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Título
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BS_1924_04
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Descripción
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Boletín Salesiano. Abril 1924
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Fecha
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1924.04
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extracted text
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BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XXXIX.
ABRIL 1924
O rapo o e o t n l del a n o n m e o to dé Dom S osco « a Tarlm.
Niimero 4.
O O IE > X > A X >
K ü I 'I 'O R
A.
A O I O
A v e n i d a R e g i n a M a r g a r l d a , 174 — T U R f N (Ita lia )
NOVUM MISSALE
líale Romannni
ex decreto Sacrosancti Concilii Tridentini
restitutum S. Pii Y. P, M. jussu editum aliorum Pontificum cura recognitum a Pió X reformatum et SS.mi
D. N. Benedicti X Y auctoritate vulgatum.
1) Editio typica Vaticana nigro tantum impressa, cum rubricis italicis literis resnitantibua,
in charta aubtili sed Bolida. Cm. 1 7 x 2 6 marginibus comprehensis.
8ine tegumento: Libellae 30. — Apnd exteros: libellae 42.
Contecíum: 1) Semipelle ac tela, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 60. - Apud exteros: Ub. 84.
2) Tota pelle rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 80. — Apud
eiteros: libellae 112.
3) Tota peUe rúbeo colore, auratis foliis, titulo deaurato in dorso ac cruce aurata in
planibus: Libellae 100. — Apud exteros: libellae 140.
2) Editio Turonica juxta typicam Vaticanam. Cm. 23 x15 . Impressum rúbeo nigroque
colore. Sine tegumento: Libellae 70. — Apud exteros: lib. 80.
Oontectum: 1) Linteo, cum titulo áureo, sectione rubra. Libellae 84. — Apud exteros: lib. 90.
2) Omnia ut supra N . 1 sectione vero aurata. Libellae 91. — Apud exteros: libellae 100.
3) Tota pelle, cum titulo áureo, sectione rubra. Libellae 112. — Apud exteros: libellae 120.
4) Omnia ut supra N . 3, sectione vero aurata. Libellae 140. — Apud exteros: libellae 150.
8) Editio Turonica juxta typicam Vaticanam (N . 14 typus 2 8 x 1 9 ). Impressum rúbeo
nigroque colore. Textus illustrationibus nitet, chrolibinaque impressione adeo perbelli refulget.
perspiouitas literarum visum non laedit. MiTiimum est pondus bujus MissaUs (2 K g .) ut
a pueris ecclesüs inservientibus ferri potest.
8ine tegumento: Libellae 70. — Apud alias nationes: libellae 80.
Contectum: 1) Semipelle ac tela rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis:
Libellae 125. — Apud alias nationes: libellae 140.
2) Tota pelle rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cnice deauratis: Libellae 200. — Apud
alias nationes: libellae 220.
3) Tota pelle, rúbeo colore, auratis foliis, titulo deaurato in dorso ao cruce aurata in planis:
Libellae 225. — Apud alias nationes: libellae 245.
4 ) Editio Turonica ju xta typicam Vaticanam, manualis 1922 (cm. 10 x l 5 ) . Editio in óm
nibus cum editione concordans, charta indica tenui et solida, cum characteribus magnis et
peropicois rubro et nigro impressis, accuratissima.
8ine tegumento: Libellae 28. — Apud exteros: libellae 40.
Contectum: 1) Linteo, cum titulo áureo, sectione rubra: Libellae 35. — Apud exteros: L i
bellae 47.
2) Omnia ut supra, sectione vero aurata: Libellae 40. — Apud exteros: libellae 55.
6) Editio I Taurinensis, 1921, iuxta typicam, commodissima, in paginis oonficiendis commoditatis ratione habita, fere numquam lectorem ab una ad aliam paginam remittens, pag.
patent cm. 1 4 x 2 3 ^ , nibro-nigro impressae, cum lineis rubris in quadrum ductis, charaoteribufl nitidissimis apposite fusis, lectu valde idoneis.
Editio haec in duabus chartis diversis venit:
In oharta indica subtili ao solida (Missal. religat. gramm. 600 pondo)
In oharta a machina crassiore (Missal. religat. gramm. 1100 pondo).
Bine tegumento: Libellae 50. — Apud exteros: libellae 65.
Contectum: 1) Senii-pelle rúbea ac tela eiusdem colorís in planis, titulo ac cruce in plañís,
foliis ooloratis (vel infectis ooloribus): Libellae 75. — Apud exteros: libellae 97,50.
2) Tota pelle rúbea, foliis coloratis, titulo in dorso ac aurata cruce ín planis: Libellae 90.
— Apud exteros: libellae 117.
3) Tota pelle rúbea, deauratis foliis, titulo in dorso ac aurata cruce in planis: Libellae 100.
Apud exteros: libellae 130.
r
b o l e t ín
s a l e s ia n o
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON ROSCO
Año XXXIX.
ABRIL 1924
Número 4.
Cloñoso Cincuenienarlo. — La ascética ¿ e S . Francisco Je Sales en su Pilotea. —
H a muerto la Superiora de las H ijas de María Auxiliadora. — Tesoro espiritual, — Consojrocion de iWons. Munera<i. — Cincuentenario de las Misiones Salesianas. — D e nuestras Misiones.
— Cu//o de Alaría Auxiliadora. — Cruc/os de Marta Auxiliadora. — Por el mando salesiano. — Los que mueren.
S u m a r io :
GLORIOSO CINCUENTENARIO.
« Corona patrum fílii eorum >,
¡Feliz coincidencia!
Aun saborean nuestros corazones las dul
zuras espirituales que nos prodigó a raudales
en su centenario nuestro glorioso Patrono, y
nuestro espíritu se recrea en la contemplación
de sus eximias virtudes, cuando nuevo regalo
viene a colmar nuestra dicha.
El día 3 de abril, fecha memorable en los
fastos de la Congregación Salesiana, se conme
mora el Cincuentenario de la aprobación, por
la suprema autoridad de la Iglesia, de las Cons
tituciones de la Pía Sociedad de San Francisco
de Sales, acontecimiento el más glorioso para
la Familia Salesiana, según frase de nuestro
Venerable Padre en la presentación que nos
hace de la misma regla.
Si todo aniversario es sugestivo por su na
turaleza, pues es fuente de enseñanzas y salu
dable regocijo, porque nos pone en contacto
espiritual con seres amados y nos obliga a
fijar la consideración sobre acontecimientos
y cosas pasadas, y éstos encierran siempre pre
ciosas lecciones para el porvenir, ¿qué trans
portes de alegría y expansiones de júbilo no
despertará entre los hijos de Don Bosco, en
todos los miembros de la gran Familia Salesiana
la conmemoración de la fausta fecha de su
reconocimiento como ente moral, de su apro
bación defimtiva como Congregación Religiosa
de la Iglesia; la consideración de un Cincuen
tenario fecundo en maravillas, confirmación
la más elocuente de la virtualidad de la Obra
Salesiana, de su providencial misión en el
mundo?
Porque Don Bosco, la Obra Salesiana, y
dejamos la palabra al Ministro Urbano Rattazzi, para que no se nos censure que el amor
de hijos nos lleva a ponderar la propia gloria,
es quizá la obra más grande, la principal entie
las maravillas del siglo de las maravillas.
Y si no convence y satisface el juicio de un
hombre de estado, enemigo de la Iglesia y
perseguidor en Italia de las Congregaciones
Religiosas, lo cual abona la sinceridad del elogio
tributado a Don Bosco y su Obra, oid las pa
labras que el inmortal Pío I X dirigía a nuestro
Venerable Padre en la audiencia que le concedió
el 21 de Enero de 1877: « Y o creo que te revelo
un misterio; estoy convencido de que vuestra
Congregación la ha suscitado la Divina Provi
dencia para mostrar la potencia de Dios; estoy
seguro de que Dios ha celado hasta el presente
un importante secreto, desconocido para otras
Congregaciones y siglos pasados. Vuestra Con
gregación es nueva en la Iglesia, porque es de
nuevo género, pues viene a ser, en estos difíciles
tiempos, una orden religiosa y secfülar, a la
vez; que profesa la pobreza y puede poseer;
que participa del mundo y del claustro, y cuyos
miembros son religiosos y seglares, claustrales
y libres ciudadanos. E l Señor ha manifestado
eso en nuestros días y esto os lo quiero revelar
yo. La Congr^ación fué instituida para que
en el mundo, que según expresión del Evangelio
in maligno positus est, se diese gloria a Dios.
Fué instituida paraque se vea y armonice el modo
de dar a Dios lo que le pertenece y al César lo
suyo, como enseñaba Jesucristo en su tiempo;
—
* Dad al César lo que es del César y a Dios lo
que es de Dios ». Y o os predigo, y vosotros es
cribídselo así a vuestros liijos, que la Congre
gación florecerá, se dilatará milagrosamente
y perdurará en Ibs siglos venideros encontrando
por doquiera apoyo y Cooperadores, si conti
núa promoviendo el espíritu religioso y de
piedad, especialmente el amor a la moralidad
y castidad
Y nosotros: Salesianos, Cooperadores y An
tiguos Alumnos somos hijos de este gran Padre,
de esta gloriosa matrona, la Congregación Salesiana, somos los dueños, los herederos de
este rico patrimonio, las Constituciones, donde
palpita el alma del Venerable Don Bosco
y se contienen las ingentes riquezas' de su
gran corazón, con su ideal por la salvación de
las almas, sus paternales normas' para nuestra
perfección, con todo su espíritu de suavidad,
amabilidad, tolerancia, piedad, caridad y sa
crificio, causa de tantos prodigios, de esa
floración salesiana que maravilla y de los
gloriosos triunfos del porvenir, algunos de los
cuales ya se dibujan halagüeños en el horizonte.
Con esta consideración, creo que tenemos
motivo sobrado para regocijamos, para entonar
un cántico de gloria y disponemos a celebrar
este Cincuentenario con entusiasmo y santo
orgullo.
Si el mundo festeja, a veces, a hombres que
no poseen otra grandeza que su loca y desme
dida ambición, ni otros méritos que el de haber
sumido a la humanidad en la miseria, después
de haberla diezmado y hecho sufrir dolores de
muerte, la justicia, la gratitud reclama que se
honre y glorifique a los seres privilegiados que
rindieron fervoroso culto a la virtud, que se
sacrificaron por el bien de sus semejantes y que
en medio de las sombras y el desorden de su
siglo marcaron una orientación hacia la patria
verdadera, el cielo.
Y que Don Bosco merezca estas honras,
que con su misión redentora se haya hecho
acreedor al reconocimiento y gratitud de la
humanidad, no creo haya hoy quien lo ponga
en duda, pues si en el mundo existen muchos
millones de almas que ignoran los nombres de
Aníbal y de César, de Napoleón y Alejandro
Magno, no puede decirse otro tanto de D. Bosco,
cuyo nombre es bendecido por millones de
bocas, de cuya caridad se hacen lenguas lo
mismo los pequeüuelos que corretean por el
arroyo de nuestras grandes ciudades, que los
pobres salvajes que vagan por las selvas.
Difícil cosa es medir la altura de Don Bosco,
los méritos y grandeza de la Congregación que
su amor a los iiombres le hizo legar al mundo
como herencia; pero si es fuerza juzgar la gran
lOO —
deza de los hombres por sus virtudes y las
obras que han realizado, yo me remito de nuevo
al juicio autorizado del más alto y más compe
tente tribunal de la tierra, a la Sagrada Con
gregación de Ritos que dice en su Decreto
sobre Don Bosco:
« Dios, Supremo Autor y Gobernador de la
humana familia, como en otros tiempos tam
bién en nuestros días, provee con particular
cuidado a la sociedad cristiana socorriéndola
con oportunos auxilios y remedios, mediante
hombres escogidos, ilustres por virtud luminosa
y activa, los cuales, recorriendo su camino,
parece que comunican a todos su propio espí
ritu y su ardor saludable y vital. En ellos, y
en el siglo que acaba de pasar, la Divina Pro
videncia mandó para defensa y ornamento de
la Iglesia al sacerdote Juan Bosco, quien, si
guiendo fielmente las huellas de hombres santos
como José de Calasanz, Vicente de Paul, Juan
Bautista de L a Salle y otros semejantes, con la
Sociedad Salesiana y con variqs otras obras,
se consagró enteramente a procurar la salva
ción de las almas y especialmente a educar la
juventud en la piedad, en las letras y en las
artes, haciéndose todo a todos para salvarlos
a todos ».
N o creo que nadie haya pronunciado jamás
sobre Don Bosco juicio más exacto y autori
zado, con elogios más verdaderos, pues al com
pararlo con santos y hombres beneméritos de
la talla de los José de Calasanz, los Vicente de
Paul y los Juan Bautista de L a Salle se reco
noce toda la grandeza de Don Bosco y de su
Obra y se sublima su misión al considerarla
como corredentora con la de Cristo.
Ese es Don Bosco y tal es su obra. Pero si
hubiera quienes, criterios extraviadosi no su
pieran apreciar en lo que valen la verdad y
justicia de los juicios de la Iglesia, y quisieran
ver y valorar por su cuenta la gloria de Don
Bosco, yo les diría: contemplad su obra. En
la hermosa catedral de San Pablo, gran basí
lica de la metrópoli inglesa, se lee en una losa
el nombre del arquitecto, VVren, con la ins
cripción siguiente al pie:
S i nionutttetUum requiris circusnpice. Si buscas
el monumento de este hombre, oh tu que
estás en este templo, si buscas el monumento
a su memoria, mira en tom o tuyo.
Y se ve el templo, su espléndida bóveda
cilindrica, sus poderosas arcadas, sus solemnes
cur\'aturas, su cúpula, en fin, rival de la de
Miguel Angel, apoyada en las enormes plenas
cimbras de los cuatro arcos torales.
Quién busque monumento, levante la cabeza
y el corazón.
Esta es la recomendación que hacemos nos-
— lOI —
otros a los que deseen conocer por si mismos
la grandeza de Don Bosco y de su obra, que
estudien sin prejuicios, que examinen con
amor y pronto se desplegará ante sus ojos un
cuadro hermosísimo, una de las más grandes
mara\411as del siglo pasado y ante tamaño
prodigio se verán forzados a exclamar con
Léon X I I I : Digitus Dei est hic: Aquí está el
dedo de Dios.
En el siglo X IX , como en todos los siglos,
la humanidad ha padecido extravíos, pero la
Providencia suscitó un hombre extraordinario,
el cual imprimió a la sociedad una orientación
regeneradora.
Con penetración de fe di\úna, Don Bosco
comprendió que para salvar a la humanidad
era preciso rehacer, continuar en la vida de los
pueblos la historia cristiana con sus grandes
y salvadoras instituciones; y para realizar su
intento se enseñoreó del movimiento social,'
religioso y educativo del tiempo que le precedía,
para influir, como influyó, en el desarrollo
social, religioso y educativo que viniera después.
Compenetrado de su misión salvadora y
lleno de una compasión sin límites para con
los hombres, con celo y caridad abrásadora
determinó sacriflcarse por sus hermanos, para
fecundar e iluminar el mundo sombrío y estéril
de las almas, que languideda por falta de espí
ritu cristiano. A l efeéto fundó la Congregación
Salesiana, se hizo el apóstol de una devoción,
difundió con sus escritos la buena semilla entre
el pueblo, reavi\'ó la fe, la esperanza, santificó
e hizo amable el trabajo, renovó la enseñanza
con nuevos métodos, modelando los corazones
juveniles, a quienes enamora de la virtud, y,
por último, y no satisfechos sus anhelos de
bien y apostolado con el florecer de la vida
cristiana a su rededor, enda intrépidos misio
neros a salvar las almas de los pobres salvajes
que fenecen abandonados en las selvas.
El ha visto que, efecto de las teorías demo
ledoras de los enciclopedistas y de los proclamadores de los que han dado en llamarse de
rechos del hombre, el mundo atraviesa mo
mentos difíciles, de antagonismos rabiosos que
amenazan con luchas fratricidas, que harán
polvo de la pobre humanidad. Han despojado
al pobre pueblo de su única riqueza, la virtud;
le han arrebatado las dulces esperanzas del cielo
que consolaban sus tristezas, engañándole con
la promesa de un paraíso en la tierra, y como
el paraíso terrenal está perdido, el pueblo, al
verse defraudado, convencido de que su mi
seria y desventura no tendrá fin se entrega a
todos los desmanes, da rienda suelta a sus
envidias, odios y rencores, y sus pasiones se
precipitan como río desbordado, arrasándolo
todo y pretendiendo convertir en ruinas,
muerte, y desolación a las generaciones cadu
cas y sin fe.
E l hombre que antes se descubría respetuoso
para formular una oración demandada por el
sonido de una campana que allá, en la alta
torre, hablaba como una voz del cielo, ese
obrero se ocíilta ahora en las entrañas de la
tierra, y guarda en su frente pensamientos
negros, como el carbón que extrae de las minas;
el oro con que se compra la comodidad, el lujo
y el placer, ha pasado a ser el dios de los cora
zones: todos los afectos están concentrados en
la tierra; las almas no vuelan se asfixian en un
ambiente de tristeza que las más de las veces
termina con el suicidio. Urge una reacción,
pero reacción espiritualista. En \*ano las teorías
de Mar.x, el socialismo agrario de Stuard Mili,
el altruismo de Spencer y la solidaridad de
Cuide intentarán solucionar el conflicto y
conjurar el alud destructor, la sola ciencia hu
mana no puede curar esos males.
E l hombre para reformar destruye, para
perfeccionar mata; para sanar la naturaleza
corrompida y encauzar a la humanidad desca
rriada se requiere una obra de Dios y tal fué la
de Don Bosco.
Pobre, pero con un corazón lleno de tesoros
se lanza a la conquista del mundo, a llevar,
con la paz de los espíritus, la felicidad a los
corazones. Su programa, hijo de su amor ar
diente por el prójimo, lo condensa en la breve
fórmula: « Da mihi animas caetera tolle»: Dadme
las almas, no me importa lo demás.
Renunciando generoso a las ventajas tempo
rales, que podía esperar de su talento, de su
ilustración, trabajo y virtud, que es el proceder
de los hombres grandes, de los santos, aunque
digan lo contrario los que les tildan de egoístas
que sólo piensan en la salvación de su alma sin
preocuparse de las calamidades de los pueblos
y de las miserias de la humanidad, se rodea de
niños pobres bajo los árboles de unas casuchas
de Turín, encantándoles con su dulzura y pa
ternal interés y acogiendo en sus brazos a todos,
sin mirar de donde vienen ni de quienes son
hijos; para ellos funda los oratorios festivos,
saludables laboratorios de almas, en que tantos
corazones se han conquistado para la causa
del bien; después surgen las escuelas donde
tantas inteligencias se han cultivado, labrán
dose honrosa posición y, por último, aborda
con tino la resolución del problema social con
su genial institución de Escuelas Talleres donde
los hijos del pueblo se disponen a conquistar
un brillante porvenir, hermosean su corazón
con todo linaje de virtudes y se constituyen
en prenda de la gloría de su patria y de su fe.
102
Para hacer de estos niños obreros cristianos,
Don Bosco les enseña que el trabajo, en la con
dición actual, es una ley, una pena de la cual
nadie se exime sino con detrimento propio. Les
muestra la nobleza del trabajo en Jesús obrero,
que realzando cuanto tocaba, casi divinizó el
trabajo. ICxplicóles los misterios de nuestra
naturaleza, con los cuales creyendo, esperando
y amando, se trabaja con asiduidad, se sufre
con paciencia y se practican la humildad y
mansedumbre, virtudes que derraman el consue
lo en el corazón, y la dicha y felicidad en el
hogar del pobre.
De este modo, y condimentando todas sus
enseñanzas con el eficacísimo bálsamo del amor.
Don Bosco formó los obreros salesianos, bello
ideal del obrero, no sólo para la sociedad, sino
también para sí mismos, porque hallan en los
talleres la única felicidad a que puede aspirarse
en este valle de lágrimas, pues recobrando la
esperanza del cielo, y con ella la paciencia, la
mansedumbre y la caridad, ha encontrado en
sí los elementos de felicidad temporal, fuente
abundosa de dicha para la familia y la sociedad.
La honradez, que sólo engendra la religión,
vuelve a imperar en la clase obrera, que se
forma en las Escuelas Talleres de la Obra Salesiana. Don Bosco es el regenerador de la clase
obrera.
Bendigamos a la Providencia que se sirvió
de nuestro Venerable Padre para tan alta misión
en la sociedad, y, a la par que entonamos un
himno de gloria, saturémonos de su espíritu
para seguir las huellas luminosas que nos ha
trazado.
Continuemos con amor y entusiasmo su
magua obra y no dejemos que se extinga la
aureola que hermosea su frente. Conservemos,.
engrandezcamos, si cabe, el magnífico patri
monio que nos legó en herencia; pues dormimos
sobre los laureles por el conquistados, vivir sólo
de la fama y crédito del padre,,sería bochornoso
y censurable, no lo podemos hacer sin mengua
y degeneración.
La Santísima Virgen se constituyó ella misma
protectora de tos niños más pobres y abandonados...
Por esto otorga a sms bienhechores y bienhechoras
muchas gracias espirituales y tambiói temporales
extraordinarias.
D. Bosco •
a los Cooperadores Stilesianos.
Je tis ama sin cansarse jamás; da sin agotarse
nunca.
San h'RANCisco de Sai .es.
La ascética de S. Francisco
de Sales en su Pilotea.
Es un error lamentable afirmar que sólo
pueden aspirar a la perfección cristiana, al
ejercicio de elevadas virtudes y a la unión
estrecha con Dios, las almas a él consagradas
en el retiro de los claustros, en la soledad de
los desiertos, o en el completo y total aleja
miento de la humana sociedad.
L a Religión sacrosanta, que nos trajo del
Cielo Nuestro Señor Jesucristo, es para toda
clase.de personas. Ella se amolda perfectamente
a todos los siglos y a todas las razas; y su elevada
perfección, cifrada en lo que se llama « Consejos
Evangélicos », lo mismo es capaz de realizarla
el humilde cenobita, que mora en las soledades
del Ponto o busca su perfección religiosa en la
oración y en el trabajo silencioso de la Trapa,
que el cristiano fervoroso, que habita en nues
tras populosas ciudades modernas, en medio
de las maravillosas ventajas, conquistadas a
fuerza de prodigios, de ciencia y de constancia
por el ingenio del hombre.
Nadie afirme que es imposible remontarse
en el estrecho recinto de su morada o en medio
del tráfago y febril actividad de la vida mo
derna, al ejercicio de la l virtudes cristianas.
Nadie se parapete tras el especioso sofisma de
que únicamente en el interior de un claustro
puede el alma entregarse en brazos de Dios.
Nadie crea que la perfección cristiana esté en
contradicción abierta con la vida que a cada
uno depara la divina Providencia tal vez en el
bullicio de las populosas ciudades, para ganarse
el pan de cada día o con el noble objeto de ser
útil a sus semejantes.
Aquella voz divina del Redentor: « Si quieres
ser perfecto... Sed perfectos... » que, salida un
día de sus sagrados labios, resonó por las lla
nuras de Palestina, es de todos los tiempos, se
adapta a todas las circunstancias, y halla eco
dulcísimo en millares de corazones, enamorados
de los encantos de la imitación del Divino
Maestro, por medio de las virtudes evangélicas.
A Dios le placen las maceraciones del austero
cenobita, y las visitas de dulce consuelo y de
expansiva caridad a los miserables encarcelados
de nuestras ciudades. Dios escucha la pausada
y de\'ota salmodia, que se eleva al cielo desde
las bó\*edas de nuestras góticas abadías; y las
palabras saturadas de caridad suavísima, que
brotan de labios de la virgen candorosa, o del
fervoroso corazón del grave y pundonoroso
caballero en su caritati^■a visita a los pobres
de las Conferencias de S. Vicente de Paul. Dios
r
103 —
mira desde su trono de gloria las almas esco
gidas, trasplantadas por su mano del erial del
mundo a los deliciosos vergeles de las sagradas
Religiones. Pero Dios tiene también sus delicias
en los corazones de tantos ejemplarísimos padres
de familia, que ponen todo su conato en educar
cuidadosamente a sus hijos y en adiestrarlos
en el ejercicio de las \irtudes cristianas. Dios
finalmente se recrea contemplando el heroismo
de tantas opulentas damas, que aspiran úni
camente y se consagran en alma y cuerpo a
enjugar las lágrimas de sus semejantes, no
favorecidos como ellas por la fortuna; y en la
vida ordenada y verdaderamente cristiana de
multitud de dignísimos caballeros, de hombres
públicos, de valerosos militares y de ciudadanos,
honra y prez de la Patria, que saben dar per
fectamente a Dios lo que es de Dios, y al César
lo que es del César.
A Dios le agrada, mezclada con el fer\^or
religioso de las almas que aspiran a la cumbre
de la perfección a la sombra del recinto sagrado,
la visita al pobre mendigo, la cocina econó
mica, que acalla el hambre de millares de me
nesterosos, la hoja de propaganda católica
repartida con profusión entre los sencillos hijos
del trabajo, la colocación proporcionada al
pobre dependiente desprovisto de recursos, y
el jornal depositado en manos del infortunado
proletario, víctima tal vez de las huelgas y
revueltas populares.
Ejercitar, pues, las virtudes cristianas entre
el humo de nuestras fábricas, el estruendo de
nuestros inmensos talleres y las redes de inter
minables cables eléctricos; perfumar nuestras
infectas ciudades modernas con purísimos
efluvios de vida intensa cristiana; acomodarse
a las circunstancias y al medio ambiente que
rodea a las almas, que sufren en el mundo,
para santificarlas, renovarlas, enfervorizarlas
y llevarlas a los pies del mejor de todos los co
razones, el Corazón del Hombre-Dios, Jesu
cristo, he ahí el plan grandioso que escogitó
hace ya más de tres siglos el incomparable
S. Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia.
¡No parece sino que escribió el Santo Obispo
de Ginebra para nuestro siglo X X !
Sus ideales sublimes de santificación, o como
escribía el Santo en su Filotea, « su intento era
instruir a los que \nven en las ciudades, en
medio de las familias, en la corte, y por su si
tuación se ven obligados a profesar una vida
común en cuanto a lo exterior *.
Irrealizable parecerá tal vez a alguno un plan
tan hermoso, si considera únicamente los con
tinuos pehgros que oíiece el mundo con sus
seducciones y atractivos, con sus má-rima»;
perversas que enloque«n, y con sus variados
deleites, que atraen irresistiblemente en la vida
del mundo moderno.
Pero con todo, en sentir del Santo Doctor,
« puede un alma vigorosa y constante vivir en
el mundo, sin dar entrada a las aguas (las se
ducciones) del mundo; encontrar manantiales
dulcísimos de piedad, en medio de las amargas
olas del siglo; y volar entre el fu ^ o de los afec
tos terrenos, sin que . el fuego ofenda las alas
de los sagrados deseos de la vida devota i>.
L a ascética que aquí nos pinta nuestro Santo
es la que « sobre esta materia* han publicado
nuestros predecesores ». Mas la forma y disposi
ción de los medios, y el objetivo de su Pilotea,
es enteramente peculiar y característico de su
espíritu ardiente y suavísimo. Una lindísima
comparación abarca todo su plan grandioso;
« las flores que te propongo, lector, son las
mismas, que sobre esta materia han publicado
nuestros predecesores; pero es muy diverso el
ramillete que forman, a causa de la diversidad
con que van colocadas ».
Veamos ya en qué consiste su admirable plan
ascético.
A cinco partes redujo S. Francisco su Introáucción a la Vida Devota. Ante todo propónese
« convertir el simple deseo de Filotea (que as
pira a la perfección en medio del mundo) en
una resolución absoluta » de ser\rir a Dios, de
purificarla de las deformidades del pecado, de
las aficiones a las cosas inútiles y peligrosas, y
de las inclinaciones per\'ersas.
Y como eficacísimos medios de unirse el alma
más y más a la Divina Majestad, propone el
Santo Obispo de Ginebra, « el uso de los Sacra
mentos y de la santa oración ». Ellos son como
el divino combustible que alimenta la vida
espiritual y hace progresar al alma por el caminó
de las sólidas virtudes cristianas.
Penetra después el suavísimo Maestro en el
campo de las virtudes, y de este amenísimo
jardín quiere que escoja el cristiano fervoroso
•< aquellas virtudes que son más oportunas
para su adelantamiento ».
Y aunque no sea más que a la ligera, no po
demos resistir al deseo de indicar las virtudes
predilectas del Santo, que retratan acabada
mente las perfecciones de su grande alma y
forman como su silueta moral.
Comienza S. Francisco por el fundamento
de la humildad; porque « es necesario, escribe,
que nuestros corazones estén vacíos de la propia
gloria, para que la gracia del Señor los llene ».
Y en cuestión de precedencias tiene él por. mejor,
que sin faltar a la humildad, « se ponga cada
uno en su lugar y se mantenga en él, pero sin
cuidado y sin disputas ».
De la falsa humildad, enumera los inconve-
T
— 104 —
nientes; « muchos dicen que no son dignos de
tener oración mental, y la dejan;... otros ase
guran que no se atreven a comulgar con fre
cuencia;... otros temen, á profesan la devoción,
deshonrarla; otros rehúsan emplear sus talentos
en servicio de Dios y del prójimo. Pero todo
esto es artificio y una especie de humildad no
sólo falsa, sino maligna,... para desacreditar
las cosas divinas ».
De la virtud de la amabilidad descubre fi
ligranas y delicadezas geniales del Santo. « N o
nos enojemos, dice, en el camino (de esta vida)
unos con otros; caminemos con nuestros her
manos y compañeros con dxdzura, fa z y amor;
y te digo con toda claridad: no te enojes jamás
si es posible,' porque vale más aprender a no
enfadarse, que enfadarse con moderación y
prudencia; y mejor es rechazar la ira al instante,
que entrar en ella en capitulaciones ».
Y ¿cómo enseña el suavísimo Doctor a sojuz
gar los ímpetus de la ira o a reparar las quiebras,
si las hubiere? « Con dulzura y severidad, res
ponde; y luego que advierta uno haber tenido
un acto de ira, quiere que repare la falta pron
tamente con otro acto de mansedumbre con
la misma persona ».
N i aun las caídas han de ser parte para perder
la serenidad y tranquilidad del alma, porque
no ha de ser « este disgusto agrio, enfadoso y
picante y colérico. Sintamos, escribe, nuestras
faltas, pero con faz y sosiego. Y cuando con
venga contradecir y oponer el propio dictamen
al de otro, ha de ser con gran dulzura y dis
creción ».
Acerca de la decencia en el traje nos dejó
reglas prudentísimas, cuya observancia hace
falta entre muchos cristianos que se dejan
arrastrar de la moda procaz y escandalosa.
« Es regular componerse más los días de fiestas;...
y en tiempo de penitencia, como es la Cuaresma,
se debe disminuir mucho el adorno. Quisiera
yo, escribe, que el devoto y devota, a quienes
hablo, fuesen los mejores vestidos de su clase;
pero ./os menos pomposos y afectados ».
N i han de faltar en el cristiano íer\’oroso las
honestas recreaciones a sus tiempos; pues, con
ceptúa el Santo, que « es vicioso un genio tan
riguroso, agreste y severo, que no quiere usar
de alguna recreación, ni pennitirla ».
Con mucho gracejo y solidez aconseja a las
mujeres casadas diciendo: « tened por sospe
choso a cualquiera que entre alabando vuestra
belleza y vuestra gracia; porque ordinaria
mente quien alaba la mercancía, que no
puede comprar, tiene grandes tentaciones de
robarla ».
Y pasando a la cuarta parte de su Pilotea,
hace descubrir al olma las emboscadas de sus
enemigos, con remedios seguros y consejos V
muy atinados, para alcanzar victoria.
[
Finalmente termina su última parte con i
precisar algunos medios, para que el alma « se '
recoja un poco dentro de sí misma a reposar,
para poder después con más ventaja ganar *
tierra y adelantar en la vida devota ».
N o omite en su libro el examen con que se
reparan las quiebras ordinarias, ni las santas
meditaciones, ni el retiro mensual, ni la reso
lución de frecuentar los Santos Sacramentos,
de seguir los consejos de un sabio y santo
confesor, y continuar y perseverar en esta
vida bienaventurada la empresa de la vida
devota.
N o podía faltar en tan renombrado Maestro
de espíritu el ramillete final para la Madre de
Dios; es él a manera de resumen y como el úl
timo consejo de su Introducción: « Modo de
rezar con devoción el Rosario y servir bien a
la Virgen María. Este Rosario lo has de llevar
como señal santa con que quieres dar a conocer
que quieres ser sierva de Dios, Nuestro Salvador
y de su Sacratísima Esposa, Virgen y Madre,
y vivir como hijo verdadero de la Santa Iglesia.
Católica, Apostólica Romana.
j
¡Libro verdaderamente admirable el de la
Introducción o Pilotea, en donde esculpió con
caracteres inconfundibles su maravilloso espí
ritu, el incomparable Obispo de Ginebra y
Doctor de la Iglesia S. Francisco de Sales!
Su carácter ascético puede reducirse a mol
dear con generoso aliento, con humildad, que
levanta y con vencimiento gradual, constante
y suave el espíritu cristiano, para unirlo a Dios
por la caridad filial, tierna y devota;
¡Pluguiera a Dios que muchas almas leyeran
atentamente este precioso libro, y comenzaran
a caminar por las seguras sendas, trazad^ por
este sapientísimo Maestro y Doctor ascético!
Pronto reverdecerían las virtudes, renacería
la suavidad y dulzura en el trato social, y rea
parecería aquella gloriosa pléyade de Santos,
que llenaron el mundo con el atractivo de sus
virtudes y lo santificaron con sus fervientes
oraciones y obras de beneficieucia.
P. D e I s l ^.
Amemos al Romano Pontífice. Un consejo suyo
y más un deseo, sea para nosotros una orden. Hijos
míos, considerad como enemigos de la Religión a
aquellos que con palabras y escritos ofenden la au
toridad del Papa, y tratan de aminorar la obediencia
y el respeto debidos a sus enseñanzas.
VENERABI.E D. BOSCO.
i
— 105 —
HA MUERTO LA SUPERIORA GENERAL
de las Hijas de María Auxiliadora.
Santamente, como había vivido, expiraba
a las 5 de la mañana del 26 de Febrero, en la
Casa Madre de Niza Monferrato, la Superiora
General de las Hijas de María Auxiliadora,
Rda. Madre Catalina Daghero.
Como si el Señor qxiisiera acrecentar con
valiosos brillantes la corona de gloria que se
había ido labrando con su actividad y celo en
los largos años que desempeñó, a satisfacción
de todas sus hijas, el cargo de Superiora, últi
mamente pennitió que, en el crisol de la enfer
medad, se purificara por el dolor como se pu
rifica el oro en el fuego.
Su vida está íntimamente unida al mara
villoso desarrollo del Instituto que Don Bosco
fundó 52 años hace en Momese, para prodigar
a las niñas los beneficios que la Pía Sociedad
Salesiana ya repartía largamente a los niños,
y que la Madre Daghero gobernó durante 43
años coa rara prudencia y tino, mereciendo
por sus virtudes y acierto en el desempeño
de su cargo, ser reelegida por unanimidad en
diversos Capítulos, elecciones que la S. Sede
confirmó benignamente.
Entró en el Instituto el segundo año de su
fundación, años de estrecheces y sacrificios
heróicos, que ella compartió con la confunda
dora, la Sieiv'a de Dios Madre María Mazzarello,
a cuyo lado y órdenes trabajó durante n\ieve
años, viendo como la Divina Providencia l>endecía los esfuerzos de las nuevas religiosas,
aumentando el número de Casas y de socias.
Saturada del genuino espíritu del Instituto,
que ella bebió de labios de Don Bosco y de
Talaría Mazzarello, cuyas virtudes procuró imitar,
cuando en el 1881 se trató de elegir la sucesora
de la Rda. Madre María Mazzarello, muerta
en olor de santidad y como en holocausto por
la consolidación de la Obra, todas las miradas
se fijaron instintivamente en Sor Catalina Da
ghero, la cual, si bien no contaba más que 25
años de edad, se resignó a aceptar la pesada
carga por amor del Instituto y de la obediencia
a Don Bosco, que aprobó la elección y la hizo
ratificar en Roma.
Humilde y buena, y sin hacer ostentación
de su autoridad, supo ganarse el corazón de
sus hijas e imprimir al Instituto, que la Provi
dencia confiaba a sus cuidados, ese espíritu de
familia tan agradable y sugestivo, que ella
comprendió debía ser la característica de las
Obras de Don Bosco, con quien siempre se
aconsejaba, como hija sumisa y amante, y
luego continuó, a la muerte de Don Bosco, re
cibiendo normas e inspiraciones de sus suce
sores: Don Mig^iel Rúa. Don Pablo Albera y
Don Felipe Rinaldi.
Apoyada y dirigida por estos buenos Padres,
Sor Catalina Daghero se propuso ser verdadera
madre y dar al Instituto toda la expansión y
modernidad, requerida por el tiempo, para
difundir por doquiera su acción benéfica y
saludable.
Después de 40 años de sabio gobierno, es
decir, dos años hace, con ocasión de las Bodas
de Oro de la Institución, pudo comprobar con
honda satisfacción que había logrado plena
mente el doble objetivo que se propusiera. Las
Hijas de Jlaría Auxiliadora, que, de pocos
centenares que eran al ocupar ella el cargo
habían lib a d o a la hermosa cifra de 5.000,
— io 6 —
todas reconocían en ella a la buena Madre, dulcp
y suave, que supo hacerse obedecer sin mandar,
que apoya toda su autoridad y fuerza en el amor,
proceder que debe ser siempre la característica
de la Institución Salesiana.
Así obró y tal fue siempre la Madre Catalina
Daghero; ella amaba entrañablemente a todas
sus hijas, para todas había un rinconcito en su
gran corazón.
A este proceder y amor de madre, y no a
otra cosa, se debe el maravilloso desarrollo del
Instituto durante su gobierno; hace dos años
coqtaba con 223 asilos de infancia, 468 escuelas,
de las cuales 53 públicas, 104 internados y 368
escuelas de labores, esparcidas por el mundo en
tero. La acción de las 5.000 Hijas de María Auxi
liadora. consagrada a los jardines de la infancia,
colegios, orfanotrofios, casas para obreras, pen
sionados, oratorios festivos y toda una serie de
obras variadísimas, ejercitaba. y ejercita una
benéfica influencia sobre centenares de miles de
niñas y jovencitas que se forman en la virtud
y el trabajo,'y que serán el día de mañana la
base de los hogares cristianos.
Aliora bien, en esta meritoria labor de edu
cación cristiana, de que tanto se promete el
mundo, la Rda. Madre Catalina Daghero es
factor principalísimo, ya que ella, siguiendo la
inspiración de los fundadores del Instituto:
Don Hosco y la Madre Mazzarello y los consejos
de Don Miguel Rúa, Don Pablo Albera y Don
Felipe Rinaldi, logró dar la orientación que
tantos bienes produce. Ella misma, y a costa
de no pocos sacrificios, quiso visitar personal
mente todos -los centros, colegios y oratorios
donde sus hijas trabajaban, para animarlas
e ilustrarlas con sus indicaciones. Durante
tres años, desde el 1895 al 1897, recorrió la
América en casi toda su extensión, internán
dose intrépida por selvas y desiertos hasta las
tribus que evangelizaban las misioneras de
Don Hosco. Espíritu práctico, deseaba darse
cuenta exacta de las dificultades, de la manignitud de las empresas a realizarse y de los
medios disponibles, para acorrer con la debida
urgencia y suficiencia a todas las necesidades.
Formada en la escuela de Don Hosco y de
la Madre Mazzarello, esta alma grande 110 re
huyó jamás el trabajo y el sacrificio que exige
sietiq>re la realización de las grandes obras y
la salvación de las almas.
Su ejemplo debe ser para el Instituto de las
Hijas de María Auxiliadora una norma, un
faro que ilume, para seguir siempre por el ca
mino trazado y tan fecundamente bendecido
por Dios, cual es: su excelente espíritu de vida
de familia y modernidad activa, que no se ami
lana ante ninguna iniciativa y expansión cre
ciente, siempre que todo ello redunde a mayor
gloria de Dios y la salvación de las almas.
L a Madre Catalina Daghero continuará desde
el cielo con mayor resultado su misión y, mien
tras sus hijas y toda la Familia Salesiana lloran
su partida de esta tierra, procurarán, con sus
virtudes y actividad, hacer revivir la memoria
y ejemplos de tan gran Madre.
S o le m n e s fu n e ra les .
Apenas el Rdmo. Don Felipe Rinaldi tuvo
noticia de la muerte de Sor Catalina Daghero,
partió inmediatamente para Niza. Su presencia
fué bálsamo consolador para los corazones
atribulados de las Madres, que, si bien en el
primer momento, y en vista de la pena que se
dibujaba en el rostro del amado Padre sintieron
acrecentarse su dolor, pronto se serenaron,
confortadas con sus dulces palabras de resig
nación cristiana.
E l P. Rinaldi quiso visitar en seguida el ca
dáver para rezar un responso. Las educandos
y normalistas se alternaban continuamente
en derredor del féretro, para rezar y contemplar
a través de las lágrimas el rostro de la buena
Madre que tantas satisfacciones les había pro
porcionado.
Por la tarde trasladaron los restos a la capilla
del Oratorio, donde, por toda la noche, fué un
continuo pasar de hermanas y niñas, que iban
a depositar el testimonio de su amor y gratitud
a los pies de la que tanto trabajó por ellas.
El día 27, por la mañana, el Rdmo. Don Fe
lipe Rinaldi celebró en sufragio del alma de la
extinta la misa de comunidad. A las 9 14 llegaba
de Acqui Mons. Delponte con el Canónigo
Sr. Parodi, secretario de Mons. Dísma, quienes,
acompañados por los tres párrocos y vicarios
de la ciudad, trasladaron procesionalmente el
cadáver a la iglesia principal para dar comienzo
al solemne funeral.
A l rededor del catafalco se colocaron la fa
milia de la difunta, las Madres, Don Felipe
Rinaldi, representaciones del Municipio, de las
Inspectoras y Directoras de las casas vecinas.
Hasta las dos duró la concurrencia de pueblo
que, de la ciudad y pueblos vecinos, llegaba a
visitar por última vez los restos de Sor Catalina
Daghero. A la
tuvieron que abrir la caja
para satisfacer los legítimos deseos de las Her
manas y de los amigos que deseaban verla.
~ 107 —
,
I
:
j
i
¡
i.
De nuevo continuó a pasar la gente, especial
mente los que aun no la habían \’isto, los cuales
tocaban con religiosidad sobre sus restos rosa
rios, medallas y otros objetos, convencidos de
que se trataba de una santa.
Pronto comenzaron a llegar representaciones
de todas las entidades de la ciudad, llenando
la iglesia, patios y demás dependencias libres
del colegio. Antes de ordenar el imponente
cortejo que acompañó el cadáver al cemen
terio, pasó tiempo y costó no poco trabajo. Sin
excepción se hallaban allí todas las corpora
ciones y escuelas de la ciudad, a las cuales se
guían
las ex-alumnas,j educandas,t normalistas,f
O
Postulantes, Novicias y Hermanas, el clero de
la ciudad y el Sr. Obispo, vestido con 'capa,
mitra y báculo, los cuales precedían al féretro,
que conducía una carroza con cuatro caballos,
engalanados de blanco.
Detrás seguían la familia, las Madres, el
Rdmo. Don Felipe Rinaldi y el Inspector P. Luchelli en representación de los Salesianos, el
Municipio en pleno y las autoridades de la ciudad
y a continuación una fila interminable de pue
blo.
El cortejo fúnebre atravesó las calles de la
ciudad entre las filas de gente que acordonaba
reverente el paso y llenaba los balcones, pues
se habían cerrado todos los establecimientos
en señal de sentimiento y los edificios públicos
habían izado la bandera a media hasta.
En el cementerio, que no podía contener a
todo el público que había acompañado el fé
retro. Mons. Delponte, después de bendecir el
cadáver, pronunció un sentido discurso fúnebre,
relevando las virtudes de la Madre Catalina
Daghero y los éxitos alcanzados durante su
largo gobierno de 43 años, tiempo en que el
Instituto de las Hijas de María Auxiliadora se
extendió floreciente por toda la redondez de
la tierra. Se explica el llanto de sus hijas por
tan sensible pérdida, pero las conforta con el
pensamiento de la esperanza cristiana, que ve
en la muerte de la ejemplar religiosa el comienzo
del premio glorioso debido a sus virtudes.
La conmovedora y oportuna plática del
Sr. Obispo produjo en el ‘auditorio una salu
dable impresión, pues supo pintar en toda su
grandeza la belleza moral de la extinta, tan
apreciada y conocida por todos los concurrentes.
Después sigmó en la palabra ima señorita,
ex-alumna salesiana, que tejió un hermoso
elogio de la Madre y presentó el sentido pésame
de todas las jóvenes educadas por las Hijas de
María Auxihadora. Puso término a la mani
festación de duelo el Rdmo. Don Felipe Rinaldi
que agradeció, conmo\ddo, en nombre de las
Hijas de Alaria Auxiliadora, la benevolencia
de su Excelencia y de la diócesis, que tan \dva
parte habían tomado en el dolor que las ape
naba, como asimismo a la ciudad por las con
sideraciones y alto aprecio demostrado a la
Superiora de una institución que, desde Niza,
se ha difundido por el mundo, granjeándose
afectos y ganando corazones que hoy se dirigen
a esta ciudad, para agradecer a sus moradores
las atenciones y respetos rendidos a la persona
que ellos amaban.
E l Boletín Salesiano, mientras presenta a las
Hijas de María Auxiliadora su sentimiento^
ruega a los Cooperadores todos ofrezcan abun
dantes sufragios por el eterno descanso del
alma de la Madre Daghero. que consumió su
vida en aras del amor de Dios y del prójimo.
R. I. P.
Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a las almas del
purgatorio que, según la última concesión de
Pío X I, podemos lucrar, siempre que unamos a
nuestro trabajo cualquier devota invocación,
pueden ganar los Sres. Cooperadores Salesianos,
cumpliendo los requisitos de costmnbre, Ináxdgencia plenaria:
1 ° El día que se inscriben en la F ia Unión.
2° Una vez al mes, a elección de cada cual.
3° Una vez al mes, asistiendo a la confe
rencia.
40 Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la. Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consa
gren al Sagrado Corazón de Jesús.
6° Siempre que hagan Ejercicios Espiritua
les durante ocho días seguidos.
Además, los siguintes días del mes de M ayo:
El
»
3 , Invención de la Sta. Cruz.
8, Aparición de S. Miguel
» 24, Arlaría Auxiliadora.
» 29, Ascensión del Señor.
También pueden ganar otras muchas indul
gencias pienarias y parciales, y gozar de va
rios privilegios, como puede verse en el R e
glamento o « Cédula de admisión a la Pía
Unión '>, a la cual nos remitimos.
— io8
Consa^i^ración de iVlons. Munerati.
Por gracia dc*l Padre Santo, la consagración
episcopal de Mons. Munerati se verificó el día de
San l'ranci.sco de Sales en la Basílica del ^ d o .
Corazón de Jesús, en Roma.
ICn la solemne circunstancia, nuestro Rdnio.
Rector Mayor se hÍ7x> representar por el Ecónomo
General de la Pía Sociedad, Rdo. Padre Conelli.
dió por la Basílica, bendiciendo a la concurrencia.
Persona conocidísima y muy apreciada por su
buen corazón, su figura, junto con la solemnidad
y la consideración del nuevo honor que en el con
sagrado se confería a la Congregación Salesiana
produjo honda impresión en los fieles.
Especialmente el hermano del nuevo Obispo
se hallaba tan conmovido que, no pudiendo sobre
ponerse a la emoción, rompió a llorar como un
niño.
La parte musical, que estuvo a cai^o del maestro
Antolisei, contribuyó en gran manera a la brillan
tez del acto.
Terminada la función, el público pasó a la
sacristía para felicitar y besar el anillo al nuevo
Obispo. Allí estaban también los estudiantes de
universidad católicos, de Roma, de quienes fué
Asistente Eclesiástico el consagrado, los cuales
improvisaron ima simpática manifestación de
gratitud y cariño que hizo nublar de dulces lá
grimas los ojos.
El día 30 de Enero fué recibido Mons, Munerati
en audiencia por el Papa, quieir le acogió con
bondad paterna, permitiendo que entraran tam
bién el representante de nuestro Rector Mayor, la
familia del Obispo, y las representaciones de las
ciudades de Volterra, Verona y Mantua, dando
a todos la Bendición Apostólica.
Mons. Dante Munerati nació en BañoUo S. Vito,
provincia y diócesis de Mantua, el 12 de Octubre
de 1867. Entró en la Pía Sociedad Salesiana el año
1889, después de haber cursado los estudios de
liceo. Recibió la librea de los Hijos de Don Bosco
de manos del Redmo. Don Migud Rúa el 18 di
ciembre de 1894. Doctor en S. Teología y en Leyes,
fué Procurador de la Sociedad Salesiana desde el
1910, trabajando, a la vez, como Consultor de
varias S. Congregaciones y miembro de la Comisión
encargada de la interpretación del Código de De
recho Canónico.
Nuevo Procurador Geneneral.
Mona. Dante Munerati.
También asistieron a la ceremonia la familia y
parientes del consagrando y representantes de las
diócesis de \’olterra, de N'erona y Mantua, donde
Mons. Munerati cursó parte de sus estudios.
No faltaron tampoco distinguidas pcrsosalidades romanas, entre las cuales Mons. Munerati goza
de simpatías. ar/.obisjxxs. obispos y todos los pro
curadores de las Onlenes Rcligúvsas.
Como anunciábamos en nuestro número de
Febrero, con.sagrante fué el Kinmo. Cardenal
Caglicro a quieti lusi.stían Mons. Rossi. Asesor de la
S. Congregación del Consistorio, que ya fué obispo
de \'ollerra y Mons. Rosa, arzobispo de Perusa.
Ixt ccremotiia, dirigida j>or los maestros de ceremoniiufi pontificias Monseñores Timy y Dante, re
sultó solemnisima.
Conmovedora fué la vuelta que el nuevo Obispo
En sustitución de Mons. Munerati ha sido nom
brado Procurador de la Pía Sociedad Salesiana
en Roma el Rdo. Don Francisco Tomasetti, Ins
pector de las colegios salesianos de Roma, Umbría.
Lacio y las Marcas. Doctor en S. Teología era ya
consultor.de la Sagrada Congregación de Semina
rios y de las Universidades de Estudios.
El nuevo Procurador nació en Talomello, dió
cesis del Monferrato, el 2 de Abril de 1868 y entró
en el Oratorio Salesiano de Turín el 15 de Octubre
de i88i. Vistió la sotana el i i de Octubre de 1885,
t^ue recibió de manos de Don Bosco, y fué ordenado
sacerdote por Mons. Cagliero el 2 de Octubre de
1892. Con el Rdmo. Don Miguel Rúa estuvo dos
años como secretario particular y luego fué en
viado con misión especial a los colegios de Bél
gica.
De sus dotes y laboriosidad esperamos grandes
frutos.
i
— 109 —
[¡DíoeoteDario de las Misiofles SalesiaDas
pondiendo generosos a las inspiraciones que os
sugiera, daréis pruebas de vuestra admiración
5’ amor a la Obra y Misiones Salesianas.
N o r m a s d e a cción .
Con gusto publicamos el llamamiento que
a los Cooperadores, Antiguos Alumnos Salesianos y a las Antiguas Alumnas de las Hijas
de María Auxiliadora, de todo el mundo, ha
lanzado desde Turín, donde tiene su sede, el
doble Comité — .áe honor y efectivo — para ce
lebrar con entusiasmo el Cincuentenario de las
Misiones Salesianas.
C in cu en ten ario de la s M ision es
S alesian as de D on B o sc o (1875-1925).
« E l llamamiento que en el « Jubileo de Oro
de las Misiones Salesianas » os hace desde Turín
este Comité Central, se dirige a vuestra Fe y
Caridad.
« Jubileo de Oro » que tiende, no sólo a cele
brar las glorias que en medio siglo de esfuerzos
y heroísmos han realizado, en nombre y según
el espíritu de Don Bosco, sus hijos, sino tam
bién a despertar e intensificar, entre toda clase
de gentes, las simpatías y solidaridad hacia la
humanitaria y generosa obra Misionera de los
Salesianos, para ayudarles en la santa empresa
con liberalidad y eficacia.
Viva y presente tenemos nosotros la sugestiva
visión de las Misiones de Don Bosco: numerosas
tribus salvajes recibieron la luz de la fe: bár
baras regiones entraron en el consorcio de la
civilización y muchas miserias morales y do
lores físicos hallaron remedio y alivio. Para los
Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora
no hay pueblos extraños ni tierras extranjeras:
en todo hombre que sufre ven un hermano, y
aman todos los paises como la propia Patria.
En el « Jubileo de Oro " de tan espléndida
actividad, luz de cristiano apostolado y gloria
de fraternidad humana, nuestro llamamiento
viene a redoblar el trabajo y hacerlo más eficaz.
Que por doquiera se formen Comités y se mulripliquen las iniciativas públicas y privadas,
que sean expresión fiel de las simpatías que en
el alma de todos florecen, y las Misiones de Don
Bosco encontrarán eco favorable por el mundo
todo, que se traducirá en decido apoyo y coo
peración a su benemérito apostolado.
Nosotros os hacemos el llamamiento en nomliue de Don Bosco, y e r r a m o s que todos, res
1) En las ciudades donde haya Comités
de Cooperación Salesiana y Uniones o Círculos
de Antiguos Alumnos y Ex-alumnas de las
Hijas de María Auxiliadora, los Presidentes
establecerán preventivamente y de conuín
acuerdo tanto lo que se deberá hacer coUctivanxente como la parte reseiv'ada a cada aso
ciación.
2) En los lugares donde no existen aún dichas
asociaciones, y sea posible el fundarlas, ser.á
empeño de todos tratar de establecerlas en la
ocasión presente: si no fuera posible, procúrese
al menos formar un Comité de Cooperación
Misionera Salesiana.
3) Eos Comités sean el alma de la má.s
activa propaganda Pro Misiones Salesianas,
promo\nendo, en conformidad con las exigencias
y conveniencias locales. Conferencias, Fiestas,
Teatritos de Beneficencia, Dios Aíisioneros * Pro
Elisiones Salesianas ». Cada Cooperador, An
tiguo alimino o ex-alumna, apoyará eficazmente
la acción de los Comités.
4) En las grandes ciudades y donde sea
posible, se establecerán; un Centro a fin de re
colectar donaciones y objetos para las Misiones
Salesianas, y un Taller para la confección de
ornamentos sagrados para las Iglesias y Ca
pillas y de ropas para los neófitos, labor en que
es modelo el Comité Central de «Damas Pa
tronos de las Obras de Don Bosco » de Turín.
5) Eos Comités enviarán al Rector Mayor
de los Salesianos, Señor Don Felipe Rinaldi,
Via Cottolengo 32, Turín, todas las limosnas
recogidas •< Pro Misiones Salesianas, y aconse
jarán a sus propios allegados que envien siempre
directamente al Sucesor de Don Bosco las
ofertas personales para el mismo objeto, a
fin de apre.surar el socorro de las necesidades
más urgentes.
6) A fin de asegurar una equitativa y prr.dente distribución entre las iÜsiones, los Co
mités de Italia mandarán al mismo Rector Mayor
cuantos objetos hayan sido recogidos o con
feccionados, y todos los Comités de las otras
Naciones enviarán nota detallada, para que sea
determinada por el Rector Mayor la distribu
ción y el envío a cada una de las Misiones.
7) El Cooperador, el Antiguo Alumno o la
Ex-alurana que deseen promover individual
mente alguna de las iniciativas arriba expuestas,
para la propaganda y el desarrollo de Jas M i
siones Salesianas, a\'isarán de antemano al
Comité Central para tener un más válido apoyo.
[ampo iloode evaogellzao los Salesiaoos.
Como se acerca el año de las Misiones, año
en que los obreros evangélicos, esparcidos por
la redondez de la tierra, respondiendo a la in
vitación del Papa mostrarán, en la Capital del
mundo católico, la maravillosa obra que rea
lizan por la conversión de los paganos y el
desarrollo de la cultura y civilización cristianas,
creemos conveniente dar a los lectores del Bo
letín Salesiano una idea sucinta, una visión de
conjunto del campo en que los hijos de Don
Bosco trabajan por la gloria del Señor y la
salvación de las almas.
M is io n e s co n fia d a s a lo s S a lesian o s.
La Patagonia. Ksta grande porción de tierra
argentina, donde los primeros misioneros sa
lesianos se establecieron en el año 1879,
beneplácito del Arzobispo de Birenos Aires,
fué confiada definitiva y directamente a la
Congregación Salesiana por la Santa Sede el
año 1S83, dividida en dos circunscripciones
eclesiásticas.
Da primera abrazaba la Patagonia septen
trional y central, formando el Vicariato Apostó
lico de que fué primero y último titular el actual
Cardenal Cagliero, entonces Obispo Titular de
Mágida.
Da segunda comprendía toda la Patagonia
meridional y la Tierra del Fuego, incluso el
territorio que políticamente pertene a Chile,
al sur de la diócesis de S. Carlos de Ancud,
constituyendo la Prefectura Apostólica de que
fué también primero y último titular Mons. Fagnauo, muerto en Puntarenas el año 1916.
Actualmente la Patagonia está divida en
seis Vicarías foráneas, encomendadas a los
Salesianos, con autoridad ordinaria, por las
Curias de Buenos Aires, Da Plata y S. Juan de
Cuyo, a cuyas diócesis pertenecen canónica
mente. Contra lo que pudiera parecer paradógico, debemos manifestar que la labor de estos
inmensos territorios aumenta para el misionero
con el crecer de la población, pues continua
mente llegan nuevos colonos que forman centros,
fomentando por doquiera la agricultura, la
industria y el comercio. Y a no se trata de
atender solamente a los indios, casi todos con
vertidos V civilizados, sino también a la nume
rosa población de inniigrantes, a los cuales,
triste es confesarlo, no se les puede visitar a
veces sino después de cuatro o cinco años,
debido a la escasez de misioneros y a las grandes
distancias que los separan.
La Pampa Ceatral. En este vastísimo terri
torio, que confina con la Provincia de Buenos
Aires, los Salesianos, por delegación del Arzo
bispo de la Capital Federal y de la del Obispo
de Da Plata, tienen autoridad ordinaria, como
en la Patagonia, desde el año 1896. También
esta Misión, donde hay todavía diseminados
algunos millares de indios y unos 120.000 co
lonos inmigrados, es costosa por lo excesiva
mente extensa. Aunque funcionan regirlarmente varias parroquias y hay bastantes ca
pillas, no son suficientes ni unas ni otras para
atender debidamente a toda la población.
¡Cuánto más fruto se pudiera cosechar si los
misioneros se multiplicaran, pues aquí se pueden
aplicar con toda verdad las palabras del Evan
gelio que los operarios son pocos y la mies
abunda!
Vicariato Apostólico de Magallanes. En la parte
extrema del sur de Chile fué erigido, en i g i 6,
el Vicariato de Magallanes que comprende
todo el territorio de la antigua Prefectura
Apostólica de Monseñor Fagnano, excepto la
parte que políticamente le corresponde a la
Argentina. Titular de este Vicariato es el salesia
no Mons. Aguilera.
Da ciudad principal y residencia del Vicario
Apostólico es Puntarenas, que, en la actualidad,
cuenta con 25.000 habitantes, la mayor parte
chilenos e inmigrantes. Cuando llegó a ella por
primera vez el gran misionero Mons. Fagnaii»
apenas si alcanzaba los mil habitantes.
El número de los indígenas, en cambio, se
va reduciendo hasta el punto que hace temer
la próxima desaparición de las antiguas tribus.
Es consolador, sin embargo, que su ocaso vay-i
en\nielto en los pliegues de la bandera de Cristo,
embellecido con la aurora de la verdadera re
ligión. De la muerte edificante de muchos de
aquellos infelices habitantes de los último:^
confines de la tierra, nuestros misioneros cuentan
escenas emocionantes.
Vicariato .Apostólico de Méndez y GnalaquiiaUna de las más difíciles misiones encomendada-a los Salesianos es, sin duda alguna, la de
—
\'^icariato Apostólico de Méndez y Gualaquiza,
en el Ecuador.
En ella trabajan nuestros misioneros desde
el ano 1895, en que nos fué confiada. Su actual
Obispo es Mons. Comín, salesiano.
Su antecesor, el celoso Mons. Costamagna,
apenas si pudo trabajar en aquella dificultosa
Misión, no obstante sus arrestos y bien pro
bada pericia.
íso ban faltado quienes, hombres de poca
fe, en \ústa del escaso fruto cosechado hasta el
presente, se hayan preguntado: ¿Será posible
la conversión de los Jíbaros} La ciencia, según
ellos, dice que es una raza llamada a desapa
recer, mientras que nuestros misioneros, por
el contrario, afirman que se podrá tardar más
o menos, pero que será civilizada como todas
las demás. El Jibaro es fuerte, inteligente y
muy pegado a sus tradiciones; pero' el día que
el misionero pueda mostrarse también mate
rialmente superior a él, y tenga una casa mejor
que la su}’-a, rodeada de plantaciones de bananos,
3Tica sabrosa, algodoneros para ‘ los tejidos y
con ima buena cantidad de animales, entonces
la conversión del Jíbaro será un hecho, una
preciosa conquista. •
Todo es cuestión de medios pecuniarios y
aumento de misioneros. De momento necesi
tarían unas 50.000 pesetas para terminar el
camino a través de la floresta, empezado ya
hace tres años. En cuanto a los misioneros,
;qué menos de tres por cada residencia?; dos
de ellos para instruir y educar a los jibaritos
el otro para dedicarse a las personas mayores;
porque es indispensable abrir escuelas para los
niños y enseñar a los mayores a explotar la tierra
\-irgen, dispuesta a producir todo bien de Dios.
Vicariato Apostólico de Shia-Cbow. Tampoco
en la China podían faltar los hijos de Don Bosco,
donde tanto campo se ofrece al desarrollo de
su amplio programa.
En el Vicariato de Shiu-Chow (Cuantung),
que con tanto acierto dirige el salesiano l\Ions.
Versiglia desde el año 1920, en que nos fué
confiado, hay cinco millones de habitantes, de
los cuales pocos más de dos mil son católicos.
Desgraciadamente nuestros misioneros no
han podido desplegar todavía todo su celo
apostólico, debido a las continuas guerras
intestinas que alimenta el estado caótico de
aquellos pueblos desde hace una porción de
años. Con todo, es considerable la labor reali
zada y el bien que se prodiga en las diversas
residencias, especialmente en el Orfanotrofio
de Ho-st, y en la nueva fundación de la Hijas
de María Auxiliadora. De las Escuelas Pro
fesionales, en construcción, se prometen nuestros
hermanos abundantes frutos.
I TI —
Vicariato Apostólico de KImberley. El último
de los vicariatos que se nos ha confiado es el
de Kimberley, en la Australia, el año 1922.
Para regirlo fué consagrado Obispo el salesiano
^Monseñor Coppo. L a Misión, según escriben
los misioneros, es muy extensa, pobre, y poco
habitada, y, por añadidura, difícil. Aquellos
buenos hermanos nuestros se recomiendan a
la caridad y oraciones de los Cooperadores.
Prefectura del Registro de Araguaya, Brasil.
Fué erigida para facilitar la ex^angelización de
los Bororos y otras tribus salvajes, diseminadas
en una vastísima región. Una de las zonas, de
buen terreno, se va poblando con la continua
inmigración, que fonna numerosos centros, y
otra, cruzada dé ríos y cubierta de selva vii^en, la
habitan tribus, toda\*ía completamente salvajes,
que nuestros misioneros se disponen a convertir.
Los activos y celosos misioneros se recomien
dan a las oraciones de Cooperadores y lectores
del Boletín.
Prefectura Apostólica del Río Negro. Esta Pre
fectura, regida por el salesiano Monseñor Massa,
ocupa otra grandísima extensión del Brasil.
Con más de i.ooo kilómetros de longitud,
cuenta con muchos pueblecillos indígenas,
diseminados a lo largo de los ríos y en el centro
de las florestas.
Cuando en el año 19 15 , Su Santidad Pío X
confiaba esta Prefectura a la Congregación
Salesiana, nos decía: « Es un campo muy difícil
que exige sacrificios y que os costará sangre ».
Que el Padre Santo andaba acertado nos lo
prueba la muerte del primer Prefecto Apostó
lico, Monseñor Lorenzo Giordano, que pereció
en una de sus excursiones, abandonado de todos,
después de haber sufrido lo inuecible.
Pero como la siembra de sacrificios es fecunda
en frutos de bendición, el Señor parece que
recompensa abundantemente los de Monseñor
Giordano y demás salesianos que le siguieron,
pues ya San Gabriel, residencia del Prefecto
Apostólico, cuenta con dos florecientes colegios
que irradian su benéfico influjo por todas partes.
El año pasado, además, el veterano Padre Bálzola, que ya lleva más de treinta años misio
nando, fundó entre los Tucanos una nueva
residencia que será, a no tardar, poderoso centro
de fe y civilización en medio de aquellas apar
tadas florestas.
Prefectura Apostólica del Assam, ludía. El año
1921 llegaban allá nuestros misioneros, ca
pitaneados por Monseñor Mathías que había
sido nombrado titular por la Santa Sede.
Esta imxwrtantísima Misión ofrece campo
anchuroso a todas las iniciativas, pues tiene
siete millones de habitantes.
Aunque la gente es dócil, no deja de ser di
fícil su evangelización, entre otras razones por
las lenguas, pues, además del inglés, que es
preciso saber, por ser la lengua oficial, se hablan
allí otras i 6o, inclusos los dialectos.
Varias son ya las expediciones de misioneros
enviadas, entre las cuales una de las Hijas de
María Auxiliadora, pero, de cualquier modo,
el mimero es reducidísimo para las necesidades.
Roguemos a J.)ios que envíe pronto nuevos
operarios.
Distrito del Heung-Sban, en China. Este dis
trito nos lo confió el Sr. Obispo de Macao el
año 1 9 1 1 .
Su población no bajará de los 2.000.000 de
habitantes. Sólo la ciudad de Shek-ki cuenta
con 200.000 almas. Si se piensa que para tanta
gente no hay todavía más que tres misioneros,
con otras tantas residencias, y que además
deben atender a las necesidades espirituales
de dos leproserías, hay para desmayar.
Rogate Domimim messis...
Una maloca de los indígenas del Río Negro.
Además de estas nueve grandes misiones,
los Salesianos tienen los siguientes centros en
distintas regiones.
Misión entre los negros del Congo Belga, c:i
la Prefectura Apostólica de Elisabethville,
confiada a los RR. PP. Penedictinos.
A instancias del Gobierno de Bélgica, el Car
denal Mercier ofreció esta Misión al Rdmo.
Don Miguel Rúa, quien la aceptó. Slerced al
apoyo decidido del Gobierno, se desarrolla
pujante. lín Elisalíethville tenemos ya una
floreciente Escuela Profesional con 400 alumnos,
la mitad de ellos indígenas. También tenemas
dos centros muy activos en Lii Kafubu y K iniana, en el Katiingii, y una residencia llamada
Don Hosco.
Consolador sobremanera es ver el grupo de
jovencitos indígenas que estudian la carrera
eclesiástica.
Distrito de Tanjore, en la India. Este distrito,,
en el que trabajamos desde el año ig o6, tiene
cerca de dos millones y medio de habitantes.
Además del Orfanotrofio y la Parroquia y otras
obras de la Capital, hay que atender a los 9.000
católicos, esparcidos en más de 60 pueblecitos
de los campos.
Recientemente han abierto las Hijas de
María Auxiliadora una residencia con farmacia
ambulante.
Chaco Paraguayo. El Sr. Obispo de Asunción
lo confió en 1920 a la Sociedad Salesiana por
un período de 50 años. Dificultades de todo
género tu\-ieron cerrado este vastísimo campo a la
evangelización católica hasta ahora en que nues
tros misioneros comienzan a trabajar con ardor.
Para temrinar, añadiremos que se sostienen
otras obras misionales: orfanotrofios, colonias
agrícolas, escudas profesionales etc... en Tierra
Santa, Egipto v Timez.
113 —
¡ÜDéiliite CDDnosotros, trueo Paire, oniiatel...
[XEarsián a orillas dil Río Tíkié, tofonada
cqd
150 bastisios.
Taracná (Río Negro - Brasil)
27 de agosto 1923.
Reverendisifno D . Felipe Rinaldi:
La Misión que hemos tomenzado hace poco
entre los indígenas que habitan las riberas del
río Tibié, se va desairoUando a maravilla, gracias
a las buenas disposiciones y correspondencia
de estas pobres gentes. Todos son indios y
\dven en malocas, enormes cabañas diseminadas
a lo largo del río, si bien muy distantes unas
de las otras,. Como se han rozado con los civi
lizados y, alguna que otra vez, oído la palabra
del misionero, tienen ya idea de nuestra santa
Religión. Nuestro primer Prefecto Apostólico
en estas tierras, Monseñor Giordano, de grata
memoria, también los había visitado, y creo
que fué su última excursión misionera antes
de emprender el viaje a la eternidad.
¡Pobres indios! esperaban al misionero como
la tierra sedienta el agua de Mayo.
checer; como era la fiesta de Santa Ana, bauticé
el lugar con el nombre de Santa Ana de Matapy.
En Taiassii-rwa encontré una veintena de
indios, recogidos todos en ima grande cabaña
provisoria. Conforme a sus costumbres, cada
familia enciende su fuego, y, a su derredor,
tienden las redes para dormir.
¡Figúrense lo pernicioso que no será, tanto
para la moralidad como para la salud, una
Humildes preparativos de viaje. — De c a
b a ñ a en cabaña. — Los primeros bau~
tismos. — Pary Cbachoeira. — Un buen
amigo.
Los preparativos se hicieron a la apostólica.
Sobre una canoa de 7 metros de larga por 1,30
de ancha, cargamos nuestro reducido equipaje,
con el altar portátil y algún utensilio para
aderezar la comida.
Toda la dotación se reducía a un piloto,
cuatro remadores y un muchacho que hacía
de sacristán y cocinero.
El día 25 de Jiilio fué el designado para la
partida. Muchos indios nos acompañaron hasta
el embarcadero, satisfechos porque algunos
de sus compañeros tomaban parte en la expe
dición para ayudar al misionero.
La primera cabaña que visité fué la de Ca
rurú. En ella no había más que un viejecito
ciego, pues todos los demás andaban en una
de sus periódicas cacerías. De allí nos encami
namos a otro poblado, y, al caer de la tarde,
nos acercábamos a Matapy, donde un grupo
de unos treinta indios me recibía con demos
traciones de contento. En seguida preparé el
altarcito y comencé, sin más, a enseñarles a
signarse, rezar el Padre nuestro. A ve María y
algún canto. A la mañana siguiente celebré Ja
santa Misa y tuve el consuelo de administrar
algunos bautismos. El mismo día partimos
para Taiassú-r-ca a donde llegábamos al ano
PuttiAOiio a la europea.
mescolanza semejante en un ámbiente malsano!
Con todo, yo mismo tuve que pasar la noche
en su compañía, acurrucado en un rincón y
llorando a lágrima viva, medio asfixiado por
el humo denso. A Ja mañanita, me rodearon
muy atentos, oyendo con respeto la Misa, al
final de la cual bauticé a unos cuantos.
La vista de esta pobre gente, en estado tan
primitivo, sin manifestación alguna de civi
lización, me acongoja el ánimo y me hace pensar
en lo mucho que se deberá trabajar para con
ducirla al regazo de Cristo. Consuela, sin em
bargo, considerar como la gracia toca y se abre
paso en estos rudos corazones y ver la atención
devota con que siguen la administración de los
Sacramentos a los pequeñuelos y a los adultos,
que están preparados. Esto entona el ánimo
— II4 —
e infunde nuevos alientos para continuar tra dormir, y, durante el día, hay que sortearlas,
bajando en la viña del Señor.
llevando por tierra la canoa. Después de salvar
En Miiacá ni siquiera nos paramos, pues,
algunas con gran trabajo, llegamos a la de
al encontrarla desierta, continuamos nuestro Cururú, a donde dejamos la canoa, por ser •
viaje hasta dar vista a Samaúma, donde em imposible pasarla por tierra. Subimos a una •
piezan las numerosas y pobladas cabañas del pequeña almadía, pero era tan insegura, que |
alto Tikié. L a región que hemos recorrido basta al menor movimiento se nos colaba el agua, f
aquí está poco habitada, por ser pantanosa y
llenándose poco a poco el fondo con peligro de
muy expuesta a las riadas en tiempo de lluvias,
anegamos. En v is ta .d e ello, el joven Juan
lín Samaúma, la antigua Sto. Tomás, fui re Bosco se hizo prestar otra mayor, con la que
cibido con regocijo por los indios, y lo mismo pudimos continuar tranquilos.
en todos los demás centros que visité hasta
En la primera cabaña que visitamos, al saltar
llegar a Vary Cachoeira.
a tierra, encontré cuatro indios Macus, quienes,
Ésta última localidad es, sin duda, la más
a usanza de su tribu, nos ofrecieron, en seguida,
importante del Tikié. A pesar de los muchos pez cocido en salsa picante y una especie de
anos que hace que pasaron por aquí los antiguos torta, hecha con harina de mandioca, y algunos
misioneros, todavía se les recuerda, si bien no plátanos maduros. Eué una provideiicia, porque,
haya quedado nada de la cmlización que con a más del apetito que la fatigosa caminata nos
tantos trabajos iniciaron. H oy por hoy, no se había despertado, nos quedaba todavía mucho
encuentra en toda la región un solo civilizado:
camino que andar. En efecto, en barca no pu
la población la componen únicamente los indios,
dimos ya dar un paso más, pues las. cascadas
entre los cuales goza gran consideración y
eran frecuentes, razón por la cual cargamos a
se está labrando un porv’enir el jovencito
espaldas nuestros trastos y nos metimos por la
que yo conduje a Italia el año 19 15 , Sirio
selva.
Juan Bosco de Alburquergue, que es todo un
E l guía, un indio joven y apuesto, me pre
mozote vigoroso. E l me presentó al jefe, el cedía con desenvoltura admirable, - saltando
viejo Tuixána, que me hizo visitar la antigua troncos, vadeando torrentes y atravesando i
y grande cabaña, que se cae de vieja, y la nueva
barrizales con más despreocupación y agilidad
que están construyendo. Y o la bendije antes que yo pudiera hacer y desear, pues él vestía
que de ella tomara posesión el demonio, que a lo adamita, mientras que yo, pobre de mi,
debe hacerlo satisfecho cuaqdo estos infelices
debía recogerme la sotana y no soltar la maleta
la inauguran con toda clase de excesos, y de donde llevaba el altarcito, el misal, el breviario,
uno de los árboles más esbeltos colgué la imagen
la cartilla y la Im itación de Cristo etc... por lo
ilel Sagrado Corazón, de María Auxiliadora y
cual me era imposible seguirlo, por más que
de nuestro venerable P. Don Bosco, para que me esforzaba. Sudando tinta y casi arrastrando
la protejan.
los pies por la fatiga, yo me animaba, pensando
Estos indios acostumbran sepultar sus muer
que ya estábamos cerca de la meta, mientras
tos en la cabaña que habitan, con lo que, a la
que ella se alejaba hora tras hora. Por fin dis
\'ez que hogar, queda convertida en cementerio.
tinguimos, entre plantaciones de mandioca,
La vieja cabaña la tienen llena de tumbas y,
una cabaña grande que me hizo prorrumpir
tal vez por eso, más que por lo vieja, se hace en un sonoro ¡Deo gratias!
inhabitable.
Apenas nos vieron, mujeres y niños escapa
ron a ocultarse en la fioresta, quedando a la
puerta de la maloca el Tuixána, jefe, con sus
Más allá de Pary Chachoeira. — A través
hombres, en espera de la caravana que se acer
de la ñoresta, — fiada una grande c a
caba. Antes de que yo llegara, ya mi guía les ‘
b a n a . — 4 ¡N o os preocupéis de vuestras
había enterado de quien era y del fin que a
cosas!..» — Misión fructuosa.
ellos me llevaba, por lo que en seguida me in
Hasta Pary Cachoeira la región la había
trodujeron a la cabaña y dispusieron un ban
visitado ya nuestro llorado Monseñor Giordano,
quete para agasajar a los huéspedes.
a quien condujo en su canoa Manduca de AlAquel día probé, a pesar mío, lo difícil que
burquerque. Yo, aprovechando la ayuda que le es al misionero, aunque ya lleve en las misiones
me ofrecía el viejo Tuixána, quise adelantar
muchos años, adaptarse a los gustos
comidas
un poco má?, y, pasando la cascada, continuamos
tan variadas y poco limpias de los indios; ya
la excursión río arriba. N o pueden imaginarse
que, por más \uolencia que me hice, mi estó
lo que molestan y entorpecen el viaje estas mago se rehusó a recibir alimento alguno. Me
continuas cascadas. Por la noche, al que no
resigné a la nue^•a necesidad y, mientras los
esté acostumbrado a su rumor, no le dejan
demás comían, yo me puse a rezar el breviario
i
T
— u s
en un rincón. Era el día de S. Caj'etano, no se
me olvidará, 7 de agosto, y la antífona del Benedictus, decía: « N o os acongojéis por el cuidado
de hallar que comer y beber; que bien sabe vttesfro
Padre la necesidad que de esas cosas ieneis ». Y
al Magnificat repetía: « Buscad primero el reino
de Dios y sf/ justicia; y todas las demás cosas se
os darán por añadidura ». Leí aquellas sagradas
recomendaciones como dirigidas a mí, 5’^, aunque
cansado, me puse con celo y confianza a evan
gelizar a los indios.
presionando vivamente a mis nuevos oj'entes.
en cuyos ojos veía reflejarse los hermosos sen
timientos que germinaban en SUS almas, fueron
para mi néctar exquisito que recompensó con
creces mi pequeño sacrificio. Este gozo suave
e íntimo me hizo olvidar por completo lo sufrido
en el viaje y hasta el cansancio, y me conside
raba feliz con poder contemplar aquellas figuras
de catecúmenos, muchos de los cuales oían
por vez primera hablar de Dios, de la Santí
sima Virgen y de nuestra sacrosanta Religión.
Mons. Comía, Vicario Apostólico di Méadcz y Qualaqulza, entre los Jibaros,
Repuestos del susto, habían vuelto a la ca
baña todos: mujeres y niños, que se me acer
caron con mal disimulado recelo. Hice preparar
el altardto y, después de entonar un canto y
rezar una A ve María, comencé a explicar los
principales misterios de nuestra fe a los infe
lices 5' embrutecidos hijos de la selva. Me escu
chaban encantados, con la boca abierta y los
ojos fijos, moviendo de vez en cuando la cabeza
en señal de afirmación y .asentimiento, cuando
llegaba a sus rudas inteligencias a través de
comparaciones e imágenes al alcance de su
comprensión.
Aquella atención ingenua y continuada,
unida al tropel de palabras que me brotaban
espontáneas y llenas de calor del corazón, im-
E1 día siguiente celebré la santa Misa, y,
después de instruirles de nuevo largamente,
administré gozoso algunos bautismos.
Vaa escena conmovedora. — ¡Quédate con
nosotros, buen Padre!... — Los bautismos pasan de ISO. — Con rumbo hada
el alto Río Negro.
Aquella era la última y más grande cabaña
del Tikié. Desde allí comenzaba la selva virgen,
el reino de los indios completamente salvajes
y nómadas, que constituyen las tribus de los
Macus, Barrigudos, Barás etc... gente guerrera,
en armas siempre contra las tribus que viven
en las cuencas de los ríos Papory y del Japorá,
— 116 —
f{ue pertenecen a las Prefecturas Apostólicas
(le Teffé y de Solimaes.
Bendije a Dios con todo el corazón por ha
berme concedido una excursión tan provechosa,
coronada en la última etapa con frutos espiri
tuales tan abundantes y hermosos. El mismo
Tnixána estaba entusiasmado, satisfecho de
mi visita, y no cesaba de agradecerme, con las
demás familias, el bien que les había prodigado.
— ¡Quédate con nosotros, buen Padre, quédate
con nosotros! me repetían todos. Tu educarás
a nuestros hijos; nos enseñarás a amar a Dios,
y nosotros te querremos mucho.
Tuve que sudar para convencerles de que
otros pobres indios me esperaban, que debía
ir a consolarles y decirles algo de Dios. ¡Pobrecitos, como sentían mi partida!
— ¡Adiós, buen Padre, adiós! ¡N o se olvide
de nosotros, y vuelva pronto a vernos! era la excla
mación que salía de todas las bocas.
En señal de afecto, el jefe me prestó su canoa
con la que, bien gobernada y dirigida por robustos
indios, en poco tiempo pudimos llegar al punto
de partida, sin tener que desandar el fatigoso
camino de la floresta. Una vez en nuestras
canoas, y pasada la grande cascada, en dos
días nos acercábamos a Pary Cachoeira. De
nuevo visité todas las cabañas para despedir
a los indios y repetirles alguna buena palabra,
con lo que dí por terminada la excursión misio
nera, y volvimos a Taracná.
Motivos más que sobrados tengo para ben
decir a Dios que, no sólo me ha librado de todo
peligro, sino que también ha recompensado
mi humilde trabajo con 150 bautismos. Deo
gratias et semper Deo gratias! Todos manifestaban
\ ivo deseo de que volviera pronto, y he tenido
que prometerles ([ue los visitaré, a lo menos,
dos veces al año. De este modo, aunque despacio,
irán creciendo los adoradores del verdadero
Dios a lo largo del Río Tikié, y de allí se difun
dirá hacia la floresta el espíritu cristiano. ¡Uástima que seamos tan pocos!... Kn Pary Cachoeira,
que es un punto estratégico para una residencia,
pensamos levantar pronto una capilla. Cuando
comuniqué la idea a los indios, bailaron de
alegría y se ofrecieron a fabricarla con el ma
terial de la antigua maloca, que generosamente
me prometió el Tuixána.
ICn Taracuá encontré a todos, tanto a los
hermanos como a los india';, animados y dis
puestos a dar un grande impulso a esta Misión,
que tanto promete.
Dentro de po<x)s días saldré de nuevo, pues
es necesario visitar los poblados del alto Río
Negro, en los límites de Venezuela, donde me
aguardan impacientes. Ciertamente que estas
excursiones son muy pesadas y peligr<5sas para
los que ya llevan nevado el cabello y sienten
el peso de los años, pero yo gozo tanto, el Señor
me colma de tantas consolaciones, que, si nunca
me llegaran a faltar las fuerzas, quisiera con
tinuar así hasta el último día de mi vida.
Obténganos V. amado Padre, con sus ora
ciones y las de nuestros buenos Cooperadores,
la gracia de conducir al aprisco de Ntro. Señor
muíflias almas.
Una oración especial para este pobre viejo,
que le besa con amor la mano y goza en pro
fesarse hijo afectísimo in C. J.
.
J u a n B alzó la Pbro
Misionero Salesiano.
Ecuador. - Inslanláneas de la vida de los Jibaros.
{Relación del misionero P . Duroni).
Después de siete largos meses de ausencia,
por fin comenzaron a rondar por la Misión los
Jíbaros. E l primer grup.o que se acercó a nos
otros venía capitaneado por Tandu de Yulupass.
¡Quién Imbiera imaginado que este infeliz,
después de haber pasado doce años en nuestro
colegio de Guayaquil y haber viajado larga
temporada en los buques que hacen el cabotaje
de Guayaquil a Valparaíso, amigo como era
de vestir bien y figurar, se volviera de nuevo
a la vida miserable de la selva!
— Pero hombre ¿por qué has vuelto a la
selva?
— Porque aquí se vive mejor — Padre.
— ¡No puede ser! ¡Si estás hecho un guiñapo!
Por ,1o demás, coméis poco y mal, dormís a
la intemperie... En fin, que es una vida demasia
do dura.
— N o lo creas, Padre, te repito que se está
mejor aquí; te lo digo yo que he probado lo
uno y lo otro.
Se quedó en la Misión tres semanas, ayu
dando a sus padres en las faenas del campo,
a cambio de algunos trozos de tela y aperos
agrícolas, y después marchó de nuevo. H e po
dido comprobar que su gente lo quiere de \’eras;
sabe leer y escribir; habla bastante bien el es
pañol, y para mantenerse en comunicacúón con
nosotros me pidió papel y lápiz. Es un bravo
joven que podrá prestamos buenos servados
en la conversión de su gente, pues ya he podido
notar su influencia al reunir los pequeños para
el catecismo, cosa no muy fácil de conseguir
por su natural arisc». Le dí un catecismo en
Jíbaro y Español, para que lo enseñe a todos,
especialmente a los niños. Me prometió que sí.
Veremos lo que resulta.
T
í >7
la penosa bajada, hablamos del asesinato de
un tal Tefulczza, ocurrido hacía pocos días.
* *
— ¿Es verdad que le ha matado el Muispa'í
Otro de los jefes que se ha establecido defi— Sí, y ha hecho muy bien, porque era un
aitivaniente vecino a la Misión es Cayapa, y
brujo. Tal vez el mismo Maugaxi fué embrujado
con él toda la parentela de sus tres mujeres,
también por él.
hijos de Sandu, asesinado hace cinco años. Ha'
— ¡Parece mentira que tu creas en esas
venido repetidas veces a rogarme que vaya a tonterías!
ver a su cuñado.Mangasci, que sufre fuertes
¿Tonterías, dices? Vosotros los cristianos
dolores en una pierna. Y o quería que viniese
no conocéis a los Jíbaros, y menos a los bmjos.
él a la Misión, pero cuando supe que no hubiera . Has de saber que el brujo puede hacer todo el
venido nunca, por miedo, pues fué uno de los
mal que quiera a quién se le antoje. Tiene las
autores de la horrible tragedia del diciembre'
pasado, me resohú a \-isitarle yo. Llegué im
provisamente a casa de Cayapa y así pude sor
prender a Ungucia, otro pájaro de cuenta.
Poco más tarde llegaba tranquilamente de la
selva Mangasci, en la mano la larga cerbatana
y una veintena de pájaros colgando a la cin
tura.
— ¿Por qué me has engañado, diciéndome
que estás enfermo?
— Durante el día estoy mejor, pero sufro
mucho de noche. Quería hablar contigo; mas
temía que fueras malo, por eso no he bajado
a la Misón.
— Víctor era amigo mió ¿por qué lo mataste?
— Porque él había muerto primero a mi
padre: — y, alzando la voz, y gesticulando
como un energúmeno me describió la muerte
de su padre.
— ¿Tienes intención de matar a otros?
— Xo, no quiero saber más de guerras:
quiero vivir cerca de ti, cultivar mis huertos
y ser amigo de los cristianos.
— Creo que quieres engañarme otra vez.
— ¿Y por qué te he de enganar? Mi corazón
es bueno, por tanto, piensa bien y no te equivo
carás — y continuó razonando largo y tendido
para convencenne de sus pacíficas intenciones.
T re* ;e n e r«c lo n e i de Jíbaro*: madre, hl]a y nieto.
Después de haberme entretenido cerca de
dos horas allá arriba, le invité a que bajara
venas llenas de flechas, pequeñas y agudas como
conmigo a la Misión, y me dispuse -a partir. El
la agujas, y puede dispararlas a voluntad contra
Cayapa me ofreció de nuevo una taza de chicha,
el cuerpo de sus enemigos, aunque estos se
su manjar predilecto.
hallen a días de distancia. Por ese medio pro
— Xo, amigo, no tengo sed. Más te agrade
ducen las enfermedades más graves y raras,
cería si me acompañaras a la Misión.
que sólo otro brujo más potente que él puede
— Xo, no tengo ganas de movenne.
curar, extrayendo las maléficas agujas.
— \‘en, hombre, ¿no ves que me he quedado
— ¿Has visto tu, por ventura, esas agujase
solo?
— Y o no, porque sólo se pueden extraer de
— ¿Qué me das si te acompaño?
noche, y el brujo no las deja ver a nadie.
— ;Esta si que es bonita! ¿Acaso me has
— Xaturalmente, mal puede hacer ver lo
dado algo a mi por venir a verte? Acompáñame
que no existe. El brujo, mi buen amigo, es un
al menos un rato.
grandísimo embustero, un holgazán que vive
— Xo, no tengo ganas.
a espaldas de los demás. Y o conozco a varios
— Tu te lo pierdes, por que tenía algo im
y ninguno de ellos trabaja. ¿Conoces tu, acaso,
portante que comunicarte.
a alguno que tenga muchos huertos? ¡A ninguno!
— ¿De verdad?... Entonces voy.
Y , sin embargo, son los que viven mejor:
Y emprendimos los dos la marcha. Durante
*
tienen gallinas, cerdos, perros etc, todo en abun
dancia; van bien vestidos, porque se hacen
pagar caro de sus clientes, o bien se hacen
prestar cosas para no devolverlas, sabiendo,
como saben, que son temidos... El brujo no
sabe hacer nada. Dos años hace, tú y varios de
tu familia enfermasteis gravemente, ¿lo re
cuerdas? y poco faltó que tú no te fueras al
otro barrio. ¿Qué consiguieron entonces Huamhutzara y demás picaros con sus brujerías?.
— Nada, Padre, tienes razón; después de
sus brujerías me encontré peor que antes, y
ii8 — No, Vngucha ya no la quiere, y por eso
he pensado tomarla yo.
— N o puede ser.
— ¿ Y por qué no? Mira; yo me escondo y
tu llamas aquí a Chassu, la tomas de la mano
y me la entregas; yo entonces paso el río con
ella y la llevo a casa de mis padres.
— ¡Vaya una picardía! Eso no se puede
hacer: « Chichau nuarln casamgheip: no robarás
la mujer de otro ». L o has repetido tantas veces
cuando los Padres te hacían rezar ¿Ya lo has
olvidado?
M lslooei SaleslanM del Ecuador: El Capttdn Cayapa.
en pago se llevaron mis gallinas y el mejor
perro que tenía. Si no vengo a la Misión aquella
vez si que muero.
— Y a tu cuñado ¿le han acurado?
— No, por eso viene a tí, para que le cures.
— ¿Y crees todavía en los bnijos?
— Sí, Padre, el brujo es terrible: tiene un
poder extraordinario.
Haría media hora que había llegado a casa,
cuando entró Mau^asci sonriente. Me dió la
mano, como viejo amigo, y, sin más, comenzó
a charlar.
— He venido a tomar el remedio y también
para otra cosa. Aquí en tu huerto trabaja el
Htui. Debes saber que es un grandísimo pillo.
Había dado a mi hermano por esposa su hija
Chassu, y ahora se la ha quitado.
— Y que quieres ¿qué se la haga restituir?
— Sí, sí; la cuestión es que tu no quieres, y
luego dices que eres mi amigo.
— Claro que soy tu amigo, y por eso quiero
que seas bueno.
— Bien, bueno; haré como tu me aconsejas.
Pocos días después, el grandísimo bribón ro
baba, no la hija sino la mujer de Huá. Afortu
nadamente se dieron cuenta en seguida, y el
mismo capitán Cayapa siguió a los fugitivos,
a quienes alcanzó, devolviendo a Huá su mujer,
a la pocas horas.
.^sí son los Jíbaros, amados Cooperadores.
Reguemos por ellos. Sólo Dios, con la abun
dancia de sus gracias, puede trocar estos cora
zones y ganar estas almas para la Iglesia.
Méudei, 34 de Noviembre 1923.
S.^LVADOR D u r o ni Pbro.
Misionero Salesiano.
C U LTO
de María Auxiliadora
Sós íeoemos la persaaslóa de qae, ea las viclaiíades dolonaes de los tiem
pos qae atravesamos, ao nos quedaa más consuelos que loa del Cielo, y ea iie
éstos, la poderosa protección de la Virgen bendita, que toe en todo tiempo el
A u xilio de los Cristianos.
*•
O
María y la mujer.
Sólo, por el culto de María se explica el gran
respeto con que en el mundo lia rodeado el
Cristianismo a la mujer.
Considerad lo que era en el mundo pagano
desde que, por su culpa, ocurrió la tragedia
del Edén, de tan fatales consecuencias para
el género humano, hasta la reparadora inmo
lación del Calvario que originó nuestra nueva
y dichosa era.
Con la primera culpa, parece que la mujer
abdicó de su dignidad de compañera del hombre,
perdiendo todos sus prestigios, para verse
abyeta y humillada, considerada y tratada
como cosa vil y despreciable, como víctima y
esclava de los caprichos de su señor.
En todos los pueblos y durante aquella larga
serie de años que separa los dos hechos trascen
dentales del Edén y del Calvario, la mujer,
que Dios creara llena de encantos y entregara
al hombre por compañera, para que vivieran
felices y fueran dúo in carne una, en castigo
del abuso que hizo de sus dones para inducir
al mal a su esposo, hubo de expiar el anatema
divino que la sometía a la potestad de su marido,
que pronto dejó de ser su compañero para con
vertirse en tiránico dominador.
Repercute a través de los siglos el eco de
aquella sentencia, y en Oriente como en Occi
dente, tanto en los pueblos cultos como en los
más atrasados, la mujer es considerada como
un ente maléñco; de ella han procedido todos
los males que aplastan a la pobre humanidad,
que tiene que seguir recorriendo su carrera de
lágrimas, como de ella han venido también la
muerte, síntesis de todos los otros males.
Por eso todas las vejaciones, las iniquidades
que contra ella cometen, se consideran justifi
cadas.
L a venta de la mujer era cosa corriente y
admitida en todos los pueblos de la antigüedad.
E l padre la vendía a su futuro esposo, como
acontece desgraciadamente todavía en China,
de quien pasaba a ser como propiedad mobiliaria, pudiendo a su antojo darle muerte o
venderla de nuevo, como mercancía inservible.
N o mejor suerte corrió el matrimonio. Desti
nado por Dios a ser la salv^uardia del honor
y de la dignidad de la mujer, pierde su carácter
de institución providencial y divina, y descen
diendo hasta el nivel de los irracionales, pasa
a ser una innoble y hasta grosera satisfacción
de los goces dé la materia, de la que la mujer
es instrumento.
Especialmente en los pueblos del Asia, donde
el matrimonio era para la mujer largo y espan
toso martirio, terminaba siempre con la inmo-,
lación de la víctima. Si la infeliz envejecía antes
que su tirano, mal llamado marido, este estaba
autorizado por las .leyes para estrangularla,
como se mataría una bestia de carga cuando
ya no puede rendir servicio. Y si el esposo
moría antes, sobre su tumba sacrificaban a sus
mujeres.
Los tártaros obligaban a la mujer a dejarse
quemar viva en la pira en que ardía el cadáver
de su esposo. Y no pocas veces, para abreviar
la ceremonia del sepelio, se la enterraba viva
con el cadáver del esposo.
Nada digamos de los Arabes, Partos, Galos
y Alemanes entre los cuales, especialmente de
estos últimos la mujer, esclava del marido,
debía trabajar para él mientras viviera, y,
muerto, la sacrificaban sobre su tumba para
que fuera a servirle ai otro mundo.
N o gozó de más consideración entre los pue
blos cultos, como griegos y romanos, donde su
condición era tanto o más deplorable que entre
los salvajes. L a mujer siguió siendo la esclava
del hombre, quien se constituyó en vengador
despótico de los derechos divinos, hollados por
el pecado en que la mujer tuvo tan triste y tan
funesta iniciativa.
Pero suena en los designios del cielo la hora
de la redención del género humano, y Dios,
para rescatar al hombre, quiere tomar la natu
raleza humana y nacer de mujer. Para ello,
Dios omnipotente se creó una madre, y a esa
mujer, adornada con todos los dones, carismas
y gracias del Altísimo, y con la realeza de los
cielos, se la hace corredentora del género hu
mano, como opuesta a aquella Kva que le hizo
prevaricar, se le da al hombre como madre
suya y se la presenta como arquetipo y modelo
a la mujer cristiana.
Desde aquel momento dichoso comienza la
transformación más honda y radical en el con
cepto social de la mujer, pues mal podía en las
doctrinas cristianas mantenerse en aquel lugar
de abatimiento y menosprecio en que la había
colocado la sociedad antigua, cuando tales
consideraciones recibía del Hombre-Dios.
La historia de los pueblos amamantados por
el Cristianismo nos muestra cuán grande ha
sido el respeto y la consideración a la mujer,
y como el espíritu caballeresco encontró en ese
re.speto su inspiración más lozana, su fuente
más caudalosa, su fuerza más avasalladora y
uno de los estímulos más poderosos para aquellas
grandes hazañas que pusieron el sello a otras
edades.
N o sólo llegó de nuevo a ser la mujer la com]iañera del hombre, sino que el amor cristiano
la colocó en una especie de altar doméstico al
pie del cual depositan el esposo y los hijos su
tributo de admiración, de cariño y de respeto.
De ese modo, plantando sobre la podeduinbre
dcl mundo moral la castidad, la santidad y
dignidad de la mujer, el mundo cristiano se
lia rejuvenecido.
Procure la mujer cristiana, si quiere conser\*ar
sus privilegios, entronizar en su hogar e imitar
las virtudes de la dulce reina del cielo, María,
a quien ella y el mundo deben su rehabilitación
moral.
Cá d iz . ( E s p a ñ a ) . C a y ó mi hijo Pepe enfermo
con difteria, y como se hallara bastante grave,
acudí a María Aimliadora, ofreciéndole, si me lo
ponía bueno, hacer una novena,, publicar el favor
en el Boletín Salesiano y dar mía pequeña limosna.
Como esta buena Madre no solamente me concedió
la gracia de ponenne bueno al hijo, siho también
la de que no se contagiaran con la enfermedad los
otros dos hijos que, por no tener más local, debían ■5
convivir con el enfermo, cumplo mi promesa pu
blicando el favor y dando a la Suia. Virgen las
más rendidas gracias.
Ma n u e i , R e y G a rc ía .
Cá d iz (España). — Con ocasión de im apuro
económico de alguna importancia, me encomendé
a la Sma. Virgen y prometí publicar su favor si se
dignaba otorgármelo. Efectivamente y al poco
tiempo recibí señalados beneficios tan providencia
les, como que ninguno de ellos era por m i esperado
ni podía suponer que de tan impensado modo se
.solucionase aquel estado de cosas. H o y cumplo
rciconocido la promesa de dar publicidad a esta
intervención misericordiosa de María Auxiliadora.
JOSE MONTOTO.
A eeariz -Orense (España). — Hallándose mi
buena .madre postrada en el lecho a causa de un
grave reumatismo, reacio a cuantos medicamentos
se le aplicaban, recurrí con todo mi corazón a
María Auxiliadora, prometiendo publicar la gracia
y dar una limosna para su culto. Como eíi la ac
tualidad se halla casi restablecida, cumplo mi pro
mesa con verdadero deseo de que, cuantos se
hallen atribulados, recurran con firme confianza
a tan poderosa y cariñosa Madre.
A urea
de
Qu in t .\n a .
Sa lam anc a (España). — Debiendo ser operada
una persona, para m í muy querida, acudí con una
novena a la bondadosa Madre Auxiliadora, segura
de que la operación resultaría bien mediante .su
intercesión. Así fué, en efecto, y no solo salió
bien de la operación sino que a los nueve días, las
que había durado la novena, la persona operad.i
se encontraba restablecida, por lo cual doy infi
nitas gracias a María Auxiliadora.
Jo a q u in a H e r n á n d e z .
V il l a r d e P eralo nso (Salamanca-Esp.). —
Desde hace cinco años me han sobrevenido grandes
contrariedades y obstáculos que amenazaban con
la pérdida de mi destino, llegando algunas veces
hasta tal punto, que que y o y mi familia lo con
ceptuábamos casi como un hecho, dado que todos
las elementos humanas parecían estar en contra.
En medio de las aflicciones y disgustos no dejá
bamos de invocar la protección dd Señor por medio
de la que es Auxüiadbra del pueblo cristiano,
haciendo con insistencia novenas, triduos, comu
niones y ofreciendo y dando alg\ma limosna para
la Obra de Don Sosco, pues son los medios que
este Siervo de Dios consideraba más eficaces para
la obtención de alguna gracia.'
Durante este angustioso tiempo, la intervención
divina no dejaba de percibirse, pues mi salud
física, bastante deficiente al principio, no obstante
los disgustos, llegó a mejorar. Empleando los
medios humanos lícitos e implorando, a la vez,
los divinos, por fin, y en manera que jamás espe
raba tan favorable, vino la estabilidad de mi cargo
y con ella la tranquilidad y subsistencia de mi fa
milia.
Agradecido a nuestra querida Madre María
Auxiliadora por gracia tan singular y debida sólo
a su protección, la hago pública en el Boletín Salesiano y envío ima pequeña limosna para los niños
del Ven. Don Bosco, conforme había prometido.
MiGimi, Ca je a d a .
U trera (España). — ¡Gradas Madre tnia! —
Empezó mi esposo a padecer de los riñones, opi
nando los facultativos que tenía cálculos y que por
lo tanto debía someterse a una operación.
Llena de angustia y confiando en la que es Au
xilio de los Cristianos, me encomendé a tan bondadcsa Madre, la cual atendió mis ruegos, pues
salió bien de ella.
En testimonio de gratitud hago pública la gracia,
y cumplo la promesa de hacer cantar una Misa en
su altar.
D olores M.\rquez d e Sie r r a .
V ale n cia (España). — Horas de celestial alegría
son aquellas que pasamos, considerando los fa
vores que hemos recibido de la Reina de los Cielos;
pero esta alegría se convierte en entusiasmo cuando
por alguna circunstancia especial nos vemos en
la grata necesidad de hacer conocer al público
algunode esos beneficios.
Un sobrino mío, padre de fainilia, hace tres
meses cayó enfermo con im fuerte constipado
gripal. La familia instaba se metise en cama y los
médicos tombién se lo suplicaban; pero él no daba
importancia aigima a su enfermedad. Esta obsti
nación hizo que el mal avanzara de tal manera
alarmante, que hubo que hacer dos consultas
médicas, sin que por eso el mal cediera en su gra
vedad. Estábamos todos los de la famila en mía
profunda pena, y yo acerté a dirigirme a la nunca
desmentida bondad maternal de María Auxiliadora,
empezando con sincero ferv'or el rezo de su novena,
ofreciendo a la vez mandar decir nna Misa en su
Santuario y publicar la gracia en d Boletín Salesiano, si conseguíamos la salud del enfermo y con
ella la tranquilidad de una familia apienada. La
Sma. Virgen oyó nuestras súplicas, piorque Ella ha
prometido no dejar sin consuelo a los que la invo
can en sus afliañcmes. Gustosísima cumplo mi
promesa, manifestando públicamente mi gratitud
y eterno reconocimiento por el grande favor re
cibido de tan bondadosa Madre.
A m paro Sie r r a .
E n senad a (Argentina). — Fuertemente com
batida por dolores neurálgicos y de muelas, y como
no hallara alivio en los remedios de la ciencia,
acudí a María Auxiliadora, rezando una novena en
su honor.
Esta misericordiosísima Madre acudió á mis
ruegos, haciendo desaparecer el mal que por varios
días me torturaba.
Cumplo la promesa de hacer pública mi gratitud
en el Boletín Salesiano.
Una deuoia
Medellin {Colombia). — Madre mía, María
Auxiliadora, te doy infinitas gracias p>or haberme
devuelto la hija, sacada violentamente de casa
para exponerla a la deshonra y pierdición. Con ella
lias devuelto la paz a mi corazón lacerado y a tres
tiernas niñas el amor y los cuidados maternales.
Mayo de 1923.
A I. de U.
Ca l i (Colombia). — ¡María Auxiliadora sanó a
nuestro hijo de segura ceguera! — Un hijito mío
fué víctima de grave agresión p>or parte de un cama
rada suyo, que dió p)or resultado el que perdiese imo
de los ojos, teniendo necesidad de-extraérselo.
En el curso del tratamiento el oculista notificó
que la afección estaba invadiendo el otro ojo y que
finalmente el niño quedaría completamente ciego.
En presencia de tan.fatal pronóstico, tanto n:i
espiosa como yo, llenos de angustia, encomendam< s
el asunto a la nunca desmentida bondad de la
Virgen y Auxiliadora nuestra, ofreciéndole una
limosna y publicar el favor que se obtuviese.
Este no se hizo espierar, pues el niño no perdió t i
ojo bueno y puede ver con él bastante bien. Agra
decido cumplo con la promesa, mandando publicar
la gracia y enviando una limosna para los huerfanitos del Vble. Don Bosco, Fmidador de los
Cooperadores Salesianos.
P edro N olasco Bonilla ,
Cooperador Salesiano.
Girón (Colombia). — Deseo se dé cabida en
el Boletín Salesiano al hecho siguiente, para que
sirva también de aliento a los verdaderos devotos
de María Auxiliadora y para que pidan su inme
diato auxilio en casos apremiantes como el mío.
Hallándose un hermano mío gravemente entermo
de grippe y sin esperanza de salvación de parte del
médico que lo asistía, y presentando la enfermedad
carácter alarmante, preocupados por su próximo
fin se dispuso que el enfermo recibiera los Santos
Sacramentos. En esta extrema y angustiosa situa
ción, llena de esperanza, yo acudí a la que es médico
de los enfermos y consuelo de los afligidos. Ella,
mi buena Madre, tuvo piedad de mi hermano y me
obtuvo lo pedido. En este caso yo me confirmo
siempre más en el grande poder de la Virgen y
en la certeza de que nuestra esperanza en Ella,
no se frusta jamás.
122
Por otros muchos favores, que sería prolijo,
enumerar, doy también gracias a tan buena
Madre, que nunca desatiende el clamor de sus
hijos. — Por descuido, aimque involimtario, de
moré por más de dos años mi ofrecimiento y hoy
pido a la Virgen perdón por la tardanza en pu
blicar su generosidad. — Envío un peso oro como
limosna en beneficio de los huerfanítos del Vble.
Don Bosco.
E u s a P rada G.
Bogotá (Colombia). — Desde el mes de Junio
'de 1921 empecé a sentirme muy mal, parecía que
algo grave me iba a suceder. Asustada, invoqué a
la Sma. Virgen en su querida advocación de María
Auxiliadora, ofreciendo publicar la gracia, si
todo se resolvía. Con el empezar de la novena,
comenzó también la curación, y hoy estoy bien,
gracias a María Auxiliadora. llago pi'iblica mi gra
titud.
R .A .U .R .
H abana (Cuba). — Gracias le doy las más ren
didas a mi Madre y Protectora María Auxiliadora
por los favores que me ha concedido, y con gozo
cumplo la promesa de publicarlo.
{Bendita seas. Madre mía!
Blanca Z aiMorano .
CinTRK (Rep. de Panamá). — Habiendo caído
gravemente enferma nuestra hija Julia Emérita,
nos aconsejó el médico que la asistía la lleváramos
a la Capital, puesto que el cruce del mar y un peejueño tratamiaito sería suficiente para que recu
perara la salud. Así lo hicimos, pero resultó que
el caso era gravísimo, y después de varios días
de haspitalización, donde fué atendida por los
doctores del Hospital Santo Tomás y de fuera,
practicados distintos exámenes, se sacó en con■clusión que el caso era perdido y que solamente un
milagro del Altísimo podría salvar a la criatura.
Agotados todos los recursos de la ciencia y sin
esperanza de nipguna clase en la tierra, recurrimos
u nuestra ámantísinra Madre María Auxiliadora,
entregándole ese pedazo de nuestro ser que consi
derábamos perdido, suplicándole nos le devolviera
la salud y que por tan señalado favor le obsequia
ríamos cinco dólares para los huerfanitos del Ven.
Don Bosco y lo haríamos público en el Boletín
Salesiano a fin de que llegara a conocimiento de
cuantos leyeran tan apreciablo publicación; con
fiados en la que sabe demostrar s\i infinito poder en
la mayores tribulaciones de esta vida esperamos el
resultado. ¡Cuál no seria nuestro asombro al notar
■<lesde el día siguiente al de nuestra súplica cómo
principió la mejoría, y hoy que se cimiplen justa
mente los 60 días que los doctores le pusieron de
-vida a nuestra hija, escribimos ésta llenos de júbilo
al poder decir que está completamente sana, sólo
con el favor de nuestra querida Madre María Auxilitidora, pues desile el momento en que hicimos la
.súplica dejamos de darle toda clase de medica
mento, confiados sólo en la clemencia del Cielo.
P acífico Ríos S., Ju u a Solís
de
Ríos.
--
G uadalajara . (México). — Hallándome desde
hacía tres meses enferma de gravedad y habiendo per
dido toda esperanza de recuperar la salud, pedí
se me diera la bendición de María Auxiliadora;
y desde ese día empecé a estar mejor, hasta llegar
a mi primer estado de salud.
Sumamente agradecida a la Virgen de Don
Bosco, a quien atribuyo mi alivio, hago una hu
milde oferta, suplicando se dé púbhcamente nota
en el Boletín Salesiano, para mayor gloria de esta
nuestra celestial Madre y para que todos se animpti
a invocarla en sus penas.
P az V allarta Riv e r a .
Montevideo, Septiembre de 1923.
El 29 de Junio de 1923 enfermé de grippe; a los
pocos días se complicó con difteria que me atacó i
a la garganta aun que no con los síntomas ordi
narios, lo cual motivó que no se llamara al médico
en seguida. Estando en ese estado de ahogo me
encomendé a la Virgen María.
^
A las pocos días comencé una novena para que '
me hbrara de esa enfermedad, y al terminar el ’
liltimo día de la novena estaba completamente
.sano, y en ese día me levantaba por primera vez,
después de un mes de cama. Gracias sean dadas
a la buena Madre que en aquellos días me con
cedió no una sivo muchas gracias.
V. R. Sacerdote Salesiano.
Mercedes {Uruguay). — Habiendo sido favo
recida por la protección de María AuxUiadora,
cumplo con el grato deber de publicar mi acción
de gracias a la vez que imploro del-Todopoderoso
me haga digna de llevar dignamente el título de
hija de tan bondadosa Madre y mando celebrar
una misa.
R osa 3>Iaria P e na .
Montevideo [Uruguay). — Doy gracias a
María Auxiliadóra por favores recibidos y cumplo
con la prouiesa de hacer celebrar una misa en su
honor.
Septiembre - i i - 1923.
CATALINA S. de P acello .
BluefiELDS [Nicaragua). — ¡Bendita sea la
Virgen de Don Bosco!
Como homenaje de agradecimiento y profunda
gratitud hacia nuestra bondadasa María Auxilia
dora, hago pública manifestación de mía gracia
muy señalada que esta buena Madre rae concedió
hace algún tiempo.
Encontrándome sumamente afligida a causa
de mía enfermedad que se me presentó de la noche
a la mañana, llegué a temer un funesto desenlace.
Como de la ciencia no esperaba remedio, acudí
a la protección de la celestial Madre, que me escu
chó benigna.
Cumplo hoy gozosa la promesa de publicar la
gracia, tanto para satisfacer mi reconocimiento,
como alentar.a los demás para que acudan eos
confianza a la que es Auxiliadora de los Cristianos.
I rene Morales.
a<aTO {Uruguay). — Doy infinitas gracias a
María At^iliadorai por haberme alcanzado ima
gracia señalada y cumplo con lo prometido, publi
cando la gracia en el Boletín Salesiano.
Agosto - 1923F e r m in a M. A uso de R o b a in a .
Caracas {Venezuela). — Encontrándome gra
vemente enferma, acudí a María Auxiliadora y
conseguí la salud milagrosamente. Llena de gra
titud a íklaría Auxiliadora visité hoy su Santuario
de Caracas, encargando la publicación de la
srada alcanzada.
Caracas, 23 de Abril de 1923.
E l e n a Gonz .á lez .
Dan también gracias a Haría Auxiliadora.
Villa de D. Fadrique (España). — Da. Brígida
Villarubia, Consuelo Villarubia, María Roneo.
Remedios Roneo, Tomasa Araque y N. N., agra
decidas por favores que les deparó, dan público
testimonio de su devoción a la Virgen del Vble.
Don Bosco y hacen una ofrenda para el sosteni
miento de los hueifanitos salesianos.
Cerriío (Colombia). — Rosalvina de Reyes,
Mercedes Sanabria de Reyes, Carmen de Reyes,
Sil\ña de Reyes, Flora de Reyes, Félix Reyes,
Miguel Tascón, María J. de Ayalde, Elvira Vic
toria, Elisa Saavedra, Esther de González, Jose
fina de Izquierdo, Manuela de Tenorio, Leticia
Tenorio de E. y Adán Reyes F. agradecen públi
camente a la Virgen los favores recibidos y mandan
una ofrenda.
Salado (Colombia). — Rosa A. Collazos y Otilia
Figueroa dan gracias y envían limosna.
Por el Mundo Salesiano
ESPAÑA. —
Una buena iniciativa.
En todas las Casas de la Congregación Salesiana
se viene celebrando por tradición el aniversario
de la muerte de nuestro Ven. Padre Don Bosco;
pero, a decir verdad, esta conmemoración no
producía todo el fruto que de ella se podía esperar.
En los colegios salesianos de España, y princi
palmente en los de la Inspectoría Bélica, este año
se introdujo ima pequeña iimovación, que, sin
alterar sensiblemente el Horario ordinario, ha
dado un resultado excelente.
Convencidos aquellos buenos Salesianos de que
la. oración y comuniones de los niños pueden ace
lerar más que otro medio cualquiera la Beatifica
ción del amado Padre, se pusieron' de acuerdo
para interesar vivamente a los colegiales, que res
pondieron con cariño y generosidad a la insinua
ción de sus superiores.
Casi a la misma hora y en todos los colegios se
acercaban fervorosos los niños al banquete eucarístico, presentando al buen Jesús, como solicitud,
la pronta Beatificación del Ven. Don Bosco.
Después, a eso de las once de la mañana, se
celebró una manifestación delante tm cuadro del
amado Padre, donde el Director del colegio di
rigió dos palabras a los colegiales, recordando
algimos rasgos salieirtes del Apóstol de la juventud.
En resumen, como corona de homenaje y afecto,
los niños ofrecieron a Don Bosco 3.000 comimiones,
y voluntariamente entregaron una moneda para
contribuir también materiahuente a los gastos
de su proceso.
Muy acertado; obras son amores. Don Bosco
satisfecho les habrá bendecido.
MADRID. — Desarrullo de la Obra Salesiana.
(Colombia). — Amelia Sánchez V. de
El 8 de Diciembre se inauguraron en la Rda. de
López y Soledad Benítez de López dan público ‘
Atoclia los nuevos locales que son un gran paso
testimonio de su gratitud a la Virgen de Don Bosco
en la realización de la nueva y grandiosa obra
y hacen una ofrenda para su culto y para los huerproyectada.
fanitos.
Debido a la considerable afluencia de niños,
fué preciso edificar nuevo teatro, escuelas y talle
— Rita Nieva de Manozca, agradece un favor
res. Las nuevas clases, como bien decía el activo
recibido por intercesión de Domingo Savio, y
Director, son verdaderos templos donde se culti
en\-ía una limosna.
varán las inteligencias de los hijos del pueblo,
abriéndoles nuevos horizontes para la vida.
El nuevo taller de cerrajería mecánica servirá
para adiestrar a los jóvenes artesanos, con lo cual,
y los hábitos de orden, disciplina y honradez que
adquieren, Ies ponen en disposición de ganarse
deasrosamente el pan del trabajo.
Una
madre es siempre un verdadero tesoro
N o menos útil es el teatro, pues según el plan
y de inmenso consuelo para su familia. Asi María
educa'tivo de Don Bosco es im elemento de primer
nuestra pva-iosa madre, será fuente inagotable de orden para formar los corazones de les niños.
gracias y hend:c:ones para ¡as familias de todos los
Acerca dd teatro, que es la parte principal de
cristianos.
lo nuevamente cmistruído, dice la revista La Virgen
V b l e . D. Bosco.
de Don Bosco:
— 124
E l teatro. — Se ha construido en la parte central
1
laciones y sacrificios a que se someten los Miáoñeros para conquistar para la religión y el progreso
la que fuera indomable raza de Arqueo.
Con igual espíritu continúan su obra los Salesianos de hoy bajo la dirección del Pbro. Luis
Pedemonte, sin desmayos, con inquebrantable
constancia, confiados en el favor de Dios y de María Auxiliadora.
Es emocionante la conversión del cacique Namuncurá, d último vástago de la dinastía de piedra, arrodillándose a los pies de Mons. Cagli^o,
recúbiendo las aguas bautismales, pronto a quemar
lo que había adorado y adorar lo que había que
mado. Lo es asimismo la figura angelical del menor
de sus hijos, Ceferino, dedicándose al servicio del
E l decorado. — La escenografía es obra del Sr.
altar para convertir luego a sus paisanos indígenas;
Bernardo Carratalá, que a su cualidad de consu
mado artista que se ha puesto de relieve en las llega este lirio crecido entre las espinas de aquellas
tierras hasta los cursos de Teología, cuando es
pinturas que ha dejado en nuestro teatro, une la
presa del mal que no perdona: la fiebre tifoidea,
de ser entusiasta Cooperador Salesiano y amantísimo de nuestras obras. Dejando aparte la rica que todo indio lleva latente en esas fibras que pa
escenografía de salas, paisajes, marinas, etc... que recen de acero, cuando vive en contacto con las
ha pintado,para nuestro teatro, tan del agrado tempestades y re<úbe las caricias embalsamadas
del público que llamó varias veces a la escena al de los bosques... Muere en olor de santidad esta
Sr. Carratalá en el día de la inauguración, ha lla flor, cuyo recuerdo perfuma las primeras páginas
mado poderosamente la atención la figura fiel de la vida cristiana en la Patagonia.
Luego el Padre Pesce describe la reunión de
mente interpretada, de nuestro Padre D. Bosco
cjuc ha trazado en el lienzo que cierra la emboca quinientos jefes de familia que en Zapala, terri
dura del escenario y que colocada allá en lo alto torio del Neuquén, se reunieron para defender sus
¡jarece presidir y complacerse con su sonrisa de intereses, conscientes de sus derecdios y de sus
deberes. Allí se comprobó xma vez más que la civi
nuestros Cooperadores, niños y antiguas alumnos.
lización de la Cruz había conquistado para siem
La Instalaclóa eléctrica la han llevado a cabo
pre al indio de los desiertos.
los Maestros electricistas de nuestra Casa de Sarriá,
La Iglesia — termina el orador — puede pre
Sres. Revilla y Badosa, que han demostrado po sentar el año 1925 este hecho: « La (ñvÜizacióii
seer no solo la téaiica general de su oficio, sinn nna
cristiana encauzando definitivamente en las vías
especialización verdaderamente asombrosa en ins del progreso a todas las tribus salvajes de la Patatalaciones teatrales, que les ha permitido descender gonia *. Es una conquista fulminante.
a tocios los detalles y llenar todas las exigencias
Aquí recuerda el orador la sangre vertida por
(le mía sala de espectáculos destinada principal los Misioneros cuando, a la sombra de la Cruz del
mente a niños, dentro de la economía de una obra
sacrificio, sacudían el polvo recogido en la ruda
salesiana.
jomada.
[Nuestra enhorabuena!
Tiene el XEsionero argentino palabras de entu
siasmo cálido cuando rememora la caravana larga
BILBAO (España). — Coofereocia sobre las MI-, de aquellos primeros enviados de la Cruz, Doinísiones Saleslanas de la Patagooia.
nicos y Jesuítas, que regaron con su sangre gene
El domingo, 25 de noviembre, el presbítero
rosa los caminos que abrieron el genio de la conCarlos Pesce, Misionero Salesiano argentino, tuvo
([uista y del progreso. ¡Hijos de la España ge
sus anunciadas conferencias en las parroquias de nerosa vieron alborear el (Éa que presintieron es
Bilbao.
plendoroso.!
Comenzó el conferencista por demostrar lo
Con acento conmovido asegura el Padre Pesce
providencial de las Misiones Salesianas en la Pataque experimenta inenarrable satisfacción al verter
gouia, cuyo porvenir fué entrevisto por el venerable esas frases de gratitud en tierra española.
Padre Juan Bos<x> en sus ^^siones, que él llamaba
humildemente sueños.
ROMA. — Coafereacia sobre las Misíoaes Sale*
Así como el Padre Bosco Conoció que el Señor sianas coo aslsteacla de 10 Cardenales y mioieroso
destinaba para sus hijos la extensión inmensa público.
de e.sa l ’atagonia, que no hace mucho tiempo lla
lyos diversos actos que, sobre las Misiones Sa
mábase territorio inexplorado, Nueva Africa, y
lesianas, se \nenen celebrando en diferentes partes
ejue Darwin apellidó, para bien de los Argentinos,
del mmido salesiano, nos dicen (Caramente que el
^ s del diablo, alejando para siempre la codicia
Gncueutenario de nuestras Misiones despierta
inglesa <ie esas playas donde radica hoy la inde vi\x> interés por doquiera.
pendencia económica de la República del Plata.
Una de las conferencias que' más han llamado
Traza el conferenciante la figxira del Cardenal
la atención, pues de ella han hablado varios diarios
Caglicro; narra sucintamente hííchos y episodios de Italia, fué la que, invitado por la Jimta dioce
que arrojan luz sobre la cadena continua de inmo sana de Roma. promm<ñó el 17 de Febrero, en la
del cuerpo de edificio que está orientado hacia
mediodía. Su fachada da a la nueva calle de Sebas
tián Elcano, la cual desemboca en la de Santa
María de la Cabeza siendo ésta una de las que
parten de la Glorieta de Atocha, jimto a la Ronda
del mismo nombre. El edificio consta de planta
baja y das pisos. En la primera están el vestíbulo,
dependencias varias, amplio salón, patio de bu
tacas de 20 X 20, escenario, foso y las cuatro esca
leras que dan acceso a los anfiteatros. El primero
y segundo pisos forman un verdadero teatro griego
de amplia escalinata, donde tienen cabida más
de dos mil niños.
T
— 125 —
Capital del mundo católico el sacerdote salesiano
Rdo. Don Antonio Fasulo, quien, en homenaje al
Emmo. Cardenal Cagliero, decano de los misione
ros de Don Bosco, disertó elocuentemente sobre la
grandiosa obra de fe y civilización realizada por
el Emmo. Purpurado y sus conpañeros en la ex
tensa Patagonia.
Aimque coartado por la presencia del Cardenal
CaglipTo, cuyas glorias debía tejer necesariamente
ante la selecta concurrencia, pues no es posible
hablar de aqudlas misiones sin que abimden los
actos heróicos del que con celo apostólico las
comenzó y desarrolló florecientes, su disertación,
rica en observaciones y detalles, interesó desde el
primer momento.
Después de ima breve y brillante exposición
del valor de las Misiones Católicas, pintó im cuadro
\-ivo de la Misión de la Patagonia, con una rela
ción emocionante, llena de color, de todos los epi
sodios acontecidos desde que los Salesianos toma
ron parte en la arriesgada expedición del general
Roca, hasta que, después de varios años de ince
sante y fatigoso trabajo, los hijos de Don Bosco
convertían a la fe y agregaban a la civilización
cristiana los restos de las antiguas y potentes
tribus de la Patagonia.
Con honda satisfacción se veían aparecer en la
pantalla las Casas de Misiones, iglesias, capillas.
Escuelas de Artes y Oficios, colaos, granjas agrí
colas, hospitales y oservatorios metereológicos,
colegios y obradores de las Hijas de María Auxi
liadora. toda ima floración de obras que los
Salesianos han hecho surgir en aquellas sole
dades.
Con razón pudo escribir un día el Excmo. Sr.
Presidente de la República Argentina, Dr. D José
Uriburu: « La causa de la civilización, debe a la
Institución Salesiana eminentes servicios. Las
soledades de la Patagonia, lo mismo que la
metrópoli y otras ciudades y pueblos de la Re
pública, ostentan testimonios visibles de la magni
tud e importancia de la Obra de los discípulos de
Don Bosco; en todas partes se levantan templos,
institutos de educación y establecimientos de cari
dad, que son monumentos destinados a reflejar
honra imperecedera sobre el nombre de aquellos
abnegados sacerdotes ». Los últimos párrafos, de arrebatadora elocuencia,
los dedicó el orador al primer y más grande civi
lizador de los pueblos, a Jesús, cuyas enseñanzas
cambiaron los desiertos en jardines y la barbarie
en civilización, arrancando nutridos aplausos de
la selecta cocurrencia.
AI Cardenal Cagliero le hacían corona otros Prín
cipes^ la Iglesia; losEmmos. Cardenales Gasparri,
\’an Kossum, Fruhwirtzk, Ragonesi, Locatelli,
Laoirenti, Galli, Luddi, Sincero y varios Sres.
Obispos, Monseñores y Procuradores de las Orde
nes religiosas con distinguidas personalidades de
la nobleza y autoridades, quienes repetidas veces
ovacionaron al gran Misionero Salesiano, quien,
en im transporte de famnildad y de fe, gritó con
entereza juvenil, un : « ívon no6ts, non nobis, sed
' 'li Deo gloria *, que sintetiza a maravilla su glo
boso apostolado.
ARGENTINA. — Nuevo Santuario de María Au
xiliadora.
Como agradecimiento a María Avuriliadora por
los favores y gracias concedidas a las misiones Salesianas de la Patagonia desde sus comienzos, se ha
empezado en Fortín Mercedes la erección de un
Santuario Votivo. Los trabajos, sostenidos úni-
NlSot Jibaros de noestras nilsloaes del Bcaador.
camente por la caridad de las almas buenas, han
progresado rápidamente y ya en noviembre pa
sado el templo estaba cubierto. Pero no está aún
concluido, faltan el campanario, el revoque y la
decoración; no obstante lo cual es ya meta de pia
dosas per^;rinaciones. El 4 de noviembre último
pasado llegaron cerca de 400 personas, provenientes
de Bahía Blanca, Viedma, Patagones, Btroeder y
Villa Longa. Era la 12** peregrinación salesiana.
COLOMBIA. —
Por ios leprosos.
El 24 del pasado octubre, después de muchas di
ficultades superadas felizmente, en el lazareto
de •Caño de Loro (Colombia) se inauguraron los
— 126 —
hospitales destinados a recoger a los Leprosos más
abandonados. Mons. Pedro Brioschi, Arzobispo
de Cartagena, acompañado por las autoridades,
bendijo el local entre la satisfacción y el júbilo
generales. La ceremonia había sido precedida por
un triduo de mi.sióii, predicado con fruto abimdante
por el director de la casa salesiana de Barranquilla.
Las Santas Comimiones de los Leprosos pasaron el
centenar.
LOS QUE MUEREN
Don Ildefonso Ruiz de Lobera
y de Marcillo.
En Gerona. España, y después de larga y penosa
enfenuedad, soportada con ejemplar resignación,
confortado con los Santos Sacrametitos y la Ben
dición Apostólica, falleció en Febrero santamente,
como había vivido, a la avanzada edad de 8o años,
el insigne cooperador salesiano y fervoroso cató
lico Don Ildefonso Ruiz de Lobera y Marcillo.
Distinguido abogado, era el Sr. Ruiz muy co
nocido y apreciado por su bondad de carácter y
por su extraordinaria actividad y celo dedicados
a obras de caridad, conquistándose las simpatías
de cuantos le trataron.
Actuahnente, era Cabo del Somatén de este
Partido, miembro de la Junta de la Veiierable
Congregación de Ntra. Sra. de los Dolores’ y Pre
sidente del Consejo de las Conferencias de San
Vicente de Paul, de la Asociación « La Caridad »,
<le la Junta Diocesana de Acción Católica y de la
Conferencia de la parroquia de La Catedral.
Amante de Don Bosco y de la Obra Salesiana
<luo quería entrañablemente por el bien inmenso
que realiza entre la juventud, especialmente la
más necesitada, no dejaba pasar ocasión de mostrar
con hechos su acendrado amor.
Su larga vida de sacrificio, dedicada por entero
a socorrer las necesidades del prójimo, le habrá
valido el eterno galardón con que el Señor recom
pensa a su elegidos.
Los Salesianos, agradecidos, ruegan por el eterno
descanso de su alma, y lo recomiendan a las ora
ciones de los Cooperadores.
Rdo. Don Daniel J. Flores.
Cual el árbol añoso cae poblado bajo el peso
de sus frutos, tal descendió a la tmnba, tras una
larga existencia, enteramente consagrada al bien
de sus semejantes, el venerando sacerdote Don
Daniel J. Flores, en Arequipa, Perú, el 29
noviembre pasado.
Inteligencia despejada, instrucción sólida y pro
fimda, virtud acrisolada, rara modestia, cdo in
cansable, fidelidad escrupulosa en el cmnpliraiento
de sus deberes y noble desinterés: tales fueron los
rasgos más salientes del malogrado Párroco de
Socabaya.
Su desaparición deja hondo vacío en las filas
del dignísimo clero arequipeño, siunieudo a la
vez en amargirras a sus amadísimos feligreses.
El noviciado salesiano de Arequipa llora incon
solable la pérdida de uno de sus más decididos ami
gos y generosos bienhechores. Los filósofos, novi
cios y aspirantes de aquel fioreciente plantel recor
darán siempre entre lágrimas de cariño y gratitud al
padre tierno y bondadoso que, con sencillez y ama
bilidad encantadora, les acogía en su casa, cuando
iban de paseo a Socabaya; los estrechaba uno
a imo contra su corazón; les hacía sentar a la mesa,
preparada con abundancia de todo bien, y, después
de colmarles de infinidad de atenciones y alegrarles
con ingeniosas ocurrencias, les despedía con la
consabida amonestación: Qui perseveraverit usque
in finetn, hic salvus erit; qui vero non perseveraverit...
Dios seguramente le habrá concedido ya el ga
lardón que tiene prometido al siervo fiel; nosotros
depositamos en su trrniba la flor de nuestra eterna
gratitud.
R. I. P.
Otros Cooperadores difuntos:
ESPAÑA.
Abarán: Da. Teresa Gómez García.
Cieza: Da. Amparo Pérez López; Carmen Ca-
raacho Trigueros; Matilde Buitrago.
Villa de D . Fadrique: Da. Valentina Aguado.
Ecija: Don Francisco Domínguez; Don Antonio
Díaz Mayordomo; Don Jerónimo Eurile; Da. Coucepción Morales; Da. Antonia Bualcabar; Don
Antonio Beuítez I^ozano.
S. Sebastián: Rdo. Don José Sotero.
C A L IF O to lA .
Los Angeles: Sra. Chonita S. de Mott.
COLOMBIA.
Cali: Síes. Nepoinuceno Llanos; Manuel José
Gutiérrez; Da. Dauiiana Gómez Vda. de Ibarra.
Coleto: Sres. Moisés Medina; José Sandoval;
Gonzalo Beltrán; Da. Fenuina Rodríguez; D. ^olicena Tranqui; Da. Trinidad Tosí.
Salado: Da. Salustiana Benítez Vda. de V.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: G EM INIANO FERRARI.
Establee. Tip.de la Sociedad Editora Inteniácional. — Corso Repna Margherita, N. 174 - TURIN
« O O I K D A .D
a S D lO r O R A .
I J V 'I 'K R l S r A .O I O l V A J U
A v e n id a R e g i n a M a r g a r ld a , 174 - T U R fN (Ita lia )
THEOLOGIA DOGMATICA, HORALIS, MTSTICA, FASTORAUS, Ete.
®AO CA Sac. P E T E U S . — Theologiae moralis synopsis. B reve opus ex gapientíssimis scriptoribus de E e Morali ednctrim et ad normara n ovi Oodicis Juris Canonioi exaratum: L ibellae 12,50. Apnd exteros: libellae 16,50.
a 77 t ;t .t .a h O E. Arcbiep. Tarentinus. — Praelectiones Scholastico-Dogmaticae breviorl
enrsni accomodatae. Editio quinta reoognita et aucta.
Yol. I . — Tractatus de vera Religione, de Scriptura, de TradiUone et de EccleHa ChrieU,
Libellae 25. — Apud exteros: libellae 30.
Vol. n . Trac^tus de Reo Uno ac T rin o et de Reo Creante: Libellae 25. — Apud exteros;
libellae 30.
Vol. n i . — Tractatus de Yerbo IncamatOf de Gratia Christi et de Virtutibus infusisi
Libellae 25 — Apud exteros: Ubellae 30.
Vol. IV . — Tractatus de Sacramentis et de Novissimis: Libellae 25. — Apud exteros;
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juris canonici: Vol. I. Re Sacramentis in genere (D e Baptismo, Conñrmatione et Eucharistia) 1921: Libellae 20. — Apud exteros: Ubellae 26.
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