BS_1903_08.pdf

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b o n d a d p u t d t conceder i los

Hombres

AÑO XXIV — N. 8

(S. Pkanc. lieSm-gs]



O s recomiendo la niñez u
juventud; cullivad con gran­
de esmero au educación cri­
stiana; g
li­
bros que la enseñen á huir del
vicio g i practicar la virtud.

{Pío IX)

PUBUCAC/ON MENSUAL

S U m A S IO — ]¡H a nnerto Leda X I I I !1 . . . .
pag. 197
El Papa León L U I , sus datos biográticos y la enfermedad 203
Ecos del Congreso y de la C o r o n a c ió n ............................. 205
Db huttBTKAtí uieio.SKS.— Patagonia (Territorio del Xeuquéu)
— Colombia: E l primer Lazareto departamental p&ra los
pobres leprosos................................................................... 209
GraeiaM de Mana A u x i l i a d o r a ..........................................218
Crónica S a le s ia u a ........................................................................... 220

(IT A L IA )

(Redoblad vuestras ruerzas
ñ Tin de opartar é la niñez g
tuventud de la corrupción c
incredulidad, y preparar asi
una nueva generación.

(Lro* Xlll)

AGOSTO de 1903

ITecrologia: Don Felipe K e ii Huerta — Da. Bamona Mer
Ribot de Gómez. ........................................................... 234
Libros regalados 4 esta d ir e c c ió n ................. ....
225
Memorias biogrifiess de Mons. Luis Xlasagna................. 22S
H ukbtkos (xKAiiADQB. — S. S. León ^TTT — L o3 pales de la
Tirgen — Imagen de Marta Auxiliadora de Tarín — Rio
Aluminé, Paso S. leñ a d o — Ranchos de Hamanooró — ¿1
Conde Sr. Deodato Ollvieri de Tem ier.

C ¡¡HA MUERTO LEOM XIII!! J
vjí* ■



" vlí-

El 20 deí pasado Julio , propagóse en alas del telégrafo por todo
el mundo esta dolorosísima noticia:
Boma 20-17.

El Santo Padre, León X III, ha expirado á las 4 y 14 minutos
de la tarde.
Este ^rito desgarrador resuena en cí mundo, que ha quedado huér­
fano por la muerte del Padre Universal de los fieles, y viene á llenar
nuestros corazones de indefinible tristeza. )da muerto uno de los mayores
Pontifices que se hayan sentado en la cátedra de Pedro, se ha eclipsado
aquella estrella luminosa que por tanto tiempo ha iluminado al mundo:
adoremos los altos designios del Señor, respetemos su voluntad ado­
rable y oremos; oremos por que el alma bendita del Sumo Pontífice
goce el descanso eterno, y para que el Espíritu Santo elija un digno sucesor
de tan gran Papa, que gobierne con piedad y sabiduría su Santa Iglesia.

íif la imiepto

M f líü

R E Q U IE M A E T E R X A M R O S A E l D03IISE,

— 198 —

g l P ap a JfeÓTi
de luto, como un hijo ante la fría tumba de su amante pa­
dre, se presenta hoy, amados lectores, el Boletín. Vosotros lo adivináis
ya; la causa que ha llenado de luto y dolor al mundo, es la causa
de nuestro dolor y nuestro luto:

EST iD o

J^eón

ya tío cjiisíe;

el astro luminoso, que por 26 años ha iluminado á la cristiandad,, el profético Lumen
de coelo se ha eclipsado para siempre, para brillar más luminoso y más sublime
en la gloria del cielo. Acostumbrados como estamos á ver en el Papa, en León X III,
á la persona ideal, santa, inmortal de la Iglesia de Cristo, á consagrar á León X III
todo nuestro amor y nuestro afecto, no podemos persuadirnos con la idea de su
muerte. Pero las oraciones y los afectos de más de 200 millones de católicos, no
han sido capaces de derogar la leyes de la naturaleza; la muerte del grande Pon­
tífice ha sumido en el dolor y la angustia el alma de todos los católicos, y ha
desvanecido las esperanzas de verle dirigiendo la nave de Pedro hasta la más
tarda edad: el Señor lo ha llamado á S í ; bendito sea su santo Nombré. ‘
Jamás hombre alguno ha despertado en el mundo tanta admiración y simpa­
tía; jamás muerte alguna ha producido tanto dolor. Los diarios, dejando á parte
las odiosas cuestiones de encontrados partidos , han consagrado sus columnas á las
diferentes fases de su enfermedad: el telégrafo, ese gran mensajero alado de los
tiempos modernos, ha llevado hasta los últimos confines del globo los más minu­
ciosos detalles de un Anciano que agonizaba: las miradas de millones de hombres
se han concentrado en estos días de dolor, en un aposento del Vaticano; y parecía
que el mundo contase los latidos del Pontífice, repitiese sus dulces palabras, y re­
cibiese postrado la última bendición de un padre moribundo: el mundo, quizá
sin saberlo, ha tributado el mayor homenaje de afecto y respeto al Papado.
Cuando en los primeros siglos de la Iglesia, los Papas caían bajo el hacha
del verdurgo 6 las garras de las fieras, los Cristianos se postraban ante la tumba
venerada del M ártir; este era un homenaje merecido que prestaban al valeroso
campeón, tendido en la arena del Circo: pero afuera seguía rugiendo la borrasca;
el pueblo sediento de sangre redoblaba sus gritos de furor, pidiendo la sangre de
los Ci’istianos. Ayer por el contrario, á la noticia de que el Papa estaba enfermo,
cesó el ruido, las plegarias continuas y fervientes ahogaron los gritos de odio y
furor y las luchas de partido; el mundo se convirtió en un solo tropel, que con
los ojos vueltos al Vaticano, esperaba tembloroso la suerte del Papa. Por esta no­
ticia el Augusto Anciano recibió gran coiBuelo: ^ ffilix in/irmifas, exclamó, feliz
enfermedad, la que tales cosas produce. »•
..



— 199 —

T ahora, mientras el lúgubre tañido de las campanas convida al mundo á
rezar y llorar por la muerte del gran Pontífice, millones de católicos recuerdan la
dulce figura del Santo Anciano, el timbre de su potente voz, aquellas manos
blancas y diáfanas siempre en actitud de bendecir; y crece en ellos la tristeza y el
dolor, al considerar que de aquella amada y venerada persona ha hecho ya su presa
la muerte. Muchos de los Salesianos y Cooperadores habrán podido contemplar aquella
venerable figura y no la olvidarán nunca.
La historia publicará la potencia, atino y acierto de miras con que este glo­
rioso Pontífice ha dirigido por cinco lustros la nave de Pedro, siempre acometida
por recias tempestades.
Ensalzarán unos los esfuerzos perseverantes para propagar en toda la tierra la
luz del Evangelio, y especialmente para volver los pueblos orientales á la fé católica.
Recordarán otros las inmortales encíclicas, que con sus espléndidos resplando­
res iluminan la inmensa floresta de dogmas de que habla Tertuliano, y que tratan
de los argumentos de más actualidad con esa prudencia, esa sabiduría, ese espíritu
de ponderación y conciliación, que no pueden dejar de reconocer nuestros adver­
sarios mismos.
Evocarán los demás la memoria de los numerosos héroes cristianos, que la
voz infalible de León X III ha llamado á ocupar los merecidos honores en los altares.
A este concierto de alabanzas, también nosotros los Salesianos unimos nuestro
humilde, pero acendrado y filial obsequio. La memoria del Venerable Pontífice irá
siempre acompañada para los hijos de D. Sosco, con la gratitud debida á la bon-'
dad y solicitud de que tantas pruebas ha dado á nuestra Pía Sociedad.
El año 1878, pocos días después de su elección, D. Sosco fué á postrarse á
sus pies, y después de haberle enterado detenidamente de ¡nuestra Congi'egación,
D. Sosco le suplicó se dignase designar un Cardenal protector, como le tenían las
demás Congregaciones. — ¿Y cómo habéis pasado sin él hasta ahora ? le preguntó
el Pontífice, — Pío IX, le repondió D. Sosco, quiso ser él mismo nuestro pro­
tector. — « Pues bien, replicó León X III, su sucesor hará lo mismo. No obstante,
ya que lo pedís, y hasta que yo sea de hecho vuestro protector, nombraré un Car­
denal, para que trate de vuestros intereses en Roma y me dé de ellos cuenta
cuando lo crea conveniente. Al año siguiente nos dió por protector á su mismo
Secretario de Estado, el Cardenal Nina, á quien sucedió más tarde el malogrado
Cardenal Parocchi y últimamente el Emmo. Cardenal Rampolla.
Durante esta misma audiencia, D. Bosco le habló de los Cooperadores Sale­
sianos, y el S. Padre se interesó por saber el programa y objeto de esta Asociación.
Después de haber oido las palabras de D. Bosco, Ileqo de admiración, quiso que
su nombre se escribiese en la lista de los Cooperadores y declaró solemnemente que no
sólo quería ser el primer Cooperador, sino también el primer operador salesiano.
T en efecto, León X III fué el más insigne protector de D. Bosco y de la Congre­
gación Salesiana. T ¡qué veneración no tenía por nuestro amado Padre D. Bosco I
Podríamos citar mil circunstancias en que le dió pruebas de exquisita bondad.
Preciso sería recordar ios paternales cuidados que tenía por D. Bosco, cuando ya

— 20U

se iba debilitando por las fatigas y por los años. Preciso sería describir el interés
con que pedía noticias de D. Bosco, cuando algún salesiano tenía la dicha de ser
admitido á su presencia: ¿cómo está D. Bosco? preguntaba siempre ¿cómo tiene
la vista? Conviene persuadirle que cuide de su salud, que es para todos preciosa;
que cuido también de curarse los ojos. » Al mismo tiempo le aconsejó primero,
le ordenó después que se eligiese un Vicario con derecho á la futura sucesión.
A ruego de D. Bosco, concedió asimismo á nuestra Pía Sociedad todos los pri­
vilegios de que gozan las órdenes más antiguas, y para proporcionar un suave
consuelo al corazón de D. Bosco, elevó al episcopado á uno de sus hijos.
La última voz que vió á D. Bosco, el 1887, León X III le mandó sentarse en
su presencia, y sacando El mismo de un aposento contiguo una piel do armiño, se la puso
dulcemente sobre las rodillas. jQué rasgo tan amable de delicadeza y de afecto!
Cuando D. Bosco murió, el Sumo Pontífice nos envió inmediatamente por me­
dio del Cardenal Rampolía, el más afectuoso y sentido pésame, y pocos días des­
pués, al recibir en audiencia al Sucesor de nuestro Fundador y Padre, se complacía
en evocar su memoria á cada paso, y repitió por tres veces: « Era un santo. »
Amando tanto al Padre, no es de admirar que amara tanto á los hijos y á sus
niños; pues siempre que la ocasión se le presentaba, no dejaba de promover el mayor
desarrollo de nuestras Obras. La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Roma, las
escuelas de S. Pablo de Spezia, el Colegio Leonino de Orvieto el Vicariato y la
Prefectura Apostólica de Méndez y Gualaquiza, la consagración episcopal de Mons.
Lasagna (q. e. p. d.); son prendas elocuentes de pai’ticular bencvulencia del malo­
grado Pontífice.
Un día hablando D. Bosco con León X III, le dijo que el templo del Sdo. Co­
razón de Jesús se estaba construyendo ya, pero á costa de grandes sacrificios.
Pocos momentos antes una p ’adosa persona había presentado al Sto. Padre una
suma de .5000 francos para el dinero de S. Pedro: « Este dinero, dijo el Papa,
quizá haya llegado á propósito; yo lo he recibido con la mano derecha y os lo doy
con la izquierda. Tomadlo y que lo empleéis en los trabajos del Esquílino. »
León X III tuvo siempre gran simpatía por nuestras Misiones. Los Obispos y
las Repúblicas acudían á El con la más completa confianza y siempre encontraron
en El decidido apoyo, ¡ Con que alegría no bendijo á los salvajes, que D. Bálzola
condujo á sus piés! i Con que cariño y magnificiencia no recibió á los Fueguinos y
Patagones, que el 1892 venían á la exposición de las Misiones Católicas de Genova!
Acompañados de Mons. Gagliero subieron las escaleras del Vaticano, leyeron con voz
emocionada y temblorosa sus ingenuos cumplimientos, y el Papa tuvo para todos
una caricia y una palabra de dulzura. Tomó entre sus brazos al pequeño ^Marcos
de cinco años de edad, que á pesar de su naturaleza turbulenta estuvo serio y for­
mal durante toda la audiencia, y estrechándolo contra su corazón, dijo som-iendo:
« Este será más tarde el mejor católico de la Tierra del Fuego. »
¿Cuándo será posible erigir en aquellos lejanos países un monumento digno
de tan grande Pontífice? ¿No serían dignos de grabarse en mármol los cuadros
que acabamos de describir?



201



Indefinible es también el amor que tenia á nuestros niños. Recordarán sin
duda nuestros lectores, la afabilidad con que acogió á los alumnos de nuestras cas ^ , y las dulces palabras que les dirigió, cuando con ocasión de su Jubileo sacer­
dotal, le fué presentado un magnífico volumen que contenía sus Encíclicas, impresas
por nuestros aprendices de Valdocco; admirando la corrección del trabajo, dijo á
Mons. Cagliero: « Decid á los niños del Oratorio que yo los abrazo á todos con
todo mí paternal corazón; decidles que estas son las expresiones amorosas del Papa
— Se siguió á éste el Jubileo Pontifical, y los mismos aprendices, acordándose
de lo grato que había sido al Papa el pasado homenaje, le ofrecieron una ele­
gante edición del Misal Romano. Nuestro Procurador General le presentó en
nombre de D. Rúa al S. Padre, que hojeó algunas páginas con visible admiración,
manifestando lo grato que le era tal presente. « Santo Padre, le dijo D. Cagliero,
D. Rúa desearía obtener de S- S. un nuevo favor. » — ¿ T cuál? — Se creería
dichoso si V. S. se dignara servirse de este Misal el 18 de Febrero, día en que cele­
brará la ADsa V. S. en el altar de S. Pedro para la clausura del año Jubilar.
El Pontífice dió una mirada á todos los Prelados allí presentes y dijo: « Pero
¿no se ofenderá por ésto S. Pedro? Sea lo que fuere, añadió con una dulce sonrisa,
Nos procuraremos obtener la debida autorización.» T aquel magnífico misal fué
empleado por el Pontifico en el gran día de su Jubileo Pontifical. — Llegó por
fin el Jubileo Papal, y todos nuestros niños rivalizaron en amor para mandar su
óbolo al Augusto Pobre del Vaticano. ¿ Cómo describir la afectuosa bondad con que
recibió S. S. esta prueba de filial amor? Sus ojos los tuvo continuamente fijos en
los varios niños que representaban á todos sus compañeros de las casas salesianas,
como si quisiera grabar en su memoria y en su corazón su blanca figura.
¡Cuántas veces también, amados Cooperadores, no os ha manifestado su pater­
nal afecto! Decía en una audiencia el 1879: « Envío la bendición apostólica á to­
dos los Cooperadores de la Pía Sociedad de S. Francisco de Sales, para que difundan
el bien por el mundo y lo difundan pronto, por que la labor es grande. *
León X III ya no existe; pero nosotros todos tenemos la dulce obligación do
conservar en el fondo de nuestros corazones, sus sabias enseñanzas. Porque la alta
aprobación y sinceros elogios que ha tributado á nuestros Congresos; el precioso
autógrafo con que ha honrado nuestro diploma; los favores espirituales con que
nos ha enriquecido con munificiencia, y sobre todo las pruebas de bondad que este
mismo año hemos recibido de su paternal mano, deben ser preniks de gratitud
que graben su bendito nombre en nuestro corazón con caracteres indelebles.
Cuando hace pocos meses contemplábamos extasiados los triunfos de María
Auxiliadora, no podíamos siquiera imaginamos, que aquel augusto y solemnísimo
acto, había de ser uno de los últimos de su inmortal Pontificado.
Cooperadores Salesianos, con el corazón Heno de tristeza y de gratitud, postré­
monos respetuosos ante los venerandos restos del Inmortal León X III, y depositando
un aíectuoso y filial ósculo en aquellas heladas y blancas manos, que tantas veces
se levankron para bendecimos, prometamos y juremos fidelidad eterna á Jesucristo
V á su Augusto Vicario.



202



— 203 —

SUS D A T O S B I O G R A F I C O S
1 8 1 0 -1 9 0 3

En O arpineto, paeblecito de los alrededo­
res de Boma, el día 2 de Marzo de 1810, vió
la loz el G-raii Pontífice León X III. Pueron
sos padres el Conde Luis Pecci y A na Prósperí, que á la nobleza de la sangre supieron
unir la de la virtud. Recibió en el bautismo
los nombres do V icente y Joaquín. Dió prin­
cipio á sus estudios en el Colegio de los
PP. Jesuítas en Viterbo, y los continuó en
el Colegio Romano, en la Academia de Nobles
y en la U niversidad Romana.
A los 22 años fué laureado en Teología y
en ambos derechos; y prendado Gregorio X V I
de sus dotes naturales y sus virtudes, le nom­
bró PreUido Referendario. E l 31 de Diciembre
del 1837 fué ordenado de Sacerdote y poco
después por el mismo P a p a elegido como Delefado adm inistrativo y político de la provincia
de Benevento y sucesivamente de Bspoleto

y de Perusa, demostrando siempre una p ru ­
dencia, tacto polítioo que le mereció el 27
de Enero de 1813 el Arzobispado de Damieta
«n partibus: fué consagrado el 19 de Eebrero
del mismo año. Gregorio X V I le envió como
nuncio Apostólico á Bruselas^ el 1846 lo pre­
conizó Arzobispo de P erusa: en el Consistorio
del 11 de Diciembre de 1853 recibió la P ú r­
pura Cardenalicia del Angélico P ío I X (d.s.m.)
y el 1877 creado Camarlengo de la S. Madre
Iglesia.
Murió Pío I X el 7 de Febrero de 1878 y el
20 del mismo mes, reunido el Conclave, eligió
por 44 votos sobre 64, al Cardenal Joaquín
P e c c i, que tomó el nombre inm ortal de
León X IIL Como este gran Pontífice ha go­
bernado la Iglesia por 25 años, la historia
im parcial lo d irá: basto decir que h a sido
uno de los más dignos sucesores de Pedro.

]fa enfcFtncdad dd ^ a p a
Una vida de casi 94 años, pasada en medio
del trabajo incesante del sagrado m inisterio,
es humanamente inexplicable; tal longevidad
ea un P apa que, tiene sobre sus hombros el
enorme peso del gobierno universal de la
Iglesia, es m aravillosa: León X I I I h a llegado
á sostenerse con su constitución fuerte, con
nn régimen moderado, y sobre todo con las
oraciones de sus hijos. Dios nos lo h a conwrvado por ta n largo tiem po, por que su
obra en la Iglesia h a sido providencial; pero
cnanto más respetable y querida nos es su
persona, tanto mayor era el dolor, qué nos afli­
gía al verle enfermo y mayor el tem or de per­
derle. E l movimiento de aspectación que pro­

dujo su dolencia en el mundo fuó ansioso, la
sim patía ardiente.
Después del último Consistorio, que hu­
biera debido fatigar al Augusto Nonagenario,
la agilidad y salud dol Pontífice parecía más
próspera que en los días anteriores.
SI M artes 30 de Junio, á eso de las ocho
de la mañana. Su Santidad bajó á los jardi­
nes del Vaticano para dar un paseo en coche:
de vuelta á su aposento decía que se sentía
mejor y que el paseo le había aliviado, y
hasta dispensó a l Dr. Lapponi de la visita
médica que no necesitaba.

S I Miércoles 1*’ de Julio, se levantó á

— 20á —

la hora acostumbrada, y se quejó de que du­
rante la noche hal.)ía experimentado un m a­
lestar 4 causa de las funcioi>es iu testin ales;
sin embargo no dejó de dar su paseo por
los jardines, declarando á la vuelta, q u e 's o
encontraba algo aliviado con la fresca brisa
de la manaua.
E l Jueves, el Santo P adre siguió mejo­
rando; pero el Dr. Lappoiii queriendo consta­
ta r la naturaleza del m alestar de que el P apa
se había quejado el día anterior, pernoctó en
el Vaticano; el P apa pasó la noche sin dor­
m ir 6 intranquilo.
E l Viernes, el Dr. Lapponí examina tem­
prano al Augusto doliente y halla en la parte
derecha del tórax, entre la parte inferior y
inedia, nnu especie de inflamación pulm onar:
emprende la cura más adecuada al caso y
por previsión informa detalladam ente al Ser
cretario de Estado, el Emmo. Cardenal Rampolla.
E l Sábado el proceso de inflamación se
extiende y el D r. Lapponi expresa el deseo
de visitar al Sto. P adre en compañía del Dr.
IMazzoni, quien durante la grave enfermedad
del médico pontificio, lo había sustituido en
el difícil y delicado cargo.
Sabedor de la gravedad del caso el mismo
Santo Padre, pidió los SS. Sacramentos y
en medio de una conmoción general recibió
el S. Viático el Domingo 5 de Julio, y al día
siguiente, creciendo la gravedad y el peligro,
la Extrema-Unción.
P or algunos días después pareció renacer
la esperanza al sabor que la pulmonía estaba
ya casi vencida, pero volvió con tal intensi­
dad, q\i6 el peligro se hizo inm inente y amemizador el instante del desenlace: á pesar

de todo la lucidez m ental hasta el último
instante fué extraordinaria.
U ltim o s in s ta n te s . E l día 20 de Julio
fué el último de su vida.
.-El estado del Sto. P adre por la mañana
era gravísimo; vuelto 4 los módicos les dijo
que ‘ya no era posible vencer á la muerte.
Cayó después como eu una especie de letargo.
Recibió mas tarde 4 los Cardenales Rainpolla,
Vives y PieroÚi, y lW habló do la devoción
al Rosario. A las 11 pasó del estado preagó­
nico al verdadero esUido de agonía. Acudió
él Penilonciero Card. Vanutelli y visto que
la m uerte se acercaba, empezó á leer las pre­
ces de los agonizantes. E l S. Padre, no ob
stauto conserva, y conservó h a sta el último
instante, la lucidez mental. A l Card. Oreglia,
que con otros' Cardenales rodeaba el lecho
del Augusto moribuudo, dijo: Os recomiendo
la Iglesia. A las 3 de la tarde recibió aún j
bendijo á sus sobrinos, hijos del Conde Ludovico, los reconoció y dió á besar la mano
Se acercaba ol solemne y terrible momento:
familiares y Cardenales estaban arrodillados
en torno del lecho, rezando las preces de los
agonizantes. U n acceso de humor le sofocó
la respiración, reclinó dulcemente la cabeza
y expiró eu el Señor. E l ángel de la muerte
cortó el hilo de aquella prodigiosa y preciosa
vida; partióse del mundo al cielo el alma
bendita de León X III, nuestro Pastor y
Padre, dejando tra s sí luminosa huella de
enseñanzíis y virtudes, una memoria inmortal
que bendecirán nuestros venideros, como la
bendecimos nosotros.
¡In memo7'ia esterna erit

— 205 —

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DE L C O N G R E S O
Y DE LA

Ecos del Congreso..
Adhesión del Episcopado Español.

Cuan grato no es publicar aquí la unánime adhe­
sión de los Ilustrísimos Prelados de España, que en
nombre sujo y en el de sus fieles y clero, juntaron
sus votos á los de la Asamblea de Turín, demos­
trando de’ este modo el aprecio en que tienen á la
Congregación Salesiana.
A todos los Venerables Prelados presentamos desde
estas columnas la expresión de las gracias más sin­
ceras, que les da la Congregación Salesiana y la
Junta de Cooperadores. Siempre han sido los Pre­
lados de la Santa Iglesia los gnías y maestros del
mundo en el cumplimiento de las grandes empresas;
son luz del mundo y pastores de la casa de Israel.
También en nuestra humilde Obra figuran Ellos á
la Cabeza; Ellos se llaman Cooperadores y á Ellos
se debe ese gran entusiasmo, esa ardiente simpatía
que despierta la humilde Obra de D. Poseo en todos
lits países que la conocen. Por ésto no dudamos afir­
mar, que si el éxito del III Congreso ha sido feli­
císimo, y aún más de lo que humanamente podía es­
perarse, se debió en su mayor parte al impulso y
á las oraciones de los Venerables Prelados, que ó
con su adhesión ó con sus consejos, dieron mayor
incremento y majestad á la Asamblea. Entre Ellos
los Prelados de España y América ocupan el primer
lugar y á Ellos se debe el gran desarrollo que nues­
tra Obra ha tomado en España y en el Nuevo
Mundo.
Nos es grato publicar los nombre de los Señores
Obispos que han enviado ó por carta ó por telegrama
sus adhesión. Quisiéramos publicar todas las cartas
integras, por que todas ellas rebosan de afecto é
interés íiácia nuestra Obra, pero como esto seria de­
masiado largo, nos ceñiremos á citarlas sólo:
El Excelentísimo Cardenal Casañas, Obispo de
Barcelona, envió al Congreso su saludo más cordial

y su más completa adhesión por medio del Sr. Inspéctur de Cataluña, el Kdísímo Sr. D. Antonio Aime.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. Tomás Costa y Fornaguera. Arzobispo de Tarragona. Quiera el Señor,

-scribe en la carta de adhesión, derranxar sus gra<! »i sobre el Congreso y los Oratorios Salesianos,
han tenido por fundador un Sacerdote extraotdltiario, que oyó la voz del Espíritu Santo que
■■ f’ cía.* Eripite pauperum, et egenum de mano pecí-itoris libérate, y ahora desde el lugar de des­

canso eterno repite estas mismas palabras á sus
hijos, que cumplen cofi la misión iniciada por E l.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. Marcelo Spínola
Maestre, Arzobispo de Sevilla: (^s/osísímo asis­

tiría á la Asatnblea de los Cooperadores Salesia­
nos, que ha de reunirse en Turín el próximo.
Mayo, si mis deberes pastorales no me lo únpidieran... JPor mi parte únome en espíritu á los miem­
bros del Congreso, y pido al Señor que los ilu­
mine, á fin de que sus acuerdos cooperen á la
restauración de esta sociedad nuestra, que parece
agonizar.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. José Moreno Mazón, Arzobispo de Granada, después de haber tejido

en una larga y hermosa carta el elogio de D. Bosco,
concluye: Uniendo mi espíritu al que anima á
los Émmos. y Rdmos. Sres. Cardenales, Arzo-,
hispas y Obispos, que han de presidir dicho Con­
greso, á quienes saludo ofreciéndoles mis respetos
más afectxMsos, envío á V . y á su Sociedad digní­
sima mi bendición con suma complacencia.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. José M** Cos y
Macho, Arzobispo de Valladolld: Admirador entu­

siasta y devoto ferviente de Don Bosco, el hom­
bre providencial de la época presente, envío fra­
ternal saludo á tan ilustre Asamblea, hago votos
al ciclo por su éxito más completo y me adhiero
incondicionalmcnle á sus acuerdos en mi notnbre
y en el de mi clero y pueblo católico.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. José Tomás de
Mazarrasa, Administrador Apostólico de Ciudad Ro­
drigo: Jesús inspire á los Jlijos de D. Bosco para

que hagan un jardín de sus plantas en esta Dió­
cesis.
El Exemo. Sr. Dr. D. Juan Torres y Ribas, Obispo
de Menorca: Ko dudo tendrá el Congreso las ben­

diciones del Alfisimo. Bendiga el Señor los tra­
bajos del Congreso y á todo^los que lo componen.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. Tomás SivHIa y Gener,
Obispo de Gerona. Telegrama. Saludo afectuosa­

mente Congresistas Salesianos. Hago votos para
el mayor incremento de la Obra Salesiana.
El ^cm o. é limo. Sr. Dr. D. Mariano Supervía y
Sostalé, Obispo de Huesca: Me uno á todos los

santos proyectos y buenas obras, que los Sres. Con­
gresistas adopten y ejecuten, y envío desde este
rincón de España mi más ferviente bendición. E l
espír'iu del Instituto de D. Bosco vá á manifes­
tarse muy pronto en esta ciudad de Huesca, donde



206

t 9iá para terminarse ta Escueta áe Artes y Oficios,
que se encomendará á los hijos de D. Basco.
i ^ e él pida por nosotros desde el cielo, y que
esta diócesis se aproveche del celo, virtud y ciencia
de sus hijos.
£1 Exemo. é limo. Sr. Dr. D. José Messeguer y
jCosta, Obispo de Lérida: Me es muy satisfactoria
tan fiusia noticia (la do la reunión del Congreso)

que sin duda dará una nueva prueba de la vitalidad de la Obra de B . Sosco, unirá en más es­
trecho lazo ú sus hijos y les ofrecerá ocasión de
animarse mutuamente al ejercicio de la caridad,
que es el alma de las obras de tan insigne fun­
dador.



al Congreso no puedo asistir en persona, asistiré
con Ustedes en espíritu, adhiriéndome á sus de­
liberaciones y recolecciones, y pidiendo á Dios sdigne bendecirlas para gloria de su santo Nombra,
honra de D. Bosco y prosperidad de sm obra bien­
hechora.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Juan Benlloch y
Vivó, Administrador Apostólico de Solsona: E n la

imposibilidad de figurar mis pobres trabajos entre
los de tan distinguida y respetable asamblea, me
complazco en elevar al Altísimo fervientes votos

£1 Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Victoriano Guisasola
y Menéndez, Obispo de Madrid-Alcalá. Telegrama.

Envió fervorosa felicitación Congreso infernadonal deseando éxito venturoso protección María A u ­
xiliadora Coronada.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Juan Muñoz Herrera,
Obispo de Málaga: Se avednan hechos gloriosos

para la familia Salesiana.- el Congreso que habrá
de tener hugar en breve: y la Coronación de la
Sagrada Imagen de Zíaria Auxiliadora. A Esta
elevamos el testimonio de nuestra filial devoción,
ofreciéndole una vez m«s nuestras fervientes súpli­
cas. A Aquel, dirigimos el saludo más respetuoso,
fnwstra más fraternal adhesión y hacemos votos
por el más cumplido éxito de tan religiosa y ca­
ritativa empresa.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Juan Maura y Gelabert, Obispo de Orihuela: Agradeciendo á Y. B.
esta fineza (la invitación al Congreso), ampíeme

ofrecerle gustosamente mi incondicional adhcsióti
á este justísimo homenaje, que se rinde á la me­
moria del inmortal D. Bosco, y enviar mi ben­
dición pastoral á todos los congresistas.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. José M. Escudero y
Mago, Obispo de Burgo de Osma : L a bendición con

que la ha fat'ored lo Su Santidad es prenda segurí­
sima de sus felices resultados, y con el mayor
gusto enrió In mía, accediendo de buen grado d
los deseos de V. Vido á Dios que siga fatvrccicndo
con su protección obra tan e.rcelmie como la de
¡a ¡/¡.signe y benemérita Sociedad Salesiana, que
iatdo bien hace á la Iglesia y íi los pueblos.
£1 Exorno, é limo. Gr. Dr. 0. Tomás Cámara y
Castro, Obispo de Salamanca: L e deseo y auguro

¡a bonanza más prós¡)cra. Pido aJ Sctlor que
surja de ella nueva fuerza y cofisuelo para la
Iglesia. Y para ésto suplico á la Virgen y Madre
^iuxilmdora. dote á st<s hijos del celo «ids ardoivso en favor de la infancia y adolescencia,- á D.
Bosco, que le t-eneremos glorificado por ¡a Iglesia
Sania.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Vicente Santiago
Sánchez de Castro, Obispo de Santander: Pero si

Los pajes de la Virgen en el dí.a de sn Coronación.
para que bendiga y corone con feliz éxito su em­
presa, mientras hago constar mi mds completa
adhesión á tan solemne acto.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. José M. Salvador
y Barrera, Obispo de Tarazona: Hace ya 25 años

próximamente que tengo la dicha de figurar entre
los Cooperadores Salesianos, cuyas obras admi­
rables vengo siguiendo en todo este largo lapso de
tiempo con singular amor y preferente atención.
Esto le probará á V. la complacencia y regocijo
con que me asocio á ese Congreso Internacional,
al que bendigo con toda la efusión de mi alna,
esperando muy provechosos y saludables resulta-

- 207 —
dos de esa gran manifestación de la obra de D.
Sosco, de la que tantos y tan copiosos frutos
viene reportando la Iglesia nuestra 'Madre, que
la contará en su historia como una de las más
fecundas y de las que inejor y más eficazmente
han respondido en estos últimos tiempos á sus
necesidades, en la ruda contienda que viene soste­
niendo enfrente de los enanigos del reinado social
de Jesucristo y del magisterio infalible de sus
divinas enseñanzas.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. Juan Laguarda y
Fomallera, Obispo de Urgel: Pido al Cielo, derrame

copiosas bendiciones sobre los Congresistas, á fin
de que su labor corresponda, como es de esperar,
á la magnificencia de la Obra de D . Bosco, y al
celo reconocido de los que á ella se consagran.
El Exorno, ó limo. Sr. Dr. D. José Torres y Bages, Obispo de Vich: Ya el Señor ha bendecido el

árbol frondoso que plantó B . Bosco con instinto
del Bsffiritu Santo, á cuya sombra se guarecen
tantos hijos del pueblo, que como tales son espe­
cialmente queridos de Dios. Á l próxiyno Congreso
estaré unido de corazón y le envío por conducto
de V. B . un afectuoso aplauso.
El Exorno, é limo. Sr. Dr. D. Ramón Fernández
Pierola y López de Luzuríaga, Obispo de Victoria,

En nna carta que dirigía al Rdo. Sr. Director del
Oratorio Salesiano de Baracaldo, dice: Teniendo á
Udes., por gracia de Dios, en mi Diócesis, puedo
ajyreciar los opimos é incalculables beneficios, que
¡a Beligión y la Sociedad rcpor1a)i de tan exce­
lente obra del P. Bosco: estando yo sumamente
reconocido por ello, nada deseo tanto como que
prospereny florezcan. Siendo estos mis sentimientos,
no puedo menos de bctidecir y bendigo con toda
la efusión de mi alma, el indicado Congreso, pro­
poniéndome recomendarlo en mi Boletín Oficial.
Hemos qaerido entresacar estos pensamientos de
las cartas de los Exemos. Prelados, para demostrar
nna vez más el celo del Episcopado Español y el
amor que tienen á la Obra Salesiana.
Xada podemos hacer más que repetirles la ex­
presión de nuestra gratitud por el afecto con que
nos distinguen.
N. B. — Las múltiples entqsiastas adhesiones de
los Exemos. Prelados y respectables corporaciones de
América, por falta de espacio, los publicaremos en
el próximo número.
Ecos de la Coronación.
No terminó con la solemnísima fiesta del 17 de
Mayo el fervor de los fieles y los homenajes á la
Tiigen Auxiliadora, que antes bien empezó un oc­
tavario de funciones solemnes de fiestas continuadas,
íne terminó con la de ITaria Auxiliadora, el día 24,
fué como un eco fiel del 17: no es suficiente

un dia para desahogar los pechos inflamados por la
fe. Durante toda la octava se celebraron solemnes
funciones, á las que por turno acudieron las casas
más cercanas. El dia de la Coronación, dada la
enorme concurrencia de pueblo, nuestras casas cer­
canas no pudieron mandar sino representantes; pero
era deseo do todos ver á la Virgen orlada con la
preciosa corona, postrarse á sus plantas, saludarla
con nuevo fervor; por ésto que cada dia venían
numerosos los niños y maestros de las casas do
Novara, Foglizzo. Lombrlasco, Ivroa etc. No cesaron
tampoco de acudir devotas y numerosas peregrina­
ciones de todas las partes de Italia; sólo los billetes
de rebaja que se repartieron á los que venían en
tren, ascienden á 35.000: añádenso á estos los que
llegaron á pie de los pueblos vecinos, ó los que vi­
nieron por lineas en que la rebaja no existia y po­
dremos formamos una idea de la afluencia de extran­
jeros con que se vio frecuentado el Santuario do María
Auxiliadora.
No faltó durante toda la octava Misa solemne
diaria, visitas, funciones etc. También la humilde
celda donde expiró Don Bosco se hizo en estos días
especialmente el objeto do la veneración y devoción
del puf-blo: era un incesante ir y venir de gente,
un espectáculo conmovedor, la porfía en honrar á
nuestro padre Don Bosco y la devoción con que vi­
sitaban su humilde aposento; basta decir que todos
los concurrentes á las fiestas no salieron sin ir á
visitarlo.
E l día 24 de Mayo.
Para describir esta fiesta seria necesario repetir
lo que en el número pasado , dijimos del día do la
Coronación. La misma afluencia , la misma fe, la
misma suntuosidad y los mismos afectos so desper­
taban en el alma. Las Misas y la sagrada Mesa
estuvieron frecuentadisímas. Mons. Cagliero celebró
la segunda misa de Comunidad y el Kdísimo Don
Rúa, la tercera. A las 10.33 pontificó Mons. Luís
Spandre, Obispo auxiliar de Turín. Su Alteza Real,
la Duquesa de Genova asistió desde la tribuna de
Damas Nobles y el pueblo tributó una ovación de
respeto y simpatía á la Augusta Señora , al salir
del santuario. Hubo por la tarde vísperas pontifi­
cales y el Dr. Don Pedro Gallo predicó un esplén­
dido panegírico de María Auxiliadora.
La bendición solemne con el Smo., que la muche­
dumbre en la plaza recibió con la misma fe y entu­
siasmo que el dia de la Coronación, fué digno re­
mate de esta hermosa fiesta, fiel retrato y comple­
mente de los festejos dedicados á la Virgen Auxi­
liadora.

i

— 20S —

X Imagen lie M aría A uxiliadora de Turín
Coronada el 17 de Mavo de 1ÍH)3.

— 209 —

Jte/isS.

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to E NUESTRAS MISIONES 5Í
^

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T E R R IT O R IO

.

DEL NEUQUEN

Visita Pastoral y liiisión
DE S. S. I.

Mons. JU A N C A Ü LIER O ,
Obispo de Mágida
y Vicario Hposíólico de la Patagonia
C arta octava.
Paso San Iguacio (Bío A lum iné) Marzo, 26 de 1902.

R et.’"® Sr. D. Miguel R úa :

Amado Padre: Le escribo desde las orillas del
Jordán Argentino,, desde las pintorescas y A'erdes
riberas del Río A luminé, que nace del lago
homónimo, á 1.130 metros sobre el nivel del
mar, y con 56 kilómetros de superficie. En
las románticas riberas de este río, Mons. Cagüero, cual nuevo Bautista con sus discípulos,
los P.P. Misioneros, está predicando á los nu­
merosos indios de la tribu de Namúncurá. Antes
de empezar esta misión S. .S. 1., á fin de consei'uir de ella un resultado más consolador y abun­
dante, había enviado previamente á los RH. P P .,
Domingo Milanesio y Zacarías Genghini para que
reunieran á los indios y los avisaran de la pró­
xima llegada del Sr. Obispo y de la visita que
deseaba hacerles. Con tal motivo, el día 22 de
este mes de Marzo, montamos en nuestros man^ caballos, salimos de Junín con dirección al
Paso de San Ignacio y recorrimos 35 kilómetros
de camino.

A corta distancia del pueblo, pasamos en bote
el Río Chimehuín. que baña el hermoso valle
de Juiiin. Unos soldados del 3® de caballaría
de línea, que guardan el vecino fortín^ nos ayu­
daron á vadear el río en la pequeña embarca­
ción, y ganamos felizmente la opuesta orilla.
Nuestros caballos lo vadearon con la mayor fa­
cilidad pero llegaron algo después, frescos ellos
y frescas también las monturas.
Subimos lentamente la cuesta del cerro Huechalme, costeando amenas colinas y vegas deli­
ciosas, pobladas de numerosos ganados, y her­
moseados por frondosos manzanos, que á pesar
de ser añosos y sin cultivo, ofrecen sin emWgo
benéfica sombra y frutos agradables al fatigado
viajero. Desde su cumbre contemplábamos, á vuelo
de pájaro, el dilatado panorama del valle y pueblecilo de J u n ín , la iglesia, las casas, los dos
colegios de nuestra misión, y variedad infinita do
quintas y chacras: ú la parte opuesta descollaba
erguida y soberbia la Cordillera do los Andes,
con el gigantesco Lnnin (volcán apagado do 3700
metros de elevación) cuyas eternas nieves rivali­
zan con el blanco azulillo del cielo. Bajamos por
otros valles fértilísimos, donde se apacientan los
rebaños y hncienüas (ganados) destinados al mer­
cado de la vecina República; cruzamos cañadones,
arroyos y pantanos, y después de tres horas de
penosas bajadas y subidas, pudimos avistar la
físUtncia de un buen chileno, en donde, nos ha­
bían dicho, que encontraríamos preparada una
rica cazuela (sopa chilena hecha con verdura,
e.'pecias, y carne de aves).
;Qué solemne chasco!..... ¡El dueño estaba
ausente y la señora enferma!.....
Corrieron, sí. á recibirnos cuatro perrazos,
que rabiosos se abalanzaron sobre nuestros ca­
ballos, asustándolos y poniendo á prueba nuestra
valentía de jinetes noveles. No siendo posible
comer, trocamos el hambre en sed\ bebimos un
vaso de agua y continuamos el viaje. Por coro­
lario de nuestro almuerzo fallido, el soldado de
ordenanza, que nos guiaba, equivocó el camino,^
obligándonos así á un ayuno más prolongado y
á mayores molestias.
La inesperada llegada del P. Zacarías Gen-



:;10



ghini, que nos vino al encuentro,fué para nosotros de su importancia, de la bondad de Dios, pre­
providencial; él fué nuestra guía en el fierisinio ciosidad del alma y necesidad de salvarla; ea
descenso de la sierra-bananca del río A lum iné, fin les recomendó la asistencia á las funciones,
donde tuvimos que apearnos, y conducir de las y con la mayor efusión de su alma les dió su
riendas á nuestras cabalgaduras, por senderos tor­ paternal bendición. Acto continuo el P. Domingo
tuosos, pasos estrechos y espesos matorrales. Más Milanesio explicó á los indios en su propio idioma
do una vez nos vimos de serios peligros caballe­ (el araucano) la doctrina cristiana, persuadién­
ros y caballos al deslizamos, por aquellos declives dolos de la necesidad del santo Bautismo y de­
espantosos. ;E ra sin metjforas u n ‘horror!__
más Sacramentos de la Iglesia. Al oscurecer se
Antes de llegar al Paso de San Ignacio, divi­ retiraron todos á sus rústicas viviendas, y Mon­
samos la choza de nuestro amigo Ü. Ambrosio señor á su ranchito, que por la mañana servía
Poggi. Es un buen viejecito genovés, que cual otro de capilla, al mediodía de comedor y por la
Caronte, pasa en su balsa á los viajeros, que noclie de dormitorio. Los P P . Misioneros se aldeben atravesar la confluencia del Catanlil y bergaron en una carpa, bajo un techo de carrizo.
Aluminé, cuyas aguas corren majestuosas é im­
ponentes hacia el Collón-curá. Para evitar un O ttlfú cu i-A —IVumúucuirá. —XSeuqueeur*íi.
segundo chasco, Monsefior envió con anticipación,
al soldado á avisarle de nuestra llegada en ayu­
El cacique D. Manuel Namiincurá es hijo
nas, y por consiguiente de la necesidad que del difunto Calcúfurá, qué fué jefe ó general de
teníauws de comer siquiera un asadito. El buen todos los capitanejos de la Pampa. La sede de
hombro con toda prontitud nos preparó un sa­ su pequeño imperio la tenía en medio de los
broso guiso, que nos recompensó abundantemente algarrobos de las Salinas Grandes, cerca de
del perdido almuerzo. Estaban casualmente con Cariihé. Este tan temible y tan temido cacique
I). Ambrosio un alférez y algunos soldados, que firmaba tratados con los Presidentes de la Kétienen el mando de un fortín alU establecido. publica, recibiendo del Gobierno fuertes tributos,
Durante la sencilla comida de campo que hicimos para que respetara las fronteras y no invadiera
ante la puerta de la cocina y sentados en viejos las próximas Provincias. Sostuvo combates y
cajones, conversamos cordial y familiarmente con muy sangrientas guerras con Ls terribles arau­
nuestros buenos amigos.
canos. Se unió á las fuerzas federales para com­
A la puesta del sol, nos dirigimos á la balsa batir y derrotar á liosas, y fué en esa época,
para pasar al otro lado del río, donde Namún- cuando en la ciudad del Paraná, hizo bautizar
cura nos estaba esperando con su gente. En ésto á su h ’jo lYamúncurá, apadrinándolo el general
los soldados hicieron una descarga, para avisar­ Urquiza.
los de la llegada de Monseñor. Inmediatamente
Calfúcnrá murió nonagenario en las cercanías
apareció en la ribera una comisión do 2>aisanos del pueblo General Acha (Pampa Central) du­
(indios), presidida por el K. P. Domingo Jlilane- rante la presidencia del general D. Bai'tolomé Mitre.
sio, que venían para recibir y saludar al señor Le sucedió vn el mando su hijo I^amúncurá,
Obispo.
que desplegó gran actividady valor en sostener
Arrodilláronse para besar el sagrado anillo los fueros de su tribu, siempre la más fuerte y
y después nos acompañaron hasta los ranchos temida. En la conquista del desierto huyó con
del anciano cacique, AlU estaba reunida su fa­ 400 lanzas, estableciéndose en la región de los
milia, sus hermanos y los principales capitanejos ^lanzanaros, donde vivía su tío Reuquecurá. Dejó
do la tribu, que so alegraron muchisimo al ver peleando por la libertad y derechos de la tribu,
por primera vez á tan bondadoso Pastor. Namún- al cacique Anegur, y á los capitanejos: Marilláü,
curá quedó tan impresionado, que llorando de con­ Pichúm, Tari. Huichanúr, Querenal y otros
suelo, le besaba repetidas veces el anillo: lo muchos, de los cuales no pocos murieron peleando,
mismo lucieron su familia y toda su gente. Por y los demás fueron confinados á la isla de Mar­
medio de un intérprete, le* hizo los honores do tin García.
un solemne parlamento indio, agradeciéndole la
Keuquecurá pei-suadió al sobrino á rendirse á
visita que hacia á su c;isa, Y expresíindose como las armas argentinas, y este para secundar el
podía, le dijo en lengua Ciistellana: Sa'ior Ohispo: consejo de su anciano tio. se trasladó con toda su
yo muy conU'nto. Yo ricir cristiano; mi fam i­ gente al Río Negro, sometiéndose al coronel Nadal,
lia iantbien. Yo buen ai-yentino, y mi gente en el fortín Roca. Allí murió Reuquecurá, y el
qucrietido ser cristianos todos.
sobrino sintiendo en el abua su pérdida, se re­
# No pudiendo la concurrencia caber en la pe­ tiró á Chimpay, llevando una vida pacífica y
queña choza, que debía servir de capilla, S. S. I. tranquila. Ultimamente habiendo conseguido del
les dirigió algunas palabras de agradecimiento Gobierno unas ocho leguas de terreno en el valle
en el patio de cas;i; les habló de" la misión y del Aluminé, (que va han empezado á dividir,



211

y hacer cultivar chacras con buen resultado) de­
terminó poner aquí su residencia; y como es
muy generoso, es apreciado y querido no sólo de
sus* paisanos, sino también de todos los vecinos.
El aspecto de este gran cacique salinero^ es
aun aliora, de un gueivero valiente, á pesar de sus
^0 años de edad. La vida del desierto le hizo
fuerte y robusto; y lo demues ra su figura cor­
pulenta y su tez cobriza.
Ya no es salvaje; al contrarío tiene en su
alma sentimientos nobles, ánimo agradecido y ex­
celente corazón. Se honra de tener por amigos
i los peí'sonajes más eminentes de la República,



familias. Deseaban conocer las verdades de la
fé y bautizarse; arreglar ante la ley su estath>
civil, y (santificando' la unión conjugal con el
matrimonio eclesiástico) recibir los demás Sacra­
mentos. Los P P . M isionas Domingo Milanesio
y Zacarías Genghini, que con muclia íacilidud
hablan el idioma arau«mo, los instruyeron por
tres días en los misterios principales de nuestra
santa religión, les ensO&áVon á hacer bien la se­
ñal de la santa cruz y á rezar con devoción el
Padre Nuestro, Ave M arta y el Credo. Mon­
señor se ocupó directamente de la instrucción
de Namúncurá y familia; y como S. S. I. hi-

Rio Aluminé — Faso S. Ignacio — Cacique Kamuncurá.
ostendando con orgullo el uniforme y grado de
coronel, que le concedió el Gobienfb Argentino (1).
Conoció á Mons. Cagliero en Buenos-Aires,
Bahía-Blanca y Viedma; y al verlo ahora no
cabía en sí de gozo por el honor que le dispensaba,
visitándole en su estancia del Aluminé.
Elisión —Bautismos —Coiifivmaciones —3Xatriinouios.

La llegada de S. S. I. fué motivo de pública
y común alegría para todos los buenos indios del
Aluminé, quienes á porfía y con buenas disposi­
ciones, acudieron á la misión con sus numerosas
(l)Ceferino, el hijo menor del cacique, se encnentra actualmente en nuestro Noviciado de Patagones
entre los aspirantes al estado ecle.'«iástico. £s de
mucha virtud y de no común inteligencia. Espe­
ramos que será más tarde el saceidoie y rey de
toda su tribu.

ciera observar al viejo cacique, que la Religión
Cristiana, lo mismo que la civilización argentina,
no permiten tener más que una sola mujer, y
que por consiguiente debía dejar la poligamia,
este le contestó:
l'o, señor, casado lien en Boca ante Iglesia
y oficial civil.
Yo tener tres mujeres: una muerta, otra
vieja, muy buena ¡a pobre, muy buena y en­
ferma.
Yo ahora vivir solo con m i Ignacia.
Yo conoce ley cristiana, yo sabe ley argen­
tina, yo dejar costumbre paisana.
M i hijo una sola mujer, mis hermanos una
.sola mujer, m i gente una sola mujer y casarse
bien ahora presente señor Obispo.
Viéndole, pues, bien dispuesto y convencido de
las verdades de la fé y divinos mandamientos,
Monseñor lo introdnjo en su carpa, lo preparó
y ayudó á reconciliarse con Dios, y recibir dig-

213 —
‘ iiiimonte la santa cojifirmación. Concurrieron
también ú la misión las. pocas familias cristianas
ijUü viven en el Aluminé, y con su buen ejemplo
«Ihíiüii mayor realce á las, funciones sagi-adas. De
rstds buenos vecinos se ocupó el Padre Secretario,
consiguiendo de su trabajo un éxito feliz. Tau
y;rande ,era la mies, que la Providencia nos envialta, que muy á menudo salíanos espontánea délos
labios la sentencia dul Salvador; 3íessis qiiideni
malta, opcrarii auicni panci.
Celebrábanse diariamente cuatro misas; y era
de ver con que atención y devoción asistían á
ellas los pobres indios:- rezaban con gusto, las oraidones y el santo rosario, y hasta cantaban, aunque
desej^onados, algunos cánticos sagrados, que el
Padre Domingo les echaba en los oidos. El 24
do Maj'zo filé un dia memorable por las muchas
criaturas y el crecido número de adultos (liasta
ancianos de más de 60 años) que se bautizaron,
do manera que, la víspera de la Anunciación de
i^Iiiria Sma. lia sido para los indígenas del Alu­
miné, como el Sábado Santo do los primeros
tiempos de la Iglesia, cuando los catecúmenos
eran regenerados mi las aguas del S. Bautismo.
Se legitimaron en seguida casi todos los matri­
monios, y tuvo lugar la administración solemne
de la santa Confirmación.
ICl
<le
miiiiiiSu <lo

y la, P i*ii»iei-a O oy d o suis

Pero la función más devota y conmovedora
fué, sin duda alguna, la del 25 de Marzo,
día hermoso y feliz, que no podrá borrarse ja­
más de nueotra mente y de nuestro corazón. Al
aparecer la bella aurora, al canto de las avecillas,
al murmurio de las aguas de los ríos y mientras
las flores del campo elevaban al cielo sus per­
fumes y las primeros rayos del sol doraban la
naturaleza, se reunían el viejo cacique,’ su familia,
sus hermanos, la gente de su tribu y los veci­
nos cristianos, en la humilde clioza convertida
en catedroL
MI Señor Obispo revestido de sencillos y hu­
mildes ornamentos y asistido por dos sacerdotes,
empezaba la santa misa. Entre tanto los indios,
por la estrechez del local, hincados los unos y
do pié los otros, i*epetían con el Padre Domin­
go los misterios principales de la fé, y rezalxin
las oraciones preparatorias al acto más augusto
de la vida: la Pnm et'a Comuniónf.....
El que antes era fiero cacique, Xamúncurd,
asistía ahora devoto y atento al Incruento Sacri­
ficio del altar; y niños y niñas, padres y madres,
jóvenes y ancianos, recibían por primera vez y
de manos de Monseñor, el P an de vida eterna.
Al fin de la Missa S. S I. con acento con­
movido, los animó á la perseverancia en la vida

cristiana j . á olvidarse de las costumbres paga­
nas y salvajes t encaiocióles el-ejercicio de la omción,-tanto por la mañana como por la ,noche, y
el pensamiento de la presencia^ de Dios dnrante
las ocupaciones del día. Por último les recomendó,
que nunca afearan con el pecado sus almí^
bellas y revestidas de. la gracia santificante y que
huyeran con horror de la poligamia, dol camarujo
(baile) y do las siipei sticiojies, pues en adelante
debían amar y adorar tan -solo á Dios, Criador
del cielo y de la tierra, y á su Hijo, J. C.
Jiedentor y Salvador del mundo.
La bendición episcopal puso término á este
sermoncito tan oportuno, y á esta función de
tan gratos recuerdos.
3Xoiisc£íox* y JVamúncux'd, — D esp e-

Momentos después Naraúncurá acompañaba á
Monseñor al rededor del fuego de la cocina co­
mún, para tomar por desayuno un matecito y
un pocilio de té con pastelitos, hechos por las
hijas del cacique con pasta azucarada y fritos
en grasa hirviendo.
El viejo reyezuelo de la Pampa, sentado sobre
rústico y alfombrado cajoncito de frente á Mon­
señor, rodeado de la familia y de muclios capi­
tanejos, no podía estar más satisfcclio; y tomando
de la mano al Sr. Obispo, le besaba el sagrado
anillo y le decía: Ahora yo estar contento.
Ahora bien cristiano yo y m i gente. Y que
comprendiera los actos de religión, que acababan
de celebrarse en su casa, lo demostró con la
siguiente petición que hizo á Monseñor: l o Se­
ñor, viejo y morir; morir m i gente también y
no-tener Camposanto. Pido favor bendición ce­
menterio: yo no quiere m i sepultar p a isa w , yo
cristiano. I b querer m i sepultar cementerio;
pido favor, Sr.^ Obispo, pido favor.
Monseñor accedió gustoso y encargó al Padre
Domingo y á D. Julián, uno de los hijos del
cacique, para que levantaran una cruz sobre la
planicie de la vecina loma y sirviera de recuerdo
de la misión á la vez que de lugar sagrado para
cementerio. Asimismo habiendo resuelto Xamúncurá trasladar sus viviendas de las orillas del
Aluminé á otro paraje m^is abrigado de los vien­
tos y más seguro de las crecientes, prometió
edificar una capilla y una escuela, para la ins­
trucción y educación cristiana de su familia y de
toda su gente. S. S. 1. habría deseado pasar todo
el día 25 en el Aluminé, pero con mucho pesar
tuvo que despedirse de aquellos buenos y queridos
indígenas, para volver á Ju n ín á dar comienzo
á la misión y demás funciones de la Semana
Santa. Para atender á algunas nuevas familias
que habían llegado, y á otras que estaban por

— 313
l l ^ r , dispuso que los P P . Misioneros: Milanesio
Domingo y Zacarías G^nghini se quedasen dos
'días más, aütoi^ándolos ál efecto para administrar
la santa ..Con^rmación. Naiuúncurá y toda su
gente mntierou en el alm a.la partida del señor
Obispo, pusieron la bandera á media asta en se­
ñal de liito y lo acompañaron,muy tristes, á 'la
próxima .ribera.
.. .
Allí Monseñw con su secretario entró en la
balsa y dio á todos su última bendición; mien­
tras cuatro paisanos (indios) como valientes mari­
neros, remandó' á toda fuerza dieron movimiento
á la embarcación, conduciéndolaligera .y feliziniente, á la opuesta playa. El anciano cacique
y su numerosa ti'ibu, desde la barranca continua­
ron saludando al bondadoso Pastor, hasta que
lo perdieron de vista.
ün soldado nos estaba esperando con los ca­
ballos ensillados; atravesamos la cuenca pedre­
gosa del río y nos fuimos á la choza de nuestro
barquero, el viejo D. Ambrosio! Al bajarnos de
las cabalgaduras, encontramos preparado un pe­
queño almueno, condimentado con hortaliza de
su huerta, y lo amenizamos con una botella de
vino, que habíamos traído..... por si acaso.... El
buen viejeeito se esmeró en tratar á Monseñor
del mejor modo posible. Después, montó un brioso
zaino y con su indispensable fido (grande y her­
moso perro de Terranova, que hacía de estafeta
y nos divertía con sus cabriolas, corriendo cara)ic1ios (que es un ave de rapiña) y saltando
arroyuelos nos aceompañó por más de tres leguas,
sirviéndonos de baqueano.
Subíamos y hajábamo.s altas mesetas y sierras
ásperas, á veces escarpadas á veces intransitables;
y D. Ambrosio nos señalaba senderos angostos y
pasos desconocidos, para poder acortar el cami­
no y Ilegal' á la puesta del sol á las elevadas
cumbres del Huechahuc. Finalmente pudimos
abrazar á nuestros hermanos y niños de Jnnín.
La población nos estaba esperando reunida en
la Iglesia parroquial, y Monseñor aunque cansa­
dísimo, empezó esa misma noche la misión, que
debía concluir con las solemnnidades de Pascua
florida y la resurrección de las almas, de la
muerte del pecado á la vida de la gracia.
Alias alia, mi buen Padre, bendíganos á
todos y considéreme siempre.
Afm o. hijo en J . C.
Jr.xN B eraldi. Pbro.

M priráíf Laíiareío dop;u’tamenta.l pava los
pobres Lepiosos.
(Garfa de
A xiad.

y

D. Evash Rabagliati)-

V en . P a d r e :

Muy verdadero es el probervio que d ic e :
el hombro propone y Dios dispone. Hace ya
tros meses quo la santa obediencia me ha en­
viado (i esta ciudad de Medellíii, y aun no
he conseguido lo que deseaba, m ientras quo
el Señor en su divina Providencia va obte­
niendo lo que es de su santo beneplácito.
H e venido para fundar dos casas, una por
los Salesianos y otra para las Hijas de María
Auxiliadora, pero ú causa de la guerra civil
que se apagó ayer y cuyas consecuencia.s
experimentaremos aún por muchos años, no
he podido lograr ni lo uno ni lo otro. Mien­
tra s espero que desaparezcan Jas dificultades
que se p resen tan , dirijo mis cuidados á los
leprosos que hay en este departam ento de
Antioquía.
%
**
Kespecto á los leprosos, que son el argu­
mento de esta cartji, dos cosas hay segura­
m ente ciertas. La prim era que ha(!C 40 anos
según la opinión do célebres médicos prác­
ticos en esta m a te ria , no había ninguno en
este departam ento de A ntioquía: la segunda
que h o y , esparcido.s por el departamento,
hay 500, quizás «SOO ó 1000 leprosos, listo es
lo que me han dicholos médicx)s especialistas,
encargados iM>r el gobierno para estudiar y
com batir la lepra.
A teniéndonos á la hipótesis más benigna,
de que los leprosos no i)aseii de (luinieutos,
la liipótesis uo deja de ser terrible, si volve­
mos los ojos á lo píisado y á lo porvenir.
Cuarenta años ha no había en A ntioquía ni
siquiera uu leproso, y hoy se encuentran
quinientos. ¿D entro <le otros 4U años cuantas
serán las ¿>ersouas atacadas de este terrible
m al, si no hay una mano fuerte y exj)erta
que la ataje? Un solo leproso, venido del de­
partam ento de Santander, que es el gran fo­
co de la lepra en Colom bia, en 40 anos ha
infestado á 500, quizás á 1000; ¿estos o(K) ó
1000 en otros 40 años, si se 1 ^ deja Ubres y
abandonados á sí mismos, píira habitar, via­
ja r y trabajar entre los sanos, cuántos infec­
tarán si en su libertad no se les
dique que los contenga?
Desde que en el célebre congreso de Ber­
lín, el año 1800, en el cual se reunieron 120
lepróiogos, las prim eras eminencias en la
ciencia y estadio de la lepra en todo el m ando

— 214 <lesíle que aquellos 120 ilustres médicos coucordes, sin un voto negativo afirmaron: que
la lepra, por ser enfermedad para^taria, debe
considerarse como eminentemente contagiosa,
aunque no sea hereditaria, desde entonces, no
hay módico alguno de im portancia que se
atreva ó. negar que la lepra es una enferme­
dad contagiosa. íáeguir una teoría contraria
á la del Congreso de Berlín, es por lo menos
una gran tem eridad. P or tan to , si la lei>ra
es eminentemente contagiosa, ó se destruye
ó se propaga. La causa principal del enorme
y rapidisimo incremento que va tomando la
lepra en estJi liepíiblica do Colombia, yo la
encuentro en la indiferencia do tantos, que
no se dan por ella ni poco ni mucho cuidado,
por creerla inofensiva: y esta indiferencia
tiene su razón de ser cu la persuasión casi
general de que no es contagiosa.
J<jsta persuasión se ha aumeiitado,
por que muchos de los módicos
<le aquí sostienen y ensenan pú­
blicamente <iue no lo es. Pero á
decir verdu(l, en medio de su
üulpa yo los eu(5ueiitro una excu­
sa. So observa muchas veces, que
una ))ersona sana vive en un la­
zareto de leprosos, uno, dos, diez
años sin contiim inarse: « luego
la lepra no es contagiosa, han
dicho, por que si lo fuese ¿ cómo
es que tal y tal otro ha salido
del lazareto sin contagiarse y aún
estíl sano? »
liase observado adem ás, que
uno que esté atacado del mal, vi­
viendo muchos años con una fa­
milia, no so ha contaminado nin­
guno de los que con él vivían
011 íntimo tra to ; «Luego, dedu­
cen, la lepra no es contagiosa; la prueba
es evidente. » l*or desgracia las apariencias
están en favor suyo. Varios centenares de
sanos viven en Agnu de Dios desde buce
varios años mezclados con un m illar de le]n'080 S y aún no se ha probado un ejemplo
<le uno que haya salido apestado. Mace más
de 10 años que varios iSalesiauos y 10 Her­
manas de la Oaridud se encuentran al servi­
cio de los enfermos de lepra, y hasta ahora
ni siquiera uno ha tenido esta desgracia: lo
mismo se diga do los Salesianos ó Hijas de
!María A uxiliadora que «lesde hace seis años
viven en Contratación, lis verdad, repito, que
las aparieiieias están en tavor de los que opi­
nan lo contrario.
Pero con tmlo e s to , yo me hago esta pre­
gunta: 4 cómo so explica el desarrollo que
cada día va tomando la lepra eu Colombia,
si no so parte del principio de que es contagio­
sa? Todos opinan que no e s'h ere d ita ria , sí
bien la cosa estú aún envuelta en un misterio,
y es difícil de creer. Mil veces he iwdido ob­

servar en los lazaretos á ñiños de pocos me­
ses y aun de pocos años en brazos de sas
madres completamente leprosas, sin la más
miuima • señal de lepra. Pero he observado
tam bién que á los 10 ó 12 anos empiezan á
manifestarse los principios del mal. A veces
sucede esto más tarde, á los 14 ó 20 años, á
vece.s nunca, por que son totalm ente refrac­
tarios al mal. De modo que es cierto que, si
la lepra’fuese una enfermedad hereditaria,
debían nacer leprosos todos los hijos de pa­
dres que tuvieran la desgracia de ser tales,
m ientras que los hijos de los leprosos nacea
sanos y pernianeceii eu tal estado varios anos,
y si más tarde enferman no es por herencia,
sino por contagio. En esta m ateria mi con­
vicción es profunda, si bien á cada paso tro­
piezo con tales m isterios qne, ni yo he sa-

.......
Ranchos de Namuiicuiá.
bido nunca explicarme, ni lo han con.seguido
los módicos ni los libros de los sabios. El
hecho del P . Damián, el célebre religioso
belga muerto eu las ishis Havvay, es dema­
siado reciente para que podaimos olvidarlo.
l*or espacio de 10 años sirvió á los leprosos
de aquellos sitios, .siu que el mal le molestara:
al cabo de 10 años aparecieron los primeros
síntomas de la lepra y bjistaron dos para
llevarle al sepulcro.
sería este hecho su­
ficiente para probar hasta la evidencia, que
la lepra es una enfermadad verdaderameute
contagiosa, aunque no se sepa, n i el cómo,
ni el cuándo suceda el contagio?
Pero á mi parecer el hecho msis grave, iU“
inensiimente más convincente áeste propósito,
es el que acaece en esta Kepública de Co­
lombia. A l leer los anales de s a historia,
he encontrado que al principio del siglo X lX ,
nu siglo h a , había solo í)2 leprosos en esta
Itepública, casi todos en Santander: hoy hay
jmr lo monos 3ü.üo0 y qnizá más. Díganme
4 no es preciso ser absolutamente ciego para
afirmar que la lepra no es contagiosa, cuando
tenemos á la vista los estragos y m inas sia

— 235 —
cuento que el mal lia causado y las víctim as
sin número que ha sacrificado y que aúu sa­
crifica?
* *
Estas y semejantes cosas decía yo desde
nu púlpito de esta gran ciudad de iMedellíu
pala sacar á esta gente de la profunda ilu­
sión en que se halla. Dos conferencias sobre
la hpra en Colombia, que di en presencia, de
las autoridades civiles y eclesiásticas, de mó­
dicos y numeroso pueblo fueron bastantes
para obtener el efecto que yo deseaba. Des­
pués de la })riinera, el Sr. Arzobispo me llamó
á la sacristía y me dijo: « Me habéis robado
toda la alegría que yo en estos días había
experimentado por el anuncio de la paz des­
pués de tre s años de guerra. Lo que he oído
me ha colmado el corazón de profunda tris­
teza ; yo nada sabía de todo lo que esta tarde
habéis dicho desde el púlpito ¡E l mal es
grave! ¡Pobre Colombia! » Después de la se­
gunda conferencia que di la tarde siguiente
con presencia de inmenso auditorio, me vuelve
á llamar y me pregunta: « jlí o os queda­
ríais gustoso con nosotros? Si vos lo queréis,
creo que el fruto de vuestras conferencias
sería inmediato. Creo que todos, tanto auto­
ridades como particulares, estén dispuestos
como yo á cualquier sacrificio para atajar,
en parte alm euos, el mal que nos amenaza.
Se podría levantar en A ntioqnía el prim er
lazareto departam ental y recoger cu él los
500 ó 1000 enfermos que hay. Pero es nece­
sario que vos os qnetléis aquí j)ara poneros
al frente del movimiento. Los ánimos están
bien preparados; el ciitusiasino es general;
el dinero no falta; falta un hombre. Si vos
08 v á is , nosotros volveremos a dormir al
borde del abismo como antes; y puedo ser que
al despertarnos otra vez el mal sea irreme­
diable. Como pienso yo, piensa tam bién el
Sr. Gobernador, sus m inistros y todos en
general. Quedaos y todo se hará, y se hará
pronto.
— Xo puedo, veneradísimo Sr. Arzobispo,
DO puedo, le respondí, lie dejado en Agua de
Dios á centenares y centenares de leiirosos
en la más grave estrechez; durante los tres
años de la guerra han vivÍ<lo con las limos­
nas que yo recogía en Bogotó y que cada se­
mana les mandaba. Si no vuelvo pronto, estoy
seguro que muchos m orirían de hambre, es­
pecialmente los de Contratación.
— Tenéis raz ó n , me replicó el Sr. Arzo­
bispo ; amáis mnebo á vuestros leprosos y no
queréis abandonarlos, ahora que tienen u e ^ sidad de vos. Pero si nosotros os pro|>orcionáramos limosnas para vuestros enfermos ¿os
quedaríais entonces?
— Excelentísimo Señor, yo soy religioso y
no i>odria hacer nada sin jkrm iso de mis sulieriores de Tarín.
— Esto dejadlo por mi cuenta, me res­
pondió entonces, lo más pronto posible es­

cribiré á D. Rúa, á quien he visto dos veces
en mis viajes á R om a, y estoy seguro que el
permiso veudrá: entre tanto yo me cargo con
toda la respousalidatL
• •
Pedí algún tiempo para pensarlo, antes do
dar lina respuesta definitiva, pues la cosa me
¡)ai*ecía seria y grave. Pero hube de ceder y
quedarme, ante la viva insistencia del Gober­
nador, de sus secretarios y de nuicliisiinos
particulares. Entonces me puse á escribir al­
gunos llamamientos en los diarios, ¡lara ob­
tener recursos para los leprosos de Agua do
Dios y CoDtratacióu; en menos de 15 días
alcancé unos 102,000 pesos que mandó á Bo­
gotá á fin de qué se distribuyeran projiorcionalmeute entre los dos lazaretos. Estando
pues yo tranquilo sobre la suerte de nuestros
buenos protegidos y seguro de que ¡lor al­
gunos meses tenían con que alimeiitarse, em­
pecé á d ar los primeros piisos, buscando im
lugar en los alrededores de la ciudad á pro­
pósito para fundar un gran Hospital-lazareto
y se euconti*ó á legua y media de distancia.
Consulté la Academia de medicina de esta
capital y obtuve unánim e aprobación y pa­
labras de aliento.
En el códice legislativo colombiano hay
una ley que se llama De las mortuarias y do­
naciones entre vivos. Según esta ley, es debido
al erjirio público uii tanto j>or mil de todo
lo que se deja eu herencia ó donación du­
rante la vida ; y ésto el Gobierno está obli­
gado á invortirio en obras de beneficencia.
Estii ley se había dado eu íavor de los es­
clavos y duró hasta m itad dcl siglo pasado.
Abolida Ja esclavitud, se conservó la ley eu
favor do los leprosos, ó por mejor decir, para
combatir la lepra, que ya entonces amena­
zaba desarrollarse juás y más. Telegrafié ul
Presidente de la Jtejiública y al Ministerio,
])ara saiier, si, tratándose do lovantJir uíi la­
zareto (le leprosos en A ntioquía, podían ce­
dernos el ¡iroducto de dicha ley. A l punto
me res¡K)n<lieron favorablemente y se díó
orden á la autoridad para que se me entre­
gara todo el capital existente en caja; ésto
es, 100.000 pesos. Supliqué al Sr. Gobernador,
nombrase una J u n ta de respetables señores
que se encjargasen de guardar aquella suma
y las demás limosnas que yo pudiera recoger
y que al mismo tiempo dirigiesen la obra de
construcjcíón del Lazareto. Y así se hizo.
Se bascaron dos ingenieros capaoes de tra ­
zar el plano, basándose en las fotografías de
un plano que yo había traído de Bogotá, apro­
bado ya jx)r el Gobierno y la Comisión de
higiene, sin cuya aprobación nada se podría
hacer en m ateria de hospitales. Prei)aradas
de este modo las cosas, el 15 d ^ Dicieuibríí,
en Compañía de un excelente señor, antiguo
amigo mío en Bogotá, después de recibir la
bendición del Señor Arzobisi>o, que me la

— 21C —

(lió d(» todo ooniZíHí, partí do ^fodellín oon
diroi'cJíHi k la Proviunia de Sudeste, jiara
visitar las poblaciones y jjeilir limosna para
fundar esto primer lazareto departam ental.

limosiia para los pobres lepro.sos. Después
les hablaba por casi un hora de'lepra y de
lepros(»s, de hospitales y lazaretos y de la
necesidad de sii fundación, y concluía'siempre
por pedir limosna á los presentes, procurando
poner siempre emulación entre uno y otro
pueblo: Por último anunciaba la'fundacióu
Los viajes on estas tierras son le n to s; el eu el pueblo de una sucursal del Banco de
único niodio do viajar os ir ou muía, y eii loH Leprosos, iudicando al mismo tiempo los
ciertos puntos ni aiíii en ínula so puedo ir, miembros de la J u n ta que para el caso había
y es preciso ir k pió; porque á la vista de nombrado. El éxito fue e.stupeiido. En el pri­
algunos pre<dpi(5Í03 so lo erizan il uno los mer pueblo se recogieron SlOÓ pe.soa; en el
cabellos, dan ataques á loa nervios y so­ segundo 0J79; eu el tercero 23,738; e:i el
ría una verdadera imprudencia seguir mon­ cuarto 23.353; en el quinto 30,530; en el sexto
tado. Aípií no 80 conocen ni trenes, ni tra n ­ 42,730...' y así htista Concordia, donde sólo epu
vías, ni autoim^bilüs, ni carruajes. Ih)S mis­ decirles que .si iban bien concordes habrían
mos caballos, que eu llano son veloiu'simos, .sobre])iija'do á todos lo.s demás pueblos, pude
80 hacen inservibles eu este pais montañoso
recoger la considerable suma de 03,272 pesos.
y erizado; el único vehículo es pues la muía.
El total de lo recogido eu doce pueblos:
Si la milla es buena, menos mal: pero si es 201.175,85 pesos, líe c h a la fundación del
m ala, eunaadii ó caprichosa, como sucedo llaiico, que duraba generalmente desde las
nuiclias voces, entonces es uu verdadero
12 á las 4 del domingo ii otro día festivo , 7
mai'tirií) el viajar.
distribuidas las acciones del mismo á los
K1 ü(')bierno mismo nos dio dos muías de ricos, con sus correspondientes recibos de las
m ontar y una do carga; pero quieu sabe eu sumas ofrecidas, que no podían ser interiores
cuantas guerras habían estado las pobres ina- á lOU pesos, sólo faltaba para completar la
tusab'iias y cuantos viajes habían, hecho; obra, recoger la limosna de los pobres, que
eran más bien galáiiagos que muías. Pero de no podían figurar como accionistas del Banco.
allí á poco, una inañaua van á buscarlas en Era esta la tarea más fatigosa, y so reser­
oí prado donde el día anterior las habían en­ vaba para el lunes, y m artes, si un solo
cerrado, y no las encuentran. Por la noche día no bastaba. Acompañado de lo.s miembro.s
viendo (pie eu el prado teuian poca yerba, de la J u n ta iba de casa 011 casa para pedir
lucieron un prodigio de valor, saltaron el la limosna á los más pobres. ; Onautas emo­
bailado y tranquilam ente so volvieron á Me- ciones be experimentado en estas visitas ICiumdcllín, dejándonos burlados.
tas veces me decían al entregarm e algunos
Pero bien }>roiito pudimos alquilar otras reales, que formaban todo su caudal: « Tome,
con ventaja nuestra, pues además de ser me­ P a d re, e.sto es todo lo que tenem os, somos
jo res, eran no tan iimUus como las otras.
pobres, pero más pobres .son los leprosos. »
Í)uranté la exeur.sion mi moduti opeyandi era
E.sto me impresionaba y conmovía más que
el siguiente; A l llegar á un pueblo me pre­ recibir lo.s centenares de billetes de los ricos.
sentaba en casa del !Sr. l ’árroco con mis cre­
Xo olvidaré nunca lo (jue me sucedió
denciales; poro estas no fueron nunca uece- cu Bolívar, el más remoto de los pueblos
aarias, porque el Sr. Arzobispo jior medio visitados. Entram os inesperadamente en ca.sa
do telegramas y circnlarcs me había ya re- do linos pobres y nos recibió el ama de casa.
comomlado á todos. Despuós con ayuda dt-l ;quü digo ama! ama do nada, por que nada
mismo i»árroco y del alcalde, combinaba una tenía (pie darnos. ^Mientras se (liscnlpaba i>or
lista do los principales del pueblo, á los cuales no poder darnos su lim osna, se interrumi>e
se les enviaba una invitación im presa, para de pronto, y como si tuviera una repentina
asistir á la conferencia que debía yo dar eu inspiración, se saca un anillo de oro que lle­
la Iglesia güiieralmeuto el domingo ú otro
vaba en el dedo, me lo entrega y « Tome,
día festivo.
Padre, dice, es el único objeto de valor que
Además para la población en general, se tengo en c a sa ; este es uu Injo y yo bien
fijaban anuncios eu todas las calles, (.*011 la puedo pasar sin é l; más les servirá á sus
explicación del día, h o ra, lugar y objeto do pobres leprosos, que se mueren de hambre y
la coufcreueia. De entre los principales del no pueden trabajar. >
pueblo escogía cuatro ó seis, iHirtcnecientes á
Eu otro pueblo me sucedió un caso digno
diversos partidos políticos (y esto es indis- por cierto do mención. Entram os en la casa
IH'nsable aquí para evitar ó destruir difiden­ de unos pobres en Titiribí, y encontramos á
cias) y con ellos formaba una J u n ta con su toda la familia reunida, cada uno con su bi­
Ihvsidente, V ice-Presidente, Xtí'^orero y So- llete eu la m ano, pronto.s para darnos la
crctario. Comenzaba la conferencia anun­ limosna. Sólo un niño de unos siete años
ciando que el E.xemo. Sr. Arzobispo do Mo- lloraba desconsolado eu un rincón. Yo, cre­
dolUu concedía benignamente SO días de in­ yendo que la madre le hubiera puesto allí
dulgencia & todos los que asistieran á la ]K>r castigo, procuré consolarle acariciándole
coutereucia, y otros 80 á los qno dieran una pero no conseguí n a d a : eu vez de callar,

— 217 —

lloraba cada vez más. Ya nos habíam os aleiido do'
casa linos veinte pasos, cuando'
veo cpie el niño antes lloroso, ahora risueño
Y alegre viene en pos de mi enjagándose las
lágrimas con la m anga de la cam isa: «Tome,
Padrecito, decía, tome mi liinosuita tam-''
bién» al mismo tiempo me ponía en la
mano, un peso. Entonces comprendí la cansa
de su lla n to ; el i)obrecito lloraba i>or q u e .
no tenía nada que darme : apenas le hubieron
dado aquella moneda, el llanto cesó. iQ ue
tiernas y que-prjiciosas me parecieron aque­
llas lágrimas, fruto de un corazón más tierno
V precioso aú n l El Sefior te bendiga, niño
qnerido, te Ubre de la lepra y de toda des­
gracia y te haga im santo.

**
En el tercer pueblo qnc v isité , llamado
Fredoiiia, me encontré con nu párroco singu­
lar. Cuando estaba dispuesto para Ja m archa
m edico: « Yo quiero acompañarle eu sus
excursiones. Tan hermosa me parece su mi­
sión, tau grata á los ojos de Dios y tan pro­
vechosa á los hombres así sanos, como en­
fermos, que me he decidido ayudarle eu todo
lo que me sea posible. > V ista su resolución,
pedimos por telégrafo autorización al Sr. A r­
zobispo, que la mandó ip so /a cto , quedando
al cuidado de la parroquia otros dos sacer­
dotes. Este buen párroco me acompañó hasta
Amaga, último pueblo visitado. Es un sacer­
dote excelente, lleno de virtud y do celo por
el bien de las almas. A l llegar á un pueblo,
después de preguntarm e si le necesitaba, se
metía en un confesonario y allí estaba liasta
que hubiera gente que confesar. A las 4 de
la mañana ya estaba alzado, y enseguida iba
á la iglesia'para prestar sus servicios á todo
el que lo necesitaba.
Para mi tenía todos los cuidados posibles
tanto en los v iajes, como en las paradas,
como en todos los lugares; yo más bien que
compañero puedo llamarlo un ángel visible
que la'P rovidencia me ha dado para hacer
mi misión menos fatigosa y más aprovechada.
Al abandonarme me dijo: « Con V. para esta
misión de los leprosos iría hasta los confines
del mundo, si el Sr. Arzobisim lo consiente. >•
Yo no eché en olvido ta n generoso ofre­
cimiento; de vuelta á Medellín, se lo expiise
al Sr. A rzobispo, quien sin dificultad ningnua me concedió lo qne le proponía. Deo
graiias: así puedo viajar más tranquilo y en
caso de una desgracia, no me faltará al lado
un buen sacerdote que me absuelva y me ayude
á bien m orir. De modo que va puede estar
tranquilo por mi suerte, amadísimo Sr. Don
Bnn. Si es voluntad del Señor qne yo tra ­
baje aún por el bien de los leprosos de Co­
lombia, É l sabrá librarm e de toda desgracia;
pero si así no fuese, no estaré só lo , ni mo­
riré abandonado. Tengo á mi lado á uu buen

sacerdote y lo conservaré conmigo m ientras
pueda. ■
*«»
De vuelta á MedelUu , después- de ,cmminicar al Exemo. Sr. Arzobispo el éxito do
mi excursión, exclamó: « Ku emmío á mí,
creo que ésto es uno de los grandes milagros
de l).,Bosco. Recoger tanto dinero en tan
poco tiem po, tra s una guerra do tres auo.s,
cuando no se habla más que de ruina, de
miseria y de ham bre, es una cosa que no
tiene explicación en lo humano. Digitm J)ei
est hic. Carísimo D. R abagliati, la obra es
santa. Dios la q u iere; la quiere D. Bo.se.p: ade­
lante, pues; no necesitamos inás pruebas para
coiivecernos de qne la obra de los leprosos
la quiere Dios y la quieren los hombres. »
Después que descansó unos quince días en
esta Casa-Colegio de ios PP. Jesuítas de Medellíu, que me tratan con exquisita caridad
como á uno de los suyos, y hechos los pre­
parativos necesarios para la fundación de un
Banco de Leprosos eu todos los pueblos do
este departam ento, eu compañía de mi ama­
dísimo P, Ortíz (que así se llama el buen
jíárroco de que arriba he hablado) volveré á
salir con dirección á la provincia del Sud,
y allí estaremos hasta que las lluvias inver­
nales, que haceu im praticables los caminos,
no nos obligncu á retornar á la Capital. Eutonce.s me ocuparé eu los trabajos de cons­
trucción, eu que ahora entiende la Ju n ta de
acuerdo con los Ingenieros. Creo que antes
de ver terminado este prim er lazareto depar­
tam ental, so term inará el año. Cuando este
se haya concluido, si la obediencia no disim ne'otra cosa, iré á Santander, donde hay
gran número de leprosos para llenar, no uno,
sino varios Lazaretos; así podremos recoger
los 2a,óO » desgraciados que sufren , viven y
mueren como Dios sabe.
P or lo <iue hasta aquí lo lie dicho, bien
pcldrá V. comprender, amadísimo P a d re , lo
hermosa, difícil y peligrosa que es al mismo
tiempo la misión do este su hijo. Tengo por
tanto derecho de esperar una bendición es­
pecial, y desearía que todos los días hiciera
por mi un memento en la misa, por que <le
todos los días son los peligros á que estoy
expuesto. Consérvele el Señor largos años
j>ara consuelo de sus hijos, bien de nuestra
P ía Sociedad, gloria de Dios y provecho de
las almas.
Estos son los fervientes anhelos de este su
Afmo. y obediente hijo
EvASio R a b a g l ia t i , Pbro.

— 218 —
i*

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. .-st,» . -sf/« ^ -st/» ^ ->,»/■ -TV*s»/*
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*'*“»•*»~»IIT'Mi I'i iX-rj i;i i'Miri i'i'i iiii i.|.j I I i'ii i'i tii..i.ii'iiji. ijlr!f,i[iiiiitii|i.ii,iijiijit^iHiiii;\i:iriiitiiii;n:iiiiiuiaii}uiiumSXiiiiiT:iiiiiiiijiiiiiiiii'.il^iiti¿^
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)K )K ^4*^ )K }K -f' )K )i( )^' •!( ^+' )i( )K )i(
^+' .2i.

'■'♦Ve* «-<5 <^ < ^ '•

¿ > •Ví’C* '

'^'lENDE, Señora, tus plácidas miradas por el mundo, herencia que al expirar
^ te dejó tu Divino Hijo; dirige tus ojos celestiales á las miserias que cubren
C >00
tierra. Hay en ella hijos fieles que te aman ó hijos ingratos que te blas­
feman: defiende á los unos y compadécete de los otros: protege á los fieles y con­
duce amorosa á tu regazo á los ingratos. Todos son tus hijos, todos son tu herencia;
conviértelos y sálvalos todos. Ko te conocen; no saben que tu eres su madre, no
han tenido quizás ocasión de experimentar la dulzura de tus maternales caricias
y por eso no te am an; llámalos tu al redil y condúcelos, como el Buen Pastor,
sobre tus hombros al aprisco.
í^üsotrovs te conocemos, te amamos y probamos á cada instante tus maternales
halagos; henos aqui á tus plantas rogando por ellos, rogando por los que aún no
te conocen y aman. Vuélvelos á la vía de la salud, vuélvelos al redil de la Iglesia;
aquí nos tienes á tus hijos rogando por ellos.
Ilefugio de los pecadores; sálvalos.

M a i’ín, M u tlro <lo I>io.s o « u u o s tr a

Tocóme, como en imichas otras ocasiones,
la vez de padecer, todavía ba,io la pesudumhro de recientes pasados infortunios, la enfer­
medad de la señora mi esposa, atacada de
hemorragias, do (pie otras ve<íes ha sido sal­
vada acudiendo ,á la misma fuente de los benellcios y gracias celestiales, medio con el
(pie también en la presente obtuve el mismo
resaltado. Acabado había este ]>eligro, (pie
mo produjo las mayores angustias, cuando
en seguida dos do mis liyos cayeron grave­
mente enfermos; la n iñ a , de oueo años, do
endocarditis con padecimiento agudo reuinatoide, de que no hace un ano todavía murió
otra de mis hijas, y de pleiirecía purulenta
del pulmón dereeln» el iiino, de seis años,
quien tuvo que sufrir en ese eostado una
punción de dm-.e centímetros para extraer el
derrame, despuós de cuatro semanas de hiehus en vano con medieamentos para que se
hiciera la absorción. La curjudóii de estos
niños la pusimos en manos de Aquella á
quien la Iglesia proedama salud de los en­
fermos, haciéndola desde luego y en compa­

ñía do ellos mismos la novena do Jlaría Au­
xiliadora y ofreciendo hacer público el bene­
ficio que nos otorgaba, como un testimonio
unís entre los que pueden aducirse á millones,
que demuestran clara, y patentetneiite, que la
Madre do Dios es igualmente Madre nuestra,
pues nadie como E lla nos atiende con tnn
solícito cuidado y nos pro(tnra del cielo fa­
vores tan señalados.... Mis enfermos están
sanos. En pe()ueña correspotubmeia por los
beneficios recibidos do tan excelsa Señora,
presto mi cooperación personal á las Obras
de D. Bosoo, desde hace muchos años, y h®
ofrecido ayudarlas con ese escaso coutingente.
P or el favor de hacer la publicación le que­
dará muy agradecido.
Cesáreo L. G onzález .
3Xrtrín iiun<>a olviclti í4 €>u.s <lcT-otos*

;O h cuán buena es María, p o d e m o s repetir
con el gran Don Bosco! Su ternura de Madre
amaiitísima no perm ite que ninguno de sus
lii.ios quede privado de su amorosa protec­
ción. Así lo confirma la gracia singular que
recibí el -2 del corriente Mayo al pasar por

319 —
la calle de la Compauía, de esta cindad,,donde
ana barra de hierro desprendida de un balcón
cayó á mis pies, rompiéndome los vestidos
sin tocarme la cabeza., E n aquel momento y
al contemplar la admiración de los transeún­
tes. me acordé de la Santísima Virgen y no
dudé que E lla con su valiosísimo patrocinio
había escuchado benignam ente el Acordaos...
que le recé con mucho fervor aquella ma­
ñana. ¡Oh M aría Auxiliadora! Tú que acabas
de ser coronada triuiifalineute en la tierra,
5i|rue protegiendo á tus devotos hasta coro­
narlos á, todos en la Gloria.
P atrocinio Molpeoeres
DE LA T o ree .
Santander, 23 de Mayo de Í9U3.

G r a c ia s A M a r ia .

Tina amiga mía estaba gravemente enferma.
Los médicos no daban esperanza ninguna de
salvarla; al comunicarme su marido el grave
estado de la enferma le envié al momento
una estampa de María Auxiliadora, para que
se la colocase bajo el almohada. ¡Oh bondad
de María! Con asombro de^^todos la enferma
empezó á mejorar al momento, tal que al cabo
de pocos días se encontraba perfectamente
fuera de peligro, y en acción de gracias,
mandó íi celebrar una misa á su altar en la
iglesia de los Salesianos.
Salam anca, F ebrero 1903.

J. R iesgo.
A - b l a u c l a o l c o r a a c ó u « le x iu
]iio t* il> a ii4 Ío .

Uii conocido mío encontrábase gravem ente
enfermo sin esperanza de curar. Su inoilo de
vivir dejaba mucho que desear y no quería
que le hablasen de confesión. Su pobre esiwsa llorando me comunicaba lo obstinado que
era su marido. I a3 eucomendé que acudiera
á María Auxiliadora. ¡O poder do María! El
enfermo pidió una estampa de M aría Auxilia<lora, que se la colocó sobre su pecho, en
el mismo tiempo pedía un sacerdote para con­
fesarse y acabó su vida encomendándose á
María Auxiliadora.
Marcelino E.
Alal>a<la. s e a 3 Ia iría A u x iH a «lo r a .

Hace diez meses me encontraba gravemente
enferma de un reumatismo agudo que no cedía
á los remedios de la ciencia.
En tan angustioso estado acudí á M aría
Auxiliadora pidiéndole hiciera cesar m ishorribles sufrimientos, prometiéndole im bliear la
gracia.
María no desatendió mi súplica y desde
entonces obtuve una ta n rápida mejoría, que
á los ocho días me encontraba completaínente sana.
Cumplo con mi p r o m ^ haciendo público

el favor que por mediación de María Auxi­
liadora, obtuve en tan corto tiempo.
J u ana G.

de

G onzález .

Mendoza, Marzo 4 de 1903.

Dan con toda la efusión de su alma, gracias
á María Auxiliadora, y envían una limosna:
— A l c « í ^ * (A licante). Dolorfs Sdnciux: h ab ien d o
caído mi oepuM) })or ex trem a deb ilid ad en catado de enageiiuniiento cou peligro de p erd er la raziSn, lo euoumeudé d M uría A nx.: apcnaa b u h e iiirocado su d u lce
nom bre le tom ó nu tra n q u ilo hiicHo y deapertó com­
p letam en te bueno Quedo tam bióii et«‘rinim ent« agru«lecidu d ta n b uena M adre por otros umchus favorea.
A n t e c i n e r a . (M álaga). — l7íio devola de María
Jtixiliadora, por babor obteuido la i)ronta curación
de una persona enferm a y por m uchos fuvoroa q u e d e
la V irgen h a obteuido.
I l > i « i e i M — Ln Comunidad de laa Pellpioaas Jlfíiíiinas, por u u a g racia o b ten id a por m ediación de M aría
A itxiliadora.
A l g f t i e ü n . (Alicante). José Sánchez Rico. — Uno
jóven estab a ta n g ravem ente enferma, que ya deaeaneran d o de su vida, se le adm iiiiatró la E x trem a U n ció n ;
eu ta n doloroso tran ce la encomendamos á M. Aux.
y prom etim os p u b lic a r la g ra c ia ; la Sma. V irgen
oyó n u e stra s súplicas y cum plim os lo prom etido.
I l > i d . — Idem. O tra j'óven se h a lla b a en u n tra n c e
ap u rad o y p elig ro so : su herm ano, que es S acerd o te
y Cooperador Salesiaiio, celebró en honor de M aría
Anx. u n a M isa y me encargó que yo ro g ara por el
a su n to : hoy la dificu ltad está su p erad a y agradecidos
cum plim os Ja promesa.
C a m l > u < l o K ('Pontevedra). — E l A bogado Sr.
Antonio Botana Barbeito d a gracias á M. A. p o r u n
favor obtenido.
— Lorenzo Gómez agradecido á María Aux.
C u m o K (P ontevedra). — I). -fiian Pireira. H acía
cu atro arios que una Sei'iora p.adecfa fiicrtcH finjos d e
sangre v no ofrecía eM]ieranzas de Hiimir: le eiicargnó
rezara la novena iiiie eneom endalia I). Hosco, y al
poco tiem po sa n a ya vino 6 d a r gracias ú los pies
de María A uxiliadora.
I l > i< l. — Idem. U na h cn n n n a m ía tn v o q tio s u f rir
una p eligrosa operación; la encomendó á María Aux.
y no sólo resu ltó liien. sino que llegó á d e sp ertar ja
adm iración de los módicos y de la s Jfcrnuiiias de la
C arid ad p o r su p ro n ta m ejoría.
11> i< l. — Wcm. A gonizaba y a u n n írio y sus padres
sin esperanza, agiianlalm n el momentü doloroso do la
m u e rte : encargué á su m adre que piiliera la g ra c ia
.á M aría A ux.; el n iño hoy vivo y e stá perfectam ente
sano.
O t x e n o a ÍE spaña). — Fictorla Gómez. H ab ien d o
acudido á M A. en un re p e tid o y fu erte dolor de ca­
beza. a l p u n to desapareció.
T .« i C í i x ' o l i n a (Río N egro). — Ignacta A lfa ro
de Romero; H allándom e en grande aflicción, recu rrí á
la V irgen A n iilia d o ra y E lla bondadosa escuchó
m i p leg a ria .
L a . I P a z (B olivia). — Sra. C. JB. y Srxta. C. S .
por gracias recib id as.
3 X a s a y a (E spaña). — Salón'’ de Gutiérrez: es­
ta n d o la m S ita C elin a G u tié rre z de cuatro años, a ta ­
cad a por u n a fu erte p u lm onía y d esah u ciad a y a d e
los m édicos, n n a persona am ig a ofreció p u b lic a r la
g racia si M. A. le o b ten ía la cu ra c ió n ; conseguido el
favor, cum ple la prom esa.
ZI>1<3. — Moraima de Jiamírez d a g ra c ia s á M aría
A ux. p o r h a b e rle sa lv a d o la v id a á dos de sus uífiitos.



*_>20

Jonefct'DolottA- fíasquien, por- u n a g rácia

(Aluicria). —* L\ua Vélez Blanco: por un
fa v o r éwiBegltldo,
Froncitca Peritz: por h a b er l i ­
b rado lí 8118 hijoa de la pe«f.ífero coqueluche,, ú pesar
«le los síntom as que do o lla se jiorarou oii uno.
M ílU itíT il (K epaba). — Franvinr.a E. dp.üínra por
h a b e r sanado su esposo de u n a grave enferm edad.
3 X o 1 Í u h < l e X lí'^ y . —: JClita Co.rdií» Vda. Comas,
2>or haber aloaÚ 2ad<í la cnraolóii de su Iiiji.
L ^iiioM O (Alicqutu)., — Dolores Vidal, por u n fa­
v o r recibido.
M a l u u i m i c ; i i . (E sp añ a). — M. Colvo. U n lujo
iiiio estab a gravem ente eufórm o: los m édieos deaeapera b a n salvarlo. A cudí lí M aría A nx. oou u n a novena
y al octavo d ía mi hijo esta b a ya sano.
H t í i - C r u a ; c í o C a m p e r o (A lava-E spaña),
— /'Vií(jí(íOífrt Plotero (le Martínez, a g rad ecid a jior h a ­
b e r obtenido la cnracidu do su ÚiJLta í'e lis u , que es­
ta b a gravem ente enferma.
A.u<li*<Sw t í o l * t i l o m n i ’ (B arcelona). —
Una ('ooperadora Salesiana: La u iíia T eresa V iilal y
B a ta lla do 2 aOos sufrió una p u lm onía do cuyas resu l­
tas tuvo que su frir n u a operación p a ra sacarle una
co stilla. A p esar del peligro y do la poca edad, con
e l favor de M aría A ux. o b tu v o pronto la salu d .
M . I T f u i K ' l N c o < lo C a l i f o r n i a (E stados
U nidos). — Jeróuima R . de liernal, por una g ra c ia ob­
te n id a de M aría A uxiliadora.
T a l t t u (CliLlü). — Zoila González Herrera. P o r
h ab er salvado á n u a licrum uita suya do un golpe p e ­
ligrosísim o. dcl cual, sin el au x ilio de M aría, h u b iera
recibido grave d a d o : e u e l acto la eucom endú á M aría
A ux. y se detuvo en su cald a como si u n a m ano sol i d i a la sostuviese.
T J j o . — D. José. Palomo y Martínez, por u n a gracia
especial recibido de Alaría Aux.

o b ten id a.



■ V a l e n t í i a (España*). — .U oríadel Pilah: halUadonte. en u n a aj>arail.a ;iitujacióu jior n e e ^ ita r cierta
ca n tid a d de d in erd slirq u é n a d ie p u d iera iirestiírmela
y sin que yo ^ludiera presen tar fitinas que para el'
em préstitd-sB m e ‘pedían, acudí á 'M a ría Aux., y Ella
me insp iró '.u n a; perdona q u e me .sacó d e ta n apurado,

tifvpce.

.

V é ^ e z - ü l ^ l > i - o (Almería)..fTps^ A/’urro.AarafTc,.
eiicuiitráudose con im a p a rá n sis y desáliiioiado’ de los
módicos, acu d ió á M. A uxiliadora' y alcanzó la cu­
ración.
* •■
X ’ ** — D. Jíca ro del Amo, por u n fav o r recibido
J J . — Manuela de Sane (del Ferrol)', D. Miguel
Gómez (do Barcelona) y un e stu d ia n te de la m ism a ciu­
d a d , su p lican & los Cooperadores so dignen rogar por
ellos p a ra la consecución de una g racia especial que
n ecesitan .

A M aría A uxiliadora.
Madre del Verbo, sacrosanta y pura,
De tus devotos tierna Auxiliadora
E incuusable y benigna mediadora
Del pecador, en la celeste altura:
Tú, que amparas al triste en su amargura
Siendo del desvalido protectora.
De Don Bosco á la Obra bienliecliora
Tiende tu mano que bonaura augura.
Síj concede á la Orden Salesiann,
Que fiel Te adora, con amor profundo,
Tu protección ¡Oh Virgen Soberana!
Y que triunfante del sectario inmundo,
Su santa empresa y su dócti'ina sana
Gloriosa extienda íiasta el confín del mundo.
Josió L a m a r q c e
de Novoa.
Sevilla. A b ril dol 1003.

(Ecuador). — Nos escribe el r«)doado por la mayor parto del clero de esta
ciudad, y ugas:ija»lu por sus distinguidos padri­
P. Briatn:
El 8 do febrero último cclebramoa 2>or primera nos cantó su primera misa con todiv la i)Otuj)a
vet 01! esta ciudad la fiesta do nuestro celestial posible.
El recuerdo de esta fiesta tan tierna y regoci­
Patrono el dulcísimo S. Francisco de Sales. La
novena durante la cual se lució el coro infantil jada no se borrará tan pronto ni del corazón del
do cate Oratorio festivo, estuvo muy concuiTÍda. felis misacanbino, ni del de' sus herinaDos ile re­
Pero la concurrencia fue verdaderamente extra­ ligión.
Después de lo expuesto no quiero concluir esU
ordinaria el día do la fiesta ¡tan grande era el
deseo de estos buenos feligreses de oir la inisít carta sin eomimicarle que habiendo llegado últi­
déla Sta. Infancia dcl limo. Sr. Cagliero ciuitada mamente de Bogotá un buen refuerzo de personal,
por nuestros niños! Tnfm mis.'nim cantó con maes­ se abrió uiia escuela do primera y segunda ense­
tría las glorias dcl Saiito un padre capuchino, y ñanza en un local puesto desinteresadamente á
cu la función de la noche el iiifrascritó hito una nuestra disposición por el Sr. D. Francisco lusibreve confeveticia ú los generosos C4»npcradorc8 guares y su digna señora D.* Eladia Márquez de
bnrranquilleros qtic con tanto amor como solici­ lusiguares. Mientras escribo estas cuatro lineas
la frecuentan ya unos cuarenta niños ca.si todos
tud fuvoix‘ceu la obra salesiaua.
Con motivo do una (uitucra misa so celebró este del pueblo, que irán aumentando ú medida que
mes otra fiesta no mem>s bella míe la anterior. se consigan el mobiliario y útiles necesarios. En
Precisíuuoute en la stúemuidad de la Auuuciaeióu , el mismo local se ha iniciado también una es­
de la B. V. M. nuestro hermano D. Etequiel Borda cuela noetnina ivara los niños mayores, que en el

dia tleneB- qae Ixabajar á fiji de sostenerse y sos*
tener á sus padres.
De modo que ya con el Oratorio festivo, que
prospera cada día más, ja con his escuelas diurna
y nocturna y, sobre todo, con el favor de Dios,
lograremos educar cristianamente, á una parte
siquiera de los muchísimos uiñcs ^que pululan en
esta inmensa parroquia confíada á nuestros cui­
dados, que tiene cerca de 20,000 almas.
Qaiera Dios bendecir nuestros trabajos en fajor
de la juventud.

Montaldo, quien con la exquisita amabilidad qne
ie. caracteriza, proporcionó toda clase do-comoilidnd á los: visitantes, que fueron recibidos á la
entrada de la Escuela, por la.banda dol Estable­
cimiento, compuesta de los mismos alumnos bajo
la inteligente dirección dol Sr. Andrés Costas.
Esto.príjuer reñejo de ver á jóvenes agricultt>re8
familiarizados con los instrumentos do luüsica lo
mismo,que e>i so tratara do la amda y la pala, con
que 80 prei>aian en vastísimos conocímiontos para
los. trabajos do nuestra vida rural, os un digno
ejemplo, que dobiem servir do especial estudio
á los poderes i>úblicos, pura fomentar el estimulo
de estas dignas .escuelas únicas y voidaderas
fuentes de dundo, deben salir factores indispen­
sables para el- progreso y engrandeoiiuieutu de
nuestra riqueza agrícola.
I^a impresión recogida por los visitantes ba sido
saludada con frases de aplausos justicieros' y en
obsequio á la verdad podemos decir, que fuó una
sorpresa ver elgrado de adelanto en que los Padres
Salesianos han sabido colocar esa escuela que
apenas cuenta anos pocos años de funcionamiento.
Los Señores Maximiano Vázquez y el Sr. Lau­
reano Aller, también invitados para eso agradable
paseo, tuvieron frases de encomio y aplauso.
El banquete, que en honor de los huéspedes
ofrecieron los Padres Salesianos fué espléndido^
nada faltó, hasta los acordes de escogidas operas
amenizaron el almuerzo por esa banda de jóvenes
alumnos á quienes S I Borteño envía su aplauso.

E l P a p a b e n d ie e á lo s l e p r o s o s d e
C o lo m b ia . — De una c.arta que el Sr. D. A.
Rodriguez Castro, Salcsiauo, dirige al Rdísiuio D.
Miguel Rúa, acerca de una audiencia acordada á
los peregrinos Colombianos cortamos lo que sigue:
.....En aquel iusuuito, amadísimo Sr. D. Rúa,
mi pensamiento voló inmediatamente hacia nues­
tros hermanos de Colombia, hacia los Lazaretos,
hacia los pobres leprosos que sufren la más tre­
menda de las enfermedades. Era iiu;^osible que
yo le pidiese al Padre Santo me bendijese y ben­
dijera á todos los míos, sin pedirle también una
especíalísima bendición pi»r todos nuestros her­
manos Salesianos de esa Rt'püblica, señaladísimamente para todos aquellos que se HacriOcan por
los leprosos en los Inzaietos, y para los leprosos
mismos. Por eso pues, apcuos me tocó mí turno,
estrechando la mano de S. S. entre las mías tem­
blorosas por la conmoción le dije: < Simtísimo
Padre: bendígame y emimigo á todos los Sale­
sianos de Colombia, pero le pido con especialidad
una bendición para los leprosos y para los Sale­
El Conde Sr.' Deodato Olivicri de Vemier,
Camarero secreto de Ciii>a y- Esjuida de SS. y secre­ sianos y demás religiosos que viven entregados
al cuidado de loBmism4>s.
tario del tercer Congreso: salesiano.
Su Santidad al oir pronanciarpara los leprosoSf
X J r ib e la rr e a . (Bep. Argentina.) — Secuela me estrechó con más vehemencia la mano diciénAgrícola Don Bofteo. — D e £ í Btn-teüo iroportanie dome: Si, sí, los bendigo á todos de corazón, esperiódico de Cañuelas extractamos lo siguiente: pecialísiinmuente á los pobres leprosos. ¡.Oh sil
Faé una hermosa y simp.ática tiesta la qae los regooijáoe seres que sufrís! vuestra vida no es
Padres Salesi.anos realimnin el domingo último, una eterna noche, no extáis segregados del con­
en su espléndido estabUciiniento, á la que con- sorcio humano, no estáis sepultados vivos, como
rarrieron varios amigas de los Salesianos y nnea- tal vez os lo imagináis...! Habéis tomado parte
Qo Director especiatmeoCe iiiritado, para visitar también al gozo aoiversal, vuestra voz se ha
ese centro Agrícola, verdadera escnela práctica unido al inmenso coro de voces que hoy se eleva
qne bace honor á su fundador, el Señor Uribela- de todas las partes del globo, para honrar al me­
orea, y que es nn timbre de orgullo para la Di­ jor de loe padres, al P s ^ e Santo def Vaticano.
rección de esa cooperación religiosa, de la qne es Si, El os ha tenido presentes á todos en sus pon­
director el P. Pestoríno y su digno cooperador el tificias bodas de plata y os bendice con predilec­
Padre Montaldo.
ción. ¡ Qne esa tundición qne os envía, os sirva
Los visitantes llegaron en el tren de las 9^2 de eonsnelo en los días de mayores suírimientos,
esperándolos en el ¿^den de la estación el Padre 08 ayude á soportar con paciencia y resignación

222

viiuátroH dolore», y ru recuerdo sea ea las horas
{H)r)ti‘eraK poderoso estímulo que avive vuestra
usperauza de ver un día resucitados en vuestras
earnes el mismo Salvador!
S a i* riá (BaycelonaJ — Ya empiezan á sentirse
los efectos de la Curoimcióu do nuestra Augustí­
sima Béina, Madre y Patrou», María Auxiliadora;
ya el rocío del Cielo ha descendido en abundancia
y ha dado nueva vida y vigor á los que viven
en esta comarca; ya en Ün so ve palpablemente
la abnndauüia de gracias que la celestial Señora
ha derramado en los conizoucs de aquellos, que
al menos prommeinu su santísimo nombre y la
invocan bajo el título de Auxilio de loe Críetianos: decimos ésto, no llevados del entusiasmo que
en nosotros reina, sino ante la impresión de la
miis grata realidad al ver como se ha despertado
en loe corazones el amor á tan buena Madre, y
lo alegres y gozosas que apiñadas muchedumbres
lian acudido este año á celebrar la tiesta de María
Auxiliadora en nuestro templo de Sarríii.
Por si so uos creyera parte interesada, dejemos
la descripción do la tiesta ni excelente campeón
•cntólico, el IHurio Oataldn de Barcelona.
< Muy Buleinues y ouiicurridas han sido Ins funcioues con que los beiiemétitos hijos de Don Bosco
han celebrado i'U Sarria la tiosti de su celestial
Patrulla María Auxiliadora.
El día
il las siete y media do la mañana ce­
lebróse la Misa do coimuiióu por el muy ilustre
señor I). Francisco González, Vicario general cas­
trense, tlistvibiiyéudoso el Pan Euoarístico á más
de ochocientos niños que nos edificaron sobrema­
nera con la religiosa piedad tan proverbial en los
discípulos salesiiiiius.
Muchos do estos niuos procedían del Oratorio
Festivo de Siin José, de Barcelona, otros del Co­
legio del Angel de la Guarda y no pocos de otros
eslableciinientus do enseñanza, reoibleudo'gran
parte do ellos por primera voz la Sagrada Co11)unión.
Después do concluida la Santa Misa, los más de
los niños que habían venido de Barcelona á pié,
fueron invitados á tomar ol desayuno, admirándo­
nos como 80 porpetvia en sus hijos el espíritu del
inmortal Don Boseo, que en medio de la escasez
do los más imlispeiisnldes reeurso.-», siempre aten­
día á la par que á las necesidades del alm adias
<lel cuerjM).
A las diez cantóse, con acompañamiento de or­
questa, la Misa del maestro Oapocci, siendo celebrnnte el muy reverendo señor Inspector Dou
Antonio Aimej presbítero, y ensalzaudo las glorias
de María Auxiuadora el rovereiulo doctor señor
Dou Josó Sansa, presbítero, haciendo palmaria,
con su aoostumlimdn elocuenoia, la verdad do que
la obra do Dou Bosoo es obra de Dios Nuestro
Señor y de la csjiecial protección de la Santísima
Virgen.
Por la tarde los niños todos, estudiantes y ar­
tesanos, los uuos con lo que han tenido á bien
remitirles sus parientes ó protectoros y los otros
con los ahorros de gran parte de la propina que
han aloanz;ido durante el año, nlegres y entisfeohos de («oseer buena porctóu de billetes del Banoo
Solfsiano aproverluu'ou la ocasión de comnrar en
la tradicional feria, á meuos de la mitad de su
irccio, ya libros amenos é instructivos, ya las
lerroiniuntas de sus respectivos oficios y uo po­
cos dulces y juguetes.
A las cinco y media cantóse nn solemne Trisagío dándose la bendición con el Santísimo Sa*

f



cramento. Durante todo el día acudieron machoi
devotos á inscribirse en la Archícofradia de Man>
Auxiliadora, pam participar de las innumerable;
graciiis e indulgencias coucedidas por los Sobe
ranos Pontífices y especialuiente por Su Santidad
León XIII (d. s. m.).
Por la noche la banda del Colegio amenizó la
velada con escogidas piezjis, disparándose gran
mtmero de cohetes y variados fuegos artificiales,
echándose ni aire bonitos y alegóricos globos ar
tificiales, y finalizando tan agradable fiesta con
una breve exhortación del muy reverendo señoi
inspector Dou Antonio Almo.
La fiesta ha dejado en la numerosa concurren­
cia de fieles que en ella ha tomado parte, gratí
simo recuerdo, esperando que cada año irá en
aumento la devoción do los católicos de Barce
lona á la excelsa Patrona Salesiaua María Auxi
liadora. »
Animo pues, amadísimos devotos de la Sma
Virgen, propagad su culto y devoción entre vues­
tros amigos y conocidos, y veréis coiuo la que se
complace en honorarse en estos tiempos con tí­
tulo tan hermoso y significativo, hará que sintáis
su poderosísima protección aun en esta vida.
Constituid un verdadero apostolado, valiéndoos
de todos los medios para arrancar aliñas al in­
fierno y conducirla.-? al Cielo, y de este modo imi
taréis «á la Corredeutora do la pobre humanidad,
recibiendo de ella abundantísimos favores espi
rituales y temporales.
Propóngase todo el que lea estas líneas, adqui­
rir al menos un nuevo devoto de María Auxilia­
dora 4 quién sabe si la Madre del Todopoderoso
tiene reservada la paz que hoy tanto se suspira, ó
esta especie do apostolado mariuno?
¡Dichosísimos los que lo practiquen, si es así'
iNo sentís todos como llama á vuestro corazón
la Madre de Dios en demanda de socorro'
iQuó pideT Que todos siu excepción lo pidan gra­
cias, puesto que puede y jmVre concederlas, y
aunque valiosísima y hermosa es la corona que S(
ha depositado eu su regia cabeza, más Iienuosa
sería aun la que sus devotos hicieran conquistán­
dole nuevos hijos, que están separados de su ma­
ternal amor.
Vigro (Fonievedi'a) . — La fiesta de María Au
xiliadora. — Brillantes y sobietnanera hermosot
resultaron esto uño los cultos que los PP. Salesiaiios dedicaron á su excelsa patrona María Au
xitiudora.
Loa tres últimos días del mes consagrado á U
Virgen fueron de preparación á la fiesta de María
Auxiliadora, ocupando la cátedra sagrada el Kdo
P. Félix, superior de la resideucla de los PP
Capuohiuos eu esta Ciudad.
Elocuente y lleno de desgjtrradora verdad e»
tuvo el primer día el P. Félix, cuando despué
de haberae extendido en algunas consideracione
sobre la vida admirable del presbítero D. Juan
Bosco, llamado el Apóstol de la niñez, y de fli
prodigiosa obra, la benéfica institución salesiana
se encaró con los nuevos apósbdes del siglo, qu<
á semejauza de la antigua serpiente, origen de
todas nuestras desdichas, se enroscan at santo
árbol de la liberbid y desde allí gritón á la siem
pre incanta y nuncir excarmeutada muchedumbre
igualdad, libertad, fraternidad.— «Yo, decía, mien­
tras no 03 vea como D. Bosco y otra multitud inno'
merable de héroes cristianos, renunciar á los amoreí
de vuestra familia, á vuestros bienes, á vuestr»
posición social, á vuestras comodidades y aún í

— 233 vuestra propia vida, no creeré jamás en vuestras
palabras. Mientras vuestra religión ó vuestra doo
trina, no produzca instituciones que cou abnega­
ción heróica se dediquen á recoger los niños desralidos, para devolverlos luego transformados en
anos hombres honrados y aptos para ganarse el
pan de cada dia; mientras vuestra religión ó
vuestra doctrina, no nos dé quien recorra las
calles pobres y los barrios apartados para llevar
el ]mn al necesidado y consuelo al afligido, quien
cuide con la solicitud de la madre más cariñosa
>u asilos y hospitales de la ancianidad desvalida
i la juventud corrompida; quien no nos aban­
dona en nuestra agonía, y olvidados de todos, nos
llore después de muertos... mieotins no vea todo
esto, no creeré tampoco ni en vuestro amor hacía
los hombres, ni en vuestras predicaciones reden­
toras. »
No estuvo tampoco menos inspirado al segundo
lia, al enumerar los grandísimos benefícios, que
la humanidad ha recibido de María Auxiliadora,
sin cuyo poderoso auxilio más de una vez hubiera
peligrado la civilización europea bajo la cimitarra
sarracena, hallándonos por lo tanto hoy sumidos
en la barbarie más espantosa; ni el tercero cuando
nos exhortaba á poner toda nuestra confianza en
María que es la esperanza de todos, y la que
seca las lágrimas de todos, tantos ricos como po­
bres, de los grandes y bumildes de la tierra, de
los justos y de los pecadores.
El domingo 24 de Mayo y fiesta de María Au­
xiliadora, tuvo lugar ó las siete de la mañana la
flota más patética de estos cultos, cual fué la
comuniÓQ de los niños que frecuentan nuestras
escuelas. Dijo la misa el Edo. P. Matías, quien
(iTouuDció una tlernísima plática que hizo derra­
mar copiosas lágrimas á muchos de los asistentes
á tan hermoso acto. Después de la misa les fué
servido á los niños el almuerzo, y seguidamente
les fnerou repartidos hermosos diplomas recorda­
torios y bonitos libros, amén de varios trajes
que fueron regalados á los niños pobres, debido
todo en gran parte ó la caridad de fervorosas
almos amantes de María cuyo auxilio fué tan efi­
caz, y que ciertamente el Señor no dejará sin re*
compensa en su día.
Celebró la misa solemne el Señor Ecónomo de
Santiago, Don Argimiro Martínez, interpretando
una bonita misa el acólito D. Jesús ayudado de
otros voces con acompaSamiento do armonium.
El sermón estuvo á cargo del Señor Ecónomo de
Sta. María, Don Faustino Ande, que pronunció
tm hermoso y muy oportuno discurso sobre el
tema, porque D. Sosco puso au obra bajo el am­
paro de María Áuxiliadora.
Son los niños, nos decía el Señor Ande, el fun­
damento de la sociedad, de forma que, si éstos
Wn honrados y trabajadores, la sociedad será virtnoaa y floreciente. En esto lleva parte principalisim.'i la educación, en tal manera que, sin buena
«dociivión religiosa, es imposible hacer buenos
ciudadanos. Ahora bien: Esta educación, aún
prescindiendo muchas veces de uialvailas inten­
ciones y corrompidos ideales, no siempre es po­
stule procurársela á esos ciemos augelitos. « Fi^ráos, nos decía, ñguráos un matrimonio obrero,
con tres hijos, de nueve, siete y cinco años res­
pectivamente. Si no gana lo bastante para el sos^ de la casa, tiene necesariauiente la mujer
ayudarle, y en ese coso abandonar la eda^ ió n de los hijos; si lo gana, queda todavía
pesando sobre la mujer una carga grandísima
como son los quehaceres de la casa, que des­

venturado el día en que ella los abandone. Muy
á menudo para ésto, tiene que ausentarse de la
casa durante muchas horas. El padre, cuando
sale por la mañana á la fábrica ó al taller los
deja todavía dormiendo j cuaudo vuelve por la
noche, los encuentra otra vez durmiendo ó con
ese estado precursor del sueño y tan ínstidioso
en los niños. Durante esas largas horas de for­
zoso abandono ¿ ó donde van á parar los poqueñuelosf Pues ó la calle, de{>Ó8Íto permanto de
precoces granujas y maestra la más apropósito
para desmoralizar y corromper. Por aquí se puede
comprender la ulüt y bienhechora misión social de
la Obra Salesiaiia, que recogiendo niños vaga­
bundos, los vuelve trabajadores; y quitándolos
de la escuela del crimen, los vuelve ciudadanos
honrados. »
Terminó el Señor Ande haciendo un encarecido
llamamiento á los católicos y caritativos corazo­
nes de los vigueses, á fin de que la Obra Salesianu en esta población, adquiera el desarrollo
que debe tener; llaiuamiento que no dudamos
será atendido por muchos corazones, deseosos de
obrar el bien, y de hacer algo bueno en beneficio
de la humanidad desgraciada.
V i l la £ s c a s u s o (Argentina). — Cortamos
del Semanario Parroquial,« E l nuevo templo de San
Carlos* de Buenos Aires, lo que sigue: El Do­
mingo, 19 de Abril, tuvo lugar en la Villa EscasuBO , vnlgarmente llamada la Calabria, en el
pintoresco pueblo de San Isidro la inauguración
de la nueva Capilla y Colegio Salesiano do Sta.
Isabel, así llamados porque responden á una do­
nación hecha por testamento por la caritativa
dama é insigne Cooperadora Salesiana, Dña. Isa­
bel A. do Elortondo.
El limo. Mons. Francisco Alberti, Obispo Auxi­
liar de La Plata, que tanto ama á aquel pueblo
donde estrenó su vida apostólica, y donde es tan
apreciado y querido, bendijo la hermosa Capilla
y el primer salón para Colegio. Luego celebró
la Misa, á la cual asistía una concurrencia tal
que no sólo llenaba el sagrado recinto, sino que
lo rodeaba por todas paites basta obstruir la c ^ e
donde está situado.
La banda del Colegio Pío IX y una sonora
campana, que el mismo Obispo bendijo antes de
empezar la función, coiivid.'iban á toda aquella
población para el solemne acto; y aunque la es­
trechez de lugar no permitiese la entrada á aquella
inmensa muchedumbre, todos quedaban respetuo­
sos y devotos frente al lugar donde se cumplían
las sagradas ceremonias.
Veíanse entre aquella apiñada reunión las más
distinguidas femilia^^ bonaerenses.
El Sr. Lázaro Elortondo y sii distinguida Es­
posa Señora Dolores Anchorenn de Elortondo fue­
ron Padrinos de la nueva Ca])i!la y del Colegio,
no sólo como encargados de ejreutar la voluntad
de la ilustre donante, sino taiubiéu ¡)or el afecto
con que se han dedicado á esta fundación, aumentando la misma donación, costeando e! iiiobiliatio y siendo efectivamente padrino» de la
Obra y de los que en ella han de cobijarse.
El discurso pronunciado por el elocuente Obispo
fué sumamente afectuoso y oportuno, como que
versaba sobre un tema tan interesante como
tierno; La educación de la niñez pobre. — Hizo
alusión al hermoso cuadro, pintado primorosamente
por el mismo Sr. Elortondo, en el cual, según el
ideal de su venerada madre, se representa Jesús
entre los niños, diciendo: Dejad qué loa niñea

— .224 —
vnujan á mi., — De^rrolló el simpático tema,
ni(»stnm(lo como la formación del pueblo, de la
sociedad y de las futuras generaciones, depende
de la educación que se da ála juventud, especia)'
mente á osa juventud, la más numerosa,’ que
forma ol biijo nueiilo.
liucorduiiuo luM frases que él ^to. Evangelio nos
dice sallando la boca d.^ todos los que visitaban
la casa do Sta. Inabolj do Zacarías, cuando nució
el Sto. rre<juraor del Mesías — t Qaé pensáis que
será este iiiüot — el hábil orador mostró, como
esa pregunta iustiotivamente nos la hacemos al
ver toda esa niñez, que nps rodea, y que vemos
en las calles, en las familias, en los colegios ^
doquiera dirigimos nuestros pasos y nuestras mi­
radas.
A esa pregunta: ¿que pensáis serán esos niños
un día f puedo contestarse, cuando se conozca con
qué principios, con qué método, y por quienes so
educan. — De aquí tomó argumento para ensal­
zar á aquellas almos benéíicua que como la Sra.
de Elovtondo, so preocupan de la educación moral
y religiosa de la niñez pobre.— Uno de los ras:o8 m ^ salientes y conmovedores de este discurso
uó cuando ol limo. Prelado, citando un pasaje
del célebre San Cipriano, presentó á su auditorio
el cuadro desgarrador de esos pobres niños ha­
rapientos y desgreñados, de mala catadura y peo­
res costumbres, que vemos correr á tropeles por
calles y plazas. Si alguien preguntara á esos in­
felices: fiiuicn 08 llevó átnl punto de degradacióut
muchos de ellos podrían contestar con verdad:
non nos, sed paires nostri. No tenemos la culpa
nosotros, sino nuestros pailres, de nuestras des­
gracias y de nuestro ab«^U(Ionü. — Al contrario,
si almas geuert>sns se ofrecen para hacerles de
adres á esos infelices, camb'aró entornes la conicióu de los mismos y serán regenerados.
Luego, recordando al Apóstol do la juventud
twbre, Don Bosco, á cuyos hijos esta nueva fun­
dación se encomendaba, mostró la eficacia del
método salesiano para formar en lu religión y en
la moral á los hijos del pueblo.
Otra hermosa aplicación hizo á ese respecto de
aquellas palabras que la hija do Paraóii dijo á la
madre entregándole el pequeño Moisés: — Recibe
este ni~o y oHalo para mi. — Así dice la Iglesia
en nombre de Dios á los padres y á los maestros
al entregarles esos niños, ya cuando salen de los
aguas regeneradoras del bautismo, ya cuando se
presentan á una escuela. Educad y formad esa
juvoutud en la religión, en la moral y en la ciencia:
educadla |tara Dios, para la Ueligióu, para la so­
ciedad y para la familia,'y asi lo.s educaréis para
la felicidad imperecedera, para el Cielo.
Tierna y ojamuna fué la alusión que hizo á la
Tirtm>sa donante, recuerdo que eomnovió hasta lus
lágrinms á sus deudos y á la distinguida concu­
rrencia. « Mo parece, dijo, ver aquí entre nosotros
aquel Ancol do caridad (que yo uo nombro porque
ya pensáis en Ella, y uo quiero eniocionaros de­
masiado), con aquella sonrisa de boudad que la
canreterizaba, nui-ar comniaeida esta fuudacióu,
que fué dorado ensueño ue su vida.
Ella desde el Cielo, mientras se complace en
ver el esmero con que se ha cumplido su última
voluntad, cuidará por la prosperidad de su obra,
quo no es sino una continuación de aquel aposto­
lado de caridad que cumplió entre nosotros. —
Y nosotros al recordar su nombre, q^ue perpetua­
mente quedará vinculado cou esta Capilla y con
esta Escuela, nos sentiremos dulcemente llevados
á imitar los qjemplos de su piedad y su caridad;

?

que Dios tan copiosamente remunera en el cielo
.Concluida tan interesante y simpática función
mientras lo8.acordes.de la luúsici», entretenían 1>
población en el extenso patio, las principales fa
mílias pasaron al, salón para saludar el seño:
Obispo y. felicitar los Señores Elortoudo por If
feliz innuguriioióu de tan, importante obra.
• Por la tarde el misma .Monseñor Alberti ben
dijo y cidocó lo.s cuadros artísticos del V%a Oruet
pintados por el señor D. Lázaro Eloríondo, qu«
forman uno de los más preciosos adornos de 1»
bonibv Capilla.
Concluyóse la funcióu con la bendición del
SS. Sacramento oíiciada por el R. P. Vespígoani
Inspector Sulesiauo.
Los niños de la Sehola Caniornm del Colegio
Pío IX de Almagro cantaron hermosos motetes
tanto en la Misa de Monseñor Alberti, como en
br que se celebró, con igual concurrencia de fie­
les, después de aquella el Kevdo. P. Lardi.
También las Letanías y el Tantum Ergo estu­
vieron á cai’go de los mismos cantores, quienes
despertaron juntamente con la banda, vivo entu­
siasmo entre aquella población de la Villa Esessuso no acostumbrada hasta ho.y á presenciar las
tiernas y augustas ceremonias del sagrado culto.
El éxito de esta inauguración, debida á la pie­
dad y celo de la distinguida familia Elortoudo,
ha hecho pronosticar los copiosos frutos que esta
nueva fimd.ición producirá para la juventud de
ese importante barrio de San. Isidro.

S

Don felipe ilerl puerta.
iL día 24 de A bril en Asimcióu, á donde
Imbía ido por asuntos particulares, ha
dejado de existir, eu brazos de su apreciada
esposa y conforttido con los auxilios de nues­
tra santa K eligión, el acaudalado vecino do
esta Villa y entusiasta amigo de la obra de
Don Bosco, Don Felipe Neri Suerta.
P or sus bellas cualidades y su ^msición
sociíd, era una de las primeras figuras déla
Sociedad Oouceimionera. Ocapó varias veces
honrosas cargas eu el seno de la Corporación
ituuicipal. Unas veces como Presidente y
otras como Concejal, y en todas ellas, se le
ba visto obrar siempre con rectitud y entu­
siasmo. E l departittnento pierde uno do sus
mejores hijos.
Iiam eutam os, de todas v e ra s , esta gran
jíérdida, pues, ora para nosotros un fuerte
bnu o y para la R eligión, nn adalid deno­
dado.

— ÜJ5
Al arompaüar en sn at;erbo dolor 6 la dis­
tinguida esposa' y numerosa fam ilia que deja
desconsolada, pedimos uiia plegaría para su
alma.

Bamona incr Kibot de Gómez.
de Junio liizo un ano que pasó á meÍ S)Ljor30vida
la inolvidable fundadora do la
casa de Vigo, cuya memoria quedará eternaiuente grabada en el corazón de tantos desgraciíulos que recibieron de sus manos li­
mosnas y consuelos.
De la casa de Vigo fué fundadora, bien­
hechora y madre. A l recordar á nuestros lec­
tores sn prim er aniversario, les suplicamos
no defen de elevar al Señor sus oraciones por
el alma de tan insigue üooperadora, m ientras
proimnemos su vida como brillante ejemplo
de virtudes cristianas.
Goce sn alma del descanso eteruo.

J^ibpos regalados

á esta D ir e c c ió n
y que recomendamos á nuestros Lectores.

L\\ NUEVO DEVOCIONARIO

Acaba de publicar e l Rdo. Sr. D. J ca x B alt.es TER uu liermoso devocionario dedicado al Sdo.
Corazóu de Jesús, cuyo producto se destina para
el uuüvo templo del Tibidabo.
He aquí lo que el Kdo. Sr. D. Juan Bovó y
Eius escribe en el excelente Diario de Barcelona:
LaH pi'omce»»» del Sdo Coraxón de J cmÚm.
Con este titulo acaba de pnblicarse un nuevo
devocionario, especialmente dedicado á los socios
del A).u.stoladü de la Oración y cuyo producto
liquidu, según anuncia su autor, se destina al
al templo en proyecto que en honor al Sagrado
Corazón ha de levantarse en la cima del Tibidabo.
Después de agradecer á su autor, mi amigo y
conijarofesor D. Juan Ballester, Pbro., el ejemplar
que con hermosa dedicatoria acaba de regalarme,
permítame que desde las páginas de este ilustrado
iHario le felicite sinceramente por la feliz idea
que La tenido de escribir y dar á la luz pública
un libro que bien podría calificarse de « Cartilla
Biilitar ^ de los socios del Apostolado de la Ora
eión; y, sea dicho de paso, de desear es qne ande
pronto en manos de cuantos se precian de formar
«u las fila» de ese inmenso ejército, que á una

misma consigna, la ora«*ión, se congrega y apresta
á librar Lis batallas del Señor bajo los pliégaos
divinos del Sagrado Corazón de Jof>TÍs. Muclio y
bueno se. ha escrito en libros, revistas, folletos y
hojas sueltas sobre uua devoción, que bien puede
decii-se que es boy la devoción ojiudmitoy predi­
lecta déla cristiiimhul; pero, fuerza nos va con­
fesar que en medie de esa biblioteca riipiísima y
selectji del Sagrado Corazón do Jesús, faltaba
aún un libro, más ejue teório<> prúctici), niiis qne
para lucir en la bihli<itoca, á propósito y adecuado
para correr en manos de todos; algo así, como
decía en un priueípio, que sirviese A manera de
« Cartilla militar » para los socios del Apostolado
de la Oración.
Formado el Apostolado de la Oración A manera
de pacífico ejército, con sus jefes (directores gene­
rales, locales, celadores, etc,), un cuerpo (cousejos
generales, coros, etc.) y uu:i arma de combate (la
oración, la Comuaión re{)aradora, la devoción á
la Virgen, etc.), ya solo faltaba uu « manual »,
uua « cartilla », donde encontrase fácil, completa
y ordenadamente el socio del Apostolado todas
las instruccinues convenientes y la práctica de
sus piadosos ejercicios.
Tal es el fin esencialmente práctico que i>arece
haberse piopuesto el autor, y A cuya consecución
ha desaiTollaUo con uu celo é ilustración que le
honran, un verdadero plan de « tóctica militar
espiritual >, encaminado siempre al mismo fin,
que no es otro que el reinado efectivo y práctico,
individual y social del Sagrado Corazón de Jesús.
Eu el encontrará el socio del Apostolado su « ejer­
cicio cotidiam). actos preparatorios y de acción
de gracias • para antes y después déla Confesión
y de la Comunión, « misa » del devoto del Sdo.
Corazón, « .Moraihis » de la Beata Margarita, Tri
sagio, novena y misa del Sagiado Corazón, Offi
cium parvuin. Breve oficio y Lettinías dtd Sagrado
Corazón de Jcaús; en suma, todos los ejercicios
del cristiano eu relación con el Sugiadu Corazón
de Jesús.
Pero lo qtie avalora priuciitalmente ese precioso
Manual de devoción es sin disputa la breve, poro
sustanciosa explicacióu de las valiosas promesas
del Sagrado Corazón que, desarrolladas en 214
págiuas, constituyen doce temas sabrosos de me
ditaciÓD, uno para cada primer viernes de- mes.
Y esta ee la nota verdaderamente simpática y
original del libro qne nos ocupa; puesto que hast»
hoy, Alo menos en lengua castellana ó catalana,
no habíamos tenido el gusto de saborear el ex
quisito néctar de las consoladoras promesas del
Sagrado Corazón á la Beata Margarita Alaco
que. Todo lo cual, anido al fin nobilísimo y ge
neroso A que está destinado el producto líquido
de la obra, ó sea á la construcción de la Basílica
proyectada en la enmbre del Tibidabo, en honot
del Deífico Corazón, hace concebir fundadamente
los mejores augarios en la propaganda y difusión
del libro-manual que nos ocupa. — Juan Bové y
Bíue Pbro.

m

— 22Ü V a d e ^ m e v u in S a c e r< lo t¡s , para ©1 1903.
La excelüuto y renombrada librería de PopelínIleriminoR, que tantas buenas obras edita, espe­
cialmente para izso de las almas piadosas, ha dos
años publica un hermoso Vade mécum para los
Sres. SacerdoU'S. En él encontrarán todas las ne­
cesarias advertencias, para la vida parroquial:
avisos, rúl>ricas, santos del día, color de los or­
namentos, wlvertomijíia al pueblo etc. con espacio
en blanco ]iara las anotaciones diarias. Al fin
lleva conocimiuntoB útilísimos á todo sacerdote.
Recomendamos pues, encai’eciduinente este her­
moso Vade-mceum y aconsejamos á los qne de él
no so han provisto esto año no dejen de hacerlo
con el del 190-1.
Precio l ’7ñ fr. So remite franco de porte cer­
tificado por 2’2ó.
Popelín-Hermaxos, 8, Rué Séguier, ParU.
M a r ín , reflexiones predicables, con censura ecle­
siástica, por D. R egino Martínez Diéz, Chan­
tre de la S. I. M. de Valladolid, Camarero
Secreto de S. S., Misionero Apostólico, Capellán
do honor y predicador de S. M. — Cuaderno de
16 pág. á 50 céntimos. Contiene hermosos y
santos pensamientos sobre la Sma. Virgen, que
pueden servir no poco para los predicadores.
I> rl D e s t i e r r o á la P a t r i a , por el mismo
autor. Cuaderno de 16 pág. — 50 cent. Es nn
poema do artísticos y cristianos pensamientos.
A ndrés Martín , Editor y Libreroj Portugalete,
2, Valladolid.
rViiev'o T e s ta m e n t o d e IV. S . J e s u c r i s t o
Traducido al castellano por el limo. Sr Dr,.
D. F élix T orres A mat y brevemente anotado
por el Dr. D. Emilio R omán T orio , para uso
do las almas piadosas. — En 12*’, 838 pág. y
una preciosa lámina. Precio 3’25 francos, en
rústicaj 4, en tela; 6’25 eu cuero con cortes
dorados.
Inútil es recomendar esta obra, que es ol Códiego Cristiano; servirá mucho pava las almas
devotas i>or sus breves y sustanciosas notas y es
recomendable por la nitidez y elegancia de su
impresión. — H erder, Friburgo de Brisgovia
(Akmania).
|T |ia v íc tim a d o l s c c r c d o d e l a C o n fe ­
s ió n . por un Padre de la Compañía de Jesús,
con 13 ilustraciones.— En 12®y 378 piig. Precio,
francos 3 eu rústica; 3’75 lujosamente encua­
dernado eu tela. H erder , librero editor pon­
tificio.
El título revela ya el objeto de la obra, que
,'s admirable tanto por su oportunidad, como por
el magistral desarrollo de su argumento.
.Vceiiita!4 d e O i'o. Recolección de consejos
para la s.autificaci6n y felicidad de esta vida.
— Primera serie.
Eu rústica un yemplar, Pts. O'SO.
»
por 13/12 qjem. Pts. 9*75
»
por 156¡114 »
» 110*00
P opelín -Hermanos, 3, Séguier, París.

¿Quién no conoce este áureo libro, si sólo basta
leerlo para cautivar el alma y conmover el co­
razón? ¿A quién que las lea, no hieren estas sae­
tas de amor divino y de espíritu cristiano? Avisos
cortos, breves consideraciones son las Arenitas de
Oro, 6 mejor dicho perlas preciosísimas de valor
inestimable. Conviene este libro á las personas
que no tienen mucho tiempo para leer libros
ascéticos; la sola lectura de algunas líneas puede
darlos materia á serias meditaciones y á sabios
propósitos.
D e v o ta IV o v en a a l d u lc ís im o IViño J e ­
s ú s .M ilag:roso d e P ra g :a , publicada por
el Director de la Revista S I Mensajero del Niño
Jesús do Praga. — Imprenta de SübibaxaH ermanos. Calle de la Princesa, 14, Barcelona.
Esta hermosa y simpática devoción al milagroso
Niño de Praga encuentra acogida en todas partes,
y el Director del Mensajero ha sabido con unción
y piedad escribir esta Novena para aumento de
tan santa devoción.
£ 1 tp a b a j o m a n u a l. Método racional y práotico de trabajo manual para las escuelas y la
familia, por Miguel F oro Gómez y Carlos
Grümisen. Obra enteramente original, ilustrada
con numerosos grabados. — Encuadernación
imitación tela. Precio fr. 1’60.
Dirigir pedidos á los Sres. P opelín -Herma­
nos, 3, me Séguier, París.

MEMORIAS BIOGRAFICAS
DE

/ViOMS. L U IS
(Continuación)

Capítulo X Y I.

f ContinuaciónJ
L os pobres Salesianos al oir tal contesta­
ción se m iraron confusos y angustiados. Uno
solo ora el pensamiento que á todos ator­
m entaba; ¿cómo podremos aguardar quince
días en una gran ciudad que nos es desco­
nocida, j lo que es más, sin dinero con que
m antenem os? Pero D. Lasagna no quiso
aumentar la angustia de sus hermanos,'mos­
trándose él tam bién sin confianza; por tanto
con toda tranquilidad buscó una modesta
touda, p e ro ,que no desdecía de sacerdotes y
misioneros,.y allí los alojó.á todos, mandán­
doles que descansaran y se repusieran; aún

ie recordaba de la promesa de D. Bosco, de
jue la Providencia no abandona nunca á los
^ae eu ella confían. E ntre tanto, acordándose
iel refrán que dice, ayúdate qtte ayvdaiix áe,
f aunque íaviera gran necesidad de descanso,
je puso á procurar socorros p ara sí y para
jus hermanos. Provisto de recomendaciones
le algunos eclesiásticos, obtuvo una entrewsta con S. E. el Card. Dousiet y consiguió
que al menos los sacerdotes y clérigos se
hospedaran en el Seminario, m ientras que
los coatljutores los alojó eú una fonda, usando
con parsimonia del poco dinero que le que­
daba y de las limosnas que algunas carita
tivas personas, sabedoras de su crítica situa­
ción, le hicierou. Verdad es que cuando al
cabo de quince días, se embarcaron en el
vapor Iberia, no lo quedaba y a nada de dinero,
pero pudieron convencerse de que no queda
nunca engañado el que confía en Dios.
¡Cuanta confianza no infundió en el corazón
de D. Lasagua esta m aternal protección de
la Divina Providencia aún antes de comenzar
8u aiK)stoIado!
Educado en la escuela de D. Bosco y
apoyado siempre en las j^alabras del Apóstol:
todo lo puedo en aquel que me conforta:
omnia poseumue in eo qui me confortat, vere­
mos de cuantas atrevidas empresas no fué
capaz durante los 19 anos de su apostolado.
El vapor Iberia zarpó del puerto de Burdeos,
y por la desembocadura del Garona se lanzó
á k s olas del Océano A tlántico. líuestros
viajeros de sobre cubierta saludaron por úl­
tima vez á Europa y dieron de nuevo con el
pensamiento un adiós á D. Bosco, á los her­
manos, parientes y amigos, al mismo tiemim
qoe (le sus oj'^s deslizaban copiosas lágrimas.
Pero estaba disimeato por Dios, que nues­
tro D. Lasagua encontrase eu este viaje más
espinas que rosas. Pues m ientras los demás
misioneros en la travesía del Océano podían
cdebrar la santa Misa, á él por diversos mo­
tivos solo le fué concedido pochas veces.
Los otros viajaban en compañía de emiirautes italianos, y habían podido preparar
algunos niños á la 1* Comunión, celebrar la
Misa sobre el puente y en el salón de
1* clase para comodidad de todos, predicar
7 hasta confesar; pero D . Lasagna, que viaMba con ]>crsonas de diferentes naciones, por
ignorar la lengua, no pudo dedicarse, como
hubiera deseado, al bien de las almas. ¿ Qué
hay de extrañar que el viaje le fuese pesado
y monótono si á algunos viajeros ingleses no
gastaba la compañía de un sacerdote?
^ v o qno contentarse (jon m antener vivo
®tre sus hermanos el espíritu de piedad

practicando todos los días los ejercicios de
piedad prescritos por nuestras Constituciones.
P o r otra parte no fué menor el maleatixr cor­
poral, pues viajaba en un tiempo en que más
terribles y frecuentes so desencadenan las
temi>estades.
D e los muchos viajes que hizo, solía decir
que este había sido el primero y el más
trabajoso: y sólo por un verdadero i)rodigio
pudo salvarse de una terrible y peligrosa
borrasca.
C apítulo X V IL
X^le^ada. ú. Afontcvicleo —!C2n e l pa­
lacio episcopal — JPi’imeras ro«
lacioaes —E a el campo —
griosa aoti-vi<ia<i — IDiiicultadew y
escollos —Celo por la casa de I>ios
—Verdadero, pero íacreib le —A.cog-ida impro-visada, pero cor­
dial.

E l 26 de Diciembre de 1876 el vapor Ibe­
ria fondeaba en el puerto de la encantadora
ciudad de Montevideo. E l primero que se pre­
sentó á los P P . Misioneros, fué un joven ita­
liano, doméstico de Mons. Vera, enviado para
recibirles y acompañarlos hasta el palacio
episcopal.
E l Excino. Sr. Obispo los acogió con pa­
ternal bo n d ad , los convidó á su mesa y no
cesó durante todo el tieniim de preguntarles
sobre D. Bosc.o, el Oratorio de Tiiríii y el
viaje. Tan afable y suave fué el recibinueiito
y la m anera con que los trató el bueu Pre­
lado, que desde entonces depositaron en él
una completa confianza y lo consideraron
como un padre.
Deseoso Don Lasagna de hallarse cuanto
antes en el lugar á que la obediencia le había
destinado, preguntó enseguida por V illa Co­
lón y por el Colegio, que según sus deseo.s,
debía tomar el nombre de Pío IX . El P re­
lado sin embargo, quiso que antes visitase la
ciudad de Montevideo y algunas Comunida­
des Beligiosas que ansiosamente esperaban
Li llegada de los Salesianos. Do este modo,
apenas comenzaba su apostolado en América,
se ponía en relaciones con el Instituto de la.s
Hijas de
9. del H uerto, fundadas jmr
3Ions. Gianelli en Ó h íavarí, con las Domi­
nicas y Salesianas de Milán, y á todas ellas
pudo después prestarles servicios importan
tes ya dirigiendo sus almas, ya yendo él
mismo ó enviando á alguno de sus sacerdotes
á trabajar en sus iglesias.
TJn corto paseo por la populosa ciudad
bastó para (mnvencerle de que aquella Be

— 22S —
jinI)Ii(5H «Uíbía ser «l inmenso campo eii qne
poilna Hjm-.ilai'HB el celo (le miielios sauer(lotee. I’or ,6sfo «pie al ciar uoticü» ü Ü.-Boseo
(le «u licitada íi Montevideo, ya empezaba á
¡íudirlo enviaeo nuevos refuerzos, ayudantes
fervorosos y doíiidiilos para salvar á uu pnebio, que si bien era ignorante y corrompido,
no era ni. eueuiigo de la virtud ni del sacüi’douiü.
Pero, hallándoae impaciente’D. Lasagna de
volar A V^illa Colón, el be'iévolo Prelado dis­
puso qne los Sres. Jereg n i, miembros do la
Comisión y admiradores de la Obra de Don
Bosoo, le acioaipanjiSen A vísita'rla.
lín la puerta del Colegio le estaban espe­
rando I). Domingo Tom atis, comllscipulo y
amigo suyo íntimo y varios Salesiauos, que
1). CagUovo había destinado A aquella Casa.
Después do l a s emoeioiies del reeibimieuto,
fiteron todos jnntfjs A la iglesia y allí, do­
lante del Smo. tSácramouto dieron gracias al
Señor, los unos por el feliz viaje y los otros
por (lue so había dignado dar al nuevo Co­
legio de río IX uu direutor tan bueno, celoso y dotsto.
Villa-Colón lia d o ser para Don Lasagua
una tienda oa el campo de batalla, el testilaouio pureiiue de su intrepidez y do sus iuiuimerubles saerifieios, el faro de donde irradiai’A entorno viva luz de virtud y de ciencia.
Knfermo como estaba aun y cansado por
los sufrimientos de uu largo viaje, tenía ver­
dadera necesidad de descanso, y esto le or­
denaban los doctores que allí lo v isita ro n :
poro era propio de su ardoroso y vivo cai-Acter anteponer A sus pensamientos, A sus
eoinodldadus y A su salud m ism a, el deber.
H abía aun que amueblar el Colegio para
lK)der rec.ibir A los alumnos, lo luAs tardo A
linos del mes de Duero, como D. Juan CagUoro
habla prometido en nombre de D. B oscü: ©l
día Ü^jailo estaba ya cercano y los objetos de
casa aun no estaban preparados. En (ista oca­
sión D. Lasagua desplegó una actividad pro­
digiosa, una energía imwoesible A todo de­
saliento y capaz de sobrepujar los mayores
obstAoulos; A principio de Febrero pudo ya
empezar las clases eleuieut:ilos y pocos meses
después los cursos superiores.
No obstante, lo que uu'is arduo debía pre­
sentársele, y lo que m ás'fatigas debía cos­
tad o ora, la organización m oral, religiosa é
iiiteloetual del Colegio.
La fama de D. Bosco y el g ran renombre
que de buenos cduoadorus habían adquirido
(iesde su llegada los Salesiauos eu América,
había atnúdo al Colegio de Fío I X gran nú­
mero de alumnos. A hora bien ¿cmü no debía

ser el trabajo de los maestros y asistentes, y
especialmente del Director, on un instituto
en que aun estaba todo por hacer, en que no
existían tradiciones, éu que cada día y casi
cada hora había que enseñar en teciría y pro­
curar conso/gnir la prActica dol reglamento 1
Afiádiise Aésto la diticultad de hablar una nue­
va lengua, seguir otro programa en ios estudios
y adaptarse.A los nsos y eostnmbr-es del país;
Adeni'^s Don Lasagua oriooiitraba diiícil, lo
que luAs le estaba A pocho, ésto e s , formar
en la piedad (úertos'jóvenes que pertenecían
A familias demasiado condosoendientes y tier­
nas oon sus hijos, pero privadas casi de
todo sentimieuto religioso. A veces las exi­
gencias excesivas, casi irracionales de ciertos
padres, eran para él escollos en que, A pesar
de toda su prudencia, podía estrellarse toda
su buena intención y su celo.
Pero por el contrario, haciéndose sni>6rior
A si mismo, espécialmente en las prácticas de
piedad, consiguió remediar muchos inconve­
nientes y continuar animoso sus proyectos.
No faltó quien , al ver afluir al Colegio
Pro, hijos de varias familias res[)etables tant-o
por su posición como por sus digíiidades, le
echara en (jara quo el apostolado do los Salesianos es el de los niños [lobres y desva­
lidos. Pero él supo darles una sabia resimesta:
Bien saben todos, decía, que el Sr. Obispo
llamó A los Salesiauos al Uruguay para reme­
diar la total deücloiioia de colegios católicos.
Empecemos por sembrar, lo mejor qne poda­
mos, el .bien entro las familias más acomo­
dadas : con el tiemi>o la Providencia nos ayu­
dará también A doílicArnos A las clases pobres.
E s verdad quo este es el objeto de nuestra
Sociedad; pero si la ocasión se nos ofrece,
4 por qué negar nuestra cooperación en pro­
vecho do la clase hacendada! ¿Por qué in­
disponernos con los ricos y negarles nuestros
cuidados! Todas las clases de la sociedad
vienen de Dios: qne antes b ien , mayor es­
peranza de buen éxito, da un alma bien pre­
parada con una educación civil. Cuando se
piensa en lo que un alm a costó A Jesucristo,
sentimos enternecerse el corazón; debemos
buscar las almas y acogerlas doquiera las
hallemos. ¡Ay de nosotros, si no obrAremos
a s í ; nos expondríanos A desamparar en la
l>erdioión muchas almas!
(Se contintiará).

C« irnbcwa ii k iátnéU Idwiinia - Onti: JOSÍ UIBtlH
Texto
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d< los maviorcs y más cse«U d Ic s ‘d o n e s q u e la d iv in a
b o n d a d p u t d t conceder i los

Hombres

AÑO XXIV — N. 8

(S. Pkanc. lieSm-gs]



O s recomiendo la niñez u
juventud; cullivad con gran­
de esmero au educación cri­
stiana; g
li­
bros que la enseñen á huir del
vicio g i practicar la virtud.

{Pío IX)

PUBUCAC/ON MENSUAL

S U m A S IO — ]¡H a nnerto Leda X I I I !1 . . . .
pag. 197
El Papa León L U I , sus datos biográticos y la enfermedad 203
Ecos del Congreso y de la C o r o n a c ió n ............................. 205
Db huttBTKAtí uieio.SKS.— Patagonia (Territorio del Xeuquéu)
— Colombia: E l primer Lazareto departamental p&ra los
pobres leprosos................................................................... 209
GraeiaM de Mana A u x i l i a d o r a ..........................................218
Crónica S a le s ia u a ........................................................................... 220

(IT A L IA )

(Redoblad vuestras ruerzas
ñ Tin de opartar é la niñez g
tuventud de la corrupción c
incredulidad, y preparar asi
una nueva generación.

(Lro* Xlll)

AGOSTO de 1903

ITecrologia: Don Felipe K e ii Huerta — Da. Bamona Mer
Ribot de Gómez. ........................................................... 234
Libros regalados 4 esta d ir e c c ió n ................. ....
225
Memorias biogrifiess de Mons. Luis Xlasagna................. 22S
H ukbtkos (xKAiiADQB. — S. S. León ^TTT — L o3 pales de la
Tirgen — Imagen de Marta Auxiliadora de Tarín — Rio
Aluminé, Paso S. leñ a d o — Ranchos de Hamanooró — ¿1
Conde Sr. Deodato Ollvieri de Tem ier.

C ¡¡HA MUERTO LEOM XIII!! J
vjí* ■



" vlí-

El 20 deí pasado Julio , propagóse en alas del telégrafo por todo
el mundo esta dolorosísima noticia:
Boma 20-17.

El Santo Padre, León X III, ha expirado á las 4 y 14 minutos
de la tarde.
Este ^rito desgarrador resuena en cí mundo, que ha quedado huér­
fano por la muerte del Padre Universal de los fieles, y viene á llenar
nuestros corazones de indefinible tristeza. )da muerto uno de los mayores
Pontifices que se hayan sentado en la cátedra de Pedro, se ha eclipsado
aquella estrella luminosa que por tanto tiempo ha iluminado al mundo:
adoremos los altos designios del Señor, respetemos su voluntad ado­
rable y oremos; oremos por que el alma bendita del Sumo Pontífice
goce el descanso eterno, y para que el Espíritu Santo elija un digno sucesor
de tan gran Papa, que gobierne con piedad y sabiduría su Santa Iglesia.

íif la imiepto

M f líü

R E Q U IE M A E T E R X A M R O S A E l D03IISE,

— 198 —

g l P ap a JfeÓTi
de luto, como un hijo ante la fría tumba de su amante pa­
dre, se presenta hoy, amados lectores, el Boletín. Vosotros lo adivináis
ya; la causa que ha llenado de luto y dolor al mundo, es la causa
de nuestro dolor y nuestro luto:

EST iD o

J^eón

ya tío cjiisíe;

el astro luminoso, que por 26 años ha iluminado á la cristiandad,, el profético Lumen
de coelo se ha eclipsado para siempre, para brillar más luminoso y más sublime
en la gloria del cielo. Acostumbrados como estamos á ver en el Papa, en León X III,
á la persona ideal, santa, inmortal de la Iglesia de Cristo, á consagrar á León X III
todo nuestro amor y nuestro afecto, no podemos persuadirnos con la idea de su
muerte. Pero las oraciones y los afectos de más de 200 millones de católicos, no
han sido capaces de derogar la leyes de la naturaleza; la muerte del grande Pon­
tífice ha sumido en el dolor y la angustia el alma de todos los católicos, y ha
desvanecido las esperanzas de verle dirigiendo la nave de Pedro hasta la más
tarda edad: el Señor lo ha llamado á S í ; bendito sea su santo Nombré. ‘
Jamás hombre alguno ha despertado en el mundo tanta admiración y simpa­
tía; jamás muerte alguna ha producido tanto dolor. Los diarios, dejando á parte
las odiosas cuestiones de encontrados partidos , han consagrado sus columnas á las
diferentes fases de su enfermedad: el telégrafo, ese gran mensajero alado de los
tiempos modernos, ha llevado hasta los últimos confines del globo los más minu­
ciosos detalles de un Anciano que agonizaba: las miradas de millones de hombres
se han concentrado en estos días de dolor, en un aposento del Vaticano; y parecía
que el mundo contase los latidos del Pontífice, repitiese sus dulces palabras, y re­
cibiese postrado la última bendición de un padre moribundo: el mundo, quizá
sin saberlo, ha tributado el mayor homenaje de afecto y respeto al Papado.
Cuando en los primeros siglos de la Iglesia, los Papas caían bajo el hacha
del verdurgo 6 las garras de las fieras, los Cristianos se postraban ante la tumba
venerada del M ártir; este era un homenaje merecido que prestaban al valeroso
campeón, tendido en la arena del Circo: pero afuera seguía rugiendo la borrasca;
el pueblo sediento de sangre redoblaba sus gritos de furor, pidiendo la sangre de
los Ci’istianos. Ayer por el contrario, á la noticia de que el Papa estaba enfermo,
cesó el ruido, las plegarias continuas y fervientes ahogaron los gritos de odio y
furor y las luchas de partido; el mundo se convirtió en un solo tropel, que con
los ojos vueltos al Vaticano, esperaba tembloroso la suerte del Papa. Por esta no­
ticia el Augusto Anciano recibió gran coiBuelo: ^ ffilix in/irmifas, exclamó, feliz
enfermedad, la que tales cosas produce. »•
..



— 199 —

T ahora, mientras el lúgubre tañido de las campanas convida al mundo á
rezar y llorar por la muerte del gran Pontífice, millones de católicos recuerdan la
dulce figura del Santo Anciano, el timbre de su potente voz, aquellas manos
blancas y diáfanas siempre en actitud de bendecir; y crece en ellos la tristeza y el
dolor, al considerar que de aquella amada y venerada persona ha hecho ya su presa
la muerte. Muchos de los Salesianos y Cooperadores habrán podido contemplar aquella
venerable figura y no la olvidarán nunca.
La historia publicará la potencia, atino y acierto de miras con que este glo­
rioso Pontífice ha dirigido por cinco lustros la nave de Pedro, siempre acometida
por recias tempestades.
Ensalzarán unos los esfuerzos perseverantes para propagar en toda la tierra la
luz del Evangelio, y especialmente para volver los pueblos orientales á la fé católica.
Recordarán otros las inmortales encíclicas, que con sus espléndidos resplando­
res iluminan la inmensa floresta de dogmas de que habla Tertuliano, y que tratan
de los argumentos de más actualidad con esa prudencia, esa sabiduría, ese espíritu
de ponderación y conciliación, que no pueden dejar de reconocer nuestros adver­
sarios mismos.
Evocarán los demás la memoria de los numerosos héroes cristianos, que la
voz infalible de León X III ha llamado á ocupar los merecidos honores en los altares.
A este concierto de alabanzas, también nosotros los Salesianos unimos nuestro
humilde, pero acendrado y filial obsequio. La memoria del Venerable Pontífice irá
siempre acompañada para los hijos de D. Sosco, con la gratitud debida á la bon-'
dad y solicitud de que tantas pruebas ha dado á nuestra Pía Sociedad.
El año 1878, pocos días después de su elección, D. Sosco fué á postrarse á
sus pies, y después de haberle enterado detenidamente de ¡nuestra Congi'egación,
D. Sosco le suplicó se dignase designar un Cardenal protector, como le tenían las
demás Congregaciones. — ¿Y cómo habéis pasado sin él hasta ahora ? le preguntó
el Pontífice, — Pío IX, le repondió D. Sosco, quiso ser él mismo nuestro pro­
tector. — « Pues bien, replicó León X III, su sucesor hará lo mismo. No obstante,
ya que lo pedís, y hasta que yo sea de hecho vuestro protector, nombraré un Car­
denal, para que trate de vuestros intereses en Roma y me dé de ellos cuenta
cuando lo crea conveniente. Al año siguiente nos dió por protector á su mismo
Secretario de Estado, el Cardenal Nina, á quien sucedió más tarde el malogrado
Cardenal Parocchi y últimamente el Emmo. Cardenal Rampolla.
Durante esta misma audiencia, D. Bosco le habló de los Cooperadores Sale­
sianos, y el S. Padre se interesó por saber el programa y objeto de esta Asociación.
Después de haber oido las palabras de D. Bosco, Ileqo de admiración, quiso que
su nombre se escribiese en la lista de los Cooperadores y declaró solemnemente que no
sólo quería ser el primer Cooperador, sino también el primer operador salesiano.
T en efecto, León X III fué el más insigne protector de D. Bosco y de la Congre­
gación Salesiana. T ¡qué veneración no tenía por nuestro amado Padre D. Bosco I
Podríamos citar mil circunstancias en que le dió pruebas de exquisita bondad.
Preciso sería recordar ios paternales cuidados que tenía por D. Bosco, cuando ya

— 20U

se iba debilitando por las fatigas y por los años. Preciso sería describir el interés
con que pedía noticias de D. Bosco, cuando algún salesiano tenía la dicha de ser
admitido á su presencia: ¿cómo está D. Bosco? preguntaba siempre ¿cómo tiene
la vista? Conviene persuadirle que cuide de su salud, que es para todos preciosa;
que cuido también de curarse los ojos. » Al mismo tiempo le aconsejó primero,
le ordenó después que se eligiese un Vicario con derecho á la futura sucesión.
A ruego de D. Bosco, concedió asimismo á nuestra Pía Sociedad todos los pri­
vilegios de que gozan las órdenes más antiguas, y para proporcionar un suave
consuelo al corazón de D. Bosco, elevó al episcopado á uno de sus hijos.
La última voz que vió á D. Bosco, el 1887, León X III le mandó sentarse en
su presencia, y sacando El mismo de un aposento contiguo una piel do armiño, se la puso
dulcemente sobre las rodillas. jQué rasgo tan amable de delicadeza y de afecto!
Cuando D. Bosco murió, el Sumo Pontífice nos envió inmediatamente por me­
dio del Cardenal Rampolía, el más afectuoso y sentido pésame, y pocos días des­
pués, al recibir en audiencia al Sucesor de nuestro Fundador y Padre, se complacía
en evocar su memoria á cada paso, y repitió por tres veces: « Era un santo. »
Amando tanto al Padre, no es de admirar que amara tanto á los hijos y á sus
niños; pues siempre que la ocasión se le presentaba, no dejaba de promover el mayor
desarrollo de nuestras Obras. La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Roma, las
escuelas de S. Pablo de Spezia, el Colegio Leonino de Orvieto el Vicariato y la
Prefectura Apostólica de Méndez y Gualaquiza, la consagración episcopal de Mons.
Lasagna (q. e. p. d.); son prendas elocuentes de pai’ticular bencvulencia del malo­
grado Pontífice.
Un día hablando D. Bosco con León X III, le dijo que el templo del Sdo. Co­
razón de Jesús se estaba construyendo ya, pero á costa de grandes sacrificios.
Pocos momentos antes una p ’adosa persona había presentado al Sto. Padre una
suma de .5000 francos para el dinero de S. Pedro: « Este dinero, dijo el Papa,
quizá haya llegado á propósito; yo lo he recibido con la mano derecha y os lo doy
con la izquierda. Tomadlo y que lo empleéis en los trabajos del Esquílino. »
León X III tuvo siempre gran simpatía por nuestras Misiones. Los Obispos y
las Repúblicas acudían á El con la más completa confianza y siempre encontraron
en El decidido apoyo, ¡ Con que alegría no bendijo á los salvajes, que D. Bálzola
condujo á sus piés! i Con que cariño y magnificiencia no recibió á los Fueguinos y
Patagones, que el 1892 venían á la exposición de las Misiones Católicas de Genova!
Acompañados de Mons. Gagliero subieron las escaleras del Vaticano, leyeron con voz
emocionada y temblorosa sus ingenuos cumplimientos, y el Papa tuvo para todos
una caricia y una palabra de dulzura. Tomó entre sus brazos al pequeño ^Marcos
de cinco años de edad, que á pesar de su naturaleza turbulenta estuvo serio y for­
mal durante toda la audiencia, y estrechándolo contra su corazón, dijo som-iendo:
« Este será más tarde el mejor católico de la Tierra del Fuego. »
¿Cuándo será posible erigir en aquellos lejanos países un monumento digno
de tan grande Pontífice? ¿No serían dignos de grabarse en mármol los cuadros
que acabamos de describir?



201



Indefinible es también el amor que tenia á nuestros niños. Recordarán sin
duda nuestros lectores, la afabilidad con que acogió á los alumnos de nuestras cas ^ , y las dulces palabras que les dirigió, cuando con ocasión de su Jubileo sacer­
dotal, le fué presentado un magnífico volumen que contenía sus Encíclicas, impresas
por nuestros aprendices de Valdocco; admirando la corrección del trabajo, dijo á
Mons. Cagliero: « Decid á los niños del Oratorio que yo los abrazo á todos con
todo mí paternal corazón; decidles que estas son las expresiones amorosas del Papa
— Se siguió á éste el Jubileo Pontifical, y los mismos aprendices, acordándose
de lo grato que había sido al Papa el pasado homenaje, le ofrecieron una ele­
gante edición del Misal Romano. Nuestro Procurador General le presentó en
nombre de D. Rúa al S. Padre, que hojeó algunas páginas con visible admiración,
manifestando lo grato que le era tal presente. « Santo Padre, le dijo D. Cagliero,
D. Rúa desearía obtener de S- S. un nuevo favor. » — ¿ T cuál? — Se creería
dichoso si V. S. se dignara servirse de este Misal el 18 de Febrero, día en que cele­
brará la ADsa V. S. en el altar de S. Pedro para la clausura del año Jubilar.
El Pontífice dió una mirada á todos los Prelados allí presentes y dijo: « Pero
¿no se ofenderá por ésto S. Pedro? Sea lo que fuere, añadió con una dulce sonrisa,
Nos procuraremos obtener la debida autorización.» T aquel magnífico misal fué
empleado por el Pontifico en el gran día de su Jubileo Pontifical. — Llegó por
fin el Jubileo Papal, y todos nuestros niños rivalizaron en amor para mandar su
óbolo al Augusto Pobre del Vaticano. ¿ Cómo describir la afectuosa bondad con que
recibió S. S. esta prueba de filial amor? Sus ojos los tuvo continuamente fijos en
los varios niños que representaban á todos sus compañeros de las casas salesianas,
como si quisiera grabar en su memoria y en su corazón su blanca figura.
¡Cuántas veces también, amados Cooperadores, no os ha manifestado su pater­
nal afecto! Decía en una audiencia el 1879: « Envío la bendición apostólica á to­
dos los Cooperadores de la Pía Sociedad de S. Francisco de Sales, para que difundan
el bien por el mundo y lo difundan pronto, por que la labor es grande. *
León X III ya no existe; pero nosotros todos tenemos la dulce obligación do
conservar en el fondo de nuestros corazones, sus sabias enseñanzas. Porque la alta
aprobación y sinceros elogios que ha tributado á nuestros Congresos; el precioso
autógrafo con que ha honrado nuestro diploma; los favores espirituales con que
nos ha enriquecido con munificiencia, y sobre todo las pruebas de bondad que este
mismo año hemos recibido de su paternal mano, deben ser preniks de gratitud
que graben su bendito nombre en nuestro corazón con caracteres indelebles.
Cuando hace pocos meses contemplábamos extasiados los triunfos de María
Auxiliadora, no podíamos siquiera imaginamos, que aquel augusto y solemnísimo
acto, había de ser uno de los últimos de su inmortal Pontificado.
Cooperadores Salesianos, con el corazón Heno de tristeza y de gratitud, postré­
monos respetuosos ante los venerandos restos del Inmortal León X III, y depositando
un aíectuoso y filial ósculo en aquellas heladas y blancas manos, que tantas veces
se levankron para bendecimos, prometamos y juremos fidelidad eterna á Jesucristo
V á su Augusto Vicario.



202



— 203 —

SUS D A T O S B I O G R A F I C O S
1 8 1 0 -1 9 0 3

En O arpineto, paeblecito de los alrededo­
res de Boma, el día 2 de Marzo de 1810, vió
la loz el G-raii Pontífice León X III. Pueron
sos padres el Conde Luis Pecci y A na Prósperí, que á la nobleza de la sangre supieron
unir la de la virtud. Recibió en el bautismo
los nombres do V icente y Joaquín. Dió prin­
cipio á sus estudios en el Colegio de los
PP. Jesuítas en Viterbo, y los continuó en
el Colegio Romano, en la Academia de Nobles
y en la U niversidad Romana.
A los 22 años fué laureado en Teología y
en ambos derechos; y prendado Gregorio X V I
de sus dotes naturales y sus virtudes, le nom­
bró PreUido Referendario. E l 31 de Diciembre
del 1837 fué ordenado de Sacerdote y poco
después por el mismo P a p a elegido como Delefado adm inistrativo y político de la provincia
de Benevento y sucesivamente de Bspoleto

y de Perusa, demostrando siempre una p ru ­
dencia, tacto polítioo que le mereció el 27
de Enero de 1813 el Arzobispado de Damieta
«n partibus: fué consagrado el 19 de Eebrero
del mismo año. Gregorio X V I le envió como
nuncio Apostólico á Bruselas^ el 1846 lo pre­
conizó Arzobispo de P erusa: en el Consistorio
del 11 de Diciembre de 1853 recibió la P ú r­
pura Cardenalicia del Angélico P ío I X (d.s.m.)
y el 1877 creado Camarlengo de la S. Madre
Iglesia.
Murió Pío I X el 7 de Febrero de 1878 y el
20 del mismo mes, reunido el Conclave, eligió
por 44 votos sobre 64, al Cardenal Joaquín
P e c c i, que tomó el nombre inm ortal de
León X IIL Como este gran Pontífice ha go­
bernado la Iglesia por 25 años, la historia
im parcial lo d irá: basto decir que h a sido
uno de los más dignos sucesores de Pedro.

]fa enfcFtncdad dd ^ a p a
Una vida de casi 94 años, pasada en medio
del trabajo incesante del sagrado m inisterio,
es humanamente inexplicable; tal longevidad
ea un P apa que, tiene sobre sus hombros el
enorme peso del gobierno universal de la
Iglesia, es m aravillosa: León X I I I h a llegado
á sostenerse con su constitución fuerte, con
nn régimen moderado, y sobre todo con las
oraciones de sus hijos. Dios nos lo h a conwrvado por ta n largo tiem po, por que su
obra en la Iglesia h a sido providencial; pero
cnanto más respetable y querida nos es su
persona, tanto mayor era el dolor, qué nos afli­
gía al verle enfermo y mayor el tem or de per­
derle. E l movimiento de aspectación que pro­

dujo su dolencia en el mundo fuó ansioso, la
sim patía ardiente.
Después del último Consistorio, que hu­
biera debido fatigar al Augusto Nonagenario,
la agilidad y salud dol Pontífice parecía más
próspera que en los días anteriores.
SI M artes 30 de Junio, á eso de las ocho
de la mañana. Su Santidad bajó á los jardi­
nes del Vaticano para dar un paseo en coche:
de vuelta á su aposento decía que se sentía
mejor y que el paseo le había aliviado, y
hasta dispensó a l Dr. Lapponi de la visita
médica que no necesitaba.

S I Miércoles 1*’ de Julio, se levantó á

— 20á —

la hora acostumbrada, y se quejó de que du­
rante la noche hal.)ía experimentado un m a­
lestar 4 causa de las funcioi>es iu testin ales;
sin embargo no dejó de dar su paseo por
los jardines, declarando á la vuelta, q u e 's o
encontraba algo aliviado con la fresca brisa
de la manaua.
E l Jueves, el Santo P adre siguió mejo­
rando; pero el Dr. Lappoiii queriendo consta­
ta r la naturaleza del m alestar de que el P apa
se había quejado el día anterior, pernoctó en
el Vaticano; el P apa pasó la noche sin dor­
m ir 6 intranquilo.
E l Viernes, el Dr. Lapponí examina tem­
prano al Augusto doliente y halla en la parte
derecha del tórax, entre la parte inferior y
inedia, nnu especie de inflamación pulm onar:
emprende la cura más adecuada al caso y
por previsión informa detalladam ente al Ser
cretario de Estado, el Emmo. Cardenal Rampolla.
E l Sábado el proceso de inflamación se
extiende y el D r. Lapponi expresa el deseo
de visitar al Sto. P adre en compañía del Dr.
IMazzoni, quien durante la grave enfermedad
del médico pontificio, lo había sustituido en
el difícil y delicado cargo.
Sabedor de la gravedad del caso el mismo
Santo Padre, pidió los SS. Sacramentos y
en medio de una conmoción general recibió
el S. Viático el Domingo 5 de Julio, y al día
siguiente, creciendo la gravedad y el peligro,
la Extrema-Unción.
P or algunos días después pareció renacer
la esperanza al sabor que la pulmonía estaba
ya casi vencida, pero volvió con tal intensi­
dad, q\i6 el peligro se hizo inm inente y amemizador el instante del desenlace: á pesar

de todo la lucidez m ental hasta el último
instante fué extraordinaria.
U ltim o s in s ta n te s . E l día 20 de Julio
fué el último de su vida.
.-El estado del Sto. P adre por la mañana
era gravísimo; vuelto 4 los módicos les dijo
que ‘ya no era posible vencer á la muerte.
Cayó después como eu una especie de letargo.
Recibió mas tarde 4 los Cardenales Rainpolla,
Vives y PieroÚi, y lW habló do la devoción
al Rosario. A las 11 pasó del estado preagó­
nico al verdadero esUido de agonía. Acudió
él Penilonciero Card. Vanutelli y visto que
la m uerte se acercaba, empezó á leer las pre­
ces de los agonizantes. E l S. Padre, no ob
stauto conserva, y conservó h a sta el último
instante, la lucidez mental. A l Card. Oreglia,
que con otros' Cardenales rodeaba el lecho
del Augusto moribuudo, dijo: Os recomiendo
la Iglesia. A las 3 de la tarde recibió aún j
bendijo á sus sobrinos, hijos del Conde Ludovico, los reconoció y dió á besar la mano
Se acercaba ol solemne y terrible momento:
familiares y Cardenales estaban arrodillados
en torno del lecho, rezando las preces de los
agonizantes. U n acceso de humor le sofocó
la respiración, reclinó dulcemente la cabeza
y expiró eu el Señor. E l ángel de la muerte
cortó el hilo de aquella prodigiosa y preciosa
vida; partióse del mundo al cielo el alma
bendita de León X III, nuestro Pastor y
Padre, dejando tra s sí luminosa huella de
enseñanzíis y virtudes, una memoria inmortal
que bendecirán nuestros venideros, como la
bendecimos nosotros.
¡In memo7'ia esterna erit

— 205 —

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T3

DE L C O N G R E S O
Y DE LA

Ecos del Congreso..
Adhesión del Episcopado Español.

Cuan grato no es publicar aquí la unánime adhe­
sión de los Ilustrísimos Prelados de España, que en
nombre sujo y en el de sus fieles y clero, juntaron
sus votos á los de la Asamblea de Turín, demos­
trando de’ este modo el aprecio en que tienen á la
Congregación Salesiana.
A todos los Venerables Prelados presentamos desde
estas columnas la expresión de las gracias más sin­
ceras, que les da la Congregación Salesiana y la
Junta de Cooperadores. Siempre han sido los Pre­
lados de la Santa Iglesia los gnías y maestros del
mundo en el cumplimiento de las grandes empresas;
son luz del mundo y pastores de la casa de Israel.
También en nuestra humilde Obra figuran Ellos á
la Cabeza; Ellos se llaman Cooperadores y á Ellos
se debe ese gran entusiasmo, esa ardiente simpatía
que despierta la humilde Obra de D. Poseo en todos
lits países que la conocen. Por ésto no dudamos afir­
mar, que si el éxito del III Congreso ha sido feli­
císimo, y aún más de lo que humanamente podía es­
perarse, se debió en su mayor parte al impulso y
á las oraciones de los Venerables Prelados, que ó
con su adhesión ó con sus consejos, dieron mayor
incremento y majestad á la Asamblea. Entre Ellos
los Prelados de España y América ocupan el primer
lugar y á Ellos se debe el gran desarrollo que nues­
tra Obra ha tomado en España y en el Nuevo
Mundo.
Nos es grato publicar los nombre de los Señores
Obispos que han enviado ó por carta ó por telegrama
sus adhesión. Quisiéramos publicar todas las cartas
integras, por que todas ellas rebosan de afecto é
interés íiácia nuestra Obra, pero como esto seria de­
masiado largo, nos ceñiremos á citarlas sólo:
El Excelentísimo Cardenal Casañas, Obispo de
Barcelona, envió al Congreso su saludo más cordial

y su más completa adhesión por medio del Sr. Inspéctur de Cataluña, el Kdísímo Sr. D. Antonio Aime.
El Exemo. é limo. Sr. Dr. D. Tomás Costa y Fornaguera. Arzobispo de Tarragona. Quiera el Señor,

-scribe en la carta de adhesión, derranxar sus gra^aisanos del pueblo General Acha (Pampa Central) du­
(indios), presidida por el K. P. Domingo Jlilane- rante la presidencia del general D. Bai'tolomé Mitre.
sio, que venían para recibir y saludar al señor Le sucedió vn el mando su hijo I^amúncurá,
Obispo.
que desplegó gran actividady valor en sostener
Arrodilláronse para besar el sagrado anillo los fueros de su tribu, siempre la más fuerte y
y después nos acompañaron hasta los ranchos temida. En la conquista del desierto huyó con
del anciano cacique, AlU estaba reunida su fa­ 400 lanzas, estableciéndose en la región de los
milia, sus hermanos y los principales capitanejos ^lanzanaros, donde vivía su tío Reuquecurá. Dejó
do la tribu, que so alegraron muchisimo al ver peleando por la libertad y derechos de la tribu,
por primera vez á tan bondadoso Pastor. Namún- al cacique Anegur, y á los capitanejos: Marilláü,
curá quedó tan impresionado, que llorando de con­ Pichúm, Tari. Huichanúr, Querenal y otros
suelo, le besaba repetidas veces el anillo: lo muchos, de los cuales no pocos murieron peleando,
mismo lucieron su familia y toda su gente. Por y los demás fueron confinados á la isla de Mar­
medio de un intérprete, le* hizo los honores do tin García.
un solemne parlamento indio, agradeciéndole la
Keuquecurá pei-suadió al sobrino á rendirse á
visita que hacia á su c;isa, Y expresíindose como las armas argentinas, y este para secundar el
podía, le dijo en lengua Ciistellana: Sa'ior Ohispo: consejo de su anciano tio. se trasladó con toda su
yo muy conU'nto. Yo ricir cristiano; mi fam i­ gente al Río Negro, sometiéndose al coronel Nadal,
lia iantbien. Yo buen ai-yentino, y mi gente en el fortín Roca. Allí murió Reuquecurá, y el
qucrietido ser cristianos todos.
sobrino sintiendo en el abua su pérdida, se re­
# No pudiendo la concurrencia caber en la pe­ tiró á Chimpay, llevando una vida pacífica y
queña choza, que debía servir de capilla, S. S. I. tranquila. Ultimamente habiendo conseguido del
les dirigió algunas palabras de agradecimiento Gobierno unas ocho leguas de terreno en el valle
en el patio de cas;i; les habló de" la misión y del Aluminé, (que va han empezado á dividir,



211

y hacer cultivar chacras con buen resultado) de­
terminó poner aquí su residencia; y como es
muy generoso, es apreciado y querido no sólo de
sus* paisanos, sino también de todos los vecinos.
El aspecto de este gran cacique salinero^ es
aun aliora, de un gueivero valiente, á pesar de sus
^0 años de edad. La vida del desierto le hizo
fuerte y robusto; y lo demues ra su figura cor­
pulenta y su tez cobriza.
Ya no es salvaje; al contrarío tiene en su
alma sentimientos nobles, ánimo agradecido y ex­
celente corazón. Se honra de tener por amigos
i los peí'sonajes más eminentes de la República,



familias. Deseaban conocer las verdades de la
fé y bautizarse; arreglar ante la ley su estath>
civil, y (santificando' la unión conjugal con el
matrimonio eclesiástico) recibir los demás Sacra­
mentos. Los P P . M isionas Domingo Milanesio
y Zacarías Genghini, que con muclia íacilidud
hablan el idioma arau«mo, los instruyeron por
tres días en los misterios principales de nuestra
santa religión, les ensO&áVon á hacer bien la se­
ñal de la santa cruz y á rezar con devoción el
Padre Nuestro, Ave M arta y el Credo. Mon­
señor se ocupó directamente de la instrucción
de Namúncurá y familia; y como S. S. I. hi-

Rio Aluminé — Faso S. Ignacio — Cacique Kamuncurá.
ostendando con orgullo el uniforme y grado de
coronel, que le concedió el Gobienfb Argentino (1).
Conoció á Mons. Cagliero en Buenos-Aires,
Bahía-Blanca y Viedma; y al verlo ahora no
cabía en sí de gozo por el honor que le dispensaba,
visitándole en su estancia del Aluminé.
Elisión —Bautismos —Coiifivmaciones —3Xatriinouios.

La llegada de S. S. I. fué motivo de pública
y común alegría para todos los buenos indios del
Aluminé, quienes á porfía y con buenas disposi­
ciones, acudieron á la misión con sus numerosas
(l)Ceferino, el hijo menor del cacique, se encnentra actualmente en nuestro Noviciado de Patagones
entre los aspirantes al estado ecle.'«iástico. £s de
mucha virtud y de no común inteligencia. Espe­
ramos que será más tarde el saceidoie y rey de
toda su tribu.

ciera observar al viejo cacique, que la Religión
Cristiana, lo mismo que la civilización argentina,
no permiten tener más que una sola mujer, y
que por consiguiente debía dejar la poligamia,
este le contestó:
l'o, señor, casado lien en Boca ante Iglesia
y oficial civil.
Yo tener tres mujeres: una muerta, otra
vieja, muy buena ¡a pobre, muy buena y en­
ferma.
Yo ahora vivir solo con m i Ignacia.
Yo conoce ley cristiana, yo sabe ley argen­
tina, yo dejar costumbre paisana.
M i hijo una sola mujer, mis hermanos una
.sola mujer, m i gente una sola mujer y casarse
bien ahora presente señor Obispo.
Viéndole, pues, bien dispuesto y convencido de
las verdades de la fé y divinos mandamientos,
Monseñor lo introdnjo en su carpa, lo preparó
y ayudó á reconciliarse con Dios, y recibir dig-

213 —
‘ iiiimonte la santa cojifirmación. Concurrieron
también ú la misión las. pocas familias cristianas
ijUü viven en el Aluminé, y con su buen ejemplo
«Ihíiüii mayor realce á las, funciones sagi-adas. De
rstds buenos vecinos se ocupó el Padre Secretario,
consiguiendo de su trabajo un éxito feliz. Tau
y;rande ,era la mies, que la Providencia nos envialta, que muy á menudo salíanos espontánea délos
labios la sentencia dul Salvador; 3íessis qiiideni
malta, opcrarii auicni panci.
Celebrábanse diariamente cuatro misas; y era
de ver con que atención y devoción asistían á
ellas los pobres indios:- rezaban con gusto, las oraidones y el santo rosario, y hasta cantaban, aunque
desej^onados, algunos cánticos sagrados, que el
Padre Domingo les echaba en los oidos. El 24
do Maj'zo filé un dia memorable por las muchas
criaturas y el crecido número de adultos (liasta
ancianos de más de 60 años) que se bautizaron,
do manera que, la víspera de la Anunciación de
i^Iiiria Sma. lia sido para los indígenas del Alu­
miné, como el Sábado Santo do los primeros
tiempos de la Iglesia, cuando los catecúmenos
eran regenerados mi las aguas del S. Bautismo.
Se legitimaron en seguida casi todos los matri­
monios, y tuvo lugar la administración solemne
de la santa Confirmación.
ICl
u.s a ii4 Ío .

Uii conocido mío encontrábase gravem ente
enfermo sin esperanza de curar. Su inoilo de
vivir dejaba mucho que desear y no quería
que le hablasen de confesión. Su pobre esiwsa llorando me comunicaba lo obstinado que
era su marido. I a3 eucomendé que acudiera
á María Auxiliadora. ¡O poder do María! El
enfermo pidió una estampa de M aría Auxiliaa i « i e i M — Ln Comunidad de laa Pellpioaas Jlfíiíiinas, por u u a g racia o b ten id a por m ediación de M aría
A itxiliadora.
A l g f t i e ü n . (Alicante). José Sánchez Rico. — Uno
jóven estab a ta n g ravem ente enferma, que ya deaeaneran d o de su vida, se le adm iiiiatró la E x trem a U n ció n ;
eu ta n doloroso tran ce la encomendamos á M. Aux.
y prom etim os p u b lic a r la g ra c ia ; la Sma. V irgen
oyó n u e stra s súplicas y cum plim os lo prom etido.
I l > i d . — Idem. O tra j'óven se h a lla b a en u n tra n c e
ap u rad o y p elig ro so : su herm ano, que es S acerd o te
y Cooperador Salesiaiio, celebró en honor de M aría
Anx. u n a M isa y me encargó que yo ro g ara por el
a su n to : hoy la dificu ltad está su p erad a y agradecidos
cum plim os Ja promesa.
C a m l > u < l o K ('Pontevedra). — E l A bogado Sr.
Antonio Botana Barbeito d a gracias á M. A. p o r u n
favor obtenido.
— Lorenzo Gómez agradecido á María Aux.
C u m o K (P ontevedra). — I). -fiian Pireira. H acía
cu atro arios que una Sei'iora p.adecfa fiicrtcH finjos d e
sangre v no ofrecía eM]ieranzas de Hiimir: le eiicargnó
rezara la novena iiiie eneom endalia I). Hosco, y al
poco tiem po sa n a ya vino 6 d a r gracias ú los pies
de María A uxiliadora.
I l > i< l. — Idem. U na h cn n n n a m ía tn v o q tio s u f rir
una p eligrosa operación; la encomendó á María Aux.
y no sólo resu ltó liien. sino que llegó á d e sp ertar ja
adm iración de los módicos y de la s Jfcrnuiiias de la
C arid ad p o r su p ro n ta m ejoría.
11> i< l. — Wcm. A gonizaba y a u n n írio y sus padres
sin esperanza, agiianlalm n el momentü doloroso do la
m u e rte : encargué á su m adre que piiliera la g ra c ia
.á M aría A ux.; el n iño hoy vivo y e stá perfectam ente
sano.
O t x e n o a ÍE spaña). — Fictorla Gómez. H ab ien d o
acudido á M A. en un re p e tid o y fu erte dolor de ca­
beza. a l p u n to desapareció.
T .« i C í i x ' o l i n a (Río N egro). — Ignacta A lfa ro
de Romero; H allándom e en grande aflicción, recu rrí á
la V irgen A n iilia d o ra y E lla bondadosa escuchó
m i p leg a ria .
L a . I P a z (B olivia). — Sra. C. JB. y Srxta. C. S .
por gracias recib id as.
3 X a s a y a (E spaña). — Salón'’ de Gutiérrez: es­
ta n d o la m S ita C elin a G u tié rre z de cuatro años, a ta ­
cad a por u n a fu erte p u lm onía y d esah u ciad a y a d e
los m édicos, n n a persona am ig a ofreció p u b lic a r la
g racia si M. A. le o b ten ía la cu ra c ió n ; conseguido el
favor, cum ple la prom esa.
ZI>120

Jonefct'DolottA- fíasquien, por- u n a g rácia

(Aluicria). —* L\ua Vélez Blanco: por un
fa v o r éwiBegltldo,
Froncitca Peritz: por h a b er l i ­
b rado lí 8118 hijoa de la pe«f.ífero coqueluche,, ú pesar
«le los síntom as que do o lla se jiorarou oii uno.
M ílU itíT il (K epaba). — Franvinr.a E. dp.üínra por
h a b e r sanado su esposo de u n a grave enferm edad.
3 X o 1 Í u h < l e X lí'^ y . —: JClita Co.rdií» Vda. Comas,
2>or haber aloaÚ 2ador primera nos cantó su primera misa con todiv la i)Otuj)a
vet 01! esta ciudad la fiesta do nuestro celestial posible.
El recuerdo de esta fiesta tan tierna y regoci­
Patrono el dulcísimo S. Francisco de Sales. La
novena durante la cual se lució el coro infantil jada no se borrará tan pronto ni del corazón del
do cate Oratorio festivo, estuvo muy concuiTÍda. felis misacanbino, ni del de' sus herinaDos ile re­
Pero la concurrencia fue verdaderamente extra­ ligión.
Después de lo expuesto no quiero concluir esU
ordinaria el día do la fiesta ¡tan grande era el
deseo de estos buenos feligreses de oir la inisít carta sin eomimicarle que habiendo llegado últi­
déla Sta. Infancia dcl limo. Sr. Cagliero ciuitada mamente de Bogotá un buen refuerzo de personal,
por nuestros niños! Tnfm mis.'nim cantó con maes­ se abrió uiia escuela do primera y segunda ense­
tría las glorias dcl Saiito un padre capuchino, y ñanza en un local puesto desinteresadamente á
cu la función de la noche el iiifrascritó hito una nuestra disposición por el Sr. D. Francisco lusibreve confeveticia ú los generosos C4»npcradorc8 guares y su digna señora D.* Eladia Márquez de
bnrranquilleros qtic con tanto amor como solici­ lusiguares. Mientras escribo estas cuatro lineas
la frecuentan ya unos cuarenta niños ca.si todos
tud fuvoix‘ceu la obra salesiaua.
Con motivo do una (uitucra misa so celebró este del pueblo, que irán aumentando ú medida que
mes otra fiesta no mem>s bella míe la anterior. se consigan el mobiliario y útiles necesarios. En
Precisíuuoute en la stúemuidad de la Auuuciaeióu , el mismo local se ha iniciado también una es­
de la B. V. M. nuestro hermano D. Etequiel Borda cuela noetnina ivara los niños mayores, que en el

dia tleneB- qae Ixabajar á fiji de sostenerse y sos*
tener á sus padres.
De modo que ya con el Oratorio festivo, que
prospera cada día más, ja con his escuelas diurna
y nocturna y, sobre todo, con el favor de Dios,
lograremos educar cristianamente, á una parte
siquiera de los muchísimos uiñcs ^que pululan en
esta inmensa parroquia confíada á nuestros cui­
dados, que tiene cerca de 20,000 almas.
Qaiera Dios bendecir nuestros trabajos en fajor
de la juventud.

Montaldo, quien con la exquisita amabilidad qne
ie. caracteriza, proporcionó toda clase do-comoilidnd á los: visitantes, que fueron recibidos á la
entrada de la Escuela, por la.banda dol Estable­
cimiento, compuesta de los mismos alumnos bajo
la inteligente dirección dol Sr. Andrés Costas.
Esto.príjuer reñejo de ver á jóvenes agricultt>re8
familiarizados con los instrumentos do luüsica lo
mismo,que e>i so tratara do la amda y la pala, con
que 80 prei>aian en vastísimos conocímiontos para
los. trabajos do nuestra vida rural, os un digno
ejemplo, que dobiem servir do especial estudio
á los poderes i>úblicos, pura fomentar el estimulo
de estas dignas .escuelas únicas y voidaderas
fuentes de dundo, deben salir factores indispen­
sables para el- progreso y engrandeoiiuieutu de
nuestra riqueza agrícola.
I^a impresión recogida por los visitantes ba sido
saludada con frases de aplausos justicieros' y en
obsequio á la verdad podemos decir, que fuó una
sorpresa ver elgrado de adelanto en que los Padres
Salesianos han sabido colocar esa escuela que
apenas cuenta anos pocos años de funcionamiento.
Los Señores Maximiano Vázquez y el Sr. Lau­
reano Aller, también invitados para eso agradable
paseo, tuvieron frases de encomio y aplauso.
El banquete, que en honor de los huéspedes
ofrecieron los Padres Salesianos fué espléndido^
nada faltó, hasta los acordes de escogidas operas
amenizaron el almuerzo por esa banda de jóvenes
alumnos á quienes S I Borteño envía su aplauso.

E l P a p a b e n d ie e á lo s l e p r o s o s d e
C o lo m b ia . — De una c.arta que el Sr. D. A.
Rodriguez Castro, Salcsiauo, dirige al Rdísiuio D.
Miguel Rúa, acerca de una audiencia acordada á
los peregrinos Colombianos cortamos lo que sigue:
.....En aquel iusuuito, amadísimo Sr. D. Rúa,
mi pensamiento voló inmediatamente hacia nues­
tros hermanos de Colombia, hacia los Lazaretos,
hacia los pobres leprosos que sufren la más tre­
menda de las enfermedades. Era iiu;^osible que
yo le pidiese al Padre Santo me bendijese y ben­
dijera á todos los míos, sin pedirle también una
especíalísima bendición pi»r todos nuestros her­
manos Salesianos de esa Rt'püblica, señaladísimamente para todos aquellos que se HacriOcan por
los leprosos en los Inzaietos, y para los leprosos
mismos. Por eso pues, apcuos me tocó mí turno,
estrechando la mano de S. S. entre las mías tem­
blorosas por la conmoción le dije: < Simtísimo
Padre: bendígame y emimigo á todos los Sale­
sianos de Colombia, pero le pido con especialidad
una bendición para los leprosos y para los Sale­
El Conde Sr.' Deodato Olivicri de Vemier,
Camarero secreto de Ciii>a y- Esjuida de SS. y secre­ sianos y demás religiosos que viven entregados
al cuidado de loBmism4>s.
tario del tercer Congreso: salesiano.
Su Santidad al oir pronanciarpara los leprosoSf
X J r ib e la rr e a . (Bep. Argentina.) — Secuela me estrechó con más vehemencia la mano diciénAgrícola Don Bofteo. — D e £ í Btn-teüo iroportanie dome: Si, sí, los bendigo á todos de corazón, esperiódico de Cañuelas extractamos lo siguiente: pecialísiinmuente á los pobres leprosos. ¡.Oh sil
Faé una hermosa y simp.ática tiesta la qae los regooijáoe seres que sufrís! vuestra vida no es
Padres Salesi.anos realimnin el domingo último, una eterna noche, no extáis segregados del con­
en su espléndido estabUciiniento, á la que con- sorcio humano, no estáis sepultados vivos, como
rarrieron varios amigas de los Salesianos y nnea- tal vez os lo imagináis...! Habéis tomado parte
Qo Director especiatmeoCe iiiritado, para visitar también al gozo aoiversal, vuestra voz se ha
ese centro Agrícola, verdadera escnela práctica unido al inmenso coro de voces que hoy se eleva
qne bace honor á su fundador, el Señor Uribela- de todas las partes del globo, para honrar al me­
orea, y que es nn timbre de orgullo para la Di­ jor de loe padres, al P s ^ e Santo def Vaticano.
rección de esa cooperación religiosa, de la qne es Si, El os ha tenido presentes á todos en sus pon­
director el P. Pestoríno y su digno cooperador el tificias bodas de plata y os bendice con predilec­
Padre Montaldo.
ción. ¡ Qne esa tundición qne os envía, os sirva
Los visitantes llegaron en el tren de las 9^2 de eonsnelo en los días de mayores suírimientos,
esperándolos en el ¿^den de la estación el Padre 08 ayude á soportar con paciencia y resignación

222

viiuátroH dolore», y ru recuerdo sea ea las horas
{H)r)ti‘eraK poderoso estímulo que avive vuestra
usperauza de ver un día resucitados en vuestras
earnes el mismo Salvador!
S a i* riá (BaycelonaJ — Ya empiezan á sentirse
los efectos de la Curoimcióu do nuestra Augustí­
sima Béina, Madre y Patrou», María Auxiliadora;
ya el rocío del Cielo ha descendido en abundancia
y ha dado nueva vida y vigor á los que viven
en esta comarca; ya en Ün so ve palpablemente
la abnndauüia de gracias que la celestial Señora
ha derramado en los conizoucs de aquellos, que
al menos prommeinu su santísimo nombre y la
invocan bajo el título de Auxilio de loe Críetianos: decimos ésto, no llevados del entusiasmo que
en nosotros reina, sino ante la impresión de la
miis grata realidad al ver como se ha despertado
en loe corazones el amor á tan buena Madre, y
lo alegres y gozosas que apiñadas muchedumbres
lian acudido este año á celebrar la tiesta de María
Auxiliadora en nuestro templo de Sarríii.
Por si so uos creyera parte interesada, dejemos
la descripción do la tiesta ni excelente campeón
•cntólico, el IHurio Oataldn de Barcelona.
< Muy Buleinues y ouiicurridas han sido Ins funcioues con que los beiiemétitos hijos de Don Bosco
han celebrado i'U Sarria la tiosti de su celestial
Patrulla María Auxiliadora.
El día
il las siete y media do la mañana ce­
lebróse la Misa do coimuiióu por el muy ilustre
señor I). Francisco González, Vicario general cas­
trense, tlistvibiiyéudoso el Pan Euoarístico á más
de ochocientos niños que nos edificaron sobrema­
nera con la religiosa piedad tan proverbial en los
discípulos salesiiiiius.
Muchos do estos niuos procedían del Oratorio
Festivo de Siin José, de Barcelona, otros del Co­
legio del Angel de la Guarda y no pocos de otros
eslableciinientus do enseñanza, reoibleudo'gran
parte do ellos por primera voz la Sagrada Co11)unión.
Después do concluida la Santa Misa, los más de
los niños que habían venido de Barcelona á pié,
fueron invitados á tomar ol desayuno, admirándo­
nos como 80 porpetvia en sus hijos el espíritu del
inmortal Don Boseo, que en medio de la escasez
do los más imlispeiisnldes reeurso.-», siempre aten­
día á la par que á las necesidades del alm adias
Ó8Íto permanto de
precoces granujas y maestra la más apropósito
para desmoralizar y corromper. Por aquí se puede
comprender la ulüt y bienhechora misión social de
la Obra Salesiaiia, que recogiendo niños vaga­
bundos, los vuelve trabajadores; y quitándolos
de la escuela del crimen, los vuelve ciudadanos
honrados. »
Terminó el Señor Ande haciendo un encarecido
llamamiento á los católicos y caritativos corazo­
nes de los vigueses, á fin de que la Obra Salesianu en esta población, adquiera el desarrollo
que debe tener; llaiuamiento que no dudamos
será atendido por muchos corazones, deseosos de
obrar el bien, y de hacer algo bueno en beneficio
de la humanidad desgraciada.
V i l la £ s c a s u s o (Argentina). — Cortamos
del Semanario Parroquial,« E l nuevo templo de San
Carlos* de Buenos Aires, lo que sigue: El Do­
mingo, 19 de Abril, tuvo lugar en la Villa EscasuBO , vnlgarmente llamada la Calabria, en el
pintoresco pueblo de San Isidro la inauguración
de la nueva Capilla y Colegio Salesiano do Sta.
Isabel, así llamados porque responden á una do­
nación hecha por testamento por la caritativa
dama é insigne Cooperadora Salesiana, Dña. Isa­
bel A. do Elortondo.
El limo. Mons. Francisco Alberti, Obispo Auxi­
liar de La Plata, que tanto ama á aquel pueblo
donde estrenó su vida apostólica, y donde es tan
apreciado y querido, bendijo la hermosa Capilla
y el primer salón para Colegio. Luego celebró
la Misa, á la cual asistía una concurrencia tal
que no sólo llenaba el sagrado recinto, sino que
lo rodeaba por todas paites basta obstruir la c ^ e
donde está situado.
La banda del Colegio Pío IX y una sonora
campana, que el mismo Obispo bendijo antes de
empezar la función, coiivid.'iban á toda aquella
población para el solemne acto; y aunque la es­
trechez de lugar no permitiese la entrada á aquella
inmensa muchedumbre, todos quedaban respetuo­
sos y devotos frente al lugar donde se cumplían
las sagradas ceremonias.
Veíanse entre aquella apiñada reunión las más
distinguidas femilia^^ bonaerenses.
El Sr. Lázaro Elortondo y sii distinguida Es­
posa Señora Dolores Anchorenn de Elortondo fue­
ron Padrinos de la nueva Ca])i!la y del Colegio,
no sólo como encargados de ejreutar la voluntad
de la ilustre donante, sino taiubiéu ¡)or el afecto
con que se han dedicado á esta fundación, aumentando la misma donación, costeando e! iiiobiliatio y siendo efectivamente padrino» de la
Obra y de los que en ella han de cobijarse.
El discurso pronunciado por el elocuente Obispo
fué sumamente afectuoso y oportuno, como que
versaba sobre un tema tan interesante como
tierno; La educación de la niñez pobre. — Hizo
alusión al hermoso cuadro, pintado primorosamente
por el mismo Sr. Elortondo, en el cual, según el
ideal de su venerada madre, se representa Jesús
entre los niños, diciendo: Dejad qué loa niñea

— .224 —
vnujan á mi., — De^rrolló el simpático tema,
ni(»stnm(lo como la formación del pueblo, de la
sociedad y de las futuras generaciones, depende
de la educación que se da ála juventud, especia)'
mente á osa juventud, la más numerosa,’ que
forma ol biijo nueiilo.
liucorduiiuo luM frases que él ^to. Evangelio nos
dice sallando la boca d.^ todos los que visitaban
la casa do Sta. Inabolj do Zacarías, cuando nució
el Sto. rresns se ofrecen para hacerles de
adres á esos infelices, camb'aró entornes la conicióu de los mismos y serán regenerados.
Luego, recordando al Apóstol do la juventud
twbre, Don Bosco, á cuyos hijos esta nueva fun­
dación se encomendaba, mostró la eficacia del
método salesiano para formar en lu religión y en
la moral á los hijos del pueblo.
Otra hermosa aplicación hizo á ese respecto de
aquellas palabras que la hija do Paraóii dijo á la
madre entregándole el pequeño Moisés: — Recibe
este ni~o y oHalo para mi. — Así dice la Iglesia
en nombre de Dios á los padres y á los maestros
al entregarles esos niños, ya cuando salen de los
aguas regeneradoras del bautismo, ya cuando se
presentan á una escuela. Educad y formad esa
juvoutud en la religión, en la moral y en la ciencia:
educadla |tara Dios, para la Ueligióu, para la so­
ciedad y para la familia,'y asi lo.s educaréis para
la felicidad imperecedera, para el Cielo.
Tierna y ojamuna fué la alusión que hizo á la
Tirtm>sa donante, recuerdo que eomnovió hasta lus
lágrinms á sus deudos y á la distinguida concu­
rrencia. « Mo parece, dijo, ver aquí entre nosotros
aquel Ancol do caridad (que yo uo nombro porque
ya pensáis en Ella, y uo quiero eniocionaros de­
masiado), con aquella sonrisa de boudad que la
canreterizaba, nui-ar comniaeida esta fuudacióu,
que fué dorado ensueño ue su vida.
Ella desde el Cielo, mientras se complace en
ver el esmero con que se ha cumplido su última
voluntad, cuidará por la prosperidad de su obra,
quo no es sino una continuación de aquel aposto­
lado de caridad que cumplió entre nosotros. —
Y nosotros al recordar su nombre, q^ue perpetua­
mente quedará vinculado cou esta Capilla y con
esta Escuela, nos sentiremos dulcemente llevados
á imitar los qjemplos de su piedad y su caridad;

?

que Dios tan copiosamente remunera en el cielo
.Concluida tan interesante y simpática función
mientras lo8.acordes.de la luúsici», entretenían 1>
población en el extenso patio, las principales fa
mílias pasaron al, salón para saludar el seño:
Obispo y. felicitar los Señores Elortoudo por If
feliz innuguriioióu de tan, importante obra.
• Por la tarde el misma .Monseñor Alberti ben
dijo y cidocó lo.s cuadros artísticos del V%a Oruet
pintados por el señor D. Lázaro Eloríondo, qu«
forman uno de los más preciosos adornos de 1»
bonibv Capilla.
Concluyóse la funcióu con la bendición del
SS. Sacramento oíiciada por el R. P. Vespígoani
Inspector Sulesiauo.
Los niños de la Sehola Caniornm del Colegio
Pío IX de Almagro cantaron hermosos motetes
tanto en la Misa de Monseñor Alberti, como en
br que se celebró, con igual concurrencia de fie­
les, después de aquella el Kevdo. P. Lardi.
También las Letanías y el Tantum Ergo estu­
vieron á cai’go de los mismos cantores, quienes
despertaron juntamente con la banda, vivo entu­
siasmo entre aquella población de la Villa Esessuso no acostumbrada hasta ho.y á presenciar las
tiernas y augustas ceremonias del sagrado culto.
El éxito de esta inauguración, debida á la pie­
dad y celo de la distinguida familia Elortoudo,
ha hecho pronosticar los copiosos frutos que esta
nueva fimd.ición producirá para la juventud de
ese importante barrio de San. Isidro.

S

Don felipe ilerl puerta.
iL día 24 de A bril en Asimcióu, á donde
Imbía ido por asuntos particulares, ha
dejado de existir, eu brazos de su apreciada
esposa y conforttido con los auxilios de nues­
tra santa K eligión, el acaudalado vecino do
esta Villa y entusiasta amigo de la obra de
Don Bosco, Don Felipe Neri Suerta.
P or sus bellas cualidades y su ^msición
sociíd, era una de las primeras figuras déla
Sociedad Oouceimionera. Ocapó varias veces
honrosas cargas eu el seno de la Corporación
ituuicipal. Unas veces como Presidente y
otras como Concejal, y en todas ellas, se le
ba visto obrar siempre con rectitud y entu­
siasmo. E l departittnento pierde uno do sus
mejores hijos.
Iiam eutam os, de todas v e ra s , esta gran
jíérdida, pues, ora para nosotros un fuerte
bnu o y para la R eligión, nn adalid deno­
dado.

— ÜJ5
Al arompaüar en sn at;erbo dolor 6 la dis­
tinguida esposa' y numerosa fam ilia que deja
desconsolada, pedimos uiia plegaría para su
alma.

Bamona incr Kibot de Gómez.
de Junio liizo un ano que pasó á meÍ S)Ljor30vida
la inolvidable fundadora do la
casa de Vigo, cuya memoria quedará eternaiuente grabada en el corazón de tantos desgraciíulos que recibieron de sus manos li­
mosnas y consuelos.
De la casa de Vigo fué fundadora, bien­
hechora y madre. A l recordar á nuestros lec­
tores sn prim er aniversario, les suplicamos
no defen de elevar al Señor sus oraciones por
el alma de tan insigue üooperadora, m ientras
proimnemos su vida como brillante ejemplo
de virtudes cristianas.
Goce sn alma del descanso eteruo.

J^ibpos regalados

á esta D ir e c c ió n
y que recomendamos á nuestros Lectores.

L\\ NUEVO DEVOCIONARIO

Acaba de publicar e l Rdo. Sr. D. J ca x B alt.es TER uu liermoso devocionario dedicado al Sdo.
Corazóu de Jesús, cuyo producto se destina para
el uuüvo templo del Tibidabo.
He aquí lo que el Kdo. Sr. D. Juan Bovó y
Eius escribe en el excelente Diario de Barcelona:
LaH pi'omce»»» del Sdo Coraxón de J cmÚm.
Con este titulo acaba de pnblicarse un nuevo
devocionario, especialmente dedicado á los socios
del A).u.stoladü de la Oración y cuyo producto
liquidu, según anuncia su autor, se destina al
al templo en proyecto que en honor al Sagrado
Corazón ha de levantarse en la cima del Tibidabo.
Después de agradecer á su autor, mi amigo y
conijarofesor D. Juan Ballester, Pbro., el ejemplar
que con hermosa dedicatoria acaba de regalarme,
permítame que desde las páginas de este ilustrado
iHario le felicite sinceramente por la feliz idea
que La tenido de escribir y dar á la luz pública
un libro que bien podría calificarse de « Cartilla
Biilitar ^ de los socios del Apostolado de la Ora
eión; y, sea dicho de paso, de desear es qne ande
pronto en manos de cuantos se precian de formar
«u las fila» de ese inmenso ejército, que á una

misma consigna, la ora«*ión, se congrega y apresta
á librar Lis batallas del Señor bajo los pliégaos
divinos del Sagrado Corazón de Jof>TÍs. Muclio y
bueno se. ha escrito en libros, revistas, folletos y
hojas sueltas sobre uua devoción, que bien puede
decii-se que es boy la devoción ojiudmitoy predi­
lecta déla cristiiimhul; pero, fuerza nos va con­
fesar que en medie de esa biblioteca riipiísima y
selectji del Sagrado Corazón do Jesús, faltaba
aún un libro, más ejue teório prúctici), niiis qne
para lucir en la bihliarece
haberse piopuesto el autor, y A cuya consecución
ha desaiTollaUo con uu celo é ilustración que le
honran, un verdadero plan de « tóctica militar
espiritual >, encaminado siempre al mismo fin,
que no es otro que el reinado efectivo y práctico,
individual y social del Sagrado Corazón de Jesús.
Eu el encontrará el socio del Apostolado su « ejer­
cicio cotidiam). actos preparatorios y de acción
de gracias • para antes y después déla Confesión
y de la Comunión, « misa » del devoto del Sdo.
Corazón, « .Moraihis » de la Beata Margarita, Tri
sagio, novena y misa del Sagiado Corazón, Offi
cium parvuin. Breve oficio y Lettinías dtd Sagrado
Corazón de Jcaús; en suma, todos los ejercicios
del cristiano eu relación con el Sugiadu Corazón
de Jesús.
Pero lo qtie avalora priuciitalmente ese precioso
Manual de devoción es sin disputa la breve, poro
sustanciosa explicacióu de las valiosas promesas
del Sagrado Corazón que, desarrolladas en 214
págiuas, constituyen doce temas sabrosos de me
ditaciÓD, uno para cada primer viernes de- mes.
Y esta ee la nota verdaderamente simpática y
original del libro qne nos ocupa; puesto que hast»
hoy, Alo menos en lengua castellana ó catalana,
no habíamos tenido el gusto de saborear el ex
quisito néctar de las consoladoras promesas del
Sagrado Corazón á la Beata Margarita Alaco
que. Todo lo cual, anido al fin nobilísimo y ge
neroso A que está destinado el producto líquido
de la obra, ó sea á la construcción de la Basílica
proyectada en la enmbre del Tibidabo, en honot
del Deífico Corazón, hace concebir fundadamente
los mejores augarios en la propaganda y difusión
del libro-manual que nos ocupa. — Juan Bové y
Bíue Pbro.

m

— 22Ü V a d e ^ m e v u in S a c e r< lo t¡s , para ©1 1903.
La excelüuto y renombrada librería de PopelínIleriminoR, que tantas buenas obras edita, espe­
cialmente para izso de las almas piadosas, ha dos
años publica un hermoso Vade mécum para los
Sres. SacerdoU'S. En él encontrarán todas las ne­
cesarias advertencias, para la vida parroquial:
avisos, rúl>ricas, santos del día, color de los or­
namentos, wlvertomijíia al pueblo etc. con espacio
en blanco ]iara las anotaciones diarias. Al fin
lleva conocimiuntoB útilísimos á todo sacerdote.
Recomendamos pues, encai’eciduinente este her­
moso Vade-mceum y aconsejamos á los qne de él
no so han provisto esto año no dejen de hacerlo
con el del 190-1.
Precio l ’7ñ fr. So remite franco de porte cer­
tificado por 2’2ó.
Popelín-Hermaxos, 8, Rué Séguier, ParU.
M a r ín , reflexiones predicables, con censura ecle­
siástica, por D. R egino Martínez Diéz, Chan­
tre de la S. I. M. de Valladolid, Camarero
Secreto de S. S., Misionero Apostólico, Capellán
do honor y predicador de S. M. — Cuaderno de
16 pág. á 50 céntimos. Contiene hermosos y
santos pensamientos sobre la Sma. Virgen, que
pueden servir no poco para los predicadores.
I> rl D e s t i e r r o á la P a t r i a , por el mismo
autor. Cuaderno de 16 pág. — 50 cent. Es nn
poema do artísticos y cristianos pensamientos.
A ndrés Martín , Editor y Libreroj Portugalete,
2, Valladolid.
rViiev'o T e s ta m e n t o d e IV. S . J e s u c r i s t o
Traducido al castellano por el limo. Sr Dr,.
D. F élix T orres A mat y brevemente anotado
por el Dr. D. Emilio R omán T orio , para uso
do las almas piadosas. — En 12*’, 838 pág. y
una preciosa lámina. Precio 3’25 francos, en
rústicaj 4, en tela; 6’25 eu cuero con cortes
dorados.
Inútil es recomendar esta obra, que es ol Códiego Cristiano; servirá mucho pava las almas
devotas i>or sus breves y sustanciosas notas y es
recomendable por la nitidez y elegancia de su
impresión. — H erder, Friburgo de Brisgovia
(Akmania).
|T |ia v íc tim a d o l s c c r c d o d e l a C o n fe ­
s ió n . por un Padre de la Compañía de Jesús,
con 13 ilustraciones.— En 12®y 378 piig. Precio,
francos 3 eu rústica; 3’75 lujosamente encua­
dernado eu tela. H erder , librero editor pon­
tificio.
El título revela ya el objeto de la obra, que
,'s admirable tanto por su oportunidad, como por
el magistral desarrollo de su argumento.
.Vceiiita!4 d e O i'o. Recolección de consejos
para la s.autificaci6n y felicidad de esta vida.
— Primera serie.
Eu rústica un yemplar, Pts. O'SO.
»
por 13/12 qjem. Pts. 9*75
»
por 156¡114 »
» 110*00
P opelín -Hermanos, 3, Séguier, París.

¿Quién no conoce este áureo libro, si sólo basta
leerlo para cautivar el alma y conmover el co­
razón? ¿A quién que las lea, no hieren estas sae­
tas de amor divino y de espíritu cristiano? Avisos
cortos, breves consideraciones son las Arenitas de
Oro, 6 mejor dicho perlas preciosísimas de valor
inestimable. Conviene este libro á las personas
que no tienen mucho tiempo para leer libros
ascéticos; la sola lectura de algunas líneas puede
darlos materia á serias meditaciones y á sabios
propósitos.
D e v o ta IV o v en a a l d u lc ís im o IViño J e ­
s ú s .M ilag:roso d e P ra g :a , publicada por
el Director de la Revista S I Mensajero del Niño
Jesús do Praga. — Imprenta de SübibaxaH ermanos. Calle de la Princesa, 14, Barcelona.
Esta hermosa y simpática devoción al milagroso
Niño de Praga encuentra acogida en todas partes,
y el Director del Mensajero ha sabido con unción
y piedad escribir esta Novena para aumento de
tan santa devoción.
£ 1 tp a b a j o m a n u a l. Método racional y práotico de trabajo manual para las escuelas y la
familia, por Miguel F oro Gómez y Carlos
Grümisen. Obra enteramente original, ilustrada
con numerosos grabados. — Encuadernación
imitación tela. Precio fr. 1’60.
Dirigir pedidos á los Sres. P opelín -Herma­
nos, 3, me Séguier, París.

MEMORIAS BIOGRAFICAS
DE

/ViOMS. L U IS
(Continuación)

Capítulo X Y I.

f ContinuaciónJ
L os pobres Salesianos al oir tal contesta­
ción se m iraron confusos y angustiados. Uno
solo ora el pensamiento que á todos ator­
m entaba; ¿cómo podremos aguardar quince
días en una gran ciudad que nos es desco­
nocida, j lo que es más, sin dinero con que
m antenem os? Pero D. Lasagna no quiso
aumentar la angustia de sus hermanos,'mos­
trándose él tam bién sin confianza; por tanto
con toda tranquilidad buscó una modesta
touda, p e ro ,que no desdecía de sacerdotes y
misioneros,.y allí los alojó.á todos, mandán­
doles que descansaran y se repusieran; aún

ie recordaba de la promesa de D. Bosco, de
jue la Providencia no abandona nunca á los
^ae eu ella confían. E ntre tanto, acordándose
iel refrán que dice, ayúdate qtte ayvdaiix áe,
f aunque íaviera gran necesidad de descanso,
je puso á procurar socorros p ara sí y para
jus hermanos. Provisto de recomendaciones
le algunos eclesiásticos, obtuvo una entrewsta con S. E. el Card. Dousiet y consiguió
que al menos los sacerdotes y clérigos se
hospedaran en el Seminario, m ientras que
los coatljutores los alojó eú una fonda, usando
con parsimonia del poco dinero que le que­
daba y de las limosnas que algunas carita
tivas personas, sabedoras de su crítica situa­
ción, le hicierou. Verdad es que cuando al
cabo de quince días, se embarcaron en el
vapor Iberia, no lo quedaba y a nada de dinero,
pero pudieron convencerse de que no queda
nunca engañado el que confía en Dios.
¡Cuanta confianza no infundió en el corazón
de D. Lasagua esta m aternal protección de
la Divina Providencia aún antes de comenzar
8u aiK)stoIado!
Educado en la escuela de D. Bosco y
apoyado siempre en las j^alabras del Apóstol:
todo lo puedo en aquel que me conforta:
omnia poseumue in eo qui me confortat, vere­
mos de cuantas atrevidas empresas no fué
capaz durante los 19 anos de su apostolado.
El vapor Iberia zarpó del puerto de Burdeos,
y por la desembocadura del Garona se lanzó
á k s olas del Océano A tlántico. líuestros
viajeros de sobre cubierta saludaron por úl­
tima vez á Europa y dieron de nuevo con el
pensamiento un adiós á D. Bosco, á los her­
manos, parientes y amigos, al mismo tiemim
qoe (le sus oj'^s deslizaban copiosas lágrimas.
Pero estaba disimeato por Dios, que nues­
tro D. Lasagua encontrase eu este viaje más
espinas que rosas. Pues m ientras los demás
misioneros en la travesía del Océano podían
cdebrar la santa Misa, á él por diversos mo­
tivos solo le fué concedido pochas veces.
Los otros viajaban en compañía de emiirautes italianos, y habían podido preparar
algunos niños á la 1* Comunión, celebrar la
Misa sobre el puente y en el salón de
1* clase para comodidad de todos, predicar
7 hasta confesar; pero D . Lasagna, que viaMba con ]>crsonas de diferentes naciones, por
ignorar la lengua, no pudo dedicarse, como
hubiera deseado, al bien de las almas. ¿ Qué
hay de extrañar que el viaje le fuese pesado
y monótono si á algunos viajeros ingleses no
gastaba la compañía de un sacerdote?
^ v o qno contentarse (jon m antener vivo
®tre sus hermanos el espíritu de piedad

practicando todos los días los ejercicios de
piedad prescritos por nuestras Constituciones.
P o r otra parte no fué menor el maleatixr cor­
poral, pues viajaba en un tiempo en que más
terribles y frecuentes so desencadenan las
temi>estades.
D e los muchos viajes que hizo, solía decir
que este había sido el primero y el más
trabajoso: y sólo por un verdadero i)rodigio
pudo salvarse de una terrible y peligrosa
borrasca.
C apítulo X V IL
X^le^ada. ú. Afontcvicleo —!C2n e l pa­
lacio episcopal — JPi’imeras ro«
lacioaes —E a el campo —
griosa aoti-vi