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extracted text
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♦ > y il A l v o
X. - N.
ó
—
P u b lie a c io ii
n u 'iiM u n l
—
M AYO
<le
IS 0 5 .
OLETIN
S A L E S IA N O
El peligro, Padre Santo, está en la continua dJfaBlOo de libros Inbm es; y para poner coto á tamaño
mal, yo no veo otro remedio, que la fundación de
una Imprenta católica, puesta bajo el patrocinio de la
Santa Sede. De esta manera, no haciéndose esperar nues
tras respuestas, podremos con mayor ventaja descender
al campo de la lid y responder con feliz éxito i las
provocacionea de los aptetoles del error.
<SAL«t)
No se engañarla mucho quien intentara atribuir prin
cipalmente á la prensa malvada todos loe males pre
sentes, asi como la deplorable condición de las cosas
i la cual bemos venido a parar. Loe escriiores católicos
deben con todas sus fuerzas valerse de la imprenta pora
bien de la sociedad.
(Lbóxxim
La prensa periódica sometida i la autoridad jerár
quica, revestida del espintu de Jesucristo, viene á ser
un poder inmenso; ilumina, soauene la verdad, hace
desaparecer el error, salva y á v iliz a ; es una especie de
apoóoiado sablime.
(Sumowa)
Buenos-Aires — LIBRERIA SALESIANA — Sarriá (Barcelona)
1ECTURA8 CATÓLICAS. Publicación que se propone
exclusivamente la enseñanza y defensa de la Keligión Católica mediante la difusión de libros
morales y amenos adaptados á la inteligencia
de todo el mundo. Cada mes sale á luz un npúsculo de 100 á 150 páginas quo se envía á los
señores suscritores.
Precio de sascricion (pago adelantado).
En Buenos A ire s : Un año pesos m p .
1 50
— Provincias:
—
— . . .
1 75
— En el extranjero: —
en oro . . 1 50
A los Señores Suscritores, que quieran consti
tuir centros de suscrición, se les concederá un
10 p/® de descuento.
Para los pedidos y precio de la suscrición se
ocurrirá á cualquier casa Salesiana, á los res
pectivos agentes ó á la Direción de la$ Lecturas
en el Colegio P ío I X de Artes y Oficios, en A l
magro, Buenos-Aires.
CstecUmo en Ejemplos por el Pbro. Salesiauo D. Ca
milo Ortózar. — Es una recomendable obra en
la cual no sólo se exponen con gran claridad
las enseñanzas de la religión, siuo que también
con variados y preciosos ejemplos se alienta á
practicar la virtud.
Tercera edición en prensa en los Talleres Salesianos de Sarriá.
Manual ds la Primera Comunión por el mismo autor. —
Obrita sumamente á proposito para preparar á
los niños á tan importante acto. — Tercera edi
ción. En tela Pts. 2 00.
Cl Joven instruido. Devocionario muy recomendado
y del cual se han publicado más de cien edicio
nes, escrito con gran esmero por el Pbro. D.
Juan Bosco.
Encuadernado en tela Pts. 1,00 — En badana
de color 1,25 — En vitela y con cortes dorados
2,50. — Preciosa edición de 1891. Pts. 5.
Vida de Margarita Bosco por el Presbo. D. JuanLe-
moyne. Obrita en la que se refieren con gran
amenidad los admirables trabajos y virtudes de
aquella buena aldeana, que con un corazón digno
de una reina estaba escogida por Dios para
la formación del San Vicente de Paul de nuestro
siglo.
Tercera edición. En rústica Pts. 1,00. — En
cuadernada en tela 1,26. — En tela y cortes do
rados 1,70.
Mes de Miria, por el Sr. Presbo. Don Rodolfo Ver-
gara Antúnez. Es uno de los más preciosos y
recomendables libros que de este género j>nedan
encontrarse para honrar á Maris en el mes que
le está consagrado. £1 método, la unción y pie
dad de las oraciones y reflexiones, los hermosos
te m p lo s , la amenidad y pureza de estilo, lo
hacen digno de la fama y popularidad de que
gen.
Tercera edición recién estampada en loe Ta
lleres de Sarriá (Barcelona). Precio en Europa,
Pts. — 1,00.
OBRAS PDBLICADAS 0 DE VENTA
tñ la Casa Salesiana de Almagro - Buenos Aim
Severino 6 las ^enturas de un joven montañez seguide
de la Vida de Santa Margarita de Oortona.
La Misa por Mñr de Segur.
La Semana Santa explicada por el abate Ganme.
¿MI hijo fraile? Prefiero verle muerto! Memorias de
un joven contrariado en su vocación por el P b »
D. C. M. V iglietti.
Dicha y desdicha. — Los dos caminos por Matilde
Bourdón.
Vida del Bienaventurado Fray Martín de Parres de U
Orden de Santo Domingo.
Veladas de un artesano por Juan M. Pastor.
Fe y líbre examen. — JEl Papa y el Concilio VaUcano. Bcnán—
yla Vida de N . 8. Jesucristo.
Una nueva devoción por Francisco Martinengo.
El Cruzado. Leyenda original por Francisco Her*
nando.
El Gran Hecho. El Mundo adora á nn Judío Crueificado, por G. Gaume.
El Corazón de Jesús al alcance de los niños por el
Pbro Don Ramón Barberá, seguido de La Au
rora de la devoción al S. Corazón de Jesús por
el P. Luis Coloma de la Compañía de Jesús.
Pilatillo, — La Maledicencia y Periquillo
icíioás
por el P. Luis Coloma.
Vida de San Alfonso María de Ligorio por el P. V i»
torio Loyodice.
Agustín ó el triunfo de la verdadera oros.
Valeria y al secreto por Matilde Bourdón.
Valentín 6 la vocación contrariada por el Pbro Dos
Jnan Bosco.
Angela ó la pastoroilla de los Apeninos por el mismo
autor.
Compendio de la Historia de la Iglesia por el mismo.
El Católico en el Siglo por el mismo.
El Gran Paso por el P resb .» Francisco Martinengo.
El Arte divina de la oración mental según San Alfonso
M. de Ligorio.
Respuestas claras y sencillas á las objeciones qno
más comunmente suelen hacerse contra la reli
gión por Mñr. de Segur, traducción de Don Qsr
bino Tejado.
El buen Combate de la fe por Mñr. de Segur.
Da la Imitación de la Virgen María por una monja del
monasterio de Marchtall.
Antonio ó el pequeño huérfano de Florencia.
El Liberalismo es pecado. — Cuestiones Candentes
por Don Félix Sardá y Salvany.
Josefina ó nna santa de nueve años por Mñr. de
Segar seguido de la Vida de la Venersible Albín*
piadosa modista.
Los Francmasones por Mñr. de Segur.
La Gran Bestia señalada á la juventud por el Pbre
Don Francisco Martinengo.
A no X • N. 5.
Pablioaoii^n mensual.
MATO de 18D5
BOLETIN SALESIANO
Quien recibiere éi xm niño én m i
nombre, 4 mi me recibe.
Debemos ayud£ir 4 nuestros her
manos 4 fin de cooperar 4 la
difusión de la verdad.
(M a T H . X V I I I . )
(III S. J uan , 8.)
Ob recomiendo la niñez y la ju
ventud ; cultivad con grande es
mero su educación cristian a; y
proporcionadle libros que le en
señen 4 huir del vicio y 4 prac
ticar la virtud.
A tien d e 4 la buena lectura, 4 la
exhortación y 4 la enseñanza.
( I T imoth
13.)
E n trela s cosas divinas, la más su
blime, es la de cooperar con Dios
4 la salvación de las almas.
(P ío IX.)
Redoblad vuestras fuerzas 4 fin
de apartar 4 la niñez y juven
tud de la corrupción é incredu
lidad y preparar asi una nueva
generación.
(S. Dio n isio .)
E l Eimor al prójimo, es uno de
los mayores y más excelentes
dones que la divina bondad
puede conceder á los hombres.
(El Doct. S. F ranc . do Sales)
(L eón X III.)
[
IV ,
D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T Ü R I N (Italia)
S U lt lA R l O .
Mes de Mar ía .
P racticas en honor de la Sma V irgen .
Misericordia DI^^NA.
P rimer Congreso I nternacional Salesiano .
Viaje (le Don Hua al Mediodía de Francia y á la Pa
lestina.
E spaNa . Santander. E l Carnaval en el Oratorio de Don
Bosco. — iídlaffa. Una carta. Notas agenas en favor
d© loa nirios desamparados. La infancia abandonada.
— La Coruña. Los talleres saleaianos. — Gerona.
A mérica , i^anfía^o de Chile. Escnela práctica de agricnltnra en Melipilla (continuación). — Boyoid. Ora
torio festivo. — Otras noíicias.
Noticias de nuestros Misioneros . Sraeil. Carta de
Su Excelencia Eeverendisima Mons. Luis Lasagna,
en su primer viaje al Matto Grosso (continuación).
— Tierra del Fuego. El vj^orcillo para la Misión de
la Candelaria. Primera visita de Mons. Fagnano á
la Misión de la Candelaria. Consuelos y ixenas. De
salvajes convertidos en artistas.
Gracias de María A u xiliado ra .
Noticias t V ariedades .
Historia del oratorio de San F rancisco de Sa le ?.
Bibliografía .
Cooperadores Salesianos Difuntos.
o podía haberse dedicado al culto
especial delapiirísimaMadre delDivino Salvador, otro mes, que el de
-i—r ' . ' ^layo. Mayo es el mes de las brisas y
de las floresj es el mesdel ambiente tibio y perfumado; es el mes en que las decidoras ave
cillas, atrevidas y bu-lliciosas, llegan por
mauana y tarde hasta el tejado de la humilde choza, hasta la enramada del jardín
I doméstico y muchas veces, hasta colocarse
en trente de sus compañeras que en áurea
j prisión, habitan los corrillos de aristocrá: tica mansión, entonando dulces himnos que
; en concierto suave y lánguido, van á peri derse en el espacio.
!
en Mayo, todo es hermoso, todo es
sublime, todo es poesía... Las mañanas satu
radas con el perfume de las flores; las tar
des, con sus horizontes teñidos con ráíagas de oro y gualde que remedan an
torchas de seres fantásticos que acompañan
al sepulcro, al luminar del día; las noches,
con sus millones de muiido.s luminosos, ro
dando en silencio y ordenadamente, en la
inconmensurable inmensidad del infinito.....
1
'
— 98 —
I L m8 noches son demasiado cortas! IN’o
parece sino que la naturaleza, tiene miedo
de vivir en medio de la obscuridad y se
dü8])ierta muy temprano.
Mayo, con sus brisas y sus flores, con su
encanto y su poesía, parece decirnos constan
temente. que no debemos vivir por más tiempo
en medio de la prosáica obscuridad del vicio
y del pecado.
La Santa Iglesia, fiel intérprete de las
(ieterminaciones del A ltísim o , ha querido
consagrar este mes al culto especial de la
Virgen M adre, para que todos los hombrea
do buena voluntad acudamos al templo á
impregnar nuestras almas con el delicado
y casto perfume de la Rosa mística de Je
ricé.
Nadie que visite nuestros templos en este
mes, puede dejar de sentir un grande atrac
tivo hacia la virtud y pleno aborrecimiento
á los vicios. 4 Y quién hay que no se con
mueva , que no se sienta inclinado al bien,
ante la pureza y la inocencia? ¿Qué cosa hay
más hermosa, que un humilde, pero aseado
a lta r, en cuyo centro se destaca, risueña y
placentera, la santa imagen de la Madre del
Redentor, á cuyos pies van á postrarse hu
mildes los mismos ángeles en figura de ninas
inocentes?
En verdad que no sabemos si el delicioso
aroma que en este mes envuelve nuestros
templos, procede de las flores ó del casto
corazón de las niñas que las ofrecen. ¡ O h !
cuando vemos á aquellos ángeles del hogar,
postrarse ante los pies de la Virgen corre
dentora , temblamos materialmente, las lá
grimas acuden á nuestros ojos, vienen á
nuestra imaginación las sangrientas escenas
del Calvario. ¿ Por qué la inocencia y la cas
tidad , se abaten hasta el polvo? ¿ Por qué
aquellas vírgenes, cuya alma más blanca que
lii misma nieve, y que jamás se ha manchado
con la más leve sombra del pecado, se
postran á satisfacer delitos que no han co
metido? A s í en otro tiempo la santidad y la
pureza misma por esencia, Jesucristo Nuestro
Señor, se abatió hasta el polvo y se postró
á los pies de su Eterno Padre.
E s q u e l a Iglesia Católica, Apostólica,
Romana, con ser la única verdadera, es tam
bién la única que puede llenar el mundo con
la sublimidad y grandeza de sus ceremonias.
¿ Y cómo no habían de ser sublimes y con
movedoras las ceremonias empleadas en el
culto do la siempre Virgen M aría, de esa
figura inmensamente grandiosa que se des
taca en el cielo del cristianismo, cual astro
brillante de primera magnitud, cuyos reful
gentes rayos encienden los corazones en el
santo amor de Dios, y son la guía constante
y única que puede conducirnos al puerto de
eterna salvación?
Mas como á la pureza misma no puede
ofrecerse cosa manchada, por eso es que las
madres cristianas acuden al templo en este
mes, llevando á sus ninas pequenitas, para
que á la par del aroma de las flores, ofrezcan
á la Virgen Madre, el aroma de sus ino
centes corazones.
Si queréis convertiros al bien, si queréis
gozar de las verdaderas delicias que no
cansan ni fastidian, id al templo. « Todo
respira allí esplritualismo, todo habla al
corazón: la V irgen , los cantos, las flores,
las niñas inocentes que ascienden y descien
den, llevando luces ó esparciendo aromas;
las meditaciones son bellísimas, las oraciones
llenas de santa inspiración. Con razón en
todo el mundo cristiano se congregan los
fieles en las iglesias y se empeñan en cele
brar con pompa extraordinaria el mes mariano. »
Mas no todos podemos asistir al santo
templo para obsequiar á María, y sin em
bargo ninguno que de su fiel hijo se precie
debe descuidar un punto la práctica de este
Mes que especialmente la está consagrado.
Loable y digna de imitación es la santa
costumore de muchas almas piadosas, que
imposibilitadas de asistir al templo, en una
de las más decentes habitaciones de la casa,
se forman un pequeño , mas hermoso altar
con la imagen de María, y allí, en unión de
toda la familia, celebran, según su devoción,
este Mes. Pero tal vez habrá alguno de nues
tros lectores que ni aun esto podrá hacer;
por* lo que bueno será advertirles que eu
todas partes, aun en medio de sus diarias
ocupaciones, sin necesidad de interrumpir
las, se puede hacer el Mes de María. Basta
dirigir breve súplica á María al levantarse
por la mañana; ofrecer á gloria suya cuanto
en el día se h a ga ; entremezclar tal cual
pensamiento piadoso á la cotidiana labor;
desplegar mayor fervor eu las prácticas dia
rias de piedad, más exactitud en la propias
obligaciones y mayor resignación eu los pa
decimientos.
Pero lo que sobremanera debemos hacer
todos, el mejor obsequio que podemos y de
bemos, si queremos atraernos sus celestiales
miradas, ofrecer en este Mes á María, es la
abstención de toda suerte de pecados. Sin
esto, imposible nos será complacer ni agra
dar á la Virgen de las V írgen es, á la más
pura criatura, á ilu s tra Inmaculada Madre
JEaría Santísima. Jias como para esto ne
cesitamos fortalecer nuestra alma contra el
poder de las tinieblas, otro obsequio no me
nos grato á María ó indispensable para po
der cumplir con el anterior, es ciertamente
la frecuencia de los Santos Sacramentos,
fuentes de toda gracia y santidad. Aun
cuando no recitáramos oración alguna espe
cial y todos nuestros obsequios se limitaran
á estos, podemos estar seguros que el her
moso mes mariano había de ser para noso
tros manantial de bendiciones, copioso rau
dal de gracias, prenda segura de la vida
eterna.
— 99 —
e i| l\ o i| o r d e I k
V ir g e i\
Pedir la benedición á la Virgen Santísima
al acostarse y levantarsey á imitOA^ión de san
Estanislao de Kostl-a. — Si hemos elegido á
Alaría por Madre nuestra, nada más propio
y natural que honrarla así, como los buenos
hijos. ¿Qué podremos temer, por otra parte,
si damos principio al día y á la noche con
la maternal bendición de María que todo lo
puede!
San Estanislao de Kostka fué quizá el
primero que introdujo esta devoción practi
cada después por
muchos m i e m
bros de la Com
pañía de Jesús.
Y e ficacísimameute recomen
dada p o r nue
stro padre Don
Bosco. Se refiere
que cuando el
Santo Joven se
hallaba en Roma,
%
todos los días ,
mañana y tarde,
se a r r o d i l l a b a
vuelto el rostro á
'T :'
la B a s í l i c a de
Santa María la
Mayor para salu
dar á la Virgen
Santísima implo
rando su bendi
ción y ofrecién
dole sus servi
cios
lOjalá que to
dos siguieran es
te ejem plo! ¡ De
cuántos males y
peligros se libra
rían los que acos
tumbrasen esta
práctica, que no
ofrece dificultad
alguna y apenas
requiere algunos
instantes deaten
ción !
M M ü r sobre la gloriosa Virgen y Madre
de Dws o pensar en ella. — San Anselmo
asegura que después de Dios, el pensamiento
de que la Virgen Santísima es Aladre del
Verbo, debe reputarse como el más aJto y
m ás excelente^
como la o c u p ación más propia
de un cristiano
deseoso de su sa
S-eC'
lud eterna. Quie
nes, en verdad,
no Layan olvida
do su destino en
el m undo, p o r
v'’
poco que consi
deren, advertirán
que sin el amor
á María nada aprovechan,* mas
icómo pueden amarla si no la co
nocen? ¿y cómo
la conocerán si
uo piensan jamás
en ella con la atención debida?
Lo que se ama,
está siempre en
lamemoriay pen
sar en ello es deLcia verdadera.
Si queremos me
dir el amorá nues
tra S a n t í s i m a
M a d r e , conte
mos los instantes
que en un día, en
una semana ó en
un mes, nos he
mos ocupado de
ella. Cualquiera
luese e l resultado de este exa
DOH JDM BOSCO Pro.
men, sería muy
util^ para la sal Fundador de los Salesíanos, H^as de M. Aui. y de los Cooperadora.
(Cepit de d i eaadro da J. Kollíni. astigoo alamso do Dea Bosco)
vación, proponernos m ^ t a r sobre las gradezas de la Virgen
anusima, al menos en sus festividades, y en el
BSEBICORDIA DIYDiA
ñn
enteramente á su culto cousagra0. A s i lo practicaban innumerables sanctos.
Damasceno asegura inefable gozo, Entrar en el cielo, p o r equivocación, parece ooaa
A^
^ tranquilidad aún durante la mn afortimada como imf>o8ÍbIe, y sin embargo
ma, a los que acostumbren pensar con fre na sucedido hasta cierto punto, según vera el cu
rioso lector.
cuencia en la Virgen Santísima.
El A bale Barón era un misionero incansable.
Lna noche de invierno, en que se hallaba en
Donay rezando el Breviario, fué llamado para
asistir á nna buena mujer qbe se moría y le lia-
—
100
inaba con urgencia. Acabar el rezo, echarse encima
el manteo y coger el paraguas, pues llovía Á cán
taros, fu 6 cosa (le un instante.
Llega el buen misionero y penetra por un corre
dor oscuro en la cusa, sin hallar ni portero ni
persona vivie n te } sube á lodos los pisos: Uama
en todas las puertas, oye por toda respuesta algu
nas molas palabras y recoge algunos sofiones.
Cuando al marcharse ya, descorazonado y seguro
de haberse equivocado <lo puerta, so cruza en la
escalera con una niña que le dice que en tal nú
mero do tal corredor hay una mujer muy enferma,
que vive con su marido.
Corre nuestro misionero, busca la puerta y llama
Un ciudadano de aspecto repugnante y cara enfurriiñada, abre, da un paso atrás, y fur’oso al
ver una sotana, pregunta qué es lo que quiere.
El sacerdote, que había divisado al punto á la
mujer enferma en su lecho, por la puerta á medio
abrir, echa á andar sin hablar palabra; mas el
intratable inquilino le cierra el paso determina
damente, y lo amenaza con echarle por la escalera
abajo.
— 1 Por amor de D io s! grita entonces la en
ferma, señor Cm’a, no se vaya usted. ¡ Yo no quiero
morir sin confesión! añade con voz angustiada.
¡Escena digna do .Homero! El misionero planta
la mano en el hombro de aquel salvaje, y con
acento firmo y resuelto lo d ice:
— Y a lo está usted viendo, señor mío. Su mujer
me llama teruiinantemeute, y ni yo tengo el de
recho do negarlo mi m inisterio, ni usted el de
ceiTanue el paso. En nombre de Dios, salga usted
al punto y déjeme solo con esta señora.
El bárbaro salo rofunfiumndo, y el sacerdote se
dispone á cumplir con su deber.
— L a Virgen Santísima le ha traído á usted,
exclama llena de gozo la enferma.
Y á continuación so gueja al sacerdote de que,
hace diez años, su marido uo la deja poner el pie
en la iglesia, y de que se ha negado absoluta
mente á que so llamase al Cura, á pesar de que
la veía morirse.
— Poro yo tenía mucha confianza, añade, porquo todos los días rezaba nn Ave Mnría á la
Virgen Santísima pata que no me faltase un sa
cerdote en mi última hora.
Acaba(la la confesión pregunta el misionero:
— Pues, i cómo pjido usted al fin, envianuo el
recado que he recibido í
— j Qué recado, sí yo no he mandado ú nadie í
— tPues no es usted la señora N...Í
— No, señor Cura,
— Pues, i no es éste el número 30 de la calle í
— N o señor, (lue es el número 30.
Con la oscuridad do la noche el sacerdote so
había equivocado do puerta, y había, por egaírocacíón, confesado á una pobre cristiana que iba ú
morir sin Saenviuentos.
El sacerdote, muy comnovido, se aiTodilIó y dió
giuoias al Señor por tan grande núscricordia. Eu
seguida corrió al número 80, cumplió con su deber,
y volvió al instante.
Media hom había trascurrido solamente: la mo
ribunda acababa do espirar, y su marido, arro
dillado la velaba al pie del lecho.
Do mauem que la virgen Santísima h,abía sido
mu>' fiel á la cita. A l cabo do diez años, que
la infeliz que la invocaba uo frecuentaba la iglesia,
ella acudía, como Madre do misericordia, justa
mente en la hora misma de la muerte.
Cuánta confianza debemos pues, tener en aque
lla s hermosí\s palabras: ;A/u>ra y en ¡a hora!
—
PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL
SALESIANO
Santo Padre ha dirigido al Emmo, Cardenal
5 ^ Arzobispo de Bolonia, un Breve qne será
leído en la primera sesión general del Congreso;
y el Cardenal Lúcido María Parocchi, Vicario de
Su Santidad ^ Protector de la Congregación Salesiana, también le ha dirigido la siguiente carta:
E x c m o . y E e v m o . Sr.
Siendo el Protector de los Salesianos, muy grato
me sería poder asistir á su primer Condeso internacional, debido especialmente al celo de V. E.
Más no siéndome posible, con la presente le
aseguro mi unión en espíritu con V . E. y con
nuestros venerandos Hermanos en el episcopado,
para promover, con la instituciói^ del benemérito
D. Bosco, uno de los más grandes bienes que ba
proporcionado á nuestro s ig lo ; cual es, la educa
ción católica de la juventud y la regeneración
del obrero.
Tanto el uno como el otro intento, se consegnirán seguramente, por la poderosa comunicación
de gracias, de que es dispensadora la bendición
del Santo Padre.
De todo esto me a le ^ o desde ahora con V. E.
y con la Congregación Salesiana, cuyo entusioEmo
y decisión crecen al presentarse nuevos sacrifícios
y trabajos.
Beso á V . E. humildemente la mano, ofrecién
dome
De V . E.
Devotísimo Siervo
L. M. Card. PARROCCHI
Protector de loa Salesianos.
Roma, 6 de A b ril de 1895,
Sabemos que varios Sres. de Barcelona sisti,rán al Conm-eso en representación de los aCooperadores Salesianos de dicha localidad, qne
todos bau mandado sus adhesiones.
Un medio eficaz para cooperar al éxito del Con
greso, es la omcíón; así qne los que no pudieren
asistir, pueden orar y orar mucho, para que Dio*
proteja á los que asistan; no est:i demás este en
cargo á pesar do que cuando nuestros Cooperadores
recibau este número, ya habrán terminado las s^
siones, pues los fnitos de este Condeso no se ban
de recoger enseguida, sino después de poner en
práctica sus conclusiones; y por esto debenio*
rogar mucho.
Las sesiones se celebrarán en la iglesia de Santa
Catalina, donde se conserva incorrupto el cuerpo
de la Santa.
Nuevos Obispos han prometido su asistencia:
pasan ya de 32.
La prensil católica española, como igualmente
la extranjera, tendrá, en su mayor parte, nume
rosos representantes.
Cincuenta han sido los trabajos llegados
el Concurso musical para nn Himno Inaugural de
Congreso. L a Comisión Examinadora á este objeto
formada, después de maduro examen y de diripir
palabras de encomio para todos los autores,
juzgado como mejor, por responder á las cond*
—
101
—
clones prefijadas, el del eximio maestro de la Ca
pilla de la Catedral de Macerata, Sr. D. A ¿ este
f.TTTARFT.T.A .
Siguen á este los de los Sres. Alfonzo Milani, de
la de Bolonia; Jeremías Piazzano, de la de Vercelli; J. B. Urbano, maestro de música del Colegio
de Alassio; José Terraboschi, de Treviglio j Agnstín Donini, de Milán.
Damos á continoación la traducción española del
Himno del Congreso: nos ha sido remitida x>or
el Pbro. mejicano D. Gavino Chavez, Cooperador
Salesiano; á quien damos las más cumplidas gra
cias por su atención.
f ílM N ^
S A L S S IA N O
De Oriente al ocaso, más bella que nunca
Irradia, Don Bosco, tu santa bandera:
Labor y Plegaría ; la empresa es entera
Que el dedo del Sumo Pastor te trazó.
En tomo á la insignia, ja acoje triunfante,
A ejército inmenso, María Auxiliadora,
t Alzaos! que de gracia cercana es la hora,
Del día más felice la aurora nació.
Del pueblo los hijos nos tienden la mano;
Nos llaman una á una las viejas naciones;
Del campo y ciudades acuden‘varones.
Apóstoles nuevos que trae el Seuor;
Y al triunfo se lanzan formando en batalla.
De nobles Prelados las cruces los guían:
A l cielo sonoras sus voces envían:
A Dios solo gloria, ó imperio y honor!
al
VIAJE DE D. RÜA
Mediodía de Francia y á la Palestina
El día 6 del passado Abril, llegaba al Oratorio de Turíu, después de casi tres me
ses de ausencia, nuestro muy amado Eector
Mayor Don Miguel Eúa, de vuelta de la vi
sita liecba á la Gasas Salesiauas del Medio
día de Francia y de Palestina. Con gusto
nos ocuparíamos en este número en detallarlos
recibimientos que en todas partes se le han
hecho; y las muestras de carino, veneración
y respeto de que ha sido objeto. Mas no
siéndonos posible ahora, esperamos poderlo
hacer en el próximo número.
Entre tanto de nos gracias al Señor y á
María Auxiliadora, que sano y salvo nos
le han restituido, salvándole de los varios
peligros en que se ha visto, por parte de
los enfurecidos elementos.
SANTANDER
EL CARNAVAL
E N E L O R A T O R IO D E D. BOSCO.
NTES de dar algtmos detalles acerca del Car
naval pasiido en el Colegio, que los R R .
__ __ PP. Salesiauos tienen establecido en esta ca
pital, permítaseme hacer una pregunta.
¿ Qué es el Carnaval! — Fácil es la respuesta
y mucho más una vez analizadas las sucintas in
dicaciones, que á continuación se exponen.
i Qué es lo que busca la juventudt — 4 Cuáles
son sus ideales í •— 4 Cuál es el móvil, que la im
pulsa? — No es otra cosa que el satisfacer esa
sed frenética de placeres, esos gustos del apetito
sensitivo, qu e, ofuscando á los jóvenes la razón,
distintivo hm sublime entre los demás seres de la
creación, los rednce al igual de los irracionales.
Verdaderamente no es menester fijar tiempo algu
no para ir tras asse liviandades y desahogos del
hombre apasionado; pero ninguno es más á pro
pósito que el que ofrece el Carnaval.
4 Qué es, pues, el Carnaval en la moderna so
ciedad ? El tiempo de los desatinos, de la desver
güenza, de la inmoralidad, de los liltrajes é in
jurias á Dios y ú los hombres. — Esa innumerable
falange de jóven es, no atreviéndose antes á
hacer ni decir abiertamente obscenidades, ahora,
con el antifaz, y prescindiendo de toda suprema
autoridad, no titubean en e llo , y desahogan y
dan rienda suelta á sus apetitos, creyendo que ha
llegado ya su tiempo, en que todo les estií penuitido. Y como esos tres días son cortos para ellos,
redoblan su ardor, satisfacen sus pasiones, hártanse do los terrenos deleites, écbjinse en el cieno
de las humanas concupiscencias, y de este modo
los que antes eran imágenes vivas del Ser divino,
trausfómianse en abismo de asquerosidades y envilócense más que los mismos brutos. Aléjense de
Dios, y como ovejas descarriadas, no disfrutan más
de aquel saludable pasto, que el buen pastor en
vano intenta procurarles, sino que tragan á boca
llena el mortal veneno q u e , con la rapidez del
rayo, los conduce á la eterna perdición, j O fatal
ceguera de la incauta juvenlYia!
Hé aqu í, en pocas palabras, lo qne es el Car
naval, en nuestros tiempos.
I 4 cuál es el Carnaval del Oratorio de Don
Bosco? — Enteramente contrario al que hemos
descrito. Conociendo esos buenos al par que ce
losos Padres el inminente peligro á que se bailan
exiraestos multitud de jóvenes y niños, preparan
joviales entretenimientos, con qne tenerlos con
tentos, y al efecto abren las puertas de su teatro
á esa juventud, ávida de nov^lades y pasatiempos,
y allí, con morales representaciones, con juguetes
cómicos, al propio tiempo que está alejada del con
tacto corruptor, que invade plazas, calles y arra
bales, v e cumplidos y satisfechos sus deseos; pues
goza, ríe, disfruta, sin ofender al Señor.
Tales foeron los entretenimientos, que los díajA
—
102
24, 25 y 27 <ltl i)asa(lo Febrero, tuvieron lug.oi’ en
el Oratorio do D. 13oaco.
El domingo, 24, ho puso en cBcena el grandioso
drama « Libertad, » (Tel Dr. Don Francisco Fenoglio, sacerdote Salesiauo, obra de mucho mé
rito, que honra admirablemente á su autor, y que
tuó interpretada con maestría por los jóvenes, que
en dicho Oratorio so educan. En los entreactos la
Honda do música locó con gran afinación y acierto
escogidas piezas de su Rolecto repertorio, las (jue
CTHtaron li los concnrrontes y fuercm muy aplau
didas. En uno de los entrííactos se cantó el ju
guete cómico H CiahaHino (El Zapatero) acompa
ñado al piano, mereciendo nutridos aplausos.
Después del drama cantóse por los niños del Ora
torio un coro. Rataplán, alusivo al Carnaval, que
gustó también mucho j y, á los acordes de un airoso
paso-doble ejecutado por la Banda de la Casa,
desfilaron, rebosando de la mayor alegría y rego<'ijo, cuantas personas acudieron á presenciar el
<‘.\p(‘ctáculo.
Muchísimos bienhechores de aquel benéfico esta
blecimiento lo honrai'ou también con su asistencia,
«lando, por consiguiente, mayor realce y lucidez
ú aíjuel honesto y jjúblico acto.
A l día si^iicnte, 25, preparóse oti-a bonita y
variada fmición. Eeprcseuti'ironse los dos sainetes
Ratones cn trampa y Los noventa y nueve duros;
repitiéronse I I Oiabottino y el Rataplán tan cele
brados y aplaudido sel día anterior; todo sa
lió ó gusto y &itisfacción del numeroso público,
que do bote cn bote llenaba el espacioso salón,
y , como el primer día, al són d é la música, reti
ráronse todos, con el miís perfecto orden, á sus
respectivos domicilios.
El 27, xiltimo día del Carnaval, púsose de nuevo
en escena el drama libertad y el festivo Rataplán
«juo tan gratos recuerdos ó impresiones ha dejado
bnpresns en el ánimo do cuantos lo oyeron. La
«MincuiTcucia fué numerosísima, la interpretación
<le los papeles á cual mejor, la Banda de música
lucidísima, y el contento, general y entusiasta.
Nada diré de las funciones religiosas, pues á
más «le las misas y numerosas comuniones, el 27
estuvo el Señor do manifiesto liasta las 3 de la
tar«lo, hora en «¡ue se reservó, después de cantarse
un precioso motete y Tantum Er<jo, á lo que si
guió la Bendición con S. D. M.
lié miuí el Carnaval en el Oratorio do Don
Bosco. : Qué contrasto! ¡ qué oposición con el del
mumlo! Aquel alegro; pero con la alegi-ía ange
lical y conforme al cántico de D avid; Servite
Domino in lacíitia ; éste, alegre, si so quiere: más
con la alegría mundana, es decir, i)asa,joní, fugaz,
«[ue siembra más tordo en ol corazón «lo sus adopt«is profunda pena y congoja; aquel, iimcento, ho
nesto, según las h'yes de la s«ma moral y preceptos
«lo Dios y de su Iglesia, esto malicioso, sabiuico,
sin 8i\ieoión á ninguna ley divina ni eclesiástica;
« I primero estriba eu la raztin , ayiuhula por la
gracia, el segundo, en vez, en el capricho, antojo
y sensualismo,
¡ Oh dichos«>s hijos del imimndorable y gran
D. Bosco! :Invict«>s campeones do la religión del
Cnu'ificudo! Seguid constantes la senda, que os
ha tmzmlo vuestro iiusigne Fundador y Padre, qxie
muchos seiíin h>s fnitos que reiwrt.afá la Iglesia
mcdiimte vuestm piedad, abnegación, desinten-s
y celo: muchas las victorias que alcanzareis contra
«‘1 c«»uiún enem igo. que en triunfo se pasea p«>r
dcMpúer;» y que eual león rugiente iut«ínta seducir
á los inexpertos: eiuuginl. como hasta el presente*
el llanto do tontos «lesvalid«>s, «lue, gimiendo bajo I
—
el peso de la indigencia y miseria, imploran fer
vientes ayuda y favor.
Dios, fiel remunerador, que vela y cuida de las
tiernas avecillas del campo, sabrá debidamente
recompensar tanto sacrificio, tanto desprendi
miento, tanto amor.
Alégrese Santander por tener en su seno luia
Institución, cuyas elevadas miras son la cabal y
peí fecta educación de la juventud, especialmente
pobre; el presentar una día á la sociedad á esos
niños, qne, ahora vagabundos recorren las calles
de nuestra población, hechos honrados y laboriosa
ciudadanos, amantes de la Religión, de la patria
y de la familia.
Aunámonos, pues, todos: contribuyamos con
nuestro óbolo, y según lo permite nuestro estado
y condicitm, al sostenimiento de esa Fundación
regeneradora, que extendida por casi todas las
partes del mundo, es el asombro y admiración de
cuantos la contemplan. Hagámoslo aliora más qne
nunca, considerando que es la voz do un sinnú
mero de niños, que, clamorosos, nos lo suplican,
la voz de nuestro esclarecido Prelado, que á ello
nos invita con reciente pastoral (20 do Febrero).
« Procurad, dice, refiriéndose álos eclesiásticos.
» que todos gusten la suavidad del yugo de la ley
» de Dios, y las dulzuras de seguir á Jesucristo;
>• y, sobre todo, cuidad de los niñ«>s....... Si en
>' alguna parte ha de hallar buena tierra la semilla
» de la fé, es en el corazón de los pequeños: y
» si la sociedad ha de ser verdaderamente cristíana
» algún día, por los niños ha de comenzar. Lo
» que sean los niños de hoy, serjin los hombres
» de mañana. »
Ahora bien: ¿qué no hacen por los niños los
hijos de Don Bosco ? — ¿ Qué contratiempo, qné
obstáculo es capaz de arredrarlos en su «íifíeil
tarea? — Ninguno. Por ellos viven continuamente
sacrificados sin más recompensa que el agradeci
miento de estos mismos niños y el celeste galardón.
Ayudémosles, pues, si queremos que Dios deirame sobre nosotros y sobro nuestras familias m
gracias, y que al fin de la vida nos haga partí
cipes de aquella gloria, que promete á sus fieles
hijos.
C. M. E.
Cooperador Salesiano.
M A L A fiA
Con la nueva fundación de JLUaga, se han desp«'.rrado eu su favor los nobles sentimientos de
los malagueños: la prensa de dicha ciudad trabaja
activamente para que sea conociday se la proteja,
segiüi la atenta carta que á continuación pone
mos y que diryió á todos los diarios el Señor qne
subscribe á quien hacemos constar nuestro agra*
decimieuto, como igualmente á la prensa de Máloga y á la católica de toda España, que en las
actuales circunstancias trabaja con noble desin
terés por fin ton grande.
Sr. Director y Redactores.
Distinguidos Sres. y amigos míos: Creyendo
llenar un ileber de civismo y de alta moral, me
— lo a —
ermito llamai' sn ilustatida atención acerca del
ratorio y refugio pam niños abandonados, que
íTubajan por implantar en
los hijos de
Don Bosco, ó sea la Congregación de los « P P.
Salesianos. »
Inútil relatar á Vdes. el fondo y forma de la
institución. Por su ejercicio de Vdes. ciertamente
habrán hecho estadios detenidos de esta Congre
gación tan cristiana y eminentemente social. Y a en
tre las xarias provincias de España que cooperan á
su desarrollo, tenemos la honra de que la de Bar
celona cuente tres casas en las que reciben edu
cación religiosa, literaria y artística, 400 niños
internos y más de 1.200 externos.
Por e llo , creo necesario y así se lo ruego, que
esa ilustrada publicación, haga una activa pro
paganda para despertar en esta Ciudad el celo de
las clases directoras á fin de que protejan eficaz
mente esta gran obra que si en principio es de
caridad para los niños desamparados, es á la par
segura garantía para la evolución pacífica del
progreso humanoj y por tanto, á todos interesa
y quizás doblemente á las clases privilegiadas por
los bienes de fortuna, puesto que dicha obra lla
mada es de modo evidente á servir de cauce á
las corrientes sociales, que así serán manso río en
lugar de asolador torrente.
De Vds. afectísimo amigo s. s. q. b. s. m.
B. G h ia u a .
S
en favor de los ninos desamparados
EL k m DE Ik a i l E DE REPISO
Redoblad Tneatrfto fiiortM *
Un do garlar á la nl&et j
de
ÍiiTontnd
screduiidad
la com ipolón é
y
preparar aaf
una nuera generación.
iLEOj; XIII.)
^^BTAS bellísimas palabras salidas de labios nngelicales, son por si solas títulos bastantes para
amar como ó padre cariñoso al sabio, benigno
y virtuoso anciano, que para dicLa del linaje hu
mano, rige la cristiandad.
Preciso de toda urgencia es para los católicos
corresponder con actos á tan elocuente arenga,
que no hay mayor obra agradable á Dios que lá
caridad en su manifestación de amor al prójimo:
pero me atrevo á asegurar que aun fuera del cato^
lirism o, no puede haber quien no encuentre be
llísima la frase y deje de acudir á t^m saludable
llamamiento, reconociendo todo el orbe en suma,
que esas palabras son la voz divina trasmitida
]^ r hijo predilecto.
¡ O h! quien tuviera la dicha de ser elocuente,
pma dirigir al pueblo de Málaga el reflejo de
aquel rayo de luz que parte de Soma, en el ins
tante en qne aquellas sublimes palabras brotan de
ios benditos labios del padre común de los fieles.
Pero no es menester de ella : que la Providencia
divina nos fscilita los obreros para el trabajo que
recomienda el Vicario de Cristo.
Los hijos de Don Bosco han venido en este siglo
á servir para tan grande obra, la de rect»jer con
la cariñosa solicitud de tiernos padres y honrados
ílirectores, á los que el fiero egoismo de la socie
dad abandona física y espiritualmente.
Así, aimque el más insignificante de mis conciu
dadanos, me atrevo á invocar el socorro de clases
pudientes de Málaga, no solo en contribuir con
recursos, sino de ocuparse en estudiar la obra del
humilde sacerdote piamontés, que si lo hace, no
hay duda que la saludable y celestial simiente
que Jesús sembró y Don Bosco ha labrado con esfoerzo de alma refulgente de santo amor, fructi
ficará para el bien del hombre y se irjín cumplien
do las promesas del Salvador, cuando dando
su preciosa sangre por nosotros nos llevaba como
hermanos á ssr hijos dignos do su Divino Padre.
Un colaborador de D. Bosco.
{La Uuiihi Mercantil, de Málaga).
L A INFANCIA ABANDO NADA.
; 4 ^ ntre las giundes manifestaciones de la caridad, ninguna tan simpática yheimosa como
la que supone la protección moral y material á la
infancia desvalida.
En lo que á Jlálaga respecta, se ha hecho cuanto
con su situación económica era compatible, para
alejar de sus calles el penoso espectáculo do la
mendi<ádad más ó menos efectiva y ocultado
con mauo impaciente, cuantas miserias afligen á
las grandes poblaciones.
Rodeados del silencio, del que la virtud es tan
amiga, trabaja un puñado de héroes de la caridad,
con a<iuella constancia que solo imprimen las
grandes ideas.
Dejad á los niños que vengan d mi, exclamaba
el Redentor.
Dejad ú esos niños desvalidos y faltos de todo
amparo, que so acerquen á nosotros ; que snpliendu
con nuestra fú lo que falta á su desesnerunto si
tuación, sabremos apartarlos de su niiseniblo estado,
y cuidando de su porvenir con la solicitud de
verdaderos padres, algún día sabrán lo que deben
á la sociedad, en la que parecían conaeiiados á
ser su más terrible azote, dicen los PP. SalesianoR, al pediros nna limosna con el sublime pre
texto de la caridad.
Un limitado número de personas, dignas de
todo el respeto que merece su desinterés y abne
gación, han llevado á cabo la gran obra de re
dimir á la infancia abandonada de nuestra po
blación.
Ante esta poderosa iniciativa, solo resta que la
acompañe un movimiento general de las personas
pudientes, traducida en una contribución que li
bra á la conciencia de esta deuda social, y lleva
al espíritu la más grande de todas
satisiacciones: £1 bien ageno.
{E l Diario de Málaga.)
— 104 —
L A C O R T IN A
LOS TALLERES S A L E S IA M
/A Atalaya, dü Santander, ba traído un horIjiiumo artículo reseñando la vida de los discípu
los d(i D. Hosco y sus asilados en aquella población
y haciendo un panegírico entusiasta do la obra
de los talleres salesíanos.
A l lado do esos elogios trae la prensa sautauderina una notíi triste. Instituto tan benélico, tan
adecuado JÍ las circunstancias presentes, tan no»
cewirio como antciminal del socialismo y la anar
quía y como factor de gran valía para resolver el
in’oblema do la miseria moral y material do los
tiempos presentes, pasa grandísimos aprn-os y
estrechez tunta, que ni siquiera tiene casa en
aquella ciudad, y so vo obligado á pedir á la li
mosna piiblica un asilo para los pobres raípierillos
que alberga.
« Más de CüATKOOlENTAS SOLICITUDES — sogún
manifestación do los Padres — han sido despa
chadas negativamente — dice La Atalaya — por
la absoluta, incapacidad del local.
Todas ellas iban escritas con la elocuencia de
los ruegos v de las lágrimas y con la poderosa
Tocomendaclóa de la miseria, y pedían... la cre
dencial que no puedo negársele á ningún ser hu
mano: pau y educación.
Y no son óstas solas ; los miamos « raqueros »
que, sin padre ni madre ni perro que les ladre,
pululan por los muelles, comen lo que les dan ó
lo que hurtan , duermen en los quicios de las
puertas ó en los bancos de los paseos, lo ignoran
todo y van inconsoioutemonto camino de la abyec
ción y del presidio, los « raqueros » también
acuden á llevar, por sí y ante sí, y con perfecto
derecho, su solicitud rogando á los PP. Salesianos
que los recoian.
De esos, (pío tal vez constituyen una clase, hay
amparados en el Oratorio muy cerca de 40 indi
viduos; 40, entre « raqueros » y huérfanos que
no tlimen á quien volver los ojos fuera de aquella
santa casa, abarrotada de niños pobres.
I Pero ya no caben más! Y con el vivo dolor
que comprenderán los corazones caritativos, Imce
locos (lías, vieron los P P . Salesianos alejarse calizba^jo do la puerta del Oratorio á un infeliz « raquerillo » quo, hambriento y desnudo, les pedia
una plaza; ¡ infeliz « raiiuerillo » que, dltis después,
víctima de una pulmonía, fué recogido en la calle
por los guardias y conducido al hospital! »
Y sin embargo, : cuánta mies no había quo co
sechar en esta ¡Miblucióu, donde es necesario re
mediar tantas miserias morales y materiales!
] Quiera el Señor mover el corazón de algún alma
buena poi'a (pie con medios holgados proporcione
á la Corulla esos talleres do tonta trascendencia y
de tan biouheidior influjo en el porvenir de los
pueblos!
Por eso el Excmo. Sr. Arzobisi>o en su última
visita á la Coruña, al iiro{H)uerse la feliz id(ja de
la creación en esta capital del jPn<»*OM(»í() df Dórcros, ha mostrado su vivísimo deseo de que las
J¿‘« ‘Mel(iíí y 2'alleres (talesia»os sean la sólida base
de este Fafronato, á tin de atender de un modo
establo á la instrucción. educación y anqwiro de
las clases desheredadas de "ésta iwpulosa ciudad.
Ksuocesario, pues, que las personas acaudaladass
1
I
se muestren generosas en estos laudabilísimos pro
pósitos de nuestro celosísimo Metropolitano, á fin
de poder llevar á cabo un obra de tanta rtascendencia para la prosperidad de la Coruña.
{Diario de Galicia.)
GERONA
‘os Padrea Salesianos de esta ciudad, en vista
del número siempre creciente de niños asila*
dos, y de las muchas peticiones de entrada, han de
terminado por faltarles ya lo ca l, arreglar el se
gundo piso del ediücio recién construido, á pesar
de tener ya una crecida cuenta pendiente con el
maestro de obras, siguiendo en esto el ejemplo de
D. Bosco, ol cual cuando se trataba dol bien do
los niños pobres, no se amedrentaba por las deu
das, y confiado en la Divina Providencia hacía
los gastos necesarios.
Los Salesianos de G-erona confiando en la gene
rosidad de los buenos genmdeuses, amantes como
son de favorecer á todo menesteroso, principal
mente cuando se trata de niños pobres y desva
lidos, de los cuales en la actualidad cuenta el
asilo con el número de 29, han persistido en su
laudatorio fin.
A este objeto han abierto una suscripción, espe
rando que serán muchas las personas que se harán
inscribir en ella, dando su limosna por una vez
tan solo, y los niños asilados harán oraciones
especiales para ellos.
Debemos además advertir á nuestros lectores
que pueden también favorecer á los niños de este
establecimiento con prendas de ropa, aunque sea
usada.
{E l Baluarte.)
.A -is A r É r tiC u A .
SA N T IA GO DE CHILE
ESCUELA PRACTICA DE AGRICULTURA EN SIELIPILIA
CContinuación J
DISCURSO
del Sr. Cura Párroco de Melípilla, presbítero
Don Antonio Fernandez Moya.
Carúrím», dilí^amtu no* tnricm,
qu ia earüa$ ex Den «t t .
I Jo» D. IV, 7
Carito*... d ifu ea e tí in eordibvt
no s trit p e r S p iritu m Saneíum
q u i datue etl nobi*.
Rom. V. 5.
Acabamos de presenciar la sencilla y á la
vez majestuosa ceremonia de la bendición
de la primera piedra que va á servir de
fundamento de un gran establecimiento. Aún
resuenan en nuestros oídos las dulces pala
bras que la significan.
Esto no obstante, en estos momentos so-
— 105 —
lemnes de indecible alegría para todos y prin
cipalmente para la actual generación de
Melipüla y de grandes resultados y copiosos
li-utos para sus futuras generaciones, for
mando especial contraste, sin título alguno
me presento ante vosotros: y si tengo el
honor de dirijiros la palabra, es iinicamente
obedeciendo á la voz de un deber que se
impone á modo de instancias repetidas.
Por eso espero de vuestra benévola aten
ción sabréis disculpar el vacío que ha de
dejar este mi humilde sacrificio en la es
pléndida y brillante manifestación con que
hoy se prepara una era de regeneración mo
ral y social, manifestación que quedará es
culpida con caractéres indelebles en el co
razón de todos, con caractéres de oro en la
historia de esta ciudad.
Sí 5 hoy se dá principio ó una obra grande
y benéfica, que dirigida por esos abnegados
religiosos de Don Bosco, contiene y desen
vuelve la linica potencia que dá valor á los
hombres para que, formándose en la virtud
de la caridad, amen con sinceridad á sus
semejantes, y hagan agradables y dulces los
oficios de una beneficencia recíproca. Esa
potencia nos revela el origen divino de la
caridad, que con su ejercicio supera todos
los obstáculos y constituye entre todos los
hombres grandes y pequeños, ricos y pobres
una santa alianza, que ningún motivo ni in
terés humano puede romper 6 debilitar.
T es porque la caridad nos hace sentir y
reconocer que Dios es el principio de todo
cuanto recibimos; ya en el órden de la na
turaleza, ya en el órden de la gracia, todo
nos lo dá y todo se lo debemos: y que este
Padre celestial que nos ama á todos, quiere
que todos nos amemos por El. Carissimi diJiffamus nos furicem, guia charitas ex ])e o est.
Mas si este Padre de quién es la caridad
puede tener sus razones para repartir toda
clase de bienes con mano desigual; puesto
que no son iguales los talentos de todos, ni
igual la salud ni las fuerzas , y aún en el
cielo unas estrellas se distinguen de otras
por su brillo y magnitud, sic et resurrectio
mortuorum (1 Cor. x v , 42), quiere Dios sin
embargo que aquél á quien distinguió en la
distribución no sea más que el ecónomo que
en su nombre socorre al necesitado sin glo
riarse del bien que hace, sino reconociendo
que lo que dá lo ha recibido del Espíritu
Santo. Charitas... diffusa est in cordibus nostris per Spiritum Sanctum, qui datus est
nohis.
Del olvido de esta hermosa y celestial
doctrina ha brotado la pavorosa cuestión
social con todos sus horrores y errores, in
cluso el socialismo y anarquismo, engen
drado uno y otro á su vez por el egoismo
y sensualismo. Entre las causas del socia
lismo figura en primer lugar la apoetasía de
las naciones.
X i quién ha robado la fe de los pobres
obreros? ¿ Quién ha sido el malvado que ha
trasformado á esos desgraciados, de humildes
y sencillos, en monstruos feroces que, lle
vando en una mano el puñal y la dinamita
en la otra, no respiran sus pechos sino odio
y venganza.
« L a principal causa del socialismo, dice
el sábio párroco TViiintexer, es el materia
lismo de una vida sin Dios... » Se ha ne
gado la existencia del cielo y so ha procla
mado el goce material y sensual como el fin
supremo de la vida. E l socialismo ha acep
tado este dogma y pide la igualdad de pla
ceres para todos, reclamando el derecho de
las masas en el banquete de la vida mate
rial. Y no podía ser de otro modo. Para el
socialismo que ha negado ú olvidado abso
lutamente el último fin del hombre, haciendo
de éste un mono perfeccionado y no un sér
inmortal que ha de descansar completamente
en el Bien Sumo, lo presente es lo esencial,
á diferencia del cristianismo, para quién lo
presente es lo necesario y la vida eterna lo
importante y lo esencial.
Y sin necesidad de acudir á los caminos
de esa vida sin fin , importante y esencial,
i no hallaremos aquí abajo el remedio de la
enfermedad que padece la sociedad actual ?
¿Xo se podrá encontrar la solución del pro
blema social en la ciencia positiva y evolu
cionista, en la fuerza armada ó en las leyes
de represión?
2ÍÓ, porque jamás ha habido época en que
las naciones se hallen tan armadas como
hoy y nunca los odios de unas clases contra
otras han sido tan profundos y al parecer
irreconciliables. X o busquemos tampoco esa
solución en las afirmaciones de Speucer ni
en la de los sociali.stas aún más científicos,
porque unas y otras tienen por principal
argumento el ateísmo, y ya sabemos lo que
es una sociedad sin Dios. Ko, en fin, en loe
leyes de repren.sión, porque si queda en pió
el sistema, subsistiendo las mismas causas,
irremisiblemente han de surgir los mismos
efectos.
Entonces ¿no hallaremos aquí abajo el
remedio á tanto malí Oigamos; tiene ia pa
labra Julio Simón : « Hace algunos años,
Francia parecía haber renunciado á Dios y
es menester que vuelva á Él. En esto es
triba vnicamente la salvación.
» Mucho puede el freno exteriof; pero el
interior es el único que todo lo puede. »
« E.sas naciones y esos gobiernos, decía
ha poco otro político insigne, á quién todos
conocemos, han visto y han visto bien que
p ^ a triunfar en e.sta lucha por el manteni
miento del orden social, no bastaban ya ni
guillotina, ni la Siberia, que necesitaban de
fuerzas de muy distinta naturaleza y que el
dispensador único de esas fuerzas vive en
el Vaticano. »
A h í es donde la Iglesia tiene designado
su lagar. ¿ Y sabemos por q u é ! Porque
— 106 —
úincamente ella tiene en sí el poder sublime
de . iier un dique á ese torrente anárquico
y devastador; porque solo ella puede ins})irar á los ricos y pobres del siglo espirante
un sursuni corda restaurador.
; Dios ! H é aquí en una palabra sinteti¡cada toda la cuestión social. |Caridad! Hé
aquí el medio de que Dios quiere se valgan
los hombres y las naciones para que tengan
solución satisfactoria las cuestiones interna
cionales, los pavorosos problemas económi
cos y el socialismo en todas sus anárquicas
manifestaciones. Garisaimi diligamua noa inviccm^ guia charitaa ex Deo eat.
i Quién sino el clero y las órdenes reli
giosas principalmente la Congregación Salesiana, que es objeto de nuestra preciosa
ó inolvidable fiesta, podrá resolver el pavo
roso problema social predicando á cada uno
sus deberes y amonestando á todos á que
no se dejen arrastrar por loa bienes de la
tierra, sino que tengan fijos sus ojos, su co
razón y su alma en el cielo i ¡ Dichosos los
que sufran con resignación sus trabajos y
allicciones 1 Porque escrito está : ¡ Bienaven
turados los que lloran porque ellos serán
consolados I ; Dichosos también los miseri
cordiosos, porque ellos alcanzarán miseri
cordia I
« E l obrero, dice el docto sacerdote Hitze,
que no cree en la otra v i d a , no se hallará
jamás contento y satisfecho,
Por eso los
sacerdotes salesianos vienen hoy á nuestro
pueblo, no sólo á formar obreros en los pro
gresos de la agricultura, industrias, artes y
oflcios, sino á formar hombres en el santo
temor del Señor y en el amor con que mútuamente debemos amarnos; porque la ca
ridad procede de Dios. C arm im i, diligamua
■nos invicem, guia charitaa ex Deo eat. Ellos
vienen á inculcar en el corazón de todos,
estas sencillas y consoladoras palabras: No
crió Dios al hombre para las cosas qticbradizas y caducas, sino para las celestiales y eter
nas ; ni noa aló la tierra por habitación perpótua, sino j)or lugar de destierro (León X I I I ,
J)e conditione o^djienm). Ellos vienen , en
fin, á predicar : que el altar exterior en que
se ofrece el sacrificio de la misa, aunque
respetabilísimo, no es más que la figura del
corazón del hombre generoso, del hombre
que sabe conservar en su alma la caridad
difundida por el Espíritu Santo. Charitaa...
diffusa est in vordibus nostris per Spiritum
Sanctum, qui datus est nobis.
No se diga por eso que van á promover,
á fomentar el socialismo; porque de ese
modo no so promueve ni fomenta el socia
lismo anárquico, el socialismo disolvente; á
lo más se tratará de establecer, si se quiere,
un socialismo cristiano.
Enseñando á cada uno sus deberes, la re
signación cristiana á loa pobres y á los ricos
el qjercicio de la caridad, como aquella y
ésta proceden de Dios y verdaderamente se
refunden ambas en una sola v irtu d , según
aquellas palabras de san P a b lo : L a caridad
ea paciente, ea benigna, no busca stisprovechos,
todo lo sobrelleva, todo lo soporta, resultara
ese socialismo cristiano, en virtud del cual
86 irán estinguiendo los odios de clases
contra clases, se acercarán los de abajo con
los de arriba; uniránse todos en los víncu
los puros del amor divino formando un solo
espíritu y un solo corazón 5 y al fin y al
cabo, la sociedad quedará asentada en un
pedestal de granito, cuya primera piedra
será la caridad y su cúspide la vida eterna.
j Honor y gloria al Señor Nuestro Dios,
porque nos ha dispensado un gran beneficio
con la excelente adquisición de los Reve
rendos Padres Salesianos, que á ayudarnos
vienen con su auxilio poderoso en la impor
tante obra de la regeneración moral y social
que todos anhelamos I
¡Gloria y alabanzas al sacerdote y caba
lleros que con una constancia no común,
afrontando toda clase de dificultades, ven
cieron los mayores obstáculos para instalar
entre nosotros tan benéfica institución !
¡ Gracias y bendiciones mil á los que ge
nerosamente, con su óbolo ó de alguna otra
manera , han contribuido á uno de los más
grandes trabajos que en nuestra época han
de infl.uir ciertísimamente en el manteni
miento del órden social amenazado!
¡ Parabienes, respeto y amor á la primera
y suprema autoridad eclesiástica de la na
ción, que con su prestigiosa presencia no ya
solo ha venido á dar brillo y realce á esta
hermosa y deliciosa fiesta, sino á inaugurar
una era de honra y gloria á Dios, de bien
estar á la clase obrera, de paz á los hom
bres de buena voluntad y de felicidad para
la patria 1
{Se continuará)
O R A T O R IO F E S T IY O El domingo pasado se abrió en esta cixidad, en
el establecimiento de los Padres Salesianos lo co
nocido en su Congregación con el nombre de Orato
rio Fes^iro. Consiste éste enla concurrencia de niños
de fuera del Instituto, con preferencia, eso sí,
los de más mala índole, malas costumbres, carácter
díscolo é insubordinado, los domingos y días de
fiesta, con el objeto de establecer entre ellos juegos
inocentes y nada peligrosos, bajo la vigilancia de
uno ó más Padres y de otra.s personas, evitíindose
))or este medio el que en estos días de asueto se
estéu por las calles, con malas compañías, ocupados
en conversaciones inconvenientes ó quizá muy da
ñosas, ó bien en riñas ó á lo menos en bmscos
juegos. T kw de aquel aliciente para ios niños,
quienes necesitan naturalmente del juego, viene
— 107 —
el fin principal que se proponen los Padres Salesianos que e-s el de irles formando el corazón é
instruirlos en la cosa que les es más esencial: la
Religión; y asi, junto con la práctica de la misa
y de una cortísima función religiosa por la tarde,
se les hace una exhortación de religión, ó una en>
señanza e ^ lic a d a y con ejemplos, del catecismo,
ó se les cuenta una relación moral.
Se saca también otra ventaja del Oratorio Fes^
tivo, y es el descanso para los padres de íamilia,
quienes no' tienen ni un momento para sí, por los
prolijos cuidados que deben dispensar á sus h ijos:
enviándolos al Oratorio quedan libres de la pesada
carga, siquiera sea por un día.
Esta invención s^esíana del Oratorio Festivo,
llevada á cabo por primera vez en Tnrín por el
bondadoso sacerdote don Juan Bosco, el amigo
del pueblo, y establecida con el móvil de apartar
á los hijos de éste de los vicios en que pueden
caer y sobre todo para atraer á los ya caídos, ó
la práctica de las virtudes y á las sanas costum
bres, no puede menos de ser altamente encomiado
por los bienes que trae, digna del elogio y buena
voluntad de todo corazón compasivo por la suerte
de las clases inferiores de la sociedad y por los
niños abandonados ó perdidos de ella, y acreedora
al decidido apoyo de todo el que se interese por
el verdadero bien del país.
Es de desear que en esta cap'tal, que bien
necesita del Oratorio Festivo, procm'emos que asista
el mayor número posible de niños, principalmente
de aquellos que sean de las condiciones arriba
indicadas.
Damos el siguiente informe tomado en el InstitutoE1 niño que desee asistir al Oratorio debe ir
con alguna persona de la familia para el efecto
de inscribirse, ó si no la tiene puede irse en último
caso solo. Por medio dennos sellitos que se pon
drán en una libreta que se dará al niño, pueden
saber los padres si aquel ha concurrido á las tres
sesiones del día.
Aunque los Padres Salesianos están bien escasos
de recursos, se proponen hacer un esfuerzo para
premiar al fin del año con becas dadas gratuita
mente, á los cuatro niños que hayan tenido miis
puntualidad en la asistencia y observado mejor
comportamiento.
Los nobles Padres Salesianos que pagan con
bienes y con esfuerzo en favor del pueblo, la in
diferencia y frialdad con que se les ha mirado,
y lo que es más, las ofensas que en ocasiones han
recibido, esos abnegados sacerdotes, decimos, no
piden en cambio del nuevo sacrificio que ahora
expontiíneamente se imponen, sino niños que me
jorar, únicamente niños.
Permítasenos aprovechar esta ocasión para hacer
nuestros votos más sinceros por la prosperidad de
los Talleres Salesianos, y porque llegue el día en
que todos en esta capital se convenzan, dejando
algunas errada.<>, aunque quizá involuntarias preocu
paciones, de lo inofensivo de la caritativa y celosa
Institución que tiene á San Francisco de Sales y
á Don Juan Bosco como bases fundamentales del
edificio.
Gracias sean dadas al señor doctor Rafael Núñez
que hizo venir á Colombia ú esos Misioneros ; gra
cias también á ellos y en esp ^ ial á su infatigable
Pastor, don Evasio Rabagliati, por la fecundísima
semilla que están senibrando en el país. Dios quiera
concederles largos años de vida entre nosotros.
( E í Telet/rama.J
V i l l a d e C u r a CVeneruelal.— Debido al caso in
cansable de la señorita Isabel Báez, ha hechado hon
das raíces en esta ciudad la devoción á María Auxi
liadora, á quien todos miramos < como la hermosa
estrella de los Magos que nos ha de señalar, si
nosotros nos ponemos bajo su protección el camino
qne debemos seguir en las difícnltades que á cada
momento se nos presentan, ya que Ella ha sido
y es para el mundo actual manantial perenne do
gracias y consuelos. »
Las fiestas celebradas con motivo de la bendición
de la estatua de María Auxiliadora y del estable
cimiento público de su culto, han sido solemnísi
mas, concnrríendo á ellas lo más selecto de la
villa que en la devoción á María Auxiliadora, que
allí ha nacido con el año, ven un presagio de la
paz y tranquilidad quo durante todo él han de
gozar, pues « Ella despejará los negros horizontes
del porvenir. No hay, pues, que perderla de vista:
Jiespice stcUam, roca Mariam. »
M é p i d a (Yucatán). — También en esta ciudad
se ha establecido la Archicofradía de María Auxi
liadora, bajo la dirección del celoso sacerdote
Don Enrique Pérez Capetillo. Este digno ministro
del Señor se aplica con verdadero ahinco en pro
pagar la devoción á María Auxiliadora que cada
día va tomando nuevo y mayor incremento. Con
igual celo trabaja para la moralización de los
niños, para los que tiene establecido un Oratorio
festivo, qne es muy frecuentado, y en el que los
niños encuentran toda suerte de inocentes diver
siones, así como también la proporción de instroirse en las verdades religiosas y en el bello
arte de la música.
Dios y María Auxiliadora recompensen larga
mente á este noble y desinteresado sacerdote y
satisfagan pronto sus anhelosos deseos de estable
cer en dicha ciudad una nueva Casa Salesiana.
A l a A r g e n t i n a . — El 21 de Febrero par
tían de Génova en dirección á San Nicolás de los
Arroyos, cuatro nuevos Misioneros Salesianos,
guiados por D. Pedro Milano. Reguemos al Señor
86 digne concederles un feliz viaje.
P u e b l a (Méjico). — Acabamos de recibir una
carta de este punto, en la que se nos comunica
la llegada de los Misioneros que partieron de
Tarín en Noviembre último; y las atenciones que
durante su viaje fueron objeto. Debido á la mu
nificencia del Sr. Marqués de Comillas, benemé.
rito Cooperador Salesiano, obtuvieron la rebaja
del 50 por 100. D e 'Veracmz á M éjico, donde se
les recibió con música y a legría , un excelente
Cooperador mejicano les pago el billete en pri
mera clase. A l llegar á Puebla, término del viaje
de algunos de ello s, el recibimiento fue indes
criptible ; música, iluminación, fiestas y un so
lemne Tedeum. — Sentimos no poder, por falla
de espacio, publicar integra la carta en que todo
esto se nos comunica.
L ia M a p s a (Túnes). — También hemos reci
bido noticias de la, llegada de los Misioneros Salesianos é Hijas de Mana Auxiliadora, que en
Diciembre último partieron de Tnrín para fundar
la tercera Casa Salesiana en A fiica. Una espan
tosa toruienta les tuvo por varias horas en an
—
108
giwtioBOH temores. « M as, dice la carta, d o solo
salimos sanos y salvos do este fuerte temporal,
merced indudablemente á las fervorosas invoca
ciones que en aquellos supremos momentos nues
tras licrnmnas y tíidos los pasajeros dirigieron á
María Auxiliadora, sino que, lo que es más,
fuimos acogidos en las i)layas africanas con mues
tras de la Jiiás grande benev»dencia y sincera
cordialidad. Eclesiásticos y laicos saludaron nuestro
aiTibo como un presagio de bienandanza, espe
cialmente para la juventud abandonada. Nada le
diré do la paternal bondad de Su Excelencia
Mona. Tournier, bastando recordar que él mismo
fue en persona á Turfn á pedimos. Mons. Cle
mente Combes, Arzobispo de Cartago y Primado
do Africa, es una de las figuras más simpáticas
lio puedan imaginarse 5 siendo Clemente, más
e hechos que de nombro. Y a desde el primer
momento en <iue nos vió nos dijo estas confor
tantes palabras: Nous vivrons en famille. Nona
/erona Iwn ménaíjCf aoyes tranquille. La veneranda
Sor Josefina Civalleri, que desde hace catorce
años so viene sacrifb undo por la juventud pobre,
cauta ya el Nnne dimiltis; ¡tan grande es su
alegría por la llegada de las Hijas do Don Bosco ! »
a
NOTICIAS DE NUESTROS MISIONEROS.
B R A S IL .
O A J E in P J i.
de Sa Excelencia Reverendísima Mons. Lnis Lasagna,
en su primer viaje al Matto Grosso
—»
a r.—-
II.
I jO » on^iiKlox’e s <lo InelioH. — IBu<>iicuti*o d o u n au tij^u o
I
capitán del Mercedes, sobre el que mi
secretario y yo nos dirigimos al Paraguay
para allí esperar y unirnos á nuestros her
manos, es un viejo genovés llamado Esteban
Nocotti, muy buen hombi'ej y hace más de
40 años que navega sobre este río. Antes
de encargarse del mando de este vaporcito
y de otros que ha tenido á sus órdenes, na
vegaba en barcos de vela y llegaba hasta
el Paraguay, Corumbá y á veces hasta
Cuyabá, empíeaiulo más de cióu días en esta
travevSÍa. Era una delicia oirle contar las
mil peripecias de sus largos viajes. Conoce
X>almo por palmo el gran río y todos los
terrenos adyacentes; pues que cuando na
vegaba á vela y le faltaba el viento, echaba
el áncora y con su carabina bajo el brazo,
se iuternaba entre las selvas en busca de
caza. No le faltaban ánades, perdices, cier
vos, jabalíes y muchos otros animales de
—
entre los innumerables que pueblan estas
zonas. Muchas veces, sin embargo, se en
contraba con lo que no buscaba ni quería
encontrarse; es á saber: con tigres, leopar
dos, cocodrilos y serpientes de todas clases
y lo i)6or de todo, con salvajes armados de
venenosas flechas. Cuenta algunos hechos
que espeluznan.
A l presente en la orilla derecha se han
establecido varias colonias; la izquierda es
tan baja hasta el Pilcomayo que son ente
ramente inhabitables por hallarse sujetas á
continuos aluviones y porque los anteriores
Gobiernos de la Argentina fueron tan des
piadados con los salvajes, que los extermi
naron casi por completo; así que en todo
el inmenso y pantanoso territorio que se
llama el Chaco Argentino no se encuentra
un solo Indio. Las frecuentes eypedioiones
militares los han destruido ó arrojado á !a
otra parte del Pilcomayo, sobre el territorio
de la República del Paraguay, que está lleno
de ellos.
N o puedo ocultar el gran sentimiento de
tristeza que á todos nos dominaba pensando
en las innumerables razas indígenas que
poblaban antes estas orillas y de las que no
queda ya aquí el más mínimo vestigio y
cuyos últimos restos desparramados por bis
florestas vírgenes de la zona tropical, están
condenados á desaparécer si los Misioneros
no.se dan jirisa á salvarles de la inmeneute
destrucción que les amenaza. Preciso es
confesar, para vergüenza nuestra, que la
llamada civilización moderna es verdadera
mente despiadada con estos pobres salvajes
haciéndoles con frecuencia inocente blanco
de sus mortíferos fusiles. Y no necesito fa
tigarme mucho pava encontrar ejemplos do
lo que d i g o ; pues precisamente en aquellos
mismos días de mi arribo al Paraguay, lle
gaba también un Suizo que formaba parto
de la expedición del Sr. Müller para la ex
ploración al Chaco y que era por todos alal)5\do y conocido con el terrible nombre de
Calador de Indios porque nunca con su ca
rabina había errado un golpe y porque en
el Chaco Argentino había presenciado im
pávido caer muertos ante él á más de cién
desventurados salvajes. Son cosas horribles
en verdad; mas que aquí se oyen con in
diferencia.
Pero es mejor que continúe la interrum
pida iip.rración de mi viaje.
E l 12 de mayo llegamos á Diamantino,
pequeño pueblo, pero que muy pronto lle
gará á ser una importante ciudad, ya que
en él se han establecido varias colonias de
Europeos y su suelo es fértilísim o; apro
vechando la parada del va p or, quise bajar
la tierra para telegrafiar al Sr. Obispo de
Paraná á donde pensaba llegar aquella misma
tarde á buen hora. En la parroquia , á
donde me dirigí para visitar á N. Señor
sacramentado, me encontró con Don José
—
100
González que hace 18 años era vice-párroso
de Las Piedras cuando allí nos establecimos
nosotros. Me recibió con los brazos abiertos
y no me dejó un momento de su lado. Es
el único sacerdote que hay aquí al cuidado
de más de 20,000 habitantes dispersos en
una gran extensión. Me hizo visitar á al
gunas familias italianas y no me permitió
marcharme sin ver un vasto edificio que co
menzó á edificar el Gobierno para escuela
—
nuestra t.ardanza, dejándome una carta en
la que me saludaba y me autorizaba, en
nombre del Sr. O bispo, para ejercitar mi
sagrado ministerio en cualquier parte de
esta extensa diócesis, que es la más grande
de la Eepública Argentina j razón por la
que el Obispo, á pesar de su celo, no podría
recorrerla toda á no ser que
Señor le
diera alas.
Sin contar con los vastos territorios de
LAS PRIMICIAS DE LA MISION
de la Candelaria qne saludan á Don Rúa,
Rosario y Santa Fe cuya populación en tan
grande, abarca la inmensa zona limitada
por el Paraná y Uruguay, dividida en las
provincias de Éntre Ríos y Corrientes y en
el llamado Territorio de las Misiones que se
encuentra entre el Paraguay y el Brasil.
j Cuantas veces remontando el Uruguay
para visitar á Paysandú, dirigía tristemente
mi mirada hacia aquel vasto territorio del
E n la diíScesis <lePax*aná.. —R u in a s
que apenas me separaba el río y saludaba
d e anti^ruas m a r a v illa s .
desde lejos las bellas poblaciones de GualeLlegamos á Paraná bien entrada la noche. guaychú, Concepción, San José, Concordia
El Vicario General que nos había estado es y otras, en las qne se encuentran tantos in
perando largo tiempo, se retiró en -s-ista de felices emigrantes sin sacerdote, sin guía y
naval y que á lo mejor paró las obras. Sus
paredes, aun no terminadas, están ya casi
en ruinas. Ahora quisieran confiárselo á los
Salesianos para que establecieran una Co
lonia A g ríc o la ; pero nos sería imposible
aceptarlo por falta de personal.
— lio —
I'*
i
‘i
sin consuelo! ¿Habríi ya sonado para ellos
la hora de socorrerlos t
E l actual Presidetite de la Bepública A r
gentina, Sr. Don Luis Saenz Peña, hombre
de gran corazón y mucha experiencia, es
admirador de la Obra de Don Bosco j y haoieiidü sabido por Mons. Cagliero que yo
debía emprender este tan largo viaje, quiso
verme, me colmó de cortesías y me instó
mucho para que cuanto antes estableciera
Misioneros Salesiauos en dichas regiones.
M e dió cartas conmendaticias para los Go
bernadores de aquellas partes y me pro
metió su apoyo personal y oflcial para el
establecimiento en ellas de los Salesiauos.
Después de tres días enteros de navega
ción, llegamos á Corrientes, capital de la
provincia de su nombre y sujeta, como he
dicho, al Obispo de Paraná. Me esperaban
el senador Carlos A valo y el sacerdote es
pañol Sr. Arachevaleta, que me acompaña
ron á visitar al Gobernador á quien entregué
la carta del Sr. Saenz Peña. Hablamos lar
gamente sobre las necesidades de la pro
vincia y la Obra de Don B osco; mas no
creí conveniente tomar compromiso alguno;
pues que el servicio religioso de dentro y
fuera de la ciudad lo prestan dos Conventos
de Franciscanos, que también visité. En uno
de ellos, dependiente de la Congregación de
la Propaganda de Boma, todos los religiosos
son italianos, así que puede V. figurarse
cual sería la satisfacción de todos al encon
trarnos á tantas leguas de la patria.
Después de tres horas dejamos á la de
recha el río P aran á, que se interna prime
ramente entre la Argentina y el Paraguay
y después se repliega más hacia el oriente,
hasta perderse de vista en las fiorestas del
B rasil, y arribar á sus fuentes entre las
cadenas de montañas vecinas al Océano
Atlántico. Bajando desde Corrientes, la na
vegación sobre el Paraná se hace difícil por
dos días y después completamente imposible
por sus frecuentes saltos, majestuosas cata
ratas y horribles precipicios. Es aquí preci
samente donde sus márgenes comienzan á
ser pobladas por numerosivs tribus salvajes.
Es aquí donde en los pasados siglos los Je
suítas obraron aquellos protUgios de celo y
de heroísmo que han sido y serán la admi
ración de las jentes. A la entrada de estas
florestas so descubren todavía los restos de
sus renombrados colegios y las ruinas de
sus doradas iglesias y solmrbios torreones.
Mas en vano procura el corazón despertar
los concertados ecos de aquellos himnos y
cantos que un día se alzaban al cielo de
miles do simples y sencillos corazones; en
vano busca la vista aquellos campos culti
vados por millares y millares de Indios ga
nados por su inimitable celo á la Holigión y
á la civilización cristiana. Todo ha desapa
recido ; todo ha sido destruido. Los Indios
tornándose á su primitivo estado, de nuevo
se internaron en las selvas y aquellas majes
tuosas y solitarias ruinas sirven de albergue
á las fieras y á venenosas serpientes.
m.
Sobre el Fareig^ay. —Horrible a»
gura del cocodrilo. —En la capital
del Paragruay.
L amanecer del día 16 de mayo, despixés do
_____ _ celebrada la santa M isa, saliiuoB á. admirar
las bellezas del río Paraguay, sobre cuyas ondas na
vegábamos hacía ya más de diez horas. E l pano
rama era encantador. Si bien á la isouierda era
todo pantanoso, á la derecha se extendía el florido
suelo do la Bepública del Paraguay. A l fondo
aparecían vastas colinas y montañas, vestidas do
pomposa vegetación.
Las aguas del río se habían disminuido y clari
ficado muchísimo, y nosotros pudimos contemplar
bajo los inclinados árboles d é la orilla, la horrible
figura de grandes cocodrilos, aquí llamados jocaréSj que salen á flor de a ^ a para calentarse al
sol. Estón inmobles, con los ojos abiertos, cual
si fueran de granito. Desde proa les disparamos
varios tiros, mas si no se acierta á tocarlos no
se mueven, ni tuercen un miembro y continúan
impasibles. Tienen las escamas tan duras, que si
la bala no les dá de lleno, salta sin hacerles mal
alguno. Entonces se enderezan perezosamente so
bre sus cuati'O patas y con movimientos desagra
dables se deslizan bajo el agua. Estos ríos y sus
afluentes están llenos de tales animaluchos, y
cuanto más se va hacia el Ecuador son mucho
más numerosos, hasta cubrir el lecho de los ríos,
ton-entes y lagos adyacentes.
Solamente los indios los aprovechan cazándolos
y devorando sus pestilentes carnes, por lo quo
ellos mismos exhalan un olor insoportable.
L a presencia de estos cuadrúpedos hoce muy
peligroso el baño en estas aguas; puesto que su
cede con frecuencia que el cocodrilo aferrando
improvisadamente con sus dientes ú los incautos,
los arrastra al fondo y los devora.
Narraba el capitán Nocetü á este propósito, que
hace algunos años llevaba á bordo como mozo á
un díscolo hijo de un íntimo amigo. En las horas
más abrasadoras de un día de verano, aprovechando
la oca.sión do que el vapor se había detenido por
falta do vien tos, aquel desaconsejado se desnudó
y descendiendo la escala se tiró al río para re
frescarse. Todavía no se había sxmiergido comple
tamente cuando dió un horrible grito: corrieron
todos los marineros y lo vieron retorcerse deses
peradamente entre las mandíbulas de un enorme
cocodrilo. E l capitán le apxmtó con su infalible
carabina yniató al monstruo y jimtamente al joven.
¡ A l menos, me decía, tristemente, pudimos ente
rrarlo en tiem\ firme! Débil consuelo para sus
desolados padres.
Ija corriente de estos ríos arrastra consigo gran
cantidad de plantas, las que algunas veces se agh>nievan en tal número y de tal modo compactas
que forman verdaderas islas en la superficie.
Los ríos Paraguay y Paraná forman muchas
islas y algunas muy extensas, que en pocos ante
60 cubren do verdes plantjw y frondosos arboles.
Cuando vienen grandes avenidas sepultan las islas
existentes para formar otras nuevas: minan las
— u i —
orillas, se abren nuevos caminos, arrastran troncos
de árboles gigantescos,
van á formar nuevos
bancos y nuevas islas. Por esta causa, niugi&i
geógrafo puede precisar el verdadero curso de
estos ríos que en sus tan caprichosos rodeos cam
bian BU forma y profundidad á cada momento.
Por esto, todo buque que quiera navegar por estas
aguas debe tomar por guía un piloto especial, que
uiucho más que con la ciencia naútica, sepa, con
muy práctico o jo , conocer y casi diría adivinar
todos los caprichos y sorpresas de estas corrientes
tan vai'iahlcs como impetuosas.
En nuestro v i^ e , el vapor se detuvo algunas
horas en Humaita, primer pueblo del Paraguay y
después en V illa del Pilar. Desde aquí mandé
telegi'áticamente un saludo al Presidente de la
Kepública del Paraguay Señor González y al Re
verendísimo Adminístiudor Diocesano D. Arrúa.
Los terrenos de la orilla izquierda pertenecen
á la Argentina, la que se los apropió como tierras
de conquista después de la famosa guerra que sos
tuvo con el Pai'agnay de 1864 al 1870, sostenida
por el Brasil y el U ru g^ y . E l Brasil i>or derecho
de conquista traspoi-tó sus confines al río A pa, y
la Argentina los dilató hasta el Pilcomayo.
Sobre la embocadura del Pilcomayo, los Argen
tinos tienen una fortaleza con algunos soldados
íle guarnición. Todo aquel inmeitóo territorio que
desciende hasta Santa P é y se extiende hasta la
provincia de Santiago del Éstero y de Salta, pan
tanoso, bajo, malsano, sujeto á laigas inunda
ciones, está casi completamente despoblado, si se
excepüian dos 6 tres puntos algo elevados y ocu
pados por empresas coloniales, que invierten su
capital y algiin millar de brazos en cultivar la
cana de azúcar.
Asumpcióu, capital de la Rcpiiblica, no dista
mucho del Pilcomayo, así que, llegamos el 27 de
I^íayo á la uua de la ta rd e, nueve dias después
de nue.stra salida de MontevideoNo me detengo á describirle los cordiales reci
bimientos que me bideron, los trabajos que em
prendí y los proyectos que preparé, pues me pa
rece habérselos ya notificado en otra carta que le
«‘scribí. Tanto más que dentro de poco deberé
volver para visitar á los indios del Chaco y luego
atravesar toda aquella Repiiblica , para conocer
más de cerca la célebre tribu de los Kainguá y
llegar al Paraná y á las aguas del alto Uruguay,
sobro las cuales espero descender poco á poco basta
Paysandú y luego á Montevideo.
És necesario que yo me forme uua idea clara
y precisa de las necesidades y de los peligros que
«'frece el inmenso campo que se abre á nuestra
Misión, para proveer con tiempo los medios que
serán mtís aptos al buen éxito de la empresa.
Es tm viaje largo, penoso y lleno de dificultades,
pero dé extraordinaria importancia, y espero que
María Santísima Auxiliadora me ayudará á llevarlo
á cabo felizmente, para de este modo señalar con
mi paso los nuevos caminos que deberán frecuentar
nuestros amados Misioneros Salesianos.
Y ahora, vosotros ¡ ob jé'venes electos, que sentís
arder en vuestro pecho la llama del cielo, vosotros
qne os sentís llamados por Dios á altas y árduas
«•mpresas por la salvación de los pueblos y la
gloria de Jesucristo! volved aquí vuestra visia,
«mderezad á estos lugares vuestros pasos. Nó, no
os faltará ciertamente abundante mies, sacrificios
y triunfos, punzantes espinas y celestiales conso
laciones, la corona de la victoria ó la palnifl. del
martirio. Nuevos horizontes se abren á los intré
pidos apóstoles de lo s salvajes, nuevos mundos
abren sus puertas á los Angeles propagadores de
la cristiana civilización, á los héroes del Evan
gelio. De vosotros también cantarán las genera
ciones presentes y futuras: ; O guam spedosi pe
des evangelisantium pacem, eoangelieantium tona!
IV .
Z.,as d o s o irilla s d e l i'io . £ Iu l a Koim
t ó r r i d a . — X^os p o l> r e s lu d io s d e l
O lia c o . — O o r u i i i b f i , ó m u ln d e l a
o a p i t a l d c l >£ u tto O r o s s o .
I ^ W e l vapor Diamantino llega ron el 4 ó e ju
^ nio al Paraguay el mundo Don Solari, Don
Artxu’O Castelli, el clériTO Colli y el catequista Juan
Bautista Ruffier, con su Director el celoso Pbro. Don
Antonio Maláu, que eran los escocidos para ecbar los fundamentos de la difícil Misión del
Matto Grosso.
Hemos preferido establecer en él nuestro punto
de partida, porque siendo la parte más central do
la América del Sur y encoutrándose por todas
partes rodeado de liordas salvajes, nos parece el
más apto y estratégico para emprender en todas
direcciones una vigorosa y general campaña para
la conversión de estos indígenas.
Me uní, pues, con nuestros amados hermanos
sobre el piróscafo brasileño el * Diamaiitino > que
en la mañana del 6 levó anclas pjira ir nueva
mente contra las plácidas ondas del rio Paraguay.
Me acompañaron á bordo el Ministro de Cultos,
el Administrador Diocesano, el Rector del Semi
nario, los hijos del Embajador Argentino, varios
celosos Sacerdotes, y el Presidente de la Confe
rencia de S. Vicente de Paúl, Señor Sauibonini
y otros muchos amigos. Y hubieran venido muchos
más, si en aquella misma boia no hubiera teuidq
lugar la solemne sepultura del señor Ricardo
García, Embajador del Uruguay, que espiró entro
mis brazos el día anterior después de recibir de
mis mauoB los supremos auxilios de nuestra Santa
Religión.
Desde nuestro encuentro, fué grande y visible
la protección que nos dispensaba el Señor. Tam
bién sobre el J)íaniafi/í«o podíamos libremente
celebrar misa en privado, tod«*s los días y en los
festivos celebrábamos una en «1 salón para como
didad de los viajeros, alegrón '«da con cautos y
música, pues el buen Don S«>1 ri viajaba con su
armonium portátil, que deberá ser uú día la de
licia de los pobres salvajes.
En tanto principiaba el cal«T á dejarse sentir
con mayor fuerza ; estábamos ya en el grado 24
de latitud austral, y al siguiente entrábamos en
la zona tórrida. A la derecha teníamos las her
mosas orillas del Paraguay, De tanto en tanto
aparecían entre las sombras de corpulentos árboles
modestas cabañas de pastores y labradores que
viven aUí casi en perpetua soledad. ¡Pobrecitos!
en caso urgente. ¡ cuanto tiempo deberían emplear
sobre fiúgiles barcas para llegar á la ciudad!
Por tierra lee es completamente imposible, no
existiendo caminos ni sendas abiertas entre las
selvas, ni pnentes sobre los grandes torrentes que
vienen á dar el tributo de sus aguas al gran río.
En la parte opuesta, eeto es, á nuestra izquierda,
continuaba siempre el suelo bajo y pantanoso del
Chaco, poblado casi exclusivamente de Indios
errantes, qne en tiempo de grandes lluvias se re-
—
112
tiran poco á poco linata el pie de las grandes
liioiiltiijus de lu lloliviu.
El suelo su Imlhi cubierto de impeneti’ables bos
ques, palmas, cedros, chebracho y jacarandá y
üe üié)i oirás pínulas estimables.
Cuando llegamos u(|uí, las aguas so habían ya
retirado en gran parto , de modo que los pobres
indios i>riiieijMalmn á ncercurso á la orilla; noso
tros tuvimos ocasión do ver algunos gnipos antes
do llegar íi nuestro des'ino.
Llegamos á las 7 á V illa Concepción. Multitud
do inilioB casi desnudos y pintarrajeados de en
carnado vivo y negro lustroso, rodearon nuestro
bu(iue pidiéndonos galleta y algunos regalos que
estiman mucho. Estos indios del Chaco, frecuentan
mucho este puerto para cambiar las pieles de tigre
y otras ileras, con sal, do que mucho necesitan,
y aguardiente (jue les gusta demusindo. A mi
vuelta deseo detenerme aquí cinco ó seis días para
ver do hacer un i>oco de bien y conocer más ív
fondo íl estos indios, entre los quo pienso dentro
de poco internarme.
En Villa Concepción nos detuvimos poco; ense
guida omju'endimos de nuevo nuestro viaje, basta
(pie flnnlmente el 10 al auochccoi/ llegamos al
Puerto do Coruinbú.
A medida quo ascendíamos, el calor se hacía
más sofocante y la sed in.sufrible.
Solo á lo lejos se divisaban algunas montañas,
mas á nuestros alrededores no se veían sino pan
tanos, ó iuterinimibles bosques casi sumergidos
cu las aguas estancadas.
Por dos ó tres veces nos detuvimos en algunos
peqxieños promontorios, donde trabajaban mezcla
dos algunos centenares de indios y blancos, en
cortar los vetustos jírboles de la floresta, que los
buques traslailau á Bueuos Airea, á Montevideo
y ít Europa. De esta clase es el ílainado Puerto
Casado, nombre del pro]>ietario, riquísimo Es
píalo , quo eompró en el Chaco un territorio que
tul vez es tan grande como la España entera.
Pen> i do quo le sirve si es por completo inhabi
table 1
Hallamos también en nuestro camino el Puerto
Pacheco, ó Bahía Negr-a, que es la Siberia del
Paraguay. No ya )»or el frío, puesto que el calor
tropical 'es intensísimo, sino porque aqui son tras
portados los borrachos incorregibles, los malhe
chores etc. etc.
Siendo estos los confines con el Brasil, están
ocupados por un presidio m ilita r, que vigila á
a<iuellos onearcelailos. Hasta aquí llegó en su audaz
exploración nuestro llorado liermano Don Angel
¿avio, y yo no me entretendré en describírselo
¡)ues ya lo hizo él mismo á su tiempo.
Dirélo solamente quo sentí con todo mi corazón
VíT com>r jí lu orilla á tantos hombres y nuyeres
ombrutecidos. y á tantos salvajes desnudos comple
tamente entro la precoz soldadesca. ¡ Qué extraño
es vivan como lleras, no teniendo ni iglesia, ni
un sacerdote, ni freim que les couteuga!
Lo lio dicho quo llegamos el 10 do junio al
Pueito do Corumbá. Aunquo esta es la segunda
ciudad del Matto Grosso, en ^Hiblación ó im|>ortancia rivaliza con lu capital Cuyabá; no crea sin
embargo que Corumbá sea como uno de nuestros
puertos; apenas podría parangonarse á los más mo
destos jmeblecitos do nuestra patria. Excejituados
los soldadiw de guarniciou, son unos tres mil habi
tantes. Tiene la Aduana del Estado y aquí se
detienen los vaiwros: imrque más arriba el agua
decrece tanto, que para navegar es necesario tomar
pequeños vaporcitos do ruedas ligeras y la mayor
—
parte de las vecesni aún estos pueden proseguir
En tal caso se trasborda sobro barcas chatas, y
einpujadas no por vela s, ni por remos, sino á
fuerza de poals que hombres robustos clavan eu
el fondo de río. Y esta suerte nos tocó también
á nosotros.
Eu Corumbá salió á recibirme el Párroco, Don
Constantino Tarzio y el cónsul de Bolivia. A l día
siguiente descendí á tierra para visitar la Iglesia
al Comandante de la plaza coronel Horacio y al
dónsul Italiano señor Carcano, que luego me acomcañarou á bordo, precedidos de la banda del Re
gimiento. El viejo Párroco está solo y cuenta bajo
BU jui’isdición más de cien leguas do territorio.
Solamente una escuela para niños y otra para
niñas dirigidas por religiosos y religiosas respectivuiiaente, podría con el tienijio mudar el espeto
de aquella cinndad fundata sobre rocas calcáreas
calentada por un sol abrasador, y sin atender
á otra cosa qtie al tráfico do lu vida material.
¿ Podremos nosotros contribuir un día á esta obra
de regeneración? ¡ Dios lo quiera!
(Se continuará)
TIERRA DEL FUEGO
El vaporcillo para la Misión de la Candelaria.
EN la relación oficial sobre las Obras Salesianaa
que nuestro Reverendo Superior general Don Rúa
hizo en el p:isado enero, dió ya la consoladora
noticia de q le Monseñor Fagnano, Prefecto Apos
tólico de la Tierra del Fu ego, había podido ad
quirir el tan necesario vaporcillo para las varias
Misiones de la Tierra del Fuego, líe aquí la carta
que le ti’ujo tal anuncio.
Funtarenas 23 de Julio 1894.
R
eym o
Se ñ o r D
on
R
úa
:
i^^'iNALMENTE liemos obtenido el tan suspirado
vaporcillo, que nos hará más fácil el visitar
y socorrer á nuestros hermanos,-especialmente á
ios do la Candelaria. U eg ó el martes (17 de julio),
con más de una semana do retivrdo.
V e n ia ’de Buenos Airea, donde lo había con
tratado nuestro Prefecto Apostólico Don Fagnauo;
eu el trayecto el mal tiempo le obligó á refugiarse
eu el pequeño puerto León, donde lo esperabais
Providencia parir ejercitar una obra de caridad.
Pocos días antes, im buciuo de vela cargado de
gruño había sido arrojado contra la costa y allí
esperaba algún aiuxilio del cielo: digo del ciclo,
porque por tan pequeño puerto no suele pasar
ningún vapor. E l nuestro fue su salvación, y con
esta obra de caridad principió srt nueva Süsión.
Es un hermoso vaporcillo en la forma y muy
econótrrico en el consumo; de doscientas cincuenta
á trescientas toneladas; do construcción fuerte,
con cuarent.n y cinco caballos de fuerza y á dos
hélices para poderlo volver en m;ís breve espacio,
y por lo tanto muy apropósito para nuestra Misión
del R ío Grande. Se contrató en 60.000 duros ar
gentinos, suma que tomamos á empréstito dd
Banco de C h ile: esperamos que la Providencia
vendrá pronto en nuestra ayuda para poder pagar
— 113 —
mos á los escollos de la entrada, que yo conside
raba como otras tantas columnas de Hércules; y
cuando los tuvimos cerca y oí g rita r: ¡ Cuatro
metros! ¡cuatro y medio! con las lágrimas en los
ojos exclamé también á alta vo z: ¡V iv a Dios!
¡ Viva María Auxiliadora! — Nos hallábamos ya
en el río, fuera de peligro, estábamos en el puertii
del Río Grande. Lloré de consolación, pues que
si nuestro vaporcillo puede entrar en este Río,
está segura la Misión de la Candelaria y asegu
rada la conversión de los desventurados Onas, que
al presente son objeto de cruel caza por jiarte de
una sociedad que adquirió del Gobierno »le Chile
una grande extensión de terreno jiara dedicarla
al pasto.
Entrado en el r ío , el vaporcillo hedió anclas
por haber cesado la alta marea; pero yo descendí
á una canoa y me dirigí á la casa provisoria de
la Misión que se veía á unos cinco kilómetros de
distancia sobre la orilla izquierda del Río, y donde
con ansiedad me esperaban nuestros amauos her
manos.
L a casa que habitan tiene dos pequeñas habi
taciones en la planta baja y un pequeño desván,
Una de estas habitaciones sirve de escuela, de re
fectorio y de dormitorio para los hermanos; y la
Devotísimo y obligadísimo en Jesucristo ota-a de estudio, de almacén para todas las cosas
necesarias á la Misión y de dormitorio para el
Mag g io rix o B orgatello , Pbro.
Director Don Beauvoir. Don Delturco que le hacía
compañía, había ya vuelto á Puntaxenas.
El hermano Juan Ferrando es el mayordomo
de la Misión; Jacinto Villaeura, ayudado por dos
indios , Miguel Calafate y del pequeño Pedro Gama,
bautizado el pasado abril, tiene el cuidado de las
PRUHERA VISITA DE MONS. FAGNANO
bestias para el servicio de la Misión: Cesarlo Villabos es cazador y panadero. El horno lo tiene
Á la . M i s i ó n , d e l a C a n d e l a r i a
^ exeabado á la orilla del río y su caza se dirige
especialmente contra el guanaco, sirviéndose del
fusil, de loa perros y de los caballos.
Pmitarenas, 19 de Agosto de 1894.
Cuando yo llegué, rodeaban la casa Misión como
A m a d ís im o S r . D o n R ú a j
unos setenta indios. Otros muchos que habían
llegado cu los pasados meses, se habían alejado
oco hace que he llegado de la Misión de la
en busca de víveres. Pero no se han debido ale
Candelaria sobre el Río Graude de la jar mucho puesto que se descubre no muy lejos
Tierra del Fuego, después de un fatigoso viaje de
el humo de sus hogueras. Antes bien, un buen
veintiocho días.
número que volvieron el catorce de este mes, ase
Apenas llegó de Buenos Aires nuestro nuevo
guraron que otros estaban jiara volver.
ivaporcillo, hicimos los preparativos necesarios
Por esto es necesario jiens^ir en levantar casas
para la Misión, y el día 22 de julio nos embarca- para los indios, para los Misioneros, para las Hijas
‘ mos Don Pistone. el hermano Forcina y yo.
de María Auxiliadora, escuelas, tálleles, una vasta
Tuvimos diez días de continuas borrascas, de capilla, un hospital, etc., etc. Si el Sefutr nos
modo que el tiemi>o nos obligó á retirarnos varias bendice y nuestros Cooperadores nos ayudan con
voces á los pequeños puertos de estos canales, y
sus limosnas, esperamos poder fabricar todos estos
solamente el día 10 de Agosto pudimos llegar á edificios de Setiembre á Mayo próximo venidero
la entrada del Río por el Atlántico.
y fonnar en breve tiempo un hermoso lugarcito.
_Eran las nueve, hora de alta marea en aquellos
Para mayor facilidad en el desembarco, me pa
sitios, cuando el capitán principiaba á dirigirse reció ojmrtuno trasladar la casa, que es toda de
hacia la entrada. Se veía una especie de cordón madera, más vecina á la emboca<lura del Río
espumoso, que partiendo del Cabo Snnday (DoGrande. A l presente la casa se coloca junto á un
[ mingo) al norte, llegaba al Cabo Peña al sur;
pequeño puerto ó reparo que forma el mismo río
, era un juego de los flujos que daban contra las y en donde no corre tanto peligro de encallar el
varias puntas de los escollos que se avanzan en vapor, como lo correría subiendo más arriba. A
el mar por tmla la parte oriental de la Tierra del poca distancia del Río nacen varías fuentes de
I Fuego. Frente á nosotros, esta blanca cadena se
agua potable, este es á no dudarlo el sitio m;ís
interrumpía por espacio de cerca trescientos metros:
apropiado para establecer la nueva colonia de
, era la boca del Rio Grande.
indios.
El va]M>rciIlo viajaba con un cuarto de su fuerza,
Con el tiempo podremos también ir al Cabo
y toda la tripulación estaba sobre el puente pronta P e ñ a . d is tó te pocas horas, donde estaríamos
á cualquier maniobra. A cada minuto se oía el
más defendidos de los fuertes y continuos vientos
[ grito del capitán que anunciaba la pronfondidad que reinan en el Río Grande. Mas por ahoi-a la
del agua y en todas las caras se veía pintada la
prudencia nos aconseja no exponernos á inútiles
¡ansiedad acostumbrada en los casos de j>eligro.
peligros.
El fondo disminuía á medida que nos acercába
Hay all un hermoso valle circundado de mon-
«Bta gran deuda. Le pusimos por nombre Toriao,
de la Sede principal de nuestra Pía Sociedad.
Dos días después de su llegada cargó irnos treinta
animales que llevó á la Isla Dairsón para servicio
de aquella Misión j luego cargó maderas y liveres
en abundancia y en la larde de ayer, llevando á
bordo á Monseñor Fagnano, á Don Pistone y al
hermano Porcina, levó anclas con dirección al
Río Grande. Les deseamos un feliz viaje.
La Misión de la Candelaria nos costará muchos
sudores y muchísimo dinero. Necesitamos sobre
manera que la Providencia venga abundantemente
en nuestro socorro. Grande es nuestra confianza
en ella, puesto que se ti’ata de ima obra santísima,
de la salvación de muchas almas. Si esperamos
todavía un poco, ¡ cuantos pobres salvajes morirán
bajo el cuchillo de los crueles fiauchosl Su cabeza
está puesta al precio de una libra esterlina. ¡ Po
bres salvajes 1 ¡ y pensar que tal barbarie es obra
de gente civilizada, de protestantes, para salvar
BUS ganados! Cosas son que gritan venganza ante
el conspecto de Dios; y que al mismo tiempo
[ excitan á nuestro Monseñor Fagnano á sacrificar
cuanto sea necesario para poder salvar el mayor
número posible de estas infelices almas.....
»
1
— 114 tecillos cubiei'tofl do bos<|UC8; pero estos montes
y büsquecilloB favoreeeiían á los indios para Lacornos nml si quisieran, por lo quo por ahora es
mejor sufrir un poco de viento y tener segura la
vida. Donde estamos presentemente, es un sitio
muy descubierto desdo donde se ven todos los al
rededores perfectamente y á larguísima distancia.
Don Bci-nabó prepara gran cantidad de madera
que cargará sobro nuestro vaporcillo para princi
piar la fabricación de cuanto lo dejo dicho. Ahora
solo pienso construir cien casitas para los indios,
poro tal vez no bastarón. Necesitamos mucho de
la ayuda del Sofior y do su amorosa Providencia,
por quo á más do estas construcciones, es nece
sario quo pensemos también en mantener infini
dad de familias que acuden á la Misión. El pasailb es una esperanza del porvenir; por lo que
no iludo quo no nos faltaríín los medios materiales.
Nuestros beneméritos Cooperadores continuarán
eievtnuicüto dándonos pruebas de la bondad do
Dios.
Reciba, amado Señor Don Rúa. las cordiales
felii-itaciones de todos estos mis amados hennanos,
unidas á las do los indios de la Candelaria y esecialiuento de F e lip e , Matías, Joaquín, Benito
um lay, Pedro G am a, Simón Delfrío y Juan
Mutha, quo estén recogidos en la casa Misión bajo
la asistencia y cuidados del hermano Roncbi y
quo por mi medio lo mandan su fotografía. Ben
díganos y )iü 80 olvido do socorrer á su
S
J/cctíaimo en Jesús y 2[aria.
JOSÉ FAGNANO, Pbro.
F K S r s O T O A P O S T Ó L IC O .
CONSUELOS Y PENAS
Puntarcuas 27 de agosto de 1894.
R
e v e u e n d ís im o
Su . D on
R
úa
;
son y diversas las noticias que debo
darle; unas buenas y malas otras.
Ayer tuvimos una gran consolación ; dos jóvenes
de unos diez y ocho años vistieron el hábito délas
Hijas de María Auxiliadora. Son cinco ya las hijas
de Puntavenas quo so consagran al Señor en la
vida religiosa , y «|Ue con otras cuatro do Chile,
se unieron á las llerimuias quo vinieron do Eu
ropa para ayudarnos en el apostolado. Esto nos
prueba quo el terreno no es tan ingrato, ni complotamento estéril, como parecía en uu principio.
Esperamos quo Dios N. S. nos maudará niños
en nuestra ayuda, :L o neeositamos tanto! ¡Oh
cuanto mal intenta liacor el demonio en esta ciu
dad y en estas regiones! ¡Atemoriza el pensarlo!
Cada vapor q\io llega á este puerto, pone nuevos
obstáculos á la obra luoralitadora del Misionero.
Si el Señor iio pone remedio, la cosa va mal.
Encomeudanu>e encarecidamente en sus oraciones
y en las de nuestros amados Cooperadores á nos
otros Y á estas pobres almas tan insidiadas por
el demonio, quo hace cuanto puedo para no de
jarse arnuioar este extremo confín do la tierra,
donde ya de tanto tiemi>0 ha fundado su reino.
El martes de la semana pasi\da á las d iei de
la noche, con tiempo borrascoso, con viento frío
y nieve. Monseñor Fagnam», apenas de vuelta de
la Misión de la Candelaria, en compañía de Don
*
AR IA S
Pistone y de Don Scagliola, con el mismo vapo
Toríno partió para la Isla Darvsón, con el íiu dfi
trasladar á aquella Misión doce indios que nw
confiai'on pocos días antes y para llevar víverei
á nuestros hermanos. A aquella noche siguió un
día todavía peor para viajar; el viento helado
continuó por todo el día y cada media hora venían
ondas de' helada nieve. Nuestros pobres hermanes
pasaron todo aquel tiempo en v i a j e ; pues el
jueves por la mañana, con nn tiempo no menee
perverso, estaban ya de vuelta con Don Bernabé
que se prepara para ir al Río Grande.
Trajeron buenas noticias de la Misión de San
Rafael. L a pequeña iglesia está ya termina y oj
muy hermosa; le falta solamente la torre. Inau
guraron el muelle que es muy cómodo y tuvieron
el consuelo de ver venir nuevos indios, entre loa
cuales uu cierto Jacinto, compañero del Capita
nejo A ntonio, que es el más indiferente hasta el
presente para con nosotros y fué el que cooperé
más eficazmente á la triste iusun'ección contra
Don Pistone en 1891 ; vino con toda su familia
decidido á quedarse para siempre en la colonia:
fuó recibido muy cortésmente y se le asignó una
casa. L a escuela de música va procesando como
también progresa el espíritu de religión entre los
salvajes. En resumen, esta Misión principia ya á
darnos algunos consuelos.
Aquí en Puntarenas, aunque la estación sea
propicia para fabricar, por falta de medios y con
grande dolor nuestro, hemos debido suspender los
trabajos de la nueva iglesia, que tanto necesita
mos. La capilla actual, además de ser privada,
es completamente insuficiente para una población
de más de tres m il almas. Los gastos hechos ya
para esa nueva construcción pasan de diez J
siete mil seiscientos pesos, de los quo hasta el
presente, solo hemos podido reunir diez m il qui
nientos, y todavía serían necesarios al menos otioí
veinte mil.
Y i deberé ocultar á V., amadísimo padre, que
estamos cargados de deudas? Todavía están por
pagar los quince mil pesos por el via^je que el
vapor Aniedeo hizo el año pasado á la Misión de
la Caudcliu'ia; otros tantos hay por provisiones
necesarias para los dos colegios de Punttircnns:
luego paiu la Misión de Dawsón, para esta imevs
iglesia, para la Misión de la Candelaria; en u«»
palabra, nos hallamos tan cargados do deudos,
que dan mucho que pensar á Monseñor, porque
no sabe como podremos pasar adelante. ¡Pobre
Monseñor! Confía tanto en la Divina Providencia,
quo estamos ciertos que no nos faltará en iM
presentes estrecbeces.
En tanto mío admiramos la grande confianza en
la Divina Providencia de este nuestro amado
Prefecto Apostólico, nos edifica sobremanera sn
gran espíritu de sacrificio. Animado del mayor
celo por la gloria de Dios y por la salud de las
almas, se muestra siempre intrépido y no le arre<lra
peligro alguno. L a semana jjasada cuando des
embarcó en el Río Grande, con intensísimo frío
y nieve en abundancia, no pudieudo la canoa
Uegiu* á la orilla, se descalzó y se dirigió á tiert»
con el agua y fango hasta las rodillas. Antc.^ »if
salir de Puntarenas para aquella Misión, yo le
había provisto de un buen par de zapatos; mas
á su vuelta no v i en sus pies que unas viejas npatillas. jQue había hecho de los zapatos? C<h>*
tesando en aquella capilla, vló al indio Calafate
que perdía los pies entre dos viejos zapatos; no
le permitid) su compasivo corazón ilejarlo ir en ral
estado á recibir la santa Comunión; se quitó los
— 115 —
lapatos y se los regaló al joven indio. — Tales
actos de abnegación y sacrificio le atraen grande
mente las simpatías basta de los mismos salvajes,
y á nosotros nos sirven de grande estímulo para
soportar con a l e ^ a cualquier sacrificio.
Reciba, amadísimo padre, mis afectuosos saludos
y le ruego se digne exterderlos á todos esos digno
supriores. Bendígame y me permita besarle con
treinta metros de largo y muy fuerte, por lo que
al desembarcar no nos hemos de mojar los pies
como antes. Desde el muelle una larga y derecha
cíJle conduce á la elegante iglesia, capaz de algu
nos centenares de personas, con su conveniente
coro y ahora su Vía Crucis. Una gran cruz, le
vantada en medio de la amplia plaza de la iglesia,
parece quiera abrazar toda la nueva colonia, la
Banda de Música compuesta de Indios: Isla Dawsón.
respeto la mano y profesarme con aprecio, afecto
y reconocimiento
De V. S. Rev.'“
Humilde y devoto hijo
M agg io rixo B or g ate llo , Pbro,
DE S IL IU E S C O N O T O S ES ARTISTAS
Puntarenne 25 de setiembre de 189-#
Re
v
.“ ® S r . D . R
úa
;
L día 10 de los corrientes fui á la Misión
de San Rafael, isla Dawsón, para colocar en
aquella iglesia, con la debida autorización el Via
Orueis que faltaba. Xoré grandes progresos.
Hallé ya construido un hermoso muelle de unos
que va de día en día aumentando sus edificios
para los nuevos civilizados. L a iglesia, la casa de
los Misioneros y la de las Hijas de María Auxi
liadora, se hallan ya circundadas de hermosos
edificios para las escuelas, los talleres y doniiitorios de los niños y de las niñas, y hasta para
las viudas. Además, la escuela de música, el hos
pital, la panadería, el matadero y, poco distante
del muelle, se hallan algunos grupos de casas si
métricas que forman calles derechas, donde ya
habitan varias familias de indígenas. Distante de
las casas y á la otra parte del río se halla e l ce
menterio. Los indios acogidos en la colonia son
muchos m ás; y deleita el ver lo bien educa«los
que se muestran. A m i llegada, vinieron muchos
á darme la bien venida, á saludarme y p re g ^ ta r
por los otros Misioneros de Puntarenas, á a g u
jarme y darme la mano como á un íntimo amigo.
Alegra sobremanera el ver á estos indios, tan
groseros en la apariencia usar modos tan gentiles
y expresar bastante bien sus sentimientos en es
— 116 —
nfiol, á pesar dol poco tiempo que hace que s©
alian en Li colonia. Dios visiblemente bendice
esta Misión, y da grande incremento a las fatigas
TTTTTTT”
do los pobres Salesianos.
A l volver ú Puntarenas, traje conmigo los niños
indios do la escuela de música, que vinieron á
alegrar con sus instrumentos las ílestas patrias
que so celebraron en los días 17, 18 y 19 de los
comentes. Apenas han pasado siete meses desde
C o n f i a n z a e n IH a p ía . — A fines del pa
que tomaron el instrumento y ya lo manejan con
sado diciembre un niño de diez y siete me
grande inat'stría. Tocaron varios trozos de música
religiosa en la iglesia durante las sagradas fun ses, á causa de una grave pulmonitis, estaba
ciones: y otros durante la distribución de premios
en gran peligro de perder la vida, pues
ú los niños do las escuelas y dieron todos los tres
todos los remedios que el arte aconseja para
días íjrnn concierto en la plaza que arrancaron
tales enfermedades eran inútiles. Grande
entusiastas aplausos y excitaron en todos gi-ande
mente afiigidos sus padres, pero llenos de
inaravillat ¿ Quien habría dicho, tres años hace,
confianza en María Auxiliadora, hicieron
■cuando (‘stos jóvenes salvajes descendían de los
voto de hacer una novena de oraciones en
montes que en tnn breve tiempo serían tan ox]>erto8 artistas? Parece un sueñoj y no obstante su honor. ¡Oh bondad de la Santísima Yir<‘8 una realidad tan cierta y segura, que, mientras gen..^.! E l primer día de la novena principió
llena el corazón dol Misionero de iuex])resable
el niño á sentir un sensible mejoramiento,
■consuelo causa grande admiración A cuantos ereíy en pocos días curó perfectamente. Beco4iu que ora imposible la civilización de los sal nocidos sus padres por tan señalada gracia,
vajes fueguinos.
mandan una pequeña, pero sincera y devota
Estos amados indios do la Isla Dawsóu, en los
oferta.
pocos días que estuvieron entro nosotros, nos ediílcaron grandemente con su devota compostura en
F e r e a e i s P e b v o s t o , Pbro.
las sagradas funciones. A más do uno de estos
Lueedio, 29 d© Enero de 1894.
habitantes arrancaron hígi’imas de consuelo con
el angélico recogimiento con que se acerca
ban ú recibir la santa Comunión, y con la pre
cisión con que servían la santa Misa, vestidos de
IVuestpa señ o ra del perp etu o socorro.
sotana y roquete como tantos monaguillos.
— Un nuevo prodigio obtenido por la intercesión
¡Oh amados fueguinos, vuestras oraciones tan
de Nuestra Señora del Perpétuo Socorro tenemos
bien hechas, son aceptas al trono de Dios, sí, y
que registrar en España.
cada día descienden las divinas misericordias sobre
L a Revda. Madre María Josefina, Superiora del
esta vuestra tierra y sobre vuestros infelices her
Colegio de los Santos Corazones en ToiTelavega
manos ! Pocos días hace, nos entregaron otros
(Santander), doce años venía padeciendo del estó
nuevo indios procedentes del Canal Schmid, que
mago con tal acerbidad, que los cuatro primeros
irán con vosotros á auineiibir la población de la
Isla Dawsón; con vosotros irán á participar de los pasó postrada en la cama, y la viscera llegó
los grandes beueílcios de la Religión, y de la ci á ulcerarse, y aunque en los últimos seis años
vilización. ¡O h ! quiera el Señor conceder esta parece que ésta desapareciera, dejóla en un estado
de absoluta imposibilidad para alimentación qui
gracia A todos vuestros hermanos errantes por
no fuera la vegetal muy reducida. E l distinguido
estas playas.
médico que la asistió «lurante esta larga enferme
Antes de que estos valientes músicos volvieran
dad creyó en estoa Ultimos días que debía pres
ú la Isla Dawsón, les fotogralíainos, y su reti’ato
cribirla algún alimento jiutó substancioso, y leadse le mando, Reverendísimo Señor Don Rúa, para
ministró algunas gotas de peptona disueltas en un
que pueda conocer á estos nuestros amados indios
poco do agua, y otro día media yema de huevo;
convertidos en artistas. Bendíganos, amado padre,
á nosotros, á nuestros salvajes, ú nuestras misio pero en ambas ocasiones fueron tan fieros los do
lores do estómago, que, no permitiéndola retener
nes: encomiéndenos al Señor todos los días en
ese exiguo alimento, la dejaron en t í estado más
el santo Sacrificio de la Misjv, y encomiende en
deplorable. Se anunciaba un desenlace fimesto.
modo espeidal al que le eseribe, que tiene el
En talos circunstancias llegó al convento el 9
honor do in'ofesavso su
de Diciembre un Padre Redeutorista con t í fin de
Devoto y ohligadmmo hijo
dar ejercicios á las niñas educandas, y enterado
de que cerca de dos meses había, la- enferma
M auoiokino B ougatello , Pbro.
estaba en cama con un catarro general de carác
ter gripal, dominante á la sazón, agotadas ya
sus fuerzas, v resistiendo la acción de los medica
mentos y d e h i alimentación miís sencilla, propuso
á la revoreuda Madre tomara en tres días conse
cutivos una miniatura de Nuestra Señora del Per
petuo Socorro, enteramente resignada en las manos
de Dios, pero con una ilimitada confianza en el
poder do clarín, á la cual había de rezar cada
vez tres Avemarias.
La enferma aceptó jcostosa é hizolo con fé. El
día 10 iKir. la noche, sin embargo, parecía que tí
padecimiento se bahía agrabado notablemente. Su
aspecto inspiraba compasión. Sintiéndose tan mal,
dijo al señor m edico: « Parece que me faltan tres
E
GRACIAS DE MARIA ADXILIADORA.
— 117 —
dedos de frente ; * j- á la Hermana ^ne la asistía,
le aseguró que eñ tal estado le parecía que Nuestra
Señora, más bien que curarla, iba ó llerársela
consigo. Llegó el día 11, y á las nueve de la ma
ñana tomó la última miniatura en presencia del
Padre, elcual la dejó luego. Tres cuartos de hora
después llama á la Hermana enfermera, y con
rostro alere dice: « L a Santísima Virgen me ha
curado copletamento. » Era un hecho.
Sin embargo, no acertaban las hermanas á
creerlo. L a enferma se levantó. Llamados el refrrido Padre y el señor Capellán, halláronla sen
tada en su silla , pero con aspecto de perfecta
salud. E l dicho señor Capellán la invitó á bajar
ála capüla, y con paso ^-me descendió, con sor
presa de todos. L a noticia se comunicó rápida
mente á toda la casa, y las dos comtmidades de
religiosas y educandos corrieron alborozadasj y
en medio de la más viva alegría cantaron á la
Santísima Virgen en acción de gracias su propio
himno del Ma^ni/icat; y desde ese día su salud
es perfecta.
Las sustancias más refractarias al estómago de
la dicha religiosa, y que, áju icio délos médicos,
fundado en repetidas experiencias, debieran pro
ducir en él efectos de un cáustico, son ya la base
de su actual alimentación. Su aspecto, sus fuerzas
y la aplicación á los ejercicios de su estado y oficio
de Superiora, son, después de solos tres días,'cual
de una persona que jamás hubiera sufrido que
branto en su salud.
Estudiando á Benedicto XTV, profundo é indis
cutible maestro en la materia, á cuatro pueden
reducirse los caracteres esenciales de toda curación
milagrosa: ésta debe ser súbita, completa, durable
é imposible de realizarse naturalmente en las con
diciones de su manifestación, ¿ Quién podrá negar
todo esto en el hecho que acabamos de presenciar í
Sin embargo, á la Iglesia toca su auténtica apro
bación ; mas nosotros sin adelantar juicio alguno,
faltaríamos á la conciencia si auto suceso tal no
dijéramos, de acuerdo con el señor m édico: J)iDei est hic, es.decir, si no reconociéramos á
Jesucristo interviniendo en él para glorificar á su
Divina Madre en su amable advocación del Per
pétuo Socorro.
H.
Torralarega, 14 de Diciembre de 1894.
U n s u c e s o p r o d ig ^ io s o . — En la prensa ca
tólica do Salamanca leemos el siguiente relato de
un hecho prodigioso acaecido recientemente:
« L a Religiosa profesa en el Instituto de Sierras
de San José, de esta ciudad, Hermana Dolores,
venía padeciendo hacía ya cinco años una enfer
medad crónica que le hacía sufrir agudísimos do
lores en todos los miembros. De quince meses á
esta parte la dolencia se había agravado en tales
términos, que ya no podía dicha Religiosa aban
donar el lecho, y todo su cuerpo estaba paralítico.
El pasado miércoles, uno de los días en que más
fuertes habían sido los dolores, la Rda. Madre
Superiora exhortó á la Religiosa á tener gran con
fianza en la Sma. V irg en . á quien confiaba su
curación. Sor Dolores recibió con tanta alegría
esta nueva, que tomando en sus manos la Medalla
&£ilagrosa que pendía de su cuello y una estampa
que también era imagen de dicha medalla, comenzó
a dirigir tiernas jacmatorias á la Reina del cíelo.
> Las demás Religiosas, de rodillas en tomo
del lecho de Sor Dolores, rezaron con todo fervor
la Letanía y la Salve, mientras que las niñas de
las escudas dirigidas por las Sierras de San José
se recogieron en la capilla del establecimiento
para unir sus plegarias á las de sus dignas profe
soras.
» E l favor del cielo no se hizo esperar; media
hora después, y al despertar de un ligero sueño.
Sor Dolores pedía su ropa y abandonaba el lecho
W ena y sana, siendo la admiración de sus Her
manas en Religión, que no cesaron de alabar á
D io s, dirigiéndose inmediatamente á la capilla
para entonar un Tedéum.
» Sor Dolores cantó con voz vigorosa cual si
nada hubiera ten id o, y desde aquel instante
(miércoles 10 de Enero de este año, á las tres de
la tarde) ha practicado todos los actos do Comu
nidad sin sentir la menor molestia.
» Si este hecho es ó no milagroso, resuélvalo la
Iglesia; nosotros, como fieles cronistas, lo referi
mos, no sin dar gracias por el portento á la Sma.
Virgen. »
------------
NOTICIAS Y VARIEDADES
£1 cen ten ario d e S a n F e lip e X e r i . —
Grandes son los preparativos que en Roma se
hacen para el tercer centenario de San Felipe
Neri que se celebrará en dicha ciudad el días 26
del corriente Mayo. Si todos los católicos deben
aplicarse con celo al feliz éxito de este glorioso
centenario, con mucho más motivo los jóvenes y
BUS maestros. Todos los colegios, escuelas, orato
rios festivos y círculos y asociaciones de jóvenes,
deben por lo tanto prepararse á celebrar con
pompa y júbilo este feliz acontecimiento.
No dirigimos esta invitación solamente á las
Casas Salesianas y á todos los Colegios católicos,
sino también á los Cooperadores Salesianos^ lo.s
que, por el espíritu que Don Hosco infundió en
su Asociación, son educadores natos de la ju
ventud.
Educar santamente á la juventud y salvarla,
es la más grande necesidad de estos tiempos y el
sublime apostolado á que N. Señor nos llama.
Recurramos, pues, confiados á San Felipe para
que nos preste su a ^ d a en esta que fue su em
presa predilecta, é imitemos sus ejemplos. — Re
comendemos á nuestros lectores la vida de S. Fe
lipe que en el presente mes publican las U e e t u r a s C a t ó l i c a de Saniá-Barc^ona.
C o n v e r s i ó n . — Un repartidor de libros pro
testantes de Madrid, gracias á la lectura de los
folletos de propaganda católica popular que publica
el Apostolado de la Prensa, se ha convertido á la
Religión que profesó en su infancia. — Hé aquí
los frutos de las buenas lecturas y un fuerte argu
mento para desplegar cada día más nuestra energía
y celo en pro de la propaganda católica en todas
sus formas, sin j>erdonar trabajo ni sacrificio al
guno.
• •
M a s v a l e m a n a q u e f u e r z a . — D e una
— lis —
carta do iiuoMtra Cana de Málaga, copiamos el siguieiitü ediílcauto lieclio: « Hacía algún tiempo
(¡110 un niño ya grandecito ouería quedarse con
nosotros y viendo que no podía conseguirlo, pues
ya V. sabe las estrecheces de la Casa, cierto día
Ho coló dentro y como quien no quiere la cosa,
con mucho disimulo dejó llegara la noche, que
era muy oscura y tempestuosa. A l abrírsele la
n i i e ^ para que se marchara á su casa, en tono
lastimero, Padrccito, me dice, i donde quiere V.
lie vaya si no tengo casa ? ~ Nosotros tampoco
isponemos ahora de cama para tí. — No importa;
yo dormiré bien en cualquier rincón.
N o pudiendo resistir más, el Sr. Director se
quitó una manta de su cama y nosotros, uno el
jergón y otros otra cosa, quedando así todo arre
glado. Pasó muy bien la noche y amaneció más
alegro que el alba. Y a está todo cambiado; por
fuera, cou uiia limpieza gen eral, y por dentro,
con la confesión y comunión. Se porta bien y
está contento. *
a
U n i>oeii>o p a r a e l P a r a í s o . — Un indio
del Canadá, al abrazar la fó católica, se confesó
con el lloj)ii-Negra (así llaman al sacerdote cató
lico) de babor robado algún tiempo antes doce
pesetas á un jiastor calvinista do la vecindad, y
80 lo advirtió que debía restituirlas. Esto bueu
salvaje, llamado Juau Bautista, se dió prisa á
cumplirlo. Se proseuta, pues, eu casa del ministro,
y le d ice:
— Mí te haber robado, Ropa-Negi-a decir á m í:
Juan Bautista, vuelve el dinero robado.
— i Quó dinero ?
— Doce pesetas robadas á tí por mí, mal salvaje;
pero ahora buen indio, tener agua del Bautismo
sobro lu fronte, mí ser hijo del Grande Espíritu.
Toma tu dinero.
— Estó bien, uo hiutes más. Buenos días Juan
Bautista.
— ; Buenos días ! no basta; mí querer otra cosa
— i Y ijué quieres í
— Mi querer un recibo.
— ¡U n recibo! y j piu-a qué necesitas tú un re
cibo? 4 tü ha dicho acaso el Ropa-Negra que lo
pidas?
— Ropa-Nepa no dice nada; es Juan Bautista
querer uu recibo.
— ¿ Y para quó lo quieres? Tú me has robado,
tú me lia.s restituido: esto basta.
— No basta: tú viejo , mí jó v e n : tú morir sin
duda primen*, mí morir después do tí. 4 Lo en
tiendes?
— N ó : 4 qué quieres decir con esto?
—- Escucha más: esto querer decir mucho: esto
querer decir todo. Mí llamar á la puerta del cielo,
el gran jefe San Pedro abrir y decir: 4 Eres tú
Juan Bautista? y 4 (iuó quieres? Mí responder:
Mí querer entrar en la casa del Grande Espíritu.
Y él decir á m í; 4 Y tus pecados? Mí responder:
Ropa-Negra haber perdonado ú mí. San Pedro
añadir: 4 Y tu hmto al uiiuistni? 4 lias restituido
el dinero? Enséñame tu recibo. Ahora, pues, tu
ves la situación del pobre Juan Bautista, pobre
nidio sin n'oibo, obligado imra poderlo hallar, á
gilopnr por todo el infierno.
NECROLOGIA
EL C A R D E N A L B E N A V I D E S
El sábado, 30 de Marzo, poco después del medio
día, entregó su alma á Dios el eminentísimo señor
D. Francisco de Paula Benavides, Cardenal Arzo
bispo de Zaragoza. En su larga agonía, el Carde
nal dió muestras de mucha conformidad y gran
deza de ánimo, edificando á los que le rodeaban
y cuidab.an, basta q u e, cousuraados sus din y
cargado de méritos, hecha la recomendación del
alma y oyendo la exhortación del Obispo auxiliar
de la diócesis, el Cardenal dobló tranquilamente
la cabeza y se presentó ante el juicio de Dios.
Era el decano de los Prelados españoles; pre
sidió eu Madrid y Zaragoza los dos primeros Con
gresos católico-nacionales; creó el Seminario de
estudiantes pobres y tomó parte activa en otras
obras de celo y propaganda religiosa, distinguién
dose por caridad, que le ha dejado pobre de re
cursos luateriales, pero rico en merecimientos.
Amaba y favorecía á los hijos de Don Bosco y
era Cooperador Salesiano.
Háyale recibido benigno y amoroso Nuestro
Señor Jesucristo; y por si necesitara de los su
fragios de los vivos, ayúdennos nuestros amigos
en la piadosa obra de ofrecerlos por su alma-
R. I. P.
HISTORIA DEL ORATORIO
DE SAN FRANCISCO DE SALES
CContinuación)
— Hasta el presente han provisto en parte
Don Bosco y su madre, vendiendo sus po
sesiones, y la caridad de piadosas personas.
5ías hoy día se puede decir que todos nues
tros recursos consisten en las limosnas de
nuestros bieiibeobores.
— iQuiéues son estos bienhechores?
— A muchos no los conozco, y otros no
quieren que los hagamos conocer, y por esto
no me hallo en estado de poder satisfacer á
la pregunta.
— j- Dónde tienen el dinero ?
— Xo tenemos ni siquiera caj a, porque
— 119 —
el aprecio de los hombres; si no una infame
página en la historia 4 Sois enviados para
buscar cosas que puedan interesar al fiscal?
Cumplid en buen hora vuestro encargo, mas
no seáis opresores de los honestos ciuda
danos en su pacífico domicilio. Y o protestaré
contra vosotros ante el ministro, ante la
misma persona del rey, y espero que no serán
insensibles á mis quejas.
A estas enérgicas palabras, el caballero
Gatti, con humilde y cortés exterior, Señor
Don Bosco, respondió , escúsenos ; nosotros
no hemos venido para hacer mal á n ad ie:
no hemos hecho otra cosa que pedir aclara
ciones.
— Las aclaraciones se piden á quien puede
darlas. Superior responsable de este instituto
soy yo: á mí pedidme aclaraciones y no á
los subalternos.
— Escúsenos, dijeron á su vez el señor
Masuardi y el profesor P e t itti; y persuádase
que lo ocurrido fué contra nuestra intención.
Y así concluyó el suceso.
Entre tanto, invitados los inquisidores á
la habitación contigua, expusieron también
á Don Bosco que tenían la orden de explorar
la casa y visitar las escuelas, mas de hacerlo
todo amigable y cortésmente.
— Si teníais el encargo de hacer las cosas
de un modo amigable y cortés, observó Don
Bosco, no era necesario que os hicierais
acompañar por un piquete de polizontes
para atemorizar á mis pobres niños.
— Esté cierto, respondió el señor Masuardi,
que las guardias no tocarán ni un cabello á
ninguno de los suyos, y que han venido
según las disposiciones de estilo.
— Las guardias de pública seguridad, los
soldados y los carabineros, replicó Don
Bosco, no acostumbran comparecer en las
casas de los j)articulares sino para arrestar
á los malhechores. Me parece imposible que
hombres de inteligencia y constitucionales ,
cuales deben ser los señores ministros, sin
ninguna prueba puedan c rcT que en este
colegio existan malhechores, poniendo bajo
los pies los artículos de bi ley que garantizan la ioviolabilidad dei domicilio y la
inmunidad de las personas.
Este modo tan franco de hablar descon
certó algún tanto al triumvirato, que luego
dió á entender que hacía muchas cosas á
su arbitrio ; puesto que después de la obser
vación de Don Bosco, las guardias se ale
jaron de nuestra habitación la una después
de la otra y se fueron á colocar eji los de
siertos campos que en aquellos tiempos cir
cundaban el Oratorio.
La conversación de Don Bosco con aque
€t violenti rapiunt illud.
Dichas estas palabras de aliento al pa llos señores se prolongó por media h o ra , y
ciente, Don Bosco se volvió á los agentes y los inquisidores tuvieron de él todas aque
justamente indignado: — Yosotros, les dijo, llas informaciones qae podían convencerles
abusáis de vuestro poder; debeis ser jueces qae de nuestro instituto el gobierno nada
y os hacéis verdugos. Este proceder no os tenía que temer; pues nada hallaron. FJspeproporcionará ni las bendiciones de Dios, ni raudo al menos descubrir alguna cosa, de que
iipeuas llega alguna limosna, la destinamos
á cubrir deudas.
Estas concienzudas j verídicas respuestas
de nuestro buen prefecto no fueron des
agrado de los agentes. A estos, prevenidos
por sus jefes, se les liabía ocurrido que Don
Bosco poseía gran cantidad de dinero en
viado por el Papa y por los príncipes des
tronados, bajo el pretexto de socorrer á los
niños, pero en realidad para asalariar sol
dados y promover la guerra contra el go
bierno.* Esta idea era alimentada por los
malos diarios. En aquellos mismos días habían
también sido requiridos é injustamente en
carcelados algunos Jesuítas residentes en
Turín; por lo que la imprenta sectaria publi
caba á cuatro vientos la falsa noticia, de que
ol fiscal había hallado entre ellos grandes
tesoros y documentos importantes, que reve
laban la existencia de una vasta conjura
ción. Mas Don Bosco está en relaciones con
los Jesuítas, iban diciendo nuestrosenemigos;
por lo tanto en su instituto se debe hallar
materia delincuente. Embebidos en tales ju i
cios, los tres inquisidores pretendían á toda
costa que Don Alasonatti les indicara el te
soro ; por lo que Masuardi para infundirle
miedo le dijo:
— V . nos engana; Y . tiene un tesoro y
nos lo quiere ocultar; Y . es un Jesuíta; pero
nos veremos.
A tan villanos tratamientos aquel hombre
de Dios, que estaba siempre lleno de ocu
paciones y poco bien de salud, se sintió des
fallecer.
— P (‘ro yo, señores, no os hago mal al
guno, dijo^ y se desmayó. Este inesperado
deliquio hizo avergonzar á aquellos ilustrísimos , que notando haber obrado no ya
como honestos empleados , quisieron , reme
diar ol mal hecho, sosteniendo al desfallecido
y colocándolo en una silla.
Dios mandaba en aquel momento á Don
Bosco, el que, entrando en la habitación y
viendo en aquel deplorable estado á su que
rido y digno ayudante, sintió vivísima pena.
Acercándose, le tomó por la mano y le llamó
por su nombre. E l buen Don Alasonatti á
la palabra de Don Bosco pareció volver en
si, y con ñaca voz respondió: — Ayúdeme,
Don Bosco.
— No se afane, le contestó este: ahora
estoy yo, y tomo el cuidado de tod o: aní
mese : Vim pafjor, añadió débilmente el buen
prefecto.
— Yeo que sufre violencia, continuó Don
Bosco, y de corazón le compadezco; mas
acuérdese que regmnn coelorum vini j¡)atitur
—
120
se pudieran gloriar ante sus je fe s , pidieron
visitar las escuelas, y Don Bosco los com
plació. Los quiso acompañar el mismo Don
Alasoiiatti ya vuelto en sí.
Aquí conviene notar que el caballero Gatti,
que era encargado en modo especial de v i
sitar las escuelas, sabía poco de latín y de
griego, pues había-sido simple profesor de
geografía é historia en el colegio nacional,
y al i)resente tenía en el ministerio de pú
blica enseñanza el oficio de inspector de las
escuelas elementales. P or lo que se limitaba
ú preguntar íi los alumnos sobre la geografía
y la historia, y ú hacerles algunas mal
intencionadas. E l señor Masnardi sentado á
la cabeza de los bancos hacía á los niños
vecinos preguntas confidenciales; y el profe
sor Petitti ya tomaba notas, ya examinaba
los cuadernos en limpio y los en borrador.
Parecía que su intención fuese el arran
car de la boca de loa escolares una res
puesta , ó el hallar escrita una palabra,
que pudiera interpretarse contraria al rey ó
á las libres instituciones, para después acusar
á Don Bosco, como si aquí se diera una
instrucción dañosa ó peligrosa al Estado.
Duró aquí un pequeño resúmen de las pre
guatas que hicieron.
(Se continuará).
B I B L IO G RAFIA
E l Ctiteciísjino c u <^jcni|>log! d e l p i*e sb i t e i ’o d o n O u m ilo O ir tú z a r .
Ea. ú luipstro ju ic io , uno de los libros más útiles é
interesantes que se hayan escrito destinados á la ensehanza do In religión.
E l autor ha sabido realizar el v ie jo precepto de
Horacio, de unir lo ú til y lo agradable, amenizar la
enseñanza con una variada y oportuna colección de
ejemplos, que no solo la hace comprensible á la in
teligencia del más ru d o , sino tam bién interesante y
práctica. Es sabido el interés qne despiertan, espe
cialmente en los n ilio s , las historietas y narraciones
de cualquier género qne consiguen mantener cautiva
su v o lá til im aginación. Aplicando este sistema rt la
enseñanza del catecismo, se consigne hacerlo amable
y provechoso: pues, al par qne el nino goza con el
ejemplo, retiene por largo tiemiio la doctrina m oral é
dogm ática que va unida a' él.
Di fundir la enseñanza religiosa es uno do los grandes
bienes reclamados por las necesidades de nuestra época,
en que el estudio de la religión ha dejado do ser o b li
gatorio en los colegios del Estado y en que con las
reformas irreligiosas se ha tratado de hacer desnreoiublo la relig ión á los ojos d el pueblo. De aquí la
necesidad de instruir bien á los u in oa. avivaries el
sentim iento religioso y formar cristianam ente su co
razón, tan sensible á las imprt'sioues del bien como
á las d cl mal. Harto conocidas son liis palabras de
L e ib n iz t! « Ketbrnmd la etlucación de los niños y re
formareis el mundo. » I>on Itosoo decía en confi'rmaoión de est-a ve rd a d : « jC m U es e l origen de tantos
m ales y aberraciones como preseuci-amos éu los mismos
países catóH^^)sf L a etlucación pagana que so da g e
neralmente cu las escuelas. » Y agregab a: « H e com
b atid o m i vid a entera contra esta i>etversa edncación,
que m archita el espíritu y el corazón de la infan cia;
y ya v ie jo y extenuado, muero con el dolor d e no
—
haber encaminado del todo la obra de la reforma áí1
la educación ó instrucción, sin la cual no llegaiem»
jam ás á tener una ju ven tu d enteramente cauílioa..i
Y lo peor es que, al mismo tiempo que se d'eseaúi
en ciertas clases sociales la lectura de las obras
relig ió n y de controversia c ató lica , se difundeU
lectura de novelas y publicaciones inmorales en ng,
la im piedad deixama e l veneno á manos llenas. ^
Los ataques contra la relig ió n tienen ordinariámentí
por causa la profunda ignorancia de sus dogmas, dt
su moral, de su culto y de su h is to ria ; pueselmays
numero de los que la atacan solo la conocen e n l«
obras escritas p or sus enem igos, sin tomarse el ta-1
b ajo de le e r á sus apologistas y defensores. Pretende
conocer la relig ió n por este medio, es como pretende
estudiar la filosofía en la historia íle los delirioa j *
aberraciones d el espíritu humano.
Conocer la religión es ordinariam ente lo qne basu i
para am arla, pero para conocerla es preciso cstadinl
concienzudamente e l catecismo. Y esto estudio jerij
tanto mtís provechoso cuanto más comprensible m i
para la in teligen cia y hable al corazón con más posuasiva elocuencia, pues dicho está que « la fé nace!
d el corazón, » fuente y origen de todo lo bueno y d:
todo lo m alo que hayen e l hombre.
Es lo que se propusó y consiguió el autor dd;
Catecismo en ejemplos, con upa laboriosidad digna dt
todo encom io, poniendo ante los ojos de sus leotoKj¡
la m oral en acción con rasgos históricos, tan oportanoí!
como elocuentes. Uno solo de estos rasgos obra muchu
veces con más eñcacia en el corazón, que muchas pá
ginas de árida doctrina. P o r esta razón es un litoo
Utilísim o para los catequistas y demás personas qiü|
por su m inisterio se ocupan en la enseñanza de U
relig ión á los niños y al pueblo, y de gratísim o sola»
para todos.
N o dndamos que los católicos sabrán aprovecharen
bien de la relig ió n las enseñanzas estampadas en ente
precioso libro, fruto d el encendido celo de nn coraa¿
sacerdotal y de la suficiencia é ilustración de un dis
tin gu id o sacerdote.
E l Catecismo en ejemplos, del que se acaba de hao«
la tercera edición, consta de 1010 páginas y se vend»
al precio de 4 ptas. eu rústica y 6 puademado. Lib rería Salesiana de Sariá-Barcellona y principales
librerías católicas.
COOPERADORES SALESiANOS DIFUNTOS
Emmo. Sr. Cardenal Don Francisco de Paula Benavides, Arzobispo de Zar.igoza.
Exm o. ó lim o. Mons. José Ignacio Ordóñez, Arzobispo
do Quito.
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yaquil.
Sr. Don Juan León M era — Anibato ( 2 ’H n^iiraft«íi).
»
» Faoimdo P e ra lta — Quito (PicAincAab
»
» D an iel Escobar — Quito (Pichincha).
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» Joaquín Andrade — Cotacachi (/mftflftMra).
Sra. D .* Mercedes Leonor A lm eida~Q uito(PicAinciífl).
»
» Petroua Ram írez — Quito (Pichincha).
Suplicamos euesreciásmeote & nuestros Isctores se sim »
evisarnos de la muerte do slgún cooperador psra inolnirloA
esta lista. Igualmente Ies suplicamos do se olviden en soi
cotidianos ejercicios de piedad, de estas almas con quienes
envida estuvimos unidos con el vinculo de la cristiana caridad.
Acordémonos que la caí idad de que usáremos hacia las be*ditas Almas del Purgatorio, Dios dispondrá se use con nos^
tros después de nuestra muerte.
REQUIEM AETERMAM DONA EIS DOMINE.
PATER, AVE, REQUIEM.
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bería. Edición popular encomiada por varios
Cardenales y Obispos, traducida al español de
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Vida de Domingo Savio el San Luis Gonzaga del 0ratorio Salesiano. Relación de singular interés
escrita por el Presbo. Don Juan Bosco y tradu
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La Fe y la Incredulidad.
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Vida del Presbo Salesiano Don Víctor Alassonatl, por
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Opúsculos de propaganda contra ei protestantismo.
Los verdaderos amigos del Pueblo por el
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Obispo de M á l a g a .......................Pts. 0 50
Don Bosco y su Obra por el 11.™^ Obispo de Milo,
boy día de M á l a g a ........................... » 0 60
Don Bosco por el Doctor Don Carlos D ’Espinevi
Caballero Gran Cruz de la Orden pontificia de
San Gregorio Magno. Acaba de publicarse la
segunda edición española muy aumentada y re
visada con todo e s m e r o .................. » 3 —
Principios Elementales de Gramática Latina, por el
Presbo Salesiano Don Celestino Durando: tra
tado el más sencillo, metódico y práctico para
alcanzar el conocimiento de dicho idiom a, y
que ba sido aplaudido por excelentes latinistas
y maestros.
Segunda edición becba en Barcelona » 3 —
La Casa de la Fortuna, Drama del Presbo. D. Juan
B o sco .................................................. » 0 40
Semana Santa. Texto en latín, con traducción al
castellano de las lecciones, esp&tolas, evange
lios, y con expUcación de las ceremonias de
cada función, recientemente publicada en los
Talleres de Sarriá. En tela pts. 1 25. En piel
de 1 50. á 3 25.
Don Bosco. Amenos y preciosos Documentos sobre
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pág. 'ááO, P e s e t a s .................................... 1 00
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becba con no menor gracia que naturalidad y
sencillez, por el Presbo. Don Jnan Bosco, y en
la cual se manifiesta cómo un niño recogido de
la calle llegó á ser uno de los alumnos más aventajados y virtuosos del Oratorio Salesiano
de Turín, donde murió en olor de santidad.
Segunda edición, traducida cuidadosamente y
publicada con elegancia en los Talleres SalesianoB de Sarriá. P e s e t a s .......................0 40
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acierto, ha reunido variados y preciosos ejemplos que alientan á practicar la virtud.'
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61 se resuelven todas las grandes cuestiones y se enseñan los más sagrados deberes; es el
aso misterioso que une al hombre con Dío«, el cielo con la tierra j el tiempo con la eternidad.
« Para facilitar su conocimiento nada más á propósito que añadir los ejemplos á la
doctrina. Zas palabras mueven; los ejemplos arrastran. E l camino de los preceptos es largo
y penoso, el de los ejemplos corto y agradable. Nuestro Señor sembraba de parábolas sos
eusenanzas. »
E l Catecismo explicado con ejemplos que anunciamos, tiene, pues, el objecto propuesto.
Constituye un tomo de 1010 páginas, y se vende al precio de 4 ptas. en rústica, y 6 en
cuadernado.
A L CIELO
POR
MARIA
por el Presb. Don CAMILO ORTÚZAR,
de la Fía Sociedad de Sao Francisco de Sales.
Tip. Salesiana Turín. En rústica
. . . .
Pts. 1.
-
Texto
-
♦ > y il A l v o
X. - N.
ó
—
P u b lie a c io ii
n u 'iiM u n l
—
M AYO
ra y en ¡a hora!
—
PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL
SALESIANO
Santo Padre ha dirigido al Emmo, Cardenal
5 ^ Arzobispo de Bolonia, un Breve qne será
leído en la primera sesión general del Congreso;
y el Cardenal Lúcido María Parocchi, Vicario de
Su Santidad ^ Protector de la Congregación Salesiana, también le ha dirigido la siguiente carta:
E x c m o . y E e v m o . Sr.
Siendo el Protector de los Salesianos, muy grato
me sería poder asistir á su primer Condeso internacional, debido especialmente al celo de V. E.
Más no siéndome posible, con la presente le
aseguro mi unión en espíritu con V . E. y con
nuestros venerandos Hermanos en el episcopado,
para promover, con la instituciói^ del benemérito
D. Bosco, uno de los más grandes bienes que ba
proporcionado á nuestro s ig lo ; cual es, la educa
ción católica de la juventud y la regeneración
del obrero.
Tanto el uno como el otro intento, se consegnirán seguramente, por la poderosa comunicación
de gracias, de que es dispensadora la bendición
del Santo Padre.
De todo esto me a le ^ o desde ahora con V. E.
y con la Congregación Salesiana, cuyo entusioEmo
y decisión crecen al presentarse nuevos sacrifícios
y trabajos.
Beso á V . E. humildemente la mano, ofrecién
dome
De V . E.
Devotísimo Siervo
L. M. Card. PARROCCHI
Protector de loa Salesianos.
Roma, 6 de A b ril de 1895,
Sabemos que varios Sres. de Barcelona sisti,rán al Conm-eso en representación de los aCooperadores Salesianos de dicha localidad, qne
todos bau mandado sus adhesiones.
Un medio eficaz para cooperar al éxito del Con
greso, es la omcíón; así qne los que no pudieren
asistir, pueden orar y orar mucho, para que Dio*
proteja á los que asistan; no est:i demás este en
cargo á pesar do que cuando nuestros Cooperadores
recibau este número, ya habrán terminado las s^
siones, pues los fnitos de este Condeso no se ban
de recoger enseguida, sino después de poner en
práctica sus conclusiones; y por esto debenio*
rogar mucho.
Las sesiones se celebrarán en la iglesia de Santa
Catalina, donde se conserva incorrupto el cuerpo
de la Santa.
Nuevos Obispos han prometido su asistencia:
pasan ya de 32.
La prensil católica española, como igualmente
la extranjera, tendrá, en su mayor parte, nume
rosos representantes.
Cincuenta han sido los trabajos llegados
el Concurso musical para nn Himno Inaugural de
Congreso. L a Comisión Examinadora á este objeto
formada, después de maduro examen y de diripir
palabras de encomio para todos los autores,
juzgado como mejor, por responder á las cond*
—
101
—
clones prefijadas, el del eximio maestro de la Ca
pilla de la Catedral de Macerata, Sr. D. A ¿ este
f.TTTARFT.T.A .
Siguen á este los de los Sres. Alfonzo Milani, de
la de Bolonia; Jeremías Piazzano, de la de Vercelli; J. B. Urbano, maestro de música del Colegio
de Alassio; José Terraboschi, de Treviglio j Agnstín Donini, de Milán.
Damos á continoación la traducción española del
Himno del Congreso: nos ha sido remitida x>or
el Pbro. mejicano D. Gavino Chavez, Cooperador
Salesiano; á quien damos las más cumplidas gra
cias por su atención.
f ílM N ^
S A L S S IA N O
De Oriente al ocaso, más bella que nunca
Irradia, Don Bosco, tu santa bandera:
Labor y Plegaría ; la empresa es entera
Que el dedo del Sumo Pastor te trazó.
En tomo á la insignia, ja acoje triunfante,
A ejército inmenso, María Auxiliadora,
t Alzaos! que de gracia cercana es la hora,
Del día más felice la aurora nació.
Del pueblo los hijos nos tienden la mano;
Nos llaman una á una las viejas naciones;
Del campo y ciudades acuden‘varones.
Apóstoles nuevos que trae el Seuor;
Y al triunfo se lanzan formando en batalla.
De nobles Prelados las cruces los guían:
A l cielo sonoras sus voces envían:
A Dios solo gloria, ó imperio y honor!
al
VIAJE DE D. RÜA
Mediodía de Francia y á la Palestina
El día 6 del passado Abril, llegaba al Oratorio de Turíu, después de casi tres me
ses de ausencia, nuestro muy amado Eector
Mayor Don Miguel Eúa, de vuelta de la vi
sita liecba á la Gasas Salesiauas del Medio
día de Francia y de Palestina. Con gusto
nos ocuparíamos en este número en detallarlos
recibimientos que en todas partes se le han
hecho; y las muestras de carino, veneración
y respeto de que ha sido objeto. Mas no
siéndonos posible ahora, esperamos poderlo
hacer en el próximo número.
Entre tanto de nos gracias al Señor y á
María Auxiliadora, que sano y salvo nos
le han restituido, salvándole de los varios
peligros en que se ha visto, por parte de
los enfurecidos elementos.
SANTANDER
EL CARNAVAL
E N E L O R A T O R IO D E D. BOSCO.
NTES de dar algtmos detalles acerca del Car
naval pasiido en el Colegio, que los R R .
__ __ PP. Salesiauos tienen establecido en esta ca
pital, permítaseme hacer una pregunta.
¿ Qué es el Carnaval! — Fácil es la respuesta
y mucho más una vez analizadas las sucintas in
dicaciones, que á continuación se exponen.
i Qué es lo que busca la juventudt — 4 Cuáles
son sus ideales í •— 4 Cuál es el móvil, que la im
pulsa? — No es otra cosa que el satisfacer esa
sed frenética de placeres, esos gustos del apetito
sensitivo, qu e, ofuscando á los jóvenes la razón,
distintivo hm sublime entre los demás seres de la
creación, los rednce al igual de los irracionales.
Verdaderamente no es menester fijar tiempo algu
no para ir tras asse liviandades y desahogos del
hombre apasionado; pero ninguno es más á pro
pósito que el que ofrece el Carnaval.
4 Qué es, pues, el Carnaval en la moderna so
ciedad ? El tiempo de los desatinos, de la desver
güenza, de la inmoralidad, de los liltrajes é in
jurias á Dios y ú los hombres. — Esa innumerable
falange de jóven es, no atreviéndose antes á
hacer ni decir abiertamente obscenidades, ahora,
con el antifaz, y prescindiendo de toda suprema
autoridad, no titubean en e llo , y desahogan y
dan rienda suelta á sus apetitos, creyendo que ha
llegado ya su tiempo, en que todo les estií penuitido. Y como esos tres días son cortos para ellos,
redoblan su ardor, satisfacen sus pasiones, hártanse do los terrenos deleites, écbjinse en el cieno
de las humanas concupiscencias, y de este modo
los que antes eran imágenes vivas del Ser divino,
trausfómianse en abismo de asquerosidades y envilócense más que los mismos brutos. Aléjense de
Dios, y como ovejas descarriadas, no disfrutan más
de aquel saludable pasto, que el buen pastor en
vano intenta procurarles, sino que tragan á boca
llena el mortal veneno q u e , con la rapidez del
rayo, los conduce á la eterna perdición, j O fatal
ceguera de la incauta juvenlYia!
Hé aqu í, en pocas palabras, lo qne es el Car
naval, en nuestros tiempos.
I 4 cuál es el Carnaval del Oratorio de Don
Bosco? — Enteramente contrario al que hemos
descrito. Conociendo esos buenos al par que ce
losos Padres el inminente peligro á que se bailan
exiraestos multitud de jóvenes y niños, preparan
joviales entretenimientos, con qne tenerlos con
tentos, y al efecto abren las puertas de su teatro
á esa juventud, ávida de nov^lades y pasatiempos,
y allí, con morales representaciones, con juguetes
cómicos, al propio tiempo que está alejada del con
tacto corruptor, que invade plazas, calles y arra
bales, v e cumplidos y satisfechos sus deseos; pues
goza, ríe, disfruta, sin ofender al Señor.
Tales foeron los entretenimientos, que los díajA
—
102
24, 25 y 27 s campeones do la religión del
Cnu'ificudo! Seguid constantes la senda, que os
ha tmzmlo vuestro iiusigne Fundador y Padre, qxie
muchos seiíin h>s fnitos que reiwrt.afá la Iglesia
mcdiimte vuestm piedad, abnegación, desinten-s
y celo: muchas las victorias que alcanzareis contra
«‘1 c«»uiún enem igo. que en triunfo se pasea p«>r
dcMpúer;» y que eual león rugiente iut«ínta seducir
á los inexpertos: eiuuginl. como hasta el presente*
el llanto do tontos «lesvalid«>s, «lue, gimiendo bajo I
—
el peso de la indigencia y miseria, imploran fer
vientes ayuda y favor.
Dios, fiel remunerador, que vela y cuida de las
tiernas avecillas del campo, sabrá debidamente
recompensar tanto sacrificio, tanto desprendi
miento, tanto amor.
Alégrese Santander por tener en su seno luia
Institución, cuyas elevadas miras son la cabal y
peí fecta educación de la juventud, especialmente
pobre; el presentar una día á la sociedad á esos
niños, qne, ahora vagabundos recorren las calles
de nuestra población, hechos honrados y laboriosa
ciudadanos, amantes de la Religión, de la patria
y de la familia.
Aunámonos, pues, todos: contribuyamos con
nuestro óbolo, y según lo permite nuestro estado
y condicitm, al sostenimiento de esa Fundación
regeneradora, que extendida por casi todas las
partes del mundo, es el asombro y admiración de
cuantos la contemplan. Hagámoslo aliora más qne
nunca, considerando que es la voz do un sinnú
mero de niños, que, clamorosos, nos lo suplican,
la voz de nuestro esclarecido Prelado, que á ello
nos invita con reciente pastoral (20 do Febrero).
« Procurad, dice, refiriéndose álos eclesiásticos.
» que todos gusten la suavidad del yugo de la ley
» de Dios, y las dulzuras de seguir á Jesucristo;
>• y, sobre todo, cuidad de los niñ«>s....... Si en
>' alguna parte ha de hallar buena tierra la semilla
» de la fé, es en el corazón de los pequeños: y
» si la sociedad ha de ser verdaderamente cristíana
» algún día, por los niños ha de comenzar. Lo
» que sean los niños de hoy, serjin los hombres
» de mañana. »
Ahora bien: ¿qué no hacen por los niños los
hijos de Don Bosco ? — ¿ Qué contratiempo, qné
obstáculo es capaz de arredrarlos en su «íifíeil
tarea? — Ninguno. Por ellos viven continuamente
sacrificados sin más recompensa que el agradeci
miento de estos mismos niños y el celeste galardón.
Ayudémosles, pues, si queremos que Dios deirame sobre nosotros y sobro nuestras familias m
gracias, y que al fin de la vida nos haga partí
cipes de aquella gloria, que promete á sus fieles
hijos.
C. M. E.
Cooperador Salesiano.
M A L A fiA
Con la nueva fundación de JLUaga, se han desp«'.rrado eu su favor los nobles sentimientos de
los malagueños: la prensa de dicha ciudad trabaja
activamente para que sea conociday se la proteja,
segiüi la atenta carta que á continuación pone
mos y que diryió á todos los diarios el Señor qne
subscribe á quien hacemos constar nuestro agra*
decimieuto, como igualmente á la prensa de Máloga y á la católica de toda España, que en las
actuales circunstancias trabaja con noble desin
terés por fin ton grande.
Sr. Director y Redactores.
Distinguidos Sres. y amigos míos: Creyendo
llenar un ileber de civismo y de alta moral, me
— lo a —
ermito llamai' sn ilustatida atención acerca del
ratorio y refugio pam niños abandonados, que
íTubajan por implantar en
los hijos de
Don Bosco, ó sea la Congregación de los « P P.
Salesianos. »
Inútil relatar á Vdes. el fondo y forma de la
institución. Por su ejercicio de Vdes. ciertamente
habrán hecho estadios detenidos de esta Congre
gación tan cristiana y eminentemente social. Y a en
tre las xarias provincias de España que cooperan á
su desarrollo, tenemos la honra de que la de Bar
celona cuente tres casas en las que reciben edu
cación religiosa, literaria y artística, 400 niños
internos y más de 1.200 externos.
Por e llo , creo necesario y así se lo ruego, que
esa ilustrada publicación, haga una activa pro
paganda para despertar en esta Ciudad el celo de
las clases directoras á fin de que protejan eficaz
mente esta gran obra que si en principio es de
caridad para los niños desamparados, es á la par
segura garantía para la evolución pacífica del
progreso humanoj y por tanto, á todos interesa
y quizás doblemente á las clases privilegiadas por
los bienes de fortuna, puesto que dicha obra lla
mada es de modo evidente á servir de cauce á
las corrientes sociales, que así serán manso río en
lugar de asolador torrente.
De Vds. afectísimo amigo s. s. q. b. s. m.
B. G h ia u a .
S
en favor de los ninos desamparados
EL k m DE Ik a i l E DE REPISO
Redoblad Tneatrfto fiiortM *
Un do garlar á la nl&et j
de
ÍiiTontnd
screduiidad
la com ipolón é
y
preparar aaf
una nuera generación.
iLEOj; XIII.)
^^BTAS bellísimas palabras salidas de labios nngelicales, son por si solas títulos bastantes para
amar como ó padre cariñoso al sabio, benigno
y virtuoso anciano, que para dicLa del linaje hu
mano, rige la cristiandad.
Preciso de toda urgencia es para los católicos
corresponder con actos á tan elocuente arenga,
que no hay mayor obra agradable á Dios que lá
caridad en su manifestación de amor al prójimo:
pero me atrevo á asegurar que aun fuera del cato^
lirism o, no puede haber quien no encuentre be
llísima la frase y deje de acudir á t^m saludable
llamamiento, reconociendo todo el orbe en suma,
que esas palabras son la voz divina trasmitida
]^ r hijo predilecto.
¡ O h! quien tuviera la dicha de ser elocuente,
pma dirigir al pueblo de Málaga el reflejo de
aquel rayo de luz que parte de Soma, en el ins
tante en qne aquellas sublimes palabras brotan de
ios benditos labios del padre común de los fieles.
Pero no es menester de ella : que la Providencia
divina nos fscilita los obreros para el trabajo que
recomienda el Vicario de Cristo.
Los hijos de Don Bosco han venido en este siglo
á servir para tan grande obra, la de rect»jer con
la cariñosa solicitud de tiernos padres y honrados
ílirectores, á los que el fiero egoismo de la socie
dad abandona física y espiritualmente.
Así, aimque el más insignificante de mis conciu
dadanos, me atrevo á invocar el socorro de clases
pudientes de Málaga, no solo en contribuir con
recursos, sino de ocuparse en estudiar la obra del
humilde sacerdote piamontés, que si lo hace, no
hay duda que la saludable y celestial simiente
que Jesús sembró y Don Bosco ha labrado con esfoerzo de alma refulgente de santo amor, fructi
ficará para el bien del hombre y se irjín cumplien
do las promesas del Salvador, cuando dando
su preciosa sangre por nosotros nos llevaba como
hermanos á ssr hijos dignos do su Divino Padre.
Un colaborador de D. Bosco.
{La Uuiihi Mercantil, de Málaga).
L A INFANCIA ABANDO NADA.
; 4 ^ ntre las giundes manifestaciones de la caridad, ninguna tan simpática yheimosa como
la que supone la protección moral y material á la
infancia desvalida.
En lo que á Jlálaga respecta, se ha hecho cuanto
con su situación económica era compatible, para
alejar de sus calles el penoso espectáculo do la
mendi