BS_1912_11.pdf

Medios

extracted text
A Ñ O X X V I I - N . II

Edición de España

N o v ie m b re de 1912

52_________________________________ -------------------------------------------------------------

L

%

Í5"

c^o o

o

^
^

o

o

o

o ^

Boletín$nlc$iano

a

l

%

i) i)
(?

CJ Ó ^ c ^

Turin — V ia Golfolengo N. 52.

SUMARIO. — La caridad en la educación — V I. . 391
293
Una encíclica en defensa de los indios
. . . .
Algunas graciasatribuidas a la intercesión de D. Sosco 295
Dos iglesias y un monumento en honor de Maria
297
Auxiliadora — La muerte de cuatro misioneros
Tesoro e sp iritu al............................................................ 298
Dk n u e s t r a s m i s i o n e s . — Matto-Grosso Brasil:
Una excursión al R io das Alarles — Bautismos
y mairivionios — Una misión de seis meses en
la Patagonia — D e l diario de una leprosa . . 299

f

^ ^

L a V I Reunión de Directores Diocesanos . . . .
305
Culto de María Auxiliadora: Gracias de María Au­
xiliadora ...................................................................... 306
P o r El. MONDO S A L E siA N o : En e l Tibidabo —
Asociación de Ex-Alumnos: Buenos A ires, Pata­
gones — Crónica de los Oratorios festivos: Turin,
Savona, — Noticias varias: La Obra salesiana en
Alicante, Valencia, Sarriá-Barcelona . . . .
308
Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna . . 314
Necrología - Cooperadores Salesianos difuntos . . 316

c a r id a d en la e d a c a c ió a
VI

Sin esa educación de las almas,
activa,
íntim a, co m pleta, consciente,
O pere et veritatc (fin),
ni la religión ten d rá m ártires, ni la
patria héroes, ni el orden social defen­
‘ ONTINUANDO las reflexiones que
sores ; y bien sabem os todos cuán ne­
hem os apuntado en nuestro
cesitados estam os de caracteres tem ­
núm ero a n te r io r , vamos a
plados que sepan ser lo uno y lo otro.
añadir algunas m ás acerca de la edu­
Los métodos pasivos, aplicados a la
cación incom pleta que reciben los niños
educación del carácter, son funestos;
en ciertas escuelas. N o nos atrevem os
sólo p o r una rebeldía de la naturaleza,
a decir todo lo que sentim os, porque
a despecho del educador mismo, saldrá
correríam os riesgo de ser mal en ten ­
de ahí una voluntad fuerte y generosa.
didos y peor in te rp re ta d o s; pero el
La pasividad p o r un lado y la igno­
am or g ra n d e a los niños que ha in­
rancia p o r otro, producen fatalm ente
fundido en nuestra alm a el inm ortal
hom bres a m edias, esa m asa inmensa,
A póstol de la juventud, V ble. Juan
como decíam os en otro lugar, de los
H osco, nos obliga a no callarlo todo, apáticos e indiferentes, el m ontón anó­
pues se tra ta tam bién de los más
nimo de cristianos de los cuales la
sagrados intereses de la religión y de
Iglesia no puede esp erar ni propaganda
la patria.
ni d e fe n sa ; au to rid ad es que no se mo­
lestarán jam ás p a ra m ejorar la condL
V . número anterior.
(I).

— 290 —

ción de sus sú b d ito s; padres de familia
(pie creen el 71011 plus ultra de la virtud
el dejar a sus hijos la misma posición
que a ellos les dejaron sus progenito­
res; católicos que verán com batir el
catolicismo y se pondrán a llorar como
mujeres, debiendo defenderlo como los
hom bres: soldados de Cristo que al oirlos
aullidos de la chusm a salvaje que asalta
los conventos y profana las iglesias, se
m eterán en casa a rezar el rosario ; ciu­
dadanos rectísimos que trinarán contra
las leyes malas, sin haber dado un paso
para tenerlas buenas, que abom inarán
de la inm oralidad triunfante y de la
perversión de los tiempos, sin hacer el
m enor sacrificio para rem ediarlo en la
p arte que les sea p o sib le ; obreros que
echarán la culpa de su exiguo jornal
a la avaricia de los amos, sin pensar
jam ás en instruirse y m ejorar la cua­
lidad de su tra b a jo ; com erciantes
miopes que achacarán sus fracasos a la
mala fe de sus consocios, en vez de
atribuirlos a su torpeza o imprevisión;
en suma, hom bres deficientes, tímidos,
desm añados, sin condiciones p ara pro­
mover el bien, apenas dispuestos a evi­
ta r el mal, inhábiles p ara la lucha de
la vida, no porque Ies haya faltado
educación, sino porque la recibieron
m a la ; no se les preparó p ara la vida
real, sino p ara una vida ficticia que
sus educadores im aginaron en el silen­
cio sabio de su gabinete.
¡Pobres niños, pobres hom bres, pobre
sociedad! Y no hem os tocado de pro­
pósito otros puntos más delicados, como
la educación de la castidad, relaciones
en tre autoridades y súbditos y dem ás
problem as sociales; no hem os hablado
de patriotism o, ni de política, ni de
otras cosas candentes, que no por ser
candentes dejan de form ar p arte de la
vida cuotidiana y por lo mismo deben
ten er su puesto en la educación, s ie s ta
ha de ser real y no im aginaria; porque
la vida es así tam bién candente, tu ­

m ultuosa, arrolladora y ¡ay de los dé­
biles y de los desorientados! E l reino
de los cielos padece fuerza, y el bien­
estar de la tierra, m edio p ara conse­
g u ir aquél, como dice S. Tom ás, la
padece tam bién. ¡Si el m undo fuese
o tra cosa! ¡Q uién sabe si cambiará!
Pero p e r ah o ra es eso; y todo educa­
dor está obligado en conciencia a pre­
p a ra r a los niños para ese mundo; lo
dem ás es engañarse y engañarlos mi­
serablem ente ; enviarlos desarmardos
a la lucha, es decir, enviarlos al mata­
dero.
Perdónesenos este desahogo moti­
vado por escenas tristísim as, que he­
mos tenido que presenciar más de
una vez.
No hace mucho tiem po, recibíamos
las confidencias de un excelente padre
de familia, com pañero de nuestra in­
fancia, el cual con centelleos de santa
indignación en los ojos nos exponía,
exagerando alero sin duda, los efectos
más o menos necesarios de lo que él
llam aba la educación contradictoria. Nos
han engañado, tal vez sin querer, decía;
nos han educado mal, ocultándonos
muchas cosas que son en g ran parte
la realidad de la v id a ; en cambio nos
han hablado días y días sobre otras
que apenas tienen aplicación práctica;
no nos hon form ado en la acción que
ah o ra necesitam os.
Nos han ejercitado solam ente en las
virtudes pasivas y ahora se nos piden
virtudes so ciales; nos enseñaron a ceder
siem pre y ahora p rentenden de nos­
otros que nos im pongam os a los malos;
se nos recom endaba de continuo el
huir y se nos culpa de que no sabe­
mos avanzar; toda manifestación de
voluntad propia se confundía con la
terquedad, porque éram os niños, y era
severam ente reprim ida como una re­
beldía, ahora se nos pide firmeza de
carácter y voluntad fuerte, porque somos
hom bres, e.xigiéndonos como un deber

— 291 —

lo que entonces se castigaba como una
falta; entonces toda iniciativa personal
se atribuía al deseo pecaminoso de dis­
tinguirse y se burlaban del presumido,
hoy se nos llam a apáticos porque no
tenemos espíritu em prendedor, porque
somos rutinarios... (i).
¿Cabe más lastim osa contradicción ?
De aquí resulta que los hijos de las
tinieblas son más activos que los hijos
de la luz, no debiendo ser así. Yo podría
hacer esto y lo otro, pero me falta esa
fuerza impulsiva de que carecemos los
hombres de orden. E n mi pueblo los
socialistas fundan cooperativas, centros
de cultura, bolsas de trabajo, etc.; nos­
otros los bue7ios, que som os los más y
mucho más instruidos y más ricos tam ­
bién, no somos capaces de movermos.
H ablam os, nos indignam os, p ro testa­
mos, rezam os; pero no hem os llegado
a com penetrarnos de aquel proverbio
tan cristiano, tan español y tan prác­
tico: « a D ios rogando y con el mazo
d an d o » ; no nos e n tra en el alm a la
má.xima de S. Ignacio: « H em os re­
currir a los medios sobrenaturales como
si nosotros no pudiéram os n a d a ; pero
hemos de ap elar tam bién a los hum anos
como si aquellos no e x istie ra n » ...
Y añadía después: Buscando la causa
de esta apatía, la atribuyo en gran parte
a la educación pasiva, unilateral, con­
tradictoria que hemos recibido. Los
exalumnos salesianos de la A rgentina
han fundado no sé cuántas obras de
protección m utua, centro de colocacio­
nes, de beneficencia, circulo literario,
academia de estudios sociales, caja de
ahorros; se han federado y forman una
fuerza social no despreciable... No.sotros
no podem os hacer n a d a ; hay una de­
formación en la educación de nuestras
facultades que no nos perm ite aproft) Más tarde citaremos palabras de D. Bosco a este
respecto, que responden admirablemente a estas recon­
venciones que no carecen de fundamento. Véase también
Uons. Dupanloup:
Niño.

vechar nuestras fuerzas ; que las tenem os
no se puede negar, pero son fuerzas
inútiles y hasta m olestas. D ios que nos
las ha dado nos pedirá de ellas estrecha
cuen ta; pero tam bién se la pedirá a
los qué consciente o inconscientem ente
no nos enseñaron a utilizarlas...
L e interrum pim os p ara advertirle que
la escuela no puede suplir la experiencia
de las cosas y de los hom bres; que
su am biente es muy lim itad o ; no dis­
pone ni de tiem po ni d e, medios ni
de m aterial p ara ciertas a sig n a tu ra s;
que los niños ni pueden ni deben re ­
cibir explicaciones de muchos fenóme­
nos con los cuales habrán de tro p e­
zar; que la vida es muy com pleja y
no b asta toda la ciencia práctica del
m aestro más encanecido p ara p o n er
al joven en estado de prever todas sus
sorpresas, pues la e.xperiencia de un
año suele ser inútil en g ran p a rte p ara
el año siguiente, a causa de la variedad
ilim itada de las circunstancias, los cam­
bios del sujeto y la infinidad de p ro ­
blem as cotidianos que exigen una so­
lución enteram ente nueva; que es una
locura p edir que la escuela ejercite a
los niños en todas las innum erables
form as de la actividad hum ana; en fin,
que ese hecho, triste a la verdad, de
la inacción y ap atía de esa masa in­
diferente tiene causas muy em brolladas
que nada tienen que ver con la escuela,
ni con los educadores...
Al llegar aquí nos puso una mano
sobre el hom bro y m irándonos con una
mueca com pasiva nos dice: Puede ser;
pero por mí mismo he experim entado
que esa escuela ignora las realidades de
la vida y la responsabilidad trem enda
de los que guían p o r ella a los jó ­
venes; que la vida sea com plicada o
no, poco im p o rta; no son los educa­
dores los llam ados a simplificarla; no
se puede a d a p ta r la vida a la escuela,
se debe a d a p ta r la escuela a la vida.
No hay m ás rem edio que a ca ta r las

— 292 —

leyes de la Providencia o v e g e ta r; te ­
nernos que aceptar la sociedad ta l como
es con sus angustias y sus peligros,
con sus tentaciones y sus luchas, con
sus malos ejem plos y sublimes virtudes;
y puesto que la existencia del niño,
luturo hom bre, ha de ser todo eso y
más, por lo mismo que D ios le da esa
vida, le im pone la obligación de vivirla;
por lo tanto, el m aestro tiene el deber
sag rado de m ostrársela tal como es, in­
dicándole la m anera de vivirla como
debe. Se com prende que si el educador
no la conoce lo suficiente, o se ha hecho
de ella un concepto falso, es un ciego
que guía a otro ciego y am bos irán a
d espeñarse en el torbellino social. Que
no es posible hacer de la escuela una
preparación real de la v id a ; pues en­
tonces ¿p ara qué sirve?...
Y mienti'as él seguía echando por
su boca cargos mucho más graves,
que nos guardarem os muy bien de
transcribir, nosotros pensábam os en las
genialísim as industrias con que el gran
educador, Vbl. Juan H osco, suplía la
deficiencia del program a escolar, m an­
dando sus niños a los hospitales a cui­
darse de los apestados y sus clérigos
a la U niversidad, y esto contra el pa­
recer de personas muy se n sa ta s; nos
acordábam os de aquellos paseos y via­
jes que hacía con sus jóvenes colabo­
radores, para ponerlos al corriente de
muchas cosas que la escuela no puede
enseñar; aquellos coloquios íntimos
después de la cena con sus m aestros,
para enseñarles la ciencia práctica de
la vida que los libros no dan ; en su­
ma, surgía en nuestra imaginación,
grandiosa, risueña, rodeada de héroes
tlel trabajo form ados a su im agen y
sem ejanza, la figura de nuestro Funda­
dor ; esa figura inm ortal, en que, después
de leer su inm ortal historia, aparece
personificada la bondad en acción, la
tuerza irresistible de una voluntad po­
derosa puesta al servicio de un co­

razón m aterno. ¡G loria a D. Hosco que
supo d esp ertar, hasta en el deshecho
tísico y moral de la sociedad, energías
más despreciadas que d o rm id a s; que
supo tran sfo rm arlo s pihuelos del arroyo
en hom bres laboriosos, magnánim os v
a veces a p ó sto le s! D etrás de él iba
desfilando en nuestra inmaginación la
turbam agna, que ya nadie p odrá contar
más que A quel que cuenta las arenas
del m ar y las estrellas del cielo, de
los di.scípulos de D. Hosco, modelos
de virtudes religiosas, dom ésticas y so­
ciales. D espués volaba nuestra mente
a los días m em orables del Congreso
de los Exalum nos y extrem ecían aún
nu estra alm a los acentos inflamados
de aquellos hom bres llenos de fe, se­
dientos de actividad y expansión, uno
de los cuales había m erecido, joven aún,
el glorioso dictado de « el heroico con­
solador de M esina »; y siendo diputado
a C ortes, renuncia a la presidencia de
C ongreso p ara ir a dirigir los socorros
que se debían p restar a las numerosas
víctimas que hacía entonces el cólera
en algunas com arcas de la hermosa
Italia... T rasladábam os luego el pen­
sam iento a últim a asam blea habida en
Valsálice, ju n to a la tum ba de aque­
llos dos hom bres, adalides de la acción
y el trabajo, padres de una generación
de apóstoles de la civilización y el pro­
greso ; y resonaba todavía en nuestros
oídos la voz elocuente del abogado
Sr. Miglioli que, hum ilde y em pren­
dedor, hacía públicam ente examen de
conciencia a sus condiscípulos salesianos sobre la propia actividad, sinteti­
zada en los tres votos religiosos que
declaró con profunda convicción funda­
m ento de las tres g ran d es virtudes so­
ciales : la castidad que d a fuerza tísica,
sinceridad y vehem encia a los afectos
puros del c o ra zó n , la obediencia que
dirige la actividad individual, multiplica
su efectos y organiza los ejércitos de la
fe y de la p a tria ; y la pobreza que su-

— 293 —

prime la lucha en tre el capital y el
trabajo, y es la base del sentim iento
democrático, cristianam ente entendido
y generosam ente aplicado al bien del
pueblo..... j A h ! decíam os p ara nues­

tro s adentros, estos hom bres sí que
han sido educados p ara la vida real
opere et vertíate, en obras y en verdad.
( Continuará).

Una Encíclica en defensa de los Indios.
O S creem os en el deber de presentar
a nuestros Cooperadores y celosas
Cooperadoras la conm ovedora carta
encíclica « Lacrimahüi statu Indiom m » que
el Padre S a n to dirige al E piscopad o de la
Am érica L a tin a con fecha 7 de ju n io del
corriente año.
E s un grito de am or y de interés paternal,
que desde lo alto d el solio pontificio lanza
el corazón del P ap a Pío X ; y a la v e z que
una espléndida prueba de la solicitud pasto­
ral de tan gran pontífice, es tam bién un
himno sublim e a la influencia de la religión
sobre los pueblos, y en particular a los apos­
tólicos m erecimientos de las misiones ca­

N

tólicas.

Carta Encíclica
sobre la condición de los Indios
A LOS A r z o b is p o s

y

O b is p o s

D£ LA A m é r ic a L a t i n a .

PIOS PP. X.
Venerables hermanos,
salud y bendición Apostólica:
Profundamente conmovido por el deplora­
ble estado de los Indios de la América del Sur.
Xuestro ilustre predecesor, Benedicto X IV ,
tomó, como conocéis, a pechos su causa con
la carta: Inmensa Pastorum del 22 de diciem­

bre del año 1741; y puesto que las cosas que él
deploraba en dicha carta, tenemos que deplo­
rarlas aún Nos en muchos lugares, por esto
nos apresuramos a traer a vuestra mente el re­
cuerdo de aquella carta. E n ella, en efecto,
además de otras cosas, se duele también Bene­
dicto de que, apesar de haber trabajado por
mucho tiempo la Sede Apostólica para aliviar
su miserable suerte, sin embargo, también en­
tonces <s hombres que profesaban la verdadera
» fe, olvidándose casi por completo de los sen1) timientos de caridad iiifundidos en nuestros
» corazones por el Espíritu Santo, se creen lí« cito con los infelices ludios, no sólo con los
» que están privados de la luz de fe, sino tam•> bién con los que fueron purificados en las
» aguas de la regeneración, o reducirlos a se;» vidumbre o venderlos a otros como esclavos,
» o privarlos de sus propios bienes y tratarlos
» con tal crueldad que les impiden abrazar la
» fe de Cristo y los confirman siempre más en el
» odio contra ella >.
Lo peor de tales indignidades, es decir la
esclavitud propiamente dicha, hace poco, por
gracia de Dios misericordioso, fue suprimida; y a
aboliría públicamente en el Brasil y en otras regio­
nes, contribuyó no poco la materna insistencia de
la Iglesia ante los hombres ilustres que gobiernan
aquellos estados. Y reconocemos de buen grado
que si no se hubieran opuesto numerosos obstá­
culos de lugares y circunstancias, sus propósitos
habrían obtenido resultados mucho mejoies.
Más aunque algo se haya hecho y a en favor de
los indios, mucho queda aún por hacer. Y en
verdad cuando Nos ponemos a considerai las
crueldades y delitos que aun se cometen con
ellos, tenemos de veras que horrorizarnos, y seu-

— 294 —
timos en el alma una profunda conmiseración
hacia aquella raza infeliz. ¿Qué puede, en efecto,
haber de más bárbaro y cruel que el matar,
muchas veces por causas levísimas, y no raras
veces torturar por solo capricho, a hombres con
látigos o hierros candentes; o con desusada \’ioleucia hacer en ellos estragos, matándolos por
centenares y millares; o saquear pueblos y al­
deas, dando muerte a los indígenas, de los cua­
les algunas tribus hemos sabido que han sido
casi destruidas en estos últimos años? A hacer
estos ánimos tan feroces influye la ambición del
dinero; i>ero también contribuye no poco la na­
turaleza misma del clima y la posición de aquellas
regiones. Pues estando aquellos lugares expues­
tos a una atmósfera casi tórrida, que inoculando
en la venas una cierta languidez, llega casi a
debilitar la fuerza del espíritu, y estando ellos
alejados de toda práctica de religión, de la vi­
gilancia del Estado, y casi del mismo consorcio
civil, fácilmente sucede que si algunos de cos­
tumbres no depravadas se trasladan allá, en
poco tiempo empiezan a corromperse, y rotas
poco a poco todas las trabas del deber y de las
leyes, se precipitan en los excesos del vicio.
Y no perdonan estos hombres la debilidad del
sexo y de la edad, pues da vergüenza referir los
crímenes y maldades que cometen, vendiendo
mujeres y niños de tal modo que se podría de­
cir de ellos con toda verdad que han superado
los ejemplos más extremados de la abyección
pagana.
Nos en verdad, por algún tiempo, cuando
oíamos tales voces, dudábamos si se debía
prestar fe a semejantes atrocidades: tan increí­
bles nos parecían. Pero después que numerosos
estimonios, es a saber, de la mayor parte de
vosotros, Venerables Hermanos, de los Dele­
gados de la Sede Apostólica, de los Misioneros y
de otras personas del todo fidedignas, nos han
enterado de todo, no nos es lícito conserv'ar duda
alguna respecto a la verdad de estas cosas.
I'ijos, por tanto, desde hace tiempo en la idea
de esforzamos por cuanto de Nos dependa para
remediar tantos males, pedimos a Dios con hu­
mildes c instantes súplicas, que se dignase indi­
carnos benignamente algún remedio oportuno
para curarlo; y l'.\ qi\e es el Creador y Redentor
amorasísimo de todos los hombres, habiendo insl)irado a nuestia monte trabajar por la salud de
los indios, nos dará ciertamente los medios para
conseguir nuestro intento. Pero entre tanto nos
sir\*e de gran consuelo el saber que los que están
al fronte de aquellas Repúblicas se esfuerzan,
con todos los medios, para borrar esta mancha
y esta ignominia de sus Estados y por este es­
fuerzo en verdad jamás les alabaremos y apro­
baremos cuanto se merecen; aunque en aquellas

regiones estando tan alejadas de las sedes de los
Gobiernos y siendo la mayor parte inaccesibles,
estos esfuerzos tan humanitarios de los poderes
civiles, sea por las artimañas de los malos, sea
por la inercia y perfidia de los funcionarios, mu­
chas veces quedan sin efecto y no es raro que
caigan en el vacío. Mas si a la obra del Estado
■ se umese la de la Iglesia, serían mucho más
copiosos los frutos que tanto se desean.
A Vosotros por tanto, Venerables Hermanos,
en primer lugar nos dirigimos, para que pongáis
especiales cuidados y atenciones en esta causa
digna de vuestro oficio pastoral y ministerio.
Y dejando lo demás a vuestra diligencia y vues­
tro celo, ante todo y principalmente os exhor­
tamos a promover con gran cuidado todas aque­
llas instituciones establecidas en vuestras dió­
cesis que tengan por fin el bien de los indios, y
a procurar que se instituyan otras que os
perezcan útiles para el mismo fin.
Procuraréis además con toda diligencia ins­
truir a vuestros fieles en el sagrado deber que
tienen de ayudar a la Sgdas. Misiones de los
indígenas, que habitaron antes este suelo ame­
ricano. Sepan, pues, que de dos maneras deben
concurrir a este intento, es a saber, con las li­
mosnas y con las oraciones; y que exige esto de
ellos no sólo la religión sino también la
patria. Además, en todos los lugares destina­
dos a la educación de las costrumbres, en las
escuelas de niños, en los colegios de niñas,
y sobre todo en los templos sagrados, debéis
procurar que nunca se deje de inculcar y pre­
dicar la caridad cristiana que considera a todos
los hombres como hermanos sin distinción al­
guna de nación y de color, y que no se demuestra
con palabras, sino con hechos. Asimismo no se
debe dejar pasar ocasión alguna que se presente,
para demostrar de cuanto desdoro cubren al
nombre cristiano estas indignidades que hemos
denunciado aquí.
Por lo que a Nos toca, contando, no sin razón,
con el consentimiento y favor de los poderes pú­
blicos, pondremos un cuidado especial en exten­
der por aquellas vastas regiones el campo de la
acción apostólica, estableciendo otras esta­
ciones de misioneros en las cuales encuentren los
indios un refugio y amparo saludables. Pues la
Iglesia Católica no fué nunca estéril en varones
apostólicos, que, impulsados por la caridad de
Jesucristo, estuvieron preparados y dispues­
tos a dar su misma vida por sus hermanos.
Y aun hoy día, mientras tantos reniegan de
la fe o la abandonan, no ha disminuido el ardor
por difundir el evangelio entre los bárbaros, en
las personas de uno y otro clero, y en las reli­
giosas, sino que aumenta siempre más y más
por \rirtud del Espíritu Sto. que socorre a su

— 295 —
esposa la Iglesia según lo exigen las necesida­
des de los tiempos. Creemos, por tanto, deber em­
plear en tanta mayor abundancia aquellos
auxilios que por gracia de Dios tenemos a nues­
tra disposición, para librar a los indios de la es­
clavitud de Satanás y de la de hombres malva­
dos, cuanto mayor es la necesidad en que se en­
cuentran. Por otra parte, puesto que aquellas
tierras fueron regadas por los predicadores del
evangelio no sólo con sus sudores, sino también
con su sangre, abrigamos la esperanza de que
germinará finalmente de tantas fatigas una
abimdante mies y opimos frutos de civiliza­
ción cristiana.
Entre tanto, para que nuestra autoridad
apostólica comunique la mayor eficacia posible
a lo que Vosotros, sea de vuestra espontánea ini­
ciativa sea por nuestra exhortación, haréis en
favor de los indios, Nos, siguiendo el ejemplo de
nuestro predecesor antes recordado, condena­
mos y declaramos reos de grave delito a todos
los que, como el dice: « osen o presuman redu» cir los antedichos indios a servidumbre, ven» derlos, comprarlos, comnutarlos o regalar> los, separarlos de sus mujeres y sus hijos, desI pojarlos de sus cosas y sus bienes, conducirlos
» o trasportarlos a otras regiones, o de cualI quier modo privarlos de su libertad y tenerlos
» esclavos; como también prestar a los que esto
B hacen, consejo, auxilio, favor, bajo cualquier
» pretexto y color, o enseñar y proclamar que
9 todo esto es lícito, o de cualquier otro modo
» prestar a cuanto se ha dicho arriba su coo« peración

Queremos por tanto que sea reservada a los
Ordinarios la facultad de absolver de tales de­
litos a los penitentes en el sagrado tribunal de la
confesión.
Hemos creído conveniente. Venerables Her­
manos, escribiros estas cosas en bien de los in­
dios, sea por obedecer a los impulsos de nuestro
ánimo paternal, sea para seguir las huellas de
muchos de nuestros predecesores, entre los cua­
les merece especial mención León X III de feliz
memoria. Os tocará a vosotros ir a porfía con
todas vuestras fuerzas para que nuestros deseos
sean completamente satisfechos. Serán cierta­
mente vuestros favorecedores en esta obra los
que gobiernan esas Repúblicas; no dejaran se­
guramente de ayudaros con su labor y sus con­
sejos los sacerdotes, y en primera linea los que
trabajan en las sagradas misiones. Os ayudarán,
por fin, sin duda alguna, todos los buenos; y
sea con el dinero, los que lo puedan, sea con
otras industrias de la caridad, favorecerán una
empresa en la que están empeñadas la causa
de la religión y de la dignidad humana. En ello,
y esto es de capital importancia, os asistirá la
gracia de Dios Omnipotente, y como prenda
de la misma 5- señal de nuestra paternal benevo­
lencia, os damos de corazón a vosotros, Venera­
bles Hermanos, y a \niestra grey la bendición
apostólica.
Dado en Roma junto a S. Pedro, el día 7 del
mes de junio de 1912, año noveno de Nuestro
Pontificado.
PIU S P. P. X .

Algunas gracias atrikidas a la intercesión de D. Bosco.
D E C L A R A C IÓ N . — Aunquehemos sido de~
bidamente autorizados -para publicar estas páginas,
declaramos — para obedecer a los decretos dd Papa
Urbano V I I I y de otros Sumos po7itifices — que
no ¡es atribuimos otra auioridLad que la que se
merecen respetables testimonios hutnanos.

Sor Constantina Vorbe,
Hija de la Caridad, curó instantáneamente de una
úlcera en el estómago, el día S° de una novena
a D. Bosco ( i ).
(1) De las deposiciones de D. Migue) Rúa, primer sucesor
de D. Bosco. — Véase el Sommario <U¡ Processo ordi­
nario págs. 1007-1009.

« E n Vesoul, Francia, Diócesis de Besangon,
vivía el año 1888, en el Orfanotrofio de Bourdault Sor María Constantina Vorbe de la co­
munidad de Hermanas de la caridad de Besan9on. Esta hermana hacía nueve años que estaba
enferma y a pesar de las curas y cambios de aire
que había empleado, había ido siempre de mal
en peor. E l 17 de marzo de aquel año había
vuelto al orfanotrofio, después de haber estado
fuera por algunos meses, en un estado de debi­
lidad extrema, con el aliento fétido y do­
lores agudos en el lado izquierdo, de modo que
tenía que tener inmóvil el brazo izquierdo, pues
el más ligero movimiento le causaba atroces do­
lores.

— 296 —
* Cierto Sr. Roussin, que había ya obtenido
gracias de D. Bosco, le aconsejó que hiciera una
novena al siervo de Dios. Toda la comunidad
se unió a sus oraciones. En vez de mejorar se
ponía siempre peor. L a mañana del séptimo
día la enferma estaba tan mal que no podía
hacer movimiento alguno. L a enfermedad era
una tisis lenta acompañada de frecuentes vó­
mitos de sangre. Aquella manaña había vomi­
tado más que otras veces, tenía la vista medio
apagada y el rostro parecía que empezaba a
descomponerse. Entonces se creyó conveniente
j)repararla a bien morir, aunque ella había
siempre tenido firme confianza de que D. Bosco
la curaría. Vino el doctor y al examinar el
costado izquierdo, encontró una estampa con
la finna de D. Bosco que la enferma se había
aplicado. L a enferma al verlo, dijo en seguida:
— Y o curaré, mañana me levantaré y comeré
pan. — E l doctor sonriendo respondió: — Sí.
levantaos si podéis, pero no penséis siquiera en
comer pan. La enferma pasó todo aquel día muy
mal. parecía acabada, vomitando siempre san­
gre; no pudo tomar ni un poco de agua, pues al
intentarlo, la devolvió con la sangre. La noche
fue penosísima y la pasó toda en vela. Sólo la
mañana del día octavo se durmió por espacio
de una hora. A las cuatro y media de la mañana
despertó y se sintió curada. Daba vueltas en la
cama con toda facilidad, ya no sentía dolor al­
guno en el costado ni debilidad en las piernas.
Llama a la que la cuidaba y le anuncia el cambio
feliz. Corre por la casa la noticia y, con permiso
de la superiora, Sor Constantina se levanta, se
viste sola y baja al refectorio donde, con sor­
presa de toda la Comunidad, se desayuna como
las demás.
» Todas las personas que estaban presentes,
reconocieron en este hecho un verdadero mi­
lagro, y llorando de alegría daban gracias a Ma­
ría Auxiliadora y a D. Bosco. Después del des­
ayuno Sor Constantina fué a la capilla, donde
asistió a la misa solemne sin sentir malestar al­
guno. Todo el día estaba repitiendo: — Estoy
sana, ya no tengo ningún mal — y así era, pues
movía con libertad los dos brazos en todos los
sentidos, se apoyaba sobre el costado izquierdo
sin sentir dolores, cesó el mal olor del aliento:
estaba perfectamente sana. A l día siguiente la
Comunidad acordó ir en peregrinación a un San­
tuario situado en una colina cercana. Sor Cons­
tantina fué con las demás religiosas y para pro­
bar que su restablecimiento era perfecto se
echó a correr a la vuelta.
* El Doctor que la asistía, cuyo nombre no
recxierdo, habiéndosele pedido que dejara un
certificado de esta curación prodigiosa, dijo
que, aunque no se podía explicar tal fenómeno.

quería esi>erar para ver lo que sucedería
de allí a cinco años. Me enteraron del hecho el
Capellán del Orfanotrofio, llamado D. Isidoro
Mathieu y profesor de filosofía del Seminario de
Vesoul y la superiora del Instituto y óí tam­
bién de los mismos esta respuesta del médico.
Teniendo que hacer de testigo en este proceso,
escribí a la superiora Sor Fulgencia, para saber
si aun vivía Sor Constantina Vorbe y con carta
fechada el 12 de junio del presente año 1895,
esto es más de siete años después de haber cu­
rado, me respondió: — Sor Constantina, la pri­
vilegiada del buen Padre D. Bosco. está aún
aquí (Vesoul), donde sigue cuidando de los huér­
fanos en estado de perfecta salud. Desde que
sanó, es decir, desde el 1888, no ha vuelto a su­
frir ningún ataque de su mal, y su salud que
antes era débil y delicada, es ahora fuerte y
robusta. Sé que este hecho ha sido expuesto
en la Curia Diocesana de Besangon, donde fue­
ron reconocidas como verídicas todas las paiticularidades » (i).

C!bros regalatlos a nuestra Reiacclóa.
D e B . H ender. — L ib re ro E d ito r P o n ti­
ficio. — F rib u rg o de B r is g o v ia (Alemania).
La Maestra crlstiaaa en sh vida profesional y espi­
ritual. — Por el P. Ramón Rui/. Amado de la
Compañía de Jesús. Eii 16® 1 5 x 9 (XII y 306 págs).
Encuad. en tela Fr. 2,60.
D e L u is Gili. — B a rc e lo n a .
Verdadera explicación de la Concupísclencla, sos cau­
sas, efectos y remedios por el Dr. S. S. L., Pbro.
Un folleto de i i ¿ X 19 cm., de 48 págs. En rústica
Ptas. 0*30 (Por correo certificado, Ptas. o’6o).
Verdadera practica de la devoción al Sdo. Corazón de
Jésos para uso de sus devotos, por T . A . M. G.
Obra traducida al castellano, con autorización de
los Superiores por unos devotos del músnio Sa­
grado Corazón. — Un volumen de 1 1 ^ x 1 9 cm.
de XVl-328 págs. En rústica, Ptas. 2; elegante­
mente encuadernado en tela inglesa, Ptas. 3. (Por
correo certificado Ptas. 0*35 más).
L ib re r ía de P o p e lín H erm a n o s, 3 R u é Ség u ier, P a r ís (VI®).
Vade mecum sacerdotis para el aflo 1913, — Año 13®. —
Es una agenda de bolsillo en texto latino y español;
elegantemente encuadernado, pasta tlexibile, con­
tiene un tarjetero lapicero y lápiz. — La obra está
dividida en 5 partes. La parte primera contiene el
Calendario; la segunda: Corte de Roma y epis­
copado de la America; la tercera: Pequeño for­
mulario litúrgico ; la cuarta : Medicina usual; la
quinta: Dietarios para la confesión de los niños y
para la visita de los enfermos. — Precio r fr. 75.—
Por correu certificado 2 fr. 25,
(i) El mismo hecho fue atestiguado por 0 . Joaquín
Berto Pbro. que d ic e : t María Constantina Vorbe, de
36 anos, estab.i gravemente enferma hacía 8 meses de
una y »iÓ4 úlceras en el esiónuigo que le producían vó­
mitos de sangre *. Véase el Sommario antes citado,

ixágs. 9S9.

— 297 —

Bos iglesias j un monumento en honor de María Auxiliadora
L A M U E R TE D E C U A T R O M ISIO N E R O S — O T R A S N O T IC IA S

Hom enaje de lo s B o ro ro s.
En Cuyabá junto al Colegio de S. Gonzalo se
está edificando un gran santuario en honor
de María Auxiliadora, como homenaje de las
Misiones salesianas del Matto Grosso e la Celes­
tial Patrona de las obras de D. Bosco.
El 21 de Abril p. p. llegaron a Cuyabá capi­
taneados por el P. Bálzola 24 indios bororos,
escogidos en las colonias de la Inmaculada,
del Sgdo. Corazón y de S. José, para los trabajos
de preparación del terreno en donde se ha de
erigir el templo.
E l día siguiente, los 24 robustos hijos de las
selvas, atravesando las calles de la ciudad con
admiración de todos, fueron a visitar a S.
Excia. el Sr. Arzobispo que los recibió paternal­
mente con muestras de satisfacción. Se acer­
caron ordenadamente imo a uno al venerando
pastor para besarle el anillo y rezaron en la
capilla del palacio en su lengua según la inten­
ción del ilustre Metropolitano.
Después se dirigieron al palacio del Presidente
del Estado. Fueron recibidos en el salón de ho­
nor donde el joven indio Santiago Aipobureu
Marqués leyó el siguiente saludo, dirigido a S. E.
el Dr. D. Joaquín Augusto da Costa Marqués.
Exmo. Sr. Presidente:
Tengo el honor de presentarle a mis hermanos
de las queridas riberas del Garfas, del Barreiro
y del Sangradoüro, que le saludan respetuosa­
mente. Han venido a ejecutar los primeros tra­
bajos para la construcción del Santuario que dentro
de poco se erguirá sobre el collado del Liceo Salesiano de esta capital, como homenaje a Nira. Sra.
María Auxiliadora, la celestial Patrona de los
misioneros.
Pero antes querían presentar la protesta de
adhesión y fidelidad al jefe del Estado. Dígnese,
Su Excia., recibirla.
A l Exmo. Sr. Presidente agradó mucho este
delicado homenaje y obseqxiió a los huéspedes
con rm sabroso café.
Por último la comitiva se dirigió a la Inspecto­
ría de la Protección de los Indios.
E l Hifl 24 empezaron solemnemente los tra­
bajos. Estaban presentes los alumnos del co1^ 0 con muchos invitados y las principales
autoridades, los Representantes del Exmo. Sr.

(I

Presidente del Estado, del Exmo. Sr. Intendente
Municipal y del Sr. Inspector del Ser\’icio de
Protección de los Indios y distribución de los
trabajos nacionales.
Empezó el acto con la celebración de una
misa, a la cual asistieron los 24 indios con uni­
forme, rezando en alta voz con visible devoción
las oraciones del cristiano en su lengua. Después
pasaron al lugar de los trabajos donde, después
de un brillante discurso del Dr. D. Francisco
d'Aquino Correa, los 24 hijos de la floresta se
quitaron sus largas túnicas y con sus camisas
atadas a la cintura empuñaron los picos y,
bajo la dirección de los ingenieros Dr. Wasliington de Aguiar y Dr. Miguel Carmo d ’Oliveira
Mella, empezaron los trabajos al son de una
marcha triunfal.
¡Ceiemonia sencilla, pero conmovedora! Que
la Virgen Auxiliadora acoja el homenaje filial
y lo premie con abundancia, derramando sus
bendiciones sobre todos los hijos de las selvas
brasileñas.

ün moiiMBiito en honor de María Anx.
EN P U N T A R E N A S .

E l 2 de junio pasado se colocó la primera piedra
del monumento que los católicos e hijos de D.
Bosco de Puntarenas levantarán en honor de
María Auxiliadora en la plazuela de la iglesia
pauoquial, para recuerdo dcl XXV^ Aniver­
sario de las Misiones Salesianas en el territorio,
y como homenaje de gratitud profunda y filial
veneración a la que es Auxilio del i>ueblo cris­
tiano y Patrona de las obras salesianas.
Presenció la ceremonia una gran muchedum­
bre y prestaron servicio de honor las músicas
del Batallón de Magallanes y del Colegio de S.
José.
Varios personajes ilustres y distinguidas se­
ñoras firmaron como padrinos y madrinas el acta
que se colocó en el interior de la piedra. Re­
cordamos al Sr. Gobernador Civil y su distin­
guida esp>osa, los representantes del Presidente
de la República y señora, Mons. J osé Fagnano, el
representante de S. Exci^. Mons. Sibilia, Intermmcio Apostólico, S. Excia. Mons. Pedro Valenzuela, representado por el Gobernador Ecle­
siástico; S. Excia. Mons. Angel Jara, etc., etc..

— 298 —

La nueva Iglesia de Marina de Pisa.
Marina de Pisa, encantadora estación balnea­
ria que se extiente poco lejos de la desemboca­
dura del rio Am o, carecía hasta ahora de una
iglesia que correspondiese dignamente a los
deseos piadosos de aquel vecindario. S. Emcia.
el Card. Pedro Maffi, Arzol>ispo de Pisa, se ha
propuesto llenar este vacío empezando la cons­
trucción de una iglesia dedicada a M aiía Auxi­
liadora.
La iglesia tendrá fres naves divididas por co­
lumnatas y cerradas en el fondo por tres ábsi­
des, que contrendrán los tres iinicos altares
consentidos por el estilo.
La fachada será de mármol polícromo trabaja­
da con gusto exquisito. Digno de nota es el por­
tón del medio que recordará el de la Catedral
de Pisa. Una elegante base ática adornará el pie
de la imponente fachada a la cual se subirá por
una escalinata a cuatro órdenes. L a ceremonia
solemne de la colocación de la primera piedra
tuvo lugar el domingo 28 de julio.
E l Ivmmo. Cardenal que la bendijo dió de
ello noticia al P . Alhtra, Rector de los Salesianos,
Tnrin, con este telegrama:
<( Bendecida primera piedra nueva iglesia Ma­
rina presento afectuoso obsequio Clero, pueblo,
invocando oraciones a la Auxiliadora, para que
pronto también en esta población establezca su
reino, acabe su aliar. — C a r d e n a l M.a ffi d.

bfl muerte de cuatro misionerosHemos recibido del Ecuador la triste noticia
de la pérdida casi contemporánea, de cuatro
queridos hermanos nuestros: D. Antonio Fusarini, D. Luis Giaccardi, D. Miguel Allioni y
D. Leopoldo Marelli, víctimas de la fiebre ama­
rilla, fallecidos en Guayaquil donde se celebra­
ron por ellos solemnes sufragios el 25 de junio
en la iglesia de S. Francisco.
La santa causa que habían abrazado, el ar­
diente celo con que trabajaron para dilatar el
reinado de Jesucristo y el generoso sacrificio de
su vida nos inclina dulcemente a creer que ya se
encuentran gozando de la eterna bienaventu­
ranza. Uno de ellos el día antes de morir escri­
bió una carta a sus padres, en la cual, recordán­
doles el sacrificio que habían hecho al privarse
de su compañía y el que había hecho él ofre­
ciendo su vida al Señor, les exhortaba a sopor­
tar cristianamente el dolor que les produciría
su muerte que pronto les sería comunicada. Y
así ftié; el joven que le asistía esperó sólo un
día para mandar la carta y tuvo que añadirle
estas palabras: — «Expiró serenamente, hoy 23
de mayo de 1912, víspera de Jlaria Aauxiliadora •

El primero de ellos D. Antonio Fusarini nació
en Padermo d'Asolo el i i de enero de 1848,
formó parte de la última espedición de misio­
neros mandados por D. Bosco, que fué la pri­
mera que iba al Ecuador, el mes de diciembre
de 1887. Allá lo siguieron en el 1891 el coadjutor
Leopoldo Marelli, el 1892 el Pbro. D. Luis Giac­
cardi y el 1908 D. Miguel Allioni', eran todos dig­
nos hijos de D. Bosco. E l P. Fusarini fué por
varios años inspector de las casas salesianas de
aquella república; el P. Giaccardi, el apóstol de
la devoción a María Auxiliadora en muchas
iglesias del Azuay, el P. Allioni ardía en el más
vivo deseo de ver a todos los jíbaros cobijados
a la sombra de la cruz; y el buen catequista
Marelli, que por humildad no quiso ascender al
Sacerdocio, ayudó a los misioneros trabajando
con el fervor de un apóstol.
E sta pérdida constituye, humanamente ha­
blando, una de las muchas contrariedades que
se suceden sin tregua en daño de la pobre Mi­
sión de los Jíbaros, que ha costado tantos sa­
crificios.
Desde la muerte, del P. Savio sobre l a cima
del Chimborazo, hasta la expulsión de los nues­
tros y la terrible enfermedad (la lepra) que
atacó al que había sido encargado del gobierno
de la misión y que con tanto ardor y solicitud
lo había emprendido y ahora estas gravísimas
pérdidas..... ¡cuántas dificultades se han opues­
to a la labor generosa de los misioneros!
Encomendamos a las oraciones de los coo­
peradores estos cuatro valientes que han caído
en la brecha y las necesidades siempre nuevas
de aquella misión.
/?. /. P.

TESORO ESPIRITUAL.
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una iglesia
o capilla pública, o si viven en comunidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Para el mes de Diciembre:
Dia 8 Fiesta de la Inmaculada Concepción de
María Sma.
> 25 Fiesta de la Natividad de Ntro. Señor
Jesucristo.

D E J^ JU E S^ R A S M IS IO N E S
MATTO-GROSSO BRASIL.
UNA VISITA A LA S COLONIAS
Cna excursión al »,Río das Mortes**
B A U T IS M O S Y M A T R IM O N IO S .

{Relación dd acólito José Pessvia).
Coxipó da Ponte, 35 de marzo 1912.

Revmo. Sr. D. Pablo Albera:



umplo, por fin, mi promesa enviándole
esta segunda relación.

Nuestro amadísimo Sr. Inspector;
que al presentar el año 1908 un grupo de indí­
genas Bororos a la Exposición Nacional de Río
Janeiro, había demostrado elocuentemente lo
bien empleadas que estaban las subvenciones que
el Gobierno concede en favor de estas misiones,
deseaba que alguna persona autorizada viese por
ai misma el estado floreciente de la colonia y las
dificultades que cada día se levantan contra la
evangelización.
Elegó finalmente un telegrama oficial, anun­
ciando la venida del teniente coronel, D. Cándido
Mariano Rondón. Director General del Servicio
de la Protección-de los Indios, que fué jefe de la
guarnición militar, cuando la Colonia Teresa Cris­
tina estaba bajo nuestra dirección. Hombre
emprendedor y de gran actividad había presen­
tado al Gobierno Federal el proyecto de una
linea telegráfica de Cuyabá al Acre y ahora, vol\dendo a su patria, había determinado pasar por
las colonias.
Eo la Colonia de la Inmaculada. — Recibimiento
afectuoso. — Progresos de la civilización.
El Sr. Inspector fué a esperarle a la estación
telegráfica General Caryxeiro, donde lo invitó a
visitar la Colonia de la Inmaculada, sita a al­
gunos kilómetros de distancia entre las márgenes
del río Cargas y del torrente Aracy, que es tam­
bién el nombre de una hija del ilustre personaje.
El Teniente Coronel aceptó con gusto la invi­
tación y siguiendo el río Barreiro, afluente del
Gú>gas, atravesó éste para salir a la opuesta ri­
bera en que le esperaba el elemento indígena de

la Colonia y el personal que la dirige. Apenas se
descubrió la barca que lo llevaba, brotó espon­
táneo de los labios de todos un grito de alegría,
acompañado de las demostraciones más expre­
sivas de satisfacción y regocijo. El Director P.
Salvetto le dió la bienvenida y dos hijos de
aquellos indios, que, poco tiempo ha, eran un
peligro para los pasajeros, le dirigieron corteses
saludos, uno en portugués y el otro en bororo.
Por la noche la Gaceta oficial de la que hablé
en mi última (i) daba cuenta detallada del
hombre y de todas las impresiones que su llegada
había causado.
A l día siguiente, después de visitar la resi­
dencia de los misioneros, el Sr. Inspector tuvo
la delicada idea de invitar el ilustre huésped a
distribuir los víveres, carne, harina, caña de
azúcar etc. a todos los indios que con sus ves­
tidos de fiesta se presentaron a recibir su ración.
Después del reparto, visitó una por una todas
las casitas, dando a todos un pedazo de dulce o
rafadura, con alguna palabra de aliento.
Por la tarde pasó a las dependencias de las
Hijas de María Auxiliadora, donde vió con agra­
dable sorpresa el taller de las indiecitas que
estaban ocupadas unas en cardar el algodón,
otras en hilarlo, otras en tejerlo con desenvoltura.
E l Sr. Rondón visitó también con gusto
nuestros campos cultivados, y por fin escribió
en el Album de los visitadores una página llena
de sentimientos de alabanza y admiración.
Antes de partir quiso regalar a los indios al­
gunas chucherías que traía; pero éstos no pu­
dieron quedar sin preguntarle para qué servía
aquello, pues aquellas cosillas no se podían
comer ni beber. ¡Efectos de la civilización que
va progresando!
Eo la Colonia del S. Corazón — Un discurso del
Cacique Mayor. — << ¿Qué nos das ahora eo
pago? —- Inauguración del nuevo Observatorio
Meteorológico.
Pocas horas empleó con un buen caballo para
llegar desde la Inmaculada a la Colonia ddSgdo.
(x) V é a s e e l B oU tix d e jo n io p . p.

— 300 —
Corazón. A l descubrir la comitiva, los habitantes
de la aldea salieron a su encuentro bien ordena­
dos. La banda musical abría la marcha, seguían
los muchachos y después los adultos; por último
las indiecitas y las indias acompañadas por las
hijas de María Auxiliadora. A l llegar cerca del
Teniente Coronel, la banda entonó el himno na­
cional, después el P. Colbacchini, director dé’ la
Colonia, le dirigió un saludo considerándose feliz
de presentar a los indios no sólo un admirador
sino un amigo afectuoso de su raza. E l discursito íué acogido con calurosos aplausos.
En nombre de los indios habló el joven Mo­
desto que toca muy bien el bombardino y tra­
baja con feliz éxito en el Observatorio meteoro­
lógico. E l joven orador se mereció un estrecho
abrazo del ilustre visitador.
E l Inspector aprovechó la ocasión para dar
las gracias al noble Gobierno Brasileño por la
protección y los socorros que ha dispensado ge­
nerosamente a la Misión.
Por último, tomó la palabra el buen Cacique
Mayor que con calma y serenidad, hablando
familiarmente como quien es viejo en el arte,
expresó en la propia leiigua estas ideas:
« No es la primera vez que te vemos algunos
de mi gente y yo. porque hace mucho tiempo te
vimos trabajando en el alambre que pasa por
aquí (y señalaba la linea telegráfica). Entonces
nosotros no estábamos aquí, sino que andába­
mos errantes de acá para allá sobre todo por las
márgenes del Agua grande {Rio das Mortes).
Poco después vinieron aquí los misioneros y
también yo vine con mi gente, y no nos queda­
mos con los brazos cruzados, sino que todas las
armaduras de madera que ves, las de nuestras
casas y las de los Padres pasaron sobre estos
hombros. Mi gente, guiada por estos Padres que
te rodean, ha enderezado el camino por donde
has pasado, ha sembrado no sé)lo el hermoso
campo que habrás visto a tu llegada, sino mu­
chos otros escondidos en la espesura del bosque,
que nos dan en abundancia el alimento necesa­
rio. Por eso estamos contentos de encontramos
aquí, porque tenemos de qué vivir y porque los
Padres nos quieren v recompensan con justicia
nuestro trabajo. Mi gente quería ir a caza en
estos días; pero habiendo sabido por el Padre
que tu ibas a venir no los he mandado y por eso
se quedaron aquí para encontrarte. El Padre
nos dijo que eres bueno, y por eso mi gente me
ha dicho que te pida, hachas, azuelas, guadañas,
medias, cam isas, mantas....... » y la lista con­
tinuó por un buen rato tenninando así: « Y o
y mi ayudante te pediremos también un fusil;
las otras cosas te las pediré después *.
E l recibimiento terminó, anunciándose que el
día siguiente sería de fiesta y que por tanto estu­

vieran limpies y asearan las chozas para reci­
bir la visita. Y la visita se verificó en todas las
chozas, en nuestra residencia y en la de las Hijas
de María Auxiliadora con grande admiración
del visitador. Por la tarde pasó a la escuela para
admirar el progreso lento, pero consolador, de
los alumnos.
Digo lento porque el pobre niño indio se en­
cuentra en un ambiente completamente nuevo,
sin preparación alguna y con deseos e ideales
diametralmente opuestos. No le sonríe nin­
guna utilidad presente ni futura, y considera
como injusta la obligación que lo encierra,
aunque sea por pocas horas, entre cuatro pare­
des, privándole gozar libre como el pájaro el
aire perfumado del bosque. A pesar de todo,
y aunque los más adelantados habían ya pa­
sado al colegio de Cuyabá y a la escuela agrícola
de Coixopó da Ponte, se examinaron con gusto
muchos trabajos de caligrafía, aritmética, dicta­
do etc., y algunos leyeron correctamente.
Paltó tiempo para ver la fábrica de ladrillos
y tejas para las construcciones de la Colonia, y
el local donde las indias trabajan la harina de
mandioca.
E l vejo capitán había presentado en su dis­
curso una larga serie de peticiones y el Teniente
Coronel tenía que darle gusto al menos en parte
para que no le dijera: « ¿Qué capitán eres tú que
no nos traes nada? yo soy generoso con mi gente.*
Les regaló varios objetos, cuchillos, pañuelos y
otros utensilios que la dirección le facilitó al
efecto.
Curiosísima fué la escena que se realizó cuando
el fotógrafo que acompañaba al Teniente Co­
ronel se dispuso a retratarlos. « ¡Aquí, aquí, reu­
nirse todos! ¡todos aquí! » gritaba, y el grupo se
reunió por fin; pero al ver aquel trípode con la
cabeza negra y un ojo solo se espantaron todos
echando a correr por todas partes. El misio­
nero pudo tranquilizarlos y hacerles volver a
reunirse no sin murmurar los más miedosos:
« ¿Nttb’ aromodde cei? a modde ce magu kanna?
¿y qué nos vas hacer? ¿acaso quieres hechizar­
nos?
— ¡Atentos: uno, dos, tres! Y por fin se pudo
sacar la fotografía.
— Cia kabá a modde maktt cenn'ai moricce?
¿Y qué nos das ahora en pago? respondieron los
indios.
De veras que haría poca fortuna un fotógrafo
entre esta gente.
Por la noche hubo algunas proyecciones con
la linterna mágica en que se admiraron va­
rios cuadros de bellezas naturales y se con­
templaron con intéres e hilaridad algunos tipos
de los Parecis, tribú indígena estanciada al N.
del Matto Grosso, que se dm de en cuatro gru-

— 301 pos uno de los cuales parece que se ha extin­
guido. De los otros tres conocidos con los nom­
bres de Tiuriies, Francés y Cozarines, el último
es el más numeroso y aplicado al trabajo. Tam­
bién llamaron la atención algunas muestras de
los terribles Nhambiqtiároes, que viven también
al N. del Matto-Grosso. Estos habían sido en­
contrados por el personal de la comisión que tra­
bajaba para realizar la dificultosa empresa de
la línea telegráfica de Cuyabá al Acre, y habiendo
huido de su morada, varias veces volvieron ata­
cando a algunos de los obreros.
El día después se inauguró el nuevo « Obser-

Ea el Sangradouro. — Un abrazo conmovedor. —
Visita a la Colonia. — El Capitán « Perígo ».
En efecto, los indios de esta colonia estaban
de luto y sin embargo no faltó ninguno al reci­
bimiento, Ivos P. P. Malán y Bálzola, acompa­
ñados por la plana mayor del elemento indígena,
salieron a encontrar al ilustre viajero hasta la
estación telegráfica más cercana, y al llegar a
donde le esperaban todos los indios el P. Balzola
le dió la bienvenida. Contestó el recién llegado,
saludándole como veterano glorioso e incansa­
ble de la Obra de la civilización y tributando las

M A T T O G R O S S O (B rasil) — Colonia del Sagrado C orazón de Jesú s entre lo s Indios B ororos,
Arriba: La residencia de los Misioneros. — Abajo: La aldea.

vatorio SIeteorológico de la Colonia del Sgdo.
Corazón », que había sido trasportado a una
pintoresca colina situada delante de la colonia.
Varios de los que presenciaron el acto hablaron
de lo mucho que aquel observatorio contribuiría
al desarrollo de la ciencia riieteorológica, y al
terminar la ceremonia se despidieron todos del
Coronel y de su comitiva, pues al dia siguiente
proseguiría su viaje para Cuyabá. E l Inspector
salió delante para procurar que en la colonia de
S. José del Sangradouro se encontrasen los indios
al pasar por ella. -

alabanzas más sinceras a la diligente y próvida
dirección del P. Malán que trabaja siempre con
el mismo ardor en su apostolado.
También un niño entre la vergüenza y el te­
mor le dirigió afectuosas palabras ofreciéndole
un ramillete de flores. El ilustre personaje
que supo bien apreciar el esfuerzo del niño le
abrazó afectuosamente y animándolo le decía
que se consideraba feliz de poder abrazar en él a
todos sus hermanos. E l pequeño a los modales y
palabras que no entendía, respondía con la son­
risa de sus labios y con el rubor de sus mejillas.

— 302 —
Terminó la demostración con entusiastas acla­
maciones y los buenos indios, después de haber
recibido una ración más abundante que la ordi­
naria para solemnizar el acontecimiento del día,
se volvieron a sus casas.
Estando de duelo por la muerte de una mu­
chacha. algunos no se esperaron a recibir loque
les tocaba, sino que sin pararse corrieron a em­
pezar el canto con las respectivas ceremonias
fúnebres: no obstante se lo llevó a sus respecti­
vas casas el secretario del Coronel, pero ellos lo
recibieron sin moverse ni decir palabra, siguiendo
concentrados en el acto que estaban realizando.
También en esta Colonia visitó las dependen­
cias de la casa y campos contiguos, en los cuales
el visitador quedó agradablemente impresio­
nado al ver prosperar los alimentos más nece­
sarios para la vida entre hermosos emparrados,
cañas de azúcar y varias cualidades de árboles
frutales, que hacen de esta colonia {favorecida
por un terreno verdaderamente inmejorable
para la agricultura, en una posición suavemente
inclinada y deliciosa) un espacioso jardín, un
verdadero oasis en medio de la monotonía del
desierto. Gustó mucho el horno de las tejas y
ladrillos donde trabajan también los indios,
que siguen preparando el material para las cons­
trucciones que siempre van aumentando, mu­
chas de las cuales se veían ya comenzadas.
Pasó después a visitar las chozas provisio­
nales las cuales estaban construidas casi según el
sistema primitivo; porque, habiendo llegado los
indios casi de repente la víspera de la salida del
1*. Bálzola, para la excursión extraordinaria a las
aldeas centrales de la tribu, tuvieron que cons­
truirlas de prisa, faltándoles la dirección del
misionero. Por aquel tiempo una especie de
viruela se había extendido mucho entre los in­
dios, no pocos estaban atacados de ella y tenían
toda la caía llena de manchas negras. Era que
los granos habían llegado a madurez y ellos se
los habían abierto para no quedar, como decían
ellos, con toda la cara agujereada.
Entramos en la choza del famoso capitán
Perigo, y nos recibió en pie, cosa rara en un in­
dio, que por su carácter indolente e indiferente
ordinariamente recibe las visitas sin moverse
de la posición en que se encuentra.
Perigo es un hombre alto y bien formado, de
gestos ágiles y rápidos, no deja quieta una sola
parte del cuerpo cuando habla. Orador por na­
turaleza, aterrorizaba y arrastraba en otros
tiempos con su palabra al gnipo con que \nvía
y del cual era temido, pero no estimado. ¡Sabe
Dios las muertes que pesan sobre su conciencial
Hombre falso y de dos caras, raras veces aso­
maba a sus labios la verdad: enemigo del bien,
trataba de impedirlo con instinto casi diabólico

con el ejemplo y la palabra. E n una palabra,
era el revés de la medalla del bueno, sincero y
providencial Miguel, cuyo hijo se complacieron
en sentar a su mesa algunas familias de la aristo­
cracia europea.
Pues bien, hace dos años, después de haber
hecho toda clase de fechorías, dejando las már­
genes del San Lorenzo vino a la Colonia del
Sgdo. Corazón con unos ochenta indígenas.
¿Y por qué? Habiendo sido atacado por un reu­
ma crónico, se dió cuenta de haber perdido todo
el prestigio que su fuerza le había ganado y
abriendo los ojos del alma se dejó vencer por
la caridad de los misioneros. Antes de ser invi­
tado formalmente, vino con su gente al Sangradonro para quedarse con nosotros.
El día siguiente partió el Sr. Rondón muy sa­
tisfecho y admirado de todo lo que había visto.
Así se había mostrado y nos lo había dicho re­
petidas veces; tales eran también los elogios que
dejó en los álbumes de las colonias que eran
de los más halagüeños.
Esperando un viaje de exploración por las tribus
de los Calamos. — Oraciones para implorar la
asistencia divina. — Tristes recuerdos. — En las
riberas del Rio das Mortes. — ¡Ni rastro de
hombre!
Después de esta visita nuestro celosísimo Ins­
pector volvió a la Colonia del Sagrado Corazón,
decidido a hacer una excursión a los terribles
indios que vagan por las regiones del Norte de
la Colonia y que siendo enemigos de lee nuestros,
de cuando en cuando nos matan siempre a al­
guno. Estos son los que llaman Caíamos los Bororos y los civilizados conocen con el nombre
de Chavantes.
Los nuestros al tener conocimiento del
proyecto empezaron a preguntar:
— Cegoddu, tagoddn modde kanná Caiamo
dogh'ewogai: ¿vamos también nosotros a buscar
a los Caíamos?
— E l Padre espera aún la palabra del alam­
bre (el telegrama); después partirá.
Los días que se estaba esperando la respuesta,
el Capitán y su inseparable amigo Joaquín ve­
nían a casa por la noche a tomar el fresco y a
entretenerse con el Ins|>ector. La conversación
cayó una vez sobre lo que se había traído o iba
a llegar de Cuyabá, y ellos aprovechando la oca­
sión preguntaban: — Ja boe modde kanna cenno^e.^ ¿y habrá algo para nosotros?
— ¡Sí, sí! — respondía el P. Malán — pero aun
está en Cuyabá y por ahora os contentaréis
con esperar.
Otras veces hablando de los Caíamos y del fin
porque iba a visitarlos, el viejo capitán:

— 303 —
— Padre — interrumpía — aUn kaba naugh'e
pegare e modá’aviddo: Padre, no vayas, que son
muy malos y te van a matar.
— Si yo no voy, no dejaián de molestar y
matar a tu gente. Y recordando que un misio­
nero lombardo, que después fué víctim a del
marqués de Pombal, viéndose rodeado por una
tribu de indios que querían matarle, les había
deslumbrado alzando una cruz y había esca­
pado de sus manos; 3' que el Ven. Anchieta ha­
bía sahdo ileso de entre las flechas con que los
salvajes intentaron darle muerte, concluyó
con calma y serenidad; ¿Ves? Si Jesús quiere,
no me harán nada, sino que escucharán dócil­
mente mis palabras.
— Sí, sí, respondía el buen cacique, como si
dijera: « Estamos conformes, pero no puedo per­
suadirme. »
Al pobrecillo no le faltaba razón para quedar
algo dudoso dada su ignorancia casi invencible
y continuaba con sus dificultades:
— E via paga moddrá ta \íáddarügi bia pa­
gare boe íL'addarugiboe kareganna; pega kurigod-dii
rebbóe magín id, e mqdde tu viadda ciar'ekiddo
modde tai. Taddu kaba, tag'aregoddu moddu kare
mato pughegge. No escucharán vuestras palabras,
es una gente que no escucha a nadie, son muy
malos, se esconderán y después os asaetearán.
|No vayáis, que no volveréis!
— No tenemos miedo a la muerte; si el Señor
nos quiere sacar de este mundo, estamos dis­
puestos e iremos en seguida al Cielo,-dejando esta
tierra que es tan mala; si no, volveremos aquí
con vosotros. Cuando íbamos a venir aquí, mu­
chos nos decían: « jNo vayáis que es mala gente
y os van a matar; » pero nosotros no tuvimos
miedo, vinimos en el nombre del Señor y nos
encontramos con vosotros que no habéis sido"
malos; y habéis aprendido tantas cosas buenas
y aprenderéis otras hasta que el Señor sea servi­
do separarnos.
Y aquí otro; Sí, sí, Padre; como para decir;
<• casi estoy convencido *. Después de conver­
saciones por el estilo de estas 3’ de haber recibido
las órdenes para el día siguiente, se iban a con­
tinuar la conversación nocturna, repitiendo a
todos nuestras palabras y las suyas.
Habíamos decidido que nos acompañaría al­
gún indio, tanto porque están más acostum­
brados a abrirse paso a través de las selvas,
como también por conocer mejor los parajes
donde habitan los Caiamos. Más dado el odio
inveterado que se tienen y la escasa energía
moral de los nuestros por una parte, y la sed
instintiva y brutal de sangre en los otros, para
evitar im conflicto que fácilmente podría haber
sucedido al conocer a nuestro guía aun cuando
hubiera sido disfrazado, nos pareció más prudente

abandonar esta idea y formar una comitiva más
homogénea.
En efecto el 26 de julio, fiesta del Apóstol
Santiago, en una solemne función religiosa a la que
asistieron todos los indios, se cantaron las ora­
ciones del itinerario, después de las cuales el Sr.
Inspector dió la bendición con S. D. M. y con
breves pero fervorosas palabras explicó la fun­
ción que habían presenciado y había sido i>^ira
pedir la asistencia de Dios en una obra que es
su\'a del todo 3’ por lo mismo santa. Se enco­
mendó con su comitiva a las oraciones de los her­
manos, recordando que muchas ])ersonas pia­
dosas estaban en aquellos dí?s orando a Dios y
a María Auxiliadora por el mismo fin. l'nso fin
a su tierno discurso con estas palabras: - - vSi
por allá nos espera el último día de nuestra vida,
sería esta la ma3’or gracia que el Señor pudiera
otorgarnos.
El acento grave 3’ conmovido del l>ucn Padre,
y su severa actitud que los sagrados ornamentos
hacían más majestuosa, hicieron grande im­
presión en los indios, que, aglomerados ante la
puerta de la capilla, oían la palabra suave y mis­
teriosa sin llegar a entender todo su signifi­
cado.
Después de la función hubo que venir a la se­
paración. E l amadísimo Inspector, el P. Colbacchini, director de la Colonia, y los queridos
hermanos Gabet y Bussi, un guía, y el que esto
escribe, con algunas bestias de carga formaban la
comitiva. Abrazos fraternos en silencio de am­
bas partes; depués los unos contemplando sin
decir palabra a la pequeña caravana que se po­
nía en marcha, y ésta desapareciendo lenta­
mente en el bosque.
Ibamos en busca de los Caiamos y era natural
hablar de ellos.
— Mire V., Sr. Ins|)ector, decía el P. Colbacchini, mire hasta donde llegaron hace 3'a cinco
años, cuando nos asaetearon un jumento.
Más tarde pasamos al pie de una colina a dos
kilómetros de la casa, que le suscitaba nuevos
recuerdos:
— Desde esta altura espiaban poco después
a los indios de la colonia por entre las rendijas de
una empalizada provisional. Si se podía dudar
del primer hecho dada la j>creza de los indios,
de este era imposiljle, habiendo visto nosotros
las huellas, bien diversas de las de los nuestros
que estábamos ciertos de que no habían salido
de casa.
• Más triste fué el otro hecho realizado a tres
leguas de aqm', cuando cogieron dos mujeres
que habían ido a buscar fruta. ¡Qué escena más
dolorosa! Dos cadáveres desfigurados, pútri­
dos, con el cráneo ruto, la boca desmesurada­
mente abierta, maltratados bárbaramente, y

— 304 —
ül Jado y debajo de los cuerpos los vergajos que
los brutos habían usado para consumar el de­
lito ».
Horror causó también la última matanza
del noviembre del 1910.
El cerrado (bosque) alternaba con la selva tu­
pida y, dejando aquel, nos encontrábamos a la
entrada de ésta en un punto alto desde donde
se divisaba en lontananza el panorama de la
Colonia.
— Aquí se habían apostado — dijo el P. Colbacchini — los terribles nómadas y dieron muerte
a una familia cristiana. Aquí, al pie de este sen­
dero, estaba tendido el pobre Vicente y allí en
aquel foso cayó su mujer tal vez al escapar.
Cuando vine con los indios a enterarme de lo
que hal)ía ocurrido, los pajáros de rapiña se cer­
nían sobre los cadáveres.
Un sudor frío se apoderaba de nosotros al
traer a la mente tan horrible cuadro y seguía­
mos silenciosos nuestro camino. L a lucha en
verdad tenía que haber sido terrible.
Ivntre tanto llegamos al punto donde tenía­
mos que hacer noche.
Las selvas basileñas sobresalen entre las de­
más por la mejor cualidad de las maderas que
producen, por la riqueza de las plantas medici­
nales, por el gran número de curiosas y raras
variedades de parasitas que el estudioso explo­
rador aun conoce poco. Aquí no se pára la linfa
vivificadora al cambiar la estación, sino que cir­
cula constantemente por los vigorosos tejidos
que cu su grave majestad ofrecen a la vista una
vegetación exuberante.
Se dice que el mar convida a rezar, y no es esto
menor verdad cuando se refiere al mar prodi­
gioso de vegetación como es la selva, pues aun­
que ambas causen impresiones diversas sin em­
bargo las dos elff;an el alma al infinito. La mis­
teriosa luz de la penumbra infmide continua­
mente en el alma un sentimiento de religiosidad
y de terror al mismo tiempo. Se camina como
por las catacumbas, ¡xarece que toda aquella
capa estendida sobre la cabeza del pasajero posa
sobre él y le oprime misteriosamente, obligándole
a dirigir una plegaria a la divinidad que habita
en aquel grandioso templo, h'ntre tanto, resuenan
por todas partes toda suerte de armonías cual
si toda la naturaleza entonase un himno al Crea­
dor. Cira es un gorjeo suave, ora un graznido
desagradalíle; se siente de cerca el arrullo de la
tórtola, y a lo lejos los aullidos y rugidos del
lobo y el jaguar: unas veces se oye un dúo, otras
un terceto variado que se alternan y se enlazan
admirablemente formando un concierto de ar­
monías indefinibles que extasían. Asi también
el olfato siente aquí un olor desagradable de
materias ácidos en descomposición y más allá

se deleita con los perfumes delicados de las flores
más hermosas.
Se dice que la selva brasileña es menos peli­
grosa que la de las Indias por la falta relativa
de animales feroces; sin embargo, quien pasa
aquí la noche se siente también sin quererlo
lleno de miedo, mas el misionero se entrega al
sueño confiado en el paternal cuidado de aquel
Dios por quien se expone a estos peligros.
El día siguiente, atravesando monótonas sel­
vas y bosques dilatados, llegamos a las márge­
nes del Rio das Moríes.
Después de colocar las tiendas, hicimos varias
excursiones por tierra, para conocer el sitio en
que estábamos, y por el río en una barca de hule
que el Inspector había traido de Erancia con
este fin y que prestó un servicio admirable.
E l río medía unos 200 metros de ancho y el
lecho estaba lleno de piedras cortantes y por
algunas partes era un canal muy profundo con
una corriente impetuosa, y por tanto los anima­
les corrían peligro de romperse las patas o la ca­
beza, o de ser arrastrados por la corriente; fué
casi un milagro que pudiéramos salir ilesos de
esta exploración.
Viendo, pues, que era imposible vadear el río
con les animales y víveres, procuramos explorar
la otra orilla en la dirección que los indios nos
habían indicado; pero no encontramos más
que bosques y selvas cada vez más tupidos e
impracticables, sin más rastros que los de las
fieras que vangan por ellas con toda libertad.
No se veía ni la menor huella del hombre y esto
a causa de las lluvias torrenciales y de la vege­
tación que Qon su rápido y constante desarrollo
todo lo invade.
Después de largas exploraciones, subiendo y
bajando por montes y colinas para ver si se
podía descubrir algún fuego, volvimos al cam­
pamento para que la noche no nos sorjirendiera.
Mas las provisiones se terminaron y, aunque
de mala gana, hubo que pensar en volver. Sin
embargo esta primera exploración nos ser\drá
mucho para otra que haremos dentro de poco y
que esperamos ha de tener mejor éxito.
Dejamos, pues, las márgenes del Río das
Martes, así llamado, no porque bañe una zona
malsana o infecta de miasmas, sino por haber
sepultado en su seno una embarcación entera y
varios miembros de otras que trataron de ex­
plorarlo. El termómetro, daba a la madrugada
una mínima de 9,5 grados y una máxima de .j6,5
a las dos de la tarde, bajando a los 19,5 por la
noche con una media de 27,5. L a columna ba­
rométrica oscilaba entre los 730 y 732 grados,
con una altura de unos 385 metros.
Con la abundancia de agua, la fertilidad del
terreno y la bondad del clima, se tienen los re-

-

305 —

quisitos más indispensables para que el lugar se
pueble apenas se abran en él vías de comuni­
cación.
\^oh’iendo, un poco más de prisa que al ve­
nir, por el camino que habíamos abierto en la
selva a hachazos, nos pareció encontrar un ter­
reno sedentario en las laderas del cerrado pedegroso, y un gran lago rodeado por una selva
tupida. ¡Qué buen sitio para una colonia! fué
la exclamación de todos al verlo.
Al llegar a la Colonia, llovían sobre nosotros
las preguntas: — ¿Qué hay? ¿qué no hay por
allá? ¿es grande el río? ¿lo habéis vadeado?
¿habéis visto a los Caíamos?
También los indios, que habían visto llegar
la caravana, habían dejado el trabajo y venían
a besar la mano al Inspector, saludándole con
su i kiarigoddo, ce ghiarigoddu a wogai. L a aco­
gida fué tan cordial y fraterna como deseada por
nosotros. Dimos también gracias al Corazón
de Jesús Sacramentado.

O e l diario de una leprosa.

.....Toda\úa no puedo contener las lágrimas.
i Oh prodigios de la caridad! Acabo de v i­
sitar con mi anciana compañera a un viejecito
moribundo; está casi abandonado en un arrabal,
no creo que pase de hoy a mañana. Y me ha re­
ferido con carácter de secreto una maravilla de
caridad. Uno de los Padres Salesianos ha estado
yendo nueve años largos, dia tras día, a su pobre
choza, a curarle las llagas, a arreglarle el lecho y
asearle la habitación. Me ha dicho el auciíuio eur
fermo, que ese Padre ha tenido con él una pi\cú:ucia de santo, y que se ha abatido a oficias propiosdel más vü esclavo. Repetidas veces le ha proibido por conq)loto que refiera a nailie esas cosas*.,
pero él no ha querido irse a la eternidad sin con­
fiarlo a alguna persona; y yo me creo con derecho
para escribirlo aquí, a gloria de Dios y de la Ve­
nerable Congregación Salesiana.
Si este escrito llega a pasar bajo otras ojos que
los míos, sepan mis lectores que no faltan imita­
dores de San Pedro Claver, entienda el numdo
quienes son estos Padres Salesianos, a quienes he
Una Misión de seis meses en la Patagonia. oído que en las ciudades aborrecen mucho, y que
en Bogotá llaman explotadores. ¡Oh! si vieran su
OOP
abnegación, su ternura para con los leprosos, cier­
E l Rdo. P. Pedro Martinengo nos escribe desde
tamente les harían justicia; o callarían alíñenos ía
General Roca, que ha hecho im ^^aje apostólico
envidia y la impiedad.
por estos territorios que ha durado seis meses y
(Publicado por el Mensajero del Sagrado Corazón
cuyos resultados son los siguientes:
de Jesús, de Bogotá del mes de jmiio 1912.)
Recorrió en esta Misión las poblaciones de Tricaco. Punta Sierra. Maiveo, Cui, Guadaniyú. S.
Francisco,. L a Esperanza, Loma Blanca. Corrilouquen, S. Jorge, Lesu-Niyú, Ls^unita, Coletoro,
Custostoderos, Marquinchao, Quetrequíle, GuaLA VI REUNIÓN
nañiyes, Lepatrán, Carupotori, Caytapul, Cañadón,
Caliente, Carri lauquen, Tromeniyeo, Caín. BariDE DIRECTORES DIOCESANOS_£
niyeu, Piquiniyeu, Michiguao, Ruculuan, Quetrelen. Chico. Llamaniyeo, Neulán, Traniyen, MeSe celebró en Valsálice junto a la tumba de
uuco, Sierra Colorada. Tajagualo, Trapaleo, Sierra
D.
Bosco y D. Rúa el 27 de agosto bajo la pre­
Blanca. Pehalco, Cuyú Leufú, Tricaco, Rio Negro.
sidencia
honoraria del Kmmo. Card. Richelmy
L a misión duró seis meses, recorrió el misionero
y
la
efectiva
del Revmo. P. Albera.
600 leguas, repartió un crecido número de imáge­
Muchos fueron los que asistieron animados
nes, estampas, rosarios. E n todas partes dejó dia­
rios católicos, lecturas cristianas y el fruto de la del más ardiente deseo de trabajar para soste­
misión fué el siguiente:
ner y ayudar las Obras Salesianos, y difundir
Bautismos 608, Confirmaciones 433, Comunio­ en la sociedad el espíritu de D. Bosco.
nes 9, Confesiones 40, Matrimonios 10.
El Padre Santo dirigió un precioso autógrafo
Llegó a ciertos puntos como el paraje « Caín *
al P. Albera, en el cual recordaba los principales
adonde hasta al presente no habia lib a d o el misio­
deberes de los cooperadores, y mandaba a ellos
nero.
Encontró familias enteras de infieles y adminis­ y a toda la familia salesiana una bendición
tró el S. Bautismo a adultos que mmca habían especial. En otro número publicaremos un fac­
símil del autógrafo con la reseña de la reunión.
tenido la dicha de ver al sacerdote.
Grandisimo placer nos causan las halagadoras no­
ticias que anteceden. Dando gracias a Dios, nos es
grato también felicitar al celoso e infatigable misio-

Oo,'Oooo®

«ooooo®

E L CU LTO

de María Auxiliadora
Nós lencnos la perauasida de que, eo las vicislludcs doloro&as de los iienpos
que airavetainos, no nos quedan más consuelos que los del C iclo,; entre estos,
la poderosa protección de fa VIrien bendita, que lu¿ en todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
pio x .

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
C ó rd o b a (República Argentina). — Habiendo
cnferiiiíulo de tihis xina hija mia y persistiendo la
iiebre (lc.spués de cinco meses, el médico de cabe­
cera estabív algo intrancinilo pues no sabia de que
podia provenir habiendo ya pasado el periodo del
tifivs, cuando un dia al revisarla notó que se le
liabia fonnado un tumor cu el brazo. Se consultó
con otros dos médicos de fama y los tres opinaron
que era necesario operarla y que la operación
era peligrosa por estar la enfenua muy débil y
delicada.
Entonces acudi a nuestra Madre María Auxilia­
dora, prometiendo publicar la gracia en el Boletín
Salesiano y abonar dos metros cúbicos para la
obra de D. Bosco, si mi hija se salvaba sin operarla.
Gracias a María Axixiliadora el tumor se reventó
por si solo y la enferma se restableció en poco
tiempo, estando ahora sana y fuerte como nunca
habia estado.
Gracias os doy, ¡oh Maiía! por este y otros fa­
vores que me habéis otorgado, pues nunca os he
pedido algún favor (pie no nxe lo hayáis concedido.
A dela A

lón d e

P u jo l.

H ondón de lo s F r a ile s (Ksp.) — Como sierva
agradecida me compluzcoenpublicar xm gran favor
qxie Ixe recibido de María Auxiliadora.
Un hijo inio habia padecido por espacio de cinco
uxt'ses una enferuKHlud en un brazo. Varios médi­
cos lo cxiuuinaron. declarando que era indispciusablo xxna operación en el CvKí o ; y si esto no daba resxxltado. habría que cortarle el brazo.
Y o viéudole en taix triste estado, acudi a María
Auxiliadora, hacieixdo xxixa noveixa y prometicudo
publicar la gracia cu el Boletín Salesiano y hacer
xxna limosna si cxxraba sin hacerle la operación.
Coix admiración de todos iixi hijo sanó y yo cxxmplo
ixxi promesxx.
Iklanu X de 1913.
J ciS E F A M a r t í n e z ,

Cooperadora.

^

G ra m a lo te (Colombia). — Una nifiita nuestra
había sido atacada por una grave epidemia; el
caso era desesperado y mi esposa y yo, derramando
lágrimas de dolor, acudimos a María Axxxiliadora
para obtener la salud de la enferma. Pasó una
noche muy penosa, mas no por esto perdimos
nuestra confianza; y en efecto, a la madrugada
nuestra hija estaba fuera de pelero. Pasada la cri­
sis favorable, la niña fué recuperando sus fuerzas
y el milí^ro se hizo por completo. Pero no sólo
en esto fuimos atendidos por María Santísim a;
en otras dos ocasiones más su bendita protección
nos sacó de dificultades y angustias grandes.
Cumplimos la promesa de publicar estas gracias
en el Boletín Salesiano y enviamos xin óbolo para
la Obra de D. Bosco.
¡Santísima Madre de amor, gracias os damos por
los beneficios que hemos recibido, y os suplica­
mos nos asista siempre tu potente amparo.
Enero, 14 de 1913.
líU is

F.

Uan dazábal.

R ío J a n e iro (Brasil). — D oy las más expre­
sivas gracias a María Axxxiliadora por haberme so­
corrido en un apurado trance. Por cuestiones de
la licencia para xuia tienda que tengo abierta en
esta ciudad para sustentarme, fui recouvenido por
las autoridades qxxe me obligaban a cerrarla y a
pagar 34 duros de multa. Acudí a un procurador
y no me dió otra solución que la de marchanixe de
la casa y establecerme cu otra parte, lo cual para
mi equivalía al cierre, pues era imposible encon­
trar otro lugar tan a proposito para mi negocio como
el que teixia. Viendo que el caso era humana­
mente hablando desesperado, acudi a María Axxxi­
liadora y me postré ante una imagen suya que ve­
nero en mi casa, pidiéndole que me arreglara el
asunto. No se Ixizo rogar mucho. A l poco tiempo
las cosas se arralaron, pude sacar la licencia y
ahora estoy trabajando en mi negocio y me va a
las mil maravillas. Agradecido por esta gracia,
mando dos duros de limosna para los niños de Don
Bosco, y deseo se publique para que todos los que
se eixcueiitrau en apuros, aimque sea de negocios



-• 307 —
niateriales. acudan a la \'irgen Auxiliadora que
ella todo lo arregla.
i^'iva siempre Mana Auxiliadora!
Julio 7 de 191a.
Z enón Cid

y

Conde.

S a n tia go (Cliile).— Encontrábame afligida por
una rebelde enfennedad que, no sólo me hada
sufrir físicamente, sino que me impediría más tarde
realizar mis deseos, y perseverar en la Congrega­
ción, donde me encontraba como aspiranta. Acudí
entonces Uena de confianza a la Sma. Virgen Ausiliadora. pidiéndole mi curación y prometiéndole si
la obtenía, publicar la gracia en el Boletín Salesiano.
No me h^o esperar mucho tiempo esta bondado­
sísima Madre, para mostrar los efectos de su mater­
nal protección y dar prueba ima vez más de que
es potente Auxilio en todas las necesidades de
la nda.
Poco tiempo después, la Sma. Virgen accedía a
mis ruegos, concediéndome la gracia de una com­
pleta mejoría y, en el exceso de su bondad y de su
amor, me recibía en el número de sus predilectas
hijas en el Instituto de las Hijas de María Auxilia­
dora.
Profundamente agradecida por tan señalados
favores, cumplo con mi promesa de hacer pública
mi gratitud y amor hacia esta bondadosa y tierna
Madre.
Marzo tgia.

S o rE . U.,
Hija de María Auxiliadora.
O ren se. — Hallándome en momentos de la
mayor amargura en que contemplaba ante mis
ojos a mi querida hermana Pilar, próxima a im
fatal desenlace, invoqué de corazón a María Auxi­
liadora y ella dió muestras de ser para mí vma
tierna Madre, puesto que me consoló dando la
salud a mi hermana. Justo es, pues, que yo cumpla
mi promesa, dando ima limosna para las Obras Salesianas de Orense y publicando con estas lineas
mi eterno agradecimiento.
Abril is de 1912.
E u is a P é r e z B u il l a .

B o g o tá (Colombia).— Habiendo sido atacada mí
hija mayor, de 6 años de edad, de una enfermedad
gra\'isima en la gaiganta (crup) obtuvo su salud
merced a la invocación fervorosa de María A uxi­
liadora y promesa de publicar el milagro. Sea ben­
dita tan buena madre.
24 de Mayo 1912.
M ig u e l A . F u y il l o .

Dan también gracias a Maria Auxiliadora y envían an
limosna:
Algueña (España). — Roselda Asensio, por
haber devuelto la salud a su hermana Carmen y
envia una limonna. — íd.: José Sánchez, por ha­
ber librado a un amigo suyo de un fuerte catarro,
de unas calenturas y un reuma, tan pronto como
la invocó, y envía una limosna.
Asunción (Paraguay). — Amparo D. de Martínez,
por dos favores extraordinarios. — Id.: Marta Ros,
por haber devuelto la salud a un sobrinito.
Culebrón del Pinoso (España). — Luisa Benito

de Sánchez, por el pronto restablecimiento de su
madre.
Duaca (Ven.). — Juan Pascual Palacio, por ha­
berle salvado milagrosamente de una pulmonía en
venticuatro horas y por otros favores — Id.; Lucia
Marbaes, por haberle salvado la vida a una hijita
de dos años.
Id.: \ncenta Ye*pes, por haber
concedido la salud a un hijo s uyo. —
Juan V .
Vargas, por haberle devuelto dos veces la salud
milagrosamente después de háber hecho una no­
vena.
Espinar (Col).— Verónica Guzmán G., por haberle
devuelto la salud y envía $ 130. —
Una coope­
radora por dos favores y envía $ roo.
Galdar (Canarias). — Adelaida Martin Rodríguez,
por un favor y da 2*50
de limosna.
Guayaquil (Écuador). — Lola Valeiizuela Plaza,
por haber devuelto la salud a su padre, victima de.
grave y peligrosa dolencia, y envia una limosna.
Itá (Paraguay). — Josefa i'leytas. por haber de­
vuelto la salud a su padre, gravemente enfermo.
Palo negro (Ven.). — Petronila Delgado, por
haberle concedido la salud y otros favores, y envía
una limosna para el culto de Marta Auxiliadora.
— Id.: Lucia Palacio, por haberla salvado de una
terrible enfermedad.
Sarandú Grande (Uruguay). — T . U. de H., por
haberle alcanzado una gracia que ardientemente
deseaba, v envia una limosna.
Villaher’mosa (Colombia). — C. J., por un favor
especialisimo y envia una limosna.
Zapatoca (Colombia). — Celestino Gómez Orttz,
por haber obtenido la salud y alcanzado remedio
en sus necesidades cuando la invocó, y manda
$ r’oo. — Id.: Alberto Serrano R., por varios fa­
vores y manda la limosna de $ 50. — Id.: María
Elvira Gómez de G., por haber alcanzado varios
favores; y da el valor de sus pendientes para la
tiesta y la limú-<na de $ 4°- — Id-' Joaquina Mar­
tínez, por haber alcanzado la salud en una grave
enfermedad y por otros favores, y manda § 75. —
Id.: .Ana Maria R. de P., por <ios curaciones y
manda $ 10. — Id.: Ana Francisca P. de Acevedo,
por una gracia y manda $ i ’oo. — Id.: Francisco
Ardiia y Cecilio Solano, por haberles alcanzado la
saliul en una enfermedad grave, y envían $ 10. —
/(/..• Fal)ián Serrano, por varios favores y manda
$ 30 para el santuario. — Id.: Maria Antonia OreJarena, poi* varios favores y mntula $ 50. — Id.:
Utia ílevota, por la curación de una niña. — Id.:
Alonso Acevedo, por haberle otorgado muchos fa­
vores siempre que la ha invocado, y manda $ 50. —
Id.: Amalia R. de Siiárez, por muclios favores y
envia $ roo para su santuario. — Id.: Pedro A L
cánlara Diaz Rueda, por varios favores y manda
$ too. — Id.: Ignacio Díaz S ., por muchos favo­
res y envia la limosna de $ 200. — Id.: Hipólito
Acevedo de G ., por varios favores y manda $ 60.
Id.: S. R. de S., por haberle alcanzado la salud a
un niño de tres meses, y manda la limosna de $ 5.
Se reconieadao ■
sflesisBos.

las oraclooes de los cooperadorca

Zapatoc:a (Colombia). — Ana Lucía Guijano de
G .. para alcanzar la salud de un niño gravemente
enf^ermo y manda $ 50. — Id.: Bárbara Ribero,
para obtener la salud de un niño y manda $ 6 . —
Id.: Rosalina Pinilla, para alcanzar una gracia y
manda $ 10. — Id.: María de los Angeles Piala
de P., para alcanzar la salud de un niño y manda
$ ro. — Id.: María Antonia N. de G ., para al­
canzar la salud de un enfermo grave y manda 1 50.

POR EL MUNDO SfILESISNO
En el Tibidabo.
Apenas levantado Sobre lo alto de la montaña
el Corazón de Jesús, comienza la peregrinación
perpetua atraída por el imán de los corazones,
el Amor de los amores.
La cripta, cuyo ornato está aún por terminar,
ya es insuñeiente para recibir las visitas que los
¿leles hacen al Corazón del divino Redentor.
■ Pero entre estas visitas tan afectuosas, hay al.-gunas que resultan sobre manera conmovedoras;
nos referimos a las peregrinaciones de los niños
-que atraídos por el llamiento del divino Maestro,
■ € Dejad que los niños vengan a mi » como
-alondras que suben al cielo cantando a bañarse
-en la luz del sol, suben en bandadas hasta llegar
-a las gradas de su trono. Si quisiéramos des‘Cribir las peregrinaciones pasadas, tendríamos que
'Cansar la paciencia de nuetrQs lectores. A la vista
tenemos la relación de las últimas que publica
nuestro interesante colega « El Vble. Bosco y
El Tibidabo * y no podemos resistir, aunque
tarde, a dar una ligera noticia. Todo el mes de
Junio del presente año ha sido un continuo ir
y venir de personas devotas, turistas curiosos
y grupos de niños alegres, tan curiosos como
los segundos y devotos como los primeros. Y
ya que los niños son el objeto preferente de
nuestras solicitudes, hablaremos de ellos sola­
mente, tomando los datos del citado colega.
Las niñas de ia Presenta^ón.
Las niñas de la Presentación subieron el 4.
El Iltre. Sr. Penitenciario celebró la misa de
Comunidad a las 8 V2 y después de una hermosa
plática de preparación, distribuyó la sagrada
Comunión, a más de 400 alumnas que están a
■ cargo de las religiosas de la Presentación del
Buen Consejo en las Corts de Sarriá, y de otros
■ colegios de Barcelona.
Después de la acción de gracias, tomaron el
desayuno divididas en grupos y una vez termi­
nado, el mismo celebrante, asistido por los Rdos.
Sres. Dr. D. Ramón Colominas, Beneficiado de
S . Justo, D. Luis Mairich, de la parroquia de
Sta. Ana y D. Fernando Puig, Capellán del
Buen Consejo, dió la bendición solemne con
S. D. M. El canto, por cierto muy afinado, ha
estado a cargo de las Religiosas y educandas.
Hermanos de la Doctrina Cristiana.
El 9 de junio subieron al Tibidabo para ren­
dir sus bomentges al Sdo. Corazón de Jesús

los alumnos y ex-alumnos de las Escuelas Cris­
tianas. Había también buen número de familias.
Uno de los capellanes celebró la misa de co­
munión, en la cual se acercaron al banquete
Eucarístico más de 600 personas. A las diez tuvo
lugar el oficio solemne, ejecutando la escolanía
de los Hermanos una preciosa misa polifónica.
Después del Evangelio, ocupó la sagrada cátedra
el Rdo. P. Fierro, Salesiano, y pronunció un
hermoso discurso de ocasión. Cantó la bellezas
y excelencias de la edad juvenil, así como sus
peligros. Dijo que teniendo el joven necesidad
imperiosa de amar, había de poner los ojos en
un objeto digno de la grandeza humana, capaz
de llenar sus aspiraciones infinitas. Como a tal
les presentó al Corazón de Jesús, centro de sa­
biduría. de fuerza y de bondad. Concluyó ex­
plicándoles la dignificación del templo del Tibi­
dabo y de las romerías de los colegios, invitán­
dolos a subir frecuentemente para solazar su es­
píritu, para prepararse a la vida y para aprender
a amar.
Los Hermanos Maristas.
Hermosísima resultó la fiesta que celebraron
en la Cripta del Tibidabo los Hermanos Maristas con numerosa representación de los alumnos
de los cinco colegios que dirigen en esta capital.
Desde las primeras horas de la mañana, nu­
merosos grupos de niños afluían a las paradas
de los tranvías para subir a dicha montaña. Una
vez en la cumbre, en número de 500 formados
en larga fila de a cuatro, escoltados por sus
profesores y de muchos padres y amigos, en­
traron en el templo entonando el < Volem á
Deu» y acompañados por la banda de los Rdos.
Padres Salesianos.
Celebró misa el Rdo. D. Enrique Col, del
regimiento de Numancia, y en lugar preferente
estaban el Rdo. Hermano Provincial de los Her­
manos Maristas. el Reverendo Hermano Director
del Colegio de Lauria y otros directores.
Durante el santo sacrificio se ejecutaron di­
versos cantos populares al Sagrado Corazón, y
entre ellos el « Detén tu mano — Jesús, perdón »,
siendo pronunciado con arranque de entusiasmo
indescriptible el grito «Salvael pueblo hispano>
que coincidió con la elevación de la Divina
Hostia.
En pocas, pero elocuentes frases, el Rdo. P»
Inspector de los Salesianos saludó a los concu­
rrentes y luego dijo a los niños que el Sagrado
Corazón los llamaba, y ya que dóciles habían
acudido a su voz, el Señor iba a darles su cuerpo

— 3<-9 y sangre, que le hiciesen entrega ellos de todo
su ser, siguiesen fieles hasta la muerte en el
amor de Jesús y rogasen por sus familias, su­
periores y por tantos niños que no conocen ni
aman al Divino Corazón.
Todos se acercaron con el mayor orden y de­
voción a la Sagrada Mesa, siendo magnífico el
espectáculo que ofrecían aquella multitud de
tiernos corazones, acercándose a su Dios y Re­
dentor y recibiendo el manantial de la vida y
de la felicidad.
Con vibrante acento ejecutaron al final de la
misa el < Firm e la voz >. Salieron luego los

sagración solem ne; y mientras la banda tocaba
un paso-doble, fueron desfilando los peregrinos
hasta llegar al medio de la plaza, en donde,
como despedida, se ejecutó el último canto, sa­
ludado y ratificado por nutridos y prolongados
aplausos.

Ei Asilo Durán.
Como los anteriores, acudieron también en
piadosa romería al Tibidabo los alumnos del
Asilo Durán, quienes dieron muestras de ver­
dadero amor al Sagrado Corazón de Jesús con*
su recogimiento y devoción. Cantaron una bo-

S A V O N A (Italia) — U n grupo parcial de loa n iñ os del Oratorio festivo.

alumnos por entre las sombras de los árboles,
saboreando el almuerzo que se les había pre­
parado.
A la diez rezóse una segunda misa, repitién­
dose con más brio el < Volem á Deu », y al
acabarse subió al púlpito otro de los Rdos. PP.
Salesianos, enalteciendo la obra que estaban
fomentando los educandos, las familias y los
maestros cristianos con su presencia a los pies
del Sdo. Corazón en la cumbre del Tibidabo, e
invitando a todos a unir sus plegarias para la
conserv'ación de la fe en las escuelas.
A l final de la misa y a los acordes de la
banda cantáronse, por los alumos del Colegio
de Sans. coplas de adhesión al Sagrado Corazón,
ejecutadas con acierto.
Acto seguido el Hermano Ignacio Gallar, en
nombre de todos los concurrentes, hizo la con-

nita misa en la que tuvo una brillante y opor­
tuna plática el Reverendo P. Superior. Enho­
rabuena a los Reverendos Superiores y a los
buenos asilados que dieron tal ejemplo de edi­
ficante piedad.

Los Escolapios.
En número crecidísimo subieron a -visitar at
Sagrado Corazón de Jesús los alumnos de los
RR. PP. Escolapios. Díjose la misa de comu­
nión en la que recibieron a Jesús todos los niños,
constituyendo un acto imponente.
Hubo también misa cantada por el R e­
verendo Sr. Rector del Colegio de Sarria, pre­
dicando en ella el Rdo. P. Figueras, tan cono­
cido en Barcelona por sus conferencias sociales
y su docta elocuencia, que cantó admirablemente
las excelencias del Corazón de Jesús. L a Ca-

— 310 —
pilla del Colegio interpretó la Misa del Maestro
Üailvé, que resultó muy bien.

Los Saleslanos.
Cuando los romeros, en número de 400, lle­
garon a la plaza, fueron recibidos con un marcial
pasodoble y, colocado.s en hermosa y ancha fa­
lange delante de la Cripta, entonaron el himno
« Dulce Jesús » del Maestro Brunet acompaña­
dos por la banda.
Acto seguido, entraron en el templo y comenzó
la misa de comunión que dijo el Muy Rdo. Sr.
Director, D. Ernesto Miglietti, durante la cual
la Escolanía de María Auxiliadora ejecutó pre­
ciosos motetes.
Momentos antes de la comunión, subió al púlpito el Muy Rdo. Sr. Inspector, Don José Manfredini, y con sencilla y bien sentida frase in­
vitó a los jóvenes a acercarse a Jesús y tomar
de El fuerzas para las futuras luchas de la vida,
recomendándole.s una oración fervorosa por la
multitud de niños y jóvenes que llenan las ca­
lles de Barcelona y que, menos dichosos que
ellos, « 7¡o aman a Jesús porque los pobrecitos no
tienen quien se lo enseñe ». Terminado el fervorin,
viüse rodeado el altar de jóvenes que en haz
apretado y con almas puras iban a unirse a
Jesús.
Terminada la misa y des|)ués de repetir el
himno, salieron en dirección a los cimientos que
se exiieiule detrás de la Cripta donde divididos
en grupos saborearon un apetitoso desayuno
campc.stre.
Después de solazarse por los alrededores, a
las 10 i[, volvieron a la Iglesia para asistir a la
misa cantada que celebró el Muy Rdo. Señor
Inspector y en la que lució sus dotes musicales
la Capilla de María Auxiliadora que tan acer­
tadamente dirige el Maestro Villani, interpre­
tando una misa a cuatro voces de A . Lotti
(1667-1740).
A l acabarse la misa se entonó como despe­
dida el himno « Firme la voz *, cuyas notas
repercutían sonoras en las bóvedas del templo
dando testimonio de la arraigada fe española.
Después, bajo los rayos de un sol que calen­
taba de veras, comenzaron los romeros la bajada
a pie como habían subido, llevando grabado
profundamente en sus almas el recuerdo de
aquel dia.
El mes de junio fué, pues, mes de romerías
infantiles.
Cunda íil ejemplo y repítanse actos que tan
bien dicen con la fe y el valor indomable de

b^paña ».

Otro acto de homenaje que no queremos pasar
por alto fué la conmemoración del centenario
de Constantino. Una fecha tan célebre en los
anales de la Iglesia no podía pasar sin su correspontlienie recuerdo en las casas salesianas.
com o ya hemos relatado en otros números de

nuestro Boletín; y menos en la cumbre del Tibidabo donde D. Bosco colocó, con el signo de
nuestra redención, el Corazón mismo del Re­
dentor del mundo. « Verificóse solemnemente
el domingo 27 de octubre, dicen Las Noticias
de Barcelona, en el templo del Sagrado Corazón
del Tibidabo, la conmemoración del X V I cen­
tenario de la aparición de la Cruz a Constan­
tino el Grande.
Los padres salesianos dieron a esta fiesta re­
ligiosa el esplendor y magnitud del gran milagro
que ha sido enseñanza viviente y eficaz para
las generaciones cristianas.
Todos los cultos que se celebraron durante
el día viéronse muy concurridos; pero la nota
saliente fué al anochecer, cuando terminado el
sermón del padre Doménech S. J., en que cantó
admirablemente las excelencias de la Cruz, y
verificada la solemne reserva por el provincial
reverendo padre Manfredini, los fieles se diri­
gieron procesionalmente a la cima del Tibidabo,
en donde se había colocado una monumental
cruz de 20 metros de altura, con el siguiente
lema: « In hoc signo vinces » cuyas letras de
luz median un metro de alto. L a señal de
redención estaba iluminada eléctricamente por
2,500 bombillas, constituyendo un potente foco
luminoso que permitía admirar el monumento
desde cualquier punto de Barcelona.
Una vez en la cumbre, una masa coral for­
mada por los niños del Patronato de la Sagrada
Familia, los del Colegio de San José Oriol y
numerosos hombres, cantó el inspirado himno
de la Cruz, dirirido por su autor el maestro
Pérez Aguirre, y acompañado por la banda de
los Talleres Salesianos.
Terminó tan solemne fiesta a los acordes de
la Marcha real y vivas al Sagrado Corazón de
Jesús.»
Durante varias noches continuó encendida la
mágica cruz, anunciando con el lejano centelleo
de sus lámparas el triunfo de Jesucristo que
vence, reina e impera desde la cumbre de los
siglos y desde la cima del Tibidabo.

7^

1

fissociación íe ex-BIumnos.

;i

j

BbENOS-.\IRES.— En las Asambleas celebradas
por el centro de antiguos alumnos del Colegio
Pió IX en la fiesta del Patrocinio de S. José de
1911 y 12, el presidente Sr. José Z. P'erreccio leyó
una elocuente Memoria del trabajo realizado por el
Centro desde el mes de Mayo del 1910 hasta el mis­
mo mes del 1912.
Desearíamos poder insertar integro este docu­
mento que es una prueba elocuente y consoladora
de la importancia y utilidad práctica de esta be­
néfica asociación; pero la falta de espacio nos obliga
a contentamos con presentar a nuestros lectores
un-extracto de los puntos más importantes.

— 311 —
La memoria está dividida en dos partes; eii la pri­
mera expone el trabajo realizado por el Centro en
general, que no puede ser más satisfactorio. Fo­
mentó el amor patrio, tomando parte en mani­
festaciones patrióticas, promovió concursos li­
terarios y de tiro, fiestas y manifestaciones, y en
la Asamblea internacional de ex-alumnos y las fies­
tas del Centenario patrio ocupó el puesto que le
correspondía.
También dieron pruebas de su religiosidad, asis­
tiendo sin reparar en sacrificios a funciones y ma­
nifestaciones católicas. ♦ Los vimos, dice el orador,
con placer también en las procesiones, del Corpus
Christi. de S. José, de la Inmaculada, etc., y to-

Grupo de protección mutua. — Su fin es buscar
trabajo, ayudar y asistir a ios enfermos. Fin be­
néfico y hmnanitario digno de los generosos esfuer­
zos que han tenido que emplear para realizarlo, los
generosos jóvenes que componen este grupo. Es
una prueba práctica del amor que une a los ex­
alumnos de este centro, amor que les une no sólo
en la alegría sino también en la desgracia.
He aquí las obras con que este grupo ha corres­
pondido a tan noble fin:
E n 1910. — Tuvo 42 reuniones.
Visitó a 22 enfermos.
Colocó a 28 asociados.
E n 1911. — Tuvo 38 reuniones.

T U R I N — N iñ os del Oratorio F e stiv o de San José.

mando parte en las asambleas y manifestaciones
católicas ya como parte dirigente y ya como sim­
ples asociados, sacrificando descanso y comodidades.
:• La \*isita de los queridos hermanos de la repú­
blica uruguaya, y la participación e iniciativa en
la ^-isita a nuestros amados compañeros ro-sarinos,
como el pic-nic en las playas de Bemal, el lunch en
honor del Sr. Denovi en este Colegio, el paseo a
Banfield, la manifestación de los niños de la Obra
de D. Bosco en L a Plata, prueban suficientemente
el espíritu de fraternidad que reina entre todos
nosotros. Dígase lo mismo de la fiesta realizada
el r i de Noviembre en el Odeón ».
L a segunda parte relata el trabajo de cada una
de las secciones en que está dividido el Centro y
«íue en breve es como sigue

Visitó a 14 enfermos.
Colocó a 18 asociados.
Proveyó de personal a una importante im­
prenta en la provincia de Entre Ríos.
Grupo deportivo. — Promovieron varios concur­
sos de tiro en la capital y fuera de ella; varios par­
tidos de foot-ball, logrando más de una victoria;
no pocos concursos; carreras de bicicletas y otras
múltiples iniciativas que lograron despertar do­
quiera el TnÁ.s intenso entusiasmo.
Grupo de Estudio Sociales. — Para apreciar todo
el alcance y utilidad práctica y social de este grupo,
basta conocer los trabajos realizados que expo­
nemos tomándolos íntegramente de la Memoria.
E n 1910. I.® Tuvo 36 reuniones.
2.® Publicó en los diarios 80 artículos.

— 312 —
3.0 Tuvo un movimiento de 1588 piezas de corres­ ciación, que por causas del todo ajenas a su volun­
pondencia.
tad y constancia en el trabajo han tenido que sus­
4.0 Propagó 52,000 revistas humorísticas.
pender.
5.0 Repartió de 35 a 36 mil hojas de propa­
Grupo Jóvenes. —
una subcomisión recién,
ganda.
comenzada que promete las más halagüeñas espe­
6.0 Difundió 5252 revistas varias.
ranzas para el crecimiento y prosperidad del Cen­
7.0 Realizí) dos fiestas pro buena prensa.
tro.
ICn 1911 y 12. I.o K 1número de sus reuniones fué
Termina el Presidente felicitando y dando las
de 105.
gracias a todos los socios del Centro, recordando
2.0 Publicó en los periódicos 169 artículos.
los socios fallecidos durante el año e invitando a
3. o Tuvo im movimiento de 1928 piezas de corres­ todos a referir todo el bien que han realizado a la
pondencia,
causa de la cual todos los bienes proceden, que es
a la vez nuestro Creador y Padre amantísimo.
4.0 Propagó 31.200 revistas hiunorísticas.
También nosotros nos unimos al celoso presi­
5.0 Repartió 980 mil hojitas de propaganda.
dente para felicitar a este Centro, haciendo votos
0 .® Difundió 8320 revistas diversas.
Total en 19X0-JI, hojas y revistas repartidas ¡)or su jjrosperiílad y porc^ue ñiiiten su ejeiuplo los
93252.
ex-ahmnuxs de todos los colegios salesianos.
Total en 1911-12, hojas y revistas repartidas
PATAGONES. — I<a Comisión del nuevo centro de
1.019.520.
cx-ahmmos de Patagones invitó a un paseo cam­
7. ®Organizó varias fiestas pro buena prensa.
pestre al Centro de Viedma con el fin de estrechar
8.
®I'\mdó un Centro de la Liga Social Argen­miis los vínculos de afecto y aprecio que los unen.
tina en Abril de 1911. el cual hoy cuenta con 450
Desjuiés de asistir a la Misa Jlayor en el templo
socios. (Las dos asambleas de esa noble asociación, de Viedma, se dirigieron en alegre comitiva a la
fueron iniponcute.s, contando la primera 1200 encantadora quinta « Las Delicias » donde les sir­
vieron mi .suculento almuerzo al que hicieron los
hombres y la segimda 900).
9.0 A fin de ano clausuró el curso de estudios debidos honores en medio de la más cordial ale­
(no la serie de reuniones) con un pic-nic en Bernal ada.
Brindaron con frases brillantes de smeero com­
en unión con el Círculo de obreros de aquella loca­
lidad. Pué un piuseo de recuerdos imborrables por el pañerismo el señor Don Federico Rucci en nombre
del Centro de Viedma y el joven Armando Pastore
entusiasmo (pie reinó.
Otro pic-nic lo tuvo en Marzo, inaugurando otro en representación del Centro de Patagones.
Centro de Plstudios sociales, en el mismo pueblo.
También hablaron los señores invitados. Con el
entusiasmo y sencillez que le son peculiares, brindó
10.
®Ivl diario E l Pueblo realizando un acto de
deli(^ideza espontúneo, (puesto que ni siquiera le • )or el progreso de ambos centros el R. Pbro. Luk
nuuiifestamos tal deseo), publica el resumen de las Pedemonte.
reuniones semanales en sección aparte, bajo el tí­
tulo Estudios Sociales y con tipo visible.
11.
®Ciula socio posee su libro de texto y a fin de
año, por iniciativa del R. P. Pagliere, alma de todo
esto, rendirán examen ante una comisión ad hoc ha­
biéndose al efecto establecido 5 premios, para so­
ciología y apologética.
13.® Se pronimíúaron 73, entre conferencias y
TURIN. — El Oratorio de S. José en Borgo S.
discursos.
13.
®vSu distintivo es el clavel blanco, símbolo deSalvarlo es el asilo de varios centenares de mu­
chachos que en él van poco a poco educándose en la
la Democracia Cristiana.
14.
®Dentro de poco tiempo tendrá su himno:virtud, piadosos y llenos de sentimiento religioso.
Los diversos círculos y compañías que en él' se
la letra es del R. P. Rodolfo Ragucci y la música
han
establecido ejercen un apostolado sencillo, pero
será del renombrado y populiu" P. Aíjuiles Peconstante y activo. Digno de especial encomio es
drolini.
15.
® I^a reunión menos frecuentada, contó conel Circulo X V de Mayo.
Gracias a la generosidad de algunas buenas y
16 jóvenes.
celosas personas más de 100 muchachos el domingo
16.
®No fueron menos de 12 los jóvenes de este
gmpo, que frecuentaron el Curso de Conferencias 22 de julio hicieron una alegre excursión a la ciu­
sobre Cajius Rurales, cpie tuvo lugar en la Univer­ dad de Rívoli precedidos por mía annoniosa cha­
ranga.
sidad católica el uño pasado.
SAYONA. — El l«^ domingo de juilo los alunmos
17.0 K 1 joven que nos representó en el Congreso
de 'Dirin. compañero Peniando Segovia. es uno de del Oratorio Salesiano celebraron la fiesta de S.
Ivuis Gonzaga. Por la mañana uuos 250 recibieron
sus más activos miembros.
Grupo de Estudios Literarios. — Este gm po ha la Sgda. Comunión y a las 10 los congregantes de
trabajado con griui celo a pesar de las dificultades S. Luis se reunieron en la iglesia para ofrecer flores
(pie encuentra en sus trabajos. Tomó parte activa a su Patrono después del canto de un himno y un
en Uus fiestivs del Centenario Patrio. Promovió un fer\'orin que les (¿rigió el Sr. Director.
Por la tarde — después de carreras y diver­
concurso literario que tuvo un éxito brillante y
publicó por un luio un periódico órgano de la aso­ sos juegos — salió la procesión solemne en la

^ r o ñ i c a de lo sO ra to rio s F e s t iv o ^ j

-

313 —

cual tomaron parte el Circulo S. Juan Berchmaiis,
el Grculo obrero S. José y el Grculo de estudian­
tes de S. Luis: seguia el clero con la reliquia y la
estatua del Santo que los estudiantes y artesanos
llevaban por tumo; después las banderas de los
dos circuios y muchos devotos entre los cuales iban
algunas beneméritas cooperadoras del Oratorio.
Al entrar en la iglesia la procesión, predicó im
elocuente panegírico el Dr. D. Alejandro Luchelli,
Director del Colegio municipal de Alassio, termi­
nando con la bendición con S. D. i l . Por la noche
hubo una representación dramática y después ilu­
minación y fuegos artificiales.
— El domingo siguiente a las 6,15 todos los
niños salieron para Ferrania invitados por el Mar­
qués de Mari, senador del reino, que puso a s\i dis­
posición un hernioso jardín y un bosque ameno.
El clero del lugar salió a recibirlos mientras las
campanas repicaban con alegría. Entraron en se­
guida en la iglesia donde oyeron misa y muchos de
ellos recibieron la S. Comunión. E l director les
exliortó a huir de los malos compañeros y a tener
siempre alta la bandera de la religión. Siguió el desajTono y después paseo.
A l mediodía se les sirvió un excelente almuerzo:
después se esparcieron para dormir la siesta a la
fresca sombra de aquellos robles y encinas.
A las funciones religiosas de la tarde siguió
una animadísima partida de fooi-ball y ima buena
merienda. A las 8,30 estaban de \*uelta en la ciu­
dad satisfechos de tan amena excursión.

La Obra saiesíaana en Alicante. — Comenzó hace
pocos meses oculta y pequeña, como todas las
obras de Dios, en medio del general excepticLsmo
sobre su realización, y hoy casi es un hecho. Para
los unos no pasaba de ser im sueño dorado, los
otros la calificaban de pina ilusión, y hoy se admi­
ran de lo mucho que se ha hecho, uo hallando ex ­
plicación adecuada de tantos progresos.
L a m itad del edificio, que contará 84 m. de fa­
chada, está para concluirse y en fecha no lejana,
por cierto mucho más próxima de lo que se figura­
ban los más optimistas, podrá quedar terminado el
edificio, que será destinado a escuelas para obre­
ros.
Después de Dios, todo es debido a la abnegación
de las Señoras de la Junta Fundadora, quienes, lle­
vadas en
del amor que alimentan hacia los
pobres hijos del pueblo, van buscando de puerta en
puerta el óbolo, con que contribuir a la construc­
ción de nna. casa en la cual puedan recibir cristiana
educación. Y alma y fuego de esta Junta es el
dignL«simr> Sr. Abad de la Colegiata, Sr. D. Modesto
Nájera, de quien se ha dicho que para él la obra
salesiana constituye una verdadera monomania, por
ignorar de cuanto es capaz un corazón inflamado en

en el amor de Dios y encendido en celo de la sal­
vación de las almas.
A fin de reunir fondos para costearlasobras, han
o^anizado una lotería benéfica, cuyo sorteo se ve­
rificará el 31 del mes de enero del año entrante.
Recomendamos a nuestros lectores la adíjuisición
de billetes, seguros de que harán una obra meri­
toria. E l precio de cadaunoes de una peseta, siendo
los premios de 5000, 1000, 500, 250, 100 y 25 pts,
VALENCIA. — Los vecinas de Alberique cele­
braron con extraordinaria solemnidad la fiesta de
S. Lorenzo y de la Sma. \’irgen del Rosjirio, l ’atrona del pueblo, los dias 5 y 6 de octubre.
Para poner digno remate a estas fiestiis que re­
sultaron brillantisiinas, invitaron a las alnnmos
de las escuelíts saíosianas de esta ciudad para dar
un festival infantil. Aceptada la invitación el día
5 llegaron a Alberique. lie aquicomodc.scribe.su
llegada y estancia en Alberique Lo Voz de Valencia:
«A las nueve y media de la mañana llegó el tren
que conducía a los niños salesianos.
« A la estación a recibirles acudieron las auto­
ridades locales, los unios de las escuelas e inmen­
so numero de vecinos, que recibieron a los visi­
tantes con estruendosos aplausos.
L a comitiva se dirigió desde la estación a la
« Montañeta », en donde está la ermita de Santa
Bárbara.
Después de celebrada en la ennita la santa músa
durante la cual cantaron varios motetes los niños
s '.lesianos, se dirigieron éstos a la casa ayunta­
miento en donde fueron obsequiados con un es­
pléndido refresco.
A las 2,45 de la tarde comenzó en la plaza de
toros el festival infantil.
E n el circo taurino se había congregado gran
número de espectadores (pasaban de 3.000) que
premiaron con entiv»iásticas ovaciones los ejerci­
cios sorprendentes que ejecutaron los niños bajo
la dirección del P. \'iñas.
Tenninado el festival, como recuerdo de este
d ia y como premio (bien merecido por cierto), im­
púsose a la bandera de los niñas salesianos una her­
mosísima corbata, que ha sido esmeradamente pin­
tada y bordada por las Hijas de la Caridad de esta
villa.
E n el tren de las 5,35 rcgre.saron a Valencia lo.s
niños de las Escuelas Salesianas.
L a estación estaba comjilctamcnte ocupada por
los muchos que acudieron a despedir a los simpá­
ticos niños.
Se les regalaron gran número de dulces y me­
riendas para el camino.
A l partir el tren, la multitud prorrumpió en
atronadores aplausos y vivas a los Salesianos, que
eran contestados con otros a All>erique.
¡Dios quiera que este hermoso festival organi­
zado con tanto acierto por los señores Arcipreste,
Alcalde. Ayutamiento y demás miembros de la
comisión de fiestas , produzca los frutos que tan
ardientemente deseamos! »

SARRIA (Barcelona). — Las Escuelas profes'onales están de enhorabuena. Después del

— 3U —
reposo anual, vuelven otra vez los talleres a
funcionar con el rumor sosegado y activo del
iruljajo ordenado. Mucho nos ha llamado la
atención el gran número de jóvenes ya crecidos
que han venido este año a perfeccionarse en su
arte. Los cursos son numerosos y aumentan, so­
bre tollo los últimos.
Ln vista de las observaciones hechas por el
Jurado de la tercera exposición de nuestras es­
cuelas, se ha reformado el horario de la enseñanza
del dibujo, datulo a éste toda la importancia que
tiene en el aprendizaje de cada oficio. Una
ilustre bienhechora, la Exm a. Sr. Da. Ana de
Saiillchy, Vda. de Girona, ha hecho un regalo de
excepcional importancia para esta cla.se. Consiste
en un número considerable de modelos de yeso,
procedentes de la fachada de la catedral de Bar­
celona, ya casi terminada. Las numerosas y
bellísimas.^ar^í)/íríque embellecen la mencionada
catedral, copiadas casi todas de las que se ven
en los templos construidos en aquella época en
que el estilo ojival privaba por doquier, han
pasado a adornar las escuelasde decorativa y de
dibujo. Nuestros pequeños artistas tendrán ante
sus ojos, |)ara desarrollar sus facultades estéticas,
las ricas repisas cuyas geniales y simbólicas com­
posiciones, llenas de hombrecillos luchando con
fieros animales y de dragones retorciéndose por
entre la Jlora que con tanta profusión usaron
los mne.stros del arte ojival; no les faltará de
hoy en adelante una gran cantidad de varidisimos capiteles de toilos los tamaños que llaman
poderosamente la atención del artista, y sobre
lodo tendrán alli un gran número de detalles y
motivos de ornamentación en que inspirar su
joven fantasía, juntamente con la numerosa co ­
lección de animales que adornan los montantes
de los antepechos del cuerpo central. Para dar
una pequeña idea del mérito de muchos mo­
delos, solo diremos que algunas de las figuras
que decoran las peanas, etc. han sido modeladas
por lo.s mejores escultores de la ciudad condal,
los cuales trabajaron bajo la dirección del dis­
tinguido arquitecto Sr. Font, que favorece nues­
tras escuelas con sus encargos.
A esto tenemos que añadir otra noticia no
menos grata. La Redacción de la revista técnica
Typojtrafische Jahrbücher que se publica en Leipzig
(Alemania), después de haber recibido, como
muestra de trabajos, un programa a varias tintas
impreso en las Escuelas Profesionales de Sarria,
envió al Director de dichas escuelas, D. Ernesto
MigHctti, la carta que transcribimos, publicando
además un juicio muy halagüeño en la revista.
Dice asi la carta :
Escuela Tipógrajica SaUsiana
de Sarriá Barcelona.
La infrascrita Redacción de Anales tipográficos
publicados por el ,,TechnikHm fü r BucA-dmcker"
reconociendo la habilidad de la apreciable im­
prenta de V , V . demostrada aquí en el trabajo
últimamente remitido: Programa para la fiesta
de D. José Ma. Manfredini; ha resuelto con­

cederles el medallón de honor para tipógrafos,
según consta de lo dicho en el cuaderno 9 de
la revista arriba mencionada. Adjunto nos per­
mitimos enviarles dicho distintivo honorífico y
desearles para los demás trabajos y produccio-,
nes de su apreciable casa los mas lisonjeros re­
sultados.
Somos en la mas perfecta consideración
,, Technikum f ü r Buch-drucker' ‘
Leipzig.
Del número 9 de 1912 de los Typografische
Jahrbücher (Anales gráficos) tomamos:
Escuela Tipográfica Salesiana Sarria in Barcelona.
Ein Programm zur Keier von Don José Man­
fredini. Die Ausstattung des Programms im Satz
wie im Druck ist eine ganz vorzügliche. Sie
zeigt, da.ss unsere K ollegen in Barcelona Sinn
für F^ormenschónheit ebenso besiizen wie Sinn
für P'arben-Hurmonie. Ebenso legt die Arbeit
Zeugnis ab von einer nicht zu unter.schátzencien
Fertigkeit im Tonplattenschnitt. VVir haben die
Qualitat der Arbeit durch Verleihung eines Ehrenzéichens anerkannt.
Cuya traducción es como sigue:
Programa para la fiesta de D . José Manfredini.
El trabajo de la composición y el de la impre­
sión son del todo excelentes. Se ve que nuestros
colegas de Barcelona tienen gusto para las for­
mas estéticas no menos que para la combinación
y armonía de los colores. La obra acusa tam­
bién una perfección no despreciable en el corte
de plancha Maser. Hemos reconocido el mérito
del trabajo concediendo a sus autores un me­
dallón de honor.
El juicio de la competente Sociedad profesional
de tipógrafos alemanes, Technikum fiir Buch-drucker,
debe servir de estimulo a los pequeños tipó­
grafos para perfeccionarse en su arte, y a los
maestros para esmerarse cada vez más en la en­
señanza profesional. A unos y otros nuestros
plácemes y cordial enhorabuena.

MEMORIAS BIOGRÁFICAS
de M on s. L U I S
O-

^

LASAG N A.
^

CAPITULO X L III (Continuación).
Como se desprende de la relación de Monseñor,
en el breve tiempo que pasó en Concepción, según
costumbre repartió en gran abundancia el pan de
la di\-ina palabra y confirmó hasta mi millar de
personas. Luego se embarcó en el Pingo que en la
mañana del 22 de julio zarpó con rumbo a la Asun­
ción. Por la tarde se detenia el vaporcito frente a la
Estancia de Sania Isabel para hacer leña, que en
aquellos parajes sustituye al carbón. Monseñor

— 315 —
había subido a cubierta para observar un gnipo
de Indios acuclillados a la sombra de un árbol.
El dueño de aquellas tierras, que era de la Pro­
vincia de Córdoba en la República Argentina, en
viendo al Obispo corrió hacia el mayordomo del
vapor, mi tal Domingo Savio, genovés, rogándole
obtuviese del Prelado que le bautizara un niño
de seis meses. E l Secretario le preparó todo en un
saloncito y ilonseñor administró el Sacramento,
imponiendo al angelito el nombre de Joaquín en
honor del Padre común de los cre}^entes. Entre las
numerosas mujeres y curiosos que atrajo esta cere­
monia acudió im indio: era xm hombronazo, des­
nudo, todo sucio con los cabellos enmarañados:
separóse de los otros y subiendo por la escalerilla
del buque se acercó al Obispo y le significó cjue 61
y todos los suyos querían ser cristianos y deseaban
el bautismo. ¡Pobre Indio! lira uno de los cacicjues
de la tribu de los Lenguas. No costó poco trabajo
hacerle comprender que antes era preciso instniirle
y disponerle bien, y que faltaba el tiempo para ello
él insistía en ser bautizado. Sosegóse al fin con la
promesa de que presto volverían los misioneros
y satisfarían sus deseos. Recibió con muestras de
alegría las baratijas que se le regalaron y volvió
a reunirse con sus compañeros, ansiosos de conocer
el éxito de la embajada. A l despedirse aquel Indio
gigante, en señal de gratitud se quitó de las orejas
el adorno rná.s galano que tenia y se lo entregó al
secretario de Monseñor. E ra \m pedazo de madera,
redondo, liviano, de cinco centímetros de ancho,
que él llevaba en un enorme agujero hecho en la
parte inferior de la oreja. Aquel célebre zarcillo
fué enviado después al Museo de las Misiones Salesianas en Valsálice, cerca de Turin.
CAPITU LO X L IV .

En la capital del Paraguay — Dolorosas aoticías
— El clamor de la gratitud y del amor patrio
— Todo lengua — Vagón a sus órdenes - Cinco
meses bien empleados — 2500 kilómetros más
2500 kilómetros — Consagración del Obispo del
Paraguay — En cuarentena.
En medio de estas vicisitudes y con el ahna
iiimidada de tristeza al ver la infeliz condi­
ción de tantas tribus errantes por las vastas lla­
nuras que atravesaba, llegó Mons. Lasagna a la
Asmición, capital del Paraguay. Allí hubo de aguar­
dar la salida para Monte\’ideo del Centauro, y se
encontró con que se habían realizado gravísimas
mudanzas. E n im pronunciamento militar había
sido derrocado el gobierno del Señor González y
éste condenado al destierro con sus principales
partidarios, de manera que las gestiones para la
fundación de im instituto quedaban interrmnpidas.
Sin embargo le consoló en gran manera im despacho
en que el General D. Juan Bautista Eguzquiza,
candidato a la presidencia, le aseguraba que.
de ser elegido primer magistrado de la República,
fácilmente se entendería con él, secimdaria en
todo sus proyectos y tendría a grande honra el
coadyuvarlo en la regeneración del Par^piay.
Mas parecía que en el corto plazo que tenía que

pasar en la Asunción todo se conjuraba para poner
su \'irtud a prueba. Además del dolor que le causó
la caída del Presidente González, prodújole honda
pena la noticia, que le llegó por telégrafo, de la
muerte del P. Cipriano, Director del noviciado de
Las Piedras, modelo acabado de religioso, hermano
queridísimo y su confidente, de manera que dejaba
nn vacío inmenso eu la Inspectoría. Allí supo tam­
bién que el Colegio deNictlieroy, a causa do la
guerra civil, había sido convertido eu haspilal do
la sangre y en depósito de \*ivcres, y que todos
los alumnos se habían dispersado y \'uclto a sus
familias. Urgentes negocios y más urgentes nece­
sidades de dinero exigían también su i>resencia
en S. Pablo, y por :madidura al pasar por entre
tantas aguas estancadas, su sahid había desmejo­
rado notablemente. Hasta le asaltó el temor de
que sus dolores reumáticos le impidiesen continuar
el viaje y de verse obligado a quedar, incapaz de
movimiento, en algún rincón olvidado de aípiellas
remotisimas comarcas. Debido a estos contra­
tiempos resolvió aplazar para otra circunstancia
las excmrsiones que pensaba realizíu a través del
Paraguay, en el alto Paraná y en el alto Uruguay,
y el 29 de julio salió con rumbo directo a Monte­
video. Indecible fué su alegría al llegar a su que­
rido Colegio P ío , según se desprende de una carta
rebosante de gratitud y verdadero patriotismo,
reflejo de su gran corazón.
« ¡Oh, loado sea Dios que me vuelve sano y
salvo al seno de mis amados hermanos, después
de haber sondeado las hondas llagas de esas infe­
lices poblaciones del alto Paraguay y de Matto
Grosso! A esta vista desoladora, cuán espontáneo
brota del alma mi grito de gratitud al Señor que
me otorgó la gracia de abrir los ojos a la luz no
entre los infieles, sino en Italia, tierra chísica de
la fé y de la civilización, cuna de todas las artes,
de la verdadera ciencia, tierra privilegiada donde
brilla con iniuortales rcsjilendore.s la Cátedra de
S. Pedro, donde el Pontificado irradia a todas las
ciudades, a todas las aldeas, a los rincones más
oscuros de nuestra patria, tiu iti luz de verdad,
tanto calor de vida y de virtudes cri.stianas; doíide
han surgido millares de héroes y de santos ]>ara
legamos ])reciosa herencia de ejemplas inmortales
y de glorias iinpcreceder;is.
o A tan enormes distancias, rodeado de la bar­
barie y de la soledad, cqirimido por las privaciones,
joh, con qué santo cariño recuerda el Misionero a la
amada patria, nuestra querida Italia! ¡Con qué
ardor se \-uelve a Dic« el alma reconocida, e im­
plora cien veces al dia para la patria lejana, para
los amigos y bienliechores las más escogidas l>endiciones del cielo!» Así escribía con fecha del 31 de
julio de aquel año 1894.
El infatigable Apóstol después de un viaje tan
largo y penoso, en vez de entregarse al descanso,
apenas hubo arreglado las cosas del Colegio Pió
y visitado las otras casas del Uruguay, se puso de
nuevo en viaje para Rio J aneiro. En todas partes,
dirigiéndose a sus hermanos y alumnos, el argu­
mento predilecto de sus conferencias, de sus con­
versaciones, de sus sermones era la infelicísima
suerte de los salvajes del Paraguay y de Matto

— 3i6 —
Grosso, y para tratar de esta materia habría que­
rido, según la expresión de S. Agustín, hacerse
iodo lengua a fin de excitar en todos los corazones
la compasión hacia aquellos seres desventurados
y un ardentísimo celo de la salvación de aquellas
almas. Y en verdad (jue sus palabras no quedaron
sin efecto, porque en todas partes logró suscitar
vocaciones para la misión o animar las ya decididas
o conseguir medios materiales para sostener las
obras comenzadas.
(Continuará).

su fallecimiento, recibió al Sr. Director, quien,
después de agradecerle una vez más sus bon­
dades para con los Salesianos, tuvo el con­
suelo de oir de sus augustos labios los her­
mosos proyectos que como Presidenta acari­
ciaba para el próximo año. Pero Dios N. S.
en sus altos designios lo ha dispuesto de otro
modo, y nosotros rendidos y resignados aca­
tamos su santísima voluntad, no dudando que

N E C R O L O G IA
S. ñ. R. la Serm a. Sra. Da. María T e­
resa de Borbón, Infanta de España
y Princesa de Bavíera.
K 1 día 23 del pasado Septiembre, contando
apenas 30 años de edad y cuando todo le
sonreía, falleció repentinamente en su palacio
la bondadosa y caritativa Infanta Da. Maria
Teresa, dejando sumidos en el más profundo
dolor a toda la real familia y al noble pueblo
madrileño de cuyo corazón se hizo dueña con
sus muchas y esclarecidas virtudes.
España entera está de luto con esta prema­
tura muerte (jue ha venido a arrebatarle un
tesoro inapreciable de cuya pérdida difícilmente
volverá a reponerse. 13Íen lo manifestó el pueblo
de Madrid al saber la infausta noticia, pues
de todos los labios salían frases que, partiendo
de corazones angustiados por la pena, se di­
rigían a enaltecer y llorar a la Infantita hu­
milde, caritativa y santa. La historia pondrá a
su tiempo en claro los muchos y altos ;e •
vicios prestados por tan augusta dama a nues­
tra amada patria, que agrailecida no cesa de
elevar plegarias al Altísimo por el eterno des­
canso de su real bienliechora. Un corazón tan
admirablemente dispuesto a practicar la caridad
no podía menos de amar y favorecer la Obra
del Ven. D. Hosco; por lo tanto, no bien se
le propuso, aceptó muy gustosa el año 1905 la
presidencia honoraria de la Asociación de Co­
operadoras, con la particularidad de necesitar
para ello el real permiso de su augusta madre,
pues aun no había contraído matrimonio.
Desde entonces empezó a favorecer con gene­
rosidad esta casa de Madrid, que conservará
agradecida el gratísimo recuerdo de las cari­
ñosas visitas de la Infanta, la cual con amor de
madre recorría las aulas y demás dependencias,
informándose minuciosamente de los adelantos
y necesidades de la misma. Pocos meses antes de

desde el Cielo seguirá protegiendo nuestra
Obra con tanto amor como lo hizo durante
su santa vida. Unidos íntimamente los Sale­
sianos al luto y dolor de la Real Familia ele­
vamos fervientes preces al Señor por alma
tan escogida, y suplicamos asimismo a todos
nuestros Cooperadores una oración más por la
bondadosa infanta María Teresa.

Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑ A.

Sevilla
Sra. Da. Angeles Aguirre
Id.

» Dolores Rojas
Sr. D. Miguel del Olmo
Id.
Sra. Da. Carmen Pahnero Jerez de la Frontera
» * Natalia Pajares Vda. de Alonso
Id.
% * Juana N. Vda. de Sánchez
Id.
Sr. D. Antonio de Castro
Dos Hermanas

R . I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
G erente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Típ. de la S. A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176-TU RIN .
Texto
A Ñ O X X V I I - N . II

Edición de España

N o v ie m b re de 1912

52_________________________________ -------------------------------------------------------------

L

%

Í5"

c^o o

o

^
^

o

o

o

o ^

Boletín$nlc$iano

a

l

%

i) i)
(?

CJ Ó ^ c ^

Turin — V ia Golfolengo N. 52.

SUMARIO. — La caridad en la educación — V I. . 391
293
Una encíclica en defensa de los indios
. . . .
Algunas graciasatribuidas a la intercesión de D. Sosco 295
Dos iglesias y un monumento en honor de Maria
297
Auxiliadora — La muerte de cuatro misioneros
Tesoro e sp iritu al............................................................ 298
Dk n u e s t r a s m i s i o n e s . — Matto-Grosso Brasil:
Una excursión al R io das Alarles — Bautismos
y mairivionios — Una misión de seis meses en
la Patagonia — D e l diario de una leprosa . . 299

f

^ ^

L a V I Reunión de Directores Diocesanos . . . .
305
Culto de María Auxiliadora: Gracias de María Au­
xiliadora ...................................................................... 306
P o r El. MONDO S A L E siA N o : En e l Tibidabo —
Asociación de Ex-Alumnos: Buenos A ires, Pata­
gones — Crónica de los Oratorios festivos: Turin,
Savona, — Noticias varias: La Obra salesiana en
Alicante, Valencia, Sarriá-Barcelona . . . .
308
Memorias biográficas de Mons. Luis Lasagna . . 314
Necrología - Cooperadores Salesianos difuntos . . 316

c a r id a d en la e d a c a c ió a
VI

Sin esa educación de las almas,
activa,
íntim a, co m pleta, consciente,
O pere et veritatc (fin),
ni la religión ten d rá m ártires, ni la
patria héroes, ni el orden social defen­
‘ ONTINUANDO las reflexiones que
sores ; y bien sabem os todos cuán ne­
hem os apuntado en nuestro
cesitados estam os de caracteres tem ­
núm ero a n te r io r , vamos a
plados que sepan ser lo uno y lo otro.
añadir algunas m ás acerca de la edu­
Los métodos pasivos, aplicados a la
cación incom pleta que reciben los niños
educación del carácter, son funestos;
en ciertas escuelas. N o nos atrevem os
sólo p o r una rebeldía de la naturaleza,
a decir todo lo que sentim os, porque
a despecho del educador mismo, saldrá
correríam os riesgo de ser mal en ten ­
de ahí una voluntad fuerte y generosa.
didos y peor in te rp re ta d o s; pero el
La pasividad p o r un lado y la igno­
am or g ra n d e a los niños que ha in­
rancia p o r otro, producen fatalm ente
fundido en nuestra alm a el inm ortal
hom bres a m edias, esa m asa inmensa,
A póstol de la juventud, V ble. Juan
como decíam os en otro lugar, de los
H osco, nos obliga a no callarlo todo, apáticos e indiferentes, el m ontón anó­
pues se tra ta tam bién de los más
nimo de cristianos de los cuales la
sagrados intereses de la religión y de
Iglesia no puede esp erar ni propaganda
la patria.
ni d e fe n sa ; au to rid ad es que no se mo­
lestarán jam ás p a ra m ejorar la condL
V . número anterior.
(I).

— 290 —

ción de sus sú b d ito s; padres de familia
(pie creen el 71011 plus ultra de la virtud
el dejar a sus hijos la misma posición
que a ellos les dejaron sus progenito­
res; católicos que verán com batir el
catolicismo y se pondrán a llorar como
mujeres, debiendo defenderlo como los
hom bres: soldados de Cristo que al oirlos
aullidos de la chusm a salvaje que asalta
los conventos y profana las iglesias, se
m eterán en casa a rezar el rosario ; ciu­
dadanos rectísimos que trinarán contra
las leyes malas, sin haber dado un paso
para tenerlas buenas, que abom inarán
de la inm oralidad triunfante y de la
perversión de los tiempos, sin hacer el
m enor sacrificio para rem ediarlo en la
p arte que les sea p o sib le ; obreros que
echarán la culpa de su exiguo jornal
a la avaricia de los amos, sin pensar
jam ás en instruirse y m ejorar la cua­
lidad de su tra b a jo ; com erciantes
miopes que achacarán sus fracasos a la
mala fe de sus consocios, en vez de
atribuirlos a su torpeza o imprevisión;
en suma, hom bres deficientes, tímidos,
desm añados, sin condiciones p ara pro­
mover el bien, apenas dispuestos a evi­
ta r el mal, inhábiles p ara la lucha de
la vida, no porque Ies haya faltado
educación, sino porque la recibieron
m a la ; no se les preparó p ara la vida
real, sino p ara una vida ficticia que
sus educadores im aginaron en el silen­
cio sabio de su gabinete.
¡Pobres niños, pobres hom bres, pobre
sociedad! Y no hem os tocado de pro­
pósito otros puntos más delicados, como
la educación de la castidad, relaciones
en tre autoridades y súbditos y dem ás
problem as sociales; no hem os hablado
de patriotism o, ni de política, ni de
otras cosas candentes, que no por ser
candentes dejan de form ar p arte de la
vida cuotidiana y por lo mismo deben
ten er su puesto en la educación, s ie s ta
ha de ser real y no im aginaria; porque
la vida es así tam bién candente, tu ­

m ultuosa, arrolladora y ¡ay de los dé­
biles y de los desorientados! E l reino
de los cielos padece fuerza, y el bien­
estar de la tierra, m edio p ara conse­
g u ir aquél, como dice S. Tom ás, la
padece tam bién. ¡Si el m undo fuese
o tra cosa! ¡Q uién sabe si cambiará!
Pero p e r ah o ra es eso; y todo educa­
dor está obligado en conciencia a pre­
p a ra r a los niños para ese mundo; lo
dem ás es engañarse y engañarlos mi­
serablem ente ; enviarlos desarmardos
a la lucha, es decir, enviarlos al mata­
dero.
Perdónesenos este desahogo moti­
vado por escenas tristísim as, que he­
mos tenido que presenciar más de
una vez.
No hace mucho tiem po, recibíamos
las confidencias de un excelente padre
de familia, com pañero de nuestra in­
fancia, el cual con centelleos de santa
indignación en los ojos nos exponía,
exagerando alero sin duda, los efectos
más o menos necesarios de lo que él
llam aba la educación contradictoria. Nos
han engañado, tal vez sin querer, decía;
nos han educado mal, ocultándonos
muchas cosas que son en g ran parte
la realidad de la v id a ; en cambio nos
han hablado días y días sobre otras
que apenas tienen aplicación práctica;
no nos hon form ado en la acción que
ah o ra necesitam os.
Nos han ejercitado solam ente en las
virtudes pasivas y ahora se nos piden
virtudes so ciales; nos enseñaron a ceder
siem pre y ahora p rentenden de nos­
otros que nos im pongam os a los malos;
se nos recom endaba de continuo el
huir y se nos culpa de que no sabe­
mos avanzar; toda manifestación de
voluntad propia se confundía con la
terquedad, porque éram os niños, y era
severam ente reprim ida como una re­
beldía, ahora se nos pide firmeza de
carácter y voluntad fuerte, porque somos
hom bres, e.xigiéndonos como un deber

— 291 —

lo que entonces se castigaba como una
falta; entonces toda iniciativa personal
se atribuía al deseo pecaminoso de dis­
tinguirse y se burlaban del presumido,
hoy se nos llam a apáticos porque no
tenemos espíritu em prendedor, porque
somos rutinarios... (i).
¿Cabe más lastim osa contradicción ?
De aquí resulta que los hijos de las
tinieblas son más activos que los hijos
de la luz, no debiendo ser así. Yo podría
hacer esto y lo otro, pero me falta esa
fuerza impulsiva de que carecemos los
hombres de orden. E n mi pueblo los
socialistas fundan cooperativas, centros
de cultura, bolsas de trabajo, etc.; nos­
otros los bue7ios, que som os los más y
mucho más instruidos y más ricos tam ­
bién, no somos capaces de movermos.
H ablam os, nos indignam os, p ro testa­
mos, rezam os; pero no hem os llegado
a com penetrarnos de aquel proverbio
tan cristiano, tan español y tan prác­
tico: « a D ios rogando y con el mazo
d an d o » ; no nos e n tra en el alm a la
má.xima de S. Ignacio: « H em os re­
currir a los medios sobrenaturales como
si nosotros no pudiéram os n a d a ; pero
hemos de ap elar tam bién a los hum anos
como si aquellos no e x istie ra n » ...
Y añadía después: Buscando la causa
de esta apatía, la atribuyo en gran parte
a la educación pasiva, unilateral, con­
tradictoria que hemos recibido. Los
exalumnos salesianos de la A rgentina
han fundado no sé cuántas obras de
protección m utua, centro de colocacio­
nes, de beneficencia, circulo literario,
academia de estudios sociales, caja de
ahorros; se han federado y forman una
fuerza social no despreciable... No.sotros
no podem os hacer n a d a ; hay una de­
formación en la educación de nuestras
facultades que no nos perm ite aproft) Más tarde citaremos palabras de D. Bosco a este
respecto, que responden admirablemente a estas recon­
venciones que no carecen de fundamento. Véase también
Uons. Dupanloup:
Niño.

vechar nuestras fuerzas ; que las tenem os
no se puede negar, pero son fuerzas
inútiles y hasta m olestas. D ios que nos
las ha dado nos pedirá de ellas estrecha
cuen ta; pero tam bién se la pedirá a
los qué consciente o inconscientem ente
no nos enseñaron a utilizarlas...
L e interrum pim os p ara advertirle que
la escuela no puede suplir la experiencia
de las cosas y de los hom bres; que
su am biente es muy lim itad o ; no dis­
pone ni de tiem po ni d e, medios ni
de m aterial p ara ciertas a sig n a tu ra s;
que los niños ni pueden ni deben re ­
cibir explicaciones de muchos fenóme­
nos con los cuales habrán de tro p e­
zar; que la vida es muy com pleja y
no b asta toda la ciencia práctica del
m aestro más encanecido p ara p o n er
al joven en estado de prever todas sus
sorpresas, pues la e.xperiencia de un
año suele ser inútil en g ran p a rte p ara
el año siguiente, a causa de la variedad
ilim itada de las circunstancias, los cam­
bios del sujeto y la infinidad de p ro ­
blem as cotidianos que exigen una so­
lución enteram ente nueva; que es una
locura p edir que la escuela ejercite a
los niños en todas las innum erables
form as de la actividad hum ana; en fin,
que ese hecho, triste a la verdad, de
la inacción y ap atía de esa masa in­
diferente tiene causas muy em brolladas
que nada tienen que ver con la escuela,
ni con los educadores...
Al llegar aquí nos puso una mano
sobre el hom bro y m irándonos con una
mueca com pasiva nos dice: Puede ser;
pero por mí mismo he experim entado
que esa escuela ignora las realidades de
la vida y la responsabilidad trem enda
de los que guían p o r ella a los jó ­
venes; que la vida sea com plicada o
no, poco im p o rta; no son los educa­
dores los llam ados a simplificarla; no
se puede a d a p ta r la vida a la escuela,
se debe a d a p ta r la escuela a la vida.
No hay m ás rem edio que a ca ta r las

— 292 —

leyes de la Providencia o v e g e ta r; te ­
nernos que aceptar la sociedad ta l como
es con sus angustias y sus peligros,
con sus tentaciones y sus luchas, con
sus malos ejem plos y sublimes virtudes;
y puesto que la existencia del niño,
luturo hom bre, ha de ser todo eso y
más, por lo mismo que D ios le da esa
vida, le im pone la obligación de vivirla;
por lo tanto, el m aestro tiene el deber
sag rado de m ostrársela tal como es, in­
dicándole la m anera de vivirla como
debe. Se com prende que si el educador
no la conoce lo suficiente, o se ha hecho
de ella un concepto falso, es un ciego
que guía a otro ciego y am bos irán a
d espeñarse en el torbellino social. Que
no es posible hacer de la escuela una
preparación real de la v id a ; pues en­
tonces ¿p ara qué sirve?...
Y mienti'as él seguía echando por
su boca cargos mucho más graves,
que nos guardarem os muy bien de
transcribir, nosotros pensábam os en las
genialísim as industrias con que el gran
educador, Vbl. Juan H osco, suplía la
deficiencia del program a escolar, m an­
dando sus niños a los hospitales a cui­
darse de los apestados y sus clérigos
a la U niversidad, y esto contra el pa­
recer de personas muy se n sa ta s; nos
acordábam os de aquellos paseos y via­
jes que hacía con sus jóvenes colabo­
radores, para ponerlos al corriente de
muchas cosas que la escuela no puede
enseñar; aquellos coloquios íntimos
después de la cena con sus m aestros,
para enseñarles la ciencia práctica de
la vida que los libros no dan ; en su­
ma, surgía en nuestra imaginación,
grandiosa, risueña, rodeada de héroes
tlel trabajo form ados a su im agen y
sem ejanza, la figura de nuestro Funda­
dor ; esa figura inm ortal, en que, después
de leer su inm ortal historia, aparece
personificada la bondad en acción, la
tuerza irresistible de una voluntad po­
derosa puesta al servicio de un co­

razón m aterno. ¡G loria a D. Hosco que
supo d esp ertar, hasta en el deshecho
tísico y moral de la sociedad, energías
más despreciadas que d o rm id a s; que
supo tran sfo rm arlo s pihuelos del arroyo
en hom bres laboriosos, magnánim os v
a veces a p ó sto le s! D etrás de él iba
desfilando en nuestra inmaginación la
turbam agna, que ya nadie p odrá contar
más que A quel que cuenta las arenas
del m ar y las estrellas del cielo, de
los di.scípulos de D. Hosco, modelos
de virtudes religiosas, dom ésticas y so­
ciales. D espués volaba nuestra mente
a los días m em orables del Congreso
de los Exalum nos y extrem ecían aún
nu estra alm a los acentos inflamados
de aquellos hom bres llenos de fe, se­
dientos de actividad y expansión, uno
de los cuales había m erecido, joven aún,
el glorioso dictado de « el heroico con­
solador de M esina »; y siendo diputado
a C ortes, renuncia a la presidencia de
C ongreso p ara ir a dirigir los socorros
que se debían p restar a las numerosas
víctimas que hacía entonces el cólera
en algunas com arcas de la hermosa
Italia... T rasladábam os luego el pen­
sam iento a últim a asam blea habida en
Valsálice, ju n to a la tum ba de aque­
llos dos hom bres, adalides de la acción
y el trabajo, padres de una generación
de apóstoles de la civilización y el pro­
greso ; y resonaba todavía en nuestros
oídos la voz elocuente del abogado
Sr. Miglioli que, hum ilde y em pren­
dedor, hacía públicam ente examen de
conciencia a sus condiscípulos salesianos sobre la propia actividad, sinteti­
zada en los tres votos religiosos que
declaró con profunda convicción funda­
m ento de las tres g ran d es virtudes so­
ciales : la castidad que d a fuerza tísica,
sinceridad y vehem encia a los afectos
puros del c o ra zó n , la obediencia que
dirige la actividad individual, multiplica
su efectos y organiza los ejércitos de la
fe y de la p a tria ; y la pobreza que su-

— 293 —

prime la lucha en tre el capital y el
trabajo, y es la base del sentim iento
democrático, cristianam ente entendido
y generosam ente aplicado al bien del
pueblo..... j A h ! decíam os p ara nues­

tro s adentros, estos hom bres sí que
han sido educados p ara la vida real
opere et vertíate, en obras y en verdad.
( Continuará).

Una Encíclica en defensa de los Indios.
O S creem os en el deber de presentar
a nuestros Cooperadores y celosas
Cooperadoras la conm ovedora carta
encíclica « Lacrimahüi statu Indiom m » que
el Padre S a n to dirige al E piscopad o de la
Am érica L a tin a con fecha 7 de ju n io del
corriente año.
E s un grito de am or y de interés paternal,
que desde lo alto d el solio pontificio lanza
el corazón del P ap a Pío X ; y a la v e z que
una espléndida prueba de la solicitud pasto­
ral de tan gran pontífice, es tam bién un
himno sublim e a la influencia de la religión
sobre los pueblos, y en particular a los apos­
tólicos m erecimientos de las misiones ca­

N

tólicas.

Carta Encíclica
sobre la condición de los Indios
A LOS A r z o b is p o s

y

O b is p o s

D£ LA A m é r ic a L a t i n a .

PIOS PP. X.
Venerables hermanos,
salud y bendición Apostólica:
Profundamente conmovido por el deplora­
ble estado de los Indios de la América del Sur.
Xuestro ilustre predecesor, Benedicto X IV ,
tomó, como conocéis, a pechos su causa con
la carta: Inmensa Pastorum del 22 de diciem­

bre del año 1741; y puesto que las cosas que él
deploraba en dicha carta, tenemos que deplo­
rarlas aún Nos en muchos lugares, por esto
nos apresuramos a traer a vuestra mente el re­
cuerdo de aquella carta. E n ella, en efecto,
además de otras cosas, se duele también Bene­
dicto de que, apesar de haber trabajado por
mucho tiempo la Sede Apostólica para aliviar
su miserable suerte, sin embargo, también en­
tonces bién con los que fueron purificados en las
» aguas de la regeneración, o reducirlos a se;» vidumbre o venderlos a otros como esclavos,
» o privarlos de sus propios bienes y tratarlos
» con tal crueldad que les impiden abrazar la
» fe de Cristo y los confirman siempre más en el
» odio contra ella >.
Lo peor de tales indignidades, es decir la
esclavitud propiamente dicha, hace poco, por
gracia de Dios misericordioso, fue suprimida; y a
aboliría públicamente en el Brasil y en otras regio­
nes, contribuyó no poco la materna insistencia de
la Iglesia ante los hombres ilustres que gobiernan
aquellos estados. Y reconocemos de buen grado
que si no se hubieran opuesto numerosos obstá­
culos de lugares y circunstancias, sus propósitos
habrían obtenido resultados mucho mejoies.
Más aunque algo se haya hecho y a en favor de
los indios, mucho queda aún por hacer. Y en
verdad cuando Nos ponemos a considerai las
crueldades y delitos que aun se cometen con
ellos, tenemos de veras que horrorizarnos, y seu-

— 294 —
timos en el alma una profunda conmiseración
hacia aquella raza infeliz. ¿Qué puede, en efecto,
haber de más bárbaro y cruel que el matar,
muchas veces por causas levísimas, y no raras
veces torturar por solo capricho, a hombres con
látigos o hierros candentes; o con desusada \’ioleucia hacer en ellos estragos, matándolos por
centenares y millares; o saquear pueblos y al­
deas, dando muerte a los indígenas, de los cua­
les algunas tribus hemos sabido que han sido
casi destruidas en estos últimos años? A hacer
estos ánimos tan feroces influye la ambición del
dinero; i>ero también contribuye no poco la na­
turaleza misma del clima y la posición de aquellas
regiones. Pues estando aquellos lugares expues­
tos a una atmósfera casi tórrida, que inoculando
en la venas una cierta languidez, llega casi a
debilitar la fuerza del espíritu, y estando ellos
alejados de toda práctica de religión, de la vi­
gilancia del Estado, y casi del mismo consorcio
civil, fácilmente sucede que si algunos de cos­
tumbres no depravadas se trasladan allá, en
poco tiempo empiezan a corromperse, y rotas
poco a poco todas las trabas del deber y de las
leyes, se precipitan en los excesos del vicio.
Y no perdonan estos hombres la debilidad del
sexo y de la edad, pues da vergüenza referir los
crímenes y maldades que cometen, vendiendo
mujeres y niños de tal modo que se podría de­
cir de ellos con toda verdad que han superado
los ejemplos más extremados de la abyección
pagana.
Nos en verdad, por algún tiempo, cuando
oíamos tales voces, dudábamos si se debía
prestar fe a semejantes atrocidades: tan increí­
bles nos parecían. Pero después que numerosos
estimonios, es a saber, de la mayor parte de
vosotros, Venerables Hermanos, de los Dele­
gados de la Sede Apostólica, de los Misioneros y
de otras personas del todo fidedignas, nos han
enterado de todo, no nos es lícito conserv'ar duda
alguna respecto a la verdad de estas cosas.
I'ijos, por tanto, desde hace tiempo en la idea
de esforzamos por cuanto de Nos dependa para
remediar tantos males, pedimos a Dios con hu­
mildes c instantes súplicas, que se dignase indi­
carnos benignamente algún remedio oportuno
para curarlo; y l'.\ qi\e es el Creador y Redentor
amorasísimo de todos los hombres, habiendo insl)irado a nuestia monte trabajar por la salud de
los indios, nos dará ciertamente los medios para
conseguir nuestro intento. Pero entre tanto nos
sir\*e de gran consuelo el saber que los que están
al fronte de aquellas Repúblicas se esfuerzan,
con todos los medios, para borrar esta mancha
y esta ignominia de sus Estados y por este es­
fuerzo en verdad jamás les alabaremos y apro­
baremos cuanto se merecen; aunque en aquellas

regiones estando tan alejadas de las sedes de los
Gobiernos y siendo la mayor parte inaccesibles,
estos esfuerzos tan humanitarios de los poderes
civiles, sea por las artimañas de los malos, sea
por la inercia y perfidia de los funcionarios, mu­
chas veces quedan sin efecto y no es raro que
caigan en el vacío. Mas si a la obra del Estado
■ se umese la de la Iglesia, serían mucho más
copiosos los frutos que tanto se desean.
A Vosotros por tanto, Venerables Hermanos,
en primer lugar nos dirigimos, para que pongáis
especiales cuidados y atenciones en esta causa
digna de vuestro oficio pastoral y ministerio.
Y dejando lo demás a vuestra diligencia y vues­
tro celo, ante todo y principalmente os exhor­
tamos a promover con gran cuidado todas aque­
llas instituciones establecidas en vuestras dió­
cesis que tengan por fin el bien de los indios, y
a procurar que se instituyan otras que os
perezcan útiles para el mismo fin.
Procuraréis además con toda diligencia ins­
truir a vuestros fieles en el sagrado deber que
tienen de ayudar a la Sgdas. Misiones de los
indígenas, que habitaron antes este suelo ame­
ricano. Sepan, pues, que de dos maneras deben
concurrir a este intento, es a saber, con las li­
mosnas y con las oraciones; y que exige esto de
ellos no sólo la religión sino también la
patria. Además, en todos los lugares destina­
dos a la educación de las costrumbres, en las
escuelas de niños, en los colegios de niñas,
y sobre todo en los templos sagrados, debéis
procurar que nunca se deje de inculcar y pre­
dicar la caridad cristiana que considera a todos
los hombres como hermanos sin distinción al­
guna de nación y de color, y que no se demuestra
con palabras, sino con hechos. Asimismo no se
debe dejar pasar ocasión alguna que se presente,
para demostrar de cuanto desdoro cubren al
nombre cristiano estas indignidades que hemos
denunciado aquí.
Por lo que a Nos toca, contando, no sin razón,
con el consentimiento y favor de los poderes pú­
blicos, pondremos un cuidado especial en exten­
der por aquellas vastas regiones el campo de la
acción apostólica, estableciendo otras esta­
ciones de misioneros en las cuales encuentren los
indios un refugio y amparo saludables. Pues la
Iglesia Católica no fué nunca estéril en varones
apostólicos, que, impulsados por la caridad de
Jesucristo, estuvieron preparados y dispues­
tos a dar su misma vida por sus hermanos.
Y aun hoy día, mientras tantos reniegan de
la fe o la abandonan, no ha disminuido el ardor
por difundir el evangelio entre los bárbaros, en
las personas de uno y otro clero, y en las reli­
giosas, sino que aumenta siempre más y más
por \rirtud del Espíritu Sto. que socorre a su

— 295 —
esposa la Iglesia según lo exigen las necesida­
des de los tiempos. Creemos, por tanto, deber em­
plear en tanta mayor abundancia aquellos
auxilios que por gracia de Dios tenemos a nues­
tra disposición, para librar a los indios de la es­
clavitud de Satanás y de la de hombres malva­
dos, cuanto mayor es la necesidad en que se en­
cuentran. Por otra parte, puesto que aquellas
tierras fueron regadas por los predicadores del
evangelio no sólo con sus sudores, sino también
con su sangre, abrigamos la esperanza de que
germinará finalmente de tantas fatigas una
abimdante mies y opimos frutos de civiliza­
ción cristiana.
Entre tanto, para que nuestra autoridad
apostólica comunique la mayor eficacia posible
a lo que Vosotros, sea de vuestra espontánea ini­
ciativa sea por nuestra exhortación, haréis en
favor de los indios, Nos, siguiendo el ejemplo de
nuestro predecesor antes recordado, condena­
mos y declaramos reos de grave delito a todos
los que, como el dice: « osen o presuman redu» cir los antedichos indios a servidumbre, ven» derlos, comprarlos, comnutarlos o regalar> los, separarlos de sus mujeres y sus hijos, desI pojarlos de sus cosas y sus bienes, conducirlos
» o trasportarlos a otras regiones, o de cualI quier modo privarlos de su libertad y tenerlos
» esclavos; como también prestar a los que esto
B hacen, consejo, auxilio, favor, bajo cualquier
» pretexto y color, o enseñar y proclamar que
9 todo esto es lícito, o de cualquier otro modo
» prestar a cuanto se ha dicho arriba su coo« peración

Queremos por tanto que sea reservada a los
Ordinarios la facultad de absolver de tales de­
litos a los penitentes en el sagrado tribunal de la
confesión.
Hemos creído conveniente. Venerables Her­
manos, escribiros estas cosas en bien de los in­
dios, sea por obedecer a los impulsos de nuestro
ánimo paternal, sea para seguir las huellas de
muchos de nuestros predecesores, entre los cua­
les merece especial mención León X III de feliz
memoria. Os tocará a vosotros ir a porfía con
todas vuestras fuerzas para que nuestros deseos
sean completamente satisfechos. Serán cierta­
mente vuestros favorecedores en esta obra los
que gobiernan esas Repúblicas; no dejaran se­
guramente de ayudaros con su labor y sus con­
sejos los sacerdotes, y en primera linea los que
trabajan en las sagradas misiones. Os ayudarán,
por fin, sin duda alguna, todos los buenos; y
sea con el dinero, los que lo puedan, sea con
otras industrias de la caridad, favorecerán una
empresa en la que están empeñadas la causa
de la religión y de la dignidad humana. En ello,
y esto es de capital importancia, os asistirá la
gracia de Dios Omnipotente, y como prenda
de la misma 5- señal de nuestra paternal benevo­
lencia, os damos de corazón a vosotros, Venera­
bles Hermanos, y a \niestra grey la bendición
apostólica.
Dado en Roma junto a S. Pedro, el día 7 del
mes de junio de 1912, año noveno de Nuestro
Pontificado.
PIU S P. P. X .

Algunas gracias atrikidas a la intercesión de D. Bosco.
D E C L A R A C IÓ N . — Aunquehemos sido de~
bidamente autorizados -para publicar estas páginas,
declaramos — para obedecer a los decretos dd Papa
Urbano V I I I y de otros Sumos po7itifices — que
no ¡es atribuimos otra auioridLad que la que se
merecen respetables testimonios hutnanos.

Sor Constantina Vorbe,
Hija de la Caridad, curó instantáneamente de una
úlcera en el estómago, el día S° de una novena
a D. Bosco ( i ).
(1) De las deposiciones de D. Migue) Rúa, primer sucesor
de D. Bosco. — Véase el Sommario erar para ver lo que sucedería
de allí a cinco años. Me enteraron del hecho el
Capellán del Orfanotrofio, llamado D. Isidoro
Mathieu y profesor de filosofía del Seminario de
Vesoul y la superiora del Instituto y óí tam­
bién de los mismos esta respuesta del médico.
Teniendo que hacer de testigo en este proceso,
escribí a la superiora Sor Fulgencia, para saber
si aun vivía Sor Constantina Vorbe y con carta
fechada el 12 de junio del presente año 1895,
esto es más de siete años después de haber cu­
rado, me respondió: — Sor Constantina, la pri­
vilegiada del buen Padre D. Bosco. está aún
aquí (Vesoul), donde sigue cuidando de los huér­
fanos en estado de perfecta salud. Desde que
sanó, es decir, desde el 1888, no ha vuelto a su­
frir ningún ataque de su mal, y su salud que
antes era débil y delicada, es ahora fuerte y
robusta. Sé que este hecho ha sido expuesto
en la Curia Diocesana de Besangon, donde fue­
ron reconocidas como verídicas todas las paiticularidades » (i).

C!bros regalatlos a nuestra Reiacclóa.
D e B . H ender. — L ib re ro E d ito r P o n ti­
ficio. — F rib u rg o de B r is g o v ia (Alemania).
La Maestra crlstiaaa en sh vida profesional y espi­
ritual. — Por el P. Ramón Rui/. Amado de la
Compañía de Jesús. Eii 16® 1 5 x 9 (XII y 306 págs).
Encuad. en tela Fr. 2,60.
D e L u is Gili. — B a rc e lo n a .
Verdadera explicación de la Concupísclencla, sos cau­
sas, efectos y remedios por el Dr. S. S. L., Pbro.
Un folleto de i i ¿ X 19 cm., de 48 págs. En rústica
Ptas. 0*30 (Por correo certificado, Ptas. o’6o).
Verdadera practica de la devoción al Sdo. Corazón de
Jésos para uso de sus devotos, por T . A . M. G.
Obra traducida al castellano, con autorización de
los Superiores por unos devotos del músnio Sa­
grado Corazón. — Un volumen de 1 1 ^ x 1 9 cm.
de XVl-328 págs. En rústica, Ptas. 2; elegante­
mente encuadernado en tela inglesa, Ptas. 3. (Por
correo certificado Ptas. 0*35 más).
L ib re r ía de P o p e lín H erm a n o s, 3 R u é Ség u ier, P a r ís (VI®).
Vade mecum sacerdotis para el aflo 1913, — Año 13®. —
Es una agenda de bolsillo en texto latino y español;
elegantemente encuadernado, pasta tlexibile, con­
tiene un tarjetero lapicero y lápiz. — La obra está
dividida en 5 partes. La parte primera contiene el
Calendario; la segunda: Corte de Roma y epis­
copado de la America; la tercera: Pequeño for­
mulario litúrgico ; la cuarta : Medicina usual; la
quinta: Dietarios para la confesión de los niños y
para la visita de los enfermos. — Precio r fr. 75.—
Por correu certificado 2 fr. 25,
(i) El mismo hecho fue atestiguado por 0 . Joaquín
Berto Pbro. que d ic e : t María Constantina Vorbe, de
36 anos, estab.i gravemente enferma hacía 8 meses de
una y »iÓ4 úlceras en el esiónuigo que le producían vó­
mitos de sangre *. Véase el Sommario antes citado,

ixágs. 9S9.

— 297 —

Bos iglesias j un monumento en honor de María Auxiliadora
L A M U E R TE D E C U A T R O M ISIO N E R O S — O T R A S N O T IC IA S

Hom enaje de lo s B o ro ro s.
En Cuyabá junto al Colegio de S. Gonzalo se
está edificando un gran santuario en honor
de María Auxiliadora, como homenaje de las
Misiones salesianas del Matto Grosso e la Celes­
tial Patrona de las obras de D. Bosco.
El 21 de Abril p. p. llegaron a Cuyabá capi­
taneados por el P. Bálzola 24 indios bororos,
escogidos en las colonias de la Inmaculada,
del Sgdo. Corazón y de S. José, para los trabajos
de preparación del terreno en donde se ha de
erigir el templo.
E l día siguiente, los 24 robustos hijos de las
selvas, atravesando las calles de la ciudad con
admiración de todos, fueron a visitar a S.
Excia. el Sr. Arzobispo que los recibió paternal­
mente con muestras de satisfacción. Se acer­
caron ordenadamente imo a uno al venerando
pastor para besarle el anillo y rezaron en la
capilla del palacio en su lengua según la inten­
ción del ilustre Metropolitano.
Después se dirigieron al palacio del Presidente
del Estado. Fueron recibidos en el salón de ho­
nor donde el joven indio Santiago Aipobureu
Marqués leyó el siguiente saludo, dirigido a S. E.
el Dr. D. Joaquín Augusto da Costa Marqués.
Exmo. Sr. Presidente:
Tengo el honor de presentarle a mis hermanos
de las queridas riberas del Garfas, del Barreiro
y del Sangradoüro, que le saludan respetuosa­
mente. Han venido a ejecutar los primeros tra­
bajos para la construcción del Santuario que dentro
de poco se erguirá sobre el collado del Liceo Salesiano de esta capital, como homenaje a Nira. Sra.
María Auxiliadora, la celestial Patrona de los
misioneros.
Pero antes querían presentar la protesta de
adhesión y fidelidad al jefe del Estado. Dígnese,
Su Excia., recibirla.
A l Exmo. Sr. Presidente agradó mucho este
delicado homenaje y obseqxiió a los huéspedes
con rm sabroso café.
Por último la comitiva se dirigió a la Inspecto­
ría de la Protección de los Indios.
E l Hifl 24 empezaron solemnemente los tra­
bajos. Estaban presentes los alumnos del co1^ 0 con muchos invitados y las principales
autoridades, los Representantes del Exmo. Sr.

(I

Presidente del Estado, del Exmo. Sr. Intendente
Municipal y del Sr. Inspector del Ser\’icio de
Protección de los Indios y distribución de los
trabajos nacionales.
Empezó el acto con la celebración de una
misa, a la cual asistieron los 24 indios con uni­
forme, rezando en alta voz con visible devoción
las oraciones del cristiano en su lengua. Después
pasaron al lugar de los trabajos donde, después
de un brillante discurso del Dr. D. Francisco
d'Aquino Correa, los 24 hijos de la floresta se
quitaron sus largas túnicas y con sus camisas
atadas a la cintura empuñaron los picos y,
bajo la dirección de los ingenieros Dr. Wasliington de Aguiar y Dr. Miguel Carmo d ’Oliveira
Mella, empezaron los trabajos al son de una
marcha triunfal.
¡Ceiemonia sencilla, pero conmovedora! Que
la Virgen Auxiliadora acoja el homenaje filial
y lo premie con abundancia, derramando sus
bendiciones sobre todos los hijos de las selvas
brasileñas.

ün moiiMBiito en honor de María Anx.
EN P U N T A R E N A S .

E l 2 de junio pasado se colocó la primera piedra
del monumento que los católicos e hijos de D.
Bosco de Puntarenas levantarán en honor de
María Auxiliadora en la plazuela de la iglesia
pauoquial, para recuerdo dcl XXV^ Aniver­
sario de las Misiones Salesianas en el territorio,
y como homenaje de gratitud profunda y filial
veneración a la que es Auxilio del i>ueblo cris­
tiano y Patrona de las obras salesianas.
Presenció la ceremonia una gran muchedum­
bre y prestaron servicio de honor las músicas
del Batallón de Magallanes y del Colegio de S.
José.
Varios personajes ilustres y distinguidas se­
ñoras firmaron como padrinos y madrinas el acta
que se colocó en el interior de la piedra. Re­
cordamos al Sr. Gobernador Civil y su distin­
guida esp>osa, los representantes del Presidente
de la República y señora, Mons. J osé Fagnano, el
representante de S. Exci^. Mons. Sibilia, Intermmcio Apostólico, S. Excia. Mons. Pedro Valenzuela, representado por el Gobernador Ecle­
siástico; S. Excia. Mons. Angel Jara, etc., etc..

— 298 —

La nueva Iglesia de Marina de Pisa.
Marina de Pisa, encantadora estación balnea­
ria que se extiente poco lejos de la desemboca­
dura del rio Am o, carecía hasta ahora de una
iglesia que correspondiese dignamente a los
deseos piadosos de aquel vecindario. S. Emcia.
el Card. Pedro Maffi, Arzol>ispo de Pisa, se ha
propuesto llenar este vacío empezando la cons­
trucción de una iglesia dedicada a M aiía Auxi­
liadora.
La iglesia tendrá fres naves divididas por co­
lumnatas y cerradas en el fondo por tres ábsi­
des, que contrendrán los tres iinicos altares
consentidos por el estilo.
La fachada será de mármol polícromo trabaja­
da con gusto exquisito. Digno de nota es el por­
tón del medio que recordará el de la Catedral
de Pisa. Una elegante base ática adornará el pie
de la imponente fachada a la cual se subirá por
una escalinata a cuatro órdenes. L a ceremonia
solemne de la colocación de la primera piedra
tuvo lugar el domingo 28 de julio.
E l Ivmmo. Cardenal que la bendijo dió de
ello noticia al P . Alhtra, Rector de los Salesianos,
Tnrin, con este telegrama:
25 Fiesta de la Natividad de Ntro. Señor
Jesucristo.

D E J^ JU E S^ R A S M IS IO N E S
MATTO-GROSSO BRASIL.
UNA VISITA A LA S COLONIAS
Cna excursión al »,Río das Mortes**
B A U T IS M O S Y M A T R IM O N IO S .

{Relación dd acólito José Pessvia).
Coxipó da Ponte, 35 de marzo 1912.

Revmo. Sr. D. Pablo Albera:



umplo, por fin, mi promesa enviándole
esta segunda relación.

Nuestro amadísimo Sr. Inspector;
que al presentar el año 1908 un grupo de indí­
genas Bororos a la Exposición Nacional de Río
Janeiro, había demostrado elocuentemente lo
bien empleadas que estaban las subvenciones que
el Gobierno concede en favor de estas misiones,
deseaba que alguna persona autorizada viese por
ai misma el estado floreciente de la colonia y las
dificultades que cada día se levantan contra la
evangelización.
Elegó finalmente un telegrama oficial, anun­
ciando la venida del teniente coronel, D. Cándido
Mariano Rondón. Director General del Servicio
de la Protección-de los Indios, que fué jefe de la
guarnición militar, cuando la Colonia Teresa Cris­
tina estaba bajo nuestra dirección. Hombre
emprendedor y de gran actividad había presen­
tado al Gobierno Federal el proyecto de una
linea telegráfica de Cuyabá al Acre y ahora, vol\dendo a su patria, había determinado pasar por
las colonias.
Eo la Colonia de la Inmaculada. — Recibimiento
afectuoso. — Progresos de la civilización.
El Sr. Inspector fué a esperarle a la estación
telegráfica General Caryxeiro, donde lo invitó a
visitar la Colonia de la Inmaculada, sita a al­
gunos kilómetros de distancia entre las márgenes
del río Cargas y del torrente Aracy, que es tam­
bién el nombre de una hija del ilustre personaje.
El Teniente Coronel aceptó con gusto la invi­
tación y siguiendo el río Barreiro, afluente del
Gú>gas, atravesó éste para salir a la opuesta ri­
bera en que le esperaba el elemento indígena de

la Colonia y el personal que la dirige. Apenas se
descubrió la barca que lo llevaba, brotó espon­
táneo de los labios de todos un grito de alegría,
acompañado de las demostraciones más expre­
sivas de satisfacción y regocijo. El Director P.
Salvetto le dió la bienvenida y dos hijos de
aquellos indios, que, poco tiempo ha, eran un
peligro para los pasajeros, le dirigieron corteses
saludos, uno en portugués y el otro en bororo.
Por la noche la Gaceta oficial de la que hablé
en mi última (i) daba cuenta detallada del
hombre y de todas las impresiones que su llegada
había causado.
A l día siguiente, después de visitar la resi­
dencia de los misioneros, el Sr. Inspector tuvo
la delicada idea de invitar el ilustre huésped a
distribuir los víveres, carne, harina, caña de
azúcar etc. a todos los indios que con sus ves­
tidos de fiesta se presentaron a recibir su ración.
Después del reparto, visitó una por una todas
las casitas, dando a todos un pedazo de dulce o
rafadura, con alguna palabra de aliento.
Por la tarde pasó a las dependencias de las
Hijas de María Auxiliadora, donde vió con agra­
dable sorpresa el taller de las indiecitas que
estaban ocupadas unas en cardar el algodón,
otras en hilarlo, otras en tejerlo con desenvoltura.
E l Sr. Rondón visitó también con gusto
nuestros campos cultivados, y por fin escribió
en el Album de los visitadores una página llena
de sentimientos de alabanza y admiración.
Antes de partir quiso regalar a los indios al­
gunas chucherías que traía; pero éstos no pu­
dieron quedar sin preguntarle para qué servía
aquello, pues aquellas cosillas no se podían
comer ni beber. ¡Efectos de la civilización que
va progresando!
Eo la Colonia del S. Corazón — Un discurso del
Cacique Mayor. — ector. La conversación
cayó una vez sobre lo que se había traído o iba
a llegar de Cuyabá, y ellos aprovechando la oca­
sión preguntaban: — Ja boe modde kanna cenno^e.^ ¿y habrá algo para nosotros?
— ¡Sí, sí! — respondía el P. Malán — pero aun
está en Cuyabá y por ahora os contentaréis
con esperar.
Otras veces hablando de los Caíamos y del fin
porque iba a visitarlos, el viejo capitán:

— 303 —
— Padre — interrumpía — aUn kaba naugh'e
pegare e modá’aviddo: Padre, no vayas, que son
muy malos y te van a matar.
— Si yo no voy, no dejaián de molestar y
matar a tu gente. Y recordando que un misio­
nero lombardo, que después fué víctim a del
marqués de Pombal, viéndose rodeado por una
tribu de indios que querían matarle, les había
deslumbrado alzando una cruz y había esca­
pado de sus manos; 3' que el Ven. Anchieta ha­
bía sahdo ileso de entre las flechas con que los
salvajes intentaron darle muerte, concluyó
con calma y serenidad; ¿Ves? Si Jesús quiere,
no me harán nada, sino que escucharán dócil­
mente mis palabras.
— Sí, sí, respondía el buen cacique, como si
dijera: « Estamos conformes, pero no puedo per­
suadirme. »
Al pobrecillo no le faltaba razón para quedar
algo dudoso dada su ignorancia casi invencible
y continuaba con sus dificultades:
— E via paga moddrá ta \íáddarügi bia pa­
gare boe íL'addarugiboe kareganna; pega kurigod-dii
rebbóe magín id, e mqdde tu viadda ciar'ekiddo
modde tai. Taddu kaba, tag'aregoddu moddu kare
mato pughegge. No escucharán vuestras palabras,
es una gente que no escucha a nadie, son muy
malos, se esconderán y después os asaetearán.
|No vayáis, que no volveréis!
— No tenemos miedo a la muerte; si el Señor
nos quiere sacar de este mundo, estamos dis­
puestos e iremos en seguida al Cielo,-dejando esta
tierra que es tan mala; si no, volveremos aquí
con vosotros. Cuando íbamos a venir aquí, mu­
chos nos decían: « jNo vayáis que es mala gente
y os van a matar; » pero nosotros no tuvimos
miedo, vinimos en el nombre del Señor y nos
encontramos con vosotros que no habéis sido"
malos; y habéis aprendido tantas cosas buenas
y aprenderéis otras hasta que el Señor sea servi­
do separarnos.
Y aquí otro; Sí, sí, Padre; como para decir;
^ira
pedir la asistencia de Dios en una obra que es
su\'a del todo 3’ por lo mismo santa. Se enco­
mendó con su comitiva a las oraciones de los her­
manos, recordando que muchas ])ersonas pia­
dosas estaban en aquellos dí?s orando a Dios y
a María Auxiliadora por el mismo fin. l'nso fin
a su tierno discurso con estas palabras: - - vSi
por allá nos espera el último día de nuestra vida,
sería esta la ma3’or gracia que el Señor pudiera
otorgarnos.
El acento grave 3’ conmovido del l>ucn Padre,
y su severa actitud que los sagrados ornamentos
hacían más majestuosa, hicieron grande im­
presión en los indios, que, aglomerados ante la
puerta de la capilla, oían la palabra suave y mis­
teriosa sin llegar a entender todo su signifi­
cado.
Después de la función hubo que venir a la se­
paración. E l amadísimo Inspector, el P. Colbacchini, director de la Colonia, y los queridos
hermanos Gabet y Bussi, un guía, y el que esto
escribe, con algunas bestias de carga formaban la
comitiva. Abrazos fraternos en silencio de am­
bas partes; depués los unos contemplando sin
decir palabra a la pequeña caravana que se po­
nía en marcha, y ésta desapareciendo lenta­
mente en el bosque.
Ibamos en busca de los Caiamos y era natural
hablar de ellos.
— Mire V., Sr. Ins|)ector, decía el P. Colbacchini, mire hasta donde llegaron hace 3'a cinco
años, cuando nos asaetearon un jumento.
Más tarde pasamos al pie de una colina a dos
kilómetros de la casa, que le suscitaba nuevos
recuerdos:
— Desde esta altura espiaban poco después
a los indios de la colonia por entre las rendijas de
una empalizada provisional. Si se podía dudar
del primer hecho dada la j>creza de los indios,
de este era imposiljle, habiendo visto nosotros
las huellas, bien diversas de las de los nuestros
que estábamos ciertos de que no habían salido
de casa.
• Más triste fué el otro hecho realizado a tres
leguas de aqm', cuando cogieron dos mujeres
que habían ido a buscar fruta. ¡Qué escena más
dolorosa! Dos cadáveres desfigurados, pútri­
dos, con el cráneo ruto, la boca desmesurada­
mente abierta, maltratados bárbaramente, y

— 304 —
ül Jado y debajo de los cuerpos los vergajos que
los brutos habían usado para consumar el de­
lito ».
Horror causó también la última matanza
del noviembre del 1910.
El cerrado (bosque) alternaba con la selva tu­
pida y, dejando aquel, nos encontrábamos a la
entrada de ésta en un punto alto desde donde
se divisaba en lontananza el panorama de la
Colonia.
— Aquí se habían apostado — dijo el P. Colbacchini — los terribles nómadas y dieron muerte
a una familia cristiana. Aquí, al pie de este sen­
dero, estaba tendido el pobre Vicente y allí en
aquel foso cayó su mujer tal vez al escapar.
Cuando vine con los indios a enterarme de lo
que hal)ía ocurrido, los pajáros de rapiña se cer­
nían sobre los cadáveres.
Un sudor frío se apoderaba de nosotros al
traer a la mente tan horrible cuadro y seguía­
mos silenciosos nuestro camino. L a lucha en
verdad tenía que haber sido terrible.
Ivntre tanto llegamos al punto donde tenía­
mos que hacer noche.
Las selvas basileñas sobresalen entre las de­
más por la mejor cualidad de las maderas que
producen, por la riqueza de las plantas medici­
nales, por el gran número de curiosas y raras
variedades de parasitas que el estudioso explo­
rador aun conoce poco. Aquí no se pára la linfa
vivificadora al cambiar la estación, sino que cir­
cula constantemente por los vigorosos tejidos
que cu su grave majestad ofrecen a la vista una
vegetación exuberante.
Se dice que el mar convida a rezar, y no es esto
menor verdad cuando se refiere al mar prodi­
gioso de vegetación como es la selva, pues aun­
que ambas causen impresiones diversas sin em­
bargo las dos elff;an el alma al infinito. La mis­
teriosa luz de la penumbra infmide continua­
mente en el alma un sentimiento de religiosidad
y de terror al mismo tiempo. Se camina como
por las catacumbas, ¡xarece que toda aquella
capa estendida sobre la cabeza del pasajero posa
sobre él y le oprime misteriosamente, obligándole
a dirigir una plegaria a la divinidad que habita
en aquel grandioso templo, h'ntre tanto, resuenan
por todas partes toda suerte de armonías cual
si toda la naturaleza entonase un himno al Crea­
dor. Cira es un gorjeo suave, ora un graznido
desagradalíle; se siente de cerca el arrullo de la
tórtola, y a lo lejos los aullidos y rugidos del
lobo y el jaguar: unas veces se oye un dúo, otras
un terceto variado que se alternan y se enlazan
admirablemente formando un concierto de ar­
monías indefinibles que extasían. Asi también
el olfato siente aquí un olor desagradable de
materias ácidos en descomposición y más allá

se deleita con los perfumes delicados de las flores
más hermosas.
Se dice que la selva brasileña es menos peli­
grosa que la de las Indias por la falta relativa
de animales feroces; sin embargo, quien pasa
aquí la noche se siente también sin quererlo
lleno de miedo, mas el misionero se entrega al
sueño confiado en el paternal cuidado de aquel
Dios por quien se expone a estos peligros.
El día siguiente, atravesando monótonas sel­
vas y bosques dilatados, llegamos a las márge­
nes del Rio das Moríes.
Después de colocar las tiendas, hicimos varias
excursiones por tierra, para conocer el sitio en
que estábamos, y por el río en una barca de hule
que el Inspector había traido de Erancia con
este fin y que prestó un servicio admirable.
E l río medía unos 200 metros de ancho y el
lecho estaba lleno de piedras cortantes y por
algunas partes era un canal muy profundo con
una corriente impetuosa, y por tanto los anima­
les corrían peligro de romperse las patas o la ca­
beza, o de ser arrastrados por la corriente; fué
casi un milagro que pudiéramos salir ilesos de
esta exploración.
Viendo, pues, que era imposible vadear el río
con les animales y víveres, procuramos explorar
la otra orilla en la dirección que los indios nos
habían indicado; pero no encontramos más
que bosques y selvas cada vez más tupidos e
impracticables, sin más rastros que los de las
fieras que vangan por ellas con toda libertad.
No se veía ni la menor huella del hombre y esto
a causa de las lluvias torrenciales y de la vege­
tación que Qon su rápido y constante desarrollo
todo lo invade.
Después de largas exploraciones, subiendo y
bajando por montes y colinas para ver si se
podía descubrir algún fuego, volvimos al cam­
pamento para que la noche no nos sorjirendiera.
Mas las provisiones se terminaron y, aunque
de mala gana, hubo que pensar en volver. Sin
embargo esta primera exploración nos ser\drá
mucho para otra que haremos dentro de poco y
que esperamos ha de tener mejor éxito.
Dejamos, pues, las márgenes del Río das
Martes, así llamado, no porque bañe una zona
malsana o infecta de miasmas, sino por haber
sepultado en su seno una embarcación entera y
varios miembros de otras que trataron de ex­
plorarlo. El termómetro, daba a la madrugada
una mínima de 9,5 grados y una máxima de .j6,5
a las dos de la tarde, bajando a los 19,5 por la
noche con una media de 27,5. L a columna ba­
rométrica oscilaba entre los 730 y 732 grados,
con una altura de unos 385 metros.
Con la abundancia de agua, la fertilidad del
terreno y la bondad del clima, se tienen los re-

-

305 —

quisitos más indispensables para que el lugar se
pueble apenas se abran en él vías de comuni­
cación.
\^oh’iendo, un poco más de prisa que al ve­
nir, por el camino que habíamos abierto en la
selva a hachazos, nos pareció encontrar un ter­
reno sedentario en las laderas del cerrado pedegroso, y un gran lago rodeado por una selva
tupida. ¡Qué buen sitio para una colonia! fué
la exclamación de todos al verlo.
Al llegar a la Colonia, llovían sobre nosotros
las preguntas: — ¿Qué hay? ¿qué no hay por
allá? ¿es grande el río? ¿lo habéis vadeado?
¿habéis visto a los Caíamos?
También los indios, que habían visto llegar
la caravana, habían dejado el trabajo y venían
a besar la mano al Inspector, saludándole con
su i kiarigoddo, ce ghiarigoddu a wogai. L a aco­
gida fué tan cordial y fraterna como deseada por
nosotros. Dimos también gracias al Corazón
de Jesús Sacramentado.

O e l diario de una leprosa.

.....Toda\úa no puedo contener las lágrimas.
i Oh prodigios de la caridad! Acabo de v i­
sitar con mi anciana compañera a un viejecito
moribundo; está casi abandonado en un arrabal,
no creo que pase de hoy a mañana. Y me ha re­
ferido con carácter de secreto una maravilla de
caridad. Uno de los Padres Salesianos ha estado
yendo nueve años largos, dia tras día, a su pobre
choza, a curarle las llagas, a arreglarle el lecho y
asearle la habitación. Me ha dicho el auciíuio eur
fermo, que ese Padre ha tenido con él una pi\cú:ucia de santo, y que se ha abatido a oficias propiosdel más vü esclavo. Repetidas veces le ha proibido por conq)loto que refiera a nailie esas cosas*.,
pero él no ha querido irse a la eternidad sin con­
fiarlo a alguna persona; y yo me creo con derecho
para escribirlo aquí, a gloria de Dios y de la Ve­
nerable Congregación Salesiana.
Si este escrito llega a pasar bajo otras ojos que
los míos, sepan mis lectores que no faltan imita­
dores de San Pedro Claver, entienda el numdo
quienes son estos Padres Salesianos, a quienes he
Una Misión de seis meses en la Patagonia. oído que en las ciudades aborrecen mucho, y que
en Bogotá llaman explotadores. ¡Oh! si vieran su
OOP
abnegación, su ternura para con los leprosos, cier­
E l Rdo. P. Pedro Martinengo nos escribe desde
tamente les harían justicia; o callarían alíñenos ía
General Roca, que ha hecho im ^^aje apostólico
envidia y la impiedad.
por estos territorios que ha durado seis meses y
(Publicado por el Mensajero del Sagrado Corazón
cuyos resultados son los siguientes:
de Jesús, de Bogotá del mes de jmiio 1912.)
Recorrió en esta Misión las poblaciones de Tricaco. Punta Sierra. Maiveo, Cui, Guadaniyú. S.
Francisco,. L a Esperanza, Loma Blanca. Corrilouquen, S. Jorge, Lesu-Niyú, Ls^unita, Coletoro,
Custostoderos, Marquinchao, Quetrequíle, GuaLA VI REUNIÓN
nañiyes, Lepatrán, Carupotori, Caytapul, Cañadón,
Caliente, Carri lauquen, Tromeniyeo, Caín. BariDE DIRECTORES DIOCESANOS_£
niyeu, Piquiniyeu, Michiguao, Ruculuan, Quetrelen. Chico. Llamaniyeo, Neulán, Traniyen, MeSe celebró en Valsálice junto a la tumba de
uuco, Sierra Colorada. Tajagualo, Trapaleo, Sierra
D.
Bosco y D. Rúa el 27 de agosto bajo la pre­
Blanca. Pehalco, Cuyú Leufú, Tricaco, Rio Negro.
sidencia
honoraria del Kmmo. Card. Richelmy
L a misión duró seis meses, recorrió el misionero
y
la
efectiva
del Revmo. P. Albera.
600 leguas, repartió un crecido número de imáge­
Muchos fueron los que asistieron animados
nes, estampas, rosarios. E n todas partes dejó dia­
rios católicos, lecturas cristianas y el fruto de la del más ardiente deseo de trabajar para soste­
misión fué el siguiente:
ner y ayudar las Obras Salesianos, y difundir
Bautismos 608, Confirmaciones 433, Comunio­ en la sociedad el espíritu de D. Bosco.
nes 9, Confesiones 40, Matrimonios 10.
El Padre Santo dirigió un precioso autógrafo
Llegó a ciertos puntos como el paraje « Caín *
al P. Albera, en el cual recordaba los principales
adonde hasta al presente no habia lib a d o el misio­
deberes de los cooperadores, y mandaba a ellos
nero.
Encontró familias enteras de infieles y adminis­ y a toda la familia salesiana una bendición
tró el S. Bautismo a adultos que mmca habían especial. En otro número publicaremos un fac­
símil del autógrafo con la reseña de la reunión.
tenido la dicha de ver al sacerdote.
Grandisimo placer nos causan las halagadoras no­
ticias que anteceden. Dando gracias a Dios, nos es
grato también felicitar al celoso e infatigable misio-

Oo,'Oooo®

«ooooo®

E L CU LTO

de María Auxiliadora
Nós lencnos la perauasida de que, eo las vicislludcs doloro&as de los iienpos
que airavetainos, no nos quedan más consuelos que los del C iclo,; entre estos,
la poderosa protección de fa VIrien bendita, que lu¿ en todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
pio x .

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
C ó rd o b a (República Argentina). — Habiendo
cnferiiiíulo de tihis xina hija mia y persistiendo la
iiebre (lc.spués de cinco meses, el médico de cabe­
cera estabív algo intrancinilo pues no sabia de que
podia provenir habiendo ya pasado el periodo del
tifivs, cuando un dia al revisarla notó que se le
liabia fonnado un tumor cu el brazo. Se consultó
con otros dos médicos de fama y los tres opinaron
que era necesario operarla y que la operación
era peligrosa por estar la enfenua muy débil y
delicada.
Entonces acudi a nuestra Madre María Auxilia­
dora, prometiendo publicar la gracia en el Boletín
Salesiano y abonar dos metros cúbicos para la
obra de D. Bosco, si mi hija se salvaba sin operarla.
Gracias a María Axixiliadora el tumor se reventó
por si solo y la enferma se restableció en poco
tiempo, estando ahora sana y fuerte como nunca
habia estado.
Gracias os doy, ¡oh Maiía! por este y otros fa­
vores que me habéis otorgado, pues nunca os he
pedido algún favor (pie no nxe lo hayáis concedido.
A dela A

lón d e

P u jo l.

H ondón de lo s F r a ile s (Ksp.) — Como sierva
agradecida me compluzcoenpublicar xm gran favor
qxie Ixe recibido de María Auxiliadora.
Un hijo inio habia padecido por espacio de cinco
uxt'ses una enferuKHlud en un brazo. Varios médi­
cos lo cxiuuinaron. declarando que era indispciusablo xxna operación en el CvKí o ; y si esto no daba resxxltado. habría que cortarle el brazo.
Y o viéudole en taix triste estado, acudi a María
Auxiliadora, hacieixdo xxixa noveixa y prometicudo
publicar la gracia cu el Boletín Salesiano y hacer
xxna limosna si cxxraba sin hacerle la operación.
Coix admiración de todos iixi hijo sanó y yo cxxmplo
ixxi promesxx.
Iklanu X de 1913.
J ciS E F A M a r t í n e z ,

Cooperadora.

^

G ra m a lo te (Colombia). — Una nifiita nuestra
había sido atacada por una grave epidemia; el
caso era desesperado y mi esposa y yo, derramando
lágrimas de dolor, acudimos a María Axxxiliadora
para obtener la salud de la enferma. Pasó una
noche muy penosa, mas no por esto perdimos
nuestra confianza; y en efecto, a la madrugada
nuestra hija estaba fuera de pelero. Pasada la cri­
sis favorable, la niña fué recuperando sus fuerzas
y el milí^ro se hizo por completo. Pero no sólo
en esto fuimos atendidos por María Santísim a;
en otras dos ocasiones más su bendita protección
nos sacó de dificultades y angustias grandes.
Cumplimos la promesa de publicar estas gracias
en el Boletín Salesiano y enviamos xin óbolo para
la Obra de D. Bosco.
¡Santísima Madre de amor, gracias os damos por
los beneficios que hemos recibido, y os suplica­
mos nos asista siempre tu potente amparo.
Enero, 14 de 1913.
líU is

F.

Uan dazábal.

R ío J a n e iro (Brasil). — D oy las más expre­
sivas gracias a María Axxxiliadora por haberme so­
corrido en un apurado trance. Por cuestiones de
la licencia para xuia tienda que tengo abierta en
esta ciudad para sustentarme, fui recouvenido por
las autoridades qxxe me obligaban a cerrarla y a
pagar 34 duros de multa. Acudí a un procurador
y no me dió otra solución que la de marchanixe de
la casa y establecerme cu otra parte, lo cual para
mi equivalía al cierre, pues era imposible encon­
trar otro lugar tan a proposito para mi negocio como
el que teixia. Viendo que el caso era humana­
mente hablando desesperado, acudi a María Axxxi­
liadora y me postré ante una imagen suya que ve­
nero en mi casa, pidiéndole que me arreglara el
asunto. No se Ixizo rogar mucho. A l poco tiempo
las cosas se arralaron, pude sacar la licencia y
ahora estoy trabajando en mi negocio y me va a
las mil maravillas. Agradecido por esta gracia,
mando dos duros de limosna para los niños de Don
Bosco, y deseo se publique para que todos los que
se eixcueiitrau en apuros, aimque sea de negocios



-• 307 —
niateriales. acudan a la \'irgen Auxiliadora que
ella todo lo arregla.
i^'iva siempre Mana Auxiliadora!
Julio 7 de 191a.
Z enón Cid

y

Conde.

S a n tia go (Cliile).— Encontrábame afligida por
una rebelde enfennedad que, no sólo me hada
sufrir físicamente, sino que me impediría más tarde
realizar mis deseos, y perseverar en la Congrega­
ción, donde me encontraba como aspiranta. Acudí
entonces Uena de confianza a la Sma. Virgen Ausiliadora. pidiéndole mi curación y prometiéndole si
la obtenía, publicar la gracia en el Boletín Salesiano.
No me h^o esperar mucho tiempo esta bondado­
sísima Madre, para mostrar los efectos de su mater­
nal protección y dar prueba ima vez más de que
es potente Auxilio en todas las necesidades de
la nda.
Poco tiempo después, la Sma. Virgen accedía a
mis ruegos, concediéndome la gracia de una com­
pleta mejoría y, en el exceso de su bondad y de su
amor, me recibía en el número de sus predilectas
hijas en el Instituto de las Hijas de María Auxilia­
dora.
Profundamente agradecida por tan señalados
favores, cumplo con mi promesa de hacer pública
mi gratitud y amor hacia esta bondadosa y tierna
Madre.
Marzo tgia.

S o rE . U.,
Hija de María Auxiliadora.
O ren se. — Hallándome en momentos de la
mayor amargura en que contemplaba ante mis
ojos a mi querida hermana Pilar, próxima a im
fatal desenlace, invoqué de corazón a María Auxi­
liadora y ella dió muestras de ser para mí vma
tierna Madre, puesto que me consoló dando la
salud a mi hermana. Justo es, pues, que yo cumpla
mi promesa, dando ima limosna para las Obras Salesianas de Orense y publicando con estas lineas
mi eterno agradecimiento.
Abril is de 1912.
E u is a P é r e z B u il l a .

B o g o tá (Colombia).— Habiendo sido atacada mí
hija mayor, de 6 años de edad, de una enfermedad
gra\'isima en la gaiganta (crup) obtuvo su salud
merced a la invocación fervorosa de María A uxi­
liadora y promesa de publicar el milagro. Sea ben­
dita tan buena madre.
24 de Mayo 1912.
M ig u e l A . F u y il l o .

Dan también gracias a Maria Auxiliadora y envían an
limosna:
Algueña (España). — Roselda Asensio, por
haber devuelto la salud a su hermana Carmen y
envia una limonna. — íd.: José Sánchez, por ha­
ber librado a un amigo suyo de un fuerte catarro,
de unas calenturas y un reuma, tan pronto como
la invocó, y envía una limosna.
Asunción (Paraguay). — Amparo D. de Martínez,
por dos favores extraordinarios. — Id.: Marta Ros,
por haber devuelto la salud a un sobrinito.
Culebrón del Pinoso (España). — Luisa Benito

de Sánchez, por el pronto restablecimiento de su
madre.
Duaca (Ven.). — Juan Pascual Palacio, por ha­
berle salvado milagrosamente de una pulmonía en
venticuatro horas y por otros favores — Id.; Lucia
Marbaes, por haberle salvado la vida a una hijita
de dos años.
Id.: \ncenta Ye*pes, por haber
concedido la salud a un hijo s uyo. —
Juan V .
Vargas, por haberle devuelto dos veces la salud
milagrosamente después de háber hecho una no­
vena.
Espinar (Col).— Verónica Guzmán G., por haberle
devuelto la salud y envía $ 130. —
Una coope­
radora por dos favores y envía $ roo.
Galdar (Canarias). — Adelaida Martin Rodríguez,
por un favor y da 2*50
de limosna.
Guayaquil (Écuador). — Lola Valeiizuela Plaza,
por haber devuelto la salud a su padre, victima de.
grave y peligrosa dolencia, y envia una limosna.
Itá (Paraguay). — Josefa i'leytas. por haber de­
vuelto la salud a su padre, gravemente enfermo.
Palo negro (Ven.). — Petronila Delgado, por
haberle concedido la salud y otros favores, y envía
una limosna para el culto de Marta Auxiliadora.
— Id.: Lucia Palacio, por haberla salvado de una
terrible enfermedad.
Sarandú Grande (Uruguay). — T . U. de H., por
haberle alcanzado una gracia que ardientemente
deseaba, v envia una limosna.
Villaher’mosa (Colombia). — C. J., por un favor
especialisimo y envia una limosna.
Zapatoca (Colombia). — Celestino Gómez Orttz,
por haber obtenido la salud y alcanzado remedio
en sus necesidades cuando la invocó, y manda
$ r’oo. — Id.: Alberto Serrano R., por varios fa­
vores y manda la limosna de $ 50. — Id.: María
Elvira Gómez de G., por haber alcanzado varios
favores; y da el valor de sus pendientes para la
tiesta y la limú-
que coincidió con la elevación de la Divina
Hostia.
En pocas, pero elocuentes frases, el Rdo. P»
Inspector de los Salesianos saludó a los concu­
rrentes y luego dijo a los niños que el Sagrado
Corazón los llamaba, y ya que dóciles habían
acudido a su voz, el Señor iba a darles su cuerpo

— 3. Salieron luego los

sagración solem ne; y mientras la banda tocaba
un paso-doble, fueron desfilando los peregrinos
hasta llegar al medio de la plaza, en donde,
como despedida, se ejecutó el último canto, sa­
ludado y ratificado por nutridos y prolongados
aplausos.

Ei Asilo Durán.
Como los anteriores, acudieron también en
piadosa romería al Tibidabo los alumnos del
Asilo Durán, quienes dieron muestras de ver­
dadero amor al Sagrado Corazón de Jesús con*
su recogimiento y devoción. Cantaron una bo-

S A V O N A (Italia) — U n grupo parcial de loa n iñ os del Oratorio festivo.

alumnos por entre las sombras de los árboles,
saboreando el almuerzo que se les había pre­
parado.
A la diez rezóse una segunda misa, repitién­
dose con más brio el < Volem á Deu », y al
acabarse subió al púlpito otro de los Rdos. PP.
Salesianos, enalteciendo la obra que estaban
fomentando los educandos, las familias y los
maestros cristianos con su presencia a los pies
del Sdo. Corazón en la cumbre del Tibidabo, e
invitando a todos a unir sus plegarias para la
conserv'ación de la fe en las escuelas.
A l final de la misa y a los acordes de la
banda cantáronse, por los alumos del Colegio
de Sans. coplas de adhesión al Sagrado Corazón,
ejecutadas con acierto.
Acto seguido el Hermano Ignacio Gallar, en
nombre de todos los concurrentes, hizo la con-

nita misa en la que tuvo una brillante y opor­
tuna plática el Reverendo P. Superior. Enho­
rabuena a los Reverendos Superiores y a los
buenos asilados que dieron tal ejemplo de edi­
ficante piedad.

Los Escolapios.
En número crecidísimo subieron a -visitar at
Sagrado Corazón de Jesús los alumnos de los
RR. PP. Escolapios. Díjose la misa de comu­
nión en la que recibieron a Jesús todos los niños,
constituyendo un acto imponente.
Hubo también misa cantada por el R e­
verendo Sr. Rector del Colegio de Sarria, pre­
dicando en ella el Rdo. P. Figueras, tan cono­
cido en Barcelona por sus conferencias sociales
y su docta elocuencia, que cantó admirablemente
las excelencias del Corazón de Jesús. L a Ca-

— 310 —
pilla del Colegio interpretó la Misa del Maestro
Üailvé, que resultó muy bien.

Los Saleslanos.
Cuando los romeros, en número de 400, lle­
garon a la plaza, fueron recibidos con un marcial
pasodoble y, colocado.s en hermosa y ancha fa­
lange delante de la Cripta, entonaron el himno
« Dulce Jesús » del Maestro Brunet acompaña­
dos por la banda.
Acto seguido, entraron en el templo y comenzó
la misa de comunión que dijo el Muy Rdo. Sr.
Director, D. Ernesto Miglietti, durante la cual
la Escolanía de María Auxiliadora ejecutó pre­
ciosos motetes.
Momentos antes de la comunión, subió al púlpito el Muy Rdo. Sr. Inspector, Don José Manfredini, y con sencilla y bien sentida frase in­
vitó a los jóvenes a acercarse a Jesús y tomar
de El fuerzas para las futuras luchas de la vida,
recomendándole.s una oración fervorosa por la
multitud de niños y jóvenes que llenan las ca­
lles de Barcelona y que, menos dichosos que
ellos, « 7¡o aman a Jesús porque los pobrecitos no
tienen quien se lo enseñe ». Terminado el fervorin,
viüse rodeado el altar de jóvenes que en haz
apretado y con almas puras iban a unirse a
Jesús.
Terminada la misa y des|)ués de repetir el
himno, salieron en dirección a los cimientos que
se exiieiule detrás de la Cripta donde divididos
en grupos saborearon un apetitoso desayuno
campc.stre.
Después de solazarse por los alrededores, a
las 10 i[, volvieron a la Iglesia para asistir a la
misa cantada que celebró el Muy Rdo. Señor
Inspector y en la que lució sus dotes musicales
la Capilla de María Auxiliadora que tan acer­
tadamente dirige el Maestro Villani, interpre­
tando una misa a cuatro voces de A . Lotti
(1667-1740).
A l acabarse la misa se entonó como despe­
dida el himno « Firme la voz *, cuyas notas
repercutían sonoras en las bóvedas del templo
dando testimonio de la arraigada fe española.
Después, bajo los rayos de un sol que calen­
taba de veras, comenzaron los romeros la bajada
a pie como habían subido, llevando grabado
profundamente en sus almas el recuerdo de
aquel dia.
El mes de junio fué, pues, mes de romerías
infantiles.
Cunda íil ejemplo y repítanse actos que tan
bien dicen con la fe y el valor indomable de

b^paña ».

Otro acto de homenaje que no queremos pasar
por alto fué la conmemoración del centenario
de Constantino. Una fecha tan célebre en los
anales de la Iglesia no podía pasar sin su correspontlienie recuerdo en las casas salesianas.
com o ya hemos relatado en otros números de

nuestro Boletín; y menos en la cumbre del Tibidabo donde D. Bosco colocó, con el signo de
nuestra redención, el Corazón mismo del Re­
dentor del mundo. « Verificóse solemnemente
el domingo 27 de octubre, dicen Las Noticias
de Barcelona, en el templo del Sagrado Corazón
del Tibidabo, la conmemoración del X V I cen­
tenario de la aparición de la Cruz a Constan­
tino el Grande.
Los padres salesianos dieron a esta fiesta re­
ligiosa el esplendor y magnitud del gran milagro
que ha sido enseñanza viviente y eficaz para
las generaciones cristianas.
Todos los cultos que se celebraron durante
el día viéronse muy concurridos; pero la nota
saliente fué al anochecer, cuando terminado el
sermón del padre Doménech S. J., en que cantó
admirablemente las excelencias de la Cruz, y
verificada la solemne reserva por el provincial
reverendo padre Manfredini, los fieles se diri­
gieron procesionalmente a la cima del Tibidabo,
en donde se había colocado una monumental
cruz de 20 metros de altura, con el siguiente
lema: « In hoc signo vinces » cuyas letras de
luz median un metro de alto. L a señal de
redención estaba iluminada eléctricamente por
2,500 bombillas, constituyendo un potente foco
luminoso que permitía admirar el monumento
desde cualquier punto de Barcelona.
Una vez en la cumbre, una masa coral for­
mada por los niños del Patronato de la Sagrada
Familia, los del Colegio de San José Oriol y
numerosos hombres, cantó el inspirado himno
de la Cruz, dirirido por su autor el maestro
Pérez Aguirre, y acompañado por la banda de
los Talleres Salesianos.
Terminó tan solemne fiesta a los acordes de
la Marcha real y vivas al Sagrado Corazón de
Jesús.»
Durante varias noches continuó encendida la
mágica cruz, anunciando con el lejano centelleo
de sus lámparas el triunfo de Jesucristo que
vence, reina e impera desde la cumbre de los
siglos y desde la cima del Tibidabo.

7^

1

fissociación íe ex-BIumnos.

;i

j

BbENOS-.\IRES.— En las Asambleas celebradas
por el centro de antiguos alumnos del Colegio
Pió IX en la fiesta del Patrocinio de S. José de
1911 y 12, el presidente Sr. José Z. P'erreccio leyó
una elocuente Memoria del trabajo realizado por el
Centro desde el mes de Mayo del 1910 hasta el mis­
mo mes del 1912.
Desearíamos poder insertar integro este docu­
mento que es una prueba elocuente y consoladora
de la importancia y utilidad práctica de esta be­
néfica asociación; pero la falta de espacio nos obliga
a contentamos con presentar a nuestros lectores
un-extracto de los puntos más importantes.

— 311 —
La memoria está dividida en dos partes; eii la pri­
mera expone el trabajo realizado por el Centro en
general, que no puede ser más satisfactorio. Fo­
mentó el amor patrio, tomando parte en mani­
festaciones patrióticas, promovió concursos li­
terarios y de tiro, fiestas y manifestaciones, y en
la Asamblea internacional de ex-alumnos y las fies­
tas del Centenario patrio ocupó el puesto que le
correspondía.
También dieron pruebas de su religiosidad, asis­
tiendo sin reparar en sacrificios a funciones y ma­
nifestaciones católicas. ♦ Los vimos, dice el orador,
con placer también en las procesiones, del Corpus
Christi. de S. José, de la Inmaculada, etc., y to-

Grupo de protección mutua. — Su fin es buscar
trabajo, ayudar y asistir a ios enfermos. Fin be­
néfico y hmnanitario digno de los generosos esfuer­
zos que han tenido que emplear para realizarlo, los
generosos jóvenes que componen este grupo. Es
una prueba práctica del amor que une a los ex­
alumnos de este centro, amor que les une no sólo
en la alegría sino también en la desgracia.
He aquí las obras con que este grupo ha corres­
pondido a tan noble fin:
E n 1910. — Tuvo 42 reuniones.
Visitó a 22 enfermos.
Colocó a 28 asociados.
E n 1911. — Tuvo 38 reuniones.

T U R I N — N iñ os del Oratorio F e stiv o de San José.

mando parte en las asambleas y manifestaciones
católicas ya como parte dirigente y ya como sim­
ples asociados, sacrificando descanso y comodidades.
:• La \*isita de los queridos hermanos de la repú­
blica uruguaya, y la participación e iniciativa en
la ^-isita a nuestros amados compañeros ro-sarinos,
como el pic-nic en las playas de Bemal, el lunch en
honor del Sr. Denovi en este Colegio, el paseo a
Banfield, la manifestación de los niños de la Obra
de D. Bosco en L a Plata, prueban suficientemente
el espíritu de fraternidad que reina entre todos
nosotros. Dígase lo mismo de la fiesta realizada
el r i de Noviembre en el Odeón ».
L a segunda parte relata el trabajo de cada una
de las secciones en que está dividido el Centro y
«íue en breve es como sigue

Visitó a 14 enfermos.
Colocó a 18 asociados.
Proveyó de personal a una importante im­
prenta en la provincia de Entre Ríos.
Grupo deportivo. — Promovieron varios concur­
sos de tiro en la capital y fuera de ella; varios par­
tidos de foot-ball, logrando más de una victoria;
no pocos concursos; carreras de bicicletas y otras
múltiples iniciativas que lograron despertar do­
quiera el TnÁ.s intenso entusiasmo.
Grupo de Estudio Sociales. — Para apreciar todo
el alcance y utilidad práctica y social de este grupo,
basta conocer los trabajos realizados que expo­
nemos tomándolos íntegramente de la Memoria.
E n 1910. I.® Tuvo 36 reuniones.
2.® Publicó en los diarios 80 artículos.

— 312 —
3.0 Tuvo un movimiento de 1588 piezas de corres­ ciación, que por causas del todo ajenas a su volun­
pondencia.
tad y constancia en el trabajo han tenido que sus­
4.0 Propagó 52,000 revistas humorísticas.
pender.
5.0 Repartió de 35 a 36 mil hojas de propa­
Grupo Jóvenes. —
una subcomisión recién,
ganda.
comenzada que promete las más halagüeñas espe­
6.0 Difundió 5252 revistas varias.
ranzas para el crecimiento y prosperidad del Cen­
7.0 Realizí) dos fiestas pro buena prensa.
tro.
ICn 1911 y 12. I.o K 1número de sus reuniones fué
Termina el Presidente felicitando y dando las
de 105.
gracias a todos los socios del Centro, recordando
2.0 Publicó en los periódicos 169 artículos.
los socios fallecidos durante el año e invitando a
3. o Tuvo im movimiento de 1928 piezas de corres­ todos a referir todo el bien que han realizado a la
pondencia,
causa de la cual todos los bienes proceden, que es
a la vez nuestro Creador y Padre amantísimo.
4.0 Propagó 31.200 revistas hiunorísticas.
También nosotros nos unimos al celoso presi­
5.0 Repartió 980 mil hojitas de propaganda.
dente para felicitar a este Centro, haciendo votos
0 .® Difundió 8320 revistas diversas.
Total en 19X0-JI, hojas y revistas repartidas ¡)or su jjrosperiílad y porc^ue ñiiiten su ejeiuplo los
93252.
ex-ahmnuxs de todos los colegios salesianos.
Total en 1911-12, hojas y revistas repartidas
PATAGONES. — Iresencia
en S. Pablo, y por :madidura al pasar por entre
tantas aguas estancadas, su sahid había desmejo­
rado notablemente. Hasta le asaltó el temor de
que sus dolores reumáticos le impidiesen continuar
el viaje y de verse obligado a quedar, incapaz de
movimiento, en algún rincón olvidado de aípiellas
remotisimas comarcas. Debido a estos contra­
tiempos resolvió aplazar para otra circunstancia
las excmrsiones que pensaba realizíu a través del
Paraguay, en el alto Paraná y en el alto Uruguay,
y el 29 de julio salió con rumbo directo a Monte­
video. Indecible fué su alegría al llegar a su que­
rido Colegio P ío , según se desprende de una carta
rebosante de gratitud y verdadero patriotismo,
reflejo de su gran corazón.
« ¡Oh, loado sea Dios que me vuelve sano y
salvo al seno de mis amados hermanos, después
de haber sondeado las hondas llagas de esas infe­
lices poblaciones del alto Paraguay y de Matto
Grosso! A esta vista desoladora, cuán espontáneo
brota del alma mi grito de gratitud al Señor que
me otorgó la gracia de abrir los ojos a la luz no
entre los infieles, sino en Italia, tierra chísica de
la fé y de la civilización, cuna de todas las artes,
de la verdadera ciencia, tierra privilegiada donde
brilla con iniuortales rcsjilendore.s la Cátedra de
S. Pedro, donde el Pontificado irradia a todas las
ciudades, a todas las aldeas, a los rincones más
oscuros de nuestra patria, tiu iti luz de verdad,
tanto calor de vida y de virtudes cri.stianas; doíide
han surgido millares de héroes y de santos ]>ara
legamos ])reciosa herencia de ejemplas inmortales
y de glorias iinpcreceder;is.
o A tan enormes distancias, rodeado de la bar­
barie y de la soledad, cqirimido por las privaciones,
joh, con qué santo cariño recuerda el Misionero a la
amada patria, nuestra querida Italia! ¡Con qué
ardor se \-uelve a Dic« el alma reconocida, e im­
plora cien veces al dia para la patria lejana, para
los amigos y bienliechores las más escogidas l>endiciones del cielo!» Así escribía con fecha del 31 de
julio de aquel año 1894.
El infatigable Apóstol después de un viaje tan
largo y penoso, en vez de entregarse al descanso,
apenas hubo arreglado las cosas del Colegio Pió
y visitado las otras casas del Uruguay, se puso de
nuevo en viaje para Rio J aneiro. En todas partes,
dirigiéndose a sus hermanos y alumnos, el argu­
mento predilecto de sus conferencias, de sus con­
versaciones, de sus sermones era la infelicísima
suerte de los salvajes del Paraguay y de Matto

— 3i6 —
Grosso, y para tratar de esta materia habría que­
rido, según la expresión de S. Agustín, hacerse
iodo lengua a fin de excitar en todos los corazones
la compasión hacia aquellos seres desventurados
y un ardentísimo celo de la salvación de aquellas
almas. Y en verdad (jue sus palabras no quedaron
sin efecto, porque en todas partes logró suscitar
vocaciones para la misión o animar las ya decididas
o conseguir medios materiales para sostener las
obras comenzadas.
(Continuará).

su fallecimiento, recibió al Sr. Director, quien,
después de agradecerle una vez más sus bon­
dades para con los Salesianos, tuvo el con­
suelo de oir de sus augustos labios los her­
mosos proyectos que como Presidenta acari­
ciaba para el próximo año. Pero Dios N. S.
en sus altos designios lo ha dispuesto de otro
modo, y nosotros rendidos y resignados aca­
tamos su santísima voluntad, no dudando que

N E C R O L O G IA
S. ñ. R. la Serm a. Sra. Da. María T e­
resa de Borbón, Infanta de España
y Princesa de Bavíera.
K 1 día 23 del pasado Septiembre, contando
apenas 30 años de edad y cuando todo le
sonreía, falleció repentinamente en su palacio
la bondadosa y caritativa Infanta Da. Maria
Teresa, dejando sumidos en el más profundo
dolor a toda la real familia y al noble pueblo
madrileño de cuyo corazón se hizo dueña con
sus muchas y esclarecidas virtudes.
España entera está de luto con esta prema­
tura muerte (jue ha venido a arrebatarle un
tesoro inapreciable de cuya pérdida difícilmente
volverá a reponerse. 13Íen lo manifestó el pueblo
de Madrid al saber la infausta noticia, pues
de todos los labios salían frases que, partiendo
de corazones angustiados por la pena, se di­
rigían a enaltecer y llorar a la Infantita hu­
milde, caritativa y santa. La historia pondrá a
su tiempo en claro los muchos y altos ;e •
vicios prestados por tan augusta dama a nues­
tra amada patria, que agrailecida no cesa de
elevar plegarias al Altísimo por el eterno des­
canso de su real bienliechora. Un corazón tan
admirablemente dispuesto a practicar la caridad
no podía menos de amar y favorecer la Obra
del Ven. D. Hosco; por lo tanto, no bien se
le propuso, aceptó muy gustosa el año 1905 la
presidencia honoraria de la Asociación de Co­
operadoras, con la particularidad de necesitar
para ello el real permiso de su augusta madre,
pues aun no había contraído matrimonio.
Desde entonces empezó a favorecer con gene­
rosidad esta casa de Madrid, que conservará
agradecida el gratísimo recuerdo de las cari­
ñosas visitas de la Infanta, la cual con amor de
madre recorría las aulas y demás dependencias,
informándose minuciosamente de los adelantos
y necesidades de la misma. Pocos meses antes de

desde el Cielo seguirá protegiendo nuestra
Obra con tanto amor como lo hizo durante
su santa vida. Unidos íntimamente los Sale­
sianos al luto y dolor de la Real Familia ele­
vamos fervientes preces al Señor por alma
tan escogida, y suplicamos asimismo a todos
nuestros Cooperadores una oración más por la
bondadosa infanta María Teresa.

Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑ A.

Sevilla
Sra. Da. Angeles Aguirre
Id.

» Dolores Rojas
Sr. D. Miguel del Olmo
Id.
Sra. Da. Carmen Pahnero Jerez de la Frontera
» * Natalia Pajares Vda. de Alonso
Id.
% * Juana N. Vda. de Sánchez
Id.
Sr. D. Antonio de Castro
Dos Hermanas

R . I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
G erente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Típ. de la S. A. Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176-TU RIN .