BS_1924_07

Ficha

Título
BS_1924_07
Descripción
Boletín Salesiano. Julio 1924
Fecha
1924.07
extracted text
(ÍN

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

Año XXXIX.

JULIO 1924

M o a t. CowSn co a

sus

Número 7.

¡Ib a ríto s de M éa d ez y Q u a ía q u lta (E cu a d o r).

m

R edscción

j

A dm inistració n: V ia C ottolengo N . 32 - TU R IN , 9 (Italia).

s o o x e í t

A .

E > i> ia r R iO E >

Corso Regina Margherita, 174 - TORtNO (Italia)

Opera theologica ad norm am Novi Codícís luris Canonici exarata
e t Com m entaría eiusdem Codicis«
ANTONIÍLLI Sac. JOSEPH. — Medicina pastoralis in iisutn confessariorutn et curiarum ecclesiasticanim. Editio quarla in pliiríbiis aucta.
Acceduiit ' 4 ligurae et 25 tabulae anatomicae coloratae. 3 vol.: L. 60. — Apiid exteros: L . 72.
IIADII Sac. CAES/\R, — institutlones juris
Canonici. Editio altera aucta.
VüL. I. - Introdnclio in ;us canonicum. — Lib.
I. N o r m a k g e n e r a l e s . — Lib. II. D e p e r s o n i s :
L. 16,50. — Apud exteros: L. 20.
V o l . II. - De rebus; L. 20. — Apud exteros:
L. 24.
BLAT Fr. ALBRRTUS O. P. — Commentarlum
textus Codicis luris Canonici.
L íder I. - Normae generales. Previo tractatu
introductorio, et appendice subseqiiente de legibus ac libris liturgicis; L. 7,50. — Apud exteros:
L. 9.
L íbe r II. - De personis cum authenticis declarationibus iLscpie ad diem 7 Julii 1921 (A. A . S.
XIII, fase. 9): L. 30. — Apud exieros; L. 36.
L íb e r III. - De rebus.
Par.s I. D e S a c r a m e n t i s cum declarationibus
authenticis usque ad diem 2 Augusti 1920 (A. A.
S., XII, fase. 8). Accedit dúplex appendix, prima
de relationibus ex libro V, altera de formulis facultatum S. Congr. de P. Fide: L. 30. — Apud
exteros: L. 36.
Pars II. D e l o c i s e t t e m p o r i b u s s a c r i s . l'ars III. D e c u l t u d i v i n o . - Pars IV. D e m a g i ­
s t e r i o KCCLKSiASTico. - Pars V . D e b e n e f i c h s
AUISQUK INSTITUTIS ECCLESIASTIC1S NON COLLKGiALinus. - Pars VI. D e b o n i s E c c l e s i a e t e m PORAI.IUUS, CUM DECLARATIONIBUS AUTHENTICIS
USQUE AD DIEM 3I OCTOBRIS I922: L. 24. — Apud
exteros: L. 30.
L íbe r V. De delictis et poenis (Sub praelo).

CARBONE Sac. C. Tlieologiae et luris Canonici
IJoctor, in Seminario Regionali Apulo-Lucauo,
Tlieologiae Dogni. et Sacrae Elocjuentiae Ma-,
gister. — Examen Confessariorum ad Codicis
Juris Canonici normam conclnnatum: L. 12,50.
Apud exteros: L. 15.
CHELODI Sac. jO AN N ES. — Jus matrlmoniale:
L. 8. — Apud exteros: L. 9,50.
— Jus de personis, etc., praemisso tractatu De
ptincipiis et fontibus ju ris canonici; L. 25 .—
Apud exteros: L. 30.
«- Jus poennie et ordo procedendi in judiciis crimiualibus: L. 6. — Apud exteros: L. 7,20.
GARRIGOU-LAGRAN GE Fr. REGIN. O. P. —
Theologi.1 fundamentalis secundum S. Thomae
doctrinam. Par.s apologética: De revelatione
per Ecelesiam cathoücam proposita. — üpus
juxta S. P. Benedicli X V opiata sacrae praesertim juventuti conimeudatum. 2 vol.: L. 4 5.—
Apud exteros: L. 54.

P. GEM ELLI A U G . O. P. M. — De Scrupulis.
Psycho-pathologiae specimen in usum confessa­
riorum: L. 10. — Apud exteros: L . 12.
— Non moechaberis. Disquisitiones medicae in
usum confessariorum. - Editio sexta: L. 12.—
Apud exteros: L. 15,
GENICOT ED. S. J, — Casus conscientiae propositi ac soluti. üpus postumum accomodatum
ad Theologiae moralis Instltutlones ej. auct.
Editio 41 ad normam Codicis Juris recognita et
pluribus casibus aucta a J. Salsnians S. I. ele.;
L. 24. — Apud exteros: L. 28.
— Institutiones theologiae moralis. 2 vol.:
L. 35. — Apud esteros: L. 42.
MUNERATI Episc. D A N TIS. — Promptuarlum
pro ordinandis et confessarlis examinandis:
L. 5,50. — Apud exteros: L. 6,50.
SEBASTIAN I Sac. NICOLAUS S. Theol. et utriusque inris Doctor, Cancellaríus a Brevibus Apostolicis Pii PP. X I. — Summaríum Theologiae
moralis ad Codicem Juris Canonici accomodatum
cum lucupletissimo indice analytico:
Editio quinta maior(i92o). In-8 max.: L. 9,50.
— Apud exteros: L. 11,50.
Editio sexta minor-manualís. In-24 (cm. 9x13}
charla indica, pondere minimo, pp. 650. Linteo
contecta: L. 14,50. — Apud exteros: L. 17,50.
TAN Q U EREY A D . S. J. — Synopsis theologiae
dogmaticae ad mentem S. Thomae Aquinatis
hodiernis moribus accomodata.
V o l . i . De vera religione - De Ecelesia • De
fonUbus revelationis; L. 25. — Apud exteros:
L . 30.
V o l . II. De fide - De Deo uno et trino - De Dee
creante et elevante;'L.is. — Apud exteros: L.30.
V o l . til. De Deo sanctificanie - De Deo retnunerafore seu de gratia - De Sacramentis et de
Nozdssimis; L. 20. — Apud exteros: L . 24.
— Synopsis theologiae moralis et pastoralls ad
mentem S. Tliomae Aquinatis hodiernis moribus
accomodata.
V o l . I. De poeniientia - De matrimonio et de
ordine (Pars dogmática simul et moralis); L. 25.—
Apud exteros: L. 30.
V o l . II. (Theologia moralis fundamentalis)
viriutibus - De praeceptis • De censuris - De
prohibiiione librorum; L. 25. — Apud exteros'
L. 30.
V o l . III. De z'irtute justitiae et de variis sietuum obligaíionibus; L. 20. — Apud exteros:
L. 24.
TAN QU EREY AD. et Q U EVA STRE M. - Brevior synopsis theologiae moralis et pastorallsEditio nova: L. 20. — Apud exteros: L. 24TAN QU EREY AD.-QU EVASTREM .-H ERBERT
L.
Brevior synopsis theologiae dogmática*Editio quinta: L . 20. — Apud exteros: L. 24-

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

Año XXXIX.

JULIO 1924.

Número 7.

Sumario: Jesucristo esperanza Jj salvación del mundo. —

5o¿re el Primer Congreso Nocional
de Educación Católica en Madrid, — Figuras de misioneros Salesianos: R d o . P . Lino D elvalle
Carbajal. — Tesoro espiritual. — D e nuestras Misiones. — Cu/ío de María Auxiliadora:
E l Santuario de Valdocco. — Gracias de María Auxiliadora, — Por e l mundo salesiano, —
— Los que mueren.

Jesucristo esperanza y salvación del mundo.
No es necesario ser un pozo de ciencia ni
encanecer sobre los libros, pasando de claro en
claro largas vigilias, para llegar a conocer que
Jesucristo es la esperanza de la humanidad y
que la salvación del mundo se debe al Mártir
del Gólgota.
El hecho de que todos los pueblos que espe­
raban con ansias un libertador, desde que se
dejaron sentir con dureza los efectos de la pre­
varicación de nuetros padres, al aparecer el
Justo sobre la tierra se dieran por satisfechos,
sin que hicieran más alusiones a libertadores
ni intermediarios en sus teogom'as, y de que la
venida de Jesucristo señale una transformación
radical en el proceso humano, lo prueban con
evidencia.
Porque todos los pueblos, sin excepción, es­
peraban un redentor: unos, como los israelitas,
le distinguirán por medio de sus profetas y
a travw de los siglos futuros con toda claridad
y precisión, mientras otros le presienten con­
fusamente, le anhelan por un secreto y miste­
rioso impulso que imprime una dirección a la
inteligencia y estimula un ansia inextinguible
del corazón. Y Jesucristo, como dice admira­
blemente Augusto Nicolás, es todo lo que de­
searon las naciones, todo lo que soñaron bajo
diversos nombres y a través de imágenes más
o menos groseras e impuras. E s la realización
de aquella esperanza que quedó en el fondo de
^
úe Pandora, y que debía compensar
todos los males que de ella habían salido; es
aquel Epafo, niño prometido que debía nacer
milagrosamente de la virgen lo , para librar al
hombre encadenado de aquel buitre roedor a
quien una mujer-serpiente había dado el ser­

es aquel « Dios del Olimpo », aquel hijo querido
de un padre enemigo, que debía ofrecerse para
tomar sobre sí nuestros sufrimientos; es aquel
« Oro » descendiente de « Isis », que debía vencer
a la serpiente « Tifón ¡>, según los egipcios, y
nacer de « Isis-\rirgen », según los galos; es el
verdadero Hércules, que debía ahogar a la
liidra y devolver a los hombres los frutos de
oro de aquel mara\úlIoso jardín de que fueron
lanzados; es el Mithra de los persas, aquel
Mediador, vencedor de Ahrimanio, que hasta
vino a obrar, hacer y procurar la libertad de
los hombres; es el Vischnú de los indios, cuya
encamación debía reparar los males causados
por la gran serpiente Kaliga; el Genteolt de los
mejicanos, que había de triunfar de la ferocidad
de los demás dioses, traer al mundo una bené­
fica reforma y pelear con la culebra que había
seducido a la madre de nuestra carne.
Y si la venida de Jesucristo satisfizo las an­
sias de un libertador del género humano, no es
menos cierto y evidente que su nueva ley, abre
otra senda a la sociedad, descubre vastísimos
horizontes y origina una esplendente y perdu­
rable civilización que no tiene puntos de com­
paración con las que la precedieron.
E n efecto; nada más triste y denigrante que
la historia humana en los largos siglos que pre­
cedieron a la venida de Jesús.
Sin detenemos a deplorar ni menos describir
la situación miserable de los pueblos que dividían
a los hombres en castas y de los otros que, por
la fuerza, reducían a sus semejantes a dura e
ignominiosa esclavitud, sólo diremos que en
el derecho romano, que se apellida la razón
escrita, los esclavos no eran considerados como

— 196 —
hombres, sino como cosas, poseyendo el dueño
el formidable poder de vida y muerte, de que
abusaba con píujmosa frecuencia, pues bastaba
que un infeliz cometiera la levísima falta de
romper un vaso para que fuera arrojado a servir
de pasto a las murenas.
Si perecía asesinado un amo, eran conducidos
al i)atíbuIo todos sus esclavos, aunque fueran
a centenares: después de haber servido, como
dice llalmes, a fomentar la vanidad, y sostener
el lujo, a satisfacer todos los caprichos del di­
funto durante su vida, se vertía la sangre de
todos por la mera sospecha de que uno de ellos
se hubiese arrojado a cometer un crimen, a que
quizás le impulsara la desesperación, provo­
cada con un tratamiento cruel. ¡Cuántas ge­
neraciones de esos infelices han pasado sobre
la tierra viviendo en la mayor abyección, en
medio de las mayores fatigas, sufriendo las
más duras privaciones, soportando penosísi­
mos trabajos! ¡Cuántos suspiros (pie nadie es­
cuchara, cuántas lágrimas que nadie enjugó,
cuántas aflicciones que nadie pensó en con­
solar!
Tero desde el día que Jesucristo pronunció
su })rimera ])alabra, la esclavitud fué herida
de muerte. l>ajo la influencia soberana del ideal
cristiano, que liberta los cuerpos y redime los
espíritus, ]>roclamando el principio de la digni­
dad dcl ser humano, estableciendo la divinidad
de su origen y la igualdad de todoslos hombres
ante Di<')S, su Creador, la condición del esclavo
se dulcifica, la situación de los pobres se hace
más soportable y llevadora, al par que las ideas
de cmanci])ación maduran en los cerebros y
corazones de los que hasta hacía poco habían,
ejercido una intolerable tiranía.

La? doctrinas de Jesucristo, recogidas con
amor en el seno de la Iglesia, han continuado
á través de los siglos ejerciendo su influencia para
snavizai el infortunio y reducirlo en extensión
e intensidad: ]kmo a ]>esnr <le lo mucho conse­
guido, liemos de confesar con tristeza que,
aun después de 20 siglos de asiduo y arduo
trabajo, el aspecto de la sociedad dista mucho
de ser satisfactorio, está muy lejos de complacer
la voctitnd de todo -corazón bien nacido, ya
que todavía ofenden desigualdades monstniosas. entristece el corazón la presencia de
horribles calamidades, todavía vemos la risa
al Indo del llanto, el placer al lado del dolor, el
lujo desmedido escarneciendo la desnudez, y
la prodigalidad más escandalosa insultando a
la miseria agobiada de privaciones.
¿Querrá esto decir que las doctrinas regene­

radoras de Cristo han perdido de su eficacia,
y que el impulso que dieron a la humanidad
hacia el progreso moral y espiritual ha llegado
al límite de su virtualidad?
Así lo aseguran muchos innovadores, enemigos
declarados de todo progreso, que quisieran sus­
tituir las saludables doctrinas de Jesús en el go­
bierno del mundo con sistemas no menos espe­
ciosos que extraviados, de que se prometen
un paraíso de delicias, si bien los ensayos prue­
ban todo lo contrario, como acontece en la
Rusia bolchevique.
Lo que sucede es que los hijos de las tinieblas
se han opuesto en todo tiempo para que las
doctrinas renovadoras del Evangelio non dieran
el fruto de su natural desarrollo, y que muchos
cristianos, seducidos como nuestros padres
por la serpiente antigua, se han rebelado contra
el Dios creador y redentor, y, comiendo del
fruto vedado, en su soberbia han creído poder
bastarse a sí mismos: engañados por los por­
tentos de su propia ciencia, y apartando los
ojos del foco indefectible de la verdadera luz,
desviando sus pasos de los caminos de la justi­
cia y sus labios de la fuente de la vida, han
vuelto las espaldas a Jesucristo, que es camino,
verdad y vida: han huido de Jesucristo que es
el medio ambiente en que debemos vivir para
lograr el desarrollo completo de nuestro ser y
la perfección de nuestro espíritu, y con ellos
la relativa felicidad de está vida.
La Providencia, que sabe sacar provecho
para la humanidad de los mismos males que la
aquejan, hará que los hombres se convenzan
de que es imitil pretender la restauración de la
sociedad y mejorar la suerte de los pueblos, si
no se ponen como bases de la acción social
los dictados de la religión y de la caridad
cristiana.
No faltan, sin embargo, entre los cristianos
almas pusilánimes que, al ver el crecimiento
fomiidable dél socialismo y de su auxiliar y
sucesor el comunismo, la frecuencia y gravedad
de las huelgas y demás conflictos sociales, se
agiten con inquietud y clamen con angustia
por una pronta solución del malestar presente
y de los problemas que nos amenazan.
Quienes esperan una irrupción de pueblos
más sanos que acaben con la corrupción
y los \úcios y los delirios de las naciones cinlizadas, minadas, carcomidas por terrible cáncer,
sin pensar que hoy no existen como en el siglo \
pueblos libres del contagio universal, y qu«.
aun en los atrasados y bárbaros, llegan, al
mismo tiempo que la luz de la civilización,
la llama del incendio y el virus de la cor­
rupción.
Donoso Cortés parece presagiar la total «

— 197 —
irreparable ruina de la sociedad actual, cuando,
fijándose en la renovación social realizada por
los hijos de las selvas, asegura que aquella fué
una segunda creación <y que Dios no llevará a
cabo la tercera; y cuando, al describir con ma­
ravillosa elocuencia el horrible naufragio en
que ha de perecer la sociedad presente, dice
que después que los elementos calmen sus furias,
concluida su obra de desolación y de muerte,
y paseen su victoria sobre un silencio sepulcral

el germen de la nue\’a \nda y los fundamentos
de la futura sociedad.
Así quedará demostrada la virtud creadora,
irresistible y eterna del Cristianismo, después
de cuya predicación, los pueblos no pueden
perecer para siempre, ni todo el furor persecu­
torio de sus enemigos puede desterrar su in­
fluencia social; que es tal la fuerza fructificadora de esta semilla, que aun enterrada bajo
la balumba inmensa de las ruinas de la civili-

V is ta g e n e r a l d e S I n d a lk a (C o n g o b e lg a ) .

y eterno, sólo se oirá una voz que dominará al
silencio y a la muerte, la voz de Dios resonando
en las alturas.
Otros sociólogos cristianos, como Burgos y
Mazo, al disentir de las apreciaciones pesimis­
tas de Donoso, dicen que si aquella renovación
social debida a los pueblos del Norte podía ser
llamada segunda creación, porque una sociedad
decadente y corrompida desaparecía para dar
paso a otra constituida bajo la influencia y el
imperio de nuevas gentes a las que no había
alcanzado el estrago y los \*icios de la antigua,
le falta al mundo actual presenciar una tercera
creación más grande y más soberana que la se­
gunda, y quizá que la primera, j-a que debe
efectuaise ta r a n d o sobre voluntades y seres
libres, creación en la que el poder de Dios se ha
de destacar de manera más prodigiosa y excelsa,
porque ella se ha de verificar dentro de la misma
sociedad, sin influencias extrañas, brotando
en el seno mismo de la muerte y de la disolución

zación, como si en esto mismo encontrase ella
un abono divino, aun tiene poder suficiente
para brotar, crecer, levantar su tallo sobre los
montes de escombros, extender sus hojas para
cobijar bajo ellas a la humanidad entera y
convertir el yermo en espléndido verjel.

Lo que distingue a los instituios Salesianos
de todos los demás, es el atrevimiento con que lan­
zan al niño por los caminos de la vida cristiana.
Los niños son admitidos muy pronto a la primera
Comunión. Muchos son los que comulgan dia­
riamente,
M r. C a i i .,



ig8 —

Sobre el Primer Congreso Nacional
de Educación Católica, en Madrid.
Ha terminado la que pudiéramos apellidar
semana pedagógica, si el nombre no nos pare­
ciera demasiado modesto en relación con la
grandiosidad de los hechos que se han sucedido
en Madrid desda el 21 de Abril al 27.
Se ha celebrado el primer Congreso de Edu­
cación Católica y al mismo tiempo se ha inau­
gurado una Exposición Pedagógica de carácter
general y nacional.
Con las mejores galas, reservadas para las
grandes solemnidades, celebróse la sesión de
apertura el día 21 de Abril, lunes de Pascua,
en el teatro Real. Presidieron el acto el Go­
bierno de S. M., el Cardenal Primado, el Obispo
de Madrid-Alcalá, Presidente del Congreso.
Nuestros augustos soberanos Don Alfonso y
doña Victoria, la reina madre doña María Cris­
tina, sus altezas, la infanta Isabel, el infante
Don Fernando y la duquesa de Talavera, hon­
raron la sesión con su presencia.
Con frases caldeadas por el entusiasmo, el
Arzobispo de Toledo habla de la educación
católica, de sus fundamentos incontrovertibles,
se felicita de que al fin sea una realidad lo por
tantos años acariciado, el Congreso, del que se
promete opimos frutos para la Religión y para
la Patria.
Inmediatamente el Congreso pasa a reunirse
en sesiones y comienza su labor.
Ocho fueron las secciones: i») Educación
religiosa. 2*) Educación eclesiástica. 3*) Ense­
ñanza Superior. 4*) Enseñanza Profesional y
educación artística. 5^) Segunda enseñanza.
6*^) Enseñanza primaria. 7*) Educación física.
8*) Obras circumescolares y postescolares.
En cada sección se trataron los principales
problemas referentes a la enseñanza y a la edu­
cación y se estudiaron serenamente, seriamente,
con alteza de miras, buscando soluciones prácti­
cas, marcando orientaciones salvadoras, po­
niendo de manifiesto defectos inveterados...
cosas todas que cristalizaron en conclusiones
que el Congreso en pleno había de hacer suyas.
Allí estaban reunidos todos los que tienen
algiíu relieve en el fecundo campo de la peda­
gogía católica, allí estaban para estudiar junto?,
para mancomunar sus esfuerzos, para aportar
el beneficioso tesoro de su experiencia, acriso­
lada tras largos años pasados en la enseñanza
V dar fe de vida de una España que hondamente
se preocupa de la educación de sus lujos, porque

de ellos depend.e el porvenir de la p atria y de
la Iglesia.
I/Os Salesianos, a m ás de form ar parte en la
Ju nta organizadora, en que trabajó incansable
el padre Julián Massana, director y alma de la
E xposición Pedagógica, hemos tenido repre­
sentación en todas las secciones y a nosotros
fueron confiadas varias ponencias; E l aprendizaje

de Artes y Oficios; él Dibujo aplicado a los di­
versos oficios; importancia de la cultura general
para el obrero; la Bellas Artes como elemento
educativo; la enseñanza agrícola en las Escuelas
rurales; Organización de granjas agrícolas para
la enseñanza de jóvenes agricultores; la Biblio­
teca agraria Solariana; Asociaciones de Anti­
guos Alumnos, su federación nacional y sms
formas de cooperación; los Oratorios Festivos,
manera de extenderlos a los pueblos reducidos.
Ponencias que fueron estudiadas por los Rdos.
D . José Binelli, D . Marcelino Olaechea, D, Ra­
m ón Zabalo, D. A ntonio M artín, D . F é lix Conde,
D . A ngel G. de Vinuesa, Presidente de los An­
tiguos Alum nos Salesianos españoles.

E l mismo día 21 quedó abierta la Exposición
Pedagógica aneja al Congreso, manifestación
pujante de la vitalidad de la enseñanza cató­
lica en España como de los selectos y progre­
sivos métodos educativos.
El Gobierno cedió doce grandes salas del
Palacio de Bibliotecas y Museos, que fueron
insuficientes para el número de instalaciones,
cerca doscientas, que representaban a 1.500
entidades.
En cada instalación había estadísticas, grá­
ficos, desarrollo del método seguido, libros de
texto usados en la enseñanza, fotografías de
los locales, de los actos principales celebrados
y del material escolar; inmensa variedad de
labores femeninas verdaderamente asombrosas,
tareas escolares de todas las asignaturas, pu­
blicaciones pedagógicas valiosas, trabajos de
taller de escuelas profesionales, especialidades
diversas, material escolar selecto y moderní­
simo, colecciones y trabajos e inventos llevados
a cabo por el profesorado y que son de altí­
simo valor pedagógico y científico.
Fué \nsitada detalladamente por Sus Majes­
tades, Don Alfonso y Da. Victoria, Su Alteas

— 199 —
!a infanta Isabel, el Cardenal Primado, los
Sres. Arzobispos y Obispos que asistieron al Con­
greso, y un público tan numeroso, que bien se
puede afirmar que todo Madrid ha \*isitado
la Exposición.
Los Salesianos desde el primer momento
comprendimos la inmensa importancia que el
acto iba a tener para la causa de la Iglesia y de
la cultura patria y nos preparamos a llevar a
la Exposición nuestros métodos de enseñanza
profesionales, nuestra didáctica escolar y nues­
tra labor educativa.
Teníamos en la Exposición Pedagógica las
siguientes instituciones: Profesional, Primera
Enseñanza, Segunda Enseñanza y Publica­
ciones pedagógicas.
En la primera sección expusimos los métodos,
trabajos, textos y programas de Cerrajería,
Mecánica, Zapatería, Sastrería, Composición
tipográfica, Imprenta, Encuademación, Car­
pintería, Ebanistería, Escultura, Doradores y
Agricultura.
Allí estaban representadas con sus trabajos
escolares y de perfeccionamento todas nuestras
Escuelas Profesionales españolas, con parti­
cular relieve la de Barcelona que presentó tra­
bajos acabadísimos que demuestran el grado
de perfección alcanzado por aquella Escuela.
No somos nosotros los llamados a formular
juicio, solo diremos que durante los días de la
Exposición oímos de labios competentísimos
frases halagadoras sobre nuestros métodos
profesionales. S. M. don Alfonso, al salir de
nuestra instalación profesional, el día 22 por
la tarde, nos dijo estas textuales palabras:
«Nos complace sobremanera que sea una orden
religiosa como la de los Salesianos de D. Bosco,
los que se hallen a la altura del progreso indus­
trial moderno, en sus procedimientos de enseñanza
profesional ».
Tomamos de « E l Debate > del 27 de Abril:
« La aportación de los Salesianos. H ay allí
« exposiciones que causan verdadera maravilla
<y que prueban a lo que puede llegar el obrero
<' español cuando se le da una preparación y
«xma enseñanza adecuadas.
* Porque son los métodos admirables a que
« se ajusta la instrucción de los obreros en estas
«escuelas salesianas los que producen estos
« resultados insospechables.

tratan estos religiosos de formar inge* nieros, peritos, ni directores, sino que dedi« cados únicamente a los humildes, procuran
«hacer buenos obreros y lo logran en absoluto.
* Tiene e ^ exposición el interés de que se
* ha atendido especialmente su carácter de
«pedagógica. No extraña ver el fruto que ob< tienen los padres Salesianos en la enseñanza

« profesional de los obreros, si se tienen en cuenta
«los métodos que se siguen en ella.
« Di\4 den convenientemente el tiempo en
<s clases teóricas, prácticas y de cultura general
« 5' así la preparación del obrero es completa
« en su oficio sin que le falten otros conocimien«tos que le serán útiles en el curso de su vida
«social.
« Los manuales y programas para la ense<(ñanza teórica son notabilísimos y su estudio
«distingue al obrero salesiauo de los que salen
«de otros talleres, en quienes la práctica no
«se basa en el conocimiento profundo de su
«oficio, desde los rudimentos del aprendizaje
« hasta la perfección del obrero ilustrado al
« máximum ».
Todos nuestros colegios de primera enseñanza
figuraban en la exposición de este grado, así
como los de segunda enseñanza y humanidad.
Era muy nutrida la instalación de nuestras
publicaciones pedagógicas, artísticas y profe­
sionales, destacándose especialmente la B i­
blioteca Agraria Solariana, fundada por el Rdo.
D. Pedro Ricaldone y editada en las Escuelas
Salesianas de Sevilla y que lleva publicados
126 tomos.
E n otros actos celebrados durante los días
del Congreso, tomamos parte los Salesianos,
debiendo mencionar la Conferencia que sobre
la Obra Salesiana dió el Rdo. D. Antonio Martín,
en el salón de Conferencias de la Biblioteca
Nacional, el gran festival que el día 24 tuvo
lugar en el grandioso Stadiura de Madrid y en
el que tomaron parte 300 niños de las Escuelas
Salesianas de Madrid, con aplauso general por
sus bien ejecutados ejercicios y evoluciones
gimnásticas, como muestra de la educación
física que reciben los niños en nuestras escuelas.
Loado sea Dios por este triunfo de la Peda­
gogía católica. El bendiga nuestros esfuerzos y
haga fructificar la labor que en su santo nombre,
han realizado, puestos sus ojos en la Iglesia y
en España, unos hombres que cifran su dicha
y dé ello hacen su más estricto deber, educar
a los niños de hoy para formar generaciones
sanas en quienes la Iglesia y la Patria puedan
plenamente confiar.

Se nota una organización especial en la fun­
dación de Don Bosco, cuya Obra corresponde
realmente en este siglo a una necesidad especial
de la sociedad: cristianizar al obrero.
Mr. C a il .



200



F ¡g u ra s de M is io n e ro s S a le sia n o s:

Rdo. P. Lino Delvalle Carbajal.
Kn el mes de agosto de 1899 publicábanse
en italiano ios « Estudios Generales sobre la Pafagonia », — obra escrita originalmente en es­
pañol y cuyo autor era el Tbro. U no Delvalle
Carbajal — . La Patagonia Argentina, el país de
las leyendas, aparecía bajo todas sus fases en
los cuatro tomos de la obra, que mereció los
elogios de los hombres de ciencia y encontró
larga resonancia en la República del Plata.
I'.l nombre del P. U no Carbajal quedó así de­
finitivamente consagrado y hasta el presente
nada se ha escrito que iguale, ya que no supere,
el trabajo prolijo y ponderado de este misio­
nero, trabajo cuyo único defecto consiste en
haber extremado la modestia de su presentación.
lis justo, por tanto, que siquiera brevemente,
esbocemos la figura del Pbro. Lino Delvalle
Carbajal, haciéndola surgir de sus propias tintas;
esperamos que más tarde una pluma maestra
y un cultor de las ciencias y las letras lo per­
filen acabadamente, rindiendo a su memoria
un justiciero homenaje y pagando una deuda
de gratitud, que pesa demasiado sobre los que
han recogido su preciosa herencia.
Nació el presbítero Carbajal en Montevideo
— la riente capital uruguaya — pertenecía a
una rica y distinguida familia. Sintió muy
pronto la voz del celeste impulso y consagróse
al apostolado de la niñez entre los’ Hijos de
D. Rosco. Luego abordó a las playas Patagó­
nicas con Mons. Cagliero y en Viedma recibió
de nianos del ^'icario Apostólico la ordenación
sacerdotal...
Evoco ahora los recuerdos de la niñez: creo
estar pendiente de los labios de este amadísimo
maestro que castigaba, privándonos de las lec­
ciones de Historia Sagrada, que se esperaban
ansiosamente, porque las revestía de un interés
encantador y de una inimitable amenidad; paréceme verlo: un poco cargado de hombros,
por las vigilias largas del estudio; cetrino el
semblante, donde vagaba la sonrisa, cuando
una preocupación científica no comprimía los
pliegues de su ancha frente; rodeado en el la­
boratorio de sus elucubraciones por numerosos
ejemplares de la flora, fauna y gea patagónicas,
mientras en los anaqueles de la biblioteca se
alineaban, maltrwhos por el largo uso. los
volúmenes recogidos pacientemente, que ha­
blan de la vasta región, donde sus Hermanos
vertían sudores y sangre.

Su espíritu observador le hacía pasar noches
enteras contemplando el rico y brillante cielo
del sur. las lluvias de estrellas, las extrañas y
peculiares manifestaciones de la electricidad
atmosférica, aguantando las ntdas caricias del
pampero para sorprender fenómenos no descriptos, terminar trabajos valiosos de paciencia
benedictina, que solicitarán la atención de)
Observatorio Nacional de Córdoba — célebre
por más de un concepto — y que darán fama
y lustre al observatorio « D. Bosco » de Carmen
de Patagones. Así prepara su magno viaje a
través de la Patagonia, para proporcionamos
como dijimos — esos « Estudios », la obra
más completa y veraz de cuantas existen.
Se pinta D. Lino Carbajal de cuerpo entero,
cuando en su libro « Por el alto Neuqnén ^ quiso
describir la Olleta Brawadora: <t A l contemplar
tan grande espectáculo
dice — se apodera
del alma un ansia misteriosa, un vago senti­
miento de terror, un anonadamiento y opre­
sión que por momentos sumergen en la impo­
tencia de la acción y del pensamiento, como
oprimido por la terribilidad de un peligro in­
salvable. Allí se quedaría uno las horas muertas,
con los brazos caídos, contemplando aquel fe­
nómeno que lo ensordece y entontece con sus
hervores y bramidos. Es en verdad la impresión
de lo terriblemente sublime ».
Los detalles que acopia en sus descripciones
no los reproduciría el más sensible de los obje­
tivos: sus pinturas son cuadros perfectos:
nada falta allí, la gradación, la sombra, los con­
trastes. las tonalidades de luz.....; ello denota
un espíritu acostumbrado a usar el escalpelo
o el lente de la observación; a descubrir las
relaciones escondidas, a sorprender los más
ocultos secretos de la naturaleza. Sus dotes de
explorador, su sangre fría como acostumbra
llamarse a la serenidad en los peligros, su in­
trépida constancia, resaltan en todas las páginasde su viajes. Si algún día ven la luz los frag­
mentos de exploraciones, leyendas, costumbres
y sucedidos, que yacen en los archivos de las
Misiones, a más de enriquecerse al Foolk-lore
argentino, se abrillantará la figura de este Mi­
sionero, noble heraldo de la Religión y de la
Ciencia.
Merece destacarse el serio percance de so
caída, en la etapa final de la ascensión al Domuyo, cuyas consecuencias debían ser fatales.



201

por más que entonces no lo parecieran. Escribe
el padre Carbajal: — A las 4.10 de la tarde, par­
timos con el mismo rumbo, llegando a la 4,30 a
un risco negro, que tenía al sur un ventisquero,
que yo traté de atraversar para cortar camino.
L a nieve fresca, en un plano inclinado, parecía
espesa y fácil de pasar, por lo que no trepidé
en arrojarme, a pesar de las advertencias de
mis compañeros. Cuando y a estuve a la mitad
del camino, noté que la nieve resbalaba y que
debajo existía el cristal de hielo; inmediata­
mente perdí el equilibrio y caí procurando por
mi parte tomar posición y ocupar la mayor su­
perficie. Pero yo seguía resbalando con bas­
tante rapidez, medio sentado, por la pendiente
que conducía a unos 200 metros de profundidad.
Para colmo, algunos fragmentos de rocas em­
pezaron a derrumbarse desde arriba: en este
momento comprendí que el desenlace podía
ser fatal: estaba sin embargo tranquilo, tanto
que al efectuar mi rápida evolución, di una
ojeada a mis compañeros que, presa del ansia
y del pavor, estaban como petrificados sin ani­
marse a socorrerme. Uno de ellos gritó: « ¡Se
mata, el Padre! * y estas palabras y su actitud
me estimularon a efectuar un supremo esfuerzo
para dirigir mi caída h ad a unos peñascos, que
estarían a 50 metros. Recuerdo que dije: « si
yerro este golpe, he equivocado todos mis cál­
culos * aludiendo al fin que podría caberme.
Resbalaba arrastrando la nieve que a medida
que seguía, se hada más tenue sobre el
glacier »,
Se tarda más en contarlo, podía añadir D. Lino
Carbajal; su tranquilidad le permitió deliberar
rápidamente. Luego filosofaba sobre el per­
cance: « En esos momentos el pensamiento no
fundona, sólo el instinto tiende a conservar el
todo, en medio del ansia suprema de salvarse.
Como llevaba colgados al cuello el Goldschmit,
el telémetro, un valijín de víveres, a más de
un dentó de pequeños instrumentos, éstos
concurrían a retardar mi predpitada caída; mi
hábito recogido con broches a la cintura, y mis
largas botas también opusieron resistenda a la
nieve. Mis compañeros no podían auxiliarme
y si erraba el golpe al peñasco de salvación creo
que hubiera ido a aumentar el número de las
Wctimas de las grandes ascensiones. Por for­
tuna mi cálculo de dirigir la caída no fué errado
y pude asirme al peñasco, situado a pocos me­
tros de un suelo sin nieve. Fuera de las quema­
duras que me produjo el rápido roce del hielo
en las manos y de la rotura del hábito, no ex­
perimenté ningún otro inconveniente. I^a Di\4 na Providenda no me abandonó y puedo
asegurar que en ese momento crítico, sólo su
auxilio que imploré intimamente logró sal­



varme. Estaba a 4.1S0 metros sobre el mar y
eran las 5 de la tarde » (if.
Meses después comprobóse que esta caída
le había afectado la médula espinal. Esa tran­
quilidad de ánimo que no le abandona en los
momentos difíciles y desesperados, templa su
legítima alegría en las horas del suspirado
triunfo. Véase la serenidad con que celebra la
llegada a la dura meta, sin que la enturbien los
peligros del descenso, que no se le ocultaba,
iba a realizarlo entre tinieblas. E l P. Carbajal
se ha puesto nuevamente en marcha y después
de salvar dos riscos llega con Forgerinx — no
debía faltar la representación de la progenie
italiana en este solemne momento — al pico
principal formado por unos peñascos de lo
metros de alto. Pocos momentos antes se había
puesto el sol, en un lejísimo horizonte en di­
rección a Chillán (Chile), para hundirse en el
Océano Pacífico bajo un dosel de purpúreas
gasas. Las cordilleras habían perdido por com­
pleto su enhiesta majestad y se extendían como
humildes colinas,, ostentando por único distin­
tivo el penacho de sus nieves eternas. Estaba
el P. Carbajal a 4.300 metros sobre el mar. Toma
posesión de esa cima vivando a la República
Argentina, que por el Misionero de la Cruz con­
fundía una vez más su cendal azul y blanco
con las nieves del Domuyo; a Chile que extendía
sus vegas envueltas en los tintes tornasolados
del crepúsculo, y al Uruguay, su patria, mien­
tras íntimamente gozaba, porque — nuevo
Quijote de la Ciencia — había desencantado
al Domuyo, Dulcinea de sus ensueños y fa­
tigas (2).
Más tarde, iniciándose el descenso, con ge­
neral fatiga, que templó el gozo de la cumbre

(i) Uno de los compafieros refiriendo sencillamente
este percance, deda < En el Cerro Santiago, antes de
treparlo, el Padre (Carbajal) quiso atravesar un ventis­
quero, nosotros le aconsejamos que no hiciera tal, pero
el se fué como de costumbre; cargado con sus instru­
mentos y un rebenque en la mano. A los pocos momentos
le vemos hacer un rápido movimiento y caer arrastrado
jK>r la nieve; creimos que iba a perecer, idea que nos
petrificó, pero por providenda santa, no sé qué vuelta
dió y pudo venir a caer cerca de unos pefiascos negros;
el taco de las botas y el rebenque le hablan favorecido *.
(a) Desde esta altura de 4.300 metros, decía Gumersindo
Carbajal-su hermaoo-se abarcaba un horizonte inmenso,
las cordilleras parecían cerritos, «Una vez alli, el Padre
vino a mi encuentro didéndome: «Apúrate a llegar que
vamos a saladar al pico con salvas». A la verdad yo
tenia pocas ganas de saludar, pero su palabra y su ale­
gría me reanimaron. Cuando todos nos reunimos, está­
bamos conmovidos. En seguida el Padre (Carabjal) con
su mánser, Santiago Forgerini con su carabina y yo con
mi revólver, hidmos una descarga en dirección a unos
peñascos, vivando a la República Aigentina. Luego otra
descarga y un tiro final de revolver: siete detonadones,
un disparo por cada una de las siete personas que ha­
bíamos empezado la ascensión; ¡d Padre nos invitó a
rezar a la Providencia!



vencida, únicamente, D. Lino Carbajal o el
Padre, tendrá piernas de acero; marchará como
por tablas descendiendo las casi perpendicu­
lares pendientes; todos temerán que su arrojo
le lleve a una desgracia; pero arrastraba e in­
fundía la fe en el ánimo de sus compañeros, que
necesitaban tan poderoso tonificante. Había
cerrado la noche, y aquellos valientes vagaban
entre tinieblas, confundiéndose por momentos
con los renegridos peñascos, que como espíritus
pétreos del Domuyo, debían presentarse a la
imaginación de las errantes sombras...

202



peligros, pues lo imprevisto es casi ley en estos
trabajos. Había la seguridad de aterirse, si caía
alguna nevada, que debía esperarse en ese
tiempo;, casi todos sus compañeros estaban en
mangas de camisa sin abrigos... Si el P. Car­
bajal hubiera creido que la ascensión iba a ser
tan larga, dispusiera de efectuarla con más
calma, en dos días. Pero ¿quién puede prevenir
todas las cosas?
Si quisiéramos ahondar más y saber la causa
verdadera de tanta intrepidez y de tanto sa­
crificio, nos daría la respuesta, nos despejaría

M a e s tr o in d ig e n a q u e e n s e ñ a e n n u e s t r a e s c u e la d e B lls a b e th v tlle ( C o n g o b e lg a ) .

Leer las páginas del descenso, es ver rasgarse
los densos velos de la oscuridad por el \doláceo
fulgor del rayo; es envolverse en las espirales
aprisionadoras del marasmo, y ser presa del
vértigo, de una obsesión que atormenta y agita.
Es entonces también que se aquilató el valor
del hombre y cuando se agigantó su ánimo.
« Era por lo demás el último obstáculo
dice
el Padre Carbajal — quizás el más arduo de
todos, el más terrible, después de tantos sal­
vados., Pero era el último, y cuando se sufre,
cuando la vida es también el último recurso,
el último medio para zafar de una dificultad
suprema, el ánimo varonil la arroja a la suerte,
la juega como su última moneda, el jugador
vencido >. X o debe tildársele de impmdente
por haber andado de noche eii medio de tantos

la incógnita el mismo Carbajal. Al leer los ren­
glones que preceden a la etapa final de la ascen­
sión al Domuyo, he sentido como un aura suave
y perfumada resbalar por los pliegues del alma:
es el soplo fecundo de la fe cristiana que inspira
por igual, que alienta e informa todos los actos
del Misionero, fe que explica todos los sacri­
ficios, que recompensa todas las abnegaciones,
fe que brilla en la frente del Apóstol del Evan­
gelio como una auréola de luz...
A las 4 de la mañana del día i6 de noviembre
de 1903, estaba la comitiva en pié; la noche
había sido serena, magm'fica, encuadrada en
un profundo y sugestionador silencio que alguien definió la armonía de la soledad y del
desierto. E l Padre Carbajal comienza el augusto
sacrificio bajo el dosel de aquellas matras donde

i



descenderá con rumor, agitación y temblor de
las silvestres corolas el Dios Eterno, Señor de
la inmensidad y de las cumbres: jtemplo majes­
tuoso, que circunscriben la amplia bóveda de
los cielos, donde esfumaban su luz las últimas
estrellas, en las tintas diluidas de la aurora, las
gigantes columnas de los montes, la alfombra
verde y perfumada del césped, mientras el si­
lencio salmodiaba, -psaUe et sile, en las fibras
de aquellos siete corazones sencillos, que sen­
tían la presencia de Dios, santificando los mon­
tes patagónicos como ayer santificaba las di-

203 —

Aunque el Padre Carbajal -se muestra un
conversador insuperable en la relación de sus
viajes, b ay momentos en que su inspiración
de poeta campea libremente. Las fatigas del
camino no serán parte para agobiar su fantasía
cuando tras las rudas peripecias del descenso
del Domuyo, llegará a la « Casa del Padre »
cavada en la peña viva; su temperamento so­
ñador, sintonizará con la naturaleza que le
rodea y nos dirá: « Y o que domría muy al fondo
de la casa de piedra — o gm ta de toba pomicea, — pasé algún tiempo en vigilia a causa de

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U n e r a n c a n a l a b la r to co n lo a n e g r o a e n l a g r a n ja a g r íc o la d a L a K a f o b a (C o n g o b e lg a ) .

latadas Pampas, las vírgenes florestas, los tran­
quilos lagos!........ Podía observar después D.
Lino Carbajal que su gente estaba más dispuesta,
más confiada en el éxito, más persuadida de
-SU valor, como si hubieran recibido un interior
refuerzo que les proporcionara mayor energía
de voluntad. Sí, es cuestión fundamental, y de
ello estaba íntimamente persuadido el sabio
Misionero: los actos religiosos, cuando son sin­
ceros, cuando preceden a hechos que reclaman
un gran p-jder de voluntad, infunden en el espí­
ritu un valor sereno, superior a la potencialidad
de cualquier otra idea o consideración; su in­
fluencia benéfica penetra las fibras más íntimas
del corazón. Xa gran idea de Dios reabilita la
conciencia y robustece el dominio personal,
tranformándose en fuerza \-iva, en luz, en acti­
vidad extraordinaria.

un eco profundo, como de voces misteriosas,
que salían de los vericuetos intemos; abando­
nado a la fantasía me dejé impresionar por
esas voces extrañas, que la brisa introducía
como lamentos de los manes de los espíritus
del Atreuco, cuyo bullicioso murmurar, llegaba
entrecortado por las rocas que se interponían.
Así soñé cosas fantásticas hasta caer en la la­
guna de las Totoras de oro, donde yace cautiva
la protagonista de la hermosa leyenda del
peine. E n uno de estos insomnios parecía que
junto a mi se.paraba una sombra impalpable
que me decía: ' Has venido a perturbar nuestra
soledad querida; desde hoy en adelante vaga­
remos por estas cavernas llorando nuestro
destierro. Nuestros suspiros llenarán de ^■ oces
estas regiones ». Un airecillo frío me despertó.
Reinaba el silencio; todos dormían »......



El espíritu ,profundamente misionero del
Padre Carbajal se manifestaba en la veneración
por los mártires de la Compañía de Jesús, que
regaron con su sangre generosa las tierras de
la Patagonia, anticipando con su martirio la
aurora de la redención cristiana para las tribus
de Arauco. ¡Cuántas veces evocaba conmovido
la santa figura del Padre Nicolás Mascardi, el
Javier de la Patagonia, que cayera sobre la
roja cruz que trazó su sangre, en aquel crepús­
culo andino, mientras la estrella vespertina
encendía sus luces — como quiere la leyenda —
sobre los blancos picos, que como marco de
nevada plata rodean al gran lago Tehuel (Nahuel-Htiapi)... cuando los corpulentos radales de
sus orillas agitaban sus ramas en la brisa de la
tarde, pará recibir las caricias de las ondas....
Unirá Carbajal sus trabajos científicos con las
fatigas del apóstol y le cabrá la dicha de recoger
el último suspiro del Gran Cacique Valentín
Sayhueque, que fuera dueño y señor de la re­
gión de los Manzanares y jefe temido de los
belicosos araucanos.
Algunas consideraciones que vierte Carbajal
y que acaso — como toda comparación — pu­
dieran parecer odiosas, no deben ser miradas
a través de prismas agrisados: jamás fué su
intención, ni la de nadie, herir susceptibili­
dades. ni levantar enconos. Heraldos de una
religión de paz, tenemos siempre en nuestras
pupilas y en nuestras almas la imagen del
Cristo Redentor que sobre los Andes alza su
diestra y su Cruz, para hacer una. sola cosa de
las naciones hermanas, como reza la inscrip­
ción colocada a su pié « Qui fecit utraque
unum ».
Mientras a través de las páginas que escribió
el Padre Carbajal desfilan los dilatados terri­
torios, con su soledad presente, sus riquezas y
las esperanzas del porvenir — hoy más pró­
ximo — ubiqúese por el lector la silueta del
Misionero Salesiano, que obedece al mandato
divino- «■ Id y enseñad a todas las gentes », e
imita al Buen Pastor — su maestro — que por
llanos y montes bttsca otras ovejas que no son
de este redil, para proporcionarles los pastos
y el agua de vida eterna.
L a religión que nos enseña a mirar el cielo,
nos aconseja a no descuidar la tierra; por eso
el Padre Carbajal ha contribuido grandemente
a que los gobiernos de nuestra patria volviesen
sus ojos a estos pedazos del suelo argentino
donde hoy radica el por\*enir • de la nación,
liste es un mérito indiscutible que los misio­
neros salesianos, ostentan con orgullo y que
sería notoria injusticia pretender desconocérselo.
Muchos trabajos tan interesantes como nue­
vos, tenía esbozados el ilustre autor de « La

204 —

Patagonia ». Su muerte prematura, acaecida
cuando sólo contaba 38 años, agostó la flor de
tantas esperanzas. En el lecho del dolor pudo
ver las pruebas de su libro predilecto, recomen­
dándoselo con todas las veras de su alma al
Rvdo. Inspector de las Misiones Salesianas,
Pbro. Luís J. Pedemonte, Director entonces
del colegio Pío I X de Buenos Aires, donde ex­
piró el Padre Lino Carbajal. Es pues este vo­
lumen « Por el Alto Neuquén) hijo de sus espe­
ranzas y de sus dolores; es también la obra donde
vació su alma y donde se retrató perfectamente.
No he pretendido escribir la biografía de
D. Lino Carbajal, que no terminara tan pronto
con los rasgos de su compleja vida. Aquf van
unos trazos muy temblorosos e inseguros como
descritos por torpe mano, más con sentido y
cariñoso afecto, en espera de la pluma bien
cortada que fijando su fisonomía lo presente
sobre el pedestal de su gloria al agradecimiento
del pueblo argentino.
6. P.

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a las almas del
purgatorio que, según la última concesión de
Pío X I, podemos lucrar, siempre que unamos a
nuestro trabajo cualquier devota invocación,
pueden ganar los Sres. Cooperadores Salesianos,
cumpliendo los requisitos de costumbre. Indul­
gencia plenaria:
I® E l día que se inscriben en la P ía Unión.
2® Una vez al mes, a elección de cada cual.
3P Una vez al mes, asistiendo a la conferencia.
4® Asimismo, una vez al mes, el día en que
hagan el Ejercicio de la Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consagren
al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios espirituales
durante ocho días seguidos.

Además, los siguintes días del mes de Agostó'
E l 6, Transfiguración de N. S. J. C.
» 15, Asunción de Ntra. Sra.
» 16, San Roque.
También pueden ganar otras muchas indvi'
geticias plenarias y parciales, y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento
o « Cédula de admisión a la Pía Unióu », a b
cual nos remitimos.

Por amor a D. Bosco.
De una caria del Director del Orjanotrofio Salesiano de la Inmaculada de Macau (China), en­
tresacamos algunas notas referentes a seis alumnos,
novicios salesianos ahora.
...Si pretendiera describir el amor que estos
jóvenes aspirantes profesan a Don Bosco, el
ansia que muestran por pertenecer a la Con­
gregación Salesiana así como su conducta ejem­
plar y el espíritu religioso que les anima, debería
emborronar centenares de páginas.
Uno de ellos, tal vez el más ligerito de todos,
me llamó un poco la atención y hasta llegué
a dudar de que diera im buen resultado, pen­
sando que no serviría para salesiano, y a que
me parecía bastante amigo de comodidades,
y fácil a ceder a los caprichos de la madre que
procuraba aprovechar todas las ocasiones para
cargarlo de golosinas. Esto me movió a mani­
festarle con toda claridad que, entrando en la
Congregación Salesiana, era preciso renunciar
a las comodidades; lección que aprovechó,
porque desde aquel día comenzó a mortificarse
en todo lo que no fuera necesario.
Me parece conveniente decir que, en Macau,
el que desea seguir la carrera eclesiástica tiene
el porvenir asegurado, porque el Gobierno
Tortugués, de quien es esta colonia, asigna al
clero un estipendio de más de 5,000 pesetas
anuales. Añádase a esto que los seminaristas
chinos que cursan sus estudios en el seminario
diocesano de Macau están tratados magnífi­
camente.
Un buen día llamé a mi despacho al jovencito
arriba aludido, y le dije que, en vista de su
débil complexión y habitual tendencia a la vida
cómoda, había pensado, y a que sabía que quería
hacerse sacerdote, mandarle al Seminario;
que, al efecto, había hablado con el Rector,
quién estaba dispuesto a aceptarlo gratuita­
mente, y que, por tanto, se preparase, porque
al día sigmente yo mismo le acompañaría.
— Por lo demás, y como tu intención es
hacerte sacerdote, lo mismo te da que te pre­
pares y ordenes en un colegio de Don Bosco
que en el Seminario.
El pobre muchacho, que me escuchaba desde
el primer momento con los ojos desmesurada­

mente abiertos y temblando, como si estuviera
fuera de sí. antes de acabar me interrumpió
violentamente con las siguientes palabras:
— ¿y quién le ha dicho a V. que yo quiero
hacerme salesiano para llegar a ser sacerdote?
S i puedo, si que deseo ser sacerdote para poder
salvar muchas almas; pero antes que nada yo
quiero ser hijo de Don Bosco. Y rompió a llorar
inconsolable.
Y o hubiera querido insistir todavía sobre la
propuesta, pero era de todo punto imposible.
¡Pobrecito con que sentimiento lloraba, su­
plicándome que no le alejara de la casa de
Don Bosco! Para calmarle tuve que prometerle
que no le llevaría y a al Seminario, sino que
seguiría con los demás en el colegio, y, entonces,
las lágrimas amargas se trocaron en otras dulces,
de regocijo, acompañadas de frases tan tiernas
de agradecimiento, que tuve que alejarle del
despacho para que no se diera cuenta de mi
conmoción y de los lagrimones que me asoma­
ban y a a los ojos.
Otro día di a los seis aspirantes una confe­
rencia sobre el espíritu de pobreza, procurando
hacerles comprender bien lo que significa ser
pobres a ejemplo de Jesucristo. El día siguiente,
uno tras otro, me les veo comparacer en mi
despacho, cada cual con un pequeño paquete
de cosas, en que habían reunido todo lo que
a su parecer era superfluo, y por lo cual habían
mostrado alguna predilección.
Y no se crea que aquello fué una corazonada,
efecto de un entusiasmo transitorio, sino ge­
neroso deseo y propósito firme de llegar a ser
buenos discípulos de Jesiís. Cuatro de estos
jovencitos, de gran disposición para el estudio,
fueron destinados al estudio del latín, y como
no podían cursarlo en este colegio de Macau,
pensamos enviarles al Orfanotrofio de Shiu
Chow. Pero de momento no consideramos la
gran dificultad que se oponía a la realización
de ese deseo.
Los Cantoneses se di\úden en tres razas; los
ponii, los accá y los lok lau.
Para un ponti es un deshonor el ser accá, y
por tanto no hay cuidado que estudien su len­
gua, por ser la lengua de ima raza que ellos
consideran muy inferior a la suya. En nuestro
colegio de Shiu Chow todos los muchachos son
accá, y, por consiguiente, la lengua que se habla

— 206 -es la suya. Pues bien, sobreponiéndose a los
arraigados sentimientos y prejuicios de raza,
nuestros jovencitos aspirantes, con todo y ser
de raza ponti, no han titubeado en ir a convivir
con los muchachos accá. El amor grande que
profesan a Don Hosco venció toda repugnancia
y realizó el milagro. Luego que llegaron a la
nueva residencia, a pesar de la nostalgia y el
recuerdo un poco doloroso de la separación de
los compañeros de Macau y del alejamiento
de la familia, antes de comenzar el estudio del

impresiones que le trasmito con un cariñoso
saludo.
K o hubiera imaginado jamás que en esta
parte de la Prefectura Apostólica abundaran S
tanto los indios. L a nueva residencia de Taracuá, que pudiera creerse el centro de estas tribus,
resulta ser como la puerta de entrada de un
vasto campo poblado de indígenas, muchos
de los cuales viven todavía en estado primitivo,
verdaderamente salvaje. No obstante respetan
y aman todos al misionero, a pesar de que el

B a o d a d e l O r fa n o tr o fio s a le e ia n o d e S . G a b r ie l (R ío N eirro - B r a s il) ,

latín, se pusieron a aprender con toda el alma
la lengua del país.
Me escriben con frecuencia, y debo confesar
que sus cartas respiran tanto espíritu religioso
que, a veces, me confunden.
V icente Hernardini Pbro.

Entre los indios de Taracuá (Brasil)
{Carta del misionero salesiano P . Bdlzola).

1.
A lo largo del río Papury.
ig de fiiK le-;:!‘>e de 1923.
Pdffio. Padre Rinildi:
Mientras la barca se desliza seréna sobre las
aguas del Xhiupés hacia la desembocadura del
Papury, escribo en unas cuantas líneas mis

7

trabajo de cristianización está apenas comen»
zado y de que sólo en algunos puntos la semilla
evangélica empieza a germinar.
Luego que llegué a Jauarelé, centro de los
habitantes de la desembocadura del Papury,
quise detenerme un poco para conocer perso­
nalmente a los indios. Se hallaban todos reu­
nidos en una gran cabaña donde celebraban la
fiesta indígena del dabacuri: una especie de
bacururú de los B ototos del Matto Groso. ¡Vaya
una zambra que armaban los amigos! A los
varios instmmentos destemplados se unían las
voces descompuestas de los que vahaban como
energúmenos, formando un conjunto infernal.
Añada V. a lo dicho el colorido, pues todos
vestían de fiesta, pintarrajeados en la más
extraña forma carnavalesca, y tendrá a la
vista el cuadro más original que haya podido
jamás imaginarse.
Apenas me vieron entrar, cortaron la danza

207



V todos se acercaron a saludar y besarme la conducía de nu,evo a Taracuá, yo pensaba en
mano, mientras las madres me presentaban los numerosos viajes que los Salesianos deberán
a sus bijitos para que los bendijera. La espon­ hacer por estas aguas peligrosas, y me venía
taneidad de acto tan conmovedor me liizo a la mente la idea de rogar a nuestros hermanos
y cooperadores' que no se olviden de invocar
asomar las lágrimas a los ojos.
iCuántas contradicción^ se observan en en sus oraciones las bendiciones dél cielo que
estas pobres gentes! Son una mezcla de oro fino deberán salvar a los pobres misioneros de tantos
con barro despreciable y repugnante. A la bon­ peligros.
Ruegue también, amado Padre, por este su
dad ingenua y ternuras que encantan, acom­
pañan restos de barbarie, costumbres repulsivas afmo. hijo in Corde Jesu.
que mueven a piedad. Cuando están tranquilos,
J uan B auzola Phro.
serenos, escuchan gozosos,' boquiabiertos las
Misionero Salcsiano.
palabras del misionero, a quien llaman con la
sencillez del niño padre, prometiendo corregir
sus costumbres y vivir según las enseñanzas
II.
k
del misionero; pero no bien llega a sus oídos
... en el alto üaupés.
el mágico sonido que les anuncia el dabacurí,
enloquecen, se despiertan en ellos vehementes Taracuá, Misión indígena del Sgdo. Corazón.
los instintos salvajes y se olvidan de todo.
15 de diciembre de 1933.
La Providencia di\dna, sin embargo, no per­
Reverendisitno Padre Rinaldi:
mite que el desaliento se apodere del corazón
del misionero, por eso contrapone a las locuras
D e \nielta de mi excursión por el río Papury
de los infelices, indios, que le laceran el alma, y por el alto del río üaupés, m ees grato comu­
los suaves goces, las alegrías intéhsas de las nicarle algunas noticias.
muchas almas que se regeneran por medio de
L a jira, como verá por los datos, ha resultado
las saludables aguas del bautismo.
feliz y fructuosa.
Esta misión se presenta en forma muy di­
versa de la del Matto Groso. Allí era necesario B autism os a d m in istra d o s 423. — P e lig ro s
internarse con mil peligros por las florestas en
en ¡as cascadas.
busca de los campamentos de los Bororos,
mientras que aquí se les puede visitar sin ale­
Durante este viaje que acabo de realizar,
jarse del río, ya que casi todas las cabañas las he podido visitar más de un centenar de grandes
construyen a la vera, en sus riberas, y sólo cabañas o malocas como las llaman los indios,
algunos y en épocas determinadas, se internan
y administrar 423 bautismos. De ellos corresen los bosques para recoger frutas.
pondeu: 131 a la tribu de los Tucanos, 47 a la
Como ve, amado Padre, esto no deja de ser de los Desanas, 63 a los Tarianos, 84 a los P iuna gran ventaja, y nos permite escoger para raiapuyos y los 98 restantes a las tribus de los
residencia puestos muy ventajosos que facili­ Macus, Uanania, Arapos, Tujuca etc. El nú­
tarán la conversión de estas pobres gentes.
mero menor, correspondiente a estas últimas
Del mismo modo que Pary-Cachoeira es una tribus nombradas, se explica teniendo en cuenta
buena posición para atender a los indios del que viven algunos en el interior de la selva y
Tikié, así Jauardó resulta inmejorable para otros a orillas de pequeños riachuelos difíciles
los del alto Uaúpes y del río Papury.
de recorrer y alejados completamente de toda
En este campo somos vecinos de los hijos comunicación con los civilizados. Los bautismos
del Beato Grignon de Monfort que evangelizan
administrados corresponden todos a niños y
a los indios colombianos contiguos a los nues­ jovencitos de ambos sexos, distribuidos en la
tros. Remontando el río Papury llegué en mi siguiente forma: 178 a niños y 170 a niñas,
excursión hasta su residencia de Monfort, donde todos menores de siete años; 37 a jovencitos
me recibieron y agasajaron como a un hermano.
y 38 a jovencitas que fluctúan entre los 7 y los
Discurrimos largamente sobre nuestras cosas, de 15 anos.
la vida llena de peligros y consolaciones que
Entre los mayores y los hombres no he cre­
llevamos, manifestándonos mútuamente nues­ ído conveniente ni oportuno el administrarlo,
tros proyectos y esperanzas, con todo lo cual porque la preparación es todavía deficiente.
gozamos inmensamente, 5'a que por estas so­ Se requiere una labor paciente y continuada
ledades el encuentro y conversación íntima y esta no se puede improvisar, es cuestión de
con un hermano es una satisfacción que no se repetir las %*isitas y con ellas las instrucciones.
prueba todos los días.
Las dificultades mayores hasta el presente
Mientras la rápida corriente del Papury me
las encuentro en los viajes. Como debo hacerlos



2 o 8 ----

generalmente por los ríos, y estos abundan en
cascadas, estamos siempre expuestos a serios
percances, porcjue su paso es muy peligroso.
A veces hay que arrastrar la barca por entre
peñascos que se elevan entre las aguas, pero
no siempre resulta bien la operación, como
puedo comprobar por los restos de repetidos
naufragios que costaron la vida a no pocas
personas.
lín la confluencia de los ríos Papiiry y Uaupés,
que visité liltimamente, se encuentra Jauareté
donde convendrá establecer lo antes posible
una residencia, ya que es, a mi entender, el
mejor punto de partida para la evangelización
del Papury y el alto Uaupés. Desgraciadamente
a poca distancia de Jauareté se hallan las más
peligrosas cataratas que yo, prudentemente,
no me atreví a pasar, sino que di un rodeo por
tierra, encargando a los remeros el traslado de
la canoa. No se puede V. imaginar, amado
Padre, el miedo que dá pasar entre aquellas
rocas salientes, arrastrado por la vertiginosa
corriente que amenaza sepultar la barca y a
los que la guían en las hirvientes simas.
Mientras mis hombres sorteaban aquellos
peligros, con riesgo de la vida, yo me puse a
rezar el breviario, si bien los seguía con la vista
y el corazón latía con sobresalto. Cuando llegué
a sexta y precisamente al salmo 41, donde dice;
Quemadmodum desiderat cervus ad fontes aquarum, y lueg,o: i4 &yss»s ahyssum invocat in voce
cataraciarum iuariim: el abismo llama el abismo
al mmor de tus cataratas, me parecía tener
ante la vista la ilustración más acabada de la
siiblinie metáfora, y, dominado por el pensa­
miento de la grandeza divina, que tan impo­
nente se manifestaba en la creación, confun­
diendo la nulidad de la soberbia humana, yo
di gracias al Señor por el favor singular que
nos concedía a sus niinistros y terminé con los
ojos nublados por dulces lágrimas las hermosas
palabras con que concluye el salmo; Spera iu
Deo, quoniatn adhuc confiiebor üli: salutarc
vullus mei et Dexts ineus!
Y gracias a Dios, también salvamos con fo r­
tuna aquel paso peligroso.
No me detengo, amado Padre, a describirle
los peligrosos pasos de todo el viaje, porque
sería cuestión de repetir las mismas cosas hasta
cansarle. Baste decir que no fueron pocos. K 1
día de San Francisco Ja\*ier, .Patrón glorioso
de la Obra de la Propagación de la Fe, me tocó
celebrar la Misa a cami>o abierto, sobre unas
rocas colosales, al margen de una de las más
famosas cataratas.
iQué descripción pudiera hacerle si yo fuera
poeta! A pesar de mis muclios años me impre­
sioné profundamente. Figúrese que estaba

entre gigantescas rocas peladas y que a mi
derecha, a cuatro pasos, se precipitaban las
aguas al abismo en confuso y rumoroso atro­
pello, que a mi se me antojaba un alud de nieve
desprendido al valle desde la montaña; y, al
volverme para el Dominus vobiscum, lo veía
transformadp en río majestuoso e imponente,
que se alejaba contento de aquel hervidero
entonando un himno al Señor. Aquel fué el
último día de viaje y con el terminaron los pe­
ligros de esta larga excursión. Por la tarde
estábamos en casa,* rodeados de nuestros buenos
indios de Taracuá.
N o tic ia s de T aracuá. — D e nuevo en viaje.

Durante mi ausencia el Padre Marchesi y
el coadjutor Augusto trabajaron sin descanso
para ordenar la residencia y dar gran impulso
a las labores agrícolas. Pero lo que más nos
interesa de momento es la construcción de la
capilla dedicada al Sgdo. Corazón de Jesús.
No deja dg ser un problema difícü, porque
como no hay arquitecto ni albañiles, nos vemos
obligados a hacerlo todo nosotros con la ayuda
de los indios, razón por la cual los trabajos
proceden despacio y resultan muy pesados.
Otra noticia le doy, y es que, cuando ya me
preparaba para hacer una visita, en el mes de
Enero, a los indios del río Isana, recibí una
carta de nuestro Prefecto Apostólico Mons.
Massa, junto con otra del Obispo de Bolívar,
de Venezuela, en la cual me concedía todas las
facultades necesarias para ejercitar el sagrado
ministerio en el territorio venezolano, limítrofe
con nuestra Prefectura, rogándome encareci­
damente que visitara con frecuencia aquellos
territorios abandonados y encomendando a
mis cuidados sus habitantes. A l propio tiempo
me unía una carta de presentación para el Go­
bernador del lugar, a fin de que me facilitara
los medios necesarios y apoyara en lo que fuera
preciso.
Me decidí en seguida a partir para el río
Isana con intención de continuar hasta tierras
de Venezuela.
En la nueva excursión no emplearé menos
de un mes en canoa, y de todo le enviaré cum­
plida relación.
Como ve, amado Padre, el trabajo no falta,
es más, aumenta continuamente, haciéndose
demasiado excesivo para los pocos operarios
que somos. Y o y a estoy viejo y noto que
se acerca el término de mi peregrinación: es
necesario que salesianos jóvenes vengan en
nuestra ayuda. Dios les bendecirá largamente
y hará fructificar abundantemente sus trabajos.
jOh si me fuera posible hacer una escapada

a Europa en estos momentos en que en todas
las naciones fermenta el entusiasmo por las
misiones! Le aseguro que había de perorar la
la causa de estas pobres almas que esperan con
ansia su regeneración. ¡Cuántos irán el año
venidero a Roma para el Año Santo, el año de
las Misiones, cosa vedada para nosotros! H ay
demasiado trabajo, y por lo tanto es mejor
trabajar basta que nos reste un aliento de vida,
dejando a la di\dna Providencia el cuidado de
proveer a nuestras necesidades.
Continúe, amado Padre, rogando a los pies
de Jlaría Auxiliadora y de la tumba de nuestros'
Padres por estos sus hijos, incluso los indios,
y no se ohdde del que con afecto se repite obe­
diente hijo.
J u a n B a lzo la Pbro.

M isionero Salesiano.

De la Patagonia.
El misionero i). Julio Mauro nos escribe
desde San Carlos de Bariloche:
De cinco años a esta parte el misionero no
había recorrido las regiones del Sur, y era
hora ya que me determinase a visitar a aquellos
hermanos abandonados, no por culpa nuestra
sino por falta de personal. El territorio es tan
extenso que no podemos recorrerlo todo, sino
después de cuatro años.
Ahora me toca visitar el Sur y me pongo en
camino con todo el entusiasmo del corazón,
implorando de Dios la gracia de poder despertar
la fe donnida en estos pueblos.
Y verdaderamente me ha conmovido la
avidez con que todos escucharon la palabra de
Dios, y corrían al sacerdote para bautizar a
hijos, a pesar de distar algunos más de seis
leguas: todo por cumplir sus deberes religiosos.
En mi viaje he encontrado familias que no
veían al misionero desde iS años a esta parte,
otras diez, y algunas ocho; la mayor parte de
estas familias son gente de bien vivir que com­
pensan la falta del sacerdote con la lectura de
sus devocionarios y libritos de piedad, viviendo
así en el santo temor de Dios.
¿Cuándo todos estos \-illorrios y otros en
formación podrán cumplir sus deberes religiosos,
asistiendo prindpalmeute a la S. Misa, si no
todos los días, al menos los festivos?

Un nuevo centro de Misión en
Katanga (Congo belga).
Carta al Rdmo. D. Felipe Rinaldi.
Muy Rdo. Padre:
Como tuve la dicha, el 24 de diciembre último,
de ser destacado de la misión de Elisabethville
para ir a abrir un nuevo centro en Sindaika,
permítame contarle la historia de esta funda­
ción, las dificultades que encontré y las espe­
ranzas que promete. Estoy seguro que estas
noticias, escritas en uiía tarde de fatiga, ale­
grarán su corazón que tanto se interesa desde
lejos por la evangelización de estos pobres
negros congaleses, tan dignos de piedad como
podrá ver.
S in d a ik a . — U a v ia je salv aje en iodo e i
sentido de la p alab ra . — B a rr e ra supe­
rada. — P r im e r a m isa en la m aleza, —
U na a lé g re c lie n te la de m e d icin a . —
M i ren o m b re de curandero.

Sindaika se encuentra a cerca 30 Km . de
Elisabethville, por el camino que conduce
a Kiniama, otro centro de misión muy flo­
reciente con una decena de caseríos se­
cundarios. Nuestras impresiones de llegada
fueron bastante tristes. Esperábamos en­
contrar un pueblo poblado y viviente y nos
hallamos con las chozas cerradas. Silencio
de muerte, sin ninguna señal de vida. Antes
de nuestra llegada, se habían internado en los
bosques; sin duda nos tomaron por los recau­
dadores de impuestos, que como todos saben,
no siempre son bien acogidos. Para recibirnos
solamente habían quedado las cabras, que abun­
dan bastante por estas tierras. Nos permitieron
acariciarlas y con su balido parecía que nos di­
jesen: « Quédate padre: los negros vendrán tan
pronto como os conozcan ».
En efecto, poco después vimos un niño de
6 a 7 años, en la extremidad de las chozas. Le
hacemos señales para que venga, con intención
de hacerle alguna pregunta, pero en lugar de venir
se lanza a la floresta a esconderse. ¿Qué hacer?
Nosotros quedamos perplejos y sin saber que
partido tomar, cuando vimos a una vieja,
verdadero esqueleto humano, que caminaba
con fatiga. Nos a<»rcamos para preguntarle en
donde estaban los hombres, el jefe, etc. E lla se
asusta, y, temblando, entra y se acurruca en un
ángulo de su choza. Entramos, la tranquilizamos
y le preguntamos por los hombres. Más con Iosgestos que con las palabras, nos hace entender



que ellos se lian esparcido por el bosque^ y se
ofrece a acompañarnos a donde están, pero
en este momento notamos que tiene la pierna
cubierta de lepra, y le rogamos que no se moles­
tara. Por fin, uno tras otro, los indígenas
•empiezan a salir quienes de sus chozas, otros
de la floresta y otros de los campos. Y o me
presento, les hablo y les digo que vengo a
enseñarles un montón de cosas y a hablarles
•del buen Dios; y sobre todo les hago algunos
regalos.
Con esto allanamos el terreno y he aquí que

210



cemos tanta bondad y rehusamos con gen­
tileza ofreciéndole un regalo; después nos re­
tiramos a rehacer un poco las fuerzas. El
jefe no nos deja un momento y parece que se
interese vivamente de lo que nosotros comemos.
Le inmtamos a que nos acompañe, cosa que él
acepta con gusto.
Después mi excelente guía, que me había
acompañado por delicadeza y curiosidad, se
dispuso a partir, antes que se hiciese de noche,
para Elisabethville. Un último apretón de
manos, un adiós y yo quedaba solo en medio

C o lo n ia a g r íc o la “ D o n B o a co ,, en l a K a f u b u ( C o n g o b e lg a ).

pocos instantes después nos vemos rodeados de mi nueva familia. Para abreviar mi emo­
de toda la población. El jefe, que se encontraba ción, me ocupé de mi posada, donde tenía
en un pueblo vecino, avisado de nuestra lle­ que pasar la noche, y pedí al jefe algunos hom­
gada, viene. El me saluda según la usanza del bres para que me ayudasen a prepararla. Por
fortuna él tenía desde hacía algunos años, una
país, llevando una mano a la frente, y la otra
al muslo. Correspondo a sus sonrisas, a su posada en esta aldea, que servía de alojamiento
saludo y palabras y me esfuerzo por hacerle a los pasajeros blancos, un gran tinglado cu­
bierto con techo de paja, y algunos agujeros
comprender el motivo de nuestra visita. El
comprende y se muestra contento. Entonces para dejar pasar el aire y el sol. Y o iré a habitar
los habitantes, leyendo en la frente del jefe su allí, le dije al jefe: con vuestros hombres me
alegría, muestran a la vez la suya. Traen una constniiré una habitación que me ser\drá de
bebida del país, la pompo y nos sirve un gran cuarto.
vaso. ¡.\h qué cosa más atroz! Una purga de
Esto se hizo en un abrir y cerrar de ojos.
sal de higuera o de aceite ricino-es mucho más • Allí instalé mi cama de campo, mi baúl y al­
apetecible. iNo obstante, hacemos honor a la gunos objetos traídos de Elisabethville; al
bebida, sorbiéndola poco a poco, a despecho de fondo de la choza, con alguñas maderas y dos
nuestros estómagos. Dimos la gracias a la esposa estacas, levanté el altar. Encima coloqué el
del jefe por este obsequio preparado con sus crucifijo y dos imágenes; mi nueva gente extra­
manos. Ella fuertemente emocionada por el ñada, decía: c- Y ko nizuri katisa ». Esto es
honor, intenta ser\ imos de nuevo. T.,e agrade- hermoso. En este pobre altar, a la mañana si-

guíente, día de Navidad, tuve la fortuna de cele­
brar la santa Misa en medio de mi nue\*a grey.
Me ajTidaba la santa misa un pequeño, traído
de Elisabethville, que yo creía suficientemente
instruido: Todas las ve<^ que yo diga « Dominus vobiscum > tu responderás: « Et cum spiriíu tuo». ¿Entendido? Sí, Padre, me dijo. El
pobre no había comprendido nada. A l menormo\'imiento que hacía me respondía con un
fuerte Amén; las demás ceremoniás eran por
el estilo de esta.
Al día siguiente me construí una tienda al

pierna estropeada por completo. L e hice quitar
la tierra que cubría la llaga y la cuidé del mejor
modo posible: la lim pié bien, la desinfecté y
puse una venda. Cuando hube term inado, en
pago de mis servicios, m e pidió un regalo, que
le prom etí para el día de su curación com ­
pleta.
A l cabo de tres días que desempeñé este oficio,
m i fam a de practicante se había extendido por
los alrededores, y de todos los pueblos acudían
enfermos.
Y o creo que curé más de cién llagas, ¡pero qué

L * f prim ermfl c a s a s d e lo s a lu m n o s In d íg e n a s d e E lis a b e t h v ille (C o n g o b e lg a ) .

lado de esta pobre capilla, que me recordaba
el portal de Belén y su desnudez. Mientras des­
ocupaba mi baúl, algunos negros curiosos ha­
bían observado que tenía medicamentos, al­
godón, vendas, etc, y en seguida se corrió por los
alrededores la noticia de que yo sabía curar las
llagas. Más audaz que sus camaradas, un
indígena se atrevió a pedirme que le curara la
pierna, que verdaderamente daba lástima.
Tan pronto como sacó unas hojas que servían
de vendaje, apareció una gran llaga de lepra
que le cubría parte de la pierna. Y o se la limpié,
le puse algodón y se la vendé. Una hora después
la Corte de los milagros estaba a mi puerta;
todas las llagas de la aldea formaban cola,
estando alh también la vieja que nos había
acogido en su choza. Mi tienda se transformó
en ambulancia que pronto los negros bauti­
zaron, lomándole lopit<ilo, el hospital. Y o curé
a todos, sin descmdar a la vieja que tem'a la

llagas! Me acuerdo de dos pobres niños, uno de
5 años y otro de 7. El primero tenía una llaga en
el costado, en la que se podía meter el puño; de su
cráter salía un olor que tumbaba al más fuerte.
El otro estaba aún en un estado más miserable,
pues su pecho era todo una llaga. Gracias a
Dios, los dos están en camino de curación. Y o
les curé. Dios les sanará, como decía Ambrosio
Paré en el siglo X V I. Para la gente vieja poco
sirven mis cuidados: el mal tiene ya raíces muy
hondas. Con ellas mi terapéutica sólo logra
algún alivio. Pero si el cuerpo se me escapa, yo
reedifico el alma, haciéndoles conocer y amar
a Dios. Es en medio de esta clientela de misena donde espero formar mi primer escuadrón
de cristianos. Les hago desear el bautismo, me
valgo de todos los pormenores para abrirles
las puertas del cáelo con las aguas purificadoras;
a todos instruyo y preparo a la luz de la fe y a
la gracia de los Sacramentos.

Un n ia í cuyas causas son conocidas. —
R em edio a corto y la rg o ven cim ien to .
— P rin c ip io de e v a a g e liz a d ó n . — Trabajo d o m in ic a l bastante pesado. — M ies
que crece,

Estas breves noticias habrán podido darle
una pequeña idea del infeliz estado de este cen­
tro. Las principales causas de esta lamentable
situación son: la falta de agua, pues ningún río
baña esta región; después la falta de alimento
y, en fin, la suciedad física y moral.
Estoy ensayando el modo de remediar el
primero de estos males, abriendo un profundo
pozo que espero que dentro de poco nos dará
agua buena y abundante. Hasta el presente los
habitantes de este país para tener agua en la
estación seca, abrían en la tierra un hoyo pe­
queño y de allí sacaban un líquido gris, negro,
verde, de todos los colores. E sta es toda su be­
bida. Durante esta estación, en el mes de di­
ciembre, el agua abunda, pero ¡qué agua! El
otro día, queriendo ver de donde sacaban el
agua, me hice conducir a la fuente. Me llevaron
a un charco, grande como una habitación y
de unos veinte centímetros de profundidad.
« De esta parte se lava, me dice el niño, y
de esta se bebe ».
Desde entonces yo me hago hervir el agua
antes de bebería.
Al segundo de estos males, yo no he podido
aún poner ningún remedio, teniendo apenas
para mi sustento. Y o procufb hacerles compren­
der la necesidad de que cultiven por más tiempo
el campo, de no vender su cosecha en el tiempo
de la recolección, de que conserven lo que les
sobre para la mala estación o los años estériles,
más bien que venderla para comprar chucherías
y desfallecer de hambre al fin de la estación.
En cuanto a la suciedad tísica y moral mi
mejor remedio será el tiempo. Serán necesarios
meses y meses paira enseñarles los principios
más elementales de propiedad e higiene; para
hacerles amar el trabajo; y sobre todo, hacerles
gustar nuestra religión, con la cual yo podré
remediar lo demás.
Ya, todos los días, me vienen algunos niños,
diciéndome que se han lavado: esto ya es un
progreso, pequeño si se quiere, pero que me
llena de esperanza. Del cuerpo pasaremos al
alma.
Hasta hoy, especialmente estos últimos días,
he debido ocuparme demasiado de lo material.
La construcción de mi tienda, el desmonte del
lugar donde se levantará la nueva capilla, de 12
m. de largo por 6 de ancho, la visita a las al­
deas del rededor me han ocupado todo el tiempo.
Sin embargo, gracias a Dios, he podido, todas

las tardes, dar una instrucción religiosa, en mi
tingladocapilla, sobre las primeras verdades de
la fe: Dios creador del cielo y de la tierra. Dios
castigador del mal y que recompensa con el
Paraíso el bien hecho en la tierra.
L a gente de este pueblo acude bastante nu­
merosa. pero la de los pueblos vecinos es menos
abundante.
Y a he podido hacer entrar en sus duras
cabezas las dos primeras lecciones de catecismo,
el Padre nuestro, el A ve María y algunos cantos,
en que ellos se recrean, principalmente lo
viejos que nunca han oído cosas tan bellas. A
los que desafinan, les hago comprender que
su voz es demasiado fuerte para una capilla tan
pequeña y que callen hasta que se constmya
la nueva más grande. En este tiempo espero
que afinarán las orejas.
Para atraerles a la instrucción, nada más fácil.
Se entona una copla, y he aquí que todos salen
de sus chozas y acuden a sentarse al rededor
del misionero. Para terminar, y a es harina de
otro costal. Ellos creen que, porque no ha pasado
mucho tiempo o porque aún no es bastante
oscuro, que no e.stán cansados, etc. etc. Inútil
es que les diga que yo soy siempre del mismo
parecer; Est modus in rebus.
L a grande ceremonia tiene lugar el domingo
a la mañana. Todos los pueblos circunvecinos
saben que, después de la misa, hay el «gran
sermón », explicación de catecismo, cantos y
oraciones: acuden de bastante lejos. Hacia las
siete, cuando y a hay muchos reunidos, digo
al capitán que dé la señal de entrada. Entonces
él, con su voz ronca y cascada, se pone a gritar:
« Bata ananza! Knya Yati ». <j E l Padre empie/.a,
v en id ». En seguida la capilla se llena: yo cuento
unas 70 personas, término medio, ocho o nueve
por metro cuadrado. Sobre los 70, 55 y a son ca­
tecúmenos, llevando todos la medalla de la
Virgen: 25 hombres, 19 mujeres, 8 niños y 7
niñas. Todos se sientan en tierra, en cuclillas,
excepto el jefe que se sienta en la silla. Dimante
la misa, que les interesa y gusta por la variedad
de las ceremonias, guardan un gran recogi­
miento. Terminada la santa misa, doy prin­
cipio a la instrucción, que muy a pesar mío,
jiero con gran gusto de ellos, he de hacerla bas­
tante larga: pues para hecerles comprender las
primeras verdades de la fe, es necesario repe­
tírselas de mil diversas formas. Todos tienM
los ojos \’ueltos hacia mi y observan un silenao
religioso. Solo el jefe de vez en cuando, se per­
mite alguna reflexión en alta voz: <> KivcU,
Bata! Yko, Sawa! «Esto es verdad. Padre, ¿cá*
mo es esto? » Felizmente no soy novicio en ri
arte oratorio, sino estas interrupciones, tan ar­
dorosas como espontáneas, me harían perder el

r
^

hilo de mis pensamientos. E l sermón termina
con el rezo del Ave liaría y un canto. Después
tomo nota de los catecúmenos que han asistido
y se retiran, contándose sus impresiones sobre
el santo oficio, el canto, el sermón. Algunos
minutos después, transformado en enfermero,
acojo en el umbral del hospital a los que se han
quedado para ser curadas. Paso dos horas en
este trabajo y después voy a dar un poco de

esta nueva misión. L a escasez de personal me
ha obligado volver a Elisabeth\úlle para dar clase
a un grupo de niños blancos, que me separaron
de mis catecúmenos hasta el sábado. Pero yo
voy a encontrarme con ellos cada semana du­
rante 24 horas. Será necesario, para suplir mi
ausencia, encontrar un buen catequista negro
que continúe mis instrucciones. Espero que
de un día a otro encuentre en mi camino esta

B o t e S s o d o e l c a te c is m o . K la la m a (C o n ^ o b e lg a ) .

sosiego,al pobre estómago, que ya hace tiempo
está quejándose. Vd. ya lo ve, el trabajo no
falta, más bien faltarán antes los brazos. Eterno
refrán de los misioneros: la mies abunda, ya
está pronta para ser cortada, pero ¿dónde están
los operarios?
Vns noche n iovids, —
fiers <jue pss3 .
— D efen siva sin g lo ria en m edio de las
tinieblas. — A l ñ n solo, — M ie s abun^
daate, pero pocos operarios.

He aquí de qué modo he podido pasar mis
vacaaones de Xa\*idad y la mitad de enero en

alma de abnegación y de apóstol. Y o visité a
mis buenos congoleses de Shindaika el domingo
último, 21 de enero, y esta vez acompañado de
nuevo por Lambert, e l^ d o fotógrafo para la
ocasión. Felizmente me hacía compañía este
buen hermano, sino esta noche hubiera sido
para mi una tra e d la .
Figúrese ust«Í que a la media noche fuimos
despertados' de nuestro sueño, muy ligero a
causa de los mosquitos, por el ruido de una pata
que raspaba la tierra de nuestra choza a 3 o
4 metros de nuestra cabeza. ¿Qué especie de
animal sería? Para asustarlo golpeamos la pared
\úolentamente; pero ella continuaba en su co-

— 2 Í4 —
metido. Kntonces nos levantamos y encendimos
una vela; a ira radical, pues la luz le hizo huir
dirigiéndose a la choza de enfrente donde había
cabras. Bien pronto nosotros oímos un grito
de una bestia estrangulada, después pasos pre­
cipitados y a poco nada. Después de algunos
minutos oímos a varios hombres hablando entre
ellos. Creyendo que habían salido a caza de la
fiera nosotros también nos aventuramos, yendo
hacia donde hablaban; pero nuestro oido se
había’ equivocado. Era en el interior de las
chozas donde hablaban. Nosotros nos acercamos
a una de ellas y preguntamos que animal era
el que había pasado. Es el gran león, dicen los
hombres y se ha llevado una cabra. L a noticia
nos era suficiente y entramos de nuevo en nuestra
tra choza. No hacía aún cinco minutos que ha­
bíamos entrado, cuando oímos de nuevo el
nigido de la fiera, dirigiéndose a nuestra choza.
Entonces cogemos lo primero que nos viene
a la mano, Lambert una vieja pala y yo un
azadón, y esperamos en la actitud de Tartarín,
el asalto de la fiera. Ella comprendió probable­
mente que su cometido no era fácil y que estos
dos soldados defendían bravamente sus vidas,
porque dirige sus pasos a otra parte. Pocos
minutos después pasa de nuevo delante de
nuestra choza llevando consigo una segunda
víctima. Vuelve otra vez llevándose una ter­
cera víctima. Una hora y media después del
tercer asalto, hacia las tres de la mañana, es
la hiena la que pasa. Nosotros la reconocemos
en seguida por sus gritos. Una vez más se verifica
la observación de los negros: la hiena sigue las
huellos del león para recoger los restos. Esta
fiera no es tan terrible como el león: tanto que
si lio es ofendida, se dice que deja al hombre
tranquilo. De emoción en emoción llega el día.
Es domingo, y nuestro programa religioso es
como el de los demás: misa, instrucción, cantos
piadosos, curación de enfermos, etc., etc. A la
tarde de este día llegamos bastante contentos
a Elisabethville, pues esperamos poder descansar
sin ser molestados por desagradables visitas.
Estas fatigas que le he contado, que son un
pobre bosquejo, no nos impiden el tener el co­
razón siempre contento. Por estos pequeños
percances no nos preociqwmos. Mosotros nos
abandonamos en las manos de la Providencia,
sin cuyo permiso no nos vendrá ningún daño.
Nuestm principal pena es no \*er aumentarse
nuestro número, para extender el reinado de
Dios. Y a ve con que facilidad estos congoleses,
tan infelices, aceptan la divina doctrina y como
ellos la aman: tierra extremadamente dócil.
Pero nosotros somos pocos para voh*er allá,
sembrar, regar y recoger el grano. Bendiga
María Auxiliadora nuestra oración y se digne

encender el corazón de la juventud católica e
inculcarles un gran deseo de venfr a ayudamos.
Con los respetuosos homenajes de vuestros
hijos, confíe que ellos en el fondo del Congo
sabrán hacer amar el nombre de Don Bosco y
el de su Madre.
P. B u f k e n s Pbro.

Misionero Salesiano.

De tierras de Bororos,
Vecinos tem ibles.

Desde Sangradouro, una de las Colonias
de la Misión Salesiana en tierra de Bororos,
nos escribe el Rdo. Padre Alblsetti, con fecha
24 de febrero, los siguientes particulares:
Cuando comenzó nuestra Misión, los pobres
Bororos se hallaban entre dos fuegos: ^1 Sur,
en las riberas del Garbas y el Caíamos, los
civilizados los cazaban a tiro limpio, y al
Norte, a orillas del Rio das Morios, los ani­
quilaban los bárbaros Caíamos. En tan triste
situación, la Divina Providencia les mandó el
misionero salesiano que íué su salvación y
les encaminó por la senda de la fe y de la
civilización cristiana.
No dejaron, sin embargo, los Caía??ios de
hacer sus terribles excursiones, ocasionando a
los pobres Bororos y la Misión serios disgustos,
y aún continúan siendo una inquietante pesadilla.
Son varios los Bororos que han sido vícti­
mas de sus emboscadas, en las que les daban
muerte cruel con nudosos bastones con que
les magullaban el cráneo.
Se puede decir que no pasa año que no
debamos lamentar su visita, v
En una de estas correrías asaltaron una
residencia nuestra del bosque, que sólo se
habitaba en tiempo del cultivo. Entraron en
la capilla, y a un cuadro del Sgdo. Corazón
le descargaron un porrazo sobre la frente,
como si se tratara de un Bororo.
¡Como ve no sabían lo que se hacían! El
cuadro una vez restaurado, es objeto de gran
devoción.
Hará cosa de un mes, después de algunos
días de cautelosa exploración, como pudimos
comprobar siguiendo sus huellas, se llegaron
a las plantaciones de la Colonia del Sagrado
Corazón y robaron maíz y calabazas, y em­
prendieron precipitada fuga.
Cuando se alejaron unos 20 kilómetros des­
cansaron un poco, ordenaron lo robado y de
nuevo a correr hasta pasar el Rio das MorUs.
Quiera Jesús tocarles el corazón y atraerles
a los pies de la Cruz.

C U L T O

I

d e M a r ía A u x i li a d o r a
S ó s ten e m o s la p e rs u a s ió n de Que, e n la s v ic is itu d e s d o lo ro sa s d e lo s t h m p o s <¡ne a tra v esa m os, n o n o s qu ed a n m á s c o n su e lo s q u e lo s d e l C ielo , y e n l i e
é sto s , la poderosa p rotección de ¡a V irg en b en d ita , q u e fu e e n todo tiem p o e l
A u x ilio d e lo s C ristia n o s.
r iO X.

[

1

1

El mes de María Auxiliadora, tocando a su
término, se ha cerrado como la música altilo­
cuente de un himno portentoso, con los magm'ficos compases últimos de los festejos del gran
día veinticuatro.
onda del entusiasmo por la Auxiliadora,
electrizando al mundo entero, irrumpiendo por
todas partes en manifestaciones de amor a la
Virgen Salesiana, tom a hoy como en reflujo,
hacia Turín, hacia el centro. Doquier haya re­
sonado el verbo apostólico de los hijos de Don
Bosco, las miradas todas convergen a la legen­
daria Basílica. María Auxiliadora es y a la Reina
del mundo, y al pergeñar esta crónica sentimos
no sin emoción, que a todo él va dirigida. Das
nubes amenazadoras, las recientes lluvias, no
fueron parte a disminuir la edificante afluencia
de pueblo, mayor aún, si cabe, que en los años
pasados.
Un gentío inmenso llenaba como bulliciosa
sangre de \-ida, las arterias que a la Plaza de
>'raría Auxiliadora conducen, desfilaba ante el
monumento de Don Bosco, inundaba las naves
<Ie la Basílica, desbordaba por los patios in­
ternos del Oratorio donde los padres se sola­
paban con sus hijos y los devotos y peregrinos
acudían a venerar los recuerdos de Don Bosco
>' de Don Miguel Rúa allá, en sus antiguas
estancias. La Propaganda pro Misiones Salesianas, con ideagenial, estableció aquí un Banco
de Beneficencia, más allá y en diversos puntos,
gentiles tesoreros de la caridad, niños preciosa­
mente vestidos quien de chino, quien de asamés,
quien a la usanza de otro país lejano; y en medio
del patio, una a manera de templo o pagoda por
dos orientales custodiada, por cuj’o interior
desfilaban los curiosos en inacabables hileras
para contemplar las mara\-illas de las misiones:
nombres salvajes, paganos, sacerdotes, herma­
nas, perspectivas de bosques y de glaciares,

paisajes de la Tierra del Fuego, del Matto
Grosso y de la China.
Honraron la novena y la fiesta varios ilustrísimos Obispos, el simpático diocesano de Volterra, entre ellos, Mons. Dante Munerati, Salesiano.
L a Vela Santa de la noche del 23, dió lugar,
con los primeros atisbos de luz, a la Misa cele­
brada de continuo en todos los altares, y los
cantos, a las comuniones sin número. Su E x ­
celencia el Arzobispo de Turín pontificó el día
24. L a canción en que con voz inspirada tejió
el Rvdo. D. Annibale Giordani, predicador del
mes, las glorias de la Auxiliadora, el ornato so­
lemne del templo tapizado desde la cúpula de
ricas telas, y lucientes arañas, las luces, el es­
plendor soberano del sagrado rito, la grandiosa
voz del Organo, la música de la Capilla en el Sacerdos ei Pontifex y en el 0 María Virgo poíens
del Ofertorio; la Misa de Palestrina ejecutada
por las voces de las Escuelas del Oratorio y del
Instituto Internacional Don Bosco reunidas
en un imponente coro... la apoteosis de María,
la evocación de D. Bosco en presencia de su
sucesor el veneradísimo Don Felipe Rinaidi,
todo contribuyó a elevar las almas y a hacer
del templo por breves horas una antesala de
las delicias supernas.
S. Excia. Mons. Gamba dignóse presidir tam­
bién la apoteosis de la tarde. Conducida, en ob­
sequio a las recientes prescripciones de la Con­
gregación de Ritos, sobre el carro triunfal por
los brazos \úgorosos de un puñado de jóvenes,
la Virgen de D. Bosco, precedida por el vene­
rado Pastor, recorría las calles entre dos alas
compactas de pueblo devoto, rodeada de pa­
jecillos, iluminada con luz serena, por eléctrico
artificio, la dulce faz. Kumerosísimos estandartes
a la cabeza de sendas asociaciones, procedían
cantando. Las bandas de música, tocando reli­
giosamente, daban voz y armom'a a la solemne
quietud de lá tarde.AI entrar en el templo los
sagrados ministros, precedidos por larga fila

— 2i 6 —

del clero de filósofos de Valsálice y Teólogos
de la Crocetta, rompió en el crepúsculo tormen­
toso sobre la multitud apiñada la iluminación
de la fachada qite ostentaba este año nuevos
alardes de luz. Templo, atrio, calles transver­
sales, plaza de María Auxiliadora hasta Corso
Regina, todo era un mar de cabezas, multitud
devota que levantaba el rumor de su oración
incontenida. Pero nada más patético que el
liondo silencio prolongado por minutos cuando
después de voceado el Tantum Ergo repetidas
veces, dobláronse las rodillas y las cabezas se
inclinaron a la llegada del Arzobispo que con
,1a Sagrada Custodia entre las manos procedía
a bendecir a su pueblo. Cosas son estas que re­
compensan con creces las fatigas tomadas por
verlas; quien las ha visto una vez nunca más
las olvida.
Ni ha faltado en estos días, junto al sublime
espectáculo, la nota tierna de la fe juvenil y
popular. Nos referimos al grupo universitario
con sus originales distintivos y, a la generosa
participación, en cuerpo, de los Mercaderes de la
cercana Puerta Palazzo.
No nos prolongaremos más, aunque se com­
prenda que pasamos por alto innumerables de­
talles, y que no hemos podido ni pretendido
registrarlo todo. Porque, ¿dónde encontrar las
palabras que guarden y trasmitan en su nativa
transparencia las impresiones de estos días?
¿Cuál es el arte que en pocos elementos condense
tales sobrehumanos goces y los hagá vivir en
la página de bronce y transporte su semilla
florecida a los corazones distantes que la aguar­
dan? Sólo la música sería capaz de estas grandiosassíntesisque, al ganar en altura, no pierden
nada de profundidad, la música grandiosa de
Pagella y Dogliani que en estos días ha estren\ecido hasta en sus cimientos la sagrada Ba­
sílica, interpretando las yoces del corazón y
dándole alas para que vuele hasta el cielo.

RUDÍ (España). — Enfermó mi esposo de gra­
vedad, y el médico dijo q\ie era necesaria una
operación.
hiena de temor por el resultado, acudí con fe
y confianza a María Auxiliadora, poniendo en
s\is manos el éxito de la operación.
La buena Madre atendió mis súplicas y me otorgó
la gracia suspirada.
E n testimonio de gratitud hago público el favor
y envío una limosna.
EULAU.'^ Coij..

R ubí (España). — Se hallaba una sobrinita
enferma, y de bastante cuidado, cuando vino a
agravar la situación una coiuplicación que la lle­
vaba a las puertas de la muerte.
Temiendo un fatal desenlace, acudimos a María
Auxiliadora con una novena, confiando en su ma­
ternal protección, y nuestra esperanza se vió
pronto satisfecha, pues empezó la mejoría y hrego
quedó fuera de peligro.
Otros muchos beneficios he recibido de María
Aiixiliadora, que me tienen obligada y muéven
a mostrar sus bondades, para que otras personas
recurran a su protección.
L u isa C añameras.
C iudadeea -Menorca (España). — Durante el
mes de abril del año pasado caí gravemente enfenna, aumentando m i pesar las escasas esperan­
zas que me daban los médicos. Acudí a María Au­
xiliadora, haciéndole varias promesas, las que
cmnplo m uy contenta al encontrarme fuera de
peligro y completamente curada.

J. J-

A lican te (España). — Habiendo tenido a mi
hija enferma de bronquitis pulmonar aumentando
su gravedad por momentos, con un agudo dolor
en el costado que le cortaba la respiración, angus­
tiada al verla en ese estado de desesperación y
dolor, le pedí con toda m i alma y fe a María Auxi­
liadora que le quitara ese dolor que tanto le hada
sufrir y ponía en peligro su vida. L a Virgen escuchó
m i petición concediéndole prontamente la salud
a m i hijita. Agradecida lo publico y doy mía li­
mosna.
Una devota de María Auxiliadora.
B aracaldo -B ilbao (España). — De los mu­
chos favores que de la Reina de los ü elos tengo
recibidos durante el curso de mi vida, ningimo me
parece tan digno de hacerse público como el si­
guiente:
Hallándome limpiando la capilla de la \"irgen
y subiéndome a ima escalera de quince gradas,
me resbalé, cayendo encima de una mesa, sin ha­
cerme lesión algmia. A l pimto conocí que María
Auxiliadora me había s^vado la vida; pues en
aquel mismo día por la mañana había pedido en
la Santa Connmión, que por intercesión de Maris
Auxiliadóra me librase el Señor de todo peligro.
Simiamente agradecido hacia la que es nues­
tra Patrona, le doy las más cordiales gracias por
este y muchos otros favores.
Baracaldo, Mayo de 1924.
R oterto G arcía ,
Hijo de María.
B uenos A ires (Argentina). — Necesitando,
para provecho de mi alma, el feliz éxito de un
asunto, acudí con confianza a la Virgen Auxilia­
dora. Las dificultades fueron una a una vencidas,
por lo cual hago público mi agradecimiento, y en­
vío mía limosna para la obra de María Auxilia­
dora de esta Capital.
Un beneficiado.



217 —

Mar d el P lata (Argentina). — He hallado mi
proieciora. — Me era completamente desconocida
la devoción a María Auxiliadora. Tiempo hacía
que. necesitando una gracia muy importante para
mi, invocaba a los santos de m i devoción, pero mis
‘ deseos no los veía cumplidos.
Ultimamente una amiga me invitó a firmar una
hojita y dar ima pequeña limosna para el San­
tuario de Jlaría Auxiliadora que se construye en
Fortín Mercedes v me entregó im Boletín Sálesiano.
Desde ese momento conocí a María Auxiliadora
T le cobré un afecto y confianza sin límites .A Ella
me encomendé fer\-orosamente y con inmenso
júbilo de mi alma vi al poco tiempo cohnados mis
deseos.
An a L . d e S a v i.
C ali (Colombia). — Muchos años hacía que mi
esposo, Joaquín M. Franco , padecía del lugado.
Se consultaron especialistas y se propinaron todos
los remedios que aconsejaba su ciencia, si bien no
se obtenía resultado alguno satisfactorio.
Viendo que la enfermedad progresaba en ma­
nera alannante, tuvimos consulta con dos afa­
mados doctores, los que no dieron esperanza algima, pues el mal estaba demasiado adelantado.
En situación tan angustiosa, recurrí con mis
hijos a María Auxiüadora, suplicándole conce­
diera la salud a mi esposo, con la promesa de una
limosna para la Obra Salesiana y de publicar la
gracia en el Boletín Salesiano.
Como ya hace año y medio que lt)S médicos des­
ahuciaron al enfermo, y este vive y mejorando
de día en día. claro se ve que todo se debe al favor
de la Auxiliadora, por lo cual liago publico mi re­
conocimiento y envío la limosna prometida.
R os .ario E spada d e F ranco .

I

C ali (Colombia). — Hallándome en ima lamen­
table situación de pwbreza, me vi obligada a im­
plorar la caridad de un techo donde poder reco­
germe con mi hija.
Xo se si es que Dios quería probar mi fe o pre­
miar mi resignación cristiana, el hecho es que
tuve que sufrir mucho por las desconsideraciones
a que me vi expuesta.
Apenada sobremanera, recurrí al favor de María
Auxiliadora, prometiendo inscribir a mi hija en
la Archicofradía de esta buena Madre, y empecé
una novena.
La gracia no se liizo esperar. Pronto me propor­
cionó trabajo que mejoró nuestra situación, de­
volviendo la tranquilidad a la familia. Ruego enca­
recidamente se haga pública mi gratitud, y envío
una pequeña limosna para el culto.
M ercedes L oz .^n o .
C ali (Colombia). — Encontrándose una seño­
rita postrada en cama, efecto de una enfermedad
nerviosa que y a varias veces le había castrad o
fuertemente, y como los médicos no lograran con
sus recetas hacerla mejorar, <x»mpadecida, re­
currí a María Auxiliadora, rogándole que le al­
canzara la salud.

Para más obligar a esta buena Madre, de la que
so3^ muy devota, prometí publicar la gracia en
el Boletín Salesiano y en\áar una limosna para
los huerfanitos de Don Bosco.
María Santísima Auxiliadora se mostró, como
siempre. Madre bondadosa, pues a poco aquella
señorita se veía libre de su enfermedad.
Agradecida, cumplo gustosa mi promesa.
Sor. T e r e s a d e S.anta C la r a .
C.ALI (Colombia). — Tengo mucho gusto en
cumplir la promesa que hice a la Santísima Virgen
de Don Bosco, María Auxiliadora, si me obtenía
del Señor la gracia que, en momentos de suprema
angustia, imploraba. Primeramente tuve a mi
única hermana con una neumonía de carácter
maligno. Era en mi campo desierto, muy lejos
del poblado y no había medio de hacer llegar oportmiamente los auxilios de la ciencia. Se llamó mi
confesor quien, después de cmnplir su misión,
nos impuso de la smua gravedad del caso, el que
en su concepto, tendría un fatal desenlace. In­
voqué a la que es Consuelo de afligidos y esperé
con confianza. Por la tarde del mismo día pasó
por allí, llamado por sus negocios, mi competente
facultativo y se le rogó visitara la enferma, lo que
hizo en seguida, confinnando la opinión del con­
fesor. Dos días después estaba fuera de peligro
y hoy goza de perfecta salud.
Después ocurrió im incidente entre dos niños,
uno de casa y el otro de la vecindad. Estaban ju ­
gando, riñeron y el primero liirió al otro en un
ojo causándole una lesión que pronto empezó
a comprometer el otro ojo. Ante el pronóstico
del oculista, quien miraba muy probable una ce­
guera y consternados, prometimes a la Santísima
Virgen, si el niño conseivaba la vi.sión, mandar
celebrar una misa en su santuario de Turín y hacer
publicar las gracias en el boletín. Es verdad que
solo salvó un ojo, pero indudablemente sin la interce.sión de nuestra Señora la inminente ceguera
habría sido real.
En consecuencia enviamos s i,oo y pcdimo.s
la publicación de la gracia alcanzada bajo los
auspicios de María Auxiliadora.
A . M. H. y señora,
Cooperadores Salcsianos.
C errito (Colombia). — Varias personas de
esa población dan ferviente testimonio de su amor
y gratitud a la Virgen de Don Bosco por múl­
tiples beneficios materiales y espirituales con que
generosamente les favoreció, y por intermedio
del digno Decurión Salesiano, Sr. D. Dionisio Gil,
envían ima limosna para la Obra Salesiana.
C errito (Colombia). — Silvestre Castrillón
ofrece diez pesos para las Misiones por haber
conseguido, mediante la intercesión de María Au­
xiliadora, la salud de ima hermana suya, grave­
mente enferma, y por otros favores que le otorgó
en muchas circunstancias. Hace público testi­
monio de su agradecimiento a tan buena Madre,
por haberlo siempre generosamente atendido cada
vez que a E lla recurrió en sus necesidades.



2 I8 —

R ocapukr TK (Ecuador). — Con frecuencia y
largamente favorecida por la Virgen Auxiliadora,
hoy me postro a sus pies para rendirla públicas
alabanza.s. En diversas circunstancias y con fe
viva que e.sta buena Madre ha inflamado en mi
corazón, he recurrido a ella en trances mortales
y en mis tribulaciones, siendo siempre socorrida.
Agradecida de corazón a tantas bondades, hago
piiblico mi reconocimiento y envío ima pequeña
limosna.
N arcisa V er a d e A e civ a r .
JUNÍN (Ecuador). — L a Cooperadora Sra. Dña.
Telmira M. de Inlriago da rendidas gracias a
María Auxiliadora por haberla alcanzado' la cu­
ración de una enfermedad de la piel, que la moles­
taba sobremanera, sin que la ciencia médica le
procurara alivio alguno.
Reconocida, publica su curación para que sirva
de estímulo a cuantos sean víctim as de enferme­
dades, en la seguridad de que en María Auxilia­
dora encontrarán remedio seguro.
R ocaeuerte (Ecuador). — En momentos muy
apurados, pues estaba a pimto de caer en la red
que me tendían mis enemigos, acudí a María A uxi­
liadora, recordándome que ya en otra circuns­
tancia de gravedad me había protegido visible­
mente, y con gran consuelo mío de nuevo he sido
favorecido por esta buena Madre.
E l agradecimiento me lleva a hacer pública mi
gratitud y recomendar a cuantos se encuentren
en apuros recurran a la protección de María A uxi­
liadora.
F rancisco R odríguez D.
G uadalu pe (Méjico). — Profimdamente agra­
decida a mi buena Madre María Auxiliadora, quien
siempre ha oído mis súplicas, publico hoy la gracia
que acaba de concederme, curándome de una
gravísima enfermedad, por la cual me habían
ilcsahuciado ya los médicos.
Cuando no había ninguna esperanza humana,
recurrí a María Auxiliadora, y ella se encargó de
suplir la deficiencia de la ciencia y socorro hu­
mano.
Una devota.
Califo rn ia . — Cursaba mi buen hermano sucstudios de teología con gran contento y satiss
facción de todos en el seminario de Pamplona,
México, cuando, debido a varias inconvenientes,
abandonó aquel plantel de religión. Y a pcnlíamos
toda esperanza de que pudiera continuar sus es­
tudias, a lo que yo no me podía resignar, razón
por la cual acudí a María Auxiliadora para que
arreglara el asunto. Comencé la novena, prometí
publicar la gracia y hacer alguna limosna, y la
X'irgeu me recompensó volviendo mi hennano al
seminario.
CoRiXA C. de L.

Dan también gracias a María Auxiliadora.
Abadía de la Obispalía (España). — D. Pablo
Herraiz manifiesta su gratitud a la Sma. Virgen
por la visible protección que le dispensó en cir-,
cunstancias críticas.
Castillejo (España). — N . N. ofrece ima liTnnstiq
por gracia obtenida.
Cuenca (España). — I)on Leonardo Solona
Pbro; Dña. Jesusa Escaniilla agradecen favores
recibidos y envían mía limosna.
Masegosa (España). — M. M. G. dá gracias y
envía una limosna.
Sarmiento (Argentina). — Ventura de Díaz,
agradecida a María Auxiliadora por favores reci­
bidos, envía una ofrenda para los huerfanitos de
Don Bosco.
Buenaventura (Colombia). — Jesús M. Martínez
Z., hace pública su gratitud a María Auxiliadora
por dos grandes beneficios que le consiguió y envía
una ofrenda para su culto.
Cali (Colombia). — R da. Sor Teresa, D. Manuel
Ma. Gonzáles, Savina Manzano de Otero, Rosario
Espada de Franco, Herlinda Gonzáles de Collazos.
Rosa Lozano de Echeverri y Mercedes Lozano
tributan viv a gratitud a la Virgen de Don Bosco
por haberlos favorecido en sus necesidades y
envían una limosna para el sostenimiento de la
Obra Salesiana.
Girón (Colombia). — Varios Cooperadores Salesianos y devotos de la Virgen del Venerable
Don Bosco, hacen pública manifestación de su
amor y gratitud para con tan buena Madre por
haberlos favorecido en varias circunstancias, y
por intermedio del activo Decurión Salesiano,
Sr. D. Ramón Prada G., envían una limosna para
el sostenimiento de la Obra Salesiana.
Pasto (Colombia). — J. L . A . y familia dan
gracias a María Auxiliadora por tres singulares
favores que han recibido por intercesión del Ve­
nerable Don Bosco, y envían ocho pesos oro para
los huerfanitos de las Casas Salesianas.
Yumbo (Colombia). — Leonarda L . de Guevara,
Cannen Martínez, Amelia Sánchez y R ita N. de
Mañosea, agradecen a la \'irgen los varios favores
que les otorgó y envían una limosna para la Obra
Salesiana.
Riochico (Ecuador). — Pastora P . de Tuares,
por haber sanado de una enfermedad, ofreció a
María Auxiliadora hacerse cooperadora y publicar
la gracia en el boletín, lo que hoy cmnple.
Rocaiuerie (Ecuador). — Narcisa V. de Aldvar,
Beatriz Daza, Ma. Luisa Rivadeneira, Gertrudis
Mendoza y Aha de Casano\*a dan gracias a Mana
Auxiliadora por haberlas favorecido con parti­
culares favores y envían ima ofrenda para la Obra
Salesiana.

--- 219 —

Por el Mundo Salesiano
£-•

í.

I

CÁDIZ {España). — La Arcfaicofradía y devotos
ofrendan a María Auxiliadora corona, aureola y cetro.
Ciego es el que no vea las grandes conquistas
de María Auxiliadora en el mundo moderno.
Si siempre y en todas partes ha sido honrada
la Virgen por sus amantes hijos, en nuestros días
parece que se goza la Reina celeste en que se la
invoque bajo el título consolador de Auxilio de
los CMstiauos. Y España, la tierra clásica de la
devoción a María Santísima, donde no hay monte
ni valle, villorrio o ciudad en que el tierno afecto
de los españoles no la haya levantado im trono,
no podía menos de acoger con amor y simpatía la
nueva advocación coñ que la Virgen manifestó al
gran Don Bosco que quería ser honrada.
Prueba de ello son las frecuentes manifestacio­
nes con que en distintos pueblos y ciudades honran
a María Auxiliadora. Ultimamente, el 27 del Abril
pasado, fué la piedad gaditana la que coronó a
la vencedora de Lepante con hermosa auréola.
A la fiesta, que resiiltó lucida y sentidísima, asis­
tieron cuantos devotos cuenta la Virgen en esta
bella ciudad, que bien puede decirse que son todos.
En su hermosa relación, el diario de Cádiz, decía:
« Destocada Ella y su Dixdno Hijo, sobre artístico
templete, rodeado de flores, colgaduras y gallar­
detes que cubrían totalmente las arcadas del her­
moso patio destinado al efecto, estuvo viendo lle­
gar a sus muchos devotos, que a la hora anunciada
entre vivas tan oportxmos como sentidos, y a los
sonoros acordes de la Real marcha española, más
nueva, mientra más vieja, más bonita siempre
cada día más hermosa, más marcial, más augusta,
más católica, más española... contemplamos la
sencillez admirable del musitar de una oración y
seguidamente la Virgen y el Niño lucieron sus
galas; momento solemne en que hasta los tonos
azules del espacio pareció vistiéronse de arrebol,
que si la caida de la tarde no fuera bastante para
ello, la luz del Astro Rey, « María », pudo producir
el fenómeno cuotidiano....
El joven Lectoral de nuestra Basílica y Secre­
tario de Cámara y Gobierno del Obispado, M. I.
Sr. D. Angel Navarro, asistido de los Presbíteros
D. Pedro Jesús Bravo y D. Francisco Jiménez
Alfaro, fué el encargado de la bendición y colo­
cación de tan valiosas alhajas, ostentando para
ello la representación del Excelentísimo y Rvdmo.
Sr. Obispo, nuestro amadísimo Prelado* y en su
nombre también pronunció una magnífica alo­
cución p>ara demostrar que la mejor y más valiosa
corona que se le puede ofrecer a la Virgen, es la
de sus hijos... ».
Nuestros plácemes a los devotos amantes de
María Auxiliadora, gaditanos.

VALVERDE DEL CAMINO {Huelva-España). —
Nueva ig;lesia consagrada a María Auxiliadora.
Tras laicos años de ruegos y confiada esperanza,
las Hijas de María Auxiliadora de Valverde del
Camino ven satisfechos sus anhelos de consagrar
n-na hermosa iglesia a María AuxiHadora.
La
Madre cariñosa, acogía be­
nigna los ruegos de tantas niñas inocentes y almas
buenas, y, por fin, ha premiado abundantemente
su fe y confianza.
Hace poco se remiía todo el pueblo con las axitoridades eclesiásticas, civiles y militares en el
colegio de las buenas Hermanas, para asistir a la
bendición de la nueva iglesia de María Auxilia­
dora, que será para aquellos contornos centro
de gracias y bendiciones. Las fiestas resultaron
brillantes sobre toda ponderación.
SANTANDER {España) . — Asamblea local de las
Compañías de los Colegios Salesianos.
E l día 10 de Febrero, bajo la presidencia del
Inspector Salesiano, Rdo. D. José Binelli y con
la asistencia de las superiores de los colegios sa­
lesianos de la capital, se reunieron en Asamblea
los niños que forman las Compañías piadosas del
Smo. Sacramento y de San Luis Gonzaga, para
estudiar el programa de acción que debe mantener
florecientes a dichas Congregaciones.
Después de deliberar ampliamente y tomar
acuerdos interesantes, no satisfecho todax’ía su
anhelo generoso de perfección cristiana, trataron,
en reunión extraordinaria, de las Misiones en ge­
neral, y particularmente de las salesianas, acor­
dando prestarles el apoyo posible, mediante ora­
ciones y sacrificios, como es deseo manifiesto del
Papa.
También se tomaron acuerdas referentes a la
propagación de la devoción a los Siervos de Dios:
Don Bosco, Domingo Savio, Don líliguel Rúa, el
Principe Czartoryski y Don Andrés Beltrami, y
ayudar a su beatificación con limosnas, producto
de rifas y de cuantos medios les sugiera su piedad.
[Ojalá eu todos los Colegios Salesianos se inte­
resaran los niños por causas tan nobles y que tan
poderosamente pueden influir en su formación
espiritual!
KAWSON {Argentina). — (Joa buena Idea < El
día del alumno salesiano ».
Está visto que las buenas ideas germinan en
todos ios climas y latitudes.
E n el periódico quincenal * Juventud » que
ve la luz en el colegio salesiano de Rawson, Patagonia Argentina, se propone la bella idea de
establecer en los Colegios Salesianos de las cinco
partes del mundo « el
del alumno salesiano ».
Dice así:
« Creemos que, así como los Antiguos Alumnos
Salesianos, esparcidcK en la vasta redondez de la
Tierra, tienen * su Día », también deben tenerlo
los que al presente van formando su mente y £.u
corazón en los colegios de Don Bosco.
Salvo mejores criterios, nos pare<^ m uy a pro­
pósito el 9 de Marzo, fecha que nos recuerda el

------

220

vuelo al cielo del angelical jovencito Domingo
Savio, modelo de todo niño que se educa en cual­
quier Colegio Salesiano.
lín efecto; Don Bosco al escribir su vida se pro­
puso presentarlo como el ideal de la juventud salesiana, un dechado de colegial y como mi expo­
nente de lo que puede llegar a ser un alumno que
üliscrva en todos sus puntos el Reglamento por
él trazado.
Y como tal lo han reconocido los niños. Además
lo aclaman como protector y le han erigido ya en
varios colegios mi monumento en los patios de



ciencias y se adiestran en las faenas agrícolas, en
forma que puestos mañana a la cabeza de una
« Estancia » sepan cumplir como cristianos, a la
par que como honrados y expertos trabajadores,
sus deberes para con Dios y la sociedad.
Actualmente un grupo de aspirantes agricul­
tores se prepara para el Noviciado de Bemal.
E n sus 400 H a. de terreno, se desarrollan todas
las industrias ganaderas y agrícolas del país. En
esos inmensos campos pastorea gran número de
cabezas de ganado, vacuno en gran parte, cuya
leche y carnes abastece el consumo de varios co-

B je r c it á n d o fe e a la p o d a . A lu m n o * d e l a grranla a g r íc o la d e U r ib e la r r e a .

recreo para que presida y santifique sus juegos y
expansiones.
España, que marcha a la cabeza de este movi­
miento de simpatía y admiración, trata de reunir
a los niños bajo su égida bienhechora, como se
deduce de la hermosa proclama que los superiores
do los colegios salosianas de España han puesto
en imuios de sus educados ».
Da idea no necesita comentario ni ponderación.
Como todo lo bueno y bello se recomienda por sí
misma.
UKIBELARKEA {Argentina). — La Escuela Agrí­
cola « Don Bosco ».

1^ Escuela Agrícola Salesiana de Uribelarrea,
cpie cuenta más de cinco lustros de vida y labor,
ha llegado hoy día a un grado halagador de perfecionamenlo.
Educa actualmente 80 alumnos que, al paso
que aprenden la doctrina cristiana y fonuan su
carácter, se imponen en los rudimentos de las

legios salesianos de Buenos Aires y de amigos df
la Casa.
L a fabricación del queso alcanza, por ténnino
medio, 500 kilos diarios.
E l ganado porcino supera las 400 cabezas: ®
los amplios gallineros ciíanse las más variadas
clases de aves y gallinas; los árboles frutales pro­
porcionan abundante y sana fruta, que tiene en­
trada en los mejores mercados de la ciudad.
E l terreno, trabajado con esmero mediante
máquinas e instrmuentos agrícolas de los
modernos, produce cereales variados: maíz, tngo.
avena, cebada, holco (especie de caña dulce), etc.
Abastecen de agua la Escuela, cinco niolin®
de viento, y la embellece un hennoso y aniplif'
parque. E l Sr. Ingeniero Agrónomo Don Jor?
Bosch, a cuyo cargo está la Agronomía Región»
del Plata, después de haber visitado las diversa-Escuelas Agrícolas del país, ponderó grandemente
la i Escuela Salesiana de Uribelarrea * no so®
por su o^anización material, sino espeaalmen'*

por la organización moral, quedando admirado
■ de la miióu familiar entre Maestros y alumnos,
y la sujeción amorosa de éstos con sus Superiores.
Este insigne bienhechor, que por esta ♦ Escuela
Agrícola ». conoció j* admiró la obra de Don Bosco,
en un discurso que pronruició con ocasión de la
distribución de premios en No\-iembre último,
tuvo entre otras las siguientes frases: « Recordad,
niños, que mientras estu\-istéis en esta Escuela,
muchas veces al día pasateis por delante del busto
de ese Venerable anciano, Don Bosco, frmdador
de esta grandiosa Institución, que tantos bene­
ficios ha reportado y seguirá reportando a la hu­
manidad, derramando por medio de sus hijos,
el ejemplo de sus ^^rtudes heróicas, sin distinción
de clases ni de razas, sólo por la dignificación de
ios hombres: y es necesario que esa augusta figura
no se borre jamás de vuestras mentes y esté siem­
pre delante de vosotros, para que procedáis en
vuestra vida con la dignidad que con\úene y dis­
tingue a los que se han educado en esta casa ».
SANTIAGO {Chile). — Congreso en honor del
Sagrado Corazón.
En el santuario del colegio salesiano de la Gra­
titud Nacional, Santiago de Chile, se celebró el
mes pasado el IV® Congreso Salesiano en honor
del Sagrado Corazón.
E l primero se realizó en Casaltnonferrato, Italia,
el segundo en Bahía Blanca, Argentina y el ter­
cero en San Pablo, Brasil.
El que se celebró en San Pablo de Brasil, ü
Octubre pasado, resultó de una gratidiosidad no
esperada. A él se prepararon los católicos con
una novena de oraciones y fmiciones sagradas que
enfervorizaron sobremanera. Tomaron par.te va­
rios Sres. Arzobispos, Obispos y autoridades ci­
viles y militares. También se adliirieron al acto
Emilios. Cardenales que enviaron su bendición con
augurios de grande éxito.
Para el estudio de los temas se dividieron los
congresistas en dos grupos, de honibies y mujeres,
tratando sobre: E l Sagrado Corazón de Jesús y la
lucaristia. — E l Sagrado Corazón y ¡a Guardia
<!■ honor. — E l Sagrado Corazón y la juventud. —
Si.ita Maigiv.iia María Alacoquc y el Sagrado
< ■ : i-ón. — Las promesas del Sagrado Corazón.
l'na de las conclusiones fué la de celebrar t(;los años la fiesta de Santa Margarita María
.'.’ncoque, que fué el primer apóstol de la devoción
al Sgdo. Corazón, y facilitar ejercicios espirituales
}i..r.: jóvenes e.sludiantes y promover la Comunión
g e .r a l reparadora.
El Congre-so terminó brillantemente con una
jomada eucarística. Desde las 5 a las i i duraron
Ies Misas y Comuniones de reparación. Por la
• ifde se verificó la solemnísima procesión.
Se organizan nuevos Congresos en San Salvador,
-‘ -erica del Centro, y en Montevideo, Uruguav,
a : - que seguirán otros en las iglesias salesianas,
clcviicadas al Sagrado Corazrái, de las diversas
partes del mundo.
Cuando Su Santidad León X III, de feliz mer oria, confió a Don Bosco la erección del Templo
I •'■■ o Internacional al Sagrado Corazón de Jesús,

en el Castro Pretorio, Roma, creo que ningmio
se prometía una floración tan consoladora de
obras dedicadas al Sagrado Corazón.
Estos Congresos reflejan la actuación práctica
de la devoción al Corazón dulcísimo de Jesús, tal
cual Don Bosco deseaba se realizara en sus insti­
tuciones. Con mira a las palabras del Divino
Maestro: 1 Dejad que los niños vengan a mi, —
Rogad al dueño de la mies, para que mande obreros
a su campo. — Siento piedad por las muchedum­
bres *. todo Congreso estudia los medios condu­
centes a despertar en los jóvenes la devoción
tierna y afectuosa al Corazón de Jesiis, mediante
instituciones y asociaciones qvie fomenten la pie­
dad V susciten vocaciones religiosas, eclesiá-slicas
y misioneras, y difundan entre las poblaciones el
espíritu y práctica de la vida cristiana.
De este modo, las iglesias dedicadas al Sagrado
Corazón pueden llegar a ser focos, centros pro­
pagadores de esta devoción, alimentando con
varias asociaciones, el fervor y la piedad en las
familias cristianas, las que deben consagrar al
Divino Corazón.
ITALIA. — El « Instituto Cardenal Cagliero» re<
conocido por la Congregación de Propaganda Pide
« Seminario para los aspirantes de las Misiones
Salesianas ».
Como bien saben los Cooperadores Salesianos
y los lectores del Boletín, nuestro Rdmo. Superior,
en vista del gran incremento de las Misiones Sa­
lesianas, el año 1922 se determinó a abrir un gran
Instituto, a que dió el nombre del primero y glo­
rioso misionero de Don Basco, el actual Cardenal
Cagliero. para reunir y educar en él a los aspi­
rantes cpie anhelan consagrar su vida en las Mi­
siones Sale.sianas.
Que Dics y María Auxiliadora aprobaron y ben­
dicen la obra lo nue.stra el que, en sólo dos años,
pasen ya de 200 los jóvenes que en el Instituto
Cardenal Cagliero se preparan para su aposto­
lado.
Convenía, sin embargo, para tutelar, favorecer
y asegurar la fonnación de nuevas y más nmnerosas vocaciones, implorar de la S. Congregación
de Propagajida Fide la erección canónica del
Instituto, lo que se hizo, y el 30 del abril pasado,
con decreto finnado por el Eimno. Card. Van
Rossmn, Prefecto de dicha Congregación, se ob­
tenía este privilegio con todos los demás que gozan
los institutos de esta naturaleza.
E sta sanción — la más alta que pudiera de­
searse :— no sólo debe alegrar y satisfacer a cuantos
con sus limasnas sostienen este plantel de misio­
neros, sino que debe ser%'ir también de aliciente
a las almas generosas de los jóvenes que aspiran
al apostolado.
— El lastituto Cardenal Cagliero declarado Ente
moral.
Para dar todo el desarrollo necesario al Insti­
tuto Cagliero y poder atender debidamente a las
necesidades grandes de los misioneros salesianos,
que trabajan y a en la viñ a del Señor, se necesitan
a más de las bendiciones del cielo, recursos finan-

cieros. I/a Divina Providencia ha preparado el
camino para que nuestras misiones puedan re­
cibir abimdantes recursos.
lil 13 de enero pasado, por decreto del Ministro
de Gracia, Justicia y Cultos, de Italia, el nuevo
instituto se erigía en ente moral con la denomi­
nación de « Instituto Salesiano de Misiones ».
Para venerar la memoria de Don Bosco — dice
el Hstatuto — se constituye en Turin el ente lla­
mado « Instituto Salesiano de Misiones »;
i F in del Instituto Salesiano es atender, bajo
cualquier jornia, a las Misiones Salesianas.
* E l Instituto, para conseguir su fin, podrá con­
ceder subsidio a las Misiones, crear otras nuevas,
favorecer la formación de misioneros, atenderlos
en su vejes o en caso de invalidez y favorecer en cual­
quier modo toda iniciativa que responda a su fina­
lidad.
* E l patrimonio del Instituto lo constituyen los
edificios existentes en Becchi (Murialdo) de Castelnuovo de Asti, que son: la casa nativa de Do-n Bosco,
relicario de la Congregación Salesiana, la iglesia y
terrenos colindantes, como consta en el acta de cons­
titución *, pero sobre todo, las mandas y limosnas
que nuestros Cooperadores dejen al Instituto. »
Kstas pocas líneas creo sean lo suficiente elo­
cuentes para dar a conocer la importancia del
nuevo ICnte moral.
Añaíliremos, sin embargo, dos palabras para
advertir que, deseando favorecer a nuestras Mi­
siones con disposiciones testamentarias, es ne­
cesario — para evitar equívocos — atenerse
exactamente a la denominación del Instituto,
sin variar u omitir alguna palabra: por ejemplo:
Dejo por heredero universal de mis bienes al « In s­
tituto Salesiano de Misiones » de Turin.
lis de esperar que estos dos reconocimientos:
eclesiástico y civil del plantel salesiano de misio­
neros, contribuirá grandemente al desarrollo de
nuestras Misiones.

Rdo. Sr. D. Antonio Bentanachs.
En Sarriá, Barcelona, donde había trabajado
por largos años, expiró en la paz del Señor, el i"
de Mayo, el salesiano Rdo. D. Antonio Bentanachs.
Su entierro fué una manifestación de duelo, en
la que, tanto el personal del Colegio, como los nu­
merosos amigos de la población, demostraron el
alto aprecio y consideración hacia el finado.
Asistieron también representaciones de los co­
legios salesianos de Mataró, Barcelona y el Tibidabo, como asimismo de los Antiguos Alumnos y
Cooperadores Salesianos.

Exemo. S r. D. Pedro Turull y Comadrán.
Con la muerte del Exemo. Sr. D. Pedro Turull
y Comadrán pierden los Salesianos rm gran Coo­
perador y amigo.
Entusiasta de Don Bosco y su obra, fué uno de
los primeros bienhechores de los colegios de Sarriá,
Barcelona y el Tibidabo a los que socorría con
frecuencia y generosamente.
Mientras la gratitud nos impulsa a elevar al
Señor nuestras preces por el de.scanso eterno de
su alma, dirigimos también el sentido pésame a
su Sra. esposa e hijos.

O tros Cooperadores d ifu n to s :
NAZARET. — El Emmo. Cardenal Boarne en el
Orfanotrofio Salesiano de Nazaret.

E l Cardenal Boume, Arzobispo de Westminster,
acaba de dar rma nueva prueba del cariño que
profesa a los hijos de Don Bosco. Peregrino en
Tierra Santa, fné a visitar con 150 católicos in­
gleses el orfanotrofio salesiano de Nazaret. A su
encuentro salieron los niños de la Casa y Supe­
riores, precedidos de la banda de mñ.sica. Durante
el trayecto los niños deshojaban rosas en abun­
dancia, mientras los músicos tocaban el himno
inglés: « Dios salve al Rey ». Después que su Em i­
nencia visitó y oró en la nueva Basílica de Jesús
Adolescente, se dirigió al salón teatro, donde los
niños le festejaron cariñosos. E l Prelado respondió
afectuoso, agradeciendo el homenaje y recor­
dando U>s dulces vínculos que le unen a Don Bosco
y a la Familia Salesiana.
thié la úuiva visita que hizo en Nazaret.

Badalona (Barcelona). — Sra. Dña. Prudencia
Beltrán.
Barcelona. — Sr. D. Fidel Giró; Sra. Dña. Luisa
Ramoneda.
Malgrat (Barcelona). —
Martí;' Sr. D. Luís Martí.

Sra. Dña. Margarita

Gerona. — Rdo. D. Narciso Prats y Bastons;
Sra. Dña. Carolina Tomás y Figueras.
Cali (Colombia). — Sr. D. Adriano Martínez:
Sra. Dña. María Pilar Cosme de Herrera.
Cerrito (Colombia). — Mercedes Echeverri de
Ayalde, Balbína García de Castrillón, Ana F. Aya!»
de Ayalde, Adelaida García de F., Remigia Gra*
nobles, Eufemia Molina, Guillermo Gil, Nicolasina Cabal v Carmen Guerrero.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEM IN IAN O F E R R A R I.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

s o o i k

^t A

K o i 'i'i e iO K

Corso Regina Margherlta, 174 — TORINO (Italia)

P R A N e iS e U S V A R V E LLO
Sacerdos, Philosophiae Professor in Seminario Salestano apud Taurinenses

INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
P a r s i . Complectens

Introductionem ad philosophiam et Logícam: Libellae lo.

— Apud exteros: Libellae 14.
P a r s II. Metaphysica.

Vol. I. Complectens Metaphysicam g;eneralem seu Ontologiam: L. 6. — Apud exteros:
L. 7.50Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et
Theodiceam: L. 12. - Apud exteros: L. 15.
P a r s III. Ethica et jus naturae.

Vol. I. Complectens Ethicam: L. 5. — Apud exteros: L. 7.
Vol. II. Complectens Jus naturae: L . 15. — Apud exteros: L. 18.

H O R A T IU S M A Z Z B L L A
ArchiepiscopQs Tarentinus

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
BREVIORI CÜRSUl ACCOMODATAB
EDITIO QUINTA RECOGNITA ET AUCTA.
V o l . i . Tractatus de vera Religione, de Scriptura, de Traditione et de EccIesia

Christi: L. 25. — Apud exteros: L. 30
V o l . 11. Tractatus de Deo Uno ac Trino et de Deo Creante: L . 15. — A p u d exteros:

L

18.

V o l . III. Tractatus de Verbo Incarnato, de Qratia Christi et de Virtutibus in-

fusis: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
V o l . IV. Tractatus de Sacramentís et de Novissimis: L. 15. — Apud exteros: L. 18.

PETRUS RACCA.

THEOLOQIAE MORALIS SYNOPSIS. — Breve opus ex sapientissimís scriptoribus de
re morali eductum et ad normam novi Codicis Jurís Canoníci exaratum. — Vol. in-i6
pp. 700: L. 12,50. — Apud exteros: L. 15.
OE

CENSURIS LATAE SENTENTIAE

quae in Códice Jurís Canonici contínentur
commentariolum digessit J o a n n e s C a v i g i o l i . Vol. in-i6
170: L. 3,75. — Apud
exteros: L. 4,50.

pp.

PSALMORÜM LIBER I. — Edidit signisque modernís auxit
in-i6 pp. VIH*72: L . 3,50. — Apud exteros: 4,20.

F. V alen te

M. I. Vol.

Editío est elegantissima novissimaqua psalmorum, hebraica Hngua concinnata.

A L O IS IU S G R A M M A T ICA .

ATLAS QEOGRAPHÍAE BIBLICAE.

— Addita brevi notitia regíonum. - 8 tabulae. Editío minor: L. 10. — Apud exteros: L. 12.

s o c i K 'r A

K rn T R xo E )

i:v a r E :i^ A r ^ ^ r o iv A j:v E ^

Corso Regina Margherlta, 174 - TORINO (Italia)

a . P IS e E T T a et a . G B N N aR O

s. s.

T H E O L O G I A E M O R A L IS ELEM EN TA
AD CODICEM JURIS CANONICI EXACTA
Jam e d ita sun t in ¡ucem :
V olumen pri mu m : De Theologlae Moralls Pundamentis. — i. De actibus humanis. - 2. De conscíentia
- 3. De legibus. - 4. De peccatis. Vol. in-i6, pp. CVir-404: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
V o l u m e n s e c u n d u m : De obligationibus erga Deum et n )s ipsos. — 1. De virtutibus theologícis •
2. De virtute relígioiiis. - 3. De prudentia, fortitudine et temperantia. Vol. in-i6, pp. X-6^o* L 20
— Apud exteros: L. 24.
» rr
o
t e r t i u m : De obrgationlbus erga proximum. — i. De jiistitia et jure. ■ 2. De iniuriis et
restitiitioiie. - 3. De contractibus. Vol. in-i6, pp. XII-750: L. 25.— Apud exteros; 30.
VOLUMKM q u a r t u m : De obligatlonibus peculiaribus et de poenis ecciesiasticis. ^ VoI. in-i6
pp. XII-420: L. 1 5 .— Apud exteros: L. 18.

V olumen

P ró x im a e d e n d a :
V o l u m e n q u i n t i m : De Sacramentis in genere et de quinqué prlmís Sacramentís In specie. —
I. De Sacramentis in genere. • 2 De Baptisino. - 3. De Confirmatione. - 4. De Eucharistia - s De

Ptemientia. - 6. De Extrema Unctione.
De Ordlne et de Matrimonio.
V o l u m e n s e p t i m u m : De sexto et nono praecepto decaiogi; de usu matrimonii et de ratione ser*
vanda in sacramentorum administratione.

V

olumen sextum:

S, THOMAE AQUINATIS OPERA
SUMMA THEOLOOICA diligenter emendata, De Robéis, Billv
* aüorum notis selectis ornata cui
accedunt septem locupletissimi índices, quorum unuse.st au.
.Uum Sacrae Scripturae alter quaestionum, tertms rerum omnium praecipiiarum, quartus dogmatum ad hodiernas haereses confutandas
qumtus locorura seu doctrinarum ad explicandas Epistolas et Evangelia Dominicarum et festonim
totius anni, sextas auctorum quibus iisus est D. Thomas, septimus locorum ad tisum catechistarum. Accedit lexicón Scholasticorum verborum Josephi Zamae Mellinii, quo explicantur verba
máxime inusitata et locutiones praecipuae D. Thomae et aliorum Scholasticorum. 6 vol in-8 max.
Editio Taurinensis 1922 : L. 80. — Apud exteros: L. 96.
IN OMNES S. PAULI APOSTOLi EPÍSTOLAS COVlMENTARiA, cum indice rerum memorabilium.
2 vol. in-8 max. Editio Taurmensis emendatissima: L. 3 3 .— Apud exteros* L 40
CATENA AUREA IN QUATUOR EVANQELIA. - 2 vol. in-8 max. Editio Taiirinensis emendatissima.
L. 32.— Apud exteros: L . 39.
IN EVANQELIA S. MATTHAEI ET S. JOANNIS COMMENTARIA. - 2 vol. in-8 max. Editio Taunnensis ememlatissnna: L. 32,— Apud exteros: L. 39.
SUMMA CONTRA GENTILES, seu de veritate CathoHcae Fidei. Editio Taurinensís emendatissima.
I-. 12. — Apud exteros: L. 14,50.
ET QUAESTIO.NES DUODECIM QUODUBBTAEES ad fid=m optimarum
editionum diligenter refusae. Lditio Taunnensis emendatissima : L. 45. — Apud exterps: L. 54.

Redacción y Administración: Via Cottolengo, 32 - TURÍN.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1924