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Medios

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Edición de España

A b r il de 1912

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Tu rín — Via Gotíolengo N, 32.^

SUMARIO. Efícacia educadora de la confesión . . 89
Tesoro e s p iritu a l.................................................................93
Im p o rta n te ........................................................................... 93
Las grandes iiistituciones del catolicismo . . . .
94
El Tibidabo en la historia... f u t u r a ............................. 95
Db n u e s t r a s m is io n e s . — Tierras Magallánicas:
« Folk-lore » fueguin o, — Flores y frutos . . .
98
Gracias de María A u x ilia d o r a ........................................ 105

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F o r EL MUNDO .SAI.ESIANO: La coiimenioracióii de

D. Sosco en Valsálice — En honor de S. Fran­
cisco de Sales: Cindadela, Sevilla. — Asociación
de Ex-alumnos: Cindadela, Milán, Savona. —
Notici.as varias: Nictheroy, Ij i Paz, Punta A refias, Sevilla, Salatnanea, l 't g o .............................. ro8
Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna . . 115
Cooperadores Salesiano-» difuntos.............................. 116

Eficacia educadora de la Confesión.
D e cóm o la utilizaba D. B osco.

subtítulo de este artículo pro­
mete mucho más de lo que
nosotros podemos cumplir; de
hacerlo, sería preciso un grueso volu­
men para resumir siquiera los hechos
innumerables del apostolado pedagó­
gico sacerdotal de nuestro Venerable
Padre. Nos limitaremos á indicar al­
gunos para que el lector pueda barrun­
tar al menos el alcance educativo de
este sacramento, administrado por un
hombre como el Fundador de las
Obras Salesianas.
Tan convencido estaba él de que
para comenzar la regeneración moral
de un niño abandonado, ó de un joven
corrompido, una buena confesión es un
paso decisivo y una base solidísima de
L

progreso ulterior, que el primer en­
cuentro con una de esas almas degra­
dadas, la primera conversación, no
tenían otro objeto. Es maravillosa el
arte refinada con que el profundo psi­
cólogo, al adivinar por vez primera
detrás del rostro de su interlocutor una
conciencia herida ó atrofiada, le insi­
nuaba el deseo de confesarse y con él
mismo, por supuesto. Sería preciso
copiar aquí aquellos diálogos llenos de
gracia y sagacidad, en los cuales los
chascarrillos y las puerilidades no eran
más que lo salsa de cosas muy hon­
das; salpicados de finísimas observa­
ciones, análisis delicados de investiga­
ción moral y modelos incomparables
del arte de persuadir. De repente, á
continuación de una chirigota, venían
frases como esta: < Ayúdame á salvar
tu alma >, < quien no está hoy pre-



90

parado á morir bien, corre peligro de
morir m al», « si pierdes el alma, todo
esta perdido »; y esto despertaba ne­
cesariamente en el niño la idea de
arreglar las cosas de su conciencia, es
decir, confesarse. A veces, calculando
con precisión matemática el efecto de
sus palabras, decía á boca de jarro:
«¿Cuándo te confiesas? » Y el inter­
pelado) sin tiempo para pensar ni para
resistir, respondía sin m ás; «Mañana».
Los lectores del Boletín recordarán
sin duda el hecho de aquel joven que
no quería rendirse á la dulce insisten­
cia de D. Bosco; y éste un día le llamó
para le trajera un reclinatorio. El mu­
chacho, creyéndose honrado con un en­
cargo de D. Bosco, le sirvió con mar­
cada satisfacción; y cuando, al dejar
el reclinatorio en su sitio, buscaba en
el rostro de D. Bosco la sonrisa pa­
ternal (pie esperaba como recompensa
de su servicio, se encuentra con una
mirada singular y un gesto muy signi­
ficativo, con el cual le mandaba arro­
dillarse y confesarse allí mismo. El pe­
nitente reaccionó un poco diciendo que
no estaba preparado; pero D. Bosco
insistió que se preparasse mientras él
rezaba el breviario, y no hubo más
remedio que rendirse; « porque Don
Bosco, dice su biógrafo, no atendía á
ciertos reparos humanos y los inducía
oportuna é inoportunamente á confe­
sarse ».
Aunque su celo de apóstol le lle­
vaba naturalmente á buscar las almas
de sus niños, esta ansia ardentísima
de conquistarlas no tenía nada de
antipática ni de violenta, porque iba
siempre templada por la ternura inde­
cible de su corazón puro como el de
una virgen y afectuoso como el de una
madre. La sugestión irresistible de su
palabra provenía precisamente de ese
equilibrio de su corazón sobremanera
grande y de su inteligencia soberana;
de ahí que conociendo la belleza, la



trascendencia y necesidad absoluta de
la ley moral, la sabía imponer con dis­
cursos y máximas tan profundos y ama­
bles, que el culpable no se sentía hu­
millado ni repelido; la lógica acerada
de su celo impetuoso tomaba formas
insinuantes de persuasión materna, lle­
gando á veces á ser verdadera súplica
que ablandaba los corazones empeder­
nidos. Es cierto que más de una vez
sus pláticas tomaban el tono abrumador
de trágicas profecías; pero la grandeza
de los sacrificios que se había impuesto
por aquellos que pretendía educar, sus
obras heroicas de abnegación sin lími­
tes; el amor inefable con que Dios en­
riquece el corazón de las madres y el
de aquellos que destina á bienhechores
de la humanidad, el amor inmenso,
probado con inmensos sacrificios, de
que de salían inpregnadas sus adver­
tencias, daba a sus palabras una fuerza
de persuasión tan suave y certera al
mismo tiempo, que llegaba á formar
en el alma de sus jóvenes la voluntad
sincera, absoluta y eficaz de corregirse
y educarse, aceptando, y aún deseando,
todos los medios, por penosos que fue­
sen, que el educador creyera oportunos.
Esta confianza ilimitada procuraba él
infundirla desde la primera entrevista
con sus niños, yendo derechamente á
la parte afectiva que sabía conmover
de manera sorprendente; despertando
el propio interés que el niño debía
tener en la obra educativa, haciéndo­
sela ver como obra de absoluta nece­
sidad y conveniencia personal, asocián­
dose de este modo la voluntad deí
educando para educar esa voluntad
misma. D. Bosco conocía muy bien el
valor pedagógico de la Religión, no
tanto considerada como relación del
hombre con Dios, sino más bien como
medio de acercar los niños á su fin
moral, ó si se quiere á Dios mismo,
ideal, fuente y sanción de toda mora­
lidad ; tenía en grado sumo el don

_ 91 —

especial de hacerle abrazar al niño, bajo
la forma dogmática de la salvación del
alma, ese fin supremo; y no abrazarlo
como quiera, sino resueltamente, con
todas sus faculdades, como medio ab­
solutamente necesario para alcanzar el
esterno destino del hombre.
Dueño D. Hosco del corazón del niño
y dispuesto éste á emprender el camino
de su perfeccionamiento, necesitaba, ade­
más, penetrar en el fondo de la concien­
cia y conocer las debilidades interiores
de la voluntad y también las enferme­
dades que pudiera haber heredado ó
contraído. Desde luego que antes de
estudiar las almas en la confesión, las
examinaba en las acciones cotidianas,
á través de la envoltura de carne en
que se mueven: le bastaba, como he­
mos visto, observar el rostro de los
niños, para hacer revelaciones asom­
brosas; la menor contracción de los
músculos, la fijeza ó instabilidad de una
mirada, un ligerísimo cambio del color
de las mejillas, un parpadeo casi inpercepible, una delicadísima inflexión de
la voz, un gesto instintivo, el pliegue
de una sonrisa, la manera de acercár­
sele y de besarle la mano, y otros
mil detalles que su vista perspicacísima
descubría y su prodigiosa memoria con­
servaba, eran para su inteligencia tan
penetrante en la observación interior
un estudio continuo; un examen cons­
tante de aquellas almas que deseaba
reformar.
Pero no se daba por satisfecho con
eso: las consultas que tenía con los
maestros y asistentes; aquellos cua­
dernos donde tenía los nombres de
todos sus alumnos y al lado de cada
nombre un número más ó menos cre­
cido de signos indescifrables, que eran
sin duda símbolos de los actos morales
y tal vez observaciones de diverso gé­
nero, pero relacionadas todas con la
educación de los sujetos; la vigilancia
continua con que atisbaba, sin que los

demás se dieran cuenta, las acciones
que muchos creía ocultas, recorriendo
en espíritu y en persona todos los rin­
cones de la casa; las ingeniosas in­
dustrias de qlie se valía, como por
ejemplo aquellos célebres papelitos, para
que sus niños le manifestaran por escrito^
sus deseos, propósitos, virtudes, faltas,
ideales, y todo el conjunto de su vida
interior; en suma, el profundo estudio
que hacía de sus educandos fuera del
ministerio sacerdotal no lo tenía él
aún por suficiente. Necesitaba llevar­
los á su gabinete de psicología expe­
rimental , al confesonario , para com­
pletar su estudio psicológico y coronar
la obra educativa con el sello de la
gracia divina.
Aparte del tiempo que dedicaba á
este estudio fuera del confesonario, em­
pleaba de i6 á 20 horas semanales,
aun en los años de más actividad ex­
terior, para completarlo con el examen
de conciencia propiamente dicho en el
tribunal de la penitencia. A llí el aviso
ó reflexión moralizadora se convertía
en promulgación de la ley divina, pro­
duciendo en el alma del educando un
estremecimiento nuevo, un deseo más
hondo de ser bueno, por no ser allí
el educador ordinario, sino el represen­
tante del Juez eterno que podía abrirle
las puertas del cielo ó lanzarle para
siempre al infierno si resistía á sus in­
dicaciones. Una vez que los tenía de
rodillas á sus pies, comenzaban aquellos
coloquios íntimos, sobrenaturalizados
por la gracia del sacramento, cuya efi­
cacia irresistible proclaman tantos golfos
redimidos, tantos corazones purificados,
tantos pilluelos convertidos en após­
toles, como salieron de aquel labora­
torio de las almas.
Facilitaba muchísimo su labor la
convicción profunda que tenían sus
niños de la inutilidad de esconderle
ó disimularle sus pecados. Antes de
que ellos se los dijeran, y muchísimas

— 92 —

veces no tenían necesidad de decír­
selos, ya el los había él intuido sólo
con ver la cara del culpable. « Mil
veces, dice uno que lo había probado,
he oído decir á D. Bosco: Dadme un
jóven que yo no haya conocido jamás
y con observarle sólo la frente, yo le
digo todos sus pecados, comenzando
por los de sus primeros años » (i). Y
esto no era un decir, ni una hipérbole;
era la pura realidad repetida mil y mil
veces. Sus facultades naturales parece
que encontraban allí su aplicación más
intensa porque él mismo solía añadir:
€ Cuando confieso de noche, deseo mucho
que la luz me permita ver la frente de
mis niños, y si es de día prefiero te­
nerlos delante ; porque así los confieso
más á prisa » (2). De aquí la frase co­
munísima entre los jóvenes del Orato­
rio : « D. Bosco lee los pecados en la
frente > Y tan convencidos estaban de
ello que iban á confesarse con él para
estar más seguros de hacer buenas con­
fesiones « porque si olvidamos, dice
uno de ellos, algiín pecado, él nos lo
recordará ciertamente » (3). D. Bosco
por su parte tenía tal seguridad de re­
cordárselos que un día, « como le ad­
virtiese una persona celosa y prudente
que debía abstenerse de confesará sus
niños, pues sería muy fácil que por
temor ó vergüenza callasen los peca­
dos, le respondió ingenuamente: « ¡Ve­
remos si yo se los dejo callar! » Y
esta era la opinión de todos. Cien veces
se les oyó decir: « Es iniitil callar ó
esconder los pecados á 1). Bosco, porque
los conoce lo mismo > {4). Y vaya un
hecho para prueba entre los que suce­
dían todos los días y á todas horas en
el Oratorio.
En los primeros años del Orato­
rio. cuenta Don J. B. Lemoyne, vino
á Turín un muchacho de Biella. ConO) Ntemoríe BiogrAtiche, V I, pag. 453.
(a) Loe. cU., i>ag. 454.
(i) Id.

(4) W.

fesóse en la iglesia de la Consolata y después se vino al Oratorio
donde fué admitido como estudiante.
El Prefecto lo recibió con mucha amabilidadad y después de comer lo pre­
sentó á D. Bosco que rodeado de otros
niños les hablaba precisamente de este
conocimiento de los corazones y ellos
recordaban eil efecto revelaciones sor­
prendentes. El nuevo huésped oía todo
aquello con gesto de incredulidad, y de
repente dice con mucho desparpajo:
« D. Bosco, yo le desafío á que me
díga mis pecados; y aquí en altavoz
para que todos lo sepan. » D. Bosco
le respondió: « Ven acá. » Cuando lo
tuvo delante le miró la frente y luego
le dijo dos palabritas al oído. El mu­
chacho se puso rojo como una brasa.
Volvió á mirarlo D. Bosco y de nuevo
le dijo al oído algo que tal vez preci­
saba la primera observación. Comenzó
á llorar el atrevido provocador y luego
exclamó: 4 ¡ V. me ha confesado esta
mañana em la Consolata! ¡ Esto no se
hace! > ¡Quiá! ¡quiá! intenumpieron
á una sus compañeros; D. Bosco no
salió esta mañana y ni siquiera sabe
si te has confesado; no conoces á Don
Bosco; este es el pan de cada día. Por
fin se tranquilizó y se hizo en seguida
amisfo íntimo de D. Bosco. Otro mozalbete, oyendo decir que D. Bosco
conocía los pecados, se le presentó y
con mucha frescura le d ijo : < Los míos
no los conocerá V. jamás >. Allí delante
de todos D. Bosco repitió lo que había
hecho con el otro; y el muchacho vol­
viéndose á los circunstantes, dijo muy
conocionado y con mucha ingenuidad:
€ ¡Este no se lo había dicho á ningún
confesor! ».
Pero no se crea esta intuición de
D. Bosco era sólo para los pecados ;
yo le hemos indicado. Era una espe­
cialidad de nos facultades conoscitivas
que se manifestaba en muchas ocasio­
nes en las cuales no se trataba de cosas

— 93
espirituales. Traduciremos á la letra las
palabras de las Memorias biográficas.
< No solamente pecados, dudas y es­
crúpulos leía D. Bosco en la frente á
las personas, sino pensamientos de todo
género. Con frecuencia aconsejaba á
los alumnos que se encontraba interior­
mente turbados por los estudios ó por
disgustos de familia; á veces disipaba
el malhumor oculto producido por escesiva timidez, envidia, rencor ó des­
confianza; otras, daba un consejo no
pedido á alguno que deseaba pedír­
selo, con exacta precisión que corres­
pondía al entero deseo... Aun personas
extrañas á la casa participaron de estos
beneficios, y muchas de ellas manifes­
taron que D. Bosco adivinaba la causa
de sus penas secretas, adelantándose
con sus consoladoras palabras antes
que aquellas abrieran la boca para ma­
nifestársela » (i).
D. Bosco, claro está, se servía de
esta maravillosa facultad para moralizar
y santificar el alma de sus niños, po­
niendo en ello toda su actividad y
energía. Estos, por su parte, estaban
absolutamente convencidos de que leía
en su conciencia; sin embargo, aunque
conocía mejor que ellos toda la exten­
sión de este conocimiento y su ca­
pacidad personal para obtenerlo y no
ahorraba ningún medio para procurár­
selo y perfeccionarlo, todas la indus­
trias y vigilancia de que hemos ha­
blado, todas las molestias que se im­
ponía para estudiar la índole y la per­
sonalidad de sus niños, le parecían
poca cosa en comparación del auxilio
sobrenatural que entendía comunicar
á sus educandos por medio del sacra­
mento de la Confesión. De la inspi­
ración religiosa sacó él la esencia de
su método educativo, que le valió el
título de humanizador de la pedagogía.
Método ensalzado aun por aquellos que
(i) L oe. c it. p a g .

L

407-

en la Confesión no creen, precisamente
porque en gran parte toma de la Confe­
sión su reconocida eficacia y saca de ella :
«La caridad por sistem a; la religión por
base; la dulzura por instrumento; el
perdón por todo castigo; el temor de
Dios por sanción; la palabra dulce y
paterna por toda ley. » ¡ Qué compa­
sión inspiran ciertas prácticas pedagó­
gicas emancipadas, como dicen sus au­
tores, de la esclavitud rutinaria del
dogma! No, no hay práctica pedagógica
cuya virtud moralizadora pueda com­
pararse con la de la Confesión; por
eso D. Bosco llevado de su ardiente
caridad quiso y supo aplicarla en la
educación con el éxito que todos sa­
bemos. Es que, por mucho que los .m bios se empeñen en evitarlo, la ciencia
humana muchas veces comienza con
-una hipótesis y termina con un absurdo;
la candad comienza en la fe y termina
en la verdad.

TESORO

E S P IR IT U A L .

Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y ruegucn según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:

Para el mes de Mayo:
El día 3.
>
8.
> 16.
> 24.
» 26.

Invención de la Sla. Cruz.
Aparición de S. Miguel Arcángel.
A.scensión de N. S. Jesucristo.
Fiesta de María Auxiliadora.
Pentecostés.

IM P O R T A N T E .

La mayor parte de noeslrot lectores eaperaráo el re­
soltado de la rifa de la beroiosa estatoa de S. José qoe
la L ib rería S a le sia n a de S a rriá ÍB arcelon a)
regala á sos clleoies. Advertimos pues i los interesados
qoe el oúmero asraclade es el

426
d e la s e r ie P.

— 94 —

Las graDÍ($ in$t¡tucioD($ id (atol¡d$mo
U na v is ita á lo s S a le sia n o s.
Con este titulo, estampado en la primera plana con
letras muy gordas, pública el Diario de Valencia una
extensa reseña de la exposición didáctica de nuestras
escuelas. Por nuestra parte nos limitamos á transcribir
lo que nos ha parecido más importante, dejando el
resto por falta de espado material.
« La institución salesiana que fimdara el venera­
ble Don Bosco tiene en Valencia una Casa que, sin
disputa, puede compararse con las mejores de su
clase de España y del extranjero.
Gran acierto fué el de los instituidores de la
misma, cuando á fines de último siglo fijaron sus
ojos en la barriada deis Orriols para transportar
allí ú los beneméritos hijos de Don Bosco, previendo
sin duda la eficacia que la acción salesiana habia
de tener en aquel apartado extremo de nuestra
ciudad.
Y en efecto, sinceramente creemos que en nin­
guna otra parte liubiéranse podido instalar los sa­
lesianos mejor que en la cañe de S^im to, centro
de aquella biu’riada, obrera en su totalidad y ex­
puesta. por lo tanto, al contagio de las venenosas
propagandas del ateísmo.
¿Podrá calcularse el bien moral y material que
desde la Casa salesiana irradia por aquellos con­
tornos? ¿Podrán calcularse, asimismo, los bene­
ficios que de ella han obtenido las clases pobres, los
deslioredados de la fortuna, los que han de bregar á
diario no tan sólo en ios talleres y en las fábricas y
en las peligrosos audamios para ganarse el sustento,
sino también con el desesperante infortunio de su
suerte, más aciago cuanto más distanciadas de
Dios se encuentren sus ahnas ?
Los salesianos, confonne á los acertadas prescrijx:ionos pontificias, van al pueblo, le salen al en­
cuentro. le bu.scan doquier se halle y le atraen hacia
si con la dulxura de su bondad y el mérito de sus
virtudes, que irradia de su personas como un nimbo
sacrosanto de luz. Y en la Casa salesiana no son
sólo niños lo ejue se ve; hay adultos y hay también
htmibre.s tjue, alejados un dia de la Religión por­
que tal vez no hablan encontrado esos grandes es­
píritus, csiK'jos de abnegación y de amabilidad,
que se la hiciera comprensbile y adaptable á su en­
tendimiento. corren á ella con el intimo goce de
luia Oveja descarriada que vuelve al redil.
l ’aru comprender bien todas estas cosas que aquí
siuueriuncnte cnuncÍ;uuos, es preciso haber %nsitado á Uvs Padres s;ilesianos y bucear de cerca el
fondo sublime de sus olmos grandes, exornadas con
el privilegio de un bendito apostolado.
Nosotros fuimos hace unos días á la Casa salesiiuia de la calle de Sagunto,' con motivo de risi-

tar la Exposición didáctica allí organizada con
trabajos de sus alumnos, y guardamos en el co­
razón un sentimiento de gratitud, que nos compla­
cemos en hacer público, hacía toda lá comunidad,
y muy especialmente al director Padre Viñas y al
P. D. Luis Cid, que tuvieron para nosotros ima de­
ferencia exquisita y una amabilidad encantadora.
Para detallar lo que se admira en la Exposición
necesitaríamos disponer de todo el diario; tal es la
acumulación de trabajos expuestos, notables unos,
excelentes otros, admirables éstos, acabados y per­
fectos aquéllos, y todos en general y cada tmo en
particular dignos de aplaiiso y de mención y de que
toda Valencia los admire.
En marquetería y ^entrelazado especialmente,
hay .trabajos finamente hermosos, con los que tu­
vimos por buen rato suspensa la atención.
Han tomado parte en la Exposición las diez
clases de las escuelas, excq)to las dos de párvulos,
divididas en varias secciones, en las que entran los
diferentes grados de Aritmética, Geometría, Gra­
mática, Dibujo, en sus tres fases de lineal, adorno
y figura en lápiz negro y colores, y Trabajos ma­
nuales, que comprende las secciones de entrelazado,
doblado, tejido, recortado, marquetería, mosáico y
modelado.
La clase quinta, á más de los ejercicios generales
á todas, cuenta con un buen número de ejercicios
de francés y contabilidad.
Ocupa todo el patio de entrada un precioso mapa
de ISspafia en gigantesco relieve, donde estudian
los niños prácticamente la conformación geográ­
fica de nuestra nación. Por los ríos se desliza el agua
al natural, y sobre él se suspende vm pequeño
aeroplano verdaderamente sugestivo, que atrae la
curiosidad de cuantos la visitan.
Hay además en la Exposición inuclüsimos ma­
pas mas: unos en colores y otros también en re­
lieve, de las cinco partes del numdo, déla provincia
de Valencia en particular y de España antigua,
comercial y íigricola.
Se ven animas muestras de semillas de la región,
otras de herbario, y ima de las tres clases de injer­
tos sobre árboles.
Acuden á las clases diurnas alrededor de 500
almunos, y á las nocturnas míos 150. entre adultos
y hombres. Hay unos 50 internos y algunos mediopensionistas que comen y meriendan allí.
La enseñanza que se da es completa y ajustada
á las exigencias de la más moderna pedagogía: el
almniio, desde la clase de pár\*ulos, va recorriendo
en escala ascendente los diferentes grados de en­
señanza, ampliando y completando en cada imo los
conocimientos adquiridos anterionnente, hasta lle­
gar á la clase de Comercio, dividida en dos socie-

— 95 dades organizadas con ciertos cargos que todos des­
empeñan, renovándose de vm modo original, y
entre las que hay ejercicios prácticos y útiles de in­
tercambios comerciales que se anotan en sus libros
correspondientes, muy bien llevados.
Existen, además, escuelas-talleres de imprenta
y encuademación, de carpintería, zapatería y sas­
trería, donde se enseña á los alumnos, con el fin
de que, cuando tengan éstos necesidad de marchar
á rm taller, posean ya siquiera los rudimentos de
un oficio.
Hay también clases de canto y de instmmental
(academia de música), y ima Biblioteca para los
antigüe» alumnos.
Mejor que nada, pregona el excelente tecnicismo
de la enseñanza salesiana el que acudan á adqui­
rirla muchos niños de pueblos inmediatos, algunos
bastante lejanos, tales como Paterna, Benimámet.
Benimaclet, Beuicalap, Heliana, Alboraya, Ru­
zafa, etc. ¿No es admirable?
La casa, en su aspecto de institución popular,
está organizada en diferentes secciones, entre las
que recordamos las de Antiguos alumnos, la Dra­
mática, la de Deportes, la de Foot-ball, etcétera.
Se da á los niños los domingos, como premio, á la
asistencia, un vale, que bien puede llamársele papel
moneda, y que representa ima cantidad determi­
nada de céntimos, cangeable por géneros ú objetos
que se expenden en las tiendas de la calle de Sagunto.
Un espacioso local se ha dedicado á salón de recreo
para los domingos; y hay alli varías mesas en donde
los muchachos que lo prefieren toman café y se en­
tretienen con juégos lícitos y honestos.
Pero cuando hay que ver á la Casa Salesiana en
todo su apogeo es en las tardes dominicales; alli
se reúnen entonces, cerca de mil alumnos; el gran­
dioso patio de deportes, el teatro, el frontón, la
biblioteca, el salón de recreo, se ve todo ocupado
por niños, adultos, hombres, que se mueven y se
divierte, cada cual en sus aficiones preferidas, y
entre los que se ve alternar con todo el mundo á
los Padres Salesianos, igual que conocidos camaradas, con esa santa fraternidad cristiana, con esa
identificación espiritual y grata, propia sólo de los
corazones altruistas, y que á muchos hace excla­
mar:
— ¡Esta si que es la verdadera Casa del Pueblo!
Terminemos con esta sentida exhortación, to­
mada del periodiquito, óigm o de la Casa, E l D>mingo, que hacemos nuestra;
« ¡Amigos de los niños, beneméritos coopera­
dores! pensad algima vez en nuestros niños y man­
dad algo para el sostenimiento de este Oratorio.
Tened en cuenta que no contamos con otros me­
dios que los que nos mandéis. Don Bosco, desde el
Cielo, os bendecirá.
J . M. Esíeve Victoria.

El Tibiiabo en la Mstoria... M nra
De nuestro estimado colega « E l Vble. Don
Bosco y el Tibidabo • tomamos el siguiente arti­
culo de fondo que con gusto reproducimos, para
estimular á nuestros Cooperadores á fin de que no
cesen en los generosos sacrificios que se imponen
para levantar al Corazón de Jesús el hermoso trono
desde donde derramará sus betidiciones sobre nues­
tra amada patria.
uando se entra en uno de esos grandes
que resumen y concretan el
arte y la religión de una nación ó de
una época, después de que la admiración reli­
giosa se v a desvaneciendo para dejar paso al
goce estético, y cuando el goce estético se agota,
como todos los goces de este mundo caduco,
el hombre iniciado en la Arqueología sagrada,
estudia las creencias de los que lo construyeron,
interpreta el simbolismo de su liturgia, relaciona
sus dogmas y se da cuenta hasta de los matices
de carácter particular con que la imaginación
del pueblo, supersticiosa ó lógica, ha embelle­
cido ó deformado la religión tradicional.
Un templo, cuando es verdaderamente tal, y
para ello no es preciso que sea como el de Salo­
món, viene á ser todo un sistema teológico, gra­
bado en madera, piedra y metal; allí se puede
formular con toda certidumbre el credo de un
pueblo que pasó; la falsificación es imposible,
porque los dogmas están alli petrificados, como
las formas biológicas en los fósiles.
Ahora bien; cuando las generaciones que nos
sucedan en esta gran casa de huéspedes que lla­
mamos mundo, acudan al Tibidabo para ver el
grandioso templo, epifanía de nuestra fe; cuando
los españoles de los siglos venideros vean gra­
bado en sus hornacinas, en sus altares, en sus
bóvedas y en sus frisos, el pensamiento religioso
de sus abuelos; cuando el arqueólogo de las
edades futuras traduzca á sus contemporáneos
el simbolismo de esa arquitectura en que toman
cuerpo nuestras creencias; cuando el artista del
porvenir venga á inspirarse en ese derroche de
creaciones artísticas y después de saborear la
belleza de las formas, explique á sus oyentes
el contenido espiritual de las formas de la be­
lleza por nosotros creadas, no^tros, claro está,
no estaremos allí á escuchar la sentencia; pero
de nosotros depende ahora el juicio que ellos
se formen. Y cuando la Historia anticristiana
de estos tiempos se presente quince ó veinte
siglos más tarde afirmando que Barcelona y
España habían renegado de Jesucristo,quemando
sus templos y glorificando á I'errer; cuando la
crítica racionalista pretenda justificar la impie► v^J



dad de los españoles de entonces alegando las
impiedades de los españoles de ahora, el arqueó­
logo, el artista, el historiador cristiano dirán,
cada uno á su modo, que eso es una grosera
calumnia, que Jesucristo reinaba en España,
que su Corazón contaba con el amor generoso
de millones y millones de corazones españoles.
Y si los gritos de nuestros adversarios logra­
ran acallar por un momento la voz de nuestros
defensores, entonces el Tibidabo levantaría
indignado sus espaldas milenarias ostentando
el maravilloso templo que sostienen, y daría
un mentís formidable á los infames calumniadores

96



T

liosos, cuyo tipo está representado por el reybestia de Babilonia, que, empeñados en destruir
á Dios para endiosar su propia razón, se ven
castigados por Dios con una extraña dolencia
psicológica que pudiéramos llamar bestialidad;
llegan á creerse puros animales y así lo vocean
con un cinismo que da lástima. Se creen humi­
llados con la filiación divina y caen en la filia­
ción de la materia, declarándose hijos del bruto.
Una vez llegados á este punto, poseídos de una
inquietud que no se sabe si es orgullo satánico
ó envidia más satánica aún, incitan á los otros
á ese suicidio espiritual que ellos creen haber

B A R C E L O N A . — A lia r m ayor de la crip ta del T ibidabo.

de sus antepasados; aunque fueran capaces de
incendiarlo, declarándose hijos del ateísmo y la
anarquía, los calcinados escombros, al rodar
monte abajo, irían maldiciendo la impiedad y
la barbarie de los hijos, y proclamando la fe y el
genio de los padres.
Pero esto no será. Jesucristo *nos ama dema­
siado, le hemos costado mucha sangre y muchos
dolores, para permitir semejante apostasía.
No se nos oculta que el antagonismo intrínseco
entre la carne y el espíritu producirá también
entonces odios sociales y ludias religiosas; tam­
bién entonces la impiedad procurará extinguir
el amor al Corazón del Hijo de Dios y para ello
negará el alma humana que produce natural­
mente ese amor; siempre habrá hombres orgu-

consumado en sí mismos, y pretenden asesinar
con la ciencia el alma de sus hermanos, j Loco
empeño 1E l alma, esa realidad eterna de nuestro
ser, no puede perecer á manos de ninguna creatura; no hay ciencia, fuera de la divina, que sepa
destruirla, sólo Dios que la hizo de la nada con
un portento de su sabiduría, posee el secreto de
su foniiación y el medio de aniquilarla. L a ten­
tativa estúpida de ese sucidio imposible sola­
mente se explica sabiendo que quisieron olvidar,
y por un misterio de la justicia eterna olvidaron
en efecto, que el alma humana es inmortal.
Podemos, pues, estar seguros de que su inmor­
talidad será sentida y reconocida siempre por
la inmensa mayoría de los que la poseen; al lado
de los hombres brutales estarán siempre los
hombres espirituales; y mañana como hoy serán

•' 1

- 97
muchos más los adoradores del Corazón de J esús
que los adoradores de la bestia, encamada en el
corazón de Marat ó en el de Ferrer. Los pocos
que blasfeman están entre muchos que oran,
como la zizaña entre el trigo; si hay algunos que
promiscúan para insultar á Jesucristo, hay
muchos que se privan del pan y del vi-no para
levantarle un templo.
jY qué hermoso aparecerá ese templo cuando
esté hecho! En la inmensa historia escrita en
piedras seculares, la historia del amor del Co­
razón de Jesús á los hombres y del amor de
los buenos al Corazón de Jesús, cuyos frag­
mentos están esparcidos por todo el mundo
civilizado, será el templo del Tibidabo un capí­
tulo magnífico.
Tal \’ez a^ leer en él los españoles de los siglos
venideros la religiosidad de sus padres, les asal­
tará el recuerdo de las prevaricaciones por éstos
cometidas; pero pensarán que si sus padres pu­
dieron pecar, supieron también expiar sus fa lta s;
si alguna vez blasfemaron en un momento de
ceguera, muchas más oraron arrepentidos, de hi­
nojos en las losas de este templo; recordarán que
por una iglesia que quemaron edificaron ciento
mucho más hermosas; que por una semana trágica
vivieron muchos años en pacífica rehabilitación;
que por cuatro de ellos que morían sin confe­
sarse, cuatrocientos expiraban con un sacerdote
á la cabecera y besando el crucifijo. Digan lo
que quieran los propagandistas del mal y los
malhechores del bien, la infracción de la ley
eterna no puede ser la forma ordinaria de la
actividad del hombre; el crimen tiene que ser
accidental en la vida de los pueblos, del mismo
modo que lo es regularmente el pecado, como
acto, en la vida de los individuos. La esencia
del pecado, como diría el santo teólogo de Da­
masco, es el absurdo; y el absurdo no puede ser
la norma del ser racional. Más bien les costará
trabajo comprender nuestras miserias al ver las
grandezas de nuestra piedad; porque las piedras
del Tibidabo estarán allí para decir en su mudo
lenguaje que si en Cataluña, en España, hubo
grandes bajezas, hubo también grandes heroís­
mos; y si entre los españoles se pudieron contar
algunos incrédulos, hubo miles de hombres de­
una fe granítica como las montañas de nuestra
patria.
Adelante, pues, catalanes; adelante, españo­
les. Alzad, no un templo cualquiera, sino un
templo que sea un monumento glorioso de vues­
tra piedad y que haga olvidar vuestros momentos
de pasión. Allí acudirán los sabios del porvenir
á estudiar vuestro poder, vuestro arte y vuestras
creencias. ¡Adelante! Que cuando esos sabios,
algunos de los cuales serán s^uram ente vuestros

hijos, se detengan ante el templo del Sagrado
Corazón, al ver sus gallardas líneas, las huellas
sublimes de vuestro genio, digan: « Aquí ha
puesto su mano y su alma un pueblo grande, un
pueblo creyente, un pueblo artista ». Mirad bien
el puesto que tomáis en la Historia del arte reli­
gioso del siglo X X ; que sea correspondiente á

ii

Ba

r c e l o n a

. — v í s t a tr a n s v e rs a l de la cripta
d e l T ib id a b o .

vuestro valer. Más aún; yo daría un consejo
á los católicos catalanes: A la verdad no debíais
consentir que los demás católicos españoles
dieran un céntimo para edificar ese templo, sois
bastante ricos y generosos para que otros os
ayuden á comprar ese puesto de honor en el
arte religioso del siglo presente; pero ya que
habéis permitido que se asociaran á vuestra
gloria, que en ese monumento descuelle tanto el
dinero de Cataluña, como Barcelona descuella
en España.

D E ^IU E S TR A S MISI0JSÍE5

TIERRAS MAGALLÁNICAS
„F o Ik -lore“ fueguino.
C a z a . — Un pueblo como el de los Onas que
saca de la caza casi todo su alimento, es natural
que considere este ejercicio como la ocupación
más importante. E l Ona, en efecto, bien poco
puede esperar del suelo que sólo le proporciona
algunas frutas pequeñas, hongos y raíces; y
poco puede sacar del mar en el que no se atreve
á aventurarse. Son numerosos los animales
(aves y mamíferos) que el Ona caza más ó
menos ingeniosamente, pero casi siempre con
provecho. I.a caza más importante es la del gua­
naco [Auchenia Hiumaco), un camélido de ta­
maño muy superior al de nuestras cabras, con
cuello largo, pelo de color rojo en el lomo, pardo
en la cabeza y blanco en el vientre, que los in­
dios llaman Lowen. Abunda mucho en la Cordi­
llera desde el Perú hasta las islas I'ueguinas. De
este animal sacan los Onas carne, grasa para las
comidas, piel para el vestido, choza, adornos y
correas, tendones para arcos, flechas y costuras,
huesos para puntas de arpón para arrowjlaker
etc. Así se explica la importancia grandísima
que este animal tiene en la economía domés­
tica y social de los Onas y por qué entra en
sus leyendas.
E l guanaco se caza de cuatro modos.
E l primer modo, el más elegante y hono­
rífico, es el siguiente: Cuando un indio desde
el bosque descubre sin ser visto un guanaco
que pace en una explanada cerca de la flo­
resta, cautamente, con el arco y las flechas en
la mano y adornada la frente con aquella espe­
cie de Infula triangular hecha con la piel de la
(l) S e im publicado ya el libro del Dr, D. Antonio
Cojaizi, Profesor del Seminario de las Misiones Extranjerus (VnlsAlice-Turin): Gontrlbutl al Polk«lore e
alia Btnografia davuti alie Mlaslonl aaleslanet
G li Inda detVArcipeiago hueghino. — Turín, Librería
Editorial Internacional de la S. A. I. D. < Buena Prensa •
de 153 ])Agiiia3 con numerosas ilustraciones. Precio: 5 ptas.
— No hace falta que lo recomendamos á los qvie se in­
teresan por los estudios folk-lorlsticos, después de los
extractos que hemos |ublicado, pues estos son la mejor
recomendacíAu. — V. B oUU h de Noviembre,

cabeza del guanaco, se acerca paso á paso hasta
el límite del prado. Deja el manto de piel para
estar más libre y así desnudo se esconde y queda
inmóvil dejando ver la ínfula al guanaco á fin
de engañarle. Para ejecutar estos movimientos
el indio aprovecha el tiempo en que el guanaco
desmocha la yerba, y queda como petrificado
cuando este levanta la cabeza y la vuelve curio­
seando al rededor mientras rumia. De este modo
el indio se le va acercando poco á poco, hasta
que el guanaco notando la novedad, deja de
rumiar y se fija en el con atención; pero viendo
que no se mueve, después de largó rato de
observación, lo cree un ser inofensivo y sigue
tranquilamente pastando.
Con esta alternativa de movimientos rápidos
y de paradas ejecutadas á tiempo, el indio consi­
gue acercarse al guanaco á una veintena de
pasos y á veces menos. Sólo entonces advierte
el animal que la distancia ha disminuido y
empieza á sospechar; reconociendo que aquel
objeto que se le ha acercado constituye un pe­
ligro, vuelve rápidamente el cuerpo en dirección
opuesta para escapar. Pero el indio que lo co­
noce por la actitud y primeros movimientos, en
un instante coloca el arco en posición, asesta la
flecha y la dispara apuntando á los cuartos tra­
seros. Si el golpe no falla, como casi siempre su­
cede, la flecha, atravesando el cuerpo, hiere el
corazón y la punta sale por el pecho. E l gua­
naco, herido en el corazón, cae pronto al suelo.
Mas si el primer golpe no fué feliz, el indio puede
dispararle otras flechas que le pueden causar la
muerte, si no instantáneamente,por lo menos des­
pués de poco tiempo. Este modo de cazar el gua­
naco no es frecuente porque requiere una habi­
lidad no común en el indio, y circunstancias
casuales topográficas que no siempre se encuen­
tran. Es natural que semejante hazaña propor­
cione tema para las conversaciones y sea á la ve*
motivo de gloria para el héroe que la lleva á cabo.
H ay otras dos maneras de cazar, y éstas al ace­
cho. I/OS indios esperan al guanaco en los lugares
de paso, ó se colocan en un sitio determinado,
hacia donde una cuadrilla de compañeros, dis­
puestos en un gran círculo con gritos y perros,
estrechándose gradualmente lo acorralan.

— 99 —
El cuarto modo es cuando un indio azuza sus
perros contra el guanaco los cuales con frecuencia
lo alcanzan y hacen parar, mordiéndolo en va­
rias partes del cuerpo sobre todo en el hocico y
€U las patas, hasta que llegando el cazador lo
mata á flechazos.
Otro animal muy estimado es el cururo {Ctenomys nuigellanicus), un roedor que vive en ma­
drigueras subterráneas en mullido lecho de
heno ó plumas. De la madriguera parten mu­
chas galerías, de modo que el animal puede es­
quivar el enemigo que venga por una, metién-

cumro; se ponen en acecho junto á la boca de
una de las galerías que, por la misma señal,
creen más frecuentadas y le esperan con el arco,
mientras otros con palos van hurgando en las
otras.
E l Tucu-Tuco, que los Onas llaman Since, es
otro roedor más pequeño que el cururo; durante
el verano buscan la madriguera y después abren
una de las galerías mas cercanas para espan­
tarle y hacerle caer en las manos de los otros
que están preparados en la desembocadura de
las demás. En invierno, meten el brazo en la

M É J IC O — N iñ o s del O ratorio festivo de S . José,

dose por la otra. Eran tan numerosos en la Tierra
del Fuego, que las galerías constituían un pe­
ligro frecuente para quien viajaba á caballo.
Ahora las ovejas, pisándoles las madrigueras,
los han hecho emigrar de una vasta región de la
isla.
La caza del cururo varía según las estaciones.
En el verano, con un bastón de palo ó de hierro
van tentando donde se encuentra la madri­
guera y de encima de ella quitan tierra, de modo
que el techo quede muy adelgazado y débil. Des­
pués se retiran y esperan una hora ó más para
dar tiempo al cururo de volver; entonces vuel­
ven y empiezan á pisar sobre la madriguera para
que quede aplastado.
En el invernó, examinan el terreno y vienen á
conocer por las cagarrutas donde se encuentra el

II

madriguera y lo cogen fácilmente con la mano (i).
La zorra fueguina {canis magellanicnn), algo
mayor que la nuestra, con el pelo más tupido,
rtd o y oscuro, se caza con lazos gruesos, con
ayuda de perros y con arco; actualmente tam­
bién lo hacen con trampas, cuyo uso han tomado
de los civilizados.
De varias maneras cazan los pájaros, que allí
se reúnen en bandadas muy numerosas, y de al­
gunos recogen y comen los huevos. Hablaremos
(i) De este animal y de su nombre dice así D arw íii:
• E s un animalito curioso que se puede describir en
pocas palabras, diciendo que es como un roedor con
costuTnbres de topo. E l nombre le ha venido del ruido
especial que hace cuando está bajo lierra y consisle en
un gruñido breve, pero no nasal n i áspero / este gruñido
lo repiie con monotonia y de prisa más de cuatro veces ».
Viaje de un naturalista, etc., p. 51.



lOO —

de algunas maneras de cazar más singulares, sin
detenernos en las comunes, en las cuales usan
arco y flecha para matar los pájaros posados ó
al vuelo. Los patos salvajes, en las estaciones en
que mudan la pluma, tienen que vivir en las la­
gunas internas, sin poder alzar el vuelo. Los in­
dios rodean un cierto número y los dirigen hacia
un punto de la playa donde otros los esperan y
los matan á palos. El caiqiten se caza de varios
modos. Como pone en el suelo muchos y exqui­
sitos huevos, el indio, que durante la primavera
se mantiene con preferencia de ellos, coloca en
derredor del nido una especie de empalizado de
varas en que dejan una sola abertura. Delante
de esta cuelgan un lazo hecho de tendones ó de
ballenas y así cojen el pájaro además de los
huevos. E l mismo calquen y otras aves se cazan
de noche también así. Los indios escogen
una muy oscura y van al sitio donde duermen
los pájaros en el suelo, llevando en la mano izquierdaunatea larga encendiday en la derecha un
palo. La tea está formada por un manojo largo
y cilindrico de pernetthia mucromta, atado con
una cuerda de hierbas trenzadas. La permetthia
mucronata tiene la propriedad de arder con llama
duradera. Las aves con aquel resplandor se cie­
gan y fácilmente las pueden matar á palos.
Los lazos de que se sirven los Onas está for­
mados de ballenas y llevan en un extremo un
nudo corredizo y en el otro atado un tendón de
guanaco, que se fija en el suelo con un palillo.
A veces el tendón de guanaco sirve para for­
mar todo el lazo; otras, en lugar de usar un solo
lazo, unen un gran número de tendones que
clavan en el terreno. Los lugares donde tien­
den los lazos son los que presentan más abun­
dantes pastos, agua, hierba, y que por tanto son
más frecuentados por los animales.
P esca . — Aunque, como dijimos, los Onas no
pescan en barcos ni conocen en manera alguna
el arte de navegar, deben no obstante á la pesca
una parte de su alimentación. No se aventuran
en el mar sino con marea baja, que en aquellos
parajes toma valores considerables porque hay
marea que llega hasta seis ó siete metros y algo
más en los equinocios. V como las playas en ge­
neral descienden con un declive muy suave, du­
rante la marea baja el mar se retira hasta más
de dos kilómetros, dejando charcos, escollos y
piedras con moluscos y peces, á veces de consi­
derables dimensiones. Aprovechándose de este
peiíodo, las mujeres con <xsta y arpón bajan á la
playa; con el mango de arpón levantan las pie­
dras; revuelven los charcos, y cuando ven un
pez le clavan la punta y lo meten en el cesto, y
cogen con las manos los moluscos. A los hombres
sólo está reser\‘a<la la pesca de la foca (lobo de
mar) que matan á flechazos cuando la encuen­

tran en la playa; de modo que ésta, mejor que
pesca, podría llamarse caza; lo mismo hacen con
los pingüinos.
Los hombres pescan también con redes prefe­
rentemente en agua dulce. La red está formada
por los consabidos tendones de guanaco ,|tej idos
á manera de mallas bastante regulares, de forma
rectangurlar; tiene unos dos metros de largo y
menos de uno de ancho. Dos indios entrando en
el agua, tienden la red verticalmente sostenién­
dola en alto con las manos y sujetándola abajo
con el pulgar del pie. Generalmente los dos van
contra corriente, mientras otros compañeros que
están mas arriba bajan espantando los peces.
Cuando los dos pescadores ven peces á la mano,
con un movimiento simultáneo y ágil délos pies
hacia adelante y de los brazos hacia abajo, los
cogen con la red.y con las manos los echan á la
playa.
A limentos. — E n general no toman los ali­
mentos absolutamente crudos, sino, soasados
sobre las brasas ó bajo la ceniza. Los Onas no
tenían conocimiento alguno del uso de las ca­
cerolas y por tanto ignoraban que se podían
hervir el agua para cocer los alimentos. L a pri­
mera vez que un indio observó que la comitiva de
Mons. Fagnano, en viaje de reconocimiento por la
isla, hacían fuego debajo de una cacerola y lo vió
hervir, admirado, quiso meter la mano que re­
tiró rápidamente dando gritos desgarradores;
adquiriendo así por propria experiencia una no­
ción de física que hasta entonces había ignorado.
I/OS Onas debieron conocer desde tiempos an­
tiquísimos el uso del pedernal porque de él se
encuentran y a huellas en el mito de Kuanip; es
cierto que actualmente hacen el fuego golpeando
uno con otro dos pedazos de pedernal y usando
como yesca un grueso gasieromiceto [Bovisía magellanica), y alimentan la llama con madera de
chopo podrido, de color blanco y de muy poco
peso, que casi es ya una especie de yesca. Dada
la dificultad relativa de procurarse el fuego, se
comprenden sus esfuerzos para conservarlo
hasta de noche, poniendo tizones debajo de la
ceniza.
Los alimentos son: carne de mamíferos, aves,
pescados, moluscos marinos, huevos, frutas, raí­
ces, hongos.
La carne que proporcionan los animales de
que tratamos hablando de la caza, la comen des­
pués de haberla asado ligeramente sobre las
brasas ó bajo la ceniza ó á la llama, espetándola
en un asador de palo. De las carnes prefieren
siempre las más grasas, pues desarrollando más
calor son más aptas para aquellos pueblos que
viven en latitudes bajas. Como se dijo, no usan
platos: los trozos grandes de pescado ó de carne
los recogen en el teuk (paletilln de guanaco ó de

— lOI —
foca) para no perder la grasa que les gusta mu­
cho....
En cuanto á las bebidas, los Onas se conten­
tan con el agua pura, pues parece que no han
conocido el modo de procurarse otras. Conser\’anel agua en baldes de forma trapezoidal,
hechos con piel de guanaco, ó cilindricos de cor­
teza de haya, cubiertos por fuera de tierra en­
camada y grasa, con un mango también de piel.
Beben en general directamente en el balde; ^gunas veces con la ayuda de una concha ó de un
vaso, que hacen con piel de guanaco desde que
«eron el de los civilizados.

La raza indígena es muy parecida á la de nues­
tros zorros; los civilizados los persiguen por cau­
sar numerosas bajas en los rebaños, y llegaron
á frecer diez pesos al que matase imo.
I ndustria . — Verdaderamente la industria,
tal cual nosotros la consideramos, no existe en­
tre ellos, pues los objetos que elaboran sirven
tan solo para sus usos domésticos, la pesca y la
caza, siendo su venta á los civilizados una cosa
accidental. Los hombres (como ya se ha dicho)
hacen flechas, hondas, aqjones y arcos con
tendones de guanaco ó tiras de piel, mientras
las mujeres tejen cestas y sacos con hierbas y

V I L L A - C O L O N — Jira de lo s ex-alum nos.

Toca á las mujeres preparar la comida que
comen cuando sienten necesidad, sin tener horas
fijas durante el día.
A nimales domésticos. — E l perro es el único
animal que forma parte (por así decirlo) de la fa­
milia de los Onas al cual llaman «• visnen * y le
profesan tanto cariño como á sus mismos hijos. Es
excusado decir que este cariño y estima nace de
las ventajas que á sus dueños proporciona, como
la custodia del toldo, la caza, y muy eqiecialmente por el servicio que le prestan durante la
noche, pues, á falta de manta y cobertores, el
perro duerme encima de su amo para suminis­
trarle calor, no siendo muy cómodo, como se ve,
el descanso del pobre Ona.

pieles, las cuales curten á su modo y cosen
con suma habilidad y ligereza.
Trabajan las cestas con juncos {Marrippospernum grandiflorum) que crecen en los pan­
tanos y lugares húmedos. Para tejerlas, fijan en
el suelo verticalmente un palo, como de un me­
tro de altura, en cuya extremidad superior po­
nen un cerco ó aro algo elástico, del cual suspen­
den un manojo de juncos que hacen girar en for­
ma de espiral á su alrededor; estos á su vez se
juntan con otros juncos y las puntas de todos
ellos se doblan, al rematar, hacia adentro. Tam­
bién está á cargo de la mujer pelar, coser y
adobar las pieles, cosa que hacen de una manera
primitiva con un padiusco ó un trozo de vidrio.
* *

I



1
f

102

Comercio. — E n dos formas rudimentarias
usan del comercio los Onas; una con los civili­
zados y otra con los indios salvajes. Á lo s estranjeros civilizados les venden las pieles de gua­
naco, zorra, nutria; y también arcos, flechas,
etc., etc.; recibiendo en cambio otros objetos,
siendo preferidas cuentas para collares, cuchillos,
destrales, tijeras, armas de fuego, vestidos y
hasta comesti])Ies. Es verdad que ya comienza
á correr la moneda argentina, pero prefieren la
venta al cambio por desconocer aún el verda­
dero valor de la moneda Ea venta de tribu á
tribu ó entre ellos mismos se hace consistir en
cambio de calafate, flechas, pieles, juncos etc.
y tierra de color para pintarrajearse.
Para adquirir las primeras materias de su in­
dustria emprenden viajes á veces de dos ó tres
días.
L uchas. — Al lanzarse al campo de la lucha, el
Ona se despoja de todo vestido y se lía al brazo
izquierdo un puñado de plumas en la persuasión
de ser así mas veloz y ligero.
Dos tribus que se odian y miran de reojo hace
tiempo, detcnuinan de antemano el lugar y día
en que tendrálugar la lucha. Los hombres se vis­
ten la capa mejor y enseñan el cuerpo pintado de
rojo y blanco, llevando en la cabeza una especie
de mitra de piel, también de guanaco. Colócanse
en el suelo sentados en semicírculo, al rededor
del cual forman otro un poco apartado las mu­
jeres que presencian la lucha. Sentadas frente á
frente las tribus enemigas (á estilo de los héroes de
Homero), comienzan á recordarse y remover he­
chos injuriantes de tribu á tribu. A l principio la
contienda se hace con calma; pero poco á poco
los contendientes se acaloran, y, alzando la voz
gradualmente, acaban por insultarse y echar­
se los piropos é injurias más atroces con un gui­
rigay y gritería de mil demonios. En medio de
este barullo infernal se alza uno de ellos, deja
la piel de guanaco en el suelo y da un paso hacia
el enemigo extendiendo hacia adelante el brazo .
izquierdo.
Esta es la señal del duelo. Se abrazan, tentando
cada uno de meter los brazos debajo de los de su
contrario, porque así es mas fácil doblegar el
cueri>o del adversario y tirarlo del primer golpe
al suelo. La lucha dura hasta que uno de ellos
da con el otro en tierra; el que ha caído primero
puede, si quiere, reanudar la lucha con el ven-cedor ó ceder el puesto A otro de su tribu. Al
salir el nuevo luchador, tiene la ventaja de que
lucha con uno que ya está bastante cansado;
j)ero como íué vencedor, está por lo mismo or­
gulloso y envalentonado. Si el vencedor del pri­
mero corre peligro con el segundo, uno de los más
valiente.s de su tribu le sustituye, renovándose
asi hasta que todos están cansados ó una tribu



se da por vencida. Estas luchas duran á veces
cinco y seis horas.
L a tribu que ha sido desafiada tiene la obli­
gación de desafiar á su adversario; de modo que
una lucha sigue á otra con breve intervalo de
tiempo.
{Contmuará).

FLORES Y FRUTOS.
(De las meiiiorías de nuestras Misiones).

Comenzamos la publicación de wia serie variada
de episodios; parte serán amenos, parte commovedores, pero todos ellos edificantes. Estolohacemos
para que nuestros Cooperadores conozcan más á
fondo las Misiones Salesianas de la Patagonia,
Ecuador, Matto Grosso y también las del Congo,
de la I ndia y de la China.
A nuestros Hermanos que se hallan trabajando
en el campo del Apostolado ó que han pasado al­
gún año en tan generoso fatiga, les suplicamos se
dignen secundar nuestras iniciativas, anticipán­
doles las gracias tanto de parte nuestra como de la
de nuestros lectores.
I.
flN X Ü Y -e flR .
R e c ib im ie n to in e s p e r a d o .

Acercándome á un rancho de indígenas en el
territorio del Chubut, en la hermosa vega del
Río Mayo que bordea la falda de los Andes, fui
sorprendido por un recibimiento inesperado.
La tribu estaba dividida en dos alas; de una
parte los hombres, y á la otra las mujeres; to­
dos ellos cubiertos decentemente. Las mujeres
estaban bien peinaditas y con la cara limpia, sin
ostentación alguna de extrañas pinturas; los
hombres estaban de pie. firmes y con la cabeza
descubierta en actitud respetuosa.
Las mujeres ordenadas en filas cantaban no
sé que canción festiva con un ritmo nuevo, ori­
ginal. Creí que celebraban alguna solemnidad
suya, por lo cual apeándome del caballo me paré
á cierta distancia é hice detenerse también á los
dos jóvenes que me acompañaban, pues no
quería interrumpir las ceremonias cuyo objeto
ignoraba.
Terminado d canto, fui invitado á acercarme;
y con gran sorpresa mía supe, por boca del mismo
cacique, que la fiesta era organizada por él * para
acoger dignamente al hombre de Dios • como ellos
decían, ó sea, al Misionero.
¿Y cómo á mí tal recibimiento?

— 103 —
Junto con mis catequistas había pasado,
hada algunos meses, á poca distanda de allí
enseñando la verdad del Evangelio á más de un
centenar de infieles^ á los cuales había predicado
los misterios de nuestra Santa Fe y adminis­
trado d Sacramento d d Bautismo, de la Confirmadón, y hasta de la SS. Comunión á los que se
hallaban mejor preparados; y todo con trabajo
continuo, desinteresadamente, sin molestarles
siquiera pidiéndoles un sorbo de agua, sino que
al contrario les repartí generosamente varios
objetos de devoción.

E sta había asistido á una misión dada en Valcheta hacía unos 10 años, y allí redbió el Bau­
tismo en compañía de otros 150 indígenas;
pertenecía á la tribu d d cadque Sacomatra y
había venido al Río Mayo para ver algunos
parientes suj'os. Ella fué la que sugirió la idea
al Cadque de hacerme el redbimiento dicho.
Entanto, de pie 5" con las bridas del caballo en
la mano, pregunté al Cadque si me permitía
permanecer algunos días en su compañía. Con­
testóme que no sólo me lo permitía, sino que es­
taba contentísimo de poder teneniie en su

L I M A (Perú) — A sam blea de ex-alum nos.

Este espíritu de sacrifido propio del Misio­
nero católico los cautivó, y poco á poco de grupo
en grupo, en todas estas familias indígenas, se
sentía conversar de un « Padre con barba, un
hombre bueno, hombre de Dios, que hablaba de
cosas hermosas jamás oídas en lengua araucana.»
V dertamente, en araucano había hecho en­
tender como mejor pude á aquella gente todas
las prindpales mara\*illas del Buen E sfiritu, ó
sea de Dios, de Jesucristo, de la Virgen, de la
n d a eterna, etc. etc.
Pero la verdadera promotora y alma de aquel
festivo redbimiento fué una \'aliente cristiana,
por nombre Annuy-Car, nombre que quiere dedr
Voy por lana %.

I.

rancho y que toda su gente estaba igualmente
contenta, pues todos tenían vivo deseo de hacerse
cristianos. Dicho esto llamó á una mujer y le dió
orden de construirme un toldo cerca de su misma
toldería, donde pude celebrar la Santa Misa y
reunirlos para el catecismo.
Admirable fué la presteza con que me prepa­
raron el toldo. Unos corrían á tomar gruesas
cuerdas de piel de guanaco, otros á estacar ra­
mas en el suelo, otros á doblarlas en forma de
arco y atarlas con gruesos hilos de lana, mien­
tras otros extendían las pieles y las sujetaban con
hilos más delgados. Con tanta ligereza y desen­
voltura trabajaban, que en menos de una hora
mi toldo estaba listo; y no se crea que fuese tan

— 104 —
pcíiueño pues medía 6 metros de largo por 5 de
ancho.
Antes de tomar posesión y mientras el Ca­
cique me arreglaba u n h a b i e n d o asado
en una hoguera un avestruz enterito, yo me acer­
qué á la buena cristiana de Valcheta y le d ije :
— I Cómo te llamas?
— Me llamo Annuy-Car; ¿no me conoce?
— ¡Ah! sí, tienes razón; tu semblante no me es
del todo desconocido. ¿Dónde nos habernos visto?
— Ivn Valcheta hace diez años, cuando re­
cibí de tí el bautismo.
— Me alegro mucho, buena hermana. Re­
cuerdas aún aquellas cosas que te enseñé?
— ¡Vaya si las recuerdo! ¿Cómo podré olvidar
aquellas hermosas cosas que nos enseñaste?
— ¡Bieii! Respóndeme á lo que te pregunte.
¿Hay Dios?
— Dios mlcy (hay Dios).
— ¿Y cuántas personas hay en Dios?
— Cía che mley (en Dios hay tres personas).
— ¡Muy bien! ¿sabes como se llaman?
— Chao, Fothíim, Espirita Santo, cay (se lla­
man; Padre, Hijo y Kspiritu Santo).
— Y estas tres personas, ¿son tres Dioses?
— M u Padre, quine muthen (no, padre; un
solo Dios).
Mostrándole un Crucifijo le pregunté:
— ¿Qué imagen es ésta?
— Dios tañi Pothihn! (representa el H ijo de
Dios).
— ¿Jesucristo es Dios?
— ÜÁíV, padre (sí, padre).
— ¿Dónde murió?
— ¡Lav huente cruz meu! (murió en cruz).
— ¿Por qué murió?
— Inchiñ meu taiji monsiuam cúthal «inssíi
mcu, puam buena meu (murió por salvarnos, por li­
brarnos del infierno y hacernos dueños del Cielo).
— ¿Tienes tú un alma?
— May, micpin (sí, padre; tengo un alma).
— ¿Y tu alma morirá?
— Muea, padre, lalay inchc ni púllú (no, padre;
mi alma no morirá jamás).
— ¿Y adúnde irá tu alma, después de la
muerte, si es buena?
Alzífido los ojos con una profunda expresión
de fe, dijo:
¡AmiMV hueny mu! (irá al cielo).
— ¿Y si es mala?
Arrugó la fronte y, casi temblando, respondió
como asustada:
— ¡Arnmy cúthal inapu mu! (irá al infierno).
— ¿Y tú adonde quieres ir después de la
muerte?
V ella con un suspiro lleno de afecto dijo:
— Inche cupa amuau hucme mu (yo quiero ir
al cielo).

— ¿Tu cuerpo resucitará al fin del mundo?
— Calúl uñomogetuary.... (sí. padre; mi cuerpo
saldrá del sepulcro para volver á vivir con el
alma).
r
— ¿ Y por cuánto tiempo estarán los buenos
en el Paraíso y los malos en el infierno?
— Annuy-Car, casi sin darme tiempo para
terminar la pregunta, me respondió:
— Afnoché chiparrutu meu (por siempre).
— ¿Quién manda la muerte á los hombres?
— Dios múthen (solamente Dios y ninguno
más).
— Bien, bien; he terminado. E l Señor te ben­
diga y te conceda una muerte santa y el Paraíso.
Es fácil imaginarse la satisfación que me pro­
duciría oir de boca de una indígena estas pala­
bras, contestadas con tanto acierto, precisión y
soltura. Di gracias á Dios y á María Auxilia­
dora por haberme hecho encontrar con un alma
tan llena de fe, y rogué á la buena cristiana
me ayudase con sus consejos para inducir á
aquellos salvajes á que se aprovechasen y sa­
casen fruto de mi visita.
Annuy-Car se mostró celosísima, como un
apóstol, durante todo el tiempo de la Misión. Era
siempre la primera en acudir al toque de la cam­
panilla y á la explicación de la doctrina cristiana
que se hacía cuatro veces al día. No dejó tam ­
poco de asistir ni un solo día á la Santa Misa
servida por el catequista Gregorio Méndez, á la
cual acudían hasta los indígenas que repetían
varias oraciones guiados por el susodicho cateqirista. Fué un verdadero triunfo de la gracia,
pres al fin de la misión toda la tribu fué bau­
tizada y recibió la Sagrada Comunión.
H ay á veces tan grandes consuelos espirituales
que el corazón sólo conoce y la lengua no los puede
cspresdr; tal fué el que experimenté aquel día.
E l Cacique, para hacer más solemne la fiesta,
hizo matar dos bueyes muy gordos y distribuir
la carne á toda la tribu. Después del modesto
banquete, pasé de uno en uno repartiéndoles
objetos de devoción; estampas, crucifijos, me­
dallas y otras cosillas.
Da despedida fué conmovedora. Recuerdo
que, montado á caballo, aquellos pobres hijos
del desierto se agrupaban en torno mío con mil
muestras de agradecimiento. Diles las gracias
con todo el afecto de mi corazón, y mientras me
alejaba lentamente, ellos me seguían con la \4sta;
y haciendo inclinaciones y reverencias batían con
júbilo las manos, augurándome un buen viaje,
e i tanto que gritando todos á una me decían:
Amiiquellechi may, padiru, y cm (que Dios te
acompañe, amado padre; vuelve pronto á hacer­
nos otra visita).

DO M IKG O M i L .\N ESIO ,
ü,lis\ó¡:crj Salcsiano

EL CULTO

de María Auxiliadora




= =

Nós tenemos la persuasión de que, en las vicisitudes dolorosas de les tiempos
que atravesamos, no nos quedan mds consuelos que los del Ciclo, y ealre estos,
la poderosa protección de la Virten iKndIla. qne luó en todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
pio x.

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
Carmona. — Me sobrevinieron unas fiebres
perniciosas que pronto me postraron en un grave
estado. Afortunadamente \úno un Padre salesiano
á confortarme en mi enfermedad, entregándome
una estampa de María Auxiliadora y dándome la
bendición.
Bn aquel momento se elevó de mi pecho ima fer­
vorosa plegaria en la que decía á la Sma. Virgen
que, cual bondadosa y tiernisinia Madre, se apia­
dara de su hijita que se veía consmnida por los ar­
dores de terrible enfermedad. Desde entonces se
inició una notable mejoría y á los pocos días me
encontraba perfectamente sana.
Profundamente reconocida por tan señalado fa­
vor fui á dar gracias á María Auxiliadora, acom­
pañada de mis queridos padres y nmnerosas com­
pañeras de Colegio, las cuales comulgaron también
en la Sta. Misa.
Diciembre, 1911.

C a r m e n F e r n .ándex E s t e b a n .

Id. (Esp.). — 5Ii hija Francisca fue atacada
de unas fiebres infecciosas tan altas y tan tenaces
que los médicos temieron por su vida.
Me encomendé á María Ailiadora y el dia de
la Natividad de la Sma. Virgen la vimos limpia de
calentura.
Gracias le doy de todo corazón á María Auxi­
liadora por tan señalado favor.
Diciembre 1911.

C o n c ep c ió n M e c ía , V d a. de C a r r ió n .

Gelves (Esp.). — ¡Qué buena es María Auxilia­
dora! Cayó enferma de meningitis la niña Encar­
nación Calado García; y era tal la gravedad, que el
médico que la visitaba se retiró en ima de las oca­
siones con el convencimiento de que la enfermita
no podía durar más de media hora.
Entró en esto ima vecina acompañada de un
hijo suyo, llamado Manuel de los Re/es, de 4 años,
á hacer una visita; y el niño, inspirado seguramente

por el Cielo, dijo á su Madre: — Mamá, ¿yporqué
no pones á Encamación una medalla y una estam­
pa de María Auxiliadora ?
Hízose al momento lo que aquel angelito había
sugerido, y la niñasefué tranquilizando hasta que­
dar dormida. AI despertar, empezó á abrir poco á
poco los ojos, que tenía cerrados desde hacía más
de v’^einte días; inicióse al momento la mejoría, y,
contra las predicciones de los que aseguraban que
la niña quedaría sorda ó muda. la eufeniia está
hoy completamente curada, como si nuuca hubiese
tenido molestia alg^ a.
Sus padres agradecidos
Marzo 1911.

A n t o n io C a l a d o ,
D o l o r e s G a r c ía .

S ig s 'g (Ecuador). — En menos de dos años á es­
ta parte he experimentado de una manera evi­
dente la poderosa intervención de la Reina de los
Cielos en todos y cada uno de mis negocios. He he­
cho adquisiciones inverosímiles stilo por sn mila­
grosa intervención: he recau<lado créditos por la
tura completa de semovíente.s, que en concepto
de todos estaban lisiadt)s é inválidos, cuyo precio
era lo menos de doscientos y trescientos .sucres;
he recuperado, por último, la Iraiujuilidad de
mi alma y me he ev'itado en los momentos más
difíciles las venganzas rastreras de mis enemigos,
y todo por que con fe viva he invocado el Au­
xilio de la Reina del Ciclo. - Ahora <jue ya las
brmnas se han disipado, hago público el te.stimonio
de las mercedes recibidas diariamente por la mila­
grosa advocación de María Auxiliatlora, para (jue
los mortales que se vean atribulados 'de pesares
acudan á tan sej^uro refugio, como único remedio.
¡Cosa prodigiosa! Estos hechc« han sucedido con­
migo inmediatamente después de haber enviado
algunas limosnas para el Santuario que los RR. PP.
Salesianos levantan en Tudul, cabecera de esta
parroquia. Y hoy como escudo seguro de mí hogar,
la he constituido Protectora y Patrona de mi casa,
ofreciéndole mandar celebrar anualmente una
TTii«M solenne, como testimonio público de mi gra­

titud por las gracias recibidas. íViva nuestra santí.sima Madre María Auxiliadora!
Dicembre 1911.

Cumplo la promesa de publicar en el BoUtin
tan señaladas favores.
Agosto 1911.

J OSÉ M a r ía Y

ñ ig u ez ,

abogado.

S e v illa (lísp.).—-Encontrándose mi nieta Ma­
tilde Scrdo de J egueta, religiosa en el Convento de
Eoreto de CastilugaMe la Cuesta, gravemente en­
ferma con fiebre tifoidea, y habiéndosele adminis­
trado los Stos. SacTíunentos, perdida por com­
pleto la esperanza de su curación, pues así lo
creían los médicos, recurrimos á nuestra querida
Madre María Auxiliadora, cncend éndole cirios en

M e r c e d e s S erd o de J egu eta .

Cali (Colombia). — Ya puedq imaginarse el
dolor y la constante amargura del corazón de
una madre viendo su hijo víctima del bochor­
noso y funesto vicio de la bebida.
A pesar de mis consejos y advertencias, con­
tinuaba encalleciéndose cada vez más y no había
medio para sacarle de tan lastimoso estado. No
sabiendo ya que hacer, determiné encomendarlo á

P U N T A R E N a S (C hile) — G im nastas del C olegio de S . José.

SU altar y haciendo q\xe rogasen por su salud los
niños de Don Rosco, txsl como ofreciendo publi­
carla en el Boletín si la Virgen concetlía la gracia,
límpezanuís xma nonovena y (ptiso la SSma. \4rgen
(jue durante ella saliera ncl imninente peligro, q\iedando restablecida algún tiempo destines.
Diunos al mismo tiempo rendiilixs gracias á Ma­
ría Auxiliadora, porque, habiendo dado mi nieto
Fernando Sereso de Tejada ima mortal caída de
lui caballo, estuvo nueve díixssiu conocimiento con
conmoción cerebral. Hicimos los mismos ruegos á la
SSma. Virgen Auxiliadora pidiéndole la grada de
verlo volver A la vida, y hoy se encuentra com­
pletamente bien; estando convencida de que no
quetió muertoen el acto de la caída gracias á la me­
dalla de María Axixiliadora que llevaba al cuello.

María Auxiliadora, ofreciéndole una misa en su
Santuario. Esta cariñosa Madre escuchó mis ple­
garias y después de tantos suspiros y tantas lá­
grimas, he logrado por fin verle libre de tal
infamia y consagrado al trabajo. Agradecida por
tan gran favor doy gracias á e.sta bondadosa
Bienhechora y en cumplimiento de mi promesa
envío diez pesos de limosna.
Setiembre 22, de 19x1.

V. L.
Carm ona (Esp.) — Mi alma hallábase tan aba­
tida y atormentada por horrible tribulación que
en nada podía encontrar consuelo y reposo. En
tan angustioso estado me encomendé fervorosa­
mente á María Auxiliadora haciéndole una novena

~ 107 —
y prometiéndole propagar su devoción. Esta ce­
lestial Madre no tardó en apiadarse de mi pobre
alma, pues al tercer día de la novena, la paz
tan deseada inundó con siis dulzuras mi atri­
bulado espíritu, devolviéndome la felicidad y
alegría que antes había perdido.
Hago público mi agradecimiento para que
todo el que se halle víctima de la tribulación,
acuda sin demora á la que es Auxilio podero­
sísimo de los cristianos.
Diciembre de 1911.

M. E.
Punta A renas. — Doy infinitas gracias á Mana
Auxiliadora por haberme obtenido de Dios con
su poderosa intercesión la curación de una grave
enfermedad, de la que poca esperanza tenía de
sanar. Rectun á Ella con ima novena de oraciones
prometiendo publicar la gracia en el Boleíin
Salesiano, si la hubiera obtenido y hacer una li­
mosna según mi estado. Hoy me veo perfecta­
mente sana y cxunplo gustosa con mi promesa á
jnayor gloria de María Auxiliadora, exhortando á
cuantos padecen física y moralmente para que
reciuran á tan excelsa y bondadosa Madre, se­
guros de que todos obtendrán alivio en sus do­
lores y grandes consuelos en su afliciones.
Enero 1912.

M a r ía G r is e l d a .

Id. — Mil veces bendita, sea Nuestra que­
rida Madre, María Auxiliadora, por haberme sa­
nado de xma gravísima enfermedad que me tuvo
postrada en cama por mas de cuatro meses sin
esperanza de poder sanar. Los remedios y los cui­
dados de los médicos de nada me servían; cada
dia me encontraba peor. Recurrí con confianza á
la bondadosa Madre de Dios prometiendo hacer
pública la ^acia si me la alcanzaba; y al poco
tiempo me vi libre de la terrible enfermedad.
Deseo sea publicada esta gracia, porque asi se
lo prometí á la Virgen Auxiliadora, y servirá para
demostrarle mi grande agradecimiento y amor; y
al mismo tiempo animará también á otras muchas
personas atribuladas á recurrir en su penas á la
que tanto se esmera en atender los clamores de
sus devotos.
Enero, 191a.

C a n d e l a r ia B a r r ie n t o s de C á r ca m o .

Bilbao (Esp.). — Teniendo gravisimamente en­
fermo á mi marido sin esperanzas de su curación,
ofrecí entre otras cosas á María Auxiliadora ima
limosna para las misiones. Como la curación de­
seada ha sido tan radical y milagrosa, cumplo mi
promesa enviando 1000 pesetas para las misiones,
y publico la grada para que sirva de estímulo á
quien se encuentre atribulado y no deje de acudir
siempre á nuestra cariñosa Madre.
Enero 1912.

Una Hija de María del Sdo. Corazón.

Dan también {radas i María Anzlliadora j envían sn
liooBoa:
A) — Archidona (Esp.): Josefa Rosal, por varios
favores. — Aracena (Esp.): Rosario Sobo, por va­

rios favores. — Amtís (Esp.): María Fernández,
por varios favores.
B) — Barcelona (Esp.): G. D., por haberla curado
de ima grave enfermedad. — Cádiz (Esp.): Vitoria
Duarte, por haber demelto la salud á su padre.
— Id.: Francisca Droz, por haberle curado milagro­
samente una nietecita. — Cuenca (Ecuador):Zoila
P. Peñafiel, por haberle devudto una cantitad de
dinero que creía perdida, y emúa una limosna para
los niños pobres. — Carmona (Esp.): Una devota,
por haberla librado de un dolor que le puso en gradsimo apuro. — Id .: Inés Feniáudez, por haber
librado del senncio á un liijo suyo cuya separación
le era muy dolorosa. — Id .: La Abadesa del Con­
vento de Sta. Clara, por haberle arreglado feliz­
mente un asunto difícil. — Id .: Luz Pérez, por ha­
berla librado de unos dolores que l:i imposibili­
taban para los que haceres domésticos. — 7íi.
Asunción Cabo, por haberle curado una sobrinita
casi ciega. — Id .: Z. D., por haberle protegido sus
intereses. — Id .: Valeria Palomino, Ignacia I/>pez
y Dolores Sanjuán, por varios favores.
E) — Ecija (Sevilla): A. Sánchez, por haberle
ayudado á vencer las graves dificultades que se
oponían á su vocación.
G) — Genalguacü (Esp.): Antonio García, por un
favor. — Gelves (Esp.): Rosario Bubio, por una
gracia e^ecial. — Granada (Esp.): Joaquina Orense,
por varios favores y en\úa una limosna.
L) — Los Sanios (Esp.): Agustina Carrasco, por
un favor.
H) — Huelva (Esp.): Luisa Rufete. por un favor
muy grande.
L) — La Coruña (I2sp.): E. U., por varios favores
y envía ima pequeña limosna.
M) — Málaga (Esp.): Hortensia de la Cerda, por
haber puesto buena á una hermana suya amena­
zada de una enfermedad incurable, y envía cinco
pesetas en acción de gracias. — Montemayor (EvSp.):
M. L.. por haber recobrado la salud, estando ya
sacrj.mentada. — Mosquera (Colombia): líugcnio
Rodríguez, por haberle arreglado un asunto difici­
lísimo de mía manera tan maravillosa como ines­
perada.
P) — Poeoblanco (F^p.): Un devoto, jior un favor.
S) — Salt (Esp.): Una religiosa del convento de
Sta. Clara de Gerona, por haberle obtenido para su
sobrino el triunfo en unas o|)osiciones y un buen des­
tino con el que es el apoyo de la familia.
T) — Tuy (Esp.); R. IC., por un favor especialísimo y envía dos pesetas de limosna. — Id .: P..
por haberle concedido dos gracias relacionadas con
su vocación y envía limosna para das misas. —
Jarqui (Ecuador).: Gerardo Abril, por haberle
curado milagrosamente el brazo izquierdo, y envía
u n a lÍTmvma

V) — Vigo (España): Concepción Castro, por ha­
berle hecho saber de un liijo que tenía en América
creyéndolo víctima de un terremoto. — Id .: An­
tonio Mediero, por haberle alcanzado una gracia
muy especial. — Id .: D. Quirino Gutiérrez, oficial
de marina, por un favor y envía 10 ptas. de li­
mosna. — Id .: D. D., jx>r otro favor muy grande
y envía 13 ptas de limosna.

POR EL NUINDO SflLESLlNO
La coaineiDoraDióE da D. Basco en Valsálice.
l’ara celebrar el vigósimocuarto aniversario de la
muerte de D. Hosco, tuvo lugar jimto á su tumba
una conmemoración solenme. Por hi mañana ce­
lebró en la artística iglesia de S. Francisco de Sales
S. E. el Card. Richelmy, el cual dió la primera co­
munión A un grupo de jovencitos del oratorio fes­
tivo. A la tarde se reunieron en torno de D. V. Albera en la sala del teatrito varios admiradores de la
Obra de D. Hosco y todos los alumnos del Seminario
de líis Misiones con unos doscientos niños del ora­
torio festivo. El abogado vSr. Hattú con frase sencilla
y conmovedora evocó la figura de nuestro Fmidador,
luiciendo resaltar al pedagogo que comprendió la
época en (pie vivió y A sus exigencias supo acoraodíu su obra. Siguieron dcs|>ués varias composicio­
nes de los alumnos del vScminario alternadas con
escogidas ])iezas de música y la conmemoración
terminó con im afectuoso discurso de D. P. Albera.
Iva orquestra del círculo « Juan Hosco ■>ocupó el
puesto de honor en la parte musical.

i l n ^oi\or de

J^'ijancisco de ^alcs.

Con gran sentimiento por nuestra parte, debe­
mos omitir las interesantes relaciones de las fiestas
de nuestro patrono celebradas en las casa de Italia;
aunque algunas de ellas merecerían especial niencií'm. Nos contentaremos con resumir las del Orato­
rio qae siemcire despiertan tan gratos recuerdos.
Nuestro amadísimo Superior General (Xílebró la
misa de comunidad y Mons. Hartoloniasi pontificó
en la solenme, en la cual la Schola caniontm ejecutó
la «Missa Salvatoris» del Mtro. Mittcrer. Desimcs
de las vísperas solemnes. D. Mateo Amatéis hizo
un acabaclo panegírico de nuestro glorioso patrono
y S. Iv. dió la bendición con S. D. M. líl santuario
estaba hermosamente adornado con las ricas col­
gaduras de la coronación. Por la iwx'hc la sección
dramática nos hizo pasar ratixs deliciosos. ICl 3 de
febrero eti la iglesia de S. Juan Ií^'angolista se dió
la conferencia A los Cooperadores. líl misionero
D. Domingo Piaña habló de D. Hosco de las obras
por t^l creadas con la gracia de Dias v el auxilio
do las coo|ioradorcs; luego delineó A grandes ras
gos el cuadro de las nec'esidades urgentes en
las naciones civilizadas y en las paises salvajes,
y finalmente animó al distinguido auditorio A contiunar en sus generases propíisitos con la oración
y la limosna. Presidió cl Sr. D. P. AU>era que dió al
fin la bendición con S. D. M.

CIUDADELA — Fiesta de S. Francisco de Sales.
— Resultó sobremanera simpática, no cediendo
en gusto ni entusiasmo A la de los años anteriores
y realzada, en el presente, con la grata visita del
M. R.do Sr. Inspector, Dr. D. José Manfredini.
Precedida de devoto triduo, durante el cual
panegirizó dignamente las virtudes del santo
Obispo el Sr. Director de esta casa, tuvo lugar
la citada fiesta el 4 de Febrero, en el Santuario
de María Auxiliadora.
La misa de Comunión general que se digné
celebrar el Exmo. Sr. Obispo, entusiasta Coo­
perador y Protector de la Obra Salesiana , es­
tuvo sumamente concurrida, constituyendo, sin
duda, este acto una de las notas más edificantes
de la fiesta y que puso de relieve la devoción
que aquí se profesa á este Santo. La Banda
« Antiguos Alumnos » atestiguó su cariño y agra­
decimiento al Sr. Obispo, acompañándole á su
regreso al Palacio al compás (le un hermoso
pasodoble.
Al mismo carácter de festiva solemnidad re­
vistió la misa mayor en la que ofició el Sr. Ins­
pector. El celoso Cooperador. Lie. D. Pablo
Brunet, Director espiritual del Seminario, pro­
nunció una bellisima oración llena de entu­
siasmo por la Congregación Salesiana, á la que
aplicó con mucha propiedad, la dulzura y man.sedumbre de su ínclito Titular, cualidades que
caracterizan visiblemente todas las obras del
Vble. Juan Bosco.
Inútil creemos decir que la Scholam Cantonm
del Colegio, supo deseiupeñar A las mil ma­
ravillas su papel, Miterprelatulo magistralmente
una preciosa misa al unisono, acompañada con
orquesta, del Mtro. Juan Tebaldini.
Puso digno remate á estas fiestas la magnifica
donferencia que dió el P. José Manfredini A los
Cooperadores en la Iglesia de S. Augustin. No
debo pasar por alto el liermoso espectáculo que
ofrech. dicho templo : presidia la gran asamblea
el Exmo. Sr. Obispo, A sus lados, dispuestos en
majestuoso semicirc'ulo, el M. I. Sr. Alcalde de
la ciudad, gran bienechor, protector y padre
amante de los Salesianos, los muy Ilustres Se­
ñores Arcipreste y Arcediano, la primera Auto­
ridad militar y lo más linajudo de la nobleza
de Menorca, como dando ejemplo á los demás
de grande afecto y cariño A los humildes hijos
del Vhle. Juan Bosco. Toda la iglesia espaciosa
cual es, se vió cubierta como de flores se cubre
un ameno jardín, siti un claro ni espacio, de­
biendo muchos niños ceder el sitio.

— 109 —
Después de haberse leido la carta quel el Su­
perior General dirige á sus Cooperadores en el
principio del año, habló el Sr. Inspector. En
elocuentísimos párrafos saturados de unción
apostólica vertió sublimes conceptos al expo­
ner la misión social del Salesiano, acabando
por señalar los Oratorios festivos como el campo
de acción en donde los Cooperadores pueden
ejercer provechosamente su celo en favor de
la clase obrera. Su sencillez encantadora
cautivó de tal modo la atención de los presentes

su amado Pastor y Padre, pues tan pronto como
se tuvo conocimiento de que el dignísimo Pre­
lado que ocupa la Sede de S. Leanrdo é Isi­
doro fué elevado á la altísima dignidad de Prin­
cipe de la Iglesia, todos sus hijos á porfía, sin
distinción de clases, ofrecieron sus respetos al
nuevo Purpurado, y algunos centros docentes,
entre los que se encuentra nuestra casa, le dedi­
caron academias, ú otras manifestaciones afectuo­
sas de esta índole, correspondiendo asi algún
tanto al amor que el Emo. Sr. Cardenal Al-

V A L E N C I A . — G ran m apa en relieve de la exp o sición didáctica.

que á todos pareció brevísimo su discurso, no
obstante el haberle escuchado una hora entera.
Al descender el conferenciante del pulpito se
hizo la colecta; los que presidian el acto
fueron como la piedra angular; todos, todos
sin excepción, contribuyeron á aumentar la can­
tidad, unos con el caudal del rico, otros con
el óbolo de la viuda, manifestando todos cuánto
aprecian la Obra del Venble. Bosco, y en cuánto
estiman la silenciosa labor de sus hijos.
Con la Bendición de Su Divina M. que dió
el Sr. Obispo dióse conclusión á tan simpática
fíesta, entre el consuelo de unos, la admiración
de otros y la satisfación de todos.
SEVILLA. — Ya saben nuestros lectores como
ha demostrado esta Capital, el amorque tiene á

maraz y Santos tiene á los hijos dcl Venerable
Juan Bosco.
A las cuatro y media de la tarde, ocupaba
S. Emcia. Rma. la silla presidencial, y alter­
nando escogidas piezas de nfúsíca con poc.sías
y diálogos de ocasión y graciosísimos sainetes,
se consiguió que la numerosa concurrencia pa­
sara dos horas de santa alegría.
El día 29 de Enero , fíesta de S. Francisco
de Sales, celebró Su Eminencia la misa de
Comunión general, á la que asistieron reci­
biendo el Pan bajado del Cielo todos los niños
internos y externos de las dos* casas Salesianas
y representaciones .numerosas de las casas de
Hijas de María Auxiliadora, dirigiéndoles antes
de la Sgda. Comunión palabras de amorosísimo
Padre, encareciéndoles la frecuencia de tan pro-

— lio —
vechoso Sacramento con las mejores disposi­
ciones posibles.
Por mandato expreso del Emo. Sr. Cardenal
se dieron á los niños dulces en abundancia.
El resto de la fiesta religiosa. Misa solemne
etc. resultó muy bien, quedando todos muy sa­
tisfechos.

ASOCIACIÓN DE EX-ALUMNOS. ^
CRIDADELA (Menorca). — De esta ciudad nos
escriben. Los antiguos alumnos dejan entrever á
través de sus obras, el espíritu y educación que un
tiempo recibieron de sus educadores, los Hijos del
Vble. Juan Bosco; lo manifiestan por su entusiasmo
y lo demuestran sus pasados triunfos y los actos
que pasamos á describir.
Reuyiión del día 21 de Enero. — Con una cir­
cular fueron invitados A una reunión en la que se
tratarían asuntos de gran importancia para ellos.
Todos A porfia acudieron, dejando algunos sus ocu­
paciones, sacrificando otros sus diversiones: un cen­
tenar ocupaban los asientes del salón de actos. El
Sr. Director esta casa dirigió la palabra á los con­
gregados, encareciendo la importancia del Regla­
mento que A continuación leyó y explicó, haciendo
resaltar las ventajas y obligaciones de la Umón ; y
exhortó A todos al cmnpliniiento de mi Reglamentó
aprobado por los Superiores y por el Exmo. Sr.
Obisjio de la diócesis. Un aplauso general que brotó
espontáneo fué la aprobación unánime y entusia.sta
de todos los presentes. Acto seguido, se señaló el dia
para la elección de la J unta, y por acuerdo general
se decidió que fuera el domingo dia 28; finahneute
el Sr. Director alabó la labor de la J unta que cesaba,
deseando que los miembros de la nueva estu\nesen
animados de los mismos y aún mayores bríos.
Elección de ¡a Junta dirccHva. — En el inter\*alo
de tiempo que precedió A la elección, se notó en los
exalumnos un efer^’escencia tal (pie parecía tratarse
de elecciones A cargos públicos; en tc>dos se revelaba
gran acierto y pmdcncia al poner los ojas en <iuienes por sus méritos y prendas intelectuales merecian fonmu: parte de ella. Llegada la hora, se no­
taba gran numiiuación en todos los corrillos que
fomiubim; tcxlo era hablar del acto (jue iba A rea­
lizarse. Una vez dada la señal, cada uno ocupa su
sitio, y en perfecto orden se da comienzo A la vo­
tación; textos los votantes con la íonnalidad y or­
den más estrictos pasan A escribir y depositar su
voto en los sitios de antemano prefijados.
MAs de dos horas duni la votación, cuyo resul­
tado fué el siguiente;
Preíideuie Frimcisco Catalá; Vice-presidente Toimis Eranco; Secretario Juan Marqués; Tesorero
Juan ^oliveras: í ora/es Bartolomé 'fuduri. Juan
Pellicer. Pablo Capella. J uan Gorrias.

Los aplausos iban confirmando cada elección. Al
ver los nombres que forman la lista que antecede, no
puede menos de admirarse el acierto de los A. A
en haber elegido para desempeñar su respectivo
cargo personas tan dignas y tan hábiles,como á las
que han dado el voto. Con un aplauso se coronó y
dió por terminado el acto, saliendo textos anima­
dos, para trabajar, y trabajar con ahinco y sin des­
canso, por el continuo desarrollo de la Unión.
Fiesta del día 2 de Febrero'. — En este dia espe­
rábamos al Sr. Inspector, Rdo. Sr. D. J osé Manfre»
dini, y por la mañana la Junta de la Unión de A. A
fué A recibirle y darle la bienvenida, acompañán­
dole luego hasta la casa en donde le esperaban im­
pacientes los niños, quienes, al presentarse el Sr.
Inspector en el umbral de la puerta, prorrumpie­
ron en estrepitosos aplausos y imánime aclamación.
Por la tarde el patio se llenó de A: A. ¡ Qué
hernioso espectáculo, ver A los en otro tiempo ni­
ños y aliora jóvenes robustos y hombres formados,
mezclarse con los niños que asisten A las escuelas y
participar del juego con ellos! A la hora fijada se
sacaron dos fotografías del grupo; una de tc>dos los
A. A. presentes, grupo presidido por el Sr. Inspector,
y otra de la Banda de la Unión. Una vez tomada la
negativa, ésta rompió en ima herniosa y elec­
trizante pieza popular, como desbordándose por
las campanas de los instrumentos, el entusiasmo de
que estaban poseídos los músicos.
A las 5 34 empezó la velada en honor del Sr. In
pector y de los Coopera(Íores. Al entrfc aquél en
el salón, materialmente atestado de Ccxjperadores
y niños, un estruendoso aplauso brotó de todas
partes y la banda tocó un alegre pasodoble
titulado < El Salesiano ». Después de hablar el
Sr. Director, D. Pedro Olivazzo presentando al
orador que debía pronunciar el discurso, éste, el
Sr. J. Cavaller, CcxDperador salesiano, subió al estratrado. Una salva de aplausos frenéticos resonó en
la sala, y empezó con palabra fácil y enérgica,
dando la bienvenida al c[ue presidia y dedicando
grata memoria á los que hasta aliora han estado al
frente de esta casa; descendió luego A pintar el
estado actual de la sociedad menorquina, lamen­
tando la falta de energías para reanimarla y vivi­
ficarla: después, como vidente cjue habiendo pre­
visto los males indica el remedio y el consuelo,
anuncia wna aurora feliz y señala como brazo po­
deroso, como elemento ^•ital y faro de esperanza,
la Unión de A. A. quienes con sus educadores al
frente. implantarAn, con el favor del Cielo, el rei­
nado de Jesucristo, realizarán del deseo de S. S.
Pío X de Instaurare otnnia in Chrisio, y llevarán
A cabo obras grandiosas para el bien de la Patria.
I'na larga ovación coronó el discurso del Sr. Cavaller siendo felicitado calurosamente.
A continuación se ejecutó con orquesta la
zarzuela del Sac. Salesiano D. Felipe Alcxintara
que fué muy aplaudida.
La Banda, dirigida por el entendido maestro
Rdo. Sr. D. Francisco Sastre. Ccxjperador Sale­
siano, en la sinfonía * Ixi medalla de Oro »fué, con»
quien dice, alcamada por la precisión y buen gusto
con que ejecutó tan brillante número.

— III —
Después de dos bonitas películas cinematográfi­
cas, se levantó el Sr. Inspector, que fué acogido con
un cariñoso aplauso. Después de saludar á los cir­
cunstantes y dar las gracias á todos por haber con­
currido y contribuido á la función, habló de la
obra Salesiana, de los Cooperadores y de los An­
tiguos Alumnos, expresando su más ardiente de­
seo. cual es el de que todos prestándose mutua­
mente apoyo moral y material, ayuden á los Hijos
de D. Bosco en la obra que realizan; obra difícil
á, pero menos deficil, si todos, imponiéndose sacri­
ficios, ora costosos, ora fáciles, se adhieren incondidonalmente á ellos. Dando nuevamente las gra­
cias y felicitando á los A. A. por lo mucho que han
hecho, terminó su breve discurso.
Una prolongada ovación acogió sus palabras;
y puso fin al acto la banda con un vibrante y mar­
cial pasodoble.
A la crónica de nuestro corresponsel tenemos que
añadir otra noticia que tomamos del Noticiero po­
pular.
Con motivo de la visita del Sr. Inspector, D.
José M. Maníredini, tuvieron los exalimmos una
reunión extraordinaria. Reunidos en gran nú­
mero en el salón del colegio, recibiéronle con ca­
lurosos aplausos y cordiaüsima efusión. El Sr. Ins­
pector prommció una elocuente y provechosa con­
ferencia, llena de sabios consejos y alentadoras
frases.
Levantóse luego el señor Director del Col^io
quien, después de hacer varias advertencias res­
pecto á asimtos internos de la Unión, expuso á
los concurrentes las gestiones realizadas para la
adquisición de la bandera, insignia de la Socie­
dad, acordándose mandar hacerla s^uidamente
y para subvenir á su coste abrir ima suscripción
volimtaria.
Y dióse por terminado el acto en medio del mayor
entusiasmo.
MILÁN (Italia). — En tomo del Sr. Director que
celebraba el vigésimoquinto aniversario de su pri­
mera misa, se reunieron más de 300 ex-alumnos
entre los cuales había sacerdotes, seglares y mili­
tares también. Con acompañamiento de exquisita
música se cantó ima solemnísima misa á la cual asi­
tió Mons. Moiganti. En el fraternal banquete que
siguió á la función religiosa, se leyerou autó­
grafos del Papa, del Sr. Cardenal, de D. P. Albera
y de otros muclios distinguidos personajes. Los
gimnastas y demás alumnos del colegio procuraron
agasajar lo mejor posible á sus/j«rmanu5 mayores con
ejercicios y cantos y discursos, etc. Se nonabró ade­
más una comisión de ex-alunmos para realizar los
deseos comimes de actividad y expansión social. Con
la despedida tesnisima del Sr. Director se separaron,
volviendo á sus respectivos helares con el alma
llena de suavísimas emociones y santos propósitos.
SAYONA (Italia). — Los ex-aluranos tuvieron
alli también su primera reunión acudiendo sacer­
dotes, abogados, ii^enieros, oficiales, empleados,
comerciantes etc. De^ués de la función rel^iosa,
tnvo lugar la asamblea á la cual dió principio el abo­

gado Sr. Cúneo para propKiner algunas de las condusiones de las aprobadas por el Congreso de Turin. El Presbítero Sr. Calcagno expuso en im elo­
cuentísimo disciurso la alta finalidad de la naciente
Unión en el campo moral y económico, cual es el
unir á todos los ciudadanos educados en la es­
cuela de D. Bosco en fuertes asociaciones de so­
corro mutuo y asistencia recíproca en todos los or­
denes de la vida. Hablaron después otros orailores
y todos salieron entusiasmados y decididos á co­
menzar de hecho, instituyendo al efecto en Savona
la Unión de los Ex-almnnos.
Después se reunieron en el comedor del oratorio
con sus superiores y gran porte de los alumnos del
Colegio. Para completar la fiesta no faltaron p i ­
tidos de foot-ball, mientras la banda amenizaba el
espectáculo con sus mejores piezas.

NICTHEROY (Brasil).— El Presidente de la Re­
pública del Brasil, Dr. Hennes da Fonseca, acom­
pañado de un lucido séquito y saludado por las
salvas de los buques anclados en el puerto de Rio,
hizo una visita á nuestro colegio de Nicteroy el 12
de octubre, aniversario del descubrimiento de Amé­
rica.
En el puente central esperaban el Jefe de la na­
ción el Dr. Oliveira, Presidente del listado de Rio
J aneiro, con.su secretario; el Prefecto de Nictlieroy,
el Comandante del Cuerpo de Policía, Diputados,
Concejales, periodistas, ¿ropa, etc. Al entrar en el
colegio de S. Rosa lo saludó cou cstrueiidosos vivas
el batallón escolástico que forman niños del cole­
gio. Después de un breve reposo hizo mía visita á las
dependencias del establecimiento acompañado de
los superiores. En el patio estaban formados los 400
almnnos con su unifonne blanco dos de los cuales
leyeron su respectivo saludo. De alli subió la co­
mitiva al funicular para ver el monumento conme­
morativo del cuarto centenario del de.scubrimiento
del Brasil, coronado por una hermosa estatua de
María Auxiliadora; al volver pasó á la Galería
maríana y después bajó á recorrer las Ivscuelas
profesionales donde se hallaban ya algunos arte­
sanos para hacer ver algunos ejercicios de su pro­
fesión. La visita fué bastante larga y los obrerítos
y el método de aprendizaje ricibieron calurosos
elegios. A continuación se sirNtió un lunch; y antes
de terminar, un ex-alumno y el Inspector, D. J.
Rota, dirigieron sentidas palabras al S. Presidente.
Estq se manifestó muy agradecido del recibimiento
y ensalzó, como brasÚeño y como Presidente de la
República, la Obra de D. Bosco, la cual sin perte­
necer á ningnn partido, sabe inspirar en el corazón
de los jóvenes el amor á la patria. Finalmente
tomó la palabra el Sr. Ob%>o de Campiñas, el cual
habiendo presenciado el acto del Jefe de la nación,
elogió con grande entusiasmo el interés que se toma

— I 12 —
por el foniento de la instrucción nacional y concluyó
l)rindando á la prosi>eridad del Brasil y del Estado
do Rio Janeiro, dignamente representado por el
Dr. Oliveira. Vino luego todo im programa gimnás­
tico. Eas evoluciones correctísimas, especialmente
los ejercicios de esgrima á bayoneta calada, fue­
ron muy admirados. El Sr. Presidente dejó el Co­
legio á líis 4 de la tarde después de haber manifes­
tado su profunda admiración por el sistema edu­
cativo de D. Bosco.

Señor:
Tengo el gusto de dirigirle el presente oficio,
con objeto de hacer la ertrega de una medalla de
oro, que envió adjunta, como homenaje de congra­
tulación de la autoridad poli tico-administrativa
del departamento, otorgada al Colegio Don Bosco
de esta ciudad, por su decidida actuación en las
fiestas patrióticas del «6 de Agosto p, colaborando
para que ellas hubieran tenido el debido realce.
■ Quiera usted recibir dicha prueba de agradeci­
miento, y aceptar las seguridades de mi especial
distinción y aprecio, con que me repito de usted
atento y seguro servidor
J uan María Z alles .
PUNTA ARENAS (Chile). — Los alumnos del Co­
legio de S. José, para cooperar también al esplen­
dor de las fiestas patrias, tuvieron una gran función
que solamente una pequeña parte del innumerable
gentío qiie acudió ])udo presenciar, por no caber
todos en el teatro. Pero en el patio del instituto ya
era otra casa. El Sr. Gobernador, el Comandante
del Batallón de Magallanes y otras ilustres perso­
nas asistieron á la bendición del nuevo estandarte
del Colegio, obra de arte exquisitó ejecutada en el
taller de las Hijas de María Auxiliadora. Termi­
nada la ceremonia, el Profesor de gimnasia pronun­
ció mi discurso lleno de afecto para la patria y sus
alumnos; siguió luego la jura de la bandeta que
prestaron todos los almrmos con voz firme, vestidos
con sus añosos omifonnes: calzón blanco, cinturón
de charol, jersey celeste con estrella blanca y gorra
con el letrero: « Gimnasias Colegio S. José ». La pre­
cisión de los movimientos y evoluciones desperta­
ron gran entusiasmo.
El 18 se presentaron también formados en com­
pacto batallón con la banda á la cabeza, tomando
parte después del Tedeum, en el cortejo que des­
filó desde la iglesia parroquial hasta el palacio de
la Gobernación.

S E V I L L A , — E l N iño R ey regalado por S . Fernando
á los P P . T rinitarios.

LA PAZ (Bolivia). — Con el significativo titulo
de * Ac/o de Jus/ícía * piiblica la Verdad del 5 de
Noviembre una interesante noticia.
Ea Prefectura del Departamente teniendo en
ctienta la parte importante que el Colegio SaIe.siano
ha tomado en la celebración de las fiesta.s patriiis,
ha enviado al Padre Reyneri una medalla deoro con
el oficio que á continuación transcribimos.
Prefectura y Comandancia General del Departa­
mento. — La Paz, á 30 de Cctubre de 1911.
N. 3,408.
Astmto: Remisión medalla.
Anexos.....
Al R. P. José Reyneri, Inspector de la Institución
Sitlcsiima en Bolivia y el Perú.
Presente:

SEVILLA — 'Sma. Trinidad). Fiesta dei Niño
Rey. — Como en años anteriores se ha celebrado el
presente con verdadera solemnidad el dia 14 de
Enero, fiesta del Dulcísimo Nombre de Jesús. En
la misa de Comunión general, diclia por el M. Rdo.
Sr. Inspector, comulgaron todos los nmos internos
y externos, y á la solemne de las 10 y ^ asistieron,
además de los anteriores, los niños externos de la
Casa de San Benito de Calatrava, las nulas y obre­
ras que se educan en la casa de Sta Inés, dirigida
por Hijas de Marín Auxiliadora, con sus respectivas
profesoras, y todas las ahunnas y profesoras de la
casa de “Hijas de M. Auxiliadora de la calle de S.
\'icenté, reuniéndose entre todos más de 800 per­
sonas.
Después del Evangelio, subió á la Sagrada Cá­
tedra el Señor Director de la Straa. Trinidad, quien
con leguaje asequible á las jóvenes inteligencias,
les hizo comprender la necesidad de que el Nmo
J esús fuese su Rey, esto es: que debían entregarle
sus corazones, voluntades y sentimientos, para que
El reinase verdaderamente en ellos, huyendo, como
de la peste, de lo único que le desagrada, á saber,
de las ocasiones de pecar y del pecado.

— II3 —
Los demás números del programa constituyeron
A las 3 y media de la tarde se verificó la procesión
con la preciosa imagen, yendo en dos filas los niños lui himno á la Santa Cruz, lábaro triunfador, bajo
internos y del oratorio festivo, y externos de la cuya égida bendita y tutelar diera Constantino la
Stma. Trinidad, recorriendo los pórticos de la casa paz á la Iglesia de Cristo y asentara sobre la ciu­
y paseos de la huerta. Daba gusto ver el orden y dad de los Césares su reinado inmortal.
Bien es que en estos dias de zozobra y lucha se
compostura de los 600 niños que próximamente
asistieron á ella; al regresar á la Iglesia se dió la recuerden las grandes victorias de.la fe, señora un
día de los imperios, y á la que actualmente se quiere
bendición con S. D. SI.
Para que se comprenda la importancia de esta proscribir de la conciencia universal, á tnieque
fiesta, basta saber que la preciosísima imagen del del logro de bastardas ambiciones despertadas por
Niño Rey es un valioso regalo que el Rey S. Fer­ la política del más absurdo libertinaje, entronizado
nando hizo á los Rdos. PP. Trinitarios después de en los pueblos decadentes.
Pero es eterna la vitalidad de la Iglesia y la cmz
haber conquistado á Se\’iUa, y que esta misma ima­
gen salía en procesión á recibir á los niños rescatados del Redentor continúa enliiesta sobre el Capitolio
de los mahometanos por el dinero que para ello de Roma, abiertas los brazos para estrechar á la
daba el caritativo pueblo, y que con tanto amor y humanidad redimida con Uizos de amor y de paz.
La obra de la Iglesia de Cristo cu todas las ma­
abnegación, sin reparar en sacrificios, recolectaban
los PP. Trinitarios; siendo primero recibidos en el nifestaciones de la vida social, es obra de restaurpuerto al regresar las naves por las autoridades y el ción, de vida y de salud, y las conquistas de hoy
pueblo, y por el Niño Rey en la Puerta de Osario,
rodeando sus benditas andas los niños redimidos
en cuyos semblantes se retrataba la alegría por­
que para ellos habían terminado las inlmmanas
torturas de que eran objeto en aquellas tierras in­
fieles.
Conviene recordar aquí lo que á propósito de
esto escribió ya hace tiempo Doña Isabel Cheix:
« Como, según las necesidades de la época, la mise­
ricordia de Dios facilita los remedios propios para
los males que se padecen, hoy, que no hay cristia­
nos que redimir del poder de infieles, hay en cam­
bio multitud de niños abadonados, miserables pa­
rias en el orden social, sin padres, familia ni hogar,
(ó acaso en peores condiciones teniéndolos).
Para redimir á estos cautivos morales de la ca­
dena del presidio- ó del patíbulo infamante, ¿ no es
presumible que el Driono Niño Jesús. Rey y Re­
dentor, haya traído á su antigua casa á los hijos V IG O . — G rupo de socios del A postolado de la Oración
de D. Bosco, redentores también de la niñez, cautiva
(P arroquia del S d o . Corazón de Jesús).
del pecado, por el abandono, el vicio ó el crimen ?
Ciertamente debe ser así pues vemos como trabajan
para hacer de los muchachos indóciles y deprava­ como los triunfos de ayer en las artes y en las cien­
dos, sin creencias ni aplicación, que entregados á cias, en la escuela y en el taller están presididas
sus pers'ersos instintos amenazaban convertirse por el lábaro santo que hace diez y seis .siglos tre­
pronto en un peligro para la sociedad, honrados tra­ molaba Constantino ^^cto^ioso sobre las águilas de
bajadores. fieles ciudadanos y almas dignas de de Mí^encio.
Por esto nos es grato á nosotros rememorar las
su Creador ».
felices hechos del pasado brillante de la Iglesia, y
S alam anca . — En el instituto saicsiano de Ma* nos place sobremanera que los Hijos del V. D. Bosco
ría Auxiliadora. — El domingo último, á las seis en su lucha constante por la educación é ilustra­
de la tarde, celebróse en este benemérito centro ción de los niños, hallen tan interesantes iniciativas,
instructivo una solemne velada músico-literaria para ganar el corazón de los pequefiuelos á Dios,
para conmemorar el X V I centenario de la libertad despertando en sus almas virginales los amores de
las grandes tradiciones de la fe.
concedida á la Iglesia por Constantino.
El selecto programa de la tnísnia se ejecutó á la
Sea para todos nuestra enhorabuena cordial....
perfección por profesores y alumnos, mereciendo y lAdelante!
nn elogio sincero la oda leída por im niño del cuarto
A. R. P.
año, titulada Los triunfos de Constantino y la ro­
manza La canción del prisionero que cantó mr^isVIGO. — Hemos leído en E l Noticiero de Vigo
tralmente un niño de las elementales.
unos artículos á cuyo autor no tenemos el gusto
También fué objeto del éntusiasmo del auditorio •de conocer: pero de su lectura hemos sacado que
la representación del hermoso drama histórico: es un cooperador convencido de la eficacia de la
* El triunfo de la Cruz, * ordinal del joven Sa- Obra de D. Bosco para educar á los hijos del pue­
ksíano D. A. S. y la zarzuela en un acto de Aparicio blo, para evangelizar á los pobres. Creeríamos de­
V Neri, • El hijo del Alcalde ».
fraudar la expectación de nuestros cooperadores si

— II4 —
íio publicáramos al menos algunos párrafos, que
prr otro lado dicen atmque sea una pequeña parte
de la labor realizada por los hijos de D. Bosco en
Vigo. liélos aquí.
Con ocasión de la visita que recientemente giró
el R. P. José Manfredini, inspector en España de
las provincias salcsianas Céltica y Tarraconense,
á las casas Salesianas de nxxestra ciudad, hemos po­
dido apreciar más prácticamente la fructífera la­
bor que los infatigables hijos de D. Bosco, llevan
á cabo en Vigo.
Y a sabíamos lo mucho y muy bueno que se hace
en el Colegio de San Matías; pero quedamos ver­
daderamente sorprendidos viendo la excelente la­
bor que se realiza también en las escuelas gratuitas
que tienen establecidas los PP. Salesianos, en la
parrociuia del Sagrado Corazón. Son numerosísimos
los niños que de acjuel pqniloso barrio acuden á
dichas escuelas, especialmente los días festivos al
Catecismo y á los recreas que los apartan de los
muchos peligros que en tales días se presentan para
la juventud, si, como por desgracia tan frecuente­
mente ocurre, está abandonada á sí misma.
lín dichas escuelas y dias, ora con regalos y jue­
gos. ya con rifas de objetos útiles y representacio­
nes teatrales, se tiene á los niños ocupados todas
las tardes de los días festivas.
Y fue tal la agradable soqxresa del P. Inspector
al ver en el tenqxlo tanta gente memida — unos
300 más de los que á diíirio asisten á las clases —
qxie al dirigirles la palabra desde el pulpito, les de­
d a visiblemente emocionado y satisfecho:
— \’engo á sahu-laros y á deciros con toda el
alma que os unió tiernamente; ya os conozco y co­
nozco vuestras necesidades; veo ^'uestro número
que ya no cabe en este lugar y os repito aquellas
palabras de D. Bosco:
• Cuando las abejas se multiplican y no caben
en una colmena, enjambran y van á otra.... »
\'osotros ya no cabéis aquí; preciso será que
busciuemos otro local más amplio. Ayudadnos á
ello con vuestras purísimas oraciones....
Y decía bien y con perfecta visión de la realidad
el 1*. Manfredini; por lo que á las clases diur>ias
se refiere, hay 120 a/immos matriculados en la asis­
tencia diaria y solamente esos 120 porque no hay
sitio para más. Si lo hubiera, dado el número cons­
tante de solicitudes, fácilmente se llcgíuia á los 300.
Por esto el P. Ins|xcctor, si por una parte quedó
saüsfechisitno del resultado obtenido en tan co­
pioso campo de acdóu, como el que á los Salesianos
se brinda, lamentó que por la estrechez del local y
lo reducido de los limites materiales, no haya modo
de extender esa acción con la intensidad que la rea­
lidad reclama.
Sí, era preciso un local más amplio.... Era ne­
cesario conseguirlo.
El P. Maufretlini entendió claramente que el
local de dichas escuelas era reducido, que sus li­
mites materiales de acción no bastaban, que á todo
trance había que ampliar locales y radio de acción.
El Inspector Salesiimo está decidido á hacer llegar
esta verdad á todas partes por medio de una eficaz
é intensa propaganda que llevará su convenci­
miento y su entusiasmo 4 las personas que cuen­

tan con medios y se hallan dotadas de buena
voluntad, pues juzgaba que hoy dia aquel barrio
de Vigo en que las escuelas se hallan era el más ne­
cesitado y por lo tanto el punto donde los salesia­
nos debían desplegar mayores energías.
Y está fuera de toda duda que contando esas es­
cuelas con im buen local acudirían á ellas fácil­
mente más de 500 niños que habían de frecuetar el Oratorio los días festivos, con lo que esta obra
educadora, predilecta del grande y providencial
pedagogo del siglo X IX . había de producir incalcu­
lables frutos de bendición.
Esta institución de los « Oratorios festivos »
produce tan admirables resultados allí donde se
han instalado, que son- hoy una obra imprescindi­
ble de Acción Social, recomendada centenares de
veces por la Santa Sede.
Cabalmente el R. P. Fierro trató elocuente­
mente de los Oratorios en su bellísimo discurso pro­
nunciado en la tercera Sección del Congreso, durante
los días de Infonnación pública allí abierta con mo­
tivo de proyecto de Ley de Asociaciones, discurso
que con otros pronunciados por el mismo Padre en
distintos lugares y ocasiones, se ha reproducido en
su precioso libro acerca de la « Institución de log
Oratorios Festivos, por el Venerable Don Bosco >.
Inspirándose en estas doctrinas de su fundador,
desde que los Salesianos arribaron á esta ciudad en
1894, guiados por los buenos deseos de D. Clara del
Río y D. I^eopoldo Gómez, fijaron sus miradas en
el populoso barrio donde hoy viven, el más necesi­
tado de labor; y si bien al cabo de algunos años ftmdaron el Colegio de la Ronda, los Superiores de la
Orden no permitieron que se abandonasen estas es­
cuelas á que nos estamos refiriendo. Los sacrificios
en ellas hechos son incontables; su sostenimiento
ha sido dificilísimo, especialmente desde que la
pobre vivienda de los Padres quedó derruida.... y
sin embargo no han podido ni querido abandonar
su campo fecundo de acción católica, regado
con tantos sudores y cuidado 4 costa de tantos
desvelos ».
Y nosotros añadimos que no sólo no lo abando­
naron, ni lo abandonarán; hoy más que mmea ne­
cesita la juventud de Vigo centros como los sale­
sianos donde instruirse y formarse en la moralidad y
la\4rtud, precisamente porque en el Arenal es donde
esta necesidad se hace setir más. No hace muchos
días nos escribía el celoso párroco del Sgdo. Corazón
al enviurmos la fotografía que publicamos en este
número: * No puede V. figurarse el trabajo que su­
pone establecer aquí una congregación de hombres
para fines religiosos *. De^aciadamente es cierto;
la Religión parece ya cosa inútil y con la idea reli­
giosa se va la idea del deber y de la moralidad, que
á la corta ó á la laiga es el fundamento de la pros­
peridad de los pueblos. Pero esto, en vez de desa­
lentamos, debe ser todo ello un poderoso estímulo
para trabajar en esta empresa en la cual está
crifrada la gloria de Dios y el provecho de prójimo:
y cuando los prójimos-son nuestos conciudadanos
mismos, aparte del mérito que Dios recompensará,
su provecho forma parte del nuestro.

i

Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna

En las horas libres — Los salvajes del Paraguay —
Las consecuencias de una guerra — El grito del
apóstol — En el Rosario — Las vastísimas lla­
nuras de Santa Fe — Ei Chaco Argentino — La
civilización moderna — El Cazador de Indios —
Los desvelos de un capitán — Feliz encuentro —
Pentecostés — En Corrientes — En el Río Pa­
raguay.
En las horas que podía lograr desocupadas del
susodicho congreso Monseñor conferenciaba lar­
gamente con D. Matías Alonso Criado, Cónsul
General del P ar^ uay en Montevideo, quien le
acompañó á visitar al Ministro Plenipotenciario
de la misma República en el Uruguay. Al uno y al
otro manifestó su plan de aprovechar su viaje á
Matto Grosso para detenerse en la Asunción, capi­
tal del Uruguay, con la esperanza de dar cima á los
trámites iniciados años atrás para la fundación
de un instituto y misión salesiana en aquella ciu­
dad. No le preocupaba menos el Paraguay que Matto
Grosso porque bien se le alcanzaba la urgente
necesidad de misioneros que tenia aquella infeli­
císima RepúbUca. El Paraguay también se ve
recorrido por todas direcciones por tribus de sal­
vajes que vagan por las florestas sumidas en el
más lastimoso embrutecimiento. A cada paso se
encuentran catervas de ellos, hasta en las calles
de la capital, donde semidesnudos, andrajosos,
ofrecen el espectáculo de su terrible miseria, y
venden algunos cestillos diestramente tejidos con
hojas de palma, ó pieles de fieras y plumas de pá­
jaros. A la orilla izquierda del Paraguay andan
dispersas tribus completamente soregadas del
consorcio de los habitantes, de los cuales se dife­
rencian totalmente en costumbres, religión y len­
gua. Tienen una especie de sacerdote ó brujo que
preside los actos más importantes de la vida, tales
como los nacimientos, los matrimonios, los en­
tierros, con ceremonias y ritos estrafalarios y su­
persticiosos. A l otro lado del rio, frente á la ciudad

de la Asunción vagan también muchas tribus nó­
madas; todo el territorio está sembrado de sus
miserables cliozas, porque mientras los gobiernos
de los otros paises de América se atuvieron al par­
tido inhumano y antisocial de ametrallar á los
pobres Indios y darles caza hasta en las cavernas
de las montañas cual si fuesen bestias feroces, el
Paraguay providencialmente les ha dejado vivir
en paz.
Monseñor comprendía también la urgente nece­
sidad de tomar algima proridencia en favor de la
juventud civilizada del Paraguay. Esta Rpública
sostuvo sola, del 1864 al 70, ima guerra gigantesca
contra los ejércitos aliados del Brasil, Argentina
y Uruguay. A pesar del heroísmo insuperable des­
p ica d o por los hombres y aun por las mujeres,
aquella infeliz nación tuvo que rendirse á la supe­
rioridad numérica de las huestes invasoras y quedó
saqueada, destruida, aplastada. Para formarse
una idea de la saña con que se hizo aquella guerra,
y de sus desastrosas consecuencias, bastará notar
que hoy día cuenta el Paraguay 400.000 mujeres,
mientras que los hombres, sin contar los niños,
apenas llegan á 30.000. ¡Tantos fueron los que mató
la metralla ó acabó el hambre! A pesar de los he­
roicos esfuerzos hechos desde 1870 por este país para
levantarse de su honda postración y reorganizarse
del mejor modo posible, sin embargo aun la encon­
traba nuestro misionero en la extre:na necesidad
de formar nuevas generaciones retempladas en
aquellas virtudes que sólo el cristianismo sabe
inspirar. Creyó de suma urgencia fundar cuanto
antes un hospicio para niños pobres y desvalidos,
y sobre todo colonias agrícolas para los hijos del
campo.
A su vez el Cónsul General D, Matías Alonso
Criado, escribía: « No siendo eficaz otra propaganda
que la religiosa para iniciar á los indígenas en la
civilización.... y careciendo hoy el Pars^uay de
toda cooperación en el Río de la Plata para mejorar
sus condiciones morales y materiales, me dirigí
oficiosamente á fines de 1892 á la secretaría de Su

— 1i6
Santidad León X III *. Contestóle el Cardenal « que
Su vSantidad dolorosamente impresionado por la
descripción del estado deplorable en que se en­
contraban los Indios del Chaco Paraguayo, le había
ordenado interesar al R. P. Rector General de los
Salesianos para ver si era posible fimdar en dicho
territorio una inisióh dirigida por aquellos reli­
giosos 9. Y aliora le parecía á Monseñor Lasagna •
que se acercaba el momento en que se había de
cumplir el deseo del venerando Pontífice. Es, pues,
de ünaginar su alborozo cuando el Sr. Alonso Criado
le dió cartas de recomendación para el Dr. D. Ve­
nancio I/Í)pez, Ministro de Relaciones Ivxteriores
del Paraguay. Así, con el corazón henchido de hala­
güeñas esperanzas, saüa prna aquel país regenerado
hace dos siglos por los sudores y la sangre de tantos
hijos de Loyola, y hoy en gran parte sxuuido otra
vez en la niAs lastimosa barbarie.
Pesaroso de no poder acudir inmediatamente
en auxilio del Paraguay, conmovido hasta las lá­
grimas al pensar en la pérdida de tantas almas, el
ardiente apóstol dirigiéndose en sus cartas á los
alumnos del Seminario de las Misiones Salesianas
en Turin, prorrumpía en estixs calurosas y enfáticas
palabras: « Y vosotros, jóvenes escogidos, que
sentís arder en vuestro pecho la llama del celo,
vosotros, oh valientes, que os sentís llamados por
Dios á las altas y atrevidas empresas de la salva­
ción de los pueblos, de la gloria de Jesucristo,
volved al Paraguay \'uestros ojos, allá dirigid los’
pasos. No os faltará, no, abundosa mies de sacri­
ficios y de triimfos, de prmzantes espinas y de ce­
lestes consolaciones, la corona de la victoria y la
palma del martirio. Son nuevos horizontes que se
abren á los intrépidos apóstoles de los valvajes,
son nuevos mundos que franquean sus pxiertas á
los ángeles propagadores de la civilización cristiana,
á los héroes del Evangelio. De vosotros también
cantarán las presentes y las futuras generaciones:
O quatn speciosi pedes evangelizatitium pacem, evangetizavíium bona (i). * iQué hermosos los pies de
los que anuncian el Evangelio de paz, de los que
anuncian los bienes! •. El daba el ejemplo de ello.
{CoiUifiuará).
(0

Cooperadores Salesianos difuntos.
A ra ha l (Sevilla).
Sr. D. Manuel Romero Ortega
Barcelona.
» » Felipe Pons
Bailólas (Gerona).
Rdo. Sr. D. Ramón Neu
Carmona (Sevilla).
Sr. D. José M. Vidal
Sra. Da. Asunción B. é H. v. de Trillo-Figueroa Corrfoós.
»
» Purificación Martínez Pareja
Cieza (Murcia).
*
> Joaquina Missé v. de Pol
Gerona.
»
» Socorro Sivila
»
*
> Rosa Torres
»
Sr. D. Antonio do Castro
Dos Hermanas (Sevilla).
Sra. Da. Rita P. v. de Junyer
Figueras (Gerona).
Rdo. Sr. D. José M. Carretero
J erez (Cádiz).
»
> > Cayetano Sentís
León.
Sra. Da. Mariana de Ciuzana
La liisbal (Gerona).
» Bárbara Riera v. de
Massanet »
»
» Martina Llacli
Madremaila
»
> Catalina Girban v. de Genis Palafrugell •
» María Josefa Rodríguez Pozoblanco (Córdoba).
* Isabel Garda Madrid
*
*
» Josefa López »
»
» Catalina Gallardo
*
»
Sr. D. Bonifacio Ruiz Galán
»
»
» Buenaventura García
»
»
. Juan Oliiu
Sils (Gerona).
» Francisco Manzano, Pbro.
Sevilla
ra. Da. María Gutiérrez
»
» Angela Botana
Santiago (Coruña).
» Margarita Cereceto
Sevilla.
» Amparo Morera
»
» Luisa Cadarso de Agrá
Noya (Coruña).
» Prudencia Pallares Silveira Ayatnonle (Huelva).
Sr. D. Juan Pérez Almanza
Cartüya
»
Sra. Da. Carmen Ciirljacho
Monleltano (Sevilla).
Sr. D. Vicente Romero G arda
J erez (Cádiz).
Sra.Da. Felicidad García
Sevilla.
>
» Felisa Silva
»
»
> Rosario Rey Espinoza
»
»
» Carinen Benitez
»
Sr. D. José María Esteban
»
» » Carlos Conradi
>
» »
»
Serra
»
Ezema. Sra. Condesa vda. de la Mortera
»
Sra. Da. María del Carmen Bonza y Becerra vda. de
Rodríguez
Uianiada (Lugo)
Sra. Da, Amadora María Trovadelo y Arango
Chantada (Lugo).
»
* María del Carmen Vázquez Macedo
Chantada (Lugo).

» Aurora Rial de Pérez Ratón
»
»
R. I. P.

Rom. X . 15.



@

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la niieiia Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176-TURIN.
Texto
A Ñ O X X V II - N. 4
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Edición de España

A b r il de 1912

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Tu rín — Via Gotíolengo N, 32.^

SUMARIO. Efícacia educadora de la confesión . . 89
Tesoro e s p iritu a l.................................................................93
Im p o rta n te ........................................................................... 93
Las grandes iiistituciones del catolicismo . . . .
94
El Tibidabo en la historia... f u t u r a ............................. 95
Db n u e s t r a s m is io n e s . — Tierras Magallánicas:
« Folk-lore » fueguin o, — Flores y frutos . . .
98
Gracias de María A u x ilia d o r a ........................................ 105

&

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J

F o r EL MUNDO .SAI.ESIANO: La coiimenioracióii de

D. Sosco en Valsálice — En honor de S. Fran­
cisco de Sales: Cindadela, Sevilla. — Asociación
de Ex-alumnos: Cindadela, Milán, Savona. —
Notici.as varias: Nictheroy, Ij i Paz, Punta A refias, Sevilla, Salatnanea, l 't g o .............................. ro8
Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna . . 115
Cooperadores Salesiano-» difuntos.............................. 116

Eficacia educadora de la Confesión.
D e cóm o la utilizaba D. B osco.

subtítulo de este artículo pro­
mete mucho más de lo que
nosotros podemos cumplir; de
hacerlo, sería preciso un grueso volu­
men para resumir siquiera los hechos
innumerables del apostolado pedagó­
gico sacerdotal de nuestro Venerable
Padre. Nos limitaremos á indicar al­
gunos para que el lector pueda barrun­
tar al menos el alcance educativo de
este sacramento, administrado por un
hombre como el Fundador de las
Obras Salesianas.
Tan convencido estaba él de que
para comenzar la regeneración moral
de un niño abandonado, ó de un joven
corrompido, una buena confesión es un
paso decisivo y una base solidísima de
L

progreso ulterior, que el primer en­
cuentro con una de esas almas degra­
dadas, la primera conversación, no
tenían otro objeto. Es maravillosa el
arte refinada con que el profundo psi­
cólogo, al adivinar por vez primera
detrás del rostro de su interlocutor una
conciencia herida ó atrofiada, le insi­
nuaba el deseo de confesarse y con él
mismo, por supuesto. Sería preciso
copiar aquí aquellos diálogos llenos de
gracia y sagacidad, en los cuales los
chascarrillos y las puerilidades no eran
más que lo salsa de cosas muy hon­
das; salpicados de finísimas observa­
ciones, análisis delicados de investiga­
ción moral y modelos incomparables
del arte de persuadir. De repente, á
continuación de una chirigota, venían
frases como esta: < Ayúdame á salvar
tu alma >, < quien no está hoy pre-



90

parado á morir bien, corre peligro de
morir m al», « si pierdes el alma, todo
esta perdido »; y esto despertaba ne­
cesariamente en el niño la idea de
arreglar las cosas de su conciencia, es
decir, confesarse. A veces, calculando
con precisión matemática el efecto de
sus palabras, decía á boca de jarro:
«¿Cuándo te confiesas? » Y el inter­
pelado) sin tiempo para pensar ni para
resistir, respondía sin m ás; «Mañana».
Los lectores del Boletín recordarán
sin duda el hecho de aquel joven que
no quería rendirse á la dulce insisten­
cia de D. Bosco; y éste un día le llamó
para le trajera un reclinatorio. El mu­
chacho, creyéndose honrado con un en­
cargo de D. Bosco, le sirvió con mar­
cada satisfacción; y cuando, al dejar
el reclinatorio en su sitio, buscaba en
el rostro de D. Bosco la sonrisa pa­
ternal (pie esperaba como recompensa
de su servicio, se encuentra con una
mirada singular y un gesto muy signi­
ficativo, con el cual le mandaba arro­
dillarse y confesarse allí mismo. El pe­
nitente reaccionó un poco diciendo que
no estaba preparado; pero D. Bosco
insistió que se preparasse mientras él
rezaba el breviario, y no hubo más
remedio que rendirse; « porque Don
Bosco, dice su biógrafo, no atendía á
ciertos reparos humanos y los inducía
oportuna é inoportunamente á confe­
sarse ».
Aunque su celo de apóstol le lle­
vaba naturalmente á buscar las almas
de sus niños, esta ansia ardentísima
de conquistarlas no tenía nada de
antipática ni de violenta, porque iba
siempre templada por la ternura inde­
cible de su corazón puro como el de
una virgen y afectuoso como el de una
madre. La sugestión irresistible de su
palabra provenía precisamente de ese
equilibrio de su corazón sobremanera
grande y de su inteligencia soberana;
de ahí que conociendo la belleza, la



trascendencia y necesidad absoluta de
la ley moral, la sabía imponer con dis­
cursos y máximas tan profundos y ama­
bles, que el culpable no se sentía hu­
millado ni repelido; la lógica acerada
de su celo impetuoso tomaba formas
insinuantes de persuasión materna, lle­
gando á veces á ser verdadera súplica
que ablandaba los corazones empeder­
nidos. Es cierto que más de una vez
sus pláticas tomaban el tono abrumador
de trágicas profecías; pero la grandeza
de los sacrificios que se había impuesto
por aquellos que pretendía educar, sus
obras heroicas de abnegación sin lími­
tes; el amor inefable con que Dios en­
riquece el corazón de las madres y el
de aquellos que destina á bienhechores
de la humanidad, el amor inmenso,
probado con inmensos sacrificios, de
que de salían inpregnadas sus adver­
tencias, daba a sus palabras una fuerza
de persuasión tan suave y certera al
mismo tiempo, que llegaba á formar
en el alma de sus jóvenes la voluntad
sincera, absoluta y eficaz de corregirse
y educarse, aceptando, y aún deseando,
todos los medios, por penosos que fue­
sen, que el educador creyera oportunos.
Esta confianza ilimitada procuraba él
infundirla desde la primera entrevista
con sus niños, yendo derechamente á
la parte afectiva que sabía conmover
de manera sorprendente; despertando
el propio interés que el niño debía
tener en la obra educativa, haciéndo­
sela ver como obra de absoluta nece­
sidad y conveniencia personal, asocián­
dose de este modo la voluntad deí
educando para educar esa voluntad
misma. D. Bosco conocía muy bien el
valor pedagógico de la Religión, no
tanto considerada como relación del
hombre con Dios, sino más bien como
medio de acercar los niños á su fin
moral, ó si se quiere á Dios mismo,
ideal, fuente y sanción de toda mora­
lidad ; tenía en grado sumo el don

_ 91 —

especial de hacerle abrazar al niño, bajo
la forma dogmática de la salvación del
alma, ese fin supremo; y no abrazarlo
como quiera, sino resueltamente, con
todas sus faculdades, como medio ab­
solutamente necesario para alcanzar el
esterno destino del hombre.
Dueño D. Hosco del corazón del niño
y dispuesto éste á emprender el camino
de su perfeccionamiento, necesitaba, ade­
más, penetrar en el fondo de la concien­
cia y conocer las debilidades interiores
de la voluntad y también las enferme­
dades que pudiera haber heredado ó
contraído. Desde luego que antes de
estudiar las almas en la confesión, las
examinaba en las acciones cotidianas,
á través de la envoltura de carne en
que se mueven: le bastaba, como he­
mos visto, observar el rostro de los
niños, para hacer revelaciones asom­
brosas; la menor contracción de los
músculos, la fijeza ó instabilidad de una
mirada, un ligerísimo cambio del color
de las mejillas, un parpadeo casi inpercepible, una delicadísima inflexión de
la voz, un gesto instintivo, el pliegue
de una sonrisa, la manera de acercár­
sele y de besarle la mano, y otros
mil detalles que su vista perspicacísima
descubría y su prodigiosa memoria con­
servaba, eran para su inteligencia tan
penetrante en la observación interior
un estudio continuo; un examen cons­
tante de aquellas almas que deseaba
reformar.
Pero no se daba por satisfecho con
eso: las consultas que tenía con los
maestros y asistentes; aquellos cua­
dernos donde tenía los nombres de
todos sus alumnos y al lado de cada
nombre un número más ó menos cre­
cido de signos indescifrables, que eran
sin duda símbolos de los actos morales
y tal vez observaciones de diverso gé­
nero, pero relacionadas todas con la
educación de los sujetos; la vigilancia
continua con que atisbaba, sin que los

demás se dieran cuenta, las acciones
que muchos creía ocultas, recorriendo
en espíritu y en persona todos los rin­
cones de la casa; las ingeniosas in­
dustrias de qlie se valía, como por
ejemplo aquellos célebres papelitos, para
que sus niños le manifestaran por escrito^
sus deseos, propósitos, virtudes, faltas,
ideales, y todo el conjunto de su vida
interior; en suma, el profundo estudio
que hacía de sus educandos fuera del
ministerio sacerdotal no lo tenía él
aún por suficiente. Necesitaba llevar­
los á su gabinete de psicología expe­
rimental , al confesonario , para com­
pletar su estudio psicológico y coronar
la obra educativa con el sello de la
gracia divina.
Aparte del tiempo que dedicaba á
este estudio fuera del confesonario, em­
pleaba de i6 á 20 horas semanales,
aun en los años de más actividad ex­
terior, para completarlo con el examen
de conciencia propiamente dicho en el
tribunal de la penitencia. A llí el aviso
ó reflexión moralizadora se convertía
en promulgación de la ley divina, pro­
duciendo en el alma del educando un
estremecimiento nuevo, un deseo más
hondo de ser bueno, por no ser allí
el educador ordinario, sino el represen­
tante del Juez eterno que podía abrirle
las puertas del cielo ó lanzarle para
siempre al infierno si resistía á sus in­
dicaciones. Una vez que los tenía de
rodillas á sus pies, comenzaban aquellos
coloquios íntimos, sobrenaturalizados
por la gracia del sacramento, cuya efi­
cacia irresistible proclaman tantos golfos
redimidos, tantos corazones purificados,
tantos pilluelos convertidos en após­
toles, como salieron de aquel labora­
torio de las almas.
Facilitaba muchísimo su labor la
convicción profunda que tenían sus
niños de la inutilidad de esconderle
ó disimularle sus pecados. Antes de
que ellos se los dijeran, y muchísimas

— 92 —

veces no tenían necesidad de decír­
selos, ya el los había él intuido sólo
con ver la cara del culpable. « Mil
veces, dice uno que lo había probado,
he oído decir á D. Bosco: Dadme un
jóven que yo no haya conocido jamás
y con observarle sólo la frente, yo le
digo todos sus pecados, comenzando
por los de sus primeros años » (i). Y
esto no era un decir, ni una hipérbole;
era la pura realidad repetida mil y mil
veces. Sus facultades naturales parece
que encontraban allí su aplicación más
intensa porque él mismo solía añadir:
€ Cuando confieso de noche, deseo mucho
que la luz me permita ver la frente de
mis niños, y si es de día prefiero te­
nerlos delante ; porque así los confieso
más á prisa » (2). De aquí la frase co­
munísima entre los jóvenes del Orato­
rio : « D. Bosco lee los pecados en la
frente > Y tan convencidos estaban de
ello que iban á confesarse con él para
estar más seguros de hacer buenas con­
fesiones « porque si olvidamos, dice
uno de ellos, algiín pecado, él nos lo
recordará ciertamente » (3). D. Bosco
por su parte tenía tal seguridad de re­
cordárselos que un día, « como le ad­
virtiese una persona celosa y prudente
que debía abstenerse de confesará sus
niños, pues sería muy fácil que por
temor ó vergüenza callasen los peca­
dos, le respondió ingenuamente: « ¡Ve­
remos si yo se los dejo callar! » Y
esta era la opinión de todos. Cien veces
se les oyó decir: « Es iniitil callar ó
esconder los pecados á 1). Bosco, porque
los conoce lo mismo > {4). Y vaya un
hecho para prueba entre los que suce­
dían todos los días y á todas horas en
el Oratorio.
En los primeros años del Orato­
rio. cuenta Don J. B. Lemoyne, vino
á Turín un muchacho de Biella. ConO) Ntemoríe BiogrAtiche, V I, pag. 453.
(a) Loe. cU., i>ag. 454.
(i) Id.

(4) W.

fesóse en la iglesia de la Consolata y después se vino al Oratorio
donde fué admitido como estudiante.
El Prefecto lo recibió con mucha amabilidadad y después de comer lo pre­
sentó á D. Bosco que rodeado de otros
niños les hablaba precisamente de este
conocimiento de los corazones y ellos
recordaban eil efecto revelaciones sor­
prendentes. El nuevo huésped oía todo
aquello con gesto de incredulidad, y de
repente dice con mucho desparpajo:
« D. Bosco, yo le desafío á que me
díga mis pecados; y aquí en altavoz
para que todos lo sepan. » D. Bosco
le respondió: « Ven acá. » Cuando lo
tuvo delante le miró la frente y luego
le dijo dos palabritas al oído. El mu­
chacho se puso rojo como una brasa.
Volvió á mirarlo D. Bosco y de nuevo
le dijo al oído algo que tal vez preci­
saba la primera observación. Comenzó
á llorar el atrevido provocador y luego
exclamó: 4 ¡ V. me ha confesado esta
mañana em la Consolata! ¡ Esto no se
hace! > ¡Quiá! ¡quiá! intenumpieron
á una sus compañeros; D. Bosco no
salió esta mañana y ni siquiera sabe
si te has confesado; no conoces á Don
Bosco; este es el pan de cada día. Por
fin se tranquilizó y se hizo en seguida
amisfo íntimo de D. Bosco. Otro mozalbete, oyendo decir que D. Bosco
conocía los pecados, se le presentó y
con mucha frescura le d ijo : < Los míos
no los conocerá V. jamás >. Allí delante
de todos D. Bosco repitió lo que había
hecho con el otro; y el muchacho vol­
viéndose á los circunstantes, dijo muy
conocionado y con mucha ingenuidad:
€ ¡Este no se lo había dicho á ningún
confesor! ».
Pero no se crea esta intuición de
D. Bosco era sólo para los pecados ;
yo le hemos indicado. Era una espe­
cialidad de nos facultades conoscitivas
que se manifestaba en muchas ocasio­
nes en las cuales no se trataba de cosas

— 93
espirituales. Traduciremos á la letra las
palabras de las Memorias biográficas.
< No solamente pecados, dudas y es­
crúpulos leía D. Bosco en la frente á
las personas, sino pensamientos de todo
género. Con frecuencia aconsejaba á
los alumnos que se encontraba interior­
mente turbados por los estudios ó por
disgustos de familia; á veces disipaba
el malhumor oculto producido por escesiva timidez, envidia, rencor ó des­
confianza; otras, daba un consejo no
pedido á alguno que deseaba pedír­
selo, con exacta precisión que corres­
pondía al entero deseo... Aun personas
extrañas á la casa participaron de estos
beneficios, y muchas de ellas manifes­
taron que D. Bosco adivinaba la causa
de sus penas secretas, adelantándose
con sus consoladoras palabras antes
que aquellas abrieran la boca para ma­
nifestársela » (i).
D. Bosco, claro está, se servía de
esta maravillosa facultad para moralizar
y santificar el alma de sus niños, po­
niendo en ello toda su actividad y
energía. Estos, por su parte, estaban
absolutamente convencidos de que leía
en su conciencia; sin embargo, aunque
conocía mejor que ellos toda la exten­
sión de este conocimiento y su ca­
pacidad personal para obtenerlo y no
ahorraba ningún medio para procurár­
selo y perfeccionarlo, todas la indus­
trias y vigilancia de que hemos ha­
blado, todas las molestias que se im­
ponía para estudiar la índole y la per­
sonalidad de sus niños, le parecían
poca cosa en comparación del auxilio
sobrenatural que entendía comunicar
á sus educandos por medio del sacra­
mento de la Confesión. De la inspi­
ración religiosa sacó él la esencia de
su método educativo, que le valió el
título de humanizador de la pedagogía.
Método ensalzado aun por aquellos que
(i) L oe. c it. p a g .

L

407-

en la Confesión no creen, precisamente
porque en gran parte toma de la Confe­
sión su reconocida eficacia y saca de ella :
«La caridad por sistem a; la religión por
base; la dulzura por instrumento; el
perdón por todo castigo; el temor de
Dios por sanción; la palabra dulce y
paterna por toda ley. » ¡ Qué compa­
sión inspiran ciertas prácticas pedagó­
gicas emancipadas, como dicen sus au­
tores, de la esclavitud rutinaria del
dogma! No, no hay práctica pedagógica
cuya virtud moralizadora pueda com­
pararse con la de la Confesión; por
eso D. Bosco llevado de su ardiente
caridad quiso y supo aplicarla en la
educación con el éxito que todos sa­
bemos. Es que, por mucho que los .m bios se empeñen en evitarlo, la ciencia
humana muchas veces comienza con
-una hipótesis y termina con un absurdo;
la candad comienza en la fe y termina
en la verdad.

TESORO

E S P IR IT U A L .

Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
propia capilla, y ruegucn según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:

Para el mes de Mayo:
El día 3.
>
8.
> 16.
> 24.
» 26.

Invención de la Sla. Cruz.
Aparición de S. Miguel Arcángel.
A.scensión de N. S. Jesucristo.
Fiesta de María Auxiliadora.
Pentecostés.

IM P O R T A N T E .

La mayor parte de noeslrot lectores eaperaráo el re­
soltado de la rifa de la beroiosa estatoa de S. José qoe
la L ib rería S a le sia n a de S a rriá ÍB arcelon a)
regala á sos clleoies. Advertimos pues i los interesados
qoe el oúmero asraclade es el

426
d e la s e r ie P.

— 94 —

Las graDÍ($ in$t¡tucioD($ id (atol¡d$mo
U na v is ita á lo s S a le sia n o s.
Con este titulo, estampado en la primera plana con
letras muy gordas, pública el Diario de Valencia una
extensa reseña de la exposición didáctica de nuestras
escuelas. Por nuestra parte nos limitamos á transcribir
lo que nos ha parecido más importante, dejando el
resto por falta de espado material.
« La institución salesiana que fimdara el venera­
ble Don Bosco tiene en Valencia una Casa que, sin
disputa, puede compararse con las mejores de su
clase de España y del extranjero.
Gran acierto fué el de los instituidores de la
misma, cuando á fines de último siglo fijaron sus
ojos en la barriada deis Orriols para transportar
allí ú los beneméritos hijos de Don Bosco, previendo
sin duda la eficacia que la acción salesiana habia
de tener en aquel apartado extremo de nuestra
ciudad.
Y en efecto, sinceramente creemos que en nin­
guna otra parte liubiéranse podido instalar los sa­
lesianos mejor que en la cañe de S^im to, centro
de aquella biu’riada, obrera en su totalidad y ex­
puesta. por lo tanto, al contagio de las venenosas
propagandas del ateísmo.
¿Podrá calcularse el bien moral y material que
desde la Casa salesiana irradia por aquellos con­
tornos? ¿Podrán calcularse, asimismo, los bene­
ficios que de ella han obtenido las clases pobres, los
deslioredados de la fortuna, los que han de bregar á
diario no tan sólo en ios talleres y en las fábricas y
en las peligrosos audamios para ganarse el sustento,
sino también con el desesperante infortunio de su
suerte, más aciago cuanto más distanciadas de
Dios se encuentren sus ahnas ?
Los salesianos, confonne á los acertadas prescrijx:ionos pontificias, van al pueblo, le salen al en­
cuentro. le bu.scan doquier se halle y le atraen hacia
si con la dulxura de su bondad y el mérito de sus
virtudes, que irradia de su personas como un nimbo
sacrosanto de luz. Y en la Casa salesiana no son
sólo niños lo ejue se ve; hay adultos y hay también
htmibre.s tjue, alejados un dia de la Religión por­
que tal vez no hablan encontrado esos grandes es­
píritus, csiK'jos de abnegación y de amabilidad,
que se la hiciera comprensbile y adaptable á su en­
tendimiento. corren á ella con el intimo goce de
luia Oveja descarriada que vuelve al redil.
l ’aru comprender bien todas estas cosas que aquí
siuueriuncnte cnuncÍ;uuos, es preciso haber %nsitado á Uvs Padres s;ilesianos y bucear de cerca el
fondo sublime de sus olmos grandes, exornadas con
el privilegio de un bendito apostolado.
Nosotros fuimos hace unos días á la Casa salesiiuia de la calle de Sagunto,' con motivo de risi-

tar la Exposición didáctica allí organizada con
trabajos de sus alumnos, y guardamos en el co­
razón un sentimiento de gratitud, que nos compla­
cemos en hacer público, hacía toda lá comunidad,
y muy especialmente al director Padre Viñas y al
P. D. Luis Cid, que tuvieron para nosotros ima de­
ferencia exquisita y una amabilidad encantadora.
Para detallar lo que se admira en la Exposición
necesitaríamos disponer de todo el diario; tal es la
acumulación de trabajos expuestos, notables unos,
excelentes otros, admirables éstos, acabados y per­
fectos aquéllos, y todos en general y cada tmo en
particular dignos de aplaiiso y de mención y de que
toda Valencia los admire.
En marquetería y ^entrelazado especialmente,
hay .trabajos finamente hermosos, con los que tu­
vimos por buen rato suspensa la atención.
Han tomado parte en la Exposición las diez
clases de las escuelas, excq)to las dos de párvulos,
divididas en varias secciones, en las que entran los
diferentes grados de Aritmética, Geometría, Gra­
mática, Dibujo, en sus tres fases de lineal, adorno
y figura en lápiz negro y colores, y Trabajos ma­
nuales, que comprende las secciones de entrelazado,
doblado, tejido, recortado, marquetería, mosáico y
modelado.
La clase quinta, á más de los ejercicios generales
á todas, cuenta con un buen número de ejercicios
de francés y contabilidad.
Ocupa todo el patio de entrada un precioso mapa
de ISspafia en gigantesco relieve, donde estudian
los niños prácticamente la conformación geográ­
fica de nuestra nación. Por los ríos se desliza el agua
al natural, y sobre él se suspende vm pequeño
aeroplano verdaderamente sugestivo, que atrae la
curiosidad de cuantos la visitan.
Hay además en la Exposición inuclüsimos ma­
pas mas: unos en colores y otros también en re­
lieve, de las cinco partes del numdo, déla provincia
de Valencia en particular y de España antigua,
comercial y íigricola.
Se ven animas muestras de semillas de la región,
otras de herbario, y ima de las tres clases de injer­
tos sobre árboles.
Acuden á las clases diurnas alrededor de 500
almunos, y á las nocturnas míos 150. entre adultos
y hombres. Hay unos 50 internos y algunos mediopensionistas que comen y meriendan allí.
La enseñanza que se da es completa y ajustada
á las exigencias de la más moderna pedagogía: el
almniio, desde la clase de pár\*ulos, va recorriendo
en escala ascendente los diferentes grados de en­
señanza, ampliando y completando en cada imo los
conocimientos adquiridos anterionnente, hasta lle­
gar á la clase de Comercio, dividida en dos socie-

— 95 dades organizadas con ciertos cargos que todos des­
empeñan, renovándose de vm modo original, y
entre las que hay ejercicios prácticos y útiles de in­
tercambios comerciales que se anotan en sus libros
correspondientes, muy bien llevados.
Existen, además, escuelas-talleres de imprenta
y encuademación, de carpintería, zapatería y sas­
trería, donde se enseña á los alumnos, con el fin
de que, cuando tengan éstos necesidad de marchar
á rm taller, posean ya siquiera los rudimentos de
un oficio.
Hay también clases de canto y de instmmental
(academia de música), y ima Biblioteca para los
antigüe» alumnos.
Mejor que nada, pregona el excelente tecnicismo
de la enseñanza salesiana el que acudan á adqui­
rirla muchos niños de pueblos inmediatos, algunos
bastante lejanos, tales como Paterna, Benimámet.
Benimaclet, Beuicalap, Heliana, Alboraya, Ru­
zafa, etc. ¿No es admirable?
La casa, en su aspecto de institución popular,
está organizada en diferentes secciones, entre las
que recordamos las de Antiguos alumnos, la Dra­
mática, la de Deportes, la de Foot-ball, etcétera.
Se da á los niños los domingos, como premio, á la
asistencia, un vale, que bien puede llamársele papel
moneda, y que representa ima cantidad determi­
nada de céntimos, cangeable por géneros ú objetos
que se expenden en las tiendas de la calle de Sagunto.
Un espacioso local se ha dedicado á salón de recreo
para los domingos; y hay alli varías mesas en donde
los muchachos que lo prefieren toman café y se en­
tretienen con juégos lícitos y honestos.
Pero cuando hay que ver á la Casa Salesiana en
todo su apogeo es en las tardes dominicales; alli
se reúnen entonces, cerca de mil alumnos; el gran­
dioso patio de deportes, el teatro, el frontón, la
biblioteca, el salón de recreo, se ve todo ocupado
por niños, adultos, hombres, que se mueven y se
divierte, cada cual en sus aficiones preferidas, y
entre los que se ve alternar con todo el mundo á
los Padres Salesianos, igual que conocidos camaradas, con esa santa fraternidad cristiana, con esa
identificación espiritual y grata, propia sólo de los
corazones altruistas, y que á muchos hace excla­
mar:
— ¡Esta si que es la verdadera Casa del Pueblo!
Terminemos con esta sentida exhortación, to­
mada del periodiquito, óigm o de la Casa, E l D>mingo, que hacemos nuestra;
« ¡Amigos de los niños, beneméritos coopera­
dores! pensad algima vez en nuestros niños y man­
dad algo para el sostenimiento de este Oratorio.
Tened en cuenta que no contamos con otros me­
dios que los que nos mandéis. Don Bosco, desde el
Cielo, os bendecirá.
J . M. Esíeve Victoria.

El Tibiiabo en la Mstoria... M nra
De nuestro estimado colega « E l Vble. Don
Bosco y el Tibidabo • tomamos el siguiente arti­
culo de fondo que con gusto reproducimos, para
estimular á nuestros Cooperadores á fin de que no
cesen en los generosos sacrificios que se imponen
para levantar al Corazón de Jesús el hermoso trono
desde donde derramará sus betidiciones sobre nues­
tra amada patria.
uando se entra en uno de esos grandes
que resumen y concretan el
arte y la religión de una nación ó de
una época, después de que la admiración reli­
giosa se v a desvaneciendo para dejar paso al
goce estético, y cuando el goce estético se agota,
como todos los goces de este mundo caduco,
el hombre iniciado en la Arqueología sagrada,
estudia las creencias de los que lo construyeron,
interpreta el simbolismo de su liturgia, relaciona
sus dogmas y se da cuenta hasta de los matices
de carácter particular con que la imaginación
del pueblo, supersticiosa ó lógica, ha embelle­
cido ó deformado la religión tradicional.
Un templo, cuando es verdaderamente tal, y
para ello no es preciso que sea como el de Salo­
món, viene á ser todo un sistema teológico, gra­
bado en madera, piedra y metal; allí se puede
formular con toda certidumbre el credo de un
pueblo que pasó; la falsificación es imposible,
porque los dogmas están alli petrificados, como
las formas biológicas en los fósiles.
Ahora bien; cuando las generaciones que nos
sucedan en esta gran casa de huéspedes que lla­
mamos mundo, acudan al Tibidabo para ver el
grandioso templo, epifanía de nuestra fe; cuando
los españoles de los siglos venideros vean gra­
bado en sus hornacinas, en sus altares, en sus
bóvedas y en sus frisos, el pensamiento religioso
de sus abuelos; cuando el arqueólogo de las
edades futuras traduzca á sus contemporáneos
el simbolismo de esa arquitectura en que toman
cuerpo nuestras creencias; cuando el artista del
porvenir venga á inspirarse en ese derroche de
creaciones artísticas y después de saborear la
belleza de las formas, explique á sus oyentes
el contenido espiritual de las formas de la be­
lleza por nosotros creadas, no^tros, claro está,
no estaremos allí á escuchar la sentencia; pero
de nosotros depende ahora el juicio que ellos
se formen. Y cuando la Historia anticristiana
de estos tiempos se presente quince ó veinte
siglos más tarde afirmando que Barcelona y
España habían renegado de Jesucristo,quemando
sus templos y glorificando á I'errer; cuando la
crítica racionalista pretenda justificar la impie► v^J



dad de los españoles de entonces alegando las
impiedades de los españoles de ahora, el arqueó­
logo, el artista, el historiador cristiano dirán,
cada uno á su modo, que eso es una grosera
calumnia, que Jesucristo reinaba en España,
que su Corazón contaba con el amor generoso
de millones y millones de corazones españoles.
Y si los gritos de nuestros adversarios logra­
ran acallar por un momento la voz de nuestros
defensores, entonces el Tibidabo levantaría
indignado sus espaldas milenarias ostentando
el maravilloso templo que sostienen, y daría
un mentís formidable á los infames calumniadores

96



T

liosos, cuyo tipo está representado por el reybestia de Babilonia, que, empeñados en destruir
á Dios para endiosar su propia razón, se ven
castigados por Dios con una extraña dolencia
psicológica que pudiéramos llamar bestialidad;
llegan á creerse puros animales y así lo vocean
con un cinismo que da lástima. Se creen humi­
llados con la filiación divina y caen en la filia­
ción de la materia, declarándose hijos del bruto.
Una vez llegados á este punto, poseídos de una
inquietud que no se sabe si es orgullo satánico
ó envidia más satánica aún, incitan á los otros
á ese suicidio espiritual que ellos creen haber

B A R C E L O N A . — A lia r m ayor de la crip ta del T ibidabo.

de sus antepasados; aunque fueran capaces de
incendiarlo, declarándose hijos del ateísmo y la
anarquía, los calcinados escombros, al rodar
monte abajo, irían maldiciendo la impiedad y
la barbarie de los hijos, y proclamando la fe y el
genio de los padres.
Pero esto no será. Jesucristo *nos ama dema­
siado, le hemos costado mucha sangre y muchos
dolores, para permitir semejante apostasía.
No se nos oculta que el antagonismo intrínseco
entre la carne y el espíritu producirá también
entonces odios sociales y ludias religiosas; tam­
bién entonces la impiedad procurará extinguir
el amor al Corazón del Hijo de Dios y para ello
negará el alma humana que produce natural­
mente ese amor; siempre habrá hombres orgu-

consumado en sí mismos, y pretenden asesinar
con la ciencia el alma de sus hermanos, j Loco
empeño 1E l alma, esa realidad eterna de nuestro
ser, no puede perecer á manos de ninguna creatura; no hay ciencia, fuera de la divina, que sepa
destruirla, sólo Dios que la hizo de la nada con
un portento de su sabiduría, posee el secreto de
su foniiación y el medio de aniquilarla. L a ten­
tativa estúpida de ese sucidio imposible sola­
mente se explica sabiendo que quisieron olvidar,
y por un misterio de la justicia eterna olvidaron
en efecto, que el alma humana es inmortal.
Podemos, pues, estar seguros de que su inmor­
talidad será sentida y reconocida siempre por
la inmensa mayoría de los que la poseen; al lado
de los hombres brutales estarán siempre los
hombres espirituales; y mañana como hoy serán

•' 1

- 97
muchos más los adoradores del Corazón de J esús
que los adoradores de la bestia, encamada en el
corazón de Marat ó en el de Ferrer. Los pocos
que blasfeman están entre muchos que oran,
como la zizaña entre el trigo; si hay algunos que
promiscúan para insultar á Jesucristo, hay
muchos que se privan del pan y del vi-no para
levantarle un templo.
jY qué hermoso aparecerá ese templo cuando
esté hecho! En la inmensa historia escrita en
piedras seculares, la historia del amor del Co­
razón de Jesús á los hombres y del amor de
los buenos al Corazón de Jesús, cuyos frag­
mentos están esparcidos por todo el mundo
civilizado, será el templo del Tibidabo un capí­
tulo magnífico.
Tal \’ez a^ leer en él los españoles de los siglos
venideros la religiosidad de sus padres, les asal­
tará el recuerdo de las prevaricaciones por éstos
cometidas; pero pensarán que si sus padres pu­
dieron pecar, supieron también expiar sus fa lta s;
si alguna vez blasfemaron en un momento de
ceguera, muchas más oraron arrepentidos, de hi­
nojos en las losas de este templo; recordarán que
por una iglesia que quemaron edificaron ciento
mucho más hermosas; que por una semana trágica
vivieron muchos años en pacífica rehabilitación;
que por cuatro de ellos que morían sin confe­
sarse, cuatrocientos expiraban con un sacerdote
á la cabecera y besando el crucifijo. Digan lo
que quieran los propagandistas del mal y los
malhechores del bien, la infracción de la ley
eterna no puede ser la forma ordinaria de la
actividad del hombre; el crimen tiene que ser
accidental en la vida de los pueblos, del mismo
modo que lo es regularmente el pecado, como
acto, en la vida de los individuos. La esencia
del pecado, como diría el santo teólogo de Da­
masco, es el absurdo; y el absurdo no puede ser
la norma del ser racional. Más bien les costará
trabajo comprender nuestras miserias al ver las
grandezas de nuestra piedad; porque las piedras
del Tibidabo estarán allí para decir en su mudo
lenguaje que si en Cataluña, en España, hubo
grandes bajezas, hubo también grandes heroís­
mos; y si entre los españoles se pudieron contar
algunos incrédulos, hubo miles de hombres de­
una fe granítica como las montañas de nuestra
patria.
Adelante, pues, catalanes; adelante, españo­
les. Alzad, no un templo cualquiera, sino un
templo que sea un monumento glorioso de vues­
tra piedad y que haga olvidar vuestros momentos
de pasión. Allí acudirán los sabios del porvenir
á estudiar vuestro poder, vuestro arte y vuestras
creencias. ¡Adelante! Que cuando esos sabios,
algunos de los cuales serán s^uram ente vuestros

hijos, se detengan ante el templo del Sagrado
Corazón, al ver sus gallardas líneas, las huellas
sublimes de vuestro genio, digan: « Aquí ha
puesto su mano y su alma un pueblo grande, un
pueblo creyente, un pueblo artista ». Mirad bien
el puesto que tomáis en la Historia del arte reli­
gioso del siglo X X ; que sea correspondiente á

ii

Ba

r c e l o n a

. — v í s t a tr a n s v e rs a l de la cripta
d e l T ib id a b o .

vuestro valer. Más aún; yo daría un consejo
á los católicos catalanes: A la verdad no debíais
consentir que los demás católicos españoles
dieran un céntimo para edificar ese templo, sois
bastante ricos y generosos para que otros os
ayuden á comprar ese puesto de honor en el
arte religioso del siglo presente; pero ya que
habéis permitido que se asociaran á vuestra
gloria, que en ese monumento descuelle tanto el
dinero de Cataluña, como Barcelona descuella
en España.

D E ^IU E S TR A S MISI0JSÍE5

TIERRAS MAGALLÁNICAS
„F o Ik -lore“ fueguino.
C a z a . — Un pueblo como el de los Onas que
saca de la caza casi todo su alimento, es natural
que considere este ejercicio como la ocupación
más importante. E l Ona, en efecto, bien poco
puede esperar del suelo que sólo le proporciona
algunas frutas pequeñas, hongos y raíces; y
poco puede sacar del mar en el que no se atreve
á aventurarse. Son numerosos los animales
(aves y mamíferos) que el Ona caza más ó
menos ingeniosamente, pero casi siempre con
provecho. I.a caza más importante es la del gua­
naco [Auchenia Hiumaco), un camélido de ta­
maño muy superior al de nuestras cabras, con
cuello largo, pelo de color rojo en el lomo, pardo
en la cabeza y blanco en el vientre, que los in­
dios llaman Lowen. Abunda mucho en la Cordi­
llera desde el Perú hasta las islas I'ueguinas. De
este animal sacan los Onas carne, grasa para las
comidas, piel para el vestido, choza, adornos y
correas, tendones para arcos, flechas y costuras,
huesos para puntas de arpón para arrowjlaker
etc. Así se explica la importancia grandísima
que este animal tiene en la economía domés­
tica y social de los Onas y por qué entra en
sus leyendas.
E l guanaco se caza de cuatro modos.
E l primer modo, el más elegante y hono­
rífico, es el siguiente: Cuando un indio desde
el bosque descubre sin ser visto un guanaco
que pace en una explanada cerca de la flo­
resta, cautamente, con el arco y las flechas en
la mano y adornada la frente con aquella espe­
cie de Infula triangular hecha con la piel de la
(l) S e im publicado ya el libro del Dr, D. Antonio
Cojaizi, Profesor del Seminario de las Misiones Extranjerus (VnlsAlice-Turin): Gontrlbutl al Polk«lore e
alia Btnografia davuti alie Mlaslonl aaleslanet
G li Inda detVArcipeiago hueghino. — Turín, Librería
Editorial Internacional de la S. A. I. D. < Buena Prensa •
de 153 ])Agiiia3 con numerosas ilustraciones. Precio: 5 ptas.
— No hace falta que lo recomendamos á los qvie se in­
teresan por los estudios folk-lorlsticos, después de los
extractos que hemos |ublicado, pues estos son la mejor
recomendacíAu. — V. B oUU h de Noviembre,

cabeza del guanaco, se acerca paso á paso hasta
el límite del prado. Deja el manto de piel para
estar más libre y así desnudo se esconde y queda
inmóvil dejando ver la ínfula al guanaco á fin
de engañarle. Para ejecutar estos movimientos
el indio aprovecha el tiempo en que el guanaco
desmocha la yerba, y queda como petrificado
cuando este levanta la cabeza y la vuelve curio­
seando al rededor mientras rumia. De este modo
el indio se le va acercando poco á poco, hasta
que el guanaco notando la novedad, deja de
rumiar y se fija en el con atención; pero viendo
que no se mueve, después de largó rato de
observación, lo cree un ser inofensivo y sigue
tranquilamente pastando.
Con esta alternativa de movimientos rápidos
y de paradas ejecutadas á tiempo, el indio consi­
gue acercarse al guanaco á una veintena de
pasos y á veces menos. Sólo entonces advierte
el animal que la distancia ha disminuido y
empieza á sospechar; reconociendo que aquel
objeto que se le ha acercado constituye un pe­
ligro, vuelve rápidamente el cuerpo en dirección
opuesta para escapar. Pero el indio que lo co­
noce por la actitud y primeros movimientos, en
un instante coloca el arco en posición, asesta la
flecha y la dispara apuntando á los cuartos tra­
seros. Si el golpe no falla, como casi siempre su­
cede, la flecha, atravesando el cuerpo, hiere el
corazón y la punta sale por el pecho. E l gua­
naco, herido en el corazón, cae pronto al suelo.
Mas si el primer golpe no fué feliz, el indio puede
dispararle otras flechas que le pueden causar la
muerte, si no instantáneamente,por lo menos des­
pués de poco tiempo. Este modo de cazar el gua­
naco no es frecuente porque requiere una habi­
lidad no común en el indio, y circunstancias
casuales topográficas que no siempre se encuen­
tran. Es natural que semejante hazaña propor­
cione tema para las conversaciones y sea á la ve*
motivo de gloria para el héroe que la lleva á cabo.
H ay otras dos maneras de cazar, y éstas al ace­
cho. I/OS indios esperan al guanaco en los lugares
de paso, ó se colocan en un sitio determinado,
hacia donde una cuadrilla de compañeros, dis­
puestos en un gran círculo con gritos y perros,
estrechándose gradualmente lo acorralan.

— 99 —
El cuarto modo es cuando un indio azuza sus
perros contra el guanaco los cuales con frecuencia
lo alcanzan y hacen parar, mordiéndolo en va­
rias partes del cuerpo sobre todo en el hocico y
€U las patas, hasta que llegando el cazador lo
mata á flechazos.
Otro animal muy estimado es el cururo {Ctenomys nuigellanicus), un roedor que vive en ma­
drigueras subterráneas en mullido lecho de
heno ó plumas. De la madriguera parten mu­
chas galerías, de modo que el animal puede es­
quivar el enemigo que venga por una, metién-

cumro; se ponen en acecho junto á la boca de
una de las galerías que, por la misma señal,
creen más frecuentadas y le esperan con el arco,
mientras otros con palos van hurgando en las
otras.
E l Tucu-Tuco, que los Onas llaman Since, es
otro roedor más pequeño que el cururo; durante
el verano buscan la madriguera y después abren
una de las galerías mas cercanas para espan­
tarle y hacerle caer en las manos de los otros
que están preparados en la desembocadura de
las demás. En invierno, meten el brazo en la

M É J IC O — N iñ o s del O ratorio festivo de S . José,

dose por la otra. Eran tan numerosos en la Tierra
del Fuego, que las galerías constituían un pe­
ligro frecuente para quien viajaba á caballo.
Ahora las ovejas, pisándoles las madrigueras,
los han hecho emigrar de una vasta región de la
isla.
La caza del cururo varía según las estaciones.
En el verano, con un bastón de palo ó de hierro
van tentando donde se encuentra la madri­
guera y de encima de ella quitan tierra, de modo
que el techo quede muy adelgazado y débil. Des­
pués se retiran y esperan una hora ó más para
dar tiempo al cururo de volver; entonces vuel­
ven y empiezan á pisar sobre la madriguera para
que quede aplastado.
En el invernó, examinan el terreno y vienen á
conocer por las cagarrutas donde se encuentra el

II

madriguera y lo cogen fácilmente con la mano (i).
La zorra fueguina {canis magellanicnn), algo
mayor que la nuestra, con el pelo más tupido,
rtd o y oscuro, se caza con lazos gruesos, con
ayuda de perros y con arco; actualmente tam­
bién lo hacen con trampas, cuyo uso han tomado
de los civilizados.
De varias maneras cazan los pájaros, que allí
se reúnen en bandadas muy numerosas, y de al­
gunos recogen y comen los huevos. Hablaremos
(i) De este animal y de su nombre dice así D arw íii:
• E s un animalito curioso que se puede describir en
pocas palabras, diciendo que es como un roedor con
costuTnbres de topo. E l nombre le ha venido del ruido
especial que hace cuando está bajo lierra y consisle en
un gruñido breve, pero no nasal n i áspero / este gruñido
lo repiie con monotonia y de prisa más de cuatro veces ».
Viaje de un naturalista, etc., p. 51.



lOO —

de algunas maneras de cazar más singulares, sin
detenernos en las comunes, en las cuales usan
arco y flecha para matar los pájaros posados ó
al vuelo. Los patos salvajes, en las estaciones en
que mudan la pluma, tienen que vivir en las la­
gunas internas, sin poder alzar el vuelo. Los in­
dios rodean un cierto número y los dirigen hacia
un punto de la playa donde otros los esperan y
los matan á palos. El caiqiten se caza de varios
modos. Como pone en el suelo muchos y exqui­
sitos huevos, el indio, que durante la primavera
se mantiene con preferencia de ellos, coloca en
derredor del nido una especie de empalizado de
varas en que dejan una sola abertura. Delante
de esta cuelgan un lazo hecho de tendones ó de
ballenas y así cojen el pájaro además de los
huevos. E l mismo calquen y otras aves se cazan
de noche también así. Los indios escogen
una muy oscura y van al sitio donde duermen
los pájaros en el suelo, llevando en la mano izquierdaunatea larga encendiday en la derecha un
palo. La tea está formada por un manojo largo
y cilindrico de pernetthia mucromta, atado con
una cuerda de hierbas trenzadas. La permetthia
mucronata tiene la propriedad de arder con llama
duradera. Las aves con aquel resplandor se cie­
gan y fácilmente las pueden matar á palos.
Los lazos de que se sirven los Onas está for­
mados de ballenas y llevan en un extremo un
nudo corredizo y en el otro atado un tendón de
guanaco, que se fija en el suelo con un palillo.
A veces el tendón de guanaco sirve para for­
mar todo el lazo; otras, en lugar de usar un solo
lazo, unen un gran número de tendones que
clavan en el terreno. Los lugares donde tien­
den los lazos son los que presentan más abun­
dantes pastos, agua, hierba, y que por tanto son
más frecuentados por los animales.
P esca . — Aunque, como dijimos, los Onas no
pescan en barcos ni conocen en manera alguna
el arte de navegar, deben no obstante á la pesca
una parte de su alimentación. No se aventuran
en el mar sino con marea baja, que en aquellos
parajes toma valores considerables porque hay
marea que llega hasta seis ó siete metros y algo
más en los equinocios. V como las playas en ge­
neral descienden con un declive muy suave, du­
rante la marea baja el mar se retira hasta más
de dos kilómetros, dejando charcos, escollos y
piedras con moluscos y peces, á veces de consi­
derables dimensiones. Aprovechándose de este
peiíodo, las mujeres con era que dió al
fin la bendición con S. D. M.

CIUDADELA — Fiesta de S. Francisco de Sales.
— Resultó sobremanera simpática, no cediendo
en gusto ni entusiasmo A la de los años anteriores
y realzada, en el presente, con la grata visita del
M. R.do Sr. Inspector, Dr. D. José Manfredini.
Precedida de devoto triduo, durante el cual
panegirizó dignamente las virtudes del santo
Obispo el Sr. Director de esta casa, tuvo lugar
la citada fiesta el 4 de Febrero, en el Santuario
de María Auxiliadora.
La misa de Comunión general que se digné
celebrar el Exmo. Sr. Obispo, entusiasta Coo­
perador y Protector de la Obra Salesiana , es­
tuvo sumamente concurrida, constituyendo, sin
duda, este acto una de las notas más edificantes
de la fiesta y que puso de relieve la devoción
que aquí se profesa á este Santo. La Banda
« Antiguos Alumnos » atestiguó su cariño y agra­
decimiento al Sr. Obispo, acompañándole á su
regreso al Palacio al compás (le un hermoso
pasodoble.
Al mismo carácter de festiva solemnidad re­
vistió la misa mayor en la que ofició el Sr. Ins­
pector. El celoso Cooperador. Lie. D. Pablo
Brunet, Director espiritual del Seminario, pro­
nunció una bellisima oración llena de entu­
siasmo por la Congregación Salesiana, á la que
aplicó con mucha propiedad, la dulzura y man.sedumbre de su ínclito Titular, cualidades que
caracterizan visiblemente todas las obras del
Vble. Juan Bosco.
Inútil creemos decir que la Scholam Cantonm
del Colegio, supo deseiupeñar A las mil ma­
ravillas su papel, Miterprelatulo magistralmente
una preciosa misa al unisono, acompañada con
orquesta, del Mtro. Juan Tebaldini.
Puso digno remate á estas fiestas la magnifica
donferencia que dió el P. José Manfredini A los
Cooperadores en la Iglesia de S. Augustin. No
debo pasar por alto el liermoso espectáculo que
ofrech. dicho templo : presidia la gran asamblea
el Exmo. Sr. Obispo, A sus lados, dispuestos en
majestuoso semicirc'ulo, el M. I. Sr. Alcalde de
la ciudad, gran bienechor, protector y padre
amante de los Salesianos, los muy Ilustres Se­
ñores Arcipreste y Arcediano, la primera Auto­
ridad militar y lo más linajudo de la nobleza
de Menorca, como dando ejemplo á los demás
de grande afecto y cariño A los humildes hijos
del Vhle. Juan Bosco. Toda la iglesia espaciosa
cual es, se vió cubierta como de flores se cubre
un ameno jardín, siti un claro ni espacio, de­
biendo muchos niños ceder el sitio.

— 109 —
Después de haberse leido la carta quel el Su­
perior General dirige á sus Cooperadores en el
principio del año, habló el Sr. Inspector. En
elocuentísimos párrafos saturados de unción
apostólica vertió sublimes conceptos al expo­
ner la misión social del Salesiano, acabando
por señalar los Oratorios festivos como el campo
de acción en donde los Cooperadores pueden
ejercer provechosamente su celo en favor de
la clase obrera. Su sencillez encantadora
cautivó de tal modo la atención de los presentes

su amado Pastor y Padre, pues tan pronto como
se tuvo conocimiento de que el dignísimo Pre­
lado que ocupa la Sede de S. Leanrdo é Isi­
doro fué elevado á la altísima dignidad de Prin­
cipe de la Iglesia, todos sus hijos á porfía, sin
distinción de clases, ofrecieron sus respetos al
nuevo Purpurado, y algunos centros docentes,
entre los que se encuentra nuestra casa, le dedi­
caron academias, ú otras manifestaciones afectuo­
sas de esta índole, correspondiendo asi algún
tanto al amor que el Emo. Sr. Cardenal Al-

V A L E N C I A . — G ran m apa en relieve de la exp o sición didáctica.

que á todos pareció brevísimo su discurso, no
obstante el haberle escuchado una hora entera.
Al descender el conferenciante del pulpito se
hizo la colecta; los que presidian el acto
fueron como la piedra angular; todos, todos
sin excepción, contribuyeron á aumentar la can­
tidad, unos con el caudal del rico, otros con
el óbolo de la viuda, manifestando todos cuánto
aprecian la Obra del Venble. Bosco, y en cuánto
estiman la silenciosa labor de sus hijos.
Con la Bendición de Su Divina M. que dió
el Sr. Obispo dióse conclusión á tan simpática
fíesta, entre el consuelo de unos, la admiración
de otros y la satisfación de todos.
SEVILLA. — Ya saben nuestros lectores como
ha demostrado esta Capital, el amorque tiene á

maraz y Santos tiene á los hijos dcl Venerable
Juan Bosco.
A las cuatro y media de la tarde, ocupaba
S. Emcia. Rma. la silla presidencial, y alter­
nando escogidas piezas de nfúsíca con poc.sías
y diálogos de ocasión y graciosísimos sainetes,
se consiguió que la numerosa concurrencia pa­
sara dos horas de santa alegría.
El día 29 de Enero , fíesta de S. Francisco
de Sales, celebró Su Eminencia la misa de
Comunión general, á la que asistieron reci­
biendo el Pan bajado del Cielo todos los niños
internos y externos de las dos* casas Salesianas
y representaciones .numerosas de las casas de
Hijas de María Auxiliadora, dirigiéndoles antes
de la Sgda. Comunión palabras de amorosísimo
Padre, encareciéndoles la frecuencia de tan pro-

— lio —
vechoso Sacramento con las mejores disposi­
ciones posibles.
Por mandato expreso del Emo. Sr. Cardenal
se dieron á los niños dulces en abundancia.
El resto de la fiesta religiosa. Misa solemne
etc. resultó muy bien, quedando todos muy sa­
tisfechos.

ASOCIACIÓN DE EX-ALUMNOS. ^
CRIDADELA (Menorca). — De esta ciudad nos
escriben. Los antiguos alumnos dejan entrever á
través de sus obras, el espíritu y educación que un
tiempo recibieron de sus educadores, los Hijos del
Vble. Juan Bosco; lo manifiestan por su entusiasmo
y lo demuestran sus pasados triunfos y los actos
que pasamos á describir.
Reuyiión del día 21 de Enero. — Con una cir­
cular fueron invitados A una reunión en la que se
tratarían asuntos de gran importancia para ellos.
Todos A porfia acudieron, dejando algunos sus ocu­
paciones, sacrificando otros sus diversiones: un cen­
tenar ocupaban los asientes del salón de actos. El
Sr. Director esta casa dirigió la palabra á los con­
gregados, encareciendo la importancia del Regla­
mento que A continuación leyó y explicó, haciendo
resaltar las ventajas y obligaciones de la Umón ; y
exhortó A todos al cmnpliniiento de mi Reglamentó
aprobado por los Superiores y por el Exmo. Sr.
Obisjio de la diócesis. Un aplauso general que brotó
espontáneo fué la aprobación unánime y entusia.sta
de todos los presentes. Acto seguido, se señaló el dia
para la elección de la J unta, y por acuerdo general
se decidió que fuera el domingo dia 28; finahneute
el Sr. Director alabó la labor de la J unta que cesaba,
deseando que los miembros de la nueva estu\nesen
animados de los mismos y aún mayores bríos.
Elección de ¡a Junta dirccHva. — En el inter\*alo
de tiempo que precedió A la elección, se notó en los
exalumnos un efer^’escencia tal (pie parecía tratarse
de elecciones A cargos públicos; en tc>dos se revelaba
gran acierto y pmdcncia al poner los ojas en dos los
A. A. presentes, grupo presidido por el Sr. Inspector,
y otra de la Banda de la Unión. Una vez tomada la
negativa, ésta rompió en ima herniosa y elec­
trizante pieza popular, como desbordándose por
las campanas de los instrumentos, el entusiasmo de
que estaban poseídos los músicos.
A las 5 34 empezó la velada en honor del Sr. In
pector y de los Coopera(Íores. Al entrfc aquél en
el salón, materialmente atestado de Ccxjperadores
y niños, un estruendoso aplauso brotó de todas
partes y la banda tocó un alegre pasodoble
titulado < El Salesiano ». Después de hablar el
Sr. Director, D. Pedro Olivazzo presentando al
orador que debía pronunciar el discurso, éste, el
Sr. J. Cavaller, CcxDperador salesiano, subió al estratrado. Una salva de aplausos frenéticos resonó en
la sala, y empezó con palabra fácil y enérgica,
dando la bienvenida al c[ue presidia y dedicando
grata memoria á los que hasta aliora han estado al
frente de esta casa; descendió luego A pintar el
estado actual de la sociedad menorquina, lamen­
tando la falta de energías para reanimarla y vivi­
ficarla: después, como vidente cjue habiendo pre­
visto los males indica el remedio y el consuelo,
anuncia wna aurora feliz y señala como brazo po­
deroso, como elemento ^•ital y faro de esperanza,
la Unión de A. A. quienes con sus educadores al
frente. implantarAn, con el favor del Cielo, el rei­
nado de Jesucristo, realizarán del deseo de S. S.
Pío X de Instaurare otnnia in Chrisio, y llevarán
A cabo obras grandiosas para el bien de la Patria.
I'na larga ovación coronó el discurso del Sr. Cavaller siendo felicitado calurosamente.
A continuación se ejecutó con orquesta la
zarzuela del Sac. Salesiano D. Felipe Alcxintara
que fué muy aplaudida.
La Banda, dirigida por el entendido maestro
Rdo. Sr. D. Francisco Sastre. Ccxjperador Sale­
siano, en la sinfonía * Ixi medalla de Oro »fué, con»
quien dice, alcamada por la precisión y buen gusto
con que ejecutó tan brillante número.

— III —
Después de dos bonitas películas cinematográfi­
cas, se levantó el Sr. Inspector, que fué acogido con
un cariñoso aplauso. Después de saludar á los cir­
cunstantes y dar las gracias á todos por haber con­
currido y contribuido á la función, habló de la
obra Salesiana, de los Cooperadores y de los An­
tiguos Alumnos, expresando su más ardiente de­
seo. cual es el de que todos prestándose mutua­
mente apoyo moral y material, ayuden á los Hijos
de D. Bosco en la obra que realizan; obra difícil
á, pero menos deficil, si todos, imponiéndose sacri­
ficios, ora costosos, ora fáciles, se adhieren incondidonalmente á ellos. Dando nuevamente las gra­
cias y felicitando á los A. A. por lo mucho que han
hecho, terminó su breve discurso.
Una prolongada ovación acogió sus palabras;
y puso fin al acto la banda con un vibrante y mar­
cial pasodoble.
A la crónica de nuestro corresponsel tenemos que
añadir otra noticia que tomamos del Noticiero po­
pular.
Con motivo de la visita del Sr. Inspector, D.
José M. Maníredini, tuvieron los exalimmos una
reunión extraordinaria. Reunidos en gran nú­
mero en el salón del colegio, recibiéronle con ca­
lurosos aplausos y cordiaüsima efusión. El Sr. Ins­
pector prommció una elocuente y provechosa con­
ferencia, llena de sabios consejos y alentadoras
frases.
Levantóse luego el señor Director del Col^io
quien, después de hacer varias advertencias res­
pecto á asimtos internos de la Unión, expuso á
los concurrentes las gestiones realizadas para la
adquisición de la bandera, insignia de la Socie­
dad, acordándose mandar hacerla s^uidamente
y para subvenir á su coste abrir ima suscripción
volimtaria.
Y dióse por terminado el acto en medio del mayor
entusiasmo.
MILÁN (Italia). — En tomo del Sr. Director que
celebraba el vigésimoquinto aniversario de su pri­
mera misa, se reunieron más de 300 ex-alumnos
entre los cuales había sacerdotes, seglares y mili­
tares también. Con acompañamiento de exquisita
música se cantó ima solemnísima misa á la cual asi­
tió Mons. Moiganti. En el fraternal banquete que
siguió á la función religiosa, se leyerou autó­
grafos del Papa, del Sr. Cardenal, de D. P. Albera
y de otros muclios distinguidos personajes. Los
gimnastas y demás alumnos del colegio procuraron
agasajar lo mejor posible á sus/j«rmanu5 mayores con
ejercicios y cantos y discursos, etc. Se nonabró ade­
más una comisión de ex-alunmos para realizar los
deseos comimes de actividad y expansión social. Con
la despedida tesnisima del Sr. Director se separaron,
volviendo á sus respectivos helares con el alma
llena de suavísimas emociones y santos propósitos.
SAYONA (Italia). — Los ex-aluranos tuvieron
alli también su primera reunión acudiendo sacer­
dotes, abogados, ii^enieros, oficiales, empleados,
comerciantes etc. De^ués de la función rel^iosa,
tnvo lugar la asamblea á la cual dió principio el abo­

gado Sr. Cúneo para propKiner algunas de las condusiones de las aprobadas por el Congreso de Turin. El Presbítero Sr. Calcagno expuso en im elo­
cuentísimo disciurso la alta finalidad de la naciente
Unión en el campo moral y económico, cual es el
unir á todos los ciudadanos educados en la es­
cuela de D. Bosco en fuertes asociaciones de so­
corro mutuo y asistencia recíproca en todos los or­
denes de la vida. Hablaron después otros orailores
y todos salieron entusiasmados y decididos á co­
menzar de hecho, instituyendo al efecto en Savona
la Unión de los Ex-almnnos.
Después se reunieron en el comedor del oratorio
con sus superiores y gran porte de los alumnos del
Colegio. Para completar la fiesta no faltaron p i ­
tidos de foot-ball, mientras la banda amenizaba el
espectáculo con sus mejores piezas.

NICTHEROY (Brasil).— El Presidente de la Re­
pública del Brasil, Dr. Hennes da Fonseca, acom­
pañado de un lucido séquito y saludado por las
salvas de los buques anclados en el puerto de Rio,
hizo una visita á nuestro colegio de Nicteroy el 12
de octubre, aniversario del descubrimiento de Amé­
rica.
En el puente central esperaban el Jefe de la na­
ción el Dr. Oliveira, Presidente del listado de Rio
J aneiro, con.su secretario; el Prefecto de Nictlieroy,
el Comandante del Cuerpo de Policía, Diputados,
Concejales, periodistas, ¿ropa, etc. Al entrar en el
colegio de S. Rosa lo saludó cou cstrueiidosos vivas
el batallón escolástico que forman niños del cole­
gio. Después de un breve reposo hizo mía visita á las
dependencias del establecimiento acompañado de
los superiores. En el patio estaban formados los 400
almnnos con su unifonne blanco dos de los cuales
leyeron su respectivo saludo. De alli subió la co­
mitiva al funicular para ver el monumento conme­
morativo del cuarto centenario del de.scubrimiento
del Brasil, coronado por una hermosa estatua de
María Auxiliadora; al volver pasó á la Galería
maríana y después bajó á recorrer las Ivscuelas
profesionales donde se hallaban ya algunos arte­
sanos para hacer ver algunos ejercicios de su pro­
fesión. La visita fué bastante larga y los obrerítos
y el método de aprendizaje ricibieron calurosos
elegios. A continuación se sirNtió un lunch; y antes
de terminar, un ex-alumno y el Inspector, D. J.
Rota, dirigieron sentidas palabras al S. Presidente.
Estq se manifestó muy agradecido del recibimiento
y ensalzó, como brasÚeño y como Presidente de la
República, la Obra de D. Bosco, la cual sin perte­
necer á ningnn partido, sabe inspirar en el corazón
de los jóvenes el amor á la patria. Finalmente
tomó la palabra el Sr. Ob%>o de Campiñas, el cual
habiendo presenciado el acto del Jefe de la nación,
elogió con grande entusiasmo el interés que se toma

— I 12 —
por el foniento de la instrucción nacional y concluyó
l)rindando á la prosi>eridad del Brasil y del Estado
do Rio Janeiro, dignamente representado por el
Dr. Oliveira. Vino luego todo im programa gimnás­
tico. Eas evoluciones correctísimas, especialmente
los ejercicios de esgrima á bayoneta calada, fue­
ron muy admirados. El Sr. Presidente dejó el Co­
legio á líis 4 de la tarde después de haber manifes­
tado su profunda admiración por el sistema edu­
cativo de D. Bosco.

Señor:
Tengo el gusto de dirigirle el presente oficio,
con objeto de hacer la ertrega de una medalla de
oro, que envió adjunta, como homenaje de congra­
tulación de la autoridad poli tico-administrativa
del departamento, otorgada al Colegio Don Bosco
de esta ciudad, por su decidida actuación en las
fiestas patrióticas del «6 de Agosto p, colaborando
para que ellas hubieran tenido el debido realce.
■ Quiera usted recibir dicha prueba de agradeci­
miento, y aceptar las seguridades de mi especial
distinción y aprecio, con que me repito de usted
atento y seguro servidor
J uan María Z alles .
PUNTA ARENAS (Chile). — Los alumnos del Co­
legio de S. José, para cooperar también al esplen­
dor de las fiestas patrias, tuvieron una gran función
que solamente una pequeña parte del innumerable
gentío qiie acudió ])udo presenciar, por no caber
todos en el teatro. Pero en el patio del instituto ya
era otra casa. El Sr. Gobernador, el Comandante
del Batallón de Magallanes y otras ilustres perso­
nas asistieron á la bendición del nuevo estandarte
del Colegio, obra de arte exquisitó ejecutada en el
taller de las Hijas de María Auxiliadora. Termi­
nada la ceremonia, el Profesor de gimnasia pronun­
ció mi discurso lleno de afecto para la patria y sus
alumnos; siguió luego la jura de la bandeta que
prestaron todos los almrmos con voz firme, vestidos
con sus añosos omifonnes: calzón blanco, cinturón
de charol, jersey celeste con estrella blanca y gorra
con el letrero: « Gimnasias Colegio S. José ». La pre­
cisión de los movimientos y evoluciones desperta­
ron gran entusiasmo.
El 18 se presentaron también formados en com­
pacto batallón con la banda á la cabeza, tomando
parte después del Tedeum, en el cortejo que des­
filó desde la iglesia parroquial hasta el palacio de
la Gobernación.

S E V I L L A , — E l N iño R ey regalado por S . Fernando
á los P P . T rinitarios.

LA PAZ (Bolivia). — Con el significativo titulo
de * Ac/o de Jus/ícía * piiblica la Verdad del 5 de
Noviembre una interesante noticia.
Ea Prefectura del Departamente teniendo en
ctienta la parte importante que el Colegio SaIe.siano
ha tomado en la celebración de las fiesta.s patriiis,
ha enviado al Padre Reyneri una medalla deoro con
el oficio que á continuación transcribimos.
Prefectura y Comandancia General del Departa­
mento. — La Paz, á 30 de Cctubre de 1911.
N. 3,408.
Astmto: Remisión medalla.
Anexos.....
Al R. P. José Reyneri, Inspector de la Institución
Sitlcsiima en Bolivia y el Perú.
Presente:

SEVILLA — 'Sma. Trinidad). Fiesta dei Niño
Rey. — Como en años anteriores se ha celebrado el
presente con verdadera solemnidad el dia 14 de
Enero, fiesta del Dulcísimo Nombre de Jesús. En
la misa de Comunión general, diclia por el M. Rdo.
Sr. Inspector, comulgaron todos los nmos internos
y externos, y á la solemne de las 10 y ^ asistieron,
además de los anteriores, los niños externos de la
Casa de San Benito de Calatrava, las nulas y obre­
ras que se educan en la casa de Sta Inés, dirigida
por Hijas de Marín Auxiliadora, con sus respectivas
profesoras, y todas las ahunnas y profesoras de la
casa de “Hijas de M. Auxiliadora de la calle de S.
\'icenté, reuniéndose entre todos más de 800 per­
sonas.
Después del Evangelio, subió á la Sagrada Cá­
tedra el Señor Director de la Straa. Trinidad, quien
con leguaje asequible á las jóvenes inteligencias,
les hizo comprender la necesidad de que el Nmo
J esús fuese su Rey, esto es: que debían entregarle
sus corazones, voluntades y sentimientos, para que
El reinase verdaderamente en ellos, huyendo, como
de la peste, de lo único que le desagrada, á saber,
de las ocasiones de pecar y del pecado.

— II3 —
Los demás números del programa constituyeron
A las 3 y media de la tarde se verificó la procesión
con la preciosa imagen, yendo en dos filas los niños lui himno á la Santa Cruz, lábaro triunfador, bajo
internos y del oratorio festivo, y externos de la cuya égida bendita y tutelar diera Constantino la
Stma. Trinidad, recorriendo los pórticos de la casa paz á la Iglesia de Cristo y asentara sobre la ciu­
y paseos de la huerta. Daba gusto ver el orden y dad de los Césares su reinado inmortal.
Bien es que en estos dias de zozobra y lucha se
compostura de los 600 niños que próximamente
asistieron á ella; al regresar á la Iglesia se dió la recuerden las grandes victorias de.la fe, señora un
día de los imperios, y á la que actualmente se quiere
bendición con S. D. SI.
Para que se comprenda la importancia de esta proscribir de la conciencia universal, á tnieque
fiesta, basta saber que la preciosísima imagen del del logro de bastardas ambiciones despertadas por
Niño Rey es un valioso regalo que el Rey S. Fer­ la política del más absurdo libertinaje, entronizado
nando hizo á los Rdos. PP. Trinitarios después de en los pueblos decadentes.
Pero es eterna la vitalidad de la Iglesia y la cmz
haber conquistado á Se\’iUa, y que esta misma ima­
gen salía en procesión á recibir á los niños rescatados del Redentor continúa enliiesta sobre el Capitolio
de los mahometanos por el dinero que para ello de Roma, abiertas los brazos para estrechar á la
daba el caritativo pueblo, y que con tanto amor y humanidad redimida con Uizos de amor y de paz.
La obra de la Iglesia de Cristo cu todas las ma­
abnegación, sin reparar en sacrificios, recolectaban
los PP. Trinitarios; siendo primero recibidos en el nifestaciones de la vida social, es obra de restaurpuerto al regresar las naves por las autoridades y el ción, de vida y de salud, y las conquistas de hoy
pueblo, y por el Niño Rey en la Puerta de Osario,
rodeando sus benditas andas los niños redimidos
en cuyos semblantes se retrataba la alegría por­
que para ellos habían terminado las inlmmanas
torturas de que eran objeto en aquellas tierras in­
fieles.
Conviene recordar aquí lo que á propósito de
esto escribió ya hace tiempo Doña Isabel Cheix:
« Como, según las necesidades de la época, la mise­
ricordia de Dios facilita los remedios propios para
los males que se padecen, hoy, que no hay cristia­
nos que redimir del poder de infieles, hay en cam­
bio multitud de niños abadonados, miserables pa­
rias en el orden social, sin padres, familia ni hogar,
(ó acaso en peores condiciones teniéndolos).
Para redimir á estos cautivos morales de la ca­
dena del presidio- ó del patíbulo infamante, ¿ no es
presumible que el Driono Niño Jesús. Rey y Re­
dentor, haya traído á su antigua casa á los hijos V IG O . — G rupo de socios del A postolado de la Oración
de D. Bosco, redentores también de la niñez, cautiva
(P arroquia del S d o . Corazón de Jesús).
del pecado, por el abandono, el vicio ó el crimen ?
Ciertamente debe ser así pues vemos como trabajan
para hacer de los muchachos indóciles y deprava­ como los triunfos de ayer en las artes y en las cien­
dos, sin creencias ni aplicación, que entregados á cias, en la escuela y en el taller están presididas
sus pers'ersos instintos amenazaban convertirse por el lábaro santo que hace diez y seis .siglos tre­
pronto en un peligro para la sociedad, honrados tra­ molaba Constantino ^^cto^ioso sobre las águilas de
bajadores. fieles ciudadanos y almas dignas de de Mí^encio.
Por esto nos es grato á nosotros rememorar las
su Creador ».
felices hechos del pasado brillante de la Iglesia, y
S alam anca . — En el instituto saicsiano de Ma* nos place sobremanera que los Hijos del V. D. Bosco
ría Auxiliadora. — El domingo último, á las seis en su lucha constante por la educación é ilustra­
de la tarde, celebróse en este benemérito centro ción de los niños, hallen tan interesantes iniciativas,
instructivo una solemne velada músico-literaria para ganar el corazón de los pequefiuelos á Dios,
para conmemorar el X V I centenario de la libertad despertando en sus almas virginales los amores de
las grandes tradiciones de la fe.
concedida á la Iglesia por Constantino.
El selecto programa de la tnísnia se ejecutó á la
Sea para todos nuestra enhorabuena cordial....
perfección por profesores y alumnos, mereciendo y lAdelante!
nn elogio sincero la oda leída por im niño del cuarto
A. R. P.
año, titulada Los triunfos de Constantino y la ro­
manza La canción del prisionero que cantó mr^isVIGO. — Hemos leído en E l Noticiero de Vigo
tralmente un niño de las elementales.
unos artículos á cuyo autor no tenemos el gusto
También fué objeto del éntusiasmo del auditorio •de conocer: pero de su lectura hemos sacado que
la representación del hermoso drama histórico: es un cooperador convencido de la eficacia de la
* El triunfo de la Cruz, * ordinal del joven Sa- Obra de D. Bosco para educar á los hijos del pue­
ksíano D. A. S. y la zarzuela en un acto de Aparicio blo, para evangelizar á los pobres. Creeríamos de­
V Neri, • El hijo del Alcalde ».
fraudar la expectación de nuestros cooperadores si

— II4 —
íio publicáramos al menos algunos párrafos, que
prr otro lado dicen atmque sea una pequeña parte
de la labor realizada por los hijos de D. Bosco en
Vigo. liélos aquí.
Con ocasión de la visita que recientemente giró
el R. P. José Manfredini, inspector en España de
las provincias salcsianas Céltica y Tarraconense,
á las casas Salesianas de nxxestra ciudad, hemos po­
dido apreciar más prácticamente la fructífera la­
bor que los infatigables hijos de D. Bosco, llevan
á cabo en Vigo.
Y a sabíamos lo mucho y muy bueno que se hace
en el Colegio de San Matías; pero quedamos ver­
daderamente sorprendidos viendo la excelente la­
bor que se realiza también en las escuelas gratuitas
que tienen establecidas los PP. Salesianos, en la
parrociuia del Sagrado Corazón. Son numerosísimos
los niños que de acjuel pqniloso barrio acuden á
dichas escuelas, especialmente los días festivos al
Catecismo y á los recreas que los apartan de los
muchos peligros que en tales días se presentan para
la juventud, si, como por desgracia tan frecuente­
mente ocurre, está abandonada á sí misma.
lín dichas escuelas y dias, ora con regalos y jue­
gos. ya con rifas de objetos útiles y representacio­
nes teatrales, se tiene á los niños ocupados todas
las tardes de los días festivas.
Y fue tal la agradable soqxresa del P. Inspector
al ver en el tenqxlo tanta gente memida — unos
300 más de los que á diíirio asisten á las clases —
qxie al dirigirles la palabra desde el pulpito, les de­
d a visiblemente emocionado y satisfecho:
— \’engo á sahu-laros y á deciros con toda el
alma que os unió tiernamente; ya os conozco y co­
nozco vuestras necesidades; veo ^'uestro número
que ya no cabe en este lugar y os repito aquellas
palabras de D. Bosco:
• Cuando las abejas se multiplican y no caben
en una colmena, enjambran y van á otra.... »
\'osotros ya no cabéis aquí; preciso será que
busciuemos otro local más amplio. Ayudadnos á
ello con vuestras purísimas oraciones....
Y decía bien y con perfecta visión de la realidad
el 1*. Manfredini; por lo que á las clases diur>ias
se refiere, hay 120 a/immos matriculados en la asis­
tencia diaria y solamente esos 120 porque no hay
sitio para más. Si lo hubiera, dado el número cons­
tante de solicitudes, fácilmente se llcgíuia á los 300.
Por esto el P. Ins|xcctor, si por una parte quedó
saüsfechisitno del resultado obtenido en tan co­
pioso campo de acdóu, como el que á los Salesianos
se brinda, lamentó que por la estrechez del local y
lo reducido de los limites materiales, no haya modo
de extender esa acción con la intensidad que la rea­
lidad reclama.
Sí, era preciso un local más amplio.... Era ne­
cesario conseguirlo.
El P. Maufretlini entendió claramente que el
local de dichas escuelas era reducido, que sus li­
mites materiales de acción no bastaban, que á todo
trance había que ampliar locales y radio de acción.
El Inspector Salesiimo está decidido á hacer llegar
esta verdad á todas partes por medio de una eficaz
é intensa propaganda que llevará su convenci­
miento y su entusiasmo 4 las personas que cuen­

tan con medios y se hallan dotadas de buena
voluntad, pues juzgaba que hoy dia aquel barrio
de Vigo en que las escuelas se hallan era el más ne­
cesitado y por lo tanto el punto donde los salesia­
nos debían desplegar mayores energías.
Y está fuera de toda duda que contando esas es­
cuelas con im buen local acudirían á ellas fácil­
mente más de 500 niños que habían de frecuetar el Oratorio los días festivos, con lo que esta obra
educadora, predilecta del grande y providencial
pedagogo del siglo X IX . había de producir incalcu­
lables frutos de bendición.
Esta institución de los « Oratorios festivos »
produce tan admirables resultados allí donde se
han instalado, que son- hoy una obra imprescindi­
ble de Acción Social, recomendada centenares de
veces por la Santa Sede.
Cabalmente el R. P. Fierro trató elocuente­
mente de los Oratorios en su bellísimo discurso pro­
nunciado en la tercera Sección del Congreso, durante
los días de Infonnación pública allí abierta con mo­
tivo de proyecto de Ley de Asociaciones, discurso
que con otros pronunciados por el mismo Padre en
distintos lugares y ocasiones, se ha reproducido en
su precioso libro acerca de la « Institución de log
Oratorios Festivos, por el Venerable Don Bosco >.
Inspirándose en estas doctrinas de su fundador,
desde que los Salesianos arribaron á esta ciudad en
1894, guiados por los buenos deseos de D. Clara del
Río y D. I^eopoldo Gómez, fijaron sus miradas en
el populoso barrio donde hoy viven, el más necesi­
tado de labor; y si bien al cabo de algunos años ftmdaron el Colegio de la Ronda, los Superiores de la
Orden no permitieron que se abandonasen estas es­
cuelas á que nos estamos refiriendo. Los sacrificios
en ellas hechos son incontables; su sostenimiento
ha sido dificilísimo, especialmente desde que la
pobre vivienda de los Padres quedó derruida.... y
sin embargo no han podido ni querido abandonar
su campo fecundo de acción católica, regado
con tantos sudores y cuidado 4 costa de tantos
desvelos ».
Y nosotros añadimos que no sólo no lo abando­
naron, ni lo abandonarán; hoy más que mmea ne­
cesita la juventud de Vigo centros como los sale­
sianos donde instruirse y formarse en la moralidad y
la\4rtud, precisamente porque en el Arenal es donde
esta necesidad se hace setir más. No hace muchos
días nos escribía el celoso párroco del Sgdo. Corazón
al enviurmos la fotografía que publicamos en este
número: * No puede V. figurarse el trabajo que su­
pone establecer aquí una congregación de hombres
para fines religiosos *. De^aciadamente es cierto;
la Religión parece ya cosa inútil y con la idea reli­
giosa se va la idea del deber y de la moralidad, que
á la corta ó á la laiga es el fundamento de la pros­
peridad de los pueblos. Pero esto, en vez de desa­
lentamos, debe ser todo ello un poderoso estímulo
para trabajar en esta empresa en la cual está
crifrada la gloria de Dios y el provecho de prójimo:
y cuando los prójimos-son nuestos conciudadanos
mismos, aparte del mérito que Dios recompensará,
su provecho forma parte del nuestro.

i

Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna

En las horas libres — Los salvajes del Paraguay —
Las consecuencias de una guerra — El grito del
apóstol — En el Rosario — Las vastísimas lla­
nuras de Santa Fe — Ei Chaco Argentino — La
civilización moderna — El Cazador de Indios —
Los desvelos de un capitán — Feliz encuentro —
Pentecostés — En Corrientes — En el Río Pa­
raguay.
En las horas que podía lograr desocupadas del
susodicho congreso Monseñor conferenciaba lar­
gamente con D. Matías Alonso Criado, Cónsul
General del P ar^ uay en Montevideo, quien le
acompañó á visitar al Ministro Plenipotenciario
de la misma República en el Uruguay. Al uno y al
otro manifestó su plan de aprovechar su viaje á
Matto Grosso para detenerse en la Asunción, capi­
tal del Uruguay, con la esperanza de dar cima á los
trámites iniciados años atrás para la fundación
de un instituto y misión salesiana en aquella ciu­
dad. No le preocupaba menos el Paraguay que Matto
Grosso porque bien se le alcanzaba la urgente
necesidad de misioneros que tenia aquella infeli­
císima RepúbUca. El Paraguay también se ve
recorrido por todas direcciones por tribus de sal­
vajes que vagan por las florestas sumidas en el
más lastimoso embrutecimiento. A cada paso se
encuentran catervas de ellos, hasta en las calles
de la capital, donde semidesnudos, andrajosos,
ofrecen el espectáculo de su terrible miseria, y
venden algunos cestillos diestramente tejidos con
hojas de palma, ó pieles de fieras y plumas de pá­
jaros. A la orilla izquierda del Paraguay andan
dispersas tribus completamente soregadas del
consorcio de los habitantes, de los cuales se dife­
rencian totalmente en costumbres, religión y len­
gua. Tienen una especie de sacerdote ó brujo que
preside los actos más importantes de la vida, tales
como los nacimientos, los matrimonios, los en­
tierros, con ceremonias y ritos estrafalarios y su­
persticiosos. A l otro lado del rio, frente á la ciudad

de la Asunción vagan también muchas tribus nó­
madas; todo el territorio está sembrado de sus
miserables cliozas, porque mientras los gobiernos
de los otros paises de América se atuvieron al par­
tido inhumano y antisocial de ametrallar á los
pobres Indios y darles caza hasta en las cavernas
de las montañas cual si fuesen bestias feroces, el
Paraguay providencialmente les ha dejado vivir
en paz.
Monseñor comprendía también la urgente nece­
sidad de tomar algima proridencia en favor de la
juventud civilizada del Paraguay. Esta Rpública
sostuvo sola, del 1864 al 70, ima guerra gigantesca
contra los ejércitos aliados del Brasil, Argentina
y Uruguay. A pesar del heroísmo insuperable des­
p ica d o por los hombres y aun por las mujeres,
aquella infeliz nación tuvo que rendirse á la supe­
rioridad numérica de las huestes invasoras y quedó
saqueada, destruida, aplastada. Para formarse
una idea de la saña con que se hizo aquella guerra,
y de sus desastrosas consecuencias, bastará notar
que hoy día cuenta el Paraguay 400.000 mujeres,
mientras que los hombres, sin contar los niños,
apenas llegan á 30.000. ¡Tantos fueron los que mató
la metralla ó acabó el hambre! A pesar de los he­
roicos esfuerzos hechos desde 1870 por este país para
levantarse de su honda postración y reorganizarse
del mejor modo posible, sin embargo aun la encon­
traba nuestro misionero en la extre:na necesidad
de formar nuevas generaciones retempladas en
aquellas virtudes que sólo el cristianismo sabe
inspirar. Creyó de suma urgencia fundar cuanto
antes un hospicio para niños pobres y desvalidos,
y sobre todo colonias agrícolas para los hijos del
campo.
A su vez el Cónsul General D, Matías Alonso
Criado, escribía: « No siendo eficaz otra propaganda
que la religiosa para iniciar á los indígenas en la
civilización.... y careciendo hoy el Pars^uay de
toda cooperación en el Río de la Plata para mejorar
sus condiciones morales y materiales, me dirigí
oficiosamente á fines de 1892 á la secretaría de Su

— 1i6
Santidad León X III *. Contestóle el Cardenal « que
Su vSantidad dolorosamente impresionado por la
descripción del estado deplorable en que se en­
contraban los Indios del Chaco Paraguayo, le había
ordenado interesar al R. P. Rector General de los
Salesianos para ver si era posible fimdar en dicho
territorio una inisióh dirigida por aquellos reli­
giosos 9. Y aliora le parecía á Monseñor Lasagna •
que se acercaba el momento en que se había de
cumplir el deseo del venerando Pontífice. Es, pues,
de ünaginar su alborozo cuando el Sr. Alonso Criado
le dió cartas de recomendación para el Dr. D. Ve­
nancio I/Í)pez, Ministro de Relaciones Ivxteriores
del Paraguay. Así, con el corazón henchido de hala­
güeñas esperanzas, saüa prna aquel país regenerado
hace dos siglos por los sudores y la sangre de tantos
hijos de Loyola, y hoy en gran parte sxuuido otra
vez en la niAs lastimosa barbarie.
Pesaroso de no poder acudir inmediatamente
en auxilio del Paraguay, conmovido hasta las lá­
grimas al pensar en la pérdida de tantas almas, el
ardiente apóstol dirigiéndose en sus cartas á los
alumnos del Seminario de las Misiones Salesianas
en Turin, prorrumpía en estixs calurosas y enfáticas
palabras: « Y vosotros, jóvenes escogidos, que
sentís arder en vuestro pecho la llama del celo,
vosotros, oh valientes, que os sentís llamados por
Dios á las altas y atrevidas empresas de la salva­
ción de los pueblos, de la gloria de Jesucristo,
volved al Paraguay \'uestros ojos, allá dirigid los’
pasos. No os faltará, no, abundosa mies de sacri­
ficios y de triimfos, de prmzantes espinas y de ce­
lestes consolaciones, la corona de la victoria y la
palma del martirio. Son nuevos horizontes que se
abren á los intrépidos apóstoles de los valvajes,
son nuevos mundos que franquean sus pxiertas á
los ángeles propagadores de la civilización cristiana,
á los héroes del Evangelio. De vosotros también
cantarán las presentes y las futuras generaciones:
O quatn speciosi pedes evangelizatitium pacem, evangetizavíium bona (i). * iQué hermosos los pies de
los que anuncian el Evangelio de paz, de los que
anuncian los bienes! •. El daba el ejemplo de ello.
{CoiUifiuará).
(0

Cooperadores Salesianos difuntos.
A ra ha l (Sevilla).
Sr. D. Manuel Romero Ortega
Barcelona.
» » Felipe Pons
Bailólas (Gerona).
Rdo. Sr. D. Ramón Neu
Carmona (Sevilla).
Sr. D. José M. Vidal
Sra. Da. Asunción B. é H. v. de Trillo-Figueroa Corrfoós.
»
» Purificación Martínez Pareja
Cieza (Murcia).
*
> Joaquina Missé v. de Pol
Gerona.
»
» Socorro Sivila
»
*
> Rosa Torres
»
Sr. D. Antonio do Castro
Dos Hermanas (Sevilla).
Sra. Da. Rita P. v. de Junyer
Figueras (Gerona).
Rdo. Sr. D. José M. Carretero
J erez (Cádiz).
»
> > Cayetano Sentís
León.
Sra. Da. Mariana de Ciuzana
La liisbal (Gerona).
» Bárbara Riera v. de
Massanet »
»
» Martina Llacli
Madremaila
»
> Catalina Girban v. de Genis Palafrugell •
» María Josefa Rodríguez Pozoblanco (Córdoba).
* Isabel Garda Madrid
*
*
» Josefa López »
»
» Catalina Gallardo
*
»
Sr. D. Bonifacio Ruiz Galán
»
»
» Buenaventura García
»
»
. Juan Oliiu
Sils (Gerona).
» Francisco Manzano, Pbro.
Sevilla
ra. Da. María Gutiérrez
»
» Angela Botana
Santiago (Coruña).
» Margarita Cereceto
Sevilla.
» Amparo Morera
»
» Luisa Cadarso de Agrá
Noya (Coruña).
» Prudencia Pallares Silveira Ayatnonle (Huelva).
Sr. D. Juan Pérez Almanza
Cartüya
»
Sra. Da. Carmen Ciirljacho
Monleltano (Sevilla).
Sr. D. Vicente Romero G arda
J erez (Cádiz).
Sra.Da. Felicidad García
Sevilla.
>
» Felisa Silva
»
»
> Rosario Rey Espinoza
»
»
» Carinen Benitez
»
Sr. D. José María Esteban
»
» » Carlos Conradi
>
» »
»
Serra
»
Ezema. Sra. Condesa vda. de la Mortera
»
Sra. Da. María del Carmen Bonza y Becerra vda. de
Rodríguez
Uianiada (Lugo)
Sra. Da, Amadora María Trovadelo y Arango
Chantada (Lugo).
»
* María del Carmen Vázquez Macedo
Chantada (Lugo).

» Aurora Rial de Pérez Ratón
»
»
R. I. P.

Rom. X . 15.



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Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la niieiia Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176-TURIN.