BS_1973_11

Ficha

Título
BS_1973_11
Descripción
Boletín Salesiano. Noviembre 1973
Fecha
1973.11
extracted text
EL PAN DE LOS MINOS
cismo y a oír la Palabra de Dios. Pero, por lo que más
M is queridos amigos Juanito y Mari;
quieras, huye como de la peste de los que tienen
Aquf sobre mi mesa de trabajo tengo la fotografía
de vuestra primera comunión. Menudo par de angeli­ malas conversaciones».
El mismo Don Bosco dejó escrito más tarde: «Re­
tos estáis hechos. Sin embargo, me atrevo a deciros
cordé y procuré poner en práctica los consejos de mi
que detrás de vuestra enorme cara de buenos parece
que también anda escondido no sé qué diablillo. Tal buena madre y me parece que, desde aquel día, me­
vez uno no está acostumbrado a veros con esos ges­ joró algo mi vida, especialmente en la obediencia y
en la sumisión a los demás, cosa que antes me daba
tos tan devotos. Creo que os sienta mucho mejor esa
gran repugnancia, oponiendo siempre mis caprichosas
sonrisa medio mallclosllla que tenéis.
También tengo delante vuestras cartas. (Qué boni­ observaciones infantiles al que me mandaba o me
tas soni ¿Las habéis escrito vosotros? «£s el Señor aconsejaba algo».
—escribe Mari— el que ha venido a mí; el Señor, que
quiere estar conmigo para vivir mis alegrías y mis
luchas...». Naturalmente, Mari, el Señor quiere seguir
de cerca nuestra vida y participar de ella desde lo
Hoy he sido más largo de la cuenta. Pero el ejem­
más íntimo de nosotros mismos. Haces muy bien en
plo de Don Bosco valía la pena. Su actitud es más
ofrecérsela.
elocuente que todas las palabras que yo pueda deciros.
Juanito parece más realista. «Aío deberíamos co­
Sólo me queda enviaros un gran abrazo junto con
mulgar — dice— mientras no acudiéramos todos a la
misma mesa como hermanos». Es una frase que pa­ mi enhorabuena.
Vuestro amigo.
rece más del cura o de tus maestros o de tus paPADRE RAFAEL
pás... ¿no?
El caso es que, entre los dos, habéis completado
el sentido de la Eucaristía que es la reunión con el
Señor y con los hermanos para dar gracias a Dios.
Bueno, yo me alegro de vuestra felicidad y os la
deseo para siempre. Que éste sea un día inolvidable
que podéis repetir cada vez que os acerquéis a parti­
cipar de la mesa del Señor.
Claro, también Juanito Bosco hizo su primera co­
munión. Por culpa de la época en que vivía tuvo que
hacerla a los 11 años, y eso que se la adelantaron,
porque lo normal era hacerla a los 14 ó los 15. ¿Sa­
béis por qué le adelantaron la fecha de recibir al Señoi? Pues porque se sabía el catecismo como ninguno
de sus compañeros, aunque fueran mayores. Lo estu­
diaba en todas partes y, sobre todo, la fe que apren­
día Iba haciéndola carne de su vida.
Llegada la víspera de aquel solemne día pidió per­
dón a su madre de los disgustos que le había dado
e hizo sus propósitos:
—Mañana —dijo a su mamá—, que seré el día más
hermoso de mi vida, quiero pedir al Señor una gracia
que estoy seguro de alcanzarla.
¿Y qué gracia es esa? — le contestó ella.
—Pues que me conceda morir pronto, si viviendo
largo tiempo, he de tener la desgracia de ofenderle.
— Muy bien, hijo mío; antes morir que ofender al
Señor.
Llegó el día 26 de marzo de 1826. Era la Pascua
de Resurrección, el día inolvidable en que Juanito Bos­
co se acercó a recibir al Señor por primera vez. Como
era costumbre de entonces, ese día sólo lo dedicó a
rezar y a leer la Palabra de Dios. Sobre todo, oyó los
consejos de su madre al final de la jornada:
«Hijo mío. éste sí que ha sido un día grande para
ti. Estoy bien segura que Dios se ha posesionado de
tu corazón. Ahora tú prométele que has de hacer lo
posible para conservarte bueno hasta el fin de la vida.
De hoy en adelante acércate a comulgar, pero procura
hacerlo con devoción. Haz tus confesiones con since­
ridad y sé siempre obediente; ve con gusto al cate­

DON BOSCO
una página para los niños
r

Rewista de la Obra de Don Bosco
A A * L X X X V n • N • 11 - Noy. 1973
Director; R A FA E L ALFAR O
Direccidn, Redacción y Admón.:
Alcalá. 164
Teléfono: 255 20 00
MADRID-28
Oepósiio Legal; M. 3.044*1958
(Con censura eclesiástica)
Imprime: Escuela Gráfica Salesiana
Madrid-Atocha

EN ESTE NUMERO
Junto a nosotros y con
1
nosotros ................
Los Saimos se cumplen
en Cristo ...............
4
Ei primer a m o r..........
8
Desde sus escombros de
Managua ............... 12
Los dolores de Sor Do­
lores .................... 14
Un don Rúa en buen
Castellano.............. 16
Miguel Rúa y las erratas 18
Por el mundo salesiano 20
Trabajo por las vocacio­
nes ....................... 22
Una hora bajo la piel de
un negro ............... 24
Carta de Haití (Coopera­
ción salesiana y Ter­
cer Mundo) ........... 28
Nuestra gratitud a María
Auxiliadora y a San
Juari Bosco ........... 30
Fueron a la casa del Pa­
dre ....................... 32

NU ESTRA PORTADA
Mamá Margarita, la madre de
Don Bosco, participó plena­
mente en la obra de su hijo
dándole su calor material.
Murió en un 25 de noviembre.
En este mes nos recuerda a
todos los padres de los Salesianos, que son los prime­
ros Cooperadores, según el
pensamiento del Fundador.
Foto.— José Luis Mena.

JUNTO A NOSOTROS
T CON NOSOTROS
E X T R A C T O D E UNA C A R TA DEL
R E C T O R M A Y O R , S O B R E LO S
C O O P E R A D O R E S S A L E S IA M O S .

En primer lugar comienza el Superior por analizar la situa­
ción actual de esta rama de la Familia Salesiana, mostrando los
aspectos positivos y negativos de la realidad.
En segundo lugar, de acuerdo con los mismos Capítulos inspectoriales, señala algunos objetivos a conseguir:
1)
La cooperación salesiana es exigencia de fe: “Don Bosco
—dice— desde los comienzos del Oratorio hasta la elaboración
del Reglamento de los Cooperadores (publicado en 1876), y en
las correspondientes decisiones de los sucesivos Capítulos Gene­
rales, había concebido (y ya antes lo había actuado) su misión ju­
venil y popular con la ajmda de colaboradores laicos. Este hecho
no se debe considerar como un mero dato histórico ligado al pa­
sado. Como enseña el CGE, es un dato revelador de una inter­
vención divina; es indicio de un carisma del Espíritu Santo dado
a nuestro Fundador en vista de la fundación de su Familia Apos­
tólica.
“Por eso quisiera dirigirme a aquellos hermanos (jóvenes y
menos jóvenes, y sobre todo a los que tienen particulares respon­
sabilidades) que se encuentran dudosos y tal vez no del todo con­
vencidos frente a esta línea de renovación. Deseo invitarles cor­
dialmente a superar con ánimo ciertas actitudes que, en definitiva,
resultan sólo negativas y nada constructivas. Son actitudes que
revelan falta de fe en la misión salesiana.
2)
Nuevas formas de cooperación.— “La participación de
Cooperadores y colaboradores laicos en la común misión se pre­
senta hoy en forma renovadas práctica y teóricamente. He aquí
algunas ideas interesantes sacadas de las deliberaciones de algu­
nos Capítulos inspectoriales, a este respecto:
— “Es para nosotros urgente e indispensable tener colabora­
dores eficaces y bien formados que nos ayuden en nuestras obras
y nos suplan en muchos sitios donde hace falta nuestra acción
salesiana.
— Nos comprometemos a hacer que los maestros y demás
personas cristianas que trabajan en nuestras obras y actividades
educativas sean conscientes de su participación en nuestra misión
salesiana; hagan suyo el espíritu de Don Bosco y sean verdaderos
1

JUNTO A NOSOTROS Y C
colaboradores responsables y con­
vencidos, no tanto a nuestras ór­
denes cuanto a nuestro lado.
— Nos proponemos impulsar
a los colaboradores de mejores
aptitudes y disposición apostó­
lica a que lleguen a ser nuestros
colaboradores a tiempo pleno.
Según estas expresiones, “se
trata, ante todo y sobre todo, de
suscitar y tener en nuestras obras
individuos o grupos de colabo­
radores laicos y eclesiásticos que
participen de nuestra vocación
y misión, animados de nuestro
espíritu, debidamente formados
según su capacidad, su cualificacación y disponibilidad. Y que
desarrollen junto a nosotros e in­
tegrados con nosotros, el servicio
salesiano, para garantizar en la
Iglesia y en la sociedad de hoy
una presencia salesiana eficaz, se­
gún las exigencias de los ambien­
tes.

der contar con colaboradores co­
mo los que requieren estas situa­
ciones, no podemos contentarnos
con grupos de Cooperadores del
tipo de pía asociación, compues­
ta muchas veces de personas de
cierta edad, que más parecen des­
tinatarios de nuestra pastoral que
colaboradores “junto a nosotros
y con nosotros”. Esto requiere
un empeño en la búsqueda y en
la selección, no menos que en la
formación cristiana, salesiana y
apostólica de los Cooperadores”.
Por último, el Rector Mayor
ofrece algunas líneas de estrate­
gia pastoral:

b)
A quién corresponde la
animación.— “La figura del dele­
gado local e inspectorial asume,
en el seno de la Comunidad, un
papel mucho más importante que
en el pasado, por las dotes y la
preparación teórica y práctica que
debe poseer, como por la nueva
función que debe desarrollar en
la Comunidad y entre los Coope­
radores”.
El Delegado debe tener infor­
mada a la Comunidad de manera
que todos los Hermanos se sien­
tan responsabilizados y movidos
a prestar su generosa colabora­
ción.

c)
Cómo promover n u ev os
a)
Formar a los salesianos.
Cooperadores.— Don Bosco pedía
“En primer lugar, a los Hermaa los candidatos la edad mínima
nos de nuestras casas-, proporcio­
de dieciséis años. Creo que nin­
narles un mejor conocimiento de
guna inspectoría debe dejar de to­
la cooperación salesiana hoy, es­
mar en consideración este dato
timularles al cambio de mentali­
tan significativo. Hemos consta­
dad y a la asimilación de las
tado que, en este punto, se han
orientaciones del CGE. Para ello
3)
Junto a nosotros y con haya conferencias, reuniones y tomado decisiones valientes. Mu­
nosotros. — A lg u n o s Capítulos participación de los salesianos en chísimos CIE se han propuesto
inspectoriales consideran a los las iniciativas de estudios orga­ hacer que la pastoral juvenil de
Cooperadores como “la única ta­ nizadas por los Coop>eradores a los colegios o centros forme apos­
tólicamente a los jóvenes, los ilu­
bla de salvación para la futura nivel inspectorial y nacional.
mine y los guíe en la elección voexistencia de la Inspectoría”. "El
cacional,
encamine particularmen­

Para
los
jóvenes
salesianos
se
problema de las vocaciones sacer­
dotales, religiosas y laicas, es hoy ha establecido que en las distin­ te a los alumnos de cursos supe­
cuestión de la Iglesia local: es un tas fases de la formación se in­ riores y a los jóvenes mejores,
problema global. La aportación troduzcan cursos o se dé una que posean requisitos y vocación,
de los Cooperadores o de grupos oportuna información sobre la para que se hagan cooperadores
de colaboradores laicos para la historia de la Familia Salesiana, en el sentido salesianamente más
promoción, maduración y perse­ sobre los orígenes, desarrollo y rico”. “La elección de Coopera­
verancia de las vocaciones sale- misión de los Cooperadores, so­ dores que reflejen el ideal del
sianas, es insustituible*.
bre la espiritualidad secular y CGE, debe hacerse, ante todo,
“Esto pone en evidencia una laical salesiana propia de nues­ entre las personas que trabajan
en nuestras obras (colegios, oraexigencia fundamental: para po- tros colaboradores laicos*.

DN NOSOTROS
torios, parroquias) o que se mue­
ven en esos ambientes.
“La predicación, conferencias,
encuentros, prensa salesiana (en
primer lugar el Boletín) y otros
instrumentos de comunicación,
son los medios de promoción de
vocaciones laicas salesianas fue­
ra de nuestras obras”.
d) Cómo insertar a los Co­
operadores en nuestras obras.—
“Una de nuestras más importan­
tes preocupaciones será la de in­
sertaros más de lleno según vues­
tras posibilidades y vuestra pre­
paración, en nuestras obras edu­
cativas, y estudiar el modo de
confiaros otras obras apostólicas
más conformes con vuestro ca­
rácter de laicos” (CGE, 736).
“Según esta disposición del
CGE, v a r i a s inspectorías han
aprobado una inserción progresi­
va de los Cooperadores, según
sus cualidades profesionales y ca­
pacidades educativas y apostóli­
cas. Son también muchos los CIE
que han determinado introducir
en los consejos, como consulto­
res o expertos, Cooperadores ca­
paces, para contar con ellos en
la programación, y examen de to­
da la pastoral en que ellos están
interesados junto con la Comu­
nidad”.
e) Los Cooperadores, ‘‘alma
de la Congregación”.— “Es im­
portante convencerse de que esta
acción a la que la Congregación
está llamada con urgencia, no es
un lujo ni una ute^ía, ni algo ac­

cidental. Es, más bien, una res­
puesta de suma actualidad y cons­
tructiva en orden a las exigencias
esenciales de la vida de la Con­
gregación en esos tiempos, y en
orden a la voluntad de la Iglesia
y del Concilio.
No ignoro las dificultades que
se deberán afrontar, pero se tra­
ta de intereses apostólicos de tal
importancia que se convierten en
prioritarios. Esperando con mé­
todo, con valentía y con inteli­
gencia las dificultades que se pre­
senten en la promoción de los

El Rector Mayor
al habla
con unos
cooperadores
de Madrid
en uno
de su s viajes
a E^aña.

Cooperadores, habremos resuelto
otros muchos problemas.
Adelante pues tras el ejemplo
de nuestro Padre, teniendo siem­
pre presentes sus palabras: “Una
asociación para nosotros impor­
tantísima, que es el alma de nues­
tra Congregación, es la obra de
l o s Cooperadores Salesianos ”
(Primer Capítulo General, 1877).
Os saludo afectuosamente. Y
recordadme ante el Señor.
P. LUIS RICCERI
Rector Mayor

LOS SALMOS
CUMPLEN

Para saborear los Salmos hace falta una prepara­
ción psicológica adecuada.
En meses anteriores hemos intentado reflexionar
sobre las actitudes mentales que pueden ayudamos a
aceptar los Salmos como oración cristiana. Por ejem­
plo, considerarlos como la voz de la humanidad en­
tera, que reza a partir de su vida, también en aquellas
situaciones-límite a que da lugar la existencia del
mal en este mundo. También el recitarlos en clave
poética, respetando su condición de poemas religiosos.
Hoy vamos a detenernos en un enfoque que a lo
largo de dos mil años ha dado gran profundidad y
sentido a la recitación de los Salmos; rezarlos REFE­
RIDOS A CRISTO.
Todo lo que dice el Salterio, como en general todo
el Antiguo Testamento, se tiene que entender como
figura y preparación de Cristo. En El ha tenido ciunplimiento y plenitud.
El mismo Jesús, adoctrinando a los discípulos de
Emaús sobre las Sagradas Escrituras, el día de Pas­
cua, les dijo: ces necesario que se cumplan todas las
cosas que fueron escritas de Mí en la Ley de Moisés,
los profetas y los Salmos» (Lucas 24, 44).
La nueva Liturgia de las Horas afirma claramente:
tQuien recita los Salmos en la Liturgia de las Horas
no lo hace tonto en nombre propio
como en nombre de todo el Cuerpo de Cristo,
más aún. en nombre de la persona del mismo Cristo»
(ÍGLH 108)

LA A L A B A N Z A DE LAS HORAS
ORACION OE TOOOS LOS CRISTIANOS

f EN CRISTO
Analizando las numerosas citas que el Nuevo Tes­
tamento hace de los Salmos (más de cien), vemos que
para aquellos cristianos se cumplían ahora, en Cristo
y en la Iglesia, muchos de los elementos que hay en
los Salmos y que antes recitaban en su sentido hu­
mano-religioso. Ahora los ven con ojos cristianos.
Veamos algunos ejemplos:
El Salmo 21 puede ser el representativo de otros
muchos que hablan del justo perseguido por los mal­
vados. Esta situación, que se repetía y se repite tan­
to en la vida de Israel y de toda la humanidad, tiene
su mayor «verdad» en el Justo Cristo Jesús, el Siervo
obediente de Dios, menospreciado, abandonado de
todos:
Salmo 21
V.

Así, no se trata sólo de aplicar a nuestra situación
actual lo que el salmista cantaba de la suya. Hay un
término medio, que es el que ha dado luz nueva al
Salterio; Cristo Jesús, en quien se concentró la his­
toria de Israel y de quien deriva toda la nuestra.
COMO REZABAN LOS SALMOS
LOS PRIMEROS CRISTIANOS

2:
8:
9:

19:

Los Salmos han sido «leídos» por la Iglesia, a lo
largo de los siglos, «cristianizándolos», o sea, refi­
riéndolos a Cristo.
El mejor modelo de esta cristianización nos lo dió
la comunidad cristiana apostólica.

«Dios mío. Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Todos los que me ven
de mí se mofan, tuercen los
labios, menean la cabeza.
Confió en Dios, pues que Él
le salve, que le libre,
puesto que le ama...
Repórtense entre sí mis
vestiduras y se sortean
mi túnica...»
Mateo capítulo 27

V.

46:

«Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?

Por JOSE ALDAZABAL

LOS SALMOS SE CUMPLEN E^
39;
42:
35:

y los que pasaban por allí
le insultaban, meneando la
cabeza y diciendo...
Ha puesto su confianza en
Dios: que le saive ahora,
si es que de verdad le quiere.
Una vez que le crucificaron,
se repartieron sus vestidos,
echando a suertes...»

Otro hermoso ejemplo es el del Salmo 2, que habla
de la oposición de las naciones contra el Ungido de
Dios, su Enviado. Los primeros cristianos compren­
dieron que el Salmo había profetizado la persecución
de que fue objeto el auténtico Mesías, Cristo Jesús. Y
así aplicaron desde entonces el Salmo a Cristo y su
Iglesia;
Salmo 2, 1-2
«4';Para qué las naciones en tumulto,
y los pueblos en murmullo ímítil?
Se yerguen los reyes de la tierra,
los caudillos conspiran
contra Yahvé y su Ungido...»
Hechos 4, 25-27
(después de citar estos dos
versículos del Salmo 2):
«Porque verdaderamente en esta
ciudad se han aliado
Herodes y Pondo Pilato
con las naciones y los pueblos
de Israel, contra tu santo
siervo Jesús, a quien has ungido...»
Para un cristiano estos Salmos no son ya solamen­
te expresión poética de una situación muy frecuente
en su vida, la persecución y el abandono. Son ante
todo «voz de Cristo», que personifica en sí mismo la
historia doliente de toda la humanidad. Y sólo en un
segundo momento son «voz de la Iglesia» voz per­
sonal de cada cristiano, que participa también del
dolor y se asocia a la voz con que Cristo suplica al
Padre la liberación de todos los males.

CRISTO CONFIO EN SU PADRE
De igual modo encontramos que se interpretan a
(a luz de Cristo varios Salmos que expresan la con­
fianza del hombre en Dios.

Así el Salmo 15, en donde el salmista confía en Dios,
que le salvará incluso de la muerte. San Pedro, en su
discurso del día de Pentecostés, delante de todo el
pueblo, interpreta este Salmo aplicándolo a Cristo,
que no conoció la corrupción en el sepulcro, porque
fue resucitado por el poder de Dios:
Salmo 15, 8-11
«Pongo a Yahvé ante mí sin cesar,
porque Él está a mí diestra,
no vacilo.
Por eso se me alegra el corazón
mis entrañas retozan
y hasta mi carne en seguro
descansa. Pues no has de abandonar
mi alma en el Seol, ni dejarás
a tu amigo ver la fosa...»

Hechos 2, 25-27
«Porque dice de él David:
Vela constantemente al Señor delante de mí,
puesto que está a mi derecha para que no vacile.
Por eso se ha alegrado mi corazón
y se ha alborozado mi lengua
y hasta mi carne reposará en la
esperanza de que no abandonarás
mi alma en el Seol, ni permitirás
que tu santo experimente la
corrupción... Hablé de la resurrección de Cristo,
que ni fue abandonado en el Seol ni su carne
experimentó la corrupción...»
El Salmo 109 originariamente se refería a un rey
elegido en Israel, al que se dirige la voz de un profe­
ta que se presenta en palacio el día de la coronación.
Le anima a aceptar la dignidad real, porque Dios le
ayudará a pesar de las dificultades; «oráculo del Se­
ñor (Dios) a mi señor (el rey)... siéntate a mi derecha
(signo de poder), haré de t\is enemigos estrado de tus
pies (tendrá enemigos, pero los vencerá: no tiene que
temer), tú eres sacerdote eterno (el rey era conside­
rado como algo sagrado)...»
Pero los cristianos de los tiempos apostólicos saben
que el verdadero Rey, el constituido «a la derecha de
Dios», el Señor poderoso, es Cristo. Por eso varias
veces el Salmo 109 lo aplican a Cristo: él sí que en
verdad recibió el poder de Dios, y triunfó contra el
mal:

CRISTO
Salmo 109
«D(/o e¡ Señor a mi señor:
siéntate a mi derecha...»
Mateo 22, 43
«David, movido por el Espíritu,
le llama (a Cristo) Señor,
cuando dice: Dijo el Señor a mi señor».
Hechos 2, 34
€David dice: Dijo el Señor a mi señor
(...) Sepa, pues, con certeza
toda la casa de Israel
que Dios ha constituido Señor y Cristo
a este Jesús...»
REZAR CON CRISTO LOS SALMOS
Este ejemplo que nos da la comunidad apostólica
lo ha seguido la Iglesia a lo largo de su historia:
^Siguiendo esta senda, ¡os Santos Padres aceptaron
y comentaron todo el salterio
a modo de profecía acerca de Cristo y su IglesiaProcedieron rectamente al oír en los Salmos
a Cristo que clama al Padre
o el Padre que habla con su hijo,
reconociendo también la voz de la Iglesia,
de los Apóstoles o de los mártires»...
IGLH 109
Es un medio estupendo de dar profundidad y sen­
tido pleno a nuestro rezo de los Salmos.
Lo que el salmista dijo en su sentido literal y oca­
sional, se cumplió perfectamente en Cristo, que es
quien concentra en su Persona la historia de toda

“Dios mío, Dios mío,
¿p or qué me has abandortado?''
Cuántas vece*, en nuestra vida,
nos veremos en circunstancias
de cfirígimos al Señor
con la angustia en nuestras manos.

la humanidad, con sus alegrías y dolores, con sus
esperanzas y súplicas.
Y ahora nosotros, los cristianos, continuamos re*
zando los Salmos, asociándonos no sólo a los senti­
mientos expresados en ellos, sino a la vida misma
de Cristo.
Decir los Salmos «con Cristo» puede ser una bue­
na clave para encontrarles sentido y actualidad.

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA

La Sabiduría es el arte de gobernar la propia voluntad.
La educación de la voluntad consiste ante todo en fortificar­
la, alejando de ella todos los impedimentos que puedan obs­
taculizarla en su recto ejercicio y dándole ocasiones y mo­
tivos para ejercitarse debidamente según su vida natural y
sobrenatural.
Don Bosco

Estaba preparando unos traba­
jos en mi despacho, cuando so­
naron unos discretos golpes en la
puerta.
— ¡Adelante!
Quien fuera no había oido nada.
Repetí con más fuerza.
— ¡Adelante!
La puerta se abrió con lentitud,
y mi hijo Luis asomó la cabeza.
—¿Muy ocupado, papá?
—Pues... sí. Pero pasa, hijo,
¿querías algo?
—Quería hablar contigo, pero si
no puedes volveré en otro mo­
mento.
Hizo ademán de marcharse.
—No. Luis, siéntate. Esto pue­
de esperar. ¿Preocupado?
—Es que... no sé cómo decírte­
lo. Tú habrás oído a mamá cientos
de veces lo caro que está todo.
Comenzó a enumerarme la su­
bida de precios y la próxima que
no tendría lugar hasta el .31 de di­
ciembre. Yo cada vez abría los
ojos más asombrado. Tendría que
decir a Isabel que no repitiera tan­
tas veces la misma canción.
—Bien —corté— y con esto,
¿dónde quieres ir a parar?, porque
no creo que seas un miembro re­
presentativo del Mercado Común.
—Papá, la paga de la semana
no me llega.
—Me lo creo. Luis, porque tu
madre me dice lo mismo con res­
pecto al mes. Sin embargo, hay
algo nmy positivo en todo este
problema, y es lo documentado
que estás en la economía nacio­
nal. ¿Podrías enumerarme un poco,
aunque sea superficialmente los
gastos para ver cómo se puede
remediar la situación?

—Pero, papá, si la situación tie­
ne un remedio infalible: ¡súbeme
la paga!
—¡Súbeme la paga! —repetí ató­
nitamente—. Pero, ¿tú sabes la
cantidad de gestiones y de traba­
jos que he tenido que hacer, para
que a mí —tu padre— me hayan
subido el sueldo?
—Precisamente por eso creo
que me comprenderás mejor.
—Está bien. ¿Cuánto te doy se­
manalmente?
—Cincuenta pesetas.
—¡Ya! Perdona que insista Luis,
¿puedes enumerarme los gastos?
—Pues... casi se me va en el
cine del domingo.
— ¡Casi...!
—Siempre surge alguna cosa,
papá... Bueno, ¿me lo subes o no?
Me imaginaba yo delante del
Director del Banco con aquella es­
pontaneidad: «bueno, ¿me lo su­
bes o no?»
Tan ensimismado estaba imagi­
nándome al Director que no me
di cuenta que mi hijo se había le­
vantado dispuesto a marcharse.
—Piénsalo, papá, y cuando pue­
das me das la contestación.
Aquella noche mi mujer me hizo
una larga lista de las prendas de
invierno que necesitaban los chi­
cos y terminó con el consabido:
«está todo carísimo, ¡la de núme­
ros que tengo que hacer!»
—Lo mismo que tu hijo Luis
—le contesté— que me ha pedido
le suba la paga porque no le
llega.
—¿Luis?, ¡qué extraño!, como
no sea para comprarse libros...

r

—Dice que se le va casi todo
en el cine del domingo.
—Hablaré con él.
Fruto de la conversación de
madre e hijo, fue que aquella se
enterara de los gastillos: chicle,
pipas, patatas fritas, alguna coca­
cola... No le dimos más importan­
cia al asunto hasta que dos días
después estaban Carlos y él viendo
la TV., y dijo mi mujer.
— ¡Luís!, ¿qiié te ha pasado en
esa pierna?, ¿te has caído?
Sin dejar de mirar el televisor
le contestó un mecánico: ¡nada!

I?, / I-

Carlos le dio un codazo más que
respetable y lo sufíciente para ba­
jarlo de las nubes donde se había
situado con la película, diciéndole
bajito:
— ¡El tobillo, tonto!, ¿no com­
prendes?
Luis se bajó el pantalón, pero
ya era tarde. Mi mujer se había
acercado y en una perfecta acti­
tud de servido —es dedr, arrodi­
llada para comprobar el mal del
tobillo— reahzó la operadón. Esta
consistió en abrir el calcetín y
extraer de su interior una cajetilla

de «celtas» con tres cigarros aplas­
tados y una caja de cerillas.
Procuré hacerme el desentendi­
do, al tiempo que pensaba que
realmente «la paga» no le daba
para un tabaco muy selecto.
La voz de mi mujer no se hizo
esperar.
— ¡Juan!, ¿qué dices a esto?
Ahora comprendo que necesite más
dinero, y que no tenga ganas de
comer. ¡Fíjate que delgado se está
quedando!
—Carlos, ¿quieres salir un mo­
mento? —dije simplemente al más
pequeño.
Nos quedamos los tres. Nos mi­
ramos y esperamos que cualquiera
de los otros fuera el primero en
hablar. Silencio. Me dirigí a Luis.
—¿qué dices a esto?
—¿Qué quieres que diga? Que
me habéis pillado...
—¿Es lo único que se te ocurre?
—dijo mi mujer—. Pues si ya a
los catorce años empiezas, esta­
mos listos.
—Otros empiezan mucho antes,
mamá.
—No tengo que ver con otros,
yo tengo que ver contigo que eres
mi hijo. Esto no te beneficia en
nada. Gastas dinero y va contra
tu salud.
—Eso seria si fumara mucho,
pero para uno o dos al día...
De pronto me miró y lanzó esa
pregunta que yo no quería haber
escuchado.
—Papá, ¿qué años tenías tú
cuando te fumaste el primer ciga­
rro?
—Tu padre era ya mayor cuan­
do comenzó a fumar.
—¿Erais ya novios?
—Mira. Luis —corté—, ya ha­
blaremos sobre esto, porque ade­
más tengo que darte una contes­
tación acerca de algo que habías
pedido ¡Ah! y procura que no
vuelva a encontrarte tu madre
otro escondite.
Nos quedamos solos. Isabel se
molestó conmigo porque dijo que
no había tomado el asunto muy
en serio. En efecto, lo di largas.
Quizá porque recordaba muy bien
que el primer cigarro lo había fu­
mado a los doce años con mi her­
mano, un afio mayor que yo, me­
tidos debajo de las faldas de la
mesa camilla. Isabel me insistió
para que hablara con él, si no, lo
haría ella.
Encontraba a Luis distraído.
Esto no era corriente en él, siem-

E L P R IM E R A M O R
pre había sido estudioso, respon­
sable. En cambio ahora, cuando
le hablabas respondía con un des­
pistado ¿eh?, y al final tampoco se
enteraba de nada. Claro que esto
no podía ser, ni mucho menos
obra del tabaco.
Aquella semana me trajo una
nota del Jefe de estudios del Co­
legio que decía lo siguiente: «Juan,
le agradecería se pasara por el
Colegio para tratar sobre los es­
tudios de su hijo Luis».
Leí la nota y después miré a mi
hijo que ya se iba en dirección a
su cuarto.
Las llamadas del Colegio con
respecto a Luis habían sido nulas
en su vida estudiantil. Claro que
ahora tenía un despiste tan feno­
menal encima que no me extra­
ñaría se hubieran visto afectados
también los estudios.
Efectivamente fui al Colegio y
éste era el asunto del que el Jefe
de estudios quería que tratára­
mos. Le extrañaba enormemente,
ya que Luis nunca había sido así,
pero quería hablar conmigo al
respecto para ver si yo sabía la
causa y en caso negativo obser­
var para poner remedio.
Le dije que me causaba tanta
extrañeza como a él, no obstan­
te, me había dado cuenta que des­
de el verano se había vuelto muy
despistado y un tanto indolente en
su actividad. Cosa rara, ya que
siempre había sido un chico muy
dinámico.
—¿No habrá alguna chica por
medio? —me preguntó socarrona­
mente.
Me eché a reír y le contesté
que no, ya que su «hobby» eran
los libros y el fútbol. Sería un
mal momento por el que estaba
pasando. Le di las gradas y le
prometí ocuparme personalmente
del asunto.
Según volvía en el coche iba
reflexionando: «¿Mi hijo con chi­
cas?»... Volví a reírme por lo dis­
paratado de la pregunta. No digo
que no fuera con chicas, pero no
hasta el extremo de hacerle per­
der la cabeza. Sin embargo la
pregunta seguía martillándome en
la cabeza. ¿Y si fuera verdad?
Aquella misma noche charlamos
en mi despacho. El pensaba que

10

era únicamente para darle la con­
testación sobre la subida de «la
paga», pero mi pregunta siguió
otros derroteros.
—¿Sabes que decía la nota que
me trajiste del Colegio?
—No, papá.
—Me llamaba el Jefe de estu­
dios para hablar conmigo sobre ti.
—No he hecho nada, papá.
—Justamente fue eso lo que él
me dijo, que no haces nada. Y
no lo comprendo, porque siempre
te has distinguido por tus buenas
notas. Me preguntó si te pasaba
algo.
—No me pasa nada, pero no
siempre se va a estudiar igual, ¿no?
— ¡Hombre!, siempre igual..., no,
p>ero hasta el punto de no mirar
un libro en el mes y medio que
llevas de curso, y estar siempre
pensando en Las Batuecas.
—En Las Batuecas, no.
—Entonces, ¿en qué piensas?,
¿por qué no estudias?
—Si estudio, papá, pero no me
entero.
—¿Es que no lo entiendes?
—No sé si lo entiendo o no,
porque no me entero.
Callé. No quería hacer la pre­
gunta demasiado directa, prefe­
ría que él me diera pie. De repen­
te se levantó y se acercó a mí.
—Papá, ¿no te lo imaginas? Si
a ti te tiene que haber pasado
igual.
Esto es lo que más me moles­
taba, que se ampararan mis hijos
en que también me tenía que ha­
ber sucedido a mí.
—No te rías, ni me regañes. Es­
toy enamorado, por eso no pue­
do estudiar, porque me paso el
día pensando en ella.
— ¡Ya! —dije por decir algo—.
Y será una niña rubia con largas
trenzas.
Al soltar mi hijo la carcajada
me di cuenta de mi «coladura», ya
que las niñas ahora no llevan
trenzas.

—Seguro que ésas eran las que
te gustaban a ti, ¿verdad, papá?
¿Mamá llevaba trenzas?...
—Mira, Luis, no estoy para bro­
mas. Es la primera vez que me
han tenido que llamar la aten­
ción por ti, y esto hay que solu­
cionarlo.
—No puedo, papá, te lo ase­
guro.
—Hijo, en la vida no podemos
estancarnos, tenemos que decidir,
y esta decisión es obra de la vo­
luntad. Tú siempre la has tenido
muy fuerte.
—Pero yo no puedo dejar de
verla, aunque no pueda estudiar.
—En la vida, Luis, hay una je­
rarquía de valores. Comprendes
lo que quiere decir jerarquía, ¿no?
Todos son valores, pero unos son
más importantes que otros. Y no
tenemos más remedio que elegir
y decidir entre estos valores, des­
cartando unos motivos de juicio
y aceptando otros, apagando aque­
llo que de momento nos está gri­
tando y dejando campo abierto a
la verdad.
—Lo mío no es una mentira, es
de verdad. Y no me digas que
soy pequeño para esto. Yo me
considero un hombre. Podría ha­
berte mentido y no haberte conta­
do nada, pero como hombre sabía
que ibas a comprenderme.
Cuando un hijo pone en su pa­
dre toda la confianza a éste no
le queda más solución que un in­
tercambio de dicha confianza. Po­
dría haber elegido muchos argu­
mentos para hacerle comprender
que no tenia edad, pero sabía que
ninguno le llegaría adentro. Por
eso opté por el que me pareció
más prudente.
—Te agradezco tu confianza y
quisiera que de hombre a hombre
tratáramos la cuestión. Compren­
do que te hayas enamorado, pero
lo que no puedo permitir es que
te absorba de tal manera que no
existe otra cosa para ti. Estás siem­
pre distraído, y esto no es bueno,
porque las distracciones te llevan
lejos de donde trabajas, y tu mis­
ma persona se divide: tu cuerpo

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA

en clase, y tu espíritu con ella,
¿comprendes?
—No lo puedo remediar.

—No sé cómo hacerlo, papá,
porque en la Física está ella, en
el Latín está ella, en la Historia
está ella...

—Te diría una frase de Fassbender refiriéndose a la voluntad: «En
esta materia el dominio del mo­
mento significa el dominio de toda
la vida». Si tú en este momento
tratas de poner en primer lugar
tu formación de hombre comple­
to, para ofrecérselo cuando pasen
unos años a ella, creo que es po­
ner cada cosa en su sitio.

—Y en el entrenamiento de tu
voluntad estás tú. Tienes que em­
pezar ahora mismo queriendo y
creyendo, es decir confiando que
vas a vencer. No debes dejarlo
para mañana.
—Pero estoy seguro que no ven­
ceré, que la veré delante del li­
bro como todos los días.

—No importa. Quizó el primer
día no tengas éxito, ni el segun­
do, pero tu esfuerzo vale más que
el mismo éxito y es éste el que
fortalece tu voluntad.
— ¡Qué grande eres papó!
Diciendo esto me estrechó la
mano. Vi que la otra la metía en
el bolsillo del pantalón y sacó una
fotografía toda arrugada.
—Mira, papá, es ella...
PILAR P. SALCEDO

‘El amor es la más universal, formidable y misteriosa de tas energías cósmicas” (Teilhard de Chardin).

11

n t o n io Martín Bravo es un salesiano español
que lleva más de 20 años en Centroamérica. En
este mes de noviembre, hace un año justo, vino a ha­
cernos una visita a Madrid. Llevaba más de 8 años
sin venir a su patria. «¿Para qué gastar tanto dinero
en viajes? A los pobres les hace más falta». Esto nos
lo decía con sencillez, sin presunción, con toda la
verdad de un hombre heroico que no pretendía serlo.
Venía de Quezaltenango (¡qué nombre más sono­
ro!), de ese techo de Guatemala, a unos tres mil me­
tros de altura: y hablaba de su labor con los nativos,
de su centro juvenil. «Nosotros —decía— no protes­
tamos mucho, pero trabajamos. No hacemos crítica
social, y sin embargo nuestros hechos son bien elo­
cuentes en favor de los humildes».
—Eres un defensor del desorden establecido, le
decía. ¿Acaso no debe el sacerdote denunciar con
coraje los casos de injusticia y poner los dedos en
la llaga y luchar por la liberación de los oprimidos?
Antonio sonreía y escuchaba. «Es muy fácil hablar
—contestaba—. Pero las palabras y menos los gri­
tos, nunca aumentan el pan en la mesa de los pobres.
Nuestra acción es positiva y esperanzadora».
Antonio es bajo de estatura y cacereño. También es
algo testarudo, es decir, tesonero, y no se arredra
ante las dificultades. Tiene la intuición de que si él
no cede al tiempo, el tiempo se le rendirá mansamen­
te, como un cachorrillo. Su paciencia es colosal, es
decir, sabe esperar.
Recuerdo que un día —aún no era cura— iba en
moto con otro salesiano por una calle de San Salva­
dor. Chocaron nada menos que con un coche de la
Policía. Mientras el otro salesiano estuvo entre la
vida y la muerte, Antonio, que dio con la cabeza en
el asfalto, no sufrió gran cosa. Sólo unos puntos y
adelante. Le esperaba buena tarea.

A

Jl Mmnmgua
Antonio regresó a Centroamérica a primeros días
de diciembre de 1972. Volvía con toda ilusión a su
Centro Juvenil de Xelajú. Pero allí le esperaba el cam­
bio. Tendría que dejar su nido de águilas de las altu­
ras de Quezaltenango para bajar al horno de Mana­
gua. Hacia mediados de diciembre se encontraba, re­
cién nombrado director, en la capital de Nicaragua,
tierra caliente y alegre.
Allí lo esperaba el terremoto del 23 de diciembre.
No cabe duda que las circunstancias sirven para
medir el tamaño de los hombres. Ya decía Ortega que
el hombre es él y su circunstancia. Pues bien, esta
tragedia que ha conmovido los cimientos de Nica­
ragua ha sido la ocasión en que los salesianos han
mostrado y demostrado su amor y su entrega a los
pobres y necesitados. Toda la comunidad, desde los
primeros momentos de la desgracia, sintió la necesi­
dad de volcarse en ayuda de sus hermanos.
Y en seguida Antonio se puso a escribir una carta
que voló a todas las latitudes del mundo salesiano.
Era un SOS angustioso. Después de una trágica des­
cripción del suceso que destruyó la capital de Nica­
ragua, decía: «Nuestro Centro Juvenil crece en un
barrio popular y subdesarrollado. Acudían a él 1.500
muchachos. Los talleres de mecánica, imprenta y car­
pintería preparaba un buen número de aprendices.
Una escuela gratuita abría sus aulas de primaria a
unos 200 chavales. Muchos de ellos iban luego al aspirantado salesiano.
Para la fiesta de Don Bosco iban a inaugurable el
Dispensario médico, la consulta del dentista, el aula
de psicología, la oficina de promoción humana, la bi­
blioteca y salón de lectura, la Dirección y Adminis-

12

¿A

En la página anterior:
Los salesianos de Managua.
El segundo de la derecha,
don Antonio Martín Bravo.
En esta página:
Monseñor Miguel Obando,
el arzobispo salesiano de Managua,
absuelve a los moribundos
víctimas del terremoto.

tración del Centro Juvenil. Junto a estas obras habían
comenzado los cursos de mecanografía, cocina y pas­
telería, dases de kárate y halterofilia...
Tantos sueños y realidades se vinieron abajo en
unos minutos. Los daños sufridos fueron por valor
de 150.000 dólares, es decir, unos nueve millones de
pesetas. Por dicha, se ha salvado toda la maquinaria.
Sin embargo, los daños son muy graves. Esta cir­
cular tiene la intención de despertar los buenos sen­
timientos y el corazón de cuantos puedan enviamos
ayuda. Nuestra comunidad está al servicio y a la
promoción social de estos barrios. La eficacia de
nuestro futuro trabajo dependerá de las ayudas ur­
gentes que nos lleguen. Nuestra Comimidad salesiana
da las más expresivas gracias a todos cuantos nos
ayuden y ofrece al Señor sus sacrificios y oraciones».

Mo Brm pomíM b
oruxarmo dm krmxoa
Los daños por valor de nueve millones de pesetas
no podían repararse en un día, ni en un año. Pero lo
peor era cruzarse de brazos y ponerse a llorar. No se
hizo así. El trabajo y tesón de los salesianos no tiene
medida. Todos, manos a la obra, se pusieron a quitar
escombros y a adaptar locales. Muchos salesianos
de la inspectoría centroamericana, el primero el ins­
pector, acudieron a Managua. El Colegio de Masaya
se convirtió en hospital y el de Granada en hospicio
para los damnificados...
Hoy, el Centro Juvenil de Managua está surgien­
do de sus escombros y está convertido en un centro
de actividades de formación profesional acelerada.
El Centro Nacional de Cooperadores de Madrid ha
enviado a don Antonio un regalo de 110.000 pesetas,
un equipo de proyección de filminas y diapositivas
y una buena colección de ellas.
El Rector Mayor, no sólo ha enviado 790.511 pe­
setas, sino que también prometió la visita que acaba
de realizar en el pasado octubre. A este regalo de
solidaridad fraterna de toda la Congregación, el padre
Inspector de Centroamérica y su Consejo han envia­
do a don Ricceri una carta de agradecimiento en estos
términos:
cPadre, acepte nuestro gracias filial: en nombre
nuestro, de los Hermanos de Managua y de toda la
Inspectoría. Y en su persona queremos dar las gra­
das a todos los corazones que han sintonizado con
la t r a g e ^ de la víspera de Navidad última, depo­
sitando el fruto de sus sacrificios en el banco del
Señor para socorrer a los que estaban en necesidad.
Por nuestra parte, tomamos en serio el compromiso
de usar con responsabilidad y santo respeto los do­
nes de la generosidad mundial, para la reconstrucdón del Centro Juvenil de Managua, hogar formativo
de una juventud que une a la nuestra su voz agradedda. María Auxiliadora recompense abundantemen­
te su labor de padre».

ImOBO obrsroB me ommiifiomm
em iom mmtmmianom da Mmmmgum
Don Antonio Martín nos escribe enviándonos re­
cortes de periódico, fotografías, programas. Desea
que le demos cabida en nuestro Boletín Salesiano
como una prolongación de su grito de socorro. Algmen le ha dicho que es un «llorón», un llorón de
siete suelas... Pero es que también está convencido del
refrán «el que no llora»...
Hay que construir una nueva Managua, pero ¿quié­
nes la levantarán de sxis escombros? Con tristeza se
constató que no había mano de obra cualificada para
esa magna empresa. «Inmediatamente —dice ”La Pren­
sa”— los Padres Salesianos empezaron en el mes de
febrero dos cursillos acelerados para cuarenta solda­
dores, obreros que en su totalidad fueron absorbidos
por la industria nacional. En vista del éxito, los Sale­
sianos y la Cáritas planificaron los Cursillos Acelera­
dos sobre soldadura, carpintería, albañüería, fontane­
ría y electricidad. Estos cursillos se llevan a cabo en
el colegio salesiano. En total, serán 1.050 obreros y
aprendices los que se capacitarán en el campo de la
técnica. En el plan de reconstrucción y de nuevos
proyectos hay un presupuesto de unos 15 millones
de pesetas.
Es hermoso contemplar a los jóvenes obreros que
acuden a los cursos de formación al Centro Salesiano.
De odio a once de la mañana van 30 obreros de sol­
dadura eléctrica; de dos a cinco de la tarde, llegan
los 135 de carpintería, soldadura, albañílería, fontane­
ría, electricidad y tomo; el último tumo, de seis a
nueve de la tarde, otros 135. En total son 300 los
obreros que hacen un curso acelerado de tres me­
ses, los cuales han sido seleccionados en un examen
previo. Al año, se realizan cuatro cursos de tres
meses. El Ministerio de Trabajo y la Organización de
Estados Americanos les prestan su asesoramiento téc­
nico y la Universidad Nacional de Nicaragua les da la
Orientación Profesional».
«Desarrollo es el nuevo nombre de la paz» ha es­
crito Pablo VI en su célebre encíclica «Populorum
progressio». Así lo han entendido los Salesianos de
Nicaragua y así nos lo escribe hoy Don Antonio Mar­
tín. «Nosotros no protestamos, sino que trabajamos;
no hacemos crítica social, pero nuestros hechos son
bien elocuentes en favor de los pobres». Aquí damos
constancia de ello y aplaudimos la entrega y el es­
fuerzo de la Comimidad Salesiana de Managua en la
reconstrucción de sus edificios, pero sobre todo, de
sus hombres.
R- A.

13

Sor Dolores
sostiene en su s brazos
a un negrito.
¿Se rá difícil
hacer que sonrían
estas criaturas?

Religión: 8 millones de cató­
licos, 2 millones de musulmanes
y 1 millón que pertenecen a va­
rias sectas. Hay 300.000 perso­
nas en período de catecumenado.
Un 3.5 por 100 que están bauti­
zados pero la mayoría son cate­
cúmenos.
En 1961 tiempo de guerra en
Zaire murieron 167 misioneros.
Cuentan con 40 diócesis, 6 archidiócesis, y entre ellas 31 están
regidas por Obispos africanos.

Hace unos dos meses ha pasa­
do por nuestra casa de Madrid
Sor Dolores, una salesiana baja y
tímida. Hablaba un castellano
un poco gutural y casi traduci­
do del francés. Pero Sor María
Dolores Ibarlucea tiene un ape­
llido muy vasco y español. Me ha
dicho que es la única salesiana
española que trabaja en el Zaire.
Las demás son belgas y francesas.
Sin embargo, también me ha
confesado que está tan entregada
a su labor educadora que no le
da tiempo a que la nostalgia se
apodere de su corazón, y que es­
tá muy alegre de dar su vida en
favor de las indígenas, de ese
país ceniroafricano. Le he pedi­
do un artículo para el Boletín,
y aquí está.
Nuestros lectores admirarán su
entrega a los pobres del Tercer
14

Mundo y le acompañarán con ca­
riño. Y Sor Dolores se sentirá
un poco menos sola.
*

*

*

El Instituto de las Hijas de
María Auxiliadora, que es por
naturaleza y vocación educativo
y misionero, extiende cada vez
más y más la Obra p>or tierras
extranjeras.
En Africa concretamente las
Hijas de María Auxiliadora tra­
bajan en Zaire desde 1926.
Está situada geográficamente
al Sur de Centro-Africa, de Este
a Oeste se encuentran Kenia,
Tanzania y República del Congo,
al Sur Angola y Zambia.
La población está agrupada en
tribus. Aproximadamente son 13
millones. Se hablan 800 lenguas
y la oficial es el francés.

Entre ellos está el conocido Car­
denal Malula, que ha tenido que
sufrir muchas dificultades y ac­
tualmente se encuentra trabajan­
do en Kiuhasa.
Hoy día e s t á n trabajando:
8.304 misioneros.
En la misión donde estoy, está
propiamente en la selva, y son
muchos los problemas que solu­
cionar.
Sus habitantes debido al clima
son más bien flojos de voluntad.
Se explica muy bien esta influen­
cia en el temperamento, pues en
la época de sequía que dura 6
meses la temperatura U ^a a 46
grados. Tienen otra época de
otros 6 meses de lluvias frecuen­
tes, que les impide cualquier tra­
bajo en el campo.
Los alimentos son tropicales.
Lo que más cultivan son: el maíz.

cacahuete y la mandioca. Con la
mandioca hacen el plato exquisi­
to. La cerveza es muy codiciada
por los hombres que la beben en
cantidades excesivas.
Otros alimentos que ellos mis­
mos se proporcionan, son:
Las hormigas, especialmente
los niños, están siempre buscan­
do hormigueros.
La tierra, también constituye
un alimento sobre todo la que
está próxima a ciertos árboles que
ellos conocen muy bien.
Las orugas y múltiples clases
de insectos.
El limón mezclado con sal, y la
s d misma.

MI TRABAJO
Mi trabajo está orientado a:
"la promoción de la mujer”. Hay
que tener en cuenta que no se la
considera con todos sus valores
y llega a ser para el hombre, un
instrumento que se usa como una
cosa.
A la clase asisten en un prin­
cipio 30 chicas de catorce a die­
ciocho años y termina con 8 ó 9
chicas debido a que están en la
edad de venderlas y este comer­
cio supone una riqueza para la
familia. Está bien cdaro que en
esta edad las chicas quieran lu­
cirse físícmiente y se arreglan
mucho para que den mucho por
ellas. El único valor que tienen
de sí, es por la cantidad de di­
nero (}ue den a su padre.

Conociendo solamente esto ya
es suficiente para empezar a tra­
bajar con estas personas.
Las clases no reúnen todas las
condiciones, y no tienen los me­
dios suficientes para aprender.
Respecto a las niñas no están pre­
paradas para recibir, ya que la
mayoría van en ayunas y se des­
fallecen con frecuencia. El cami­
no que tienen que recorrer algu­
nas es de 5 ó 6 kilómetros y este
recorrido andando, porque no hay
medios de transporte y los cami­
nos son muy malos.
Respecto al hambre que pasan
podría escribir un hecho que ha­
bla por sí solo.
Una de las niñas que asisten,
abandonada de sus padres, vivía
con su abuela. Un día cuando re­
gresó de la misión vio en la lum­
bre una mazorca tostándose en el
fuego, sin pensar en más del ham­
bre que tenía cogió la mazorca
y se puso a comerla, la abuela

que la vio y no le había dicho
nada, cogió una brasa del fuego
y se la metió en la bcxra para que
escarmentara y no volviera a co­
ger nada sin permiso. Al día si­
guiente cuando fue a la misión
tenía la cara hinchada y la bcxra
hecha una llaga. Las Hermanas le
preguntaron que le había pasado,
ella con gran esfuerzo contó lo
ocurrido y la llevaron a una casahospital y tardó unas semanas en
recuperarse. La abuela en ese
tiempo no se preocupó de ella,
no le interesaba, era una boca
menos que alimentar.
Este es un caso que estremece,
y como éste habría muchos para
contar.
Nuestro trabajo ahora se com­
prende, dar una formación humana para sacarles de ese estado.

Sor Marta Dolores Ibarlucea
Misionera de Mokambo (Zaire)

IN DON RUA
EN BUEN
CASTELLANO

DESPARPAJO
Y CULTURA AL DIA
Además de la sal —que se halla
en la pila bautismal de Triana—
otra de las características del es­
tilo de Juan Manuel es el despar­
pajo. Escribe como habla. Todo an­
daluz es buen hablador y sabe can-

JUAN MANUEL ESPINOSA. **VIda de don Miguel Rúa es­
crita con buen humor”. Sevilla, 1973. Págs. 216.
13,50 por 21,50 cms. 0

Mi amigo Juan Manuel Espinosa
tiene un secreto que no dice a na­
die, pero que todo el mundo adi­
vina. ¿En qué consiste? En que po­
ne en la punta de su pluma un gra­
nito de sal que va disolviéndose
conforme escribe. Por eso le salen
esos artículos tan «sabrosos», con
esa sal innata de los buenos escri­
tores del sur español.
Ahora acaba de publicar esta
«Vida de don Miguel Rúa escrita
con buen humor». La segunda par­
te del título quizás le hiciera fal­
ta a don Rúa, pero no a Juan Ma­
nuel. Basta tomar el libro en nues­
tras manos para no dejarlo desde
ese prólogo titulado «Con la ve­
nia...» hasta el apéndice, en el que
se transcribe la homilía de Pablo VI
en la beatifícación de don Rúa. Una
vida originalísima del primer su­
cesor de Don Bosco, que nos hace
sonreír, reflexionar y querer al
protagonista. Vida «tocada de sal
y buen ritmo», aunque Juan Ma­
nuel nos diga que ha ido saliendo
«gota a gota y con dolor, como
de enfermo de estranguria».
Claro que ese buen humor que­
da bien explicado en el prólogo:
«Por lo que toca al buen humor
que consta en el título de este li-

16

bro, no pretendo que el lector se
ría a cada paso recorriendo sus pá­
ginas. Simplemente quiero signifi­
car que hace falta buen humor pa­
ra escribir sobre don Rúa, siendo
así que entre los propios salesianos —^no nos llamemos a enga­
ño— goza de escasas simpatías».
¿Es cierto que don Rúa goza de
escasas simpatías? No pretendemos
romper ninguna lanza en demos­
trar lo contrario. El autor, después
de haber leído y consultado en las
páginas vivas de viejos salesianos
que conocieron al primer sucesor
de Don Bosco, ha descubierto un
don Rúa apto para nuestra época
y se ha hecho su paladín defensor.
Yo creo que estamos más bien vi­
viendo unos tiempos de desmitificación de glorias pasadas. Y a don
Rúa le ha tocado subir a los al­
tares en un siglo medio iconoclas­
ta, en si que no se usan ni retablos
ni pedestales. ¿No es un signo de
los tiempos? Pero Juan Manuel tie­
ne razón. Hay santos que necesi­
tan buenas relaciones públicas.
Don Rúa es uno de ellos.
Todo el libro que comentamos
respira ese buen amor a las cosas
salesianas, en esas anécdotas con­
tadas con desparpajo, despegado
de las lecturas de las fuentes.

i
i íTrift ^

tar y contar lo que lleva dentro.
Por eso este libro tiene la frescura
y el buen olor de una historia con­
tada con gusto. No suena a falsete,
sino a verdad de pecho, onda y
sentida. Algo así como si dijéra­
mos equidistante de la historia y
de la lírica. ¿No es eso la poesía
épica?

Pero también encontramos en
esta obra a un don Rúa para es­
pañoles. Se trata de un libro ade­
rezado con citas y chismes de
nuestra cultiua. Cada capítulo se
apoya en el suelo concretísimo de
una anécdota andaluza, de un ejem­
plo con tufillo a periódico español,
de unos versos gitanos, de un nom­
bre típico, de una frase feliz. De
la anécdota pasa a la vida; de la
fábula, al cuento aplicado, hecho
sangre y santidad; y de la vida, a
la trascendencia, al símbolo.
No se trata, pues, de un libro
en el que la historia es ciencia
comprobada con notas de archivos
—expiatorios— e incunables. Es
sólo un libro bien contado i>ara
creer, no por lo erudito, sino por
lo dicho con amor y soltura. Pien­
so en lo difícil que es hacer leer a
la gente cosas de santos y de bea­
tos con olor a siglo diecinueve.
Resulta más fácil darlo.a la tele­
visión o a la lengua de los tran­
sistores. Sin embargo, este libro es
una novedad a despecho de leer
en él cosas viejas o archisabidas.
Es una novedad artística. No abri­
remos el libro para dar con un
análisis psicológico del primer su­
cesor de Don Bosco, ni para en­
contrar una biografía con el serio
andamiaje de una tesis sobre al­
gún punto oscuro de su vida. La
novedad de esta obra está en su
estilo. Un libro para recreo y so­
laz de cuantos amamos las cosas
salesianas para gustarlas y gozar­
nos de ellas.
' i ENHORABt -iA
DEL RK«TOR WOR
Con una preciosa dedicatoria, el
autor me ha enviado el libro acom­
pañado de una postal con la felici­
tación del Rector Mayor. Bueno es
saber que también el sexto suce­
sor de Don Bosco ha saboreado es­
te voliunen y no sólo le ha puesto
el sello de su aprobación, sino que
lo estima como una preciosa con­
tribución a difundir la vida de esta
cfigura tipo de la fidelidad al Fun­
dador». He aquí sus palabras:
cCarísimo:
He recibido la cVida de don Mi­
guel Rúa escrita con buen humor»
con su cordial dedicatoria al Rec­
tor Mayor.
Te agradezco este homenaje y

me complazco vivamente por esta
obra escrita con tanto amor, con
elegancia y vivacidad.
Me ha sorprendido un poco el
título, pero luego, al leer la intro­
ducción, he comprendido el senti­
do que das a eso de «escrita con
buen humor».
Deseo que tu trabajo sea una
buena contribución para la reno­
vación de los hermanos: en efecto,
presenta con simpatía la figura ti­
po de la fidelidad al Fundador y,
a un tiempo, al superior audaz y
creativo.
Saludos cariñosos a ti y a los
hermanos de la Comunidad.
Don Luis Ricceri.»
LA TINTA DE SUS VENAS
«Cualquier hijo de Don Bosco
que le haya salido al Padre —afir­
ma el misionero salesiano padre
José Luis Carreño— debe tener no
solamente hierro, sino también tin­
ta en sus venas; porque para nues­
tro querido santo, la imprenta era
la niña de sus ojos». Esta cita la
trae nuestro autor en el prólogo
de su libro.
Han pasado muchos años desde
que con el lápiz rojo y azul des­
cubría y orientaba las primeras re­
dacciones de Juan Manuel. Ya en
el tercer curso de Bachillerato mos­
traba el chaval una rara madurez,
una aguda curisidad y un gusto
consciente por los libros de Lite­
ratura. Y para el piano y para el
acordeón. Buenas manos y buen
oído. Buenos píes para llegar a la
cabeza actual del escritor hecho y
derecho de hoy. El gusanillo hus­
mo y husmeador de la tinta y de
las letras de molde ha cuajado en
el hombre maduro e inquieto, es­
pigador e inventor él mismo de su
pluma ágil y de su prosa inconfun­
dible. E>e su estilo.
Ahí queda esta obra. Y las que
vengan. Que las esperamos. La tin­
ta de sus venas no puede correr en
vano. Creo que para el cuarto plan
de desarrollo español se prevé que
ha de duplicarse la producción na­
cional de papel...
R. A.
PEDIDOS:
María Auxiliadora* 18
SEVILLA

17

MIGUEL
RUA
Y LAS
ERRATAS

V i

l:-í

Hace un año justo, don Rúa aparecía en la gloria de
Beminl. “Don Rúa nos enseña a ser continuadores, se>
guldores, alunmos de San Juan Bosco”, dijo el Papa
en fa solemne ceremonia.

Sin necesidad de acudir a los tomos de cEl despis­
te nacional», de Evaristo Acevedo, auténtico éxito
editorial donde se recogen gazapos de prensa para
todos los gustos, quien más y quien menos ya sabe
lo suyo en esto de las erratas.
Hay cosas verdaderamente molestas en esta vida:
una cucharada de ricino, una chiribita en un ojo,
una puntilla en un zapato... Y una errata de im­
prenta.
Hay erratas hijas de un amor entrañable. Como
botón de muestra, la de aquella madre que recibien­
do carta de su hijo recluta leyó edirector de una fá­
brica» donde solamente ponía «directo a Africa»...
Hay erratas hijas de una ilusión sin límites. Como
la de aquel bedel que en una papeleta de tómbola
leyó «lambretta» donde solamente ponía abrelatas.
Hay erratas imperdonables, como la de aquel car­
tel turístico en el que, según personal testimonio del
gran crítico Fernández Cid, en lugar de anunciarse
el «Preludio a la siesta de un fauno», se anunciaba

18

Traemos a las páginas de nuestra revista
un capítulo del libro de Juan Manuel Espi­
nosa “Vida de don Miguel Rúa escrita con
buen humor”. E s una buena oportunidad en
el primer aniversario de su beatificación.

el «Preludio a la siesta de un fulano». Es de supo­
ner, que Debussy, de haber podido, removiéndose in­
quieto en sus sagradas cenizas, hubiera azuzado al
fauno contra el autor de semejante dislate tipográ­
fico. Probablemente el fauno, enfadadísimo en su
mitad de hombre, le hubiera embestido con su otra
mitad de cabra.
Hay erratas de ese infalible despiste que sufren
multitud de adolescentes. El pasicorto y flemático ca­
ballito de D. Quijote lo pueden ver ustedes transfor­
mado de Rocinante en Rinoceronte; el ultimátum en
último atún; los arbitrios en árbitros; las comedias en
comidas; los trenos en trinos; los ganadores en gana­
deros; las lonchas en lanchas; lo ecuménico en eco­
nómico...
LO PARTIERON POR EL EJE
Entre erratas anduvo también el apellido Rúa. Una
errata bien simple: el acento. Sin enredamos en eti­
mologías y discusiones semánticas, parece que este
apellido comenzó siendo agudo, es decir, monosilá­
bico. Así ha constado en actas bautismales, emparentándose con términos franceses que vienen a sig­
nificar realeza. En piamontés, Rúa significa rueda.
Un problema parecido trata de solucionar con sus
contundentes razones eruditas el salesiano P. Ragucci
al tratar de colocar el acento debidamente a nuestro
monje orensano del XVIII, Padre Feijoo.
Tendremos que acostumbramos al Don Rúa, con
acento en español. Los hombres importantes entran
en la Historia con un nombre registrado, consagrado,
y hemos de respetarlo.
Miguelito nació, según vemos, hecho todo un rey...
Que por estos derroteros se enfila la palabra Rúa

en su primera pronunciación. Pero no va a ser tan
sólo el acento el que va a partirle por el eje. Sino
que hay otro curioso y extraño tajo con el que ini­
ciaremos esta historia. De él es ya imposible pres­
cindir en ella.
Era Miguel un tierno niño ya inteligente y despier­
to cuando la Providencia divina, que hermosea los
lirios con horas muy lejanas de los más suntuosos
I>alacios, puso en su camino a un mocetón piamontés, atrevido y simpático, llamado Juan Bosco. El
joven sacerdote, de treinta años, merodeaba por
aquel mercado turinés de Porta Palazzo en su condi­
ción de pescador de almas. ¿Quién era aquel atrevi­
do «prete», chiflado por la juventud desarrapada y
paupérrima? El lector interesado seriamente en ello,
puede encontrar en la colección salesiana «Ala y
Viento» un tomito titulado: DON BOSCO, UN AMI­
GO, que con preciosas páginas llenas de amenidad
le pondrá al corriente...
Miguelito llegaba con sus ojillos despiertos hasta
aquel atrayente sacerdote. Este repartía medallas,
estampas, algunas monedillas y golosinas. San Agus­
tín ya advierte que a los niños hay que ganarlos con
nueces... Esto es: no se conquista a un chico así por
las buenas, por la propia cara bonita. Aunque... no
faltan caras bonitas que ellas solas conquistan y para
siempre.
Andaba cerca el colegio de Santa Bárbara, dirigi­
do por los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Rúa
era alumno de aquellas aulas y a ellas acudía tem­
prano con sus libros.
¡Cosa extraña! Don Bosco miraba al chico, le en­
casquetaba la gorra, pero no atendía a sus ruegos
de recibir alguna medalla o estampa. Las manos
del sacerdote, dadivosas siempre y muy largas para
dar, recibir y volver a dar, no se hundían en los bol­
sillos de su sotana pobrecilla.
Abriendo la mano izquierda, hacía gestos con la
derecha de partirla por la mitad.
—^Toma, Miguelito, toma...
El niño quedaba perplejo una y otra vez. La es­
cena se volvía a repetir y en el corazón tierno del fu­
turo santo quedaba flotando una calima misteriosa
a través de la cual se esforzaba por adivinar alguna
lucecilla reveladora...
La explicación de tal gesto de Don Bosco se la
tría dando el tiempo y la propia experiencia vivida
junto ai Santo Fundador y Padre. Irían siempre a
medias, a medias, a medias...
No perdamos de vista esta encantadora escena:
un curita tachado de soñador, de cabeza a pájaros,
que trata de regalar la mitad de su mano izquierda
a un chico inocente que se le queda con la boca
abierta y a dos velas. En tomo, la batahola de im
mercado en el que se mezclan los más variados tim­
bres de voz y donde la abigarrada clientela es un
flujo y reflujo en el que no faltan los aprovecha­
dos tunantes de siempre...
En medio de este bullicio, flota, sobrecogedora,
una «hora décima» en la que el Divino Maestro atra­
pará para su causa a dos almas gemelas, de capaci­
dad auténticamente heroica.

ANTES DE ENTRAR DEJEN SAUR
Este aviso, propio de un autobús de servicio pú­
blico o de una sala cinematográfica, se pudiera ha­
ber colocado en el dintel de la casa de Miguelito
Rúa.
Su abuelo, Juan Bautista Rúa, tuvo nada más que
quince hijos. Alguno queda de muestra, como el
papá de Miguelito, que fue asimismo bautizado Juan
Bautista: Casó con María Baratelli. Andaba el papá
de Miguel por los veintiocho años. De este primer
matrimonio nacieron cinco hijos. Tres de ellos enfi­
laron hacia el camposanto. El buen hombre hacía
sus 15 kilómetros diarios desde la Alquería hasta la
Fábrica de Armas de Turfn, en la que había ido co­
brando prestigio y responsabilidad hasta llegar a
ocupar un cargo principal. Juan Bautista Rúa había
querido desligarse de una tradición agrícola, horte­
lana, llena de quebrantos y sudores, de sus antepa­
sados. Pero eran tiempos en los que no existía el
utilitario. Solamente el «coche de San Femando»: un
ratito a pie y otro andando...
El panorama de un padre de familia cuando un
día de 1828 le faltó para siempre su esposa, que
moría a los treinta y dos años, era desolador. Pedro,
el mayor, contaba trece años. El más pequeño, deli­
caducho siempre y débil, tres años escasamente. No
hubo más solución que Juana María Perrero, segun­
da esposa de Juan Bautista Rúa. Mujer de sólidos
arrestos, resistente, con admirables condiciones de
ama de casa. Cuatro hijos más nacieron. Entre ellos,
la única chica de la familia, Paulita, que, para no
ser menos, desaparecía tempranamente. El último
de todos estos retoños fue Miguelito Rúa.
Nuestro Beato nacía el 9 de junio de 1837, según
quedaba registrado en la antigua parroquia de San
Simón y San Judas. Dos días más tarde era bauti­
zado.
Bastaría con echarle un vistazo a alguna de las
ciudades, como la concienzuda de Eduardo Aunós,
para hacerse cargo de las ínfimas condiciones de
salubridad, higiene y limpieza que soportaba la po­
bre gente. Y aun la no pobre. No causa extrañeza
esta mortalidad infantil masiva, detrás de la que
se ponían en fila los canijos ingresos económicos,
la escasa alimentación y otros imponderables que
nacen de situación tan precaria, sin olvidar que los
adelantos de la Medicina aún no conocían resortes
casi infalibles que hoy llenan de seguridad a! lla­
mado bípedo implume del siglo en que vivimos.
Miguel, último eslabón de esta accidentada cade­
na, parece llegar al mundo con un glorioso destino
y aunque estaba bien lejos de ser el Apolo de Bel­
vedere, se encontraba siempre dispuesto a cargar
sobre sus huesos, descamados y trabajadores, el tre­
mendo peso que se le viniera encima...
Y es curioso: una complexión tan vidriosa y que­
bradiza a ojos vista, que nos recordaría alguna no­
vela ejemplar cervantina, se mantuvo entera hasta
una ancianidad muy respetable por aquellos enton­
ces, sin dejarse vencer por ninguno de los vientos, a
veces huracanados, que pretendieron derribarle y
acobardarle...
J. M, E.

19

Premio J20
de teatro
Se ha fallado en Barcelona el
Premio J20 de Teatro que convocó
la revista J20 de Ediciones DON
BO SCO para obras Infantlies y juvenlies. Ei Premio de Teatro Juve­
nil, dotado con 50.000 pesetas, co­
rrespondió a la obra titulada Algo
para contar en Navidad, de Jorge
Diaz Gutiérrez. El Premio de Tea­
tro infantil se repartió entre ias
obras Unos lentes para ver, de Luis
Coquear, y La máquina de escribir,
de Ventura Porta Rosés, con 25.000
pesetas para cada uno.
£1 Jurado estaba compuesto por
los señores Basilio Bustillo, Aurora

•TiTiTiTiJ

Díaz-Plaja, Amalia Navas, Martín
Olaya, Federico Revilla y Ricardo
Salvat.
Participaron en la convocatoria
103 obras, de las que llegaron a la
finalísima seis correspondientes a
la sección Infantil y seis a la juve­
nil. El Jurado, vista la calidad de
las mismas, sugirió la publicación
de varias que, juntamente con las
premiadas, entrarán a formar parte
de la colección de Teatro edebé.
La revista J20, patrocinadora del
Premio, fue distinguida recientemen­
te por el Ministerio de información
y Turismo con un accésit en el Pre­
mio Nacional de Prensa Juvenil
1972.

Colaboración
en la Diócesis
de Astorga
León.— Una de las conclusiones
del Capítulo Inspectorial de León
fue ésta: “De acuerdo con nuestra
misión de atención a los más po­
bres y abandonados, ia Inspectoría
establece una obra de promoción
cristiana y social en una zona de
auténtico subdesarrollo".
Respondieron a esta llamada on­
ce salesianos y se han podido aten­
der a tres zonas: La Cabrera baja
(unos ocho pueblos): dos al norte
de Aneares en León y seis al sur
de Aneares, durante dos meses de
verano.
“El subdesarrollo en que viven
estas gentes — notifican estos her­
manos— no es para descrito. Hay
pueblos que viven en una incomu­
nicación casi completa. Un pueblo
de 65 vecinos que hace treinta y
cinco años no tiene sacerdote re­
sidente y, desde hace cuatro años
carece de sacerdote y de médico.
Hay grandes necesidades que cu­
brir en estos pueblos en todos los

órdenes. Podemos y debemos ayu­
darlos. Hay dificultades, pero ya te­
nemos un camino abierto en bas­
tantes pueblos que, si bien nos re­
cibieron con bastante recelo, has­
ta el punto de no darnos alojamien­
to, después se volcaron a la acción
sacerdotal y cristiana que se rea­
lizaba con ellos".

Cooperadora
salesiana
hacia los Altares
Lisboa. — Se ha introducido la
causa de beatificación de la Co­
operadora Salesiana Alejandra Da
Costa (1904-1955). El pasado 10 de
abril terminó el proceso ordinario
en la archidiócesis de Braga, y el
21 de mayo se abrió en Roma, en
la Sagrada Congregación para la
causa de los Santos, el proceso re­
lativo a los escritos de la Sierva
de Dios y a los testimonios sobre
su fama de santidad.

"Jornada
de la Juventud"
en Guatemala
Guatemala. — Todos los años se
organiza en el Colegio Don Bosco
de Guatemala una fiesta de la ju­
ventud, con una semana de dura­
ción. Este año alcanzó la celebra­
ción un máximo de participación:
120 centros de enseñanza, privados
y nacionales. Hay campeonatos de
Baloncesto y Voleibol, y concursos
de Oratoria, Declamación, Fotogra­
fía y Pintura.
También tuvo lugar un encuentro
mixto de jóvenes quier>es trataron
durante unas siete horas sobre la
problemática juvenil. Hubo también

POR
El MUNDO
SALESIANO

una rueda de periodistas escolares
en la que trataron del periódico de
sus colegios.
Este movimiento juvenil es orga­
nizado exclusivamente por los alum­
nos de los cuartos cursos, ios cua­
les visitan los distintos centros es­
colares para invitar personalmente
a artistas y deportistas. Por la ma­
ñana se desarrollan las actividades
culturales y por la tarde las depor­
tivas.

Nuevos
cooperadores
Salamanca. — Diez jóvenes que
terminaron el COU en el Colegio
de Salamanca se reunieron en el
Colegio de Arévalo, del 11 al 15
de julio para reflexionar sobre su
vocación apostólica como Saleslanos Cooperadores. Fueron dias de
oración, de estudio y compromiso.
La reflexión y el diálogo se centra­
ron en las grandes ideas cristianas
y salesianas que empujan a un se­
glar a comprometerse en el apos­
tolado entre los jóvenes. Estos jó­
venes desean hacer su compromi­
so de Salesianos Cooperadores pa­
ra la fiesta de San Juan Bosco co­
mo testimonio ante sus compañeros
y amigos del Centro Juvenil donde

POR
EL MUNDO
SALESIANO

van a realizar su trabajo apostólico.
Interesante fue el día de convi­
vencia con otros cooperadores jó­
venes de Madrid, los que les co­
municaron sus experiencias apos­
tólicas y la alegría de sentirse par­
ticipantes del apostolado de la Fa­
milia Salesiana.

Por una oración
renovada
Se han celebrado unas jornadas
"Por una oración renovada" en Cór­
doba. en La Almunia de Doña Godina y en Lisboa, durante los me­
ses de julio y agosto. Han partici­
pado en ellas los directores y ani­
madores de la oración y vida li­
túrgica en las casas de España y
Portugal.
Los temas fueron desarrollados
por don José Aldazábal, don Angel
Berenguer, don Valentín Vigueras y
don Alvaro Ginel. Se convivió en
un clima de oración y familia. Se
salió con la convicción de que
“desde el centro nuclear de la co­
munidad debe despertar con sere­
nidad y constancia un nuevo fervor
por la espiritualidad”.

ASTUDILLO, NUEVA FINALIDAD
AsUidillo.— Durante cuarenta y ocho años, el colegio de Astudillo ha
sido seminario salesiano y hasta casa de noviciado. Este año ha dejado
de serio. La Inspectoría de León lo ha destinado a Residencia de Alumnos
del Reaseguro, del Ministerio de Trabajo.
Por esta casa han pasado gran cantidad de los salesianos de la antes
llamada inspectoría Céltica, de la que guardarán no pocos recuerdos.
Ahora, después de un proceso de renovación en sus locales, emprenderá
su nueva fase de servicio, siempre en favor de la juventud.

21

TRABAJO
POR LAS
VOCACIONES
EN LA INSPECTORIA DE LEON
Ei Señor es el que da la vocación a los jóvenes, el que
llama a la puerta de cada uno, con su voz interior inconfun­
dible; pero se sirve casi siempre de medios humartos que
hagan más sensibles estas llamadas. En la Inspectoría de
León se han realizado unas experiencias de pastoral vocacional y de convivencias juveniles. Las traemos a nuestras
páginas vocacionales como un signo de esperanza.

BE C A S PARA LAS VO CACIO NES SA LESIA N A S
INSPECTORIA DE BILBAO
Beca «Mamá M argarita». L . Caftada. Pam plona. N. e .: 350. T . : 33.750 pts.

INSPECTORIA DE BARCELONA

CURSILLO DE VOCACIONES
DE NUESTROS COLEGIOS
En Cambados, del 2 al 10 de ju­
lio, se llevó a cabo una conviven­
cia de once muchachos: seis de
Orense y cinco de Vigo (Colegio
María Auxiliadora) que durante el
curso habían dado muestras de vo­
cación salesiana. Habíamos calcu­
lado que serían casi una veintena
los asistentes, pero dificultades de
última hora hicieron que algunos
chicos no pudiesen ir. De algunos
colegios hubieran ido algunos más.
Seguramente f a l t ó coordinación
con ellos.

Beca «Bibiana Socios». N. e.: 5.000. T otal: 35.000 pts.

INSPECTORIA DE CORDOBA
Beca
Beca
Beca
Beca

«N tra. Sra. del Pino». L as Palm as. N. c .: 500. T otal: 9.800 pts.
«Sagrado Corasón». L as Palm as. N. e.: 4.960. T otal: 118.960 pts.
«N tra. Sra. del Carmen». Poxoblanco. N. e .: 7.000. T otal: 47.000 pts.
«J. H. S.» L as Palm as. N. e.: 8.000. T otal: 76.000 pts.

INSPECTORIA DE LEON
Beca «P. Manuel Lino». N. e .: 500. T otal: 17.300 pts.

INSPECTORIA DE MADRID
Beca
Beca
Beca
Beca
Beca

P e rp e tu a «Fam ilia R odríniex-A rlas Delgado». 1.6 e.: 100.000 pts.
P e rp e tu a «Besama». E. Otm énex-Arnau. N. e .: S.OOO. T .: 146.100 pts.
«Fam ilia F ra n c ia G.» Salam anca. N. e.: 1.000. T o ta l: 37.000 pts.
«Mercedes Ciiiaado». N. e.: 3.000. T otal: 84.000.
«M. A. L.» N. e.: 1.000. T o ta l; 66.000 pts.

INSPECTORIA DE SEVILLA
Beca «Marta A uxiliadora». Arch. C ádii. N. e.r 1.000. T otal; 64.000 pts.
Beca «Corpus Christi». J . Q uintana. Secilla. N. e .; 100. T otal: 16.700 pts.

22

Dado el escaso número de chi­
cos, nos dedicamos a una convi­
vencia agradable y en plan de vo­
cación. Preparábamos y realizába­
mos la Eucaristía con gran esme­
ro y, en equipo, hacíamos algún
trabajo de naturaleza formativa.
El resto del día se pasaba en con­
vivencia al estilo de una colonia
de verano.
Ha sido un comienzo tímido, pe­
ro creo que interesante, ya que da
a estos muchachos una conciencia
vocacional m u c h o mayor, aun
cuando algunos de ellos, por di-

Los resultados han sido francamen­
te buenos y deseamos que, con
la ayuda de todos, continúe esta
inyección de entusiasmo como fer­
mento activo durante el afto en los
colegios.

CURSILLO
DE PREASPIRANTES CLASICO

Vista del
seminario salesiano
de Cambados,
donde los aspirantes
dan sus primeros pasos
hacia el sacerdocio.

versas circunstancias, permanezcan
en sus colegios respectivos. Creo
que debe potenciarse en veranos
sucesivos.

y dos chicos los que trabajaron de
una manera seria y ejemplar en
su fonnación personal y apostólica
durante una semana larga.

Si bien no debemos esperar re­
sultados inmediatos de este cursi­
llo, ni se pueden medir fácilmente,
para algunos puede ser indicado el
que dos muchachos de Orense irán
al aspirantado: uno de ellos, a
cuarto de Bachillerato a Camba­
dos; y el otro, a quinto, a Ledn.
Los demás continuarán sus estu­
dios en sus respectivos colegios,
pero con la idea de ser salesianos.
Es una modalidad de aspirantes
acordada en el Capítulo Inspecto­
ría!.

Colaboraron con ellos un grupo
de salesianos y cuatro jóvenes se­
glares comprometidos, del Movi­
miento Adsis. Se llevó a cabo una
labor intensa, siguiendo paso a pa­
so la reacción de cada uno de los
asistentes. La jomada de trabajo
era agotadora para los muchachos
y mucho más para el equipo diri­
gente.

En estas convivencias hubo tres
estudiantes de Filosofía que ayu­
daron con su presencia a la reali­
zación del cursillo.

CURSILLO DE FORMACION
DE SELECTOS
También en Cambados y simul­
táneamente se celebró un cursillo
de fonnación de selectos con mu­
chachos provenientes de nuestros
colegios. Fueron en total cuarenta

Hay que destacar la importancia
que tuvo el trabajo por grupos.
De ios colegios de Oviedo-Masaveu y Naranco, de los dos de Vigo
y de La Coruña-Calvo Sotelo, acu­
dieron en número tal que se pue­
de asegurar la labor de grupo du­
rante el curso. También acudieron
de los dos Bachilleratos de Orense
y La Coruña, pero en menor nú­
mero por dífícultades de exáme­
nes y de reválida. De Villagarcía
llegaron a este cursillo y otros fue­
ron a Sevilla.
Ha sido muy importante tam­
bién la presencia de un salesiano
de cada casa para asegurar la con­
tinuidad directa durante el curso.

Del 9 al 17 de julio, y en León
(Centro Don Bosco), se reunieron
135 chicos de diferentes pueblos de
las provincias de la Inspectoría de
León. Con ellos se tuvo un cursi­
llo ya tradicional, desde hace al­
gunos años.
Con el Delegado de Pastoral y
Vocaciones colaboraron dos coad­
jutores del Centro Don Bosco, dos
nuevos sacerdotes, dos teólogos y
tres estudiantes de Filosofía. Hu­
bo también otros dos salesianos
técnicos del Cursillo.
En dicho cursillo se efectuó una
selección cuidadosa de candidatos,
con todas las limitaciones del caso.
En total, este año ingresarán al
aspirantado 88 nuevos seminaris­
tas.

VOCACIONES
DE NUESTROS COLEGIOS
Han ingresado directamente al
Noviciado de Mohernando d o s
alumnos de nuestro colegio de La
Coruña; uno para clérigo, de sexto
de Bachiller, y otro, del Calvo So­
telo, para coadjutor, con la Ofi­
cialía terminada. Es causa de gozo
para todos el saber que el Señor
bendice nuestro trabajo suscitando
la vocación salesiana entre nues­
tros jóvenes. Creo que podemos y
debemos incrementar el número de
candidatos de nuestros colegios al
noviciado. Esta puede ser una se­
ñal de que nuestra entrega apos­
tólica es eficaz, aunque no sea la
única.
(Del Boletín Informativo, n.* 10,
de la Inspectoría de León).

23

UNA HO
BAJO LA PIEL DE UN
NEGRO
Entrevista con un joven salesiano que lleva ocho años
en Zaire. Un aluvión de jóve­
nes han huido de la selva pa­
ra hacinarse en los suburbios
de Lubumbashi. Aunque la
policía les obligue a regresar
a sus aldeas, vuelven a la
ciudad.
Muchachos sin escolartzación vagan por la calle, victi­
mas de las bandas, la droga
y el vicio. *‘Los misioneros
europeos trabajan mucho por
los africanos, pero no los
quieren’’: una afirmación que
da rabia, pero que hace pen­
sar...
Lubumbashi tiene hoy una po­
blación diez veces mayor que ha­
ce veinte años. Jóvenes por todas
partes. Arrastran su aburrimiento
a lo largo de las interminables ca-

24

lies de los barrios residenciales,
pegan sus ojos ávidos al brillo de
los escaparates, invaden las en­
tradas de cafés, cines y lugares
públicos.

Una marea de gente joven pu­
lula en el enorme cinturón de diabolas que rodea la ciudad.
Son en su mayoría jóvenes des­
arraigados. Han d e ja d o en la

«brousse» (la selva en donde ha­
bitaba la gente hace veinte años)
su clan y su tribu, que los enrai­
zaba en la tradición con sus leyes
y costumbres seculares. Pero no
logran integrarse en la ciudad. En
la escuela de la «brousse» sólo han
aprendido el alfabeto y las cuatro
operaciones. Con ellas han creído
que tenian la ciencia suficiente pa­
ra llamar a las puertas de la ciu­
dad rica y deslumbrante, con to­
das las comodidades al alcance de
la mano.
El modo de vivir de los viejos
colonizadores les atrae irresistible­
mente; las leyes de sus tribus y
la autoridad de sus jefes tradicio­
nales han perdido su pureza; en
lugar del «tam-tam», en la selva
resuena el transistor y su voz aho­
ga la de sus antepasados y la de
sus brujos.
Todo joven sueña con «ir a la
ciudad y estudiar». Estudiar para
conseguir el cartón que les de de­
recho a un puesto. El «puesto es
el mito y la meta ante la que se
sacrifica todo. Pero las estadísti­
cas indican que apenas una mitad
de los alumnos pasa e! primer cur­
so de secundaria. Abandonan los
estudios por cualquier motivo: in­
capacidad, falta de preparación,
falta de alojamiento y de recursos
para vivir... El caso es que acaban
en la calle.
Las calles de la ciudad, sobre
todo al atardecer, son sitios peli­
grosos. Las bandas, el alcohol, la
droga y el vicio ofrecen el espe­
jismo de la evasión y hasta el
placer de vivir la aventura. Entre
ellos hay chavales de doce y trece
años.
Muchos terminan en la cárcel, y
ésta no es ciertamente un ambien­
te educativo. Todo esto da como
resultado una generación de jóve­
nes en ebullición. Una generación
que no logrará integrarse en la so­
ciedad, arrojada a un callejón sin
salida a punto para cualquier so­
lución desesperada.
Precisamente estos jóvenes des­
arraigados son el campo de acción
de los Saiesianos d e ^ e 1964. El
primero de abril de dicho año se
trazó un plan de «ayuda urgente».
El 16 de jimio de ese mismo año.
un salesiano se lanzó a la aven­

tura alojándose en una casa en
ruinas de uno de los barrios peri­
féricos. Recogió para empezar a
unos muchachos. Así echaba los
cimientos de la «Cité des jeunes».
Hoy alberga a un centenar de
internos que van a clase a la ciu­
dad y a unos doscientos cincuenta
externos que van al colegio sa­
lesiano a aprender un oficio. Pero
no es suficiente. Está en construc­
ción una residencia para 1.500 jó­
venes. Aún así será pequeña pues
son más los que llaman a sus puer­
tas.

za, se bajarían en la primera es­
tación y volverían andando a la
ciudad. En el fondo no es difícil
comprenderlos. La ciudad es para
ellos como la droga. Una vez gus­
tada, les resulta imposible volver
a la aldea. El futuro de Africa no
está en la «brousse», sino en la
ciudad. Un misionero llegó a decir­
me: «En la «brousse» quedan sólo
los viejos que han de morir, algu­
na mujer y los chiquillos que
aguardan a ser un poco mayores
para ir a la ciudad. Sólo en la
ciudad hay escuelas que propor­
cionan ios títulos, léase «puestos»,
y la esperanza de un «golpe de
suerte».

TROZO Di
Don Mariano Valente es un cura
de treinta y cinco años. Ha vivido
ocho en la «Cité des jeunes» de
Lubumbashi; ahora habita en una
chabola de un barrio de la ciudad.
Una nueva experiencia. Hemos
charlado ante el micrófono una
hora. Una entrevista franca y
abierta que, a ratos, se desviaba
por caminos imprevistos, lejos del
esquema iniciado.
—Has regalado ocho años de tu
vida a los chicos negros de Lubum­
bashi. Estrenaste con ellos tu sa­
cerdocio. En estos ocho años te
habrán dicho muchísimas cosas
acerca de ellos. ¿Ha habido alguna
que te haya herido profundamente.
qi:e te haya ofendido?
—Ofendido no. Molestado sí.
Hay una frase que he oído mu­
chas veces y que continuaré oyen­
do. Es como un puntapié en el es­
tómago: «Vous étes garantis». Di­
fícil traducirla. Un joven se queja
ante las dificultades de la vida,
ante los miles de problemas de
cada día. Yo le digo: «Te com­
prendo». Pero él añade: «No, tú
no puedes comprenderme, tu estás
«garantí», asegurado, contra la
miseria. Tú tienes una vida «ga­
rantizada». yo no tengo nada «ase­
gurado». Es diña] convencerlo de
su equivocación.
— Pero si la vida se les hace im­
posible en la ciudad, ¿por qué no
vuelven a su aldea, a la «brousse»?
—Aunque la policía Jos cogiese
y los metiese en el tren a la fuer­

—Ocho años de vida son un buen
trozo. ¿Crees haber logrado algo
concreto en estos ocho años?
—He trabajado en el «Cité des
jeunes», obra que me parece acer­
tadísima, una presencia de suma
utilidad en Lubumbashi. Las es­
cuelas profesionales son esenciales
para los nativos, según creo. Ne­
cesitan de la técnica para poder
arreglárselas sin depender de los
técnicos extranjeros. T a m b i é n
creo necesarios los internados pa­
ra el estudio, sin nuestra ayuda,
quedarían en la calle.
— Un «título» más; un «puesto»
nuevo. ¿Sólo es esto el futuro de
vuestro trabajo?
—Un «hombre» más. Porque,
antes de nada, somos educadores.
Creo que esto es importante.
—¿Lográis dar a estos jóvenes
una formación religiosa? ¿Los ha­
céis cristianos?
—Generalmente sólo trabajamos
a nivel de preevangelización. Sin
embargo, buscamos el crear una
base de valores humanos sobre la
que se puede construir un cristia­
nismo auténtico. Ahora bien, mu­
chos de los jóvenes de la «Cité»,
con una media de dieciocho años,
son cristianos y viven su fe con
convinción. Son la levadura que
hace fermentar la masa. Recuerdo
ahora a un joven de unos veinte
años, alumno del último curso de

25

UNA HOR
Comercio. Inteligente y entusiasta.
No sólo llamaba la atención a sus
compañeros, sino que también nos
reprendía a nosotros ios europeos.
Como no tenia pelos en la lengua,
se imponía a sus compañeros y
amigos.

a construir, a realizar, a sorpren­
der a esta gente con las formas
«europeas», debería sentarse junto
a ellos, escucharlos, observarlos,
aceptar su mentalidad. En resumi­
das cuentas, hacerse «zaire» con
los zaires, entrar en su piel.

UN MIUTAR:
«LOS MISIONEROS
NO QUIEREN
A LOS AFRICANOS»

LOS PADRES BLANCOS:
MESES Y MESES
EN DIALOGO
CON LOS NATIVOS

— ¿La impresión más fuerte de
estos ocho años?
—No te lo creerás. La impresión
más fuerte ia recibí de un general
de las tropas de la ONU en la
guerra de Katanga. Había recorri­
do todo el interior de la «brousse»
y conocía a muchos misioneros.
Tenía un gran aprecio por la labor
realizada por ellos en favor de los
africanos. Y sin embargo, llegó a
afirmar: «Los misioneros europeos
t r a b a j a n enormemente por los
africanos, pero no los quieren».
Estas palabras me dieron mucha
rabia. Me decía: «¿Pero qué en­
tenderá éste? Nosotros que hemos
abandonado todo para venir aquí
entregando la vida por esta gente,
y él, muy bonitamente, descubre
que no los queremos». Pero, a
fuerza de pensarlo muchas veces
concluí que en aquella afírmación
de) general había mucha verdad.
Es un garrotazo, ciertamente, una
paradoja, pero también es verdad.
Y es que nosotros nos matamos a
trabajar por los negros, y a veces
hasta nos admiran, pero tampoco
ellos nos quieren. ¿Por qué? Sin
duda, porque a veces, no los ama­
mos como deberíamos amarlos.
Los queremos del mismo modo
que querríamos a un pobrecito
andrajoso al que diéramos una li­
mosna diciéndole: vístete COMO
YO TE INDIQUE, HAZ LO QUE
YO TE DIGA. Sólo está bien lo
que nosotros decimos. Práctica­
mente Ies imponemos nuestras so­
luciones y queremos hacerles” en­
trar en nuestra mentalidad en vez
de entrar nosotros en la suya. Es
dificilísimo olvidar que somos eu­
ropeos.
—¿Qué se debería hacer?
—Quién sabe. Creo que todo el
que llega aquí, antes de empezar

—¿Cuánto tiempo se necesita?
—Nunca es demasiado, y esto
es lo que desanima a uno. Un mi­
sionero, después de cuarenta años,
me decía que hubiera dado cual­
quier cosa sólo por estar nada
más que durante una hora bajo la
piel de un negro.
—¿Resultados?
—Que, sin quererlo, acabamos
«europeizando». Nos imponemos
ordenándolo todo, catalogándolo,
organizando el trabajo, constru­
yendo enormes edificios (lo que
más impresiona al negro), todo
según nuestros métodos. El hará
un tremendo esfuerzo por imitar­
nos. Y, ai no conseguirlo, se desa­
nimará quedando frustrado.
—¿Ha habido algún salesiano
que haya conseguido entrar en ia
«piel de los negros»?
—El Padre Picrón. Fue inspec­
tor. Aprendió los idiomas más co­
munes (el Ki-bemba y el Ki-zwaili)
mejor que los mismos africanos.
Y se esforzó en adquirir su men­
talidad y su modo de sentir. No
ha levantado ninguna construcción
y sin embargo t(^os lo admiran y
lo quieren por su capacidad huma­
na y su cordial sencillez. Ha traba­
jado muchos años en el hospital
provincial sólo para negros. Para
los nativos era consolador en ex­
tremo saber que allí encontrarían
a uno que comprendía su lengua,
sus problemas, sus miedos, sin ne­
cesidad de oír las acostumbradas
expresiones de los europeos: «Es­
to son pamplinas», «No me hagas
perder tiempo».
—¿Es importante hablar su len­
gua?
—Creo que es esencial. La len­
gua expresa su mentalidad, su mo­
do de razonar y ver las cosas. Los
Padres Blancos, que han trabajado

26

en Africa tantos años, cuando lle­
gan aquí emplean meses y meses
en charlar con los nativos. Hasta
lograr expresarse sin menosprecio
y sin paternalismo. De manera que
nunca se les escapen las frases de
costumbre: «Esto es así» o (Sí,
hijito, comprendo todo». Hacen ta­
bla rasa y parten sin perjuicios
de raza, mentalidad o cultura. No­
sotros no nos damos cuenta, pero
tenemos infinidad de prejuicios.
Muchos de nosotros, cuando llega­
mos, creemos «saberlo todo» y ya
tenemos una respuesta para cada
pregunta, un juicio para cada acti­
tud de los nativos. Esto lleva a
que el negro nos admire, sí; pero
a que, en el fondo, no nos quiera.
—Entonces, ¿cómo hemos de ser
para ayudar de verdad a nuestros
hermanos de Africa?
—Peritos en humanidad. Peritos,
ante todo, en «nuestra humani­
dad»: conocer los defectos y los
perjuicios que obstaculicen nues­
tra acción.
ESA COSA TAN HORRIBLE
LLAMADA «SELECCION»
—Quizás hayamos ido demasiado
íe/os. ¿Volvemos a hablar de la
obra salesiana en Lubumbashi?

k

ifii

A BAJO lA PIEL DE UN NEGRO
—Inmediatamente. Los primeros
salesianos en Katanga comenzaron
en la «farousse», pero pronto con­
centraron su acción en la ciudad.
Aquí sí que se trabaja en serio
por la juventud «pobre y aban­
donada». Hay una masa de jóve­
nes que viene a llamar a nuestra
puerta, ya para aprender un ofi­
cio, ya para pedir un puesto en
nuestro internado. Durante unos
años me ha tocado a mí ocuparme
de esa cosa horrible llamada «se­
lección»; es decir, aceptar a unos
pocos y tener que rechazar a los
demás. Se desgarra el corazón tan­
tas veces al tener que decir «no»...
Pero es inevitable, p o rq u e los
puestos están contados. Se recibe
a los que se encuentran en peores
condiciones y tienen buenas cua­
lidades.

SALESIANOS,
PASADO MAÑANA
— ¿Dáis también a estos chicos
una educación social?
Es decir, ¿no sólo formáis al téc­
nico, sino al ciudadano responsa­
ble?

—También aquí hace falta en­
trar en la mentalidad africana. Los
nativos tienen una mentalidad so­
cial a su manera, y en cierto sen­
tido más desarrollada que la nues­
tra. Son estrechísimas las «rela­
ciones entre personas del mismo
clan», mucho más que entre noso­
tros. Tienen entre sí innumerables
lazos de parentesco. Todos son
grandes hermanos, pequeños her­
manos, tíos, primos. Hay una red
de vínculos para nosotros inconce­
bible. Esta situación étnica es de
enormes consecuencias prácticas.
Un caso concreto; el trabajo. Un
europeo trabaja sólo para sí, para
su mujer y sus hijos. Un africano,
en cambio, lo hace también para
los hermanos y hermanas de su
mujer. Si es el único en recibir
sueldo, lo repartirá a todos los
parientes que vengan a llamar a
su puerta. Por consiguiente, pala­
bras como «ahorro», «previsión»,
«inversión» del dinero a la euro­
pea son cosas que no tienen sen­
tido para el africano. Es una men­
talidad distinta. Hoy le toca a unos
mantener a los otros; mañana po­
dría ser al revés.
Querer imponerles nuestras eos-

Una gran
mayoria
de los
habitantes
del Zaire
son católicos.
Pero
la educación
de la fe
tiene como base
muchas
exigencias
humanas
de primera
necesidad.

tambres, ¿no será un colonialismo
de mentalización?
—^¿Crees que de estos jóvenes
pueden mañana salir vocaciones
salesianos?
— Yo diría «pasado mañana».
Si un joven de Lubumbashi abra­
zara la vida religiosa supondría
para él trastornar todo el cúmulo
de sus actitudes prácticas y men­
tales. Los lazos familiares a que
aludía antes, por ejemplo. A uno
que logra estudiar se le echa enci­
ma toda la familia: «debes casarte,
adquirir buena posición y luego
pensar en toda la pirámide fa­
miliar...» La dificultad no está en
el celibato, como pensaría alguno.
Será preciso pensar en una vida
religiosa al modo africano..., tal
vez.
—Los alumnos q u e salen de
nuestros colegios, ¿se muestran
luego agradecidos?
—Pasa lo mismo que en Europa.
Los hay quienes apenas salen ya
no los ves a no ser que necesiten
algo. Otros, en cambio, vuelven
con frecuencia sólo para vernos y
saludarnos. Recibo muchas cartas
de exalumnos de Lubumbashi. Son
cartas de amigos que reciben agra­
decidos. Lo que más les ha im­
presionado es nuestro esfuerzo por
comprenderlos. Uno de ellos me
escribe: «Tú no has descargado tu
camión de ropa europea diciendo;
tomad. Tú has permanecido en si­
lencio a nuestro lado y nos has de­
jado hablar».
—Sí tuvieras que abandonar el
Zaire. ¿qué recordarías con más
gusto?
—Tantas cosas. Sin duda, jamás
olvidaría las dos preguntas que me
hizo el primer muchacho africano
con quién hablé. Me p r e g u n t ó
cuántos años de estudio había he­
cho y cuántas comidas hacía dia­
riamente.
Tampoco olvidaré en la vida un
gesto que omití. Apenas llegué
al Zaire, bajé del avión y vi a un
salesiano rodeado de negros que
me esperaban. Los s a l u d é , pero
sin darles la mano. Supe después
que me lo hubieran agradeddo
enormemente. Daría cualquier co­
sa por haberles dado la mano.
TERESIO BOSCO

27

temperación Suicsimna
y Tercer A fu n cfo

CARTA DE HAITI
mucho tiempo que no hablamos de Haití. Allí sigue el
P. Bohnen muy preocupado porque los precios suben, casi se
han duplicado, y porque los Estados Unidos le han recortado
los suministros de leche en polvo y judías con que le favorecían.
Si nuestras amas de casa andan tan preocupadas por lo que cues­
ta llenar la cesta de la compra, no sé como andará nuestro buen
Padre con sus miles de chiquillos de los que dice que cuanto más su­
ben los precios más les aumenta el apetito.
Estos días pasados pude hablar con un salesiano español que es­
tuvo una semana en Puerto Príncipe. Le pregunté por el P. Bohnen
y su obra del barrio de Broocklin y me respondió:
—En confianza, no me quisieron llevar a verla para que no me
asustara de la pobreza que allí podía ver.
Pues a los negritos de ese barrio, que se ponen la camisa, pres­
tada muchas veces, cuando hay que sacar una fotografía, a esos
chiquillos tan pobres van a parar muchas de vuestras limosnas. Cer­
ca de rni dio millón les hemos enviado este año y ojalá que podamos
ayud.-.r'es estas Navidades que vienen con un buen puñado de dóla­
res.
A pesar de las dificultades, el Padre Bohnen no desfallece. Me
Imagit" .-e nuestro Señor Jesucristo debe quererle a rabiar por su
entrega personal a la tarea de quitar el hambre y enseñar a miles de
niños inocentes y buenos, pero pobres, tanto que morirían a puña­
dos, si el Padre no lo remediara. Jesús que considera como hecho a
El personalmente lo que se hace con uno de los pequeñuelos que
creen en El, ¿qué amor no tendrá a! P. Bohnen?
La ayuda que mandáis para él supone un buen alivio y los chiqui­
llos lo saben. El Padre quiere que establezcan contacto con vosotros,
que los vayáis conociendo. He aquí la primera muestra. Es una carta
de un jovencito, que con una sencillez maravillosa e ingenua os
cuenta algo de su vida, dejando traslucir sus sentimientos y los de
sus condiscípulos hacia el Padre Bohnen.
Esta es su carta traducida del francés, que es la lengua que .se
habla en Haití:

H

Aquí donde le veis tan negrito y tan i
majo, con su diente de bandera, es u n :
chico de Haití que se llama Renato |
Jules. Tiene diez años. Va a una es-

i

cuela del padre Bohnen y por lo tanto
a la cantina. Es feliz. Son muchos los
que no gozan de su suerte de apren-'
der y comer a diario. "Tengo un ami­
go, nos escribe, que se llama Jean y
está orgulloso porque un señor de Es­
paña le ha mandado dinero al padre
Bohnen para que le asegure durante
un año la comida y la escuela. Y a mi
¿no habría ningún señor o señora, de
esos tan buenos tan buenos que nos
dice el Padre que hay en España, que
me quiera...? El Padre nos asegura que
con tres mil pesetas se las arregla pa­
ra dar de comer un año entero a uno
de sus chicos. ¿Quién se anima?

28

ace

Me llamo Ivés. El Padre me ha pedido que os escriba una carta
cada dos meses. Esta es la primera.
No sé hablar español, pero lo aprenderé. Hablo francés e in­
glés. Soy el primero de mi clase, de 70 alumnos. Dirán ustedes; «Vaya
chico más orgulloso». Pero lo mds grave es que ;todavla estoy en
la escuela primaria/ ¿Qué será de mí después?
Tengo quince años y aún me queda uno de primaria. Después qui­
siera ser electricista.
Hasta los diez años no pude ir a la escuela. ¿Quiéren saber cómo
fue la cosa? Yo vivía cerca de la escuela-cantina del Padre Bohnen.
Como casi todos los chicos de Haití era demasiado pobre para ir a
la escuela. Me estaba en casa ayudando a mi madre. Varias veces
al dia iba a buscar agua a la cantina del Padre.
Hay en ella una tubería con una docena de agujeritos. Ponía mi
cubo debafo de un chorrito y esperaba con paciencia a que se llena-

ro. Este sitio está siempre lleno de chicos Que vienen a beber y re­
mojarse. Como el agujero es muy pequeñito se tarda mucho cada
vez. También yo bebía y me refrescaba. En Haití hace mucho calor
y en casa no tenemos agua. Empleaba un cuarto de hora en llenar
el cubo.
Después de beber y remojarme ponía el cubo sobre mi cabeza y
volvía a casa. Ahora soy un chico mayor, pero a los diez años el
cubo pesaba mucho.
El Padre pasaba con frecuencia por aquel lugar. Un día me pre­
guntó:
—¿Qué haces aquí?
Le respondí:
—Estoy llevando agua para mi mamá.
—¿Dónde vives?
—Aquí al lado, le contesté.
— ¿A qué escuela vas?
—A ninguna, repuse.
Entonces me dijo el Padre:
— Veo por aquí a muchos chicos bebiendo y re/rescándose. Supon­
go que todos ellos quieren mucho a sus mamás, pero sólo tú demues­
tras que la quieres. Desde mañana puedes venir a la escuela y a
la cantina.
Era el 10 de abrií de 1968.
Yo quiero mucho a mi madre. Es pobre y trabaja mucho. Mi pa­
dre fríe encarcelado el 21 de diciembre de 1969. No había hecho nada
malo. El Padre hizo todo lo posible para que lo libraran, pero nos­
otros hemos llegado a la conclusión de que ha muerto. El Padre con
frecuencia tiene que interceder para que liberen a un prisionero, pero
hace falta que esté vivo.
Mi madre ha tenido nueve hijos. Seis murieron. Me quedan una
hermanita y un hermanito.
El año pasado se nos quemó la casa. Doscientas casas ardieron.
Eran casitas de madera y paja. Nosotros lo perdimos todo: la cama,
dos colchones, la mesa, un pollo, un gato, mi guitarra, mis libros
de escuela, nuestros vestidos.
Durante las vacaciones la escuela y la cantina están casi desier­
tas. Todo el mundo espera que vuelva el Padre Bohnen que está
predicando en Estados L/nidos. (Alude a que cuando llega el verano
el Padre va a Norteamérica a recoger dinero y víveres, predicando
en las iglesias en las que solicita ayuda de la generosidad de ¡os ca­
tólicos. Por lo que dice el chico, mientras el Padre está en Estados
Unidos no hay comidas.)
Yo y mis pequeños condiscípulos rezamos por los bienhechores de
Estados Unidos y de España.
Mientras él está fuera es como si todo el mundo estuviera sumido
en el letargo invernal.
Miramos los aviones.
Todos piensan: muy pronto uno de esos aviones nos traerá el
Padre.
Ivés.
Cuántas cosas se leen entre líneas. Qué abandonados quedan cuan­
do el Padre no está con ellos.
Querido amigo, lector del BOLETIN, si aún no te has inscrito en
la campaña de ayuda al Tercer Mimdo de los niños, no lo dudes
más. Puedes hacer mudio bien.
Y a los que ya ayudáis, gracias de todo corazón en nombre de!
Padre Bohnen que en todas sus cartas me ruega que os lo repita de
su parte.
JAVIER RUBIO
Delegado Nacional de Cooperadores

DONATIVOS
PARA EL TERCER M l'M u.
recibidos en septiembre
Consuelo de la T orre, Dlodoro C ar­
los Serrano. Antonia Form oao, Condiita P ortolés, G abriel Colinas, David Ferre r. Alvaro Alvaros, Manuel M iranda,
Pr.^do Pascual, H erm anas Espino, Maria Cortés, F am ilia B adía-Escolá, M ar­
celino Llam cdo, F a u stin o Navas, Mi­
guel T orrecilla, Antonio Rulpérea, Ma­
ría C ristina A guilar, Am paro San M ar­
tin. M. M oraloda, A. Sebastián, M aría
L apuentc, A n g e l a Candela, Sabina
A rrieta, F rancisca García, señores de
Cruz, V irtudes Casares, Jo s ita Rodlcio,
J u a n Pérez, Am paro Guayo. Concep­
ción Mateos, Manuel León y esposa,
J u a n Mera. Angela M artínez, E sp eran ­
za Pascual. A lejandro Pascua. Leonlsa
M artínez. A doración Aledón, Clcm entin a de Vega, A na M aría Curado, Elena
Gómez, Fam ilia Z am ora A nsorena, C ar­
m en Galligo. D esam parados T renor.
F a u stin a H olgado, L orenzo Lechuga.
A urelia P erca. Cooperadores de Puebla
de la Calzada, Manuel Moreno, Ju a n a
S anm artín. F rancisco Pozo, Coopera­
dores de B éjar, E m ilia Pasión, Joscíin a Ju liá , M£uiuela Varela, M aría L ui­
sa Q uintana, Jo sefa Z atarain, Jo sé F.
A lejandre, P a tric ia, L oli y José, Oti­
lia y E delvina Gómez, M aría Gracia
P alau, J u a n Díaz. Jo sé Manuel. María
Costa, Jo sefa P anas. Jo sé Antonio L ó­
pez, M aruja Conde, R ita Sanz. Elena
M artín, J u a n Gomila. C atalina Gomila, Jo sé F ariñ a, M aría Dolores Gorostiza, Jo a q u in a Isasa, Ju a n Sánchez, J o ­
sefa A ragués-F ernando Ríos, Florencia
B urgos, B asilisa Colín, Antonio Láza­
ro, Manuel M iranda, F uentes G arayalde, Gliccrio Santiago, Manuel Jim énez.
D ora Yanes. Cooperadores de Barcelo­
na. Dolores Echave, T eresa Boluñá.
L uisa Lim ia, Antonio Ram os. Conchi­
ta H ernández. Antonio Sánchez. P ilar
R otcllar, M aría R odríguez, Nicanora
González. M. Angela Peña, M aría G ra­
cia Ruiz. M aría T eresa R odríguez, J u ­
lia González. F élix Amor. Carm en N a­
varro. Dolores N avarro. M aría Nava­
rro. Antonia Pulido, M aría L uisa Polo.
V alentina Payno. G ertru d is Alfaro, Vi­
cente Pérez, Jo sefa Valenzucla, Jo sé A.
M artin. Ju a n M ayoral. Pedro R odrí­
guez. R osario Ram irez. Jo sé G a rd a Al­
ba. Angel ArmcllcB,

Envíen sus donativos a:
Cooperación Salesiana
y Tercer Mundo
Alcalá, 164
Madrid-28
Agredeceremos indiquen
las señas del donante
para poder darle las gracias.
29

NUESTRA

A MARIA AUXILIADORA
bié de médico pues me sentía sin
voz. El diagnóstico fue: un nuevo
pólipo en las cuerdas vocales. Ha­
bía que sacarlo y examinarlo. Ante
esta circunstancia, hice una novena
a la Virgen. Mi impresión fue gran­
de cuando me comunicaron del hos­
pital que el pólipo era benigno.
Viendo en ello la protección de Ma­
ría Auxiliadora y San Juan Bosco,
envío una limosna, pido una nueva
gracia a la Virgen y hago público
mi agradecimiento. J. A. L. R.
Valladolld.— H a g o p ú b l i c o mi
agradecimineto a María Auxiliadora
por haber concedido a mi hermano
el favor de que su operación sólo
fuera algo leve y no lo que todos
creíamos en un principio. Envío una
limosna de acción de gracias. Car­
men González
Gibraltar,— Teresa Mac-Keinzye y
la Señora de Abrines envían una
limosna de agradecimiento a María
Auxiliadora por gracias recibidas y
en favor de las Misiones Salesianas
y del Tercer Mundo. T. Mac-Keinzye
y Sra. de Abrines.
Madrid.— Por varios favores reci­
bidos, envió una limosna de agra­
decimiento, para las Misiones Sale­
sianas y Tercer Mundo. Mercedes
Enríquez de Valls.
N. N.— Doy gracias a María Auxi­
liadora por la curación de los oídos
de mi sobrina, cuando creíamos
que quedarla sorda y mal de la
cabeza. Hago público mi agradeci­
miento en el Boletín Salesiano y
pido otra gracia. Una devota.
Burgos.— Teniendo que someterse
una hermana mía a una operación
delicada y grave, la encomendé a
María Auxiliadora. Hoy se encuentra
muy mejorada. Envío un donativo
de agradecimiento y lo publico en
nuestra revista. A. Martínez.

Valencla.— Envío una limosna pa­
ra el Tercer Mundo, donde más ne­
cesidad haya, en agradecimiento a
María Auxiliadora por haber conse­
guido una reconciliación de suma
importancia, entre dos personas, ya
que por esa separación quedaba
desatendida una enferma inválida.
R. S.

Alcalá de Guadaira (Sevilla).— Ha­
ce mucho que padecía de gargan­
ta. Me extirparon un pólipo y que­
dé bien. Pero, hace unos meses,
me vino una gran afonía, a la que
el médico no dio importancia. Cam­

La Coruña.— Doy gracias a Ma­
ría Auxiliadora por la curación y
convalecencia de mí esposo. Sufrió
un grave accidente de automóvil del
que salió completamente destroza­

do y con muy serías complicacio­
nes internas. Recé mucho a María
Auxiliadora por él. En ei mismo día
en que comenzamos a aplicar unas
misas por su curación notamos vi­
siblemente su mejoría, que fue siem­
pre en aumento visible. Personal­
mente atribuyo su curación a una
gracia de la Virgen. Una Celadora.
Orense.— Doy gracias a María
Auxiliadora por la curación de mi
hija. Hago público mi agradecimien­
to y envío una limosna como lo
prometí. Carmen Vázquez.
Gerona.— Tenía que presentarme
a unos exámenes especialmente di­
fíciles, en los que suele aprobar en
cada convocatoria un promedio de
un 5 por 100. Me encomendé a San
Juan Bosco por medio dfe una no­
vena y su ayuda me ha sido palpa­
ble. Efectivamente sólo un 5 por
100 de los examinandos superaron
las pruebas, entre ellos el que fir­
ma estas líneas.
Publico esta gracia del Padre en
testimonio de gratitud. F. E., s.d.b.
La Palma del Condado (Huelva).
Por gracias recibidas de María Auxi­
liadora a la que pedí con gran fe
la curación del brazo izquierdo de
mi anciana madre que sufrió frac­
tura doble en una caída que le pos­
tró en estado gravísimo durante los
primeros diez días, de cuya grave­
dad pudo salir y viene haciendo
ya vida normal, envío donativo y
ofrezco una novena a la Virgen en
acción de gracias cumpliendo asi
lo prometido. J. Caro.
Zamora.— Por una gracia muy ex­
traordinaria de María Auxiliadora en
favor de mi hijo con ocasión de
exámenes, agradecida le envío una
limosna. Angela García.
Zamora.— Teniendo que sufrir mi
marido una delicada operación, acu­
dí con fervor a la Santísima Virgen
Auxiliadora. Ella me escuchó, pues
de la operación salió bien y mi ma­
rido se halla en casa en franca
convalecencia, por lo que envío
una limosna y deseo se publique la
gracia en el Boletín. Natividad Her­
nández.

GRATITUD
Y A SAN JUAN BOSCO
DAN G R AC IAS
PO R FAVO RES R EC IBID O S
Y ENVIAN UNA LIM O SN A
Inés Moreno, de HInojosa del Du­
que Córdoba); C. N. de Zamora;
Benedicta Gózale Fraile, de Peñafiel (Valladolid); Juan Ropero, An­
geles Gómez y Soledad Martínez,
de HInojosa del Duque; Agapita
Martín Ramos, de Betancuria (Fuerteventura); María Teresa Laborda,
de Barcelona, agradecida a María
Auxiliadora, San Juan Bosco y San­
to Domingo Savio; María Luisa Po­
lo, de La Orotava (Tenerife), por el
feliz éxito en un parto, envía li­
mosna por los niños del Tercer
Mundo; Gertrudis Alfaro, de Moguer; Dolores Vico, Antequera (Má­
laga), por la curación de su hijo y
de su nieto, envía limosna para las
Misiones; R. H. S., de Madrid, por
la solución de un asunto familiar;
Una devota, de Madrid, por dos muy
señalados favores; Juan Torres Váz­
quez, de Valencia de las Torres (Bad^oz), agradecido a María Auxilia­
dora, San Juan Bosco, Domingo Sa­
vio y Don Miguel Rúa; C. V., de
Higuera de Uerena (Badajoz); L. M.,
de Zamora; María Angeles Poza, de
N., por la solución de un asunto
de sumo interés; Josefina de Bus­
tos, de Torquemada (Palencia); El­
vira, Ascensión. María Pulido, Sofía
Villatrasa, de Guadahortuna (Gra­
nada); Antonia Moreno, de Solana
de los Barros (Badajoz); Conchita
Tejedor, de Cabreros del Río (León);
L. M., de Zamora, por un gran fa­
vor; María Elena Arribillaga, de Urnieta (Guipúzcoa); J. G., de Azcoitla (Guipúzcoa); Griselda Hernández
y María Moreno, de Baracaldo, por
favores; Herminio Gómez, de Cabe­
za de C abalo (Salamanca); Ramo­
na Holgado, de CaÉ>eza
Caba­
llo (Stdamanca); Familia Holgado
Conde, de Cabeza del Caballo (SaIamar>ca); M. A., de Valladolid; An­
tonia Volx Gombau; Fuesta Pérez
Acosta, de Gartdla - Morro Yable
(Fuerteventura).
Bristol.— Enviamos u n donativo
para el Boletín Salesiano y Santo
Domingo Savio por favores recibi­
dos. Unos devotos.

S a n t i a g o de Compostela.— En
agradecimiento a Santo Domingo
Savio por un favor recibido, en\do
una limosna. María Campos de Paz.
S e V 111a. Mi agradecimiento a
Santo Domingo Savio por una gra­
cia concedida en favor de mi so­
brino Ricardo. Envío una limosna.
Inés Moreno Negre.
Sevilla.— Habiendo sufrido duran­
te un año, una dolencia muy moles­
ta y a la vez, un poco humillante
al tener que ser reconocida por los
médicos, y no cediendo el mal con
los tratamientos para el caso, el
Doctor tomó la determinación que
fuese intervenida, para lo cual me
dio hasta la recomendación y expli­
cación del mal, para que la presen­
tase al cirujano.
El día 6 de septiembre, fecha del
aniversario del martirio de nuestras
Hermanas mártires en la guerra de
España (1936) me decidí encomen­
darme a ellas, a Carmen Moreno y
a Sor Amparo Carbonell, rogándo­
les que me concediesen la gracia
de mejorar y que no tuviese que
ser operada.
En ese mismo día sentí gran me­
joría, que fue acentuándose en po­
cos días hasta sentirse totalmente
curada.
Les prometí que sí todo el año
seguía así al llegar el día del si­
guiente aniversario, io publicaría
para su glorificación y manifestar
así mi profundo agradecimiento.
Como lo prometí, así lo hago con
el deseo que se publique en el Bo­
letín Salesiano. Una Hija de María
Auxiliadora de la Inspectoría Sur,
María Auxiliadora.
Barcelona. — Estoy agradecida a
doña Dorotea por haberme escu­
chado en mis necesidades; pero en
especial en la última. Habiéndose­
me presentado una inflamación de
manos y de una rodilla, acompaña­
da de fuertes dolores que me íntpedían el trabajo ordinario, acudí
llena de confianza a la Sierva de
Dios, y como en otros circunstan­
cias, fui atendida y rápidamente

desapareció la inflamación, y con
ella el dolor, de modo que pude
volver con toda normalidad a mi
trabajo. Muy agradecida envío una
limosna y ruego publique la gra­
cia. Micaela Iñurritegui de Díaz.

FUERON

A

LA

C A S A

DEL

gables huellas de su trabajo edu­
cativo y de su gran preocupación
por la formación de los jóvenes.
Su último campo de apostolado fue
la Casa de Málaga, durante varios
años, como Confesor de la Comu­
nidad y Capellán de religiosas.

Reverendo don Julián Prieto Ro>
driguez t el día 17 de septiembre
en Barruecopardo (Salamanca), a
los sesenta y siete años de edad.
A raíz de la muerte de su her­
mano Antonio, asimismo sacerdote
saleslano y ocurrida en Córdoba
hace tan solo unos meses, la sa­
lud, ya quebrantada, de don Julián
comenzó a debllltarse^sensiblemente. Con la ilusión de encontrar el
restablecimiento de sus fuerzas mar­
chó a mediados de agosto a su tie­
rra natal. AHI, al mes justo de es­
tancia y asistido espiritualmente por
el señor Párroco le llegó la llama­
da del Padre al encuentro defini­
tivo.
Don Julián Prieto, ampliamente
conocido en las Inspectorías de
Córdoba y Sevilla, derrochó con ge­
nerosidad sus energías en los di­
versos campos de actividad confia­
dos por la Congregación: particu­
larmente fue apreciada su labor co­
mo Profesor y Administrador en los
Colegios de Cádiz. Montilla. Ron­
da, Ubeda. Su celo pastoral se pu­
so también de manifiesto en los
años que permaneció en la Repú­
blica Argentina, donde dejó inne­

32

Es de destacar, sobre todo, su
actividad como solícito promotor de
vocaciones salesianas. En los años
que siguieron a la guerra del 36-39,
don Julián Prieto recorrió, incansa­
ble, las tierras de Salamanca ha­
ciendo una eficaz campaña vocacional y un ejemplar apostolado en
las familias. Actualmente no son po­
cos los salesianos que tr^ajan den­
tro de la Congregación gracias a
él.
Et entierro en su pueblo natal
constituyó una auténtica manifesta­
ción de sentimiento general y al
mismo tiempo una prueba del apre­
cio en que todos tenían al salesiano fallecido.
Junto ai padre Vicario Provincial
de Córdoba, señor Director de Má­
laga, señor Director del Teologado
de Salamanca y otros salesianos,
hicieron corona en la emocionante
concelebración eucarística un gru­
po de más de 15 sacerdotes, pá­
rrocos de los pueblos de la comar­
ca, que quisieron rendir fraterno
tributo al recordado don Julián.
Reciban sus familiares, entre ellos
Sor Julia Prieto. Hija de María
Auxiliadora, nuestro más sentido
pésame. A todos suplicamos una
oración por el hombre que hizo de
su vida una generosa entrega al
Señor en ia Congregación Salesiana.
Rvdo. don José Novoa, sdb. t en
Utrera el 2 de mayo de 1973, a los
ochenta y cuatro años de edad, se­

PADRE

senta y uno de profesión salesiana
y cincuenta y dos de sacerdocio.
Había nacido en Rairiz de Veiga
(Orense) en 1888. Por su sencillez,
austeridad y espíritu de trabajo, se
puede decir que era saleslano “por
naturaleza". Sus características fue­
ron: amor entrañable a los jóvenes,
trabajo incesante, templanza y aus­
teridad de vida, piedad sencilla, lle­
na del sentido de la cercanía y de
la presencia de Dios a lo largo de
la vida.
Reverendo don Máximo Paíae,
sdb. t en Burriana (Castellón) el 1
de abril de 1973, a los sesenta y
siete años de edad, cuarenta y sie­
te de profesión salesiana y treinta
y ocho de sacerdocio. Había nacido
en Yecla (Murcia) en 1905. Desarro­
lló su celo sacerdotal y saleslano
en el apostolado de la enseñanza.
En los últimos años se ocupó en
el ministerio de las parroquias sa­
lesianas de María Auxiliadora de
Valencia y Burriana.
Señor don Juan Ramos, sdb. t en
Ronda (Málaga) el 5 de mayo de
1972, a los cincuenta y nueve años
de edad y diecisiete de profesión
salesiana. Muy joven, había queda­
do ciego. A los veintiún años en­
tró en relación con los Salesianos
de Málaga, y desde entonces vivió
como si fuese saleslano, prestando
en varias casas el servicio de orga­
nista. En 1954 pidió y obtuvo su
entrada en la Congregación. Su ce­
guera no le impedía asistir a todos
los actos de la Comunidad, pues
se valia por sí mismo para trasla­
darse de un lugar a otro. Supo co­
rresponder fielmente a la gracia de
Dios. Su disponibilidad para todo
lo que pudiera ser útil a los demás
le ganó el afecto de todos.

O B R A V O C A C IO N A L
DE LOS COOPERADORES SALESIANOS
A fin de ayudar al sostenimiento de las voca­
ciones salesianas, los Cooperadores Salesianos
promueven la PIA OBRA DEL SAG RADO CORA­
ZON, instituida con la aprobación del Papa León
XIII, por el propio San Juan Bosco, con dicha
finalidad.
La Pía Obra celebra todos los días perpetua­
mente en la basílica del Sagrado Corazón de
Roma, 6 misas a intención de cuantos se Ins­
criben en ella.
INSCRIPCION:
■|-— Puede inscribirse uno a sí mismo y a otras
personas, vivas o dientas, por las que
quiere pedir o sufragar.
2.— La inscripción, que es nominal, se efectúa
previa aportación, por una sola vez, de una
limosna equivalente al estipendio de una
misa en la propia diócesis.
3.— La inscripción se acredita con una cédula
en la que consta nombre y apellidos de la
persona inscrita, por lo que se ruega clari­
dad al enviar dichos datos.
Para la inscripción diríjase a:
Obra Vocacional Cooperadores Salesianos
Aféala, 164 • Madrid 28.

Novedad; TEMAS DEJUVENTUD
I.

LOS JOVENES ANTE SI M ISM O S.
Doce temas: Personalidad. Voluntad. Voca­
ción. Sexualidad. Juventud ac­
tual. Amistades. Chicos-Chicas.
Tiempo libre. Fe. Esperanza.
Caridad. Oración.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1.200 ptas.

II.

LOS JOVENES ANTE EL MUNDO.
Doce temas: Participación. Sociedad de con­
sumo. Trabajo. Cuestión so­
cial. Compromiso. Viviendas.
Emigración. Analfabetismo. Ex­
plosión demográfica. Hambre.
La guerra. Violencia.
Doce diapositivas para cada tema.
144 diapositivas: 1200 ptas.
Utilización:

Encuentros convivencias, reti­
ros, ejercicios espirituales,
charlas formativas, curso de
orientación universitaria (COU).

PEDIDOS.— Central Catequística Salesiana.
Alcalá. 164. — M A D R ID -28.

Colección

«HUELLAS»

*

Rápidas biografías de personajes de la
Familia Salesiana.

*

Folletos de 32 páginas en un estilo ágil
y nervioso. Se leen en breves minutos,
mientras se viaja en metro, en autobús.

PUBLICADOS
1-— Basilio Busiillo.— «Un poema de amor».
'(D o n Bosco).
2.
— Rafael Alfaro.— «A medias con D. Bos­
co». (Don Rúa).
3.
— Jesús Pablos.— «La mujer fuerte».
(María Mazzarello).
4.
— Rafael Alfaro.— «Testimonio sellado».
(Jaime O rtiz).
5. — Javier Rubio.— «Mamá Margarita».
6. — Jesús Mairal.— «Padre Mantovani».
7. — Basilio Bustillo.— «D. Marcelino 01aechea».
P R E C I O : 15 Pesetas.

PEDIDOS.— Alcalá, 164.—MADRID - 28

EDUCACION PARA EL AMOR
Ya han salido siete temas de esta colección
Indispensable, moderna y audaz para una edu­
cación integrada de los adolescentes, a nivel
biológico, psicológico, socio-cultural y cristiano.
TEMA 0.— EL PROBLEMA: Planteamiento a través de un hecho concreto (40 diapositivas).
TEMA 1.— EL M IEDO A LA LIBERTAD (Represión
sexual y apertura a una sana liberación). 120
diapositivas.
TEMA 2.— SEXU ALID AD Y AM O R (El sexo es
una realidad Integradora, creadora, dinámica,
comunicativa y trascendente). 80 diapositivas.
TEMA 3.— LA BISEXUALIDAD (Diferencias ana­
tómicas y psicológicas entre el hombre y la
mujer). 120 diapositivas.
TEMA 4.— EL CUERPO. INSTRUMENTO DE CO­
M UNICACIO N (La bisexualldad al servicio
del encuentro interpersonal).
t e m a 5. — HACIA UNA SEXUALIDAD SA N A
(Identificación sexual; desviaciones sexuales;
elementos de una sana sexualidad).
TEMA 6.— DESARROLLO DEL IMPULSO SEXUAL
(Etapas: la Infancia y la pubertad desde el
punto de vista fisiológico y psicológico).
TEMA 7.— LA M ADUREZ SEXUAL Y AFECTIVA
(Fundamento, etapas y rasgos de madurez).
(En preparación).

NOVEDAD
EN
CATEQÜETICA

CUADERNOS DE PEDA606IA
CATEQUISTICA

CUADERNOS
DE PEDAGOGIA
CATEQUISTICA

PLAN DE LA COLECCION

1.— E. Alberich.
Orientaciones actuales
de la Catequesis.

Precio: 150 Ptas.

2.— E. Alberich.
Naturaleza y enfoques
de una Catequesis moderna.

Precio: 150 Ptas.

3.
— J. Gevaert.
Antropología y Catequesis.

Precio: 125 Ptas.

EN PREPARACION
4.— J. Milanesí.
Psicología religiosa.
5.
— J. Negri.
Problemas generales de la Catequesis.
6.— J. Dho.
Principios de Pedagogía para la Catequesis.

PEDIDOS:

Central Catequística Salesiana
Alcalá. 164. — M ADRID - 28
Conjuntos de fichas
Boletín Salesiano
1973