BS_1973_10

Ficha

Título
BS_1973_10
Descripción
Boletín Salesiano. Octubre 1973
Fecha
1973.10
extracted text
DON BOSCO
U n a p á g in a p a r a lo s n iñ o s
Mis
Mari:

queridos amigos Juanito y

En vuestra última carta me ha­
bláis de vuestros viajes y de lo
mucho que os gusta Ir en tren. Ya
lo decía Don Antonio Machado, el
gran poeta:
•Porque el tren, al caminar,
siempre nos hace soñar...»
Subimos muchas veces al tren
con un ambiguo afán de huida y
de llegada: de sueño. El que sueña,
¿huye o se acerca a la realidad?
Porque también es cierto: •Distinta
realidad es la del sueño, no más
hermosa o menos que la vida».
Lo hermoso es que. en el tren, va­
mos soñando y vamos recordando
tantos viajes hechos. Nos asoma­
mos a la ventanilla y vemos paisa­
jes reales y soñados: las lentas
montañas, los ligeros árboles que
pasan corriendo con su estática
velocidad, las blancas nubes que
también pasan bajo el cielo azul co­
mo rebaños celestes. Todo el pai­
saje que pasa con nosotros, como
nosotros y hasta parece que nos
penetra y se compenetra con nues­
tro pasar, con nuestro mirar, hasta

hacerse Interior... Y luego, las es­
taciones que llegan, la gente que
viaja a nuestro lado, cada una con
su fardo de sueños a bordo...
Recuerdo que un día viajaba yo
en tren con un amigo. Al pasar por
una estación, vimos un enorme
montón de traviesas ordenadas
junto a la vía.
—Mira —me dl¡o mi amigo— .
Esas están ahí castigadas.
—¿Por qué? — le pregunté.
—Pues por traviesas...
El tren siguió su marcha. Prime­
ro, con un esforzado y lento tra­
queteo que luego aceleró como si
tocara u n a formidable batería,
acompañado del maravilloso silen­
cio del paisaje. Nosotros reíamos:
¡Conque por traviesas, eh!...
Ahora me acuerdo de vuestras
travesuras, porque me imagino que
también las haréis, aunque no muy
gordas, ¿verdad? Y también os
castigarán vuestros profesores y
hasta vuestros papás, ¿no?
Bueno, perdón por estas digre­
siones y oíd.

POR TRAVIESAS

Una vez iba Don Bosco acompa­
ñado de su secretario nuevo, que
era un joven llamado Joaquín Berto.
Era un muchacho muy bueno, pero
muy tímido. Siempre tenía miedo
de no contentar al santo y. en su
presencia, se encontraba violento y
como encogido de hombros. La ti­
midez era como unas tijeras que le
cortaban las alas de su libertad.
•El año 1866 —escribe este mis­
mo joven— precisamente cuando
Iba acompañando a Don Bosco, co­
mo Ibamos solos, me dijo: — •Mira,
querido Joaquín, veo que temes
demasiado a Don Bosco. De segu­
ro, piensas que yo soy muy riguro­
so y exigente y por eso me tienes
miedo y te sientes incapaz de ha­
blarme con libertad. Estás siempre
con la sensación de creer que vas
a molestarme. Desecha todo temor.
De sobra sabes que Don Bosco te
quiere de verdad. Por lo tanto, si
le haces pequeñas travesuras, él no
les hace caso; y si se las haces
gordas, te las perdona, conque ya
sabes...».

¿No os parece que ésta es tam­
bién la actitud de vuestros papás?
Y naturalmente ésta es también
la actitud del Señor para con nos­
otros. El Señor es el Padre que no
mide el tamaño de nuestras trave­
suras. Somos los hijos y lo que
quiere es que nos demos cuenta
de ello.
Con frecuencia oímos decir: •No
hagas eso. Dios te castigará». Este
no es un lenguaje cristiano. El
Cristianismo no es la religión del
miedo, sino del amor. De las pe­
queñas travesuras, el Señor tam­
poco hace caso; y las gordas nos
las perdona. Pero, ¿quién se atre­
verá a hacerlas gordas para que el
Señor nos perdone? El amor, ami­
gos, no es ninguna invitación a ha­
cer barbaridades, aunque un santo
muy sabio dijera «Ama y haz lo
que te dé la gana>. El amor nos
convida a responder con amor, a
querernos más cada día.
Vuestro amigo, que os quiere de
verdad,
PADRE RAFAEL

S,

Revista de la Obra de Don Rosco
AAo LXXXVIt - N.o 10 • Octubre 1973

-Mensaje de Pablo VI para el Domund 73-

Director: RAFAEL ALFARO
Dirección, Redacción y Admón.:
Alcalá. 164
Teléfono: 255 20 00
MADRID-28
Depósito Legal: M. 3.044-1958
(Con censura eclesiástica)
Imprime: Escuela Gráfica Salesiana
Madrid-Atocha

La festividad de Pentecostés Nos ha ofrecido siempre la ocasión
de enviar a los Pastores y a los fieles nuestro Mensaje para la Jor­
nada Misionera Mundial, en la convicción de que esa fecha es más
significativa y oportuna que ninguna otra para reclamar la atención
sobre el problema de la predicación del Evangelio, que es misión
esencial y primaria de la Iglesia. Seguimos pensando, en efecto, que.
en el día consagrado al Espíritu Santo, los corazones y las mentes
estarán más dispuestos y abiertos a su divina inspiración, la única
que suscita y alimenta el fervor misionero. Aquel mismo día comen­
zó en las Iglesias locales el movimiento espiritual del Año Santo,
que culminará en Roma el Afto Santo 1975; pero esto no aparta
nuestro pensamiento de la causa misionera, la cual no se disocia ni
es impropia de los fines de ese importante acontecimiento religioso

EN ESTE NUMERO

EN LA PERSPECTIVA DEL AÑO SANTO
El dinamismo misionero
de la fe .....................
1
Invitación a la Poesía ...
El privilegio de la inteli­
^
gencia .........................
8
Veinticinco años de La
Orotava ......... ......... 12,
El señor Joan .............. 14
Sabanillas, un jirón de la
Costa del Sol...........
16
Por el mundo salesiano. 20
Cuarenta jóvenes, nuevos
salesianos................... 22
Con los campesinos del
Ecuador ..................... 24
Cooperación Salesiana y
Tercer Mundo ......... 28
Nuestra Gratitud a María
Auxiliadora................... 30
Fueron a la casa del Pa­
dre .............................. 32

i

i

Ya desde ahora, el tema de la renovación y de la reconciliación
de los hombres con Dios y entre sí deberá polarizar el interés, la
reflexión y las iniciativas tanto de las Iglesias de antigua tradición
cristiana como de las Iglesias jóvenes de los Países de misión; y este
tema deberá ser como la pista coordinadora y unificadora de ener­
gías y de propósitos. La renovación comprende ciertamente la re­
novación del espíritu misionero de la Iglesia; y, además, ¿no es quizá
la reconciliación la meta última y la que expresa el fin de su activi­
dad evangelizadora? ¿Y no es acaso la reconciliación el aspecto so­
bresaliente que configura, define y revela la «conversión» ya realiza­
da? Conversión, decimos, no en el sentido desusado e impropio de
una extrínseca y triunfalista conquista o de un superficial proselitismo, sino en el auténticamente evangélico de la orientación del
alma hacia Dios, impulsada por la fe que en El ve la cúspide de
toda la realidad y el autor del orden moral, y más todavía por la
fuerza de la caridad que lo reconoce Padre amoroso y misericordioso.
Este Mensaje para el Domingo Mundial de Misiones se coloca,
pues, en exacta perspectiva con la ya iniciada celebración del Ju­
bileo, y Nos esperamos que todos cuantos lo escuchen, intuyendo
precisamente esa fundamental consonancia temática, compartirán
nuestras ansias y responderán, según sus concretas posibilidades, a
la invitación que él contiene.
EL FENOMENO DE LA DISMINUCIO^
DE LAS VOCACIONES TnSIONERAS

NUESTRA PORTADA:
Una llamada a un mundo mi­
sionero, sin fronteras ni dis­
criminación de ninguna clase
para formar ese reino de
Cristo que es la Iglesia en
el que todos somos herma­
nos, miembros los unos de
los otros.
Foto.— José Luís Mena.

Una cuestión particular centra este afto nuestra atención y re­
clama, por derecho especial, nuestra solicitud de Pastor de la Iglesia,
porque surge al constatar un fenómeno doloroso que aparece desde
hace algún tiempo a la vista de todos. Nos referimos al decreciente
número de las vocaciones misioneras, precisamente en el momento
en que más necesaria es la aportación de fuerzas en nuestras misio­
nes. Es superfino recurrir ahora al lenguaje de las cifras y de las
estadísticas, y no pretendemos tampoco cálculos comparativos o in­
terpretativos. Nos basta descubrir el hecho, para valorar el signifi­
cado y los peligros de esta carencia de «personal» en un sector vital
para e! desarrollo de la fe y para el crecimiento de la Iglesia. Nos
basta la realidad de los datos, para hacemos repetir, con sentido de
profunda inquietud, las palabras de Cristo Salvador: «La mies es
mucha, los obreros son pocos» (Mt. 9, 37; 37-38; cfr. Le. 10, 2).
No faltan ciertamente razones de orden histórico o sociológico
que explican esta carencia; para algunos será la crisis religiosa del
mundo secularizado, la crítica sistemática de ciertos valores espiri­
tuales, la contestación de ciertos métodos, lo que ha determinado
el grave fenómeno. Decrecen los sacerdotes un poco por do­
quier, y por tanto, no causa admiración que disminuyan también


1

“La Iglesia, enviada por Cristo para manifestar
y comunicar la caridad de Dios
a todos los hombres y pueblos
sabe que le queda por hacer una labor misionera ingente”.
(Ad gentes)
i

los misioneros y sus colaboradores. ¿Se trata enton­
ces de un eclipse de fe o de una consunción del anun­
cio evangélico? No sería una actitud saludable insis­
tir en denunciar hechos negativos, eximiéndose, des­
pués, de la acción personal y del compromiso respon­
sable. La carencia debe ser más bien motivo de re­
flexión, para estimular la generosidad, para renovar
en toda la comunidad eclesial la invitación de Cristo
a suplicar al duefto de la mies que envíe obreros a
su campo (ibíd.).
LA RELACION
ENTRE LOS MISIONEROS INDIGENAS
Y LOS MISIONEROS PROVENIENTES
DE OTROS PAISES
Una expresión del Concilio Vaticano II nos ilumi­
na a este propósito y nos ayuda a considerar cuáles
son nuestros deberes en relación con las misiones;
cLa Iglesia, para poder ofrecer a todos el misterio
de la salvación y la vida traída por Dios, debe inser­
tarse en todos estos grupos con el mismo afecto con
que Cristo se unió por su encarnación a las determi­
nadas condiciones sociales y culturales de los hom­
bres con quienes convivió» (Decr. «Ad Gentes», 10).
También en esto, Jesús es nuestro Maestro, al indi­
carnos cuál debe ser el camino para que la misión
sea eficaz y fecunda: el del contacto directo, de la
afinidad psicológica, de la común experiencia de vida
con las poblaciones a las que se ofrece el anuncio de
su Evangelio.
.
Hay que reconocer que, desde el comienzo de la
era cristiana hasta hoy, los misioneros han realizado
esfuerzos admirables, predicando el Evangelio según
la mentalidad y el lenguaje de los hombres a quienes
eran enviados. Ellos echaron los cimientos en que se
apoyan la existencia y la independencia de las Igle­
sias jóvenes, cuya original y consoladora vitalidad
hemos admirado Nos mismo durante nuestras visi­
tas al Africa, Asia y Oceanía.
Pero ahora, ante el proceso de tantas transforma­
ciones sociales y culturales, son muchos los misione­
ros que se preguntan con el corazón angustiado:
¿Cuál será el desarrollo de la obra que nosotros co­
menzamos? Ciertamente, la semilla evangélica ha
fructificado y, en relación con el pasado, son más
numerosos los misioneros indígenas que proclaman el
Evangelio; pero todavía por mucho tiempo los países
africanos y asiáticos necesitarán vocaciones, es de­
cir, sacerdotes, religiosas y seglares, para satisfacer
las exigencias de la evangelización. Vemos que son
todavía muchos los obispos que repiten la invitación:
«j Venid, misioneros, venid de vuestros países a los
nuestros para ayudarnos!»
El aumento proporcional de los indígenas que cum­
plen el mandato misionero se entrelaza así con la dis­
minución. en términos absolutos, de los misioneros de
origen europeo, americano y canadiense que se de­
ciden a partir de su propio país. Y se añade el hecho,
también inquietante, del límite de edad, porque la
mitad del personal de origen extranjero es ya de edad

Pablo VI conversa con un recién
ordenado aacerdote oriental

avanzada, y son en cambio pocos los jóvenes que
les reemplazan.
¿Qué hacer en esta situación? Queremos recordar
ante todo los términos del problema: está, de una
parte, el personal autóctono, llamado a asumir una
función creciente en la evangelización del propio pue­
blo; y está, de otra, el personal originario de otras
Iglesias que, animado de sincero espíritu de servicio,
debe continuar su compromiso misionero. No se trata
solamente de una cuestión de equilibrio: la causa co­
mún del Reino de Dios asocia íntimamente una y otra
milicia de los mensajeros evangélicos para una co­
laboración siempre necesaria e indudablemente fruc­
tuosa. No decimos, por tanto, una simple relación de
«fuerzas de trabajo», sino más bien su armónica co­
ordinación, que es también, y aún debe ser, ejemplar
expresión de la comunión eclesial. Por eso, renova­
mos a Nuestros Hermanos en el Episcopado la apre­
miante invitación a considerar si las diócesis no pue­
den y no deben favorecer el envío de sacerdotes, de
modo que su número esté mejor distribuido en las
diversas Iglesias. Es ésta una obra de planteamiento
pastoral que resulta ya necesaria, por encima de los
límites nacionales o regionales, y que tendrá su re­
flejo en el futuro ordenamiento canónico.
CULTIVO DE LAS VOCACIONES INDIGENAS
El mismo llamamiento dirigimos también en favor
de las vocaciones indígenas, a fin de que reciban una
formación adecuada y no sean nunca extinguidas o
sofocadas por razones de orden económico o ambien­
tal. ¡No debe perderse ni una sola vocación, ninguna

1

“Todos los fíeles cristianos, dondequiera que vivan,
están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida
y el testimonio de la palabra
el hombre nuevo de que se rewstíeron por el bautismo’
(Ad gentes)
debe permanecer vacilante, ninguna debe dejar de
madurar por falta de medios. Y tocamos aquí otro
aspecto del problema. Las Iglesias jóvenes, en su ma­
yoría, comparten la condición de pobreza y de pre­
cariedad económica de los hombres y de los pueblos,
entre los que realizan su misión. Surge, por tanto,
para todos los cristianos el deber de a3rudar, con un
comportamiento de justicia, a los sacerdotes, religio­
sos, religiosas, hermanos y catequistas que trabajan
sin medios o con medios muy reducidos por el bien
de sus connacionales. Dijimos ya en la Encíclica «Populorum Progressio» que el desarrollo es el nuevo
nombre de la paz (núms. 76-77).
Pues bien, no se debe olvidar que en la empresa
gigantesca para el desarrollo social y económico de
los pueblos nuevos, los misioneros figuran entre los
primeros colaboradores y auxiliares, porque conocen
mejor las necesidades de los propios conciudadanos,
y engloban también este servicio en su mandato mi­
sionero. Son ellos los que, en la medida de las ayu­
das que reciben, acogen a los enfermos en los hospi­
tales, dirigen las escuelas, promueven, en gran parte,
el desarrollo a menudo fatigoso de sus comunidades.
Cuidar la formación del personal indígena significa,
por tanto, servir la causa evangélica y a la vez la
causa del progreso y de la paz.
MOTIVOS PARA NUESTRA ESPERANZA
Hasta aquí hemos descrito el panorama de las ne­
cesidades más urgentes, pero debemos recordar tam­
bién, para que el análisis sea completo y el juicio
sereno, los elementos en que se funda nuestra con­

fianza. Por encima de nuestros esfuerzos está siem­
pre Dios, porque suya es la causa del Evangelio: toda
nuestra confianza se basa en El, y sobre todo en
cuanto al trabajo apostólico, «sufficientia nostra ex
Deo est» (2 Cor. 3, 4-6). Pero nos agrada también re­
cordar todo lo positivo que se entrevé ya en el hori­
zonte de la Iglesia misionera.
Pensemos, en primer lugar, y con viva complacen­
cia, en tantos jóvenes de países de vieja cristiandad,
que se trasladan, aunque sea por algún período de
tiempo, a las parroquias y a los puestos de misión,
donde ofrecen una magnífica expresión de su perso­
nalidad y atesoran preciosas experiencias: conocen
allá, sin filtros deformadores, los problemas verda­
deros y concretos del desarrollo, y en dichos puestos
ejercitan también su capacidad creadora, al mismo
tiempo que aportan a las poblaciones indígenas una
útil contribución en el campo organizativo, cultural
y social.
Y pensamos también en los sacerdotes, del clero
religioso y diocesano, que de las diócesis y de las
sedes de sus Institutos pa^en para los países de la
América Latina y de Aftica, estableciendo y refor­
zando singulares relaciones de «Hermanamiento» en­
tre los territorios de origen y los territorios de mi­
sión: detrás de ellos están las viejas Iglesias y parro­
quias que sostienen el trabajo y ayudan, con su com­
promiso directo, las iniciativas apostólicas y carita­
tivas de aquéllos.
Pensamos, por fín, en los contactos, a nivel ecumé­
nico, de los misioneros católicos con los misioneros
de otras Comunidades eclesiales: estos contactos, ins­
pirados en la caridad evangélica, sobre todo los que
se realizan en el campo de la asistencia sanitaria y
civil, así como en el de la cultura y del desarrollo,
sirven para cancelar la mala impresión de las restan­
tes divisiones de la familia cristiana y para acelerar
—así lo esperamos— el restablecimiento de aquella
unidad, a la que unos y otros tienden en busca de
un unívoco y convincente testimonio de fe.
LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS,
INSTRUMENTO PARA LA FORMACION
DE LA CONCIENCIA MISIONERA
La Jomada Misionera que se va a celebrar el pró­
ximo mes de octubre debe tener un efecto estimu­
lante y saludable, debe ser como un recio aldabonazo que suscite en la conciencia de los fieles el di­
namismo misionero inherente a su fe. Esta renovada
conciencia misionera no sólo moverá a ofrecer a Dios
oraciones y obras de penitencia, sino hará brotar nue­
vas vocaciones con la aportación de la ayuda que las
Misiones necesitan (Decr. «Ad Gentes», 36).
Quisiera el Señor bendecir la Jomada Misionera
Mundial, en favor de la cual os dirigimos esta insis­
tente llamada. La hora de las Misiones no ha
pasado todavía para la Iglesia, y hasta en muchos
pueblos comienza precisamente ahora. En el momento
presente de la Iglesia, tiene valor actual la sabia ex­
presión de nuestro Predecesor Pío XI, de v. m.: «Nihil
actum, si quid agendum»: ¡Nada o muy poco se ha
hecho, cuando queda tanto por hacer!
PABLO P. P. VI

— 3

He aquí una invitación que parece fuera de lugar. El
cristiano del siglo XX, con su amor a la técnica y a la efi­
ciencia, con su ritmo de utilidad y de prisa, sumergido en
la sociedad de consumo, «¿puede emplear el tiempo en re­
citar poesías?
Más aún: ¿puede rezar poéticamente? ¿No sería eso huir
de la tarea prosaica y seria que se le ha encomendado?
Y sin embargo, la comunidad de los creyentes, la Iglesia,
tiene en sus manos, desde hace veinte siglos, un libro de
poesía: el Salterio. Y pone en labios de sus sacerdotes y
de todos los cristianos las palabras poéticas de los Salmos,
.sobre todo en la Alabanza de las Horas.

LA POESIA TIENE SUS LEYES
Para recitar los Salmos con fruto es muy importante po­
nerse en la clave justa de ánimo.
Uno lee con distinto espíritu una novela o un libro de
historia o un tratado de ciencias. Y con otro muy diverso
un libro de poesía.
También en nuestras celebraciones de oración: una cosa
es leer y proclamar el Evangelio, otra expresarle a Dios
nuestras intenciones en forma de oración. Y otra muy dis­
tinta un himno poético de la mañana o de la tarde, o recitar
un Salmo, que es un poema.
La oración de los Salmos no “sirve” para aprender nada.
Su finalidad no es ilustrar o resolver nuestros problemas
personales o comunitarios. O pedir cosas a Dios. O repa­
sar nuestra formación religiosa o catequética.
Son poesía. Y un poema tiende a “comunicar”, “evocar”,
crear un clima vivo y comunicativo. Un poema mueve el
sentimiento. Expresa las situaciones o las actitudes huma­
nas no en su formulación fotográfica y realista, sino en una
clave especial, que fuera de ese contexto puede parecemos
exagerada o deformante de la realidad.
Un poema no demuestra verdades. Invita más bien a
“identificarse” y sintonizar con su contenido, sea del signo
que sea: contemplativo, de alabanza, de amor, de protes­
ta...
•Así son los Salmos. Poéticamente expresan el dolor de
los hombres, sus alegrías, las esperanzas de la humanidad,

Los Salmos no son lecturas
ni preces compuestas en prosa,
sino composiciones poéticas
de alabanza.

SAMOS

(III)

LA ALABAN ZA DE LAS HORAS
ORACION DE TOOOS LOS CRISTIANOS
la confianza en la ayuda de Dios, la alabanza por las obras
que El ha realizado en favor de su pueblo.
Este es el color que tiene nuestra Alabanza de las lloras.
No sólo en los Salmos, sino también en los cantos e himnos
(por cierto, muy elegantemente compuestos en castellano).
Su lenguaje se parece mucho más al lenguaje del arte y de
la estética que al de la filosofía, las ciencias exactas o los
tratados de historia.
Si los aceptamos ya de entrada como poesía, nos serán
mucho más fáciles de recitar y gustar.
Son los poemas de los tres mil millones de hombres que
viven y gozan y sufren y esperan...
Y a ser posible, con música y canto. Porque muchos de
estos Salmos, además de ser poéticos, están pensados para
ser cantados por un solista o por el coro entero.

EL HOMBRE TECNICO
Y LA POESIA DE LOS SALMOS

Por JOSE ALDAZABAL

¿Puede llegar a orar de este modo el hombre del si­
glo XX?
Sería una pena que no fuera ya capaz de sintonizar con
los Salmos. Sería señal de que la técnica le ha materiali­
zado. Que ha secado el sentido de la gratuidad — de la que
hablamos el mes de junio, y ésta de los Salmos es una de
sus mejores aplicaciones— la dimensión festiva y su cajiacidad de admirarse ame la belleza...
El “homo faber”. o sea, el hombre técnico, debería admi­
tir en su contexto vital, si quiere respirar humanamente,
al “homo ludens”. al hombre capaz de jugar, capaz de las
actividades superfinas, poéticas, artísticas. El “homo lu­
dens”, en la oración, es el que saE>e todavía alabar cantan­
do. expresar sus sentimientos pK>éticamente, gozándo.se con
la humanidad que goza, solidarizándose con el dolor de sus
hermanos.
El cristiano — jtambién el sacerdote!— que se dispone
a rezar los Salmos debe poseer una cierta sensibilidad poé­
tica, e intentar sintonizar con las expresiones poéticas que
continuamente encontrará en ellos.
Sin miedo a que eso le aleje de la realidad. A lo mejor
ese lenguaje, entrañable y sencillo las más de las veces, e.^
ei que más le ayudará a captar los mil matices de la reali­
dad, del misterio de la vida, de la actuación de Dios en la
historia.
Ya habrá otros momentos en la oración en los que expre­
sará en términos más directos y “prosaicos” su comp.*-omiso
de acción cristiana.
— 5

Como también en los mismos Salmos tendrá oca­
sión de formular poética pero duramente su juicio
y su condena contra el mal que existe en el mundo.
Si no se pone en esa clave poética, es muy difí­
cil que se “reconcilie” con los Salmos.
Puede resultar muy útil la lectura de un libro
pequeño pero muy orientador: N. FUGLISTER,
La oración sálmica. Ilustra precisamente el carácter
poético de los Salmos. (Edit. Verbo Divino).

LOS SALMOS Y SU POESIA
Espigando, un poco al azar, en los Salmos, en­
contramos expresiones llenas de lirismo y belleza,
que nos comunican poéticamente aspectos muy in­
teresantes de nuestra vida cristiana.
Nadie tomará en su sentido literal estas frases
del Salmo 120. Pero no hay duda que expresan
muy eficazmente nuestra confianza en Dios:
El Señor te guarda a su sombra
está a tu derecha,
de día el sol no te hará daño
ni la luna de noche... (Salmo 120).
La confianza en Dios se puede formular direc­
tamente, como relación interpersonal. Pero adquie­
re un color nuevo cuando se la compara con la se­
guridad que sienten los polluelos a la sombra de
las alas de su madre;
A la sombra de fus alas como con júbilo,
mi alma está unida a ti
y tu diestra me .sostiene (Salmo 62).
El deseo de ver a Dios y estar cerca de El pue­
de revestirse de imágenes muy expresivas: la sed
de la cierva o de la tierra reseca­
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti
como tierra reseca, agostada, sin agua (Salmo 62).
Como busca la cierva
corrientes de agua,
asi mi alma te busca
a ti. Dios mío (Salmo 41).

ba vida de un justo que teme a Dios y obra el
bien, la describe el salmista con un toque poético
muy fácil de entender y rico en sugerencias:
El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano,
plantado en la casa del Señor...
en la vejez seguirá dando fruto... (Salmo 91).
Uno de los recursos poéticos más usados es el
invocar a la creación, a todo el cosmos, para que
alabe con nosotros a Dios. Las imágenes se suce­
den unas a otras, evocando un eco festivo a nues­
tra alabanza humana:
El cielo proclama la gloria de Dios,
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra (Salmo 18).
El Señor reina, vestido de majestad...
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor...
Pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor (Salmo 92).
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena,
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque
delante del Señor que ya llega (Salmo 95).
Y así en otros muchos Salmos, con variantes ri­
quísimas.
Expresiones poéticas de la realidad y de la His­
toria de la Salvación, tomadas por lo general de
una visión muy sencilla y humana de la naturaleza,
que por eso mismo puede ser eterna, capaz de evo­
car las actitudes humanas para con Dios aún en
una era marcadamente técnica.

EL SALMO DE ERNESTO CARDENAL
Es interesante el intento de este poeta nicara­
güense por “traducir”, con una sencilla traslación,
un salmo de alabanza poética, a lenguaje más ac­
tual. Es un ejemplo de la resonancia que puede
encontrar, aún sin necesidad de expresar cada vez
esta “traducción”, la poesía de los Salmos.

Alabad al Señor
con biues y jazz,
con orquestas
sinfónicas,
con negros
espirituales,
con guitarras
y marimbas,
con tocadiscos
y casettes...
Todo lo que respira,
toda célula viva
alabe al Señor.

SALMO 150
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento...
alabadlo tocando trompetas...
Alabad al Señor en el cosmos
su santuario
de un radio de cien mil millones de años luz.
Alabadle por las estrellas
y los espacios inter-estelares,
alabadle por las galaxias
y los espacios inter-galáxicos,
alabadle por los átomos
y los vacíos inter-atómicos.
Alabadle con el violín y la flauta
y con el saxofón,
alabadle con los clarinetes y el corno,

con cornetas y trombones,
con cornetines y trompetas,
alabadle con violas y violoncelos,
con pianos y pianolas,
alabadle con blues y jazz
y con orquestas sinfónicas,
con los espirituales de los negros
y la quinta de Beethoven,
con guitarras y marimbas,
alabadle con tocadiscos
y cintas magnetofónicas.
Todo lo que respira, alabe al Señor,
toda célula viva.
Reitero la invitación.
Ponerse en actitud poética, al recitar o cantar
los Salmos, puede ser una de las mejores claves
para gustarlos y acercamos a la verdadera oración.
— 7

En la Sagrada Escritura se dice:
«Es bueno que los hermanos es­
tén reunidos». No es que yo vaya
en contra del escritor sagrado,
pero también es bueno que, «de
vez en cuando», los hermanos vi­
van separados, al menos para des­
canso de sus padres. Ya habían
vuelto todos para comenzar el nue­
vo curso. Maribel regresó de Fran­
cia con unas ideas más liberales,
si cabe, y una pronunciación ma­
ravillosa —según mi suegra—. En
mi modesto juicio opinaba que la
pronunciación era demasiado «os­
cura», que es lo que se debe ha­
cer cuando no se sabe pronun­
ciar.
Los chicos lo habían pasado es­
tupendamente en el campamento,
dos puntos en la cabeza a Luis,
y una escayola a Carlos. Fue el
verano que mejor quedamos. Pa­
loma había venido negrísima, más
mujer, y más segura de sí misma.
Ya no tenía más que una hija a
la que poder enseñar, Natalia; los
demás lo iban sabiendo todo y
cada vez me necesitaban menos.
Me sentí triste. Cada esfuerzo
que hacía para que se convirtie­
ran en más hombre y más mujer,
era un eslabón que yo mismo rom­
pía entre mis hijos y yo. Y te­
nía que romperse por ley de vida.
Y estaba obligado a romperlo,
para que mis hijos fueran madu­
rando progresivamente en el tiem­
po que les había tocado vivir. Lo
malo es que con ello se rompía
también algo muy dentro de mí.
¡Cuántas veces Isabel y yo ha­
blábamos de ello! «No te creas
—me decía ella—. parece que son
muy independientes, pero en el
fondo están rabiosamente necesi­
tados de nosotros.»
Los adverbios de mi mujer eran
muy expresivos y en este momen­
to resultó muy consolador.

EL PRIVIIECI
Claro que también el «rabiosa­
mente necesitados» podía referir­
se a las miles de pesetas que pa­
gué de matrículas y libros. Cuan­
do me lo dijo me consoló y hasta
me convenció, pero ahora me daba
cuenta que tuvo que decirlo por
esto.
Me puse «rabiosamente furio­
so», pero preferí callar, porque
las mujeres cuando tienen que
gastar mucho dinero suelen pasar
una crisis muy profunda, común a
todas las edades femeninas, y mi
mujer con el pago de matrículas
la estaba pasando en sumo grado.
Pocos días antes de empezar el
curso recibí una carta del Cole­
gio de las niñas en la que se me
ponía al corriente de las activi­
dades extraescolares que iban a
tener lugar durante el curso.
Entre ellas figuraban activida­
des deportivas, culturales, socia­
les, meramente recreativas, y da­
ban una breve relación de cada
una. exponiendo objetivos, fines y
algo de su desarrollo.
Tenía que hablar con las niñas.
Todo esto estaba muy bien, pero
restaba tiempo al estudio. Recor­
daba yo mis años de bachiller,
con aquel Consejero de estudios,
un benemérito salesiano formado
en la disciplina escolástica, que
nos repetía tantas veces que «los
libros de texto eran el alimento
que teníamos que asimilar para
nutrir nuestra inteligencia y toda
nuestra persona».

10 DE LA INTEIIGENCIA
Mra toda la familia
Habían pasado muchos años y
yo seguía dándole la razón. ¡En­
tonces sí que se formaban buenas
mentes en unos libros densos de
contenido que el alumno tenía que
cmasticar» hasta hacerlo vida de
su propia vida! Por eso no com­
prendía bien las palabras del pe­
dagogo alemán Gottler: «Es cier­
to que la instrucción educativa sin
descuidar otros cometidos, influ­
ye poderosamente con sus efectos
materiales y formales sobre la
auténtica educación mental. Pero,
por muy a pecho que lo tome,
ni siquiera en este terreno lo ha­
cen todo la instrucción y la es­
cuela. Es asombroso lo que ocu­
rre: las ideas y destrezas adqui­
ridas en la escuela, a pesar de
que hoy se asista a ella diez o
más años con cuatro o más ho­
ras de clase diarias, formando un
compartimiento estanco en el alma
del alumno y fácilmente se ven
desalojados por las opiniones y
costumbres del hogar, la callejue­
la, el taller, «la juventud de hoy»
y por la «filosofía práctica», trans­
mitida de generación en genera­
ción, que ejerce una dictadura so­
bre el trabajo doméstico y profe­
sional».
¡Qué complicación! Yo me ha­
bía formado en esos libros y me
sirvieron de mucho.
La conversación con las niñas
fue como me esperaba. Primera­
mente les expuse mi idea de que
aquellas actividades no tenían que
menoscabar el estudio, sino como

complemento y en segundo lu­
gar, si veia que había suspensos
rápidamente lo dejarían.
Maribel dijo que se conforma­
ba con tenis y cine-forum. Palo­
ma, baloncesto y cine-forum.
—Hay unas actividades socia­
les —dije—, hay otras culturales,
y tenéis que elegir las dos cineforum. Me molestaría que vuestra
única motivación al elegir fuera
la diversión. Y me parece que no
me equivoco si aseguro que ha
sido así.

cas inmediatas. , Cuando hacía
Cuarto una de las preguntas en
el examen de Historia fue Enri­
que Vlll. Tenía algo de idea, pero
me salvó que había visto «Un
hombre para la eternidad». No te
digo más: Notable.
—Sí, hija, si tú eres la regla vi­
viente de la ley del menor esfuer­
zo. No sé cómo te las arreglas
que toda la vida gira alrededor
de un eje: hacer lo menos posi­
ble.
—Pues te he sacado las asig­
naturas de Sexto y la Reválida
en septiembre, así que no te que­
jes.
—«Te he», no —rectifiqué—, a
mi no me has sacado nada, sino
que lo que has hecho, lo que has
sacado, ha sido para ti misma.
Respecto a lo de las actividades
podéis hacer lo que queráis, pero
mi última palabra es ésta: la pri­
mera evaluación que traigáis sus­
pensa cierra cualquier actividad,
aunque sea tan cultural como el
cine-forum. ¿Comprendido?

—Papá, creo que el cine-forum
es una actividad cultural, porque
no es simplemente ver la película
pasarte un rato más o menos di­
vertido y marcharte, sino que te
la presentan antes de la proyec­
ción, y después de ella hay un co­
mentario desde el punto de vista
técnico, psicológico, social, moral,
religioso.

El tono de mi voz era el que
yo solía usar normalmente cuando
quería que mi interlocutor o in­
terlocutores contestaran: «com­
prendido». Nunca fallaba. Pero esta
vez me falló. Fue Paloma.

—Aparte de eso —intervino Ma­
ribel— tiene aplicaciones prácti­

—Está bien, papá, puedes ha­
cer lo que creas más conveniente.

Todos o casi todos los educadores miran como el
principal privilegio del niño el desarrollo de su inteli­
gencia. Pero es una falta de prudencia ésta, porque
desconocen o fácilmente pierden de vísta la naturaleza
humana y la reciproca dependencia de nuestras facul­
tades.
Don Sosco

— 9

EL PRiVILEO
una página
pero te aseguro que no solamente
se aprende en los libros.
¡Qué hubiera dicho mi benemé­
rito Consejero escolar si hubiera
oído decir aquello a Paloma con
tanta seguridad!
Al domingo siguiente fuimos mi
mujer y yo a merendar a casa de
unos amigos. Eramos unos de los
pocos que habíamos continuado
la amistad desde el Colegio. Siem­
pre que nos veíamos nos enzar­
zábamos en tremendas discusio­
nes. El era amplísimo en su men­
talidad. Yo le decía que la tenia
poligonal, porque siempre añadía
un nuevo lado, desconocido para
m(. El me tachaba a mí de cua­
driculado.
Aquel día no podía ser distin­
to a los demás que salíamos jun­
tos. Le conté la carta que había
recibido del Colegio, las activida­
des que hablan programado, lo
que yo pensaba, la conversación
que habla tenido con mis hijas,
y lo que ellas pensaban.
I
!
i
j

—Realmente cuadriculado. Juan.
Desde nuestro benemérito Consejero a hoy, la pedagogía ha adelantado mucho. Aunque no te lo
creas. Paloma ha dado en el clavo.
¡Pedro. Pedro, creo que te ex­
cedes conmigo! No me negarás
que estar formado equivale a sa­
ber.
—Ya te he dicho que desde
nuestros tiempos de Colegio a hoy
10 —

la Pedagogía ha adelantado mu­
cho. por tanto tengo que negar­
te la veracidad de esta frase: es­
tar formado no equivale a saber,
se puede saber sin estar formado.
—Entonces, tú niegas la prima­
cía de la inteligencia en el orden
de valores, niegas que sea el más
alto bien para la persona o para
la sociedad.
—Pues, en parte lo niego. Y lo
niego porque al hacerlo reafirmo
las palabras de un autor que dice
refiriéndose a la inteligencia: «Sólo
cimentará un verdadero valor per­
sonal y una auténtica felicidad,
cuando la dominen una voluntad
enérgica y un ideal ético».
—Muy interesante, sobre todo
teniendo en cuenta que no tienes
hijos, por tanto no sabes lo que
significan suspensos.
—No sé lo que significan sus­
pensos en hijos, pero sé lo que
significan en alumnos por la pro­
fesión que ejerzo. Y muchas ve­
ces, fíjate que te digo muchas, la
deformación en el orden intelec­
tual e integral se debe a que pa­
dres y educadores desconocemos
«la naturaleza humana y la recí­
proca dependencia de nuestras fa­
cultades». como decía Don Bosco.
—Bien, que no editen más li­
bros de texto, mi bolsillo queda­
rá enormemente agradecido, y
enseñadles a través de medios
audiovisuales, verás, ¡qué gene­

ración vais a engendrar, qué fuer­
za mental!
—Eres un extremista, Juan. Ni
el texto impreso se le puede con­
siderar como el bien educativo
clásico, ni los medios audiovisua­
les de por sí pueden formar a una
persona. Ahora, pueden ser per­
fectamente valores técnicos al ser­
vicio de la educación, en los que
la inteligencia juega su papel,
pero también la voluntad, la li­
bertad. el respeto a la persona...
Yo seré un extremista, pero tú
eres un idealista, Pedro. Te qui­
siera yo ver comentando con mis
hijos una obra televisiva. ¡Qué
diversidad de opiniones!
—Naturalmente, ¿y tú crees que
no podrías con esa diversidad de
opiniones enseñar a tus hijos a
dialogar, respetando mutuamente
sus formas de pensar? Los edu­
carías en una verdadera libertad,
y en tantas cosas...
—Prefiero no probar.
—Desde luego siempre es más
cómodo echar la culpa de los sus­
pensos al chico que no ha estu­
diado. o al profesor que no ha
explicado bien, cuando tú. como
padre y educador tienes la obli­
gación de contribuir a la forma­
ción de tus hijos, y esta forma­
ción en todos los aspectos de la
vida ajTjda a la misma inteligen­
cia y al saber.
— ¡Si todavía la culpa de los

o DE LA INTELIGENCIA
ara toda la familia
suspensos de mis hijos la tengo
yo!
—Recuerda, Juan, que hoy la
inteligencia, y Don Bosco fue un
pionero en su «sistema pedagógi­
co» es para nosotros sólo uno de
los muchos valores formativos
esenciales, y no el monarca sino
un servidor».
Me hizo pensar la conversación

que tuve con Pedro. Tenía que
hacer algo. Isabel también estaba
de acuerdo, pero, ¿qué hacer?
La pauta me la dieron mis hi­
jos. Juan informaba a Maribei y
a Paloma que esa noche en el
U. H. F. ponían una película de
tipo social.
Me acerqué por detrás y cogien­

do a cada una de mis hijas por
ios hombros les dije:
—¿Qué os parece si nos que­
damos y mañana hacemos un forum? Por supuesto dirigiría vues­
tro hermano.
Se miraron, me miraron y al
unísono estallamos en una sonora
carcajada.
PILAR P. SALCEDO

'La tarea de los padres, la maternal sobre todo, es tarea de desinterés, de olvido de sí. "No yo, sino él...'
G. Courtois.

r

LA OROTAVA: El acto principal del
homenaje fue de gratitud a Dios
por el favor divino dispensado a los
Sslesianos, a lo largo de los vein­
ticinco años, y por el bien realiza­
do por éstos en pro de miles de
villeros que pasaron por sus aulas
o frecuentaron la capilla de María
Auxiliadora. La acción de gracias o
Eucaristía fue presidida por don
Claudio Sánchez, primer director
del Colegio, y concelebrada por
más de 20 sacerdotes, entre los que
figuraban varios exdirectores del
mismo.

u

En la isla de Tenerife, a mitad
camino entre la orilla del Atlánti­
co y las laderas del Teide, el mon­
te señero de España, agrupa su
caserío la Villa de la Orotava. De­
cir la Orotava es nombrar una de
las maravillas del mundo por su
valle, que asciende con las ver­
des mareas de sus platanales des­
de el mar para morir a los pies de
la ciudad más típica de la isla.
Fuimos a la Orotava no para ad­
mirar su paisaje inigualable, sino
para asistir al homenaje que la
Villa tributaba a la Congregación
Salesiana con ocasión de las Bo­
das de plata de la fundación del
Colegio Salesiano.
Hace veinticinco años el Patro­
nato "Nicandro González" ofrecía
a los Salesianos una fundación, un
edificio alto y estrecho con un pa­
tio pequeño. El edificio ofrecia
aulas suficientes para unos cien­
tos de muchachos de primera en­
señanza.
Fue don Claudio Sánchez el pri­
mer director del Colegio, impo­
niendo desde el principio su buen
hacer salesiano, llenando las aulas
de afición al estudio y al trabajo,
los patios de juegos y alegría y
las almas de los niños de amor
a María Auxiliadora.
Pronto quedaron los chicos ga­
nados para siempre para Don Sos­

12

co y sus Salesianos. Tras ellos
sus familias y en los hogares de
la Orotava se hicieron familiares
los nombres salesianos.
Poco a poco creció el colegio,
se extendió por los terrenos colin­
dantes; un extenso campo de fút­
bol, un polideportivo, una gran pis­
cina, nuevas aulas que duplican la
primitiva capacidad ofrecen toda
comodidad a los actuales 800 mu­
chachos que componen su Centro
escolar.
Con el Colegio creció la devo­
ción a María Auxiliadora; su archicofradía inundó las familias, elevó
la fiesta del 24 de mayo' a fecha
señalada y hoy es corriente y po­
pular la devoción a la Virgen de
Don Bosco.
La escuela primaria dio paso
al Bachillerato y comenzaron a
salir los prrimeros Antiguos Alum­
nos que, tras sus estudios univer­
sitarios, van surtiendo de médicos,
abogados, ingenieros, comercian­
tes. maestros... a numerosas po­
blaciones de las islas de la provin­
cia linerfeña.
En veinticinco años fas raíces
salesianas han penetrado profun­
damente en la ciudad y su mara­
villoso valle, y sus ramas se han
extendido por doquier. El trabajo
abnegado de los Salesianos. ben­
decido por Don Bosco, ha conse­

guido abundantes frutos. No era
de extrañar que, aprovechando
los veinticinco años de estancia,
la Villa de la Orotava quisiera ex­
presar su satisfacción por el he­
cho salesiano.
Canalizó los actos una comisión
de Antiguos Alumnos, que logró
una ambientación inolvidable como
marco de los festejos y una impe­
cable organización. Escogió como
fechas del homenaje del 29 de ju­
nio y el 1 de julio, cuando las
calles se alfombran de flores y de
las pintadas arenas del Teide en
espectacular derroche de arte úni­
co en el mundo, para que sirvan
de camino al Amor de los Amo­
res en su procesión del Corpus.
Y cuando los labradores celebran
su romería de San Isidro, imposi­
ble de imaginar si no se le con­
templa. Ciertamente los numero­
sos invitados no pudieron esperar
cosa mejor.
La fecha escogida para el ho­
menaje. 29 de junio, enmarcó dos
actos principales, una concelebra­
ción presidida por el primer di­
rector del Colegio, don Claudio
Sánchez, en la que participaron el
Director, don Antonio Granados,
que pronunció la homilía; varios
antiguos directores y profesores
del Colegio; el Delegado y el Con­
siliario Nacional de Cooperadores
y Antiguos Aiumnos Salesianos.

U B 25IIÍS

Kuiiinvii
Numerosos padres de alumnos, archicofrades y Antiguos Alumnos,
entre los que figuraban los Pre­
sidentes Internacional y Nacional,
llenaban la espaciosa capilla del
Colegio.
Tras la función religiosa, tuvo
lugar la comida de Hermandad,
con más de 300 comensales. Al
fin de la misma, animada por Se­
gismundo Rodríguez, tuvo lugar la
clásica sobremesa con parlamen­
tos, brindis, bailes típicos cana­
rios. resultando un acto emotivo
e inolvidable.
Simultáneamente en estas fe­
chas celebraron su Consejo Re­
gional, los Antiguos Alumnos de
la Inspectoría de Córdoba que die­
ron, con su presencia, realce al
homenaje.
A los veinticinco años de exis­
tencia el Colegio de la Orotava
puede ofrecer a la Iglesia y a la
patria 800 alumnos en período de
educación, varios miles de Anti­
guos Alumnos, ocupando toda la
gama de puestos en la sociedad,
una Asociación de Padres de Alum­
nos con cientos de socios, una
archicofradia de María Auxiliadora
de las más punjantes, un grupito
de Cooperadores Salesianos y una
Comunidad Salesíana, dedicada a
sostener y consolidar el bien con­
seguido y a proseguir su labor
incansable.

LA OROTAVA: Para el Banquetehomenaje a loa Salesianoa de La
Orotava se armó un inmenso salón
comedor para trescientos comensa­
les bien servidos. La foto nos mues­
tra la mesa de la presidencia con
las autoridades locales y salesíanas
que participaron en el homenaje.

1

,/\ií
Tk

in
LA OROTAVA: La sobremesa del banquete fue animada por ef antiguo
alumno Segismundo Rodríguez, que con la Junta de la Asociación de
Antiguos Alumnos organizaron eficazmente el homenaje y los distintos
actos def mismo.

J. R.

* y

EL SEÑOR JOAN
DN A U T E N T I C O COOPERA D OR S A L E S I A N O
Juan Juncadella, familiarmente conocido en su pueblo
natal, San Vicente deis Horts, por el señor Joan, nació el
año 1897, precisamente el mismo año que la Congregación
Salesiana abría su Casa de San Vicente. A los nueve años
moría su padre y a los diecisiete perdía también a su
madre.
Huérfano, como Don Bosco, empezó a sentirse desde
jovencito apóstol de la juventud. Tenía diecisiete años cuan­
do empezó ya a reunirlos y a enseñarles el Catecismo, acti­
vidad ésta que no dejaría ya hasta los setenta y tres años,
dos antes dfe su muerte.
El señor Joan fue ciertamente un hombre que vivió de
fe, poseído de Dios, ilusionado a lo largo de toda su vida
por realizar en medio de la juventud la misión de Don
Transcribimos algunas de sus frases más frecuentes:
“Dios sobre todo”. (¡Cómo lo repetía en los últimos
días de su vida!) "Convenía". (Era la expresión de su con­
formidad cristiana en los fracasos).
Expresiones todas que sus labios reflejaban una vivencia
profunda de fe que llenaba toda su vida.
También en su vida, como en la de Don Bosco, cuantos
le conocían a fondo, adivinaban en sus mayores manifes­
taciones de alegría, sus mayores problemas.
Indudablemente, uno de los sufrimientos mayores de
su vida fue la muerte, en accidente de automóvil de su
hijo Jaime, a los veintiséis años, recién casado. Pues bien,
alguien que fue a darle el pésame, pocos momentos des­
pués del entierro, lo encontró contando cuentos a sus nie­
tecitos. Extrañado le dijo con confianza: “No te compren­
do, Joan”. El respondió: “Mira, humanamente no ha ha­
bido solución; pero a los ojos de la fe, sí. Conozco a Jaime
y tengo por cierto que en estos momentos está ya gozando
de Dios, que fue la razón de toda su vida. Por otra parte,
estos pequeños están aburridos... ^qué voy a hacer?”
Si hubiera que escribir la vida de este cooperador salesiano sería una vida "llena", densa. Muy esquemáticamente
vamos a hacer un esbozo de estos pasibles capítulos.
EL SEÑOR JOAN Y EL DEPORTE

Deportista nato, introdujo el fútbol en su pueblo na­
tal, de cuyo equipo fue capitán.
Le gustaba también sobremanera el montañismo. Y a^mo
sabía ambientar las excursiones con juegos, cantos, etc. Dis­
frutaba poniendo a los cantos letras apropiadas a las cir­
cunstancias.
Y la bicicleta... Cuántas excursiones hizo con los jóve­
nes recorriendo kilómetros y kilómetros por toda la geo­
grafía catalana e incluso por otras regiones. Rondaba ya
los setenta y aún usaba la bicicleta. Decía, con auténtico
lenguaje salesiano. que el roce constante con la juventud,
le mantenía el espíritu siempre joven.
EL SEÑOR JOAN Y EL CATECISMO

Desde niño llevaba en el alma la urgencia de este apos­
tolado. Fue una de las grandes obsesiortes de su vida: Ca­
tecismo. Catecismo, Catecismo. E hizo, por su parte, lo
posible y lo imposible, para dar a conocer a todos, y espe­
cialmente a los jównes. el mensaje cristiano.
U —

Domingo tras domingo tenía pendientes de su palabra
a los muchachos, que se agrupaban a su alrededor para
escuchar cuentos e historietas. Su inagotable imaginación
era un resorte extraordinario. Pero todo tenía su corres-,
pendiente moraleja de cara a una auténtica formación gris-,
liana. Y así, mes tras mes, año tras año, fue pasando sij
vida en este eficaz apostolado.
Fundó a lo largo de sus años diversos grupos de forma­
ción juvenil. El “Gnip Bon Seny”, que funcionó durante
varios años, estaba constituido por unos cuarenta jóvenes.
Todos los días al atardecer hacían su visita al Santísimo.,
Semanalmente tenían una reunión formativa que él prepa-,
raba a conciencia.
Más adelante, fundó el “Grupo Domingo Savio”, que
orientó hacia el conocimiento de las nuevas barriadas obreras que se iban formando con sorprendente rapidez en las
laderas de las montañas próximas al pueblo. Ayudado de
estos muchachos, iba captando niños para sus grupos de
Catecismo, que tenía lugar donde buenamente se podía:
unas veces bajo una encina, otras en un garaje; o en cual­
quier otro sitio más o menos apropiado. En todas estas¿
reuniones era característico el sonido de su silbato con el
que convocaba a los chicos.
(3on su inquietud y su insistencia logró que el Obispa­
do se diera cuenta de la precaria situación religiosa de.
aquella zona y que se crearan allí dos parroquias.

.



EL SEÑOR JOAN Y LA ORACION

Toda la fuerza le venía de su unión con el Señor. Se.
levantaba hacia las cinco y medía. Hacía media hora de.
meditación y asistía a la santa Misa. Después salía para su
trabajo. Su jornada terminaba siempre con el Rosario er\
familia.
Para mantener la unión con Dios a lo largo del día te­
nía, sus pequeños “trucos"; extraordinariamente sencillos,
como extraordinariamente sencilla era su alma. Así, a ve­
ces, al coger el autobús, sumaba los números del billete.
Si le daba un 24. un 31, un 19 ya sabía en qué debía|
ocupar el trayecto. Eran números salesianos religiosamente
Andaba por la calle e iba con frecuencia rezando por­
todos aquéllos que marchaban en la misma dirección, pero,
con su imaginación prolongaba el trayecto por todos los,
pueblos, regiones y naciones de la tierra.
Al pasar por algún pueblo y ver la torre de la parro­
quia, señalaba, en seguida, a sus hijos la Iglesia y Ies de-,
cía: “Ahí está el Amo del pueblo: una oración..."
Con motivo del Vaticano II su oración se fue hacienda
cada vez más universal.
Con fervoroso entusiasmo promovió, mientras pudo, U
Adoración nocturna, tanto en San Vicente como el Tibidalw.
Consciente del influjo renovador que en su vida y en la,
de los demás tenían los Ejercicios Espirituales, participaba,
en ellos y promovía la participación de otras personas.

^

EL SEÑOR JOAN Y LA FAMILIA

Siete hijos alegraron su hc^ar. Uno de ellos es hoy saccrdote salesiano.
¡Qué preocupación tuvo siempre por la formación de los.
mismos! Con qué detall« cultivaba esa foTOación. Espe.

f

cialmeme en las Navidades eran deliciosas sus iniciativas
en este sentido. Vivía la preocupación de verlos felices a
su lado.
Reunidos éstos después de su muerte, trataban de recor­
dar algún momento de la vida de su padre en que le hu­
bieran visto, enfadado, perder el control de su carácter.
No lo encontraron. Su confianza en Dios era tal que nada
ni nadie lograba perturbarlo. Y eso que, ciertamente, no
le faltaron dificultades.
EL SEÑOR JOAN Y LA VIRGEN

Dos grandes “Marías” hubo en su vida: su esposa, a la
que adoraba, y la Virgen, la gran Madre del Cielo.
Su preocupación por la Catcquesis le mantenía alejado
de casa muchas horas; pero su esposa, que le correspondía
con un amor profundo y abnegado, sabía comprenderlo y
le apoyaba y estimulaba en su labor.
La otra María, la Vir^n, la “Mare de Deu”, fue siem­
pre algo grande en su vida. Algo así como un ideal her­
moso hacia el que orientó también todas sus actividades
apostólicas y sus sentimientos más delicados. ¡Cuántas poe­
sías dedicadas a Ella, la “Mare de Deu”. Con profundo
sentido salesiano comprendió que Ella era el gran Auxilio
puesto por Dios en la historia de la salvación de los hom­
bres... Por eso apenas lograba montar una nueva capilla
en la montaña para el culto y la Catcquesis, con sentido
pedagógico ejemplar, introducía en ella a la Virgen, bajo
la advocación que resultaba más familiar a las personas de
aquella zona de emigrantes.
EL SEÑOR JOAN Y SU AMOR A LOS DEMAS

Cuando se produjo la gran avalancha de emigrantes en
el pueblo comprendió en seguida la serie de problemas de
todo tipo que esto suponía y se lanzó a trabajar por so­
lucionarlos.
Llegó hasta el detalle de escribir al alcalde de algún pue­
blo de Granada pidiéndole propaganda de los festejos que
se hacían en la localidad, para que haciéndolos también en
San Vicente, no se sintieran desplazadas aquellas humildes
familias.
Durante revolución del año 36 alguien intentó asesinarle,
simplemente por su condición de católico. Terminada la
guerra esta misma persona venía a pedirle trabajo. El se­
ñor Joan le abrió las puertas como si nada hubiera pasado.
Uno de los mayores contratiempos de su vida, fue el
bache económico, que por causas múltiples, sufrió a lo lar­
go de muchos años en sus negocios. Ello le ocasionó nu­
merosas deudas. Le dolía en el alma, y no tanto por él,

sino por el desprestigio que ello suponía para la religión
que él abiertamente profesaba.
Cuando pasados quince largos años pudo levantar cabe­
za, fue visitando a sus acreedores para pagarles religiosa­
mente cuanto les debía. Era mucho tiempo el que había
pasado; algunos le decían que lo dejara correr. Pero él
quiso devolver a cada uno lo suyo.
Durante la guerra, un grupo de hombres, ideológicamen­
te envenenados contra la Iglesia, se presentó en su casa
dispuestos a llevárselo para matarlo. El acudió tranquilo a
la llamada, y viendo entre ellos un rostro conocido, le dijo
serenamente: “Oye, ¿no te acuerdas ya del Catecismo que
te enseñaba?" Aquel hombre sintió vergüenza de sí mismo
y habló con sus compañeros para que le dejaran en paz.
Diríamos que son h«Aos de la vida de Don Bosco que
vemos reproducirse, en circunstancias muy parecidas, en
la vida de este cooperador.
EL SEÑOR JOAN Y LA CONGREGACION SALESIANA

Por la circunstancia histórica de la fundación en San Vi­
cente y sobre todo por su vocación hacia la juventud, vi­
vió unido a- los hijos de Don Bosco. Sentía hacia ellos un
gran afecto y se identificó plenamente con su estilo de
trabajo.
Hablando de la fundación de la casa escribía así: “En
1895, María Auxiliadora, sirviéndose de sus siervos, los
hijos de San Juan Bosco, preparó este vergel predilecto de
Jesús. ¿No recuerdas, lector querido, aquellos tiempos en
que salían de esta Casa jóvenes dispuestos para el apostorolado salesiano? ¡Qué bien se estaba entre ellos! Recor­
darás a Don Felipe Alcántara, juguetón en los patios, pre­
parando funciones de teatro, gran músico... Pasaron los
años y por la bondad de Dios que así lo dispuso, aban­
donaron la Casa los padres salesianos, pero dejaron un
hombre, “el Sord”, que siendo sordo tenía en su nlmn una
vivacidad extraordinaria... Corrió la historia, y de nuevo
tuvimos la fortuna de que volvieran los salesianos”.
Cuán preocupado estaba cuando se habló últimamente
de cerrar definitivamente la Casa, Solía decir a los salesia­
nos: “Si estuviera aquí el Sordo, que con tanto cariño
guardó la Casa hasta que volvisteis, os “tiraría ahora de
las orejas".
En resumen: El señor Joan, fue un auténtico coopera­
dor. salesiano externo, tal como lo concibió Don Bosco.
Hombre de fe, profundamente preocupado por la salvación
de la juventud, al conocer a los hijos de Don Bosco, se
sintió identificado con la misión salesiana. El 17 de febre­
ro de 1971 moría santamente, a los setenta y cinco años.

Grupo de cooperadores de San Vicente deis Horts en el que lígura el señor Joan Juncadella (t) al lado de
don Tomás Baraut, ex-provmcial de Barcelona y Valencia a ios que unió una gran amistad.

r


f I

• f E
I I

ONCE SALESIJU
DEDICAN SUS '
A LOS NIÑOS \
De Málaga a Sabinillas hay 107
kilómetros de Costa de) Sol. Es­
tos ciento siete kilómetros consti­
tuyen una de las calles más lar­
gas de las capitales españolas,
pues la población bordea la carre­
tera que se estira a lo largo de
la costa malagueña, fundida casi
en una sola ciudad.
Son las cinco y media de una
tarde de agosto. Bajo un sol que
derrite el paisaje, el autobús corre
sin detenerse ante nombres que
hacen la delicia del turismo ve­
raniego: Torremolinos, Marbeila,
Fuengirola, Benalmádena, San Pe­
dro de Alcántara, Estepona. El
mar se ofrece amplio y brillante,
a veces ocultado por el capricho
de las nuevas construcciones que
surgen entre pinares o zonas de
recreo. Es la España de la opu­
lencia y del desarrollo. Las anti­
guas casitas de pescadores han
cedido el sitio al lujo de los apa­
ratosos hoteles que fatigan los
ojos.

enseña de la Caja de Ahorros de
Ronda. Durante el curso, es un
colegio para los niños de la po­
blación y, en verano, sirve de al­
bergue para la Colonia Infantil.
Un amigo me invita a recorrer
sus dependencias. No falta un de­
talle. El comedor, la cocina, los
dormitorios, la piscina impecable,
los jardines de aterciopelado cés­
ped. Un espejo de agua pone en
el centro del patio su nota azul.
Surgen dos grupos de esculturas
y hay un pequeño parque infan­
til con juegos y columpios.

Ya en Sabinillas, pregunto por
la Colonia Infantil que llevan los
Salesianos. De pronto me encuen­
tro en un amplio patio cercado
por dos cuerpos de edificios de
tres pisos. En ambos campea la

DE LA MANCHA Y DE
ANDALUCIA

16



Más abajo, la residencia de las
niñas con nuevos patios y zonas
de recreo. Y. a unos 50 metros,
la playa ancha y arenosa con su
abanico de espuma en perpetuo
movimiento. Y árboles, muchos
árboles. Marco delicioso para unos
días de descanso, lejos del mun­
danal ruido del que es necesario
huir, al menos unos días al año.
Y todo al servicio de los niños.

La Colonia recibe, a lo largo
de los dos meses veraniegos de
julio y agosto, un total de mil

muchachos, divididos en cuatro
turnos de 250; y 1.000 niñas, tam­
bién divididas en cuatro turnos.
Todos estos chicos tienen la opor­
tunidad de pasar quince días es­
pléndidos, disfrutando del agua y
del sol, y en un ambiente de amis­
tad y de convivencia que ha de
dejar en su alma un recuerdo
imborrable. El Director de la Co­
lonia lo advierte en el primer mo­
mento de la llegada. «Dos cosas
importantes os traen a estas pla­
yas —les dice—. La primera, dis­
frutar de la naturaleza, del agua
y del sol; la segunda, fraguar nue­
vas amistades entre los compañe­
ros que vienen de los distintos
pueblos de Andalucía y la Man­
cha».
En efecto, de las tierras de se­
cano de Ciudad Real proceden la
mayoría de chicos y chicas de la
Colonia. También los hay de la
provincia de Málaga. Pero pare­
ce que los chicos de la costa ape­
tecen más otras colonias de la
montaña. Los de tierra adentro,
naturalmente, prefieren el mar.
Unos y otros, andaluces y manchegos, conviven la misma ale­
gría y amistad, bajo la dirección
de una comunidad de Salesianos y

III DEUcosnKLSOL
L

ilANOS

S VACACIONES
5 VERANEANTES.
otra comunidad de religiosas para
las niñas.
No nos causará ninguna sor­
presa si, al sonido de la música
de los altavoces que giran por
sevillanas, algún grupo de chi­
cos se ponga a palmetear y a bai­
lar. De la misma manera, a la
vuelta de algún paseo por las
playas, tras el que los chavales
traen sus buenos botines de con­
chas y caracolas, escuchemos can­
ciones como ésta:
«Si te vas a La Mancha
no te alborotes,
porque vas a la tierra
de Don Quijote».
Sí, andaluces y manchegos, en
este intercambio regional, enriquecedor por lo que tiene de comu­
nicación y convivencia.

Don José
con las barbas
remojadas
y un grupo
de chicos
de la Colonia.

;* s .^

Qué difícil
es la elección
de los premios
para
estos niños
del concurso
“Un, dos, tres...
responda
otra vez”.

SI NO OS HACEIS COMO
NIÑOS...
He tenido la suerte de vivir el
ambiente de la Colonia durante
un tumo. Como todos, he partici­
pado de ese bien de la naturale­
za que se pega a los pulmones y
a la sangre y que se refleja en
el bronce de la piel. Pero lo que

Oro,
plata y bronce
para
ios campeones
de la Olimpiada
que suben
al podíum
de ios
vencedores.

\

SABINIILAS. UN JIRC
Estos
salesianos
jóvenes
dedicaron
sus vacaciones
al trabajo
con los niños
de la Colonia.

Un grupo
de chicos
con un fondo
del edificio.

Sólo
un segundo y
el del trampolín
será
una rana más
en el fondo
de la piscina.

más me ha llamado la atención
es la entrega de los once Salesia­
nos a los niños. Desde la Euca­
ristía, vivida por la mañana co­
munitariamente hasta la alegría
de las canciones de la noche bajo
las estrellas, toda una jornada de
convivencia con los niños. Todo
el tiempo —toda la vida es tiem­
po, decía don Antonio Machado—
estos once hijos de Don Bosco se
hacían niños con los niños, en una
entrega sin medida.
«El observar a los Salesianos
—me decía un sacerdote malague­
ño— me ha hecho más bien que
toda una tanda de ejercicios es­
pirituales. Cuando nosotros sólo
hablamos de nóminas y vacacio­
nes, me doy cuenta de que estos
jóvenes viven totalmente entrega­
dos a los niños.»
Estos jóvenes Salesianos son el
alma de la Colonia. Cada turno de
niños se divide en cuatro seccio­
nes, equivalentes a los cuatro dor­
mitorios. Las secciones están bau­
tizadas con nombres simpáticos:
Los Delfines, los Acuarios, los
Cuatreros y los Rebeldes. Cada
una de estas secciones tiene al
frente a dos Salesianos respon­
sables.
Los mismos chicos son corres­
ponsables de la marcha de la Co­
lonia. Para ello cada sección se
divide en escuadras y se reparten
cargos y actividades. El compro­
miso lleva a unos y a otros a la
acción para estar siempre y en
todas partes al servicio de los de­
más. Para hacerse la vida agrada­
ble.
Con este espíritu de sencillez y
cordialidad, he visto a los Sale­
sianos hacerse niños con los ni-

'n de la c o sta del so l para los niños
ños para ganárselos con el amor,
al estilo salesiano. En las veladas
nocturnas, alguno hacía de Jaimito, otro de Don Cicuta y otros se
disfrazaban hasta de azafatas para
hacer reír al público juvenil.
Por la mañana, los muchachos
tenían su clase de catequesis o
participaban en la Eucaristía en
la que cantaban con entusiasmo ai
ritmo de guitarras. Por la tarde,
las Avemarias del rosario se re­
petían bajo los primeros luceros.
Y, al anochecer, la revisión de
vida de las correspondientes sec­
ciones, antes de entregarse al sue­
ño largo y dichoso.
El Salesiano, siempre como som­
bra bienhechora, buena sombra y
buena luz. La amistad mejor ofre­
cida y compartida.
RADIO PALANGANA...
Y OTRAS
ACTIVIDADES
La agenda de actividades está
repleta desde el primero hasta el
último día de la Colonia. Agenda
y horario que, normalmente, no
suelen alterarse. La mañana está
consagrada al rito sagrado del
baño. Una hora de playa y una
hora de piscina son más que sufi­
cientes para dorar la piel de los
que todavía no la traen muy to­
cada por el sol.
Al entrar en el ámbito de la
Colonia nos llaman la atención
anuncios y resultados de campeo­
natos deportivos. Hay una liga
de fútbol que termina con los dos
equipos finalistas. Se celebra una
Olimpíada con ejercicios de atle­
tismo y de natación. Las veladas
nocturnas revisten un carácter de

familiaridad juvenil. Asisten las
niñas y hay exhibiciones folklóri­
cas de cantos y bailes. Hay fun­
ciones de teatro y de cine y con­
cursos como: «Un, dos, tres, res­
ponda otra vez», meticulosamente
preparado, y «Las diez de últi­
mas», siguiendo los antiguos ri­
tos de la televisión.
Los paseos a lo largo de la cos­
ta y por el pueblo ponen a los chi­
cos en contacto con la naturale­
za y con las gentes de Sabinillas.
Más de un vendedor hace su ve­
rano con los ahorros de los pe­
queños.
Don Pablo y don José preparan
con arte el gran «Festival de la
Canción Azul». Los pequeños ar­
tistas bordan s u s canciones,
que son presentadas con todo el
aparato escénico del caso. Parti­
cipan niños y niñas y suelen in­
terpretar las canciones de moda u
otras originales. Claro que, al sa­
lir de la Colonia, los chicos irán
cantando a su pueblo el «Yupi
yaya», el «Bugui, bugui» o el «Mire
usted que ya los duendes tienen
guasa», porque don Pablo y don
José se lo han hecho cantar hasta
por los codos.
«Radio Palangana, que funcio­
na desde la mañana» no sólo di­
fundía los resultados deportivos o
los cambios de horarios. Todo el
día envolvía en música las activi­
dades de la Colonia. Gracias a
ella podemos repetir y tararear
«Eva María» o «El talismán»...
DISUELTO
EN EL RECUERDO
Disuelto en el recuerdo queda­
rá este hermoso tiempo de las va­

caciones veraniegas pasadas en
Sabinillas. La naturaleza, la paz,
la amistad y la alegría entran en
el alma como un dulce que irá
disolviéndose durante el año es­
colar.
Verdad es que las vacaciones
pueden ser un momento precioso
para ponernos en contacto con
nosotros mismos y con los demás.
Esto se logra en la paz de Sabi­
nillas. Los jóvenes Salesianos sa­
ben llevarlo al alma de los jóve­
nes.
RAFAEL ALFARO

Don Pablo lea hace
cantar a eatoa chicos,
organizando con ellos
el Festival
de la Canción Azul.

en la viña de un Amo que la ha re­
gado con su sangre. Esta es la
fuente de nuestro aliento y de nues­
tra esperanza" (ANS).

DON RICCERI
A AMERICA Y AUSTRALIA

DON JUVENAL DHO.
CONSEJERO GENERAL
OE PASTORAL JUVENIL
Roma.—El nuevo Consejero Ge­
neral para la Pastoral Juvenil es
don Juvenal Dho, ha comunicado
el Rector Mayor en carta a todos
los inspectores del mundo salesiano. El nuevo superior, que sucede
8 don Rosalio Castillo, nació el 13
de febrero de 1922 en Roccavorte
(Cúneo). En 1935 entraba como as­
pirante en la casa de Bagnolo y en
1936, con sólo dieciséis años, par­
tía para el noviciado chileno de Macul. Diez años més tarde recibía la
ordenación sacerdotal.
Doctor en Filosofía por el PAS
y en Psicología por la Universidad
de Santiago, ha sido catedrático de
Psicología Pedagógica en la misma
Universidad chilena y, desde 1962,
profesor de Metodología Pedagógi­
ca en el Pontificio Ateneo Salesiano de Roma.
Es autor de varios volúmenes y
artículos en revistas científicas, so­
bre todo en el campo vocacional.
Actualmente era Vicerector Magní­
fico del PAS y catedrático en la
Facultad de Ciencias de la Educa­
ción del mismo Ateneo Salesiano.
En una reciente entrevista que se
le ha hecho sobre su nuevo cargo,
ha declarado;
“ Mi anhelo y mi voluntad es, ante
todo, la de ponerme totalmente a
disposición de los hermanos que
trabajan con los jóvenes, para bus­
car junto con ellos el mejor camino
para realizar la misión juvenil que
le confió María Auxiliadora a Don
Sosco y que nos ha legado a nos­
otros.
Soy consciente de que la tarea
que nos espera a todos es ardua
y erizada de dificultades... Pero no
trabajamos en terreno nuestro, sino

Roma.— En los dos meses de oc­
tubre y noviembre, el Rector Ma­
yor realizará un largo viaje hacia
México, Nicaragua y Estados Uni­
dos; luego proseguirá a Australia.
En México presidirá el "IV Con­
greso de Exalumnos Latinoamerica­
nos” y tendrá una reunión con los
Inspectores de la Conferencia del
Caribe y del Pacífico. En Managua,
la capital nicaragüense semidestruída por el terremoto del año pasa­
do, visitará las obras salesianas
reanudadas después de la catástro­
fe, Y en Estados Unidos asistirá a
la inauguración de la “ Don Bosco
Technical School” de Boston.
El 30 de octubre tomará el rum­
bo hacia Australia donde los Salesianos celebran el L aniversario
de su llegada. En la apertura del
cincuentenario de la Congregación
en el continente de Oceanía estu­
vo el Cardenal Silva Henríquez. El
Rector Mayor presidirá la clausura
de las celebraciones (ANS).

NUEVO INSPECTOR
SALESIANO DE BILBAO

Bilbao.— Ha sido nombrado Ins­
pector de la provincia salesiana de
Bilbao don Salvador Bastarríca Celaya. Sucede en el cargo a don Luis
Puyadena. El nuevo provincial na­

ció en Azcoitia (Guipúzcoa) el 12
de septiembre de 1919. Fue orde­
nado sacerdote en Madrid en 1947.
Obtuvo la licenciatura en Teología
en el Pontificio Ateneo Salesiano en
1949. Fue profesor de Teología du­
rante diecisiete años, de 1950 a
1967. Ha sido director del Colegio
Salesiano de Santander durante un
período de seis años, de 1967 a
1973 en que ha recibido el nom­
bramiento de Inspector Provincial.
Don Salvador Bastarrica asistió
al Capítulo General como delegado
de la inspectoría de Bilbao. Cono­
ce por consiguiente el espíritu de
renovación capitular pues vivió los
momentos intensos de dicho acon­
tecimiento histórico de la Congre­
gación Salesiana. Le deseamos un
fecundo apostolado y que el Señor
bendiga su misión en las tierras del
norte español.

ME HA ACARICIADO
EL CORAZON
El libro de J. Butler, “ The Cos­
pel to day" trae el testimonio de
algunas salesianas del lazareto de
Sao Juliano de Campo Grande (Bra­
sil).
“ Un leproso me cogió la mano y
me confió;
— Sor Silvia, llevo aquí dentro
veintitrés años. Mire mis manos. Ya
no tengo dedos, ni siquiera para
apretar el gatillo del revólver... Si
no, quizás hubiera ya terminado
con mi vida. No tengo manos para
rezar; pero le juro, sor Silvia, que
ya no blasfemo después de ver lo
que usted ha hecho. Por dicha pa­
ra mí, ya no blasfemo más."
“Quería consolarlo y él añadió:
— Sepa, sor Matías, que esta en­
fermedad ha significado para mi el
encuentro con Dios. Vaya que sí.
Antes, cuando me encontraba bien
y tenía mi casa, mis negocios y mi
familia. Dios no era para mí abso­
lutamente nada. Pero, una vez lle­
gado aquí, he comprendido lo que
es la vida: un camino breve hacia
la tierra prometida...”
“ Un día, uno de los leprosos lla­
mado Euclides dijo a sor Silvia;
— Hermana, usted ha hecho tan­
to por nosotros. Yo quisiera que
todavía hiciera algo más.
— Diga, diga, Euclides... Si pue­
do, de mil amores.
— Quisiera que, al menos una
vez, me apretase la mano.
Y tendía el muñón de su mano sin
dedos, con las llagas descubiertas.

POR
El MUNDO
8AIESIANO

tina tiene una tirada de 300.000:
en Francia, 103.000 (bimestral). En
España tiramos 61.000 mensuales.
La tirada total en todo el mundo
se acerca al millón de ejempla­
res.

CONGRESO
DE LOS EXALÜMNOS
LATINOAMERICANOS

Sor Silvia respondió sin dudar un
momento:
— ¿Por qué no? Ahora mismo.
— Y le tendió la mano.
Euclides, de un salto retiró el
brazo:
— No, hermana, no. No estoy tan
loco. Sólo quería ver su reacción.
¡Gracias, sor Silvia! Usted no me
ha estrechado la mano, pero me ha
acariciado el corazón” .

NUEVO OBISPO
SALESIANO
El Osservatore Romano del pa­
sado mayo publicaba: “ El Santo
Padre ha erigido la nueva dióce­
sis de Kohima-Imphal (India) y ha
nombrado obispo de la misma ai
sacerdote Abraham Alamgimattathil,
Salesiano, Vicario General de Dibrugarh".
Le deseamos al nuevo obispo sa­
lesiano un fecundo apostolado en
el nuevo ministerio a que lo llama
la Iglesia.

BOLETIN SALESIANO:
SE PUBLICA
EN 13 LENGUAS
Roma.— Del Uffido Stampa Sa­
lesiano nos llega la siguiente es­
tadística. Actualmente se edita el
BOLETIN SALESIANO en 13 idio­
mas: Italiano, español, francés, in­
glés, croata, flamenco, malayalam,
maltés, holandés, portugués, eslo­
vaco. tamul y alemán. El BOLE­
TIN SALESIANO italiano y francés
los fundó el mismo Don Bosco.
El Boletín Italiano tira 360.000
ejemplares mensual^. En Argén-

México.—Ya está todo listo para el IV Congrego Latinoamericano de los
Exalumnos Salesianos. Tendrá lugar en la ciudad de México, del II al 14 de
octubre. El tema a tratar es; “El compromiso por la justicia en América Lati­
na”. Se han inscrito las federaciones de 21 países: Argentina, Bolivia, Brasil,
Colombia, Costa Rica, Cuba. Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití,
Honduras, México, Nicaragua. Panamá, Paraguay. Perú, Puerto Rico, Repúbli­
ca Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Alma de la organización de este Congreso es el presidente de los Antiguos
Alumnos mejicanos, también presidente de Pax Romana, don José González
Torres; el doctor Valenzuela, de la Presidencia Confcdcral; y los Salesianos
encargados de los Antiguos Alumnos de México.
En una entrevista que se le hizo a su paso por Madrid a don José Gonzá­
lez Torres, respondió: “Desde el primer momento hemos trabajado por un con­
greso vivo y vital. No queremos perdemos en academicismos. Por eso no he­
mos impuesto el tema. Ha sido voluntad de todos. Es el tema exigido por la
actual inquietante problemática de todos los pueblos latinoamericanos.
Por lo demás, es la hora de definir con claridad cuál ha de ser la partici­
pación del exalumno, ya sea como individuo, ya sea como miembro organizado,
ante problemas tan candentes.
Queremos exalumnos capaces de una reflexión autónoma, personal. Hom­
bres comprometidos a poner en práctica las conclusiones".
La importancia de este G>ngreso la ha indicado el Consejero General de la
Pastoral de Adultos, don Juan Raineri quien ha dicho en carta dirigida a los
mismos axalumnos; “No es retórica el afirmar que en el sub<ontineme latino­
americano se juegan en gran parte los destinos de la civilización occidental y
el futuro histórico de la Iglesia". Y hablando expresamente del Congreso La­
tinoamericano, ha subrayado: Que “es la primera ocasión en la que el comprcmiiso por la justicia es tratado por los exalumnos a un tan alto nivel”.
Reciente está el Congreso Internacional de los Antiguos Alumnos Jesuítas
en Valencia, en el que han tratado un tema semejante. Deseamos que los ex­
alumnos salesianos de Latinoamérica se comprometan en la acción liberadcxa
en que está comprometida toda la Iglesia de un continente que cuenta con el
número mavor de católicos.

40 JOVENES
NUEVOS
SALESIANOS
Mohernando es ya un nombre saiesiano muy conocido. Aquí comenzaron tantísimos
jóvenes su vida apostólica, a partir del año 29. Muchos de ellos han llenado páginas de
gloria de la Congregación. Mohernando es también un monte santo donde han dejado su
huella salesianos que fueron coronados con la palma del martirio.
Pero ahora Mohernando ha comen2ado una etapa nueva, gracias á la iniciativa de
don Emilio Alonso. Con aire de modernidad se levanta el edificio reciente, acogedor y
sencillo, dominando la vega del Henares.
16 DE AGOSTO
Una íecha de agradable recuer­
do para muchos, porque han de
verla escrita en el cielo. Este día,
efectivamente, ha sido una explo­
sión de salesianidad. Jornada de
fiesta salesiana porque la Congre­

gación abría sus brazos a 40 jó­
venes que ilusionados depositaron
a los pies del Señor la ofrenda de
su vida: 40 jóvenes que hicieron
su profesión religiosa en la Con­
gregación Salesiana.
Hemos visto mucha emoción re­
flejada en el rostro de los familia­

BECAS POR LAS VOCACIONES SALESIANAS
INSPECTORIA DE BILBAO
B eca «M am á M a rg arita» . L . C a ñ ad a. P a m p lo n a. N. e.

2S0. T.

33.500 p ts.

INSPECTORIA DE MADRID
BECAS C O M P L E T A S
B eca « K y b a rta s» . 50.000 p(s.
B eca «T eresa». 850.000 p ts.
BECA S EN FO R M A C IO N
Beca « F a m ilia F ra n c ia O.». S a la m a n c a . N. e . : 8.000 p ts . T o ta l 36.000 p ts.
Beca «B esam a». L . L im la : 100. T o ta l; 138.100 p ts.
Beca «San José». A rch . P ía a rra le a . 11.000 p ts . T o ta l SO.OOO p ts.

INSPECTORIA DE SEVILLA
B eca
B eca
B e ra
B eca
Beca
Beca

« M aría A u x iliad o ra» . A rch. C ádix. N . e . ; 1.000 p ts . T . : 63.000 p ts.
« C o rp u s C h ristt» . J . Q u in ta n a . S evilla. N . e .: 100. T .; 16.600 pts.
«R. D . J o s é M o n tse rra t» . C á d li. N. e . : SCO p ts . T . : 16.800 p ts.
« M aría A u x iliad o ra» . A rch. M orón. N . e .: 10.000 p ts . T . : 31.000 p ts.
«D. R a fael R om ero». S. J o s é del V alle. N . c . : 10.000. T .: 53.000 p ts.
«B odas de O ro D. J o s é Novoa*. N. e. ■ 10.000 p ts . T . 39.000 p ts.

INSPECTORIA DE VALENCIA
B eca « S an ta T e re sa » . F a m ilia M ollna-M as. C re v ille n te . N. e . : 15.000 pe­
s e ta s . T o ta l: 106.000 p ts.
B eca «San C ayetano*. F a m ilia M ollna-M as. C re v ille n te . N . e . : 5.000 p ese­
ta s . T o ta l: 106.000 p ts .

22



res que asistieron a la profesión.
No todas las mamás de los profe­
sos pudieron contener las lágri­
mas; ni lo requería el momento,
ya que se hacía sentir la presen­
cia de Dios, y ia presencia de Dios
es siempre emotiva. Lágrimas de
alegría en la ceremonia religiosa;
lágrimas de satisfacción en la so­
bremesa, porque estos muchachos
son, además, unos artistas.
Presidieron la fiesta los Seño­
res Inspectores de Madrid y León.
En su homilía don José A. Rico
subrayó otra presencia: dos vete­
ranos salesianos que en esa cir­
cunstancia eran un estímulo para
los jóvenes que ingresaban en la
Congregación: don Luis Conde y
don Gumersindo Cid. setenta y
dos y sesenta años de profesión,
respectivamente.
Estos jóvenes salesianos, tras­
plantados de Astudilio, donde eran
acogidos con cariño y admiración,
han estado ellos mismos preparán­
dose con muchas horas de traba­
jo y con un espíritu envidiable, su
propia casa de Mohernando, a la
que llegaron el 30 de junio. De
manera que en este día de su fies­
ta ios familiares y amigos encon­
traron aquí casi un hotelito por
lo bien que se presentaba.

D. Scrivo,
el Vicario General
de la
Congregación
Saiesíana
está en medio
de estos nuevos
salesianos
que asoman
su alegría
a las páginas
de nuestra
revista.
¿QUIENES SON ESTOS
JOVENES?
Conocemos sus nombres; los
tenemos además en una estamparecuerdo de esta fecha memora­
ble; Domingo Alonso, Manuel Apa­
ricio, Rafael Ballesteros, Miguel
Bártulo. Juan Antonio Benito, An­
gel Calle, Carlos Luis Calle, Fran­
cisco Céspedes, José Francisco
Coliantes, José Ramón Fariñas.
Manuel José Fernández, Luis Garcia, Eugenio García, Tomás Gar­
cía. José Luis García, Juan José
Gómez-Escalonitia,
Luis Alberto
Guijarro, Félix de la Hera, Eusebio Heredero, Jesús Hernández.
José Ledesma, Vicente Llaneza,
Juan Marcos, Roberto Martínez,
Vitaliano Nieto. Manuel Ordóñez.
Teófilo Oreja, José Pacheco, An­
gel Padrino, Luciano Pérez, Anto­
nio Pindado, Manuel Pinto, Manuel
Quintairos, Juan Manuel Rodríguez,
Vidal Rodríguez, Francisco Ruiz,
Carlos Sáenz de Miera, Atanasio
Serrano, José Vega, Efrén Yagúe.
Pertenecen a dos Inspectorías:
Madrid y León. Y han estudiado
en varios Colegios Salesianos; Astudillo, Celanova, Allariz, Camba­
dos, León, Mohernando, Carabanchel. El Bonal, San Fernando, Arévalo, Puertollano.
Son jóvenes. No solamente por­
que la edad media del curso son
dieciocho años. Son jóvenes por­
que su alma está llena de entu­
siasmo e ilusión.
Pero con los datos aducidos es­
toy seguro de que no quedan iden­
tificados. Son jóvenes que han
percibido la llamada de Dios y han
dicho sí. Una vocación orienta su
vida.

Como es muy sencillo acercarse
a ellos, les hacemos unas pregun­
tas a un grupo;
¿Cuáles son los motivos más
importantes que os impulsan hoy
a haceros Salesianos?
(Las respuestas son varías):
• He comprendido la impor­
tancia de la misión Saiesíana: dar­
se a los jóvenes.
• Responder a la llamada de
Dios; en ello encuentro mi propia
realización.
• Mi deseo de ser portador de
Dios a los jóvenes: decirles, den­
tro de este mundo materializado,
que Dios existe y que El llena
nuestra vida.
¿Qué panorámica o campo de
trabajo os presenta la Congrega­
ción?
• Habiendo estudiado las Cons­
tituciones renovadas, la panorámi­
ca es inmensa. Ante todo, cuanto
se refiere a la juventud.
• El trabajo en tierras de mi­
sión. La Congregación Salesiana
es ante todo misionera.
• El trabajo en los colegios,
donde tenemos en nuestras manos
infinidad de muchachos.
• En los talleres de nuestros
colegios, sobre todo los coadju­
tores, tenemos una oportunidad
única de contacto con los chicos.
• El campo es extenso, mien­
tras haya jóvenes; y parece que sí
los seguirá habiendo.
¿Cuáles han sido vuestros sen­
timientos y vuestra actitud al ha­
cer la profesión religiosa?
• Un sentimiento de confianza
en Dios al comprender la propia
pequenez, y a pesar de ello, sen­
tirme llamado por Dios.

• Alegría de pertenecer a la
Congregación Salesiana, sintiéndo­
me unido a todos mis hermanos
Salesianos.
• Sentimiento de cercanía, de
intimidad con Dios.
• Conciencia de estar respon­
diendo positivamente a la llamada
de Dios. Y el compromiso por mi
parte de ser generoso a esta vo­
cación, que no es Iniciativa mía,
sino de Dios.
¿Qué ha sido el Noviciado para
vosotros?
Las respuestas coinciden; año
de gracia, año privilegiado, año
de encuentro profundo con Dios.
• Año maravilloso en que guia­
dos por el Espíritu Santo, y con la
ayuda de los Superiores, hemos
comenzado a vivir la consagración
religiosa.
• Más que encuentro ocasio­
nal con el Señor, ha sido un en­
contrarme con El para seguir ca­
minando juntos.
41 AL RELEVO
La misma fecha en que un gru­
po concluye su año de Noviciado
sirve para empezar otro grupo se­
mejante: son 41. Y vienen de Arévaio, León, Urnieta, Carabanchel,
La Coruña-María Auxiliadora, La
Coruña-Calvo Sotelo, Santander.
Madrid-Paseo de Extremadura, Ciu­
dad Real, Madrid-Atocha.
A un grupo de ellos, también
una pregunta:
¿Qué ilusiones deseáis ver reafizadas en vuestro año de Novi­
ciado?
• Alcanzar una madurez reli­
giosa y Salesiana. Formación de
la personalidad.
• Aprender a ser salesiano,
que es ser como Don Bosco, para
después vivir y trabajar como él.
• Conocer la
Congregación
Salesiana, los caminos que pre­
senta y escoger por estos cami­
nos.
Y aquí queda, a una hora de
Madrid, nuestro Mohernando. Co­
legio que albergará este año, ade­
más de los 41 novicios, a 80 as­
pirantes de 6.® y 7.° de E. G. B.
Jóvenes y niños que caminan en
la misma dirección.
Pensamos que Mohernando tie­
ne que ser un centro que irradie
espiritualidad. Porque el Novicia­
do ha de potenciar todo el ardor
juvenil que traen estos novicios.
Y porque estos Salesianos jóve­
nes van a hacer presente doquiera
se encuentren el dinamismo y celo
apostólico que impulsa la acción
Salesiana.
FERNANDO DOMINGUEZ

— 23

COM O
El drama ecuatoriano se expresa
fácilmente: de 633.218 propiedades
agrícolas, 470.000 son como pañue­
los, en las que la vida resulta im­
posible.—La acción de la Iglesia
sobre los latifundistas.—Iniciativa
del obispo salesiano monseñor Ra­
da para proporcionar a los campe­
sinos ab o n o s y semillas selec­
tas.—El trabajo evangélico y so­
cial de unos voluntarios seglares,
a 3.500 metros de altura, con los
más pobres...

Monseñor Cándido Rada tiene
sesenta y ocho años y es obispo
de Guaranda (Ecuado*^). En 1975
celebrará sus treinta años de epis­
copado. Se presenta él en per­
sona:
«De pequeño, era alumno de
los jesuítas. Mi papá era espa­
ñol, un formidable vasco-navarro
de un temperamento de hierro.
Era organista de la iglesia de los
Jesuítas y educaba con afecto,
pero drásticamente, a sus catorce
hijos. Yo hacía el número 13.
Nací en Puntarenas (Chile), pero
en seguida fui al colegio de los
Jesuítas de Santiago.
Tenía ocho años cuando un pa­
dre de la Compañía me dijo me­
dio en broma si quería ser jesuíta.
Le respondí que me gustaba ser
maquinista para conducir el tren.
Para ir a la capital había tenido
que hacer un larguísimo viaje en
tren, cruzando un espléndido pai­
saje de montañas y mar. Guiar
el tren me parecía la cosa más
grande del mundo.
Luego conocí a los Salesianos.
Estaba chifíado por el fútbol y
cuando nos tocaba la campana
para cortar el recreo, cogía el
balón y lo escondía en un hueco.
Pero un día me lo robaron. Mi pa­

24

dre me compró otro balón. Estaba
buscando un lugar seguro para
esconderlo, cuando me llamó
Monseñor Aguilera, quien me dio
la llave de su despacho: «Mételo
ahí —me dijo— y verás que es
el sitio más seguro. Cuando quie­
ras, puedes entrar a sacarlo, como
si fuera tu casa». Entonces los
obispos eran algo importante
—ríe Monseñor Rada—. Aquellas
palabras me impresionaron gran­
demente.
«Yendo muchas veces a dejar
y a coger el balón, acabé por en­
tablar gran amistad con aquel
hombre extraordinario. Llegué a
tener gran confíanza con él. Un
día charlamos de mi futuro.
«¿Por qué no te haces sacerdo­
te?». me sugirió. Reflexioné y le
dije: «Por mí, estupendo». El son­
rió y me dijo una frase que me
hizo reír: «Tú serás obispo, y yo
te daré esta cruz».
Tenía entonces yo quince años.
Tres años más tarde, empecé el
Noviciado. Mi maestro fue el inol­
vidable don Pedro Berruti. Mi
asistente era italiano, don Specchia, quien había ido a la prime­
ra guerra mundial. En los momen­
tos de enfado solfa repetimos;
«Cuando estuve en la guerra, te­
nía a mi cuidado más de 50 mu­

los y conseguía dominarlos con
facilidad: pero con vosotros, 17
novicios, no lo lograré nunca».
«Luego pasaron tantos años.
Los más bellos los viví en la Crocetta, con un grupo extraordina­
rio de Salesianos: Don Vismara,
don Grosso, don Mezzacasa, don
Nigra... Me consagraron obispo
en 1945. Ese día, mi Inspector don
Manachino me entregó una cajita.
Me dijo: «Aquí tienes la cruz pec­
toral de Monseñor Aguilera. Es
para ti». Hacía doce años que ha­
bía muerto. Al tomar aquel pec­
toral, se me saltaron las lágri­
mas.»
UN GRAVE PROBLEMA:
LOS SACOS DE PATATAS
Monseñor Rada no ha venido
a Europa a un viaje de recuerdos.
Ha llegado de Ecuador con su
carpeta colmada de folios y es­
quemas: proyectos concretos y
reales, de los que dependerá la
vida de muchas personas. Tiene
la voz ronca, quizá de repetir tan­
to sus proyectos. Los ha presen­
tado ya en Inglaterra, Irlanda y
Alemania. Ahora lo hace ante un
micrófono para los lectores del
BOLETIN SALESIANO:

S CAMPESINOS
ECUADOR
«Un campesino ecuatoriano le
saca a la tierra tres sacos de pa­
tatas. De ellos, uno se lo come,
otro lo vende, y el otro lo siem­
bra. Esta es su economía fami­
liar. Ahora bien, llegan los téc­
nicos, estudian la tierra y le in­
dican la semilla que ha de usar
y sus abonos correspondientes. El
campesino recibe un crédito en
simiente y abono. Resultado: la
misma tierra le produce 30 sa­
cos de patatas. El campesino pue­
de comerse tres, guardar otros
tres para simienza y vender los
otros 24. Con la misma tierra, la
producción se ha multiplicado por
diez. Ha sido un paso gigantesco
para la familia de ese campesino.
Medios modestos, pero empleados
con inteligencia.
Esto de los sacos de patatas es
algo de poca monta, si os parece,
pero es el símbolo de una autén­
tica revolución que se está fra­
guando en Ecuador.
Es una nación eminentemente
agrícola. De cada tres ecuatoria­
nos, dos son agricultores. El dra­
ma principal no es el de! latifun­
dio, como podría creerse. No son
muchos los latifundistas y tampoco
se opondrían a un justo reparto
social. El verdadero drama es el
del minifundio, es decir, el de los
pequeños propietarios. De 633.218
propiedades
agrícolas, 470.000
son menores de cinco hectáreas, y
de ellas, 350.000 no llegan a hec­
tárea y media. Auténticos pañue­
los de tierra con los que resulta
imposible vivir, y más si la tierra
se cultiva a golpe de pala y aza­
da, sin fertilizantes y sin semillas
seleccionadas. Con semejante agri­
cultura, una familia media ecua­
toriana (muy prolífica), para vivir
decentemente debería tener de 10
a 12 hectáreas de tierra buena.
A esto ha de añ adirá que los
campesinos viven diseminados y
rara vez se agrupan en pK)blados

donde podrían ayudarse. Carecen
de carreteras, de escuelas y de
hospitales. No tienen ni la menor
idea de lo que nosotros llamamos
«servicios sociales». El campesi­
no, así, resulta un verdadero mar­
ginado social, y la mortalidad in­
fantil es entre ellos altísima.
LA REFORMA AGRARIA
DE LA IGLESIA ECUATORIANA

Pobres también los hay en las
ciudades y suburbios, de acuerdo.
Pero los más pobres son los cam­
pesinos. La ciudad se enriquece
cada vez más; el campo es cada
vez más pobre.
Teniendo en cuenta esta con­
dición, la Iglesia del Ecuador ha
emprendido su reforma agraria.
La Conferencia Episcopal ha crea­
do la organización C. E. S. A.
(Central Ecuatoriana de Servicios
Agrícolas). Se trata de un con­
junto de agrónomos, sociólogos,
veterinarios y exj>ertos en diver­
sas ramas de la agricultura.
Las diócesis e Institutos religio­
sos les dan grandes extensiones de
tierra que hasta ahora eran pro­
piedades de la Iglesia, para dis­
tribuirlas a los trabajadores y pe­
queños propietarios. La Arquidiócesis de Quito ha puesto a su dis­
posición una hacienda de 3.649
hectáreas; la Diócesis de Río Bam­
ba, un total de 28.550 hectáreas
de hacienda. Hasta los Salesianos han dado 2.400 hectáreas. La
suma total ha resultado de unas
60.000 hectáreas.
Es evidente que lo más impor­
tante no es la distribución de
estas tierras, sino el hacer un re­
parto social dentifícamente útil.
Si sólo se hubieran repartido, al
cabo de diez años, los campesinos
las hubieran vendido para sus ne­
cesidades más inmediatas y de
nuevo tendríamos el latifundio. £1

traspaso de propiedad sólo llega­
rá cuando se resuelvan los pro­
blemas de regadío, construcción
de carreteras, formación de coope­
rativas. Los campesinos reciben
asistencia de los técnicos de la
CESA, en lo que se refíere a la

El misionero vive encamado entre
los indígenas. Aquí vemos cómo
prepara la madera para la cons­
trucción de viviendas.

— 25

CON LOS CAMPESINOS
DEL ECUADOR
V-

"El maiz nuestro de cada día, dá>
nosle hoy..." Momento de la mo­
lienda.

.simienza, cultivo y selección de
animales.
l.OS PRIMEROS MIL DOLARES
«Pero todo esto —continúa el
Obispo salesiano— interesa a las
personas que viven de los fondos
que pertenecieron a la Iglesia. Y
yo llegué a preguntarme; ¿Y para
el infinito número de propietarios
esparcidos por la extensa campiña
ecuatoriana, no podrá hacer nada
la Iglesia? Pensaba y buscaba so­
luciones. Y he aquí que. el día en
que cumplía mis veinticinco años
de episcopado, la Congregación
Salesiana me hizo el obsequio de
mil dólares para los pobres de la
diócesis. Este rasgo me abrió los
ojos a la solución del problema.
Persuadiría a los demás obispos
ecuatorianos a la creación de un
26 —

fondo de dinero con el que podría­
mos dar créditos a los campesinos
que desearan salir del estado de
su agricultura primitiva.
»E1 proyecto ha ido realizándo­
se poco a poco. He aquí cómo lo
expuse en la «carta de presenta­
ción» a los fieles de El Ecuador:
«Fin: Ayudar a los pobres que
quieren ayudarse. No somos nos­
otros los que hemos de solucio­
nar la situación de los campesi­
nos. Son ellos los que han de re­
solverla con nuestra ayuda.
»Lo que no pretendemos hacer:
construir infraestructuras, es de­
cir. puentes, carreteras, acueduc­
tos. Son éstas obras demasiado
costosas y propias del Estado, de
los ayuntamientos y municipios.
«Lo que pretendemos hacer:
Prestar dinero a los pequeños
propietarios para lograr cuatro
objetivos; abonos, semillas selec­
cionadas, instrumentos agrícolas,
y organización de cooperativas
para la comercialización directa
de los productos sin necesidad de
intermediarios. La CESA pondrá
a disposición a sus técnicos para
la orientación científica de los cul­
tivos.
«Una vez determinado mi pro­
yecto, debía dar otro.s dos pasos
más: sensibilizar a los obispos y
sacerdotes del Ecuador, y reunir
el dinero para la creación del «Fon­
do de crédito».
«El primer paso fue sencillísi­
mo. El Cardenal Muñoz Vega no
sólo aprobó el proyecto, sino que
me dijo textualmente: «Este es el
verdadero camino para hacer pre­
sente a la Iglesia en nuestro pue­
blo», En 1970. la Iglesia ecuato­
riana hizo suyo el proyecto bauti­
zándolo can las siglas FEPP: Fon­
do Ecuatoriano Populorum Progressio.
«El segundo paso comenzó a rea­
lizarse en el momento en que las
diócesis y religiosos del Ecuador
entregaron para el Fondo el uno
por ciento de su balance anual.
Cinco diócesis y la Congregación
Salesiana anticiparon su propia
«tasa», cosa que permitió dar a
los campesinos los primeros cré­
ditos.

«Una vez que los obispos, sacer­
dotes y religiosos habían realiza­
do el primer gesto concreto, po­
día también pedirse a los seglares
que se unieran al esfuerzo. Y se
lanzó la primera «Campaña cua­
resmal en favor del campesino». Al
final de esta primera campaña con­
tábamos con 40.000 dólares y pu­
dimos proporcionar más présta­
mos. Teníamos cierta desconfianza
del ambiente popular, siempre re­
celoso de novedades. En cambio,
la respuesta fue muy favorable. De
haber llegado los dos mil millones
de dólares, en seguida los hubié­
semos distribuido en pequeños cré­
ditos. Así esperamos contentar muy
pronto a todos cuantos han llama­
do a las puertas del FEPP.»
ENMARAÑADA RED
DE PROBLEMAS
Este es el problema básico que
nosotros. Iglesia del Ecuador, in­
tentamos resolver. Pero no es el
único. Este está enmarañado con
otros problemas angustiosos. Por
ejemplo, el crecimiento demográfi­
co del país. La población del Ecua­
dor se ha duplicado en los últi­
mos veintitrés años, pasando de
3.200.000 a 7.000.000. Y continúa
subiendo de modo impresionante.
No es suficiente, por lo tanto,
ayudar a la gente de «hoy». Es ne­
cesario poner las bases de una sa­
na agricultura capaz de acallar el
hambre de las bocas de mañana,
que se habrán multiplicado.
«He venido a Europa trayendo
conmigo siete gruesos proyectos de
desarrollo. Uno, por ejemplo, es
un plan de selección de ovejas pa­
ra las tierras altas, lo cual podrá
ser una buena fuente de ingresos
para el futuro. Un segundo pro­
yecto se refiere al desarrollo de
los indígenas del Oriente ecuato­
riano. donde se encuentran nues­
tras misiones. He presentado di­
chos proyectos en Inglaterra. Ir­
landa, Bélgica y Alemania... Y han
sido adoptados por organizaciones
internacionales como la CIRO y la
OXFAM. Otras organizaciones se­
mejantes los están estudiartdo a
fondo».

Pero hay otro problema que,
para nosotros los cristianos, ocu­
pa el primer lugar. Me refiero a
la evangelización y a la asisten­
cia religiosa. Los Salesianos se
han dedicado a los 40.000 indios
del Oriente del país. Pero en la
Sierra hay otros tres millones de
personas que tienen obsoluta ne­
cesidad de sacerdotes y evangelizadores.

DON BOSCO ESTA AQUI
CON NOSOTROS
La parte más alta de mi dióce­
sis está poblada en su mayoría por
campesinos indígenas dedicados al
pastoreo y a la agricultura en sus

formas más rudimentarias. Su te­
nor de vida es tristemente famoso.
Asimismo carecen de defensa ante
una minoría blanca que los explo­
ta y que vive de su trabajo. Nece­
sitan pues una acción evangélica y
liberadora que salve a todo el hom­
bre: una evangelización que, bus­
cando ante todo el Reino de Dios,
vea en su trágica realidad la pre­
sencia de Cristo que sufre en ellos.
No hace mucho, han llegado
unos cuantos voluntarios seglares,
arriesgándose a vivir en aquellas
alturas cubiertas de nieve. Y han
construido diez escuelitas para ni­
ños y adultos y acaban de crear
una cooperativa agrícola. En con­
traposición a la taberna* están le­
vantando ahora la «casa del cam­
pesino». Hasta ahora era la taber­

na el único sitio de reuniones de
esta pobre gente.
Estos seglares rezan con los
campesinos, dirigen las celebracio­
nes de la Palabra de Dios y co­
mentan las parábolas del Evange­
lio que hablan de árboles, semillas
y campos..., su verdadero lenguaje.
«Cuando logro encararme hasta
ellos, me siento verdaderamente
feliz. Y me digo: Don Bosco bus­
có en la sociedad de su tiempo a
los que nadie quería, a los margi­
nados. Si hoy Don Bosco hallara
a un muchacho campesino le de­
dicaría de corazón todas sus ener­
gías. Esto es lo que hacemos nos­
otros. Estos seglares así lo hacen.
Por eso me parece que vamos por
buen camino, que Don Bosco está
aquí con nosotros».

CooporaciAn Salesiana
y T e rce r Muntlo

APIADATE DE NOSOTROS
Un antiguo conocido nuestro, el padre Pernia, que nos escri­
bió tantas cosas de Vyasarpadí ha sido destinado a una nueva
misión, desde la que nos envia sus primeras impresiones.

Veintidós millas al este de Nongpeh hay una linea de montañas
cubiertas de espesa vegetación
tropical, que bajando de la mese­
ta de Shillong se deshace en va­
lles fértilísimos, un verdadero in­
fierno verde donde el tigre y el
elefante ejercen señorío absoluto
y el hombre, último en venir, ha
empezado a estropear la ecología
del agreste paisaje.
Dos ríos cruzan esos lugares:
el Ummian y el Umkhen. Los dos,
hijos de los montes cercanos a
Shillong, se juegan la vida por en­
tre rocas, barrancos y escondrijos
y Dios sabe qué es de ellos cuan­
do todo lo que puedes ver es que se
pierden en la bien apretada jun­
gla para aparecer en cualquier
otro rincón millas abajo.
Y luego, la carretera. ¡Qué ri­
dículo parece este trabajo de los
hombres! Yo lo llamaría un caminillo de hormigas que trata de
abrirse paso en la inmensidad de
la selva. Pero, ahí está y es el
principio. Sólo una tercera parte
está acabada o mejor dicho cor­
tada, porque si la vieseis me di­
ríais; «Exagerado, mira que lla­
mar a eso carretera».
Hace dos semanas planté mis
reales en la milla 22. que es todo
lo que hay.
Milla veintidós la llamo y es
un nuevo principio. La misión, la
selva, maleza y jungla, la carreterucha. Cuarenta chozas donde
viven otras tantas familias todas
cristianas, esparcidas aquí y allá
como si tuviesen miedo de darse
calor unos a otros. Más arriba
otras tantas familias, aún por lle­
var a Cristo. Abajo, hacia el Nor­
te, 26 pueblos que componen esta
28



parroquia, un total de 2.800 cris­
tianos.
La primera noche en la Misión
me senté sobre un tronco de ár­
bol y pensé en los cristianos, los
sencillos Bhoi que habitan estas
montañas donde nunca ha pasado
nada. Me habían recibido bien
aquella mañanita y noté que sus
caras hablaban de esperanza y
me dio un escalofrío: Todo está
por hacer.
Aquella noche ofrecí esta nue­
va labor al Sagrado Corazón de
Jesús para que la bendijese y pro­
tegiese e hiciese toda suya.
Erés, un jovencito Bhoi, me
acompañaba. Veíamos de Shillong
y era el segundo viaje que hacía­
mos. El viejo «jeep», héroe de pa­
sadas contiendas, se movía con
seguridad por la «carretera». Llo­
vía. Ibamos despacito, pues el
suelo estaba resbaladizo y trai­
cionaba a veces.
Es pesado ir tan despacio y dar
tantas vueltas. Pero, claro, sien­
do tierra nueva y toda tuya, enteríta para ti, vas gustando el
paisaje y piensas que un día co­
nocerás cada mata y sabrás de­
cir cuántas millas faltan para
Milla 22. Por lo demás ahí están
los puentes, esas construcciones
tan sencillas, tal vez demasiado,
que algún optimista creó en sus
prisas por acabar la carretera.
Y musitando asi llegamos al
puente. Cambié de marcha, las
cuatro ruedas en función y. des­
pacio, las delanteras empiezan a
pisar troncos. Abajo corría el río
como siempre. Ni un acento es­
pecial en su murmullo, ninguna
ironía. A mitad camino me doy
cuenta que algo no funciona o

que tal vez funcionaba demasia­
do: el vehículo se iba solo, res­
balaba sobre troncos, perdía con­
trol. Erés saltó y nada le pasó
al muchacho. En un nada de tiem­
po un servidor y el «jeep» nos
veníamos abajo, cuando sólo fal­
taban tres metros para cruzar el
puente. Dos volteretas e íbamos a
parar sobre brotes de bambú y un
lío de lianas y maleza, que amor­
tiguaron la caída. Todo se quedó
en un susto mayúsculo y un ras­
guño. Interesante, en el fondo del
barranco con el «jeep» desarma­
do, bambúes por todas partes, el
río a medio metro, ¿qué se le va
hacer? No hubo otro remedio que
sentarse y esperar. Ya vendrá al­
guien. Y en ese rinconcito de la
selva por donde, me enteré des­
pués, me rodeaban tigres y elefan­
tes. nos sentamos Erés y yo a co­
mer unos cacahuetes que nos ha­
bían regalado en Shillong. Luego
vino la gente, arrastramos unos
troncos y pudimos hacer como
un pontón y llevar el «jeep» al
otro lado. Aun funcionaba el vie­
jo héroe y cuando llegamos a
casa, lo mejor que hicimos fue
ir a dormir, a soñar con puentes,
zarzas y bambúes, tigres y ele­
fantes, y a dar gracias a Dios que
se valió del accidente para espar­
cir a los cuatro puntos, que ahora
ya hay un padre en Umsohlait en
la milla veintidós de la carrete­
ra que va al país de los Bhoi.
—o0O“ Arreglar el «jeep» me costó
exactamente 860 rupias. Un dine­
ral para la economía de una Mi­
sión en ciernes. EHje que las mal­
gasté. Que era mejor haberlas

DONATIVOS RECIBIDOS
PARA EL TERCER MUNDO
durante el mes de agosto

Con hilos de color que cemprim a los comerciantes chinos, las
mujeres de Timor tejen hermosas telas listadas. Los pies, con los
que tensan el telar, la cintura, con la que le imprimen movimientos
mediante una correa pasada por la misma, y las manos, que hacen
todo lo demás, bastan. Esta gimnasia metódica, no recomendada
por la escuela sueca, pero que pone en juego todo el cuerpo, pro­
duce una tela de 1,20 metros por 0,80 metros, a la semana, que
se vende en el mercado por 250 pesetas. Suponemos que con ellas
tendrán para comer y todavía quizás ahorren. Ante esta baratura
de vida saben los lectores adonde pueden acudir en caso de que
las cosas se nos pongan imposibles. Y además gozarán de los
cuidados espirituales del padre Alfonso Nácher, que os agradecerá
de palabra y de corazón la ayuda que prestáis a sus chiquillos.

usado para otra cosa. Y os voy a
decir por qué.
Ayer yo recibí una carta de una
aldea cristiana no lejos de aquí.
Os la traduzco para que veáis si
no fueron malgastadas esas ru­
pias.
cAl Reverendo Padre Pernio,
Párroco Umsehíait Mawhti,
Hermano: Nosotros los hom­
bres de la Iglesia Católica de
Jair nos postramos delante de
vuestra merced, que nos ama
como Padre de nuestras almas.
Nosotros, todos en esta aldea,
estamos muy tristes y le deci­
mos que hemos encontrado
muchos sufrimientos este año.
Que toda la aldea y nosotros
tenemos hambre y estamos
ayunando. Hay Cristianos, her­
manos nuestros, que desde una
semana, otros hace tres días,
otros desde hace cinco días es­
tamos sin cenar y ayunando
día y noche.
Por eso, le pedimos insistente­
mente como a nuestro Padre
del alma, que le parezca bien
ayudamos con lo que usted
pueda hacer con misericordia
para con nosotros. Y nos dé:

harina o arroz o lentejas, ¡o
que usted pueda hacer, porque
tenemos hambre. Y esperamos
, que en su merced se apiade de
nosotros.
Que Dios le bendiga y usted
se apiade de nosotros. Firma­
mos los siguientes: Remis, jefe
de la Iglesia Católica en Jair.
Kharan, asistente de la Iglesia
Católica de Jair; Meren, maes­
tro de la Iglesia Católica de
Jair, firmado el 27 de junio de
1973.»
¡Y que yo me haya gastado
el dinero en arreglar un mise­
rable vehículo!
Esta mañana vinieron a ver­
me dos personas. ¡Qué dura es
la vida. Señor, en estas partes de
la India y qué triste que tengan
que decir...
tPadre, somos leprosos y nos
quieren echar de la aldea.»
—¿Qué medicinas tomáis?
Ningxina, Padre.
Pero, ¿es posible? Pero, ¿no sa­
béis que si tenéis cuidado y regu­
larmente tomáis medicina podéis
poneros en condiciones de vivir

F a u s tin a H e rn á n d e z . J o s é S a la fra n ca. R e m e d io s P é re z , P ila r R lvaa, C a r­
m en G allego, A u ro ra Ibártcz, J o s é M a­
ría , C á n d id o V illa g rá , M ateo F e r n á n ­
dez. A su n ció n R a m iro , M ari L edesm a.
J u a n D íaz. L a u re a n o N ieto , M aría P a z
H e rn á n d e z , A g u s tin a E ste b a n , M arin
P ila r S a n d o n is, M a ría R o sa M arías
R o s a rio S o ria n o , T e re s a A rló . E sp e ­
ra n z a P a sc u a l, J u a n i ta G alm és, P ra d o
P a sc u a l. E . y J . M a n se rg a s, J o s é R uiz.
J o s é L u is P o lo . I. P e ñ a , A n to n io S á n ­
chez, M a ría D elg ad o . J o s é F ranclsc»
F o lq u é . F ra n c is c a G a rc ía . M anuel G on­
zález, P i l a r V elasco, J o s é R am ó n V auld a. I. P e ñ a r a n d a . M a rg a r ita Ja u m e ,
M a ría Irio n d o , A n tonio C a rb o n ell, E l­
v ir a B onelli, P i l a r V era. M a ría A rias.
C a rm en F ra n c o . A m elia D re ts, M a ru ja
C onde. C le m e n tin a V ega. V ic to ria n o
Gil, C a rm en C e b riá n , I re n e A rnuncio.
B a lta s a r a R o d ríg u e z , S re s. de C ruz.
M a ría D iez A le g ría , J o s é M a ría C onde.
A n to n io E s te b a n , P e p p y d e P a ú l, A de­
la id a B e m a l, C a rm e n B en aig es, M a ria­
n o A b ad , A n to n io F e rn á n d e z , V icen te
H e rn á n d e z , S u s a n a E liza ld o , A na M a­
r í a C u rad o . J o s e f a S a n sa n o , E n c a rn a ­
ción M ad ero , J u a n P é re z , E u n lc la n o
M uñoz. A b d ó n S án ch ez. J u liá n C a rre ­
r a , E n c a m a c ió n M esonero. M a ría S ag a r r a . CC. P iz a r ra le s , F a u s tin a P é re z .
M iguel T o rre c illa . A tan o slo R o d ríg u e z .
A m paro C o n rad i. L . V elasco. A lfo n so
L ópez, J o s e f in a J u l i á , E m ilia F e r n á n ­
dez B .. L o n g in o s S o ria . F e lis a G arb ayo. B. E s t e r A p e ste g u ía , F ra n c is c o
O rengo. A m paro M enéndez, A n to n io
H e rv á s. F a m ilia C á m a ra, J o s e f a F e r ­
n án d ez, P u r a D o m ín g u ez, G u a d a lu p e
F e r re ir o . E n c a rn a c ió n M orán, Jo s e fin a
d e A m u sá te g u i. C o o p e rad o res A llariz.
Is a b e l A lvarez. F ra n c is c a B ellv er. M a­
r ía D o lo res P in a . P a lo m a TJlecia, J o s é
A. L ópez, J e s ú s C o rra le s, M a ría T e ­
r e s a L a r r a r te . V ic to ria S ánchez, H erm e n e g ild a C acho. M anuel L eón, P ila r
A lvarez. A lvaro E s tre m e ra , J o s é S irv en t. M a ría C a rm en T a m a rlt. S a g ra rio
T a m a rit. L u is a E sq u e rro , A ngel A r­
m elles. J u a n a S a n m a rtín . M arta R o ­
d ríg u e z . A n to lln M ata, A. M. A., M a­
r ía T e re s a C asuso. R. M aría L ópez.
A d'-lina T oledo. J u a n J o s é G onzález.
A n to n ia V llagellu.

una vida normal? Y me decía
para mis adentros: Tendré que
volver al leprosario a traer medi­
cinas para estas gentes y, ¡qué
me haya gastado el dinero en arre­
glar ese trasto...!
— oOo—

Tengo necesidad que la gente
me ayude. Otra vez que ocurra
dejo al cjeep» en el río. No quie­
ro tirar el dinero. Lo necesito para
comprar medicinas, para dar de
comer a los chicos que tengo aquí,
para sacar de apuros a esas al­
deas que tienen hambre, para
pagar maestros catequistas.
Hermano, también yo me pos­
tro delante de ti, porque estoy muy
triste, porque hay gente que tie­
ne hambre y eso de no tener qué
comer es algo muy malo.
P. PERNIA

— 29

NUESTRA
A MARIA AUXILIADORA

Portugalete. — Enviamos la limos­
na que tenía ofrecida mi esposa a
María Auxiliadora si salía bien de
una intervención quirúrgica. Agra­
decidos, lo publicamos en el BO­
LETIN SALESIANO. Florencio Cano
y María Africa Martin.
Barcelona. — Agradezco a María
Auxiliadora los muchos favores que
he recibido de ella, ya sea en el
buen resultado de los estudios de
mis hijos, ya en la curación de di­
versas enfermedades u otros asun­
tos. Agradecido, envió un donativo
para las vocaciones misioneras salesianas. M. A. de M.
DAN GRACIAS
Y ENVIAN UNA LIMOSNA
Una devota, de Lorca; Ana Orte­
ga, de Puerto Real; D. C., de Badalona, por la recuperación de su
hijo; F. C., de Barcelona, por un
favor recibido y envía limosna para
las Misiones; L. F.. de Amoroz, de
Allariz, por unos favores recibidos;
Vda. de Eliseo Martínez, de Allariz;
Margarita Jaume, de Palma de Ma­
llorca, agradecida envía una limos­
na para las misiones; Pili Martínez,
de Zamora; Antonia Vilagelíes. de
Barcelona, envía limosna para los
negritos; Agustina Arcos, de Las
Majadas (Cuenca); Faustina Pérez
Acosta, de Gandia, agradece a Ma­
ría Auxiliadora y a Santo Domingo
Savio la recuperación de un paque­
te perdido; Mariano García, de Ma­
drid. agradece la protección en el
nacimiento de su hija María Belén;
Aurea Pereña García, de Salaman­
ca; Angelines, de Hospital de Orbigo (León); María Magdalena Alvarez. de La Palma (Canarias); Ma­
ría Pérez, de Madrid; Gertrudis Cutillas, de Barcelona; Sagrarlo de
Sánchez, de Trubia (Oviedo); Aniana Aguilar, de Herrera de Pisuerga.
Salamanca.— Estaba muy acongo'ada porque mi marido llevaba va­

30 —

rios años trabajando en una fábri­
ca, pero sólo como interino, por lo
que eran muy frecuentes los despi­
dos, quedando la familia a merced
de la incertidumbre.
Puse el caso en manos de María
Auxiliadora, y la misma Empresa ha
contratado de fijo a mi marido cuan­
do lo esperábamos.
Agradezco también a la Virgen
Santísima su ayuda en el difícil
alumbramiento de una hermana mía,
haciendo que todo resultara bien
para la madre y la criatura.
Cumplo mi promesa de publicar
mi agradecimiento y envío una li­
mosna para las Misiones Salesianas. Marcelina Domínguez.
Belén.—Siento la obligación de
publicar un favor señalado que
atribuyo a la intercesión del Siervo
de Dios Simón Srugi. Hace tiempo
que venía sufriendo algunas mo­
lestias a las que no les daba nin­
guna importancia. Al afrontar mi
nuevo trabajo tuve que someterme
a un control médico. Una mañana,
después de celebrar la santa misa,
apenas pude llegar a mi cuarto
donde caí agotado sobre la cama.
En seguida vinieron los hermanos
y me trasladaron inmediatamente
a la clínica de un gran amigo
nuestro, el doctor Miguel Dabdoud.
Le bastaron tres minutos para dar­
se cuenta de la seriedad del caso:
"Querido padre — me dijo— usted
viene ya cuando el caso es ex­
tremo". Mi corazón se encontraba
fatal; durante tres días estuve entre
la vida y la muerte. Ai fin, la cara
del doctor se fue iluminando. Al
noveno día, tras un minucioso exa­
men, me dijo: "Es algo increíble:
su corazón está de nuevo normal.
Ustedes los salesianos sólo vienen
al médico cuando están hechos
polvo. Deberiáis ser un poco más
fieles a vuestro santo Fundador:
también para vuestra salud deberiáis usar el sistema preventivo” .

Gr a titu d
H

a

SAN JUAN BUSCO

Ahora he vuelto a casa gracias
a la pericia y a la bondad del doc­
tor Dabdoud. Pero hay otra per­
sona que me ha ayudado: el siervo
de Dios Miguel Srugi, a quien he
invocado sin cesar. Siempre he
defendido su causa pues he sen­
tido su ayuda en los momentos
más difíciles. Ahora estoy compro­
metido a ello por deber de gra­
titud personal. Francisco Laconí,
Salesiano.
Gijón.— Damos gracias a María
Auxiliadora y enviamos un donati­
vo por el precioso niño que hemos
tenido después de encomendarnos
a Ella, ya que en otras circunstan­
cias dolorosas se habla malogrado.
A. V., Antiguo Alumno.
Las Palmas.— Agradezco tener
los ojos en buen estado después
de haber sido operada de catara­
tas. Por ésta y otras gracias obte­
nidas envío un donativo para las
Misiones. Mercedes Gómez Bosch.
Córdoba.— Doy gracias a María
Auxiliadora por la solución de un
asunto muy desagradable entre
unos familiares míos y un compa­
ñero de carrera. Entrego un dona­
tivo para una beca vocacional. R.
H. R.
Lérida.— Doy gracias a María
Auxiliadora por la curación de mi
padre, quien se encontraba muy en­
fermo y hoy se encuentra en per­
fecto estado de salud por su pro­
tección. También le agradezco otros
favores de índole moral. Envío un
donativo de agradecimiento. C. M.
San Salvador.— Mi padre, Pedro
Chávez González, sufrió graves he­
morragias internas y externas por
lo que su salud andaba cada vez
peor. Consultados los médicos,
después de analizar la situación y
constatar la edad avanzada del
paciente, dijeron que r>o asegura­
ban el éxito de la operación. Sin

embargo ésta tuvo un feliz resulta­
do que nos maravilló a todos. Mi
padre mejoró notablemente y hoy
disfruta de buena salud.
Agradezco la protección del Bea­
to Don Miguel Rúa, a quien acudi­
mos con gran fe poniendo en sus
manos la curación de mi padre, y
hago pública nuestra gratitud en el
Boletín Salesiano. Sor María Inés
Chávez, H. M. A.
Ciudad Rodrigo (Salamanca).—
Teníamos en casa unos problemas
que nos urgía resolver, y como
siempre, acudimos a nuestra pro­
tectora doña Dorotea de Chopitea,
que siempre nos atiende. Así lo
hizo ahora también, por lo que
quiero darle públicas gracias, al
par que mando una limosna para
su beatificación. Lisardo Egido.

/

DAN GRACIAS
A OTROS SIERVOS DE DIOS
Cardeñadijo.— Envío una limosna
de agradecimiento a Santo Domin­
go Savio por un favor recibido. Ire­
ne Amando.
Tordesillas.— Por un favor recibi­
do de Santo Domingo Savio, envío
una limosna de agradecimiento. Mi­
lagros Bragado.
Vígo.—Doy gracias a Dios y a
Santo Domingo Savio por el favor
concedido a una sobrina mía, pues
se encontraba en peligro de muer­
te al dar a luz y ahora tiene una
hermosa niña. Cumplo la promesa
de publicarlo y envío una limos­
na. A. M.
La Coruña.— Doña Paz A. A. en­
vía una limosna de agradecimiento
por una gracia atribuida al Beato
Miguel Rúa.
La Orotava.— Envío una limosna
para la beatificación de doña Do­
rotea, agradecida por un favor re­
cibido. Gladia.

i

FUERON

Don Jesús Marcellán
El día 18 de julio a las once de
la noche entregaba su alma al Se­
ñor el sacerdote salesiano don Je­
sús Marcellán, después de más de
cuatro años de enfermedad y casi
dos meses en estado de coma.
Las casas de Carabanchel, Paseo
de Extremadura, Astudillo, Santan­
der. Atocha, Arévalo y Salamanca
recibieron el buen ejemplo de su
vida.
Como hombre era asequible a to­
dos por su bondad y por la exqui­
sitez de trato con niños y grandes.
Sus juegos de manos le hacían cen­
tro de corros de niños, en los pa­
tios, en las galerías de los colegios
y hasta de los escenarios.
Como religioso y sacerdote cau­
tivaba por su piedad, por la justeza de la celebración de la misma,
por su compostura en la oración,
por su puntualidad a todos tos ac­
tos comunitarios. Daba la cuenta de
la vida exterior con una gran sen­
cillez.
Durante casi dieciocho años lle­
vó adelante y en tiempos muy difí­
ciles. la economía de la Inspecto­
ría; a pesar de la escasez de los
recursos, unido con gran adhesión
a los señores Inspectores, se reali­
zaron durante su mandato las construciones de los seminarios de Aré­
valo, Guadatajara y Salamanca. Se­
guía las obras palmo a palmo y
cuidaba los mínimos detalles a fin
de que tas diversas dependencias
se presentaran dignas y acogedo­
ras.
Como salesiano, hablaba con fre­
cuencia de las cosas de la Con­
gregación, de los Superiores, a los
que siempre manifestó la mayor y
mejor acogida cuando venían a vi­
sitarnos; todos quedaban prendados
de su amabilidad; lo mismo podían
decir tantos y tantos bienhechores
con quienes se relacionaba en fe­
chas y acontecimientos con aque­
llos sentimientos de gratitud que
formaban parte integrante del espí­
ritu de Don Bosco.
Como apóstol, en medio de sus
contabilidades, planificaciones y pro­
yectos de obras, predicó numerosas

32

A

LA

CASA

DEL

tandas de ejercicios, dio retiros,
atendía al confesonario y de modo
especial, colaboró en beneficio es­
piritual de las Hijas de María Auxi­
liadora.
María Badiola Epelde t d 23 de
agosto en Azcoitia (Guipúzcoa), a
los setenta y nueve años, rodeada
de su esposo y sus diez hijos, uno
de ellos salesiano, don Benjamín
Juaristi, Director y Padre Maestro
de Godelleta (Valencia), y dos hi­
jas de María Auxiliadora, sor Lour­
des, misionera en Mozambique y
sor Arantxa, Directora del Aspirantado de Zaragoza.
Vida laboriosa la suya, contrase­
ñada por una entrega absoluta a
los demás, una piedad sencilla y
profunda que encontraba, en la mi­
sa cotidiana y el rosario diario, el
mejor alimento espiritual; hasta en
su lecho de dolor, en los últimos
días, tuvo el consuelo de unir sus
grandes sufrimientos al sacrificio
eucarístico que celebraba su hijo en
su propia habitación.
Momentos antes de fallecer, re­
citó con la familia su último rosa­
rio, respondiendo con plena lucidez
a las letanías. Así, con una santa
muerte, recibió de la Virgen la res­
puesta a su petición: “Ama, eramazu zerura” . “ Madre, llévame al cie­
lo".
La solemne y numerosa concele­
bración de los funerales, la extra­
ordinaria concurrencia de la gente,
su participación masiva en ei can­
to y la liturgia eucarística, la can­
tidad de misas ofrecidas, según lau­
dable costumbre del país, resaltó.

PADRE

una vez más, la gran bondad y sim­
patía que había irradiado constan­
temente en su santa vida.
Don Agustín Pinos González t el
7 de julio de 1973, a los sesenta
y tres años de edad.
La paz y serenidad en su muerte
y la aceptación plena de su larga
enfermedad denotaron muy a las
claras la fortaleza de su espíritu y
la integridad de su vida cristiana.
Su matrimonio fue bendecido con
cuatro hijos, uno de los cuales es
Salesiano. Esta era una de sus ale­
grías más íntimas. Que descanse ya
en la paz del Señor quien siempre
estuvo al servicio de todos.
Don Juan Leña Manchado t el 6
de julio de 1973 en Cabra (Córdo­
ba). Buen cooperador Salesiano,
disfrutaba con la lectura del Bole­
tín y las buenas noticias de la Con­
gregación. Descanse en paz.
Doña María Tomasa Martín He­
rrero t en Salamanca el 5 de mar­
zo de 1973, después de soportar
con enorme virtud los achaques de
su extrema edad y vivir varios años
en su lecho de dolor.
Perdió a su esposo siendo aún
joven y ella supo educar a sus tres
hijos en la fe cristiana y darles un
sentido auténtico evangélico de des­
prendimiento y fe en la Providen­
cia.
Vivió muchos años con una de
sus hijas, Maestra Nacional, com­
partiéndolo todo y haciendo de su
hogar un templo de oración y tra­
bajo.
Conoció a los Salesianos y con
ellos a María Auxiliadora y San Juan
Bosco y se enamoró de nuestra
Obra, ofreciendo por ella sus su­
frimientos y sobre todo su delica­
deza y trabajo para que todo lo re­
lacionado con el Culto Divino estu­
viera a punto.
Murió como había vivido: santa­
mente y con las jaculatorias saiesianas en sus labios.
Esperamos que el Señor y Ma­
ría Auxiliadora, a quien amó tanto
en vida, le hayan premiado ya en
Cielo.

A

r

O B R A V O C A C IO N A L
DE LOS COOPERADORES SALESIANOS
A fin de ayudar al sostenimiento de las voca­
ciones salesianas, los Cooperadores Salesianos
promueven la PIA OBRA DEL SAGRADO CORA­
ZON, instituida con la aprobación del Papa León
X lil, por el propio San Juan Bosco, con dicha
finalidad.
La Pía Obra celebra todos los días perpetua­
mente en la basílica del Sagrado Corazón de
Roma. 6 misas a intención de cuantos se Ins­
criben en ella.
INSCRIPCION:
1.
—Puede inscribirse uno a sí mismo y a otras
personas, vivas o difuntas, por las que
quiere pedir o sufragar.
2.— La inscripción, que es nominal, se efectúa
previa aportación, por una sola vez. de una
limosna equivalente al estipendio de una
misa en la propia diócesis.
3.— La inscripción se acredita con una cédula
en la que consta nombre y apellidos de la
persona inscrita, por lo que se ruega clari­
dad al enviar dichos datos.
Para la inscripción diríjase a;
Obra Vocacional Cooperadores Salesianos
Alcalá, 164 - Madrid 28.

Novedad: TEMAS DE JUVENTUD
I.

LOS JOVENES ANTE SI MISMOS.
Doce temas: Personalidad. Voluntad. Voca­
ción. Sexualidad. Juventud ac­
tual. Amistades, Chicos-Chicas,
Tiempo libre. Fe. Esperanza,
Caridad. Oración.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1.200 ptas.

II.

LOS JOVENES ANTE EL MUNDO.
Doce temas: Participación. Sociedad de con­
sumo. Trabajo. Cuestión so­
cial. Compromiso. Viviendas.
Emigración. Analfabetismo, Ex­
plosión demográfica. Hambre.
La guerra. Violencia.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1200 ptas.
Utilización:

Encuentros convivencias, reti­
ros, ejercicios espirituales,
charlas formativas, curso de
orientación universitaria (COU).

PEDIDOS.—Central Catequística Salesiana.
Alcaiá, 164. — MADRID - 28.

NOVEDAD EN CATEQUETICA

CUADERNOS DE PEDAG06ÍA CATEQUISTiCA
EN VENTA
1.— E. Alberich
Orientaciones actuales de la Catequesis
Precio; 150 pesetas

5.— J. Negri
Problemas generales de la Catequesis
6.— J. Dho
Principios de Pedagogía
para la Catequesis

2.— E. Alberich
Naturaleza y enfoques
de una Catequesis moderna
Precio; 150 pesetas
3.— J. Gevaert
Antropología y Catequesis
Precio; 125 pesetas

EN PREPARACION
4.— J. Mílanesi
Psicología reiigíosa

PEDIDOS:

Material indispensable para una forma­
ción actual de los educadores en (a fe.
En una Catequesis iluminadora es nece­
sario adquirir una mentalidad nueva ante
la problemática actual y ante el mensaje
cristiano, hoy.
El plan de la colección abarca las sec­
ciones teológica, antropológica, metodo­
lógica e histórica.

Central Catequística Salesiana — Alcalá. 164 — MADRID ~28

‘ EDUOiClÓfi^^FARA

‘^ L c^ n m O R j

DIAPOSITIVAS
DON SOSCO


Alcalá. 164
MADRID - 2 8

^DUCACIÓN^ ^ARA

<^Lr$¥MORy
s

2"
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1973