BS_1923_09

Ficha

Título
BS_1923_09
Descripción
Boletín Salesiano. Septiembre 1923
Fecha
1923.09
extracted text
Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LAS O B R A S DE DON B O SC O
Año XXXVIII — N. 9.

S u m a r io .

Septiembre 1923

— D on B o sc o j. su O b ra . -

L a mies a b a n d a , p ero los operarios son p ocos. -

P a p a y e l descubrim ienlo d el sepu lcro d e S an E steb an . —

T eso ro espiritual.



£-

E spirita de

S an F ran cisco d e S ales y d e D on B a s c o . ~ L a vida es una m isión. — í P o r qu é ío j > Co­
operador S alesian o? - M isiones d e C hin a. • D e ¡a T ierra d e l F u eg o . - E l P resid en te A lv ea r
rec ib e a l C a ciq u e P ain efilú . — Culto d e M aría A u x iliad ora . ■ G racias d e M aría A u xiliadora.
P^^ '^l m undo sa lesian o. — L o s q u e m ueren.

E L 1 S A B E .T H V IL L E (Congo B e lg a-A frica). — Alumnos de Ia> Escuelas Profesionales Saleiianas
en el patio de juegos.

R e d a c c ió n -

y

A

d m in is t r a c ió n

;

Y la G o tto le n g o N . 3 2 • TüRIZV. 9 ( I ta lia ) .

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4 )

S O O IE 5 0 A .I3

X> I O

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i : ¡ V ' r i 5 R I V A O I O I V A I 4.

Avenida Regina Margarida, 174 — TURÍN (Italia)

NOVUM MISSALE
ex decreto Saorosancti Ooncilii Tridentini
S. Pii Y. P. M, jussu editum aliorum Pontificum cura recognitum a Pió X reformatum et SS.ini
D, X. Benedicti X V auctoritate vulgatum.

lissale RomanniD restitutum

1) Editio typica Vaticana nigro tantum impressa, cum rubriois italicis literis resultantibua»
is charta subtili sed solida. Gm. 1 7 x 2 6 marginibus comprebensís.
S in e tegumento: Libellae 30. — Apnd exteros: libellae 42.
Contectum: 1) Semipelle ac tela, sectione rubra, titulo ac cruce dcauratis: Libellae 60. —
Apud exteros: lib. 84.
2) T ota pelle rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 80. — Apud
e x to ro s:, libellae 1 1 2 .
3) T ota pello rúbeo colore, auratis foliis, titulo deaurato in dorso ac cruce aurata in
planibus: Libellae 100. — Apud exteros: libellae 140.
2 ) Editio Turonica ju x ta typicam Vaticanam. Cm. 2 3 x 1 5 . Impressum rúbeo nigroqlie
colore. S in e tegum ento: Libellae 70. — Apud exteros: lib. 80.
Contectum: 1) Linteo, curo titulo áureo, sectione rubra. Libellae 84. — Apud exteros: lib. 90.
2) Orania u t supra N. 1 sectione vero au rata. Libellae 91. — Apud exteros: libellae 100.
3) T ota pelle, cum titulo áureo, sectione rubra. Libellae 112. — Apud exteros: libellae 120.
4) Orania u t supra N. 3, sectione vero aurata. Libellae 140. — Apud exteros: libellae 150.
3) Editio Turonica ju xta typicam Vaticanam {ÍT. 14 typus 2 8 x 1 9 ) . Impressum rúbeo
nigroque colore. Textus illustrationibus nitet, ebrolibinaque impressione adeo perbeUi refulget,
perspicuitns literarum visum non laedit. Minimum est pondus bujus Missalis (2 Kg.) ut
a pueris ecelesiis inservientibus ferri potest.
S in e tegum ento: Libellae 70. — Apud alias nationes: libellae 80.
Contectum: 1) Semipelle ac tela rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis:
Libellae 125. — Apud alias nationes: libellae 140. ’
2) Tota pelle rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 200. — Apud
alias nationes: libellae 220.
3) T ota pelle, rúbeo colore, axiratis foliis, titulo deaurato in dorso ac cruce aurata in plañís:
Libellae 225. — Apud alias nationes: libellae 245.
4 } Editio Turonica ju xta typicam V aticanam , manualis 1922 {cm, 10 x l 5 ) . Editio in óm­
nibus cum editione concordans, charta indica tenui et solida, cum cbaracteribus magnis et
perspicuis rubro e t nigro impressis, accuratissima.
S in e tegumento: Libellae 28. — Apud exteros: bbellae 40.
Contectum: 1) Linteo, cum titulo áureo, sectione rubra: Libellae 35. — Apud exteros: Libellao 47.
2) Oinnia ut supra, sectione vero aurata: Libellae 40. — Apud exteros: libellae 55.
6) Editio I Tanrinensis, 1921, ioxta typicam, commodissima, in paginis confíciendis commodilatis ratione habita, fere numquam lectorem ab \ma ad aliam paginara remittens, pag.
patent cm. 1 4 x 2 3 ^ ^ , rubro-nigro impressae, cum lineis rubris in quadrum ductis, characte*
ribus uitídissimis apposite fusis, Icctu valde idoncis.
Editio baec in duabus cbartis diversis venit:
In charta indica subtili ac solida (Missal. religat. gramm. 600 pondo)
In charta a m achina crassiore (Missal. religat. gramm. 1100 pondo).
Sine tegumento: Libellae 50. — Apud exteros: libellae 65.
Contect«*n: 1) Serai-pelie rúbea ac tela eiusdem colorís in planis, titulo a c cruce in plañís,
foliis coloratis (vel infectis coloribus): Libellae 75. — Apud exteros: libellae 97,50.
2) T ota pelle rúbea, foliis coloratis, titulo in dorso ac aurata. cruce in planis: Libellae 90.
— Apud eiteros: libellae 117.
3) Tota pelle rúbea, deauratis foliis, titulo in domo ac aurata cruce in planis: Libellae 100.
Apud extoros: libellae 130.

r

Aro XXXVllI -

N. 9.

Septiembre 1923.

BOLETÍN SALESIANO
^

REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO ^
___

R k d a c c ió n Y A

d m in is t r a c ió n :

V ia C o t t o l e n g o , N.

3 2

-

'

T U R IN (Ita lia )

DON BOSCO Y SU OBRA
¿Q ué es una vida grande? Es un sueño
de ¡a juventud realizado en ¡a edad madura,

Alfredo de Vigny.
No ha mucho que visitaba en compañía de
un numeroso grupo de preclaros sacerdotes y
caballeros ilustres, admiradores entusiastas
todos de la Obra Salesiana, la casa nativa del
gran Don Bosco, apóstol social del siglo 19.
A la vista de aquel tugurio, más pobre que
humilde, perdido en los campos que riega con
sudores el rústico labriego, la soberbia humana
recibe rudo golpe, y la mente y el corazón se
niegan de consuno a reconocerlo por morada
de una figura portentosa que llena el mundo
con su nombre y es aclamada con cariño por
la humanidad agradecida.
¿Cómo es posible, nos preguntamos asom­
brados, que obra tan prodigiosa como la Con­
gregación Salesiana que cuenta hoy día con
numerosos socios, entre ellos un Cardenal,
varios Obispos y Arzobispos, y fundacio­
nes, esparcidas por toda la redondez de la
tierra, tenga una cuna tan modesta; que haya
salido de un lugar tan obscuro una lumbrera
de tamaña magnitud, el gran apóstol a quién
Pío I X llamó el tesoro de Italia, León X III,
€l hombre de la Providencia, Zorrilla de San
Martín, el Francisco de Asís de nuestra época,
y Victor Hugo, el hombre leyenda?
;Ah! es que nosotros vemos y juzgamos de
las casas, de cuantas maravillas deslumbran
nuestros ojos, conforme a los dictámenes de
la sabiduría humana, que no crea grandezas
«no con grandezas, que no sabe concebir una
obra, un^enio, una gloria, sino va acompañada
de un nombre ilustre, de esclarecida estirpe
y rancia prosapia, sino ve mecerse su cima en
el palacio suntuoso de una gran ciudad.
En las obras humanas, s^ún la sabiduría
de los hombres, las causas deben ser proporcio­
nadas a los efectos, los medios a los fines que

con ellos se persiguen; por lo que, cuando se
desea desarrollar una obra gigantesca, edificar
un palacio suntuoso o levantar una pirámide
de Egipto, se procura cimentarlos sobre bases
sólidas, tanto más firmes y profundas, cuanto
más elevadas y grandiosas.
No procede así Dios, que se ríe de la sabi­
duría de los hombres, que oculta los secretos
de la verdadera ciencia a los sabios y prudentes
y se la revela a los humildes, que suele servirse,
a veces, de los más pequeños, de aquellos que
desprecia el mundo, para realizar portentos;
que las grandes pirámides de sus maravilla.s
las apoya en la tierra por sus vértices, a pesar
de lo cual, y de nuestra consiguiente extrañeza,
desafían serenas todas las contingencias, que
suelen dar al traste con las más sólidas obras
humanas, porque tienen sus cimientos, stis
bases en el cielo.
Tal le ocurre a la asombrosa Obra Salesiana.
¿Quién al ver los comienzos de Don Bosco
pastorcillo, hubiera atinado a dar la extensión
que hoy abarca la Congr^ación Salesiana,
previsto por su humilde origen el actual ad­
mirable desarrollo?
Nacido en tiempos de trastornos, el 16 dé
Agosto de 1815, y precisamente en el Piamonte.
trabajado sin cesar por las hue.stes napoleó­
nicas, sus primeros años fueron de estrecheces,
los pasó casi en la miseria, que agravó la pre­
matura muerte de su padre.
Escogido por la Pro\4dencia, como lo pro­
clama Pío X én el Decreto Supremtis humanae
iam iliae en donde lo declara venerable, para
■continuar en la Iglesia la obra, la misión de
los. Agustinos, Aquinos, Loyolas y Josés de
Calasanz en nuestra agitada época, era preciso
que pasara por las tribulaciones y amarguras

— 26o
que le dieran la sensación real de las miserias
y duelos que más tarde debía remediar: que
se capacitara en el crisol del dolor y la adversi­
dad para saber compadecer y guiar a la huma­
nidad por los tortuosos senderos de la vida.
hacia el destino dichoso de la inmortalidad.
I/QS virtudes se aquilatan en las pruebas,
como en la cima de los montes se robustecen
y agigantan los robles y las hayas a los embates
del huracán.

capitán de I^oyola, la caridad de Vicente de
Paúl con la mansedumbre de Francisco de
Sales, y así dispuesto, exquisitamente preparado
para la misión salvadora que Dios le confía,
da comienzo a la obra que hoy nos maravilla y se
propaga pujante por los confines de la tierra.
Ordenado sacerdote, y enamorado de su minis­
terio, corre en busca de los niños^ que un día viera
convertirse de lobos en mansos corderillos, y,
practicando el consejo que oyera en su primero

i*P.

Casa nativa de Don Bosco.

Por eso permite la Providencia que Juan
Hosco, a ipiien elige para padre de innu­
merables huérfanos, guste desde niño las tris­
tezas de la orfandad, las penurias del pobre,
las congojas del que, malquisto ])or sus her­
manos, vése precisado en su tierna edad a
dejar el hogar paterno para ganarse el sustento
entre gente extraña, y afrontar contrariedadc.s
^in cuento para seguir las inspiraciones del
cielo, que en sueños le señala su destino.
Por ese camino, regado con lágrimas, pero
emprendido con voluntad deciduia de servir
a Dios y a sus hermanos, logra, secundado por
la gracia, reunir en su alma, como dijera un
tHa elocuentemente el famoso orador Monseñor
Jara, la humildad del Patriarca de Asís, con
el celo de Domingo de Gnzmán; el amor apa­
sionado de Teresa, con la fuerza creadora del

y misterioso sueño, de que la transformación
no se obtiene con la violencia, sino con la per­
suasión y el cariño, los reúne a bandadas en
el oratorio festivo, donde con amor y dulzura
educa y divierte a centenares de niños que
pululan por el arroyo, expuestos a toda suerte
de peligros de alma y cuerpo.
Los prados de Valdocco, hoy convertidos en
líscuelas Talleres, en colegios, oratorios, igle­
sias etc..., son testigos de las prodigios que
obrara la caridad de Don Bosco, y los cente­
nares, miles de familias cristianas que rodean
el centro de la Obra Salesiana, el fruto de sus
sudor^ y trabajos.
Si fuera vuestra fe siquiera como un graso
de mostaza, decía el Señor a sus discípulos,
obraríais milagros, seríais capaces de trasladni
las montañas. Y Don Bosco la tuvo, no

_

2Ó1 - -

como para trasladar montañas, sino lo quees más aún, para levantarlas donde no las
había.
Con cuarenta céntimos dió comienzo a la
grandiosa Basílica de María AxixiKadora de
Tiirín, centro, religioso admirable, donde se
imparten 394.000 comuniones anuales y se ce­
lebran 25.000 misas, y después sigue el Oratorio,
V, más tarde, nuevas fundaciones que se conñerten como por encanto en colegios, con
escuelas diurnas y ¿Qoctumas, doñde se educan
los hijos del pueblo; en colonias agrícolas para
que los jóvenes del campo aprendan a cultivar
racionalmente la tierra; en escuelas profesio­
nales de artes y oficios donde el obrero se ha­
bilita para la lucha de la vida; y, a medida
que corren los años, se intensifica y agranda
su campo de acción.
I,a caridad de Cristo, su atnor a la huma­
nidad, inmenso como su amor a Dios, le acucia
en sus benéficos propósitos, en sus ansias de
prodigar el bien a manos llenas; amor y anhelos
que no admiten límites ni barreras, que no
pueden reducirse a las obras descritas ni ceñirse
a los confines de Italia, su patria, donde se
desarrollan florecientes. Sabe que por el mundo,
numerosos hijos de otros pueblos necesitan de
los beneficios de su obra^ y, trasponiendo los
Alpes, se lanza por las llanuras de la Galia,
aenta sus reales en las orillas del Betis, y de
allí, en alas de su ambición santa, atraviesa
los mares para recorrer en espíritu, en compañía
de sus hijos, las desconocidas e inhospitalarias
llanuras de las Pampas.
Como Dios bendice sus sudores y el éxito
más halagüeño corona su obra, se ve precisado,
para ciiltivar y atender la abundante mies
que la ' Providencia le depara, a fundar la Con­
gregación de las Hijas de María Auxiliadora
que deben hacer partícipes a las niñas, fu­
turos ángeles del hogar cristiano, de los bienes
que ya gozan los niños.
Y las Misiones y numerosas obras que no
cuentan con más bienes que los de la Pro­
videncia, le llevan a la fundación de los Coo­
peradores Salesianos, algo así como la Tercera
Orden SaJesiana, que hace en la tierra para
con la Obra de Don Bosco las veces de la Proridencia divina.
Merced al decidido apoyo material y espiritual
de los Cooperadores Salesianos y a la abne­
gación de los Hijos de Don Bosco, hoy la Congr^adón Salesianá, protegida por María AusiHadora, tremola su estandarte por toda la
redondez de la tierra, continuando la inagoúible caridad de su A'enerable Fundador, en
propordones con-soladoras que abren el corazón
4 las más hal^üenas esperanzas.

Superan ya. el medio millón los niños que
han pasado por sus escuelas, empapándose de
su espíritu y formándose en las virtudes cí­
vicas y cristianas que son etí la sociedad la
levadura que transformará los odios y rencores
que hoy nos torturan y acibaran la vida en
abrazo fraterno.
Modelos de dudadanos inteligentes y hon­
rados, los Antiguos Alumnos Salesianos, junto
con los Cooperadores, serán la salvaguardia
del orden, el sostén de la familia y el perfume
de la vida cristiana que purificará el ambiente
de las influencias malsanas de doctrinas de­
letéreas.
{Gloria al pastorcillo de Becchi que, .rin más
armas que su amor y caridad sin límites, dis­
puta al Belial moderno el dominio del mundo!

La míes abunda,
pero los operarios son pocos.
•E n Europa los Cristianos son el 95% de la
pobladón; en Asia, el 2% ; en Africa, 8% ; en la
Oceanía. el 22% ; en la América del Sur, el 96%
y el 34% en la América del Norte. E n números
aproximados, los Cristianos del mundo suman
700 millones, de los cuales 320 millones son
católicos. Si se tiene en cuenta que la población
del mundo es de cerca 1700 millones, se verá
con grande pena que los infieles son mayoría,
pues alcanzan los 1,000 millones.
Y no es menos doloroso el considerar que los
misioneros que se dedican a la conversión de
tantos millones de almas suman en junto 65.000
personas, de las cuales 15,000 son sacerdotes,
5,000 laicos, y monjas 45,000; porque si se tiene
en cuenta que los habitantes del Asia son 800
millones, y que para atender a su conversión y
asistencia solo hay 4,000 misioneros, se verá
que la proporción de un misionero para 200,000
habitantes es una insignificancia lamentable.
En el Africa están algo mejor, aunque no
mucho, pues para los 170 millones de habitantes
hay 2,000 misioneros, lo que da la proporción de
uno por cada 85.000 personas.
Pero, no solo son pocos los misioneros relati­
vamente, sino que también se carece de medios
suficientes, especialmente pecuniarios, pues
actualmente no pasan de unos 10,000,000 de
pesetas los fondos que se recogen en donativos y
limosnas, para atender a una evangelización
tan colosal.
Pues si los misioneros se imponen sacrificios
tan grandes, dado lo reducido de su número
y la insuficiencia de los medios, es muy justo
que nosotros nos privemos de algunas comodi­
dades para aumentar sus recursos.

61 Papa V d 5e$(ubPÍmiento 5d sepulcro 5e $an Csíeban
También el P. Mauricio Gisler, benedictino,
ICn el mimero de Octubre y Noviembre de
que está ultimando un precioso trabajo técnico
nuestro Boletín, como recordarán sus lectores,
dábamos la noticia del descubrimiento del se­ sobre el descubrimiento, ha publicado un opús­
pulcro de San Esteban en la floreciente colonia culo, profusamente ilustrado, que se titula:
agrícola salesiana de Beitgemal, en Palestina. «KA<I)APrAMALA »: el s e f ulero de San Esteban
Como fácilmente se comprende, la noticia Protom ariir y de los santos Nicodetn-its, Gamaliel
interesó sobremanera a cuantos aman y se y Ahibón, descubiertos por los Salesianos de
dedican a los estudios eclesiásticos históricos, Don Bosco en Beitgemal, 'Palestina {2). La pri­
tan de actualidad en nuestra época, y en ge­ mera copia de este trabajo, junto con el opúsculo
neral a todos los cristianos, para quienes la del salesiano P. Ferñani, ios presentó al Papá,
patria de Jesús guarda un recuerdo suyo por el día dos de junio, el misionero salesiano de
doquiera: en valles, montes y llanuras que ho­ Beitgemal, Rdo Don Alfredo Sacchetti, in­
llaron sus divinos pies. De aquí que comen­ cansable propagador del notable descubri­
miento.
zaran con cariño a ilustrar un hecho de tanto
El Padre Santo recibió el presente con rivo
interés.
interés
y se entretuvo con nuestro querido
El salesiano Don Juan Ferñani, a la sazón
hermano
hablando sobre las Misiones entre
en Beitgemal, pero en vísperas de partir para
la nueva Misión salesiana del Assam, en la los musulmanes y de la próxima Exposición
India, puso manos a una pequeña monografía, de las Misiones en el Vaticano.
Copiamos unas notas del diálogo habido
que acaba de ser impresa, con el fin de probar
la autenticidad del descubrimiento con la carta entre el Papa y nuestro querido hermano D. Al­
fredo Sacchetti, confiados en que serán del gusto
de Luciano, sacerdote de Cafargamala (i).
A decir verdad, son tantos y tan caracterís­ • de nuestros lectores:
— Beatísimo Padre, vengo de Palestina,
ticos los datos de este documento, responden
tan fielmente al descubrimiento, que no sólo de la Grartja agrícola salesiana de Beitgemal.
dejan fuera de toda duda de que se trate del donde, bajo la dirección del benedictino Padre
Mauricio Gisler, los Salesianos han tenido U
\-crdadero sepulcro de San Esteban, sino que,
a la vez, dan al documento tal carácter de au­ fortuna de encontrar el primitivo sepulcro de
tenticidad, que obliga a concluir: « Aun dado San Esteban Protomartir, de San Gamaliel,
San Nicodemus y Abibón, e importantes restos
que la carta de Luciano no fuera auténtica,
no se podría negar en manera alguna que fué de la iglesia bizantina que fué construida sobre
escrita sobre el sepulcro que, después de varios ellos, después de la invención de los cuerpos
siglos de desaparición, torna a ver la luz del sol». en el año 415. Presento a V. Santidad -el plano
(I) C a f a r o a m a u a : MoHo^rafia j' pruebas de la autentieidad del descubrim iento d 'l sepulcro de S . Esteban.
T urtu, E scuela TipogrAfica Salesiana 1923.

(a) B . K ü h len , T yp ogr. A p ost., Af. Gladback^
grab.'ido q u e encabeza la pagina, represenU el unan
trofio salesiano de Beitgemal.

— 2Ó3.—

de las excavaciones verificadas, con un estudio
preliminar sobre el mismo, del P. Gisler.
— Muy bien, muchas gracias, respondió el
Padre Santo; tenía ya noticias de este descu­
brimiento; — y, después de haberlo examinado,
pidiendo aclaración sobre algunos particulares,
añadió: — Me alegro de veras: es un trabajo
de propaganda que ya muy bien; pero es ne­
cesario, además, que se presente a la Santa Sede
otro trabajo, de índole rigurosamente técuica,
como se usa- en estos casos.
— Santidad, le respondí, creo que el Padre
Gisler terminará ‘ muy pronto también ese
trabajo, para el cual ya reunía materiales
cuando yo partí.
— Perfectamente, conozco al P. Gisler.
que es una autoridad en esta materia; estáis
\erdaderamente en buenas manos.
— Beatísimo Padre, añadí, traigo aquí una
súplica para una Obra p ía en honor de S. Esteban,
cuyo objeto es el de reconstruir el antiguo
Santuario y dar mayor desarrollo a la acción
salesiana en Palestina; también me encarga
nuestro Rector Mayor, Don Felipe Rinaldi,
manifestar a V. Santidad, que, conforme a
los deseos que le fueron manifestados en su
última audiencia, dispondrá que nuestra acción
se extienda también a los musulmanes, creando
para ellos obras especiales, con la ayuda de
las Hijas de María Auxiliadora.
El Papa se mostró complacidísimo, y: —
Bien, añadió, me ocuparé gustosamente de la
petición; conviene sobremanera hacer obra de
penetración entre los musulmanes con todos
los medios que la laboriosidad salesiana sabrá
inspiraros. Se habla mucho de la impenetrabi­
lidad del alma musulmana, de que son refracta­
rios, pero yo creo que si procurásemos acercar
nos a ellos con verdadera caridad cristiana,
estudiando más a fondo su patrimonio espiritual
e intelectual, se eliminarían muchas preven­
ciones y aumentarían las simpatías, de las que
ya recibimos pruebas inequívocas.
— Santidad, le respondí, nuestro Rector
Mayor se tendrá por muy dichoso en poder
secundar también en esta empresa los deseos
de la Santa Sede.
En este punto de nuestro coloquio, el Papa,
tomando un tono de voz muy benévolo, me
dijo:
— Tei^o sumo interés en hacer saber a
'■uestros Superiores, que yo deseo que los Sai^ianos se hagan honor en la exposición de las

Misiones que se hará aquí en el Vaticano en
el año 1925. Recuerdo que vuestro Fundador,
el \^enerable Don Bosco, que yo conocí y traté
varias veces, un día en que yo me congratulaba
con él por los progresos de sus Escuelas de
Artes y Oficios, especialmente en las artes
gráficas, me respondió sonriendo: « D. Bosco
desearía estar siempre en la \-anguardia ».
Seguid, pues, vosotros sus huellas, y procurad
en esta exposición dar a conocer vuestra acti­
vidad misionera en toda su va.sta manifestaciótt.
Y hojeando la monografía del P. Gisler,
como se fijara en las imponentes ruinas del
monasterio de San Pablo (Nebi. Boulus), cer­
cano a Beitgemal, me dijo: — Vosotros, los de
Palestina, debéis procurar, entre otras cosas,
conservar a la Iglesia aquellos lugares
mo­
numentos que tienen para nosotros particular
interés.
Me puse de rodillas y pedí una Bendición
para nuestro Rector Mayor, los Salesianos y
nuestros alumnos de Palestina.

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgenda de 400 días, aplicables a las almas del
purgatorio que, según la última concesión de
Pío X I, podemos lucrar, siempre que unamos a
nuestro trabajo cualquier devota invocación,
pueden ganar los Sres. Cooperadores Salesianos,
cumpliendo los requisitos de costumbre. Indul­
gencia plenaria:
1“ El día que se inscriben en la Pía Unión.
2® Una vez al mes, a elección de cada cual.
3® Una vez al mes, asistiendo a la conferencia,
4® .\siinismo, ima vez al mes, el día en que
hagan el Ejercido de la Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consagren
al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejerddos espirituales
durante ocho días seguidos.
Además, los siguientes días del mes á^Odubre:
7. Nir. Sra. del Rosario.
* I I . La Maternidad de María.
“ 16- La Pureza de María.

El

También pueden ganar otras muchas indul­
gencias plenarias y parciales, y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento
o * Cédula de admisión a la Pía Unión *, a la
cual nos remitimos.

l



2 0 4 ----

Espíritu de San Francisco de Sales
y de Don Bosco
¡Sulesianos! nombre dulcísimo que encierra
todo un programa educativo y apostólico, que
responde plenamente a las necesidades de la so­
ciedad cristiana de nuestros días.
Don Bosco, como S an Ignacio de Loyola en
el siglo X V I, « stetit et niensus est terram » se
paró y m idió la tierra. A l pulsar a los modernos
pueblos cristianos, se d ió cuenta exacta de su
indigencia espiritual, especialmente de la de los
nifios y jóvenes que alim entaban escasamente
su espíritu. Después, con una m irada de águila
abarcó la tierra, y viendo extensas zonas pobla­
das de paganos y salvajes, creyó indispensable,
por el bien de las alm as y decoro de la humanidad,
que el sol de jítsiicia. Cristo Jesú s, d isipara con
su luz las tinieblas del error que mantienen en la _
degradación a tres cuartas partes de los hombres.
Pero, p ara desarrollar programa tan prove­
choso, se precisaba un espíritu superior, que no
se am ilanara por ningún género de difictdtades,
« quien no im presionaran, convirtiendo en adusto
su carácter, n i el nerviosismo dé los niños n i los
inconsiderados arrebatos de los salvajes: un
espíritu sereno, ecuánime, en el que la dulzura
constituyera tma fuerza insuperable. ¿N o fue
este, acaso, el espíritu de S an Francisco de Sales,
quien, dueño de si mismo, se hizo, a im itación
del Apóstol, todo p ara iodos, a quienes ganó con
su dulzura para Cristo?
No escapó a la perspicacia de Don Bosco este
saludable espíritu, que tan ahuiuiantes frutos
produjera, y, haciémloselo suyo, quiso que fuera
el patrimonio, el tesoro, el arm a victoriosa de
cuantos se agruparan en su m ilicia y se dispu­
sieran a seguirlo. E ra obra de la Proxddencia que
proporciona los renwdios según las nectsidíuies
de los tiempos.
H oy iodo se realiza con cclcridoti extraordi­
naria. pasmo.sa: no parece sino que un impulso
furioso de acción lo innula y dom ine todo, sin
que escape a su influencia el sistema nervioso,
especialmente el de los niños, que es el mxis im ­
presionable. M áquinas otimirables que en una
hora producen lo que antes requería días de tra­
bajo: medios de locom(KÍvn que en un santiamén
trasladan cosas y personas a largas distancias:

aparatos que trasmiten pensamientos y palabras
con la velocidad del rayo: la tensión continua
de nervios por calles y plazas de las grandes
ciudades, donde tranvías, autos, camiones y mo­
tociclos cruzan en todas direcciones, privando
hasta del respiro; las noticias sensacionales de
guerras, rebeliones, huelgas y delitos que pasan
ante la mente hum ana como las inipresionaufes,
y las m ás de ¡as veces, m al impresionantes vi­
siones cinematográficas: iodo conspira a engen­
drar una generación nerviosa y agitada, que por
lo mismo necesita educadores serenos, tranquilos,
fuertes y suaves a la vez.
A hora bien, tal es el espíritu de San Francisco
de Sales, que el venerable Don Bosco recogió
para sí y sus hijos. E l insigne Obispo de Ginebra
venció con ese espíritu la insolencia herética, que
infestaba el Chablais y sus contornos, y mereció
los elogios de Carlos Mantie' de Savoya, porque,
en la lucha contra el error, superó las dificultades,
« que se le oponían por razones de estado ?>, con
« la firmeza invencible de su celo por la Religión
santa
y redujo la resistencia de los ignorantes
V . rebeldes « con una elocíiencia tan amorosa­
mente apremiante, que casi todos volvieron al
regazo de la Iglesia, vencidos por la dulce vio­
lencia. de su paterno corazón.
Que el espíritu de San Francisco de Sales
aliente en este glorioso centenerario, juntamente
con el de Don Bosco, en la Iglesia a beneficio de
las alm as y de la sociedad humana.
Card. P edro L a F o n taix e .

Hs preciso que los hombres tengan paciencia unos
con o'iros, y los más valientes son los que toleran me­
jor los defectos de los demás.
^ ^ 4*
No creáis ser lo que los honibres os dicen; la maye r
'harte son aduladores, sin advertirlo a veces ellos
mismos.
S. F rancisco de Sai.e s .

— 2Ó5 —

La vida es una Misión
Todo cuanto existe en el mundo tiene un
valor y finalidad en la vida.
Desde el microscópico infusorio que \'ive y
se desarrolla en la gota de agua, hasta el águila
que se cierne majestuosa en la altura; desde
las formas más rudimentarias de la \dda en sus
innumerables formas, hasta el hombre, rey de
la creación, cosmos admirable que refleja en
sus frente la imagen de Dios, todo cuanto ha
salido de las manos del dhdno Hacedor, tiene
su misión que cumplir en el mundo, como obra
que es de una Inteligencia soberana.
Recorramos la historia de la vida, desde el
momento sublime en que respondiendo al fiat
amoroso de Dios brotó el mundo de la nada,
}•, en vista de que era bueno, ordenó el mo\dento
de esta máquina admirable, señalando a cada
organismo, a cada ser su acción precisa, y ve­
remos con asombro la mara\iUa de un movi­
miento armónico, de una marcha triunfal a
través de las edades por los espacios inconmen­
surables, que es un himno perénne de acata­
miento a la Jílajestad soberana, a la Bondad
infinita del Creador.
Haya lumbreras en el firmamento, dijo Dios,
que distingan el día de la noche, y señalen las
estaciones, los días y los años, y la bóveda ce­
leste se tapizó de refulgentes estrellas que
alumbran b u gloria, de astros que nos bañan
de luz e irradiando su calor sobre la tierra,
suscitan la vida, que es un canto de amor.
Produzcan los mares peces y engalánese la
tierra para que sea digna morada del hombre,
imagen y semejanza nuestra, a quien deben
sendr y rendir vasallaje los vivientes todos;
y las aguas produjeron infinidad de peces, se
poblaron los aires de innumerables y vistosas
aves y la tierra se comdrtió en Edén, en Paraíso
de delicias que enajenaba de gozo con sus
bellezas a nuestros alÉortunados padres.
Todos los seres obedecen gozosos el mandato
di\dno, cumplen a perfección su cometido: el
sol alumbra y vivifica; el aire purifica y refresca;
las montañas nos brindan con aguas cristalinas
que apagan nuestra sed, y generosas se vierten
en la llanura para alimentar a los animales y
las plantas; y la tierra, que ha recibido en su
seno gérmenes de inagotable fecundidad, nos
regala sin cesar, cual cariñosa nodriza, vestidos
y variados y gustosos alimentos.
Causa maravilla el obser\-ar en este admi­
rable laboratorio de la vida que se llama mundo,
cómo cada creatura se esfuerza por alcanzar

su máximo desarrollo y perfección, para respon­
der al progreso indefinido que Dios ha impuesto
como ley.
Sólo el hombre, síntesis de las bellezas-cre­
adas, coronado por Dios rey de la tierra, desti­
nado a ser el pontífice de la creación, jjara re­
coger las palpitaciones de amor de la naturalozu
y ofrecerlas como homenaje de reconocimiento,
de filial gratitud al Padre universal, prevarica,
es una nota discordante en este asombroso
concierto.
éólo el hombre, dotado de maravillosas fa­
cultades, capaz de un perfeccionamento ilimi­
tado, con un corazón en cuyo fondo Dios alentó
un arranque impulsivo, impetuoso hacia el
bien, lo verdadero, lo bello y todo cuanto puede
contribuir a nuestro engrandecimiento, se niega,
cobarde, a lanzarse por el camino de la gloria,
de la inmortalidad, a labrar con el cumpli­
miento de sus deberes, con el cultivo de sus
facultades y la práctica de las virtudes los
brillantes de su corona. Y al negarse a su per­
fección, y como consecuencia a sus méritos y
felicidad presente *y futura, se opone al pro­
greso de la creación, lesionando los intereses de
las demás criaturas, sus hennanos, cometiendo
un delito de lesa majestad contra su Dios.
En manera alguna puede el hombre consi­
derarse una excepción en el cumplimiento de
esta ley universal.
Si en el mundo material, que no es sino un
símbolo y resumen del mundo intelectual y
moral, todos los seres están sometidos a la ley
del progreso y de la armonía, ¿cómo es posible
que en el orden superior de la humanidad, que
se llama espiritual, no exista?
Cuando Dios concede a un hombre el in­
menso beneficio de un buen corazón y una
clara y luminosa inteligencia, no es, sin duda,
con la intención de que la malgaste o entierre
inactiva, como el sierv'o negligente del Evan­
gelio, sino para hacerlos fructificar, desarrollar
en hermosa florescencia, prometedora de pró­
ximos y sazonados frutos.
Y no solo debe el hombre cultivar los dones
divinos, los talentos preciosos y gérmenes de
bendición y vida gloriosa que Dios le ha conce­
dido generoso, transformándose, con esfuerzo,
de crisálida en irisada mariposa, de polvo o
arena vulgar en oro purísimo, sino que, cual
abeja solícita, debe producir panales de rica
miel en beneficio de sus prójimos, de la huma­
nidad entera.

— 266

Todos tenemos una misión sagrada que cum
plir en la vida, de cuya responsabilidad no
podemos eximirnos; a todos se nos asignó un
campo de acción en la viña dél Padre de F a ­
milias, apenas llegamos a este mundo, para
contribuir a la salvación, al bienestar y feli­
cidad de nuestros semejantes.
No podemos, egoístas, como el inicuo Caín,
desentendemos del cuidado de nuestros her­
manos sin incurrir en el enojo de Dios.
/ Estoy aburrido de la vida /
¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos en
que nuestros mayores, acuciados por el noble
ideal de la salvación de las almas, se lanzaron
a la conquista del mundo para civilizar naciones
y llevar a todas las regiones de la tierra el nom­
bre de Cristo.
Falanges de abnegados y heróicos apóstoles
que se apellidan Lulios, Nolascos, Das Casas,
los Buil, los Serras, los Claver y los Javier,
despreciando los regalos y comodidades de la
vida, corren afanosos ])or los caldeados de­
siertos del Africa, las temibles selvas de América
e inhospitalarias playas del remoto Oriente a
llevar la luz de la fe a millones de hermanos
que gimen en la superstición grosera de la más
deplorable ignorancia.
Nada es capaz de contener los impulsos
generosos de sus corazones: ni las ternuras y
lágrimas de los suyos, ni las dificultades, las
fatigas, las amenazas, ni la perspectiva de una
muerte violenta que pondrá término a sus
trabajos apóstolicos. Miradlos como caminan;
los precede Javier que se recoge la sotana pol­
vorienta para andar más de prisa, estrechando
contra el pecho su crucifijo, anhelante la boca
y la mirada fija en los infinitos horizontes,
donde innumerables paganos los esperan, sen­
tados en las tinieblas de la muerte.
F u cambio, hoy día, vergüenza da el con­
fesarlo, ¡cuánto hemos degenerado de aquella
gloriosa cstiq)e! Contadas son las i>ersonas en
las que brilla la llama sagrada del entusiasmo
santo, el interés por la conquista de las almas
y la gloria de Dios. Hoy ya no se cree, ya no se
ama, ya nadie se Síicrifica. Dos hombres ma­
duren no se preocu¡)au más que del. vil metal,
de los mezquinos negocios de la vida. A nuestra
juventud no le inleresau las maravillas de la
ciencia, ni la fascinan gloriosas aventuras, ni
siente los anhelos místicos de la santidad he­
roica, ni la conmueven las miserias de sus
semejantes, ni la entusiasman los intereses de
la religión o de la patria. Siente horror por los
sublimes sacrificios en pro de la causa del bien
y de la verdad.

En vez de pedir alas a un noble ideal que le
sirvieran para remontarse por el camino de la
gloria, de los que merecen bien de la humanidad
hacia la inmortalidad dichosa, hasta el cielo,
llevan una ^dda rastrera, sin aspiraciones, sin
honor ni belleza, malgastando los mejores años
de la juventud, las fuerzas intelectuales y mo­
rales, las preciosas reservas de su apasionado
corazón en naderías, en buscar el éxito en los
sports, en organizar fiestas, cacerías, bailes y
otras mil inutilidades que rebajan los caracteres,
fomentan la frivolidad de los espíritus y envi­
lecen las almas.
Da mayoría no sabe como m atar el tiempo,
que es oro y vale tanto como Dios, y no pocos
se aburren de la vida antes de haberla empe­
zado a vivir.
¿Es posible que la sangre que corre por sus
venas proceda de aquellas fuentes de heroísmo
que asombraron al mundo y causaron la ad­
miración de los cielos?
Joven amable, para quien van dirigidas estas
lineas, por tu honor, por tu gloria, por el amor
que debes a Jesús, te conjuro a que no seas tu
uno de tantos de esos desgraciados que arras­
tran una juventud lánguida y estéril a través
de toda clase de heroísmos y de espectáculos
llenos de elevadas lecciones, sin verlos con
e=a mirada que se ilumina a la^vista de los
bienes de un orden superior, sin experinientar
esos estremecimientos que purifican y subli­
man al ser humano. Desde el momento que
Dios te ha dotado de facultades capaces de
expansión, es, sin duda alguna, con el deseo
de que pongas en acción tus energías latentes.
Basta ya de inacción estéril y de indiferencia
estúpida. Conviértete en cruzado del bien.
Mira el campo inmenso que Dios confía a tus
cuidados. Multitud de niños, hermanitos nues­
tros, vagan por el arrayo de nuestras populosas
ciudades, como incautos recentales, dejando
a girones, entre las zarzas de los escándalos
públicos, la hermosa vestidura de la inocencia.
Muchos manchan sus labios de rosa con la
blasfemia inmunda, porque nadie les dice que
hacen mal, ni les enseñan a conocer y amar al
buen Jesús que gime en el sagrario la pérdida
de tantos angelitos, para quienes resulta inútil
su cruento sacrificio.
Oye la voz augusta del romano Pontífice
que nos señala, conmovido, la viña de las Mi­
siones. donde el mundo pagano nos espera
impaciente con los brazos abiertos, para que
le hablemos de Dios y le enseñemos el camino
del cielo.
Y si no te sientes con arrestos para abando­
nar patria y hogar, misiona entre los tuyos: en
la calle, en la familia, en el periódico, en la

— 267 —
fábrica y los campos. Quédate, si no te sientes
con ánimos de partir a lejanas tierras, ’ pero
misiona, ayuda a tus hermanos,
Jesús paga con creces, aun en esta vida, a
los que se consagran a su serHcio, a los que
procuran extender su reinado en la tierra. Ko
hay placer má.*; elevado y duradero que el que
se siente después de haber hecho algún bien al
prójimo. Tan profundo era el gozo que expe-

parecerá delicioso, y jamás os cansará. « Que­
daréis embriagados con la abundancia de mi
casa, y os haré beber en el torrente de mis
delicias ».
A los cobardes, en cambio, a los que mal­
gastan egoísticamente la vida sin saber en tpie
matar el tiempo, les aguarda la suerte de la
liiguera estéril, que Jesús condenó a la vora­
cidad del fuego.

SHIU«CHOW (China) — Los oficiales del baque de g^uerra (tallaoo “ C abato" visitan la MIsIdn Saleslana.

rimentaba el Apóstol por la santificación de
las almas, que exclamaba: « Yo por mí gusto­
sísimo expenderé cuanto tengo y aun me en­
tregaré a mí mismo por la salud de las almas ».
Y San Francisco Javier recibía en sus correrías
apostólicas por las Indias tantos consuelos,
que se veía precisado a exclamar: * Basta, Señor,
Ho me hagáis gustar tantas dulzuras, porque
de lo contrario muero >.
Y si tan generoso se muestra el Señor acá en
^ tiena, figuraos el galardón que nos reserva
para el cáelo.
Podrán los hombres olvidar a muchos de los
aéroes que se sacrificaron en aras de la patria,
pero Dios no ohrida a los soldados de la Cruz.
Jesús les tiene preparado un trono de gloria.
‘ Uisteis mis colaboradores acá en la tierra, les
dúá al fin de su carrera apostólica, ahora seréis
á acriba herederos y jueces conmigo. Descan•cfcis a mi lado en mi banquete eterno, que os

No puede uno imaginarse la influencia que,
tanto para el bien como para el mal, puede ejercer
un puñado de hombres, si unidos y con entusiasmo
perseveran en un ideal.
En menos de veinte años he visto, en una región
para mi bien conocida, malearse una provincia,
que era buena de verdad, debido al mal influjo
de sólo tres hombres.
Y también he presenciado, en la misma región,
cambiarse por encanto, y de la noche a la ma­
ñana como quien dice, una provincia de mala en
buena por la acción de un sólo hombre, muerto
desgraciadamente joven, que trabajó con decisión
y confianza.
Nó digáis jam ás: *N o hay nada que hacer».
Ese es el lenguaje de los cobardes y egoístas, de
los que no encuentran nunca el momento oportuno
de aquellos que no encuentran la fruta madura ni
aún cuado se cae del árbol pasada.
P . DE LA G

o RCE.

¿Por ODó soy [oopor
Prescindiendo de los motivos religiosos que,
recordándonos que somos simples administra­
dores de las riquezas, nos ordenan atender, al­
íñenos con lo superfino, a las necesidades de
nuestros semejantes que sufren la indigencia,
me mueve a serlo, sino la caridad o la justicia,
por lo menos el amor de raza, el decoro de la
humanidad, pues, mientras abundan las so­
ciedades protectoras de animales que se desviven
para ahorrar, no sólo el hambre sino hasta los
yiadecimientos a los brutos, hay millares de
iiombres, de niños que sufren hambre, frío y
otras inclemencias sin que haya almas carita1 ivas, de nobles sentimientos, que los calienten
con un poco de cariño.
;Cómo es posible ver a niños andrajosos,
macilentos, abandonados por las calles, mien­
tras se ]>rocuran comodidades y atenciones a
los perros?
Don Bosco, que ya en sus tiempos tuvo que
lamentar esta ceguedad de los hombres, fo­
mento, al reunir en sus casas a los huérfanos
y niños pobres, la caridad de muchas almas
buenas, que, sino remedian más necesidades
es porque no las conocen.
¡Qué consuelo para un corazón recto, para
una alma cristiana el pensar que con las mi- '
gajas que sobran en su ca.sa, puede salvar la
inocencia, las almas de muchos niños, que se
])erderían en el arrovo, y entregar a la sociedad
Iiombres útiles y ciudadanos honrados!
Eso sin contar el premio que le aguarda en
la vida futura, pues si Je.sús paga con creces
un vaso de agua dado en su nombre, figuré­
monos que no hará con los que han cooperado
en su obra de regeneración y salvación de
los hombres.
Escuchad lo que decía en el lecho de muerte
el Apóstol de la niñez, el gran Don Bosco.
cuando se despedía, agradecido, de sus buenos
Cooperadores, de los que le habían ayudado
con sus limosnas y oraciones a salvar miles de
niños: « Xhia deuda inmensa de gratitud tengo
con vosotros... por todo lo que habt'is hecho
ayudándome a educar cristianamente y a
guiar por el camino de la virtud y del trabajo
n tantos y tantos niños que llegaron o llegarán
a ser el consuelo de la familia, útiles a si mismos
y a la sociedad, y sobre todo... felices en el
cielo.
Sit\ \*uestra caridad no habríamos ¡xidido
hacer nada, o solo muy poco; con ella, hemos
podido enjugar muchas lágrimas y salvar mu­
chas almas. Con ella hemos fundado numerosos

Colegios y Escuelas... hemos fundadó Misiones
y enviado centenares de obreros evangélicos
a cultivar la viña del Señor. Con ella hemos
fundado tipografías y difundido millares de
publicaciones entre el pueblo en defensa de la
verdad, fomento de la Religión y apoyo de las
buenas costumbres..... Y pues con tanta per­
severancia y bondad me habéis ayudado a mí,
os suplico sigáis la Santa Obra con mis Suce­
sores. L a labor comenzada ya no tiene necesidad
de mí, pero sí de vosotros y de los que desean
que reine Dios en la tierra..... ».

¿Qué debo hacer para ser
Cooperador Salesiano?
I® Sostener con oraciones y ofertas el de­
sarrollo de las Obras y Misiones Salesianas.
2® Vivir según el espírítir del Venerable
Don Bosco, haciéndolo conocer en la sociedad
y actuando en todas partes su programa en
favor de la juventud.
Condiciones. ■
— Para inscribirse entre los
Cooperadores Salesianos es necesario:
a) Haber cumplido los i 6 años de edad.
b) Gozar de buena reputación religiosa y
civil.
c) Tener posibilidad de cooperar de algún
modo, con oraciones y limosnas, para sostener
y.fom entar las Obras Salesianas, que recono­
cen en el apctyo de los Cooperadores su válidd
sostén.
O rgano. — E l órgano de los Cooperadores
es el Boletín Salesiano, que se les envía cada
mes. Los pone al corriente de la Obra de los
hijos de Don Bosco, y les va señalando el espí­
ritu que debe animar a los Cooperadores. Para
poder atender a los gastos de impresión, lo
mismo que a las diversas Obras, cada cual
ayuda con lo que le penniten sus fuerzas. Cabe
desde el óbolo de la viuda hasta la considerable
limosna del rico.
Beneficios E sp iritu ales. — Los inscritos
en la P ía Unión de los Cooperadores Salesiani <
disfrutan de los siguientes beneficios: i® par­
ticipan del mérito de las obras de caridad y
celo que llevan a cabo los Salesianos en todo
el mundo.
2® Todos los días se celebra una misa y se
hacen oraciones especiales por ellos en el San­
tuario de María Auxiliadora en Turín.
3° Tienen abundantes sufragios después
de su muerte.
4® E n vida pueden ganar, con las condi­
ciones acostumbradas, abundantes indulgencias
plenarias y parciales, concedidas a esta asoaa*
ción i>or el Padre Santo, como puede \er el
que lo desee en el manual de los Cooperadores.

El nueDo Orfanato de Shiu-Cnoir.
[Contimia la relación del P adre Carlos M . Braga)

V II (•)
A lgo m á s s o b re el s is te m a e d u ca tiv o
de D on B o s c o .
Era mi deseo enviar a la mayor brevedad
la conclusión de esta relación, pero el produ­
cirse y sucederse continuo de los acontecimientos,
que ya conocen los amables lectores del Boletín,
dió al traste con mis proyectos, arrebatándome
la calma, la tranquilidad y el tiempo, ya que
la casa se llenó de fugitivos e improvisados
catecúmenos. ¡Oh que días, Dios mió!.
Los numerosos huéspedes tenían todos no
poco que contar y miedo loco que procuraban
disimular cuanto podían. Unos contaban los
abusos y violencias sufridas, otros, que habían
contemplado, petrificados, escenas.inenafrables,
quien miraba con tristeza por entre las celo­
sías a la descamisada soldadesca, que daba
buena cuenta de la fruta de los huertos y de
los peces de los estanques, no faltando alguno
que, algo trastornado, se le figuraba ver a varios
soldados que llevaban atado su perro para
matarlo, y otro que oía aletear a sus gallinas
y patos en el gallinero en que habían entrado
a saco aquellos bandidos, e.'ftrañados de en­
contrarse con eneihigos tan inofensivos y fá­
ciles de rendir.
A pesar del miedo y la tristeza, no faltaron
tampoco los ratos alegres, de charla jocosa y
anécdotas gustosas y algún tanto picarescas,
pero la risa moría en los labios sin florecer,
pensando en el estado caótico de esta inmensa
nación, sobre cuyas aguas no ha pasado to­
davía el Espíritu del ^ ñ o r.
El colegio, como queda dicho, se llenó de
gente, acuartelada como los soldados, pero el
horario se cumplía lo mismo que si hubiéramos
estado solos, sin tropiezo alguno: la charanga
soplaba de lo lindo y los cantores se desgañitaban, cantando a todo pulmón, como para cubrir,
con sus regocijadas notas las maldiciones e
imprecaciones de los refugiados contra los
directores de su patria y de sus destinos.....
(*) V éase d B o U iin d e ila rz o .

E t in ierra j>ax hominibus!... Dona n olis paccm!
eran los cantos que nos regalaban varias veces
al día los niños, sin darse cuenta, se comprende,
del significado y oportunidad <le sus invoca­
ciones. •
A las funciones de la mañana — celebrá­
bamos el mes de mayo — y a las oraciones de
la tarde, acudía todo el enjambre, <iue llenaba
la capilla y las clases contiguas, formando un
conjunto curioso. Entretanto, nuestros alumnos
jugaban y se divertían, estudiaban y rezaban
como si los graves acontecimientos que ame­
nazaban de continuo no les interesaran a ellos
para nada, ya que^ los miraban como el que
ve llo\'^er u 03'e narrar hechos que acontecie­
ron tiempos atrás o en otros países. ¡Edad
venturosa la suya en que todo son rosas y ale­
grías!
Gracias a Dios que no a todos los enloqueció
la guerra, ni los amedrentó, una vez estallada, de
lo contrario, no hubiéramos podido hacer nada.
Dos años hacía que habíamos empezado el
orfanato, en el hervor de la guerra; y ahora,
de nuevo, entre el estniendo de los cañones y
el humo de la pólvora, nuestro granito de mos­
taza germinaba y prometía vida floreciente.
Los siete primeros alumnos del año anterior
eran demasiado pocos para saciar nuestro
afecto y esperanzas, y teníamos que refrenar
la fantasía y el corazón, y olvidar mucho de
los anos pasados, y fijar nuestra vista en lo
por venir, recordando que las obras de Dios
no se adicionan, sino que se multiplican, para
no perder el ánimo ni debilitar el espíritJi
con lamentos estériles. Al cerrarse las clases
este mes de julio, los alumnos, entre internos y
externos ya sumaban veinticuatro. Familia
reducida todavía, si se quiere, pero buena y
de grandes esperanza*:.
De Abril a Julio fueron meses de santa ale­
gría franciscana y salesiana poesía, de fusión
de sentimientos, de cordialidad rumorosa y
expansiva, de vida. íntima, durante la cual
nos fué fácil sentar los fundamentos del orden
y la disciplina, plasmar las almas y corazones
sensibles y dúctiles de los niños. Fueron días
de preciosas experiencias, en pequeño, de todo
nuestro sistema educativo.
El ensayo en grandes proporciones ya se ba
verificado en nuestro colegio de Macao', per*)
aquí arriba, el ambiente físico, moral, inte-

— 270
lectual y civil es muy diverso, presenta ca­
racteres, y matices muy diferentes.
Se trataba de un cambio radical, de dar
nueva dirección a toda su vida, pensamientos,
afectos, costumbres etc., y, (dado el .número
reducido y la buena dis]X)SÍción de todos) re­
sultó cosa relativamente fácil y espontánea, sin
roces ni cambios bruscos, y, con la gracia de
Dios, vimos felizmente coronados nuestros
deseos. Nuestro esfuerzo se redujo a penetrar
a través de aquellos rostros amarillos y cuerpos
anémicos hasta el corazón de nuestros niños,
tratándolos como a los niños europeos, amán­
doles y compadeciéndoles como a ellos, es
decir, hablándoles al corazón. Y los niños
correspondieron generosamente.
De los 7 a lo s 8 0 alu m n o s.
K1 septiembre de 1921 los internos llegaron
a -22: los que vinieron de Ileung Shan eran
francos, joviales y sencillos, en cambio, los de
K ong-K n ei eran más avispados y picarillos,
sus caritas frescas y algo agrestes. Especial­
mente los últimos, no ocultaban la presunción
y pre\'enciones de su ambiente; con aire de
suficiencia, se reían de cualquier palabra del
Sin fu (misionero), se mostraban exigentes,
como si todo .se les debiera y nosotros fuéramos
obligados servidores, con lo cual no hacían
más que poner en descubierto todas sus fla«luezas y debilidades, para someterlas a una
cura completa.
En ocho días de trabajo incesante e intensivo,
secundados eficazmente por el grupo del año
anterior, que había vuelto al colegio completo
y lleno de entusiasmo, la impetuosidad y mdeza de los nuevos amiguitos se estrellaba
contra una dulce firmeza, y su aire de suficiencia y
fanfarronería, que se creía saberlo todo y no esparaba encontrar a nadie que les mojara la oreja,
a las pocas lecciones de canto, de gimnasia y
urbanidad, caía como un ca.stillo de naipes,
se esfumaba como por encanto, con una extrañeza de los nue\’os huéspedes que nosotros
traducíamos por un rotundo, aunque disimu­
lado, no sé iKuia.
A las primeras desconfianzas y cerrazón
hermética del ánimo, suce<Íió la cordialidad,
la es])ontaneidad, la familiaridad re\erente,
y cuando comenzamos a conocernos, a com­
prendernos, y ayudamos recíprocamente en
la formación y adaptación, llegó para mí el
día de la despedida.
Cuando abandoné el dulce sosiego de Macao,
donde pasé una agradable temporada, y volví
en Enero a nuestro orfanato de Shtu-Chow,
encontré a muy pocos niños, pues casi todos

habían ido a sus casas para pasar el año chino,
fiestas que corresponden a las nuestras de
Pascuas.
Del 28 de enero hasta mediados de febrero,
días de mucho frío y lluvias, lo pasé diver­
tido con los diez rapazuelos que quedaron en
el colegio. Tomaba parte en todos sus juegos
y diversiones, me sentaba hasta en la mesa con
ellos, provocando con mis atenciones y cariño
la cordialidad espontánea de los niños que se
sentían felices como lo demostraban con sus
alegres exclamaciones e infinitas preguntas.
Que los niños sabían apreciar los cuidados y
delicadezas del Superior, nos lo prueban las
frases que repetían a coro al terminar las fiestas
del Kno-ngen: « S e está m ejor en el colegio que
en casa: el año que viene nos quedaremos todos ».
El 10 de febrero comenzaron de nuevo las
clases, y los niños iban llegando uno tras otro,
lentamente, hasta completar los 38 externos
y 42 internos, demasiado heterogéneos respecto
a edad, carácter, educación y tendencias,
para obtener de ellos con rapidez la fusión
armónica necesaria.
Labor

e d u ca tiv a . - « F e s tin a l e n t e !».

Fueron días de expectación exasperante, de
trabajo individual y colectivo, de continuos
avisos y Consejos, de asistencia minuciosa y
confidente; pero las dificultades, en lugar de
disminuir, aumentaban en mlmero y calidad.
Alguna vez me llegué a creer un soñador que
perseguía imposibles, ya. que me parecía tan
difícil reducir y transfpnnar a estos muchacho.'!,
como pasar un camello por el ojo de una aguja.
Sin embargo, no faltaban motivos de confianza
que abrían el ánimo a la esperanza de un éxito
completo, pues se veía, especialmente en los
mayorcitos, un grande afán y deseo ardiente
de ayudar a los pequeños, de aprender y practi­
car las pocas reglas, de manifestar su aprecio
y amor al colegio, de jugar y observar el orden
y las indispensables buenas maneras que exige
la vida en comunidad.
No faltaron algunos refractarios, fríos, des­
confiados, descontentos y refunfuñones, que
cumplimentaban en el significado de cumplo
y miento, que saludaban vohiéndose a la pared,
que barnizaban el exterior, pero el corazón lo
mantenían indiferente e inmutable; con todo,
y a fuerza de machacar con paciencia y dulzuri"!,
fueron cediendo y dándose a partido, a medida
que desaparecían la mala inteligencia y descon­
fianzas, hasta entregarse incondicionalmente
con generosidad y persuasión.
Todavía hubo quien suspiró durante un mesnoche y día, recordando el búfalo y los arro.

zales; aunque se avergonzaba, después, de su
.debilidad.
Y tampoco faltó quien llorara -^-arias veces
en la crencia (inconcebible para los que juzgan
a los chinos tan diferentes de nosotros), de no
poder o saber dar gusto al S in fu.
Al anochecer, <? en las buenas noches », pa­
labras que se dirigen a los niños en nuestros
colegios antes de retirarse al descanso, teniendo
que repetir los mismos avisos, en obsequio a
los nuevos, y alguna que otra amonestación,
aunque amorosa, veía nublarse de lágrimas
los ojos de los más cercanos y percibía los sollo­
zos de algunos que estaban más atrás, sin duda,
porque todavía no habían oído la frase que
tanto esperaban: « esioy contento de vosotros ».
He podido observar también aquí que la
reprensión brusca, ya sea general o particular,
si bien produce un efecto disciplinar inmediato,
no da ningiín fmto educativo ni sus efectos
son duraderos.
Es cierto que los niños chiños se permiten
a veces actos, modales que chocan con nuestra
manera de ver y sentir las cosas en Europa, si
bien para ellos eso no signifique nada, ni su­
ponga la mínima mala intención, pues es para
ellos la cosa más natural y tal vez una delica­
deza de la cultura china: por eso yo me pre­
gunto a menudo si la manía de querer euro­
peizar hasta el fondo irreductible e indiferente
para la salvación del alma, no sería perjudicial
y podría comprometer el resultado de nuestra
obra.
l'n poco de sana filosofía china en el obrar
no hace mal a nadie y no nos despojará de un
so o grado de gloria en el cielo: étnico con los
étnicos y ch'no con los chinos.
Yo, en mi reducida experiencia, estoy por
aquel lema tal útil y práctico: festina lente:
afirmarse con calma y paciencia. Aguanté y
derroché paciencia, y ahora, gracias a Dios,
todo marcha viento en popa. Todo por amor.
Hasta el presente no hemos hecho uso de los
castigos, y. debido a eso, no tenemos que la­
mentar ningún género de hipocresía en los
alumnos, es decir, la manía de engañar a los
Suj>eriores. L a nota más simpática y caracte­
rística de estos niños, es la cordialidad con que
nos tratan, la. alegría sincera con que reciben
a los hermanos que vienen a visitarnos, el en­
tusiasmo y sentido alborozo que revelan cuando
U^a algiin misionero, aquel sentirse como
hijos de la familia y libres en la obser\-anda
del reglamento.
Como el número ha aumentado considera­
blemente, y con él las diferencias de edad,
saber, etc., ha sido preciso dividirlos en tres
-grupos- primera, s^unda y tercera clase, que

k

hemos confiado al Tchin-sin sang {Yen-Mu)\
la cuarta y quinta, al Von sing-sang, y la clase
de los catecúmenos, al Ten sin-sang.
E l método de enseñanza es modernísimo:
catequético ■— socrático; es un chispeante dia­
logar entre maestro y alumnos, no muy expe­
dito, sencillo y variado todavía, pero bien en­
caminado. Todos los días oyen misa alumnos
y maestros, edificando con su puntualidad y
la frecuencia de sacramentos, casi cuotidiana.
Además, todos los días se explica catecismo
e historia sagrada y se ensena canto, distri­
buido todo convenientemente en el programa.
La enseñanza sería seguramente más factible
y para nosotros más ventajosa y llevadera, si
tuviéramos maestros empapados de nue.stro
espíritu y más conscientes de sus del>eres y
responsabilidad. Gracias a Dios, los tres ma­
estros que trabajan con nosotros se dejan
guiar con facilidad, se adaptan a las exigencias
de nuestro progreso y vi\*en honradamente
nuestra vida, si bien les falta aquel quid inde­
finible, aquel espíritu, aquel buen sentido de
jo\úalidad, alegría, de energía dueña y domi­
nadora, cualidad específica del espíritu de
Don Bosco. El pensamiento de que dentro de
pocos años podremos contar con personal salesiano, si no de profesión, al menos de espíritu
y actividad, nos alienta y dispone a la abne­
gación y nuevos sacrificios.
El pensar que estos jóvenes que nosotros
educamos, salidos del colegio, guiados, ayu­
dados, sostenidos por nosotros, serán la leva­
dura de Cristo que hará germinar esa inmensa
e inerme masa pagana, hace ligera y dulce
cualquier fatiga, agradable el sudor que de­
bamos derramar.
L o s e x te rn o s . - L a g im n a sia .
L a c h a ra n g a .
Los niños externos son más reacios a la eficaz
labor de formación, ya sea por la propia indo­
lencia, }-a por la de sus padres; pero, sea dicho
en honor de la verdad, tampoco faltan entre
ellos almas buenas y generosas que corres­
ponden a la gracia, que sienten a Dios, lo aman,
lo adoran y ruegan con insistencia para qué
el espíritu vi\-ificador toque el corazón de sus
padres y les disponga a recibir .el bautismo.
Los domingos asisten a todas las funciones:
la misa y sermón por la mañana, y la instruc­
ción, que con tanta competencia y provecho
da el Padre Guarona, y la bendición con S. D. M.
Hemos probado también de admitir a los niños
paganos de otras escuelas, y ya tenemos un
buen número de ellos, asiduos y de buena vo­
luntad .

— 272
Contamos con bienhechores que se encargan
de los caramelos, dulces y fruta: los maestros
de casa son los primeros que se entendieron
para proveer los días festivos de golosinas;
algunos cristianos se han comprometido a ha­
cerlo los primeros y illtimos domingos de mes;
y para las otras fiestas responde el libro de
salidas.
Ahora necesitamos pasavolante, trapecio,
])aralelas, bastones y otros menesteres de gimna­
sia, lo cual sui)one una cantidad respetable.
Nosotros volvemos los ojos al Sur, donde
se extiende el anchuroso mar que llega con

Después del triduo de apertura de curso,
predicado con amor y fruto por los Padres
Barberis y Cucchiara la segunda semana de
marzo, se dió comienzo a la clase de música.
Apenas las primeras' notas vibraron estrepi­
tosas y desentonadas por los aires, comenzaron
las burlas y motejes de los varios siii-san", de
la escuela pública y del colegio pi otestante,
que denostaban a nuestros niños, llamándoles
a boca llena; — ‘ T i-K in ! (los más atrasados
del mundo). — Risas y burlas que se multi­
plicaron en la boca de los comerciantes de Tai
K an , cuando, el primero de abril, pasamos el

t-v'

ONAS. — La vieja Anastasia entre sus nietos.

SUS aguas a bañar tierras lejanas en que ha­
bitan almas buenas, corazones generosos, que,
por menos de nada, nos procurarán a nosotros
y a estos niños, (jue ruegan por sus bienhe­
chores. un alegrón.
De vuelta de nuestro colegio de Macao,
casa madre de las casas salesianas de la China,
donde hay mucha vida, algazara y movintiento,
era para mi un problema el atender a la cha­
ranga, y mantener vivos y animados los juegos.
Me vino como llovido del cielo el señor Stum,
(pie es el verdadero fundador y sostenedor de
esta música, no me atrevo a llamarla banda,
de Shiu Chow.
Su admirable labor es digna de todo elogio.
K1 copia partituras, papeles, y suda la gota
gorda para enseñar las notas a los rapazuelos
y hacerles sacar alguna voz en los instrumentos.
A mí me bastó con ordenar las filas y reunirlas
en el local, lo demás es fnito de su tenacidad
y constancia.

,... .

La vieja Ventura.

río en fila compacta y ordenada, aunque sin
ruido ni divisa.
Nosotros respondimos con silencio y labor
asidua, merced a la cual, hoy nuestra charanga
llena los aires de alegres melodías y los cora­
zones de contento. La nueva divisa ñamante,
simpática ha sido juzgada como la más hermosa
de Shiu Chow, por los mismos denigradores
de antes.
De este modo, sin perder la calma en el con­
tinuado ejercicio de estudio y escuela, nuestro
orfanato progresa en su desarrollo con nranifiesto provecho de los niños. Todas las semanas
\*iene gente del campo que nos pide plazas
para sus hijos, y a todos tenemos que contestar
con la misma frase: « el año qtte viene *.
{Coniinuard).
C arlos M. B r .\g a P br .
M isionero Salesiano.

i

De nuestras Misiones de la
Tierra del Fuego.
[Carta del salesiano Padre L u is Cencío a nuestro
Rector M ayor.
Río Grande 28 Diciembre 1922.
Rdmo. D on F elip e R inaldi,
Muy amado Padre; De Río Gallegos he pa­
sado a la Misión de Río Grande, isla de la Tierra
del Fuego, donde tenemos recogidos a 14 indios,
pocos como ve, pero buenos de verdad. Rezan
con mucha devoción, y oyen diariamente misa,
y, al menos una vez por semana, todos comul­
gan. ¡Si viera qué amor y veneración tienen a
la Eucaristía! Este sentimiento de profunda
religiosidad Ies honra y ennoblece sobremanera,
distanciándolos de su primitiva y triste con­
dición dé salvajes. En el seno de la Religión
Catóhca y en los actos sublimes de su culto,
desaparece el indio y en su lugar brilla el cristia­
no, que, aunque a veces no logre borrar las
huellas de una naturaleza bravia, es capaz de
sentimientos tiernos y delicados, de actos de
adoración y de fe que harán* conmover a los
ángeles.
Ahí le adjunto algunos datos que creo leerán
con gusto nuestros Cooperadores y todos cuan­
tos se interesan por la Obra Salesiana.

Una primera comunión a ios 97 anos. _
Una india centenaria. — Algo de nues­
tro labor.
Hace poco ha muerto en la Misión una india,
de nombre Anastasia, que llevaba ya mucho
tiempo en compañía de las Hermanas. Por
más que trabajaron las buenas monjas con
ella, jamás consiguieron hacerla comulgar.
'«Dios es bueno, repetía siem pre, y yo muy m ala...
yo no puedo recibir a D ios... no conozco a D ios %.
Y al argüiría que Dios es muy bueno y per­
dona fácilmente los pecados, contestaba: « Dios
es bueno, muy bueno... yo muy m ala... yo no sé
fiada... », y no había medio de convencerla y
hacerle mudar de propósito. Si se insistía, se
poma de mal humor. Con el correr de los años
y los achaques de la vejez, fué cediendo en
resistencia y se hizo más condescendiente y
amable, y, por último, en la pasada fiesta de
Pentecostés, se decidió a recibir la primera
comunión. Nosotros celebramos el aconteci­
miento con fiesta, pues no deja de ser intere­
sante una primera comxinión a los 97 años. Si
^ tes nos había di^ustado con su terquedad
msuperable, ahora nos consolaba abundante­

mente con su tierna devoción y ardiente amor
a Jesús.
El trabajo nuestro y de las hermanas por
convertirla, que nosotros juzgamos errónea­
mente perdido, fué bien provechoso, pues se
iba preparando de largo tiempo, con humildad
y verdadero dolor de sus pecados, al dulce
abrazo y ósculo de paz con Jesiís.
Ocho días después de su primera comunión
volaba al cielo para gozar eternamente de la
compañía de Jesús y de María Auxiliadora.
Pocos días antes que la buena Anastasia,
moría también la centenaria tía Ventura,
devotísima del SSmo. Sacramento. E ra un
carácter fuerte, difícil, pero generoso, pues
hasta los últimos días de su vida; y a pesar de
los achaques de su avanzada edad, era la pri­
mera en acudir a misa todos los días, aunque
hiciera mucho frío. Ea profunda piedad y re­
cogimiento con que asistía al Santo Sacrificio,
impresionaba santamente a todos. Por fin*
cargada de años y de méritos, pasó a mejor
vida, precisamente el 24 de Mayo, fiesta de
María Auxiliadora, de quien era muy devota.
L a muerte de estos patriarcas indígenas va
dejando un vacío sensible en el ambiente fa­
miliar de la Misión. Son almas cándidas, per­
sonas queridas que han conocido y recuerdan
con admiración y cariño a los primeros apóstoles
de la fe y civilización de estas lejanas tierras.
Pero si bien es cierto que nos apena ver redu­
cirse esta tribu, llamada a desaparecer en breve,
nos consuela, en cambio, el pensamiento de
que aumenta el número de nuestros decididos
protectores en el cielo, como lo prueba el hechode que nuestra Misión realiza un bien inmenso
hasta en las ovejas descarriadas y las almas
infelices que se han dejado prender en la red
de la propaganda protestante.
Actualmente tenemos con nosotros a un
joven que pasó doce años en compañía de una
familia protestante. Un día que, por casualidad,
pasó al lado de nuestra Misión, se le ocurrii
entrar a ver a sus abuelos, que vivían con no.sotros, ocasión que yo aproveché para invitarle
a que se quedara en nuestra casa, haciendo
compañía a sus abuelitos, pues yo qie compro­
metía a enseñarle a leer y a escribir, y después,
buscarle colocación.
Sin decidirse a aceptar o rechazar nuestra
oferta, estuvo \’acilando unos momentos, hasta
que al fin se quedó con nosotros. Lo instruí lo
mejor que pude y mis muchas ocupacionespermitían, y, a los dos meses, lo bauticé y
admití a la primera comunión. Se porta muy
bien y se muestra agradecido, y me ha prome­
tido no beber más esos infernales licores que
los arruinan física y -moralmente, y gracias a

— 274 ~
Uios, mantiene la palabra. Frecuenta los Sa­
cramentos y es un activo propagandista, para
conducir a otros jóvenes de su edad al catecismo.
A iiltinios del Abril pasado, recibimos la
visita de dos familias de Onas. Venían de muy
lejos y traían a sus liijitos para bautizarlos.
Los alojamos en un reparto, y yo comencé
inmediatamente su instrucción religiosa. Eran
bastante inteligentes y atentos, más atentos
aún que inteligentes, pues habiéndoles pre­
guntado, después de una de explicación, si
estaban cansados, me contestaron a una: « E n ­
seña, enséñanos m ás: queremos aprender a ser
cristianos: cuando tú te canses, lo'dejas ». Pueden
Vds. imaginarse la alegría que me causaron estas
palabras. Después de algunos días de trabajo
asiduo, les bauticé y di la comunión, y habiendo
obtenido del jefe de policía una porción de
terreno para ellos, marcharon contentos como
unas pascuas, no sin antes prometer que volve­
rían de vez en cuando, acompañados de otros
indios amigos.

Una visita a ia residencia del Lago Fa~
gnano.

I

Poco después de mediados de mayo, me dirigí,
acompañado de un coadjutor y un jovencito
indio, hacia el Lago Fagnano, para visitar aquella
misión.
Junto al lago, encontré el campamento de
unos cuarenta indios Onas que, a las primeras,
me confundieron con el salesiano Padre Juan
Zenone, que había misionado entre ellos du­
rante 30 años. Niños, jóvenes y viejos salieron
a mi encuentro, rodeándome cariñosos. Me
entretuve con ellos más de dos horas, que
pasaron volando, y, después de haberles en­
señado un poco de catecismo y hacerles algunas
observaciones para que vivan como buenos
cristianos, les di a todos una medalla de María
Auxiliadora y partí para otro campamento.
Aun nos faltaba para llegar a él más de un
centenar de metros, cuando salió disparada
hacia nosotros una jauría de i^erros que nos
enseñaban rabiosos sus afilados dientes. Por
fortuna. U13 silbido del ¡efe los hizo volver,
rabo entre piernas, dejándonos respirar tran­
quilos.
También aquí nos paramos dos horas más,
con grande satisfacción de todos, pero en modo
especial mía, que gozaba al verme rodeado de
aqucllcís mismos indios que tantas veces había
contemplado en sueños nuestro Venerable
Padre Don Bosco. Los que más me conmovían
eran los niños, que me rodeaban curiosos e
inocentes mirándome fijos con sus ojazos ne­
gros. Los bendije a todos y les di un regalito.

prometiéndoles que volvería pronto para estar
más tiempo con ellos. Cuando ya los perdíamos
de vista, todavía se oían las voces de los niños
y de los hombres que nos gritaban: « Adiós,
Padre, buen viaje, y que vuelvas pronto >>.
A los dos días de viaje, llegábamos a casa,
hechos una sopa y tiritando de frío, pues por
más de siete horas nos estuvo azotando la
lluvia y el viento helado. Apenas nos habíamos
cambiado las ropas, cuando llaman a la puerta
fuertemente. E ra un viejo indio que llegaba
jadeante y lloroso a implorar la caridad del
misionero: « Padre, me decía con acento que
llegaba al alma, mi mujer y mis hijos mueren
de hambre. Dos días llevo a caza, del guanaco
y ni siquiera he podido verle. ¡Padre, dame
alguna cosa por caridad! Y al pobrecillo le
corrían por las tostadas mejillas lagrimones
como garbanzos.' Conmovido por su ternura
de corazón tanto como por la necesidad, le
regalé un grueso camero que recibió, besán­
dome la mano agradecido, y montando a ca­
ballo, desapareció entre las' negruras de la
noche.
¡Y todavía habrá algunos que hablen de los
indios como de fieras sin corazón ni sentimientos!
E n el ejercicio de la caridad, el misionero
debe pensar con frecuencia en remediar las
necesidades físicas de los pobres indios, porque
el misionero no sólo es sacerdote, sino también
el consejero, el proveedor, médico etc... a quien
acuden todos con ciega confianza en las con­
tingencias de la \úda. Una mañana vinieron
a buscárme muy temprano. — Padre, me dice
un indio, mi amigo está muy enfermo y desea
que lo visites. Ven conmigo; todos te niegan
que salves a nuestro amigo. — Monté ense­
guida a caballo, y, a galope, hacia la toldería,
luicontré al enfermo tendido sobre una piel
de guanaco, gritando y retorciéndose como
un endemoniado. A su lado estaba la mujer,
tres niños pequeños y tres mayores, amén de
una docena de perros, todos asustados. Tam­
bién le contemplaban con dolor otros indios,
amigos suyos. Se trataba de un fuerte cólico,
capaz de hacer re\-entar al más pintado. Ivl
indio es goloso por naturaleza, y ¡ay! de él si
encuentra algo que le guste más que su alimento
ordinario, porque se atraca inconsideradamente.
— Buenos días, amigo, ¿cómo estás?
— Mal, muy mal.
— Yo tengo un remedio que te curará en­
seguida, 5’ le enseñé un frasqnito de aceite de
ricino.
— No quiero remedios, yo lo que quiero es
sanar.
Mezclé unos cuarenta gramos del ricino con
un poco de té y se lo ofrecí, dicicndole:

— 275 —
— Toma esto, y curas enseguida. Después
ya hablaremos, y te bautizaré a ti, a la mujer
y los hijos.
— Sí, yo quiero ser cristiano, y también mi
mujer, pero no sabemos nada.
— No importa; cuando estés bueno, yo os
enseñaré a amar a Dios y os bautizaré.
Para no cansarlo, le di la bendición de María
Auxiliadora, y me volví a la misión, si bien les
prometí volver a la mañana siguiente. E l re­

notaron algunas ráfagas de viento que sopla­
ban del sudeste, y luego comenzó a caer una
llu\da de estrellas, que, en poco tiempo, cubrió
el suelo y los árboles del bosque y nos rodeaba,
dando al paisaje un aspecto majestuoso. El
fenómeno duró como una hora. Da noche del
día siguiente, después de haber rezado las
oraciones de costumbre, me retiré a mi habi­
tación para descansar; pero, con gran sorpresa,
sentí una sensación de frío cual si entrara en

ONAS. — P tm lila i clvlltzada* que visiten !■

medio produjo el efecto esperado, de modo
que el enfermo se restableció a los pocos días,
y yo adquirí fama de gran médico.

Curioso fenómeno atmosférico.
Durante mi estancia en la residencia del
Lago Fagnano, tuve ocasión de obser\-ar un
curioso fenómeno atmosférico. Aunque está­
bamos en pleno in\-iemo, un día amaneció
con temperatura muy suave, y de los innume­
rables arro>-uelos que surcan estas tierras, lo mismo que del gran lago, se ele\-aban pequeñas
nubedllas de vapor, transparentes como una
Sasa, que, poco a poco, fueron amontonándose
y cubriendo el cielo en formas mil, caprichosas,
que, a eso de las i i y 15 de la mañana,
c-scuredó en completa calma. A las 12 y 15 se

Misión de Rio Grande.

una cámara frigorífica. El cielo estaba sereno,
y las estrellas parece que danzaban en lo alto.
Bajé al comedor en busca del termómetro,
que marcaba 12®sobre cero, y me lo subí a mi
cuarto, donde, a los cinco minutos, de.scendió
a 9* bajo cero. A la mañana siguiente todavía
estaba a 6° bajo cero.
En esta Misión me entretuve cuarenta días,
visitando todas las toldería.s del contorno en
las que instruí en los principales mi.sterios de
nuestra fe a trece catecúmenos, a quienes ad­
ministré el bautismo antes de mi regreso. Dos
de ellos tenían ya 8í >anos. Es imposible de.scribir
las alegrías que se experimentan en estas co­
rrerías apostólicas. Hay momentos que uno se
oh-ida por completo del rigor del clima y las
inclemencias del tiempo con todos los demás
inconvenientes de los viajes, porque el alma

— 276 —
se inunda de dulzura celestial, que es impo­
sible expresar, pero que supera en mucho a
todas las satisfacciones de la vida.
Al despedirme, me rodearon todos, mani­
festando cada cual, a su manera, los más de­
licados sentimientos de agradecimiento, ca])aces de enternecer al más fuerte. Les di a
todos una estampa y medalla de María Auxi­
liadora, y retorné a la Misión de Río Grande.

En /a capital de la isla. —
a los reclusos.

conducir de aquella tierra al cielo -por medio de
los Salesianos! ».
Ruegue también V., amado Padre, para
que las palabras de -Don Bosco tengan cum­
plimiento completo, y no se olvide de estos
misioneros, a quienes las distancias no dismi­
nuyen el afecto hacia los Superiores'.
Ato. y devoto hijo
L uis Cencío Pbro.
M isionero Salesiano.

Una misión

Acabo de hacer un viaje para visitar Ushuaia.
capital de la Tierra del Fuego, donde he tenido
la lortuna de encontrarme con nuestro querido
Don José Boido, Vicario Foráneo del Terri­
torio.
¡Qué sorpresa más conmovedora! Apenas
me reconoció el buen viejo, me echó los brazos
al cuello y rompió a llorar como un niño. I« Cuán­
to tiempo que lo esperaba, decía, empapando
de lágrimas las palabras. Tengo 75 años: ya
soy viejo, y necesito de otro sacerdote que me
avude y haga compañía ». Yo estaba tan emo­
cionado, que por algunos momentos no pude
articular una palabra. Le prometí quedar con
él durante un mes, tiempo que se nos pasó
como un relámpago. El valiente e incansable
misionero posee todavía, a pesar de su avanzada
edad, una memoria envidiable, y su conver­
sación, que matiza con dichos y anécdotas de
Don Bosco, es sumamente agradable.
Durante mi permanencia en Ushuaia, pre­
paré para la primera comunión a un grupo de
niños, di continuamente catecismo y, por úl­
timo, predicamos una misión a los reclusos del
estado. Las autoridades de la prisión nos dieron
todas las facilidades posibles, a fin de que la
misión produjera el mayor bien realizable, y
el último día asistieron ellos también a la misa
de comunión. Uno de los presos leía en el « Joven
Instruido » la preparación a la comunión, y
lo hacía con tanta gracia y unción, de tal ma­
nera se impresionaba él mismo, que no pocas
veces tenía que pararse, porque la emoción le
embargaba, cortándole !a palabra. Cerca de se­
tenta recibieron la comunión. ¡Jamás hubiera
p ‘usando que bajo el repulsivo traje del galeote
s ' encerraran corazones tan dispuestos a la
piedad y la fe! A todos les dejé un recuerdo y
prometí oraciones.
De retorno a Río Grande, tuve de continuo
delante de los ojos la visión de aquellos d e^raciados y me recordaba de las palabras de
Don Bosco: « P ropagad la devoción de M aría
A uxiliadora i'f¡ la T ierra del Fuego. ¡Oh sí su~
pierais las alituis que M aría Au.\ilüidora quiere

Rasgo del Presidente Alvear
Cómo recibió al cacique Painefílú.
He sido testigo y actor en xma emocionante
escena que merece los honores de la historia por­
que se presenta a mis ojos como símbolo de mr
cordial abrazo entre la raza hispano conquista­
dora y el nativo indígena incorporado a la civili­
zación cristiana y porque perfila y concreta en
un KS^o de intensa simpatía la noble personalidad
del presidente Alvear.
E l indígena Mariano Painefilú (víbora verde).
Manzanero, (i) acudió a mi suplicándome lo acom­
pañase como en otros años ante las autoridades
nacionales. Accedí gustase..
E l mismo día 18 del mayo actual atendiónos el
doctor Le Bretón y quedamos en que yo volvería
el lunes 21 para recibir algmios docimieníos.
\'olví. ¡Cual no fué mi sorpresa al oir de labios del
señor ministro que el excelentí.sinio señor presi­
dente estaba empeñado en ver a los indios! En
el acto concertamos la visita para el día siguiente,
22, a las 16 horas.
Llegamos a la casa Rosada en dos autos y acom­
pañados por el señor ministro, como haciendo
competencia a la embajada de Colombia que aca­
lcaba de retirarse. E l doctor Alvear aguardaba a
los indígenas y los recibió con im rostro muy ama­
ble. Dió la mano a Painefilú, pero este le echó un
tímido abrazo como supo. E l presidente estrechó
al cacique y como eslrañado del caso y de si mismo,
paseó una mirada de interrogante sorpresa sobre
los presentes. Hizo sentar a los indios, sentóse
también él e inició la interesantísima convci.-ü
ción.
— ¿Cuántos años tiene, Painefilú?
— Ochenta y cuatro.
— ¿Dónde vive?
__ En Neuquén: entre los ríos Aluminé 7 Hallen.
— ¿Cuánta gente tiene?
__Veinticuatro familias con noventa chicos
(t) Por haber en aquellas regiones inconm ensurabiei
bosques d e ricos m anzanos.

«n edad escolar que reciben instrucción en Junín
de los Andes, en los dos colegios de Salesiancs e
Hijas de María Auxiliadora, para niños y niñas
respectivamente, situados a cinco leguas de nues­
tro campo.
— ¿En que se ocupan?
— Cada familia cultiva ima chacrita con trigo,
verduras y legumbres. En conjtmto poseemos
unas 6.000 ovejas, 700 caballos, algunas vacas, etc.
y todos trabajan con gusfo.
— ¿Por dónde han venido?
— En tres días andu\Tmós a caballo las cin­
cuenta leguas hasta Zapala y luego 48 horas de
tren, pasando por Bahía Blanca.
— ¿Y qué motivo lo trae a la Capital?
— Como hemos sabido el cambio de gobierno,
venimos a saludar a las autoridades, a ponemos
a sus órdenes y a pedir su protección.
— ¡Muy biénl Y a el ministro ha dado órdenes
para desalojar a los intrusos.
E l doctor Alvear se complacía entretenido en
escuchar la música del lenguaje indígena, mientras
dialogaba el cacique con su lenguaráz. Hízose
un momento de silencio y sabedor de las inten­
ciones del cacique, dije; Señor presidente, estos
hombres se hallan en continua zozobra por temor
a ser desalojados de tierras que poseen con títulos
precarios.
— ¡Jamás! — esclamó Alvear, sorprendido y
resuelto. — Antes que nadie' están Vds. y sus
hijos y los hijos de sus liijos. E l gobierno los prote­
gerá siempre.
El cacique, a pesar de no saber hablar español,
entendió perfectamente e incorporándose muy
suelto de cuerpo y lengua, dijo con finneza:
— |Yo, argentino! ¡Nosotros argentinos! Por eso
nunca pensamos que debíamos buscar tierra en
otros países, porque (extendiendo el brazo en
ademán de dominio), esta tierra es nuestra tierra.
¡.Argentinos!
— [Argentinos, eh! — susurró Alvear.
— ¡Argentinos!
Poco después comprendí que esta mágica pa­
labra había despertado en el corazón de Alvear su
propósito de querer ser « el presidente de todos
los argentinos ».
Las en é^ cas frases de ambos interlocutores,
caldeando el ambiente, produjeron rm inesperado
momento de efecto emocional y siguió, natural­
mente, un instante de calma como para volver
los ánimos y la conversación a su tono regular.
Rompió el silencio Le Bretón:
— Han venido en ocasión de las fiestas mavas
para unirse al regocijo nacional.
— [Patriotas! repuso Alvear— y ¿qué podrán
ver?... ¿Podrán asistir al Tedeum en la Catedral
el 25 de mayo, aniversario de la independencia Ar­
gentina?

— No hay dificultad, contesté, y como hablando
para sus adentros descubrió Alvear su íntimo
pensamiento, dicioido con voz apagada: ¡Qué
vean a su pre.sidente! — y luego alzando la cuerda:
¡Que asistan al desfile! [Y a la fimción de gala cu
el Colón!
Encargó al señor ministro los ubicara cómotlumente en primera linea, de modo que i)\ulic.scn
ver y llevar noticias a sus gentes.
— Y ¿qué les puedo regalar? — preguntó.
Haciéndonos señal de no movemos, levantóse
con resolución y salió de la sala. Qucdamo.s sor­
prendidos y más al verlo tomar .sonriente con aire
de pascuas. Aplicó a los indígenas en el ojal de la
cliaq\ieta im botón con los colores nacionales, y
mientras les recomendaba que ellos y su gente
fueran siempre buenos argentinos, abrazó efusi­
vamente al cacique.
La comunicativa emoción del pre.sidente nos
dejó embargados de sus mismos sentimientos.
Acompañónos Alvear hasta la puerta. Al estrecliamos las manos, díjome expresiones de aprecio
por el meritorio esfuerzo de los misioneros Salesianos. Mientras nos alejábamos oí al presidente
que en la soledad se desahogaba diciendo:
— Al fin y al cabo son los primeros hijos de
nuestra tierra; son elementos de la grandeza na­
cional...
En los mismos dutos volvimos al ministerio de
agricultura, donde el doctor Le Bretón ordenó al
jefe de publicaciones que procurase a los indígenas
cuanto creyera útil y también ordenó así mismo
'el envío de semillas seleccionadas para aquellas
regiones cordilleranas.
Al despediniie manifc.stábanie el señor ministro
que él no se había emocionado tanto como el pre­
sidente. Dando el adiós tendió la mano al cacique,
el cual con toda serenidad, ante los asombrados
ojos de no pocos de los pre.senles, se la estrechó
y estampóle un be.so de gratitud...
Quedóse inmóvil el ministro, cerró los ojos por
disimular no sé qué cosa y no creo que se hubiera
quedado menos emocionado que el presidente.
Mientras volvía al colegio con los dos indic s
en el auto del señorMinistro, yo pensaba en el gozo
que experimentarían en el cielo el P. Doníingo
Milanesio, el Apóstol de los Araucanos y en Roma
el Emmo. Cardenal Juan Cagliero, el Apóstol de la
Patagonia, quienes dieran mucho antes el cristiano
abrazo y ósculo de paz y amor a nuestros indios.
N icolás E sandi, Saiesiano.

CULTO

I de María Auxiliadora
M s tenemos la persuasión de que, en la s vicisitudes dolorosas de lo s thiKpos que airavesam os, no nos quedan más consuelos qne ¡os del Cielo, y e n u e
éstos, la poderosa protección de la Vlryen bendita, que fue en todo tiempo el
A u xilio de lo s Cristianos.
PIO X.

J

RONDA (España) — Un paseo triunfal.
llrillantísiino remate de los solemnes cultos que
durante un mes rindieron a María Auxiliadora los
devo'os de esta nobilísima Ronda, fué el día 24
de Mayo.
Soy (le los que .saben ver procesiones. En mi
tierra, enclavada cu un rincón de la provincia
(|uc bautiza y regentea mi hechicera y adorada
Sevilla, .salen también a recibir homenaje de
veaernción y entusiasmo las Vírgenes que sim­
bolizan virtudes y perfecciones de la Reina
de los Cielos, Con mantos recamados de oro y
sobre tronos cubiertos de flores, pasean .su realeza
las Vírgenes sevillanas oyendo plegarias y bendi­
ciones, vivas y aplausos, quejas suspiradas a
través de labios contraídos por el dolor, votos
y promesas que estallan en el ahna subiendo ante
Ellas como el perfume de las flores y el bmno
de los incen.sarios...
Y puedo asegurar, que me creí transportado
a esas procesiones cuando presencié el paseo
triunfal de María Auxiliadora por las calles de
esta ciudad.
Hasta el cielo que tan inclemente ha .sido esta
primavera; que no se ha dejado seducir por la
prisa que mostraban las flores hinchándose en
sus capullos deseosas de desplegarse en una orgía
de c.)lores y perfumes; hasta el cielo, que presenció
indiferente el dolor y el hambre, y endiarcó las
sembrados, y doblegó las trigales y puso negros
copetes sobre las cimas de estas mofltafias rien»
tes, y en.sombrccií) con pinceladas oscuras los
claros horizontes -- cendales que rodean la cara
t>rientul y graciosa de esta bellísima Ronda, —
([ui.so cu aquellos días abrir su seno al paso de
los rayos de esto sol andaluz, — fuego y llama que
alumbra y caldca, y acaricia y muerde, — para
]>ouer sus últimas fulgores al pié del trono de la
que siendo Reina en el Cielo es también Reina y
S 'ñora de lo cpie las cielcvs cubren. Y hubo llores
para alaría Auxiliadora, la gran Rosa mística, y
lo que es más. hubo para Ella, oraciones y almas.
¡So quiere en Ronda a la Virgen de los Sale.sianos!
En apretadas hileras, bordadas en la osairidad
de la nociré por las luces vacilantes de los cirios,
avanzaba el cortejo hacia el puente gigantesco
que surco el inmenso desgarrón que abrió en la
corteza de la tierra una mano poderosa y oculta.

Quedaba atrás la Cdírfarf, la tradición, mi pa.sado
glorioso porque fué aipasado con sangre de héroes
derramada en contiendas de fe. Delante se ex­
tendía el M ercadilh, lo nuevo, lo progresivo, lo
que mira al pon’enir, lo que sino vuelve la espalda
a lo que fué, tiende más bien a cimentar lo que
será. Y María Auxiliadora giró su visita saliendo
de una casa donde en antiguos retratos, en artesonados seculares y cortinajes y muebles de fechas
remotas, en cada rincón, hay algo de tradicional,
de noble, de rancio, de racial. Da Virgen de Don
Bosco, que no en vano nació al culto de una ad^’ocación tan consoladora en estos tiempos de nuevas
orientaciones y nuevos problemas, bendijo desde
el trono y entre las plegarias de los suyos, al pueblo
que supo levantarle un altar y rodearle de las
flores inmarchitas de tantas almas.
jSe quiere en Ronda a María Auxiliadora!
Es consolador ese culto. Para volver la espalda
a esta devoción salvadora, es preciso que nuestra
vida se haya deslizado incousciente y estéril sin
un problema que la inquiete, sin una lucha que
la amargue, sin un obstáculo que la reduzca,
sin nada que la haga extenderse en un alarde
vano de sus menguadas fuerzas. Porejue la fuerza,
toda la fuerza de un hombre y de im pueblo, es,
ante la vida, como aquellos barquitos de papel
que la industria infantil entrega a la bravia acción
de las olas en el remanso de las playas. Quien haya
probado algmia vez en tensión máxima de volun­
tad y aspiración, las fuerzas que en lo humano le
asisten, ha de volver los ojos a María Auxiliadora.
Quien aspire, en Ella tiene la fuente de la energía;
el que combata, que íe invoque, porque triunfó
en Lepante; y quienes sientan amarguras, que le
recen, porque triunfó del dolor humano bajo el
árbol de la Cruz.
¡Se quiere en Ronda a la Virgen de Don Bosco!
Fué rodeada del respeto de todo un pueblo,
que con ello demostró su religiosidad y su cultura.
Llevaba detrás a las Autoridades, que percatadas
de la ejemplarídad que debe informar sus actos,
representaron en'aquella noche a su pueblo,
reflejrndo sus acendrados sentimientos reli­
giosos. Llevaba en este paseo trimifal, a su Archicrofradía, su guardia de honor, sus devotas.
¿Será preciso decir que llevándolas a ellas, osten­
taba la Virgen Auxiliadora cuanto bueno hay en

— 279 —
Ronda? Acaso sea la mujer, la que con más fma
percepción advierta los j^ g ro s , y la que adivine
con más certera corazonada la cercanía de las
catástrofes. Quizá por eso. sea los más sano, lo
más fuerte, lo más bueno que exista en la sociedad.
La mujer de Ronda, alrededor de la que la leyen­
da se complació en tejer una corona de loores y
madrigales, demostró el día 24 merecerlos todos.
¡Fueron tantas las que abandonando el cómodo
observatorio del balcón {ese balcón tan parecido
a un escaparate...) formaron en la procesión de
la ^’irgen! Por eso quiere mi plmna rendir xm tri­
buto a su piedad. Si no habláramos desde es‘as
colmimas, yo felicitaría muy sinceraniente a los
hombres de Ronda...
Y al pueblo todo. Agolpado en las plazas y
encrucijadas de las calles, toda Ronda celebró
con fervores y bendiciones el paso de María Auxi­
liadora. Los sombreros caían desde las cabezas
describiendo un saludo, verdadero homenaje de.
pleitesía. Los soldados, esos soldados que tiemn
en su cuartel una estátua, im cuadro de la Purí­
sima, su Patrona, se cuadraban marciahnente.
Son los mismos que debajo de su guerrera abrigan
el Escapulario que una mano santa pendió de su
cuello el día de la despedida...
Yo recordaba una profecía del gran Dpn Sosco.
La devoción de María Auxiliadora salvará al
mxmdo. ¡Lo salvará! ¡Qué podrá negar la Virgen
al pueblo que honra su imagen como Ronda ha
hecho, con ese paseo triunfal...?

B arcelona-S arriá (España). — Con mi com­
pañía fui destinado a guarnecer el Peñón de Velez
de la Gomera, al que llegué el día 10 de Marzo de
1922. Creí, por lo que decían en Melilla, que allí
estaríamos muy bien los soldados de la 2» Com­
pañía del Batallón Expedicionario de Infantería
de Alcántara n® 58, pms, aparte de que la Plaza
no había sido atacada por los moros, iba con noso­
tros el que fué nuestro padre, mas que Capitán,
Don Arturo Llopis García (e. p. d.), muerto en el
Peñón el día 12 de Abril siguiente, en el asalto
de los moros.
A los pocos días, la plaza fué hostilizada por el
enemigo y 5*0, como siempre, confié mi protección
a María Auxiliadora. Los días iban pasando más
o menos buenos, en los que sufríamos el constante
fuego enemigo, que como lluvia mortífera caía
entre nosotros. Desde el primer momento, se vió
la protección del Cielo, pues, no ocasionaban bajas,
apenas, le» constantes disparos de los moros.
La situación se fué agravando de tal manera,
que sólo ccmfiaba mi salvación y la de mis com­
pañeros a la protección di^■^^a, por lo que constanteaente mis labios recitaban oraciones a María
Auxiliadora, salidas del corazón y más fervorosas

que nunca. Llegó el día 12 de Abril; nuestra si-,
tuación no podía durar más, pues, el enemigo ata­
caba n ás furiosamente que nunca. Sus cañenes
vomitaban metralla que esparcía el dolor en de­
rredor nuestro, y una duda torturaba nuestro
espíritu. ¿Sería aquel el último día? Invocábanos
particularmente al Cielo y muchos que no ernn
decididos creyentes, rezaban también y no se da­
ban vergüenza de hacerlo. Cañones, inoricjos,
ametralladoras, fusiles, todo ftuuioimba de nnu
X otra parte. El segundo cuarto de guardia me
tocó en la llamada de San Juan y en un lugar de
inminente peligro, no sólo por las condiciones del
muro, sino por estar emplazado encima de la tro­
nera de tma ametralladora con la que cojistantemente se hostigaba al enemigo, precisaimnte (.11
el emplazamiento de luio de sus cañones. Serían
próximamente las dos y media de la tarde, cuando
hlaría Axixiliadora obró el milagro, al que debo
la vida y la felicidad de creer que pronto estaré
entre los míos si repatrian mi reemplazo. Estaba
yo en mi puesto cimiplien5Ío el cometido asignado^
y para pasar n’ás tranquilo lo que fallaba j:ara
el relevo, empecé a rezar la « Salve ». No pude ter­
minarla, pues, de improviso, y al mismo tiempo
en que vi el fogonazo de tm disparo del cañón
enemigo y daba la voz de alarma, me sentí envuelto
en ima nube de polvo y sentía como si sua\'cmonte
me cubrieran con alguna cosa. Ni me di cuenta
de lo que pasaba. Sólo se, que mi compañero que
estaba a pocos metros de mí sitio acudió en mi
auxilio, llamándome; me levanté del suelo y vi,
que el muro estaba destruido en su totalidad,
que mi compañero chorreaba sangre de heridas
en los pies y... ni lo se, di gracias mentahueute a
María Auxiliadora. Todo el .sitio en que yo me en­
contraba, quedó destrozado y a mí, nada, ni el
má-s pequeño rasguño, ni la más leve contusión:
solo mis vestidos quedaron casi de.shechos y blan­
cos del polvo levantado por la explosión de la gra­
nada enemiga. El oficial jefe de la guardia y flemas
compañeros, acudían prcsuro.sos con una camilla
para recogenne y al verme .sano y salvo, dijert 11
extrañados « no eres muerto — <>E.sto es un mi­
lagro ». ¡Sí que lo era; la Virgen me había sal
vadol
Mas tarde, rehecho del .susto que dióme el c<jiisiderar el peligro que había corrido y que había
salido en bien de él? gracias a la protección de
María Auxiliadora, a la que en el momento de la
explo.sióii estaba rezando mi oración acostumbrada
la Salve *, pareció cesaba el fuego enemigo, por
lo que renació en nosotros un poco la calma, jr i s
no era buena señal aquel silencio; los moros .se
habían introducido en el Peñón, en .su parte baja
y al darse cuenta de ello los centinelas, se entabló
una lucha que terminó cargando a la bayoneta
los españoles y arrojando violentamente- a los
moros. Fui enviado como refuerzo a la parte en
peligro y para llenar los boquetes producidos
por los disparos enemigos, trasportábamos sacos
terreros. En un .sitio descubierto por el que tenía­
mos que pasar, la muerte nes acechaba, por lo que,
como siempre, recurrí a María Auxiliadora, la que
me libró nuevamente de la muerte, pue.s los *pacos >

— 28o -enemigos, con sus proyectiles, vaciaban algunos
sacos cjue llevábamos en los hombros, antes de
llegar a su destino.
Muchas veces en mi vida la Virgen me ha salvatio, inps ésta es la vez que más peligro corría,
pues peligro grande y triste sería morir en tierra
de infieles y lejos de los seres queridos.
listo digo, para que sirva de testimonio de que
la devoción a María Auxiliadora, es siempre re­
compensada ya en esta vida.
Mdilla I/, Mayo de 1923.
l'RANCisco Medina R osai,.
B arcivLONA Junió j 923. — ¡Gracias, Madre niial
Mtiy reconocida a los favores de nuestra Madre
María Auxiliadora, cumplo mi promesa haciendo
púl)lico tmo de ellos.
listando mi padre gravemente enfenno de
bronco-neumonía y sin esperanzas de salvarle,
a causa de sus diferentes enfermedades, acudí
con gran confianza a María Auxilio de los Cris­
tianos, y no fue en vano. Con la alegría imposible
de relatar, resistió la terrible enfermedad, y has'a
hoy día Dios nos lo conserva en nuestra compañía.
Una vez más os digo, gracias |Madre Mia!; so­
corred de nuevo a esta familia que en Vos ha puesto
su confianza, se<l nue.stra ayuda en las presentes
necesidades.
T. F .
A egukña (Alicante-Kspaña). — Cayó grave­
mente enfenno un vecino mío a quien interesé
para que se preparara cristianamente a lo que el
Señor dispusiera, recibiendo al efecto los auxilios
de la religión.
Ilusionado como la generalidad de los enfennos,
de qtie su muerte estaba lejana, no se cuidó de
recibir los Sacramentos, exponiéndose a morir
de cualquier manera.
Recurrí a María Auxiliadora, rogándole que
tomara parte en este asimto y no penuitiera fa­
lleciese sin recibir los Sacramentos.
Fila liizo la gracia, pties yo le ayudé a bien morir,
después de que hubo arreglado los cuentas con el
Señor.
Agradecido, lo hago público en el Boletín Salesiano, para gloria de María Auxiliadora.
JríSÉ SÁNCHEZ
L érida (España). — Hallándome gravemente
enfenua, al mismo tiempo cpie mis dos hijas, re­
currí a Marín Auxiliadora en súplica de que nos
devolviese lasalud, la cual no tardamos en recuI>erar.
Agradecidísima a María Auxiliadora por haber
atendido nuestra iJctición, doy la limosna prome­
tida. rogando a tan buena Madre continúe favore­
ciéndome con su decidida protección.
C. V. Vda. de P.
R.W.aELA (Argentinn-S. Fe). — Atonuentada
por un influjo intestinal que día y noche me per­
seguía, por el laq*o cspi\cio de tres angustiosos
nie.scs, y rcpugnátidome el hacerme visitar del
médico, convencida de la bondad matenial y del
poder extraordinario de la Santísima Virgen,

acerté el recurrir a Ella; invocándola bajo el her­
moso título de « Arrxilio de los Cristianos >.
Con mi indecible alegría y mayor veneración
a esta celestial Madre, al poco tiempb conseguí
venue libre de este mal. Yo no hallo expresiones
adecuadas para ensalzar las misericordias de
nuestra bondadosa Madre, ni n:ucho menos mi
gratitud; pero quiero cmnpHr con la promesa que
le luce de publicar la gracia y ofrecer una limosna
en favor de los huerfanitos del Vble. Don Bosco:
lo que efectivamente hago hoy, invitando' a los
devotos de María Auxiliadora a ayudarme a darle
gracias.
V ictoria D. D avicino .
Cali (Colombia). — Mi hija se encontraba en
un apuro muy grande, y yo acudí a María Auxi­
liadora, ofreciéndole publicar la gracia, si venía
otorgada, y enviar una limosna para los huerfa­
nitos del Vble. Don Bosco. Mi súplica fué oída, y
cmnplo hoy con lo prometido, alabando la bondad
maternal de la celestial Reina y Auxiliadora
nuestra, que siempre está en espera de favorecer
a todos aquellos que acuden con fe a su miseri­
cordia.
Una Cooperadora.
G irón (Colombia-Santander). — Hace varios
años fué mi madre afectada de un cáncer en la
parte lateral derecha de la nariz, el cual tomaba in­
cremento arraig ándese y expulm ándese. Unaamiga
de ella la aconsejó rezara diariamente a María
Auxiliadora la novena y se pusiera en nombre de
la Snia. Virgen una ... hojita de violeta....- Imnediatamente empezó la novena, prometiendo unalimosna para las Obras Salesianas y publicar la
gracia.
iGloria a Dios y alabanzas eternas a María Au­
xiliadora! Hoy se encuentra mi madre perfecta­
mente sana y buena.
' A ntonio María G ómez.
G irón (Colombia). — Hace algún tiempo que,
por causa desconocida, perdí por completo el ojo
izquierdo; pero como en el otro no tuviera no­
vedad algima, continué mis quehaceres sin preo­
cupación de ningún género.
Pero, a 'mediados del presente año, empecé a
perder la vista en el ojo que me quedaba sano,
con tal rapidez, que un día quedé completamente
ciega.
En semejante angustiosa situación, mi esposo y
mis hijos comenzaron a hacer ima novena a María
Auxiliadora y prometieron publicar la gracia, .si
me devolvía y conservaba la vista, aunque tan
solo fuera en el ojo que estaba a punto de perder,
y ;oh prodigio! al día siguiente veía bien con este
ojo y he continuado así hasta el presente.
Como para recobrar la vist a no hubo inten'endón
médica alguna, todo se lo debo a María Auxilialíadora, a la que doy gracias rendidas, y envío
una limosna para los hnerfanitos de Don Bosco.
Ana R osa V aldi\teso de A.
G irón (Colombia). — Lleno de gratitud filial
hacia la Sma. Vii^en Auxiliadora, doy publicidad

— zSi
a mi especial favor que he alcanzado, entre otros
muchos, por su maternal intercesión.
Habiendo aquejado a mi hija Gilma mía grave
eufennedad, que por sus síntomas parecía epilepsia
T de la cual quedó tres días sin habla, lleno de
confianza acudí a esta celestial Señora, para que,
por su pí^erosa intercesión le consiguiera de su
diiúno Hijo la salud a la enferma, ofreciéndole
a la vez que mis plegarias, una limosna para los
niños de Don Bosco. Aj cabo de pocos días vohúó
la niña a su estado normal y hoy goza de com­
pleta salud, llenando mi corazón de inmensa ale­
gría y de veneración a nuestra bondadosa Madre
Auxiliadora.
R afaki. Ordóñkz o .
Ai,ausí (Ecuador). — Al caer gravemente enfenna mi querida hermana y temiendo perderla
acudí a María Auxiliadora para que le devolviese
h salud.
Con grande alegría de mi corazón vi que la Vir­
gen escuchaba mi súplica, pues mi hennana sanó
y está completamente buena.
Agradecida, higo publicar la gracia para gloria
de esta bondadosa Madre.
Mari .\ D oru ,a L ópez .
Granada .(Nicaragua) — M aría Auxiliadora
salvó a mi hijo.
Una violentísima gastro-enteritis había redu­
cido a mi hijo Olandito José al borde de la tmnba.
Cuando todos los esfuerzoá de la ciencia habían
fracasado, redoblé mi fe y devoción en la \'irgen
del Venerable Padre Bosco y ¡oh milagro! el caso
cambió por completo y a mi querido hijo le fué
devuelta jnilagrasamente la salud perdida. Que
esta publicación, mientras sirve para darle un
gracias más a la Reina de los cielos, sirva también
para aliviar el dolor da tantas otras madres que
pueden encontrarse en aflicción.
E nriqueta d e Mongaeo.
T urín (Italia). — ¡Gracias, Madre mía!
.Aunque tarde, pues ahora hace cuatro años
(jue salí de una grave enfermedad, cumplo con
la promesa de publicar en el Boletín Salesiano la
gracia recibida de María .Auxiliadora. E l i6 de
Junio del 1919 caí gravemente enfenno de pleuropulmonía, agravada por mi complexión débil y
agotada, v por la coli is crónica, sufrida casi desde
la niñez.
El distinguido y celoso facultativo del Colegio
Normal Salesiano de Bemal (Buenos Aires) jus­
tamente alarmado por mi graA-e estado, con mucho
sacrificio y no menos caridad, ponía en juego
todos los medios que en tales casos la ciencia
médica aconseja, pero con todo y a pesar de los
muchos cuidados, los graves síntomas persistían
con peligro de tma operación, pues Se temía la
formación del pus pleural, y en caso de ima me­
joría, me amenazaba la terrible e implacable tubercolosis. ^ vista de lo referido esperaba úni­
camente la muerte, disponiendo las cosas de mi
conciencia para el \-iaje de la eternidad. Pero la
Vi^en Santísima escuchaba las oraciones de mis

h.-nnanos de religión y de los niños del Colegio:
además el mismo Padre Inspector repetidas veces
me ha impartido la bendición de María Auxilia­
dora. Y mientras los noAUcios hacían una novena
a María según como enseñaba Don Bosco y yo les
acompañaba, jimtamente con mis dos buenos
enfermeros, los persistentes síntomas, poco a pocos
seguían disminuyendo. Después de dos meses do
cama y ima convalecencia prolongada, he poditlo
volver a mis ocupaciones diarias coniplelamento
sano: en los cuatro años he soportado no ikjcos
trabajos y muy largos y penasos viajes sin la
irenor dificultad o inconveniente. Gracias, pues,
sean dadas a María Sma. Auxiliadora por esta
gracia tan señalada; honor y gloria a la Virgen
de Don Bosco!
D

kod

.\TO A’ ICTOR L l l ’lN S K l.

Dan también gracias a Maria Auxiliadora.
, Barcelona (España). — Sra. Dña, Concepción
Francisca Dalniau y envía 5 pts; — Dña. Emilia
del Ríu. — F . S. y envía limosna. — M. S. P. y
hace celebrar dos misas. — T. R. C. y envía li­
mosna. — Dña. Teresa Rosell y envía 2 pts. —
J . B. por señalado favor.
Cuenca (Elspaña). — Sras. Doña Jesusa Escamilla y Remedios Deante por gracia recibida y
envían limosna.
.^/o/fldos (Cuenca). — Don Emilio Arcos, por
e.special favor y envía limosna.
Valdecolmenas de Arriba (Cuenca). — Don Casildo de la Torre y envía limosna.
Priego (Cuenca). — Los Sres. Cooperadores
por varias gracias recibidas y envían limosna.
Borrasá (Gerona). — M. S. pofcseñalada curación.
Seo de Urgel (Lérida). — C. J . por favor recibido
y envía limosna.
Murcia (Esp.). — Don Pedro Martínez y envía
limosna. — Dña. Manuela March Vda. de Juanico
y envía limosna.
Tortosa (Esp.). — C. A. por favor recibido y
envía limosna.
Puebla de Cazadla (Sevilla). — Dfia. Carmen
Guerra de Pazos y envía limosna para el culto.
T’/go (EvSpaña). — D. F . O. por varios favores.
Girón (Colombia). — Mariana Gómez de Prada,
María Prada Prada, Victoria Valdivieso O., Her­
minia G. de García, Nicanora S. de Valenzuela,
María L- de Villalobos, Maria Ordóñez de R.,
Francisca Prada G-, Francisco Uribe Prada,
Esteban Mantilla M., Simón Vargas, José M.
Moreno, S., y otros muchos devotos hacen pú­
blica manifestación de su gratitud liada la Virgen
de Don Bosco y por el digno conducto del De­
curión Salesiano, Sr. D. Ramón Prada G., envían
cada uno su ofrenda para la Obra Salesiana.

o

‘O

POR EL MUNDO SALESIANO
e

•t)

ESPACIA.
Entronización de /Vtaría Auxiliadora
en ios hojeares de los Antiguos Alumnos Saiesianos.
— BaracaldO'Bllbao.
líl día -2.} del pasado Mayo empezóse esta tierna
ceremonia y se continuó durante toda la novena
de María Auxiliadora llegando a 166 las casas de
Antiguos Alumnos donde fué entronizada nuestra
celestial Patrona. La escasez de tiempo impidió

mi
t!M:i

ñaña del gran día a los Santos Sacramentos de
la penitencia y Comunión. Artísticos altardtos
esperaban la llegada de la Reina para sentirle de
trono y enviarle los perfumes y resplandores de
sus flores y sus velas. Un antiguo alumno recibió
a María Auxiliadora saludándola con una afectuosa
y sentida poesía; otro adornó con artístico gusto
no solamente el altarcito donde había de ser colo-

is S i

nn

n

iifilíK i á i i

VbKONA (Italia). — Escuelas Profesionales Saleslanas en construcción.

se pudierá acudir a mayor número de familias
<|ue pidieron también la entronización. La Co­
misión organizadora estudia el modo de satis­
facer a estos deseos.
El orden seguido en el acto de la entronización,
fué el siguiente:
El Rdo. Sr, Director dcl Colegio Salcsiauo,
acompañado por el Sr. Presidente de los Anti­
guos Alumnos, daba la bendición de Sinría Auxi­
liadora a toda la familia reunida; colocando después
el cuadro de la Virgen cu el lugar preparado,
ilelnnte de él se leía una oración compuesta al
efecto, en la cual se pide a María Auxiliadora su
protección sobre los Antiguos Alumnos y sus fa­
milias; se le ruega que aparte con el poder de su
intercesión, todo lo que pueda dañarlos,‘especial­
mente el pecado y sobre todo el de la deshones­
tidad y blasfemia, tcnuinando con la petición de
la perseverancia final.
En todas las casas fué recibida María Auxilia­
dora con demostraciones de mucha alegría y
regocijo. Familias enteras acercábanse por la ma­

cada la Reina de casa, más auñ el pasillo entero
que llevaba al aposento de la entronización; por
último y para no citar más casos análogos, en una.
donde estaba toda la familia remiida, terminado
el acto de la entronización, el jefe de aquella en­
tonó: « Nuestra Patrona María Auxiliadora, rogad
por nosotros » siguiendo tan hermosa plegaria
todos los demás y acompañando con el \iolín
el lüjo mayor, atiticuo alumno.
A vista de tales nechos, el que quisiera dedr
que en Baracaldo no se ama a María Auxiliadora,
no propalaría mayor disparate que aquel otro
que negara la luz en pleno brillo del astro rey,
sólo porque el muy necio era ciego y no se sentía
deslumbrado por sus rayos. A María Auxiliadora
se la ama hasta el delirio en Baracaldo. D^anlo
sino esos efluvios y derroche de flores y luces.
MADRID. — El día 3 de Junio celebraron) sd
fiesta los Antiguos Alumnos.
Los trabajos de preparación que llevó a cabo
la Junta directiva del Círculo D. Bosco se \'ieron


ampliamente recompensados por el esplendor que
re\ istieron todos los actos de la fiesta. Entre todos
se destacó la Misa de Comunión, concurridísima.
El Círculo obsequió lu ^ o a los Antiguos Almnnos
con un desayuno. El resto de la mañana fué de­
dicado al sport: carreras de cintas en bicicleta,
saltos con pértiga, carreras a pie y en zancos,
partido de football.
A la una fué el banquete. Sentáronse a la mesa
unos setenta Antiguos Alumnos, entre los cuales
reinó la cordialidad propiia de compañeros de
infancia.
A continuación se sacó tm hermoso grupo fo­
tográfico. A las cinco comenzó la Velada recreativa,
en la que el Cuadio Artístico del Círculo puso en
escena la farsa. L as grandes fortunas en tres actos,
de Carlos Amiclies, arreglada para nuestro teatro,
con sujeción a este reparto: Bonifacio, González
Juan; C¿sar. Sánchez Isidoro; Olegario, Gonzáles
Emilio; Sr. Santos, Ramos Ignacio; Don~Cosme,
Gutiérrez Francisco; Sr. Rubio, Gutiérrez Alfonso;
Menéndez Vicente Alfonso; Venustiano. Tabuco,
Villar Luis; Don Rutillo, Zomoza Francisco;
Estopa, Coya Francisco; Ufi dependiente. Delgado
Julio; Criado de Bonifacio, García Nicolás; Chico
del Continental, González Angel.
Se repartieron luego los premios a-los campeones
de los varios deportes.
ARGENTINA. — Los Antiguos Alumnos de Bernal
celebran con brillantez su XIII aniversario.
Aunque interpretáramos fielmente cuanto nos
dicta el entusiasmo, no temiéramos ser demasiado
optimistas. Afortimadamente fueron muchos, mu­
chísimos, los testigos del completo trirmfo alcan­
zado por la paternidad bajo el techo salesiano el
Domingo lo de Junio.
¡Ha sido un día completo! exclamaban mucho.s
amigos y decían la verdad. Un día completo por
los diversos e importantes actos, por el brillo con
que se realizaron, por el número de socios con­
currentes, por los amigos que nos acompañaron,'
pero sobre todo, por el espíritu que impulsaba a
todos en ese día luminoso: espíritu de unión y de
armonía.
Los entusiasmos que reinan en el Centro, la
propaganda activa y las simpatías con que con­
tamos, ya nos aseguraban completamente el éxito
que comentamos ahora y que nos resultó mayor
de lo que suponían nuestros mejores cálculos.
La Misa de Comunión.

Fué celebrada a las 8 por el R. P. Director.
Conciurrieron numerosos Ex-almnnos, para for­
talecerse con el pan Eucarístico. Y según indi­
caba la invitación, se rezó por los compañeros que
nos precedieron a la eternidad.
Fué también tma solemne acción de gracias
con que reconocíamos ahora, jóvenes u hombres
ya entrados en la vida, el singular beneficio de la
educación cristiana y salesiana.
La mañana.

Se pasó en diversos entretenimientos . El des­
ahogo que pudo proporcionar el salón fué insig­


nificante ante el número de socios y amigos.
Nos alegramos de ello, porque así vieron algunos
hennanos, que sólo aparecen de tarde en tarde,
cuánta es la animación del Centro y cuánta verdad
hay en las crónicas de * La Unión *.
En el patio vimos muchas sorpresas, apretones
de manos y abrazos. Eran generaciones \dejas <le
condiscípulos que se remozaban en la casa sola­
riega.
¿Qué sabrosos comentarios de parte de alg;mos!
El patio embaldosado, el nionmuento de Domingo
Savio, la Capilla del Noviciado.... ¡Cuántas cosas
nuevas! ¡Y que viejos debían ser los tales amigos
que al cabo de un año, veían por primera vez
las modernísimas 'innovaciones de nuestra Cn.'^a!
El patio estuvo animadísimo. Los ciento cin­
cuenta visitantes ofrecían un hermoso espectá­
culo.

Una frase.
Entre las muchas presentaciones ocurrió la del
señor Morganti, Secretario del Centro del Cchgio
♦ Pío I X ». Un viejo amigo de la casa que nos
acompañaba al saludarlo y al informarse de que
Morganti era Ex-alimino de la « guardia vieja >
dijo a un Padre de la Casa:
— ¡Qué saiisfacdón no esperimentarán \'ds.
al ver ex-alumnos tan entrados en años y todavía
tan fieles a la institución!
En el secreto del alma nos sentimos conmovidos.
Era la misma expresión de S. S. Pío IX . « Los
Ex-alumnos son el más hermoso exponente de la
eficacia del sistema salesiano ». Y allí estaban ellos,
argumento vivo, llenando el patio, con la misma
confianza y sencillez que cuando niños.
Ni que decir tiene que durante la comida y
función de teatro reinó la más franca y expansi\ a
alegría.
Después de un día lleno de satisfacciones, mar­
charon nuestros queridos amigos a sus hogares,
soñando con la reunión del año venidero.
ARGENTINA. — Labor benéfica de las Coopera*
doras Salesianas de Bahía Blanca.
Bahía Blanca, Mayo de 1923.
♦ Al Sr. Director del Atlántico. — En mi carácter
de bibliotecario de la Escuela de la Cárcel y autori­
zado por mis demás compañeros de infortunio,
venimos a solicitar se digne prestamos su coope­
ración , para que nos pennita hacer público lo
que expresamos a continuación:
Guiados por los sentünientos de nuestras alnia.s,
que nos imponen como el más sagrado del>er,
llegar a vosotras, dignas Cooperadoras Salesianas,
bajo la presidencia de la Señora Sara Olivera de
Huergo y demás asociadas a tan digna institución,
agradecemos las nobles y gentiles dotes de bondad
que os habéis dignado tener hada estos sere.s
caídos, hijos de la indigenda, con el corazón des­
mayado, por el rigor de la miseria y el dolor, que
se unen para convertirnuestros corazones en piedra.
Muchas serán las felidtadones que os habrán dado
en‘ recompensa al significativo hecho de haljer

— 284 —
venido a distribuir una gra:i cantidad de ropa y
\ otras cosas, las cuales han prcduddb el mismo efecto
(jue el tónico confortante para un moribimdo.
Pero ninguna puede ser más sincera que la nuestra,
ya íjue somos los que sentimos el valor real de lo
que reporta a nuestro favor, vuestro inapreciable
sacrificio.
Dignas Cooperadoras vSalesianas: mucha es nues­
tra gratitud; más no podíais haber hecho. Bien
sabemos que estas instituciones viven aisladas
l)ura casi toda la sociedad; pe:o consuela pensar
que hay seres buenos que gozan en aliviar núes
Ira-i penes- * E l Bibliotecario ».
CHILE. - - Nuevo templo salesiano en Linares.
Ayer, 2 de junio,llegó a éstap b’ación el Nuncio
de S. S., monseñor Benedicto Aloisi Masella, para
pre.sidir la inauguración del hernioso templo que
los Padres Salesianos han levantado en ella.
Todo Linares salió a recibirlo. La estación y
calles vecinas estaban atestadas de gente. Mon­
señor Masella fué conducido en triunfo hasta el
e.stablecimiento de los Padres vSalesianos. Las
calles estaban adornadas con muchos y hermosos
arcos.
A las 7 de la tarde, la sociedad de Linares dió
una magnífica recepción al representante del Papa,
en el Club Unión; el gran lujo con que se habían
arreglado los salones dieron al acto un realce esplén­
dido.
I loy a las 11 de la mañana se inauguró el templo
que e.staba repleto de gente. Se cantó ima misa
con a-sistencia del Nuncio.
ICl presbítero don Olegario Sáez expuso a gran­
des rasgos, en un discurso magistral, la obra
<iue los vSalesianos están efectuando en favor de
la democracia cristiana.
COSTA RICA. - Fiesta en el Colegio Salesiano
de Cartago.
Hermosos resultaron los festejos que se \erificaron anteayer a las 6 de la mañana en el Colegio
Salesiano de Cartago. Pueron solemnizado.^ con
la presencia y presidencia del líxcmo. Señor Inteniunciü Apostólico de Centro América, Mon­
señor Angel Rotta. quien llegó a Cartago en auto­
móvil a las seis. Le esperaban lu Banda Mi­
litar y los alumnos de la líseuela Profesional, ele­
gantemente uniformados, que le recibieron con
una salva de aplausos.
Monseñor Rotta ofició la misa de 7, repartiendo
la sagrada comunión a tcnlos los ahmmixs, cuyo
wmportmuiento mereció las felicitaciones del
líxcmo. MoiKseñor y de muchas personas que acu­
dieron a la función.
b'l señor luteniuucio visitó después detenida­
mente las varias seiviones del establecimiento,
interesándose grandemente por la obra que allí
se hace en favor de la niñez.
Monseñor l'ietta ofició la músa solemne, asis­
tiendo lie ptmtifical el señor Intenluncio, acomjwñado por todo el clero de la ciudad. Al
lív.mgelio, su Excelencia dirigió la palabra a
los niños, exhortándoles al amor puro y varonil

del Sagrado Corazón. Por la tarde Su Excelencia
visitó la Parroquia y el Santuario de Los Angeles
y los capuchinos. Después presidió el acto dramá­
tico-musical, que era un mañero importante del
programa.
Hizo el saludo de oportunidad el R.vdo. Padre
Soldati, director de la escuela profesional. Su dis­
curso fué un himno a don Bosco, por haber intro­
ducido con su sistema preventivo la caridad y la
bondad en la educación, logrando así formar en
sus escuelas profesionales hábiles obreros y hon­
rados ciudadanos.
El acto draijiático fué muy oportuno, todo sa­
turado de sentimiento cristiano frente a la difícil
cuestión social tan felizmente re.suelta por la obra
(le Don Bosco.
La fiesta dejó en todos los más agradables re­
cuerdos: ella habla muy alto en favor de los tra­
bajos que se están realizando por los salesianos.
ITALIA. — En el Colegio « Don Bosco » de Ve>
roña se bendice la primera piedra de las Escuelas
Profesionales.
Precisamente el día 24 de Mayo, fiesta de María
Auxiliadora, se bendijo la primera piedra de
Escuelas Profesionales de Verona. Concurrieron,
a más de los numerosos Cooperadores y amigos
de la Obra Salesiana, el Gobernador, el Alcalde,
el Presidente de los Tribimales, el Inspector de
enseñanza y el jefe de Policía. Realizó la ceremonia
de la bendición Mons. Seranelli, siendo padrino
el Caballero Don Emilio Turco y la Sra. Conde.sa
Ahna De Besi Albertini. Ap>enas el bloque de
granito fué colocado en su base, pronunció un
caluroso discurso el abogado Don Antonio Alberti.
gloria del foro veronés, ponderando la finalidad
(le las nuevas escuelas que serán la sah’ación de
los hijos del puelilo, así como son una de las más
bellas y expre.sivas manifestaciones de la caridad
(jue anima la Obra de Don Bosco.
El Inspector de enseñanza entonó, a continua­
ción, un himno a la benéfica labor que los Salesiaiios desarrollan en Italia y fuera de Italia,
imprimiendo a las nuevas generaciones su espíritu
de fe y de trabajo.
Seguidamente pasaron a examinar algunos tra­
bajos ejecutados por los alumnos del <x>legio anexo
tpie aplaudieron sin reservas, prometiéndose por
ellos un futuro glorioso para los hijos de Verona.
CHECOESLOVAQUIA. — Tierra fértil con un
subsuelo en que abundan toda clase de mine­
rales, la Checoeslovaquia es imo de los nuevos
estados independientes, nacido tx>n 1^guerra, donde
el por\’enir económico se presenta^más alagüeño,
si sabe fonnarse los buenos obreros industriales
que ha menester.
Desgraciadamente el catolicisn:o atraviesa días
de prueba en la nueva Rcpüblicá. Los Hermanos
Moravas, discípulos de Juan Huss, después de
400 años de soñolencia, se extienden por todo el
país.
Los Protestantes, que ya desarrollaban activa
propaganda desde antes de 1919, redoblan ahora

— iSz
su* esfuerzos, apoj’ados. sobre todo eu Boheuiia,
por la Y . M. C. A., y protegidos por la nueva cons­
titución que proclama la libertad absoluta de todos
los cultos, y favorecidos secretamente ed el pri­
mer Presidente M assarik, católico por nacimiento,
V después metodista americano, de esos que pre­
tenden levantar en Monte Mario de Roma, y frente
.it Vaticano, rm soberbio edificio que eclipse la
mole de San Pedro.
Como si eso fuera poco, en Enero de 1920, una
porción del clero católico se declaró contra Roma,

Patronatos, que allí son mía necesidad perentoria,
es su campo de acción. Además cuentan en Che­
coeslovaquia con buenos amigos, y numerosos
diarios y revistas consagran actualmente artículos
laudatorios para Don Bosco y su Obra. Es más,
la. misma República envía a lá Congregación Snlesiana a los que serán dentro de poco sus apóstoles.
Para satisfacción de los lectores del Boletín,
añadiremos c|ue, al pie de las conlillcrus do hw
Aipes italianos, en la encantadora parición de
Perosa Argentina, los Superiores de nuestra Con-

OXFORD (Inglaterra). — Eetudlantes Saleslanoa de Cow ley.

fonnando la Iglesia nacional, independiente, por
supuesto, la cual, en su primer congreso de Enero
de 1921, se declaró en abierta rebelión contra
Boma, ayudada por los Anglo-refonnistas y los
Hennanos Moravcs.
La masonería no podía permanecer indiferente
ante esta rebelión, y, para darse con ella la mano,
reunqen Praga, en Septiembre de 1921, el 4® Con­
greso internacional del Libre-Pensamiento, para
comnemorar el quinto centenario del martirio de
Juan Huss, proclamado santo por la nueva iglesia,
que ha introducido su nombre en el Canon de la
misa en lengua checoeslovaca.
Resultado de toda esa campaña antirreligiosa,
ha sido la pérdida para la Iglesia Católica de mu­
chos de sus hijos. Y lo más grave aun es que la
Ccmstitudón, proclamando la omnipotencia del
Estado en materia de instrucción, ha proscrito la
enseñanza religiosa de las escuelas.
Los Salesianos no tienen todama ninguna casa
en aquella República, pero se preparan para in­
troducirse en ellá. Las Escuelas Profesionales v

gregación han destinado para las voL'aciones de
los checoeslovacos, el colegio de San Pelipc apóstol.
El Diciembre pasado llegaron 30 jóvenes a pre­
pararse para su nueva misión, y hoy día ya son
unos 60 checoeslovacos en aquel colegio.
En el colegio del Sagrado Corazón de Roma
tenemos otros veinte más, venidos de Bohemia y
de Morada.
Que nuestros buenos amigos de Cliecoeslovaquia
tengan im poco de paciencia y nos ayuden a formar
bien estas vocaciones, y muy pronto podrán contar
con buenos obreros que trabajarán sin descanso
en pro de su patria.
URUGUAY. — Ei R. P. Luis Salaverry parte para
el Uruguay.
En breve estará en su patria el ilustrado sa­
cerdote Salesiano R . P. Luis Héctor Salaverry.
E l querido y destacado miembro de la Con­
gregación Salesiana vuelve al Uruguay después
de poner a prueba su vibrante fibra de apó.itol
en una obra evangélica larga y fecunda.

— 286 —

Ullimaineute era Inspector de las Casas que
los hijos de Don Bosco tienen en la República
«leí Perú. Allí realizó una' Misión digna de su
alma saksíana y de su vocación apostólica. Y su
paso dejó la huella.de una acción espiritual re­
novadora y saludable.
Prueba irrefutable de lo que decámos es el
liecho de qtte el primer Magistrato de la Nación,
condecoró, al distinguido salesiano con la Cruz
del Sol. distinción que por primera vez se otorga
en el PerúNos complacemos en felicitar al P. Salaberry
al festejar su arribo a la patria.
SUIZA. — Fiesta de los A. A.
Celebraron el 6 de Mayo p. p. tma Asamblea
regional en Maroggia (Lomb. Italia), a la cual
fué invitado el Prof. Gribaudi, asesor comunal
de Turín, Presidente del Real Instituto de Co­
mercio y miembro distinguido de la Federación
Internacional de Ex-alumnos.
Entre otras cosas, se habló del movimiento de
Ex-alumnos de Italia y de todo el mundo.
INÜLATERKA. — Los Salerianos en Oxford.
Dos años hace (pie los Salcsianos se estable­
cieron en este centro cultural. Primeramente des­
tinaron el colegio a noviciado para los jóvenes
ingleses que desean fonnar parte de la Congre­
gación Salesiana; pero, desde el próximo Septiem­
bre, servirá también para los estudimites salesianos
que deben frecuentar cursos en esta célebre uni\'crsidad. Por fortuna, nuestro colegio cae dentro
del radio que se requiere, son poco más de tres
tpiilómetros al rededor de este centro docente,
para consi(\erarlo como parte integrante de la
Universidad, junto con un grado de ella que debe
poseer el ejue presida el colegio.
De este modo, andando el tiempo, tendremos
Salesianos con grados de la célebre Universidad
de Oxford, y servirá también el colegio, tal es el
deseo de los Superiores, <X)mo casa del estudiante
para nuestros antiguos ahnunos.
Con gusto insertamos la fotografía de los Sa­
lcsianos que habitan actualmente en el colegio.

AmemO' al Romano Pontift.-i'. Un consejo uyo
y más un de eo sea pa>a nosotros un.t >rden. H.jos
iní< s. coy\ 'id:rad como enemigos de ¡a Religión a
ai¡uello< q i f con pa¡abra< v e crto< ofenden la
autoridad del Papa. í- tratan de aminorar la obedien ».i \ e: rrspet debidos i su: e.i.u'nanzas.
Ven

D N B sc<>.

LOS QUE MUEREN
iD c :
En Jerez de la Frontera, España, pasaba a
mejor vida, en julio, la Exema. Sra. Marquesa de
Casa Domecq.
Con ella pierde la Obra Salesiana ima insigne
bienhechora y todos los necesitados .\ma madreDevotísima del Sagrado Corazón de Jesús, no
había pueblo. Congregación religiosa o Cofradía
que, debiendo procurarse una estátua, no la obtu­
viera de la generosidad de esta buena señora, si
no contaban con medios.
Cargada ya de méritos, el Señor se la quiso llevar
a la gloria para premiar sus buenas obras.
Mientras nos asociamos al dolor de su cristiana
familia, rogamos a los Cooperadores dirijan a
Dios una oración por el eterno descanso de su ahna.

Roguemos también por ios siguientes Cooperadoresi
Almodovar del P in ar (España). — Marcelina
Monedero —
Bólliga. — Claudia Jiménez.
Cañete. — Rafael Escamilla, Pbró.
Cuenca. — Faustino Gabaldón, Pbro. Basilia
Ramírez, Agustina Elandres, Martina Olarriela,
Ramón García, Pbro, Cláudia Zenarro, Asunción
Escudero.
M ajadas. — Visitación Arcos.
Valdecañas. — Valentina Cordente.
Villar de Dgo. G arda. — Román Blanco, Juana
•Palomares.Bucaramanga. — (Colombia). Cesárea de Phi­
llips, Catalina Beltrán, Rosalía García, Rosalía
de Calvete, Ana Francisca de Román.
Cali (Colombia). — Eulogia Collazos v. de Osorio.
Jorgina de R í o s , Francisca Cantillo de Ramos,
Gustavo Chacón.
Girón (Colombia). — Gerónima Martínez de
Martínez, Donimga Alba de Rivera, Cristín.T
Pinzón de Prada, Ana Dolores Ordoñez O., María
Herrera de Rueda, Lastenia Gonzáles, Guilleni:«>
Mantilla Reyes.
Morales (Colombia). — Marta Bautista.
Pescador (Colombia). — Sebastián Rico, Pedro
José Mera, Benigno Fernández, Mercedes Paz.
Las Tablas (Panamá). Sra. Da. Manuela Gallo
vda. de Sucre.

Con aprohaciiin de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINIANO FER R A R I.
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enrsui accom odatae. Bditío quinta recognite e t aucta.
Vol. I . — T ractatiis de vera R eligion e, de S criptu ra, de T radition e et de E cclesia Christi.
Libellae 25. — Apud exteros: libellae 30.
Vol. II. Tractatiie de R eo Tino a c T rin o et de R eo Creante: Libellae 26. — Apud exteros:
libellae 30.
Vol. I I I . — Tractatus de Verbo in e a m a to , de G ratia Christi et de Virtutibus in fu sis:
Libellae 25 — Apud exteros: libellae 30.
Vol. IV . — Tractatus de Sacram entis et de N ovissim is: Libellae 25. — Apud exteros:
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