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A d ir iiq is tr a c ió r i
Via Cottolaigo. ^2 —
^
AÑ O X IX — N. 7
—
Publicación mensual
—
Turin- Italia.
J U L I O de 1904
SUMARIO; Nuestro p r o g r a m a ................................141
Gracias de Maria A u x ilia d o ra ................................ 158
ConCTeso de Música S a g r a d a ................................i 45
Crónica Salesiana.......................................................■ t
El Representante del Sucesor de ’ ’k)n Bosco en .
Bibliografía...............................................................167
América
...............................................................150 Necrología: Excmo. Fr. Tomás Cámara y Castro —
Página in tim a ...........................................................>53
Iltre. Sr. D. Domingo Trinidad Romero . . 168
De nuestras Misiones: Matto Grosso (Brasil) . . 154
NUESTRO PROGRAMA
Vicano de Jesucristo nos lo
ha trazado: Restaurar todas
las cosas en Cristo. Ha ha
blado el infalible, el inspirado Pastor
de las almas y nos ha marcado el ca
mino ; nuestro deber de hijos sumisos
es seguir por él, seguros de que vamos
en posesión de la verdad, apoyados en
lo cierto y que alcanzaremos el objeto
de nuestras esperanzas. Pero el Supremo
Legislador de la Iglesia nos da tam
bién los medios para realizar este pro
grama, y nos los expone en un pasaje
de su primera magistral Encíclica. Helo
aquí:
- Sabemos que Dios encomendó á
cada cual el cuidado de su prójimo
(Eccli. XVII, 1 2 ) . No son, pues, sola
mente los sacerdotes, sino también los
fieles todos sin excepción, los que deben
L
tomarse á pechos los intereses de Dios
y de las alm as; se entiende que no ya
á propio arbitrio y por cuenta propia,
sino bajo la dirección y obetliencia de
ios Obispos ; ya que el presidir, ensefíar
y gobernar á nadie es concedido en la
Iglesia, sino á vosotros (los Prelados), d
quienes el Espíritu Santo puso d regir la
Iglesia de Dios (Act. xx, 28). Nuestros
Predecesores, desde antiguo, aprobaron
y bendijeron á los católicos que,con dife
rentes objetos, pero siempre con miras
religiosas, se unen entre sí en sociedad.
Nós tampoco dudamos en tributar Nues
tras alabanzas á tan excelente institu
ción, y deseamos ardientemente que se
propague y florezca en ciudades y al
deas. Pero queremos que semejantes
asociaciones tiendan ante todo y en
modo principal á que la vida cristiana
— IA2 -»
se mantenga constantemente en los que
á ellas se alistan.
€ Poco en verdad importa que se
discutan con sutileza muchas cuestiones,
que se hable con facundia de derechos
y deberes, si todo ésto no va unido á
la práctica. Los tiempos que corren
exigen acción ; pero una acción que toda
consista en observar con fidelidad y en
tereza las leyes divinas y las prescrip
ciones de la Iglesia, en la profesión
franca y abierta de la Religión, en el
ejercicio de toda clase de obras de ca
ridad, sin pararse en miramientos á sí
mismos y á los intereses terrenales.
« Los numerosos ejemplos de tantos
soldados de Cristo, servirán mucho más
para despertar los ánimos y arrastrar
los, que no las palabras y las sublimes
disertaciones; y sucederá fácilmente,
cpie pisoteado el respeto humano, de
puestas las prevenciones é indecisiones,
muchísimos serán atraídos á Cristo ha
ciéndose á su vez promotores de su
conocimiento y de su amor, que son
los únicos caminos de la verdadera y
sólida felicidad. »
¿No es verdad, amados Cooperadores,
que estas palabras del Sumo Pontífice
contienen un resumen, un aviso y una
bendición para nuestra obra? ¿No pa
rece que Dios se las haya puesto en
los labios para nosotros, sólo para nos
otros? — Pero apresurémonos á recoger
las enseñanzas que nos da y á aspirar
el perfume que despiden; sepamos lo
que nos enseña primero, para que se
pamos después lo que debemos hacer.
Tres enseñanzas, ó mejor dicho, tres
preceptos contienen estas palabras, gra
tas y autorizadas para nosotros, por
que son palabras de un padre, del Su
cesor de S. Pedro: Santificación propia,
buen ejemplo, obras de caridad.
I. - Todas las obras buenas son efecto
de la caridad y la caridad es el amor
y servicio de Dios. V tan próvido, tan
sabio ha sido el Señor al mandarnos
que le amemos y le sirvamos, que al
mismo tiempe que cumplimos su ado
rable voluntad, labramos nuestra per
fección. El honor y el amor que tribu
tamos á Dios se refleja en nuestra alma,
la limpia, la embellece y la hace más
perfecta y más amable. Y nunca un
hombre es más acepto á los ojos de
todos, que cuando se presenta con la
librea de la virtud: porque el hombre
para sacrificarse por otro hombre , es
preciso que antes se haya sacrificado
primero en el ara de Dios, en el ara
de su deber de cristiano. Vuestra mi
sión es ser los embajadores de la ca
ridad de Dios, ser los dispensadores
de consuelos, de limosnas, de oraciones,
de todos los bienes, que pueden aliviar
y salvar el alma de vuestros semejan
tes; pero la fuerza para llevar á cabo
esta dichosísima misión sólo la hallaréis
en la santificación del alma, porque
¿cómo daréis á los demás un bien que
no poseéis vosotros? ¿como derrama
réis en las llagas de vuestros hermanos
el bálsamo de la caridad, si la vena del
sacrificio está seca en vuestro corazón?
— Sea, pues, el primer objeto de vues
tros cuidados la santificación de vuestra
alma. Y no os espante esta palabra,
santificación, ni os forjéis ideas acerca
de ella, tétricas y difíciles. La santifi
cación es el deber bien cumplido. No
os figuréis que para ser santos es pre
ciso ser tristes, reservados, casi intra
tables, n ó ; que nada hay más alegre,
nada más risueño que el corazón de
un santo, por que la paz de la con
ciencia. la resignación, la caridad, el
cumplimiento del deber no tienen nada
de repugnante, nada de triste. Pof®
aunque á veces resulte difícil y penoso.
—
143
es el deber que os impone superar estas persuadido de la bondad de su causa
dificultades y soportar estas penas, y el no se avergüenza, no se arredra. Y
deber para los hombres de hidalguía creedlo, la práctica del buen ejemplo
es el mayor reproche que la virtud
no es nunca penoso.
II.
-- Y no sólo debéis hacer en elpuede echar en cara al vicio; y la mal
corazón un santuario de vuestras cre dad ante los resplandores de la virtud,
encias y deberes, sino que hay que si no es bastante fuerte para humillarse,
mostrarse á la faz del mundo como se avergonzará, y aun cuando al verla
creyentes prácticos; católicos en lo ín se mofe exteriormente de ella, en lo
timo de la conciencia, católicos en el íntimo del corazón le tributa ese honor
hogar, católicos en la vida privada como que las cosas pequeñas rinden á las
en la pública, católicos delante de los cosas grandes. Y tanta es la fuerza del
que os alaban como de los que ultra buen ejemplo, de la virtud manifiesta,
jan ; porque la mayor vileza es pre que avasalla y hasta convierte á los
sentarse con diferentes ideas que las malos; porque el hombre no puede
que se tienen, parecer una cosa y ser engañarse á sí mismo por mucho tiempo,
otra; porque si la hipocresía es el más y al verse siempre ante los ojos el bien,
bajo, el más detestable de los pecados, generalmente, ó le acepta ó le persigue.
el respeto humano es la más vil de las Lo primero es una victoria de la virtud,
cobardías. Si teneis fe, mostradla, haced y lo segundo es el triunfo el comple
ver que sois creyentes y nunca os aver mento de la victoria, es el martirio:
goncéis de parecer lo que sois; lo con en ambos casos la virtud sale vencedora.
Y hoy más que nunca el buen ejemplo
trario es ser cobardes. ¡ A h ! por des
es
necesario; porque el escándalo se
gracia es cierto que los hombres se
avergüenzan de confesar á Jesucristo! pasea descarado por todas partes sin
Los creyentes son muchos, pero pocos encontrarse con almas fuertes que le
los que tiene el valor de confesarlo. Y corten el paso. Cargad, si podéis, con
envalentanadgs los descreídos con la eí santo antídoto del buen ejemplo la
cobardía de los buenos, se creen dueños atmósfera emponzoñada por el hálito
del campo, cuando no son más que in del m al; llenad las calles y los temjdos,
trusos. Y es más deplorable, aún que el hogar y las sociedades con el per
no son las débiles mujeres las que se fume de la virtud; no dejéis el bien
acobardan, son principalmente los hom dormir en el fondo del corazón, y mos
bres, los que se llaman fuertes, los va tradlo á la luz del día y presentadlo á
lerosos; ellos son los que se arredran, los los ojos de los hombres, para que á
que temen decir que son católicos. Y sus resplandores huyan esas legiones
¿porqué? — Porque tienen miedo de las de malvados á las tinieblas, que son
risas irónicas, de las palabras picantes su digna morada.
III.
- Y no os paréis ahí: id más
de los indiferentes. — Nó, fuera dis
adelante.
Bueno es adorar á Jesucristo
fraces ; el partido de los neutrales y el
de los indiferentes debe desaparecer, en lo íntimo del corazón, santo es con
porque los neutrales y los indiferentes fesarlo ante la faz de los hombres, pero
son hombres tan cobardes que no se el complemento de la caridad es, no
deciden por ningún partido por miedo sólo amarle, sino hacer que los demás
de empuñar las armas. Y el que está le amen, y amar y servir á Cristo en
— M4 —
l.'i jHtrsona d<! los pobros, do los tlesvalidos, d(! los desagraciados, ([ue son sus
verdadíTos representantes. Y sí en vues
tros corazonrs (txisu; el amor, sabed
«pie (íl amor íio itn iníU'te; el amor piílc
obras y sacriíicios. Campí» (M1 í[iu: (;jcrcíiar vuestra caridad lU) os falta. ¡Tan
^rand«* es el mundo y tantas son las
miserias, tantos los dolónos (|U ( j [)íd(;n
alivio! I b’.s tan dulce, tan dichosa la
suertíí d(! consolar, d(í socorriir á nuesiHís lumnanos y dtí sacrilicarnos por
ellos! hos(|ue no hayfiis probado nunca
la dul/aira de un sacrificio, los que no
hayáis senlído nunca v\ dejo suave ile
la caridad, probadlo al numos una vez,
y será latUa la dicha ipie sentiréis en '
el i'oiM/ón al derramar bálsamo sobre
las heridas í\v viu'sirií hmanano. que
todas las demás dichas en su compara
ción os part'cerán elumuMs. Probad, t^uslad las dulzuras dt; la caridad y del sa
crificio y veréis cuan suaves son las
recompensas del Seilor. — ' Es preciso
lanzarse, pues, á la conquista del bien,
y para a>nse¿;uirlo, emplear todos los
medios que nos sugieren de acuerdo
la mente iluminada por la fe y el co
razón intlamado por la caridad. Oebéis
ser en m<‘dio del pueblo los portaos
tandartes de la caridad y el alma de
todas las obras benéficas. V no os pese
gastar tiempo ni r\pie-as en hact^r el
bien y ejeiaa'r la carid.ad. que no hay
tiempo meior empleado que el que g-aslamos en bien vle ituestres her naeos»
l a vuestra e.s una misión de amor; los
pobres, hvs desgiaciavK^ y los nif^os
vU'bíMt ser Uxs ptwhiectos de vuestro
Cv'ia ’ón : las obras de caríviad del objeto
de vuest’O's vlesveh*s y eu^hulos.
Y iK' aligáis \.|ue no ten.éis obliga
ción V que este no es vuestro deber.
pvMxpie «.Usante '.te Ptos. osa¿> son dis
culpas de almas vicbi’es: los tiempos
lo exigen, las circunstancias lo recla
man, el Vicario de Cristo os invita á
ello, y ésto para los católicos son tí
tulos suficientes para prestar nuestras
fuerzas á la acción de la caridad. Por(|ue si, al aliviar las miserias y dolores
<le la vida, no miran los buenos cora
zones nada más que á lo que es extrictaimmte de justicia, si llegamos nada
m.ás que hasta el preciso límite de lo
(|ue debemos, sino procuramos ir más
allá y arrojarnos en brazos de la ca
ridad de Cristo, sin mirar si el bien
que hacemos es extrictamente de deber,
no llenaremos nuestro objeto: hacer
cálculos con el corazón cristiano que
pide sacrificios sin adulación, heroismo
sin soberbia; querer medir con la vara
del egoismo nuestros actos de caridad,
no es manera de resolver el problema
de ho)'. Según estrecha justicia, ni el
Misionero está obligado á arrostrar las
inclemencias del cielo y el furor de los
salvajes, ni la Hermana de la caridad
á sacrificarse por los pobres, ni el rico
á dar sus riquezas al pobre, ni Cristo
hubiera venido al mundo para saK’amc s
derramando su Sansrre: muchas v co?
el metlir el deber aue tenémos :b^ bac
una buena obra, más >íer. que j u s t i - es
egoísmo. N'o. católicos; fuera estreche
ces, fe.era cgeismc con velos de •
reine la carblad. la caridad que se vr : i
al bien sin querer indagar la ob^íge: ~
que hay de hacerlo, ¡a caridad de C ' st*'
.:Us' dice: dad- dad sín qt:-:
mano icqu-erda sepa ic que i?. : -rccha, dad. qx:c en e-l d-elc se .'s _ .ru
multipl'cade y sm meenda.
Este es. pues» eí programa qce :ics
propone Nuestro Santo Padre..
nos
otros que senrimes ea e*. T:<schc ei
d a d c p o a.m«c.r
de
sus pedabras no sean
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145
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*Í; Si. S i..i. .1.. i . -ii..1..i.1.-ii.i.i.SSS S SSSÍ^éJ
CONGRESO de MÚSICA SAGRADA
w
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BUENOS
Señor ha bendecido los trabajos de nuestros
hermanos de Ultramar; el Congreso anun
ciado ha obtenido un éxito brillantísimo. Y no era
de esperar menos del entusiasmo y tesón que en
la realización de esta santa idea sostuvieron, ni
de las sanas intenciones que en éllo los guiaba,
ni de la paternal bendición del Padre Santo que
los animaba y sostenía. Nuestro Sumo Pontífice
ha proclamado la restauración de la música en el
templo, restauración necesaria, restauración anhe
lada por los verdaderos artistas, que veían deste
rradas del lugar santo las arm onías; anhelada
por el pueblo devoto, que veía profanado el tem
plo por los ecos del teatro; Pío X ha proclamado
la restauración de la Música Sagrada, y es una
honra para los Salesíanos de Argentina haber
sido de los primeros en realizar los deseos del
Papa. Y bajo tan halagüeños auspicios y con tan
santas intenciones, era de esperar que el Con
greso resultara brillante, práctico y solemne. Las
esperanzas, gracias á Dios, se han realizado.
Damos aquí una breve descripción del impo
nente Congreso, según la traen los diarios de
Buenos A ir e s :
E
l
Sesiones privadas. — Las sesiones privadas para
discutir y formular las conclusiones del Congreso,
se celebraron los días 7, 8 y 9 en el Colegio
Salesíano de la calle Solís. Por el programa ge
nera!. que conocen nuestros lectores, ya saben la
formación de tales sesiones, en las que ha rei
nado la mayor armonía y con una concurrencia
que ha pasado el mejor cálculo: los invitados á
las mismas han dado pruebas de amor á la re
forma del canto eclesiástico, pues, á pesar de no
haber recibido con la anticipación que era de
suponer los temas para la discusión, han contri
buido con sus luces y experiencia á redactar un
código de resoluciones, muy digno de tenerse en
cuenta.
Funciones religiosas. — Si muy adecuado es á
Un Congreso católico la visita diaria al templo,
en busca de luces, que no siempre se hallan en
los consejos de los hombres, era además muy
natural, al tratarse de reformar el canto, que la
teoría fuera acompañada de la práctica.
KII^ES
©■
Con el más religioso silencio se oían la.s me
lodías gregorianas y con el mayor c.sificndor se
oficiaron las ceremonias, pues no so echó en
olvido la frase de Pío X, de que la música es
sierva fiel y no señora de la liturgia sagrada. La
notable concurrencia de sacerdotes, damas y ca
balleros á los actos religiovsos será un realce más
para el Congre.so y una prueba inequívoca de
los vivos anhelos que había de ajireciar en su
sencilla majestad y armonía el verdadero canto
de la Iglesia.
Adhesiones. — Larga serie de nombres podrían
aparecer para dar á conocer todas las adhesiones
recibidas: digamos tan sólo que han sido muy
expresivas las enviadas desde Italia por los
Emilios. Cardenales: Svampa, Ferrari, Manara
Boschi y Capecelatro. Del Episcopado argentino,
baste decir que todos han recibido placer sumo
al notificárseles la celebración del Congreso músical, y han expresado deseos vehementes de que
pronto sea un hecho la voluntad de .S. S. Pío X,
tan bien manifestada en el Mo/u propno. J.a co
rona de todas las
s ha sido la bendi
ción de .Su Santidad, de que dan cuenta estos dos
telegramas, escuchados de pie por los asisiente.s á
la asamblea pública del día 13.
< Buenos Aires, 1 1 de A bril. — A l .S. I’ailrc
Pío X , Roma. — El primer Congre.so de Música
Sagrada, reunido por la iniciativa de la Asocia
ción de Sania Cecilia para cumplir Motu proprio,
implora vuestra bendición apostólica. — Mariano
Antonio, Arzobispo de Bueno.s Aíres. »
- Roma, 12 de Abril. — Su Santidad alaba la
iniciativa de la Asociación de Santa Cecilia y
bendice á cuantos asisten al primer Congreso
argentino de Música Sagrada. — Rafael, Cardenal
^ferry del Val. >
.Asistieron al Congreso los Exmos. é limos.
Señores SaPatueci, Internuncio Apostólico; Espi
nosa. Arzobispo de Buenos A ir e s ; Cagliero, Ar
zobispo titular de Sebaste; Terrero, Obispo de
La Plata, y RoTnero, Obispo titular de Jasso y
A uxiliar de Buenos Aires.; Mons. Luis Duprat,
Vicario general de la Arquidiócesis, ocupó la pre
sidencia efectiva del Congreso.
— 146 —
II de Abril
L A SESIÓ N IN AU G U R AL
Las fuaclooes religiosas se celebraron en la iglesia
de la Merced.
A las 9 comenzó la solemne misa, oficiada por el
P. Rota, Salesiano, que cantó adaptándose á la mú
sica litúrgica, con lo que produjo efecto excelente:
el coro interpretó fragmentos de las misas clásicas
de los maestros Grüber y Sthcle.
El señor Arzobispo, Monseñor Espinosa, asistió
de medio pontifical, acompañado de Monseñor Villanova Sanz y del Pbro. Dr. Devoto.
E l orador, Cura de San Ponciano de la Plata Dr.
el bienhechor insigne de la niñez; el escenario, con
vertido en plataforma presidencial, estaba ocupado
por el Internuncio Mons. Sabatucci, Arzobispo
Mons. Espinosa; Obispo auxüiar de Buenos Aires,
Monseñor Romero; Obispo de La Plata, monseñor
Terrero; Arzobispo de Sebasto y Vicario apostólico
de la Patagonia, Mons. Cagliero. Ocupaban la mesa
de la presidencia Mons. Duprat, Padre Grote, Sr.
Parborell, y Padre Rota; á la izquierda del esce
nario, estaba el lugar de los oradores, que fueron,
después de algunas palabras de presentación por
Mons. Duprat, el Obispo de Jasso, Mons. Romero,
y los Padres Descomps y Duthu.
El primero evidenció el estado actual de la mú
sica sagrada en la República; como nadie trajo el
canto llano para la liturgia, á ningún hispano-argen-
Miembros de la junta directiva y algunos delegados.
Rasore, presentó un cuadro sencillo pero intere
sante, de las vcntajíxs que pitra el esplendor del
culto reportaría el Afotu proprio de Pío X; fustigó
ciertos cantos que ejecutan en las Iglesias algunos
profesores en compañía de sus alumnos, buscando
más su provechosa exhibición que el adelanto de
la música sagrada. El orador, tenninada la misa,
fué muy felicitado.
El templo se vió bastante concurrido; pasaban
de cincuenta los sacerdotes del clero secular y reguhxr que a-iistioron á la ceremonia de la mañana.
Como c-.taba anunciado, en el salón de actos del
colegio Pío IX. de Almagro, se inauguraron en este
dia á las 3,30 do la tarde las sesiones públicas del
Congreso.
l.l local, amplio y ventilado, se hallaba adornado
con los colores patrios y pontificios: sobre el frente
alto del i senario aparecía el busto de Don Bosco,
tino hay que culpar porque se hubiesen introducido
en las Iglesias algunas corruptelas. Se felicitó de la
restauración pontificia de la miioica sagrada y rogó
á los colegios, á los curas, á las comunidades reli
giosas, que con ardor emprendieran la reforma del
canto por medio de coros.
El Padre Descomps, residente en Montevideo,
después de los muchos años que ha dedicado á la
predicación, hizo un estudio muy interesante so
bre el canto gregoriano, desde que comenzó con la
poesía silábica cristiana hasta la métrica sublime.
E l Superior de los lourdistas. Padre Duthu. fué
muy oportuno en su clara exposición sobre el cant->
popular religioso; invocó las palabras de Pió X en
su último documento para expresar vivos deseos de
que en las grandes festividades de iglesia tomen
parte activa, es decir, formen un coro nutrido todos
los fieles, tanto hombres como mujeres, como hacían
los primeros cristianos.
—
147
Después de cada discurso se leyeron, y eran acla
madas en seguida, las resoluciones que se habían
d '■ •tHdo y aprobado en las sesiones privadas del
congreso.
He aquí algunas;
Desechar en as funciones litúrgicas toda melodía
no (xintenida en los libros litúrgicos.
Eficacia de establecer en seminarios y comuni
dades religiosas clases de canto gregoriano.
Aprovechamiento de las escuelas parroquiales,
de los oratorios festivos, etc. para formar coros en
cada parroquia.
Conveniencia de crear para los sacerdotes una
escuela de canto, anexa á las conferencias morales
del clero.
Trabajar para que los fieles puedan cantar en
coro varias partes de la misa, lo mismo que las visperas, etc.
Admisión de cantos populares religiosos en las
íimciones no litúrgicas, visados por la comisión
diocesana de música sagrada.
Conveniencia de un Manual litúrgico, en latín y
lengua vulgar, para comodidad de los fieles.
En los intermedios de los discursos se oyó música
escogida; coronó el acto el majestuoso « Oremus pro
Pontífice, > á cuatro voces , del maestro Singenberger.
—
música' litúrgica » vasta erudición del arte lírico sa
grado: presentó al público las diversas modificacio
nes que en los siglos ha sufrido el can'to de la Iglesia.
E l tercer orador. Padre Grote, manifestó la con
veniencia de formar coros como medio práctico é
inmedia'to de introducir en el templo cristiano la mú
sica gregoriana: aunque creía ser más difícil que en
Europa la creación de coros, sobre todo infantiles,
solventó varias dificultades que podrían oponerse
á tales innovaciones: á modo de instructiva digre
sión, presentó en resumen las reglas generales para
educar la voz.
Monseñor Cagliero cerró la serie de discursos con
una sencilla y anecdótica alocución: como el citado
Arzobispo Salesiano tiene escritas numerosas compo
siciones musicales, comenzó por confesasre pecador y
excomulgado, según el Molu proprio de Pío X; mas
añadió que, aunque viejo, ya había hecho propósi
tos firmes de enmienda, pues en lo sucesivo se adap
tará en todo á la severidad del clasicismo grego
riano polifónico.
Monseñor Cagliero tiene mucha fe en los coros
para el canto: exhortó á la constancia en la lucha,
pues él había conseguido, hace 25 años, varios coros
de indígenas; aquellos coros son hoy la admiración
de diferentes pueblos de la Patagonia, donde están
creados: terminó diciendo que el Instituto de Don
Bosco se honraría siempre en fomentar los coros
en sus colegios, con lo que sólo cumplirían los man
datos de su insigne fundador. Aplausos prolongados
siguieron á las palabras de monseñor Cagliero,
i2 de Abril
L A SEGUN DA JORNADA.
Concurrencia selecta y nutrida había á las 9 de la
mañana en la Iglesia de San Francisco, para la so
lemne misa, correspondiente al segundo día del Con
greso de música sagrada.
Ofició el padre Johannemann, religioso redentorista: desde sillones de respeto, colocados á la de
recha del presbiterio, presenciaron la ceremonia los
Prelados Monseñores, Terrero y Cagliero.
La misa llamada de los Ángeles de la edición
gregoriana Solesmes, tuvo buenos intérpretes en el
coro mixto, de hombres y niños.
La segunda jomada del congreso, iniciada á las
tarde, bajo la presidencia de-Monseñor
Cagliero, tuvo especial interes.
Leyéronse como principio del acto, adhesiones
expresivas de los cardenales, Ferrari, Svampa y
Manara.
Los oradores adoptaron la forme didácui^ clara
y convincente, arrancando nutridos aplausos á la
concurrencia.
3-30 de la
El cura de Santa Lucía, Fbro. o . Josc
Orzah,
disertó sobre el Moiu proprio de Pío X , haciendo
Doa 'tinada paráfrasis á las frases pontificias, cuyo
Ko ‘.ia llenado el orbe satólico, para d«^jolar deí
cristiano, las armonías del teatro.
El Padre Rota, director del colegio i-io ac ^Jla
Colón (Montevideo), reveló en su discurso sobre * U
Entre las resoluciones aprobadas , recordamos
éstas :
Creación de un comité en cada diócesis, para vigi
lar las ordenanzas pontificias sobre la música sagra
da y aprobar ó desechar las composiciones que ha
yan de cantarse en el templo.
Formar un catálogo de composiciones musicales,
sobre todo de fácil ejecución y adquisición.
Rogar á la sociedad de los Tabernáculos, que á la
obi a de los ornamentos para iglesias pobres, agregue
la de composiciones musicales con el mismo objeto.
Formación de coros parroquiales con los niños de
las escuelas católicas y de la doctrina cristiana, y
con los adultos de la escuela nocturna de obreros.
Creación en los santuarios de Luján y del Valle,
de Catamarca, de una de cscolanía, como la exis
tente en Monserrat (España),
Envío á los conservatorios de Europa de jóvenes
seminaristas y seglares, paira perfeccionarse en el
canto y órgano.
xJespués ae las varias lecturas de las resoluciones,
se interpretó buena música: primero el Canlate Do
mino, de Croce, á cuatro voces; luego la Salve Regi
na, gregoriana, de coro mixto; siguió el canto de la
hasta el sol » de la s^unda; después la ar
moniosa /ltc«i«ría, de .Arcadelt (de estilo polifónico),
con loa eco.» del Sanclus y Benedictas, del Maestro
Sthele, S., luu'chó gozosa la concurrencia, entre la
cual había numerosos sacerdotes.
—
13 de A b r il
TE R CE R O Y ÚLTIMO DÍA
L a Iglesia de las Victorias resultó sobremanera
reducida para el público selecto que quiso oir la
misa de canto litúrgico, correspondiente al tercero
y último dia del Congreso.
Pontificó Mons. Cagliero; el coro estuvo admi
rable en la misa « Salve Regina >, de Sthcle y en el
motete final después del último evangelio.
Por la tarde en la aula del Congreso presidió el
Internuncio Mons. Sabatucci, acompañado del Ar
zobispo de Buenos Aires, Mons. Espinosa y del Ar-
148 —
sarroUar el tema; « Espíritu de asociación y propa
ganda, » confesó con ingenuidad que los grandes
ideales se desvanecen casi siempre por falfárles el
calor propio del espíritu de asociación; inculcó por
consiguiente, la formación de Scholae Cantorum, é
hizo votos porque estas escuelas se congreguen de
tiempo en tiempo en alguna solemnidad religiosa,
para que juntas se constituyan en fieles intérpretes
del canto sagrado, autorizado por Pío X.
Adaptadas al texto de los discursos pronunciados,
se leyeron después las conclusiones prácticas del
Congreso, cada una de las cuales era recibida con
aplausos, como prueba de aclamación.
Sobre el órgano se recomendó la observancia es-
4 p.
La — Schola Cantorum — del Congreso.
zobispo tit. de Sebasto, Mons. Cagliero.
E l secretario dol comité directivo leyó el tele
grama dirigido ^xir el Congreso al Sumo Pontífice
y el de respuesta que lu.indj el Secretario de Estado;
la concurrencia se puso ile pié y dedicó largos aplau
sos al telegrama pontificio.
En seguida se leyeron las adlicsionos de cada uno
de los Obis|X)s argentinos.
V ino después la orden dol dia.
Los tres oradores designados. Mons. Duprat, in
geniero Medina y Sr. Pbro. Pont v Llodrá, fueron
muy prácticos en sus exposiciones: pues el primero
deíeixdió con atinado razonamiento la necesidad de
dediciir tiempo en los seminarios á las clases de
músiai sagrada: el segundo, secundó la prohibición
de Pió X sobre ciertos instrumentos para acompa
ñar el canto de iglesia, indicando luego que aun
tratándose del órgano litúrgico por excelencia, de
ben suprimirse del mismo los sonidos de fragor ó
que imitan una orquesta; el tercer orador, para de-
tricta de lo que manda su Santidad en el Motu
proprio.
En las funciones de iglesia no puede aprobarse
que el órgano repita fragmentos de óperas ó de
composiciones teatrales, por religiosos que aquellos
sean.
Las bandas de música no podrán tocar en el in
terior del templo, quedando limitado su uso á las
procesiones, y aún en este caso, sólo les será dado
valerse de trozos religiosos, autorizados por la co
misión diocesana.
Se recomienda un curso elemental de órgano en
los seminarios y casas religiosas.
Se propenderá á formar un archivo de música
permitida para facilitar la acción de los organistas.
Sobre el * Espíritu de asociación y propaganda, *
algunas conclusiones fueron muy prácticas, como
la formación de Scholae Cantorum el establomiento entre nosotros de la asociación de Santa
Cecilia, provechosamente conocida en algunas na-
—
149
ciones de Europa, la publicación de im pequeño ca*
t.-cismo sobro el Motu proprio y los documentos
eclesiástico? referentes al mismo, la formación de
uaa « Guia litúrgica * completa, para maestros de
coros y organistas, con todas las prescripciones
eclesiásticas referentes á los oficios litúrgicos del
año.
AI terminar la lectura de las conclusiones, se le
vantó el señor Arzobispo,Mons. Espinosa, para leer
un breve discurso, que por cierto era muy esperado,
pue> había interés en saber las declaraciones del
Prelado, sobre la música religiosa.
Desde que se publicó, dijo monseñor E.spinosa,
el Motu proprio de N. S. Padre Pío X. felizmente
reinante, sobre la música sagrada, nada deseába
mos tanto como ponerlo en ejecución en este Arzo
bispado, pues siempre nes habían parecido muy
impropias del sagrado templo ciertas músicas ex
cesivamente difusas, ciertas partituras que más
tenían de teatro que de Iglesia, y ciertos cantos que,
aunque buenos en sí, no eran apropiados á la ce
remonia que entonces tenía lugar; mas dudábamos
de tener elementos suficientes para ponerlo en prác
tica, cantores adaptados para su ejecución y texto
para la música ordenada por el Santo Padre.
Confesó luego el P>relado que el éxito del Congreso
argentino de música sagrada le liabía ahuyentado
toda duda, prometiendo, en consecuencia, que sin
pérdida de tiempo, se pondría en práctica la volun.
tad del Pontífice; comenzaría con el nombramiento
de una comisión diocesana que fiscalice todo canto
ó composición de iglesia.
Dedicó algunas frases á las excelencias del canto
litúrgico, y elogió mucho á los organizadores del
Congreso, de cuyas resoluciones daría cuenta opor
tuna á S. S. Pío X.
Prolongados aplausos sucedieron al sencillo dis
curso del reverendo Metropolitano.
En seguida, el coro entonó el armonioso y grave
motete Oremus pro poutifice nostro Pió, como el
mejor y más adecuado preludio de la bendición
papal, que en nombre de Pió X dió á los asistentes
el Señor Internuncio.
Con vivas al Papa, á Don Bosco y al Congreso, se
disolvij la asamblea musical de este dia. más nu
merosa que los días anteriores.
.Aldía siguiente 16, á las 9 de la mañana el Sr. .Arzo
bispo dijo una mtsa rezada en la Iglesia de la Merced
á la que siguió el canto de un solemne Te Deum.
Y a que la sociedad musical Santa Cecilia estable
cida en el Colegio Salesiano del vecino pueblo de
Bcmal, ha sido la feliz iniciadora del Congreso,despucs del Tedeum se trasladaron á dicha localidad
la junta ejecutiva del congreso y algunos inrítados;
se les obsequió con un almuerzo y una audición
musical.
—
.Aunque son varios los que lian cooperado á la
organización y éxito del Congreo. consideramos de
justicia mencionar á los Padres Salesianos Rota y
Pedrolini, cu>'as dotes de maestros de música vocal
é instrumental salen de lo vulgar y son honra del
Instituto de Don Bosco.
Hasta aquí la relación dé los diarios do Buenos
Aires.
Y a que el Señor ha bendecidlo la celebración ilcl
Congreso, pidásmole que bendiga y multiplique sus
frutos; que ese santo entusia.smo que se ha levan
tado en la hermosa capital de la República del
Plata.se extienda no solo ;i toda la Argentina, sino
á todas las Repúblicas del Sud y Norte .América; y
ya que los ecos de aquella noble .Asamblea llcganiii
hastíi el Viejo .Mundo, aprenda éste una nueva 16cción de progreso v de obediencia que le da el Conti
nente de Colón.
Reciban, pues, nuestros queridos hermanos de la
.Argentina. nuestras más sinceras felicitaciones,
junto con el augurio de que sus.fatigas obtengan
frutos copiosísimos de bendición, y de «pie Irf Mú
sica Sagrada restaurada por Pío X y con tanto
ahinco por ellos defendida, sea la inspiradora de la
devoción v la reina en el lugar santo.
A tiempo de entrar en maquina la presente
edición ha recibido nuestro M. Rdo. Sr. Rector
Mayor. la siguiente expresiva comunicación del
Cap. Srio. privado de S. S.
Vaticano, 28 de Mayo de 1904.
Revmo. Sr. D . R ú a :
Tengo e l gusto de significarle que el Santo
Padre ha acogido con sumo agrado las noticias
publicadas sobre el f e li x ¿xiio y sobre las deli
beraciones prácticas adoptadas por el Congreso
de Música Sagrada celebrado en Buenos Aires
en los dias //. 12 y 13 del p. pdo. mes de
Abril por iniciativa de los Salesianos que di
rigen el Periódico « .Sta. Cecilia » de dicha
ciudad.
S. S". a l mismo tiempo que me confia e l ve
nerando encargo de manifestarle su contento,
otorga de lo intimo de su corazón la Apostó
lica Bendición á los beneméritos Promotores y
á iodos cuantos cooperaron á tan importante
reunión.
A l manifestarle el pensamiento del Augusto
Pontífice aprovecho ¡a ocasión para besar su
mano ofreciéndome de V. R. con la mayor
consideración su
Humildísimo Siervo
Mons. J u a n B r e s s a n ,
Cap.
de S. S.
— ISO -
El REPRESESTABTB BEL SBCESOR DE DW BOSCO
EN A M É R I C A
(Correspondencia de D. Calógero Gusmano á nuestro Rector Mayor, D. Miguel Rita)
R n v o . S r . D ir e c t o r :
Nos encontramos en la ciudad de los Reyes,
fundada el año 1555 j)or el conquistador del
Perú. Francisco Pizarro, cuyo cuerpo embalsa
mado se encuentra aún en una de las cajñllas la
terales de esta catedral. Según algunos á Lima
se le dió el nombre de Ciudad de los Reyes en
honor de los monarcas Esj^añoles, Carlos V y
D*. Juana su madre, ó como añrman otros, por
haber sido escogido el lugar donde se fundó, el
el día seis de Enero, que trae á la memoria justameitte la venida de los Magos del Oriente. Como
quiera que sea, el nombre de Ciudad de los Reyes
fué de corta duración, tomando después el de
Lima, alteración de la palabra Rimac, que así se
llama el río que divide la ciudad. Lima cuenta
150.Ü00 habitantes y está situada al pie de una
montaña.
La InsjKJctoría era ya demasiado extensa y los
superiores separaron una j)arte de ella, dando á
las ocho casas del Perú y de Bolivia un Inspector
propio con residencia en Lima.
U na p ágin a de H isto ria de B o liv ia
Bolivia, así llamada desde hace poco tiempo,
para perpetuar la memoria de su libertador Si
món Bolívar, ocupa una de las regiones más cen
trales de la América del Sud y abraza una super
ficie de 'más de millón y medio de Km.* Está di
vidida j)or grandes cordilleras que le dan un
aspecto en extremo variado, en el que se mani
fiesta la naturaleza con toda su magnificencia y
sus sorprendentes panoramas. Por su jx>sición
intertropical y jK>r su esj^ecial conformación tojwgráfica, goza este j>ais de todos los climas,
desde el glacial de las elewadas alturas, hasta el
más ardiente de las grandes planicies; posee en
abundancia los más variados productos mine
rales y una flora riquísima y bien caracterizada
con plantas peculiares de gran valor; allí podrían
encontrar vida y desarollo todas las industrias,
('on todo, ha hecho bien jxko progreso y es quizá
la nación que más huellas y recuerdos conserva
de la antigua colonización esj'añola. Falta de
una |X)blaci6n homogénea y compacta, la raza
conquistadora y conquistada se desarrolla en
toda la plenitud de su vigor y se encuentra aun
robusta en tod(.>s los ámbitos de su immensa
superficie. La raza indígena ha sufrido natural
mente aquella alteración indispensable por su
unión con la española, pero ésto solo ha con^
guido vigorizar la raza india, que con la de los
mestizos forma una tercera parte de la pobla
ción. Los indígenas visten al estilo español de la
época de la reconquista; las mujeres especial
mente gustan de los colores vi\’os y prefieren el
encarnado á todos ellos; los hombres usan los
pantalones cortos y abiertos por detrás hasta la
rodilla; hablan el mismo idioma que entonces >'
el que no sepa el aitnará difícilmente conse
guirá entenderlos. Hasta las casas de los indíge
nas, las construcciones, el vestido mismo dan á
Bolivia un aspecto particular. Aunque con fre
cuencia confunden la verdad con el error, la re
ligión con la superstición, y practican aparato
samente las ceremonias del culto externo, mien
tras su corazón está lejos de tributar al Señor
aquel culto interno que la religión nos prescribe:
no obstante está fuera de duda que son muy
inclinados al catolicismo, que con tanto celo
predicaron los PP. Dominicos , Franciscanos y
Jesuítas. La cruz de N. S. Jesucristo campea
sobre todas sus cabañas, en la cumbre de sus
más elevadas montañas, que como sus colinas,
toman en muchos lugares las más caprichosas
formas. Cuando uno las ve de lejos, semejan
majestuosos templos, estatuas y palacios, no en
contrando después más que enormes peñascos
blancos y profundas cavidades.
Los indios se dedican con preferencia al cul
tivo de la tierra, y como la mayor parte del suelo
nacional cultivable está formado por terrenos
desigiiales situados en las faldas de las montañas
y es difícil su cultivo, los indios de la Bolivia son
ordinariamente activos é industriosos. Desde
muy de mañana hasta el anochecer se les ve apa
centado sus rebaños de llamas, que son las
tias de carga y se parecen mucho á nuestras
cabras, si bien son mucho más altas.
Este pais hasta el 16 de Agosto de 1825.se
conservó unido al Perú con el nombre de .-Vito
Perú, pero cuando la llama de la independencia
con la rapidez del rayo se propagó por estos pue
blos latino-americanos
los movió á sacudir el
dominio español, el Alto Perú se hizo indepen
diente y tomó el nombre de Bolivia. Los pueblos
del Perú, entre tantos pueblos salvajes que '*i-
—
151
vían en el Continente americano en tiemjK) del
descubrimiento, era uno de los que se jactaban
de tener regularidad de lej'es, orden en las insti
tuciones y una cierta civilización. Pero las inda
gaciones de la historia y los esfuerzos de los ar
queólogos, no llegarán nunca á demostramos el
modo como estos pueblos hallan salido del estado
de salvajismo y alcanzado el grado de civiliza
ción que encontraron en ellos los Españoles y
de que nos dan una pmeba inconcusa los 14 In
cas qne se sucedieron durante los cinco siglos de
únperio.
Inca quiere decir señor; y en verdad que en el
Perú su señoría era absoluta, sin límites ni res
tricciones.
El origen de estos emperadores, como siempre,
se confunden con la fábula. Dice una de sus tra
diciones, que en el siglo undécimo el Sol, una de
sus divinidades, movido á ajrapasión del estado
de barbarie en que estaba el pueblo peruano,
mandó á sus dos hijos Manco-Capac y Manna
Ocello. Saliendo de la isla del lago Titicaca, fue
ron en busca del lugar que la divinidad les había
señalado para fundar una ciudad, y lo encontra
ron donde ahora se levanta la célebre ciudad del
Cuzco, que fué desde entonces la capital del
reino de los Incas, y desde allí extendieron su
dominio á todos los pueblos que existían desde
los últimos conñnes del Norte de Quito hasta el
río Maulé, y desde las playas del Pacífico hasta
lus montañas impenetrables del oriente, for
mando de este modo un im|>erio más vasto que
el de los Romanos. Pero será bien que yo vuelva
á meterme en argumento.
E n M oliendo: h o rrib le puerto
Nuestro viaje de Valparaíso á Moliendo, puerto
peruano, no fué malo, y yo diría que fué delicio
so, si no nos hubiera tocado viajar en un vapor
alemán más á propósito para mercancías que
[ñv.x viajeros; las paradas eran frecuentes y lar
gas, de modo que empleamos 12 días en un viaje
en que generalmente no emplean más que seis.
El mar estaba tranquilo y el vapor fué costeando
siempre las playas chilenas, dándonos ocasión de
contemplar aquellas oscuras cordilleras que tantos
tesoros y riquezas encierran en su seno. El penúl
timo día de viaje vimos en la costa algo de ver
dura y este espectáculo para nosotros, cansados
de tanta melancolía fué un acontecimiento: es
tábamos ya en Arica territorio aún en discusión.
La provincia de Tacna y Arica, después de la
guerra del Pacífico fué cedida á Chile por 10 años,
»I cabo de los cuales un plebiscito debía decidir si
provincia quedaba bajo el dominio de Chile ó
volvía al del Perú. Los diez años han transcurrid-r ya / el plebiscito no se ha realizado aún:
por ésto es que la condición de estos habitante^
—
no es de las más envidiables; los empleos civiles,
el comercio y todo lo de más importancia está
en manos de Chilenos: mientras las autoridades
eclesiásticas y la mayoría del pueblo son jKjruanos. La acrimonia y antipatías que reinan entre
unos y otros hace que todos se resientan del ma
lestar general, hasta las mismas hermanas de
Sta. .\na que prestan sus servicios en el hospital;
algunas de ellas no pueden oir Misa ni siquiera
los días de precepto. D. All>era les dijo algunas
palabras de aliento, asegurándolas que el Señor
tendría en cuenta este sacrificio; pues en medio
de las miserias y dolores que encierra un hospi
tal, sin los consuelos del espíritu, la vida se hace
insoportable y el corazón languidece y desmaya.
Moliendo es un puerto que no merece este nom
bre, porque es el espanto de los navegantes y no
pocas veces su tumba. Nosotros mismos vimos
una víctima que yacía exánime en la playa. Este
puerto está siempre combatido por las olas que
se rompen en mil horribles escollos que se cubren
y descubren continuamente. jA y del barco, si el
piloto es inexperto y no lo guía con mano firme
mientras el mar está bravio! en medio de aquel
laberinto dí» escollos la ruina es inevitable. Los
vapores anclan á cierta distancia, pero al desem
barcar los pasajeros emjiieza el martirio; algunos
bajan en tinajas por medio de la grúa, otros se
agarran á la cadena de la grúa, y yo he visto más
de ocho agarrados á una misma cadena, ]>ero
para esto es preciso tener fuerza y valor. Y
cuando hay mujeres ó niños que desembarcar,
el negocio es m ¿ difícil: temen, lloran y gritan.
Cuando salimos de Molh'iido, el cajútán del
puerto nos «'freció cortésmente su misma barca
para ir á bordo. I c o yo no sé ) orque, con dificuldad pudo embarcar D. Allxjra; el l)Ote jx>r
la fuerza dr las olas se alejó del jmcrto y resulta
ron inútiles totlas las tentativas que hicieron,
para volver á tomar al Secretario, que obligado
por el furor de las olas, tuvo que quedarse más de
hora y media en tierra aferrado á la barandilla
del puerto, con las miradas siempre fijas en el
vapor en que estaba D. .Ml-era y contemjúando
las tristes escenas que á su alrededor se desarrolla
ban. Llamar puerto á Moliendo ¡es un sarcasmo!
Arequipa
Bien agarrados á la escala pudimos desambarcar sin ningún percance. El tren ya estaba
preparado, entramos en el vagón y partimos
para Arequipa. El Director de Arequipa y Don
Quaini,que habían venido á nuestro encuentro,
no pudieron decir Misa aquella mañana. A mi
tad de camino, el padre de uno de nuestros alum
nos nos regaló con una generosa y cordial refec
ción: ya refoc:! io s era más agradable contem
pla.
belleza oe paisajes que aquel ferrocarril
— 152 —
recorre en sus mil vueltas y rodeos. Basta decir
que en ocho horas subimos á 2500 metros de
altura. El Director del Callao, que está en convalesccncía en Arequijia, una comisión de jóve
nes colegiales y muchos señores de la ciudad
silieron al encuentro de D. Albera. En la estación
á j>esar de ser el d íi lluvioso, le es}>eraba un gran
geiKíü. algunos diputados, senadores, el her
mano del Sr, Presidente de la República, el subpreíecto de Moliendo, el Exmo. Sr. Silva, el
rector del Seminario de los Jesuítas y representintes de variar órdenes religiosas. Al pasar sa
ludando y estrechando la mano á tantos resi>ectables persimajes, dábiimos gracias á la Provi
dencia que nos ha llamado á ser hijos de Don
Büsco, cuyo solo nombre tanta simpatías y tanto
entusiasmo despierta en los corazones. Todos
nos acompañaron hasta el Colegio.
Las Señoras manifestaron el deseo de que Don
Albera celebrase una Misa en acción de gracias
á María Auxiliadora jjor habernos concedido feliz
viaje; la concurrencia fué numerosa. A tanta deli
cadeza D. .-Ubera no podía, permanecer indife
rente, y después de la Misa habló á los asistentes
c<m palabras de gratitud. Recordó que había
pasado 30 años en compañía de D. Bosco y más
que otra cosa, había aprendido á ser agradecido
á los bienhechores. « Mis palabras, pues decía,
sean palabras de gratitud por todo lo que habéis
hecho en favor de este Colegio y por lo que os
queda por hacer j)ara terminar el Santuario
de María Auxiliadora. Si todos los Salesianos
recuerdan todos los días á los bienhechores en sus
oraciones, á mí me será imposible olvidarme de
vosotros, de quienes he recibido las pruebas más
delicadas de acendrado afecto. Cuando esté de
vuelta en el Santuario de María Auxiliadora en
Turín, á los })ies de aqiH'lla veneranda imagen
que tantas maravillas ha obrado, rejxjtiré vuestros
nombres que llevo grabados aquí, en el corazón.*
De la Iglc.úa pasamos á ver el Colegio, no ter
minado aún. Pero eii seis años ¡cuánto no se ha
hecho! üclionta internos v 180 externos asisten
ya á las clasiw del Colegio. El Oratorio festivo
es muy trocuentado. l.os talleres siguen pros|>erando y Horeciendo.
Granja y Observatorio Meteorológico
Pero lo que en Arequipa es admirable y digno
es la escuela leórico-práctica de agricultura. Esta
madre do las artes ha hecho rápidos progresos en
.\re<iuipa. Se liaron exj^jrimentos de simientes
y abonos, so analizan tierras . productos miner?
los. vegetales y animales, y se projxinen estable
cer en jMjqueña escala las j^rincipales industrias
qae tionou su aplicación en la agricultura. En
c.ilas os 'uola'^ so i'stán formando agrónomos y
agentes rurales hábiles y expertos.
Don Albera, siguiendo las huellas de D. Bosco
que tanto interés se tomaba por la agricultura,
bendijo y animó esta obra digna de todo en
comio, que el Gobierno departamental cuenta
entre las mejores y más apreciadas, manteniendo
á sus expensas unos cuarenta jóvenes. El Peni
ha puesto en este establecimiento sus esperanzas;
el Parlamento pidió al Superior local de los
Salesianos la fundación de varias Granjas agrí
colas en diversos j^untos de la República, y el
mismo Sr. Presidente ha dado encargo al Direc
tor de la Casa de Arequipa, de estudiar el mejor
modo para promover la emigración agrícola al
Perú. La junta departamental enriqueció el Ins
tituto con un magnífico gabinete de química,
junto al cual levantaron más tarde nuestros her
manos un observatioro meteorológico, que por
la exactitud de sus datos ha llamado la atención
de los peritos, esjiecialmente en la América del
Norte. Sabido es que el 1881, el Congreso univer
sal geográfico celebrado en Venecia bajo la pre
sidencia del célebre Femando Lesseps, suplicó
á nuestro amado Padre D. Bpseo, para que anh
mase á sus hijos,esparcidos ya por todo el mundo,
á estudiar las condiciones meteorológicas de la
América del Sud, especialmente los importantes
fenómenos que se desarrollan en las costas del
Pacífico y del Atlántico, en las Cordilleras de
los Andes, desde el cabo Hornos Iiasta el Ecua
dor. D. Bosco, deseoso siempre de armonizar
la religión con la ciencia y el progreso, aceptó
la propuesta y exhortó á sus hijos á que la
realizaran. Y el nuevo Olíservatorio de Are
quipa forma parte de esa extensa red de obser
vatorios formada j>or los de Villa-Colon, y Paysandú en el Uruguay, de Buenos Aires, S. Nico
lás de los Arroyo, Bahía Blanca y Patagones en
la -Argentina, de la Isla de Dawson y Puntarenas
en Chile, de Quito en el Ecuador, de Cu5^báy
Cachocira do Cani|X) en el Brasil, de las Islas
Malvinas en las )>osesioncs inglesas y de muchos
otros que ahora no recuerdo.
Pero volvamos á la "Granja de .Arequipa. Si
Leuco definió la agricultura — el conocimiento
de los tres reiqos aplicados al fin de hacer más
cómoda y fácil la vida — D. Bc»co la tomó como
un medio ¡atentísimo de moralizar los puebles
por medio de la honradez y del trabajo, y limpiar
de esta manera la sociedad de tantos sueños
destructores, pues si no faltase trabajo, nunca
estos sueños habrían excitado la avidez de mu
chos. Hoy está reconocido |>or todos: el ponTnir de las naciones depende en gran parte de la
suerte de la agricultura, y la experiencia de*
muestra, que sólo las naciones donde prospera
con métodos racionales, ven abierto ante si un
horizonte claro y risueño.
("Se coH/in^ijráJ»
— I 5.> —
AGINA INTIMA
o o o P O P O
P P o o O’'
F R U T O S DEL CONGRESO
Devoción á María Auxiliadora
El tercer Congreso de Cooperadores Salesianos
onsideritndo :
I®que la devoción á María Auxiliadora es uno de
los caracteres distintivos de la piedad de los Coo¡xiradores Salesianos;
2° que importa sobre manera mantener ^•iva.
mmentar v extender por todo el mundo esta de
voción. porque es uno de los medios más eficaces
para sostener el espíritu de unión entre los Coope
radores Salesianos;
hace ardentísimos votos para que:
a) se erija, donde es posible, con decreto del Or
dinario local, la Archicofradía de los devotos de
María Auxiliadora en las Iglesias ú Oratorios públi
cos y se agregue á la principal que reside en Turin;
b) se introduzca esta devoción donde aun no
existe, inscribiendo á los fieles en dicha Archicofradía v enviando los nombres al Santuario de
María Auxiliadora de Turin, su sede principal, para
i}uc puedan lucrar todas las indulgencias anexas (i):
c) el Boletín Salesiano dé frecuentes noticias de
todo lo que se refiere á la devoción de María Aux.,
especialmente del Santuario de Turin:
d) se promueva la erección de Iglesias, altares,
columnas etc. en honor de María .Auxiliadora;
e) V multipliquen las publicaciones populares,
las estatuas, imágenes, medallas y recuerdos — á
precios módicos — relativos á esta devoción.
(i) P o r henígno in d n h o d e la S . C on gregació n d e In d ulgen cias,
x-iados qu e habitan en lugares en q u e no ex iste ninguna
lípeáa Salestana ni se ha erigid o canónicam ente la A rch k o fra d ía,
'.aerar las indulgencias (para lo que se n e c e ó la visita r nna
¡ g le ü de la Asociación) pueden v is t a r la pro{ña Iglesia p e rr^
^•áal. V los q u e viven en Com unidad, su cabulla p rivad a. G ozan
'•as'- . r;
este m ism o indulto lo s Cooperadores Salesianos qn e
eacuc-iiren e a idén ticas condiciones, respecto á la adquisición
:o p e c tiv a s indalgenctaa. Recordam os adem ás qu e todas
^ Misas celebradas en cu alquier a lta r y en co aiqn ier iglesia
ó púv;; o Oratorio por los C o frad es difuntos, sirven para s u i ^
l* r
aim as d e lo s mismos, com o si se celebrasen en a lta r pri29 <U J mMo y i 6 de A g o sto d e l 1902 y
»Beci -. io 'R tic r U o s
R reie d el 2 de M a teo d e l 1903}.
Enseñanzas de S.S. Pío \.
Prcscimlicudosc de Dios . lodo respeto ú la.s leves
civiles, todo miramiento con las instiiiuiones, aun
) s más necesarias, viene á menos, se huce ca«)
omiso de la justicia, se pisotea aun la misma li
bertad que nace del derecho natural y se llega hasta
destruir el vínculo de la familia, que es el inconcuso
y primer fundamento del vínculo sociaLdc donde se
sigue que en este nuestro tiempo, enemigo de Cristo,
sea más difícil aplicar los poderosos remedios que el
Redentor puso en manos de la Iglesia para que
mantenga á los pueblos dentro de los límites d-1
deber.
Y. sin embargo, no hay salvación para el mundo
fuera de Cris'io. pues no se ha dado á los hombres
otro nombre debajo del cielo por el cual debamos sal
varnos (.Act. IV, 12). Así, pues, conviene. volver á
Cristo. .A sus pies contácne postrarse de nuevo para
oir de su boca divina palabras de vida eterna, por
que sólo Él puede señalarnos el camino de la rege
neración. sólo Él puede enseñarnos la verdad, sók»
Él restituirnos ia \nda. El mismo dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y ia vida (Joan. XIV, 6). Se ha
intentado nuevamente prescindir de K1 en las ac
ciones, se lia comenzado un edificio desechando la
piedra angular, como decía San Pedro de los que
crucificaron á Cristo; mas sucede que se hunde la
recién fabricada mole, y cae sobre la cabeza de los
que la edificaban, y les destroza, mientras Cristo
Jesús permanece siendo, como siempre, la piedra
angular de la sociedad humana, con que de nuevo
se palpa que fuera de É l no liay salvación. Esta
es aqiulla piedra que vosotros rechazasteis al edifi
car, la cual ha venido á ser la principal piedra de
ángulo: fuera de É l no hay qne buscar ¡a salvación
(.Act. IV. II, y 12).
— 154 —
■ 7)
i
E NUESTRAS MISIONES
W
mano ORO^SO (Brasil]
Colonia del Sagrado Corazón de Jesús
(Caria del P. Jnan fitílzoia).
V- B a n e iro (CuyabA)
37
Ubre de 1903.
A m a d í s i m o P a d r e D. R ú a :
¡ l ’ivrt el dulckimn Corazón de Jesús y Marta
Auxiliadora!
Gracias á Dios, puedo volverle á dar noticias
(jne consolarán sin duda su ])atemal corazón.
Nuestros amados salvajes siguen portándose bien
>■ dándonos Inienas esperanzas de conversión.
Cercana está ya la aurora del día en que el Di
vino Corazón los reunirá á todos en tomo de su
al tar.
líl día 8 de este mes, ñesta de la Purísima,
siempre memorable para nosotros, abrí también
yo el libro de las j)aríidas bautismales para estos
pobres salvajes, puesto que de todos los que vi
ven en esta Misión, ninguno había recibido aún
el santo bautismo. Acordándome que Don Hosco
el 1841 empezó en este fausto día su grande obra
de los Oratorios Festivos con un solo niño, quise
también yo dar princijno á la redención de estos
])obres salvajes con el bautismo de un solo niño.
Creí que el dar mucha importancia á la adminis
tración de este Sacramento liahria hecho mella
en sus ánimos, y no me engañé; todos asistieron
al solemne acto y salieron muy conmovidos. Este
primor bautizado había nacido en la Colonia el
día de todos los Santos, y por ésto le puse el nom
bre de .\ndn^ .-\velino dos Santos. Uno de nues
tros hermanos hizo de padrino, pero sólo como
representante de \‘.. Amadísimo Padre, pues he
querido reservarle este honor.
Otros tres bautismos se celebraron durante las
fiestas de Navidad en forma aún más solemne y
con asistencia é interes de todos los salvajes.
Uno de los niños bautizados vió la luz el 17 del
ixio. Julio y fué el primero que nació en la Co
lonia: y como nació el día de S. León IV y en los
últimos días del inmortal León X III (d. f. m.)
le puse el nombre de León y ahora todos le lla
mamos León Pecci. El segundo fué un niño de
unos cuatro años , tan inteligente y despejado,
que forma el encanto y la admiración de todos.
Sabe ya santiguarse, rezar el ]>adrcnuestro y el
avemaria y nos da muy buenas esperanzas. A
este le llamamos Juanito, en memoria de nuestro
amado Fundador, y comúnmente se le llama
Capitán Gioanin; y está tan contento con este título,’que si se le pregunta como se llama, responde
sonriendo: Im i capitán Gioanin. El tercero es uno
de los hijos del Capitán Joaquín, que ha sido el
instrumento de que la Providencia se ha valido
para dar comienzo á esta Colonia.
Debo añadir para su consuelo, amadísimo
Padre, que todos estos indios están prontos á
recibir el santo Bautismo; pero queremos antes
instruirlos y conocerlos bien y admitir á tan so
lemne acto primero á los que más lo merecen.
los pequeños se lo administraremos cuanto antes,
pues veo que están muy bien dispuestos. Fre
cuentan con toda regularidad la escuela y la
Iglesia, rezan ya el padrenuestro y el avemaria y
van aprendiendo sin dificuldad otras oraciones;
asimismo cantan ya con nosotros varias letrillas
piadosas y cuando se divierten y corretean, se Ies
oye repetir estas oraciones y cantar las estro
fas que Jes enseñamos en italiano. Espero que
para Marzo, cuando venga á Visitamos nuestro
Inspector el P. Malán, antes de ir á Italia, podré
proporcionarle la sorpresa de administrar un
buen número de bautismos.
Gracias á Dios, este año hemos podido celebrar
las fiestas de Navidad con alguna más solenuiidad que el año pasado. Nuestra capilla, si bien
tiene el tejado de paja, tiene ya las paredes de
adobes, y con algunas colchas que nos quedan y
algunas telas de color, la hemos adornado de ma
nera que nuestros indios al contemplarla,.se que
dan con un palmo de boca abierta. Durante la
novena hemos cantado las profecías, pero sin
acompañamiento, porque el harmonio viejo que
tenemos no toca solo, y ningimo de nosotros sabe
tocarlo. A pesar de todo, las cantamos bien y con
grande entusiasmo. Los indios no sabían darse
cuenta de esta novedad y se extrañaron no poco
cuando les hablé de la Misa de gallo; pero como
—
155
me fué posible se lo expliqué y me entretuve con
ellos varias veces hablándoles del misterio de la
Encamación y de la fiesta de Na\idad.
La víspera su admiración rayó en entusiasmo
con el nuevo espectáculo para ellos de una ilu
minación. Figúrese; hicimos muchos vasos de
barro, los llenamos de sebo con su correspon
diente mecha y los pusimos en fila al rededor de
nuestra aldehuela y dentro de eUa. La tarde de
la víspera nuestros indios asistieron á la bendi
ción y después les mandé á acostarse, diciendo
que á su debido tiempo con un tiro de fusil les
daría la señal para levantarse y que se espantaran.
A los niños los hice quedarse con nosotros para
mayor comodidad, tendí en el suelo unas esteras,
se acostaron y durmieron tranquilamente . A las
II de la noche se dispararon algunos tiros de fu
sil, se echó á vuelo la campana y se encendieron
todas las luces, que hicieron un efecto admirable,
especialmente para los que nunca habían salido
de la floresta. De este modo en un momento se
reunieron todos los indios, que estaban ya im
pacientes por oir Misa. Muchos de ellos, aun no
instruidos en la fe, esperaban ver al Divino Niño
con los ojos corporales. Finalmente comenzó el
S. Sacrificio, pero sin ninguna solemnidad ni apa
rato, porque, como le he dicho, no tenemos nin
gún músico. No obstante el momento de la Co
munión es siempre solemne, y no dejó de refle
jarse en los pobres indios aquella alegría y aque
lla devoción, que se manifestaba en los que se
acercaron á recibir el Cordero Immaculado. Ce
lebré una sola Misa para no cansarlos y los in
vité á asistir á las otras dos al día siguiente.
Para el día de Navidad, como es costumbre
entre nosotros, había dispuesto que se levantaran
más tarde, pero antes de salir el sol ya tenía en
casa á todos los indios dispuestos á oir Misa. Esta
su diligencia, que los hace hasta sacrificar el sue
ño, es una cosa que me agrada sobremanera. En
fin, amado Padre, la fiesta resultó hermosísima.
Y es sumamente consolador ver como los ni
ños y las niñas corren gustosos para asistir á la
santa Misa y á la Bendición losdíás festivos. Ape
nas se da la primera señal con la campana, ya. los
más cercanos \ienen corriendo y gritando:
c«gm , tadiago tnaUa... Yordua Papai grande!...*
Chiquillos, venid á prisa á ver al Papá grande.
Cuando han llegado todos, los hacemos lavarse
y damos á cada uno, para asistir á la función, una
camisa que se quitan después. ;Y es una verda
dera lástima que no podamos darles ni siquiera
una camisa para que la lleven siempre I
—
Durante la Misa es un encanto verlos rezar con
nosotros el S. Rosario y cantar algunas letrillaspiadosas, con tanta seriedad y devoción, que pu
dieran servir de ejemplo á muchos viejos cris
tianos. El día de Navidad asistieron á la segunda
Misa sin manifestar el más leve cansiincio, antts
bien con mucho gusto y devoción.
Qué el Niño-Jesús convierta á estos hijos de
la floresta en fervorosos cristianos.
El número de los indios sigue siendo de 140
que habitan en 20 casas; j'íero continuamente
llegan á visitamos grupos de otras aldeas, que
habitan en las orillas del Río das Mortes, y sería
cosa fácil persuadirlos que se quedasen con nos
otros, si la escasez de recursos nos lo permitiese.
Estas visitas y comunicaciones recíprocas, por
una parte no dejan de gustarme, porque de este
modo podemos hacer bien á los que vienen, pero
por otra tienen sus inconvenientes. Tenía deseos
de distribuir á todos al menos una camisa, y una
manta á los principales con algunos cuchillos
j^ara su uso, pero ¿qué sucede? Cuando vi(*nen
de las otras aldeas parientes ó amigos de los que
están con nosotros, me piden siempre algún ob
jeto, y como yo no puedo satisfacerles por no te
ner siquiera lo necesario para los de la Colonia,
se recomiendan á sus amigos y parientes, y éstos
se privan de lo que tienen y se lo dan en la j^ersuasión de que después se lo volveremos á dar
nosotros. También ésto por una parte me gusta,
porque se ve que tienen caridad y desinterés y se
ayudan mutuamente, pero por otra me desa
grada. {X)rque de este modo los veo siempre en la
misma escasez y j>obrcza. ¡Pobrecitos! ¡Cuánta
}-)ena nos da verlos así!
Que el Señor mueva el corazón de alguna per
sona generosa á remediar con abundancia las
necesidades de esta Misión. El alimento, con el
auxilio de la Divina Providencia, esi>eramos
poder proporcionárselo nosotros, cultivando la
tierra, pero el vestido y demás utensilios no los
podemos hacer aquí, y tenemos necesidad de
que V., amadísimo Padre, nos recomiende á la
generosidad de nuestros buenos Cooperadores;
dígales además que las oraciones de estos nuevos
Cristianos se elevan cotidianamente al cielo se
gún su intención y se presentan al trono de Dios
para implorar bendiciones sobre sus familias y
sus intereses y sobre todo, para alcanzarles la
rida eterna en el cielo.
Quisiera hablarle también del estado material
de la Colonia, pero para no cansarlo, lo dejo j>ara
otra carta. Pero permítame que se lo repita: te-
■1
1
156 —
nemos gran necesidad de socorros materiales y
es])irituales y le añadiré, de algunos fervorosos
y celosos Misioneros llenos de espíritu de sacri
ficio y dotados de virtud probada, para poder
recoger todos los frutos que la Misión promete.
Confío, pues, en su paternal corazón, le pre
sento las más cordiales y resj’ etuosas expresiones
de todos los Hermanos y íe sujilico las presente
también á nuestros amados Superiores, para que
nos recuerden á nosotros y á nuestros salvajes
en sus oraciones.
Hcndfganos á todos , pero en especial á este su
afino, y obediente hijo in Corde Jesu
JUAN BÁLZO LA, Pbro.
Misionero Salesiano.
0X 0 ^
C olon ia del Sdo. C orazón de Jesús
Asm ii'iúii (l’araiíuny),
33
d e N oviem bre de 1903.
Costumbres y régimen de los Bororos
{Continúa)
Se rigen ellos por costumbres patriarcales, di
gámoslo así. Los indios del Paraguay y de otras
partes, de que he tenido noticias, están divididos
VA tribus, TIO conservando entre sí relaciones amis
tosas, antes bien odiándose y persiguiéndose de
muerte. No así los Coroados. Ellos, aunque re
partidos en aldeas, se aman como hermanos,
como compatriotas; no dependen de una sola
cabeza, no están sujetos á un solo cacique: ni en
cada aldea manda un cacique solo. Según pude
entender, hay en cada aldea tres ó cuatro que
lle\ an el título de Capitanes. No todos obedecen
á cada uno de ellos, sino tan sólo ciertas familias,
ésto es. si lo he averiguado bien, las que están li
gadas al capitán con lazos de parentesco.
Rara es la manera con que acostumbran ellos
á impartir las órdenes. Por la noche se reúnen
los hombres fuera del Baito, y uno de los capita
nes. indifrentemente. les echa una arenga. To
dos los oyentes están tendidos en el suelo: solo
el capitán orador ]>ermanece de pié con un ci
garro en la boca. .Asi dispuesto, empieza la aren
ga. Habla á gritos y siempre con la misma ca
dencia. Trata ante todo de lo más notable acon
tecido en el día, suministra el corres{x»ndiente
reproche si durante el día ha sucedido algo in
conveniente y luego, siempre á voz en cuello, im
parte las con\-enientes órdenes y disposiciones
para el día siguiente. Han tomado {Xir costumbre,
ir siempre al P. Bálzola, antes de la arenga,
para consultarle sobre si tiene él algo de parti
cular que avisar, y el Padre aprovecha esta opor
tunidad, para darles detrás instrucciones y hasta
les induce á que de\melvan los objetos que du
rante el día tomaron prestados. Y es cosa segura
que después de la reunión, se presenta el capitán
orador para entregar escrupulosamente á sus
dueños hasta una aguja que hayan tomado.
Frecuentemente sucede que si el orador se olvida
alguna cósa, saltan dos ó tres á un tiempo á sugerireela: él no se irrita, sino que repite aullando
los avisos que le sugieren, porque aunque todos
los conozcan, si no los dice él, no tienen valor; es
de rúbrica. Cuando el orador los ha merecido, se
le tributan los respectivos aplausos, pero no ba
tiendo palmas, sino á silbidos estridentes, gene
rales ó parciales según las disposiciones del audi
torio. Una noche después del sermón de rito, se
levantó otro orador y espetó él también un largo
y elocuente discurso. Luego me explicaron que
era uno de otra aldea, un turista, que venía de
paseo y había sido invitado á hablar, manifestar
de donde venía y comunicar las noticias de su
aldea.
Otro motivo que me induce á creer que los Co
roados tienen régimen patriarcal, es el haber ob
servado que no todos van al trabajo ó á la caza,
l>ero que á pesar de eso, todos comen lo mismo:
porque es preciso saber también, que los hombres
comen en el Baito: de todos los ranchos traen
comida; el llegar de cada plato, es saludado con
un grito de entusiasmo y todos comen de él in
distintamente, venga de donde viniere.
Son muy rigurosos en materia de religión, >•
tienen tanta fe ciega en sus Bari ó sacerdotes,
que hasta que no se destruya la autoridad de és
tos, no se les }xidrá reducir. Ellos creen en la
existencia de un Ser Supremo ó Dios bueno, que
llaman Mareba y que ocupa el 5®cielo, pues ellos
adifiiten cinco cielos, si bien algunos me dijeron
cuatro. Este Mareba no tuvo principio, pero si
tiene una madre aunque no conocen al padre:
tiene ademas un hijo también muy poderoso. Se
ocupa de los hombres y tiene tanto trabajo, que
cuando el Bari quiere hablarle, para hacerse oir,
echa toda la voz que tiene con toda la fuerza de
sus pulmones. Sólo pueden hablar con él los Bari
princi{>ales, los secundarios no alcanzan á él. sino
solo hasta el hijo. Admiten además un Dios malo,
que llaman Bope. el cual reside particularmente
en las montañas sobre los árboles y también en
uno de los cielos, el colorado. Son muchos los
Bope, hombres y mujeres, y los indios están i>er•suadidos que todo lo malo y adverso que les acon
tece lo causan los Bope. Tuve ocasión de hablar,
por medio del P. Bálzola, con el Barí Miguel,
quien aseguraba que él en realidad ve frecuen
temente á Marcha y á Bope. De Marcha supo
decir que es grande, hermoso, rico, bien vestido;
le mostramos algunas imágenes de Jesús, para
que hiciera la comparación y repitió que Marcha
es mucho más grande, más hermoso'. Le mostré
luego una imagen de S. Miguel, que tiene ahe
rrojado bajo sus pies á Lucifer, y el Barí aseguró
que Bope es mucho más horroroso que el de
monio. Le invité á que me hiciera una pintura
por la cual pudiera tener alguna idea de la feal
dad de Bope, y muy gustoso me satisfizo modu
lándome dos muñecos, hombre y muyer. que
•representan a dos Bope. Creen los indios que
en todos los alimentos está Bope escondido y
de consiguiente siempre llevan al Bari la carne
y los primeros frutos de la estación, para ahuyen
tar al enemigo. El Bari asegura que cuando cum
ple esta ceremonia conjura á Bope, el cual entra
en su cuerpo,ylo echa de sí con la ajnida de Ma
rcha. A los enfei-mos les chupan con fuerza el
punto dolorido y luego escupen.
Els notable la escena de los exorcismos (per
mítame usar esta ¡ralabra que me parece apro
piada). Empiezan á pronunciar palabras entre
cortadas y bajas, luego van creciendo, creciendo,
hasta que echan el cuerpo hacia atrás para dar
más fuerza á la voz; por último llegan á lanzar
gritos desaforados que aturden. Desiiucs em
piezan como á llorar, les tiembla todo el cuerpo,
sudan que parecen unos endemoniados, con gran
furor cogen los ¡cedazos de carne y les j>egan cada
mordisco que da espanto. Pero j)ara arreglarlo
todo, dicen ellos que es Bope quien come con
tanta hainbre, no son ellos. El Bari Miguel, á
quien preguntamos como Bope entra en él, mien
tras se esforzaba en darnos explicaciones, em
pezó á temblar, le cayeron gruesos lagrimones
y huyó diciéndonos que ya Bope había entrado
en él. Realmente parecen ot»esos estos Bari,
cuando ejercen sus funciones ¿podrá quizás en
eso tener parte el espíritu maligno?
Yo creo que en todo ésto hay mucho de ficción
V.. quizás de hipocresía. Por de pronto es cosa
constatada que los Coreados se sirven mucho de
su religión para sujetar á las mujeres; los hom
bres no creen sino lo que les conviene.
Sin embargo, v casi me contradigo, estos indios
tienen mucho miedo á Bope. Sirva de prueba un
caso que tu\'e la suerte de presenciar. Era de
noche, y estábamos de sobremesa conversando
entre nosotros, cuando df pronto nos interrumpe
una algarabía infernal que se levantó en la aldea.
El P. Bálzola aseguró no haber oido jamá.s tal
gritería. Vamos, dice, vamos á ver lo que sucede.
Fuimos en efecto, y al llegar á la ]daza. los en
contramos á todos en el más completo desorden
y confusión; hombres, mujeres y niños, todos
estaban sobres;iUados. Después.-de mucho inda
gar, nos dimos cuenta de que todo aquel i>ánico
lo había producido la caida de un bólido, qvie ellos
creyeron fuera Bope, bajado para hacer alguna,
de las suyas. Con mucho trabajo logrambs con
vencerlos de que no tuvieran temor, pues no ha
bía motivo, y cuando nos pareció haberlo con
seguido. todo* lo echó á jierder la llegada dcl Barí
Miguel, acompañado por el l'5ari 'loto País, cuya
voz descollando entre todos, hizt'. que,:?e reaminudara el temor y el espanto. Enccmlicron tres
fogotas y sentados en el suelo alrededoi ile l;t
lumbre, todos temblaban de miedo. Los Barí
§olos estaban de pié, cubiertos de la cabeza á los
pies de uricú (barnis colorado) y gritaban y llo
raban como obsesos; daban vueltas al rededor
del grupo, temblando y aullaban ya bajando, ya
alzando la voz. !Bu, bu, bu! gritaban; y los indios
repetían; bu, bu, bu! Volvieron los sacerdotes á
ocupar sus puestos: luego pidieron cigarros y los
alzaban ofreciéndolos al cielo, siempre á gritos.
Los encendieron, fumaron y Jos volvieron á ofre
cer al Dios Inieno, y sudaban el quilo y lloraban
y gritaban sicmj)re. Umi hora duró la tragico
media. Daba lástima verlo y no jwdcrlo reme
diar. El Bari Tolo-Pais puso fin á la escena, lar
gándose para su choza, aullando siempre, s* en
tiende. Miguel, entonces, se arrodilló sentándosi;
sobre los talones. Todos se les agruparon en torno
para saber algo: nosotros también U) hicimos y
]>udimos oir que el Bari decía, que jiorfin habían
logrado hacerse oir de Marcha, quien cuchillo y
fusil en mano, andaba persiguiendo á Boj)e. Al
oir ésto, todos se alzaron llenos de regocijo y
se fueron á dormir. De aquí se puede deducir
cual debe ser la autoridad de los Bari.
(Se continuará.)
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de María Auxiliadora Z
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Siempre que el pueblo cristiatio se encontró oprimido por la crueldad y por
ios armas de sus c7iemigos, experimentó el A uxilio celestial de María. A si lo
atestiguan los antiguos monúmetUos de .nuestros mayores, los templo^ cargados de
ricos despojos y las fiestas con que cada año honra la Iglesia á su Libertadora.
Kntonemos, pues, un nuevo cá^itico de acción de gracias al A uxilio de los Cris
tianos por los beneficios que /ios dispensa, y ^mestras voces y nuestro jiibilo resuenen
por todos los ámbitos de la tierra . . . Y Tii, Virgeft de las vírgenes, bienaventu
rada Madre de Dios, sigue derra7nando á mantos llenas tus favot'cs; y haz que
e l Piadoso Pastor de las almas las ccmdtizca todas al puerto de eterna salvación.
(Del H imno dk M aría A uxiuadoka ).
Herdico sacrificio de una hija de María
Hace pocos días que, en este apariado rincocilo del mundo, entregaba su hermosa alma
al Señor una amable jovencita, hija de María
Inmaculada, la cual prevenida ilos.le temprano
por Dios que la quería toda para sí, dió siem
pre muestras inequívocas de sincera piedad,
siendo la edificación de todas las niñas y per
sonas de la vecindad, que la conocían desde
algún tiempo atrás, con el bello epített) de Lu
loquiia de Jesits. El horror que tenía al vicio,
l.i liacía vivir pensando continuamente en el
lastimoso estado de una persona muy querida
suya. Rezó ó hizo rezar por mucho tiem po,
pero viendo que por este camino ganaba poco,
el amor acudió á la última prueba, y ofreció
á Dios su vida en holocausto para consegui»
la conversión de quien tanto amaba. Y el Señor
aceptó su sacrificio. Su salud fué decayendo
poco á poco, por más de un año, y al fin el
i6 dei corriente Enero cayó en cama para no
levantarse más. Se confesó, y resignada aguar
daba su postrera hora, lamentando únicamente
no poder recibir el santo Viático á causa de
los coatiuuos vómitos que le ocasionalxi su
malestar. Acudimos entonces á María Auxilia
dora, poniencL) por mediadora á Sta. Bárbara,
á fin de que no muriera sin recibir antes el
pan de la vida. Felizmente no acudimos en
vano á María. En la mañana del viernes, habiénd >le cesado los vómitos por más de 4
horas, pudimos verla recibir el santo Viático
con una edificación y fervor tan tierno, que
arrancaba lágrimas de verdadero consuelo. ¡Ah!
¡Cuán grande y bondadosa se mostró María!
Esa misma tarde llama la enferma al confesor
y le manifiesta su sacrificio: éste llama á la
persona interesada, que conmovida por la virtud
de la inocente víctima, cae de rodillas al pié
de la cama y le promete enmendar su vida y
confesarse. ¡ La caridad de Cristo había triun
fado y arrebatado á Satanás un alma que le
había servido por muchos años I A los pocos
minutos la amable niña, con la sonrisa en los
labios y la tranquilidad y quietud más invidiables, murió como mueren los santos, se dur
mió en e l Señor, según decir de los sagrados
L ibros; y nosotros esperamos con sobrado fun
damento que ya se hallará en el cielo, glorifi
cando á Dios y rogando á María pos nosotros
que se lo encomendamos tanto. A la -nañana
— 159 —
si-juiente, la persona agraciada, purificada en
el sacramento de la penitencia, se acercó á la
mesa eucarística, para empezar y seguir viviendo
como verdadero y ferviente cristiano.
Deseando que todos conozcan la bondad de
María y el rasgo de la caridad de esta he
roica niña, hacemos público su sacrificio y de
más favores obtenidos, haciendo votos para
que todos en sus necesidades, acudan seguros
y confiados á la que es el Auxilio de los Cris
tianos.
Junin de los Andes. Knero 29 de 1904.
F é l i x V a l o ix O r t i z .
Certifico la verdad de lo expuesto y contenido
en la jjresente relación.
Junin - Fiesta de S. Francisco de Sales,
29 Enero de 1904.
P. Z a c a r ía s G e x g h in i
Misionero.
Salud de los enfermos
Guayaquil, Noviembre 1903.
de
Ic a z a .
Gracias á María Auxiliadora
Doy con todo mi corazón gracias á María
Auxiliadora por haberme concedido, por me
diación de S. José, un señalado favor. Encon
trándose mi hijo D. Jesús Palatín, Pbro., hacía
cerca de dos años, con un padecimiento reu
mático en la cabeza, que le imposibilitaba para
todo, haciéndole además sufrir terriblemente,
consultó con varios médicos su enfermedad,
se le aplicaron toda clase de remedios, pero
todo fué en vano, pues el padecimiento no
c^ía á ningún esfuerzo humano. En esta aflic
ción. recurrí á María Auxiliadora, suplicándole,
por mediación del Patriarca S. José, me con®diera la gracia de ver á mi hijo libre de su
ík
A su n c ió n M a r t ín e z .
.\mceiia (Huelva), 14 de Enero de 1904.
Un favor de María
En el mes de Abril del presente año, mi
nietecita María Mercedes Icaza fué atacada gra
vemente en Quito de una bronquitis compli
cada. al extremo que los médicos temían por
su vida y dijeron que el caso era desesperado.
AI saberlo, invoqué á María Auxiliadora con
toda la fe de mi corazón, empezando al ins
tante una novena en su honor ofreciéndole una
limosna y publicar el favor, si mi hija recobraba
la salud. .Sus padres llenos de aflicción le pusie
ron al cuello una medalla de la Virgen, y la me
joría se produjo al momento, y al cabo de un
mes tuve el gran contento de saber que estaba
ya bien.
Al publicar lo presente, cumplo en todo con
lo ofrecido y doy mil gracias á tan buena
Madre por tan señalado favor.
V ir g in ia C a r e o
padecimiento, ofreciéndole al mismo tiempo
publicar la gracia en el B o l e t ín S a l e s ia n o .
si por espacio de un año no volvían á repe
tirle los acostumbrados ataques. La Virgen .SS.
oyó mis ruegos, concediéndome lo que con
tanta confianza le pedí, pues mi hijo ha cu
rado de su enfermedad, y yo cumplo mi pro
mesa, exhortando á todo á poner en María
Auxilio de los Cristianos, to<la su esperanza.
Encontrándose también un amigo aejuejado por
una parálisis en las piernas, que le tenía postrado
en cama <losde hacía algún tiempo, le llevé
una estampa de María Auxiliadora, pidiéndole
se encomemlase á ella, poniendo por intercesor
á D. Bosco, y prometí publicar la gracia en el
B o l e t ín .Sa l e sl a n o , si conseguía la salud ;
obtenida ésta, yo doy mil gracias á tan buena
Madre.
D oy testimonio de alabanzas á la Inmacu
lada Virgen Auxiliadora, en prueba de gratitud
por un señalado beneficio. Mi señora madre
se encontraba sufriendo una penosa y grave
enfermedad, y había casi perdido la esperanza
de rescatarla de las garras de la muerte, pues
el facultativo no me daba esperanza alguna
de salvarla. En medio de mi tribulación, me
acordé de la por siempre bendita Madre
María Auxiliadora y acudí á su santa protec
ción, ofreciéndole con fe viva darle una corta
limosna para su culto y publicar el favor para
honrar su santísima devoción. — ¡f^ual no sería
mi sospresa, cuando al concluir la novena,
lleguó el facultativo que asistía á mi madre y
me advirtió qvu estaba ya completamente sana!
¡Bendita sea para siempre tan sublime de
voción, panacea infalible para los males que
aquejan al género humano 1
Hago publico este íavor para ejemplo de
los incrédulos, y prometo con todo mi corazón
no abandonar durante mi vida tan preciosa de
voción.
Ma r ía d e Je sú s R o b l e t o .
Granada rNicaraxua). Enero 23 de 1904.
Un favor más de María Auxiliadora
Cayó una niña de 12 años desde él cuarto
piso de su casa á un patio interior. En los
primeros momentos de angustia dijo la infeliz
niña que, al caer, se había encomendado á la
Madre de Dios, y un amigo de la familia in
dicó que la pusiesen al cuello la medalla de
María Auxiliadora, diciéndole que confiase en
Ella. Pasó aquella primera terrible noche de
incertidumbre sin novedad, apesar de lo es-
— i6o —
¡ííintoso de
(lías, hasta
con la sola
en un pié.
í Bendita
liadora !
la caída, y a sí’ transcurrieron 15
(jue el médico la dió por salvada
dolencia de una pequeña fractura
sea la protección de María Auxi
J. M" A.
Valeiicin (Espaila), Enero de 1904.
Dan también, con toJa la efusión de su alma, gracias
á Mana Auxiliadora y ofrecen una limosna:
Algcmesi (Valencia). N. N. manda celcljrar una
misa por im favor recibido.
Aracena (Hiielva). Una Cooperadora Salesiana ází
¿gracias á María Aux. por favores recibidos.
Barcelona. M-' M. G. G .: Hallándonie atacada de
tin fuerte é insistente dolor y con peli;íro de una
enfiTimnlad, imploré el Auxilio de Mnria y me vi
liii-ii i>ronto libre de él. Agradecida, publico la
gracia.
Ibidem. I.a familia Bertrán da la limosna dedos
misas <*n acción de gracias á Maria Aux. por la
curaci(')n de sus hijos.
Béjar (Salamanca). D. Juan Peña, Pbro. da una
limosna por dos favores recibidos.
Caracas (V'enezuela). Domingo Alas y su Señora,
«devotos fervientes de Maria Aux. y que en todo
han experimentad»» su maternal amparo, le dan
gracia.s por un favor especial que de nuevo les ha
•otorgado, sacándolos libres de algunos apuros que
ios atligian.
Cusco (Perú). -- So/ia L. Palacios: Hallándome
•con una enfermedad ordinariamente incurable, y no
encontrando alivio en ningún remedio, aciidi á la
pmiecci(>n de Maria Aux. y bastó poner en mi
aposento una imagen de la Sma. Virgen, para quedar
restablecida.
Ibídem. D. Julio Pacheco, Pbro.: Con el corazón
lleno de profunda gratitud á Maria Aux. por ha
berme dispensado su palpable protección en varios
peligrosos trances, hago público el favor.
Granada (Nicaragua). Mxria Rayo P .: Prometí á
Maria Aux. rezar su novena y hacer pública la
gracia, si me concedía feliz alumbramiento; obte
nida la gracia, cumplo lo prometido. Otras muchas
veces he experimentado el visible amparo de Maria.
Ibídem. José Jesús J/ondragén, atacado de pará
lisis. invocó á Maria .-\ux., prometiéndole una li
mosna y publicar la gracia ; hoy está sano y cvimple
agr.idocidt» su promesa.
Guayaquil iKcuador). Eufemia Chambers Vivero,
agradece á Maria .\ux. un favor obtenido por su
intercesión.
Huelva (España). D. G. de C. manda tina li
mosna por favores recibidos de M. .Auxiliadora. —
M.uia Carrasco manda una oferta por una gracia
obtenida.
Quito (Ecuador!. Urna Cooperadora: Cumplo la
pr(»mesa de publicar un Iwneficio de M. .Aux., por
haberme curado un niño que estaba gravemente
enfermo.
Ibídem. S. C'. envía una limosna en acción de
gracias al Auxilio de los Cristianos por un insigne
favor obtenido. — Emilia M tnrique por dos gracias
recibidas.
Salamanca (España). Ramona Cuesta manda una
limosn.a por un favor obtenido de M. .Auxiliadora.
San Nicolás de los Arroyos (Argentina). N. A’.,,
agradecida á M. Aux., por haber obtenido la sahui
de su hijita, envia una limosna.
Ibídem. R. O, C .: Enferma de pulmonía tina
hijita mia de ocho años y desesperando ya .de e-'ta
enfermedad terrible, ofrecí á M. Aux. publicar la
gjacia si, por su poderosa intercesión, mi hija re~*
cobraba la salud. Lo que conseguí, quexfando á
Jos pocos dias tan bien de salud como no nos lo
imaginábamos. Agradecida cumplo mi promesa.
Sarria (Barcelona),. Un artesano de las Escuelas
Si/esianas: Estando mi madre enferma de aguda
bronquitis y con peligro de perder un ojo, invoqué
á Maria Aux., prometiendo hacer una novena y
publicar la gracia; gracias á Maria, mi madre está
perfectamente sana.
Ibídem. y. Puig: Próximo ya á la muerte un
pariente mío, y sin remedio en lo humano, prometí
á Maria .Aux. hacer una Comunión y iniblicar la
gracia, si sanaba. Obtenida ésta, cumplo lo pro
metido. — /). Cristóbal Massana de S. Pablo de
Ordal manda una limosna para celebrar un oticio
en la iglesia de Sarria, por haber alcanzado una
una hija suya una gracia importante por interce
sión de M. Auxiliadora.
Tarragona (líspaña). Carmen Sendrán da una li
mosna para el culto de Maria, por haber curado de
una grave enfermedad.
Valencia (España). N. N . , una devota de Maria
Aux. y D. F. A', dan una limosna para el culto
de Maria por gracias recibidas.
Ibídem. Asunción Serred y Mestre: Enterntó mi
padre de catarro pulmonar y se agravó de tal modo,
qu; ya teiniamns un triste desenlace. Recurrí á
M. Aux., i>idiéndole no me dejara huérfana, pro
metiéndole una novena, una misa y publicar la
gracia. Mis ruegos no fueron desasentidos, y bien
pronto el enfermo recobró la salud. Agradecida de
corazón á tan buena Madre, cumplo mi promesa.
Vigo (Pontevedra). Rafael G il: Pedí á M. .Anx.
una importante gracia, prometiendo publicarla;
obtenida ésta, cumplo agradecido mi promesa.
Una súplica
D. fosé Vázquez Eeunx ruega á los Cooperadores
Salesianos se dignen favorecerle con sus oraciones,
para alcanzar una gracia especial de María Auxi
liadora.
N. B. Recomendaba D. Bosco tres medios
para obtener una gracia de María Auxilia
dora: I . Rezar con fe y devoción nueve días
seguidos tres Pater-nóster, Avemarias, Glo
rias y Salves; 2. Dar una limosna; 3. Fre
cuentar los S S . Sacramentos.
Con estos tres medios obtendremos las
gracias necesarias del Auxilio de los Cristia
nos, si nos convienen, pues es imposible qu®
no se mueva á nuestras súplicas la que es
la Madre de las Misericordias.
Ái
— i6t —
gxs . Qg> . t>® ^ y
ROÑICA SA LESIA N A
TURIN — En e! Santuario de Valdocco. — Al
relatar sucintamente las solemnísimas fiestas
celebradas con extraordinaria suntuosidad en
este majestuoso templo, con motivo del primer
aniversario de la coronación Pontificia de la Taumaturga Imagen, y las no menos solemnes que
han tenido lugar durante toda la novena de pre
paración á la magna é imponente festividad de
nuestra Coronada Patrona y benignísima Madre
María Auxiliadora, no pretendemos más que
grabar profundamente en todos los corazones de
nuestros beneméritos Cooperadores y asiduos
lectores estos gratísimos recuerdos para encender
aún más, si nos ts posible, el fuego de filial amor
y tierna devoción á la Soberana Emperatriz del
Cielo.
El día 17 de Mayo i®de la novena y aniversario
de la augusta Coronación, el Exemo. Sr. D. Juan
Bertagna, Arzobispo titular de Claudiópolis, ce
lebró la Misa de comunidad á las 7 de la ma
ñana, y en la cual, asistido de varios Rdos. Sres.
Sacerdotes repartió el Pan de los ángeles á más
de mil piadosos fieles. Terminada la Misa de
Comunión se piocedió á la anunciada ceremonia
de descrubrir la lápida de bionce donde se conmemoia el fausto acontecimiento con esta sen
tida insaipción, dictada por la elegante pluma
dtl Dr. D. Francisco C e m iti:
<!Ob manoriam faustissimi diei X V I kal. junios
amo M C M J II quo nomine aiqiie auclorüate Leonis X I I I Poní. Max. Augusiintis Richelmy Card.
Arch. Taurinensium muüis adstanlibus Episcopis
adclainaniibus universis Aurea Corona redimivit
Imaginem Virginis ChrisL Adiul. Huno tüulum
laeii graíique exsiare voluimus. »
Acto sí^^do el Director del Oratorio pronun
ció un brsve discurso, en el cual con las relevan
tes dotes de elevada elocuencia que le distin
guen, inculcó con grande íerv’or la necesidad que
tenemos los hijos de D . Bosco de esculpir en
nuestras almas y por todas partes con indele
bles caracteies de magnificencia y originalidad
Salesianas este solemne acto que se verificaba
para perpetuar el grande reconocimiento, en
trañable amor y entusiasta devoción que nutren
los Salesianos por su Agusta y Celestial Madre;
y á los pocos momentos, al prornimpir todos, lle
nos de regocijo, con el tierno cántico « Noi .<iii¡m
figli di Mario, » esta buena Madre, como si qui
siera hacer palmaria la grandeza de su jx)der y
y la intensidad de su amor , afianzando al mismo
tiempo el imperecedero recuerdo de tan inolvi
dable fecha, concede una especial gracia á uno
de lo»' Salesianos asistentes, y este inespe
rado y extraordinario acontecimiento con
mueve íntimamente el ánimo de todos los pre
sentes.
E l caso de referencia, que ha sido examinado
por varios facultativos por infinidad de perso
nas, familiares. Superiores y compañeros del que
ha obtenido tan señalado favor, es el siguiente:
D. Juan B. Sismondo Salesiano hacía nueve me
ses que padecía tan completa afonía, que difí
cilmente y aun acercándo mucho el oido, ape
nas se le percibían las palabras: fué asistido j)or
renombrados especialistas que habían agotado los
recursos de la ciencia; súi embargo todos le ani
maban, y aun su pro}>ia familia le había escrito
aconsejándole pusiera toda su confianza en la
Sma. Virgen. Hizo con singular devoción la no
vena de Jlaría Auxiliadora, y de imjiroviso,
mientras los niños cantaban las alabanzas de
María, al querer hacer como un esfuerzo j)ara
cantar también, vió con maravilla, que había re
cobrado el timbre de la voz clara, argentina y
sonora como nueve meses hacía.
Inútil sería el comentar, cuánto ha sido visi
tado y felicitado de propios y extraños.
A las 10 celebróla Misa cantada el M. Rdo.Sr.
D. Franciso) Cerruti, Consejero Escolástico de la
Sociedad Salesiana , oficiando los novicios y esstudiantes de nuestra casa de Foglizzo.
Para abreviar, respecto á los demás días de la
novena en genera], nos limitaremos á decir que,
se celebraron todos los cultos anunciados con
suntuosidad y orden admirables.
E n particular, debemos decir algo aparte de
la Dominica de Pentecostés, Vigilia de la fiesta de
M. Aux. y del día mismo de su solemnidad príncipal
E l Domingo de Pentecostés, después de la
Misa de Comunión General, administrada por el
—
i
Kxmo. Sr. Obispo Auxiliar de esta diócesis
Sr. D. Luis Spandre. A la hora acostumbrada se
cantó una magnífica Misa con las partes variables
en canto Gregoriano que ejecutaron magistralmente los novicio? y estudiantes de nuestra Casa
de Lombriasco, dirigidos por el Rdo. Sr. Director
y Maestro de canto llano de la misma P. Grosso.
Celebró el M. Rdo. Rector Mayor Sr. D. Miguel
Rúa, con asistencia Pontifical del referido Exmo.
Sr. Spandre.
Do la vigilia de la fiesta de María Auxiliadora
anotamos con preferencia la conferencia que dió
á los Cooperadores el M. Rdo. Sr. D. Luis Valetto , Director de la Casa Sal.;sianade Iquique
(Chile), y en la que con profusión dá datos ex
presó la vicisitudes y trabajos realizados por
los Saicsianos en aquellas lejanas regiones y la
indiscutible importancia y necesidad de la unión
de los Cooperadores con los hijos de D. Fosco
]>ara llevar á cabo su grandiosa Obra de regene
ración cristiana.
A líis i 8’30 celebróse las solemnes Vísperas
con asistencia Pontifical del Exemo. Sr. Don
José Gamba, Obispo do Biella, quien impartió la
licndición con el S. D. M. El programa musical
fue ejecutado con magistral perlección, siendo
s\is meiores partes el Domine ad adjuvandum y
las Letamas; del Maestro Sr. D. Juan Pagella el
Dixit dcl Sr. D. Rafael Casimiri el Magníficat dcl
Sr. D. Luis Bottazzo y el Tantv.m Ergó del Sr.
D. José Dogliani.
Poi la noche durante la velada, interpretó bo
nitas piezas la banda del Oratorio festivo: pero
lo que sorprendía más fué la hermosa ilumina
ción de más de 9000 luces, y sobre todo la Es
tatua de M. Aux. de la cúpula que so destacaba
en un mar de luz proyectada por un reflector eléc
trico. La espaciosa plaza estaba llena, siendo
casi imposible penetrar on la Iglesia completa
mente repleta de devotos fieles; sin embargo
mientras los coros de centenares de niños can
taban tiernas alabanzas á la Sma. Virgen, todos
callaban para disfrutar de tan agradables melo
días.
Llegó por fin el fausto día por todos deseado
de la solemne festividad de María Auxiliadora,
Comenzó á celebrarse el incruento Sacrificio desde
la una de la madnigada continuando sin inte
rrupción las celebraciones en doce altares hasta
la una y media de la tarde v repartiéndose cons
tantemente la Sgda. Comunión pc^r varios Rdos.
Sacerdotes. A las 5*30 la 1 ' Misa de Comunión
General; cantáronse escogidos motetes de célebres
autore.-í. A la 7 tuvo lugar la .>* Misa de Comu
nión que dijo S. E. Rdma, el Card. Agustín Richelmy , Arzobispo de Turin, también con se
lectos cánticos.
A las 10 enq^ezó la Misa Pontifical, celebrada
62
—
por el Exemo. Sr. D. José Gamba, Obispo de
Biella, y panegírico que pronunció el Rdo. Sr.
D. Luis Bilieni ; no sabíamos que admirar más,
si su elocuente discurso ó el profundo recogi
miento y silencio con que lo escuchaba aquella
compacta muchedumbre. Oficiaron 150 cantores
bajo la dirección del renombrado Sr. Dogliani,
interpretando admirablemente una de las mejores
Misas del Maestro Sr. D. Oreste RavaneUo, con
las partes variables en canto Gregoriano; en el
ofertorio cantaron la grandiosa Antífona Corona
Aurea.
Por la tarde á las 18 se celebraron las Segundas
Vísperas presididas igualmente de Pontifical por
el ya mencionado Exemo. Sr. Gamba, ejecután
dose la misma música de las primeras Vísperas.
Terminado el Magníficat del Maestro Sr Don
Pedro Magri empezó á desfilar la imponente Pro
cesión, precedida de ejércitos de niños vestidos
de Angeles con alegorías de la Pasión, enjam
bres de devotas niñas figurando inocentes palo
mas. ¡Parecía una visión celeste! Todos con un
un orden y recogimiento que edificaba y enter
necía. Un sin número de admiradores abrían
ala al desfile de la infinidad de asociaciones,
los jóvenes de diversos colegios Salesianos de la
Ciudad, los innumerables del Oratorio festivo,
los 700 niños de esta Casa, las Hijas de María
todas vestidas de blanco cubiertas de gasas del
mismo color y lazos celestes, las Ilustres Damas
de Honor dn María Auxiliadora , tres bandas de
música, más de 500 -miembros del clero, el
Exemo. Sr. Obispo de B id la de Pontifical, nues
tro M. Rdo. Sr. Rector Mayor confundiéndose
con los demás Religiosos revestido de loquete
con su cilio en la mano.
El templete de la Viigen formaba una artís
tica nube sobre la cual se levantaba'majestuosa,
una preciosa Estatua de María Auxiliadora ri
camente decorada y rodeada de Angeles, que le
cubren la Augusta Cabeza á manera de dosel con
una giandiosa corona, labrada con exquisito pri
mor. Concluida la Procesión con el mayoi orden
y entre los reverentes aplausos y aclamaciones
de inmensa multitud, el Exemo. é Emo. Sr. Car
denal impartió la Triple Bendición, primero en
el interior dcl Templo y después á la puerta del
Santuario: una expontánea aclamación arrancó
del pueblo que llenaba la extensa plaza. En
seguida comenzaron los cánticos y alabanzas á
la Celestial Reina, renovándose la iluminación
más completa aún que en la noche anterior y
amenizando la velada la banda de Música del
Oratorio.
Fiesta de María Auxiliadora en Sarriá - Barcelona.
¡ Cuánto consuela y regocija ver el incremento
que va tomando cada día la devoción .1 María Au
xiliadora! Ya no son sólo sus incansables propa-
li»
— 163 —
gadores, los Salesianos; ya no son sólo algunas
colectivades aisladas, sino poblaciones en masa las
que sienten despertar en sus corazones el entu
siasmo, y prorrumpen en gritos de amor, y tradu
cen su devoción en actos públicos cuando llega la
simpática fiesta de la Virgen de D . Bosco. Buena
prueba de ello nos la dió la católica población de
Sarriá el día de 23 de Mayo último.
El gracioso templo de María Auxiliadora se vió
concurridísimo desde las primeras horas de la ma
ñana : eran los devotos de María que iban á de
poner á sus pies una ofrenda, á elevar á su trono
una plegaria, á presenciar los actos de culto con
que los Salesianos honraban á la poderosa Auxi
liadora de los cristianos. Tierno y conmovedor fué
el acto que se celebró en la Misa de comunión
general. Treinta y tres niños se acercaban por vez
primera al sagrado banquete á recibir en sus en
labios, con su fácil y elocuente palabra llena de
unción, nos tuvo por un buen espacio, que para
nosotros pasó en un instante. Incapaces nos sen
timos de reseñar siquiera su magnifico discurso,
perfumado todo con el aroma de su devoción en
trañable á María y de su admiración por D. Bosco.
( Cuán gigante nos pareció la figura del gran Apos
to! de la niñez, modelada por tan hábil orador 1
Dios se lo pague al Dr. Estebanell y le recom
pense las palabras de cariño y aliento que dirigió
á los humildes Salesianos, continuadores de la obra
sorprendente del immortal D. Bosco.
El entusiasmo por la Virgen Auxiliadora iba au
mentando á medida que adelantaba el dia y llegó
á su colmo en la procesión. Fué esta un triunfo de
María. Las calles que debía recorrer habían sido
sembradas de ñores, las casas por donde debía
pasar ostentaban colgaduras y dam.ascos y el pueblo
Reunión de Antiguos alumnos de Buenos Aires.
tMones al Divino Hijo de María, bajo los auspi
cios de tan bondadosa Madre. ¿Cómo presenciarlo
sin derramar tiernas lágrimas de amor y suplicar á
la Virgen bendita que acogiera bajo su manto á
aquellíjs corazones inocentes ? A despertar tales sentúnientos contribuyó la sentida exhortación que dingió á los dichosos jovencitos, el celebrante Doc
tor Cararach.
Materialmente atestada de gente se vió la iglesia
tlurante la Misa cantada. Oficiaba el Rdo. Sr. Cura
Párroco de Sarriá, D. Vicente Estadella, y asistía
w el presbiterio el Ayuntamiento de la misma po
blación. ¿Hablaré de la música que se ejecutó?
somos competentes para juzgarla, pero con det-f que el M** Thennignon, cuya era la Misa que
cantaba, no se aparta una nota de las últimas
P|^rij>ciones de S. S. Pío X (q. D. g.), quedaría
todo, si no tuviéramos que añadir que p>or
de su ejecución con acompañamiento de or?>csta, tampK>co dejó nada que desear. ¡ Con qué
veríamos seguido el ejemplo de los Salesia^ r todas las iglesias en punto á música sa-
Al vangelio ocupó la sagrada cátedra el Rdo.
Dr. D. Santiago Estebanell. Pendiente de sus
todo se empeñaba en demostrar su amor á la Vir
gen. Formaban el cortejo de María, precediéndola
con cirios encendidos, los niños de las Escuelas
Salesianas, del Colegio Colón y escuela municipal
de Sarriá, la Escolattia de María Auxiliadora y pe
queño clero de Hostafranchs, todos con sus respec
tivos pendones que llevaban ilustres personajes
como el Exemo. Sr. Cónsul de Ecuador, Exemo.
Sr. Marqués de Alós, D. José Palacios, etc. Ce
rraba la marcha la banda Salesiana. El entusiasmo
que se desp>ertaba en todas partes al pasar la her
mosísima estatua de .María Auxiliadora llevada
sobre artísticas andas, era indescriptible, y una
lluvia de ñores arrojadas desde los balcones y de
la calle, lo atestiguaba. Aun la gente que aquella
hora volvía de la montana ádonde, como es sabido,
muchos tienen costumbre de ir á pasar este se
gundo día de Pascua, se mostró muy cortés y de
vota, arrojando á la Virgen las flores que en el
monte había recogido. ] Estaba tan hermosa, atraía
tanto su rostro lleno de amor, que nadie podía re
sistir al entusiasmo!
Dos horas y media duró la procesión, sin que se
hubiera de lamentar el más pequeño incidente de
sagradable, gracias á la fe y religiosidad de los
i
sarrianenses y al celo de las autoridades. A l volver
á la i{;Iesia, cuyo altar parecía un ascua de luces,
la Kscolania de María Auxiliadora, la saludó con
un liermoso é inspirado himno, y acto seguido dióse
la bendición con S. D. M., terminándose así con
la bendición de Jesús la simpática ñesta de Paraíso
c|ue sólo se hallan en las funciones del culto ca
tólico, y especialmente en esas honras que el pueblo
tributa á la mejor de las Madres, á la que es su
poderoso Auxilio. ; Bendita sea Ella una y mil
veces!
Y para que el recuerdo de esta fiesta quedara
aun más grabada en el corazón y en la mente de
los niños que lioy se educan á la sombra de su
manto, por la noche hubo en uno de los patios de
las Escuelas Sale.sianas una iluminación verdadera
mente fantástica. ¡ Cuán pura era la alegría que
reinaba entré acjuellos infantiles corazones, que no
cesaban de aclamar y vitorear á María Auxiliadora !
A l ver elevarse rápidamente á los aires los globos
que se lanzaban, nos figuráliamos <iiie cada uno de
64
—
Roma, 26 de Noviembre de 1903.
P. ValetiHn BonetH
Director Espiritual de los Ex-alumnos de D. Bosco
Buenos Aires.
limo. Señor,
Enviado desde esa lejana región, y tanto más
grato cuanta mayor es la distancia que nos separa,
ka llegado al Padre Santo el devoto mensaje que
los Ex-alumnos de Don Bosco, unidos en la Re
pública Argentina con el cristiano vinculo de la
fraternidad, han dirigido al nuevo Vicario de Jesu
cristo, como profundo homenaje y como augur de
felicidad.
Su Santidad ha visto con particular agrado que
la solemne conmemoración del 25“ año de existencia
de esa Escuda Salesiana, haya proporcionado á los
alumnos, que experimentaron los efectos de sus
beneficios, la grata oportunidad de presentarse en
Casa Salesiana de Quito en el barrio de “ La, Tola.'
ellos llevaba al trono de María los corazones y las
plegarias de los hijos, cpie aipii abajo la festeja
ban. y que Ella se sonreía y los bendecía con amor.
d fí. La procesióti ha sido presiiliila por el Doctor
Cararach, canónigo, Vicario general de Tortosa y
por el Magnifico Ayuntamiento de Sarriá.
BUENOS AIRES. — Asociación de los Ex*alumnos
de Don Bosco. — Cortamos dcl diario católico
Iax
de la Iglesia: Este importante centro,
fornuulo por jóvenes que recibieron su educación
en los Colegios Salesianos, acaba de recibir de
S. S. Pió X una honrosa carta firmada por el
Secretario de Estado. Cardenal Merr>' del \’al, y
dirigida al Director Espiritual de la misma A so
ciación. Esta carta es contestación á una nota
de adhesión filia!, que la Comisión Directiva pa
sara á S. S.. en ocasión de la celebración de las
Bodas de plata de la fundación del Colegio Pió IX
de Arles y Oficios. Publicamos traducido del ori
ginal italiano tan honroso documento, como nos
ha sido enviado por el Secretario de la Asociación,
y felicitamos á los jóvenes ex-alumnos de Don
Bosco por tan señalada distinción.
espiniu ante el Padre común de los fieles, y acre
centar por este acto de obsequio, su f e y su amor.
Deseando, pues, que dicha rcxinión educadora
adelante mas y más y adquiera en su existencia
las 7Hás insignes benei7xcreticias, como C7i el tiempo
pasado, el Padre Sanio se ha dig7/ado beytdedr cor.
todo sti corazó7i á V. R., á todos los Ex-aluci:::-:
de Don Bosco, á sus faxnilias, á la froiia Directiva
de la Asociación y C7i particular al
htspcctor Salesiayto, P . José Vespignayii.
Co7i tos seyxíittiientos de la más disti/iguida cotísideración me suscribo de V. R. aft/xo. S. S.
R a f .\e l Card. M e r r y
d el
V al .
REPÚBLICA DE SAN SALVADOR. — Es digno de
admiración el interés que despliegan los buenos
Cooperadores de la ciudad de Sfa. Aoa. A la cabeza
de este movimiento está el P. Felipe Jesús Moraga,
quien desde que, 30 años ha, la revolución lo atroja
oel convento de Guatemala de que era superior,
es el apóstol de Sta. Ana. Es un hombre verda
deramente singular. Con pequeñas limosnas, qu®
nadie se atreve á negarle, ha edificado la mejw
iglesia de la ciudad, ha levantado un Asilo, donde
16.:; —
tienen albergue unas So huérfanas y al cual asisten
más de 300 niñas externas, y el año pasado ter
minó nuestro Colegio, que quiere ya ensanchar.
La población lo quiere y lo venera como á un
santo.
La ciudad de Sta. Ana. de fundación anterior á
la conquista, es una de las mejores de la República.
Está unida por medio de via férrea á la capital y
al puerto de Acajutha y tiene mucho comercio.
Tiene además varias iglesias, escuelas, hospital,
cuartel, teatro en construcción, jardines públicos,
etc., etc. Las casas son bien construidas, y algunas
de dos pisos; las calles rectas, empedradas y con
iluminación eléctrica. Los alrededores son fértile.s
y bien cultivados y producen café, azúcar, tabaco
y todo clase de cereales: posee además abundantes
minas. La industri.a va activándose y los habitantes
llegan á 3S000.
Los niños son dóciles y obedientes. El Colegio
de Sta. Ana puede asilar presentemente unos 60
niños interno.'; y 300 externos. Es un vasto edificio
de un solo piso, de forma rectangular con amplios
salones, espaciosos pórticos y ameno patio en el
centro. Tiene todos-ios re
quisitos que la comodidad
Y la higiene exigen, y e.stá
rodeado de una huerta
que puede servir má.s tar
de para ensanchar el edi
ficio. La construcción de
nuestro Colegio de Santa
Ana se debe al celo del
P. Felipe y á la'genero
sidad de una distinguida
Cooperadora.
VALPARAÍSO (C hile ). —
Se ha inaugurado en nues
tro Colegio de Valparaíso
un nuevo Circulo Pío X
para los numerosos ex
alumnos de aquel In.stituto. La ceremonia de inau
guración revi.stió gran so
lemnidad y colmó á todos
de alegría el siguiente te
legrama del Emmo. Car
denal Secretario de Es
tado de Su Santidad: ^Su
les enviamos un efusivo aplauso, y hacemos votos
para que logren colocar presto la cañería de fierro,
que es lo único que falta para que haya agua en
La Tola.
BUENOS AIRES. — loaaguraclón de un nuevo órgano
en la iglesia de S. Juan Evangelista, de la Boca. — El
día 31 de Enero, fiesta de S. Francisco de S:\los,
se inauguró un nuevo órgano, digna obra del re
putado establecimiento Vegezzi-Bossi de Turiu.
Asistieron al estreno los organistas P. Rota y
Sr. Odwa de Montevideo y los Srcs. Pelazza y Me
dina de la Capital. El órgano se tocó durante toda.s
las funciones del dia y la música fué cxcogiila y
seria. Tanto los maestros que lo estrenaron, como
los numerosos peritos y el pueblo mismo <iue asis
tieron á las funciones, encomiaron altamente la
bondad del instrumento, la delicadeza de sus so
nidos y la perfecta entonación de sus registros.
Presentamos la fotografía del grandioso instru
mento. que constituye un honor para los artistas
que lo construyeron.
Órgano de la Iglesia de S. Juan Evangelista de la Boca- Buenos Aires.
perior de los Salesiattos,
Valparaíso. Santo Padre, alegrándose por la inau
guración del Circulo que lleva su mismo nombre,
bendice á los fundadores y socios.
Merrv D el V al . 1»
LA TOLA (E cuador ). — Cortamos de E l Telégrafo,
diario de Guayaquil: Perforación del Icbembia (Obra
de los Saleslanos). — Informan del interior que los
Padres Salesianos, que se propusieron taladrar el
cerro de Ichembia. para llevar agua á La Tola,
han coronado su dificil empresa, invirtiendo en ella
más de $10,000. Se han hecho varios túneles, de
los cuales el mayor, que tiene 584 metros de largo,
se abrió al mismo tiempo pK>r sus dos extremos, y
generalmente se temía que no se encontraran éstos,
por lo dificil que era que llevasen la misma di
rección de uno y otro lado ; pero el inteligente Don
Jacinto Pancheri, Salesíano. ha salido airoso en la
dirección de esta obra, alcanzando en ella inimi
table acierto.
La Ley de Quito añade: Dignos son los PP. Sa
lesianos, por tan benéfica «.orno dificil empresa, de
la gratitud y alabanza del público. De nuestra parte.
PUNTA ARENAS (C hile ). — Una Importante conver
sión. — El 23 del pdo. Enero, fiesta de los despo
sorios de Maria Sina., se celebró en nuestra iglesia
de Punta Arenas una consoladora ceremonia. Un
protestante escocés, David M., capitán de una nave
mercantil, que hacía varios anos habitaba en aquella
ciudad, abjuró sus errores y entró en el seno de
la Iglesia Católica. Se le admiilistró el Santo Bau
tismo sub conditione, recibió la Confirmación, con
trajó Matrimonio y se acercó al Banquete Eucaristico en un mismo dia. Hacía ya varios años que
vivía unido civilmente con una buena señora chi
lena, la cual rogaba continuamente á Dios por la
conversión de su esposo, y sus oraciones fueron
atendidas. Después de la función, el buen Sr. David
estaba profundamente conmovido y daba gracias á
Dios ixir haber abierto sus ojos á la luz de la ver
dadera fe, la única que hace felices á los hombres
en esta y en la otra vida. ¡ El Señor le conceda la
santa jjerseverancia!
VINCES (Ecuador ). — El infatigable Decurión Salesiano, D. José
Paredes nos da cuenta de una
— i66 —
solemne reunión que los Sres. Cooperadores de
aquella localidad, celebraron en Cerro-gusano,
villorrio á una legua de Vinces.
La fraternal reunión promovida por el digno
Cooperador D. Reinando Villata y secundada por
todos los Cooperadores, tuvo lugar en la Escuela
del Pueblo graciosamente cedida por D. Agustin
Fuentes, quien adornó también el local con la
imagen de S. losé y los retratos de D. Bosco y de
D. Rúa. Más cíe doscientos fueron los concurrentes
Hubo discursos y composiciones en honor del Santo
Patriarca y de la Obra Salesiana. El Sr. Paredes
habló con enfervorizada palabra á todos los Coo
peradores, dándoles gracias por lo que hacian por
la Obra Salesiana é invitándoles á redoblar sus
tierras destinadas un día cual Siberia Americana,
al destierro y prisión de los mayores delincuentes,
en esta tierra obró Dios este año un acto de
bondad tal, que de tierra de maldición parece
trocarse en tierra de bendiciones, en tierra de
sus especiales complacencias. Largos años de
ímprobos trabajos han pasado en la Patagonia
los hijos del inmortal Don Bosco, que la han
regado con su sudor y sus lágrimas. Parecía mos
trarse rebelde á sus constantes fatigas y generosa
solicitud; mas hoy mandó el Señor cesar las
borrascas y que una bonanza, pregonera de ben
diciones, á ellas se sucediera. Un noviciado, se-
Recucrdo de la toma de hábito de los diez primeros novicios de Patagonia.
esfuerzos con el ejercicio continuo de la caridad.
Entre las decisiones dignas de alabanza, que en
aquella fraternal reunión se tomaron, fué la de so
correr con sus limosnas á los pobres leprosos de
Colombia. A este fin formóse un Comité de respe
tables Señoras.
Nuestro aplauso a aquellos celosos y abnegados
Cooperadores.
Fragantes flores de la Patagonia.
Nos escribe
el Presbítero D. Jenaro .-//cwt».* No todo lo que
produce la tierra son cardos y espinas. En los
desiertos Patagónicos, en estas tierras cruzadas
aún hoy por Itordas salvajes, para quienes nunca
un rayo de luz alumbrara, ni el luminoso esplendor
de la Cruz bendita que todo lo dulcifica y todo
lo ennoblece y perfecciona, habrá irradiado; en
estas tierras donde parece que una maldición
tremenda gravitaba sobre todos sus moradores;
millero santo de operarios evangélicos, sal y luz
de las tierras patagónicas, ha sido implantado por
manos del Divino Jardinero en el pueblo de
Patagones. El 25 del pasado Febrero, S. Sría.
lima. Sr. CagHero imponía el sagrado hábito
sacerdotal á diez jóvenes resueltos y bien dis
puestos para hacerse santos y denodados Misio
neros, que con el alma llena de Dios y el corazón
ardiendo en llamas de caridad, no aspiran sino
á lanzarse en medio de las tribus salvajes para
enseñarles á conocer á Dios, á amarlo y servirlo;
para arrancar á esos infelices del abismo de la
inmoralidad y sublimarlos al estado de hijos de
Dios. Paréceme verlos \a lanzarse á la lucha
santa contra el poder infernal, resueltos á arran
carle su presa ó perecer en la demanda como
buenos.
¡ Qué espectáculo buuiAmc presenciaron los
—
1Ó7
Espíritus Angélicos y los hombres de buena vo
luntad! Nuestro muy amado Obispo Dr. D . Juan
Cagliero no cabía en sí de júbilo al dar la sa
grada librea de Cristo á aquellos diez denodados
jóvenes, y después del solemne acto les dirigió
fervientes palabras, exhortándolos á la imitación
de Jesucristo, y diciéndoles que su alma se lle
naba de júbilo, por vestir por primera vez en la
Patagonia, no á uno, sino á diez. E l asunto de
su sermón fué el mismo que tomara el inmortal
D. Bosco al enriquecerle á él con el mismo don
con que enriqueciera él á los noveles levitas de
Cristo. Recordó complacido como él cincuenta
años atrás, vistió el mismo hábito Dichoso y
sanco jubileo le proporcionó el Altísim o como
recompensa de tantas fatigas y tiernos cuidados
en estas tierras. Bendito sea el Señor, que después
de las tribulaciones con que prueba á sus esco
gidos, les envía consuelos tanto más oportunos
é inefables, cuanto mayores fueron las pruebas á
que los sometiera.
Ve V d ., pues, que la Patagonia no presenta
sólo espinas en sus rosales; la rosas comienzan
á abrir su capullo y presentan su corola á los
cuidados de los diligentes jardineros é quienes la
Divina Providencia encargó de su cultivo.
Nada faltó en tan fausto día; imponencia del
rito, majestad musical y devoción en los presen
ciantes. La misa de Comunión, en efecto, fué
oficiada por el mismo Sr. Obispo can solemnidad
é htfra missam la Sdwla Cantorum del Colegio
•i San José » dirigida por nuestro hermano coad
jutor D. Anselmo García, cantó escogidos mo
tetes con perfecta entonación y suavidad de voz.
Y los solemnes momentos de la imposición del
hábito Ajcron armonizados con otros motetes que
parecía.; elevar nuestra mente de las bajezas de
la i erra ú 'a sublimidad del Paraíso.
Por la tarde los alumnos del Noviciado obse
quiaron al Sr. Obispo y al selecto pueblo de
Patagones con una representación teatral que á
todos dejó muy satisfechos.
Quiera Dio.s, que el ejemplo de estos jóvenes
heroicos que supieron sobreponerse á todos los
afccios de carne y sangre para segfuir la pobreza
y la Cruz de Cristo, tenga muchos imitadores;
que así serán gloria de la religión, de la patria
y de la familia.
BIBI.IOGRAFIA
La Industria A g r a r ia según el S istem a
S olari 6 M anual del A g ric u lto r m oderno :
es el título de los tomos X I y X II de la
Biblioteca Agraria Solariana, útilísima publi
cación que, como saben nuestros lectores, se
edita en Sevilla.
Hemos examinado con detención y cuidado los
dos tomos de que nos ocupamos, los cuales forman
to solo volumen de ^39 páginas y no dudamos en
—
calificarlo de bueno y metódico: bueno en cuanto
sustenta todo él, como todos los libros de esta
Biblioteca, la modernas y salv'adoras doctrinas del
ilustre Solari; metódico por haber empleado su
autor, D. Gil Pecchioni, sabio y experiinemiulo
ingeniero agrónomo, buen orden en la exposición
de materias, pues dando breves nociones de clima
tología agrícola y de los principales meteoros que
se relacionan con la Agricultura, estudia minucio
samente la tierra laborable, ésto es. su origen y
composición, sus propiedades físicas, clasificación
de los terrenos y fertilidad de los mismos, con
cluyendo la Agrología con las enmiendas que en
ellos deben hacerse. A continuación habla de los
abonos con tal precisión y propiedad, que nada deja
que desear, no olvidándose de su inmediata apli
cación. Concluye su obra el Sr. Pecchioni dando
reglas para el cultivo de los principales cereales,
legumbres, plantas forrajeras, de raíz alimenticia y
textiles, no queriendo terminar tan importante tra
bajo sin unas nocioncitas de Arboricultura,
No podemos menos de decir á nuestros lectores
que no se arrepentirán de haber adcpiirido esta
obrita, sobre todo, tratándose de agricultores que
quieran dejar las perjudiciales prácticas agrícolas
antiguas para seguir las fases de la moderna y úti
lísima Agricultura: por otra parte no está por demás
que digamos que en Italia ha sido muy bien aco
gida, haciendo de ella elogios la prensa de lodos
los matices, por ser su Autor competentísimo en
este ramo.
A pesar de sus buen«s condiciones, se vende al
precio de 3,75 pesetas ín rústica y 4,75 en pasta.
El que desee adquirir esta obra'y las de la Biblio
teca por suscripción, puede hacerlo dirigiéndose al
Sr. Administrador— Arrebolera— 18, Sevilla.
Nos llega por correo la grata noticia que esta
“ BIBLIOTECA AGRARIA SOLARIANA" ha sido pre
miada con MEDALLA DE ORO en la E.xposicíón
Regional de Córdoba (España) que se ha celebrado
en estos días cuyo echo confirma una vez mas la
fama mundial que se ba conquistado el SISTEMA
SOLARI.
S an ta C e cilia , Revista musical publicada por
los PP. Salesianos de Buenos-Aires. Corta
mos de La Voz de la Iglesia :
Santa Cecilia. Vestida de nuevo, elegante y ar
tístico ropaje, ha aparecido esta notable publicación
de música sagrada, en su cuarto año de vida y
como exhibiendo el justo favor que ha merecido
y continuará mereciendo.
Entre otros materiales selectos, registra un cu
rioso artículo sobre Perosi, acompañado del retrato
del jóven maestro, cuya celebridad es ya universal.
Ofrece también un Sfabat Maier y varía.s otras
partituras sacras, ajustadas estrictamente al estilo
gregoriano ó polifónico de Palestrina, con io que
da cumplimiento á las últimas disposiciones p>ont¡fíelas.
Al celebrar los progresos de Santa Cecilia, rea
lizados en ese periodo, formulamos sinceros votos
por que aquello se multipliquen, sin limíte, para
bien del arte religioso, que tan magistralmente
cultiva.
— i68 —
Excmo. Pr. Comás Cámara y Castro
Obispo de Salamanca.
Pía Unión de Cooperadores Salesianos ha
perdido uno de sus activos miembros en
la propaganda de la Obra de D. Hosco. Había
comprendido el gran bien que podía hacer á la
sociedad la Obra de D. H osco; había visto la
necesidad de recoger y educar á tantos hijos
del pueblo. El, con su clarísimo ingenio, conoció
esta necesidad, la supo apreciar profundamente
y defender con su elegida mente y con su ge
neroso corzón.
¡ Cuánto disfrutaba y se ensanchaba su cora
zón, cuando visitaba nuestro Oratorio! ¡cómo
rebosaba de gozo al encontrarse rodeado de
tantos niños que le amaban y aclamaban 1
Su celo apostólico no tenia lím ites: á todos
ayudaba, ya con sus sabios consejos, ya con sus
limosnas. Una gran parte de la nueva Obra se
ha edificado á expensas de su caridad.
Su deseo no era otro que ver terminado, á
lo menos en parte, el nuevo local para albergar
í\ muchos necesitados.
Aun en los xiltimos dias, cuando la enferme
dad lo tenia ya postrado, con gran interés pre
guntaba por los niños y parecía que se aliviaba
de su dolencia, cuando sabía que todo iba bien,
que todos estaban alegres y contentos. Pobrecitos, exclamaba, hay que ayudarles.
Los hijos de D. Rosco, hacen público su do
lor, uniéndose al de todos los Salmantinos.
Su memoria vivirá dulce y eterna en nuestros
corazones y, elevando férvidas plegarias, nos
consolamos al pensamiento de que el padre
amoroso y fiel ha entrado en el reposo eterno,
de.sde donde continuará protegiéndonos. Sin
embargo lo recomendamos á las oraciones de
nuestros Cooperadores.
R. I. P.
lüuy mire Sr. D. Dominso trinidad
Romero
E l día 3 1 del pdo. Marzo, á la edad de 55 años,
pasó á mejor vida el Sr. Canónigo de Zacatecas
(Mé ico) D. Domingo Trinidad Romero, habiendo
sido en vida modelo de sacerdotes y Cooperadores
Salesianos y tenido la muerte de un santo.
E l ilustre finado se distinguió por su espíritu de
humildad y fervorosa oración, y en medio de las
•amarguras que sus émulos y enemigos le hicieron
sufrir, confió siempre en Dios y se conservó siempre
estrechamente unido á su V. Prelado, el limo. Dr.
Buenaventura Portillo.
Era versadísimo en todas las ciencias eclesiásticas
y santamente apasionado por el idioma de la Iglesia.
Pero en lo en que más se distinguió, fué en la predi
cación y en la dirección de las almas. Cuando en
salzaba las glorias de la Virgen de Guadalupe ó de
María Auxiliadora se enternecía hasta derramar
tiernas lágrimas. En gran parte á su celo se debe
que la devoción á la celestial Madre de nuestra Ha
Sociedad se haya hecho popular en Zacatecas, y
como testimonio de su amor á nuestro Excelsa Patrona, mandó colocar un hermoso cuadro de María
en la Parroquia del Sagrario de aquella religiosa
ciudad.
Habiendo desempeñado con notable desinterés
y celo varios cargos importantes, como el de Secre
tario de la Curia Episcopal, Rector del Seminario y
Gobernador Ecle.siástico, declinó humildemente La
dignidad episcopal que le ofreció el limo. Visitador
.apostólico Mons. Nicolás Averardi.
Durante la última enfermedad que duró 40 días,
sufrió con sin igual paciencia los continuos y acer
bísimos dolores que le causaba la diabetes y las
24 operaciones que le hicieron los facultativos; todo
sin exhalar una queja y sin permitir que se le diera
cloroformo, edificando así á todas los presentes. En
sus últimos instantes, no contento con invocar á la
Sma. Virgen en voz baja, cantaba con fervor tiernisimas alabanzas á la Madre de Dios. Su muerte
fué en\ndiable como su vida había sido ejemplansima. Descanse en paz el ilustre finado.
R. I. P.
C o n aprobación d e la .Vutorídad E d e ^ á s tic a ;
G eren le: J O S É G A M B IN O .
-
Texto
-
LETIN
W
^
R c d a c c ió r \
y
A d ir iiq is tr a c ió r i
Via Cottolaigo. ^2 —
^
AÑ O X IX — N. 7
—
Publicación mensual
—
Turin- Italia.
J U L I O de 1904
SUMARIO; Nuestro p r o g r a m a ................................141
Gracias de Maria A u x ilia d o ra ................................ 158
ConCTeso de Música S a g r a d a ................................i 45
Crónica Salesiana.......................................................■ t
El Representante del Sucesor de ’ ’k)n Bosco en .
Bibliografía...............................................................167
América
...............................................................150 Necrología: Excmo. Fr. Tomás Cámara y Castro —
Página in tim a ...........................................................>53
Iltre. Sr. D. Domingo Trinidad Romero . . 168
De nuestras Misiones: Matto Grosso (Brasil) . . 154
NUESTRO PROGRAMA
Vicano de Jesucristo nos lo
ha trazado: Restaurar todas
las cosas en Cristo. Ha ha
blado el infalible, el inspirado Pastor
de las almas y nos ha marcado el ca
mino ; nuestro deber de hijos sumisos
es seguir por él, seguros de que vamos
en posesión de la verdad, apoyados en
lo cierto y que alcanzaremos el objeto
de nuestras esperanzas. Pero el Supremo
Legislador de la Iglesia nos da tam
bién los medios para realizar este pro
grama, y nos los expone en un pasaje
de su primera magistral Encíclica. Helo
aquí:
- Sabemos que Dios encomendó á
cada cual el cuidado de su prójimo
(Eccli. XVII, 1 2 ) . No son, pues, sola
mente los sacerdotes, sino también los
fieles todos sin excepción, los que deben
L
tomarse á pechos los intereses de Dios
y de las alm as; se entiende que no ya
á propio arbitrio y por cuenta propia,
sino bajo la dirección y obetliencia de
ios Obispos ; ya que el presidir, ensefíar
y gobernar á nadie es concedido en la
Iglesia, sino á vosotros (los Prelados), d
quienes el Espíritu Santo puso d regir la
Iglesia de Dios (Act. xx, 28). Nuestros
Predecesores, desde antiguo, aprobaron
y bendijeron á los católicos que,con dife
rentes objetos, pero siempre con miras
religiosas, se unen entre sí en sociedad.
Nós tampoco dudamos en tributar Nues
tras alabanzas á tan excelente institu
ción, y deseamos ardientemente que se
propague y florezca en ciudades y al
deas. Pero queremos que semejantes
asociaciones tiendan ante todo y en
modo principal á que la vida cristiana
— IA2 -»
se mantenga constantemente en los que
á ellas se alistan.
€ Poco en verdad importa que se
discutan con sutileza muchas cuestiones,
que se hable con facundia de derechos
y deberes, si todo ésto no va unido á
la práctica. Los tiempos que corren
exigen acción ; pero una acción que toda
consista en observar con fidelidad y en
tereza las leyes divinas y las prescrip
ciones de la Iglesia, en la profesión
franca y abierta de la Religión, en el
ejercicio de toda clase de obras de ca
ridad, sin pararse en miramientos á sí
mismos y á los intereses terrenales.
« Los numerosos ejemplos de tantos
soldados de Cristo, servirán mucho más
para despertar los ánimos y arrastrar
los, que no las palabras y las sublimes
disertaciones; y sucederá fácilmente,
cpie pisoteado el respeto humano, de
puestas las prevenciones é indecisiones,
muchísimos serán atraídos á Cristo ha
ciéndose á su vez promotores de su
conocimiento y de su amor, que son
los únicos caminos de la verdadera y
sólida felicidad. »
¿No es verdad, amados Cooperadores,
que estas palabras del Sumo Pontífice
contienen un resumen, un aviso y una
bendición para nuestra obra? ¿No pa
rece que Dios se las haya puesto en
los labios para nosotros, sólo para nos
otros? — Pero apresurémonos á recoger
las enseñanzas que nos da y á aspirar
el perfume que despiden; sepamos lo
que nos enseña primero, para que se
pamos después lo que debemos hacer.
Tres enseñanzas, ó mejor dicho, tres
preceptos contienen estas palabras, gra
tas y autorizadas para nosotros, por
que son palabras de un padre, del Su
cesor de S. Pedro: Santificación propia,
buen ejemplo, obras de caridad.
I. - Todas las obras buenas son efecto
de la caridad y la caridad es el amor
y servicio de Dios. V tan próvido, tan
sabio ha sido el Señor al mandarnos
que le amemos y le sirvamos, que al
mismo tiempe que cumplimos su ado
rable voluntad, labramos nuestra per
fección. El honor y el amor que tribu
tamos á Dios se refleja en nuestra alma,
la limpia, la embellece y la hace más
perfecta y más amable. Y nunca un
hombre es más acepto á los ojos de
todos, que cuando se presenta con la
librea de la virtud: porque el hombre
para sacrificarse por otro hombre , es
preciso que antes se haya sacrificado
primero en el ara de Dios, en el ara
de su deber de cristiano. Vuestra mi
sión es ser los embajadores de la ca
ridad de Dios, ser los dispensadores
de consuelos, de limosnas, de oraciones,
de todos los bienes, que pueden aliviar
y salvar el alma de vuestros semejan
tes; pero la fuerza para llevar á cabo
esta dichosísima misión sólo la hallaréis
en la santificación del alma, porque
¿cómo daréis á los demás un bien que
no poseéis vosotros? ¿como derrama
réis en las llagas de vuestros hermanos
el bálsamo de la caridad, si la vena del
sacrificio está seca en vuestro corazón?
— Sea, pues, el primer objeto de vues
tros cuidados la santificación de vuestra
alma. Y no os espante esta palabra,
santificación, ni os forjéis ideas acerca
de ella, tétricas y difíciles. La santifi
cación es el deber bien cumplido. No
os figuréis que para ser santos es pre
ciso ser tristes, reservados, casi intra
tables, n ó ; que nada hay más alegre,
nada más risueño que el corazón de
un santo, por que la paz de la con
ciencia. la resignación, la caridad, el
cumplimiento del deber no tienen nada
de repugnante, nada de triste. Pof®
aunque á veces resulte difícil y penoso.
—
143
es el deber que os impone superar estas persuadido de la bondad de su causa
dificultades y soportar estas penas, y el no se avergüenza, no se arredra. Y
deber para los hombres de hidalguía creedlo, la práctica del buen ejemplo
es el mayor reproche que la virtud
no es nunca penoso.
II.
-- Y no sólo debéis hacer en elpuede echar en cara al vicio; y la mal
corazón un santuario de vuestras cre dad ante los resplandores de la virtud,
encias y deberes, sino que hay que si no es bastante fuerte para humillarse,
mostrarse á la faz del mundo como se avergonzará, y aun cuando al verla
creyentes prácticos; católicos en lo ín se mofe exteriormente de ella, en lo
timo de la conciencia, católicos en el íntimo del corazón le tributa ese honor
hogar, católicos en la vida privada como que las cosas pequeñas rinden á las
en la pública, católicos delante de los cosas grandes. Y tanta es la fuerza del
que os alaban como de los que ultra buen ejemplo, de la virtud manifiesta,
jan ; porque la mayor vileza es pre que avasalla y hasta convierte á los
sentarse con diferentes ideas que las malos; porque el hombre no puede
que se tienen, parecer una cosa y ser engañarse á sí mismo por mucho tiempo,
otra; porque si la hipocresía es el más y al verse siempre ante los ojos el bien,
bajo, el más detestable de los pecados, generalmente, ó le acepta ó le persigue.
el respeto humano es la más vil de las Lo primero es una victoria de la virtud,
cobardías. Si teneis fe, mostradla, haced y lo segundo es el triunfo el comple
ver que sois creyentes y nunca os aver mento de la victoria, es el martirio:
goncéis de parecer lo que sois; lo con en ambos casos la virtud sale vencedora.
Y hoy más que nunca el buen ejemplo
trario es ser cobardes. ¡ A h ! por des
es
necesario; porque el escándalo se
gracia es cierto que los hombres se
avergüenzan de confesar á Jesucristo! pasea descarado por todas partes sin
Los creyentes son muchos, pero pocos encontrarse con almas fuertes que le
los que tiene el valor de confesarlo. Y corten el paso. Cargad, si podéis, con
envalentanadgs los descreídos con la eí santo antídoto del buen ejemplo la
cobardía de los buenos, se creen dueños atmósfera emponzoñada por el hálito
del campo, cuando no son más que in del m al; llenad las calles y los temjdos,
trusos. Y es más deplorable, aún que el hogar y las sociedades con el per
no son las débiles mujeres las que se fume de la virtud; no dejéis el bien
acobardan, son principalmente los hom dormir en el fondo del corazón, y mos
bres, los que se llaman fuertes, los va tradlo á la luz del día y presentadlo á
lerosos; ellos son los que se arredran, los los ojos de los hombres, para que á
que temen decir que son católicos. Y sus resplandores huyan esas legiones
¿porqué? — Porque tienen miedo de las de malvados á las tinieblas, que son
risas irónicas, de las palabras picantes su digna morada.
III.
- Y no os paréis ahí: id más
de los indiferentes. — Nó, fuera dis
adelante.
Bueno es adorar á Jesucristo
fraces ; el partido de los neutrales y el
de los indiferentes debe desaparecer, en lo íntimo del corazón, santo es con
porque los neutrales y los indiferentes fesarlo ante la faz de los hombres, pero
son hombres tan cobardes que no se el complemento de la caridad es, no
deciden por ningún partido por miedo sólo amarle, sino hacer que los demás
de empuñar las armas. Y el que está le amen, y amar y servir á Cristo en
— M4 —
l.'i jHtrsona dnse¿;uirlo, emplear todos los
medios que nos sugieren de acuerdo
la mente iluminada por la fe y el co
razón intlamado por la caridad. Oebéis
ser en m son dis
culpas de almas vicbi’es: los tiempos
lo exigen, las circunstancias lo recla
man, el Vicario de Cristo os invita á
ello, y ésto para los católicos son tí
tulos suficientes para prestar nuestras
fuerzas á la acción de la caridad. Por(|ue si, al aliviar las miserias y dolores
.Asistieron al Congreso los Exmos. é limos.
Señores SaPatueci, Internuncio Apostólico; Espi
nosa. Arzobispo de Buenos A ir e s ; Cagliero, Ar
zobispo titular de Sebaste; Terrero, Obispo de
La Plata, y RoTnero, Obispo titular de Jasso y
A uxiliar de Buenos Aires.; Mons. Luis Duprat,
Vicario general de la Arquidiócesis, ocupó la pre
sidencia efectiva del Congreso.
— 146 —
II de Abril
L A SESIÓ N IN AU G U R AL
Las fuaclooes religiosas se celebraron en la iglesia
de la Merced.
A las 9 comenzó la solemne misa, oficiada por el
P. Rota, Salesiano, que cantó adaptándose á la mú
sica litúrgica, con lo que produjo efecto excelente:
el coro interpretó fragmentos de las misas clásicas
de los maestros Grüber y Sthcle.
El señor Arzobispo, Monseñor Espinosa, asistió
de medio pontifical, acompañado de Monseñor Villanova Sanz y del Pbro. Dr. Devoto.
E l orador, Cura de San Ponciano de la Plata Dr.
el bienhechor insigne de la niñez; el escenario, con
vertido en plataforma presidencial, estaba ocupado
por el Internuncio Mons. Sabatucci, Arzobispo
Mons. Espinosa; Obispo auxüiar de Buenos Aires,
Monseñor Romero; Obispo de La Plata, monseñor
Terrero; Arzobispo de Sebasto y Vicario apostólico
de la Patagonia, Mons. Cagliero. Ocupaban la mesa
de la presidencia Mons. Duprat, Padre Grote, Sr.
Parborell, y Padre Rota; á la izquierda del esce
nario, estaba el lugar de los oradores, que fueron,
después de algunas palabras de presentación por
Mons. Duprat, el Obispo de Jasso, Mons. Romero,
y los Padres Descomps y Duthu.
El primero evidenció el estado actual de la mú
sica sagrada en la República; como nadie trajo el
canto llano para la liturgia, á ningún hispano-argen-
Miembros de la junta directiva y algunos delegados.
Rasore, presentó un cuadro sencillo pero intere
sante, de las vcntajíxs que pitra el esplendor del
culto reportaría el Afotu proprio de Pío X; fustigó
ciertos cantos que ejecutan en las Iglesias algunos
profesores en compañía de sus alumnos, buscando
más su provechosa exhibición que el adelanto de
la música sagrada. El orador, tenninada la misa,
fué muy felicitado.
El templo se vió bastante concurrido; pasaban
de cincuenta los sacerdotes del clero secular y reguhxr que a-iistioron á la ceremonia de la mañana.
Como c-.taba anunciado, en el salón de actos del
colegio Pío IX. de Almagro, se inauguraron en este
dia á las 3,30 do la tarde las sesiones públicas del
Congreso.
l.l local, amplio y ventilado, se hallaba adornado
con los colores patrios y pontificios: sobre el frente
alto del i senario aparecía el busto de Don Bosco,
tino hay que culpar porque se hubiesen introducido
en las Iglesias algunas corruptelas. Se felicitó de la
restauración pontificia de la miioica sagrada y rogó
á los colegios, á los curas, á las comunidades reli
giosas, que con ardor emprendieran la reforma del
canto por medio de coros.
El Padre Descomps, residente en Montevideo,
después de los muchos años que ha dedicado á la
predicación, hizo un estudio muy interesante so
bre el canto gregoriano, desde que comenzó con la
poesía silábica cristiana hasta la métrica sublime.
E l Superior de los lourdistas. Padre Duthu. fué
muy oportuno en su clara exposición sobre el cant->
popular religioso; invocó las palabras de Pió X en
su último documento para expresar vivos deseos de
que en las grandes festividades de iglesia tomen
parte activa, es decir, formen un coro nutrido todos
los fieles, tanto hombres como mujeres, como hacían
los primeros cristianos.
—
147
Después de cada discurso se leyeron, y eran acla
madas en seguida, las resoluciones que se habían
d '■ •tHdo y aprobado en las sesiones privadas del
congreso.
He aquí algunas;
Desechar en as funciones litúrgicas toda melodía
no (xintenida en los libros litúrgicos.
Eficacia de establecer en seminarios y comuni
dades religiosas clases de canto gregoriano.
Aprovechamiento de las escuelas parroquiales,
de los oratorios festivos, etc. para formar coros en
cada parroquia.
Conveniencia de crear para los sacerdotes una
escuela de canto, anexa á las conferencias morales
del clero.
Trabajar para que los fieles puedan cantar en
coro varias partes de la misa, lo mismo que las visperas, etc.
Admisión de cantos populares religiosos en las
íimciones no litúrgicas, visados por la comisión
diocesana de música sagrada.
Conveniencia de un Manual litúrgico, en latín y
lengua vulgar, para comodidad de los fieles.
En los intermedios de los discursos se oyó música
escogida; coronó el acto el majestuoso « Oremus pro
Pontífice, > á cuatro voces , del maestro Singenberger.
—
música' litúrgica » vasta erudición del arte lírico sa
grado: presentó al público las diversas modificacio
nes que en los siglos ha sufrido el can'to de la Iglesia.
E l tercer orador. Padre Grote, manifestó la con
veniencia de formar coros como medio práctico é
inmedia'to de introducir en el templo cristiano la mú
sica gregoriana: aunque creía ser más difícil que en
Europa la creación de coros, sobre todo infantiles,
solventó varias dificultades que podrían oponerse
á tales innovaciones: á modo de instructiva digre
sión, presentó en resumen las reglas generales para
educar la voz.
Monseñor Cagliero cerró la serie de discursos con
una sencilla y anecdótica alocución: como el citado
Arzobispo Salesiano tiene escritas numerosas compo
siciones musicales, comenzó por confesasre pecador y
excomulgado, según el Molu proprio de Pío X; mas
añadió que, aunque viejo, ya había hecho propósi
tos firmes de enmienda, pues en lo sucesivo se adap
tará en todo á la severidad del clasicismo grego
riano polifónico.
Monseñor Cagliero tiene mucha fe en los coros
para el canto: exhortó á la constancia en la lucha,
pues él había conseguido, hace 25 años, varios coros
de indígenas; aquellos coros son hoy la admiración
de diferentes pueblos de la Patagonia, donde están
creados: terminó diciendo que el Instituto de Don
Bosco se honraría siempre en fomentar los coros
en sus colegios, con lo que sólo cumplirían los man
datos de su insigne fundador. Aplausos prolongados
siguieron á las palabras de monseñor Cagliero,
i2 de Abril
L A SEGUN DA JORNADA.
Concurrencia selecta y nutrida había á las 9 de la
mañana en la Iglesia de San Francisco, para la so
lemne misa, correspondiente al segundo día del Con
greso de música sagrada.
Ofició el padre Johannemann, religioso redentorista: desde sillones de respeto, colocados á la de
recha del presbiterio, presenciaron la ceremonia los
Prelados Monseñores, Terrero y Cagliero.
La misa llamada de los Ángeles de la edición
gregoriana Solesmes, tuvo buenos intérpretes en el
coro mixto, de hombres y niños.
La segunda jomada del congreso, iniciada á las
tarde, bajo la presidencia de-Monseñor
Cagliero, tuvo especial interes.
Leyéronse como principio del acto, adhesiones
expresivas de los cardenales, Ferrari, Svampa y
Manara.
Los oradores adoptaron la forme didácui^ clara
y convincente, arrancando nutridos aplausos á la
concurrencia.
3-30 de la
El cura de Santa Lucía, Fbro. o . Josc
Orzah,
disertó sobre el Moiu proprio de Pío X , haciendo
Doa 'tinada paráfrasis á las frases pontificias, cuyo
Ko ‘.ia llenado el orbe satólico, para d«^jolar deí
cristiano, las armonías del teatro.
El Padre Rota, director del colegio i-io ac ^Jla
Colón (Montevideo), reveló en su discurso sobre * U
Entre las resoluciones aprobadas , recordamos
éstas :
Creación de un comité en cada diócesis, para vigi
lar las ordenanzas pontificias sobre la música sagra
da y aprobar ó desechar las composiciones que ha
yan de cantarse en el templo.
Formar un catálogo de composiciones musicales,
sobre todo de fácil ejecución y adquisición.
Rogar á la sociedad de los Tabernáculos, que á la
obi a de los ornamentos para iglesias pobres, agregue
la de composiciones musicales con el mismo objeto.
Formación de coros parroquiales con los niños de
las escuelas católicas y de la doctrina cristiana, y
con los adultos de la escuela nocturna de obreros.
Creación en los santuarios de Luján y del Valle,
de Catamarca, de una de cscolanía, como la exis
tente en Monserrat (España),
Envío á los conservatorios de Europa de jóvenes
seminaristas y seglares, paira perfeccionarse en el
canto y órgano.
xJespués ae las varias lecturas de las resoluciones,
se interpretó buena música: primero el Canlate Do
mino, de Croce, á cuatro voces; luego la Salve Regi
na, gregoriana, de coro mixto; siguió el canto de la
hasta el sol » de la s^unda; después la ar
moniosa /ltc«i«ría, de .Arcadelt (de estilo polifónico),
con loa eco.» del Sanclus y Benedictas, del Maestro
Sthele, S., luu'chó gozosa la concurrencia, entre la
cual había numerosos sacerdotes.
—
13 de A b r il
TE R CE R O Y ÚLTIMO DÍA
L a Iglesia de las Victorias resultó sobremanera
reducida para el público selecto que quiso oir la
misa de canto litúrgico, correspondiente al tercero
y último dia del Congreso.
Pontificó Mons. Cagliero; el coro estuvo admi
rable en la misa « Salve Regina >, de Sthcle y en el
motete final después del último evangelio.
Por la tarde en la aula del Congreso presidió el
Internuncio Mons. Sabatucci, acompañado del Ar
zobispo de Buenos Aires, Mons. Espinosa y del Ar-
148 —
sarroUar el tema; « Espíritu de asociación y propa
ganda, » confesó con ingenuidad que los grandes
ideales se desvanecen casi siempre por falfárles el
calor propio del espíritu de asociación; inculcó por
consiguiente, la formación de Scholae Cantorum, é
hizo votos porque estas escuelas se congreguen de
tiempo en tiempo en alguna solemnidad religiosa,
para que juntas se constituyan en fieles intérpretes
del canto sagrado, autorizado por Pío X.
Adaptadas al texto de los discursos pronunciados,
se leyeron después las conclusiones prácticas del
Congreso, cada una de las cuales era recibida con
aplausos, como prueba de aclamación.
Sobre el órgano se recomendó la observancia es-
4 p.
La — Schola Cantorum — del Congreso.
zobispo tit. de Sebasto, Mons. Cagliero.
E l secretario dol comité directivo leyó el tele
grama dirigido ^xir el Congreso al Sumo Pontífice
y el de respuesta que lu.indj el Secretario de Estado;
la concurrencia se puso ile pié y dedicó largos aplau
sos al telegrama pontificio.
En seguida se leyeron las adlicsionos de cada uno
de los Obis|X)s argentinos.
V ino después la orden dol dia.
Los tres oradores designados. Mons. Duprat, in
geniero Medina y Sr. Pbro. Pont v Llodrá, fueron
muy prácticos en sus exposiciones: pues el primero
deíeixdió con atinado razonamiento la necesidad de
dediciir tiempo en los seminarios á las clases de
músiai sagrada: el segundo, secundó la prohibición
de Pió X sobre ciertos instrumentos para acompa
ñar el canto de iglesia, indicando luego que aun
tratándose del órgano litúrgico por excelencia, de
ben suprimirse del mismo los sonidos de fragor ó
que imitan una orquesta; el tercer orador, para de-
tricta de lo que manda su Santidad en el Motu
proprio.
En las funciones de iglesia no puede aprobarse
que el órgano repita fragmentos de óperas ó de
composiciones teatrales, por religiosos que aquellos
sean.
Las bandas de música no podrán tocar en el in
terior del templo, quedando limitado su uso á las
procesiones, y aún en este caso, sólo les será dado
valerse de trozos religiosos, autorizados por la co
misión diocesana.
Se recomienda un curso elemental de órgano en
los seminarios y casas religiosas.
Se propenderá á formar un archivo de música
permitida para facilitar la acción de los organistas.
Sobre el * Espíritu de asociación y propaganda, *
algunas conclusiones fueron muy prácticas, como
la formación de Scholae Cantorum el establomiento entre nosotros de la asociación de Santa
Cecilia, provechosamente conocida en algunas na-
—
149
ciones de Europa, la publicación de im pequeño ca*
t.-cismo sobro el Motu proprio y los documentos
eclesiástico? referentes al mismo, la formación de
uaa « Guia litúrgica * completa, para maestros de
coros y organistas, con todas las prescripciones
eclesiásticas referentes á los oficios litúrgicos del
año.
AI terminar la lectura de las conclusiones, se le
vantó el señor Arzobispo,Mons. Espinosa, para leer
un breve discurso, que por cierto era muy esperado,
pue> había interés en saber las declaraciones del
Prelado, sobre la música religiosa.
Desde que se publicó, dijo monseñor E.spinosa,
el Motu proprio de N. S. Padre Pío X. felizmente
reinante, sobre la música sagrada, nada deseába
mos tanto como ponerlo en ejecución en este Arzo
bispado, pues siempre nes habían parecido muy
impropias del sagrado templo ciertas músicas ex
cesivamente difusas, ciertas partituras que más
tenían de teatro que de Iglesia, y ciertos cantos que,
aunque buenos en sí, no eran apropiados á la ce
remonia que entonces tenía lugar; mas dudábamos
de tener elementos suficientes para ponerlo en prác
tica, cantores adaptados para su ejecución y texto
para la música ordenada por el Santo Padre.
Confesó luego el P>relado que el éxito del Congreso
argentino de música sagrada le liabía ahuyentado
toda duda, prometiendo, en consecuencia, que sin
pérdida de tiempo, se pondría en práctica la volun.
tad del Pontífice; comenzaría con el nombramiento
de una comisión diocesana que fiscalice todo canto
ó composición de iglesia.
Dedicó algunas frases á las excelencias del canto
litúrgico, y elogió mucho á los organizadores del
Congreso, de cuyas resoluciones daría cuenta opor
tuna á S. S. Pío X.
Prolongados aplausos sucedieron al sencillo dis
curso del reverendo Metropolitano.
En seguida, el coro entonó el armonioso y grave
motete Oremus pro poutifice nostro Pió, como el
mejor y más adecuado preludio de la bendición
papal, que en nombre de Pió X dió á los asistentes
el Señor Internuncio.
Con vivas al Papa, á Don Bosco y al Congreso, se
disolvij la asamblea musical de este dia. más nu
merosa que los días anteriores.
.Aldía siguiente 16, á las 9 de la mañana el Sr. .Arzo
bispo dijo una mtsa rezada en la Iglesia de la Merced
á la que siguió el canto de un solemne Te Deum.
Y a que la sociedad musical Santa Cecilia estable
cida en el Colegio Salesiano del vecino pueblo de
Bcmal, ha sido la feliz iniciadora del Congreso,despucs del Tedeum se trasladaron á dicha localidad
la junta ejecutiva del congreso y algunos inrítados;
se les obsequió con un almuerzo y una audición
musical.
—
.Aunque son varios los que lian cooperado á la
organización y éxito del Congreo. consideramos de
justicia mencionar á los Padres Salesianos Rota y
Pedrolini, cu>'as dotes de maestros de música vocal
é instrumental salen de lo vulgar y son honra del
Instituto de Don Bosco.
Hasta aquí la relación dé los diarios do Buenos
Aires.
Y a que el Señor ha bendecidlo la celebración ilcl
Congreso, pidásmole que bendiga y multiplique sus
frutos; que ese santo entusia.smo que se ha levan
tado en la hermosa capital de la República del
Plata.se extienda no solo ;i toda la Argentina, sino
á todas las Repúblicas del Sud y Norte .América; y
ya que los ecos de aquella noble .Asamblea llcganiii
hastíi el Viejo .Mundo, aprenda éste una nueva 16cción de progreso v de obediencia que le da el Conti
nente de Colón.
Reciban, pues, nuestros queridos hermanos de la
.Argentina. nuestras más sinceras felicitaciones,
junto con el augurio de que sus.fatigas obtengan
frutos copiosísimos de bendición, y de «pie Irf Mú
sica Sagrada restaurada por Pío X y con tanto
ahinco por ellos defendida, sea la inspiradora de la
devoción v la reina en el lugar santo.
A tiempo de entrar en maquina la presente
edición ha recibido nuestro M. Rdo. Sr. Rector
Mayor. la siguiente expresiva comunicación del
Cap. Srio. privado de S. S.
Vaticano, 28 de Mayo de 1904.
Revmo. Sr. D . R ú a :
Tengo e l gusto de significarle que el Santo
Padre ha acogido con sumo agrado las noticias
publicadas sobre el f e li x ¿xiio y sobre las deli
beraciones prácticas adoptadas por el Congreso
de Música Sagrada celebrado en Buenos Aires
en los dias //. 12 y 13 del p. pdo. mes de
Abril por iniciativa de los Salesianos que di
rigen el Periódico « .Sta. Cecilia » de dicha
ciudad.
S. S". a l mismo tiempo que me confia e l ve
nerando encargo de manifestarle su contento,
otorga de lo intimo de su corazón la Apostó
lica Bendición á los beneméritos Promotores y
á iodos cuantos cooperaron á tan importante
reunión.
A l manifestarle el pensamiento del Augusto
Pontífice aprovecho ¡a ocasión para besar su
mano ofreciéndome de V. R. con la mayor
consideración su
Humildísimo Siervo
Mons. J u a n B r e s s a n ,
Cap.
de S. S.
— ISO -
El REPRESESTABTB BEL SBCESOR DE DW BOSCO
EN A M É R I C A
(Correspondencia de D. Calógero Gusmano á nuestro Rector Mayor, D. Miguel Rita)
R n v o . S r . D ir e c t o r :
Nos encontramos en la ciudad de los Reyes,
fundada el año 1555 j)or el conquistador del
Perú. Francisco Pizarro, cuyo cuerpo embalsa
mado se encuentra aún en una de las cajñllas la
terales de esta catedral. Según algunos á Lima
se le dió el nombre de Ciudad de los Reyes en
honor de los monarcas Esj^añoles, Carlos V y
D*. Juana su madre, ó como añrman otros, por
haber sido escogido el lugar donde se fundó, el
el día seis de Enero, que trae á la memoria justameitte la venida de los Magos del Oriente. Como
quiera que sea, el nombre de Ciudad de los Reyes
fué de corta duración, tomando después el de
Lima, alteración de la palabra Rimac, que así se
llama el río que divide la ciudad. Lima cuenta
150.Ü00 habitantes y está situada al pie de una
montaña.
La InsjKJctoría era ya demasiado extensa y los
superiores separaron una j)arte de ella, dando á
las ocho casas del Perú y de Bolivia un Inspector
propio con residencia en Lima.
U na p ágin a de H isto ria de B o liv ia
Bolivia, así llamada desde hace poco tiempo,
para perpetuar la memoria de su libertador Si
món Bolívar, ocupa una de las regiones más cen
trales de la América del Sud y abraza una super
ficie de 'más de millón y medio de Km.* Está di
vidida j)or grandes cordilleras que le dan un
aspecto en extremo variado, en el que se mani
fiesta la naturaleza con toda su magnificencia y
sus sorprendentes panoramas. Por su jx>sición
intertropical y jK>r su esj^ecial conformación tojwgráfica, goza este j>ais de todos los climas,
desde el glacial de las elewadas alturas, hasta el
más ardiente de las grandes planicies; posee en
abundancia los más variados productos mine
rales y una flora riquísima y bien caracterizada
con plantas peculiares de gran valor; allí podrían
encontrar vida y desarollo todas las industrias,
('on todo, ha hecho bien jxko progreso y es quizá
la nación que más huellas y recuerdos conserva
de la antigua colonización esj'añola. Falta de
una |X)blaci6n homogénea y compacta, la raza
conquistadora y conquistada se desarrolla en
toda la plenitud de su vigor y se encuentra aun
robusta en tod(.>s los ámbitos de su immensa
superficie. La raza indígena ha sufrido natural
mente aquella alteración indispensable por su
unión con la española, pero ésto solo ha con^
guido vigorizar la raza india, que con la de los
mestizos forma una tercera parte de la pobla
ción. Los indígenas visten al estilo español de la
época de la reconquista; las mujeres especial
mente gustan de los colores vi\’os y prefieren el
encarnado á todos ellos; los hombres usan los
pantalones cortos y abiertos por detrás hasta la
rodilla; hablan el mismo idioma que entonces >'
el que no sepa el aitnará difícilmente conse
guirá entenderlos. Hasta las casas de los indíge
nas, las construcciones, el vestido mismo dan á
Bolivia un aspecto particular. Aunque con fre
cuencia confunden la verdad con el error, la re
ligión con la superstición, y practican aparato
samente las ceremonias del culto externo, mien
tras su corazón está lejos de tributar al Señor
aquel culto interno que la religión nos prescribe:
no obstante está fuera de duda que son muy
inclinados al catolicismo, que con tanto celo
predicaron los PP. Dominicos , Franciscanos y
Jesuítas. La cruz de N. S. Jesucristo campea
sobre todas sus cabañas, en la cumbre de sus
más elevadas montañas, que como sus colinas,
toman en muchos lugares las más caprichosas
formas. Cuando uno las ve de lejos, semejan
majestuosos templos, estatuas y palacios, no en
contrando después más que enormes peñascos
blancos y profundas cavidades.
Los indios se dedican con preferencia al cul
tivo de la tierra, y como la mayor parte del suelo
nacional cultivable está formado por terrenos
desigiiales situados en las faldas de las montañas
y es difícil su cultivo, los indios de la Bolivia son
ordinariamente activos é industriosos. Desde
muy de mañana hasta el anochecer se les ve apa
centado sus rebaños de llamas, que son las
tias de carga y se parecen mucho á nuestras
cabras, si bien son mucho más altas.
Este pais hasta el 16 de Agosto de 1825.se
conservó unido al Perú con el nombre de .-Vito
Perú, pero cuando la llama de la independencia
con la rapidez del rayo se propagó por estos pue
blos latino-americanos
los movió á sacudir el
dominio español, el Alto Perú se hizo indepen
diente y tomó el nombre de Bolivia. Los pueblos
del Perú, entre tantos pueblos salvajes que '*i-
—
151
vían en el Continente americano en tiemjK) del
descubrimiento, era uno de los que se jactaban
de tener regularidad de lej'es, orden en las insti
tuciones y una cierta civilización. Pero las inda
gaciones de la historia y los esfuerzos de los ar
queólogos, no llegarán nunca á demostramos el
modo como estos pueblos hallan salido del estado
de salvajismo y alcanzado el grado de civiliza
ción que encontraron en ellos los Españoles y
de que nos dan una pmeba inconcusa los 14 In
cas qne se sucedieron durante los cinco siglos de
únperio.
Inca quiere decir señor; y en verdad que en el
Perú su señoría era absoluta, sin límites ni res
tricciones.
El origen de estos emperadores, como siempre,
se confunden con la fábula. Dice una de sus tra
diciones, que en el siglo undécimo el Sol, una de
sus divinidades, movido á ajrapasión del estado
de barbarie en que estaba el pueblo peruano,
mandó á sus dos hijos Manco-Capac y Manna
Ocello. Saliendo de la isla del lago Titicaca, fue
ron en busca del lugar que la divinidad les había
señalado para fundar una ciudad, y lo encontra
ron donde ahora se levanta la célebre ciudad del
Cuzco, que fué desde entonces la capital del
reino de los Incas, y desde allí extendieron su
dominio á todos los pueblos que existían desde
los últimos conñnes del Norte de Quito hasta el
río Maulé, y desde las playas del Pacífico hasta
lus montañas impenetrables del oriente, for
mando de este modo un im|>erio más vasto que
el de los Romanos. Pero será bien que yo vuelva
á meterme en argumento.
E n M oliendo: h o rrib le puerto
Nuestro viaje de Valparaíso á Moliendo, puerto
peruano, no fué malo, y yo diría que fué delicio
so, si no nos hubiera tocado viajar en un vapor
alemán más á propósito para mercancías que
[ñv.x viajeros; las paradas eran frecuentes y lar
gas, de modo que empleamos 12 días en un viaje
en que generalmente no emplean más que seis.
El mar estaba tranquilo y el vapor fué costeando
siempre las playas chilenas, dándonos ocasión de
contemplar aquellas oscuras cordilleras que tantos
tesoros y riquezas encierran en su seno. El penúl
timo día de viaje vimos en la costa algo de ver
dura y este espectáculo para nosotros, cansados
de tanta melancolía fué un acontecimiento: es
tábamos ya en Arica territorio aún en discusión.
La provincia de Tacna y Arica, después de la
guerra del Pacífico fué cedida á Chile por 10 años,
»I cabo de los cuales un plebiscito debía decidir si
provincia quedaba bajo el dominio de Chile ó
volvía al del Perú. Los diez años han transcurrid-r ya / el plebiscito no se ha realizado aún:
por ésto es que la condición de estos habitante^
—
no es de las más envidiables; los empleos civiles,
el comercio y todo lo de más importancia está
en manos de Chilenos: mientras las autoridades
eclesiásticas y la mayoría del pueblo son jKjruanos. La acrimonia y antipatías que reinan entre
unos y otros hace que todos se resientan del ma
lestar general, hasta las mismas hermanas de
Sta. .\na que prestan sus servicios en el hospital;
algunas de ellas no pueden oir Misa ni siquiera
los días de precepto. D. All>era les dijo algunas
palabras de aliento, asegurándolas que el Señor
tendría en cuenta este sacrificio; pues en medio
de las miserias y dolores que encierra un hospi
tal, sin los consuelos del espíritu, la vida se hace
insoportable y el corazón languidece y desmaya.
Moliendo es un puerto que no merece este nom
bre, porque es el espanto de los navegantes y no
pocas veces su tumba. Nosotros mismos vimos
una víctima que yacía exánime en la playa. Este
puerto está siempre combatido por las olas que
se rompen en mil horribles escollos que se cubren
y descubren continuamente. jA y del barco, si el
piloto es inexperto y no lo guía con mano firme
mientras el mar está bravio! en medio de aquel
laberinto dí» escollos la ruina es inevitable. Los
vapores anclan á cierta distancia, pero al desem
barcar los pasajeros emjiieza el martirio; algunos
bajan en tinajas por medio de la grúa, otros se
agarran á la cadena de la grúa, y yo he visto más
de ocho agarrados á una misma cadena, ]>ero
para esto es preciso tener fuerza y valor. Y
cuando hay mujeres ó niños que desembarcar,
el negocio es m ¿ difícil: temen, lloran y gritan.
Cuando salimos de Molh'iido, el cajútán del
puerto nos «'freció cortésmente su misma barca
para ir á bordo. I c o yo no sé ) orque, con dificuldad pudo embarcar D. Allxjra; el l)Ote jx>r
la fuerza dr las olas se alejó del jmcrto y resulta
ron inútiles totlas las tentativas que hicieron,
para volver á tomar al Secretario, que obligado
por el furor de las olas, tuvo que quedarse más de
hora y media en tierra aferrado á la barandilla
del puerto, con las miradas siempre fijas en el
vapor en que estaba D. .Ml-era y contemjúando
las tristes escenas que á su alrededor se desarrolla
ban. Llamar puerto á Moliendo ¡es un sarcasmo!
Arequipa
Bien agarrados á la escala pudimos desambarcar sin ningún percance. El tren ya estaba
preparado, entramos en el vagón y partimos
para Arequipa. El Director de Arequipa y Don
Quaini,que habían venido á nuestro encuentro,
no pudieron decir Misa aquella mañana. A mi
tad de camino, el padre de uno de nuestros alum
nos nos regaló con una generosa y cordial refec
ción: ya refoc:! io s era más agradable contem
pla.
belleza oe paisajes que aquel ferrocarril
— 152 —
recorre en sus mil vueltas y rodeos. Basta decir
que en ocho horas subimos á 2500 metros de
altura. El Director del Callao, que está en convalesccncía en Arequijia, una comisión de jóve
nes colegiales y muchos señores de la ciudad
silieron al encuentro de D. Albera. En la estación
á j>esar de ser el d íi lluvioso, le es}>eraba un gran
geiKíü. algunos diputados, senadores, el her
mano del Sr, Presidente de la República, el subpreíecto de Moliendo, el Exmo. Sr. Silva, el
rector del Seminario de los Jesuítas y representintes de variar órdenes religiosas. Al pasar sa
ludando y estrechando la mano á tantos resi>ectables persimajes, dábiimos gracias á la Provi
dencia que nos ha llamado á ser hijos de Don
Büsco, cuyo solo nombre tanta simpatías y tanto
entusiasmo despierta en los corazones. Todos
nos acompañaron hasta el Colegio.
Las Señoras manifestaron el deseo de que Don
Albera celebrase una Misa en acción de gracias
á María Auxiliadora jjor habernos concedido feliz
viaje; la concurrencia fué numerosa. A tanta deli
cadeza D. .-Ubera no podía, permanecer indife
rente, y después de la Misa habló á los asistentes
cor los de Villa-Colon, y Paysandú en el Uruguay, de Buenos Aires, S. Nico
lás de los Arroyo, Bahía Blanca y Patagones en
la -Argentina, de la Isla de Dawson y Puntarenas
en Chile, de Quito en el Ecuador, de Cu5^báy
Cachocira do Cani|X) en el Brasil, de las Islas
Malvinas en las )>osesioncs inglesas y de muchos
otros que ahora no recuerdo.
Pero volvamos á la "Granja de .Arequipa. Si
Leuco definió la agricultura — el conocimiento
de los tres reiqos aplicados al fin de hacer más
cómoda y fácil la vida — D. Bc»co la tomó como
un medio ¡atentísimo de moralizar los puebles
por medio de la honradez y del trabajo, y limpiar
de esta manera la sociedad de tantos sueños
destructores, pues si no faltase trabajo, nunca
estos sueños habrían excitado la avidez de mu
chos. Hoy está reconocido |>or todos: el ponTnir de las naciones depende en gran parte de la
suerte de la agricultura, y la experiencia de*
muestra, que sólo las naciones donde prospera
con métodos racionales, ven abierto ante si un
horizonte claro y risueño.
("Se coH/in^ijráJ»
— I 5.> —
AGINA INTIMA
o o o P O P O
P P o o O’'
F R U T O S DEL CONGRESO
Devoción á María Auxiliadora
El tercer Congreso de Cooperadores Salesianos
onsideritndo :
I®que la devoción á María Auxiliadora es uno de
los caracteres distintivos de la piedad de los Coo¡xiradores Salesianos;
2° que importa sobre manera mantener ^•iva.
mmentar v extender por todo el mundo esta de
voción. porque es uno de los medios más eficaces
para sostener el espíritu de unión entre los Coope
radores Salesianos;
hace ardentísimos votos para que:
a) se erija, donde es posible, con decreto del Or
dinario local, la Archicofradía de los devotos de
María Auxiliadora en las Iglesias ú Oratorios públi
cos y se agregue á la principal que reside en Turin;
b) se introduzca esta devoción donde aun no
existe, inscribiendo á los fieles en dicha Archicofradía v enviando los nombres al Santuario de
María Auxiliadora de Turin, su sede principal, para
i}uc puedan lucrar todas las indulgencias anexas (i):
c) el Boletín Salesiano dé frecuentes noticias de
todo lo que se refiere á la devoción de María Aux.,
especialmente del Santuario de Turin:
d) se promueva la erección de Iglesias, altares,
columnas etc. en honor de María .Auxiliadora;
e) V multipliquen las publicaciones populares,
las estatuas, imágenes, medallas y recuerdos — á
precios módicos — relativos á esta devoción.
(i) P o r henígno in d n h o d e la S . C on gregació n d e In d ulgen cias,
x-iados qu e habitan en lugares en q u e no ex iste ninguna
lípeáa Salestana ni se ha erigid o canónicam ente la A rch k o fra d ía,
'.aerar las indulgencias (para lo que se n e c e ó la visita r nna
¡ g le ü de la Asociación) pueden v is t a r la pro{ña Iglesia p e rr^
^•áal. V los q u e viven en Com unidad, su cabulla p rivad a. G ozan
'•as'- . r;
este m ism o indulto lo s Cooperadores Salesianos qn e
eacuc-iiren e a idén ticas condiciones, respecto á la adquisición
:o p e c tiv a s indalgenctaa. Recordam os adem ás qu e todas
^ Misas celebradas en cu alquier a lta r y en co aiqn ier iglesia
ó púv;; o Oratorio por los C o frad es difuntos, sirven para s u i ^
l* r
aim as d e lo s mismos, com o si se celebrasen en a lta r pri29 ■ dándonos Inienas esperanzas de conversión.
Cercana está ya la aurora del día en que el Di
vino Corazón los reunirá á todos en tomo de su
al tar.
líl día 8 de este mes, ñesta de la Purísima,
siempre memorable para nosotros, abrí también
yo el libro de las j)aríidas bautismales para estos
pobres salvajes, puesto que de todos los que vi
ven en esta Misión, ninguno había recibido aún
el santo bautismo. Acordándome que Don Hosco
el 1841 empezó en este fausto día su grande obra
de los Oratorios Festivos con un solo niño, quise
también yo dar princijno á la redención de estos
])obres salvajes con el bautismo de un solo niño.
Creí que el dar mucha importancia á la adminis
tración de este Sacramento liahria hecho mella
en sus ánimos, y no me engañé; todos asistieron
al solemne acto y salieron muy conmovidos. Este
primor bautizado había nacido en la Colonia el
día de todos los Santos, y por ésto le puse el nom
bre de .\ndn^ .-\velino dos Santos. Uno de nues
tros hermanos hizo de padrino, pero sólo como
representante de \‘.. Amadísimo Padre, pues he
querido reservarle este honor.
Otros tres bautismos se celebraron durante las
fiestas de Navidad en forma aún más solemne y
con asistencia é interes de todos los salvajes.
Uno de los niños bautizados vió la luz el 17 del
ixio. Julio y fué el primero que nació en la Co
lonia: y como nació el día de S. León IV y en los
últimos días del inmortal León X III (d. f. m.)
le puse el nombre de León y ahora todos le lla
mamos León Pecci. El segundo fué un niño de
unos cuatro años , tan inteligente y despejado,
que forma el encanto y la admiración de todos.
Sabe ya santiguarse, rezar el ]>adrcnuestro y el
avemaria y nos da muy buenas esperanzas. A
este le llamamos Juanito, en memoria de nuestro
amado Fundador, y comúnmente se le llama
Capitán Gioanin; y está tan contento con este título,’que si se le pregunta como se llama, responde
sonriendo: Im i capitán Gioanin. El tercero es uno
de los hijos del Capitán Joaquín, que ha sido el
instrumento de que la Providencia se ha valido
para dar comienzo á esta Colonia.
Debo añadir para su consuelo, amadísimo
Padre, que todos estos indios están prontos á
recibir el santo Bautismo; pero queremos antes
instruirlos y conocerlos bien y admitir á tan so
lemne acto primero á los que más lo merecen.
los pequeños se lo administraremos cuanto antes,
pues veo que están muy bien dispuestos. Fre
cuentan con toda regularidad la escuela y la
Iglesia, rezan ya el padrenuestro y el avemaria y
van aprendiendo sin dificuldad otras oraciones;
asimismo cantan ya con nosotros varias letrillas
piadosas y cuando se divierten y corretean, se Ies
oye repetir estas oraciones y cantar las estro
fas que Jes enseñamos en italiano. Espero que
para Marzo, cuando venga á Visitamos nuestro
Inspector el P. Malán, antes de ir á Italia, podré
proporcionarle la sorpresa de administrar un
buen número de bautismos.
Gracias á Dios, este año hemos podido celebrar
las fiestas de Navidad con alguna más solenuiidad que el año pasado. Nuestra capilla, si bien
tiene el tejado de paja, tiene ya las paredes de
adobes, y con algunas colchas que nos quedan y
algunas telas de color, la hemos adornado de ma
nera que nuestros indios al contemplarla,.se que
dan con un palmo de boca abierta. Durante la
novena hemos cantado las profecías, pero sin
acompañamiento, porque el harmonio viejo que
tenemos no toca solo, y ningimo de nosotros sabe
tocarlo. A pesar de todo, las cantamos bien y con
grande entusiasmo. Los indios no sabían darse
cuenta de esta novedad y se extrañaron no poco
cuando les hablé de la Misa de gallo; pero como
—
155
me fué posible se lo expliqué y me entretuve con
ellos varias veces hablándoles del misterio de la
Encamación y de la fiesta de Na\idad.
La víspera su admiración rayó en entusiasmo
con el nuevo espectáculo para ellos de una ilu
minación. Figúrese; hicimos muchos vasos de
barro, los llenamos de sebo con su correspon
diente mecha y los pusimos en fila al rededor de
nuestra aldehuela y dentro de eUa. La tarde de
la víspera nuestros indios asistieron á la bendi
ción y después les mandé á acostarse, diciendo
que á su debido tiempo con un tiro de fusil les
daría la señal para levantarse y que se espantaran.
A los niños los hice quedarse con nosotros para
mayor comodidad, tendí en el suelo unas esteras,
se acostaron y durmieron tranquilamente . A las
II de la noche se dispararon algunos tiros de fu
sil, se echó á vuelo la campana y se encendieron
todas las luces, que hicieron un efecto admirable,
especialmente para los que nunca habían salido
de la floresta. De este modo en un momento se
reunieron todos los indios, que estaban ya im
pacientes por oir Misa. Muchos de ellos, aun no
instruidos en la fe, esperaban ver al Divino Niño
con los ojos corporales. Finalmente comenzó el
S. Sacrificio, pero sin ninguna solemnidad ni apa
rato, porque, como le he dicho, no tenemos nin
gún músico. No obstante el momento de la Co
munión es siempre solemne, y no dejó de refle
jarse en los pobres indios aquella alegría y aque
lla devoción, que se manifestaba en los que se
acercaron á recibir el Cordero Immaculado. Ce
lebré una sola Misa para no cansarlos y los in
vité á asistir á las otras dos al día siguiente.
Para el día de Navidad, como es costumbre
entre nosotros, había dispuesto que se levantaran
más tarde, pero antes de salir el sol ya tenía en
casa á todos los indios dispuestos á oir Misa. Esta
su diligencia, que los hace hasta sacrificar el sue
ño, es una cosa que me agrada sobremanera. En
fin, amado Padre, la fiesta resultó hermosísima.
Y es sumamente consolador ver como los ni
ños y las niñas corren gustosos para asistir á la
santa Misa y á la Bendición losdíás festivos. Ape
nas se da la primera señal con la campana, ya. los
más cercanos \ienen corriendo y gritando:
c«gm , tadiago tnaUa... Yordua Papai grande!...*
Chiquillos, venid á prisa á ver al Papá grande.
Cuando han llegado todos, los hacemos lavarse
y damos á cada uno, para asistir á la función, una
camisa que se quitan después. ;Y es una verda
dera lástima que no podamos darles ni siquiera
una camisa para que la lleven siempre I
—
Durante la Misa es un encanto verlos rezar con
nosotros el S. Rosario y cantar algunas letrillaspiadosas, con tanta seriedad y devoción, que pu
dieran servir de ejemplo á muchos viejos cris
tianos. El día de Navidad asistieron á la segunda
Misa sin manifestar el más leve cansiincio, antts
bien con mucho gusto y devoción.
Qué el Niño-Jesús convierta á estos hijos de
la floresta en fervorosos cristianos.
El número de los indios sigue siendo de 140
que habitan en 20 casas; j'íero continuamente
llegan á visitamos grupos de otras aldeas, que
habitan en las orillas del Río das Mortes, y sería
cosa fácil persuadirlos que se quedasen con nos
otros, si la escasez de recursos nos lo permitiese.
Estas visitas y comunicaciones recíprocas, por
una parte no dejan de gustarme, porque de este
modo podemos hacer bien á los que vienen, pero
por otra tienen sus inconvenientes. Tenía deseos
de distribuir á todos al menos una camisa, y una
manta á los principales con algunos cuchillos
j^ara su uso, pero ¿qué sucede? Cuando vi(*nen
de las otras aldeas parientes ó amigos de los que
están con nosotros, me piden siempre algún ob
jeto, y como yo no puedo satisfacerles por no te
ner siquiera lo necesario para los de la Colonia,
se recomiendan á sus amigos y parientes, y éstos
se privan de lo que tienen y se lo dan en la j^ersuasión de que después se lo volveremos á dar
nosotros. También ésto por una parte me gusta,
porque se ve que tienen caridad y desinterés y se
ayudan mutuamente, pero por otra me desa
grada. {X)rque de este modo los veo siempre en la
misma escasez y j>obrcza. ¡Pobrecitos! ¡Cuánta
}-)ena nos da verlos así!
Que el Señor mueva el corazón de alguna per
sona generosa á remediar con abundancia las
necesidades de esta Misión. El alimento, con el
auxilio de la Divina Providencia, esi>eramos
poder proporcionárselo nosotros, cultivando la
tierra, pero el vestido y demás utensilios no los
podemos hacer aquí, y tenemos necesidad de
que V., amadísimo Padre, nos recomiende á la
generosidad de nuestros buenos Cooperadores;
dígales además que las oraciones de estos nuevos
Cristianos se elevan cotidianamente al cielo se
gún su intención y se presentan al trono de Dios
para implorar bendiciones sobre sus familias y
sus intereses y sobre todo, para alcanzarles la
rida eterna en el cielo.
Quisiera hablarle también del estado material
de la Colonia, pero para no cansarlo, lo dejo j>ara
otra carta. Pero permítame que se lo repita: te-
■1
1
156 —
nemos gran necesidad de socorros materiales y
es])irituales y le añadiré, de algunos fervorosos
y celosos Misioneros llenos de espíritu de sacri
ficio y dotados de virtud probada, para poder
recoger todos los frutos que la Misión promete.
Confío, pues, en su paternal corazón, le pre
sento las más cordiales y resj’ etuosas expresiones
de todos los Hermanos y íe sujilico las presente
también á nuestros amados Superiores, para que
nos recuerden á nosotros y á nuestros salvajes
en sus oraciones.
Hcndfganos á todos , pero en especial á este su
afino, y obediente hijo in Corde Jesu
JUAN BÁLZO LA, Pbro.
Misionero Salesiano.
0X 0 ^
C olon ia del Sdo. C orazón de Jesús
Asm ii'iúii (l’araiíuny),
33
d e N oviem bre de 1903.
Costumbres y régimen de los Bororos
{Continúa)
Se rigen ellos por costumbres patriarcales, di
gámoslo así. Los indios del Paraguay y de otras
partes, de que he tenido noticias, están divididos
VA tribus, TIO conservando entre sí relaciones amis
tosas, antes bien odiándose y persiguiéndose de
muerte. No así los Coroados. Ellos, aunque re
partidos en aldeas, se aman como hermanos,
como compatriotas; no dependen de una sola
cabeza, no están sujetos á un solo cacique: ni en
cada aldea manda un cacique solo. Según pude
entender, hay en cada aldea tres ó cuatro que
lle\ an el título de Capitanes. No todos obedecen
á cada uno de ellos, sino tan sólo ciertas familias,
ésto es. si lo he averiguado bien, las que están li
gadas al capitán con lazos de parentesco.
Rara es la manera con que acostumbran ellos
á impartir las órdenes. Por la noche se reúnen
los hombres fuera del Baito, y uno de los capita
nes. indifrentemente. les echa una arenga. To
dos los oyentes están tendidos en el suelo: solo
el capitán orador ]>ermanece de pié con un ci
garro en la boca. .Asi dispuesto, empieza la aren
ga. Habla á gritos y siempre con la misma ca
dencia. Trata ante todo de lo más notable acon
tecido en el día, suministra el corres{x»ndiente
reproche si durante el día ha sucedido algo in
conveniente y luego, siempre á voz en cuello, im
parte las con\-enientes órdenes y disposiciones
para el día siguiente. Han tomado {Xir costumbre,
ir siempre al P. Bálzola, antes de la arenga,
para consultarle sobre si tiene él algo de parti
cular que avisar, y el Padre aprovecha esta opor
tunidad, para darles detrás instrucciones y hasta
les induce á que de\melvan los objetos que du
rante el día tomaron prestados. Y es cosa segura
que después de la reunión, se presenta el capitán
orador para entregar escrupulosamente á sus
dueños hasta una aguja que hayan tomado.
Frecuentemente sucede que si el orador se olvida
alguna cósa, saltan dos ó tres á un tiempo á sugerireela: él no se irrita, sino que repite aullando
los avisos que le sugieren, porque aunque todos
los conozcan, si no los dice él, no tienen valor; es
de rúbrica. Cuando el orador los ha merecido, se
le tributan los respectivos aplausos, pero no ba
tiendo palmas, sino á silbidos estridentes, gene
rales ó parciales según las disposiciones del audi
torio. Una noche después del sermón de rito, se
levantó otro orador y espetó él también un largo
y elocuente discurso. Luego me explicaron que
era uno de otra aldea, un turista, que venía de
paseo y había sido invitado á hablar, manifestar
de donde venía y comunicar las noticias de su
aldea.
Otro motivo que me induce á creer que los Co
roados tienen régimen patriarcal, es el haber ob
servado que no todos van al trabajo ó á la caza,
l>ero que á pesar de eso, todos comen lo mismo:
porque es preciso saber también, que los hombres
comen en el Baito: de todos los ranchos traen
comida; el llegar de cada plato, es saludado con
un grito de entusiasmo y todos comen de él in
distintamente, venga de donde viniere.
Son muy rigurosos en materia de religión, >•
tienen tanta fe ciega en sus Bari ó sacerdotes,
que hasta que no se destruya la autoridad de és
tos, no se les }xidrá reducir. Ellos creen en la
existencia de un Ser Supremo ó Dios bueno, que
llaman Mareba y que ocupa el 5®cielo, pues ellos
adifiiten cinco cielos, si bien algunos me dijeron
cuatro. Este Mareba no tuvo principio, pero si
tiene una madre aunque no conocen al padre:
tiene ademas un hijo también muy poderoso. Se
ocupa de los hombres y tiene tanto trabajo, que
cuando el Bari quiere hablarle, para hacerse oir,
echa toda la voz que tiene con toda la fuerza de
sus pulmones. Sólo pueden hablar con él los Bari
princi{>ales, los secundarios no alcanzan á él. sino
solo hasta el hijo. Admiten además un Dios malo,
que llaman Bope. el cual reside particularmente
en las montañas sobre los árboles y también en
uno de los cielos, el colorado. Son muchos los
Bope, hombres y mujeres, y los indios están i>er•suadidos que todo lo malo y adverso que les acon
tece lo causan los Bope. Tuve ocasión de hablar,
por medio del P. Bálzola, con el Barí Miguel,
quien aseguraba que él en realidad ve frecuen
temente á Marcha y á Bope. De Marcha supo
decir que es grande, hermoso, rico, bien vestido;
le mostramos algunas imágenes de Jesús, para
que hiciera la comparación y repitió que Marcha
es mucho más grande, más hermoso'. Le mostré
luego una imagen de S. Miguel, que tiene ahe
rrojado bajo sus pies á Lucifer, y el Barí aseguró
que Bope es mucho más horroroso que el de
monio. Le invité á que me hiciera una pintura
por la cual pudiera tener alguna idea de la feal
dad de Bope, y muy gustoso me satisfizo modu
lándome dos muñecos, hombre y muyer. que
•representan a dos Bope. Creen los indios que
en todos los alimentos está Bope escondido y
de consiguiente siempre llevan al Bari la carne
y los primeros frutos de la estación, para ahuyen
tar al enemigo. El Bari asegura que cuando cum
ple esta ceremonia conjura á Bope, el cual entra
en su cuerpo,ylo echa de sí con la ajnida de Ma
rcha. A los enfei-mos les chupan con fuerza el
punto dolorido y luego escupen.
Els notable la escena de los exorcismos (per
mítame usar esta ¡ralabra que me parece apro
piada). Empiezan á pronunciar palabras entre
cortadas y bajas, luego van creciendo, creciendo,
hasta que echan el cuerpo hacia atrás para dar
más fuerza á la voz; por último llegan á lanzar
gritos desaforados que aturden. Desiiucs em
piezan como á llorar, les tiembla todo el cuerpo,
sudan que parecen unos endemoniados, con gran
furor cogen los ¡cedazos de carne y les j>egan cada
mordisco que da espanto. Pero j)ara arreglarlo
todo, dicen ellos que es Bope quien come con
tanta hainbre, no son ellos. El Bari Miguel, á
quien preguntamos como Bope entra en él, mien
tras se esforzaba en darnos explicaciones, em
pezó á temblar, le cayeron gruesos lagrimones
y huyó diciéndonos que ya Bope había entrado
en él. Realmente parecen ot»esos estos Bari,
cuando ejercen sus funciones ¿podrá quizás en
eso tener parte el espíritu maligno?
Yo creo que en todo ésto hay mucho de ficción
V.. quizás de hipocresía. Por de pronto es cosa
constatada que los Coreados se sirven mucho de
su religión para sujetar á las mujeres; los hom
bres no creen sino lo que les conviene.
Sin embargo, v casi me contradigo, estos indios
tienen mucho miedo á Bope. Sirva de prueba un
caso que tu\'e la suerte de presenciar. Era de
noche, y estábamos de sobremesa conversando
entre nosotros, cuando df pronto nos interrumpe
una algarabía infernal que se levantó en la aldea.
El P. Bálzola aseguró no haber oido jamá.s tal
gritería. Vamos, dice, vamos á ver lo que sucede.
Fuimos en efecto, y al llegar á la ]daza. los en
contramos á todos en el más completo desorden
y confusión; hombres, mujeres y niños, todos
estaban sobres;iUados. Después.-de mucho inda
gar, nos dimos cuenta de que todo aquel i>ánico
lo había producido la caida de un bólido, qvie ellos
creyeron fuera Bope, bajado para hacer alguna,
de las suyas. Con mucho trabajo logrambs con
vencerlos de que no tuvieran temor, pues no ha
bía motivo, y cuando nos pareció haberlo con
seguido. todo* lo echó á jierder la llegada dcl Barí
Miguel, acompañado por el l'5ari 'loto País, cuya
voz descollando entre todos, hizt'. que,:?e reaminudara el temor y el espanto. Enccmlicron tres
fogotas y sentados en el suelo alrededoi ile l;t
lumbre, todos temblaban de miedo. Los Barí
§olos estaban de pié, cubiertos de la cabeza á los
pies de uricú (barnis colorado) y gritaban y llo
raban como obsesos; daban vueltas al rededor
del grupo, temblando y aullaban ya bajando, ya
alzando la voz. !Bu, bu, bu! gritaban; y los indios
repetían; bu, bu, bu! Volvieron los sacerdotes á
ocupar sus puestos: luego pidieron cigarros y los
alzaban ofreciéndolos al cielo, siempre á gritos.
Los encendieron, fumaron y Jos volvieron á ofre
cer al Dios Inieno, y sudaban el quilo y lloraban
y gritaban sicmj)re. Umi hora duró la tragico
media. Daba lástima verlo y no jwdcrlo reme
diar. El Bari Tolo-Pais puso fin á la escena, lar
gándose para su choza, aullando siempre, s* en
tiende. Miguel, entonces, se arrodilló sentándosi;
sobre los talones. Todos se les agruparon en torno
para saber algo: nosotros también U) hicimos y
]>udimos oir que el Bari decía, que jiorfin habían
logrado hacerse oir de Marcha, quien cuchillo y
fusil en mano, andaba persiguiendo á Boj)e. Al
oir ésto, todos se alzaron llenos de regocijo y
se fueron á dormir. De aquí se puede deducir
cual debe ser la autoridad de los Bari.
(Se continuará.)
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de María Auxiliadora Z
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Siempre que el pueblo cristiatio se encontró oprimido por la crueldad y por
ios armas de sus c7iemigos, experimentó el A uxilio celestial de María. A si lo
atestiguan los antiguos monúmetUos de .nuestros mayores, los templo^ cargados de
ricos despojos y las fiestas con que cada año honra la Iglesia á su Libertadora.
Kntonemos, pues, un nuevo cá^itico de acción de gracias al A uxilio de los Cris
tianos por los beneficios que /ios dispensa, y ^mestras voces y nuestro jiibilo resuenen
por todos los ámbitos de la tierra . . . Y Tii, Virgeft de las vírgenes, bienaventu
rada Madre de Dios, sigue derra7nando á mantos llenas tus favot'cs; y haz que
e l Piadoso Pastor de las almas las ccmdtizca todas al puerto de eterna salvación.
(Del H imno dk M aría A uxiuadoka ).
Herdico sacrificio de una hija de María
Hace pocos días que, en este apariado rincocilo del mundo, entregaba su hermosa alma
al Señor una amable jovencita, hija de María
Inmaculada, la cual prevenida ilos.le temprano
por Dios que la quería toda para sí, dió siem
pre muestras inequívocas de sincera piedad,
siendo la edificación de todas las niñas y per
sonas de la vecindad, que la conocían desde
algún tiempo atrás, con el bello epített) de Lu
loquiia de Jesits. El horror que tenía al vicio,
l.i liacía vivir pensando continuamente en el
lastimoso estado de una persona muy querida
suya. Rezó ó hizo rezar por mucho tiem po,
pero viendo que por este camino ganaba poco,
el amor acudió á la última prueba, y ofreció
á Dios su vida en holocausto para consegui»
la conversión de quien tanto amaba. Y el Señor
aceptó su sacrificio. Su salud fué decayendo
poco á poco, por más de un año, y al fin el
i6 dei corriente Enero cayó en cama para no
levantarse más. Se confesó, y resignada aguar
daba su postrera hora, lamentando únicamente
no poder recibir el santo Viático á causa de
los coatiuuos vómitos que le ocasionalxi su
malestar. Acudimos entonces á María Auxilia
dora, poniencL) por mediadora á Sta. Bárbara,
á fin de que no muriera sin recibir antes el
pan de la vida. Felizmente no acudimos en
vano á María. En la mañana del viernes, habiénd >le cesado los vómitos por más de 4
horas, pudimos verla recibir el santo Viático
con una edificación y fervor tan tierno, que
arrancaba lágrimas de verdadero consuelo. ¡Ah!
¡Cuán grande y bondadosa se mostró María!
Esa misma tarde llama la enferma al confesor
y le manifiesta su sacrificio: éste llama á la
persona interesada, que conmovida por la virtud
de la inocente víctima, cae de rodillas al pié
de la cama y le promete enmendar su vida y
confesarse. ¡ La caridad de Cristo había triun
fado y arrebatado á Satanás un alma que le
había servido por muchos años I A los pocos
minutos la amable niña, con la sonrisa en los
labios y la tranquilidad y quietud más invidiables, murió como mueren los santos, se dur
mió en e l Señor, según decir de los sagrados
L ibros; y nosotros esperamos con sobrado fun
damento que ya se hallará en el cielo, glorifi
cando á Dios y rogando á María pos nosotros
que se lo encomendamos tanto. A la -nañana
— 159 —
si-juiente, la persona agraciada, purificada en
el sacramento de la penitencia, se acercó á la
mesa eucarística, para empezar y seguir viviendo
como verdadero y ferviente cristiano.
Deseando que todos conozcan la bondad de
María y el rasgo de la caridad de esta he
roica niña, hacemos público su sacrificio y de
más favores obtenidos, haciendo votos para
que todos en sus necesidades, acudan seguros
y confiados á la que es el Auxilio de los Cris
tianos.
Junin de los Andes. Knero 29 de 1904.
F é l i x V a l o ix O r t i z .
Certifico la verdad de lo expuesto y contenido
en la jjresente relación.
Junin - Fiesta de S. Francisco de Sales,
29 Enero de 1904.
P. Z a c a r ía s G e x g h in i
Misionero.
Salud de los enfermos
Guayaquil, Noviembre 1903.
de
Ic a z a .
Gracias á María Auxiliadora
Doy con todo mi corazón gracias á María
Auxiliadora por haberme concedido, por me
diación de S. José, un señalado favor. Encon
trándose mi hijo D. Jesús Palatín, Pbro., hacía
cerca de dos años, con un padecimiento reu
mático en la cabeza, que le imposibilitaba para
todo, haciéndole además sufrir terriblemente,
consultó con varios médicos su enfermedad,
se le aplicaron toda clase de remedios, pero
todo fué en vano, pues el padecimiento no
c^ía á ningún esfuerzo humano. En esta aflic
ción. recurrí á María Auxiliadora, suplicándole,
por mediación del Patriarca S. José, me con®diera la gracia de ver á mi hijo libre de su
ík
A su n c ió n M a r t ín e z .
.\mceiia (Huelva), 14 de Enero de 1904.
Un favor de María
En el mes de Abril del presente año, mi
nietecita María Mercedes Icaza fué atacada gra
vemente en Quito de una bronquitis compli
cada. al extremo que los médicos temían por
su vida y dijeron que el caso era desesperado.
AI saberlo, invoqué á María Auxiliadora con
toda la fe de mi corazón, empezando al ins
tante una novena en su honor ofreciéndole una
limosna y publicar el favor, si mi hija recobraba
la salud. .Sus padres llenos de aflicción le pusie
ron al cuello una medalla de la Virgen, y la me
joría se produjo al momento, y al cabo de un
mes tuve el gran contento de saber que estaba
ya bien.
Al publicar lo presente, cumplo en todo con
lo ofrecido y doy mil gracias á tan buena
Madre por tan señalado favor.
V ir g in ia C a r e o
padecimiento, ofreciéndole al mismo tiempo
publicar la gracia en el B o l e t ín S a l e s ia n o .
si por espacio de un año no volvían á repe
tirle los acostumbrados ataques. La Virgen .SS.
oyó mis ruegos, concediéndome lo que con
tanta confianza le pedí, pues mi hijo ha cu
rado de su enfermedad, y yo cumplo mi pro
mesa, exhortando á todo á poner en María
Auxilio de los Cristianos, toont¡fíelas.
Al celebrar los progresos de Santa Cecilia, rea
lizados en ese periodo, formulamos sinceros votos
por que aquello se multipliquen, sin limíte, para
bien del arte religioso, que tan magistralmente
cultiva.
— i68 —
Excmo. Pr. Comás Cámara y Castro
Obispo de Salamanca.
Pía Unión de Cooperadores Salesianos ha
perdido uno de sus activos miembros en
la propaganda de la Obra de D. Hosco. Había
comprendido el gran bien que podía hacer á la
sociedad la Obra de D. H osco; había visto la
necesidad de recoger y educar á tantos hijos
del pueblo. El, con su clarísimo ingenio, conoció
esta necesidad, la supo apreciar profundamente
y defender con su elegida mente y con su ge
neroso corzón.
¡ Cuánto disfrutaba y se ensanchaba su cora
zón, cuando visitaba nuestro Oratorio! ¡cómo
rebosaba de gozo al encontrarse rodeado de
tantos niños que le amaban y aclamaban 1
Su celo apostólico no tenia lím ites: á todos
ayudaba, ya con sus sabios consejos, ya con sus
limosnas. Una gran parte de la nueva Obra se
ha edificado á expensas de su caridad.
Su deseo no era otro que ver terminado, á
lo menos en parte, el nuevo local para albergar
í\ muchos necesitados.
Aun en los xiltimos dias, cuando la enferme
dad lo tenia ya postrado, con gran interés pre
guntaba por los niños y parecía que se aliviaba
de su dolencia, cuando sabía que todo iba bien,
que todos estaban alegres y contentos. Pobrecitos, exclamaba, hay que ayudarles.
Los hijos de D. Rosco, hacen público su do
lor, uniéndose al de todos los Salmantinos.
Su memoria vivirá dulce y eterna en nuestros
corazones y, elevando férvidas plegarias, nos
consolamos al pensamiento de que el padre
amoroso y fiel ha entrado en el reposo eterno,
de.sde donde continuará protegiéndonos. Sin
embargo lo recomendamos á las oraciones de
nuestros Cooperadores.
R. I. P.
lüuy mire Sr. D. Dominso trinidad
Romero
E l día 3 1 del pdo. Marzo, á la edad de 55 años,
pasó á mejor vida el Sr. Canónigo de Zacatecas
(Mé ico) D. Domingo Trinidad Romero, habiendo
sido en vida modelo de sacerdotes y Cooperadores
Salesianos y tenido la muerte de un santo.
E l ilustre finado se distinguió por su espíritu de
humildad y fervorosa oración, y en medio de las
•amarguras que sus émulos y enemigos le hicieron
sufrir, confió siempre en Dios y se conservó siempre
estrechamente unido á su V. Prelado, el limo. Dr.
Buenaventura Portillo.
Era versadísimo en todas las ciencias eclesiásticas
y santamente apasionado por el idioma de la Iglesia.
Pero en lo en que más se distinguió, fué en la predi
cación y en la dirección de las almas. Cuando en
salzaba las glorias de la Virgen de Guadalupe ó de
María Auxiliadora se enternecía hasta derramar
tiernas lágrimas. En gran parte á su celo se debe
que la devoción á la celestial Madre de nuestra Ha
Sociedad se haya hecho popular en Zacatecas, y
como testimonio de su amor á nuestro Excelsa Patrona, mandó colocar un hermoso cuadro de María
en la Parroquia del Sagrario de aquella religiosa
ciudad.
Habiendo desempeñado con notable desinterés
y celo varios cargos importantes, como el de Secre
tario de la Curia Episcopal, Rector del Seminario y
Gobernador Ecle.siástico, declinó humildemente La
dignidad episcopal que le ofreció el limo. Visitador
.apostólico Mons. Nicolás Averardi.
Durante la última enfermedad que duró 40 días,
sufrió con sin igual paciencia los continuos y acer
bísimos dolores que le causaba la diabetes y las
24 operaciones que le hicieron los facultativos; todo
sin exhalar una queja y sin permitir que se le diera
cloroformo, edificando así á todas los presentes. En
sus últimos instantes, no contento con invocar á la
Sma. Virgen en voz baja, cantaba con fervor tiernisimas alabanzas á la Madre de Dios. Su muerte
fué en\ndiable como su vida había sido ejemplansima. Descanse en paz el ilustre finado.
R. I. P.
C o n aprobación d e la .Vutorídad E d e ^ á s tic a ;
G eren le: J O S É G A M B IN O .