BS_1924_08

Ficha

Título
BS_1924_08
Descripción
Boletín Salesiano. Agosto 1924
Fecha
1924.08
extracted text
i

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año X X X IX .

AGOSTO 1924

Número 8.

CA K Á C A S (V gaezaela). — Saataario da María Auxiliadora.

R ed acció n jr A d m in istració n : V ia C o tto le n ío N. 3 2 - T U R IN , 9 (Italia).

I^ Ü IT IC IO K Í
C o r s o R e g i n a M a r g h e r l t a , 174 - T O R I N O (Italia)

Opera theologica ad norm am Novi Codicis luris C anonid exarata
e t Com m entaria eiusdem Codids.
ANTONEÍ-I.I Sac. JOSEPH. — Medicina pastoralis iii usuin coiifessariorum et curiarum ecclesiasticariim. Editio quarta in pluribiis aucta.
Accedunt 1.4 ligurae et 25 tabulae anatomicae coloratae. 3 vol.: L. 60. — Apud exteros: L. 72.
CAES/íR. — Institutiones jurls
Canonid. Editio altera aucta.

BADH Sac.

VüL. I. - Iniroducíio in jus cauonicum. — Lib.
I. N okmae g e n e r a l e s . “ Lib. II. D e p erso ni s ;
L. 16,50. — Apud exteros: L. 20.
V o l . II. - De rebus: L. 20. — Apud exteros:
L. 24.
HLA'r Fr. ALBERTU S O. P. — Commentarlum

textu's Codicis luris Canonid.

L iuek i , - Nonnae generales. Previo tractatu
introductorio, et appeiidíce subsequente de legibus ac Ubris liturgicis: L. 7,50. — Apud e.xteros:
L. 9.
L íber II. - De personis cum autheoticís declaraiionibiis usque ad diem 7 Julii 1921 (A. A . S.
X lil, fase. 9): L. 30. — Apud exteros: L. 36.
L íber III. - De rebus.
Pars I. D e S acr amentis cum declarationibus
nutlieniicis usque ad diem 2 Augusti 1920 (A. A .
S. XII, fase. ü). Accedit dúplex appendix, prima
de relatioiiibus ex libro V, altera de forinulis facultatum S. Congr. de P. Fide: L. 30. — Apud
£xteros: L. 36.
Pars II. D e locis e t tf. mporibus s a c r is . Pars III. D e cu ltu d ivin o . - Pars IV. D e m agi ­
ste rio ECCLKsiASTico. - Pars V . D e beneficiis
AI.IISQUE INSTITUTIS ECCLESlASTfCIS NON COLLEg ia li bu s . - Pars VI. D e bonis E c c l e s i a e te m PORALIBUS, CUM DECLARATIONIBUS AUTHENTICIS
USQUE AD DIEM 3I OCTOBRIS 1922: L. 24. — Apud

exteros: L. 30.
L íbe r V . De delictis et poenis (Sub praelo).

CARBONE Sac. C. Theologiae et luris Canonici
Doctor, in Seminario Regionali Apulo-Lucano,
Theologiae Dogni. et Sacrae Eloquentiae Magister. — Examen Confessarlorum ad Codicis
JurisCanonid normam condnnatum: L. u,5«.
Apud exieros: L. 15.
CHELODI Sac. jO AN N ES. — Jus matrlmoniale:
L. 8. — Apud exteros: L. 9,50.
— Jus de personis, etc., praemisso tractatu De
principas et tontibus ju r is canonici: L. 25. —
Apmi exteros: L. 30.
— Jus poenule et ordo procedendi in judiciis criminalibus: L. 6. — Apud exteros: L. 7,20.
GARRIGO U-LAGRAN GE Fr. REGIX. O. P. -

Theologia fundamentalis secundum S. Thomae
doctrinam. I*ars a|>ologetica: De revelatione
per Ecelesiam catholicam proposita. — Opus
juxta S. P. Beuedicti XV' optata sacrae praesoriim iuventuti commendaium. 2 vol.: L. 4 5.—
Apud exteros: L. 54.

P. GEM EI.LI A U G . O. P. M. — De Scrupdis.
Psycho-patliologiae specimen in usum coufessariorum: L. lo. — Apud exteros: L. 12.
— Non m oediaberis. Disquisitiones medicae in
iisuin confessarioruni. - Editio .sexta: L. i j . Apud exteros: L. 15.
GENICOT ED. S. T. — Casus consdentiae propositi ac soluti. Opiis postumum acconiodatum
ad Theol.'jgiae moralis in ^ itu tlo n es ej, auct,
Editio 4*1 ad normam Codicis Juris recognita ei
•pluribus casibus aucta a J. Salsmans S. I. eic.:
L. 24. — Apud exteros; L . 28.
— Institutiones theologiae m oralis. 2 vol.:
i— 35- — Apud esteros: L. 42.
MUNERATI Episc. DANTLS. — Promptuarium
pro ordinandis e t confessariis examinandis;
L. 5,50. — Apud exteros: L. 6,50.
SEBASTIAN I Sac. NICOLAUS S. Theol. et utriusque iuris Doctor, Cancellarius a Brevíbus Apostolicis Pii PP. XI. — Summarium Theologiae
moralis ad Codicem Juris Canonici acconiodatum
cum lucupletissimo indice aiialytico :
Editio quinta maior{i92o). In-S max.: L. 9,50.
— Apud exteros: L. 11,50.
Editio sexta niinor-mamialis. In-24 (cm. 9x11'
charla indica, pondere mínimo, pp. 650. Linteo
contecta: L. 14,50. — Apud exteros: L. 17,50.
TAN Q U EREY AD. S. J. — Synopsis theologiae
do^niaticae ad mentem S. Thomae Aquiiiatis
hodiernis moribus accomodata.
V o l . I. De vera religione - De Ecelesia - Dt
fontibus revelationis: L. 25. — Apud exteros:
L. 30.
V o l . II. De fide - De Deo uno et trino - De Dn'
creante et elevante: L. 25. — Apud exteros: L.30.
V o l . III. De Deo sanctificante - De Deo reviu-

neraiore seu de gratia - De Sacramentis et de
Novissimis: L. 20. — Apud exteros: L. 24.

— Synopsis theologiae moralis e t pastoralis ad
mentem S. Tliomae Aquinatis hodiernis moribus
accomodata.
V o l . I, De poenitentia - De matrimonio el de
ordine (Pars dogmática simul et moralis): L. 25. Apud exteros: L. 30.
V o l . II. (Theologia moralis fundamentalis)/^

virtuiibus - De praeceptis - De censuris ■ De
prohibitione librorum: L. 25. — Apud exteros:
L. 30.
V o l . III. De virtule justitiae et de variis slefuum obtigaiionibus: L. 20. — Apud exteros:
L. 24.
TAN QU EREY A D . et Q U EVA STRE M. - Brevior synopsis theologiae m oralis e t pastoralisEditio nova: L. 20. — Apud exieros: L. 24TA N QU EREY A D .-Q U E V A S T R E M . - HERBERT
L.
Brevior synopsis theologiae dogmaticaeEditio quinta: L. 20. — Apud exteros; L. 24-

BOLETÍN SALESIANO
REVÍSTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XX XIX.

AGOSTO 1924

Número 8.

S umario : Froclamadón ¿el /4 ño Sanio. —

/nviíacíon ¿el Pa¿re ¿e Familtas para ir a tra­
bajar a ju viña. — Tocan a vacaciones... ¡A le r ta ! — D e nuestras Misiones. — íp iso J io s ¿e
¡as Misiones. — Culto de María Auxiliadora: Triunfos de María Auxiliadora. — Gracias de
María Auxiliadora, — Por el mundo salesiano. — Los que mueren, — Tesoro espiritual.

Proclamación del Año Santo.
El día 24 de Mayo, a las diez de la mañana,
se proclamó en el Vaticano el Año Santo.
En la sala del trono se reunieron a la hora
citada, con Su Santidad, toda su cámara, el
vicecamarlengo. Monseñor Boncompagni; el
auditor general, Monseñor Moretti; el regente de
la cancillería, Monseñor Capitani, y el decano de
los protonotarios. Monseñor Wilpert, a quien
Pío XI entregó la bula apostólica. En seguida
el decano se dirigió al pórtico de la basílica de
San Pedro, donde leyó la bula ante todo el
cabildo y numeroso público.
Después el documento fue entregado a Mon­
señor Capotosti para su lectura en las basílicas
de Santa María la Mayor y San Juan de Letrán.
La bula ha sido fijada en el atrio de las basílicas
y en la cancillería.
Dice así:
« Pío Obispo, siervo de los siervos de Dios,
a todos los cristianos que lean las presentes
letras salud y bendición apostólica.
Según los ejemplos de la infinita misericordia
^ Dios, la Iglesia se propone, de cuando en
tusado, inducir, con medios especiales de peniteida, a la enmienda de la vida a los hombres
*iae, ya por voluntario alejamiento de la fe cató­
lica, ya por indiferencia e inercia, suelen descuilos medios ordinarios de salvación, y no sólo
00 meditan atenta y eficazmente, sino que tamrc i ierdan que tienen deudas contraídas
la I-ivina Justicia. Ahora bien: un medio
:,ario de renovación espiritual de las

almas os lo proporcionará, queridos hijos, el
grande Jubileo que, según la. tradición, se cele­
brará el próximo año en esta alma ciudad, y que,
como sabéis bien, suele llamarse Año Santo por­
que se inicia, se desenvuelve y se cierra con
ritos sagrados y porque es muy propio, más
que ningún otro, a promover la santidad de las
costumbres.
En verdad, nunca como ahora conviene re­
cordar la advertencia de San Pablo: He aquí
el tiempo aceptable, he aquí el día de la salud.
Porque éste será el tiempo más oportuno para
atesorar el perdón y la gracia de Dios.

Medio extraordinario de regeneración.
Es cierto, en efecto, que por divina inspira­
ción la Iglesia ha establecido, en el curso de los
años y a determinados intervalos, que haya uno
particularmente destinado a la expiación, y del
mismo modo que ha tomado del Antiguo Tes­
tamento otros ritos, dándoles, sin embargo, más
amplitud, significado y eficacia, así, al ejemplo
del año sabático, ha introducido este año jubilar.
E n realidad, en aquellos grandes beneficios que
esta institución sabática proporcionaba a los
hebreos cada cincuenta años, ¿no eran acaso
anunciadas y significadas aquellas gracias que
Nós proponemos a ios fieles para ganarlas du­
rante ei Año Santo? E l fin es el mismo, aunque
éstas sean tan superiores a aquéllas cuanto
lo son las cosas espirituales a las terrenas.
Como los hebreos en el año sabático, recupe­
rados los bienes que habían pasado a ser pro­
piedad de otros, entraban de nuevo en posesión

228
de ellos, y los siervos volvían libres a sus fami­
lias y se condonaba a los deudores sus deudas,
así también sucede que estas ventajas se veri­
fican también para nosotros, aunque en un
orden mucho más elevado. Todos aquéllos, en
efecto, que durante el año jubilar cumplan
arrepentidos las saludables disposiciones de esta
Sede Apostólica, no sólo adquirirán de nuevo
el tesoro de gracias y de méritos que habían
perdido pecando, sino que, librados del triste
yugo de Satanás, volverán a la libertad que
Cristo nos ha dado, y por los méritos infinitos
de Jesús, juntamente con los de María Santí­
sima y de los Santos, serán absueltos de toda
pena debida por las culpas pasadas.
Pero no debemos creer que la celebración
del Jubileo, la cual se prolonga por todo un
año, tenga sólo por objeto inducir a cada indi­
viduo a la expiación y a la cura de sus enfer­
medades espirituales. En este tiempo aceptable,
además de las visitas a lugares sagrados, y las
N'ariadas prácticas de piedad públicas y priva­
das, tendrán importancia grandísima los espe­
ciales socorros del Cielo para excitar los ánimos
a un grado más alto de santidad y de perfección
y a promover la restauración de la sociedad.
Porque coifio la mala conducta de cada indi­
viduo redunda en perjuicio común, así la con\’ersión de los individuos a una vida más santa
lleva evidentemente la entera sociedad humana
a enmendarse y a unirse siempre más con J esucristo. Y quiera d Cido que el próximo acon­
tecimiento nos traiga y acdere esta enmienda
hoy tan necesaria, porque si bien d catolicismo
puede vanagloriarse en estos últimos tiempos
de no leves progresos y las muchedumbres, por
larga y amarga experiencia, saben cuán vana es
la esperanza de un estado mejor y cuán inquieto
está el corazón cuando se aparta de Dios, pa­
recen ahora sedientas de religión, es necesario,
sin embargo, que las ambiciones desmedidas
de los ciudadanos y de las mismas naciones sean
enfrenadas con las leyes d d Evangelio y que
los hombres se hermanen entre sí con la caridad
de Jesucristo. Pero no se ve cómo pueden reno\-arse los vínculos de fraternidad entre los pue­
blos y cómo pueda restablecerse una paz dura­
dera si los ciudadanos y los mismos Gobiernos
no se compenetran de aquella caridad que por
largo tiempo, desgradadamente, sobre todo a
causa de la guerra, parece adormedda o casi
abandonada.
N o importa que nos entretengamos mucho
en exponer cuánto contribuye el Año Santo y
cuántas ocasiones presenta a la pacificación de los
dudadanos y de las naciones. ¿Qué cosa, en
efecto, puede darse que sea más propia para
hermanar hombres y pueblos que este continuo

afluir de peregrinos a Roma de todas las parte
d d mundo, en esta segunda Patria de, todas las
gentes católicas, para estrecharse en tomo al
Padre común, para profesar juntos la misma
fe y juntamente acercarse a la Santísima Euca­
ristía, vínculo de unidad para sacar de allí y
aumentar aquel espíritu de carida^, que es ¿
principal característica de los cristianos, como
recuerdan e inculcan a todos los mismos sacros
monumentos de la ciudad? Caridad, en el cual
vínculo de perfección quisiéramos ver unidas
a Nós también aqudlas iglesias que por un cisma
antiguo y funesto están hoy alejadas de Roma;
nada sería para Nós más grato y dulce que verlas
volver al redil de Cristo en ocasión de este grande
Jubileo; si no todas, por lo menos abrazar e
inscribir en el número de nuestros hijos más
amados a muchos de los que a ellas pertenecen.
N i nos abandona la esperanza de que semejantes
frutos tan deseados puedan esperarse de la
celebración del Año Santo.
Sería muy útil, para alimentar y excitar la
piedad de los pueblos y asegurar la mayor abun­
dancia de fruto, el poder celebrar el Jubileo de
aquella manera y con aquel aparato con que
se hacía en tiempos pasados; sin embargo, para
suplir las deficiencias derivadas de las condiciones
de los tiempos o que pudiesen suceder por
parte de los hombres en la organización y direc­
ción de las futuras solemnidades, invocamos
la benignidad del Señor para que provea con la
riqueza de sus misericordias.
Por lo tanto, teniendo presentes las grandes
ventajas que de ello sacarán la Religión cató­
lica y todas las almas redimidas con la sangre
de Nuestro Señor Jesucristo, con la confianza
y los más ardientes votos de que hayan de rea­
lizarse, mientras imploramos de Dios, autor
y dador de todo bien; que se digne bendecir
estos nuestros designios, disponiendo los cora
zones de los hombres a la penitencia y excitán­
dolos a hacer tesoro de esta gracia especial
Nós, continuando las tradiciones de los Romanos
Pontífices nuestros predecesores y con el con­
sentimiento de nuestros venerables herman©
los Cardenales de la Santa Iglesia Romana,
la autoridad de Dios Omnipotente, de los bien"
aventurados apóstoles San Pedro y San Pablo y
por la nuestra propia, con las presentes letras
establecemos y promulgamos abierto, y
tanto, queda abierto y promulgado , el solemne
y universal Jubileo, que comenzará en esta
sagrada ciudad con las primeras vísperas de la
Natividad del Señor de este año 1924 y terminar»
con las primeras vísperas de la Namdad suc^
siva. Todo para la mayor gloria de Dios, la sar
vación de las almas y d incremento de la Igl«^
Católica.

— 229 —

íadulgencía pleaaria.
Nós acordamos y concedemos que en el curso
de este ano santo pueda ganarse indulgencia
plenaria con entera remisión y perdón de los
pecados por todos los fieles, los cuales, confe­
sados y comulgados con las debidas disposi­
ciones, visiten a lo menos una vez al día las
basílicas de San Pedro, de San Pablo, de San

sólo la fijada por los tratados, sino aquella que
debe reinar en los corazones y debe renovarse
entre los pueblos; paz. que, sin estar tan lejana
como antes, todavía dista mucho de nuestros
y de los comunes deseos.
Y si vosotros, habitantes de Roma y pere­
grinos libres de las cadenas del pecado y encen­
didos en caridad, venís a implorar sobre la
tumba de los Apóstoles este bien principalísimo.

Niños recién b a u tizsd o s en la M lsién S aleslan a de M ilap or (India).

Juan de Letrán y de Santa María la Mayor, y
oren según nuestra intención; y esto por espacio
de veinte días si se trata de romanos o residentes
ftu Roma, o al menos de diez si son peregrinos;
días continuos o alternados, contados al modo
natural o eclesiástico, o sea, desde las primeras
^i^ieras del día hasta el Avemaria del día si­
guiente.

Por ia paz.
Cuál sea además, en general, ¡oh, queridos
^iosl, la intención del Romano Pontífice, vosno lo ignoráis ciertamente; sin embargo,
deseamos que, con cxrasión de este Jubileo,
unáis Nós, pidiendo a Dios una cx>sa muy
® particular, entendemos hablar de la paz, no

¿no podremos esperar con razón que Cristo,
Príncipe de la Paz, el cual sosegó un día con su
gesto las olas del mar de Galilea, movido final­
mente a compasión, querrá devolver la calma y
la serenidad a esta nuestra Europa, que hace
tanto tiempo se agita en la furia de la tempestad?
Además deseamos que todos aquellos que
habitan en Roma o que a ella vengan con mo­
tivo del Jubileo encomienden a la misericordia
de Dios otras dos cosas que nos dan tanta soli­
citud y son de interés sumo para la Religión, a
saber: el retomo de todos los acatólicos a la
Iglesia de Cristo y el a rrezo y ordenamiento
definitivo de la Tierra Santa cual exigen los
sacnosantos derechos del Catolicismo.
Las disposiciones, por lo tanto, que más

— 230 —
arriba hemos establecido como necesarias para
ganar todas las indulgencias del Jubileo, en­
tendemos que, para los que durante el viaje o
aquí en Roma, por enfermedad, muerte u otra
legítima causa no puedan cumplir en el tiempo
establecido el número de las visitas prescritas
o no hayan podido comenzarlas, sean templadas
de modo que, confesados y comulgados, partici­
pen ellos también de la misma indulgencia y
remisión jubilar, como si de hecho hubiesen visi­
tado las cuatro basílicas arriba mencionadas.

invitación para acudir a Roma.
Y ahora no nos resta otra cosa, ¡oh, queri­
dísimos hijosl, que llamaros e invitaros a todos
a Roma para aprovechar todos los tesoros de
gracia que la Santa Madre Iglesia pone a vuestra
disposición.
El permanecer perezosos e indiferentes ante
tal invitación sería verdaderamente deplorable,
cuando, especialmente en estos tiempos, aun
con perjuicio de la conciencia y moralidad, se
muestra tanta premura y avidez en buscar los
bienes terrenos. Acordaos del imenso número de
peregrinos que en los tiempos pasados, aun a
costa de largos, fatigosos y a veces peligrosos
viajes, solían afluir a esta alma ciudad durante
el Año Santo; para ellos no había trabajo que
pudiese disuadirlos del deseo constante de la
eterna bienaventuranza.
Aun cuando el viaje o permanencia en Roma
hubiera de producir alguna incomodidad, vos­
otros sabéis que esta molestia, soportada con
espíritu de penitencia, no sólo contribuirá a
que merezcáis mejor el perdón, mas será tam­
bién compensada con satisfacciones de todo
género. Vendréis, en efecto, a aquella ciudad que
Cristo, Salvador de los hombres, escogió para
que fuese centro de su Religión y sede perpetua
de su Vicario; a aquella ciudad, repetimos, de
la cual bajan a vosotros arroyos purísimos e
íntegros de la doctrina más pura y santa y del
perdón celeste. Aquí vuestro Padre común, que
os ama y que vosotros amáis, hará descender
sobre vosotros al bendeciros toda clase de gra­
cias del Cielo: aquí os esperan las antiguas Ca­
tacumbas, el sepulcro del Príncipe de los Após­
toles, las reliquias insignes de los gloriosos már­
tires; aquí podréis \dsitar todos estos grandiosos
templos que en el curso de los siglos fueron eri­
gidos para honrar a Dios y a los Santos con
tanto esplendor y tanto arte, que suscitaron
y suscitarán siempre la admiración del mundo
entero.
Si estos monumentos de la Religión cris­
tiana visitáis vosotros, con sentimientos de
piedad y espíritu de oración, como conviene, es

cierto que cada uno de vosotros volverá al pro­
pio país admirablemente fortificado en la fe y
con más valor en la voluntad. Por lo tanto, no
debéis permanecer en Roma del mismo modo
que los viajeros y visitadores ordinarios, sino
lejanos de toda mundanidad, llenos de espíritu
de penitencia, el cual tanto aborrece el mate­
rialismo de nuestros tiempos; con la modestia
en el semblante, en el porte, y especialmente
en el vestido; debéis atender únicamente a bus­
car aquellas cosas que pueden servir al bien de
vuestras almas. Para el cual propósito estamos
seguros de que os ayudará grandemente la dili­
gente solicitud de vuestros Obispos, los cuales,
o personalmente conducirán vuestros grupos,
o delegarán en sacerdotes o seglares esperimentados, bajo cuya dirección se organice la pere­
grinación debidamente y pueda santamente
efectuarse.
A fin de que, por lo tanto, llegue a todos los
fieles más fácilmente el conocimiento de estas
nuestras letras, entendemos que a los ejemplares
impresos, con tal que estén firmados por un
notario público y tengan el sello de ima persona
constituida en dignidad eclesiástica, se dé la
misma fe que a las presentes, si fuesen mos­
tradas.
A ninguno, por lo tanto, sea lícito invalidar
o «ontradecir temerariamente el documento de
nuestra promulgación, concesión y voluntad. Y
si alguno presumiese intentar algo de esto, sepa
que incurrirá en la cólera de Dios Omnipotente
v de los bienaventurados Apóstoles Pedro y
Pablo.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 29
de mayo del año 1924 de la Encarnación de
Nuestro Señor, tercero de nuestro Pontificado ».

Huelga que, a la invitación del Papa, aña­
damos nosotros cosa alguna.
Como hombres de fe debemos agradecer a
la Providencia Divina que nos conceda tantos
medios para nuestra santificación, y al Padre
Santo el que con tanta solicitud abra y ponga
a nuestra disposición los inapreciables tesoros
de la Iglesia.
Cuantos puedan, harán bien en dirigirse en
peregrinación a Roma, para cárgame de mé­
ritos y complacer a la Santidad de Pío XI, 7
los que, menos afortunados, no puedan, aban*
donar sus hogares, esperen también abundantes
privilegios de la generosidad del Padre Común
de los fieles.

— 231 —

¿Cómo os e stá is aquí ociosos todo el día?
Id también vosotros a mi viña y os daré lo que os corresponda.
Entre las hermosas parábolas que San Mateo
nos narra en su Evangelio, encontramos esta
preciosa de los obreros llamados -por el padre de
familias a trabajar a su viña.
Dice así;
I Porque el reino de los cielos se parece a un
padre de familias, que al romper el día salió a
alquilar jornaleros para su viña. Y ajustán­
dose con ellos en un denario por día, enviólos
a su \dña. Saliendo después cerca de la hora de
tercia, se encontró con otros que estaban mano
sobre mano en la plaza. Y díjoles: Andad tam­
bién vosotros a mi viña, y os daré lo que sea
justo. Y ellos fueron. Otras dos veces salió a
eso de la hora de sexta y de la hora de nona, e
hizo lo mismo. Finalmente salió cerca de la
hora undécima, y vió a otros que estaban to­
davía sin hacer nada, y les dijo: ¿Cómo os estáis
aquí ociosos todo el día? Respondiéronle; Es que
nadie nos ha alquilado. Díjoles: pues id tam­
bién vosotros a mi viña.
Puesto el sol, dijo el dueño de la viña a su
mayordomo: Llama a los trabajadores, y pá­
gales el jornal, empezando desde los postreros
y acabando en los primeros. Venidos, pues, los
que habían ido cerca de la hora undécima, reci­
bieron un denario cada und... ».
Consoladora sobremanera ha de resultar para
muchas almas la lectura de esta parábola. Por­
que multitud son en el mundo las personas de
ambos sexos que, por circunstancias que no
es del caso examinar, han llegado a la plenitud
de la vida, dotadas de talentos y aptitudes,
pictóricas de salud y de energías, con el corazón
rebosando generosidad sin que les haya cabido
la fortuna de administrar, de hacer fructificar
los dones que recibieron del Señor.
Hay otras muchas que, debido a mala direc­
ción o a falta de correspondencia a las amo­
rosas invitaciones del padre de familias, han
malogrado los mejores años de su juventud, y
temiendo, al verse con las manos vacías, que
les alcance el anatema de la higuera estéril o
la severa condenación del siervo infiel del Evan­
gelio. anhelan reparar con una vida de activi­
dad i--:-nsa al servido de Dios, en lo que Ies
resta de d d a, los frutos que con su vituperable
prooj.cr han escamoteado.
Pu:.- bien, tanto las unas como las otras
puelcr considerar como escrita para ellas esta
pará:
pues hoy, como ayer y como siempre
d padre de familias está dispuesto a aceptar

y recompensar con largueza los sudores que
viertan en su \dña los trabajadores que lleguen,
bien sea a la primera, a la .tercia, a la sexta,
nona o liltima hora.
Todavía es tiempo de orientar nuestra vida,
emendar errores y atesorar las cuantiosas ri­
quezas, que serán nuestra gloria en el cielo, y
que perdimos miserablemente por ignorancia o
negligencia. Aun podemos negociar con ventaja
los talentos, energías y aptitudes que el Señor
nos prestó para bien nuestro y para que coo­
peráramos a la salvación de nuestros semejantes,
de nuestros hermanos.
Todavía, por fortuna, podemos, antes de que
se haga de noche y llegue el celeste Esposo de
nuestras almas, adquirir una hermosa vestidura
nupcial y proveer de aceite nuestras lámparas.
*

* *
No creo haya cristiano que ignore la solicitud
de la Iglesia, del Papa por las iüsiones Católicas.
No hace dos años todavía, cuando se cele­
braba con toda la solemnidad que merece el
tercer centenario de la institución de la Sagrada
Congregación de « Propaganda Fide », Su San­
tidad Pío X I, después de cantar las glorias de
esta institución y dar gracias a Dios por los
abundantes frutos cosechados (pues suman mi­
llones las almas arrancadas de las tinieblas del
error, de la aberración y de la barbarie desde
su fundación, millones de almas en las cuales
brilla y a hermosa la imagen de Dios, antes casi
extinguida, y por las cuales y a no debe lamen­
tarse el corazón del Redentor, porque no está
para ellas perdido el fruto de la Redención),
se dolía de la suerte de tantas almas que
se pierden en las regiones inmensas como el
Africa, la China y la India, casi privadas por
completo de la luz del Evangelio, y conjuraba
a todos los católicos del mundo, sin exclusión
alguna, para que acudieran en su socorro, «por­
que era el momertio oportuno ».
Poco más tarde, el Emmo. Cardenal Wan
Rossum, Prefecto de la S. Congregación de Pro­
paganda. dirigía a los Superiores de las Congre­
gaciones Religiosas que se dedican a las Misiones,
para que hicieran conocer al pueblo cristiano
la necesidad de obreros evangélicos, la siguiente
comunicación:
« Seria conveniente que los Institutos Religiosos
que admiten en sus filas hermanos laicos, (entre
los Salesianos se llaman coadjutores), estudiaran

— 232 —
el modo de hacer conocer a tantas almas buenas,
ansiosas de consagrarse a Dios, las cuales, por
falta de estudios preparatorios o por otras razones,
no pueden llegar al sacerdocio, que también ellas
pueden ventajosamente cooperar al heroico apos­
tolado de las Misiones. E n efecto, las Misiones
tienen gran necesidad de hombres buenos y gene­
rosos, peritos en cualquier arte y oficio y capaci­
tados para enseñarlos a los pueblos a donde sean
destinados, asi como ayudar a la construcción
de edificios, y organizar establecimientos de artes y
oficios. Lo mismo puede decirse, sin alargarnos
demasiado, de los que ptieden prestar servicios en
la enseñanza de la caiequesis, en las escuelas pri­
marias para los niños indígenas,, en las granjas
agrícolas etc... ».
¿Será posible que a invitaciones tan cari­
ñosas e insistentes hagamos los cristianos oídos
de mercader? ¿Qué corazón permanecerá in­
sensible ante las promesas tan halagadoras que
esta causa nos presenta? ¿Quien no querrá par­
ticipar de los méritos mayores a que el hombre
puede aspirar, cuales son: los méritos del apos­
tolado por la cansa divina; los méritos de tantos
mártires de la verdad y de la caridad, los mé­
ritos de la obra más noble que pueda darse,
pues es la misma obra del Redentor, la misma
obra de Jesucristo?
Como cristianos debemos concluir la obra que
comenzó nuestro Maestro y Redentor. La pér­
dida de un alma redimida a costa de tantos
trabajos y sufrimientos del Dios hecho hombre,
es una responsabilidad que pesa sobre todos
los que profesamos la fe 5^nos preciamos de cris­
tianos, y que tal vez olvidamos cou demasiada
frecuencia. Hemos se sentir la solidaridad de la
idea cristiana y considerar como propios los
intereses de Cristo, por los cuales debemos sa­
crificar nuestras comodidades y egoísmos personíües. Debemos, ante la barbarie, el paganis­
mo, formar el frente cristiano; y así como du­
rante la tristemente célebre gran guerra se con­
sideraba como malos patriotas a los que no acu­
dían a defender los intereses de la patria, refor­
zando con sus energías el frente de batalla, del
mismo modo los católicos que miran indife­
rentes el heroísmo de los buenos soldados de
la fe y no contribuyen al glorioso triunfo del
Kvangelio, ya sea con sus limosnas, oraciones
o persona, merecen el negro calificativo de após­
tatas de la fe.
¿Cómo es posible que, mientras miles de almas
se consagran desde la mañana de su juventud
al apostolado, cuando tantos jovencitos aban­
donan gozosos amigos, patria y familia para
dedicar su vida a la salvación de las almas en
tierras extrañas, alastrando perseverante y viril
energía, haya hombres formados, maduros, en

pleno vigor de sus facultades que no sepan en
que matar el tiempo, que malgasten la vida fmstando los designios admirables que sobre los
mismos tenía el Señor establecidos desde toda
la eternidad, expuestos e morir sin dejar en
pos de sí fruto alguno por no renunciar a sus
comodidades, a una vida egoísta, muelle y sen­
sual?
¿Qué será de estas pobres almas, que jamás
sintieron un generoso impulso ni tuvieron un
noble ideal, que nunca enjugaron una lágrima
ni en sus corazones brotó flor alguna de vir­
tudes, cuando el soberano Liquidador de cuentas
les presente el pagaré de la vida en que se les
exige no sólo el capital recibido sino también
los réditos de dicho capital?
Deberán por fuerza resignarse a hipotecar la
felicidad y goces infinitos de un eterno paraíso
,de delicias, pues todos sabemos que la higuera
estéril fué arrojada al fuego, y al siervo indo­
lente que, por no negociar escondió el talento
recibido, le fue arrebatado.
L a esterilidad es una especie de impiedad, que
no se disimulará en un cristiano; es ingrátitud
para con Dios, que nos ha dado las potencias
del alma y las fuerzas del cuerpo, no para que
nos complazcamos egoísticamente de ellas sino
para que nos santifiquemos y beneficiemos con
ellas al resto de la humanidad.
Sería bueno que no olvidaran la sentencia
de Sto. Tomás, que dice: « que no es bueno ni
puede serlo el que trabaja sólo para si v y la
más temible de San Juan Crisóstomo, en que
manifiesta: « que no ha podido nunca persuadirse
de que alguien pueda salvarse, sin haber hecho
Por su parte nada por la salvación de las almas
de sus hermanos ».
Todos tenemos obligación de cooperar a la
conversión de los infieles y la salvación de sus
almas, a la medida de nuestras fuerzas. Que ni
una alma sola se pierda por nuestra tardanza o
falta de generosidad. Cuantos hemos gozado
desde niños los beneficios de la redención; los
que hemos tenido la fortuna de ver iluminados,
desde la cuna, nuestros pasos por la fe y sabo­
reado tantas veces las dulzuras del banquete
eucaristico, debemos esforzarnos para que los
tesoros de gracias de que nostros hemos sido
colmados, junto con la fe, se extiendan a toda.'
las partes de la tierra y santifiquen e iluminen
al mayor número posible de almas,
Pensemos que por la salvación de las almas,
Jesús dejó el cielo y vino a este mundo, como a
un destierro. Vivió pobre treinta y tres años
trabajando como humilde artesano. El que era
el Rey del cielo. Que agonizó y sudó sangre en
el Huerto de los Olivos; fué coronado de espinas;
cargó con el p^ado madero de la cruz y expiró

— 233 —
gustoso en el Calvario, para redimimos al precio
de su sangre.
No seríamos buenos cristianos si no siguiéra­
mos con amor las huellas del buen Pastor en
busca de la oveja descarriada para atraerla al
redil, si dejáramos que la preciosa sangre de
nuestro Redentor fuera inútilmente derramada
para innumerables almas, sino continuáramos
hasta el fin de nuestros días aquella misión
santa de Jesucristo, que dijo a sus discípulos y
en ellos a todos nosotros: « Id y predicad a
todo el mundo el Evangelio ».

que ahora le espera con los brazos abiertos para
recompensarle con una eterna beatitud.
*
« *
Desearíamos que la amable invitación, del
Papa y la del Prefecto de Propaganda Pide,
Cardenal W au Rossum llegara a oidos de todos
los cristianos, pero especialmente a las personas
maduras: artesanos, profesionistas, agriculto­
res etc... que, aunque no hayan seguido la ca­
rrera eclesiástica, sin duda por considerarse in­
dignos en su humildad, tienen alma de sacer-

C o ftu m b ret 4el A*M in. — U aa d an z * típica.

Dichosos los propagadores de la fe, los pasos
de los.que evangelizan la paz y dan la buena
nueva a los que yacen en tinieblas.
Cuando la vida se consagra al apostolado, la
muerte no puede menos de ser santa; por eso
los misioneros, aimque mueran como Javier
en playas inhospitalarias y desamparados de los
hombres, espiran plácidamente en el ósculo del
Señor, con la sonrisa en el semblante como si
estuvieran contemplando una visón celestial.
En - quella hora solemne de su vida, al pasear
mirada por la inmensidad del campo culti:--n afán y regado con sudores y pensar
•' r- vichedumbre de almas enviadas por su
^í-IiaCTÓn al cielo, su corazón entonará un canrico
gratitud y de amor al padre de familias
^ue lo admitió al íecimdo trabajo de su viña y

dote, de apóstol y anhelan consagrar e! resto de
su vida en bien de sus semejantes.
El bien que estos cristianos ejemplares: obre­
ros, artistas, agrimensores, peritos industríales,
médicos, cirujanos, arquitectos, ingenieros etc...
pueden realizar en las Misiones es incalculable
y digno de las bendiciones de Dios y la consi­
deración y aprecio de los hombres.
Cuantos en su corazón abriguen estos senti­
mientos generosos y sientan el dulce llama­
miento del padre de familias que les invita,
aunque sea a la hora undécima, a trabajar en
su dilatado campo donde espera su concurso
abundante y sazonado fruto, diríjanse a los
Directores de los Colegios Salesíanos y expón­
ganles sin temor sus deseos de consagrar la vida
ai seivudo de Dios en las Misiones.

— 234 —

Tocan a Vacaciones... ¡Alerta!
¡Ya llegaron las suspiradas vacaciones!...
Hn los colegios donde hace poco se veían
rostros de nostalgia, caras con expresión de
temor y de sorpresa por el resultado de los
exámenes, reina la alegría, el júbilo intenso que
refleja los sueños de oro de las almas juveniles.
Coronadas íelizmeute las duras tareas esco­
lares, los estudiantes se disponen a emprender
el vuelo, como bandadas de alegres golondrinas,
hacia el hogar paterno, para gozar los dulces
besos, las caricias de los idolatrados padres
que les esperan con los brazos abiertos para
pagarles con amor su aplicación, los esfuerzos
coronados ton éxito lisonjero.
¡Adiós nido tranquilo y seguro del colegio!
Las vacaciones merecidas nos invitan a gozar
las delicias del campo donde podremos disfrutar
a nuestras anchas, libres de la pesadilla de li­
bros, bedeles y campanas, cantando el himno
alegre de la juventud, a la vera del arroynelo
plateado, bajo la fronda de umbrosos árboles
que nos defiendan de los rayos del sol sin
privarnos de las brisas saludables que oreen
nuestras frentes. A las horas fatigosas del tra­
bajo, a la disciplina y pesada monotonía de una
vida que comprimía con rigidez nuestra natural
vivacidad, sucederán las horas del descanso, de
las variadas alegrías, de las dulces expansiones,
el maravilloso imprevisto que nos produce cos­
quilleo, que hace tejer a la fantasía soñadora
un mundo de ilusiones.
Y mientras los colegiales se alejan gozosos,
como inocentes pajarillos, reflejando en sus
ojos vivos la pureza de las almas, la frescura
y lozanía de sus candorosos corazones, sus fieles
amigos, los nobles consejeros que enderezaron
con cariño sus primeros pasos por el camino de
la ciencia y protegieron con sabios consejos
y paternales cuidados sus virtudes, los ven par­
tir con tristeza, con justos temores de que se
malogren los fnitos de sus desvelos y enseñanzas.
V a la verdad que hay para temer. ¡Cuántos
peligros por doquiera! ¡Cuántos enemigos, en­
vidiosos con envidia negra, inspirada por el
genio del mal, aceclian con impaciencia la ino­
cente presa para arrebatarle las joyas más pre­
ciosas y hacer girones entre sus garras la her­
mosa vestidura de los ángeles’
¿No habéis visto alguna vez en \niestros pa­
seos de primavera, cuando ávidos de aire puro
y de reposo os internabais en el verde mar de
los trigales, y mientras contemplabais gozozos
el suave balanceo que con sus ondulaciones re¡uoducía el tenue crugido de la seda cuando

roza, levantarse alegre alguna alondra que se
cernía cantando en los aires como si se despi­
diera de su nido, y cuando más contenta desgra­
naba los más lindos gorgeos que encontraba en
su garganta, arrojarse sobre ella como un rayo
el gavilán que la acechaba, y estrujándola entre
sus uñas cortarle de un polpe las estrofas de su
hermoso canto?
Pues algo semejante acontece a muchos po­
bres e inocentes niños cuando abandonan el
nido del colegio. Amigos viciosos y más perver­
sos que el gavilán, les brindarán el fruto prohi­
bido, como Satán a Eva, encubriendo con es­
peciosos discursos sus malvadas intenciones:
<' No temas, no morirás; necesitas abrir los oj(«,
les dirán, imitar a todos esos jóvenes que tienen
a gloria conocer a fondo la vida Y a es tiempo'
de que lo sepáis todo, que libres de la odiosa
vigilancia de profesores, gustéis de los frutos
sabrosos de la vida »; exponiendo a dura prueba
su virtud.
Pero aun cuando estos peligrosos y astutos
enemigos no les tendieran con dolo sus redes,
la misma debilidad e inexperiencia pueden con­
ducirles a un mal paso. Si débil es el cuerpo para
todo lo que signifique esfuerzo y energía, es
mucho más débil todavía su espíritu para todo
lo que sea virtud. Y como para el mal no .se
necesita energía ni hace falta fuerza, sino que
basta dejarse llevar de la mala corriente de la
naturaleza, de ahí que los niños lleven en sí,
en su modo de ser, uno de los mayores peligros.
La virtud, además, raía vez es tan sólida y
firme en el alma de los jóvenes que no necesite
de guías y puntales para no derrumbarse con
estrépito; semejantes al brote de primavera,
basta una helada, una racha de viento o la
menor rozadura para marchitarla y arrancarla
de su rama. Por lo cual es de temer que sin re­
flexión, sin experiencia ni escarmiento que les
aleje del mal, sin ideal ni virtud que les atraiga
al bien, al menor impulso se aparten del camino
de la bondad, al menor gusto se arrimen al ca­
mino del placer, al menor tropiezo caigan de
la senda de la inocencia. Semejantes a confiadas
y alegres mariposas quemarán sus delicadas y
matizadas alas en torno de la primera luz, del
primer reflejo acariciante y traidor que pre­
tenda encandilarlas en su camino, cayendo á
poco al suelo reducidos a miserables, degradados
insectos que deberán arrastrarse por la tierra, al
par que sus ángeles de la guarda llorarán sin
consuelo, plegando ante ellos las alas abatidas.
Es necesario conjurar, e\ritar estas catástrofes,

235 —
tan lamentables desgracias. Cuantos se inte­
resen por el porvenir de la sociedad, de la Re­
ligión y el mejoramiento de la raza, deben poner
en juego cuantos medios e influencias les sugiera
su buen corazón para impedir que los niños que
vuelven del colegio inocentes, candorosos y sen­
cillos se contaminen con la lepra y corrupción
del mundo- Los padres muy especialmente,
porque hay padres tan ignorantes de sus deberes
que no merecen que se eduque a sus hijos para
¿ honor, la pureza, el sacrificio y la realidad de
la nda, deben anteponer a cualquier otro in­
terés la conservación de las virtudes de esos án­
geles que Dios a confiado a su custodia, para
lo cual se impone, además de una vigilancia
tan cariñosa como extremada, una limpieza
escrupulosa en la biblioteca, estantes y rinco­
neras de todos los papeluchos, revistas gráficas
algo libres y toda clase de novelas que pudieran
emponzoñar sus tiernos corazones o empañar
ligeramente su pureza.
Nos cuesta el decirlo, pero hay que reconocer
que el abandono de muchos padres, el descuido
y libertad exagerada en los hogares son los cul­
pables de tanta mina precoz, y de ordinario
irreparables, de muchos niños que volviendo del
colegio como blancas y hermosas flores de mag­
nolia, recien abiertas: sin manchas, sin defectos
ni arrugas, como frescas rosas y azucenas puras,
se marchiten antes de tiempo, en la flor de su
vúda, tostados por las miserias humanas.
Sería un crimen devolver al colegio, después
de pocos meses, girones de inocencia, flores
bajadas, ángeles convertidos en demonios, en
repugnantes despojos.
Los padres son responsables ante Dios y la
sociedad, si por su incuria e insensatez se ma­
logran tantos afanes de educación, tantos brotes
y pimpollos de cristianismo.
*

* «
A los niños, a esa porción predilecta de Jesús
que se alejan alegres y confiados del seguro rerinto del colegio sin sospechar los peligros que
les aguardan, con el corazón en sobresalto y
l^rimas en los ojos les aconsejamos, y a que no
podemos acompañarlos para servirles con nues­
tro® consejos y experiencia de ángel de guarda,
qne conserven con solícito cuidado el tesoro de
SQseaaiuas que han recibido, y velen para que
los efluvios perfumados de dulce piedad que
ban aspirado en los colegios durante el año, con­
tinúen embalsamando las horas de su descanso
> haciendo las delicias de su \úda; que acudan
al Corazón de Jesús, que les ha enriquecido el
corazón con dones preciosos y regalado con dul­
zuras inefables durante el año, en demanda de

alientos y auxilios de fuerza para superar las
dificultades y mantener alegre y levantado su
espíritu, sin ir a espigar a campos Vedados, ya
que los encantos que allí fascinan no son más
que vanos y engañadores fantasmas.
Os recomendamos asimismo este hermoso
capítulo del áureo libro « A los Umbrales de la
Vida » del insigne pedago salesiano Don Ro­
dolfo Fierro, que el escribió con cariño para
alentaros en los momentos de peligro.
Leedlo y poned en práctica lo que dice, y estad
seguros de que gozaréis mucho y volveréis de
vacaciones más sanos y dispuestos a renovar
las tareas y a conquistar la palma.

« I. Cuando Francisco de Sales dejó su hogar
paterno para ir a estudiar en París, tomó este
lema como norma de conducta: Non decidam:
<i No degeneraré ». Tenía entonces tan sólo 12
años escasos. Pero sabía bien lo que hacía, y
entreveía los peligros a que estaba expuesto
en una ciudad cual aquella, como también las
grandes ocasiones que tendría para aventa­
jarse en las letras y en las viitudes.
« Dejadme que al partir vosotros a vacaciones
os repita la frase del clásico latino aceptada
como lema por Francisco de Sales: Non decidet.
Ninguno de vosotros degenerará de su estirpe
noble de cristiano, de su condición elevadísima
de hijo de Dios. Las vacaciones, como la ciudad
de París, tienen sus peligros, pero también ofre­
cen ventajas, ocasiones grandísimas para hacer
el bien. Por esto, a este programa negativo del
Francisco de 12 años escasos, permitidme añadir
el que más tarde el Francisco, Obispo de Gi­
nebra y Predicador de los Reyes de Francia, le
trazó a una sociedad de jóvenes: « Flores fructusque perennes' flores y frutos perennes ».
2. Las vacaciones son un tiempo en que es­
tamos dispensados de algunos de nuestros de­
beres profesionales, más no de todos... es na­
tural. Es tiempo de descansar, más no de ocio;
de cierta libertad, más no de licencia; de dis­
tracciones, más no de pecado. Si alguna cosa
importante habéis aprendido aquí, es ante todo
a odiar cordíalmente el pecado. Algunos niños
desgraciadamente hacen todo lo contrario: creen
que en las vacaciones están abolidos los Manda­
mientos. Y creyendo mostrarse « hombres »
se muestran borregos, o monos, u otra cosa
peor, se deshonran a sí mismos y deshonran al
instituto.
* á'endimia del diablo y naufragio de la ino­
cencia », llamó un gran educador a las vaca­
ciones,
tumba en que se sepultan todas las
ganancias del año », las denominó otro.
Hijos míos, esto será para chicos incoscíentes,

236 —
mas no para vosotros. Para vosotros serán pa­
lestra de bien, ocasión de sazonar flores fructusque
■ perennes.
3. Para ello, no olvidemos la presencia de
Dios y nuestros deberes con El. A cada uno le
diré con Don Bosco; — Reza tus oraciones de
la mañana y de la noche. ¡Oh! y si pudieres,
asiste todos los días a la Misa y ayúdala, si te
es dado. ¡Qué buen ejemplo y edificación para
el prójimo! ¡Qué honor para el instituto y para
la familia. ¡Y si comulgaras!... No faltes los
domingos, pudiendo, a la Misa Mayor y únete
a los cantores o a los que sirven en el altar.

conocer y amar más y más la naturaleza y a
ver en ella la mano de Dios. * Vacaciones de
que no se vuelve más amantes de la naturaleza
y de lo bello, no son buenas » ha dicho Saint*
Quay.
Dos salesianos, al salir a vacaciones un
le dan una carta para su Señor Cura párroco;
y al volver le exigen un certificado de buena
conducta y de que ha cumplido sus deberes
religiosos, firmado por el mismo Sr. Cura. H
Párroco es el padre nato de los feligreses. Nada
más natural que tus relaciones con el.
¡Qué gocéis buenas vacaciones, acumulando

U n» v U lt» d e M on». O lin c h e r y a la» p rim e ra » H ila s d e M a r ía A a x ilia d o r a e n In d ia.

Tampoco olvides a tus padres y parientes.
Qiúero decir, que les dediques algo de tu tiempo,
que les ajmdes en sus trabajos, con tus lecturas,
tus conversaciones, tus habilidades: que suave­
mente los eleves a lo espiritual, hablándoles
de María Sma. Auxiliadora; de las dulzuras de
la Comunión, de las fiestas del colegio, y sobre
todo con el buen aroma de tus virtudes prácti­
cas: obediencia, pureza, piedad... Y esto dulce­
mente. en fuerza de su ejemplo.
En cuanto a compañeros, sé cauto y prudente
a la vez que benévolo. A taja malas conversa­
ciones, corrige blasfemias, procura ganar gente
para Dios y el honor.
Distráete y diviértete cuanto puedas, pero
sin ofensa de Dios ni en detrimento de tu alma.
El ocio, la malicia, la gula « contribuyen a
desarrollar en nosotros la bestia, con perjuicio
del espíritu. Evítalo. Da buenos paseos, espe­
cialmente al fresco de la mañana; aprende a

energías para el nuevo curso! Saludad de parte
nuestra a vuestros padres y al Sr. Cura de
vuestra parroquia. Y no' olvidéis nuestro lema:
Non decideí: « ¡No degeneres! » Por el contrario:
« ¡flores y frutos perennes! ».

Nada más tenemos que añadir a estos sabios
consejos. Que el amparo prodigioso de aquella
que es Madre Auxiliadora os acompañe y Don
Bosco, contemplándoos desde el cielo, os guíe
por el recto sendero que él trazara, en rida,
para sus queridos hijos. Que sobre vuestros cora­
zones derramen santa y perenne alegría, como
pétalos de rosas, y enfervoricen vuestras almas
con sus bendiciones.

« Don Bosco es el tesoro de Itaiia ».
Pío IX.

En el Vicariato Apostólico
de Méndez y Gualaquiza.
Consoladora devoción a María Auxiliadora
en una aldea.
{De una carta del P . Telesforo a Mons. Comin).
Santiago de Méndez, 15 de febrero de 1924.

Exento. Señor:
Acabo de llegar de Macas donde he pasado
algunos días con trabajo abrumador, si bien
los consuelos que he gustado lo recompensaban
con creces.
A la ida fui en compañía de un mozalbete y
dos muchachos que se brindaron espontánea
y gustosamente a ser\dr de guía al misionero.

Cordialidad jibara.
La primera noche la pasamos en casa del
jíbaro José Grande, un viejo venerable, algo
rústico, pero de un corazón de oro, que siempre
ofrece hospedaje al misionero con alma y vida.
Siempre que llego, me recibe como si entrara
la felicidad en su cabaña. En seguida me ofrece
su asiento, animándome como a un niño, y pone
a mi disposición su pobreza. Y a se sabe que su
puéak (cama o lugar en que duerme) debe ocu­
parlo el Padrecito. Si llego empapado de agua
y cargado de lango, lo que aconte de ordinario,
el se cuida de secarme ios vestidos y hacér­
melos lavar.
Xo es menos buena su esposa. Apenas me ve
toma una tamaña piguinga, escudilla, la llena
de la famosa chicha de yuca y me la ofrece son­
riente, contenta de poder obsequiar al I’adre
con una bebida exquisita, refocilante
Cierto que, después de un continuo caminar
por senderos impracticables, de subir y bajar
por difíciles pendientes que ponen a dura prueba
los nervios y músculos y aun la voluntad de
cualquier viajero, todo ello bajo los ardorosos
r^yos de un sol canicular, se necesita y agra­
dece qualquier cosa que entone; y como no hay
más que lo que nos ofrece la generosidad del
jíbaro, precisa apechugar con ello, olvidando por
nn instante la repugnante fabricación.
La noche siguiente pernoctamos en casa de
E tid Cebaüos, y al tercer día llegábamos a

Macas. Unas horas antes se supo la noticia de
mi venida, lo que bastó para que aquellas sen­
cillas y buenas gentes me hicieran un recibi­
miento conmovedor.
A buena distancia de Macas, v i venir corriendo
hacia mi un grupo de alegres niños c|ue se
disputaban la dicha de felicitarme y besarme la
mano los primeros, y a la entrada de le aldea y
en la plaza habían levantado arcos de flores en
mi honor. Desde la plaza y acompañado por las
autoridades y casi todo el pueblo, me dirigí a la
iglesia, donde volteaba como loca de alegría
la campana para anunciar la llegada del misio­
nero.

De la alegría al dolor más latenso.
Poco duraron, a n embargo, aquellos rego­
cijos, pues una triste noticia vino a mezclar el
dolor en muchas faimlias, en toda la aldea,
porque el amor y la caridad cristiana los soli­
dariza a todos lo mismo en la adversidad que
en la ventura.
A la estación de las lluvias sucedió el verano,
que se presentaba halagador, por lo que muchas
familias se aprestaron para dirigirse a Riohamhá,
con el objeto de hacerse con provisiones.
De \Tidta ya hacia la aldea, gozosos porque
también traían juguetes y golosinas para sus
pequeñuelos, empezaron a caer, uno tras otro,
enfermos, víctimas de la gripp., que se presen­
taba con caracteres alarmantes. Su situación
no podía ser más lamentable; en medio de los
campos, bajo las rayos de un sol abrasador
durante el día, y sin tener donde guarecerse
durante la noche se veían morir, atacados poj
fiebres altas, con tos que no les dejaba un mo­
mento de respiro y dolores atroces a las sienes
Ninguno esperaba y a ver a sus familias, lo cual
aumentaba su malestar.
E l correo trajo la triste noticia, y varias fa­
milias partieron en seguida en su socorro, mien­
tras el dolor y el pánico de la próxima epidemia
entristecía el corazón de los pobres aldeanos.
Por fin y después de diez días de penoso viaje,
llegaban los enfermos a casa; quienes caminando
trabajosamente y otros a espaldas de los suyos
A dos de ellos habían dado sepultura en el ca­
mino.
Como se temía, el mal se propagó y cebó en
el pueblo con la venida de los enfermos. Cada

día causaba el mal nuevas víctimas, siendo muy
pocos los que escaparon sin sentir los efectos de
sus garras.
[Vaya unos días de ajetreo y de pena aquellos!
Muchas familias tenían a todos los suyos en
cama, sin que hubiera quien pudiera prestarles
ayuda.

Escenas conmovedoras.
Y o me multiplicaba para atender y consolar
a todos con lo s ' auxilios de la religión. ¡Qué
escenas más dolorosas hube de presenciar!^.
Kn una casa encontré tendido sobre una estera,
y reducido a un esqueleto, un joven que poco
antes yo había conocido robusto y lleno de vida.
Deliraba el pobrecito y a su lado yacían tam­
bién enfermos otros dos hermanos suyos, y
en la habitación contigua la hermana, joven
esposa que estrechaba al seno a un niñito de
pocos meses, y que se lamentaba, efecto de los
dolores que le producía el mal. Para asistirles
no había nadie más que la madre, pobre vieja,
medio baldada.
En una cabaña, perdida en la espesura de la
selva, encontré a una anciana, arrebujada con
unos harapos y tendida en tierra. Le pregunté
cuanto tiempo hacía que estaba enferma, y si
tenía medicinas y quien la cuidara.
— |Ahl Padre, me respondió con un hilo de
V07. que parecía saliera del sepulcro, hace ya
más de una semana que me encuentro así, sin
remedios ni más compañía que ésta, y me mos­
traba una imagen de María Auxiliadora entre
sus descarnados y temblorosos dedos. No hago
otra cosa que rezar y encomendarme a la Vir­
gen, y María Auxiliadora me ha sostenido hasta
ahora y me envía al Padre que cuidará de mí
y me proveerá lo necesario.
Le di algunas medicinas, le indiqué algunas
normas a que debía sujetarse, y, des])ués de
animarla a confiar cu María Auxiliadora,
partí a ver si encontraba alguna alma carita­
tiva que quisiera prestarle socorro, porque la
caridad de Cristo reina en aquella aldea.
Es cierto cpie no había ninguna persona sana,
pero los mismos convalecientes, los enfermos
menos graves, se prestaban generosos a socorrer
a los que tenían necesidad urgente de asi.stencia.
Para aquellas pobres gentes, sin médico ni
medicinas, pues no h.ibía más que yerbas del
campo, la presencia del misionero y la tierna
devoción a la Virgen de Don Bbsco, fueron las
únicas coii.solaciones en aquellos días de agonías.

Marta Auxiliadora nos protege.
Ocupadísimo como estaba desde la mañana
a la noche, y no pocas veces también las noches

238 enteras, visitando a los enfermos* y procurán­
doles los auxilios religiosos, no obstante y a
pesar del trabajo abmmador, capaz de rendir
la fibra más robusta, el Señor me dió fuerza para
resistir tanta fatiga e inmunizó contra la epi­
demia, pues no sentí malestar alguno. Pero no
fué solo esto, con ser mucho, sino que también
me proporcionó consuelos suavísimos que me
indemnizaron abundantemente de mis pequeños
sacrificios. Me confortaba sobremanera el oir
la convicción con que aquellas pobres gentes
afirmaban que la venida del misionero en aque­
llos días era un regalo de la Divina Providencia,
una señalada gracia de María Auxiliadora.
Aquella población está consagrada a María
Auxiliadora, se hallan todos bajo la protección
de tan tierna Madre, y por eso todos me decían
con filial confianza: « María Auxiliadora nos
protege i>.
Después de 25 años que estuvieron sin sacer­
dote, privados de los auxilios de los Sacramentos,
cuando en 1918, los Salesianos P. Albino y P.
Martínez se llegaron allá para predicar una
Misión y les dejaron como recuerdo una imagen
de María Auxiliadora, todos se hicieron devotos
de la Virgen de Don Bosco, y esta devoción,
merced a las frecuentes visitas de otros Sale­
sianos y a la cooperación de la celante Sra. Da.
Elena Mercedes Ñavarrese, ha ido arraigando y
creciendo más }■ más hasta llegar a ser María
Auxiliadora la Soberana de todos los corazones
de Macas.

Devota práctica de la Corte de Marta.
Dos años hace que uno de nuestros misione­
ros explicó a un grupo de devotos la práctica
de la Corte de María. Bastaron aquellas pocas
palabras, semilla .fecunda, para que esta prác­
tica floreciera exuberante, en modo que hoy es
imposible encontrar una casa donde, en su turno,
no se reciba la visita de María Auxiliadora, ¡(^h
si viese con que devoción y entusiasmo se realiza,
en giro permanente, la Corte de María! Cada
casa prepara un altarcito, adornado con flores,
vistosas telas y bien iluminado, donde se coloca
la santa imagen, y ante la cual se reúne toda
la familia, a la noche, y a veces las vecinas, para
honrar a María con cantos y devotas oraciones.
No puede imaginarse la satisfacción con que
reciben « la visita ^ de la Madre de Dios; cuánta
confianza tengan en su protección, y cuán
tierna y firme sea la devoción de estas buenas
gentes.
Si para atender a los trabajos del campo o
por cualquier otra ocupación, una familia se
halla lejos del pueblo cuando le toca a su ca.-a
el turno de la « i'isita » de la Virgen; lo dejan

— 239 —
todo, y hacen horas de fatigoso camino, para
recibir gozosos y en triunfo en su pobre hogar
la imagen de la lla d re de Dios.
Un pobre hombre me confiaba, llorando como
un niño, sus penas, motivadas por la mala con­
ducta de su mujer y un hijo, y me suplicaba
que hiciera de manera que llegara también a
su casa la imagen de la Virgen, porque — estoy
seguro, decía — que si me cabe la fortuna de
recibir en mi casa periódicamente la visita
de la Virgen, la paz volverá a reinar en mi íajiiilia.

Gracias de la Virgen,
Es cosa evidente que esta devoción devolvió
la paz, el espíritu religioso y de oración a muchas
familias, que alejó a otras del mal camino, y
que individuos que eran piedra de escándalo
abandonaron por ella su mala vida y son hoy
ejemplares.
Hay más todavía: Macas, desgraciada aldea
que lleva más de veinte años careciendo del
padre de las almas, del sacerdote católico, por
muchos años fué trabajado por un ministro
protestante, que había sentado alh' sus reales
con intención de ganar a todos los habitantes
para la secta evangélica, para lo cual visitaba
todas las fiestas las casas y leía en ellas la
Biblia, y luego se desataba en denuestos y dia­
tribas contra la Religión Católica, dejando
después, como recuerdo, abundantes folletos
de propaganda sectaria, llenos de calumnias.
Sin embargo, tanta actividad y propaganda,
digna de mejor causa, no produjo fruto alguno;
la sincera devoción que aquellas sencillas gentes
profesan a la Virgen, dió al traste con todo.
Cualquiera que recorra la América meridional y
visite después esta aldea, se verá obligado a
confesar que no ha encontrado otra más cató­
lica que ésta.
En los últimos anos de su demora, el ministro
protestante intensificó su labor, y hasta abrió
una escuela, en la segundad de hacer algunos
proséUtos. Entonces fué cuando se instituyó en
Macas la Corte de María Auxiliadora, y desde
aquel día en que el pueblo se cobijó bajo el manto
de María Sma. el protestante se dtó por vencido,
y, no pudiendo soportar la derrota, abandonó
el pueblo, confesando en su exasperación que su
fracci'O era obra de María Auxiliadora.
Dos días después de mi llegada, volvía para
intentar nueva prueba, y recorrió toda la aldea,
casa oor casa, intritando a los moradores a una
conferencia que daría el mismo, amenizada con
música que ejecutaría su señora. Kadie acudió
a su requirinúento, ninguno se movió de casa,
prueba elocuente de que desprecian su doctrina;

por eso volvieron en seguida a ocultar su ver­
güenza en la floresta, donde tienen actualmente
su residencia.

Procesión de acción de gracias.
Reconocidísimo el pueblo de Macas a los
señalados favores recibidos de María Auxiliadora,
quiso mostrar a la Virgen su agradecimiento con
una manifestación pública, paseando una ima­
gen de María Au.\'iUadora en triunfo por las
calles, acompañada en devoto cortejo por todos
los niños, mujeres y hombres, que hacía pocos
días eran víctimas de la cruel eniermedad.
¡Qué espectáculo más conmovedor! ¡Con qué
sentimientos de gratitud cantaban todos las
glorias de la celeste Bienhechora'
Algunos días más tarde hube de despedirme
de aquellos buenos aldeanos, para volver a la
Jlisión de Méndez, lo que causó a todos honda
pena, suplicándome que no les abandonase, o al
menos les prometiera que el misionero católico
volverá presto a su aldea.
Conmovido de veras, les aseguré que pronto
volveríamos a verlos, a sostener su devoción y
amor a María Auxiliadora, que no permitirá por
mucho tiempo que esté sin sacerdote un pueblo
que tanto la quiere y honra.

Otra gracia.
A la vuelta me paré en S hckLí , donde encontré
a un infeliz gravemente enfermo de cuerpo y
alma. Casado civilmente con una desgraciada y
abandonado de los suyos, para vivir, es decir,
para recibir dinero del Ministro ¡)rotestaiite,
había renegado de la le. Gracias a Dios no vaciló
en reconocer su nial paso y, hecha la debida
retractación, recibió con gran piedad los Sacra­
mentos, junto con su familia, que de nuevo lo
admitió en su seno A los pocos días, e.strechando
contra el corazón el crucifijo y pronunciando con
amor los dulces nombres de Jesús y de María,
pasaba a mejor vida.
Que Dios suscite almas generosas y aumente
nuestro número para poder cuidar también de
esta mies tan prometedora.
Mientras le ofrezco mis respetos y beso ?u
anillo. Exorno. Señor, me repito de V. R.
Obli;adísitno y amante en C. J .
TELE.SFORO CORBKLIIXT Pbro.,
Misionero Salesiano.

— 240 —

Todos pueden ser misioneros.
{Caria del Rdo. P. Tomafis, misionero salesianó).

querido hermano P. Arulsamy y por la tarde,
el P. Mariaselvani, ambos indígenas, que poi
lo mismo sabían manejar la propia lengua en
manera que eran de todos comprendidos.

Mylapor (Madrás), 7 febrero de 1924.

Revmo. P . Rinalii:
La semana pasada hube de llegarme a Tan­
core, donde be pasado algunos días con aquellos
buenos hermanos que gozan de buena salud, a
pesar del trabajo abrumador.
Siempre tienen mucho que hacer, pero en
aquellos días se unía a la labor ordinaria la
preparncií'm del material escolar para la exposici'í'n. Todos, superiores y alumnos, trabajaban
afanosos con interés, aun durante las horas de
recreo, quienes dibujando mapas, otros haciendo
caligrafía, trabajos manuales etc., pues acostum­
brados a obtener los primeros premios en los
deportes, no quieren ser menos en cuestiones de
escuela.
L as prim eras Com uniones en Tanjore.
Si mucho era el movimiento que se notaba en
las escuelas, no era inferior el que se veía en la
parroquia. Por todas partes: en casa, fuera, en
los corredores había niños y niñas, unos 150
que se préparaban para la primera Comunión
que harían el domingo siguiente, junto con la
fiesta de San Francisco de Sales.
La función de la primera Comunión se ce­
lebra solemnemente dos veces al año en Tanjore,
y siempre resulta muy numerosa y lucida.
Para que los niños sean admitidos a la primera
Comunión, es preciso que antes estudien bien el
catecismo, sea en las escuelas, en la iglesia, o en
las aldeas, pero bajo la dirección del catequista.
Los que viven en las aldeas, cuando llega esta
ocasión, vienen a pasar quince días a la parro­
quia para oir de labios del párroco las últimas
explicaciones. Las niñas están a cargo de las
monjas y duermen en su colegio, mientras los
niños ocupan una iglesia, bajo la vigilancia de
los catequistas. Los gastos de esos dias van-todos
por cuenta de los misioneros
Por la mañana asisten juntos a la Santa Misa,
durante la cual rezan el rosario, y a las 9 comien­
zan los catecismos, divididos en grupos, y con
los respectivos catequistas. El misionero va
pasando sección por sección para asegurarse
de que se estudia y aprende y, al propio tiempo,
da las explicaciones que cree convenientes,
tanto a todos en general, como a algunos en
particular. Es cosa de admirar la diligencia con
que asisten los niños a estas reuniones.
En los tres últimos días, además del catecismo
en la escuela, se les dan instrucciones generales
en la iglesia. A la mañana hablaba nuestro

« Q uisiéram os ten er iglesia ».
Durante mi breve estancia en Tanjore tuve
ocasión de presenciar una escena interesante.
Una tarde llegó de un villorrio lejano una co­
misión de hombres católicos para presentar
una súplica al párroco y director, Rdo. P. Mederlet. que les recibió con todos los demás sa­
cerdotes. E l recibimiento, como es costumbre
en estos países, revistió forma solemne. El jefe
de la comisión se adelantó con un gran envol­
torio que contenía cuatro grandes guirnaldas
hechas con hojas de rosas frescas, unidas por
hilos que parecían de plata, y con ellas ciñó a
los cuatro sacerdotes, haciéndoles a cada uno
profundísima reverencia, que los demás acompa­
ñaban con calurosos aplausos.
Terminada la ceremonia, entregaron la súplica,
escrita parte en prosa y parte en verso. La
poesía, que hacía alusión a los cuatro sacerdotes,
nombrándoles por su nombre, la cantaron to­
dos con una tonada especial, melancólica, insi­
nuante. .
El objeto de la súplica era alcanzar la construc­
ción de una capilla en su aldea para recibir con
más frecuencia la visita del sacerdote, que les
diría la Misa.
Debo confesar con franqueza que una fe
tan ingenua, cual jamás yo había presenciado
en ningún otro acto semejante, me conmovió
profundamente. Dijeron que en su país abunda­
ban los cristianos; pero que por carecer de ca­
pilla rara vez les visitaba el misionero, el cual
se ve obligado a celebrar la Santa Misa en una
miserable cabaña improvisada, indigna de re­
cibir la visita del Rey del Cielo. Añadieron que,
cuando tengan la capilla, ellos se encargarán de
comprar la campana, y la harán sonar todos los
días al toque del Angelus lo mismo que los do­
mingos y todas las fiestas, para reunir a los cris­
tianos, rexar juntos y oir un poco de catecismo
o alguna buena lectura que hará el catequista.
De este modo se reavivará la fe entre nosotros,
y, poco a poco, iremos ganando a nuestra reli­
gión a muchos paganos, que, viniendo por cunosidad a presenciar nuestras reuniones, acabarán
por hacerse cristianos.
E l P. Mederlet les preguntó si podrían hacer
en favor de la iglesia que tanto deseaban alguna
cosa, y ellos, consultándose entre si, respondie­
ron:
— Somos pobres, pero todos contribuiremos
con nuestra pobreza; nos comprometemos a



proveer los ladrillos. ¿Cómo no admirar tanta
fe y corresponder a sus súplicas? Les aseguramos
que hariamos lo posible para complacerles, y
yo mismo les ofrecí una limosna, seguro c[ue la
Providencia me la enviará.

Vn reclamo a los corazones generosos.
Amado Padre, jquién sabe cuántos buenos
Cooperadores, si conocieran estas necesidades
en todos sus pormenores, no tendrían sumo
gusto y consolación, con los consiguientes mé­
ritos, de levantar por su cuenta esta nueva casa
de oración!

*•

* ''

241



estas buenas gentes. Para oir la Santa Misa
vienen de lejos, y casi todos suelen hacer la
Comunión.
L a sagrada Comunión es el gran medio de con
versión, que obra maravillas en los convertidos,
cual el fermento en la masa; les ennoblece, les
aparta de las asquerosas prácticas paganas,
les mueve y dispone a sentimientos sobrenatu­
rales, completamente ignorados antes de la
conversión, y este alejamiento de las prácticas
y ritos idolátricos y estrecha unión a Jesús,
se nota en modo especial en las nuevas genera­
ciones.
Pero para llegar a estos resultados es nece-

..'•'I

n i'

P A T A Q O N IA (R ep . A r^ .). — D e p ó s ito s ile p e tr ó le o { u n to á i p u e r to d e C o m o d o ro R Iv e d o v Io .

El levantar una capilla donde y a existe un
buen número de cristianos, e.s un medio eficaz
de evangelización; porque la iglesia es como un
faro que iluminará los contornos, reuniendo
su nave a todos para elevar sus preces al
Señor, y al propio tiempo esa oración en común
sirve para animar a los neófitos a continuar por
el camino del bien y sostenerse en la lucha contra
los enemigos de las \nrtudes cristianas.
En estos países donde el enemigo del género
Inunano recibe adoración de tantos millones
de paganos que le dan culto en mil divemas y
ridiculas formas, obrando en su favor maravillas
^*paces de reducir y arrastrar tras sí no sólo
a
incautos sino también a los elegidos, es
*°dispensable erigir una capilla donde quiera
que haya un grupo de cristianos para que el
nusionero pueda reunirlos en sus visitas.

Porque o)nviene saber que la visita del misio**ero es un acontecimiento, una gran fiesta para

sario que abunden los misioneros. ¡Con qué
complacencia verán los ángeles custodios de
estos millones de paganos el movimiento mi­
sional despertado en Europal ¡Qué vengan
misioneros salesianos que no les faltará campo
de acción! ¡Qué vengan y probarán en medio de
las fatigas y trabajos del apostolado, consola­
ciones jamás sonadas, que recompensan con
creces nuestros pobres sacrificios! ¡Es cosa
divina trabajar por el bien de las almas, y las
cosas divinas son siempre dulces!

Todos pueden ser misioneros,
Pero se requiere para todo la bendición de
Dios. Llevo y a por delante veinte años de expe­
riencia misionera por estas tierras de la India,
y estoy plenamente convencido que no es el
que planta el autor de los frutos, sed qui inorementum dat, Deus. Conozco un misionero que,

hablar de la iglesia. Aprovechando la buena
disposición de todos, se nombraron dos comités:
uno de señores y otro de señoras, para realizar
los deseos de todos , y, a Dios gracias, sus tra­
bajos y sacrificios fueron coronados con d éxito
más lisonjero.
El 1° de noviembre de 1922, el que suscribe,
en calidad de asistente eclesiástico de los dos
comités, bendijo y colocó la primera piedra. La
construcción continuó con celeridad, y, a pesar
de las consiguientes dificultades, el 21 de Abril
de 1923 fué bendecida y el 22 inaugurada la
nueva capilla.
El muy apreciado P. Bonacina, Director del
Colegio Don Bosco de Junín de los Andes, en
representación del inspector, que se hallaba en­
fermo, verificó la ceremonia bajo una lluvia
torrencial, que no impidió, sin embargo, la
asistencia de más de 150 personas. Una repre­
sentación de las Hijas de María Auxiliadora,
que vino exprofeso de Junín de los Andes, dió
realce a la fiesta con sus cantos melodiosos.
E l 22 de abril, domingo infra octava del
Patrocinio de San José, la campana convidaba
alegre a los fieles a la primera misa que se cele­
braba en la nueva iglesia. L a concurrencia fué
extraordinaria y la función conmovedora, pues
también hacían su primera Comunión 28 niños
de la localidad. Muchos adultos se acercaron
al banquete eucarístico en compañía de los
Tenemos iglesia,
niños.
La iglesia mide 20 metros de largo, por 7 de
pero nos falta el sacerdote.
ancho, y está construida con madera del lugar.
Nos escribe desde Junín de los Andes, Pata- Faltan todavía bastantes objetos para el culto,
gonia, el misionero salesiano P. Zacarías, di­ pero confiamos que pronto proveerán lo nece­
sario los celosos e incansables Comités, que no
ciendo:
El pueblo de S. Martin de los Andes, situado omiten sacrificios para salir airosos en su come­
al pie del hermoso lago Lacar y a poca distancia tido.
Antes de terminar esta misiva, amado Padre
de los confines de Chile, cuenta y a con 26 años
de existencia. Fundado por el coronel Don Celes­ Rinaldi, quiero repetirle lo que he recogido de
tino Pérez, el ano iSgS, el primitivo núcleo de labios de muchos de estos buenos católicos:
población aumentó rápidamente, debido a la * Ya tenemos la iglesia, pero nos falta el sacer­
fertilidad de la tierra y a la abundancia de dote ». Y es así. Nuestro buen inspector, tan
peras y manzanas, de todas clases y colores, escaso como anda de personal para su extensa
misión, no puede, aunque quiera, mantener aquí
que invitan a establecerse en la localidad.
Hasta hace poco, sin embargo, carecía de una un sacerdote con residencia fija. jY hace tanta
iglesia, propiamente dicha; por lo que los misio­ falta, y se podría hacer tanto bien!
Conviene que sepa que S. Martin de los Andes
neros salesianos se veían precisados, en sus fre­
cuentes excursiones, a oficiar y administrar los cuenta y a con una población de más de 800 per­
Sacramentos, ora en una casa, ora en otra que sonas, que, unidas con las del contorno, ya muy
¡)oblado, no bajarán de las 1,400 almas.
ponían a su disposición los propietarios.
La juventud, especialmente femenina, que
Con ocasión de la visita que hizo nuestro ins­
pector, Don Luis Pedemonte, el año 1913, se vaga demasiado por la calle, necesita quien le de
decidió construir una iglesia; pero, debido a instrucción y educación cristiana. Sepa que 1^
circunstancias imprevistas, no se verificó tan escuelas del estado tuvieron el año pasado
loable proN’ecto. Cuando en el año 1920 volvió alumnos, y este año ya llegan a 210.
¡Qué mies para los Salesianos y las Hijas de
de nuevo nuestro inspector, acompañando en la
.María
.\uxi1iadora!
visita pastoral a Monseñor Orzali. se volvió a

en un viaje a Europa, obtuvo que toda una co­
munidad religiosa de clausura ofreciera en favor
de sus trabajos todos los méritos que alcanzaran
con su vida ejemplar, y desde entonces ese mi­
sionero obra milagros: realiza numerosas con­
versiones, ha construido colegios y seminarios
y siempre encuentra los recursos necesarios para
llevar adelante sus numerosas obras. El atribuye
todo a las oraciones de aquella santa comunidad,
la cual, de este modo, realiza un verdadero apos­
tolado.
Por tanto, sin vivir en tierra de misiones y
sin ser misionero, en el verdadero sentido de la
palabra, se puede ser misionero en todas partes;
porque todos pueden cooperar a la conversión
de los paganos, ayudando a los misioneros con
medios materiales o con oraciones y buenas
obras.
¿Por qué no puede caber tanta fortuna a las
misiones salesianas?
Perdóneme y bendígame, amado Padre, y
bendiga también a todos los misioneros de Tanjore y de Meliapor.
Suyo ajmo. in C. J.
J orge T omates, Pbro,
Misionero Salesiano.

B P/SO D IO S V E L A S M IS IO N E S
£1 Cacique Manuel.
Chaco Paraguayo.
Corría el año i8g6. E l Julio del mismo año
habían llegado los primeros Salesianos al Para­
guay. Mientras hicimos conocimientos y prepa­
rábamos el campo de nuestro trabajo, se nos
echó encima el mes de Octubre. Frente a la
capital del Paraguay, Asunción, se extiende
silenciosa la inmensa región del Chaco.

Justo, gran amigo del Cacique y gran admirador
y protector de. los hijos de Don Bosco.
El director de los Salesianos era a la sazón
el Rdo. P. Turricia, que reside actualmente en
Chile, desde hace muchos años. Este Padre
demostró al indio el deseo de visitar a las tribus
por él capitaneadas. E l Cacique aceptó, pero
tan solo para ver una parte, pues la mayoría
se encontraba muy lejos del Río Paraguay.
A los pocos días atravesamos el río en canoas
del Coronel Candía, acompañados de tres hijos
del mismo Coronel y del teniente Queiroz, que
más tarde fué yerno de nuestro amigo.
Llegados a la orilla opuesta y al lugar indicado,

P A T A Q O N IA (R ep . A rg:.). — Z o n a p e t r o lífe r a iu n t o a l p u e r to d e C o m o d o ro R lv a d a v ia .

El Cacique de los indios Tobas, que entonces
poblaban la parte del Chaco encerrado entre
ios ríos; Paraguay, por el este; Pilcomayo, al
Sur, y el Confuso al Norte, teniendo el estero
Patino al Oeste, era el valiente Manuel Díaz,
a quien sus súbditos daban el nombre de « Ca­
cique Manuel f.
Era el Cacique guazú (quiere decir grande) o
cacique que tiene bajo sus órdenes a otros caci­
ques, algo así como un pequeño emi^erador.
Hablaba bien el castellano, el guaraní y el
toba. Sus súbditos, muy pocas veces cometían
atropellos con los civilizados, pues el cacique
Hanuel se lo ten:a prohibido.
Con frecuencia nuestro Manuel llegaba a la
ciudad para vender plumas de garzas, pieles de
tigres y de otros animales silvestres.
En estas visitas, contrajo relaciones con los
balesianos, debido a la amistad del Coronel

encontramos al Cacique con su caballo y seis
más para nosotros.
Lo primero que nos recomendó fué que si
llevábamos armas no las ostentáramos, pues
nos expondríamos a una muerte cierta.
Habíamos y a caminado cerca de tres leguas
y media, cuando nuestro cacique y guía, todo
pálido y alarmado se da vuelta hacia nosotros
y dice: deteneos y arrojad las armas (dos de
nuestros compañeros llevaban escopetas).
Siguió él adelante solo; se internó en una
áspera y tupida maleza y... un cuarto de hora
más tarde aparece tembloroso y lleno de espanto,
y en guaraní increpa acerbamente a los dos que
llevaron las armas.
Diez pasos más y todos hubiéramos muerto
a flechazos, disparados por ciento veinte indios.
Afligido y casi balbuceando por la emoción,
cuenta después en castellano que sus súbditos

— 244 —
son muy desconfiados, y al ver a su cacique que
iba con gente armada y sin aviso, sospecharon
que iba a prender a alguno o a matarlos.
Antes de que tal sucediera, pensaron damos
muerte ellos primero. Pero Dios, que por un
lado nos miraba y conocía el fin santo con que
íbamos a ponernos en contacto con esos pobres
nómadas, y el ojo avizor de nuestro cacique por
otro, nos salvaron de una muerte imprevista
y trágica.
A su orden nos apeamos todos. Luego, a un
silbido del cacique salieron de la maleza 120
robustos hombres, mas unas pocas mujeres y
varias criaturas.
Se colocaron en forma de media luna ante
nosotros,. y, después. de una corta peroración
que les hizo el cacique, respondieron todos con
un gesto de afirmación.
Luego salió al medio su médico, llamado ca­
cique León, quien, tendiendo la mano derecha
bajo su nariz y con gestos y gritos monótonos,
comenzó a gesticular y decir: ¡jha! ¡jha! ¡j^a!
ja, ja, ja, y los indios sonrientes se dieron las
manos, y formando círculo, encerraron al mé­
dico y giraron en su derredor hasta que acabó
de gesticular.
Así, nos dijo el cacique, bailan cuando están
contentos; por ejemplo, si han comido bien, y
es luna llena, están en el colmo de su alegría.
En agradecimiento a esa atención les rega­
lamos galletas, chucherías y una medalla con su
correspondiente cordón para que se la colgasen
al cuello.
Tuvimos noticia más tarde de que algunos la
conservaron por mucho tiempo; otros, en cam­
bio, la dejaron en seguida.
Han pasado de aquello 18 años, pues estamos
y a en el 1914. E l que suscribe había asistido a
la escena referida y era al presente director del
colegio salesiano de la Asunción.
Por una feliz coincidencia supe que el cacique
Manuel se encontraba gravemente enfermo, que
su gente lo había abandonado. Con un criado
que me facilitó el señor de aquellas tierras, el
Senador Don Francisco Campos, me trasladé
donde estaba el antiguo y poderoso cacique.
¡Qué diferencia del primer rancho que ocu­
paba al actual! Aquel parecía un palacio y este
era una miserable tapera.
El pobre Manuel se encontraba echado sobre
un catre de cuero. L a lepra le había consumido
los dedos de pies y manos, los labios y la nariz.
Parecía una momia.
Al ver que un sacerdote se apeaba del caballo,
quiso sentarse sobre su catre, pero no le fue
posible. Mi guía no quiso llegarse hasta él por
temor de que le contagiara la enfermedad.
La mujer del indio vivía con otro; hacía tiempo

que lo había abandonado. Sólo un hijito suyo
de unos doce años, cuyo nombre siento no haber
anotado, lo visitaba cada mañana Le llevaba
una lata de agua y algo que comer; ponía agua
en una vieja cafetera, preparaba' el fuego y.,
hasta otro día.
Al acercarme al pobre indio, le saludo di­
ciendo:
— Buenos días, Don Manuel.
— ¿Quién es V., Padre?
— Y o soy uno de los dos sacerdotes que hace
unos 18 años visitó su tribu. He sabido que
estaba V. enfermo, y como V. es cristiano y está
bajo mi jurisdición parroquial, era justo que le
visitara. Además V. nos libró de una muerte
segura ¿no se recuerda? Reflexionó un momento,
y luego dijo:
— Es cierto. Por faltar a mi consigna aque­
llos jóvenes, casi nos matan a todos.
' — Pues bien: Recordando yo su buena ac­
ción y siendo, además, su párroco quise venir
a visitarle y ofrecerle los auxilios consoladores
de nuestra 1 anta Religión.
Reflexionó unos instantes y luego, con lá­
grimas en los ojos, contestó:
— Estoy dispuesto a escucharle, pero yo
soy muy ignorante; V . me dirá lo que debo hacer.
Le consolé, aconsejé e instruí lo mejor que
pude. Le confesé y al fin le di la santa Unción.
Todo lo recibió con la mayor complacencia y
compunción.
Y a se hacía tarde y yo debía retirarme, pero
este era el momento difícil. E l deseaba abrazar­
me, besarme la mano; pero el mal no le permi­
tía moverse de su tosco lecho, ni era conveniente
que lo hiciera, porque era peligroso. La lepra
le iba consumiendo de una manera espantosa.
Por fin le dejé una pequeña limosna, le di
la bendición de María Auxiliadora, le pusC una
medalla al cuello, y adiós, mi querido Manuel.
— Animo, que Dios le tiene preparado un lecho
mejor en el cielo.
Me retiré conmovido, porque él lloraba como
un niño y me miraba como un hijo que ve ale­
jarse a su padre y quisi ra seguirle y no puede.
A los quince días murió como un buen cris­
tiano.
D omingo Q ueirolo , Pbro.

« Toda vez que habléis a ¡os Cooperadores, dee»
a Don Bosco León X III, les diréis que yo les ben^
digo con todo el corazón; que el fin de la Asodaciónes
el de impedir la ruhut de la juventud, y que ellos
deben formar un sólo corazón y un alma sola, poff^
que os ayuden a realizar el fin que persigue la P»
Sociedad de San Francisco de Sales ».
LH)N XIII.

CULTO

de María Auxiliadora
Nós traemos la perauaslóa de que, e a laa y k ltllu d e i «fo/oroMa de loe i le o f
pos que atraveaaoios, a o ja o s quedaa m is coasaelos que loa del Cielo, y e a n e
éstos, la poderosa protección de la Virgen bendita, que fue en todo tiempo e l
A u xilio de los Cristianos.
FIO X.

^
V
^

O

Triunfos de María Auxiliadora.
María Auxiliadora en Valencia - España.
Siempre resultan solemnes las fiestas que a
María Auxiliadora dedican los Salesianos; pero
este año han revestido singular esplendor, a
causa de celebrarse las bodas de plata de la
fundación en esta capital.
La del 24 tiene, como todos los años, un no
sé qué de tierno y conmovedor; numerosas co­
muniones en las Misas, que fueron sucediéndose
una tras otra desde las cinco, y de un modo
particular en la de las ocho, que celebró el ilustrísimo señor Obispo de Segorbe; el medio pon­
tifical del mismo Prelado, a las diez y media,
en que cantaron todos los niños la misa de
« Angelis I, alternando con versos a dos voces
del Silesius S. S. » y en que predicó con la
elocuencia y unción en él peculiares el muy
ilustre señor don Manuel Irurita, Canónigo de
la Santa Iglesia Catedral Basílica; el conside­
rable número de fieles que durante el día fué
desfilando por la iglesia para visitar a la Virgen,
y finalmente, la solemne fimción de la novena,
en que predicó el reverendo Padre Mariscal,
Redentorista.
En este día se estrenaron dos artísticos cua­
dros, representando uno el que se venera en
Tniín, cuna de la devoción a María Auxiliadora,
y el otro un sueño del Venerable Bosco, en que,
aún niño, se le manifestó su futura misión.
La novena, predicada por representantes de
casi todas las Ordenes religiosas y otros exce­
lentes oradores de nuestra ciudad, resultó muy
concurrida y solemne, contribuyendo no poco
a ello los cantos de los niños, acompañados por
d nuevo órgano.
La fiesta principal se cdebró el primero de
Jumo. Como recuerdo de las bodas de plata se
pensó entre algunos antiguos alumnos formar
^ tumo de adoración nocturna, que tuviera
por titular a María Auxiliadora, y se fijó la

inauguración para la noche del 31 de Mayo. Para
eUo se invitó a varias otras secciones, de las que
respondieron unas 25. Verdaderamente fué her­
moso y consolador el espectáculo que se ofreció
a los ojos de los nuevos adoradorés; unos tres­
cientos hombres haciendo la guardia al Rey de
reyes. Se celebró el acto con la mayor brillantez
y solemnidad, y a las cuatro y media de la ma­
ñana, después de la Misa cantada, tuvo lugar
la procesión, que recorrió la calle de Sagunto,
completamente engalanada. AI regresar a la
iglesia, ya los devotos de María Auxiliadora la
invadían para la Misa primera, que se dijo a
las cinco y media.
Y comenzó de nuevo el espectácxilo que y a
presenciaron nuestros ojos el día 24: comuniones
en todas las Misas y a todas horas. A las ocho
la celebró el muy ilustre señor Penitenciario de
esta Santa Iglesia Catedral Basflica, reverendo
señor doctor don Costantino Tormo. Poco antes
habían llegado los peregrinos de Alboraya, que
guiados por su señor Cura y acompañados por
la banda y sección gimnasta del colegio, entraron
en la iglesia cantando su himno y varias letrillas
durante la Comunión. A las nueve llegó la dé
Manises, cuyo entusiasmo contagió al vecin­
dario, que los recibió con vivas y aplausos. Igual
pasó con los de Torrente, que llegaron a las diez.
Todos dios iban por la calle cantandt» m s him­
nos y letrillas a la Virgen, y para demostrar aún
más que su fe y entusiasmo no eran del momento,
muchos recibieron la Comunión en la Misa que
se les dijo.
A las once fué la cantada, interpretándose
una hermosa partitura a tres voces, con acompa­
ñamiento de orquesta y órgano. E l sermón
estuvo a cargo d d reverendo señor doctor don
Ramón Ortiz, Prefecto de Estudios del Pa­
triarca, y de él tan solo diremos que gustó mu­
chísimo, lo cual es d mejor elogio.
E l día fué transcurriendo en continuas visitas
a la Virgen, que no estuvo ni un monento sola.
Por la tarde, a las cuatro y media, y después

246
de algunas palabras del reverendo Padre di­
rector, tuvo lugar el acto de consagración de
los peregrinos a María Auxiliadora, y después
cantaron los de Alboraya su « Rendidos a tus
plantas. Reina y Señora »; los de Manises, su
herniosa y ya tradicional« Salve », que el maes­
tro Muñoz compuso para esté acto, y los de
Torrente, sus preciosos « Gozos ». Se cantó y
se lloró; hablaron los labios y no quedó mudo
el corazón.
Acto seguido se organizó la procesión por el
siguiente orden: guardia municipal montada;
banda de cornetas y tambores, con el bata­
llón gimnástico del colegio; peregrinos de A l­
boraya, Manises y Torrente, cada cual con su
banda; niños del colegio salesiano y Oratorio
festivo; niñas y Asociaciones de las Hijas de
María. Auxiliadora; banda de la Vega; archicofrades y devotos de la Santísima Virgen; anti­
guos alumnos, en gran número, con su bandera,
y cooperadores; pequeño Clero e imagen de
María Auxiliadora. Presidía la Junta de la Archicofradía y el excelentísimo señor general
gobernador, quien no contento con asistir varios
días a los actos de la novena, quiso dar esa
prueba de cariño a su celestial Protectora. Ce­
rraba marcha un piquete y la banda del regi­
miento de Mallorca.
Nada diremos de los adornos de fachadas y
balcones, de las tracas, casi continuas, que se
dispararon, y del entusiasmo del barrio, pues
todo ello es bien conocido.
A la entrada en la iglesia se cantó una so­
lemnísima Salve, y a continuación fueron des­
pidiéndose todos los peregrinos y demás fieles.
Como complemento de la fiesta se quemó a
las nueve y media un magnífico castillo de
fuegos artificiales, a cargo del pirotécnico señor
Caballer.
El director de los Salesianos, al dar gracias
a las diversas peregrinaciones y comisiones de
otros pueblos que acudieron a estas fiestas, su­
plica perdonen las deficiencias que encontrasen,
lo cual es muy común cuando hay grandes mul­
titudes, y que se animen a tremolar también
otros años el estandante de María Auxiliadora.
Del « Diario de Valencia ».

A lovkíía (Alicante-Espiaña). — Mi hijo Prancisct) Pérez enfenuó de g ra ve ad con apendicitis
que iutieuazaba seriamente su vida. La gravedad
del caso aconsejaba una operación, que yo temía

grandemente: por lo que acudí a María Auxilia­
dora para que viniera en nuestro socorro, pro­
metiendo por mi parte publicar la gracia en el
Boletín Salesiano y dar una limosna y edebrar
una Misa.
Como la buena Madre escuchó mis súplicas,
curando a mi hijo sin necesidad de la operaciéni
yo cmnplo gustoso mis promesas.
JÓSE S anchis.
A lguf.ña (Alicante-España). — Habiendo estado
enfenna Teresa Martínez Abad, y con poca espe­
ranza de curación por parte de los facultativos,
acudió confiada a la protección de María Auxilia­
dora, segura que la Madre celeste le protegería.
Efectivamente, a poco abandonaba el lecho per­
fectamente curada', por lo que no cesa de dar
gracias a la Virgen de Don Bosco y ruega se haga
pública su gratitud en el Boletín Salesiano, órgano
de las maravillas de la Auxiliadora.
JOSE SANCHIS - decurión.

B arcelona (España). — Por mediación del
Venerable Don Bosco y del angélico Domingo
Savio, reetmí a,María Auxiliadora para que alcan­
zara la salud de mi nietecito, desahuciado por los
médicos, y por tanto sin esperanza algrma de vida.
Como para Madre tan buena y poderosa no
hay nada imposible, en su infinita misericordia
quiso concederme esta gracia, por lo que hoy,
gozosa y profxmdamente agradecida, cumplo mi
promesa de hacer público mi agradecimiento, a
fin de que otros muchos acudan a su protección.
Carolina O. Vda. de Cortada.
Castellón d e la P lana (España). — Hallá­
bame perpleja y acongojada ante im asunto de
capital importancia que afectaba a la familia
toda: e incapaz de abordarlo con mis propias luces,
acudí a la que es claridad y Auxilio de los cristia­
nos, prometiéndole la publicación de la gracia si
me favorecía.
No se hizo esperar tan buena Madre, y de su
altar me levanté fortalecida e iluminada para
solucionar mi dificultad.
Ajgradecida a tan cariñosa Madre, cumplo la
promesa a su mayor gloria y estímulo de sus de­
votos.
Sor E mina V ernet .
Capuchinas de Castellón de la Plana.
CORDOBA ((Bispaña). — Habiendo caído mi
esposo enfermo con una pierna en mal estado,
que le causaba grandes dolores, al principio no
le dimos importancia al caso, pues tanto el médico
como nosotros pensaxnos que sería reiuna. Desgraciadaixiente no fué así, porque empezó a empeorar
y tu\'imos que llamar una consulta de tres doctores.
Yo entretanto, comencé xma novena a María
Auxiliadora para que les ilxuninara. Uno de los
tres médicos, al parecer el más entendido, dijo
que se trataba de un caso muy grave y que había
que operar en seguida, pues estaba interesado el
hueso, y de no hacerlo así habría después que
cortar la pierna.

— 247 —
trasladamos a Madrid para ponemos en
manos de un hábil cirujano, el cual nos tranqui­
lizó diciendo qué no perdería la pierna, aunque
la operación era difícil y dolorosa.
operaron
dos veces, y como mi esposo es militar, debía pre­
sentarse pronto al destino, para no perderlo, por
lo que salió del hospital con la herida abierta toda\-ía. y con peligro de que le quedara ima fístula.
Yo continuaba mis novenas a María Auxilia­
dora con fe y confianza, y esta buena Madre premió
nuestra esperanza, pues el enfermo mejoró rápi­
damente con sorpresa del mismo operador que
nos lo comimicaba.
\blvimos a casa, aimque él con muletas, pero
para la fiesta de María Auxiliadora mi esposo fué
contentísimo y agradecido a dejarlas en el San­
tuario de esta buena Madre, como testimonio 4 ®
la gracia recibida.
Rogamos al Director del Boletín Salesiano inserte
este singular favor para gloria de la Átixiliadora
Una Cooperadora.
de los Cristianos.
S.tLAiL\NCA (España). — Una religiosa de esta
Santa Casa tuvo un cólico miserere que le puso
a las puertas de la muerte, y otra religiosa q_ue
sabía la devoción que tenía a María Auxilia­
dora la enferma, por haber profesado el día de
su fiesta, la encomendó a esta amorosa Madre,
poniéndole al mismo tiempo ima medalla, y pro­
metiéndole dar ima limosna para el culto de la
Sma. Viigen y publicar la gracia en el Boletín
Sakúano.

La enferma salió de aquel grave peligro, y hoy
cumplimos lo ofrecido enviando la limosna y su­
plicando la inserción de la gracia.
Sor. M. E speranza de S an José .
Gaijjar (Canarias-España). — Hallábase mi
rída en inminente peligro por habérseme com­
plicado la enfermedad que padecía con un tumor
que amenazaba erisipelarse, ofrecí a María Au­
xiliadora la limosna de 25 pesetas y publicar la
gracia, si me sacaba con felicidad del peligro.
Completamente curada, cmuplo con gratitud
mi promesa.
A n a D eegado.
Gaix>.\r (Canarias). — ;Maria me devolvió
L.\ SALUDl Habiendo sufrido algunos años de rma
irritad^ intestinal y de unos ataqjjes ner\riosos
que me tenían el estóm^o perdido por completo,
gastando inútilmente en visitas y medicinales,
acerté dirigirme a la nmica desmentida potencia
y bondad de la Virgen Auxiliadora.
Comencé el rezo de su novena y siguiendo des­
pués a pedirle con segura fe y esperanza por la
devolución de mi salud, esta Madre misericordiosa
DO demoró en consolarme, porque hoy vengo go­
zando de envidiable salud, así es que mi gratitud
y amor haeia Ella serán eternamente practicados.
Cumplo mi promesa de en\'iar 6 pesetas para
los n;ñ:N pobres del \'ble. Don Bosco, a la vez
que de^eo se dé publicidad al beneficio para mayor
gloria de la Sma. Virgen.
;Gr¿ rías, Madre tm'a!
PES'O F .U 4TON GAIJ)AR.

B uenos Aires (Argentina). — Mil gracias te
doy, querida Madre Auxiliadora, por varios fa­
vores ¿canzados por tu poderosa intercesión, y
te ruego continúes protegiéndome como hasta el
presente.
R. L.
V ict Órica -P ampa CentrjM. (Rep. Arg.). — Por
efecto de un resfriado, me atacó ima fuerte tos
que me molestaba grandemente y que degeneró
liasta producirme convulsiones. Como la cosa se
ponía mi poco seria, acudí a María Ausiliadora por
mediación de Domingo Savio, cuya reliquia llevo
siempre comnigo.
Durante la novena, me vi forzado a guardar
cama. Era estudiante intenio del Colegio Salesiano
de ésta, y mis Superiores procuraron todos las
remedios indicados para el caso, si bien sin resul­
tado satisfactorio, lo que les movió a conducirme
a casa de mis padres.
Yo, en medio de todo, no me acobardé, pues
tenía gran confianza en María Auxiliadora, y
esperaba seguro que me curaría. Con la novena,
terminó también la enfermedad, y ho}' doy gra­
cias a tan buena Madre y ruego se publique mi
curación en el Boletín Salesiano.
G regorio G aldos.
Argentina . — « So y d e M aría A uxiliadora .
— No me alcanzaría un volumen para publicar
las bondades de nuestra buena Madre Auxiliadora
para con su indigno hijo que suscribe.
La historia de mi Vocación es una cadena no
intemnupida de favores por parte de tan querida
Madre. ¡Cuántas veces me ayudó en mi perfección
Religiosa, en mi salud y en mis estudios! Me liallaba últimamente extenuado de fuerzas por debi­
litamiento neivioso y mal de garganta, por largo
resfrío y exceso de trabajo. Algo afligido, me en­
comendé de corazón a M. Auxiliadora, haciéndole
una novena de Comuniones y rezándole todos los
días: tres ave-María y una Salve. Me acompaña­
ban en la novena algunos niños inocentes dcl
Colegio donde doy clase y a los j ^ o s días, con
gran alegría, me sentí fuerte y animoso para se­
guir en mi trabajo de Maestro y Asistente. Agra­
decido a María Auxiliadora cimiplo con la prome.s:i
de publicar la gracia.
Un clérigo Salesiano.
C a t ,t (Colombia). — No tenemos palabras para
agradecer los grandes beneficios que la Sma. Virgen
ha derramado sobre nuestro hogar; cada día lo
palpamos, cada día vemos que el manto de nuestra
Madre purísima se extiende como una proteccióii
sobre nosotros. Pero hemos recibido ahora últi­
mamente una gracia que no dudamos calificarla
de milagro.
Nuestro hermano Luis Carlos Vallejo, joven
ya formado, ha sido de una con-stitución débil y
enfermiza, motivo por el cual se ha llevado nues­
tros TTiág esmerados cuidados y atenciones frater­
nales; no obstante, a causa de algunos golpes
morales y de algunos contratiempos que Dios se
ha seivido enviamos, tuvo mi fuerte desequilibrio

248 —
en su razón. |Ay! sólo las personas que han tenido
una pena semejante pueden comprender hasta
dónde llegaría nuestro dolor al ver ese miembro
querido de la familia en esa situación tan digna
de lástima. Pero, en fin, Dios lo permitía así para
avivar nuestra fe y para hacemos comprender
una vez más que sólo en El y en sn Madre purísima
encontraremos siempre el consuelo en nuestras
penas.
Después de seis meses de enfermedad, de luchas,
de sufrimientos y de haber empleado todos los
remedios que aconsejaba la ciencia, aunque en­
vano, lo llevamos a un caserío de la montaña
donde se venera la imagen de María Auxiliadora,
con el fin de aprovechar el buen clima, pero más
que todo para pedir a la Virgen su curación.
Pasamos raes y medio sin obtener mejoría algxma, hasta que im día, en la misma capilla de
la Virgen tuvo un acceso más fuerte que nunca,
aimque fué el último.
Desde entonces comenzó la mejoría, y hoy está
completamente bien.
Convencidísimos de que el favor lo debemos
a la Virgen de Don Bosco, hacemos público nues­
tra gratitud, invitando a todos a que recurran a
la protección de tan buena Madre.
F r .\ncisca V ai,i.ejo y hermanas.
T urin (Italia). — De muerte a vida. — El clé­
rigo Ramón Rodríguez, (uruguayo), de este Insti­
tuto Internacional Ven. Don^ Bosco, el 30 de
marzo p. p. caía gravemente enfermo de pulmonía
que en breve lo conducía al borde de la tumba.
Perdida toda esperanza de salvarlo con la ayuda
de la ciencia humana, no nos quedaba otro medio
que recurrir a la ayuda del Cielo. Llenos de con­
fianza en la intercesión del Ven. Don Bosco, al
cual está dedicado este Instituto, comenzamos
una novena en su honor. El primer día de la no­
vena fue día de angustia para toda la comunidad.
El enfermo que había ya recibido el Viático, la
Extrema Unción y la Bendición Papal, en las
primeras horas de la mañana (5 de Abril) entraba
en agonía. Y ya se le estaban realmente recitando
las oraciones de los agonizantes, mientras un
grupo de Superiores y compañeros rodeaban llo­
rando su lecho y el resto de la Comimidad, reco
gida en la Capilla, rezaba por él. he aquí, que por
un conjunto de circunstancias que creemos dis­
puestas por la bondad de nuestro Ven. P. Don
Bosco, llega inesperado en aquel momento el
médico que lo asistía. El cual vista la extrema
gravedad del caso, aplicó con rara habilidad los
remedios sugeridos por su arte médica, no ocul­
tando, sin embargo, que todos sus remedios serían
inútiles, porque el corazón del enfenno ya casi no
marchaba. Pero nxiestro Ven. P. Don Bosco sos­
tuvo el corazón del moribundo e hizo eficaces las
curas del doctor, de modo que, depues de haber
pasado im día de ^áva trepidación, hacia la tarde
el enfenno, como pasando de la muerte a la vida,
comenzó a mejorar y en breve se mostró tan ali­
viado que demostró que había superado la crisis.
Antes que terminara la novena, el enfermo estaba

fuera de peligro. Ahora está perfectamente sano
y se une a nosotros para entonar el himno del
agradecimiento al Ven. D. Bosco por tan insigne
favor, prometiéndole emplear todas sus ene^ías
a la mayor gloria de Dios y por la salvación de
la juventud.
Sac. E e u x Mussa . Director.

Dan también gracias a María Auxiliadora.
Barcelona (España). — Las hermanas María y
Francisca Planell agradecen favores y envían una
limosna de 20 pts.
■ Córdoba (España). — Los Sres. de Crespo y
García dan gracias a M. Auxiliadora por varios
favores recibidos y envían una limosna de 25 pts.
para su culto.
Gáldar (Canarias). — Natividad Bolaño, envía
xma generosísima ofrenda en agradecimiento a
señalado favor conseguido por la intercesión de
María Auxiliadora.
Valleseco (Canarias). — Don José Miranda y
Sra. dan gracias a María Auxiliadora por varios
favores y envían limosna.
Las Palmas. — Dña. Ltiisa Cabrera de Barber
hace pública su gratitud a María Auxiliadora y
da una limosna para su culto.
Toledo (Colombia). — Don Francisco A. Navas
da gracias a la Virgen de Don Bosco y enWa una
limosna para los huerfanitos.
Tumaco (Colombia!. — En mis varias necesi­
dades recurrí al auxilio poderoso y maternal de
María Santísima y casi siempre he sido atendida.
Hoy deseo cumplir con la promesa de rendir pú­
blico homenaje de gratitud a la Soberana Auxi­
liadora de los Cristianos, excitando a los fieles a
acudir a tan bondadosa Señora en sus casos difí­
ciles. Acompaño ima ofrenda en beneficio de los
huerfanitos del Vble, Don Bosco.
V icen ta

de

Manzi.

Guadalajara (Méjico). — El Lie. F. G. S. corres­
ponde con uj)a ofrenda a la Obra Salesiana por
un favor recibido, mediante la intercesión de
María Auxiliadora.
Callao (Perú). — Ofrezco un corazón de Plata
en agradecimiento a un señalado favor recibido
de María Auxiliadora.
E len a de Ortiz.

Paysandú (Uruguay). — Doy rendidas gracitf
a María Atixiliadora por haber favorecido mis
súplicas con la salud a un enfermo, por quien ro­
gaba.
M. F. G. S.
Caracas (Venezuela). — Carmen Seijas Cook
rinde público testimonio de gratitud a la ^'i^geD
de Don Bosco por los beneficios que le dispensó.

BARCELONA (España).— Visita de los Soberanos
españoles.

Hacía tiempo que la culta y cortés Barcelona
anhelaba manifestar a sus Reyes el acendrado
afecto, su amor realista de una manera digna de
su grandeza e hidalguía.
Cualquiera que conozca las virtudes, la idiosin­
crasia de este gran pueblo esperaba, y con razón,
no una manifestación pasajera, un acto transi­
torio, accidental, sino a^o perdurable que res­
pondiera a la realidad de sus sentimientos, a la
pnpRtanHa y tenacidad de su carácter.
Y que las previsiones no han quedado fallidas,
lo muestra el hermoso palacio que con dignidad y
amor lian ofrendado, en mayo, a los Soberanos.
Los salesianos que han tenido la fortima de
participar en los trabajos de esa hermosa obra
de arte, qmsieron también contribuir a los festejos;
para lo cual, durante el almuerzo del día 22, la
banda de las Escuelas Profesionales de Sarriá,
di6 un concierto en honor de SS. MJkí.
Los Reyes quedaron sumamente complacidos
por el buen gusto y afinación en la ejecución de
las piezas del programa, hasta el pmito que Don
Alfonso tuvo la gentileza de salir al patio donde
estaban los músicos, saludándoles muy amable­
mente y conversando algunos instantes con el
Sr. Prefecto del Colegio. Agradeció vivamente el
obsequio, y se mostró muy enterado de nuestra
labor educativa, pues recordó encomiásticamente
nuestra instalaciái en la Exposición Pedagógica
del Congreso de Educación Católica de Madrid.
También alabó el precioso programa del con­
cierto impreso en magnífico papel pergamino con
hennosa orla gótica a ocho tintas, ejecutado por
los alunmos de la sección de tipografía de las re­
feridas escuelas.
Al retirarse complacido, prometió una visita a
las Escuelas para la primera ocasión que se le
presente.
El Príncipe de Asturias al Tibidabo.

El simpático y buen príncipe Don Alfonso, que
tanto entusiasmo despierta por doquiera con su
gentíle-4, se dirigió el día 16 de Mayo a la cumbre
del Tibidabo.
En todo el trayecto hasta llegar a la cumbre
del Tibidabo, fué objeto de clamorosas ovaciones
por parte del numeroso público que estaba esta­
cionado en la carretera. Al llegar a la cumbre, la
banda de cometas del somatén de San Gervasio
tocó la Marcha Real, dando la bienvenida al Prínel cabo señor Tort en elocuentes palabras.
í^espués de revistar el somatén, y rodeado de
^aigcnt--, el Príncipe penetró en la capilla del
Sagra:.. Corazón, donde oró breves instantes.

siendo recibido por el director de las Escuelas Salesianas. Padre Marcelino Olaechca, y por el di­
rector de las Escuelas profesionales de Sarriá,
reverendo Padre Esteban G io^ i.
L a escolanía de la capilla interpretó un motete,
y después Su Alteza pasó a la sacristía, en cuyo
álbmii firmó poniendo la finna Alfonso P, junto
a la de su augusto padre. Allí le fué regalada una
magnífica medalla de oro del Sagrado Corazón
que se venera en el Tibidabo.
SALAMANCA (España). — Una capilla dedicada
a María Auxiliadora en la Basílica Teresiana de Alba.
Del i Adelanto * 4 de junio, diario salmantino,
tomamos la siguiente relación que, por lo bien
h^ha, no nos hemos atre\-ido a mutilar.
Peregrinación saiesiana^
Son las ocho de la mañana. Hacia la estación
de Salamanca afluye una riada de gente. Son los
almunos de las escuelas gratuitas de San Benito,
en número de 200; los c o lé a le s del Colegio de
María Auxiliadora en número de 300; incontables
son los peregrinos de todas las clases sociales,
antiguos alumnos, una representación del colegio
de las salesianas con varias religiosas y la presi­
denta de las antiguas alumnas con buen número
de las mismas, ostentando todos en su pecho la
insignia de la peregrinación, prendida con lazos de
la bandera nacional. ¡Hennosa ideal enlazar el
pensamiento de la religión con el pensamiento de
patria.
Hasta en estos detalles, al parecer insignificantes,
se ve el pensamiento altamente educativo.
La partida.
Un tren kilométrico, con dos potentes máquinas,
llevando al frente el cuadro’ de María Auxiliadora,
entre banderas, aguarda la llegada de los pere­
grinos. Todos toman ordenadamente sitio. Se
liace un silencio. L l^ a n las andas con la hennosa
imagen de la Auxiliadora que ha de ser trasladada
a Alba. E l reloj marca las nueve. Y a una señal, el
gigantesco convoy se pone en marcha, entre los
\-ivas y aplausos de la regocijada comitiva.
La llegada.
En el apeadero de A lba nos aguardan los dos
tenientes de alcalde de la villa ducal, nmneroso’
público y los alumnos del colegio salesiano de
Béjar, que vienen a aumentar el número de pere­
grinos, y numerosas familias de aliunnos que han
venido en el correo ascendente.
Se organiza la comitiva. \’an delante los niño.s.

250

de los colegios precediendo a la imagen. Vemos
una noble porfía. Muchos, jóvenes y hombres de
edad madura, se disputan el honor de cargar sobre
su.s hombros la .sagrada efigie. Pasamos el puente
*nsl6rico. Ya estomos en Alba.
Ea Alba.

Del otro lado del puente aguarda la llegada de
la peregrinación el pueblo en masa, con la gloriosa
santa Teresa tocada con el birrete de doctora y
la pluma de oro, regalada por Su Majestad el Rey,
escoltada por todas los autoridades, el Sr. Delegado
gubernativo, el alcalde y secretario, teniente de
la Gardia civil, párrocos y sacerdotes, la cruz
carmelitana y tres padres Carmelitas de oficiaule.s.
El encuentro entre la santa Virgen castellana y
la Virgen Auxiliadora, es emocionante.
Los vivas se repiten entusiastas, ensordece­
dores. con espontaneidad religiosa y fe ardiente,
q^ue hace brotar lágrimas en muchos rostros. Fi­
nalmente, se dirige la procesión a la iglesia de la
santa, para proceder a la bendición de la nueva
imagen.
A nte Santa Teresa,

El M. R. P. Provincial de los Salesianos, venido
<le Madrid para el acto, es el encargado Üe la ben■ dición. Antes del acto, sube al púlpito el catedrá­
tico de nuestra Universidad D. Teodoro Andrés
Marcos, para excitar a todos los presentes a que,
al bendecir la imagen, se encomienden fervorosa­
mente a su protección para obtener sus auxilios
para sí. para la Congregación salesiana que allí
los congrega, para el pueblo de Alba, que tan
cordial acogida nos dispensa, para Salamanca y
España entera.
Acto seguido se procede a la bendición con la
fórmula del ritual, y después de orar brevemente
ante la imagen, nos encaminamos a la nueva Ba­
sílica.
En la Basílica.

Por el mismo orden y con las dos imágenes de
Siiutn Teresa y de María Auxiliadora, lleganias
a la nueva Basílica, en la cual se va a bendecir
la capilla dedicada a María Auxiliadora. Iimienso
es el gentío que ocupa el vasto lugar.
Lo avanzado de la hora hace que se diga la
juisa rezada que celebra el Provincial de los Salesiaitos. Don Teodoro Aidrés dirige su palabra a
lu multitud, indicando la marclia de la misa, re­
zando las oraciones propiits, intercaladas con cán­
ticos piadosos.
Al ofertorio ocupa la sagrada cátedra el muy
ilustre señor Magistral de Salamanca, D. Nicolás
Pereira. Después de recordar cómo la niña Teresa
de Jesús, al quedar huérfana de madre escogió
por madre a la Mrgen, dice ingeniosamente que
tal vez también en esta ocasión habrá escogido
pí.'tr madre q María Auxiliadora, para que, a su
sombra, llegue a ser pronto una realidad la tertninaciüu de las obras de la Basílica.
líntrando luego en argumento, traza un her­



moso cuadro de la sociedad actual para hablar
de la labor social que realizan los padres salesianos;
y entre sus medios educativos es, sin duda, el más
poderoso la devoción a María Auxiliadora. Hace
una breve síntesis histórica de esta devoción, y
termina con una elocuente plegaria llena de ve­
hementes afectos que pone una vez más de ma­
nifiesto las altas dotes de orador que le adornan.
La estatua y la capilla.

La estatua de María Auxiliadora es una preciosa
talla de cedro, obra de las Escuelas Salesianos de
Artes y Oficios de Sarriá. Ha sido costeada por
D. Domingo Fonseca, el cual juntamente con su
sobrina, la distinguida Srta. María Antonia Fonseca, han sido los padrinos de la bendición de la
imagen.
La capilla presenta un hermoso conjrmto. Des­
tacan las vidrieras artísticas, con las imágenes
de San Francisco de Sales y Don Bosco, patrono
y fundador de la Sociedad Salesiana; resaltan
también dos lindos escudos: el salesiano y el del
Patriarca de las Indias, Sr. Alcolea, que se ofreció
a costear la vidriera.
El altar, todo él de mármol, es sobrio y elegante;
la combinación ’de mármol blanco y de color,
junto con unas medias cañas góticas, doradas,
es de efecto muy delicado y dice muy bien con el
e.stilo de la Basílica. Es donación de Da. Laura R.
de Vega.
Medio día.

El día, espléndido y primaveral, convida a
comer en el campo: en las riberas del río se ven
mmierosas grupos, haciendo del verde césped
mesa de su festín. Los colegiales y otros convi­
dadas se han reimido en la Casa del Obispo, donde
se les sirve un apetitoso menú. Las autoridades
han tenido el banquete oficial en la fonda del
Sr. Merás. Presidían el P. Provincial, los padrinos
y su distinguida familia, el Sr. Delegado guber­
nativo, alcalde y secretario, juez de Instrucción,
el Sr. Magistral y numerosos invitados.
Al final habló el P. Eladio López, quien en breves
e inspirados párrafos, dió las gracias a los pre­
sentes, lanzando la idea de que pronto se pueda
inaugurar otra capilla en la Basílica.
Ni que decir tiene como su pensamiento merece
la aprobación de los presentes que señalan al .señor
Magistral como patrocinador y propulsor de la
misma.
P o r la tarde.

Los niños se entregan a sus diversiones favoritas.
Los hay amantes del football que se sienten émulos
de Alcántara y celebran animados partidos. Las
personas mayores van a satisfacer su piedad a la
basílica de la Santa. En el teatro del hospital
los antiguos almnnos, después de una sentida
salutación a Alba y a Santa Teresa, de D. .:Vndrés
Rubio Polo, bordaron la aplaudida comedia
grandes fortunas, de Carlos Amiches. En graoa
a la brevedad, omitimos comentarios, pues serian

251 —
pocos todos los encomios para encarecer la acer­
tada labor de los actores.
El regreso.
Es hora de volver. Eas autoridades acuden a
despedimos. Muchos vuelven a Salamanca en
automóxúles. La masa se dirige al tren. Un silbido.
En el horizonte se recorta el perfil de la villa ducal,
blandamente recostada a las márgenes del Tormes.
Y al recoger los recuerdos del día, nos invaden
dulces emociones, la grandiosidad del acto, el
inmenso gentío, la explosión de fe y entusiasmo.

en estos pocos lustros, el desarrollo adquirido por
la Obra Salesiana en la Argentina con el campo
inmenso que se ofrece a sus actividades para com­
pletar im programa extraordinario. Pero si a IckIo
ello se añade la consideración de que el año 1925
es el año de las Misiones, y ésta es otra de las ma­
nifestaciones vitales de la Congregación Salesiana,
los Cooperadores, Ex-alumnos y todos cuantos se
interesen por el desarrollo y porvenir de la Obra
de Don Bosco, tendrán un campo de estudio
ilimitado.
E l mundo en nuestros días se agita con febril

P A N A M A . — lo a a s u r a c lf in d e la n u e v a B t c u e la P r o le e io n a l « M a ría A u x ilia d o r a ».

la acogida cordial, el orden marav-illoso, sin ningún
incidente desagradable, la vitaüdad de la obra
salesiana que con tanta facilidad moviliza orde­
nadamente estos actos imponentes, que por ima
parte demuestran el prestigio de que goza entre
nosotros y por otra atestigua la eficacia de su labor
educativa.
BUENOS AIRES (A^entina). — Noveno Congreso
de lo:> Cooperadores Salesianos.
Por rumores, más que por noticias concretas,
Ufis enteramos de que en la gran urbe de Buenos
Aires se prepara, para el mes de Septiembre el
*V‘ - Congreso de los Cooperadores Salesianos.
El iuomento no puede ser más oportuno para
®ia grandiosa manifestación de actividad sale¿i-; :
que el año 1925 señala una gloriosa fecha
en los anales de los salesianos argentinos, el Cincu
de la feliz llegada de los hijos de
Dea la República del Plata.
-'-■ '-ría historiar la ingente labor realizada

actividad en tusca de orientaciones que abran
nuevos y halagüeños horizontes a la pobre hmnanidad, que sufre los tristes efectos de errores come­
tidos. Congresos tras Congresos se suceden por
doquiera, especialmente en el campo católico:
sean de Educación Católica como los de Madrid,
y Veneda, en que tan gran parte han tomado los
Salesianos, periodísticos, como el de Toledo y
misionales en la Europa entera, de los cuales hay
mucho que aprender, y cuyos frutos no tardarán
en aparecer.
Pero el mimdo salesiano, especialmente el de
habla castellana espera ion grande acontecimiento
en el Congreso de Cooperadores argentinos, que
señalará nuevos campos de acción con sabias
conclusiones, con resultados prácticos que mar­
carán un avance gigantesco en la Obra social de
la Famiha Salesiana.
Ülientras esperamos abundantes noticias, ha­
cemos feiA-ientes votos por la acertada preparación
y éxito rotimdo del nuevo Congreso.

— 252 —
RAWSON (Patagonia-Arg.). — Palabras de aliento.
PU doctor Sagarna en el viaje que hizo al terri­
torio del Cliubut, visitó los centros educacionales
que allá sostiene la obra salesiana; agradeciendo
la recepción que se le hiciera en Rawson, en la
cual tomaron parte activísima los alumnos del
Colegio de Don Bosco y las alumuas de las Her­
manas de María Auxiliadora de aquella ciudad.
Dijo:
« Tengo palabras de altísimo encomio para
estas beneméritas Religiosas y para los Rdos.
I’adres Salesianos, cuya obra altamente patriótica
y moralizadora en la República Argentina y
especialmente en la Patagonia conoce y aprecia
el Gobierno Nacional y particularmente el Señor
Presidente Dr. Marcelo T. de Alvear que se pro­
pone protejerla cual merece *.
Tan complacido quedó el Señor ministfo de la
actuación de los niños de las Escuelas Salesianas
que al partir de Rawson ordenó se les obsequiase,
lo que hizo el Dr. Peluffo regalando a cuanto niño
y niña encontró, un flamante billete de cincuenta
centavos...
No nos corresponde comentar el hecho, pero
aseguramos que continuando el Gobierno su deci­
dido apoyo a favor de los salesianos. florecerán
muchas otras grandes obras de cultura y civiliza­
ción en nuestra Patagonia.
BOGOTÁ (Colombia). — Viaje triunfal del Padre
Vespignani por las Repúblicas americanas.
I’ara que nuestros lectores se hagan cargo de
la simpatía que goza la Obra Salesiana en las jó­
venes Repúblicas americanas, insertamos algún
artículo de la prensa que saluda por doquiera
cariñosa el paso del Padre Vespiguaui.
Inscribe el decano de los diarios colombianos:
* Con el carácter de Visitador Extraordüiario de
las casas de su Comimidad, ha venido a Colombia
el MM. R. P. José Vespignani. Director General
de las Escuelas Profesionales y Granjas Agrícolas
que tienen los Salesianos en el imuido entero. Es
uno de los Superiores Mayores que forman el Ca­
pitulólo Consejo Gcneralicio de la congregación.
Es el V. Vespignani un varón de raras y envi­
diables prendas. Su actividad y espíritu organi­
zador, se manifestaron poderosamente en la Re­
pública Argentina, de cuyas casas y misiones fué
Inspector o Superior durante varios lustros. Es
la República Argentina la Nación que, después
de Italia, cuenta con mayor número de casas saIc.siiuias y miis simtuosos colegios. En la sola ciudad
de Buenos Aires hay siete colegios y Escuelas de
Artes y Oficios, con cerca de tres mil alumnos
internos. Varios son los e.xteniados y oratorios
festivos, y no es exagerado decir que más de diez
mil niños reciben en ellos educación. Casi todo
es debido al celo, a la actividad y prudencia del
huéspe^l que hoy honrará a nuestra ciudad.
Eo que más llama la atención en esa Prox incia
Salesiana es la grande influencia que la congre­
gación ha logrado en el ambiente social de la
Reptiblica, y por lo mismo la estima inmensa que
disfrutan allí los Salesianos. Sin actuar para nada

en la política, mueven los Salesianos ingentes
masas de pueblo y ejercen decisiva influencia en
los ambientes sociales y educacionistas. Esto se
explica teniendo en cuenta que los Salesianos han
educado en sus magníficos colegios a varios millares
de ciudadanos, que ocupan hoy elevadísimos
cargos en todas las esferas oficiales y extraoficiales,
y que lo.s exalumnos de la admirable institución
de Don Bosco guardan para con sus educadores,
profmidísimo cariño, no oscurecido ni aminorado
por las pasiones políticas. Los Salesianos tienen
allí entre sus alumnos algxmos • Obispos, ciento.s
de sacerdotes, algunos Ministros y varios Repre­
sentantes y Senadores: todos ellos, sin distinción
de partidos, guardan para con la institución las
mayores consideraciones, como se ha visto en
multitud de casos.
El P. Vespignani ha sido, después del Eminen­
tísimo Cardenal Cagliero, el alma de todo ese mo­
vimiento salesiano.
Una de las notas más simpáticas de su labor
al frente de las casas de su instituto ha sido el vuelo
que le ha dado a la educación física y al deporte.
Fué el primero que fimdó y reglamentó en la Re­
pública los grupos de los exploradores o boyscouts,
llegando a presentar en las fiestas patrias de la
independencia hasta cinco mil exploradores, admi­
rablemente organizados y disciplinados.
Los antiguos alumnos de los Salesianos forman
el núcleo más fuerte y mejor preparado de la ju­
ventud católica argentina. Esta Asociación tiene
ima particularidad difícilmente comprensible en
nuestra Patria, pero que es tal vez la base de sus
grandes éxitos: el ser completamente, en cuanto
tal, es decir, en cuanto Asociación, completamente
apolítica. Actúan en lo social, en lo moral, en la
educación- pero no tercian en las contiendas polí­
ticas. Aquí, donde confmidimos los términos y
donde todo lo miramos a través del prisma de la
política, difícilmente concebimos esto; pero en
realidad es el gran secreto de los triunfos de esas
juventudes.
El Padre Vespignani figura en el Consejo Generolicio de los Salesianos desde hace tres años,
pues amique ya lo había elegido para ta:i alto
caigo el Capítulo General de 1916, los graves
a.suntos que tenía pendientes en la República del
Plata, le impidieron tomar posesión de su cargo.
En el tren de Girardot llegará esta tarde el in­
signe Salesiano. E l nuevo tiempo le presenta su
respetuoso saludo.
BOGOTÁ (Colombia). — Congreso Nacional de los
Antiguos Alumnos Salesianos.
Como ammeiábamos en nuestro número de
Junio, en este mes de agosto, durante los días 15,
16 y 17, se realizará el Congreso de los Antiguos
Alumnos salesianos de Colombia.
Tres son los temas fimdamentales que se de­
sarrollarán, correspondientes a los tres objetos
que han de lograrse como base fundamental de
asociación:
a) Medios de reclutamiento de socios y organizaciái en Centros locales;

— 253 —
6) Jledios para permanecer unidos al res­
pectivo colegio:
c) Acción social del Exalunmo de Don Bosco.
Que Don Bosco y María Auxiliadora bendigan
sus trabajos.
El Boletín Salesiano se une de corazón al acto
y le augura un resultado grandioso.
PANAMÁ (Centro América). — Inauguración de
ia Escuela Profesional de las Hijas de María Auxi­
liadora.
El II de mayo y en el barrio de la Exposición,
que es sin duda el más importante de la ciudad,
se inauguró solemnemente el nuevo edificio que
han construido las Hijas de María Auxiliadora,
de Panamá, para Escuela Profesional y asilo de
las huerfanitas.
No hace todavía un año que se pensaba en el edi­
ficio como en un sueño dorado; y el sueño es hoy
una halagüeña realidad. ¿Quién ha obrado el mi­
lagro?
El Inspector salesiano Padre Reyneri, antes
de la bendición del nuevo edificio, con acento
conmovido hizo historia de la Obra de D. Bosco
en Panamá, diciendo claramente — en medio de
la admiración y gratitud de todos — que la obra
benéfica que se inauguraba se debía principal­
mente al decidido apoyo y benevolencia del Excmo.
Sr. Presidente de la República, Dr. Don Belisario
Porras y a la caridad y gentileza de su señora.
El Sr. Presidente, que asistía al acto, tomó al
fin la palabra para entonar un himno a la educa­
ción materna que las hijas de María Auxiliadora,
siguiendo las normas directivas que les trazara
Don Bosco. realizan con abnegación y sabios y
prácticos métodos.
ITALIA. — « Círcalo Don Bosco ».
A raíz dél solemne homenaje que los profesores
de Turín rindieron, el lo de Mayo de 1923, a la
memoria del gran educador Don Bosco, se fonnó
entre los catedráticos de la ciudad el « Circulo
Don Bosco ».
El fin es el de inspirarse en los principios edu­
cativos del gran apóstol de la juventud.
Pueden fonnar parte toda clase de educadores
sin otra obligación que la de ayudar en la escuela
■ a sus alumnos, aplicando el sistema preventivo.
Para conocimiento de este sistema y del genuino
espíritu de Don Bosco, se dan con alguna frecuen­
cia conferencias, que generalmente desarrollan
miembros competentes de la Congregación Salesiana.
A juzgar por la frecuencia de las conferencias,
que se dan en distintas ciudades de Italia y ante
selecto auditorio de catedxáti(X>s, el fruto es con­
siderable.
Brindamos la idea a ios salesianos del mundo
entero.
TüRIN (Italia). — Fiesta de Saa Juan en el Ora­
torio de Vaidocco.
Siguiendo la hermosa tradición que originó el
amor de los niños a Don Bosco, en el Oratorio se
ta celebrado también este año con gran solemni­

dad y entusiasmo la fiesta del Rector Mayor, del
amado Don Felipe Rinaldi.
Desde días antes y con la libertad que permitía la
permanencia en Roma, donde fué recibido cari­
ñosamente por-el Papa, se preparaban con activi­
dad colgaduras y los festejos que tan espléndidos
habían de resultar.
La víspera de la fiesta comonzaron a llegar
Inspectores, Directores y henimuos de Italia y
de otras naciones, para presentar sus rendidos
homenajes al Padre en representación de cimntos
salesianos residen en sus inspectorias y Casas, en
la imposibilidad de venir personahnente todos,
como fuera su deseo, a mostrar su filial amor al
Padre y Rector de su amada Congregación.
La velada con que Salesianos, niños del Oratorio,
Cooperadores y Antiguos Alumnos le obsequiaron
el día 23, tdspera de la fiesta, resultó magnífica
a la par que muy íntima y conmovedora.
Desde Don Juan Prancesia, para quien parece
que no pasan los años, pues lleva con soltura
admirable sus 87, hasta el diminuto huerfanito
que balbuciente le presentó el saludo de sus compañeritos, todos los números fueron muy aplau­
didos, tanto por la ejecución como por los her­
mosos y sentidos conceptos que eucerraban.
Los estudiantes de teología del Instituto Inlernacional Don Bosco, dieron una nota sobresa­
liente con la interpretación de algunas composi­
ciones musicales de mérito y el discurso bien
pensado que todos escucharon con religiosa aten­
ción. De él tomó pié el agasajado Rdmo. Don Fe­
lipe Rinaldi para corroborar que efectivamerte
p ^ ía creerse más afortunado que Don B oícd ,
Don Miguel Rúa y Don Pablo Albera, pues pudiendo participar de las alegrías que ellos <n
semejantes actos disfrutaron, gozaba además de ■
otras que Don Bosco soñó y sus antecesores des e­
aron pero que la Divina Providencia dejó para
más tarde, como son: el verse rodeado de hijos
de todas las partes del mundo, y ver a los sale­
sianos esparcidos por la redondez de la tierra, con
misiones en las dneo partes del mundo.
Se leyeron en abundancia telegramas y carias
de casi todas las naciones.
Una nota simpática fué la limosna que los An­
tiguos Alumnos ponían, como testimonio elocuente
de su amor, en la mano' del Padre con destino a
las IVIisiones Salesianos. Con ella entienden corres­
ponder en parte a los beneficios recibidos en los
Colegios Salesianos.
También las Damas Patronesas, a las que pre­
sidía la Princesa Letida, presentaron al venerado
Padre Rinaldi un abundante y predoso regalo,
juntamente con sus felidtaciones y augurios:
ornamentos sagrados para las Misiones en número
consideiable. Son de un subido valor, más que
por el número y la riqueza por el mérito, pues
todos están <»nfecdonados por tan distinguidas
señoras, las cuales se privan gustosas de diversiones
y aun del descanso para contribuir con los misio­
neros a la salvadón de muchas almas.

— 254 —

LOS QUE MUEREN

ver todos los honores que se dan al Gefe del ^Estado
y que se le sepultara en la Metropolitana.
Al pío y virtuoso pastor, que tanto amó a la
Obra Salesiana, le conceda el Señor la corona de
los santos.

lO c :

Excm. Sr. Don Jerónimo Tomás de Silva.

Oíros Cooperadores difuntos:
Barcelona (España). — Dña. Javiera Pahita y
Nogués Vda. de Miguel Pérez Martí; Don Benito
Adroer.
Buenos Aires (Argentina). — Dña. Ambrosia
Vananti; Srta. María Moré.
Labateca (Colombia). — Dña. María Natividad
Cabeza de V.
Pamplona (Colombia). —
Peña Silva,

Don Nepomuceno

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a las almas del
purgatorio que, según la última concesión de
Pío X I, podemos lucrar, siempre que imamos a
nuestro trabajo cualquier devota invocación,
pueden ganar los Sres. Cooperadores Salesianos,
cumpliendo los requisitos de costumbre, Indul­
gencia plenaria:

El Excmo, Sr. Don Jerónimo Tomás de Silva,
Arzobispo de S. Salvador de la Bahía y Primado
del Brasil, — voló al cielo el 19 del marzo pasado.
Había nacido en Sobral, diócesis de Fortaleza,
el 12 de junio de 1849.
Cursó los estudios superiores en Roma, en la
Universidad Gregoriana. Elegido obispo de Belén
del Pará el 2i de junio de 1890, fué promovido a
hi sctle de Bahía el 12 de septiembre de 1893,
domle gobernó su grey con amor y celo durante
30 años. Hízose a ejemplo de San Pablo, todo
para todos, y el último acto de su generoso cora­
zón fué el dejar el patrimonio de familia entero
para las necesidades de la diócesis.
El Gobierno ordenó que se rindieran a su cadá-

I® El día que se inscriben en la Pía Unión.
2° Una vez al mes, a elección de cada cual.
3° Una vez al mes, asistiendo a la conferencia.
4® Asimismo, mía vez al mes, el día en que
hí^an el Ejercicio de la Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consagren
al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios espirituales
durante ocho días seguidos.
Además, los síguintes días del mes de Septiembre:
E l 8,
» 12,
» 14,
» 15,
» 29,

Natividad de Ntra. Sra.
Dulce Nombre de María.
Exaltación de la Sta. Cruz.
Dolores gloriosos de María.
Dedicación de San Miguel Arcángel.

También pueden ganar otras muchas indul­
gencias plenarias y parciales, y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento
o « Cédula de admisión a la Pía Unión », a la
cual nos remitimos.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEM IN IANO FE R R A R I.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

P R A N e iS e O S VA&VELLO
Sacerdos, Philosophiae Professor in Seminario Salesiano apud Taurinenses

INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
Pa r s i .

C o m p le c te n s In tro d u c tio n é m
— Apud exteros: Libellae 14.

ad

p h U o so p h ta m

e t L o g íc a m :

Libellae lo.

II. M e ta p h y s ic a .
Vol. I. Complectens Metapliysícam generalem seu Ontologiam: L. 6. — Apud exteros:
L. 7.50.
Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et
Theodiceam: L . 12. — Apud exteros: L . 15.

P ars

Pa r s

III. E t h ic a e t ju s n a tu ra e .
Vol. I. Complectens Ethicam: L. 5, — Apud exteros: L. 7.
Vol. II. Complectens Jus naturae: L . 15. — Apud exteros: L .-i8 .

H O R A T IO S A A Z Z E L L A
Archiepiscopus Tarentinus

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
BREVIORl CURSUI ACCOMODATAE
ED ITIO

Q UINTA R E C O G N IT A

E T AU CTA.

VoL. I. T r a c t a t u s de v e r a R e lig io n e , d e S c r ip iu r a , d e T r a d itio n e e t de E c c ie s ia
C h r is ti: L. 25. — Apud exteros: L. 30
VoL. II. T r a c t a t u s d e D eo U n o a c T r in o e t de D e o C re a n te : L. 15. — Apud exteros:
L 18.
VoL. III. T r a c t a t u s d e V e r b o In c a rn a to , de G r a tia C h r is ti. e t de V ír t u tíb u s in fu sis: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
VoL. IV. T r a c t a t u s de S a c r a m e n tis e t de N o v is s im is : L. 15. — Apud exteros: L. 18.
PE T R U S R A C C A .
T H E O L O G IA E M O R A L I S S Y N O P S I S . — Breve opus ex sapientissimis scriptoríbus de
re morali eductum et ad normam novi Codicis Juris Canonici exaratum. — Vol. in-16
pp. 700: L. 12,50, — Apud exteros: L. 15.
GE C E N S U R I S L A T A E S E N T E N T I A E quae in Códice Juris Canonici continentur
commentariolum digessit J o a n n e s C a v i G íOL i . Vol. in-i6 pp. 1 70; L . 3,75. — Apud
i.xteros: L. 4,50.
P S A L M O R U M L I B E R I. - Edidit signisque modernis auxit F. V a l e n t e
in-16 pp. VIIÍ-72: L. 3,50. — Apud exteros: 4,20.

M. I. Vol.

Editio est elegantissima novisáimaqua psalmorum, hebraica lingua concinnata.

A L O IS IU S G R A M M A T IC A .
Q E O G R A P H I A E B I B L I C A S . — Addita brevi notitía regionum. - 8 tabulae. Editio rainon L. 10. — Apud exteros: L. 12.

a tla s

C o r s o R e g in a M a rg h e rita , 174 - T O R IN O (Italia)
A. P I S 6 B T T A e t A . G E N N A S O
S. S.

T H E O L O G I A E M O R A L I S ELEMENTA
AD CODICEM JURIS CANONICI EXACTA
Jam edita sunt In ¡ucem :
V olumen primum : De Theoloj^lae Moralis Pundamentis. — i . De actibus humanis. - 2. De conscientia.

• 3. De legibus. - 4. De peccatis. Vol. in-16, pp. CVII-404: L, 15. — Apud exteros: L. 18.

V olumen sbcundum : De obllgationlbus erga Deuin e t nos Ipsos. — i. De virtutibus theologicis. -

2. De virtute religionis. - 3. De prudentia, fortitudine et temperantia. Vol. in*i6, pp. X-630: L. 20.
— Apud exteros: L. 24.
V olumen tb rti um : De obllgationlbus erga proximum. — i. De justitia et jure. - 2. De iniuriis et
restitutione. - 3. De contractibus. Vol. in-16, pp. XII-750: L. 25.— Apud exteros: 30.
VoLUMRM QUARTUM: De obllgatlonlbus pecullarlbus e t de poenls eccleslasticls. — Vol. in-16
pp. XII-420 : L. 15. — Apud exieros: L. 18.

Proxime edeada:
V olumen quintum : De Sacramentis In genere et de quinqué primis Sacramentis In specle. —
I. De Sacramentis in genere. < 2. De Baptismo. - 3. De Conñrmatione. -4 . De EuchaVístia. - 5. De

Pcenitentia. - 6. De Extrema Unctione.
V olumen sextum : De Ordlne e t de Matrimonio.
V olumen sbptimum : De sexto et nono praecepto decalogi; de usu matrimonil et de ratlone ser*

vanda in sacramentorum administratione.

S. THOMAE AQUINATIS OPERA
SUMMA THBOLOQICA dillgenter emendata, De Rubeis, Billuart et aiiorum notis selectis ornata, cui
accedunt septem locupletíssimi índices, quorum unus est auctoritatum Sacrae Scrípturae, alter quae*
stionum, tertius rerum omnium praecipuarum, quartus dogmatum ad hodiernas haereses confutandas,
quintus locorum seu doctrinarum ad explicandas Epístolas et Evangelia Domínicarum et festorum
totius anni, sextus auctorum quibus usus est D. Thomas, septimus locorum ad usum catechi*
starum. Accedit lexicón Scholasticorum verborum Josephi Zamae Mellinii, quo explicantur verba
máxime inusitata et locutíones praecipuae D. Thomae et aiiorum Scholasticorum. 6 vol. in-8 max.
Editio Taurinensis 1922 : L. 80, — Apud exteros: L. 96.
IN OMNES S. PAULl APOSTOLI EPISTOLAS COMMBNTARIA, cum indice rerum memorabilium.
2 vol. in-8 max. Editio Taurinensis emeudatissima: L. 33. — Apud exteros: L. 40. •
CATENA AUREA IN QUATUOR EVANQELIA. — a vol. in-8 max. Editio Taurinensis emendatissima.
L. 32.— Apud exteros: L. 39.
IN EVANQELIA S. MATTHAEI ET S. JOANNIS COMMENTARIA. — a vol. in-8 max. Editio Tau­
rinensis emendatissima: L. 32.— Apud exteros: L. 39.
SUMMA CONTRA GENTILES, seu de veritate Catholicae Fídei. Editio Taurinensis emendatissima;
L. xa. —- Apud exteros: L. 14,50.
QUABSTIONES DISPUTATAB ET QUAESTIONES DUODECIM QUODLIBBTALES ad fidem optimarura
editionum diligenter refusae. Editio Taurinensis emendatissima: L. 45. — Apud exteros: L. 54.

R e d a c c ió n y A d m in istra c ió n : V ia C o tto le n g o , 32 • T U R ÍN .
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1924