BS_1973_08

Ficha

Título
BS_1973_08
Descripción
Boletín Salesiano. Agosto 1973
Fecha
1973.08
extracted text
REVISTA DE LA FAMILIA SALE5IANA
AGOSTO 1973

%

V1

■%

DON

Queridos amigos:
Acabo de asistir a un curso de
Prensa Juvenil y me he visto obli­
gado a repasar, por lo menos el
titulo, de todas las revistas espa­
ñolas dirigidas a niños y lóvenes.
He vuelto a leer con gozo y curio­
sidad las aventuras de los persona­
jes de vuestro mundo: Mortadelo.
Jalmlto, Tío Vivo, Pumby, Piñón, Llly, Pulgarcito... Y, sin darme cuen­
ta. me he encontrado viviendo los
hermosos años en que también me
sumergía en las aventuras de estos
personajes.
Recuerdo que un día llegué a ha-

BOSCO

— U n a p á g in a p a ra los niños

cerme esta reflexión: el niño, ¿es
una enfermedad que hay que curar
o una gracia que se pierde? Porque
los niños, ordinariamente, son edu­
cados para ser personas mayores:
y las personas mayores añoran los
años de la infancia como algo per­
dido Irremediablemente.
Ya véls cuánto me han hecho
pensar estas lecturas.
Pero hoy quiero hablaros de otro
personaje de leyenda: Juanito Ros­
co quien, de pequeño, fue titirite ro ,
prestidigitador. Ilusionista y saltim ­
banqui. Oíd esta página de su vida
Y veréis cómo un dia desafió a un
profesional.
•Era dia festivo y en una iglesia
no muy distante de Becchi celebrá­
base solemne función. El templo
estaba bastante lleno, pero se oía
en la plaza un sordo murmullo que
iba cada vez en aumento.
De pronto suenan trompetas, se­
ñal inequivoca de que habla llegado
un saltimbanqui. Los niños. Impa­
cientes. se precipitaron hacia la
puerta: siguieron a éstos las niñas,
y luego, poco a poco, hasta las per­
sonas mayores. Juanito también sa­
lló y. abriéndose paso entre la mu­
chedumbre. se colocó en primera
fila.

V

Todos los ojos se clavaron en él
y empezaron a hacerle señas como
para Indicarle un rival. Juanito. que
había maquinado bien su proyecto,
se encaró con el hombre y acabó
por desafiarle.
El saltimbanqui le m iró con des­
precio, pero los aplausos del pue­
blo le hicieron comprender que Iba

en ello su honra. El público gritaba
entusiasmado: •¡Bravo! ¡Muy bien!
¡Hazle ver quién eres/».
Y los dos. de común acuerdo se­
ñalaron las pruebas del desafio.
• Las condiciones las pondré yo
—dijo Juan— . SI gana usted, le da­
ré un escudo: pero si gano yo. ten­
drá que salir del pueblo y no vol­
verá nunca más durante las fun­
ciones de Iglesia».
Todos aplaudieron con ganas. El
charlatán, seguro de su victoria,
aceptó sin titubear.
Pero el saltimbanqui se quedó
con tres cuartas de narices porque
fue vergonzosamente vencido, vién­
dose obligado a recoger su equipa­
je y a marcharse con la música a
otra parte. Entonces Juanito, d iri­
giéndose triunfante a sus paisanos,
les dijo: •¡Nosotros a nuestro de­
ber!». Y de nuevo entró con todos
en la iglesia.
¿No os parece una aventura su­
perior a las de los héroes de vues­
tras revistas? ¿Habéis visto qué
muchacho más valiente? Yo os digo
que ponerse a leer la vida de Don
Rosco es algo apasionante de ver­
dad. Probadlo. Decidle a papá que
os la compre y veréis cómo se os
pasan las horas. Hasta os gustará
ser como él.
Y si acaso se os presenta alguien
que pretenda apartaros de vuestro
camino, bien podíais decirle como
él: •¡T itiritero, aqui te quiero!».
Recibid
amigo.

un

abrazo de vuestro

Padre RAFAEL

¡TITIRITERO,
A Q U I TE Q U I E R O !

l

Revista de la Obra de Don Bosco
Año LXXXVn - N.e 8 • Agosto 1973

A ñ o santo
y reconciliaciáo

Director: RAFAEL ALFARO
Dirección, Redacción y Admón.:
Alcalá, 164
Teléfono 255 20 00
MADRID-28
Depósito Legal: M. 3.044-1958
(Con censura eclesiástica)
Imprime: Escuela Gráfica Salestana
Madrld-Atocha

E l día d e P en tecostés d e este año 1973 se inició oficialm ente
el A ño Santo para todas las Iglesias d el m undo; un año d e gracia
y d e espiritualidad q u e tendrá su culminación en Rom a, en 1973.
¿Cuáles son los objetiv os d e este Año Santo? P ablo X I los
ex p on e en una carta al Cardenal Purstenherg, Presidente d el C o­
m ité Central para el Año Santo:

EN ESTE NUMERO
Págs.

Año Sanio y reconciiiación ..............................

1

Reconciliarse con ios sal­
mos ...............................

2

Proyectos y resultados .

5

Aúpa, Baracaldo ..........

8

Entrevista al Rector Ma­
yor ...............................

12

Qué se siente al predi­
car los ejercicios al
Papa .............................

16

Por el mundo salesiano.

20

Un testimonio de vida
salesiana .....................

22

Los traperos dei padre
Bruno ...........................

24

Llegaron los anzuelos ...

28

Nuestra gratitud

..........

30

Fueron a la casa del
Padre ...........................

32

NUESTRA PORTADA
Desde nuestro mundo cristia­
no miramos con amor a los
misioneros que han entrega­
do su vida a la difusión del
Evangelio. También ellos es­
peran de sus heimanos que
les siguen desde la lejana
patria.

R enovación d el h om bre y su reconciliación con Dios. E sto
d e b e realizarse, en prim er lugar, a nivel d e profundidad, en
el sagrario interior, d on de la conciencia está llam ada a operar su
conversión m ediante la fe y la penitencia, y a aspirar a la plenitud
d e la caridad.
L a reconciliación en tre los hom bres. T od o hom bre qu e ha
recibido el Espíritu d e b e ser ferm en to d e paz y d e unidad
universal. Cuánto había qu e reflexionar sobre este argum ento para
soldar las divisiones y resquebrajaduras d e la paz en el m undo;
para dulcificar las friccion es qu e trae consigo la vida en los cam pos
d e lo social, político, religioso, fam iliar...
R econciliación con nosotros mismos. L a penitencia o la
conversión es señal y cam ino d e la gracia y com prom iso
d e renovación. E l Espíritu nos da la alegría y el optim ism o para
una continuación individual y com unitaria d e la m archa por el
cam ino d e la salvación.
C on un párrafo den so y com plicado, el Papa sintetiza las ”esperanzas” qu e alberga para este A ño Santo qu e acaba d e prom ul­
gar: "La renovación y la reconciliación, com o hechos interiores
y com o actuaciones d e unidad, d e fraternidad, d e paz, qu e se ex ­
tienden d esd e los espíritus renovados y reconciliados en Cristo, en
toda la Iglesia, y hacia tod a la sociedad humana, por los caminos
d e la caridad, cuyo fru to es la justicia, la bondad, el perdón re­
ciproco, la entrega d e sí y d e los propios bien es en fav or d e los
herm anos”.
Y esto, creem os, es lo esencial. L o otro, es decir, las p ere­
grinaciones, las m anifestaciones externas, etc., entran en otro or­
d en d e cosas q u e pu eden ayudar a estos objetivos. P ero son sólo
m edios, y, a veces, inadecuados.

1

por JOSE ALDAZABAL
¿Puede un cristiano rezar con los Salmos?
Los Salmos son una de las riquezas más hermosas
de la Oración de las Horas. Pero a la vez constituyen
una de sus dificultades más notorias.
Algunos son difíciles de entender. Otros, duros en
sentimientos. Muchos parecen, si no anti-cristianos,
sí al menos pre-cristianos. Y en todo caso se trata
de un libro de poemas antiguos, reflejo de la cultura
de un pueblo oriental, alejada de la nuestra. ¿Pueden
ser estos poemas expresión de la plegaría cristiana?
Antes de responder, debemos considerar una cosa:
los Salmos han sido el libro de oración más antiguo
de los cristianos. A ejemplo de Cristo, que los rezó,
la Iglesia apostólica y luego todas las generaciones
de creyentes se han visto reflejadas en estos Salmos
y los han entonado como oración entrañable en sus
celebraciones litúrgicas.
¿Cuál es la clave para poder entenderlos? ¿Cómo
podremos «reconciliarnos» con los Salmos los cris­
tianos del siglo XX?
Este mes quisiera hacer brevemente una primera
consideración que nos ayudara a valorar la riqueza
de este libro poético que tenemos en la mano tantas
veces.

niñea de la vida humana. Son un retrato de las mil
vicisitudes y de los diversos sentimientos del hombre.
Un reflejo de las reacciones humanas ante los acon­
tecimientos alegres y tristes, ante Dios y la huma­
nidad, ante el bien y el mal, ante el pasado y el
futuro.
Y todo ello en clave de diálogo religioso con Dios,
expresado poéticamente.
Sí, pertenecen al pueblo judío. Pero éste era un pue­
blo espiritualmente muy fino. Un pueblo que sabía
rezar y expresar sus sentimientos. Y que vivió una
historia que bien pudiera considerarse como el resu­
men y el prototipo de la humanidad entera. Una his­
toria que quedó plasmada en estos Salmos como ri­
queza común no del Oriente o de un pueblo concreto,
sino de los hombres de todos los tiempos y razas.
Los Salmos reflexionan a veces serenamente sobre
la vida del hom bre. Con un sentido común lleno de
sabiduría y con una profunda visión providencial
sobre la historia y sus vaivenes;
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia,
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo {Salmo 61).

LOS SALMOS,
RETRATO DE LA VIDA HUMANA
Lo que nos hace mantenernos fieles a los Salmos
como libro de oración no es sólo el aprecio a la tra­
dición, o la conciencia de que son un libro inspirado
por el Espíritu. También lo son los demás de la Bi­
blia, y no los tomamos continuamente como materia
de nuestra oración.
Un primer valor que debemos apreciar en los Sal­
mos es que, en su conjunto, son una expresión mag-

is a iM o s
2



i

Aunque uno viva setenta años
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelven {Salmo 89).
No confiéis en los
seres de polvo que
exhalan el espíritu
ese día perecen sus

principes,
no pueden salvar;
y vuelven al polvo,
planes {Salmo 145).

¿No nos conviene muchas veces este tono un tanto
escéptico, sapiencial, que relativiza nuestros entu­
siasmos fáciles y materialistas?

Mientras que los Salmos nos educan a apreciar lo
más sólido que hay en el hombre: su virtud, su rec­
titud, su buen corazón:
Señor ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
El que así obra nunca fallará {Salmo 14).
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la fierra,
la descendencia del justo será bendita {Salmo III).
En la vida humana hay situaciones de alegría y
optim ism o. Los Salmos las expresan en tono religioso
de gratitud a Dios, atribuyéndole a El todo lo bueno
que ha sucedido a las personas concretas y a! pueblo
entero: es una buena clave para repasar la Historia
de la Salvación y alabar a Dios:
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles:
alabad su nombre con danzas,
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes {Salmo 149),

Á

Doy gracias al Señor de todo corazón.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para ¡os que las aman.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible {Salmo 110).
El dividió en dos partes el mar Rojo
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón
porque es eterna su misericordia {Salmo 135).
Pero otras veces la vida nos depara momerxtos de
angustia y crisis. De esto sabía mucho el pueblo
judío, siempre perseguido y humillado. Su lamento
quedó plasmado en Salmos muy expresivos, que no
han perdido su actualidad, porque son la voz desga­
rrada de la humanidad doliente:
A voz en grito clamo al Señor,
a voz en gyito suplico al Señor,
desahogo ante él mis afanes,
expongo ante él mi angustia,
mientras me va faltando el aliento {Salmo 141).

— 3

Yo pensaba muy seguro:
No vacilaré jamás.
Pero escondiste tu rostro
y quedé desconcertado (Salmo 29).
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
¿dónde está tu Dios?
Se me romoen los huesos
por las burlas de mi adversario (Salmo 41).
Porque mi alma está colmada de desdichas
y mi vida está al borde del abismo.
Ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido (Salmo 87).

UNA SOCIEDAD SIEMPRE INJUSTA
No hay Salmo que no podamos «decir» con verdad,
o sea, referido no a un mundo antiguo, sino al
nuestro. Al mundo de 1973, con sus problemas, y sus
valores.
Siempre habrá en el mundo, como aparece en estos
Salmos, pobres que sufren por el orgullo y la codicia
de los ricos:
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios.
Nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos (Salmo 112).
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mi,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti (Salmo 85).
Siempre habrá quien es pisoteado por el opresor.
Siempre habrá débiles que tienen que clamar por la
ju sticia:
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado (Salmo 42).
Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenia protector.
El se apiadará del pobre y del indigente
y salvará la vida de los pobres.
El rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos (Salmo 71).
Un cristiano puede «rezar» estos Salmos con un
espíritu de solidaridad muy abierto a los que sufren.
El mal intenta triunfar con sus planes. La justicia
tarda en abrirse paso. La oración del cristiano puede
ser hoy, como lo fue la del salmista, oración de de­
nuncia, de protesta, de lamento.
Porque también hoy, como entonces, hay hombres
insensatos, ahitos de banquetes y poder, satisfechos
de sí mismos, que se rebelan contra Dios:
Dice el necio para si:
no hay Dios.
Todos se e.xtraviaron,
igualmente obstinados...
No hay uno que obre bien,
ni uno solo (Salmo 13).
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
No tengo miedo a Dios
ni en su presencia.
Porque se hace la ilttsión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien (Salmo 35).
En medio de esta visión profundamente religiosa
de la vida humana, el sentimiento que prevalece en
los Salmos es el de una confianza en trañable en Dios.
El es el que guía la historia. El hará triunfar el bien
y socorrerá a los suyos:
Alma mía recobra tu calma
que el Señor fue bueno contigo (Salmo 114).
En el vientre materno
ya me apoyaba en ti.
Siempre he confiado en ti (Salmo 70).
Tú, Señor, has puesto en mi corazón
más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo. Señor, me haces vivir tranquilo
(Salmo 4).
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería:
nosotros invocamos el nombre
del Señor Dios nuestro (Salmo 19).
Aíi alma espera en el Señor,
espera en su palabra.
Mi alma aguarda al Señor
más que d centinela la aurora (Salmo 129).

NUESTRO PROPK> ESPEJO
Eso son los Salmos. Son poemas de la humanidad.
Pero de la humanidad que sabe ver las cosas a la luz
de Dios.
Reflejan la fatiga del hombre. Su sudor. Su miedo
a la muerte. Su alegría por las cosas sencillas. Su
memoria agradecida por los favores de Dios. Su deseo
de que triimfe el bien y la justicia.
El que quiera condensar en pocas páginas las mil
vivencias que mueven a la vida, no tiene más que
echar mano de este líbrito tan antiguo y tan nuevo.
Ahí encontrará las alegrías y las penas, las seguri­
dades y las incertidumbres, los recuerdos y las es­
peranzas, los amores y los odios, las virtudes y los
pecados del hombre de todos los tiempos.
Verá en él retratada a la humanidad entera, con sus
grandezas y su fragilidad.
A nosotros, que vivimos sumergidos en la sociedad
de consumo, en este mundo de la técnica que nos
agobia, nos pueden dar los Salmos un respiro humano
y espiritual. Nos pueden guiar hacia dentro: hacia
la dimensión profunda de las cosas.
No seguimos rezando los Salmos porque sean un
tesoro literario. Ni sólo porque los inspiró el Espíritu.
Ni por obediencia a una norma que hubiera determi­
nado que se rezaran siempre en la Iglesia.
Los rezamos, en primer lugar (el mes próximo con­
tinuaremos con otras motivaciones) porque son tre­
mendamente actuales.
Porque reflejan nuestra vida en clave de oración.
Porque son humanos. Y por ello, eternos.
El dicho de San Agustín sigue siendo válido:
Si ora el salmo, orad.
Si gime, gemid.
Si se goza, gozad con él.
Si muestra esperanza, esperad.
Si temor, temed.
Porque todo lo que en ellos está escrito,
es nuestro propio espejo.

PROYECTOS
Y RESULTADOS
“La sociedad será buena si dais a la ju­
ventud una buena educación, si la dejáis
al impulso del mal, será pervertida. Cuan­
do hablamos de la juventud, os diré como
un gran sacerdote: yo no quiero proyec­
tos, quiero ver resultados".
DON BOSCO

A

Todo lo que me había ocurrido lo esperaba, pero... siempre hay una
vocecita alentadora que nos anima: «¡quién sabe!, ¡pueden tener suerte!,
¡últimamente se han forzado mucho!»
Todo en vano. Yo defino el mes de junio — en lenguaje estudiantil,
se sobreentiende— como la resultante de los meses precedentes, inclu­
yendo octubre, noviembre y diciembre. A pesar de las numerosas aclama­
ciones que me hacían mis hijos — porque yo no acabo de entender el
sistema de evaluaciones— sigo pensando que el curso pesa mucho.
A primeros de julio fui recibiendo en visita oficial a cada uno de
ellos. Fue en mi despacho. Mi mujer me había preparado en todos los
terrenos. Una buena taza de tila, y la coramina en el cajón de la mesa,
aparte del consabido: «¡No seas muy duro, Juan!»
Ya se sabe como son las mujeres, chillan mucho, pero luego son las
primeras que sacan la cara por los hijos. Todavía recuerdo el día que
decía mirando a Maribel:
—Pero. Juan ¿te das cuenta cómo se está quedando la niña?
Y la niña se estaba quedando así por pura «línea» y no porque los
estudios fueran un curativo adelgazante. Y todavía tenía yo que decir
para consolar a mi mejer:
—Verás cuando deje los libros, cómo se repondrá.
Al mayor le quedaron dos. Eso sí. muy justificado el hecho de que
le quedaran: las huelgas, las pocas clases que habían tenido, y encima
el «tío» ese — se refería irrespetuosamente al profesor— se le había
ocurrido examinarles de toda la asignatura.
A Maribel, las Matemáticas, la Física, y un nivel de Filosofía.
—Es que tienen mala idea, papá — me decía tratando de conven­
cerme— porque a ellas — las Monjas— que más les dará subirme un
poco, y me hubiera presentado a Reválida. Seguro hubiera sacado, por­
que dicen que es suerte, o sea. que no hay que estudiar.
Paloma lo sacó todo, aunque no sé que hubiera sido preferible, por­
que miraba a sus hermanos por encima del hombro. Luís también apro­
bó todo, y me miró significativamente al darme las notas. En su mirada
recordé todo el episodio de la motocicleta.
A Carlos le quedó el lenguaje. Realmente no lo comprendí, mi hijo
hacía unos ejercicios prácticos magníficos sobre la materia. Natalia era
la más feliz, porque todavía no había entrado en ese engranaje de sus­
pensos y aprobados.
Me porté como un héroe. Las pastillas quedaron intactas en el cajón,
y fui diciendo a cada uno de mis hijos aquella palabrita de aprobación
o desaprobación que les era conveniente. Pero, eso sí, con mucha se­
renidad.
Sin embargo, había algo que daba vueltas en mi cabeza hacía algún
tiempo. A veces — disimulando que leía el periódico— oía hablar a mis
hijos y discutir sobre diversos temas y me admiraba que estuvieran tan
al día. Incluso Paloma que aún no había cumplido los quince. Cuando

— 5

ellos hablaban, a mí me parecía
estar en una charla de disección
médica: Cortaban, quitaban, po­
nían... ¡qué bien hablaban mis hijo.s! ¡Un tema sobre el que les oía
dí.scutir a menudo era el de la so­
ciedad. ¡Cómo e s t á España! y
aquel lamento, me daba la impre­
sión que salía de labios de hom­
bres que pertenecieron a la gene­
ración del 98.
La idea que me daba vueltas a
la cabeza era la de afrontar a mis
dos hijos mayores, para que aho­
ra, precisamente en estas circuns­
tancias habláramos de la sociedad
presente y futura. Tenía que ha­
blar, Me fastidiaba que no conce­
dieran ningún valor a lo que se
había hecho hasta ahora. Y sobre
todo me fastidiaba ver que ellos no
hacían nada. ¡Encontraba una in­
coherencia tan grande! y lo termi­
naba de rematar Maribel cuando
decía: «¡Pero tienes que reconocer
papá que ahora somos muy autén­
ticos!»
¿Qué significado le daba mi hija,
y todos los que pensaban como
ella a la palabra autenticidad?
Hablé con mi mujer de ello. Su
opinión era que no los iba a con­
vencer, era mejor dejarlos. Cuan­
do tuvieran que formar un hogar,
sentarían la cabeza y se dejarían
de tantos idealismos.
Sentía no estar de acuerdo con
ella. Le recordé las palabras que
uno de mis profesores, en los ya
lejanos años del colegio, nos repe­
tía a menudo: «yo no quiero pro­
yectos, quiero ver resultados». Los
resultados de nuestros hijos ma­
yores — comentaba con Isabel—
no van de acuerdo con sus pala­
bras.
Aquella tarde me decidí. Era do­
mingo. Los dos chicos con Palo­
ma se habían ido a la piscina y se
quedaron allí a comer. Juan y Ma­
ribel estaban jugando al ajedrez.
Me acerqué.
—¿Interrumpo?
—No papá —dijo Maribel— te
aseguro que estamos en un atolla­
dero que no sabemos por dónde
salir.
—¿Os importaría medio dejarlo?
—continué— . Quisiera deciros al­
go.
Noté que se miraban los herma­
nos. Maribel más impulsiva pre­
guntó en seguida.
—¿Pasa algo, papá?
— Pasar, pasar..., —les dije— to­
davía no, pero puede pasar, por
eso me gustaría evitarlo.
—¿Dinero? — preguntó Juan.
— Se nota que serás un gran
economista, siempre sacas la pa­
labra mágica — le contesté. No se
trata de dinero. Por otra parte

6



PAGINA
PARA TODA
LA FAMILIA

PROYECTOS
Y
RESULTADOS

tampoco podía tratarse, porque no
lo tenemos. Pero para mí tiene mu­
cha importancia este otro asunto.
Sentaros aquí.
Juan se arrellanó cómodamente
en un butacón. Maribel se me acer­
có más. Me miraba con gran an­
siedad.
— ¿El veraneo papá? — preguntó
impaciente, viendo que me dispo­
nía a llenar la pipa.
Sonreí. ¡Qué línea tan paralela
llevaban mis hijos! Dinero. Vera­
neo. Esos eran los problemas.
Aquellas preguntas me afirmaron
más en ia idea.
— No, hijos. No se trata de di­
nero ni de veraneo. Se trata de
vosotros.
— ¿De los dos? — preguntó ex­
trañado Juan.
— De los dos —dije mirándolos
alternativamente. Se trata de char­
lar un rato, nada de particular que
un padre quiera hablar con sus
hijos. Se trata de aclaramos las
ideas mutuamente. Yo comprendo
que en ciertos aspectos estoy des­
fasado, y lo pensáis así...
— Papá, por Dios... interrumpió
Juan.
— Si, Juan, lo pensáis así. Tú
también Maribel. Trato de poner­
me a la altura de las circunstan­
cias, aunque yo sé que no lo lo­
gro plenamente. Pero hay otros
aspectos en los que discrepamos
y me creo en el deber de decíros­
lo como padre y responsable por
el momento de vuestra formación,
y ver si nos ponemos de acuerdo.
La cara de susto de Maribel ha­
bía desaparecido: el veraneo esta­
ba a salvo. También había desapa­
recido la mirada preocupada de
Juan, no se trataba de dinero. Pen­
sé que a estos hijos que tenían
de todo las palabras les resulta­
ban vacías. No obstante seguí ade­
lante.
— Muchas veces hablamos entre
nosotros, otras os oigo cuando lo
hacéis íntimamente, y me he dado
cuenta de lo bien que habláis. No
me refiero tanto al léxico cuanto
al contenido. Veo que no estáis de
acuerdo con el mundo que os he­
mos presentado vuestros mayores,
es más, lo despreciáis. Pero sois
poco honrados y sinceros, porque
os aprovecháis de él.
— Pero, ¿a qué viene todo esto?
—dijo Juan— . ¿Hemos hecho algo
que te molestara?
— No entiendo nada — corroboró
Maribel.
—Quizá no he sabido explicar­
me bien. Cuando el otro día discu­
tíamos esa novela que estabais le­
yendo sobre un problema de jus­
ticia social, los dos abordasteis el
problema bajo un matiz igualita-

rio de personas, idea muy lejana
a la del autor que sencillamente
apuntaba sobre la responsabilidad
profesional. Creo que en ese mo­
mento Os sentíais culpables de te­
ner un piso confortable, de sen­
taros ante una buena mesa y te­
ner siempre algo de dinero para
gastar. Otros no tienen nada. Pe­
ro era una culpabilidad muy extra­
ña, que ninguno ha dejado de pe­
dir dinero con la misma frecuen­
cia, de quejarse de la comida que
no le gu.sta, y de trabajar lo me­
nos posible, por no decir nada.
— Eso no tiene nada que ver con
lo que nosotros decíamos papá
— era Juan el que hablaba— ; el
cambio de una sociedad, de sus
estructuras concretamente no ra­
dica en que Maribel y yo dejemos
de ir a bailar y nos ahorremos
esos veinte duros, es algo mucho
más profundo es el cambio de una
ideología.
— ¿Ideología? — p r e g u n t é —
¿quién tiene que cambiar la ideo­
logía? ¿todos menos tú? Te he vis­
to leer algún libro de Chesterton.

En una de sus obras dice: «la idea
que no trata de convertirse en pa­
labra es una mala idea, y la pala­
bra que no trata de convertirse en
acción, es una mala palabra». Aplí­
cate el cuento.
— Sé a qué terreno vas a llevar
la conversación, papá, a los sus­
pensos — me dijo Maribel— . ¡Có­
mo si aprobar lo fuera todo en la
vida!
— No hija, si no lo es todo — le
contesté— pero en este momento
de tu vida es parte y muy esen­
cial. Estás preparándote para rea­
lizar en algún momento esa socie­
dad que sueñas y de la que tú
serás un miembro importante. Y
esta importancia radicará no en lo
que ganes, no donde estés, no en
lo que aparentes ser, sino en lo
que seas. El aprobado y el suspen­
so es, indiferente, lo que hay de­
trás de ellos es lo que cuenta: días
enteramente perdidos, faltas a cla­
se... y, yo me pregunto ahora,
¿dónde está la autenticidad? ¿Por
qué criticáis a una sociedad, unas
estructuras, si no sois capaces res­
ponsablemente de hacer otras me­
jores? ¿Estáis criticando una bur­
guesía de la que os estáis alimen­

tando y viviendo a sus expensas?
— Papá nos estás echando en ca­
ra lo que nos das — dijo Juan fue­
ra de quicio— .
—^No os echo en cara lo que
os doy Juan, y porque quiero da­
ros lo mejor, tengo dos empleos.
Lo que quiero es que reflexionéis
acerca de vuestra coherencia y
vuestra autenticidad. Ahora mismo
tengo que gastar unas miles de
pesetas en clases particulares, un
dinero que podía ser invertido en
algo de tipo social.
— No te preocupes papá — dijo
impetuosamente Juan— trabajare­
mos.
No era momento de reírse, pero
la cara de Maribel fue muy expre­
siva.
—^Yo... Juan... comprende — bal­
buceó asustada.
— Trabajaremos los dos, así ve­
rán en casa que somos coherentes.
Esas clases nos las pagaremos nos­
otros.
Maribel seguía mirando angus­
tiosamente a su hermano. Y no
acepté aquellos trabajos que, por
el momento, seguían siendo pro­
yectos.
P. SALCEDO

Los alumnos festejan
las bodas de Diamante
de su Colegio
con danzas vascas
en el Teatro Baracaldo.

UNAS BODAS
DE
D IA M A N T E
Y UNA
M EDALLA
D E ORO

nadas edilicias se encarguen de de­
limitaros vuestro punto cero: es­
táis en la prolongación de la ca­
rretera del Obispo Olaechea, al fi­
nal de la calle del padre Ramón
Zabalo, y flanqueados por la calle
de María Auxiliadora (que por
cierto no sé si la llamarían antes
la «Cuesta endiablada», aunque a
decir verdad aquí todas las calles
son cuestas, o, mayor precisión,
podrían dividirse en costanillas,
cuestas y toboganes).

AQUI NO CABEN EQUIVOCOS
sobre las predilecciones de María
Auxiliadora: este marco baracaldés no tiene nada de idílico: la ría
baja y sube turbia, los Hornos si­
guen resollando, la Sefanitro sopla
un chorro de nubes químicas a un
cielo que ni se entera, la Babcok
Wilcox sigue aporreando toda la
chapa que le metan, zumban las
sirenas, se abarrotan los muelles,
a la tierra le arrancan las entra­
ñas, la horadan, la sangran y des­
garran y sajan con vías por todas
partes, mientras paciente el padre
Nervión sigue transportando sobre
sus lomos arrabios y crudos y cha­
tarra y K'rtilizantes y calderas y
dieseis y bobinas y Dios sabe qué.
¡Vaya marco para una Obra Salesiana de las de mejor solera en el
mundo! Y para que no os quepan
dudas de dónde estáis, las coonle-

Pues sí, señor: aquí vino a po­
sar su planta María Auxiliadora
hace ahora setenta y cinco años.
Bien lejos estamos del místico
arrullo del Cave a su paso por
Lourdes, o de la quietud inmensa,
de la «soledad sonora» de la gran
explanada de Fátima. Aquello es
para una Virgen sin el Niño, pero
la atareada del Niño que se le es­
capa. la del cetro batallero, la del
manto arremangado, es decir, la
Auxiliadora, se vino aquí con pre­
dilección evidente, después de ha­
ber po.sado sus plantas solamente
en otros seis o siete puntos, no
más, de nuestra península. Y des­
de entonces no ha parado ni un
momento, en estos parajes donde
nadie puede pararse, ni el río. ni
los Hornos, ni la gente... ni me­
nos Ella, por supuesto.

8

Humanamente hablando habría
que admitir que María Auxiliadora
se había venido por equivocación,
ya que cuando llegó aquí a fun­
dar en 1898 nada menos que el
mejor contable de que disponía la
Congregación en España, don Ra­
món Zabalo se llevó el susto de
lo que quedaba del siglo: la seño­
ra fundadora no había cedido para
la Obra más que la Iglesia y el
terreno estrictísimamente necesario
para la construcción de la residen­
cia-escuela: ¡ni un palmo más para
un patio! ¡y eso en una tierra de
futbolistas! ¡y eso para una Obra
que iba a ser eminentemente y so­
bre todo «patio»! Y cuando he dicho
«terreno» quise decir claro que de
dinero, nada: mejor dicho: las 30
mil pesetas que había recogido una
Junta de señoras se habían que­
dado ya enterradas en los cimien­
tos.

“Salve”
en acción de gracias
cantada
a los pies de ia Virgen
por los 67 salesianos
salidos
del colegio
de Baracaldo.

MENOS MAL QUE AQUEL SAN­
TO VARON era algo más que un
buen contable: aquella vocación
salesiana madura y varonil era
sencillamente el emisario de Ma­
ría Auxiliadora; y cuando don Ra­
món el contable se percató aterra­
do de que la empresa empezaba
con el signo del desastre económi­
co, don Ramón el santazo salesiano se dio cuenta de que la juga­
rreta que le había tendido la Vir­
gen Auxiliadora era un designio de
salvación.
Era inútil ir a pedir ayuda a las
direcciones de empresas: se digna­
ron, es verdad, recibir al pobre
don Ramón en la afelpada sala de
juntas, pero por lo visto era tan
sólo para que le sonara más apa­
bullante la sentencia del capital:
no habría ayuda financiera algu­
na para la educación de los hijos
de los obreros: pues ¡medrados es­

tábamos! apenas supieran leer y
escribir, se crecerían v exigirían
aumento de salario. Eran, claro es­
tá, los tiempos del «liberalismo»:
una ironía de nombre, puesto que
de «liberal» allí no había nada, si
no era el chorro de los dividen­
dos.
Pero fue precisamente por me­
dio del hijo de un obrero como
María Auxiliadora dio un tempra­
no vislumbre de lo que tenía pro­
gramado para esta Casa Salesiana.

por JOSE LUIS CARREÑO

Un grupo de Txisbjlaris
del Colegio
se aplica con seriedad
a sus instrumentos.

El chicuelo se llamaba Marcelino,
y era tan delicado de salud que el
día mismo que su madre se lo tra­
jo a matricularlo en la Escuela, en
aquellas mismísimas escaleras que
iban a ser «bruñidas por millares
de alpargatas de niños», le dio un
vahído, de aquéllos que «hacía ya
meses que le venían derribando sin
sentido en tierra», y la pobre
«amatxu» tuvo que llevárselo en
brazos a casa. Y cuando días más
tarde volvió con él para explicarle
a Don Ramón la causa de la tar­
danza, la frecuencia de los desma­
yos y los «remedios» que preci­
saba...
PERO DEJEMOS QUE LO CUEN­
TE EL MISMISIMO MONSEÑOR
OLAECHEA: ...«Don Ramón, "al­
to, grueso, de faz sonrosada y de
ojos glaucos, oyó sonriente a mi
madre, y con una exquisita cari­
dad, en lugar de aconsejarle que
no dejara en su escuela, distante
casi media legua de mi casa, a
aquel pobre trasto, se levantó de
la silla, me asió de la mano, y se­
ñalando con la izquierda dos cua­
dros colgados de lo alto de la pa­
red (de María Auxiliadora el uno,
y el otro de Don Bosco), dijo a mi
madre con aquella bien timbrada y
gratísima voz que conservó hasta
el fin de su larga vida’’: "No se
preocupe, buena m ujer desde hoy
ya no le dará ningún ataque”. Des­
de hoy tendrá que cantan "Do, re,
mi, fa, viva María, nuestra mamá,
viva Don Bosco, nuestro papá”».
Y fue profeta... aunque no muy
completo. Y merced fue que no lo
fuera del todo, ya que si hubiese
podido leer todos los designios que
María Auxiliadora tenía s o b r e
aquel chicuelo, el que se habría
desplomado desvanecido sobre la
silla habría sido don Ramón.

— 9

Claro que no han sido todos
Arzobispos y Consejeros del Rei­
no los que han salido de esta Ins­
titución: esto no es un «Collegio
Capranica»; esto es la Casa del
Pueblo de María Auxiliadora. Y
lo sigue siendo desde hace tres
cuartos de siglo. Escuela, Patio,
Iglesia son tan integrantes de esta
Obra como lo son tres ángulos
para un triángulo, Y los tres se
llenan varias veces al día. En Pittsburg, que es como si. con toda mo­
destia, dijéramos el Sestao-Baracaldo de USA, hay una lengua de
tierra que la llaman el Triángulo
de Oro. A este triángulo Salesiano
no lo llaman así, pero lo es. Y así
parece h a b e r l o reconocido el
Ayuntamiento baracaldés al con­
ceder recientemente a esta Obra
Salesiana la Medalla de Oro. Claro
que al hablar de oro no me refie­
ro a los viejos edificios; ésos de
oro no tienen nada: y de «confort»
tampoco. Los Salesianos siguen tan
atados aquí con su labor «auxilia­
dora» que ni se han dado cuenta
de que están viviendo en este vie­
jo caserón como Simeones Estili­
tas... y con más escaleras que su­

bir que el santo asceta, si es que
se apeó alguna vez. Ellos van al
grano: y no han tenido tiempo pa­
ra remilgos: del patio a la iglesia,
de la iglesia a las aulas, de las
aulas al patio... y ¡vuelta a empe­
zar! Y ¡así durante la bagatela de
setenta y cinco años! Cuando se
habla de ergástulos y galeotes,
uno piensa en el Tíber y en el
Nilo; pero, por lo que veo, tam­
bién por estas márgenes del Nervión quedan unos pocos: son los
«galeotes del amor», que decía
San Francisco de Sales: la pura
negación del Taylorismo: máximo
de trabajo con un mínimo de «con­
fort». Bien dice José María Portell en el número extraordinario de
«Atalaya», el órgano de los Anti­
guos Alumnos de aquí, bajo el tí­
tulo de «Educadores de los más
necesitados»; «En aquellos años de
hambre, cuando los baracaldeses
empezaban a levantar cabeza des­
pués de la guerra civil, los educa­
dores salesianos han tenido que ir
muchas veces a la cama sin cenar.
Y lo mejor de todo esto es que
siempre pretendían disimularlo».

A PROPOSITO DE ESTO, me
contaba un salesiano veterano de
esta Casa que cierto farmacéutico
de aquí le expresaba este curioso
juicio sobre aquellos Salesianos:
«Para mí lo más grande de estos
Hijos de Don Bosco es que, te­
niendo un hermoso huerto por
aquel entonces, cuando las horta­
lizas costaban un riñón, allanaron
el huerto para ampliar el patio de
modo que pudieran jugar a sus an­
chas los chiquillos».
Del mismo modo cedieron otro
pedazo de terreno para la cons­
trucción de viviendas de Antiguos
Alumnos cuando la escasez de vi­
viendas era angustiosa. Y hoy ya
no les queda un palmo disponible.
Para ampliar y modernizar sus ins­
talaciones tendrían en breve que
echar abajo la iglesia. Cuando digo
yo que aquí todo son cuestas...
Sí, pero entre tanto María Auxi­
liadora ha tomado posesión de Baracaldo; decenas de miles de mu­
chachos se han educado en cris­
tiano; otras tantas almas se han
nutrido de Evangelio y Eucaristía
en su iglesia; los Antiguos Alum­
nos se han instalado en la fábrica.

¡¡AUPA BARACALDOÜ

Jóvenes
representantes
de todos
los colegios
de la Inspectoría,
en una simultánea
de 25 tableros
de ajedrez
frente
al campeón
de Vizcaya
de prcrislemas
ajedrecistas.

10



en el comercio, en el taller, en la
magistratura, la gestión, la banca,
la empresa y las otras mil activi­
dades de este hormiguero de tra­
bajadores, llevando la levadura de
Cristo a la masa humana; la reali­
dad salesiana es tan palpable como
el «smog» desde el Galíndo al Cadagua; y creo que ningún bara­
caldés se siente tan en su casa co­
mo cuando pisa el patio de los
Salesianos. De aquí han salido mu­
chas docenas de vocaciones: sólo
los Salesianos vivientes salidos de
entre los chicos de aquí andan por
los setenta; y los que han entrado
en el sacerdocio diocesano y en
otras órdenes deben de ser mu­
chos más aún. (Lo que echo de
menos son... ¡los misioneros!... pe­
ro se me antoja que ello no es
culpa de los baracaldeses precisa­
mente).
Es muy grato leer en el artículo
citado de «Atalaya» frases como
éstas: «... En Baracaldo, los Sale­
sianos han sido los educadores de
los pobres y de la clase media...
Los Salesianos se hacían niños pa­
ra tratar con los niños... Además

los Salesianos han educado siem­
pre sin odio: han hecho ver siem­
pre lo bueno: una buena razón de
que Baracaldo, fundamentalmente,
sea un pueblo pacífico y construc­
tivo».
Y «HOSPITALARIO», HABRIA
QUE AÑADIR. Efectivamente, me
ha impresionado ver en el despa­
cho de este juvenil padre Director,
don Raúl, una placa de agradeci­
miento dedicada a la Obra Salesiana en este su 75 Aniversario
«por el Centro Vallisoletano»: un
bonito indicio, por una parte, de
la hospitalidad de Baracaldo. don­
de se dan cita buena parte de las
regiones de España, y, por otra,
buena prueba de cómo aquí el
manto de María Auxiliadora se si­
gue ensanchando para acoger a to­
dos, aun «ádvenas y peregrinos»;
porque en Valladolid no hay casa
salesiana todavía, pero aquí ya es­
tán los vallisoletanos en la zona
azul del manto de María Auxilia­
dora. Nada: que el apostolado del
Oratorio Festivo, de la educación
cristiana, de la cura de almas, de
la buena prensa, del deporte (y es
bonito ver «graffiti» sobre las pa­
redes de la iglesia proclamando un
«¡Aúpa el Bilbao!», porque si en
Sevilla el manto de la Auxiliadora
evocaba al Gallito, aquí conjura
los colores del equipo: (todo está
relacionado), y al apostolado de
las asociaciones religiosas, y de la
Archicofradía, y de la devoción a
María Auxiliadora, y de la eleva­
ción social, y de la promoción cul­
tural, y de la actividad folklórica
(con «txistularis» y «espatadantzas» y todo...) se ha venido a aña­
dir otro apostolado tan querido de
Don Bosco (y tan rabiosamente ur­
gente sobre todo en Canadá y
USA): el de los «emigrantes». Cla­
ro que con una diferencia: estos
borgaleses, y palentinos, y coru­
ñeses, y zamoranos no son los
«Gastarbeitern» de Alemania, pe­
rennemente inasimilables, sino que
al cabo de poco son tan baracaldeses como el que más; y, natu­
ralmente, tan salesianos como cual­
quiera.
Cuando uno oye a ciertos teolo­
gizantes (de menos de setenta y
cinco años, claro) perorar sobre
milagros. Providencia, intercesión
mariana... siente uno en el alma
que no les hayan mandado una
invitación para estas Bodas de
Diamante.
¡Aúpa Baracaldo! Ahora... ¡a por
el Centenario!

Monseñor Añoveros celebra la misa de apertura de los actos del 75 ani>
versarlo del Colegio.

Pasacalles y desfile de las Minorettes de Pasayako en el Paseo de los
Fueros.

Los exdirectores y los sacerdotes (vocaciones del Colegio) concelebran
la Eucaristía de las Bodas de Diamante.


11

ENTREVISTA
AL RECTOR MAYOR
La revista “Vida Religiosa” ha hecho una en­
trevista al Rector Mayor, don Rícceri, acerca de
la orientación actual de la Congregación Salesiana. Ofrecemos algunas respuestas interesantes
a nuestros lectores, en las que vemos el pensa­
miento del Sucesor de Don Bosco en nuestro
tiempo.

'OR RESRONDÉ



EL RECTOR MAYOR RESPONDE

LA ACCION APOSTOLICA SALESIANA
a)

¿Qué preocupación se advierte en la Congrega­
ción por ver insertada su acción en la pastoral
de conjunto de la Iglesia?

R.—Esta preocupación es cada vez más palpitante
en la mentalidad de los Salesianos: se ha considera­
do en el reciente Capítulo General, y en estos años
orientará más y más nuestra acción. Permítaseme
poner algún ejemplo.
De hecho la Iglesia ha incluido de lleno a la Con­
gregación dentro de las Iglesias locales, confiándole
la responsabilidad de muchas diócesis: los Obispos
salesianos son cerca de sesenta; la ha confiado cerca
de 700 parroquias, en poblaciones pequeñas y gran­
des, en Roma, Madrid. Río y Cape Town.
A pesar de que la Congregación no tiene como fin
la misión parroquial, sin embargo, no se atreve a dar
un «no» en tantas circunstancias.
En esta actividad parroquial la Congregación pone
de relieve lo que es su característica; el cuidado de
la juventud.
En diversas naciones los salesianos trabajan en las
Nunciaturas Apostólicas, poniéndose así al servicio
de la Iglesia local y juntamente al de la Iglesia uni­
versal.
El servicio específico salesiano sobre todo se pres­
ta a las Iglesias locales a través de nuestra misión
especifica: la juvenil y popular.

12



Nos comprometemos a ella con la acción directa
(oratorios, colegios, residencias) y con la acción in­
directa. Por ejemplo, en el sector catequístico dioce­
sano y nacional; en comisiones y secretariados de
vocaciones, de liturgia y pastoral, ya a nivel dioce­
sano (como en la Diócesis de Sevilla), ya a nivel na­
cional, como en Italia con el Centro Catequístico de
Turín-Leumann. En éste trabajan, distribuidos en va­
rias secciones, cuarenta salesianos, que colaboran con
la Conferencia Episcopal y con todas las Diócesis,
teniendo entre otras tareas cada año, decenas de cur­
sillos para animadores de la Catcquesis.
Los Salesianos contribuyen, al estudio y solución
de los problemas de la educación y de la enseñanza
especialmente en Hispanoamérica.
Tienen centros de estudios eclesiásticos, abiertos a
las diócesis y a otras Congregaciones, como el de
San Pablo en el Brasil. En algunos Países se prestan
con personal docente a los llamados «Consortiums»
y, de vez en cuando, aceptan la responsabilidad de
seminarios diocesanos (en Madrás India, por ejem­
plo, dirigen el Seminario mayor interdiocesano).
En todos los países, los salesianos jóvenes — clé­
rigos y coadjutores— realizan experiencias pastora­
les — de catequesis, animación de la liturgia..., etcé­
tera, también en parroquias y ambientes no sale­
sianos. Muchísimos hermanos nuestros trabajan
habitualmente, unidos al clero local.
Los Cooperadores Salesianos (seglares comprome­
tidos, «a modo de Tercera Orden moderna», como

dR MAYOR RESPONDE

.

EL RECTOR MAYOR RESPONDE

.

EL RECTOR MAYOtl

diría Don Bosco), en estos últimos tiempos, han re­
saltado su compromiso, poniéndose al servicio, no
tanto de la Congregación, cuanto al de la Iglesia
local.
Puede decirse que nuestras obras desean ser — y
frecuentemente son— una respuesta a las exigencias
de las Iglesias locales. En ciertas barriadas y zonas
ha sido suficiente, a veces, el surgir de una obra,
para hacer florecer la vida cristiana, para calmar cier­
tas situaciones que antes eran de preocupación aún
bajo el punto de vista social.
En resumen, los Salesianos, hoy más que ayer, se
sienten empeñados en lograr la pastoral de conjunto,
aquel «ecumenismo interno a la Iglesia» que desea
poner juntamente las energías de todos para el en­
riquecimiento de todos.

de ideas y de informaciones sobre la vida de la Con­
gregación; está, también, el magisterio sistemático
del Rector Mayor y de los Superiores de la Congre­
gación; está el contacto del Centro con la periferia
mediante la acción y las visitas de los Consejeros
Regionales y de otros responsables de particulares
sectores.
Además, entre un Capítulo General y el otro, se
programaron encuentros intercontinentales de Superio­
res del Consejo y de los Provinciales. En ellos se hizo
el examen de la marcha de las varias Provincias des­
pués del Capítulo General, y se realizaron —debida­
mente programados— numerosos encuentros interna­
cionales o mundiales por sectores particulares (de la
formación, de hermanos coadjutores, de responsables
de la Pastoral Juvenil, etc...)

b)

c)

■¿Cómo se mantiene la unidad en el pluralismo de
ambientes apostólicos socio-culturalmente dife­
rentes?»

R.—La unidad en el pluralismo —^pienso— que se
mantiene y, aún más, se acrecienta con la fidelidad
a la misión y al espíritu propio de la Congregación.
Hoy el deseo de permanecer fíeles al carisma de Don
Bosco es muy fuerte en la Congregación.
Entre los subsidios de los que nos servimos, p ^ a
mantener viva esta fídelidad, tenemos la circulación

K¿Sigue siendo numeroso el grupo de Salesianos
que se preocupa por la juventud obrera?»

R.— La juventud obrera, desde los orígenes de nues­
tra obra, es una de las dimensiones características
de nuestra misión.
Los Salesianos se dedican a la formación de la
juventud obrera de varias formas: el más sólido, típico
y completo está representado por las Elscuelas pro­
fesionales, en donde la enseñanza, la educación y la
formación, en general, está totalmente orientada se*

— 13

ENTREVISTA AL RECTOR MAYOR

gún nuestros cánones educativos. Tenemos cerca de
290 obras con esta finalidad. En España constituyen
el 35 por 100 de toda la actividad salesiana; en Italia,
el 25 por 100; en las Filipinas, el 34 por 100 y en
el Vietnam, el 26 por 100, etc... Reciben educación
miles de jóvenes y se adiestran en las más modernas
técnicas: es ciertamente una eficaz promoción del
hombre.
Tenemos otras formas de «asistencia» en favor de
los jóvenes aprendices.
Asistimos y guiamos jóvenes y asociaciones juveni­
les obreras en numerosos centros juveniles. Dirigimos
residencias de jóvenes obreros, especialmente de los
que inmigran a las grandes ciudades. Estamos preci­
samente incrementando estas formas de asistencia a
la juventud que, por razón de trabajo corren riesgo
de ver comprometidos los valores humanos y cris­
tianos de alto precio, si no encuentran un guía amigo
y seguro.
Las preocupaciones de los salesianos se extienden
también a la juventud agrícola; en América Latina
(Bolivia, Argentina, Uruguay) disponen de numerosas
escuelas agrícolas, que desarrollan un servicio muy
apreciado en el contexto socio-económico de aquellos
países.

«EN LA PROMOCION VOCACIONAL, LA CONGRE­
GACION SALESIANA SE HA MANTENIDO BAS­
TANTE BIEN CUANDO EN OTRAS CONGREGA­
CIONES SE PRODUCIA UNA DISMINUCION CON­
SIDERABLE».
a)

¿A qué lo atribuyen?

R.—Su afirmación no debe inducir a error, porque
es verdad, relativamente.
Partamos de los hechos. Las defecciones de la Con­
gregación (especialmente entre los hermanos jóvenes,
como es obvio) han llegado del 30 por 100 en el
año 1967 al 5 por 100 en 1972: el número de novicios
— respecto al 1965, que representa la cota media más
alta— ha bajado en 1972 a cerca del 50 por 100. Es
también verdad que ha aumentado el porcentaje de
perseverancia.
Como ve, no se puede decir que estemos ilesos, en
la crisis general; tal vez hayamos sido golpeados de­
masiado drásticamente.
Usted me pide las causas que explican este cierto
«equilibrio» de los Salesianos. Pienso que hay que
buscarlas en la inserción casi espontánea de los Sale­
sianos en el mundo actual, en una natural apertura
a los tiempos (ya lo subrayaba Benedicto XV en un
breve dirigido al Superior General de entonces, des­
pués de la primera guerra mundial, en el que se con­
gratulaba por el buen «equilibrio» que habían demos­
trado los Salesianos militantes en los diversos Países).
Esta apertura a ios tiempos, tal vez, ha evitado que
«shock» de la renovación fuese demasiado violento, y
ha evitado la consiguiente dispersión de los espíritus.

14

Creo que también ha tenido incidencia positiva el
gran atractivo que une al Salesiano con los jóvenes
y la manifiesta actualidad de su misión.
Finalmente, a mi juicio, ha sido de gran beneficio
nuestro «espíritu de familia» que consiente al hermano
desarrollar su espíritu de iniciativa y vivir a gusto.
Uno de los más profundos estudiosos de nuestro Fun­
dador. Don Alberto Caviglia. ha escrito de Don Bosco
«que a pesar de exigir una disciplina amorosa como
cristiano y como religioso, respetó, al máximo grado
compatible con aquella, la voluntad de los suyos y
sus ideas, dejando, diría mucho y mucho aire en tomo
a cada persona.»
b)

¿«No cree que la vida que llevamos los religiosos
influye decisivamente en la promoción de las vo­
caciones»?

R-— Es evidente. Sin el testimonio de una gozosa
coherencia por parte de aquellos que profesan la vida
religiosa, no se ve cómo puedan surgir candidatos
auténticos con coraje para seguir la misma vida.
Cuando —como dice nuestro Capítulo General Es­
pecial— las comunidades están verdaderamente uni­
das en la oración, en la fraternidad y en el apostola­
do (tres elementos esenciales e interdependientes),
notamos que ellas son reclamos de interés vocacional
no sólo para los adolescentes, sino también para los

ENTREVISTA A l RECTOR MAYOR

b)

La juventud
obrera
desde
los orígenes
de nuestra obra,
es una
de las
dimensiones
características
de nuestra
misión.

jóvenes —por ejemplo universitarios— , como fruto
de su encuentros con ciertas comunidades que se pue­
den llamar verdaderamente auténticas.

tLA GRAN FAMILIA SALESIANA. ¿SIGUE CON­
SIDERANDOSE LA CONGREGACION COMO NU­
CLEO Y CENTRO PROPULSOR DE ESE VASTO MO­
VIMIENTO SALESIANO?
R.— Sin duda, y con renovado empeño. Aún más,
el Capítulo General Especial ha pensado que sería im­
posible una verdadera y profunda renovación de nues­
tra Congregación sin la profundidad y robustecimien­
to de los lazos que nos unen con los otros grupos de
la familia salesiana.
a)

¿«Qué importancia se concede entre los Salesianos a la vida comunitarias?

R.— Nuestro Capítulo General Especial ha colocado
la vida comunitaria en sus varios niveles como
idea-eje de la renovación de toda la vida y actividad
de la Congregación. En otras palabras: pensamos con
el Capitulo General que la renovación espiritual y
apostólica de la Congregación o es comunitaria o no
se dará tal renovación.

¿«A qué puntos concretos se le suele dar más im­
portancias?

R.— Siguiendo una lógica que me parece vital, da­
mos la primacía a la comunidad que reza junta — pero
en oración que realice el verdadero contacto con
Dios— especialmente en los encuentros litúrgicos. Así
se alimenta y se llega a la verdadera comunión fra­
terna, expresión del doble amor a Dios y al hermano,
la que a su vez transborda y llega a ser comunidad
apostólica, en clima de corresponsabilidad variada­
mente articulada, de la que ninguno puede margi­
narse.
Todo esto es como la base insustituible para una
acción esforzada y ¿por qué no? atrevida, y al mismo
tiempo iluminada, que ha llegado a ser necesaria por
los cambios en relación con los tiempos. Estos cam­
bios deben servir, no para quitar o cambiar, sino para
conseguir que toda nuestra misión sea fecunda y
constructiva para nuestros tiempos, más específica­
mente para la juventud necesitada de nuestra época.
No es fácil. Estamos en la fase de rodaje y encon­
tramos no pocas dificultades, pero creemos que éste
sea el camino justo y tratamos de seguirlo.
¿«CUALES SON A SU JUICIO LOS PRINCIPALES
PUNTOS EN QUE DEBERA INSISTIRSE PARA UNA
AUTENTICA RENOVACION ENTRE LOS RELIVIMIENTO SALESIANO?»
R.— Creo que el eje de )a renovación de los religio­
sos está constituido por la formación: humana, espiri­
tual y apostólica.
La formación base, sobre todo, deberá ser tanto
más profunda y fruto de consciente colaboración entre
formando y formador, en cuanto que las exigencias
son hoy mucho mayores, y el ambiente ayuda menos
—desde el ambiente familiar al ambiente social— .
Nosotros estamos revisando todas las estructuras de
nuestro ciclo formativo.
Por causa del ritmo de la actual historia, se ve
necesaria y no se puede dejar pasar por alto la lla­
mada. hoy, en todos los campos «formación perma­
nente». Para nosotros este nuevo término — que acep­
tamos y al que damos todo el valor— implica una
actitud eminentemente espiritual de continua búsque­
da y de apertura, acompañado por una puesta al día
culturai-teológica.
Al lado aún más entrelazadas con la formación
prevalentemente interior de la personalidad del con­
sagrado, no puede faltar una formación pastoral que
responda al HOY de Dios y de los hombres, y entre
nosotros ]>ara los jóvenes.
Para afrontar la suma de problemas, impuestos
por la «formación permanente», tenemos como en la­
boratorio un conjunto de iniciativas — a nivel de Con­
gregación y de Provincias— que trataremos de actuar
en los próximos meses.
Creemos que el poner a la Congregación y a los
Salesianos en situación de formación permanente es
un requisito fundamental para poder cumplir nuestra
misión «hoy».

— 15

SIENTE
PREDICAR

r

4

\

EJEICICIOS U FIN?

“He vivido este episodio desde ei principio al fin bajo el signo de la

obediencia. A veces el Señor concede anticipos del premio prometido...
Me temo que en este caso su generosidad haya ¡do más allá de la medida.”
Así ha comentado, fuera de la entrevista don ANTONIO JAVIERRE,
Rector Magnífico del PAS, este “paréntesis insólito" de su vida, la semana
de Ejercicios Espirituales que entre el 11 y 17 de marzo pasado ha pre­
dicado en el Vaticano en la Capilla Matilde, en la presencia del Papa.
Don Antonio María Javierre nació en Siétamo (Huesca-España) en
1921. Profesó salesiano el año 1940 y fue ordenado sacerdote en 1949.
Consiguió el doctorado en teología en las Universidades de Salamanca,
Gregoriana y Lovaina.
Es consultor de la Congregación para la Educación Católica y del Se­
cretariado para la Unión de los Cristianos.
Tiene una abundante producción teológica, sobre todo en el sector
ecuménico.
Reproducimos la entrevista arrancada con dificultad a su natural re­
serva.
16

sición incómoda de su pobre pre­
dicador. Su bendición iba acom­
pañada por su actitud paterna»
por su mirada bondadosa y alen­
tadora. A veces me bastaba mi­
rar su actitud de escucha, de
aceptación “simpática”, para pro­
seguir sin complejos, convencido
de que el Santo Padre estaba de
mi parte.
— cQ «é efecto produce hablar
tanto al Papa y a los Cardenales,
con el propósito d e hacerles “m e­
d ita r” y darles “instrucciones”?
— ^Mi fórmula ha sido sencillí­
sima. Considerarme un ejercitan­
te más, con el único “privilegio”
de meditar en voz alta en la pre­
sencia de Dios. Puedo asegurar
a los aspirantes a predicar ejer-

— ¿C óm o se ha desarrollado
su predicación d e E jercicios al
Papa?
— Con suma SEN C ILLEZ. Me
parecía reencontrar el mismo es­
quema de Ejercicios de mi co­
mienzo en la vida salesiana; cua­
tro sermones diarios alternados
con momentos de reflexión, de
oración silenciosa, comunitaria, y
sobre todo, de intensa vida eucarística.
C o n perfecta R EG U LA R I­
DAD, amenazada una sola vez
por fallo en la puntualidad del
chófer. (Logré remediarlo con
una carrera afortunada por la vía
Olímpica, ayudado por la bené­
vola colaboración de los semáfo­
ros. El Papa estaba ya en su si­
tio, puntual, en contemplación
delante del Santísimo, esperando,
como de costumbre, el momento
de iniciar la plenaria común).
Con admirable E JE M P L A R IDAD, propia de una comunidad
orante formada por personas se­
lectas, que tienen profunda con­
ciencia d e l a responsabilidad
enorme de su trabajo y de la ver­
dadera fuente de su energía.

— ¿Q ué le ha parecido e l Papa
com o ejercitante?

Una convicción: De ahora en ade­
lante tengo un amigo en el Vatica­
no. Me lo ha dicho él y lo creo.

— Aunque 22 sermones sean
muchos en 5 días, personalmen­
te hubiera preferido que fueran
el doble para poder hablar sólo
al Papa aparte de sus colabora­
dores.
Me ha parecido un ejercitante
ideal. He descubierto en estos
días que Pablo V I no es en ver­
dad fotogénico; que la televisión
no capta su encanto personal, que
los periodistas no logran comu­
nicarnos lo mejor de su persona.
Esta aparece en su espontanei­
dad atrayente en el contacto per­
sonal.
Más que edificado debería de­
cir que muchas veces me he con­
movido profundamente ante su
actitud sincera, recogida, de hom­
bre que reza de verdad, abando­
nado en la presencia del Señor.
He podido espiarlo en momentos
de absoluta intimidad. Ciertos
gestos son significativos en tal
grado que no cabe en ellos mix­
tificación.
Personalmente me he encon­
trado a gusto desde el principio.
E l Papa habrá adivinado la po­

— 17

¿Q U E
S E S IE N T E
A L P R E D Ii
EJER C IC IO t
AL PAPA?
cicios en el Vaticano que la fór­
mula es buena.
O bjetivam en te uno se siente
extrañamente más tranquilo que
cuando predica, por ejemplo, a
los jóvenes: se siente libre de la
preocupación de tener que pre­
cisar el pensamiento, completar
el cuadro, equilibrar la frase, mo­
ver a resoluciones coherentes...
De todo esto uno sabe que pue­
de dispensarse porque lo que di­
ce resuena en quien lo escucha
en modo mucho más profundo
de cuanto el pobre predicador
pueda imaginar.
Pero con la condición de que
subjetivam en te sea él capaz de
aceptar su verdadero papel: es
decir, hacer lo que hace el
más pequeño de los hijos cuan­
do recibe el encargo de dirigir el
rosario en familia: no se excluye
la hipótesis de una distracción,
de una ligereza propia de un ni­
ño; pero se sabe por experien­
cia que aun la posible corrección
hay que entenderlo en el contex­
to de amor en que todo queda
envuelto.
— cQwé tem as ha escogido pa­
ra su predicación y p o r qu é lo s ha
creíd o oportunos para e l Papa?

18

— Me he decidido por la San­
tísim a Trinidad. He querido me­
ditar sobre la vida íntima de las
tres Personas (teología), y sobre
el dinamismo de la salvación del
Dios Trino (Economía). Salva­
ción que incide sobre la persona
del hombre, y sobre su inserción
en la sociedad cósmica y eclesial,
sobre su ritmo de progreso en
la construcción del mundo y en
la expansión del reino.
Ha habido quien me ha es­
crito alabando mi atrevimiento
por haber afrontado el corazón
del dogma en este momento de
crisis teológica. Pero no ha sido
en modo alguno atrevimiento, ni
tampoco desafío al dogma, y tan­
to menos el deseo de revelar as­
pectos desconocidos en esta ma­
teria (no podía hacerlo, ya que
nunca he explicado el “De Deo
Uno el Trino”). Ha sido más
bien, docilidad a la lógica.
En efecto, los ejercicios impo­
nen “ metánoia”. La cual a su
vez exige una doble visión (lo
más clara posible): l . “, de las
coordenadas precisas del principio
del hombre y de su verdadero
destino: 2.'’. de las exigencias his­

tóricas del tramo concreto del ca­
mino que la Providencia abre
aquí y hoy a nuestros pasos. He
creído que predicando en el Va­
ticano fuese un imperativo lle­
var hasta el límite el principio de
la vuelta a las fuentes y orien­
tarse decididamente h ac ia los
“signos de los tiempos”. Sola­
mente a este precio es posible
u n a auténtica renovación de
nuestra espiritualidad.
Ahora bien, es la Trinidad
contemplada a fondo (más allá de
las discusiones teológicas) la que
nos asegura el “reditus” al mis­
terio verdaderamente “fontal”,
al verdadero hontanar de toda
realidad. Y es la transcendencia
del Dios trino la que permite la
maravillosa dialéctica de una ac­
tividad profunda en toda nuestra
vida, sin que sufra detrimento
nuestra completa responsabilidad
en cuanto autores de nuestra his­
toria al ritmo impuesto por los
signos de los tiempos.
— A l fin al d e los E jercicios ha
tenido una larga audiencia par­
ticular con el Papa, ¿qu é le ha
im presionado más?
— No es fácil elegir, pero co-

^CAR

iS

mo ecumenista sincero me gusta
ratificar la impresión que Karl
Barht recibió en su encuentro
con Pablo V I. Barth tenía razón:
El Papa es profundamente hu­
m ilde, no obstante (y quizá por
eso mismo) la viva conciencia que
tiene de su deber ministerial.
Yo me lo imaginaba algo dis­
tante, lejano. En cambio lo he
encontrado de una cortesía, de
una cordialidad, de una intimidad
paterna y digna que derriba in­
mediatamente toda barrera y per­
mite a un hijo de Don Bosco
encontrar en él al Papa y al papá.
Si es verdad que el cristianis­
mo es humildad al servicio del
amor, debemos dar gracias a Dios
por habernos concedido un Pon­
tífice verdadero discípulo de un
Maestro que nos inculca la man­
sedumbre y la humildad.
Este binomio lo he visto en­
carnado en una forma para mí
sorprendente. “Para vosotros, los
ecumenistas — me dijo en aquel
encuentro inolvidable— yo re­
presento la máxima dificultad.
Soy el sumo obstáculo. No como
persona, claro, sino en cuanto
Pontífice. Lo sé. Y estaría muy

contento de poder eliminar todo
obstáculo. No falta entre vos­
otros quien me haya sugerido la
dimisión. Pero ¿le parece que
sería u n a solución acertada?
Puede llamarse verdadero teólo­
go quien sugiere como fórmula
de solución contradecir la volun­
tad expresa de Cristo? Cuánto
me alegrarían, en cambio, suge­
rencias verdaderamente válidas.
No me desagrada que me di­
gan que debo rectificar mi servi­
cio, que es imperfecto, que es
desacertado. Me agradaría in­
mensamente que me dijeran po­
sitivamente qué debo hacer para
rectificar mis limitaciones. Por­
que me gustaría mucho mejorar,
corregirme... No vacilaría en su­
primir este palacio, si fuera este
palacio el verdadero obstáculo;
ni en prescindir de este templo,
si el templo fuera el precio que
debiera pagar para obtener la
unidad... Porque lo que intere­
sa es cumplir la voluntad de Cris­
to. A toda costa. Aún pagando
con la propia vida, al más alto
precio”.

de un eventual desacuerdo. Don
Bosco nos ha enseñado amar al
Papa sin distingos... Todo esto
es verdad. Pero es preciso reco­
nocer que tenemos un motivo de
gratitud a Dios porque el amor
puede ser espontáneo, y doble, y
bien fundado, a los ojos de la
fe, y a los ojos quizá algo indis­
cretos. pero buenos, de un hijo
que ha tenido la suerte de ver
más de cerca a su Padre y de ello
da testimonio sincero a sus her­
manos.
Para que el gozo sea común.
ENZO BIANCO
{ANS - Agenzia N otizie Salesiane - M a g g i o - G i u g n o
1973 - pp. 3-5).

Conocía al Papa como teólogo. Lo
amaba como salesiano convencido.
Ahora he podido ampliar mi cono­
cimiento de él más allá de su mi­
nisterio.

Una humildad puesta al servi­
cio del amor. Lo he predicado re­
petidamente como ideal durante
los Ejercicios, y al fin me pare­
cía haber acarreado agua al mar.
— Esta singular experiencia
(■qué ha aportado a su vida?
— Una convicción: “De ahora
en adelante tengo un amigo en
el Vaticano”. Me lo ha dicho él
y lo creo. Porque su voz tenía
una vibración inconfundible, por­
que el contexto no permitía una
exégesis diversa a sus palabras.
¡Gracias, Santidad!
Conocía al Papa como teólo­
go. Lo amaba como salesiano
convencido. Ahora he podido
ampliar mi conocimiento de él
más allá de su ministerio. He
encontrado en mi camino al Mi­
nistro. Ha sido un descubrimien­
to estupendo: la sintonía perfec­
ta entre el Papa y Pablo V I.
El teólogo debería prescindir

— 19

POR
EL MUNDO
SALESIANO
BODAS DE ORO
DE LOS PRIMEROS BACHILLERES
DE CARABANCHEL
Madrid.— De memorable puede calificarse la reunión
Antiguos Alumnos celebrada en el Colegio de Carabanchel Alto el 31 de mayo. Ochenta y siete colegiales
que con las adhesiones llegaron al centenar, todos
ellos cincuentones “e aínda mais”, se congregaron
alir para conmemorar las Bodas de Oro de la primera
promoción de bachilleres, salida en 1923, de la que
estuvieron cuatro presentes, todos los que sobreviven.
Junto a ellos, don León Carlosio, el Consejero de en­
tonces, cuya venerable presencia fue acogida con
grandes muestras de cariño y veneración.
Se quiso que la reunión fuese un auténtico home­
naje de gratitud a los Salesianos que nos educaron,
centrándolo en las figuras de don León y de don Ale­
jandro Battaini, director inolvidable de todos los re­
unidos. En los jardines del colegio se descubrió un
busto a su figura, magnifica obra del escultor Palma
Burgos, que fue bendecido por don Antonio Mélida al
terminar la misa en la abarrotada capilla — la misma
de nuestros años colegiales— , concelebrada con el
señor Inspector, por don Modesto Bellido, el director
actual de Carabanchel don Juan Velasco, don Arturo
González y varios salesianos más. Magnífica y opor­
tunísima la homilía del señor Inspector y emoción a
raudales cuando los asistentes entonaron la vieja letri­
lla tradicional en honor de María Auxiliadora.
Cuando se sirvió el café del bullicioso almuerzo fa­
miliar, Ricardo Rey inició la sobremesa con las adhe­
siones recibidas, dando luego lectura a unas magnifi­
cas cuartillas de don León Cartosio, llenas de recuer­
dos, de cariño y de humildad. Sebastián López Fron­

20



tera habló por los compañeros de la promoción que
se festejaba y Angel Vían rememoró tiempos heroicos
de don León, universitario durante la República ‘‘de
sotana y con todas sus consecuencias”. Valentín Sanz,
con su graciosísima intervención y don Paco Gonzá­
lez, con uno de sus famosos discursos de altos vuelos,
nos facilitaron grandemente una feliz digestión, como
don Arturo González ‘‘y sus muchachos” en aquel
magnífico coro de doctores de verdad, pues los había
módicos, ingenieros, coroneles, etc. Javier Pérez-Fontán rememoró los felices años veinte y con una grata
intervención del presidente nacional Javier Artuch y
de don Antonio Mélida, muy cordiales, abandonamos
todos el comedor. La Salve en la capilla y las clási­
cas "buenas noches” que nos dio don Arturo cerraron
la magnifica jornada.
Reunión inolvidable y simpatía que tendrá ancho eco.
Se logró — da fe el cronista— con el envío a sus
compañeros de dos simples circulares recordatorias.
El afecto entrañable que a todos nos une, con el aglu­
tinante de los nombres de don Alejandro Battaini y
de don León Cartosio, realizaron el milagro.

AL SERVICIO DE LA SANTA SEDE
Roma.— En estos últimos meses, la Santa Sede ha
requerido el servicio de varios salesianos, encomen­
dándoles mayores responsabilidades: 1) Ha conferido
la púrpura cardenalicia a Mons. Trochta. 2) Ha nom­
brado obispo a Mons. Rosalio José Castillo Lara, como
Coadjutor con derecho a sucesión de Trujíllo (Vene­
zuela). 3) Mons. Jesús María Coronado Caro ha sido
consagrado en Bogotá como obispo de Girardot (Co­
lombia). 4) Ha trasladado a la nueva diócesis de Tura
(India) al obispo salesiano Mons. Marengo. 5) Monse­
ñor Humberto D'Rosario, arzobispo salesiano de Shíllong, con fecha del pasado 28 de abril ha sido desig­
nado miembro de la Sagrada Congregación para la
Evangelización de los Pueblos.

OPERACION -LAND-ROVER*
Linares.— Secundando el programa misional dei Rec­
tor Mayor, la Comunidad Salesiana de Linares ha dado
este año a la fiesta de María Auxiliadora un carácter
misionero. El salesiano don Serafín Garda, que tra­
baja en la Misión de Ariari (Colombia), ha predicado
el triduo y la fiesta de la Virgen y ha contribuido al
fervor cristiano de ta Familia Salesiana de Linares.
Una iniciativa concreta, promovida por el mismo Ins­
pector de Córdoba, ha sido la de proporcionar un
Land-Rover al misionero salesiano para las múltiples
necesidades de ia Misión. Linares se ha volcado en
esta iniciativa, poniendo en ella todo su corazón.
En la presente fotografía vemos a los niños con su
consiliario don Rafael Espejo y al misionero don Se­
rafín, que ya estará de regreso en sus tierras colom­
bianas.
Recordamos con cariño los años en que don Sera­
fín era profesor de los filósofos en Consolación de
Utrera. También fue director de Alcalá de Guadaira,
de Montilla y de Las Palmas. Hoy. con un celo sin
limites, emplea todas sus energías entre los hombres
del Ariari, en esa nueva tierra de promisión de Co­
lombia. Le deseamos un fecundo apostolado y que
el Land-Rover le sirva para una evangelización “so­
bre ruedas".

POR
EL MUNDO
SALESIANO

LOS 75 AÑOS DE 6ARACALDO
Baracaldo.— Un apretado programa de festejos ha
conmemorado el 75 aniversario de los Salesíanos en
Baracaldo. Mayo y junio han sido los meses fiesteros.
Del 1 ai 6 de mayo se celebró la semana de los Pa­
dres de los alumnos. Destacaron el homenaje de los
alumnos a sus padres en el Teatro de Baracaldo, con
la representación de la zarzuela “Sésamo ábrete”, y
la fiesta de la Madre, con competiciones deportivas
y juegos escolares.
Del 7 al 13 de mayo se celebró la semana del Apos­
tolado Seglar Salesiano, con una serie de conferen­
cias: “Identidad de la vida cristiana hoy” (Por don
José A. Ubieta, Vicario General de la diócesis); “Iden­
tidad del Salesiano Cooperador, hoy” (Por don Blas
Calejero, Delegado de Madrid); “Las Hijas de María
Auxiliadora, hoy” (Por sor Pilar Pérez Salcedo); “Los
Antiguos Alumnos Salesíanos, un Movimiento Apostó­
lico” (Por don Enrique María Arrieta, Delegado de Bil­
bao); “La espiritualidad del Salesiano Cooperador”
(Por don José A. Rico, inspector de Madrid); “Las Vo­
luntarias de Don Bosco, un Instituto Secular” (Por don
Santiago Ibáñez, Asistente Eclesiástico Nacional).
Del 14 ai 21 de mayo, Semana de la Comunidad
Inspectorial. El día 15 comenzó la novena de María
Auxiliadora, predicada por don José Luis Carreño. Los
días 18 y 19 fueron jomadas de homenaje al Padre
Inspector, don Luis Puyadena. El 20 fue el día de las
Primeras Comuniones. Alegraron la fiesta las “Minorettes” de Rentería que efectuaron bonitas exhibicio­
nes.
Del 21 al 27 se celebró la semana de María Auxi­
liadora y la festividad del Colegio. Hubo grandes de-

mostraciones religiosas y deportivas; ConcentraciónHomenaje a la Virgen en el patio del Colegio, Euca­
ristía para ias diversas secciones, fuegos artificiales,
sesiones de cine. Verbena, gran Festival de Cancio­
nes y música Pop, Pasacalles con Chislularis, exhibi­
ción de danzas y Torneo del 75 Aniversario.
Han participado en estas fiestas jubilares ios anti­
guos directores: don Rufino Encinas, don Aniceto Sanz,
don Nazario Sánchez, don Luis Torreño, don Wences­
lao Ortega y el actual director don Raúl Cuevas.
Del 28 de mayo al 3 de junio se celebró la semana
de ios Antiguos Alumnos Salesíanos. En la comida de
la fraternidad se reunieron más de 200 comensales.
Entre ellos estaba presente uno de los “alumnos fun­
dadores del Colegio Salesiano”, don Evaristo Gonzá­
lez, de ochenta y cuatro años, llegado expresamente
desde San Sebastián.
“Todo fue hecho por medio de ella y sin ella nada
se hizo de cuanto fue hecho”. Así rezaba el progra­
ma de festejos, atribuyendo a la Virgen toda la labor
de estos setenta y cinco años; los aciertos, natural­
mente. Bajo la protección de María Auxiliadora el Co­
legio de Baracaldo se dispone ahora a emprender nue­
vas singladuras hacia el futuro.

CONSAGRACION DE U NUEVA CATEDRAL DE SHILIONC
Shillong.— El obispo salesiano Monseñor Ferrando,
el pasado 24 de abril consagró la nueva Catedral de
Shillong. Asistió una gran cantidad de sacerdotes, re­
ligiosos y acudieron más de 2.000 representantes de
la Comunidad Católica de la ciudad, que veían realiza­
do uno de sus más bellos sueños.
Presidió la concelebración eucarística el mismo
Monseñor Ferrando, acompañado del Administrador
Apostólico de Caro Mills, Monseñor Marengo, también
salesiano, y 23 sacerdotes de varias partes de la dió­
cesis.
La música sagrada estuvo a cargo del coro de la
Catedral bajo la batuta del maestro salesiano padre
Resto.
El Párroco de la Catedral, padre Vannie, Salesiano,
subrayó en sus palabras que ésta era la primera igle­
sia que se consagraba en el Nordeste de la India. Era
como un símbolo de la fe de dicha región. Tuvo luego
palabras de agradecimiento para los bienhechores que
habían hecho realidad el presente templo.
Esta Catedral se ha construido en treinta y ocho
años. Es de estilo gótico, con planta en forma de cruz.
La fachada tiene 18 metros de altura y las dimensiones
son de 50 m. x 37 m., con una capacidad para unas
3.000 personas.
Todos, obispo, misioneros y fíeles tienen la firme
esperanza de que esta nueva Catedral sea como el
símbolo de unidad de la dinámica y juvenil comunidad
cristiana del Nordeste de la India.

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21

Se nos ha ido a la Casa del
Padre un c o o p e r a d o r ejemplar;
David Vidal Prol.
Pertenecía al Centro de Sarriá
de Barcelona.
Había asistido, con gran interés
y asiduidad, a la Semana de For­
mación Salesiana tenida en el Cole­
gio de Rocafort para los coopera­
dores de Barcelona del 19 al 24 de
Febrero.
Al viernes siguiente, día 2 de
Marzo, un ataque de corazón, to­
talmente im p r e v is to , cortaba su
vida terrena, privándonos de su
presencia corporal, y nos lo gana­
ba definitivamente para su incor­
poración plena al misterio de
Cristo.
Hacia las ocho y medía de la
tarde de ese día, había estado en
la Capilla Parroquial de María Au­
xiliadora para hacer su visita al
Santísimo, Luego, la charla breve
con los amigos en el bar cercano;

y regresó a su casa no lejos de la
Obra Salesiana del Paseo Don
Bosco.
Mientras su esposa preparaba la
cena, David sintió un fuerte dolor
al brazo; segundos después cafa al
suelo fulminado por un infarto.
Corrió en seguida la noticia del
ataque. Junto a él acudieron el
Director del Colegio Salesiano y el
Doctor Boada Reixach, cooperador
de su mismo grupo; con ellos nu­
merosos amigos y vecinos.
Todos los cuidados del Doctor
e intentos para reanimar su orga­
nismo fueron inútiles. David había
entregado su alma a Dios.
En estos momentos de renova­
ción de la Familia Salesiana y de
relanzamiento de la Unión de los
Cooperadores nos preguntamos por
los designios del Señor ante el fa­
llecimiento de este cooperador;
¿Por qué nos lo habrá llevado?
¿Quizá porque lo encontró ya ma­

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Beca «María Auxiliadora». Arch. Cádiz. N. e .: 1.000. Total: 61.000 pts.
Beca «Corpus Chrtsti». Srta. J. Quintana. Sevilla. N. e.: 100. T . : 16.400 pts.

22



duro para el cielo? ¿Tal vez para
hacernos comprender mejor dónde
están las fuentes y el secreto de
la auténtica renovación de nuestra
Obra?
Porque David Vidal ha sido un
cooperador ejemplar; ejemplar so­
bre todo en aquello que es lo
m"is profundo y lo más fecundo de
toda auténtica espiritualidad: su
unión con Dios. Aquí es donde se
fragua, y él supo realizarla, la op­
ción radical de toda vida cristiana.
David Vidal fue un hombre pro­
fundamente piadoso. Si hemos de
juzgar por el tenor de su vida, co­
mo ningún otro cooperador de
nuestro Centro de Sarriá: él nos
superaba a todos.
Su esposa lo recuerda, siendo
todavía novios, con el misal bajo
el brazo camino de la Iglesia de
María Auxiliadora del Colegio de
Rocafort. Lo veía pasar desde las
oficinas de trabajo y lo comenta­
ba, con admiración y fruición es­
piritual, entre sus compañeras.
Había nacido en Villarellos, pueblecito de la provincia de Orense.
C o n ta b a actualmente cincuenta
años de edad. Su padre era Guar­
dia Civil.
A los veinticuatro años ingresó
en el Cuerpo General de Policía.
Desde 1949 residía en Barcelona.
Actualmente desempeñaba sus ser­
vicios en la Jefatura Superior.
Casado c o n Juanita Alcalde,
Dios bendijo su matrimonio con
una niña, Marisa, alumna del Co­
legio Santa Dorotea de las Hijas
de María Auxiliadora.
Constituían una familia feliz,
I>orque David, dice su esposa, era
bueno con todos: con los coope­
radores, con los amigos, en su pro­
fesión, en casa, siempre.
Con sus padres conservó siem­
pre un afecto filial que nunca dis­
minuyó con el pasar de los años.
Su padre vive actualmente en
Orense. Allí ha recibido, con cris­
tiana resignación, la noticia de la
muerte del hijo.
Asistía con ejemplar asiduidad a
las convivencias de los cooperado­
res, sobre todo al encuentro men­
sual del tercer domingo.
Hacia las cinco y media de la
tarde, llegaba puntualmente con su
esposa. Cuando, pasadas ya las
ocho, terminaba la Eucaristía, vol­
vía a su casa, renovado en el es­
píritu, para continuar su vida cris-

n « lE s iu u SE eiii
tiana, sencilla y normal en apa­
riencia, pero en realidad de una
espiritualidad impresionante.
Cada día, a las siete de la ma­
ñana, se encontraba en la Capilla
Parroquial de María Auxiliadora
para la Celebración Eucarística.
Pero los minutos que seguían a
la Comunión no eran suficientes
para satisfacer la necesidad senti­
da de comunicación personal con
el Señor. Todas las tardes, ya fue­
se a primera o a última hora, se­
gún su horario de trabajo, volvía
a la Capilla. Era un momento pri­
vilegiado de intimidad c o n e l
Maestro. Su visita no solía du­
rar menos de media hora.
Así también diariamente, en su
casa, dedicaba algún tiempo a la
lectura y meditación de la Biblia.
La Eucaristía y la Palabra de
Dios constituían el principal ali­
mento de su espíritu.
Cimentado en estas fuentes de
espiritualidad, su jomada de tra­
bajo era la del verdadero discípu­
lo de Jesús que pasa por este mun­
do haciendo el bien. Por eso Da­
vid no tuvo enemigos nunca. Era
bueno con todos. Todos le querían
bien.
Con una rectitud de juicio admi­
rable por pensar bien de todos.
En su conversación y trato era más
bien reservado, discreto, serio; pe­
ro todos sabían que podían contar
con él. Por eso todos le aprecia­
ban de verdad.
Pero la vida cristiana tiene sus

exigencias; a veces resulta dura.
Y David sentía la necesidad de
esa fortaleza cristiana que sólo
puede brotar del misterio de su
cruz.
Todos los viernes del año, en
la vecina Iglesia de Santa Gema
de los Padres Pasionistas, hacía, a
última hora de la tarde, el Vía
Crucis.
Su fe en el misterio eucarístico
tenía también en su vida una ex­
presión ejemplar: su participación
en la Adoración Perpetua en el
Templo del Sagrado Corazón de
Jesús del Tibidabo. Su hora de ve­
la eucarística era para él un tiem­
po sagrado, dedicado a la expia­
ción de los pecados propios y de
los de sus hermanos los hombres.
Recordábamos, al principio, su
interés y asiduidad en la Semana
de Formación Salesiana de Rocafort. Faltó, sin embargo, el último
día. Era sábado, cuarto sábado de
mes. Ese día tenía todos los me­
ses su compromiso en la adora­
ción eucarística nocturna del Ti­
bidabo. En su vida de adorador
era para é! un compromiso inex­
cusable. Allí vivía quizá los mo­
mentos de mayor intensidad espi­
ritual.
Consciente también de la fun­
ción maternal de la Virgen en la
historia de la salvación, sentía ha­
cia Ella una devoción filial, pro­
funda consecuente, puesta de ma­
nifiesto en numerosas ocasiones.
El rezo diario del Rosario con los
suyos, en el hogar, era el testimo­
nio externo de esta devoción mariana.
Por su integración en la Fami­
lia Salesiana, había comprendido
perfectamente el sentido apostóli­
co y eclesial del título de María
Auxiliadora. En su celo se esfor­
zaba por hacer presente el recuer­
do de la Virgen junto a las per­
sonas que tenían especial necesi­
dad de su auxilio. Así lo había he­
cho recientemente con un amigo
enfermo.
Humano como todos, tenía su
sencillo hobby de diaria distrac­
ción. Cada tarde, antes de subir a
su casa para la cena, buscaba e!
encuentro con su peña de amigos,
en el bar del Pasaje Senillosa; allí
un ratito de charla y un vasito de
vino: era toda su expansión.
Pero todo tenía su moderación
en aras de una austeridad cristia­

na. Durante la Cuaresma era ra­
dical: ni probaba el vino, ni fu­
maba un cigarro. Era la expresión
humana, externa, renovada inva­
riablemente todos los años, de su
penitencia cuaresmal.
He aquí, pues, un cristiano, un
cooperador que ha sabido dar a
su vida una profundidad espiritual
y una dimensión evangélica, que
ha sabido comprender que el nú­
cleo central del espíritu salesiano
es la caridad y ha pasado por este
mundo haciendo el bien, con sen­
cillez, con fidelidad al plan de
Dios, con abnegación. Dios le ha
debido encontrar maduro para el
cielo.
La celebración eucarística que
tuvo lugar en la parroquia de Ma­
ría Auxiliadora de Sarriá el lunes
5 de marzo, a las ocho de la no­
che, constituyó una importante
manifestación de afecto y de admi­
ración por el testimonio ejemplar
de su vida.
Así, también, el domingo 18 de
marzo, en el retiro mensual de los
cooperadores de su grupo, David
estuvo espiritualmente presente so­
bre todo en la Eucaristía; fue el
mejor exponente de una solidari­
dad fraterna que nos une en una
misma fe y en una misma voca­
ción salesiana. Es aquí donde re­
novamos nuestra conciencia cris­
tiana, nuestra certeza de que la
muerte no ha roto nuestra comu­
nión con él; ni con él, ni con nues­
tros hermanos cooperadores difun­
tos. Son los muertos los que viven
verdaderamente, porque su incor­
poración a Cristo es ya definitiva.
Su recuerdo y su mediación no
hacen sino reforzar nuestra soli­
daridad.
Esta ha sido la vivencia cristia­
na y salesiana de David Vidal y
de los cooperadores de Sarriá con
ocasión de su muerte. El testimo­
nio de su vida constituye para nos­
otros una reflexión y un estímulo.
Estamos convencidos de que la
renovación del movimiento seglar
del apostolado salesiano sólo será
posible mediante la fecunda ma­
durez espiritual de sus miembros.
Por eso necesitamos cooperadores
como David Vidal, cooperadores
de profunda vida interior, de in­
tensa espiritualidad. Son ellos la
mayor riqueza de los centros y la
mejor garantía de la fecundidad
de nuestra participación en la mi­
sión de Don Bosco.

— 23

/

Un joven cura salesiano, 1,60 de al­
tura, más fino que una espátula, pero
lleno de energías, lanzó un desafío a
un grupo de amigos:
“Si estáis decididos, vamos a revo­
lucionar la ciudad”.
70 camiones y 1.500 muchachos han
llevado a cabo esta revolución.
24

La TV estaba lista para retransmitir en directo el
partido de fútbol Vasco-Flamingo. Los hinchas de
Belem, capital del estado brasileño de Pará, llenaban
bares y casas. Cinco minutos antes de comenzar el
partido, apareció en miles y miles de pantallas un
chaval que apuntó con el dedo a los invisibles espec­
tadores para decirles:
«Vasco - Flamingo es un partido interesante. De
acuerdo. Pero los miles de chiquillos que viven a
diario en nuestras calles sin que nadie se ocupe de
ellos, expuestos a los peligros del tráfico y de la de­
lincuencia, son algo más importante. El domingo ire­
mos a llamar a tu puerta porque tú también debes
pensar en estos muchachos».
Poco después aparecieron en la pequeña pantalla
chicos y chicas yendo de casa en casa. Los muchachos
llevaban a su espalda enormes sacos, las chicas re­
cibían de la gente toda clase de objetos: zapatos,
ropa blanca, medicinas... Una niña ofrecía con una
inefable sonrisa una de sus dos muñecas. Mientras
tanto, una voz en «off» golpeaba: «Estos son chicos
del Movimiento Emaús, enviados por la República del
Pequeño Vendedor. El domingo se iniciará en toda
la ciudad la operación «Emaús». Esta llamada es tam­
bién para tí. «Lo que no usamos no nos pertenece ya:
pertenece a los que lo necesitan».
Y al instante, aparecieron en los televisores los
jugadores del Vasco de Gama y Flamingo para em­
pezar el partido. La ciudad de Belem -^ 0 0 .0 0 0 ha­
bitantes— conoció de esta manera la iniciativa fulmi­
nante del padre Bruno, el salesiano fundador de la
«República del Pequeño Vendedor».
Durante los días febriles que precedieron al
lanzamiento de la iniciativa, todos los diarios se
hicieron eco de la misma y en varios centros
de la ciudad se dieron conferencias para explicar mo­
tivos y porqués. Los habitantes de Belem se pregun­
taban; ¿Y quién es este padre Bruno? ¿Qué clase de
República es la suya?
Un periodista quiso dar razones a todos y fue a
ver. Y escribió un artículo en «O Liberal», uno de
los periódicos de mayor tirada de Belem. Resumimos
lo que el periodista dijo el pasado 13 de mayo:

^

U N A F A B U L O S A E X P E R IE H C IA
D E A P O S T O L A D O S O C IA L
Y D E E V A S G E L IZ A C IO M .

UN CURITA CON MAS ENERGIAS
QUE UNA PILA ELECTRICA
Un ejército de chiquillos desde los cinco a los quin­
ce años, los mismos que vemos corretear por las
calles vagabundeando, vendiendo sacos en el merca­
do o voceando el periódico, o sencillamente «sobre­
viviendo». Un joven padre salesiano, el padre Bruno
Sechi, 1,60 metros de altura, más seco que un clavo
y con más energías que una pila eléctrica, los ha aso­
ciado en una especie de pequeño estado: la Repúbli­
ca del Pequeño Vendedor.
Los locales son ima concesión del arzobispo: un
cobertizo y dos o tres cuartos al lado del palacio
arzobispal.
Aquí, precisamente, encontré al padre Bruno, al
que todos los chicos llaman con mayor brevedad
«Bruno» a secas. Discutía con un industrial y dos
abogados los detalles de la campaña Emaús. Era la
hora de comer: la mejor, sin duda, para conocer una
República de chiquillos fundada sobre el apetito.
Comedor, limpio. Los chicos me saludan, pero su
atención se dirige a otra cosa: el plato de acero
inoxidable que les está preparando. Contiene la co­
mida fuerte de todo brasileño: arroz y fríjoles. Mesas
para cuatro personas, no de cuartel. Un grupo de
unos veinte chicos y chicas trabajan en la cocina y
sirven la mesa.
En el salón hay algunos futbolines, mesas de pingpong y de billar. En el pequeño campo de fútbol jue­
ga otro grupo de chavales con los pies descalzos.
Esperan su turno de comida. Hay grupos de jóvenes
y señoritas que platican en corrillos de niños.
«Todos son estudiantes — me dice el padre Bruno—
y todos voluntarios. No disponen de mucho tiempo.
Han comido en casa y ahora esperan su turno de
servicio en la cocina o en el comedor. Lo hacen sólo
con la intención de servir».
A BOCA LLENA EXCLAMAN: «¡ESTUPENDO!»
Comienza el segundo turno de comida. Los chiqui­
llos se sienten alegres como pájaros. Bruno pide un
minuto de silencio: «Gracias, Señor, por el alimento

de hoy» — dice— y todos cantan con fuerza: «Te da­
mos gracias. Señor, y te pedimos por los que hoy no
tienen qué comer».
Mientras los muchachos comen con gana, dón Bru­
no les habla: les explica la marcha de la campaña
Emaús, que redundará en bien de la República. Es
como un administrador que rinde cuentas ante la
Asamblea General. Cuenta los éxitos, fracasos y equi­
vocaciones. Da cuenta de los camiones que han pres­
tado varias Empresas, anuncia la colaboración de to­
dos los alumnos de los colegios, dice que toda la
ciudad está prácticamente movilizada. El domingo
también han de trabajar ellos. «Todos nosotros. Cada
cual tendrá su misión que cumplir. Unos irán en los
camiones, otros estarán en el Colegio Salesiano de
Sacramento para recibir y descargar los objetos re­
cogidos. Habrá unas 900 personas trabajando para
nosotros. Naturalmente, nosotros no podemos que­
dar con los brazos cruzados: debemos dar ejemplo».
Luego anuncia el resultado del problema de los co­
bradores: un banco importante y una compañía in­
mobiliaria han aceptado confiar a los muchachos de
la República el reparto de las facturas y del correo
urgente. Con la ventaja de que no recibirán propinas,
sino sus sueldos normales. Muchos de ellos dejan la
cuchara para frotarse las manos y exclaman a boca
llena: «¡Estupendo!» Unos cincuenta chicos de éstos
vienen reuniendo sus propinas de cobradores. Corren
por las calles de la ciudad en coches y bicicletas para

“Doña María”, la Mamá Margarita del Colegio Salesia­
no de Beiem (Brasil).

LOS TRAPEROS
entregar telegramas y cartas de urgencia. Un tra­
bajo escaso y de bajo rendimiento.
Ahora don Bruno habla de la marcha de los gru­
pos de pequeños vendedores ambulantes de sacos, ca­
nastas y periódicos; de los limpiabotas... Un pequeño
de diez años, en su cara la marca de la lucha por la
vida, presta atención a lo que Bruno dice al grupo
de los limpiabotas. Es uno de ellos. Otro, con su me­
lena revuelta sobre la frente y el rostro de betún,
pregunta: «Bruno, ¿cuándo me vas a dar ios zapatos
que me prometiste?» Don Bruno no acude a palabras
evasivas: «Ahora —le dice— no tengo zapatos para
ti. Pero los tendré la próxima semana porque tam­
bién las zapaterías van a contribuir a la campaña
Emaús. Creo que no nos darán sólo zapatos grandí­
simos o diminutos, lo que no logran vender. De to­
das formas, el primer par será para ti».
DISPUESTO A TODO PARA GANARSE LA VIDA
Los estudiantes continúan sirviendo a la mesa. Está
terminando el primer turno y espera el segundo. Con­
sigo sacar al padre unos cinco minutos:
— Perdone, don Bruno, ¿cómo se apaña para man­
tenerlos?
—Dios nos ayuda —es la respuesta inmediata— .
Uno nos proporciona un saco de habichuelas, otro nos
da diez kilos de arroz, otro nos da dinero... y así va­
mos tirando. Algunas mañanas no tenemos ni un gra­
no de arroz, pero antes de mediodía siempre llega
a traérnoslo. Y todos lo hacen bajo el anonimato,
alguien sin publicidad, sólo por la satisfacción de servir
a los más pobres. El hombre es un ser bueno. Basta
que sepa de una auténtica necesidad y ai punto sien­
te el deseo de hacer algo.
—¿Qué le ha empujado a preocuparse de estos
chicos?
— Nuestro fundador es Don Bosco, un hombre que
dedicó toda su vida a los muchachos, especialmente
los más abandonados. Tenemos pensado hacer una
estadística para saber los chicos que viven en la calle
en Belem. Casi nunca se trata de chicos abandona­
dos por la familia, sino más bien de muchachos que
desean un trabajo para ayudar a sus padres o de
vivir por su cuenta para no ser un peso en su casa.
La cifra es imprecisa, pero en algunos barrios es
impresionante.
«Estos muchachos, en la lucha por la vida, están
dispuestos a todo: al juego de azar, al robo, a la
droga, al delito. Al vivir en la jungla de asfalto co­
rren el riesgo de convertirse en fiera.s.
Con la colaboración de jóvenes estudiantes univer­
sitarios hemos decidido crear esta República. Como
usted ve, no se trata de i>alabras; funciona con se­
riedad. Hemos comenzado por dar una comida ca­
liente a todos. No es gratis: no deben acostumbrarse
a vivir de limosna. Pedimos un precio simbólico de
20 ó 30 centavos (el equivalente a un duro).
Además de la comida caliente, juegos alegres en
los que pueden descubrir la alegría de ser mucha­
chos, y adquirir una conciencia moral y profesional.
Al principio todo fueron dificultades: no sé cómo se
difundió entre los chicos la voz de que aquí había
un cura que los esperaba para llevarlos a la poli­
cía... Pero luego, la iniciativa pegó, y hoy tenemos

26

más de 300 muchachos inscritos en la República. En
los primeros tiempos procuramos tener con cada uno
una conversación seria en la que nos informamos de
sus necesidades. Un psicólogo y una asistente social
nos echan una mano gratuitamente.
Desde el pricipio nos hemos dado cuenta que el
mayor problema es la falta de trabajo, de un empleo
que los aleje de la perdición de la calle. Una gran
cantidad de estos chicos se las apañaba vendiendo
sacos o cestas en los mercados. Los fabricantes los
explotaban dándoles sólo un mínimo porcentaje de
la venta.
Entonces pensamos crear asociaciones de trabajo
en cooperativas. Las dos primeras fueron: los vende­
dores de sacos y canastos. Los industriales nos pro­
porcionaban directamente el material a precio de
fábrica, y los chicos podían venderlo con una ga­
nancia bastante superior. Les ha gustado su asocia­
ción cooperativa y se sienten orgullosos de ser tra­
bajadores honrados y dignos del mayor respeto.
Pero las dos primeras asociaciones no eran sufi­
cientes. Vinieron luego los vendedores de periódicos.
También logramos un buen contrato colectivo. He­
mos asociado a los cobradores y en estos días he­
mos logrado dos buenos contratos: uno con un Banco
y otro con una Inmobiliaria. En lugar de la acostum­
brada e irrisoria «propina», los chicos recibirán por
su trabajo una paga normal».
— Pero esto, ¿es una asociación, un club o una
organización asistencial?
— Es todo a la vez y aún más. Tenemos nuestros
estatutos, regularmente aprobados por las autorida­
des. Un profesor de Derecho de la Universidad se
encargó de darles forma jurídica y de obtener su
aprobación.
Gratuitamente, se entiende. Aquí nadie gana una
perra excepto los muchachos. Es impresionante ver

Es'os chicos
aprenden
el arte de la
encuadernación
en una escuela
salesíana
del Brasil.

DEL PADRE BRUNO
cómo todos cuantos vienen a conocer nuestra Repú­
blica se entusiasman con ella y acaban por ayudarla.
LA TRAGEDIA:
NO COMPRENDER QUE LOS POBRES SON CRISTO
— ¿Y cómo le ha venido a la mente la idea de
Emaüs?
— No ha sido mía la idea. Hace unos años la lanzó
en Francia el Abbé Fierre, con un éxito espléndido.
También yo desafié a un grupo de amigos: «Si estáis
dispuestos, vamos a hacer nuestra revolución en la
ciudad. La iniciativa es muy sencilla; recoger objetos
usados para proporcionárselos a precios bajísimos a
los pobres de la periferia, de las familias necesitadas
que no pueden comprarlos porque no ganan lo su­
ficiente. ¿Os parece?»
Aceptaron el desafío. Con el precio de la venta
(a precios baratísimos) ayudaremos a la República
del Pequeño Vendedor. Pero el objetivo no es éste;
es la comunidad, es el de transformar a Belem en
una sociedad que se interesa por los problemas de
todos los ciudadanos. Tengo dicho a mis amigos que
los primeros en entusiasmarse por nuestra iniciativa
serían los jóvenes. La realidad nos está dando la ra­
zón. Se están volcando en ella en cuerpo y alma.
Basta presentar a los jóvenes un objeto concreto y
válido para que en seguida lo reciban.
— ¿A qué se debe este nombre tan raro, «Movi­
miento de Emaús»?
— El Evangelio nos cuenta que Jesús iba camino
de Emaús sin que los dos discípulos acompañantes
se dieran cuenta de que era él.
También hoy nuestra sociedad va de camino a
Emaús. Y a cada paso encuentra a Cristo: En el ros­
tro de los viejos hambrientos de la periferia, en los

1

niños sin leche, en las madres que en vano buscan
a un médico con su niño en los brazos. La tragedia
está en que nuestra sociedad no se da cuenta de que
estos pobres son Cristo. Debemos abrir los ojos y
descubrir esta realidad para compartir con ellos nues­
tro pan, nuestras medicinas, la educación de nuestros
hijos. Todo esto no nos costará nada si en el rostro
de los pobres descubrimos el rostro de Cristo. Esto
es lo que desea realizar el «Movimiento Emaús».
70 CAMIONES Y UNA BULLA INFERNAL
El «punto focal» del Movimiento se ha llevado a
cabo en el segundo domingo de mayo. Nerviosa y
sintéticamente escribe el mismo padre Bruno desde
Belem;
«Muchos han despertado de su letargo al ser za­
randeados. Más de 70 camiones con chicas y chicos
recorrían la ciudad armando una bulla infernal, con
petardos, tambores y trompetas. Todas las puertas
se abrían a su paso, y muchos tenían sus cosas lis­
tas a la puerta: una infinita alegría llenaba el cora­
zón de todos: escenas formidables de generosidad.
Otros jóvenes aguardaban los camiones en nuestro
colegio de Sacramento para descargar y almacenar
los obsequios. En total, más de 1.500 jóvenes que
ofrecieron un espectáculo impresionante de genero­
sidad y de servicio. Una ola de simpatía popular ha
rodeado ahora el movimiento y la República del Pe­
queño Vendedor. Hemos llevado los objetos a los ba­
rrios más pobres, los hemos vendido y los vendemos
a precios bajísimos, simbólicos.
El éxito se debe, sin duda, a la organización. Du­
rante cinco años hemos estudiado el proyecto con la
ayuda de técnicos. Asimismo hemos entablado re­
laciones de amistad con los hombres clave de los
medios de comunicación social: prensa, radio, tele­
visión. Durante los últimos 15 días hemos creado en
la ciudad un clima de expectación. El lanzamiento
lo hemos hecho a través de los canales de televisión
y en momentos de gran audiencia. Luego, durante
una semana, conferencias y artículos sin fin en los
diarios.
Ha sido el primer paso hacia una conciencia cris­
tiana más madura. A su vez creemos haber propor­
cionado una acogida del Evangelio en sus exigencias
más profundas.
Mientras tanto, del Movimiento han brotado dos
cosas espléndidas: hemos logrado una estadística de
los chicos de la calle (¡son dos mil los pequeños ven­
dedores ambulantes!), y el Gobierno nos ha dado unos
terrenos para construir en grande la República del
Pequeño Vendedor.
Cinco de los jóvenes, que han sido el alma del
Movimiento Emaús, han solicitado vivir conmigo. Ha­
bitan en los pobres locales de la República, trabaja­
mos juntos, reflexionamos juntos, comemos juntos.
Uno de ellos, el más maduro, quiere ser sacerdote
como yo. Los otros, aunque orientados al matrimo­
nio, desean dedicar algunos años a una experiencia
evangélica de servicio a los pobres.
Le confieso que estos jóvenes me infunden mayor
fuerza a mí mismo. A su lado me siento más sacer­
dote y más salesiano».

— 27

indios Makús posan con sus escopetas, promesa de carne
para su familia.

Cooperación salesiana
tf Tercet* Miando

LLEGARON LOS ANZUELOS
El padre Alfonso Casanovas nos
escribe muy contento desde la sel­
va amazónica. Acusa recibo de una
carta que le escribimos en Marzo,
mandándole mil dólares para que
proveyera a sus queridos makús
de anzuelos y de alguna escopeta,
pues como sabéis estos pobrecitos
indios dependen, hoy por hoy, en
su alimentación de la pesca y de
la caza.
«Hasta ahora ya llevo repartidos
cerca de 3.000 anzuelos y centena­
res de metros de hilo nylon para
pescar. Las escopetas son muy ca­
ras y voy comprando según las
posibilidades», nos dice. Para que
pueda seguir repartiendo y para
que aumenten sus posibilidades de
adquirir escopetas le hemos man­
dado de vuestra parte y gracias a
vuestra generosidad otros mil dó­
lares.
«Los indios están muy conten­
tos con la generosidad de los coo­
peradores españoles y me encargan
que se lo agradezca mucho. Con
frecuencia me dicen en su lengua:
naoa chap ichochoy que quiere de­
cir, esto es muy bueno, estoy muy
contento.» Y yo creo que también
vosotros tenéis que estarlo sólo de
pensar en la alegría de esos her­
manos makús.

28



«Este año, sigue diciendo el padre
Casanovas, pasé la semana santa
en una aldea makú. Les llevé una
escopeta y el Viernes Santo ma­
taron un cerdo salvaje, que ahu­
maron para poderlo c o n s e r v a r
hasta el día de Pascua, día en que
nos lo comimos satisfechos. Ellos
quedan locos de alegría por una
escopeta.»
Por lo que nos dice el misionero
podéis apreciar cómo vuestras li­
mosnas van sembrando la alegría
en diversos rincones de la tierra:
cómo van floreciendo rosas de ca­
ridad en las selvas, en los arraba­
les. en los pueblos, en las orillas
de los ríos, en las leproserías. No
os canséis de hacer el bien, por­
que vuestra re c o m p e n s a será
grande en el Cielo.
«Es un consuelo muy grande
para nosotros, que estamos per­
didos en esta inmensa Amazonas
el saber que hay gente en nuestra
Patria que se acuerda de nosotros
y nos mandan generosas ayudas».
Esta es otra de las cosas buenas
que hacéis cuantos ayudáis y to­
máis parte en nuestra campaña:
Los ánimos y alientos que infun­
dís a los misioneros, cuando ven
que están solos, que hay quien
piensa en ellos. Podéis figuraros

lo que supone, por ejemplo, para
el P. Casanovas ver la miseria, la
pobreza de esos 15.000 makús, ver­
los depauperarse por falta de ali­
mentos, verlos morir de fiebre y
no tener una pastilla que darles,
porque es tan pobre como ellos.
¡Qué pena debe sentir ante la im­
potencia de no poder ayudarles,
pese a que los ama y los quiere
hasta estar entregando su vida por
ellos! ¡Qué triste debe ser su lle­
gada a una aldea makú con las
manos vacías! Pero de pronto una
carta llega de España, de su pa­
tria. La abre y del pequeño espa­
cio de su sobre brotan esperanzas
a raudales. Mil dólares; con esto
hay para tantos miles de anzuelos,
para tantas cajas de pastillas con­
tra la tuberculosis, para tantos tu­
bos de pomadas contra las enfer­
medades de la piel provocadas por
insectos, para unas escopetas, pa­
ra... ¡Esperanzas, ilusiones, sueños
de un hombre bueno, que reparte
hasta quedarse otra vez sin na­
da...!
¿No querréis, lectores amigos,
volver a llenarle otra vez a ese
pobre misionero el corazón de ilu­
siones y las manos del bien de
Dios?

DONATIVOS RECIBIDOS
PARA EL TERCER MUNDO
Durante los meses de mayo-junio

Anzuelos grandes para peces grandes, anzuelos pequeños para pececillos y todos contentos. Es el día de Pascua de 1973 en una aldea
makú. Ha habido reparto de anzuelos y de sedal, gracias a cierta ayu*
da llegada de España. Grandes y chicos contribuirán a que el pesca­
do sea abundante y diario. ¡Ojalá que nunca os falten anzuelos para
los muchos peces que Dios pone en vuestros ríos!

i

Eramos más de treinta entre chicos y chicas en nuestra aldea de Peneíra, ahora sólo quedamos nosotros: dos niños y tres niñas. A todos
los dentás se los llevó una epidemia de sarampión. Nuestra aldea está
muy sola y en las chozas hay muchos padres que se han quedado sin
hijos. Sí hubiéramos tenido medicinas, dice el padre Alfonso, no se
habrían muerto tantos.

José Manupl F'eniAndct. José réro/,,
Paquita Cabanas, Familia Lópei P o­
zas, Joaquín Muñoz, José Muría IJarona, Carlos Poláez, Marina Vila, Grosrorio Herrero, Caridad Patlño, llosario Ramonct, Antonia Vüngclíu, María
Casaseca, María T. Aroca, Conclia L ó ­
pez, Angola Hernández, José Torréns,
Victoria Sánchez, Antonio Diez, María
Pilar González, Santiago Burgos, seño­
res de Blas, Humberto Cerqueira, Si­
món llamón, María TanganclH, Javier
Martínez, C. de Aznur, José Vijande.
Tomás Manuel, Victoria Barcenilla, Jo­
sefa Zalarain, Antolin Mata, Basi Che­
ca. Julia Arca, Petra de la Hoz, Lolita Blanco, Química Ibérica, María Faraco, Concepción Giraeno, Desampara­
dos Trénor, Pedro R. Ponga, Carmen
Rico, Juana Sanmartín, Cooperadores
de Monzón, Carmen Peñalver, Rita
Sanz, Prado Pascual. Daniel Diez.
Víctor Morales, José Monllor, María
Martínez. Leonor Serna, Leonor del
Campo, Pedro AragUés, Irene Moreno,
María Regla Arrósplde, Antonio Extremiana. Amable Lorenzo. Manuel Ferreiro, Rafael Espejo, Fam. Claraso-Raventós, Rita Mayol. Felipa Gar­
cía, Mercedes Benito. Recaredo Pérez.
Higinio Morales. Ascensión Regojo,
Sabina Arrieta. Angel Armelles. Ma­
ría Luz García Bravo. Manuel Morán.
Nieves Picher. Emilio Bujeda, Coope­
radores de Barcelona. María Costa.
José Torrens, Manuel González, Elisa
Vilaplama, María Martí, y Luisa Ta­
pies. Dolores Fernández. Irene Caldeano. Concha Francés, Cooperadores de
Deusto, Angelita Vicente, Piedad Mu­
ñoz, María Serna, Alberto y Sra., Gu­
tiérrez e Hijos, Anselmo Soto y Mila­
gros Conde. Carmen Blanco. Isabel
Rodríguez, Clementina Vega. M. Moraleda. Antonia Bellido, Lconisa Martí­
nez. Francisco Montal. Cristina Herre­
ro. Francisca García. Manuel Miranda.
Juan Angel Had, Francisco de Saro,
Centro Clarct. Nicolás Ibáñez. llamón
lyorenzo. Juan Díaz. Antonio Fernán­
dez. María Luisa Garría. Ana María
Curado. Leonor Sánchez. Sra. de Pedraz. Juliana Jambrina. Concha llosell.
Gregoria Tejerlzo, Nieves Tendero,
Pilar Sandonls, José L. Melzoso. An­
geles Marcos, Aníoñita Manota. José
Luis Pascual, Cooperadores Plaza Cas­
tilla. Evelia Belloso, Antonia VilagoIfu. Amparo Lamarca. Susana Elizalde.
Sabino Benguría. Amparo Guayo, José
L. Polo. Miguel Torrecilla, A. Pascual.
Josefina Juliá, José Belard, María Lapuente, José García Alba. Manoli Ro­
mero. Josita Rodicio. Julia Robles.
Juan Pérez y P. Erez. Luis Muñoz,
María Juliá. Pilar Sánchez, Alfonso
López. Carmen Benaiges. María Társila Valencia. Maruja Conde. Mercedes
Planas, María Blanca Jiménez, Sres.
de Cruz, Miguel Puche, Mariano Mota.
Asunción Formígó. Alejandro Senande. Aresio González. Rosa Anglés. C.
Torrescassana. Genoveva Vidal. Petra
Valverde. Antonio Sánchez. Virtudes
Casares. Antonio Oreja, Rosita Meredillos. C. Hernández. Sra, de Idoate.
Mari Ledesma. Celestina Anega, For­
tunato Aguado. María Apalategui, Mar­
celo. Esquíus, Juana Vicente, Pablo
Fernández. Celia J. Feijóo, Una Ma­
drileña. Dos amigos de los leprosos.
Inocencia García. Adela Labrador. Lui­
sa Barba. María C. Lázaro. Vicente
PéreE. Albertina Calle, Coperadores de
Santa Cruz de Tenerife.

— 29

NUESTRA
A MARIA AUXILIADOitil

LA AGUJA EN EL OJO
Sevilla.— El dfa 20 de febrero
de 1973, a la salida del Colegio de
las Hijas de María Auxiliadora de
la Barriada de Nervión (Sevilla),
dos niñas se detuvieron a la puerta
del Centro. Una tenía atrasadas
sus labores y pidió a la otra compañerita el favor de que le enseña­
ra determinado punto. Complacien­
te la interpelada, se dispuso a
enseñárselo. Apenas había comen­
zado, la "Maestra” volvió la aguja
tirando del hilo con tan mala fortu­
na, que la introdujo en el ojo de
su "alumna". Esta última se sintió
afectada, pero todavía siguió ani­
mada para continuar unos segun­
dos. habiendo contribuido instin­
tivamente a que la aguja saliera
de su ojo.
Llegadas a la casa de la acci­
dentada. lo dijeron a la familia,
cuya mamá corrió al teléfono pi­
diendo número para la consulta
del Oculista Doctor don Francisco
Ruiz Barranco, quién examinó el

ojo y dictaminó "herida punzante
profunda con atravesamiento de
córnea, por lo que
perdía casi
toda la visión del ojo derecho que
era el afectado; de resultado alar­
mante.” Le prescribió medicamen­
tos adecuados y gafas, añadiendo
que volviera a los ocho días.
Con la consiguiente pena la ma­
má se apresuró a comunicarlo a
dos Colegios de las Hijas de Ma­
ría Auxiliadora.
Hermanas y alumnas de ambos
Centros nos dedicamos a pedir a
María Auxiliadora intensamente, la
curación de María Pasión.
A los ocho días el Doctor le
encontró francamente mejorada, di­
ciendo que se asombraba del giro
tan inesperado y tan favorable que
había tomado el ojo.
Seguimos rezando, y al cabo de
otros ocho días, le dio el alta,
con permiso de leer, escribir y
proseguir su vida escolar.
En la primera consulta le había
pronosticado que tendría que lle­
var gafas. En ésta, ni siquiera alu­
dió a ello.
Nos corrobora hoy — 27 de junio
1973— la completa curación, el fa­
vor de María Auxiliadora.
Como testimonio de la sorpren­
dente gracia, el oculista advirtió
que le queda la cicatriz, pero que
para nada obstaculiza la vista y que
además no es perceptible sino en
ocasiones de revisión médica.
Lo publicamos para cumplir lo
prometido y para dar gracias las
más rendidas a María Auxiliadora
e Invitar a cuántos se encuentren
en apuros a poner su confianza en
su eficaz protección. La familia y
las Hermanas.
Baracaldo.— Damos gracias ren­
didamente a María Auxiliadora por
dos favores que nos ha concedi­
do: teníamos a nuestro hijito con
anginas, complicadas con dolor de
oídos a causa de una infección y
con problemas de trepanación: en
nuestro apuro acudimos a María
Auxiliadora toda la familia y que­
damos asombrados al ver que con
la primera operación fue suficiertte y no hubo que trepanar. Tam­
bién le agradecemos que nuestra
madre, de setenta y ocho años,
se recuperara de un tumor en el
vientre para el que los médicos

no daban solución por la avanza­
da edad de la enferma; acudimos
otra vez a María Auxiliadora y
desapareció el tumor; hoy nuestra
madre hace vida completamente
normal. Mario Moreno y Griselda
Hernández.
Valdepeñas.— Encontrándose mi
madre con una grave enfermedad
del corazón, fue sometida a una
difícil operación el día 9 de mayo,
confiando el éxito de la misma a
María Auxiliadora, y haciendo su
novena con una gran fe.
Los médicos aseguraban que
habían muerto varias personas con
la misma dolencia de mi madre,
sin que nadie hubiera podido cor­
tar el peligro.
Ahora, aseguran los médicos
y certifican que no han visto un
caso igual en el Hospital de Ma­
drid, donde tuvo lugar la opera­
ción quirúrgica.
Estoy muy agradecida a mi Ma­
dre del Cielo. Hermanas Aguilera.
Alumnas del Colegio de Valdepe­
ñas.
Salamanca.— Mi marido se encon­
traba enfermo. Los médicos daban
poca esperanza de su curación. Me
encomendé con todo fervor y con­
fianza a María Auxiliadora, a la
vez que le suplicaba nos ayudara
a resolver otros asuntos econó­
micos de gran transcendencia. Pro­
metí si conseguía el favor ofrecer
una Misa, publicarlo en el Boletín
y dar una limosna. Habiendo sido
escuchada en todo cumplo mi pro­
mesa. C. M.
Sevilla.— Doy gracias a María Auxi­
liadora porque mi hermano ha en­
contrado trabajo. En circunstancias
difíciles acudí a ella y alcanzamos
su protección. María Sierra.
Madrid.— Después de haber tra­
bajado toda la vida, nos encontrá­
bamos al final sin pensión. Acu­
dimos a María Auxiliadora y hemos
sido escuchados. Agradecidos, en­
viamos la limosna prometida. Car­
men García.
Fuente de Cantos (Badajoz).—
Se encontraba una nieta mía con
una grave bronconeumonía. Me en­
comendé a María Auxiliadora, le
puse la medalla a la niña y co­
menzó una novena. La niña err>-

GRATITUD
AY A S A N J U A N 6 0 S C 0
pezó a mejorar y al poco tiempo
estaba totalmente curada. Agrade­
cida, envió una limosna. Elena M.
de la Puente.
DAN GRACIAS
Y ENVIAN UNA LIMOSNA
Angel Perrero, de Salamanca; R.
Soriano, de Valencia; Rosa Serra­
no, de La Línea, por la solución de
muchos problemas familiares; Isa­
bel Andújar Requena, de Torre Cár­
dela, por el éxito de la operación
de su hijo J. C., de Rentería, por
unos favores recibidos; Mari Car­
men Romero, de Torre Cárdela, por
la curación de una hepatitis; Jose­
fa Gómez Ruiz, de La Palma del
Condado (Huelva), agradece el éxi­
to de su hija en la Reválida de Ma­
gisterio a María Auxiliadora y a
la sierva de Oios doña Dorotea de
Chopitea; Ana María Lousame, de
Dos Hermanas (Sevilla); Milagros
García Guindal, de Cádiz; Dolores
Muñoz, de Sevilla, agradece mu­
chos favores, en especial la cura­
ción de un brazo; A. M. G. B., de
Salamanca, por un gran favor; Pilar
B. . de Sahagún (León); Alejandro
Berrocal, de Madríd-Atocha; Una
devota de María Auxiliadora, de
N. N.; Familia Delgado Fontanales,
A. M. B„ Gregorio García, Rosa
Castellano. María Luisa Rodríguez
Ramírez, Felipa García Castellano,
de Las Palmas; María Blanca Jimé­
nez. de Tarrasa; Severiano Aparicio,
de Ermuz; Isabel Junquera y Puri­
ficación Aparicio, Arsenia Toledo
y Remedios Gallego, de Valleluengo
(Zamora); C. Pacheco, de Ciudad
Rodrigo; María González, de Villanueva de Asoague; Leonor Sánchez
y Antoñita Manota, de Casteldefelis; María Corta, de Moaña; M.
C. . de Albacete; María L. LI., de
Llaranes-Avilés; Regina Arbesú. de
Tudela de Veguín, por haber en­
contrado trabajo un hermano suyo;
Carmen Fuero, de Tudela de Ve­
guín; Aurora Mortera, de Tudela de
Veguín; Isidro Leñador y Dolores
Fariñas, de Tudela de Veguín; Ma­
ría Luisa García, de Granada; Leo­
nor Sánchez, de Casteldefells; An­
tonia Bellido, de Antequera; Emilia
García, de Torre Cardóla; María
Carmen Romero Romero, Encama
Rodríguez, Emilia García. María Pe­

ña Hernández, Dolores Alvarez, An­
geles Viflarrasa María Vílchez Moraleda, María Elbás del Valle, An­
tonia Elbás, Ramona Fernández,
Antonio Cobo, Obdulia Cobo, En­
cama Sánchez, Josefa Segovia y
María Josefa Segovia; Sabina Arrieta; C. R. T., de Valladotld; Josefa
Garmendia, de Azcoitia, por favores
recibidos envía un donativo para
las vocaciones salesianas; A. Ague­
rrí, de Sádaba; A. Vélez, de Ma­
drid; E. Martínez, de Almería; U.
Ferrer, de Almería; Josefa López
Zamorano, de Cádiz; Anuncia An­
tón, de León; Mary Carmen, de
Zamora; C. L., de Salamanca; Con­
cepción Polo, de Salamanca; Car­
men Montero, de Salamanca; Her­
manas Martín Mateos, de Salaman­
ca; Carmen R.; Ricardo Font.; M.
C. B., de Mérida, por el éxito de su
hijo en unos exámenes muy difí­
ciles.
DAN GRACIAS
A NUESTROS SIERVOS DE DIOS
Telde.— Encontrándome enferma
de úlcera de duodeno y temiendo
ser intervenida en una operación
quirúrgica si esta no se cicatri­
zaba, recurrí al Beato Don Rúa,
grande fue mi sorpresa cuando a los
dos meses la tenía totalmente ci­
catrizada. Doy por ello gracias a
nuestro Beato y cumplo la prome­
sa de publicar la gracia. Una Hija
de María Auxiliadora.
Sevilla.— Doy gracias a la sierva
de Dios doña Dorotea de Chopitas
por haberse normalizado nuestro
noviazgo después de una enfer­
medad de mi prometida. J. A.
San Vicente deis Horts. — En­
vío una limosna en acción de gra­
cias por un favor recibido de doña
Dorotea. Josefa Matías.
Mérida.— Envío un donativo para
la beatificación de don Felipe Rinaldi, agradeciéndole su protección
en la solución favorable de un di­
fícil asunto familiar y suplicándo­
le me ayude en otro. M. C. B.
Puzol (Valencia).— Da gracias a
doña Dorotea de Chopitea por fa­
vores alcanzados y envía una li­
mosna para las obras salesianas.
P. Bayarrí.

Santa María de Barberá (Barce­
lona).— Mando a doña Dorotea pa­
ra su beatificación, una limosna
en acción de gracias por haberme
devuelto la salud. M. Angeles Ló­
pez.
Alicante.— Agradezco la protec­
ción de doña Dorotea en una gra­
ve situación, y envío una limosna.
Una Antigua Alumna Alicantina.

FUERON

Don José Oliveras Grau t en
Barcelona en la festividad de ia
Santísima Trinidad, rodeado de su
esposa y sus diez hijos, dos de
ellos salesianos, don José Oriol
Oliveras, Delegado de Pastoral Ju­
venil de la Inspectoría de Barcelo­
na y don Luis María Oliveras, di­
rector del Colegio Saleslano de
Andorra la Vieja. Su muerte cris­
tiana fue una consecuencia de to­
da una vida entregada al servicio
de la Iglesia y a la caridad con el
prójimo,
Su amor a la Congregación no
sólo por la entrega de sus dos
♦lijos, sino también por la colabo­
ración, mientras pudo, a todo lo
<^ue fuera saleslano. Su espíritu
profundo de fe, su simpatía y so­
bre todo los sufrimientos que con
tanta resignación supo soportar en
los últimos meses de su vida, han
sido para todos una gran lección
de vida cristiana. La presencia de
tantos salesianos y personas que
lo querían en el día de sus fune­
rales son una nota de su bondad
hacia todos.
Doña Juliana Martínez Trigal t
santamente el 26 de abril de 1973.
Alma humilde y sencilla abierta
a todo lo que fuera hacer apos­
tolado a los demás por medio de
sus palabras y oraciones. Madre de
un hogar cristiano y ejemplar, pro­
curó educar a sus hijos con las
normas y el espíritu del evangelio
siendo desprendida para con el
Señor dándole a tres de sus Hi­
jos, su mayor felicidad fue cuan­
do llegó a ver a uno de ellos su­
bir las gradas del altar.
Como Cooperadora ayudaba a
sostener las cosas de la Iglesia
parroquial y daba para la misma
sus mejores primicias, que lo ha­
cia reflejar en la adquisición de
ornamentos sagrados.
La sonrisa a flor de labios era
el reflejo de su paz con Dios y
la fortaleza para luchar con su lar­
ga enfermedad, que en todo mo­
mento supo sobrellevar con el rezo
del rosario y la gran devoción a
María Auxiliadora.
Quedando agradecido por su
atención. Afmo.
G. Vidal

A

LA

CASA

DEL

Antonio Bellido Repiso f en Montiila, a los treinta y nueve años de
edad, el día 13 de febrero de 1973.
Un accidente de camión le produ­
jo graves lesiones, que le inutiliza­
ron el movimiento de sus piernas,
postrándolo en lecho durante vein­
te años. Recibió la dura prueba con
paciencia y s e re n id a d ejemplar,
aparentemente impropia de su edad
y de su espíritu juvenil.
Sabiéndose incurable, jamás su
espíritu desfalleció. De c a rá c te r
agradable, a cuantas personas iban
a visitarlo y empezaban compade­
ciéndole su dolorosa situación, con
diplomacia espiritual, terminaba lle­
vándolas, como Cristo, a dolerse
de sus propios problemas espiri­
tuales, morales e incluso materia­
les y concluían la visita sin saber
que agradecer más, si su finura y
caridad o la paz que había sabido
llevar su alma.
Dentro de su sencillez, dolor y
escasa cultura humana, supo ser
un gran hijo para sus padres. Po­
dríamos sintetizar la belleza de su
espíritu con estas hermosas pala­
bras salidas de sus sonrientes la­
bios, delante del que escribe; "Su­
fro, pero lo ofrezco todo al Señor
por los que no saben sufrir”.
Profundamente devoto de la San­
tísima Virgen Auxiliadora, era su
ilusión que algún salesiano fuera
a visitarlo y le hablara de la San­
tísima Virgen y Jesús eucaristía.
El día antes de morir, después
de recibir al Señor, dijo "Gracias,
Señor, por ser tan bueno conmi­
go”. Recibió la bendición de la
Santísima Virgen y d e s p id ió al
sacerdote: “Adiós, Padre, allá arri­
ba le espero".
Doctor don Felipe Zabalo Ba­
ilarín. Era sobrino del inolvidable
don Ramón Zabalo, que fue el Pri­
mer Inspector Salesiano español y
anteriormente fundador y primer di­
rector de la Casa de Baracaldo
desde el año 1897. A los ochenta
y tres años murió en el Colegio
del Paseo de Extremadura el san­
to “abuelito” tan venerado y que­
rido de todos.
El doctor Felipe Zabalo. de la
misma pasta buena que su tío, es­
tudió medicina, perteneciendo a la
brillante promoción de los eminen­
tes profesores Jiménez Díaz, Ber-

PADRE

mejillo, Fernando Castro, Domin­
go Gallastegui, etc., que dieron
gloria a la medicina española. La
figura del doctor Zabalo será re­
cordada con gratitud y simpatía
por sus virtudes humanas y cris­
tianas de dedicación plena a su
profesión en la asistencia sacrifi­
cada a los enfermos, llevándoles
el consuelo de su consejo amisto­
so y alentador. Su fallecimiento,
ocurrido en San Sebastián el 25
de febrero del presente año, ha
sido llorado por multitud de fa­
milias donostiarras que le consi­
deraron médico de cabecera ejem­
plar, competente y celoso.
Don Manuel Barrera González
de Aguílar Ponce de León t el 17
de enero en Irún, a los setenta y
nueve años, este Caballero Voluntario de la Cruz de Navarra, nacido
en Ecija de familia muy cristiana.
Su abuela, que le distinguió con
afecto preferente, era Cooperadora
Salesiana que trabajó activamente
para llevar a los primeros salesia­
nos venidos de Italia a aquella
Ciudad. Fue siempre devoto de
María Auxiliadora, leía con agrado
el Boletín Salesiano, y en todas
las poblaciones donde había Cole­
gio y adonde era destinado por su
profesión militar, se ponía a com­
pleta disposición de los Salesia­
nos. Así en Pamplona, La Coruña
y San Sebastián. Los Salesianos
de Rentería y Urnieta, así como las
Hijas de María Auxiliadora de AIdaconea, San Sebastián, le debe­
mos continuos favores. Sobrino del
General Barrera, célebre durante la
dictadura de Primo de Rivera, ejer­
ció la carrera militar hasta el gra­
do de Teniente Coronel. A poco
de su jubilación, fue perdiendo la
vista hasta quedar casi ciego del
todo. De carácter fuerte, soportó
con resignación a la voluntad de
Dios las enfermedades, que las
consideró como regalos del Señor
para su entera purificación. Devo­
tísimo de la Virgen, peregrinaba
anualmente a Fátima y a Lourdes
y asistía a la fiesta de María Auxi­
liadora cada año. Esperamos que
ella le haya ayudado a conseguir
la paz de los justos.

t
32 —

Colección «PASTORAL JUVENIL»
Para educadores y sacerdotes, con abundan­
tes temas de documentación y reflexión. Con­
tiene multitud de recursos para la acción pas­
toral unidos a orientaciones contrastadas con
la acción educativa diaria.
Sección Estudios;
le PASTORAL JUVENIL EN UN MUNDO SECU­
LARIZADO.
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2s EN RUTA CON MARIA. (Lecturas sobre la
Virgen). 302 págs. 160 pts.
3s PALABRAS AL OIDO. Juan Manuel Espinosa.
4s EVANGELIO Y JUVENTUD. J. R. Urbieta- A.
Mélida. (Campaña de formación para gru­
pos). 208 págs. 130 pts.
Ss SEMINARIOS DE RELIGION PARA COU. J.
María Maíllo. (Esquemas y técnicas de es­
tudio) .
6s TERCER MUNDO Y VOCACION CRISTIANA.
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Alcalá. 164. — MADRID-28.

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Rápidas biografías de personajes de la
Familia Salesiana.

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y nervioso. Se leen en breves minutos,
mientras se viaja en metro, en autobús.

PU liLÍCA D O S
1.

— Basilio Bustillo.— «Un poema de amor».
(Don Bosco).
2.
— Rafael Alfaro.— «A medias con D. Bos­
co». (Don Rúa).
5.— lesús Pablos.— «La mujer fuerte».
(María Mazzarello).
4.
— Rafael Alfaro.— «Testimonio sellado».
(jaim e O rtiz).
EN PREPA RA CIO N
5. — Javier Rubio.— «Mamá Margarita».
6.
— Jesús Mairal.— «Padre Mantovani».
7.
— Basilio Bustillo.— «D. Marcelino 01aechea».
PED ID O S.— Alcalá. 164.— M ADRID - 28

Novedad: TEMAS DE JUVENTUD

O B R A V O C A C IO N A L
DE LOS COOPERADORES SALESIANOS
A fin de ayudar ai sostenimiento de ias voca­
ciones salesianas, los Cooperadores Salesianos
promueven la PIA OBRA DEL SAGRADO CORA­
ZON. instituida con (a aprobación del Papa León
Xill, por el propio San Juan Bosco, con dicha
finalidad.
La Pia Obra celebra todos los días perpetua­
mente en la basílica del Sagrado Corazón de
Roma. 6 misas a intención de cuantos se ins­
criben en ella.
INSCRIPCION:
1.— Puede inscribirse uno a sí mismo y a otras
personas, vivas o difuntas, por las que
quiere pedir o sufragar.
2.— La inscripción, que es nominal, se efectúa
previa aporteción, por una sola vez, de una
limosna equivalente al estipendio de una
misa en la propia diócesis.
3.— La inscripción se acredita con una cédula
en la que consta nombre y apellidos de la
persona inscrita, por lo que se ruega clari­
dad al enviar dichos datos.
Para la inscripción diríjase a;
Obra Vocaciona) Cooperadores Salesianos
Akalá, 164 • Madrid 28.

«HUELLAS»

I.

LOS JOVENES ANTE SI MISMOS.
Doce temas; Personalidad, Voluntad. Voca­
ción, Sexualidad. Juventud ac­
tual. Amistades. Chicos-Chicas.
Tiempo libre. Fe. Esperanza.
Caridad. Oración.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas; 1.100 ptas.

II.

LOS JOVENES ANTE EL MUNDO.
Doce temas; Participación. Sociedad de con­
sumo. Trabajo. Cuestión so­
cial. Compromiso. Viviendas.
Emigración. Analfabetismo. Ex­
plosión demográfica. Hambre.
La guerra. Violencia.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1.100 ptas.
Utilización:

Encuentros convivencias, reti­
ros. ejercicios espirituales,
charlas formativas, curso de
orientación universitaria (COU).

PEDIDOS.— Central Catequística Salesiana.
Alcalá. 164. — MADRID-28.

NOVEDAD
EN
CATEQUETICA

CUADERNOS
DE PEDA60CIA
CATEQUISTICA
1.

— E. Alberich.

Orientaciones actuales de la Catequesis.
2.

— E. Alberich.

Naturaleza y enfoques
de una Catequesis moderna.
3 — J. Gevaert.

Antropología y Catequesis.
4 — J. Milanesí.

Psicología religiosa.
DE PROXIMA APARICION
5.

— J. NegrI.

Problemas generales de la Catequesis.
6.

— J. Dho.

Principios de Pedagogía para la Catequesis.

PEDIDOS:

Central Catequística Salesiana
Alcalá. 164. — MADRID - 28
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1973