BS_1924_11

Ficha

Título
BS_1924_11
Descripción
Boletín Salesiano. Noviembre 1924
Fecha
1924.11
extracted text
BOLETÍN SALESIANO
R E V ISTA DE L A S O BR A S DE DON BO SCO
Año XXXIX.

NICTHBKOY (BraaU).

NOVIEMBRE 1924

Número II.

— Colegio SeltMlano y M oaum eaío a MsTÍ» AaillIaóorM.

«

•U

R edacción y A d m in istració n : V ia C ottolengo N. 32 - TURIN, 9 (Italia).

f

COOPERADORES SALESIANOS
o m odo práctico p a ra m o ralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se envía
mensualmente a los Cooperadores Salesianos y a las Cooperadoras Sa­
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
Salesiano,,
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores
Salesianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco (1815-1888) apóstol de la juventud y fundador
de la Fia Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.

*'Bo!effn

Cooperadores
Salesianos»

Da Unión de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea vínculos de conciencia y por lo tanto pueden participar las familias
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
padres o Superiores.

Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadores
Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y dvil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
NB. — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos que proponen
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fmdador; es a saber: que puedan promover por si o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción mviense directamente al Rector Mayor de los Salesianos, Cottolengo
32, Torino, 9 — Italia.
En el Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875-1925) recomeodamos a todos la celebración de Jornadas Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu­
de caridad.
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán­
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán d«
golpe la ayuda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, gineroi
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér­
fanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nue­
vos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización y de fe, rogán­
doles quieran enriar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E R íN A LD I, Co^o32 - TORINO (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar a las Misiones Salesianas. E
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios propordcau
damente a su generosidad.

O bra grande

Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al Rmo. Recto
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la Uná^
de Cooperadores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas, con est*
ias ofertas.
dirección: Rmo. Sr. Don F E L IP E R IN A LD I - Oratorio Salesiano ■
CoüoUn^o, 32 - TORINO (9) - Italia.

Enoío de

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XXXIX.

NOVIEMBRE 1924

.

Número II.

S u m a r io : E l siervo Je D ios D . AnJrés Bellrami. — Tesoro espiritual, — H a muerto el Rdo.
D , Arturo C onelli, Ecónomo de la Congregación Salesiana, — D . Basco
Alejandro M amoni.
D e nuestras Misiones, - P o r el alto Neuquén. - Patagonia Seplenlriortúi. — Mis viajes en la
Tierra del Fuego, — Culto de María Auxiliadora, — Cracios de María ./4uxi{i<i(/ora. — Por
el mando salesiano, -- Los que mueren.

El siervo de Dios D. Andrés Beltrami
Sacerdote salesiano*
Nacid en Omega (Italia) el 24 - 6 - 1870 — y murió en Turín el 30 - 12 - 1897.
Los santos son como íaros íuminosos que iluminan
et sendero de la Patria celeste
A nónim o.

Cualquiera que admita la Providencia di­
vina en el gobierno del universo, no puede menos
de reconocer que la aparición sucesiva, en el
transcurso de los siglos, de seres privilegiados,
de hombres \drtuosos a quienes el mundo cató­
lico llama santos, es una prueba elocuente de
la tutela amorosa del Padre de Familias que
suscita esos luminares para orientar a sus hijos
en medio de los derroteros llenos de sombras,
de las sendas llenas de extravíos que apartan
a los mortales de la verdadera patria que es
el cielo.
Y era una necesidad que así lo hiciera, por­
que desde la desgraciada tragedia del paraíso
todos los s^los han necesitado de orientación,
porque en todos ellos la descendencia de Adán
ha padecido extravíos. Al oscurecerse las fa­
cultades del hombre, castigo de su prevari­
cación ambiciosa, y perder la idea de su finalidad
sobre la tierra, la humanidad comienza a agi­
tarse, como un enfermo «n el lecho del dolor,
buscando refrigerio a sus males con el continuo
cambio de postura, como si su enfermedad radi­
case en ias formas de gobierno, en las leyes y
cu los códigos y no en las tinieblas que nublan
su razón, en las pasiones que hacen flaquear su
voluntad y claudicar a la conciencia, comba­
tiendo las debilidades del corazón.
De ahí esa lucha continua que hace de la
t*crra un campo de batalla en que todos somos
cwubatieates, y en el que más que cuerpos sal­

picados de heridas y sangre, vemos inteligens
das que se agitan, corazones que sufren y almaque lloran; que lloran, se afanan y padecen por­
que buscan la luz lejos de la verdad, la vida
lejos de Dios.
¡Pobre humanidad! Como el ciervo sediento
busca las fuentes de las aguas para apagar la
sed que le devora, así los hombres, impulsados
por la inteligencia sedienta de luz y el corazón
hambriento de dicha, han recorrido todos los
caminos y gustado todas las dulzuras que han
hallado en su paso sin lograr en sus extravíos
calmar las tristezas del corazón y las angustias
del alma ni disipar las sombras del camino.
Desalentados por la inutilidad de sus esfuer­
zos, muchos llegaron a considerar la vida como
un castigo. En vano, según ellos, busca la inte­
ligencia la luz, el corazón el bien y el alma la
esperanza; al término de sus investigaciones y
de sus anhelos, la inteligencia sólo ve sombras,
el corazón torturas, y el alma desesperaciones, y
el alma, inteligencia y corazón, son míseros for­
zados que tras duro trabajo de remar cons­
tante, toman a llorar en perpetua prisión y
perpetua servidumbre, sin que mitigue sus do­
lores la esperanza de un premio, de una vida
dichosa donde se convertirán en goces sempi­
ternos sus padecimientos y pesares.
Otros, por el contrario, mal aconsejados, han
tomado esta vida por el término final, y olvi­
dando la verdadera vida, la vida de allá arriba.

— 324 —
buscan en la tierra su felicidad; y para saciar
su grosero sensualismo corren con avidez en
pos de juegos, fiestas, teatros; músicas y orgías,
embriagándose de sueños Voluptuosos (jue los
envilecen y degradan.
iQué aberración! ífo es el mundo un lugar
de diversiones donde inútilmente debemos consurhir nuestras energías y malgastar nuestra
vida, sino un palenque en que con acciones he­
roicas y abnegaciones sublimes debemos mo­
delar en nuestro ser la figura de Cristo, adornán-,
dola con brillante cortejo de virtudes; ni es el
hombre el grosero Sardanápalo que reduce todas
las íunciónes de la vida a los miserables goces
de ía materia, creyendo que el placer es el bien
soberano d e . la. criatura... No, el hombre no
puede^egirso-ui -limitarse a-ese utilitarismo ab­
surdo, negación de toda moral; el hombre ha
nacido para cosas más grandes, ha sido creado
para conop^. a,! -Stímo Bien;, y conociéndole,
amarle; y árriándolé, poseerle; y poseyéndole,
ser feliz.
•rY para que no se e^rayiai^ por falta de luz
ni se apartara de su fin por cobardía. Dios, en
su misericordia,' ha suscitado en todos los siglos^,
y según las necesidades,'.seres pri\úíegiadoá que
rindiendo fervoroso culto a la virtud, significan
qn medio de las sombras de la,vida una gloriosa
orientación, .hacia la verdadera patria, qpe es el
cielo ,y son una invitación constante a la imi­
tación de,susicjemplos, al cumplimiento de nues­
tros deberes de hombres y de cristianos.
,, Para estudio de nuestros lectores vamos a
esbozar la figura, de uno de esos seres privil^íados.
***
En Omeña, pintoresca aldea de la diócesis
y provincia de Novara, Italia, que se asienta
coquetuela cabe al encantador lago de Orta,
en cuyo terso cristal se mira, vió la luz primera
nuestro Siervo de Dios, D. Andrés Beltrami.
Si es cierto, como lo es, que la belleza de la
naturaleza influye en el temperamento de los
hombres, convendrá admitir que el magnífico
panorama que desde la - agraciada aldea de
Omefia se contempla, contribuyó en gran ma­
nera a la formación de la exquisita sensibilidad
y gentileza de nuestro Siervo de Dios, a des­
pertar en él el sentimiento admirable por todo lo
bello, que tanto abrillantó su ingenio y quetan delicada fragancia debía espancir por todos
sus interesantes escritos, a la vez que en el re­
gazo de su piadosa madre, al calor de las vir­
tudes de su cristiana familia se abría su inocente
pecho a las verdades de la fe y al amor de Dios;
amor y fe que lo condujeron a pasos de gigante
hacia el heroísmo de las \*irtudes religiosas.

Contaba apenas 13 años cuando sus buenos
padres, temerosos de que los malos ejemplos
pudieran empañar la henñosura de su alma, lo
condujeron al dolegío ^alesiano 'dé Danzo, re­
fugio seguro donde, no solo conser\m la riqueza
de, virtudes que atesoró en- la familia, sino que
la aumentó con nuevas flores de abnegación,
caridad y mansedumbre. Inmediatamente se
manifestó a Superiores, Maestros y compa­
ñeros: inteligente, activo, complaciente, de es­
píritu superior, delicado y sensible, adornado,
en una palabra, de todas aquellas buenas dotes
que hacen presagiar un porvenir halagüeño,
un resultado inmejorable. ‘
Para mayor fortuna, él mismo tuvo el presen­
timiento, desde los primeros días de colegio,
de que para él comenzaba una vida nueva; y,
con la generosidad propia de las almas juve­
niles, tonjó la .resolución de hacerse, no sólo
bueno sino santo, determinación que se halla
en las cartas* que éscribló a sus padres y her­
manos, y que corroboran las autorizadas mani­
festaciones de los superiores, que recibieron ^
confidencias. Da piedad y devoción a la Virgen,
que había bebido en el regazo de la madre, se
desarrollaron en hermosa floración que impre­
sionaba dulcemente a sus compañeros, y el
amor al estudio, qüe ya en las escuelas de sn
pueblo le había valido los primeros premios.sc
acrecentó y ennobleció con la idea del debei,
hasta el punto de que ninguno de sus condiscí­
pulos le aventajara en los estudios, ni se condu­
jera con más recogimiento en la oración, ni
observara con más puntualidad el reglamento,
ni se mostrara más atento y dócil c'on los Supe­
riores, ni más estudioso y diligente en las tareas
escolares.
Mas no era eso solo; como en Domingo Sario
se reveló también en él la virtud característica
de las almas grandes: la caridad del apostolado.
Jovencito de privilegiado ingenio, por el qM
descollaba entre sus compañeros, ejercitaba, al
principio sin pretenderlo ni saberlo, porque er»
hi modestia personificada, una autoridad in­
contrastable, que los condiscípulos aceptaban
de buena gana, y de la que el se valía paia
ejercitar su apostolado entre ellos.
Tanto el director c<xno los profesores y aliunnos del colegio de Danzo, contemplaban con
admiración el alba pura de aquella santidad qo®
debía más tarde brillar espléndida en el cielo
salesiano.
Y a en el primer año de colegio le cupo al jo­
vencito Andrés la fortuna de encontrarle con
Don Bosco. Se preparaba con el entusiasmo de
siempre la fiesta onomástica del amado Padrt.
cuando de Danzo partieron varios colegial®
para representar al colegio en las fiestas dd

Oratorio. Andrés fué uno de los elegidos,
y encargado, a la vez, de redactar y leer
el saludo en nombre de todos sus compa­
ñeros.
Xi que decir tiene que para el corazón de
Andrés, lo mismo que para el de todos los niños
que se educaban en los colegios salesiános, era
sumamente fácH y agra­
dable manifestar al Vene­
rable Padre los afectos y
sentimientos de veneración
que tanto sus palabras,
como sus cariñosas miradas
y grata presencia desper­
taban en sus tiernos coraÉÓnes. No obstante, rogó
al Director del colegio que
encomendara á otro de sus
compañeros la lectura de su
composión, cosa que no le
concedió, y que por tanto le
obHgó a leerla a él mismo.
Don Bosco le escuchó átentamente, envolviéndole
con la miráda penetrante
de aquellos ojos, acostum­
brados a leer en el fondo
de las almas, si bien para
el jovencito lector no fuera
necesaria, pues la candidez
de su alma pura se reflej aba
con toda su emoción en el
semblante.
Tan grata impresión de­
bió producirle al Venerable
Padre aquella lectura, que
le pidió la repitiese, llamán­
dole después a su lado al­
gunos instantes para decirle
unas palabritas confiden­
ciales al oído.
(Qué le manifestó el Pa­
dre de la juventud? Andrés
se mostró reservado y con
nadie se comunicó; pero
todos pudieron observar
£1
que su amable rostro se tiñó
de carmín y que sus ojos
centelleaban de alegría; y durante todo aquel
día se mantuvo como absorbido por un gran
pensamiento. Alguien, después de su retomo
al colegio de Lanzo, le manifestó su extrañeza
al ver que nada les contaba de los monumentos
y bellezas que encierra Turín; y él, de ordinario
feriente admirador de cuanto a historia y artes
se refiriese, respondió que no recordaba nada,
porque no había visto nada: « y es que — s^ún
Ojier^aba un compañero — la persona y pala­

bras confidenciales de Don Bosco, cautivaron
toda su atención ».
Desde aquella fecha feliz, Don Bosco fué
siempre tí dueño de su corazón, pudiendo por lo
mismo enderezarlo por el camino de la santidad,
sin dejar lugar para ninguna otra preocupación,
deseo ni pensamiento de las cosas humanas.

S ie rro de Olee D. A n d rés B e ltre ra l.

El 2 de octubre de 1887, tres años después
del encuentro arriba descripto, Andrés, muy
joven todavía, aunque maduro de juicio y
muy avanzado en la práctica de las virtudes,
hacía su profesión religiosa temporal en la
iglesia de Valsálice con gran contento de su
alma, en presencia de Don Bosco, que lo ad­
mitía gozoso en su familia, cerrando tí pacto
con su paternal bendición. Como se ve, el jo­
vencito estudiante de Lanzo, a quien el Vene-

— 326 —
rabie habló tres años antes con motivo de la pación o disgusto; pero como no se hacía ilufiesta de su onomástico y con la unción que siones sobre la posibilidad de su curación, in.
saben hacerlo los santos, adivinando a menudo mediatamente se familiarizó con el pensamiento
los misteriosos designios de Dios sobre las al­ de la muerte, y ya no pensó en otra cosa que en
mas, supo corresponder digna y plenamente ofrecerse a Dios como víctima. E l amor a los
al llamamiento divino.
sufrimientos no tenía para él límites: soha con­
Durante el año de noviciado, que hizo en traponer a la heroica frase se Santa Teresa ♦ o
Foglizzo, Andrés fué la admiración del Padre de -padecer o morir »la de- « no morir, sino vivir para
Novicios y de sus compañeros con la ejempla- padecer ».
rídad de su conducta. Sin medir la grandeza de
Mientras el cuerpo se plegaba a los sufri­
su sacrificio, avanzó generoso por la vía de la mientos y se consum'ía entre espasmos, Don
perfección, marcando cada día un progreso y ert Andrés gozaba; a cada acceso de tos que le lace­
manera tan extraordinaria, que todos, no menos raba el pecho, solía añadir un: « Deo gratias».
entusiastas que maravillados, relevaban en­ sin que nadie, durante su larga enfermedad,
comiásticamente su íntima unión con Dios, haya sorprendido en él un movimiento de canla caridad, el amor y la práctica de la más rigu­ - sancio o de disgusto, antes por el contrario, se
rosa mortificación, unido a la más profunda reflejaba en su rostro la paz y alegría interna
humildad, que inútilmente procuraba ocultar. que inundaba su espíritu; y los mismos padedEl día de su profesión, uno de los más dichosos raientos parece que le servían de acicate para
de su vida, todos pudieron observar que estaba progresar en las virtudes, especialmente en la
radiante de alegría, y pudieron oir que excla­ humildad que fulguraba con nuevos destellos
maba con frecuencia: « Como Dios se ha unido y en los amores a Jesús Sacramentado y a María
más intimamente conmigo, yo debo ser comple­ Auxiliadora, devoción esta última para él tan
tamente suyo... Dilecíus meus tníhi, et ego üli! querida y tierna, que le hacía prorumpir a meNo es cosa fácil compendiar en pocas pala­ nudó en afectuosas exclamaciones, llamándo
bras el progreso constante, las maravillosas con­ a la Virgen con el dulce nombre de « madre >.
quistas de esta hermosa alma en el camino de De esto modo y por el camino del sacrificio y
'la perfección. Baste consignar que al salir de la del amor, subió a las alturas de la perfección
meditación y después de la comunión diaria se le hasta llegar a las misteriosas dulzuras del éxta­
veía inflamado en santo amor, y que, como fuera sis. Desde una ventanilla de su alcoba podía
de sí, giraba por el colegio, suspirando por volver contemplar el tabernáculo; y cuando ya las
a la iglesia para hacer compañía a Jesús Sacra­ piernas se negaban a conducirlo a la iglesia,
mentado y a María Santísima. Para saciar su solía pasar las horas en coloquios amorosos coa
amor hacia el Corazón de Jesús, rogó al Director el Divino Prisionero, a quien se ofreda para
le concediera el permiso para despertarse a inmolarse con él continuamente. Con frecuencia,
todas las horas de la noche con el fin de dirigir cuando el sueño se negaba a cerrar sus ojos,
algunas jaculatorias al prisionero del taber­ pasaba las noches enteras'en adoración.
náculo; y como lo obtuviera, no le fué tam­
Como el amor es de suyo difusivo, pronto la
poco dificil conseguir la gracia de despertarse, devoción profunda que sentía hacia el Sagrado
pudiendo de este modo pasar durante todas Corazón le llevó, aunque enfermo y casi im­
las horas de la noche algunos instantes en ín­ posibilitado, a difundirla entre los compañeros,
tima unión con Dios.
primero, y en todos los Nodeiados de la Pía
Pero, y aquí entramos en los designios ines- Sociedad Salesiana después, manifestando a
cmtables del Señor, cuando su privilegiado los Superiores el deseo ardiente de que la Con­
ingenio y raras dotes de alma hacían concebir gregación de Don Bosco fuera consagrada ofi­
las más halagüeñas esperanzas, prometiéndose cialmente al Dhrino Corazón. No quiso el cielo
los Superiores tener en él uno de los más negarle está gracia, y, aunque no tuvo la dicha
preclaros liijos le D. Bosco, tanto en el apos­ de presenciar en \rida esta consagración, dos
tolado como en el campo de la enseñanza, años después de su preciosa muerte, al alborear
pues ya había dado pruebas de su competencia el siglo X X , el Rdmo. D. Miguel Rúa, a la sazón
en ambas cosas, cayó herido, víctima de. la sucesor de D. Bosco, dió órdenes precisas para
más temible de las enfermedades.
que se verificara, invitando a todos los Sale;
Todos lo sintieron y consideraron como sianos para que tomaran parte en el rito sagrado,
una desgracia menos él. Agradecido a los cui­ con las siguientes palabras: « Hemos tomado
dados de los Superiores, se atuvo escrupulosa­ esta determinación movidos por los ruegos de
mente a sus indicaciones, sometiéndose de buen todas las casas de noviciado, unidas en santa
grado al régimen, \isitas y consultas de los liga, y por el recuerdo de nuestro inolvidable
médicos sin dejar traslucir la mínima preocu­ hermano D. Andrés Beltrami *.

--327 —

Es muy probable que el ardentísimo amor
de Diosy'de las cosas del cielo, fuera una de las
causas determinantes de la invencible enferme­
dad que padeció durante siete años, y. que por
fin lo condujo a la tumba. Constreñido por la
obediencia, escribió una carta a su Director
en la que le decía que el Señor le concedía « la
anión continua y un amor vebementísino hacia
su Sagrado Corazón ». « Estas llamas de amor
me abrasan el alma y el cuerpo ». « Y a antes
de la enfermedad eran muy intensas ». « Es pro­
bable que la causa de la enfermedad sea esta in­
tensidad de amor y de unión con Dios, que ya en los
meses que precedieron a la caída había llegado a
wi grado tal, que yo creí que me costaría la vida.
Salía de la meditación agotado, y poco- después
en la comunión languidecía. E l comer nieve o
hielo y la misma temperatura, que en aquel in­
vierno rigidísimo llegó a 20 grados bajo cero, no
bastaban a calmar los ardores internos que yo
sentía ».
Con todo, mientras se elevaba a Dios con
tanto ardor y empuje, su humildad se hacía
más profunda. Hubiera querido que nadie se
recordara de él y que todos le despreciaran. Con
este fin destruyó cautelosamente todas las con­
decoraciones y diplomas que en buena liz había
alcanzado, y borró su nombre de los libros
premio para que no quedara indicio que recor­
dara sus triunfos. La gracia que con insistencia
pidió durante muchos años al Señor fue la de
la humildad; y llegó al extremo de que, frecuen­
tando la Lniversidad de Turín y siendo uno de
los promotores de la fundación del Círculo Uni­
versitario Católico ♦ Cesare Bulbo », aun hoy
día floreciente, cometiera ex profeso, como hi­
ciera en otro tiempo S. Felipe Neri, santas ra­
rezas para provocar las burlas de sus compa­
ñeros; y hubiera continuado por ese camino a
Qo habérselo impedido.
Pero la virtud característica de nuestro Siervo
ie Dios fué el amor a los padecimientos. Después
de haberse propuesto como programa:
ni
■ 'urar ¡:i morir, sino vivir para padecer », se ofre•:ÍÓcomo víctima al Sagrado Corazón de Jesús;
y con permiso de su Director, escribió este acto
y lo rubricó con su propia sangre, colgándoselo
4l cuello hasta la muerte para que toda vez
que lo apretara contra el corazón, repetir que
deseali- ser \*íctima de expiación por el Papa,
los Cardenales, los Obispos, por la Iglesia en
general, por los Superiores de la Pía Sociedad
Salesiana, y en manera particularísima por
los armonizantes del mundo entero y las benditas
del Purgatorio.
Y jue este ofrecimiento continuo le salía
cor ?3n, lo probaba la alegría con que lle­
vaba sui padeciinientos o rogaba al Señor,

siempre que se acentuaban sus dolores, para que
los prolongara hasta el día del juicio universal;
y el hecho de que de^ués de varios años de
semejante martirio, escribiera al Rdmo. Don
Miguel Rúa: « Yo vivo contento y feliz y estoy
de continua fiesta; ni curar ni morir, sino vivir
para padecer; he encontrado en los padecimientos,
la verdadera alegría. Cúmplese el sexto aiio de
mi enfermedad, y yo celebro con gozo y solemnidad
este aniversario como uno de los más hermosos
de mi vida ».
Pero aunque su eiifemiedad fuera de aque­
llas que no curan más y no dejan un momento
de tregua,* todavía supo industriarse para .ser
útil a la Pía Sociedad y a las almas con sus admi­
rables escritos. En una carta al Director, para
quien no guardaba secretos, le mostraba sus
intenciones con las siguientes palabras: « Para
mi el escribir y hasta con cierta elegancia, me
resulta una cosa fácil: durante mis estudios de
liceo obtuve excelentes calificaciones en lite­
ratura, tanto en las composiciones escritas como
en los exámenes orales, jCuánto gozaría si pu­
diera negociar este talento que Dios me ha
concedido, en bien de mi alma y la del prójimo! »
El superior le dió licencia para ello, y al poco
tiempo aparecía la Vida de la Beata María
'Margarita Alacoque, alma enamorada como la
suya del Sagrado Corazón de Jesús. A ésta si­
guieron otras varias obritas: la Vida de S. Fran­
cisco de ^sís — la Vida de Juana de Arco —
la Vida de Santa Liduvina — Tomás Moro —
El pecado venial — E l infierno existe — Máximas
de Don Bosco — NapoUon I — Perlas y dia­
mantes — E l que quiere se hace santo — La au­
rora de los astros — y toda esta labor fecunda la
desarrollaba en sus últimos años, cuando ya
no le quedaba fuerza ni para hablar, y se veía
obligado a expresarse escribiendo aun para
pedir las cosas más ordinarias.
Este celo tan grande fué muy del agrado del
Señor, que quiso premiárselo con gracias extra­
ordinarias. Durante tres años consecutivos, los
últimos de su vida, siempre que el joven Siervo
de Dios decía la Santa Misa, era arrebatado en
éxtasis. Los hermanos coadjutores Mauro Perego, que vive todavía, y Jaime P'rank, que
murió hace pKx:o, y que eran los que le ayudaban
la misa en el humilde altar del Oratorio privado,
depusieron c»n juramento que, mientras de
ordinario D. Andrés no podía pasar dneo mi­
nutos sin toser ni mantenerse en pie durante
ese mismo tiempo sin apoyarse en algo, cele­
brando la Misa, en la que empleaba una hora
la Consagradón a la Comunión, ni tosía
11Tía sola vez ni se apoyaba en parte alguna, y
que durante todo ese tiempo su rostro estaba
encendido como una ascua, contrastando con el

resto del día en que estaba pálido como el de
un cadáver.
Su muerte fué preciosa y serena como el ocaso
de un hermoso día. « La víctUna, decía con sin­
gular dulzura la última noche de su vida, está
para ser inmolada, y debo purificarla más y más
.para hacerla menos indigna de su divina Ma­
jestad ». Y pasó toda la noche entre oraciones
y dolores, ofreciéndose por última vez como
víctima. Quiso también que le vistieran ropa
blanca .limpia, como el que se prepara para el
banquete nupcial, y todo dispuesto y ordenado,
a la mañanita siguiente, día 30 de diciembre
de 1897, después de siete años de continuo pa­
decer, sin exhalar un gemido ni hacer un descom­
pasado movimiento, besando el crucifijo que
estrechaba entre las manos, se durmió en el
sueño de los justos.
Cuando expiró, por los claustros del colegio
corrían de boca en boca estas palabras; « Ha
muerto nuestro santo... ¡Qué gran santo era
D. Andrés BcUrami! i>
Y el Padre de Novicios, que desde su novi­
ciado había estado en íntima relación'con él
hasta que murió, al oir las conversaciones en
que se le parangonaba con S. I/Uis y S. Juan
Berchmans, exclamó entusiasmado: «¡algo más,
hijos mios, algo más! »
Los restos mortales, por voluntad de los suyos,
fueron conducidos a Omeña y enterrados en
el sepulcro de familia, de donde se trasladaron
después a la iglesia parroquial. Allí van sus
paisanos cuando necesitan .gracias del Señor,
pues están convencidos del gran valimiento del
Siervo de Dios,

No son pocos y merecidos los elogios que per­
sonas plenamente convencidas de su santidad
escribieron en honor de D. Andrés Beltrami;
muchos recogió el Rdo. Dr. D. Julio Barberis, especialmente de los individuos que le
conocieron personalmente, tejiendo con ellos
una hermosa biografía.
D. Bosco mismo, antes de su muerte, a
los que le hablaban de Andrés Beltrami, todavía
joven cleriguito, solía responderles: « ¡Andrés
Beltrami no hay más qtte uno! » Y al Siervo de
Dios D. Miguel Rúa, en su última enfermedad,
varías veces se le oyó decir: « No dejo pasar un
día sin recomendarme a D. Bosco y a D. Andrés
Beltrami ». Huelga decir que nadie conoce mejor
a los santos que los mismos santos.
Es por lo tanto muy natural que su \dda, que
merced al ejemplo y consejos de D. Bosco fué
vida de continuada oración e intenso sacrificio,
se lea con avidez y provecho por toda suerte de

328 -

personas, pero en particular por los religioscs
y sacerdotes. Muchas gracias’, y algunas rui­
dosas por lo extraordinarias, se atribuyen a
la intercesión de nuestro Siervo de Dios, y ma­
chos Cardenales, Arzobispos, Obispos, Superiores
de Institutos Religiosos y otros insignes perso­
najes, han rogado a la S. Sede con insistencia
para que se adelante su Beatificación.
Verificado, en efecto, el proceso del Ordinario
en la Curia del obispado de Novara, Su Santi­
dad Benedicto XV, con decreto de la S. Congre­
gación de Ritos, el 28 de julio de 1920 introdujó la Causa de Beatificación y Canonización.
Quiera el Sagrado Corazón de Jesús y María
Auxiliadora que todo proceda con felicidad y
rapidez.-Su Beatificación será una nueva y elo­
cuente prueba del valor educativo del sistema
de nuestro Venerable Padre, y del feliz y acer­
tado método de vida que trazara a sus hijos
espirituales.

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a las almas
del Purgatorio que, según la última concesión
de Pío XI, podemos lucrar, siempre que una­
mos a nuestro trabajo cualquier devota invo­
cación, pueden ganar los Sres. Cooperadores
Salesianos, cumpliendo los requisitos de cos­
tumbre, Indulgencia plenaria:
I® El día que se inscriben en la Pia Unión.
2® Una vez al mes, a elección de cada cual.
3® Una vez al mes, asistiendo a la contérencia.
4® Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la Buena Muerte.
5® El día que por primera vez se consa­
gren al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios Espiritua­
les durante ocho días seguidos.

Además, los siguientes dias del mes de NoviembreE l 21 Presentación de María SSma.
» 22 Sta. Cecilia.

También pueden ganar otras muchas indul
gencias plenarias y parciales, y gozar de va­
rios privilegios, como puede verse en el R*"
glamento o « Cédula de admisión a la Pís
Unión », a la cual nos remitimos.

3.29 —

El Rdo D. Arturo Conelli ha muerto.
« No queráis entristeceros como los que
ao tienen esperanza »
S. Pablo.

El día 7 de Octubre,
festividad de la Virgen
del Rosario, a las 9,30
de la guanana, el Rdo.
D. /Arturo C o n e ix i ,

Rrónomo General de la
Congregación Salesiana, se dormía en el Se­
ñor, en nuestro Colegio
del Sgdo. Corazón, de
Roma, como el niño en
el r^azo de la madre
que le acaricia, para
recordar el dulce ósculo
de quien con amor le
dice: «Intra in gaudium
Domini iui » — ^entra
en el goce de tu Señor.
Lejos de nosotros,
como nos aconseja el
Apóstol, la tristeza de
los que no tienen es­
peranza, el dolor de los
infelices que no creen
en la dicha de una vida
futura, y para los cua­
les la muerte no suena
más que a maldición
y castigo. Para todos
los hijos de la Iglesia
Católica y particularmente para nosotros los reli­
giosos. la muerte tiene encantos de arrobamiento
y de éxtasis, tonalidades de célica caricia y
arpegio de ósculo paternal; morir para los que
mueren en el Señor, es llegar a la patria después
de dura peregrinación, es arroj ar en los umbrales
de la casa paterna la enlodada vestidura del
camino y revestir la blanca túnica del ángel;
es volar Ubre de las cadenas de la carne, para
^^>osar eternamente feliz en el seno de Aquel
que ha dicho; «<Bienaventurados los que lloran,
dios serán consolados ».
Por eso el día de la muerte de un reUgioso
'TTtuoso que ha muerto con la mano en el arado,
cultivando con cariño y celo el campo que la
joedienda le confiara, es un día de júbilo, pues
es el día en que el Padre de Familias recoge
c:>mpladdo en los graneros eternos el trigo esco­
ndo, bien sazonado, después de haberlo trillado.

aventado y cribado en
esta vida con el viento
de las tribulaciones y
pruebas.
Sin pretender inves­
tigar los arcanos de la
Providencia que se lle­
va a nuestro querido
herniauo y Superior
con muerte instantá­
nea, aunque no im­
prevista, porque no
puede serlo para las
almas que, como la de
nuestro admirable her­
mano, viven mirando
siempre al sol de la
gracia, y suspirando
por la Patria celeste
como el hijo cariñoso
por el hogar paterno,
besemos con amor la
mano del Señor y roguémosle conceda al
llorado Superior el des­
cano eterno.
*

*

*

Mientras esperamos
que nuestros Supe­
riores tejan la corona fúnebre del malogrado
D. Arturo Conelli, nos permitimos adelantar
a nuestros lectores y Cooperadores algunos
datos biográficos del ilustre extinto.
Nacido en Milán, Italia, el año 1864, de cris­
tianos y piadosos padres, respiró en la atmós­
fera deliciosa del hogar el perfume de las vir­
tudes en que florece la inocencia y el corazón
se abre generoso a la voz de Dios.
Luego que conoció los designios de la Provi­
dencia, que lo llamaba a santificarse a la sombra
de Don Bosco y enriquecerse de méritos en los
campos de la Congregación Salesiana, abando­
naba el dulce nido del hogar paterno el año
1877^ para ingresar en el Oratorio de V aldocco
y dar, de allí a poco, su nombre a la Pía Sociedad
de S. Francisco de Sales.
Y a en la Congregación Salesiana, desplegó
velas a su espíritu piadoso, al par que nutría

r

— 330 —

3U inteligencia con el conocimiento de las cien­
cias y letras humanas, en las que tan aventa­
jado salió.
Los Superiores que conocieron las hermosas
dotes y virtudes que le adornaban, a pesar de
que él procurara velarlas con exquisita modestia,'
supieron aprovecharlas haciéndole desempeñar
cuantos ministerios se practican en la Pía So­
ciedad, y en los cuales correspondió a las espe­
ranzas que en él pusieron, dejando en todos
ellos huellas luminosas de su celo e inteligencia.
Por varios años consagró sus talentos a los
estudiantes de la Congregación, explicando con
maestría la abstrata y profunda ciencia de la
filo.sofía, de la cual escribió un compendio admi­
rable. Y después de haber dado pruebas de exce­
lentes dotes de gobierno durante su directorado
del colegio de Orvieto, los Superiores le enviaron
a dirigir, como Inspector, los colegios salesianos
del Lacio, de la Umbría y de las Marcas, donde
pasó los años más laboriosos de su vida.
Su rara habilidad en la resolución de los
varios y delicados negocios que la obediencia le
conñara, movió al Capítulo Superior de la Con­
gregación a llamarle a Turín el año 1917, para

confiarle la dirección general de nuestras escue­
las, cargo que desempeñó a satisfacción de todos
hasta el año 1922 en que le nombraron Ecó­
nomo general.
Sus virtudes y preclaro ingenio le grangeaion
numerosas e ilustres amistades, especialmente en
los Círculos y Congregaciones romanas, en las
que gozaba de gran predicamento, que le ro­
dearon de brillante aureola' lo cual, sin embaigo,
no fué parte a quebrantar su profunda humil­
dad y extraordinaria sencillez, que le hacía
compartir con cariño con los hermanos que
trabajaban bajo su dirección y dependencia.
A juzgar por su vida, pudiera afirmarse que
tenía como máxima el precepto divino:« amarás
a iu Dios con todo el corazón, con todas tus fuerzas
y voluntad, y al prójimo como a ti mismo ».
Estamos seguros que cuantos recibieron fa­
vores de su buen corazón, se unirán a la Fa­
milia Salesiana para pedir al Cielo el eterno
descanso de su alma, y guardarán su memo­
ria, perfumada con el cariño, el respeto y la
gratitud que merece el buen Superior, el que
ha derramado su vida en bien de la humanidad.
R. I. P.

D. Bosco y Alejandro Manzoni.
(Cuán bello y conmovedor es el encuentro de
dos almas grandes, 9,ue — por diversos caminos
— consiguen la gloria de Dios y hacen resplan­
decer las grandezas y hermosuras de la fe!
jDon Juan Bosco y Alejandro Manzoni! —
¡He ahí dos genios, dos astros luminosos, dos
flores preciosas del jardín de la Iglesia! Sacer­
dote el uno, concibe una obra admirable, gran­
diosa para salvar a la juventud y conducir las
almas a Dios con los esplendores de la fe; mien­
tras el otro, seglar, pero adornado con la reful­
gente aureola del sacerdocio del arte, canta la
sublimidad dq los hechos sagrados, entona him­
nos a los di\*inos Misterios arrebatando las al­
mas con su fascinador lirismo para conducirlas
a los pies de los altares, donde les infunde el
amor de su fe. Don Bosco es el sacerdote de
Dios y el poeta de la virtud; Manzoni es el sa­
cerdote del arte sacra, el poeta de Dios.
Tanto el uno como el otro empuñaron la
pluma para escribir libros inmortales, que no
traicionan la verdad ni pactan con el \'icio n,
se burlan de la virtud; se siivieron de la plumai
que en sus manos se conservó pura, para ilu­
minar las inteli"encias, santificar los corazones,

disipar la tinieblas del error, derramar un poco
de bálsamo en las doloridas heridas de la vida
y esparcir sanas alarías a su derredor.
Don Dosco y Manzoni se conocieron; y como
se trata de dos glorias católicas, voy a recordar
a nuestros lectores, muchos de los cuales, si
no todos, serán admiradores de los dos grandes
y beneméritos personajes, el momento en que
se conocieron.
Corría el año 1850 y Don Bosco se disponía
a partir camino de Stresa para entrevistarse con
el ilustre Abate Rosmini, de quien había solici­
tado un empréstito para atender a las ingentes
necesidades de su obra, y para estudiar a la
vez la nueva congregación rosminiana. En Arona se encontró con el Conde Arconati, admi­
rador y bienhechor suyo, y determinaron hacei
juntos una visita a D. Alejandro Manzoni, que
veraneaba en Lesa en conpañía de algunos pa­
rientes. El recibimiento por parte del gran es­
critor no pudo ser más cordial; y si para Don
Bosco fué una verdadera satisfacción el cono­
cerle, no lo fué menos para Manzoni. Las almaJ
grandes se comprenden en seguida e inmediata­
mente y con toda sinceridad se aprecian mutua-

— 331 —
mente. Alejandro Manzoni se dió cuenta al ins­
tante de que estaba ante un santo; y Don Sosco,
que ya había leído las obras de Manzoni;
se ratificó en el concepto que de él había
concebido, grande y humilde a la vez, sin­
cero y ferviente en el campo de la fe y de la
piedad.
Cuan agradable fuera para Manzoni la visita
de Don Sosco, lo^ prueba el hecho de que a todo

tico y el arte serio se inclinan obsequiosos de­
lante de la fe.
D. Sosco y Alejandro Manzoni merecen «ser
estudiados por todo buen católico con inteli­
gencia y amor. Dejemos en el fango la novelas
inmorales, las poesías blasfemas, los dramas
obcenos que trastornan el espíritu y empañan
el alma; por que las produciones inmorales son
fuente de toda clase de acciones malsanas y

CUANTUNO (C hina). — V isita p a s to ra l.

costa quiso que le acompañara en la mesa,
y, después de haberle obsequiado con exquisita
galantería, a petición de su huésped, mostró a
Don Bosco los pretáosos e interesantes manus­
critos, que todo estudioso hubiera querido coaocer; manuscritos llenos de enmiendas, ras­
paduras y apostillas que revelaron bien a las
cl^as al venerando sacerdote el trabajo ge*dal, la corretxúón cuidadosa que el gran escntor lombardo se impuso para conseguir la
sencillez inimitable de sus obras.
No conocemos la conversación que los dos
g^des personajes tuvieron; sin embargo, la
i-'ita de D. Bosco a Manzoni revela con cla••-‘.Ñ meridiana que la Religión católica no
* enemiga del arte sino su genialísima inspiray eficaz protectora; nos muestra con elo^ ”-:.a que el verdadero genio, el genio autén-

vergonzosos delitos. Leyendo, en cambio, obras
sanas como los Novios, los Himnos sacros y la
Moral Católica de Alejandro Manzoni nos sen­
timos mejores y se gustan las dulces alegrías
que, como de puro manantial, brotan de los
secretos del arte cristiana. Hojeando los libros
de Don Bosco, con la verdad intelectual e his­
tórica, encontramos la senda que conduce a
Dios y saboreamos las satisfacciones de la vir­
tud que resplandace en sus páginas inmortales.

has riquezas son verdaderas espinas; pinchan
de mil maneras al adquirirlas; da más cavilaciones
el conservarlas; da más cuidados el gastarlas, y da
más terribles penas el perderlas.
S an pRANasco d e S a l e s .

De algunas poblaciones
indígenas del Perú.
[Relación de D. Juan Bta. Gasbarri Salesiano).
Kn la zona septentrional del Perú, a partir
del 4®-30' de latitud sur, a lo largo de los afluentes
del Marañón (a la derecha el Santiago y el Chinchipe, que nacen en el Ecuador, a la izquierda
si Nieva, el Inaza y el Utcucamban) no se ven
trazados en los mapas ni pueblos ni aldeas, pero
viven varias tribus; y precisamente a lo largo
del Santiago y del Chinchipe. moran los Murato,
los Hambisa, los Patuca, los Nantipa, y los
Naupacay, y en la otra parte los Aguarunas,,
idólatras aún, y muy esparcidos.
Todos hablan el mismo dialecto con pocas
variantes, pero la paz y la armonía no reinan
igualmente entre ellos; pues, a menudo se en­
cienden los ánimos y se originan conflictos y
peleas, de las que ordinariamente salen vencedores.los Aguarunas, porque son más numerosos.
El botín consiste generalmente en cabezas
secas de animales, que venden a los civilizados
a cambio de armas de fuego, y en mujeres y
niños que retienen para su servicio.
A lo largo de los ríos trafican algunos comer­
ciantes, ecuatorianos y peruanos, en busca de
productos vegetales, goma elástica, marfil ve­
getal, útiles para hacer grandes cepillos para
la limpieza de los barcos.
En las orillas del Marañón, del Santiago y
del Chinchipe hay también yacimientos de oro,
y últimamente, según las exploraciones de una
compañía norte-americana, se descubrieron fuen­
tes de petróleo. Abundan asimismo maderas
de muy buena calidad, abandonadas desgracia­
damente por falta de vías de comunicación y de
transporte. Los indios aprovechan los productos
naturales casi únicamente para fabricar armas;
todo lo que no sirve para este fin, lo venden a
poco precio, o lo regalan.
Los Aguarunas,



Usos y costumbres.

Los Aguanmas visten sencillamente. Los
hombres llevan en la cintura una faja que ¡es
llega liasta las rodillas. La hacen ellos mismos
con una corteza de árbol, llamada lian ch.imÁn,
que machacan rei>etidas veces hasta darle la

longitud necesaria y hacerla flexible. La llaman
itipae, y a veces sobre ella extienden en señal
de triunfo otra tejida con el pelo de los ene­
migos.
En los días de gala, llevan en la cabeza un
turbante o una especie de capuchón, hecho con
plumas de aves de diverso colores, o cuelgan
de las orejas polícromos manojos de alas de
coleópteros y de plumas amarillas y rojas de
papagayos y huacamayos.
Ordinariamente todos llevan el cabello laigo
y bien peinado, perfumado con jugo de semillas
y de flores silvestres, como la redinilla, la sangapilla etc.; pero los cortan en la frente en forma
de semicírculo, para tener libre la vista: se tiñen
la cara con polvos rojos y negros, y se pintan
los brazos y el cuerpo trazando extrañas fi­
guras.
Las mujeres usan un vestido de hilo de al­
godón, que les cubre desde las espaldas hasta
las rodillas, llamado cuoco; a los lados lo atan
con una cinta, y lo sostienen en la espalda con un
alfiler de chonta, una especie de palma más dura
que el ébano. Cubren asimismo la espalda con
fajas entretejidas de pelos, plumas, simiente
y otros objetos vistosos, y llevan collares y
juguetes de chaquiras (pequeñas perlas), de
simientes silvestres, dientes de monas, conchas,
caracoles y cuantos adornos pueden hallar en
los bosques.
Como los hpmbres, usan pendientes y braza­
letes de pequeñas perlas, sujetas a una cinta, r
bien de piel de reptiles, como la iguana, repti)
sauro. Cuando se sacan los pendientes lueteu
en su lugar un alfiletero o un palo con el objete
de que el agujero no se cierre.
Desde su infancia los varones son amaestra­
dos en el manejo de las armas, y se ejercitan en
tirar flechas de chonta o de hierro. Los que
distinguen en las batallas por su valor y audacia
son llamados curaras, o señores del pueblo, j
componen el consejo de guerra.
La pesca y caza son sus ocupaciones ordicarías. Se dedican poquísimo a la agricultun^
contentándose con cultivar un poco de tei^'^
para la yuca y el banano.
El servicio y manutención de la casa esta ¿
cuidado de Ir.. mujeres, que se ocupan de los caopos, cuidan las gallinas y los puercos, prepaí**
la comida, hacen hervir la yuca, y una vez fcfriada, la mastican, la escupen en un recipiente.

y allí bien mezclada, la dejan fermentar, prepa­
rando así la llamada chicha que tanto les gusta.
Por el mismo procedimiento obtienen de los
bananos cocidos y fermentados la 'plaianisa.
Curioso es también el modo de comer. En un
plato grande, llamado macachím, depositan el
producto de la caza y de la pesca, y todos los
miembros de la familia, o los de varias reunidas,
a veces hasta veinte, toman la comida, sin distiución, con las manos. Acabada ésta, beben un
poco de agua, y gota a gota la^dejan caer de la
boca a las manos para lavárselas, y las secan
en los cabellos. Hecho ésto, los hombres se sien­
tan en mesas alrededor de la casa, y las mujeres
comienzan a distribuir bebidas, hasta una com
pleta orgía.
Las casas son grandes, capaces para veinte
o treinta familias. Están hechás de madera, tie­
nen dos puertas, una para entrar y otra para
húr, porque su vida belicosa les obliga a te­
ner siempre en acecho gente armada entre las
malezas que rodean las habitaciones, o dentro
parapetos de madera y piedras. Estos guardas
están wiempre vigilando, también durante las
fiestas, sirviéndose para dar la voz de alarma,
de instrumentos destinados al efecto.
Día y noche tienen encendido el fuego para
los usos domésticos y para calentarse; no tienen
camas, y duermen siempre con las armas al
lado.
Viajan generalmente por agua, en canoas he­
chas con troncos de cedro y de caoba. Constrayen algunas de lo metros de largo por uno
o dos de ancho, de una sola pieza, capaces de
trasportar media tonelada. También hacen otras
para venderlas a los civilizados, y obtener en
cambio carabinas y otros útiles.
Las varias tribus se comunican por medio de
senderos ocultos e invisibles, para que en tiempo
de guerra no puedan servarles a los enemigos.
son bien conocidas todavía las creencias
religiosas de estas gentes. Hablan de un espí­
ritu malo, llamado iguanche, y dicen que se les
presenta en forma de macho cabrío, razón por
la cual no comen la carne de este animal. Se
creen inmortales y atribuyen a brujerías las
muertes que se suceden en las familias. En estos
casos toman un fuerte narcótico para soñar
quien ha sido el hechicero, y encontrándolo, lo
persiguen a muerte, aunque fuese un pariente
próximo.
vuando oyen el trueno dicen que son sus ene?ugos que se burlan de ellos; estuchan a ver de
que parte viene, y persiguen a todos los que
encuentran en aquella dirección, vociferando
b^ta quedarse completamente roncos; espe­
cialmente los Curacas están siempre roncos por
este motivo.

Cuando muere una persona, lloran al difunto
por abacio de ocho días, sepultan el cadáver en
la misma habitación colocándolo entre tablas
de modo que no lo toque la tierra, y abandonan
la casa.
Al año entran de nuevo, recogen los Imesos,
y. los conser\mn eii recipientes de tierra cocida
fabricados por las mujeres.
Hacen cestas de mimbres, llamados incupc,
bien forrados para repararlos de la humedad,
en los que ponen todos los objetos de adorno.
Hilan el algodón para hacer vestidos, y culti­
van la 5uica, el banano, el maíz, la caña de
azúcar y algunas calabazas para las fermenta­
ciones.
En las bodas no tienen ceremonias particu­
lares. El varón pide a los padres de la mujer
el consentimiento, y obtenido, se dan a una
orgía general.
Las más de las veces escogen la mujer cuando
es aún niña, y el esposo la lleva consigo para
educarla como quiere.
Practican la poligamia, especialmente los
que gozan de autoridad o se han distinguido
en batalla, pudiendo añadir a sus mujeres las
que hacen prisioneras.
La mujer es completamente esclava del ma­
rido y por eso siempre temerosa, sin poder ma­
nifestar ninguna opinión contraria, o disgusto,
o repugnancia.
He recibido estos datos de un sacerdote que,
habiendo vivido doce años entre los Aguarunas,
los conoce bien. Los primeros exploradores de
estas regiones fueron los españoles Alonso Mercadillo, Diego de Palomino y Salinas de Loyola,
(jue fundaron Molino del Oro, .sobre el río San­
tiago, Paute, Valladolid, Santa María de las
Nieves, Santiago de la Montaña, Logroño y
Sevilla del Oro. Estas pequeñas ciudades fue­
ron destruidas por una invasión de Jívaros en
1598, y millares de habitantes dispersos.
Los Padres Jesuítas entraron en la zona de
Marañón en 1637 y fundaron Borja, junto al
Pongo, o angostura de río, de Monseriche. Se
distinguió entre otros el P. Samuel Fritz, que
en 1707 trazó el primer mapa del Río de las Ama­
zonas.
No tengo la pretensión de haber hecho una
monografia; solo quise, en medio de tanto fer­
vor misional, llamar la atención sobre estos
pobres indios olvidados.
jHaga el Señor que llegue pronto también
para ellos la hora de la Redención!
Chachapoyas (Perú), 24 mayo 1924.
Sac. J uan B ta . G asbarri.
Secre. del Sr. Obispo de Chachapoyas.

— 334 —

Necesidad de Clero indígena
en China.
Para dar a conocer las gravísimas necesidades
de las Misiones en general — y la que tiene en
particular la China de poseer Clero indígena —
para encender siempre más viva en el corazón
de la juventud la llama del Apostolado, toma­
mos lo siguiente de una carta, dirigida al Rmo.
Sr. D. Felipe Rinaldi por un queridísimo mi­
sionero salesiano, que ha trabajado mucho en la
Misiones Salesianas de China, y ahora se pre­
para para otra misión, que los Hijos de Don
Bosco tomarán a su cargo a fines de este año.
... La China necesita sacerdotes o religiosos
indígenas. Sólo ellos podrán comprender per­
fectamente a sus connacionales, tan diversos
de nosotros, y hacerse comprender perfecta­
mente por ellos. Y ésto es importantísimo’para
la formación de una conciencia cristiana per­
fecta. El Clero europeo está demasiado expuesto
a las vicisitudes de la política. Si las audacias
de los bandoleros, contra las que parece impo­
tente el gobierno chino, o el fanatismo religioso
y nacional de alguna cabeza exaltada, obli­
gasen a las potencias europeas a intervenir
con las armas y a declarar una nueva guerra a
la China, ¿qué sería del Catolicismo si se apoyase
todo en Misioneros europeos?
Para asegurar la estabilidad de las Obras
Católicas y la salvación de las almas, es necesario
formar un clero indígena jerárquicamente cons­
tituido, a5Uidado por la obra de los Misioneros.
Por qué la China no tiene todavía una
Jerarquía eclesiástica china.
La China no tiene aún una jerarquía eclesiás­
tica indígena. ¿Por qué?
« La razón principal, escribía un Obispo en
el Corrispondant en 1911, es que el Clero indí­
gena no tiene en China existencia oficial, ni un
estatuto legal *. Y ésta es una buena razón. Un
sacerdote y un obispo clünos, ante el Mandarín
son simples súbditos. El europeo, por el con­
trario, está protegido p ^ lo s tratados interna­
cionales. por los que su OTmicilio y su persona
son igualmente inviolables: si se le imputase
algún delito, ninguna autoridad china podrá
ni tocarle un cabello, porque solo está obligado
a responder ante el propio cónsul. De este modo
el Misionero europeo puede llevar a cabo su
obra de civilización tranquilamente: y puede
hacer partícipe a la iglesia que dirige de aquella
seguridad que él goza.
El sacerdote indígena, al contrario, no puede
garantir riquiera su seguridad personal.

No hace mucho, en Yu-nan, el sacerdote chino
Padre Tien había hecho la visita a sus cristianos,
y volvía a Na-tang. Llegado que hubo no muy
lejos del mercado de Vang-long-ciong, fué sor­
prendido por una cuadrilla de bandoleros, que
se apoderaron de su bagaje. El, estando a
cierta distancia de los que lo conducían, huyó
corriendo hacia el mercado y se presentó al jefe
de policía local en demanda de auxilio. Era el
mediodía y la plaza estaba llena de gente; muv
fácilmente le hubieran podido ayudar: y sinbargo, el pobre sacerdote no encontró auxilio.
Mandó a toda prisa dos de sus criados a Ma-lang
a pedir socorro: mas, entretanto llegan los ban­
didos y le persiguen. L a gente está espantada,
pero ellos gritan: « No tengáis miedo, nosotros
solo buscamos al intérprete de los Europeos 1,
y gritando como demonios, se precipitan sobre
la casa donde el misionero se había refugiado.
El buen Padre intenta salvarse huyendo a la
casa vecina: pero, mientras atravesaba un
patio, una descarga de fusiles lo derriba en
tierra. Los bandidos se avalanzan sobre el, lo
arrastran al mercado, y allí con grandes^chillos lo acribillan. He aquí lo que puede acon­
tecer a un sacerdote indígena.
Llegados a este punto, ¿cómo no mirar con
verdadera complacencia a nuestros jóvenes
chinos, que aún sabiendo que se exponen fácil­
mente al fanatismo de sus connacionales sin
suficiente defensa, siguen generosamente la voz
de Dios, que los llama a la conversión de su tierra?
La acción del Clero indígena no podrá ser
bastante eficaz en si misma, ni constituir una
base suficiente de estabilidad para la Iglesia,
hasta que en China no esté jurídicamente cons­
tituida y reconocida la jerarquía eclesiástica.
¿Y qué otra cosa más que un número que se
pueda imponer moralmente, será capaz de in­
ducir al Gobierno Chino a dar existencia oficial
y estatuto legal al Clero católico indígena?
Es necesario m ultiplicar los sacerdotes y
religiosos chinos. — Un modelo.
Se impone, pues, la necesidad de multiplicar
los sacerdotes chinos, tanto religiosos como se­
glares. Si nuestras casas salesianas, animadas
del espíritu de Don Bosco, han sido siempre
planteles de vocaciones'eclesiásticas, ¿cómo re­
primir el deseo de que la China entera se pueble
de casas salesianas? Si la mayor parte de los
alumnos, volviendo a sus familias, facilitan la
conquista cristiana de la sociedad con la palas
bra y con el ejemplo, muchos de ellos encoutrarán también el modo de entrar en el semi­
nario del Clero secular, o en la casa de formación
de nuestra Familia.
Es cierto que no debemos preocupamos solo

335 —

del número, sino también de las dotes: y la
naturaleza china, trabajada con diligencia,puede
dar un Clero digno de su ministerio y del res­
peto del mundo. Lo prueban los hechos.
Cinco años hace, la China Septentrional su­
frió una de las más espantosas carestías que
recuerda la historia. Más de 50 millones fueron
víctimas, y de ellos cerca de 20 millones se haUanjn reducidos al más miserable estado. Todos .
los:días familias enteras, después de haberse
alimentado de las últimas raíces que encontnban bajo tierra, se encerraban en casa y se
daban la muerte. Por los campos y por los ca­
minos caían para no levantarse más un sin
ntoero de esqueletos ambulantes, después de
haber v^ado en todas direcciones buscando un
hilo de hierba: y en aquellos tristísimos mo­
mentos el sacerdote chino Mathias Tciang de­
mostró que era bien digno de su carácter sacer­
dotal, dedicándose en alma y cuerpo a socorrer
a los que morían de hambre. En su región la
miseria, que ya era grande, creció con la revuelta
de la XI División, la del general Ly Kiú Jeng.
bos soldados no habían recibido la paga hacía
seis meses: en vez de pagarles encontraron más
fádl darles la licencia: y al aproximarse el in­
vierno, muy rígido en aquellas partes, los pobreritos se vieron obligados a vender sus vestidos
para comer. Ateridos de frío, estimulados por
el hambre, exasperados por la injusticia, se
dieron a la piratería, saqueando e incendiando
poblaciones, asesinando a cuantos les oponían
la menor resistencia.
La bestia humana se había desencadenado
feroz. La población aterrorizada, famélica,
corrió en masa a refugiarse en Su-Kno-Ciong
bajo la protección de la Iglesia Católica. Y los
soldados, habiendo acabado pronto con lo que
encontraron en las poblaciones desbastadas, se
dieron al saqueo en su puesto: y en vez de ha­
cerles resistencia, creyó ser más humano, más
cristiano, y más conveniente, darles lo nece­
sario para acallar el hambre. Satisfecho el estó­
mago, la cabeza se volvió más razonable, y se
restableció la seguridad. Pero, aun había que
pensar en toda una inmensa multitud: y el
Padre Tciang no se desanimó. Comenzó por
u a mendigar él mismo, e insistió tanto ante
•35 personas pudientes, que al final había reco­
gido cuanto necesitaba. Se puso entonces en
*dadón con los Jefes de las aldeas de la r^ ó n ,
y logró organizar la distribución de ios socorros,
"^da díc acudían a la residencia miles de hambaentos para recibir el necesario alimento. Con
stos iban también otros, venidos de no se sabe
^ d e , la mayor parte petulantes e irritantes. El
Padre zo se turbó por éso: aquí con una palabra,
^li coa un gesto, él logró que todo procediera pa­

cíficamente. Conociendo bien a sus compatriotas,
a quienes el dinero hace con demasiada fre­
cuencia perder la cabeza y pisotear la con­
ciencia, quiso darse cuenta de todo: y casi cada
día, por seis meses consecutivos, a pesar del
frío y la nieve, después de celebrar la S. Misa
y hacer todas sus prácticas de piedad, salía
antes que el sol, con frecuencia en ayunas, a
visitar a todos sus protegidos. Reoorría los pue­
blos, visitaba las escuelas, preguntaba, exami-

Un fe rv o ro fo c rittia n o chino.

naba, y distribuía dinero. Si descubría algún
vi\-idor no temía llamarlo al orden. Si alguien,
según la frase china, « perdía la cara », peor
para él: E l Padre Tciang seguía impertérrito
con rectitud de conciencia: a veces volvía a casa
a noche avanzada, sin haber tomado en todo
el día más que una taza de té. Así, en el espacio
de seis meses, dió de comer a setenta aldeas,
salvando a muchos infelices de la muerte.
Por desgracia, las continuas caminatas, casi
siempre en ayunas, acabaron con su salud; i>ero
después de haber salvado los cuerpos quiso
salvar también las almas. « Aprovechemos la
ocasión, decía; puede ser que no se nos presente

- 336 más ». Y reanudó sus correrías apostólicas a
través de los pueblos y aldeas, se presentó a
los Jefes, a quienes había « dado la cara » ha­
ciéndoles sus cooperadores en la distribución de
los socorros durante la carestía, y « Vosotros
me habéis ayudado a salvar los cuerpos, repetía,
ihora es preciso que me ayudéis a salvar las
almas. Comenzad por haceros cristianos vosotros
y atraed con vuestro ejemplo toda la pobla­
ción ». Más d e ' mil quinientos catecúmenos
rc.spondieron a tal llamamiento, y él los ins­
truyó, visitó y preparó al bautismo.
Así lo testificó quién lo vió en el campo del
trabajo, y le alabó públicamente en el Boletín
Católico de Pekín.
Ahora el buen Padre Tciang reposa en el cam­
posanto, habiendo muerto antes de tiempo,
víctima de su caridad y de su celo. Pero su figura
de sacerdote chino está rodeada de una aureola
de gloria, terrena y celestial, que embarga el
alma de alentadora esperanza a quienes sueñan
con una China plena y prontamente cristiana.
Muchos dignos y santos ministros de Dios, se­
glares y religiosos, pueden brotar del pueblo
chino, y cuando ésto se haya logrado, estatuto
legal, jerarquía oficial y estabilidad política
en las obras de civilización cristiana y salvación
de las almas, todo vendrá de por sí.
¡A trabajar con este fin!
Valor de tas Escuetas Profesionales.
Sobre todo las Escuelas Profesionales Saleiianas tendrán grandioso porvenir en la China.
iCuántas hermosas vocaciones sacerdotales pue­
den florecer aún entre los jóvenes, si son ins­
truidos y educados con esmero! Varios de nues­
tros alumhos de Macan han abandonado el
oficio que aprendían y se preparan al sacer­
docio, y un día alzarán al cielo la Hostia Santa
r>or la conversión de sus hermanos idólatras.
De la misma escuela profesional pueden salir
hábiles obreros y dignos candidatos al sacer­
docio. jOli si todos los queridos alumnos arteÑ.mos de nuestras casas salesianas comprenlUosen la preciosidad sobrenatural de su obra
de maestros y jefes de taller en las Misiones del
Extremo Oriente! Numerosos irían a las Misio­
nes, y entonces sería fácil multiplicar por todas
partes las escuelas profesionales, y así, descubrir,
cultivar, y guiar al sacerdocio a tantos jóvenes
que Dios llama lo mismo entre los artesanos como
entre los estudiantes.
¿No es esta una idea, y una sublime idea, que
puede decidir a muchos jóvenes artesanos de
los países chilizados a seguir la vocación misio­
nera?...
Oxford, julio 1924.
S tfí. S a n t o s G

a r e l l i.

Patagonia septentrional.

Por el alto Neuquén.
{Del Piro. Lino Del Valle Carhajal, Mis. Sales.).
(Continuación).

Llegado a principios de Noviembre a Cliosmalal, que era la capital del territorio, pues
ahora lo es la población situada en la confluen­
cia del río Neuquén y Limay (i), me propuse
v'isitar toda la hermosa región del Alío Neuquén.
Mi primera excursión se dirigió hacia las na­
cientes del célebre río, para visitar de paso las
llamadas Minas de carbón, los lavaderos aurí­
feros, los varios volcanes extintos y los valles
renombrados de la región, para rematar con la
ascensión del más alto pico de estos parajes,
el Monte Domuyo, especie de nudo precordi­
llerano, de gran importancia orográfica.
El punto de partida fué Chosmalal, que sig­
nifica (corral amarillo) situado a la margen iz­
quierda del río Neuquén y del río Curileo, que
desagua a pocos centenares de metros al S. W.
de la población. El pueblo está ubicado en un
pequeño valle, algo estéril, rodeado de altas
lomas sedimentarias marinas y terrestres del
jurásico superior y, sobre todo, del cretáceo.
Su altura sobre el nivel del mar es de 866 me­
tros, y su posición geográfica tiene estas coor­
denadas: lat. 37^27': long. \V. Gr. 70*20'.
Nosotros partimos de aquí el día 10 de No­
viembre de 1903, en un grupo de cuatro personas:
el Sr. Olegario Campo, Santiago Foggiarini,
mi hermano y el suscripto. Pasamos el río Cu­
rileo con agua al pecho de la cabalgadura y
después costeamos el río Neuquén, en dirección
al cerro Mayal Mahuida, que se levanta en forma
piramidal a dos leguas de Chosmalal. El C. Mayal
tiene 1,975 metros de altura y está por consi­
guiente a 1,000 ms. sobre el Río Neuquén.
Este cerro forma la extremidad de unas a/íuras lamosas, continuación de la sierra dei
Viento, y que se extienden al Este hasta las
barrancas del Curileo. Entre estas alturas, ha>
quebradas sedimentarias y estériles por dondf
penetramos hacia el Norte, hasta caer, a la i b
de la tarde, al arroyo Chacay Melehue afluente
derecho del Curileo, parando en un rancho de
rotos chilenos (2). Giramos, siguiéndole hada cj
(i)
o ConJiu£7icia- 2 ,soo bbs. « la capital del
Territorio del N euquén, dotado de todos los propres*
modernos, nudo ferrocarrilero im portante y sede del V^
cario Foráneo. L a Obra de Don Bosco realiza allí no*
eticacfsima mis 6 n, extendida fácilmente a otros puntos
del inm enso tern iono.
(9) El rancho no tiene paredes y sus afpias las cnbee
una quincha — tejido o tram a — d e pajas. E n su po-

Oeste, en dirección al boquete Ctidio, que forma
el término de la cordillera del Viento, o Chocoy
Mahuida, y el principio de la serie de lomas que
rematan en Mayal Mabuida. Por este boquete
o quebrada de un ancbo de seiscientos metros
por tres kilómetros de largo de E. a W. en­
tramos azotados por un fuerte viento racbado,
que ha dado nombre, a esta cordillera; Chocoy,
quiere decir viento, y Mayal cobre.
La sierra Cbocoy presenta en el boquete, un
frontal al N. de tres kilómetros de largo por
exactamente 800 metros de altura sobre el suelo.

y colorados con temblores en los miembros.
I/OS arrieros los sangran y les bacen as])irar Immo
de una planta resinosa y espinosa llamada iXfiico.
Sobre la causa de esta enfermedad bny varias
opiniones. Unos creen que provenga de vapores
deletéreos que aspiran los animales, gases que
saldrían de los intersticios de ciertas rocas;
otros creen que dimane de la ingestión de pastos
venenosos que los animales comen al pasar;
otros, de insectos venenosos: y en fin, los indios
creían que lo producía el Gualicho llamado H m cúm.

SANTA CRUZ (P atagoolK ). — Nuevo c e o tro de g ra o p o rv eo lr.

ya situado a 1,450 metros sobre el nivel del mar
y a 600 sobre Cbos-Malal. El imponente frontal
de forma tabular, tiene un majestuoso cornisón
de rocas sobresalientes, que contrastan con las
blanquísimas nieves que la adornan.
El volcán Tromen (i) se ve casi al E. N. E.
Pasando el boquete del Cudío encontramos
un arreo de ganados, dos de cuyos animales
estaban atacados del Huecúm. Es el gran peli­
gro de estos parajes, pues el animal atacado de
esta enfermedad cae al suelo como ebrio sin
poderse levantar, con temblores en las patas.
El animal que he visto tenía los ojos re\*ueltos
la familia nos invita con naqttiío — m aíz tostado
T niMido — a este potaje le hemos añadido nn mate
El calor es notable. E l term ómetro m arca 32» 5’ .
^ ti día más caluroso q u e registro en estos lugares.
I' Este cerro se llam a en realidad P an M ahuida,
de Pun = noche y mahuida — cerro grande,
S'trra. T romea se llam a la laguna al pie septentrional
« 1 cerro: la palabra Trom en -sign ifica totora (Groebcr).

Como yo mismo he tenido animales atacados
de esta enfermedad en parajes, donde el suelo
no presentaba ni intersticios ni apariencia de
emanaciones gaseosas,'creo que estos efectos sean
debidos a plantas venenosas (Solanáceas Níerembergia) que acaso contegan alcaloides y
esencias deletéreas. El mal cae de golpe, como
un coup de chaleur, y a veces no da tiempo de
apearse al jinete. La carne de los animales muer­
tos de Huecúm es contagiosa y los perros que la
comen son atacados.
Algunos chilenos me han referido que tam­
bién ataca a las personas, con un fuerte dolor
de cabeza, con sólo estar acostados en parajes
de mucho huecúm, lo que prueba que no se trata
solamente de la ingestión de pastos, sino de
exhalaciones deletéreas que deben producir
ciertas plantas.
Otros chilenos sostienen que son los vaporas
metálicos de arsénico y cobre, los que ocasionan
el huecúm pues han obser\’ado que donde hay

minerales de cobre hay Huecúm. La carne del
animal ahuecunado, mal asada y cocida comu­
nica al hombre fuerte dolor de cabeza, compa­
rable a los de una borrachera de aguardiente,
con temblores en las piernas, pero sin la exalta­
ción délos ojos que se observa en los animales.
En la entrada del invierno es fuerte siéndolo
más en los meses del Otoño: Marzo, Mayo y
Junio. En la primavera desaparece completa­
mente, al decir de algunos, lo que no nos parece
cierto, pues yo mismo he tenido animales ata­
cados en Agosto y Noviembre. En el verano es
más fuerte, particularmente cuando reina una
tormenta de uno o dos días. En este caso creen
que haya mayores desprendimientos de gases
o carbones deletéreos, que los mineros llaman
gas de- carbón.
El huecúm no ataca sino a les animales que
no son de las regiones, pues los animales que
viven en esos parajes no lo sufren. Los mismos
animales que se aquerencian se hacen in­
munes.
En general los parajes con huecúm están en
cañadones o quebradas por lo común fértiles y
con aguas estancadas mallines; {pastizales con
vertientes). Sobre las lomas o cerros no hay hue^cúm. Los animales que viven en esos parajes pue­
den comerse sin peligro alguno, lo que parece
indicar que sólo con el ataque del huecúm la
carne se hace más o menos tóxica.
Es una enfermedad que merecería un estudio
serio, pues ocasiona perjuicios a los arreos de
ganados y a las caballerías de los viajeros.
Por el momento los únicos recursos que em­
plean los arrieros y gauchos son: la sangría a*
las venas de la cabeza y las fumigaciones del
neneo. Los animales quedan, sin embargo, al­
gunos días debilitados marchando como atolon­
drados.
No se conoce ningún medio preservativo o
profilático que ponga a reparo de este incon­
veniente a viajeros, cabalgaduras y rebaños.
Después de seguir al W. bajamos hacia el
N. a un torrente sembrado de grandes bloks
caídos de la montaña. Estas rocas eran de color
niorado y rosáceo como traquitas.
Como a los veinte minutos vohdmos a girar
hacia el W. por el torrente que costeamos hasta
llegar a la casa de negocio del Sr. J. Sotero, h a­
bilitado del Sr. Salvador Trotta, que posee en
Chosmalal una casa comercial. L a casa de ne­
gocio está situada en la margen izquierda del
Milla-Michí-co. L a quebrada que cae a este
punto tiene esquistos plomo-azulados. El pasto
escaso, y la vegetación arbustal raquítica. Son
las 6.50 p. m. Hemos venido casi siempre al
trote, echando 4,30 horas a razón de 8 Km. por
hora, resultando 36 Km. o siete leguas. Sumando

los 25 Km. de Chosmalal a Chacay Melehue
tenemos 60 Km. o 12 leguas en 7.30 horas.
Las distancias referidas en Chosmalal eran de
Chosmalal al Chacay Melehue 7 leguas, de éste
a las minas 5 leguas. L a primera distancia
debió referirse a otro punto más alto del Chacay
Melehue.
La otra distancia calculada en Chosmalal
me daba 4 leguas a Chacay Melehue y 8 de ésta
a las minas. Estas diferencias contribuyen en
los viajes a no acertar con las distancias, por­
que a veces se refieren a parajes distintos de
un mismo arroyo. Así en las distancias a Chacay
Melehue, creo que la primera distancia se refería
al naciente del arroyo, y la segunda a su con­
fluencia, lo que parece aproximado.
H. 10 p. m. El Sr. Sotero nos ha tratado bien
y entre otras cosas nos ha referido el asesinato
que acaeció en esta casa en la noche del lunes
17 de Octubre de 1902 en la persona del fun­
dador de ella, el norte americano. Mr. Coryn
don Hall. El hecho se consumó de un modo ale­
voso y salvaje. A pesar de los dos años de tiempo
transcurrido no se han encontrado indicios de
delincuentes, que parecen, haber obedecido a
las instigaciones de personas interesadas en la
desaparición de tal hombre. Es la lucha del
oro, auri sacra james, que casi en todas las minas
y lavaderos auríferos riega con sangre su codicia
insaciable.
Reina un gran silencio, una soledad majes­
tuosa, sólo interrumpida por el murmurar del
torrente. La noche es oscura y los cerros y mon­
tañas se perciben como sombras densas, sobre
las cuales rutilan los astros que a .veces parecen
levantarse del lomo mismo de estos grandes
cerros.
Día II. H. 6.30 a. m. Presión -

ó Parti-

mos aguas arriba, costeando el torrente por
entre esquistos de color marrón en algunos sitios^.
Al cuarto de hora hemos llegado a la casa de los
mineros Hnos. Quiroga; está situada en la'margen izquierda del torrente Esquila; la componen
tres ranchos. Los Sres. Quiroga, varios hermanos.
Son mineros de profesión y originarios de Men­
doza. Ramiro es un joven alto, rubio, airoso y
de aspecto enérgico y decidido, tiene trato y
modales de caballero. Me narra la historia de
sus trabajos, penurias y cuantiosa remune­
ración, que ellos mismos no han sabido dis­
frutarla por derroches juveniles. Somos jóvenes,
me dice, y queremos gozar del fruto de estos
penosos trabajos.
El sitio está en una profunda depresión, entre
la cordillera del Chocoy al E., los cerros y lomos
corpulentos al N. de Malal Cahuellu, y otras
colinas no menos altas al Sur. E l fondo del to-

— 339 —

rrente Milla-Michicó (i) contiene el esquisto
pizarroso azulado, sobre el cual se asienta otro
esquisto ferruginoso. Hay poca vegetación, pero
es variada y está en flor.
bos lavaderos fueron descubiertos en 1890 por
el norteamericano Mr. Coryndon Hall, y desde
esa fecija se han descubierto en muchos puntos
de este paraje, desde el valle de Malal Cahucll
(corral caballo) hasta el río Neuquén, por el
arroyo Milla Michicó y sus afluentes.
Como mi objeto era visitar los lavaderos y
tomar los datos más seguros sobre la cantidad
extraída, manifestéle en seguida mi propósito
al cual se prestó gustoso; me dijo, que hasta el
presente sólo se habían exagerado las cosas y
nadie poseía en verdad una idea clara del valor
de los lavaderos.
Así es que, empecé a interrogarle en todo sen­
tido y de todo lo que podía interesarme. Estos
datos que llevé en libreta especial los consig­
namos al fin de este itinerario para no inte­
rrumpir el diario general. A las 3 p. m. par­
timos de la casa de estos mineros, llegando á
la loca toma del canal que da el agua a los lavaieros, a las 3^^ p. m.
En la boca-toma, la presión fué de
.
,
.
* 624.6.
y sobre una loma imediata — - —
20°

Desde este paraje se abre el famoso valle de
Malal Cuhwllu entre la cordillera del Viento
al E y unas lomas altas al W. E l valle presenta
una anchura de 3 a 4 Km. y un largo de 5 a 6,
cubierto de pastos verdes, mallines, y ^ uas
abundantes.
Su dirección es de S. a N. hacia el cual corre
un torrente que desagua en el arroyo Guanacos.
Su nombre se debe a los cerros llamados Yeguas
■ Cahv.dlu por los indios, y constituyen las lo­
mas de la parte Oeste. Estos cerros me parece
que tengan sobre la parte más baja del valle 150
'uetros y 650 la Cordillera del Viento, nevada
en parte.
A las 5 % llegamos a la Veta aurífera de los
Quiroga, llamada Julia. Está situada en un
ccnito en la parte Oeste del valle, y en su parte
casi terminal al N. Desde él se divisan los valles
? cordilleras Andinos, viéndose culebrear los
nos Eileo, Arileo y Reñileo, afluentes de la mar
(i' M :.:í . M ichicó, sign iñca pequeña agua de oro de
oro; m ich i as chico; co = a gu a . S egún Olas:io es M illa, m ichi-co, sino M illa m iche-co, signi«cando; oro (milla), debajo (minche), co — agua; esta
interpretación es sin du da exacta, porque m ich i no sig•Qca chico, sino g a to; chico se d iría p ic h i, (Groeber).


datos qu e consigna Carvpjal sobre lo s layade oro son talvez los m ás fidedignos qu e se

(G.).

gen derecha del cerrentoso río Neuquén. Tam­
bién se nos indica el cerro de Pillán-cura o
piedra del Diablo; está entre el Arileo y el
Reñileo (i).
Entre el río Neuquén y las altas cordilleras
habrá unas ocho leguas, presentando en esta
sección valles de planos inclinados con pendien­
tes suaves, y despejadas de cerros. Las mismas
lomas presentan forma ondulada como en gra­
dería; se ven amarillear los pastizales pero con
muy pocos animales y escasez de ranchos.
Después de visitar brevemente esta mina,
donde encontramos una presión de ----nos
150
dirigimos a otro sitio donde se han extraído ma­
teriales cuarzosos con minerales piritosos; de
aquí pisamos a la instalación de la mina del
Sr. Ona, cuyos capataces, por recelo, no nos per­
mitieron \usitaT la pertenencia ni nos dieron alo­
jamiento. En tal emergencia, viendo un rancho
con arboleda hacia la confluencia del arroyo
Guanacos con el Neuquén, nos dirigimos a este
rancho descendiendo por cerros de esquites fe­
rruginosos y tobas ásperas.
Eran las 7 cuando llegamos a la casa de los
Hnos. Vivancos que nos dieron hospedaje. Allí
la presión era de

La casa se compone de

tres ranchos, muy próximos al río Neuquén,
que en este paraje se estrecha y es profundo
y correntoso, con un ancho mínimo' de 40
a 45 m.
De la parte opuesta del río caen barrancas
a pique. Los grandes bloks de la margen izqi^rda, algunos de ni. 1.5 de largo por 1 de alto,
indican la fuerza enorme de estas corrientes
en la época de las avenidas. Los bloks parecen
andinos de color morado, y azul morado. Los
Hnos. Vivancos nos suministraron datos his­
tóricos sobre los yacimientos auríferos que tam­
bién consignamos al final.
Cenamos frugalmente, dormimos como siem­
pre en la firme cama de nuestra montura, en
un cuarto que me cedieron para estar al reparo
de la intemperie.
{Continuará).
(i) A l Oeste d e estos cerros se m e indicó un paraje
donde tuvo lu gar la caída del caballo del C ardenal Cagliero en M arzo de i 8 9 j (N. d. A .).

4 ¡Qué hermosa y útil es la Obra Salesiana! Seria
de desear que tuviera un colegio en cada una de nues­
tras ciudades ».
E l Conde Cam u X) Ca t o u b .

C anal q a« co n d u ce a U ltim a E sp eran za.

Mis viajes por la Tierra del Fuego.
Pbro. Alberto M. De Agostint.
{ContinuaciórC).
La cadena de los montes Martial que majes­
tuosamente domina el fondo septentrional de
Ushuaya, es la que con mayor facilidad puede
subirse ofreciendo el oportuno premio en razón
de las fatigas que exige. La punta más alta de
estaípadena se levanta en forma de roca pira­
midal por encima del ventisquero, que cubre
las paredes que cierran un valle muy grande (i).
Dos veces he subido yo a ese picacho que
dista unos diez kilómetros de Ushuaya, sin
haber encontrado graves dificultades y em­
pleando cinco horas. La travesía de la floresta
la facilitan algunas vegas o pampitas cubiertas
de mórbidos astores.
Un vasto panorama se domina desde esa al­
tura al Norte y al Este de los cordones de mon­
tes de la Sierra de Valdivieso, coronados de
magníficos picos y de numerosos ventisqueros.
.\1 Sud puede extenderse la mirada hasta las
abmptas costas del Canal de Beagle y a las
cadenas de montes de las islas Kavarino y
(i) E n mi última excursión durante el verano de 1923,
observé con verdadera sorpresa qu e este ventisquero se
Ua retirado considerablem ente, reduciéndose casi a la
tercer.-» parte desde cuando lo visité por ve* prim era en
ei verano del 19x0. Pero no es é l sólo, sinó que también
se han retirado más o menos todos los de las sierras li­
mítrofes, a c.ausa, supon^to yo, de la m enos nieve calda,
de la suavidad de lo s veranos, y más qu e lodo p or la
disminución de la su|»er5 cie forestal, debida a los incen­
dios, qu e en los últim os afios lian sido frecuentes y de
vastas proporciones.

Hoste, más allá de las cuales se divisan, en el
lejano horizonte, las aguas del Pacífico.
AI Oeste, detrás de algunos contrafuertes que
transversalmente descienden desde la Sierra
de Valdivieso hasta el Canal de Beagle, se des­
taca el grande macizo Bove, que domina a todos
los montes circunstantes por su elevación y el
candor inmaculado de sus moles de hielo. Detrás
de los montes Martial corre casi paralela otra
cadena de montes de menos elevación, pero más
uniformes, cubiertos en sus cumbres por peque­
ños ventisqueros; en su extremidad occidental se
yergue el soberbio picoTonelli de 1,400 m. de alt.
Al Ne. de esta cadena se descubren otras de
montes adyacentes al Lago Fagnano, con nume­
rosos picos, entre los que desaiella, herniosí­
simo e imponente, el del M. Vinciguerra, el
más elevado de aquella zona (1,500 m.) que tiene
en su cumbre un pequeño ventisquero.
Desde las cumbres de esta modesta cadena,
que no superan los 1,400 metros, se recibe la
ilusión de encontrarse a una altura muy
rior a la real, a causa de la variedad y grandio­
sidad de su conjunto.
El ramal de la cadena Martial, que corre a
oriente del pico más alto, y a cuyas faldas esta
situda Ushuaya, está cortado por tres puertos
que dan paso a un valle muy grande, que üene
su origen en el interior de la Sierra de Valdi^^€50.
Este valle, al que afluyen otros menores con-

— 341 —
céntricos, está atravesado por un río que se
llama Río Grande, que nace algo a occidente del
M. Vinciguerra y desemboca en el Canal de
Beagle a SE. de Ushuaya.
A la cadena Martial, hacia oriente, la sigue
el M. Cortés o M. Negro, áspero y aislado, de
poca elevación, que forma una barrera entre
los valles del Río Grande y el Olivia.
A oriente del M. Cortés se abre el valle del
Río Olivia, limitado al Norte por el monte del
mismo nombre, y al Sud por un contrafuerte del
monte Cinco Hermanos, así llamado por los
cinQO torreones que coronanan su cumbre.
Entre los montes Olivia y Cinco Hennanos
se abre otro pequeño valle, que se extiende en
semicírculo y termina a los pies de otro monte,
a cuya cumbre subí yo el verano de 1915. Se
llama Carbajal, en memoria del misionero saleáano D. Eino Carbajal, tan benemérito de los
estudios geográficos sobre la Pátagonia y la
Tierra del Fuego.
Fácil es la bajada a occidente de este monte,
a través de un collado poco elevado, al gran
valle Carbajal.
Este vasto valle, inexplorado antes que noso­
tros lo recorriéramos, tiene su origen en los
montes que se levantan a septentrión de los de
Martial, y corre paralelo a la cuenca hidrográfica
del Lago Fagnano, del cual le separa una ele­
vada cordillera, a la que denominamos nosotros
Alvear en honor del actual Presidente de la
República Argentina, tan benemérito del pro­
greso científico de la Nación.
Este valle, sobre todo en su parte superior,
no es más que una vasta torbera inundada de
aguas estancadas, entre las cuales ponen una
mancha de color numerosos astores. Infinidad
de arrojmelos, que bajan de la Cordillera de
Alvear, después de muchas vueltas y revueltas
se reúnen en un solo curso de agua a los pies
del 31. 01i\ria, dando así principio al río omóuimo que, torciendo hacia el Sud, va a desem­
bocar en el Canal de Beagle.
En las angostas y numerosas depresiones de
la Cordillera de Alvear se encuentran espar­
cidos muchos y muy hermosos Lagos de escavación glacial, el más digno de los cuales es el
L^o Alvear, que se divisa desde muy lejos por
sus aguas de un agradable color azul lácteo.
El emisario de este lago, contrariamente a
cuanto pudiera suponerse; en vez de seguir su
curso a levante, al llegar al valle tuerce brusca­
mente hacia el lado opuesto y lleva sus aguas
río 01i\*ia.
En poco más a levante del Lago Alvear hay
otro pequeño valle, en el fondo deí cual se des­
abre entre dos elevados picachos, en parte
cubiertos de hielo, un portillo por el que no pa­

rece dificü llegar hasta el Lago Fagnnno.(l).
En este valle nace de las neveras y ventisqiieros
el río Lasifashai que apenas en el llano se dirige
hacia el Sudeste, y degíués de largo recorrido,
aumentando su caudal con varios afluei
desemboca en el Canal de Beagle, al Este de la
Isla de Gable.
(Coniinuará).
(i) E n Enero d e 1923 pude felizm ente efectuar la tra­
vesía de este puetto y lleRar al I..;tgo F.nRnano en mm
jornada de cam ino desde Ushnayn. Salf de aquí n las
6 de la mañana en com paula de un peón m uy hecho a
las arduas caminatas jw r estos andurriales, y des uós
d e dos h o ra s.a caballo jx>r c*l cam ino del'I.aRO FaRiiano
recientem ente abieito por los presos, llegam os más allá
del M. O livia en su vertiente N E .. donde estaban acam ­
pados los penados qu e abrían dicho camino.
Dejam os aqui los caballos, y atravesamos el V a lle de
Carbajal y el otro más pequeño abien o en la Cordillera
de A lvear entre mil obstáculos y dificuUades que nos
opoiiiun numerosos ]>amanos y loa enm arañados bosques
de hayas, y al cabo de cinco horas de rápida marciia,
llegam os al portillo a unos mil metros de altura. Junto
a éste cuando apenas hablam os tomado nn sendero hábUmeute trazado por los guanacos, vimos delante de
nosotros a uno de estos anim ales, que se quedó parado
y llamó nuesira atención con fuertes relinchas como si
quisiera impeiurnos el paso, pero desapareció rápida­
m ente al llegar a la cum bre del portillo, y cuando creía­
mos poder divisar el L ago en roda su extensión, nos
enconiKim os con un elevado y largo con trafuelle de la
C o rdilleia de .Alvear, qu e en parte seguía la dirección
del Lago, del cual nos impedia la vista.
Ante nosotros se abría casi corlado a pico un profundo
valle al qu e necesariiimente debíam os bajar si queríam os
llegar a la cum bre del monte opuesto, desde el cual seguniinenie podrí.imos contem plar el Lago Fagnano.
La hora avanzada y las esi abrosidades del cam ino
nos dejaron bastante perplejos, pero desechando todo
temor, em prendim os resueltam cm e la bajada, pensando
que si el guan aco habla pas.do, podríamos, i.imb^én
pa.sar nosotros. Andados un centenar de metros nos en­
contramos al borde de un horrible precipicio y enormes
simas tan vertiralm ente cortadas, que metían miedo y
nos b a d a dudar que hubiera pasado ]xir nbl el gitanaco;
pero asi era. en efecto, porque de átenlo exam en dímoa
con una salid a que en una hora nos llevó hasta el fondo
d el valle, donde el baróm etro señaló 300 in. sobre el
n ivel del mar.
Subim os en breve y sin gravea diñcultades las suaves
laderas del contrafuerte cubieitas de pedrizas, y a las
cinco estábam os en su cum bre, teniendo por íln la sa­
tisfacción de ver a nuestros pies buen trecho del I ago
Fagnano, rodeado de austeias montañas, entre las que,
por su elevación y m ajestad, dominaban las d e la Coidillera d e Alvear, en cuyas cum bres brillaban inmensos
ventisqueros.
E n este últim o trecho del cam ino volvió a apare< er
el petulante guanaco, qu e a unos veinte metros nos ¡-egu ia, como fiel perro, relinchando, observando con cu ­
riosidad todos nuestros movim ientos con su {jequeña e
inquieta cab eva.q u e era una delicia verlo, atraído •■ obre
todo por el brillo de mi máquina fotográfica.
Siendo ya tarde y no pudiendo, por consiguiente,
volver al cam pam ento d el M. O livia, donde nos espe­
raban, y a donde abiíam os llegado con tiem po si nos
hubiéramos lim itado a subir al portillo; después de toniar
algunas vistas panorámicas bajam os al valle, donde nos
dispusimos a (tasar la noche bajo las bayas.
I>esprovi-tos como estábamos de ropas de abrigo para
defendernos del frío, q u e aqueha noche era m ayor a
causa de un fuerte temporal del S u d . encendim os una
grande lum inaria qu e continuam ente alim entábam os con
troncos secos, y asi p.'samos la noche dormitando,
A las cnatro d e la m añana, a|>enas apatect-ron I 's
prim eros arrelr<>lts de la aurora, emprendimos la vue U
sobre una ligera capa de nieve caída durante la noche
y a m ediodía entrábam os en U shuaya bastante cansado*^
pero m uy satisfechos dé nuestra interesante excursión.

]

CULTO

V de María Auxiliadora
^

Nóm teaemoa Is ptrauaslón de que, en laa vldalíudes dolorosas de lea tlsuf
poa que airaveaamon, no noa quedan más consuetos que toa del Cielo, y eatie ^
éatoa, la poderosa protección de la Virgen bendita, que fue en todo tiempo el x
Auxilio de loa Cristianos.
^
PIO X.
^

Triunfos de María Auxiliadora.
María Auxiliadora en Gerona, España.
Testigo ocular de la gloriosa jomada del 29
de mayo próximo pasado, no puedo menos de
hacer público el entusiasmo grande con que
acudieron al Santuario de María Auxiliadora
para ofrendarle los más tiernos y santos afectos
de sus corazones los numerosos y verdaderos
amantes que tan buena Madre cuenta en nues­
tra inmortal ciudad y provincia.
Hermoso cuadro presentaba ante mis ojos
la misa, de Comunión General. Fué celebrada
por el M. I. Sr; Tdo. D. José Tarrés, Dignidad
de Chantre de la S. I. C. B. Su hermosa plática
de preparación próxima a la Comunión fué un
ramillete de tiernos afectos de amor a Jesús
Sacramentado y a María Auxiliadora. Acer­
cáronse primero a la Sagrada Mesa los niños
que, en cumplimiento de preceptos diocesanos,
hacían su primera Comunión Solemne; siguié­
ronles los demás niños y un crecido número de
cooperadores, archicofrades y devotos de María
Auxiliadora.
Da Escolanía de María Auxiliadora [muy
bien en el canto de los giotefes!
A las 10 ofició en la misa solemne el Rdo.
D. Pedro Rabat, párroco de Puente Mayor, y
de ministros los Rdos. Párrocos de Sarriá de Ter
y San Daniel.
Formaban el Pequeño Clero 24 niños inter­
nos. llamando la atención su compostura y pre­
cisión en la ejecución de las ceremonias.
La Escolanía de María Auxiliadora ejecutó
con gran gusto y maestría la misa de S. Luis,
del Salesiano Pagdla.
A las 5 y media, hora anunciada para la Con­
ferencia, el espacioso Santuario estaba repleto
de fieles.
Después de la Salutación a María Auxilia­

dora y canto de Avemarias, nos dió la confe­
rencia el P. Muñoz, S. S. Con la naturalidad, que
un hijo habla de su madre, con palabra fádl y
elocuencia natural, el Rdo. P. Muñoz nos tu\o
pendientes de sus labios unos tres cuartos de
hora presentándonos a María' Auxiliadora como
la fundadora de las obras del V. Juan Bosco;
dando vida a estas mismas obras y, finalmente,
como a Madre de la Congregación Salesiana y de
sus Cooperadores.
Terminada tan hermosa y atrayente confe­
rencia, el M. I. Sr. Vicario General, que en re­
presentación del limo. Sr. Obispo, presidía tan
solemnes actos, impartió la bendición con S. D.
M.
Finalizó tan esplendorosa fiesta con el her­
moso y conmovedor acto del Besamanos a
María Auxiliadora, desfilando todos por el
Camarín, mientras la Escolanía elevaba a su
excelsa Madre hermosos y' tiernos cánticos.

María Auxiliadora en Santiago de Cuba.
La anunciada fiesta de María Auxiliadora
resultó espléndida sobre manera. No porque
sea cosq nuestra, sino porque sabemos que todos
al unísono han hecho los comentarios más favo­
rables de la tradicional festividad. Cada año se
ve más concurrida nuestra pequeña y humilde
Capilla, de manera que se siente verdadera nece­
sidad de una más amplia y más artística.
Más de 150 personas se acercaron al Banquete
Eucarístico en la Primera Misa.
L a Misa Solemne fué concurridísima. La Ca­
pilla y el Patio del Colegio presentaban un
aspecto consolador, lleno completamente.
Los niños del Colegio interpretaron magistralmente la Misa del Maestro Bnmet.

— 343 —

La Prcícesión, por la tarde, fué una verdadera
apoteosis de la festividad. Aquí podemos excla­
mar: María Auxiliadora lia conquistado nuestra
Barriada, pues el pueblo acudió numeroso y de­
voto, en perfecta formación, acompañando a
la Virgen en su paseo triunfal.
Además de los colegios de los Hermanos y el
de S. Pedro Apóstol, merecen aplauso la entu­
siasta Asociación de María que, en número de
100, acompañaron a la Virgen atrayendo con su
ejemplo a muchas otras señoras y señoritas, y
los Caballeros de Don Bosco que, con su ban­
dera al frente, dieron el espectáculo de una
numerosa falange de soldados de Cristo; es­
pectáculo nuevo que llamó la atención de toda
la ciudad.

María Auxiliadora en Linares, Chile.
Dice la “ Actualidad „ de Linares: « Como lo
habíamos anunciado en ediciones anteriores,
el domingo, 25 de mayo, celebraron las fiestas
patronales de María Auxiliadora, los Rdos. Pa­
dres Salesianos, fiestas que resultaron grandio­
sas y que fueron presididas por el limo. Sr.
Obispo titular de Marianés, Dr. Don Martín
Rucker. Antes del Pontifical se bendijo una
hermosa estatua de María Auxiliadora que lle­
gaba de Europa. El Rector del Liceo Católico,
Rdo. Sr. D. Olegario Saez, dió 5. conocer con
inspiradas frases lo que significa María Auxilia­
dora, y su relación con la maravillosa obra de
Don Bosco.
Por la tarde se efectuó la procesión, que fué
presidida por el Sr. Obispo y varios sacerdotes
de la localidad y que resultó sencillamente gran­
diosa.
La fiesta fué coronada con un Acto Literario
Musical en el Salón del Colegio. Huelga decir
que estas fiestas dejan gratísimo recuerdo en
las personas que tienen la felicidad de asistir
4 ellqs ».

(i--

Cádiz [Rspaña.) —- Hallándome en un pueblo
« la provincia de Valencia, enfermé de gravedad.
y*oo siempre acudí a mi madre María Auxilía<wra, s:,licitando la curación, para lo cual comencé
^Seguida una novena y ofrecí una 1imr«na y ce­
lebrar Pna Misa.
Xo se hizo esperar la gracia. Cesaron los ataques
•1 corazón y pronto me v i fuera de peligro y curada.

Cumplida m i promesa, ruego al señor Director
del * Boletín SaXesiano » para que haga pilblico mi
reconocimiento a María Auxiliadora.
R osa G om.ar.
V addemoro d b i a Sierra -Cuenca {EspaHa), —
Tampoco mi familia pudo librarse de pagar su
tributo a la funesta enfennedad de la grip. Corría
el año 1919 y los días en que la enfermedad sa pre­
sentaba con mayor virulencia, cuando Fortunato
Muñoz, su esposa Dolores Contreras e hijos tu­
vieron que guardar cama, todos a la vez. agra­
vándose tanto su estado que, poco menos que des­
ahuciados por el mé<íico, corría peligro de desapa­
recer toda la familia.
En tan lamentable situación, la madre, Dolores
Contreras, se dirigió con fe a María Auxiliadora,
poniendo bajo su protección a todos los suyos.
Comenzaron la novena, hicieron celebrar dos misas,
y como por encanto desapareció el peligro, y a los
ocho días todos estaban de pie, armque tuvieron un
poco larga la convalecencia.
Agradecida toda la familia entrega una limosna
para el culto de la Virgen de Don Bosco.

J. P.
Madrid {España). — Salvada de muerte cierta.
— Sin saber como pudo ser, adquirió mi hija Con­
suelo una enfermedad intestinal que sin poderla
atajar se agudizó en marzo del año anterior en
proporciones ya alarmantes, y desde esa fecha
han venido tratando la enfennedad t i& famosos
médicos, de Madrid, y el último, el Dr. Hernando,
mandó, entre otras cosas, que se llevara la enferma
al campo por un año de tiempo. A sí se hizo y la
probaba m uy bien, llegando a ganar 5 kg. en peso
y grandes energía.s, y, por consiguiente, por tan
positiva mejoría, hubiera continuado la enferma
en el campo todo el año, sin necesidad, al parecer,
de que la volviera a ver el indicado doctor.
Y o y también rai hija estábamos en constante
oración a María SS.ma Auxiliadora, pidiéndola la
completa mejoría; y cuando llevaba la énfenna
tres meses y medio en el campo y coincidiendo con
el alumbramiento de otra hija mía, entonoés, y sin
necesidad alguna aparente, se sirve María SS.ma
Auxiliadora mover nuestra voluntad, decidiendo
que la enferma viniera a Madrid y quisimos que,
por precaución nada más, volviera a verla el Dr.
Hernando quien la hizo en seguida ima radio­
grafía del vientre y pudo apreciar en su d ís^ ó etico
que se trataba de «na apendiciiis crónica y aconsejó
como único remedio, que inmediatamente, apro­
vechando las buenas condiciones de resistencia de
la enferma, se la hiciera la operación de ccctar el
apéndice, y el mismo Dr. Hernando nos indicó
el famoso cirujano Dr. Olivares como médico
operador. E n vista de esto, y a no cabía duda de
que teníamos que ir a la operación, pero todos en
la creencia, m áiicos y no médicos, de que solo se
trataba de un*caso corriente de apendiciiis, cuya
operación suele no ofrecer riesgo de perder la vida.
E l Dr. Hernando quiso presenciar la operación
y cuando el Dr. Olivares, rodeado, además, de stLS
ayudantes y enfermeros, abrió el vientre, tod*’.--

— 344 —
se quedaron atónitos al ver el estado del apéndice,
(jue se hallaba estrangulado y perforado ya por el
extremo de imióu, adherido al intestino ciego y
entre una masa purulenta con adherencias y grasas,
y todos dijeron:« Esta enferma no podía tardar en
morir, siendo raro que y a no se le presentara la
peritonitis: es decir, que tan inminente peligro de
muerte próxima no se pudo apreciar hasta que
los médicos no tuvieron los intestinos en la mano.
Atmque me haya expresado torpemente, yo
no creo que haya quien no vea cómo la mano d i­
vina de María Auxiliadora andaba de por medio,
pues lilla nos inspiró a todos moviendo nuestras
voluntades hasta ir a la operación con urgencia y
oportunidad, ya que la muerte nos acechaba y se
nos venía encima a paso de carga, que se suele decir
traidoramente, puesto que la enferma estaba, al
parecer, mucho mejor, en vías de curación radical
y que por tanto, no daba lugar a que se pudiera
pensar en una operación tan terrible, y que, además
los médicos nunca pudieron apreciar el verdadero
deterioro interior.
En todo hemos visto claramente el milagro ^•erdadero que, por segunda vez, nos otorga María
Auxiliadora para con esta hija.
1Bendita sea mil y mil veces la gran Madre de
Diosl
E duardo Martínez B errueco .
Cooperador Salesiano.
V alen c ia {España). — Habiendo recibido del
cielo varios favores por intercesión de nuestra
buena Madre María Auxiliadora, para cumplir
con m i promesa envío una limosna que servirá
para propagar su culto.
^ ^
V alen cia {España). — A l caer gravemente en­
ferma y llegar en mi dolencia hasta ser desahuciada
por los médicos, acudí confiada a la que es auxilio
de los cristianos, siendo proutamente atendida.
En agradecimiento a tan gran favor mando
celebrar una misa en su altar.
C. G.
B ahía B lan ca {Argentina). — Hace pocos días
se me presentó afligidísimn la señora S. S. pidiendo
diera la bendición de María Auxiliadora a su ado­
rada hija gravemente enferma.
Complacida en su demanda, le di una estampa
de María Auxiliadora y la aconsejé hiciera con los
suyos una novena a tan buena Madre.
E l último día de la novena madre e hija, pro­
fundamente agradecidas, escuchaban la santa Misa
en acción de gracias, bendiciendo a la Taumaturga
Virgen de Don Bo->co.
Junio 13 de 1924S. L u is Cen c ío .
C a l i (Cofomhía).— E l pasado mes de Abril, por
cirx'unstancias desfavorables, cesó para mi el
destino, causa por la cual, y sin tener recursos para
atender a nuestras necesidades, sé presentó una
situación angustiosa que duró ca.si tres semanas,
a pesar de las diligencias que hacía, pues no veía
camino para conseguir empico en alguna empresa.

Un amigo me aconsejó el que recurriera a María
Auxiliadora, lo que hice con fe y esperanza, pro­
metiendo a la vez hacer celebrar una misa y pu­
blicar la gracia.
Con gran contento de toda la familia, al tér­
mino de la novena y a la Virgen me había conce­
dido lo que deseaba, y por tanto, convencido una
vez más de su poderosa y maternal bondad, cum­
plo gustoso lo que había prometido y doy al mismo
tiempo las gracias más rendidas.
[Bendita y alabada sea por siempre la Virgen
María, Auxilio de los Cristianosl
L . A ntonio Orozco,
C a l i {Colombia). — E l que suscribe manifiesta;
que hallándose en dificultades m uy penosas, por
no tener en que ocuparse por espacio de algún
tiempo, ofreció a la Santísima Virgen María Auxiliadorn hacerle una novena y mandar una li­
mosna para los huerfanitos de D . Bosco de Tur.n,
si me deparaba el modo de ganar la vida para mi
y mis tres hijos.
Habiendo conseguido esta gracia y otras muchas,
h igo pública esta manifestación y envió una li­
mosna.
P ío V elazquez y V.
G irón {Colombia). — Tendría mi hijita apmas
tres meses, cuando fuí yo mordida por vm animal
ponzoñoso, con graves consecuencias. Yo, .sin
embargo, no me di cuenta exacta del hecho, ni
aprecié las consecuencias que podría traer, ya que
sin tomar precaución alguna, alimenté a la niña,
lo que (lió por resultado su envenenamiento en
fonna grave. No es para describir la angustia que
se apoderó lanfb de mi como de. m i esposo al dar­
nos cuenta de la gravedad de la situación, máxime,
teniendo en cuenta que, por culpa nuestra, la niña
estaba todavía sin bautizar.
En mi tribulación, y recordando muchas gracias
q\ie María Auxiliadora había concedido a lo.s que
recurrieron a E lla en sus necesidades, puse con
toda confianza la solución en sus manos bonda­
dosas, prometiendo, por m i parte, proceder sin
demora al bautizo de la niña, poniéndole por nom­
bre María, y enviar ima limosna para las obras de
Don Bosco.
No en vano acudí a tan excelente Madre, pues
mi petición fué oída y despachada pronta y favo­
rablemente.
Nuestro más sincero reconocimiento a la \
de Don Bosco por el singular favor que nos ha coacedido.
MERCEDES DE ARANGO.
C ardo Malo {Ecuador). — Hago púbUca mani­
festación de mi eterna gratitud a María Auxifiadora por su bendita protección en socorrenue tao
visiblemente.
El 24 de mayo bajaba por el río en ima cau^
en compañía de cuatro ninas, dos señoras y d 9fTimoleón Vera, quien preparaba en su ca.sa
solenme fiesta a María Auxiliadora para nombrarif
Patrona especial de todo aquel recinto.
A l pasar por una revesa muy peligrosa, en 1*

— 345 —
que muchas embarcaciones han peligrado, se des­
tapa un hueco quq tenía la canoa, y se empieza
a llenar de.,^gua de tal manera, que nos vimos en
gran peligro de perecer.
En tan desesperada situación invocamos de todo
corazón a María Auxiliadora quien escuchó al
punto nÜ^tra apremiante’ y critica necesidad,
dándonos tiempo para llegar a la orilla y achicar
el agua que a torrentes entraba.
Por tan señalado favor, el Sr. Vera manda una
|{Tn/vtna para que se celebre una Misa cantada en
el colegio « Cristóbal Colón *, .en honor de la ben­
dita Auxiliadora. E l que suscribe, lleno de fe y
gratitud, envía la suya a Turín para que se diga
otra Misa en su Santuario.
{Sea mil veces bendita María Auxiliadora!
R etnALDO VlLtOTA.
Cooperador Salesiano.
Morelia {Méjico). — E n junio del año tgip,
mi mamá cayó gravemente enferma de un agudo
reumatismo, hinchándosele horriblemente las pier­
nas y los brazos. Más de rm año duró e n ' este es­
tado con agudos dolores, que le arrancaban gritos
al solo moverla de un lado al otro.
En tan apurado trance, viéndola como sufría
sin que ninguna medicina sirvdera a mitigarle los
dolores, la recomendamos a María Auxiliadora y
al Ven. Don Bosco para que ellos fueran su alivio.
Y sí lo fueron, porque luego aflojaron los dolores,
quedándple, como consecuencia dé tan terrible
mal, encogidas y sin movimiento las piernas y un
brazo.
No satisfechos todavía, volvimos de nuevo a
la protección de la Vii^en, y , poco a poco, han ido
desencogiéndose, hasta el pjmto que, el i6 de Agosto, después de cinco años de no salir a la calle,
pudo ir por su pie, aunque sirviéndose de las mu­
letas, a dar gracias a la Virgen en la iglesia de los
Padres Salesianos.
Agradecida, pido se publique la gracia.
M. Cakmen L ó pez .
TAriba {Venezuela)'. — Encontrándome en tinfl
gran necesidad, invoqué de todo corazón a la mi
l®grosa Virgen de Don Bosco, y pronto recibí el
remedio que confiadamente esperaba de su mano
misericordiosa. Hoy, en señal de m i gratitud,
<mmplo mi promesa de publicar la gracia en el
« Boletín Salesiano ».
Una devota.
SA1.TO (Uruguay). — E n varias ocasiones he
recnmdo al auxilio de la bondadosa Madre María
Auxiliadora, habiendo sido escuchada siempre y
por su poderosa intercesión se vieron cumplidas
mis peüd<Mies.
En mi última súpÜca a la excelsa Madre, prometí
publicar la gracia en el « Boletín Salesiano » y
Qtviar una limosna para que se rezara nria misa
® su •ionor.
Guj-ír.-rí cumplo ahora m i promesa.
iGit:
sean dadas a María Auxiliadora!
Ma r ía A n g élica .

Dan también gracias a María Auxiliadora.
B arcelona {España). — Dña. Encamación M i^
da gracias por obtener la curación sin necesidad
de operación.
B entacuria {CanariaS'Esp.). — Dña. Canuen
Eusebia Martel por favores recibidos envía una
limosna.
Z aragoza {España). — Dña. María Tandos y su
hija dan infinitas gracias a María Auxiliadora por
haberlas favorecido en circunstancias apremiantes
y envían una limosna.
C ai .1 {Colombia). — Isaac Collazos, Pedro A l­
cántara Zéa, Miguel Escobar, Eduardo Velasco,
Manuel M. González, María Antonia Torres, Mer­
cedes Aragón de Lénis, Camilo Becerra, Marco A.
Baropa, Alfonso Sánchez Llanos, Rosalía Cobo.
Enriqueta M. de Palacios, Isabel Palacios de S.,
Leonor Vallejo Torres y Pío Velázquez y V. hacen
pública manifestación de su gratitud a María A uxi­
liadora por haberlos favorecido en sus necesi­
dades y manda cada imo su ofrenda en beneficio
de la Obra Salesiana.
E l. C armen {Colontbia). — Miguel V. Caicedo,
Heladio Collazos, Joaquina Collazos de Ramírez,
Luis F . Martínez, Rosita García y Rafaela García
de Collazos dan infinitas gracias a la Sma. Virgen
por varios favores que les deparó y ofrecen ima
limosna para los huerfanitos del Vble. Don Bosco.
T ona {ColotTtbia). — María de Jesús Navas y
Clodomira de Hormiga, dan infinitas gracias a
María Auxihadora por mi especial favor que les
otorgó.
V a lee d e Ea P agua {Venezuela). — Encontrán­
dome en grande tribulación, acudí a María Auxilia­
dora en demanda de remedios para mis dolores,
invocando a la vez a Don Boso> y al angélico Do­
mingo Savio. Pronto v i de manera manifiesta cómo
habíase dignado oir mi súplica esta divina Madre
de los que sufren.
Agradecida, envío una limosna para los huerfa­
nitos de Turín.
Marea L uisa .
L au sa n n e {Suiza). — Dña. Mercedes Visca da
gradas a M ar^ Auxiliadora por haberla socorrido
en su afiidón y envía ima limosna.

Por la fe que hemos recibido de Dios, debemos
cooperar a que otras almas la alcancen. Los te­
soros de gracias con que Dios nos ha colmado,
deben inducimos a que otros hermanos nuestros
reciban los mismos dones.

■ Pío

XI.

ARGENTINA. —• El Principe del Piamoate en el
Colegio Salesiano Pío IX.
Gran día de fiesta fué para el Colegio Salesiano
< I’io I X » de Buenos Aires el día 28 de Agosto,
en el que se vió honrado con la visita del Príncipe
Humberto de Saboya.
La gran cantidad de publico invitado y la concu­
rrencia de los alumnos y ulumnas de esas institu­
ciones dió un vivo colorido al acto, del cual segu­
ramente el ilustre visitante conservará gratos
recuerdos.
Ea ¡os alrededores y dentro del colegio.
Desde terapmiio, en los alrededores del gran
establecimiento religioso educador era todo mo­
vimiento. Innumerable cantidad de invitados se
dirigid a la entrada del colegio Pío IX , y a la vez,
las alumnos de las instituciones, en sus trajes ca­
racterísticos, al son de bandas marchaban a ocupar
sus lugares de antemano señalados. E l edificio del
colegie como también el de la iglesia'San Carlos;
habían .sido adornados profusamente con banderas
y gallardetes argentinos e italianos.
Sfíbre la calle Yapeyú, esperando la llegada del
príncipe se había tendido tm cordón de alumnos
que llegaba hasta la calle Rivadavia.
Dentro del edificio el aspecto era imponente.
E n el corredor que circunda el gran patio del co­
legio, sobre la calle Yapeyii, se había levantado el
palco oficial, el que fué ocupado por los miembros
de la comisión de agasajas y en el frente, debajo
de un gran arco artísticamente adornado estaban
colocados las sitiales de honor,
A le largo de las galerías se improvisaron tam­
bién muchos palcos, que fueron ocupados por invi­
tadas, y vanos de ellos por religiosas.
En el patio, entre los árboles, que estaban ador­
nados con flores y cintas argentinas e italianas,
foníiuron pi\rte de los alumnos de Don Bósco, las
ahmu\us del colegio María Auxiliadora y bata­
llones de « boy scouts ». todos ellos llevando en
sus lanzas banderas itolianavS.
Al fondo, y sobre las paredes de la iglesia San
Carlos, se levantaba una inmensa grada, que fué
iK upada por « boy scouts » y exploradores de Don
Bt>sco: los primeros vestían el traje característico
oolor t kaki « y los últimos pantalones y sombreros
bl'n co s y camiseta a rayas azules y blancas. E s­
calonadas por fracciones, las 21 filas de alumnos
presentaban un soberbio espectáculo.
E l res.o del público, que pa^ba de 3.000 perso­
nas. .'^e había dise.uinaao por el patio o los corre­
dores.
Lfi llegada del principe.
A las 9,25, un toque de atención ejecutado por
ur\o de los « boy scouts » que estaba apostado en

la puerta de entrada dió el aviso de la llegada dd
príncipe.
Inmediatamente entró el automóvil que conduda
al visitante, el que penetró hasta el final del patio
del colegio y se detuvo frente a la grada ocupada
por los almnnos.
Todas las bandas de los « boy scouts se lu­
cieron oir a la entrada del príncipe y los alumnos
y alumnos de los colegios prorrmupieron en burras
y vítores.
A l descender del automóvil el príncipe, que
vestía traje de civil y que iba acompañado por el
contraalmirante Bonardi, el embajador de Italia
conde Aldrovandi de Marescotti y el avTidante
militar capitán Campanarí, la banda de música
del colegio Pío I X ejecutó la Marcha Real Italiana.
E l principe y sus acompañantes cruzaron el patio
del colegio entre ima compacta fila de alumnos,
que pasaban de 4.000, y llegó al palco de honor,
el que estaba ocupado por los ministros del In­
terior, de Relaciones Exteriores y de Instrucción
Pública, y por monseñor Josafat lílittiga y el cape­
llán del crucero * San Giorgio.».
Después de los saludos de práctica, la concu­
rrencia escuchó de pie el Himno Argentino, que
fué coreado por los alumnos y alunmas y por parte
del público.

Ei homena¡e.
Terminada la ejecución del Himno, el inspector
salesiano sacerdote Valentín Bonetli leyó, en ita­
liano, el siguiente discurso:
Alteza: Después de haberos dignado ^^sitar,
durante vuestra breve estada en esta República,
las varias escuelas salesiana.s por las provinciaí.
venís hoy a honrar esta casa, que es cuna de la
obra de Don Bosco en la Argentina.
Aquí os presentamos reunidos, como racimo?
preciosos de vida fecunda, estos tres mil alunmc"
de los siete colegios de la capital y de los tras cir­
cunvecinos de la provincia de Buenos Aires, mnebíí
italianos o liijos de italianos en su mayor parteEllos se alegran de ver refiejada su juventud
lozana en el amable semblante del ilustre vástagu
de la estirpe Sabauda, jóven por la edad, petehombre por la madurez del juicio.
Como jefe de esta gran familia e intérprete de
los salesianos esparcidos del uno al otro confin d®
esta tierra argentina, en representación del InS"
tituto de las H ijas de María .Auxiliadora, de
ex alunmos y de cuantos cooperan a nuestra obra,
me complazco en tributar a vuestra alteza el m*»
\nvo agradecimiento, haciendo ferv ientes augur»'
a fin de que vuestra \Tsita sea como el sello de
franca amistad que es portadora de bienes pet^
Italia y de progreso para la A ca n tin a .

-

347 —

Alteza: Estos actos son para nosotros un digno
V proWdencial exordio de aquellos que preparamos
j)ara conmemorar el cincuentenario de la llegada
de los primeros adalides salesianos de esta Repú­
blica, capitaneados por el hoy eminentísimo car­
denal Cagliero. cuyos méritos, no ha mucho, fue­
ron justamente apreciados por su majestad, vues­
tro augusto padre, al conferirle la alta condecora­
ción de la orden Mauriciana.
Cuánto se ha propagado, durante este cincuen­
tenario, la obra de Don Bosco en esta floreciente
República, lo dicen elocuentemente los 54 colegios
salesianos diseminados desde Salta hasta los con­
fines de la Tierra del Fuego, los 30 de las Hijas
de María Auxiliadora y un total de 35.000 niños
de ambos sexos que se educan anualmente.
Toda casa salesiana, desde la más central hasta
la más apartada, tiene el encargo de constituirse
en ^ente de esa benéñca institución que se llama
Itálica Gens para beneficio de todo inmigrante
italiano.
Estos son los frutos de la obra de Don Bosco,
marcada con el sello de italianidad como tanto él
lo quiso.
De aquí que en cada casa nuestra con el dulce
idioma de Dante, se cultivan las ciencias y las
bellas artes, de las cuales Italia es maestra: para
obtener esto, además del instituto para misiones
donde se prep>aran buenos maestros, hemos abierto
en Turín, capital de aquel Piamonte que os honra
como príncipe, tm Instituto de estudios superiores
donde tenemos permanentemente 20 alumnas
argentinos destinados a traemos con la luz del
Evangelio la civilización y el progreso.
Tal es el espíritu de italianidad, que también
yo aunque argentino descendiente de aquella pe­
queña y fuerte república que abraza fraternal­
mente a Italia con los gigantescos brazos del San
('•otardo y del Simplón, canto tm himno a vos,
oh joven príncipe y futiuo rey de Italia, y ruego a
Dios que vuestro cordial abrazo con el ilustre
representante de nuestra patria sea indicio de im­
perecedera unión entre el tricolor italiano, símbolo
de preclaras virtudes, y el pabellón argentino, que
al decir de un poeta nuestro, « ostenta tm pedazo
de cielo >.
(Del diario “ L a Prensa,,).
brasil.

~

Ud salesiaao Admioistrador Apostó­

lico de Campos.
Recogemos de los diarios brasileños la agra­
dable noticia de haber sido nombrado por el Papa
Administrador Apostólico de Campos, Brasil, el
'^esiano Rdo. Dr. D. Enrique Mourao, director
'-c- nuestro colegio de Lavrinhas, habiendo y a tomado posesión de su nuevo cargo.
Coí;:;
es una nueva diócesis, sufragánea de
Rio Janeiro, erigida por la S. Sede en el diciembre

^v-3-

a ouvvo A dministrador Apostólico Padre ÍIoucur.' la carrera eclesiástica en Roma, y al ser
^ * a d : al cargo de Administrador, era director
1? nuestro colegio de Lavrinhas, casa de fo n n ad rá
el personal salesiano del Brasil.
lQü= Dios le dé acierto para hacer florecer las

virtudes cristianas entre lo s . hijos espirituales
que la Providencia le ha confiado!
BRASIL. — Noevo Obispo Salesiano.
Su Santidad Pío X I se ha digitado elevar al
0 ' ispado de liberaba, Brasil, al salesiano Rdo.
Padre Antonio M. José Lustosa, director del Co­
legio Salesiano de Bagé.
E l Padre Lustosa nació el r i de febrero del 1886
en S. Juan del Rey, arquidiócesi de Mariamia, en
el estado de Minas Geráes, donde también se halla
la diócesis de liberaba.
Entró ‘en la Congregación Salesiana y en ella
cursó con brillantez los estudios eclesiásticos, or­
denándose de sacerdote el 28 de Enero de 1912.
Reciba nuestra cordial enhorabuena el nuevo
Obispo Salesiano.
S. PABLO {Brasil) — Colegio del ‘ ‘ Sagrado Co*
razón de Jesús,,.
Durante la revuelta m ilitar del pasado mes de
julio, que tantas desgracias causó en la hemioí a
capital de S. Pablo, también el colegio salesiai o
del Sagrado Corazón de Jesús tuvo que lainentt r
sensibles pérdidas.
Serían las 9.20 de la mañana del día 5 de julio,
cuando una granada cayó y explotó en el nuevo
pabellón donde están las aulas y escuelas profe­
sionales, y de allí a poco, a las 9.30, otra, causanc'o
ambas destrozos considerables, sin que hubiera
desgracias personales.
Tanto superiores como alumnos vieron en ello
palpable la protección de María Auxiliadora, 'pues
en el salón contiguo había reunidos en aquel mo­
mento 1,200 niños.
Quedaron medio deshechas cuatro aulas, la sala
de exposición y unos talleres.
PANAMÁ {Centro América) — Galardón merecido.
Su Santidad Pío X I, atento siempre a las bue­
nas obras de sus liijos para l>endecirlas con .su
mano paternal y premiarlas con su cariño, ha
querido dar una muestra de su complacencia al
E x a u o . Sr. Presidente de la República de Panamá,
Dr. D. Belisario Porras y a su caritativa señora
Dña. Alicia Castro de Porras, enviándoles ima ar­
tística medalla que ostenta en alto relieve el re­
trato de Su Santidad.
He aquí la tarjeta que, en cumplimiento de tan
altos deseos, dirige el Eminentísimo Cardenal Caghero a S. E . el Sr. Presidente:
« E l Cardenal Cagliero saluda y bendice al Exceleníísimo señor Dr. Belisario Porras, Presidente
de la República de Panamá, y en nombre del Santo
Padre Pió X I , junio con su bendición apostólica, me
encarga le ofrezca su Augusto Retrato, cual testimonio
de s« soberana complacencia por las obras de cris­
tiana caridad ejercidas por V. E . y señora en bien
de sus conciudadanos y en especial en favor de los
Salesianos e Hijas de María Auxiliadora, adalides
de la Educación Profesional, Religiosa y Civil de la
juventud desvalida de Panamá.
Roma, 29 de Junio de 1924 >.

— 348 —
REPÚBLICA DEL SALVADOR. — El Gobierno de
la República concede Diploma de honor y medallas
de oro a los “ Exploradores Don Bosco,,.
Aunque con algún retraso, por pérdida de co­
rrespondencia, damos una grata noliria a nuestros
lectores, que prueba una vez más la hermosa labor
educativa de los hijos de Don Bosco. Extractamos
dcl « Diario del Salvador »:
Ultimamente el Sr. March, en' nombre del Go­
bierno y del Comité de los Festejos Agostinos, en­
tregó al Rdo. P. José Reyneri, Inspector de las
Casas Salesianas dé Centro América, una medalla
de oro con el escudo nacional en esmalte y el res­
pectivo Diploma de Honor que el Gobierno con­
cedió a la Brigada Exploradores D. Bosco en oca­
sión de las fiestas centenarias, y que por razones
excepcionales no se pudo facilitar antes.
E l hernioso. Diploma, hábilmente trabajado,
tiene la siguiente dedicatoria: « República del
Salvador: Por cuanto el Colegio Salesiano de Santa
Tecla ha actuado con esplendor y patriotismo en
los días de la conmemoración del primer Centenario
de la Independencia: Por tanto se le confiere el
presente Gran Diploma de Honor con Medalla de
Oro, como premio único que le fué adjudicado por
mianimidad en aquella fecha histórica. Dado en
el Palacio Nacional los veintiséis días del mes de
agosto de mil novecientos veinticuatro. E l presi­
dente de la república — Alfonso Quiñonez. —
E l Ministro de Instrucción Pública — R . Arrieta
Rossi; El Alcalde Mimicipal — Carlos C. Urrutia;
E l Presidente del Comité Central Directivo de los
Festejos Agostinos — José A . March *.
L a medalla de oro, de 35 milímetros de diámetro,
presenta a un lado esta Inscripción: República del
Salvador — Primer Centenario de la Independencia
1821 — Septiembre — 1921 — con el escudo na­
cional. En el reverso entre ramos de laurel y roble
se destacan las palabras:
< E l Supremo Gobierno al Colegio Sta. Cecilia
de Sta. Tecla, Premio Unico ».
TURÍN {Italia) — Visita a] Oratorio de Valdocco
del Emroo. Cardenal Laureoti en compañía del Sr.
Arzobispo de la dudad.
Durante la Símana Social celebrada en Turín
del 14 al 19 de Septiembre, con asitencia nume­
rosa de distinguidas personalidades del campo ca­
tólico de toda Italia, el Emmo. Cardenal Laurenti,
Prefecto de la S. Congregación de Religiosos, que
asistía en representación de Su Santidad como
Presidente Honorario, se dignó visitar el Oratorio
de Valdocco, cuna de la Congregación Salesiana.
Superiores y niños recibieron con aplausos a los
acordes de la banda de música al eminente pur­
purado que sonreía bondadoso a todos.
Uno de los niños le dirigió la bienvenida con
ingenuas y conmovedoras frases, mereciendo con­
tinuas aprobaciones del ilustre, bondadoso Car­
denal.
A l fin tomó la palabra el enviado del Papa, pues
como nos dijo, no solo venia por propia iniciativa,
sino que cumplía el honroso encargo de Su San­
tidad, quien, antes de partir de Roma para asistir

a la Semana Social, de dijo que visitara de su parte
el Oratorio y diera a todos su paternal Bendidoo.
Huelga manifestar los aplausos de agradedmiento y vivas al Papa que tal delicadeza de Su
Santidad arrancó de todos los pechos.
Después de impartida la Bendición y prometer
que se haría intérprete de los sentimientos de
todos ante el Papa, fué a visitar la tumba dé Do­
mingo Savio de quien es admirador y devoto.

ROMA
Original y conmovedora asamblea.
Durante el Congreso Mariano celebrado ea
Roma del 18 al 25 del mayo pasado, en el que el
clero romano hacía votos para que las devodones
marianas se difmidan por todo el orbe, se desa­
rrolló ima escena tan conmovedora como hermosa:
— la asamblea de los niños.
Uno de nueve años, hijo del diputado Sr. Ciagolani, pronimció un discursito titulado Nuestros
propósitos que hizo estremecer los corazoucitos
y arrancar abundantes lágrimas a la juveml
asamblea, trazando de mano maestra a sus amiguitos la vida del verdadero devoto de María. Dos
m il voces argentinas rubricaron entusiastas el grito
de ¡Viva Maria! lanzado por el pequeño orador.
A continuación, ima jovenciía leyó la siguiente
orden del día:
1 . Considerando que la Virgen es nuestra Madre,
y que durante toda nuestra vida hemos sido objeto
de sus tiernos cuidados;
2. Considerando que la Virgen es a la vez Madre
de Dios, Señor y Redentor del mundo;
3. Considerando que el amor y ¡a gratitud hacia
Maria es un sagrado deber;
4. Considerando que el único modo de cumplir
tales deberes es alabar a Maria, amarla con todo el
corazón, y, sobre todo, imitarla en sus virtudes;
En nombre de todos los niños de Roma, a quienes
representamos en este Congreso, acordamos:
1. Que los niños de Roma, de hoy en adelanit,
amen a la Virgen con mayor amor que hasta el pr$‘
senie, como se debe amar a la Madre más cariñosa y
tierna;
2. Para no disgustar a la Virgen, no ofenderemos
jamás a su divino Hijo Jesús;
3. Todos los dios diremos alguna oración para
honrar a Maria; nos recordaremos de ella al toque
del A n gelu s , y nos acostumbraremos a rezar el
Rosario;
• 4. Procuraremos ser buenos, piadosos, obedtentu
y aplicados en nuestros deberes para imitar las »*r*
tudes de la Sma. Virgen;
5.
Practicaremos alguna vez, especialmente ¡os
sábados alguna virtud en honor de la Virgen;
6. Siempre amaremos a Maria Saniisima y ha­
remos lo posible para que todos la conozcan y amenA l terminar la lectura de tan tierno e inteie'
sante programa, se desarrolló una escena sum*mente conmovedora. E l Rdo. P. Quirico S. Jcomentando estos seis votos del programa, exigió
a la vivaz asamblea una promesa formal, que todos
los asambleístas otorgaron con formidables: ¡Vea»
Maria! ¡Viva la Virgen! ¡Viva el Papa!
No necesita comentarios. I^o presentamos a »
con^deración de toáoslos niños católicosdelmODOO-

— 349 —

OXFORD {Inglaterra) — Los Salesianos de Oxford
lalciao uaa misión laboriosa.
Copiamos del O&servatore Romano;
« La Casa Salesiana de Oxford no se halla predsamente en la ciudad, sino en Cowley, una ba­
rriada de la misma. Allí los Salesianos regentan
la parroqma católica y tienen un noviciado flore­
ciente.
En Cowley, cbmo en toda Casa Salesiana, se
desarrolla vida de intenso.movimiento, particu­
larmente en favor de la juventud. Cierto que no
se trata todavía de gran muchedumbre de j^ovencitos, como generahneute se ven en los colegios
salesianos del Continente; pero debemos tener en
cuenta que nos hallamos en Inglaterra y que en
ella llevan todavía pocos años los Salesianos. Sin
embargo, como el espíritu de Don Bosco, penetra
yse desarrolla pujante en todas partes,, como lo
pmeba bien a las claras la experiencia que los
hijc^deDon Bosco han hecho en todos los países,
es de esperar que en Inglaterra se propagará
con les mismos resultados.
Por de pronto se abren los Oratorios Festivos;
lo demás lo dará el tiempo.
El día 9 de junio,4 unes de Pentecostés, que en
Inglaterra se festeja como entre nosotre» el lunes
de Pascua, fué día de gran fiesta en Cowley. Como
los Salesianos necesitan tanto del apoyo moral
como del material, Iqs amigos de Cowley organi­
zaron con eáfe "fin uiia fiesta 'popular que resultó
lucidísima. E l vasto campo de juegos de la Casa
lo* trasfohnaron en feria con bazar y r a gran nú­
mero de barracones' para divertir al público, tanto
adulto como juvenil, no faltando ,el teatro natura,
los puestos de tabaco ni el restaurante etc.
Ko le faltó tan;ipoco a la fiesta el brillo oficial.
Como estaba organizada bajo el patronato del
Carden^ Boume, fué abierta oficialmente por
el Sr. Alcalde de Oxford, que pronunció un discursito de o c ^ ó n , estando presente también la
católica condesa de Cadogan, de Londres.
Amenizó el acto la banda de música del 4® B a­
tallón de infantería de Oxford.
Entre los personajes asistentes se hallaban el
Rdo. Dr. Tomqnist, secretario del Cardenal Cagliero y el Sr. Jlorgan, un tiempo párroco angli­
cano de Cowley y ahora entusiasta Cooperador
Salesiano.
No se nos oculta qqe algún anglicano se halla
preocupado por el movimiento salesiano de Oxford;
pero estamos casi seguros de que después de esos
DHxuentos de turbación vendrá la admiración por
el trabajo que los hijos de Don Dosco desarrollan
en bien del pueblo. Confirma mi parecer el consi­
derar que la mayor parte del púbKco que asistió
era protestante.
ÍH)L0 NIA. — Desarrollo admirable de la Obra Sa-

*aiaoa eo Polonia.

^ e g r a el corazón ver el desaft’oUo que en Polonia
^^ rtza la Obra Salesiana. H oy ya son 18 las
alÍ! tiene, llenas de jovencitos, de entre los
eo^es íolen abundantes y buenas vocaciones para
rrulitéj- bajo la bandera de D . Bosco.

A l retomo del viaje-, que por aquellas tie rp s
acaba de hacer el Cardenal Cagliero para alentar
a sus buenos hermanos, su secretario contaba mara­
villas dé lo que ha \dsto y nos promete una larg^
relación‘ para nuésírós lectores.
¡Qué Dios bendiga a tan católica naciónl
CHECOESLOVAQUIA. — La primera Casa Saleslana.
En nuestro número de Mayo amuiciamos la
reunión tenida por los seis Obispos de Eslovaquia,
en la que suplicaban a los católicos, después de la­
mentar el abandono de la juventud de su país,
para que hicieran un esfuerzo a fin de que pronto,
cada diócesis, pudiera contar con una casa sale­
siana.
Por fin comienzan a realizarse sus deseos.
A fines del Septiembre pasado, gracias a la insis­
tencia del Obispo de Nitra, Dr. Kmet'ho, los sale­
sianos abrieron su primera Casa en Sastin, diócesis
de Nitra.
Todo el personal de esta fundación será de nacioKdad Checoeslovaca. Nuestros hermanos se han
establecido en xm antiguo colegio de los J esultas
al lado de im hermoso Santuario de la Santísima
Virgen.
iQué María Auxiliadora derrame abundantia de
gracias sobre la labor de nuestros hermanos de la
nueva nación Cliecoeslovaca.
• >.

Las Obras de la Providencia.
A l -apToximaTse el Cincuentenario de la apro­
bación de la Congregación Salesiana, los hijos
de Don Bosco componían el hérmoso número
de 5860.
Si se consideran los tiempos en que lia nacido
la obra y los que acompañaron a su desarrollo, uo
se puede por menos de ver en su crecimiento la
mano de la Providencia.
Axm después de la guerra, período el más crí­
tico para las vocaciones religiosas, es consolador
el número de novicios que se educaban en sus casas
de formación!
E n sus 19 provincias religiosas contaba:
en '1919 — ' 443 novicios

'

"«1 ÍP920'— 1^49
ea
en
en
en

i'-92i
1922
1923
1924






437
461
523
638

L a provincia más favorecida en el año presente
es la de Polonia que cuenta 63 novicios.
¡R e c e m o s a l Señor de la míes qoe. continué
efi%'iando nuei’oe operarios para su campol

— 350 —

LOS QUE MUEREN
la c :

.J

Sor Amelia Chapellia.
Nació en Caracas (Venezuela) el 25 de Noviembre
de 1866. Entró postulante en Sarriá el 10 de Mayo
de 1903, vistió el .santo hábito el 8 de Diciembre
de 1903, profesó el 29 de Agosto de 1906 e hizo
los Votos perpetuos el 12 de Agosto de 1912.
L a virtud característica de esta buena Her­
mana fué el celo por la salvación de las almas y
el deseo de aumentar siempre más la gloria de Dios
en las obras que se le confiaban. Muy delicada de
salud no rehusó por esto el trabajo y se entregaba
a él con toda la energía de su alma apenas se sentía
mejor de sus achaques. Por espacio de cuatro años
fué Directora de la Casa de Barcelona y como tal
hízose amar de todos los que la conocían por la
amabilidad de su trato y por las buenas maneras
que empl'' \ba, lo mismo con los de elevada alcurnia
que con los más pobres. Complacíase sobremanera
viendo el gran número de almas que el Señor le
enviaba, tanto en las clases diurnas como nocturnas
para inculcarles, juntamente con la instrucción, la
fé y la piedad, según el espíritu del Vble. Don
Bosco, y su mayor pena era el encontrarse en la
imposibilidad de dar a aquella Casa todo el desa­
rrollo y amplitud que merecería por el gran bien
que en ella podría realizarse si los medios m ate­
riales lo permitiesen.
L a muerte la sorprendió en plena actividad. En
la tarde del 18 de Junio disponíase a ir a Sarriá
para hablar con la Rda. M. Inspectora, y al doblar
la esquina Je la calle sintióse mal, teniendo que
retroceder. No tuvo tiempo más que para invocar
el nombre de le.sús; apenas llegada a la puerta
expiró. 1;1 corazón, del cual padecía, dió el golpe
mortal que cortó su vida tan repentinamente, de­
jando u su alrededor lu desolación más amarga;
pero al mismo tiempo la dulce tranquilidad de que
su alma estaba bien preparada, pues ella misma
decía que comulgaba cada día como por Viático
y que se confesaba siempre cual si fuese la última
vez de su vida.

La Ex ma. Sra. Dña. Isabel López
del Piélago y Bru López de la Madrid
y Lasus Grande de España Vda. de Güel.
Señora conocidísima tanto por sus virtudes
como por su amor a los pobres, a quienes soco­
rría con largueza, fué siempre entusiasta por la
obra de Don Bosco, socorriendo en manera especiala las Casas de Barcelona y Sarriá donde costeaba

la pensión y gastos de varios niños pobres y ayu.
daba, además, para el sostenimiento del personal
A la par que elevamos nuestras fer\-ientes pl^
garlas para el bien de su alma, damos nuestro
sentido pésame al Excmo. Sr. Marqués de Comilias y a sus hijos el Exorno. Sr. Conde de Güel y
Barón de Güell.

Sr. D. José M. Salamó y Viladesán Níutui
y de Orrías.
Este buen señor y caballero cristiano figura
como Tino de los primeros Cooperadores de la Casa
salesiana de Sarriá.
Desde que conoció a los hijos de Don Bosco y
la finalidad de la Obra Salesiana, fué uno de sus
más decididos protectores. N o solo hacía frecuentes
limosnas, según las necesidades más urgentes de
la Casa, sino que procuraba dar vida a los talleres
donde hacen su aprendizaje los niños, encargando
en ellos cuantos trabajos se le ocurrían.
No satisfecho todaría, procuraba ganar amigos
a la Obra entre sus muchas relaciones. E l Señor
le habrá recompensado con largueza su caridad,
como nosotros le pedimos en nuestras oraciones.
Reciban nuestro pésame sus queridos hijos y demás
familia.

Don Sebastián Scala.
Falleció este buen señor en Uriburu, Pampa
Central, el 27 de julio de 1924, confortado con los
auxilios de la Religión y la Bendición papal.
Siempre que el misionero en sus correrías apos­
tólicas se llegaba a su casa, le recibía como al en\nado de Dios, y se olvidaba por un momento
de sus achaques para atender y agasajar al sacer­
dote lo mejor po.sible.
Estoy plenamente convencido, decía con entu­
siasmo, que los Padres Salesianos son los llamados
por Dios para remediar las necesidades presentes.
E n el ataque cerebral, que le ha costado la vida,
llamó a su liijo J ulio, y le dijo: « Ve a llamar al
Padre Salesiano, porque quiero arreglar mis cuentas
y morir como buen cristiano ». Y tuvo la dicha de
recibir, llorando de consuelo, los santos sacramentos.
Que Dios le haya recibido en su eterno descanso.

Otros Cooperadores difuntos:
Vitoria (España). — Düa. Francisca de Asís
Alvarez y de Estrada, Vda. de Picabia.
Cali (Colombia). — Don Vicente Herrera.
Labaieca (Colombia). — Dña. María Angustia»
Vera de V’ezga.
Lcbrija (Colombia). — Dña. Eulogia O. de Do­
mínguez.
Pescador (Colombia). — Don José Delgado J
Dña. Rafaela Vergara.
CobúH (Guatemala). — Dña. Clotilde Sanabria.
Jarilagua (Venezuela). — Dña. Cecilia Pimentel.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINI.ANO FE R R A R I.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

S O O IK T A

K 33I T R I O E ?

Corso Regina Margherita, 174 — TORINO (Italia)

PRANeiSeoS VASVBLJUO
Sacerdos, Philosophiae Professor in S em in añ o S alesiaoo apud T aurínenses

INSTITUTIONES PH ILO SO PH IA E
Pa r s i .

C om p lecten s Introdu ction em ad
— Apud exteros: Libellae 14.

phU osophiam

et L o g ic a m : Libellae lo.

II. M etap h ysica.
Vol. I. Complectens Metaphysicam generalem seu Ontologiam: L. 6. — Apud exteros:
L. 7.50.
Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et
Theodiceam: L. 12. — Apud exteros: L. 15.

Pa r s

Pa r s

III. E th ic a e t ju s naturae.
Vol. I Complectens Ethicam: L. 5. — Apud exteros: L. 7.
Vol. II. Complectens Jus naturae: L. 15. — Apud exteros: L. iS.
HORATIUS AAZZELLA
Archiepiscopus T arentinus

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
BREVIORl CURSUI ACCOMODATAE
E D IT IO

Q U IN T A

R E C O G N IT A

ET

AUCTA.

Vol. i . T ra c ta tu s de v e ra R elig ío n e, de S c r ip iu r a , de T ra d itio n e et de E cclesía
C h rís ti: L. 25, - Apud cxicros: L. 30
Vol. II. T ra c ta tu s de D eo U no a c T rin o et de Deo C rean te: L. 15. — Apud exteros:
L. 18.
Vol, III. T ra c ta tu s de V erb o Incarnato, de Q ra tia C h rísti et de V írtu tib u s infusis: L. 15. — Apud exteros: L. 18
Vol. IV. T ra c ta tu s de S a c ra m e n tís et de N ovíssim ís: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
PETRUS RACCA.
T H E O L O Q IA E M O R A L IS S Y N O P S IS . — Breve opus ex sapientissimis scriptoribus de
re morali eductum et ad normam novi Codicis Juris Canonici exaralum. — Vol. in-i6
pp. 700: L. 12,50. — Apud exteros: L. 15.

I^E CEN SURIS L A T A E S E N T E N T IA E quae in Códice Juris Canonici continentur
commentariolum digessit J o a n n e s C a v i g i o l i . Vol. in-i6 pp. 170: L. 3,75. — Apud
exteros: L. 4,50.
PSALMORUM L IB E R I. — Edidit signisque modernis auxit F.
in-i6 pp. VIII-72: L . 3,50. — Apud exteros: 4,20,

V

alen te

M, I. Vol.

Editio est elegantissima novissimaque psalmorum, hebraica língua concinnata.

ALOISIUS GRAM M ATICA.

Q EO G R A PH ÍA E BIBLICA E. — Addita brevi notitia regionum, - 8 tabulae. Editio miñón L. 10. :— Apud exteros: L. 12.

atlas

Corso Regina Margherlta, 174 - TORINO (Italia)

A. P I s e B T T A e t A . G B N N A R G
S; S'.

T H E O L O G IA E M O R A L IS ELEM ENTA
A D CÓDICEM JURIS CANONICI E X A C T A
Jam edita sunt itt lucem :
pr im u m ; De Theologlae Moralls Fundamentis. — x. De actibus humanis. - 2. De conscientía.
• 3. De legibus. - 4. De peccatis. Vol. in-i6, pp. CVII-404: L. 15. — A-pu4 exteros. L. 18.
V o l u m e n s e c u n d ü m : De obügatiqalbus erga Deum et n3S ipsos. — i. De virtutlbus theologicis. •
2. De virtute réUgíoiús. - 3. Dé pradentiá, fortitudine él teniperantia. Vol. in-16,'pp. X-630: L. 20,
— Apud exteros: L . 24.
V o l u m e n t e r t i u m : De obl'gationlbus erga proxlBnim. — i. Dé justitia et jure. - 2. De iniuriis et
restilutione. - 3. De contraclibus. Vol. in-i6, pp. XlI-750: L - as.-f- Apud exteros: 30.
VoLUMHM q u a r t u m : De obligationibus pecullarlbus et de p.oenls ecclesiastlcis. — Vol. m-i6
pp. XII-420 : L. 15. — Apud exteros: L. 18.
' ‘

V olumen

Próxima edenda:
V o l u m e n q u in ti m ; De Sacramentis In genere et de quinqué primis Sacfamentis in specie. —
I. De Sacramentis in genere. • 2 De Baptismo. - 3. De Coufirmatione. - 4. De Eucharistia. - 5. De

Pceniteniia. - 6. De Extrema Unctione.
s e x t u m : De Ordine et de Matrimonio.
s e p t i m u m : De sexto et nono praecepto decalogi; de usu matrlmonü et de ratione servanda in sacramentorum administratione.

V olumen
V olumen

T
S. TH OM AE AQUIN ATIS O PE R A
SUMMA THEOLOQtCA diligenter'eniendata, De Rubeis, Billuart- ef áHonim notis selectís ornata, cul
accedunt.septem locupletissjmi indices, quorum unus est auctqritatum Sacrae Scripturae,.alter quae'stiOnuní,' tertius rerum dmnium praecibúarum, qiiartus dogmatuin ad hodiernas haeréses confutandas,
quintus locorum seu doctrinarum ad explicandas -Epistoias et Evangelia Dominicarum et festorum
totius anni, sextus auctornm quibus usus est
Thotuas,. septiinus Iqcorum ad.usum catechi*
starum.' Accedit lexicón" Scliólksticorum verb'orum Joseplíi Zaniae Melliim, q u d ’expíicantur verba
máxime imisitata et locutiones praecipuae D. Thomae et aüorum Scholasticorum. 6 vol. in-8 niai.
Editio Xaurinc'usis 192a.: L. 80. — Apud exteros;. L. 96.
^ ,
IN OMNES S. PAUL! APOSTOLI EPISTOLAS COMMENTARIA, cum indicq rerum memorabilium.
2 vol. in-8 max. Isdit'o Taurinensis e.mendati^ima: L. 33. ~ Apud exteros: L. 40.
CATENA AUREA IN QUATUOR EVANQELIA. — a'vol. iñ-S máx. Éditio Taurínensis emendatisslma.
L. 32.— Apud exteros: L. 39.
IN EVANÜELÍA S. MATTHAEl ET S. JOANMS COMMENTARIA. — 2 yol. in-8 m ax-Editio Taurinensis emeiulatissima: L. 32.— Apud exteros; L. 39.
SUiMMA CONTRA GENTILES, seu de veritate CathoUcae. Fidei. Eíditiq.- Taurínensis ernendatissiiiieL. 12. — Apud exleros: L. 14,50.
QUAESTIONES DISPUT.ATAE ET QUAESTIONES DUODECIM QUODLIBETALES ad fidem optlmanim
editiomim diligenler refusae. Editio Taurinensis emendatissinia : L . 45. — Apud exteros: L. 54-

Redacción y Administración: Vía Cottolengo, 32 - TURÍN.
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1924