BS_1923_12

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Título
BS_1923_12
Descripción
Boletín Salesiano. Diciembre 1923
Fecha
1923.12
extracted text
o

Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LA S O B R A S DE DON BOSCO
Diciembre 1923

Año X X X V III — N . 12.

S u m a rio . — F e lic e s P ascu as J e N a v i J a J con buen fin y prin cipio d e /íño N u ev o, — L os
O ratorios festiv os en la regeneración socio/. — T eso ro espiriiu al, — E n los P ascu as d e N a ­
v id a d . — 5 o tre Ids M isiones S alesian as. — E l £mineníisimo C a rd . B en llo ch en la A rgentina.
— N u evos (fperarios a l campo d e ¡as M isiones. — D e nuestras Aíisiones; U na sem ana de
A íisión entre los B h o i d el A ssam . — N ece sid a d e s espirituales d e la P atag on ia, — E p isod ios
d e ¡as M isiones. — Culto d e M aría A u x iliad ora . • O ra d a s d e M aría /luxi/ioJoro. — P or
e l m undo sa lesian o. — In d ic e genera/ d el añ o 1923.

B n s e ñ a n d o e l c a te c is m o .
^

R e d a c c ió n *

y

A d m in is t r a c i ó n :

^

V ia C o tto ien g o N. 3 2 * T U R IX . 9 (I ta lia ).

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- y
a

< S O O IE M > ^ X >

I I V 'I '3 E ? R

A O IO

A v e n i d a R e g i n a M a r g a r i d a , 174 — T U R f N (ita lia )

NOVUM MISSALE
decreto Sacrosaucti Concilii Tridentini
Minie taanuiii'exi-estitutum
S. Pii Y . P . M. jussu editum alioruin Poiitiüciiin cura recognitam a P ío X reformatuni et SS.mi
D. N. Benedicti X V auctoritate vulgatum.
1) Editio typica Vaticana nigro tantum impressa, cum rubricis italicis literis resultantibus,
in charta subtili sed solida. Cm. 17x2G marginibus comprebensis.
Sine tegumento: Libellae 30. — Apiid exteros: libellae 42,
Co7itcctu7ti: 1) Semipelle ac tela, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 60. —
Apud exteros: lib. 84.
2) Tota pello rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis: Libellae 80. — Apud
exteros: libellae 112.
3) Tota pello rúbeo colore, auratis foliis, titulo deaurato in dorso ac cruce aurata in
planibus: Libellae 100. — Apud exteros: libellae 140.
2) Editio Turonica ju xta typicam Vaticanam. Cm. 2 3 x 1 5 . Impressum\rubeo nigroque
colore. Sitie tcgimeTiio: Libellae 70. — Apud exteros: lib. 80.
GontecUm: 1) Liuteo, cum titulo áureo, sectione rubra. Libellae 84. — Apud exteros: lib. 90.
2) Omnia u t supra Ñ. 1 sectione .vero aurata. Libellae 91. — Apud exteros: libellae 100.
3) Tota pello, cum titulo áureo, sectione rubra. Libellae 112. — Apud exteros: libellae 120.
4) Omnia ut supra N. 3, sectione vero aurata. Libellae 140. — Apud exteros: libellae 150.
3) Editio Turonica ju xta typicam Vaticanam (K. 14 typus 2 8 x 1 9 ). Impressum rúbeo
nigroque colore. Textus illustrationibus nitet, chrolibinaque impressione adeo perbelli refulget,
perspicuitas literarum visum non laedit. Minimum est pondus iiujus Missalis (2 Kg.) ut
a pueris ecelesiis inservientibus ferri potest.
Sitie tegumento: Libellae 70. — Apud alias -nationes: libellae 80.
Contectum: 1) Semipelle ac tela rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac cruce deauratis:
Libellae 125. — Apud alias nationes: libellae 140.
2) Tota pelle rúbeo colore, sectione rubra, titulo ac
deauratis: Libellae 200. — Apud
alias nationes: libellae 220.
3) Tota pelle, rúbeo colore, auratis foliis, titulo deaurato in dorso ac cruce aurata in planis:
Libellae 225. — Apud alias nationes: libellae 245.
4) Editio Turonica ju xta typicam Vaticanam, manualis 1922 (cm. 10 x l5 ) . Editio in óm­
nibus cum editione concordans, charta indica tenui et solida, cum characteribus magnis et
perspicuis rubro et nigro impressis, accuratissima.
Sine (cgumc7ito: Libellae 28. — Apud exteros: libellae 40.
Contectum: 1) Linteo, cum titulo áureo, sectione rubra: Libellae 35. — Apud exteros: Libellac 47.
2) Omnia ut supra, sectione vero aurata: Libellae 40. — Apud exteros: libellae 55.
5) Editio I Taurinensis, 1921, iuxta typicam, commodissima, in paginis conficiendis commoditatis mtione habita, fere nuimpium lectorem ab una ad aliam paginam remittens, pag.
patent cm. 1 4 x 2 3 *0 , rubro-nigro impressae, cum lineis lubris in quadrum ductis, characte­
ribus nitidissimis apposiíe fusis, lectu valde idoneis.
Editio hace in duabus chartis diversis venit:
In charta indica subtili ac solida (Missal. religat. gramm. 600 pondo)
In charta a machina crassiore (Missal. religat. gramm. 1100 pondo).
<Si«e tegumento: Libellae 50. — Apud exteros: libellae 65.
Contectum: 1) Semi-pelle mlx'a ac tela eiusdem colorís in planis, titulo ac cruce in planis,
foliis coloratis (vel infectis coloribus): Libellae 75. — Apud exteros: libellae 97,50.
2) Tota pelle rúbea, foliis coloratis, titulo in dorso ac aurata cruce in planis: Libellae 90.
— Apud extert)s: libellae 117.
3) Tota ^xdle rulx'a, deauratis foliis, titulo in dorso ae aurata cruce in planis: Libellae 100.
Apud exterus: libellae 130.

Año X X X V III

N . 12.

Diciembre 1923,

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BOLETÍN SALESIANO
R E V IS T A D E L A S O BR A S D E DON BOSCO
R e d a c c ió n Y A

d m in is t r a c ió n :

V ía C o t t o l e n g o , N. 32 - T U R I N (Itatla)

Felices Pascuas de Navidad
con buen fin y principio de Año Nuevo.
A l lleg a r las herm osas y consolado­
ras fiestas de N avidad, de fin y de
prin cipio de año, p o r am or y gratitud,
nos sentimos obligados a e7iviar un cai'i^
ñoso saludo a 7iuestros Cooperadores y
Cooperadoras, como a miembros de la
fa m ilia , y a todos cug,ntos sim patizan y
apoyan a la Obra Salesiana, deseándoles,
con un buen fin y prin cipio de año, fe ­
licidades m il y abundantes dones del N iño
Jesús.
M uchos son los motivos que nos com­
pelen a fe lic ita r y tnostraimos reconoci­
dos. B asta tender la vista p o r e l in­
menso campo que la D ivina Providencia
ha confiado a nuestros cuidados y ver
los copiosos fru tos cosechados y la abun­
dante m ies que se sazona, p a ra caer de
hinojos, en acción de g racias, ante e l
Recién N acido y a los p ies de M aría
A u xiliadora, y , después de verter los
más tiernos afectos de nuestro corazón,
elevar una p leg a ria p o r nuestros Coo­
peradores y todos cuantos, dóciles ins­
trumentos de la am orosa Providencia,
han contribuido generosam ente con sus
oracioTies, lim osnas e iiifiuencias a que
la hum ilde Cotigregacióii Salesiana se
extiefida p o r e l 77iundo todo, cosecha7tdo
trúm fos €71 la C07iversiÓ7i de los Í7ifieles
y la ediicacióji de los 7iiños, especial77iente de los más pobres y aba7ido7tados.

A ñádase a eso e l cotisolador movii7ue7ito 77tisio7iero qjie se despiei'ta p u ­
ja n te e7i E spaña, Ita lia y F ran cia .....
e?i E u ropa oitera y que se traduce C7i
vocaciofies religiosas de jóveiies que, dafido
de ntano a cuantas delicias les brinda
e l mu7ido, se alistaii eii las fila s de los
abnegados obreros que se disponeii a
trabajar eii la viña d el Señor, en apoyo
eficaz a los que sieinbrait el Evangelio
€71 los pueblos pagan os y corren p o r
selvas y desiertos hasta los confines del
77iU7ido €71 busca de ahitas pai'a cofiducirlas a l red il de Cristo, y iiadie negará
que hay motivo sobrado p a r a d a r reiididas g racia s a D ios y felic ita r la buena
disposición de todos.
Cotí las oracio7ies y afectuosos saludos
de nuestro ainado S u perior Don F elipe
R in aldi, ofrece77ios las ferv orosas comu7iiones y oraciones de todos los Salesia7ios
y niños que se educan en nuestras casas
y misiones, bendiciendo la cai'idad de
sus bienhechores, y les aseguram os que
no cesarán de pedii^ a D ios, por niedio
de M aría A u xiliadora, p a ra que derram e
abundantes g racias sobre sus fa m ilia s,
allegados y sobre sus intereses.
Como fin a l, nos complaceptos en comu7iicar a nuestros buenos Cooperadores
U7ia delicadeza de los Salesia7ws y niños^
del Orfanotrofio del N iño Jesús de Belén.

— 356 —

Desde el prim er día de la novena de
N avidad hasta Reyes, todas las tardes,
Superiores y educandos, se dirigen a l
Santo Pesebre en que nació N tro. Señor.
Una vez allí, colocan sobre él un álbum
en que están inscritos los nombres de sus
Cooperadores y ruegan según sus inten­
ciones. lin el mismo álbum están escritos,
colectivamente, todos los Cooperadores y

los

Cooperadoras Salesianqs, y también por
ellos elevan a l cielo especiales plegai las
desde la misma gruta de Belén, en
donde rezaron Jl/aria Saiiiísima y San
José, adorando a l Nrho Dios.
Que a todos nos bendiga el Santo
D iño y nos conceda gi'acias abundantis
para dar mucha g loria a D ios el ano
venidero.

Oratorios festivos en la regeneración social
No hay medio más etícaz para regen era r a un pueblo
que el Oratorio festivo.
Don B osco.

convicciones religiosas han sofocado
B e nada sirven las lamentaciones cuando
hombres los sentimientos cristianos de candad,
no se procura remedio a los males.
abnegación y sacrificio; extinguido en sus pe­
Con frecuencia enojosa se oye deplorar en
chos el amor al prójimo y a los suaves placeres
reuniones, paseos y tranvías, el desquiciamento
del espíritu, para sustituirlos con la doblez,
social, la relajación de las costumbres, la falta farsa y mentira, por el egoísmo y dureza de
de virtudes cívicas y religiosas, indispensa.bles corazón en unos, en los poderosos, que solo
para todo progreso, y base de la tranquilidad piensan en gozar, aunque para ello deban tra­
y bienestar de los pueblos civilizados.
ficar con la sangre de sus hermanos; y por
¡Ya no se puede vivir! exclaman muchos con en\ddia negra, rencores y odios satánicos en
displicencia al ver como el desorden, la anar­ otros, en las clases proletarias que, faltas de
quía todo lo invade y domina. ¡El mundo ca­ resignación y esperanza cristiana, no ven el
mina a su ruina! Sin moralidad ni ideales, co­
día de sacrificar a su venganza a los ricos, a los
rroído por el materialismo egoísta se desmorona
que ellos creen causantes de sus males y mise­
al empuje de sus vicios, como la estatua de los rias. para, después, entregarse a canivalescas
sueños de Nabucodonosor. ¡Esto se liquida!
orgías.
¡ya no tiene remedio!
Todo eso es cierto desgraciadamente, no hay
Y en lugar de poner con su esfuerzo un dnpie
quien no lo vea; querer negar los males que
a la corriente del mal, como fuera de desear padecemos, que gangrenan a la pobre huma­
y nos obliga el deber, de contrarrestar sus
nidad sería tanta necedad como negar la luz
perniciosos efectos con obras de bien y de rege­
del sol en pleno día, sin que por ello lográramos
neración, consumen sus energías en vergonzosos,
aminorar nuestra miseria; pero estamos muy
estériles lamentos, y. cnizAndose de brazos,
lejos de creer, como asegura el coro de pesi­
dejan correr las cosas, sucederse los aconte­
mistas y plañideros, que e.stos males no tengan
cimientos, resignándose a morir, a semejanza
remedio, que la sociedad sea incurable y que
de aquellas aves del desierto que, perseguidas
deba necesariamente sucumbir y perecer.
por el cazador, cierran los ojos y ocultan la
Aun dejando de mirar las cosas a través de
cabeza entre la arena, esperando en ignomi­
las creencias v optimismo cristianos, para los
niosa postura el golpe de gracia.
cuales tales 'afirmaciones pusilánimes saben
!•> cierto que los tiempos que corren son
a error, y son tan funestas como los males que
malos, que la sociedad está viciada. No es ue- lamentamos, bastaría recordar el parecer de
ce>^ario tender la vista por el campo de la historia
los paganos, de los pueblos antiguos a este
para tropezar con lágrimas, desesperaciones,
,,

odios, traiciones, robos, suicidios, asesinatos, respecto.
Cuéntanos la historia del pueblo gnego que
guerras y revoluciones; basta mirar en torno
habiendo degenerado la R epública en las cos­
nuestro para sentir escalofrío ante la obra
tum bres y virtudes que la hicieron grande, te­
demoledora, el estrago siempre creciente de
m ible v floreciente, llegóse a tem er por su por­
las pasiones humanas.
venir V vida, preocupando sobrem anera a los
Ea corrupción de las costumbres y falta de

buenos atenienses que se reunieron en Con­
greso para discurrir sobre los medios con que
atajar los vicios y conjurar las desgracias que
los afligían, no resignándose a su decadencia
y exterminio.
Pero como el temor no es buen consejero,
pues agranda los males y hace, a veces, parecer
como ciertas las cosas posibles, privando de
la exacta percepción y justo aprecio de las
circunstancias, resultó que el miedo y juicio
exagerado de algunos cobardes y encogidos
influyó en el ánimo de los reunidos, provocando
el pánico en la asamblea, que juzgó la situa­
ción como desesperada y de imposible re­
medio.
Uno de los concurrentes, sin embargo, más
equilibrado y prudente que sus compatriotas,
arrojó al suelo, indignado, una manzana podrida
que se despedazó a la vista de los espantados
congresistas, quienes, no atinando con la inten­
ción de su colega, le rogaron les explicara lo
que quería significar con aquel acto.
Sencillamente, contestó el interpelado, de­
mostraros que estáis completamente equivo­
cados y que no hay lugar a vuestro pesimismo,
pues la salud de la República tiene remedio y
la corrupción de las costumbres enmienda.
De ser cierto lo que afirmáis en vuestra ofusca­
ción, la manzana que véis deshecha en el suelo
no serviría más que para arrojarla al esterco­
lero; y sin erabago, no está podrida toda, quedan
sanas las pepitas. Arrancadlas, sembradlas y
cuidad de ellas, y yo os aseguro que dentro de
pocos anos las tendréis convertidas en árboles
sanos y robustos que os brindarán en abun­
dancia manzanas dulces y sabrosas.
Ue sobraba razón al pedagogo griego. Nos­
otros compartimos su modo de pensar en este
punto, y deseamos servirnos de sus sabias
enseñanzas.
Estamos bien seguros, nos lo abona la historia
y la experiencia cotidiana, que si se atiende
con interés a la juventud, poniendo sumo cui­
dado en su educación, a la vuelta de pocos
años tendremos reformada la sociedad.
Procurad la buena «formación de la miñez,
decía con su acostumbrada elocuencia y con­
vicción San Juan Crisóstomo, y tendréis el
mundo remediado, porque la niñez es el alma
ciega de que se pueblan después las repúblicas,
de que .se componen los estados y de que se
surten los oficios.
De los hombres maduros poco o nada se
puede esperar ya en orden a la corrección. Se­
mejantes a los árboles cuyos nudosos troncos
se endurecen con los años sin que después se
les pueda enderezar, llegados a cierta edad, no
se sobreponen a ciertos hábitos que en\-ejecie-

I

ron ■con ellos, penetrándoles hasta la médula
de los huesos.
En la niñez, en cambio, está la espe­
ranza del porvenir. En ella se. encuentra toda
la vida del hombre, como el fnito en la flor.
Dóciles a todas las influencias, los niños serán
lo que quiera quien los guía, la generación que
va delante. Lo mismo se puede hacer de ellos
piedras, como de las piedras hijos de Abraham.
La niñez refleja como mi espejo en la sucesión
de la vida las imágenes que se le j)resciitan o
inipresionan. La primera cosa no muere. Las
primeras alegrías o dolores, las buenas o malas
enseñanzas, tanto los primeros triunfos o de­
rrotas, como las primeras victorias o desgracias
colorean el primer plano de la vida. Quien
primero se haga dueño del afecto de los niños
los conducirá donde (piiera. El camino que
emprendan en su juventud, ese seguirán hasta
el ocaso de la vida.
¿Qué de extraño tiene, por consiguiente,
qué los niños que crecen baldíos, silvestres,
sin cuidado'por parte de los padres, sin idea
ni sentimiento de religión, cuando llegan a la
juventud ardorosa, de pasiones halagadoras,
violentas, al encontrarse desarmados y sin
frenos, se entreguen a los placeres que dege­
neran y degradan, y se lancen, en consecuencia,
por el camino del deshonor y del crimen?
Hasta que el niño esté cruelmente abando­
nado por la familia y la sociedad a todos los
perniciosos instintos de la naturaleza humana;
mientras no se le atienda y eduque dignamente,
apartándole de las perversas compañías y
malos ejemplos del arroj'^o, no tenemos derecho
a lamentarnos de los males que nos afligen, ni
puede esperarse la regeneración de la sociedad.
*
* *
A suplir las deficieucias de la familia mo­
derna. especialmente de la proletaria que por
lamentables exigencias de la vida no puede
atender debidamente a la educación de sus
hijos, y a remediar la triste suerte de tanto
niño abandonado y vagabundo como pulula
por el arroyo de las grandes ciudades, expuestos
a peligros de toda suerte, que los empujan por
la pendiente del vicio, está llamado el Oratorio
festivo, nido de cantos y sanas alegrías, escuela
de virtudes, laboratorio donde se troquelan
honrados ciudadanos y se cimenta el risueño
porvenir de los pueblos.
De su benéfico influjo y maravillosos efectos
puede darnos idea la visión o sueño que tuvo
el Venerable Don Bosco cuando niño. Nacido
en tiempos turbulentos, de guerras sangrientas
en que la muerte dejaba en miserable orfandad

I

3S9 —

toles salvan a familias enteras. Semejantes a
los pajarillos que llevan en su pico la semilla
fecunda a las torres y rocas inaccesibles donde
al poco tiempo florecen, los niños suelen llevar
del Oratorio a sus padres y amigos algún gra­
nito de la palabra di\-ina que dejan caer inge­
nuamente, no siendo raro que esa semilla ger­
mine en el corazón de los padres y produzca
frutos más copiosos que en sus mismos hijos.
Y no se crea que son únicamente los católicos
los que obser\an y aprecian , la benéfica labor
de los Oratorios festivos. Hombres tan poco
afectos a la Iglesia y espíritu cristiano como
el célebre profesor de antropología de la ciudad
de rnrín, César lyombroso, han manifestado,
en ocasiones, la estimación que les merecía su
provechoso influjo en bien de la sociedad v en
particular de la clase humilde. Cuando en 1S93
se lamentaba en su cátedra de medicina de la
plaga del alcoholismo y sus estragos, recono­
ciendo la inutilidad de las medidad tomadas
por las autoridades para combatirla, señaló
los Oratorios festivos como medio eficaz y el
más práctico para conseguir los resultados
perseguidos.
Y no .sólo Lombroso, cualquiera que conozca
y deplore los males que aquejan a la sociedad
y se dé cuenta del funcionamiento y finalidad de
esos centros no puede dejar de reconocer las
inmensas ventajas y regeneradores efectos
que con ellos se consiguen.
Cuando a pobrecitos indigentes que, a más
del pan y el abrigo les falta el amor y ruedan,
arrastrados por la miseria y el desamparo,
hacia el crimen y el patíbulo, se les abren,
como arca salvadora, las puertas del Oratorio,
donde, después de remediar sus necesidades
más perentorias, se les instruye y enseña a
mirar al cielo, procurándoles a continuación
un medio de ganar honradamente la vida, no
se puede menos de alabar la caridad cristiana
que da vida a esas salvadoras instituciones
sociales.
¡Ah! si en aquella opulenta ciudad, grabada
en la memoria de todos con resplandores de
fuego, hubieran funcionado los Oratorios fes­
tivos más abundantes que los centros corrupto­
res sostenidos por Ferrer, seguramente no se
hubieran lamentado los horrendos crímenes
que llenaron de espanto al mundo y de baldón
y luto a la caballercsa capital que mereció un
día los cumplidos elogios de Cervantes. Aquellas
hienas que, después de reducir a pavesas lo
que la pica no pudo demoler, se cebaron igno­
miniosamente en las momias y cadáveres que
respetan hasta los antropóf^os, lo hicieron
porque la propaganda impía y la escuela sin
Dios, revolucionaria había sofocado en ellos

todo sentimiento de piedad y de honor, sem­
brando en sus corazones el odio que no pro­
duce más que muerte y destrucción.
Esas lecciones sangrientas deben convencer­
nos de que sólo una educación sólidamente cris­
tiana puede alejar de nuestra sociedad los
peligros que de continuo nos amenazan. He
poco sm ’e la fuerza siu la persuasión. El hombre
no se sobrepone a sus pasiones y se corrige de
sus defectos sino ante el imperioso mandato
de la Divinidad.
Alejemos a los niños del arroyo y enseíémosles el catecismo, no de otro modo ])odrcmos
salvar a la juventud y con ella q la sociedad.
« Quien quiera reformar una población, dejó
escrito el gran renovador del siglo 19, D. Bosco,
no encontrará medio más eficaz que el Oratorio
festivo ».

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a la.s almas del
purgatorio que, según la última concesión de
Pío X I , podemos lucrar, siempre que unamos a
nuestro trabajo cualquier devota invocación,
pueden ganar los Sres. Cooperadores Salesianos,
cumpliendo los requisitos de costmiibre, In d u l­
gencia plenaria:

I® E l día que se inscriben en la P ía Unión.
2® Una vez al mes. a elección de cada cual.
3® L'na vez al mes. asistiendo a la conferencia.
4® Asimismo, una vez al mes. el día en que
hagan el Ejercicio de la Buena Mnerfc.
5® E l día que jx>r primera vez se consagren
al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios e.spírítuales
durante ocho días seguidos.
Además, los siguientes días del mes de Enero:
E l I Circuncisión de N. S . J . C.
»
2 Smo. Nombre de Jesús.
» 6 Epifania de N. S . J . C.
> 18 Cátedra de San Pedro en Roma.
> 25 Conversión de San P^blo.
» 29 San Francisco de Sales.
Sagrada Familia.
También pueden ganar otras muchas nduleencias plenarias y parciales, y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento
o * Cédula de admisión a la Pía Unión *, a la
cual nos remitimos.

— 360 —

E

r

la s

E l aguinaldo del Pobre.
No hace muchos años todavía.
h'dificada sobre una risueña colina a cuyos
I>ies se extiende exuberante de riqueza una
liermosa vega que ciñe en lontananza envidioso
el mar, se asentaba, como nido de palomas,
una casa de Don Bosco.
Sus moradores, casi todos hijos de la noble
l'rancia, se preparaban al generoso apostolado
de las Misiones, sostenidos con la caridad de
sus hermanos, los buenos hijos de San Duis.
Quiso, con todo, la sabia Providencia probar
la virtud de los que escogía para ministros
suyos, escaseando la limosna que' era su pan
cotidiano.
Se acercaban los días alegres de las Pascuas
de Navidad, fiestas en que el regocijo se ex­
pande por el mundo cristiano; la Iglesia viste
de gala sus altares y entona sus hosannas de
triunfo más delicados, e.xpresivos y sonoros,
mientras difunde por el amor de su encendida
caridad, abriendo cwi largueza las manos de
sus pudientes iiijos en favor de los meneste­
rosos de su crecida familia: niños, pobres y
des\-alidos, el regocijo en los hogares.
Como liombres de fe, sabían muy bien que
J esús nunca está más. cerca que cuando se oculta,
y ([ue a los momentos de aridez y aparente
desamparo, soportados por su amor con resig­
nación cristiana, responde con largueza, regala
en abundancia: j>or eso rezaban con más ardor,
cantaban con acentuada confianza el dulce
■< Regem venturum Dominuni » que debía tra­
erles, con los carismas celestes, el aguinaldo
de Pascuas.

Ks la víspera de la gran fiesta. Por la suave
pendiente de la colina sube sudoroso, a ])esar
del vientecillo helado, un venerable anciano
con un saquito a la espalda.
Se le ve que goza; en vano intentaría ocultar
la alegría que le embarga, porque se refleja en
el semblante, en la sonrisa que dibujan sus
labios.
Llama al Director de la casa, a qui^'n conoce,
para darle una agradable sorpresa. Ignora, sin
embargo, que es la amable Providencia quien
lo mueve y el Niño Jesús quien dirige sus pasos.
Padre, le dice algo emocionado al Director

que le contempla con maravilla, este año me
ha ido muy bien en la parroquia. Después de
cubrir mis gastos aun me avanzan estos ahorrillos que pongo a su disposición, y extendió
sobre la mesa el contenido del saco, 180 francos
en calderilla que eran el fruto de sus economías
con la exigua asignación de sacristán.
Es bien poca cosa, es verdad, pero mi po­
breza no me perñiite llegar a donde quisieran
mis deseos. Acéptelo, en obsequio al Niño
Jesús y como ayuda para la formación de sus
misioneros, de quienes esperan los infieles su
conversión y Dios se promete tanta gloria.
Y se disponía el buen hombre a salir, satis­
fecho de su obra, a no pararlo el Director de
la casa, que, conmovido hasta derramar lágjri*
mas. quiso hacerle ver que era el instrumento
de la amorosa Providencia, cuya mano quería
besar en la que tan oportunamente les so­
corría.
Al año siguiente y en día muy cercano a la
misma fecha, un hermano del viejo y caritativo
sacristán, ya conocido, vino a sacar al buen
Director de apuros algo más serios. En vís­
peras de pagar una crecida suma, a que no
sabía como hacer frente, se presentó el humilde
campesino, que. bien mostraba por las trazas
estar cortado de la misma tela de su hermano,
diciéndole con la sencillez e ingenuidad de un
niño: He vendido unas tierrecillas, y como ya
somos viejos y no tenemos hijos, he convenido
con mi hermano ponerlo en manos de la Provi­
dencia para que lo reparta entre sus protegidos,
y le entregó doce mil francos, que era el producto
íntrego de la venta de sus fincas.
Quiso el Director que, al menos, se reser­
varan la mitad para casos imprevistos, pero
lo rehusó el buen viejo diciendo que jamás
Dios les había dejado-faltar nada, y que. ade­
más, su hermano aun ganaba para los dos.
jAlmas cristianas y generosas!
Al poco tiempo, el Señor llamaba al cielo al
sacristán, que murió como había vivido, como
un santo, y el campesino subía a pasar los
últimos días de su vida al nido salesiano. donde
le recibieron gozosos los futuros misioneros.
El niño Jesús premia con creces en el cielo
v aun con el ciento por uno en esta vida, el
vaso de agua que se da en su nombre para re­
mediar la necesidad de los menesterosos, espe­
cialmente de los niños abandonados, que son
la pupila de sus ojos.

— 36 i —

Sobre las Misiones Salesianas
Del discurso del /?. P , F ierro en el Congreso Bucaristico Misional de Bogotá (Colombia)

... Para dar siquiera mediana idea de las Mi­
siones Salesianas, necesitaríamos un tiempo del
cual carecemos. Ivimitémonos. pues, a recordar
los orígenes de nuestras Misiones.
Es una historia, como de D. Bosco, dulce­
mente misteriosa, flotante en un ambiente
perfumado de suave poesía, cual esas narracio­
nes que los grandes educadores les hacen a los
niños para que al cerrar sus ojitos, presos del
sueño, se duerman con apacibilidad y vean y
conversen con sus hermanos los ángeles.
Ya sabéis que a D. Bosco le hablaba el Señor
en ensueños. Estos ensueños los tenía casi
siempre durmiendo; pero a veces le sobreve­
nían en plena \ngilia, en esos deliciosos mo­
mentos del soñar despierto, que suelen ser los
más bellos de la existencia humana. ¿Recorcíáis
aquella escena de un niño moribundo, a quien
D. Bosco iba a administrarle los últimos Sa­
cramentos? ¿ y cómo al entrar al aposento \'ió
una paloma revoloteando por encima de la
cama y dejado caer sobre el moribundo un
rainitó de oliva? ¿Recordáis que también ve a
los dos lados del lecho unos hombres extraños,
de color cobrizo, de mechones ondeantes sobre
la frente y las orejas, vestidos con unas pieles
de animales, para
Bosco desconocidos? El
genio profético de nuestro Padre ve en ese
niño a un Misionero, al primero de sus Misio­
neros; aun no tenía fundada ni mentalmente
su Congregación y ya entrevé que tendrá hijos
misioneros. Comprende los designios de Dios
sobre aquel niño, y le dice: — Juanito, escoge
entre la vida y la muerte. — Oh D. Bosco, la
muerte, porque ahora estoy preparado. — No
será, hijo mió; tú sanarás, e irás con el Cruci­
fijo al pecho y el breviario bajo el brazo, a con­
vertir los infieles, a incorporar en la civiliza­
ción cristiana tribus numerosas.
Y sabéis que el niño curó, y que fué el pri­
mero de los sacerdotes de D. Bosco, y el pri­
mero de sus misioneros, y el primero de sus
Obispos, y el civilizador de extensos territorios;
y que hoy nonagenario casi, pero robusto y en
pleno goce de sus facultades físicas y espiri­
tuales, responde al nombre del Eminentísimo
Cardenal Cagliero.
Años más tarde del anterior en-sueño, cuando
D. Bosco tem'a ya Salesianos e Hijas de María
Auxiliadora, si bien en escaso número, tuvo
uno nuevo, esta vez ya mientras su cuerpo

dormía. Estaba en esos días muy ocupado en
pensamientos misionales. Cerca de su aposento
tenía unos mapas en que marcaba los sitios,
inmensos, en donde todavía no brillaba la luz
del lívangelio; y rogaba al Padre de la Immilia
Humana que enviara Trabajadores a su mies,
apóstoles que redimieran a tantas almas por
el demonio mantenidas aún en las tinieblas y
sombras de la muerte. Y soñó, soñó durante
toda una noche entera.
Vió una gran llanura, sin montes ni colinas,
extensión inconmensurable, mar de arenas y
de yerbas en cuyo horizonte se juntaban el
cielo y la tierra. Allí vagaban muchedumbres
humanas de tipo antropológico ya conocido
por él; no sabía bien si en libros o en sueños,
pero en fin, no le eran desconocidos: su color
era cobrizo; sus cabelleras luengas; medio cu­
brían sus carnes con unas pieles de animales
para él desconocidos; los hombres manejal^an
largas lanzas; de ellas unos llevaban colgando
sangrientas piltrafas de carne humana, otros
cabezas de esos animales con cuya piel se cu­
brían; y los vió cazando « guanacos », que éstos
eran los animales desconocidos; y los contem­
pló peleando ora entre sí, ora con otras tribus.
D. Bosco presencia la batalla; el suelo está
.sembrado de cadáveres. El siente el natural
horror por la sangre ^’e^tida. lín esto, allá en
la extremidad de la llanura, y como viniendo
del mar, asoman los Misioneros; llevan los
sayales de S. Francisco; pero los indios se aba­
lanzan, y los destrozan... Asoman otros; jjrobablemente los hijos de vSanto Domingo; y
los salvajes los despedazan también. ¡Oh! los
hijos de Ignacio de Doyola, ¡cuán marciales,
cuán decididos! pero los bárbaros los destro­
zan igualmente, y en sus lanzas ostentan la.s
preciosas cabezas como trofeo.
Hasta aquí es la historia del pasado. Va a
empezar la historia — que parece leyenda, —
del porvenir. Asoman otros escuadrones de
Misioneros. Tiende la vista. I^os conoce muv
bien: son sus.hijos; al frente marcha el niño
curado antaño mÜagrosamente. Van a la muerte.
¡Oh! hay que detenerlos; tanto más que no van
solos; a corta distancia caminan, majestuosas
en su afabilidad, las Hijas de María Auxilia­
dora. Grita, no le oyen y siguen avanzando;
corre, no lo ven, y adelantan más y mas.
¡Oh: ¿qué sucede? Sus hijos están incólumes;

— 3^2 —
siempre adelante y siempre cantando y tocando
instrumentos musicales; el Salesiano de siempre,
con el divino arte por compañero, con la alegría
en el rostro, en el paso, en todo. Los salvajes
han avanzado también. Unos y otros se han
mezclado. Todos están arrodillados, y cantan.
Ks una melodía muy conocida. Si la entonan
sus hijos del Oratorio todos los días; si con ella
los suele él arrullar. « Lodate María, o lingue
fedeli... ».
La sinfonía es inmensa; la ronca voz del
desierto inculto se ha mezclado a las dulcísimas
que se criaron a las orillas del mar latino; jun­
tas suben al cielo cual nube de incienso; la na­
turaleza entera forma coro de alabanzas al
Creador Omnipotente.
Nueva maravilla. Una procesión. Un sacer­
dote, siempre el niño de antaño, lleva en sus
manos el Ostensorio con la Hostia Santa. Jesús
ha tomado posesión de aquellas tierras. Los
Salesiauos. fieles a sus costumbres, hacen triun­
far a Jesús Sacramentado en el corazón de los
habitantes del desierto, como lo han hecho
triunfar en el corazón de los niños de Italia.
A las notas de un himno D. Bosco se des­
pierta. Ha soñado; pero su vocación misionera
está asegurada. ICn el sueño ha visto la volun­
tad de Dios, y hay que realizarla a todo trance.
Pero ¿cuál es la tierra que Dios le ha mos­
trado?
Desde aquel día D. Bosco emplea todos sus
momentos libres en consultar geografías, libros
de viajes, estudios antropológicos.
La misma Providencia lo saca pronto de
dudas: llegan los enviados del pueblo argentino
a pedirle Misioneros para las Pampas y la Tierra
del i'uego. Por las referencias que de los indios
le dan, comprende que coinciden perfecta­
mente con las de sus sueños. Por Jefe^ de la
expedición no nombra el nino de antauo, de­
masiado lo necesita allí, a su lado; pero la Pro­
videncia corrige el nombramiento, y al niño
de antaño le toca la gloria de fundar las Mi­
siones Salesianas.
Lo que ha pasado después, es harto sabido
para que lo recordemos aquí.
Otra noche en sueños recorre toda la Amé­
rica de Sur a Norte. Un ferrocarril que arranca
del mismísimo estrecho de Magallanes la atra­
viesa toda, hasta empalmar con el de Nueva
York al Canadá.
Y en nuestras fronteras Amazónicas ve una
cosa que nos interesa: allí, en el Vaupés, ve
ipie sus hijos que descienden del Norte, los
colombianos, se unen con los que suben del
Sur. del Brasil.
¡Oh! cuando nosotros estábamos en las Mi­
siones de San Martín, y en un rato de entu­

siasmo aventurero bajamos al Guayabero...
la imaginación nos hacía ver a nuestros her­
manos que, remontando el Amazonas y el Río
Negro, llegaban a abrazarnos...
Pero lo que fué un arranque generdso del
P. Evasio Rabagliati, la realidad lo hizo de
otro modo; por escasez de personal hubimos
de ceder nuestras misiones de San Martín a
otros misioneros. M as. en cambio, nuestros
hermanos del Brasil han efectivamente venido,
y su venida se debe indirectamente a nuestro
Gobierno, al Gobierno de Colombia; él quizá
no lo sepa, y voy a revelárselo. Las Misiones
colombianas del Caquetá (con las cuales no sé
si somos lo generosos que es deber) llamaron
la atención y preocuparon al gobierno previsor
del Brasil; y como todo político que merezca
este nombre, (no de bandería sino en su genuino
significado de « hombre que posee la ciencia de
gobernar-^ los hombres ») sabe que la mejor
manera de asegurar los límites de las naciones,
cuando aún no han sido definitivamente fijados
o... cuando se desea modificarlos en provecho
propio, es vincular los habitantes al suelo na­
cional... o... que se desea venga a ser nacional
y vincularlos con intereses que loé hagan amar
a la Patria; y entre.éstos los principales son los
religiosos y los económicos; y todo esto lo ga­
rantiza una buena Misión cuando esos territo­
rios son vírgenes... los políticos brasileños, que
ante todo son patriotas, pensaron que no debían
desamparar esos indios que vagan en los in­
mensos territorios de la cuenca hidrográfica
del Amazonas y sus grandes afluentes que
marcan límites entre el Brasil y Colombia. ¿A
quién llamar? Los Salesianos tienen ya impor­
tantísimas Misiones en el Centro del Brasil.
Con la Religión han enseñado la Agricultura,
las Artes, el amor a la Patria. ¡Pues llamar a los
Salesianos! Y tánto hicieron, que a pesar de la
escasez de personal, el P. Albera aceptó la
Misión, no sin ordenar antes — medida de
prudencia — al veterano P. Bálzola, que mar­
chara a explorar el territorio. Y marchó.
Como se trataba de sitios desconocidos, po­
blados de gentes que podían ser peligrosísimas,
surcados de ríos, torrentes, ciénagas; cubiertos
de selvas enmarañadas, infestados de alimañas
de todo género, el Gobierno quiso que el Mi­
sionero explorador fuera acompañado de una
pequeña escolta.
Embarcaron en el Amazonas, pasaron al Río
Negro, vinieron hasta el Vaupés. ¿A quién no
le viene el deseo de poner pie en territorio de
otra nación cuando llegamos a sus confines.-’
El P. Bálzola bajó al territorio colombiano,
oró por nuestra prosperidad, recordó el antiguo
sueño de D. Bosco; y mientras lamentaba que

— 363 —
los Salesianps de Colombia hubiésemos cedido
nuestro campo, que limitaba con el que la
obediencia le iba a confiar a él: vínoles a los
soldados brasileños el inocente deseo de bajar
a nuestra tierra y cazar algún bicho de los nues­
tros. jOh! el patriotismo colombiano! Del tron­
co de un árbol añoso, donde habían fabricado
su panal, se desprende un enjambre de abejas
y los constriñe a reembarcarse en sus canoas.

dicha la última palabra; fácil es que las ten­
gamos: hoy carecemos de personal, pero ¿nó
estáis vosotros acaso? ¿No sois centenales?
Tengo confianza de que no pocos os alistaréis
en las filas Salesianas, y entonces...!
E l patriotismo así es bello y santo: es emu­
lación para llevar al alma de los pueblos la
Religión que redime y eleva; para darle al suelo
bendito en que plugo a la Divina Bondad ha-

Jo r n s le r o a del Assam que e ip e re o treba|o.

El P. Bálzola narraba el hecho en la basílica
de María Sma. Auxiliadora, de Turín y decía:
♦ Colombia no tiene allí ni un soldado, ni un
mojón que demuestre su soberanía, pero sus
abejas y sus avispas protestan ante el sólo in­
tento de violación, aun inocente y burlesco,
de su territorio nacional. En ese país todo es
idealmente bello ».
Antes de abandonar el Padre nuestras aguas
recibió la visita de un Antiguo Alumno nuestro.
El sueño de D. Bosco no quedaba ya sólo en
la categoría de lo ^uturible, alguna realidad
efectiva tenía.
¡Niños! las abejas nos han dado una soberana
lección de patriotismo. ¡Niños! los Salesianos
ya no tenemos misiones en las tierras infieles
Que aún nos quedan en la Patria; pero no está

cemos nacer, esplendor y grandeza; los pue­
blos, al igual que los Misioneros, rivalizarán,
sí, pero no en egoísmos, ni en violencias, mas
en amor; respetando mutuamente los confines
que la Providencia les ha asignado, no tendre­
mos inconveniente en comunicarnos, en mez­
clamos para avivar los amores santos y puros,
los ideales comunes, la confraternidad de la
Raza, la fraternidad más alta y grande, y uni­
versal de la Religión de Cristo, de Ja que hace
de todo el universo un solo rebaño bajo el caya­
do de un solo Pastor: un Pastor visible: Pedro,
el Papa; un Pastor invisible, que es el verda­
dero Pastor, de quien el otro es simplemente
el Velo tras el cual se oculta: Cristo.
[Del discurso del P . Fierro).

— 365 —

Nuevos operarios al campo de las Misiones
El día 21 de Octubre se verificó, en la Basí­
lica de María Auxiliadora, la despedida tradi­
cional de los Misioneros Salesianos. La conmo­
vedora ceremonia que una vez al año, por lo
menos, se viene repitiendo desde hace muchí­
simo tiempo, no ha revestido en el presente
año menor realce que en los precedentes. I'ué

Estas escenas llenan el corazón y la mente
a un mismo tiempo. No sólo es una ternísima
ceremonia, un rasgo exquisito de caridad cris­
tiana lo que presenciamos conmovidos y nos
arranca dulces lágrimas; este espectáculo de
le es un haz de luz divina que ilumina la con­
ciencia cristiana con un brochazo vivido.

Grupo de nuevo* M isionero».

aún más solemne, si cabe, por la doble circiin.^:tancia de hallarnos próximos al cincuentenario
de las Misiones salesianas (it>/5-u ,23) y haber
dado en persona el adiós a los Misioneros salesiaiios el primero y más glorioso de todos, el
lüninentísimo Cardenal Cagliero.
I.os 55 Misioneros, de rodillas en el presbi­
terio, jL.nto con las 15 Hijas de María Auxi­
liadora que ocupaban la balaustrada, ante
el Santísimo Sacramento, de manifiesto, y
bajo las maternales miradas de María Auxi­
liadora, rodeados de una multitud creyente,
ansiosa de contemplarlos y bendecirlos, reno^•aba^ una vez más el cuadro de líneas vigo­
rosas que desde hace cincuenta años atestigua
la perenne juventud heroica de la Congregación
de Don Bosco. El Venerable Padre no podrá
menos de sonreír desde el cielo y bendecirlos
también, como cuando vivía.

Estamos persuadidos de la clarividencia
providencial que ha guiailo siempre los pasos
del \’enerable Padre Don Bosco: lo estamos
también, y más aun de la clarividencia de la
Iglesia, ilustrada por sus santos, regida por sus
pastores, encabezada por el Vaya. Basta haber
hojeado la historia para hacerse cargo del bien
que la Iglesia de Jesucristo, por medio de los
Romanos Pontífices, ha realizado en el mundo,
aun en hora.s difíciles y obscuras concertando
con tino seguro, porque divino, todas las di­
rectivas, salvando victoriosamente todas las
situaciones, adivinando, en una palabra, los
tiempos y las razas; pudiendo decírí:e de ella
que ha sido Ja madre de Europa, a quien se
debe la civilización en todas sus fases, desde
la Edad Media a la Moderna y Contemporánea.
Ahora, pues, que están de moda, más que
los estudios, las preocupaciones sociológicas, y

-

366 —

a más de un cristiano de fe menguada asalta
un instante de duda, digamos de filial incerti­
dumbre y pena por la civilización cristiana;
no debemos olvidar las promesas de Jesucristo
a su amadísima Esposa, la Iglesia, y tengamos
por indiscutible que Ella, ahora como antes,
adivina los tiempos y sus necesidades, camina
óon pie seguro por una ruta divina. Y si hay
un deber sagrado en estos momentos, es sin
duda el de preguntarnos: ¿Qué dice Roma:"
;Qué piensa, qué quiere el Papa? Que en ese
pensamiento está el gran remedio que la Iglesia
tiene para las dificultades de la hora presente.
Pues el Papa quiere las Misiones, propaga las
Misiones.
Y si ya los Salesianos eran Misioneros desde
los tiempos de Don Bosco, la palabra de orden
del Papa actual, ha sido para el corazón del
tercer Sucesor del Venerable Fundador un
acicate incomparable. No es este el lugar de
hacer la enumeración ni de los territorios de
Misión que han aceptado los hijos de D. Bosco,
ni las obras de Propaganda pro Misiones y
vocaciones misioneras que han llevado a cabo.
Tenemos ante nuestros ojos el testimonio más
elocuente que darse pueda en este escuadrón
de Misioneros, reunidos un instante a los pies
de María Auxiliadora para desparramarse,
acto seguido, por el mundo entero, desde la
China a la América, y desde la Australia a la
India y al Africa.
Terminadas las Vísperas y una sentida plá­
tica, el Cardenal Cagliero impartió solemne­
mente la Bendición con S. D. M. A continua­
ción, procedió el eminente purpurado a la en­
trega del crucifijo a cada misionero. Ivra ar­
marlos andantes caballeros de Cristo, poner
en sus corazones y en sus manos el arma divisa
con que vencerán obstáculos sin cuento y en
cuyo beso, apretándola entre lo.s helados dedos,
en la actitud en cpie esculpían a los muertos
caballeros sobre las piedras sei)ulcrales. se dor­
mirán un día abrunnulos por las fatigas de la
lucha, para despertar triunfantes en el cielo.
Luego habló el Cardenal, tejiendo un himno
de gratitud a ^^a^ía Auxiliadora, evocando
las glorias pasadas al resplandor de las presentes.
¡Cincuenta año.s de Misión v">alesiana! Vn tiempo,
la Misión salesiana era la virgen Patagonia,
salvaje e inmensa, pero apenas un punto sobre
el mapa: hoy la Misión salesiana es el mundo.
La voz del venerando anciano cobra timbres
juveniles, toda su persona se transfigura a la
luz de la evocación radiosa.
Recitáronse las preces de los caminantes,
tan llenas de tiernas solicitudes y bendiciones,
después de lo cual, dió el Cardenal su bendi­
ción — en nombre del Papa,.de María Auxi­

liadora y de Don Bosco — a los Misioneros.
Las miradas de éstos se elevaban de tanto en
tanto, empañadas por dulces lágrimas, al clásico
cuadro desde donde la Madre de su vocación
parecía sonreirles.
Luego los Misioneros empezaron a desfilar
delante de los Superiores, que les abrazaban
enternecidos y daban los paternales consejos
que los Misioneros guardarán celosamente en
el fondo de su corazón mientras vivan.
¡Con cuánta emoción cumple su. parte de
padre en esta escena de familia el sucesor de
Don Bosco, Don Felipe Rinaldi!
Pasan los Misioneros — los cofazones de
apóstoles que nunca han faltado en la Iglesia,
desde la aparición del Cristianismo hasta nues­
tros días. Los hay sacerdotes y los hay laicos;
algunos de poblada y hermosa barba, dicen en
sus fisonomías que ya han trabajado, tal vez
muchos años, en la viña del Señor; otros son
casi niños, han recibido la sotana esa mañana
misma; pero van cantando triunfantes el gran
himno de la juventud cristiana, ardientemente
apostólica, en quien tienen puestos sus ojos
Dios y la Iglesia Santa. Pasan todos, lenta­
mente, y saliendo del presbiterio, cruzan la
iglesia, con el crucifijo resplandeciente aí pecho,
entre las compactas filas de pueblo que aguardan
hasta el último instante para verlos, saludarlos
y bendicirlos.
Ponemos fin a nuestra reseña con un pensa­
miento. Decíamos a un niñito que, de pie sobre
un banco, contemplaba sin pestañear la cere­
monia. ¿Te gustaría también a tí ser misionero?
Sí, sí, fué su respuesta, decidida y prometedora.
Con lo cual entendemos decir que el ejemplo
de esta juventud apostólica despertará la
llama del celo en otras almas: en las que presen­
ciaron la ceremonia y también, ¿por qué no?
en las de los que lean la reseña. Hay que pensar
desde ahora en el adiós próximo de la nueva
falange de misioneros que sucederá a la presente.
Llama es esta que se propaga. Veréis que, an­
dando el tiempo y quizá no muy tarde, siguiendo
el ejemplo de. Don Bosco que, es ya casi una
característica salesiana, emprender nuevas obras
sin esperar a concluir las que traemos entre
manos, fiados en Dios que las bendice todas,
y cómo esas Misiones darán, a su vez, misio­
neros para otras tierras más necesitadas.
Seamos generosos con las Misiones, porque,
como decía el Cardenal Cagliero, comentando
a este respecto las palabras de un celoso obispo
de Francia, por cada misionero que parte flo­
recen diez vocaciones en la tierra que las dá.

Una semana de Misión
entre los Bhoi del Assam. d)
{Continúa la relación del misionero P . Bonardi).
Al pie de la oleografía de Don Bosco, que,
con la de María Auxiliadora llevo siempre con­
migo en las correrías apostólicas, escribimos
con lápiz y en lengua Khassi la siguiente decla­
ración:
H A E A E Y R T E N G U K P A , B AD U KH U N , BAD U
M Y K S IE M B A H K Ü ID . AM EN. — H A K A SHGI U T R A I
K A B A A R SH W A K A P A S E A — l 8 T A R IK L Y B E A R
1 9 2 3 U E A W A N H A N G N E U PH A D A R PAU LU S B O N A
S . C. KÜ M ü N O N G BU JEI JO N G U MONSIGNOR MATHIAS-, JJ PR E F E C T A-POSTOLTC JONG K A ASSAM ,
B AD H A D IE N G U L A P U L E l A K A M A S S K A B A
NIEGRON G, B A D L A K Y R K H U l A K A N E K A JA K A ,
B.\D K I I I N G BAROH - R Y N G K H A T BAD K I RANGBAH
- K I L A MON B A N KHOT K Y R T E N G TA K A N E K A
SHNONG DON BOSCO. HARUM DON K I K Y R T E N G
JO N G K I RAJTGBAH K IB A ÍL A A I K IR TEN G HA K A N E
K.\ SHNONG. P. A. Bonatdi S. C. - Stanislaus Doy
Sing - ü Dan - U Len - U Son - U Tom - U Kliusi
Que vertido en castellano dice;
E n el nombre del Padre, del H ijo y del E spí­
ritu Santo, Amén. — E l día del Señor, 18 de
Marzo 1923. antevíspera de Pascua, llegó aquí
■el sacerdote salesiano Rdo. Don Pablo Bonardi,
que, como delegado y en representación de Monse­
ñor Mathias, Prefecto Apostólico del
celebró la Sania M isa, la primera en estas tierras,
y bendijo, después, nuestros campos y cabañas.
De común acuerdo con el Rangbah, jefe, y
iodos los vecinos, se puso al pucblecilo el nombre
de Don Bosco. Firman: P. A. Bonardi, Salesiano
Estanislao Doy Sing - U Dan - U Den - U Son
* U Tom - U Khusi.
Como no sabían firmar, pues son analfabetos,
tuvo que hacerlo por todos nuestro catequista,
contentándose los jefes con sellar su firma, lo
que hacen de la manera más curiosa. Mastican
unos bocados de Kvvái, extraña pasta que
deja la boca como si engulleran minio y, des­
pués, mojando la yema del dedo pulgar en la
ensangrentada lengua, lo colocan, a modo de
«ello, sobre la rúbrica. El Rangbah mayor.
(1} V éase eí B oletín de O ctu br*

por SU parte, tomando una aguja de bambú,
enhebrada con hilo negro que las mujeres
tuercen con fibra de plantas de la selva, basteó
el escrito terminando el dibujo con un pequeño
triángulo, dentro del cual pegó tres granos de
arroz, cocidos aquel día, con lo que significaba,
que tanto él como su pueblo se adherían de
corazón a cuanto se estipulaba en aquellas
líneas.
Esta oleografía, cerrada en un canuto de
bambú, debe consen-arse en la cabana donde
se celebró la primera misa, junto al cuadro de
María Auxiliadora. *
No faltará quien tome a risa el modo extraño
de sellar las rúbricas; pero cada pueblo tiene
sus costumbres. En Europa es cómodo el uso
de la tinta y el lacre, pero por estas tierras no
es fácil tener a mano esas cosas. En cambio,
como aquí todos mastican el Kvvai, amasijo
de coco, hojas de t^'mpew, cal y no sé que
sustancias minerales que le dan un subido
color rojo, nada más sencillo que suplir la tinta
con este color, ya que el tintero lo tienen a la
mano.
Y no se crea que el uso del Kvvai sea cosa
vulgar y de mal gusto, no; el ofrecerlo es acto
de exquisita cortesía que se dispensa a los hués- .
pedes y se practica también con los más íntimos
amigos. En ninguna visita de etiqueta se deja
de ofrecer un cucumcho lleno de Kvvai,
para masticar.
Cuando el Príncipe de Gales visitó la India
hace dos años, lo primero que los magnates de
aquellas regiones le ofrecían, era el Kvvai, ya
que para los Khassi no hay nada mejor; pues,
según ellos, es manjar de cielo; razón por la
cual, cuándo uno muere, dicen qtte se ha ido a
comer K vvai con Dios.
También el empleo de los tres granos de
arroz cocido tiene su significación. Para e.stas
gentes el arroz es sagrado, como para nosotros
el pan y base de su alimentación; por eso en
actos de vital importancia hacen uso de él para
sancionarlos.
El acto civil de dar el nombre de Don Bosco
al pueblo, que resultó un acontecimiento para
estas sencillas gentes, terminó con una solemne
función religiosa. Revestido con roquete y
estola les dirigí una fei^^orosa plática y, a con­
tinuación, fuimos a bendecir la colina, las plan­
taciones de arroz, que creían infestadas por el

— 368 —
demonio, y las cabañas, a excepción de una
que todos me aconsejaron que no bendijera,
porque el jete de ella no se había decidido to­
davía a abrazar la religión del Salup blanco,
debiendo contentarme con rezar a María Au­
xiliadora para que lo atrajera al redil de nuestra
religión con toda su íamilia.
Con un poco de cena, preparada al aire libre
y bajo el hermoso cielo tachonado de estrellas,
y después de una nueva instrucción catequística,
dimos por terminado el segundo día de misión
en el pueblo de l)on Hosco.
E n busca de almas. — De pueblo e n .
pueblo. — Fauna y flora. — Vida m i­
sérrim a de los Indígenas,
Al día siguiente, 19 de Marzo y fiesta del
glorioso San José, después de rezar las oraciones
con mis amados catecúmenos y darles algunas
instrucciones que les regulen ducante mi au­
sencia, partí en busca de otras almas.
« Vuelve presto. Padre, » fué la exclamación
general al darme la despedida. Yo se lo pro­
metí, y precedido de los nungkiínong, faquines,
me interné por el frondoso bosque, serpeando
a la par de un arroyuelo (pie, de vez en cuando,
se acercaba a los verdes arrozales que limitan
el bosque. Iba con el corazón rebosando de
emociones. Seguramente que I)on Hosco habrá
sonreido desde el' cielo y agradecerá el home­
naje de esta buena gente que, en medio -de
estas coliiias y arrozales, quiere perpetuar su
muu >iia.
Por a<iuí no se acostumbra a medir las dis­
tancias por leguas, kilómetros o millas, sino
por horas, y horas correspondientes al caminar
de los naturales, que tienen buenas piernas y
nos hacen sudar la gota gorda a los europeos.
La distancia del pueblecito Don Hosco hasta
el que ahora me dirijo, es de siete horas largas,
líntre ambos se encuentran .Mavirong, por
desgracia coto protestante. Utn-sahmg. Lumshirmit, JJm-jaspch, ^íongshikar, Lum-pan-shiric,
SontorbuU y Non^'^anguli. lugares todos ellos
donde todavía no ha pisado el misionero ca­
tólico.
El paisaje es de lo más encantador que pueda
imaginarse. Torio el camino es un continuo
subir y bajar de airosas colinas cubiertas de
vegetación exuberante, y atravesar valles
diminutr^s, sembrados de arrozales que los
tapizan de verde alfombra. Los torrentes y
arroyos, como no hay puentes, hay que pasar­
los haciendo equilibrio sobre dos o tres largas
cañas de bambú, que se cimbrean de lo lindo,
o a espaldas de los naturales, ya prácticos en
estos menesteres. Los búfalos que pacían en

manadas, levantaban a nuestro paso su pelado
morro, babeando, y nos seguían un trecho con
la mirada; quizá sea verdad lo que me dice mi
acompañante que distinguen con el olfato a
los naturales de los europeos, y que contra los
últimos, los túfalos se irritan fácilmente.
En los trozos que están por cultivar se encueiiíran hermosas flores, entre las que me
llaman la atención una especie de lirios que
tienen la corola de vivo color de grana. Los
indígenas las cuecen y comen: dicen que es un
plato exquisito.
Algunos de los bosques están ardiendo; los
queman exprofeso para amortiguar un poco
la exuberancia de la vegetación. E l espectáculo
que ofrecen es imponente. Las densas espirales
lie humo que se ]>ierden en el cielo,'con las lla­
mas que trepan desvastadoras por los troncos
y frondas de los árboles y el ruido, a modo de
chasquidos, que hacen al partirse, les dan la
apariencia de volcanes en intensa actividad.
Mas no en todos los bosques se permite prender
fuego. En algunos se prohíbe por la vecindad
de las cabañas o bien por que alguno los ha
elegido para cultivo del arroz. En ese caso,
clavan de trecho en trecho largas cañas de
bambú, de las que cuelgan un manojo de hier­
ba, que es la señal convenida.
Con frecuencia se encuentran por el bosque
hoyos bastante profundos que hacen los osos,
muy abundantes por e.stas regioneg, en busca
de unos insectos ijue se arraciman numerosos,
en forma de enjambres, y que para ellos parece
que sea bocado apetitoso.
Hero, a pesar de tanta belleza comoobstenta
la naturaleza por estos campos, es muy triste
viajar horas y más horas sin encontrar señales
de civilización, algo que eleve el espíritu por
encima de la tierra y despierte en la mente
pensamientos ajenos a lo que aquí lo ocupa
todo; comer para \ivir, sin.otia clase de ideales.
A distancias enormes se encuentra alguna
que otra miserable cabaña o villorrio de mala
muerte, donde no hay nada que nos hable del
pasado, ni monumentos ni grandes edificios,
absolutamente nada, ningún recuerdo que los
antepasados hayan legado a su posteridad.
Siquiera por Europa, hasta en las casas de
los más pobres, siempre hay algún cuadro, un
reloj, cualquier objeto que se conserva con
religioso cuidado y cariño y pasa de genera­
ción en generación, perpetuando la lústoria
de familia; pero aejuí nada. Las cabañas son
de bambú y lo mismo la estera que sm'e de
cama y los pocos utensilios de casa, que en
junto no valen tres pesetas. Por no tener, hasta
la ambición y la vanidad Ies faltan. Ni siquiera
en las mujeres se nota el deseo de engalanarse.

Los hombres, por su parte, con tal que tengan
un mal taparrabos, un bocado de arroz y con
que cebar su pipa, ya están satisfechos.'A la
sombra de los árboles se pasan tendidos todo
el santo día, viendo como se desvanecen las
pequeñas espirales de humo que se escapan
de la pipa.
¿Qué se les quema la cabaña? Bueno. No
crean Vdes. que se aflijan demasiado. Como los
materiales no les cuestan nada, pues los olrece
en abundancia el bosque, todo se reduce a tra­
bajar tin par de días, y ya tienen de nuevo
armada la chavola y completo el ajuar.
Ni aun por los muertos, a quienes en todas
partes y épocas se han guardado considera­
ciones y respeto, se preocupan gran cosa. Em­
piezan por quemar los cadáveres, lo que evi­
dentemente repugna a la naturaleza, y si al­
guno recoge las ceniza.s, no pone mucho cui­
dado en conservarlas. Por lo demás, el lugar
donde entierran parte de los restos, al poco
tiempo está ya abandonado y cubierto de maleza.
Tampoco toman ningún interés por urba­
nizar y embellecer las aldeas, y en parte se
explica, porque son medio nómadas, y con
facilidad cargan con los trastos y se marchan
con la música a otra parte. Con verdad puede
decirse de los B hoi que sólo reconocen una obli­
gación: pagar algunos cuartos todos los años,
como tributo, al Sicui, rey de Millien.
Llegada a Noagsngu. — Modesto aloja^
m iento. — La Misión.
Al caer de la tarde llegamos a XongK^au,
donde hay tres familias cristianas y algunas
otras de catecúmenos. Apenas .si habían ter­
minado los trabajos de traslado, pues hace
pocos días que la aldea estaba situada en una
pequeña colina un poco distante de la actual.
.\1 pasar nosotros por ella, aun hemos recogido
algunas frutas de los huertos abandonados.
El recibimiento, aunque inesperado,«no pudo
•<er más cordial. Mientras preparaban la frugal
cena, limpiaron lo mejor que pudieron una
pequeña cabaña que ser\ ía de gallinero, y allí
me alojaron.
Todo el mueblaje se reducía a un tronco de
árbol vaciado, que usan para descascarillar el
arroz, y que ahora sirve de mesa, \uelto al
revés; una estera de bambú para descansar y
dormir, y un trozo de la misma caña lleno de
agua.
Me fué preciso cambiarme de sotana) porque
la que traía puesta había pasado del color
blanco al amarillo obscuro, casi negro, y de­
lante de los cristianos conviene presentarse al
menos bien limpios.

¡Qué buenos son! A pesar de no ver al misio­
nero más que una vez al año, le conservan
grande cariño y se conducen como cristianos
ejemplares, huyendo del pecado como de la
peste. Rezan en común las oraciones, tanto por
la mañana como por la tarde, empezando siem­
pre con alguna letrilla que todos cantan con
entusiasmo. Todos los domingos, además, tie­
nen sus junjingitíiitíg, reuniones, donde se
instruyen en la religión y hablan de las cosas
del alma.
Cuando la noche comenzó a tender su negro
nianto, mi cabaña .se convirtió en ermita, y
catecúmenos y cristianos me rodearon para
oir la palabra de Dios.
Sentados en el suelo y a la ])álida luz de una
tea de pino que más que alumbrar nos ahúma,
escuchaban con religiosa atención los misterios
de nuestra religión, que .son para sus almas
como lluvia bienhechora.
iQné cuadro más tierno!. En medio del si*
. lencio de aquella naturaleza salvaje, y bajo el
cielo recamado dé titilantes estrellas, un pobre
misionero que viene de lejanas tierras anuncia
el Evangelio a gentes sencillas, de color cedrino,
que sentadas a su derredor, seinidesnudos. in­
terrogan con la ingenuidad que lo hicieran a
Jesús los sencillos pastores y labriegos de la
Galilea^. Su sencillez anima a hablar con calor
del amigo de los pobres y de los humildes, del
(pie para redimir a los hombres y conducirlos
al cielo no titubeó en espirar en la cruz sin que
los tormentos atroces ipie sufrió apagaran su
sed de sufrimientos!
Desj)ués de la coníí^rencia espiritual, pre­
paratoria para el cumplimiento pa.scual, ,se reti­
raron para e.sperar su turno en la confesión.
Ellos se arrodillan en tierra y yo me siento en
' el confesonario del altar, bajo el crucifijo que
extiende sus bra/.o.s en la jiemimbra. Mienlra.s
al/o la mano para ab'^oh’er, sigo con lu mirada,
no sin causarme suma rejmgnancia, una jirocesión de diminutos escor])iones que salen de
un rincón de la cabaña, seguidos de una cu­
lebra y im topo. Todo esto nada importa, mi
corazón recobra nuevos bríos, pensando que
también Jesús, cuando estaba en el desierto,
se hallaba rodeado de estos animalitos.
Pasamos dos días en estos^ parajes, viviendo
\ida de familia. Por la noche se rezaba el rosa­
rio y las oraciones, luego Ies dirigía una buena
palabra y a dormir; durante el día se alternaba
el catecismo <x>n un poco de clase de escritura
y lectura. Fruto de nuestro trabajo y de la
bendición de Dios, fueron quince confesiones,
amén de otros tantos bautizos y un matrimonio;
se dieron además siete pláticas, se instruyeron
nuevos catecúmenos, visitamos Jos enfermos.



370

se fundó una sala de sanidad con su corres­
pondiente botiquín — muy pobre por cierto —
y se echó de ver una vez más, el gran bien que
haría el misionero si pudiese visitar más fre­
cuentemente todos estos villorrios, catequizados
unos, y paganos otros... ¡Cuántas almas esperan
en vano la redención! — Patvuli peiiemnt pa~
iicm el non eral qui frangerei eisf
hhi el momento de la despedida, cuando
todos se arrodillaron pidiendo la bendición, uno
de ellos, llamado Javier, se presenta con
un ¡Kipagayo atado a un palo y me ruega
que lo acepte: « Sonios pobres, no tenemos otra
cosa para darte,... sé que los europeos se des­
viven por estas aves; véndela en el mercado
de Shillong y con lo que te den compra arroz
para tus huerfanitos ». Le di las gracias
por tan sincera oferta y tomé el papagayo por
compañero de viaje.
Con vivas instancias me querían arrancar
la promesa de un catequista que viviera con
ellos para instruirles, pero... ¿dónde encontrar
300 rupias (1800 pts.) anuales para pagarle?...
¡Oh si supiesen en Kuropa cuánto bien queda
por hacer por no tener medios!. « Pedid mucho
a Dios, les respondí; la Providencia es muy
grande: ¡adiós, adiós!
A la vuelta. - - **¿Qué D ios?... ¡Nosotros
somos KhassU — Huellas de leopardo.
-

¡A u xillO f a u x ilio !

Había terminado la semana de . misiones
y aun quedaba un viaje de no escasa impor­
tancia para nuestra vuelta por medio de países
desconocidos. Mis compañeros van delante
abriendo paso por la floresta de bambú; todo
son tropiezos antes de llegar a Mavlehksir,
pueblo completamente pagano. Mientras nos
paramos a descansar de nuestras fatigas, doy
tres estampitas de María Auxiliadora a unos
jóvenes (¡ue se hallan construyendo una choza
con mucho esmero. Proseguimos luego nuestro
viaje a través de aquel pueblo, y una mujer
bastante entrada en añqs que poco antes había
recibido una estanq)a, después de mirarla,
remirarla y darle intinitas vueltas, me la de­
vuelve por temor a una desgracia. Un hombrón
rollizo, gallardo, nv^s alto que un ¡nno, de labios
grue.sos y salientes, adornado con un collar
de laminillas y cuchillos y ostentando una
descomunal lanza, sale a mi encuentro, y con
actitud de amenaza me dice:
- - ¿Qué haces, extranjero? ¿Quién te manda
ititroducir estas dur, figuras, juntamente cnn
tus bh'i-iavv (ídolos) en nuestro pueblo?
— ¡K1 deseo de que Dios bendiga vuestras
casas!...



— ¿Qué Dios?... ¡nosotros somos Khassi!
llévate tus estampas y vete lejos de aquí; —
dichas estas palabras empezó a gritar como un
energúmeno: ¡¡¡Niani Khassi, Niam Elhassi!!!
(Religión Khassi).
La gente entonces se aglomera al rededor
de su lanza en actitud hostil contra el
misionero. Ya está visto, por esta vez no po­
demos hacer nada; y asi, después de decir un
Khublei shibun (¡muchos recuerdos!) sigo mi
ruta por medio de plantaciones de laca.
A continuación encontramos grandes rocas
de granito que nos entorpecen no popo nuestro
camino, siéndonos de todo punto imposible
evitar algún que otro porrazo... El bastón que
me ser\da de apoyo se hizo pedazos, pero
gracias a Dios, nuestros huesos quedaron sanos,
pudiendo seguir la marcha en santa alegría.
Poco antes de llegar a Nongkbet, — pueblecito
formado por una docena de cabañas — to­
pamos con un grupo de individuos que se dispone
a quemar un cadáver. Su conducta ea este
punto es muy curiosa: recogen las cenizas, y
con mucho cuidado las colocan en una cajita
construida exprofeso; y así el espíritu del di­
funto tiene donde pasar las horas en santo
recogimiento, sin tener que molestar las fieras
de la selva. Tal es la creencia y ritos fúnebres
de estas pobres gentes.
En las inmediaciones de Nongsan-nongbri,
los nonghitnon se paran, exclamando; — ¡obsér­
valas, padre, obsérvalas, y son recientes! —
Eran huellas de un leopardo y de sus cachorritos; un cuarto de hora más tarde, al entrar
en el pueblo, con gran sorpresa encontramos
a una pobre mujer deshecha en lágrimas y con
unos trozos de piel en la mano: los leopardos
le habían devorado una vaquita que venía a
ser el único entretenimiento y riqueza de su vejez.
A lo lejos, nuestra vista descubre nueves
montes, muchos valles, y un sinnúmero de
aldeas rodeadas de arrozales, como Mui-Bhoi-y
Uni-ta donde un cauchú secular extiende sus
ramas formando variados dibujos, y Bhoibarngar que está al pie de una colina con mu­
chos y gigantescos árboles a su alrededor.
Estos pueblos no conocen los vestidos, a causa
del excesivo calor, y su mejor adorno es un
taparrabos de muchos y variados colores.
•Los hombres llevan el pelo cortado al rape,
dejándose tan sólo en la nuca una como coleta,
semejante a la de nuestros toreros. Se ocupan
en la c ^ a los que no pueden trabajar en los
arrozales; se hallan muy adiestrados en el recla­
mo, sabiendo imitar la voz de casi todos los
animales. Hay dos campos de adoración a la
entrada del bosque, donde se levantan los Bleithavv, es decir, los ídolos, a los cuales se va

— 371 —
por un como arco triunfal, formado por dos
■enormes troncos de pino re\*estidos de hiedra
y adornados de varillas de bambú. Todos los
anos durante el tiempo sagrado, los habitantes
van al campo en procesión, según les indica su
rito de adoración, y lo mismo hacen cuando
tienen que renovar algunos de sus ídolos des­
trozados por las hormigas blancas.
El ídolo es una simple esta,ca terminada en
prisma y pintada de blanco 3’ negro; tengo
uno en mi poder y lo guardo para enviarlo a la
próxima Exposición de Misiones de 1925.

Necesidades espirituales
de la Patagonia.
{Carla del misionero salesiano P . Beaiivoir).
Santa Cruz, 24 de Junio de 1923.
Rdo. Sr. D. F . Rinalííi,
Permítame, amadísimo Padre, que le mande
un cariñosísimo saludo después de tanto tiempo
que la pluma no cae en mis manos. Ks uuo de

Típica banda de múalca de un puebleclllo del Aat^m.

Eran las dos de la tarde cuando, siguiendo
nuestro sendero, fuimos a dar a la carretera de
Gauhati y Shillong. Nuestra gira misional había
terminado; pero nunca cesaremos de repetir:
* Por la religión y por la civilización aytidadnos
en nuestra obra de evungclización! Somos muy
pocos )’ poquísimos los recursos con que hacer
frente a tantas necesidades. ¡Cuónto más bien
haríamos sino careciésemos de medios! ».
¡Qué María Auxiliadora se apiade de nos­
otros 3' mande muchas vocaciones para misiones,
3* al mismo tiempo se digne mover el corazón de
tantas buenas personas que nos presten su a>'uda!
Los nombres de nuestros bienhechores quedaiáii siempre escritos con caracteres indele­
bles, no en los libros, sirio en los corazones de
tantos seres humanos redimidos por los humildes
hijos de D. Bosco.
P a blo B o xa u d i Pbro.

los más antiguos misioneros de la Patagonia
el que siente necesidad de encomemlar al digno
sucesor de D. Bosco las necesidades de estas mi­
siones que nuestro Venerable Padre vió tantás
veces en sus maravillosos sueños y por las cuales
desplegó tantísimo celo durante su vida. Te­
mería faltar a mi deber si callara por más tiempo;
perdóneme, amado Padre, compadézcame, y
dígnese escucharme.
Habiendo salido con la expedición de 1 ^7 8 ,
hacía dos años que me encontraba en Buenos
Aires, cuando caí gravemente enfermo. Nue.stro
Sr. Inspector, D. Santiago Costaraagna, vino
a visitarme y , al ver el deplorable estado en
que me hallaba, me dijo al oído; Si curas, ¿pro­
metes ir a la Patagonia? — ¿Y por qué no? le
contesté.
La promesa que en aquellos tristes instantes
salía de lo más hondo del corazón tuvo su cum-

— 372 —
]>límiento. Curé, y ya restablecido, partí en se ha ido realizando al mismo tiempo que la
i 88i hacia el Sur, por el territorio del Río civil, con constancia y no sin vencer enormes
Negro, iniciando así la serie de excursiones dificultades y a fuerza de sacrificios y fatigas
misionales, que van siendo miestro pan coti­ sin cuento. Nuestro móvil para tan ardua
diano desde unos 40 anos a esta parte. Hice empresa, no era otro que el amor de Dios,
una parada en Río Negro por cuatro años, el bien de las almas y la fe grande que nu­
después de los cuales, a ruegos de Mons. Ca- trían nuestros corazones a la palabra y
gliero, obispo entonces de Mágida, pasé al te­ nombre de D. Bosco, rigiéndonos en la difícil
labor por el tacto exquisito de nuestros dos
rritorio de Santa Cruz.
A poco de estar allí, Mons. l'agnano me llamó padres Mons. Cágliero y Mons. Fagnano.
Al llegar aquí, un nuevo acontecimiento
a I’iintarenas, enviándome luego a tundar la
misión del Río Grande, donde solo la gracia pide más intensamente nuestra ayuda sacer­
de Dios me libró de tantísimos i)eligros y em- dotal. Como por una inexorable fatalidad los
l)Oscadas tendidas de continuo por los indios aborígenes Thenelches van desapareciendo po­
(jue desconocían aún desgraciadamente nue.stro quito a poco llegando casi a una total extinción,
benéfico influjo. Pasados unos diez años volví ocupando sus puestos individuos cosmopolitas;
en definitiva a nuestra misión de Santa Cruz. la sed de oro es su distintivo y sus funestas
Al aparecer en estas tierras por vez primera, consecuencias trascienden a aquellos pobrelos indios campaban casi solitos por estas in­ citos desconocedores del vicio y de acciones
mensas regiones, siendo contadbs los civili­ ignominiosas.
El número de los emigrados va en aumento
zados. Había tres familias en Porto Deseado,
una en S. Julián y cuatro en Santa Cruz, ca- de día en día, en vista de lo cual el gobierno
])ital del territorio: la del Gobernador, la del tiene intención de dar un grande impulso a la
Capitán del Puerto, la del Comisario, y la de inaustria local, estableciendo para ello nuevas
un negociante: y por último tre.s o cuatro en líneas férreas con ramificaciones por toda la
Río Gallegos. Según parece la población co­ Patagonia, hasta el gran lago Nahuel Huapí.
Es, pues, de absoluta necesidad no perde'r de
menzó su aumento en 18S7 por la desmesurada
afluencia de emigrados establecidos a poca vista a estos recién llegados, única manera de
ilistanda de los puertos, fundando más tarde que no pierdan la fe. Yo mismo en' 1921 hice
caseríos en el interior. Aquellos campos, 'hasta con este objeto una excursión dé 3.000 Km.,
entonces teatro de hordas salvajes, veían len­ visitando el lago Buenos Aires, situado en las
tamente la civilización, apareciendo cada día faldas de la cordillera, la iiici¡nente ciudad de
más en auge la riqueza, el comercio y la in­ Nacimiento, Río Deseado, la Colonia Pellegrini
dustria agrícola. .Se crearon varios centros y v otros muchos \-illorrios esparcidos acá y aculla.
He administrado 25 barrtizos, 25 confirma­
se formaron aj'untamientos con juez de paz,
ciones, algunos matrimonios, lie de\uelto la
municipales, círculos, teatros, etc.
l>az' a muchas familias, y a buen seguro que
Ju n tam en te con el comercio fue feliz la
Imbiera obtenido más abundantes frutos si
misión salesiana. Ihnpezü esta en una forma
hubiese visitado otros muchos centros.
dej)lorable;
a poco se fué desarrollando,
Hay todavía muchos indígenas que esperan
y hoy se encuentra fija en la conciencia y en
al misionero para bautizar sus criatnritas y
ía vida de los indios como tam bién de los ci­
hacerse ellos mismos cristianos.
vilizados.
Amadísimo Padre, el trabajo que sus hijos
l’asados 30 años, a<iuclla inmensa llanura
se hallaba sembratla de capillas y residencias descubren de continuo en la Patagonia es in­
que vinieron a formar como otros tantos lu­ menso: efectivamente, mientras la vejez se
gares de concentración. Con el pasar de los apodera de nosotros, la población aumenta.
tiempos en Río Gallegos y bajo la dirección Tenemos necesidad extrema de más personal;
ik* nuestro arquitecto D. Juan Bernabé, se ¿cuándo tendremos la inefable dicha de ver a
levantaron dos hermosos edificios: una iglesia nuestro lado algún nuevo compañero? Nos­
y uu colegio: constmyéndose más tarde (1902) otros por ahora no podemos hacer otra cosa
otro colegio para las Hijas de María Auxilia­ que rogar a Dios nos asista y ayude en la obra
emprendida en su nombre y para su mayor
dora.
Otra obra semejante a ésta se realizaba {X904) gloria. Por nuestra parte hacemos inauditos
en Santa Cnvz y en S. Julián (1912) debidas esfuerzos y procuraremos aumentar, para el
ambas al emprendedor D. Marcos Zauchetta primer cincueiitenario de las misiones salesia*
que, dos años más tarde, se vio obligado a reti­ ñas, la brillante corona de almas redimidas
y qne hoy ya son felices con D. Bosco y con los
rarse por falta de j>ersonal.
Le obra de saneamiento moral y religioso misioneros que nos han precedido.

— 373

Sín'ase, amadísimo D. Felipe Rinaldi, en­
comendar en sus oraciones a este viejo misio­
nero que se profesa
afmo. hijo en C.
J

o sé

B ea u v o ir .

Episodios de las misiones

Joya indígena del Assam (India).
¿Ko saben quién es Bah-Yoh?.....
Tiene veinte años, es bajo de estatura y,
por añadidura, lampiño, como la generalidad
■de sus paisanos los K hassi — los ojos ligera­
mente oblicuos y pequeños, la boca un poco
grande y con frecuencia embadurnada del,
^ a nosotros, repugnante Kvvai, que BahYok, como buen representante de su raza, mas­
tica con gusto dos o tres i^eces al día. — el aire
Tin poco melancólico que vela un tanto su sim­
pático rostro con tinte de tristeza — cualquiera
lo juzgaría un joven envejecido.
Su nombre indígena era el de « K anií », que
en el bautismo cambió por el de Ju an , en reco­
nocimiento a Don Bosco. y « Bah ». es un apela­
tivo de respeto que los inferiores suelen ante­
poner a los nombres de los superiores, y como
Juan lo es en el colegio, por eso todos le llaman
Bah-Yoh. '
Para nuestro Orfanotrofio, Bah-Yoh es'“un
tesoro.
Cuando, por cualquier motivo', el Padre
misionero se ausenta de la Casa, él lunge de
Director. |Si \ieran que bien lo hace, y cómo
lo ordena y regula todo con paternal bondad!
Entre los huerlanitos. los liay muy pequeños,
y que por lo mismo necesitan de los cuidados
^ una madre. ¡Puesbien; nuestro buen BahYoh la suple admirablemente. KI lava a los
más pequeñitos, los viste, peina y arregla de­
jándoles hechos unos pimpollos.
A los mayorcitos les explica las lecciones
mañana y tarde y también Ies distribuye las
ocupaciones.
Xada escapa a su admirable solicitud. E l se
cmda de que esté bien limpia la casa, de que
no falte a la noche la luz suficiente; hace de
p in e r o , enfermero etc., sin parar un momento
desde que Dios amanece hasta que se acuesta,
que es el último, llevando con paciencia las
impertinencias de los huerfanitos que, a pesar

del continuo desbastar su natural nideza,
dejan, de cuando en cuando, entrever su bra­
vura salvaje. Parece que haya nacido para dar
gusto a todos, para sacrificarse en bien de
niños especialmente, a quienes atiende con
abnegación, cariño e interés.
Cuando todos se divi?tten en los patios, no
es raro encontrar a Brt/;-yo/í dando una. vuelta
por la casa; recoge los objetos que abandonan
por los rincones los niños; ordena las mesas
repara algunas prendas de vestir o cose la.s
pelotas de joot-ball. Y cuando algún niño, de­
bido a su cortedad, se priva del recreo para
estudiar la lección, él nunca falta para darle
algunas explicaciones.
A las buenas cualidades, que hacen de él un
modelo, debe añadirse la que las adorna y da
vida a todas, una tierna y sólida piedad. Es de
comunión casi diaria y alimenta su espíritu
con la lectura de buenos libros, que después
hace leer a los demás. Más de una vez y cuando
en el silencio de la media noche se creía inobser­
vado, se poma de rodillas encima de la cama
y rezaba con fer\^or de santo.
Me ha confiado, y esto para mi es una conse­
cuencia natural de sus virtudes, que desea ar­
dientemente hacerse sacerdote, para consa­
grarse al senricio de Dios, y a salvar las almas
de sus hermanos de raza; pero tropieza el pobrecito con la seria dificultad de tener que
mantener a su anciana madre.
Xo hace mucho, en ocasión de la muerte de
su padre, le llamé a mi despacho para consolarle.
Entre otras palabras de consuelo, le dije que
no se apurase porque yo estaba decidido a
protegerle, a hacerle de jiadre.
Hondan ente emocionado me dió las gracias,
diciéndome que ya había exjierimentado la
amorosa paternidad del misionero, y que poT
lo mismo había determinado estar siempre a
mi lado, para ayudarme en la saludable obra
de la Misión,
Amados Cooperadores, ahora que ya saben
quien es Bah-Yoh. y la bendición de Dios que
representa para nuestro orfanotrofio de Shillong,
no le olviden en sus oraciones, a fin de que Dios
bendiga sus buenos propósitos y pueda reali­
zarlos.
S i hubiera alguna alm a ca rita tiv a que se
encargara de pagar una pequeña anualidad a
la madre de Bah-Yoh que, v ieja y pobre, vive
retirad a en una le ja n a aldea, haría gran ser­
vicio a nutótros pobres huerfanitos, p ara quienes
el jo v en citado es como el ángel de la guarda.

Shillong, 24 de agosto 1925.
P a blo B o x a r d i Pbro.

Misionero Salesiano.

o

C U L T O

# de María Auxiliadora ^
^

NÓB ie a e m o s la p a c su a sló n d e q u e, e n la s v ic is itu d e s d o lo r o sa s de lo s tiem ­
p o s q u e a tr a v e sa m o s, n o n o s q u ed a n m ás c o n s u e lo s q u e lo s d e l C ielo , y e a t i e
é s to s , la p o derosa p r o tecció n de la V irgen b en d ita , q u e fu e e a todo tie m p o e l

^

A u x ilio de lo s C ristia n o s.

^

^

J

Triunfos de María Auxiliadora.
María Auxiliadora en Quito (Ecuador).
IvU tanmaturga Virgen del ^’ene^able Padre
Don Bosco ha recibido en Quito, durante todo
el mes de Mayo, extraordinarios homenajes
de filial afecto y veneración que alcanzaron
su nota culminante, henchida de armonías
espirituales y explosiones sublimes de piedad
cristiana, el 24. día consagrado a l a vencedora
de Depanto.
Nos congratulamos con la benemérita Co­
munidad Salesiana por ese noble y brillantí­
simo triunfo obtenido en provecho de la fe
católica; y no podemos menos de apuntar,
siquiera brevemente, algunas impresiones sobre
los solemnes cultos tributados a nuestra dulce
aladre y poderosa Reina celestial.
E l m es.
La Capilla de la Tola, en medio de su pobreza
y no obstante los viejos andamies que vienen
pidiendo pacientemente, hace larguísimo rato,
una indispensable reparación en el recinto sa­
grado, hizo alarde inusitato de pompa y rego­
cijo y se mostró coqueta, exornándose con
'profusión de luces, flores y colgajes. Las fer­
vorosas cofrades de María Auxiliadora diaria­
mente convirtieron en hennoso y fragante
pensil el altar de su celeste Patrona.
Kn todas las misas hubo extraordinaria
concurrencia de fieles y gran número de comu­
niones. Kn la misa de siete y media y en la
distribución vespertina, un coro de alumnos
estudiantes, dirigido por el clérigo Sr. Torres,
entonaba correctamente y con sentida expresión
escogidas alabanzas, motetes, letanías y otros
cánticos en honra de Jesús eucarístico y de la
Virgen Santísima.
M\ry prácticos, inspirados en la vida y en el

cariño filial del Vble. Padre Don Bosco, y aten­
didos con piadoso interés, fueron los sermonas
que predicó por la tarde el digno Director del
Instituto Don Bosco y celoso Director dé la
Archicofradía mariana, Rvmo. Padre D. Juan
Scamuzzi.
La novena.
Contribuyó a su realce la grandiosa mani­
festación del día ig, llevada a cabo con espon­
taneidad y elocuente fervor, bajo la luz indecisa
de las estrellas que nos miraban a través de
una espesa neblina extendida sobre Quito como
presagio funerario o símbolo de protección.
Por la cuesta de la Tola bajó la imagen son­
riente de María eii medio de luces y plegarias,
iniciando, por voluntad popular, aquel río cau­
daloso que en ímpetu de fe y de piedad,se elevó
al trono augusto de la divina Madre, cuya
diestra empuña el cetro omnipotente que do­
mina el universo.
Resultaron digno epílogo del meS .los días
siguientes a aquella noche memorable que pu­
diéramos llamar noche clásica del « Vuelve,
Señora, tus ojos... », empapada en llanto de
consoladora devoción. La capilla tolense estaba
transfigurada en radioso Tabor donde Jesús
eucarístico, la Santísima Virgen y el recuerdo
del \T)le. Padre Don Bosco recibían ininte­
rrumpido vasallaje de numerosísimo pueblo.
Todos los templos de la ciudad ostentaban
en su entrada un vistoso y artístico programa
de la fiesta, impreso con variados colores en
la imprenta salesiana, que dirige el conocido
y hábil maestro Sr. Francisco Páez.
En la noche del 23, el glorioso -nombre de
María Auxiliadora resonaba en todo el barrio
de la Tola, caldeado en una atmósfera de in­
tensa piedad, era celebrado por la alegre banda

— 375 —

del Instituto Don Bosco, y aparecía escrito
con letras de fuego sobre el empinado Icliimbía.
¡Qué no es capaz de hacer el R. P. Izurieta con
los rapaces oratorianos!
A urea corona.
Tal fué el remate que culminara los home­
najes marianos de la Tola el día veinticuatro.
Constituye fundamentalmente dicha corona
el oro purísimo de una devoción sentida y
un amor tierno y hondo a la Santísima Virgen
Auxiliadora, acrisolado por el fuego de las
tribulaciones que aquejan en nuestros tiempos
a la noble patria ecuatoriana. Y la realzan, a
manera de exquisita pedrería, notas brillantes
que contribuyen a aquilatar su mérito intrín­
seco y su ornamentación externa.
El Exmo. y Rvmo. Sr. Arzobispo Dr. D.
-Manuel Pólit Laso rezó la misa de comunión
general. Este acto fué como el alma de toda la
solemnidad. E l culto de María nos .conduce
infaliblemente a Jesucristo. E l corazón de
nuestro digmsimo Pastor habrá experimentado,
sin duda, inefables emociones consoladoras al
ver cumplida elocuentemente aquella verdad
en las numerosísimas comuniones que brinda­
ron a su Madre Auxiliadora, juntamente con
los alumnos dél Instituto, la fervorosa Archicofradía, muchos Cooperadores salesianos y
demás fieles que llenaban el templo.
Más tarde, viendo al limo. Prelado pasearse
en los patios colegiales, circuido por infantil
e inquieta muchedumbre, recordamos el dicho
bondadoso del Salvador: « Dejad que los niños
vengan a mí •>. Y los niños, muy honrados y
agradecidos, despidieron al representante .de
Jesús con los acordes de la banda y alborozadas
aclamaciones.
Remataron los cultos religiosos de la mañana,
la devota y lucidísima procesión que recorrió
los amplios patios del Instituto, y la conmo­
vedora Consagración de todos los fieles presentes
a la Virgen Auxiliadora.
Se pudo admirar en el imponente desfile la
enorme muchedumbre que se había dado cita
para honrar a la Sma. Virgen del Vble. Padre
Don Bosco. Representaciones del Clero Regular
y Seglar; Rvmos. Sres. Canónigos; caballeros,
damas y señoritas de la alta sociedad; Señores
Cooperadores; Jóvenes ex-alumnos salesianos;
las beneméritas Cofrades de María Auxiliadora,
que tanto realce dieron a la solemnidad, presi­
didas por las dignísimas Presidenta y Vicep^esidenta de la Archicofradía, respectivamente...'
Llenó cumplida y brillantemente el número
culminante de la noche el sentido panegírico
de María, Auxilio de los Cristianos, pronun­
ciado por el Rmo. Sr. Canónigo Dr. D. Tomás

\ ergara, Provicario General. Su verbo fácil,
galano, persuasivo, despertando saludables sen­
timientos y propósitos en los corazones, cau­
tivó a la concurrencia.
Renovóse la Consagración a María Auxilia­
dora, y puso broche de cielo a los homenajes
de tan memorable y grata solemnidad,'la Ben­
dición con el Smo. Sacramento q\ie se dignó
impartir el Rmo. y dignísimo Provicario Ge­
neral.....
En síntesis; Mayo fué un mes de piadosa
eflorescencia y resurgimiento católico, de dulces
y conmovedoras impresiones perdurables, de
magnífico triunfo para la Sma. Virgen dcl
Vble. Padre Don Juan Bosco.

María Auxiliadora en Bogotá (Colombia).
ISTuestra ciudad, cuando se trata de honrar
a la Santísima Virgen, resulta grande y entu­
siasta. Y cuando hay una entidad que la mueva,
suele revestir caracteres de grandeza. Tal sucede
con la devoción de María Auxiliadora. .Debido
a la iniciativa y trabajos del inolvidable Padre
Aime, surgieron en nuestra ciudad la.s dos
-Asociaciones: Los Caballeros de María Auxilia­
dora y las Damas de la misma augusta Señora,
que juntos forman la Gran Archicofradía adhe­
rida a la primaria de Turín, y con todos los
privilegios y prerrogativas de ía misma. Estas
-Asociaciones hacen que la Fiesta de María -Au­
xiliadora sea acaso la más imponente de cuantas
se celebran en la capital. Año por año crece en
importancia y en imponencia. Puede decirse
que todo Bogotá toma parte en ella. Siendo
demasiado pequeña la iglesia de los RR. PP.
Salesianos para tánta gente como toma parte»
hace ya algunos años que viene celebrándose
en la Catedral Primada.
Anteayer amaneció la Basílica admirablemente
preparada para la gran fiesta. Un elevado altar,
espléndidamente levantado en el lado derecho
de la iglesia, adornado con miles y miles de
bombillas multicolores. Desde las cinco de la
mañana comenzaron las misas y en ellas co­
muniones numerosas. La de la Archicofradía
tuvo lugar a las 7. La celebró el ilustrí.simo
señor Medina, quien representaba también a
nuestro amadísimo Metropolitano. Un coro
de niños cantaba preciosos motetes.
-A las 9 en punto comenzó la Misa solemne,
celebrando su Exda. el Nuncio de'S. Santidad.
El inmenso templo estaba lleno de fieles; varios
colegios de ambos sexos ocupaban puestos
especiales. La Escolanía o « Schola Cantorum *
de las Escuelas Salesianas ocupaba el Coro, y
su masa imponente de voces alternaba con las.

de los Colegios femeninos de las Hermanas de
María Auxiliadora, situadas en diversos puestos
de la basílica. Kjecutaban la Misa del Maestro
español Cardó. Ésa alternabilidad de los coros
con la justeza de ejecución era algo majestuoso
y soberanamente bello, que llegaba al alma.
Para el Nuncio, varón de fino gusto artístico,
y para su Secretario, Monseñor Panicco, que
es músico inteligente, aquellos fueron momentos
de verdadero goce estético y de remembranzas
dulce.s, evocando las funciones de la capital

Durante todo el día estuvo visitadísima la
imagen. Ibamos no solamente para elevar
nuestros corazones con la oración, sino también
para elevarlos con una contemplación de algo
genuinamente artístico. La hermosa estatua
fulguraba como una aparición del mundo su­
perior, allá en lo alto, envuelta en luz que de
millares de bombillas, dispuestos con arte ma­
gistral, se desprendía. E l dibujo era del señor
don Sixto Barriga, activo Secretario de la Aso­
ciación de Caballeros de María Auxiliadora.

SAN CARLOS DE BARILOCHB (P « ta g o n l« ). — C entro» d e la M isión Sa lesla n a .

•del mundo: Roma. E l P. Baracaldo y los docto­
res Núñez y León merecen plácemes sinceros:
han trabajado mucho para preparar esos coros,
pero su artístico trabajo ha sido recompensado.
Después del Evangelio subió a la cátedra de
la verdad el Dr. Galindo, Cura Párroco de Usme, y pronunció un admirable sermón, llenó
de elocuencia y robusta doctrina.
ICn seguida y antes del Credo S. E . dió la
Bendición Apostólica y aplicó la Indulgencia
Plenaria que pueden ganar ese día los Coope­
radores Salesianos, Cuando la Misa hubo ter­
minado, la T^scolanía Salesiana nos son^rendió
con el canto de un motete grandioso. Si en la
Misa se había demostrado admirable, aquí se
mostró insuperable.
Por la tarde, a las 4, dió a los Cooperadores
la Conferencia el R. P. Fierro. Dada la compe­
tencia del orador en cuestiones sociales, su
-discurso filé una acabada y elocuente lección
•de Sociología práctica.

Entre las personas que fueron a orar y contem­
plar a la Virgen, se cuenta el líxcmo. señor
Presidente de la República.
En lugar de" procesión hubo una linda Ve­
lación a la Reina de los Cielos. De noche, aquello
parecía una visión. Sobre una multitud ya
caldeada por la devoción cayó la elocuente
voz del P. Daniel Restrepo, S. J ., que en fér­
vida improvisación elevó las almas a regiones
etéreas. Con la Bendición del Santísimo, dada
por el limo. Señor Obispo Medina, terminó la
grata festividad de María Auxiliadora. En to­
das las almas deja resonancias de cielo.
Plácemes muy cordiales se merecen la Archicofradía de Damas de María Auxiliadora y
la de Caballeros, con sus dignísimas Juntas a
la cabeza, especialmente las señoras Inés Man­
rique de Vargas y Cecilia Ortega de Bermúdez
y el infatigable Presidente de los Caballeros
de María Auxiliadora, don Pablo Murcia, padre
del doctor don Jorge.

VAtExciA (España). — A la puerta d éla casa de
sus padres estaba el niño de cuatro años y medio
Jaim e G arda Monmenéu, montado en im ca­
rrito enganchado a un brioso caballo dispuesto
para salir, cuando xiltimando los preparativos
de marcha el cochero, pióximo al vehículo,
no pudo e d ta r saliese el animal disparado, obe­
deciendo a un tirón de riendas que inconsciente­
mente dió el pequ'ño Jaim e. Sembrando alanna
entre los vecinos y transeúntes, que advertían el
inminente riesgo en que el tierno niño se encontraba,
cruzó un peligroso paso a nivel, por el que drculan
frecuentemente numerosos trenes eléctricos, y así
continuó su loca carrera hasta que muy adentro
de la calle fué oportunamente detenido por un
autocamión que se interpuso.
1^ padres de Jaim e, fervientes devotos de
María Auxiliadora, atribuyen a la protecdón de
la Celestial Señora el haber salido ileso del serio
percance su querido hijo.
U n Cooperador.

(Chile). — ¡V iv a D o m n g j Savic!
Encontrándome mortificado casi semaualmente
por un fuerte dolor de estómago, pedí a Domingo
Savio.que me curara, prometiéndole publicar la
grada en el Boletín y encender unas velas. He con
seguido la grada.
S. GUAJARDO R .
V a l p a r a ís o

Pü.vTA Arenas (Chile). — E l Pbro. Salesiano
Ju an Bernabé. Director del « Instituto Vble. Juan
Bosco » de Punta Arenas, en los primeros días
de junio enfermó gravísimamente. I^os médicos
tenían muy pocas esperanzas de salvar al enfermo.
E n tan angustiosa situación, el Inspector local,
hablando a la comunidad, recómendó, máxime a
los alumnos internos, un empeño esmerado para
portarse bien, con el fin de obligar a María Auxilia­
dora a arrancar de Ia.s fauces de la muerte al que­
rido enfermo, y prometió una mi.sa solemne a la
\’irgen de Don Bosco, si se hubiera conseguido el
favor suspirado. Se obtuvo éste, y el 2.\ de julio, el
niismo Pbro. Ju an Bernabé cantó la misa, mientras
toda la comunidad se acercaba al banquete eucarístico. Mil gradas, oh María Auxiliadora.
D omingo Ce r r ,\to Pbro.
Cuzco (Peni). - Ju lio 13 de 1923. — Gratitud a
M aría Auxiliadora. — Siendo yo devota de María
Auxiliadora y presentándose la oportunidad de
hacer algo a favor de su culto, deseaba con vehemenda realizar lo que me proponía; pero había
un ob.stáculo insuperable y que limnanamente se
oponía en mi camino hasta el extremo de quitarme
aun la tranquilidad del espíritu. E n estas dreunétandas, llena de tristeza y temores, resolví <x>nfiar
toda soludón a la misma \'irgen Auxiliadora, y im

día, después de redbir la Santa Comimión, con
entera confianza en el Señor y en María Sma.,
le pedí a E lla que si deseaba aceptarme como a .su
hija, me quitase todo obstáculo, y si no era de su
agrado lo que me proponía, me lo manifestase de
de manera clara, para no sufrir ya. jiiás dudas. A la
vez, consultada la situación a un sacerdote, é.sle
me dijo que tuviera confianza y buena intención, y
me animó con éstas palabras: « E s .seguro (pie Dios
le dará todos los medios para vencer la .situación ».
No pasaron ni 8 días y, de una muñera ine.spcrada,
se arregló todo; dc.sapareció la gran dificulUul (lue
existía y quedé en me<Íio de la más completa tran­
quilidad. Es pues María Auxiliadora la cjue lo ha
hecho todo, por lo qii-' le rindo humilde tributo de
gratitud, dedicándole a la vez toda mi buena vo­
luntad como h ija y devota suya. Deseo publicar est a
gracia tan señalada, ponpie servirá de e.stíniulo
para recurrir á E lla en loi.la dificultad moral y ma­
terial de esta vida.
L . A. C.
Co^LtI,APA (Nicaragua). — Filomena Suárez
da infinitas gracias a María Auxiliadora por ha­
berle salvado la vida a su mamá en inminente pe­
ligro de muerte, y haberla curado a ella de una en­
fermedad crónica. Por tales señalados favores
en\na dos anillitos de oro para el culto de la Virgen,
en este su Santuario de Turín, suplicando al mismo
tiempo la publicación de estas gracias, como un
humilde tributo de amor y reconocimiento a tan
piadosísima Madre.
Co^LAPA (Nicaragua). — Teresa Tubiua envía
ima limo,sna en agradecimiento a María Sma. Auxi­
liadora, a quien invocó humildemente pidiéndole
lio tuviese efecto una ley sobre fierros que perjudi­
caba a todos los ganaderos, habiendo tenido la
satisfacción de ser oída de la c(ue es Madre y co n -.
suelo de los afligidos.
CUAIJA (Nicaragua). — Abraliam Sáenz y Fidclina Cuadra dan infinitas gracias a lia r ía Auxilia­
dora por haberles .salvado a una niñita recién na­
cida, de fuerte hemorragia nasal, pues al comenzar
a rezar su novena e implorar .su divina protección,
al instante la niña recobró su salud. En agradeci­
miento del favor, hacen una ofrenda en beneficio <le
la Obra Salesiana.
CüAPA (Nicaragua), — Mónica Dolores Alvarez
teniendo tma llaga cangreiiosa en 1.a ceja, después
de haberse sometido a una operación quiríirgica
sin obtener ningún alieno y encontrándose a puntode perder la vista, imploró el auxilio de la Virgen,
en su advocación de María Auxiliadora, y sintió
desde ese momento su mejoría hasta quedar com­
pletamente curada.
Muy agradecida a tan bondadosa Madre desea
hacer públic» su agradecimiento, enviando á la
vez una limosna en favor de los huerfanitos del
Vble. Don Bosco.

Gr .4n ^ a (Nicaragua), — E n el mes de Mayodel corriente año, mi nuera Sara Olegaria, habién­
dose \'isto en dificultad en su alumbramiento.

— 378 —
<k'.spués de lo días de batallar entre la vida y la
muerte, dió a luz una iiiñita extremadamente rol>usta y grande. E ste acontecimiento tuvo lugar
cu la Isla de ülmetepe, habiendo hecho el milagro
nuestra Madre en el acto que le rezábamos su no­
vena. l^or lo cual suplico se le dé publicidad a la
pre.sente por creer im milagro el haberse sal­
vado mi nuera, aunque la niñita nació muerta.
S abina V. d e Navas .
STA TKcr,A (El Salvador). — H acía ya varios
años (pie mi padre, por desavenencias en la fa­
milia. se había dado a una vida algo libre. Yo,
per.suadida del poder y bondad infinita de la Vir­
gen del Vble. Don Bosco, no dude un instante en
acudir a su auxilio, prometiendo, a la vez, publicar
la gracia, si conseguía que mi padre volviera a
una vida honesta. H asta el presente esta buena
Madre parece (lue vaya atendiendo mis ruegos,
por notarse en mi padre algunas señales de querer
mudar de vida y volver a ser un ferviente cris­
tiano, que es lo que pido.
Una hija de M aña.

T.AS P ied ra s (R. O. del Uruguay). — Mi hija
Eorita Ilaydée, de 3 años, .se hallaba desahuciada
con bronconcumoní.r. Ofrecí recolectar de puerta
en puerta la limosna para una misa en honor de
María Auxiliadora y comulgar fen^orosamente.
Al mismo tiempo m i espoíjo prometía otra misa
y la publicación de la gracia en el Boletín Salesiano.
h a \'irgen de Don Bosco nos concedió la salud
<le la niña. Por é.sta y otras muchas gracias ¡ben­
d ita sea m il y m il veces María Auxiliadora!
Abril 29 de 1923.
Makía H ernández

de

Ga rcía .

T,.\S PliíDRAS (R. O. del Uruguay). — Un
s<d)riuito mío se hallaba amagado de un ataque
cerebral. Se le declaró, además, ima pulmonía.
Recurrí a María Auxiliadora, prometiéndole pu­
blicar la gracia. E l enfenno recobró rápkkuneute
la salud. ¡Viva la Virgen de Don Bosco, a la cual
pido también el rcstablecimicjito de mi madre y
la desaparición de una comezón continua que me
atorm enta indeciblemente!
Junio de* 1923.
P etrona E . M.\chin .
TÁRIBA (Veiie/.ticla). — 3vncontrándo.se onfenna
cu los últimos meses del uño pasado una persona
de mi familia, el 8 de diciembre, a tiempt) que la
procesión do la Stmtisinm Virgen pasaba frente
a mi casa, le ofrecí, invocándola con el nombre de
Auxilio de los Cri.stiamtó, que, si me concedía su
salud, mandaría publicar la gracia en el Boletín
Saleñano en el mes de marzo del presente año.
Desde entonces ha mejorado notablemente, por
lo cual, llena de gratitud con tan amada Madre,
hago pública la gracia, espc'rando de ella la total
curación.
También le doy públicamente gracias, como
se lo había ofrecido, por habenne alcanzado
prontamente el remedio de otra necesidad.
Celsa Ortega .

T árera (Venezuela), 5 de Abril de 1923. —
Hallándome en una gran necesidad, recurrí con
ferc’or a María AuxiHadora, prometiéndole pu­
blicar la gracia en el Boletín Salesiano. Como he
sido favorecida, cmnplo gustosa m i promesa.
D . M. O. C.
Caracas (Venezuela). — Encontrándome grave­
mente enferma, acudí a María Auxiliadora y con­
seguí la salud milagrosamente. Llena de gratitud
a María Auxiliadora visité hoy su Santuario de
Caraca.s, encargando la publicación d éla gracia al­
canzada.
Caracas, 23 de A bril de 1923.
E i .ena G onzález.
C.tRACAS (Venezuela). — Atacado de violenta
disentería, mi hijo R afael se vió gravísimo. lyO
encomendé a María Auxiliadora, haciendo su No­
vena, y mis ruego.s fueron atendidos, pues el enfenno
alcanzó xma rápida mejoría. Agradecida a María
Auxiliadora hago público el milagro conseguido.
María B uitrago .

Dan también gracias a María Anziliadora.
Cuevas d e V elasco (España). — Dña. Isabel
del Río, D. Pablo Gascueña, Dna. Joaquina del
R ío y Benide del R ío agradecen a María Auxilia­
dora por haberles favorecido con especiales gracias
y envían cada imo su ofrenda para la Obra Salesiana.
HiiETE (España). — L a Srta. Angeles Montoya,
dá veinticinco pesetas para la beatificacrón de
Domingo Savio.
CAE! (Colombia). — Margarita Rodríguez,
Trinidad González de Filigrana, Gregoria Jiménez,
Rosalía Cobo, Miguel Escobar y Manuela Gon­
zález V. de Rivera hacen pública su gratitud a la
\irgeu de Don Eos o por va-ios f votes que les
deparó y por el digno intennedio del Sr. D. Miguel
\ucente Mercado Ayala mandan mía limosna
para la Obra Salesiana.
Carm en (Colombia). — Daniel Echeverri R .,
da gracias muy rendidas a su celestial Madre María
Auxiliadora por haberle restituido la salud a su
hijilo Dimiel de una grave enfermedad y envía
una lismonita en favor de los niñas del Vble. D.
Basco.
Carmiín (Colombia). — Mercedes Gamboa,
manifiesta su viva gratitud'a la Santísima Virgen
por la recuperada salud de su mamá y por otros
mucl’.o.s e importantes beneficios espirituales y
temporales que le depara cada vez que la invoca;
envía tres pesos oro para los huerfauitos del \T)le.
D. Bosco.
C armen (Colombia). — Rosa García, da infi­
nitas gracias a María Auxiliadora por varios fa­
vores que le concedió y enría la limosna de un
peso oro para su Santuario.
CoMAEAPA (Nicaragua). — Varios Coopera­
dores Salesianos y devotos de María AuxiHadora
manifiestan su gratitud a la celestial Madre por
haberlos favorecido y enrían una ofrenda para
el sostén y el incremento de la Obra Salesiana-.

— 379 -

Por el Mundo Salesiano
BUENOS AIRES (Argentina). — El día del exalumuo en el centro de San Juan Evangelista.
E l éxito más halagüeño coronó los diversos
actos celebrados en nuestro Centro el domingo
2 de septiembre, para festejar por primera vez.
el llamado « Día del Exi-alumno ».

Señor J ñau M. Patrone, nutridamente aplaudido,
porque sus palabras de hondo convencimiento
encontraron eco eficaz en los presentes.
Habló luego el Rdo. Inspector para agradecer
el saludo que en nombre de la Comisión le brin^dara el mismo señor Patrone y alentamos a segtiir
con fervor y entusiasmo cada vez más creciente
en tan piadosa práctica.
PATAQONIA (Argentina). — Florecimiento de la
vida religiosa. Lucidísima resultó este año cu
Conesa la fiesta de su Patrono San lAirenzo. De
la población de Viedma acudió la banda del co­
legio salesiano para dar auiniación u la fiesta,
juntamente con la compañía dramática y el e-

VIEDMA (P a tag on lft). — C o lon is « g ric o la S tle s ia n a .

Y no podía suceder de otro modo: Dios estuvo
en el corazón de los buenos ex-alumnos que desde
las primeras horas de la mañana se aprestaron a
recibirlo en el banquete Eucarístico, con admi­
rable y ejemplar devoción.
E l Rmo. P. \'alentín Bonetti que nos acompañó
en todo momento, ofició a las 8 la Misa de
Comunión general a la que asistieron no menos
de doscientos jóvenes ex-alumnos.
Terminada la misa rezóse el ejercicio de la Buena
Muerte que mensualmente se viene practicandj,
distribuyéndose al final herniosas estampas con­
memorativas que contenían la efigie del \T>le.
Don Bosco y el siguiente pensamiento: « L a ora­
ción. la palabra de Dios y la frecuencia de los
Santos Sacramentos, aseguran a los ex-alumnos
el progreso en la vida cristiana, la paz y la per­
severancia final
Acto seguido los asistentes pasaron al Salón
Parroquial donde se les sirvió el desayimo y es­
cucharon el magistral discurso eucarístico del

cjuipo futbolista de los Antiguos Alumnos del
colegio. Las funciones religiosas estuvieron con­
curridas COJIJO nunca. La iglesia adornada con
gusto y profusión de flores, era pe(jueña para
tantos fieles. Nota consoladora fué el gran nu­
mero de commiiones, especialmente de los niños
que recibieron por vez primera a Jesús en sus
pechos. E n la misa solemne, que acompañaron
con gusto las H ijas de María Auxiliadora, enfer­
vorizó al pueblo con su fogosa palabra, el Jiiisíonero, P. Zacarías Genguini. A continuación se
\erificó la procesión que resultó brillante y devota.
CIUDa DELA (España). — Entronización de María
Auxiliadora.
E n el órgano de los Antiguos Alumnos de Me­
norca « Nuestro Auxilio • encontramos una her­
mosa reseña de la entronización de María Auxi­
liadora en los hogares de nuestros ex-almnnos.
Desde que en Barcelona el año pasado, a raiz
del Gsngreso de los Antiguos Alumnos españoles.

— 38o —
.su dif^uo ex presidente consagró su casa y familia
a la Virgen de sus amores, a María Auxiliadora,
invitando a sus compañeros del mimdo entero a
(jue cntrmiizaran en sus hogares a la Buena Madre
(juc había protegido su niñez y juventud, conti­
nuamente y por doquiera, María Auxiliadora
pasa a reinar a las familias de nuestros ex-almnnos.
Y Cindadela, Menor, a, isla de María Auxilia­
dora, donde reina como soberana de los buenos
isleños, no pfKlía rezagarse en e.sa filial manifesta­
ción (le amor; y por eso, empezando por el digno
presidente de los Antiguos Alumnos de la isla, la
entronización de María Auxiliadora en los ho­
gares se propaga con loable rapidez.
Mientras alabamos muy de veras el buen acuerdo
de nuestros Kxalumuos y lo recomendamos a
todos, nos complacemos en prometerles las ben­
diciones de María Auxiliadora para ellos y sus
familias, bendiciones que serán fuente de paz
y alegría cristiana en sus hogares.
PÜNTARENAS (Chile). — Exposición de las Mi­
siones Salcsianas de la Tierra del Fuego.
Como preparación a la exposición de las Misio­
nes, cpie se verificará en el Vaticano, las Misiones
Salcsianas de la Tierra del Fuego mostrarán al
I)úblico de ruutarenas el resultado de sus trabajos
en aíiucllas apartadas regiones.
lya exposición se dividirá en tres secciones:
histórica, científica e ilustrada, ha sección histó­
rica, la integrará una monografía de cada centro
de Misión, docvm atada con estadísticas de los
dalos más iuteresautes. I^a sección científica ilus­
trará lo referente a las razas pobladoras, idiomas,
cosUunbres, cantos, fauna fio a y mineralogía de
ttcpiclhus tierras. La parte de ilustracción con­
tendrá las fotografías, de todas las casas y resi­
dencias, de las localidades y paisajes más atra­
yentes y de todo cuanto sirva para dar una idea
del desarrollo de la Obra Salesiana en la Tierra
del l^iego.
MACAO (China). — Ordenación sacerdotal.
líl 26 de mayo, Monseñor José Da Costa orde­
naba en el orfanotrofio snlesinno de Macao a dos
hijos de Don Bosco de aquellas apartadas regiones.
Como eran los primeros consagrados en aquella
misión, la función revistió gran solemnidad.
Los trescientos Imerfanitas asistieron a la ce­
remonia conmovidos y se prepa arou con la con­
fesión n recibir de manos de los nuevos .sacerdotes
la Comunión.
¡Ojala pronto aumente el número con nuevas
ordenaciones!
BAQÉ (Brasil). — La primera piedra para un
nuevo templo de María Auxiliadora.
E l 24 dcl mes de Mayo pasado, se colocó la
priuieru piedra jxira el nuevo templo de María
Anxilindoru, cu Hagé, Brasil. A la sagrada cere­
monia acudió inmenso gentío, a quien el Obispo
diocesano dirigió palabras de aliento para que
pronto, con el concurso do todos, pudiera abrirse
el nuevo templo a la devoción de los fieles devotas
do María Auxiliadora. Una banda militar ame­
nizó el acto. E n el mismo lugar se constituyó un

comité, integrado por celosos Cooperadores y Coo­
peradoras, para recaudar los fondos necesarios.
QUITO (Ecuador). — Nuevo Oratorio festivo.
Como recuerdo de las fiestas Cincuentenarios
de la Consagración del Ecuador al Sagrado Co­
razón de Jesús, los Salesianos abrieron, en una
de las barriadas más pobres de la ciudad, un
Oratorio festivo.
Por medio de la prensa se dió la noticúa a los
padres de familia, y, el 24 del Diciembre pasado)
se presentaban al Oratorio los cuatro primeros
niños. Un mes después, eran, ya 450 los niños
que frecuentaban el Oratorio, número que ha ido
en aumento y hoy ya sobrepasa el de 800. que se
divierten llenos (le entusiasmo.
Las fiestas de San Francisco de Sales, de S. José,
Pa.scuas, María Auxiliadora y del Sagrado Co­
razón se celebraron con gran solemnidad, desper-'
taudo la devoción más tierna en los niños.
Primeras comuniones hubo un mimero con­
siderable... ¡Qué Dios continúe bendiciendo el
nuevo Oratorio para bien de los niños!
ITALIA (Roma). — Exposición Mistouera en el
Vaticano.
Van muy adelantados los trabajos para la
organización de la Exposición Misionera que se
celebrará en 1925.
E l Cardenal Van Rossum, Prefecto >de la Sa­
grada Congregación de Propaganda, ha enviado
circulares a todos los institutos misioneros, y la
mayor parte de ellos han nombrado ya un en­
cargado especial para la Exposición. También se
han enviado instrucciones a las Vicarios y Pre­
fectos apostólicos y a los Superiores de las Misio­
nes, y, por último, se ha comimicado a los Obispos
de todo el mundo los propósitos del Santo Padre,
que, ituUil es decirlo, en todas partes han sido
acogidos con entusiasmo.
Según la voluntad de Su Satidad, la feria tendrá
una parte central de carácter científico, donde
los entendidas y los especializados en misionologia podrán examinar mapas, diagramas, cuadros
y rex isla.s. E n los locales de esta sección habrá
también girías competentes que atenderán a todos
las que quieran consultar la documentación allí
reunida. Para organizar esta sección se ha nom­
brado una Subcomisión científica.
l ’na parte, la menor de la Exposición, .se colo­
cará en el patio de la Pigna. E l resto se instalará
en los jardines del Vaticano, que Su Santidad ha
puesto a disposición del Comité organizador. E n
ellos se levantarán varios pabellones, distribuídes
.según las distintas partes del numdo y subdivi­
didos confonue a los institutos que en ellas atien­
den a la evangelización.
Las Misiones Salcsianas ya han comenzado a
enviar, de todas partes del mundo, objetos, dates
v cuanto sirva para ilustrar la labor de los hijos
de Don Bos<x> en el campo de las Misiones.
Del Chacx> Paraguayo hemos visto objetos muy
interesantes, bien perfumados, por cierto, de
aromas indios, y un trabajo lingüísti<X) de impor­
tancia sobre los dialectos Guaraní.

CASTELNUOVO D'ASTI (Italia). — Conmemorando
el 25 aniversario de ia inauguración del monumento
a Don Bosco.
El priuier domingo de Octubre, Castelnuovo
conmemoró sólemiiemente el 25 aniversario de
la inauguración del monumento a Don Bosco,
su glorioso hijo.
El montunento de marmol, que ocupa la plaza
principal del pueblo, es obra del célebre escultor
Stuardi de Poirino, y representa a Don Bosco
que tiene de la mano a dos jovencitos: el rmo
civilizado y el otro salvaje.
A la fiesta tomaron parte, a más del alcalde y
los concejales, el Eminentísimo Cardenal Cagliero,
que también es hijo del mismo pueblo.
El acto resultó grandioso.
TURÍN (Italia). — Solemnes funerales.
El día 25 de Octubre se celebró en la Basílica
de María Auxiliadora solemne funeral en sufragio
del alma del llorado Cardenal Richelmy, gran
Cooperador de la Obra Salesiana.
El pueblo que amaba entrañablemente a su
caritativo Pastor, acudió nmneroso a tributarle
homenaje de filial y cristiano reconocimiento.
Con la familia del finado y representantes, deí
clero de palacio, asistió a la Misa el Rdmo. D. Fe­
lipe Rinaldi y el Capítulo de la Congregación
Sale.siana.
Descanse en paz.

INDICE GENERAL

del año 1923.
D o c u m e n to s.
Carta del Rvduio. Sr. D. Felipe Rinaldi a los
Cooperadores Salesíanos, pág. 3. — E l Pai^a y los
An'iiguos Alumnos Salesianos, 23. — La primera
Encíclica de Pío X I , 67. — Indulto Apostólico
en favor de las Misiones Salesianas, 78. — Carta
de Su Santidad Pío X I sobre el I I I Centenario
de San Francisco de Sales, 99. — Audiencia del
Padre Santo al Rvdmo. Don Felipe Rinaldi, 139.
A rtíc u lo s de I lu s tra c ió n .
Primer Congreso Nacional Italiano en honor
del Sagrado Corazón de Jesús, pág. y. — Legion a’ios de Dommgo Savio, 185. — Séptimo Con­
greso de los Oratorios festi os y Escuelas de R e­
ligión, 197 y 237. — Homenaje a Don Bosco edu­
cador, 204. — Congreso en honor del Sagrado
Corazón de Jesús en Bahía Blanca, Argentina,
218 y 251. — A los ; ienbechores de los huerfanitos
de nuestras Misiones, 229. — Congreso de las
Compañías, 250. — E l pequeño Congreso de los
Salesianos, 316.
A rtíc u lo s de (C o lab o ració n .
E n el campo de los sueños de Don Bosco, pág. 14.
— Nuevos misioneros, 21. — Todos podemos y

debemos ser misione.os, 35. ■— E l problema moral
en la educación, 58. — Flores tempranas, 41. —
^ i sa I r J o e, 43. — Conii'r .ii'ia sobre la 0 1 ra
de Ds)n Bosco a los Cooperadores de Chile. 36 y
87. — Conmemorando a San Francisco de Áiles,
71. — Dommgo Savio modelo de los niñas, 74,
— Figuras de misioneros salesianas: ICl límuio.
Cardenal Cagliero, 105, 134 y 166. - Muría Auxilium Christianorum, 131. — San l^auoisoo de
Sales, 138. — Y o soy el Camino, la Verdad y la
Vida, 163. — La Obra de las Misiones despierta
simpatías por doquiera. 172. — Buscad primero
•el reino de Dios y su justicia, y lo demás se os
da á jxir añadidura. 105. — Por sus frutos las
conoceréis, 227. — Eficacia de los Oratorios fe.stiv<is
y de la religión en la educación, 200.
I) n B s o
y .su Obra. 259. — Ivl Papa y el de.scubrimiento
del sepulcro de San Esteban, 2O2. — líspírilu do
San Francisco de Sales, 264. — La vida es una
mi.sión, 265. — ¿ Por (pié so Cooperador S ak .siauo?, 268. — ¡Padres cristianos, no descuidéis
la educación de vuestros hijos!, 292. — Ia.'yenda
sobre el Rasario, 294. — Foglizzo por 1). Basco,
297. — F i uras de misioneros sale.sianos; Mo señor Santiago Costamagna, 298 y 728. — E l
juicio de un con ertido sobre Don Bo.sco, 301. —
Cristo vive, Cristo impera. Cristo reinará 32 ^ —
Exposición Salesiana en Buenas Aires, 32C. —•
L a cuestión social y las Escuelas Profe,sionahs
Salesianas, 342. — Coloquio interesante, 344. —
FeU(útación en las Pascuas de Navidad. 355. —
Los Oratorios festi os en la regeneración social,
356. — E l a uinaldodel Pobre, 36 \— Las Misiones
Salesianas, 7,61.— Nueva falange de Misioneros,. 65.
A n tig u o s A lu m n os.
Primera Asamblea Nacional de los Antiguos
Ahunnos de Polonia, pág. 22. — ICl Rdmo.
Don Felipe Rinaldi y los Antiguos Alumnos de
Roma, 168. — Ix>s Antiguos Alumnos de Cinda­
dela, España, 251. - Ivos Antiguos Alunmos de
Valparaíso, Chile, 252. — Ix^s Antiguos Alumnos
de Colombia. 232.
I^os Antiguo.s Alunmos de
Italia, 252. — Ix)s Antiguos .Alunmos de Madrid,
282. — Los Antiguos Alunmos de Bernal, Argen­
tina, 283. — Iwos Antiguos Aluimiíjs de Suiza, 28O.
— Antiguos Alumnos de España, 314 y 348. ~
Antiguos Alumnos del Brasil, 315.
M ision es S a le s ia n a s .
China: Escuela « María Auxiliadora » en ShiuChow, pág. 17. — De nuevo los horrores de la guerra
en los alroáedores de Shiu-Cliow, 46. — Nuevo or­
fanato de Shiu-Chow, 80 y 269, — E l orfanotrofio
de Macao, 305. — L a Mi.sicm del Chaco Paragua­
yo, 48. — Correspondencia misiotiera, 78. — E l
Assam, India: Camino de la Misión Salesiana,
110, y 140. — Las V, caciones del « P uja » en el
Assam, 175, 207 y 240. — Las primeras flores del
orfanato de ShilJong, Assam, 243. — Una semana
de Misirái entre los Bhoi del A.ssain, 308 y 365. —
De nuestras Misiones de la Tierra del Fuego, Argen­
tina. 273. — Visita a las Colonias Indígenas de
los Bororos del Brasil, 302.
ü n a visita a la
Mi.sión Salesiana de Katanga, Congo Belga, 332.

— 382 —
E p is o d io s de la M ision es.
Un ángel más en el cielo, pág. 20. — E l bau­
tismo de dos moribundos, 51. — El-salvac^r de
í'rualaceo, blcuador, 83. — E l infanticidio en
China, iiO . — ¿Quién desea prolüjar a un liuerfanito?, 14O. — San rienta tragedia entre jh a ro s
del Ecuador, 179. — Ea vieja Teresa, 2 t i . — La
primera comunión de Pascuala, 245. — E l Cacique
Paineülú visita al Presidente xMvear, 276. — Puedes
matarme, pero yo no me caso con él, 340. — Joya
indígena, 373.

pensado a Mons. Augusto Hlond en Katom ee,
Polonia, 122. — Los Salesianos en los confines
de Rusia, 169. — Causa de beatificación de Pío X ,
171. — E l Rdmo. Don P'elipe R in a i^ en Sicilia,
2ÓT y 232. — Rasgos de San'FránCT§éo“^ e Sales,
206. — Consagración del templo de Jesús Ado­
lescente en Nazaret, 236. — Correspondencia
del Paraguay, 250. — V isita ilustre, 254. — L a
mies abunda y escasean los operarios, 261.
B ib lio g ra fía .

Véanse las páginas: 16 y I52.

A n iv e rs a rio s .

N o tic ia s del m undo s a le s ia n o .

Celebración del Cincuentenario de la parrocjuia
de San Juan Evangelista, Buenos Aires, Argen­
tina, pág. 27. — E n el aniversario del Padre Alvera, 16.

Españr. Salamanca, 27 y 124. — Barcelona,
58, 153 y 218. — Baracaldo, 58 y 282. — Alia iz,
59. — Orihuela, 59. — Sevilla, 60. — Córdoba,
123. — Gerona, 153. — Madrid, 153, 218 y 314.
— Pamplona, 251. — Cádiz, 186. — Burgos 314.
Argentina: Buenos Aires pág. 29, 91 y 154. —
Córdoba, 28. — Rosario, 91. — San Nicolás de
los Arroyos, 125. — R ío Gallegos, 154. — Viedma,
155. — Balúa Blanca, 187, 283 y 348. — Como­
doro Rivadavia, 219. — Tucumán, 315 y 349- —
Colombia: Bogotá, 29, 91 y 220. — Cartagena 92.
— Centro Amé ica: Santa Ana, 92 y 349. — Cartago, 154 y *284. — L'^s Tablas, 188. — Chile:
Valpdraiso, 60. — Santiago de Chile, 189. — Li­
nares, 284. — Ecua^o : Guayaquil, 155. — Quito,
189, y 317. — Ciiba: Camagüey, 155. — Estados
Unidos: San Francisco de California, 349. — Uru­
guay: Paysandú, 126, y 285. — lía lto : Bolonia,
93 y 221. — Foglizzo, 220, 284 y 253. — He­
lando: La Haya, 93. — Checo eslovequu’ , 284. —
Mónaco, 348. — ¡ndaterra, 286. — P ^ bnio,
314, — Tn.quia: Costantinopla y Esminia, 254.

C u lto de M a ría A u x ilia d o ra ,
Acto digno de imitación, Brasil; María Auxi­
liadora en Picliindé, Colombia, 24. — •Archicofradía de María Auxiliadora en Gerona, España,
23. — Mes de las flores en América, 5 3 .— Solemne
triduo en la Basílica de María Auxiliadora para
conmemorar el Cincuentenario de las ílijafe de
María Auxiliadora, 53. — María y la aurora, 84.
— E l primer cantor de María Auxiliadora, 118
y 149. — Conñanza en María Auxiliadora, 181.
— E l mes de las flores en el Santuario de Valdocco. 213. — E l culto en la Basílica de María
Auxiliadora, 231. — P'iestas de María ^Auxilia­
dora en Cádiz, España, 247. — Idem en Alcalá
de Cluadaira, 248. — María Auxiliadora en Ronda,
278. M arii Anxi iadora, <n Pi^-li.ndé, Colombia,
2 u . — María Auxiliadora en San Nicolás de los
Arroyos, Argentina, 312. — Triu. fos, de María
Auxiliadora en las Misiones, 345. — Alaría Auxi­
liadora en Quito, Ecuador, 374. — María Auxi­
liadora en Bogotá, Colombia, 375.
G r a c ia s de M aría A u x ilia d o ra .
Véanse las páginas: 25 y siguientes; 54 y siguien­
tes; 85 y siguientes: 120 y siguientes: 150 y
siguientes: 182 y siguientes; 215 y siguientes: 249
y siguientes: 279 y siguientes; 312 y siguientes.
346 y siguientes;

V a rio » .
Un salesiano nombrado Administrador Apostó­
lico de Alta Silesia, Polonia, pág, 27. — Curación
importantísima atribuida al \’cn. Uon Bosco, 15.
__ Solemne consagración episcopal del salesiano
Don E . Coppo, 45. — Recuerdos y pensamientos
de un abuelito en el día de su fiesta, 52. — Gr ;cia
extraordinaria obtenida por intercesión de Dominco
Savio, 70. — E l l’adre Rodolfo Pierro en Colombia,
02. — Cómo se alcanzan gracias de María Auxi­
liadora. 107. — Solemne recibimiento en Manila,
Filipinas, al salesiano Mons. Piani, Delegado
Apostólico, 108. — Entusiasta recibimiento dis­

N e cro lo g ía .
Ju an Carlos Bronzini; Don Francisco Iñiguez,
29. — Don Pedro J . Huerta; Rdo. Dr. Don R i­
cardo Muñoz; Don Leónidas Pasada Ga^•iría;
Srta. María González; Rdo. Don Juan Padilla
Gonzalo, 30. — Don Jerónimo Bordas y Roca,
22. — Rdo. P. Valentín Casini S. S. 6 i; Rdo.
P, Domingo Milanesio, 62. — Rdo. Don Francisco
Zabaleta, 93. — Jlonseñor Carlos Echenique
Altamira; Rdo. P. Vicente María Davani; Sra.
Orosia Amorocho de Acebedo; Sra. Bibiana Gó­
mez de Prada, 94. — Don Joaquín Ramírez, 126.
Rdo. Don Jo sé Ordí, 157. — L a Sra. Dña. Virginia
Torres de Fierro, 158. — Exm o. Sr. Don Sebastian
Leite de Vasconcellos, 190. — Exemo. Sr. Don
Mariano A. Espinosa, 222. — E xcnia Sra. Mar­
quesa de Casa Douiecq, 286. — Enimo. Cardenal
Richelmy, 317. — Muy Iltre. Canónigo D. Victor
Ciurrea: Don Femando Bourdie ; Dña. Teresa
Cámpora de Montaldo; Dña. Benita A. de Miltor;
Sr. Carlos Higgins, 318. — Rdo. Don Andrés
Manjón: Don Ju an Romero; Don Guillermo
Gonzales, 350.

Con aprobacÍ«Sn de la Autoridad E clesiástica: Gerente: G EM IXIA N O F E R R A R I.
Establee. T ip .d e la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

S O O I K O A .O

K o iT O R ^

i :x :a M 5 R :v ^ o i O i V i V i v

___________ A v e n i d a R e g i n a M a r g a r i d a , 174 - T U R Í N (Ita lia )

>

i

THEOLOGIA DOGMATICA, MORAUS, MTSTIGA, PASTORAUS, Etc.
EACCA Sac. P E T E U S . — Theologiae moralis synopsis. Breve opus ex sapientissiniis scriptoribus de R e Morali eductum et ad normara novi Codicis Juris Canonici exnratum: Libellae 12,50. Apud exteros: libellae 16,50.
MAZZELLA H OE. Arebiep. Tarentüms. — Praelectiones Scholastico-Dogmaticae breviori
cursui accomodatae. Editio quinta recognita et aucta.
Yol. I. — Tractatm de vera Eeligione, de Scriptura, de Tradiiionc ct de Ecclcsia Chnaii.
Libellae 25. — Apud exteros: libellae 30.
Yol. I I . Tractatns de E co Uno ac Trino ct de E co Creante: Libellae 25. — Apud exteros:
libellae 30.
Yol. I I I . — Tractatns de Verbo Inearnato, de Gratia Christi ct de Mriutibns infusis:
Libellae 25 — Apud exteros: libellae 30.
Yol. lY . — Tractatns de Sacramimtis et de KovissÍ7)üs: Libellae 25. — Apud exteros:
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Editio 1921 emendata. — Opus ju xta S. P. Benedicti X V optata sacrae praesertim juven­
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paginis 3200. In-4°, charta manufacta: Libellae 7o. — Apud exteros: libellae 100.
P. G BM ELLI AÜG. O. F . M. — De Scrupulis, Psycho-pathologiae specimen in usum confessariorum: Libellae 12,50. — Apud exteros: libellae 16.
GENICOT Ed. S. J . — Casus conscientiae propositi ac soluti. Opus postumum accommodatum ad Theol(^iae moralis Institutiones ej. auct. Editio 4»adnorm am Codicis Ju ris reco­
gnita et pluribus casibus aucta a J . Salsmans S. I. etc.
LibeUae 34. — Apud exteros: libellae 40.

S O C IK O A r»

E O I 'T O R A .

IV A ^ C T O IV A T v

A v e n i d a R e g i n a M a r g a r i d a , 174 - T U R I n (Ita lia )

CODEX

TU B IS C A N O N IC I

Pii X Pontificis Maximi iussu digestus, Benedicti Papae XV auctoritate promulgattis, praefationo fi.mi Petri Oard. Gasparriet indico analytico-alphabetico aut us.
1) Editio minuta in-18(cm.9^xl5)ciiaracteribusmtidislectuquefacillimis, cBartasubtáli

non translúcida.
Sine tegumento: Libellis Italicis: 7,50. — Apud exteros: Lib. 9.
€u m tegumento: 1) Linteo contectum cum titulo áureo in dorso: Lib. It. 12. — Apud ex­
teros: Lib. 13,50.
2) Pelle contectum dorso, áureo titulo in dorso, foliis intonsis: Lib. It. 14. — Apud exteros:
Lib. 15,50.
3) Chagrin contectum dorso et angulis, cetera linteo, nervis in dorso distin :tum om©.mtmtis aureis et tessellis cum titulo et stemmate áureo foliis intonsis; Lib. It. 1 , — Apud
extoros; Lib. 16,50.
2) Editio in-18 — vi supra — cum íontium annotatione.
Sine tegumento: Libellis Italicis:
10,50
• Apud exteros: Lib. 12,50
Cum tegumento: 1) ut supra: Lib. Ital. 15,—
Apud exteros: Lib. 17,—
Cum tegumento: 2) ut supra: Lib. Ital. 17,—
Apud exteros: Lib. 19,—
Cum tegumento: 3} ut supm: Lib. Itiil. 18,—
Apud exteros: Lib. 20,—
3) Editio Manualis in-12 (cm. 1 2 x 1 9 ^ ) characteribus paulo maioribi^ ac perspicuis,
cluirta subtili.
Sine tegumento: Libellis Italicis;
11.50
Apud exteros: Lib. 14,50
Cum tegumento: 1) ut supra; Lib. Ital. 17.50
Apud exteros: Lib. 20,50
Cum tegumento: 2) ut supra; Lib. Ital. 19.50
Apud exteros: Lib. 22,50
Cum teginnento: 3) ut supra: Lib. ItaJ. 20.50
Apud exteros: Lib. 23,50
4) Editio in-12 — v i supra
enm fontiam annotatione.
Sine tegumento: Libellis Italióis;
16,50
Apud exteres: Lib. 20,—
|
Cum tegumento: 1) ut supra; Lib. Ital. 23,—
Apud exteros: Lib. 26,50
Cum tegumento: 2) ut supra; Lib. Ital. 25,—
Apud exteros: Lib. 28,50
Cum tegumento: 3) ut supra: Lib. Ital. 27,50
Apud exteros; Lib. 31,—
5) Editio in-8 (cm.1 6 ^ x 2 6 ) , cum fontium annotatione charta crassiore, ch aracteribu s^ i
grandiusculis.
Sine tegumento: 1) Libellis Italicis:
21,—
Apud exteros: Lib. 25,—
Cum tegumento: 2) ut supra: Lib. Ital. 32,—
Apud exteros: Lib. 37,—
Cum tegumento: 3) ut supra; Lib. Ital. 35,—
Apud exteros: Lib. 40,—

I

Litterae universas ad nos remittendae, hac signentur inscríptioné quae nostram pffici-^
nam aliarum caput, respicit:
SOCIETA EDITRICE INTERNAZIONALE. — Corso Regina Margherita, 174.
TORINO (9) (ITALIA).
Quomodo in diem deposcentibns obtemperabimus.
i 5 t > i v i v ' r i x

s A

X

E

í s i A

J v o

e

R e d a c c i ó n y A d m in is tr a c ió n : V ia C o tt o le n g o , 32 - T U R fN .

1 ::
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1923