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^Cottolengo. 32
*
^ I e d a c c io n
y
AVISOS IMPORTANTES.
l.° Saplicamos eucareci<lamen1íe á nnestros BieDhertiorea que nos m a a d e a las relaciones de la s gracias
o b ta rieren de n u e stra q u erid a M adre M aría A u x i
liadora p ara glorificarla publicán d o las. S i los favores
ao son tan seQalados 6 no parece conveniente p ubliVloe, pueden ta n solam ente d ecim o s: N . If. da gracw« ¿ ifa ría Attxiliadora por uso 6 varios favores espeo«l«r recibidos de su m ano; etc.
i-'' Pero lo que sobre todo les recom endam os es qne
den pronto aviso de los C ooperadores p arien tes
laigoe 6 conocidos qne m urieren, p a ra qne publicando
**>* n o m b r e s en el Boletín pnedan hacerse por sus
los s u ^ g í o s que prescribe el R eglam ento. M uy
^ MM fu era que mandaran á esta redacción la esquela
* ^u o ria ; de esta manera se evitaría el grave incóate^ t e de contar entre los muertos, eomo más de u so vez
M meedido oo» lutria sentimiento nuestro, á queridísimos
Aperadores que, gracias á Dios, gozaban de envidiable
And.
3-* La Calta de recibo, la ta rd a n z a y lo s errores
** la dirección d el B o ls ín , se rem ed iarán á m edida
se nos v ay a avisando.
L* Llamamos la aten ció n d e nuestros am ados Coo
A d m in is t r a c ió n
❖
Turin (Italia)
peradores, sobre la sig u ie n te conclusión dol Congreso
S alesiaiio:
C on u n e s p e c ia l
v iv o i n t e r é s e l C o n g r e s o
r e c o m i e n d a la l e c t u r a d e l B O L E T IN S A L E S IA N O , p o r m e d io d e l c u a l r e v i v o c a d a d ía e n s u s
o b ra s e l v e n e ra n d o D. B O SCO , y h a c e a rd ie n
t e s v o to s p a r a q u e la le c tu r a y p ro p a g a c ió n
d e l m is m o , m e r c e d a l c a l o d e l o s C o o p e r a d o
r e s , tr a s c ie n d a f u e r a d e e llo s , e n m a n e r a q u e
s u d if u s ió n s e a c o n t i n u a é I lim ita d a .
5. ** Y á fin de que el Boletín p n ed a cad a d ía crecer
en in te ré s é im p o rtan cia, saplicam os encarecidam ente
á todos los Sres. D irectores 6 encargados de los O ra
to rio s festivos. Casas, etc., qne se sírv an ten em o s a l
co rriente de c n an to de im p o rtan te 6 de edificación 6
am aestram iento se cn m p la en sus respectivos O ra
torios , proenrando qne estas com unicaciones sean
B R £ ^ 'V S S ,
y en e a n t e l l a n o ,
en cayo caso n o s se rá d e g ran p lace r el p u b licarlas.
6. " Sucediendo con frecuencia qne p a rte de la co
rrespondencia nos lle g a m u lta d a por & lta de franqueo,
advertim os á noeetroe lectores q u e el franqueo de las
c a rta s p a ra el e x tra n je ro ee de
p t a . p o rc a d a
i : ? e r n x . y í V a o c i o n e S y p a ra la s c a rta s ;
0 ’ 0 3 , por cad a ¿ > 0 £ ? t n . y í r a c c i o n e M ,
p a r a le s im presos;
h a s ta S O
h a s ta S O O y O ’ í i O máe p o r c a d a Ó O O <S
f r a c c i o n e s d e 5 0 0 p a ra lo s m anuscritos.
— 190 —
SU
IMPORTANCIA
lY.
El Sacerdote y la civilización.
II.
en el anterior artículo
el resultado final de la ci
vilización cristiana operada
en Europa por el Sacerdote
católico, vamos ahora á
presentar á éste á través
(le los 'siglos luchando denodadamente
con cuantos obstáculos intentaban ata
jarle ó desviarle del camino que se había
trazado, y por el cual conducía como de
la mano á aquellas sociedades que sin él
hubieran perecido, como perecieron otras
(juo contra él se rebelaron y le arrojaron
(le su seno.
Terribles fueron los sacudimientos que
sufrió la Europa durante ,los siglos me
dios y gravísimos los peligros que en to
das partes amenazaron acabar con la
grande obra que iba cumpliendo la Igle
sia, de sacar de su lastimoso estado y
cristianizar á las sociedades paganas.
El hecho más culminante que registra
la historia en la Edad Media, es la irrup
ción y conquistas de las hordas salvajes
del Norte, (pie se desparramaron por to
da la Europa occidental suípicando y
destruyendo cuanto á su jiaso encontra
ron, no dejando detrás de sí más que
desolación y ruinas. Solamente la Iglesia,
verdadera arca de Noé en medio de éste
universal diluvio, pudo resistir los em
bates de los bárbaros, siendo sus minis
tros, los Sacerdotes, los que en aquel su
premo trance salvaron á la sociedad de
la ruina total que la amenazaba.
« La imaginación no alcanza á figurarse
lo que hubiera sido del mundo en acpie11a crisis, si la Iglesia no hubiese llegado
á organizar de nuevo la sociedad bajo
una ú otra forma; no hay duda que las
relaciones así privadas como públicas
habrían quedado en un estado deplorable,
tomando además la legislación un sesgo
injusto ó inhumano (1). »
ISTO
(1) Baluicá. £l Frotc^tantismo, etc.
A tal y tan grande extremo llevaron
los bárbaros su instinto de destrucción,
que llegó á creerse próximo el fin del
mundo, como el mismo S. Gregorio es
cribe; y efectivamente si no el fin y el
aniquilamiento do nuestro planeta, es
muy cierto que las irrupciones de los
bárbaros fueron el golpe do gracia que
sumergió para siempre al mundo pagano
en los abismos do la nada, y dejaron más
franca la puerta al mundo cristiano que
había de regenerarlo todo y con el cual
las sociedades empezaban una vida ente
ramente nueva.
« Acostumbrados los bárbaros, dice el
ilustre historiador César Cantó, á destro
zarlo todo con sus férreas mazas, no po
dían ser domados por la fuerza, ni civili
zados por una literatura que despreciaban
ó uo comprendían; pero salióles al en
cuentro el clero cou doctrinas sencillas y
claras, resplandeciente con la pompa que
tanto poder ejerce sobre imaginaciones
groseras; con una gerarquía firme y uii^
nime; con una fe que no requería suti
lezas de raciocinios, sino que mandaba
creer y era confirmada por una moral,
cuya santidad debía comprender aún
violándola; im clero que combatía, no
con las armas, sino cou razones poderosas
y que en nombre de Dios les intimaba
que cesasen de exterminar á los hom
bres. »
Los trabajos y sudores de la Iglesia no
fueron infructuosos; poco á poco la vida
cristiana fué introduciéndose entre los
bárbaros, y como natural consecuencia de
esto, la santidad brilló en el trono; los
monasterios se multiplicaron por todas
I partes enseñando el trabajo y las letr^l
! formando apóstoles y sirviendo de retiro
á los reyes, los nobles y los señores, cu
yos santos ejemplos no pudieron menos
I de ejercer sobre los pueblos grande y
I saludable influencia.
Por medio do sus Concilios así ecnin^
nicos como regionales, la Iglesia suaviw
las costumbres de los pueblos bárbar^
les sujetó al suave yugo del E vangelio
— 191 —
y les encaminó por la vía de la verda
dera civilización y x^rogreso. Sería nece
sario hacer un minucioso registro de
aquellas venerandas asambleas, donde se
reunían lo más granado y selecto del
cuerpo docente de la Iglesia en virtud,
discreción y letras, para poder formarse
una adecuada idea de la maternal soli
citud con que ésta iba iniciando y desa
rrollando el inestimable caudal de ideas
y sentimientos sublimes que poco á poco
Ilesgastaron la rudeza de aquellas socie
dades. No hubo error ni vicio que de allí
no saliera herido y extirpado, ni verdad
que no ostentara más esplendente her
mosura, ni virtud que no cautivara con
más peregrinos encantos y atractivos, ni
necesidad pública ó privada que no reci
biera prontamente alivio y socorro. Allí,
con firme, generosa y tenacísima volun
tad se elaboraron las riquezas espirituales,
ese patrimonio de inestimable valor de
que gozaron y gozarán siempre los siglos
cristianos, gracias á la próvida solicitud
maternal de la Iglesia.
No menor infiuencia ejercieron los mon
jes con sus ejemplos y enseñanzas en
la civilización de ios bárbaros.
« El ejemplo, que á veces uo consigue
en lo moral todo el resultado que podría
prometerse, porque las pasiones destruyen
sus buenos efectos, ejerce un gran poder
sobre la parte material de la vida. El
espectáculo de muchos millares de lloligiosos cultivando la tierra, desvaneció
imco á poco aquellas bárbaras preocupa
ciones que miraban con desprecio el arte
que alimenta á los hombres. El hombre
del campo ai)rendió en los Monasterios
á labrar, remover la tierra y fertilizar el
surco; y el noble comenzó á buscar en
sus cami)os tesoros más seguros que los
que se luoporcionaba con las armas. Los
monjes, pues, fueron verdaderamente los
padres de la agricultura, ya por los tra
bajos que por sus x)ropias manos hicieron,
como por los que enseñaron á hacer á los
demás (l). >
Bedncidos los bárbaros á la ley salva
dora del Evangelio y encaminados por
^nda del i)rogreso y de la verdadera
civilización por la Iglesia de Jesucristo
que á pasos agigantados iba extendiendo
benéfica influencia x>or todos los pue
blos de Europa, parecía que ésta debiera
yp dar tregua á sus luchas intestinas y
disfrutar en paz de las hermosas conChateaubriand. E l genio del cristianismo.
quistas de bienestar y progreso de que
era deudora al clero.
Pero no fué así: un pueblo nuevo,
fuerte y belicoso que acababa de formarse
en el Oriente y cuyas ambiciosas aspira
ciones, después de haber domeñado el
Asia occidental, no erau otras que so
meter á su dominio é imponer su religión
á la Europa, puso á ésta en gravísimo
peligro de retroceder y volver á la bar
barie de la que con tanto trabajo había
salido. La Iglesia, sin embargo, velaba
sobre ella y como madre solícita y cariiiosa la salvó de este aprieto mucho más
terrible, á uo dudarlo, que el primero.
Mientras España estaba toda ocupada
en la grandiosa epoi)eya de la reconquista,
y la espada de los reyes francos detenía
el avance i)or los inrineos de los musul
manes, que tenían espantada á toda Eu
ropa, deseosa la Iglesia de librar á los
cristianos de Oriente y á los x^^regrinos
que se dirigían á Jeriísalen de las veja
ciones y tropelías de los turcos; y por
otra parte quebrantar su formidable xmder x>ara así librar á Europa del terrible
peligro que continuamente la amenazaba,
concitó y arrojó al Occidente contra el
Oriente, dando comienzo á aquellas glo
riosas expediciones religioso - guerreras
que duraron i)or espacio de dos siglos
(XII y XIII) y que se conocen en la
historia con el nombre glorioso de Las
Cruzadas. Y si bien es verdad que el
éxito no llenó i)or completo el fín que
con ellas se habían prefijado los Pontí
fices Romanos, grandes fueron y evidejítes
los bienes que de ellas resultaron ]>ara
la gran obra de la civilización. « Si no
.salvaron el Oriente, dice un moderno
liistoriador (1), x)rodujeron al menos los
má.s beneficiosos resultados en Occidente,
deteniendo por muchos siglos la invasión
de los turcos; haciendo decaer el feuda
lismo; favoreciendo la emancipación del
estado llano y el desarrollo de los con
cejos ; terminando ó suspendiendo al me
nos las p e rra s entre príncipes cristianos;
extinguiendo las luchas intestinas que
mantenían unos señores contra otros;
dirigiendo contra una nación inlSel y
conquistadora los esfuerzos que los cris
tianos habrían emi>leado en destruirse
unos á otros; acrecentaron la saludable
influencia del clero en todo el Occidente;
y fomentaron el comercio, la industria,
la literatura y las artes. >
(1) Sánclitz Casado. H istoi. Univ,
—
li^ '
193 —
Al terminar la Edad Media, que con
tan siniestros j)resagios había comenzado,
la Europa entera era cristiana, y el Nuevo
Mundo con sus nmnerosas tribus, no il)a
á tardar en abrir sus puertas á los mi
sioneros.
Obtenidos los tan deseados y suspira
dos medios, debido á la influencia y <le(;i(lida protección de un sacerdote, Fr.
Juan Pérez de Marehena, el inmortal
Coión, fruto y comiícndio de la civiliza(tion europea, surca los mures, y al mismo
tiempo que pone dios pies de los Reyes
Católicos un nuevo mumlo, abre á los
apóstoles do Jesucristo dilatados horizon
tes ílonde desahogar su celo y desplegar
todas las energías do su caridad apostó
lica. Legiones y legiones de apóstoles
corren presurosos á aquellas apartadas ó
ignotas playas, y renovando los prodigios
que antes asombrada había contemplado
la Europa, somete (\ aiiuellos imeblos al
suave yugo de Jesucristo y les hace par
tícipes de los ricos y sazonados frutos de
la civilización cristiana. Si la América
puedo hoy día alternar y contarse en el
iiiunero de los pueblos cultos, preciso es
re(5onocerlo, lo debe al sacerdote cató
lico.
A ])i‘lncipios del siglo XVI se levantó
á detener el curso glorioso de la civili
zación cristiana el más terrible de todos
los enemigos que jamás tuvo, porque á
más do los gravísimos males (pie al ai)arecer causó á la sociedad, jnies resucitó
los errores de todas la pasailas herejías y
desmembró de la unidad de la Iglesia la
mitad de la Europa, ha sido el padre de
todas las subsiguientes revoluciones y
hcehó los fundamentos de la actual in
credulidad y ateismo. Este aborto del
iníierno no fuó otro (pie el Protestantismo
á quien falsamente se han atribuido el
desarrollo do las cieucias, do las artes y
de la libertad, siendo así que « torció el
curso de la civilización, y proiUijo males
de inmensa cuantía á las sociedades mo
dernas (1). »
« El pi'otcstautismo, dice un autor (21,
desvió el curso de la civilización europea
empujáudola por un atajo peligroso, y
emancipándola en gran parte de la aceioii do la Iglesia. Por eso le ha condu
cido al racionalismo y le ha precipitado
en los errores antiguos.... Piió un deplo
rable retroceso, ó á lo menos, un entor(1) Bntmcs. E l ProtestnntistHO, etc.
(2) Püiujo. E l A^oloyista.
pecimiento, conmoviendo el edificio que
la Iglesia había levantado trabajosa y
pacientemente en el largo trascmso de
los siglos. T no sabemos á donde hu
biera ido á parar el mundo, si al mismo
tiempo que el protestantismo demolía, la
Iglesia no hubiera restaurado, á seme
janza de los que defienden una plaza
sitiada. Porque así como el Catolicismo
es esencialmente civilizador, así sn nega
ción es por el contrario, una degeneración
y un retroceso. »
La aparición, pues, del protestantismo
fuó el principio de las más ardientes lu
chas ])ara la Iglesia, y reanimó la acti
vidad y el celo de sus defensores. Des
pués de tres siglos, boy le tiene rendido
y aniquilado debajo de sus pies, y está
jireseuciando las convulsiones de su últi
ma agonía.
I.
|uEiiE?í ser éstas parecidas al gra
no de mostaza del Evangelio: pe
queño, hum ilde, casi insiguilicante; pero plantado, crece, y se
hace árbol, de modo que vieneu
áTunidai' eii sus ram as las aves del cielo.
Así vimos á los hijos de Don Bosco en los
comienzos de su arribo á Gerona, habitainlo
una pobre casa del barrio de P edret, lalta
de toda comodidad, y aún del indispensable
abrigo, pues ni cristales en las venrauas
había; les visitam os dos años más Uivile,.
en
instalados en la G ranja ile S. Isi
dro y al contem plar el edificio levantado y»i;
pero no concluido, ni apenas habitado, y Jus
extensos campos sin cultivar, verdaderos pe
dregales ó terrenos areniscos y áridos eu
casi su totalidad, vimos u n a esperanza par*
el porvenir de Gerona y su provincia. Han
transcurrido apenas cuatro anos, y la espe
ranza es realidad fecunda y hermosa. Las
clases que vimos desiertas, están ya ocu
padas por niños despiertos é inteligentes,
tan corteses y bien educados, que no tienen
porqué envidiar á los de los más renom
brados colegios; tan robustos, de ta u frescos
y sanos colores, como apenas se ven hoy que
la auemia y la escrófula devoran y amagan
193 —
devorar á la infancia, aun á aquella que se
halla rodeada de cuidados y mimos y v er
daderamente a h ita de golosinas y m anjares
eaculentos: y cuando el D irector, Edo. Don
Santiago Ghione, nos aseguró que en los se
senta niños que alberga la G ranja no se
había presentado un sólo caso de dengue,
escarlatina, viruela, saram pión y demás epi
demias que en el espacio de poco más de
na ano tan tas existencias en flor han segado
en Gerona y sus contornos, ta n próximos á
lá referida G ranja, no pudimos menos que
reconocer y adm irar cuánto contribuyen á
la salud y robustez física, adem ás del puro
ambiente que allí se disfruta y la alim enta
ción sana y suñciente, el trabajo moderado
y bien dirigido, los hábitos de orden y obe
diencia, y la práctica de las virtudes cris
tianas. Sí, ocupadas están ya las clases;
los dormitorios provistos de‘ doble fila de
limpias y bien dispuestas cam as; la capilla
donde los niños elevan á Dios sus agrade
cidas súplicas por los cooperadores de la
Obra Salesíaua, servida de todo lo necesario,
y en el bonito a lta r, u n a preciosa im agen
de María A uxiliadora, la V irgen de D. Bosco,
que prodiga sus dones y gracias sobre la
Casa y la provincia toda, como se h a visto
tn verdaderos y recientes m ilagros. Los ecos,
pocos años hace ta n tristes y silenciosos
cuando podía considerarse aquello poco m e
nos que im páram o de soledad, hoy no sólo
se alegran con las risas y n atu ral algazara
de donde hay uiuos sanos y dichosos, sino
que repercuten las notas m arciales y sonoras
de la ya n u trid a banda, pues consta de 25
pequeños músicos, llenos' de entusiasm o y I
buena voluntad, los cuales respondeu satis- ¡
fectoriamente á los desvelos de los celosos i
Padres S alesianos, siendo ya dicha banda I
solicitada p ara d ar lucimiento á las inunciones '
desde uuestra anterior visita. Dieciseis ca
bezas contamos entre hermosas vacas suizas
que abastecen de leche á los niños, bueyes
destinados á la labranza y juguetones be-
Granja Salesiana de Gerona.
cerros, rrecisam en te en el establo, rodeados
de aquellos animales tan mansos y dóciles
como los niños que los cuidan y dirigen,
asistimos á una escena tan tierna y encan
tadora que difícilmente podremos olvidar en
la vida. A cababan las clases por aquel día,
y los pequeños agricultores, dando de mano
á los estudios, acudían á sus naturales fae
n a s; alegres y con la sonrisa en los labios
como si á ju g a r se dirigieran, pero come
didos y atentos todos y cada uno á su obli
gación invadieron el establo: uncían éstos
los bueyes p ara la labranza, sacaban aquellos
á apacentar las herm osas vacas y tiernos
becerrillos; los dem ás allá enganchaban al
carro la yegua, m ientras el que cuatro años
h á vimos tierno potrillo convertido en h er
moso caballo, la seguía, ofreciendo sus buenos
servicios á quien en algo quisiera utilizarlos;
las cabras se desgañitaban en el aprisco pro
t e s t a d o de que no querían ser olvidadas á
Los pequeños agricultores de Gerona.
particip ar del aire y la libertad; las gallinas
que escarbaban por el patio se apartaban
^"bgioías, procesiones y fiestas de los pueblos m uy serias á un lado y á otro p ara d ar paso
^^^lareauos y tam bíeu de la capital misma. á la ru ra l comitiva, y los tím idos conejos
babia quedado atrá s el ganado, sobre ¡ corrían como exhalaciones á esconderse en
— el vacuno que vimos cuadruplicado ! la m adriguera.
— 194 —
¡Q ué vida, qué auimacion, qué encanto;
pero tam bién qué orden, qué comedimiento
entre aquellos sesenta niños! Ni una disputa,
ni una voz, ni el más leve retardo en el cum
plim iento de las obligaciones respectivas.
y ¿quienes eran ellost ¿D ónde estaban
antes de recibir albergue en la G ranja 1
Mucbos en el mayor desamparo, sin padres
ó como si no los tuvieran; varios, con la precocidaíl del mal, convertidos en verdaderos
crim inales; alguno capitaneaba una cuadrilla
de siete ú ocho muchachos entregándose al
robo y la rai)iña, y hay quien h a sido llamado
tre s veces por el tribunal por robos come
tidos, perdonándole la A udiencia de Gerona
la pena de cárcel que tenía im puesta, á
instancia del Kdo. P . Director de la G ranja
y á las seguridades que dió de la intachable
conducta del niño durante el tiempo que
lleva en la misma; así como el que tué pequefio capitán de salteadores, es hoy modelo
do buen proceder; pertenece á la banda,
estando de 61 muy contentos sus superiores.
Do la m iseria (¡ue con ta n ta frecuencia
suele ser la puerta del crimen en nuestros
desdiobados tiempos, en los cuales tanto se
trabaja p ara descristianizar al pobre pueblo;
del fango de la calle, generalm ente hablando,
vienen esos niños. ¿ A dónde Imbieran ido
á parar? b'ácil es adivinarlo. Protegidos y
educados hoy por la Fam ilia Salesiana, los
l ’adres que con desvelo y cuidado procuramos
la educación de nuestros hijos, les ponemos
como modelo de docilidad, obediencia y cor
tesía á esos pequeñuelos compendio ayer de
todas las faltas y los vicios todos; creo que
no se puede hacer mayor elogio de los con
tinuadores de la obra de Dou Bosco, ni de
sus discípulos.
II.
Otro distintivo de las obras de Dios es la
m anera como el espíritu de sus fundadores
vive y se difunde por todos y cada uno de
sus hijos. Pasm a ver á éstos como van si
guiendo paso á paso las huellas de aquellos,
al principio tan áridas, tan trab ajo sas; pero
adm ira y sorprende como en tiempo relativameuto corto, queda obrado el prodigio.
Ksta idea nos sugirió la v iste de los cam
pos hábil y perfectam ente cultivados; el
trigo, á pesar de la sequía que entonces,
primeros de I*rayo, atiigía la provincia toda,
presentaba llena y apretada la sabrosa espiga,
tomando ya esa amarillez suave que d a la
sazón á los frutos de la tie rra ; poco menos
adelantado estaba el centeno y el m aíz,
aunque muy tierno aún, prom etía también
ópimos rendim ientos. Los mismos exquisitos
cuidados y acertada dirección dem ostraba la
viüa, libre del oidium y demás enfermedades
ta n frecuentes en la v id; así como la extensa
y bien, trabajada h u e rta , con sns múltiples
y frondosos árboles frutales y sus variadas
y frescas hortalizas.
Difícil se hacía creer cómo brazos infan
tiles, casi jugando, hubieran podido llevar
á cabo la ím proba tarea de desbrozar aquellos
terrenos incultos, convertir los pedregales
en campos de lozanía y am enidad y hacer
productiva á fuerza de inteligentes cuida
dos, aquella arena que estábamos pisando,
árida y enjuta como u n cauce de un río.
Y no obstante, algo nos parecía más incom
prensible aún que todo eso. ¿ Q,ué fuerza tan
poderosa había sido capaz de mover aquellos
brazos hechos á la holganza y al merodeo,
reduciéndolos á un trabajo ordenado, á la
obediencia y la laboriosidad?
ÍTo tardó la respuesta en ofrecerse á nues
tros ojos.
Dieronnosla unos pequeños cercados cul
tivados con igual esmero, pero con mayor
fortuna, ya que por su proxim idad al río
disfrutaban de riego ab u n d an te, beneficio
que no alcanzaba á la m ayor p arte de aquellos campos, sino cuando querían regalár
selo las nubes. Los cercados eran huertecitos.
Cada niño tiene uno del que es hortelano y
propietario con el disfrute exclusivo de las
sabrosas hortalizas que son las golosinas del
pobre, harto más sanas que los dulces con
que, por halagarles, desganam os á nuestros
hijos.
A quella feliz ocurrencia de los P P . Salesianos nos conmovió sobre m anera, y ya no
nos sorprendió el cambio obrado en aquellos
niños y en cuantos la Obra de Don Bosco
convierte de pilluelos insolentes y vaga
bundos, en dignos é inteligentes hijos del
trabajo: ta l prodigio sólo puede obrarlo y lo
obra el amor. E l amor es el sello que Dios
pone á sus o b ra s: por eso las lleva por el
camino del sacrificio, y las corona después
haciéudolas graudes y fecundas; el amores
la sabía que m ana del árbol de la cruz y
hace m ártires y héroes y santos prodigiosos;
el amor es Dios m ism o: D&us Gkaritas
A u ro ra L ista .
{Se conthinard)
— 105 —
SÁ N T Á SO S& D E LIMA
íLEBEAXDo lü IgU sia él 3 0 de este mes
de Agosto la fiesta de esta hcndita santa
y como explicación del adjunto grabado,
_______ creo proporcionaros u n rato de placer,
mis queridos amiguitos, diciéndoos algo qtie os
aproveche, pues en su admirable vida hay muchas
cosas que está bien que sepáis vosotros p a ra im i
tarlas y conservaros sieynpre buenos y amantes dcl
divino niño Jesús, que como bien sabéis, os quiere
mucho y no desea sino que vosotros le correspon
dáis con iodo vuestro cariño y seáis siempre sus
mejores amiguitos.
Orgulloso y con razón, pero con u n santo or
gullo, puede estar la ciudad de L im a en el Pert'i,
por haber ténido la incomparable dicha de abri
gar en su seno la prim era hermosísima y suaví
sima flor de santidad que vieron las Áméricas, y
que efiseñó el amahle y deleitoso, bien que áspero,
camino de la perfección cristiana á no pocos otros
santos que después ilustraron aquellas apartadas
regiones.
Nació Santa L osa en L im a el 2 0 de A b ril de
1580, de padres humildes y honrados, comenzando
ya desde su más tierna edad d dar claros indicios
de la grande santidad con que había de brillar
durante su corta vida de 3 2 años.
Inicrminable me haría, m is queridos amiguitos,
si quisiera referiros sus heroicas virtudes, y de
tallaros una por una sus increíbles y espantosas
penitencias m ás admirables que imitables. Con dearos que Santa liosa gozaba con frecuencia de
la presencia real del divino N ifio Jesús que para
cUa brillaba en las flores que llevaba y en los
ííbros que leía, podréis imaginaros cuál no sería
su pureza y santidad de vida, y á que sublime
perfcccum no alcanzaría en todas sus acciones.
Seróica era su paciencia en las contradieiones
que de unos y de otros se veía obligada á soportar
g en las penosísimas enfermedades con que la viiitó el Señor durante toda su vida; profundisim a
tu hum ildad; cual candidísimo lirio su virginal
purera; tierna y filial su devoción á la Sm a. Vir
gen, y de enceiidido serafín el amor que siempre
profesó á nuestro Dios y Señor.
Detestaba la mentira, tan frecuente en los niños,
pues decía, y con razón, qae no se ha de mentir
u por el cielo, ni por la tierra, porque Dios es la
^írdad.
Una virtud, sin embargo, quiero haceros m ás
^pecialmente notar, y es la pronta y entera obe
diencia que desde su más tierna edad prestó Sania
^osa á sus padres y á los directores de su alma,
pues la obediencia es una de las virtudes más ne
cesarias é importantes, y á su falta debemos atri
buir la mayor parte de nuestros males.
Vosotros, quesin duda estudiáis ó habéis estudiado
ese libro de oro que se llama el Catecismo, sabéis
que todos d^em os prestar entera obediencia á nues
tros padres y superiores;pero cntcndcdlobien, niños
mios; esta obediencia debe estar siempre supe
ditada á la ley de Dios ( 1 ); por manera que
s¿ alguna ves se nos quisiera exigir alguna obe
diencia contraria á esa ley, y que enwlvicra una
ofensa, por m ínim a que sea. ú Dios Nuestro Señor,
obraríamos m uy m al sí obedeciéramos, debiendo
estar dispuestos á aialquier trabajo y sacrificio,
como los santos mártires, antes que hacer cosa
alguna que sea ofensa de Dios, pues antes se ha
do obedecer il Dios que 5, los liombros (2).
Admirable es por demás la obediencia de Santa
Eosa de L im a . Siendo sm madre de natural brtísco,
irascible é impetuoso, se desazonaba con el reco
gimiento, la devoción y soledad de sw hija, á quien
mortificaba y afligía con frecuencia contrariando
sus naturales y santas inclinaciones. Con iodo,
nada hacia la Sania sin el permiso de su madre,
n i a un siquiera beber agua cuando tenia sed,
sucediendo á veces que, disgustada su madre por
algún contratiempo, le negaba el permiso, y la
niña antes que desobedecerla, sicfria el tormento
de u na sed abrasadora. Dara tomar del armario
las cosas que necesitaba pa ra trabajar, pedia
siempre el consentimiento de su madre, y como
ésta le preguntase una vez po r qué pedia siempre
permiso, siendo asi que «o estába cerrado el ar
mario, Eosa le respondió: Como mi trabajo no re
portará ninguna utilidad, quiero aumentar la pe
queña ^ n a n c ia con el mérito de la obediencia. E ra
m uy diestra en las labores de mano, tenia un de
licado gusto y bordaba flores con verdadero prim or ;
cierto día su madre quiso poner á prueba su obe
diencia y la mandó que hiciese al revés unas flores
que empezaba d bordar. L a niña continuó su tra
bajo sin replicar palabra, y una vez terminado
le presentó á su madre unas flores bordadas en
seda, pero enteramente monstruosas. A l ver aquellos
adefesios la madre, fingió dejarse llevar de la im
paciencia y dijo co>no e n fa d ^ a : \ Bonitas flores l
pero mujer ¿ qué es lo que has hecho ? No parece
sino qne te has estado durmiendo ó trabajado con
los pies. A lo que respondió ella con toda la ingenuidad
de su inocencia: ya me parecía á mí también que
esto estaba disparatado, pero lo he hecho asi por obe
decer á V. Si V. quiere desharé el bordado y prin
cipiaré otra Tez á hacerlo á medida de su gusto.
^ otro género de obediencia mucho más pe
noso tuvo que sugetarse Eosa. Amante del retiro,
de la soledad y de la modestia cristiana, sufría
atrozmente cuando su madre, no poco vanidosilla,
la obligaba d inútiles visitas y á usar adornos
que realzasen su hermosura, pero ella se inge
niaba de tal modo,, que cuando no podía buena
mente eludir estas obediencias, procuraba hacerlas
servir de instrumentos de suplicio y de méritos
p a ra el cielo.
(1). Eph*. TI, 1. — Co!«.
(2J AcT. T. 29.
ni.
20 .
I
i
^
196 —
Para terminar quiero referiros un divertida
i'fiisodio de ¡a vida de la Santa. Quiso mostrarla el
Señor cum to le agradaba sw obediencia haciendo
lo que ya antes y después ha hecho con otros
siervos suyos,' que la estuvieren sujetos los animales
irracionales. Á la ermita que en el jardín de
su casa se había coimiruido para entregarse con más
libertad ú la penitencia y coniinnplacion, solían
acudir ejércitos de mosquitos, especialmente de
noche, los cuales con su rum rum y picaduras
molestaban á cualquiera oira persona que no fuese
liosa, que en ella entraba. Adm irados de no ver
en la santa virgen señal alguna de picadxira, ella
respondía rigendo; « Cuando yo me pasé á esta
celda, hicimos concierto los mosquitos y yo, de que
n i yo les molesfaria ü ellos, ni ellos me molcsiarian
á m í; con que vivimos con tanta amistad, que ni
me ¡ñcan ni embarazan, antes con su zumbido me
ayudan ú alabar á Dios nuestro Señor. » T así
era en verdad; porque al abrir por la mañana
la puerta y ventana de su retiro, decía ú los mos
quitos que se habían quedado dentro aquella noche:
« léa, amigos míos, á alabar ú Dios nuestro
Señor. » T luego como si tuvieran uso de razón,
salían de la celda y en coros hacían u n a música
apacible y concertada, hasta que los enriaba ti
buscar su comida, y aitonces callaban y se iban
Volvían al anochecer, y les decía: « E a , amigos,
antes de recogernos alabad conmigo al Señor,
porque os ha sustentado y nos sustenta á todos: »
luego hacían su m úsica semejante ú la de la m añana.
hasta que. ía santa los mandaba callar y á dormir.
l a habéis visto, mis queridos niños, cuán
sum isa y obediente era Santa Posa ú sus padres
y superiores;procurad igualarla en una virtud que
nos es á iodos tan necesaria si queremos ser buenos,
y el Señor nos colmará de sus bendiriones y nos
concederá el señorío de las bestias feroces de nues
tras pasiones, 2uira que no nos devoren y arrastren
por el camino que conduce á la eterna perdición.
l'ATAGüMA Slil'TENTlilüNAL
■■▼
S
ontre loa iiulioa del Liinay y (íoniayo
llvniio. Sr. D. K úa
AS muchas CR'upaciones que me ase
dian en casa y varias excursiones
que he hecho entre los indios me han
impedido escribir á V. R . hasta
ahora que lo hago desde nuestra
casa de A lm agro (Buenos Aires), donde me en
cuentro gozando un momento de ti-anquilidad y
reposo.
E n ésta me propongo hablarle brevemente de
la nueva Casa y Misión de J u n in de los
y de la misión dada en el L iraay y Comayo.
IVueva easa salesiaaa ea Jimia —
Necesidad q ae. de ella liabia —
EH<;aela»6 aoetiii’aas.
J u n in de los A n d e s no es al presente más
que un pequeño villorrio situado junto á una
lerm osa colina bañada por el río Chimihuin,
cuyas aguas fertilizarán más tarde el pintoresco
valle que se enciieiUra á su orilla derecha.
Filé l'undiido el año de 1879; su vecindario es
de sólo 30 á 40 familias, y su clim a, semejante
al de la Fatagonia, es m u\’ v ario; frió y lluvioso
en el invierno, y sum am ente caluroso en el ve
rano. Tiene abundantes pastos y gran variedad
de árboles, entre los cuales se encuentran prin
cipalmente el roble, el pino, el ciprés, y tan gran
número de manzanos, que dan su nombre á esta
región.
E l lim o. Sr. Cagliero, siempre solícito por el
bien de las almas, fué quien me ordenó de echar
los cimientos de una casa salesiana, que con el
tiempo ha de esparcir la luz del Evangelio y de
la civilización entre estos indios y cristianos que
sum arán entre todos unos 6.000.
D urante 2 años que hace que estamos aquí,
nos hemos arreglado como Dios nos ha dado á
entender en dos pequeñas cabanas, una de las
cuales servía de cocina y dormitorio y la otra
de refectorio, biblioteca, etc., etc. Actualmente
preparo el m aterial para levantar un verdadero
Colegio, cuyo conste no bajará de 25,000 ptas.,
pues, lejos como estamos de todo centro de co
mercio, los m ateriales nos cuestan el doble. Para
comprender la imperiosa necesidad de esta casa,
bastaiá decir que las más próximas de las casas
salesianas son las de Chosmalal, distante 240
m illas; 270 la de Roca y 930 la do Viedma
que es la Casa-matriz 4e la Patogenia.
Apesar de la imposibilidad m aterial en qu0
nos encontramos de poder hacer algo, sin em
bargo, diim ute las largas noches dfd helado
invierno dábamos clase á los niños y personas
mayores que podíamos recoger.
En el rio Elnmj- —Soy teniJo por
muerto —El írraa Cíimsiriijo <
1
®
Comayo —
XJii epi.'sotlio.
E ntre las varias misiones que di el año pasado
á los indígenas, merece especial mención la que
di ju nto á las riberas del L im a y y ComayoAcompañado del catequista Esteban Guzmáfii
después de varios días de camino llegamos á 1*9
— 197 —
orillas del Limaij (agua clara), donde fuimos
cortésiuente recibidos por el Sr. D. José Goffet.
Después de uii breve reposo emprendimos el
viaje atrevesando el caudaloso río en una pe
queña barca: al mismo tiempo que nosotros lo
atrevesaba un hombre que se dirigía á Junin,
el cual hizo correr la voz de que el P. Milanesio, su catequista y el barquero se habían
abogado en el río, no faltando gentes que le dio
ran crédito, ni almas
piadosas que elevaran al
cielo sus oraciones por
nuestro eterno descanso,
por lo que les estamos
jrrandementeagradecidos.
Llegados á nuestro
campo de fatigas, empecé
á catequizar al primer
grupo de indios arauca
nos con que topamos,
siendo tan grandes los
frutos obtenidos, que en
píos días pude bautizar
á gran número de in
dios de todas edades, y á
los que estaban sufi
cientemente instruidos les
administré también la
Sagrada Eucaristía.
Continuando nuestro
viaje, llegamos á Comayo,
distante 150 millas de
sarán cuando podamos establecer una ResidenciaMisión al pió de la cordillera.
El cacique de este grupo de familias indíge
nas, en su mayor parte de Chile, so llama Taucucheo, el cual, siendo cristiano, no podía ignorar
que este ^crificio era contrario á los principios
de la Religión Católica: así que, apenas advirtió
mi presencia, corrió á mi encuentro para salu
darme y excusarse de haber ordenado aquella
supersticiosa ceremonia.
He aquí sus palabras:
« Perdóname si te he
ofendido ordenando el
Cam arujo. Debes saber
(jue mi mujer estaba
gravemente enferma, los
campos agostados y un
inminente peligro de una
epidemia nos amenaza
ba; por esto y porque
carecía de un sacerdote
católico, considerando mi
origen indígena he creído
conveniente ordenar un
C am arujo para aplacar
y mover á piedad al
G rande E s p ír itu y ale
jar á G^ialicho, el genio
del mal. A más de esto,
mi antigua gente ha sido
dispersada yel m a )^ nú
mero de los que compo
nen ahora mi tribu son
Una desagradable sorchilenos y muy avezados
i'fesa nos esperaba. En
al Cam arujo, por todas
ttn ameno y frondoso
estas cosas te ruego que
valle encontramos á unos
me perdones. >
) indios formados coSi bien yo tenía mo
ao un ejército ordenado
tivos más que suficientes
® batalla. De pronto
para reprenderle, no me
^ hombres montados á
pareció conveniente ha
tballo empezaron una
cerlo por el momento,
vertiginosa carrera des
así que me contenté con
cribiendo un círculo aldecirle que suspendiera
•^edor de unas lanzas.
en aquel instante el Ca~
una de las cuales
m a ru jo y entretuviera
/adía el corazón de una
allí varios días á su gente
para poderla instruir en
uniera. Las mujeres y
Santa Rosa de Lima
niños, á su vez, hila fe y bautizar á los
(EecuUura de la t Escuelas Saleeiana» de S a rriá ),
-rim lo mismo, cantanmás dispuestos. Mientras
y saltando alrededor
él se dirigía á los suyos
** las lanzas. ¿Qué significaba este singular y hacía suspender la ceremonia, nosotros busca
j>--í4-;ulo? No era otra cosa que un Camarujo mos un sitio apropósito en donde plantar nuestras
^icrificio que usan los indios en la Patagonia, tiendas. Junto á nosotros se estableció también
ya o í ^ muchas veces hemcs descrito en un francés, que había venido del lago N a h u ellloletin. La falta y la escasez de Misioneros X u a p i (isla del tigre) con buena provisión de
'
recursos no nos permiten desterrar por comestibles y bebidas alcohólicas para realizar
■“pleto estos restos de paganismo que sólo ce su negocio en aquellas favorables circunstancias.
— 198 —
l'Is íle advertir que cuando el indio se embo
rradla es capaz de vender hasta la camisa por
una liotella do vino. A muchos he conocido que
después de una de estas orgías han tenido ne
cesidad do vender todos sus animales para pagar
el aguardiente bebido. En semejantes circuns
tancias las mujeres, algunas do las cuales em~
jñnan que es un primor, suelen ocultar los cu
chillos y armas de los hombres para evitar que
haya derramamiento de sangre cuando arman
Tjronca^ como sucedo siempre en estos casos.
En mis frecuentes instrucciones, para asegu
rarme do que los indios que me escucliaban
habían entendido bien, acostumbraba á pregun
tarles dónde querían ir después de su muerte.
Todos ellos respondían que al cielo; pero en
una Ocasión, una pobre vieja muy distraída y de
escasa inteligencia, me contestó que ella no quería
ir á otro sitio más que á Chile, lo cual ocasionó
la mayor hilaridad entre todos.
Idl <‘u to c ls m o ©n e l a e s i e r l o — S a litla
C o m a y o — N iio v o « <»oa«n.e-
lo s
— C o u H © < 5 u t 5 a < íi a is
l>u©íslii
<i©
ssu-
—T r i s t o
Terminado el Camarujo con las repugnantes
escenas que lo siguen por espacio de 3 días, no
me filó posible sacar todo el fruto que me espe
raba ; sin embargo, no pocos, dóciles á mis con
cejos, se abstuvieron de aquellas bacanales y
asistieron puntualmente ú mis instrucciones que
2 ó 3 veces al día acostumbraba darles, sentado
ul aire libre sobre los troncos de los árboles.
Después de haber bautizado á 6 adultos y
unos 50 niños, emprendimos la vuelta, por dis
tinto camino para poder visitar á otras íamilias,
pues Gowo.yo es el confín de esta Misión que
el limo. Sr. Cagliei-o me ha confiado. Trazando
una gran curva á través do valles, colinas y
moutañiis, visitamos á muchas familias indí
genas y cristianas catequizando, bautizando y
confirmando á muclios do ellos, de los cuales
algunos hicieron su primera comunión.
A nuestro regreso debimos atravesar los ríos
ChimchimiUrOy Calvafu, liio Chico y otros. Al
ueei-carnos á Jiinín pude observar el efecto que
había producido la noticia que me daba por
muerto. A una persona que me miraba con suma
insistencia y como asombrada, la pregunté el
porqué, y ella me respondió: — Perdone, V. K.,
os que V. so parece mucho al P. Miíanesio que
pereció ahogado hace un mes en el Limay. —>
No hay que maravillarse de esta semejanza, le
respondí riendo, pues yo y no otro es el P. Milanesio, que gracias á Dios no me he muerto
toilavia. 6 Quien ha dicho que yo me había
muerto ? — T(xlo el pueblo habla de ello y no
han faltado personas que hayan ofrecido sufragios
por el reposo de su alma. — iQue el Señor
se lo recompense, y ya que no á mí á otros apro
vecharán estos sufragios!
Apenas llegado á casa, muchas personas vi
nieron á felicitarme, alegrándose de que la noticia
hubiera sido falsa.
Pero he aquí, amado Padre, que no hay fe
licidad completa en este mundo. Cuando me dis
ponía á cerrar la presente é invitar á V. K. á
dar gracias al Señor y á María Auxiliadora por
el bien hecho en esta Misión, recibo una carta
do niies.tro querido D. Belmonte, Prefecto de
nuestra Pía Sociedad, en la que me anunciaba
la muerte de mi (pierida madre y la de la madre
de D. Bonetti (q. e. p. d.).
No lloro estas muertes, amado Padre, pues
su vida ha sido la de los justos. Las dos eran
piadosas y amantes de nuestra Pía Sociedad, y
celosas Cooperadoras Salesianas. Su santa vida
es para mi una prenda segura de la eterna gloria
que ya disfrutan en el seno de Dios. Esto no
obstante, estaré siempre agradecido á las per
sonas que ofrezcan algunos sufragios por el des
canso de estas almas, para mí tan queridas, por
si acaso necesitasen de ellos todavía.
No se olvide nunca, amado Padre, en sus ora
ciones de este pobre Misionero indígena, como
algunos me llaman, que se repite de V. K.
Afectísimo hijo en J . y df.
D omingo M il .vnesio, Pbro.
BiicDos Aires, 5 de Febrero de 1897.
MISIOM'S DE LA PATAGONIA
ÍHÍurmc ílel lim o. Sr. Oagliero.
Exem o. S r. l) r . D . A n to n io E c r m jo , M inistro
de J u stic ia , Culto e Instrucción Fública.
B uenos A ir es .
E xem o. S r . M in is tr o '
B^NGO el honor de dirigir á V. E. el
informe del movimiento y progre»
de nuestras Misiones, en los terri
torios nacionales del Sur, en relación
con el año pasado.
Nuestros Misioneros, como siempre, se han des
velado, superando dificultades*y sosteniendo privS'
ciones, en salvar largas distancias para administrar
— 199 —
los Santos Sacramentos á los fieles católicos é ins
truir en la fé cristiana á los indios, todavía espar
cidos por los desiertos del Chiibut, Río Negro, Co
lorado, Limay, Neuquén, Pampa Central y Tierra
del Fuego Argentina.
Acompañado de los Padres Misioneros y de un
catequista, he recorrido por mí mismo la distan
cia de 240 leguas, evangelizando y administrando
la Santa Confirmación á todas las criaturas y
adultos, que necesitaban de este Sacramento.
Los colonos, reunidos en grupos de familias,
y los pobladores del campo han participado de
los consuelos de nuestra Santa Religión, que los
ha alentado en el camino de la virtud, y con
vencido de la necesidad y obligación del trabajo
raoralizador del individuo, de la familia y de la
sociedad.
En Roca se inauguró un nuevo y bonito tem
plo, adonde acuden los fieles de la localidad y
los dos cuerpos del ejército, amenizando con sus
conciertos musicales las sagradas funciones, que
elevan el espíritu, las más de las veces abatido
por las vicisitudes y desilusiones de la vida.
En Conesa se edificó una capilla provisoria,
de imprescindible necesidad, para aquella naciente
población, corriendo con todos los gastos la Con
gregación que presido.
En Junin de los Andes nuestros Misioneros
están concluyendo otra capilla para que aquella
retiradísima población, de cinco mil almas, no
carezca de un templo, centro y vida de civiliza
ción cristiana, á la par que de eterna salvación
de las almas.
En Raivsón del Chubut, con el favor y de
cidido apoyo del señor gobernador, Dr. Eugenio
Tello, celoso del proceso y adelanto moral y ma
terial de sus administrados, se ensanchó la única
iglesia católica que allí existe, elevándose su facliada airosa, trazada con buen gusto y arqui
tectura clásica. Y era propio, por tratarse de
una población en su mayoría católica, en medio
de los numerosos templos-salas de los disidentes.
En las riberas del Colorado se levantó un Co
legio con su Capilla provisoria, para los pobla
dores de aquellos vastos campos, sembrados de
puestos, cusas y chozas sin número. Y es en donde
hacen más falta la instrucción y la educación
moral y religiosa de las familias, de los padres
é hijos,
no son tales todavía delante de la
ley ni civil n i eclesiástica.
Otras obras están ultimándose para dar siem
pre mayor impulso al bien y progreso moral de
stos nuevos puebles del Sur.
Son además del dominio público:
1.® La desgracia de uno de nuestros Misionefus, el malogrado ^padre Francisco Agosta, que
el día 9 de Julio del año pasado, vadeando el
Nenquén, para llegar aquella misma mañana á
Chosmalal y tomar parte en las fiestas patrias
con el canto del Te Denm^ pereció envuelto en
las olas del caudaloso río.
2.° El incendio de la Misión de la Candelaria
sita en la costa oriental de la Tierra del Fuego
Argentina, que lo devoró todo, iglesia, casas v
colegios, dejando al descubierto, sin techo ni abrigo á los Padres I\Iisionoros, á las Herinaiuis
de María Auxiliadora y á más de 170 indios
Olías,
II.
Nuestros colegios continúan concurridos, á pe
sar de las hostilidades de que son objeto por
parte de algunas de las autoridades locales. La
ignorancia ó la ceguedad no les permito conocer
ó ver que sea posible alguna educación, ni ver
dadero patriotismo, ni moral y verdadero progreso
sin la Religión, base de nuestro sistema de edu
cación, hermanado con el Programa Oficial, que
señala la ley de educación común.
La Escuela de Artes y Oficios de esta capi
tal sigue llamando la atención por sus traliajos
y obras de primor que salen de sus talleres; y
nuestra Escuela de Agricultura forma las sim
patías de cuantos se interesan por la mas útil
la más benéfica y moral de las Artes, la agri
cultura, siendo un poderoso recurso para nuestros
Asilos, Hospitales y Casas de Misión, repletos de
niños, enfermos, huérfanos y viejos desvalidos.
Las Hermanas, Hijas de María Auxiliadora,
con el cariño y desvelos propios de su sexo y de
su vocación, tutelan la educación é instrucción de
las pobres menores y depositadas, así como la
rehabilitación de las infelices mujeres delincuejites, quienes, agradecidas, Kmdicen el día en qno
Ies cupo la suerte de conocer los Iwneficios de la
vii’tud y los consuelos de la religión.
En el Hospital, á más, son la verdadera me
dicina R eí para los enfermos; los atienden día y
nwhe, les prodigan toda clase de auxilios, los
alivian en sus dolencias fisicas y morales, los
asisten en los últimos momentos cual madres cariño.sas y ángeles de salvación eterna.
III.
Estas misiones, Eicmo. señor Ministro, estas
obras de caridad y de cristiana educación y estos
adelantos agrícolas é industriales, que para los
hombres ilustrados del gobierno y ciudadanos má.s
sensatos de la República son pruebas manifiestas
de civilización y progreso, aquí no sólo no son
pretendas, sino que son hostilizadas, con no poco.
>eijuicio de estas regiones y territorios.
Abrigo, pues, la es|»ranza de que el Eicmo
Superior Gobierno y V. E. que siempre nos han
dispensado toda clase de protección y valimiento,
— láüÜ —
nos liarán justicia de las improcedentes contradic
ciones de liombres adversos á la religión y edu
cación cristiana, única base del orden, de la mo
ral y respeto social.
Aprovecho la ocasión pura reiterarme de V.
E., que Dios guarde muchos años.
S. S, S. y Capellán,
J uan Cagliero, Ohispo.
Vieilma, 9 do Abril do 1897
BHASIL
Mibiün en el alte Paraguay y en la meseta de
los Parecis.
{Relación del Presbítero D. Nicolás Badariotti)
K vdmo.
y
A madísimo P adre :
ON gran alegría escribo á Y. K. para
darlo noticias de una misión que,
con la ayuda de Dios, hice en la
región del alto Paraguay y en la
meseta llamada de los Parecis,
unido á una expedición que por cuenta de la
B a n c a B io M a fto Grosso se proponía explorar
las riquezas naturales de una parte del gran
valle del río T apajoe, uno de los principales
afluentes del de las Amazonas.
P rlm e x ’a s clilioultiulos* — Ooiiwolu«clmiiiií-ítrjtoioii <lo
inonto.s — £211 e l j>ui^l)l<> O lm p iu lu o
— ]3 oii<luiloso o o r a z ó ii <
1o loK uepoligfi'OhiU — O o r o y
«Itiiizu — ICÍii lu lloi*e^itu (leí Oom i p l f u — Xr^omXJusjroN — r>lvei*tl<lo
j*e<*il>lmleiit<> — L u l>au(lei*it <l<^l
£2s|>ii'itti
Hechos, pues, los preparativos necesarios para
esto largo y peligroso viaje, partimos de Caya6<í el dia 26 de Julio del pasado año, 1896.
En un principio nuestro viaje se hizo muy des
pacio porque las muías, no estando todavía acos
tumbradas al trabajo, se ostinaban en no querer
llevar los fardos que contenían las vituallas, un
altar portiitil y algunas fruslerías para agasa
jar y atraer á los indios. Después de algunos
dias de fastidio pudimos apresurar la marcha
tomando la dirección del NO.
Atravesamos varias poblaciones, siendo muy
bien recibidos en todas ellas.
A todas partes llegaba la noticia de que con
los expedicionarios viajaba un Misioneix), luzón
para que á nuestra llegada nos esperaran ya re
unidas varias familias con inñnidad de niños que
todavía no habían sido bautizados, y de adultos
que deseaban recibir la Confii'macion, para lo cual
había recibido yo la competente autorización del
Sr. Obispo de Cuyabá, limo. Sr. D. Luis d’Amour.
Entre los varios pueblos de nuestra travesía
está la pequeña aldea llamada Chapadao, habi
tada exclusivamente por negros. El color para
nada influye en las excelentes cualidades que he
podido observar en esta raza, y si bien en este
pais estuvo por mucho tiempo establecida la es
clavitud, se encuentra, sin embargo, entre los ne
gros la más cordial hospitalidad y el más ca
riñoso trato. Gran número de familias que se
hablan enterado de la llegada del Misionero vi
nieron á Chapadao desde algunas leguas de dis
tancia, venciendo todas las dificultades del viaje
por aquella región en gran parte montañosa. En
este pueblo nos sucedió un heclio providencial
que no quiero dejar de contar á V. R.
Antes de llegar á la aldea tuvimos que dar
la vuelta á una montaña calcárea por la cual
corrían mil arroyuelos de agua cristalina; pero
que saturada de minerales, la hacían muy per
judicial al estómago. Engañado yo por la her
mosa apariencia de la corriente, quise en ella
aplacar mi sed, lo cual me produjo un malestar
que me obligó á permanecer dos días en Ghapadao. No fue ciertamente aquel tiempo del todo
perdido, pues, aunque con un poquito de trabajo,
piule predicar, decir misa y confesar á los que
estaban bien impuestos, bautizando y confirmando
á un sin número de niños y adultos con gran jú
bilo y provecho espiritual de aquellos buenos ha
bitantes.
A media tarde vinieron á avisarme para que
asistiera á la danza llamada de S. Gonzalo y
al canto de las Letanías que habían preparado.
Quedé completamente maravillado al ver la exac
titud con que cantaron las Letanías, dirigidas por
un viejo que es el maestro.
El canto recordaba los tiempos de las primi
tivas Misiones y tenía un no sé qué de suave,
halagador y místico que hacía asomar las lágri
mas á nuestros ojos. Terminadas las Letanías die
ron principio á la danza de S. Gongalo.
Es de notar que el baile en el Brasil, con más
ó menos oportunidad, se usa con frecuencia en
las funciones religiosas. Por lo que á mi toca,
juzgué ridicula la función que aquella pobre
gente hizo de buena fe y con la mejor intención.
A los dos días de nuestra permanencia en
Chapadao emprendimos de nuevo la marcha para
ir descendiendo la vertiente del Paraguay. Aquellos pobres habitantes quisieron damos toda
vía una prueba más de su cariño, colmándonos
—
de atenciones j regalos y acompañándonos hasta
la entrada de la inmensa floresta del Cor>'Mptra
(demonio). Era verdaderamente conmovedor ver
á todo el pueblo en masa venir detrás de nos
otros, desafiando los abrasadores rayos del sol,
para recibir una vez más la bendición del Mi
sionero y prometerle pedir á Dios su pronto y
feliz regreso. Entre tanto nuestra vanguardia se
encontraba ya en la espesura de la floresta y yo
grandemente conmovido me uní á mis compañe
ros de viaje dando gracias á Dios por los con
suelos que me había proporcionado en este pueblo.
Tan grande era la impresión que me había
causado lo anteriormente referido, que á duras
penas pude observar lo imponente de la floresta
que cubre el valle, cerrado por las montañas de
Araras y del Corrupira. Esta cordillera, casi
toda calcárea, forma una linea oblicua que va
de Diamantino á S. L uis de Cáceres, sepa
rando las vertientes del Paraguay y del Cuyabá.
Atravesando un estrecho desfiladero salimos á
una llanura que, con las pequeñas colinas y mul
titud de palmas que la pueblan, presentaba el
más grato y vistoso panorama.
Algunos días después atravesamos el Janhcoara (habitación de los jauTi, peces) y siguiendo
la corriente de este río llegamos á un lugar lla
mado Barra dos Bagres^ situado sobre la ri
bera derecha del Paraguay, próximo á la con
fluencia del Bio dos Bagres. Este pueblo debe
80 nombre á los Bagres, indios salvajes de la
tribu de los Barbados que habitan y desbastan
con sus continuas correrías la orilla derecha del
Paraguay (latitud 14.® 30’ S., long. 58’ 0. del
M. de París). La mayor parte de los vecinos del
pueblo son comerciantes en ponga por lo mucho
que abunda en la vecina floresta.
Singular recibimiento nos hicieron á nuestra
llegada. A demás de algunos músicos, salieron
i recibirnos dos cantores, un hombre y un niño,
5ue cuando cantaban iban á porfía á ver cual
ie los dos lo hacía peor y más aturdía con sus
gritos, uno que tocaba la guitarra, mejor dicho,
que hacía ruido con ella y otro que sonaba un
^mbor. Inútil es decir que el último instru
mento era el que superaba á todos y más se de
jaba oir. Esta brülante orquesta recorría á la
sazón las calles recogiendo limosna para no sé
qué fiesta. Cuando alguno hacía una oferta le
presentaban una bandera que llaman del Espíritu
Santo para que se cubriera con ella mientras
lee músicos tocaban una marcha. También me
D^ó á nai el tu m o ; pero yo no rae cubrí
con la tendera por ir ya vestido con las vesti
duras del sacerdote, que son sagradas. Visita
mos al Sr. Mayor D. Joño B. d'Almeida, prin
cipal personaje del pueblo, y n<« recibió con suma
generosidad, oírenciéndonos su hospitalidad franca
201
—
y sincera y poniendo á mi disposición su casa,
que yo aproveché para mi sagrado ministerio,
bautizando y confirmando á varios indios.
L o .s in d io s Bai'l>a<los — S u vUln y
oostum l>i-es — Uol>o <lo lo s n iñ os
— .A.1 p ié d e l a n io n ta ñ a 'X'ííi>ii-ap u a n — E n l a Im oioiidu doi Si-,
M a r c e lin o
— iX u ovos oousiiel«>s
p a r a e l M is io n e r o .
Un mes liacía que habíamos partido de Cuyaba. Dospues de estar parados 7 días en Barra
dos Bagres para completar nuestros preparati
vos, partimos en dirección NO. empleando 2 días
en atravesar la floresta de la Poaya. Dejamos
á nuestra derecha el territorio habitado por los
Barbados, porque no era nuestro fin visitar á
estos indios de feroces instintos.
Difícilmente se puede saber algo de esta mis
teriosa tribu, porque estos indios, antropófagos
según algunos, viven en el mayor aislamiento y
con tenaz empeño esquivan el trato con los extra
ños. No tienen barba: pero la usan postiza de piel
de bugios (monas) cuando ven pasar por la ribera
del Paraguay á algún extranjero. Se cree que
esta tribu trae su origen de una familia de paulisti (Prov. de S. PaWo) originaria de Europa;
poro esto es muy hipotético, puesto que nada de
común tienen con los europeos, ni relación al
guna su lengua con la portuguesa. Sin embargo,
existen en esta tribu algunos individuos que ha
blan pf'rfectamente el portugués y que lo cul
tivan con el único objecto de servir de intérpretes.
Los Barbados, en vez de fusiles usan arcos y
flechas largas y muy pesadas. Son de índole fe
roz. aunque generalmente viven tranquilos en
medio de su aislamiento y sin preocuparse do
nada. Hacen frecuentes correrías contra los P a
reéis, á los cuales roban sus hijos para comér
selos y ésta es la principal causa del terror que
los Pnrecis les tienen.
No hace mucho tiempo que una cuadrilla de
Parecis invocaron el auxilio de los blancos para
obtener de los Barbados la restitución de algu
nos niños que éstc« les habían robado. Navegando
iban por las aguas del río Paraguay cuando vie
ron á los Barbados ordenados en la playa, ar
mados de arcos y flechas y en actitud amena
zadora. Uno de los blancos intimó á los Barba
dos que restituyeran los niños de los Parecis,
á lo que con arrogancia respondió uno de ellos:
Retiraos, blancos, dejadnos pelear con los Pare^
cis y después vereis. A tan insolente contestación
les respondieron con algunos disparos de fusil que
pusieron á los Barbados en precipitada fuga. Al
explorar el campo que los Barbados habían atendonado, horrible y sangriento cuadro se pre
sentó ante sus ojos: los cuerpecítos de los infe-
í?
—
202
—
me interné yo solo en Li, floresta y á los pocos pasoí
me vi rodeado
infinidad de monas. En U copa
de un árbol altísimo tiabía una que parecía provo
carme: la disparé un tiro y cayó al suelo dando
aullidos, era un ateler paniscus tan grande qne á
duras penas pude llevarle hasta el campamento. Una
vez abierto el sendero para poder pasar, me mí
con un compañero hasta encontrar la primera ma
loca. Habíamos andado dos leguas cuando, coa
gran placer de nuestras piernas, topamos con una
al salir de entre la espesura sorprendiendo así á
sus moradores y siéndonos por consiguiente fácil
poder observar en su estado ordinario la singular
morada de los Pareéis. En la puerta de la casa
había dos mujeres que al verse sorpredidas por nos
otros intentaron huir; pero permanecieron en sn
sitio cuando nosotros les hicimos ciertas demostra
ciones en señal de amistad. TJna de las mujeres
dió algunas voces, en una lengua para mí comple
tamente desconocida, y de todas las partes de la
floresta aparecieron niños que, si bien en un prin
cipio nos demostraron temor, se aproximaron des
pués á nosotros, que les hicimos algunos regalillos.
Una niña se me acercó y registrándomelos bolsi
llos me tomó el rosario, que no tuve más remedio
que dársele, pero antes besé el crucifijo y la invité
á hacer lo mismo; ella se echó á reir y no quiso
besarlo, pues como supe después, el beso es desco
nocido de los Pareéis.
Una de las mujeres, siiidiida agradecida, se retiró
de nosotros para volver al poco rato con unas raíces
asadas y agua fresca en una calabaza. Este obse
quio fué para nosotros una señal de buena acogida.
La habitación de los Parecis es ovalada, de arco
ojival y cubierta, con mucho gusto, con hojas de
una planta llamada pacova. La puerta está en el
centro y es sumamente estrecha, y tan baja que
al entrar hay necesidad de agacharse, A un m. de
altura sobre el fogón hay un basar donde puestos
al humo conservan los alimentos. Los Parréis van
completamente desnudos, se suelen poner una ca
misa ; pero esto lo liacen más por mostrar cierta
E n e l t e r r i t o r i o €lo l o s P n r e o is a — SI- digni^d 6 lujo que por decoro. Los jóvenes se ador
t i i u l o p o r lUM ii&ona.s —U i t U 'v i o t o r i d nan « cuello, los brazos y los riñones con ornamen
—E oh p r i m e r o s l*nre<»it!i —E n s m titos de filigrana, y los niños llevan en el cuello in
lo<Mi!«t — O oM tum t> r«‘'M, e o m p l e x i o n
y l e u j f u t t <le « ^ sto s im lio ts — E n I n finidad de adornos.
r« * «U l«'ueln cl«'l s e $ f n itd o o u c l c i i i o —
Las mujeres velan su modestia con una faja de
TJiku n m |e r i i i t < 5 r p i * e t e —C r e e n c i a s
algodón
encarnado de un palmo de ancha, y esto
iH.'llíí'losíiN — L u e l i i e l i a •— L a c u k u
sin distinción de edad, sin excluirá las niñas de pocos
<l o iu s o c to M y m ttr ij> o s u s .
días. En todos sus actos observan el más exempuEntramos en el territorio de los Parecis, debiendo loso recato y modestia.
Los Parecis son más que de estatura regular,
caminar casi diez leguas para encontrar las prime
ras malocas (palabra portuguesa que signiflea casa bien proporcionados y esbeltos. Tienen el cabello
negro, largo y fino, y llevan la raya partida en me
de indios).
Antes de llegar á ellas, tuvimos que acampar dio. Su color es bronceado, sus ojos negros y pene
por varios días á orillas de un río para abrirnos trantes: poca ó ninguna barba, facciones regulares
paso por entre la floresta, valiéndonos para ello de y á veces bellas, el cráneo desenvuelto y redondo v
cuchillos, hocesy hachas. Para entretener el tiempo el ángulo facial abierto.
líccs niilos que habían robado á los Tareais estaiwin descuartizados y puestos al fuego asándose.
¡ Pol)res Barbados! ¡ Cuándo llegará el día feliz
en que luzca en vuestros horizontes la bienhe
chora luz del Evangeliu y para siempre saque
á vuestras indomables tribus de la noche de la
barbarie!
Continuando nuestro viaje, después de tomar
algún descanso en Barra dos Bagres^ llegamos
á la montaña de Tapirapiian (región de los ta
piros) que . forma una inmensa rampa de cerca
700 m. de altura, y cuya esplanada va á unirse
á la Sierra de los Pareéis que divide las ver
tientes del río Paraguay y la de los afluentes
del Amazonas. Llegamos á su cumbre cuando
el sol tocaba al ocaso y acampamos bajo los cor
pulentos y elevados árboles que eran sacudidos por
los fuertes vientos de la meseta de los Pareéis.
Desde el Tapirapuan caminamos siempre al
B. y después do rodear todo el territorio de los
Barbados llegamos á la hacienda del Sr. Mar
celino Prado, uno de los hombres más buenos y
religiosos de la provincia. Tiene á sus órdenes
algunos criados brasileños, varios Pareéis y gran
número do indios Chiquitos de Bolivia, todos
cristianos, blancos y completamente civilizados.
Este señor nos acogió con la mayor cordialidad
y contribuyó en gran manera al cumplimiento de
mi ministerio. Instruí y bauticé á una mujer de
los Pareéis y á su hijo que entendían bastante
bien el portugués. Mientras daba mis instruccio
nes á éstos, ios Chiquitos ■me oían con sumo
gusto terminando por pedirme que permaneciera
con ellos. Confesé y confirmé á un gran número
de personas de razas diversas. Finalmente, á los
pocos días de permanencia en aquella deliciosa
granja, colmados de las atenciones y regalos del
Sr. Prado, nos marchamos, acompañándonos hasta
una regular distancia los indios Chiquitos, mu
chos de los cuales lloraban amargamente ai des
pedirse de nosotros.
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204
La lengua de estos indios es muy diferente del
Guaraní y del Tupi, es armoniosa, dulce y no miry
difícil de aprender. Demuestran S’imo placer cuando
ven á un extranjeroafuiiadoen aprender su lengua,
prestándose gustosos á enseñársela.
Cuando llegaron nuestros compañeros emprendi
mos de nuevo nuestra marcha, haciendo alto en la
orilla de un rio muy próximo á la segunda waZoca,
mucho más poblada que la primera por ser resi
dencia del segundo cacique de los JP'irecis. Allí
tuve la fortuna de hallar una mujer de la raza que
sabía hablar portugués. Me sirvió de intérprete
para instruir á aquellas familias en las principales
verdades de nuestra Keügion. y con su ayuda pude
formar un pequeño vocabulario de su lengua.
Estaba yo verdaderamente conmovido al ver la
atención con que por vez primera escuchaban aque
llos infelices la historia del género hiimano.losdogmasdenuestrafeyla santidad de la moral cristiana.
Al terminar mis instrucciones me dijo el cacique
que algunas cosas de las que yo había dicho las ob
servaban ellos por la tradición y costumbres de sus
antepasados.
Las ideas religiosas de los Parecf's se pueden re
ducir á las siguientes:
Creen en Dios, Enor¿ {Tupa de la raza Tupinhandejarn de los Giiarani) Señor del cielo y de la
tierra, el cual amenaza con el trueno y fecunda la
tierra con la lluvia. Enoré castiga al genio del mal
como autor de todas las desgracias que afligen á la
humanidad. Eiwrétlejie un hijo y su patria se llama
Jialnata uétCgn.
Los Parecis admiten la unidad de la especie hu
mana. cuyo primer hombre se llamaba
trr, verdad que ellos expresan con la sóla palabra
hafiinure. El primer hombre era justo y fué muer
to por su hermano (Caín y Abel). Reflriéndose á
los indios antropófagos, á quienes los PnrccU tie
nen horror y desprecio, me dijeron que' Ccnicáloré
mató á su padre y se casó con Ernocuquini que
había matado á su madre. De este matrimonio
traen su origen los Tupanh/(ma.^,Aptac(is,yIíham~
tenidos como antropófagos y que hoy habitan
la parte superior del valle Tapajoz.
Preguntados sobre su origen no me supieron de
cir más quo su primer padre fué üa'are, el cual
habitó cerca de la gran ca.scada del Juricena, que
allí vivieron unidos todos los Pareéis hasta que pre
valeció el principio de condonar á muerte al sospe
choso de maleficio. Todavía dura entre ellos esta
ley bjírbara. pues hace poco tiempo que fué ente
rrada viva una mujer por luabersido juzgada como
autora de maleficio.
Cuando muere alguno lo sepultan en su propia
casa, bajo la cama donde dormía, y con él entierran
todos los objetos que en vida le pertenecieron.
El matrimonio lo celebran sin llenar formalida
des de ningún género. Se casan con una sóla mujer;
pero se creen tener derecho á considerar también
como esposas á sus propias hijas. El cacique, como
dueño absoluto, puede tomar por esposas todas las
mujeres que quiera y repudiarlas cuando mejor le
parezca.
A los jóvenes les vigilan cuidadosamente y les
educan en malocas á propósito, y con absoluta se
paración de sexos.
En las varias veces que me he visto precisado á
hospedarme con los Parecis,he podido estudiar con
algún detenimiento sus costumbres. Nunca les he
visto altercar en alta voz; se hablan con mucha me
losidad y tan bajo que parece temen ser oidos. A
veces uno de ellos habla por mucho tiempo de se
guido. y el otro aprueba sus palabras con signos,
empezando á hablar cuandoel primero ha terminado.
'V'^iven de la caza, que se procuran con los fusi
les que pueden adquirir á cambio de goma elástica.
Los niños se sirven del anzuelo y las flecha. Su
arte culinaria no comprende más que el asado, que
comen acompañándolo con el hi}u, que es una espe
cie de hogaza de harina de maíz.
Observando una vez el interior de una casa, vi á
varias mujeres entretenidas en masticar maíz re
mojado en agua, que después echaban hecho masa
en una caja de madera Pedí explicaciones de aquel
trabajo y me dijeron que estaban haciendo la chi
cha. que es la más regalada bebida de estos indios,
algunos de los cuales se dedican al cultivo del maiz;
pero en esto son muy inferiores á los indios Bocachiris del ri >Arinos, cuya principal riqueza es
la agricultura y la cria de ganado mayor.
Los P'trecis se costruyen sus casas con mucho
arte, cambian fácilmente de sitio y van á estable
cerse á los parajes en que abunda la caza y la miel
.silvestre que por esta floresta no escasea.
En In tercera maloca nos proporcionamos un guía
llamado Lozoia^a, y por los brasileños Vcspasiano\
hombre inteligente, probo y hábil cazador puesto á
las órdenes del gran cacique.
En todas las «wZ»cas que visit\mos no perdí ni
una sóla ocasión para instruirá sus moradoresen los
misterios de nuestra sacrosanta Religión, hablán
doles también por divertirlos de Europa y de otros
lejanos paisas. Maravillábanse estos infelices con lo
que les decía, pues estaban creídos que el Brasil
era todo el mundo, y cuando les decía que era de
noche en otros países cuando aquí es de día se reían
y quedaban admirados.
■Viéndome muy afanoso en la caza de mariposas
y otro insectos, los niños se pusieron á ayudarme
y me proporcionaron hermosas y variadas copias; y
como advirtieran quenocontentoconesto, estudiaba
la naturaleza, me llamaron á parte y me aplicaron
el nombre de TJtarit». que siendo demasiado lison
jero para mí, no creo del caso decir su significado.
{Se confimtará)
—205 —
á M aría A uxiliadora, y cumplidas todas las
promesas, deseo que se publique ésta en el
p ara d ar más gloria á esta
Boletín Salesiano para
bondadosa M adre.
J o s e f a O s s o k io .
Barcelona, 3-1 ile Mayo ile 1807.
¡ V iv tt ]\lnx*in .fVrxxUiacloiM!
; G - l o v i n í í M .a x * ú i!
Desde que tengo la gran di(;ha de ser
Cooperador Salesiano y conocer á M aría con
el piadoso título de A uxiliadora de los cris
tianos, he tenido ocasión de experimentiir
de su celestial mano grandes favores así
espirituales como tem porales, j de compro
bar por mí mismo que efectivamente M aría
Sma. está con las manos llenas de gracias
y deseosa de derram arlas, ansiando que los
mortales se las pidan. P a ra no ser molesto,
me limito á referir la siguiente gracia.
Encontrábase mi casa en cierta ocasión
desolada por la triste z a, anegada en lágri
mas por el dolor y á punto de sufrir una
sensible pérdida, la cnal hubiera ocasionado
terribles desastres; mas en medio de esta
triste situación, mi an gustiada esposa y yo
nos acordamos de nuestra cariñosa madre
María A uxiliadora, solicitamos su m aternal
protección é inm ediatam ente derramó sobre
nosotros su m aternal bendición que atajó el
terrible mal que nos am enazaba, devolviendo
á nuestra casa la alegría.
]Sea mil veces bendita esta^carinosa Madre!
T omas S á n c h e z .
Topas (Salamanca), Marzo <le 1897.
O l o x 'i n . ú. ü^£a.x*ia A . x x x i l t a d o x * a
Habiéndome caído y fracturado los dos
piés eran muchos mis dolores, pero después
de bastantes días dijo el médico que sería
fácil que tuviese que andar con m ucha pe
na. Oyendo esto u n a cooperadora salesiana
me dió una m edalla de M aría Auxiliadora
diciéndome que pasara dicha m edalla sobre
los piés, y que además hiciera una novena
y ofreciera una limosna p ara la constrncciou
de la Iglesia de M aría A uxiliadora de Safñá. Lo hice ta l como me lo indicó dicha
señora y además prometí que si podía andar
como aute.s b aria celebrar una misa y p u
blicaría la gracia en el Boletín. ¡ Oh bondad
de esta buena M a d re ! cada día fui mejonndo V al presente me encuentro del todo
bien.
Eeconocida á tan gran favor, doy gracias
Mi pobre marido atacado de fuertes do
lores en la región del corazón fué obligado
á ponerse en cama. Pronto se llamó al mé
dico que conociendo el caso difícil, pide una
consulta. E s ta tuvo lugar el miércoles <le
ceniza; pero sin resultado, pues dijeron que
era una especie de tum or entre el corazón
y el hígado, y una operación en lugar tan
delicado no tenía probabilidad de resultado
bueno, así es que de cualquier m anera no
habría podido sanar.
Dejaron, sin embargo, dicho que dispu
siera y arreglara todas sus cosas, pues al
día siguiente lo habrían llevado á una casa
más á propósito y entre tres facultativos
habrían procedido á la indicada operación
que, aunque de poca probabilidad, era, sin
embargo, el único remedio por entonces, pues
con los cuatros ó seis agujeros que le habían
hecho ya, no habían poilido d ar con nada.
Yo estaba como fuera de mí por el dolor,
y viendo todos esos preparativos, dije, como
desesperada: Muerto por m uerto...... no me
importa, no lo hau de llevar, morirá aquí bajo
mis ojos, lo asistiré y recibiró su úlliinosupiro.
M ientras estaba en esto trastorno y casi dbsesperaciou llegó á mí casa un amigo íntimo
de mi marido y ferviente cristiano. A l ver
y oir todo eso lue <lijo: j Lo habéis y a enco
mendado á la Virgen do los Salesianos 1 1 á
la Virgen Aiixilia<loral — Ko señor, lo dije,
pero qué se precisa hacer?
N adainás fácil,
yo mismo avisaré á un sacerdote de los Salesianos, quien vendrá á darle una bendi
ción de M aría Auxiliadora, y luego, verá V.
que su marido h a de sanar seguram ente. S6
yo de muchos que lo hicieron y alcanzaron
su perfecta salud. P or gracia de Dios y de
su Sma. Madre mí marido había conservado
siempre sus sentidos buenos y el habla, de
m anera que al oir esto él mismo pidió que
prontam ente se llam ara á este padre, pues
en ese momento le había entrado gran con
fianza en la V irgen de los Salesianos, y no
dudaba ya del segnro efecto por la interce
sión de esta querida Madre de ios cristianos.
Llegó el sacerdote, mi marido se confesó con
gran confianza, y luego el padre le dijo, que
p ara obligar más á esta querida Madre
nuestra y asegurar el efecto de su valiosa
intercesión era bueno y conveniente diera
pública prueba de buen cristiano y devoto
de M aría recibiendo la Sta. Coinuiiion, á que
20G —
mi marido accedió muy gustoso; y .... ¡olí
prodigio de M aría S ra a .! A las C V', re
cibía Ja S ta. Comunión y la Sta. Unción,
prometía al P adre que liaría publicar el fa
vor que la 8m a. Virgen lo concediera; bajo
esta impresión recibía la bendición de Ma
ría A uxiliadora y una medíilla de la misma
Sina. Virgen de las manos de ese mismo
religioso sacerdote Salesiano, y á las 11
del mismo día, jueves, hora en que llegaron
los tres médicos para la consulta y opera
ción susodicha, con m aravilla de todos en
contraron on estado de mejoría íi quien liabían dejado por m uerto; pero como no su])ioran darse cuenta del caso, y me hubiera
yo opuesto (i que se lo llevaran, aplazaron
la operación hasta el sábado siguiente, d e
jando dicho á otros que, pues no tenían en
la o|)erac¡on esperanza alguna, le dejarían
morir de osa m anera (lemorando de día en
día. Pero ¿cuál no fue su asombro al llegar
ellos á mi casa el sábado, cuando le vieron
levantado, contento y alegre y con mucho
apetito^ llespues de haberle examinado de
tenidam ente y no haber encontrado el dicho
tumor que ya había desaparecido, no tuvie
ron otro medio que declararle absolutamente
fuera de todo peligro. A los ocho días iba
á visitar á J\Iai'ía A uxiliadora en su Capilla
de Almagro para darle gracias de la tan
ai)etecida salud recobrada por su intercesión.
E n el altar de esta queridísim a entre las
madres hizo rezar tres misas que 61 mismo,
y otros conmigo oimos con alegría grande
de nuestro corazón. A hora y a está comple
tam ente restablecido y sano, debido á laso licitud de María Auxiliadora. Gracias, pues,
sean'dadas mil y mil veces á esta carinosa
M adre que jam ás h a desampavailo á los que
en E lla han puesto su confianza.
Beconocida por tan gran favor le envió
lá pequeña oferla de diez pesos, que es
cuanto me ¡lermiton mis fuerzas en estas
circunstancias, para el adorno del altar de
M aría Auxiliadora en Turín.
corro de N tra. Sra. M aría Santísima Auxi
liadora p a ra que con la unción del aceite
de su lám para me concediera la salud, la
que he logrado á los 25 días.
E l caso que voy á referir, patentiza el
milagro realizado por la Santísim a Virgen.
N otando que con las m edicinas propinadas
por el médico no progresaba la curación,
aunque no empeoraba, suspendí aquellas y
me puse solamente el aceite, sin conoci
miento de dicho m édico, manifestando éste
al día siguiente que iba mejorando. Consi
derando más tarde que aquel pudiera poner
algún reparo, si descubría que no hacía ca
so <le sus medicamentos, volví á hacer uso
de ellos confesando á la visita venidera que
la úlcera se hallaba en el mismo estado, ni
mejor, ni peor; por lo que atribuyendo esta
líaralizacióu á no haber continuado la uncion del mencionado aceite, la repetí luego
con más fervor h a sta que sané en el plazo
y a citado. ¡ Gloria, pues, á M aría Auxilia
dora !
F . C. H.
Valverde del Camiuo, 5 de Mavzo de 1897.
I S a li i s iiiiii’tiioi’imi I
La Sina. V irgen se dignó conceder la sa
lud á mi querida herm ana Bosario atacada
de liebre en último grado. No habiendo es
peranzas de alivio recibió los últimos Sacra
mentos, y después de haberle pedido á Ma
ría A uxiliadora nos concediera la mejoría
de la enferma, obtuvo ésta su completa
salud con admiración de los mismos médicos.
Cumj)limos, pues, con la promesa que hi
cimos de publicar esta gracia en el Jioldín
SaU'siano p ara mayor gloria de Dios y de su
Santísim a M adre M aría A uxiliadora.
A l f o n s o V il l a g u a n y H k r a s , Pbro.
Mójii-o, ^[ai-zo do 1897.
Ü O N C K rm O N lU A STO UZA DK E T riIK V E R R Y
]tiu«i>uB Abe». M ius) de isUT.
lineo ocho años próxim amente que empe
có á padecer de una erupción horpótica en
la región facial, sin conseguir la curación
radical, á pesar de los muchos medicamentos
aplicados exterior é interiormente, por pres
cripción de varios y afamados módicos.
E u Setiembre del año ¡iróximo pasado so
agravo mi enfermedad hasta el punto de
poner eu iiimiuente peligro mi existencia.
E u tan lastimoso esta«lo, me puse en manos de uno de los mejores facultativ<»s de
esta localidad, im plorando á la vez el so-
i » e l i n í« n iin < 1 o .
A unque tarde, desearía que se publicara
en el Boletín Salesianoj p a ra honra y gloria
de M aría A uxiliadora, la siguiente gracia
obtenida por su intercesión.
E n el mes de Ju n io del año pasado sa
biondo yo un escalón, sin m irar donde ponía
el pié, caí de costado izquierdo acorcáud^
seme la respiración, y cuán grande no seria
mí dolor que rae parecía tener rota la cos
tilla más próxima al corazón. Como el dolor
continuara y la respiración fuera bastante
agitada, especialm ente por las noches, de
terminé, antes de consultar á los médicos,
pedir mi salud á la Virgen Sma. M aría Anxiliadora la <ual, con la solicitud con qne
207 —
siempre atiende á sus devotos, me devolvió
la salud.
Por tan singular favor prometí decir una
misa eu acción de gracias á H a ría A uxilia
dora.
J o s é G a u c ín
Cooperador Salesiano
Colén (E n tre E ios), J u n io de 1896.
María, i*eiue<iio <le n u e s t r o s m a le s
Hace cosa de seis meses que postrada en
el lecho sufría un fuerte dolor en el hígado,
y según declaración de uno de los módicos
'de esta ciudad, procedía de un tumor en
dicho órgano, cuya operación era peligrosí
sima entre otras causas por mi avanzada
edad. E n esta situación me recordó mi que
rido sobrino llam ón Santacoloma que implo
rase el socorro de la Sma. V irg e n , bajo el
título de M aría Auxiliadora, y le ofreciera
una misa y publicar su gracia si me conce
día la salud, de la que boy estoy comple
tamente bien.
¡ Bendito sea Dios ÍTtro. Señor que por
la intercesión de su santísim a M adre tanto
me ha concedido!
A v e l in a M a t b r o n
Buga (Colom bia), 23 de F eb rero de 1897.
Dan tam bién gracias á M aría A uxilia
dora:
Sra. de Tomé, de A huacallán (Méjico) m an d a la lioiosua de 50 centavos. — J /. T . de V., de Esperauza
íSta. F6). — Sodolfo Correa*, de Mendoza. — Marín
•V., de Méjico, por el feliz é x ito de u n negocio im
portante. — Francisca Cepeda de Solo, de C. d e V., por
1* salud o btenida ú su b ija . — Tomás Madera, de la
Hacienda de S. A utonio (Méjico), p o r la g racia de la
eonveraiou: m anda 25 centavos. — N .
y Trinidad
Cobarrubias, de Id . Id ., m an d an ig u alm en te 25 centavos — E lvira Cantó de Ma*ferrer, de Barcelona, da
gracias á M aría A ux iliad o ra por u n fa v o r obtenido,
y en señal de g ra titu d m anda la lim osna de 25 p tas.
para las necesidades de los T alleres de Sarriá. — Una
/■milia católica, de G ero n a, ag rad ecid a p o r un seña
lado favor, ofrece u n a lim osna de 10 p ta s. p a ra la
Obra de D. Bosco. — D. G. y N . y . , de S antander.
— E. M ., de X., m anda, como la s anteriores, u n a ii■osna. — Un propietario, de G erona, p o r v ario s y
^ñalados favores recibidos; ta m b ié n m an d a u n a li
mosna. — Ignacio A . de Bometo, de C abeza de Buey
(Patagones). — U im» Soda del Corazón de Jesús, de P a ta
gones. = J u a n y . Jteslrepo de H o n d a; Berta Sanosa’cí, de C eballos; Florentina Llop. de B arcelona; Dolores
4(co?»a. de Buenos A ires; Jote G. Mendoza, de O axaca;
I. I . P . P ., de C artag e n a (C olom bia), y Enriqueta
Troáuit de Bock, de E speranza, cuyas relaciones de
aecion de gracias las publicarem os á su d ebido tiem po.
X T A - L Z A ..
TURIN.
La fiesta de S. Juan en el Oratorio.
------------------Como en año anteriores tam bién en este so ha
celebrado con solemnidad y pompa la tiesta do
S. Ju an B autista en el Oratorio do T u ríu , con
dos magníficas academias dedicadas la una á la
memoria de nuestro querido padre D. Bosco y la
otra á nuestro venerando Superior D. Rúa.
Ocioso es decir el regocijo que durante el día
reinó eu todo el O ratorio, centro de la acción
salesiaua, pues ya es sabido que esta fiesta do
uuestro padre D. Bosco, ha venido á ser para la
Congregación Salesiana la tiesta de familia por
excelencia, porque unidos en ella los hijos de un
mismo padre desparramados por el mundo, hacen
palpitar sus corazones al unísono para presentarle
las más puras afecciones del alma.
El local destinado á celebrar ambas academias
fue el elegante teatro interno, adornado con exqui
sito gusto, eu cuyo fondo se veía una grandísim a
mesa llena de regalos, entre los (|ue (lescollaban
una inagnírtca casulla blanca bordada en oro, ge
neroso obseíjuio de dos distinguidas señoras, y una
riquísim a alfombra que cubre todo el espacioso
presbiterio do la iglesia do .María .\uxiliadora,
regalo de la Asociación de Antiguos alumnos del
Oratorio.
Fueron muy aplaudidas bis diferentes composi
ciones leídas por los Salesiuiios y niños estudiantes
y artesanos, amenizando los intermedios la buudii
de música que en la ejecución de las varias pie/jis
de su vasto y escogido repertorio mereció iuslos
aplausos, sobre todo al tocar el himno deJiendo
á D. Bosco y acompañar la Speranza de Jtom ni.
Term inada la lectura de los numerosos telegramas
de felicitación que de todas partes so recibieron,
levantóse D. Rúa y con palabra sencilla y afec
tuosa dio las gracias á todos por las singulares
demostracione.s de cariño que en aquel momento
acababa de recib ir, y ik>v los hermosos pensa
mientos que habían dedicado á la grata memoria
de D. Bosco.
Llegada de Misioneros.
Con sin igual contento y entusiasmo fueron re
cibidos el 23 de Junio en el Oratorio de Turín
los RR. P P . Luis Calcagno. Esteban Pagliere, d i
rector del Colegio Pió IX de Almagro (B. A.) y
el clérigo Luis P edem onte; estos dos últimos a r
gentinos de nacim iento. Él R. P. Calcagno era
Inspector de las Casas Salesianas del Ecuador,
V filé sorprendido en Quito por la revolución, ha-
— 2ÜS —
Inéndoso visto obligado á em prender el camino
del dostioiTü en unión de los salesiauos de aque
lla desgraciada Itepúblicn, abordando á la del
P erú después do un largo camino á través do las
íloi'cstns y do inauditos trabajos y sufrimientos.
¡ Sean bien venidos í
Certamen catequístico.
IJiillaulo lia sido el celebrado en el Oratorio de
Turíu el pi'cscute año por varios jóvenes artesanos
<luo, mediauto una buena preparación, rcspoU'
dieron acertadam ente ii las iireguntas, sacadas al
azur, del nuevo eatocismo adoptado en la diócesis
do Turín, lucliniido buena parte do ellos casi basta
el fin con laudable em]>cuo.
K1 prugrnnm ora extenso y difícil, pues ó demás
do la parto do doctrina correspondiente á las clases
inferior y superior había iulluidad de pruebas illosóñcus de los principales m isterios de nuestra fe.
Al certam en asistió distinguida concurrencia;
en los interm edios 80 recitaron algunos ingeniosos
iliálogüK do ocasión y la banda interna d^el Ora
torio amenizó el espectáculo.
Después de em])eñndo ó interesante combate
([Uedaron en la imlcstra cuatro campeones tan
bien impuestos, que nuestro amado Superior Don
Húa, viendo la paridad que entre ellos existía y
la imposibilidad de que hubiera un solo vencedor,
levantóse y con la mayor salisfaceion hizo la sin
gular excepción de luocbuimr á los cuatro igual
mente vencedores, resultando por consiguiente
cuatro lufiieipes y no uno solo como es costumbre.
¡Tlermosa excepción que in'ueba el interés y apli
cación do nuestros jóvenes y el celo de su Sr. ca
tequista D. Anacleto Gbioue !
N uestra más cordial enhorabuena á los cuatro
liríüoipes vencedores del certamen.
BOLONIA.
£ n favor
Col nuevo Instituto Saleslano.
En la mouumental Iglesia de Sta. Catalina de
Vigri, conocida vulgarm ente por la Ttjlcsia de la
Santo, donde so celebró el inolvidable Congreso
Salesinno, so reimiorou el IG do Mayo últim o las
Cooperadoras Salcsiaiins, invitadas ñor la Ju n ta
perm anente do Señoras para tra ta r uo los medios
más conducentes para la pronta term inación dcl
nuevo instituto. Usaron do la palabra Moiis. Carpanelli, 1). Y iglietti, director de la Casa Salesiaua,
y el limo. Sr. ZoccoUj que representaba al Emmo.
C ardenal Svnuipn, quien antes do salir para Milán,
donde entonces se en co n trab a, dirigió á dicha
Ju n ta y á la de Caballeros una afectuosísima
carta anim ándoles á trab ajar con incasable celo
cu favor do la Obra Salesiaua, do la que tauto
Iñeu espera recibir la ciudad de Bolonia. — Por
lo pronto la reunión de que hablamos ha empe
zado ya á d ar ópitnos ftutos y esperamos que
continuara^ daindolos en adelante.
El grandioso cdiQcío que bou emperado á leviuitar los boluñoses, y del cual reproducimos una
parto (V. pág. 203 ) contará; 1.* Iglesia de las
dimensiones 60x30 m . y una Capilla subterránea
]u»ra el Oratorio festivo, y 2.® tres cuerpos de ediheio uno do los cuales m edirá 145X15 m. y
tendrá 4 pisos, y los otros dos SOXl¿, con tres
pisos á más de los sótanos.
O A T A N IA .
Robo sacrilego y desagravios.
U n doloroso acontecimiento lia dado ocasión en
Catania á patentizar una vez más la gran fe y
devoción que aquellos buenos habitantes profesan
á María Sma. Auxiliadora.
L a noche precedente al 23 de Mayo, día esta
blecido por los Salesianos de aquella ciudad para
celebrar la fiesta de nuestra Patrona María Auxi
liadora, úna mano sacrilega despojaba á la vene
randa estatua do todos los regalos que la gratitud
y la piedad de sus devotos lo habían hecho.
Consternados los catauesesxior la monstruosidad
dol sacrilegio, iieusaron rep arar la infamia au
m entando el fervor, la solemnidad de la fiesta y
haciendo miovamento otros regalos.
Cuando el sacerdote Salosiano, encargado del
discurso de la m añana dió el triste auuncio al
numeroso auditorio, causó ta l consternaoiou en to
das las x)ersouas que liabía en la iglesia, que por
algunos segundos quedaron suspensos los ánimos
de los oyentes. Consolador y edificante fué lo
que después aconteció: caballeros, señoras y se
ñoritas allí presentes despojándose do las pul
seras, aderezos, pendientes, anillos y relojes los
llevaron al Sr. D irector de los Salesianos para
reparar la ofensa hecha á la Madre de Dios, Ma
ría Auxiliadora.
Extendida la noticia por toda la ciudad, fué una
verdadera peregrinación de personas que iban á
ofrecer su óbolo para adornar á la sagrada Imagea
con nuevas joyas.
L a fe cristiana solamente puedo ser capaz de
tonta y tan pronta generosidad en tiemi>os do
universal miseria.
Sometidos los cristianos corazones de los catan esesálapriK 'ha de su amor á la Reina del Ciclo,
han demostrado que su amor á esta bendita Ma
dre es grande, tierno é imperecedero.
M A C 6B A T Á .
Bendición de tina bandera.
Con gran solemnidad so ba celebrado en Macerato la bendición de la licrmosa bandera de seda
y oro dol Oratorio festivo Salesiauo.
Los iiórticos del espacioso local dcl Oratorio se
convirtieron en esto ocasión en lujosas salas que
llenaban los numerosos invitados ú laceremouio,
y á los armoniosos acordes de la banda del Insti
tuto ocupó el sitio de preferencia el lim o. Señor
D. Juan B autista Ricci, el cual bendijo la ban
dera en medio de la indescriptible alegría de to
dos los presentes.
P ara finalizar ton hermoso acto el Sr. Director
del Oratorio festivo dió lectura á la siguiente
carta del Emmo. Cardenal BampoUa:
Svdm o. Señor:
Gratos son siempre ál Santo Padre los cuidados
V solicitud que se emplean en hien de la juventud.
"Por eutfa r<uén, S. S. no Aa podido nienos
gue alegrarse al escuchar las consoladoras no
ticias gue l'. S. Aa enoiado de ese Oraiorio festivo.
£ l Pudre Santo desea gue la frecuencia y el cariñ»
— 209 —
át esos jóvenes al Oratorio aumente y d este fin
yssioso manda d V
. <S. y d cuantos asisten aJ Ora
torio la Bendición Apostólica.
Con sentimientos de la mds distinguida considera
ción me reitero de V. S.
A fino. S. S.
la ciudad se han ocupado de esta exposición, de
dicando á los niños y á sus maestros encomiásti
cas frases y calurosas felicitaciones, á las que
con verdadero placer unimos las nuestras.
C a r d . E am polla .
N 12A
-€>H8E^
F iesta de María Auxiliadora.
Consolador en eiti-euio es el edideante espec
táculo que todos los aüos tenérnosla dicha de coutciuplar al celebrarse la fiesta de n uestra que
ridísima Madre María Auxiliadora, cuya devoción
se va cada día m ás y más difundiendo, merced
á los continuos favores que esta divina Madre
dispensa á sus fieles servidores. Si alguna v«‘Z más
vivamente si-ntiraos la angustia de las columnas
de nuestro Boletín, es precisam ente en estas cir
cunstancias, en que nos vemos obligados, bien á
nuestro pesar, á pasar en silencio muchas de las
editicantes funciones que á María Auxiliadora se
le dedican, especialmente en Italia y Francia.
Para que nuestros cooperadores puedan sin em
bargo formarse una idea, bien que superficial, del
incremento que , como decimos, va tomando la
devoción á nuestra potente Auxiliadora, dejando
á un lado innecesarios poriuenon*.s, hacemos xínicanieute mención de las solemnes fiestas celebradas
en Novara. T recate. F errai'a, Fossaim. Frascati,
S. Gregorio de C a ta n ia . A s ti, Castellam are di
Síabia, Rossano Veneto, Ascona (Cantón Ticino),
ilántna, Murello, T orrione di Bordighera, Brindisi.
Loili, Palerm o, Piazza Armerina, Túnez (Africa) y
eu otras muchas ciudades que sería largo relerir.
¡Que la Virgen Auxiliadora prem ie como Ella sabe
hacerlo á todos sus devotos y haga penetrar en
todas partes su devoción pura gloria de Dios y
salvación de las alm as!
J (C ™ .- v;»- —V;V
ísr“5r^<r“®—©—©—©—®"
1*1LA
Exposición
de las Escuelas ^Profesionales
Salesianas.
El 18 de Mayo último se inauguró solemnemente
en Lila una expo.sicion de las Escuelas Profesio
nales del norte de Francia. La sjila de la expo
sición estaba engalanada con vistosas colgaduras,
banderas y g a lla rd e te s: y con variadas flores que
perfuniabán el am biente. A esta exposición lian
eoncunido con notables trabajo.^, que revelan el
aprovechamiento de los niños y la solicitud de- los
maestros, los jóvenes, casi todos ellos de 15 á 18
4ños, que componen los talleres d« carpintería,
imprenta, encuadernación, fotografía y galvano
plastia, sastrería y zapatería. Han llamado pode
rosamente la atención no pocos trab.'ijos de la
carpintería é im prenta, pues la delicadeza y per
fección con que han sido ejecutados, liacen de ellos
verdadera obra de arte. No pocos diarios de
Ilustre visita.
E ste Patronato Salesiauo ha sido honrado con la
visita del Sr. Alcalde, acompañado do su secrí-tavio
particular y un concejal. Dicha autorida<l visitó
con interós totlas las dependencias, promotiendo
al D irector al despedirse su decidida ó incondi
cional protección á la Obra do D. Bosco.
M ARSKLLA
Los Salesiauos y alumnos del Oratorio de Idavsellu han celebrado iiltimamento con grand«-s
fiestas las bodas de plata de su prim era misa d«-l
R. P . Josó Bologna, Inspector de las Casas Salesiauas del mediodía de Francia.
TTTTTTTTTTT
Tr
María Auxiliadora en Belén.
L as Hijas de María Auxiliadora establecidas
en Belén, acaluin <le recibir una ]>reciosa imagen
de María Auxiliadora, regulo do una ilustre <lama
¡)ianiont<y«v que en varias ocHKÍones «e ha distin
guido i»or su generosidad y desprcuidimiento h a
cia nuestra Pía .Sociedad.
Con indescriptible regocijo fué recibida la linda
e.Matua, i>or los niñf)s de nuestro Orfanotrofio .Sab-.-iano y niñas del CNib-gio de las Hijas (h* María
Auxiliadoni que, en unión de miiuer<iso pueblo y
de varias instituciones católicas, condnjíTon pro
cesionalmente la bellísima imagen d é la Reina do
los Angeles á la elegante* capilla preparada al
i f'-cto, en medio del entusiasmo que por tan inu
sitado acto reinaba en la Ciudad del Mesías.
La fiesta que al día siguiente organizaron las
Hijas de María Auxiliadora, n*sultó brillante, y
en ella hizo uso de la palabra un sacerdote Ma-ronita que, acomodándose al auditorio y con ver
dadero amor de hijo, cantó en árabe las gloriíis
de María.
T eiininó tan solemne función dando la bendi
ción con S. D. M. y repartiendo al fer>'oroso y
devoto pueblo una m edalla de nuestra buena Ma
dre María Auxiliadora.
Nosotros, al mi.«Tiio tieroi>o que desde nuestras
columnas damos las m¡ís expresivas gracias á tan
insigue bienhechora salesí-ana y pedimos á Dios
prem ie sn ardiente caridad, hacemos votos ¡lara
que la devoción á María Auxiliadora eche hon
das raíces en aquellos hubibiutes y produzca los
abundantes frutos de salud que de ella n atu ral
m ente derivan.
210
ü T flfiR A (fioviHa)
Sr. D xrbctou
del
Boletín Sálesxano.
Muy Sr. mío y do todo mi respeto: A fuer de
impurcial debo confesarle que me faltan colores
bastante vivos para describirle la brillantez que
lia revestido en esta casa de U trera la tiesta de
María Auxiliadora. E l 24 de A bril dimos comienzo
al raes de las lloros, para poder term inar el mismo
«lía de la tiesta. L a concurrencia fuó todas bis
noclies numerosa, ávida de tom ar p arte en tan
poóticos y encantadores cultos. Y no es extraño,
teniendo en cuenta que convidaba á elevar el
e sp íritu , em briagándole en la contemplación de
las delicias celestiales, la bellísima imagen do la
Virgen, rodeada do llores y do profusión de luces,
las angélicas voces de los n iñ o s, entonando cán
ticos en su loor, y la elocuente voz de los orado
res, que con palabras do fuego eualtccíau r u s glo
rias, recordando los boneticios (pío esparce á manos
llenos sobre nosotros. Los discursos de la novena
estuvieron á cargo de nuestro digno director E.
P. O b o rti, y del P. Atzeni. Sus discursos todos
fueron matizados de na sentim iento exquisito, que
mantuvo siempre embelesado al auditorio.
E l día de la ñesta se hizo notar aun más la
elegancia y el gusto en los adornos del altar mayor.
El templo resplandecía como un ascua de oro.
Celebró el oficio el digno Vicario de esta ciudad
D. Ju a n Padilla, asistido del ya citado P . Atzeni y
del catequista P. Ilicald o n ^ cantándose la preciosa
misa de S. Miguel. El Sr. I>. José M.“ Ruiz ocupó
la cátedra sagrada y pronunció un panegírico en
extremo elegante en su forma y esmaltado de
brillantes imágenes. M ientras tanto, cundía el
tem or en todos los ánimos de que no pudiese lle
varse á cabo la precesión por h aber llovido co
piosamente los días anteriores y m antenerse hasta
entonces encapotado el cielo; pero | cómo rebosa
ron de alegría todos loa rostros al ver b rillar en
el horizonte un radiante sol de prim avera! Con
sideróse esto cambio como un presente de la Virgen,
y á las siete de la tardo so puso en m archa la
procesión. Iba la m ilagrosa im agen en un primo
roso trono dorado, y con magníficos candelabros;
procedíanla con luces loa alumnos del Colegio y
tra s éstos la H erm andad de N tra. Sra. del Carmen
V las sucias dol Apostolado do la Oración; cerra\mn la m archa un buen núm ero de dovotos y re
presentaciones del clero parrot^uial do U trera. Los
utrerauos, entusiastas do la Virgen de D. Bosco,
habían adornado sus casas con colgaduras y luces
y ol camino era una continuada alfom bra de flores.
Casi todos los huecos de las casas hallábanse hen
chidos de gente, y el alegre repique de las cam
panas de las parroquias y conventos echadas á
vuelo, saludaban el paso d é la Virgen. De vuelta
á la Iglesia, situóse freute á ésta la banda de
m úsica, que había venido de nuestra casa de la
T rinidad de Sevilla para amenizar los actos, eje
cutando variadas piezas, que eran escuchadas por
el público con salvas ¿e aplausos. A las nueve
—
poco más ó menos ofrecióse una vista de variados
fuegos de artificio, que fué motivo para todos de
universal regocijo.
Digno rem ate y coronamiento de estos actos,
Sr. Director, fué la conferencia á los Cooperadores,
verificada el jueves siguiente, fiesta de la Ascen
sión del Señor. En ella manifestó nuestro Sr. Di
rector á la digna concurrencia que era preciso
luchar con las corrientes anticristianas y antiso
ciales de todo género que hacen retem blar el suelo
bajo nuestras p lan tas; que había que oponer coa
perseverante obstinación á la propaganda impía
do los malos libros, obras de instrnccion sólida
y piadosa, que- hiciesen impotentes los esfuerzos
do los enemigos de Cristo, que no sosiegan jaimU.
Afirmó que contaba sobre todo con el valioso con
curso do los asistentes para propagar la lectura
del Boletín SaUsianOy para que sea conocida cu
su eseucia la obra de D. Bosco; por este medio
todos han de penetrar el papel providencial que
le ha sido asignado por la Providencia en esto
mundo. He concluido m i reseña, Sr. Director,
sintiendo haber distraído su atención tanto tiempo
con estas mal pergeñadas lineas. Term inaré diciéudole que una vez más se ha demostrado que
los hijos de D. Bosco reconocen cuán grande,
enáu em inente es la vocación de María, que Dios
ha predestinado ante todos los tiempos para dar
por E lla Jesucristo al m undo; que su devoción,
en una palabra, nos conduce á Dios para poseerlo
eternam ente y gozar de la herencia celestial.
U n S alesiano
U tr e r a , 30 d e Xlayo d e 1807.
8A N T A N R g R
En el Oratorio de D. Bosco.
Sr. D irector del Boletín Salesiano.
Con la solemnidad que nos perm iten nuestros
escasos medios y la estrechez de nuestra capilla,
estrechez que nos hace suspirar cada día más y
más por la conclusión de la obra de la Atalaya,
cuyos trabajos siguen parados, celebramos el 20
de' Jum o la solemnidail de nuestra querida ma
dre María Auxiliadora, que paso á reseñar con la
brevedad <iue me caracteriza para quitarle áV. todo
pretcsto de falta de espacio y evitarle el trabajo
de que se liecbe V. por estos pegqjales empuñando
BUS ya casi gastadas tijeras á fuerza de lo mucho
que 'V. las obliga á trab ajar, proteste V. cuanto
quiera de que no es todo lo que ta l vez debieran
y «osoiros decimos.
A las siete y m edia celebramos la misa de co
munidad, siendo muy numerosa la comunión y
edificante el porte de los niños. En la solemne
ofició el M. I. Sr. D. Alejandro Gil de Rebolledo,
arcipreste de esta S. I. C.
A la una de la tarde, en el salón del estadio,
obsequiamos á los niños que se han distinguido
por su conducta, con un modesto banquete, du
ran te el cual reinó entre ellos la más infantil
alegría y regocijo.
Term inadas las solemnes vísperas, subió á la
sagrada cátedra el M. I. Sr. D. Alejandro Fer
nández de Cueto, Vicario General, que estuvo
brillantísim o, sobre todo cuando después de haber
hablado del auxilio que de la Sma. Virgen reciben
loa cristianos, hizo v er las relaciones que en&e
María Auxiliadora y su fiel siervo D. Bosco txis-
211
—
tian. Term inó encareciendo á los numerosos
Cooperadores, que nos honraron con su presencia,
la obligación que tien en de sostener y fom entar
los Circuios Católicos, « pero de nada, dijo, ser
viría este apoyo si no se hiciera lo propio pri
mero con los in stitu to s de educación, en tre los que
ocupan un distinguido lugar los de los hijos de
D. Sosco, poique el niño de hoy es el obrero de
mañana, y al obrero no se le forma de u n golpe.
Bino desde su niñez y á fuerza de trabajo. »
Dimos fin á n uestra ñesta con unos bonitos
H asta la próxim a se despide de V. su añuo..
S. S. y h.® in C. J .
J. M.
-■V. pi-. 189 n.# 5.
Barce'vzt*, 17 de.Jim io'de 1867.
S a n ta n d e r, 22 d e J u n io d e 1S97.
Sr. D irector del Boletín Snlcsuino.
H erm osa Im sido la fiesta que el 13 do los co
rrientes hemos celebrado en
esta Cusa do S. Josó con motivo
del onomiistico do nuestro muy
querido Sr. D irector D. Anto
nio Aime.
En cuanto lo han perm itido
nuestras débiles fuerzas y ayu
dados por los alumnos de uuestro Oratorio, nada hemos esca
seado para que la ñesta resul
ta ra una sincera demostración
del puro afecto que debemos
á quien con patern a solicitud
DOS prodiga sus consejos y
cuidados.
En la misa de com unidad
que se celebró á las 7 '/j, se
acercaron á la sagrada m esa
p a ra fortalecerse con el di
vino M aná nn gran núm ero de
jóvenes obreros que, con su
devota compostura, edificabaná todas las personas que h a
bían asistido al santo sacrifi
cio.
A las diez nuestra Escolanía
cantó una preciosa m isa acom
pañada por la banda obrera;
oñció nuestro amado Sr. D i
rector, y ocupó la sagrada cá
tedra, al evangelio, el Dr. Cod i n a , quien con adm irable
elocuencia, hizo un acabado
panegírico del Serafín do Pádna.
Por la tarde, después de la
bendición con 8. D. M., se
hizo una academ ia m úsico-lite
raria en la que alternando
con las suaves melodías de
n u estra banda, se leyeron va
rias composiciones en prosa y
verso que fueron muy aplandidas x>or los números Coope
radores SalesianoB que asistie
ron, para felicitar tam bién á
quien ellos dan el significativo
nom bre de apóstol de Hostafranchs.
Al te rm in a rla academ ia, que
Conversión de S. Agustín. {28 de Agosto)
resultó aún m ás espléndida de
(De la vida de 8 . Ambrorio, del S . P . Francesia. Jjih. Sal. de Tarín.)
lo que nos podíamos im a ^ n a r,
ftiegos artiñciales, am enizados por los armoniosos nuestro D irector en breve, elocuente y cariñosí
acordes de n u estra banda.
simo discurso dió la gracias á toda la concurrencia
He term inado. Si V. me prom etiera envainar p o r las pruebas de am or que á porfía le habían
*08 terribles tijeras (no deseo otra cosa) (1) depon tributado.
- g a todo vano tem or y me decidiría á escribirle
Sin otro particular, me aespido hasta otra, rei
fflás am enudo corto, cortito, ta n corto que no terándom e de V., Sr. D irector, afmo. S. S. ín
Podiera V. m eter mano p o r ningún lado. ¿Esta- C. J .
»oet
J. K.
— 'Jld —
CEBONA
.
Oranja Salesiana.
reyes y Señor de los que dominan, formaba un
conjunto tan bello que dilataba los corazones,
llenando el espíritu de peusamientos puramente
celestiales.
El «lía 13 de Junio celebramos la fiesta de nues
t r a insigue P rotectora. Motivos especiales nos F iesta del Sagrado Corazón de Jestls
obligaban este año íi lionrav á nuestra querida
A q u í fué Troya. Necesitaría disponer de más esMadre lo más soleinnoinente posilile, uno de los
cuales es el liabc;riios hasLiv el presente preservado l>acio para referir á Y. cuanto en ella aconteció.
do las enferm edades contagiosas (jue tan tas víc Como fiesta titu la r de la casa no cabíamos de
tim as üun causado en esta capital y sus con* gozo y aunque algo cansados de la actividad des
plegada eu los días precedentes para hacer his
tornos.
.
^
fxc
l*ov la m añana hubo Comunión General, y Cii- necesarios preparativos, la fiesta resultó brillante.
En la misa de Comunión celebrada por el Sr.
cio cantado con acompañamiento de orquesta.
Por la tardo tú v o la acostum brada conferencia a D irector, nos dirigió éste una expresiva alocución
los Cooperadores salesianos, el K. Sr. D r. D. An encaminada á intíaiuar nuestras almas para re
selmo Ilm ranz, catedrático del Seminario, en tu cibir dignam ente al Dueño amoroso de ollas.
Eli la do las diez, (jue la dijo el Rdo. Sr. Pá
siasta adm irador do la Obra Salesiana.
Demostró en primor lugar que la Virgen San rroco de esta localidad, se can tó la misa solemne
tísim a es verdaderam ente la Auxiliadora del .W. íiomiiüs Jc8u, de Ignacio Mitterer.
Por la tarde, vísperas tam bién solemnes, y á
pueblo evistiano, demostrándolo elocuentemente
con la historia. Dijo que la obra de D. Bosco es continuación sermón pronunciado por nuestro
obra de María Auxiliadora, que por lo mismo Sr. Superior D. Felipe M.“ Riiialdi, con tanta niifavoreciendo á los niños asilados en las Casas cion que si después de haberle escuchado hubiera
Sab-sianas so coopera á la obra de M aría; y «{ue (|uedado en el tem plo alguno que no amase á
Nuestro Señor Jesucristo, podía muy bien aplicár
son grandes los bienes no sólo espirituales sino
tam bién m ateriales que el Señor concede á los sele aquello de S. P a b lo : Sea anatema.
Coo|»emdores, pues el divino Salvmlor tiene como
hecho á sí mismo lo que so hace por los niños.
Academia.
Da concurrencia fué niimero^:n y escogida.
Después do la bendición con S. D. M.. la banda
En Terso v prosa; latín, castellano, italiano,
dió un concierto en el patio de la casa, dejando
catalán; cantando, perorando y recitando hubo
A todos los concim entes impresionados y com- composiciones de Todos estilos y formas, ensal
zando en todas ellas los divinos animes de iniestro
I»hic¡dos.
amantísimo Jesús. Pusieron fin á tón brillante acto
cimtn» palabras del citado Sr. Superior, que fue
G ornuu, 20 «lo J u n io do 1897.
ron iligno rem ate ú las que nos dijo en el sermón
de la tarde,
A la noche hubo su correspondiente iluminación
de pintinesoos farolillos y trasparentes, (de la
SA N Y iC B N S f)K L8 llflfiT S (ti;ircel(in;i) fábrica de casa) que hacían semejar á nuestra
l>obre casa un palacio encantado.
San Antonio de Padua.
Visitas.
Sobremanera fecundo en acontecimientos para
esto Seminario Salesiaiio lia sido el mes trascu
rrido desdo mi última. Aun resonaba dulcemente en
iiuesti’os corazones el eco do las tiestas tributadas
ú nuestra queridísim a Madre. .Ifurút Aiixililhnu
ChriHtütnoi'um, cuando otra fiesta, la ile S. Aiitomo
do Padua. ospec.ialísimo protector ile esta casa .
pone en iuego el entusiasmo de estos adscritos
imi-a ren d ir á tan gran Santo el homeuajo de
gratitm l debido á los beneficios que nos dispensa.
Ixw estreeluw» lim ites á que debo lim iturm e me
vedan hucev la descripción do uquelbis beneficios,
aunque comprendo que habrían do gustar á los lec
tores del Boletín, así como de la fiesta hecha eu
honor del Santo.
Con motivo de estas fiestas hemos tenido el
honor de recibir algunas personas ipie nos son
muv queridas v á pr<*pósito, no quiero dejar de
consignar la advertencia que me hizo a ñ a d e ellas.
Así como unos se fijan en una cosa, otros en
otra, al sigeto aludido le llamó la atención 1»
pobreza de nuestra biblioteca eu cuanto princi
palmente se carece en ella de libros de lectura
propia para sacerdotes salesianos. Entonces me
aimiitó esta id e a : ¿ porqué no dan Vds. á conocer
esta necesidad por el Boletín T ¡ Cuántos sacerdote*
y personas piadosas habrá que poseyendo pre
ciosos libros apenas hacen uso do ellos y á lo mejor,
cuando mueren, pasan á mauos de familiares»
sirvientes que, ignorando el valor de aquello^
h ^ venden á vil precio ú ciertos libreros que «e
hacen ricos por este m edio! '
, ,
Tntólado á V. por si quiere insertarlo y bacienflo
jmntü por hoy me encomiendo á sus oraciones m
Gordo Jeso.
^
Corptis Christi.
Como el año anterior, pero en duplicado número,
asistioroii los novicios vestidt» de roquete y de
alba los turiferarios á la procesión solemne d d
tí. Y iccn*. 1 ó e J n lio d e 1837
^**Los'éánticos de nuestros acólitos alternados con
los del pueblo, los bonitos altares colocmtós de
trecho eu trecho en las calles, el rospeto v devo
ción cou que saludaban los espectadores al licy ile
— 213 —
jtnnJvnJviTjanjTi '•JXXLnnjn.rLnixnjwrvinrv^^njxnjx
jETV^5C^H!K*'aff3CTR^^S^ i^Si
.TX“ «!TX!^.FgLÍK¡T.XSS
gíiÍMÍÍíj:f»íí«í?SH'f?íí.< '
Gobierno Ejecutivo-Bogotá, 11 de Diciembre de 1896.
l'ublíqncse y ejecútese.
(L. S.)
M. A. CARO.
E l Ministro de Gobierno,
A ntonio R o ld an .
fiQ G O T A (Cfllombia).
En honor del B>. F. M iguel Uuia
AI dar la íafaiista n o tic ia , en nuestro núm ero
de Enero de 1896, de la p rem atura y llorada m uer
te d iíl Apóstol de los leprosos de Colombia, 11. P.
Miguel Unia, dábam os ú conocer ú nuestros benemóritos Cooperadores el luto y sentim iento que
había causado su m uerte en todos los buenos corazíines de la República de Colombia.
Al conmemorarse en el p.p. D iciem bre su prim er
aniversario, el Supremo Gobierno de aquella
Bepública, no olvidando la g ratitu d y admiración
one debe á quien sacriñcó su vida por la salud
de sus herm anos, b a decretado lev an tar en su
honor un monumento que perpetúe su memo
ria en A ^ a de Dios, campo principal de sus he
roicas fatigas.
Muy de veras felicitam os al católico Gobierno
de Colombia por su feliz acuerdo, y gustosos in
sertamos íntegra la Ley con que se b a servido
honrar al infatigable apóstol de los leprosos.
Dice tisí dicha L e y :
E l Congreao de Colombia
C O N SID ER A N D O :
Qne el R. P . Miguel Unía, m uerto en Turín el
9 de Diciembre del 1895, prestó con abnegación
sania y celo beróico, im portantísim os servicios á
la Patria,
DECRETA:
Artículo 1.“ Honrase la memoria del R .P. Miguel
Unia, Sacerdote Salesiano.
Articulo 2 ° Como demostración de g ratitu d se
Secutarán) un retrato al óleo, que se destina á
la Sociedad do San Lázaro de estó ciudad, y una
«tatúa de mármol que so erigirá en la plaza de
Agua de Dios. Ambos llevarán esta inscripción:
AL R. P. MIGUEL UNIA
APOSTOL DE LOS LEPROSOS EN COLOMBIA,
LA GRATITUD NACIONAL.
Artículo 3." L a p artid a necesaria p ara d ar cum
plimiento á la presente ley se considerará incluida
en el Presupuesto de la próxim a vigencia.
Ariícolo 4.^ Copia auténtica se rem itirá al Su>
^erior geueneral de la Congregación Salesiana en
Tnrin y al Superior de la misma en esta ciudad.
Dada eu Bogotá, á 10 de Diciembre de 1896.
El Presidente del Senado,
B elisa rio P eda
El presidente de la Cám ara de Representantes.
D io n isio J iu e n e z .
£1 Secretario del Senado,
Camilo Sánchez.
£1 Secretario de la Cám ara de R epresentantes,
A . Peñaredonda.
XiOS primeros Salesianos
eu los Estados Unidos.
A madísimo P adre D. R ú a :
Después de cuatro días do nuestra llegada á esta
nueva Misión, tomo la plum a para darle algunas
noticias de nuestro v ia je ; cosa que no he hecho
antes por el mucho cansancio y las continuas vi
sitas que á todas horas hemos tenido.
L e diré en prim er térm ino que nuestro viaje
h a sido muy feliz.
Al em barcarnos en Génova la mañana del 14 do
Febrero, en el vapor inglés TUerra nos encontra
mos á bordo con dos sacerdotes, uno alem án y
otro francés, con los cuales formamos una pequeña
com unidad, celebrando todos los días la santa
misa y haciendo siempre juntos todas las prácticas
de piedad.
¡Providencial disposición de Dios! ü n vapor de
protestantes parecía reducido á una pequeña ca
ted ral católica.
Llegamos ú Nueva York el 2 de Marzo j en el
puerto nos esperaba una persona encargada de
saludarnos en nom bre del Exemo. Sr. Arzobispo
de S. Francisco, la cual nos acompañó á un hotel
de una familia em inentem ente católica.
Una cosa llamó nuestra atención en Nueva York,
y es el modo como son tratados los em igrantes
al desembarcar. Los conducen á una isla hecha artiñ cialm en te, en la cual hay una gran casa do
m adera con vastos departam entos , uspaciusas
salas, grandes dormitorio.^, cocina, etc., etc.
Todos los em igrantes son presentados uno á uno
á un tribuna], el cual se informa detímidamonto do
su nombro y apellido, patria, jjrovíncia y i)n)fesion
que ejerce; cuanto dinero bu gastado eu el viaje
y cuanto le resta todavía ; si tiene aquí parientes
ó amigo.», y si está útil para el trabajo ó no; cu
este últim o caso lo mandan otra vez á su ])uis.
Esto se practica indistintam ente con todos, cual
quiera sea la nación á que pertenezcan; pero
puede decirse que son los pobres italianos los quo
más trabajo p ro ^ rc io n a n á dicho tribunal, pues
el noventa por ciento son em igrantes ituliauos.
Nosotros, en nuestro carácter de Misioneros, nos
vimos librea de todas estas formalidades. Después
de dos días de perm anencia en Nueva York y de
h aber visitado Chicago, llegamos á S. Francisco.
En la estación nos esperaba el R. Sr. D. Decaroli,
el cual nos condujo en coche á la iglesia italiana,
donde desde hace ya cuatro días ejercemos nues
tro sagrado ministerio. L a iglesia, que nos ha
cedido Don Decaroli, es grande y cuando podtluos decorarla un poco, podremos decir que es be
lísim a ; en ella presenciamos el Domingo pasado
un conmovedor espectáculo que no puedo pasar
en silencio. Unos 5*90 niños y niñas asistieron á
la Misa conventual, y al term inar ésta se d istribnyeron en varios grupos para aprender el Cate-
— 214 —
<5ÍBmo, que les explicaban algunas piadosas sefioras y las Hermanas de la Santa Fam ilia, nueva
congregación cuyo objeto no es otro que la enseíiaiiza de la doctrina cristiana.
l>e gran consuelo sería para nosotros si andando
el tiempo pudióranios aprovechar el terreno que
rodea la iglesia p ara hacer un Oratorio festivo,
pues los bienes que éste reportaría son incalc\ilables.
Pura term inar, le diré que la mies que se pre
senta es grande, pues sólo los italianos emigrados
suman más de 15,OÜOy es necesario trab ajar niucho
p ara m oralizarlos, toda vez que aquí están tan
m al mirado.^, que los buenos so avergüenzan de
llevar esto nom bre, viniendo á ser el vocablo
italiano como i>adrón de ignominia y sinónimo de
incidto, irreligioso y blastemo.
Nos recomendamos ásus oraciones, amado Padre,
y á la s de nuestros herm anos y Cooperadores, a fin
de que el Señor quiera servirse d(j nosotros como
instrum entos para su mayor gloria y bien de las
alm as de estos desgraciados com patriotas nuestros.
Pesándolo la mano y i)idiéndole su bendición,
m e repito
De V. B . Áfm o. S. S.
E a f a e t . M.“ P i p e k n i , Pbro.
8 . F ranoU oo de C alifo ru ia , 13 d e M arzo d e 1897.
ARBCUlf'A ( P m )
Nuevas Esciielas Salesiauas.
Loemos en D I Deber, periódico católico de Ai'equipa, que con general complacencia y decidido
apoyo de las A utoridades locales, que hau sabido
in terp retar fielmente la alteza de m iras del Su
prem o Gobierno, se han establecido en aquella
im portante ciudad del P erú las Escuelas i'iofesiouales Salesianas.
D etalladam ente reseña el ilustrado diario los
entusiastas y calurosos discursos que en el solemne
acto de la inauguraciou pronunciaron el Sr. Go
bernador, señor Alcalde, ed sacevilote señor Zebailos y el Prefecto Salesiauo de la nueva Casa.
Al a c to , que resultó brillante, asistió lo más
selecto de la sociedad avequipeüa que, sin otros
móviles que el do proporciomu* religiosa cultuva
y aliviar en cuanto sea posible la precaria situa
ción do la clase trabajadora, ha hecho causa común
con los hijos de D. Boseo. Ku los interm edios do
los discursos, eu los cuales hay t'ruses muy lison
je ra s para nuestra Pía Sociedad y do modo espe
cial ¡mi-a nuestro querido Padre D. Bosco, se oyeron
los duiees acordes de la oniuesta que m agistralm ente dirige ol experto profi'sor S. Arvuisoño.
A u n q u e p o r a h o ra h a u q u e d a d o in s ta la d o s so la
m e n te los tn lle re s d e h e rr e ría , m e c á n ic a , z a p a te ría ,
s a s tr e r ía y « u p in t e r í a , d e esp en u - e s <|ue. d a d o
e l interés* stim o d e la s A u to rid a d e s y d e to d a la
so c ie d a d do A re q u ip a , e n b re v e p lazo a u m e n te e l
n ú m e ro d e ta lle r e s y se v e a n e s ta b le c id a s hw
e sc u e la s n o c tu rn a s e n la s q u e se d a rá n lec c io n e s
d e A r itm é tic a , G ram átic^v y C o n ta b ilid a d pava
u n o s, y d e m ú sic a , d ib u jo y c a n to p a r a o tro s.
Ésptuamos que estos líennosos proyectos, con
el poden*so auxilio de nuestra buena Madre María
Auxiliadonv, serán denu-o de poco una consoladora
realidad.
8AN NIC0 L A 8 C E L ^58 A M < 5Y 08 (B. A.)
Sr. D irector del Boletín Salesiano,
Con sumo placer voy á darle noticias de la
sim pática fiesta con que los agricultores de .este
im portante Partido honraron á su Patrono San
Isidro Labrador, el día 16 del corriente. Pero
ante todo unas palabras para explicar la razón
de la fiesta. A fines del año 1896 el terrib le azote
de las langostas apareció sobre toda la faz de esta
República arrasando campos y sumiendo en la
miseria y desolación á m illares y m illares de fa
milias. Tam bién San Nicolás debía ser víctima del
dañino insecto si San Isidro no hubiese accedido
á las fervientes súplicas délos buenos agricultores
de estos contornos. Al prim er anuncio de qne las
langostas habían invadido los campos del Partido
i quó hacen 1 Una virtuosa y patriarcal familia
promete ú San Isidro una misa eu su honor si
preserva sus posesiones de ta n tem ible plaga; á
esta fam ilia se asocian otras y otras y todas no
ya una simple m isa rezada prom eten sino una
solemnísima con sn correspondiente panegírico.
¡ Milagro evidente del cielo ! Numerosas mangas
de langostas cruzan siniestram ente lus aíres una,
dos, tres, cuatro y cinco veces en el espacio de
pocos meses y ni una se detiene en sus campos,
todas siguen su carrera al N orte ó al Oeste, y si
los P artidos lim íti’ofes de Ramallo y Pergamino
ven perdidas sus cosechas, San Nicolás ve iiorecer
sus campos y cubrirse de ricas mieses sus surcos.
Es por esto que ansiosos esperaban el Domingo
16 del corriente, día designado para cumplir bu
promesa sagrada y pagar su deuda de gratitud.
Al rayar el alba y a muchos de ellos estaban
en la iglesia de María Auxiliadora rodeando los
confesonarios para acercarse momentos después
con sus almas purificadas á la Mesa Eucarística.
A las 9 las campanas hendían los aires con sus
festivos sones, y anunciaban á aquella buena y
sencilla gente que ta n sólo una ora faltaba para
dar comienzo á la solemne función. Espectáculo
encantador ei*a el v er llegar ú cada momento
carros, jardineras, voluntas atestados de hombres,
mujeres y niños que de leguas y leguas acudí.on
para asistir á la deseada fiesta.
A las 10 eu punto empezó la Misa oficiada por
ol K. F. Celestino Piróla, misionero salesiauo de
la Patagouia, que de jmso se encontraba juir aquí.
El panegírico del Santo e.stuvo á cargo dcl joven
sacerdote D. Manuel J. Moutaldo, primera flor
salesiana de San Nicolás, é hijo de uno de los
más generosos Cooperadores de la obra de Don
Bosco eu esta ciudad. Su elocuente discurso versó
sobre las virtudes del Santo L abrador y exhortó
á todos á la piedad y al cumplimiento de los de
beres cristianos si querían obtener en todo tiempo
las bendiciones del cielo sobre sus familias y
sobre sus campos. Todos los circunstantes queda
ron sumamente conmovidos y resueltos á hacer
lo posible para im itar las virtudes del Santo v
hum ilde L abrador que santificó la azada y el
arado.
La parte musical la ejecutaron las alumnos de
las Herm anas de María Auxiliadora y por demae
está el decirle que la desemptoiaron admirable
m ente.
Por la ta rd e una lluvia torrencial impedió 1»
procesión, pero esa agua era otro favor de Sen
Isidro, un premio que otorgaba a sus fieles devoios
pnes los campos empezaban ya á sen tir los efectos
de la sequía.
El 23 del mismo mes estos agricultores cele
braron con igual entusiasm o y solem nidad la fiesta
de María Auxiliadora, de la que son devotísimos,
T con razón^ pues son muchos los favores que de
Ella han recibido.
Numerosa fué la comunión, solemne el oficio
de las 10 y m uy concurridas todas las funciones,
especialmente la Conferencia á los cooperadores.
No quiero m olestarle nuís, por lo que sin otra
cosa por el momento saluda á V. ateutíunente
este BU
Afino. S. S. V A.
P . M. V C.
San Itioolás d e los A rro y o s, ^ n y o d e 1607.
ASU N CION (Paraguay)
Colegio Salesiano « SIous. Lasagna »
Las Cooperadoras salesianas de la capital de la
República del P araguay han elevado una solicitad
al Sr. Presidente domandando protección para las
Escuelas Salesianas, á fin de que con menos tra
bas y más rápidam ente puedan desarrollarse y co
menzar á dar de sí los excelentes resultados que de
ellas esperan todas la clases de la sociedad para
guaya.
Con esto m otivo escribe L a Democracia de ABuucion:
» Mucho puede esperarse del sostenim iento y
desarrollo de esta institución; sus fines son noto
riamente progresistas y laudables.
» La prim er escuela planteada es la de m ú
sica. En sólo tres meses formaron la banda, com
puesta de veintitantos jóvenes adolescentes, cuyos
satisfactorios adelantos conoce todo el público
asunceño.
» Como ejemplo ó m u e stra , es esto bastante
para convencer, aún á los más tenaces adversa
rios de los salesianos, de la eficacia de la ense
ñanza que éstos saben im prim ir eu el áuimo de
BUS educandos.
» Ellos son hom bres de labor práctica, avezados
y experimentados en esa enseñanza, siemli> su más
preciado triunfo y su mayor satisfacción > gloria
el poder ofrecer á la sociedad numerosos grupos
de obreros bien instruidos y educados para el
trabajo.
» Ño hay industrial pjira quien no sea de al
tísima trascendencia la institución á cargo de los
Salesianos, n i gente de sentim ientos sanos que no
anhele verla suficientemente desarrollada y prós
pera.
* Sin una Escuela como esa, la generación va
formándose bajo una atmósfera deletérea. Los niños
abandonados caen desde luego en los vicios. En la
edad de la infancia ya van acercándose á la de
crepitud. Muchachones anémicos abundan en nues
tras calles, que apenas se ve como cambian las g e
neraciones, en tan corto lapso de tiem po, en su
desarrollo físico, en su vigor y fuerza.
_* Antes de la g u erra no se veía eu nuestra
tierra el raquitism o actual. Es que el abandono
7 la holgazanería, derivados de la ausencia de
toda insfruccion y educación, conducen derecho
^ aquel resultado fatal.
* Al presente no hay centros de labor práctica,
d título de enseñanza, p ara la niñez y la juven
215 —
tud de padres descuidados ó sumanieute pobres.
Los niños huérfanos son gente perdida pai'a la
sociedad y para el país.
» Son absolutam ente necesarios esos centros do
enseñanza para la formación de gentes de tralnyo.
» L a instrucción en general no ha sido hasta
aquí im plantada como dobiora ya estarlo. No bas
tan la Universidad, los Colegios mioionales, la Es
cuela de A grieukuia y las Normales y Graduadas.
Queda siempre un vacío notabilísimo, y es el do
la de Artes y Oficios.
» Pues bien, los ¡Salesianos tratan do llenar esto
vacío con su talento y habilidad especialísimos
para infiltrar en el ánimo do la niñez la aplica
ción al estudio y la afición y el am or ul trabajo.
» Varias poblaciones de la provincia de Buenos
A ires y del Estivdü Oriental son testigos de las
¡nogresistas obras de los Salesianos; algo imls;
son usufx’uctuarias do la noble empresa á quo de
dican los discípulos de D. Hosco toda su vida y
as])iraciones.
» Eu el Paraguay, por lo mismo que todo nos
falta eu orden al trabajo moderno, unís notables
aparecerán los resultados de un vasto centro de
enseñanza, como el que nos ocupa. En nuestra
tie rra todo está por hacer, no lo olvidemos.
> Estas consideraciones surgen á nuestra m ente
á la_ simple lectui’a de la solicitud de las bien
inspiradas damas al presidente de la República;
solicitud que esperamos no será desoída ni olvi
dada, cnaiido estamos viendo que, tanto la Ar
gentina como la O riental — monos necesitadas que
el Paraguay del concurso de los Salesianos — bríndanles toda clase de estímulos para proseguir' su
obra civilizadora y progresi.sta.
» Coadyuve el gobierno al sostenimiento y desa
rrollo de la Escuela de Artos y Oficios, y pronto
veremos convertirse en dignos obreros ta n ta niñez
que hoy lleva camino de perdición. »
I.OM S alc^in n o M o n o l P o n í . — Leemos en
la lievUta (Jatólica de L im a; « Salvando obstá
culos^ á costa de grandes sacrificios y haciendo
prodigios que sólo el verdadero celo por la sal
vación de las almas puede verificar, los Padres
Salesianos avanzan en el P erú la grande obra que
su fundador Don Bosco les encargara. Acaban do
adquirir 113,553 varas cuadradas de terreno en
el titulado Breña, tra s la Exposición, para fundar
allí una escuela profesional de artes y oficios. Al
gunos religiosos ocupan y a el pequeño local, y,
p ara empezar el grandioso edificio, sólo se aguarda
que el R. P . Rúa, Superior general residente en
Italia, apruebe el plano que se le ha rem itido,
diseñado á semejanza del espléndido edificio que
la Congregación Salesiana posee en Méjico. En
tretanto, continúan dirigiendo incansables los dos
T alleres que tienen establecidos, uno para alum
nos internos, y otro para externos. *
l ' n a ba«<íliea e n J e r o H a lé n . — LosRR, p p .
Dominicos reconstruyen en Jerusalén la basílica
que elevó en el siglo T la Em peratriz Eudoxia,
—2IC—
en el aitio tlondo l’uo m artirizado S. Esteban. Se
lia descubierto un magnifico pavim ento en mosáico do 60 m.*. que será aprovechado en la baBílica, que, según dicen los que han visto los tra
bajos, ha de ser el múshermoso templo de Jerusalén.
liOM Sal<*Miaiios «mi l a l* a ta « ;o n Ía . — Del
Inform e que el limo. Sr. Arzobispo de Buenos
Aires dirigió con fecha del 11 de Abril último al
Sr. M inistro del Culto, entresacamos los siguien
tes párrafos, agradeciendo al dignísimo Prelado
BU bondad para con los hijos de D. Bosco.
» No puedo perm anecer en silencio, dice, ante
los infundados cargos de que han sido objeto los
RR. P P . Salesianos, encargados de las misiones
lie la Patagouia, donde con una abnegación y celo
dignos de todo encomio, derram an la semilla del
Evangelio, que produce frutos do v irtud y bienes
ta r, y contribuyen eficazmente á la civilización
do osa región.
» En todas partes desempeñan con aplauso ge
neral estos Buenos Padres su difícil m isión; donde
quiera que so establecen fundan colegios de Artes
y Oficios ó ilustran la juventud con los conoci
m ientos necesarios. iC óm o se puede creer, pues,
que la Patagouia, objeto principal de su misión
y á cuya felicidad han consagrado su vida y su
trabajo, había de estar privada do estos bienes?
Son los mismos Religiosos que aquí trabajan en
la educación del pueblo sin m erecer censura y
antes bien la alabanza y la g ratitu d de todos los
(]UO ocupan allí lugar distinguido, y de sus infor
mes siempre verídicos, á juicio de personas im
parciales, se desprendo que los cargos formula
dos son gratuitos y á los cuales V. E. no debe
p restar atención. »
.
.
l» ÍK n »
aplaiiH O . — E l Conse.io Nacional
de Instrucción pública de Buenos Aires debiendo
nom brar una profesora elem ental eligió, de tres
que oran propuestas, á la que por sus calificacio
nes ocupaba el segundo puesto, descartando á la
que ocupaba el primero, que era la desiguada,
porque no pertenecía al gremio de la Iglesia ca
tólica. Dicho consejo al proceder así so apoya eu
el artículo de la Constitución, que dice, <iw sólo
la lieliqion Católica es la relUjion dcl ICstado.
E s c i i e l a d e T H o K r a f ia . — En el Colegio
Salesiano D . J3osco de Artes y Oficios de la l az
(Bolivia), se ha establecido una clase do telegra
fía. ú til y provechosa enseñanza para los quo á
ella 80 dodi(iuen.
!?lalo s lib r o s . — P re g u n ta d o e n u n a o casió n
e l C a rd e n a l M a n u in g sobro la in flu e n c ia d o los
m ulos lib ro s , c o n te s tó : « Ia>s h o m b re s con su s
m u lo s i-jom plüs so n n o to ria y p ú b lic a p la g a y v e rila d o ra s e p id e m ia s ; p e ro n u d a p ro p a g a ta n to y
ta n p ro fu sa m e n te e l m al y e l e r r o r com o lo s m.alos
lib ro s. E sto s son la fa lse d a d y ol pecm lo eu o arn a d o s. p o r d e c irlo a sí, y to m a n u n a fo rm a perm a u o u to i lo s m á s p e lig ro so s so u lo s m á s d is fra
zados, y esto s so u p re c isa m e n te lo s q u e m á s in fluveu so b ro la s u lm a s. »
S o c i e d a d o b r*‘ r a
I>. Ho^íoo.
El día
do S. Ju an Bautista so inauguró en el Oratorio
festivo do S. Fnuicisco do Sales de T urin una
nueva sociedad obrera bajo el títu lo do nuestro
amado padre D. Bosco; y ol domingo siguiente
en medio del entusiasm o de loa socios y niños
que frecuentan dicho Oratorio, se bendijo solem
nem ente la bandera, distintivo de la n u e ra So
ciedad, á quien deseamos próspera y larga vida
para bien de la necesitada clase obrera.
U o iiio d lo e f le a r . c o n t r a e l s o c i a l i s m o . —
Adminible espectáculo de cristiana caridad pre
senció la ciudad de Florencia á mediados de Mayo
último. Con motivo del 2.® Congreso Mariano, las
clases más acomodadas de la sociedad ofrecieron
un suculento banquete á los pobres en el patio
de la Casa Salesiana, embellecido con banderas y
gallardetes. Más de seiscientos eran los comen
sales entre hombres, m ujeres y niños, separa
das unas de otras dichas categorías. Sirvieron
la comida, amenizada por la banda salesiana,
Obispos, canónigos, doctores, abogados, condes y
marqueses á los hombres j señoras y señoritas .de
la unís destinguida nobleza á las mujeres, y jó
venes de las mejores familias á los niños. Después
do la comida se pasó á la Iglesia, donde todos re
cibieron la bendición con S. D. M. de manos del
lim o. Sr. M atteoli. j Bendita sea la caridad cris
tiana, que sabe fundir en íntimo y estrecho abrazo
á todos los hombres, cualquiera sean sus diferen-,
ciña sociales!
VÍNÍIa P a sto ral y prem iación. — Aprove
chando la circunstancia do hallarse en santa pas
toral visita el limo. S r. Pulcinno, obispo de
Novara, visitó la Casa Salesiana de Trecate, ad
m inistrando la Santa Eucaristía á buen número
de niños en la misa de comunidad que celebró.
Por la tarde el Prelado asistió tam bién á la di^
tvibucion de premios á los niños del Oratorio
que más se ban distinguido por su piedad y asis
tencia , dirigiéndoles al term inar su afectuosa
palabra do pastor y padre para exhortarles á con
servar siempre en el fondo de su alma las preciosas
enseñanzas que en el Oratorio reciben.
P o r la« víctIniaM ile l B a x a r «le C arid ad .
— Por iniciativa de algunos católicos turiueses
emparentados con algunas de las víctim as del Bazar
de Caridad de París, se celebró el 22 de ^Iayo
últim o un solemne funeral en la iglesia salesiana
de S. Juan Evangelista. E ntre los asistentes se
contaban S. A. R. la princesa Helena de Orloans
y la duíiuesa de Genova. Nuestros cantores inter
pretaron la grandiosa m isa do JSeqniem de Chevubini.
Con el mismo piadoso objeto se hau celebrado
funerales en nuestra Ctrsa de Oran, cuyo director,
I). Bellaiuy, fué quien puso los fundamentos de
la Casa Salesiana do París.
lIoiiro?«a dWliiirloii. — A fines do Mayo y
primeros de Junio último se celebraron en Genova
varios concursos gipnástico, ciclístico, filodrauiático. e tc . entre las sociedades católicas de Italia,
promovidos por el Circulo Católico geuovés.
Al filudramático concurrieron los jóvenes de la
Escuela Dram ática del Oratorio festivo salefiano
de S. JoBÓ de T urín, habiendo sido agraciado con
el segundo premio, con una m edalla de plata y
dos de plata sobredorada. Las sociedades cató
licas quo se presentaron al concurso filodramático
pasabau de seis.
PENSAMIENTOS.
— Se puede ser grande hombre por casualidad;
es decir, por las fuerzas de los circunstancias,
pero no se llega sin gran trabajo á ser sabio ni
bueno.
— Todo sentim iento ó palabra amable, todo
cho ó pensam iento bueno, todo impulso de noble
acción son como la palom a del arca que vuelven
de las agitadas aguas de la vida trayendo al alma
el verde ramo de oliva.
C«i iprobidoi d* I» Aiíoridid EclesUstict. - GereiU: J08B GUBB#
T urín — Tipografía Salesiana,
-
Texto
-
9
^Cottolengo. 32
*
^ I e d a c c io n
y
AVISOS IMPORTANTES.
l.° Saplicamos eucareci* n o m b r e s en el Boletín pnedan hacerse por sus
los s u ^ g í o s que prescribe el R eglam ento. M uy
^ MM fu era que mandaran á esta redacción la esquela
* ^u o ria ; de esta manera se evitaría el grave incóate^ t e de contar entre los muertos, eomo más de u so vez
M meedido oo» lutria sentimiento nuestro, á queridísimos
Aperadores que, gracias á Dios, gozaban de envidiable
And.
3-* La Calta de recibo, la ta rd a n z a y lo s errores
** la dirección d el B o ls ín , se rem ed iarán á m edida
se nos v ay a avisando.
L* Llamamos la aten ció n d e nuestros am ados Coo
A d m in is t r a c ió n
❖
Turin (Italia)
peradores, sobre la sig u ie n te conclusión dol Congreso
S alesiaiio:
C on u n e s p e c ia l
v iv o i n t e r é s e l C o n g r e s o
r e c o m i e n d a la l e c t u r a d e l B O L E T IN S A L E S IA N O , p o r m e d io d e l c u a l r e v i v o c a d a d ía e n s u s
o b ra s e l v e n e ra n d o D. B O SCO , y h a c e a rd ie n
t e s v o to s p a r a q u e la le c tu r a y p ro p a g a c ió n
d e l m is m o , m e r c e d a l c a l o d e l o s C o o p e r a d o
r e s , tr a s c ie n d a f u e r a d e e llo s , e n m a n e r a q u e
s u d if u s ió n s e a c o n t i n u a é I lim ita d a .
5. ** Y á fin de que el Boletín p n ed a cad a d ía crecer
en in te ré s é im p o rtan cia, saplicam os encarecidam ente
á todos los Sres. D irectores 6 encargados de los O ra
to rio s festivos. Casas, etc., qne se sírv an ten em o s a l
co rriente de c n an to de im p o rtan te 6 de edificación 6
am aestram iento se cn m p la en sus respectivos O ra
torios , proenrando qne estas com unicaciones sean
B R £ ^ 'V S S ,
y en e a n t e l l a n o ,
en cayo caso n o s se rá d e g ran p lace r el p u b licarlas.
6. " Sucediendo con frecuencia qne p a rte de la co
rrespondencia nos lle g a m u lta d a por & lta de franqueo,
advertim os á noeetroe lectores q u e el franqueo de las
c a rta s p a ra el e x tra n je ro ee de
p t a . p o rc a d a
i : ? e r n x . y í V a o c i o n e S y p a ra la s c a rta s ;
0 ’ 0 3 , por cad a ¿ > 0 £ ? t n . y í r a c c i o n e M ,
p a r a le s im presos;
h a s ta S O
h a s ta S O O y O ’ í i O máe p o r c a d a Ó O O
^erior geueneral de la Congregación Salesiana en
Tnrin y al Superior de la misma en esta ciudad.
Dada eu Bogotá, á 10 de Diciembre de 1896.
El Presidente del Senado,
B elisa rio P eda
El presidente de la Cám ara de Representantes.
D io n isio J iu e n e z .
£1 Secretario del Senado,
Camilo Sánchez.
£1 Secretario de la Cám ara de R epresentantes,
A . Peñaredonda.
XiOS primeros Salesianos
eu los Estados Unidos.
A madísimo P adre D. R ú a :
Después de cuatro días do nuestra llegada á esta
nueva Misión, tomo la plum a para darle algunas
noticias de nuestro v ia je ; cosa que no he hecho
antes por el mucho cansancio y las continuas vi
sitas que á todas horas hemos tenido.
L e diré en prim er térm ino que nuestro viaje
h a sido muy feliz.
Al em barcarnos en Génova la mañana del 14 do
Febrero, en el vapor inglés TUerra nos encontra
mos á bordo con dos sacerdotes, uno alem án y
otro francés, con los cuales formamos una pequeña
com unidad, celebrando todos los días la santa
misa y haciendo siempre juntos todas las prácticas
de piedad.
¡Providencial disposición de Dios! ü n vapor de
protestantes parecía reducido á una pequeña ca
ted ral católica.
Llegamos ú Nueva York el 2 de Marzo j en el
puerto nos esperaba una persona encargada de
saludarnos en nom bre del Exemo. Sr. Arzobispo
de S. Francisco, la cual nos acompañó á un hotel
de una familia em inentem ente católica.
Una cosa llamó nuestra atención en Nueva York,
y es el modo como son tratados los em igrantes
al desembarcar. Los conducen á una isla hecha artiñ cialm en te, en la cual hay una gran casa do
m adera con vastos departam entos , uspaciusas
salas, grandes dormitorio.^, cocina, etc., etc.
Todos los em igrantes son presentados uno á uno
á un tribuna], el cual se informa detímidamonto do
su nombro y apellido, patria, jjrovíncia y i)n)fesion
que ejerce; cuanto dinero bu gastado eu el viaje
y cuanto le resta todavía ; si tiene aquí parientes
ó amigo.», y si está útil para el trabajo ó no; cu
este últim o caso lo mandan otra vez á su ])uis.
Esto se practica indistintam ente con todos, cual
quiera sea la nación á que pertenezcan; pero
puede decirse que son los pobres italianos los quo
más trabajo p ro ^ rc io n a n á dicho tribunal, pues
el noventa por ciento son em igrantes ituliauos.
Nosotros, en nuestro carácter de Misioneros, nos
vimos librea de todas estas formalidades. Después
de dos días de perm anencia en Nueva York y de
h aber visitado Chicago, llegamos á S. Francisco.
En la estación nos esperaba el R. Sr. D. Decaroli,
el cual nos condujo en coche á la iglesia italiana,
donde desde hace ya cuatro días ejercemos nues
tro sagrado ministerio. L a iglesia, que nos ha
cedido Don Decaroli, es grande y cuando podtluos decorarla un poco, podremos decir que es be
lísim a ; en ella presenciamos el Domingo pasado
un conmovedor espectáculo que no puedo pasar
en silencio. Unos 5*90 niños y niñas asistieron á
la Misa conventual, y al term inar ésta se d istribnyeron en varios grupos para aprender el Cate-
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e gran consuelo sería para nosotros si andando
el tiempo pudióranios aprovechar el terreno que
rodea la iglesia p ara hacer un Oratorio festivo,
pues los bienes que éste reportaría son incalc\ilables.
Pura term inar, le diré que la mies que se pre
senta es grande, pues sólo los italianos emigrados
suman más de 15,OÜOy es necesario trab ajar niucho
p ara m oralizarlos, toda vez que aquí están tan
m al mirado.^, que los buenos so avergüenzan de
llevar esto nom bre, viniendo á ser el vocablo
italiano como i>adrón de ignominia y sinónimo de
incidto, irreligioso y blastemo.
Nos recomendamos ásus oraciones, amado Padre,
y á la s de nuestros herm anos y Cooperadores, a fin
de que el Señor quiera servirse d(j nosotros como
instrum entos para su mayor gloria y bien de las
alm as de estos desgraciados com patriotas nuestros.
Pesándolo la mano y i)idiéndole su bendición,
m e repito
De V. B . Áfm o. S. S.
E a f a e t . M.“ P i p e k n i , Pbro.
8 . F ranoU oo de C alifo ru ia , 13 d e M arzo d e 1897.
ARBCUlf'A ( P m )
Nuevas Esciielas Salesiauas.
Loemos en D I Deber, periódico católico de Ai'equipa, que con general complacencia y decidido
apoyo de las A utoridades locales, que hau sabido
in terp retar fielmente la alteza de m iras del Su
prem o Gobierno, se han establecido en aquella
im portante ciudad del P erú las Escuelas i'iofesiouales Salesianas.
D etalladam ente reseña el ilustrado diario los
entusiastas y calurosos discursos que en el solemne
acto de la inauguraciou pronunciaron el Sr. Go
bernador, señor Alcalde, ed sacevilote señor Zebailos y el Prefecto Salesiauo de la nueva Casa.
Al a c to , que resultó brillante, asistió lo más
selecto de la sociedad avequipeüa que, sin otros
móviles que el do proporciomu* religiosa cultuva
y aliviar en cuanto sea posible la precaria situa
ción do la clase trabajadora, ha hecho causa común
con los hijos de D. Boseo. Ku los interm edios do
los discursos, eu los cuales hay t'ruses muy lison
je ra s para nuestra Pía Sociedad y do modo espe
cial ¡mi-a nuestro querido Padre D. Bosco, se oyeron
los duiees acordes de la oniuesta que m agistralm ente dirige ol experto profi'sor S. Arvuisoño.
A u n q u e p o r a h o ra h a u q u e d a d o in s ta la d o s so la
m e n te los tn lle re s d e h e rr e ría , m e c á n ic a , z a p a te ría ,
s a s tr e r ía y « u p in t e r í a , d e esp en u - e s su más
preciado triunfo y su mayor satisfacción > gloria
el poder ofrecer á la sociedad numerosos grupos
de obreros bien instruidos y educados para el
trabajo.
» Ño hay industrial pjira quien no sea de al
tísima trascendencia la institución á cargo de los
Salesianos, n i gente de sentim ientos sanos que no
anhele verla suficientemente desarrollada y prós
pera.
* Sin una Escuela como esa, la generación va
formándose bajo una atmósfera deletérea. Los niños
abandonados caen desde luego en los vicios. En la
edad de la infancia ya van acercándose á la de
crepitud. Muchachones anémicos abundan en nues
tras calles, que apenas se ve como cambian las g e
neraciones, en tan corto lapso de tiem po, en su
desarrollo físico, en su vigor y fuerza.
_* Antes de la g u erra no se veía eu nuestra
tierra el raquitism o actual. Es que el abandono
7 la holgazanería, derivados de la ausencia de
toda insfruccion y educación, conducen derecho
^ aquel resultado fatal.
* Al presente no hay centros de labor práctica,
d título de enseñanza, p ara la niñez y la juven
215 —
tud de padres descuidados ó sumanieute pobres.
Los niños huérfanos son gente perdida pai'a la
sociedad y para el país.
» Son absolutam ente necesarios esos centros do
enseñanza para la formación de gentes de tralnyo.
» L a instrucción en general no ha sido hasta
aquí im plantada como dobiora ya estarlo. No bas
tan la Universidad, los Colegios mioionales, la Es
cuela de A grieukuia y las Normales y Graduadas.
Queda siempre un vacío notabilísimo, y es el do
la de Artes y Oficios.
» Pues bien, los ¡Salesianos tratan do llenar esto
vacío con su talento y habilidad especialísimos
para infiltrar en el ánimo do la niñez la aplica
ción al estudio y la afición y el am or ul trabajo.
» Varias poblaciones de la provincia de Buenos
A ires y del Estivdü Oriental son testigos de las
¡nogresistas obras de los Salesianos; algo imls;
son usufx’uctuarias do la noble empresa á quo de
dican los discípulos de D. Hosco toda su vida y
as])iraciones.
» Eu el Paraguay, por lo mismo que todo nos
falta eu orden al trabajo moderno, unís notables
aparecerán los resultados de un vasto centro de
enseñanza, como el que nos ocupa. En nuestra
tie rra todo está por hacer, no lo olvidemos.
> Estas consideraciones surgen á nuestra m ente
á la_ simple lectui’a de la solicitud de las bien
inspiradas damas al presidente de la República;
solicitud que esperamos no será desoída ni olvi
dada, cnaiido estamos viendo que, tanto la Ar
gentina como la O riental — monos necesitadas que
el Paraguay del concurso de los Salesianos — bríndanles toda clase de estímulos para proseguir' su
obra civilizadora y progresi.sta.
» Coadyuve el gobierno al sostenimiento y desa
rrollo de la Escuela de Artos y Oficios, y pronto
veremos convertirse en dignos obreros ta n ta niñez
que hoy lleva camino de perdición. »
I.OM S alc^in n o M o n o l P o n í . — Leemos en
la lievUta (Jatólica de L im a; « Salvando obstá
culos^ á costa de grandes sacrificios y haciendo
prodigios que sólo el verdadero celo por la sal
vación de las almas puede verificar, los Padres
Salesianos avanzan en el P erú la grande obra que
su fundador Don Bosco les encargara. Acaban do
adquirir 113,553 varas cuadradas de terreno en
el titulado Breña, tra s la Exposición, para fundar
allí una escuela profesional de artes y oficios. Al
gunos religiosos ocupan y a el pequeño local, y,
p ara empezar el grandioso edificio, sólo se aguarda
que el R. P . Rúa, Superior general residente en
Italia, apruebe el plano que se le ha rem itido,
diseñado á semejanza del espléndido edificio que
la Congregación Salesiana posee en Méjico. En
tretanto, continúan dirigiendo incansables los dos
T alleres que tienen establecidos, uno para alum
nos internos, y otro para externos. *
l ' n a ba«