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Publicación mensual.
ANO V i n . - N : 5.
MAYO de 1893
BOLETIN SALESIANO
Debem os ayudar k nuestros h e r
manos á. fin de cooperar á la
difusión de la verdad.
Q,uáen recib iere á un niño en m i
nombre, á m i m e recibe.
(M a TH. XVIII.)
{I I I S. J u a n , 8.)
Os recom iendo la ñ in ez y la ju
ventud ; cu ltiva d con gran de es
mero su educación c ris tia n a ; y
proporcionadle lib ro s que le en
señen á hu ir del v ic io y á prac
ticar la virtud.
A tie n d e á la buena lectura, á la
exh orta ción y & la enseñanza.
( I T im o t h . IV, 13.)
ü n tre las cosas divinas, lam&s su
blim e, es la de cooperar con D ios
£ la salvación de las almas.
{P ío IX.)
R edoblad vuestras fuerzas á. fin
de apartar á la n iñez y ju v e n
tud de la corrupción ó incredu
lid ad y preparar así una nueva
generación.
(L e o k
(S. D io n is io .)
£1 am or a l p rójim o, es uno de
los m ayores y m ks excelen tes
dones que la d ivin a bondad
puede conceder á los hom bres.
(E l Doct. S. FiiANC. de Sales).
X III.)
.}§g( DIRECCION en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia) )í>§í—
SC.M.AKIO
Homenaje al 11.'“® Sr. Don Luis Lasagna.
Nueva expedición da misioneros Salesianos.
Mea de María Auxiliadora.
Corpus Christi.
Boma: Fiestas salesianas en honor de SS. Lóon X III.
Méjico — La obra Salesiana.
¡Una limosna per amor de Dios!
Perú — E l pueblo y los Salesianos.
España — Santander — Sevilla
Historia del Oratorio de S. Francisco de Sales.
CCC€C€CCCCCC)CCCC)CO^^
■ V».* ■ >IO.» *
H
O M
^ É» *
E Í S T A J E
AL ILMO. SR. DON LUIS LASÁGNA
»>«o
El 1“ de A b ril tuvo lugar en el Ora
torio de Sau Francisco de Sales, en Turín, un acto literario musical para cele
brar la investidura episcopal del nuevo
pastor de la Iglesia, el misionero sale
siano D . Luis Lasagna. El patio principal
de la casa adornado con exquisito gusto
estaba como transformado en inmensa sala
de espectáculo. L a banda de música del
Oratorio iuterno y del Oratorio festivo,
que unidas al coro de cantores habían
preparado hermosas composiciones desti
nadas á felicitar al querido i)reIado, eje
cutaron con grau destreza bellísimas me
lodías. Varias composiciones en diversas
lenguas llenas de delicados sentimientos,
fueron la expresión tíel del grau cariño
general al nuevo Obispo, y del entusiasmo
(le la concurrencia entera.
U n recuerdo de fam ilia:
El limo. Sr. Lasagna, que había par
tido para América como misionero el
año de 1870, volvió diez años después á
Europa para tratar sobre las misiones
(3on nuestros Superiores.
Eecibióle D on Bosco con paternal ca
riño y escuchóle con vivo interés, como
quiera que amaba á los misioneros, según
él mismo decía, como á las niñas de sus
ojos, y distinguía con cierta preferencia,
si cabe, al que era uno de los más em
prendedores y animosos.
Cuando en 1880 se disponía el E , P .
—cr> —
L a s a r ía á regresará América, para con
tinuar sus apostólicas tareas, llegado el
(lía<lel adiós, ñié á despedirse de su Padre.
Si las palabras del siervo de Dios las
escucdiaba con verdadera devoción cual
quiera do sus hijos, el R. P . L asagn a,
luuda entonces tesoro sagrado de sus
s a b io s con
sejos , de su
santa bendi
ción y del pos
trer a b r a z o
que debía re
cibir de él en
la tierra. Rsto y y a an
ciano, lo dijo
D . Bosco, y
esta será la
ú lt i m a voz
que a c á te
v e a ;lu e g o lo
dió una cajita , vsin apa
riencias, ata
da con una
cuerda. Msto
es para tí,
añadió. Kl R.
P. L asagn a
y.
partió, y ha
ciendo todo
esfuerzo para
cobrar ánimo
so fuó luego
á la iglesia
^’ el^ raríaA u ad ora á
¡.y con qué fin? E ra este un enigma. La
guardó y, sin decir p a la b ra , esperó que
el enigma se lo descifrara la divina Pro
videncia.
Pasaron los años y la eajita era á la
muerte de Don Bosco en 1888 como una
relicptia del amado Padre. E l R. P. L a
sagna encar
ga entonces
á uno de los
sacerd o tes
que le auxi
liaban en sus
trabajos, que
reúna todos
los o b je to s
que h a b ía n
pertenecido á
Don Bosco á
fin de conser
varlos como
.se merecen.
El sacerdote
los recoge y
examina, en
tre ellos la
concebida cajita, que abre
a. su vez, mira
la-cadena y
luego obser
v a algo que
no había re})arado el R.
P . Lasagna.
Bajo la ca
dena h a bía
un colchoncillo de algo
y?’ '
])roiuu'icm^‘
dón y bajo
sermón
éste una tar
¿esta de des
jeta con el
pedida, asis
n o m b r e del
tió á la so
donante qnilemne coreen al mismo
moida, en se
tiempo le ex
guida tomó el
p r e s a b a en
tren y des
e lla á D o n
pués se em
Bosco que so
(jXlSPO DE TRIPOLI,
barcó en el
la ofrecía pa
vapor. Hacía
ra el segundo
ya tres días
obispo salesiano.
que navegaba cuando atinó á tocar en oí
•H ola! ¡conque el E. P . Lasagna será
bolsillo la eajita que D . Roseo le bahía
dado, y cuyo contenido no había tenido Ob'isp..'-' Se lo pregunta á él.
_ .Q u
idea!
entonces tiempo do ver. La abre y ve. »len__ * Y
significa esta tartro una hermosa cadena de oro. ; Qué es
esto? I ’ na cadena do oro para mí, cuando
de
los Salesianos nada usamos de precioso, ■’''E . r i s 9 2 el R- I*- Lasagna
Retrato del lUmo. Sr.
L U
18
L A
8A
C N Í
Tino
— cr —
nuevo á Europa á hablar con el Eector
General del Instituto Salesiano y tratar
de la organización de nuet'as empresas.
Visito a Roma y recibido en audiencia
en el V aticano, el Santo Padre habló
detenidamente con él y luego le d ijo :
Quiero que seas ohispo d fin de que tus tra
bajos sean todavía más eficaces en América.
El R. P . Lasagna debió obedecer; com
prendió entonces la significación del re
galo de D on B osco , encargó la cadena
á América, y el día de su consagración
la ostendaba al pecho como recuerdo
muy preciado del amado Padre.
Nueva expedición
■de m i s i o n e r o s s a l e s i a t i o s
discurso unía la iuiportancia de su per
sonal trabajo como quiera que hablaba
de lo que había visto, y de lo que había
participado y precisamente cuando y a se
disponía á jíartir para continuar con he
roica abnegación la obra de más sublime
sacrificio.
Entre tanto sus hermanos y auxiliaros
habían tomado lugar en el i)resbiterio,
acompañados del Rector G en eral, Don
R ú a , y demás Superiores del Instituto.
Concluida la predicación, dió la bendi
ción con el Santísimo el mismo limo.
Sr. Lasagna, y luego dió á los misioneros
e l -11108 tierno y efusivo adiós el Revino.
Sr. Arzobispo en un discurso conmovedor
do hacer brotar las lágrimas de los cir
cunstantes.
P or fin , recibido el abrazo de despe
dida y entro las aclamaciones y votos
que por su felicidad hacía todo el mundo,
salieron de la iglesia y de Turín para
irse á embarcar en Génova.
I Qué el Cielo los proteja!
El adiós en el Santuario de ^aría Auxiliadora.
E l 3 de abril la iglesia de M aría A u
xiliadora vestida de gala y rebosando de
gente celebraba una ceremonia ya mu
chas veces repetida en T iirín , pero que
parece siempre nueva y cada vez más
simpática y conmovedora. Esta ceremonia
era el adiós que treinta salesianos daban
á su patria, la dulce plegaria que antes
(le partir hacían en el Santuario de su au
gusta M adre y protectora, la bendición
solemne que recibían do Je.sús Sacra
mentado, el abrazo efusivo de sus amados
compañeros y superiore.s.
Ho es. fácil expresar el interés y pia
doso recogimiento con que el auditorio
oyó la.s ])alabras del jefe de esta expedi
ción, el misionero que desi)ués de IG años
de trabajos apostólicos en América, ele
vado ahora á la dignidad episcopal, ])or
especial llamamiento de S. S. León X I I I ,
vuelve al campo de acción con nmíva
falange de obreros, á continuar la labor
emprendida, á darle nuevo impulso y di
latarla en lo posible para la salvación de
las almas.
E l limo. Sr. Lasagna expuso con gran
elocuencia y claridad la importancia de
la obra salesiana, las bendiciones con
qne el Cielo la protege y la acción visible
de Dios en ella.
Todo el mundo estaba pendiente de los
labios del prelado, que al vigor de su
MES DE MARIA AUXILIADORA
E l 23 do abril comenzó en la iglesia
salesiana de Turín el mes consagrado
á M aría Auxiliadora.
Entro los venerandos santuarios dedi
cados á la M adre de Dios y santificados
con su jiresencia, que son como palacios
do refugio para los pobres ])ecadorcs y
fuentes maravillosas do jirodigios y ben
diciones inagotable.s, uno do los más
simpáticos y renombrados es, sin duda
alguna, el edificado i>or .su siervo Don
Bosco.
Muchos son los fieles que llegan allí á
pedir gracias ])articulares á la Reina d<í
los Cielos, muchos los peregrinos que van
á cantar sus alabanzas y á implorar su
clemencia, y que se retiran con el corazón
henchido de gozo con los dulces con
suelos y abundantes favores do la bon
dadosa Madre, que jamás deja de corres
ponder genero.samente á los obsequios
que se le hacen.
Y ya que no á todos nos es posible
llegar al santuario augusto de ^Alaría
Auxiliadora, unámonos á lo menos en
espíritu á los cristianos de todas edades
y condiciones que van á presentarle los
— es
más rendidos homenajes. Visitemos deTotameute algnuos de los santuarios de
dicados á María, entonemos allí místicos
cantares y saludémosla con las más her
mosas oraciones. Pero esto no basta. E l
más valioso ramillete que podamos olrecer
á nuestra Ma<Íre celestial es santificar
nuestra ocupación díhria para ofrecerla
á e lla ; de suerte que recemos por María,
suframos por María, trabajemos por M a
ría y hasta paseemos por María.
H a y varios modos de honrar á M aría
basados en esta idea.
Hay el de las i)crsonas ocu2)adas. Si no
tienen tiempo ])ara ir á un santuario
consagrado á M a ría , pero tienen buena
voluntad, con dirigirle breve súplica al
levantarse por la mañana, con ofrecer á
gloria suya los (juehaceres y cuidados
del día, con poner mayor empeño en
evitar las faltas habituales, con entre
mezclar tal cual pensamiento piadoso al
trabajo, con rezar una parte del santo
Rosario á esta intención, ¡qué hermoso
ramillete so puede ofrecer á la divina
Señora I
Hay el do las afligidas. ¡Qué oloroso
jardín de flores es la tribulación sufrida
cristianamente y ofrecida de corazón á
M aría Auxiliadora!
N o hay terreno que las produzca más
bellas que el que ara y cava por su
proi>ia mano el Señor con el hierro de
las aflicciones y fecundiza con el rocío
4Íe nuestras lágrimas. Espinas le i^arecen
al desconsolado mortal sus penas vistas
desde a q u í; pero se engaña, que son las
más hermosas flores vistas desde el cielo.
Abrazar, pues, con más ardor la cru z,
repetir los actos y protestas de confor
midad á la voluntad de Dios, callar ante
el genio duro, ante la sinrazón, ante la
lengua maldiciente, ante la persecución
injusta, es presentar al altar de INfaría
las flores <iue ella más ama, las que la
hicieron en su vida INladre de dolores y
en el cielo Reina tío los Mártires.
}[a y vi de los nifcrmos. S í , que hasta
los pobres enfermos pueden cosechar flo
res ('u al)undancia en el lecho de su
triste enfermedad. Quizá en ninguna parto
pueden cogerse más estimables. U n a
imagen de María colocada enfrente de la
<*anm; unas miradas frecuentes á esta
imagen bendita, acompañadas de filial
suspiro del alma al original viviente que
esta en los cielos; unas breves jaculato
rias (pie apenas hagan mover los labios
del paciente, pero que de seguro move
rán á compasión las tiernas entrañas d(‘
M aría; todo eso, y alguna mayor pa
ciencia en la enfermedad, alguna mayor
resignación en la hora del dolor, alguna
mayor resolución en tomar por Dios las
medicinas, alguna exigencia menos para
con los encargados del penoso cuidado...
hé ahí un ramillete muy grato á María
Auxiliadora.
Hay el de los que no sal}en. H a y iiersonas sin letras, que en su inocente sen
cillez se figuran que no han de ser aceptas
á Dios y á la Virgen Santísima sus
pobres oraciones, porque no saben diri
girlas en el estilo elegante y. galano de
los sermones y devocionarios. ¡ Pobres
alm as! tal vez las más preferidas del
Cielo. N o se sirve á Dios con muchas
letras, por ipás que ellas sean en sí muy
buenas, sino con mucho amor. N o las
frases elocuentes penetran las nubes, sino
las que lanza la fervorosa devoción. El
Rosario, por ejem plo, basta para hablar
y regalarse con María.
Hay uno so})remanera económico. A quien
todo esto pareciera aún demasiado sería de
proponérsele una forma económica sobre
toda ponderación. Consiste en no añadir
cosa nueva á lo que se hace cada día,
ni un avemaria más, ni una jaculatoria;
pero sí renovar lo común y habitual,
sacarle á eso viejo el lustre de nuevo.
Rezar lo mismo, meditar lo mismo, pero
con nueva exactitud, con nuevo esmero,
con nueva liinjiieza de 1 )ü 1 vo y paja, esto
es de nuestros defectos cotidianos. El
])obre tan ])obre, que no tiene más que
un traje, saca el día festivo el mismo
que usa los días do la b o r; pero le quita
el polvo de la semana, ]>ara siquiera con
el aseo honrar la .solemnidad. Haced por
lo menos esto, y la V irgen os lo agrade(au’á.
Hay f o r último otro homenaje más sin
gular y en cierto ?nodo negativo. Se puede
aún honrar á Alaría no ya haciendo algo,
sino dejando de hacer. L a cosa es muy
sencilla. ¿Vais durante el año al teatro?
Sin que sea iflausible la costumbre, pues
que no os sintierais con fuerza para de
jarla, no vayáis los días que queráis ofre
cer á la Madre de Dios.
¿Os regaláis en la mesa? N o so os pide
que ayunéis como Cartujos, pero privaos
de alguna golosina en honra de María.
¿Vestís con cierto lujo? U n a cinta menos,
un traje más modesto puede ser un ho-
mmm
1
— t)íí —
menaje de exquisito valor. Y si lo que
aliorráis del teatro, de la mesa y de la
modista ó sastre lo lleváis á la casa del
pobre, ¡ay, *qué flor más linda habréis
añadido á ese ramillete de piadosas eco
nomías !
Ea, pues, animémonos todos á honrar
á María Auxiliadora.
C O R P U S C H R IS T I
Misterio de fe llama la Iglesia á este
Sacramento. L a razón me dice que es
posible; la fe me enseña que es verda
dero. L a razón me dice que D io s , ■que
convierte el alimento que yo como, en
carne mía y sangre mía, puede convertir
con su palabra poderosa el pan y el vino
en Carne suya y Sangre suya.
Misterio de fe, sí, mas también misterio
de luz, misterio de amor, misterio de ine
fables consuelos. ¿Jfo lo está diciendo por
ventura el cariño fervoroío que á este
dulcísimo misterio ha profesado costantemente el pueblo cristiano? ¿íí’o lo esta
mos viendo en el entusiasmo y alegría
con que en todas i)artes se celebra esta
hermosa festividad? A l llegar ella, el
universo entero admira un animado y
general es]iectáciilo: alfómbranse las caíles, engalánanse los edificios, hacen bri
llante ostentación los ejércitos, ríndense
las armas, se abaten las banderas, y entre
lluvias de flores y nubes de incienso,
entre el majestuoso canto de los himnos
sagrados y los severos acordes de la mú
sica, entre el trueno del cañón y el re
pique de las campanas y el murmullo
alegre y regocijado de los pueblos, em
prende Dios, en trono de oro y jíedrería,
^ i o el dosel ondulante de suntuosos pa
lios, su triunfal paseo, vitoreado con los
latidos de mil y mil corazones leales en
los cuales arden la fe, el amor y en
tusiasmo religioso, i Qué conquistador re
corrió jam ás las calles y plazas acompa
ñado de tan brillante y amoroso cortejo?
¿Qué fiesta aventaja á esta fiesta?
Corpus Ohristi es el gran día del Señor,
porque es la gran solemnidad del Santí
simo Sacramento.
Suyos son todos los días, y no hay nno
entre los del año que no le pertenezca
con rigorosa propiedad. Cada día se ofrece
en la Santa M isa; cada día se da en la
sagrada Comunión; cada día es visitado
por devotos fieles en su solitario taber
náculo ; cada día se le expone á la ado
ración pública entre luces y flores con
armoniosos cantos. E l culto del Santí
simo Sacramento es el culto de todo el
ano, el verdadero himno incesante, íans
perennis, que la tierra ennoblecida con ól
eleva de continuo al trono do Dios Ladre.
Mas, así como en todas i)artes está
Dios, y sin embargo tiene ciertos lugares
especialmente coiLsagrados, donde quiere
recibir más particular liomenaje; así
aunque todos los días dol año son días
de) Santísimo Sacramento, uno hay que
es más especialmente suyo, y en que ¡úde
ser honrado y festejado con muestras de
es])ecial amor.
Es el gran día del Corpus, es la au
gusta solemnidad de la santa Eucaristía.
¡A h ! pregonadlo en alta voz; anun
ciadlo á todos los pueblos, cantadlo con
pomposos dobles ó con alegre repicar,
sonoras campanas; publicadlo con ardiente
rugido, poderosos cañoues. ¡Es el gran
día del Señor, es la gran solemnidad de
Jesús sacramentado!
Despojiid de sus claveles y rosas los
jardines; engalanad los altares; empa
vesad fachadas ; encended brillante ilu
minación ; concertad músicas; disparad
salvas; que todo es poco ])ara el gran ,
día <lel Señor, todo es nada ])ara honrar
como se debo el Santísimo Sacramento!
^ífo le satisface hoy la quietud del
templo, ni le basta hoy el recogido re
cinto de é l : (¡uiero derramarse por (ialles
y plazas, que no consiente estrcclmz de
muros el ímlielo de .su amoi-, ni ípiiero
su ardorosa impaciencia aguardar que
vayan á E l los suyos; quiero irse El á
ellos, y con ellos mezclarse y confun
dirse; o^rao rey que, más que ia ceremo
niosa etiqueta de los palacios, busca en
un (lía de entusiasmo el ruido y los cla
mores de la ovación popular.
¿ E ey ? Y o , sino padre entre hijos, her
mano entre hermanos, amigo familiar
entre amigos.
¡ A h ! ¡ plaza ! ¡ plaza á nuestro D io s ,
que quiere mezclarse entre la multitud
de .sus pobres criaturas! ¡Plaza al Señor
de la majestad, que quiere de cerca, más
de cerca, alegrarse y regocijarse y con
solarse con sus fieles adoradores!
Acercaos, vedle, acompañadle; que no
es ya el Dios terrible del Sinaí, es el
— vo —
Dios manso, amoroso, el Dios del pueblo
á, quien place vivir y comunicarse ínti
mamente con 61!
Asistid á la procesión solemne, que no
os otro que Dios quien se humilla á pe
dirnos quo lo honremos con acompañarle.
¿Qnión so atreverá á desairar al mismo
Dios ?
Los reyes de la tierra, cuando pasan
entro sus súbditos rodeados de sii corte,
tienen á grande honra la iinportunida<l do
las súplicas y memoriales. N adie deje,
en tan ])veciosos momentos do presentar
el suyo á nuestro bondadoso Soberano.
P or los campos y las aldeas de la P a
lestina hizo sus viajes en carne m ortal:
á su paso salíanle enfermos, pidiendo
salu d ; m adres, la bendición ])ara sus
niñ os; indigentes, remedio para toda
suerte de necesidades. U n continuo cla
mor <le súx)lica rodeaba al divino IMaestro.
« Señor, mi hija está reciamente ator
mentada por el demonio, » decía una.
«S eñ or, mi criado yaco en casa paralí
tico y sufre terriblemente, » decía otro.
« desús, hijo de D a v id , tened miseri
cordia de nosotros, > clamaban unos cie
gos á la orilla del camino. « Señor, si
queréis, i)odéis sanarme, » prorrumpía un
leproso. « S eñ or, haced que v e a , » in
sistía un ciego. ¡O h! ¿por qué no ha de
resonar de continuo en los oídos de
nuestro Salvador en el curso de su pro
cesión esta música de dolientes góraidosí
¿ Faltan acaso enfermos entro nosotros ?
¿ Faltan ciegos ? ¿ Faltan leprosos ? ¿Falüui sordos y endurecidos?
¡ A h ! ¡ Señor I ¡ Señor I ¡Renovad en
los espíritus las maravillas de amor que
en los cuerpos realizabais un día! Es este
vuestro pueblo, que cree todavía en Vos,
pero á quien traen enflaquecido y á
riesgo de perecer mil achaques y dolen
cias. ¡ Curadle, Señor, con vuestra pre
sencia y bendición!
ROMA
Fiestas salesiuniis en honor de S. S. León XIII.
Grandiosas y muy aplaudidas fueron
las tiestas salesianas celebradas el 7, 8 y
1) de marzo en la iglesia y en el Asilo
del Sagrado Corazón, en Roma, en honor
do S. S. León X I I I .
El día 7 el Emmo. Cardenal LúcidoM aría Parocchi, Vicario de Su Santidad;
y Protector do la Congregación Salesiana,
acompañado de varios obispós, de nu
meroso clero y en medio de una concu
rrencia de gente que llenaba de bote en
bote la igle sia, después de la misa que
Mous. Cagliero celebró de pontifical, pro
cedió á la bendición del Asilo. Recorrióla
al efecto desde los sótanos hasta el piso
superior ó hizo votos* fervieutes para que
])rosperaso y educándose en ella millares
do niños se consiguieran buenos ciuda
danos y fieles hijos de la Iglesia.
Son de notarse dos planchas conme
morativas, una á la entrada del Asilo
con la siguiente inscripción dictada por
el Dr. R. P . Francisco C erru ti:
LKOSl Xlll PONT. MAX.
ANIMl RT IIBRUM QBSTARUM MAGSITL'DINE
DBCESSOKIBUS OPTIMIS COMPARANDO
XI CAL. MARTIAS AN. UDCCCXCIIl
POSr EPiSCOPATÜM EIÜS QÜINQDAGESIMO
SODALES SALESIANI
lOANNIS BOSCO
SUAYISSIMI PARBNTiS LEGÍPEP.I
VOTIS OBSBCUTI
a ed I s SS. COEDIS IESü
PÜBRIS ALENDIS INSTITÜENDIS
FIDEI PIETATIS AMURIS MOSÜMBNTÜII
IN AEVÜM MANSURUM
D. D D.
AN. MDCCCXCIH
Y otra junto á la- sacristía en home
naje á la familia del conde Colle, la más
generosa en concurrir á la fundación de
la iglesia y Asilo. L a inscripción re
dactada por el Dr. R. P . Juan B. Fi^ncesia d ice:
EONORl ET MEMORIAS
ALOISU COLLE COMITIS F. FLORITl ET SOPHIAE BUCHBT
QDI CUM PIETATIS ET LITTBRARUM STÜDIO
INCLARESCERBT
QUIBVIT IN DOMINO SEXDBCIM ANN. N.
PABBNTBS DÜM MOBSTl DEl MENTEM ADORANT
REI SDAS OABREDES PADPBRKS CHK CONSTITOBRÜST
ET FUEROS IN PRIMIS
QUI CERlSTlANiS MORIBCS IMBÜENDl ALERBNTÜR
ROMAS IK AEDiBÜS A DIV. CORDB lESU NDNCDPATiS
UT REI MEMORIA AD POSTEROS PROROGBTDR
HDRC TITIT-UM INSCÜLPBNDDM CDRAVIMüS
AN. Mooexem
H echa la inauguración, Su Emineacia
el Cardenal, acompañado de cinco obispos
V de numerosos señores, asistió á un acto
literario musical preparado al objeto y
en el cual nuestro Procurador General
R. P . César Cagliero refirió los orígenes
del Asilo.
— 7.1 —
Lo diremos compendiosamente:
La idea de erigir uu templo eu honor
del Sagrado Corazón de Jesús remonta
al año de 1871. E l Sumo Pontífice Pío I X
tleteriuinó que se edificara en Castro P re
torio, en el Esquilm o, región en la cual
se aumentaha notablemente la población
y donde no había una iglesia. Pero antes
de comenzarse murió Pío IX . Su Santidad
León X I I I , reconociendo la necesidad de
esta obra, ordenó que se ejecutara con
fiándola á una Comisión de distinguidos
católicos al frente de los cuales estaba
el Cardenal Yicario y que se invitara á
concurrir á todo el mundo católico.
Echáronse los cimientos el 17 do agosto
de 1878 por el Card. Vi<?. Mónaco L a
Talletta y adoptáronse los planos pre
sentados por el conde Francisco Vespignani. E l trabajo continuó hasta 1880 en
cuyo tiempo hubo de suspenderse por
falta de dinero. Entonces Su Santidad
confió la gigantesca empresa á nuestro
venerado Padre D on Bosco, por quien
tenía singular ax-)recioj y Don Bosco, esti
mándose con ello muy honrado, ensanchó
los cimientos y dió mayor vuelo al
proyecto. Propúsose edificar la iglesia y
junto á ella un asilo para 500 niños en
iin ámbito de 7000 metros cuadrados.
Organizó á este fin una gran lotería y
solicitó la caridad de sus buenos y nu
merosos amigos y Cooperadores.
Pasados seis años, Don Bosco que se
hallaba establecido en su Oratorio de
Turín, estaba en Roma. Sabedor sin duda
de que esta debía ser su última visita á
la Ciudad E te rn a, manifiesta ardiente
deseo de que la iglesia del Sagrado Co
razón sea pronto consagrada. ¿Pero cómo?
La.s dificultades son enormes: faltan aún
los altares, los andamies están en p ie ;
para terminar la fábrica es todavía ne
cesario expender gruesas sum as, que es
menester colectar.
Don Bosco insiste: H ágase lo impo
sible, dice; es preciso que la iglesia se
consagre en este mes.
A quien le interroga sobre la razón de
tan decidida voluntad, le responde: —
Esta es mi última obra. L a iglesia del
Sagrado Corazón de Jesús es un monu
mento de acción de gracias que ha de
perpetuar la memoria de los favores con
que el Sumo Pontífice León X I I I con
firma los hechos á nuestro Instituto por
S. S. Pío IX .
Y la consagración de la iglesia se efectuó
el 14 de mayo con toda solemnidad por
el Cardenal Vicario de S. S. el Emmo.
Luis M aría Parocchi.
Recomendó entonces D on Bosco á su
sucesor el complemento de la obra, esto
es la terminación de la casa, cuya innu
guración actualmente se celebra y á la
manera que la iglesia del Sdo. Corazón es
un monumeuto ofrecido por Su Santi
dad León X I I I á la memoria de Pío IX ,
éste Asilo del Sdo. Corazón es el monu
mento que los Salesianos ofrecLMi como
homenaje á S. S. León X I I I en su glo
rioso Jubileo.
A la relación del R. P . Cagliero suce
diéronse varias composiciones en prosa y
verso y escogidas piezas musicales.
Como en varias ocasiones exj)resaran
los niños del Asilo su entrañable amor
al P apa y cuánto sentían que no pudiese
venir á presidir la solemnidad que se
hacía en su honor, el Emmo. Cardenal
contestando con muy sentidas palabras,
terminó diciendo: « Habéis exi^resado el
deseo de que el Santo Padre venga á
visitar eu persona este Asilo. Sólo Dios
sabe cuando podrán realizarse estos vo
tos. ¡ Ojalá sea pronto! Pero puedo ase
guraros que el Papa, ya que no con el
cuerpo os visita á menudo con el espí
ritu ; os a m a , queridos niños, ama á la
Congregación Salesiana; y yo he venido
acá como representante suyo para daros
la bendición que os imparte de todo co
razón. »
El día 8 fué consagrado á la memoria
de nuestros bienhechores difuntos, con
una honms .solemnes, cuya misa cantó el
Revmo. Sr. Don Rúa.
El 0 se celebró misa de pontifical por
el limo. Sr. Cagliero, se cantó uu pre
cioso Te Deum y el Emmo. Card. P a
rocchi dió la bendición con el Santísimo
Sacramento.
P or otra parte los niños del Oratorio
representaron un hermoso drama que fué
muy concurrido y celebrado, hicieron ilu
minación general, cantaron y tocaron con
la banda de música lindas composiciones,
elevaron varios globos aerostáticos que
alumbrados con luces de Bengala les
daban mágico aspecto y permitían distin
guir perfectamente las palabras: Yiva
León X I I I !
Todos, en fin, quedaron sumamente
complacido.s, y no menos nosotros, que
á nuestra vez damos las más rendidas
gracias á la divina Providencia.
— ‘ '4 —
MÉJICO.
I^a O b r a S ale sia u a .
Sixto V papa, Antonio Muratori, padre de la
historia italiana, el célebre poeta Metastasio,
el grande escultor Canova, el Cardenal po
ligloto Mezzofanti, el mecánico Stéphenson
inventor de la locomotora, el naturalista
Linneo, el astrónomo Kepler. ¿Quien podrá
Saben ya nuestros Cooperadores que el día
29 de enero p. p., fiesta de nuestro Protec
tor san Francisco de
Salea , fiié b e n d e c i d a ___________________
por S. S. lima, el Sr.
Arzobispo de IMéjico
la primera piedra de
la Casa Salesiana de
Artes y Oficios, que,
Oios mediante, se va
á establecer para unos
500 huérfanos en la
J ''
^
Colonia de Santa Julia
y en el terreno do
nado por los generosos
Cooperadores Señora
Ooña Julia O. de Es
calante y señor Don
Vii.'Eduardo Zozaya.
? f
Dos sacerdotes se
...
han establecido ya en
la habitación ofrecida
por el mismo señor Zo
zaya, en tanto que los
demíis han quedado
con los huérfanos en
la casa de la señora
Dona L u is a G a rcía
Conde de Cosío, donde
han abierto talleres de
imprenta, de carpin
tería , de zapatería y
de sastrería.
El K. P. Angel Piccono, Director del es
tablecimiento salesiano en Méjico, dando
cuenta de todo esto á
nuestros Cooperadores
de aquella ciudad añade:
Sé que hablo li bue
nos cristianos y es por
consiguiente inútil que
intente p o n d erar la
necesidad de la edu
cación de esta clase de
niños. Sin educación
i que será do ellos!
Preguntadlo ú las esta
dísticas criminales y
08 contestarán con adetiiG ados
torradora elocuencia.
Niño echado á la ca
lle y vagabundo era
Pedro Oamiano: recogido y^ educado fué encarecer bastante el beneficio que se hace
Obispo, Cardenal, lumbrera de la Iglesia y, á la patria, á la Iglesia, á la sociedad, al
lo que vale más, ^Santo. Pastorcillo sin edu mundo con la educación de la niñez desva
cación fué Giotto^: admitido ó un taller tro lida ?
cóse cu el primer pintor de sus tiempos. 3luMás bien que entretenerme en considera
chachos pobres y desvalidos habían sido ciones que os sugieren vuestro mismo cora-
IG I.E S T A
Y
O R A T O R IO
DEL
á
5ID
I "
- T a
zón , vuestro buen sentido, vuestro conoci
miento y experiencia del inundo, prefiero
someter á vuestro prudente juicio varios me
dios prácticos para ayudarnos desde lu ego ,
y son los siguientes:
1® Proporcionar trabajo á nuestros Talle-
criban con una cuota mensual para el sostén
de la Obra Salesiana. Se súplica que se nos
mande la indicación exacta de sus nombres,
apellidos y domicilios, 2?ara enviarles el diploma, el librito de las Indulgencias y el Bo
letín mensual;
3® Llenar la listaque se acompaña y en
viarla con la suma re
colectada á este Colegio
ó indicarnos cuándo y
dónde se podría pasar
á recogerla.....
A N G K L 1‘ í CCONO.
GRADO
C O R A Z O Íí D E
JESDS
f O M ; jis .
León
■SCIII.
E l Eevmo. Sr. A r
zobispo do Méjico se lia
dignado re c o m e n d a r
esta obra á sus dioce
sanos, con la siguiente
circular:
« íTo bay espectá
culo más grato al alma
cristiana que el espec
táculo de la caridad,
virtud qu e v ie n e á
X>racticar por modo ex
celente, entre nosotros,
el Instituto lla m a d o
de los Salesianos. Pres
tan campo á su acción
los huérfanos desvali
dos ; y sírvenles como
de in s tru m e n to s los
asilos, escuelas y talle
res. Arrebatan á la mi
seria y á la vagancia
millares de tiernas cria
turas, (pie no por ser
])obres y desventura
das, han dejado de na
cer liara el servicio y
la gloria de Dios.
Tal es la nobilísima
aspiración de caridad
de los liumildes Sale
sianos. Datan de ayer;
y ya su Hombrees ben
decido en las playas
más remotas. Eué su
fundador Don Bosco,
q u e v i v i ó y m u rió
entre las llamas de la
caridad más ardiente.
A P ío I X cupo la glo
ria de aprobar y ben
decir institución tan
benéfica y tan heroica.
León X I I I , el amado
Pontífice reinante,
secundado la aproba
ción y bendiciones de su antecesor. También
Xos tuvimos la dicha de erigir canónica
mente la obra del Instituto, acá entre noso
tros , por Xnestro decreto de 11 de mayo
de 1891.
X III.
res de zapatería, carpintería imprenta y sas
trería, haciéndolos conocer entre vuestras rela
ciones y enviándonos comisiones;
2® Cada Cooperador y Cooperadora hayanos la caridad de procurarnos siquiera otros
diez Cooperadores ó Cooperadoras, que se sus
— 74 —
" Agrupados en tomo de la empresa al
gunos socios bienhechores de esta metrópoli,
abrióse de pronto un pequeño asilo, en que
roítiben hoy abrigo, pan y enseñanza unos
cuarenta huerfunitos , pequeño número , en
verdad , para los incontables que necesitan
y piden el amparo de la caridad; pero que
esperamos sea el grano de mostaza de que
nos halda el Evangelio.
» A l efecto de dirigir la empresa con
acierto y darle iriayores proporciones, se so
licitaron algunos sacerdotes pertenecientes
al Instituto. Ya estún entre nosotros, resuel
tos ú corresponder á la magnanimidad de los
socios fundadores. Mas la caridad quiere ca
ridad: la limosna vive de la limosna. Los
Salesiunos la piden y la pedirán sin cesar
en favor de los podres liuérfanos: esa es ley
do su Instituto.
» Ü’aiubién Nos queremos unir á su voz
Nuestra voz, y tocar al corazón do Nuestros
Liocesauos para empresa tan benéfica y ne
cesaria. La caridad es virtud proverbial de
los mejicanos: jamás lia sido estéril apelar
á ella entre nosotros. A s í esperamos que se
verificará en la ocasión presente. No habrá
alma caritativa en la ciudad, que no destine
una moneda cada mes á objeto de tanta en
tidad social y religiosa; y las muchas mo
nedas ora do más v a lo r, ora de menos, recojidas por suscricióu meusualmeute, darán
un total do bendiciones y beneficios, que
derramados jirimero sobre la indigencia des
valid a, refluirán luego copiosamente sobre
los generosos Oooxieradores, sin dejar de con
tribuir con eficacia al bien de la sociedad y
á la gloria de la lieligióu.
» A sí lo espera vuestro Prelado: no de
fraudóla vosotros, oh amados Nuestros eu
Jesucristo, tan halagüeñas esperanzas (1).
Méjicu, onoro 15 de 1893.
>5 P
k ó sp e r o
M
a r ía
Arzobispo de Méjico.
■ ^iii'iíiiiiliiiini i'iüi
111111111111111111 n i 111111
¡D N A LIMOSNA POR AMOR DE DIOS!
(De E l Tiempo de Méjico).
T<nvS necesidades del hombre son diarias;
las necesidades del hombre pobre más apre
miantes y diarias también; mas las necesi
dades del niño Imórfano y mendigo, no sólo
son también diarias sino de cada hora, de
oiula instante del día y más dolorosamente
exigentes porque no pueden éstos proveerse
por sí mismos de los medios para satisfa
cerlas.
(1) L m limosnas y anscrícionoa se TMiben con gra
titud en el Asilo Saleaiano, Alameda ue SÜita Muía
2705, M<yico.
i Qué tendrá, pues, de extraño que diaria
mente,- insistamos en que se socorra á los
más necesitados de amparo y protección, á
esos niños huérfanos y pobres ?
Volvemos por esto á excitar al público
para que nos escuche y atienda el Asilo Salesiono.
Excitamos á todos los Cooperadores salesiauos á esta obra qne.es radicalmente pa
triótica para que hagan mayores esfuerzos
que los que han hecho ya...
Méjico que tan prominente lugar ha tenido
para hacer otras benéficas al extranjero,
como por ejemplo, con la suma que dió para
los inundados de Consuegra en Espáñasjno
podrá liacer nada para sí mismo?
La clase de obra que es la aquí recomen
damos, es de aquellas que todo lo permiten,
hasta la misma indiscreción , para que se
logre. ♦
¿ La Colonia Española no querrá dejarse
llevar de esos impulsos de generosidad que
distinguen á sus miembros y ser Coopera
dora para que progrese ese Asilo?
Apelamos á todas nuestras clases sociales
para que ayuden á hacer esa obra, y no ha
cemos distinciones de colores políticos : no,
ninguna, por que es para mejicanos.
Don Sosco decía á sus enemigos: « A
esos pobres huérfanos perdidos en ciudades
ó les dan Vdes. de comer eu la cárcel, ó les
damos nosoti-os de comer en nuestros asilos.»
¿ Con qué piensa el público que se cuenta
para emprender esa obra del grande esta
blecimiento que so proyecta?
— ¡ Con la f ó ! pues de mil pesos que exis
tían para dar principio se han gastado ya
doscientos para comprar un carretón y dos
muías j)ara acarrear m aterial!
H ay una porción de asociaciones. Jockey
Club, Casino Nacional y otras más del mismo
género que tienen por fin la distracción de
sus socios; liay otras muchas asociaciones
que sou piadosas, de damas, señoritas y ca
balleros, cüugregacioues de todo género que
oran y tienen por objeto diversos trabajos
ya para educar, ya para vestir niños, ya
para visitar enfermos.....; hay también mu
chas personas pudientes, que por tal ó cual
causa no pertenecen á aqueUas ni á estas
otras asociaciones... á todas directamente nos
dirigimos para que proporcionen fondos á
ese naciente asilo.
N o excluimos á la prensa contraria á nues
tras ideas políticas ; al contrario : la exci
tamos á que ayude á la obra, por uua sen
cilla razóu : por que se trata de niños meji
canos y ante el hambre y la desnudez de
esos desdichados compatriotas nuestros, abandouados á ia orfandad, no hay más que
una bandera, que nos cubre á todos, por más
que disintamos eu ideas, y esa bandera es
ia de la patria común!
Conservemos cada uno nnestr.i posición de
I
F
— 75 —
combate, pero como eii las batallas, socorra
mos á nuestros lieridos, lo mismo que los
del enemigo y ios heridos en este caso son
los niños h ukfanos, pobres q u e , como en
toda capital grande, pululan en gran número
y sufren las ]ierida4i que las grandes acumu
laciones de población infieren siempre á mi
llares de desvalidos t
De estos desvalidos ¿ cuáles son los que
piden más pronto socorro? Los que sin el
amparo de padres, ni hogar, ni abrigo, pa
decen en silencio, no pueden ganarse la sub
sistencia, y lo que es peor,- en su abandono
se sienten arrastrados al mal y serán otros
tantos miembros nocivos á la sociedad, si no
se les tiende una mano con uu pedazo de
pan, si no se les hace penetrar en el espí
ritu las ideas de la civilización y el horror
por los vicios.
En las calles, entregados á la holganza,
en los asilos particulares que algunas gentes
compadecidas pero pobres ellas mismas y
rudas, ofrecen tal vez á esos ñiños huérfa
nos ¿qué x>ueden tener sino sólo un hogar
extraño y tal vez imperioso y duro, y un
pedazo de pan para entretener el hambre?
Pero oficio que aprender y el alimento del
espíritu 4 cómo' pueden obtenerlo esos desdi
chados niños huérfanos, pobres, si los que
por azar los recojen y albergan no tienen
dios mismos tiem po, apenas para ganarse
con penosa servidumbre la subsistencia?
¡ Las gentes ricas rara vez recogen á esos
luiérfanos, son las desvalidas las que con
harta frecuencia los llaman á compartir sus
miserias!
¡Preciso, es pues, que los que píieélenj acndaii ya no para recoger en sus casas á los
niños huérfanos, i)obres, sino para suscri
birse con pequeñas sumas mensuales y en
tregarlas á los Cooperadores salesianos y á
los É R. P P . que han tomado á su cargo
esa obra magna de frindar ya. un A silo pero
que, apénas abierto ha visto llamar á sus
puertas á centenares de niños huérfanos que
no pueden ser recibidos por falta de recur
sos y por falta de lo c a l!
Muestro Dmo. Prelado ha publicado una
circular dirigida á todos sus diocesanos para
que cooperen á esa obra.
Esos documentos, emanados de tan alta
autoridad no se escriben para que sólo sean
leídos y elogiados, sino para que sean aten
didos prácticamente!
E l Sr. Eduardo Zozaya, conocido y acti
vísimo minero, ha regalado un terreno de
veinte Tníl metros cuadrados en la colonia
de Santa Julia para la edificación del ex
tenso asilo que piden con lágrimas en los
ojos los centenares de niños huérfanos que
DO han podido encontrar cabida en la redu(¿da casa de Santa María de la Ribera.
En ese terreno se puede levantar nn asilo
para 500 niños pobres y huérfanos.
;L a donación del Sr. Eduardo Zozaya es
espléndida! Jlerece mil bendiciones por su
muuiíiceute caridad pero sin dinero, sin
más que ochocientos pesos en caja para, ooíí.vfr u ir , ese terreno, vacio se quedará (tomo
una vana esperanza que verán desvanecerse
los centenares de niños huérfanos quo espe
ran abrigo y pan.
El proyecto de los t.'ooporadores salesia
nos es grandioso. Ahora ya tienen estable
cidos tulleres de imprenta, sastrería , zapa
tería y carpintería mi el pequeño asilo de
Santa María do la Ribera: pero la caridad
tiene anibiciomts ilimitadas , infinitas, como
que es hija de Dios.
Quieren local i)ura asilar no 37 ni (tien
niños huérfanos, sino (luinieutos y también
mil, y quieren abrir más talleres, talleres de
cuantos oficios sean posibles para que sus
pequeños huéspedes trabajen y aprendan á
ganarse la vida I ¡ Sublime y santa ambi
ción !
¿Cuántos niños huérfanos, pobres creen
nuestros lectores que se cuentan en esta ca
pital y sus alrededores ? ¡ Pues pasan de
O C H O C IE N T O S !
Con uu esfuerzo de la voluntad. con un
miserable óbolo que cada familia de al mes,
el asilo surgirá en la colonia de Santa Julia
y ochocientos infelices hallarán techo, x^an,
oficio honesto y el pan del alma.
Cuando nuestras madres de familia lleven
en la noche al lecho á sus hijos, bien ali
mentados ya y los coiitemi>leu dulcemente,
abrigados y tranquilos entregados al sueno
apacible d éla inocencia, acuérdense (]ue hay
ochocientos niños huérfanos que J i i tienen
lecho, ni tal vez pan suficiente, ni calor para
mitigar el frío , ni madni quo amorosa Jos
contemple entregarse al re})os(»! Si reflexio
nan en este terrible conlraste, ¿cómo no lian
de acudir á suscribir.se para la construíjción
del grande Asilo .Salesiano y obtener así las
bendiciones de Dios i)ara sus propios hijos?
PERU.
JEI p iK - b lo y l o s S a l« * s ía n o s .
(De La Opinión Nacioiuil).
La desmoralización de las masas que en
Europa está llevando las cosas á uu desen
lace sangriento y de completa disociación,
viene tomando en nuestro país un curso de
sagradable é intranquilizador.
Sin moral podrá haber infinidad de goces
más ó menos seductores y más ó menos fu-
— 7(i —
gacest pero orden social, armonía entre los
hombres, verdadera felicidad, de ninguna
manera.
Los aterradores sucesos que están aconte
ciendo en Europa, nos relevan de toda prueba
ya que especialmente en estos tiempos de
puro sensualismo un pueblo sin moral es un
pueblo sin freno; es decir, que es un ariete
formidable contra la sociedad y contra la
autoridad. Porque en la ignorancia y en la
corrupción no es el orden lo que se engen
dra sino todas las pasiones feroces.
Educar al imeblo es pues, librar á las na
ciones de la anarquía y del cáos.
Y en punto á educación es necesario ser
prácticos si queremos acertar. Tlenios oído
y leído muchos discursos y homilías sobre
el particular; pero loa hechos se han encar
gado de demostrar con evidencia pasmosa y
en ocasiones sangrientas que son las corpo
raciones religiosas del Catolicismo las que
saben desempeñarse con sólidos y útiles resullados para loa individuos y para la so
ciedad.
Y sin más citas, allí están las naciones
protestantes, en donde no hay institución ni
institutor seglar que pueda igualar á esas
corpora(dones en la educación del pueblo,
del estado llano y de las mismas aristocra
cias.
Y no liay argumento que refute los hechos.
lisos mismos protestantes reconocen asom
brados esa superioridad de los institutos re
ligiosos católicos en materia de educación y
tienen el valor moral suficiente para confe
sarlo, haciéndoles justicia.
Entro nosotros la educación, por punto
general está casi abandonada. Las escuelas
municipales, donde las h ay, dejan mucho
que desear y sus frutos Jo comprueban con
lo que vemos diariamente.
A la verdad, el pueblo lejos de ganar va
perdiendo <;ada día. Su lenguaje en las ca
lles y en todas partes, desde los ancianos
hasta los pequefínclos, es una agresión cons
tante al pudor <le las señoras y de los niños
y á la moral pública.
Y a hay suicidios y otros crímenes en esa
clase antes inocente. Y finalmente el mal
ejemplo les va enseñando á hacer huclfjas.
E l servicio doméstico qno prestan cada día
es peor y hay domésticos que amenazan en mo
mentos de insolencia la vida de sus jíatrones.
X o ha muchos meses que un caballero fué
herido por su mayordomo.
Esto lo palpamos, lo padecemos y aún lo
sufrimos y... no pensamos cu remediarlo.
Mientras tanto hace nn año que tenemos
en Lima n los religiosos Salesianos, cuya mi
sión especial es .educar el pueblo, formando
el corazón d(' sus aluiiuios con la verdadera
doetrina que es la cristiana y con la prá<>tica de la virtud, y de instruirlos eii los d i
ferentes artes y oficios y en la agricultura,
téorica y prácticamente. Y esto sin interés
ni ningún género de lucro.
Y los tenemos poco menos que incomuni
cados. Xadie procura tenderles una mano
auxiliadora en provecho de la sociedad, de
nuestro país natal.
Siga el pueblo como va, toleremos sus des
manes, que continúen los alzamientos y ....
que escuchemos al fin las pavorosas detona
ciones de la dinamita.
¿Entónces pensarémos en el remedio?
Y a sera tarde.
Los niños del pueblo van creciendo sin
religión, sin modales, sin aprender ningún
arte y oficio, sin saber sembrar los campos
ni beneficiar los ganados. Es decir, que se
va formando en la época de la mayor po
breza nn pueblo con hambre. desnudo, sin
los conocimientos necesarios para buscar el
pan y sobre todo esto, sin la moral y la justid a que solo la verdadera religión sabe en
senar !
¿Quó podemos esperar después de todo
esto?
¡ Qué indolencia para evitar tan irrepara
bles desgracias!
Diríase que nuestra sociedad tiene el ins
tinto de su perdición.
Algunos creen que la Beneficencia sos
tiene á los Salesiaiios con los dineros del
finado don José Sevilla. Pero esto nos es
cierto. La Beneficencia sólo sostiene el co
legio de mugeres á cargo de las religiosas
Salesianas con esos fondos.
Creemos que se hm'ía un gran servicio á
la sociedad dándoles la administración de
Santa Beatriz, bajo ciertas condiciones equi
tativas, á los rañres Salesianos para que fun
den una escuela de agricultura como han
hecho en otros países con buenos resulta
dos. A llí podrán establecer otro género de
escuelas además.
Esperamos de la culta sociedad de Lima
y el limo, señor Obispo Ministro de Justi
cia, que tomen interés en esta obra.
E SP A Ñ A
(Santander).
E l diario La Atalaya de Santander dice
el día
de enero: H oy nos honramos pu
blicando un artículo relativo á la Tómbola
(rifa) organizada en beneficio de la Obra SaIcsiana, artículo debido á la pluma de un
distinguido escritor de conocida erudición,
sobre el cual llamauios la atención de los
lectores:
2Í 0S es grato eustaraparlo, á nuestra vez,
á continuación:
f
La Tómbola.
•Ea! que se dejan muy dulcemente los
cuartos eu la Tómbola establecida por las
piadosas damas sautauderiuas eu beneficio
de los talleres salesianos.
Todo allí es simpático y atractivo; la obra
de Don Bosco á que se destina el dinero, la
esperanza de buena suerte con que se juega,
V las encargadas de meter la mano en el
bombo y de cobrar y repartir los premios.
¿Quién no conoce ya á Don Bosco? Este
pobre sacerdote de Turín lia adquirido en poaños, desde su santa muerte, — dichoso
término de hermosa vida — el nombre y la
fama que por misteriosa manera otorga Dios
precisamente á los que desean pasar obscu
recidos é ignorados.
Los espíritus ligeros y los enemigos de la
Iglesia podrán, si así Ies p lace, negar im
portancia y sólido fundamento á muchas institucroiies que la caridad inspira, y que
prueba la soberana inextinguible fecundidad
del Cristianismo ; pero, á buen seguro, que
nadie se atreverá, á negar á la obra de Don
Bosco la oportunidad en el aparecer, ni la
conveniencia, la necesidad, mejor dicho, de
que se conserve y propague.
Impíos é indiferentes lian convenido en
una cosa con los católicos, á saber: eu que
la Iglesia es un elemento indispensable en
la vida de los pueblos modernos, y en que
por su grande influencia, está llamada á
contribuir, con los demás lactores de la ci
vilización , al bienestar y progreso de las
sociedades. Si así no fuera, los políticos doc
trinarios, ya <iue jio ateos, que hoy se usan
para nada t’.ontarían con la Iglesia , y es lo
cierto que todos cuentan con ella : y que los
sabios en sus congresos y en sus libros, y
los gobernantes en sus programas, la miran,
por lo menos eu la apariencia, respetuosa
mente.
Los católicos podríamos muy bien dar las
gracias á estos señores elefantes. La Iglesia
no necesita que ellos, bien ó mal, la reco
nozcan , para ser abora, como lo ha sido
siempre, el más importante, el primer factor
de la civilización verdadera y del verdadero
bienestar.
Todos los lu’oblemas que en el curso de
los siglos han traído á mal traer á gobier
nos y pensadores los ha resuelto ella, la Ig le
sia, *no sólo con la ))alabra, sino con el ejemplo; no sólo en el orden teórico, sino en
el práctico.
Cada necesidad pública, cada miseria in
telectual, cada dolor físico, ha tenido eu la
Iglesia un instituto encargado del remedio.
La colonización sería imposible sin las mi
siones, la moralidad sin el catecismo, y el
alivio de los indigentes sin las congregacio
nes religiosas de caridad. ^
Pues ahora, desde que una economía po
lítica sensual y anticristiana se abrió camino
por el mundo, está sobre el tapete eso que
llaman el problema social, que , en último
^
término, se resuelve eu el problema de la
vida de la numerosa población obrera , en
tendiendo aquí la vida en su acepción pro
pia : como vida humana, racioual y moral,
que no sólo material y económica, aumiuo
éste es el primer aspecto que la cuestión
ofrece.
Y ¡válganos Dios, cuánto se ha escrito y
se escribe sobre el asunto I ¡ quó de planos
aparecen un día y otro día!
Socialistas á secas, socialistas del Estado,
socialistas de cátedra, societarios, colectisvistas, partidarios de la Interuaeional, aformistas... Oweu, Fourier, Saiut-Simon, Luis
Blaiic, iMarx, Lassalle, Bakounine... ¿quién
puede citar siquiera los nombres do las teo
rías y de los teorizantes que, como cangilo
nes de noria , van recc»giendo y soltanto el
secreto que ba de resolver á satislacción de
todos el problema social? ¿ Y quién ignora
que la desdicha ha perseguido á todos estos
sistemas? ¿quién desconoce las
que
han logrado los más halagüeños <leseos?
E l Banco del pueblo de Prohudon, los falausterios de Fourier, los talleres de Bla¡iic,
los ensayos de Owen... todo se lo llevó la
trampa con el soplo del ridículo.
Y en cambio Don Bosco, que ni era esta
dista ni filósofo, ni probablemente conocía
los dogmas económicos de los fisiócratas ni
de los mancliesteriauos, ni contaba como
O w eii, con dinero y con la ijrotección de
reyes y potentados , se ba dado arte para
crear y establecer, llenos de vida, de orden
y de prosi)eridad, los grandes falansterios
del obrero cristiaim, los grandes talleres de
trabajo reglamentado, (jue eu Turín, en SaiTÍá y en todas partes son la admiración de
todos.
No parece sino que el espíritu del Cris
tianismo, que inspira el remedio <lo tuda ne
cesidad humana, iuspiió al humihle sacerdote
do Turín el modo de resolver el arduo pro
blema que hoy preocupa á los sabios y de
dejar confumlida con su obra la vana ciencia
de los hombres.
Educación moral , pan , trabajo , recreo :
esto que reclama el obrero y que m» han
podido darle políticos ni utopistas, e s lo íp ie
han realizado los tallere.s salesianos de J)<m
Bosco, y seguirán realizando), para bien, en
primer térmnio, de las iníelices clases tra
bajadoras , y de la industria, y del mundo,
después.
¡BendiLi sea la obra de Don Bosco ! Tar
dará eu consumarse, uo liay que dudarloj
pero la sotana del salesiano se abrirá ca
mino, y cuando el obrero a))renda el oficioá su benéfica sombra, la cuestióji social s«
reducirá sólo á la regeneración de los pa
tronos, cosa difícil é importante, pero menos
angustiosa y subversiva de la paz ijública.
Í8 —
La simpática obra de Don Bosco ha sido
• comprendida por este noble pueblo de San«
taiidcr y especialmente por las damas.
Ko Habrán estas — ni tienen para qué —
cuántas escuelas económicas se disputan el
campo científico ; desconocerán, acaso, los
acuerdos de congresos y asambleas interna*
cíomiJes; y tal vez no liayan pensado en la
transcendencia capitalísima de los talleres
salesianos. No importa: la intuición vale
más que el raciocinio, y la caridad adivina
lo que es difícil al talento y al discurso.
Ello 08 que las damas sautanderinas han
tomado bajo su protección la Obra do Don
Bosco, y que han logrado establecer en beneücio de ésta, como iliimos al principio,
una tómbola que, al decir do todos, es la
más importante do cuantas so han visto en
esta capital.
""¡Bien saben las señoras dónde les aprieta
el zapato á la mayor parte de los mortales,
aun de los quo andan descalzos!
E l juego, ol juego: tal es, acaso, la pasión
dominante en los íiijos do Adán.
Niños jugamos , ó jugueteamos , como alquien dice, en el regazo materno ; más tarde,
al escondite, á los soldados , á las moñas,
según Jos sexos; después ¿quién puede con
tar loa juegos que absorben nuestros ratos
de 0(5Ío t Sin aludir á loa prohibidos, ju ga
mos á todo y en todo : á las prendas, á los
despropósitos; con el bigote, con el bastón,
con ol abanico....
Parodiando al p oeta, bien puede decirse
quo
Tolla la vida es .juego,
Y los juegos, Juegos son.
lül .¡negó, eu no siendo malo de suyo, es
muestra de alegría y do inocencia.
Las edades más juguetonas son la infan
cia, que está en gracia de Dios, y la vejez,
que desprecia al mundo.
I Quién pudiera jugar como los niños ó
como los v iejo s !
La t<)mbola es, pues, eu sí misma un pla
cer lino c inocente que atrae, ejerciendo iníhijo en el fondo de jugadores con que na
cemos.
A ver : ¡ una papeleta ! ¡ dos! ¡ veinte !
I ciento!
¡ Por vida, do!... ¡Todas blancas! ¡V e n
gan otras cincuontat... ¡Qué suerte la míal...
¡N i i>or esas!
Y así juegan y jugamos todos en la tóm
bola, habiendo calvo quo se daría por con
tento con que le tocara un peine, y pesca
dor do besugos quo no deja la rifa hasta no
llevarse siquiera un frasquito de esencia de
tocador.
Felicitamos á las señoras y señoritas de
Santander.
En la Tómbola que ahora han abierto
todo es alegre, todo simpático y atractivo
volvemos á repetir.
’
En otras había algo triste que amargaba
en parte, la alegría de la inocente fiesta,
despertando en la memoria la imagen de la
orfandad, del lu to , de las ruinas y de las
lágrimas, cuyo alivio se solicitaba.
En la Tómbola actual no hay nada de
esto. Sólo se dibujan en su fondo las risue
ñas fisonomías de unos centénares de rapazuelos que, á no estar recogidos por los Sa
lesianos, serían irnos pilletes de siete suelas,
y que han pasado ocho días en sus glorias,
llenas de goma las manos, arrollando pape
letas para una rifa que ha de contribuir n
que tengan ellos mismos confortable la mo
rada, y seguros el pan y la educación.
M. S. DE C.
Sevilla.
C o le g io d e N t r a . S r a . d e l C a r m e n .
Utrera, 1® de marzo de 1893.
A Dios gracias, dice el E. P . Oberti Di
rector de aquel Colegio, parece que se van
acortando las distancias para esta casa, que
desde algunos meses viene saboreando esa
vida de recíproca comunicación q u e , enla
zando á los Salesianos de un punto con los
de otro, les hace*v ivir vida de íntima fra
ternidad.
Después de la visita del animoso P . Piccono que partió á fundar la primera casa
salesiana de M éjico, hemos tenido la satis
facción de ser visitados por nuestro luspector, el E. r . Felipe E in a ld i, quien tuvo la
bondad de pasar unos quince días entre nos
otros. Aprovechando su estancia en ésta se
dieron los ejercicios espirituales á nuestros
alumnos, se celebró en Sevilla la fiesta de
San Francisco de Sales y se hizo una con
ferencia á nuestros Cooperadores.
116 aquí lo quo respecto de dicha fiesta
dice el Boletín Oficial del Arzobispado de
S ev illa :
Eu la mañana del sábado IS se celebró eu
la iglesa de la Santísima Trinidad la solemne
función dedicada á san Francisco do Sales
por el Instituto Salesiaiio. E l sermón estuvo
á cargo del celoso párroco de San Andrés,
Don José Camacho, quien hizo uu notable
panegírico del ínclito D o cto r, y de la obra
del inolvidable Don Bosco. Con la precisión
y elocuencia que le distingiieo, describió el
orador sagrado, las grandes virtudes del
apóstol de Ginebra, efecto del fuego de la
caridad que le abrasaba, le iluminaba y le
vivificaba. Los hijos de D. Bosco, fieles imi
tadores de s. Francisco de Sales y estimu
lados, como aquél, por la hermosa virtud de
— 7U —
la caritlad,, llenan hoy su misión civilizadornn
comunicando al mundo ese íueíio, que piirilioa, ilumina y da nueva vida il la sociedad.
Estos puntos magistralmente tratados por el
Sr. Camaoho, constituyeron un precioso elo
gio de la Obra salesiana y otrecieron al ora
dor oportuno motivo para recomendarla caliu'osamente al pueblo sevillano, como ele
mento moralizador de todas la clases sociales,
especialmente de la i)roletaria , que tiene
en este Instituto un celoso protector y padre.
Según nuestras noticias, es ya muy cre
cido el número de niños pobres que recibe
educación merced á los desvelos del Insti
tuto Salesiano, y es de esperar que esta obra
bienhechora se extienda con notable prove
cho de los pobres y para honra de Sevüla.
También en Utrera celebramos con gran
])nmpa la fiesta de nuestro patrono, y pre
dicó en ella nuestro celoso Cooperador el
Sr. Prebendado Don Joaquín Y eu egas, ca
nónigo de la iglesia catedral de Sevilla,
Imi la tarde se hizo la conferencia de eosíiiiubre. Este día fué además celebrado con
la toma de posesión que nuestro Oratorio
Eestivo hizo de un magnífico lo c a l, muy á
propósito para escuelas, que el ilustre mar
qués de San Marcial puso generosamente á
nuestra disposición. Dicho local es hermosí
simo, siendo muy de admirar la capilla por
sus buenas condiciones y capacidad.
Mientras tanto en Sevilla nuestro Oratorio
Festivo es frecuentado por unos ICO niños...
E l mismo día que salió de Sevilla nuestro
Inspector, añade el II. P . Pertile, se reunió
la Junta Provincial de Beneficencia, y ú
propue.sta de uno de sus miembros concedió
á esta casa CñOO pesetas ; á saber, 2000 para
proveer la escuela y lo demás para talleres.
- i W » T n * i ¥ i T i i*iV i 1 1 l*iT l I I
|
niSTORIA DEL ORATORIO D! S. FRINCBCO DE SALES
(Continuación.)
. El Oratorio de San Francisco de Sales
hubo <le lamentar en
dos sensibles fa
llecimientos: el 0 de marzo el del niño Do
mingo Savio, del cual ya hemo.s hablado, y
el 22 de junio el de María Ana Occhiena,
tía materna de Don Bosco, la cual nos pres
taba tan tiernos y liuehos servicios como su
hermana, mama Margarita.
Habíamos perdido una madre; pero Dios
en su bondad nos confiaba al cuidado pater
nal de Don Bosco. Y parece que María San
tísima le hubiera escuchado la petición de
protegernos de un modo particular. En efecto
desde aquel tiempo el Oratorio tomó un de
sarrollo casi prodigioso, desarrollo qiie sigue
en aumento y que esperamos continúe x>ara
bien de la religión y de la sociedad.
Ahora me parece oportuno decir breves
p;\labras sobre bl origen y progreso de una
segunda clavse cte albergados en nuestro Oratorio, clase que desde el año 1857 ha sido
de grande importancia.
Como hemos visto, los primeros niños re
cogidos par D. Bosco en el Oratorio y Asilo
de San Francisco de Sales eran artesanías,
destinados por él á uno ú otro oficio, según
la capacidad é inclinaciones de cada uno:
pero la condición de ciertos niños que le
eran recomendados le indujo á dedicar a l
gunos al estudio.
Esto ocurrió del modo siguiente:
Con ocasión de la guerra deoominaila de
la independencia, ocupados por la milicia los
seminarios, D. Bosco, á instancias del Revino.
Sr. Fransoni acogió en el Oratorio á todos
los seminaristas que lo fnó po.sible, á fin de
que alejados do las distracciones y peligros
del mundo pudiesen continuar la ciUTora que
habían comenzado. Vivían allí como pensio
nistas; estudiaban y asistían juntos á d i
versas prácticas de piedad y por la mañana
y por la tarde iban á recibir lecciones ya en
la propia casa de sus profesores, ya eii un
recinto del Seminario, dejado para el efecto
por el Gobierno.
Pero de una cosa nace otra. Como D. Bosco
necesitara maestros 3’^ auxiliares en su obra,
comenzó á consagrar al estudio á los niuo.s
que manifestaban mejores disposiciones para
ello; en 1850 ya tenía 12; jiero unos entraron
en el instituto de Oblatos^ otros cambiaron
carrera y pocos quedaron en el Oratorio.
Don Bosco sin desanimarse por esto formii
un nuevo grupo que le fué más fiel.
Entre los niños que le recomendaban el
Gobierno, el Municipio, los párrocos, etc.,
no pocos pertenecían á familias de distin
guida condición, qtie habían sufrido serios
contratiempos y quedado eu la miseria. A
estos, acostumbrados á trabajos menos fati
gosos, no era j>osible enspuarle.s un oficio.
Otros mostraban singul.nr capacidad y
convenía pasasen su vida eu una oficina <»
taller, pues cultivada su inteligencia, podrían
])restar más útiles servicios á la sociedail. Poco
á poco aumentó por tanto el número do los
escolares y llegó á igualar al de los arte-sanos.
Don Bo.sco les sirvió do niae.stro mientras
pudo; esto es ha.sta el ano 1852, eu que á
causa <le sus ocupaciones debió resolverse á
enviarlos á las cla.ses del Sr. D. José Bouzanino y del SacerdoteD. Mateo Píceo, profe
sores muy distinguidos que, llenos de afecto
y estima por Don Bosco, enseñaban gratui
tamente ú sus niños.
Con esto el Oratorio ensanchó su esfera
de acción, albergó mayor numero de niños
desamparados é indigentes 3’’ formó muchos
clérigos. A sí estableció un plantel de jóvenes
escogidos, de excelentes auxiliares que Je
permitieron proporcionar educación á millares
,
— su
de niños pobres. En efecto al cabo de pocos S iglos atrás gozaban de existencia en los
años, á sal5er en 1856, algunos de ellos, coñ- Estados Sardos. Parecía, pues, extraño que
cluida su carrera y abrazando el estado ecle aconsejase la formación de un instituto aná
siástico , sin separarse de ól, le indujeron á logo; y así le dijo:
formar un internado de grande importancia.
— i Oree US. que sea posible fundar tal
sociedad en estos tiempos? Hace dos años
que el Gobierno ha suprimido varias Con
C a p ít u l o
gregaciones Eeligiosas y quizá se está pre
Indicación del ministro Rattazzi. — Primeras bases de parando para expulsar las restantes. ¿Per
una sociedad conforme á las necesidades délos tiem mitirá la creación de otra semejante?
— Conozco dicha ley y su objeto. Ella no
pos. — Determinación de Don Bosco.
le estorba de modo alguno crear una sociedad
Así üoustituído el Oratorio de San Fran en armonía con las exigencias de la época
cisco de Sales dalia de año en año preciosos y conforme á la legislación vigente.
frutos, por lo cual muchas personas conoce
— ¿ Cómo así ?
doras de la Obra desearon que se perpetuase
— Una sociedad que no tenga la índole
y hablaron sobro este respecto á JJon Bos(50. de mano muerta, sino de mano viva; una so
ilabría querido ól complacerlas, pero las me ciedad eu que cada uno de sus miembros
didas tomadas en aquella época por el Go conserve sus derechos civiles, se sugete á las
bierno le inducían á creer (jue era inútil y leyes del Estado, pague las contribuciones
hasta peligroso el intentarlo. Continuaba, que le correspoiideu, etc. Eu una palabra esa
l)ues, su obra dejando tal cuidado á la di nueva sociedad uo sería ante el Gobierno más
vina l^rovidencia cuando le habló sobre el que uua asociación de ciudadanos que gozan
mismo particular el ministro Urbano Itattazzi. de entera libertad para unirse con un fin de
Esto ministro á la vez que Camilo Cavour beneficencia.
era (luieii había promovido la supresión de
— ¿Puede US. asegurarme que el Gobierno
las Ordenes religiosas; pero el Señor lo tomo, permitiría la sociedad que me propone?
sin eml)argo, como instrumento de sus desig
— Ningún Gobierno Constitucional y bien
nios con respecto á la fundación de una organizado puede impedir la creación y de
obra que había do suplir á muchas otras que sarrollo de tal sociedad, como no impide, antes
habían desai)arocido ú causa de la revolución. bien protege las sociedades de comercio, in
El hecho os tan singular y de tanta impor dustria, cambio, socorros mutuos y demás de
tancia ])ara el Oratorio que merece referirse: este género. Es permitida toda asociación de
Un día del ano 1857 en que I)on Bosco ciudadanos siempre que el fin de ella y sus
hablaba del Oratorio con lia tta zzi, éste le actos no sean contrarios á las leyes del Es
dijo:
tado.
— Está b ien , pensaré sobre este asunto;
— Me alegraré Sr. Don Bosco que U. viva
muchos años para bien de tantos niños po y puesto que US. se digna favorecer con su
bres ; pero U. está expuesto li morir como benevolencia á mis miños y á mí, llegado el
(malquiera otro ¿y qué será de su obra el caso ocurriré á recibir sus iudicaciones.
día que le falte su dirección? ¿ H a pensado
Las palabras de líattazzi, considerado en
en esto? ¿ Cómo piensa asegurar la existencia tonces como un oráculo en materias políticas,
de ella?
dejaron comprender á Don Bosco que era muy
— Don Bosco, entre serio y jocoso le rOvS- posible lo que había creído casi absurdo.
pondió: A la verdad, señor, que sin peusar
Había conocido al abate Antonio Rosmiiii
eii morir tan luego he conseguido algunos y luego al sucesor de éste el P . Juan Bau
auxiliares que aun cuando me prestan exce üsta P a g a iii, quien alentaba la esperanza
lentes servicios al presente, no se proponen de que Don Bosco couttase el Oratorio al
continuar la obra del Oratorio después de Instituto de la Caridad fundado por Eosmiiii.
mi muerte. Foro ya que US. me habla de
Pero ahora Don Bosco se empeñó eu formar
esto desearía saber de que medio, en su con una Sociedad cuyo principal objeto fuera la
cepto, podría servirme para asegurar la vida educación de los niños más pobres y desam
de esta iustitución.
parados. Comenzó eu consecuencia á formular
— A mi juicio debería ü . con algunos y escribirlas reglas; habló con algunos sa
laicos y sacerdotes de su couíianza formar cerdotes y laicos de Turíu que couocido el
una sociedad, que auimada de su mismo es designio se inscribieron para formar parte,
píritu y siguiendo su propio sistema le sirva dió noticia también á los clérigos más apro
ahora de ayuda y más tarcie de continuadora vechados del Oratorio, y á poco se rodeó do
de su obra.
uua docena de sujetos para echar las bases
Una ligera sonrisa asomó entonces á los de ella. Todos ellos prometían obedieucia
labios de Don Bosco. Era cosa notoria que á D. Bosco eu las funciones correspondientes
el ministro líattuzzi secundado de sus colegas para la educación de los niños.
había eu 1854 presentado á la Cánjaray con
fContinuaráJ.
seguido la aprobación de la ley de la supre.*?ión de las congregaciones religiosas que de
Coa apnbuióo de la Autoridad Eclesiástica • Gerente JOSÉ GAV6IN0
-
Texto
-
Publicación mensual.
ANO V i n . - N : 5.
MAYO de 1893
BOLETIN SALESIANO
Debem os ayudar k nuestros h e r
manos á. fin de cooperar á la
difusión de la verdad.
Q,uáen recib iere á un niño en m i
nombre, á m i m e recibe.
(M a TH. XVIII.)
{I I I S. J u a n , 8.)
Os recom iendo la ñ in ez y la ju
ventud ; cu ltiva d con gran de es
mero su educación c ris tia n a ; y
proporcionadle lib ro s que le en
señen á hu ir del v ic io y á prac
ticar la virtud.
A tie n d e á la buena lectura, á la
exh orta ción y & la enseñanza.
( I T im o t h . IV, 13.)
ü n tre las cosas divinas, lam&s su
blim e, es la de cooperar con D ios
£ la salvación de las almas.
{P ío IX.)
R edoblad vuestras fuerzas á. fin
de apartar á la n iñez y ju v e n
tud de la corrupción ó incredu
lid ad y preparar así una nueva
generación.
(L e o k
(S. D io n is io .)
£1 am or a l p rójim o, es uno de
los m ayores y m ks excelen tes
dones que la d ivin a bondad
puede conceder á los hom bres.
(E l Doct. S. FiiANC. de Sales).
X III.)
.}§g( DIRECCION en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia) )í>§í—
SC.M.AKIO
Homenaje al 11.'“® Sr. Don Luis Lasagna.
Nueva expedición da misioneros Salesianos.
Mea de María Auxiliadora.
Corpus Christi.
Boma: Fiestas salesianas en honor de SS. Lóon X III.
Méjico — La obra Salesiana.
¡Una limosna per amor de Dios!
Perú — E l pueblo y los Salesianos.
España — Santander — Sevilla
Historia del Oratorio de S. Francisco de Sales.
CCC€C€CCCCCC)CCCC)CO^^
■ V».* ■ >IO.» *
H
O M
^ É» *
E Í S T A J E
AL ILMO. SR. DON LUIS LASÁGNA
»>«o
El 1“ de A b ril tuvo lugar en el Ora
torio de Sau Francisco de Sales, en Turín, un acto literario musical para cele
brar la investidura episcopal del nuevo
pastor de la Iglesia, el misionero sale
siano D . Luis Lasagna. El patio principal
de la casa adornado con exquisito gusto
estaba como transformado en inmensa sala
de espectáculo. L a banda de música del
Oratorio iuterno y del Oratorio festivo,
que unidas al coro de cantores habían
preparado hermosas composiciones desti
nadas á felicitar al querido i)reIado, eje
cutaron con grau destreza bellísimas me
lodías. Varias composiciones en diversas
lenguas llenas de delicados sentimientos,
fueron la expresión tíel del grau cariño
general al nuevo Obispo, y del entusiasmo
(le la concurrencia entera.
U n recuerdo de fam ilia:
El limo. Sr. Lasagna, que había par
tido para América como misionero el
año de 1870, volvió diez años después á
Europa para tratar sobre las misiones
(3on nuestros Superiores.
Eecibióle D on Bosco con paternal ca
riño y escuchóle con vivo interés, como
quiera que amaba á los misioneros, según
él mismo decía, como á las niñas de sus
ojos, y distinguía con cierta preferencia,
si cabe, al que era uno de los más em
prendedores y animosos.
Cuando en 1880 se disponía el E , P .
—cr> —
L a s a r ía á regresará América, para con
tinuar sus apostólicas tareas, llegado el
(líaor .su siervo Don
Bosco.
Muchos son los fieles que llegan allí á
pedir gracias ])articulares á la Reina d