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LIBRERÍA EDITORA INTERNACIONAL DE LA S, A. 1. D. BUONA STAMPA
TORINO — Corso Regina Marghorlta 174-176 — TORINO

P S E P H R .C K A B Y ,.S_ J ,

g

NIÑO A HOMBRE

Traducido directamente de la 3* Edición inglesa por R odolfo F ie r r o T o r r e s , SalesiasA'
Volumen de 300 páginas
.
.
...............................

3 —
y a b lic a c io n e s r e c ie n te s

THEOLOGIAE MORALIS SINOPSIS
A uctore P E T R O R A C C A
Jfreh¡dl<Mc»Bit T a a rin tn t/B S a c tu io s Sacra» T h to h g ia » Docior».'

B r e v e o p a s ex sapientissimis scriptoribus in R e Morali eductum et ad normam n o ^
C o d i c i s J a r i s C a n o n i c l exaratum. — Vol. ( 2 0 x 1 3 ) en 16*, casi 600 págs. Ptas. 12,50

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QUAE IN e o o i e e j o m s e n io e iiie i c o n t in e n t u r c o m m e n t a r io l u m d ig e s s it
JOHANNES CAVIGIOLI - Archipresbyter S. Mauritll a Cllvo

Hermoso volumen en i6* páginas 164

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3 73

NOVUM JESU CHRISTI TESTñmENTUM
Vulgatae Editionis iuxta exemplar Vaticanum cum appendix
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páginas. Págs. xvi-800. Encuadernación en tela negra, corte encarnado
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BECHIS Sac. MICHAEL

B ito lic u ix x iL
MU totius Sacrae Scripturae concordantiae iuxta vulgatae editionis exemplar Sixti V P. It
iussu recognitum et Clementis V III auctoritatae editum praeter alpkabeíieum ordinem f»
grammaticaU redactae. — Dos grandes tomos en 4, de más de 200 páginas Ptas. 14 "
M AZZELLA Mons. ORAZIO
(AfcZOBISrO DB TARBNTO)

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
BreviorI cursui accomodate
Cuatro tomos en 8* mayor
Volumen
Volumen
Volumen
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Ptas. 25.

I complectens Tractatus de vera Rellglone» de Scrlptura, de Tradltlone, de Ecciesla Christf Ptas.
II complectens Tractatus de Oeo uno ac trino et de Deo creante
.
.
.
.
»
III complectens Tractatus de V erto Incamato, de Gratla Chnstl et de VIrtutIbus Intusfi * M
IV complectens Tractatus de Sacramentis et de Novissimis
»

A d verten cias. — Todas estas ediciones se hallan sólo en la Sociedad Editora
macioaal para la d ifu sió n d e la B uena Prensa^ C orso Regina M argherita
Tarín (Ita lia ), a la cual deben dirigirse los pedidos acompañados de su importe.
E l prco
jiel franqueo está calculado para cada volumen. — Se hacen rebajas tansolo para los
pedidos. Los gastos de envió son a cuenta del comprador. — Las rebajas son sobre el precto u
libro, no sobre el franqueo. — De la rebaja iisfnUan los Seminarios, Colegios, Institutos

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A Ñ O X X X V ■N . s ’

M a y o d e 1920

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Bokiín $ale$iano
I^cvisía de (as Obras de Don Sosco

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y . ^ Coltplengo N. 32

S U M A R IO .
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En el nom bre d e M aría A u x ilia d o r a ......................
La Virgen de Don B o s c o ........................... ' ! ' " 1-2
Discureo pronunciado por el lim o . Sr. D . M iguel '
Claro, Obispo A u x ilia r d e Santiago de C liile .
j%-¡
Una caravana de huerfanitos
. . . . . . . .
135
De NUESTRAS m is i o n e s : R ío N egro (Brasil): Excur­
siones apostólicas a lo largo de los afluentes del
Río N e g r o ................................................................................
K u an g-T u n g (China); E n e l cam po del trabajo
(Apuntes d el P . G are lli, III - I V ) ........................... ...
Flores de nuestro ja rd ín : ¡D e la China al C ielol
! 145
Cd l t o d e M a r í .a A u x i l i a d o r a : C onsagración de
la M isión S alesiana de Len g-N am -T ou a M aría .

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A uxiliadora • Cuj-abá (M allo Grosso-ÜrasH)
. .
G racias de M aría A u x i l i a i l o r a ......................
Favores del V en . J. B o s c o ......................................
E n los Oratorios Festivos: La M utualidad Escolar
D a los C olegios de la s H ijas de María Au.xiliádora:
Buenos A i r e s ................. .... . . ...................... • _
N uestros E ialu m n os
Tesoro e s p i r i t u a l ...................................... i
*
P o r EL MUNDO SALESiANo: Un n uevo Obispo S alesiano • En honor del Sr, Arzobispo de Santiago
d e C u b a - L a Coruña, C uyabá, Bogotá, L im a, C o ­
modoro Rivadavia, San tiago de C h i l e ......................
B i b l i o g r a f í a ......................................................
N e c r o l o g í a ; ......................................

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En el nombre de María Auxiliadora,
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Cuando esfe número dcl Bolcfín Ke^ue a manos de una ^ran parfe
de nue^fros lecfores, ya habrán comer| 2ado los grandes acíos y festejos
Que solemnizarán la fiesta patronal Mariana de e^te año.
El Boletín Salesiano envía un efusivo saludo, a cuantos vendrán
a congregarse dichos día^ en torno dcl monumento del amado Padre y
a la sombra del 3antuario de la excelsa Auxiliadora.
Ella, que tantas mercedes otorga y tantos dolores mitiga, ha^a fácil
y venturoso el camino a lo^ devotos peregrinos, que vendrán a visitarla
de lejana^ tierras; y aquí, al abrigo de su manto benditísimo, íes colme
de bendiciones y los regale con sus maternales caricias
La que inspiró al humilde Pastorciílo de Becchi y sañaíó ía sublime
empresa de salvar a la Juventud y le ayudó de un modo costante y ma­
ravilloso a darle cima, inspire también, ilumine -c inflame con divinas
luces las inteligencias y corazones de los que en los ¿lias 2U 22 y 23
de este mes de mayo, se reunirán aquí en su nombre, para aclarar y
allanar el camino dcl ciclo a millares y millares de almas.

— 132 —

La Virgen de Don Bosco.
E l día 23 de este mes, delante de la grandiosa
Basílica de María Auxiliadora, aparecerá la son­
riente figura del Vble. Don Bosco, sobre un pe­
destal, en cuyo ancho basamento representará el
bronce las diversas manifestaciones y ramas de la
admirable Obra Salesiana. A decir verdad, no
se podía hallar más apropiado puesto
em­
plazar el monumento del grande Apóstol de
la Juventud: ni el Santuario de la amada A uxi­
liadora hubiera estado completo, sin ese poema
bronce y granito, que canta una de sus más
ilustres glorias del pasado siglo.
En todo lugar y tiempo ha estado la Virgen
Sma. tutelando con maternal solicitud al pueblo
cristiano; y el poder maravilloso de su brazo
se ha manifestado en mil y mil ocasiones y modos
diferentes. Es Ella la providencial columna, ora
de nube, ora de fuego, que de día y de noche
gula al pueblo cristiano en la peregrinación
trabajosa de este mundo. Pero María, sin cejar
un punto en el universal y eficaz patronato que
ejerce sobre toda la Iglesia y cada uno de sus
Eoiembros, ha querido dar muestras especialípiniflg de sil poder en lugares y circunstancias
determinadas, con altísimos fines tocantes a la
gloria de Dios y bien de las almas. No otra cosa
significan tantos lugares que el pueblo cristiano
consagra con preferencia al culto de María y
donde EUa se complace en otorgar gracias y
favores sin cuento. A veces esas preferencias
están vinculadas a una práctica o advocación
particular, con que la Snia. Virgen gusta de ser
honrada de sus hijos. Los ejemplos abundan en
la Historia de la Iglesia. Insigne entre los^ más
insignes en nuestros días es el de la mara\'illosa
gruta de Lourdes, donde la Virgen hace prodi­
giosas curaciones en los cuerpo^, para iluminar
y robustecer la fe de las almas.
Üna de esas manifestaciones admirables del
poder de María en el siglo pasado, y no de las
menos ilustres, es la eficacia singularísima y
portentosa que Ella quiso dar a su hermosa
advocación de Auxiliadora de los Cristianos.
Y hé aquí de qué manera.
La Virgen suscitó a uu humilde pastorcillo,
y ie lo levantó del polvo para que fuese cau­
dillo, apóstól y padre de juventud innumerable,
y la guiase por el camino de la salvación. Esa
empresa grandiosísima era de todo punto des­
proporcionada con las fuerzas de un hombre,
desprovisto de todos los recursos humanos,
como era Juan Bceco. Pero donde acaba el
podet del hombre, ahí comienza el de María.
L a obra salvadora de Don Bosco fué creciendo
por modo maravilloso a la vista del mundo.
El pobrecillo de Becclu, que no poseía ni un

ochavo, compra terrenos, construye edificios,
levanta uu grande y suntuoso templo, alimenta
instruye y evangeliza a centenares y millares
de jovencitos; y la obra por él comenzada en
la soledad de un prado y en un humildísimo
cobertizo, al cabo de pocos años extiende sus
ramas frondosísimas de un extremo al otro de
la tierra, siendo la admiración dé'las naciones.
¿Quién obró ese cúmulo de maravillas? jLa mano
bendita de María! La historia de,Don Bosco y
de su obra es un tejido de rasgos de bondad de
nuestra Reina y Auxiliadora. Allí la asistencia
continua y palpable, allí las mil curaciones mila­
grosas, allí los misteriosos mensajeros de la
providencia..... no dejan adivinar, sino que
descubren a la luz del día una intervención
sobrenatural y directa de la Madre de Dif».
Mientras en la gruta de Lourdes se revelaban
al mundo las ternuras maternales de la Virgen
Blanca, al Venerable Don Bosco, hecho im
Lourdes ambulante, adonde quiera endere­
zaba sus pasos, allí le seguía y acompañaba el
poder de la Virgen, que por manos de su fiel
Siervo obraba estupendas maravillas. Los pue­
blos y las grandes urbes, arrastradas por la elo­
cuencia irresistible de los milagros, se conmo­
vían al paso del hombre de Dios y depositban
en sus manos el óbolo de la caridad para las
grandes obras que tenía emprendidas. Parece,
dice el biógrafo de Don Bosco, que entre éste
y la Virgen Sma. se hubiese firmado un pacto:
él procuraría con todas sus furezas, industrias y
diligencias, recoger a los niños, instruirlos, edu­
carlos en el temor de Dios, arrancarlos en fin de
las garras del demonio; y la Virgen , por su parte
se obligaba a prestarle una asistencia singula­
rísima y a procurarle a fuerza de milagros, el
apoyo moral y material que para tal empresa
necesitaba. No tienen cuento los millones que
el Venerable y sus Sucesores han gastados en
esta nobilísima cruzada de salvación; y todos
ellos no de otra parte vinieron que de las manos
de María. Por esto el buen Padre solía llamar a
la Virgen «la limostiera de s» obra *. — Y para
que no quede la menor duda de lo que vamos
diciendo, transladaremos aquí las memorables
palabras que pronunció el Venerable Padre en
una ocasión muy señalada. Era.el año de 1883,
cuyos cinco primeros meses había pasado en
un viaje triunfal por París y las principales ciu­
dades de Francia, adonde había ido en busca
de recursos. Estos le llo\'ieron abundantísimos,
gracias a las ruidosísimas acontecimientos, que
sucedían en tom o suyo. A mediados de julio
de ese mismo año, volvía dé Froshdorf, donde
empleó sus celestiales medicinas en devolver
la salud al Conde Enrique de Chambord, último
descendiente de San Luís. E l día 19 rodeábanle
en la mesa varios sacerdotes; antiguos alumnos



133

suyos, y el buen Padie, aparería tan impresio­
nado y conmo\údo, que apenas podía hablar.
De sobremesa expresó a sus comensales el in­
menso gozo y consuelo que tenía en volverlos
a ver, y hablando después de cómo bendecían
el Señor y la Virgen Sma. sus obras, dijo:
i De algún tiempo acá dícese por ahí y aún
lo propalan los diarios, que Don Bosco hace
milagros. No hay tal. Don Bosco {adviértase
que el Venerable, hablando de sí propio, por
maravilla empleaba la primera persona) no ha
pretendido ni dicho jamás que haga milagros:
ninguno de sus hijos debe prestarse a propagar
esa falsedad. L a verdad es esta: Don Bosco
reza y hace rezar a sus niños para alcanzar una
gracia determinada; y el Señor, por su bondad
infinita, por lo general suele otorgar las gracias
pedidas, tal vez de im modo extraordinario y
milagroso. Tan cierto es que Don Bosco tiene
poco o nada que ver con tales sucesos, que a
menudo las gracias son alcanzadas sin que él
tenga noticia de ellas ».
Y acabada esta protesta, que la humildad
había puesto en sus labios, añadió: «¡La Virgen
Auxiliadora! ¡he aquí la taumaturga, la obra­
dora de los milagros y dispensadora de las gra­
cias, por el altísimo poder que ha recibido de
su divino Hijo Jesús! E lla sabe que Don Bosco
necesita dinero para dar de comer a tantos miUarés de niños pobres, que tiene a su cargo:
Ella sabe que Don Bosco es pobre, que sin re­
cursos materiales no puede llevar adelante las
obras emprendidas en beneficio de la religión
y de la sociedad: y en vista de esto ¿qué hace
María? A fuer de Madre solícita y cariñosa va
de acá para allá, corre en busca de enfermos y
dícele a cada uno en particular: — ¿Quieres
sanar? ¿Sí? Pues, haz caridad a esos pobres
niños, ofrece tu protección y apoyo a esas obras
y yo te haré merced de la curación. Ve una fa­
milia sumida en la desolación y el dolor, por los
desmanes de un hijo descarriado, y dícele a
padre o a la madre: — ¿Quieres que este hijo
desenfrenado se aparte del vicio y \’uelva al
buen camino? Pues procura de tu parte salvar
de los peligros del alma y del cuerpo a tantos
otros pobres niños abandonados y yo haré que
tu hijo se reduzca a mejores pasos. En resolu­
ción, María Auxihafiora ayuda de mil maneras
diferentes a los que ayudan al Oratorio, a los
niños pobres y desvalidos..... ».
Y toda la rid a del grande Apóstol de la ju ­
ventud y la mara\Tllosa historia de su obra,
están admirablemente resumidas y compendia­
das en esa sencilla explicación. Y ya las mara­
villas de la Virgen Auxiliadora no se limitaron
a Turín y en tom o de la persona de Den Bosco,
sino que aun en las más lejanas ciudades y na­
ciones, cuantos la invocaban en sus necesidades



con intención de ayudar y socorrer la obra del
Venerable Padre, eran a su vez celestialmente
ayudados y socorridos; y esto en vida de Don
Bosco y después de su muerte. De este modo
la devoción de María Auxiliadora de los Cris­
tianos se extendió por todo el mundo; millares de
lenguas aprendieron a llamarla con tsa consola­
dora invocación y experimentaron los divino»
efectos: y el mundo recibió tan admirable e inse­
parablemente unidos los dos benditos nombres
de María Auxiliadora y de Don Bosco, que los
juntó y fundió en uno solo y comenzó a llamar
a María Auxiliadora la Virgen de Don Bosco.
¿Podía, pues, hallarse emplazamiento más
oportmio para el Monumento del Venerable
Padre, que el que tiene a las puertas del San­
tuario? De este modo cuando lleguen los pere­
grinos de cercanos y remotos países a manifestar
su gratitud a la celestial Auxiliadora, contem­
plarán ese poema de granito y bronce, que en
breves pero elocuentísimos trazos, describe y
compendia la colosal obra de Don Bosco, o,
lo que es lo mismo, las maravillas obradas por
el brazo de María.

D ISCU RSO
p r o n u n c ia d o p o r e l lim o . S r . D . M ig u e l C la r o , O b lap o A atx i lla r d e S a n t ia g o d e C h ile en la S e s ió n In a a tru ra l da la
P r i m e r a C o n v e n c ió n N a c io n a l d e E x > a lu m n o s S a le a la a o a ,
e l 14 d e s e p t ie m b r e 1910.

Mis qxuridos amigos:
Al encontrarme en medio de vosotros, todarl»
bajo la impresión de tristes sucesos, que sólo
han dejado en pos de sí una mayor carga de
sufrimientos y de desengaños para el pueblo,
no puedo menos de exclamar: Digilus Dei esi hic¡
la mano de Dios se muestra aquí; vuestra reunión
en estos momentos es providencial.
Habéis acudido de todos los ámbitos del país
para estrechar los lazos de antigua camaradería,
recordando enseñanzas recibidas de abnegados
maestros en ^'uest^a niñez y estudiar en fratemal
concordia los problemas vitales que atañen a vues­
tro biene.«tar. a la luz de las fúlgidas enseñanzas
de la Encíclica Rerum Novarum. Yo deseo apro­
vechar la feliz coincidencia de vuestro congreso,
para solicitar el concurso de vuestro entusiasmo
y abnegación, patrimonio inalienable de la juven­
tud en favor de una causa que nos es común e
igualmente amada. Vengo a pediros que. ál estu­
diar vuestra organizacii^ social, no olvidéis que
hay hermanos’ nuestros que sufren y han me­
nester de que se les ajmde a mejorar las condidones
en que luchan por la rída.
Ko olrídéis que el pueblo sufre de índíscuIpaHes
abandonos y de injusticias no pequeñas, y que
es un deber procurar que se subsanen los aban­
donos y
reparadas esas injusticias; junto
con el amor a Dios, vuestros maestros os enseña­
ron que no era sincero ese amor, si no iba insepa-

xablemente unido el amor de nuestros hermanos,
a. quienes deljemos amar como a nosotros mismos.
i2ue los que nos contemplan puedan decir de
nosotros como de los antiguoas cristianos: ¡ ved
cómo se aman entre sí!
No quiero haceros un discurso; ha pasado la
oportunidad: es llegada la hora de obrar, la hora
<le despertar del prolongado sueño, que nos ha
impedido ver con claridad las verdaderas nece­
sidades de los tiempos presentes y entrar de lleno
en la acción fecunda sin temor, sin vacilación,
sin pesimismos infundados.
Vengo a deciros con sencillez lo que me dicta
e l amor que os tengo y el que profeso al pueblo.
lil pueblo sufre, y sobre mi corazón i>esan día
y noche las palabras del Salvador: Misereor super
¿urbas: Me afligen los sufrimientos del j)ueblo. Yo
<|uisicra poder aliviarlos; y para conseguirlo os pido
vuestra coojxíración abnegada y entusiasta: vuestra
íe en el éxito coronará nuestra labor, porque el
pesimismo no puede alentar en pechos juveniles.
Rl pesimismo no es una doctrina, ni un sistema
<lc gobierno, ni mucho menos una opinión; es una
parálisis, la excusa de los indolentes, la enferme<lad de los vencidos. K1 pesimismo es inactivo,
iia dicho Vcggiam; es la antítesis de la juventud,
<|ue es movimiento y vida, agrego yo....
Nada hay más propio de xm Obispo que inteTcsaise en la solución de los problemas que atañen
a l bienestar del pueblo, porque los Obispos somos
^x>r derecho los padres y los defensores e los
pobres. La ingerencia de la Religión en los pro­
blemas de la vida industrial, es el problema deci­
sivo de la Iglesia en el siglo X X , ha dicho Peabady
^profesor de la Universidad de Hamard, lístádos
Unidos), y hay cuestiones que estarán sin resol­
verse hasta que la Religión no ponga manos en
ellos, dice Blaiicui.
Us verdad indiscutible que lo que no se hace con
los católicos, a la postre resultará contra los cató­
licos, y para evitarlo hay que estar cu todas partes.
‘Por eso os invito a que, olvidados un tanto de
vosotros mismos, estudiéis también las necesi<ladcs de la hora presente, las doctrinas econó­
micas sociíües de la Iglesia, sintetizadas luagistralmente por el inmortal I^ón X III, hasta que
o s cÓmiienetréis ile ella.s, y premunidos con la fe,
<juc hará fecunda vuestra labor, vaya s decidida­
mente al pueblo, a trabajar con él jwra conseguir
el nii'joranüeuto ecouóuiico social de sus condi«ione.S de vida.
O.s servirán de segura guía las normas de Pío X
y BenedioU> X\’ pnr.i la acción social »alólica.
Jíl mundo, amigos míos, a pesar de los honibles
eastigos que hoy afligen a la humanidad, no o. ja
<’U stt odio satánico a Dios; desconoce sus dcreclios;
y «MI huelgas sucesivas y continuas prepara la
revolución social con un {dan sistemático, con­
creto y preciso, cuyo último fin es descristi..nÍ7.ar a
la sociedad, hacerla volver al pagaiüsnxo. Emplea
por armas el disimulo, el disfraz, la calumnia;
acrece sus liU\s con los fracasados de la vida, con los
traidores de la causa de Dios, con las escorias de
otros pueblos, y la última síntesis de sus doctrinas
es la negación de la soberanía de Jesucristo; su

134 —

suprema aspiración arrebatarle las almas; su grito
de guerra es: « ¡No queremos que éste reine sobre
nosotros! Nolumi*s hunc regnare super nos! »
Vosotros, hijos de Dios por el bautismo, 5’ sol­
dados de Cristo por la Confirmación, debéis res­
ponder con Cristian’ 1 ravirra y ardorosa valentía:
¡Queremos que reine sobre nosotros; que Cristo
impere en las inteligencias, en los corazones, en
la fábrica, en el taller, en‘'la familia, en la sociedad
y que su espíritu informe nuestras leyes!
No podéis permanecer indiferentes, porque ésta es
la causa de Dios; y todo cristiano es soldado de esta
causa, apóstol de la causa de Dios (Tertuliano). An­
tes bien, como el gigante que lleno de alegría se
lanza al combate (Sap. XVIII), lanzáosvosotros en
medio del pueblo para reconciliarlo con su Dios.
Como los apóstoles y discípulos del Redentor,
encontraréis la fuerza para difundir el E\'angelio
y salvar la sociedad que se paganiza, en la perfecta
conformidad de vuestra vida i^rivada y pública con
la doctrina con que Jesucristo iluminó al mundo.
No tenéis nada que temer, porque los caminos
de Dios son la fortaleza del hembre de bien; el
temor es propio de qmenes obran mal.
Nuestra victoria es cierta, porque Dios salvará
una vez al-mundo por una renovación de vida
cristiana comunicada á los hombres por poder
de un catolicismo integralmente vivido por nos­
otros. Sois depositarios dé la verdad; estáis obli­
gados a hacer participantes de ella a ^mestTos
hermanos, porque la Religión no se os ha dado
como un feudo para disfrutar de ella sólo en piovecho propio. Sois hijos de la luz, no la escondáis
bajo el celemín: que ella brille ante los hombres,
de manera que vean vuestras buenas obras y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos
(S. Mateo, 5-16), y podáis repetir con el maestro
divino: Las palabras que tú me diste, yo se las
di a ellos (S. Juan, 18-8).
No hay que hacerse ilusiones, amigos míos;
fatalmente tiene el mundo dos campos opuestos:
el catolicismo social y el socialismo revolucionario,
hijo legítimo del indi'Vidualismo que ha engen­
drado el odio de clases con su egoísmo y su injusta
ley de la oferta y de la demanda, como regula­
dora de los salarios, preparando de esta manera
la revolucióti social con su cortejo de tiranías irres­
ponsables, de imposiciones absurdas; oponiendo
a la tiranía del capitalismo sin entrañas, la tiranía
dcl trabajo con el corazón henchido de odio;
tiranía contra tiranía, ambas abominables, porque
toda tiranía lo es; fuentes ambas de miserias, de
légrimas- y de sufrimientos inagotables para el
pueblo y para la sociedad entera; infecundos
j>ara el bien, porque reniegan del principio de
\-ida que es el amor; sus soluciones sen efímeras,
porque sólo la libertad dentro del orden puede dar
soluciones pennanentes, cuando se asientan sobre
los eternos principios de la verdad y de la justicia.
Nuestras doctrinas son las de la democracia
cristiana, predicada por los Papas, cuyo significado
más alto es. según Toniolo, la general participación
de todos en una más perfecta forma de ci\'ilización cristiana jjara el porvenir. Con ellas y con la
cooperación de todos nos proponemos obtener

A

— 135
para el pueblo el bienestar a que todo hombre
tiene derecho por su dignidad de ser creado a
imagen y semejanza de Dios.
La democracia cristiana, según norma X III
de pío X, no debe jamás mezclarse con la polí­
tica, ni deberá ser\-ir a partidos ni a fines políticos,
porque ese no es su campo, sino que debe ser una
acción benéfica en favor del pueblo, basada en
el derecho natural y los preceptos del E^'^angelio.
El liltimo término de esta acción es la restau­
ración y el advenimiento de su reinado social.
Entre ambos no hay campo neutral; hay que
sentar plaza en imo u otro. Ved. pues, cuál es
el vuestro y preparáos para las batallas del Señor,
que son luchas por la verdad y la justicia y cuyo
triunfo es la caridad.
Que durante las sesiones del Congreso que hoy
inauguráis, la sombra veneranda de Don Bosco
os acompañe e ilumine..
Que una de las principales conclusiones que
adoptéis sea la firme resolución de formar y pro­
pagar los círculos de estudios sociales y apologé­
ticos. Ellos son focos de luz de donde irradian ideas
que más tarde las masas populares harán suyas; son
semillas de buenas obras y cerebros de organismos
sociales que darán testimonio de la doctrina sal­
vadora de la Iglesia.
Estudiad también la formación de los sindi­
catos católicos, e id a formarlos vosotros mismos,
contemplando vuestros intereses , los de vuestras
familias y los sagrados de la Iglesia. Haréis obra
de apostolado eficaz para el bien del pueblo y
para la paz social.
Que el Eispíritu Santo inflame vuestros cora­
zones, a fin de que al clausurar vuestras sesiones
vayáis al pueblo para volverlo a Dios, enseñán­
dole a conocer y amar a Jesucristo, para que,
arrebatados por su hermosura y penetrados de la
belleza y eficacia de su doctrina, se vea compehdo
a exclamar, como otrora los apóstoles y discípulos:
• Maestro: tú tienes palabras de eterna vida;
a donde quiera que tú vayas te seguiremos *.
Sed constantes, y llegará un día, amigos míos,
en que la justicia y la paz se darán un ósculo de
íTnor y en que los hombres, reconciliados entre
s! se estrecharán en el abrazo de la fraternidad
cristiana; el triunfo será vuestro, y los cielos y
la tierra, estremeciéndose de alegría, repetirán
el eco de vuestro cántico de victoria: ¡Viva Jesu­
cristo! ¡Viva nuestro Rey!

Una caravana de huerfanitos.
A las 9 de la noche del día 24 del pasado
marzo, llegaban al Oratorio Salesiano de Turín,
conducidos por dos Padres Salesianos, cinctunta
y un niñitos austríacos, a quienes el corazón
paternal de nuestro amadísimo Superior Ge­
neral Revmo.^'Don Pablo Albera, había prepa­
rado caritativo hospedaje en el Colegio de Perosa A g u t in a . La llegada de esas pobres cria­
turas, víctimas inocentes de la horrible guerra,
tné una escena que en medio de su sencillez

traía las lágrimas a los ojos. Era día 24; y arriba,
en lo alto de la cúpula del Santuario, aparecía
la dorada imagen de la Virgen Auxihadora,
rodeada de luces. E lla recibió las primeras mi­
radas de los minúsculos huéspedes, que corrían
a cobijarse bajo su manto materno. A la entrada
del Oratorio los esperaban el Revmo. Don Pablo
Albera, con todos los Superiores Mayores, el per­
sonal y niños de la Casa. La banda tocó una alegre
marcha, y luego, un niño italiano dirigió una
afectuosa bienvenida a los compañeros de allende
los Alpes. Pasaron inmediatamente al comedor,
donde fueron solícitamente atendidos y servidos
por varios Salesianos que hablan el alemán. Este
cordial recibimiento reanimó las muslias caritas
y las iluminó con una sonrisa de felicidad.
Según supimos por los Padres que los acom­
pañaban, trentiséis de ellos eran de Viena, reco­
gidos entre los más pobrecitos y abandonados
que frecuentan aquel Oratorio. Los otros quince
procedían de la ciudad de Gratz, en la Stiria,
donde reina también mucha miseria. Bien se
echaba de ver en aquellos flacos y pálidos sem­
blantes el zarpazo del hambre; los tra^ecitos
eran pobrísimos en extremo y muy pocos o.
ninguno hecho a medida... Era de ver luego la
avidez con que se apoderaban del pan que se
les'ofrecía: las ademanes de admiración y ^egría
con que saludaban y remiraban la taj adita de
carne o pescado, quelesllegabaenelplato: pero
donde el gozo de los inocentes cbiqmllos llegó
al colmo y pareda no tener límites, íué al Verse
obsequiados con medio vasito de vino, que hizo
el milagro de desatar todas las lenguas... Después
de tantos meses, años quizá, que no probaban
ni veían tales cosas, d o había para menos.....
Al propio tiempo supimos noticias de aquellos
países, que atenacean el corazón. Nuestros her­
manos han visto a niños idiotizarse y i)crder la
razón por el hambre. Nuestra casa está conver­
tida en un grande «hotel»... de caridad, donde
comen diariamente más de mil jóvenes y niños,
lo que les depara la Providenda... La principal
ocupación de nuestros sacerdotes es ir en busca
del pan de cada día: recorren los depósitos de
fes misiones de socorro, que tienen establecidas
varias nadones, y se consideran felices cuando
pueden alcanzar un saco de legumbres, o un
barril de sardinas, que trasladan gozosos sobre
sus hombros, pensando que es el alimento de
tantos pobres niños, que en los Salesianos en­
cuentran su único amparo y sostén—
Nosotros, al contemplar las escenas antes
descritas y escuchar estas entemecedoras reíadones, nos pareda que era al mismo Don Bosco,
quien abría sus brazos a esos pobrecillos niños,
y al verlos pálidos, hambrientos y andrajosos,
k s deda: « ¡Vosotros sois los verdaderos hijos
de Don Bosco! ».

DEJSÍUESTRAS MISIONES

RIO NEGRO (Brasil).
Excursiones apostólicas a lo largo
de los afluentes del Río Negro^'^
IV.

Por el Uaupés arriba.
El 30 dd octubre de 1918, emprendí por ter­
cera vez el viaje de San Gabriel a Rio Cayarl,
haciendo las obligadas estaciones de Bella
Vista (3 de noviembre), Tata-punha {5) e Ifa noré (6) arribando el día 9 a Urubucuara.
iQué de gratas impresiones y recuerdos se
me renovaron, al recorrer aqueUos lugares por
mi visitados en \dajes anteriores y al saludar a
personas con quien había contraído conoci­
miento y amistad en Río Negro y el Cayari!
En Urubucuara tuve que detenerme algunos
días, mientras se hacían algunas reparaciones
en mi barca y contrataba una nueva dotación
de bateleros, que me llevasen hasta el río Kerarí
y luego me tornasen a San Gabriel.
Zarpamos al fin el día 12 y tocamos en Busina-rapecuma, Ocapinina y el siguiente (13),
en Jauarateruca y Cangatara.
E l 14 nos encontramos en Jauaraté-rapecuma,
al tiempo que se estaban celebrando unas
honras fúnebres por el capitán Juan, Tuchaua
del lugar, muerto un mes antes. Vínome de
perlas la reunión de gentes a que daba lugar la
fúnebre ceremonia, para bautizar, menudear
las pláticas doctrinales y celebrar el santo sacnficio de la misa en sufragio del difunto, que era
un buen cristiano, no sólo por el bautismo, sino
por el amor y generosidad con que había pro­
tegido nuestra misión. Otro de los motivos
que me determinaron a detenerme en ese lugar
fué alcanzar que se ^^niese conmigo de piloto
Ramón, hijo segundo del difunto, de cuya habi­
lidad y experiencia quería aprovecharme en la
peligrosa na^•egación por aquellos desconocidos
parajes.
(l) V éanse otras relaciones en los núm eros precedentes
del B oletia.

L o s funerales
lo s h om bres
enorm e ro ca
Im p ortan cia

d el T u c h a u a — L la n to de
y de lo s... p á ja ro s — Una
g ra n ític a con jeroglíficos —
de tá le s m onum entos.

Del día 10 al 16 fueron llegando en canoas
de todos los tamaños familias de Indios de
diversas procedencias, y dióme no poco contento
ver cómo acudían todos a saludar al misionero,
ya conocido de algunos de ellos.
E l rito funerario de estas buenas gentes se
desarrolla en diversos actos, harto curiosos por
cierto, que describiré sucintamente en obsequio
a mis corteses lectores.
He aquí una escena típica. Los hombres
todos armados de lanzas y palos, y en apretado
escuadrón, se encamina.ron a la plazoleta que
se extiende delante de ía maloca (choza grande
y principal): y hechos allí diversos ejercicios y
maniobras, ora andando al paso, ora corriendo,
metiéronse al fin en ella, aporreando con sendos
bastonazos su puerta principal. En el centro de
la maloca había y a un grupo de mujeres, que
con las cabelleras sueltas, lloraban y daban
voces, lanzando al aire ayes lastimeros. Los
guerreros se dispusieron en una sola y larga
fila: y primero en pie y luego en cuclillas, co­
mienzan a so vez sus lloros y lamentos.
De pronto se alzan y echan todos a hablar
reciamente con grandes voces, cada cual en su
propio idioma, y monologando consigo mismo,
como en un soliloquio teatral. En esas peroratas
celebran la valentía del difunto héroe, lamentan
con hondas quejas su pérdida prematura, y
lanzan terribles amenazas, denuestos y ana­
temas contra aquel o aquellos' que fueron los
causantes de su muerte.
Para comprender la razón de tan fiero enojo,
hay que advertir que estas buenas gentes no
se persuaden en manera aguna que un hombre
pueda fallecer de muerte natural o de vejez.
Invariablemente achacan la muerte de las per­
sonas a hechizos, aojos, o envenenamientos, pro­
curados por una secreta venganza.
Las voces de dolor, indignación o amenaza
andaban acompañadas de furiosos ademanes
continuos gestos que expresaban esos mismos
afectos del ánimo. Esta primera representadón



137

acabó con una serie de bufidos, silbos y pal­
madas
En este espacio de tiempo presentáronse va­
lias figuras estrafalariamente enmascaradas,
^ an hombres, cubiertos con una túnica o ca­
misón hecho con la corteza de tururí. Toman un
tronco de este árbol: y después de haberlo tenido
en agua por cierto tiempo y golpéadole conve­
nientemente, arráncanle la corteza toda en una
pieza; la cual cosen luego, dándole la forma de
camisón campanudo, estrecho y puntiagudo
por arriba y terminado por abajo en ancho
ruedo. Este camisón sirve de careta y disfraz a
un tiempo. Píntanlo de diversos colores, y en la
parte que corresponde a la cara, dibújanle la
silueta o pico de un pájaro, por ejemplo, del urubú,
de im búho, milano, etc. y a veces, de una ma­
riposa.
Esos enmascarados andan tal vez sueltos,
tal vez apareados; y andando lanzan voces o
gritos, que imitan las de los pájaros represen­
tados. Por ejemplo, el que hace de urubú grita
siempre «¡uayuré! ¡uayuré! »; el búho en cambio
canta: ¡cucurena! ¡cucurena! etc.
El que va disfrazado de mariposa corre ora
a la derecha, ora a la izquierda, para imitar de
alguna manera el vuelo caprichoso de ese in­
secto.
¿ Y a qué vienen esos pajarracos al funeral ?
Vienen a tomar parte en el luto general por la
muerte del Tuchaua de su floresta.
Las mujeres, parientes cercanas del finado,
entre otras lamentaciones, repiten sin cesar
estas: ¡Pahi! ¡pahi! ¡pahi! ¿pané, mandé muncuetá
fiahí? jOh padre, padre, padre! ¿dónde encontra­
remos otro padre?
Estas patéticas escenas, llenas de lágrimas,
monólogos declamatorios, ademanes y alaridos
lastimeros no se internim pln sino por pocas y
breves pausas, de modo que no dan lugar al
silencio ni descanso.
Los que no intervienen en la ceremonia, quédanse a un lado sentados o de pié, asistiendo
a ella en silencio o lloriqueando, los hombres
de una parte y las mujeres de la otra. De modo
que la maloca ofrece un aspecto parecido a la
escena que describe Dante Alighieri:
Parole di dolore, accenti d'ira
Voci alie e fioche e suon di tnan con elle
Facevan un tumulto, il gual s’aggira
Sempre in quel aria turbinosa.....
A nadie es lícito probar bocádo durante estas
fúnebres pompas, mas a todos se sirve con abun­
dancia el caxirí y el capí. L a fundón comenzó
a las diez de la mañana y continuó todo el día
y noche siguiente. A l allx)rear el nuevo día se
echaron al fuego las grmas y arreos personales
del difunto. Luego se retiró toda la gente, de­



jando sólo en la maloca al hijo mayor, que por
legítimo derecho de sucesión, pasa a ser el nuevo
Tuchaua del lugar.
E l día i8, de madrugada, bajo la experta guía
del piloto Ramón, remontamos la primera
cascada, llamada Jauaraté. Cerca de la segunda
yérguese un momunento natural, constituido
por una enorme roca de granito, la cual por tener
una forma bastante parecida al « Araras » (pá­
jaro grande, nativo del Brasil) es conocida por
ese nombre. Pero lo que da singular celebridad
e importancia a ese megalito son los jeroglíficos
que a manera de letras cubitales ostenta gra­
bados en su superficie, los cuales, a despecho
de la acción demoledora de la intemperie a través
de los siglos y de las manos bárbaras que han
intentado borrarlos con afilados sílices, consérvanse todavía bastante claros.
No es éste el único pasaje del Brasil, donde
se descubren tales escrituras rupestres. Son
monximentos de altísimo valor arqueológico, y
que debidamente descifrados, arrojan mucha
•luz sobre los remotos tiempos y razas aborí­
genes del Brasil, sobre su proveniencia y época
en que se establecieron en estas regiones del
nuevo mundo. A estos jeroglíficos se deben por
ejemplo, las noticias ciertas que tenemos hoy
dia de que a estas costas llegaron hombres,
nativos de Grecia, versados en letras y ciencias
astronómicas, lo que destruye y pulveriza la
leyenda de que los aborígenes de este país fuesen
salvajes. Tomáronse tales con el andar de los
siglos, al quedar solos y separados del consorcio
de los pueblos y precisados a vegetar material­
mente, perdidos en el seno de las florestas.
Pasada la cascada de Corú-corú, visitamos
la grande maloca de Castanho, situada en una
hermosa islita. Hallamos otra a la entrada de la
floresta; luego una tercera en territorio colom­
biano e liidmos al fin posada en la maloca de
Tagassú, adonde habían traído ese mismo día
una niñita, que tenía mal en una pierna, para
consultar al pagé y ver si la curaba.
E l < p a g é » su arte m éd ica y m an era de
e jercerla — U n a « F a c u lta d de M edicin a »
ru d im en taria.
E l pagé. el médico de los indios, es un perso­
naje respetado y temido de éstos como árbitro
de la \rida y de la muerte. Para alcanzar la pa­
tente profesional de pagé, se requieren tres
cosas. Primeramente cx»nocer el uso de ciertas
hierbas medicinales: después poseer la ciencia
del prestigiador (puesta, claro está, al servicio
de la terapéutica): es decir, que el pagé debe
tener la habilidad, soltura y desparpajo nece­
sarios para saber engañar a la gente a poder de
muecas, escamoteos y soplamientos sobre el
enfermo, y a que debe extraer del cuerpo de

13» —

éste las pedrezuelas, pelos o astillas que son los
presuntos causantes de toda enfermedad. Esta
extracción suele llevarla a efecto de dos maneras:
por succión o mediante un baño. Cuando emplea
la succión, el pagé aplica la boca a la parte dolo­
rida y dando una solemne chupada, saca las
guijas, pelos o astillas malhechoras (que como
ya habrán adivinado nuestros avisados lectores,
el astuto medico tenía de antemano escondidos
en un rincón del boca o en otra parte de su per­
sona). Cuando por el cont'rário procede por vía
hidroterápica, comienza a verter sobre el en­
fermo uno tras otro varios pozales de agua,
hasta que se ven correr sobre el bañado cutis
las consabidas ])iedras, pelos o astillas, que una
mano criminal había misteriosamente introdu­
cido en el cuerpo del enfermo. Una vez quitada
por este acto la causa del mal, el enfermo ha de
recobrar necesariamente la salud y la vida: las
cuales, como es lógico, debe a los buenos oficios
y diligencias del pagé. Mas si por el contrario
(lo que sucede por desgracia con más frecuencia),
el enfermo se pone peor y se muere, esto se debe*
al hecliizo, al aojamiento, o a la ponzoña fatal
de un rencoroso enemigo oculto; de todos modos
el honor y ciencia del pagé quedan siempre a
salvo. Tal vez el embainiador echa mano de
algunas artes mágicas, y embelecos diabólicos,
pues sin ellos no se explica que alcance efectos
que a todas luces sobrepujan las fuerzas de la
naturaleza, tales como descubrir enfermedades
ocultas, predecir la muerte con particulares
detenninados, u otros por el estilo.
En resolución, el pagé es un compuesto de
herbolario, charlatán y brujo.
Cuando un indio se pone enfermo, échase en
la hamaca al lado del fuego y guarda rigurosa
dieta. Si el mal arrecia, manda llamar al page,
quien le suministra varios remedios sucesivos,
comenzando por los más ordinarios y sencillos,
como sería una bebida, hasta los más estram­
bóticos y extravagantes, como someter a una
fortísima presión la parte enferma; así no es
raro el caso en que el médico se sube de pies
sobre el vientre o estómago del paciente • y lo
prensa pisoteándolo sin compasión. M sto que
no aprovechan tan radicales operaciones, acude
como a líltimo remedio a las de la succión o
baño antes descritas, con las que pretende
librarle de los ocultos objetos con que el encu
bierto enemigo le tenia embrujado.
Dícese que los pages de mayor renombre y
fama en la región del Cayarí proceden de una
especie de escuela o Faculdad de medicina indí­
gena, que tiene su sede cu la maloca de ^'ffasaca,
cerca de /panon'.
A eso de las 0 de la tarde verificóse en esta
maloca la medicación de la pobre eníermita.
El p<ig¿ tomó una calabaza seca, en funciones

de jarro, q u e ' contenía una bebida especial.
Sopló dentro de ella con cierto rriisterio, con el
fin de librar el contenido de posibles maleficios,
y dióselo a beber a la inocente criatura.
Poco pude ver de las mímicas y menees que
hizo el brujo en esta consulta clínica, tanto
por el apartamiento de mi celda como por la
escasa luz del recinto. Supe más tarde que la
niña no había mejorado poco ni mucho, pese a
todos les esfuerzos del mixtificador y que en
vista de ello sus padres la habían llevado a otro
pagé que gozab.i fama de mucho saber.
D e m a lo c a en m a lo ca — E n T a in a — Otro
funeral indígena.
E l día 19 echamos a andar de nuevo a las
vueltas de Miriii-igarapé hasta la pequeña ma­
loca de Paraná. Cnizámonos en el camino con
tres canoas de indios Piratapuyos, que volvían
de una fiesta de dabucuri, celebrada en una ma­
loca a la banda de Ipanoré. Elegades a la maloca
de Manicuera, vimos los preparativos de un
dabucuri, que estaba a punto de comenzar: en
efecto, andando río arriba,' llegaron a nuestros
oídos los mugidos de la mistericsa trompa Juruparl, que lo anunciaba (i). A las siete de la tarde
llegamos a la maloca de Tatá-capoa.yno, situada
en territorio de Colombia, bajo una lluvia to­
rrencial.
E l otro día pasamos por Uaríba-cachoara y
Jauaratá-ponte (Colombia) y dejando atrás
la desembocadura del Uiramiri, a eso de las 4
de la tarde entrábamos en la maloca de Aba­
caba, donde hallamos a un chiquillo de once
años, que tenía paralizados el brazo y la pierna,
a causa de un ataque de apoplejía, que le había
dado algunos meses antes.
Desde Jauaratc-c.«u:hoeira hasta Ahacaba no
se encuentran mas que indios Tartaños. De allí
para arriba comienza el territorio de los {Jananos.
A\ventájanse éstos a los demás por la robustez y
gallardía de sus cuerpos, lo que acaso es debido
al continuo ejercicio y esfuerzo de los brazes y
de toda la persona, que se ven obligados a hacer
para remontar y bajar las grandes cascadas,
junto a las cuales viven.
Otro día, pasadas las cascadas de Abacaba y,
más adelante las de Tamacueri, Paná-paná y
Periquito, alcanzamos la maloca de TayatrÁigarapé.
E l día 22 merece señalarse en las efemérides
de nuestros viajes, porque en él batimos el record
(para decirlo al uso) en punto a cascadas.
Llegados a Tabaná-maloca, comenzames a re­
montar una tras otra, las cascadas de Japu,
Artírfls,
y Carurú; todas majestuosas
(1^ L a descripción por m enudo de esta fiesta indigen»
puede verse en el BcleHn de enero de este ano.

— 139 —
y formidables, y algunas dignas de particular
mención.
En la de Araras, las aguas al despeñarse, seme­
jan un ordenado y compacto ejército, lanzándose
impetuosamente contra el enemigo. Ea de Carurú
en cambio podría compararse a un escuadrón
de caballería, que se arroja al asalto. E n la
primera nótase la regularidad de la marcha de
las aguas, hasta que tocan el suelo, aunque su
caudal está dividido en dos partes por una
islita, que se levanta en medio de. la cascada.
En la otra las aguas, contenidas y estrechadas
entre dos barreras de granito, forman olas tu­
multuosas. que encrespándose y amontonándose
unas sobre otras con gran furia, dcplómanse en
espumantes y desordenados remolinos. Cada
cascada levanta un estruendo ensordecedor,
comparable al rugido de mil leones; extasíanse
los ojos, contemplando aquel incesante y va ­
riadísimo y caprichoso jugueteo de las olas,
coronadas de espuma, como también el arco
iris que forma el sol al tamizarse a través de las
abundantes salpicaduras, que caen a modo de
una lluvia cristalina; pero, erízanse los cabellos
al pensar que al más ligero descuido, el nave-'
gante puede ser arrastrado por la vertiginosa
corriente y arrojado a sus abismos insondables!
X la orilla izquierda de la cascada de Coriirú,
sobre un montecillo, se le\’anta la maloca del
mismo nombre con varias chozas y algo más
lejos se encuentra otra maloca. Me pareció que
el lugar merece escogerse como centro de Misión
para el Uaupés superior. E l capitán Euis, Muru'ana (primer jefe) de los Uananos estaba ausente
cuando nosotros llegamos, pero fuimos cortesmente recibidos por su hermana Antonia, que
si bien es Uanana por linaje, es colombiana por
la superior educación de que está dotada, y
habla el castellano a perfección. Esta señora
me prestó un muy v a lid o concurso, pues con
su ayuda pude hacer treinta y dos bautizos a la
ida y veniicinco a la vuelta.
Después del medio día siguiente nuevamente
pusímonos en camino. Pasada la cascada de
Iricuará (lugar de sepultura) llegamos a la
maloca del Maíapí, junto a la cascada del mismo
nombre, donde el río se desvía bruscamente,
¡ormando un notable recodo.
El 24 nos tocó remontar la cascada de Tapiro,
que, de constar de un salto solo, no tendría
rival ni otra que la igualase. Hube de renunciar
^ gusto de verla, porque a la ida nuestra barca
ioé remolcada por un brazo del río arriba y a
U \*uelta mis remadores me hicieron bajar de
barca antes de llegar a la cascada, para que
ínese a encontrarlos a la parte inferior del río,
mientras ellos se confiaron osadamente a la
corriente, afrontando con gallarda valentía los
peligrosísimos saltos que se suceden en ese trecho.

Después de la cascada de Sacaré y visitadas
algunas malocas brasileñas y colombianas, lle­
gamos el 29 a la maloca de Taina, donde se
hallaban congregados más de cuati ocientos
indios, a punto de dar comienzo a otra solemni­
dad funeraria. Entre los concurrentes había
también muchos Cúbeos.
E l Tuchaua vino a cumplimentarme vestido
de gran gala. Traía pendientes de oro en las
orejas, y un gran número de collares de dife­
rentes colores y tamaños. los cuales se extendían
escalonados sobre el ancho pecho. Kn el brazo
izquierdo llevaba el escudo y empuñaba la lanza
con la diestra, la cual tuvo buen cuidado de
hacer pegar fuertemente contra el brazo, para
que resonasen los cuentecillas de cristal, que
se guardaban dentro del asta. Tales lujos y
arrogancias están reservadas para grandes
y contadas ocasiones, como cuando en vísperas
del combate o de una especial solemnidad, reiinen a sus súbditós y les arengan fogosamente,
recordándoles las victorias y triunfos alcanzados
por la tribu en otros tiempos y animándoles de
este modo a seguir los valerosos ejemplos de
sus ínclitos antepasados.
En la fúnebre solemnidad que aquí presencié,
además de los extravagantes ritos ya. obser­
vados en la de Jamaié-cachoeira, los cuales dejo
descritos más arriba, pude adveritr dos particu­
laridades dignas de nota. Una es que los enmas­
carados de pájaro, en vez de limitarse a echar
pasos atrás y adelante, trepaban cantando por
dos gruesas sogas colgadas de la viga central de
la maloca. De este modo el remedo era más aca­
bado. Otra cosa que eché de ver fue que a más
de los pájaros, estaban allí representados otros
no menos honrados e ilustres moradores de las
selvas, tales como el tigre y la que allí llaman
pigrijoa.
Dejamos a los Uananos y a los Cúbeos, sus
convidados, en el hervor de su funerario jaleo,
a las primeras horas del día; y por la tarde al
ponerse el sol, atravesando la desembocadura
del Japora-igarapé, arribamos a una casa de
madera, propiedad del Dr. Rondón, en tierras
de Colombia, en la cual viven tres familias indí­
genas.
La mañana siguiente, pasada otra pequeña
cascada y costeando una larga isla llegamos al
Kerarí, que en el tratado de 29 de abril de 1917
fué tomado como límite y raya noroeste entre
Brasil y Colombia. Era la meta de nuestro viaje.
Nos llegamos a visitar la maloca colombiana
de Giboia, donde administré varíes bautismos.
{Coniinuará).
Mons. L orenzo G iokda .no,
Pref. Apostólico.

]



u o

K U A N G - T U N G (C h in a )

£ n el cam po del trabajo
{Apuntes del P. Garelli. —

Conclusión).

III {Continuacióy.)
U n v ia je nocturno p a ra a d m in istrar a un
enferm o.
Por segunda vez vimos llegar de Kon-kei a
doB mozos pidiendo que corriese un misionero
a toda prisa a olear a un enfermo. Habían cami­
nado sesenta kilómetros para venir a avisarnos:
y ahora tenían que desandar otros tantos, ¿no
era justo que fuesen escuchados y atendidos?
Emprendí por segunda vez el camino que
esperaba tener ya bien conocido y no encontrar
novedad alguna. Mas no había echado bien
mis cuentas: pues uno es andar de día y otro
caminar a tientas, y en las espesas tinieblas de
una noche nebulosa, que nos sorprendió mucho
antes de llegar a la primera residencia. E l ca­
mino era cruzado por frecuentes torrenteras de
corriente vertiginosa, engrosadas por la lluvia
que venía cayendo desde un mes y que aun nos
azotaba menuda y tamizada. Para pasar los
riachuelos habla que poner los pies sobre dos
troncos de árbol tendidos entre las dos orillas,
húmedos y resbaladizos, puestos buenamente
el uno junto al otro y mal apareados, que,
cuando el riachuelo tenía cierta anchura, apoya­
ban sobre otros troncos sostenidos por unos
malos pilares: en fin, unas obras de ingeniería
prehistórica, nada a propósito para ajaidar a
loe pies y sí mucho para engañarlos, resbalar
y caer en el agua. Cuando me imagino, solo y
de noche, «pasando sobre aquellos menguados
puentecillos, véome dentro dcl agua aún antes
de hacer equilibrios sobre las \dgas. Gracias a
que uno de mis dos mozos acompañantes parecía
llevar dos luces en los ojos y que descalzo se
habría aventurado a andar a ojos ciegas sobre
el borde de cualquioi precipicio. Llevábame él
fuertemente asido de la mano: procuraba yo
poner los pies sobre sus pisadas y así anduve
seguro: fortuna es para el Misionero que guías
tales, cuyos servicios no se pagaríau con todo
el oro del mundo, no escasean en la China.
Pernoctamos en Ciún-Fúen y madrugamos a
ponemos en camino. No bien entramos en Konkei, las primeras voces que percibimos eran de
llanto y oraciones: el cristiano había muerto el
día antes sin poder recibir los Sacramentos:
pero yo le había confesado por Navidad y dá
dolé la comunión. Era él un anciano venerable
de más de setenta años, que dejaba a sus hijos
(i) Vé;^ e el número autenor.



y nietos en una posición bastante acomodada, y
gozaba de mucha estima y consideración en la
comarca: justo era, pues, que se llorase y rezase
junto a sus mortales despojos.
P re p a ra tiv o s p ara unos funerales solemnes.
L a calidad del difunto le hacían acreedor a
un entierro con la mayor solemnidad y pompa.
Fui, pues, a la iglesia, para disponer el traslado
del féretro.
Pero mientras, más enfrascado estaba en la
faena, vino a sorprenderme una batahola en­
sordecedora. No salía de mi asombra ni de las
dudas de lo que aquello podría ser, cuando veo
abrirse las puertas de par en par y entrar los
cristianos a paso ligero y de dos en dos, tocados
con capuchas y turbantes blancos y con una
vela en la mano. Desojábame por ver en qué
paraba aquello, hasta que por fin aparece la
pesadísima caja, hecha con cuatro enormes
troncos de árbol, que en brazos de veinte hom­
bres filé llevada hasta el medio de la iglesia; e
inmediatamente detrás seguían la dulzaina,
platillos, timbales y tamboriles, que a fuerza
de querer añadir solemnidad al acto, atronaban
y ensordecían los oídos. ¡Aquí quería ver yo a
los señores intelectuales que predican una Re­
ligión refinada y purificada!
Quise alzar la voz y reclamar que se respetase
el lugar sagrado: pero una cosa es dar voces y
otra hablar chino. ¿Como hacerme entender de
aquella buena gente? Si prorrumpía en gritos,
corría riesgo que me tomasen por loco. Fui a la
sacristía, púseme la sobrepelliz y estola, abrí
el Ritual y con mucha gravedad y tiesura me
coloqué a la cabecera del féretro e intimé si­
lencio con la mano. El efecto fué maranlloso:
todo el mundo se calló: y mi ademán valió por
todo un discurso. Cesó al punto aquel involun­
tario desaguisado, hijo de la sencillez de aquella
gente. Pero los rústicos músicos tomaron luego
el desquite fuera de la'iglesia, poniéndose a
tocar a todo poder frente a la casa mortuoria,
poco distante de allí.
B an q u etes a granel.
Pero no andaba la fiesta sólo en la iglesia,
puesto que mientras allí se sufragaba al muerto
con las preces litúrgicas del cura y las extrava­
gantes locuras de los demás, en medio de la
plaza humeaban ollas, anchas como calderas;
morían a cuchillo varios puercos y todas las
viviendas que a ella daban; estaban atestadas
de mesas, ya puestas y preparadas para el
festín. Es de rigor en las solemnidades funera­
rias que la turba infinita de los convidados
coman y se regodeen dos días almenes a costa
de la familia del difunto, pues la impoitanaa

— I4 I —
y grandiosidad del entierro no sólo se mide por
los lagrimones y desgarradores alaridos de las
mujeres y el número de los concurrentes a la
ceremonia, sino también y principalmente por
el número y calidad de las cabezas sacrificadas
para el convite, digo mal, para los diversos
convites, pues hay obligación de hartar a toda
la gente, hasta que no quedan cumplidos todos
los ritos y ceremonias que la costumbre prescribe.
Por ahí se comprenderá que matrimonios y
entierros son la ruina de las familias. Pero
donde lo ridículo toca los límites de lo indeco­
roso es en las pompas fúnebres de los paganos,
pues es muy común y ordinario ver sus comi­
tivas funerarias precedidas de una piara de
cochinos, que con sus gruñidos hacen coro a los
oyes y sollozos de los llorones y plañideras..
Helos visto yo mismo en Cantón.
Los cristianos han suprimido muy cuerda­
mente esa innoble vanguardia de sus entierros,
como también todo símbolo o ceremonia que
supiese a superstición: pero no han sabido pres­
cindir todavía de las camilonas, las cuales,
quitado lo que tengan de supersticiosas, justifícanse hasta cierto punto por la necesidad de
dar de comer a los muchos forasteros con la
esplendidez conveniente a la posición de la
familia.
Plegarias a v o c e s y continu as — N u e va
sorp resa de lla n to s y alarid o s.
A eso de las once me pareció que se habían
calmado el ruido y ajetreo de la gente y me fuí
a dormir. Pero me equivoqué: pues a media
noche rae despertó el \»ocerío de los cristianos,
que se desgargantaban y echaban los bofes, re­
zando a grito pelado en la iglesia. Menester es
confesar que no es ese mal expediente para
alejar el sueño en el discurso de sus largas ora­
ciones y que una tal práctica es infinitamente
mái. útil y provechosa que no los necios clamores
e interminables lloriqueos de los paganos; yo
estaba espantado de su tenacidad y sufrimiento.
Por la mañana, al tiempo de la misa, no lle­
vaban aún trazas de acabar sus voceados rezos.
Finalmente, a las diez, creí que todo estaba
ya listo y dispuesto para el traslado del muerto
al lugar del enterramiento, ^'oy a la iglesia y
allí me esperaba una nueva sorpresa. Veo a tres
mujeres, echadas por el suelo y deshaciéndose
en llanto y alaridos, en los que intercalaban a
intervalos regulares, palabras ininteligibles.
¿Qué podía decirles yo? Tuve por mejor y más
prudente no lanzarme a turbar con un acto
iaconsiderado la simplicidad de esa gente y
nrriesgax la empresa educadora del misionero.
Mientras deliberaba qué partido tomaría, iba
aumentando el número de los llorones y plañi­
deras. Hice que no veía y me salí de la iglesia.

Fuera de ésta aparecía la escena totalmente
cambiada. Los niños de la escuela, vestidos mi­
litarmente, se preparaban al entierro ensayabando en la plazuela el paso de una marcha,
sobre el aire guerrero de no sé qué caución
europea. Era todo lo que sabían. Mas el coro
de voces infantiles apenas se percibía entre el
estruendo de la música, el disparo de los mor­
teretes y la algazara de los expectadores. De
esta manera, lo que debía ser una severa ma
nifestación de duelo, se trocaba en una bulli­
ciosa y regocijada fiesta popular, de la que
debía ser parte principal e indispensable el
banquete que precede al entierro.
E l entierro.
A la hora que mejor les acomodó, pues no
entienden los chinos de esa puntualidad y apre­
suramientos, que se estilan por Europa, hallóse
la gente pronta para el acompañamiento del
cadáver a la sepultura, que resultó verdadera^
mente digno de la honra y. consideración de
que el difunto gozaba. A la cabeza de él iban
una docena de banderas de varios y vivos co­
lores, con sendas inscripciones en la tela: después
seguían unas cien personas, rigurosamente en­
lutadas, es decir, cubiertas de una vestidura
blanca hasta los pies o al menos tocados con una
capucha o turbante del mismo color. Algunos
llevaban colgado al costado un lienzo asimismo
blanco. Sobre unas andas sencillísimas hechas
de tablas, iba la cruz, que había desterrado y
sustituía en el entierro a la turba multa de
dolos y magníficas pagodas, de que los paga­
nos hacen gala en los suyos.
Venía luego el ataúd, a hombros de treinta
hombres a lo menos, que no son muchos, si se
atiende al peso enorme de la caja y a la dificultad
que ofrecían los estrechos senderos, hechos
intransitables por la lluvia. Detrás del ataúd iba
la familia y toda la parentela del finado, entre
los cuales sobresclí'; una mujer que en todo el
camino no paró de hacer grandes extremos de
dolor, con llantos, alaridos y lastimosas voces,
apoyándose
otra mujer que, de paso que la
sostenía, le enjugaba las lágrimas de continuo.
No alcanzo a comprender de dónde podía sacar
la cuitadiHa tantas lágrimas, y a que había
pasado tres días en un continuo lloro y no in­
terrumpido grito de dolor; pero la costumbre
exige que la pariente más próxima del difunto
le acompañe de esta suerte a su última morada.
Cerraban la comitiva los niños de la escuela y
un piquete de guardias de seguridad, si así
pueden llamarse los cuatro hombres mal arma­
dos a quien está encomendada la defensa del
pueblo contra los asaltos de los piratas. Iban
en fin los tañedores de los consabidos estruen­
dosos y destemplados instrumentos y, en último



142



y postrero lugar el que suscribe, a qiiien se emjieñaron en llevar en una silla de manos cerrada,
porque llovía.

minan a un paso; una y otro piden iglesias, or­
namentos sagrados y buen número de sacer­
dotes.

H erm oso rasg o de d evo ció n , s e n c ille z y
d e lica d e za .

IV.

Acompañado por el estruendo de los morte­
retes que se disparaban sin cesar durante el
camino, llegó el féretro al lugar de la sepultura,
que, a falta de cernenterio, fué al pie de una
agreste colina, donde se excavó la fuesa. Como
no estaba aún terminada, hube de aguardar un
rato a bendecirla, el cual aprovecharon mis
devotos feligreses para rezar las oraciones de
costumbre en lengua china, que dirigía el más
notable entre ellos. Hallábase éste junto al
monaguillo del acetre. Mas, héte aquí, que
acabado el rezo, sin decir esta boca es mía, se
apodera el hombre del hisopo y pónese a rociar
la tumba, trazando sobre ella una cruz muy
gravemente. En aquel instante me sentí otro
Samuel: mas me fíütó tiempo para impedir la
involuntaria usurpación de mis funciones por
parte del inconsciente Saúl. Con bendecir nue­
vamente la fuesa, luego que terminaron las
preces rituales, di por reparado-el escándalo.
Mas, presto eché de ver que no había hecho
sino aumentarlo, pues qué. no bien solté de la
mano el aspersorio, todos los íntimos del di­
funto asaltaron al monaguillo del acetre, y a
mía sobre tuya, comenzaron a echar sendas
asi>ersioues de agua bendita sobre la caja. Híceme otra vez el desentendido por no apartarlos
se su candorosa sencillez y buena fe. Podía ello
no estar muy en consonancia con las leyes litúr­
gicas; mas el acto no dejaba ser hermoso por
la fe ingenua y afectuosa delicadeza que mani­
festaba.
Con esta última aspersión cesó el ruido de la
música y los desgarradores aves de la mujer,
que ya era hora que descansase. La *pobrecilla
con su fatigoso y violento gimoteo, resultaba
una víctima más de las antiguas costumbres,
fundadas en la suix'rstición y sentimiento pu­
ramente natural. K1 consuelo y el dolor son dos
tendencias innatas de la caída naturaleza hu­
mana, la cual, cuando queda a merced de sí
misma, trastorna esos dos sentimientos y los
convierte en dos exaltados y opuestos extremos;
cu un injusto y fiero tormento de sí misma y
en un bajo regodeo y vil halago de las pasiones
más rastreras.
Cuando las enseñanzas de la fe penetren y
echen hondas raíces en las almas y se establez­
can los expresivos, graves y enternecedores ritos
y ceremonias de la Iglesia católica, entonces
desaparecerán para siempre esas ridiculas y
disparatadas costumbres: peto uo se eche en
olvido que la fe y el culto se dan la mano y ca­

De los cuerpos a las almas.
En Kon-ké cúpome la buena dicha de saludar
y dar mis parabienes a nuestro hermano, el P.
Lareno, a cuyos cuidados el P. Versiglia, nuestro
amado Superior, había cometido la hermosa
Misión de Ju-fa.
Llegó a su destino a hora que nadie le espe­
raba: pero los cristianos del lugar, a mía sobre
tuya corrieron a saludarle y ofrecerle sus res­
petos, disputándose el honor de ser los primeros
en cumplimentar al nuevo Misionero Salesiano.
P r o y e c to de un tem plo de M a ria A uxi­
lia d o ra — L o s « P a d re s » tru écan se en
m éd ico s — C ristia n o s y gen tiles acuden
a l M ision ero — N o p a sa ningún domingo
sin b a u tizo s — L o s M ision eros necesitan
dinero y m edicinas.
Volví a todo escape a Pe-Shion, adonde apenas
pude alcanzar al Padre Versiglia, que salió
enseguida h ad a Shiu-Kuan, donde se nos brin­
daba la ocasión de adquirir im vasto solar en
el centro de la ciudad, para levantar allí un
templo a Mar a Auxiliadora. Desde ese punto,
debía girar una visita a los distritos de LiuCiu y In-Tet, para preparar el terreno a los
misioneros que debían hacerse cargo de ellos.
De ese viaje escribirá él mismo una relación.
Quedémonos por tanto sin jefe, pero no sin
trabajo.
Por lo pronto propusímonos sacar partido
de los conocimientos y prácticas de mediana
adquiridos en los Hospitales militares durante
la guerra.
Comenzamos a curar las llagas de un niño: tras
éste, vinieron dos, tres, cuatro, hasta que los
Padres Misioneros se conrirtieron en médicos.
Las pomadas, desinfectantes, vendas, tintura de
yodo y demás efectos de nuestro reducido boti­
quín, salieron a plaza y se emplearon con éxito:
hasta el jabón sirvió a las mil maravillas para
lavar y limpiar las cabezas de nuestros pobres
cliinitos, que estaban hechas unas gusaneras
por falta de aseo.
Estas desgraciadas gentes, que viven en las
aldehuelas o desparramadas en el campo , ca*
recen de toda noción de higiene y están necesi­
tadas de todo. L a extremada miseria en qnviven es causa de mil enfermedades de la piel,
que podrían evitar o curar fácilmente con al­
gunos desinfectantes y sencillos remedios que
tuvieran.
Mas en esto veíamos nosotros verificarse las

— 143 —
palabras con que Jesús en\*iaba a sus discípulos
a predicar: — ¡Id, sanad a los enfermos, y anun­
ciadles el reino de Dios! Es decir, de las llagas
del cuerpo, pasad a curar las del espíritu!
Por este arte, se alcanzó que así como algunos
meses atrás eran mu5' pocos, aún de los mismos
cristianos, los que se acercaban al misionero,
ahora en cambio cristianos y paganos no sólo no
huyan del misionero, sino que vajean de continuo
a buscarle a su misma casa. Eos primeros pasos
danlos por el deseo de ser curados: mas luego
acuden gustosos porque advierten que son ama­
dos. Era una gran lástima para nosotros ver
cómo andaban decaídos y olvidados de su an­
tigua fe y pasado fervor los cristianos de aquí,
debido al abandono en que habían quedado, y
que los niños gentiles huyesen despa\ oridos
de nosotros, como si hubieran \ústo al diablo.
Pero son de verse ahora estas inocentes criaturas,
después que se han acercado recelosamente a
la misión y han sido en ella amable 5' graciosa­
mente curados y atendidos, con qué gracia y
respeto nos hacen el saludo chino, doblando
profundamente todo el cuerpo y alzando al
propio tiempo las manitas juntas y extendidas
hasta la altura de la cabeza.
Unos meses atrás, parecía que entre los cris­
tianos de aquí y nosotros se interpusiera una
barrera: nos maravúUaba no poco de que, aunque
hacía años no veían al misionero, no hubiese
bautismos que administrar, ni matrimonios que
bendecir. Sí los había: pero fué menester que
viesen nuestras obras de caridad para que se
deshelasen sus corazones y reviviesen sus creen­
cias.
Un mes hace apenas que somos médicos
(valga la expresión, siquiera en chanza) y de
un mes a esta parte no hay domingo en que no
tengamos algunos bautizos, y no de infantes.
Cuando el amor y conocimiento de Jesu­
cristo se predican juntamente .con esos actos
humanitarios, que hablan derectamente al
corazón, el triunfo es inmediato, seguro y estable
¿Porqué, pues, cuantos abrigan afectos de
humanidad y celo por la salvación de las almas,
no acudirán en nuestra ayuda para abrir y
allanar el camino de Nuestro Señor J^ucristo
en esta tierra idólatra?
Ha terminado la gran guerra europea y a
buen seguro que en esas naciones quedarán
ociosas y baldías importantes partidas de ma­
terial sanitario, que en manos a los pobres
MisioDeros Salesianos de Don Bosco, ptodria
prestar señaladísimos ser\icios a la causa de
la humanidad y caridad cristiana. ¡Qué grande
y hermosa obra de misericordia haría la persona
que tuviese la corazonada de enviamos una caja
de desinfectantes y remedios de primera nece­
sidad!

Aquí estamos, llamando a la puerta de las
almas de la China; pero esa puerta permanece
cerrada y Cristo se queda fuera. Qmen nos
envía los recursos necesarios para obras de
caridad, ese tal nos proporciona la llave. A él
se deberá que la puerta se abra y entre por ella
Nuestro Señor Jesucristo.
M a ría A u x ilia d o ra , p atron a de la n u eva
M isión — N u estra buena M adre da la
salu d a un m ocito — A q u í, com o en
to d a s p a rtes, es siem p re la V irg e n de
D. B o sco.
Por ahora nuestra Madre, la Virgen Auxilia­
dora, se encarga de suplir nuestra debilidad e
impotencia. Ahí va. un caso.
Un cristiano de Pe-Shion, llamado Lucas,
guapo mocito de dieciséis años, mostraba un
desarrollo superior a su edad, lo que le era causa
de continuos achaques. Ultimamente se le ma­
nifestó de improviso la viruela, con una ^'iolencia y malignidad extremada, que le desfiguró
rápidamente la cara, las manos y otras partes
del cuerpo.
Fuimos a %úsitarle. Hallárnosle tendido en un
mísero camastro a la puerta de casa, adonde
le habían trasladado por miedo, sin duda, de
que se muriese de un momento a otro.
E l pobredllo era presa de un espanto enorme:
y los niños me preguntaban:
— Padre ¿se morirá?
— Si la Virgen no quiere, no se morirá.
Púsele enseguida al cuello una medalla de
María Auxiliadora y dejé a la familia una estam­
pa de la Virgen, para que Lucas y su madre co­
menzasen sin demora una novena.
Era la \d.«5pera de San José. Hice que el cliico
se confesase y al día siguiente le llevó la comu­
nión, que recibió con mucha devoción y fervor,
al paso que ponía toda su confianza en la inter­
cesión de María Auxiliadora, y le prometía
ser en lo venidero un feiA’oroso ciistiano e ir
a la iglesia a darle gracias, así que estuviese
curado.
Tres días después fui a visitarle. Quedé
espantado al no ver la cama en el zaguán de la
casa: ¿qué habrá sucedido? Perdíame en mil con­
jeturas, cuando me lo veo comparecer, andando
por su pie y acompañado de su madre. Diéronme
las gracias uno y otro muy de corazón. Las
pústulas del muchacho fueron desapareciendo
poco a po(X>, pero la curación era segura.
— No debéis darme las gradas a mí ni a
ningún misionero, les dije, sino a María A uxi­
liadora, que con este hecho ha querido mostrar
que quiere ser también Madre de los Chinos.
El último día de la novena, que era un viernes
de cuaresma, asistía un cristiano más al pia­
doso ejerd d o del Viacrucis, esto es, nuestro



144

Lucas, que el domingo siguiente vino a honrar
a la Virgen con una santa comunión.
María Auxiliadora había dado comienzo a la
empresa y, como siempre, por los niños: ¡siem­
pre la Virgen de Don ¿oscol
»Si nuestros bienhechores nos mandan los
recursos y medicinas de que podamos echar
mano, imitaremos también nosotros el ejemplo
de María Auxiliadora proveyendo a los cuerpos
para pasar a las almas, comenzando por los
niños para llevar a cabo la salvación de toda la
nación china.
V.

Los prodigios de María Auxiliadora.
Escribo desde Ham-Kong, la residencia más al
Sur del territorio de nuestra misión. Estoy con
el P. Passotti, a quien ha tocado este distrito.
Cinco días llevamos aquí: él vino a tomar po­
sesión de su campo de trabajo: yo a esperar la
barca, que al cabo de quince días de viaje por
el río me dejará en Liu-Cüt, la residencia más
lejana. Así es que, después de haber visto esta­
blecidos a todos mis hermanos, al fin voy a
posesionarme también yo de mi plaza.
La fiesta de María Auxiliadora me toma de
viaje: la gloria de la Madre se oculta a mis ojos,
acaso pura revelárseme luego más fúlgida y
brillante.
, En este día tan solemne para los hijos de
Don Bosco,, el P. Passotti y yo, nos hemos de
consolar trayendo a la fantasía la visión de
sueños lejanos. La realidad que nos rodea es
para causar tristeza. Estamos en uua linda
casita: tiene ul lado una iglesia regularcilla:
pero le falta lo principal, que son los cristianos
que la llenen y den vida con sus cánticos y
plegarias. Un viejo y su lujo, una \*ieja, y una
viuda con dos huérfanos, constituían toda la
cristiandad reunida hoy al pie de nuestro altar,
de los cuales además ninguno ha hecho todavía
la primera comunión. Y a que no podemos fes­
tejar a nuestra Reina, consagraré al menos el día
de hoy a mi Madre celeste, cantando cou la
pluma sus ternuras y bondades.
P ro d ig io sa cu ració n de un viru len to .
Antes de partirme de Pe-Shion, de donde
salí el día 15 de mayo, tuve la dicha de asistir
a un segundo y más solemne prodigio, obrado
por el poder y bondad de María Auxiliadora,
que de este modo \a tomando y reduciendo
bajo su real cetro a estos sus nuevos hijos de
la China.
E l día I® de ma>'o, me pasaron aviso de que
otro cristiano había sido gravemente atacado
de viruelas. Era el padre de uno de los niños



que vienen todos los días a ayudar a misa. Tomé
al punto el camino de su casa y halléle en un
estado que daba horror: todo el cuerpo, de los
pies a la cabeza estaba cubierto de malignas
pústulas, que le desfiguraban por completo,
pareciendo un montón de podre. E l pobrecillo
pidió confesarse y se preparó a recibir el santo
Viático, que le llevé la mañana siguiente. Pero
antes de retirarme, me acordé por dicha del
testamento espiritual que nos dejó nuestro
llorado Padre Bretto: « Mandad por delante a
la V irgen», y así lo hice. Colgué del cuello del
enfermo la medalla de María Auxiliadora: en­
comendé a la familia que comenzase enseguida
una novena, como lo hice yo al propio tiempo
con los niños, que venían a rezar las oraciones.
A l otro día, como dejo dicho, le llevé el Viá­
tico. Hallé a su cabecera a dos médicos del país,
llamados a consulta, los cuales me declararon
paladinamente que desesperaban de todo punto
poder salvarlo: que la enfermedad había pene­
trado y hecho asiento en lo interior, de modo
que nimca habían visto un caso tan agudo ni
tan desesperado. ¡Tanto mejor para nuestra
celestial doctora María Auxiliadora! ¡Cuanto
más grave y sin remedio proclamaban el caso,
tanto aparecerá más claro, evidente y palpable
el poder se su mano!
Volví a verle la mañana siguiente: las pús­
tulas habían aumentado espantosamente en
magnitud y número: con todo, gracias a su
robustez, conservaba todavía el conocimiento.
Le consolé y animé a confiar en el poder y
bondad de la Sma. Virgen y le di la bendidóu
de María Auxiliadora. Pasaban los días: y la
enfermedad, lejos de ceder, arreciaba por puntos,
así como los dolores y desasosiego del pobre
hombre, que, de morirse, dejaba sin amparo a
tres inocentes huerfanitos. A l octavo día, en
que suele resolverse la enfermedad p o í bien o
por mal, tuve por conveniente administrarle
los santos Oleos; pero al tratar de hacerlo, me
encontré en un serio embarazo. Por una parte,
era tal el hedor que despedía aquel cuerpo en
descomposición que, a pesar del incienso que
de continuo se quemaba en la estancia, resul­
taba de todo punto intolerable: pero sobre todo
al tratar de aplicarle la sagrada unción no sabía
dónde poner el dedo, pues que todo él era una
llaga viva. Si alguna ocasión podía ofrecérsele
a Nuestra Señora de inaugurar su culto con un
milagro, era precisamente aquella: y la escogió
en efecto.
E l enfermo era cristiano solamente de nombre:
y la Virgen comenzó por sanarle en el alma, pues
que en el curso de la enfermedad, no una, sino
dos veces pidió él mismo la Comunión. Y al
cumplirse los días de la novena, después de haber
puesto a prueba su adormecida fe, le dió tam-



145



Luis Olive-nadó en Marsella en 1862, de una
muy distinguida, piadosa y cristiana familia.
Cuando se fundó la Casa Salesiana de esa dudad,
los Sres. de Olive se alistaron en seguida entre
los Cooperadores", mostrándose en extremo afi­
cionados y devotos de nuestro Vble. Padre. E ste
correspondió a esta amistad, visitándoles varias
veces en su casa. En ima de esas ocasiones, dijo
a cada uno de los hijos una palabra sobre su
provenir y al llegar a Luis, que era entonces un
chiquillo de unos doce años, Don Bosco le tomóafablemente la mano, y dirigiéndose a su mamá,
exdamó:
¡Este será para Don Bosco!
H ay otro hecho todavía más importante que
el anterior, que pone más particularmente de­
manifiesto el conocimiento que el Venerable
tenía de los futuros destinos del joven Lu’s Olive.
Los últimos días de 1886 éste, que ya había ves­
tido la sotana salesiana y cursal)a los estudios
en el Seminario Salesiano de Floglizzo, cayó aquí
gravemente enfermo de tifus. Los Superioresdispusieron su traslado a Turín, para que pu­
diera ser mejor cuidado y asistido. Los médicos,
que le examinaron, fueron de parecer ^que la
muerte era segura e inminente: pero Don Bosco,.
que estuvo a visitarle, le aseguró por el contrario
que María Auxiliadora, le devolería la salud;
y contó un «sueño» que había tenido la noche
del 4 al 5 de enero de 1887, el cual fue de esta
manera:
« K o sé si dormía o velaba, ni en qué habi­
tación
estaba, en el tiempo que una claridad
Flores de nuestro jardín.
ordinaria se fue difundiendo a mi alrededor.
Tras im prolongado ruido, apareció una per­
j De la China ai ciclo!
sona a quien hacían corle muchísimas otras
en número muy grande, todas las cuales fueron
El prim er m isionero salesian o que m uere
acercándose a donde yo e.staba. Así las personas
en la s M isio n es de O riente.
como sus vestiduras eran brillanlos en extremo;
La última brigada de n isioneros que partieron echaban de sí tales resplandores que ofuscaron
para las misiones de Kuang-Tung (China), al cualquiera otra luz y a mí era de todo punto
llegar a Hong-Kong recibieron la dolorosa nueva imposible fijar en ellas la mirada.
Entonces la persona, que parecía acaudillar
de que el sacerdote Don Lus Olive, había falle
a todas las otras, se adelantó unos pasos hacia
ddo unos días antes.
Esta es la primera pérdida que la Congrega­ mí y me habló en latín estas razones:
f y o soy la hun 'lde Sierva , a quien el Señor
ción Salesiana ha sufrido en aquel su nuevo
vasto campo de apostolado. Pero si está probado ha enviado a dar la salud a tu Luis enfermo. Des­
que lo sangre de los mártires es semilla de tinado estaba a morir: mas a fin de que se revele
cristianos, no se debe dudar un punto que los y eche de ver en él la gloria de Dios, seguirá cui­
sudores, trabajos y fatigas de los predicadores dando de su alma y de la de los suyos. Yo soy la
del Evangelio y el sacrificio de sus vidas deben Esclava, a quien hizo grandes maravillas el Omni
de tomarse en lluvia de fecundísimas bendi­ pótenle, cuyo nombre es santo. Considera atenta­
ciones del cielo sobre el campo donde han fa­ mente estas cosas y comprenderás Lo que está por
venir. Amén. ».
tigado y sucumbido.
Dichas estas palabras, la habitación tornó a
La figura del P. Olive es digna de particular
recordación, pues que en su vocación salesiana y su obscuridad primera y yo pasé toda la noche
misionera, concurrieron varias circunstancias entre la vigilia y el sueño, postrado de fuerzas
extraordinarias, de que se hace mención en la y como privado de sentido. Por la mañana me
apresuré a preguntar por el joven Luis Olive
vida de nuestro M^le. P. Don Bosco.

bién la salud del cuerpo, sacándole sano y salvo
del peligroso trance.
La última \ qz que le visité antes de ponerme
en camino, le hallé en vías de cabal restableci­
miento.
Esta segunda curación, tan claramente de­
bida a la sola mano de María Auxiliadora, echó
en los corazones la semilla de su devoción. Los
habitantes todos de Pe-Skion, que habían se­
guido paso a paso con grande ansiedad y pia­
doso interés el curso de la enfermedad y de la
novena, admiraron el milagroso poder de nuestra
Auxiliadora y y a no pensaron sino en celebrar
con la mayor pompa posible su próxima fiesta.
Hoy el P. Barbera, a quien se cometió el cui­
dado de aquella cristiandad, habrá expuesto
con sumo contentamiento la imagen de María
Auxiliadora a la veneración-de sus agradecidos
fieles, mientras que el que suscribe debe conten­
tarse con soñar lejanas visiones y con el gusto
de haber podido ofrecer á los lectores del BoUHn un nuevo testimonio del poder y bondad
de María Auxiliadora y de la resolución con que
esta nuestra Madre benditísima ha tomado
bajo su protección y amparo la Misión de la
China y juntamente, así lo debemos creer, a los
misioneros y sus bienhechores.
S antos G a r e lli , Pbro.
Misionero Salesiano.

------- -

— 146 —
y me dieron la buena nueva de que había pa­
sado una noche tranquila y parecía haber en­
trado en vías de mejoramiento. Amén!
X'al es el relato de Don Bosco. Mas al propio
tiempo sucedió que al buen Hermano, cuya
muerte cuatro renombrados doctores habían
dado por segura, una noche que estaba peor
que nunca, parecióle en sueños, que entraba a
visitarle Don Bosco y que, acercándose a su
cabecera, le dijo:

El P. Luis oii««.

— Tranquilízate; de aquí a diez días vendrás
por tu pie a visitarme en mi cuarto: a lo que
añadió algunas otras palabras y le invitó a
comer con él y por fin le dió la bendición y
desapareció.
Tan \dva impresión dejó este sueño en el
enfermo, y tan persuadido de qué en efecto
habfa estado a visitarle Don Bosco en persona,
que no daba crédito alguno a los que la mañana
siguiente le certificaban >de lo contrario. Pero
la verdad es que a los diez días del suceso, el
joven, gozando y a de cabal salud, fué a v i­
sitar al Venerable Padre y comió en su com­
pañía.
Y en esta ocasión, estando sentados a la
mesa, Don Bosco predijo al Hermano Olive que
con el tiempo iría de misionero a la China.

*
* ♦
No son para dichos el duelo inmenso y gra­
tísima memoria que nuestro buen Padre Olive
deja en aquellas apartadas regiones, ni los pro­
lijos trabajos y fatigas que soportó en su %ida
de celosísimo misionero.
E l P. Versiglia, que durante muchos años
le tuvo a sus inmediatas ordenes y es testigo
calificado de su santa vida, hace im compendioso

El P. Luis V ersiglia.

elogio de ella diciendo que %el P . Olive puso la
mira únicamente en llegar a ser un instrumento
aprovechable en las manos de Dios para la sal­
vación de las almas *. Y alcanzólo por cierto en
muy alto grado, porque cuantos le conocieron
y trataron, pueden dar fe de que entre sus her­
manos de religión y apostolado ninguno le aven­
tajaba en himüldad y modestia, a ninguno cedía
en caridad, diligencia y prontitud para el trabajo
ni en santo celo por la salvación de las almas.
Dábase tan por entero a los demás, que pa­
recía no %ivir para sí mismo. Una sola cosa se
reservaba para sí, que era el espacio necesario
para vacar a los ejercicios de piedad y devoción,
que son el alimento del alma: y aún ese tiempo,
por no mermarlo al trabajo, lo robaba al
descanso.

— 147 —
Otro deseo ardentísimo que le consumía desde
que puso los piés en China, era ver establecida
definitivamente en ella nuestra Pía Sociedad:
y antes de morir tuvo el consuelo de verlo cum­
plido muy abundantemente.
Sus trabajos se repartieron entre el Orfeli­
nato de la Inmaculada en Macao, la región del
Hcong-Sang, donde estuvo siete años, y el
distrito de Nam-Homg (Misión del Kuang-Tung)
adónde se había trasladado en 1918, cuando fué
confiada la evangelización de ese territorio a la
Pía Sociedad Salesiana. En todos esos puntos
el generoso arrojo del P. Luis fué admirable.
Pero donde se prodigaba sin tasa y no pom'a
límites a sus fatigas era en el ministerio y ser­
vido espiritual de aquell^ incipientes cristian­
dades. El último año de su vida recorrió de cabo
a cabo, despacio y por menudo, todo su distrito,
hadándose conocidos a todos los cristianos, a
los que prestaba xma asistencia más que fra­
ternal.
i Poco tiempo hace, dice el P. Versiglia, vino
a reunirse con los demás hermanos en Macao,
donde se debían practicar los ejercicios espiri­
tuales. Durante ellos el P. Olive nos edificó a
todos con su fervor, que si bien no pasaba de
los límites, de la discreción y prudencia, tenía
empero algo de singular y desacostumbrado:
acaso significaba el presentimiento de su pró­
ximo fin. En efecto, acabado el piadoso retiro,
el buen Padre se dispuso a volver a su misión,
mas antes quiso hacer una visita a su antiguo
destrito de Heong-Kong, para despedirse de sus
ovejuelas. « por si acaso no les podré ver más
decía él sonriendo. Su paso por aquel territorio,
donde había vertido tantos sudores, constituyó
tm verdadero triunfo: esos buenos cristianos le
llevaron en palmas y festejaron como a un santo.
Pero tales festejos eran lo de menos para él:
su dicha consistía en visitar a los cristianos en
sus propias casitas, para hacerse cargo de su
comportamiento, decir un consejo a éste, una
advertencia a aquel, corregir, alentar, destruir
los restos de superstición e idolatría, que en
ellas encontrase y repartir en cambio objetos
de piedad y devoción.
¿Es que realmente presentía su próxima par­
tida? Tales cuidados y diligencias para sus
amados neófitos dan pie para creerlo.
Pasó luego a Cantón, donde fué huésped de
las Misiones Extranjeras de París. Preparábase
a volver a su distrito, cuando fué sobrecogido
de un tan terrible cólico, que amenazaba qui­
tarle la vida en pocas horas.
Habiéndoseme avisado el peligro en que

estaba nuestro Padre, corrí al punto a prestarle
mi fraternal asistencia. Fueron inútiles todos
los remedios: el Señor le llamaba a Sí, para
darle la recompensa de sus trabajos.
Una noche, estando en íntima conversación
con él, de pronto me preguntó: Padre, ¿cuántos
años hace que estamos eii China?
— Trece, le respondí.
— E n ese espacio de tiempo no ha muerto
todavía ninguno de nosotros, lístá portanto
muy puesto en razón que yo me vaya: desde
allá arriba espero que estará en mi mano hacer
mucho más por nuestra querida Misión.
Este generoso arranque del buen Padre, me
enterneció sobremanera y le exhorté dejara
tales pensamientos. Los seis días que le duró la
cruel enfermedad, pareció vivir olvidado de
este mundo miserable, y tener puestos todos sus
afectos y deseos en el cielo. No se cansaba de
ofrecer a Dios- sus terribles padecimientos por
sus hermanos de religión, por la Misión y sus
amados neófitos. Ni una queja, ni un lamento
salió de sus labios: y así con una paz y serenidad
celestiales, se durmió en el Señor el 18 de sep­
tiembre , a la una y media de la tard e».
L a muerte de tan celoso y amable Misionero
fué muy llorada de todos los que le conocían y
habían sido objeto de sus cuidados espirituales.
De Sek~ki nos escriben: Los cristianos de
estos contornos han celebrado un funeral so­
lemnísimo en sufragio del malogrado P. Olive.
Hubo una concurrencia de gentes copiosísima.
Fué menester celebrar la misa al aire libre, en
el patio de la misión ».

Otro' tanto lucieron en Nam-Hong, donde
intervinieron los cristianos de cuatro poblacio­
nes en la fúnebre ceremonia, e iniciaron entre
ellos una colecta para celebrar misas/por su
Pastor y Padre.
Las circunstancias extraordinarias con que
se manifestó la vocación apostólica del llorado
P. Olive, son en todo parecidas a las que suce­
dieron en la del joven Cagliero, ilustre entre
los más ilustres hijos de Don Bosco. En ambos
hechos aparece la intervención providencial de
la Virgen Sma. que mira y protege las empresas
de los misioneros Salesianos, como si fueran
suyas propias. Este ha de ser un poderoso mo­
tivo de consuelo y aliento para los que lejos
de la familia y de la patria, trabajan por ex­
tender el reino de Dios hasta ios últinos confines
de la tierra y para cuantos les a3mdan y coo­
peran a tan noble empeño. ¡La Virgen Sma. es
la principal Autora y todos los demás son cola­
boradores de María!

OooooO® 8 ®00<> ®

EL

CULTO

d e M a r ía / lu x ili a d o r a
Nói tenemoB la perauailia de que, eu ia i viclalindes doloroaas de los tiempos
qae alrarefim ot, no noi quedan más consneloa que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa proleccidn de la VIriea bendita, que (ud en lodo tiempo el Auxilio
de loa Cristianos.
p¡o x.

C o n sag ra ció n de la M isión S a le s ia n a de
L en g-N am -T o u a M a ria A u x ilia d o ra .

No era por cierto ninguna catedral ni siquiera
un modesto santuario de la Virgen Auxiliadora
el lugar donde se verificaron estos solemnes
actos: mas los asistentes estaban hondamente
penetrados del importantísimo acto, que era
la inauguración del reinado de Nuestra Señora
y el reconocí miento de su soberanía. No les
arredraba la modestia y pequeñez de las cñcunstancias a los fervorosos iniciadores, porque
sabían que suele el Señor de humildes principios
sacar grandes acontecimientos, y sobre des­
preciables cimientos levantar grandes y vistosas
obras.....

La Virgen Auxiliadora ha sentado su trono
de una manera oficial y solemne en el corazón
de la China. La Misión de Leng-Nam-Tou,
donde trabajan desde algún tiempo los Salesianos, como saben los lectores del Boletín, se
consagró solemnemente a María Auxiliadora
el 24 de octubre pasado.
Con la última expedición de misioneros había
ido allá una hermosa estatua de María Auxilia­
dora. El ajetreo de la toma de posesión y esta­
blecimiento de nuestros Misioneros en el nuevo
territorio, no les había dado lugar de sacarla
Cuyabá (Matto Grosso-Brasil). — Solemní­
de la caja donde estaba embalada. Pero ño bien sima Coronación de una estatua de Maria Auxi­
tuvieron una hora de paz y sosiego, diéronse liadora. — A l celebrarse el 25° aniversario de
■ prisa a colocarla en el trono, con el honor y pompa la llegada de los Salesianos al Matto Grosso, era
que correspondía. Y el entronizamiento de la natural y justo que se tributase un solemní­
Reina fué la ocasión propicia para hacerle la simo homenaje a la Virgen Auxiliadora, Padedicación cabal y entera de toda la Misión.
trona. Madre y Reina de la Congregación sa­
El día 23 por la tarde, púsose la estatua sobre lesiana y sus obras todas, que ha prodigado
el altar de la humilde Capillita, adornada de gracias y favores sin cuento a aquellas Casas
sencillas flores.
y Misiones.
El 24 por la mañana se celebraron allí varias
E l pueblo cuyabano no se contentó con menos
misas y a las 7 y media el Superior de la Misión, que con la solemne coronación canónica de su
Don Luis VersigUa, cantó la Misa votiva de la amada Auxiliadora, lo que por delegación ex­
Virgen Auxiliadora, con asistencia de toda la presa de Su Santidad efectuó con pompa ex­
Comunidad y fieles.
traordinaria Mons. Angel Scapardini, Nuncio
Por la tarde, después de la bendición del Smo. Apostólico en el Brasil, rodeado de otros cuatro
Sacramento, el Padre Versiglia pronunció la Obispos, Autoridades e inmenso pueblo, el día
fórmula de consagración, que era repetida pa­ 8 de diciembre de 1919 en la Catedral, acto con
labra por palabra por todos los presentes. La
que se cerró dignamente .el Congreso regional
fórmula era la misma que dijo el Revmo. Sr. de Cooperadores Salesianos. Predicó en tal
D. Pablo Albera el ano cincuentenario en Turín. ocasión un bellísimo discurso el Salesiano Dr.
El domingo siguiente se repitió la Consagra­ D. Hermenegildo Carrá.
ción para que tuviesen también parte en ella
Las dos coronas y el cetro, todos de oro y
los cristianos de la Misión. E sta vez la fiesta pedrería, que se impusieron a la sagrada imagen,
re\dstió más esplendor y pompa. Muchísimos eran regalo de la Asociación local de María
fieles recibieron en tal día los Sacramentos.
Auxiliadora, la cual ofrendó además una precio-

■L

Imagea de María Auxiliadora que se venera en el altar mayor de su Basílica-Santuario.
(D e tina /otogra/ia).

“O María, Virgo potens; tu magnum et
preclarum in Ecciesla praesidium; tu singulare Auxilium Christianorum; tu terribills es ut castrorum acies ordínata; tu
cunetas haereses sola interem ísti in un¡>
verso mundo; tu in angustiis, tu ín bello,
in necessitatíbus nos ab hoste protege
atque in aeterno gaudio ín m ortis hora
su s.lp e”.
(O ración co m p u e sta p or

V b ie . B o sco )

"¡Oh -4íar/9, Virgen poderos''! Tú, grande
e insigne baluarte de la Iglesia; Tú, for­
midable como un ejército en orden de ba­
talla; Tú, que sota has destruido todas las
herejías del mundo; ampáranos en nues­
tras congojas, luchas y necesidades, de­
fiéndenos de las asechanzas del enemigo
y en la hora de la muerte acógenos en la
eterna bienaveníuranza!".

— 150 —
sísima custodia de oro y brillantes, que se
estrenó en el Te Detim de acción de gracias.
Nuestra Auxiliadora, como se ve, triunfa del
uno al otro coníín del mimdo, en la culta Europa,
en el corazón de la China y en las feraces e in­
mensas selyas del Continente Americano.
jOloria a María, Madre de Dios, nuestra Madre
y Auxiliadora!

y commiión. y, ¡oh milagro de María Auxiliadora!
la operación fué felicísüua, la convalecencia in­
mejorable, y como ya rae encuentro fuera de p^
ligro y casi completamente buena, me apresuro
a dar gracias a mi bondadosa Madre, y agradecerle
tan extraordinario fa-vor, obrado en bien de esta
su humilde hija, que le promete serle toda su vida
agradecida.
C iud ad ela, febrero 1920.

R o s a C amps .

I G racias, M adre m ia !

O ra d a s de M aría A u xilia d o ra .

Un mal de quince años.
Hacía quince años (pie mi marido padecía mi
un terrible mal de cabeza sin que ningún remedio
humano fuera parte para librarle de esa enferniedad. Re.solvíme al fin a acudir a María Auxi­
liadora por intercesión de su fiel siervo D. Bosco
y al poco tiempo tuve el consuelo de verle curado
de la penosa enfennedad.
También cayó enfenno de pulmonía el menor
de mis liijos; al ver que el mal avanzaba rápida­
mente. y lo mucho que el muchacho padecía, creí
enloquecer de dolor. Entonces acudí de nuevo a
mi celestial abogada María Auxiliadora. ., invo­
cando la intercesión de Don Bosco, y prometí
hacer celebrar ima misa y publicar la gracia, si
alcanzaba su curación. Muy pronto el paciente
comenzó a mejorar hasta quedar sano del todo.
Hoy cumplo mi promesa, manifestando mi
profunda gratitud a la Virgen Sma. por tales fa­
vores.
Jacatatib& (Colombia) 3 octubre 1919.

R. A, de H.
U na operación feliz.
No tengo palabras para expresar lo que siente
mi corazón, al intentar dar las más cumplidas
gracias a María Auxiliadora por un singular favor
alcanzado del cielo por su poderosa mediación.
Hace año y medio me sentí herida de un
achaque de los más molestos. A la verdad, que
en un principio no le di importancia. Pero, pa­
sados unos pocos meses no fue así. Empezó a
molestarme de tal modo, que muchas veces me
imposibilitaba de cumplir mis quehaceres. La
cosa se fué agravando de tal manera, que se hizo
preciso consultar ni médico: el cual me aconsejó
que la üuica solución del mal no era otra que operanne. En tan triste y apurada situación, levanté
los ojos al cielo, y como en otras veces de tribula­
ción y angustia, fui a postranue a los pies de mi
celestial Madre, María Auxiliadora. En Ella puse
toda mi confianza, segura que me alcanzaría de
su divino Hijo la gracia que le pedía que no era
otra que mi curación.
Llegó, por fin. el día de ser operada, día que
desde •mucho antes tenia premeditado; me pre­
paré como pude y supe, con una buena confesión

Cuando la epidemia gripal invadió toda Vene­
zuela, caí gravemente enfenno lejos de mi familia;
preocupándome no tanto mi dolencia, cuanto k
incertidumbre y ansiedad del estado de los míos.
— Me encomendé por tanto a María Auvxiliadora,
iwniendo por intercesor al Venerable D. Bosco,
suplicándole me alcanzase la salud, si tal era la
voluntad divina y que librase a mi familia de la
maligna epidemia, y ofrecí publicar el favor.
Hoy, gracias a Dios, y a la bondad de María y
de su fiel Servo, gozo de mejor salud que antes,
y hago constar que ninguno de los miembros de
mi familia, por los cuales tanto temía, fué atacado
de la epidemia.
¡Gracias, querida Madre mía! no me dejes ni
tm momento, para que pueda ser fiel a mi voca­
ción. Apiádate de mi patria, suscitando vocaciones
salesianas, a fin de que tus liijos puedan hacer
todo el bien que desean en el territorio Venezolano!
Bogotá, diciembre 1919.
I. O.,
Novicio. Salesiano.
U na desahuciada.
A mi querida tía se le declaró una puhnonía
tan fuerte, que le puso en poco tiempo a punto
de morir. Se habían perdido ya todas las espe­
ranzas de salvarla, pues los médicos declararon
que eran inútiles todos los remedios, desahucián­
dola por completo. En tan angustiosa situación
me sentí llena de fe y confianza en la bondad de
nuestra Madre María Auxiliadora: le pedí la salud
de mi tía, prometiendo hacer una novena, comul­
gando todos los días, hacer celebrar una misa y
dar una modesta limosna.
Hoy, con inmenso consuelo y gratitud he ido
con mi tía a cumplir mi promesa, dando rendidas
gracias a María AuxiUadora por haber escuchado
mis súplicas y alcanzado la salud pedida.
F ontibóa (Colom bia), 24 d e abril 1919.

T r in id a d A c e r o .

j Oh bondad de M a ría !...
Estando para tenninar el año de no\-iciado, cal
enfermo de unas calenturas gástricas, que me
duraron casi un mes. En la segunda quincena de
agosto, cuando comenzaba a entrar en convale­
cencia, recaí en la enfermedad: y dada mi debi­
lidad y postración y la fiebre que me asaltó con
gran foerza, llegué a im estado delicadísimo, de
manera que los superiores creyeron necesario ma­
nifestarme la gravedad en que me hallaba, y me

— I5 I —
confesé como si fuera la última vez en mi vida. La
mayor pena que me atonnentaba era estar tan
cerca de la profesión y verme privado de hacerla.
De acuerdo con el Padre Maestro, acudí lleno de
confia n za a nuestra Madre la Virgen Auxiliadora,
pidiéndole que me concediera la salud, poder hacer
los ejercicios y después... los santos votos. lOh
bondad de María! Pocos días después, esto es, el
12 de septiembre, fiesta de su dulce Nombre, hechos
los santos ejercicios, tuvo la dicha inefable de
hacer la profesión en la Pía Sociedad Salesiana,
cumpliéndose mis vivísimos anhelos. ¡Gracias,
Madre mía!
San José del Valle (Cádiz), 20 febrero 1920.
JOSE M . G . AEVES.

L levad a de la m ano...
Yo. Rosalina Mimoz de AbeUo, doy gracias a
María Auxiliadora por im insigne favor que he
recibido de su bondad maternal. He vivido ocho
años en la población de La Mesa y por causa de
su conocido clima debilitante contraje la anemia
tropical que me redujo a un estado lamentable
hasta el punto de perder casi por completo el uso
de las facultades intelectuales. Traída por la mano
de María Auxiliadora \'ine a esta población de
Mosquera donde conocí por prim ea vez su templo,
y llena de fé pedí mi ssilud, ofreciéndole una misa
y frecuentando los santos sacramentos por unos
dos meses. Hoy reconozco que María Auxiliadora
ha escuchado mi.»; ruegos, pues me hallo comple­
tamente restablecida. Cumplo con la promesa
que hice de publicar esta gracia.

madre y poniendo fin a nuestras ho ribles penas.
En cumplimiento de una promesa hecl a, mi madre
y yo damos pxiblicamente gracias a María Axixihadora.
México 24 febrero 1919.
L oreto d e la C.
y IkliGUEL L e ó n d e

de
la

L eó n
Co n c h a .

**

*
Habiendo enfermado gravemente mi esposa
Rosalina de la terrible peste de disentería, aexulí
— como siempre — a mi purísima Madre María
Auxilio de los Cristianos, implorando le concediera
la salud, favor que fué otorgado, y por lo tanto
doy rendidas y expresivas gracias a la que e»
Madre bondadc»a y Jlédica celestial. Envío 5 pe­
setas ofrecidas.
Biicaramanga (Colombia), lebrero 1920.

Un tsdavo de Maria Purisima.
Hallándome de algi'm tiempo a esta parte ago­
biada por úna grande pena, que me hacía casi
insoportable la vida religiosa, acudí a mi buen.
Madre, María Auxiliadora, y de una, manera pro­
digiosa me vi libre de tan grande pena. Agrade­
cida y gozosa publico la gracia.
México, octubre 1919.

Una Hija de Maria Auxiliadora.

Dan también gracias a María Auxiliadora y envían
una limosna:
Porioviejo (Ecuador). — La Sra. Da. Noemi
Molina de Heredia da gracias a María Auxiliadora
Mosquera, Julio 20, 1919.
R o s a l in a M u ñ o z .
por un favor alcanzado.
La Union (Colombia). — Da. Mercedes MarUn h ijo consolado.
molejo da gracias a María Auxiliadora por un favor
En el mes de marzo de 1917 cayó mi madre gra­ recibido y envía una limosna.
— Da. María del Cannen Millón publica su
vemente enfeniia de una afección pulmonar. El
mal ll^ ó a tal punto, que el médico declaró que viva gratitud a María Auxiliadora por una gracia
no había esperanza de alivio ni. curación: yo co­ alcanzada de su bondad, de la cual espera alcan­
mencé entonces una novena a María Auxiliadora zar otros muchos.
Panamá. — T'na Señora devota de María Auxi­
y el último día de ella, la enfenna cayó en un pro­
fundo letargo, que nos hizo creer que era el pre­ liadora suplica se dé publicidad a una gracia, (jue
ludio de la muerte; pero afortunadamente no era le coiicetlió l;i .Sma. \ irgcn de una inenera instan­
asi; ¡la Virgen le había sanadol El médico, que tánea y prodigiosa.
Cali (Colombia). — Don Miguel V. Mercado
ya la había desaliuciado, la volvió a reconocer y
dijo que estaba sana y fuera de peligro; la calen­ Ayala y Da. Dolores Sardi dan gracias a María
tura había también desaparecido milagrosamente. Auxiliadora.
Salado (Colombia). — Don Félix Collazos envía
Yo, loco de contento, fm' a un Santuario donde
se venera María Auxiliadora y entre en éj de ro­ una limosna para los huerfanitos de Don Bosco,
dillas para darle gracias por tan singular beneficio. en acción de gradas a M. A.
Ciudadela (Menorca). — Las señoras Da. Nico¡Sea mil veces bendita niiestra amada Auxilia­
lara Llucli y Da. Teresa Taltavull.
dora!
Bahía Blanca (Argentina). — La familia PistoTambién h ^ o público otro insigne favor que
debemos a María Auxiliadora. Desde 25 años, mi nessi reconocida a María Auxiliadora por las mu­
querida madre gemía bajo el peso de una injusta chas atendones y gradas recibidas, especialmente
y horrorosa calumnia, que afectaba a sn honor. poco há en el feliz éxito de un negocio, dá las más
Aunque ella, con cristiana entereza, sufría con expresivas gradas a tan bondadosa Madre por
resignación, toda la familia estaba consternada tantos favores y exhorta a todos a recurrir en sus
y yo acudí como siempre a María Auxiliadora necesidades a su poderoso auxilio.
En\-ió además una limosna para las obras de
para que nos librase de tal calamidad.
Por fin, el día 22 dél pasado diciembre, el Señor los Salesianos.
— La Sra. Mmiica Mayo, agradece a María
hizo que quedase remediado ese gran mal, devol­
viendo la fama y buen nombre a nuestra querida Auxiliadora una grada solidtada y redbida, y

— 152 —
ofrece una iniosna para los huerfanitos de D. Bosco.
Castillejo del Rotneral (Cuenca-Esp.). — Doña
Ascensión Puerta, da gracias a María Auxiliadora
y envía una peseta.
Puebla de Don Fadriqiie (Cuenca-Esp.). — Doña
Eu.sebia Gómez encía lo pesetas para las Obras
Salesianas por un favor-recibido.
lioealcn del Monte {Qnoncsí-Es'p.).— Don Gonzalo
Iluelvas, envía 25 ptas, por un señalado favor.
Valdecolmenas de Abajo (Cuenca-Esp.). — D. G.
G. ofrece 2, 50 ptas. para el culto de María Auxi­
liadora.
La Cuesta (Ecuador). — Don Santiago Alava
hace piiblico su agradeciniicnlo a María Auxilia­
dora por Jiaber devuelto la salud a su esposa grave­
mente enfenna.
Santa Ana (Ecuador). — Don Julio Caicedo
envía una limosna para el Santuario-Basílica de
María Auxiliadora en Turín, en acción de gracia.s
ix>r un favor recibido.
Vigo (E.spaña). — Da. Paz Oya de Laguardia
da gracias a María Aiixiliadora por mía gracia
recibida y manda una limo.sua.

Al niño Guerrino Bonesi, en el período de la
dentición, le sobrevino una grave infección intes­
tinal. (jue alarmó grandemente a la familia, que
pocas días antes pasaba por el dolor de ver morir
a otro tierno hijito. Un día en que el enfermito
parecía estar a punto de morir, pedí, al Sr. Cura
se sirviese darle una bendición.
El Sr. Cura Párroco, que fué alumno de los Salesionos, me aconsejó lo pusiese bajo la protección
del Venerable Don Bosco. invocando su exclusivo
valimiento, para que, en el caso de que el Señor
se dignase concedemos la gracia pedida, esta se
pudiese^ a^ buir sin duda alguna a la intercesión
del Venerable. Para avivar mi confiajiza me dió
una reliquia de Don Bosco, después de hacer con
ella una cruz sobre el niño. ¡Cosa admirable! Aca­
bada la oración y señal antes dicha, al punto el
niño reaccionó,’ pareciendo que tomaba de la
muerte a la vida. Padeció todavía por algún tiempo,
pero no recayó en un estado tan alarmante; antes,
fuese reponiendo poco a poco hasta quedar com­
pletamente sano.
El cambio tan radical y repentino que se efectuó
cu el niño, en el punto mismo que estaba invo­
cando a Don Bosco. no me dejó duda alguna que
se trataba de un favor del cielo,
Nutxstro Sr. Ctira es testigo del suceso.
Vwvrna,

iiov. 1919.
S il v ia B o n k si P a d o v a n i.

( 0 A todas est.->8 relación « de res|>et.ables pi-r^Duns,

que creen piadosamenlc lialvcr sido íwvorecidas {uir in­
tercesión de la Snia. Virgen Auxiliadora o «,e lo- Siervos
de üios Don Bosco y Domingo Savio, declaramos que
no se les debe más fe que ia metameute humana y que
de ningún modo queremos antciparuos al juicio de
nuestra Madre la Iglesia.

Das Hijas de María Auxiliadora, después de
catorce meses de forzosa ausencia, volvieron a
principios del año al pueblo de Conegliano Veneto (Italia), situado en el teatro de la guerra,
donde regían el hermoso Colegio de la Inmaculada.
Pero fué inmensa .su desolación al encontrar el
Colegio ocupado por los soldados, donde no estaba
reducido a escombros. Estableciéronse por lo
pronto en ima casa del pueblo, para atender al
cuidado de las pobres criaturas hambrientas y
desabrigadas,, víctimas inocentes de la terrible
guerra. Pero las buenas Hermanas tenían de coalintio puestos el corazón y los ojos en su amado
Colegio, a donde ansiaban tomar cuanto antes
para anudar su apacible apostolado entre las
niñas de la población. Pero sus ardientes deseos
parecían andar muy lejos de la rea zación. Mil
dificultades se atravesaban. Dograron primero
que fuese desalojado por la tropa, pero ¿cómo re­
parar las ruinas y hacer los arreglos uecesaiios
para que pudiese dedicarse de nuevo a su objeto,
si faltaban brazos y materiales en toda la región?
« Un día, reunidas por un venerado Cooperdaor
Salesiano, pusimos el arduo negocio en manos de
nuestro Vble. Padre Don Bosco, prometiendo
rezarle un Padrenuestro, Avemaria y Gloria cada
día y publicar la gracia en el Boleim, si nos alcan­
zaba poder hacer la reapertura del Colegio por
octubre. Era esto en mayo. Desde aquel día los
trabajos procedieron como por encanto y, gracias
al Venerable Padre, en octubre el colegio estaba
pronto y listo para recibir y alojar a las jovencitas de Conegliano.
Tenemos ahora treinta alumnas intemas, cientocincuenta externas, que asisten a nuestras escue­
las, y otras cientocincuenta oratorianas, que vienen
los domingos y fiestas a solazarse en el vasto patio
del Colegio.
También la capilla ha quedado restaurada del
todo, y hoy, fiesta de la Inmaculada, titular del
Colegio, se ha celebrado en ella la Santa Misa.
Cmnplimos la promesa publicando la gracia,
que nos alcanzó el Venerable Padre, y juntamente
con todos los que vieron el desastroso y miserable
estado a que había sido reducido el Coligo, v
admiran hoy su resurrección de tantas ruinas,
exclamamos: — ¡Esto es un milagro: vese aquí
patente un auxilio del cielo! ¡Vaya la gloria y
honor, junto con el más vivo reconocimiento, a
nuestro Venerable I-hindador!
Conegliano (Venecia-Italia), 8 dicem bre 1919.

La Comunidad de Hijas de María A uxiliadora.
Hallábame en honda desolación. Mi único hijo
me preparaba graves disgustos y días de amargura.
En juüo acudí a recomendarlo a María Auxilia­
dora. y pues que también Ella probó el dolor y el
llanto, le pedí que me consolase por intercesión
de su Siervo fiel, el Vble. Juaii Bosco. ¡Oh bondad
de Manal Mi hijo se detuvo en la dolorosa pen­
diente, volvió a mejor camino, y hoy es el conMielo de su madre. Envío una pequeña ofrenda,
como prenda de mi gratitud infinita.
Turin, nov. de 1919.

B. T.

— I.S3 —

En los Oratorios Festioos*

%

h<KH H >00^

' L a M utualidad Escolar.
El Director del Oratorio Festivo no debe des­
cuidar ningún medio que le ayude a educar a
los niños y tenerlos más unidos y ligados por
así decirlo, al Oratorio. Para estos efectos le
servirá maravillosamente, instituir entre ellos
)a«Mutualidad Escolar ». N o nos detendremos
a decir las ventajas ni tejer un elogio de esa
institución: ello está ya en la conciencia de todos:
baste recordar que si logramos infundir en el
niño el hábito de la previsión y el ahorro, le
habremos inoculado en las venas la vacuna in­
falible contra la fiebre revolucionaria, que es la
mina de los pueblos. Es sabido que las predica­
ciones demagógicas hallan fácil acogida entre
los desarrapados, que viven al día y no^conocen
más camino para salir de laceria que echar mano
en la hacienda de los demás. A más de inculcar
esas virtudes, tan necesarias hoy día, logrará
el Director atar a los niños al Oratorio con fuertes
lazos económicos, que, hablando de tejas abajo,
son los más fuertes e irrompibles (i).
La « Mutualidad Escolar » en los Oratorios
Festivos es cosa ya antigua. E l Venerable Don
Bosco nos precedió a todos, cuando instituyó
entre sus niños una sociedad de socorros mu­
tuos.
has * cajas mutualistas > tal como están orde­
nadas hoy día, fiorecen en varios centros ju\’eniles nuestros. De alguno de esos centros sabe­
mos que tiene por enseña a la Virgen Snia.
Auxiliadora, rodeada de las palabras, « Previ­
sión, ahorro, mutualidad », etc. escritas a lo
largo de una cinta que la envuelve: es un adorno
muy original por c ie rto : pero no indigno,
antes muy apropiada de nuestra excelsa Madre,
h Salvadora de los niños. Invitamos a todos
<sos centros que nos envían una jugosa relación
de sus mutualidades, para que su ejemplo y
venturosa experiencia pueda servir de norma
y guía a los demás.
Hoy ofrecemos a nuestros lectores la siguiente
relación . que nos llega de Utrera.
La Mataalidad Escolar „Domingo Savio“ en
el externado Salesiano de Utrera.

En el Colegio Salesiano de Nuestra Señora del
Caniien de Utrera, cuna de la Obra Saiesiana en
España, a la sombra del internado que cuenta con
(i) A quien quisiera tener u na g u ia com pleta y p ric •'Ca para establecer entre sus niños esta saludable insü•'•ci .n , recom endam os el librito: L a M uínalidad Escolar:
ji4r,-:ona - «O ficina d el T rab ajo de la Acción Social Po­
pular * Apartado 275.

trescientos almunos de primera enseñanza, desde
la fundación existen las Escuelas de San Diego,
destinadas a la educación gratuita de los hijos de
los obreros.
El 25 de abril del 1919, con motivo de la fiesta
onomástica del Sr. Director, los internos reunieron
fondos para rehgalar una libreta de la Caja Postal
da Ahorros con la imposición inicial de cinco
pesetas para cada uno de sus compañeros de las
Escuelas gratuitas. El acto de la entrega, en el
que se abrazan los hijos de las familias acomodadas
con los de las familias pobres, fué emocionante.
Nunca se oyó un diálogo que representara tan al
vivo los sentimientos de los dos grupos de alumnos
sus esperanzas de que la obra social que empren­
dían en aquel momento había, de ser fecunda para
todos; era para unos el principio de muchas obra
fundadas en el desinterés y en la caridad cris­
tiana y para los otros \m medio más para lograr
esa regeneración en todos los órdenes de la vida,
que es el ideal de la clase obreVa.
El cuadro adjunto representa el estado econó­
mico de la Mutualidad Escolar «Domingo Savio» a
los diez meses de su fundación. Hay además un
nutrido grupo de aspirantes que pronto serán
socios efectivos.
Sección i.
*
X.
*
*
*

Total

345-

40 mutualistas con
60
id.
46
id.
53
id.
65
id.
264 socios con

219 pesetas
602 id.
490 iú663 id.
815 id.

2789 ptas.

Las primeras secciones corresponden a las cuatro
clases en que están divididos los alumnos de las
Escuelas; la quñita está formada por un núcleo
de aluumos del curso pasado, que siguen impo­
niendo sus cuotas y eu pleno contacto con sus
antiguos maestros, aunque ya trabajen en los
talleres o eu el cauipo. Es una nueva fase de la
unión de antiguos alumnos, eu la qUe a los vín­
culos relii.iosos se uueii los materiales.
Desde la fundación de la M. E. D. S. ha aumen­
tado la puntualidad y el número <le lo.s niños en
forma tal, que se hacen precúso.s nuevo.s locales.
Los padres aprecian más la Obra Saiesiana y van
taiubicn aprendiendo la virtud del aliorro, impo­
niendo en la libreta de .sus liijo.s cada día o cada
semana algún." cantidad.
El Enmio. Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla,
el Revmo. Sr. Arcipreste de Utrera y personas
tan distinguidas como Don \'icente Gutiérrez de
los Ríos, Don Eduardo Sánchez Castañer, Don
José de la Cámara, Don Juan González Ramírez
y otros rauclios han contribuido espléndidamente
con imposiciones a favor de los que observan
mejor ( onducta, añadiendo nuevos estímulos para
que sigan en el camino del bien.
H Instituto Nacional de Previsión ha prometido
bonificaciones para cada socio que lo utilice, para
contratar dotes infantiles que se hagan efectivas
a la edad de 25 años. De este modo cada joven
tendía a esa edad tan crítica algo que le ayude
a abrirse paso, a sacar el máximo rendimiento de

— 154 —
los conocimientos adquiridos y a lograr im mayor
gradode independencia económica, que le permita
más facihnente vivir segiín sus convicciones.
■ ooo

De lO! [elegios De las Hijas de Masía Mxiliadora ^
BUBNOS AIRES. — Junto al Colegio de María
Auxiliadora de la Boca (Buenos Aires) florece una
Escuela Nocturna para jóvenes obreras, que lleva
una vida exuberante en extremo y produce muy
preciosos frutos. Por casualidad vino a nuestras
manos una breve pero sugestiva monografía de
esa Escuela, en la que una mano diligente y cui­
dadosa ha recogido los principales acontecimientos
de la misma durante el pasado curso. Como su
conocimiento puede resultar de mucha utilidad y
edificación, publicárnosla toda entera sin quitar
ni añadir una coma, para que no pierda nada de
su sencillez encantadora, aún a trueque de que las
anónimas heroüias nos acusen de indiscreción y
osadía. Dice así:
* El 8 de Abril se abre la Escuela Nocturna con
una inscripción de doscientas trece (213) alumnas.
Diez señoritas maestras, con la misma genero­
sidad de los años anteriores, se ofrecen a compartir
con las Hermanas la ímproba tarea de llevar ade­
lante esta obra que tanto bien reporta, pero que
demanda serios sacrificios. Al terminar el primer
mes de clase, las alumnos suman un total de 327,
cerrándose la matrícula por falta de local. El en­
tusiasmo en todas es grande y el interés por apren­
der no es menos.
Mayo 2. — Empieza el curso de conferencias
instructivas dictadas por el Rev. Padre Valentín
Bonetti. Cura Rector de S. Juan Evangelista.
Todas asisten con suma atención, haciéndose nierecedorrís de un Vale que acredite su asistencia
para ser jeremiadas al fin del año.
Estas Coníerencias unidas a los sabios y mater­
nales iñ.4t'rucciones que, según el método del Ven.
Don Bosco, les da la Re^^ Hennana Directora en
fonua de « Buenas Noches *. produce en las obreras
opimos frutos.
Mayo 6. — Hermosa ceremonia para bendecir
un precioso y artístico estandarte, obsecpiio de la
distinguida Sra. Adelia M. Horilaos de Olmos, ol
Centro J., ol cual pertenecen los obreras de esta
Escuela. Este hecho dió lugar a una interesante
fiestedta cu In que intervinieron muy distingui­
das Señoras de la Comisión de la Caja Doial.
Mayo I I . •— Todas las obreras sodas de la Caja
Dotal concurren con las de los otros Centros a una
granillosa Peregrinación a Nuestra Señora de
Luján. invitadas por la Sra. Presidenta, la cual se
hace cargo de todos los gastos. La Rev. Hermana
Directora y dos Hermanas más las acompañan.
23 de Mayo. — Día destinado para que todas
nuestras amadas obreritas obsequien a María
Auxiliadora con una fervorosa Comunión. Un
buen grupo de ellas, convenientemente prepara­
das. lo hacen por primera vez; algunas, que habían

recibido a Jesús cuando pequeñas; han olvidado
ya hasta las prácticas más esendales de nuestra
S. Religión; por lo que ahora empiezan de nueva
Invitado el ihno. Monsdior Francisco Alberti.
Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis a celebramce
la Sta. Misa, acepta compladdo, distribuyendo
por sí mismo la Comunión a las numerosas jóvenes,
a las que dirije palabras llenas de imdón, animán­
dolas a perseverar en el bien, con tanto aitusiasmo comenzado.
Terminada la S. Misa, lá Rev. Hermana Direc­
tora las obsequia con dulces y, con el objeto de
propoagar la devodón a María Auxiliadora, re­
gala a cada una im hermoso cuadrito. '
12 de julio. — Muerte de María Scagliarini, alumna ejemplar de la Escuela Nocturna. A ppsar de
haber estado pocos días enferma, al darse cuenta
de la gravedad de su estado, eUa misma solicita
los SS. Sacramentos, pidiendo ser asistida por el
Rev. P. Bonetti, por ser él su confesor. Va una
Hennana a visitarla, lo que le procura grande
consuelo. Pocas horas antes de morir, con voz
apenas inteligible, pide a una compañera, que
rece por ella las tres Avemarias aconsejadas por
la Rev. Hermana Directora.
18 de julio. — Habiendo falleddo la señora
madre de Monseñor Alberti, la Escuela Nocturna
se propone ofrecer una Comunión General en su­
fragio de su alma; en consecuenda se le comimica
al mismo Monseñor, que elige este día para dicho
objeto, celebrando él la Santa Misa. Un nuevo
grupo de alumnas hace la primera Comunión. Al
dirigirles su palabra siempre paternal y bonda­
dosa, el eximio Prelado felicita a las buenas obreras
por los sentimientos de gratitud y de piedad que
manifiestan, haciendo votos para que dichos sen­
timientos se arraiguen siempre más en su ahna,
implorando, en recompensa, sobre ellas y sobre
sus familias las bendiciones del Cielo; sabiendo
que pocos días antes había fallecido una obrera,
hizo por ella un memento especial.
18 de agosto. — Se inida entre las alumnas una
pequeña rifa, con cuyo producto se desea obseijuiar
a la Rev. Hermana Directora en sus días.
8 de septiembre. — Onomástico de la Rev. Her­
mana Directora. El entusiasmo de las Alumnas
de la Escuela Nocturna se revela sobre todo en
la piedad con que se acercan lumierosas a los SS. Sa­
cramentos; queriendo además obsequiarla con
un objeto material, ofrecen un hennoso camino
de hule para la capilla, y un juego de flores para
el altar.
En la Academia, que segiin costumbre se dedica
a la Rev. Hermana Directora, toman parte las
alumnas obveras cantando ♦ Las S^adoras » del
limo. Monseñor Costamagna.
16 áe septiembre. — Comienzan los Ejerddos
Espirituales, en los que toman parte todas las alum­
nas y muchas de los años pasados. Algunas los
hacen con verdadero sacrifido, pues, debiendo ir
a la fábrica, deben madrugar mucho para no dar
lugar a serios di^ustos.
El sábado 20, día de la clausura, ni una faltó
a la cita, alcanzando entre todas la hermosa cifra
de 300.

ir

— 155 —

La Hermana Directora las obsequia con pasteles
y cargúelos, además de ima hermosa estaiupita
con los recuerdos de los santos Ejercicios.
20 de octubre.'— Peregrinación a Lujan de todos
los C olaos de María Auxiliadora, a la que Ínter- *
vienen muchas de las obreras de la Escuela Noctnma, llamando la atención por su número, gra­
vedad y compostura. Todas hacgn en el Santuario
la sagrada Comunión.
28 de novieinbrz. — Clausura de las clases noc­
turnas. Ciérrase el año escolar con una Comunión
general a la que concurren todas las obreras acom­
pañadas de las respectivas Maestras.
Por la tarde se reúnen para dar, como despe­
dida ama pública demostración de afecto a la
Escuela, que durante el año las ha acogido y edu­
cado con tanto amor. — Abrese el acto con el
Certamen Cateqm'stico, siguiendo el canto ♦ La
Gratitud » del M.® Garlasclú, « Las Segadoras » del
Dmo. Monseñor Costamagna; algxnias palabras
de la Señorita Julia Leveratto, Presidenta del
Centro de Ex-Alunmas; y tma paternal Alocución
del Rev. Padre Valentm Bonetti.
En seguida se procedió a la repartición de pre­
mios, los cuales fueron donados por diversas per­
sonas de la localidad, haciéndose, por tanto, mendón de los donantes.
Asistieron las Sras. Lerica Alvear de Uriburu y
de Ocampo, distinguidas Damas de la sociedad
bonaerense y miembros de la Comisión de la Caja
Dotal, las cuales se mostraron muy complacidas
al ver el crecido número de obreras reunidas con
tan noble fin. Refiriéndose luego a la misión social
de la mujer cristiana, la Sra. de Uriburu comentó
breve, pero oportunamente, estas palabras, to­
madas del canto de * Las Espigadoras »: ¡Que me
importan las fatigas, si hallo paz en mi hogar!
La Rev. Hermana Directora les obsequió a
todas con mía hermosa medalla de María Auxilia­
dora, pasando luego a tomar un chocolate al efecto
preparado, con que se dió por tenninada la reu­
nión.

Nuestros Exalumnos,
Nótase grande efervescencia de entusiasmo
en los centros de Exalumnos para prepararse
al próximo Congreso, <iue además de constituir
nn gran paso en el adelanto para el perfecdonatniento individual y ’ colectivo de la asodadón,
ha de constituir una feliz y rosada aurora de la
futura Intemadonal Blanca, en que sueñan las
juventudes católicas de todos los países.
El tema de la organización es dertamente de una
oportunidad proddendal y es preciso que sea
estudiado con seriedad. No se puede ahora \-ivir
aislado: los que piensan y sienten de la misma
manera, necesitan unirse y aj^yarse mutuamente
para que triunfen sus nobles ideales: de otra ma­
nera se verán en la dura alternativa o de abdicar
so condGida, su honor, y más íntimos •afectos.

para seguir banderas infames, o perecer en el aban­
dono.
De ahí que en las varias remiiones de Exalmnnos
de que tenemos iiotida, tengan ima preponderanda enorme los temas sociales. Los Exalmnnos
como tales, no constituyen sindicato ni orgamzadón profesional, pero su agrupamiento puede y
debe constituir ama excelente preparadón para
entrar y actuar provechosamente en el seno de
las diversas organizadones obreras, a que por
fuerza deberán pertenecer. La Asodación de An­
tiguos Alaminos puede buscar y realizar noil dinversos fines, también económicos, en favor de sus
asodados: pero sobre todo ha de proponerse lar
elevadón moral de los mismos, manleniendo en
ellos vivo y palpitante el ideal cristiano; empu­
jándolos suave y constantemente a la láda lioiadamente cristiana, mealiante el recuerdo de las
enseñanzas redbidas, en el Colegio; y la práctica
en común de los ejercidas piadosos, que son el
aliauento de las almas.
El peligro mayor, el veneno ([ue invade a todas
las dases hoy día, es el materialismo económico.
Todos buscan el mejoramiento de las condiciones
de la vida (y ello es justo); pero sin reparar que
la emandpadón económica la alcanzan a trueque*
de la esclavitud de su condencia; que las probleuaáticas mejoras se les prometen a costa de su fe,
de sus ideales y dignidad: en fin, engañados por el
señuelo de los bienes terrenales, son infiiaitos los
Elsaúes que venden la herenda de liijos de Dios
por om plato de vaúgartó lentejas.
Los jóvenes educados en la escuela de D. Bosco,
han de prevenirse y annarse contra ese fatal pe­
ligro: prociirense enhorabuena la reivindicaciones
materiales, a que pueden aspirar sin menoscabo
de la justicia:, pero no olviden nomea en medio de
sus luchas, los altos y sublimes idéales que nos
propone la fe y a ella acomoden todos saas actos:
En fin, para dedrlo con palabras de la Iglesia
nuestra Madre: * busquemos de tal manera lo sintereses temporales, que no perdamos los
*.
Esto ha de ser, a nuestro joiicio, fliBn_í^cipalísimo que se ha de proponer el próxiiíio Cóngre.so:
fomentar la pic'dad, la instrucción y cultaira reli­
giosa entre los Ex-Alunmos: y do ahí, como de su
propio árbol, nacerán los magiúficos frutos de salvadón que la Asodadón está llamada a hacer en
medio del niomdo.

T E S O R O E S P I R lT U a L .
Los Sres. Cooperadores Salesianos cumpliendo
los requisitos de costumbre, pueden ganar /«•
diligencia pUnaria:
El día 3 Fiesta de « Corpus Christir».
V >/ 12 Solemidad del Smo. Corazón de
Jesús.
.. ' > 1 3 Fiesta del Immaculado Corazón de
María.
» » 24 Natividad de S. Juan Bautista.
» » 30 Conmemoración del Ap. San Pablo.

POR Eli MUNDO SflbESI/lNO
Un nuevo Obispo Salesiano.

de sus hermosas galas y vuelta a la vida despoé
de
niedio siglo de lúgubre soledad y lamentables
Eli el Consistorio del día 13 del pasado
profanaciones.
marzo el Papa se di^nó preconizar Ol^ispo ti­
El día 10 de octubre del pasado ano, se tras­
tular de Obba, al Hduio. S f. Don Domingo
ladó
solemnemente el Smo. Sacramento al res­
C'oniin, Salesiano, Vicario Apostólico de la
taurado
templo, celebrando enseguida el Sf,
Misión de Méndez y Gualaquiza (Rep. del
Arzobispo un Pontifical. A l entusiasmo de la
Ecuador).,
población se unió toda la isla: el mismo dú
Mons. Comin nació en Dardago (Venecia)
el
Ayuntamiento de Bayamo en sesión solemní­
el 9 de sepbre. 1874 y después de estudiar
sima, proclamó al Ecxmo. Sr. Dr. Félix Am­
humanidades en el Seminario de Concordia,
brosio Guerra, hijo adoptivo de la dudad. De
su diócesis, entró en la Pía Sociedad Salesiana
este modo, Mons. Guerra, y a que no por naci­
el 26 de octubre de 1S91. Se ordenó de pres­
miento, será cubano por adopdóu. Y a antps «e
bítero en Milán el 14 de abril de 1900 y dos
había conquistado el afecto de sus diocsanos
años después partió para el Ecuador. De 1903
por su bondad y es^ leu tes prendas: ahora se
a 1909 fue Director de la Caí^a de Guayaquil,
ha granjeado el amor, veneradón y respeto de
siendo luego nombrado Ispector de las’ Casas
toda la isla, que ha visto en su Arzobispo eí
Salesianas tle aquella Repóblica Ultimamente,
padre de las almas y uu fervoroso promotor efe
sustituía el limo. Mons Costamagna, en calidad
las glorias nadouales.
de Pro-Vicario, sucediéndole ahora en la pleR ed ba el ilustre hijo de Don B qscq nuestros
nidud del cargo de Vicario Apostólico en las
sinceros plácemes.
difíciles misiones de los Jívaros.
A l nuevo Prelado Salesiano nuestra cordial
LA CÜRUNA (España). — Las buenas notid&s
enhorabuena.
que nos llegan de la Obra Salesiana de esa dudad,
hacen prever un ertraordinario desarrollo.
Las 5 Escuelas gratuitas de San Jost; > rebosan
de ohimnos. que se instruyeií 7 «iucan ciisii.'mamentc. Mas los Sres. Cooperadora Saleaanos ¿e
E l . f í e m . Sr. D. Félix Ambrosio Guerra.
trArzoWsTO ^ Santiago de Cuba, de la Pía So­ esa ciudad, desean que la Obra de Don
coja a los niños nbumlonudos y huérfanos t- ¡cs
ciedad ^Icsiaua, acaba de sei objeto de una
proporcione el apremiizaje de un olido, línicn nahonrosísima destiución por parte del pueblo
trói’.ouiü dfi los pobres. Con ese noble fin Iiací
cubano.
tienqv; se buscaba un local a- propósii-n. Al -ib?
Bayamo. una de las m.us ilustres ciudades
se pusieron los ojos tai una ;mtigua fábrica ót- risde la isla y cuna de su iudependenda. hacía
tales, muy bien dtuada. .a orilla dél mar. denne
y -uera de la población. Hudendo un H*wny«yi7
cincuenta años que contemplaba su histórica
« Iglesia Mayor de San Salvador ■' desmante­ supnano, el día iS uei psirv.dQ febrero, c ámai
lada y eu ruinas. Ivia este un doloroso espectá­ la escritura de c nupra del referido inmueble. .í Ík-:ts
íolta reunir al dinero necesario para tíe> tuar losculo para todo buen cubano católico y papagos en lOs respectivos vendmienros v .idaptsr
priota. La necesidad de proceder a su restaura­
lo ca l y «lotario d e l m u e b la je e in strum entos ni>
ción y rehabilitación para el culto la sentían sobre
cesa n o s. i, ús Saiesiunos y C o o p erad o res onruñt-se»
todo los buyameses, «jue carecían de iglesia
tra b a ja n co n ah in co co n ta i tinr y m ie itr a s -•soesuficientemente capaz. Después de varias in­ ra u en .'a d iv in a P ro W d e n d a , q n e n u n ca abandóna­
fructuosas tentativas hechas por los Prelados
la s o b ra s q n e so n d e s u servicio , llam an a lr*3 >x m & zoo es n obles, p a ra q u e les a y u d e n iT>n sus la r­
mrteriores. al fin le cupo al actual Arzobbpo de
Santiago el honor y la dicha de comenzar v dar gu ezas.
En la patria de Concepción Arenal. la graedí^
cima a la costosísima y difícil empresa, tros
.amiga <ie .os pobres, no faitara segnxamenie dre­
largos tiabaji*s y diligencuis. La lústórica iglesia
nas lodosas pnersonas que
hagan careo ív
del Salvador, cuna de las liber tades de lu nación
necesidad u r ^ iia m a djs esa obra y remondan jL
cubana, aparece ahora remozada y revestida
Uaiuamiento.

lo bior del Sr. llrzolijs;o de Senlíago de [oda.

i

— IS7 —
CUYABA (Est. del Matto-Grosso-Brasil). —
Auxiliadora, y un hijo, actual Obispo Auxiliar y
Coagreso regional de Cooperadores Satesíanos. —
Presidente del Estado.
Por último, el Congreso cerró sus tareas, llevando
Aprovechando la coincidencia del segundo cen­
a cabo la solemne y canónica Coronación de María
tenario de la fundación de la ciudad de Cuyabá y
el 250 aniversario de la llegada de los Salesianos Auxiliadora, de que se da cuenta en otra parte de
a la misma, celebróse allí en diciembre último im este Boletín.
Congreso regional de Señores Cooperadores Sale­
BOGOTA (Colombia). — Como homenaje a
sianos, el cual por los eximios personajes que lo
honraron con su presencia, alcanzó grande impor­ los Padres de la patria, al clausurar las tareas del
año centenario de 1919, el « Colegio Salesiano de
tancia.
El Congreso se desarrolló en tres sesiones, que León X I I I » de Bogotá abrió al piibüco una E x­
se dedicaron por entero a estudiar y valorizar los posición técnico-didáctica durante los dios 22, 23
trabajos llevados a cabo por los blisioneros Sale- y 24 de noviembre.
áanos en las vastísimas selvas, pobladas por los
A la inauguración de la misma asistió en repre­
indios Bororos y Coreados. Se tomaron acuerdos sentación del Kxaiio. Sr. Presidente de la Repú­
blica, el Sr. Ministro de Hacienda, acompañado
de grande importancia, párticulanuente para dar y
recabar para esas misiones todo el apoyo moral y del Ministro de Agricultura y Comercio, del Sr. Go­
material que necesitan.
bernador, Alcalde, Comisiones de ambas Cámara.s
Asistieron y presidieron los festejos cívico- y muchas distinguidas personas de la sociedad
religiosos el Nuncio Apostólico, Mons. Angel Sca- bogotana.
Esta, como todas las demás exposiciones salepardini, el Arzobispo, Mons. Conde Carlos L. d’Amour. Mons. Francisco Aquino Correa, Presidente sianas, no es una exhibición de productos con
del Estado y los Obispos de Cáceres y Corunibá, vistas a la competencia industrial, sino luia mue­
con otros ilustres señores. Durante el Congreso stra pública del grado de habilidad alcanzado por
salieron a luz dos obras importantísimas para la cada alumno durante el curso y de los método(| '*
civilización de los habitantes de aquellas selvas, profesionales, rígentes en nuestras escuelas. Me­
a saber im Catecismo y una « Historia del B rasil», diante ellas se intenta estimular el interés y emu­
ambos libros en idioma bororo.
lación de los alumnos, al paso que los maestros
El P. Colbachini, Director de la Colonia del Sdo. sacan caudal de conocimientos y experiencias para
Corazón, de la que los lectores del Boletín tu\’ierón el perfeccionamiento de la enseñanza.
años pasados amplias relaciones escritas por el
En esa exposición cada alumno presenta su
P, Bálzola, ha publicado también ima « mono­ , trabajo de examen, con anotación del ctuso de
grafía etnológica: A Tribu dos Bororos », que bas­ aprendizaje, a que ha Uegado, la edad del ejecutor,
taría p>or sí sola, al decir de im ilustre periodista, y horas empleadas en la ejecución.
Las escuelas concursantes exponían sus trabajos
para dejar im imperecedero recuerdo de la fecha
por este órden: Sastrería, Talabastería, Zapatería,
que se festejaba.
Los Prelados y Autoridades todas dedicaron Fundición de tipos de imprenta. Tipografía, En­
un día de las fiestas a la inauguración de los dos cuademación, Carpintería-Ebanistería y Herreríanuevos pabellones del Colegio de San Gonzalo, Mecánica.
Cada Escuela exponía también una sección de
dedicados a Escuelas Profesionales; de im Obser­
vatorio Meteorológico y Sismográfico; y a la aper­ dibujo técnico, en que estriba el progreso y floreci­
tura de ima exposición agrí(x>la-industrial, en la miento del arte respectivo.
También había ima notabilísimM SMdóu de
que se veían los productos de tres granjas y los
trabajiJlos didácticos y artísticos de diversas dibujos y trabajos plásticos decorativbs.
Durante los tres días que estuvo abiei^, fué
escuelas, siendo muy de notar un herbario com­
pleto de plantas y flores medicinales, enviado por visitadísima la exposición por la culta sociedad
bogotana, que tributó a los Padres Salesianos
la Casa Salesiana de Araguaya.
Del Colegio pasó la ilustre comitiva a descubrir entusiastas felicitaciones.
la lápida, con que se dedicaba una de las principales
LIMA (Perú). — Clausura del año escolar. —
calles de la ciudad al Venerable Don Bosco; deli­
cado obsequio del municipio a la Congregación Cerróse el curso en el Colegio Salesiano de la capital
peruana, con im espléndido festival gimnástico,
Salesiana.
En fin el día 6 se puso remate a los festejos con que revistió mucha solemnidad e importancia.
El acto fué presidido por el doctor Alberto Sa­
una excursión a caballo a la Escuela de Agricul­
tura de San Antonio de Coxipó do Ponte, donde lomón, ^linistro de Instrucción Pública, acompa­
ÍQeron agasajados por los alumnos de los Salesianos ñado del Exemo. Sr. Agnoli, Alinistro de Italia.
Estuvieron además presentes algimos represen­
y de las Hijas de María Auxiliadora.
Una escena que arrancó muchos aplausos y no tantes nacionales, fundonaríos públicos, distin­
pocas lágrimas, fué la imposición de la Encomienda guidos miembros del Clero secular y regular, y
de San Gr^orip Magno con placa, que en nombre muchas otras conspicuas personas de aquella
del Papa, hizo el Nxmdo al distinguidísimo y be- sodedad.
La a^ncurrenda ocupaba los vastos corredores
nemerentísimo Cooperador Salesiano Capitán Don
Antonio. Tomás d'Aquino, respetable padre del de uno de los patios del C ol^ o, debidamente arre­
Presidente del Estado, quien ha dado a la Congre- glado con guirnaldas y banderas nacionales e ita­
Sadión de Don Bosco dos hijas, religiosas de María lianas.

i
Poco después de las 4 presentáronse los alumnos
correctamente uniformados. Cantaron el himno
Nacional, y luego el Revmo. P. Reyneri, Superior
de los Salcsianos, pronunció el discurso de ocasión.
Contestó el Sr. Ministro de Instrucción, felici­
tando. en muy adecuadas frases, al Director y
profesores por el éxito obtenido. Aseguró que el
Oobiemo prestaría todo su apoyo a esta Institu­
ción que tanto bien realiza en la República, procu­
rando además que sea un hecho la ley promulgada
en 1896, pues cuando en cada departamento exista
una e.scuela-taller dirigida por los Salesianos, se
liabrá solucionado uno de los más interesantes
problemas nacionales.
Las palabras del Sr. Ministro fueron acogidas
con calurosos aplausos por la selecta concurrencia.
Después de varias evoluciones y ejercicios de
gimnasia sueca, ejecutados al .son de la banda, se
(lió principio a uno de los números más intere.santes del programa, a saber, el juego gimnástico
en seis partes titulacío: « La República Peruana ».
b^ié lina henno.sa sucesión de cuadros vivos, he­
chos en toda la extensión del amplio palio, por
gimnastas y exploradores de Don Bosco, repre'^*!^ciitando el territorio del Peni, con sus límites,
^lontañas, ríos, ciudades, vías de comunicación,
-■ prohombres, etc. 'rcxio indicado con sus resp>ectivas
banderas, y entonado a coro por los alumnos, con
acompañamiento de la banda.
Resultó toda una lección objetiva de Geografía
e Historia nacionales, conniovedora y de notable
efecto por su originalidad é interés patriótico.
Repartiéronse en seguida los premios a los
alumnos del Colegio, obteniendo los de excelencia
Octavio Moy en suerte con Juan Zolezzi, en la Sec­
ción Bstudiantes; Vicente Bonifaz, en la Sección
^ de Artes y Oficios, y Pedro Revoredo en la Sección
Externos.
Obtuvieron el Diploma de Obrero, después de
haber rendido sus exámenes ante el respectivo
jurado los alumnos Alcibiades Zavala, de Tipoaziúío.-M ^so Phüippon, de Carpintería y EbaiiisterTaí^^É^e/andro Diez de Herrería Mecánica.
Est^'alumnos recibieron además su Libreta de
la Cajfi de Ahorros.
Los premios para la Sección Artes y Oficios eran
obsequio del Ministerio de Instrucción Piiblica y
consistían en herraniientos y xUiles apropiados al
respectivo oficio.
Así tenninó esta simpática fiesta escolar, que
habrá fdejado ciertamente gratos recuerdos en
todos los concurrentes,
COMODORO RIVADAVIA (Chubut-Argentina). —
El Director del Colegio Salesiano « Don Miguel
Rúa I de esa población, nos en\-ía la siguiente
relación que con gusto insertamos en estas in ­
ginas:
• Creo que no desagradará a los lectores del
Boletín Salesiano una breve infonuación de lo que
ocurre en estas remotísimas regiones. Nuestro
Colegio tiene seis años de existencia y goza de bas­
tante reputación. Llegaron a 50 sus alunmos pu­
pilos, a 37 los medio-pupilos y a 53 los externos.
Se enseñan los programas correspondientes a los

%

158 6 grados del curso elemental, más un curso co­
mercial de contabilidad y teneduría de libros.
Los niños, hasta el presente, se portaron mm
bien, y hemos quedacio muy satisfechos' de sñ
conducta y aplicación. Si bien todos los anos se
dió grande importancia al estudio de la Religión,
obligación primera para todo Misionero, fue éste
el primer año que se realizó un Certamen Catequís­
tico en toda regla. Este se llevó a cabo el día 4 de
Noviembre de 1919.
El programa era muy extenso y fué llenado cot
entusiasmo y buena voluntad. Una docena de
desafíos parciales precedieron, con éxito vario,
el Certamen definitivo. Hecha y clasificada la
prueba de inteligencia, áe procedió al desafío oral.
Con suma rapidez hacían suceder preguntas y
respuestas los 37 competidores. Agotado el pro­
grama, quedaban, a pesar de la severidad con que
procedía el jurado, 22 luchadores en liza, \olvióse
vertiginosa la sucesión de preguntas y respuestas,
hasta que, debido a sorpresas o distracciones,
vacilaron algunos y quedaron siete, clasificadcs
por el mérito de la prueba de inteligencia. Estos
fueron: Pedro Spinazzola, Emperador; Guan Garda,
I. Príncipe; Félix Aldauc, 2® Príncápe; Emilio Píñeiro, 3. Príncipe; Luis Garda, 4° Príncipe; .b¡ionio Larrea, Capitán y Rogelio Casal, Alférez.
No es poco mérito para ellos el haberse desta­
cado como sobresalientes, entre los 119 alumnos
de este colegio.
Pláceme además hacer constar, que el niño que
resultó « emperador », Pedro Spinazzola. es pre
sidente de la Compañía de San Lxris, y en el * Apos­
tolado de la Inocencia -> presentó las cifras más
altas de obras buenas y piadosas: 254 comuniones,
283 misas. 267 rosarios y 289 visitas al Smo. Sa­
cramento, sobre los totales de 2338 Comuniones,
3417 misas, 1741 rosarios y 2155 v ’sitas, hechas
por los 24 asociados.
Añadiré que unos días antes se efectuó la s P^l^
ba de inteligencia > consistente en ima esmerada
composición, contestando con argumentos, pruebas
y ejemplos a las siguientes preguntas: ¿Es ne<»saria la Oración? — ¿Por qué? — ¿Qué cosas se
deben pedir en la Oración? — ¿Cómo se debe
orar? — ¿Qné disposiciones se deben tener?
Merecieron * optime í las compociciones de
José Pinedo, P. Spinazzola, M. Mairal. J. Garda.
J. Altana, C. Pessolano, F. Aldauc, y A. Soto.
Las condiciones del Certamen eran las siguien­
tes: i) Haber rendido examen con clasificación de
óptinie sobre todo el programa de cada grado;
2) Haber dado 10 vueltas sin ninguna caída; 3) Te
ner siquiera aprobado en el ejercicio escrito; 4) Los
últimos siete serían clasificados según el mérito de
mismo ejercicio.
Todas se cumplieron y el resultado fué verda­
deramente notable ».
SANTIAGO DE CHILE. — Del Colegio Salesiano.
« La Gratitud Nacional » de la capital chilena,
nos mandan las siguientes buenas noticias de la
terminación del curso:
Exámenes profesionales. — Los exámenes se
rindieron a metíiados de diciembre (1919] antt

— 159 —
Monseñor Errázurriz recorrió en seguida los
colisiones de competentes profesionales venidos
o-profeso; entre los examinadores había algunos demás talleres del establecimiento, y visitó la
exalunmos, que actualmente son jefes de talleres, exposición, que anualmente se abre, para que el
desempeñando con ventaja su cometido. Cada público, padres y apoderados puedan apreaar el
comisión deja im juicio de los cursos examinados, adelanto y capacidad de los alumnos y el sistema
afin de que la Dirección del establecimiento adopte teórico-práctico. El Sr. Arzoluspo hizo una vi­
(qwrtunas medidas en el curso del nuevo año escolar sita detenida, pidiendo datos y explicaciones al
o profesional. Así la comisión del taller de Carpin­ P. Director; admiró la sección de electricidad,
tería dejó escrito: * Este año se ha dado preferencia que presentó muchas novedad^ que llamaron
s la teoría y los niños están muy preparados, cosa la atención de los entendidos y aficionadctó se
mnv útil para el oficio; se destaca claramente el exhibía ima imitación del telégrafo Marconi, di­
progreso ». El examin^or del curso de tallado ferentes sistemas de alumbra o casero, una cam­
qaedó admirado de los trabajos y elogió al pro­ paba para colegio tocada electricameitte. minia­
fesor. Los examinadores de la mecámca insistieron tura de la que sirve en el establecimiento, vm re­
en el aprendizaje de la aritmética, del de los tomos ductor de corriente ideado por el profesor de elec­
tricidad el Sr. Pbro. Don Vicente Cric. Admiró
y nociones de física.
En general quedaron satisfeclios del adelanto igiraluiente los trabajos de los mecánicos, gra­
de los aliminos. Los examinadores de los tallers duados por cursos; la sección de tallado que pre­
de Imprenta y Sastrería elogiaron la enseñanza sentó trabajos muy acabados del 2° y 1®año. Los
de los Maestros y el trabajo de los niños, haciendo diferentes sacerdotes y directores de colegios, elo­
giaron los trabajos, tanto profesionales como esco­
algimas observaciones muy exactas.
lares, sorprendiéndose de la práctica y de la teoría
Inauguración de un nuevo cuerpo de edificio. —
de los alunmos.
Preside el acto el limo, y Revmo. Sr. Arzobispo.
Durante la \-isita, la banda de músicos ejgjj^tó
El día i8 de Diciembre p. p. a las 5 de la tarde

se verificó la bendición e inauguración del nuevo un lucido programa.
Al retirarse el Sr. Arzobispo, los alumnos
cuerpo de edificio, todo de cemento armado, con­
cluido hace poco. A la hora indicada llegaba al despidieron con entusiastas vivas.
En el salón de visitas, a la entrada d d colegio
establecimiento el Hmo. y Re\Tno. Sr. Arzobispo
Dr. Don Crescente Errázuriz; acompañábanle el se exhibían también los muebles y demás objetos,
Revdo. Sr. Don Luis Campino y el secretario pri­ para una rifa a beneficio del Colólo, y a que to­
vado Sr. Brazo. Al acto habían sido inritados davía queda nna gran sección de edificio antiguo
ilustres personajes; así pues hacían corona al ilustre y ruinoso por re arar.
El nuevo cuerpo de edificio fué construido
y anciano Prelado, miembros de ambos cleros, entre
gracias
a la caridad de personas respetables y a la
dios superiores de diversas comimidades, coopera­
dores y cooperadoras, y amigos de la Obra Salesiana. rifa del año 1918.
La exposición quedó abierta. Al siguiente día
El Sr. Ar/X)bispo fue recibido por los superiores
dd establecimiento y pasó inmediatamente a sen­ fué visitada por el Sr. Ministro de Industria y *
tarse en el salón de visitas, donde el Padre Di­ Obros Públicas, que fué recibido al són de la Can-J
rector le dio la bienvenida y manifestó el regocijo ción Nacional. El Colegio entero abría filas, en
y agradecimiento de los Salesianos, por la visita un ^pacioso corredor; uno de los alumnos arte­
dd Pastor. Un grupo dé niños declamó un dia- sanos leyó un disciuso, agradeciendo la bondad
cstableloguito, los niños estudiantes entonaron mi himno del alto Ma^strado al dignarse vi.si
lubsede ocasión y la comitiva se dirigió al nuevo taller; cimiento. Acompañaba al Sr. Mh '
•es vicretario
del
mismo
Ministerio.
Di
al aparecer Monseñor Errázuriz en el patio prindcl codpal, la banda lo recibió con una alegre marcha. sitaron todos l<s talleres y depe ^
ficación,
legio,
tomando
datos
del
coste
d¿
En el taller de mecánica, que linda con el
^ucutivos,
nuevo taller, se verificó la ceremonia de la bendi- del número de alumnos, sistemas
técnico,
etc.
dón, para la cual se había preparado im sencillo
La Banda ejecutó un lucido jnograma.
altar. Al colocarse el Crucifijo, el colero entero
Entre otras pecanas, visitaron la exposición,
acompañado por la banda prorrumpió con d
elSr.
Presidente d r e n a d o , Sr. Femando Lazcano,
himno « A Dios queremos ». Después de la bendiCuricó, el Sr. Ministro de
dón el Sr. Arzobispo, distinguida comitiva y los actual senador
España,
el
Sr.
Director
de la Escuela de Artes y
sacerdotes de la casa, se dirigieron a visitar el
nuevo edificio, que consiste en im gran salón para Oficios del Gobierno, el Sr. Ramón Herrera Lira,
la Carpintería, y de bajo del mismo, el comedor y la Diputado por Santiago, el Sr. Marcial Astaburcocina con sus dependencias. El taller de Carpin­ naga, jefe de sección del Ministerio de Industrias
tería tiene toda clase de elementos para el tra­ y I. p. _Todos alabaron la labor educativa de
bajo y enseñanza, disponiendo de la maquinaria los Salesianos y el adelanto de los ñiños.
Repartición d¿ premies. — El día 26 de Diciem­
más moderna para la elaboración de las vanas
bre
a las 16 horas se llevó a cabo en la Escuda
piezas de madera.
Para mover las maquinarias tiene el taller fuerza la distribución de premios, con una hermosa velaeléctrica. Dispone el pabellón de buen alumbrado dita músico-literaria. A la fiesta asistieron varios
eléctrico, de ventilación necesaria y de todas las centenares de personas, distinguidas familias coo­
comodidades que pueden exigirse para esta clase peradoras y los padres de los niños. Presidieron
i^ Ie
el acto el Sr. Fbró. D ooi^dquisedec
del Canto y
de locales.

%

— i6o —
el Revmo. Sr. Don Luis M. Nai, Inspector de los
Salesianos.
Los premios consistieron en dinero, pues, los
almmios que concluyen su aprendizaje y que en
los cinco años han tenido buen comportamiento,
reciben cien pesos; estos premios fueron cinco;
además liubo otros cinco de cincuenta pesos para
los alumnos más distinguidos de cada curso. Varias
casas comerciales de la ciudad regalaron cortes
de traje y prendas de vestidos para los almunos
premiados.
Durante el acto, la banda del establecimiento
ejecutó diversas piezas de su repertorio con toda
corrección; llamó la atención la pieza « I'iestp de
la Aldea » curiosa y correctamente ejecutada,
niños qtie estaban encargados de los diversos
números del programa, merecieron nutridos aplau­
sos de la concurrencia.

Bibliografía.
^I^bros recibidos in esta Redacción

yi

De la « Librería Snicsiana » de Sarriá (Barce­
lona): < El Hombre de Bien », almanaque para el
año 1920. — Regalo a los suscriptores de 1 Lecturas
Católicas *. Este año, con motivo de celebrar su
primer cuarto de siglo de existencia, el 9 Hombre
de Bien > se presenta en tamaño grande, magni­
fico papel cuché, con profusión de grabados pia­
dosos. artísticos y cómicos y gran riqueza de ameluis relaciones, chistes y curiosidades. De nuevo
recomendamos a las familias cristianas la publi­
cación mensual 9 Lecturas Católicas ». fundada
por el Vble. Bosco, para llevar a los hogares la
instrucción religiosa junto con un ameno solaz.
La "igfuiijiiirtii r n r - í i para España 4 ptas. y 3 ptas.
parafel E3t?®jero.
De la *|¡|™ a de B. Herder (Friburgo de Bris—
Sanios o * Leyendas Infantiles *
por el P. Francisco Hattler, S. J. Obra traducida
del alemán por el P. Jerónimo Rojas. S. J. Un her1UO.SO tomo de 272 pág. en ^ con grabados: en
nóstica 4,20 francos; encuac^piado en lela 5’3o
francos.
/ U tiUura Uníürrsíi/por Guillermo Junemalm.
Quinta edición, muy mejorada; adornada con ima
lámina frontispicio y sesenta grabados en el texto,
igtb. — Un tomo de pág. XII-325 en 8® mayor.
En nist. 7’2o fr. Encuad. 8’8o fr.
— Librito de M isa dedicado a los niños piadosos
por Gustavo Mcy. Con cuarenta y tres grabados,
8. edición. Un tomito de T48 pág. en 16®. En cartoné. r’45 francos.

O

J V K O ü o r v O o iA .
Han fallecido cristianamente y los recomendamos
a las oraciones de nuestros lectores y amigos:
En Mirabcllo Monferrato (Italia), los Sres. Dox
L u i s y D o n F r .v n c is c o R ic a u d o n e , padre y her­
mano respectivamente del Re\mio. Sr. Don Pedro
Ricaldone, Consejero Profesional de nuestra Pía
Sociedad, quien pasó por el tristísimo trance del
perderlos en el breve espacio de dos días. Ambos
eran cristianos a carta cabal, y Don Francisco ha­
bía dado cuatro de sus hijos'a la Congregación Salesiana y una hija a las Religiosas Hijas de María
Auxiliadora.
En Campdlo (Alicante-Esp;): el Rdo. Sr. Don
Mariano Lacasa, Salesiano, a los trentiséis años
de edad, después de una vida ejemplar y cuando
se esperaban muchos fmtos de su actividad y celo;
En Guayaquil (Ecuador): el hermano coadjutor
salesiano, Don Octavio Ambrosio Donoso, doctor
en farmacia, perteneciente a una distinguida y
religiosísima familia de Riobamba, que abandonó
el mundo y su posición social para hacerse senador
de los pobres niños; en Arequipa (Perú): el hennano
escolar salesiano Severo OÚva, a la temprana edad
de 26 años.
En Barcelona-, la piadosa señora Da. Celestina
Clos, Vda. de Ballester; el Sr. Don Narciso Deu y
Mata y Don Ricardo Rowe Joulden, Rdo. Don
Manuel Malet de Bargús, Pbro., Don Ignacio
Torras, Rdo. D. Luis Muncunill de Connina y el
Rdo. Sr. D. Juan Garrigó de Sampedor.
En Valencia (España): los Sres. Cooperadores.
Da. Juana Lechón, Muy Istre. Sr. Dr. D. Juan
Pérez, Canónigo de la S. I. Catedral; el Ilstre. Sr.
D. Jenaro Mira Juan; el Rdo. D. José Cabanes,
Pbro.; la Sra. Da. Cannen Musoles, Vda. de
Lesas; D. Leopoldo Perales Figuerola, Da. Mana
Alufre, Vda. de Morello; Don Máximo Pons; Da.
Milagros Espert, Vda. de Pichó; Da. María Estela,
de Caries; Rdo. Don Manuel Rodés, Pbro.; Da.
Máxima Atard de Polo; D. Mario Lloret Morata;
Da. Purificación Orts; Don Pascual R. de la En­
cina; Don Pedro Anuco Casanova.
En Boconó (Venezuela): los Sres. Cooperadores
Salesianos: D. Martín Arattjo; Da. María A. de
E. spineti, Don José Pío Bocaranda, Da. Teresa
Balestrini de Aranguren, Don Zoilo Briceño, Da.
•Alfonsina Briceño de Müiaiii, Da. María Bravo,
Don Francisco Barrios, Da. Clementina Baderrama,
Da. Josefa Carrillo , Da. Balbina Carrillo, Da. Iva
dcl Carmen Carmona, Da. Chiquinquerá de Brircfio, Da. Margarita Fernández, Da. Ignacia Fer­
nández, Da. Juana Gudiño, Don José Ignado
Guerra, Don José del Río Hernández, Da. Ana
León, Da. Candelaria de J. Montilla, Da. Cristina
Barrios, Da. Juana Gallardo y Don Trino Rojas.
En Bucaramanga (Colombia): Da. Natividad
\’illamizar, Don Andrés Parra, Don Pedro Julio
Serrano y Don‘ José Joaquín García.
En Cuenca (España): Don Diomsio Ramírez y
Da. Felipa Rodríguez.
R. I. P. A.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMIÑIANO FERRARI.
Establee. Tip. de^|Q^. A. Iiit. de la Buena Pren-sa. Corso Regina Margherita, N. 176-TURIN
Texto
LIBRERÍA EDITORA INTERNACIONAL DE LA S, A. 1. D. BUONA STAMPA
TORINO — Corso Regina Marghorlta 174-176 — TORINO

P S E P H R .C K A B Y ,.S_ J ,

g

NIÑO A HOMBRE

Traducido directamente de la 3* Edición inglesa por R odolfo F ie r r o T o r r e s , SalesiasA'
Volumen de 300 páginas
.
.
...............................

3 —
y a b lic a c io n e s r e c ie n te s

THEOLOGIAE MORALIS SINOPSIS
A uctore P E T R O R A C C A
Jfreh¡dl5 *>
152

*53
>54
»5 S
*5 5

*56
160
t6 o

En el nombre de María Auxiliadora,
------------ OOO- ------------ -

---

Cuando esfe número dcl Bolcfín Ke^ue a manos de una ^ran parfe
de nue^fros lecfores, ya habrán comer| 2ado los grandes acíos y festejos
Que solemnizarán la fiesta patronal Mariana de e^te año.
El Boletín Salesiano envía un efusivo saludo, a cuantos vendrán
a congregarse dichos día^ en torno dcl monumento del amado Padre y
a la sombra del 3antuario de la excelsa Auxiliadora.
Ella, que tantas mercedes otorga y tantos dolores mitiga, ha^a fácil
y venturoso el camino a lo^ devotos peregrinos, que vendrán a visitarla
de lejana^ tierras; y aquí, al abrigo de su manto benditísimo, íes colme
de bendiciones y los regale con sus maternales caricias
La que inspiró al humilde Pastorciílo de Becchi y sañaíó ía sublime
empresa de salvar a la Juventud y le ayudó de un modo costante y ma­
ravilloso a darle cima, inspire también, ilumine -c inflame con divinas
luces las inteligencias y corazones de los que en los ¿lias 2U 22 y 23
de este mes de mayo, se reunirán aquí en su nombre, para aclarar y
allanar el camino dcl ciclo a millares y millares de almas.

— 132 —

La Virgen de Don Bosco.
E l día 23 de este mes, delante de la grandiosa
Basílica de María Auxiliadora, aparecerá la son­
riente figura del Vble. Don Bosco, sobre un pe­
destal, en cuyo ancho basamento representará el
bronce las diversas manifestaciones y ramas de la
admirable Obra Salesiana. A decir verdad, no
se podía hallar más apropiado puesto
em­
plazar el monumento del grande Apóstol de
la Juventud: ni el Santuario de la amada A uxi­
liadora hubiera estado completo, sin ese poema
bronce y granito, que canta una de sus más
ilustres glorias del pasado siglo.
En todo lugar y tiempo ha estado la Virgen
Sma. tutelando con maternal solicitud al pueblo
cristiano; y el poder maravilloso de su brazo
se ha manifestado en mil y mil ocasiones y modos
diferentes. Es Ella la providencial columna, ora
de nube, ora de fuego, que de día y de noche
gula al pueblo cristiano en la peregrinación
trabajosa de este mundo. Pero María, sin cejar
un punto en el universal y eficaz patronato que
ejerce sobre toda la Iglesia y cada uno de sus
Eoiembros, ha querido dar muestras especialípiniflg de sil poder en lugares y circunstancias
determinadas, con altísimos fines tocantes a la
gloria de Dios y bien de las almas. No otra cosa
significan tantos lugares que el pueblo cristiano
consagra con preferencia al culto de María y
donde EUa se complace en otorgar gracias y
favores sin cuento. A veces esas preferencias
están vinculadas a una práctica o advocación
particular, con que la Snia. Virgen gusta de ser
honrada de sus hijos. Los ejemplos abundan en
la Historia de la Iglesia. Insigne entre los^ más
insignes en nuestros días es el de la mara\'illosa
gruta de Lourdes, donde la Virgen hace prodi­
giosas curaciones en los cuerpo^, para iluminar
y robustecer la fe de las almas.
Üna de esas manifestaciones admirables del
poder de María en el siglo pasado, y no de las
menos ilustres, es la eficacia singularísima y
portentosa que Ella quiso dar a su hermosa
advocación de Auxiliadora de los Cristianos.
Y hé aquí de qué manera.
La Virgen suscitó a uu humilde pastorcillo,
y ie lo levantó del polvo para que fuese cau­
dillo, apóstól y padre de juventud innumerable,
y la guiase por el camino de la salvación. Esa
empresa grandiosísima era de todo punto des­
proporcionada con las fuerzas de un hombre,
desprovisto de todos los recursos humanos,
como era Juan Bceco. Pero donde acaba el
podet del hombre, ahí comienza el de María.
L a obra salvadora de Don Bosco fué creciendo
por modo maravilloso a la vista del mundo.
El pobrecillo de Becclu, que no poseía ni un

ochavo, compra terrenos, construye edificios,
levanta uu grande y suntuoso templo, alimenta
instruye y evangeliza a centenares y millares
de jovencitos; y la obra por él comenzada en
la soledad de un prado y en un humildísimo
cobertizo, al cabo de pocos años extiende sus
ramas frondosísimas de un extremo al otro de
la tierra, siendo la admiración dé'las naciones.
¿Quién obró ese cúmulo de maravillas? jLa mano
bendita de María! La historia de,Don Bosco y
de su obra es un tejido de rasgos de bondad de
nuestra Reina y Auxiliadora. Allí la asistencia
continua y palpable, allí las mil curaciones mila­
grosas, allí los misteriosos mensajeros de la
providencia..... no dejan adivinar, sino que
descubren a la luz del día una intervención
sobrenatural y directa de la Madre de Dif».
Mientras en la gruta de Lourdes se revelaban
al mundo las ternuras maternales de la Virgen
Blanca, al Venerable Don Bosco, hecho im
Lourdes ambulante, adonde quiera endere­
zaba sus pasos, allí le seguía y acompañaba el
poder de la Virgen, que por manos de su fiel
Siervo obraba estupendas maravillas. Los pue­
blos y las grandes urbes, arrastradas por la elo­
cuencia irresistible de los milagros, se conmo­
vían al paso del hombre de Dios y depositban
en sus manos el óbolo de la caridad para las
grandes obras que tenía emprendidas. Parece,
dice el biógrafo de Don Bosco, que entre éste
y la Virgen Sma. se hubiese firmado un pacto:
él procuraría con todas sus furezas, industrias y
diligencias, recoger a los niños, instruirlos, edu­
carlos en el temor de Dios, arrancarlos en fin de
las garras del demonio; y la Virgen , por su parte
se obligaba a prestarle una asistencia singula­
rísima y a procurarle a fuerza de milagros, el
apoyo moral y material que para tal empresa
necesitaba. No tienen cuento los millones que
el Venerable y sus Sucesores han gastados en
esta nobilísima cruzada de salvación; y todos
ellos no de otra parte vinieron que de las manos
de María. Por esto el buen Padre solía llamar a
la Virgen «la limostiera de s» obra *. — Y para
que no quede la menor duda de lo que vamos
diciendo, transladaremos aquí las memorables
palabras que pronunció el Venerable Padre en
una ocasión muy señalada. Era.el año de 1883,
cuyos cinco primeros meses había pasado en
un viaje triunfal por París y las principales ciu­
dades de Francia, adonde había ido en busca
de recursos. Estos le llo\'ieron abundantísimos,
gracias a las ruidosísimas acontecimientos, que
sucedían en tom o suyo. A mediados de julio
de ese mismo año, volvía dé Froshdorf, donde
empleó sus celestiales medicinas en devolver
la salud al Conde Enrique de Chambord, último
descendiente de San Luís. E l día 19 rodeábanle
en la mesa varios sacerdotes; antiguos alumnos



133

suyos, y el buen Padie, aparería tan impresio­
nado y conmo\údo, que apenas podía hablar.
De sobremesa expresó a sus comensales el in­
menso gozo y consuelo que tenía en volverlos
a ver, y hablando después de cómo bendecían
el Señor y la Virgen Sma. sus obras, dijo:
i De algún tiempo acá dícese por ahí y aún
lo propalan los diarios, que Don Bosco hace
milagros. No hay tal. Don Bosco {adviértase
que el Venerable, hablando de sí propio, por
maravilla empleaba la primera persona) no ha
pretendido ni dicho jamás que haga milagros:
ninguno de sus hijos debe prestarse a propagar
esa falsedad. L a verdad es esta: Don Bosco
reza y hace rezar a sus niños para alcanzar una
gracia determinada; y el Señor, por su bondad
infinita, por lo general suele otorgar las gracias
pedidas, tal vez de im modo extraordinario y
milagroso. Tan cierto es que Don Bosco tiene
poco o nada que ver con tales sucesos, que a
menudo las gracias son alcanzadas sin que él
tenga noticia de ellas ».
Y acabada esta protesta, que la humildad
había puesto en sus labios, añadió: «¡La Virgen
Auxiliadora! ¡he aquí la taumaturga, la obra­
dora de los milagros y dispensadora de las gra­
cias, por el altísimo poder que ha recibido de
su divino Hijo Jesús! E lla sabe que Don Bosco
necesita dinero para dar de comer a tantos miUarés de niños pobres, que tiene a su cargo:
Ella sabe que Don Bosco es pobre, que sin re­
cursos materiales no puede llevar adelante las
obras emprendidas en beneficio de la religión
y de la sociedad: y en vista de esto ¿qué hace
María? A fuer de Madre solícita y cariñosa va
de acá para allá, corre en busca de enfermos y
dícele a cada uno en particular: — ¿Quieres
sanar? ¿Sí? Pues, haz caridad a esos pobres
niños, ofrece tu protección y apoyo a esas obras
y yo te haré merced de la curación. Ve una fa­
milia sumida en la desolación y el dolor, por los
desmanes de un hijo descarriado, y dícele a
padre o a la madre: — ¿Quieres que este hijo
desenfrenado se aparte del vicio y \’uelva al
buen camino? Pues procura de tu parte salvar
de los peligros del alma y del cuerpo a tantos
otros pobres niños abandonados y yo haré que
tu hijo se reduzca a mejores pasos. En resolu­
ción, María Auxihafiora ayuda de mil maneras
diferentes a los que ayudan al Oratorio, a los
niños pobres y desvalidos..... ».
Y toda la rid a del grande Apóstol de la ju ­
ventud y la mara\Tllosa historia de su obra,
están admirablemente resumidas y compendia­
das en esa sencilla explicación. Y ya las mara­
villas de la Virgen Auxiliadora no se limitaron
a Turín y en tom o de la persona de Den Bosco,
sino que aun en las más lejanas ciudades y na­
ciones, cuantos la invocaban en sus necesidades



con intención de ayudar y socorrer la obra del
Venerable Padre, eran a su vez celestialmente
ayudados y socorridos; y esto en vida de Don
Bosco y después de su muerte. De este modo
la devoción de María Auxiliadora de los Cris­
tianos se extendió por todo el mundo; millares de
lenguas aprendieron a llamarla con tsa consola­
dora invocación y experimentaron los divino»
efectos: y el mundo recibió tan admirable e inse­
parablemente unidos los dos benditos nombres
de María Auxiliadora y de Don Bosco, que los
juntó y fundió en uno solo y comenzó a llamar
a María Auxiliadora la Virgen de Don Bosco.
¿Podía, pues, hallarse emplazamiento más
oportmio para el Monumento del Venerable
Padre, que el que tiene a las puertas del San­
tuario? De este modo cuando lleguen los pere­
grinos de cercanos y remotos países a manifestar
su gratitud a la celestial Auxiliadora, contem­
plarán ese poema de granito y bronce, que en
breves pero elocuentísimos trazos, describe y
compendia la colosal obra de Don Bosco, o,
lo que es lo mismo, las maravillas obradas por
el brazo de María.

D ISCU RSO
p r o n u n c ia d o p o r e l lim o . S r . D . M ig u e l C la r o , O b lap o A atx i lla r d e S a n t ia g o d e C h ile en la S e s ió n In a a tru ra l da la
P r i m e r a C o n v e n c ió n N a c io n a l d e E x > a lu m n o s S a le a la a o a ,
e l 14 d e s e p t ie m b r e 1910.

Mis qxuridos amigos:
Al encontrarme en medio de vosotros, todarl»
bajo la impresión de tristes sucesos, que sólo
han dejado en pos de sí una mayor carga de
sufrimientos y de desengaños para el pueblo,
no puedo menos de exclamar: Digilus Dei esi hic¡
la mano de Dios se muestra aquí; vuestra reunión
en estos momentos es providencial.
Habéis acudido de todos los ámbitos del país
para estrechar los lazos de antigua camaradería,
recordando enseñanzas recibidas de abnegados
maestros en ^'uest^a niñez y estudiar en fratemal
concordia los problemas vitales que atañen a vues­
tro biene.«tar. a la luz de las fúlgidas enseñanzas
de la Encíclica Rerum Novarum. Yo deseo apro­
vechar la feliz coincidencia de vuestro congreso,
para solicitar el concurso de vuestro entusiasmo
y abnegación, patrimonio inalienable de la juven­
tud en favor de una causa que nos es común e
igualmente amada. Vengo a pediros que. ál estu­
diar vuestra organizacii^ social, no olvidéis que
hay hermanos’ nuestros que sufren y han me­
nester de que se les ajmde a mejorar las condidones
en que luchan por la rída.
Ko olrídéis que el pueblo sufre de índíscuIpaHes
abandonos y de injusticias no pequeñas, y que
es un deber procurar que se subsanen los aban­
donos y
reparadas esas injusticias; junto
con el amor a Dios, vuestros maestros os enseña­
ron que no era sincero ese amor, si no iba insepa-

xablemente unido el amor de nuestros hermanos,
a. quienes deljemos amar como a nosotros mismos.
i2ue los que nos contemplan puedan decir de
nosotros como de los antiguoas cristianos: ¡ ved
cómo se aman entre sí!
No quiero haceros un discurso; ha pasado la
oportunidad: es llegada la hora de obrar, la hora
esan día
y noche las palabras del Salvador: Misereor super
¿urbas: Me afligen los sufrimientos del j)ueblo. Yo
/ 12 Solemidad del Smo. Corazón de
Jesús.
.. ' > 1 3 Fiesta del Immaculado Corazón de
María.
» » 24 Natividad de S. Juan Bautista.
» » 30 Conmemoración del Ap. San Pablo.

POR Eli MUNDO SflbESI/lNO
Un nuevo Obispo Salesiano.

de sus hermosas galas y vuelta a la vida despoé
de
niedio siglo de lúgubre soledad y lamentables
Eli el Consistorio del día 13 del pasado
profanaciones.
marzo el Papa se di^nó preconizar Ol^ispo ti­
El día 10 de octubre del pasado ano, se tras­
tular de Obba, al Hduio. S f. Don Domingo
ladó
solemnemente el Smo. Sacramento al res­
C'oniin, Salesiano, Vicario Apostólico de la
taurado
templo, celebrando enseguida el Sf,
Misión de Méndez y Gualaquiza (Rep. del
Arzobispo un Pontifical. A l entusiasmo de la
Ecuador).,
población se unió toda la isla: el mismo dú
Mons. Comin nació en Dardago (Venecia)
el
Ayuntamiento de Bayamo en sesión solemní­
el 9 de sepbre. 1874 y después de estudiar
sima, proclamó al Ecxmo. Sr. Dr. Félix Am­
humanidades en el Seminario de Concordia,
brosio Guerra, hijo adoptivo de la dudad. De
su diócesis, entró en la Pía Sociedad Salesiana
este modo, Mons. Guerra, y a que no por naci­
el 26 de octubre de 1S91. Se ordenó de pres­
miento, será cubano por adopdóu. Y a antps «e
bítero en Milán el 14 de abril de 1900 y dos
había conquistado el afecto de sus diocsanos
años después partió para el Ecuador. De 1903
por su bondad y es^ leu tes prendas: ahora se
a 1909 fue Director de la Caí^a de Guayaquil,
ha granjeado el amor, veneradón y respeto de
siendo luego nombrado Ispector de las’ Casas
toda la isla, que ha visto en su Arzobispo eí
Salesianas tle aquella Repóblica Ultimamente,
padre de las almas y uu fervoroso promotor efe
sustituía el limo. Mons Costamagna, en calidad
las glorias nadouales.
de Pro-Vicario, sucediéndole ahora en la pleR ed ba el ilustre hijo de Don B qscq nuestros
nidud del cargo de Vicario Apostólico en las
sinceros plácemes.
difíciles misiones de los Jívaros.
A l nuevo Prelado Salesiano nuestra cordial
LA CÜRUNA (España). — Las buenas notid&s
enhorabuena.
que nos llegan de la Obra Salesiana de esa dudad,
hacen prever un ertraordinario desarrollo.
Las 5 Escuelas gratuitas de San Jost; > rebosan
de ohimnos. que se instruyeií 7 «iucan ciisii.'mamentc. Mas los Sres. Cooperadora Saleaanos ¿e
E l . f í e m . Sr. D. Félix Ambrosio Guerra.
trArzoWsTO ^ Santiago de Cuba, de la Pía So­ esa ciudad, desean que la Obra de Don
coja a los niños nbumlonudos y huérfanos t- ¡cs
ciedad ^Icsiaua, acaba de sei objeto de una
proporcione el apremiizaje de un olido, línicn nahonrosísima destiución por parte del pueblo
trói’.ouiü dfi los pobres. Con ese noble fin Iiací
cubano.
tienqv; se buscaba un local a- propósii-n. Al -ib?
Bayamo. una de las m.us ilustres ciudades
se pusieron los ojos tai una ;mtigua fábrica ót- risde la isla y cuna de su iudependenda. hacía
tales, muy bien dtuada. .a orilla dél mar. denne
y -uera de la población. Hudendo un H*wny«yi7
cincuenta años que contemplaba su histórica
« Iglesia Mayor de San Salvador ■' desmante­ supnano, el día iS uei psirv.dQ febrero, c ámai
lada y eu ruinas. Ivia este un doloroso espectá­ la escritura de c nupra del referido inmueble. .í Ík-:ts
íolta reunir al dinero necesario para tíe> tuar losculo para todo buen cubano católico y papagos en lOs respectivos vendmienros v .idaptsr
priota. La necesidad de proceder a su restaura­
lo ca l y «lotario d e l m u e b la je e in strum entos ni>
ción y rehabilitación para el culto la sentían sobre
cesa n o s. i, ús Saiesiunos y C o o p erad o res onruñt-se»
todo los buyameses, «jue carecían de iglesia
tra b a ja n co n ah in co co n ta i tinr y m ie itr a s -•soesuficientemente capaz. Después de varias in­ ra u en .'a d iv in a P ro W d e n d a , q n e n u n ca abandóna­
fructuosas tentativas hechas por los Prelados
la s o b ra s q n e so n d e s u servicio , llam an a lr*3 >x m & zoo es n obles, p a ra q u e les a y u d e n iT>n sus la r­
mrteriores. al fin le cupo al actual Arzobbpo de
Santiago el honor y la dicha de comenzar v dar gu ezas.
En la patria de Concepción Arenal. la graedí^
cima a la costosísima y difícil empresa, tros
.amiga ectivas
banderas, y entonado a coro por los alumnos, con
acompañamiento de la banda.
Resultó toda una lección objetiva de Geografía
e Historia nacionales, conniovedora y de notable
efecto por su originalidad é interés patriótico.
Repartiéronse en seguida los premios a los
alumnos del Colegio, obteniendo los de excelencia
Octavio Moy en suerte con Juan Zolezzi, en la Sec­
ción Bstudiantes; Vicente Bonifaz, en la Sección
^ de Artes y Oficios, y Pedro Revoredo en la Sección
Externos.
Obtuvieron el Diploma de Obrero, después de
haber rendido sus exámenes ante el respectivo
jurado los alumnos Alcibiades Zavala, de Tipoaziúío.-M ^so Phüippon, de Carpintería y EbaiiisterTaí^^É^e/andro Diez de Herrería Mecánica.
Est^'alumnos recibieron además su Libreta de
la Cajfi de Ahorros.
Los premios para la Sección Artes y Oficios eran
obsequio del Ministerio de Instrucción Piiblica y
consistían en herraniientos y xUiles apropiados al
respectivo oficio.
Así tenninó esta simpática fiesta escolar, que
habrá fdejado ciertamente gratos recuerdos en
todos los concurrentes,
COMODORO RIVADAVIA (Chubut-Argentina). —
El Director del Colegio Salesiano « Don Miguel
Rúa I de esa población, nos en\-ía la siguiente
relación que con gusto insertamos en estas in ­
ginas:
• Creo que no desagradará a los lectores del
Boletín Salesiano una breve infonuación de lo que
ocurre en estas remotísimas regiones. Nuestro
Colegio tiene seis años de existencia y goza de bas­
tante reputación. Llegaron a 50 sus alunmos pu­
pilos, a 37 los medio-pupilos y a 53 los externos.
Se enseñan los programas correspondientes a los

%

158 6 grados del curso elemental, más un curso co­
mercial de contabilidad y teneduría de libros.
Los niños, hasta el presente, se portaron mm
bien, y hemos quedacio muy satisfechos' de sñ
conducta y aplicación. Si bien todos los anos se
dió grande importancia al estudio de la Religión,
obligación primera para todo Misionero, fue éste
el primer año que se realizó un Certamen Catequís­
tico en toda regla. Este se llevó a cabo el día 4 de
Noviembre de 1919.
El programa era muy extenso y fué llenado cot
entusiasmo y buena voluntad. Una docena de
desafíos parciales precedieron, con éxito vario,
el Certamen definitivo. Hecha y clasificada la
prueba de inteligencia, áe procedió al desafío oral.
Con suma rapidez hacían suceder preguntas y
respuestas los 37 competidores. Agotado el pro­
grama, quedaban, a pesar de la severidad con que
procedía el jurado, 22 luchadores en liza, \olvióse
vertiginosa la sucesión de preguntas y respuestas,
hasta que, debido a sorpresas o distracciones,
vacilaron algunos y quedaron siete, clasificadcs
por el mérito de la prueba de inteligencia. Estos
fueron: Pedro Spinazzola, Emperador; Guan Garda,
I. Príncipe; Félix Aldauc, 2® Príncápe; Emilio Píñeiro, 3. Príncipe; Luis Garda, 4° Príncipe; .b¡ionio Larrea, Capitán y Rogelio Casal, Alférez.
No es poco mérito para ellos el haberse desta­
cado como sobresalientes, entre los 119 alumnos
de este colegio.
Pláceme además hacer constar, que el niño que
resultó « emperador », Pedro Spinazzola. es pre
sidente de la Compañía de San Lxris, y en el * Apos­
tolado de la Inocencia -> presentó las cifras más
altas de obras buenas y piadosas: 254 comuniones,
283 misas. 267 rosarios y 289 visitas al Smo. Sa­
cramento, sobre los totales de 2338 Comuniones,
3417 misas, 1741 rosarios y 2155 v ’sitas, hechas
por los 24 asociados.
Añadiré que unos días antes se efectuó la s P^l^
ba de inteligencia > consistente en ima esmerada
composición, contestando con argumentos, pruebas
y ejemplos a las siguientes preguntas: ¿Es ne se presenta en tamaño grande, magni­
fico papel cuché, con profusión de grabados pia­
dosos. artísticos y cómicos y gran riqueza de ameluis relaciones, chistes y curiosidades. De nuevo
recomendamos a las familias cristianas la publi­
cación mensual 9 Lecturas Católicas ». fundada
por el Vble. Bosco, para llevar a los hogares la
instrucción religiosa junto con un ameno solaz.
La "igfuiijiiirtii r n r - í i para España 4 ptas. y 3 ptas.
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De la *|¡|™ a de B. Herder (Friburgo de Bris—
Sanios o * Leyendas Infantiles *
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por Gustavo Mcy. Con cuarenta y tres grabados,
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O

J V K O ü o r v O o iA .
Han fallecido cristianamente y los recomendamos
a las oraciones de nuestros lectores y amigos:
En Mirabcllo Monferrato (Italia), los Sres. Dox
L u i s y D o n F r .v n c is c o R ic a u d o n e , padre y her­
mano respectivamente del Re\mio. Sr. Don Pedro
Ricaldone, Consejero Profesional de nuestra Pía
Sociedad, quien pasó por el tristísimo trance del
perderlos en el breve espacio de dos días. Ambos
eran cristianos a carta cabal, y Don Francisco ha­
bía dado cuatro de sus hijos'a la Congregación Salesiana y una hija a las Religiosas Hijas de María
Auxiliadora.
En Campdlo (Alicante-Esp;): el Rdo. Sr. Don
Mariano Lacasa, Salesiano, a los trentiséis años
de edad, después de una vida ejemplar y cuando
se esperaban muchos fmtos de su actividad y celo;
En Guayaquil (Ecuador): el hermano coadjutor
salesiano, Don Octavio Ambrosio Donoso, doctor
en farmacia, perteneciente a una distinguida y
religiosísima familia de Riobamba, que abandonó
el mundo y su posición social para hacerse senador
de los pobres niños; en Arequipa (Perú): el hennano
escolar salesiano Severo OÚva, a la temprana edad
de 26 años.
En Barcelona-, la piadosa señora Da. Celestina
Clos, Vda. de Ballester; el Sr. Don Narciso Deu y
Mata y Don Ricardo Rowe Joulden, Rdo. Don
Manuel Malet de Bargús, Pbro., Don Ignacio
Torras, Rdo. D. Luis Muncunill de Connina y el
Rdo. Sr. D. Juan Garrigó de Sampedor.
En Valencia (España): los Sres. Cooperadores.
Da. Juana Lechón, Muy Istre. Sr. Dr. D. Juan
Pérez, Canónigo de la S. I. Catedral; el Ilstre. Sr.
D. Jenaro Mira Juan; el Rdo. D. José Cabanes,
Pbro.; la Sra. Da. Cannen Musoles, Vda. de
Lesas; D. Leopoldo Perales Figuerola, Da. Mana
Alufre, Vda. de Morello; Don Máximo Pons; Da.
Milagros Espert, Vda. de Pichó; Da. María Estela,
de Caries; Rdo. Don Manuel Rodés, Pbro.; Da.
Máxima Atard de Polo; D. Mario Lloret Morata;
Da. Purificación Orts; Don Pascual R. de la En­
cina; Don Pedro Anuco Casanova.
En Boconó (Venezuela): los Sres. Cooperadores
Salesianos: D. Martín Arattjo; Da. María A. de
E. spineti, Don José Pío Bocaranda, Da. Teresa
Balestrini de Aranguren, Don Zoilo Briceño, Da.
•Alfonsina Briceño de Müiaiii, Da. María Bravo,
Don Francisco Barrios, Da. Clementina Baderrama,
Da. Josefa Carrillo , Da. Balbina Carrillo, Da. Iva
dcl Carmen Carmona, Da. Chiquinquerá de Brircfio, Da. Margarita Fernández, Da. Ignacia Fer­
nández, Da. Juana Gudiño, Don José Ignado
Guerra, Don José del Río Hernández, Da. Ana
León, Da. Candelaria de J. Montilla, Da. Cristina
Barrios, Da. Juana Gallardo y Don Trino Rojas.
En Bucaramanga (Colombia): Da. Natividad
\’illamizar, Don Andrés Parra, Don Pedro Julio
Serrano y Don‘ José Joaquín García.
En Cuenca (España): Don Diomsio Ramírez y
Da. Felipa Rodríguez.
R. I. P. A.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMIÑIANO FERRARI.
Establee. Tip. de^|Q^. A. Iiit. de la Buena Pren-sa. Corso Regina Margherita, N. 176-TURIN