-
extracted text
-
A gosto de 1912
Edición de España
AÑ O X X V II - N . 8
52.
n o
o
o
Q
>5
ó
Q
ó
Q
^0
o
1)
^ OQ
m o
o
o
c u
o
.‘Cj
a
[ ^ o le lin $ a l ¿ $ i a n o
o
■ ei
Po
^
^
Turin — V ia Goltolcn^o N. 32.
S U M A R IO .
L a c a r id a d e n l a e d u c a c ió n I V .................................................. 218
A le g ría s d e f a m ilia ...........................................................................205
D o n P a b lo A lb e r a e n I n g la t e r r a y B é l g ic a . . . .
208
T e s o ro e s p i r i t u a l .................................................................................210
D e n u e s t r a s m i s i o n e s . — C h i n a : L a nxieva r e
sidencia d e N g a n - H a n g ........................................................ 2 I I
E l C u lt o d e M a r ía .A u x ilia d o r a : L a s fie s ta s t i t u la r e s 2 17
Esfuerzo voluntario.
nuestro artículo pre
cedente, es preciso recordar
que los apuntes que con el
título de Sistema preventivo escribió
D. Bosco, no constituyen, ni mucho
menos, la teoría completa de su método
pedagógico. El que buscase todo el
conjunto de su sistema en « las pocas
notas que dejó » (2), aun añadiéndoles
el Reglamento, escrito también por él,
se encontraría con una sorpresa des
agradable. Pensaba, es cierto, escribir
un libro sobre dicho sistema, y, según
dice en esos apuntes, ya tenía recogidos
algunos datos; pero D. Bosco prefería
foNTiNUANDO
( 1 ) V . número anterior.
(2) Bol. italiano de setiembre de 1910, pág. 908.
a
ó
^
^
G r a c ia s d e M a r ía A » i.\ ilia d o iu . . . . . . . .
P o r E l. MUNDO S A i.E S iA N O : Boda.s d e O r o . — O b r a
c a r ít a t iv a . — L a fie s ta d e S . J u a n e n V u ld o c c o .
— .A so c ia ció n d e E x - a l u in n o s : S > t i n d e r . U n da d ela , iiu c r e , F to t in c ia . — N o n c ii s v a r ia s : A /ad r id . M a ta rá . — L a V I S e m a n a ¡ o c i a '
. . .
M e m o r ia s b io g r á fic a s d e M o n s . Lni** L a s a g n a . .
N e c r o l o g ía y C o o p e r a d o r e s S a le s ia m s d ilu n t o s . .
ía
I V .í»
a
0
^
(0
hacer en vez de escribir; sabía que
obras son amores y que vale más una
buena obra que cíen bellas palabras;
el tiempo le venía escaso para aduar
sus grandes pensamientos, así que no
le llegaba para teorizarlos. De ahí que
su Sistema preventivo escrito sea una
parte muy pequeña de los principios
sobre que fundaba sus procedimienlos
educativos, cuyos éxitos le valieron ser
calificado de « milagro pedagógico »
por € sus increíbles resultados prácti
cos » (3). Es lástima qué D. Hosco
mismo no nos haya dejado la teoría
completa de su Sistema; pero consolé
monos con lo que hizo, que vale mucho
más que lo que no escribió. Sin em
bargo, el tratado del Sistema preventivo
podrá hacerse cuando se publiquen to{3) D r . A . F u n k e , D ir e c t o r d e la s E s c u e la s N o r m a le s d e
W a r e n d o r f . c C o m p e n d io d e l a H is t o r ia d e la P e d a g o g í a »,
dos los volúmenes de las Memorias
Biográficas: con los documentos y
prácticas allí descritas y las ideas peesparcidas acá y allá en los
escritos del Venerable, se llegará a una
síntesis doctrinal que podrá llamarse la
Pedagogía de D. Basco; sólo entonces
sabrán a ciencia cierta los que 'no se
lo vieron practicar, en qué consiste todo
su Sistema preventivo; y ese libro,
además de ser un cuerpo completo de
doctrina, será también todo un sistema
de principios educativos que han re
sistido a la prueba de los hechos, y han
sido llevados diariamente a la práctica
con los inagotables recursos que las
circunstancias del momento sugerían a
la asombrosa intuición pedagógica del
inmortal educador.
Entonces se verá que comenzaitdo por
prevenir las faltas, llegaba a fomentar
en la medida de lo posible las buenas
obras: no sólo evitando el mal por la
práctica del bien, sino haciendo, además,
factores del bien aquellas mismas in
clinaciones que habían de servir para
hacer el mal; entonces aparecerá claro
el dinamismo, por así decirlo, de su
Sistema, todo acción fundada en la ra
zón y todo esfuerzo persuadido por la
caridad. Y mientras tanto esperamos
cpie su diligentísimo biógrafo publique
todos esos materiales, séanos permitido
ir tomando algunos datos de los volú
menes ya publicados, datos que nos
servirán para penetrar más adentro en
los principios que ya conocemos.
Por lo que se refiere al esfuerzo,
condición precisa para desarrollar la
fuerza de la voluntad, para llegar al
dominio de sí mismo y de las cosas ex
teriores, para hacer producir a nuestras
energías todo el rendimiento posible y
acostumbrar al niño a no acobardarse
ante las dificultades morales y materia
les que componen la trama de la vida,
bien quisiéramos citar hechos que llenan
miles de páginas en las Memorias Bio
gráficas. Lo marávilloso del sistema de
D. Bosco está precisamente en el arte
genial con que hacía realizar a sus
niños los actos más costosos con una
amabilidad incomparable, armonizando
con sabiduría profunda la alegría y el
trabajo.
El los amaba con delirio y por nada
del mundo les hubiera causado un
disgusto sin m otivo; la delicadeza ex
quisita de sus atenciones, la cortesía
con que los trataba, llegando a despe
dirlos hasta la puerta de su cuarto,
como si fuesen grandes señores, cuando
lo visitaban ; la finura con que les pedía
por favor los servicios que ellos esta
ban obligados a prestarle por gravísimo
deber; la bondad Inagotable con que
los consolaba en sus penas, lo agra
dable de su compañía y conversación,
que buscaban los niños como si fueran
moscas atraídas por dulcísimo panal;
todo ello no obstabá para que les exi
giera, cuando su propio bien o el del
prójimo lo requería, e.'ifuerzos penosos
y hasta heroicos sacrificios. Y precisa
mente ese cariño grande que les tenía
y ellos veían todos los días en práctica,
le autorizaba para imponerles con toda
dulzura, sin violentarlos, los medios
más enérgicos de fortificar el carácter.
Intimamente convencido el niño deque,
no la conveniencia del educador, sino
la suya propia exigía un esfuerzo de
terminado; persuadido también deque
los actos sugeridos o mandados, por
muy dificultosos que fuesen, además
de ser posibles, eran los mejores para
su perfeccionamiento moral y también
para su bienestar material, no vacilaba
en aceptar las más violentas renuncias,
las humillaciones más costosas, las ocu
paciones más humildes y los trabajos
más ingratos. Perdonar de corazón una
ofensa grave y reconciliarse en público
con el ofensor, ceder al compañero un
juguete muy estimado, el postre y a
veces el lech o ; imponerse una peni-
—
203
tencia fuerte por im descuido más o
menos voluntario, privarse de un paseo,
de la merienda, del desayuno, de una
visita; pedir perdón de arrebatos ofen
sivos, emplear las vacaciones estudiando
más que durante el curso, privarse de
dormir para asistir a un enfermo, del
recreo para repetir la lección a un re
zagado, hacer estudiar dos cursos en
un año a los más inteligentes; y otros
mil esfuerzos que exigen de nosotros
las mil dificultades cotidianas de nuestra
existencia, esfuerzos que él obtenía con
indicarlos solamente, eran suficientes,
dada la habilidad con que él sabía apli
carlos a la educación, para robustecer
las voluntades más flojas y los carac
teres más apáticos.
D. Bosco rara vez tenía que ejercer
presión sobre alguno para imponerle
el esfuerzo; él mismo escribió que sin
castigos corporales había logrado de
los niños esfuerzos costosísimos, que
dieron resultados prácticos superiores
a lo que él podía esperar. Es que
bastaba la habilidad suma con que sa
bía tocar los resortes del libre querer
desús educandos, escondiéndose él pru
dentemente tras la impersonalidad de
la fuerza misma de las cosas, y po
niéndolos muchas veces en la necesidad
física de decidirse al esfuerzo libremente.
Todo lo que hemos dicho en otro
lugar (i) sobre la intervención de la vo
luntad del educando en la propia edu
cación, es nada en comparación de la
realidad que se vió en el Oratorio;
pasma el ver como el habilísimo « plasnador de almas > hacía entrar en ac
ción todas las actividades, toda la vo
luntad, y hasta la misma fuerza física
de los individuos en la obra de la
propia educación ; allí no quedaba ener
gía latente que él no llamara a la vida
activa y cada uno era, en general, lo
que podía ser; así se explica que indi(i) V . e l n ú m . d e m a y o .
—
viduos, los cuales con otra educación
no hubieran pasado de simples media
nías, llegaron en las manos de D. Bosco
a ser hombres eminentes. Podríamos
citar nombres que se agolpan a la punta
de la pluma.
Puesta la voluntad del niño en mo
vimiento por el impulso certero y efi
caz del educador y sintiéndose cada
día más fuerte, ya por el grado su
perior de desarrollo que adquiría, ya
por la destreza con que aquel le pre
sentaba nuevas dificultades que vencer
y nuevos grados que alcanzar, se lan
zaba por sí sola a los obstáculos, en
sayando la vida verdadera con deter
minación propia. El malestar material,
el dolor físico, el esfuerzo moral, ya
no eran suficientes para detenerla, una
vez determinada por la razón y la con
veniencia a un acto cualquiera por difícil
que fuese; de ahí, la actividad empren
dedora, el trabajo constante, la firmeza,
el desinterés, la osadía, el sacrificio, el
arranque generoso para todo lo bueno
aunque costoso, venían como conse
cuencias de ese estado diiiámico de la
voluntad. Así que, aquella disciplina de
licada y amorosa en la forma, era en el
fondo racional, vigorosa, impulsiva; es
fuerzo libérrimo, de dentro afuera, y
por lo mismo, íntimamente educativo,
tónico y varonil; creador de caracteres
no sólo fuertes para resistir, sino además
emprendedores, de grandes iniciativas,
de santas audacias y sublimes sacrificios.
Por otra parte, el ejemplo continuo
de Don Bosco, la actividad asombrosa
que debía desplegar para consolidar su
obra colosal, su vida cotidiana que los
niños tenían ante los ojos, tejida de
esfuerzos heroicos y empresas atrevidas,
los estimulaba en gran manera al es
fuerzo. Aquel sacerdote tan bueno, tan
trabajador, tan grande entre sus niños
y ante la sociedad, quedaba estampado
en sus jóvenes imaginaciones como el
modelo, y para muchos el ideal, del
—
205
—
^
ñLEGRÍAS DE FAMILIA
(In Breve í»el $. Paóre para la$ Bo5a$ k Oro Oe íDons. Cagliero
Ei n V aniversario de las fundaciones salesianas de la Patagonia Meridional, Chile, Inglaterra y Bélgica.
OTRO BREVE DE S. S. A MONS. FAQNANO
r/j^/1 9 del pasado junio, con grande júbilo
í ^ l l y rodeados de gran número de admira
dores, hermanos y amigos, celebraron,
como verán nuestros lectores en otra parte del
presente Boletín, su Misa de Oro, en el altar de
nuestra gloriosa Madre y Reina, los RR . Sres.
Don Juan B. I^emoyne y D. Juan B. Francesia.
Festejó también, aunque todavía no hemos
recibido les detalles, el mismo memorable acon
tecimiento, en las lejanas tierras de la América
Central, S. E. Mons. Juan Cagliero.
La alegría fratem ay filial con que los miembros
de la Familia Salesiana se apresuraron a enviar
al primer Obispo salesiano sus felicitaciones,
fué precedida de la exquisita delicadeza del Jefe
supremo de la Iglesia. De América nos han
enviado una copia del afectuoso breve dirigido
por el Padre S. a Mons. Cagliero y nos apresu
ramos a comunicarlo a nuestros lectores.
apud istas Amcricae mediae Civitaies, magiut rerum prudeniia diligcníiaquc pari, Delegati Nostri muñere ad praesens juncíum esse. Quemadmodum autan faustum cx'cntum, Venerabilis
Fraier, omnes tibí gratulantur de quibus es qptime
meritns, ita placel Nobis quoqne in Uictitiac tuac
partcm venire; Dcoque ¡avente cupimus te incolumetn csse et quasi rrjiviscere ul Nobis Foclesiaequc diutissime operam studiumque naves
íitum.
Coelestium interea donorum concilialrix sil
Apostólica benediciio, quam tibí, Venerabilis
Fratcr, amantissime imperíimus.
Datum Romae, apud S. Petrum, dic X X I I mensis Februarii, qnno M C M X II, Pontificaitis Nosiri nono.
Plus P. P. X .
T r a d u c c ió n ;
A L V E N E R A B L E H ERM ANO
V E N E R A B IU
FRATRI
JUAX e A G L I E R O
J O A X N l eA G L rIE R O
ARCH IEP. T I T . S E B A S T E N O - D E L E G A T O
A R Z O B IS P O T I T U L A R D E S E B A S T E
A P O S T O L IC O
D E L E G A D O A P O S T Ó L IC O Y L E G A D O E X T R A O R D IN A R IO
A C L E G A T O E X T R A O R D IN A R IO
D E LA S . SED E
A P U D R E S P U B L IC A S C O S T A R IC K N S E M
E N L A S R E P Ú B L IC A S D E C O S T A R IC A
N IC A R A G U E N S E M , H O N D U R E N S E M
N IC A R A G U A Y H O N D U R A S
P lu s PP. X
PÍO PAPA X.
V E N E R A B IL IS F R A T E R ,
SA I.U TE M E T A P O S T O L IC A M B E N E D IC T IO N E M .
Citm didicerimus, U propediem quinquaginta
sacerdotii afinos conipieiurnm. laetamur vehemenier dari Nohis causam confirmandae Ubi pa
itan benevolentiae Nosírae. Hanc projecto apud
te Nos bene coüocavisse persuasum habemus ; sed
recordatio ipsa sancU a te uiiliterque emensi tam
longi spaiii efficii, \d sit in te voluntas Nostra profensior. Quae vero proxime erit tibí solacio me*f!:r:ssc. eadefn nunc recolere est Nobis perjucundum; nimirum te e primis Venerabilis Dei FaJoannis Bosco discipulis, in juventute
inopi praesidiisque ómnibus destituía recle edocendii diu muUumque elaborasse; Paíagoniae
deinde popules, qua late ea regio patet, ad Christi
fdem hunutnüaiemque traducere pro viribus stueumdemque, postremis hisce temporibus.
II
V
S
alu d
en erable
y
B
H
erm an o
e n d ic ió n
A
,
p o s t ó l ic a
.
Habiendo sabido que cumplirás dentro de pocb
los cincuenta años de tu sacerdocio, nos alegramos
en gran manera por dársenos ocasión de confirmarte
públicamente nuestra benevolencia. Siempre he
mos creído haberla puesto muy bien en ti; pero
el recuerdo de un espacio tan largo de tiempo, em
pleado por ti santa y útilmente, hace que nuestra
voluntad se incline a ii más. Por esto Nos es gra
tísimo recordar los hechos que dentro de poco feste
jarás, esto es, el haber tú, uno de los primeros discí
pulos dd Vble. siervo de Dios Juan Bosco, tra
bajado durante tantos años en la educación de la
juventud pobre y abandonada ; d haber consumido
tus fuerzas para conducir a la fe y a la civilización
los pueblos de toda la Patagonia; y, al mismo
tiempo, d haber ejercido úUimameníe d cargo de
— 206 —
nuestro Ddegado en esas Naciones de la América
Central; y asi como iejeiioUarcnpor el fausto acon
tecimiento todos aquellos cw^a gratitud te has me
recido, también Nos, Venerable Hermano, nos re
gocijamos al tomar parte en tu alegría ; y hacemos
votos para que, con la grada de Dios, vivas sano
y salvo y casi rejuvenezcas a fin de que resplan
dezcan por mucho tiempo tus obras y tu celo en
beneficio nuestro y de la Iglesia. Séate, en tanto,
prenda de los celestiales dones la Bendición apos
tólica que te enviamos. Venerable Hermano, ¿on^
todo afecto.
Dado en Roma, en S. Pedro, el 22 de febrero
del año 1912, noveno de nuestro Pontificado.
P IO P A P A X.
Evangelio, trasportarlos a im punto determi
nado y atender a sus necesidades espirituales y
temporales. No podremos obtener conversión
alguna si no les damos de comer y vestir.... Si
nosotros no lo hacemos, se verán obligados a
dividirse en pequeños grupos y cambiar de
lugar todos los días, para procurarse el sustento
cuotidiano..... ».
E l atrevido designio, tan generosamente con
cebido, no tardó en ponerse en ejecución; todos
los canales e islas fueron heroicamente explo
rados, y surgieron en la Tierra del Euego y en la
isla de Dawson pueblos enteros a beneficio
de aquellos pobres indios, los más desgraciados
sin exageración de todas las tribus humanas.
Es justo, pues, que demos gracias al Señor.
E l mismo Padre S. se ha dignado asociarse
a los solemnes festejos, que, para celebrar d
vigésimoquinto aniversario de la fundación de
aquellas misiones, se celebrarán en Punta Arenas.
Publicaremos tan preciosos documentos.
A lo dicho se añaden este año otros motivos
de grande júbilo.
E l año 1887, último de la vida de nuestro fun
dador, la Pía Sociedad salesiana, se extendió
a Inglaterra y Chile; llegó después al último ex
tremo de la Patagonia, y por boca del mismo
D. Bosco prometió la primera fundación en S E C R E T A R Í A D E E S T A D O
D E su S A N T I D A D .
D el Vaticano, 1 de Mayo igiz.
Bélgica.
Por esta razón se celebraron en Inglaterra y
N. 57205.
en Bélgica, con intervención de nuestro Rector
R e vm o . S r . D . Jo sé F a g n a n o :
Mayor, solemnes fiestas, otras en Chile; y algunas
Unida con la presente tengo el gusto de man
se están preparando aún en Punta Arenas.
darle una carta del S. Padre, con la cual aprove
Diremos de éstas dos palabras.
L a primera expedición de Salesianos, guiada chando la ocasión del vigésimoquinto aniversario
por Mons. I'agnano, establecióse en Punta Are de la fundación de la primera casa de esa Misión,
nas el 21 de julio de 1887; y el 15 de agosto, que V. R. dignamente dirige desde tantos años,
mientras en Turín se festejaba el cumpleaños da el parabién a V. R. por los opimos frutos de s«
de D. Bosco, se inauguró allá la primera capilla, difícil apostolado y hace los mejores votos para el
improvisada con madera. <( Cantamos, escribió porvenir de la Misión misma.
No dudo que el precioso autógrafo le gustará a
Mons. Pagnano, una misa solemne acompañada
V
.R
.y a sus colaboradores, estimulándolos siempre
con piano; antes de terminar, dirigí algunas
palabras a mi auditorio sobre el acto que aca más a trabajar cofi fruto por la gloria de Dios.
bábamos de verificar, indicando la gracia sin
Con la más sincera estima me es grato ofre
gular que María Auxiliadora concedía a esta cerme de V. R.
comarca, casi abandonada en cuanto al servicio
afmo. en el Señor
R a f .\ e l M e r r y d e l V a l .
religioso, a la educación de la juventud y a la
conversión de los indios.
R evm o . S r . D . Jo s é F a g n a n o
d i la CoH Q re^ación S a le sia n a d e D . Bosco
¡Qué bien fueron recibidas mis palabras, o
P r e fe c to A p o s tó lic o d e la P a ta g o n ia M e r id io n a l
mejor, las palabras de Dios! ¡Cómo brillaba
( C o n C a r t a p o n tific ia ) .
el rostro de los ¡)resentes por la alegría de poder
Hé aquí la carta del Sto. Padre:
comenzar la instnicción religiosa de la juventudl
Dcsiniés de la santa misa, algunos padres y
D IL E C T O F IL IO
madres de familia me dieroi; las gracias por la
sne. josEPH PAGxnivG
buena voluntad que les había manifestado para
E P I A S O C IE T A T E S . F R A N C IS C I S A L E S II
P R A E F E C T O A P O S T O L IC O P A T A G O N I A E M E R ID .
el bien de sus hijos y me prometieron enviár
P lu s PP, X
noslos ».
l'undada la residencia, el celoso Prefecto
D IL K C T K F I L l,
Apostólico volvió sus ojos también a los pobres
S A L U T E M K T A P O S T O L IC A M B E N E D IC T IO N E M .
salvajes. « Recomiende, escribía a D. Bosco,
Quamquam te, Dilecte P ili, tot jam annos Sa
nuestra misión a los cooperadores y a los herma
nos a fin de que podamos hacer algo. Debemos cras istas E.xpeditiones regeniem, iis abundare
recorrer todas las islas y canales donde viven los gaudiis confidimus quae, Dei provideníia, apO"
salvajes para anunciarles la buena nueva del siolicos comitantur labores, suadet lamen carita
—
207
ui faternae benevoleniiae feculiarem Ubi iuisque
ráigiosis sodalibus signijicaiionem demus. Disiuncii enim sumus Umgiqui.aie locorum, ai coniundissimi vobiscum necessüudine cariiatis;
rerumque vestrarum cursum ila fersequimur animo
ut quaecumque vobis accidant tristia laeia iisdem
Hos vel angamur vel laetamur. Ecce auteni laeiandi in Domino occasionetn affert qui ad exiium -properai vigésimas quintas annus ex qtw
primam ad Punta Arenas Missionalem domum
condidisii. Etenirh cum praeteriti temporis mens
repeiit memoriam, studiis ddectamur vestris, qiiibus, adiuvante Deo, factuní est ut vel istis miserritnis populis lumen affulserit Evangelü, in spem
beaiae immortalitatis atque ad ipsius himanitatis jructum. Vobis igiiur parantibus solemnes,
uti par est, divinae benignitati gratias agere, libentissitne Nosmei jungimtir ipsi, consociaiaque prece hoc a Christo Domino enixe poscimus ut
quos in admirahile lumen suum vocare dignatus
est, eos velit benignas perpetuo sibi adiungere,
eiusdemque optatissimae sortis compotes ¡acere
quotquot isthic sunt qui in tenebris adhuc sedefit et in unihra mortis. — Auspex divinorum
munerum Nosíraeque iestis amantissimae voluniaiis Apostólica sit Benediciio, quam Ubi, Dilecte ftli, iis Ítem qui tecum lahorant in Evange
lio, ceterisque ómnibus quos Christo peperistis
ex animo impertimus.
Datum Romae, apud S. Peirum, die I I I Maji
M C M X II, Poniificatus Nostri anno nono.
P IU S P . P . X .
Traducción :
A N U E S T R O A M A D O HIJO
J O S É PAGNH NO, Pbro.
D E L A P ÍA S O C IE D A D
DE S.
F R A N C IS C O
DE
SALES
P R E F E C T O A P O S T Ó L IC O D E L A P A T A G O N IA M E R ID .
PÍO PAPA X.
A
S
alud
m ado
y
H
ij o
,"
b e n d ic ió n
a p o s t ó l ic a
.
Aunque estamos ciertos que tú. Amado Hijo,
gobernando desde hace tantos años esas santas
misiones, disfrtdas de aquella alegría con que la
divina Providencia acompaña las empresas apos
tólicas, el afecto nos induce a darte, juntamente con
tus hermanos, una muestra especial de paterna be
nevolencia. M uy alejados nos hallamos por la dis
tancia de los lugares, pero muy unidos por d vín
culo de la caridad: y seguimos con tanta atención
vuestras vicisitudes que también Nos gozamos
con vuestras alegrías y nos apenamos con vuestras
tristezas.
Hé aquí ahora una buena ocasión de alegramos
en d Señor, d año vigésimoquinio, que ya camina
a
fin, desde que fundaste en Punta Arenas la
primera casa de misión. S i nuestra mente se pone
a recordar d tiempo pasado, sentimos crecer nuestro
recocijo por vuestro cdo con d cual, mediante
d divino auxilio, ha venido a brillar, también para
esas infdicisimas tribus, la luz dd Evangelio y
la esperanza de la dichosa inmortalidad con gran
ventaja de la mistna sociedí d civil.
A vosotros, pues, que os preparáis a rendir a la
bondad divina, como es justo, solemne acción de gra
cias, nos unimos con grande afecto también Nos en
persona, y, unidos por ¡a oración, pedimos con insis
tencia a Jesucristo que conserve benignamente
siempre unidos a si iodos aqudlos que se digfxó
llamar a la luz admirable, y que haga participes de
la misma ansiadisima suerte a ios que están aún
sentados en las tinieblas y sombras de la muerte.
Señal de los divinos favores y prenda de nuestra
afectuosísima benevolencia sea la bendición que
te damos de lo intiino del ahna a i i y a los que con
tigo trabajan predicando el Evangelio y a los
demás que habéis regenerado en Cristo.
Dado en Roma, en S. Pedro, el 2 de mayo de
ig i2 , noveno de nuestro pontificado.
P IO P A P A X.
También D. Boscb tuvo el consuelo de ver
con sus propios ojos los primeros frutos de la
obra redentora de sus hijos en los confines de la
Patagonia.
E l 9 de diciembre de 1887 JIons. Cagliero,
vuelto a Europa para asistir a D. Bosco en su
última enfermedad, presentó al buen Padre,
juntamente con dos Hijas de María Auxiliadoa que volvían también de las tierras ameri
canas, una niña de 12 años que Mons. Fagnano
había salvado con otros salvajes en la i)rinieia
excursión a la Tierra del Fuego. Al presentársela
decía Mons. Cagliero:
— Hé aquí, carísimo D. Bosco, las primicias
que le ofrecen sus hijos ex u/iimis finibus íerrae.
La niña arrodillada delante del V'encrable,
exclamó con acento semibárbaro: Os doy gracias,
carísimo Padre, por haber mandado vuestros
misioneros a salvarme a mí y a mis hermanos.
Ellos nos han hecho cristianos y nos han abierto
las puertas del Cielo.
D. Bosco, con el rostro bañado en lágrimas,
sonrió a la primera flor recogida en aquellas
tierras, que fueron siempre el objeto de sus pia
dosos deseos. jSonría ahora desde el cielo, con
todas las almas de aquellos pobres indios que
volaron a la posesión del premio eterno, al infa
tigable Mons. Fagnano y a todos los carísimos
Misioneros que lo ayudaron en sus apostólicas
fatigas!
l
— 209 —
co l^ o . E l 10 de mayo el patio del Orfanotrofio
de S. Juan Berkmans presentaba un a f e c t o im
ponente, para recibir al Sucesor de D. Bosco. Los
artesanos y estudiantes, alunmos y profesores del
Instituto de S. Verónica, las hijas de Maria Auxi
liadora con sus alumnas, las Señoras de la Junta
salesiana, y otras muchas personas, saludaron con
aplausos interminables a nuestro amadísimo Su
perior que entraba en el patio acompañado del
diputado Sr. Dalemagne, el Inspector y los Di
rectores de las casas salesianas de Bélgica. Escenas
ternísimas, cantos patrióticos, elocuentes discursos;
y a todos respondió D. Pablo lleno de emoción y
gratitud: « He venido, dice, a regocijarme viendo
Exposición didáctico*profesíooai.
Entre todas las obras que los Salesianos tienen
en L ieja la que interesa m ^ a la población son las
Escuelas profesionales. Por esto para celebrar el
X X V aniversario de la aceptación del Orfanotrofio,
nada mejor que exponer los resultados del apren
dizaje de los niños de las escuelas.
Inauguró nuestro Superior la exposición el 12 de
mayo. Tomaron parte todas las casas salesianas
de Bélgica y las Hijas de Maria Aiixiliadora. La
exposición causó gran entusiasmo y íué calificada
de * espléndido exponente del alto valor de la ense
ñanza profesional que dan los hijos de D. Bosco •.
L I E J A — D , P ab lo A lbera en el O rfanotrofio de S . Juan Berkm ans.
las mara\'illas llevadas a cabo en Lieja por la ca
ridad cristiana en pro de las clases trabajadoras ».
En efecto, el Orfanotrofio de S. Juan Berkmans
comprende actualmente:
a) un grupo de 130 huérfanos que aprenden un
oficio;
b) cien estudiantes de primera y segunda ense
ñanza;
c) los hijos de Maria, aspirantes al estado ecle
siástico;
<0 Oratorio festivo que está abierto también
los días laborables;
e) una iglesia pública, parroquia desde 1911;
/) im circulo parroquial con caja de pensiones,
^ ahorros, banda, etc.;
asociación de ex-alumnos que tiene socios
en toda Bélgica.
E l mismo día se reunieron en torno a D. Pablo A l
bera en el salón del colegio gran número de coope
radores, los cuales ensalzaron la Obra de los Sale
sianos en las escuelas, en la parroquia y en el
Oratorio festivo. Nuestro Rector Mayor recordó
las predicciones hechas por D. Bosco a Mons. Doutreloux y los alentó a seguir trabajando según las
enseñanzas de nuestro fundador.
Por la tarde, una partida de foot-ball atrajo al
vasto patio gran número de curiosos. Para hacer este
homenaje a D. Pablo, vinieron de Londres los jó
venes de la « The SaUsians Aríisans », que ven
cieron al Standard belga. Nuestro Superior les dis
tribuyó las TTuvlglIag conmemorativas, mientras la
banda tocaba en honor de los vencedores el * God
save the King » entre los aplausos de la muche
dumbre.
—
210
Coronación de María Auxiliadora en Lieja.
Después de hacer una -vnsita al Insiiiuto de S. Luis,
Hechtel. donde se forma el personal para nuestra
Pía Sociedad, vohnó nuestro amado Rector Mayor
a Lieja para asistir el i6 de m ayo a una fiesta qúe
será célebre en los anales de aquella casa salesiana. Celebró la misa solemne el ilustre D. Pothier,
abad de Solesmes: asistían el Obispo diocesano,
Mons. Ruttcn, Mons. Walter, vario? abades mi
trados y un sinnúmero de ilustres personajes, entre
los cuales estaban el ex-ministro, Sr. I'rancotte,
los cooperadores Srs. \'^an Zuglen y Limonis, varios
diputados, etc. La Schola del Orfanotrofio y los
coros de S. Gregorio y Sta. Cecilia ejecutaron admi
rablemente la misa de Juana de Arco de Gounod.
E l Sr. Schyrgens pronunció un .sermón elocuenti-'
simo, recordando episodios de la vida de D. Bosco.
L a procesión de tantos dignitarios y el numerase
público que las acompañaba resultó magnifica; y al
coronar la bendita imagen, estalló en la vasta
plaza una tempestad de aplausos interminable y
conmovedora. Terminada la ceremonia, muchos de
los ilustres per.sonaj*‘.s comieron con nuestro Sa])erior y el Sr. Inspector aprovechó hi ocasión para
darles las gracias. El Sr. Obi.spo de Lieja ensalzó
a .su vez la obra de los Salcsianos. proponiendo a
nuestro párroco como modelo a los párrocos de su
dióce.'íis.
Más de 20 mil fueron los peregrinos que acudie
ron a cantar el Magnifica! delante de la Virgen coro
nada. La imponente fiesta concluyó con una brillíuite velada dramática que ejecutaron los jóvenes
del Circulo i). Bosco.
I). Pablo Albera, con el corazón lleno de las más
gratas emociones, partió de Lieja el i8 diciendo
al de.spedirse: « No me olvidaré de vosotros junto,
a la tumba de D. Bosco y en el santuario de Turín;
y confio que, por lá dridna bondad, será siempre
Bélgica el modelo de las naciones cristianas #.
—
peradores, Mons. Dobbeli, el cual lo invitó a pasar
la noche en su casa.
Nuestro amadísimo Padre' aceptó la cordialisima hospitalidad y Mons. Dobbeli le prometió
devolverle la visita en Turin. También tuvo que
llegarse a Losanne para bendecir un Instituto de
niños que algmios católicos han abierto en Glani,
los cuales le recibieron como a un santo.
Finalmente el 23 de mayo, víspera de la fiesta
de María Auxiliadora, entró en el Oratorio al son
de la banda, entre las aclamaciones de los niños
y los afectuosos saludos de los Salesianos. Los nu
merosos peregrinos esperaban también con ansia
al Sucesor de D. Bosco.
C H IN A — L o s catequistas de nuestra misión.
Y e r v ie r s y a w a ille .
T E SO R O E SPIR IT U aL.
De Lieja pasó el amadísimo Padre a Ver\ñers.
Los Cooperadores Salesianos que confesados
E l Oratorio de S. Juan Evangelista contiene más
de 150 muchachos, a los cuales se añaden otros y comulgados, visiten devotamente una iglesia
tantos jóvenes obreros que allí acuden todas las o capilla pública, o si viven en comunidad, la
noches y 230 cx-alunmos que tienen semanal- propia capilla, y nieguen según la intención
mentc sus reuniones. 1\1 Oratorio comprende varias
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
secciones religiosas, sociales, económicas y re
creativas. E l recibimiento fué también cordia- indulgencias plenarias:
llsimo. E l día .siguiente se trasladó al Instituto de
Para el mes de Setiembre:
S. Rafael, en Saugncz-Awaille, donde además de
\ma Escuela media, hay una líscuela industrial con Día 8, La Natividad de la Virgen SS.
más de 170 ahmmos. D. Pablo los bendijo, les re
» 12, El santo Nombre de María.
galó un recuerdo, y debió hacer lo mismo con mi
» 14, La Exaltación de la Sta. Cruz.
gran número de eclesiásticos.
» 15. Los Siete Dolores de Ntra. Señora.
ff Como sus predecesores, escribió « L e \^al de
> 29, L a Dedicación de S. Miguel Arcángel.
rAm bléve *. D. P. Albera, no obstante su extra
ordinaria sencillez, se presenta como un hombre
de Dios que infunde respeto y veneración ».
A la vuelta. - - Habiendo salido de Venners el
20 de mav*o por la mañana, encontró en la estación
de Basüea uno de nuestros más entusiastas coo
D E ^ IU E S T R A S M I 5 IOJS(E5
CH IN A
La nueva residencia de Ngan-Hang.
£1 origen de la pequeña cristiandad.
C onversiones edificantes.
[Cartade D. L.Versiglia.Pbro. alSr. D.P.Albera).
Pevmo. y amadísimo Padre:
quí me tiene V . dispuesto a continuar
la mía del pasado diciembre.
P
Después de habernos establecido con
venientemente en Heung-Shan, dejé a D. J. Olive
al cuidado de aquellos alrededores y de una
cristiandad que y a hay en Wong-Leong~Tó, y
fui a tomar posesión de otra residencia en NganHang, eh la isla de Lapa.
Partí solo con un guía. E l tiempo era esplén
dido; pero después de pocas leguas de camino,
se desencadenó xm huracán tan furioso con una
lluvia tan torrencial que no se lo puede V . ima
ginar. Los paraguas no nos serxdan para nada
y era prudente tenerlos cerrados si los queríamos
conservar enteros. ¿Cobijamos en alguna casa?
No hay una en todo el camino, ni siquiera hay
árboles porque todo está desierto; por tanto
seguimos adelante in nomine Domini.
Caminábamos por las laderas de un monte,
por el cual se precipitaban de cuando en cuando
torrentes de agua que inundaban el sendero;
mientras por la otra parte las embravecidas
olas del mar estrellándose contra las rocas, lle
gaban hasta nuestros pies. Tal principio de
una nueva empresa no prometía mucho hu
manamente, pero continuamos confiados en el
Señor y en el Angel tutelar de nuestra Misión.
En vez de llegar hacia el mediodía según nues
tros cálculos, fué una fortuna que pudiésemos
llegar por la noche y que encontrásemos una
barca que se aventurase a pasar el estrecho, no
sin algún peligro de que las ondas la envolvie
ran. Pero, como Dios quiso, llegamos a la meta
de nuestro viaje. Aquellos buenos cristianos no
podían creer nuestro atrevimiento y en seguida
nos proporcionaron ropas para cambiamos;
«namos como pudimos y después de haber
dado gracias al Señor, procuramos dormir un
poco sobre dos tablas cou una manta.
Como ve
amado Padre, tampoco a nuestra
Misión le falta la poesía; pero, cueste lo que
cueste, estamos en posesión de otro punto estra
tégico.
E l terreno aquí no es del todo pagano, pues
hay algunos cristianos como dije antes. El origen
de esta pequeña cristiandad no deja de ser in
teresante. Se debe a la fe y al valor de una joven
cristiana llamada Lucía Zuan.
L a pobrecita, mientras le sonreían las más
gratas esperanzas, fué sorprendida por una
banda de piratas en su pueblo natal; y después
de haber visto, se comprende con qué dolor,
matar a sus padres que habían tratado de defen
derse, la llevaron como esclava a un pueblo
lejano. Tentada de mil maneras para que renun
ciase a la fe, no sólo supo resistir, sino que con
su valor y su franqueza supo ganarse el respeto
de los jefes que, aun considerándola como
esclava, le dejaban cierta libertad.
No hay que decir cuánto sufrió en tales con
diciones; pero resignada a la voluntad de Dios
esperaba con valor la hora de su libertad.
Una tarde, cuando los bandoleros se prepara
ban para una nueva expedición, les pidió ella
que la dejasen seguirlos disfrazada de homI)re,
y se lo concedieran fácilmente, pues conocían su
arrojo y su presencia de espíritu, h'ué con ellos,
en efecto, y habiéndose dividido la banda en gru
pos, mientras todos se preparaban para tomar
las posiciones convenientes para el asalto, ella
pudo huir aprovechando la ocasión de ser poco
vigilada y de estar protegida por las tinieblasde la noche. No había recorrido más que unas
pocas leguas, cuando se encontró con otra com
pañía de piratas que andaban en busca de seme
jantes presas. ¿Qué hacer? Huir, ni siquiera
había que pensarlo, pues fácilmente la habrían,
alcanzado y quien sabe con cuales consecuencias.
¿Esconderse? Era imposible, porque el lugar
no se prestaba a ello. L a pobrecilla comprefidió
toda la gravedad d d peligro y estaba llena de
sobresalto. Pero no tardó en recobrar su pre
sencia de espíritu, viniéndole a la mente una
buena idea que ella puso en práctica inme-
212
diatamente. Con mucho aplomo se dirige hacia
aquellos señores, dirigiéndoles la palabra en la
jerga que ya conocía; y supo portarse tan bien
que la tomaron por uno de los suyos que venía
a aumentar sus filas, y como si fuera la cósa
más natural del mundo se unió a ellos.
Y a había parado el golpe más peligroso; faltaba
librarse de las uñas de estos nuevos ladrones y lo
consiguió también bastante fácilmente. Pero ha
biéndose separado de ellos, sintió que se le aca
baban las fuerzas por el cansancio del largo viaje
y la emoción que había recibido; y creyó mejor
partido pararse y esconderse en la espesura de
un bosque cercano. Y fué un acuerdo prudente,
pues la patrulla, habiendo encontrado fuerte
resistencia y viendo frustradas sus esperanzas
y que además había sido engañada por el nuevo'
compañero, volvió atrás enfurecida en busca
del fugitivo al cual maldecían creyéndole la
causa de su desgracia.
Desde su escondrijo atisbaba y oía todo medio
muerta de miedo. Cuando oyó que pasaban por
allí, hasta contuvo la respiración; y cuando ya
estaban lejos, dió gracias a Dios que la había
librado de una muerte segura; pero no tuvo,
valor ni fuerzas para dejarsu escondrijo, y esperó
n que amaneciera.
Así pasó toda la noche entre los escalofríos
y sobresaltos que le ocasionaba cualquier mo
vimiento de las hojas de los árboles.
Al rayar el alba, recogió los vestidos que no
eran suyos, y salió del bosque con su traje ordi
nario, temando la dirección opuesta, evitando
los lugares más frecuentados y los más desiertos,
y pidiendo hospitalidad donde suponía que fácil
mente se la darían. Pero el viaje fué largo.
Una tarde se presentó a la puerta de una casa,
que había sido robado aquellos días. Los
amos temieron una nueva asechanza y salie
ron armados contra la infeliz fugitiva; jiero
viendo que no oponía resistencia ni trataba de
huir, se calmaron inmediatamente y comenzaron
a preguntarla.
Ella respondió que quería hablar con el an
ciano de la casa al cual manifestó su situación.
E l anciano, que era un hombre de bien, hizo que
se retirasen todos, le dió de comer y la mandó
a descansar en un rincón apartado; a la ma
ñana siguiente hizo que la acompañasen por
un buen pedazo de camino hasta que la creyeron
en sitio seguro.
Pasando de aventura en aventiua, la pobre
Lucía llegó por fin aNgan-Hattg, donde amable
mente la recogió un pariente suyo y aquí fijó
su demora. En poco tiempo se ganó el aprecio
y el cariño de todos; también tuvo la suerte de
ganar a la religión a algimos de aquella familia,
que aun era pagana, y a algunos \'ecinos, entre
—
los cuales habla un joven excelente que después
fué su esposo.
Pero no duró mucho su matrimonio; el Señor
l a ‘había destinada al sacrificio. Habiendo que
dado viuda, abandonó toda clase de pensa
mientos mimdanos y quedó sola en casa del
suegro, sin más preocupación que la educación
de una niña, fruto único de su matrimonio; pero
sin olvidarse nunca de la pequeña cristiandad de
que era fundadora; y tanto cÜjoy tanto hizo, que
el Obispo se decidió a mandarle un misionero
C H IN A — L a anciana L u cia de N gan -H ang.
estable, proporcionando esto a Lucía un con
suelo tal que es más para imaginado que para
descrito.
La vida cristiana en efecto, gracias a la pre
sencia del misionero, prosperó felizmente, lle
gando el número de los fieles a unos setenta; mas
pasados algunos años, la falta de personal obligó
al Padre a partir para otro lugar, donde su tra
bajo hacía más falta; y así aquel núcleo de cris
tianos, que había crecido bajo su proteción,
viéndose de nuevo hecho casi juguete del ca
pricho de los paganos y de las autoridades lo
cales, cayó de nuevo en su mayor parte en las
supersticiones renegadas, pasando al mismo
tiempo unos a Hong-Kong, otros a Macao, y
—
213
algunos hasta a Singapoor. Cuando llegué yo. no
habían quedado más que una veintena entre
grandes y pequeños; y tengo que añadir que estos
pocos, no malos, pero privados de la asistencia
del misionero, estaban muy vacilantes.
Sin embargo, no costó mucho hacerles volver
al buen camino. En poco tiempo se restableció
la práctica de la oración en común, como aquí
se usa generalmente; volvió a florecer la devoción
al Smo. Sacramento y varios comulgan y a siem
pre que tienen a su disposición al misionero.
En la flesta de María Sma. Inmaculada tuve el
consuelo de bautizar a seis adultos, algunos de
—
— No sólo puedes, sino que nos darás mucho
gusto; entra si quieres.
Entró y desde aquella noche siguió asistiendo
con más puntualidad que las mismas cristianas;
aún no había tocado la campana, cuando ella
estaba y a en su puesto.
Pasados algunos días, dió a luz una niña de
complexión tan débil que pronto llegó a los extre
mos. Por la confianza que le había inspirado,,
mandó a preguntarme si tenía algún remediopara su recién nacida. Corrí y le administré el
Bautismo; pero apenas llegué a tiempo por
que poco después la pobre criaturita volaba al
C H I N A — E l Sr. O bispo de M acao entre los cristianos y catecúm enos de la m isión de N gan -H ang.
los cuales eran una conquista de las oraciones
de 1(» cristianos.
Hacía algunos días que habían vuelto a la
práctica de la oración, y una joven pagana
atraída por la armonía de la oración china, que
en realidad es casi un canto, vino a escuchar
primero a las ventanas y después a la puerta
de la capilla.
Habiendo yo salido fuera a observar, escapó
temiendo que la riñera. Pero la noche siguiente
cobró ánimo y se presentó de nuevo antes de que
se empezaran las oraciones, y habiéndome visto
entrar:
— Padre, me dijo, ¿puedo asistir yo también
a las oraciones de los cristianos?
délo para acelerar con sus oraciones la con
versión de sus padres.
La pobre madre quedó tan apenada por esta
pérdida que pareda que iba a volverse loca;
su dolor, mezdado con las supersticiones del gen
tilismo, le hada ver, sobre todo de noche, la casa
llena de espíritus infernales que se decían com
pañeros de su niña. El marido que era empleado
de las aduanas imperiales, a menudo tenía que
salir de casa para hacer la ronda y ella, quedando
sola en casa, padeda más.
Una noche a eso de las i i estaba yo ya dor
mido, cuando siento llamar a la puerta; era la in
feliz que asustada por ruidos extraños que, como
deda, se oían, se había escapado fuera de casa.
í
— 214 —
— ¿Qué has oído? le pregunté. ¿Qué has
stvio?
— lOh Padre, ruidos infernales! Me parecía
que todos los muebles, todas las f ’tas, todas
las ventanas estaban en movimiento y chocaban
unas contra otras, como movidas por una fuerza
poderosa.
Para contentarla fui con mi giiía a su casa;
pero no v i ni oí nada. A pesar de todo, ella no
tuvo valor para entrar otra vez, y la mandé a
pasar la noche con la anciana Lucía.
La mañana siguiente temblando de . pies a
cabeza, vino a darme las gracias y me decía
llorando:
— Oh Padre, indícame un medio para echar
a los qitai (demonios) que me infestan la casa.....
— El modo es fácil, la respondí; hazte cris
tiana y los qiiai no tendrán poder sobre ti.
Habría ella querido decir que sí, pero tenía que
contar con el marido, idólatra fanático y además
fumador de opio; bajó pues la cabeza y se con
tentó con responderme: — iLo pensaré! — y se
marchó.
Antes dcl mediodía se me presenta el marido
y me dice:
— l ’adre, te doy las gracias por la bondad
con que has tratado a mi mujer esta noche;
ahora ella quiere hacerse cristiana y yo lo con
siento, pero con una condición.....
— ¿Cual? le pregunté.
— Que me hagas cristiano a mí también.
— ¿Lo dices de veras?
— Sí, padre; ven y verás que ya he echado al
fuego todos los ídolos y todos los objetos de
nuestro culto.....
La condición no podía ser mejor.
— ¿Pero y el opio?
— Lo corregiré.
— ¿De veras?
— De veras, palabra de honor. Mañana em
piezo la cura.
Y cumplió la promesa.
En seguida acordamos que la mujer fuera por
algún tienq)o al Instituto de las Canosianas de
Macao para instruirse; el debía instruirse a mi
lado siempre que su empleo se lo peraútiera.
Gracias al empeño caritativo de las buenas
religiosas, la mujer volvió bien pronto completa
mente instmída, y el marido, que era buen lite
rato, no íué menos diligente; de modo que
fijamos el día de la Inmaculada Concepción
para la administración del Bautismo.
Fué edificante ver como se preparaban para
recibir gracia tan señalada con la puntualidad
en venir a la Iglesia y con el cumplimiento
exacto de sus propios deberes.
Un día encontré a la mujer que salía de la
oración.
— ¿Que tal, la pregunté, no tienes miedo de
los demonios?
— No, Padre, me contestó: ahora sé como
tengo que hacer la señal de la cruz que me de
fiende. Solo temo una cosa, que el Señor no me
encuentre bien preparada para el Bautismo.
— No temas, le dije; el mismo Bautismo te
hará más digna de las gracias del Señor.
— Sí, Padre, me contestó; pero ruega por mí.
Sin embargo, no faltaron las pruebas. E l marido
perdió el empleo. Descubierto como fumador de
opio, precisamente cuando estaba haciendo la cura
contraria, fué despedido en seguida e inexora
blemente. Fué este un golpe bien duro para sus
haberes, pues era el empleo su única renta.
Sin embargo, lo soportó con paciencia y se
empleó como bracero, procurando así ganarse
con un trabajo más fatigoso el pan para sí y
para su mujer. Apenas lo supe le pregxmté:
— ¿Y cómo te las arreglas ahora sin trabajo?
Sonriendo melancólicamente y enseñándome
los brazos, me dijo:
Mientras el Señor'me conserve éstos y la salud,
no me faltará un pedazo de pan...
Faltaban pocos días para la solemnidad espe
rada y yo salía de la Iglesia después de haber
celebrado la Sta. Misa, cuando veo un ir y venir
anormal de gente. Pregunto qué pasa y me
dicen que los ladrones habían entrado en la
casa de los dos catecúmenos y se habían llevado
todo. Voy allá y me encuentro a la pobre mu
jer llorando a más no poder. Le pido algunas
explicaciones y me responde^ sollozando:
— Mira, Padre, mi marido ha madrugado
esta mañana para ir a trabajar; y mientras yo
estaba oyendo misa nos han descerrajado la
puerta y nos han robado todo. Y si se hubieran
llevado solo lo mío, paciencia; pero me robaron
también dos vestidos nuevos que estaba co
siendo para fuera. Bien sabes, padre, el estado
en que estamos.
— ¿Cuánto valían los vestidos?
— Varios dólares.
— Pues bien, toma; vete a comprar la tela y
vuelve a tu trabajo.
Aceptó muy agradecida y se consoló; pasado
poco tiempo, me decía:
— Y a estamos en vísperas de la grande gracia
y se ve que el demonio quiere vengarse; como
no puede mucho de por sí, manda sus satélites
a atormentamos.
Amaneció por fin el feliz día; ambos se me pre
sentaron e hincándose de rodillas pidieron formal
mente ser recibidos en el seno de la Sta. Iglesia
Romana, prometiendo que se esforzarían para
no deshonrar el nombre cristiano. Fueron com
placidos con visible consuelo de sus corazones
y gran edificación de los cristianos. Presenciaron
— 21:
el sagrado rito la madre y dos hermanas de la
mujer, las cuales enternecidas por las ceremonias
pidieron también que se les facilitara el estudio
de la Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo, y
están preparándose para recibir la misma gracia.
Los recién bautizados ocupan y a vm cargo
importante en su cristiandad;. ella es maestra
de la escuela de niñas, y él, cambiando el
oficio por el apostolado, va de pueblo en pueblo
según las órdenes del Misionero para instruir a
los nuevos catecúmenos, considerándose feliz de
poder cooperar a poner a otros en posesión de
las gracias que él mismo ha recibido poco ha.
He dicho que el 8 de diciembre fué solemni
zado con seis bautismos. Otro de estos es bien
digno de ser notado, pues fué de uii mandarín
de unos 50 años de edad. L a bondad de Dios
le dispensó la gracia de la conversión de un
modo modo bien singular.
Habiendo venido de Honán y conociendo
bien la lengua, le fué fácil obtener el cargo de
mandarín militar en una prefectura. Pero
siendo demasiado honrado para ocupar aquel
puesto, no sólo no hizo fortuna, sino que
perdió parte de su hacienda, de modo que
pensó en retirarse y dedicarse al comercio.
Empleó todo su capital en un negocio bastante
lucrativo, pero sus socios le engañaron y perdió
todo. Intentó un pleito, y a pesar de tener en
su favor razones evidentes, lo perdió; parecía
que una fuerza misteriosa le impedía prosperar,
y llegó a ta l punto de miseria, que tuvo que
empeñar la ropa.
Un día se me presenta con rostro alterado,
como si meditara algún pioyecto siniestro, y
me dice:
— Padre, he oído decir que los misioneros
son generosos y están siempre dispuestos a
socorrer cualquier miseria. Si esto fuera verdad,
yo podría aun tener en ti un poco de confianza.
Y empezó a contarme sus desgracias, ense
ñándome los documentos que comprobaban
todo lo que decía, y terminó así:
— Y o no me fío y a de ningún amigo; las
personas a quienes he beneficiado y mis parien
tes mismos me han vendido o por lo menos
abandonado; tengo una mujer a quien amo más
que a mí mismo que está para dar a luz, y este
pensamiento es lo que me contiene para no hacer
un disparate; pero al mismo tiempo me angustia
terriblemente. No me falta más que ir a mendi
gar un pedazo de pan de puerta en puerta; lo
haría si no fuera por no proporcionar a mis ene
migos un motivo más de regocijo.... Tal vez tú
tendrás el corazón generoso y te compadecerás
de mi desgracia; pero sábete que no tengo mucha
confianza, pues he sufrido ya muchos desen
gaños.
Ivas palabras francas del pobre hombre me
hicieron mucha impresión y le contesté:
— Mira, si tú fueses cristiano, sabrías bien
donde encontrar la fuerza suficiente para sobreUev’ar tu infortunio; pero porque no puedes com
prender ahora el lenguaje de la desgracia, y sin
duda entenderás mejor el de la caridad, toma
este pequeño socorro; con ello podrás vivir con
tu familia un poco de tiempo, y entre tanto pro
cura colocarte que por n i parte veré si puedo
servirte.
Aceptó con reconocimiento y se fué.
No había pasado un mes, cuando se me pre
senta de nuevo con aspecto más tranquilo y de
manos a boca me dice:
— Padre, bautízame; quieto entrar en tu
religión.....
— ¡Oh! ¿así sin más m más?... Antes hay que
estudiar la doctrina.....
— Pregúntame, padre, lo que quieras. Más
admirado aún le pregunté y v i que sabía el
Catecismo al pie de la letra. Le puse algunas
objecciones y las resolvió todas triunfalmente;
y como no acababa de admirarme, me dijo:
— Las palabras que tú me dirigiste la otra
vez cuando tan generosamente me socorriste,
no las pude entender del todo;-pero comprendí
que tenían que encerrar un gran misterio, que
si yo lo hubiera conocido tal vez no habría sido
tan desgraciado; porque el desinterés con que
me socorriste, me quitó toda duda de que me
hubieras engañado. Me decidí, pues, a estudiar
tu religión. Para estar más libre en mis indaga
ciones no quise venir a ti, sino que busqué un
amigo mío que sabía que era cristiano y él me
ayudó. Ahora yo creo en tu Dios y me parece
que adorándolo y abrazando de corazón su
religión, como tengo intención de hacer, El cui
dará de nú y me hará más fácil el soportar mis
desgracias; bautízame ])ues.
¿Qué responder a estas declaraciones? ¿Podía
yo negarme? No obstante, para no parecer pre
cipitado le dije que volviera dentro de algunos
días; entre tanto me procuré informaciones y
las recibí a pedir de boca.
Mandé secretamente uno a su casa y pude
asegurarme de que espontáneamente había ya
tirado los ídolos y toda clase de amul'..tos; de
modo que habiendo vuelto algunos días después,
pude fijarle la fiesta de la Inmaculada Concep
ción. Ahora también él es cristiano fervoroso;
y como estaba tan bién instruido no pude ne
garle la S. Comunión que recibió con trasportes
de amor en la Noche-Buena.
Como conoce muy bien las cuestiones del mandarinato, le di en seguida ocupación mandán
dolo a una escuela floreciente de la capital
donde, mientras se ocupa de las cosas de la
misión, se industria también para atraer a otros
a la Religión cristiana. Espero que dentro de
poco bautizaié también a su mujer y a su hija;
como espero también bautizar a otro mandarín
que, siguiendo su ejemplo, estudia ya con interés
la religión cristiana.
También los otros tres bautizados son bas
tante instruidos, así que nos sirven para man
darlos a las aldeas a instruir la gente sencilla,
y no dejan de obtener buenos resultados.
Amadísimo Padre, en mi última le exponía
zado dos días antes, en la fiesta de la Inmacu
lada. E l Prelado fué recibido con grande entu
siasmo por todos los cristianos con edificación
de los gentiles. La capillita había sido adornada
con mucha sencillez y buen gusto. Después de
la confirmación se dió la bendición con S. D. M.,
y después se bendijeron las limosnas que habían
sido colocadas en una grande mesa en el jardín.
E l Exmo. Prelado se dirigió allí procesional
mente acompañado por los misioneros, cristianos
y catecúmenos presentes.
C I U O A D E L A (M enorca). — L a bendición de la bandera de lo s exalum nos.
la falta absoluta de maestros, maestras y cate
quistas, y he aquí como ha promsto el Señor
al menos en parte a esta necesidad. Los puestos
principales están ya ocupados y nuestros cate
cúmenos son ya unos sesenta. Dios quiera que
perseveren.
Inmediatamente después de la fiesta de la
Inmaculada, tuvimos otra fiestecilla que en su
sencillez resultó muy grata. Tomo del Boletín
de la Diócesis de Macao:
i El 10 de diciembre S. Excia. Revma. el
Sr. Obispo fué a Rtbeira Grande para confirmar
a los nuevos cristianos que habían sido bauti-
« Después de la bendición, se repartieron las
limosnas en cestos más o menos grandes, según
el número de los miembros de las f .imilias pobres
del lugar; y porque la caridad de N. S. Jesucristo
abraza a todos, no solamente se socorrió a los
cristianos, sino también a los catecúmenos y
hasta a los mismos paganos y todos quedaron
contentos..... ».
Que el Señor nos conceda la gracia de recoger
pronto nuevos frutos en esta Misión que tanto
promete. Ruegue, V., amado Padre, a este fin y
dénos su bendición.
5 ií aftm. hijo en / . y
Luis V e r s ig u a . Pbre.
Ooao S ®®ooooO
EL CULTO
de Miaría Auxiliadora
Nós tenemos la perauaslóa de qne, ea las vlclailades dolorosas de los tiempos
qne atravesamos, oo nos quedan m is consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Vlrtea tieadlla, que feó en lodo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
p ío x .
titu la re^ .
SANTANDER. — N i en entusiasmo ni en esplen
dor han cedido este año a los anteriores los
tradicionales cultos de María Auxiliadora, que
con fervor siempre creciente dedican los iiijos
del Vble. D. Bosco a su \%gen predilecta, se
cundados generosamente por el puoblo cató
lico santanderino, que mira con singular agrado
y fomenta con decidido interés el florecimiento
de la Obra Salesiana.
E l día 31 del pasado junio dió comienzo el
solemne triduo preparatorio para la función
magna, que había de tener lugar el domingo
próximo en la Iglesia Parroquial de la Anuncia
ción. Todos los días a las diez hubo solemne
misa cantada que la Schola Canioruvi del Co1^ 0 ejecutó con singtflar acierto, reforzada con
varios elementos de otras capillas y a las seis de
la tarde el ejercicio de la novena. L a iglesia
luciendo las galas de las principales festividades,
el altar convertido en delicioso vergel, merced
al exquisito gusto que distingue a las señoiitas
que no perdonaron esfuerzo por dar atracti
vos a la fiesta; la Virgen de D. Bosco destacán
dose sonriente entre arreboles de luz, el suave
perfume de las flores y el aroma delicado del
incienso; el templo rebosando de ñeles que pen
dientes, ora de la palabra elocuente y persua
siva de los oradores, honor de la Congre
gación Salesiana, que cantaban las glorias de
la \'irgen de sus amores, ora de los dulces
y variadísimos acordes de la orquesta y el
canto escogido y armonioso con que nos ob
sequiaron gargantas delicadas, semejando un
coro angelical; todo, en una palabra, contribuía
a trasportar el ánimo a i b o n e s elevadas, cual
si el Paraíso se ofreciera a nuestra vista.
No era difícil calcular el esplendor de una fiesta,,
cuya preparación era tan pomposa; 40 alumnos
del Colegio Salesiano de esta capital se acerca
ron en la misa de commiióu general a recibir
por vez primera el Pan Eucarístico de manos
del Exmo. Prelado, y numerosos fieles ofre
cieron el holocausto del amor más puro y
tierno a la Madre de Dios, el fruto de su virginal
seno. A las diez y media tres PP. Salesianos,
luciendo lujosísimo temo, suben las gradas del
altar precedidos del clero infantil que rodea el
presbiterio. L a orquesta y Sdiola cantoriini nos
obsequia con una misa de primera, magistral
mente interpretada, y el dignísimo Párroco de
S. Francisco, cautivándonos con su persuasiva
elocuencia canta en brillantísimos párrafos los
triunfos admirables de la Obra Salesiana, acabado
modelo de las obras de carácter eminentemente
social. Digno epílogo de estas fiestas había de
ser la tradicional procesión de María Auxilia
dora, que despierta cada año un nuevo y fer
voroso entusiasmo. Abren la marcha los Húsares
de María Auxiliadora, siguiendo la cruz i)arroquial y ciriales, tras la que forman los alumnos
de distintos colegios de la cajiital y crecido
número de fieles de ambos sexo?, todos con el
distintivo de María Auxiliadora. Viene en se
guida el clero infantil que, con su graciosa va
riedad, al lado de la magestuosa carroza, en la
que se yergue dulcísima y bella la imagen de
María Auxiliadora, ofrece un cuadro digno del
pincel del mayor artista. Seis niñas primoro
samente vestidas de ángeles hacen la corte a
la celestial Reina y seis soldaditos del Batallón
« Auxilium * forman su escolta. A continuación
de la carroza aúene el clero, oficiando de Preste
el muv dignn beneficiado de esta S. I. C. Don
Pedro Barba. Preside en representación del
Exmo. Sr. Obispo el M. I. Sr. Provisor acompa-
—
2 I8
ñado del Sr. Lama, concejal del Exmo. Ayunta
miento al cual representaba, y otros distinguidos
-caballeros, cerrando la marcha la banda del Regi
miento de Valencia y el Batallón « Auxilium *
•con su aire marcial característico. Un gentío
tnoime se agolpa a las bocacalles a contemplar
el paso de la procesión, y en tanto la Virgen de
U. Bosco atraviesa triunfante las calles de la
capital montañesa.
Cc.mj)lcmeiito dé las funciones religiosas fuéla lindísima velada de la tarde.
líl salón de actos del Colegio del Alta, ador
nado con sencillez y buen gusto, se vió material
mente lleno, figurando en la concurrencia ilus
trados sacerdotes, representaciones de las Orde
nes religiosas, elegantes damas y distinguidos
caballeros, juntanxente con un buen número
de ex-alumnos.
<( Un escogido sexteto — dice el Diario mon.iafiés — formado por acreditados profesores de
la ciudad, ejecutó, como introdución, una alegre
marcha, después de la cual se levantaba la cor
tina escénica.
Los alumnos salesianos representaron con
singular acierto un precioso cuadro, original de
su director, D. José Pujol, titulado: Juan Bosco
‘pastorcillo.
<1 Es éste un episodio interesante, de sentida
letra y agradable música, cuya ejecución y pre
sentación efectista fueron muy aplaudidas.
« También fueron muy aplaudidas las cintas
•cinematográficas, proyectadas con el magnífico
aparato que poseen los Salesianos.
Los asuntos proyectados, abundantes en esce
nas cómicas, regocijaron mucho al público.
« Una sorpresa muy agradable nos reservaba
■ esta fiesta, la de aplaudir los extraordinarios
progresos realizados en el bel canto por el no
table bajo santanderino Isidoro Báscones.
Antiguo alumno salesiano, complaciente ac
cedió a los deseos del público, expresados por
e l Director, Sr. Pujol, para dejar admirar sus
dotes de excelente cantante, ya consagrado por
el público de los principales teatros ».
Acompañado al piano por el P. Pujol cantó la
preciosa aria de « I^a Calunnia » del Barbero de
Sevilla y la Mattinata de Tcsti. E l público ova
cionó al notable artista. La Señorita Molceres lució su hermosa voz de soprano cantando
la Preghiera de Garlaschi, acompañándola con el
violín la señorita Segura; las dos fueron muy
aplaudidas. En el Arte musical el público pro
digó también sus aplausos a los bonitos y
\ístosos coros en que los niños derrocharon
garbo y sentimiento.
CIUDADELA (Menorca).— Hemos de decirlo muy
alto para honra de los religiosísimos ciudadela-
—
nos, la fiesta de María Auxiliadora celeb ada
en Gudadela merece relación aparte. Si quisiéra
mos hacer una reseña completa de dichas fiestas
debiéramos hacer otra para las diferentes ciu
dades y pueblos de la isla, porqué toda Menorca
es un feudo de María Auxiliadora. « E n Ciudadela, c'ecía el M. I. Canónigo Penitenciario, Don
Sebastián J. Sampol de Palós, no hay familia,
r.un de las que están más apartadas de Dios, en
la que no se encuentre una imagen o una estampa
de María Auxiliadora t>. Nos contentaremos con
cuatro palabras para Cindadela y dos para las
principales fiestas de la isla; y que nos dispensen
nuestros amigos porque no se puede más.
E l estimado colega «Nuestro A uxilio», después
de notar el entusiasmo con que toda la ciudad
toma parte en esos cultos, y el derroche de elo
cuencia con que los oradores sagrados, ensal
zando a María Auxiliadora, atraían y enfervo
rizaban a los fieles, relata la parte principal en
estos términos:
« Uno de los detalles más devotos y conmo
vedores fué la primera comunión de 62 niños
en la misa de las 7 ^ celebrada por el Rdo. Sr.
D. Pedro Pons, cura-párroco de la Catedral,
acompañados todos de sus respectivas familias,
espectáculo verdaderamente digno de Cinda
dela.
A las 1034 la misa solemne; un nuevo sacer
dote, ferviente devoto de María Auxiliadora,
quiso ofrecer el primer sacrificio celebrado por
él, en su altar; fué el Rdo. Sr. D. Leopoldo
V iv é m , que expresó su ardiente deseo de
poder ofrecer a la Virgen sus primicias sacerdo
tales, y Ella se lo concedió con creces. E l ora
dor sagrado, M. I. canónigo Sr. D. Gabriel Vila,
supo armonizar admirablemente en su pane
gírico los dos importantes motivos de la fiesta:
el sacerdocio y la Virgen Auxiliadora, demostrando
que María es el modelo del sacerdocio católico.
La música contribuyó a aumentar las emociones
del corazón con sus notas delicadas; cantóse,
acompañada por orquesta, la misa de Tebaldini y Credo de la misa segunda pontifical
del M. ®Lorenzo Perosi a tres voces, y en el ofer
torio el Maria Auxilium Christianorum de Capeed a 4 voces; no se omitieron las hermosísimas
partes variables en canto gregoriano.
Por la tarde a las 5 dió comienzo la pro
cesión. Fué como siempre un acontecimiento
para Cindadela, pues toda ella tomó parte con
viva complacencia, y a adornando las casas y
calles por donde debía pasar, y a formando parte
del cortejo. Formaban las filas todos los niños
de nuestro colegio en las varias secciones, de
párvulos, niños de primera Comunión, de las
Compañías de S. Luis y del Smo. Sacramento;
más de 130 niñas vestidas de blanco, un cente-
—
2 -9
nar de antiguos alumnos .con su banda, llevando
la bandera de la Unión que inauguraban en
esta ocasión, una representación de la Archicofradía de María Auxiliadora y de los coopera
dores salesianos, el clero de la ciudad y todo el
cabildo de la Catedral, demostrando claramente
cuanto aman al Auxilio de los Cristianos. Uas
ranchas personas que asistían al desble a su paso
por las calles, estaban dominadas de religioso
respeto, saliendo de sus corazones fervientes
plegarias al mismo tiempo que de sus manos
salían flores dirigidas a la encantadora imagen.
Como prueba de la fe y devoción que reina
hacia tan querida Madre, citaremos un hecho
digno de ser mencionado. Una persona que desde
bacía 46 días padecía cruel enfermedad y 30
que no se movía del lecho, habiéndole el médico
permitido el día 2 levantarse por tma hora sin
sin abandonar el cuarto, confiada ella en María
Auxiliadora, salió a la ventana al paso de la
procesión y permaneció arrodillada desde que
vió el primer niño que abría la procesión, hasta
que acabó de pasar toda, dirigiendo fervorosa
súpHca al ver ante si la imagen de la Virgen. Al
volver a su habitación no experimentó fatiga
ni cansaucio alguno y pasó tranquilamente la
noche. Visitándola dos médicos al día siguiente,
encontráronla muy mejorada de sus dolencias.
Al regresar la procesión a la iglesia se entonó
la Salve con la que se dió fin a tan grandioso
acto.
Por la noche se iluminó la fachada del Cole
gio y la banda « Antiguos Alumnos » regocijó
con sus tocatas la calle de María Auxihadora
profusamente adornada, y atestada de gente.
Asimismo la iglesia se iluminó de tal manera,
que parecía estar en pleno mediodía, siendo la
admiración de cuantos la contemplaron; las
vúsitas a la Virgen se sucedieron hasta muy
avanzada la noche. Contribuyeron mucho a di
fundir este entusiasmo popular las preciosas
hojitas que se distribuían durante el mes con
hermosas reflexiones, gracias obtenidas allí mis
mo, provechosas prácticas y sentidísimas poesías,
escogidas con tanto gusto como devoción.
De las otras fiestas mencionaremos en pri
mer lugar la de Mahón. Ua misa de comu
nión estuvo muy concurrida y después de ella
se le impuso la medalla a un gran número de
Señoras. E n la misa cantada nada faltó para
que fuese solemne de verdad, incluso un elocuen
tísimo sermón. Innumerables fueron las perso
nas que durante el día acudieron a visitar a
María Auxiliadora; y la generosidad espontánea
con que ofrecían sus limosnas para el culto mos
traba que su devoción era muy profunda. El
templo de la Concepción lució sus mejores galas
y la iluminación nada dejó que desear. E n re
—
sumen fiestas espléndidas, debido en gran parte
a la Sta. Méndez de \’ivó, alma de la devoción
a María Auxiliadora en Mahón.
En S. Clemente, como el año anterior, no ha
disminuido la devoción a la Virgen de D. Sosco.
jPrueba han sido los solemnes cultos con que
la han honrado este año, porque los vecinos de
S. Clemente están siempre dispuestos a cooi>erar
y a con sus limosnas ya con su concurso persoual
al mayor lucimiento de los mismos.
X,a misa solemne fué cantada por el coro in
fantil, siendo celebrante el Sr. Cura castrense y
predicando mi elocuente sermón el Sr. D. Ra
fael Serra, \’icario de \'illacarlos. ha procesión
resultó también muy brillante, pues la numerosa
concurrencia, las niñas vestidas de blanco y la
banda, dieron por su parte mucho esplendor al
acto. Llegados al templo, varios niños y niñas
recitaron bellas poesías a la Virgen, y el Sr. Cura
les dirigió breves pero elocuentes frases, animán
dolos a perseverar en la devoción a María Auxi
liadora, fuente de gracias y bendiciones.
Después de un año que María Auxiliadora
estableció su trono en S. Cristóbal, ya su devo
ción se ha extendido maravillosamente como lo
prueban las fiestas de este año.
Úna familia devota costeó el oficio solemne
y el Párroco demostró en elocuentes párrafos
al númeroso auditorio las grandes ventajas de
ser devotos de María Auxiliadora. Desde la
novena hasta las vísperas solemnes nada se
echó de menos de todo lo que constituye la
esplendidez de tales fiestas, sin que faltara una
brillante procesión. « luúil es decir, añade el
citado colega, que el altar de la Virgen no es
suyo; pero pronto lo tendrá, porque se lo fa
bricará la devoción de sus liijos ».
En Fornelles se ha celebrado por segunda
vez la fiesta de María Auxiliadora; la numerosa
concurrencia fué la prueba fehaciente de que la
devoción cunde y prende en los corazones.
También aquí la novena correspondiente pre
paró los ánimos para el día solemne. Todos los
Tr\ós hermosos colores con que la naturaleza
engalana este mes campos y jardines, se habían
dado cita a los pies de M ar¿ Auxiliadora, re
corriendo la hendida imagen envuelta en el
aroma de las flores y los cantos de sus devotos
las calles de Fornelles. h a plática que les dirigió
el Párroco al entrar en el templo la procesión
puso el sello a tan solemnes cultos.
También Villacarlos quiere rivalizar con los
otros pueblos de la isla en la devoción a la Auxi
liadora de los Cristianos. A falta de imagen se
bendijo en la parroquia un hermoso cuadro que
fué colocado provisionalmente en la capilla
de la Comunión. E l Sr. Rector pronunció una
sentidísima plática al descubrirse el cuadro, y es
1
de esperar que el año que viene pueda celebrarse
la fiesta en regla.
CÁDIZ. — Hermosísima, como era de espe
rar, resultó la fiesta que los Salesianos, coope
radores y niños del Asilo-Escuela de S. Ignacio,
dedicaron a su excelsa patrona María Auxilia
dora.
Después de un solemnísimo triduo de prepa
ración, en el que ensalzaron las glorias de la
Virgen Auxiliadora el Rdo. P. D. Modesto Jimé
nez S. S. y el Rdo. P. D. Antonio Monjo, supe
rior de los misioneros Hijos del Inmaculado cora
zón de María de San Femando, se celebró con
entusiasmo indescriptible la fiesta de nuestra
querida Madre. La misa de la comunidad la dijo
nuestro amado Sr. Director, en la que recibieron
por vez primera el Pan de los Angeles un buen
número de los alumnos externos y en la que se
cantaron escogidos motetes de autores clásicos.
En la misa solemne ofició el M. R. Don José
Marcliante, cura párroco de S. José; la Schola
Caiiiorum del Colegio interpretó la misa a dos
voces en honor de S. José de Calasanz del M.®
Ravanello; el panegírico que sirvió de confe
rencia a los cooperadores salesianos estuvo a
cargo del ya citado orador sagrado Rdo. P.
Monjo. mereciendo los elogios del numeroso
auditorio, pues demostró con fácil y elegante
palabra, como María ha sido siempre la Auxilia
dora del pueblo cristiano, y protectora especial
de la Obra de D. Bosco.
lyOS hermosos patios adornados con guirnal
das, banderas y gallardetes de múltiples colores
y coronados sus costados con vistosos farolillos,
presentaban un aspecto encantador; pareciendo
manifestar por sus vivos colores, los risueños y
alegres rostros de sus moradores, que, llenos de
infantil alegría, lanzaban al aire entre el estruendo
de los morteretes sonoros vivas a su bendita
Protectora.
A las cinco de la tarde tuvo lugar en el salón
de actos la velada músico-dramática, dándose
comienzo com el paso-doble Ronda » que fué
muy aplaudido. Púsose en escena el drama en
dos actos « Constantino * y la comedia « Una
Lección provechosa », mereciendo ambas re
presentaciones los más calurosos aplausos; los
entre actos fueron amenizados por la banda del
colegio que ejecutó con maestría escogidos
números de su selecto repertorio.
Terminado que hubo la función teatral, pa
sóse a la hermosa capilla a recibir la bendición
de Su Divina Majestad; y momentos después,
presenciamos los fuegos artificiales que pusieron
fin a nuestra simpática fiesta, que dejará re
cuerdos impcrecedores en todos los que tuvimos
la dicha de asistir a ella.
E l Sr. Director, para premiar el buen comportamien o observado por los colegiales durante
todo el mes de Mayo y por lo bien que resultó
la fiesta, prometió un día de campo.
MADRID. — Después de un mes de preparación
durante el cual ha ido de día en día aumentando
la concurrencia y las comuniones, debido in.
duda a las hojitas del mes de María Auxiliadora,
diariamente repartidas que, cual mensajeras
palomas, iban llevando la nueva a los últimes
rincones de la Corte; después de solemnísima
novenario predicado por el R. P. Gabriel de
Jesús, Carmelita descalzo, quien con su dulzura
característica puso al alcance de todos la práctica
de la vida cristiana en las actuales circunstan
cias; llegó el ansiado día de María Auxiliadora
y bien de madrugada la espaciosa y elegante igle
sia estaba ya ocupada por multitud de madrileños
que, atraídos por las bondades de la Divina
Madre, venían presurosos a obsequiarla purifi
cando antes sus almas con la confesión y robus
teciéndolas con el Pan de los fuertes. María
Auxiliadora, desde su original y encantado ca
marín, iliuninada cual nunca con precioso arco
de luz eléctrica, y envuelta en una nube de
flores, plantas y olorosas yerbas, orlada su ca
beza con doce refulgentes estrellas de luz, reves
tida del sol y a sus plantas artístico anagrama
celeste, como la describe S. Juan, parecía com
placerse en sus madrileños que no apartaban
los ojos de tan bella imagen, ni se cansaban de
contemplar aquel pedacito de anticipado cielo,
como ellos decían. Nobles y plebeyos, niños
y grandes, paisanos y militares, todos sin distin
ción oran ante al altar de la Auxiliadora del
pueblo cristiano; ¡día de gloria y honor para
la mejor de todas las madres! E n todas las
misas hubo comxiniones y en la de comunión
general celebrada por Mons. Enrique Gasparri,
Secretario del Nuncio de S. S., recibieron por
vez primera el Pan de los Angeles cuarenta
niños acompañados de sus familias, cuya vista
arrancó lágrimas a no pocos al ver la alegría
e inocencia que en sus semblantes se refle
jaba. E l presbiterio ofrecía mágico contraste
al par que halagüeño aspecto: de una parte el
pequeño clero revestido con el traje cardena
licio de gala, los niños de primera comunión
con bandas y blancos lazos de otra y el altar
artísticamente adornado con ramos y luces,
todo convidaba a im:t ir la sin igual pureza de
María junto con su encendida caridad. E l Prtóbítero D. Jesús Posta, Cooperador activísimo, les
dirigió sencillas frases, pero salidas del corazón,
diciendo a los niños cuanto Jesús los amaba
al dignarse visitarlos tomando posesión de sus
corazones.
—
221
La misa solemne la cantó Monseñor Alejandro
Solari Ab-Legado Auditor de la Nimciatura
Apostólica. L a escolanía del Colegio interpretó
con sumo gusto una misa a dos voces compuesta
ad hoc por el M.® René de esta corte, terminán
dose con el himno popular a María Auxiliadora.
No bien hubieron comido, cuando tanto los
antigos alumnos como los niños de las escuelas
y los del Oratorio festivo, invadieron el patio
en número de quinientos y a porfía unos traen
ramos para adornar a María, ostentan otros en el
pecho su imagen y por todas partes estallan
cohetes y vivas a María Auxiliadora, alternando
con la elevación de globos y reparto de caramelos
y dulces, debidos a la generosidad de algunas
cooperadoras.
Hecha la solemne exposición con S. D. M.
y rezado el santo rosario, el benemérito
apóstol de la Obra Salesiana P. Gabriel, pro
nunció el panegírico que sirvió de conferen
cia reglamentaria, ensalzando las glorias de la
divina Maternidad de María donde radica su
augusto poder para auxiliar a los cristianos; y
por último, con el corazón apenado, habló de
la estrechez de la casa de Madrid, asegurando
sin rebozo que si no se hace más, es porque
no se coopera, puesto que para todo hay, menos
para las obras de Dios; que la cooperación para
con la Obra de D. Bosco había de extenderse
no sólo a esta casa, sino a procurar a todo trance
levantar semejantes centros de educación social
y cristiana en ios cuatro costados de la real
villa. Finalmente, después de escogidos motetes
cantados a cuatro voces, el Exmo. e limo.
Sr. Obispo de Sion, revestido de pontifical
y acompañado de varios sacerdotes coope
radores, dió la solemne bendición con el Smo.
y ofició en la Salve, que tierna y sentimental
mente ejecutaron los fiiños. Como digno remate,
se quemaron tres bonitas ruedas de fuegos ar
tificiales preparadas en el patio, donde lucían
variados far<. lillos a la veneciana, alternados con
banderas y colgaduras de los colores nacionales.
BARACALDO (Vizcaya).— Copiamos del diario
católico La G^eta i d Norte: « En la iglesia
de los Padres Salesianos se celebró también
fundón solemm'sima, con motivo de la festividad
de su excelsa Patrona María Auxiliadora.
Las comuniones de las primeras misas viéronse concurridísimas, estando en todas ellas el
templo completamente lleno.
A las diez se celebó la misa solemne que ofidó
el R. P. Zabalo, Director del Colegio.
Cantó las glorias del Auxilio de los Cristianos,
im Padre de la Compañía de Jesús de una ma
cera
La parte musical tuvo también acertadísima
—
ejecudón. Un excelente coro formado de más de
treinta voces de hombres, junto con la numerosa
Schola Cantorum del Colegio, interpretó la her
mosa misa a tres voces in honorem S. Michaülis
Archangdi, de un Salesiano de la Comunidad.
E n el Ofertorio se cantó la predosa Ave María
a cuatro voces solas del inmortal Príncipe de los
polifonistas, Tomas L- de Victoria. Al final, el
incomparable adiós a cuatro voces, Goizeko
Izarra (Estrella matutina).
Por la tarde, la velada teatral organizada para
solemnizar la festiddad del día, resultó muy
brillante. Todos los números del prognuna fue
ron admirablemente interpretados por los lüumnos del Colegio. La coimiovedora zarzuela
infantil Nobleza y ‘patriotismo del Salesiano
R. Beobide que se estrenaba entonces, tuvo
un gran éxito, como tanbién el precioso cuadro
D. Bosco Pastorcillo de D. José Pujol, S. S.
Terminó la velada con el hermosísimo himno
final, vibrante y majestuoso, muy bien cantado
por un coro de más de doscientos niños.
Gracias de María Auxiliadora.
Z a p a to c a (Colombia).— Habiendo sufrido du
rante largo tiempo de los ojos, llegó a tal extremo
mi desventura que quedé completamente ciega.
Careciendo de recursos e imposibilitada para ga
narme el sustento, llena de angustia y pasando en
mortales congojas la larga noche en que me veía
emuielta, me \á reducida a cobijarme con mis des
venturas entre las paredes del hospital. En este
angustioso estado, alentada con la esperanza de
que la que es Salud de los enfennos, tendría com
pasión de mi, pedile en efecto con toda mi alma
me devolviera ía vista, si ello no había de ser obstá
culo para la salvación eterna de mi alma, prome
tiéndole hacenne cooperadora y ofrecerle de limosna
el primer dmero que ganara.
jCosa admirable! Aquel mismo día tuve noticia
de que había llegado un oculista al hospital, que
se ofreció desinteresadamente a tomar por su
cuenta mi curación. Como si la Virgen le hubiera
inspirado tan generosa resolución y los medios de
llevarla a cabo, después de pocos dias sus remedios
se vieron coronados con el éxito más lisonjero y
voKú a recobrar la vista.
Puede tTTiaginargp el que esto lea la alegría inde
cible que experimenté, al contemplar de nuevo las
innumerables bellezas que Dios N. S. ha derramado
por toda la creación; y la gratitud que sentía hacia
la bondadosa Madre a quien debía tan grande be
neficio. Gracias mil a la Consoladora de los afligidos
que ha devuelto a mis ojos la luz del sol y a mi
alma la alegría de verla.
—
£22
Z a p a to c a (Colombia). — H acia y a lo años que
venía sufriendo una terrible enfermedad. Todos
los remedios que estaban a mi alcance hablan
sido ]>robados, y todos los pareceres atendidos;
pero la enfermedad se había arrmg^do en mi
cuerpo y parecía que habla de acompañarlo hasta el
sepulcro. L a esperanza estaba casi perdida, cuando
resolví tentar los medios sobrenaturales, acudiendo
a la Reina de las gracias, María Auxiliadora.
No bien había hecho la promesa, sentí que la
salud volvía a niLs debilitados miembros; la enfer
medad desapareció y hoy después de tantos años
de coulinuos .sufrimientos, experimento de nuevo
la alegría de vivir, gracias a la intervención de la
Madre de Dios. ¡Bendita sea!
Dan también gracias a María Auxiliadora y earíaa m
iimugna:
Baracaldo (Bilbao).— Una devota (le María Aux.,
por liaberla ayudado a salir de un apuro en que
se veiji a causa de una enferiiiedad de. su hermano.
Barranquilla (Colombia). — Rosa K. de Castro,
por varios favores, y euvia una limosna.
Barcelona (Ksp.). — María de los Reyes M., por
varios favores, y envía una limosna.
Betulia (Colombia). — Sacramento Plata, por ha
berla curado de una enfermedad grave sin inter
vención del médico, y ijianda una limosna. — /«/..•
Juan d e j. Rueda, por varios favores, especialmente
por haberle librado milagrosamente de una de.sinteria, y mniida loo ptas. de limosna.
Boconó (V'enezuela). — Juan N. A raujoy familia,
por la salud de su madre. — /(/..• Italo Leonardi,
por haberle salvado un sobrino de una ñebre ti
foidea. — yrf..- Josefina de Barrueba. — /rf..- Elíseo
Burrueba, — /rf..- Beatriz A . de Mora. — /</.,• Car
men r . de Camacho. — /cf..* María Bravo e hijas. —
/./..• Sebastián Velasco. — /í/..- Encarnación Valbuena, por dos singulares favores. — /rf..* Isabel
de Abazzei. — /</..• Diana Velaseo, por la salud de
su hermano. — 7í/..* Salván Velasco, por haberle qui
tado una postema de la cara a un hijo. —
Leticia B. de Saavedra, por la salud de su h ija .—
/(/..• Carlos M. Santander, por haberle curado a su
hijo Francisco de una enfermedad en la nariz, des
pués de haber sido infructuosos los recursos d éla
ciencia.
Buenosaires (Colombia). — Una devota, por ha
berle curado un enfermo, y envía diz pesos de li
mosna.
Cali (Colombia). — Bárbara Santaernz , por un
favor y envía 100$ de limosna. — /</..■ ^Iaria Luz,
por varios favores y envía 25$. — /rf.; Clementina
M. de Nieto, por muchos favores y envía 200$. —
Clotilde Palacios, por dos favores muy singulares y
envía ao§ de limosna. — /f.; Una Cooperadora,
por un favor y euvia 50$ de limo.sna. — /rf..- Un
devoto, por haberle concedido la salud y manda
25$. — /i/.: Primitivo .Martínez, por un gran favor
y envía 40$. — /(/..• Vicenta Ledesma, por varios
favores y envía icsaS. — /rf.; Silvia de Tejada, por
haberla librado de una gravísima enfermedad que
le atacó poco tiempo después de dar a luz, y envía
tooj de limosna. — /t/.: Roberto García, por ha
berle devuelto la voz que desde hacia 3 años creía
perdida, y euvia una limosna. — /</..• Modesto A.
Izquierdo , ^>or haberle proporcionado un empleo
en circunstancias muy criticas, y euvia 50 ptas. de
limosna. — /rf..- Mercedes Ramírez, por haber al
canzado la salud, y envía una limosna. — Af..' La
-----
familia García A . de Cali, por haberles salvado a
su madre de una grave enfermedad.
Cangas (España). — B. M., por haber sacado bien
a una amiga suja de un parto difícil, y euvia limosna para una misa. — Jif..- R. M. B., por haber
librado a una hermana suya de una hemorragia, que,
hallándose la enferma próxima a ser madre, com
prometía, según los médicos, la vida de la madre
y del hijo, /rf..- La misma persona, por haber librado
de unos ataques de corazón a uno de su familia y
envía 5 ptas. de limosna.
Cerrito.(Colombia). — Climaco Reyes, por un favor
obtenido, y envía una limosna.
Cartagena (Colombia). — J o séV . Caviedes, por
haberle sanado a su hija de la difteria y a un niño
enfermo de un brazo y por otros favores, y envía
una limosna.
Galdar (Canarias). — Adelaida Martín Rodríguez,
por un favor obtenido, y envía una limosna.
García (Colombia). — M. G ., por haberle alcan
zado la salud y se hace cooperadora.
La Coruña (Españai. — E. U., por varios fa
vores, y envía una limosna.
Medellin (Colombia). — Rita Montoya de Mejia,
por un favor obtenido, y envía una limosna. Lo
mismo hacen María del Carmen Arcila de G., Fidelina Toro, Celestina Echeverri, Mariana Llano
de R., Ana María Restrepo, Candelaria Mesa de
Echeverri.
Sto. Tomás (Colombia). — M. R., por haber li
brado a su madre de un cólico hepático, y envía
una limosna.
Santiago (Chile). — Una religiosa por haberla li
brado de ataques del corazón y angustias espiri
tuales.
S. José (Chile). — M. B., por haber librado a su hija
de un gravísimo peligro de su honra, y envía una li
mosna. —
Carmen González, por haber librado
a su madre de un cáncer en el vientre que ponía
en grave peligro su vida, y envía una limosna.
Yamundi (Colombia). — N. León, por varios fa
vores y envía una limosna. — /rf..- Juan A . Mina,
por haberle librado de una penosa enfermedad y
envía 30 ptas. de limosna.
Zapatoca (Colombia). — N. N., por haberla li
brado de un fuerte ataque, y euvia 5 ptas de li
mosna. —
A . J. de A . por haberle obtenido una
santa muerte con lodos lo» auxilios espirituales a
un hermano suyo, y envía 10 ptas. de limosna. —
/y..- Berlina R. de Gómez, por haberle librado de
grave.s inquietudes de conciencia, y-envía una li
mosna. — /y..* Justa R. de Suárez, por haberla li
brado de una grave enfermedad, y envia una li
mosna. — /c/.: La Señora y familia de F. Gómez,
por haber curado a éste de una enfermedad peli
grosa. — /(/..• Erininia Plata, por haber librado a su
madre del tifu s.— /d..-Una cooperadora, por varios
favores, y envia una limosna. — /d..- H. G ., por
haberle obtenido a su madre recibir los sacramentos
y por otro favor; envía 100 ptas. de limosna. —
/(/..■ Elvira Mrtinez, por haber devuelto la salud a
sus padres, y envia 5 ptas. de limosna. — /d..- Edwigio Gómez, por haber curado a su madre de una
enfermedad que ya creían mortal. — /d..* F. M-,
por tres gracias, y envía una limosna. — /d.; Ana
D. Solano, por haber librado a su hija del tifus y
cavia una limosna. — /d..- M. Serrano, por haber
curado a su hija María de una pulmonía cuando
ya no había esperanza de que pudiera curar, y envia
su limosna. — 7d..- N. N., por haber librado a su
hija de un grave accidente y envía 50 ptas. de li
mosna.
Bodas de Oro.
cr-^
El 9 de junio de 1912
será memorable en los ana
les de la familia salesiana.
Las bodas de oro sacerdo
tales de tres ilustres hijos
de D. Bosco, que asistie
ron por decirlo así al na
cimiento de la Pía Sociedad
salesiana, no es un acontedmiento vulgar. N i D. Bo
sco ni D . Miguel Rúa tu\ieron esa dicha; « 50 años
es im espacio muy grande
en la vida de un hombre
escribió D. Francisco Cerruti en la inscripción que
campeaba bajo los pórticos
del Oratorio. Así que, lo
que comenzó por fiesta ín
tima, acabó en aconteci
miento de primer orden.
Las adesiones fueron no
sólo numerosas, sino dignas
del asunto, comenzando por
la felicitación del mismo
Padre Santo, Pío X , la de
S. E. el Cardenal Richelmy,
el Cardenal Ma£&, Mons.
Marenco y otras que debe
mos omitir. Acudieron exalimmos de lejanas regio
nes de Italia, ex-alumnos
de los dos venerandos sa
cerdotes, D. Juan B . Ler
moyne y D. Juan B . Franr
ncesia, y las Hijas de María
Auxiliadora que deben tan
tos beneficios al uno y al
otro.
Faltó solamente el ter
D . Juan B . F ran cesia y D . Juan B . L em o yn e.
fD e v x a úutam lá iua tom ada e l ¡o d e l ja sa d o ju n to ).
cero, es ded r el primero de
los tres, el Exmo. e limo.
Arzobispo de Sebaste, D . Juan Caghero, que sentidas del día solemne fueron las pasadas eo
por«obedecer al Papa y por el bien de la Iglesia * la iglesia, durante el santo sacrificio que prin
debió celebrar su misa ¿U oro en lejanas tierras. cipiaron a celebrar hace 5® años. Celebró con
Tratándose de dos sacerdotes, las horas más todo el aparato del caso la misa de las 7,30 Do»
— 224 —
Juan B. Bemoyne y D. Juan B. Francesia la
solemne. lyos amigos, salesianos y alumnos llena
ban la iglesia, conmovidos al ver aquellos dos ve
nerables ancianos rogar con los ojos llenos de lá
grimas por la gran familia que entorno a sí veían.
K 1 R.
Righini S. J., ex-alumno de Valsálice,
presentó en los tres sacerdotes tres tipos de la
actividad salesiana; el misionero, Mons. Cagliero,
el educador, D. J. Francesia; el sabio, D. J. Lemoyne. Concluyó su soberbio discurso dese
ando que dentro de 50 años campee en el altar
donde celebran los Salesianos la imagen del
l ’adre común, D. Bosco.
La comida fué íntima admitiéndose solamente
a los ex-alumnos. Comenzó los brindis el mismo
D. J . B. Francesia con unos sextetos en los cuales
derramaba toda la gratitud y emoción que em
bargaba su ánimo. Siguiéronse después poesías
y discursos de todos los colores, que decían una
sola cosa: ¡Loor a los venerandos maestros!
Pero la explosión de afecto más clamorosa
estaba reservada para la tarde. Y a las campanas
estal)an roncas de tanto repiquetear (nos refe
rimos a las primitivas de la primitiva iglesia de
S. l'rancisco de Sales) y los chicos cansados de
vitorear y aplaudir, y faltaba lo mejor. La ve
lada conmemorativa fué una cosa incompa
rable. Kl teatro del Oratorio lleno; en el esce
nario, a los lados de los dos héroes de la fiesta,
una pléyade de ilustres amigos y admiradores,
juntamente con los Superiores del Capítulo
General. Valdría la pena de copiar la mitad por
lo menos de los discursos y poesías en los cuales se
mezclaban afectos e ideas diversas, para formar
un sentimiento único, avasallador. No omitire
mos el deseo ardentísimo manifestado por un
simpático muchacho en una -poesía profética:
<‘ Que el cielo nos conceda ver el alba de este
mismo día para D. Pablo Albera; que celebre
él también su misa de oro y entonces será mayor
la fiesta ».
<( Fué, dice la Italia Real, un día de santas
emociones, de alegría íntima y tan profunda
que mal puede expresarse en la árida prosa de
un periódico. Dios colme de bendiciones a los
tres ilustres ancianas; al Apóstol de la Patagouia,
al atilado latinista, D. J. Francesia; y al hábil
historiador de I). Juan Bosco. Que los conserv’e
todavía para que puedan ver los días felices en
que se realice el sueño dorado de los que esperan
ver id Ven. D. Bosco, santo ».
G BR n e a R iT a riv n .
Todavía estaba el Oratorio engalanado para
las fiestas descritas, cuando un nuevo aconteci
miento vino a despertar otros sentimientos en el
corazón de nuestros alun nos. E l 10 de junio por
la mañana llegaron 30 pobres niños expulsados
de Oriente, hallando en la casa de D. Bosco d
asilo que les negaban las turbtdencias políticas.
Recién Uegaao de Bélgica, al saber el triste estado
de aquellos desgraciados hijos del pueblo, tele
grafió D. P. Albera al Presidente de la Comisión
gubernativa en estos términos:
Vivamente impresionado dolorosa condición
hijos nuestros compatriotas expulsados o fugitivos
de Turquía, creo continuar misión D. Dosco ofre
ciendo hospitalidad en los institutos salesia-nos de
Italia, hasta que se provea de una posición defi
nitiva a sus familias. A los niños huérfanos y
abandonados estoy dispuesto a dar hospitalidad
más duradera, para instrucción profesional con
veniente. Encargo Inspector Dr. Conelli de Roma
tratar con V. Excia.
El Presidente se apresuró a responder:
Acepto generosa oferta V. S. a favor huérfanos
o abandonados expulsos de Turquía. Comunicaré
eventuales noticias al respecto; mientras tanto
me es muy grato comprobar que también en esta
ocasión esa Institución une a su alta misión de
caridad el más vivo sentimiento de patriotismo.
Arregladas así las cosas, llegaron de Ñapóles
la mañana del 10 de junio los 30 primeros mu
chachos, acompañados por un salesiano. La cha
ranga del Círculo Valdocco fué a recibirlos a la
estación; y a poco una inmensa muchedumbre
rodeaba el tranvía lleno de banderas que los
traía al Oratorio. Los nuestros les hicieron un
cariñoso recibimiento; D. F. Cerruti les dió la
bienvenida y un niño del Oratorio los saludó en
nombre de sus nuevos compañeros. Después de
refocilados y lavados convenientemente, reco
braron la alegría de sus años, un tanto amorti
guada por el largo viaje, y se trasladaron a la
casa del Martinetto donde se les había prepa
rado el alojamiento.
La Superiora de las Hijas de María Auxilia
dora hizo otro tanto para las niñas y el 30 de
junio llegaron 19, algunas de las cuales son her
manas de los niños.
Al dar esta moticia a nuestros cooperadores
debemos notar que no es más que una íntima de
rivación de las obras de D. Bosco, el cual no tuvo
otra mira que acudir siempre pronta y genero
samente a socorrer a la juventud pobre y aban
donada: « Nosotros, decía él mismo en una me
morable reunión de ex-alumnos en 1883, no
hacemos polüica; respetamos las autoridades cons
tituidas, cumplimos las leyes que deben cumplirse:
pagamos las contribuciones y varrws adelante, pi
diendo solamente que nos dejen hacer bien a la juventud pobre y salvar las almas ».
S. A. I. y R. la princesa Leticia, juntamente
con el Comité de señoras turinesas cuya Presi
denta es, han visitado con maternal solicitud
a los hijos e hijas de los pobres expulsados de
— 225 —
Turquía, encargándose de procurar los vestidos
a todos, niños y niñas.
Hasta la fecha se han recogido en nuestras
casas 150 muchachos; las niñas son ya 53.
La Basta de S. Juan en Valdocco.
. Una ola inmensa de suaves armonías », como
decía en su inspirada poesía D. J. B. Lemoyne,
ha invadido este año los corazones, « en el día
sucursal de la parroquia, ofrecida por la Superiora General de las Hijas de María Auxiliadora,
que estaba presente. Gustaron mucho el saludo
de B . Pedro Gribaudi a nombre de la Federa
ción Internacional de Ex-Alumnos ; el del «Cír
culo Juan Bosco * por el abogado Sr. Battú; y
conmovieron profxmdamente las expresiones de
gratitud de los niños expulsados de Esmima.
L a tarde del 23 se festejó, como de costumbre,
a memoria de B . Bosco. Habló de él en un bri-
C Á D I Z . — L a banda del colegio con la ilustre bienhechora, D a. A n a da V Iya y Jáuregui.
de las paternas memorias ». No faltó el home
naje cariñoso de todas las casas salesianas de
Turín y sus alrededores, que manifestaron a Bon
Pablo Albera con las más afectuosas expresiones
el más sincero parabién. L a poética felidtadón y dedicatoria del autor de las Pistrinas,
engastada en las melodías del M° BogHam, fue
coronada con un voto más conmovedor y más
grato aún: • Que brille para B . Pablo Albera el
día jubilar que en vano esperamos para B . Miguel
Rúa >.
El P. Anzini presentó, juntamente con las
numerosas adhesiones, los regalos; en los cuales
había una estatua de la Bolorosa, para la capilla
llantísimo discurso el abc^ado Sr. Viancini,
presentándolo como conquistador de las almas.
B . Juan Francesia dió rienda suelta, una vez aún,
a su vena poética siempre fresca y suave. Tam
bién los niños, acogidos últimamente por Bon
P. Albera a la sombra de la bandera salesiana,
dieron gracias con profunda gratitud al Padre
de los abandonados.
En las dos veladas amenizadas con escogidas
piezas de música habló nuestro Rector Mayor,
siendo escuchado con religiosa veneración.
No faltó tampoco la reunión de los ex-alumnos
para presentar al Sucesor de B . Bosco sus felici
taciones y hacer profesión de su devoción inal*
— 226 —
terable. Habló en nombre de todos el Sr. Guala
y luego una comisión se trasladó a Valsálicé
para deponer una corona de flores sobre la tiimba
4 el Venerable. E s digna de notarse la ofrenda
de los antiguos y presentes alumnos del
Oratorio; mil -pesetas, los primeros para el monu
mento a D. Bosco; y quinientas los segundos
(fruto de pequeños ahorros y espontáneos sa
crificios) para los niños expulsados por los turcos'
Esta fiesta de amor y gratitud no podía dar
mejor resultado.
No dejó, tampoco, de fustigar, con intención
irónica y jocosa, a los que afirman solapadamente
que los Salesianos nada han hecho en Santander.
levantóse, acto seguido, a suscribir en todas
sus partes el brindis pronunciado, el celoso y que
ridísimo coadjutor de la Anunciación, don Luis
Riera, segundo alumno salesiáno en ésta, haciendo
patente, de paso, que este titulo constituye su
mayor timbre de gloria.
Cerró los brindis el señor Director, D . José
Pujol, animándolos a comenzar con bríos la
obra proyectada y a continuarla sin desmayos ni
vacilaciones.
L a junta provisional de « Antiguos alunmos de
don Bosco », quedó por votación designada en la
siguiente forma :
Presidente, don Rodrigo Guate; vicepresidente
don Luis Riera; secretario, don Evaristo Rodrí
guez; vocales, don Luis Cereceda, don Justo Quijano, don Arturo Villegas y don Manuel Oroza.
Por la tarde, recibida la bendición solenme con
S. D. M., pasaron los concurrentes al salón-teatro
a disfrutar del espectácxüo, preparado al efecto
para ellos y sus familias por algunos de los mis
mos antiguos alunmos.
Pusiéronse en escena, el precioso monólogo
« L a huelga de los Herreros » en el que el joven
Manuel Maclas rayó a gran altura, cautivando la
atención del numeroso público que. consecuente,
no le regateó su aplauso; y el sainete cómico « Seis
retratos por tres pesetas cuyos papeles desempe
ñaron a mara\'illa los jóvenes Macías, Arrióla, \’illegas, Alvarez, Sagastizábal, Porras y Oroza, que
escucharon también sonoros y sinceros aplausos.
Terminó, el espectáculo con la exliibición de nu
merosas películas cinematográficas instructivas y
cómicas. »
ven los exalumnos de D. Bosco y parece que dentro
de poco' tendrán su centro, como en otras ciudades
donde ha fmtificado la semilla salesiana. Prueba de
ello es la rcunithi habida en el colegio del A lta que
relatan las * Páginas Dominicales » en los siguien
tes ténninos.
« En el colegio que en el Paseo del Alta dirigen los
reverendas Padres Salesianos, se reunieron el do
mingo, 9 del corriente, ochenta y tres antiguos
alumnos de dichos Padres, para cambiar impresio
nes acerca de la asociación que quieren constituir
■ en esta ciudad, a imitación de las que y a funcionan
en casi todas las poblaciones de Europa y Amé
rica donde hay ex-alumnos salesianos.
Al mediodia, después de rezada una misa que
oyeron devotamente cuantos alunmos pudieron
CIDDADELA.— L a cooperación de los exalxunnos
iwistir, congregáronse en el salón-teatro, artisti- a la brillantez de la fiesta de María AuxiUadora
camente adornado, para proceder al nombramien no debe confundirse con la cooperación de los de
to de una junta provisional que se encargue de es más devotos, porque fué una cosa especial! sima y
tudiar las bases de constitución.
merece crónica especial. E l 19 de mayo celebraron
Nombrada ésta, reuniéronse los asistentes en una fiesta enteramente suya que era un detalle
fraternal banquete, tomando asiento en derredor magnifico en el programa general; se trataba de la
de las mesas dispuestas a lo largo del espacioso bendición de la baiadera de la Unión. E l hennoso
pórtico. Durante la comida reinó un entusiasmo siinbolo de sus ideales, hecho de rica seda sobre la
inenarrable, desbordándose sin cesar la alegría cual huizan sus destellos entorno del busto de D.
que animaba tantos corazones, muchos de los cua Bosco las colores de la religión y de la patria, y en
les volvían a saludarse de nuevo, tras largo pe galanado con los primores del arte refinada del
riodo de Cíisi veinte años.
P. Schiralli, se atraía las miradas de todos y hacia
Dada cuenta, a los postres, de las adliesiones latir los corazones, como si allí estuNflera condenrecibidivs, tomó la ptüabru el primer alumno de la sado todo el porvenir de la Unión. Además de la
Pia Congregación Salesiana en esta ciudad. misa de comunión a la cual acudieron en gran
Don Roilrigo Guate; quien, en un breve y sen número, tu\-ieron la solenme en la cual el Dr. Tucillo brindis, relató k\s progressas de dicha be diul pronunció una brillante oración sagrada alu
nemérita Sociedad en los veinte años, que lleva siva al acto. Después del fraternal banquete cuya
educando a la clase pobre en Siuitander.
presidencia ocuparon el Sr. Tuduri, el P. Olivazzo
Dedicó también un sentidísimo recuerdo al in y la Junta directiva, se prepararon a la inolrida*
cansable e inolvidable don Angel Tabarini, y a la ble ceremonia de la bendición del estandarte.
consecuente y generosa cooperadora salesiana,
Cedamos la pluma al cronista del Nuestro Au
doña Estrella Becerra. \*iuda de S. Movellán, cuyos xilio:
desvelos y largueza hicieron del orador y de otros
* Llegó finahnente la hora de bendecir la Ban
muchos, hombres hornados y amantes del trabajo.
dera. E l patio estaba completamente Ueno de
— 227 —
gente, el entusiasmo grande y general, se podría
decir que Ciudadela entera pensaba y sentía con
nosotros. Una sencilla y artística presidencia se
levantaba en lugar aprí^riado. A la hora fijada
llegaron el Exnio. Sr. D. José de Olives, ex-senador del Reino y su Señora Da. María de Despujol, grandes amigos nuestros y entusiastas fa
vorecedores de nuestra obra, quienes con suma
galantería aceptaron apradrinar el acto. Hallándo
se de visita pastoral el Excm o. e Ihno. Sr. Obis
po, bendijo la Bandera por del^ación suya el
M. I. Sr. D. Juan Tuduri, Canónigo Magistral, y
con tal motivo dirigió su autorizada palabra a los
concurrentes, especialmente a los Antiguos Alumnos, con tanto acierto y maestría que no po
demos dejar de transcribir algo de lo que tan elo
cuentemente habló.
Esta bandera, nos decía, que ahora se bendice en
nombre del Señor, no viene a evocar ideas de fuego
y de sangre, como aquellas que flotan sobre los cam
pos de batalla. Esta es símbolo de paz, sus escu
dos de armas y su destino, lo dicen muy alto.
En tanto se estiman las banderas, en cuanto lo
merece el ideal que representan. Por esto la enseña
de la patria, tiene derecho a pedir y lo exige a menudo,
el tributo de la vida.
Este estandarte que hoy se enarbola, no oirá,
cierto, los estampñdos de las descargas de artille
ría, ni los silbidos de las balas, ni los aires mar
ciales de militares músicas, ni los •gemidos del mo
ribundo, ni los hurras del vencedor. Pero sí oirá
sin duda los ecos de mil plegarias, las notas de en
tusiastas himnos y de piadosos cantos.
¡Antiguos alumnos! amad vuestra enseña, pues
bien lo merece. Ella enlaza los más bellos ideales;
la Religión y la Patria. Amadla, respetadla y se
guidla.
S í; porque a la bandera no tiene la misión de
empuñarla cualquiera; ella simboliza las órdenes
del genercU en jefe a sus subalternos, ella repre
senta el órden. Sólo asi se puede vencer.
(Queréis salir airosos en vtiestras luchas mo
rales, en el terreno social? Pues seguid las órdenes
del Papa, del Prelado, de vuestros Superiores. E s de
cir, seguid vuestra bandera. ¡No queráis jamás que
la bandera os siga a vosotros/
y este primer saludo que a vuestra enseña dirigís
en este día, sea preludio de futuros entusi<ismos, de
cordiales afectos y de fidelidad a toda prueba. A
vosotros se entrega, animosos jóvenes; conservadla
con cariño, conservadla inmaculada.
Y en las horas de prueba, en los momentos de des
aliento, alzad la vista a esos torreones y escudo
puestos en el centro de nuestra bandera, sobre colo
res de oro y de sangre; y recordad que luchando
con abnegación propia, lo circundaron de gloria in
mortal, nuestros héroes del ^ de -,uio de 1558.
£n una estruendosa salva de a p la u ^ se aho
garon las últimas palabras cel orador y la mar
cha nacional ejecutada po.* la Banda encendió
tnág y
nuestro entusiasmo.
A las nueve y media dióse principio a la velada
músico-literaria. último número del programa
de tan fausto día. Fué ima de esas veladas que dejan
recuerdo imperecedero, corta pero llena de poesía,
intimidad y cariño.
•En el discurso « La Bandera de la Unión * decía
el orador, D. JuUo M .Gam ier, dirigiendo la pala
bra a los Antiguos -Alumnos;
« Esa bandera que hace dos meses era un sueño
para unos, mientras que constituía una bella rea
lidad para otros, ¿sabéis qué es? ¿habéis conside
rado como se mereu lo que representa la bandera?
« Mirad, por un lado los colores de la del Papa,
la bandera de la Religión. En ella retratadas las
priineras enseñanzas religiosas aprendidas en el
regazo de nuestras madres, entre cariñosos besos
y abrazos, las continuadas en el Colegio, las que se
guimos recibiendo, las que «oí han de consolar en
nuestras penas, acompañar en nuestras alegrías, se
guir paso a paso nuestra vida hasta la muerte y no
nos han de abandonar en la eternidad.
* E l busto del V. D. Bosco en fondo granate. ¿Qué
cosa mejor queréis ofrecer a tan buen padre, que un
corazón encendido en amor suyo representado por
este color?
* Y en esta otra parte nuestra bandera nc^c^onal,
la más hermosa, la más gloriosa de cuantas banderas
ondean en el aire, el símbolo de nuestra .España, el
emblema de todas las glorias pasadas, la esperanza de
las del porvenir, el recuerdo histórico de cuantas gran
dezas nos enorgullecen, la imagen veneranda de nues
tra madre, de nuestra familia, de nuestro hogar, de
nuestra religión, la depositaría de ntiesiro honor,
el amor de nuestros amores. Y en medio de tanta
gloria, de tantos amores, de tantos recuerdos, Ciuda
dela, vuestra patria cÜica, en quien han de estar condensados los amores, los respetos, la veneración de la
patria grande.
« Esa es vtiesíra bandera, Antiguos Alumnos,
la íntima unión de nuestros más grandes amores,
de nuestros tnás preciados tesoros: la Religión y la
Patria. E l que no se sienta conmovido y respetuoso
ante ella, ese no tiene corazón, ni nobles sentimientos,
ese es un desgraciado.
n Os la entregamos pura, limpia, para que la
colméis de gloria. Que >iadie se atreva a Jomarla,
si no es digno de ella, y de ningún modo permitáis
la presente en público quien no sea un modelo de
Antiguos Alumnos, si no jeina en su corazón un ver
dadero entusiasmo por ella y la Unión. Antes que
haceros cómplius, arrancádsela de las manos y alejad
lo de vosotros sin consideración alguna. Que no tenga
que avergonzarse la bandera de verse en manos de un
traidor......*
E s inútil que nosotros añadamos algo a lo que
está tan profundamente sentido y con tanta gallar
día expresado. Pero ya que la escuela de D, Bosco
es escuela de santo patriotismo como de cristiana
educación, nos permitiremos añadir ,dos palabras,
para terminar,
la lindísima carta que imo de los
cohiadadares de la Unión, el P. F. Pagés, llevado
p :>r la o >ediencia a Santander, dirigió con motivo
de la fiesta a sus an teaos camarada?; creemos
las leerán con gasto los antiguos almnnos de toda
España.
« \'^uestro porvenir es grandioso, el horizonte de
vuestra obra inmenso, sois la regeneración y la
—
228 —
esperanza de Cindadela y el honor de Menorca.
Hacedla grande, pues, hacedla hermosa; volved a
darle dias de gloria; y que aquellos que soñaron ha
cerla feliz, vuestros antepasados que le dieron vida
y nombre, no se avergiienzeii jamás de vosotros.
Sois hijos de héroes, sed dignos de tales padres ».
SUCRE (liolivia). — H128 de abril se inauguró en
el colegio sale.siano el « Centro D. Bosco » feste
jándose el fausto suceso con una brillante función
músico-literaria que presenció en nuestro teatrito
lo más granado de la capital. Dicho centro lo for
man un grupo de ex-alumnos llenos de entusiasmo.
Kligieron presidente a su antiguo condiscípulo el
abogado Sr. Vázquez, animado de las mejores
intenciones y adornado de cualidades a propt'jsito
jmra realizarlius. Uno de los fines del Centro es
cooperar el incremento del (Oratorio festivo y espe
cialmente a la obra redentora del catecismo.
MADRID. — El diario católico de esta capital,
¿7 Universo, del 24 de junio, después de dedicar un
.sentido elogio a la labor de las Hijos de D. Bosco
que cu la Ronda de Atocha « se dedican a reclutar
niños pobres para educarlos'gratuitamente en sus
escuelas y sembrar en sus tiernos corazones virtuil y letras », relata la excursión que los niños de
las escuelas liicierou a Carabaiichel Alto.
« Para estimulo de los niños, dice el citado pe
riódico. (pie más se han distinguido en este curso
por su asistencia y asiduidad, y para aliento de los
remisos, las Salcsianos han premiado a sus alumnos
con un gran dia de campo a Carabanchel, donde
tienen el Noviciado.
Oida la .santa misa, a las seis de la mañana, e inijílorado el aiuxilio de la Divina Madre, sin el cual
nada se hace en esta obra humanitaria y social, des
filaron de tres en fondo 203 niños, acompañados
de sus maestros, en medio del entusiasmo de las
familias de esta barriada, que, con lágrimas de
ternura, los veia partir t^m uniformes y compues
tos.
Llegados a Carabanchel, en la amplia huerta
de la ca.sa, (pie gracias a Dios y a almos generosas
madrileñas poseen los Sale.siauas, comieron opí
paramente sus niñas, ser\ddos por sus respectivos
maestros y imtiguos alumnos, y procurando cada
cual que nada faltase a los suyos; aquí corrieron,
jugaron y .se divirtieron en grande, sin causar el
menor desjierfecto ni haber entre ellos la menor
contienda.
I/a comida fué suculenta, consistente en arroz y
conejo, jamón y longaniza, y merluza; y de postre
cerezas.
Por la tarde, los noNÚcios Salesianos obse
quiaron a los niños con la bonita zarzuela
plancha, y los madrileños, que en atenciones de
nadie se dejan vencer, correspondieron a su vez
con otra zarzuelita, ejecutada a maravilla, titu
lada E l rey chico, compuestas ambas por el presbí
tero Salesiano don Felipe Alcántara.
Antes de salir se les distribuyó la merienda para
el camino, huevos y salchichón; y entonando el
h'mno al Sagrado Corazón de Jesús Cristo reina,'
Cristo impera, y dando vivas á María Auxiliadcnra
y a los superiores, partieron para sus casas llenos
de regocijo. *
No queremos pasar por alto la Exposición di
dáctica en que se pusieron de manifiesto la pericia
y el desvelo de los profesores y la aplicación y ade
lanto con que los madrileñillos de la Ronda corres
pondieron a la solicitud de aquellos. Por lo bonita
y lo completa mereció calurosos elogios de perso
nas competentes. E l ilustre escritor D. Tomás
Redondo que visitó la casa, hizo en « E l Debate *
del 17 de jmiio un extenso articulo donde da a co
nocer la Obra salesiana, y lo que es y lo que podría
ser en Madrid ; y cuando hubo inspeccionado sus
dependencias, quedó satisfechísimo, siendo sus im
presiones por demás halagüeñas para los hijos de
D. Bosco que allá, lejos del Madrid elegante, entre
los liijos del pueblo, luchan con mil dificultades para
educarlos. Después de exponer con la brillantez de
estilo que le es peculiar las grandes lineas de la
Obra salesiana y la historia de la casa salesiana de
la corte con los frutos que ha producido y produce,
in(iicando además los que podría producir, si los
que pueden se interesaran como merece tal obra,
(iice hablando de la Exposición :
« L a exposición es nutrida y muy curiosa. Da
idea clara, tanto del interés con que los profesores
salesianos cuidan de la enseñanza de sus protegi
dos, como del gran amor de éstos al estudio y a las
prácticas escolares.
Trabajos caligráficos, desde el modesto palote
hasta los rasgos más delicados, y desde la sencilla
letra esiiañola a la gótica, redondilla y de adorno;
demostraciones de Geometría plana y construccio
nes de todos los cuerpos geométricos; dibujos a
pluma, lápiz y carbón, lineales, de aplicación, de
ornamentación, mosaicos de papel, <ie verdadero
mérito; arcpiitectura elemental......cuanto se puede
solicitar de pequeños escolares, todo tiene allí una
representación honrosa.
Hube de preguntar a los padres salesianos algo
acerca de la conducta de sus discípulos, e hiciéronse
lenguas de todos ellos, considerándolos notables
etudiantes ».
De la hennosa iglesia desde la cual reina la Patrona de la Obra salesiana, escribe a continuación:
« Fonnando un solo cuerpo con la escuela se
halla la iglesia severa, artística, dotada con altares,
pulpito, confesonarios, imágenes, puertas, debido
todo al ingenio y a la habilidad de los aprendices
salesianos (le Sarriá.
Y es el Patronato de la Virgen, a quien la leta
nía llama ylttTt/ium Chrisiianorum, porque asi
fué la voluntad expresa del Pontífice Pío IX , co
municada solemnemente a don Bosco.
Danla, en su altar, guardia de honor San Fran(úsco de Sales. San J osé y San Antonio.
L a presta sus resplandores magníficos una ilu
minación eléctrica de exquisito gusto artístico.
—^ 229 —
Y la cobija un precioso camarín, a cuyo suelo
junté mi rodilla, reverenciando a la Reina de los
Celos.
obra de arquitectura es debida a don Joa
quín Saldaña.
y aquí \dene, como anillo al dedo, xm sucedido
que demuestra la celestial protectción de que esta
institución disfruta.
Merced a los donativos de las gentes piadosas.
dora, en cuj’o obsequio se había cometido el exce
so, un remedio a su mal.
Algo tardó el remedio; pero xáno.
Cierto dia, uno de los padres q u e , regentaba
el Colegio, recibió una xtisita. Traía ésta el encargo
de entregar a los salesianos la cantidad de 250.000
pesetas, procedentes de un donante que conservó,
y aun conserva, el anónimo.
P ^ ó se entonces la deuda, y el sobrante se aplicó
SAN TAN D ER.
L a D irectiv a p rovisional de la
a so cia ció n de exalum nos.
En el banquete.
habíase construido el local de la Ronda de Atocha,
y unido con él. se había lex'antado la iglesia.
Aquellos devotos religiosos, en su celo y en su
fer\-or, habían momentáneamente olvidado el al
cance de sus medios pecuniarios, y cuando repa
raron en ello, la iglesia estaba construida y la So
ciedad
tenía un saldo en contra que im
portaba unos miles de pesetas.
Los cálculos y las combinaciones no alcanzaban,
en sus efectos, a llenar el descubierto; los ingresos
no podían aplicarse a ese déficit, porque' los absor
bía la necesidad d iaria; y los pobres salesianos
rezaban y pedían, buscando sólo en María Auxilia-
a mejorar el local destinado a escuelas.
Después de haberme servido de notables guías
dentro de la casa los amables padres salesianos,
iaxitáronme a subir con ellos a una alta terraza
que domina una gran extensión.
Allá fui con mis sabios amigos. Y desde aquella
contemplé lo que puede ser considerado
como el imperio espiritual de tales maestros.
L a ancha Ronda, con sus arbolitos jóvenes re
cién plantados; la vasta planicie, donde los trigales
aun no se pintan con el color de dorada plenitud;
el horizonte lejano, cuyos detalles desafían la m i
rada con su indeterminación, entre la cual son más
— 230 —
adivinados que vistos Getafe, Carabanchel, Leganés.... la mole blanca de un gran cuartel...., la
erguida antena de un telégrafo sin hilos..... todo
se dominaba desde aquella altura, bañado por un
sol de crepúsculo, que daba al suelo madrileño
un b e ^ de despedida.
Sentíame alU, a la vista de aquellas lejanías,
entre los religiosos de grato hablar y de hondo sen
tir. come fuera de este mundo, en un anhelo inefa
ble de perfecciones y de paz.
Y antojúbaseme (jue la obra de los salesianos se
halla hoy en la infancia como los arbolillos de la
Ronda; hállase repleta de supremas esperanzas, al
imxlo de las espigas que verdean en los trigales;
tiene e.vtensiones infinitas como las que hacía
])rever la indeterminación del horizonte; una vida
intensa, coipo la que se alberga en la masa blanca
del cuartel, y unas comunicaciones misteriosas,
sublimes, invisibles, con el más allá, como las que
micen en los hilos flotantes de la antena marconiana «.
Aprovechamos gustosos la ocasión para enviar
al eximio orador el testimonio de nuestra profunda
gratitud, suplicando a la Inspiradora de las Obras
de 1>. .Rosco recompense dignamente a quien ha
sabido dedicarle tan hermosas páginas.
MATARÓ (Barcelona).— Con el feliz éxito que
prometían la competencia y celo de los profesores
y la aplicación de las alumnos, tuvieron éstos sus
exámenes, los de comercio en la Escuela Superior
de Comercio de Barcelona y los de bachillerato en
el Instituto general y técnico. Los datos publica
dos por Juventud Salesiana no podían ser más
halagüeños para profesores y colegiales; los co
piamos con mucho gusto para satisfacción común.
Bachillerato.
Sobresalientes O5
Notables
39
A])robados
63
vSu.spensos
4
Total
171
Comercio.
vSobresalientos
Notables
Aprobados
Suspensos
11
24
59
4
Total
98
Nuestro querido colega hace notar con razón
que la enseñanza colegiada, en general, en el Ins
tituto de Barcelona da, según los datos de la Me
moria de. 1910-11, el tanto por ciento como sigue;
Sobresalientes
1
18.01 %
Notables
25.60 %
Aprobados
51.06 %
S\usi)ensos
5.33 %
El resultado de los exámenes de nuestro colegio
da un tanto por cíenlo bastante superior como
puede verse:
Sobresalientes
38.01 %
Notables
23.21 %
Aprobados
36.30 %
Susiiensos
5,33 %
De las 76 sobresalientes 23 han obtenido ma
tricula de honor.
Sen todo ello para gloria de Dios; y vaya nues
tro inAs Sincero p;xrabién a los alumnos y maes
tros dcl Colegio de S. Antonio Abad, y especial
mente su Director, el P. Calasanz.
La V I Semana social: — Como y a sabrán la
maoyr parte de nuestros lectores, la Semana .social
de Pamplona ha resultado, como no podía ser ¡x)r
menos una prueba de la solidez de la solución' que
la doctrina católica da al problema social. En la
sesión postmeridiana del 3 de junio le tocó a nues
tro P. Fierro exponer « E l contrato del aprendi
zaje. > L a materia le es harto conocida porque en
cuentra su plena aplicación en nuestras Esucelas
profesionales; asi que no es de extrañar que su
conferencia haya sido muy aplaudida y muy
provechosa. Además debió dar otra a los obreros
sobre la necesidad del fomento de la agricultura,
argumento que, como todos sabemos, es de capital
importancia en la vida económica de todas la na
ciones, pero especialísimamente en la vida econó
mica de España. L a estrechez del espacio nos ;mpide hacer una reseña de las dos magistrales con
ferencias, cuyos largos extractos hemos visto en la
prensa navarra. Tal vez en otro número publi
quemos los mejores trozos de la primera, por refe
rirse directamente al funcionamiento de nuestras
Escuehis profesionales, cosa que interesa a todos
nuestros cooperadores.
MEMORIAS BIOGRAFICAS
de Mons. L U IS LASAGNA.
CAPITU LO X L I.
Los seotímieatos del apóstol. — Idea y magnitud de la
obra en que pone mano. — Cuyabá. — Fertilidad del
suelo. — Productos especiales. — Civilización pri
mordial. — Indolencia. — Poder de la zapa. - Es
tado moral.— Oratorio festivo.— En la Parroquia
de S. Qennaro. — Sermones y conferencias en la
catedral. — Porfías de generosidad. — El anuncio
de un horrendo crimen.
Hacía unos diez años que el denodado misionero
pensaba en la misión de Matto Grosso, suspi
rando por el momento de acudir en socorro de
aquellos infelices salvajes que ignoran aún por com
pleto los prodigios de caridad obrados por N. S. J.
C. para salvación de los hombres. Y aliora que se
halla en el céiitro de aquel Estado llénase de ine
fable gozo al ver que sus agigantados proyectos de
cmlización, los suspiros de su apostólico celo, co
mienzan a convertirse en consoladora realidad.
Todos los objetos que se le ofrecen a la \'ista parece
que le recuwdan en nombre de Dios las palabras del
Profeta: M isit me, ut predicarem captivis indulgeníiam et clausis aperitionem (i); « Fui emnado
para anunciar a estas almas, esclavas de la igno
rancia y del error, la misericordia y la libertad *.
A la vista de aquellos pobres hijos de la floresta
brota espontáneamente de sus labios esta expre
sión: Tui erant et mihi eos dedisti (2); « Señor, tam
i l ) I s a i. L X I , I .
(a ) J o a n . X V I I , 6.
bién son tus hijos, axmque tan embrutecidos, y
tú me los ha encomendado *. Y o los acepto y arros
traré todas las penas y dolores a trueque de obte
ner que sean salves.
Inspirado en estos sentimientos propios de un
verdadero apóstol, después de agradecer a Dios el
viaje feliz que le había otorgado, pone en seguida
manos a la obra olvidándose de su cansancio y de
sus indisposiciones de salud. Mas para tener una
idea de la magnitud de esta empresa, es indispen
sable conocer el campo que la dhóna Providencia
le señalaba y nosotros Ío describiremos empleando
casi siempre las palabras del mismo Monseñor.
Cuyabá está edificada sobre dos lomas paralelas
al rio y separadas por ima torrente el cual, aunque
durante la mayor parte del año no tiene un hilo de
agua, hínchase con las llmúas y corre soberbio al
rio. La ciudad contará sobre poco más ó menos
16.000 habitantes. Las calles son angostas y tortuoásimas: \ma sola tiene un malísimo empredrado,
y las demás están llenas de baches y barrancas
que en la estación de las lluvias se convierten en
verdaderos raudales. Casi todos los edificios son
destartalados caserones de un solo piso, pero bien
ventilados y generalmente con su respectivo patio
y su huertecillo. Las pocas iglesias han sido cons
truidas a la antigua usanza portuguesa, en forma
de im gran salón que se estrecha hacia el fondo para
dar lugar al presbiterio y a las sacristías late
rales.
El Obispo tiene pocos sacerdotes en la ciudad y
poquísimos que le ayuden en las parroquias, al
gunas de las cuales hace varios años que están sin
pastores. Y además tales sacerdotes son viejos y
achacosos. H ay im seminario •dirigido por cuatro
celosos Padres de la Misión que son la providencia
de la Iglesia de Matto Grosso, pero las vocaciones
prosperan muy poco. H ay también un asilo para
niñas dirigido por las Hijas de la Caridad, obra
predilecta del Obispo quien ha hecho prodigios de
generosidad y celo para su fundación y sosteni
miento.
El suelo de Matto Grosso es en extremo fértil,
rico de aguas, de maderas y de minas de oro, plata
y hierro, atmque no beneficiadas. Las produccio
nes son variadisinias y algunas de extraordinario
valor, como el caucho o goma elástica. Se extrae
de un hermosísimo árbol, derecho, de alto tronco
el cual crece vigoroso en los terrenos bajos, que du
rante siete o más meses del año yacen cubiertos
por las riadas de los afluentes del Amazonas. Con
nn hacha se hacen incisiones en diversos pimtos
de la corteza del árbol; y la leche que mana en abimdancia se recoge en una especie de Hgerisimo ca
labacín pegado al árbol con vm puñado de cieno.
Aquella leche, depositada por la noche en una va
sija y condensada después al fuego con ácidos, se
reduce a masas redondas que los especuladores com
pran a muy subido precio para enviarlas después
&Europa. Existe también la ipecacuana, raíz de im
arbusto que v ^ e t a espotáneamente en los bosques
y ae reproduce de suyo por medio de alguna raicilla
qoe siempre queda adherida al suelo. Proq>cra
también en aquellas florestas la planta de la quina,
la vainilla, y en las márgenes de los ríos la zarza
parrilla, y por fin la yerba mate cuyas hojas tosta
das y molidas don un polvo del aroma y de los
efectos tónicos del te de la China.
Cultivanse iguahnente la caña de azúcar, que
crece rápida y lozana.el algodón y el caao; y en algxmos lugares el café. E l trigo es sustituido por la
mandioca, planta nudosa semejante al geranio.
A los ocho meses la raíz toma la forma de lui bulbo
como el de nuestros rábanos, que alcanza en aquello
países im volumen maravilloso. Tostado al homo
o en enormes calderas se tritura y se convierte en
una harina que se presta a diferentes usos y cons
tituye el alimento de aquellas poblaciones.
L a civilización está poco diufndida en los cam
pos donde las comodidades del vivir social son muy
escasamente conocidas. E n ima pequeña choza,
construida con palos y cubierta de hojas secas de
palmera o de cañas silvestres, y muchas veces abier
tas por los dos extremos, viven a menudo hom
bres y mujeres, niños y niñas, el cerdo y la cabra,
amén de una media docena de perros. I^a mesa,
las sillas, el armario son allí cosas de fábula. Dos
piedras cou la olla de hierro y más a menudo de
barro tosco, son la cocina; el bosque es el come
dor. De los horcones del zaquizamí cuelgan unas
redes o hatnacas que por la noche hacen el oficio
de camas y de día el de asientos. Para aqqella
gente pedir más. fuera pedir gollerías.
Raros son los matrimonios, d e suerte que 1¡^
familias esparcidas por aquellos campos más que
otra cosa son xmiones fortuitas y precarias, sin as
piraciones para .sí ni interés por los hijos. Y sin
embargo, con tal fertilidad del suelo, con tal abmidancia de bienes, ¡qué fácil le seria al hombre gran
jearse una posición holgada y decorosa y dejar a
los liijos una buena herencia de bienestar! Aquellos
salvajes no se preocupan del mañana; y en teniendo
con que acallar el hambre del momento, se tienden
a la sombra y fmnan, o beben el aguardiente des
tilado de la caña de azúcar.
E n muchos lugares los niños andan en carnes
vivas ha.sta los doce y más unos. Después de los
ocho años les suelen aguzar los incisivos, operación
que ejecutan de la más bárbara manera. Cou \m
formón o cuchillazo k'S liaceii saltar astillaH del
diente, y asi aquellos pobreertos a costa de dolores
inenarrables, pueden ostentar durante toda la vida
colmillos tan agudos y afilados como los del yacaré.
No se conocen en Matto Grosso nuestros aperos
de labranza: allí todo lo hace la zapa; y la natura
leza es tan pródiga y tan fecunda que un reducido
campillo rinde anualmente varias cosechas. De
admirar es en verdad que en medio de tal abmidancia la gente se obstine en vivir en tamaña laceria.
Mas ¿ qué diré del estado de alma de aquellas in
felices criaturas? E sto era lo que más hondamente
afligía el corazón del Obispo y de sus compañeros.
Deseaban de todas veras mejorar Is' condición
material de aquellos habitantes, pero su sueño
dorado era salvar las almas. Mientras se discurrían
los medios más oportunos para dar comienzo a la
evangeiización de los Indios, Mons. Lasagna tomó
posesión del edificio y de la iglesia destinados a los
Salestanos, e inició su apostolado en favor de los
habitantes de Cuyabá. A
de verdadero hijo
de D. Bosco, consagró sus primeros desvelos a los
niños, y aunque el colegio no parecía muy adecuado
y aun faltaban mil cosas de primera necesidad, sin
embargo quiso que inmediatamente se diera prin
cipio al oratorio festivo: y así se hizo. Los buenos
modales de los misioneros, los regalillos que hacían,
las diversiones que organizaban, atrajeron muy
pronto a gran número de niños, y el 29 de junio,
fiesta (le S. Pedro y S. Pablo, y a subían a ciento
setenta.
líOS Salesianos por comisi(Sn de la autoridad
eclesiástica empezaron también a administrar con
gran celo la parroquia de S. Gonzalo: oíase en ella
todos los días la palabra elocuente del Obispo mi
sionero que invitaba a sus oyentes a las prácticas
<le la vida cristiana. Gran gentío acudió a un tri
duo solemne en ejue Monseñor, después de bendecir
la estatua, trató del Sagrado Corazón de Jesús;
estas semiones prodxijcron el efecto de ima misión
entre los buenos habitantes de Cuyabá. También
aportó varias veces el l>eneficio de su palabra a la
catedral, y no podemos pasar en silencio la con
ferencia que dió el domingo 8 de junio para e:^licur el fin y objeto de la obra salesiana. Intervinie
ron el Obisi)o, el Pre.sidente del Estado D. Manuel
J(xsé Mirrtinho, varias generales con uniforme de
gala y con su séquito, y tcxlas las personas de co
razón noble y generoso. E l orador expuso los desig
nios de los vSale.siaiios, sea con respecto a la edu
cación de la jxiventud en la ciudad, sea respecto a
lo cpic pensaban hacer por la evangelización de los
Sídvajes. Oyósele con entu.siíusmo, como se dejó ver
])or la colecta efectuada a la puerta de la iglesia
una vez tenninada la función. A todas luces ex
traordinaria se mostró en aquella circimstancia
la generosidad del buen obispo. Mons. d ’Amour,
tpie. para socorrer la obra, llegó a privarse de lo ne
cesario, suscribiéndose con un tercio de las rentas
de su episcopado. E l Señor D. Manuel José Murtinho i)ronietió la smiia de cien mil reís. Igual
mente generosos fueron los demás personajes pre
sentes, entre quienes, el conferecíante había pro
vocado una verdadera porfía de caridad.
Con estos subsidios pudo el Director del nuevo
instituto recibir inmediatamente a algunos niños
de los más necesitados. Se les dieron lecciones de
lectura, escritura y cuentas, y al mismo tiempo se
les fué adiestrando cu el oficio que en adelante de
bía proporcionarles un" pan honrado. También se
abrió una e.scuola de agrioultum práctica y de hor
ticultura, partido que no podía menos de lograr el
favor de kví buenos. Todos se declararon protectore.s y sastenedores de obra tan enrinentemente
cristiana y stK-ial, ^>orque todos estaban conven
cidos de <pie sólo con el trabajo y la enseñanza era
posible levatitar a aquel pueblo que generalmente
es de buena Indole, dócil y respetuoso, enemigo
do riñitó o inmune de ciertos delitos que se dq>loran donde nena la cm lización divorciada de las
prácticas religiosas. lY cuánto no consolaban el
corazón de miestro Obispo estos humildisiiuos <x>mienzckS de la misión salesiana en Matto Groiso!
Y a dului por bien empleados los sacrificios que le
habla costado el trasladarse a aquellas regiones.
D e todas las circutistuncias sabia sacar .par ico
para granjear aprecio a la obra de D. Bosco. El 26
de junio, hallándose en el seminario con eLPreádente del Estado de Matto Grosso y con otros res
petabilísimos caballeros, recibió la noticia de que
un italiano había bárbaramente quitado la vida a
J. Camot, Presidente de la República Francesa.
Aprovechó la oportunidad para hacer acertadí
simas consideraciones sobre el horrendo crimen, y
para probar ima vez más lo fimesta que es la edu
cación atea y materialista. Desde aquel dia a los
insensatos maestros de la escuela sin religión les
lanzaba al rostro el nombre del infeliz Caserío, di
ciendo: « He ahi el fruto de ^^^est^a enseñanza ».
Estaba profundamente persuadido de que el mejor
medo de combatir las absurdas utopias del socia
lismo, es abrir talleres y en ellos fonnar a los jóve
nes obreros confonne al dechado de aquel Jesús
de Nazaret que, siendo hijo de Dios y Dios el
mismo, quiso hacerse artesano y ejercitar im humil
de oficio, para mostrar al mundo cuán noble y
meritorio es el trabajo, santificado por la gracia
del Señor y hermanado con la honradez de la %úda.
Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑ A.
Sr. D. Eduardo Martinón Q.o\\ Arrecife (Canarias).
» »Antonio Borrel
Barcelona.
» »José Nueda
»
» » » Masriera
»
Sra. Da. Josefa Oliva
»
» » María Milá de la Roca
»
» » Teresa V . de Serra
»
» » Trinidad de Fonicuberta
»
» » Regina Millá
»
» » María Millá de la Roca
»
Sr. D. José .Magariños Torres Cuntís 7>£Jíí«.y(Pont.).
Sin. Da. María Pérez Miranda
Jerez (Cádiz).
Excnia. Sra. Marquesa, V . de Bertemati »
»
Sr. D. Vicente Díaz Martin
Paradas (Sevilla).
Sra* Da. Ramona Hernández
Pelas
»
» » Dolores Urpi
Sarria (Barcelona).
» » Isabel V . de Tildó
»
*
»
ó". Gervasio
Sr. D, José Pons
Sevilla.
» » Manuel Rubín
»» Francisco de Celis
»
Sra. Da. Leopolda harraiz
»
» » Juana Rodríguez
••
» » Concepción Santiago Calvo de
la B. y Pacheco
»
» » Concepción Labraña
»
» » Antonia Rosales v. de Linaceros
»
» * Victoria Zapata de Haro
»
Rdo. Sr. D. Francisco de
S. Manzano »
M. lltre. Sr. Dr. D. José Cañamache
*
Sru Da. Franci.sca León v. de Jiménez Valverie
del Camino (Sevilla).
» » Gregoria -Arraya Jánez Vatuerdz del Ca
ín no (Sevilla).
Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE G.AMBIXO.
Establee, 'l ip. de la S. .A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margheriia, N. 176- TURIN.
-
Texto
-
A gosto de 1912
Edición de España
AÑ O X X V II - N . 8
52.
n o
o
o
Q
>5
ó
Q
ó
Q
^0
o
1)
^ OQ
m o
o
o
c u
o
.‘Cj
a
[ ^ o le lin $ a l ¿ $ i a n o
o
■ ei
Po
^
^
Turin — V ia Goltolcn^o N. 32.
S U M A R IO .
L a c a r id a d e n l a e d u c a c ió n I V .................................................. 218
A le g ría s d e f a m ilia ...........................................................................205
D o n P a b lo A lb e r a e n I n g la t e r r a y B é l g ic a . . . .
208
T e s o ro e s p i r i t u a l .................................................................................210
D e n u e s t r a s m i s i o n e s . — C h i n a : L a nxieva r e
sidencia d e N g a n - H a n g ........................................................ 2 I I
E l C u lt o d e M a r ía .A u x ilia d o r a : L a s fie s ta s t i t u la r e s 2 17
Esfuerzo voluntario.
nuestro artículo pre
cedente, es preciso recordar
que los apuntes que con el
título de Sistema preventivo escribió
D. Bosco, no constituyen, ni mucho
menos, la teoría completa de su método
pedagógico. El que buscase todo el
conjunto de su sistema en « las pocas
notas que dejó » (2), aun añadiéndoles
el Reglamento, escrito también por él,
se encontraría con una sorpresa des
agradable. Pensaba, es cierto, escribir
un libro sobre dicho sistema, y, según
dice en esos apuntes, ya tenía recogidos
algunos datos; pero D. Bosco prefería
foNTiNUANDO
( 1 ) V . número anterior.
(2) Bol. italiano de setiembre de 1910, pág. 908.
a
ó
^
^
G r a c ia s d e M a r ía A » i.\ ilia d o iu . . . . . . . .
P o r E l. MUNDO S A i.E S iA N O : Boda.s d e O r o . — O b r a
c a r ít a t iv a . — L a fie s ta d e S . J u a n e n V u ld o c c o .
— .A so c ia ció n d e E x - a l u in n o s : S > t i n d e r . U n da d ela , iiu c r e , F to t in c ia . — N o n c ii s v a r ia s : A /ad r id . M a ta rá . — L a V I S e m a n a ¡ o c i a '
. . .
M e m o r ia s b io g r á fic a s d e M o n s . Lni** L a s a g n a . .
N e c r o l o g ía y C o o p e r a d o r e s S a le s ia m s d ilu n t o s . .
ía
I V .í»
a
0
^
(0
hacer en vez de escribir; sabía que
obras son amores y que vale más una
buena obra que cíen bellas palabras;
el tiempo le venía escaso para aduar
sus grandes pensamientos, así que no
le llegaba para teorizarlos. De ahí que
su Sistema preventivo escrito sea una
parte muy pequeña de los principios
sobre que fundaba sus procedimienlos
educativos, cuyos éxitos le valieron ser
calificado de « milagro pedagógico »
por € sus increíbles resultados prácti
cos » (3). Es lástima qué D. Hosco
mismo no nos haya dejado la teoría
completa de su Sistema; pero consolé
monos con lo que hizo, que vale mucho
más que lo que no escribió. Sin em
bargo, el tratado del Sistema preventivo
podrá hacerse cuando se publiquen to{3) D r . A . F u n k e , D ir e c t o r d e la s E s c u e la s N o r m a le s d e
W a r e n d o r f . c C o m p e n d io d e l a H is t o r ia d e la P e d a g o g í a »,
dos los volúmenes de las Memorias
Biográficas: con los documentos y
prácticas allí descritas y las ideas peesparcidas acá y allá en los
escritos del Venerable, se llegará a una
síntesis doctrinal que podrá llamarse la
Pedagogía de D. Basco; sólo entonces
sabrán a ciencia cierta los que 'no se
lo vieron practicar, en qué consiste todo
su Sistema preventivo; y ese libro,
además de ser un cuerpo completo de
doctrina, será también todo un sistema
de principios educativos que han re
sistido a la prueba de los hechos, y han
sido llevados diariamente a la práctica
con los inagotables recursos que las
circunstancias del momento sugerían a
la asombrosa intuición pedagógica del
inmortal educador.
Entonces se verá que comenzaitdo por
prevenir las faltas, llegaba a fomentar
en la medida de lo posible las buenas
obras: no sólo evitando el mal por la
práctica del bien, sino haciendo, además,
factores del bien aquellas mismas in
clinaciones que habían de servir para
hacer el mal; entonces aparecerá claro
el dinamismo, por así decirlo, de su
Sistema, todo acción fundada en la ra
zón y todo esfuerzo persuadido por la
caridad. Y mientras tanto esperamos
cpie su diligentísimo biógrafo publique
todos esos materiales, séanos permitido
ir tomando algunos datos de los volú
menes ya publicados, datos que nos
servirán para penetrar más adentro en
los principios que ya conocemos.
Por lo que se refiere al esfuerzo,
condición precisa para desarrollar la
fuerza de la voluntad, para llegar al
dominio de sí mismo y de las cosas ex
teriores, para hacer producir a nuestras
energías todo el rendimiento posible y
acostumbrar al niño a no acobardarse
ante las dificultades morales y materia
les que componen la trama de la vida,
bien quisiéramos citar hechos que llenan
miles de páginas en las Memorias Bio
gráficas. Lo marávilloso del sistema de
D. Bosco está precisamente en el arte
genial con que hacía realizar a sus
niños los actos más costosos con una
amabilidad incomparable, armonizando
con sabiduría profunda la alegría y el
trabajo.
El los amaba con delirio y por nada
del mundo les hubiera causado un
disgusto sin m otivo; la delicadeza ex
quisita de sus atenciones, la cortesía
con que los trataba, llegando a despe
dirlos hasta la puerta de su cuarto,
como si fuesen grandes señores, cuando
lo visitaban ; la finura con que les pedía
por favor los servicios que ellos esta
ban obligados a prestarle por gravísimo
deber; la bondad Inagotable con que
los consolaba en sus penas, lo agra
dable de su compañía y conversación,
que buscaban los niños como si fueran
moscas atraídas por dulcísimo panal;
todo ello no obstabá para que les exi
giera, cuando su propio bien o el del
prójimo lo requería, e.'ifuerzos penosos
y hasta heroicos sacrificios. Y precisa
mente ese cariño grande que les tenía
y ellos veían todos los días en práctica,
le autorizaba para imponerles con toda
dulzura, sin violentarlos, los medios
más enérgicos de fortificar el carácter.
Intimamente convencido el niño deque,
no la conveniencia del educador, sino
la suya propia exigía un esfuerzo de
terminado; persuadido también deque
los actos sugeridos o mandados, por
muy dificultosos que fuesen, además
de ser posibles, eran los mejores para
su perfeccionamiento moral y también
para su bienestar material, no vacilaba
en aceptar las más violentas renuncias,
las humillaciones más costosas, las ocu
paciones más humildes y los trabajos
más ingratos. Perdonar de corazón una
ofensa grave y reconciliarse en público
con el ofensor, ceder al compañero un
juguete muy estimado, el postre y a
veces el lech o ; imponerse una peni-
—
203
tencia fuerte por im descuido más o
menos voluntario, privarse de un paseo,
de la merienda, del desayuno, de una
visita; pedir perdón de arrebatos ofen
sivos, emplear las vacaciones estudiando
más que durante el curso, privarse de
dormir para asistir a un enfermo, del
recreo para repetir la lección a un re
zagado, hacer estudiar dos cursos en
un año a los más inteligentes; y otros
mil esfuerzos que exigen de nosotros
las mil dificultades cotidianas de nuestra
existencia, esfuerzos que él obtenía con
indicarlos solamente, eran suficientes,
dada la habilidad con que él sabía apli
carlos a la educación, para robustecer
las voluntades más flojas y los carac
teres más apáticos.
D. Bosco rara vez tenía que ejercer
presión sobre alguno para imponerle
el esfuerzo; él mismo escribió que sin
castigos corporales había logrado de
los niños esfuerzos costosísimos, que
dieron resultados prácticos superiores
a lo que él podía esperar. Es que
bastaba la habilidad suma con que sa
bía tocar los resortes del libre querer
desús educandos, escondiéndose él pru
dentemente tras la impersonalidad de
la fuerza misma de las cosas, y po
niéndolos muchas veces en la necesidad
física de decidirse al esfuerzo libremente.
Todo lo que hemos dicho en otro
lugar (i) sobre la intervención de la vo
luntad del educando en la propia edu
cación, es nada en comparación de la
realidad que se vió en el Oratorio;
pasma el ver como el habilísimo « plasnador de almas > hacía entrar en ac
ción todas las actividades, toda la vo
luntad, y hasta la misma fuerza física
de los individuos en la obra de la
propia educación ; allí no quedaba ener
gía latente que él no llamara a la vida
activa y cada uno era, en general, lo
que podía ser; así se explica que indi(i) V . e l n ú m . d e m a y o .
—
viduos, los cuales con otra educación
no hubieran pasado de simples media
nías, llegaron en las manos de D. Bosco
a ser hombres eminentes. Podríamos
citar nombres que se agolpan a la punta
de la pluma.
Puesta la voluntad del niño en mo
vimiento por el impulso certero y efi
caz del educador y sintiéndose cada
día más fuerte, ya por el grado su
perior de desarrollo que adquiría, ya
por la destreza con que aquel le pre
sentaba nuevas dificultades que vencer
y nuevos grados que alcanzar, se lan
zaba por sí sola a los obstáculos, en
sayando la vida verdadera con deter
minación propia. El malestar material,
el dolor físico, el esfuerzo moral, ya
no eran suficientes para detenerla, una
vez determinada por la razón y la con
veniencia a un acto cualquiera por difícil
que fuese; de ahí, la actividad empren
dedora, el trabajo constante, la firmeza,
el desinterés, la osadía, el sacrificio, el
arranque generoso para todo lo bueno
aunque costoso, venían como conse
cuencias de ese estado diiiámico de la
voluntad. Así que, aquella disciplina de
licada y amorosa en la forma, era en el
fondo racional, vigorosa, impulsiva; es
fuerzo libérrimo, de dentro afuera, y
por lo mismo, íntimamente educativo,
tónico y varonil; creador de caracteres
no sólo fuertes para resistir, sino además
emprendedores, de grandes iniciativas,
de santas audacias y sublimes sacrificios.
Por otra parte, el ejemplo continuo
de Don Bosco, la actividad asombrosa
que debía desplegar para consolidar su
obra colosal, su vida cotidiana que los
niños tenían ante los ojos, tejida de
esfuerzos heroicos y empresas atrevidas,
los estimulaba en gran manera al es
fuerzo. Aquel sacerdote tan bueno, tan
trabajador, tan grande entre sus niños
y ante la sociedad, quedaba estampado
en sus jóvenes imaginaciones como el
modelo, y para muchos el ideal, del
—
205
—
^
ñLEGRÍAS DE FAMILIA
(In Breve í»el $. Paóre para la$ Bo5a$ k Oro Oe íDons. Cagliero
Ei n V aniversario de las fundaciones salesianas de la Patagonia Meridional, Chile, Inglaterra y Bélgica.
OTRO BREVE DE S. S. A MONS. FAQNANO
r/j^/1 9 del pasado junio, con grande júbilo
í ^ l l y rodeados de gran número de admira
dores, hermanos y amigos, celebraron,
como verán nuestros lectores en otra parte del
presente Boletín, su Misa de Oro, en el altar de
nuestra gloriosa Madre y Reina, los RR . Sres.
Don Juan B. I^emoyne y D. Juan B. Francesia.
Festejó también, aunque todavía no hemos
recibido les detalles, el mismo memorable acon
tecimiento, en las lejanas tierras de la América
Central, S. E. Mons. Juan Cagliero.
La alegría fratem ay filial con que los miembros
de la Familia Salesiana se apresuraron a enviar
al primer Obispo salesiano sus felicitaciones,
fué precedida de la exquisita delicadeza del Jefe
supremo de la Iglesia. De América nos han
enviado una copia del afectuoso breve dirigido
por el Padre S. a Mons. Cagliero y nos apresu
ramos a comunicarlo a nuestros lectores.
apud istas Amcricae mediae Civitaies, magiut rerum prudeniia diligcníiaquc pari, Delegati Nostri muñere ad praesens juncíum esse. Quemadmodum autan faustum cx'cntum, Venerabilis
Fraier, omnes tibí gratulantur de quibus es qptime
meritns, ita placel Nobis quoqne in Uictitiac tuac
partcm venire; Dcoque ¡avente cupimus te incolumetn csse et quasi rrjiviscere ul Nobis Foclesiaequc diutissime operam studiumque naves
íitum.
Coelestium interea donorum concilialrix sil
Apostólica benediciio, quam tibí, Venerabilis
Fratcr, amantissime imperíimus.
Datum Romae, apud S. Petrum, dic X X I I mensis Februarii, qnno M C M X II, Pontificaitis Nosiri nono.
Plus P. P. X .
T r a d u c c ió n ;
A L V E N E R A B L E H ERM ANO
V E N E R A B IU
FRATRI
JUAX e A G L I E R O
J O A X N l eA G L rIE R O
ARCH IEP. T I T . S E B A S T E N O - D E L E G A T O
A R Z O B IS P O T I T U L A R D E S E B A S T E
A P O S T O L IC O
D E L E G A D O A P O S T Ó L IC O Y L E G A D O E X T R A O R D IN A R IO
A C L E G A T O E X T R A O R D IN A R IO
D E LA S . SED E
A P U D R E S P U B L IC A S C O S T A R IC K N S E M
E N L A S R E P Ú B L IC A S D E C O S T A R IC A
N IC A R A G U E N S E M , H O N D U R E N S E M
N IC A R A G U A Y H O N D U R A S
P lu s PP. X
PÍO PAPA X.
V E N E R A B IL IS F R A T E R ,
SA I.U TE M E T A P O S T O L IC A M B E N E D IC T IO N E M .
Citm didicerimus, U propediem quinquaginta
sacerdotii afinos conipieiurnm. laetamur vehemenier dari Nohis causam confirmandae Ubi pa
itan benevolentiae Nosírae. Hanc projecto apud
te Nos bene coüocavisse persuasum habemus ; sed
recordatio ipsa sancU a te uiiliterque emensi tam
longi spaiii efficii, \d sit in te voluntas Nostra profensior. Quae vero proxime erit tibí solacio me*f!:r:ssc. eadefn nunc recolere est Nobis perjucundum; nimirum te e primis Venerabilis Dei FaJoannis Bosco discipulis, in juventute
inopi praesidiisque ómnibus destituía recle edocendii diu muUumque elaborasse; Paíagoniae
deinde popules, qua late ea regio patet, ad Christi
fdem hunutnüaiemque traducere pro viribus stueumdemque, postremis hisce temporibus.
II
V
S
alu d
en erable
y
B
H
erm an o
e n d ic ió n
A
,
p o s t ó l ic a
.
Habiendo sabido que cumplirás dentro de pocb
los cincuenta años de tu sacerdocio, nos alegramos
en gran manera por dársenos ocasión de confirmarte
públicamente nuestra benevolencia. Siempre he
mos creído haberla puesto muy bien en ti; pero
el recuerdo de un espacio tan largo de tiempo, em
pleado por ti santa y útilmente, hace que nuestra
voluntad se incline a ii más. Por esto Nos es gra
tísimo recordar los hechos que dentro de poco feste
jarás, esto es, el haber tú, uno de los primeros discí
pulos dd Vble. siervo de Dios Juan Bosco, tra
bajado durante tantos años en la educación de la
juventud pobre y abandonada ; d haber consumido
tus fuerzas para conducir a la fe y a la civilización
los pueblos de toda la Patagonia; y, al mismo
tiempo, d haber ejercido úUimameníe d cargo de
— 206 —
nuestro Ddegado en esas Naciones de la América
Central; y asi como iejeiioUarcnpor el fausto acon
tecimiento todos aquellos cw^a gratitud te has me
recido, también Nos, Venerable Hermano, nos re
gocijamos al tomar parte en tu alegría ; y hacemos
votos para que, con la grada de Dios, vivas sano
y salvo y casi rejuvenezcas a fin de que resplan
dezcan por mucho tiempo tus obras y tu celo en
beneficio nuestro y de la Iglesia. Séate, en tanto,
prenda de los celestiales dones la Bendición apos
tólica que te enviamos. Venerable Hermano, ¿on^
todo afecto.
Dado en Roma, en S. Pedro, el 22 de febrero
del año 1912, noveno de nuestro Pontificado.
P IO P A P A X.
Evangelio, trasportarlos a im punto determi
nado y atender a sus necesidades espirituales y
temporales. No podremos obtener conversión
alguna si no les damos de comer y vestir.... Si
nosotros no lo hacemos, se verán obligados a
dividirse en pequeños grupos y cambiar de
lugar todos los días, para procurarse el sustento
cuotidiano..... ».
E l atrevido designio, tan generosamente con
cebido, no tardó en ponerse en ejecución; todos
los canales e islas fueron heroicamente explo
rados, y surgieron en la Tierra del Euego y en la
isla de Dawson pueblos enteros a beneficio
de aquellos pobres indios, los más desgraciados
sin exageración de todas las tribus humanas.
Es justo, pues, que demos gracias al Señor.
E l mismo Padre S. se ha dignado asociarse
a los solemnes festejos, que, para celebrar d
vigésimoquinto aniversario de la fundación de
aquellas misiones, se celebrarán en Punta Arenas.
Publicaremos tan preciosos documentos.
A lo dicho se añaden este año otros motivos
de grande júbilo.
E l año 1887, último de la vida de nuestro fun
dador, la Pía Sociedad salesiana, se extendió
a Inglaterra y Chile; llegó después al último ex
tremo de la Patagonia, y por boca del mismo
D. Bosco prometió la primera fundación en S E C R E T A R Í A D E E S T A D O
D E su S A N T I D A D .
D el Vaticano, 1 de Mayo igiz.
Bélgica.
Por esta razón se celebraron en Inglaterra y
N. 57205.
en Bélgica, con intervención de nuestro Rector
R e vm o . S r . D . Jo sé F a g n a n o :
Mayor, solemnes fiestas, otras en Chile; y algunas
Unida con la presente tengo el gusto de man
se están preparando aún en Punta Arenas.
darle una carta del S. Padre, con la cual aprove
Diremos de éstas dos palabras.
L a primera expedición de Salesianos, guiada chando la ocasión del vigésimoquinto aniversario
por Mons. I'agnano, establecióse en Punta Are de la fundación de la primera casa de esa Misión,
nas el 21 de julio de 1887; y el 15 de agosto, que V. R. dignamente dirige desde tantos años,
mientras en Turín se festejaba el cumpleaños da el parabién a V. R. por los opimos frutos de s«
de D. Bosco, se inauguró allá la primera capilla, difícil apostolado y hace los mejores votos para el
improvisada con madera. 29, L a Dedicación de S. Miguel Arcángel.
rAm bléve *. D. P. Albera, no obstante su extra
ordinaria sencillez, se presenta como un hombre
de Dios que infunde respeto y veneración ».
A la vuelta. - - Habiendo salido de Venners el
20 de mav*o por la mañana, encontró en la estación
de Basüea uno de nuestros más entusiastas coo
D E ^ IU E S T R A S M I 5 IOJS(E5
CH IN A
La nueva residencia de Ngan-Hang.
£1 origen de la pequeña cristiandad.
C onversiones edificantes.
[Cartade D. L.Versiglia.Pbro. alSr. D.P.Albera).
Pevmo. y amadísimo Padre:
quí me tiene V . dispuesto a continuar
la mía del pasado diciembre.
P
Después de habernos establecido con
venientemente en Heung-Shan, dejé a D. J. Olive
al cuidado de aquellos alrededores y de una
cristiandad que y a hay en Wong-Leong~Tó, y
fui a tomar posesión de otra residencia en NganHang, eh la isla de Lapa.
Partí solo con un guía. E l tiempo era esplén
dido; pero después de pocas leguas de camino,
se desencadenó xm huracán tan furioso con una
lluvia tan torrencial que no se lo puede V . ima
ginar. Los paraguas no nos serxdan para nada
y era prudente tenerlos cerrados si los queríamos
conservar enteros. ¿Cobijamos en alguna casa?
No hay una en todo el camino, ni siquiera hay
árboles porque todo está desierto; por tanto
seguimos adelante in nomine Domini.
Caminábamos por las laderas de un monte,
por el cual se precipitaban de cuando en cuando
torrentes de agua que inundaban el sendero;
mientras por la otra parte las embravecidas
olas del mar estrellándose contra las rocas, lle
gaban hasta nuestros pies. Tal principio de
una nueva empresa no prometía mucho hu
manamente, pero continuamos confiados en el
Señor y en el Angel tutelar de nuestra Misión.
En vez de llegar hacia el mediodía según nues
tros cálculos, fué una fortuna que pudiésemos
llegar por la noche y que encontrásemos una
barca que se aventurase a pasar el estrecho, no
sin algún peligro de que las ondas la envolvie
ran. Pero, como Dios quiso, llegamos a la meta
de nuestro viaje. Aquellos buenos cristianos no
podían creer nuestro atrevimiento y en seguida
nos proporcionaron ropas para cambiamos;
«namos como pudimos y después de haber
dado gracias al Señor, procuramos dormir un
poco sobre dos tablas cou una manta.
Como ve
amado Padre, tampoco a nuestra
Misión le falta la poesía; pero, cueste lo que
cueste, estamos en posesión de otro punto estra
tégico.
E l terreno aquí no es del todo pagano, pues
hay algunos cristianos como dije antes. El origen
de esta pequeña cristiandad no deja de ser in
teresante. Se debe a la fe y al valor de una joven
cristiana llamada Lucía Zuan.
L a pobrecita, mientras le sonreían las más
gratas esperanzas, fué sorprendida por una
banda de piratas en su pueblo natal; y después
de haber visto, se comprende con qué dolor,
matar a sus padres que habían tratado de defen
derse, la llevaron como esclava a un pueblo
lejano. Tentada de mil maneras para que renun
ciase a la fe, no sólo supo resistir, sino que con
su valor y su franqueza supo ganarse el respeto
de los jefes que, aun considerándola como
esclava, le dejaban cierta libertad.
No hay que decir cuánto sufrió en tales con
diciones; pero resignada a la voluntad de Dios
esperaba con valor la hora de su libertad.
Una tarde, cuando los bandoleros se prepara
ban para una nueva expedición, les pidió ella
que la dejasen seguirlos disfrazada de homI)re,
y se lo concedieran fácilmente, pues conocían su
arrojo y su presencia de espíritu, h'ué con ellos,
en efecto, y habiéndose dividido la banda en gru
pos, mientras todos se preparaban para tomar
las posiciones convenientes para el asalto, ella
pudo huir aprovechando la ocasión de ser poco
vigilada y de estar protegida por las tinieblasde la noche. No había recorrido más que unas
pocas leguas, cuando se encontró con otra com
pañía de piratas que andaban en busca de seme
jantes presas. ¿Qué hacer? Huir, ni siquiera
había que pensarlo, pues fácilmente la habrían,
alcanzado y quien sabe con cuales consecuencias.
¿Esconderse? Era imposible, porque el lugar
no se prestaba a ello. L a pobrecilla comprefidió
toda la gravedad d d peligro y estaba llena de
sobresalto. Pero no tardó en recobrar su pre
sencia de espíritu, viniéndole a la mente una
buena idea que ella puso en práctica inme-
212
diatamente. Con mucho aplomo se dirige hacia
aquellos señores, dirigiéndoles la palabra en la
jerga que ya conocía; y supo portarse tan bien
que la tomaron por uno de los suyos que venía
a aumentar sus filas, y como si fuera la cósa
más natural del mundo se unió a ellos.
Y a había parado el golpe más peligroso; faltaba
librarse de las uñas de estos nuevos ladrones y lo
consiguió también bastante fácilmente. Pero ha
biéndose separado de ellos, sintió que se le aca
baban las fuerzas por el cansancio del largo viaje
y la emoción que había recibido; y creyó mejor
partido pararse y esconderse en la espesura de
un bosque cercano. Y fué un acuerdo prudente,
pues la patrulla, habiendo encontrado fuerte
resistencia y viendo frustradas sus esperanzas
y que además había sido engañada por el nuevo'
compañero, volvió atrás enfurecida en busca
del fugitivo al cual maldecían creyéndole la
causa de su desgracia.
Desde su escondrijo atisbaba y oía todo medio
muerta de miedo. Cuando oyó que pasaban por
allí, hasta contuvo la respiración; y cuando ya
estaban lejos, dió gracias a Dios que la había
librado de una muerte segura; pero no tuvo,
valor ni fuerzas para dejarsu escondrijo, y esperó
n que amaneciera.
Así pasó toda la noche entre los escalofríos
y sobresaltos que le ocasionaba cualquier mo
vimiento de las hojas de los árboles.
Al rayar el alba, recogió los vestidos que no
eran suyos, y salió del bosque con su traje ordi
nario, temando la dirección opuesta, evitando
los lugares más frecuentados y los más desiertos,
y pidiendo hospitalidad donde suponía que fácil
mente se la darían. Pero el viaje fué largo.
Una tarde se presentó a la puerta de una casa,
que había sido robado aquellos días. Los
amos temieron una nueva asechanza y salie
ron armados contra la infeliz fugitiva; jiero
viendo que no oponía resistencia ni trataba de
huir, se calmaron inmediatamente y comenzaron
a preguntarla.
Ella respondió que quería hablar con el an
ciano de la casa al cual manifestó su situación.
E l anciano, que era un hombre de bien, hizo que
se retirasen todos, le dió de comer y la mandó
a descansar en un rincón apartado; a la ma
ñana siguiente hizo que la acompañasen por
un buen pedazo de camino hasta que la creyeron
en sitio seguro.
Pasando de aventura en aventiua, la pobre
Lucía llegó por fin aNgan-Hattg, donde amable
mente la recogió un pariente suyo y aquí fijó
su demora. En poco tiempo se ganó el aprecio
y el cariño de todos; también tuvo la suerte de
ganar a la religión a algimos de aquella familia,
que aun era pagana, y a algunos \'ecinos, entre
—
los cuales habla un joven excelente que después
fué su esposo.
Pero no duró mucho su matrimonio; el Señor
l a ‘había destinada al sacrificio. Habiendo que
dado viuda, abandonó toda clase de pensa
mientos mimdanos y quedó sola en casa del
suegro, sin más preocupación que la educación
de una niña, fruto único de su matrimonio; pero
sin olvidarse nunca de la pequeña cristiandad de
que era fundadora; y tanto cÜjoy tanto hizo, que
el Obispo se decidió a mandarle un misionero
C H IN A — L a anciana L u cia de N gan -H ang.
estable, proporcionando esto a Lucía un con
suelo tal que es más para imaginado que para
descrito.
La vida cristiana en efecto, gracias a la pre
sencia del misionero, prosperó felizmente, lle
gando el número de los fieles a unos setenta; mas
pasados algunos años, la falta de personal obligó
al Padre a partir para otro lugar, donde su tra
bajo hacía más falta; y así aquel núcleo de cris
tianos, que había crecido bajo su proteción,
viéndose de nuevo hecho casi juguete del ca
pricho de los paganos y de las autoridades lo
cales, cayó de nuevo en su mayor parte en las
supersticiones renegadas, pasando al mismo
tiempo unos a Hong-Kong, otros a Macao, y
—
213
algunos hasta a Singapoor. Cuando llegué yo. no
habían quedado más que una veintena entre
grandes y pequeños; y tengo que añadir que estos
pocos, no malos, pero privados de la asistencia
del misionero, estaban muy vacilantes.
Sin embargo, no costó mucho hacerles volver
al buen camino. En poco tiempo se restableció
la práctica de la oración en común, como aquí
se usa generalmente; volvió a florecer la devoción
al Smo. Sacramento y varios comulgan y a siem
pre que tienen a su disposición al misionero.
En la flesta de María Sma. Inmaculada tuve el
consuelo de bautizar a seis adultos, algunos de
—
— No sólo puedes, sino que nos darás mucho
gusto; entra si quieres.
Entró y desde aquella noche siguió asistiendo
con más puntualidad que las mismas cristianas;
aún no había tocado la campana, cuando ella
estaba y a en su puesto.
Pasados algunos días, dió a luz una niña de
complexión tan débil que pronto llegó a los extre
mos. Por la confianza que le había inspirado,,
mandó a preguntarme si tenía algún remediopara su recién nacida. Corrí y le administré el
Bautismo; pero apenas llegué a tiempo por
que poco después la pobre criaturita volaba al
C H I N A — E l Sr. O bispo de M acao entre los cristianos y catecúm enos de la m isión de N gan -H ang.
los cuales eran una conquista de las oraciones
de 1(» cristianos.
Hacía algunos días que habían vuelto a la
práctica de la oración, y una joven pagana
atraída por la armonía de la oración china, que
en realidad es casi un canto, vino a escuchar
primero a las ventanas y después a la puerta
de la capilla.
Habiendo yo salido fuera a observar, escapó
temiendo que la riñera. Pero la noche siguiente
cobró ánimo y se presentó de nuevo antes de que
se empezaran las oraciones, y habiéndome visto
entrar:
— Padre, me dijo, ¿puedo asistir yo también
a las oraciones de los cristianos?
délo para acelerar con sus oraciones la con
versión de sus padres.
La pobre madre quedó tan apenada por esta
pérdida que pareda que iba a volverse loca;
su dolor, mezdado con las supersticiones del gen
tilismo, le hada ver, sobre todo de noche, la casa
llena de espíritus infernales que se decían com
pañeros de su niña. El marido que era empleado
de las aduanas imperiales, a menudo tenía que
salir de casa para hacer la ronda y ella, quedando
sola en casa, padeda más.
Una noche a eso de las i i estaba yo ya dor
mido, cuando siento llamar a la puerta; era la in
feliz que asustada por ruidos extraños que, como
deda, se oían, se había escapado fuera de casa.
í
— 214 —
— ¿Qué has oído? le pregunté. ¿Qué has
stvio?
— lOh Padre, ruidos infernales! Me parecía
que todos los muebles, todas las f ’tas, todas
las ventanas estaban en movimiento y chocaban
unas contra otras, como movidas por una fuerza
poderosa.
Para contentarla fui con mi giiía a su casa;
pero no v i ni oí nada. A pesar de todo, ella no
tuvo valor para entrar otra vez, y la mandé a
pasar la noche con la anciana Lucía.
La mañana siguiente temblando de . pies a
cabeza, vino a darme las gracias y me decía
llorando:
— Oh Padre, indícame un medio para echar
a los qitai (demonios) que me infestan la casa.....
— El modo es fácil, la respondí; hazte cris
tiana y los qiiai no tendrán poder sobre ti.
Habría ella querido decir que sí, pero tenía que
contar con el marido, idólatra fanático y además
fumador de opio; bajó pues la cabeza y se con
tentó con responderme: — iLo pensaré! — y se
marchó.
Antes dcl mediodía se me presenta el marido
y me dice:
— l ’adre, te doy las gracias por la bondad
con que has tratado a mi mujer esta noche;
ahora ella quiere hacerse cristiana y yo lo con
siento, pero con una condición.....
— ¿Cual? le pregunté.
— Que me hagas cristiano a mí también.
— ¿Lo dices de veras?
— Sí, padre; ven y verás que ya he echado al
fuego todos los ídolos y todos los objetos de
nuestro culto.....
La condición no podía ser mejor.
— ¿Pero y el opio?
— Lo corregiré.
— ¿De veras?
— De veras, palabra de honor. Mañana em
piezo la cura.
Y cumplió la promesa.
En seguida acordamos que la mujer fuera por
algún tienq)o al Instituto de las Canosianas de
Macao para instruirse; el debía instruirse a mi
lado siempre que su empleo se lo peraútiera.
Gracias al empeño caritativo de las buenas
religiosas, la mujer volvió bien pronto completa
mente instmída, y el marido, que era buen lite
rato, no íué menos diligente; de modo que
fijamos el día de la Inmaculada Concepción
para la administración del Bautismo.
Fué edificante ver como se preparaban para
recibir gracia tan señalada con la puntualidad
en venir a la Iglesia y con el cumplimiento
exacto de sus propios deberes.
Un día encontré a la mujer que salía de la
oración.
— ¿Que tal, la pregunté, no tienes miedo de
los demonios?
— No, Padre, me contestó: ahora sé como
tengo que hacer la señal de la cruz que me de
fiende. Solo temo una cosa, que el Señor no me
encuentre bien preparada para el Bautismo.
— No temas, le dije; el mismo Bautismo te
hará más digna de las gracias del Señor.
— Sí, Padre, me contestó; pero ruega por mí.
Sin embargo, no faltaron las pruebas. E l marido
perdió el empleo. Descubierto como fumador de
opio, precisamente cuando estaba haciendo la cura
contraria, fué despedido en seguida e inexora
blemente. Fué este un golpe bien duro para sus
haberes, pues era el empleo su única renta.
Sin embargo, lo soportó con paciencia y se
empleó como bracero, procurando así ganarse
con un trabajo más fatigoso el pan para sí y
para su mujer. Apenas lo supe le pregxmté:
— ¿Y cómo te las arreglas ahora sin trabajo?
Sonriendo melancólicamente y enseñándome
los brazos, me dijo:
Mientras el Señor'me conserve éstos y la salud,
no me faltará un pedazo de pan...
Faltaban pocos días para la solemnidad espe
rada y yo salía de la Iglesia después de haber
celebrado la Sta. Misa, cuando veo un ir y venir
anormal de gente. Pregunto qué pasa y me
dicen que los ladrones habían entrado en la
casa de los dos catecúmenos y se habían llevado
todo. Voy allá y me encuentro a la pobre mu
jer llorando a más no poder. Le pido algunas
explicaciones y me responde^ sollozando:
— Mira, Padre, mi marido ha madrugado
esta mañana para ir a trabajar; y mientras yo
estaba oyendo misa nos han descerrajado la
puerta y nos han robado todo. Y si se hubieran
llevado solo lo mío, paciencia; pero me robaron
también dos vestidos nuevos que estaba co
siendo para fuera. Bien sabes, padre, el estado
en que estamos.
— ¿Cuánto valían los vestidos?
— Varios dólares.
— Pues bien, toma; vete a comprar la tela y
vuelve a tu trabajo.
Aceptó muy agradecida y se consoló; pasado
poco tiempo, me decía:
— Y a estamos en vísperas de la grande gracia
y se ve que el demonio quiere vengarse; como
no puede mucho de por sí, manda sus satélites
a atormentamos.
Amaneció por fin el feliz día; ambos se me pre
sentaron e hincándose de rodillas pidieron formal
mente ser recibidos en el seno de la Sta. Iglesia
Romana, prometiendo que se esforzarían para
no deshonrar el nombre cristiano. Fueron com
placidos con visible consuelo de sus corazones
y gran edificación de los cristianos. Presenciaron
— 21:
el sagrado rito la madre y dos hermanas de la
mujer, las cuales enternecidas por las ceremonias
pidieron también que se les facilitara el estudio
de la Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo, y
están preparándose para recibir la misma gracia.
Los recién bautizados ocupan y a vm cargo
importante en su cristiandad;. ella es maestra
de la escuela de niñas, y él, cambiando el
oficio por el apostolado, va de pueblo en pueblo
según las órdenes del Misionero para instruir a
los nuevos catecúmenos, considerándose feliz de
poder cooperar a poner a otros en posesión de
las gracias que él mismo ha recibido poco ha.
He dicho que el 8 de diciembre fué solemni
zado con seis bautismos. Otro de estos es bien
digno de ser notado, pues fué de uii mandarín
de unos 50 años de edad. L a bondad de Dios
le dispensó la gracia de la conversión de un
modo modo bien singular.
Habiendo venido de Honán y conociendo
bien la lengua, le fué fácil obtener el cargo de
mandarín militar en una prefectura. Pero
siendo demasiado honrado para ocupar aquel
puesto, no sólo no hizo fortuna, sino que
perdió parte de su hacienda, de modo que
pensó en retirarse y dedicarse al comercio.
Empleó todo su capital en un negocio bastante
lucrativo, pero sus socios le engañaron y perdió
todo. Intentó un pleito, y a pesar de tener en
su favor razones evidentes, lo perdió; parecía
que una fuerza misteriosa le impedía prosperar,
y llegó a ta l punto de miseria, que tuvo que
empeñar la ropa.
Un día se me presenta con rostro alterado,
como si meditara algún pioyecto siniestro, y
me dice:
— Padre, he oído decir que los misioneros
son generosos y están siempre dispuestos a
socorrer cualquier miseria. Si esto fuera verdad,
yo podría aun tener en ti un poco de confianza.
Y empezó a contarme sus desgracias, ense
ñándome los documentos que comprobaban
todo lo que decía, y terminó así:
— Y o no me fío y a de ningún amigo; las
personas a quienes he beneficiado y mis parien
tes mismos me han vendido o por lo menos
abandonado; tengo una mujer a quien amo más
que a mí mismo que está para dar a luz, y este
pensamiento es lo que me contiene para no hacer
un disparate; pero al mismo tiempo me angustia
terriblemente. No me falta más que ir a mendi
gar un pedazo de pan de puerta en puerta; lo
haría si no fuera por no proporcionar a mis ene
migos un motivo más de regocijo.... Tal vez tú
tendrás el corazón generoso y te compadecerás
de mi desgracia; pero sábete que no tengo mucha
confianza, pues he sufrido ya muchos desen
gaños.
Ivas palabras francas del pobre hombre me
hicieron mucha impresión y le contesté:
— Mira, si tú fueses cristiano, sabrías bien
donde encontrar la fuerza suficiente para sobreUev’ar tu infortunio; pero porque no puedes com
prender ahora el lenguaje de la desgracia, y sin
duda entenderás mejor el de la caridad, toma
este pequeño socorro; con ello podrás vivir con
tu familia un poco de tiempo, y entre tanto pro
cura colocarte que por n i parte veré si puedo
servirte.
Aceptó con reconocimiento y se fué.
No había pasado un mes, cuando se me pre
senta de nuevo con aspecto más tranquilo y de
manos a boca me dice:
— Padre, bautízame; quieto entrar en tu
religión.....
— ¡Oh! ¿así sin más m más?... Antes hay que
estudiar la doctrina.....
— Pregúntame, padre, lo que quieras. Más
admirado aún le pregunté y v i que sabía el
Catecismo al pie de la letra. Le puse algunas
objecciones y las resolvió todas triunfalmente;
y como no acababa de admirarme, me dijo:
— Las palabras que tú me dirigiste la otra
vez cuando tan generosamente me socorriste,
no las pude entender del todo;-pero comprendí
que tenían que encerrar un gran misterio, que
si yo lo hubiera conocido tal vez no habría sido
tan desgraciado; porque el desinterés con que
me socorriste, me quitó toda duda de que me
hubieras engañado. Me decidí, pues, a estudiar
tu religión. Para estar más libre en mis indaga
ciones no quise venir a ti, sino que busqué un
amigo mío que sabía que era cristiano y él me
ayudó. Ahora yo creo en tu Dios y me parece
que adorándolo y abrazando de corazón su
religión, como tengo intención de hacer, El cui
dará de nú y me hará más fácil el soportar mis
desgracias; bautízame ])ues.
¿Qué responder a estas declaraciones? ¿Podía
yo negarme? No obstante, para no parecer pre
cipitado le dije que volviera dentro de algunos
días; entre tanto me procuré informaciones y
las recibí a pedir de boca.
Mandé secretamente uno a su casa y pude
asegurarme de que espontáneamente había ya
tirado los ídolos y toda clase de amul'..tos; de
modo que habiendo vuelto algunos días después,
pude fijarle la fiesta de la Inmaculada Concep
ción. Ahora también él es cristiano fervoroso;
y como estaba tan bién instruido no pude ne
garle la S. Comunión que recibió con trasportes
de amor en la Noche-Buena.
Como conoce muy bien las cuestiones del mandarinato, le di en seguida ocupación mandán
dolo a una escuela floreciente de la capital
donde, mientras se ocupa de las cosas de la
misión, se industria también para atraer a otros
a la Religión cristiana. Espero que dentro de
poco bautizaié también a su mujer y a su hija;
como espero también bautizar a otro mandarín
que, siguiendo su ejemplo, estudia ya con interés
la religión cristiana.
También los otros tres bautizados son bas
tante instruidos, así que nos sirven para man
darlos a las aldeas a instruir la gente sencilla,
y no dejan de obtener buenos resultados.
Amadísimo Padre, en mi última le exponía
zado dos días antes, en la fiesta de la Inmacu
lada. E l Prelado fué recibido con grande entu
siasmo por todos los cristianos con edificación
de los gentiles. La capillita había sido adornada
con mucha sencillez y buen gusto. Después de
la confirmación se dió la bendición con S. D. M.,
y después se bendijeron las limosnas que habían
sido colocadas en una grande mesa en el jardín.
E l Exmo. Prelado se dirigió allí procesional
mente acompañado por los misioneros, cristianos
y catecúmenos presentes.
C I U O A D E L A (M enorca). — L a bendición de la bandera de lo s exalum nos.
la falta absoluta de maestros, maestras y cate
quistas, y he aquí como ha promsto el Señor
al menos en parte a esta necesidad. Los puestos
principales están ya ocupados y nuestros cate
cúmenos son ya unos sesenta. Dios quiera que
perseveren.
Inmediatamente después de la fiesta de la
Inmaculada, tuvimos otra fiestecilla que en su
sencillez resultó muy grata. Tomo del Boletín
de la Diócesis de Macao:
i El 10 de diciembre S. Excia. Revma. el
Sr. Obispo fué a Rtbeira Grande para confirmar
a los nuevos cristianos que habían sido bauti-
« Después de la bendición, se repartieron las
limosnas en cestos más o menos grandes, según
el número de los miembros de las f .imilias pobres
del lugar; y porque la caridad de N. S. Jesucristo
abraza a todos, no solamente se socorrió a los
cristianos, sino también a los catecúmenos y
hasta a los mismos paganos y todos quedaron
contentos..... ».
Que el Señor nos conceda la gracia de recoger
pronto nuevos frutos en esta Misión que tanto
promete. Ruegue, V., amado Padre, a este fin y
dénos su bendición.
5 ií aftm. hijo en / . y
Luis V e r s ig u a . Pbre.
Ooao S ®®ooooO
EL CULTO
de Miaría Auxiliadora
Nós tenemos la perauaslóa de qne, ea las vlclailades dolorosas de los tiempos
qne atravesamos, oo nos quedan m is consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Vlrtea tieadlla, que feó en lodo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
p ío x .
titu la re^ .
SANTANDER. — N i en entusiasmo ni en esplen
dor han cedido este año a los anteriores los
tradicionales cultos de María Auxiliadora, que
con fervor siempre creciente dedican los iiijos
del Vble. D. Bosco a su \%gen predilecta, se
cundados generosamente por el puoblo cató
lico santanderino, que mira con singular agrado
y fomenta con decidido interés el florecimiento
de la Obra Salesiana.
E l día 31 del pasado junio dió comienzo el
solemne triduo preparatorio para la función
magna, que había de tener lugar el domingo
próximo en la Iglesia Parroquial de la Anuncia
ción. Todos los días a las diez hubo solemne
misa cantada que la Schola Canioruvi del Co1^ 0 ejecutó con singtflar acierto, reforzada con
varios elementos de otras capillas y a las seis de
la tarde el ejercicio de la novena. L a iglesia
luciendo las galas de las principales festividades,
el altar convertido en delicioso vergel, merced
al exquisito gusto que distingue a las señoiitas
que no perdonaron esfuerzo por dar atracti
vos a la fiesta; la Virgen de D. Bosco destacán
dose sonriente entre arreboles de luz, el suave
perfume de las flores y el aroma delicado del
incienso; el templo rebosando de ñeles que pen
dientes, ora de la palabra elocuente y persua
siva de los oradores, honor de la Congre
gación Salesiana, que cantaban las glorias de
la \'irgen de sus amores, ora de los dulces
y variadísimos acordes de la orquesta y el
canto escogido y armonioso con que nos ob
sequiaron gargantas delicadas, semejando un
coro angelical; todo, en una palabra, contribuía
a trasportar el ánimo a i b o n e s elevadas, cual
si el Paraíso se ofreciera a nuestra vista.
No era difícil calcular el esplendor de una fiesta,,
cuya preparación era tan pomposa; 40 alumnos
del Colegio Salesiano de esta capital se acerca
ron en la misa de commiióu general a recibir
por vez primera el Pan Eucarístico de manos
del Exmo. Prelado, y numerosos fieles ofre
cieron el holocausto del amor más puro y
tierno a la Madre de Dios, el fruto de su virginal
seno. A las diez y media tres PP. Salesianos,
luciendo lujosísimo temo, suben las gradas del
altar precedidos del clero infantil que rodea el
presbiterio. L a orquesta y Sdiola cantoriini nos
obsequia con una misa de primera, magistral
mente interpretada, y el dignísimo Párroco de
S. Francisco, cautivándonos con su persuasiva
elocuencia canta en brillantísimos párrafos los
triunfos admirables de la Obra Salesiana, acabado
modelo de las obras de carácter eminentemente
social. Digno epílogo de estas fiestas había de
ser la tradicional procesión de María Auxilia
dora, que despierta cada año un nuevo y fer
voroso entusiasmo. Abren la marcha los Húsares
de María Auxiliadora, siguiendo la cruz i)arroquial y ciriales, tras la que forman los alumnos
de distintos colegios de la cajiital y crecido
número de fieles de ambos sexo?, todos con el
distintivo de María Auxiliadora. Viene en se
guida el clero infantil que, con su graciosa va
riedad, al lado de la magestuosa carroza, en la
que se yergue dulcísima y bella la imagen de
María Auxiliadora, ofrece un cuadro digno del
pincel del mayor artista. Seis niñas primoro
samente vestidas de ángeles hacen la corte a
la celestial Reina y seis soldaditos del Batallón
« Auxilium * forman su escolta. A continuación
de la carroza aúene el clero, oficiando de Preste
el muv dignn beneficiado de esta S. I. C. Don
Pedro Barba. Preside en representación del
Exmo. Sr. Obispo el M. I. Sr. Provisor acompa-
—
2 I8
ñado del Sr. Lama, concejal del Exmo. Ayunta
miento al cual representaba, y otros distinguidos
-caballeros, cerrando la marcha la banda del Regi
miento de Valencia y el Batallón « Auxilium *
•con su aire marcial característico. Un gentío
tnoime se agolpa a las bocacalles a contemplar
el paso de la procesión, y en tanto la Virgen de
U. Bosco atraviesa triunfante las calles de la
capital montañesa.
Cc.mj)lcmeiito dé las funciones religiosas fuéla lindísima velada de la tarde.
líl salón de actos del Colegio del Alta, ador
nado con sencillez y buen gusto, se vió material
mente lleno, figurando en la concurrencia ilus
trados sacerdotes, representaciones de las Orde
nes religiosas, elegantes damas y distinguidos
caballeros, juntanxente con un buen número
de ex-alumnos.
cra
también en aquellas florestas la planta de la quina,
la vainilla, y en las márgenes de los ríos la zarza
parrilla, y por fin la yerba mate cuyas hojas tosta
das y molidas don un polvo del aroma y de los
efectos tónicos del te de la China.
Cultivanse iguahnente la caña de azúcar, que
crece rápida y lozana.el algodón y el caao; y en algxmos lugares el café. E l trigo es sustituido por la
mandioca, planta nudosa semejante al geranio.
A los ocho meses la raíz toma la forma de lui bulbo
como el de nuestros rábanos, que alcanza en aquello
países im volumen maravilloso. Tostado al homo
o en enormes calderas se tritura y se convierte en
una harina que se presta a diferentes usos y cons
tituye el alimento de aquellas poblaciones.
L a civilización está poco diufndida en los cam
pos donde las comodidades del vivir social son muy
escasamente conocidas. E n ima pequeña choza,
construida con palos y cubierta de hojas secas de
palmera o de cañas silvestres, y muchas veces abier
tas por los dos extremos, viven a menudo hom
bres y mujeres, niños y niñas, el cerdo y la cabra,
amén de una media docena de perros. I^a mesa,
las sillas, el armario son allí cosas de fábula. Dos
piedras cou la olla de hierro y más a menudo de
barro tosco, son la cocina; el bosque es el come
dor. De los horcones del zaquizamí cuelgan unas
redes o hatnacas que por la noche hacen el oficio
de camas y de día el de asientos. Para aqqella
gente pedir más. fuera pedir gollerías.
Raros son los matrimonios, d e suerte que 1¡^
familias esparcidas por aquellos campos más que
otra cosa son xmiones fortuitas y precarias, sin as
piraciones para .sí ni interés por los hijos. Y sin
embargo, con tal fertilidad del suelo, con tal abmidancia de bienes, ¡qué fácil le seria al hombre gran
jearse una posición holgada y decorosa y dejar a
los liijos una buena herencia de bienestar! Aquellos
salvajes no se preocupan del mañana; y en teniendo
con que acallar el hambre del momento, se tienden
a la sombra y fmnan, o beben el aguardiente des
tilado de la caña de azúcar.
E n muchos lugares los niños andan en carnes
vivas ha.sta los doce y más unos. Después de los
ocho años les suelen aguzar los incisivos, operación
que ejecutan de la más bárbara manera. Cou \m
formón o cuchillazo k'S liaceii saltar astillaH del
diente, y asi aquellos pobreertos a costa de dolores
inenarrables, pueden ostentar durante toda la vida
colmillos tan agudos y afilados como los del yacaré.
No se conocen en Matto Grosso nuestros aperos
de labranza: allí todo lo hace la zapa; y la natura
leza es tan pródiga y tan fecunda que un reducido
campillo rinde anualmente varias cosechas. De
admirar es en verdad que en medio de tal abmidancia la gente se obstine en vivir en tamaña laceria.
Mas ¿ qué diré del estado de alma de aquellas in
felices criaturas? E sto era lo que más hondamente
afligía el corazón del Obispo y de sus compañeros.
Deseaban de todas veras mejorar Is' condición
material de aquellos habitantes, pero su sueño
dorado era salvar las almas. Mientras se discurrían
los medios más oportunos para dar comienzo a la
evangeiización de los Indios, Mons. Lasagna tomó
posesión del edificio y de la iglesia destinados a los
Salestanos, e inició su apostolado en favor de los
habitantes de Cuyabá. A
de verdadero hijo
de D. Bosco, consagró sus primeros desvelos a los
niños, y aunque el colegio no parecía muy adecuado
y aun faltaban mil cosas de primera necesidad, sin
embargo quiso que inmediatamente se diera prin
cipio al oratorio festivo: y así se hizo. Los buenos
modales de los misioneros, los regalillos que hacían,
las diversiones que organizaban, atrajeron muy
pronto a gran número de niños, y el 29 de junio,
fiesta (le S. Pedro y S. Pablo, y a subían a ciento
setenta.
líOS Salesianos por comisi(Sn de la autoridad
eclesiástica empezaron también a administrar con
gran celo la parroquia de S. Gonzalo: oíase en ella
todos los días la palabra elocuente del Obispo mi
sionero que invitaba a sus oyentes a las prácticas
eneficio de su palabra a la
catedral, y no podemos pasar en silencio la con
ferencia que dió el domingo 8 de junio para e:^licur el fin y objeto de la obra salesiana. Intervinie
ron el Obisi)o, el Pre.sidente del Estado D. Manuel
J(xsé Mirrtinho, varias generales con uniforme de
gala y con su séquito, y tcxlas las personas de co
razón noble y generoso. E l orador expuso los desig
nios de los vSale.siaiios, sea con respecto a la edu
cación de la jxiventud en la ciudad, sea respecto a
lo cpic pensaban hacer por la evangelización de los
Sídvajes. Oyósele con entu.siíusmo, como se dejó ver
])or la colecta efectuada a la puerta de la iglesia
una vez tenninada la función. A todas luces ex
traordinaria se mostró en aquella circimstancia
la generosidad del buen obispo. Mons. d ’Amour,
tpie. para socorrer la obra, llegó a privarse de lo ne
cesario, suscribiéndose con un tercio de las rentas
de su episcopado. E l Señor D. Manuel José Murtinho i)ronietió la smiia de cien mil reís. Igual
mente generosos fueron los demás personajes pre
sentes, entre quienes, el conferecíante había pro
vocado una verdadera porfía de caridad.
Con estos subsidios pudo el Director del nuevo
instituto recibir inmediatamente a algunos niños
de los más necesitados. Se les dieron lecciones de
lectura, escritura y cuentas, y al mismo tiempo se
les fué adiestrando cu el oficio que en adelante de
bía proporcionarles un" pan honrado. También se
abrió una e.scuola de agrioultum práctica y de hor
ticultura, partido que no podía menos de lograr el
favor de kví buenos. Todos se declararon protectore.s y sastenedores de obra tan enrinentemente
cristiana y stK-ial, ^>orque todos estaban conven
cidos de loran donde nena la cm lización divorciada de las
prácticas religiosas. lY cuánto no consolaban el
corazón de miestro Obispo estos humildisiiuos mienzckS de la misión salesiana en Matto Groiso!
Y a dului por bien empleados los sacrificios que le
habla costado el trasladarse a aquellas regiones.
D e todas las circutistuncias sabia sacar .par ico
para granjear aprecio a la obra de D. Bosco. El 26
de junio, hallándose en el seminario con eLPreádente del Estado de Matto Grosso y con otros res
petabilísimos caballeros, recibió la noticia de que
un italiano había bárbaramente quitado la vida a
J. Camot, Presidente de la República Francesa.
Aprovechó la oportunidad para hacer acertadí
simas consideraciones sobre el horrendo crimen, y
para probar ima vez más lo fimesta que es la edu
cación atea y materialista. Desde aquel dia a los
insensatos maestros de la escuela sin religión les
lanzaba al rostro el nombre del infeliz Caserío, di
ciendo: « He ahi el fruto de ^^^est^a enseñanza ».
Estaba profundamente persuadido de que el mejor
medo de combatir las absurdas utopias del socia
lismo, es abrir talleres y en ellos fonnar a los jóve
nes obreros confonne al dechado de aquel Jesús
de Nazaret que, siendo hijo de Dios y Dios el
mismo, quiso hacerse artesano y ejercitar im humil
de oficio, para mostrar al mundo cuán noble y
meritorio es el trabajo, santificado por la gracia
del Señor y hermanado con la honradez de la %úda.
Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑ A.
Sr. D. Eduardo Martinón Q.o\\ Arrecife (Canarias).
» »Antonio Borrel
Barcelona.
» »José Nueda
»
» » » Masriera
»
Sra. Da. Josefa Oliva
»
» » María Milá de la Roca
»
» » Teresa V . de Serra
»
» » Trinidad de Fonicuberta
»
» » Regina Millá
»
» » María Millá de la Roca
»
Sr. D. José .Magariños Torres Cuntís 7>£Jíí«.y(Pont.).
Sin. Da. María Pérez Miranda
Jerez (Cádiz).
Excnia. Sra. Marquesa, V . de Bertemati »
»
Sr. D. Vicente Díaz Martin
Paradas (Sevilla).
Sra* Da. Ramona Hernández
Pelas
»
» » Dolores Urpi
Sarria (Barcelona).
» » Isabel V . de Tildó
»
*
»
ó". Gervasio
Sr. D, José Pons
Sevilla.
» » Manuel Rubín
»» Francisco de Celis
»
Sra. Da. Leopolda harraiz
»
» » Juana Rodríguez
••
» » Concepción Santiago Calvo de
la B. y Pacheco
»
» » Concepción Labraña
»
» » Antonia Rosales v. de Linaceros
»
» * Victoria Zapata de Haro
»
Rdo. Sr. D. Francisco de
S. Manzano »
M. lltre. Sr. Dr. D. José Cañamache
*
Sru Da. Franci.sca León v. de Jiménez Valverie
del Camino (Sevilla).
» » Gregoria -Arraya Jánez Vatuerdz del Ca
ín no (Sevilla).
Con aprobación de la .Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE G.AMBIXO.
Establee, 'l ip. de la S. .A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margheriia, N. 176- TURIN.