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IXLESIANQ
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Redaccióq y Hdmiqisíración
Via Coitolcugo, ^2 —
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AÑO X IX — N. 9
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Publicación mensual
SUMARIO: Documentos Salesianos.............................. 193
El Representante del Sucesor de Don Bosco en
A m é r i c a ...................................................................... I9S
De nuestras Misiones: C o lo m b ia ...............................200
—
T urin- llalla.
S E P T IE M B R E de 1904
Mons. CoslaniaRim en C n alaquiza............................ . 20a
Gracias de María A u x i l ia d o r a ................................... 205
Crónica S a lesia n a ........................... .................................. 2o3
Cooperadores Salesianos d if u n t o s ................................215
Documentos Salesianos
Discurso pronunciado por su autor Mons. José Ales:
en la quinta Sesión del III Congreso Salesiano
e l 16 de M a y o de 1903.
SeUoreSy
L dar término á nuestras reuniones, si
yo quisiera condensar y describir en
una sola palabra las impresiones probadas, diría
que este Congreso ha sido un verdadero triunfo;
el triunfo de Ü. Bosco y de la Obra Salesiana.
Pero os suplico, Señores, que toméis esta pa
labra en su sentido clásico, romanamsnU gran
dioso, evocando los honores del triunfo, que la
Roma antigua concedía á sus conquistadores.
¡Y D. Bosco fué un conquistador! No sin razón
lo suscitó la Providencia en un siglo de conquis
tadores: conquistadores científicos y conquista
dores políticos; con la sola diferencia que, Don
Bosco fué mucho más grande que todos aque
llos. Los conquistadores científicos, desde Volta
hasta Marconi, imperaron sobre las energías de
la naturaleza; mientras D. Bosco supo enseño
rearse de energías superiores, de las inteligencias,
voluntades y corazones; pues fué conquistador
dor de las almas. Los conquistadores políticos
sacrificaron hecatombes humanas en el campo
de batalla, seducidos j>or una febril anil)ición
de imi>erialismo, desde las guerras de Napo
león á las dcl Transwal; mientras D. Bosco no
trabajó sino para la gloria, dilatación y triunfo
de un imperialismo infinitamente sui>erior ; el
reino de Dios, Rey de los reyes y Señor de los
que dominan. Tributemos, ]>ues, á D. Bosco y
su Obra los honores del triunfo; triunfo que
sale espontáneo, sincero , irresistible de la grande
conciencia del pueblo; triunfo, que es preludio
de otro, que según esperamos, le decretará tam
bién pronto la Iglesia y que nosotros pedimos á
Dios con nuestras oraciones y nuestros votos.
Aquí sí que es del caso repetir: Vox populi, vox
Dei; la voz del pueblo es la voz de Dios.
— 194 —
Pero si queréis, Señores, sorprender el secreto
de los triunfos reportados por este gran conquis
tador espiritual del siglo X IX , debéis examinar
ei campo, en que mayormente se desplegaron
sus energías, el objeto á que dirigió su pensa
miento, el csj)íritu en que inspiró sus obras.
Como aquel grande caudillo cartaginés, que para
vencer á Roma, llevó la guerra al corazón mismo
de Roma, así D. Bosco , para reconquistar á Dios
la sociedadd moderna, quiso penetrar y trabajar
en el seno mismo de la sociedad, dirigiendo su
acción múltiple y compacta á las almas, y á las
almas en su desarrollo, en su formación moral y
á las almas en las varias clases sociales. Su acción
fué eminentemente educadora, y por ésto los
trabajos suyos fueron de conquista adaptada á
las transformaciones y á las necesidades de nue
vos tiempos.
Y ¿quién no lo ve. Señores? Nosotros nos
hallamos en tiempos de lucha, y la lucha se des
pliega en varios campos y en las diversas fases de
la vida. Pero el campo decisivo de esta lucha es
la escuela. Entiendo aquí la escxtela en el signi
ficado más extenso de la palabra. Pero no hablo
sólo de las instituciones, en que principalmente
se enseña, sino de aquellas cuyo principal ob
jeto es la educación ; no hablo sólo de la escuela
propriamente dicl a sino también de las múl
tiples obras á ella afines ó de ella auxiliares:
patronatos, oratorios festivos, certámenes ca
tequísticos, colegios, institutos complementa
rios, escuelas profesionales... en fin, de toda esa
complicada red de instituciones, cuyo fin es la
formación moral de la juventud — juventud
estudiante y obrera de ambos se.xos — que e&
la esencia de la difícil obra de la educación, obra
de luz y de amor, de paciencia y de perseve
rancia. que con el lento trabajo de hoy prepara
la sociedad de mañana.
Aquí es donde se encuentran precisamente dos
influencias ; la de la Iglesia y de la incredulidad.
Entre estas dos potencias irreconciliables se ha
declarado la lucha con indecible fiereza; aun no
ha tenninado, ni promete terminar {X)r ahora.
La potencia, que de las dos fuerzas enemigas, se
canse primero y abandone el campo, no hará
otra cosa que firmar su sentencia de muerte. Des
graciadamente ésto es evidente á todos., La in-
cre dulidad no da señales de cansancio, que antes
bien, favorecida por su buena posición, ha afe
rrado con sus garras de fiera los cerebros juve
niles y no dejará que se le huyan con tanta
facilidad. Pero por otra parte, aunque al parecer
vencida , la Iglesia redobla su valor sin cansarse.
Es madre; y una madre lucha hasta derramar la
última gota de su sangre ó arrancar á sus hijos
de las garrras del monstruo que los oprime. La
Iglesia la ha fundado Dios para guardia y salva
ción de las almas ; y Ella no hará nunca traición
á sus deberes. Es verdad, al parecer está todo
perdido; la escuela sin Dios le ha casi ya arreba
tado las almas de la juven tu d; pero no temáis.
Ella se ha propuesto reconquistarlas y, tarde ó
temprano las reconquistará. La última palabra,
la palabra del triunfo, no está reservada á los
hombres, sino á Dios.
Ahora bien, Señores; una de las instituciones
que han mayormente contribuido á esta tarea
de educación, es la de las Escuelas de Religión,
que tan numerosas y florecientes fundan y di
rigen los Salesianos, siempre inspirados en el es
píritu del inmortal D. Bosco.
Se me ha dado el encargo de que hable de las
Escuelas de Religión. No es esta la vez primera
que defiendo esta causa ante vosotros, ni he sido
yo solo el que la haya defendido, que bien pode
mos decir posee Italia buen número de docu
mentos de la prensa en defensa de esta causa.
El argumento es vasto, multiforme, importante.
Ni un simple discurso, ni siquiera todo un Con
greso bastaría para agotarlo. Contentaos, pues,
con algunas ideas que os iré exponiendo con
brevedad acerca de esta institución, ya con res
pecto á la juventud estudiosa, ya á los maestros
y maestras, ya al obrero y á la mujer.
♦ %
Y ante todo yo me hago esta pregunta : ¿Te
nemos nosotros verdadera necesidad de Escuelas
de Religión para los jóvenes estudiantes, escue
las que yendo á la par de los cursos didácticos,
los acompañen de la primera á la segunda ense
ñanza, á la Universidad? Señores, semejante pre
gunta no merece ni siquiera contestación. Es
un hecho doloroso, pero desgraciadamente in-
— 195 —
» ^ b l e : la fe diminuye en las nuevas genera*
<áones. Vosotras, madres cristianas, bien lo sa
béis, vosotras que quizás, después de haber edu
cado cristianamente á vuestro hijo con todos
los cuidados y desvelos generosos, que sólo las
madres son capaces de conocer, un tristísimo
día, notáis en el ánimo del hijo los horribles efec
tos de la enseñanza atea. Y cuando con los ojos
arrasados en lágrimas, al verlo alejado de la
iglesia y de las prácticas piadosas, le preguntáis :
¿por qué? — Por que no creo, os responden. —
Respuesta que haría reir, si no hiciera llorar.
(Se cofUinuard.J
EL REPRESENTANTE DEL SUCESOR DE DON ROSCO
EN
A M É R I C A
' (Correspondencia de D. Calógero Gusmano á nuestro Rector Mayor, D . Miguel Rúa/
E n el P e rú — S a lid a de la P a z
El martes por la mañana salimos de La Paz.
Los niños nos acompañaron por largo trecho
hasta lo alto de la meseta; allí les dimos el último
adiós y montamos en coche. Los caballos empe
zaron de pronto á encabritarse y varios volvían
atrás. Los niños que ésto vieron, llevados sin
duda por el afecto que tenían á D. Albera, de
cían que en el capricho de los caballos se mani
festaba la voluntad de la Divina Providencia, é
insistían para que el Representante de D. Rúa
se detuviese algunos días más en Bolivia y fuese
á visitar la Casa de Sucre, capital de la Repú
blica, cinco jomadas á caballo distante de La Paz.
En aquella casa hay 200 niños que frecuentan
las clases y aprenden algún arte ú oñcio en sus
respectivos talleres. La Iglesia, que es más
grande que el santuario de María Auxiliadora
de Turín, es muy frecuentada y en ella se hace
inmenso bien á las almas; el personal además es
muy escaso y querían que D. Albera fuese allá
para comprobarlo. Pero era preciso s^ u ir el
itinerario prescrito, y D. Albera sufría horrible
mente en aquellas alturas. E l aire demasiado
rarefacto le producía extraños efectos y le resul
taba difícil la nutrición; la respiración se hacía
fatigosa y era tal el dolor de cabeza que le ator
mentaba que tuvo que privarse del consuelo de
celebrar la Santa Misa el sábabo santo, cosa que
para nosotros, que conocemos á D. Albera y
que sabemos á las graves fatigas á que durante
su viaje se ha sometido con tal de celebrar
la S. Misa, dice mucho. No debíamos, pues
abusar de la Providencia : pedimos á un hom.
bre que guiase por la mano los caballos, y se.
güimos nuestro camino.
E n el C allao
En Arequipa nuestros hermanos nos flieron
una grata sorpresa, ultimando durante la breve
ausencia de D. Albera, un grande salón para
talleres; al pasar D. Albera lo bendijo; dimos
el adiós á nuestros hermanos, que para alguno
fué el último, y partimos. En efecto, el P. Sani,
Director de la Casa del Callao (ciudad de unos
40.000 habitantes y principal puerto del Perú,
unida á la capital por un trayecto de 20 minutos
de ferrocarril) el P. Sani moría durante nuestro
viaje y nosotros llegamos á tiempo al Callao
para ver cuanto le amaban todos, y palpar
con mano el bien inmenso que en aquella
ciudad había obrado durante tres años, á pesar
de las muchas dificultades. Era voz general
que el P. Sani habíase acortado la vida con el
excesivo trabajo y jx>r el ardiente celo que le
consumu. No se me daría crédito, si yo repi-
— 196 —
tiera aquí todo lo que aquel hombre hizo por las
almas en una ciudad en que se pensaba poco
en la vida futura.
Cuando el limo. Sr. Macchi hacía dulce vio
lencia al limo. Sr. Costamagna para que
fundase una Casa Salesiana en el Callao, éste
no supo hacer cosa más grata á todos, que des
prenderse de su fiel secretario que por tantos
«añü'i le había acompañado, y ponerle al frente
de la nueva fundación: de seguro que no sos
pecha siquiera que no volvería á ver á su amado
Secretario que murió á los 33 años.
En Callao los Salesianos, además del Colegio
frecuentado por más de 250 niños, regentan una
iglesia cerca del puerto, que es muy frecuentada,
dan misiones y atienden á las cárceles y al hos])ital llamado de los chinos porque son la mayor
]>arte. La colonia china reclamaría un hospital
y una iglesia á parte, j)ero este por muchos años
quedará siendo sólo un piadoso deseo. Lima y
Callao cuentan unos 20000 chinos, que arrostan
una vid i mi -e able trasportados al Perú durante
ta trata de esclavos (que en realidad no ha ce
sado sino pocos años ha) siguen llevando la
vida abyecta de antes. No tienen el nombre
de c.sclavos, pero ¿qué importa.’ Se dice que la
moralidad no es su lado fuerte; pero no se re
para en que no tienen ni una iglesia, ni un re
cinto cualquiera en que aprender sus deberes
Teligiosüs. Para un creyente ésto es un pensa
miento desgarrador y pocos j^odrán llegar á
comj):'ender el bien que entre ellos se podría
hacer. Las dificultades son grandes, j)cro con el
auxilio divino no son insuperables.
En el Callao también las Hijas de María
Auxiliadora, además del noviciado floreciente
y numeroso, tienen un educandado con escuelas
externas con más de 200 niñas. Si se considera
queoK.allaoesun puerto de mar de primor orden,
se podrá calcular de cuantos peligros se libran
«n el Colegio aquellas alumnas.
C ondiciones del P erü
Eran las 10 de la mañana cuando arribamos
al Callao, puerto natural, grandioso y defendido
do los vientos: es uno de los mejores del Pací
fico. Es una lástima que la guerra del 80 con
Chile le haya quitado casi todo el comercio.
Viajando j>or el Perú no es dificil persuadirse
por el as(>ecto general del pais, que aquella
República padece, ó al menos se halla en con
valecencia. ¡Pobre Peruanos! se ven agobiados
bajo el peso de la terrible desgracia. Perdieron
casi todos los puertos del Pacífico, se le quita
ron los mejores y más ricas provincias y sus
museos fueron despojados de las obras de arte.
Atemorizados con ésto los extranjeros,y des
confiando de sus negocios, industrias y capitales
en el Perú han desertado del Callao y este puerto
que antes era el más floreciente del Pacifico y
que podría dar cabida á la mayor flota europea,
hoy ve pocos vapores cruzar sus aguas. Es de
esperar que Dios bendiga aquella noble Repúb
lica que respeta el día del Señor y de la que el
domingo no zarpa ni siguiera un barco porque
nadie se prestaría á cargar y descargar: esta si
que es una huelga bien entendida y que mere
cería que todos la imitasen.
D . B o sco en L im a
Después de asistir á la despedida de los niños
y de los hermanos y al ingenioso saludo de las
Hijas de María Auxiliadora y de sus alumnas,
montamos en tren y en media hora nos encon
tramos en la Capital, ciudad limpia, regular,
elegante, á la europea y un tiempo enrique
cida por los mejores monumentos de Sud-América: al presente cuenta más de 105.000 habitan
tes. En Lima la obra de D. Bosco era descono
cida; pero he aquí lo que nos narra el Rdo.Padre
Evasio Rabagliati, apóstol de los leprosos y
que el supo cuando el 1890, yendo á Colombia
pasó por esta ciudad. A bordo de una nave con
rumbo al Perú viajaba un fraile franciscano
descalzo del convento de Lima. De repente se
oscurece el cielo, se desencadenan los vientos,
el mar se embravece y la nave combatida por
las olas il)a á zozobrar; la tempestad era terrible
y el naufragio inminente. Todo era desorden
y desolación en el barco, las olas que atrevidas
pasaban sobre cubierta obligaron á los pasajeros
á encerrarse en sus camarotes, llorando é invo
cando el socorro del ciclo. El más tranquilo es
taba el humilde hijo de San Fiancisco. En Imena
hora se acuerda de haber leído la vida de Don
Bosco, y trae á la memoria las gracias extraor
dinarias que María Auxiliadora concedía por
los ruegos del siervo de Dios. Esta fué para é:
una inspii ación: se anodilló é hizo esta 01 ación,
« Señor, por los méritos de tu siervo D. Bosco,
sálvanos. Y tú, María, Auxilio de los Cristianosl
inter|>ón tu podeioso brazo y socórrenos en este
terrible trance, sálvanos por el amor que tienes
á tu siervo D. Bosco; yo te prometo que, apenas
haya puesto pié en tierra, publicaré la vida de
D. Bosco y la difundiré entre el pueblo, para
— «97 —
que sea conocido y amado este hombre admi
rable. La salvación yo la atribuiré á Tí, Señor,
pero por la intercesión de tu Madre Sma. María
Auxiliadora y de tu siervo D. Bosco. » Cesó la
plegaria y cesó al mismo tiempo el peligro, se
amansaron los vientos, se tranquilizaron las
aguas y la nave entró segura en el puerto del
Callao. El rebgioso agradecido, sin poner tiempo
de por medio, cumplió su promesa; de modo
que hoy D. Bosco es conocido como en Italia;
la devoción á María Auxiliadora se ha difun
dido, y los Salesianos renuevan las maravillas
de los primeros años de D. Bosco y asisten á
las cárceles para hacer bien á las almas.
de ejemplo. Una comisión especial va recogiendofondos por las casas, fondos que después se
invierten en beneficio del hospital; el año pa
sado recogieron 10,000 liras.
A la velada que los nuestros habían ]ireparado en honor de D. Albera con esmero igual al
éxito, asistieron numerosos Coopcradoics y
bienhechores, quienes presentaron una hermosa
acuarela alegórica que representa la misión que
nuestro Rector Mayor confiara á D. Albcia, y
la protección dispensada á nuestra Pía Sociedad
por María Auxiliadora; el cuadro obtuvo el
E n el P e rú — E n Lim a
Según el itinerario, de Bolivia el 26 de Abril
debíamos partir para el Ecuador. Por tanto
D. Albera se apresuró á visitar al Exmo. Sr.
Tovar, Arzobispo de Lima, al Delegado Apos
tólico, que cortésmente nos invitó á comer ^
al Ministro de Italia, excelente católico, que
aprecia en mucho nuestra obra y nos ayudó no
poco en la cuestión con el Gobierno del Ecuador,
en el destierro forzado de nuestros hermanos
y en la confiscación de sus bienes. Los árbitros
nombrados por los dos Gobiernos, nos fueron
favorables, y mientras esto escribo se les res"
tituye á nuestros hermanos, que han entrado
de nuevo en el Ecuador, algo de lo mucho que
se les había quitado. No nos olvidamos de hacer
una visita al hospital italiano que es uno de los
mejores que tienen los emigrantes en la América
latina. E stá construido según los mejores mo
delos y con todas las exigencias de la higiene;
asisten á los enfermos renombrados médicos y
cirujanos de Italia que se han conquistado en
todo el ])ais una fama merecida por difíciles
operaciones que han realizado con brillante
éxito. Algunos días á la semana visitan gratis
á los pobres. La asistencia de los enfermos está
confiada á los amorosos cuidados de siete her
manas de Sta. Ana, también italianas. Se está
trabajando ya para fundar una escuela para
los niños de la colonia italiana, y tienen tam
bién un banco proprio que por su precisión y
buenos servicios va ganándose cada día la
confianza de los accionistas y clientes, todo
ésto es fruto natural de la unión que reina en
la colonia, .que no es de las más numerosas,
pues apenas cuenta con 4000 italianos pero es
de las más disciplinadas. L a fiesta del 20 de Sep
tiembre como se celebra en Lima, podría servir
Don C a lc a g n o con a lg u n o s In d io s
asilados en el Colegio de Quito.
beneplácito de todos y fué enviado á Turín
como recuerdo del viaje, si Dios es servido que
volvamos á Italia. Al terminar el acto, D. A l
bera manifestó su satisfacción por lavisitahecha
á Lima; jwr el estado de la Casa, en que se asilan
unos 200 niños artesanos y estudiantes; dijo
que había visitado uno por uno todos los talleres
y había quedado contento de los adelantos de
la incipiente Colonia agrícola, de la modesta
capilla, que pronto será sustuituida por una
grandiosa, digna de Lima y capaz de corres-
— igS —
ponder á las necesidades espirituales de aquel
barrio, sino el más céntrico, al menos de los más
poblados é importantes.
E n S an ta R o sa de L im a.
Entre las muchas visitas que hicimos en Lima,
no nos olvidamos de hacer una á Sta. Rosa. ¡Hu
biera sido como ir á Roma y no ver al Papa!
Esta mística rosa que esparció sus perfumes
por toda la América, conjunto admirable de to
das las perfecciones, y primer ornamento del
nuevo Mundo, inscrito en el catálogo de los
Santos, nació el 1586. Brilló especialmente en
la pureza y penitencia, y es tal la santidad de
su vida cuyo compendio escribió el mismo Papa
Clemente x, que salen espontáneas las palabras:
A Domino factnm est istud et est mirabile in
oculis nostris. Nosotros hemos podido ver la
casa en que nació la Santa, y que ahora está
transformada en grandioso Santuario; el tu
gurio que habitaba, el jardín que cultivaba, tes
timonio de tantos prodigios, el pozo en que,
después de haber cerrado con candado sus ci
licios, arrojó las llaves; los clavos de donde se
colgaba por las trenzas del pelo, y otros muchos
instrumentos que empleaba para atormentar
su cuerpcdllo ya extenuado por continuos
ayunos. D. Albera tuvo la dicha de celebrar la
Misa en el altar que está sobre los restos gloriosos
de la Santa, y probó una dulce impresión al ver
la limpieza y esmero con que se tiene aquella
iglesia ¡Ah, si todos los templos fueran así,
cuánta mayor devoción no tendrían los fieles!
E n vísp e ra s de p artir
Tocaban á su término ya nuestras visitas, y
preparábamos ya las maletas para arriesgarnos
á entrar en el Ecuador; pero D. Albera no podía
darse cuenta de que nuestros hermanos no
le hubiesen contestado á las n'petidas cartas
que durante el viaje les había escrito, y le pa
reció conveniente enviar un telegrama á RioIxunba, sede del Inspector ; respondió en seguida
aconsejando no emprender el v ia je , porque
los caminos estaban intmnsitables á causa de
las torrenciales lluvias, periódicas en aquellos
países. Llegó más tarde una carta del Director
de la casa de Quito, en la que repetía con gran
encarecimiento , que no expusieran la vida del
Sui>erior á los peligros de aquel p>aís, en que no
se puede viajar cuando se quiere, sino cuando
se puede; y añadía: « Figúrate lo que me costará
escribir esta caita; hace y a dos años que espe
ramos, deseamos y suspiramos una visita de Don
Albera, y ahora que lo tenemos cerca de
y
está llamando á la puerta, tenemos que decirle
que se pare, que no llame, sin tener si quiera el
consuelo de verle... Créeme, continuaba di
ciendo, es una cosa que me desgarra el cora
zón; por amor de Dios no permitas que D. Al
bera salga, ni que tocando en Guayaquil pase
á Colombia. Acuérdate que la Misión del Ecua
dor fué la creación del último suspiro de D.
Bosco; aquel buen Padre, decrépito ya y no
pudiendo sostenerse, quiso que le llevaran al
Santuario de María Auxiliadora, y no pudiendn
allí dirigir, como solía, la palabra á los Misio
neros, habló con sus lágrimas. Acuérdate que
nosotros, aunque indignos, fuimos los pri
meros que tuvimos la dicha de ser encarce
lados por Jesucristo, y después ser desterrados
y metidos de intento en las vírgenes florestas,
para que muriésemos víctimas de los peligros,
del clima, y de las fieras: y si bien Dios por su
infinita misericordia, tras mes y medio de ansias
y de martirios, permitió, que andando á pié por
intricadas florestas, atravesando á veces en
débiles vias con no poco riesgo de la vida, cau
dalosos ríos é impetuosos torrentes, permitió,
digo que llegásemos á Lima donde encontra
mos generosa hospitalidad, y la caridad de nues
tros hermanos restauró nuestras extenuadas
fuerzas. Sin embargo algunas víctimas queda
ron por el camino y otras no lardaron en sucum
bir rendidas por la fatiga. Pero Dios hizo fe
cunda aquella sangre y no apartó sus miradas
de aquella tierra bañada con tantos sudores...
Acuérdate que no hemos tenido aún ninguna
visita, que el P. Calcagno, nuestro primer Ins
pector, no pudo penetrar en las misiones de Gualaquiza: que el actual Superior P. Fusarini no
le hemos visto aún y la falta de personal no le
permite una ausencia larga como se necesitaría
para llegar hasta los Jíbaros: que el mismo
.\íon«. Costamagna, Vicario Apostólico de aquellos lugares, hace ocho años que llama inú
tilmente á las puertas del Ecuador, para él
nominalmente cerradas. Por tanto es necesario
que venga un Superior, que se entere de nuestra
condición y dé cuenta al Rector Mayor. Venga,
• se persuadirá que no sin motivos el demonio
ha levantado honibles tempestades* contra los
pobres Salesianos del Ecuador, elegidos por el
S. Corazón de Jesús, á quien esta República
está consagrada, para salvar muchas almas.
— 199 —
Veréis con vuestros piopios ojos el hechizo que
ejerce en todos el nombre de D. Bosco y el amor
que nutren por los Salesianos: el retrato del
P. Calcagno, la más ilustre de las victimas del
destierro que nos impuso la revolución, ocupa
el puesto de honor en las salas más ricas de
Quito y su nombre pasa bendecido de boca en
boca. Era, pues, preciso esperar. Habíamos tenido
contratiempos y sabíamos que al salir de Chile
se aumentarían las dificultades y que no podría
mos fijar el itinerario, ni determinar el fin de
nuestro ya largo viaje: todo esto sabíamos, y
sin embargo, debo confesarlo, la noticia de aquel
rotundo veto nos entristeció no poco. D. Albera llamó á su secretario para preguntarle su’
parecer: pero los dos pensaban lo mismo: era
preciso partir. Sino, quién sabe lo que hubié
ramos tenido que esperar. Y á pesar de tod o,.
estar cerca del Ecuador, y no ver á nuestros
hermanos, indígenas muchos de éllos, ¡y des
pués de tantas súplicas para obtener la visita
de un superior, darles esta terrible desilusión!
< Y si se presentaban nuevas dificultades ? ■
Debíamos visitar á Colombia y sus Lazaretos,
pero hacía tres años que recrudecía la m ás'
desastrosa guerra civil, las comunicaciones es- •
taban interrumpidas y muerto el comercio;.
la miseria reinaba soberana casi por todas par-;
tes. Debíamos ir á Venezeuela, casi en con
tinua revolución; visitar á Jamaica y pasar por
Centro-América, ver las casas de Méjico, y de
prisa saJudar á nuestros hermanos de las cinco
casas de los Estados Unidos, antes de volver á
Europa. Era por tanto difícil tomar una determi
nación. En ésto tocó la campana que nos lla
maba á las oiaciones de la noche y el Superior
me despidió diciendo: Reguemos al Señor que
nos inspire lo que debemos hacer. — H ay la cos
tumbre en las Casas Salesianas de decir cuatro
palabras á los ñiños antes de acostarse para
dejarles la impresión de un buen pensamiento:
aquella noche el Director anunció que al día si
guiente ¥se empezaba el mes consagrado á María
Auxiliadora y que todos debían pedir con fervor
á la Virgen una gracia, ésto es, de que se que
dara aún un mes el Visitador, que en Francia
había merecido el nombre de le ■ petit D. Bosco. *
El problema estaba resuelto quedarse un mes
en Lima.
D. Albera empieza á pensar sobre sí mismo,
V le pareció que el haber empleado durante dos
años, dias enteros y á veces las noches, en con
solar á sus hermanos, animarlos al bien y enca
minarlos en el espíritu de D. Bosco; que el
haber hecho conferencias y dictado ejercicios
espirituales, doce tandas en pocos meses, no
era motivo suficiente para dispensarse del retiro
anual que nuestras reglas prescriben; y nosotros
pudimos verle por espacio de ocho días absorto
en profundas meditaciones, pasar largas horas
ante el Smo. Sacram ento, pensando en los
asuntos del alma.
Terminados los ejercicios, bendijo una nueva
Tres Jíbaros con trajes de ñesta.
Ca})illa para la^^de MaríaAuxiliadora,quie
nes, no encontrando ya bastante capaz el edificio
que tenían en el centro de la ciudad, dividieron
el personal y fueron á habitar otro edificio para
educar niñas internas. La función fué precedida
de un triduo, que algunas postulantas prolon
garon para prepararse á recibir de D. Alber.-i
el hábito religioso y otras hacer su profesión.
Otro tanto hicieron los Salesianos. D. Albera,
el tiempo que las funciones le dejaban libre, lo
empleaba en hablar particularmente con los
hermanos.
(Sd continuará).
7 )
E NUESTRAS MISIONES
w
Colom bia
{Carla del R P . Evasio Rabagliali)
I.
M isión y fiesta s en el L a z a r e to de
A g u a de D io s
Agua de Dios, 3 de Abril de 1904.
Amadísimo Padre D. Rxta:
Hace ya 15 días que estoy en Agua de Dios
y mañana debo salir para Bogotá, donde me
esperan ya las cabalgaduras que me envió el
Obispo de Socorro para que vaya allá á visitar
á sus queridos leprosos del Lazareto de Con
tratación.
Diecioclio meses hacía que no había venido
á este Lazareto de Agua de Dios y ¡cuántas no
vedades en todo este tiempo! Ante todo he po
dido hallar algunos centenares más de leprosos
en sustitución de los que han muerto ó huido,
más de los segundos que de los primeros, cosa
que fácilmente se concibe. Entre los muchos
beneficios que á Colombia ha dejado la guerra
de los 37 meses, uno es el hambre que reina por
todas partes, pero principalmente en los La
zaretos. La caridad ha hecho verdaderos pro
digios para sostener estas colonias de enfermos
durante estos últimos años; pero las necesidades
son tantas que no llega á cubrir las más urgentes,
y los leprosos se han visto abandonados ú ol
vidados. Esta es la caus;i porque algunos de
ellos han muerto de hambre, lenta y lo que se
quiera, pero al fm verdadera hambre. Muchos
de los enfermos para huii del |'>elÍgro en que
otros habían caído, se fueron, unos á sus pueblos
y familias, otros en busca de limosnas para
vivir. Si los huidos no han sido más, no es por
falta de deseos, sino por absoluta imposibilidad.
¿Y cómo huir estos pobres leprosos consumidos
por la lepra, reducidos á ruinas de hombres y
postrados en cama desde hace años? <Y los que
carecen de manos ó pies, ó con manos y pies
fdeíormes y abultados que parecen de elefante?
(de aquí el nombre de elefancía que se da á la
lepra) como podían huir? A pesar de todo el
Lazareto de Agua de Dios no se ha quedado
desierto; yo mismo he podido contar mil quince
leprosos, el día que tuve el gusto de distribuirles
una abundante limosna, que las almas genero
sas de Bogotá y de otros puntos me habían
dado para este fin. ¡Ah! ¡y que espontáneo salla
de su corazón y de sus labios aquel Dios se lo
pague al recibir los 50 pesos que iba dando á
cada uno! De este modo, alm enes en los días
que duró la misión, ninguno padeció los estí
mulos del hambre; con esta pequeña caridad
material me gané el corazón de todos; y todos
efectivamente, dos solos exceptuados, respon
dieron dóciles á mi llamamiento y asistieron
con provecho á la misión. Entiendo hablar de
los enfermos. Dos solos se negaron á entrar en
la iglesia á oir los sermones; ni fueron parte para
atraerlos los ruegos de los amigos y el buen
ejemplo de todos los mil trece leprosos, que
aún los más graves, ya en la iglesia pública, ya
en el hospital, ya en sus chozas, cumplieron
con el precepto pascual, reconciliándose con
Dios, y lucrando la Indulgencia Plenaria con
cedida en forma de jubüeo por León X III
(d. s. m.).
El número de las Comuniones durante la
Misión, fué de casi 4000 , contando los sanos
que cumplieron el precepto pascual y ganaron
el jubileo. De este modo se consiguió sanarlos
á todos de la lepra del alma ya que no de la
del cuerpo.
Aquellos dos infelices que no dieron oído á
los llamamientos de la gracia son más dignos
de lástima que de censura. Es probable que no
hubieran entrado en la iglesia más que quando
los bautizaron, más por imposibilidad física
que por mala voluntad, dada las prohibiciones
emanadas de ciertas autoridades que impiden
la entrada de los leprosos en la iglesia. De aquí
la falta de fe, de esperanza, y de todas las vir
tudes teologales y morales en muchos de estos
pobres atacados, los cuales al llegar al Lazareto
á instruirse en la religión, se hacen verdaderos
santos. La ignorancia los hacía depravados sin sa
berlo, y la instrucción los hace buenos cristianos
— 20t —
y á muchos de ellos santos, como algunos que
5’0 conozco.
Pero estoy seguro que también los dos re
beldes volverán al recto camino: pues es im posibüe resistir por mucho tiempo á los toques de
la gracia, que aquí en los Lazaretos son más
fuertes y más frecuentes que en otras partes,
V á los buenos ejemplos de centenares de lepro
sos que, ricos de gracia divina, se sienten y
se llaman dichosos en medio de tantos sufri
mientos y miserias. Hace ya diez años que los
Salesianos tienen la direción espiritual de este
Lazareto, y no se ha dado aún un solo ejemplo
deque, en el trance de la muerte, un leproso
S3 haya negado á reconciliarse con Dios; en pre
sencia de la muerte todos se han rendido, aún
aquellos que eran los más contumaces cuando
se creían lejos del sepulcro. Uno solo (el hecho
sucedió hace dos años, durante la guerra) uno
solo cedió á la tentación y se suicidó; pero
tuvo la buena inspiración, al menos, de no dar
este escándalo en el Lazareto y cumplió su loco
crimen en un pueblo vecino, á varias leguas
de Agua de Dios: con todo yo estoy seguro de
que aquel desgraciado acosado por los dolores,
se quitó la vida más que por desesperación, por
falta de juicio.
Terminada la misión , dióse principio á las
funciones de Semana Santa, que resultaron
solemnísimas y muy frecuentadas, porque to
dos los corazones se encontraban en paz con
Dios. Verdaderamente encantadora resultó la
procesión del Viernes Santo: las señoras del
Lazareto pasearon por las principales calles
la estatua de la Virgen de los Dolores. iCómo
enternecía el corazón ver á aquellos mil leprosos
acompañar cantando y rezando á aquella Santa
Madre que tanto había sufrido y más que ellos!
Y como casi todos aquellos mis buenos amigos
pertencen á alguna cofradía, era hermoso espec
táculo vellos á todos con la medalla ó el esca
pulario de la Virgen ó de su Santo Protectoi.
Abría la procesión la Congregación de los
Luises; s^ uían en gran número las Hijas de
María , que durante dos largas horas no se cansaion de cantar las letanías lauretanas; venían
después los socios de S. José, las damas del Sdo.
Corazón y de la Adoración perpetua y cerca de
la estatua, la banda musical compuesta toda
de jóvenes leprosos. Detrás venían cinco Sacer
dotes Salesianos y una multitud grande de
pueblo, enfermos y sanos, no sólo del Lazareto,
sino también de las aldeas vecinas, que acudían
á contemplai aquel espectáculo, único en el
mundo, s^ ú n yo creo; porque en ningún otro
pueblo se encuentran mezclados tantos leprosos
y tantos sanos como en Agua de Dios.
.•U fin de la procesión predicó el sermón de
la Soledad nuestro novicio P. Ricardo Aguilera
quien visitaba el Lazareto por primera vez. Aquí |
tras de 19 años de separación se encontró con
un queridísimo hermano de los Salesianos de
Agua de Dios. E l principio de la vocación re
ligiosa de este ejemplar sacerdote íué preci
samente pensamiento de consagrar su vida al
servicio espiritual de los pobres leprosos colom
bianos : i y cuántas luchas, cuántos sufrimientos
ha tenido que soportar par.x conseguirlo ! .\liora
no espera más que hacer su profesión religiosa
para después ir á cualquier Lazareto donde su
ministerio y la obediencia lo llamen.
Antes de dar término á esta carta, le diré
algo de las novedades que he encontrado en
Agua de Dios. La iglesia del Lazareto ha sido
ensanchada y embellecida con una graciosa
cúpula en el centro, un coro y un elegante púlpito que podría figurar en cualquier iglesia de
Bogotá; todo ésto lo ha hecho el P. Crippa, Ca
pellán del Lazareto durante la última guerra; y
lo que es verdaderamente admirable, lo ha hecho
con las limosnas en gran parte ofrecidas por los
mismos leprosos. Esto quiere decir que aquellos
buenos enfermos daban para la iglesia parte de
las limosnas que la caridad les daba para mantetenerse; cuanto importa este sacrificio, es fácil
imaginarlo.
Encontré también el asilo del P. Miguel Unia
casi terminado. No faltan m is que las escaleras
del piso superior y otros trabajos insignifificantes para que se inaugure. Aquí se podrán
asilar 150 huérfanos leprosos para preservarlos
al menos de la lepra del alma. Era este el más
vivo deseo del P. Unia cuando dirigía el Laza
reto y lo hubiera llevado á cabo si no le hubiera
sorprendido la muerte. Sin duda que su alma
se regocijará en el ciclo al verlo ya concluido,
y bendecirá á los sucesores de su apostolado y
á los bienhechores de su obra.
También este edificio, que ha costado más
de 200,000 ¡>esos duros fué construido durante
la guerra, y los niños colombianos con sus carHilos levantaron la mayor parte. Esperamos
poder inaugurarlo antes del fin del año.
Y ¿á que será destinado este Asilo del P. Unia?
— A cobijar á todos los niños leprosos huérfanos
ó desvalidos. Los que aún pueden disponer de
sus manos sanas, aprenderán un arte ú oficio;
los que son incapaces para el trabajo serán
destinados al estudio; á los unos y á los otros se
les enseñara de un modo especial lo que más les
importa, el arte del bien vivir y morir, pues,
dado el lastimoso estado en que se encuentran,
no pueden tener ninguna aspiración terrena.
He visto también que uno de los nuestros se ha
convertido en carnicero, y ésto para evitar que
exploten á los pobres leprosos con el precio
—
exorbitante á que habían puesto la carne. Al
% principio hicieron muchos interesados guerra
sin cuartel á esta novedad y tuvo que desistir
para evitar posibles desgracias; pero después
le rogaron siguiera su benéfica obra, con gran
provecho materia), no sólo de los enfermos, sino
también de los sanos. Antes se aumentaba todas
las semanas el precio de la carne; ahora ya no;
sino que muchas veces hay que vendei más ba
rata para hacer menos insoportable la existencia
de los pobres leprosos que viven en el Lazareto.
Encontré cuatro religiosas atacadas do le
pra , pero no la contrajeron en el Lazareto.
V i también enfermo á un religioso que V. co
noce al menos de nombre. Nuestros pobres
hermanos se encuentran rendidos y macilentos;
pero de todo esto ya le hablará el P. Ai me. Yo
no puedo extenderme más poique las cabalga
doras están ensilladas y es preciso partir.
Bendiga á todos estos nuestros amadísimos
hermanos y leprosos, y en particular y cada día
á este su
Afmo. hijo en J. y M.
E VASIO R A B A G L IA T I, Pbro.
M ons. C o stam agn a en G ualaquiza.
{Relación de D. Abrahán Aguilera,
Secretario del Prelado).
Amadísimo Padre D. M iguel Rúa:
Y a le habrán informado de la grave enferme
dad que i>adeció Mons. Costamagna en Riobamba de vuelta de Gualaquiza. No sin razón
nos alarmamos todos, y de éllo dió noticia el
Si. Inspector P. Fusarini á todas las casas de la
Inspectoría.Sihubiéramostardado uno ó dos días
en llegar á Kiobamba, el Prelado estaba perdido.
Al saber la enfermedad, se conmovió toda la
ciudad, especialmente los miembros del clero
seglar y regular que venían todos los días á pre
guntar por el estado del ilustre enfermo. V i
nieron también D. Valle y D. .\lbino del Curto
do Atocha y D. Rocca con el heimano Fasciola
y un alumno del nuevo Colegio de Quito: estos
iiltimos tuvieron que hacer cinco jornadas á
caballo. Tratábase nada menos que de la probabilíuma formación de un cáncer; pero gracias
á Dios y á la protección de nuestra buena Madie
María Auxiliadora, los exquisitos cuidados y
la i->ericia de los doctores Cevallos y Oimarza
consiguieion ahuyentar el peligro y en un mes
nos devolvieron el amado Prelado ya restable
202
—
cido, si bien no en el mismo estado que antes
pues, como aseguran los doctores, si vuelve
á montar á caballo se expone á serios peligros.
H ay qúe confesarlo, el continuo troteo de tres
largos meses á caballo por senderos inpracticables y llenos de peligros, y la marcha rápida
y continua le habían reducido á aquel lastimoso
estado.
Fueron para el de no pequeño alivio, en medio
de los agudos dolores que la operación quirúr
gica le hizo sufrir, las delicadísimas atenciones
de los hermanos y amigos, así como también
el afecto de los alumnos de Riobamba.
Aquellos buenos jóvenes, no contentos con
multiplicar sus visitas á Jesús Sacramentado,
habían empezado á hacer una colecta entre ellos
para mandar decir una Misa por la salud del
Prelado. Los Superiores les aseguraron que se
diría la Misa sin la limosna y que éllos procurasen
merecer la gracia con la oración y la buena con
ducta. La noche buena todos ofrecieron la Sda.
Comunión por la preciosa salud del enfermo, el
el día del año nuevo salió de su aposento y asis
tió á la comida en el refectorio común con gran
recogijo de los hermanos. Aquella misma tarde
la banda de la casa e 1 la Schola cantorum die
ron una serenata en su honor y resultó tan aectuosa y cordial que muchos derramaron lágri
mas.
Apenas se esparció por la ciudad esta noticia,
las visitas de pésame se convirtieron en visitar
de plácemes. Vino antetodo el Exmo. Sr. Obispo
de Riobamba Dr. D. Arsenio Andrade , después
vinieron los miembros del Rdmo. Cabildo, de
los PP. Jesuítas y Redentoristas, de otras mu
chas comunidades religiosas y de varias distin
guidas familias. E l Exmo. Sr. Costamagna en
tiende dar, en nombre de la Pía Sociedad Salesiana desde estas columnas, las más vivas gracias.
El 12 de Enero hacía un mes que habíamos
llegado del Chimborazo y, si bien el Exemo.
Prelado no estaba aun del todo restablecido, nos
pusiemos en viaje para Quito, á donde hemos
felizmente llegado y de donde le dirijo esta carta.
Pero como lo creo de su agrado, amadísimo
Padre, y del de nuestros buenos Cooperadores,
me i>ermito decir algo del fatigoso viaje, que
como he dicho, fue la causa de la grave enfer
medad de Exemo. Sr. Costamagna.
De paso.
Si quisiera decirlo todo, tendría que empezar
desde muy atrás y desde la mitad de Enero
del 1903, cuando ya de vuelta del \naje de Gua
laquiza, Mons. Costamagna U ^ ó á Santiago de
Chile. Su breve permanencia en esta ciudad, su
—• 203 —
viaje á Lima, las grandiosas fiestas de Mayo y
los pocos meses pasados en aquella capital no
le concedieron un momento de reposo, y en to
dos los puntos por donde pasaba, aceptaba la
invitación de prediccir, confesar, catequizar y
confirmar. Si hubiera de hablarse de su celo,
de sus sacrificios y de las obras de su apostolado,
no concluiría nunca: basta decir que el Prelado
no sabe lo que quiere decir descanso.
A últimos de octubre llegamos por fin á
Cuenca, corona de la Religión, esplendor de las
ciencias y mártir gloriosa de la fe cristiana.
Por todos los pueblos por que habíamos pa
sado, se habían repetido las escenas de entu
siasmo y de fe que comovían y admiraban. El
Obispo Salesiano pasó por todas partes entre el
el amor y el respeto de los fieles, y las atenciones
más cariñosas de los párrocos y de las autori
dades.
Cansado tengo el brazo de bendecir, solía
exclamar Monseñor cuando atravesaba las ca
lles de Cuenca.Y nótese que si en oti'os mundos
de Dios se ha de evitar las calles más pobladas
para no ser el blanco de los desprecios, en Cuenca
se las ha de huir por motivo contrario. Así decía
Monseñor en una velada músico-literaria que
le dedicó la juventud del « Círculo Católico »
y la « Sociedad de Obreros. »
Fué tan escogida y tan bien desarrollada la
materia del programa, que Monseñor gráfi
camente hubo de decir que Cuenca es una Rema
ateniense, porque si es mucha la erudición, es
más la fe que domina la mente y el corazón de
de sus nobles hijos. ¡Haga el cielo que ni las v i
cisitudes de la Nación, ni la corriente invasora
del modernismo le arranquen esa diadema!
Nuestro Colegio.
Unos cuantos paredones desmantelados, es
queletos de un antiquísimo convento, es lo que
en Cuenca se conoce con el nombre de San Fran
cisco. H a sido sucesivamente de los RR. PP.
Jesuítas, de los HH. de las Escuelas Cristianas,
de los Protestantes y de la guarnición cívica.
No sé por que motivos se retiraron. H oy es el
Colegio de los Salesianos cedido á Monseñor
por la autoridad eclesiástica.
Con esfuerzos increíbles se anidaron allí nues
tros hermanos D. Colombo y D. Tallachini, y
al cabo de algunos meses han logrado implantar
un Asilo infantil bastante concurrido por la
niñez aristocrática. Con los rudimentos del cas
tellano y de los números, balbucean los inteli
gentes chicuelos el inglés, indisp>ensable entre
nosotros para que ciertas aves de rapiña no nos
arrebaten el monopolio de la enseñanza que
felizmente tenemos en América los Religiosos.
Monseñor quiso hospedarse en el humilde
cuarto que le enrolaron los Salesianos como
mejor pudieron. Tan humilde era la habitación
del Obispo que carecía de ventanas; digo mal,
las tenía pero sin reparos, de modo que no pudiendo soportar el fiío, era menester escaparse.
¡Bien lo saben cuantes señores le visitaron en
esa ép oca!
Nuevas ordenaciones.
Uno de los motivos principales que detuvo
á Monseñor en Cuenca, fué él de las sagradas
ordenaciones.
En la hermosa capilla del Seminario conciliar,
ordenó á nueve minoristas y después en la ar
tística Iglesia del Santo Cenáculo, á cuatro Sub
diáconos y dos Sacerdotes.
Algunos eran de la Diócesis de Loja, porque,
como ya dijimos, tampoco allá tienen Obispo.
A la vuelta de Gualaquiza los Subdiáconos
recibieron el Diaconado y uno de los Oblatos,
fundación nacional del ilustre Matovelle, fué
consagrado Presbítero.
Confereacias.
Me permito recordar aquí, con más ó menos
exactitud, los pasos sobresalientes de la impor
tantísima Conferencia que el limo. Prelado dió
á las Cooperadoras Salesianas de Cuenca.
♦ No os he llamado acá,les decía el distinguido
Obispo, para felicitaros por lo hecho en nuestro
favor: ya sabéis que nunca dejaremos de seros
agradecidos. Tampoco os voy á confiar ningún
secreto. Lo que estoy para deciros lo diría á
todo el mundo y bueno fuera los dijeseis en la
familia á vuestros hijos y en la sociedad á cuan
tos creyereis ojxirtuno y conveniente.
Y o ObisjX), soy Obispo ecuatoriano porque
me llamó el Gobierno de la República. A un
extranjero han dado carta de ciudadanía y han
pedido á la Santa Sede le honrase con la mitra,
para entregarle la Misión más ardua y costosa
de las Américas. Seis mil sucres anuales me
pi ometió el erario. Que basten 6 no, eso lo dirán
cuantos estén al corriente de nuestras misiones
en Gualaquiza. Acepté, á piesar mío y sólo por
amor de Dios y del Papa que insistió. ¿Creéis
que yo tenía necesidad de separarme del puesto
en que me hallaba por la obediencia religiosa?
¿Creéis que es una poesía eso del misterio de la
floresta? Y aunque lo fuera, pues no son poesía
los caminos, yo no soy Vicario Apostólico de
los ái boles sino de los Jíbaros, de esos feroces
salvajes inflexibles á la ley de N. S., sólo domefiables con el r^ alo. ¿Creéis que esa cantidad
de sucres fues^ para mí un atractivo cuando
ni bastan para levantarnos tm tugurio?
— 204 —
Y bien, ese sacrificio mío y de tantos de mis
hermanos, ese nuestro amor y desprendimiento
no ha podido ser apoyado por el Gobierno, v’^an
nueve años que soy Obispo de los Jíbaros, y no
he recibido un centavo del fisco. Sin embargo,
los Salesianos no hemos abandonado la Misión
y, aunque fuera luchando con mil dificultades
pecuniarias, la hemos de continuar porque
trabajamos para el cielo y no queremos faltar
á lü consigna.
Tienen suficiente, dicen algunos. Tierra, ár
boles é insectos hay hasta para regalar. Mas
¿de qué nos sirve todo eso? — Pueden negociarlo
— dirá otro que razona con los codos. No somos
mercaderes, no: somos misioneros y no permi
tiremos jamás que las malas lenguas se sirvan
de nosotros para difamar el sacerdocio. Desde
luego ellos dirían: — Esos tales no hacen más
que ganar su platita y... ¡qué Jibaros ni conver
sión de Jibaros. Decidn'je ahora: de que sirven
la tierra, y los árboles, y los insectos?
LaCasa de la Misión demucstraque no tenemos
ni lo necesario. ¡Pobres Misioneros! Acosados de
día, y de noche especialmente, por los bichos, las
cucarachas, las niguas y los vampiros; á lo me
nos tuvieran el consuelo de dormir el sueño con
tranquilidad después de las fatigas y cuitas
de la evangelización. ¡Pero no! A menudo las
lluvias torrenciales Ies obligan á velar. Sí, á
velar gran parte de la noche porque la techumbre
desvencijada deja pasar el agua de manera que
todo en la casa se anega. « En Gualaquiza, nos
decía un gracioso hermano nuestro, es necesario
dormir con poncho de agua.» Y así se hace cuando
se descarga un temporal. Basta nombrar Gua
laquiza para decir pobreza y carencia de co
modidades. ¿Qué puede haber allá donde todo
es salvajismo? Allá, donde no llegan siquiera
las noticias más interesantes del mundo civili
zado? allá, donde se vive á cinco días del telé
grafo?
Otra dificultad no menos grande, nace del
misino carácter de los Jíbaros. Estos se creen
los señores de Méndez y Gualaquiza y á nosotros
nos consideran como hospedados. Por consi
guiente lo primero que nos pregunta el Jíbaro
al vernos llegar, es: iQué trayendo} ¡Ay de noso
tros! si se le responde: «<?{/ii.ÉUos no tienen pelos
en la lengua: inmediatamente sacan la conclu
sión. Si nada trayendo ¿á qué viniendo? Fos
miserable estando. Fus Padre no siendo, Fos
yendo. .-lAí mi5m3 viviendo. Se trata de
enseñarles á santiguarse, Fos, ¿que regalando
para yo rezando? .4 crtso de balde rezando? Si ellos
van al convento, no van por cortesía para hacer
ó devolver visitas. No. Van á ' ‘estirse, van á
comer. Cristiano rico estando. Todito teniendo.
Jibáru pobre estando. Calzón no habiendo. Ca
misa no habiendo. Pulvúra no habiendo. Escopeta
no habiendo. S u ja no habiendo. A sí pobrecito,
póbrecito Jibáru estando. Y después que se les
ha llenado el estomago, y se les ha dado de
cuanto hay, continúan pidendo. Yo esto que
riendo, estutru queriendo. Chicha queriendo, mote
queriendo... etc. y enumeran lo que se les antoja.
He llegado á quedarme con lo puesto y nada
más, porque todo lo ne dado á esos insaciables
hijos de mi alma.
Si se les niega algo, ó á lo menos no sé les
contenta, dejan de ir adonde el Misionero y se
dificulta la evangelización.
¡Creedme! Van diez años que sólo así se les
ha podido atraer. Y a mucho se ha hecho, y se
continúa haciendo aún más, peí o siempre todo
va en razón directa de los regalos.
Y nótese que á ellos se les ha de dar algo de
útil para la vida. Si se les da una estampita,
la miran y hacen de ella cucuruchos para pól
vora y municiones. Se necesitarían los tesoros de
Creso. Figuraos que á menudo acuden en grupos
de treinta, cincuenta y hasta ochenta. Dia
riamente tenemos en casa diez ó quince, los
domingos de treinta á cuarenta y á veces un
número mayor.
¿Y cómo se ha seguido por diez años? me
diréis.
Y os digo que á fuerza dé ir de puerta en
puerta y de pueblo en pueblo pidiendo limosna,
algo se hace, aunque no todo lo que se pudiera
hacer. La misión no tiene entradas de ninguna
especie; la limosna es el único tesoro y nuestra
mendiguez el arca única, porque, tenedlo en
tendido, el pectoral nunca recibirá desdoro de
quien lo humilla hasta mendigar por los infieles.
Sucede á veces que el Misionero tiene que divi
dir un platito de sopa con el J íbaro y pasar así
días, semanas y hasta meses. Y ¿habrá quien
diga que tenemos lo suficiente? Habrá quien
diga que estamos acumulando? ¿Oh? Paradojas
de la necesidad? Blasfemias de la mala fe!....
Dios no permitaque undíanefasto la necesidad
nos impela á retirarnos de Gualaquiza como por
ella lian debido retirarse de Archidonalos Jesuitas,
los Dominicos de Canelos, y de Zamora los Fran
ciscanos! Protegednos, pues, y ayudadnos. Prote
gednos con limosnas y ayudadnos procurándonos
bienhechores. Esmeraos y poneos de todas vera%.
No podéis mirar con indiferencia una misión
que tan íntimamente se relaciona con el Ecuador.
Sabed que las limosnas que yo mismo he reco
gido en Italia, en Argentina, en Chile, etc., apnas cubren los gastos ingentes que vale un viaje
por estos lados de Sud América. ¿Será posible
que los e.xtranjeros deban mantener las misiones
de vuestros Jíbaros? De ningún modo, nobles
cuencanos.
— 2''«; —
Aprovecharé la ocasión para presentaros un
modo práctico de secundar nuestros esfuerzos,
fuera de los tantos que en general é implícita
mente llevo dichos en esta Conferencia.
Partiremos del axioma que la conversión de
los indios es imposible sin la de la muyer. Ahora
bien, como los Padres no son los más apropiados
para el caso, nos hemos visto precisados á man
dar á las Hijas de María Auxiliadora. Cuando
los PP. Jesuítas eran los encargados de Gualaquiza, llevaron para la instrucción de las j ivavaras, á la célebre guayaquileña Sor Molina cuyo
¡ iL
%
vV
'í -
l''
cadáver no ha visto la corrupción; pero el clima,
las privaciones y calamidades á que van sujetas
las cosas en su principio, no permitieron á Sor
Molina permanecer allí sino diez meses. Lo mismo
sucede á nuestras Hermanas. E l argumento es
inexorable; ó retirarlas ó cambiarlas de vez en
cuando. Lo primero no lo podemos hacer por
que la Misión la hemos recibido de Diós por su
Vicegerente aquí en la tierra, y debemos hacer
lo posible para que prospere. Luego no nos queda
sino renovarlas.
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de
María
Auxiliadora
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M aria so co rre á lo s que la in vo can con fé
Cada día voy convenciéndome más y más
de la realidad que encierra este dicho admi
rable de S. Bernardo: « María socorre á aque
llos que la invocan con fé. »
Hace poco tiempo fui invitado para visitar
á un enfermo antigu# colega de colegio. El
caso que presentaba la enfermedad era deses
perado. Una meningitis se había apodeiado de
él causándole durante más de quince di ;s te
rribles dolores en todo el cuerpo y principal
mente en la cabeza, lo que había quitado toda
esperanza de salvación, hasta á los mismos
médicos que le asistían.
En vistíi del lamentable estado del paciente
y de la indecible congoja que inducía á su
familia al des. liento, colgué á su cuello una
medalla de María Auxiliadora, aconsejando á
sus hermanos hicieran una novena á tan bon
dadosa Malre.
A l mismo tiempo yo prometía con todo el
fei^'or de mi alma empezar otra en el Novi
ciado de Las Piedras.
¡Portentosa medecina i ¡Bondad infinita de
María! ¡M uy cierto es que los que acuden á
tí Virgen poderosa, con verdadera fé no dejan
de ser auxiliados en sus necesidades! Aun no
habían trascurrido dos días desde que había
mos comenzado la novena y la fatal enferme
dad había desaparecido casi por completo. Hoy
el enfcTino se halla perfectamente restablecido.
Sumamente agradecidos á tan señal.ulo favor
él y su familia cumplen con la promesa de
hacer celebrar una misa en honor de María
Auxiliadora y desean que se publique la gracia
en el B o l e t í n .Sa l e s i a n o para que se co
nozca cada día más y más por doquiera c!
inmenso poder y la bondad sin límites de tan
buena Madre.
La Paz, Uruguay, Marzo 97 de 1907.
P. L. P a ssa d o r e ,
Salesiano.
¡G ra cia s, M adre m ía!
Si quisiera mandarle la relación de cada una
de las gracias espirituales y temporales alcan
zadas por el poderoso auxilio de nuestra buena
Madre Celestial, tanto yo como toda mi fa
milia, sería cosa de no acabar, y pretender
demasiado, para que se publicara en el B o
l e t í n S a l e s i a n o , como lo tengo prometido.
He pensado, pues, para honra de María SS.
— 206 —
y para cumplir mi promesa, manifestar publi
camente que repetidas veces viéndome aque
jada de dolencias y enfermedades, estas conti
nuaban cuando recurría simplemente á remedios
humanos, y que no bien invocaba la protección
de la Sma. Virgen haciendo alguna promesa,
al instante me sentía aliviada, y puedo asegu
rarle que á los 76 años que hoy cuento, mi
doctor ha sido siempre esta buena Madre.
No es el caso de nombrar las gracias espi
rituales alcanzadas en favor de mi familia
j)cro, estas superan por cierto en mucho á
las gracias temporales. Por tanto, rogándole
Sr. Director, quiera tener á bien publicar estas
líneas para honra y gloria de la Sma. Virgen
y tranquilidad de mi conciencia, saluda á
Vd. atentamente.
dosísima Madre, María Auxiliadora, y le pro
metí, obtenida la salud, de hacer pública la
gracia de la curación en el Boletín Salesiano,
y celebrar una misa en su altar erigido en la
iglesia parroquial por la piedad de los fieles.
María Auxiliadora escuchó mi ru eg o ; desapa
reció el peligro, y pronto entré en convaleciencia, y al presente me hallo completamente
sano. Agradecido de todo corazón A María Au
xiliadora por este señalado favor y otros in
numerables recibidos de su bendita mano,
cumplo con mi promesa, A fin de que todos
los que necesitan favores y gracias, acudan con
confianza A esta ternísima Madre.
Ma n u e l E. C a d e n a .
Gualaquiza (Ecuador), 21 Febrero de 1903.
Canelones (Uruguay), i de Mayo de 1904.
F r an c isc a B e r t o l i d e D e l l ’O ca
Cooperadora Salesiana.
M a ria A u x ilia d o ra no d eso y e
á su s d evo to s
Un gran prodigio acaba de obrar María
Auxiliadora.
Estaba gravemente enfermo con una pul
monía doble, un sobrino mió, llamado Camilo
Vicente, natural de Espejo (Salamanca). Los
médicos agotaron todos los recursos del arte,
pero en vano ; á más de la pulmonía, unos
ataques nerviosos lo tenían tan exaltado que
parecía loco.
La muerte se acercaba y todo lo tenía
mos dispuesto para amortajarle.
Me acordé entonces de los graneles milagros
que oí leer en el més de María Auxiliadora y
á Ella acudí. Prometíle asistir A la procesión,
que por primera vez saldría por las calles de
Salamanca y publicar la gracia en el B o letín
S a le sia n o y .....¡oh poder sin igual de Maríal
A la mañana siguiente con gran admiración
de todos, mi sobrino, no sólo estaba fuera de
peligro, sino que, empezó A levantarse. Gracias
mil sean dadas A la Virgen de D. Bosco.
l'tspvjo (Salamanca), 16 de Mayo de 1904.
T eo d o r a B en ito .
¡M aria salu d de lo s enferm os!
Encontrándome en el pueblo del Sigsig, A
donde fui enviado por motivos de salud, fui
atacado do una fiebre violenta y recios dolores
de cabeza, que en pocos días me redujeron al
último extremo. En este aprieto, después de
haber recibido los últimos Sacramentos por
ser inminente el peligro en que me hallaba,
me volví lleno de confianza A nuestra bonda
¡M aria C onsuelo de lo s afligidos!
Heraclio Urcelay, niño de nueve años, que
asistía A este Colegio Salesiano de S. Paulino
de Ñola, fué atacado del cólico miserere, y tan
grave era su estado que los médicos de la
localidad desconfiaban por completo de su cu
ración, y se lo anunciaron A los padres del
niño. Llamado un especialista de Bilbao, afirmó
que de mil de estos casos, sólo uno se sal
vaba. Acudieron entonces los padres del en
fermo á Aquella que es Consuelo de los afli
gidos, mandando rezar una misa por la curación
de su hijo, y que este recibiera su primera
Comunión como viático. Luchó todavia con
la muerte algunos días, pero por fin la gracia
vino y con asombro de todos y alegría inde
cible de sus padress fué declarado libre de
peligro. Continua siendo uno de los alumnos
más vivarachos de este Colegio.
Baracaldo (Bilbao), 9 de Marzo de 1904.
R . Z a b a l o , Pbro.
¡ V iv a M a ria A u x ilia d o ra !
Cada a ñ o , llegada cierta época, me veía
precisada A someterme A una operación qui
rúrgica, que me era sumamente molesta. Ya
sentía también este año los sintomas de la
enfermedad cuando, sabedora de las muchas
gracias que se obtenían de la g 'an protección
de Maria Auxiliadora, comencé una novena A
tan buena .Madre y ¡ oh prodigio! apenas termi
nada, desaparecieron por completo aquellos
síntomas y pasé este año sin operar. Gracias
sean dadas por siempre A la que es Auxilio
de los Cristianos.
Baracaldo (Bilbao), 9 de Marro de i9Ck4.
Ma r g a r it a d e l a T orre .
— 207 —
Dan también, con toda la efusión de su alm a, gracias
á María Auxiliadora y ofrecen una limosna:
Iquique (Chile). — Ascensión G. de Layóla. Me
vi atacada de un accidente repentino quedándoseme
como muerta la mitad de la cara. Acudí á María
Aux. en demanda de alivio y Ella me socorrió al
instante, librándome del mal. En cumplimiento de
mi promesa doy una limosna para su culto.
Málaga (España). — Elena Supervielle: Hallán
dome atacada de un agudo dolor que me llevó á
las puertas del sepulcro, me encomendé á María
.Aux. y ,en pocos días me vi libre del mal. Llena
de gratitud mando celebrar una misa en la Capilla
Salesiana de esta ciudad.
Managua (Nicaragua). — Celina Alvares de Reyes
por haber obtenido apartar á su esposo de un ho
rroroso crimen que hubiera arruinado á toda la fa
milia. — Marta Morales por haber obtenido una
gracia especial.
Ibidem. — Teresa C. de Garda: Encontrábase
uno de mis hijos postrado por un terrible mal y,
según opinión de los doctores, sólo una seria ope
ración le sanaría. Invoqué con confianza la protec
ción de María Aux., prometiéndole un ex-voto de
oro y publicar la gracia si mi hijo sanaba. Hoy
está sano y yo agradecida cumplo lo prometido.
María (Almería) — Juan P . Pérez Moto: Inspi
rándome serios temores la vida de mi hermana,
prometí dar una limosna y publicar la gracia en el
Bo l e t In : en el término de 24 horas el peligro de
sapareció. — En aquellos mismos días se encon
traba también enferma con fiebres palúdicas otra
hermana menor: no olvidaba el favor que acababa
de obtener y, mediante una nueva promesa, me vi
favorecido con el consuelo de ver restablecida á
mi hermana. Quedo eternamente agradecido á la
bondad de María Ax. — M-iria Peres Moto: Pedí
á María Aux. el alivio de agudos dolores que su
fría en la cabeza: obtenido este favor, cumplo mi
promesa.
Montilla (Córdoba). — Belén Simancas, agrade
cida á María Aux. por una gracia recibida da una
limosna. — Matilde Simancas por una gracia reci
bida, da una limosna.
Navalmoral (Cáceres). — Una devota de María
Aux. y M. C. dan gracias á María Aux. y una li
mosna por favores obtenidos.
Santiago (Ecuador). — Fernando Nnñes: Mi her
mano Rafael enfermó; ofreció una limosna á María
Aux. obtuvo la salud y agradecido cumple su pro
mesa. — Ofrecí á María Aux. una limosna si me
libraba de un empleo desagradable para el que
había sido llamado por la autoridad superior ; la
Sma. Virgen escuchó mis ruegos y yo cumplo con
gusto lo prometido.
San Jorge (Nicaragua). — Fernando Rodrigues;
Pedí á María Aux. que me librase de una terrible
plaga y Ella escuchó mis plegarías; bendito sea su
santo Nombre. — Concepción Aguirre, da gracias
á María Aux. por haber obtenido de tan buena
Madre una gracia especial para una persona amiga.
S. Juan dt Dios de Desamparados (Costa Rica).
— .Mtria A . de M>rales: Tenia un niño inflamación
intestinal y con el favor de María Aux. recuperó
la salud. — Una niña de 10 años fué atacada de
fiebre tifoidea y, gracias á María Aux., salió ilesa
del peligro. Bendita sea el Auxilio de los Cris
tianos.
Sarria (Barcelona). — Carlota Mas de Camps:
Doy gracias á María Aux. por varios favores reci
bidos y especialmente por haber concedido á mi
hija y nietos una feliz travesía de Barcelona á Fi
lipinas. Con todo el fervor de mi alma doy la li
mosna para una Misa y hago pública la gracia.
Seo de Urgel (Lérida). — D . José M. González-^
Pbro.: Doy una limosna en agradecimiento á María
Aux. por un favor señalado.
Sevilla — Carinen Losada: Doy una limosna en
acción de gracias por un favor señaladísimo obte
nido de María Aux.
Ibidem. — C, M. de M. •* Un amigo mío estaba
gravemente enfermo. Los médicos no daban espe
ranza ninguna de su vid a ; empecé una novena á
María Aux. y ofrecí publicar la gracia. De allí á
poco empezó la mejoría y hoy está perfectamente
restablecido. Con sumo gusto cumplo lo prometido.
Sejares (Canarias). — El niño José M. Mdám
cayó enfermo de calenturas agudas. Su cariñosa
madre, Cooperadora Salesiana, temiendo por la
vida de su hijo, pues á parte de no haber médicos
ni medicinas á la mano, el niño se resistia á tomar
lo que se creía oportuno, acudió á María Aux.
ofreciéndole hacer una novena, que en seguida co
menzó. Antes de terminada la novena el niño me
joró. En agradecimiento de tan señalada gracia, la
hace pública.
Noya (Coruña). — Carmen Baleño de Troncazo
da gracias á María Aux. por varios favores reci
bidos, en especial por haber su esposo recobrada
la salud cuando ya la deu da médica le habia des
ahuciado. Agradecida da una limosna.
Vigo (Pontevedra). — Josefa Duque, profiind.imente reconocida á la protección de María Aux.
por un favor recibido, envía una limosna que había
prometido.
Vinces (Ecuador) — Mercedes de Sleffens; Mi
finado esposo sufria de una enfermedad en los ojos
que le privaba de ver. Después de muchos reme
dios, que resultaron inútiles, acudí á la ]>rolccci6n
de María Aux,, hice la novena y al octavo día la
enfermedad desapareció por completo. Llena do
gratitud cumplo mí promesa.
Ibidem. — Rafaela Fuentes de Escobar: Fui re
pentinamente atacada de una hinchazón en el lado
izquierdo de la cara y de fuertes dolores de cabeza.
El médico no supo definir mi enfermedad y me re
cetó un remedio que me agravó los dolores. Pedí
á María Aux. se dignara curarme y prometí man
dar celebrar una Misa en el Santuario de T u rín :
hoy que me veo completamente curada, cumplo
con gusto mi promesa.
X * " — A . B. y F . B. Gravemente enferma mi
hermana de un fuerte ataque de erisipela, acudí á
María Aux. prometiendo publicar la gracia : ha
biéndola obtenido cumplo agradecida la promesa.
X*** — Una Monja Clarisa: Tenia un hermano
enfermo del estómago y recibí noticias de que es
taba agonizando. En medio de mi aflicción, clamé
con fe á la S. Virgen Aux. y envié al enfermo una
— 2,0S —
medalla. El enfermo recobró la salud y cumple li
bremente sus deberes. Bendita sea la Virgen de
D. Busco.
Yaritagua (Venezuela). — Teodorina Bermúdez
Orozco: Llena mi alma de infinito agradecimiento,
doy gracias á María Aux. por haber devuelto la
villa á mi hijita cuando se encontrava próxima á
murir. Hago público el favor para honra de María
Sma. y difusión de la devoción bendita á María Aux.
Ibídem. — Dolores Rodríguez, Petra González y
Püsidio González dan gracias á María Aux. por
grandes y especiales favores recibidos y envian la
limosna ofrecida.
Zaragoza (Espaha). — L . C .: Hallábame con un
fuerte dolor (le rihones y hacia ya veinte dias que
mi estómago no recibía alimento alguno sin que la
ciencia médica supiera aliviarme. En tan apurado
trance, acudí á María Aux. y le ofrecí una limosna
y publicar la gracia : habiéndola alcanzado, cumplo
lo prometido y espero de tan bondadosa Madre mi
completo restablecimiento.
N. B . Recom endaba D. B osco tres medios
para obtener una gracia de M aría Auxilia
dora: I. R eza r con fe y devoción nueve días
seguidos tres Pater-nóster, A vem arias, Glo
ria s y S a lv e s; 2. D ar una lim osna; 3. Fre
cuentar los S S . Sacram entos.
Con estos tres medios obtendremos las
gracias necesarias del A uxilio de los Cristia
nos, si nos convienen, pues es imposible que
no se m ueva á n uestras súplicas la que es
la Madre de la s M isericordias.
•_«>g> . oo
t
RÓNICA SALESIANA
a
VALDOCCO. — Tras las fiestas de María Auxi
liadora, se celebró la de S. Juan Bautista, que nos
trae á la memoria la amable figura de nuestro buen
padre D. Bosco. La víspera de la fiesta se celebró
en el amplio salón de actos del Oratorio, una ve
lada músico-literaria en honor del Rdmo. Sr. Don
Rúa, y la tarde de la fiesta, otra en honor de Don
Bosco: las dos resultaron llenas" de interés y de
afecto, asi como la fiesta toda impregnada de so
lemnidad y más que todo de dulces recuerdos. Este
era el dia que en otro tiempo se dedicaba a Don
Bosco, á cantar sus proezas y demostrarle el amor
que de todos se había conquistado, .\hora que ya
no existe la fiesta se dedica á su memoria que
será suave y santa, mientras haya corazones que
saben agradecer y amar.
— Durante las fiestas que con ardiente devoción
y fe, dedicó Turin á su patrona la Virgen Consolata,
nuestro Oratorio se vió honrado con la visita de
cuatro Emos. Cardenales, Principes de la Santa Ro
mana Iglesia; el Ca^^l. Ferrari, .Arzobispo de Milán;
el Card. Svampa, .Arzobispo de Bolonia ; el Cardenal
Boacbi. Arzobispo ile Ferrara y el Card. Vicente
Vanutclll. Legado Pontificio en Turin para coronar á
la Virgen CoHsolalu. Reciban los Emos. purpurados
las más vivas expresiones de nuestra adhesión y
agradecimiento.
Don Rúa en Polonia.
Nuestro amadísimo Superior General, D. Miguel
Rúa. fué, á últimos de Mayo, á visitar el Instituto
Salesiano de Oiwi^cim en la Polonía-Austrtaca,
para asistir á la fiesta de María Auxiliadora que
se celebraba en aquella ciudad el primer Domingo
de Junio.
ciudad toda le dispensó una acogida afectuosa
y entusiasta, como á Superior General de nuestra
Sociedad y decidido protector y amigo de los Po
lacos. Conocidas son las simpatías de D. Bosco
por la desgraciada y generosa nación Polaca, y co
nocidos son los esfuerzos que hizo por dar asilo á
los jóvenes que vinieron (y siguen viniendo) de
aquella apartada nación para ingresar en nuestra
Sociedad. Y por ésto, el pueblo de Oswi^cim, las
Autoridades civiles y eclesiásticas dieron al Sucesor
de D. Bosco las muestras más entusiastas de afecto
y respeto.
El Rdmo. D. Rúa llegó á Oswi^cim el 4 de Junio,
y en el Instituto Salesiano se le dió la bienvenida
con una solemne academia, á que asistieron ilustres
personajes de la ciudad y de las provincias cerc-inas. El dia 5 se celebró la fiesta de María .Auxi
liadora. Acudieron de la Galizia, Slesia y hasta
de la lejana Poznania numerosos fieles con sus
párrocos, tanto que la amplia Iglesia del Instituto
resultaba incapaz para dar cabida á tanta muche
dumbre. D. Rúa celebró á las 7 y media la Misa
de Comunión General y repartió la Sagrada Euca
ristía á innumerables fíeles.
.A las 9, el Excmo. Sr. D. A . Nowak, Obispo
auxiliar de Cracovia, administró la Sda. Confirma
ción á los nifios y pontificó solemnemente. Pero lo
que fué digna corona de la fiesta y grandiosa ma-
— 209 “
niftsiación de la fe polaca, fué la solemne proce
sión que después del Pontifical desfiló por los calles
de üsvviqcim con la estatua de Maria Auxiliadora.
En ella lomaron íjarle todas las comunidades, cir
culas y cuerpos civiles de la ciu«lad con sus insig
nias y pendones. Las calles adornadas como en
los dias de mayor fiesta y d pueblo en masa
con edificante devoción eran espectáculo digno do
la complacencia de nuestra .Madre y Patrona María
Auxiliadora, venerada también en aquellas aparta
das regiones.
Terminada la procesión, los asistentes fueron in
vitados á un modesto baní|tiete. Pliitre los convi
dados, además del Excmo. Sr. Nownk y D. Rúa,
se contalinn d Sr. Smolka, profesor de la Univer
sidad de Cracovia, dos diputados, uno de la Polo
nia Austríaca y otro de la Prusiana, el represenLante del Principe Ogiúski, que por negocios de
importancia no pudo asistir personalmente, varios
redactores de diarios polacos y numerosa represen
tación de la aristocracia lo
cal. El Excmo. Sr. Obispo '
ríos señores Diputados brin
daron por la prosperidad de
nuestra Congregación y por
la pronta fundación de nue
vos Institutos Salesianos en
Polonia.
D. Rúa, conmovido, res
pondió dando á todos las gra
cias por la afectuosa acogida
y por el apoyo <pje á los
Salesianos prestan los nobles
hijos de Polonia.
de la cumbre estaban engalanados con banderas y
gallardetes. Por la tarde subió á amenizar la función
la banda salesiaiia, que tocó escogidas piezas en
la plaza de la cúspide. A las 7, después de las fun
ciones dei mes, se dió bendición solemne con Su
Divina Majestad, 1.a concurrencia por la mañana
no fué mucha, debido á la instabilidad del tiempo
que siempre estuvo amenazando lluvia, pero fué
mucho más numerosa por la tarde, ú pesar de no
haberse podido dar la suficiente publicidad á la
celebración de la fiesta. I'ué el grano <ie mostaza
que, Dios mediante, y merced á la generosidad y
acendrado catolicismo de los Es|xañules, irá cre
ciendo Ijasta alcanzar las proporciones de árbol
gigantesco y convertirse en grandioso santuario
desde donde el Corazón Deifico derrame á manos
llenas sus bendiciones sobre Barcelona, sobre Ca
taluña y sobre España entera.
BÉJAR — Fiesta de Maria Auxiliadora. — Nos es'
España.
Barcelona. — e& la cumbre
W Tibidabo. — Con verdade- •
ra ¡m|>acicncia esperan hace
Orquesta del
tempo los buenos barcelo'
ver empezado el templo
dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, que ha de cot'nnr la pintoresca cumbre del Tibidabo y cuya realitación fué confiada á los hijos <le D. Bosco. Un sin
' iüvro de imprevistas contrariedades han ido dlfiV
tan liermosa obra hasta el presente; pero
" ya la podemos llamar un hecho. Buen número
-í obreros trabajan con «actividad en las suspiradas
* ' ras, y no pasará mucho tiempo, sin tpie veamos
1 termin.ada la cripta del Suntuario. Entre tanto
I i^ara i]uc desde el mes de Junio tuviera ya el
^‘ grado Corazón de Jesús cuito diario en aciuella
t ;snia cúspide que le ha de servir de trono, tomó
' ella residenda el P. Angel Tabarini Foriies, .Saencargado de las obra.s, en compañía de
j “-"js Salesianos. y durante todo el mes se cele-ron diariamente funciones religiosas en la capilla
J-t provisoriamente se ha construido con este obEl día 10, fiesta dei Sagrado Corazón, además
*a misa que todos los días se celebra á las 8,
a otra solemne á las i i , oficiando el Rdo. Sr.
*
Cararach y encargándose de la parte musicai
S i:o¿a cantorutH de las Escuelas Salesianas de
, *^riá. Las estadoues del funicular y el Restauraut
Colegio Salesiano de Oswí^cim (P olonia).
cribe un Cooperador Salesiano:
fiesta de Maria
Auxiliadora este año aqui en Bcjar se celebró más
tarde, tuvo lugar el día 29 de Junio. Incapaz la ca
pilla para contener los muchos fieles que vienen á
honrar á Maria AuxilÍ.idora y los 200 niños c|ue
frecuentan el colegio dtariamcnie, se ensanchó no
tablemente y los trabajos no terminaron hasta el
día 26 de junio, y esto fué el motivo de celebrarse
tan tarde la simpática fiesta. El afán con que se
esperaba el dichoso día, fué este año mas grande
que nunca.
Precedió á la solemnidad un triduo. Da espaciosa
capilla tamo en la misa solemne de la mañana de
los tres días, como al sermón de la tarde se lle
naba de bote en bote, hasta al punto de verse los
niños obligados á permanecer fuera.
Amaneció finalmente el suspirado día ; desde muy
temprano, iban los niños á porfía para ser los pri
meros en saludar á su e.\cels.a Patrona. A las 7 i [2
se celebró Misa de Conmnión que dijo el M. R.
Sr. Arcipreste de Béjar. Comulgaron en ella por
por vez primera 42 niños del colegio, acompañán
dolos en tan solemne acto no solamente todos sus
—
210
—
por primera vez unos 30 niños del Colegio, mientras
que sus compañeros desde el coro elevaban tiernos
cánticos al Divino Sacramento. La Misa solemne
fué á las diez, siendo celebrante el M. I. Sr. Maes
trescuela. Ocupó la sagrada cátedra el M. I. Señor
Rector del Seminario Dr. D. José Febrer, Canónigo
Doctoral, quién con el celo que le caracteriza habló
de las maravillosas virtudes de nuestra buena Madre.
En este solemne acto la Schola Cantorum interpretó
una partitura á voces solas de exquisito sabor re
ligioso del maestro C. Claudio.
Una vez cantadas solemnísimas vísperas á falsobordón, salió por la tarde la acostumbrada procesión,
paseando triunfalmente por las calles de esta ciudad
la hermosa imagen de María Auxiliadora. Formaban
en ella los niños que asisten al Oratorio Festivo y
los del Colegio, los jóvenes que forman parte de
la Schola Cantorum, varios particulares, el pequeño
clero y una numerosa representación del Rdo. Clero
de esta ciudad presidida por el M. I. Lie. D. Se
bastián Vives, Arcediacono de la Sta. Iglesia Ca
tedral. La calle de María Auxiliadora, lo mismo
que las demás calles por donde pasó la procesión
estaban vistosamente engalanadas. Los acordes de
una banda de música alternaban con las hermosas
estrofas del Ave maris siella cantadas por el coro
Salesiano. El canto de la Salve coronó los simpá
ticos cultos tributados por esta católica ciudad a
María SS. Auxilio de los Cristianos. La asistencia
á estas funciones fué numerosísima, resultando,
como siempre, muy pequeña la hermosa y artistica
iglesia de María Auxiliadora. Suplía su estrechez
con raudales de luz, muy bien combinados adornos
y con un deroche tal de flores que cubrían mate
rialmente el .altar y peana de la flor más bella la
Virgen María, cuya dulce mirada transportaba los
corazones.
CIUDADELA (B a l e a r e s ). — Nos escribe el Señor
Dispénseme, Sr. Director, si antes de soltar la
Beneján, bienhechor de nuestra obra: Como era de
pluma añado algunas lineas más á esta reseña, ya
esperar, dado el desarrollo verdaderamente admi
que ha pasado tanto tiempo sin que apareciera
rable que va adquiriendo la Obra Salesiana en esta
Ciudadela en la Crónica del Boletín. Querría decir
ciudad, los cultos con que se ha obsequiado á María
algo siquiera de los adelantos que ha experimen
Santísima Auxilio de los Cristianos han revestido
tado en dos años y medio nuestra floreciente Casa
en el presente año excepcional importancia. Los
Salesiana.
distinguidos oratlores sagrados M. 1. Lie. D. Roque
El Colegio constaba antes de dos Secciones de
Coll, Maestrescuela de la Sta. Iglesia Catedral,
1» enseñanza. Hoy, más de trecientos alumnos fre
D. José Marmo, Director del Colegio, el Lie. Don
cuentan sus clases de i* y 2* enseñanza, formando
Pedro Cavaller y los Doctores. D. Gabriel Vila,
Ecónomo de la Catedral y D. Sebastián Juan. Ca ocho Secciones completamente independientes con
moderno y completo material escolar para cada uno
tedrático del Seminario, fueron los panegiristas de
de estos grados. Estos estudios son dirigidos por
la SS. Virgen durante los nueve dias de prc|>arac¡ón
á la festividad de la excelsa Patrona de la Congre diez profesores, todos Salesianos. Se ha dado más
desahogo á la Casa, fabricándose de nueva planta
gación Salesiana. Ua parte musical de la novena
dormitorios y pórticos, la sacristía, la biblioteca
que estaba á cargo de la brillante ScAo/a cantorum
que ha triplicado sus volúmenes y un esbelto salón
recientemente organizada por el inteligente profesor
D. Guillermo Viñas, Sacerdote Salesiano, hizo pro de .‘^ctos de m. 18*50 de largo por xo de ancho,
cuyo techo sostenido por grandes vigas de hierro
digios en la interpretación de las más bellas obras
tiene 8 m. de altura. Se ha levantado un piso al
de su clásico y vasto repertorio. Las delicadas voces
edificio arreglándose algunas dependencias par*
de ios niños siguiendo con sus peculiares inflexiones
clases, comedores, etc. La extensión del patio donde
de voz las inimitables frases melódicas de Palestrina, Victoria, Bach, Perosi, Mendelssohn y otros juegan los niños es tres veces mayor. A todos estos
cuantiosos gastos han seguido otros de otro orden.
varios, conmovían de veras el alma.
Con el fin de instruir á los niños en la música y.
El dia de la Fiesta el Exmo. é limo. Sr. Obisi o
de dar más esplendor al culto se han adquirido
Dr. D. Juan Torres y Ribas celebró la Misa de
Comunión. Muchos devotos de la Virgen acercá pianos y los instrumentos para una orquesta. Par*
la iglesia se ha adquirido otra imagen de .Mana
ronse á recibir el Pan de los Angeles, haciéndolo
compañeros, sino también muchos parientes de los
mismos niños.
A las lo fué la Misa solemne con sermón que
predicó el M. Rdo. Licenciado D. Ramón Pérez
Crespo, quien con aquella facilidad y elegancia de
comunicar la palabra, nos presentó á María, como
verdadero Auxilio de los Cristianos.
El canto estuvo á cargo de los pequeños can
tores del colegio. Y o seré tal vez exagerado, pero
digo lo que sentí, aquellas voces me conmovieron
y á todos nos hicieron gustar de veras las armonías
de la música sagrada según las normas dictadas
por el sapientísimo Pío X.
Por la tarde después del acostumbrado ejercido
ocupó la cátedra el Rdo. P. Valentín, franciscano
y acto seguido salió la procesión. El entusiasmo
fué grande; los balcones de las calles por donde
debía pasar la éñgie de María Auxiliadora estaban
engalanados y una lluvia de flores caía por todas
partes. Tomaron parte todo el Clero de Bejar con
su dignísimo Arcipreste á la cabeza, los colegios
de niñas y muchísimas señoras.
Los pequeños músicos del colegio, con grande
asombro de todos, hendían los aires con los ma
jestuosos acordes de la marcha real y de otras
piezas qué con mucha añnación ejecutaron durante
la procesión. Dije, con mucho asombro, porque
hay que notar que solamente en Enero empezaroná aprender, como saben los lectores del B o l e t ín .
El orden y el entusiasmo reinaron durante toda la
procesión. Se terminó con la Bendición de Su Di
vina Majestad.
Quiera María Aux. derramar sus bendiciones
sobre todos sus devotos y haga que la Obra Salesiana vaya tomando gran desarrollo en esta ciudad.
—
Auxiliadora, clase extra, y objetos del culto.
Están en proyecto para el año próximo dos nuevas
clases, un grande aljibe en el patio de los niños,
un pequeño gabinete de Física, y sí puede ser, la
instalación de talleres. Desde el próximo curso se
admitirán internos.
La ciudad se ha mostrado agradecida á estos
esfuerzos del celoso é infatigable P. Director, Don
José Marmo, mandando sus hijos al Colegio Salesiano, ayudándole en sus empresas y asistiendo con
placer á los brillantes actos literario-musicales que
con bastante frecuencia tienen lugar en el vasto y
elegante salón de actos, honrados las más de las
veces con la presencia del Exmo. é limo. Sr. Obisp>o
decidido protector de la Obra Salesiana.
¡Cuántas veces recordando la preciosa muerte
del virtuoso P. Bertarione, se me han venido á la
2 11
—
del Colegio, siendo admirado por la sublime sen
cillez con que habló de la Obra de D. Bosco.
La tarde fué de grato solaz para los alumnos del
Colegio.
Es de nuestra justa complacencia felicitar al Su
perior y demás Padres del Colegio San Miguel por
el buen éxito de la fíesta. »
SEVILLA (E s p a ñ a ). — Nos escriben: « 1.a po
pular fiesta que en esta capital se ha celebrado este
año en honor de María Auxiliadora, ha tenido una
halagüeña novedad, y es la de haber tomado en
ella parte muchísimos más fieles que en años an
teriores, y ésto explicará el porque la llamamos
popular. En verdad, la devoción á la Soberana
Reina de Cielos y tierra bajo tan simpática advo
cación, parece ser que ha llenado entre los católicos
Don R úa en m edio de lo s alum nos del Colegio Salesiano de Oáwi<;cim (P olonia).
memoria aquellas palabras de Jesucristo: « Si granum frumenti cadens in térra mortuum fuerit multum
fructum affert. »
Si, las benditas cenizas del P. Bertarione fructi
fican abundantemente.
1Gloria sea á Dios dador de todo bien l
MERCEDES ORIENTALES ( U r u g u a y ). — Cortamos
de E l Diario, periódico local: e El martes, 24 de
Mayo, se efectuó con toda pompa y solemnidad,
en el Colegio San Miguel, la fiesta anunciada
en honor de la celestial Patrona de los RR. PP.
Salesianos, María Auxiliadora, que tantos admi
radores y amantes cuenta en nuestra culta y noble
dudad.
Los festejos fueron este año puramente religiosos,
á causa del estado anormal en que se halla pre
sentemente el país. La capilla se vió en todas las
fiinciones completamente repleta de piadosa con
currencia. La música, á cargo del M®Areso, 01^ nista de la parroquia, fué de lo más escogido entre
Jc'í autores severos, como el M® Perosi.
.A las 2 1(2 p. m. dió la Conferencia de regla á
^ Coof>eradores locales el P. Rodríguez, Director
un no sé que, que no nos atrevemos á llamar vacío,
p>orque la Sma. Virgen siempre ha sido la misma,
Madre amanlisíma, Refugio de pecadores, Consuelo
de afligidos; p>ero de todos los poéticos, encanta
dores y significativos títulos con que se nombra en
la Letanía Laurelana, el que más llena y satisface es
el de Auxilio de los Cristianos: éste los abraza todos.
Aunque el objeto de la presente crónica es narrar
las fiestas que en honor de la Virgen de los Sale
sianos (como muchos la llaman en ésta) se han
celebrado en Sevilla, nada he de hablar del triduo
de preparación celebrado en los días 26, 27 y 28
del próximo pasado Mayo y en los que hicieron
uso de la palabra los siguientes oradores sagrados,
cuya síntesis nos es muy grato tomar de E l Correo
de Andalucía que dice : del día 26 « ocupó la cátedra
sagrada el doctor D. Manuel González Martin de
mostrando con su acostumbrada elocuencia y sen
cillez que María Auxiliadora ha contribuido á la
regeneración social, inspirando á D. Bosco una Pía
Sociedad que tiene por objeto la educación del niño
para que res{>ete al Sacerdote, sea un buen padre
de familia y á la vez un obrero modelo, >
£1 27: c £1 orden de los cultos de este segundo
—
212
—
Por la tarde á las 5 y media salió en procesión
día del trífluo, fiié lo mismo que el primero, ocu
la hermosísima imagen de nuestra querida Madre,
pando la sagrada cátedra el dignisimo párroco de
estando el lujoso y dorado paso adornado con pro
San ik-niardo, Ledo. D. José María Bravo y
fusión de flores, siendo éste, como todos los años,
Alonso, probando admirablemente la influencia de
dirigido por el célebre Tárila, tan conocido en esta
Marta en la sociedad: con agrado del auditorio
región andaluza. Al entrar la Sma. Virgen en la
recordó las glorias de España, alcanzadas por María,
iglesia los vivas ensordecedores eran prolongadas
é hizo resallar í)iie al darse la mano la impiedad
alabanzas á Alaría y después que el Sr, Inspector
de dos naciones {Francia é Italia) para combatirla
de ésta, D. Pedro Ricaldone subió al pulpito y
Iglesia de Jesucrisio, la Santísima Virgen anuncia
excitó al pueblo á acudir con entera confianza á
su protección manifestándose en la primera á una
Maria Auxiliadora en todas sus necesidades, y de
niña (Hernardita), y en la segunda al santo varón
probarles que en estos tiempos era más necesaria
del siglo XIX 1). Ilosco, cuya obra se lia exteiulido
que nunca su poderosísimo auxilio, salieron al patio
notablemente, no solo por el antiguo, sino también
de fuera, donde se quemaron vistosísimos y va
por el nuevo continente, terminaiulo su discurso
riados fuegos artificiales, dejando en los corazones
con palabras llenas de alientos para los hijos de
D. Hosco y una liermosa súplica á María Auxi de todos grata impresión las fiestas especiales que
este año se han hecho en honor de la Sma. Virgen,
liadora. »
Y el 2S, último día del triduo: « Ocupó la sa por hallarnos en el año jubilar de la declaración
del Dogma de su Inmaculada Concepción.
grada cátedra el muy Iltre. Sr. Ledo. D. Rafael
González Merchanl. pintando con los más vivos
colores el cuadro ilonde se destaca la figura del
niño abandonado á si mismo, sin educación; la
BARRANQUILLA (C o l o m b ia ). — Triunfo de María
excelencia de la Doctrina Católica y puso la com
Auxiliadora. — Cortamos del Conservador, diario
paración lie (|ue después de sumergir al niño en
local: « La fiesta de Maria Auxiliadora ha sido el
las aguas regeneradores de los Sacramentos, sale
espectáculo
religioso más admirable que tal vez se
limpio y puro, contribuyendo á conservarlo en tan
haya visto jamás en esta ciudad. Juzgada por la
hermoso estado Iü< constantes ejemplos que ve en
prensa y opinión pública la nueva estatua de Maria
sus católicos educadores, concluyendo por animar
.Auxiliadora como delicada obra de arte digna de
á los Cooperadores á sostener tan santa obra Salelos talleres salesianos de Sarriá que la produjeron,
siana.
saludada
y recibida por sus devotos desde los pri
May un hecho ipie no puedo menos de consignar
meros dias de su exhibición con muestras de júbilo
y es la aiiministración de Sagrailas Órdenes el día
y satisfacción extraordinarias, al llegar la Iiora de
último del triduo, en nuestra iglesia y como presi
su presencia en las calles de la ciudad, atrajo sobre
didas por nuestra bendita Madre, Tan excepcional
si la mirada y el afecto de todos sus habitantes
acontecimiento fué debido á la ausencia del Exmo,
alcanzando en los corazones un triunfo tan com
Sr. Arzobispo de esta arquidiócesis y á la- amabi
pleto, como el que alcanzó contra sus enemigos en
lidad inagotable del magnánimo y bondadoso co
Roma, en Viena y en Lepanto. Su nombre ha sido
razón del Exmo. é limo. Sr. Obispo de Lystra,
proclamado por miles de voces y ese eco poderoso
dimisionario de Pamplona, quien ordenó, á pesar
repercutiendo por todas partes, llenó el espacio de
de su mal estado <le salud, á dos minoristas, un
divina fragrancia y depositó en el fondo de todas
siibdiácouo. dos diáconos y cuatro sacerdotes, todos
las almas la devoción, bálsamo de consuelo y de
Salesianos á excepción de dos sacerdotes y el subdulcisima esperanza.
diácuno.
Siendo incapaz la iglesia de San Roque de con
El dia 29, din de la fiesta, á la 7 i p de la ma
tener á todas las personas que deseaban asistir á
ñana buho verdadera Misa ile Comunión general,
por acercarse al .Sagratlo Hanquete todos los asi la fiesta, fué necesario efectuarla en la de San Ni
colás, templo grande y espacioso, de cinco naves,
stentes, celebrando á las diez y metlia y por vez
en la que caben algunos miles de personas. Su
primera el Santo Sacrificio de la Misa nuestro quedigno Párroco, el Pbro. Sr. Pedro M-‘ Revollo. al
riilisimo hermano 1). Antonio Candela, ordenado
ponerla á disposición de los Salesianos, les dió
el ilia anierii>r, y aunque fuera de su amada patria
una delicailisima muestra de cariño, hija de su ca
uo le falló el cariño fraternal de los Salesianos de
ballerosidad y desinteresado celo por el esplendor
esta Casa quienes á porfia. le demostr.arou qtie los
lazos que une la Religión son tan cordiales y sin del culto. Aquí se hizo triduo extraordinario al
mismo tiempo que en la primera se continuaba la
ceros como los lazos de familia. El sermón estuvo
novena que terminó según lo anunciaban los pro
á cargo ilel M. R. P. D. José Aviles del Oratorio,
gramas : con banda de música, repiques de cam
quien después de un exordio de circunstancia, en
panas y estallido de cohetes á las 12 m. y vísperas
él tpie recoriló el aniversario de la coronación de
solemnes, sermón, bendición y retreta á las 6 p.m.
Maria .\uxiliadora y el gran suceso de celebrar por
La calle del Recreo sobre la cual queda el templo
primera vez el Santo Sacrificio de la Misa un hijo
de San Roque, ofrecía una de las vistas más horde D. Hosco, demostró con facilidad de exposición
y lógica irrefutable que en ninguna leoria ni insti mosa que puede presentar en noches iluminadas
tución Immana encuentran los hombres eficaz au por un cielo tropical: las casas estaban alumbradas
por multitud de faroles y por todas partes salía
xilio,-sino en Maria Auxiliadora y ésto por su
inmenso gentío que atraído por la novedad y es
elevación natural, por su misión divina y por su
plendor de la fiesta se agrupaba en el atrio del
maternal amor.
De América.
— 213 —
templo. 1.A iluminación duró toda la noche ; tal
era el frenesi porque llegara el dia. Amatieció por
fin é.ste, hermoso, y no podia ser de otro m odo;
pnes era el escogido por María para posesionarse
de esta ciudad y ponerla bajo su amparo: para
colocar al lado de una página tristisinia de la his
toria, una página de triunfo y de alegría.
AI amanecer del 29 de Mayo, narranquilla pre
senciaba el establecimiento de un imperio y un
triunfo del Cristianismo. La gente acudía al templo
á ponerse bajo la protección de María Auxiliadora
que con su deliciosa mirada, con esa divina sonrisa
que ondea en sus labios y como la expresión de
su semblante, lleno de- majestad é incomparable
quias ocupaban las naves del centro; en las naves
laterales se encontraba la trojia acantonada en la
ciudad acompañada de sus bandas miliiares: cerca
del presbiterio al lado de la epístola estaban los
J50 niños de la Escuela Salesiana y a! lado oinivsto
se levantaba orgiillosa la bandera nacional rodeaila
del Estado Mayor uniformailo, y en henmisisimo
altar en metlio tle nubes y rodeada de angeles,
aparecía María Auxiliatlora (pie en esos momentos
parecía hacer alarde de perfecciones y gramlezn.
Cantó la Misa el K. P. l'rancisco de Oriluiela, ca
puchino y Obispo electo de Santa Marta; los niños
de la Sellóla cnulorum del Oratorio l'esttvo, acom
pañados de excelente ortiuesia, ejecutaron con
Los alumnos del Colegio Salesiano de O&wi^cim celebrando la llegada de Don Rúa.
dulzura, irradiaba sobre todos los que la contem
plaban destellos irresistibles de amor, que arrobaban
los corazones haciéndolos disfrutar de trasportes
indecibles de incomparables delicias...
Ella dominará desde lioy como reina en esta
ciudad y sii suave influencia irá extendiéndose i>oco
á poco en los lugares vecinos alcanzando con su
anior la regeneración de la sociedad y el estable
cimiento del reino de Dios entre las almas. Desde
las 5 ha.sta las 7 de la mañana hubo Misas rez."tdas, en las que muchisimas personas recibieron ia
Sagr.ada Comunión y se cantaron varios motetes.
A las 8. a. ni. principió la bendición de la imagen.
Presidia el acto e! Presbítero Dr. Carlos Valiente,
\ icario General de la Artpiidiócesis, entusiasta y
decidido favorecedor de los Salesíanos. La iglesia
cataba atestada de gente. Tixlas las Autoridades
eclesi.ástícas. militares y civiles daban con su pre
sencia Verdadero realce á la función ; señores, seftoras y señoritas de lo más selecto de esta socie
dad, algunos colegios y las cofradías de las parro-
agrado iinivers.'il la misa en música sagrada del
M° l’.aoletii, recibiendo aplausos del niismn |)nnegirista R. P. Nicolás Cácervs, hijo disiinguichj de
la Compañia de Jesús, ílnslre |)'*r su virtud, su
ciencia y como consumado maestro en la elocuen
cia sagr.ada, el cual con un sermón-conferencia en
tretuvo al anditoriu, haciéndole ver la importancia
de la devcKrión de Maria Auxiliadora, demostrando
que con su auxilio lo alcanzaremos t<jdo: todo lo
del CTierjio. todo lo del alma, y (¡iie con su auxilio
hizo D. Hosco y hacen sus hijos lo tpie ya los
barran(|uilleros conocen y principian á jialpar y lo
que publica y admira el mundo.
Terminada la .Misa, tuvo lugar la recepción de
las cofrades de Maria Auxiliadora, (jiiedandu así
estabL-rcida en esta ciudad uua nueva archicofradía
que |K»r su objeto y altas miras será como el norte
á donde tenderán lodos sus devotos y el centro de
donde saldrán muchos nunielos de virtud que ayu
darán á formar los hogares y á dar aliento y vida
cristiana á las generaciones que se levantan.
m
— 214 —
Sólo cerca de las 4 de la tarde, por causa de la
lluvia, pudo tener principio la procesión
fue
un verdadero triumo, una apoteósis para la Tauniaturga Virgen de D. Bosco.
Elevada sobre liermosas andas, rodeada de án
geles y de pajes, llevando á sus piés sus tres triunfos
I)rincipales representados en tres niñas que con
sendos estandartes y sus respectivas insignias figu
raban á Lepante, á Roma y á Viena, en medio de
l(js niños del Oratorio y de las Cooperadoras, pre
cedida de las cofradías de San José, de San Luis
Gonzaga, del Perpetuo Socorro, del Corazón de
Jesv'is y del Corazón de Maria, de la cofradía de
las Almas, del Instituto Ariano, de los colegios
ele Chiquinquirá y de la Inmaculada Concepción
y acompañada por más de 10,000 personas que con
gran orden la seguían entusiasmadas, se presentaba
cual mágica visión que en aquellos momentos for
maba la gala de Barranquilla y el regocijo de todos
sus habitantes. En todas las casas que quedan sobre
la calle principal que conduce de San Nicolás á
San Roque se elevaban banderas y gallardetes:
la Virgen avanzaba por ella y el nombre de Maria
Auxiliadora bendecido y proclamado por miles de
voces , formaba al difundirse en el espacio algo
como una corriente de efluvios divinos que cau
saba aquel sencillo alborozo que exaltaba todos
los corazones.
Siendo como ya se sabe el templo de San Roque
insuficiente para contener á tanta gente, se levantó
sobre la parte del presbiterio del nuevo templo en
construcción un altar, en el que se colocó á la
Virgen para que allí recibiera las últimas muestras
de cariño que la multitud quería tributarle en
a(|ucl día.
Antes de dar la bendición con el SS. Sacramento
el R. P. Briata, dirigió la palabra á la multitud,
dando las gracias á todos los que con su asistencia
y con su óbolo habían concurrido á la brillantez
de la función, invitando á todos los presentes á
tributar un himno de gloria al hacedor de todo
bien por el gran beneficio que les acaba de hacer
é invocando á la Santísima Virgen Auxiliadora para
ciue, cual otro firmamento, extendiera su manto azul
sobre la Iglesia, sobre Colombia, sobre Barranquilla, sobre las cofradías de la parroquia y de un
modo especial sobre los niños y las Cooperadoras
Salesianas, que tan entusiastas, solicitas y genero
sas habían estado en la celebración de su fiesta.
La gente, después de haber recibido la bendi
ción pajxd, se retiraba con el corazón inundado de
gratas emociones y llevando depositada en el fondo
del alma esa dicha indefinible que no da nunca el
mundo en sus pasatiempos y es como una gota de
gozo celestial que destila Dios sobre nosotros para
despertar en nuestras almas el ansia de los bienes
eternos.
U n C o o p k r a d o r S a l e s ia n o .
GUATEMALA. — Nos escribe nuestro celoso Coo
perador D. Federico Arévalo: «La festividad de
Maria Auxiliadora se ha celebrado con mayor
pompa y concurrencia que el año pasado, contri
buyendo á este creciente entusiasmo 1 haberse
bendecido é inaugurado solemnemente una magni
T
fica estatua de María Auxiliadora, regalo del bene
mérito y piadoso Cooperador D. Eduardo Quiñones
y de su familia, quien contribuyó además con sus
espléndidas limosnas á dar más realce á la fiesta.
Los cultos de aquel hermoso día terminaron con
una solemne y bien ordenada procesión, con el
Tedéum y la bendición con S. D. M. á la inmensa
multitud de fieles que llenaba el templo.
Como no podemos aún conseguir que los Hijos
de D. Bosco vengan á establecerse entre nosotros,
nos hemos propuesto fundar un Oratorio festivo
atendido por Cooperadores, para hacer germinar
entre nosotros el espíritu de piedad y de trabajo
de nuestro Padre D. Bosco.». Felicitamos á aquellos
infatigables Cooperadores y les deseamos abundan
tes frutos.
RIO GALLEGOS (P a t a g o n ia M e r i d .). — Distribu
ción de premios. — Cortamos de £¿ Aniártico del
día 5 de Junio ;
« El jueves último tuvo lugar, en el colegio que
dirigen las Hermanas Salesianas de esta ciudad, la
distribución de premios á sus alumnas. Con este
motivo tuvo lugar una fiesta interesantísima bajo
todo concepto y digna de los mayores aplausos.
Lo único que había que lamentar era la estrechez
del salón en que se verificó, pues la concurrencia
era mucha; pero Monseñor Fagnano que tanto
interés demuestra por la educación infantil en el
territorio, nos ha manifestado que pronto se cons
truirá una sala especial para los torneos y fiestas
escolares. No obstante la pequeña deficiencia apun
tada, que por otra parte no ha desmerecido en
nada la lucidez de la simpática reunión, ésta fué
selecta y concuridisima, prestigiándola con su pre
sencia las Autoridades superiores y dándole realce
damas distinguidas.
La banda del 1° de infantería montada contri
buyó también á amenizar el acto, ejecutando, con
la corrección de siempre, un escogido y apropiado
repertorio.
Dió comienzo aquel con el Himno nacional can
tado en coro por todas las alumnas del Colegio y
que fué oído de pié.
El programa fué brillantemente cumplido; Todas
las niñas han demonstrado en el desempeño de
sus respectivos papeles una excelente preparación,
mereciendo un justo aplauso la Hermana que las
lia tenido á su cargo.
Después de terminar el programa y la distribu
ción de premios, que el Sr. Gobernador, coronel
Aguerriberry, entregaba á cada una de las agra
ciadas, Monseñor Fagnano hizo uso de la palabra
para agradecer á los presentes en breves y elo
cuentes frases su valioso concurso, asistiendo
estimular á la pequeña generación que se educa;
agregando que su constante preocupación desde
que llegó al Territorio, hacen ya 19 anos, fué
siempre de fundar escuelas donde la niñez pudier.i
ir á cultivar su tierna inteligencia y recoger el pre
cioso fruto de la instrucción, base fundamental de
la fuerza y grandeza de las naciones, asi como la
.Argentina que marcha á pasos de gigante á la con
quista del puesto que le corresponde en el concierto
universal.
— 215
En sejjuida invitó á los concurrentes á pasar á
una salita contigua donde se hallaban en exposi
ción gran cantidad de labores, algunas muy no
tables y hermosas, tejidas y bordadas por las niñas
durante el año escolar.
Sin duda alguna que la agradable y simpática
fiesta dejará un grato recuerdo en el ánimo de
quienes la presenciaron.
SUCRE ( B o l i v i a ) , — Fiesta de María Auxiliadora.
— Cortamos de los diarios de Sucre de los días
4 y 5 de Junio:
« De plácemes han estedo la comunidad y alumnos
del Colegio D. Bosco y el mismo vecindario de
los alrededores del templo de San Agustín, en el
que se ha verificado una serie de funciones prepa
radas en honor y veneración de María Auxiliadora,
patrona titular de la Pia Sociedad Salesíana, que
tan benéfica es para los pueblos donde ha fundado
sus institutos.
Después del Mes de María, piadosa devoción
practicada en dicho templo, ha tenido lugar un
solemne novenario con salves y otras distribucio
nes, habiendo contriduido á darles más esplendor
la numerosa concurrencia y las buenas pláticas del
Cura Sr. Arrieta y de los Canónigos Ariello y F.
de Córdova.
Ayer hubo vísperas y procesión con la imagen,
muy concurridas; y en la noche se quemaron fuegos
artificiales: fiestas todas que motivaron bastante
animación en la plaza Zudañez y calles adyacentes.
La solemnidad de hoy, verificada en el templo,
ha tenido también el esplendor que es de desear
para todos los actos del culto católico.
El Padre Efren Capellí, á cuyos esfuerzos y celo
se debe el estado floreciente de la Obra de Don
Bosco en Sucre, debe estar satisfecho de ver
colmadas sus aspiraciones y nobles anhelos. »
LIMA (P erú ). — Confereucia á los Cooperadores Sa*
leslauos y Fiesta de María Auxiliadora. — El día 23 de
Mayo se efectuó la Conferencia á los Cooperadores
Salesianos en el templo de Sto. Domingo con ex
traordinaria concurrencia de señoritas y caballeros
de alta aristocracia.
El limo, y Revmo. Sr. Arzobispo acompañado
de su secretario Monseñor García Irigoyen realzó
con su presencia este acto.
El Excmo Sr. Delegado Apostólico no pudo
asistir por hallarse indispuesto, concurrió en su
representación su secretario Mons. Gasparri.
La parte musical del programa se cumplió fiel
mente y fué del agrado de los concurrentes.
La cátedra sagrada la ocupó el Reverendo P.
Aurelio, miembro de la Congregación Salesíana.
En su elocuente sermón hizo conocer la impor
tancia de la Obra de D. Bosco.
Terminó la Conferencia con la bendición, dada
con el Santísimo por el R. P. Revilla, Prior de los
Dominicos. — De E l Bien Social.
Brillantísima resultó la fiesta que los Salesianos
organizaron el 24 de Mayo en honor de María
Auxiliadora.
A las 7 de la mañana el R. P. Luis Quaini, Di
rector del Colegio Salesiano del Callao, celebró la
Misa de Comunión general y recibieron por pri
mera vez 20 alumnos la sagrada Eucaristía.
A las diez el Rector del Seminario cantó la Misa
solemne en la que el Coro de S. Gregorio estuvo
2 la altura de su prestigio, interpretando fielmente
l»s sublimes melodías gregorianas; y tejió el pa
negírico de la Virgen el celoso y elocuente P. Luís
Quaini.
A las 3 de la tarde, después de haber cantado
solemnes Vísperas, fué paseada en procesión la
efigie de María por el extenso parque Colón.
Abría la procesión la Escuela-Taller de Belaochaga seguida de la Congregación de la Hijas de
María, venían á continuación el Colegio de Satita
Rosa de Breña y la Hijas de María del mismo
plantel. Seguían después los estudiantes y los ar
tesanos con sus respectivas Compañías de S. Luis
y S. José.
Todas estas congregaciones lucían espléndidos y
artísticos estandartes ejecutados en la EscuelaTaller de las Hermanas Hijas de María Auxilia
dora de Belaochaga y Breña.
Mons. Gasparri, dignisimo seqrelario del Excmo.
Sr. Delegado Apostólico precedía las andas primo
rosamente adornadas, donde se destacaba la inspi
rada imagen de María Auxiliadora.
La banda del Colegio alternaba con los piadosos
himnos del pueblo, suaves y religiosas marchas.
La procesión terminó pues á las 4 de la tarde;
y regresando al Santuario que estaba atestado de
fieles, se cantó un devoto Tatum Ergo, y la Ben
dición con S. D. M. clausuró esta fiesta. — De La
Lectura Católica.
Cooperadores Salesianos difuntos
ESPAÑA.
Sr. D . Pedro Larumbe — Atondo (Navarra).
Sra. D». Antonia Bertrán Vda. de Rovira —
Barcelona (España).
Sr. D . Policarpo Pascual — Barcelona (España).
Muy Iltre. Sr. D . Eduardo Vílarrasa, Arcipreste
de la Catedral — Barcelona (España).
Sr. D . Ramón Fabregas —
»
»
Sra. D*. Luisa Monart Vda, de Ciriquiam —
Barcelona (España).
Sr. D. José Chamón — Cuenca (España).
Rdo. Sr, D . Vicente Hernaiz, Canónigo — Cuenca
(España).
Sr. D . Sisto Rozas —
Cuenca (España).
» D . Cesáreo Martínez
>
»
» D . Regino Zaírilla
»
»
Sra. D*. Agustina Morales — E l Cuho de Don
Sancho (Salamanca).
Sr. D. Carlos Castillo — E l Cubo de D. Sancho
(Salamanca).
Sra, D“. Margara Rodríguez — E l Cubo de D.
Sancho (Salamanca).
Sra, D“, Anastasia Segura — Escamilla )Cuenca).
Muy Iltre. Sr. Dr. D. Juan Trilla, Canónigo y
Rector del Seminario de Huesca (Es
paña).
Rdo. Sr. D . Feliciano Lasala, Beneficiado —
Huesca (España).
Sr, D , Agustín Herrero — La Moralita (Sala
manca),
Sra, D*. Francisca Clcmens de Peterson— Má
laga (España).
Sr. D . Alberto García Guttierrez — Málaga
(España).
» D . Pascual García — Orihuela (Alicante).
» D . Ricardo Conde y Conde — Pórtela (Orense).
—
2X6
» D. Antonio Cortesoro González — Puente
Simpayo (Pontevedra)
Sra. D*. Ignacia Suarcz B arcen a— Sevilla (Es
paña)
Exm o. é lim o. Sr. D . Mariano Ciudad Olmos,
Obispo Auxiliar de Valladolid (Es
paña)
Rdo. Sr. D . Melchor Pcypoch, Párroco de la
Catedral — Vich (Barcelona).
Sra. D*. María del Pilar Rodríguez y Bustillo
Vigo (Pontevedra).
Sr. D. Juan José Arana — Zaragoza (España).
% D . Domingo. Herrero García — Zurgena
(Almería).
» D . Hermenegildo Herrero G a r c ía — Zutgsna
(Almería).
■ Sra. D*. Teresa G ard a Segura — Zurgena (Al
mería).
AM ÉRICA.
■ Sra. D*. Dolores M. de F leytas — Asunción
(Paraguay).
>
» Michacla Rocha — Ascapoizalco (Mé
jico).
»
» Petra A. de Rocha — Ascapotxalco
(Méjico).
Rdo. Sr. D . Procopío L . Isarra — JSetijoqus
(Venezuela).
Sra. D». Caridad de Arteaga — Caracas (Vene
zuela).
»
» Inés G a rcía — C/í/c/»ga//>o (Nicaragua).
Sr. D . Secundino Gutiérrez — Durazno (Uru
guay).
:Sr. Coronel, Emeterio Perez — E l D m áiyz (Ve
nezuela).
Sr. Capitán. Concepción Girón — E l Devidiv»
Sr. Don Hipólito Puentes — E l Devidive (V enezu d a ).
•Sra. D*. Em ilia Lujano — E l Devidive (Vene
zuela).
Sr. General, Jo-ié Juan Vetancourth — E l Toro
(Vcnez.ucla).
Srta. D*. Ignacia del Moral — Guanajato (Mé
jico).
Sr. D. Timoteo Muñoz — Jalapa (^Icjlco).
Sra. D*. Clara de los R íos Vda. de los R íos
— Jrrez (Mejico).
D . Bruno Kamirez —
Jerez (Méjico)
D . Santos Quintero —
»
D. MvVximino Ramircr —
*
D. Secundino O rtiz —
»
Sra. D*. Carlota Ram iicz —
>
» Demesia Ramírez —
>
» Teodora Ojeda —
»
» Bernarda Mendez —
»
» Refugio Ibarra —
»
» Sebastiana López — »
» Maria Gutiérrez —
»
» Dimas Bcra —•
*
» Maria Polonia — Libertad (Venezuela).
» .Andrea Zamora de Vigil — Managua
(Nicaragua).
> R.imona Rocha Af i,wgiía (Nicaragua),
» Maria Matu> —
»
»
» Poteaciana Miilona »
»
—
Sr. D . José Antonio Duran »
»
» D . Domingo Larguespada *
•
» D. Francisco Espinosa
*
»
» D . Domingo Elzaurdia
Méj-'co,
> D . José Rubio
»
» D . Rafael Ortiz de la Huerta
»
Sra. D“. Virginia Torres de Monroy
>
»
» Hortencia L. Vda, de Leobros
»
6
» Antonia Rodríguez
>
Srta. D*. Dolores jorrín
»
Sr. D . Sebastián B an eto — Paso de los Toros
(Uruguay).
» D . Juan Peña — Plazuela (Venezuela).
Sr. Coionel, D. Manuel Calderón — Pampón
(Venezuela).
Sr. D . Manuel Calderón hijo — P .m 'xtn (Ve
nezuela).
Rdo. Sr. D , J ulian Donoso — Quilo (Ecuador),
Sr. D, E loy Provaño y \'cga
»
»
Sra. D*. Isabel de Ochoa — Sábana de M:ndota
(Venezuela).
Sr. D , Hipólito Puentes — Sábana de Mendoza
(Venezuela).
» D . Pedio Carnieles — Sábana de Mendoza
(Venezuela).
» D . Tecd)5Ío Rincón —
>
»
{Venezuela).
Sra. D*. Manuela .Niño de Saucedo — SaDaiizrra (Méj.icoh
Sr. D . José González — S tn Lorenzo de la Fron
tera (Paraguav).
Sra. D*. Crispula Vázquez — Santa Rosa (Ve
nezuela).
>
» Dolores Martínez de Saludo — Smta
Rosa (Venezuela).
»
» Plácida Mariinez de López — S¡nla
Rosa (Venezuela).
Sr. D . Raimundo Ratiúz — Santa Rosa (Vene
zuela).
> D. José María Ochoa —
Taganfndapio
(Mejico).
» D . Alcibiailes Mendoza Barona — Vtnccs
(lícuatlor).
> D . Juan B. Ürozco M . ----Yaritagua (Ve
nezuela).
» D . Miguel A. Orozco — Yariíngna (Vene
zuela).
Muy litro. Sr. Dr. D. Domingo Trinidad Ro
mero, Canónigo— Zacatecas (Méjico).
R. R. P.
NB. — Se sunlica á los Sres. Directores, De
curiones y Celadoras nos envíen catla mes los
nombres de los que han pasado a mejor vida,
asi como también la fecha de su defunción y el
pueblo y provincia á que pertcnecian. De este
modo. a<iemás de ser un lenitivo al dolor de
los parientes di;l finado ver que se acuerdan de
seres tan queridos, al verlos inscritos en la Secrologia. nuestros benévolos lectores sutragaran
con fervorosas oí aciones ai alma de los finados,
pues : Santo y saludable es el pensamiento de orar
pot los muertos.
Cwu Jii»rubjci’ »n lie U .\uit»rtil»«l Kcle»i.i*uca:
C e ra u le : j U S £ GA.MBl.N’ O.
-
Texto
-
LETIN
IXLESIANQ
a>-E2
Redaccióq y Hdmiqisíración
Via Coitolcugo, ^2 —
- ^ ®
AÑO X IX — N. 9
—
© *^
Publicación mensual
SUMARIO: Documentos Salesianos.............................. 193
El Representante del Sucesor de Don Bosco en
A m é r i c a ...................................................................... I9S
De nuestras Misiones: C o lo m b ia ...............................200
—
T urin- llalla.
S E P T IE M B R E de 1904
Mons. CoslaniaRim en C n alaquiza............................ . 20a
Gracias de María A u x i l ia d o r a ................................... 205
Crónica S a lesia n a ........................... .................................. 2o3
Cooperadores Salesianos d if u n t o s ................................215
Documentos Salesianos
Discurso pronunciado por su autor Mons. José Ales:
en la quinta Sesión del III Congreso Salesiano
e l 16 de M a y o de 1903.
SeUoreSy
L dar término á nuestras reuniones, si
yo quisiera condensar y describir en
una sola palabra las impresiones probadas, diría
que este Congreso ha sido un verdadero triunfo;
el triunfo de Ü. Bosco y de la Obra Salesiana.
Pero os suplico, Señores, que toméis esta pa
labra en su sentido clásico, romanamsnU gran
dioso, evocando los honores del triunfo, que la
Roma antigua concedía á sus conquistadores.
¡Y D. Bosco fué un conquistador! No sin razón
lo suscitó la Providencia en un siglo de conquis
tadores: conquistadores científicos y conquista
dores políticos; con la sola diferencia que, Don
Bosco fué mucho más grande que todos aque
llos. Los conquistadores científicos, desde Volta
hasta Marconi, imperaron sobre las energías de
la naturaleza; mientras D. Bosco supo enseño
rearse de energías superiores, de las inteligencias,
voluntades y corazones; pues fué conquistador
dor de las almas. Los conquistadores políticos
sacrificaron hecatombes humanas en el campo
de batalla, seducidos j>or una febril anil)ición
de imi>erialismo, desde las guerras de Napo
león á las dcl Transwal; mientras D. Bosco no
trabajó sino para la gloria, dilatación y triunfo
de un imperialismo infinitamente sui>erior ; el
reino de Dios, Rey de los reyes y Señor de los
que dominan. Tributemos, ]>ues, á D. Bosco y
su Obra los honores del triunfo; triunfo que
sale espontáneo, sincero , irresistible de la grande
conciencia del pueblo; triunfo, que es preludio
de otro, que según esperamos, le decretará tam
bién pronto la Iglesia y que nosotros pedimos á
Dios con nuestras oraciones y nuestros votos.
Aquí sí que es del caso repetir: Vox populi, vox
Dei; la voz del pueblo es la voz de Dios.
— 194 —
Pero si queréis, Señores, sorprender el secreto
de los triunfos reportados por este gran conquis
tador espiritual del siglo X IX , debéis examinar
ei campo, en que mayormente se desplegaron
sus energías, el objeto á que dirigió su pensa
miento, el csj)íritu en que inspiró sus obras.
Como aquel grande caudillo cartaginés, que para
vencer á Roma, llevó la guerra al corazón mismo
de Roma, así D. Bosco , para reconquistar á Dios
la sociedadd moderna, quiso penetrar y trabajar
en el seno mismo de la sociedad, dirigiendo su
acción múltiple y compacta á las almas, y á las
almas en su desarrollo, en su formación moral y
á las almas en las varias clases sociales. Su acción
fué eminentemente educadora, y por ésto los
trabajos suyos fueron de conquista adaptada á
las transformaciones y á las necesidades de nue
vos tiempos.
Y ¿quién no lo ve. Señores? Nosotros nos
hallamos en tiempos de lucha, y la lucha se des
pliega en varios campos y en las diversas fases de
la vida. Pero el campo decisivo de esta lucha es
la escuela. Entiendo aquí la escxtela en el signi
ficado más extenso de la palabra. Pero no hablo
sólo de las instituciones, en que principalmente
se enseña, sino de aquellas cuyo principal ob
jeto es la educación ; no hablo sólo de la escuela
propriamente dicl a sino también de las múl
tiples obras á ella afines ó de ella auxiliares:
patronatos, oratorios festivos, certámenes ca
tequísticos, colegios, institutos complementa
rios, escuelas profesionales... en fin, de toda esa
complicada red de instituciones, cuyo fin es la
formación moral de la juventud — juventud
estudiante y obrera de ambos se.xos — que e&
la esencia de la difícil obra de la educación, obra
de luz y de amor, de paciencia y de perseve
rancia. que con el lento trabajo de hoy prepara
la sociedad de mañana.
Aquí es donde se encuentran precisamente dos
influencias ; la de la Iglesia y de la incredulidad.
Entre estas dos potencias irreconciliables se ha
declarado la lucha con indecible fiereza; aun no
ha tenninado, ni promete terminar {X)r ahora.
La potencia, que de las dos fuerzas enemigas, se
canse primero y abandone el campo, no hará
otra cosa que firmar su sentencia de muerte. Des
graciadamente ésto es evidente á todos., La in-
cre dulidad no da señales de cansancio, que antes
bien, favorecida por su buena posición, ha afe
rrado con sus garras de fiera los cerebros juve
niles y no dejará que se le huyan con tanta
facilidad. Pero por otra parte, aunque al parecer
vencida , la Iglesia redobla su valor sin cansarse.
Es madre; y una madre lucha hasta derramar la
última gota de su sangre ó arrancar á sus hijos
de las garrras del monstruo que los oprime. La
Iglesia la ha fundado Dios para guardia y salva
ción de las almas ; y Ella no hará nunca traición
á sus deberes. Es verdad, al parecer está todo
perdido; la escuela sin Dios le ha casi ya arreba
tado las almas de la juven tu d; pero no temáis.
Ella se ha propuesto reconquistarlas y, tarde ó
temprano las reconquistará. La última palabra,
la palabra del triunfo, no está reservada á los
hombres, sino á Dios.
Ahora bien, Señores; una de las instituciones
que han mayormente contribuido á esta tarea
de educación, es la de las Escuelas de Religión,
que tan numerosas y florecientes fundan y di
rigen los Salesianos, siempre inspirados en el es
píritu del inmortal D. Bosco.
Se me ha dado el encargo de que hable de las
Escuelas de Religión. No es esta la vez primera
que defiendo esta causa ante vosotros, ni he sido
yo solo el que la haya defendido, que bien pode
mos decir posee Italia buen número de docu
mentos de la prensa en defensa de esta causa.
El argumento es vasto, multiforme, importante.
Ni un simple discurso, ni siquiera todo un Con
greso bastaría para agotarlo. Contentaos, pues,
con algunas ideas que os iré exponiendo con
brevedad acerca de esta institución, ya con res
pecto á la juventud estudiosa, ya á los maestros
y maestras, ya al obrero y á la mujer.
♦ %
Y ante todo yo me hago esta pregunta : ¿Te
nemos nosotros verdadera necesidad de Escuelas
de Religión para los jóvenes estudiantes, escue
las que yendo á la par de los cursos didácticos,
los acompañen de la primera á la segunda ense
ñanza, á la Universidad? Señores, semejante pre
gunta no merece ni siquiera contestación. Es
un hecho doloroso, pero desgraciadamente in-
— 195 —
» ^ b l e : la fe diminuye en las nuevas genera*
arte. La colonia china reclamaría un hospital
y una iglesia á parte, j)ero este por muchos años
quedará siendo sólo un piadoso deseo. Lima y
Callao cuentan unos 20000 chinos, que arrostan
una vid i mi -e able trasportados al Perú durante
ta trata de esclavos (que en realidad no ha ce
sado sino pocos años ha) siguen llevando la
vida abyecta de antes. No tienen el nombre
de c.sclavos, pero ¿qué importa.’ Se dice que la
moralidad no es su lado fuerte; pero no se re
para en que no tienen ni una iglesia, ni un re
cinto cualquiera en que aprender sus deberes
Teligiosüs. Para un creyente ésto es un pensa
miento desgarrador y pocos j^odrán llegar á
comj):'ender el bien que entre ellos se podría
hacer. Las dificultades son grandes, j)cro con el
auxilio divino no son insuperables.
En el Callao también las Hijas de María
Auxiliadora, además del noviciado floreciente
y numeroso, tienen un educandado con escuelas
externas con más de 200 niñas. Si se considera
queoK.allaoesun puerto de mar de primor orden,
se podrá calcular de cuantos peligros se libran
«n el Colegio aquellas alumnas.
C ondiciones del P erü
Eran las 10 de la mañana cuando arribamos
al Callao, puerto natural, grandioso y defendido
do los vientos: es uno de los mejores del Pací
fico. Es una lástima que la guerra del 80 con
Chile le haya quitado casi todo el comercio.
Viajando j>or el Perú no es dificil persuadirse
por el as(>ecto general del pais, que aquella
República padece, ó al menos se halla en con
valecencia. ¡Pobre Peruanos! se ven agobiados
bajo el peso de la terrible desgracia. Perdieron
casi todos los puertos del Pacífico, se le quita
ron los mejores y más ricas provincias y sus
museos fueron despojados de las obras de arte.
Atemorizados con ésto los extranjeros,y des
confiando de sus negocios, industrias y capitales
en el Perú han desertado del Callao y este puerto
que antes era el más floreciente del Pacifico y
que podría dar cabida á la mayor flota europea,
hoy ve pocos vapores cruzar sus aguas. Es de
esperar que Dios bendiga aquella noble Repúb
lica que respeta el día del Señor y de la que el
domingo no zarpa ni siguiera un barco porque
nadie se prestaría á cargar y descargar: esta si
que es una huelga bien entendida y que mere
cería que todos la imitasen.
D . B o sco en L im a
Después de asistir á la despedida de los niños
y de los hermanos y al ingenioso saludo de las
Hijas de María Auxiliadora y de sus alumnas,
montamos en tren y en media hora nos encon
tramos en la Capital, ciudad limpia, regular,
elegante, á la europea y un tiempo enrique
cida por los mejores monumentos de Sud-América: al presente cuenta más de 105.000 habitan
tes. En Lima la obra de D. Bosco era descono
cida; pero he aquí lo que nos narra el Rdo.Padre
Evasio Rabagliati, apóstol de los leprosos y
que el supo cuando el 1890, yendo á Colombia
pasó por esta ciudad. A bordo de una nave con
rumbo al Perú viajaba un fraile franciscano
descalzo del convento de Lima. De repente se
oscurece el cielo, se desencadenan los vientos,
el mar se embravece y la nave combatida por
las olas il)a á zozobrar; la tempestad era terrible
y el naufragio inminente. Todo era desorden
y desolación en el barco, las olas que atrevidas
pasaban sobre cubierta obligaron á los pasajeros
á encerrarse en sus camarotes, llorando é invo
cando el socorro del ciclo. El más tranquilo es
taba el humilde hijo de San Fiancisco. En Imena
hora se acuerda de haber leído la vida de Don
Bosco, y trae á la memoria las gracias extraor
dinarias que María Auxiliadora concedía por
los ruegos del siervo de Dios. Esta fué para é:
una inspii ación: se anodilló é hizo esta 01 ación,
« Señor, por los méritos de tu siervo D. Bosco,
sálvanos. Y tú, María, Auxilio de los Cristianosl
inter|>ón tu podeioso brazo y socórrenos en este
terrible trance, sálvanos por el amor que tienes
á tu siervo D. Bosco; yo te prometo que, apenas
haya puesto pié en tierra, publicaré la vida de
D. Bosco y la difundiré entre el pueblo, para
— «97 —
que sea conocido y amado este hombre admi
rable. La salvación yo la atribuiré á Tí, Señor,
pero por la intercesión de tu Madre Sma. María
Auxiliadora y de tu siervo D. Bosco. » Cesó la
plegaria y cesó al mismo tiempo el peligro, se
amansaron los vientos, se tranquilizaron las
aguas y la nave entró segura en el puerto del
Callao. El rebgioso agradecido, sin poner tiempo
de por medio, cumplió su promesa; de modo
que hoy D. Bosco es conocido como en Italia;
la devoción á María Auxiliadora se ha difun
dido, y los Salesianos renuevan las maravillas
de los primeros años de D. Bosco y asisten á
las cárceles para hacer bien á las almas.
de ejemplo. Una comisión especial va recogiendofondos por las casas, fondos que después se
invierten en beneficio del hospital; el año pa
sado recogieron 10,000 liras.
A la velada que los nuestros habían ]ireparado en honor de D. Albera con esmero igual al
éxito, asistieron numerosos Coopcradoics y
bienhechores, quienes presentaron una hermosa
acuarela alegórica que representa la misión que
nuestro Rector Mayor confiara á D. Albcia, y
la protección dispensada á nuestra Pía Sociedad
por María Auxiliadora; el cuadro obtuvo el
E n el P e rú — E n Lim a
Según el itinerario, de Bolivia el 26 de Abril
debíamos partir para el Ecuador. Por tanto
D. Albera se apresuró á visitar al Exmo. Sr.
Tovar, Arzobispo de Lima, al Delegado Apos
tólico, que cortésmente nos invitó á comer ^
al Ministro de Italia, excelente católico, que
aprecia en mucho nuestra obra y nos ayudó no
poco en la cuestión con el Gobierno del Ecuador,
en el destierro forzado de nuestros hermanos
y en la confiscación de sus bienes. Los árbitros
nombrados por los dos Gobiernos, nos fueron
favorables, y mientras esto escribo se les res"
tituye á nuestros hermanos, que han entrado
de nuevo en el Ecuador, algo de lo mucho que
se les había quitado. No nos olvidamos de hacer
una visita al hospital italiano que es uno de los
mejores que tienen los emigrantes en la América
latina. E stá construido según los mejores mo
delos y con todas las exigencias de la higiene;
asisten á los enfermos renombrados médicos y
cirujanos de Italia que se han conquistado en
todo el ])ais una fama merecida por difíciles
operaciones que han realizado con brillante
éxito. Algunos días á la semana visitan gratis
á los pobres. La asistencia de los enfermos está
confiada á los amorosos cuidados de siete her
manas de Sta. Ana, también italianas. Se está
trabajando ya para fundar una escuela para
los niños de la colonia italiana, y tienen tam
bién un banco proprio que por su precisión y
buenos servicios va ganándose cada día la
confianza de los accionistas y clientes, todo
ésto es fruto natural de la unión que reina en
la colonia, .que no es de las más numerosas,
pues apenas cuenta con 4000 italianos pero es
de las más disciplinadas. L a fiesta del 20 de Sep
tiembre como se celebra en Lima, podría servir
Don C a lc a g n o con a lg u n o s In d io s
asilados en el Colegio de Quito.
beneplácito de todos y fué enviado á Turín
como recuerdo del viaje, si Dios es servido que
volvamos á Italia. Al terminar el acto, D. A l
bera manifestó su satisfacción por lavisitahecha
á Lima; jwr el estado de la Casa, en que se asilan
unos 200 niños artesanos y estudiantes; dijo
que había visitado uno por uno todos los talleres
y había quedado contento de los adelantos de
la incipiente Colonia agrícola, de la modesta
capilla, que pronto será sustuituida por una
grandiosa, digna de Lima y capaz de corres-
— igS —
ponder á las necesidades espirituales de aquel
barrio, sino el más céntrico, al menos de los más
poblados é importantes.
E n S an ta R o sa de L im a.
Entre las muchas visitas que hicimos en Lima,
no nos olvidamos de hacer una á Sta. Rosa. ¡Hu
biera sido como ir á Roma y no ver al Papa!
Esta mística rosa que esparció sus perfumes
por toda la América, conjunto admirable de to
das las perfecciones, y primer ornamento del
nuevo Mundo, inscrito en el catálogo de los
Santos, nació el 1586. Brilló especialmente en
la pureza y penitencia, y es tal la santidad de
su vida cuyo compendio escribió el mismo Papa
Clemente x, que salen espontáneas las palabras:
A Domino factnm est istud et est mirabile in
oculis nostris. Nosotros hemos podido ver la
casa en que nació la Santa, y que ahora está
transformada en grandioso Santuario; el tu
gurio que habitaba, el jardín que cultivaba, tes
timonio de tantos prodigios, el pozo en que,
después de haber cerrado con candado sus ci
licios, arrojó las llaves; los clavos de donde se
colgaba por las trenzas del pelo, y otros muchos
instrumentos que empleaba para atormentar
su cuerpcdllo ya extenuado por continuos
ayunos. D. Albera tuvo la dicha de celebrar la
Misa en el altar que está sobre los restos gloriosos
de la Santa, y probó una dulce impresión al ver
la limpieza y esmero con que se tiene aquella
iglesia ¡Ah, si todos los templos fueran así,
cuánta mayor devoción no tendrían los fieles!
E n vísp e ra s de p artir
Tocaban á su término ya nuestras visitas, y
preparábamos ya las maletas para arriesgarnos
á entrar en el Ecuador; pero D. Albera no podía
darse cuenta de que nuestros hermanos no
le hubiesen contestado á las n'petidas cartas
que durante el viaje les había escrito, y le pa
reció conveniente enviar un telegrama á RioIxunba, sede del Inspector ; respondió en seguida
aconsejando no emprender el v ia je , porque
los caminos estaban intmnsitables á causa de
las torrenciales lluvias, periódicas en aquellos
países. Llegó más tarde una carta del Director
de la casa de Quito, en la que repetía con gran
encarecimiento , que no expusieran la vida del
Sui>erior á los peligros de aquel p>aís, en que no
se puede viajar cuando se quiere, sino cuando
se puede; y añadía: « Figúrate lo que me costará
escribir esta caita; hace y a dos años que espe
ramos, deseamos y suspiramos una visita de Don
Albera, y ahora que lo tenemos cerca de
y
está llamando á la puerta, tenemos que decirle
que se pare, que no llame, sin tener si quiera el
consuelo de verle... Créeme, continuaba di
ciendo, es una cosa que me desgarra el cora
zón; por amor de Dios no permitas que D. Al
bera salga, ni que tocando en Guayaquil pase
á Colombia. Acuérdate que la Misión del Ecua
dor fué la creación del último suspiro de D.
Bosco; aquel buen Padre, decrépito ya y no
pudiendo sostenerse, quiso que le llevaran al
Santuario de María Auxiliadora, y no pudiendn
allí dirigir, como solía, la palabra á los Misio
neros, habló con sus lágrimas. Acuérdate que
nosotros, aunque indignos, fuimos los pri
meros que tuvimos la dicha de ser encarce
lados por Jesucristo, y después ser desterrados
y metidos de intento en las vírgenes florestas,
para que muriésemos víctimas de los peligros,
del clima, y de las fieras: y si bien Dios por su
infinita misericordia, tras mes y medio de ansias
y de martirios, permitió, que andando á pié por
intricadas florestas, atravesando á veces en
débiles vias con no poco riesgo de la vida, cau
dalosos ríos é impetuosos torrentes, permitió,
digo que llegásemos á Lima donde encontra
mos generosa hospitalidad, y la caridad de nues
tros hermanos restauró nuestras extenuadas
fuerzas. Sin embargo algunas víctimas queda
ron por el camino y otras no lardaron en sucum
bir rendidas por la fatiga. Pero Dios hizo fe
cunda aquella sangre y no apartó sus miradas
de aquella tierra bañada con tantos sudores...
Acuérdate que no hemos tenido aún ninguna
visita, que el P. Calcagno, nuestro primer Ins
pector, no pudo penetrar en las misiones de Gualaquiza: que el actual Superior P. Fusarini no
le hemos visto aún y la falta de personal no le
permite una ausencia larga como se necesitaría
para llegar hasta los Jíbaros: que el mismo
.\íon«. Costamagna, Vicario Apostólico de aquellos lugares, hace ocho años que llama inú
tilmente á las puertas del Ecuador, para él
nominalmente cerradas. Por tanto es necesario
que venga un Superior, que se entere de nuestra
condición y dé cuenta al Rector Mayor. Venga,
• se persuadirá que no sin motivos el demonio
ha levantado honibles tempestades* contra los
pobres Salesianos del Ecuador, elegidos por el
S. Corazón de Jesús, á quien esta República
está consagrada, para salvar muchas almas.
— 199 —
Veréis con vuestros piopios ojos el hechizo que
ejerce en todos el nombre de D. Bosco y el amor
que nutren por los Salesianos: el retrato del
P. Calcagno, la más ilustre de las victimas del
destierro que nos impuso la revolución, ocupa
el puesto de honor en las salas más ricas de
Quito y su nombre pasa bendecido de boca en
boca. Era, pues, preciso esperar. Habíamos tenido
contratiempos y sabíamos que al salir de Chile
se aumentarían las dificultades y que no podría
mos fijar el itinerario, ni determinar el fin de
nuestro ya largo viaje: todo esto sabíamos, y
sin embargo, debo confesarlo, la noticia de aquel
rotundo veto nos entristeció no poco. D. Albera llamó á su secretario para preguntarle su’
parecer: pero los dos pensaban lo mismo: era
preciso partir. Sino, quién sabe lo que hubié
ramos tenido que esperar. Y á pesar de tod o,.
estar cerca del Ecuador, y no ver á nuestros
hermanos, indígenas muchos de éllos, ¡y des
pués de tantas súplicas para obtener la visita
de un superior, darles esta terrible desilusión!
< Y si se presentaban nuevas dificultades ? ■
Debíamos visitar á Colombia y sus Lazaretos,
pero hacía tres años que recrudecía la m ás'
desastrosa guerra civil, las comunicaciones es- •
taban interrumpidas y muerto el comercio;.
la miseria reinaba soberana casi por todas par-;
tes. Debíamos ir á Venezeuela, casi en con
tinua revolución; visitar á Jamaica y pasar por
Centro-América, ver las casas de Méjico, y de
prisa saJudar á nuestros hermanos de las cinco
casas de los Estados Unidos, antes de volver á
Europa. Era por tanto difícil tomar una determi
nación. En ésto tocó la campana que nos lla
maba á las oiaciones de la noche y el Superior
me despidió diciendo: Reguemos al Señor que
nos inspire lo que debemos hacer. — H ay la cos
tumbre en las Casas Salesianas de decir cuatro
palabras á los ñiños antes de acostarse para
dejarles la impresión de un buen pensamiento:
aquella noche el Director anunció que al día si
guiente ¥se empezaba el mes consagrado á María
Auxiliadora y que todos debían pedir con fervor
á la Virgen una gracia, ésto es, de que se que
dara aún un mes el Visitador, que en Francia
había merecido el nombre de le ■ petit D. Bosco. *
El problema estaba resuelto quedarse un mes
en Lima.
D. Albera empieza á pensar sobre sí mismo,
V le pareció que el haber empleado durante dos
años, dias enteros y á veces las noches, en con
solar á sus hermanos, animarlos al bien y enca
minarlos en el espíritu de D. Bosco; que el
haber hecho conferencias y dictado ejercicios
espirituales, doce tandas en pocos meses, no
era motivo suficiente para dispensarse del retiro
anual que nuestras reglas prescriben; y nosotros
pudimos verle por espacio de ocho días absorto
en profundas meditaciones, pasar largas horas
ante el Smo. Sacram ento, pensando en los
asuntos del alma.
Terminados los ejercicios, bendijo una nueva
Tres Jíbaros con trajes de ñesta.
Ca})illa para la^^de MaríaAuxiliadora,quie
nes, no encontrando ya bastante capaz el edificio
que tenían en el centro de la ciudad, dividieron
el personal y fueron á habitar otro edificio para
educar niñas internas. La función fué precedida
de un triduo, que algunas postulantas prolon
garon para prepararse á recibir de D. Alber.-i
el hábito religioso y otras hacer su profesión.
Otro tanto hicieron los Salesianos. D. Albera,
el tiempo que las funciones le dejaban libre, lo
empleaba en hablar particularmente con los
hermanos.
(Sd continuará).
7 )
E NUESTRAS MISIONES
w
Colom bia
{Carla del R P . Evasio Rabagliali)
I.
M isión y fiesta s en el L a z a r e to de
A g u a de D io s
Agua de Dios, 3 de Abril de 1904.
Amadísimo Padre D. Rxta:
Hace ya 15 días que estoy en Agua de Dios
y mañana debo salir para Bogotá, donde me
esperan ya las cabalgaduras que me envió el
Obispo de Socorro para que vaya allá á visitar
á sus queridos leprosos del Lazareto de Con
tratación.
Diecioclio meses hacía que no había venido
á este Lazareto de Agua de Dios y ¡cuántas no
vedades en todo este tiempo! Ante todo he po
dido hallar algunos centenares más de leprosos
en sustitución de los que han muerto ó huido,
más de los segundos que de los primeros, cosa
que fácilmente se concibe. Entre los muchos
beneficios que á Colombia ha dejado la guerra
de los 37 meses, uno es el hambre que reina por
todas partes, pero principalmente en los La
zaretos. La caridad ha hecho verdaderos pro
digios para sostener estas colonias de enfermos
durante estos últimos años; pero las necesidades
son tantas que no llega á cubrir las más urgentes,
y los leprosos se han visto abandonados ú ol
vidados. Esta es la caus;i porque algunos de
ellos han muerto de hambre, lenta y lo que se
quiera, pero al fm verdadera hambre. Muchos
de los enfermos para huii del |'>elÍgro en que
otros habían caído, se fueron, unos á sus pueblos
y familias, otros en busca de limosnas para
vivir. Si los huidos no han sido más, no es por
falta de deseos, sino por absoluta imposibilidad.
¿Y cómo huir estos pobres leprosos consumidos
por la lepra, reducidos á ruinas de hombres y
postrados en cama desde hace años? esos duros fué construido durante
la guerra, y los niños colombianos con sus carHilos levantaron la mayor parte. Esperamos
poder inaugurarlo antes del fin del año.
Y ¿á que será destinado este Asilo del P. Unia?
— A cobijar á todos los niños leprosos huérfanos
ó desvalidos. Los que aún pueden disponer de
sus manos sanas, aprenderán un arte ú oficio;
los que son incapaces para el trabajo serán
destinados al estudio; á los unos y á los otros se
les enseñara de un modo especial lo que más les
importa, el arte del bien vivir y morir, pues,
dado el lastimoso estado en que se encuentran,
no pueden tener ninguna aspiración terrena.
He visto también que uno de los nuestros se ha
convertido en carnicero, y ésto para evitar que
exploten á los pobres leprosos con el precio
—
exorbitante á que habían puesto la carne. Al
% principio hicieron muchos interesados guerra
sin cuartel á esta novedad y tuvo que desistir
para evitar posibles desgracias; pero después
le rogaron siguiera su benéfica obra, con gran
provecho materia), no sólo de los enfermos, sino
también de los sanos. Antes se aumentaba todas
las semanas el precio de la carne; ahora ya no;
sino que muchas veces hay que vendei más ba
rata para hacer menos insoportable la existencia
de los pobres leprosos que viven en el Lazareto.
Encontré cuatro religiosas atacadas do le
pra , pero no la contrajeron en el Lazareto.
V i también enfermo á un religioso que V. co
noce al menos de nombre. Nuestros pobres
hermanos se encuentran rendidos y macilentos;
pero de todo esto ya le hablará el P. Ai me. Yo
no puedo extenderme más poique las cabalga
doras están ensilladas y es preciso partir.
Bendiga á todos estos nuestros amadísimos
hermanos y leprosos, y en particular y cada día
á este su
Afmo. hijo en J. y M.
E VASIO R A B A G L IA T I, Pbro.
M ons. C o stam agn a en G ualaquiza.
{Relación de D. Abrahán Aguilera,
Secretario del Prelado).
Amadísimo Padre D. M iguel Rúa:
Y a le habrán informado de la grave enferme
dad que i>adeció Mons. Costamagna en Riobamba de vuelta de Gualaquiza. No sin razón
nos alarmamos todos, y de éllo dió noticia el
Si. Inspector P. Fusarini á todas las casas de la
Inspectoría.Sihubiéramostardado uno ó dos días
en llegar á Kiobamba, el Prelado estaba perdido.
Al saber la enfermedad, se conmovió toda la
ciudad, especialmente los miembros del clero
seglar y regular que venían todos los días á pre
guntar por el estado del ilustre enfermo. V i
nieron también D. Valle y D. .\lbino del Curto
do Atocha y D. Rocca con el heimano Fasciola
y un alumno del nuevo Colegio de Quito: estos
iiltimos tuvieron que hacer cinco jornadas á
caballo. Tratábase nada menos que de la probabilíuma formación de un cáncer; pero gracias
á Dios y á la protección de nuestra buena Madie
María Auxiliadora, los exquisitos cuidados y
la i->ericia de los doctores Cevallos y Oimarza
consiguieion ahuyentar el peligro y en un mes
nos devolvieron el amado Prelado ya restable
202
—
cido, si bien no en el mismo estado que antes
pues, como aseguran los doctores, si vuelve
á montar á caballo se expone á serios peligros.
H ay qúe confesarlo, el continuo troteo de tres
largos meses á caballo por senderos inpracticables y llenos de peligros, y la marcha rápida
y continua le habían reducido á aquel lastimoso
estado.
Fueron para el de no pequeño alivio, en medio
de los agudos dolores que la operación quirúr
gica le hizo sufrir, las delicadísimas atenciones
de los hermanos y amigos, así como también
el afecto de los alumnos de Riobamba.
Aquellos buenos jóvenes, no contentos con
multiplicar sus visitas á Jesús Sacramentado,
habían empezado á hacer una colecta entre ellos
para mandar decir una Misa por la salud del
Prelado. Los Superiores les aseguraron que se
diría la Misa sin la limosna y que éllos procurasen
merecer la gracia con la oración y la buena con
ducta. La noche buena todos ofrecieron la Sda.
Comunión por la preciosa salud del enfermo, el
el día del año nuevo salió de su aposento y asis
tió á la comida en el refectorio común con gran
recogijo de los hermanos. Aquella misma tarde
la banda de la casa e 1 la Schola cantorum die
ron una serenata en su honor y resultó tan aectuosa y cordial que muchos derramaron lágri
mas.
Apenas se esparció por la ciudad esta noticia,
las visitas de pésame se convirtieron en visitar
de plácemes. Vino antetodo el Exmo. Sr. Obispo
de Riobamba Dr. D. Arsenio Andrade , después
vinieron los miembros del Rdmo. Cabildo, de
los PP. Jesuítas y Redentoristas, de otras mu
chas comunidades religiosas y de varias distin
guidas familias. E l Exmo. Sr. Costamagna en
tiende dar, en nombre de la Pía Sociedad Salesiana desde estas columnas, las más vivas gracias.
El 12 de Enero hacía un mes que habíamos
llegado del Chimborazo y, si bien el Exemo.
Prelado no estaba aun del todo restablecido, nos
pusiemos en viaje para Quito, á donde hemos
felizmente llegado y de donde le dirijo esta carta.
Pero como lo creo de su agrado, amadísimo
Padre, y del de nuestros buenos Cooperadores,
me i>ermito decir algo del fatigoso viaje, que
como he dicho, fue la causa de la grave enfer
medad de Exemo. Sr. Costamagna.
De paso.
Si quisiera decirlo todo, tendría que empezar
desde muy atrás y desde la mitad de Enero
del 1903, cuando ya de vuelta del \naje de Gua
laquiza, Mons. Costamagna U ^ ó á Santiago de
Chile. Su breve permanencia en esta ciudad, su
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viaje á Lima, las grandiosas fiestas de Mayo y
los pocos meses pasados en aquella capital no
le concedieron un momento de reposo, y en to
dos los puntos por donde pasaba, aceptaba la
invitación de prediccir, confesar, catequizar y
confirmar. Si hubiera de hablarse de su celo,
de sus sacrificios y de las obras de su apostolado,
no concluiría nunca: basta decir que el Prelado
no sabe lo que quiere decir descanso.
A últimos de octubre llegamos por fin á
Cuenca, corona de la Religión, esplendor de las
ciencias y mártir gloriosa de la fe cristiana.
Por todos los pueblos por que habíamos pa
sado, se habían repetido las escenas de entu
siasmo y de fe que comovían y admiraban. El
Obispo Salesiano pasó por todas partes entre el
el amor y el respeto de los fieles, y las atenciones
más cariñosas de los párrocos y de las autori
dades.
Cansado tengo el brazo de bendecir, solía
exclamar Monseñor cuando atravesaba las ca
lles de Cuenca.Y nótese que si en oti'os mundos
de Dios se ha de evitar las calles más pobladas
para no ser el blanco de los desprecios, en Cuenca
se las ha de huir por motivo contrario. Así decía
Monseñor en una velada músico-literaria que
le dedicó la juventud del « Círculo Católico »
y la « Sociedad de Obreros. »
Fué tan escogida y tan bien desarrollada la
materia del programa, que Monseñor gráfi
camente hubo de decir que Cuenca es una Rema
ateniense, porque si es mucha la erudición, es
más la fe que domina la mente y el corazón de
de sus nobles hijos. ¡Haga el cielo que ni las v i
cisitudes de la Nación, ni la corriente invasora
del modernismo le arranquen esa diadema!
Nuestro Colegio.
Unos cuantos paredones desmantelados, es
queletos de un antiquísimo convento, es lo que
en Cuenca se conoce con el nombre de San Fran
cisco. H a sido sucesivamente de los RR. PP.
Jesuítas, de los HH. de las Escuelas Cristianas,
de los Protestantes y de la guarnición cívica.
No sé por que motivos se retiraron. H oy es el
Colegio de los Salesianos cedido á Monseñor
por la autoridad eclesiástica.
Con esfuerzos increíbles se anidaron allí nues
tros hermanos D. Colombo y D. Tallachini, y
al cabo de algunos meses han logrado implantar
un Asilo infantil bastante concurrido por la
niñez aristocrática. Con los rudimentos del cas
tellano y de los números, balbucean los inteli
gentes chicuelos el inglés, indisp>ensable entre
nosotros para que ciertas aves de rapiña no nos
arrebaten el monopolio de la enseñanza que
felizmente tenemos en América los Religiosos.
Monseñor quiso hospedarse en el humilde
cuarto que le enrolaron los Salesianos como
mejor pudieron. Tan humilde era la habitación
del Obispo que carecía de ventanas; digo mal,
las tenía pero sin reparos, de modo que no pudiendo soportar el fiío, era menester escaparse.
¡Bien lo saben cuantes señores le visitaron en
esa ép oca!
Nuevas ordenaciones.
Uno de los motivos principales que detuvo
á Monseñor en Cuenca, fué él de las sagradas
ordenaciones.
En la hermosa capilla del Seminario conciliar,
ordenó á nueve minoristas y después en la ar
tística Iglesia del Santo Cenáculo, á cuatro Sub
diáconos y dos Sacerdotes.
Algunos eran de la Diócesis de Loja, porque,
como ya dijimos, tampoco allá tienen Obispo.
A la vuelta de Gualaquiza los Subdiáconos
recibieron el Diaconado y uno de los Oblatos,
fundación nacional del ilustre Matovelle, fué
consagrado Presbítero.
Confereacias.
Me permito recordar aquí, con más ó menos
exactitud, los pasos sobresalientes de la impor
tantísima Conferencia que el limo. Prelado dió
á las Cooperadoras Salesianas de Cuenca.
♦ No os he llamado acá,les decía el distinguido
Obispo, para felicitaros por lo hecho en nuestro
favor: ya sabéis que nunca dejaremos de seros
agradecidos. Tampoco os voy á confiar ningún
secreto. Lo que estoy para deciros lo diría á
todo el mundo y bueno fuera los dijeseis en la
familia á vuestros hijos y en la sociedad á cuan
tos creyereis ojxirtuno y conveniente.
Y o ObisjX), soy Obispo ecuatoriano porque
me llamó el Gobierno de la República. A un
extranjero han dado carta de ciudadanía y han
pedido á la Santa Sede le honrase con la mitra,
para entregarle la Misión más ardua y costosa
de las Américas. Seis mil sucres anuales me
pi ometió el erario. Que basten 6 no, eso lo dirán
cuantos estén al corriente de nuestras misiones
en Gualaquiza. Acepté, á piesar mío y sólo por
amor de Dios y del Papa que insistió. ¿Creéis
que yo tenía necesidad de separarme del puesto
en que me hallaba por la obediencia religiosa?
¿Creéis que es una poesía eso del misterio de la
floresta? Y aunque lo fuera, pues no son poesía
los caminos, yo no soy Vicario Apostólico de
los ái boles sino de los Jíbaros, de esos feroces
salvajes inflexibles á la ley de N. S., sólo domefiables con el r^ alo. ¿Creéis que esa cantidad
de sucres fues^ para mí un atractivo cuando
ni bastan para levantarnos tm tugurio?
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Y bien, ese sacrificio mío y de tantos de mis
hermanos, ese nuestro amor y desprendimiento
no ha podido ser apoyado por el Gobierno, v’^an
nueve años que soy Obispo de los Jíbaros, y no
he recibido un centavo del fisco. Sin embargo,
los Salesianos no hemos abandonado la Misión
y, aunque fuera luchando con mil dificultades
pecuniarias, la hemos de continuar porque
trabajamos para el cielo y no queremos faltar
á lü consigna.
Tienen suficiente, dicen algunos. Tierra, ár
boles é insectos hay hasta para regalar. Mas
¿de qué nos sirve todo eso? — Pueden negociarlo
— dirá otro que razona con los codos. No somos
mercaderes, no: somos misioneros y no permi
tiremos jamás que las malas lenguas se sirvan
de nosotros para difamar el sacerdocio. Desde
luego ellos dirían: — Esos tales no hacen más
que ganar su platita y... ¡qué Jibaros ni conver
sión de Jibaros. Decidn'je ahora: de que sirven
la tierra, y los árboles, y los insectos?
LaCasa de la Misión demucstraque no tenemos
ni lo necesario. ¡Pobres Misioneros! Acosados de
día, y de noche especialmente, por los bichos, las
cucarachas, las niguas y los vampiros; á lo me
nos tuvieran el consuelo de dormir el sueño con
tranquilidad después de las fatigas y cuitas
de la evangelización. ¡Pero no! A menudo las
lluvias torrenciales Ies obligan á velar. Sí, á
velar gran parte de la noche porque la techumbre
desvencijada deja pasar el agua de manera que
todo en la casa se anega. « En Gualaquiza, nos
decía un gracioso hermano nuestro, es necesario
dormir con poncho de agua.» Y así se hace cuando
se descarga un temporal. Basta nombrar Gua
laquiza para decir pobreza y carencia de co
modidades. ¿Qué puede haber allá donde todo
es salvajismo? Allá, donde no llegan siquiera
las noticias más interesantes del mundo civili
zado? allá, donde se vive á cinco días del telé
grafo?
Otra dificultad no menos grande, nace del
misino carácter de los Jíbaros. Estos se creen
los señores de Méndez y Gualaquiza y á nosotros
nos consideran como hospedados. Por consi
guiente lo primero que nos pregunta el Jíbaro
al vernos llegar, es: iQué trayendo} ¡Ay de noso
tros! si se le responde: «