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Título
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BS_1940_04
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Descripción
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Boletín Salesiano. Abril 1940
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Fecha
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1940.04
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extracted text
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Año L V - N.
4
A B R I L 1940
Talesiano
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R E V I S T A
DE
L A S
O B R A S
DE
D O N
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B O S C O
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Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue
den ganar en el transcurso del año.
I. — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmetiie,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión- sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
3 - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - £■ / día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
^ - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - El día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer
cicios Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CA D A UNA
D E LAS SIGUIENTES FIESTAS:
1) M O V IB LES:
Sagrada Familia (el primer domingo despuós
de la Epifanía).
Dolores de ¡a Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resitrrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiente
dcl anterior).
2) FIJA S:
ENERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.
18
23
25
29
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Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquía.
MARZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
M AYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
1 1 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO
I - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Nira Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
i-
AGOSTO
6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE
8
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14
15
29
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Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María,
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE
j - Ixi Virgen del Rosario.
1 1 - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE
21 - Presentación de Ntra Señora.
22 • Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE
8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
I
A
4
REVISTA DE
L A S OBRAS DE
DON BOSCO
REDACCJON
y
8 O l E T 1M
A LES !A M O
ADMINISTRACJON:
VIA
COTTOLENCO.
33 -
TURIN
Afto L V - N úm ero 4
ABRIL
1940
(log) - { . ¡ T A H A k
R e s lr ic c io n e s g a b e r n a liv a s , q u e a fe c ía n a r e v is ta s y d ia rio s, n o s o blig a n a r e d u c ir la s p á gin a s d e l
Dolelln
S U M A R I O : N u estra C ru za d a C a teq u ística . - D os grandes ftguras salesian as en A m érica. * Noticias de Españíi
y de Hispanoamirica: E spañ a. L a s H ijas de M aría A u x ilia d o ra en P u eb la d e G u z m in - Buenos A ires. Hom enaje
a los S alesianos m uertos p o r la fe en E spaña - -Punta Arenas. V isita d el E xem o. Sr. Presidente de la República
a l Instituto “ D on B osco” •' R ep ú b lica D om in ican a. B en dición de una n u eva iglesia en honor de San Juan Bosco. •
DonBosco allende los mares: In d ia. E n e l cin cu enten ario de la M isión A sam esa • L a h istoria de la R elig ió n en el Japón.
Crónica de Gracias. - Necrologías.
Nuestra Cruzada Catequística.
Para conmemorar dignamente el pró
ximo año de 1941, en que se celebrará el
Primer Centenario de los Oratorios Sa
lesianos, nuestro Rector M ayor no pudo
excogitar nada más excelente ni más opor
tuno que esta gran Cruzada Catequística
que, a banderas desplegadas y a tambor ba
tiente, hállase ya en marcha dondequiera
que hay un átomo o un símbolo de vida
salesiana; primero, porque los Oratorios,
como es sabido, nacieron de una lección
de catecismo dada por nuestro Santo Fun
dador a un poblé peón de albañil, y luego,
porque la catequesis es la obra más santa,
más sublime y mayormente recomendada
por la Iglesia.
Es deber nuestro, por consiguiente, ani
mar esta Cruzada, prestarle fuego y alien
tos y , si fuera posible, también dirección.
N o se trata de descubrir nada nuevo
sino sólo de despertar y rejuvenecer ener
gías cansadas.
Por dicha nuestra, hoy, no son sólo los
señores Párrocos los que ven lo urgente
que es para nuestra sociedad extender por
doquiera, vertical y horizontalmente, el
divino mandato de « Id y enseñad»: Do~
cefe. Esta urgente necesidad brilla con lu?.
meridiana a los ojos de todos los buenos
católicos, y hasta los menos celosos y des
piertos se dan perfecta cuenta de que la
enseñanza religiosa que damos a nuestros
niños y jóvenes no es la que exigen
las necesidades de estos tiempos, debiendo
hacerse con mayor intensidad y mejor con
ciencia pedagógica y preparación didáctica.
Nuestra generación ha presenciado co
sas terribles; ha sentido en su propia carne
dolores de m uerte; ha visto terremotos
sociales y políticos que nada dejaron en
pie, que hicieron vacilar instituciones sóli
damente ahincadas en la historia, y está
convencida de que sobre las ruinas de tan
tos castillos ideológicos abatidos, sobre
tantas y tan horrendas devastaciones sólo
queda flotando, una esperanza para los
pueblos que se resisten a desaparecer, el
pequeño libro del Catecismo.
« Ese extraño y curioso libro — como
decía Pío X I — que en pocas páginas nos
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resuelve todos los problemas, nos da todas
las explicaciones, nos disipa todas las du
das, nos brinda recursos para las más va
rias situaciones de la vida
Kstrañü y curioso libro que está a cien
codos muy por encima de los otros libros
íjue se ocupan de ciencias humanas, porcjue sus sencillas fórmulas no son sólo
densas de verdades sino también de vida.
A las ciencias humanas les interesa la
inteligencia; al catecismo no sólo la inte
ligencia sino también el corazón y todas
las facultades del hombre, especialmente la
voluntad. Si a un niño le enseñamos que
el l'lbrü nace en Reinosa, o que la tierra
es una esfera achatada por los polos, estas
«los nociones ilustrarán su inteligencia
pero de ella no pasarán; no impresio
narán su vida afectiva, no le darán al
niño, como vulgarmente se dice, ni frío ni
calor; no serán para él, en una palabra,
ni semilla ni fermento. Pero si le enseña
mos que Dios está presente en todas par
tes; que es infinitamente bueno, sabio y
poderoso; que el pecado le ofende y nos
atrae sus castigos; que el alma del hombre
es inmortal y el cielo su patria definitiva,
¡ah!, entonces el niño no sólo verá su in
teligencia enriquecida con nuevas verda
des sirio que en lo íntimo de su alma
surgirá un mundo de afectos y de propó
sitos, una magnífica germinación de vida.
Nos referimos, claro es, a la vida sobre
natural; a esa vida divina que el santo
Bautismo injiere en la vida natural del
cristiano pero que, aun siendo de suvo
perfecta como germen, necesita ser cul
tivada y desarrollada.
Porque la humana naturaleza es como la
vid selvática que, aun teniendo una cepa
inerte y robusta, exuberante de sarmientos
y de hojas, no da ni puede dar frutos.
Pero haced a esa vid una incisión, intro
ducid en la herida húmeda de savia la
yema de otra vid noble y fructífera v
veréis como produce también ella ricí»s
y abundantes nicimos.
l'^sto que hace el injerto en la vid es lo
que hace el Bautismo en la vida natural
tlcl cristiano; y así como la vid va injertada
es necesario cultivarla porque de lo contra
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rio lo que tiene de malo, no habiendo sido
destruido por el injerto, llegaría a prevale
cer, así el alma del niño que en el Bau
tismo recibió los gérmenes sobrenatura
les de la fe, de la esperanza y de la ca
ridad, si no se la cultivara y educara, aca
baría viendo estos gérmenes suplantados
y ahogados por las infinitas flaquezas v
enfermedades que a su naturaleza trasmitió
el pecado original y el Sacramento dejó
subsistentes. ¿P o r qué, Señor, tne hiciste
contrario a T i? exclamaba ya San Pablo.
La instrucción religiosa o catequística es,
pues; de todo punto necesaria si se quiere
restablecer el equilibrro interior, corregir
y encauzar los afectos y las pasiones, ilu
minar el entendimiento hasta hacerle capaz
de absorber y reflejar toda la luz del cielo,
poner en efervescencia la levadura divina
que la gracia ha metido en la voluntad v
en el corazón hasta que ambos sean capa
ces de los más altos vuelos y de las más
sublimes virtudes.
Y esta necesidad de instrucción cate
quística es hoy tanto más evidente cuanto
que la ignorancia en materias religiosas,
que antes parecía patrimonio exclusivo de
las gentes rudas, se extiende ahora hasta
a los ingenios más cultivados, aparece
como un desgarrón vergonzoso en la toga
de eximios doctores y catedráticos, jú n
tase de un modo extraño con la más pro
funda y refinada ciencia de las cosas hu
manas. Hombres que en el foro, en la me
dicina, en las Academias brillan como
verdaderas lumbreras, si tuvieran que re
solver de un modo racional y científico
el más sencillo de los problemas que plan
tea y resuelve el Catecismo veríanse me
tidos en grave apuro. Es realmente terri
ble y desoladora la obscuridad que reina
en muchas de esas inteligencias sobre la
naturaleza de Dios y del alma y sobre
las grandes realidades de la otra vida.
¿ Cuántos son, hoy, por otra parte, los cató
licos ilustrados que leen los santos Evan
gelios o las Epístolas de San Pablo ? que
se preocupan de conocer el contenido de
las Encíclicas de los Papas v de las Pasto
rales de los Obispos ? ¿ Cuántos los que
saben apreciar el valor de la Misa v de
í
4
i
i
los Sacramentos ? los que abren sus labios
para rezar?... Terribles preguntas éstas
a las que, si alguien respondiera con una
estadística veraz, nos llenarían de pavor
y pondrían de manifiesto cuán grave y
extendida es, por desgracia, en nuestros
días, la ignorancia religiosa.
Podríamos citar casos pintorescos, y hasta
divertidos, si no se tratara de cosa tan la
mentable. Recordamos haber oído referir
a un amigo que, visitando él una Exposi
ción de Arte Sacro, oyó cómo un militar
que luda antorchados de general y era una
de las primeras figuras de una nación cató
lica, preguntaba, ante una estatua del C o
razón de Jesús, de que Santo era aquella
imagen.
N o por nada S. S. Pío X , de dulce me
moria, a unas damas francesas que le pe
dían un programa de acción social católica,
les repitió tres veces: Catecismo, Catecis
mo, Catecismo. D e él es la maravillosa
Encíclica Acerbo nimis, a la que siguieron
el Moiu Proprío <<Orhem Catholicum» de
Pío X I V el reciente Decreto Proiñdo sane
Consih'o de la Sagrada Congregación del
Concilio en los que de modo impresio
nante se manifiesta la honda preocupación
de la Iglesia por la enseñanza religiosa.
I*'l 31 del pasado enero, fiesta de San
Juan Bosco, gran -\p()stol del Catecismo,
S. S. Pío XI I , hablando a un nutrido grupo
de nuevos esposos, dignóse presentar a
nuestro Santo y a Margarita su madre
como ideales de la educación catequística
familiar.
« Don Bosco
decía el Papa
cuando
fundósu primera casa de educación la llamó,
no laboratorio sino Oratorio, porque que
ría que antes que nada fuese lugar de ora
ción, que fuese una pequeña iglesia al ser
vicio de la juventud. Pero su ideal era que
allí los niños sintieran además el dulce
calor del hogar, acaso porque ya antes
M am á Margarita había convertido su ca
sita de I Becchi en hogar y oratorio.
■ Imaginóos a aquella joven viuda en
medio de sus tres hijitos arrodillados ha
ciéndoles rezar las oraciones de la mañana
y de la noche; vedlos a aquellos ángeles
de D ios vestidos con sus trajes domin
gueros, que ella cuidadosamente había sa
cado de la cómoda, encaminándose hada
el pueblo de M urialdo para oir la santa
IMisa. Contempladlos luego reunidos en
torno suyo, después de la frugal comida
del mediodía en la que el trozo de pan
bendito traído de la iglesia suplía la falta
de postre. Vedla ejerciendo su magi.sterio
augusto de catequista de sus hijitos; recor
dándoles los mandamientos de Dios y de
la Iglesia, explic,indoles los Sacramentos, y
los grandes misterios de la religión con
palabras ungidas de esa dulce y deliciosa
poesía que emana de las almas puras, de esa
poesía ingenua de las imaginaciones po
pulares. Un día, les narra la trágica histo
ria de Abel y del malvado Caín; otro, el
idilio de Isaac y Rebeca, o el misterio ine
fable de Belén, o la muerte dolorosa de
Jesús en el Calvario. ¡O h!, ¿quién sería
capaz de calcular la enorme influencia que
estas primeras lecciones maternas ejercen
en el alma de los niños ? Don Bosco decía
que su madre era la que le había inculcado
sus dos grandes devociones de toda la
vida, la devoción a la Sma. Virgen y a
Jesús Sacramentado, devociones que en
uno de sus sueños divinos había de ver
más tarde representadas por dos columnas
en medio del mar, en las que las almas
de sus alumnos, entregados como débiles
naves a merced de las tempestades del
mundo, tienen que echar scilidamente el
ancla si quieren salvarse •>.
Es curioso observar cómo pocos días an
tes que el Papa recomendara a los esposos
cristianos este ideal familiar de la instruc
ción catequística, nuestro Rector .Mayor,
en su Carta anual a los Cooperadores Salesianos, inculcábales lo mismo.
líl IV Sucesor de Don Bosco no ha po
dido ser, pues, ni más certero ni más solí
cito en interpretar, y hasta prevenir, el pen
samiento del Papa a quien Dios inspira,
siempre v de modo infalible, los medif»>
más eficaces para remediar las crisis graví
simas que, de cuando en cuando, pade
cen las sociedades.
69
El Padre B vasio R ab agliati.
figuras de misioneros la perspectiva nece
saria para poder tener de ellos una visión
exacta, fueron apereciendo sus biografías.
A yer fueron Mons. Lasagna, Mons. Costamagna y Mons. Fagnano; luego los PP.
Milanesio, U nia y Balzola; más tarde el
Cardenal Cagliero, y ahora los PP. Raba
gliati y Carroñe.
E l Padre Evasio Rabagliati, es, en efecto,
el título de un precioso libro que acaba de
editar la S. E. I. y E l Padre « D otor»
el de otro no menos interesante salido de
las Escuelas Gráficas del Colegio Pío IX
de Buenos Aires, que con este apelativo
folklórico exalta la venerada y popular
figura de Don Evasio Carroñe, médico
que fue de almas y de cuerpos, en la
Pampa Patagónica, donde hizo revivir las
gestas misericordiosas de Jesús de Galilea.
Autor de la primera biografía es Don
Rodolfo Fierro Torres y de la segunda
D on Raúl Entraigas, ambos sacerdotes
salesianos.
C o a esta biografía del Padre Raba
gliati, el Padre Fierro, publicista de fuste
bien conocido de
nuestros lectores, que
DOS G R A N D ES FIG U R A S í íC” ” '
pluma las más típi-
SALESIANAS bn A M ER IC A
N o todos los primeros apóstoles misio
neros que San Juan Bosco envió a A m é
rica habían de sobresalir por su talla moral
y su temperamento heroico, pero ahora que
ya sus vidas pertenecen a la historia es
licito proclamar que entre ellos abunda
ron los varones extraordinarios. El Santo
dio pruebas sobradas de tener buena vista
para elegir a sus colaboradores y de que
los conocía admirablemente, y nos parece
inadmisible que confiara a hombres ado
cenados la difícil y delicada tarea de plan
tar en el continente americano los prime
ros jalones de una O bra destinada a pro
ducir las prodigiosas conquistas que hoy
nos llenan de asombro.
Poco a poco, y a medida que el tiempo
y la distancia han dado a aquellas grandes
a deleitarnos, después
de un paréntesis de
varios años, con el relato de una vida que
en Chile y Colombia dejó una brillante
estela de simpatías y monumentos im
perecederos de cristiana caridad. Es un
libro que una vez empezado tiene que
leerse de un tirón, a pesar de sus 320 pá
ginas, de las que emerge la figura del P. Ra
bagliati con todo su impetuoso calor de
vida, con todo el celo incontenible de su
temperamento sacerdotal, con lodo el brío
animador que le hizo concebir y realizar
tantas y tan grandes empresas.
C hile, donde empezó y terminó su fe
cunda carrera de misionero, bendecirá
siempre su memoria; Colombia, que por
voluntad divina fué su campo más arduo
de trabajo, recordará por luengos años los
triunfos de su apostolado; los miles de
i
!
B U E N O S A IR E S - G ran pa ra d a d e loa E xplorad ores D on Booco en la p laxa d^ Ma^o con ocasión de la ju ra de banderas
almas ganadas a Dios en el púlpito y en
el confesionario; las valientes campañas
realizadas en pro de los desventurados
leprosos a los que consagró ia ñor de su
talento y de sus prodigiosas actividades.
¡Pobres leprosos! a los Gobiernos, en aquel
entonces, no les faltaba buena voluntad
para atenderlos como era debido, pero,
obligados a vivir de precario a causa de
las continuas revoluciones, no tenian tiempo
de enfocar y resolver el terrible pro
blema tal como ahora se halla felizmente
enfocado y resuelto, gracias al talento y
a la energía del Padre Rabagliati que
fué quien despertó la conciencia pública
en favor de los Lazaretos, y los estudió a
fondo, y predicó en toda Colom bia la gran
cruzada de redención. Es ésta sin duda
alguna la parte más interesante y conmo
vedora del libro del Padre Fierro, quien
de tal modo se ha encariñado con su pro
tagonista que mejor que describir su re
trato lo esculpe.
Con harta razón nuestro Rector M ayor
Don Pedro Ricaldone, que ha querido hon
rar esta biografía con unas palabras suyas
a manera de prólogo, felicita a su autor,
augurándole que « al leer esta Vida del
Padre Rabagliati, los nobles corazones de
los innumerables jóvenes que se educan
en las Casas de San Juan Rosco se sien
tan enardecidos a imitar sus virtudes y a se
guir las huellas de tan glorioso apostolado».
Y ¿qué diremos del otro E vasio.el « Padre
Dotor» de la Pampa patagónica? Dos hé
roes salesianos que llevaron el mismo nom
bre de pila y que a nosotros se nos fi
gura que. do haber trabajado juntos en
obra de tanta envergadura como la de los
citados Lazaretos, habrían formado un
duumvirato espléndido, imperando uno en
aquel reino del dolor y del amor cristiano
con la fuerza de su genio organizador, y
triunfando otro con las admirables adivi
naciones de su empirismo médico-farma
céutico.
Pero Dios los quiso separados en cam
pos muy distantes y diversos. Don Evasio
Rabagliati fué el apóstol de las grandes
urbes que en Santiago, en Bogotá y en
Buenos Aires atraía a las gentes con su
oratoria de fuegt), que trataba mano a
7^
mano con los Gobiernos para planear em
presas de alto interés cristiano y patrióti
co; que alistaba bajo las banderas de la
caridad lo mismo a la aristocracia del di
nero que a las humildes clases proletarias.
D on Evasio Garrone fu é el ángel que,
oculto bajo la humilde sotana del sacerdote
rural, eligió como campo de su celo aque
lla inmensa soledad de arenas de la cuenca
oriental del Río Negro infiltradas entonces
de aguas morbosas, cubiertas de arbustos
retorcidos y espinosos, con poquísimos
europeos y con tribus todavía salvajes,
para hacerse allí paladín de la caridad
y en la caridad moldear a aquellos pue
blos jóvenes.
Su biógrafo, el P. Entraigas, harto acre
ditado en las letras argentinas, lo declara
ya en el Prólogo que no trata de presentar
a su biografiado con hopalandas de grandeza
ni postizas aureolas de celebridad, aunque
positivamente fué grande para aquellas
pobres gentes que en sus pechos le tie
nen levantados monumento de gratitud, y
lo fué sobre todo para los ángeles del
cielo; y aunque también fué célebre, o
mejor popular, extendiéndose su celebri
dad mucho más allá de aquellos arenales
desérticos.
« N o hemos pretendido escribir la vida
de un Santo
dice el autor - ni tam
poco de un gran hombre. Nuestro biogra
fiado es sencillamente un hombre pero un
hombre que puede ser\’ir de modelo a los
demás. L a historia del P. Evasio Garrone
ofrece fases muy interesantes. Vivió la
vida del cuartel y del claustro; como m é
dico conoció todas las miserias físicas y
como confesor todas las miserias morales;
participó del siglo X IX con sus nuevos
rumbos y nuevas auroras; se crió en Eu
ropa cuna de añejas civilizaciones, y ter
minó sus días en Am érica, el continente
nuevo, en la época en que se abría a la
luz de un progreso sorprendente ».
<
■ F u e querido inmensamente por el pue
blo y su figura encama, resume y sintetiza
toda la obra salesiana en la Patagonia».
Hace ya treinta años que murió este
Apóstol y la fer\’iente popularidad que le
i
acompañó en vida aún perdura. Que lo
diga, sino, este conmovedor episodio con
que el autor termina su biografía:
<1 U n día del mes de marzo de este año
de 1938 — escribe — tuve que ir al ce
menterio a cum plir un acto de piedad
cristiana. M ientras estaba rezando junto
a un nicho, oí el trepidar de un motor.
U n auto se detuvo ante el portalón del
camposanto. U na señora descendió del
mismo con dos chicos. M ientras la dama
limpiaba los floreros de un panteón, uno
de los chicos acomodaba un hermoso ramo
de flores. D e pronto, el niño le pregunta
a la señora: “ M amá, ¿pongo todas las
flores? ” . “ N o , mi hijito; ya te he dicho
que la mitad no más... Las otras son para
el Padre C a rro ñ e ” .
»Term inada su labor en el panteón de
familia, encamináronse hacia el mausoleo
del P. Carroñe y depositaron al pie del
monumento las flores de su jardín símbolo
de su reconocimiento imperecedero...
» F u é entonces, ante este hecho absolu
tamente verídico, cuando me decidí a escri
bir estas págin as».
Y el autor nos las da, en efecto, gala
namente escritas. A nuestros amigos no
les será difícil adquirir y leer este libro,
así como el del Padre Fierro. En ambos
adivínase un halo inconfundible de sin
ceridad histórica, y estamos bien seguros
de que nadie hojeará estas biografías sin
sentirse tocado de ansias de apostolado y
encendido en amor por sus semejantes.
El Padre C arro ñ e.
E l Padre E ia sio Rahof{liati.
- Sitcíetá Editricc
I n te m a z io n a le . T u r ín .
E l Padre • Dníor ». - E s c u e la s G r á fic a s tlcl C d le g io P ío I X . A d o lfo
B e rro 4050.
B u e n o s Air*^
V alp araíso (C h ile ). - G rup o e^aeral d el C o lé elo . Sección d e Estudiante*.
73
N O T IC IA S DE ESPAÑA
ESPAÑA
Las Hijas de María Auxilia
dora en Puebla de Guzmán.
Una nueva Casa de Hijas de María Auxilia
dora se ha abierto, con toda solemnidad, en el
saludable y pintoresco pueblo de la provincia
de Iluelva, llamado Puebla de Guzmán, donde
desde mucho tiempo habían sido solicitadas
para educar a la niñez y juventud, trabajando
en su cultura religiosa e intelectual mediante
la aplicación del sistema y métodos de su Santo
Fundador D. Bosco.
Con .este fin se les había destinado un con
vento de clausura abandonado, y parcialmente
restaurado merced al celo e interés desple
gados por el Sr. Cura Párroco D. Juan Ro
mero Oviedo, sustituido, después, por el
nuevo Párroco I). Francisco Aguilera Gu
tiérrez, y coadjuvados ambos por el Coadjutor
). Eduardo Romero Carrasco, por las dignas
Autoridades y demás personas interesadas en
esta fundación.
El día 5 de septiembre fue el señalado por
la Providencia para el inicio de tan caritativa
obra. La Rda. Madre Inspectora, Sor Francisca
Lang, acompañó al personal de la nueva Casa,
.saliendo de Sevilla en las primeras horas de
la mañana y llegando a Puebla de Guzmán
a las 12 y media de aquel mismo día. En el
momento en que dichas Religiosas llegaban a
las puertas de la Iglesia, el pueblo en masa,
que se había aglomerado junto al convento,
prorrumpió en aclamaciones de júbilo y entu
siasmo, resultando momentos de gran emoción
oir las campanas que confundían sus alegres
repiques con el griterío entusiasta de la mul
titud.
Religiosas y pueblo penetraron en el sagrado
recinto, sencillamente exornado, y allí el Sr.
Cura Párroco dirigió unas breves y elocuentes
palabras de bienvenida a las Hermanas, e
ilustnS a sus feligreses sobre las obras de bien
que se pn)ponian cumplir. Se cantó un so
lemne V Drum y se dió la Bendición con
S. n . M.
Una Cí>rriente magnética y espiritual se
sintió en el ambiente, saturado de cánticos
y de fer\on)sas oraciones con las cuales se
imploraban del .Altísimo bendiciones para la
nne\-a fundación.
Tenninado este acto religioso, pasaron las
1
7
Religiosas a tomar posesión de la Casa, visi
taron las distintas dependencias de la misma
y conmoviéronse profund^ente al ver que
todo el vecindario, con gran desprendimiento,
había aportado su pequeño óbolo para con
tribuir al mueblaje de las habitaciones.
En medio de esta alegría santa y recíproca
se despidieron las Autoridades y quedó abierta
para la niñez de Puebla de Guzmán esta nueva
arca de salvación, donde, bajo el manto pro
tector de María Santísima Auxiliadora, ha de
encontrar la verdadera ciencia que la hará
útil a sí misma y a la Patria.
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naje a los Salesianos muertos por la fe
en España.
El 20 de diciembre, la Obra de Don Bosco
de la Inspectoría San Francisco de Sales hizo
celebrar una Misa de Réquiem en la Cripta
del Templo de San Carlos por el eterno des
canso de los l i o religiosos salesianos muertos
por la fe en España durante la Cruzada Re
dentora. Ofició el Santo Sacrificio Su Excia.
Rvma. Mons. Don Nicolás Esandi, Obispo
Diocesano de Viedma.
Hizo de cabeza de duelo el Rmo. Padre
Inspector Don José Reyneri y ocuparon lu
gares destacados: Don Pedro .Ara en repre
sentación de la Embajada de España; Sra.
I>ola .Aaista de Santamarina v Sra. María
Josefa C. de Padilla. Presidenta v Secretaria
respectivamente de la Comisión Central de
Cooperadoras Salesianas; Dr. Raúl Ignacio
Ferrando, Presidente del Secretariado Regio
nal de los Exalumnos de Don Bosco; R. P. Es
teban Pagliere, Dr. Juan Layera y varios sa
cerdotes y religiosas de distintas Congrega
ciones de la Capital.
.Antes de oficiarse el responso, ocupó la
cátedra sagrada el R. P. José González del
Pino, quien leyó una sentida oración fúnebre
como expresión del pesar causado en nuestras
filas por la muerte de ese puñado de mártires
de la fe.
La oración fúnebre leída por el R. P. José
González del Pino culminó en los hermosos
párrafos que insertamos a continuación:
i
Y DE HISPANOAMERICA
S i e l temor de prevenir ios designios de la Iglesia,
adelantándonos a sus juicios definitivos, no contuviera
nuestros fraternales anhelos, encausándolos por la
senda, más ardua y lenta pero segura e infalible, de
los procesos canónicos, en v es de enlutar Loy las pa~
redes de esta cripta y recitar bajo sus bóvedas las con~
movedoras súplicas de la liturgia implorando de Dios
la suprema liberación, el descanso eterno
la lu z im
perecedera para las almas de esos n o hermanos nues
tros caídos en Espaiia, sacrificados los unos con satá
nico ensañamiento en odio a la f e que pregonaba su
investidura; inmolados voluntariamente los otros en
las Imestes heroicas que con insondable abnegación
realizaron la cruzada redentora * en defensa de la
patria 3' de la santa religión de sus mayores », habría
mos echado a vuelo las campatuis, adornado e l templo
superior con magníficos tapices, inundándolo de luces
que destacaran la mágica policromía de su decoración
encantadora, .v, desatando el torrente melodioso del
órgano Pftra acompañar nuestras voces jubilosas, ha
bríamos entonado el T e D e u m de las supremas ale
grías, tras de repetir como antífona enunciadora de
tan glpriosa festividad estas solemnes palabras de S . S .
P ío X I de santa memoria: * Todo esto es un esplendor
de virtudes cristianas y sacerdotales; de heroísmos y de
martirios: verdaderos martirios en todo el sagrado y
glorioso significado de la palabra; hasta el sacrificio
de las vidas mas inocentes, de venerables ancianos,
de juventudes prinutverales... .
M as, mientras llega esta hora de consagración apos
tólica, postrados en tierra como hxs cristianos de las
catacumbas, que si lloraban a l celebrar los misterios
de los Jieles caídos bajo el furor de los paganos, encontrabsin en su ejetnpla tmlienfe y en la seguridad
de su intercesú'm, sostén
enseñanza, ei'oquemos el
sacrificio Je estos hermanos, agradecidos a Dios que
ha escogido en nuestra misma fam ilia religiosa tan
elocuentes testimonios de su gloria, para que no vaya
mos a convertirnos mwca en indignos legatarios, o en
pródigos derrochadores de su herencia.
Nadie cree ya que la sangrienta lucha que durante
tres años asoló a España haya sido una reyerta fr a
tricida por la solución de un pleito doméstico de prima
cía o de mando, ni la puia bastarda por e l simple man
tenimiento o la codiciada obtenaón de los poderes del
Estado. Era, en cambio, el desenlace brutal de un
largo proceso de descristianización, el combate decisivo
de una taimada contienda desatada por las furias
diabólicas para concluir con D ios en la tierra que mas
cumplidamente le' había pertenecido. Era la crisis de
una civilización que se llamó occidental y que fu e
cristiana y que se bamboleaba ahora como frá g il caña,
azotada violentemente por iw huracán que, soplando
del Este, se embrai-ecía en los bosques seculares de
campanarios y de cruces, de la Iberia procer, después
de sembrar, en diagonal, ruinosas desvastaciones por ¡a
conmovida Europa; era, como lo ¡lama un poeta de
esta gloriosa reconqtásfa mitad profeta ,v mitad teó-
V tedm a (A rgen tíoa). « L a oS etaltd ad d e l B a ta lló n 34 de Exploradores D on Bosoo.
liiHo, el encuentro apocalíptico del Angel que defiende
a la Iglesia y de la Bestia que no ha cesado nunca de
tramar su ruina.
Porque España es nación acostumbrada a estos
lances de heroísmo. Cuando la barbarie musulmana
quiso invadir a Europa haciendo su entrada triunfal
bajo el arco magnifico de las columnas de Hércules,
fu e el sacrificio de España lo que salvó a la cristian
dad; y fu é ella la que, tras ocho siglos de encamisada
pelea donde el auxilio divino no deió un instante de
m eia rse, selló, con la obra de una reina eternamente
memorable, la ma's heroica reconquista.
Y esta intervención providencial, que se revela,
tanto cuando España aniquila con su armada el poder
de la media luna, como cuando destroza con la ciencia
de sus teólogos el dominio creciente de la hereda pro
testante; cuando hay que descubrir un mundo como
ruando hay que realizar la apostólica empresa de cris
tianizarlo, * es la que vuelve a manifestarse hoy — son
palabras de! augusto Pontífice reinante — para dar
a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro
siglo la prueba mas excelsa de que, por encima de
todo, están los valores eternos de la religión y del
espíritu ».
Ahora, la Bestia esta otra vez encadenada. ¿ Quién
ha obtenido tan sorprendente triunfos' Esta guerra
de f e y de redención no ¡a han ganado sólo las f a
langes gloriosas que volvían envainando las espa
das, melladas de segar laureles. E n la balanza de
¡dios debían mezclar su sangre con la sangre propicia
toria derramada en las prisiones y en los calabozos,
y fundirse su heroísmo con e l sacrificio ignoto de estos
ma'rtires augustos.
D e esta suerte contribuyó nuestra humilde Congre
gación, ofrendando este superado centenar de sus mejo
res hijos, para obtener de D ios la liberación de la
M adre Patria.
A s í cayeron los salesianos junto al templo expia
torio del Tibidaho, consumando por Cristo el holocmisto de unas vidas ya enteramente dedicadas a la
reparación; asi fueron sacrificados en Sarria, a manos
de mentidas asociaciones obreras, aquellos que habían
entregado por completo sus días a la redención y a
¡a elevación de la clase trabajadora; asi fueron ultima
dos en Valencia y en Alcoy, con su Inspector el llorado
padre D . jfosé C alazans a la cabeza, atando acababan
de consagrarse más íntimamente a Dios, victimas pro
piciatorias, en el sagrado retiro de los Ejercicios espi
rituales; y asi fueron inmolados en Barcelona, después
de ver entregado a las llamas la hermosa iglesia de
San José, aventadas sus cenizas y reducida a solar
como prenda de su destrucción definitiva.
.•isi cayeron también, horriblemente mutilados, esos
veinte salesianos de M álaga y de Ronda, de Morón
y de Sevilla.
quedaban por último, en el vértice mismo de la
revuelta, esas cinco casas de M adrid. Cuarenta y cinco
víctimas en la capital, sacerdotes, clérigos >■ hermanos;
directores celosos, religiosos provectos, estudiantes ge
nerosos algunos, que acababan de profesar y que tro
caban sus hábitos en resplandeciente estola emblan
quecida por la sangre del Cordero...
Esa mistna sangre divina acaba de brotar una vez
más, satisfactoria y justificadora. L a ha recibido el
sacerdote en el cá liz de la salud y la ha ofrendado a
Dios, suplicándole que conceda a todas las víctimas
de esta empresa titánica, junto con las almas de nues
tros hermanos, eterno refrigerio. Elévense pues, una
v ez más, a l cielo nuestras preces envueltas en acordes
litúrgicos y en espiralado perfume de incienso.
Fortín Merc«Ucs. - E l E xem o. Sr. M inistro de la G u erra en e l p a lco presid en cial rodeado d e sus G enerales
m ien tras se ejecuta u n coro p olifón ico.
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F ortín M ercedes. - E l Sr. M inistro despidiéndose.
Pero quede imperecedera, para nosotros, la lección
lie su heroísmo y la obligación de perpetuar su memoria
con miestra fidelidad a tan altísimos ejemplos.
I ' sea síntesis de la nuestra esta oraaón de la doxologla de uno de los himnos del común de los mártires,
compendio supremo de nuestros compromisos, de nues
tros anhelos, de nuestras súplicas:
Ahora te pedimos, divino Redentor,
que eternamente unidos
vivamos con tus mártires
en la inmortal Siún.
ARGENTINA - Fortín Mercedes. — Visita
memorable.
Este año, un acontecimiento insólito llamó
la atención del País sobre nuestra apartada
comarca. La segunda División del Ejército
Nacional escogió como teatro de sus manio
bras anuales la margen izquierda del Río Co
lorado, a breve distancia del Colegio S. Pedro
de Fortín Mercedes.
Nuestra casa de formación, desde el primer
momento, entabló cordiales relaciones o)n los
Generales y la distinguida Oficialidad. El día
4 de noviembre, izgP aniversario de la fun
dación del sexto regimiento de infantería, fui
mos invitados por el jefe del mismo, Teniente
Coronel Villaverde a la Misa campal que ce
lebró nuestro Cura Párroco, Don Luis Galli,
con asistencia de todo el regimiento, siendo
confiada la parte musical a la banda del ejér
cito y a nuestra Schola Cantorum « Cardenal
Cagliero ».
El 6 de noviembre, agasajamos al Sr. Ge
neral C. Juan M. Monferini, jefe de la se
gunda División, que con unos 8o Oficiales
quiso visitar esta casa de D. Rosco. Todos
manifestaron su asombro por hallar una obra
tan grandiosa en estos lugares, y en una im
provisada colecta iniciada por uno de los vi
sitantes reunieron 145 pesos para ayudar a
la obra de las vocaciones.
El día 15 dcl mismo mes, el Exemo Sr. Mi
nistro de la Guerra, Gral. Carlos M. Márquez,
acompañado por cinco Generales y demás Ofi
ciales de su estado mayor, nos honró también
con su visita. En el patio de ingreso, enga
lanado como en las grandes fiestas, se levantó
un palco de honor dominado por la gloriosa
efigie del Gral. San Martín.
Los niños aspirantes y los clérigos estudian
tes de filosofía, dispuestos convenientemente
frente al mismo, saludaron la llegada del Sr.
Ministro con calurosos aplausos y el canto
del Himno Nacional abrió el brevísimo acto
académico que se realizó a continuación.
Una alumna del Colegio «María Mazzarello » dió la bienvenida a S. Excelencia, mien
tras otra niña le obsequiaba con un hermoso
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ramillete de flores. Se ejecutó luego un canto
polifónico a cuatro voces mixtas y un alumno
declamó una poesía a la Bandera y puso en
manos del Sr. Ministro una elegante mono
grafía de Fortín Mercedes,
Su Excelencia pasó luego a visitar nuestro
Colegio.
Despertaron en el particular interés el her
moso Santuario de María Auxiliadora, el
musco regional y el antiguo fortín Mercedes.
En el comedor le fue servido un «Luncli *
mientras clérigos y niños alegraban a los ilus
tres huéspedes con cantos populares y poli
fónicos. El Sr. Ministro al despedirse dijo
textualmente: «Llevo de esta casa la mejor
impresión. Veo con gusto que aquí reina ver
dadero espíritu familiar entre el personal y
los alumnos, y felicito a los superiores de
este instituto por la obra de patriotismo y
cultura que desarrollan en estas apartadas
regiones ».
Muchos Oficiales afirmaron que va conocían
la obra de I). Hosco y habían admirado su
actuación religiosa y patriótica en los lugares
más remotos de la Patagonia y Tierra del
Ftiego.
CHILE - Punta Arenas. — Visita del Exemo
Señor Presidente de la República Don
Pedro Aguirre Cerda al Instituto “Don
Bosco*’.
En noviembre p. p. el Exemo. señor Pre
sidente de Chile, don Pedro Aguirre Cerda,
acompañado de numerosa comitiva, visitó el
sur de Chile, siendo acogido con manifesta
ciones de júbilo en todas las poblaciones.
La Obra de Don Bosco tomó una parte
muy destacada y muy cordial en el grandiost)
acto de la recepción de S. Excía. y el mar
tes 21 del mismo mes, le ofreció una demos
tración en la Plaza Gral. Ruines.
A las 15,30 se hallaban concentrados en
dicha plaza los alumnos del Colegio «San
José» y del Instituto « Don Bosco», los Ba
tallones N“ I y N“ 2 de los mismos Cole
gios, las alumnas del Colegio « María .Auxilia
dora » Y del Asilo de la Sagrada Familia y más
de cuatrt) mil personas.
El Exemo. señor Presidente de la Repú
blica fué recibido por el Rmo. Padre Inspector
Pbro. don Pedro Giacomini, yendo a ocupar
el sitial que se le había preparado. El Rmo.
señor Inspector le dió en seguida la bienve
nida con un magnífico discurso del que tomanu>s los siguientes párrafos:
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Exemo. Sr. Presidente:
L a Obra Salesiana de D on Bosco, nacida entre los
hijos del pueblo y para los hijos del pueblo, se estreclui
formando corona alrededor de V . E . como Primer
mandatario de ¡a Nación y por medio del Superior S a ¡esiano da ¡a bienvenida a V . E . j ' a vuestra dignísima
esposa doña Juana Aguirre de Aguirre Cerda, y
agradece el que os hayáis dignado aceptar esta
sencilla pero fervorosa manifestación.
S i bien es verdad que geográficamente somos los
últimos del mundo, también es cierto que queremos
que se cumpla una vez más el precepto evangélico,
que los últimos serán los primeros.
S I, Exemo. señor Presidente: Impulsados por el
santo y seña que nos dejara Don Bosco: testa r siem
pre a la vanguftrdia del progreso » fuimos los Salesianos ¡os primeros y hasta ahora los únicos religiosos
que hemos venido a estas remotas tierras a servir a
Dios y a la Patria chilena.
M ientras Dartoin estigmatizaba con su nmldición
estas regiones inhospitalarias, surgía D on Bosco cual
genio tutelar de la Patagonia y Tierra del Fuego,
bendiciéndolas y haciendo maravillosas descripciones
profecías, ahora abonadas por la realidad, acerca
del futuro de estas latitudes. Llamaron tantol a aten
ción en Europa aquellos detalles y pronósticos, que
la Academia de Ciencias de Lyon le honró ante el
mundo científico prendiendo en su pecho una medalla
de plata expresamente acuñada para las circunstancias.
A Punta Arenas le vaticinó, con lujo de detalles,
varios kilómetros de muelles costaneros, bordeados de
largas hileras de vagones de ferrocarril, repletos de
mercaderías, y citando expresamente el carbón, e l pe
tróleo V las maderas.
Hemos querido elegir para homenajearos. Exento,
señor Presidente, este significativo marco formado por
el monumento de Bulnes, el Museo Regional Salesiano,
el Santuario de M aría Auxiliadora y el Instituto
Don Bosco que encierra los cuatro amores que anima
ron destle un principio todas las Obras Salesianas.
Amor a ¡a Patria: con sus cantos, declamaciones,
compañía de boy-scouts y exploradores oiadros ale
góricos y desfiles, pero especialmente con la formación
patriótica del niño a base del cumplimiento fie l y sacri
ficado del propio deber para la grandeza de la Nación.
Amor a Dios: erigiendo templos suntuosos que son
el orgullo de Punta .drenas y ¡a admiración de propios
y extraños: p^ro ante todo con la práctica de los prin
cipios morales, fundamento indestructible de la convh en cia humami.
Am or a la Ciencia base de todo prc^reso humano.
N ada ni nadie han hecho conocer estas regiones v
Itis bellezas magalldrrícas como las relaciones de los
Misioneros Salesianos y especialmente los libros y
álbumes del P . de Agostini, umversalmente conocidos
y premiados con Premio Intemacio/tal de Geografía.
Pero a ¡a vista están e l Observatorio Meteorolé^co.
el más antiguo y meritorio de la región, y este precioso
M useo Regional.
Hemos tenido en nuestras manos un cheque en blanco
de ricos coleccionistas norteamericanos, interesados en
comprar este Museo que les hcAía despertado enorme
interés, pero nosotros nunca ¡o venderemos, porque más
<]uf a los SaUsianos pertenece este Mttseo a la cultura
de Punta Arenas y a l patrimonio dentifico de Chile,
Finalmente, amor a l pueblo: abriendo los primeros
colegios para los k^os del pueblo, que han visto desjila r por las aulas salesianas a más de 12.000 exa
lumnos y exalumnas que hoy afrontan con ventajas
los azares de la vida, bien equipados con los tres
amores de: Dios, Pa tria y Hogar. Es cosa sabida de
todos. Exano. Señor, que los Salesianos no se meten
en política ya que la única política que siguen es la
del Padre Nuestro esencialmente encaminada a respetar
a las autoridades constituidas, extender la mano a todos
3’ en especial a la juventud pobre y abandonada y ani
marlos a que laboren sin descanso por la grandeza de la
Patria y por el mávimo bienestar posible en esta vida
j- en la otra.
El Excmo. señor Presidente escuchó emo
cionado la palabra vibrante del Rdo. Padre
Giacomini v al terminar este su discurso lo
abrazó .con cariño. Luego hablaron un exalumno y una ex-alumna en nombre de las
respectivas asociaciones, y un niño y una niña,
acercándose al Exmo. Sr. Presidente y a su digna
esposa, les ofrecieron un ramillete de flores.
Acto seguido, el Excmo. señor Presidente
presenció el desfile de los alumnos y alum
nos de la Obra Salesiana y visitó la Expo
sición escolar y profesional que se había pre
parado en los salones del Centro de Ex-alumnos. ¿Acompañado por el Rmo. señor Inspector
Padre Giacomini visitó finalmente el Musco
Regional Salcsiano, los talleres y la preciosa
y artística iglesia de María Auxiliadora, con
tigua al Instituto * Don Rosco», retirándose
gratamente impresionado.
En los pueblos de Natales y Por\-enir tuvo
también oportunidad de ver desfilar a los
alumnos de nuestros Colegios, tanto de niños
como de niñas, habiendo podido observar los
circunstantes la satisfacción con que aplaudía
su paso frente a la tribuna presidencial.
No hay duda que esta visita ha sido al
tamente beneficiosa. S. Excia. no hizo un solo
discurso en que no inculcara el culto a la tra
dición religiosa del pueblo chileno y el res
peto a las creencias que tan profundamente
se hallan arraigadas en el mismo, y nosotros
creemos que sin dificultad alguna veremos
celebrarse los grandes acontecimientos de ca
rácter religioso que se preparan, como el Con
greso del Catecismo de 1941, con motivo del
primer Centenario de la fundación del Ora
torio festivo; el Congreso de Cristo Obrero
en 1943, con motivo del primer Centenario
de la toma de posesión del Estrecho por Chile;
y el Congreso Eucarístico Nacional de 1945,
al que se propone asistir todo el Episcopado
Chileno.
REPUBLICA DOM INICANA — Bendición
de la nueva iglesia en honor de San
J. Bosco y solemnes cultos en su honor.
Sobre la parte más elevada de la ciudad, y
donde hasta hace pocos meses casi no existía
signo de civilización, se yergue majestuosa y
esbelta la hermosa y artística iglesia dedicada
a San Juan Bosco.
Mide 38 metros de largo por 15 de ancho,
sin incluir la sacristía y el presbiterio; su in
terior es un hermost> conjunto de estilo romá
nico, colonial y novecientos; la fachada es de
estilo novecientos purísimo c impecable. La
torre mide 37 metms de altura.
Concebida por el Exmo. Sr. .Arzobispo de
Ciudad Trujillo Mons. Ricardo Pittini cuando
hace dos años creara la parroquia de S. Juan
Bosco confiándola a los Salesianos, se ha
construido con una velocidad verdad-cramente
asombrosa. Los trabajos fueron dirigidos por
el Ing. Humberto Ruiz Castillo, destacado
profesional dominicano, siendo dcl mismo la.s
modificaciones introducidas en los planos de
las naves y el plano íntegro de la fachada. Ha
colaborado con él el salesiano P. Haub a cuyo
gusto artístico se deben los tres altares de
caoba, de finísimo sabor litúrgico y de hermosa
presentación dentro de sus líneas extremada
mente sencillas.
Colocada la primera piedra en 1937, en
menos de dos años se remataron los trabajos,
celebrándose la solemne bendición el día 30 de
enero. Llevóla a cabo el Sr. Arzobispo Mons.
Pittini, acompañado por numerosos sacerdotes
llegados de casi todas las parroquias del in
terior de la Isla.
El acto solemne se rcaliz/) a las 7,30 de ia
tarde. La espaciosa nave central primero y
las laterales después estaban literalmente ocu
padas, y mucho antes de iniciarse el acto lo
estaban también el presbiterio, la sacristía v
cl amplio coro de los cantores.
El Rmo. Padre Pedro Savani, Inspector de
los Salesianos de las Antillas, pronunció el
discurso de circunstancia deteniéndose en con
sideraciones de carácter religioso-social y ter
minándolo con fraccs de cálido agradecimiento
a todas las personas que tan generosamente
habían cooperado a la erección del artístico
templo y en primer lugar al celoso Arzobispo
de Santo Domingo, quien, más que con recur
sos materiales, había sostenido cl entusiasmo
con su palabra convincente y Cím el cariño
desbordante de su corazón apostólico.
Desde el coro los cantores entonaron el j e
Deum en acción de gracias y el clero se retiró.
79
S^ ruoD om ingo. • El nuevo tem plo d edicado a S. J. Bosco.
IVro la gran masa humana seguía clavada en
sus lugares orando y con los ojos puestos
en el hermoso cuadro colocado sobre el altar.
Fuera del templo el público estaba como
extasiado ante el hermoso espectáculo del
trente iluminado; un potente redector cni'ocaba la cruz con que
remata la torre, haciendo
que se pudiese obser\‘ar
desde muy lejos.
D ía 31 DK KNKRo: SolemnUUui de S .J. Bosco.
Jíste día se celebraron
misiis desile muy tem
prano y en todas hubo
gran «>ncurso de devotos
acercándose muchos u
recibir a Jesús Hostia.
A las 7 hubo misa de
primeras Comuniones; a
las 9,30 stílemne pontitieal por S. F. el Sr.
Arzobispt). En el pres
biterio una nutrida co
rona de párrocos veniilos desde lejos en torno
80 - -
de su Excelencia y el virtuoso Señor Don
Luis A. de Mena, Arzobispo Tit. de Parios,
quien a pesar de su delicada salud, no ha
querido faltar a este acto para dar testimonio
de su devoción a nuestro Santo. El coro de
alumnos salesianos dirigido por el Sr. Martínez
interpretó la misa <( Salve Regina « 3 4 voces
del M° Alban Lipp, acompañada al armonio
por el chantre de la Catedral Sr. Vives.
Ocupó la cátedra sagrada el citado Padre
Savani, desarrollando el tema: Amavit eum
Dominus et ornavit eum, stolam gloriae induit
eum y haciendo una admirable síntesis de la
vida de S. Juan Bosco. Terminado el Ponti
fical, una gran multitud de devotos desfiló para
besar la reliquia del Santo.
A las 12, todo el clero concurrente, varios
eximios cooperadores y los superiores del
colegio sentáronse en ágape familiar. Presi
diólo el Exmo. Sr. Arzobispo Mons. Pittini.
A los postres hablaron el Inspector Salesiano,
el Sr. Arzobispo, el Lie. Sosa Ortiz y el P.
Palos, vicario Cooperador de La ^'^ega.
Por la tarde, a las 7,30, después del santo
Rosario cantado, el Padre Inspector pronun
ció la Conferencia reglamentaria a los Coope
radores, asistiendo el Sr. Arzobispo y viéndose
el templo tan concurrido como por la ma
ñana. Después el mismo Padre Inspector
impartió la solemne Bendición Eucaríática.
Grandes son los frutos que se esperan de
la labor salesiana en esta nueva parroquia. La
afluencia al Banquete eucarístico es ya una
realidad consoladora que irá siempre en au
mento y consagrará la rebosante vida cristiana
de esta parte nueva de Ciudad Trujtllo.
Es S. Juan Bosco que lleva las almas a Dios.
S^nt) D om in go. - E l nuevo tem plo y 1a$ E scu elas S alcsian as.
Don Bosco allende los mares.
L q que cuentan nuestros Misioneros.
IN D IA (Asam ).
E n el cincuentenario de la M isión Asam esa. - L a ¡heroica ¡expedición del
prim er M ártir asamés al Tibet.
Amadisimo P. Ricaldone.
El Tibet ha ejercitado siempre una miste
riosa atracción sobre todos los exploradore.s
y misioneros. En 1850 llegó a Asam el
P. Nicolás K rick,. sacerdote francés de las
Misiones Extranjeras de París. De aquí em
prendió, poco después, su viaje al Tibet, par
tiendo de Gauhati. Iba solo, sin más armas
que su valor, una cruz, una brújula y un bo
tiquín para las posibles contingencias del viaje.
Después de haber recorrido unos mil kilóme
tros a través de los valles del Himalaya, llegó
al sitio donde el Bramaputra desemboca en la
llanura. En aquel tiempo las fuentes que ali
mentaban este gran río eran aún más miste
riosas que las dei Nilo. El P. Krick se en
contró en medio de una tribu salvaje llamada
de los Abhors. He aquí como describe él
mismo sus aventuras:
n Ningún europeo había logrado penetrar
en aquella región, siendo por lo tanto muy
difícil darse una idea cabal de su configura
ción orográfica. Además, los salvajes sospe
chan mucho de los europeos. — Si permitié
ramos, dicen, que un inglés penetre en nues
tro país, sea por el motivo que sea, la brecha
quedaría abierta y en seguida un ejército
seguiría sus huellas — Para ellos cualquier
blanco que tenga la naciz aquilefta es un in
glés. Ya podéis, pues, imaginaros cuántas
dificultades tuve que vencer para poder en
trar. La cruz que colgaba de mi pecho y mi
reputación de sacerdote francés eran mis úni
cos pasaportes. AH ingreso fué acompañado
de ceremonias tan estrafalarias que nunca me
las hubiera podido imaginar.
E x p u l s i ó n d e l d i a b l o . — Diez y ocho
jóvenes fueron a esperarme al pie de la mon
taña. No había dado aún dos pasos cuando
veo que empiezan a cubrirme con hojas y
cantan palabras en una jerga rarísima. Es
taba visto que querían purificarme y librar
T ip o * u am esea.
mi cuerpo de toda influencia diabólica. P c k í
a este e.xorcismo tenía que seguir otro todavía
más extraño para poder arrojar de mi cuerpo
los diablos más ternes que hubiesen resi.stido
al primer asalto. Lleváronme a la extremidad
de la floresta y me hicieron pasar por una
especie de horcas caudinas hechas de arcos
y flechas, yendo ellos pintarrajeados con mons
truos atravesados de flechas, con figuras retorci
das y horripilantes imaginadas a propósito para
espantar al diablo más obstinado. Las mujeres
corrieron a los umbrales de sus casas para
presenciar mi paso, y yo marchaba entre dos
filas de curiosos espectadores, a los que se
unieron pronto los chillidos de los niños y
los aullidos de los perros. Llevábanme a la ca
baña mayor, donde se había reunido el se
nado. M i llegada fué saludada con gritos que
parecían truenos; una descarga de artillería no
rae hubiera causado peor impresión. Era el
8i
El abraxo del Presidente. - En medio: El Sr. Presidente conversa
con loa Superiores Salesianos. > Abajo: Desñle de nuestros Colegios.
último asalto que daban al diablo, sí por
ventura había todavía alguno atrincherado en
mi persona.
E l S e n a d o . — Me rodearon en seguida
hombres y mujeres para examinar hasta los
más mínimos detalles de mi persona. Al día
siguiente celebró sesión el Senado. Toda la
aldea fue convocada.'., los seis jefes se senta
ron en el centro. El que hacía de presidente
ordenó que me sentara a su derecha y sin
más cumplimientos me hundió en la ca
beza un casco de mimbres rematado con un
mechón de pelos de cabra pintados de rojo.
Después cruzaron sobre mi frente otro me
chón de pelos de oso y dos pezuñas de jabalí.
Era la señal de apertura de la asamblea. Hubo
muchos discursos para exhortar a los senado
res a dar su voto, terminados los cuales se
apartaron a deliberar volviendo con una res
puesta favorable: «Migom (rey) — así me
dijeron — estamos convencidos de que tus
intenciones son pacíficas y te permitimos
viajar por nuestro país ».
Como yo esperaba la llegada de otro compa
ñero, con gran satisfacción mía me dejaron en
la aldea para que curase a sus enfermos.
M e d i c o i m p r o v i s a d o . — Estos acudieron
en gran número. Para ellos las enfermedades
son venganzas de los espíritus malos. El exor
cismo es el único remedio. El hechicero es el
médico de la tribu. Mientras j'o escribo, mi
habitación semeja un hospital de incurables.
Pregunto a un joven que me enseña un brazo
cubierto de llagas asquerosas. <
■ ¿ Cómo te vino
esto? *. <
■ Hace tres años que me atormentan,
desde el día en que maté un ratón ». A un
escrofuloso, verdadero esqueleto ambulante:
'• ¿ Cuánto tiempo hace que estás así ? ». <
■ M i
gom (rey) yo era hermoso, grueso y valiente
guerrero, pero el año pasado el demonio entró
en mi y me ha fastidiado ». Me puse en se
guida manos a la obra: purgas, unturas y al
gunas pildoras que obraron milagros. El en
tusiasmo de esta gente llega al colmo y me
quieren llevar en triunfo. Han empezado a
creer que el contacto de mis manos tiene efi
cacia curativa. « T u eres el Dondai (sacerdote)
más poderoso, y no hay espíritu que pueda
OTntigo *. j Pobre de mí! Tengo que tener
paciencia y pechar con todo lo más sucio y
purulento. Pero el diablo que ve en el misio
nero su adversario más terrible no se deja ven
cer tan fácilmente.
XuiA'OS Q uijotes. — Un día, mientras los
hombres se dedicaban a las faenas agrícolas.
en la aldea se prendió fuego. Acudí inmedia
tamente al lugar v, cuál no fué mi admiración
al ver sobre los techos de cada casa dos hom
bres en pie que con la espada desenvainada
luchaban con el diablo fuego. <<¡ Traedme
agua!, grité. Pero estaban demasiado embo
bados para escuchanne. Entonces me dirigí a
las mujeres y, por las buenas o por las malas,
conseguí que me iraieran agua. Cuando vie
ron su efecto todos corrieron al torrente. Los
valientes quijotes, conven<-idos de que el agua
era más poderosa que sus sables, dedicáronse
también a llenar sus cacharms y así se salvaron
muchas cosas. Yo fui el héroe de aquel día, pero
a la mañana siguiente fué necesario cazar y
aprisionar al espíritu del fuego, y las casas
quemadas fueron rodeadas con emblemas
espanta-demonios, l'odos los hombres, ar
mados hasta los dientes y acompañados del
resonar de los tambores, pusiéronse en ace
cho, y las familias cuyas casas se habían que
mado fueron apartadas por un año por ser
consideradas como pájaros de mal agüero.
C a í d o e n d e s g r .a c i a . — Poco a poco aquella
pobre gente, que vive siempre bajo la pesa
dilla de los espíritus, sospechó que mi pre
sencia había Sido la causa del incendio. La
pérdida de dos vacas sagradas aumentó la
desconfianza. No sabían cómo hacer; por una
parte me habían cobrado afecto; por otra el
miedo sofocaba aquellos sentimientos de amis
tad. Las cosas empeoraron de tal forma que
al fin me dieron la orden de partir. La única
concesión que me hicieron fué darme un guía
para que pudiera atravesar las montañas del
Tibet. Xo hubo más remedio, y después de
curar por última vez a los enfermos de la tribu,
me despedí. Sentía abandonar aquella aldea
a la que había cobrado afecto y emprendí el
viaje a través de la floresta o.
L a c o r o n a . — Pero los días del santo sa
cerdote estaban contados. Uno de los jefes
de la tribu Mishmi asesinó a! P. Krick para
robarle, mientras éste se inclinaba a recoger
una flor. Había ganado la palma que Jesús
promete a sus seguidores. Era el año de 1853.
J u b i l e o d e o r o . — Después, el Asam fué
visitado periódicamente por otros valerosos
atletas, hasta que en 1889 la Santa Sede fundó
aquí una Prefectura .Apostólica, confiándola a
la Sociedad del Divino Salvador que abrió una
nueva historia rica de páginas gloriosas.
Este año celebraremos pues el jubileo de
oro de esta M iaón, pero da pena pensar que
-
83
aquellas tribus (Abhors, Mishmi, etc.) viven
todavía en sus montañas, y que al misionero
aún no le ha sido permitido visitarlas. Yo
les he visto bajar muchas veces a la llanura
(algunos venían con un vestido — llamémoslo
así
de mimbres entrotijidos, con un peinado
muy extraño y en el cuerpo llevaban las
señales del tatuaje). {Cuántos como ellos ya
cen sumidos en esta superstición terrorífica
de los espíritus! Sólo en Jesucristo encontra
rán la libertad y la salvación.
Mientras tanto en Dibrugarh, hermosa po
blación a orillas del Bramaputra que se le
vanta frente a aquellas montañas, se preparan
grandes fiestas para la bendición de un mag
nífico santuario dedicado al Sacratísimo Co
razón de Jesús. Dibrugarh se alza en la ruta
que va al l ’ibet y a la China, como una
'eina a la que hicieran cortejo las altas mon
tañas del Himalaya.
Se iniciará el Jubileo de oro en nombre y
bajo la égida de aquel,Corazón que tanto ha
amado a los hombres y por el Cual los misionero.s están dispuestos, mediante su divina
gracia, a dar todos sus sudores y su sangre.
Ruegue, amado Padre, y haga rogar para
que Cristo triunfe aquí de todas las supersti
ciones.
Afmo. in C. J.
K s T E R -tX
F I 'K R A x
NDO
Obispo de Shillong.
JAPON
L a historia de la religión en el Japón.
Rivtuo. l\ Riculdonr.
l-'l 2 ^ de mar/.o de iq.tq, el parlamento ja
ponés apn>bó el famosa) provecto de lev sobre
las religiones. Ha sido esto vm gran aa>i\tccimiento para la historia de la religión en el
Japón. Kinahuentc, al cabo de tantos siglos,
el ('atolicismo gozará los mismos privilegios
que el budismo y el sintoísmo. 'lodos los que,
como nosotros, viven en esta atmósfera sintobudista y conocen a fondo la vida de este
pueblo, impregnada completamente de espí
ritu pagano, sienten abrírseles el corazón a las
más risueñas esperanzas.
'Podo dependerá sin embargo de la aplica
ción práctica de la lev, hecha con verdadero
espíritu de tolerancia. Sin entrometerse para
naila en los asuntos internos de las religiones,
84
tiende sólo a proteger y controlar las activi
dades exteriores de las mismas y desde este
punto de vista constituye para el catolicis
mo un hecho de valor extraordinario. Para
convencerse plenamente sería necesario re
cordar de nuevo la historia de la evangelización del Japón, cosa que nuestros cooperado
res conocen por relaciones anteriores del Bo
letín.
Desde S. Francisco Javier hasta la admira
ble expansión de la religión católica {15491587) y desde esta época hasta el periodo
secular de las persecuciones (1587-1873), las
vías admirables de la Divina Providencia, ma
nifestadas en la conservación de la semilla
evangélica y de núcleos respetables de cristia
nos a través de tres centurias, han hecho
triunfar el arduo trabajo de reconstrucción
y expansión de la vida católica hasta culminar
en esta ley de protección del 23 de marzo
de 1939 que señala un nuevo punto de partida.
La ley, compuesta de 37 artículos, había
estado a merced de los diputados y senadores
desde 1903. Con la actual aprobación:
1) reconoce la personalidad legal de las
actuales religiones, propiamente dichas, a sa
ber: Sintoísmo, Budismo y Cristianismo; y
extiende la protección gubernativa a todas las
asociaciones que, teniendo un fin religioso,
ofrezcan serias garantías en su doctrina y
moral y no sean perjudiciales al orden público.
2) Facilita la recta administración de los
bienes de las asociaciones religiosas eximién
dolas de tasas e impuestos de cualquier ge
nero, especialmente tratándose de terrenos o
edificios necesarios al culto: piense en los
beneficios que reportarán los budistas cuyas
propiedades alcanzan a más de 10 millones
de hectáreas con un valor de 180 millones
de yens.
3) Prohibe el secucvstro y la hipoteca; la
quiebra financiera de una corporación reli
giosa no trae aparejada la supresión o retiro
de su personalidad legal.
4) Asegura a las asociaciones religiosas la
protección del gobierno.
5) Conmina con multas y prisiones a los
contraventores y a todos los que con la pro
paganda o el ejercicio del culto perturben la
paz o el orden público.
Su Excelencia M. Matsuo, Director del
Departamento de las religiones del Minis
terio de Instrucción Pública, comentando la
citada ley en presencia de los obispxjs y supe
riores de misiones reunidos en Tokio con
motivo de la asamblea anual, expresó su sim
patía pK)r la religión católica y px)r los frutos
9
j
positivos que de esta lev espera el gobierno
en pro del catolicismo. Tuvo, además, frases
tan significativas, como las siguientes, que
demuestran la intención y buena voluntad del
legislador: «Nosotros queremos asegurar el
pacífico desarrollo de las actividades pura
mente religiosas y remunerarlas con nuestra
protección. No es digna de premio la sociedad
religiosa que no manifieste alguna actividad
práctica y nosotros nos creemos con dere
cho de preguntar a sus representantes: ¿Qué
hacéis por vuestra asociación religiosa ? K1
ministro de una religión debe presentarse en
público limpio de todo lo que pueda menos
cabar su honor personal o de la sociedad que
representa. Así como la patria tiene enemigos
también los tiene la religión, y es nuestro
deber defender a la una y a la otra ».
En iguales términos se expresaba el actual
ministro de Educación nacional Exemo. Sr.
Araqui, respecto de esta ley de asociaciones
religiosas. «Nuestra política religiosa — de
cía — se reduce a respetar la tradición, a sal
vaguardar el carácter sagrado de sus minis
tros y a facilitar con todas nuestras fuerzas
los fines que persigue.
De estas palabras podemos colegir cuánta
importancia tiene para este pueblo el pro
blema de la religión.
Como dije al principio, la aplicación prác
tica de esta ley, que entró en vigor el
de
enero de este año, contribuirá, sin duda
alguna, a valorizar nuestro apostolado misio
nal católico. El tributo de admiración y sim
patía que la prensa japonesa, en general, rin
dió al inmortal Pío XI, el día de su muerte,
por sus grandes Encíclicas, y singularmente la
que tra*a del comunismo; por la solución .sa
tisfactoria de la cuestión mmana, por las prue
bas de simpatía prodigadas al Japón en el
asunto de la formación del Clero indígena y
por la solución dada al culto patriótico de 1 >s
templos sintoístas, es un intticio muy signifi
cativo del terreno que van ganando las ideis
católicas en la conciencia de este gran pueblo.
Nosotros seguiremos adelante en nombre
del Señor, cuya Providencia guía los hombre*
y los acontecimientos? Haga El que esta ley
sirva para enraizar más y más y propagar el
reino de Cristo en este enorme Imperio.
Sus oraciones, amado Padre, y las de los
hermanos, niños y cooperadores, facilitarán
esta noble empresa.
Afmo. en el Señor
M ons. V icente C i .m .\tti
Prefecto Apostólico de Miyazaki.
T o k ip . - L a s E scuelas Proreslonales - Sección d e tip ó frafo s.
I
IJosco. Le ofrecí una Misa cantada a la Virgen
tan pronto como el niño dejara la muleta, y
una rezada al Santo. No tardó mucho en de
jarla, y un día empezó a andar ya solo. Ha
seguido bien, por lo que no dudo de la inter
vención milagrosa de María Auxiliadora y de
Don Bosco. Gustosa y agradecida cumplí la
promesa de las Misas, comulgué en compañía
de mi hijo y ahora público este gran favor
recibido de la sin par Auxiliadora de los Cris
tianos.
Cali (Colombia), octubre de 1938.
LnoN O R
Crónica de Gracias
atribuidas a ia intercesión de M aría A u xi
liadora, de San Juan iSosco y de nuestros
Siervos de Dios.
La Virgen salva a mi hija de grave en
fermedad.
Habiendo contraído mi hija una grave en
fermedad que amenazaba su vida, y desconHando de su total curación, acudí con gran
fo a María Auxiliadora', esperando atendería
mi súplica; la gracia no se hizo esperar, pues
casi en seguida empezó la mejoría y hoy la
volvemos a ver en nuestra casa curada com
pletamente, gracias a la protección de la gran
Virgen de Don Bosco.
Deseo hacer pública mi gratitud a la celes
tial Señora y Reina Auxiliadora, enviando a
la vez un óbolo para su Santuario de 'Furín.
Sirva esto de estímulo para todos los que se
ven agobiados de enfermedades, v necesidades
de todo género, y acudan con plena confianza
y segura devoción a la que es Auxilio de los
Cristianos.
Méjico-Copitaí, octubre de 1939.
S o i.E D .U ) R. V d a . d e V a i .d i v i a .
María Auxiliadora salva a mí hijo.
Mi liijo Carlos Enrique se cayó de una tapia
y le apareció una enfermedad como de pa
rálisis. Ltís médicos lo examinaron, tomaron
la radiografía, pero no determinaron con pre
cisión la enfennedad. Se inclinaban a operarle.
El niño tomó urodonal. Estuvo cuatro años
andando con muletas porque una de las pier
nas estaba inútil. Empecé con mucha fe a
hacer los Triduos de María Auxiliadora, va
liéndome a la vez de la intercessión de Don
86
T orres
v
.
de
J im é n e z .
Curada de una hemorragia.
Manifiesto mi agradecimiento a San Juan
Bosco, por haber atendido mi humilde súplica
en favor de mi esposa que se encontraba gra
vemente enferma de una hemorragia, sin espe
ranza humana y sin recursos médicos. Ha
biendo acudido a nuestro Protector San Juan
Bosco y a nuestra Madre María Auxiliadora,
se le notó inmediata mejoría.
S. M. Ziritzkuaro, Mich.a (Méjico), 30 de
noviembre de 1939.
J. T r i n i d a d G o n z á l e z F.
Cooperador Salesiano.
M í médico.
Me encontraba casi completamente tullido.
El dolor de piernas y pies no me permitía
caminar ni media cuadra, por lo cual me acon
sejaban acudir a los médicos. Pero no quise
hacerlo, y contestaba: mi rnédico es Dios. Acudí
a El con mucha fe por intercesión de Don Bosco
y de María Auxiliadora. Prometí hacer cele
brar una Misa, y en menos de un mes estuve
curado. No hubo necesidad de medicinas;
pude asistir a los oficios de la Semana Santa
y comulgar. Profundamente agradecido, doy
la limosna para la santa Misa, y anhelo que
todos ios que sufren invoquen con fe a tan
poderosos protectores: María Auxiliadora y su
insigne apóstol Don Bosco.
Cali (Colombia), abril de 1939.
M . M uñoz .
Gracias infínitas a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco.
Nuestro hijito Gerardo Humberto nació
prematuramente y estaba casi muerto. Hubo
necesidad de aplicarle ei agua. Las personas
allí presentes no creían que viviera. Entonces
lo tomé en los brazos y, con viva fe, invoqué
a S. Juan Bosco y a María Auxiliadora, pidién
doles me le conservaran la vida y ofreciéndoles
publicar su milagro. Aplicamos al niño una
reliquia del Santo, y a los tres días empezó
nuestro hijo a dar señales de vida. Hoy cuenta
ya diez y nueve meses de edad y goza de com
pleta salud.
Complacidos publicamos el milagro y da
mos una limosna para la Obra Salesiana.
Cali (Colombia), noviembre de 1939.
B r a u l io V il l e g a s G .
A na
M a r ía
L ópez
de
V il l e g a s .
San Juan Bosco me ayuda en una ope
ración de cataratas.
Hace tres meses sentí, una mañana al des
pertarme, una molestia en el ojo izquierdo y
al día siguiente no veía casi nada.
M e hicieron visitar ese mismo día y el ocu
lista diagnosticó cataratas, diciendo que era
necesario intervenir y que esta operación se
hacía en tres veces.
Se me hizo la primera operación y a los
veinte días se me haría la segunda. En este
intervalo oí decir que había casos (aunque muy
raros) en que con solo dos operaciones la ca
tarata desaparecía. Entonces me encomendé a
Don Bosco, pidiéndole, que al hacerme la
segunda, quedase curada y así me evitara la
tercera. En efecto, practicada la segunda ope
ración y cuando a los pocos días me quitaron
la venda noté que empezaba a ver y, poco a
poco, cada vez mejor. Cuando me volvió a
visitar el doctor me encontró tan bien que
dijo ya no era necesario hacerme la tercera
operación.
Doy mil gracias a Don Bosco y a María
Auxiliadora y cumplo lo prometido haciendo
pública esta gracia.
Buenos Aires, diciembre de 1939.
A n a M a r ía G .a o n a .
liadora y S. Juan Bosco sean siempre los ánge
les tutelares de nuestra casa.
Guadalajara (Méjico), noviembre de 1939.
M a r l a A il m b u l a d e G a r c ía B k d o y .
María Mazzarello salva a mi padre.
Doy gracias a Dios que, por intercesión de
la Beata María Mazzarello y con la aplicación
de su reliquia, libro a mi padre de una grave
enfermedad que, al decir de los doctores, k
habría permitido vivir a lo sumo tres días.
Hoy, visto que no sucedió lo que ellos diagnos
ticaron, dicen asombrados que de cada 100
enfermos de este mal, 99 mueren, más te
niendo en cuenta la edad avanzada de »m¡
padre que sufría por añanidura de un ma!
crónico. Mientras el enfermo sigue mejorando,
hago público mi agradecimiento y envío una
limosna para la causa de Canonización de la
Beata.
Tampico (Méjico), octubre de 1939.
M . a r i a C. V d a . d e R o b e r t s ,
Celadora Salesiana.
Hace un año solicité una gracia de la Beata
María Mazzarello. Habiéndomela concedido,
cual no la esperaba, agradecida hago público
mi agradecimiento.
Bahía Blanca.
M a r í a d e l C. D.
El Venerable Domingo Savio me libra de
l i n a grave tribulación espiritual.
Hallábame sumida en una grave tribulación
espiritual y me enocomende con todo fervor
a la intercesión del angélico Domingo Savio,
cuya reliquia tengo. Me vi manifiestamente
socorrida, por lo que cumplo la promesa de
publicar este favor para gloria de Dios y de
su siervo el angélico Domingo Savio.
Guanahacoa (Cuba), septiembre de 1939Una I'ranciscuua.
Librada de graves complicaciones.
Gracias, Domingo Savio.
Estando enferma y amagada de graves com
plicaciones, según diagnósticos de varios fa
cultativos, invoqué la protección de María
Auxiliadora y de San Juan Bosco, comen
zando enseguida una novena y prometiendo
una limosna para las Misiones Salesianas, si
conseguía mi salud. Hoy, que estoy perfecta
mente restablecida, hago pública mi gratitud
por este y otros continuos favores que a mí
y a familia nos han concedido. Envío a Turín
ia prometida limosna, y pido que María Auxi
Soy deudor al Vble. Domingo Savio de
muchas gracias. Pero hay una, a mi juicio, tan
próxima al milagro que quiero sea de todos
conocida.
Días de revolución... persecución y muerte...
Una buena familia me díó albergue. Un pajar
alejado de la casa fué, desde el día 7 de agosto
del 36, mi morada.
Soledad la más completa, sufrimientos de
todo género, sustos, miedo, iban consumiendo
mi naturaleza...
-
87
La implacable sed de víctimas humanas me
trajo un compañero después de cuatro meses:
más alivio para las horas tristes y más peligro.
¡Q ué invierno aquel!
El 28 de febrero del año 37 me sentía des
fallecer y no vela la forma de aliviar mi triste
situación. Una voz interior me decía que el
día menos pensado seríamos descubiertos.
Sin comunicarlo a mi compañero hice la
siguiente súplica a Domingo Savio: «Mira,
Domingo, mañana empezare una novena para
terminarla el 9, día de tu fiesta; quiero que
esc día demuestres claramente que aquí no
podemos estar». Y me puse en sus manos.
Era el 9 de marzo.
Un poco más tarde que de costumbre vino
el héroe que nos asistía: * Estamos perdidos,
dijo, estamos vigilados por todas partes; es
preciso huir».
Y al verme tranquilo añadió: «No, no es
brom a...».
Lo creo, le dije, pero estoy tranquilo
porque ahora veo cl milagro.
Y les conté lo mío.
N o dieron mucha importancia a mi relato.
Aquel día dejamos el escondite.
i Casualidad ? ¿ Milagro ?
Ahí va.
A l siguiente día (aún se puede ver) unos
desconocidos fueron a reconocer el pajar ti
rando un trozo de pared.
N o había más que paja.
Nuestras excompafieras, las ratas, callaron
desde luego nuestra huida.
Prometí la publicación de la gracia, \ lo
hago con gusto, para que muchos se animen
a dirigirse al valimiento de tan poderoso in
tercesor.
Sarriti (España), cncni de 1940.
n.«SILIO Bt'STIU.O S. S.
D a n ta m b ié n g ra cia s a M a ría A u x ilia d o ra y a
S an Juan B o sco p o r fa v o res ro c ib id o s:
AHorNrtSA-Üa/iia Blanca -■ M s rii del C . D .
ARORNTtNA-Cárdbin — M . CafTeiaia y señora.
AItul;NTINA•.^/nr M Plata
IVfsrcisns A . It¡lt'sis».
AaueNTlNA-/?<»wlH J . C dn an o — Dom inga Je
Ronco.
AltGENTINA-Saminru
CauU na C . de Kubiolo.
C olom oia - C oA' — Rosa V . V d t de Salcedo •
Rebeca V . de Arce • Rosa Helena Rom ero - Víctor
Malta - H. L . F.
C vB A -C uaw gao - Carm en B. de Dias.
E stados UNiDOS-.4 t'aW<t (C alif.t — Paula Criatina Torrea - Cecilia C aircia.
88
Estados U nidos -L os Angeles — Catalina M.
V da de T afo ya - Celedonia Villaseñor - Eusebia
Carrera - Rosa Valencia - Rosa G ard a - Mercedes
Luna - Josefina H . de López.
E stados U n idos -T ompa — ^Jatilde Nales.
E stados UNiDOS-Fern<5Tí« - - Vicenta G um baa
de San José.
GüATEMALA-Coftrfn — Servanda V da de G óm ez Silvia V da de Pérez.
Me¡lco-Aguascatientes — Inocencia A lvarez T o s
tado - Baailia Bautista - Eduardo Fernández y se
ñora - C lotilde López.
Mejico-Qurréfaro —
José G . Cocona.
M ajico-T o ro (Sinaloa) — M aría A na T orres de
Castclum - Josefina G astclum - Reyes y l.u z Blanco.
M bj ico-Zí'r/fzífUíiro — Sim ón Ciciliano y C ar
men García.
N E C R O L O G I A S
S A I .E S I A N O S D I F U N T O S :
Víctor Borgiii, coadjutor — de Viarigi (Italia)
t en T u rln el t6 de enero a la edad de 84 añps.
Federico Borní, sacerdote — de Vignale M onferrato (Italia) t en W atsonville (California) et 13
de octubre, a la edad de 71 años.
I.tón Levrot, sacerdote — de N iza (Francia) t en
L a Navarro (id.) el 9 de setiembre a la edad de
66 años.
Francisco Fritsch, coadjutor — de Floes (Alema
nia) t en acción de guerra el z 3 de octubre a la
edad de 33 años.
Jos¿ Rtsffato, coadjutor — de Bairo Canavese (Ita
lia) t en Eorialdo di Castclnuo»^) E)on Bosco cl
17 de diciembre a la edad de 8z años.
yosd Flrisclmarm. coadjutor — de Kalardorf (A le
mania) i* en acción de guerra cl 19 setiembre a lj
edad de z z años.
‘
¡MIS Guefora, coadjutor
de Choochl (Colom
bia) t en Bogotá el 26 de octubre a la edad de 24
añoe.
Vicente Guaaao. clérigo
de Capaccio (Italia)
t en A ndria (id.) cl 14 de noT-iembre a In edad
de aa años.
Fétix Atfano, coadjutor
de Salem o (Italia) f en
Coriglíano d'O tranlo (id.) cl 13 de diciem bre a la
edad de 61 años.
Frctnclsco Piaaio, sacerdote - de San Pedro (A r
gentina) t en Rosario de Santa F e (id.), el 26 do
noviembre a la edad de 29 años.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :
A n ita C . de Prem.
GUATHMAU-Cnpim/
Hermctinda Arriaga Vda.
M ajico-C uernarara
de Salinas.
McjiCO-J'iiawAorrey — N atividad Na\-a.
M zjico-Sdarútgo Tansamandapio — Concepción
G aicia Valdés.
M E jico-Zilom oro — M anuela M . de Fonseca.
Con spiobscida <le la autoridad eclesiástico. • Estsbleclmieato Tlp. de Is S.E.L - Turln
Dirsetee ra^onsabls: D. GUIDO FAViNf • VU Cottolenfo. 3» * TURIN 109 • a u lis )