendor
}• entusiasmo en la cuna de la Congregación Salesiana, donde existe y se couser\ a como reliquia
el primer templo salesiano bajo la advocación

de nuestro santo Patrono, donde aletea vivo con
el espíritu de D. Bosco, el de S. Francisco de Sales,
que nuestro Venerable Padre recogió y legó a
sus liijos como herencia preciosa con el suyo.
Los diarios católicos de la localidad, haciéndose
eco del entusiasmo que trascendía de este impo­
nente centro salesiano, dedicaron artículos conmeinorativbs, ilustrando con preciosos trabajos
las virtudes y obras de nuestro gran santo.
Llegado el día 28 de Diciembre, numerosos
Cooperadores de esta ilustré ciudad, que se gloría
de haber hospedado repetidas veces aí Obispo de
Ginebra, acudieron a la Basílica de María Auxi­
liadora donde los Exmos Sres Obispos Salesianos:
Monseñor Conríii, Monseñor Versiglia y el recién
consagrado. Monseñor Coppo oficiaron, dando
mayor solemnidad y esplendor a la fiesta.
Numerosas fueron las comtmiones, tanto de
alumnos como de fieles. En el pontifical, que ce­
lebró Monseñor Versiglia, pudimos contemplar
con satisfación la casulla que usó S. Francisco de
Sales y que se conserva en la Consolata como
preciosa reliquia.
Por la tarde, a las tres y media, im público se
lecto y numeroso llenaba patio y plateas del salón
de actos del Colegio, coronando las galerías más
de un millar de niños.
Poco antes de comenzar la Conferencia, que
desarrolló magistralmente el joven diputado
Exemo. D. Egilberto Mártire, entraba en el local,
a los acordes de la marcha real, S. A. R. el Duque
de Pistoya, acompañado de su ayudante el ca­
pitán conde Ricardi. Momentos después eran
recibidos con manifestaciones de simpatía y entu­
siasmo su Eminencia, el Cardenal Richehny y
S. A. R. I. la Princesa Laetitia acompañada por
la daiira de honor, Condesa Balbis de Sambuy.
El Ilustrísimo Ayuntamiento estaba represen­
tado por el miembro de la corporación, D. Emilio
Zanzi, el Gobernador, por el Conde Prunas-Tola,
no faltando representantes de la Magistratura y
de otras corporaciones. Por amor a la brevedad
omitimos los nombres de numerosos personajes
y de ilustres damas Cooperadoras.
El Rdo Padre Trione dirigió un breve saludo
de bienvenida y agradecimiento a las autoridades y
público, y, dirigiéndose al joven Principe Saboyano
y al Eminentisimo Cardenal Richehny, encareció
el homenaje que la Religión y la Patria, represen­
tadas en sus personas, rinden al grande Obispo
Saboyano, gloria de la Iglesia y limosnero de la
religiosa Corte de Saboya.
A continuación, el culto concejal D. Emilio
21anzi ocupa la tribima. Se felicita por el ho­
nor que le cabe al representar el Mimicipio
en el grandioso y merecido homenaje que los
Salesianos con los Cooperadores de la ilustre
ciudad tributan a la virtud y sabiduría del glo­
rioso Obispo Saboyano.
Turín admira en S. Francisco de Sales, dice,
no sólo al Obispo modelo, al cuito escritor y celoso
Pastor de las almas, sino también al prudente y
sabio asesor de los Duques de Saboya. A él de­
bemos en nuestra ciudad el Monasterio de U
Visitación que tan abimdantes frutos de santidad

í



73

produjo y produce, y en el espejo de S. Francisco
de Sales se miró y bebió virtudes y dulzura nuestro
ilustre compatriota, gloria del Piamonte y honor
de Italia, el Venerable D. Bosco.
Turín se enorgullece de ser la cuna de la admi­
rable Obra Salesiana, de las Casas del Cottolengo,
prodigio perenne de la Providencia y de la Obra
pía Barolo, monumento de la piedad y caridad


estra las múltiples y a cual más encantadoras
facetas que integran la majestuosa personalidad
de S. Francisco de Sales. Ko se sabía que admirar
más en sus magistrales pi.:celadas, si el dechado
de hijos, el modelo de estudiantes, el orador elo­
cuente, el escritor castizo y arquetipo de perio­
distas, o el hombre superior, mezcla de majestad
y sencillez, de serenidad e inconiparable dulzura

S . F ra n cisco de S ales en A on ecy.

áe nuestro Patriciado, y hace votos ante los Prín­
cipes de Saboya, en nombre y por la santidad de
S- Francisco de Sales, para que triunfe en el mundo
^ imperio del bien y de la justicia.
Sube por último el conferenciante. Diputado
Egilberto ilártire, cuya presencia es acogida con
witridos áplausos.
Con elocuente y arrebatadora palabra tejió el
Panegírico del grande Obispo de Ginebra, bordando
^ relevante figura con filigranas y f^ ces episodios
la vida íntima.
El público s^ uía con mvo interés, encadenado
^ apasionado orador que pintaba con mano ma-

É

de la que el nombre de Francisco de Sales llegó
a ser símbolo.
Cada retrato era recibido con calurosos aplausos,
y al rexmirlos todos al final, en la suave e impo­
nente figura que hiciera del Obispo de Ginebra
el modelo acabado del Divino Jesús, se desbordó
el entusiasmo que aplaudió complacido al Santo
de la dulzura y al joven orador que tan simpático
lo había mostrado.
P uede haber mejor dicha que vivir, trabajar y
alegrarse en solo D ios. S . F r . N'CISCO d e S a l e s .

4



74



Domingo Savio modelo de los niños
Al pie de una de las pilastras del crucero de
la hermosa Basílica de María Auxiliadora, vese
un sencillo al par que elegante sepulcro de már­
mol blanco de Carrara, relicario de una de las
joyas más preciadas de la Congregación Salesiana.
Por encima, y como haciendo veces de lá­
pida, aunque mucho más elocuente y expresivo,
destácase un alto relieve artístico que repre­
senta a D. Bosco contemplando la figura an­
gélica de Domingo Savio, arrebatado en éxtasis
de amor. Es su discípulo amado, fruto de la
gracia y sus desvelos, al que ha formado con
cariño, vertiendo en su alma bella, a raudales,
los tesoros de virtud de que abundaba su co­
razón de padre, para legar una rica herencia
a sus hijos y un modelo dechado donde copiaran
y se mirasen los numerosos jovencitos que v i­
nieran a enriquecer su corazón e inteligencia
en las Escuelas Salesianas.
Y quiso la Providencia que en la cuna de la
Obra de D . Bosco, en el Oratorio de Turín,
centro de donde fluye y se esparce la savia de
la vida salesiana, donde se eleva magestuoso el
templo de las maravillas de la Auxiliadora y
desde cuyo altar sonrJe y bendice a sus hijos
tan tierna Madre, se conservaran también los
santos despojos de aquel lirio de pureza que
floreció a sus ojos y se llamó Domingo Sa\do.
El suave aroma de sus virtudes congrega en
en derredor de la urna blanca racimos de joven­
citos que, dejando gustosos sus juegos, vuelan
como las marippsas a las flores a libar de sus
ejemplos y enseñanzas. Quienes le exponen sus
cuitas de rodillas; otros apoyan sobre el már­
mol sus frentes con la inocencia y confianza
con que un niño descanza en el regazo de la
madre; todos respiran fervor, satisfacción, es­
peranza y se retiran contentos después de es­
tampar un beso, que non creen que queda en
el mármol, sino que lo recibe Domingo en su
frente angélica.
lis un continuo cuadro de ternura qire con­
templa gozosa María desde su altar, bendiciendo
en aquellos niños, y a megos de Domingo, a
todos los que se e ducan en las Casas Salesianas.
¿Quién era Domingo?

En R iva de Chieri, pintoresco caserío del
Piamonte (Italia), que emerge en un bello
paisaje de tinte vasco, de sua\*es colinas y verdes
praderas, aparecía con la primavera de 1842

en el cristiano hogar de Carlos Savio y Brígida
Gayato el angelito Domingo Savio, confundido
entre el polvo de oro que flotaba en alas de la
aurora, bordando de ópalo y de grana los va­
pores que la tierra agradecida enviaba como
incienso perfumado al Creador y cuando, al
suave soplo de las brisas de Abril,* se convertían
en flores de esperanza los sudores del labrador.
Grande podrá ser la satisfacción del pintor
que acierta a fijar con armonía en el lienzo sus
colores, el placer que experimenta el poeta
cuando logra dar forma a sus ideas y la pasión
que siente el escultor ante una estatua hábil­
mente modelada, pero esas satisfacciones y
placeres son pálida sombra comparados con
el gozó intenso, el regocijo y la alegría que pro­
duce en la familia cristiana la presencia de uno
de ,esos angelitos que se descuelgan del cielo,
la aparición de un tierno infante que conmueve
con sus vagidos las fibras del corazón.
Domingo Savio colmaba los anhelos de Eri­
gida y de Carlos, su inocencia einhelesaba los
amores de los cristianos esposos.
Nada, sin embargo, sino era la naturaleza
que vestía de flores, presagiaba que aquel tierno
niño, nacido en humilde cuna, hubiera de llenar
el mundo con su nombre, ser el modelo de los
jóvenes que aspiran a la inmortalidad de los
santos.
Sus buenos padres, ejemplo de familia cris­
tiana, conscientes de la sagrada misión que
Dios les confiaba poniejido en sus manos la vida
de aquel angelito y el cultivo de las virtudes
del alma, procuraron con tierna e incesante so­
licitud darle esmerada y cristiana educación.
Sabían que el niño depende de los padres como
la flor del árbol; que a la savia religiosa que le
comunicaran en sus primeros años correspon­
dería la florescencia de sus virtudes y delicadeza
de conciencia, flores que se desarrollan donde
el ambiente está saturado del pensamiento de
Dios.
Y Domingo Sa\*io, dotado de un buen natural,
con%spondía a los'desvelos de sus padres, perfvunando el humilde hogar con \*irtudes heroicas.
Balbucía los nombres de María y de Jesús con
más facilidad que el desús padres, y ai>enassupo
juntar sus manecitas se complacía en elevar
plegarias a Dios, que los ángeles d d cielo es­
cuchaban inclinados con la atención con que se
escucha el zumbido casi imperceptible del in­
secto escondido en una flor. Rezaba antes de
saber discurrir y prestaba más atención a las



75

primeras lecciones de catecismo que le ense
Daba la mamá, sentándole en sus rodillas, que
a los cuentos de hadas o historietas ^^llga^es.
Alma privilegiada, y a sentía a Dios en la
mañana de su \rida, gustaba las dulzuras ce­
lestes y volaba a E l como paloma en alas de su
tierna oración. ¡Cómo se complacía la madre
al ver de rodillas a su chiquitín ante im cuadró
de la Virgen, y escuchaba entusiasmada las bal­
bucientes plegarias que tropezaban en sus labios
de rosa!
Y Dios, para quien las voces de amor e ino­
cencia de la infancia semejan los gemidos del
recién nacido de Belén, que reconciliaron al
Cielo con la tierra, derramaba en abundancia
sus bendiciones sobre aquel cristiano hogar,
y el pequeño Domingo crecía, despidiendo
destellos de candor e inocencia angelical, tierno
para con Dios, piadoso con sus padres y respe­
tuoso y amable para cuantos le trataban.
Imposible condensar en breves lineas los
actos edificantes de su piedad tan ingenua como
precoz, las pruebas de cariño, del tierno afecto
que profesaba a los padres y que lo hacen mo­
delo de amor filial.
Dejaba con gusto los juegos infantiles para
asistir a las funciones de iglesia y era digno de
contemplarse el hermoso cuadro que ofrecía
cuando, sirviendo la santa misa, se esforzaba,
levantándose sobre las puntas de los pies y
extendía los bracitos para trasladar el misal,
que no alcanzaba. Su devoción respiraba dul­
zura y simpatía, despertando admiración en
los fieles, que comentaban gozosos las virtudes
c.\traordinarias de aquel angelito.
En la familia, sus caricias eran bálsamo re­
confortante para, las fatigas y desvelos de sus
afortimados padres. Cuando al caer de la tarde
llegaba del trabajo Carlos Savio, salíale gozoso
al encuentro Domingo y, echándole los brazos
al cuello, le cubría de besos, diciéndole con c:ariño: i querido papá, cuanto te afanas por mi,
y yo no puedo ayudarte en nada; pero ruego
mucho a Dios para que te conserv’^e la salud y a
mí me haga bueno y obediente ». <• Palabras que,
como luego cx>ntaba el padre a D. Bosco, eran
para mi un regalo que recompensaba mis su­
dores y me hacían suspirar por el momento de
n<^ar a csisa para besar en la frente a mi amado
Domingo, que poseía tcxios los afectos de mi
corazón ».
Y el pequeño crrecía rebosando felicidad,
fruto de las \'irtudes que hacían resplandecer
como una flor todo su ser, re\*istiéiidole de luz
dulce y puta. Su razón apuntaba como rosada
aurora a medida que el hermoso botón se con­
vertía en flor que exhalaba embriagador per­
fume, y al espaciarse su \rista por el délo de su

y a dilatado horizonte en busca de un amor más
vasto que el que reflejaban los ojos de su madre,
la hostia purísima le hirió el alma con sus be­
néficos reflejos, despertando en su pecho vivas
ansias de albergar a Jesús.
Dlegó para él también el día más grande y
dichoso de la vida, y cogido de la mano de su
cristiana madre, candoroso y puro como un ángel,
se acercó al banquete eucarístico para robustecer
su pureza con la pureza de Jesús. Momentos
felices aquellos en que un rayo del Sol D idno
bajó del cielo a besar un lirio, en que Dios, Sol
de la pureza, consagró el corazón de un niño
inocente que se abría como el cáliz de una flor
para redbirlo en su seno, mientras las suaves
lágrimas de la madre lo bordaban de hermosas
perlas.
Domingo se ha consagrado a Dios y y a no
vive sino para El. « Mis amigos serán Jesús y
María; antes morir que pecar » son los propó­
sitos que brotan de su apasionado corazón y
que regularán toda su vida. Para no contami­
narse en las bajezas de la tierra, vuela como
paloma a colgar en las estrellas el nido de sus
amores, para no bajar sino como luz que ilu­
mine a sus compañeros, de los que será guía y
modelo, que les señalará el camino de la virtud,
del cielo.
Sus cristianos padres, celosos del tesoro que
Dios les confiaba, y temiendo que los peligros
que acechan por doquiera a los niños troncharan
en flor tan halagüeñas esperanzas, decidieron
confiarlo a quien salvaguardiara su inocencia,
y fué el Oratorio de D. Bosco, plantel de santos
y escuela de virtudes, el paraíso de Domingo.
Todo en aquella morada respiraba paz, amor,
santidad; el ambiente estaba saturado de Dios,
Ivl reglamento, los ejercicios, los anhelos de
cuantos lo habitaban, las ideas que alimenta­
ban como rica savia aquel fragante jardín de li­
rios y de rosas y que el apóstol de la juventud,
celoso jardinero, sintetizaba en el lema que fué
programa de su vida: <• Da mihi animas cociera
tolle »: Dadme almas. Señor, y llevaos lo demás,
eran estímulos a la virtud, conducían dulce­
mente a la santidad, despertando y fomentando
aspiracáónes angélicas, pensamientos divinos,
movimientos nobles y generosos.
¡Qué bien se está allí! Y a comprendo, decía
Domingo a D . Bosc», saboreando enajenado
de gozo el sentido místico de su lema: « aquí
no se ventilan negocios de dinero, sino que se
trata de salvar las almas; yo pongo en sus
manos los intereses de la mía; quiero ser santo
y grande santo, cueste lo que costare ».
Y al contacto del varón justo y al abrigo del
manto de la Auxiliadora, que protege a sus
hijos como el labrador a sus flores del hielo y

-

76

del pedrisco, se abrió su alma generosa, como
se abre la concha que flota sobre las revueltas
tempestades, para recibir los rayos del Sol del
Cielo, Cristo, luz de las almas y fuego de los
corazones, y al influjo de esfe rocío santificador
de la gracia se desarrolló en hermosa floración
de virtudes, de suaves aromas que impregnaban
a cuantos se le acercaban.
Correspondiendo con heroísmo a la gracia,
llegó a ser un gigante de espíritu en la prima­
vera de la vida. Tanto en el cumplimiento del
deber, como en el ejercicio de las virtudes, es13ecialmente de la que hace a los vírgines án­
geles de la tierra, del mismo modo que en el
celoso apostolado por el bien espiritual de sus
compañeros, reveló una fuerza moral sólo com­
parable a la que desplegaron las almas grandes,
maduras en años y virtudes.
<í }Cuán feliz sería yo, solía decir, si pudiera
ganar para Dios las almas de cuantos me rodean!
Y como el amor es fecundo en obras, son
innumerables las industrias santas que le su­
gería su ardiente celo.
Y a repartía entre los niños los premios que
ganara en buena lid para aficionarles al estudio
del catecismo, ora se desprendía del abrigo, so­
portando gozoso el rigor de un frío que en el
riam onte araña, para conducir a un amigo a
rezar consigo en la capilla, o bien extendía en
plena calle su pañuelo blanco sobre el fango
para que mi joven militar se arrodillara al paso
del Señor. Y cuando, cegados por la ira, dos de
sus compañeros pretenden resolver a pedradas
la contienda, Domitigo se interpone intrépido,
aun con riesgo de ser blanco de sus odios, y
logra reconciliarlos, trocando en un abrazo su
encono. Rasgo heróico que nos descubre la
belleza de un alma que busca la gloria de Dios
y el bien del prójimo a cualquier precio.
Dominado por la idea de la santidad, recurre
a la protección de la Virgen, de la que es afectuo­
so y tierno devoto, y como para obligarla, fmida
la Compañía de la Inmaculada, que es como su
testamento espiritual, fuente de abtindantes
gracias para los niños que hoy, en todos los co­
legios salesianos, honran a María, imitando sus
virtudes.
Y para apagar la sed del amor divino que le
devora, frecuenta el banquete eucarístico, re­
cibiendo en su pecho a Jesús con ardores de
serafín.
Nada extraña, por tanto, que D . Bosco
lo encontrara repetidas veces extático ante el
tabernáculo y sorprendiera algunos de sus amo­
rosos coloquios con el amable prisionero del
altar. En sus repetidas protestas de amor y
fidelidad, solía exclamar: « Sí, Jesús mío, os lo
he dicho y repito de nuevo: os amo y quiero



amaros siempre. Si algún día hubiera de
ofenderos, mandadme antes la muerte; antes
morir que pecar ». Y estas disposiciones y san­
tos afectos le hacían volar por la vía de la san­
tidad, haciéndole ver a Dios por doquiera. La
gloria del cielo, el pensamiento de Dios eran la
causa de las santas distracciones que padecía,
tíerto día que en el recreo se hablaba del gran
premio que Dios reserva en él paraíso para los
que conservan inmaculada la estola de la ino­
cencia, conversaciones familiares entre los
hijos de D. Bosco, se decía: « Los inocentes en
el cielo circundan a Jesús, cantando himnos
de gloria que ellos sólo saben », y Domingo,
saboreando de antemano aquella divina belleza,
arrebatado en espíritu, cayó como muerto en
brazos de vmo de los compañeros.
Y Dios que premia con largueza la corres­
pondencia de las almas santas, miraba con pre­
dilección los generosos esfuerzos del joven Do­
mingo, comimicándole, con dones especiales,
fuerzas extraordinarias que lo elevaron sobre
la vulgaridad de la vida a la cima de la santidad,
desde donde señala a los'jóvenes con sus ejem­
plos luminosos el camino de la \drtud.
L a nostalgia del cielo lo arrebató de la tierra
cuando apenas contaba quince Abriles, dejando
tras sí estela luminosa, que nuestro Rdo Rector
Mayor muestra a los niños de los colegios sa­
lesianos, para que sigan sus huellas durante el
año 1923, si quieren después ser coronados como
Domingo con una corona inmarcesible de gloria.

Ciatia

eitiaoifflDatia, obteaiila poi

iatatcesjlia
del Sietvo de Dios Doniago Savlo.

Sin querer dar al hecho que voy a referir otra
fe que la puramente humana y acatando en todo
momento las enseñanzas <ie la Iglesia sobre este
particular, deseo se conozca por todos la mila­
grosa curación obtenida por un joven de este
Oratorio l'estivo por intercesión de Domingo
Savio.
Tiempo hacía que- el joven Marcelino Martínez
Esquer, de 19 añas de edad, almimo de la clase
de música de este Oratorio de Orihuela, se hallaba
bastante delicado: más el 19 de Marzo, sintió un
dolor tan agudo de estómago que creía morirse.
A los terribles dolores que le atormentaban se
unió el arrojar en gran cantidad excrementos
por la boca, cosa que puso en alarma, no sólo a
la familia, sino a cuantos le rodeábamos. Se tra­
taba, a juzgar por los efectos, de im cólico lla­
mado miserere.
Inmediatamente se dió aviso a varios médicos
que acudieron en número de cuatro,‘ quienes con
exquisita caridad examinaron al enfermo, convi­
niendo todos en asegurar que aquello no podía
durar mucho y que no había esperanza de salva­
ción.



77

Le recetaron varias medecinas que, apenas
tomadas, eran devueltas inmediatamente.
Ante lo desesperado del caso, reuní a todos los
niños en la ermita, poniendo la curación de este
joven en manos de Domingo Sa^^o. prometién­
dole publicar la gracia j hacerle un homenaje
público, para dar a conocer su inocente vida.

J

Pasaron las primeras veinticuatro horas y el enfer­
mo, con cara de muerto, continuaba cada vez peor.
Como era miembro de la Sociedad f Domingo
Savio », le colgué de su cuello la medalla de sodo.
animándole a que invocara al santo joven con
mucha fe, cosa que practicaba con la mayor edi­
ficación de todos, pues en medio de los mayores
dolores no se le oía otra frase que: Domingo Savio,
tilvame.
Por la noche le confesé y le administré la Extremaimdón a cuyo acto asistieron todos los
niños dél Oratorio.
El médico que quedó para encargarse de su
coradón, as^uraba que moriría pronto y que

había qxie intentar el llevarlo al hospital y hacerle
una operación de la que tampoco esperaba felices
resultados.
El padre del joven se negó a ello.
El enfermo, sin admitir alimentos ni medicinas,
seguía grave, con admiración del médico al ver
que aun vm a.

J

Dos días después una medicina que le recetaron
fué bendedda con la fórmula que para estos casos
tiene la Iglesia, y encomendándose a Domingo
Savio, se la fué tomando.
Con admiradón de todos se vió que aquel estó­
mago comenzaba a fimdonar.
Para terminar; a los treinta días el enfem:o
y a tocaba en la banda por los pueblos, comple­
tamente restableddo.
Cumplo con «na parte de mi promesa de dar
a conocer el hecho para gloria de Dios y honra
de su Siervo y para que todos se animen a invo­
carle con entera confianza.
E l Director del Oratorio Festivo.

INDULTO APOSTÓLICO

0

Correspondencia Misionera,

a favor de las Misiones Salesianas.
Accediendo a una súplica de nuestro Rector
Mayor, presentada por el Enimo. Cardenal Laurenti, Prefecto de la S. Congregación de Religiosos,
el Santo Padre ha concedido con benevolencia
que los Superiores Salesianos puedan percibir,
con destino a la formación de misioneros, la li­
mosna de las Misas que se binan y aplican según
su intención.
He aquí el texto del documento:
Beaiisimo Padre,
El Rdtno. Rector Mayor de la Pía Sociedad Sa~
lesiana, postrado reverente a besar el santo pie,
expone humildemente a Vuestra Santidad cuanto
sigue:
Cada dia se siente con mayor urgencia la nece­
sidad de acrecentar el número de celo'sos misioneros
que extiendan el Reino de Cristo entre los infieles,
y para cooperar a este fin ha dirigido siempre sus
esftterzos la Pía Sociedad Salesiana. Para dar
nuevo impulso a esta obra que tanto amaba e inte­
resaba al Venerable D. Bosco hemos iniciado este
año una nueva institución destinada exclusivamente
a la formación completa de los que en la Pia Sociedad
desean dedicarse al ministerio de misiones.
En nuestra ayuda llegan los socorros de la Divina
Providencia: pero como son tantas las necesidades
a que debemos atender, y deseando, por otra parte,
favorecer largamente la cultura de las buenas voca­
ciones misioneras', aunque se trate de ¡óveties que
carezcan en absoluto de bienes de fortuna y no pue­
dan, por lo mismip, sufragar los gastos de su forma­
ción, el Rvdmo. Rector Mayor de los Salesianos
solicita humildemente la gracia de poder percibir
la limosna de las Misas que se binen y apliquen
según la intención de los Superiores Salesianos,
limosna que se destinará al sostenimiento de tos
Institutos de Misioneros.
Que de la gracia etc...
E X AUD IEN TI A SS.mi diei 17 Ociobris 192’ .
SS.miis D. X. Pius PP. X I, referente infrascripto
Card. Praefecto S. Congregationis Xegotiis Religiosorum SodaJium praepositae, benigne annuií pro graiia
itixta preces, AD TRIEXXIUM, facía mcníione
huius Rescripti i» libris Missarutn. Contrariis
quibuscumque non obstantibus.
Datum Romae, die, mense et anno ut supra.
C. Card. L auREnTI Praefectus.
Maurus M. S erai-ini Ab. M. Secretarius.

Inauguración de la residencia
de Lin-Kong-Han,
Es digno de recordarse, escribe el misionero
D. Cayetano Pasotti, el día 30 de Marzo, fecha en
que inauguramos la nueva residencia de Lin-Kong-,
Han.
Se construyó según plano del P. Frigo, y fué de­
dicada a S. Rafael, en cumplimiento de un voto
qxie hizo Mons. Versiglia cuando, en 1918, atra­
vesaba los mares procelosos la primera carabana;
tiene, por tanto, importancia histórica en nues­
tras Misiones de China.
A lo largo del ferrocarril Cantón Shin Chow,
en la confluencia de los rios'I.iw Chow y Pak-Hong
y al abrigo de una colinita, nuestra residencia
resulta el refugio de los salesianos que misionan
en la parte Nordeste, como podrá ser muy útil
para los de Cantón cuando lleguen a los confines
de nuestros distritos, y punto de apoyo para la
conquista del Vong-Nyen.
La ceremonia de la inauguración fué sencillí­
sima, pero de intensa alegría de familia. De Shin
Chow vinieron D. Juan Guarona y el buen Stumi.
D. Juan celebró la santa Misa, oyó las confesiones
y predicó, haciendo resaltar la amable figura del
Arcángel Protector. A continuación bendijo las
dependencias de la residencia.
De la parte recreativa se encargó Sturm, que
supo divertir a la concurrencia, alternando esco­
gidos discos de gramófono con hermosas piezas
de flauta. Entre catecúmenos y cristianos asistie­
ron unos sesenta, todos cosecha de estos últimos
años. También tomaron parte las autoridades, el
personal de la estación y comerciantes, quedando
bien impresionados.
Pero lo que más alegraba nuestros corazones,
era el crecido número de niños, todos los del pueblo
de Lin-Kong-Han, flores de nuestras esperanzas,
que daban, con sus chácharas y risas inocentes,
la nota alegre y simpática de la fiesta. Imagínese
su alborozo al verse obsequiados, al final, con re­
galillos.
Catecúmenos ejemplares.

Escribe D. Galdino Bardelli: Lin-Chow es una
localidad importante. El cristianismo está aquí
en sus albores, y el número de cristianos no pasa
todavía de los sesenta.
Es opinión común que la difusión del cristia­
nismo es muy difícil en la China; pero debiera sa­
berse que es muy posible el trabajo eficaz y fe-



79

cando, aua sin contar con grandes medios. La
experiencia cuotidiana me confirma en mi aserto,
va que estoy comprobando que los chinos sencillos
V de buenas costumbres, luego que se convencen
de la verdad y bondad de nuestra causa, se truecan
en decididos cooperadores del misionero.
Tengo un catecúmeno barbero, analfabeto por
añadidura, tan duro de cascos el pobrecillo,
que es imposible hacerle entrar una letra. Como
vi que, a pesar de todo, era de buena volimtad,
me esforcé por enseñarle, a viva voz, lo indispen­
sable que debe saber todo cristiano. Hoy ya, gra­
cias a Dios, conoce la obligación de oir misa los
domingos, que no deja nunca, y sabe varias ora­
ciones y casi toda la doctrina del Catecismo. Todos
los días viene a la Misión, y, con la fe y sencillez
con que lo harían los primeros cristianos, cuenta
lo poco que sabe, ganando otros compañeros para
Dios. Su argmuento Aquiles y que más estima es:
que debemos salvar el alma, y que, adorando a
Dios, los hombres buenos aumentan y disminuyen
los malos. Bs un verdadero propagandista que,
por su sencillez y bondad, se hace escuchar y con­
vence. Espero bautizarlo pronto.
Tengo otro catecúmeno interesante, un vejete
de sesenta años.
Cuando aprendió los rudimentos de nuestra reli­
gión, destruyó, sin más, todos los idolillos y amu­
letos que tenía en casa; después, no sabiendo como
adorar al verdadero Dios con culto externo,
plantó un palo delante de la puerta, ‘colgó en el
un papel con la inscripción: Tien-cin (el Señor del
cielo) y debajo hizo una cruz. Al preguntarle yo
por qué hacía aquello, me respondió: — Por la
noche, antes de acostarme, me pongo allí de rrodillas y doy gracias a Dios lo mejor que sé. Estos
hombres sencillos intuyen la religión y cmnpleu
con exactitud y amor sus deLeres. El buen viejo
conoce, apenas, alguna letra y, no obstante, quiere
estudiar...; recita el catecismo con la cantilena
de un niño, que haría reir, si la admiración no se
sobrepusiera.
Poco a poco, pero sin interrupción, se propaga
el reino de Dios en Lin-Chow.
Tercera Pascua en la Misión.

Mi primera Pascua en Qiina — 1920 — la pasé
cu Chi-Heng, parte en cama y parte en el canapé,
a consecuencia de un fuerte golpe en la rodilla.
I<os cristianos sumaban, entre catecúmenos y
bantizados, una docena.
La segunda, del 1921, me hallaba entre los viejos
cristianos de Fong-Tong, donde todavía se respi­
raba el ambiente que había dejado la primera
visita d^ nuevo Vicario Apostólico, Mons. Veráiglia. El horizonte se me engrandecía a la par
que se soltaba la lengua y el oído se acostumbraba
al acento del nuevo idioma, tan distinto del de
la lengua materna. Ciento cincuenta comuniones
llenaron de gozo mi agrazón aquella mañana. Era
la prueba evidente de la expansión del reino de
las almas.
La Pascua del presente año me sorprendió en
campo nuevo, entre los cristianos de Cian-Hong,


que se creen tan ilustrados como el misionero en
materia religiosa, si bien en la práctica dejan mucho
que desear.
El reunirlos resulta dificultoso, porque la mayor
parte del día están fuera de casa, y si el misionero
no sale en su busca, ellos no se preocupan por ir
a encontrarlo. No obstante, aprovechando las
horas de las comidas, y dando algtma vuelta pí>r
donde se reúnen los desocupados, he logrado que
me visiten.
^
También los cristianos de Lin-En-Chan se ha­
llan muy necesitados de asistencia espiritual.
Hace cinco años que los soldados Nordistas des­
truyeron la capilla donde solían reunirse, y,
al presente, carecen todavía de local. Dmante un
mes he mandado al catequista Tan-Sem, y yo
mismo les visitaba una tarde sí y otra no, perma­
neciendo con ellos hasta la mañana siguiente, que
me volvía, después de celebrarles la misa.
Esta cristiandad de Lin-En-Chan es el reverso
de la de Cian-Hong. Lo que estos son de apáticos
e indiferentes, lo tienen de fervorosos y de buena
voluntad los otros.
Es admirable ver a esta pobre gente, ignorante,
que trabaja todo el día como faquines, llegada la
noche, remxirse para aprender las oraciones. Casi
da pena contenplarlos con el catecismo en la manó,
esforzándose para fijar en la memoria algrmas
palabras, que quizá o sin quizá, ya no recordarán
el día siguiente. jDios qmera premiar abundante­
mente tanto esfuerzo y buena volontadl
La solemnidad de la Pascua despertó hasta a
los frios cristianos de Cian-Hong. Las funciones de
la Semana Santa las celebré conforme a l « Memorial
de Ritos *, y, con no poca maravilla, vi que asis­
tían más de los que esperaba. Había entre ellos
muchas caras nuevas. ¡Deo gratiasl
Es cosa probada que las funciones de la Iglesia
Católica tienen mucho atractivo. El « Via Crucis »
lo hicimos en forma solemne, cantando los niños
de la escuela el « Stabal Mater * en Chino.
Para el día de Pascua, adornaron con profusión
la iglesia. Los niños treparon como ardillas por
los árboles supersticiosos, desgajando ramos en
abundancia paia tejer guirnaldas. La capilla quedó
hecha un primor. Los cristianos acudieron todos,
y no fallo alguno que otro pagano también. Pocas,
pero bien templadas voces de niños, ejecutaron
la misa de * Angelis », y más de noventa comu­
niones coronaron tan hermosa fiesta.
A las diez, me dirigí a la casa de Leang-Pai en
una silla de mano que rae proporcionó la muni­
ficencia del jefe cristiano de A Schin, donde me
esperaban, hacia nna hora, más de 200 cristianos,
reunidos en el tian-ha, convertido en capilla.
La fimción fué corta, pues era ya tarde. Volví
a la noche, para darles comodidad de confesarse,
y el lunes de Pascua muchos se acercaron a la
í^grada Comimión.
D . U m berto D aem aso

Misionero Salesiaiio.

— 8o —

De las Misiones del Rio Negro.

E l n u e D O Orfanato do 5hiu-Cbois

Acerca de las Misiones del Rio Negro nos envía
el sacerdote salesiano D. Balzola las siguientes
noticias:
Gracias a Dios, el espíritu de fe se va extendiendo
por estos apartados territorios. Los jovencitos
indios que frecuentan la escuela pasan ya de un
centenar y van llegando otros. Solemnísimas han
resultado las fiestA de María Auxiliadora, del
Corpus y del Sgdo. Corazón; en esta subimos en
peregrinación al monte S. Gabriel, sobre el cual
emerge la gran Cruz que domina los alrededores
de la floresta. Lo que me impresionó agradable­
mente en esta circmistancia, y que yo juzgo como
feliz augurio, fué la parte que tomaron varias tri­
bus de indios: Macos, Tucanos, Piratapuis etc, de
los rios Uanpés, Titié y hasta del Papuris. Habían
venido para trabajar y ganar algo con que vestirse
y comer. listo, para nosotros, tiene más impor­
tancia de lo que a primera vista parece. Por una
parte, indica que hasta a los indios les aguijonea
el deseo de nueva vida; y por otra, que nosotros,
sin necesidad de ir a buscarlos, podemos instruirlos
y catequizarlos, sirviéndonos de los mismos que
vienen a nosotros, quienes preparan el camino.
Cuando vuelva Mons. Massa, abriremos mi centro
de Misión entre ellos, para aprovechar sus buena.s
disposiciones y conservar los primeros frutos.
ICntre tanto, se trabaja con aliinco para acondi­
cionar la cosa para las Hijas de María Auxiliadora
en un lugar encantador, el mas henuoso del Rio
Negro. A su vera construiremos el hospital y la
escuela de niñas, según los dibujos del celoso
Prefecto Apostólico.

{Relación del m isionero salesiano

Del baj*o Rio Negro,
También el P. Marches! nos escribe algo sobre
la Misión de los indios del bajo Rio Negro.
Todavía conservo, dice, la dolorosa impresión
que recibí en mi primera excursión.
jCuántas almas infelicesl ¡Cuánta corrupción!
Y ¿cómo ayudar a estos desgraciados? De un viajo,
de tarde en tarde, poco fruto puede esperarse; os
necesario que multipliquemos las residencias.
Donde el misionero se establece, se agrupan las
familias, se constituyen los municipios, y a la
sombra de la iglesia florecen las regiones más
pobres.
Me decía un buen hombre de Barcellos: « Cuando
de aquí se marchó el misionero y se cerró la iglesia,
vino la decadencia en todos los órdenes y todavía
continúa... Mientras no vuelva el sacerdote y abra
la iglesia, no cambiará nuestra dolorosa situación *.
Y a lo ven, amados cooperadores, es preciso
ayudar a los misioneros y aumentar el número,
lo que se consigue rogando a Dios para que suscite
nuevas vocaciones y sosteniéndolas con limos­
nas, que hallaremos centuplicadas en la otra
vida.
Si un vaso de agua lo remunera Dios con creces,
cuánto más el contribuir a la salvación de las pobres
almas.

P ad re Carlos M a ría

Braga).

V.

L a inauguración.
E l 17 de Abril, fiesta del Patrocinio de S. José,
fué el día designado para la inauguración del
Orfanato.
Todos los cristianos, catecúmenos y cuantos
amigos contábamos por la ciudad y contornos,
acudieron al orfanato, engalanado de fiesta
con profusión de guirnaldas, de flores y arcos
revestidos con rámaje de alcanfor. Las banderas
de China y del Papa flotaban en la terraza,
llenando de alegría nuestros corazones que
ansian ver pronto a los hijos de esta gran Re­
pública con sus bandera, cobijados bajo la
sombra benéfica de la bandera del Papa, ban­
dera que proyecta amor y paz, y a cuyo amparo,
como al amparo de la cruz, todos los hombres
se sienten hijos de un mismo padre y se aman
como hermanos.
Hacia las siete de la mañana llegaban al puerto
los vaporcitos que nos traían a ^lonseñor Versiglia y a los Padres Guarona y Pasotti que ve­
nían a dar mayor realce y alegría a nuestra
fiesta.
Un viva entusiasta fué nuestro primer sa­
ludo, que corearon alborozados nuestros cris­
tianos y catecúmenos, acompañándonos hasta
casa en triunfo, en medio de incesantes vivas
y ensordecedor disparo de cohetes.
E l Sr. Obispo celebró la Santa Misa en la ca­
pilla provisional, tan pobre como la casa de
Nazaret; los floreros que adornaban el altar
eran latas de sardinas y los candeleros botellas
forradas con papel encamado; el faldistorio
del Sr. Obispo era un taburete de bambú. Ayu­
daban la Misa los monaguillos del orfanato, que
habían aprendido -en quince días, laboriosos
las respuestas en latín. Se cantaron algunos
motetes en canto gregoriano con manifiesta
satisfacción de los chinos que y a empiezan a
gustar las dulzuras de nuestra música. El ser
món, en chino, lo predicó magistralmente el
Padre Pasotti que conmovió al numeroso au­
ditorio. Terminada la Misa, el Sr. Obispo ben­
dijo los nuevos locales, en medio del estmendo
de bombas y cohetes. Con qué unción salían de
nuestros labios las preces: * B enedic et santifica
dontum istam ..., Cofiserva domum islam intnaculatam in actem um i

Concluida la sagrada ceremonia, cristianos,
catecúmenos y todos los congregados quisieron

— 8i —

festejar al Obispo, que, sonriente, satisfedio,
nos recordó que, después de muchos años y en
idénticas circunstancias, se reproducía lo que
le ocurrió a D . Bosco en la inauguración del
Oratorio de Valdocco; aqud Oratorio que mu­
chos juzgaban como final o término de la Obra
de D. Bosco, resultó ser punto de partida, centro
de donde salieron numerosas caravanas de pa­
cíficos conquistadores para las Pampas y la
Patagonia. También nosotros estamos conven­
cidos de que la inauguración de este orfanato
no es una meta para los Salesianos de China,
sino el punto de partida, centro de donde ha
de salir el fermento cristiano que hará fermentar
esta gran masa pagana.
Los cristianos dieron un gran banquete en
el que nuestros alumnos ocuparon lugar de
preferencia. E l continuo disparo de cohetes y
petardos atrajo mucha gente curiosa que de­
seaba ver y enterarse de todo. Subir y contem­
plar la ciudad desde la terraza les causaba tanto
placer y alegría como pudiera proporcionamos
a nosotros el subir por vez primera en aereoplano. Recibíamos de los numerosos visitantes
uagurios y felicitaciones sin cuento, que nosotros
contestábamos complacidos, a la usanza china,
con frases como las siguientes; No merecemos
tanto honor; se trata de ima modesta casa hecha
de paja etc...
Un m ofetrdo tratante de puercos, con perdón
de los lectores, subió, no sin gran fatiga y so­
plando a boca llena, hasta el segundo piso, y
nos preguntó si queríamos alquilarle una habi­
tación allí, en alto, « porque aquí, decía, la vida
se alarga lo menos diez años ».
Cuando el Sr. Obispo me dejó solo con él, me
dijo muy quedo al o.do: — Pero ¿qué clase de
negocios hace tu Obispo? Se ha gastado un capi­
tal y recoge niños pobres, sin exigirles una perra.
¡Te aseguro que de ese modo se armina...!
Le contesté que no podíamos fracasar, porque
teníamos un tesoro inexhausto en el cielo y una
mina en los corazones generosos de la tierra.
Mezclados con los curiosos vinieron también
los pobres de la población que participaron de
la común alegría y del bien de Dios.
Recuerdo a una pobre vieja quien, después
de recibir una escudilla llena de arroz y verdura
y haber tomado unos dulces con un sorbo de
vino caliente, confusa y satisfecha con tan ines­
perada fortuna, no sabiendo a quien agradecer
tanta generosidad, se dirigió al cuadro de D.
Bosco, que pendía sonriente de la pared, y,
dejando en el suelo cuanto había recibido, em­
pezó, en agradecimiento, a hacer reverencias
y profundas inclinaciones. Y o la observaba go­
loso, saboreando el humilde homenaje de la
pobreza china a la caridad:de D. Bosco.

Pero no fué solo la pobreza la que rindió tri­
buto de admiración y agradecimiento, sino
también la clase acomodada y rica. Vino a v i­
sitar la casa una noble y muy rica señora, es­
posa de un ex mandarín; anciana venerable
caminaba con trabajo, apoyada en el brazo de
una nietecita. Me pidió permiso para subir hasta
d último piso, que yo le concedí de buena gana.
Y o mismo la acompañé, enseñándole todas las
dependencias e indicando el objeto a que pensá­
bamos destinarlas. Terminada la \*isita, y antes
de despedirse, me dijo, muy satisfecha y agra­
decida:
— Padre, te estoy doblemente reconocida:
por tu amabilidad, mostrándome la casa, y por
haber enseñado tan bonitos juegos a mis nie­
tecitos. Desde que vienen aqiií a divertirse son
mejores.
¿No os parece, amados lectores, una hermosa
alabanza al sistema educativo de D. Bosco
esta ingenua manifestación?
E l día transcurrió en medio de la más íntima
y dulce alegría, que compartimos todos, grandes
y'pequeños. A l atardecer. Monseñor Vensiglia
y los otros dos salesianos remontaron de nuevo
el rio, mientras yo reunía los niños a los pies
de Jesús, en derredor del tabernáculo, para ter­
minar santamente el día, repitiendo en el si­
lencio tranquilo de la capillita el santo propósito
del angélico Savio: « L a muerte mas no el pe­
cado ». Me esforcé por grabar en sus inteligencias
y tiernos corazones esta idea; ¡Vuestra casa,
queridos niños, ha sido bendecida; no la pro­
fanéis jamás con el pecado!

VI.

T riun fos del sistem a educativo
de D . B osco .
Pasando por alto otros muchos e interesantes
episodios de la fiesta, voy a exponer lo que más
vivamente me interesa; es a saber; cómo ycon
qué fruto se practica* el sistema de D. Bosco
entre los chinitos. Si no desconfiara de mi juicio,
del optimismo con que conviene juzgar siempre
de las personas y de las cosas, afirmaría que
D . Bosco ha comprendido, y conquistado tam­
bién el corazón de los chinos, influyendo efi­
cazmente en su mente y corazones.
Creo verdadera, feliz y llena de fe la frase del
P. Garelli: « E stá reseivado al espíritu de D.
Bosco el despertar las hermosas virtudes que
yacen dormidas en el corazón de los jóvenes de
todos los paises y razas ».
Hemos procurado siempre aplicar las normas
ped^ógicas de nuestro Venerable Padre D. Bos-

— 82 —
co, ajustándolas a las exigencias del clima y
carácter y los resultados han sido halagüeños,
satisfactorios.
No hubo necesidad de castigar en todo el
año, y aun para reconvenirles era preciso andar
con tiento. Una tarde, después de las oraciones,
les dije que estaba algo disgustado, porque no
habían practicado la recomendación que les
hice el día anterior.
A pesar del tono suave con que les hablé,
pues se trataba de una simple observación, los
niños lo tomaron muy en serio. Llegados al
dormitorio se arrodillaron, como de costumbre,
para saludar a María Auxiliadora antes de en­
tregarse al sueño; pero noté, no con poca extrañeza, que los niños no se movían, aun después
de haber pasado un cuarto de hora. Uí orden
de que se acostaran, que obedecieron con pres­
teza, aunque sollozando. Pero al pié de la cama,
se arrodillaron de nuevo y continuaron rezando
todavía hasta que yo hube terminado la ter­
cera parte del rosario. Entonces me di cuenta
de todo, y me fué preciso, para calmarlos, pasar
uno por uno, dándoles, en voz baja y con dul­
zura, las buenas noches, logrando así que se
acostaran contentos.
Los alumnos se encargan de los quehaceres
de la casa. Ellos hacen la limpieza, cocinan,
cultivan la huerta, arreglan zapatos, ropas etc...
con grande interés y alegría, pues aman el co­
legio tanto o más que la propria casa, y se sien­
ten hijos libres dentro del orden y disciplina
del reglamento.
Cuando en julio creimos oportuno enviarlos
a sus casas a pasar las vacaciones, y para que
sus padres pudieran observar prácticamente
nuestra obra, llegado el momento de partir,
lloraban desconsolados. Dos pequeños huerfaiñtos me suplicaron que les tuviera conmigo,
porque en sus casas encontraban muchos pe­
ligros. El Padre Lareno que los escuchaba, se
conmovió y los tuvo todo el verano consigo.
E l pequeño Kiao-Tci, hijo de un celoso ca­
tecúmeno. llevaba poco tiempo en el colegio y
sentía la nostalgia de su casita, del búfalo etc.
Su mori iña subió de grado cuando vino a verle
su mamá, quien se dispuso a llevárselo a casa,
conmovida por sus lágrimas. Entonces bastó
que yo le dijera; <s ¡Y tan poco nos quieres, que
nos abandonas! », para que dejara de llorar y
decidiera quedarse en el colegio, donde hoy nos
alegra con sus juegos y risas infantiles.
El vivaracho ri Fuk enfermó de fiebres ma­
lignas apenas llegó a casa para kis vacaciones,
y en medio de las incoherencias del delirio, lla­
maba incesantemente al Padre Misionero, que
con tanto cariño le educaba, sufriendo sus im­
pertinencias. « Ven, Padre, decía, bendíceme

que quiero irme al Paraíso »; y , en cambio, no
tenía ni una palabra para los de su casa, para
cuantos le rodeaban de cuidados en la enfer­
medad, especialmente para su pobre madre
que pasaba anhelosa noche y día a la cabecera
de su cama.
Una tarde que yo jugaba en el patio con los
pequeños, di un traspiés y caí lastimándome
una pierna. Todos me rodearon al momento,
y contra lo que esperaba, pues suelen reirse
a todo trapo en esos trances, permanecieron
serios y sin que gom ara una sonrisa. Por la
noche, cuando se retiraban a descansar, se me
acercó uno de los más pequeñitos y me dijo con
un acento de inocencia que me enterneció:
« Padre, ¿te duele mucho la pierna? Y o he re­
zado mucho esta tarde para que María Auxi­
liadora te la cure pronto ». Sin duda el Señor
debió escuchar la oración de aquel angelito,
porque al día siguiente pude jugar de nuevo
sin notar molestia alguna. ¿Es posible calificar
de salvajes e incivilizados a corazones que abun­
dan en tales delicadezas? ¡Cuántos frutos de
virtud y santidad podemos prometemos de
estas buenas almas, si las iluminamos con la fe
y enderezamos rectamente sus primeros pasos!
D . Bosco había prometido encontrar a sus
hijos en China, y como no lo pudo cumplir en
vida, lo hace hoy, después de muerto. El vive
en espíritu entre nosotros; los verdaderos edu­
cadores de estos niños no somos, por lo tanto,
nosotros, sino María Auxiliadora y D. Bosco.
No pueden atribuirse a nuestros pobres esfuerzos
frutos tan abundantes y hermosos. Es el amor
de los niños a María Auxiliadora y a nuestro
\’ enerable Padre el que madura y dora nuestra
labor educativa. Bastaría recordar el fer\'or
con que han celebrado el mes de María, los ho
menajes preciosos que han ofrendado a tan
buena Madre, para explicamos el mejoramiento
de su conducta, el florecimiento de sus vir­
tudes.
L a fiesta del día 24 fué un solemne corona­
miento de todo el mes.
Rivalizaron todos en industrias y entusiasmo
para que la fiesta resultara a maravilla. Ador­
naron la capilla y el altar con primor, y ejeaitaron con gusto, en chino, varios motetes y un
Tanium Ergo de Pagella.
Durante el día se veían niños rezando devo­
tamente la corona a los pies de la hermosa ima*
gen. Escribían y presentaban sus propósitos a
la Virgen para que los ratificara y bendijera.
Me llamó mucho la atención un gordinfloncito que respiraba alegría por todos sus poros.
— ¿Por qué estás tan contento? le pregunté.
— Estoy contento, me contestó, enseñándome
una carrilera de dientes blancos como el marfil.

-

8 3

porque en todo el mes no he cometido nungún
pecado.
¡Alma inocente y dichosa! ¡Ojalá puedas
conservar toda la vida esa tranquilidad de con­
ciencia que te proporciona alegrías tan puras!
Carlos M a r í a B r a g a Pbro
M ision ero Salesiano.



^D O ^

Episodios de misiones
E i salvador de Gualaceo

En el último mes de Agosto estalló una su­
blevación de los indios del Jadán.
El párroco, Rdo D. Francisco Morales, creyó
que sería fácil la pacificación de aquella zona,
especialmente si las autoridades le concedían
su apoyo.
No hay que decir que su propuesta fué bien
acogida por las autoridades y gente sensata,
pero no así por los indios que se indignaron al
saberlo.
El Sr. Cura, para calmar las ánimos de sus
feligreses indios, subió al púlpito y les dirigió
frases de paz y tranquilidad, garantizándoles,
que no llegarían tropas a Jadán, ya que reccnocía que su presencia les irritaba.
Como esperaba el buen Cura, su paternal
discursito tranquilizó a los indios que se reti­
raron, fiados en la palabra de su párroco.
Así las cosas, a las pocas horas de haber
hablado el párroco a sus feligreses, entraba en
el pueblo un pelotón de soldados, turbando de.
nuevo la paz, cundiendo por doquiera la alarma
y despertando en los indios sospechas de trai­
ción en su párroco, y a que la Uegada de tropas
estaba en pugna con sus promesas de paz.
Tanto el jefe de la fuerza como el párroco
se esforzaron por desvanecer la desconfianza de
los indios, manifestándoles que no traían otra
misión que la de practicar algunas diligencias
judiciales por el incendio del archivo que, días
atrás, habían ejecutado algunos individuos.
Los indios aparentaron calmarse y se reti­
raron, pero, a eso de las dos de la madraguda,
cercaron, a distancia, la casa parroquial, sobre
la que empezaron a disparar una Uu\'ia de pie­
dras con las hondas. . .

-

A l rayar la aurora, los treinta soldados hi­
cieron fuego a descargas ceriedas, acometiendo,
a continuación, al arma blanca a los indios.
Muchos cayeron muertos o mal heridos, pero,
a pesar de todo, los indios no cejaban en su
furor de acometer, atacando los edificios más
principales y poniendo en tm brete a las
tropas.
En lo más recio de la pelea, llegaba, afortu­
nadamente, cual mensajero de paz y de amor,
el P. Albino del Curto, celoso misionero sale­
siano, que, apreciando de una mirada lo ho­
rroroso del combate, se lanza, con riesgo de la
vida, a dominar la lucha fratricida.
En medio del grupo más numeroso de indios,
que furiosos asaltan un edificio público haciendo
bastillas puertas y ventanas, vésele gesticular
al Padre, llamando al orden a sus queridos
indios, a quienes logra, por fin, reducir con su
bondad y cariñosos ruegos.
Gracias a su pro\’idencial intervención, se
apaciguaron los ánimos, y los indios salieron
de la población, que no hubieran abandonado
por la fuerza de las armas.
A l crédito y abnegados servicios del benemé­
rito D. Albino del Curto, padre de los indios
del oriente ecuatoriano, hay que agregar el
de <í salvador de Gualaceo t>.
Como amante de mi patria querida, ruego
al cielo envíe al Ecuador misioneros del temple
del P. Albino que, sin más armas que la cruz
de Cristo y su grande amor y caridad, gana para
la Iglesia y la civilización a los hijos de la fioresta, hermanos nuestros.
Quito (Ecuador), Noviembre de 1922.
P . C.ARI.O.S M . IZURIKTA.

C u an dichosas son las almas que se empleam
en el servicio de D ios. P o r frioleras y cosas de
nada las recompensa grandemente en este mundo
y en el otro.

^ P o r qué hemos de querer otra cosa que lo que
D io s quiere? N uestra alma es una barquilla suya.
E l se ha encargado de conducirla, E l la sacará
felizmente al puerto.

S. Francisco de Sales.

m

CULTO

de María Auxiliadora
Nóm íeaemoa la perauaslón de que, ea las vldsliades dolorosas de los ihotque atravesamos, ao aos quedan más consuelos que los del Cielo, y eaue
istos, la poderosa protección de la Virgen bendita, que fue ea todo tiempo el
Auxilio de los Cristianos.
PIO X.

pOB

María y la Aurora.
Progreditur quasl
aurora consurgens.

María derrama en los corazones el rocío de sus
gracias, que amortigua el ardor de la concupis­
cencia y fecundiza las buenas obras. Ros auroras
coelestís tribulatos corde relrigerans.{]OA.ii.'tBl’m.)
« Aurora solí praevia
Félix salutis nuntia,
In noctis umbra plebs tua
Te, Virgo, supplex invocat »
Oficio de N. S, de Lourdes,
Que dice:
Aurora que al Sol precedes
De redención prometida.
Benigna acorre a tu grey
Que implora a tus pies rendida.

(Cant. VI, 9).
I. Así como la aurora es el fin de la noche y el
principio del día, del inisnio modo María es la
aurora del mundo cristiano que disipa las densas
tinieblas que envolvieron a nuestros mayores
durante cuatro mil años. « María, vos sois la au­
rora, y así como en otro tiempo ammciastéis al
mundo la venida de Jesucristo, así ahora precedéis
todos los días a su divina luz en las almas. Cuando
comenzamas a amaros estamos próximos a amar
a Jesú.s *. (Mgr. DK 1.a BROUI.1.ERIE).
II. La aurora nace del sol y al mismo tiempo
la produce; es hija del sol, porque no es más que
el primer reflejo de la luz que ese astro radiante
lanza al horizonte, y es a su vez madre, porque
le vemos salir de su seno como la erupción de
llamas que brotan del cráter de mt volcán.
¿Conocéis entre las hijas de Eva una doncella
en que se verifique este doble rasgo? Saludadla
y aclamadla con la Iglesia: Genuisii qtti te fccit et
in actcrnwn permanes virgo. Aurora qtiae solem
parís et ipsa solis filia.
III. En cuanto aparece la aurora en el horizonte,
las aves nocturnas y las fieras huyen a esconderse
en sus guaridas, mientras que las pintadas aveci­
llas se desperezan y la saludan con alegres gorgeos.
Del mismo modo, cuando en el horizonte de los
tiempos apareció María huyeron los demonios a
la desbandada: /nímici/tas ponam Ínter te et mulierem et ipsa conteret capul tuum; en cambio los
ángeles y las almas de los justos que estaban cau­
tivas en el seno de Abraham saltaron de alegría:
Xativitas iua gattdium anminliavit universo mundo.
Y se aplica especialmente a las almas, como enseña
S. Bernardo; « Cuando en el alma del pecador
j>cnetra la luz de la gracia y comienza a brillar la
misericordia de María, la claridad de esta celestial
avirora disipa las tinieblas y huyen despavoridos
los malos espíritus ». (Spec. B. V., Lect.3, II).
IV. La aurora produce el rocío que refresca las
plantas y fecunda la tierra. Del mismo modo

Los devotos de María Auxiliadora que asisten
los actos de culto que se hacen el 24 de cada
mes en las iglesias y capillas públicas de las Casas
Salesianas o en cualquiera otra capilla o iglesia
donde esté erigida canónicamente la Archkofradía
de María Auxiliadora, pueden ganar, confesando
y comulgando, Indulgenda Plenaria, aplicable a (as
almas del Purgatorio.
a

(Rescripto del 24 de Marzo de 1916).

Málaga (España). — Pertinaces fiebres infec­
ciosas pusieron a mi liijo al borde del sepulcro y
varios afamados médicos pronosticaron próxinio
y fatal desenlace.
Desahuciado por la ciencia humana, acudí con
fe a María Auxiliadora, supheándole de corazón,
en la novena que comencé en 28 de Abril, que
librara a mi hijo de aquella fiebre mortal. La
Virgen oyó mis súplicas, pues fué tan rápida y
completa la curación, que el 6 de Mayo fui a darle
gracias a su iglesia en compañía de mi hijo,
pasmo de los médicos que lo dieron por ^rdido
y consideran la curación como un prodigio.
Una Cooperadora.

-

8 5

PEDROSO DE EA SIERRA (Se^^lla). — P a d e cía ,
hacía y a m á s d e seis años, u n a ú lce ra e n e l e stó ­
mago q u e m e im p e d ía to m a r a lim en to algim o,
fuera d e u n a p eq u e ñ a c a n tid a d de esp in aca s y
leche, pues lo d e v o h ^ a to d o a l in sta n te .

Visitado por varios médicos de Sevilla, no se
atre^eron a operarme, por lo que me fui a Huelva,
donde estuvieron a punto de hacerme la operación
y que dejaron en vista de la gravedad del caso.
En lugar de ir a mi casa, desde la estación fui
con mi esposa a visitar a María Auxiliadora en
el colegio de la Trinidad. Pedüe con ferv'or que
me curara, y al día siguiente me presenté al mé­
dico D. Miguel Royo, contándole todo lo ocurrido.
A\ día siguiente me operó, y con tan buen éxito,
que a los nueve días volvía a mi casa donde en
poco tiempo quedé completamente bien.
Cumplo la promesa de la limosna y publico
gustoso la gracia para que se reconozca la pode­
rosa intercesión de María Auxiliadora.
MON'riLi..v (Córdoba). — Mi hijo, Antonio Oliver,
alumno externo del colegio salesiano de esta ciudad,
cayó enfermo al i de julio pasado de rma infección
intestinal aguda y de carácter grave, según pro­
nóstico del médico de cabecera. En vista de la gra­
vedad, fué viaticado en plena lucidez de sentido y
facultades mentales. A los diez días de cama se
presentaron síntomas de meningitis, acentuándose
con tanta rapidez y violencia que el enfermo perdió
muy pronto los sentidos y la palabra. Lo médicos
pronosticaron un fatal desenlace, por tratarse de
un tifo-meningítico gravísimo.
Por indicación de imo de sus profesores, recu­
rrimos al remedio sobrenatural, empezando, en
compañía de im Padre salesiano, una novena a
María Auxiliadora, para que nos obtuviera la
salud del enfermo.
La Virgen nos oyó, y el niño no tardó en hallarse
en franca convalescencia, habiendo recobrado todos
los sentidos y la palabra y sobre todo el entendi­
miento coa tanta lucidez como antes de la enfer­
medad.
I>oy con toda la familia las más rendidas gracias
a María Auxiliadora y publico la gracia.
J uan Oeiver .
Salamanca (España). — Hallándose grave­
mente enfermo mi único hijo Pepito y temiendo
un fatal desenlace, acudí con entera conñanza a
la que es verdadera salud de los enfermos y Au­
xilio de los cristianos. Habiéndome educado en
una de las casas de las Hijas de María Auxilia­
dora fué este un aliciente poderoso para afianzar
más mi confianza en tan celestial Madre. Le prometí
que si me concedía la salud de mi hijo, haría pu­
blicar la gracia, mandar decir una Misa y dar una
limosna para su culto. Habiendo obtenido la gracia
señalada, cmnplo gustosa lo prometido.
Poco tiempo después caí yo enferma, y habiendo
recurrido nuevamente a María Auxiliadora, fui
escuchada y hoy me hallo completamente resta­
blecida, por lo que no ceso de dar gracias a tan
^íenigua Madre.
Dolores A lonso.

-

SEvrrxA (España). — Habiendo encomendado
a María Aiíxüiadora la resolución de om asunto
grave, y cuya solución me parecía sumamente di­
fícil, esta tierna Madre, cuando menos lo pensaba,
lo ha resuelto a mi satisfacción, como de Ella es­
peraba y como Ella sabe hacerlo.
Como lo tenía prometido, para gloria de Dios y
amnento de la devoción a tan buena Madre, lo
publico en el Boletín y hago, al mismo tieniijo,
ima limosna para las Obras Solesianos.
T. S. de V.
MONXILLA (Córdoba). — Una paiosa cufenue.lad
había postrado en el lecho a una de mis liijas; el
médico que la visitaba nos indicó la noche dcl 19
de marzo que la situación de la eufenua era deses­
perada, pues la fiebre auuiautaba así como la
lünchazón de las piernas. En tan apurada situación
acudí a la poderosa mediación de la Virgen de
D. Bosco; postrándome de ro<lillas ante su bendita
Imagen, le prometí hacer una ofrenda para su
culto y pubhcar la gracia en el Boletín ScUesinno,
si devolvía a mi hija la salud. Y la Virgen e.scuchó
•mis ruegos: aquella misma noche bajó nolablementela fiebre, así como la liinchazóa de las piernas,
disminuyó de tal suerte, que a los pocos días entró
en franca convalescencia. encontrándose hoy com­
pletamente restablecida.
Para mayor gloria de Dios y estímulo de los
devotos de María, hago público mi agradecimiento.
R o s a r io G u t ié r r e z O.

S evilla (España). Siendo yo administrador
de una corporación establecida en esta capital,
hube, a ruego de su presidente, de contratar la
compra de efectos necesarios a la misma con el
representante de xma fábrica valenciana. Efec­
tuada la expedición, llegó ésta a Sevilla y encargué
a una Agencia de transporte para que la retirara
de la estación.
I.a agencia recogió las mercancías, pero en lugar
de entregarlas las vendió y desapareció con el
producto. Ante la dificultad de justificar el robo
a los ojos de mis administrados por xma parte, y
ante la imposibilidad de hacerme responsable
ante la casa productora de una deuda que supe­
raba en mucho mis recursos, acudí angustiado a
los pies de María Auxiliadora, después de intentar
inútilmente cuantos medios de arreglo me sugirió
mi difídlísúna situación.
Apenas habrían transcurrido veintecuatro horas
cuando la guardia civil dió con los efectos robados,
y yo pude en tib a r mis cuentas y dimisión a los
sodos, mis compañeros, con tranquilidad y satisfaedón de todos.
¡Mil gradas a María Auxiliadora que me libró
de lina deshonra!
^
D iego D elgado y D íaz .
S evilla (España). — Curación prodigiosa. Mi
hijo Barquero Hidalgo cayó gravemente enfermo,
opinando cuantos médicos lo vieron que existía
un tumor en la cadera y torcimiento en la espina
dorsal, llegando al extremo de no poderse sentar
de ningún modo por la mucha torcedura que



tenía en todo el cuerpo. Tuvieron que punzarlo
jxjr verse enteramente el tumor y tentarlo por
fuera .sin conseguir estraerle ni una gota de pus.
lín caso tan grave me encomendé a la Santísima
Virgen María Auxiliadora, yendo con mi hermana
a la iglesia, y pidiendo un poco de aceite de la
lámpara, llena de fe y coníianza, le dí a mi hijo
por toda la cadera y la e.spalda. Y o no puedo con­
tarlo sin treblar: al otro día no se le veía señal
ninguna de tumor, desapareciendo los dolores, y
al mes andaba derecho y sin muletas, maravi­
llándose todos los que le habían reconocido. Han
pasado ya siete años, estando a la fecha comple­
tamente bien con una agilidad atroz que tiene
hoy día, y el cuerpo derecho y sin señal alguna.
Cumplo la promesa hecha de publicar la gracia.

86



S anta Cruz de PATAGONiA(Argentina). — Mi
hija, a la edad de doce años, fué atacada por varias
enfermedades que la redujeron a un estado alar­
mante. Llena de confianza le prometí a María
Auxiliadora que haría publicar la gracia de la cu­
ración y daría una limosna para su Santuario.
El día 2 de febrero de 1922 fui a misa y me dieron
ima imagen de María en la cual encontré que deda:
cumple tus promesas que María Auxiliadora cum­
plirá las suyas. Mi hija, al poco tiempo, curó com­
pletamente. Por este y por otros muchos favores
do}*- las más rendidas gracias a nuestra buena Madre
Auxiliadora.
María B. de T ico.
A renys de Mar (Gerona) — Teniendo a una
amiga mía gravemente enferma, vino a mis manos
ima estampa de María Auxiliadora, a quien le
encomendé la salud de la enferma, con promesa
de publicar la gracia, si la obtenía.
Damos gracias a tan buena Madre, pues la
enferma está restablecida.
Una devota.

Morauís (Colombia). — Habiendo sido atacado
de una fuerte diarrea que me diaró muchos meses,
a pesar <ie los remedios que me ordenaron los mé­
dicos que visité, no me la pudieron hacer desa­
parecer; antes, por el contrario, de día en día se
iba agravando, ha.sta el pmito, que no creí pudiera
contarlo.
lín trance tan extremo acudí a María Auxilia­
B uenos A ires (Argeitina) — Doy gracias a
dora, suplicándole me curara y que yo publicaría , Slaría Auxiliadora por los siguientes favores que
la gracia en el Boletín, para que todos admiraran me ha concedido.
su poder y bondad.
El año pasado cayó mi hija gravemente enferma,
La Santísima Virgen me escuchó y hoy gozo agravándose de manera, que el médico desesperaba
de perfecta salud.
de salvarla.
Al par que envío mía limosna, ruego se publique
Acudí a María Auxiliadora para que la salvara,
prometiendo celebrar una misa, e inmediatamente
la gracia.
empezó la mejoría hasta que quedó restablecida
A ngei, G abriei, Camachi,.
por completo.
De nuevo este año enfermó gravemente, y otra
Morat.es (Colombia). — Se me presentó una
grave flución en un dedo ocasionándome dolores vez María Auxiliadora me la ha sanado.
Agradecida cumplo gustosa mi promesa.
atroce,s. Pasados algunos días, tanto yo como el
métlico, a juzgar por ios síntomas y dolores, creimos
M. E. M. S.
<[ue se desarrollaba un cáncer. Me encomedé a
María Auxüiadora muy de veras, prometiéndole
E e CáRMEN (Colombia) — Afligida por habér­
una limosna e inscribinue en la asociación de sele cubierto todo el cuerpo de imas manchas
sus devotos. El médico operó la flución sin que la negras y resultado vanos los procedimientos mé­
supuración me ocasionara mucho dolor. Hoy estoy dicos, resolvió acudir con toda confianza al
bien y cumplo gozoso mis promesas.
nunca desmentido y poderoso poder de la Sma.
\’irgen, en su dulce advocación de « Auxilio de
J oaquín M. Cea vi jo .
los Cristianos *, pidiendo la librara de tan desa­
CACETA (Ecuador - Mmiabí). — Encontrán­ gradable deformación. La celestial Señora acogió
dome casi sola en esta ciudad, porque los habi­ pronto y benigna la súplica sencilla de su devota,
tantes habían huido a Bahía de Caraquez por que en agradecimiento a tan señalado favor, envía
temor a los revolucionarios, ejue oJidabau por los una limosna para los huerfanitos del Vble. Don
campos y eran el terror de las familias, cayó gra­ Bosco, deseando a la vez que sea hecha pública
vemente euíenua mi luja con fiebres perniciosas. la misericordia de María, como incitamiento tam­
Llegó a agravarse de tal modo, que yo la creí bién a los demás para recurrir a Ella en todas
muerta por csp;ieio de seis horas. En situación tan las adversidades de la vida.
desoladora, acmlí llena de fe al poder de María
crctt^
ta D omínguez.
Auxiliadora, prometiendo acudir en compañía
lie mi hija a la novena que se celebraba en su honor,
Z apa Tgca (Colombia) — Hallándome grave­
publicar la gracia y hacer ima limosna.
mente enfenna, en peligro de muerte, invoqné
Alcancé, como otras veces, la gracia que soli­ con gran confianza a María Santísima, en su glo­
citaba y que hoy hago púbhca, con mi agradeci­ rioso titulo de Auxilio de los Cristianos. Como pro­
miento en el Boletín Salesiano.
metí una limosna y publicar la grada, hoy cumplo
gustosa, pues me hallo completamente bien.
R osa CArmen L ambrano.
R. D. S. DE G.
Cooperadora Salesiam.

-

87

Dan también gracias a María Auxiliadora.
Villa de D. Fadrique (España). — Tres Coope­
radoras Salesianas por favores recibidos y envían
agradecidos una limosna por medio de la Cela­
dora Dña Rosalis iloroni.
Gerona (España). — Los esposos Arturo Vares
y Ana M. de Varés por la satisfactoria resolución
de asuntos.
Gerona (España). — Dña Luisa M. Busquéis por
ana gracia recibida y envía ima limosna.
Vera (Almería). — Dña Ana Ramírez. Dña Jeróninia Ramírez, Dña. Josefa Rojas, por varios fa­
vores y envían limosna.
Badajoz (España). — Srta. Concepción de Llera.
Cala (Huelva). — D. Antonio Alvarez.
Cantillana (Sevilla). — Dña. Pastora Solis Riva,
Dña. Pastora Rubio de López, Dña. Pastora Rubio
Fernández.
Cartayo (Huelva).— Dña. C. M. S. — Una devota.
Sevilla (España). — Dña. Elisa Benítez, Dña.
Isabel León, Un devoto de María Auxiliadora,
D. José Dianes, D. Francisco Trecbuelo, Dña. Jo­
sefa Domínguez, Dña Rosario Orrero. Dña. Josefa
Suárez,. Dña. Dolores González, Dña. Dolores Contrera, Dña. Matilde Sáncbez, Srta. Reyes Quijano,
Dña. Luisa Benito, Dña. Dolores Bandera del
Castillo, Dña. Consolación Carrera, Dña. Rosario

Gutiérrez, Una Comunidad religiosa, D. Francisco
Trecliuelo, Dña. Brígida García, Dña. Amelia
García, Srta. Ramona Sánchez.
Rubi (España). — Dña. Luisa Cañameras, agra­
decida por la salud de su padre, en\na una limosna.
Pamplona (Colombia). — D. José Carvajal por
xma importante curación, D. I^ n ard o \'era id.
Cali (Colombia). — Dña. Emilia Plata por favor
recibido.
La Um'dn (Colombia).— D. Jorge l',strada da
gracias por la curación de su hijo, y Dña. María
Luisa Millari, por un favor recibido.
Tumaco (Colombia). — Dña. Manuclita Jcorge
envía, agradecida, tma limosna.
l.abateca (Colombia).-*— Dan gracias por favores
recibidos y envían limosnas; Felipa Mario de Díaz,
Paula A, de Rangel, Margarita R. de Ari:is, Mi­
guel Arias. Francisco Pabóu, Satuniiuo Sánchez,
Paulino Peña, Víctor A. Pa.ssa, Néstor R. Parra.
Managua (Nicaragua). — J. A. de C. por favor
señalado da gracias y envía limosna; M. T. Lamora
por la curación extraordinaria.
Chipantim (Guateniala-Cobán). — D. Ramón
Rodríguez da gracias a María Auxiliadora por
varios y señalados favores.
S. JosJ de Mavo (Uruguay). — Inocencia Gon­
zález agradece a María Auxiliadora la salud de
su hija.

Confereneia a los Cooperadores Salesianos de Goncepeión (Chile)
por el Rdo. Padre Francisco Torrea

(Continuación)
III.

La Obra de D. Bosco en la solnción
de los problemas sociales.
Y D. Bosco que por manera tan admirable
ha consultado la vida del pueblo, atendiéndolo
en todas sus diversas condiciones, educándolo en
sus varias inclinaciones, siguiéndolo a través de
las diversas fases de su e<incación y desenvolvi­
miento, que recorre con él el inmenso campo en
donde se pueden espaciar y desarrollar s il s ener­
gías, que lo acompaña en todas sus legítimas aspi­
raciones y que lo levanta hasta ponerlo en el
puerto que le ha señalado la Dixúna Providencia,
D. Bosco no omite nada en esa gran empresa de
ionnadón; educa la volimtad, ilxistra la inteligenda, despierta el sentimiento y desarrolla y
fortifica el organismo. Abre con golpe maestro
aute los ojos del pueblo el problema de la vida,
descifrándoselo para que lo haga rendir el mayor
contingente de utüidades, y para éllo llena las
regiones del espíritu con profundos sentimientos
de piedad y rdigión, atesora en las capaddades
de la inteligenda cuantos conodmientos puedan
prestar utilidad al. complejo mecanismo de su
^ida, y amaestra sus músculos y sus brazos en el

manejo de todas las herramientas, que son las
que consagran al hombre rey del nimido material.
D. Bosco forma al pueblo para que llene nuestras
Iglesias... lo forma para que haga próspera la
vida de nuestros campos... lo forma para que
invada nuestras fábricas... lo forma para que
ilustre nuestros talleres... lo fonna para que lleve
la delicadeza y honradez a la oficina... lo fonna
para que haga prosperar la vida nacional... lo
fonna para sanear y perfeciouar la raza... lo forma
para servir a Dios y a la patria.
Y ésto lo hace con miras universales:, porque
D. Bosco no circunscribe su obra a un .solo pueblo,
a una sola nación, a un solo continente. La obra
de D. Bosco, por éso que es de Apóstol, es uni­
versal; se extiende a todos los pueblos, alcanza
a todas las naciones, hace participantes de sus
beneficios a todas las razas, que habitan todos
los continentes. La obra de D. Bosco no solamente
trabaja en medio de pueblos cristianos sino que
se extiende a naciones bárbaras, a regiones infieles,
a pueblos salvajes: con el mismo afán con que
trabaja en los pueblce creyentes para conservar
su fe y preservarlos del error y de la corrupción,
trabaja en las misiones de infieles para catequizar
e insriuir a sus salvajes habitantes: Así la vemos
trabajar valiente y apostólica en el Vicariato



88

Apostólico de Cuantung en China; en las Prefectu­
ras (le Río Negro y Araguaya del Brasil, en la
Prefectura del Assam, en la India, en la Patagonia
Septentrional y en la Central, entre los negros
del Congo belga, en el Obispado de Macao, en las
Misiones de Chaco Paraguayo, Angola, y Vica­
riato de Kiinberley en Australia. Y sin querer
abandonar jamás a su pueblo lo sigue hasta en el
silencio de los hospitales y se ha constituido en
cai)ollán de Leproserías y Lazaretos, de esos
lugares en donde se recluye lo que se repudia del
¡jucblo, lo que causa horror al mismo pueblo,
pero que de.spierta cariño e interés en D. Bosco,
pon|ue providencialmente'María lo ha consagrado
Padre del pueblo.

IV .

Haría Auxiliadora y los Cooperadores Saleslanos
en la Obra de D. Bosoo.
¿Me preguntáis ahora, quién alienta, y quién
impulsa esa obra colosal de D. Bosco, quién la
sostiene y (¿uién la ampara, para que a pesar de
lo arduo y difícil que élla resulta, a pesar de las
dificultades que se le presentan, no obstante los
tropiezos que ^e le preparan, vaya siempre ade­
lante, marcando su paso por los pueblos con
regueros de divinas claridades?... ]Ali! habéis
pronunciado todos su nombre... Sí, María es la
que la protege, la que le presta su favor y amparo,
la que sin cesar la dispensa su poderoso auxilio.
Sí, es élla la que alienta en to<ia su obra, la que
anima todos sus empresas, la que pone acierto
en todos stis trabajos, la que corona con el éxito
todos sus esfuerzos... Porque en las obras de Don
Bosco no se trabaja más que en nombre de la
\’irgen, y no se da comienzo a ninguna obra sino
con ia bendición de la Virgen, y no se sabe poner
las manos en asunto alguno sin coltxiarlo bajo
los auspicios de la Virgen...
La Virgen es la Directora de los Institutos y
Colegios de D. Bosco, es la Maestra de las Escuelas
de D. Bosco, es la Regente de los talleres de Don
Bosco, es la Madre de los Asilos de D. Bosco, la
universal Auxiliadora de todas las obras de Don
Bosco. A la Virgen se la invoca en los estudios,
y se la saluda en los trabajos, y se le rinde cuito
en las Iglesias y Oratorios, y se la venera en las
salas, y se la hace presidir en los patios y jardines,
...y en cada alumno cuenta mi hijo amanto, y
en cada artesano im servidor sincero, y en cada
religioso un iucmisable apóstol, pudiéndose afinnar
(pie cada una de las casas coa (¡ue cuenta el Insti­
tuto son otros tantos monumentos que proclaman
el patrocinio de la Virgen sobre la obra de D. Bosco.
Pero -jmito con la Mrgen trabajáis vo-sotros,
ilustres Cooperadores: de vosotros se sin*e la
\ irgen para sostener los obras de D. Bosco. de
vuestra «operación se vale para hacerlas pro.sperar. Sois los instrmuentas con que élla trabaja
a favor de su obra; sois las ayudas con que élla
cuenta para llevarla adelante. No quiere la Virgen
llevarse élla sola la gloria de esa colosal empresa:
os ha remiido junto a sí para que bajo .su dirección

y en su compañía trabajéis en lo que élla trabaja,
y C(X>peréis a la obra que élla preside, y os intereséis
por lo que élla protege, y prestéis vuestro favor y
ayuda a lo que élla ha inspirado como salvación
del pueblo cristiano.
Vuestra cooperación ha decretado la Virgen
que sea el segimdo factor del éxito de las obras
de D. Bosco; si por vosotros no queda, ese éxito
es seguro, es infahble, puesto que la protección
de la Virgen la damos ya por de contado. Aliénteos
en esa empresa la fe en Dios a quien ser%ís, la
gloria con que os brinda la \'^irgen, que os ha distin­
guido escogiéndoos como cooperadores suyos, y
ci amor a la patria, para cuya prosperidad y salva(ñón le estáis educando al pueblo. Aliénteos
en esa empresa los millares de voces que se levantan
de todas las casas de Don Bosco para bendecir
los nombres de todos los que prestan su ayuda al
éxito de su obra; aliénteos las bendiciones con
que será celebrada vuestra memoria por todas
esas generaciones que ostentan por el mundo las
huellas que en .sus almas, al formarlas, lian dejado
impresas las manos de D. Bosco: aliénteos la
magnitud de la empresa que sustentáis y favo­
recéis. Porque en vo.sotros tienen fijos sus ojos
los sacerdotes de D. Bosco, que repartidos por
los cuatro bandos del mundo, trabajan en todas
las latitudes del planeta sin más aliento que d
que los infunde la Virgen y sin otra ayuda que la
que les alarga vuestra cristiana generosidad: en
vosotros tienen fijos sus ojos esas generaciones
de desvalidos que no tienen más hogar que el que
les abre la Virgen y sostiene vuestra^ decidida
cooperación: en vosotros tiene fijos sus ojos ese
pueblo, que no volverá a ser de Dios y de la patria
.sino ha<ñéndole pasar por esos oratorios, escuelas
y colegios, que bajo la inspiración de la \'irgen
abre y administra vuestro constante desprendi­
miento; en vosotT(5S tiene fijos sus ojos la Virgen,
esa Virgen que reservándose la invisible protec­
ción de su obra, os ha confiado a vosotros su pros­
peridad exterior y desenvolvimiento, esa \’irgcn
Madre y Fundadora de esa obra, que debe vivir
de \mestro cariño y desenvolverse con \-uestra
solicitud y cuidados, esa Virgen que siente cwmr.overse de compasión sus entrañas en presencia de
los aluimios de D. Bosco, esa Vii^en que se siente
feliz al poder realizar los anhelos de los Capellaiu-á
de D. Bosco, esa \*irgen que sonríe afable y acepta
bondadosa los auxihos que le prestan los Coope­
radores de D. Bosco...
[Duldsimo Auxilio de los Cristianos! rodeando
tu altar como diadema de gloria contempla a tus
sacerdotes, a tus alumnos, a tus cooperadores, a
tus lujos: juntos se han <x>ngregado para conme­
morar tus maravillas, refrescar tus bondades y
recabar tus bendiciones. En este día en <pie por
todos los pueblos de la tierra y en todas las lenguas
humanas te sientes atdaraar Auxiliuui Chnstianorum, reparte tu favor y tu clemencia sobre ese
pueblo que tu educas al calor de tu m ater^
regazo: levanta tu diestra soberana y beníüw
hoy a tus Capellanes, que a tu atuor y a tu servicio
están consagrados: bendice a tus alumnos, que
en tus aulas y talleres se ejercitan en tu amor;

bendice a tus cooperadores, ahí. Señora, ahí.
descarga todo ^ caudal de tus bondades para
qoe a su contacto broten hijos amantes y apóstoles
infatigables...: y después bendice todo lo que es
tuyo, todo lo que está confiado a tu maternal
amparo, todo lo que vive de tu perpetuo auxilio:
bendice al Supremo Pastor de tu pueblo, bendice
alos que con él comparten el cuidado de tu heredad,
bendice a todos los que a tu amor estamos confiados:
y recogiendo todo tu cariño de Madre y todo tu
poder de Reina, abre los senos de tu misericordia
a favor de los que, puesta en tí toda su confianza,
te aclaman sin cesar, diciendo: ¡Auxilio de los
cristianos! rogad por nosotras.

Madre de un Sacerdote! (I)
( Mi querida amiga, bendice, bendice conmigo
al buen Dios porque soy la madre de un sacerdote!
A ti te he escrito hace veinticinco años, cuando
el délo me regaló este hijo. Me acuerdo todavía,
yo estaba radiante de f^cidad. Do sentía a mi
hijito vivir a mi lado, lo besaba, lo abrazaba como
para asegurarme que era mía aquella prenda. —
¡Ah! qué distancia entre aquellas alegrías y las
que hoy inundan mi alma y la colman de una
nueva dicha!
¡Yo soy la madre de un Sacerdote! ¡Yo soy la
madre de im ministro de Dios!
Esas manos que tan pequeñitas yo besaba con
delirante cariño hace veinticinco años, esas manos
Ktán ya consagradas, esos dedos han estrechado
a Dios.
Esa inteligencia que ha recibido de mis labios
la luz y a la que enseñé el objeto de ik vida, se ha
agigantado, se ha empapado de la Verdad, ha
sobrepasado en mucho a la mía por el estudio y
la gracia. ¡Hela ya consagrada!
Ese cuerpo que yo he cuidado y protegido, que
me ha hecho pasar noches de angustias, cuando
me lo disputaba la enfermedad, ese cuerpo crecido,
robustecido, ¡helo ya consagrado! Servidor, instru­
mento de un alma sacerdotal, se fatigará buscando
los pecadores, instruyendo los ignorantes, llevando
liacia Dios a toda criatura que de veras lo busque.
Ese coraeón, ¡ah! ese corazón puro que iio ha
querido estrechar otro corazón más que el de su
madre, que se espantaba de toda sombra terrena,
Imlo ya consagrado! El amor que lo embriaga se
llama caridad. ¡Oh, mi hijo! ¡Como nunca, lo siento
®ío! Oh qué de tesoros enriquecen su corazón y
su natural concentración. Esta misma concentraoón será xm reparo c»ntra la vida del mrmdo,
Contra sí mismo; pero en el secreto del sacerdocio,
Piando el Señor ponga en su camino un alma
^csfaEedda, p ro b a d o perdida, sí, sabrá encontrar
palabras que levantan y llevan a la Bondad
Divina!
sí; hará mucho bien mi hijo, será según
el corazón de Dios, será todo caridad!
Sí. sí. soy la madre de un Sacerdote, de un
*

fi) Carta d e a o a m adre am ericana a una am iga el día
primera M isa d e su hijo.

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Verdadero Ministro de Dios! ¿Qué te puedo contar
de la ceremonia de ayer? Yo estaba cerca de la
balaustrada, en mi li^ar de honor; ¡jero no veía
nada más que a él, mi hijo; él arrodillado, él pos­
trado ante el altar, él que se levanta radiante,
él recogido bajo las manos sacrosantas del Obispo
que se las impoüía sobre la cabeza, él, mi hijo, ya
Sacerdote!
Esta mañrma ha dicho su segmida Misa en la
Capilla del Colegio. Por única pompa el .silencio
y dos cirios; por ayudantes el heniianito menor;
por asistentes ¡yo! ¡yo! su madre, y algunos amigos
íntimos.
¡Ah! cuando se quisiera pintar la felicidad dcl
cielo, que no es poco pedir, bastaría para mí decir
que es la felicidad de una madre que a la voz de
su hijo, ve descender a Dias del cielo hacia ella,
perdiéndose en una adoración tan profunda, (jue
la hace olvidar el mundo, la vida, el pasado y no
contempla más que dos puntos: Dios y su hijo.
Estaba él ya en el altar; su esbelt'o talle, sus
cabellos negros, la gravedad de sus movimientos,
su fen'oroso recogimiento lo llenaban de majestad.
— Y o cerca, lo más cerca posible del altar, extática
con todos mis sentidos suspendidos en dulce e
íntima contemplación. Prosternada ante la santa
Hostia recién consagrada, no rezaba más, o a lo
menos no sé como se llama esa oración, ese éxtasis
de una madre cristiana. Sólo el corazón munuuraba encendido: ¡Gracias Dios mío! ¡Mi Dios, mil
veces gracias!
Soy ya la madre de un Sacerdote. — Este sa­
cerdote lo es por mi. Y o le he formado, su alma
se ha iluminado al contacto de mi corazón, su
espíritu ha bebido en el mío! Y a no es más mío,
pero es de sólo Vos Dios mío! Guardadlo de la
sombra del mal; es la sal de la tierra, no permitáis
que se gaste! Mi Dios, os amo a Vos, y lo amo a
él en Vos; lo amo sí, lo reverencio y lo venero: ya
es vuestro Ministro, vuestro Sacerdote, vuestro Apostal!
Ha llegado el momento de la Comunión, me
dirijo al comulgatorio. Al verme el ayudante reza
el Confiteor. El celebrante se vuelve, levanta su
derecha y el hijo deja caer su primera «absolución *
sobre su madre. ¡Oh mi hijo! un sollozo .se le ha
escapado! Toma en sus manos el Copón, viene
hacia mí: es mi Dios que viene en las manos de
mi liijol ¡Oh momento! ¡Oh dulce unión! Dios, su
Altnistro, hijo mío, y yo! ¿Es esto lo que tanto ha
deseado mi corazón? Verdaderamente yo no sé
exphearme. — Una paz desconocida embriagó
todo mi ser y larga vena de lágrimas inimdó mis
ojos; lágrimas de amor y de reconocimiento, mien­
tras florecía en mis labios sólo una palabra « AIi
D io s ,

mi

H

ijo

*.

¡Sí, para nosotras que somos madres, c r^ que
esto es rezar.— ¡Oh! soy demasiado dichosa! no
me quejaré ya jamás.
He tenido muchos días felices en mi vida, pero
éste es el más feliz, porque no lo turba ni una sola
preocupación de la tierra.
¡Adiós! No puedo escribir más. Al correr de la
pluma han bañado el papel l^rím as de infinita
feHddad.

-tí
CÓRDOBA (España). — La fiesta de ia Inmaculada
en los Saleslados. — Día de recuerdos y emociones
muy duraderas, ha de ser seguramente el de esta
grandiosa festividad celebrada con entusiasmo
indescriptible por los niños y antiguos alumnos
del Colegio salesiauo de esta población. Aimque
breve, he aquí la reseña de los principales actos
que tuvieron lugar en el referido día.
I<'ué el primero la Misa de Commiión general,
en la que tomaron parte más de 400 niños de estas
escuelas y un mhuero muy respetable de antiguos
alumnos jóvenes que con una devoción ejemplar
se acercaron a recibir en sus pechos al Dios que
en los días de su niñez aprendieron a amar.
Terminada aquella, el Rvdo. Sr. Don Sebastián
M. Pastor tuvo a bien obsequiar a estos valientes
jóvenes con un desayuno, en el que reinó esa
fratentidad y ese amistoso trato que solo se ven
en ocasiones como la presente. Inmediatamente
después congregáronse los socios todos del Centro
4 Don Bosco », en el Salón del teatro para revisar
y tratar asuntos concernientes a la buena marcha
de su Sociedad. Renovóse la junta directiva a
base de un amplio voto de confianza y otorgáronse
al director varios pimtos importantísimos y abrié­
ronse nuevos y dilatados cauces por donde ha
de correr con mayor florecimiento si cabe, que
hasta aciuí, esta sociedad llena de vida, que man­
tiene a sus asociados unidos con los lazos indiso­
lubles del más noble y acendrado compañerismo
y alentados por los altos ideales de Don Bosco.
Púsose fin a la reimión con un grupo fotográfico
presidido por el Rvdo. señor director de la Casa
y los sacerdotes salesianos don Baldomero Pagán
y don Vicente Reyes con los miembros de la nueva
junta directiva.
A las tres y media de la tarde pudimos notar
la alegría que reinaba en el espacioso patio de
las e.scuelas externas, por verificarse en él las
anunciadas carreras de bicicletas, en la que to­
maron parte los señores que siguen; Don A. Linares,
don A. Rodríguez, don M. Rodríguez, don L. de
las Torres, ilon J. Díaz, don J. Sánchez. Moreno
(don R.), don A. Costas, don A. t'.onzález. don M.
Cantueso, don A. Panadero, don J. Rodríguez y
don M. Pérez.
K1 acto estuvo lucidísimo, la concurrencia
numerosa y el trabajo de los ciclistas inmejorable.
De entre los variados juegos ejecutados, ponemos
como más salientes los llamados « juego de las
botellas » y * juego del chorizo ». A pesar de las
dificultades que estos juegos presentaban, sin
embargo pudimos ver cómo triunfaban de ellas
en el primero don A. Liíiares y don A. Rodríguez,
y en el segundo don J . Rodríguez. A continuación
corrieron las cintas, que eran numerosas, batiendo

el < record » de todos el señor don A. González.
Finalmente efectuáronse las « carreras lentas »,
llevándose la pahua del triimfo los señores Linares
y Rodríguez.
Terminadas las carreras, obsequióse a los ci­
clistas concurrentes con sendos habanos, vino
y dulces.
Coronó, por último, esta jomada de entusiasmo
y alegría la magistral fimción de teatro, que co­
menzó a las nueve de la noche, con asistencia
de las familias de los socios, y en la que el público
que llenaba el salón tributó repetidísimos aplausos
a los actores, que desempeñaron su cemetido con
un acierto y maestría que a todos dejó admi­
rados.
Esperamos que esta fiesta ha de dejar huellas
imborrables en todos los que a ella concurrieron.
BARACALDO (Bilbao) — Los Reyes Magos eo
el Colegio Salesiano. — La fiesta de los Reyes
constituyó este año un verdadero acontecimiento
en la anteiglesia. La víspera, por la tarde, se or­
ganizó una cabalgata, a la cabeza de la cual iban
los tres Reyes Magos en magníficos corcelés blarcos
conducidos por elegantes pajes. Seguían tres ve­
hículos primorosamente adornados, portadores
de infinidad de juguetes y prendas de vestir di­
versas con que dichos Reyes obsequiaban a los
centenares de niños, pobres la mayor parte, que
acuden a las escuelas gratuitas salesiaiias y Ora­
torio festivo.
En el Colegio Salesiano dejaron infinidad de
regalos, pudiendo repartirse al día siguiente entre
los niños más de mil juguetes.
Vaya nuestra enhorabuena a los niños y las
gracias más efoisivas a los Reyes Magos y demás
organizadores.
BILBAO. — Los Reyes Magos en el Oralorio
festivo. — También por el Oratorio Festivo dt
Elejabarri pasaron las Reyes Magos, trayendo
a las niños que lo frecuentan muchos regaos,
por medio de las generosas damas que patrocinan
la obra salesiana en Bilbao.
A pesar de lo desagradable del día, debido a
la pertinaz Uu\ ia, acudieron muchos niños, apro­
ximándose a los 400. Todos recibieron numerosos
regalos.
María Auxiliadora premie a las aristócratas
señoras que supieron sacrificarse, atravesando
callejuelas fangosas, para pasar una tarde entre
los hijos del pueblo: premie con creces al benemé­
rito cooperador salesiauo don Tomás Amann.
siempre tan bueno y generoso para con los niñ«
de los dos Oratorios Festivos de Baracaldo y d®
Bilbao.

_

91

ROSARIO (Argentina). — Inauguración de un
brazo de edificio. — Hoy 26 de Noviembre se bende­
cirá e inaugurará d nuevo brazo de edifido dd
Colegio de San.José de artes y ofidos que regentan
los beneméritos Padres Salesianos de la Congre­
gación de don Bosco. Conciurirá a la importante
ceremonia d señor Gobernador de la Provinda,
el Ministro de Instrucción Publica, doctor Agustín
Aiaya, d limo. Mons. Rafad Canale Oberti, d
Superior de los Salesianos en la República, P.
Valentín Bonetti y las autoridades de la dudad.


son artesanos 12.600, los cuales, esparddos por la
República, honran hoy con sus virtudes dvicas
y sóhda preparadón las acreditadas escuelas
donde cursaron su aprendizaje.
Acabamos de redbir en esta redacdón un nú­
mero d d degante calendario a colores, para el
año 19.23, que manifiesta a las daras los esfuerzos
y aprovechamiento de litógrafos, tipógrafos e
impresores y la sabia orieutadón de sus directorc.s.
No regatearemos a cuantas obras lleguen a
nuestras manos los merecidos tíogios.

L a a H ija s d e M a ría A u x ilia d o ra en el LtfXareto de C allo de L o ro (Colom bia).

El nuevo edificio, -obra del renombrado arqui­
tecto P. Ernesto Vespignani, de la misma Congre­
gación. se extiende sobre la calle Presidente
Roca hasta Jujuy, en una longuitud de 150
metros.
En su sencilez y deganda presenta un frente
esbdto y nítido que hace de él imo de los etlificios
más importantes y llamativos de la ciudad.
Mucha luz, amplia ventilación, son las características de cada pabellón, encuadrando perfecta­
mente con las exigeiidas de la moderna pedagogía
en lo que condeme a edificios escolares.
Una vez inaugurada la nueva sección d d edificio
y en d normal fundonamiento de sus aulas, podrá
®5Qsideratse al instituto como uno de los colegios
modelos y de mayor prestigio de la República.
(Argentina). — Escuela de Artes
del Colegio Pió IX. — Está llamando
poderosamente la atendón en la Capital de la
Progresiva República Argentina la labor que
^Bzan las Escuelas de Artes y Ofidos del Colegio
^ IX.
.
los 24.000 alumnos que hasta la fecha
formados en ese benéfico centro salesiano.
buenos air e s

7 Oficios

Las Hijas de Marfa Auxiliadora en Colombia. —

Llegaron a nuestra patria las primeras siete
Hijas de María Auxiliadora o Heniianas Salesianas
d I I de febrero de 1897, traídas por d Apó.stol
de los leprosos, el Reverendo Padre Evasio Rabagliati, de imperecedera memoria, y fué .su primera
superiora la Reverenda Madre Brígida Prandi
A fines dd mismo año entraron las primeras no­
vicias colombianas que luego se multiplicaron,
y entre ellas figuran: una hermana del actual Pre­
sidente dé la Repxiblica, una sobrina del llustrisimo
señor Arzobispo Primado, una nieta del Ex-Presidente de Colombia Sanclemente (q. e. p. d.), una
hija del ilustre literato y pedagogo doctor Alvares
Bonilla y una sobrina del actual Rector de la Uni­
versidad de Bolívar, señor doctor Manuel Dávila
Flórez y muchas otras distinguidísimas doncellas
colombian'ís.
En 1898 se hideron cargo del Lazareto de Contratadón (Santander) mientras empezaban en
Bogotá las obras de su Institudón, abriendo un
<»legio para señoritas, que boy goza de muchafama y d d privilegio de conceder diplomas de
grados, reconoddos por el Ministerio de Instrucdón P*ibiica.



9 2

Tiene al presente en Colombia once casas,
esto es: dos en Bogotá: el colegio ya nombrado y
una escuela-taller para niñas pobres; en Chía y
Soacha (Cundinamarca) colegios y escuelas respecti­
vamente; en Medellíu un colegio para señoritas
con cursos normales y jardín de infancia, y una
escuela-taller, análoga a la de Bogotá; colegios y
escuelas en Santa Rosa de Osos, la Ceja y el San­
tuario (Antioquía): en Santander, el Lazareto de
Contratación, nombrado, y en Guadalupe un
asilo para niñas sanas, hijas de enfermos.
Acaban de llegar a Cartagena, para establecerse
en Caño de I,oro, donde se harán cargo de los
hospitales de este Lazareto y será esta población
el « Broche de Oro » de los festejos que las ilijas de
María Auxiliadora o Hermanas Salesianas cele­
braron en el presente año, con motivo de las «Bodas
de Oro » de la fundación de su Instituto y de las
Bodas de Plata de su llegada a Colombia.
CARTAGENA (Colombia). —- ul Dr. Luis Grao
elogia a las Hijas de María Auxiliadora del Laza>
reto de Caño de Loro.— «La sola presencia en el
Lazareto de Caño de Loro de estas señoras, de­
chado de virtudes y de amor por el que sufre las
crueldades e infortunios en este valle de lágrimas,
será para los enfermos de lepra de grandísimo
alivio para sus dolores. Se puede decir que este
es el paso más trascendental que el doctor Ale­
jandro Herrera Restrepo, Director de Lazaretos,
ha dado en beneficio de esta Colonia, pues las
inteligentes Hennanas, con el tacto adquirido en
la Patagonia, y otras regiones de hombres salvajes,
sabrán sobrellevar a estos, ya ci^'iIizados y muy
cristianos, pero violentados por la enfermedad
de la lepra que los hace, algunas veces, involun­
tariamente, irascibles. Ellas liigienizarán y arre­
glarán esos pabellones puestos en sus monos así
como el área de terreno donde radican, formando
un jardín que hará las delicias de los enfermos,
alegrándoles con sus flores.
Mis más entusiastas felicitaciones a todos los
asilados, pues en las Hijos ile María Auxiliadora
encontrarán madres y amigas ».
El Padre Rodolfo Fierro en Colombia. — Reci­
bimos noticias de la católica Repúblicu de Colombia
en (lue se ñas notifica el feliz arribo a sus playas
del Padre Rodolfo Piorro.
Nuestros henuanos de allende el mar balen
palmas al encontrarse en casa, tal vez inespera<lamente, con el regalo que los Superiores les hacen
enviándoles, no al jovencito que a Italia vino a
perfeccionar sus estudios, sino al Padre Pierro,
con su corazón generoso, lleno de entusiasmos y
santas amores que aprendió junto a la venerada
tumba de l). Bosco, viviendo al lado de Superiores
que personifican su espíritu y trastuitcn a las
nuevas generaciones la genuíua tradición salesiana.
Nos consta que España, donde trabajó con
fruto ba.stautes años, lamentó su parti la, si bien
se consolaba pensando que no se trataba en rea­
lidad de ausencia, ya que iba a prodigar sus luces
V entusiasmos a sus hijos y hermanos del otro
lado del mar.



La redacción del Boletín Salesiano de lengua
española, de la que el Padre Fierro por varios
años fué alma y dirección, celebra su feliz llegada
a la patria nativa y agradece de antemano sus
valiosos trabajos.
SANTA ANA (Centro América). — Homenaje
de la ciudad al Salesiano Padre Miglía. — El lo
de Noviembre y ante ntuuerosa y distinguida
concurrencia llevóse a cabo el hermoso festival
con que la heroica Santa Ana quiso manifestar
su gratitud y admiración por la obra bienhechora
y social del R. P. Miglia.
Principió a las 4 de la tarde. Entre atronadores
aplausos hizo su entrada en el salón de actos el
R. P. MigUa. La Sociedad Orquestal Santaneca,
que amenizó el acto con sus escogidas audiciones
musicales, ejecutó el majestuoso y sonoro Himno
Italiano.
Luego vimos aparecer en la tribuna al gallardo
orador doctor Francisco Martínez, quien, en bien
redondeados períodos, en cinceladas frases puso
de manifiesto la intensa labor del salesiano, objeto
de su admiración. Repetidas veces fué interrum­
pido por los aplausos de aquel inmenso auditorio,
pendiente de sus labios.
Porque el doctor Martínez, alma que siente lo
que dice, supo hacerse intérprete de todo un
pueblo, porque por su boca hablaban todos los
corazones santanecos, palpitantes de amor y
gratitud: porque su voz, ora tenue y quejmiibrosa
como notas de esquila que solloza, ora fuerte e
imponente como justísima protesta contra los
desmanes del socialismo, era la voz de nuestra
sociedad.
Tomaron la palabra, además del doctor Mar­
tínez el director de la Liga Antialcólica, doctor
Guillén y el exalunmo Acjuiles Ramírez, en nombre
de los antiguos alumnos del Colegio San José,
de esa simpática corporación que guardará, como
en inolvidable santuario, las sabias enseñanzas
(}ue con paciencia verdaderamente sacerdotal
supieron infmulirle los hijos de Don Bosco.
Pero lo más noble y culminante, lo que acabó
de entusiasmar a la ya electrizada concurreucia.
fué el solemne momento en que la culta dama doña
Isabel de Vides impuso al R. P. Migha la medalla
de oro con que la sociedad santaneca quiso crista­
lizar su eterna gratitud.
• Acto sublime, en que las virtudes cívicas de
uu pueblo cantan muy alto; acto honroso para
la ciudad de Santa Ana y que sirve de aliciente
a esos abnegados discípulos de Cristo que viven
la vida del dimante; dar luz sin extinguirse mmea.
Clamorosos aplausos estallaron en todo el sal^Con palabra fácil y sonora, con acento que
conmovía los corazones el R. P. Miglia agradeció
aquel acto. Dijo que a su llegada a Turín presen­
taría el diploma y la medalla a los Superiores
Generales, para que viesen cuánto se aprecia y
cuánto se ama la obra salesiana en esta hida^a
tierra que blasona y con razón, de culta, heróica
y valiente.
Dijo también que aquella explosión de senti­
mientos era un homenaje tributado a la obra d«



93

Don Bosco y a la nobilísima cruzada de la edu­
cación de la juventud, que Santa Ana había evi­
denciado una vez más el civismo que le es particular.
El R. P. Sikcer, otro apóstol del bien, otro noble
cruzado de la gran causa salesiana, puso fin a
tan hermoso festival con su elocuentísima palabra,
una palabra \-ibrante, toda alma y toda fuego.
Dijo que la misión del salesiano es la educación
de la juventud pobre y abandonada, porque su
fundador Don Bosco que tema la mirada del
águila y la intuición del genio, al obrerismo diri­
gióse precisamente cuando era \nctima de pérfidas
doctrinas, cuando había incendiado sus pupilas
en la hoguera de las revoluciones.
Y se terminó la fiesta, dejando ver en todos los
corazones las más gratas sensaciones.
iGloria al infatigable luchador, al sabio mentor
de la niñez! ¡Pero, no a los genios de la espada,
sino a los genios de la Cruz! ¡Paso a los heraldos
que van claramente a los cuatros vientos del
darín del porvenir! ¡Paso a los que riegan luz en
las inteligencias, a los que forman las voluntades,
a los que educan los corazones!
Los Salesianos en el Congreso Pedagógico de La
Haya. — Del -30 de julio al 4 de Agosto tuvo
lugar en La Haya un Congreso de personas que
se ocupan de la educación de la juventud. Los
Salesianos estuvieron representados por dos sa­
cerdotes enviados por el Rector Mayor, para hacer
conocer en Holanda la Obra de D. Bosco. Uno
de ellos, ante un público numeroso, compuesto
por mien^ros eminentes del Clero y de la sociedad
dril, ilustró el origen humilde de la obra salesiana,
su rápido desarrollo, deteniéndose principahnente
en el espíritu y sistema educativo de D. Bosco.
basado sobre la bondad y la diüzura, vigilancia
asidua y paternal, en la piedad amable y práctica.
Para comprobar sus aserciones recordó el flore­
cimiento de las uniones de ex-alunmos, y con
objeto de hacer resaltar la íntima bondad evan­
gélica del espíritu del fundador, apeló a seis causas
de beatificación, que la Pía Sociedad Salesiana
tiene en curso ante la Santa Sede.
Este discurso lleno de sinceridad y corroborado
por muchos hechos, fué escuchado con un vivo
interés, y quinientos folletos Don Bosco y sus obras
fueron tomados por asalto y desaparecieron en un
instante, mientras numerosos presentes, entre
los cuales, distinguidos protestantes, manifestaron
su calurosa admiración por ima obra, que,
como se expresaron, sentían sinceramente no
baber conocido antes.
BOLONIA (Italia). — VII Condeso de Oratorios Fertívos y Escuelas de Religión. — Se ha
constituido en Bolonia el Comité que debe orgauizar el VII Congreso de los Oratorios Festivos
y Escuelas de Religión que tendrá lugar en aquella
ciudad los días 24, 25 y 26 del próximo Abril.
Inspirador de este Congreso es nuestro amado
Rector Mayor, D. FeHpe Rinaldi, a quien secimdan
Con todo su apoyo el Excelentísimo Sr. Arzobispo
del lugar y Sres, Obispos de la región, y a todos, las
palabras de aliento y bendición del Santo Padre.
Daremos a su tiempo las, noticias oportunas.



Rdo. Sr. D. Francisco Zabaleta.
Nació de padres muy cristianos y religiosos en
el pueblo de Azcoitia, Guipúzcoa, cuna también
de S. Ignacio de Leyóla.
Educado en los más .sanos principios de la fe
cristiana y de costumbres morigeradas, Dios
Nuestro Señor le llamó a la Congregación Salesiana
entrando en la casa de Villaverde de Pontones,
Santander, cuando apenas contaba 12 años, donde
cursó sus estudios de Latinidad, al par que hacía
el aspirantado. Era de carácter recto y franco,
de ingenio pronto y despejado, amaba a sus pro­
fesores y se hacía apreciar de todos. Su amor al
estudio y a la vocación que había abrazado, le
hicieron afrontar con resolución y finneza las
dificultades de la \-ida de Colegio, dificultades
que, por la extremada pobreza, convertían en
heróicas las virtudes de los que allí moraban.
En el año 1906 hizo el Noviciado en Carabanchel
Alto, (Madrid), terminado el cual, continuó eii
la misma casa cursando la Filosofía. Hecha su
primera profesión, fué destinado respectivamente
a las casas de Baracaldo y Santander donde (tra­
bajó con celo y laboriosidad en pro de la juventud.
Con su constancia en el estudio logró imponerse
no sólo en las letras, sino también en el espíritu
del sistema preventivo de D. Bosco. De tan asiduo
estudio y esmerada preparación, se prometían
los Superiores opimos frutos, cuando se vieron
frustradas tan halagüeñas esperanzas por el im­
perioso llamamiento de la Patria que .solicitaba
sus servicios. El ofreció al Señor generosamente
e.ste nuevo sacrificio, compensando con la solicitud
en favor de los soldados, el programa de caridad
que antes ejerciera con los niños. Grandes fueron
las dificultades que tuvo que superar, muchas las
miserias que compadecer, pero su espíritu de fe
y caridad le granjearon el aprecio y estima de
sus compañeros y la consideración de toda la
oficialidad. Cimiplidos sus deberes con la patria,
volvía gozoso a terminar sus estudios, viendo
premiados sias esfuerzos, al poco tienípo, con el
anhelo de toda su vida, el sacerdocio. En él desa­
rrolló las preciosas energías que atesoraba su
hermosa alma, prodigando en derredor el bien a
manos llenas, con la actividad del que presiente
que se acerca el fin de su carrera. Y así £ué en
verdad. Una indisposición de estómago que dege­
neró en lilcera dolorosa, aquilató con el sufrimiento
sus \'irtudes, disponiéndole para el premio que
Dios concede a los que abrazan con generosidad
la cruz. Sometióse, cumpliendo la obeíliencia, a
peligrosa operación quirúrgica, que sufrió con
resignación heroica. Stjs labios se movían en oradOT. continua oíredendo a Dios la vida. Cuando

— 94 —
terminada la operación, que en principio se creyó
afortunada, se dió cuenta el enfermo de la muerte
imninente. pidió con ^^vas ansias el viático
que no llegó a recibir, pues expiraba plácidamente
en el momento mismo que el Señor le visitaba.
AI enviar nuestro sentido pésame a sus cristianos
padres, rogamos a nuestros Cooperadores y amigqg
una oración por el eterno descanso de su alma.

Mons. Carlos Echeníque AUamíra.
El día 27 de Noviembre expira con la paz de
los justos Mons. Carlos Echenique Altamira.
Con la muerte de este señor obispo desaparece
una de las figuras más ilustres del clero argentino,
por virtud, ciencia y celo apostólico.
Su muerte se produjo en el Rosario, el lunes a
las 15 y 30 al entrar en su alojamiento, en la casa
del doctor Avila. Tenía 53 años.
En la universidad gregoriana de Roma se graduó
de doctor en derecho y teología, con el hoy cardenal
Merry del Val, de quién fué compañero. Ordenado
saccrdpte pasó a Lovaina, donde se graduó en
ciencin.s sociales y de allí pasó a Córdoba donde
regentó la cátedra de teología, formando los sacer­
dotes que hoy gobiernan casi todos las parroquias
de Córdoba.
Se destacó en el clero nacional como imo de los
mejores oradores sagrados y sus colegas lo consi­
deraban el primer teólogo y moralista del país.
Descolló también como periodista y fué imó de
los fundadores del importante diario «Los princi­
pios ».
Monseñor Echenique era im alma sumamente
piadosa; su vida de oración, de celo, su caridad
le granjeaba la estimación y confianza de las
almas. >Su muerte fué repentina, pero no impro­
visa, porque la muerte no es más que el eco de la
vida y la de este ilustre prelado fué santa.
Su muerte causó honda pena y general luto
en el Rosario, Cordóba y Tucmiián, así como en
esta capital y la memoria de él será bendecida
en la historia de la iglesia argentina.
Con él pierden los Salesianos un grande pro­
tector. Invitamos a miestros Cooperadores a
elevar una oración por el finado.

Rdo. Padre Vicente María Davani.
En líUjáu, de donde era vicario, ha fallecido el
Rdo. Padre Vicente Davani. Fué el alma del
hermoso Santuario, a cuya erección consagró
todtxs sus energías y talentos. Admirador de la
Obra de D. Bosco, solía recibir con satisfacción
u las escolares salesianos en sus giras al Santuario.
Dios le haya premiado con creces sus desvelos
y atuor por los hijos de D. Bosco.

Sra. Orosia Amorocho de Acebedo.
E l 4 de junio de 1922 entregó su alma a Dios
en Zapatoca (Colombia) tras penosa enfermedad,
sufrida con ejemplar resignación, la virtuosa Se­
ñora Orosia Amorocho de Acebedo, celosa Colecto­
ra y Cooperadora Salesiana desde muchos años.
Pedimos a nuestros Cooperadores y lectores una
oración por el descanso de su alma, y presentamos
nuestro más sentito pésame a su señora hermana,
Dña. Irene Amorocho de Gómez.

Sra. Bibiana Gómez de Prada.
En la ciudad de Zapatoca (Colombia) falleció
la Señora Bibiana Gómez de Prada, devota Coo­
peradora Salesiana y celosísima en honrar a la
Santísima Virgen Auxiliadora, siendo ella la pri­
mera en trabajar para que se solemnizara la
fiesta del 24 de mayo con el esplendor posible.
El Señor haya premiado todas sus obras buenas.
Elevemos ima oración por su alma.
Otros Cooperadores difuntos.

Gerona (España). — M. I. Sr. Ldo. D. José
Matas y Valhnajor, Vicario Capitular de Gerona;
Dña. Isabel Borés y Roig; Rdo. D. Bartolomé
Buch, Párroco de S. Juan las Fons.
Villa de D. Fadrique (España). — Dña Francisca
Organero.
Montevideo (Uruguay). — Sra. Dña. Javiera
Díaz.
Calceta (Ecuador-Manabí). — Dr. D. Luís Dupré,
D. Sixto C. Alava, D. Gil Zambrano, D. Manuel
Zambrano, D. Ovidio Villamar, Dña. Rosalía lx>or
Vda. de Intriago, Dña. Lucía Vda. de Vera, Dña.
Zoila Vda. de Vera, Dña. Cániien Vera Loor, Dña.
Juana M. Vda. de García y María Luisa Vda. de
Barreira.
Zapatoca (Colombia). — Enrique Rueda Suárez,
— Agustín Rueda Suárez — José María Rueda
Ortíz — María de Jesús Suárez de Angarita, —
Dolores López de Becerra y Wenceslaa Rueda de
Gómez.
(Paraguay). — falleció en esta ciudad,
confoxiada con los auxilios espirituales, Dña.
Gregorio R. de Picasso, distingmda cooperadora
Salesiana.
o'. Pedro. — Dña. Dolqres de Caroso, decuriona
salesiana y devotísima de María Auxiliadora.
Bxtearamanga (Colombia). — La Sra Dña. Eu­
genia de Herrera y D. Luis Rizo.
Cali. — D. Rafael García.
Córdoba (Argentina). — D. José E. Ahumado,
Presidente de los cooperadores. — D. Felipe Ca^
taños — el Dr. Néstor Moyano — Sta. Añila Ri*
cetti.
R. I. P.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente; GEMINI.VNO F E R R A R I,
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

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Avenida Regina Margarida, 174 — TURÍN (Italia)

Opera novissíma ¡uxta novum Codicem Jurís Canonici

Theologia dogmática, moralis, mystica, pastoralís.
RACCA Sac. PETRUS. — Theologiae moralis
synopsis. Breve opus ex sapieutissimis sciiptoribus de Re Morali eductum et ad normam novi
codicis juris Canonici exaratum: I/ibellae 12,50.
Apud exteros: libellae 17,50.
líAZZRLLA HOR. Archiep. Tareatinus. — Praelectiones Seholastico-dogmaticae breviori cursui
accomodatae. Rditio quinta recognita et aucta.
Vol. I. — Tracíaius de vera Religione, de
Scriptura, de Tradiiione et de Ecclesia Chrisii.
Libellae 25. — Apud exteros: libellae 35.
Vol. II. — Tractaius de Deo Uno ac Trino et
de Deo Creante: Libdlae 25. — Apud exteros:
Hbellae 35.
Vol. III. — Tractatus de Verbo Incarnato, de
Graiia Christi etde Virtutibtes infusis:Uihe¡la.e2¡
— Apud exteros: libellae 35.
Vol. IV. — Tractatus de Sacramentis et de Novissimis: Libellae 25. — Apud exteros: lib. 35.
SEBASTIANI Sac. NICOLAUS S. Theol. et
utriusque iuris Doctor, Cancellarius a Brevibus
Apwtolicis Pii PP. X I. — Summariaoi Theo­
logiae moralis ad codicem J\ms Canonici
accomodatum cum lucupletissimo indice analytico:
Editio quinta maior (1920). In-8 niax.: Libelae 9,50. — Apud exteros: Libellae 13,50.
lidiúo sexta niinor - manualis. In-24® (cm.
9 X 15) cliarta indica pondere minimo, pag. 650.
Unteo contecta; Libellae 14,50. — Apud extetos: libellae 20.
Na v a l P. FRANCISCÜS Missionanis Filiis S.
Corclis B. V. Mariae. — Theologiae asceticae
et luysticae cursus, ad usiuu Seminariorum, Institurorum religiosorum, clericonmi, necnon
Moderatorum aniinarum. Prima versio latina
ab auciore recognita et adprobata: Libellae 8,50.
— Apud exteros: libellae 12.

emendata. — Opus juxta S. P. Benedicti X V
optata sacrae praesertim juveiituti coimnendatum: Libellae 45. — Apud exteros: libellae 63.
CAPPELLO Sac. F E L IX S. J. — Tractatus canoniccHmoralis De Sacramentis, juxta codicem
juns canonici: Vol. I. De Sacramentis in genere
(De Baptismo, Confirmatione et Eucbarisiia).
1921: Libellae 20. — Apud exteros: libellae 28.
CARBONE Sac. C. Theologiae et juris canonici
Doctor, in Seminario Regionali Apulo-Lucano,
Theologiae Dogm. et Sacrae Eloquentiae Magister. — Examen Confessariomm ad Codicis
juris Canonici normam concinnatum: Libellae
12,50 — Apud exteros: libellae 17,50.
M U N E R A TI Sac. D A N TIS. — Prontuarium pro

ordinandis et confessionis examinandis; Libel­
lae 4.50. — Apud exteras nationes: libellae 6,30.
ANTONELLI Sac. JOSEPH. — Medicina pastoralis in usum confessarionun et curiaruin ecclesiasticarum. Editio quarta in pluribus aucta.
Accedunt 94 figurae et 25 tabulae anatoniicae
coloratae. 3 vol.: Libellae 60. — Apud exteras
nationes: libellae 84.
CH ELO D I Sac. JOANNES. — Jus matrimoniale

juxta codicem Juris Canonici: Libellae 6.50._
Apud exteras nationes: libellae 9.
PIGHI Sac. J. BAPT. — Cuntus theologiae moraiis ad usum scholarum theologicarum. Editio
tertia ad cánones codicis ex integro redacta.
Opus in vol. quatuor in-8« max. disiributum
1921: Libellae 30. — Apud exteros: libellae 42.
— De Sacramento Hatrimonil Tractatio canonico-moralis ad normam codicis redacta: Libel­
lae 4,50. — Apud exteros: libellae 6,30.

EXERETO P.JO SEPH M .O rd.Capp.— Compendnim TheOiOgiae Moralis juxtanovum codicem
Juris Canonici. Editio II, 1920: Libellae 7. —
Apud exteros: libellae 10.

S. ALPH. M, D E LIGORIO. — Theologia moraiis. Editio nova cum antiquis editionibus
d ^ e n te r coUata; in singulis auctorum allegationibus recognita notisque criticis et commentariis illustrata cura et studio P, Leonardi Gaudé e Congr, Ss.mi Rederaptoris. 4 vol. págínis
3200. In-4®, charta manufacta: Libellae 75. _
— Apud exteros: libellae 105.

^^ARRIg OU-LAGRAXGE Fr. REGIN. O. P. —
Iheologia hmdamentalis secundnm S. ihomae
doctrinam. Pars apologética: De Revelatione per
Bcdesiam catholicam proposita. Editio 1921

P- GEMELLI AUG. O. F. M. — De Scmpulis.
Psycho-pathologiae spedmen in usum confessanorum: Libellae 12,50. — Apud exteros: li­
bellae 17,50,

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Avenida Regina Margarida, 174 - TURIN (Italia)___________

Sac. Prof. A, M. MICHELETTI
C m e r ltu t v lcc ^ p ra ea e t et P a e d a g o g ia e E c c le s ia s tic a e le c to r in P o n tiflc io C o lle g io A p o s tó lic o Leonian o
de U rb e , C o n s u lto r S . C . S e m in a r io r u m e t U n iv e rs ita tn m S tu d io r u m .

1) Commentarium in S. C. EE. et RR. Decretiun et Normas pro refonuatioue Seininariorum,
cum supplemento 1918, continente omnia quae,
Juxta Novum Codicem Juris Canonicis, ad opus
referuntur:
Pars I. De ratione Pietatis in Sacris Seminariis.
Pars II. De ratione Studiorum in Sacris Seminañis.
Pars III. De ratione DiscipHnae in Sacris Semi­
nariis.
Eibellae 15,50. — Apud exteros: libellae 22.
2) De Pastora animarum. Endiiridion asceticum, canouicmu, liturgicmn ac Regiminis juxta
recentissimas RR. PP. Constit. ac S. RR. Congr.
novissinvas Leges digestum. Vol. cum documentis
ac patadigmatibus juxta uuperrimas S. RR. Congrcgatioiiis declarationes et decreta exaratis, cum
supplcuiento 1919, continente onmia quae juxta
Novum Codicem Juris Canonici ad opus referuntur:
Libellae 14. — Apud exteros: libellae 20.
3) Summula Tbeologiáe Pastoralis juxta recentiora Apost. Sedis documenta legesque digesta,
necuon liotliernis necessitatibus ac Scbolis accomodala. Cum supplemento á. 1919. continente
omnia quae juxta Novum Codicem Juris canonici
ad opus refenmtur; Libellae 10. — Apud exteros:
libellae 14.
4) De regimino ecelesiastico religiosorum necnon Seminariorum ad uientem S. Gregorii Magni,
S. Iguatii Loyolensis et S. CaroU Borromaei. alionimque SS. Patrum et Ecclesiae Doctormu, necnou Smumonmi Pontificum receutioruin. Sum­
mula praelectionum habitanuu in Pontificio Collegio Apostolice Leoniano in Urbe (Nilül in lioc
Volumine « De regimine * est imtovandmu, quam-

vis N ontis Codex Joiris Can. editus sit): Libellae 15,
— Apud exteros: libellae 21.
5) De Superiore communitatum Beligiosanun,
Manuale asceticum, canonicum ac regiminis. Editio
pnm supplemento 1919, continente omnia quae
juxta Novum Codicem Juris Canonici ad opm
referuntur: Libellae 10,50. — Apud exteros: libel­
lae 14,50.
6) De Rectore Seminariorum Clericalium. Ma­
nuale canonicum paedagogicum ad mentem S.
Caroli Borromaei, Summorum Pontificum ac SS.
RR. Congregat. recentiorum decretorura dige­
stum. Praelectionum paedagogiae ecclesiasticae
specialis in CoUegio Apostolice Leoniano in Urbe
habitarum. Editio cum supplemento 1919. conti­
nente omnia quae juxta Novum Codicem J uns cano­
nici ad opus refenmtur: Libellae 7. — Apud exteros
libellae 10.
7) Jus Pianum. Synopsis chronologica argumentorum, analytico-S3Titiietica, alphabetica, gentium, locorum ac personarum ad acta et decreta
a SS. D. N. P ío X P.M. in primo Sacri Principa^
Eius deceimio lata, vel a SS. RR. Congregatich
nibus, Ofíiciis 'ac Tribxmalibus promúlgala: Libellae: 16__ Apud exteros: libellae 22.
8) Constitntiones Seminariorum Clericalium a
Codice-Piano-Benedectino omnium gentimu Sacrii
Institutis accomodatae. Ed. 1919: Libellae 15. —
Apud exteros: libellae 21.
9) Jus religiosorum ex Códice Novissimo cina­
que authenticis interpretationibus ordine alphabetico-analytico digestmn. In-32. Editio ignPag. 590. Charla indica, rubro et nigro impte»sa. Contecta liuteo: Libellae i i . — Apud exteros:
libellae 15,50.

Florilegium Hieronymianum anuo MD a Maximi Doctoris obitu recensuit adnotationibus au^
Angelus P'icarra praefatus est Félix Ramoriuus curavit Pia Sodetas e S. Hieronymo mmcupa»
evongeliis italice pervulgandis: Libellae 10. — Apud exteros: libellae 14.

Redacción y Administración: Vía Cottolengo, 32 - TURIN.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1923