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BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.
JU LIO , 1926
Número 7 .
Tiirfn (Italia) — Noevo cuerpo de edíBcio donde se ha insfalado la Exposición Misionera.
RED A C aÓ N Y ADMINISTRACIÓN: VIA COTTOLENGO, 32 - TURÍN alalia)
C O O P E R A D O R E S S A L E S IA N O S
o modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de ¡as Obras y Misiones Salesianas,
que se envía mensualmcntc a los Cooperadores Salesias
nos V a las Cooperadoras Salesianas, o sea a los que
sostienen dichas Obras y Misiones.
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores Sale=
sianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco (1815:1888) apóstol de la juventud
y fundador de la Pía Sociedad Saiesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.
B O L E T ÍN
S A L E S ÍA N O "
CO O PERAD O RES
Unión de los Cooperadores Salesianos — como
Bosco — no crea vínculos de conciencia y
por lo tanto pueden participar las familias seglares y
religiosas, y los institutos y colegios, por mediación de sus padres o superiores.
Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión
de Cooperadores Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
5. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones,
ofertas, limosnas o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Saiesiana.
NB. — Los que desean inscribirse éntrelos Cooperadores y sobre todo aquellos
que proponen nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida
por el Venerable Fundador; es a saber: que puedan por si o por otros, con oraciones
y limosnas — que compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín» —
las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Sale»
sianos, Cottolengo, 32, Torino (9) — Italia.
^ Á f F ^ fA N O ^
OBRA G RAN D E
D E C A R ID A D
En el Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875=
recomendamos a todos la celebración de jornadas
Misioneras a favor de las Misiones Salesianas, para que
se difundan con su conocimiento sus muchas necesidades — extendiendo el
marco de las simpatías y procurándoles el apoyo de todos los buenos.— Es
cierto que las jornadas Misioneras no recogerán de golpe la ayuda necesaria.
Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, géneros y objetos
para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus
huérfanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la
vida civil de los nuevos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización
y de fe, rogándoles quieran enviar al Rector Mayor de los .Salesianos Don F E L IP E
R IN A L D !, Cottolengo, 32 » TO RIN O {9) = Italia, cuanto estimen oportuno
dar a las Misiones Salesianas. El Señor, por las fervorosas plegarias de los pro»
tegidos, bendecirá sus negocios proporcionadamente a su generosidad.
Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al
Rmo. Rector Mayor de los Salesianos, que es asimismo
el Director General de la Unión de Cooperadores Sale»
sianos y de las Cooperadoras Salesianas, con esta dirección: Rmo. Sr.D on FE=
L IP E R IN A L D I • Oratorio Salesiano » Cottolengo, 32 » TO RIN O (9) » Italia.
E N V ÍO D E
L A S O FERTAS
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.
JU L IO , 1926
Número 7 .
S U M A R IO : Cincuentenario de las Misiones Salesíanas: La Exposición Misionera. - Kermesse
pro Misiones. - El X Congreso Internacional de Cooperadores. — Tesoro Espiritual. — El pri
mer Cardenal Salcsiano (In memoríam). — La Causa de Eeatificación de Don Eosco. — De
nuestras M isiones: Patagonia y Tierras del Estrecho - En el Chaco Paraguayo. — Culto de Marta
Auxiliadora: La Virgen de Don Bosco. - La R esta de Aliarla Auxiliadora - G racias. — Por el
mundo Salesiano. - Sección de Antiguos Alumnos. — Los que mueren.
Cincuentenario de las A^siones Salesianas
(
1 8 7 5 -1 9 2 5
Era más que natural que durante el mes
de mayo, el mes de María Auxiliadora, la
grande inspiradora y sostén de las Obras
Salesianas, se celebraran los más grandiosos
actos para conmemorar el feliz cincuente
nario de las Misiones Salesianas. Y aquellos
festejos que con tanto esplendor se iniciaron
en noviembre último en Turín, con la Con
sagración de un nuevo Templo a jesús A do
lescente, con la grandiosa solemnidad de la
despedida de un grupo de más de dos cientos
misioneros, con aquella solemnísima Con
memoración cívica presidida por los Prín
cipes de la Casa Real Italiana, eminentísimos
Cardenales, Arzobispos, Obispos y repre
sentación de todas las autoridades, en que
el Emmo. Cardenal Maffi cantó las glorias
de las Misiones Salesianas, en aquel magis
tral discurso que ya saborearon nuestros
lectores, han tenido ahora, en el pasado mes
de mayo, una coronación digna, que se ha
convertido en una verdadera apoteosis.
La Exposición Alisionera.
El primer acto grandioso lo constituyó la
inauguración de la Exposición Misionera.
Burante varios meses se había trabajado
fabrilmente en su preparación.
Todos los grandes resortes de que se puede
tí
)-
disponer en la Casa Madre se utilizaron y
todos se sentían honrados en poder contri
buir a una Obra que tanto había de redundar
en honor de la amada Congregación y en
extender mayormente el Reinado de Jesu
cristo entre los infieles. Los misioneros, por
su parte, no ahorraron fatigas para contribuir
al éxito de la empresa, encontrando tiempo,
en medio de sus apremiantes ocupaciones,
para recoger abundante material y enviarlo
ordenadamente a Turín y los que tenían que
trasladarse a esta ciudad, con paciencia ad
mirable, se ofrecieron a llevar consigo, además
de voluminosos equipajes con material para
la Exposición, gran número de animales
vivos de los países de Misión, que distri
buidos luego en jaulas por los jardines
de la Exposición, llaman grandemente la
atención del público.
La inauguración.
Una lluvia incesante, que dificultó bas
tante .los últimos preparativos, no fué obstá
culo para que el día señalado, ló de mayo,
un público numerosísimo y escogido acudiera
al Oratorio de Valdocco para la deseada
ceremonia. El teatro vistosamente adornado
y lleno de bote en bote ofrecía el aspecto de
las grandes solemnidades. A las diez y media,
en medio de una continuada ovación pene
traron en el Teatro S S . AA. R R . el Duque
.196
de Génova y la Princesa Adelaida, el Arzo
bispo de Turín, el Prefecto de la Ciudad en
representación del Gobierno y nuestro Rvdmo
Superior P. Rinaldi, con los demás miembros
del Capítulo Superior.
Un magistral Himno Misionero, compuesto
expresamente para la ceremonia por el Ma-
E 1 Duque de Génova y la Princesa Adelaida
inauguran la Esposición Misionera.
estro Salesiano Pagclla, aumentó la llama
dcl entusiasmo que ya ardía en todos los
corazones y así el publico escuchó conrnovido la palabra afectuosa, autorizada y elo
cuente dcl Senador, Conde Rebaudengo que,
en su calidad de presidente dcl Comité de
los festejos cincuentenarios, pronunció el
discurso de apertura. Hizo notar la asistencia
especial de la Divina Providencia que supone
el extraordinario desarrollo que la Congre
gación Salcsiana, tan humilde en su cuna,
ha alcanzado en tan pocos años. A este re
sultado han contribuido los dos- ideales que
la Congregación Salesiana fomenta en todas
partes de « F e y Patria », con los cuales gana
el corazón de las muchedumbres y se capta
el favor y simpatía de los Jefes de Estado y
de sus Gobiernos. Indice de este admirable
desarrollo son los dilatados campos de Misión
a que la Congregación ha extendido su acti
vidad en el espacio de cincuenta años. Esta
Exposición se inaugura con algunos meses
de retraso en homenaje a la Exposición
Misionera Vaticana del pasado año, que se
ñalaba precisamente el jubileo de las Mi
siones Salesianas; pero este retraso ha hecho
que fuera mayor la preparación, aumentando
por tanto su interés. En la Exposición po
dréis admirar con vuestros ojos, juzgar con
vuestra inteligencia y todavía más con vues
tros corazones, cuánto con ardiente celo han
sabido actuar y conseguir, arrostrando inumerables peligros, sufriendo privaciones inau
ditas, superando obstáculos sobrehumanos,
por amor de Dios, no por la merecida ala
banza de los hombres, los misioneros salesianos. No se halla corporalmente presente
entre nosotros el amado Padre, el insupe
rable Maestro, que adivinó nuestros tiempos,
tuvo intuición de sus males, comprendió
sus necesidades y aplicó providenciales re
medios; faltan aquellos hijos insignes que,
después de él, rigieron con prudente sabi
duría y experta actividad las suertes de la
Congregación, Don Rúa y Don Albera y
falta el gran Cardenal, que aún pocos meses
hace, en este mismo lugar, aplaudía con en
tusiasmo las conmovedoras palabras del
Emmo. MafR. Pero sus espíritus celestiales
aletean en torno nuestro; sus angélicas faccio
nes están más que nunca vivas en nuestro
espíritu, sentimos su influjo benéfico, sus
enseñanzas,‘ sus exhortaciones, sus consejos
para nuestrars conciencias.
Con esta santa disposición de ánimo, pro
ceded, Altezas Reales, a la inauguración de
la Exposición, abridla Excelentísimo Señor
Gobernador en el nombre augusto del Rey,
bendecidla en el nombre del Señor ilustre
Prelado. Todos nosotros os seguiremos, y
después de nosotros, muchos vendrán de
todas las partes de la tierra, más que atraidos
por el afan de novedades, más que ávidos
de ciencia, deseosos de inflamarse en aquella
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generosas caridad, cristianamente activa, su
perior a diferencias de raza y de creencia,
que aquí arde prodigiosamente para-la re
novación moral, religiosa, civil y económica
de la Sociedad.
El orador, que pronunció su hermoso dis
curso con acento de verdadero afecto, fué
ovacionado.
A los acordes de otro Himno Misionero
de Dogliani, desfiló la distinguida concu-
Kermesse
pro Misiones Safesianas.
El día 22 de mayo en los jardines de la Ex
posición Misionera se inauguró con grande
solemnidad una Kermesse benéfica a bene
ficio de las Misiones, organizada por la acti
vísima Junta de Damas Patrocinadoras. La
nobleza de Turín en pleno se prestó para la
grande obra de Caridad; ciento quince seño-
Turin (Italia) •• Locales y jardia de la Exposición Mtsimiera.
rrencia hacia la Exposición en la que pene
traron, después de cortar la cinta que cerraba
la entrada, S. A. R. la Princesa Adelaida.
Todos los visitantes quedaron altamente
sorprendidos de la abundancia,- orden, ori
ginalidad y hermosura de la Exposición,
que más detalladamente podremos descri
bir en el próximo número.
La exposición Misionera está resultando
un grandioso éxito; cuantos entran en ella
rnanifiestan su propósito de volverla a visitar
y se convierten en propagandistas. La vigilia y fiesta de María Auxiliadora pasaron
la Exposición unas diez mil personas
cada día y la media de los demás días es de
unos mil quinientos a dos mil visitantes.
ritas y señoras de la aristocracia, sin faltar
algunos caballeros, se pusieron a vender en
las distintas secciones del Buvette, del Cham
pagne, de los helados napoletanos, de las
flores, frutas y mermeladas, en el banco de
labores y junto al Monstruo Benéfico, no
faltando un borriquito de Palestina que iba
dando vueltas por los jardines de la Expo
sición, cargado de objetos orientales y raros.
Inauguró solemnemente la Kermesse el
Príncipe Heredero de Italia, junto con la
Princesa Adelaida de Génova, acompañados
de todas las autoridades y que después de
recorrer todos los puestos de la Kermesse,
tomó un pequeño lunch en la maloca d^los
Indios del Río Negro del Brasil, donde se
198
había instalado la Büvctte. Enseguida pa
saron a visitar la Exposición, donde perma
necieron más de una hora admirando las
distintas secciones.
El X Congreso Internacional
de Cooperadores.
en número extraordinario, venidos de todas
partes de Italia y del Extranjero, dieron su
contributo al Congreso actuando así admi
rablemente la idea de que los Antiguos Alum
nos han de ser los más entusiastas y activos
Cooperadores Salesianos. Tanto los Sacer
dotes como los antiguos alumnos, fueron
invitados por nuestro amadísimo Rector
Mayor a una comida de familia y los dos días
se celebró un banquete de quinientos a seis
cientos comensales, en medio de la mayor
familiaridad y alegría.
La Sesión de Clausura fué verdaderamente
solemne y al terminar, el Exemo. Sr. Arzo
bispo, encargado especialmente por el Papa,
que envió al Congreso un precioso y largo
autógrafo, dio a todos los Congresistas la
Bendición Papal con indulgencia Plenaria,
que Su Santidad concedía paternamente a
todos los reunidos.
Pero el complemento verdaderamente con
solador de estos festejos del Cincuentenario
de las Misiones Salcsianas, ha sido el X Con
greso Internacional de los Cooperadores Sa¡esianos, que se ha propuesto exclusivamente
tratar del Tema Misionero. El acontecimiento
ha sido de una importancia extraordinaria
y en los Boletines sucesivos procuraremos
ir dando a conocer todos sus trabajos a nues
tros lectores, pues de la difusión de los mismos
ha de obtenerse un grande auge de la Obra
de las misiones.
Se celebró en el Teatro del Oratorio de
Turín los días 25, 26 y 27 de Mayo, resul
tando las mejores tornabodas de la Fiesta
de María Auxiliadora, que sin duda bendijo
maternalmente sus trabajos, debiéndose una
Además de la indulgencia plenaria diaria c in
vez más a María el éxito extraordinario de
esta Obra Salesiana, de la que tanto bien dulgencia de 400 días, aplicables a las almas dcl
Purgatorio que, según la última concesión de Pío X I,
ha de redundar para la extensión del Reinado podemos lucrar, siempre que unamos a nuestro
de Jesucristo.
trabajo cualquier devota invocación, pueden ganar,
Ni el tiempo ni el espacio nos permiten los Sres. Cooperadores Salesianos, cumpliendo los
extendernos en detalles. Baste decir que bajo requisitos de costumbre. Indulgencia plenaria:
1. El día que se inscriben en la P ía Unión.
la Presidencia efectiva de nuestro Rvdmo.
2. Una vez al mes, a elección de cada cual.
Superior D. Felipe Rinaldi, actuando de re
5. Una vez al mes, asistiendo a la conferencia.
gulador el Prefecto General Rvdmo. D. Pe
4. Asimismo, una vez al mes, el día en que hagan
dro Rlcaldone, asistiendo a las sesiones hasta
ocho y diez obispos entre los cuales el arzo el Ejercicio de la Buena Muerte.
5. E l día que por primera vez se consagren al
bispo de Turín que no faltó un solo día, y
Sagrado Corazón de Jesús.
nuestro arzobispo Mons. Guerra, tomando
6. Siempre que hagan Ejercicios Espirituales
parte en las reuniones generales elocuentí durante ocho días seguidos.
simos oradores entusiastas y documentados,
resultó un conjunto verdaderamente solemne
Además, los siguientes días:
grandioso y sobre todo práctico.
Mes de ]ulio:
El segundo día del Congreso fue dedicado
t. Preciosísima Sangre.
2. Visitación de Ntra. Sra.
de un modo especial a los Delegados Dioce
JÓ. Ntra. Sra. del Carmen.
sanos y decuriones de los Cooperadores SaMes de Agosto:
lesianos y tuvimos el consuelo dc^ver a unos
6. Transfiguración dcl Señor.
500 ó 600 sacerdotes seculares que todos
15 . Asunción de Ntra. Sra.
trabajan con entusiasmo para propagar la
tó. San Roque.
Obra de Don Bosco y que representaban a
También pueden ganar otras muchas indulgencias
varios miles extendidos por Italia y por el plenarias y parciales y gozar de varios privdegicSt
mundo. El tercer día tuvieron parte espe- como puede verse en el Reglamento o * Cédula de
cialísima los Antiguos Alumnos que también admisión a U Pía Unión *, a la cual nos remitinjos.
L
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El Primer Cardenal Salesiano.
*^ 0 1
¡n memoriam
(Continoación - V éase Boletín de Moyo)
V ica rio A p o stó lico .
Desde el año 1880 a 1883 nuestros misio
neros exploraron el inmenso campo apostó
lico, recorriendo los lugares más importantes,
a lo largo de los grandes ríos, visitando los
toldos de los indios y las haciendas de los ci
vilizados, doquiera surgía un nuevo centro
de población.
El iniciador de esta dificilísima misión
fue el Sacerdote Salesiano D. José Fagnano,
después Prefecto Apostólico de la Patagonia
Meridional y de la Tierra del Fuego y su
labor fue tan fructífera que en 1883, según
la relación enviada’ a la Santa Sede, más de
160 niños y niñas habían sido acogidos en los
Colegios abiertos por los Salesianos y las Hijas
de María Auxiliadora en Patagones, se habían
administrado 5.328 bautismos y varias ex
pediciones apostólicas se habían hecho hasta
la Cordillera, a lo largo del río Limay hasta
e! Lago de Nahuel-fiuapí, desde el Neuquén
al Norquín, desde el Río Colorado hasta el
desierto de Balcheta, a ambas orillas del Río
Negro; en una palabra, toda la Patagonia
septentrional, en una extensión de más de
35.000 Km. cuadrados había sido explorada
por los salesianos.
Y desde aquel año (1883) la Santa Sede
creó en la Patagonia un Vicariato Apostólico
y una Prefectura Apostólica poniendo al
frente del primero al Rdo. Dr. D. Juan Caglicro y encomendando la segunda al sacer
dote salesiano D. losé Fagnano. El Vicariato
comprendía la Patagonia Septentrional y
Central desde Bahía Blanca a los 42° de la
titud, abarcando una superficie de 730.000
Km. cuadrados.
Mons. Caglicro fue preconizado obispo
titular de Magida por S. S. León X III en
«1 mismo Consistorio en que se otorgó la
Púrpura Cardenalicia al grande y venerando
Misionero Capuchino Guillermo Massaia
> en que el canónigo José Sarto de Treviso
fué creado obispo ‘de Mantua.
Es fácil imaginar la alegría que su elevación
^1 episcopado causó en Don Sosco y en toda
« Familia Salesiana. La fiesta de su Con^gración episcopal fué de las más grandiosas
V entusiastas que se hayan celebrado en el
oantuario de María Auxiliadora. Llevóla
• cabo el Emmo. Cardenal Alimonda y la
presenció la Madre dcl nuevo obispo que
contaba a la sazón 88 años. El encuentro de
Don Sosco con el primer obispo salesiano
después de la ceremonia fué en extremo
conmovedor. Mons. Caglicro abrazó al Padre
de su alma y éste besó antes que nadie el
pastoral anillo que el nuevo obispo había
tenido hasta entonces cuidadosamente escon
dido. Era el 8 de diciembre de 1884 y en
febrero dcl 85 partía Mons. Caglicro para
América. La separación fué dolorosa para
el hijo y para el Padre, que todavía le envió
un saludo por medio del P . Bonetti que le
despidió en Marsella al zarpar para la Ar
gentina.
E n nom bre d e **D o n 3 o sco .**
Llegado a Viedma fué recibido con grandes
manifestaciones de júbilo. Graves y dura
deras fueron las dificultades que tuvo que
superar, pero repitiendo, a todos en público
y en privado: — M i misión no es ni política,
ni comercial, ni militar, sino simplemente
espiritual y pacífica, dirigida sólo al bien de
las almas — se lanzó con ardor al trabajo
con el pensamiento fijo en Don Bosco.
En una carta que le dirigió el 24 de junio
de este mismo año 85, con ocasión dcl ono
mástico dcl buen Padre le decía: — «Sus
hijos en este día de su Santo se pelean y van
a porfía para sobrepujarse unos a otros en
santos trasportes de filial afecto, de alabanzas,
de bendiciones, de promesas y de augurios
de cien y cien años de vida para el que es su
Superior, su Bienhechor, su Padre, j Envi
diable porfía, justo anhelo de los hijos, de
los hermanos y de toda la Familia Salesiana!
Para su primogénito y para sus hijos de
América (iy qué lejos está!) no queda, en
este día de santa y extraordinaria satisfacción,
sino el dulce recuerdo de un pasado que
quisiéramos convertir en un dulce presente
para demostrarle también nosotros que te
nemos en el pecho valor y en el corazón
sentimientos tanto como el que más.Aunque
nos encontramos tan lejos tenemos con nos
otros, en nosotros y dentro de nosotros, im
presas las palabras: Don Bosco — OratorioVaidocco — y M aría Auxiliadora, capaces
de entusiasmar más que todas las prosas
poesías y músicas y de saciar todos los deseos
de nuestro corazón». ¡Cuánto amor por Don
Bosco revelan estas palabras!
Y al año siguiente en la misma ocasión
pudo ofrecer al venerado Padre 1500 bau
tismos de indígenas del Río Negro.
Lástima que el Cardenal Cagliero no nos
haya dejado una exposición completa del
trabajo realizado durante tantos años de
apostolado. Y es que no supo resignarse a
dedicar a ello un tiempo que prefirió consa
grar a obras de celo, trabajando sin cesar
hasta el fin de sus días. Sin embargo sus nu
merosas cartas y las de sus celosos auxiliares,
Mons. Fagnano, P. iVlilancsio, P. Gavotto,
P. Riccardi. P. Beraldi etc. constituyen una
documentagión maravillosa del bien inmenso
llevado a cabo a costa de grandes sacrificios
BaufJsmo de sangre.
Uno de los peligros mas serios, del que
"Mons. Cagliero salió con vida por gracia espe
cial del Señor, le ocurrió en plena Cordillera en
el año 1887 en el paso llamado Corral de ¡os
Caballos. Había subido ya hasta 2000 metros y
todavía le quedaban otros mil de subida para
bajar luego hacia Chile. El sendero se escurría
por entre ásperas rocas de granito cortadas
a pico sobre enormes precipicios. El caballo
de Monseñor, recién cambiado, de repente
se encabrita y emprende vertiginosa carrera.
«Nosotros, escribía el P. Milanesio que lo
acompañaba, al verlo en tal peligro sufríamos
las ansias de la más terrible agonía. Hubié
ramos querido arriesgar y perder nuestra
vida para salvar la suya, pero el miedo de
que su caballo se espantara todavía mas nos
hizo permanecer inmóviles. iQue angustia.
Dios mío! Dos veces en el borde de horribles
precipicios, nos pareció que iba a despeñarse...
Pero Dios quiso que Monseñor conser
vara su sangre fría y presencia de espíritu,
que le permitió, abandonándose en manos
de María Santísima, saltar del caballo en
plena carrera, dejándose caer en un espacio
ancho llano y menos pedregoso que ofrecía
el sendero. Así evitó la muerte, pues de lo
contrario se hubiera despeñado por alguno
de aquellos horribles precipicios. Pero la
caída no podía dejar de ser grave.
Volamos en su auxilio, le preguntamos
<ómo se encontraba, si estaba herido; pero
no podía hablar: a duras penas exhalaba
hondos suspiros y con esta respiración fati
gosa permaneció dos horas sin sentido.
Cuando volvió en sí y recuperó la palabra,
viéndonos a todos tristes y con los ojos
bañados en lágrimas exclamó: — ¡Xada,
nada, no es nada! Y luego dirigiéndose al
P. Milanesio: — ¿Y porqué lloras, mi que
rido Milanesio, porqué lloráis todos de esta
manera? No os aflijáis en demasía; no es un
caso desesperado; no seáis niños. De tantas
costillas como tengo quizá me habré roto
un par; os parece mucho? Una o dos menos
poco importa... También esto pasará... Y
luego levantando los ojos al cielo y forzando
la voz, añadió: El Señor así lo ha querido
y así sea; hágase ahora y siempre su santí
sima voluntad. María Auxiliadora, rogad
por mí.
Fuimos en busca de un buen hombre que
en la anterior jornada había colmado de
atenciones a Monseñor y aún lo había acom
pañado por un buen trecho y que tenía fama
de curar todas las enfermedades. Acudió
en seguida y Mons. Cagliero al verlo le dijo:
Oh mi querido Sr. Lucas, ahora sí que ne
cesito de V. ¿Sabría indicarme si por estos
contornos se podría encontrar algún cerrajero
que viniera cuanto antes?
— Es difícil, contestó el buen hombre,
aunque nó imposible... Pero, para que? —
— ¿Que para qué?... Pues para que me
arregle estas dos costilas que tuvieron la
desgracia de romperse o dislocarse con la
caída, dijo Monseñor, esforzándose por son
reír aunque con la palidez de la muerte en
el semblante.
Mientras hacíamos todo lo posible para
calmar sus dolores, prosigue el P. Milanesio,
no disponiendo de remedios farmacéuticos,
nos acordamos de la medicación que el piadoso
Samaritano del Evangelio usó con el herido
del camino de }ericó; y careciendo de aceite
nos servimos únicamente del vino que lle
vábamos para la celebración de la Santa
Misa. El paciente presentaba dos heridas
producidas por dos costillas que se rompie
ron desgarrando la carne y magullando algo
el pulmón; el fémur izquierdo también
estaba muy resentido. Yo mismo lavé con
vino las heridas, dejándoles luego aplicado
un pañuelo... ».
Evidentemente, María Auxiliadora que
Monseñor había invocado al echarse al suelo,
no había permitido que el golpe fuera mortti
y sin duda contribuyó también a su curación,
pues sin otra medicación que la indicada,
a los 26 días pudo emprender de nuevo y
completar el viaje.
Conmovedores fueron los recibimientos
que le tributaron en Chillan y en Concepción
donde en aquellos días se abrió la primer*
Casa Salcsiana de Chile y en Valparaíso •
donde le acompañó Mons. Fagnano, partido
201
inmediatamente de Buenos Aires apenas tuvo
conocimiento de la desgracia. Mas de 200
niños salieron a su encuentro y le seguían
alegres, conforme a un sueno que el año an
terior había tenido Don Bosco en Barcelona,
gritando: — i Finalmente han llegado nues
tros padres, mañana ya podremos ir a la
escuela!
Bosco le había contestado: — Está bien,
pero aguarda hasta después.
Y así pudo recoger junto con Don Rúa
sus últimos recuerdos:
— Los Salesianos deben considerar como
misión especial suya el sostener la autoridad
de la Santa Sede doquiera se encuentren, do
quiera trabajen...
Asiste a la muerle de D. Bosco.
Recomiendo a todos los Salesianos que tra
bajen con celo y ardor. ¡Trabajo, trabajo!
Restablecido ya de la terrible caida sufrida
atravesando la Cordillera, con insistencia
sentía resonar en su corazón una voz que le
decía:’— jCorre a Turín para asistir a los
últimos momentos de Don Bosco! Y se puso
en camino y llegó a Turín la vigilia de la
Purísima del año 1887. Don Bosco estaba
ya muy acabado y no salía de su habitación.
Conmovedor en extremo fué el instante en
que se abrazaron. L a . banda tocaba una
marcha triunfal y los niños, que habían tri
butado a Mons. Cagliero una entusiasta aco
gida, lo seguían con la mirada cuando atra
vesaba rápidamente el balcón que conduce
al cuarto de Don Bosco. De repente aparece
en la puerta el Venerable que salía al en
cuentro del amado hijo y entonces estalló
un aplauso prolongado, con vivas a Don
Bosco y a Monseñor, mientras Padre e hijo
se abrazaban en medio de la mayor emoción.
El 8 de diciembre pudo presentar a Don
Bosco una pequeña india de la Tierra del
Fuego que Mons. Fagnano había salvado,
junto con otros salvajes, en su primera expe
dición por aquellas tierras:
— Mire, queridísimo Don Bosco, he
ahí las primicias que le ofrecen sus hijos
ex ultimis finibus terrae.
— Os doy gracias, añadió la niña pos
trándose a los pies del Venerable y con len
guaje semibárbaro, os doy gracias amadísimo
Padre por haber enviado a vuestros misio
neros para salvarme a mí y a mis hermanos.
Ellos nos han hecho cristianos y nos han
abierto las puertas del Cielo...!
Don Bosco, sonriendo dulcemente y con
los ojos bañados en lágrimas debió entonar
an aquel momento en su corazón el Nunc
dimifisl...
En efecto a los pocos días se vió obligado
a meterse en cama y la vigilia de Navidad
Mons. Cagliero le administraba solemne
mente el Santo Viático y el 31 de enero de
«888 volaba al Cielo.
Durante la enfermedad, Mons. Cagliero
dijo que quería llegarse a Roma para hablar
de las Misiones con el Santo Padre; y Don
Esforzaos constantemente, sin descanso en
salvar almas. ¡S i supierais cuántas almas
quiere ganar para el Cielo M aría Auxiliadora
por medio de ios Salesianos!
¡Prometedme que os amareis como hermanos!
Recomendad sin cesar la Comunión frecuente
y ¡a devoción a M aría Santísima Auxiliadora...
Haced siempre bien a todos y no hagais mal a
nadie.
Nuestra Sociedad va guiada por Dios y
protegida por M aría Auxiliadora.!
Nueva separación.
El año 1888 lo pasó Mons. Cagliero en
Italia. El venerado Don Rúa que sucedió a
Don Bosco en el gobierno de la Congregación
Salesiana nombró a Mons. Cagliero Vicario
General para todas las Casas de América
del Sur; aumentando ésto mucho el trabajo
que pesaba ya sobre el Vicario Apostólico
de la Patagonia, pues, no contento con in
tervenir personalmente en la fundación de
nuevas casas, visitó varias veces las ya esta
blecidas no solo en la Argentina sino en el
Brasil, Uruguay y otras Rcpubicas Suda
mericanas.
A principios de 1889 volvió pues Mons.
Cagliero a América, no sin que esta nueva
separación le costara generoso sacriílcio
como él mismo lo manifestó: — «Yo luchaba
en mi corazón antes de decidirme nueva
mente a partir. Amo a mi patria, pero deseo
salvar a los salvajes. Quiero a Italia, pero
amo también a América. Tuve que violen
tarme, pero la . caridad de Cristo para con
los hombres triunfó en mi corazón. Voy
pues, pero no voy sólo; conmigo vienen un
buen número de valientes que desean con
sagrar su vida a las misiones. Ya había reu
nido diez, pero dije: ¡no basta! Llegaron a
veinte y repetí: ¡no basta! Eran ya treinta
V dije todavía: i no basta! Y cuando llegaron
a cincuenta entonces dije: Por ahora, basta;
ya podemos salir».
203
ni una miga de pan. Ai menos algo para
calmar la sed que nos devoraba; tam
poco les había quedado nada. El agua más
próxima era la de un riachuelo a ocho kilometros de distancia
Uno de ios soldados dijo: Hace sólo ocho
oías que llovió; voy a ver si en el foso ha
quedado un poco de agua. — Y volvió al
poco rato con una botella llena. Al verla me
dieron escalofríos; estaba literalmente cu
bierta de barro. IVie volví de espaldas a la
luz (que consistía en una mecha encendida
afecto que profesaban a Don Bosco y a la
Obra Salesiana. Había que ver por ejemplo
la residencia episcopal del Vicario Apostólico
en los primeros años: «Dos habitaciones
de 5 metros por 6 y 4 de elevación; arquitec
tura, patagónica; material, barro y palos.
Las ventanas, una en cada cuarto, tan bien
ajustadas, que cuando sopla el viento, o sea,
almenes todos los días y todas las noches,
las habitaciones quedan cubiertas con un
estrato de un centímetro de arena y a cada
momento hay que estarse limpiando la per-
Mons. Cagiiero, Vicario Aposlólico, rodeado de sus primeros novicios (Viedma- 1900 ).
V sumergida en un pedazo de grasa) y ce
bado los ojos llevé la botella a los labios.
» mientras bebía noté que con el líquido
bajaban en perfecta armonía cuerpos sólidos
Vviscosos indefinibles. Me detuve a la mitad
Vofrecí el resto a mi compañero diciéndolc:
^ Cierra los ojos y bebe. Y luego añadí: —
íBcndita sea la Providencia que esta noche
ha hecho encontrar comida y bebida al
^ismo tiempo! Si alguna vez tenía que veanearse la promesa evangélica, hecha por
Ittucristo a sus apóstoles: S i mortiferum quid
^>wint non eis nocebit, nunca mejor que
inora.
E l palacio episcopal.
Mons. Caglicro y sus compañeros cncon’iron árirnos y energía en las promesas de
*^00151:. ;n el ardor de la caridad y en el
sona, la mesa, los ojos. [Resulta una verda
dera y agradable gimnasia! Y sin embargo
nos encontramos muy bien y muy contentos
porqué sabemos que estamos aquí por vo
luntad de Dios, de su Vicario cl Papa, y de
nuestro queridísimo Don Bosco. Este pen
samiento nos colma de felicidad y alegría
tanto en medio de las pampas, como en las
cumbres más elevadas de la Cordillera».
Esta vida tan mortificada y laboriosa,
expansión de un ardiente celo por la salva
ción de las almas, atraía sobre cl obispo y
sus misioneros la admiración y el afecto de
todos. Un día mientras un grupo de indios
atravesaba Viedma, un pequeño índíecíto
se acerca a uno de los nuestros y le pregunta:
— ¿Y el obispo? — Está bien. — Salúdelo
de mi parte y dígale que Ic queremos mucho.
Como era en Valdocco cuando clérigo y
joven sacerdote así fué siempre Mons. Ca-
204
él tiene por tí y por tus súbditos! Y es él
que nos envía para haceros bien y para sal
varos. AI rededor suyo crece toda una fa
milia que se preocupa por vosotros y que
nos ha proporcionado los medios para llegar
hasta aquí. Esta familia se llama Iglesia
Católica; y su cabeza, el Padre, es el que os
he dicho que se llama Papa. Pero por encima
de esta Cabeza, sobre esta familia, hay otro
Padre que está en los Cielos y que tu has
En plena misión. invocado conmigo esta mañana cuando decías:
Había que verle, sobre todo durante sus Padre nuestro, que estás en los Cielos —
largas excursiones apostólicas, rodeado de Este Padre, este grande Espíritu, padre 'de
centenares y millares de indios. Sus predi todos los hombres que ha puesto al Papa
como Vicario suyo en la tierra, vino a este
lecciones eran para los niños aunque no
mundo para enseñar, para redimir, para
dejaba, como buen caballero (en los últimos
salvar a los hombres y formar la gran familia
años le fué concedido el Gran Cordón de
de los Cristianos. Lo vieron y hablaron fa
la Orden Mauriciana) de dirigir frases de
miliarmente con el miles y miles de antepa
especial eficacia a los caciques. A éllos diri
sados nuestros que pudieron presenciar los
gía muchas veces la palabra en las mismas
milagros extraordinarios que obraba a cada
instrucciones catequísticas, hasta para pro
paso. — Y de aqui tomaba ocasión para
ducir más efecto en los demás miembros de
exponer brevemente el nacimiento, vida,
la tribu. A veces recordaba alguna de estas
muerte y doctrina de nuestro Señor Jesu
escenas:
cristo
(Continuará).
»— A la caída de la tarde, en el silencio
solemne de aquellos inmensos desiertos,
erguido yo sobre la silla de mi caballo, ro
deado de centenares de salvajes pendientes
L IM A (Perú) - Hom enaje a la memoria de¡
de mis labios, les predicaba a Jesucristo,
C ard. C agliero.
contestaba a sus preguntas y satisfacía su
Con toda la majestad del rito sagrado, efectuá
curiosidad. Una de las preguntas que a me
ronse en el Santuario de María Auxiliadora las
nudo me dirigían era:
honras fúnebres en sufragio del Cardenal Cagliero.
— ¿Es pues cierto que más allá de estas
El vasto templo, severamente enlutado, osten
regiones, al otro lado de los mares, en tierras taba al centro un gran catafalco con las insignia»
lejanas hay quien se acuerda de nosotros? cardenalicias.
— Ciertísimo y el encontrarme yo aquí
Pontificó el lltmo. M ons. Pedro Pablo Drinot
y Piérda, obispo titular de Basilinóoolis, asistiendo
es la mejor prueba.
— Dinos, pues, oh padre, tantas y tantas el lltmo. y Rcvmo. Sr. Arzobispo acompañado por
^
cosas. Nos han dicho que existe un pueblo los padres de la Comunidad Salesiana.
Estuvieron entre los concurrentes el Embajauor
grande, muy grande, que se llama Europa.
— Sí, es cierto. Europa es un gran pueblo. de Estados Unidos y su señora, el Ministro
potenciario de Uruguay. M ons. Philipps, Mons.
¿Veis el desierto? Es interminable, lo cobija Scozzafava, M ons. Clavijo, ingeniero Scotti,
la inmensa bóveda celeste. Pues bien aquel sentantes de la colonia italiana, miembros d®
pueblo con su cielo es mas extenso que este comunidades dé los P.P. de la Buenamuerte, o
desierto. Tiene un • número extraordinario miníeos, Redentoristas, Hermanos de las Escuáb»
de habitantes, mas de 300 millones. Viven Cristianas, etc., los colegios de ambos sexos
en casas altas, esoaciosas, agrupadas, reuni en Lima y Callao, dirigen los Padres SalesianM,
das en millares ac ciudades y gozan de la Hijas de María Auxiliadora y las Madres de ban a
civilización que Dios hecho hombre trajo Ana; un nutrido grupo de antiguos alumnos y
del Cielo a la tierra; y esta civilización es la Cooperadores salcsianos y muchas otras person
de la Obra.
^ . 1
que nosotros queremos enseñar a tí y a tu amigas
Al fin cantó las preces rituales ante el tumul>5
tribu. En aquel pueblo hay una ciudad fa lltmo. Señor Arzobispo.
..
mosa que se llama Roma y en élla hay un
Al teminar la misa subió a la sagrada cátedra
hombre, un hombre extraordinario que se Rvmo. S r. Santiago Hermosa S , Canónigo d c _
preocupa de vosotros. El es el que nos ha Basílica Metropolitana y pronunció en
enviado a vosotros y se llama Papa porque frases el elogio fúnebre del Eminentísimo *
tiene corazón de padre y es padre de todos. de la Iglesia, que permaneció fiel al lema de ,
iOh gran cacique, si tu vieras el interés que cudo; • Recto fixus caHi ero », hasta el fin de su '*
glicro, Obispo, Arzobispo, Delegado Apostó
lico, Cardenal, en Italia, y fuera de Italia,
con ios grandes y con los pequeñitos, en me
dio de los civilizados y de los salvajes: Sen
cillo, afable, desconocedor de la fatiga y del
descanso, siempre con una palabra buena
y chistosa en los labios, a todos trataba como
a hermanos y se ganaba todos los corazones.
2oy
La Causa de Beaíificación de Don Bosco.
En todos los Salcsianos y en todos los
admiradores y cooperadores de la Obra de
Don Bosco existe una ansiedad, un deseo
grande, que aumenta a medida que se apro
xima el día suspirado, de verle cuanto antes
elevado al honor de los altares, de poder
trocar las invocaciones privadas en solemnes
fiestas y cultos públicos en honor del grande
Aposto! de la juventud de nuestros tiempos.
Un nuevo paso está próximo a darse en
su causa de Beatificación. El día zo del actual
mes de julio se celebrará en Roma la Congre
gación Preparatoria sobre las virtudes del
Vble. Siervo de Dios Juan Bosco (Gfr. «Acta
Ap. Sedis», 15 enero 1926). Para que se
comprenda la importancia de este paso, da
remos aqui una sucinta idea de los trámites
necesarios para llegar a la Beatificación de
un siervo de Dios.
Ante todo hay una parte preliminar, larga
y laboriosa que comprende: 1 ° Los Procesos
informativos que se llevan a cabo en las dió
cesis donde ha residido el Siervo de Dios y
en la ciudad de Roma, recogiendo todos los
hechos y declaraciones juradas de los testigos;
¿'^Examen de los escritos del Siervo de Dios;
3° Informe documentado sobre la observancia
del Decreto de Urbano VI II , que prohibe
pucstar culto a cualquier siervo de Dios antes
de la decisión de la Santa Sede.
Luego pasa la Causa a la Sagrada Congre
gación de Ritos, cuya acción comprende dos
lases: Una consagrada al estudio de las virtu
des, para determinar si el Siervo de Dios ha
practicado en grado heroico las virtudes teo
logales y cardinales. La otra dedicada a los
milagros, para comprobar si existen milagros,
propiamente dichos, con los cuales Dios prue
be la santidad de su Siervo. Tanto para el
eludió de las virtudes como para el examen
los milagros se tienen tres reuniones
o Congregaciones: la antipreparatoria, la pre
paratoria y la general.
La Congregación antipreparatoria tiene lugar
®n ¿1 Palacio del Cardenal Ponente (En la
de Don Bosco lo es el Emmo. Car
denal Vico, Prefecto de la misma S . Congrepci:n de Ritos) y asisten a ella solamente
los •■‘ nultores. Si el resultado es favorable
^
a la Congregación preparatoria.
La cr.gregación preparatoria, se celebra
p el \ .'icano, con asistencia de los Consul
tores \ cc todos los Cardenales, miembros
de la Congregación de Ritos, y si el juicio
también resulta favorable se procede a la
Congregación General.
La Congregación General, también se ce
lebra en el Vaticano en presencia del Papa y
con asistencia de los Cardenales y Consultores.
Este año pues, el día 20 de julio, se cele
brará la Congregación preparatoria sobre las
virtudes de Don Bosco. A! anunciarlo a
nuestros lectores, exhortamos a todos los
amigos de la Obra Salesiana encomienden
a Dios y a María Auxiliadora el feliz éxito
de esta importante reunión.
Además hacemos notar la oportunidad
de invocar en los casos graves y apurados
la intercesión del Vble. Don Bosco; pues
necesitándose milagros para su beatificación
y canonización, ninguna ocasión mejor para
obtener gracias extraordinarias. Y al acudir
a él, hágase en forma bien determinada y
exclusiva, para que la gracia, si se obtiene,
sea atribuida sólo a su intercesión. En ante
riores números del Boletín han aparecido
algunas gracias verdaderamente extraordi
narias, sumamente aptas para despertar la
confianza en su intercesión.
D E N U E S T R A S M IS IO N E S
** ... Haced lo que pod&is; Dios hará lo que nosotros no podamos. Confiad en Je sú s Sacramen>
(ado y en M aria Auxiliadora, y veréis que cosa son milagros...
D O N B O S C O a sus primeros misioneros.
L A C O N Q U I S T A E S P IR IT U A L
de la Paíagonia y de las Tierras del Estrecho.
Imporlante expansión de las Misiones y de la Obra Salesiana en
América, durante el primer medio siglo de vida. - En el Uruguay.
Con gusto damos a saborear a nuestros lectores el
siguiente artículo publicado con motivo de la muer
te del Card. Caglicro, por el Rdo. Padre Ricardo
Pittini, Inspector de las Casas Salesianas del Uru
guay.
* La muerte del Cardenal ]uan Cagliero, adalid
de las misiones salesianas en las Pampas y en la Patagonia, plantea ante'nuestro espíritu un problema
que, resuelto en cl Uruguay con el esterrninio de
los Charrúa, aguarda aún su solución definitiva en
la mayoría de las repúblicas americanas.
Los grandes ríos en cuyo estuario se asientan
esplendidas capitales, exponente de progreso, ba
ñan con sus raudales originarios florestas vírgenes
en cuya espe.sura se agitan miles y miles de almas
en estado'de plena barbarie. Basta remontarlos hasta
los límites extremos, donde las avanzadas de la ci
vilización tocan las primeras tolderías, para sor
prender allí el problema en sus distintos aspectos.
En la mueca de los indios chaqucño,s, yo mismo
sorprendí, en más de una ocasión, la protesta airada
contra el cristiano que invade y usurpa su territorio,
en busco do montes explotables o de dilatadas pra
deras para la ganadería.
Los vi encorvados bajo e! peso del trabajo por el
aliciente de recompensas irrisorias que luego se
esfuman, con demasiada frecuencia entre las garras
de mercaderes sin conciencia.
Vf cu sus rostros la htiella de vicios antes ignora
dos en cl aislamiento del bosque y contraídos ahora
por el contagio de elementos inferiores que la co
rriente de la civilización arroja a menudo, como una
verdadera resaca hacia esos remotos conrines.
Hay más: no es raro el caso de tropezar aún con
manchas de sangre de Indios, derramada por la
fuerza pública o por particulares convertidos en
« cazadores" de esa gente molesta.
Conversando anos atrás en un islote del estrecho
de Magallanes con un indio '■ Ona \ le pregunté:
Brasito, (era su apodo), ¿donde naciste?
— Allá, me contestó, señalando con amplio
ademán las llanuras de la Tierra del Fuego, al otro
lado dei Canal.
— Y tus padres ¿donde estén?
Su rostro se inmutó: sus ojos se iluminaron a la
luz de trágicos recuerdos; hizo el ademán de quien
descarga un arma y de la garganta le brotó un grito
impregnado de rabia y de dolor, imitando el esta
llido del arma.
¡D ios mío! ¡Cuánta sangre inocente de pobres
indios derramada y por derramarsé en nombre de
la civilización!
Evitar el despojo total de las tierras en las que
vivieron ellos y sus padres; impedir la explotación
injusta de su trabajo; proteger su integridad física
y moral frente al contagio del vicio y de la enfer
medad importados; prevenir el empleo inhumano
de la fuerza; atraerlos con paciencia, con constancia,
con sacrificio inmenso hacia la vida civilizada, he ahi
los varios elementos de este formidable problema.
Los Salesianos, capitaneados por el entonces
Monseñor Juan Cagliero, afrontaron con denuedo
ese problema.
Medio siglo de labor apostólica cu peregrina*
clones nunca interrumpidas desde el Atlántico a
los Andes desde Las Pampas al Cabo de Hornos,
fructificaron la conquista espiritual de aquella vasta
región, abierta hoy a todos los adelantos del progreso.
Los descendientes de antiguos Caciques, de los
que al frente de los malones legendarios traían cl
espanto y la ruina hasta las puertas de Buenos Aires,
llegaron a ésta ciudad, desde los valles apartados de
los Andes a presentar su homenaje al Presidente de
)a República y a formular algunas quejas.
Con ellos venían algunos misioneros salesianos.
El doctor Alvear los recibió en la Casa Rosada,
les estrechó la mano como a ciudadanos de su
patria y les prometió apoyo.
¡Magnífico episodio, que dice elocuentemente
el éxito de la acción misionera!
N o sería fácil resumir en los estrechos límites
de un artículo, ni aún quizás en las páginas de un
libro voluminoso, los obstáculos, las luchas, lo*
contrastes, los sufrimientos sin cuento de esta mr
sión sobrehumana.
Recuerdo un episodio personal, que nunca *•
borrará de mi memoria.
M e encontré una vez con cl salesiano Mens. f*'
gnano, el apóstol de los indios fueguinos, en la
Dawson, una de las muchas del estrecho de Ma‘
gallanes.
^
A trueque de sacrificios indecibles, había forma--
207
en la isla una verdadera población, para reconcentrar
en ella a los indios de la Tierra del Fuego y preser
varlos así, de la encarnizada persecución exterminadora, por parte de los usurpadores de su isla.
Centenares de familias indígenas ocupaban las
casitas de madera dispuestas en orden en derredor
■de una gran plaza. Los niños acudían al Colegio de
los Saicsianos y las niñas al próximo de las Hermanas.
Hasta logró formar con ellos, una pequeña banda
de música, cuyas armonías poblaban por vez pri
mera, esas vastas soledades. El ideal del Apóstol
tocaba la realidad.
Pero ¡ay!: una incontenible epidemia pulmonar
se apoderó de esos pobres indios, cuya sangre se
había debilitado con los sufrimientos y el contagio de
vicios innominables. Se despobló rápidamente la
aldea para poblarse el cementerio colocado en lo
alto de una próxima colina.
Aquella tarde de diciembre, me recordaba todos
estos contrastes M ons. Fagnano, mientras paseá
bamos por la plaza solitaria.
De repente se detiene y tomándome fuertemente
del brazo, — Ves, hijo, me decía con voz temblo
rosa. Cuando años atrás yo cruzaba por aquí, de
aquellas casitas salían corrieitdo en tropel los niños
y las niñas para rodearme alborozados. En ellos yo
veía la salvación y el porvenir de la raza. Ahora
nadie viene a saludarnos. Las casitas están casi de
siertas. Todos descansan en aquella altura...
Y el pobre anciano comenzó a llorar como un
niño ante el espectáculo de su ideal, hecho pedazos
por la muerte!
Sorprendeníe expansión
de Jas M isiones Sa/esianas.
Los ensueños misteriosos en los que Don Bosco
había visto, con mirada profética a centenares y
millares de sus hijos diseminados por el mundo en
la labor misionera, no podían limitarse a la Patagonia
Y Estrecho de Magallanes.
Basta la estadística siguiente, para dar una idea
completa del prodigioso desarrollo de la obra, a
través de sus cincuenta años de existencia.
América: número de misiones: lo ; misioneros y
misioneras: 7 2 1; obras misionales: 644; catecúmenos
Y alumnos: 74.599.
Asía: número de misiones: 9; misioneros y misio
neras: 316 ; obras misionales: 298; catecúmenos y
alumnos: 25.336.
Alrica: número de misiones: 4; misioneros y misionoras: 116 ; obras misionales: 119 ; catecúmenos
y a!-jr¡;nos: 10.797.
Aiitralia: número de misiones: z; misioneros y
misioneras: 16;. obras misionales: jó ; catecúmenos
Y alumnos: 2.087.
Tetaies: número de misiones; 25; misioneros y
misioneras: 1.169 ; obras misionales: 1.077; catecú
menos y alumnos: 112 .8 19 .
Advertencias. — 1 . Conviene observar que en el
numero de misioneros no están comprendidos ni
ms catequistas, ni las demás personas, no religiosas
Que prestan su concurso en las obras m'síonales de
Bcico.
2. Los datos expuestos más arriba, se refieren a
los lugares de verdadera misión. No están compren
didos, por tanto, los 247 institutos, con 296.612
alumnos, esparcidos en 23 naciones de las tres Américas, donde trabajan t.354 salesianos y 1.349 Hijas
de María Auxiliadora.
3. Toda misión comprende ordinariamente va
rias residencias y obras misionales, como son: ca
pillas, hospitales, farmacias, oratorios festivos y co
tidianos, círculos, escuelas de cultura, escuelas de
artes y oficios, etc. etc.
En e l Uruguay.
Pocas veces, sin duda, en tan corto lapso de tiem
po, una institución llegada de un país extranjero,
se vinculó tan estrecha y trascendentalmentc a la
vida social de la Nación e impartió una acción tan
múltiple, tan vasta y tan fecunda. Los salesianos
cuentan actualmente en la República con veintiséis
establecimientos: ocho en la capital; siete en el de
partamento de Montevideo; tres en Canelones; uno
en Mercedes; uno en Río Negro; tres en Paysandú;
uno en Salto; uno en Meló. Ocho parroquias, anexas
a esos Colegios, regentadas por los Salesianos,
constituyen su contribución directa a la vida de la
Iglesia eit el país.
A cuarenta y nueve mil ochocientos cincuenta y
nueve, asciende el número de alumnos que han
asistido a los catorce colegios salesianos, desde las
distintas fechas de su respectiva fundación, a partir
de 1877.
De éstos han sido educados completamente gratis,
diez y nueve mil cuatrocientos veintidós.
Las H ijas.de María Auxiliadora, en sus once
institutos, registran un total de tres mil seiscientas
treinta y cinco internas; y ocho mil cuatrocientas cua
renta y siete externas; diez y siete mil qufnierifas
cincuenta y una recibidas gratuitamente; doce mil
treinta y seis semigratis; cuarenta y ocho mil dos
cientas veintisiete oratorianas.
Mucho debe, sin duda, el Uruguay a los Hijos de
Don Bosco. Por encima de cualquier sectarismo
y prescindiendo del criterio con que pueda encua
drarse en el sentido filosófico o religioso su enseñanza,
forzoso es reconocer que muy pocas organizaciones
privadas han aportado al país un concurse más va
lioso, contribuyendo en tales proporciones a la ele
vación cultural, profesional, industrial y moral del
pueblo ».
R icardo P it in i S . S .
En el Chaco Paraguayo,
(De la Isla Napegue, A lio Paraguay).
Febrero, 24 de 1926.
Reverendísimo Padre:
Estaba indeciso si escribirle o no cuanto va usted
a leer en esta misiva; pero reflexionando sobre el
punto, he creído que era un deber de justicia y aún
de gratitud el que tanto usted como los demás Her
208
manos se uniesen a mi para dar gracias a la Santí
sima Virgen Auxiliadora por la forma extraordir-aria con que ha velado por nuestra misión. Me
resuelvo por tanto a referirle !o ocurrido.
Ayer, 23 de febrero, a eso de la una de la tarde,
partí de Napegue para la estancia San Alfredo,
Puerto de Ediliva, con el fin de administrar el bau
tismo a unas quince personas y normalijar la si
tuación de algunos matrimonios de familias indí
genas, del todo abandonadas. No me fué posible
conseguir como acompañante ni a! Hermano A l
fredo, pues estaba demasiado cansado, ni a don
Gregorio, sumamente atareado en los trabajos dcl
campo. Por otra parte, nu viaje se anticipó de un
dí.i debido al arribo inesperado de un indio de la
estancia dcl señor Miltos. Lo elegí por guía y par
timos. Casi una ora navegamos bajo un sol tropical
por el río Paraguay, en una canoa, cuyos remeros
eran dos buenos indiecitos y timonel un joven de
nombre Saturnino, que debía servirme de guía en
mi viaje de 31 kilómetros.
Después de más de una hora de cadencioso bogar,
se hicieron pasar a nado dos caballos, destinados
para mí y el indio. Los ensillamos y emprendimos
Id marcha, siguiendo yo muy confiado a mi guía en
tanto que los de la canoa regresaban.
A través de una selva oscura, salpicada de trecho
en trecho por agrestes llanuras marchaba al lado
dcl indio, saboreando con fruición anticipada, la
alegría de empezar por fin mi apostolado, regene
rando almas para Cristo. Aún cuando ya hacía horas
que cabalgábamos, no me sentía cansado y de vez
en cuando le dirigía la palabra al buen Saturnino
como para sacarlo de su silencio, que me preocupaba
de veras en aquella soledad, pero que por otra parte
entra en las costumbres del indio, aunque sea ci
vilizado.
La noche en la fíoresfa.
El sol iba hacia su ocaso y luego apareció la luna
con su claridad, dando a cada planta, a cada punto
oscuro un no sé qué de extraño, lantástico y lleno
de pavor. Confieso que hasta entonces no había pa
sado por mí ni la más ligera sombra de migdo; pero
la hora avanzada, el encontrarme en una selva donde
penetraban escasos rayos de luna; sólo con un mdio
A quién no conocía más que de notnbrc y de vista;
todo esto despertó en mi corazón cierto temor que
me obligó a llevar instintivamente la mano derecha
al revólver, mientras con la izquierda sostenía las
riendas de mi caballo blanco y... el Rosario.
.‘\ I cabo de cuatro horas largas de marcha me di
cuenta de que el indio miraba inquieto y desazonado
ya hacia atrás como explorando el camino recorrido,
ya hacia adelante, como si temiese algún peligro.
— ¿Qué pasa? le dije, parándome a su lado.
— Padre, hemos errado el camino.
— ¿Cómo? respondí medio desconcertado, ¿cuán
to tiempo hará que andamos por senda extraviada?
— Casi más de media hora.
— l.a Virgen Santísima nos proteja, mi buen
Saturnino; volvamos en busca del camino: deja las
riendas sueltas sobre el pescuezo del caballo que él,
una vez libre, sabrá buscar la querencia, o sea la
estancia de don Alfredo, adonde vamos.
El indio hizo dar vuelta bruscamente al anime!
que, librado a sí mismo, se orientó por un sendero
escondido entre un pastizal altísirno.
Reconoció entonces Saturnino que era aquella
la verdadera ruta.
Seguros ya del derrotero, y a galope tendido a
través de un valle verdegueante, nos internamos
en una espesa floresta de gruesos troncos estreme
cidos de vez en cuando por el paso de algún reptil
o por las manadas de jabalíes que huían asustadas
al sentir el piafar de nuestros caballos.
En un punto el indio me grita de repente: Padre,
¿tienes el revolver?
Extrañado ante esa inesperada pregunta, res
pondí de improviso: ¿Y tu traes cuchillo?
— Sí, Padre, e hizo brillar a los rayos de la luna
la hoja de tamaño y filoso puñal.
— M ira, también yo traje mi revolver; y se lo
mostré.
— Ahora estoy tranquilo, borbotó el Lenguas
sonriendo, porque... ¿usted no sabe. Padre, que en
este paraje abundan los tigres?
— No temas, Saturnino. ¿Sabes el Ave María?
— Sí.
— Pues digámosla con fe y la Auxiliadora nos
librará de todo peligro. Rezamos juntos la saluta
ción angélica y proseguimos la marcha, reparando
muy mucho en las sombras y cosas movedizas y en
los rumores de la selva.
Y a puede Vd. imaginarse la cautela, temor y
prudencia con que avanzábamos. Bien sé yo que
el tigre es astuto y cobarde, que no asalta al hombre
frente a frente, pues está siempre en acecho para
sorpender con arrojo felino la cabalgadura, saltán
dole en ancas; todo esto acrecía naturalmente mi
preocupación.
D e frenfe a/ figre.
Serían como las nueve, cuando el indio que ca
minaba entonces, al flanco de su caballo cansado,
se paró de golpe. Presto me le acerqué y él todo
asustado, mascullando en su idioma salvaje palabras
que yo no entendía, y gesticulando nerviosamente
me obligó a volver la cabeza hacia la izquierda.
M iré, y a tres pasos de mí, en la oscura profun
didad de un-manchón de plantas y de crecida yerba,
vi brillar dos luces, amplias y dilatadas. Confieso
que en el primer momento no me di cuenta de nada
y ni siquiera atiné al peligro que me amenazaba.
Tratando de alcanzar al indio que huía, espolee
caballo, pero éste se enredaba en la maleza y da
tanto en tanto, abalanzábase, hundiéndose en al
fango de un riacho donde nos habíamos metido.
M iro en derredor sobresaltado y advierto que uní
sombra negra seguía a saltos en pos de mí.
— jVirgen Santa!... ¿será el tigre? jMaría Auxi
liadora, protégeme!
Con un fuerte silbido estremecí el aire, clave
espuelas al corcel y me entregué a una carrera des
enfrenada. No sabría precisar cuanto anduve; s6o
recuerdo que pronto sentí un rugido que me heló
(i
209
la sangre en las venas, y al mismo tiempo me pa
reció otr como el estruendo de un enorme peso des
plomado sobre un montón de cañas hechas pedazos.
Volví azorado la cabeza; la sombra aquella que me
dejaba medio muerto de espanto, había desapare
cido, y a mi lado retornaba el indio al estridor del
silbido.
En salvo.
Ya más o menos tranquilos, apretamos el paso
de nuestras cabalgaduras y hora y media después
llegamos ai Puerto Ediliva, donde gentilmente nos
recibió el señor don Alfredo Miltos
Rendido como estaba yo por aquella «emocio
nante» cabalgata de «siete horas», no bien bebí
a sorbos una generosa taza de leche fresca, me tendí
sobre una hamaca, al aire libre, quedándome dor
mido bajo la vigilante custodia de media docena de
perros adiestrados en la caza del tigre, todos acu
rrucados en torno de mi lecho.
Al día siguiente, (24 de febrero) dedicado a María
Auxiliadora, estaba ya en pie a las seis de la mañana;
rezaba el breviario paseando en la barranca del río
Aquidabán donde se halla el Puerto Ediliva, cuando
el señor M iltos me hizo llamar.
Lo encontré en íntimo coloquio con el indio
Saturnino, mi guía y compañero de aventuras.
— Padre, ¿qué le sucedió ayer noche? — interrogó
el joven estanciero, no bien me acerqué a él. S a
turnino acaba de referirme todo lo ocurrido: admiro
su sangre fría en el peligro y le aseguro que tan sólo
un milagro de María Auxiliadora ha podido librarle
de las garras del tigre.
— ¿Del tigre?... interrumpí con el corazón so
bresaltado, pues se confirmaban plenamente mis
sospccha.s de la noche pasada.— ¿Con que entonces
la sombra que me seguía era en realidad el tigre?
— No cabe duda, Padre. Cuando el indio se
llegó a usted y asustado le susurró pocas palabras
en idioma Lenguas, le decía: « Padre, mire el tigre;
mátelo de un tiro*. Usted no entendió nada, ni
disparó el arma, sino que afortunadamente huyó
a lodo escape. Fué ese un verdadero acierto que
le inspiró la Virgen. ¡Pobre de usted, si hubiese
hecho fuego sin lograr herir mortalmente a la fiera!
Al instante habría sentido como le clavaba las uñas
V hubiera debido defenderse en un desesperado
cuerpo a cuerpo. El tigre es un animal terrible: si
cae al primer disparo, no hay mayor riesgo, pero
si -falla el tiro o se le hiere sólo ligeramente, entonces
turioso se juega la vida con el osado asaltante.
— Sígame, Padre, un momento — y así diciendo
el señor Miltos me condujo a un bosquecito en
marañado que bordea el rio Aquidabán.
— M ire... ve esas huellas? Son de un. tigre que
há.'c tres días tuvo la audacia de llegarse hasta aquí.
Mis perros le siguieron la pista y lo corrieron, pero
el muy astuto se arrojó al río pasando a nado a la
otrs orilla e internándose en los bosques.
Volvimos a la estancia; se concretó todo lo con
cerniente a la solemne administración de los Sacramoníes a los indios y familias que dependen del
esianciero, y a las tres de ese mismo día emprendí
regreso a Napegue, acompañado por otro indio
de nombre Domingo y un magnífico perro caratigres {Yilí).
— Puede V . ir tranquilo. Padre, dfjomc el se
ñor Miltos, mientras me ayudaba a montar a ca
ballo; mi fiel Y ilí lo defenderá de cualquier peligro.
Por otra parte, el nuevo camino que yo he reco
rrido ya y el indio conoce, no ofrece aventuras como
las de ayer.
Nos despedimos con un cariñoso: «Hasta la vis
ta! * y partí.
A la puesta del sol, después de tres horas de mar
cha, llegamos a un extremo llano, orillado por obscu
ra floresta.
Otra vez e l figre.
Ibamos desprco'cupados, sin temor, cuando de
improviso espántanse los caballos, se paran de ma
nos y dan al aire sonoros relinchos en dirección al
bosque. El indio echó pie a tierra para recoger mi
maleta que, por el repentino bote del caballo, se le
escapara de la mano; yo, todo lleno de espanto, miré
entonces hacia mi izquierda. Y allí, a veinte pasos,
tamaño tigre, mostrando los dientes, con los ojos
fijos en nosotros husmeaba el aire.
— Pay, yagucrcté, (Padre, jcl tigre) 1) — gritó el
indio.
— ¡Terrible! — repuse, serenándome un tanto
apenas vi a la fiera huyendo en,dirección con
traria a la nuestra acosado por nuestro fiel Yilí.
¡Magnífico ejemplar de las selvas aquel feroz animal!
Lo seguí con la vista por largo rato, firme en los
estribos. Rugía de manera espantable y su agil y
robusto cuerpo descollaba entre las altas yerbas
de aquel llano.
A punto ya de internarse en el bosque, d( un
agudo silbido llamando al perro para no exponerlo
a una lucha inútil. El fiel compañero retrocedió
velozmente y vino a colocarse a mi lado. Con
movido, descendí del caballo y acaricié al valiente
caratigres, que me libraba de tan serio peligro.
Llegado a Puerto Napegue, en la Jsla Tagatíyá,
donde provisionalmente tiene su centro nuestra
Misión, fué mi primer pensamiento correr a los
pies de María Auxiliadora para agradecerle Ja amo
rosa y maternal protección que nos había dispensado
salvándonos de una muerte segura.
» E com quei, che con lena affannaia
Uscito fuor del péiago alia riva
S i volge all'acqua periglíosa, e guata...
* Y como aquel que saliendo anhelante fuera del
piélago, se vuelve hacia las ondas peligrosas y las
contempla»... tal me ocurre a mí en este momento,
al pensar en la floresta y en el nesgo que corrimos.
Ensalce también usted, bondadoso Padre, el
amor de la Virgen Auxiliadora, y únansele a porfía
todos los Hermanos y Cooperadores para rezar por
esta Misión, erizada de mi! dificultades, pero que
a toda costa debe triunfar en nombre de María y
por el reinado de Jesús en Jos corazones.
Bendíganos a todos y especialmente a éste su
afmo.
L ivio F a r iñ a , Pbro
Misionero dcl Chaco.
CU LTO
D E M A R ÍA A U X IL IA D O R A
La Sm a. Virgen ae ha consliiuido ella misma protectora de los niños más
pobres y abandonados... por eso concede a los bienhechores que se interesan
por ellos muchas gracias espirítuale y aún temporales.
D O N B O S C O a sus Cooperadores.
La Virgen de Don Bosco,
n.
M aría Auxiliadora empieza por medio de
Don Bosco la Obra para la salvación de
la juventud»
Apenas Don Bosco hubo recibido la or
denación sacerdotal, se hizo en él, cada vez
mas vehemente el deseo de consagrarse por
completo a la. juventud pobre y abandonada.
Solo esperaba una ocasión propicia para
poner manos a la obra y la Virgen Santísima
que, como vimos en el número anterior,
había ido preparando a su fiel siervo para
misión tan difícil, quiso escoger un día se
ñalado para dar comienzo a tan grande em
presa; y este fué el de su fiesta mas simpá
tica, el de su Inmaculada Concepción.
Corría el año 1841; hacía seis meses que
Don Bosco era sacerdote; el día 8 de diciem
bre, fiesta de la Inmaculada, se preparaba
en la Sacristía de la Iglesia de San Francisco
de Asis de Turín para celebrar la Santa Misa.
Comenzaba a revestirse, cuando llegaron a
sus oídos voces descompuestas que turbaban
el silencio del lugar sagrado. Era el sacristán
que reprendía ásperamente y aún golpea
ba a un joven, por el solo delito de haber
entrado en la Sacristía sin objeto, pues no
sabía ayudar la santa Misa. La conducta del
Sacristán causó honda pena a Don Bosco,^
quien hizo llamar al rapaz, encargóle que
oyera misa y mandóle volver después a la
Sacristía «porqué, díjole, tengo un intere
sante negocio que tratar contigo». El man
cebo no faltó a la cita y Don Bosco, con be
nevolencia extraordinaria, afanóse por derra
mar bálsamo sobre la herida, que en aquel
tierno corazón había abierto la dureza del
Sacristán.
— ¿Cómo te llamas?, le preguntó.
— M e llamo Bartolomé Garclli.
— ¿De dónde eres?
— De Asti.
~ ¿Viven tus padres?
— No, Señor.
— ¿Que.edad tienes?
— Diez y seis años.
~ ¿Sabes leer y escribir?
— No, Señor.
— ¿Has hecho ya la primera Comunión?
— Todavía no.
— ¿Y te has confesado alguna vez?
— Si Señor, cuando era pequeñito.
— ¿Asistes al Catecismo?
— No me atrevo; tengo vergüenza, por
que mis compañeros saben la doctrina y yo
con ser mayor que ellos, no sé nada.
— Y si yo te enseñara aparte el Catecismo
¿querrías aprender?
— Con mucho gusto.
— ¿Volverás a este sitio?
— Sí, con tal de que no me peguen.
— Pierde cuidado, que nadie volverá a
molestarte; desde ahora serás mi amigo.
¿Cuándo quieres que comencemos?
— Cuándo V. diga.
— ¿Esta tarde?
— Esta tarde.
— ¿Y porque no ahora mismo?
— Enseguida si V . gusta; yo no tengo
•ningún inconveniente.
Don Bosco hizo la señal de la Cruz y rezó
una Ave M aría y enseguida empezó a dar
su primera instrucción catequística, ense
ñando a aquel jovencito a hacer la señal de
la Cruz y ios rudimentos de la Religión.
Este fué el principio de la grande Obra
Salesiana, que, instrumento de las miseri
cordias de María, tenía que crecer y exten
derse por el mundo entero para la salvación
de la juventud. María, encargada de llevarla
■a cabo por medio de su fiel Siervo, quiso
que éste diera principio a su Obra en un día
a 'Ella consagrado. El mismo Don Bosco no
dudó en afirmar, en una Conferencia que
dio a sus salesianos hacia el fin de su vida,
que todo el bien que en favor de la juventud
habían llevado a cabo él y sus hijos era el
fruto de aquella Ave M aría que había rezado
antes de empezar su primera instrucción
catequística al joven Bartolomé Garclli.
iCon qué fervor debió rezarla! £ntre tanto
la Obra del Oratorio estaba comenzada,
pero su desarrollo, como todas la obras de
Dios, había de tropezar con un sin fin de
■ dificultades. He ahí un nuevo motivo de in
tervención amorosa y potente de María Au
xiliadora, como veremos en el próximo nú
mero.
La Fiesía
de M aría Auxiliadora.
"Esfa es m i casa;
de aquí saldrá mi gloria."
Frase profética, que hace poco más de cincuenta
años, hacía esculpir nuestro Venerable Padre en ei
primer templo por él dedicado *a María Auxilia
dora en el Oratorio de Turín. ¡Cuán dulce y con
solador es asistir a su cumplimiento! Son muchas
las circunstancias solemnes en que se puede con
templar la realización de esta profecía; pero la que
las sobrepuja a todas, la que reviste caracteres de
frandiosidad extraordinaria, es la fiesta de María
Auxiliadora, cuyo conjunto constituye una mani
festación de fe de las pocas que se pueden contem
plar en el mundo. Es imposible dar siquiera una
pálida idea de la realidad, del concurso de fieles,
del esplendor de las sagradas funciones, de la de
voción y de la piedad con que se invoca a la taumaturga Virgen de Don Bosco, del número sin nú
mero de sagradas comuniones que se distribuyen
en el Santuario; es todo un florecer de piedad, de
vida cristiana, es una lluvia incesante de gracias
y favores de María que hace exclamar: ¡Cuán buena
es María Auxiliadora, cómo quiere con este título
ser honrada por todo el mundo, cómo protege a la
Congregación Salesiana de la cual se sirve para
obrar un bien tan grande!
E i M es.
Para comodidad de iosvfieles se celebran tres fun
ciones. en las que se hace el ejercicio del M es M ariór:-: !s primera, a las seis de la mañana, con Misa,
serr.'.ón, que este año predicó magistralmente el
sacerdote salesiano D . Guido Favini, y Bendición
D. M .;. la segunda, a las cinco de la tarde,
con sem ón, que estuvo a cargo del Dr. Rvdo. Pedro
Stradella y Bendición solemne, y la tercera, a las
ocho menos cuarto, con Rosario, sermón predicado
por el canónigo de Tivoli, Dr. Esquilíno Cálvari y
Bendición Solemne. A la primera función asisten
y sirven al altar los artesanos internos; a la segunda,
los estudiantes y a la de la noche, el clero del Ora
torio Festivo, numerosísimo y devoto. El concurso
de fieles a las tr.es funciones es extraordinario desde
el primer día y va aumentando a medida que ade
lanta el mes. Los domingos y días festivos resultan
verdaderas solemnidades, siendo la grande Basilica
insuficiente para contener la muchedumbre que
acude a honrar a María Auxiliadora. Los coros de
distintos Colegios y Oratorios Festivos de Turín
toman por su cuenta estas funciones, resultando
una verdadera porfía de amor y entusiasmo para
honrar a la Madre celestial.
La Novena.
Pero cuando el acontecimiento toma proporciones
verdaderamente extraordinarias, es durante la N o
vena, que toda ella parece una fiesta continuada.
El magnífico adorno de la Basílica y del altar, obra
de todo un mes de trabajo, está casi terminado;
una muchedumbre compacta llena constante
mente el templo, la distribución de la Sagrada Co
munión dura horas seguidas, centenares de velas
votivas arden sin parar ante el altar de la Virgen,
montañas de flores embalsaman el ambiente. Cuan
do cesan las funciones oficiales dei Santuario la
piedad popular se manifiesta de una manera espon
tánea y conmovedora rezando rosarios en voz alta,
cantando coplas e himnos sagrados y todo con un
fervor y una fe que conmueve y edifica. Al contem
plar aquellos rostros anhelantes y bañados en lá
grimas, mirando fijamente hacia la imagen de María
Auxiliadora, de la cual no saben separarse, e! co
razón más empedernido se conmueve y cae de
rodillas ante la Taumaturga Virgen de Don Bosco,
que en estos días ha de conceder las gracias a manos
llenas.
Además de esto, casi todos los días de la Novena
son señalados por acontecimientos extraordinarios,
que aumentan el mtusiasmo de todos los corazones.
Peregrinaciones que llegan al Santuario, colegios
con su banda de música que vienen a prestar su
homenaje a María Auxiliadora, misas celebradas
por Sres. Obispos. El domingo día i6, segundo día
de la Novena, era el destinado este año para la pe
regrinación de los Oratorios Festivos y Juventudes
Salesianas, uniéndose a ellos los Exploradores C a
tólicos que celebraban sus bodas de plata. Llovió
a cántaros toda la noche y continuó lloviendo du
rante el día; pero esto no fu é obstáculo para que
estos niños y jóvenes animosos acudieran a la Ba
sílica de María Auxiliadora en número de más de
tres mil, llenándola por completo ofreciendo uno
de los expectáculos más grandiosos y conmovedores
que puedan presenciarse, pues todos aquellos jó
venes recibieron los Santos Sacramentos. |Y eran
la admiración de todos, por las calles de la ciudad,
bajo una lluvia torrencial, dirigiéndose al Santuario
rezando el Rosario y cantando himnos religiososl
La Vigilia y la Fiesfa.
Fácilmente comprenderá el lector que con tal
preparación la Fiesta resulta una manifestación de
fe de las pocas que pueden presenciarse en el mundo.
La escasez de espacio no nos permite descender a
detalles, pues habría materia para escribir un libro.
Este año la Vigilia cayó en el solemnísimo día de
Pentecostcés. A las seis y a las siete y media de la
mañana hubo misas rezadas por Exemos. Sres
Obispos; a las nueve y media misa solemne con
asistencia pontifical; a las cinco de la tarde, Primeras
Vísperas Pontificales con sermón y Bendición So
lemne; a las ocho de la noche, Magníficat, sermón
y Bendición Solemne y a todo eso la Iglesia conti
nuamente llena de un público apretado todo de pié,
que se va turnando y sucediendo sin cesar; los
patios del Oratorio Salesiano invadidos por la mu
chedumbre de fieles y peregrinos que no cabe en
el templo; diez y doce confesionarios funcionando
sin parar, debiéndose establecer turnos con todos
los sacerdotes disponibles. Y llegan las nueve y las
diez y las once de la noche y el espectáculo lejos de
disminuir va creciendo en proporciones; sermones,
oraciones, cantos, se renuevan en la Iglesia sin
cesar. Entre tanto en el exterior de la Basílica se
han reunido unas diez mil personas que esperan
su turno para poder entrar en la Iglesia, donde
apenas se cobijan tres mil. La Banda de música se
coloca en un ángulo de la plaza de María Auxilia
dora. De repente toda la fachada y cúpula del
grandioso templo se ilumina con más de cinco mil
bombillas eléctricas y entre piezas de banda y can
tos religiosos aquella muchedumbre desahoga su
fervor y piedad.
Mientras tanto en el Santuario, de lo y cuarto a
1 1 y cuarto, se hace la Hora Santa dp Adoración
predicada; a las to y media se hace lo visita a los
siete altares de la Basílica, que el sacerdote dirige
desde el púlpito y la muchedumbre sigue sin mo
verse, pues es imposible dar un paso; la última visita
es para el altar de María Auxiliadora, al cual se
llega a la media noche; y en aquel momento, en que
empieza la gran festividad de María Auxiliadora,
un solemnísimo Magníficat llena las bóvedas del
Templo y la emoción más honda embarga todos los
corazones. A las doce y media de la noche empiezan
las misas y con ellas la distribución de la Santa
Comunión. Téngase en cuenta que el Santo Sa
crificio se celebra durante doce horas en unos quince
altares, que la Sagrada Comunión la distribuyen tres
o cuatro sacerdotes sin interrupción hasta las once
y más de la mañana y digan los devotos de María
Auxiliadora si no hay motivo para bendecir mil
veces a Dios Nuestro Señor que tantas maravillas
ha querido obrar por medio de la Virgen de Don
Bosco.
A las cuatro y media de la madrugada el venerando
Don Franccsia cantó la Santa Misa; a las seis y
media dijo misa rezada nuestro Superior General
Rvdmo. P. Rinaldi; a las siete y cuarto celebró la
Misa el Arzobispo de Turín, Mons. Gamba: a las
diez cantó Misa Pontifical el arzobispo salesiano
Mons. Guerra, con panegírico dicho por el canó
nigo Cálvari; a las cuatro de la (tarde, Ros3.*io, ser
món y Bendición Pontifical; a las seis y media Se
gundas Vísperas pontificales y finalmente
La Procesión,
El triunfo público de María Auxiliadora. Turín
en masa que la aclama Reina, que se arrodilla a su
paso, que le dirige oraciones y le entona liimnos
de gratitud. Es un cortejo verdaderamente conmo
vedor y-triunfal. Un gran número de Exploradores
católicos, filas interminables de niños y niñas de
Oratorios festivos y Colegios Salesianos, numero
sísimos miembros de la Asociación de los Padres
de familias, las Madres Cristianas, la Archicofradía
de María Auxiliadora, largas filas de aritiguos
alumnos y estudiantes católicos, numerosos Coo
peradores Salesianos, clero sacular y regular, y
todo éllo acompañado de bandas de música, cen
tenares de banderas y estandartes entre las cuales
figuran los de todas las naciones donde hay casas
salesianas, niñas de primera Comunión que van
esparciendo flores a lo largo del proyecto, el Co
nopeo y e¡ tintinnabuh, insignias basilicales; di
fícil es imaginar acompañamiento más grandioso.
Precediendo inmediatamente- la Sagrada Imagen
va una fila interminable de clero infantil, seguido
de multitud de sacerdotes revestidos, tres obispos
y dos arzobispos y finalmente levantada en artís
ticas y ricas andas hechas una montaña de flores
y un mar de luces avanza majestuosa, aclamada,,
bendiciendo y consolando la taumaturga imagen
de María Auxiliadora. N o sólo los que van en la
procesión sino el público piadoso y recogido rezan
y entonan cánticos de alabanzas a M aría. La pro
cesión que procede de cuatro y seis en fondo a du
ras penas puede abrirse camino entre la multitud
que se dispone a contemplarla, y una hora y media
dura el paso de la religiosa comitiva y, a pesar de
que el trayecto es de casi dos kilómetros y medio,
cuando la imagen salía de la basílica, la cabeza de
la procesión entraba ya en ella. Como es imposible
que una tal multitud entre en el templo, la proce
sión se va disponiendo en la plaza que se abre espa
ciosa delante de la Iglesia; ya ha anochcchido, la
plaza se ha convertido en un mar de cabezas, final
mente aparece el paso iluminado de la Virgen
y al mismo tiempo la espléndida iluminación ex
terior e interior del Santuario brilla con todo su
esplendor. Tras un poco de espera, mientras dentro
del Santuario se canta aún una Salve, aparece en
la puerta de la Basifica el Clero precediendo al Sr.
Arzobispo de Turín, con la Custodia del Santísimo
Sacramento en las manos; un tóque de cornete
avisa a la muchedumbre que se va a dar la bendi
ción; en medio de un religioso silencio caen todos
de rodillas y la Bendición divina desciende sobre
aquella multitud cobijada bajo el manto de María,
que prorrumpe en un aplauso fragoroso, pequeño
desahogo de los afectos que embargan todos los
corazones.
La Basílica sigue llena de gente hasta las once
de la noche, y la piedad ya no sufre límiies ni ba
rreras; el público invade el presbiterio, se arrodill*
'P
2 17
Gerona (España) - El P . Rínaidi con el S r. Obispo y el personal de la C osa Salesiana.
en las gradas del altar mayor y bien difícil resulta
interrumpir aquellos coloquios de tantas almas que
no aciertan a separarse de su Madre.
Si alguno de los lectores tiene alguna vez ocasión
de venir a Turín procure encontrarse en ella el 24
de mayo y experimentará una de las más intensas
emociones y puras satisfacciones que puedan pro
barse en la vida.
complicaciones. N o hay para que decir el dolor y
pena de nuestros corazones al oír esta noticia. Pero
nos animamos a recurrir a la poderosa intercesión
de María Auxiliadora y de Don Bosco, ofreciendo
una misa en acción de gracias. Poco después mi
esposa se reanimó y salió del apurado trance, sin
intervención ni visita del médico..
Agradecido, cumplo la promesa de publicar la
gracia en e! Boletín Salesiano.
2 1, abril, 1926.
A ndrés L in a res .
B uenos A ires (Argentina). — A principio de
marzo enferm é gravem ente; una grippe m anifes
tada en form a de fiebre intestinal, afecciones al hí
gado y pleuresía, me obligó a guardar cama.
Comencé una Novena a María Auxiliadora con
la promesa de publicar la gracia en el Boletín Salesíano. Habiendo obtenido la gracia deseada de
la curación, hago notorio a todos cuánta sea la bon
dad de nuestra buena M adre M aría Auxiliadora,
para con los que acuden a ella con la conBanza de
verdaderos hi¡os.
Abril, 1926.
F rancisco J . K utsch e .
1--EN (España). — Hallábase mi esposa en estado
cur tamente delicado y la que la asistía creyó nececar.: ¡a intervención del médico, pues temía graves
L inares (Chile). — En una ciudad de esta Re
pública se cometió un misterioso homicidio, de
cuya responsabilidad, por circunstancias fortuitas,
se culpó a una señora inocente. Después de algunos
años de reclusión fué sentenciada a muerte. Con el
Crucifijo entre las manos escuchó la sentencia;
pero le costaba conformarse a la permisión de Dios,
sobre todo por los hijos que iba a dejar huérfanos
y deshonrados.
L e aconsejé que acudiera a María Auxiliadora
por intercesión del Vble. Don Bosco. íCosa admi
rable! Cuatro meses después no sólo se vió libre
de la pena capital o de la cadena perpetua, sino
que, reconocida su inocencia, alcanzó completa li
bertad.
Varias veces acudió a dar gracias a María Auxilidora en su Templo y me encargó la publicación
de la gracia.
M arzo, 1926.
S an tiago B er n a b é , Pbro. Sal.
214
M adrid {España). — Encontrándose gravemente
enferma una amiga mía y después de suffrir dos
gravísimas operaciones, perdida la esperanza en los
remedios húmanos, Invocamos a María Auxiliadora
prometiendo publicar la gracia en el Boletín Saiesiano, si nos alcanzaba la salud de la enferma.
A los pocos días mejoró notablemente y hoy se
encuentra perfectamente bien. Agradecida cumplo
mi promesa.
2 de mayo de 192Ó.
M aria L uisa V er n ac ci .
M ontevideo {Uruguay). — Sumamente angus
tiada por no tener noticias hacía largo tiempo de
una persona ausente, a la que escribía en balde,
recurrí con toda confianza a María Auxiliadora.
Empecé su mes y no tardaron en llegar todas las
noticias y explicaciones por mi tan deseadas. ¡G ra
cias, Madre mía, que jarnos desoyes a tus hijos
cuando confiados te invocan!
Prometí publicar la gracia y enviar una pequeña li
mosna y agradecida cumplo mi promesa esperando
otras gracias de tan buena Madre.
Marzo, 1926.
Una Cooperadora Salesiana.
S an G u illerm o {Argentina). — Una y mil veces
gracias a T i, María Auxiliadora, por habernos sal
vado de la muerte milagrosamente. Y esto no lo
digo yo sólo sino que también lo dicen las otras
cuatro,personas con quienes viajaba y todo el pueblo
de Son Guillermo, que ha tenido la dicha de ver
con sus propios ojos la salvación nuestra en caso
tan peligroso.
Al atardecer del día 28 de enero, viajando en auto
. a una velocidad de unos
km. por hora, choqué
de frente con otro auto que, en dirección opuesta,
venía con toda la velocidad posible, quedando los
dos vehículos completamente destrozados; pero las
personas que viajábamos apenas sufrimos algunas
heridas y desmayos de poca Importancia.
Viendo en este accidente la protección de María
Auxiliadora, a quien todos los días nos encomen
damos, deseo hacer público mi agradecimiento y
envío una limosna para que se celebre una Misa
en el Santuario de María Auxiliadora, en acción
de gracias por el favor recibido y para que siga pro
tegiéndome durante toda mi vida.
5 febrero, 1926.
F rancisco C am po .
C aracas {Venezuela). — C ayó gravemente en
ferma mi hijita de cinco meses de edad y al perder
toda esperanza humana de curación, acudí a María
Auxiliadora, pidiéndole la salud de la pequeña en
ferma.
Esta mejoró en seguida y hoy se halla completa
mente sana. Llena de agradecimiento a Maria Auxi
liadora publico la gracia recibida y ofrezco una pe
queña limosna para su culto.
I® marzo 1926.
L eo po ldina de M a im o n e .
S a n t a T ecla {E l Salvador). — Hacía mucho
tiempo que tenía encomendado a María Auxilia
dora, por intercesión del Vble. Don Sosco y el
Siervo de Dios Domingo Savio, un asunto difícil.
Habiendo obtenido la gracia con un éxito su
perior al que hubiera imaginado, cumplo con lo
prometido de publicar la gracia en el Boletín Salesiano y dar una limosna para las misiones del
Assam, dando con toda mi alma gracias a la Virgen
que es nuestro Auxilio en todas nuestras necesi
dades.
i8 abril 1926.
M aría N . Ruiz.
V ico {España). — Quince meses llevaba pade
ciendo de un ojo que me hacía sufrir lo indecible,
pasando noches enteras sin poder conciliar el sueño.
Llegó entretanto el 6 de mayo de 1925, mes de-:
dicado a la Virgen Auxiliadora; los especialistas no
encontraron otra solución a mi mal que extraer el
ojo enfermo si quería conservar el otro; no me ocul
taban que, atendida mi edad de 75 años, la opera
ción era arriesgadísima.
En tal lance acudí a la que todo lo puede, pro
metiéndole una limosna y publicar la gracia en el
Boletín Salesiano. La Virgen Auxiliadora ño sólo
escuchó mi súplica sino que hizo conmigo el por
tento singular de que a los tres días pudiera salir
a la calle.
Dándole las más rendidas gracias cumplo mi
promesa.
Abril de 1926.
Un lector del Boletín Salesiano.
Dan fambién gracias a M aría Auxiliadora:
C a li {Colombia). — Una cooperadora Salesiana,
que oculta su nombre, remite diez pesos oro para
el Santuario de María Auxiliadora y otros diez pesos
para los huerfanitos del Vble. Don Bosco, en agra
decimiento de favores recibidos.
CORDOBA {Argentina). — M . E . G . da gracias a
María Auxiliadora por un favor recibido.
H uesca (España). — Nuevamente agradecida
por la curación de una grave enfermedad de'm i
hermano Francisco, doy gracias y envío una li
mosna. - Una devota.
S anta m aria de M u n m ag astrell {España). —
Juan Solá da gracias a María Auxiliadora por haber
librado a su hijo de servir en Africa.
T ip l e {Colombia). — José Vicente Hernández,
Miguel Antonio Pacheco, Miguel Antonio Borrero,
Jorgina Suárez de Rodríguez, Cleroentina S . de
Valencia, María Josefa S . de Pacheco, Eduwigis
Bonilla y María de los Angeles Miranda agradecen
publicamente a la Virgen de Don Bosco po-'
ñalados favores que les otorgó y' por conducto del
activo Decurión Salesiano, Sr. D . Fidel M . Gonzá
lez envian una limosna para la Obra Salesiana.
V ico {España). — C . P. S . da gracias a Mana
Auxiliadora y envía una limosna-
B A R C E L O N A (Sarriá-España) - B endición
c inauguráción de una nueva C apilla d e las
Hijas de M aría Auxiliadora,
El día 8 de abril, por la tarde, el Rmo. Sr. D. Fe
lipe Rinaidi, Rector M ayor de la Congregación SaUsiana, bendijo solemnemente la nueva y artística
Capilla, proyecto del Exemo. S r. M arqués de Sagnier, dedicada a M aría Auxiliadora en el Colegio
de Santa Dorotea, Paseo D. Bosco, 8, Barcelona
(Sarriá). La primera piedra de esta Capilla la puso el
Rdo. Sr. D r. D. Juan Boada, en representación del
Exemo. Sr. Obispo, el 20 de junio de 192?.
La solemne bendición se llevó a cabo con el
mayor esplendor. Acompañaron al Superior G e
neral el M . Rdo. Sr. D. Antonio Candela, miembro
del Capítulo Superior Salesiano, el M . Rdo. Sr.
D. José Calasanz y M arqués, Inspector; los Di
rectores de las Casas Salesianas de Sarr'á, Barce
lona y Tibidabo; numerosos sacerdotes y una sec
ción del clero infantil de las .Escuelas Salesianas
de Sarriá. Un bien nutrido coro de las mismas
escuelas interpretó admirablemente los cantos de
la bendición.
Al fin de acto tan piadoso y conmovedor el P.
Rinaidi pronunció fervorosa y elocuenta plática
alusiva a la ceremonia.
Después las alumnas del Colegio cantaron ma
gistralmente un motete propio del acto'acabado de
celebrar.
Terminada la bendición de la Capilla, se desa
rrolló en uno de los patios del Colegio, un bonito
festival gimnástico, amenizado por la banda de
las Escuelas Salesianas de Sarriá, como homenaje
cariñoso de agradecimiento al P. Rinaidi y a cuantas
personas habían asistido a la bendición solemne de
la nueva Casa de Dios.
El Rdo. S r. D. Antonio Martín, Salesiano, antes
de comenzar el festival, leyó unas cuartillas haciendo
resaltar lo significativo de la bendición de la Ca
pilla en el día en que precisamente se cumplía el
40° aniversario de la llegada del Ven. Juan Bosco
a Barcelona.
Los números gimnásticos, llenos de interés, lla
maron la atención del abundante y selecto público,
por la precisión en las evoluciones, por lo exacto
de los movimientos y por el gusto delicadísimo de
Ias alumnas, quienes posesionadas grandemente
«te su papel quisieron mostrar así su carino al f Pa
dre *■ como ellas llaman con reconocimiento sincero
al Recírr M ayor de la Congregación Salesiana.
El P. Rinaidi se congratuló de los actos realizados
V t u - .u n sentido recuerdo para Da. Dorotea ChoPftea, \d a . de Serra, de santa memoria, fundadora
del C ?’, jio y para los esposos D . Luís Martí Co
dolar y Da. Consuelo Pascual, dulces amigos de
los Salcsianos y favorecedores constantes de todas
las obras del V . Juan Bosco.
Añadió luego que al dia siguiente celebraría el
Santo Sacrificio, como lo hizo, en la nueva Capilla,
por bienhechores tan insignes y por las personas
que hubieran contribuido y contribuyeren a costear
la erección y decoración de la misma.
Como perenne memoria de la bendición e inau
guración de la Capilla, en el 40® aniversario *de
la llegada del Venerable Juan Bosco a España, se
colocará, por indicación del P. Rinaidi, una lá
pida en la fachada del nuevo templo-dedicado a la
Virgen Auxiliadora de los cristianos, cuya imagen
se veía en el camarín como en un trono de flores
y luz.
,
P A R A G U A Y - L o s Aéroes d e las cien leguas.
Los PP. Salcsianos dcl Paraguay imitan los fa
mosos paseos que, con sus alumnos, realizaba, du
rante meses, el Venerable Juan Bosco en los hcróicos principios de su obra, sin contar con más
recursos y provisionfes, que los que recibirían de
la Divina Providencia. Aquellos valientes sacerdotes
con su batallón de loo exploradores recorrieron a
pié desde Encarnación a Asunción todo el territorio
de las antiguas misiones jcsuiticas, un recorrido
de más de cien leguas.
Esta excursión, raid record, llamó poderosamente
la atención nacional, y los triunfos obtenidos en
esta memorable jornada merecieron los aplausos y
felicitaciones unánimes de aquella prensa y de todas
las esferas sociales, religiosas y deportivas y en es
pecial ha constituido un triunfo para la obra sale
siana que se hizo admirar a través de la piedad alegre
de nuestra muchachada que servía de edificación
en las parroquias recorridas, por la facilidad con
que se confesaban y hacían sus comuniones gene
rales, rezaban, cantaban y oían misa con la misma
devoción de aquellos niños que en bullanguera
murga, recorrían con Don Bosco los parajes dcl
Piamonte, llenándolo todo de alegría y dejando a
su paso el buen olor de Jesucristo.
Duró la expedición 27 días desde el 21 de enero
al ló de febrero; se pararon en 19 pueblos; jugaron
12 partidos de foot-ball, ganándolos todos, menos
uno hacia el final de la jornada.
Así los grupos de exploradores han recorrido
a pie las cien leguas y han entrado en la capital tan
airosos y gallardos - como si volviesen de un paseo
dominguero por los suburbios >>al decir de un diario.
A las muchas felicitaciones que les tributaron
unimos las cordiales nuestras, tanto a les maestros
como a los discípulos.
st6
V IC O (España) - B odas d e piafa de la P a
rroquia d e l Sagdo. Corazón d e Je s ú s .
El día 28 del pasado marzo se celebró con grán
solemnidad el 25® aniversario de labor evangélica
y educativa de esta parroquia, creada y confiada a
los Salesianos en 1901. El «Pueblo Gallego* y «E l
Faro * de Vigo dedicaron al acontecimiento extensas
crónicas con abundante información gráfica.
Como todas las obras de Dios, empezó ésta de
la manera más humilde.
«Corría el año 1894, cuando llegaron a Vigo los
primeros Salesianos, enviados por el que hoy es
Superior general de la Institución D. Felipe Ri-
protestante, se abrió una clase para niños internos.
Esta fué la primera escuela Salesiana que se abrió
en esta ciudad. Como la casa carecía de patio, I3
misma playa contigua, servía de patio y lugar
de recreo para grandes y pequeños, que acudían
especialmente los días festivos, aprovechando para
eso la marea baja.
» E l primer piso de la casa servía de residencia
a Los Salesianos. Andando el tiempo y creciendo
más el número de los niños, se consideró insufi
ciente el local, por cuyo motivo se alquiló otra casa,
casi de frente a la primera señalada con el número
258, de la misma calle. En esta nueva casa se abrie
Borcclona (Sarriá) - El Rdtno. P . Rinalüi y demás personalidades, en la fiesta de la inaaguración
de la nueva Capilla de las Hijas de M aria Auxiliadora.
naldi. En calidad de director venía D . Matías Buil,
que tan popular se hizo en nuestra ciudad. A su ¡le
gada, se hospedaron en una casa particular, que
les proporcionó el S r. D. Leopoldo Gómez Moure,
insigne Cooperador Salesianos, por quien fueron
llamados para abrir una Casa Salesiana en esta
ciudad.
• A los pocos días, por mediación de la señora doña
Clara del Rio, se trasladaron los Salesianos al barrio
del Arenal y calle del mismo nombre, donde alqui
laron una casa, señalada con el número 4 1. En la
planta baja de dicha casa y lugar, y en una ex-capilla de que se servían los protestantes para su culto,
se estableció la capilla para el culto católico, abierta
al público, única que existia en todo aquel extenso
barrio desde la iglesia del ex-convento, cercana a la
calle de Colón, hasta la parroquia actual de Teis.
* En ¡a parte posterior de los mismos bajos de la
casa, y en el lugar donde se hallaba el bautisterio
ron dos clases en la planta baja, sirviendo también
el primer piso de residencia para los Salesianos; y
el patio que estaba en la parte posterior de la casa,
para recreo de los niños y Oratorio festivo.
> A l principio xlel año 1898, se trasladaron losSaiesianos al nuevo Colegio de S a i Matías, calle de
la Ronda, donde abrieron nuevas clases, sin aban
donar por esto las clases del Arenal.
• Todos los días,, bajaba un sacerdote a celebrar
la Santa M isa; y además los festivos, explicaba d
Santo Evangelio, por la mañana; y por la tarde,
había una instrucción catequística, y se daba la ben
dición con S . D. M . E l Santo Rosario, se rezaba
también, todos los días laborables.
» Entonces fué cuando el S r. Obispo diocesano
Dr. D . Valeriano Menéndez Conde, reconociendo
el mucho bien que se hacía en este barrio, resolvió
crear una nueva parroquia, que ofreció a la C<W
gregación Salesiana; siendo aceptada y entregad»
217
ad niitum Superioris, por ambas partes (28 de Marzo
de 1901).
• Durante los años 1901 al 1905, reg-entó esta pa
rroquia del Sagrado Corazón de Jesús el Rvdo.
P. Matías Buil, de cuyo celo y laboriosidad, tantos
recuerdos dejó en esta ciudad.
» A fines del año 1905, se encarga del gobierno de
la parroquia D. Francisco Perramón; él la regentó
doce años. E! bien que hizo a estos feligreses, sólo
Dios lo sabe.
» En Septiembre de 19 15 , en atención al delicado
estado de salud de D. Francisco Perramón, los su
periores nombraron para sostituirle, al Rvdo.
D. Antonio Alvarez, conocido vulgarmente de sus
feligreses por el nombre de « Padre de los pobres »,
motivo dé la celebración de este aniversario. «V ein
ticinco años de santo apostolado en bien de la niñez
argentina en medio de las incertidumbres de los
principios y de las luchas y sufrimientos inherentes
a esta nobilísima misión, representan un esfuerzo
tan grande y un sacrificio tan heroico que no pudo
pasar olvidado y desapercibido.
Con razón pues, el pueblo y las autoridades de
Acha se han hecho un deber de testimoniar a las
Rvdas. y abnegadas Hijas de María Auxiliadora su
admiidción y su aplauso por la patriótica y huma
nitaria obra realizada en cinco lustros de vida in
tensa en pro de la civilización de La Pampa.
Si estos acontecimientos son dignos de celebra
ción y de aplauso en todas partes, cuanto más lo
Buenes Airea (Argentina) - La iglesia M a íe r M/ser/corrf/de, agregada a la Basílica Vaticana.
Sucedióle en el cargo, en 1921 ci que actualmente
está en funciones, D . Miguel Salgado. El ha sido el
iniciador de los festejos de las Bodas de Plata, y a
cumplimentar sus deseos, ha respondido la gene
rosidad viguesa, ofrendando a la parroquia tres va
liosas joyas de plata, una Custodia, un Cáliz y un
Copón. A quienes admirados de estos éxitos, le
manifestaba su sorpresa, contestaba, con la sencillez
que le distingue: « Son portentos de la Providencia;
con esto quedamos más obligados a Dios y a las
personas, que así nos manifiestan el aprecio en que
tier'.cn la Obra Salesiana. Esto debe servirnos de
estimulo, para procurar al Señor custodias, cálices
y copones vivientes; con la ayuda de Dios, así lo
haremos ».
G e n e r a l a c h a (Pampa Central-ArgenÜna)
- Bodas d e P ia fa d e l C olegio d e Jas H ijas dz
M aría Auxiliadora.
place reproducir aquí los conceptos que el
Diirio • La Cepita! * de Santa Rosa, expresara con
serán en aquellas regiones, donde por las circuns
tancias que los han acompañado han adquirido to
dos los honores de una verdsdera conquista.
Pensemos lo que era General Acha hace 25 anos,
época en que con verdadero heroísmo llegaban allá
las primeras Hermanas y podremos valuar entonces
la magnitud de la obra realizada. Hubo que hacer
frente a las necesidades propias de toda fundación
y soportar las consecuencias de un aislamiento casi
completo; y si siempre son costosos los principios
nunca lo fueron como en nuestro caso.
Pero las buenas Hijas de María Auxiliadora se
impusieron por la bondad ingénita de su corazón,
por su desinterés, por la abnegación con que des
cendieron a compartir la vida del indígena y sobra
todo por la caridad que desplegaron en bien de los
pobres y en el apostolado por la salvación de la
niña que debía ser la redentora de los hogares de La
Pampa. Y a suman millares las niñas que pasaron por
el Colegio y que hoy son ángeles de paz en las fami
lias y madres admirables en los hogares cristianos
2i8
Por iniciativa dcl nunca bastante llorado Card.
Caglícro las Hijas de María Auxiliadora llegaron
a General Acíia el 15 de septiembre de 1900Se dedicaron de lleno al Oratorio Pestivo y su
celo en esta misión básica de la Obra de Don Bosco,
íué bendecido por Dios a tal punto que desde los
primeros días un numeroso grupo de niñas acudía
gustosa a las instrucciones catequísticas de las buer.as misioneras. Tras la enseñanza del Catecismo
vino la preparación de las que debían acercarse por
primera vez al banquete cucarístico y poco tiempo
después se realizó la consoladora ceremonia de la
Primera Comunión.. Siendo común deseo de todas
las familias que las Hermanas se encargaran de la
educación de sus hijas, se pidió al Presidente de la
República su cooperación para instalar regular
mente el Colegio. La solicitud no fue desoída. Poco
tiempo después se recibían en el Colegio cincuenta
bancos norte-americanos, donación del Gobierno
Nacional y que vinieron a llenar una sentida nece
sidad. Con ello comenzaron a funcionar las clases,
siendo de día en día mayor el número de las educandas.
Organizado el Colegio según los principios pe
dagógicos dcl Venerable Don Bosco, pronto empezó
a dar opimos frutos de salvación.
El aprecio hacia las buenas Hermanas arraigado
en todas las familias se acrecentó cuando en iqo'j
las Hijas de María Auxiliadora se dedicaron tam
bién al cuidado de los enfermos en el Hospital.
í A cuántos han abierto las puertas del Cielo!
El Colegio aumentaba de año en año, llegando
ya en 1908 a un total de 120 alumnas. Resultando
pequeño el primitivo local se adquirió la casa que
fuera dcl General Campos, modificándose años
después y agregándose nuevas construcciones que
liaccn hoy del edificio uno de los mejores colegios
de L.a Pampa.
Las fiestas religiosas y civiles de las Bodas de
Plata resultaron grandiosas promoviendo un ver
dadero plebiscito de admiración de todas las auto
ridades y dcl pueblo hacia las abnegadas Hijas do
María Auxiliadora.
C A M A G V E Y (Cuba) - Fiestas Salesianas,
Solemnísimas resultaron las fiestas con que nues
tros hermanos de Camagüey conmemoraron el Cin
cuentenario de las Misiones Salesianas tributando
al mismo tiempo ur. merecido homenaje a su celoso
Pastor, Mons. Enrique Porez Scrantcs. Aprovecha
ron para ello el dia de la Inmaculada Concepción,
que tan gratos recuerdos encierra para todo corazón
español y saicsiano.
.A las siete de la mañana hizo su entrada solemne
en la Iglesia el amadísimo Prelado diocesano que
celebró la misa de Comunión General, en la que
recibieron por vez primera al Divino Huésped unos
50 entre niños y niñas de las Escuelas y Parroquia.
Antes de la comunión el ilustrisimo celebrante di
rigió a los niños un oportunísimo fervorín, presen
tando el cuadro conmovedor dcl amor de lesús
hacia los niños, las dulzuras de su unión con las
almas inocentes y estigmatizando con celo de apóstol
a los enemigos de la inocencia infantil.
A las nueve se celebró otra misa con asistencia del
Sr. Obispo, admitiendo luego el bondadoso prelado,
un grupo de aspirantes a la Compañía de San Luís.
Por la tarde se celebró una interesantísima ve
lada con éxito extraordinario. La primera parte fué
dedicada al Jubileo de Oro de las Misiones Sale
sianas y a María Inmaculada. La segunda, fué un
homenaje al limo. Sr. Obispo de Camagüey, siendo
extraordinariamente aplaudida la inspirada opereta
«Amad al Pobre» del Mtro. Saleslano Felipe Al
cántara. La tercera parte del programa y su número
más simpático lo constituyó un Certamen Histórico
Geográfico de Cuba. Bello golpe de vista ofrecía la
escena; Por telón de fondo un precioso Mapa mudo
de Cuba, exacto y destacado, obra del meritísimo
P. Rafael Mercadé. Sus extremos los ocupaban el
escudo de la República y el retrato del General
Gerardo Machado y en serie, sobre el borde norte
dcl maravilloso mapa los bustos de los hombres más
eminentes de la Patria.
En el proscenio, a la izquierda, el tribunal pre-,
sidido por el popularísimo P. Felipe de la Cruz,
Director de las Escuelas.
Huelga decir que los muchachitos respondieron
con presteza, seguridad, desenvoltura y, podemos
consignarlo, con patriotismo .. pues algunos, como
el niño Guillermo Luaces, que sin ser «Campeón»
quedó invicto, daban a sus respuestas un énfasis
impresionante.
Transcurridos los veinte minutos prefijados, la
suerte dió la faja (colores nacionales y flequillos de
orol al niño José Martínez Noriega.
Entre burras y vítores, descendió hasta la Presi
dencia, recibiendo de manos del representante del
señor Gobernador Provinvial, la banda tricolor y
de las dcl Prelado diocesano (mantenedor dcl Cer
tamen), una bella cstatuíta de San Antonio, de 40
crn. de talla.
Subió el vencedor al escenario y, cobijado por el
oriflama nacional, recibió, como apoteósis, el ho
menaje del Coro Infantil, que, rodeándole, entonó
un ardiente Himno patriótico.
El bondadosísimo Prelado, haciéndose intérprete
de los sentimientos dominantes en el selecto público,
que atestaba materialmente el local, expresó su ad
miración por la ingente labor educativa del Plantel
Salesiano^ felicitó a los Hijos del Vble. Juan Bosco,
que saben educar deleitando, c hizo votos por que
se multipliquen en nuestra patria sus admirables
instituciones.
H A B A N A (Cubd) - Fiesta d e San Francisco
d e Sales.
' En el hermoso y amplio Colegio Salesiano de La
Víbora se celebró con gran entusiasmo la fiesta del
Patrono de la Congregación Salesiana.
Las solemnidades religiosas se vieron muy con
curridas y por la noche una grandiosa velada lite
rario musical deleitó al público que invadía com
pletamente el nuevo y espacioso salón de actos. La
presidió el Rdo. Cura-Párroco rodeado de represcntaciqncs de PP. Pasionistas, Paúles, Escolapios,
Hnos. Maristas y distinguidas personalidades.
El Rdo. P. Director D . José Misieri la abrió con
219
un sentido discurso, hablando de D . Bosco y su
obra, que mereció calurosos aplausos de la con
currencia.
A continuación, los niños Lili y Eduardo, hijos
del competente profesor de música S r. Aurelio
Hernández, como consumados artistas, ejecutaron
con el piano y violín escogfidas y difíciles piezas,
que arrancaron al público prolongados y estruen
dosos aplausos. Terminó el acto con elocuentes y
cariñosas palabras del párroco ensalzando y reco
mendando la labor de los Salcsianos.
B U E N O S A I R E S (Argentina) - L o prim ero
Iglesia confíada a los Salcsianos en Am érica,
agregada a ¡a B asilica Veficana.
Con gran solemnidad se celebró en la Iglesia de
Mater Misericordiae la ceremonia de su agregación
a la Basílica Vaticana. Fué ésta la primera Iglesia,
confiada al celo de los Salesianos que, capitanedos
por el malogrado Cardenal Cagliero, echaron en el
suelo Argentino aquella semilla que tan copiosos
frutos había de producir en cincuenta años.
_A las sifte de la mañana M ons. Levame, Encar-,
gado de Negocios de la Santa Sede, celebró una
Misa de Comunión General que se'vió concurri
dísima y a las diez una multitud llenó la amplia nave
del Templo y se desbordó en el atrio para asistir a
la misa cantada, después de la cual se entonó un
solemne Te Deum en acción de gracias.
La primera piedra de esta Iglesia fué colocada
ocho años antes de la llegada de los Salesianos.
Es de estilo renacimiento, de una sola nave.Cbra
de gran mérito es el altar mayor: las incrustaciones
de distintas clases de mármoles llaman la atención
por su riqueza y variedad. El eximio y llorado A r
quitecto P. Vespignani afirmaba que este altar, por
la riqueza de sus mármoles, es único en la América
del Sud.
F O R T ÍN M E R C E D E S (Argentina) - B odas
de Oro Sacerdotales d e l M ision ero Salesiano,
P . J o s é M , Beauvoir.
A la Casa de Fortín Mercedes le ha tocado la di
cha de festejar a tan benemérito Misionero.
Bien puede decirse feliz la coincidencia de cele
brarse estas Bodas de Oro Sacerdotales, en el cin
cuentenario de las misiones Salesianas, porque así
como la mayor prez y ornamento de la solemne
Conmemoración que se llevo a cabo en Turín,
fué el Emmo. Cardenal Cagliero, primer jefe y
único sobreviviente de los primeros misioneros;
asi también, el número mejor de los festejos jubi
lares realizados en la Argentina, es cabalmente
esta magna fecha en los anales de la vida del P.
losé, que entraña en sí todos los recuerdos y toda la
histeria de los antiguos misioneros.
Por la mañana del día 51 de dciembre último
hubo misa de Comunión General rezada por el
Rmo. P. Inspector Gaudencio Manachino habiendo
le Escoiania del Colegio ejecutado devotos motetes
ccesión.
A las o * * el mismo P. Beauvoir cantó la misa ju
bilar con voz robusta y firme, a pesar de sus 76 anos.
Habí» sido ordenado sacerdote el 2 4 diciembre 1875.
AI mediodía tuvo lugar el ágape fraterno que fué
amenizado por cantos y declamaciones. —- A los
postres hizo uso de la palabra cl Rmo. P. Inspector,
que con verdadero afecto lo presentó como cl de
chado y modelo de misioneros, agradeciendo al
mismo tiempo su abnegada labor, porque si la Ins
pectoría, va tomando un vuelo tan inesperado como
repentino, es debido sin duda a que está cimentada
en gran parte sobre el trabajo personal dcl P. josé
y demás misioneros.
Habló a continuación cl P. jóse M . Brentana, otro
veterano de la Patagonia, quien en inspiradas frases,
caldcadas por el afecto y cl entusiasmo tejió los
Rdo. P . Jo s é .M . Beauvoir
Misionero Salesiano.
elogios del festejado, haciendo resaltar ante los
encantados oyentes, su brillante actuación en el
barrio de la Boca de Buenos Aires; cómo supo
cautivarse el cariño de los Indios Onas, Yaganes y
Alacalufes, conquistándolos a ellos y a sus tierras
para la Iglesia y para la Civilización y dejando un
recuerdo de inestimable valor en su libro; * Los
Selkmans*; cómo ha sido el brazo derecho de Mons.
Fagnano y el fundador de todas las casas del Sud
Argentino; como también, acompañando al bizarro
jefe de la expedición, general Vílleyas en sus ex
pediciones a! Río Negro, en calidad de capellán
militar, fué condecorado con el grado de Capitán
del Ejército... etc. etc. Al terminar su elocuente
discurso fué objeto de una calurosa ovación.
S e levantó inmediafámentc cl P. Beauvoir agra
deciendo las muestras de cariño de que era objeto,
y haciendo resaltar al mismo tiempo que si tenía la
dicha de celebrar el jubileo de su 1 “ misa era debido
a una especial protección del Señor y de María Sma.
Auxiliadora, que lo habían librado de las fauces de
los animales, de los abismos del mar, de las flechas
de tos indios, y de las insidias de los blancos.
Ei í Boletín Salesiano» une su felicitación y sus
augurios de gracias sin cuento, para aquél cuyas haza
ñas misioneras tantas veces honraron sus columnas.
A R G E N T IN A - B o das d e Oro S acerdololcs
d e l P . Vcspignani.
El Rvdmo. P. José Vespignani, Director General
de las Escuelas Profesionales Salesianas, que a me-
G R A N A D A (Nicaragua). - H onroso informé.
Nos place reproducir el informe oficial que los
comisionados por el Supremo Gobierno para presen
ciar los exámenes de fin de curso en la Escuela
Graduada anexa al Colegio « Venerable Juan Bosco»
enviaron al señor Jefe Político de este departamento,
es el siguiente;
Granada, 25 de febrero de 192Ó.
Don Alejandro Ortega
Ciudad.
Honorable señor:
Comisionados por usted para presenciar las
pruebas de fin de curso en la Escuela Graduada
anexa al Colcgjo «Venerable Juan Bosco» cumpli
mos gustosos con nuestro cometido y nos es muy
grato manifestarle que quedamos verdaderamente
maravillados no sólo por la exactitud y lucidez con
que contestaron los alumnos en todas sus respec
tivas asignaturas, sino también por cl gran acopio
de buena educación que claramente se ve traslucir
en todos los educandos.
Aquellos fueron días de gran satisfacción para
nosotros, viendo que aquí en nuestra tierra se puede
muy bien instruir, educar y, lo que más vale, mo
ralizar, sin necesidad de ir a gastar mucho dinero
al exterior con peligro de inmensos fracasos. Los
numerosos padres de familia que nos acompañaron
en los felices días 15, 16 y 17 del mes en curso, dul
cemente conmovidos y plenamente satisfechos nos
manifestaron estas mismas ideas.
De los 295 alumnos matriculados en la Escuela
Graduada anexa al referido Colegio, fueron pro
movidos 287.
Puede usted señor jefe Político, tener la seguridad
de que cl Colegio « Venerable luán Bosco ' satisface
con creces a todo lo que la ley exige y que honra su
mamente a nuestro país.
Felicitando a los Reverendos Padres Salesianos
por cl éxito alcanzado y agradeciéndole muchísimo
a Ud. por la honrosa comisión, nos suscribimos
de Ud.
Attos. y S . S.
' Caracas (Venezuela) ■ El Monumento a Don Bosco.
diados del pasado mayo regresó a Turín, después
de haber permanecido unos dos años y medio como
Visitador extraordinario de las Casas de Sud-Amériea, entró el día 24 de setiembre dcl pasado año,
en el año jubilar de su primera Misa.
Con este n\otivo los Salcsianos, Cooperadores
y Antiguos Alumnos de la Argentina, donde tanta
labor apostólica llevó a cabo el P. Vcspignani, apro
vechando su estancia en aquella República, han
organizado varios homenajes para conmemorar la
fausta fecha. El acto celebrado en el Colegio «San
Carlos * de Buenos Aires fue verdaderamente
grandioso y en él tomaron parte gran número de
Cooperadores y Antiguos Alumnos. Distinguióse
también por su cordialidad el homenaje de los Salesianos y alumnos de la Casa de formación de Bcrnal, cuyo primer Maestro de Novicios fue el mismo
P. Vcspignani.
José Antonio Lacayo, Dr. Guadalupe Mo
rales, José Zelaya, Carlos A . Bravo.
Sección de Aníiguos Alumnos.
P A Y S A N D Ü (Uruguay) - Antiguos Alumnos
apóstoles.
Los sólidos conocimientos científicos y religiosos
adquiridos en cl Colegio y las virtudes cristianas
y sociales allí practicadas convierten a los ex-alum*
nos en elementos de progreso, no solo material,
muy estimable por cierto, sino moral, que es la base
de aquel.
Dado cl crecido número de ex-alumnos que se
encuentran en toda nuestra campiña, parece que
la Providencia les está indicando una obra cristiana
y patriótica cúa! es la de encarrilar con su ejemplo
y SU palabra a muchos de nuestros pobres paisanos,
por el camino de la moral cristiana.
Para realizar esta obra sumamente meritoria,
habría qua aprovechar de las giras que hacen los
sacerdotes para reunir a la gente de su estableci
miento para que oyeran algunas instrucciones reli
giosas.
Muy justas són las alabanzas que el diario cató
lico de Paysandú en uno de los números de Enero
ppdo. tributó a los señores ex-alumnos salesianos
José Firpo y Donato Leites de Pinera, por la parte
activa que han tomado durante la gira de los sa
cerdotes de Paysandú. Gracias a su celo se organi
zaron varios hogares ».
lidades. El Rvdo. P. De Ferrari, Inspector de Ve
nezuela, presentó magistralmente la figura del Vble.
Don Bosco como una de las más eminentes de su
tiempo; dedicó frases de gratitud y reconocimiento
al P. Riva, Dircctor.quc fue muchos años del C o
legio y a cuya actividad se debe todo cuanto son
y tienen los Salesianos en Caracas y por último, en
nombre de los Superiores Mayores de la Congre
gación’ y de los Antiguos Alumnos, declaró inau
gurado el Monumento.
Corrióse el velo que tenía oculta la figura son
riente dcl Vblc. Don Bosco y esta se destacó entre
las flores y arbustos del jardín y una salva de aplau
sos y vivas fue el saludo espontáneo de toda la con-
CaraCBS (Venezuela) - Los ex-alumnos rodeando al P . Rivii.
5 i4 K 4 ( JO (Uruguay) - N uevo C eníro, ■
Ha quedado constituido un nuevo Centro de jó
venes ex-alumnos que desarrollará sus actividades
en la hermosa y amena Villa de Sayago. El centro
llevará el nombre del ilustre y Emmo. « Cardenal
juan Cagliero que fué en vida tan amigo de los
uruguayos.
Deseamos vida próspera al nuevo Centro y espe
ramos con ansia noticias de su ulterior desarrollo
<jue con gusto comunicaremos a nuestros lectores.
C,4 i?,4 Cí 4 5 (Venezuela) - Inauguración d e un
lAonamenío a D on 3osco.
Un grandioso homenaje a nuestro Vblc. Padre
resultó la hesta de San Francisco de Sales, que con
®ítraordinaria solemnidad celebraron ios Salesianos
de Caracas. Después de la Misa solemne, a la que
«sistió '*lons. Cortesi, Nuncio Apostólico, pasaron
todos los concurrentes al patio del Colegio, artisica™ente engalanado. La presidencia fue ocupada por
® Exerno. Sr. Nuncio Apostólico, limo. S r. Arzo“ ispo, Encargado de Negocios de Italia, represen
tante de: Sr.-Gobernador y muchas otras persona-
currcncia. El S r. Carlos ]. Castro, presidente de los
Antiguos Alumnos, con frases cariñosas y persua
sivas entregó el Monumento a los alumnos presentes
para que ellos lo cuidaran, más que con las flores del
jardín, con la correspondencia decidida a los bene
méritos hijos de tal Padre.
Cerró el acto el Exmo. S r. Nuncio, quien en fácil
y agradable improvisación, delineó la obra de abne
gación de los Salesianos en esta Capital y manifestó
las esperanzas y deseos que él, como representante
de la Santa Sede, fundaba en la actividad de los
Antguos Alumnos.
Durante el resto del día se sucedieron animadí
simos actos con que los antiguos alumnos solemniziaron su fiesta social.
C uan do se obra bien, critique e l m undo
cuanto quiera, escuchad, su frid y no tengáis
m iedo.
S. F
r a n c is c o
de
S
a les.
Mons. Abel Bazán y Busto.
Obispo de Paraná (Argentina).
El día 2 j del pasado abril falleció repentinamente
en la ciudad de Córdoba (Argentina) Mons. Bazán,
obispo de Paraná, una de las más eminentes figuras
del clero argentino y grande amigo de la Obra SaIcsiana.
Su paso por la Vicaria Foránea de la Rioja y por
el Obispado de Paraná se caracterizó siempre por
un gobierno ecuánime, por una gran prudencia en
el manejo de los asuntos eclesiásticos, por una ex
quisita piedad y por sus notables obras de celo, con
preferencia siempre por las de cultura y por las de
acción católico-social.
La muerte le sorprendió aprestándose a viajar
a Chile en honrosa misión de presidir la comisión
encargada de la repatriación de los restos de su
ilustre comprovinciano el Dr. D . Pedro Ignacio
de Castro Barros, acto en el cual debía ejercer la
representación del Superior Gobierno de la Na
ción.
Sean nuestros sufragios tributo de gratitud y de
admiración.
Exemo. Sr. Morques de Lorcto.
El día 8 de abril falleció en Madrid (España), a
las 82 años de edad, confortado con los auxilios es
pirituales y la Bendición Papal, el insigne coope
rador Salesiano Excino. Sr. D. Salvador Torres y
Aguilar, Marqués de Lorcto, catedrático de la Uni
versidad Central y Presidente de las Conferencias
de San Vicente de Paul.
Nació en Santa Fe (Granada) el iz de enero de
1844. Hizo sus estudios en la Universidad de Gra
nada. Estuvo después en Roma como agregado de
la Embajada Española y recibió de S . S . Pío IX el
honroso encargo de entregar la Rosa de Oro a S . M .
la Reina Isabel II. Desempeñó en la Universidad
Central la cátedra de Procedimientos ludicialcs
hasta el año 1016 en que fue jubilado por la edad.
Fue uno de los primeros Cooperadores de las
Escuelas Salosianas de Madrid desde su fundación
en la cale Zurbano. Unos días antes de caer en
fermo llamó ai P, Director y después de enterarse
minuciosamente de la marcha de las Escuelas, le
dio una limosna extraordinaria, como solía otras
veces, sin que lo supieran ni siquiera sus más aile-
gados, piles en sus apuntes lo escribía en forma que
sólo él y Dios lo sabían.
Sobrellevó la última enfermedad con una resigna
ción admirable, ofreciendo al Señor continuamente
sus dolores y molestáis, sin quejarse por nada. Des
canse en par nuestro buen amigo y protector.
A su queridísima familia enviamos desde estas
columnas el más sentido pésame y ofrecemos nues
tros sufragios y los de nuestros lectores por el alma
del finado.
Don ConsianUno Boira.
Este modelo de padres cristianos, dejó esta tierra
para alcanzar una vida mejor, en Valencia el 25 de
abril, a la edad de Ó9 años.
Hombre de fé ardiente y católico práctico, con
sagró al Señor en la Sociedad Salesiana a su único
hijo varón y este último año en lasSiervas de Mana,
a una de sus hijas. Un repentino ataque lo arrebató
al cariño de los suyos.
Al mismo tiempo que lo encomendamos a las
oraciones de nuestros lectores damos el más sen
tido pésame a nuestro hermano en religión y demas
familia.
Recordad también en vuestros sufragios a*
Caracas (Venezuela) — Da. Carmen de Riera.
Madrid (España) — Da. Josefina Perdió.
R. I P.
C m « p ro S cc M a d e la a a io r id a d e d e s jé s lie a .
G c r « ile ! D . D O M E N I C O G A R .ST L R I.
E ^ a b le r ia t m lo T ip . de la So cie d ad E d ito ra laterao rioo al C o ra o R e ffia a M a r g .h e r ila , 1 7 - t . ^
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5
^
TORINO — Corso Regina Marghe.rita, 174 — (ITALIA)
S ac . D o ct. E R N E S T U S R U FF IN I.
INTRODUCTíO IN S. SCRIPTURAM
Praelectiones habitae Athenaei * P on t. Sem . R om . et P rop. Fidel.
Pars
secunda :
Iníroductio in novum Testam enium líber prim us. — Voluineu in-S" p¡). .\xi1-450. —
Libellae 30. — A pad exteros: L . 36. — E d itio 1035.
F R A N C ISC U S V A R V E L L O
Sacerdos, PhlSosopíitae ProfesBor in Seminarlo Saleslano apud Taurlncntea.
INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
P A R S I. C o m p íecten s In tro d u ct onem a d p bU osoph iam et Log'.cam . Libellae 10. — A pud'
exteros: Libellae 12.
P A R S II. yWeíapfi^s/ca.
V o l u m e n I. Conipiectens .Metaphysicain generalem seu Ontologiam: L . 6. — Apud exteros: L . 7,20.
V o l u m e n II. Complectens .Metaphysicam specialem seu Cosm ologiam , Pueuinatologiani et Tlieodiceam:-.
L . 15. — Apud exteros: L . i8.
P A R S ni. E tica e t J a s n atu ra e.
‘ *
VoLüME.N I. Com plectens Ethicam ; L . s. — Apud exteros: L . 6.
V o l u m e n II. Complectens Ju s naturae: L . 15. — Apud exteros; L . 18.
H O R A TIU S M A Z Z E L L A
Arcbieplscopus Tarentlnus.
PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
O U K SSU I
A . C C O A T O O A 'l ' . A . E Í
E d itio Q u inta re c o g n ita e t a u c ta .
V o lu m en
T. T ra cta ta s d e ve ra R e lig io n e , d e S c rip tu ra , d e T ra d itio n c et d e B c d e a lo d . r . 'i í l :
L. 15 - Apud extero.s: L . ig .
V olum en II. T ra c ía fü s d e Deo Uno a c T rin o e t d e Deo C rean te. L . 15. — Apud c xten is: L . 18.
V0LU.MEN III. T ra ctatas d e V erbo In ca n ia to , d e G ra tis C h r is ii e t d e V iríu tibu s in fu sis. L. 15 . —
Apud e xiero s: i.. 18
VoLUME.N IV . T ra ctatas d e Sacram entos et d e .y o v issim is. L . 15. — ;\pud exieros: L . 18.
A L O Y SIU S P IS C E T T A e t A N D R FA GEN N ARO
Sacerdote* Piae Socletatii. S. Fraaclecl Saleell.
THEOLOQIAE MORALIS ELEMENTA
AD CODICEAl JU R IS C A N O M C I E X A C T A
Ja m e d ita s u n t in lu cem :
V olumen p k ijiu .m: D e Tbeoto ia e M oraJis F u n u a m e n iis. — t . De actibus humanis. - 2. De consdentia:
- 3. De leijibus. - 4. De pcccalis. — Vol. ia -í6 . pp. Cvii-404: L . 15 . — Apud exteros: I-. 18.
VoLUME.N sk c u x d u .m: D s otíU gationibas e rg a D eum et n o s ¡p s o s. — i. De virtuiibus theologícis.
2. De virtiile religioiii-.. - 3. De prudentia, í'ortitiidine e l teniperantia. — V o l. in-16 pp. X-6301
L . 20. — Apud exteros: L . 24.
A olumen t e k t iu m ; D e obU gation ibu s e rg a p ro x im a m . — 1. D e 'ju stitia et ju re . - 2. De íniuriis elrestitutione. - 3. De cuntraclibus. — V ol. iii-i6. pp. x ii-7 5 o : L . 25. — Apud extero.s: L. 30,
V olumen q u artu m ' De o b ü g a tio n ib a s p e c a lia r ib a s e t d e p o e a is e c c le sia stic is . — Volum en in-ib
pp. XM'420: L . 15 . — A pud extéros: L . 18.
P ro x im s e d en d a:
A ü l i ' m e .n q u jx t u .m; D e S a c ra m e n tis in g e n e r e e t d e q u in q u é p r im is S a c r a m e n íis in sp ^ cle. —
I. De Sacram entis in genere. - 2. De Baptism o. - 3- De Conürm alioiic. - 4. De Eucharistia. 5. De Peenitentia. - 6. De Extrem a Unctione.
V olumen sk x t u m : D e O rdine e t d e M atrim onio.
VuL üKN sEf*T!M»'M: D e sex to et no no praect-pto d e c a lo g i; d e u s a m a trim o n ii et d e r a tlo n e s e r
va..ú a ín sa cra m e n to ra m a d m in is tra íio a e .
{SOOll^U'A- 131>ITTKI
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K IJVTKR
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TORINO — Corso Regina Margherita, 174 — (ITALIA)
ALIA OPERA APUD NOS.
D E C E N S U R IS L 4 T A E S E 'J r E N T l A E quae in C ) lic e Ju ris Canonici continetitnr commentariolum digessit JüANNES C a v ig u d i . i . — Vül. iii-ió pp. 170: L . 3,75. — Apud exteros: L. 4,50.
E L E M E N T A O R A M M A T IC A E H E B R A IC A E cuín chrestomantliia et glossario scripsit I t a l u s Pizzi
Doctor l’ liilol. liiiguarum ü rieiit. professor in R . U iiiversilate T auriu. — V o l. in-i6 pp. xii-232:
1-. 8. — Apud exterus: L . 9,60.
F L O R IL E Ü IU M H IERO N YM IAN U M , anuo MD a Maximi Doctoris obitu recensuit aduotationibus auxit
A ngelus Ficarra, prefatiis est b’elix Raniorim is, curavit Pia Societas a S . H ieronym o mmcupaia
evangeliis italice perviilgaiulis. — In 16 pp. xii-236: L . 10. — A pud exteros: L . 12.
Cotüitiens: .Scripta paraenelica - iipitapbia - S crip ia histórica - Scripta iheologica et polémica Scipta exegclica.
O R A M M A T IC A H E B R A IC A a punctis m assoretliicis libera qiii accedit Chrestomam hia et Glossarium ,
scripsit F k r r u t iu s V a l k n t k M. ]. — V o l. in-i6 pp. x ví-14 4 : L . 10. — A pud exieros: L . 12.
M A N IJA L E C H R ISrjA N U .M in ípio continentiir:
1) N ovum J e s u C h risti T e sta m e n tu m jiix ta exem plar \'alicanum (Pagg. xxvi-670).
2) V ad eniecu m clerico ru m continens: Ofñcium parvum B . M ariae V .; Ofñcium defunctorum;
Ordinem totiua M issae ju xta typicas M issalis ac Breviarii editiones pluribiis stlectis precibus additis (Pagg. 225).
3) De Im itn tion e C h risti libri quatuor (Pagg. 222).
Liuteo anglico contectuin, sectione fuliorum rubra: Libeilae 15 . — Apud exteios: Lib. 18.
NOVUM J E S U C H R IS T I T E S T A M E N T U M ju xta vulgatae eilitionis textum Cleineiitis V I I I auctorh
late cum indice locupletissim o ediluiu divisionibus logicis cmn smm nariis ct locis parallelis munitum. Pagg. xxvi-670. i-inteo anglico conlectuin, sectione folioruni rubra: Libeilae 11,5 0 . — Apud
exteros: Libeilae 13,80.
O FFICIU M M A JO R IS H EBD O M A D A E E D O C TA V A E P A S C H A E a Dominica ¡11 Palm is usqne ad
Sabbatiim in Albis ju xta ordinem Breviarii, M issalis et Pontificalis cum camu ju xta editionem Vaticanam. — V ol. in-16 pp. 630 (altum 17, latum n ) . Carta indica, cum lineis rubris in quadrum
ductis ad omnes paginas.
Linteo anglico contectum, sectione folioruni rubra: L . 22, 50. — Apud exteros: L . 25.
O FFIC IU M PA R V U M B E A T A E M A R IA E V iR Q IN IS E T O FFIC IU M D E FU N C T O R U M adtlita commememorazione omuiuni liileliutu defunctonmi ju xta editionem typicam Breviarii Rom ani. Pagg. 124.
— Linteo anglico contectum , seclionem foliorum rubra: Libeilae 5,25. — Apud exieros: L ib . 6,30.
PSALM O RU.M L IB E R 1 edidit signisque modernis auxit F e r r u t j u s V a l k n t e M. J .
pp. vm -72: L . 3.50. — Adud exteros: L. 4,20.
Kditio est eleg.m tissim a novissimaque psalm orum , hebraica lingua concinrata.
V ol. in-16
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Redacción y Administración: Via Cottolengo, 32 - Turín (9)
-
Texto
-
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.
JU LIO , 1926
Número 7 .
Tiirfn (Italia) — Noevo cuerpo de edíBcio donde se ha insfalado la Exposición Misionera.
RED A C aÓ N Y ADMINISTRACIÓN: VIA COTTOLENGO, 32 - TURÍN alalia)
C O O P E R A D O R E S S A L E S IA N O S
o modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de ¡as Obras y Misiones Salesianas,
que se envía mensualmcntc a los Cooperadores Salesias
nos V a las Cooperadoras Salesianas, o sea a los que
sostienen dichas Obras y Misiones.
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores Sale=
sianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco (1815:1888) apóstol de la juventud
y fundador de la Pía Sociedad Saiesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.
B O L E T ÍN
S A L E S ÍA N O "
CO O PERAD O RES
Unión de los Cooperadores Salesianos — como
Bosco — no crea vínculos de conciencia y
por lo tanto pueden participar las familias seglares y
religiosas, y los institutos y colegios, por mediación de sus padres o superiores.
Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión
de Cooperadores Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
5. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones,
ofertas, limosnas o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Saiesiana.
NB. — Los que desean inscribirse éntrelos Cooperadores y sobre todo aquellos
que proponen nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida
por el Venerable Fundador; es a saber: que puedan por si o por otros, con oraciones
y limosnas — que compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín» —
las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Sale»
sianos, Cottolengo, 32, Torino (9) — Italia.
^ Á f F ^ fA N O ^
OBRA G RAN D E
D E C A R ID A D
En el Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875=
recomendamos a todos la celebración de jornadas
Misioneras a favor de las Misiones Salesianas, para que
se difundan con su conocimiento sus muchas necesidades — extendiendo el
marco de las simpatías y procurándoles el apoyo de todos los buenos.— Es
cierto que las jornadas Misioneras no recogerán de golpe la ayuda necesaria.
Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, géneros y objetos
para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus
huérfanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la
vida civil de los nuevos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización
y de fe, rogándoles quieran enviar al Rector Mayor de los .Salesianos Don F E L IP E
R IN A L D !, Cottolengo, 32 » TO RIN O {9) = Italia, cuanto estimen oportuno
dar a las Misiones Salesianas. El Señor, por las fervorosas plegarias de los pro»
tegidos, bendecirá sus negocios proporcionadamente a su generosidad.
Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al
Rmo. Rector Mayor de los Salesianos, que es asimismo
el Director General de la Unión de Cooperadores Sale»
sianos y de las Cooperadoras Salesianas, con esta dirección: Rmo. Sr.D on FE=
L IP E R IN A L D I • Oratorio Salesiano » Cottolengo, 32 » TO RIN O (9) » Italia.
E N V ÍO D E
L A S O FERTAS
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.
JU L IO , 1926
Número 7 .
S U M A R IO : Cincuentenario de las Misiones Salesíanas: La Exposición Misionera. - Kermesse
pro Misiones. - El X Congreso Internacional de Cooperadores. — Tesoro Espiritual. — El pri
mer Cardenal Salcsiano (In memoríam). — La Causa de Eeatificación de Don Eosco. — De
nuestras M isiones: Patagonia y Tierras del Estrecho - En el Chaco Paraguayo. — Culto de Marta
Auxiliadora: La Virgen de Don Bosco. - La R esta de Aliarla Auxiliadora - G racias. — Por el
mundo Salesiano. - Sección de Antiguos Alumnos. — Los que mueren.
Cincuentenario de las A^siones Salesianas
(
1 8 7 5 -1 9 2 5
Era más que natural que durante el mes
de mayo, el mes de María Auxiliadora, la
grande inspiradora y sostén de las Obras
Salesianas, se celebraran los más grandiosos
actos para conmemorar el feliz cincuente
nario de las Misiones Salesianas. Y aquellos
festejos que con tanto esplendor se iniciaron
en noviembre último en Turín, con la Con
sagración de un nuevo Templo a jesús A do
lescente, con la grandiosa solemnidad de la
despedida de un grupo de más de dos cientos
misioneros, con aquella solemnísima Con
memoración cívica presidida por los Prín
cipes de la Casa Real Italiana, eminentísimos
Cardenales, Arzobispos, Obispos y repre
sentación de todas las autoridades, en que
el Emmo. Cardenal Maffi cantó las glorias
de las Misiones Salesianas, en aquel magis
tral discurso que ya saborearon nuestros
lectores, han tenido ahora, en el pasado mes
de mayo, una coronación digna, que se ha
convertido en una verdadera apoteosis.
La Exposición Alisionera.
El primer acto grandioso lo constituyó la
inauguración de la Exposición Misionera.
Burante varios meses se había trabajado
fabrilmente en su preparación.
Todos los grandes resortes de que se puede
tí
)-
disponer en la Casa Madre se utilizaron y
todos se sentían honrados en poder contri
buir a una Obra que tanto había de redundar
en honor de la amada Congregación y en
extender mayormente el Reinado de Jesu
cristo entre los infieles. Los misioneros, por
su parte, no ahorraron fatigas para contribuir
al éxito de la empresa, encontrando tiempo,
en medio de sus apremiantes ocupaciones,
para recoger abundante material y enviarlo
ordenadamente a Turín y los que tenían que
trasladarse a esta ciudad, con paciencia ad
mirable, se ofrecieron a llevar consigo, además
de voluminosos equipajes con material para
la Exposición, gran número de animales
vivos de los países de Misión, que distri
buidos luego en jaulas por los jardines
de la Exposición, llaman grandemente la
atención del público.
La inauguración.
Una lluvia incesante, que dificultó bas
tante .los últimos preparativos, no fué obstá
culo para que el día señalado, ló de mayo,
un público numerosísimo y escogido acudiera
al Oratorio de Valdocco para la deseada
ceremonia. El teatro vistosamente adornado
y lleno de bote en bote ofrecía el aspecto de
las grandes solemnidades. A las diez y media,
en medio de una continuada ovación pene
traron en el Teatro S S . AA. R R . el Duque
.196
de Génova y la Princesa Adelaida, el Arzo
bispo de Turín, el Prefecto de la Ciudad en
representación del Gobierno y nuestro Rvdmo
Superior P. Rinaldi, con los demás miembros
del Capítulo Superior.
Un magistral Himno Misionero, compuesto
expresamente para la ceremonia por el Ma-
E 1 Duque de Génova y la Princesa Adelaida
inauguran la Esposición Misionera.
estro Salesiano Pagclla, aumentó la llama
dcl entusiasmo que ya ardía en todos los
corazones y así el publico escuchó conrnovido la palabra afectuosa, autorizada y elo
cuente dcl Senador, Conde Rebaudengo que,
en su calidad de presidente dcl Comité de
los festejos cincuentenarios, pronunció el
discurso de apertura. Hizo notar la asistencia
especial de la Divina Providencia que supone
el extraordinario desarrollo que la Congre
gación Salcsiana, tan humilde en su cuna,
ha alcanzado en tan pocos años. A este re
sultado han contribuido los dos- ideales que
la Congregación Salesiana fomenta en todas
partes de « F e y Patria », con los cuales gana
el corazón de las muchedumbres y se capta
el favor y simpatía de los Jefes de Estado y
de sus Gobiernos. Indice de este admirable
desarrollo son los dilatados campos de Misión
a que la Congregación ha extendido su acti
vidad en el espacio de cincuenta años. Esta
Exposición se inaugura con algunos meses
de retraso en homenaje a la Exposición
Misionera Vaticana del pasado año, que se
ñalaba precisamente el jubileo de las Mi
siones Salesianas; pero este retraso ha hecho
que fuera mayor la preparación, aumentando
por tanto su interés. En la Exposición po
dréis admirar con vuestros ojos, juzgar con
vuestra inteligencia y todavía más con vues
tros corazones, cuánto con ardiente celo han
sabido actuar y conseguir, arrostrando inumerables peligros, sufriendo privaciones inau
ditas, superando obstáculos sobrehumanos,
por amor de Dios, no por la merecida ala
banza de los hombres, los misioneros salesianos. No se halla corporalmente presente
entre nosotros el amado Padre, el insupe
rable Maestro, que adivinó nuestros tiempos,
tuvo intuición de sus males, comprendió
sus necesidades y aplicó providenciales re
medios; faltan aquellos hijos insignes que,
después de él, rigieron con prudente sabi
duría y experta actividad las suertes de la
Congregación, Don Rúa y Don Albera y
falta el gran Cardenal, que aún pocos meses
hace, en este mismo lugar, aplaudía con en
tusiasmo las conmovedoras palabras del
Emmo. MafR. Pero sus espíritus celestiales
aletean en torno nuestro; sus angélicas faccio
nes están más que nunca vivas en nuestro
espíritu, sentimos su influjo benéfico, sus
enseñanzas,‘ sus exhortaciones, sus consejos
para nuestrars conciencias.
Con esta santa disposición de ánimo, pro
ceded, Altezas Reales, a la inauguración de
la Exposición, abridla Excelentísimo Señor
Gobernador en el nombre augusto del Rey,
bendecidla en el nombre del Señor ilustre
Prelado. Todos nosotros os seguiremos, y
después de nosotros, muchos vendrán de
todas las partes de la tierra, más que atraidos
por el afan de novedades, más que ávidos
de ciencia, deseosos de inflamarse en aquella
■
T
>97
generosas caridad, cristianamente activa, su
perior a diferencias de raza y de creencia,
que aquí arde prodigiosamente para-la re
novación moral, religiosa, civil y económica
de la Sociedad.
El orador, que pronunció su hermoso dis
curso con acento de verdadero afecto, fué
ovacionado.
A los acordes de otro Himno Misionero
de Dogliani, desfiló la distinguida concu-
Kermesse
pro Misiones Safesianas.
El día 22 de mayo en los jardines de la Ex
posición Misionera se inauguró con grande
solemnidad una Kermesse benéfica a bene
ficio de las Misiones, organizada por la acti
vísima Junta de Damas Patrocinadoras. La
nobleza de Turín en pleno se prestó para la
grande obra de Caridad; ciento quince seño-
Turin (Italia) •• Locales y jardia de la Exposición Mtsimiera.
rrencia hacia la Exposición en la que pene
traron, después de cortar la cinta que cerraba
la entrada, S. A. R. la Princesa Adelaida.
Todos los visitantes quedaron altamente
sorprendidos de la abundancia,- orden, ori
ginalidad y hermosura de la Exposición,
que más detalladamente podremos descri
bir en el próximo número.
La exposición Misionera está resultando
un grandioso éxito; cuantos entran en ella
rnanifiestan su propósito de volverla a visitar
y se convierten en propagandistas. La vigilia y fiesta de María Auxiliadora pasaron
la Exposición unas diez mil personas
cada día y la media de los demás días es de
unos mil quinientos a dos mil visitantes.
ritas y señoras de la aristocracia, sin faltar
algunos caballeros, se pusieron a vender en
las distintas secciones del Buvette, del Cham
pagne, de los helados napoletanos, de las
flores, frutas y mermeladas, en el banco de
labores y junto al Monstruo Benéfico, no
faltando un borriquito de Palestina que iba
dando vueltas por los jardines de la Expo
sición, cargado de objetos orientales y raros.
Inauguró solemnemente la Kermesse el
Príncipe Heredero de Italia, junto con la
Princesa Adelaida de Génova, acompañados
de todas las autoridades y que después de
recorrer todos los puestos de la Kermesse,
tomó un pequeño lunch en la maloca d^los
Indios del Río Negro del Brasil, donde se
198
había instalado la Büvctte. Enseguida pa
saron a visitar la Exposición, donde perma
necieron más de una hora admirando las
distintas secciones.
El X Congreso Internacional
de Cooperadores.
en número extraordinario, venidos de todas
partes de Italia y del Extranjero, dieron su
contributo al Congreso actuando así admi
rablemente la idea de que los Antiguos Alum
nos han de ser los más entusiastas y activos
Cooperadores Salesianos. Tanto los Sacer
dotes como los antiguos alumnos, fueron
invitados por nuestro amadísimo Rector
Mayor a una comida de familia y los dos días
se celebró un banquete de quinientos a seis
cientos comensales, en medio de la mayor
familiaridad y alegría.
La Sesión de Clausura fué verdaderamente
solemne y al terminar, el Exemo. Sr. Arzo
bispo, encargado especialmente por el Papa,
que envió al Congreso un precioso y largo
autógrafo, dio a todos los Congresistas la
Bendición Papal con indulgencia Plenaria,
que Su Santidad concedía paternamente a
todos los reunidos.
Pero el complemento verdaderamente con
solador de estos festejos del Cincuentenario
de las Misiones Salcsianas, ha sido el X Con
greso Internacional de los Cooperadores Sa¡esianos, que se ha propuesto exclusivamente
tratar del Tema Misionero. El acontecimiento
ha sido de una importancia extraordinaria
y en los Boletines sucesivos procuraremos
ir dando a conocer todos sus trabajos a nues
tros lectores, pues de la difusión de los mismos
ha de obtenerse un grande auge de la Obra
de las misiones.
Se celebró en el Teatro del Oratorio de
Turín los días 25, 26 y 27 de Mayo, resul
tando las mejores tornabodas de la Fiesta
de María Auxiliadora, que sin duda bendijo
maternalmente sus trabajos, debiéndose una
Además de la indulgencia plenaria diaria c in
vez más a María el éxito extraordinario de
esta Obra Salesiana, de la que tanto bien dulgencia de 400 días, aplicables a las almas dcl
Purgatorio que, según la última concesión de Pío X I,
ha de redundar para la extensión del Reinado podemos lucrar, siempre que unamos a nuestro
de Jesucristo.
trabajo cualquier devota invocación, pueden ganar,
Ni el tiempo ni el espacio nos permiten los Sres. Cooperadores Salesianos, cumpliendo los
extendernos en detalles. Baste decir que bajo requisitos de costumbre. Indulgencia plenaria:
1. El día que se inscriben en la P ía Unión.
la Presidencia efectiva de nuestro Rvdmo.
2. Una vez al mes, a elección de cada cual.
Superior D. Felipe Rinaldi, actuando de re
5. Una vez al mes, asistiendo a la conferencia.
gulador el Prefecto General Rvdmo. D. Pe
4. Asimismo, una vez al mes, el día en que hagan
dro Rlcaldone, asistiendo a las sesiones hasta
ocho y diez obispos entre los cuales el arzo el Ejercicio de la Buena Muerte.
5. E l día que por primera vez se consagren al
bispo de Turín que no faltó un solo día, y
Sagrado Corazón de Jesús.
nuestro arzobispo Mons. Guerra, tomando
6. Siempre que hagan Ejercicios Espirituales
parte en las reuniones generales elocuentí durante ocho días seguidos.
simos oradores entusiastas y documentados,
resultó un conjunto verdaderamente solemne
Además, los siguientes días:
grandioso y sobre todo práctico.
Mes de ]ulio:
El segundo día del Congreso fue dedicado
t. Preciosísima Sangre.
2. Visitación de Ntra. Sra.
de un modo especial a los Delegados Dioce
JÓ. Ntra. Sra. del Carmen.
sanos y decuriones de los Cooperadores SaMes de Agosto:
lesianos y tuvimos el consuelo dc^ver a unos
6. Transfiguración dcl Señor.
500 ó 600 sacerdotes seculares que todos
15 . Asunción de Ntra. Sra.
trabajan con entusiasmo para propagar la
tó. San Roque.
Obra de Don Bosco y que representaban a
También pueden ganar otras muchas indulgencias
varios miles extendidos por Italia y por el plenarias y parciales y gozar de varios privdegicSt
mundo. El tercer día tuvieron parte espe- como puede verse en el Reglamento o * Cédula de
cialísima los Antiguos Alumnos que también admisión a U Pía Unión *, a la cual nos remitinjos.
L
199
El Primer Cardenal Salesiano.
*^ 0 1
¡n memoriam
(Continoación - V éase Boletín de Moyo)
V ica rio A p o stó lico .
Desde el año 1880 a 1883 nuestros misio
neros exploraron el inmenso campo apostó
lico, recorriendo los lugares más importantes,
a lo largo de los grandes ríos, visitando los
toldos de los indios y las haciendas de los ci
vilizados, doquiera surgía un nuevo centro
de población.
El iniciador de esta dificilísima misión
fue el Sacerdote Salesiano D. José Fagnano,
después Prefecto Apostólico de la Patagonia
Meridional y de la Tierra del Fuego y su
labor fue tan fructífera que en 1883, según
la relación enviada’ a la Santa Sede, más de
160 niños y niñas habían sido acogidos en los
Colegios abiertos por los Salesianos y las Hijas
de María Auxiliadora en Patagones, se habían
administrado 5.328 bautismos y varias ex
pediciones apostólicas se habían hecho hasta
la Cordillera, a lo largo del río Limay hasta
e! Lago de Nahuel-fiuapí, desde el Neuquén
al Norquín, desde el Río Colorado hasta el
desierto de Balcheta, a ambas orillas del Río
Negro; en una palabra, toda la Patagonia
septentrional, en una extensión de más de
35.000 Km. cuadrados había sido explorada
por los salesianos.
Y desde aquel año (1883) la Santa Sede
creó en la Patagonia un Vicariato Apostólico
y una Prefectura Apostólica poniendo al
frente del primero al Rdo. Dr. D. Juan Caglicro y encomendando la segunda al sacer
dote salesiano D. losé Fagnano. El Vicariato
comprendía la Patagonia Septentrional y
Central desde Bahía Blanca a los 42° de la
titud, abarcando una superficie de 730.000
Km. cuadrados.
Mons. Caglicro fue preconizado obispo
titular de Magida por S. S. León X III en
«1 mismo Consistorio en que se otorgó la
Púrpura Cardenalicia al grande y venerando
Misionero Capuchino Guillermo Massaia
> en que el canónigo José Sarto de Treviso
fué creado obispo ‘de Mantua.
Es fácil imaginar la alegría que su elevación
^1 episcopado causó en Don Sosco y en toda
« Familia Salesiana. La fiesta de su Con^gración episcopal fué de las más grandiosas
V entusiastas que se hayan celebrado en el
oantuario de María Auxiliadora. Llevóla
• cabo el Emmo. Cardenal Alimonda y la
presenció la Madre dcl nuevo obispo que
contaba a la sazón 88 años. El encuentro de
Don Sosco con el primer obispo salesiano
después de la ceremonia fué en extremo
conmovedor. Mons. Caglicro abrazó al Padre
de su alma y éste besó antes que nadie el
pastoral anillo que el nuevo obispo había
tenido hasta entonces cuidadosamente escon
dido. Era el 8 de diciembre de 1884 y en
febrero dcl 85 partía Mons. Caglicro para
América. La separación fué dolorosa para
el hijo y para el Padre, que todavía le envió
un saludo por medio del P . Bonetti que le
despidió en Marsella al zarpar para la Ar
gentina.
E n nom bre d e **D o n 3 o sco .**
Llegado a Viedma fué recibido con grandes
manifestaciones de júbilo. Graves y dura
deras fueron las dificultades que tuvo que
superar, pero repitiendo, a todos en público
y en privado: — M i misión no es ni política,
ni comercial, ni militar, sino simplemente
espiritual y pacífica, dirigida sólo al bien de
las almas — se lanzó con ardor al trabajo
con el pensamiento fijo en Don Bosco.
En una carta que le dirigió el 24 de junio
de este mismo año 85, con ocasión dcl ono
mástico dcl buen Padre le decía: — «Sus
hijos en este día de su Santo se pelean y van
a porfía para sobrepujarse unos a otros en
santos trasportes de filial afecto, de alabanzas,
de bendiciones, de promesas y de augurios
de cien y cien años de vida para el que es su
Superior, su Bienhechor, su Padre, j Envi
diable porfía, justo anhelo de los hijos, de
los hermanos y de toda la Familia Salesiana!
Para su primogénito y para sus hijos de
América (iy qué lejos está!) no queda, en
este día de santa y extraordinaria satisfacción,
sino el dulce recuerdo de un pasado que
quisiéramos convertir en un dulce presente
para demostrarle también nosotros que te
nemos en el pecho valor y en el corazón
sentimientos tanto como el que más.Aunque
nos encontramos tan lejos tenemos con nos
otros, en nosotros y dentro de nosotros, im
presas las palabras: Don Bosco — OratorioVaidocco — y M aría Auxiliadora, capaces
de entusiasmar más que todas las prosas
poesías y músicas y de saciar todos los deseos
de nuestro corazón». ¡Cuánto amor por Don
Bosco revelan estas palabras!
Y al año siguiente en la misma ocasión
pudo ofrecer al venerado Padre 1500 bau
tismos de indígenas del Río Negro.
Lástima que el Cardenal Cagliero no nos
haya dejado una exposición completa del
trabajo realizado durante tantos años de
apostolado. Y es que no supo resignarse a
dedicar a ello un tiempo que prefirió consa
grar a obras de celo, trabajando sin cesar
hasta el fin de sus días. Sin embargo sus nu
merosas cartas y las de sus celosos auxiliares,
Mons. Fagnano, P. iVlilancsio, P. Gavotto,
P. Riccardi. P. Beraldi etc. constituyen una
documentagión maravillosa del bien inmenso
llevado a cabo a costa de grandes sacrificios
BaufJsmo de sangre.
Uno de los peligros mas serios, del que
"Mons. Cagliero salió con vida por gracia espe
cial del Señor, le ocurrió en plena Cordillera en
el año 1887 en el paso llamado Corral de ¡os
Caballos. Había subido ya hasta 2000 metros y
todavía le quedaban otros mil de subida para
bajar luego hacia Chile. El sendero se escurría
por entre ásperas rocas de granito cortadas
a pico sobre enormes precipicios. El caballo
de Monseñor, recién cambiado, de repente
se encabrita y emprende vertiginosa carrera.
«Nosotros, escribía el P. Milanesio que lo
acompañaba, al verlo en tal peligro sufríamos
las ansias de la más terrible agonía. Hubié
ramos querido arriesgar y perder nuestra
vida para salvar la suya, pero el miedo de
que su caballo se espantara todavía mas nos
hizo permanecer inmóviles. iQue angustia.
Dios mío! Dos veces en el borde de horribles
precipicios, nos pareció que iba a despeñarse...
Pero Dios quiso que Monseñor conser
vara su sangre fría y presencia de espíritu,
que le permitió, abandonándose en manos
de María Santísima, saltar del caballo en
plena carrera, dejándose caer en un espacio
ancho llano y menos pedregoso que ofrecía
el sendero. Así evitó la muerte, pues de lo
contrario se hubiera despeñado por alguno
de aquellos horribles precipicios. Pero la
caída no podía dejar de ser grave.
Volamos en su auxilio, le preguntamos
wint non eis nocebit, nunca mejor que
inora.
E l palacio episcopal.
Mons. Caglicro y sus compañeros cncon’iron árirnos y energía en las promesas de
*^00151:. ;n el ardor de la caridad y en el
sona, la mesa, los ojos. [Resulta una verda
dera y agradable gimnasia! Y sin embargo
nos encontramos muy bien y muy contentos
porqué sabemos que estamos aquí por vo
luntad de Dios, de su Vicario cl Papa, y de
nuestro queridísimo Don Bosco. Este pen
samiento nos colma de felicidad y alegría
tanto en medio de las pampas, como en las
cumbres más elevadas de la Cordillera».
Esta vida tan mortificada y laboriosa,
expansión de un ardiente celo por la salva
ción de las almas, atraía sobre cl obispo y
sus misioneros la admiración y el afecto de
todos. Un día mientras un grupo de indios
atravesaba Viedma, un pequeño índíecíto
se acerca a uno de los nuestros y le pregunta:
— ¿Y el obispo? — Está bien. — Salúdelo
de mi parte y dígale que Ic queremos mucho.
Como era en Valdocco cuando clérigo y
joven sacerdote así fué siempre Mons. Ca-
204
él tiene por tí y por tus súbditos! Y es él
que nos envía para haceros bien y para sal
varos. AI rededor suyo crece toda una fa
milia que se preocupa por vosotros y que
nos ha proporcionado los medios para llegar
hasta aquí. Esta familia se llama Iglesia
Católica; y su cabeza, el Padre, es el que os
he dicho que se llama Papa. Pero por encima
de esta Cabeza, sobre esta familia, hay otro
Padre que está en los Cielos y que tu has
En plena misión. invocado conmigo esta mañana cuando decías:
Había que verle, sobre todo durante sus Padre nuestro, que estás en los Cielos —
largas excursiones apostólicas, rodeado de Este Padre, este grande Espíritu, padre 'de
centenares y millares de indios. Sus predi todos los hombres que ha puesto al Papa
como Vicario suyo en la tierra, vino a este
lecciones eran para los niños aunque no
mundo para enseñar, para redimir, para
dejaba, como buen caballero (en los últimos
salvar a los hombres y formar la gran familia
años le fué concedido el Gran Cordón de
de los Cristianos. Lo vieron y hablaron fa
la Orden Mauriciana) de dirigir frases de
miliarmente con el miles y miles de antepa
especial eficacia a los caciques. A éllos diri
sados nuestros que pudieron presenciar los
gía muchas veces la palabra en las mismas
milagros extraordinarios que obraba a cada
instrucciones catequísticas, hasta para pro
paso. — Y de aqui tomaba ocasión para
ducir más efecto en los demás miembros de
exponer brevemente el nacimiento, vida,
la tribu. A veces recordaba alguna de estas
muerte y doctrina de nuestro Señor Jesu
escenas:
cristo
(Continuará).
»— A la caída de la tarde, en el silencio
solemne de aquellos inmensos desiertos,
erguido yo sobre la silla de mi caballo, ro
deado de centenares de salvajes pendientes
L IM A (Perú) - Hom enaje a la memoria de¡
de mis labios, les predicaba a Jesucristo,
C ard. C agliero.
contestaba a sus preguntas y satisfacía su
Con toda la majestad del rito sagrado, efectuá
curiosidad. Una de las preguntas que a me
ronse en el Santuario de María Auxiliadora las
nudo me dirigían era:
honras fúnebres en sufragio del Cardenal Cagliero.
— ¿Es pues cierto que más allá de estas
El vasto templo, severamente enlutado, osten
regiones, al otro lado de los mares, en tierras taba al centro un gran catafalco con las insignia»
lejanas hay quien se acuerda de nosotros? cardenalicias.
— Ciertísimo y el encontrarme yo aquí
Pontificó el lltmo. M ons. Pedro Pablo Drinot
y Piérda, obispo titular de Basilinóoolis, asistiendo
es la mejor prueba.
— Dinos, pues, oh padre, tantas y tantas el lltmo. y Rcvmo. Sr. Arzobispo acompañado por
^
cosas. Nos han dicho que existe un pueblo los padres de la Comunidad Salesiana.
Estuvieron entre los concurrentes el Embajauor
grande, muy grande, que se llama Europa.
— Sí, es cierto. Europa es un gran pueblo. de Estados Unidos y su señora, el Ministro
potenciario de Uruguay. M ons. Philipps, Mons.
¿Veis el desierto? Es interminable, lo cobija Scozzafava, M ons. Clavijo, ingeniero Scotti,
la inmensa bóveda celeste. Pues bien aquel sentantes de la colonia italiana, miembros d®
pueblo con su cielo es mas extenso que este comunidades dé los P.P. de la Buenamuerte, o
desierto. Tiene un • número extraordinario miníeos, Redentoristas, Hermanos de las Escuáb»
de habitantes, mas de 300 millones. Viven Cristianas, etc., los colegios de ambos sexos
en casas altas, esoaciosas, agrupadas, reuni en Lima y Callao, dirigen los Padres SalesianM,
das en millares ac ciudades y gozan de la Hijas de María Auxiliadora y las Madres de ban a
civilización que Dios hecho hombre trajo Ana; un nutrido grupo de antiguos alumnos y
del Cielo a la tierra; y esta civilización es la Cooperadores salcsianos y muchas otras person
de la Obra.
^ . 1
que nosotros queremos enseñar a tí y a tu amigas
Al fin cantó las preces rituales ante el tumul>5
tribu. En aquel pueblo hay una ciudad fa lltmo. Señor Arzobispo.
..
mosa que se llama Roma y en élla hay un
Al teminar la misa subió a la sagrada cátedra
hombre, un hombre extraordinario que se Rvmo. S r. Santiago Hermosa S , Canónigo d c _
preocupa de vosotros. El es el que nos ha Basílica Metropolitana y pronunció en
enviado a vosotros y se llama Papa porque frases el elogio fúnebre del Eminentísimo *
tiene corazón de padre y es padre de todos. de la Iglesia, que permaneció fiel al lema de ,
iOh gran cacique, si tu vieras el interés que cudo; • Recto fixus caHi ero », hasta el fin de su '*
glicro, Obispo, Arzobispo, Delegado Apostó
lico, Cardenal, en Italia, y fuera de Italia,
con ios grandes y con los pequeñitos, en me
dio de los civilizados y de los salvajes: Sen
cillo, afable, desconocedor de la fatiga y del
descanso, siempre con una palabra buena
y chistosa en los labios, a todos trataba como
a hermanos y se ganaba todos los corazones.
2oy
La Causa de Beaíificación de Don Bosco.
En todos los Salcsianos y en todos los
admiradores y cooperadores de la Obra de
Don Bosco existe una ansiedad, un deseo
grande, que aumenta a medida que se apro
xima el día suspirado, de verle cuanto antes
elevado al honor de los altares, de poder
trocar las invocaciones privadas en solemnes
fiestas y cultos públicos en honor del grande
Aposto! de la juventud de nuestros tiempos.
Un nuevo paso está próximo a darse en
su causa de Beatificación. El día zo del actual
mes de julio se celebrará en Roma la Congre
gación Preparatoria sobre las virtudes del
Vble. Siervo de Dios Juan Bosco (Gfr. «Acta
Ap. Sedis», 15 enero 1926). Para que se
comprenda la importancia de este paso, da
remos aqui una sucinta idea de los trámites
necesarios para llegar a la Beatificación de
un siervo de Dios.
Ante todo hay una parte preliminar, larga
y laboriosa que comprende: 1 ° Los Procesos
informativos que se llevan a cabo en las dió
cesis donde ha residido el Siervo de Dios y
en la ciudad de Roma, recogiendo todos los
hechos y declaraciones juradas de los testigos;
¿'^Examen de los escritos del Siervo de Dios;
3° Informe documentado sobre la observancia
del Decreto de Urbano VI II , que prohibe
pucstar culto a cualquier siervo de Dios antes
de la decisión de la Santa Sede.
Luego pasa la Causa a la Sagrada Congre
gación de Ritos, cuya acción comprende dos
lases: Una consagrada al estudio de las virtu
des, para determinar si el Siervo de Dios ha
practicado en grado heroico las virtudes teo
logales y cardinales. La otra dedicada a los
milagros, para comprobar si existen milagros,
propiamente dichos, con los cuales Dios prue
be la santidad de su Siervo. Tanto para el
eludió de las virtudes como para el examen
los milagros se tienen tres reuniones
o Congregaciones: la antipreparatoria, la pre
paratoria y la general.
La Congregación antipreparatoria tiene lugar
®n ¿1 Palacio del Cardenal Ponente (En la
de Don Bosco lo es el Emmo. Car
denal Vico, Prefecto de la misma S . Congrepci:n de Ritos) y asisten a ella solamente
los •■‘ nultores. Si el resultado es favorable
^
a la Congregación preparatoria.
La cr.gregación preparatoria, se celebra
p el \ .'icano, con asistencia de los Consul
tores \ cc todos los Cardenales, miembros
de la Congregación de Ritos, y si el juicio
también resulta favorable se procede a la
Congregación General.
La Congregación General, también se ce
lebra en el Vaticano en presencia del Papa y
con asistencia de los Cardenales y Consultores.
Este año pues, el día 20 de julio, se cele
brará la Congregación preparatoria sobre las
virtudes de Don Bosco. A! anunciarlo a
nuestros lectores, exhortamos a todos los
amigos de la Obra Salesiana encomienden
a Dios y a María Auxiliadora el feliz éxito
de esta importante reunión.
Además hacemos notar la oportunidad
de invocar en los casos graves y apurados
la intercesión del Vble. Don Bosco; pues
necesitándose milagros para su beatificación
y canonización, ninguna ocasión mejor para
obtener gracias extraordinarias. Y al acudir
a él, hágase en forma bien determinada y
exclusiva, para que la gracia, si se obtiene,
sea atribuida sólo a su intercesión. En ante
riores números del Boletín han aparecido
algunas gracias verdaderamente extraordi
narias, sumamente aptas para despertar la
confianza en su intercesión.
D E N U E S T R A S M IS IO N E S
** ... Haced lo que pod&is; Dios hará lo que nosotros no podamos. Confiad en Je sú s Sacramen>
(ado y en M aria Auxiliadora, y veréis que cosa son milagros...
D O N B O S C O a sus primeros misioneros.
L A C O N Q U I S T A E S P IR IT U A L
de la Paíagonia y de las Tierras del Estrecho.
Imporlante expansión de las Misiones y de la Obra Salesiana en
América, durante el primer medio siglo de vida. - En el Uruguay.
Con gusto damos a saborear a nuestros lectores el
siguiente artículo publicado con motivo de la muer
te del Card. Caglicro, por el Rdo. Padre Ricardo
Pittini, Inspector de las Casas Salesianas del Uru
guay.
* La muerte del Cardenal ]uan Cagliero, adalid
de las misiones salesianas en las Pampas y en la Patagonia, plantea ante'nuestro espíritu un problema
que, resuelto en cl Uruguay con el esterrninio de
los Charrúa, aguarda aún su solución definitiva en
la mayoría de las repúblicas americanas.
Los grandes ríos en cuyo estuario se asientan
esplendidas capitales, exponente de progreso, ba
ñan con sus raudales originarios florestas vírgenes
en cuya espe.sura se agitan miles y miles de almas
en estado'de plena barbarie. Basta remontarlos hasta
los límites extremos, donde las avanzadas de la ci
vilización tocan las primeras tolderías, para sor
prender allí el problema en sus distintos aspectos.
En la mueca de los indios chaqucño,s, yo mismo
sorprendí, en más de una ocasión, la protesta airada
contra el cristiano que invade y usurpa su territorio,
en busco do montes explotables o de dilatadas pra
deras para la ganadería.
Los vi encorvados bajo e! peso del trabajo por el
aliciente de recompensas irrisorias que luego se
esfuman, con demasiada frecuencia entre las garras
de mercaderes sin conciencia.
Vf cu sus rostros la htiella de vicios antes ignora
dos en cl aislamiento del bosque y contraídos ahora
por el contagio de elementos inferiores que la co
rriente de la civilización arroja a menudo, como una
verdadera resaca hacia esos remotos conrines.
Hay más: no es raro el caso de tropezar aún con
manchas de sangre de Indios, derramada por la
fuerza pública o por particulares convertidos en
« cazadores" de esa gente molesta.
Conversando anos atrás en un islote del estrecho
de Magallanes con un indio '■ Ona \ le pregunté:
Brasito, (era su apodo), ¿donde naciste?
— Allá, me contestó, señalando con amplio
ademán las llanuras de la Tierra del Fuego, al otro
lado dei Canal.
— Y tus padres ¿donde estén?
Su rostro se inmutó: sus ojos se iluminaron a la
luz de trágicos recuerdos; hizo el ademán de quien
descarga un arma y de la garganta le brotó un grito
impregnado de rabia y de dolor, imitando el esta
llido del arma.
¡D ios mío! ¡Cuánta sangre inocente de pobres
indios derramada y por derramarsé en nombre de
la civilización!
Evitar el despojo total de las tierras en las que
vivieron ellos y sus padres; impedir la explotación
injusta de su trabajo; proteger su integridad física
y moral frente al contagio del vicio y de la enfer
medad importados; prevenir el empleo inhumano
de la fuerza; atraerlos con paciencia, con constancia,
con sacrificio inmenso hacia la vida civilizada, he ahi
los varios elementos de este formidable problema.
Los Salesianos, capitaneados por el entonces
Monseñor Juan Cagliero, afrontaron con denuedo
ese problema.
Medio siglo de labor apostólica cu peregrina*
clones nunca interrumpidas desde el Atlántico a
los Andes desde Las Pampas al Cabo de Hornos,
fructificaron la conquista espiritual de aquella vasta
región, abierta hoy a todos los adelantos del progreso.
Los descendientes de antiguos Caciques, de los
que al frente de los malones legendarios traían cl
espanto y la ruina hasta las puertas de Buenos Aires,
llegaron a ésta ciudad, desde los valles apartados de
los Andes a presentar su homenaje al Presidente de
)a República y a formular algunas quejas.
Con ellos venían algunos misioneros salesianos.
El doctor Alvear los recibió en la Casa Rosada,
les estrechó la mano como a ciudadanos de su
patria y les prometió apoyo.
¡Magnífico episodio, que dice elocuentemente
el éxito de la acción misionera!
N o sería fácil resumir en los estrechos límites
de un artículo, ni aún quizás en las páginas de un
libro voluminoso, los obstáculos, las luchas, lo*
contrastes, los sufrimientos sin cuento de esta mr
sión sobrehumana.
Recuerdo un episodio personal, que nunca *•
borrará de mi memoria.
M e encontré una vez con cl salesiano Mens. f*'
gnano, el apóstol de los indios fueguinos, en la
Dawson, una de las muchas del estrecho de Ma‘
gallanes.
^
A trueque de sacrificios indecibles, había forma--
207
en la isla una verdadera población, para reconcentrar
en ella a los indios de la Tierra del Fuego y preser
varlos así, de la encarnizada persecución exterminadora, por parte de los usurpadores de su isla.
Centenares de familias indígenas ocupaban las
casitas de madera dispuestas en orden en derredor
■de una gran plaza. Los niños acudían al Colegio de
los Saicsianos y las niñas al próximo de las Hermanas.
Hasta logró formar con ellos, una pequeña banda
de música, cuyas armonías poblaban por vez pri
mera, esas vastas soledades. El ideal del Apóstol
tocaba la realidad.
Pero ¡ay!: una incontenible epidemia pulmonar
se apoderó de esos pobres indios, cuya sangre se
había debilitado con los sufrimientos y el contagio de
vicios innominables. Se despobló rápidamente la
aldea para poblarse el cementerio colocado en lo
alto de una próxima colina.
Aquella tarde de diciembre, me recordaba todos
estos contrastes M ons. Fagnano, mientras paseá
bamos por la plaza solitaria.
De repente se detiene y tomándome fuertemente
del brazo, — Ves, hijo, me decía con voz temblo
rosa. Cuando años atrás yo cruzaba por aquí, de
aquellas casitas salían corrieitdo en tropel los niños
y las niñas para rodearme alborozados. En ellos yo
veía la salvación y el porvenir de la raza. Ahora
nadie viene a saludarnos. Las casitas están casi de
siertas. Todos descansan en aquella altura...
Y el pobre anciano comenzó a llorar como un
niño ante el espectáculo de su ideal, hecho pedazos
por la muerte!
Sorprendeníe expansión
de Jas M isiones Sa/esianas.
Los ensueños misteriosos en los que Don Bosco
había visto, con mirada profética a centenares y
millares de sus hijos diseminados por el mundo en
la labor misionera, no podían limitarse a la Patagonia
Y Estrecho de Magallanes.
Basta la estadística siguiente, para dar una idea
completa del prodigioso desarrollo de la obra, a
través de sus cincuenta años de existencia.
América: número de misiones: lo ; misioneros y
misioneras: 7 2 1; obras misionales: 644; catecúmenos
Y alumnos: 74.599.
Asía: número de misiones: 9; misioneros y misio
neras: 316 ; obras misionales: 298; catecúmenos y
alumnos: 25.336.
Alrica: número de misiones: 4; misioneros y misionoras: 116 ; obras misionales: 119 ; catecúmenos
y a!-jr¡;nos: 10.797.
Aiitralia: número de misiones: z; misioneros y
misioneras: 16;. obras misionales: jó ; catecúmenos
Y alumnos: 2.087.
Tetaies: número de misiones; 25; misioneros y
misioneras: 1.169 ; obras misionales: 1.077; catecú
menos y alumnos: 112 .8 19 .
Advertencias. — 1 . Conviene observar que en el
numero de misioneros no están comprendidos ni
ms catequistas, ni las demás personas, no religiosas
Que prestan su concurso en las obras m'síonales de
Bcico.
2. Los datos expuestos más arriba, se refieren a
los lugares de verdadera misión. No están compren
didos, por tanto, los 247 institutos, con 296.612
alumnos, esparcidos en 23 naciones de las tres Américas, donde trabajan t.354 salesianos y 1.349 Hijas
de María Auxiliadora.
3. Toda misión comprende ordinariamente va
rias residencias y obras misionales, como son: ca
pillas, hospitales, farmacias, oratorios festivos y co
tidianos, círculos, escuelas de cultura, escuelas de
artes y oficios, etc. etc.
En e l Uruguay.
Pocas veces, sin duda, en tan corto lapso de tiem
po, una institución llegada de un país extranjero,
se vinculó tan estrecha y trascendentalmentc a la
vida social de la Nación e impartió una acción tan
múltiple, tan vasta y tan fecunda. Los salesianos
cuentan actualmente en la República con veintiséis
establecimientos: ocho en la capital; siete en el de
partamento de Montevideo; tres en Canelones; uno
en Mercedes; uno en Río Negro; tres en Paysandú;
uno en Salto; uno en Meló. Ocho parroquias, anexas
a esos Colegios, regentadas por los Salesianos,
constituyen su contribución directa a la vida de la
Iglesia eit el país.
A cuarenta y nueve mil ochocientos cincuenta y
nueve, asciende el número de alumnos que han
asistido a los catorce colegios salesianos, desde las
distintas fechas de su respectiva fundación, a partir
de 1877.
De éstos han sido educados completamente gratis,
diez y nueve mil cuatrocientos veintidós.
Las H ijas.de María Auxiliadora, en sus once
institutos, registran un total de tres mil seiscientas
treinta y cinco internas; y ocho mil cuatrocientas cua
renta y siete externas; diez y siete mil qufnierifas
cincuenta y una recibidas gratuitamente; doce mil
treinta y seis semigratis; cuarenta y ocho mil dos
cientas veintisiete oratorianas.
Mucho debe, sin duda, el Uruguay a los Hijos de
Don Bosco. Por encima de cualquier sectarismo
y prescindiendo del criterio con que pueda encua
drarse en el sentido filosófico o religioso su enseñanza,
forzoso es reconocer que muy pocas organizaciones
privadas han aportado al país un concurse más va
lioso, contribuyendo en tales proporciones a la ele
vación cultural, profesional, industrial y moral del
pueblo ».
R icardo P it in i S . S .
En el Chaco Paraguayo,
(De la Isla Napegue, A lio Paraguay).
Febrero, 24 de 1926.
Reverendísimo Padre:
Estaba indeciso si escribirle o no cuanto va usted
a leer en esta misiva; pero reflexionando sobre el
punto, he creído que era un deber de justicia y aún
de gratitud el que tanto usted como los demás Her
208
manos se uniesen a mi para dar gracias a la Santí
sima Virgen Auxiliadora por la forma extraordir-aria con que ha velado por nuestra misión. Me
resuelvo por tanto a referirle !o ocurrido.
Ayer, 23 de febrero, a eso de la una de la tarde,
partí de Napegue para la estancia San Alfredo,
Puerto de Ediliva, con el fin de administrar el bau
tismo a unas quince personas y normalijar la si
tuación de algunos matrimonios de familias indí
genas, del todo abandonadas. No me fué posible
conseguir como acompañante ni a! Hermano A l
fredo, pues estaba demasiado cansado, ni a don
Gregorio, sumamente atareado en los trabajos dcl
campo. Por otra parte, nu viaje se anticipó de un
dí.i debido al arribo inesperado de un indio de la
estancia dcl señor Miltos. Lo elegí por guía y par
timos. Casi una ora navegamos bajo un sol tropical
por el río Paraguay, en una canoa, cuyos remeros
eran dos buenos indiecitos y timonel un joven de
nombre Saturnino, que debía servirme de guía en
mi viaje de 31 kilómetros.
Después de más de una hora de cadencioso bogar,
se hicieron pasar a nado dos caballos, destinados
para mí y el indio. Los ensillamos y emprendimos
Id marcha, siguiendo yo muy confiado a mi guía en
tanto que los de la canoa regresaban.
A través de una selva oscura, salpicada de trecho
en trecho por agrestes llanuras marchaba al lado
dcl indio, saboreando con fruición anticipada, la
alegría de empezar por fin mi apostolado, regene
rando almas para Cristo. Aún cuando ya hacía horas
que cabalgábamos, no me sentía cansado y de vez
en cuando le dirigía la palabra al buen Saturnino
como para sacarlo de su silencio, que me preocupaba
de veras en aquella soledad, pero que por otra parte
entra en las costumbres del indio, aunque sea ci
vilizado.
La noche en la fíoresfa.
El sol iba hacia su ocaso y luego apareció la luna
con su claridad, dando a cada planta, a cada punto
oscuro un no sé qué de extraño, lantástico y lleno
de pavor. Confieso que hasta entonces no había pa
sado por mí ni la más ligera sombra de migdo; pero
la hora avanzada, el encontrarme en una selva donde
penetraban escasos rayos de luna; sólo con un mdio
A quién no conocía más que de notnbrc y de vista;
todo esto despertó en mi corazón cierto temor que
me obligó a llevar instintivamente la mano derecha
al revólver, mientras con la izquierda sostenía las
riendas de mi caballo blanco y... el Rosario.
.‘\ I cabo de cuatro horas largas de marcha me di
cuenta de que el indio miraba inquieto y desazonado
ya hacia atrás como explorando el camino recorrido,
ya hacia adelante, como si temiese algún peligro.
— ¿Qué pasa? le dije, parándome a su lado.
— Padre, hemos errado el camino.
— ¿Cómo? respondí medio desconcertado, ¿cuán
to tiempo hará que andamos por senda extraviada?
— Casi más de media hora.
— l.a Virgen Santísima nos proteja, mi buen
Saturnino; volvamos en busca del camino: deja las
riendas sueltas sobre el pescuezo del caballo que él,
una vez libre, sabrá buscar la querencia, o sea la
estancia de don Alfredo, adonde vamos.
El indio hizo dar vuelta bruscamente al anime!
que, librado a sí mismo, se orientó por un sendero
escondido entre un pastizal altísirno.
Reconoció entonces Saturnino que era aquella
la verdadera ruta.
Seguros ya del derrotero, y a galope tendido a
través de un valle verdegueante, nos internamos
en una espesa floresta de gruesos troncos estreme
cidos de vez en cuando por el paso de algún reptil
o por las manadas de jabalíes que huían asustadas
al sentir el piafar de nuestros caballos.
En un punto el indio me grita de repente: Padre,
¿tienes el revolver?
Extrañado ante esa inesperada pregunta, res
pondí de improviso: ¿Y tu traes cuchillo?
— Sí, Padre, e hizo brillar a los rayos de la luna
la hoja de tamaño y filoso puñal.
— M ira, también yo traje mi revolver; y se lo
mostré.
— Ahora estoy tranquilo, borbotó el Lenguas
sonriendo, porque... ¿usted no sabe. Padre, que en
este paraje abundan los tigres?
— No temas, Saturnino. ¿Sabes el Ave María?
— Sí.
— Pues digámosla con fe y la Auxiliadora nos
librará de todo peligro. Rezamos juntos la saluta
ción angélica y proseguimos la marcha, reparando
muy mucho en las sombras y cosas movedizas y en
los rumores de la selva.
Y a puede Vd. imaginarse la cautela, temor y
prudencia con que avanzábamos. Bien sé yo que
el tigre es astuto y cobarde, que no asalta al hombre
frente a frente, pues está siempre en acecho para
sorpender con arrojo felino la cabalgadura, saltán
dole en ancas; todo esto acrecía naturalmente mi
preocupación.
D e frenfe a/ figre.
Serían como las nueve, cuando el indio que ca
minaba entonces, al flanco de su caballo cansado,
se paró de golpe. Presto me le acerqué y él todo
asustado, mascullando en su idioma salvaje palabras
que yo no entendía, y gesticulando nerviosamente
me obligó a volver la cabeza hacia la izquierda.
M iré, y a tres pasos de mí, en la oscura profun
didad de un-manchón de plantas y de crecida yerba,
vi brillar dos luces, amplias y dilatadas. Confieso
que en el primer momento no me di cuenta de nada
y ni siquiera atiné al peligro que me amenazaba.
Tratando de alcanzar al indio que huía, espolee
caballo, pero éste se enredaba en la maleza y da
tanto en tanto, abalanzábase, hundiéndose en al
fango de un riacho donde nos habíamos metido.
M iro en derredor sobresaltado y advierto que uní
sombra negra seguía a saltos en pos de mí.
— jVirgen Santa!... ¿será el tigre? jMaría Auxi
liadora, protégeme!
Con un fuerte silbido estremecí el aire, clave
espuelas al corcel y me entregué a una carrera des
enfrenada. No sabría precisar cuanto anduve; s6o
recuerdo que pronto sentí un rugido que me heló
(i
209
la sangre en las venas, y al mismo tiempo me pa
reció otr como el estruendo de un enorme peso des
plomado sobre un montón de cañas hechas pedazos.
Volví azorado la cabeza; la sombra aquella que me
dejaba medio muerto de espanto, había desapare
cido, y a mi lado retornaba el indio al estridor del
silbido.
En salvo.
Ya más o menos tranquilos, apretamos el paso
de nuestras cabalgaduras y hora y media después
llegamos ai Puerto Ediliva, donde gentilmente nos
recibió el señor don Alfredo Miltos
Rendido como estaba yo por aquella «emocio
nante» cabalgata de «siete horas», no bien bebí
a sorbos una generosa taza de leche fresca, me tendí
sobre una hamaca, al aire libre, quedándome dor
mido bajo la vigilante custodia de media docena de
perros adiestrados en la caza del tigre, todos acu
rrucados en torno de mi lecho.
Al día siguiente, (24 de febrero) dedicado a María
Auxiliadora, estaba ya en pie a las seis de la mañana;
rezaba el breviario paseando en la barranca del río
Aquidabán donde se halla el Puerto Ediliva, cuando
el señor M iltos me hizo llamar.
Lo encontré en íntimo coloquio con el indio
Saturnino, mi guía y compañero de aventuras.
— Padre, ¿qué le sucedió ayer noche? — interrogó
el joven estanciero, no bien me acerqué a él. S a
turnino acaba de referirme todo lo ocurrido: admiro
su sangre fría en el peligro y le aseguro que tan sólo
un milagro de María Auxiliadora ha podido librarle
de las garras del tigre.
— ¿Del tigre?... interrumpí con el corazón so
bresaltado, pues se confirmaban plenamente mis
sospccha.s de la noche pasada.— ¿Con que entonces
la sombra que me seguía era en realidad el tigre?
— No cabe duda, Padre. Cuando el indio se
llegó a usted y asustado le susurró pocas palabras
en idioma Lenguas, le decía: « Padre, mire el tigre;
mátelo de un tiro*. Usted no entendió nada, ni
disparó el arma, sino que afortunadamente huyó
a lodo escape. Fué ese un verdadero acierto que
le inspiró la Virgen. ¡Pobre de usted, si hubiese
hecho fuego sin lograr herir mortalmente a la fiera!
Al instante habría sentido como le clavaba las uñas
V hubiera debido defenderse en un desesperado
cuerpo a cuerpo. El tigre es un animal terrible: si
cae al primer disparo, no hay mayor riesgo, pero
si -falla el tiro o se le hiere sólo ligeramente, entonces
turioso se juega la vida con el osado asaltante.
— Sígame, Padre, un momento — y así diciendo
el señor Miltos me condujo a un bosquecito en
marañado que bordea el rio Aquidabán.
— M ire... ve esas huellas? Son de un. tigre que
há.'c tres días tuvo la audacia de llegarse hasta aquí.
Mis perros le siguieron la pista y lo corrieron, pero
el muy astuto se arrojó al río pasando a nado a la
otrs orilla e internándose en los bosques.
Volvimos a la estancia; se concretó todo lo con
cerniente a la solemne administración de los Sacramoníes a los indios y familias que dependen del
esianciero, y a las tres de ese mismo día emprendí
regreso a Napegue, acompañado por otro indio
de nombre Domingo y un magnífico perro caratigres {Yilí).
— Puede V . ir tranquilo. Padre, dfjomc el se
ñor Miltos, mientras me ayudaba a montar a ca
ballo; mi fiel Y ilí lo defenderá de cualquier peligro.
Por otra parte, el nuevo camino que yo he reco
rrido ya y el indio conoce, no ofrece aventuras como
las de ayer.
Nos despedimos con un cariñoso: «Hasta la vis
ta! * y partí.
A la puesta del sol, después de tres horas de mar
cha, llegamos a un extremo llano, orillado por obscu
ra floresta.
Otra vez e l figre.
Ibamos desprco'cupados, sin temor, cuando de
improviso espántanse los caballos, se paran de ma
nos y dan al aire sonoros relinchos en dirección al
bosque. El indio echó pie a tierra para recoger mi
maleta que, por el repentino bote del caballo, se le
escapara de la mano; yo, todo lleno de espanto, miré
entonces hacia mi izquierda. Y allí, a veinte pasos,
tamaño tigre, mostrando los dientes, con los ojos
fijos en nosotros husmeaba el aire.
— Pay, yagucrcté, (Padre, jcl tigre) 1) — gritó el
indio.
— ¡Terrible! — repuse, serenándome un tanto
apenas vi a la fiera huyendo en,dirección con
traria a la nuestra acosado por nuestro fiel Yilí.
¡Magnífico ejemplar de las selvas aquel feroz animal!
Lo seguí con la vista por largo rato, firme en los
estribos. Rugía de manera espantable y su agil y
robusto cuerpo descollaba entre las altas yerbas
de aquel llano.
A punto ya de internarse en el bosque, d( un
agudo silbido llamando al perro para no exponerlo
a una lucha inútil. El fiel compañero retrocedió
velozmente y vino a colocarse a mi lado. Con
movido, descendí del caballo y acaricié al valiente
caratigres, que me libraba de tan serio peligro.
Llegado a Puerto Napegue, en la Jsla Tagatíyá,
donde provisionalmente tiene su centro nuestra
Misión, fué mi primer pensamiento correr a los
pies de María Auxiliadora para agradecerle Ja amo
rosa y maternal protección que nos había dispensado
salvándonos de una muerte segura.
» E com quei, che con lena affannaia
Uscito fuor del péiago alia riva
S i volge all'acqua periglíosa, e guata...
* Y como aquel que saliendo anhelante fuera del
piélago, se vuelve hacia las ondas peligrosas y las
contempla»... tal me ocurre a mí en este momento,
al pensar en la floresta y en el nesgo que corrimos.
Ensalce también usted, bondadoso Padre, el
amor de la Virgen Auxiliadora, y únansele a porfía
todos los Hermanos y Cooperadores para rezar por
esta Misión, erizada de mi! dificultades, pero que
a toda costa debe triunfar en nombre de María y
por el reinado de Jesús en Jos corazones.
Bendíganos a todos y especialmente a éste su
afmo.
L ivio F a r iñ a , Pbro
Misionero dcl Chaco.
CU LTO
D E M A R ÍA A U X IL IA D O R A
La Sm a. Virgen ae ha consliiuido ella misma protectora de los niños más
pobres y abandonados... por eso concede a los bienhechores que se interesan
por ellos muchas gracias espirítuale y aún temporales.
D O N B O S C O a sus Cooperadores.
La Virgen de Don Bosco,
n.
M aría Auxiliadora empieza por medio de
Don Bosco la Obra para la salvación de
la juventud»
Apenas Don Bosco hubo recibido la or
denación sacerdotal, se hizo en él, cada vez
mas vehemente el deseo de consagrarse por
completo a la. juventud pobre y abandonada.
Solo esperaba una ocasión propicia para
poner manos a la obra y la Virgen Santísima
que, como vimos en el número anterior,
había ido preparando a su fiel siervo para
misión tan difícil, quiso escoger un día se
ñalado para dar comienzo a tan grande em
presa; y este fué el de su fiesta mas simpá
tica, el de su Inmaculada Concepción.
Corría el año 1841; hacía seis meses que
Don Bosco era sacerdote; el día 8 de diciem
bre, fiesta de la Inmaculada, se preparaba
en la Sacristía de la Iglesia de San Francisco
de Asis de Turín para celebrar la Santa Misa.
Comenzaba a revestirse, cuando llegaron a
sus oídos voces descompuestas que turbaban
el silencio del lugar sagrado. Era el sacristán
que reprendía ásperamente y aún golpea
ba a un joven, por el solo delito de haber
entrado en la Sacristía sin objeto, pues no
sabía ayudar la santa Misa. La conducta del
Sacristán causó honda pena a Don Bosco,^
quien hizo llamar al rapaz, encargóle que
oyera misa y mandóle volver después a la
Sacristía «porqué, díjole, tengo un intere
sante negocio que tratar contigo». El man
cebo no faltó a la cita y Don Bosco, con be
nevolencia extraordinaria, afanóse por derra
mar bálsamo sobre la herida, que en aquel
tierno corazón había abierto la dureza del
Sacristán.
— ¿Cómo te llamas?, le preguntó.
— M e llamo Bartolomé Garclli.
— ¿De dónde eres?
— De Asti.
~ ¿Viven tus padres?
— No, Señor.
— ¿Que.edad tienes?
— Diez y seis años.
~ ¿Sabes leer y escribir?
— No, Señor.
— ¿Has hecho ya la primera Comunión?
— Todavía no.
— ¿Y te has confesado alguna vez?
— Si Señor, cuando era pequeñito.
— ¿Asistes al Catecismo?
— No me atrevo; tengo vergüenza, por
que mis compañeros saben la doctrina y yo
con ser mayor que ellos, no sé nada.
— Y si yo te enseñara aparte el Catecismo
¿querrías aprender?
— Con mucho gusto.
— ¿Volverás a este sitio?
— Sí, con tal de que no me peguen.
— Pierde cuidado, que nadie volverá a
molestarte; desde ahora serás mi amigo.
¿Cuándo quieres que comencemos?
— Cuándo V. diga.
— ¿Esta tarde?
— Esta tarde.
— ¿Y porque no ahora mismo?
— Enseguida si V . gusta; yo no tengo
•ningún inconveniente.
Don Bosco hizo la señal de la Cruz y rezó
una Ave M aría y enseguida empezó a dar
su primera instrucción catequística, ense
ñando a aquel jovencito a hacer la señal de
la Cruz y ios rudimentos de la Religión.
Este fué el principio de la grande Obra
Salesiana, que, instrumento de las miseri
cordias de María, tenía que crecer y exten
derse por el mundo entero para la salvación
de la juventud. María, encargada de llevarla
■a cabo por medio de su fiel Siervo, quiso
que éste diera principio a su Obra en un día
a 'Ella consagrado. El mismo Don Bosco no
dudó en afirmar, en una Conferencia que
dio a sus salesianos hacia el fin de su vida,
que todo el bien que en favor de la juventud
habían llevado a cabo él y sus hijos era el
fruto de aquella Ave M aría que había rezado
antes de empezar su primera instrucción
catequística al joven Bartolomé Garclli.
iCon qué fervor debió rezarla! £ntre tanto
la Obra del Oratorio estaba comenzada,
pero su desarrollo, como todas la obras de
Dios, había de tropezar con un sin fin de
■ dificultades. He ahí un nuevo motivo de in
tervención amorosa y potente de María Au
xiliadora, como veremos en el próximo nú
mero.
La Fiesía
de M aría Auxiliadora.
"Esfa es m i casa;
de aquí saldrá mi gloria."
Frase profética, que hace poco más de cincuenta
años, hacía esculpir nuestro Venerable Padre en ei
primer templo por él dedicado *a María Auxilia
dora en el Oratorio de Turín. ¡Cuán dulce y con
solador es asistir a su cumplimiento! Son muchas
las circunstancias solemnes en que se puede con
templar la realización de esta profecía; pero la que
las sobrepuja a todas, la que reviste caracteres de
frandiosidad extraordinaria, es la fiesta de María
Auxiliadora, cuyo conjunto constituye una mani
festación de fe de las pocas que se pueden contem
plar en el mundo. Es imposible dar siquiera una
pálida idea de la realidad, del concurso de fieles,
del esplendor de las sagradas funciones, de la de
voción y de la piedad con que se invoca a la taumaturga Virgen de Don Bosco, del número sin nú
mero de sagradas comuniones que se distribuyen
en el Santuario; es todo un florecer de piedad, de
vida cristiana, es una lluvia incesante de gracias
y favores de María que hace exclamar: ¡Cuán buena
es María Auxiliadora, cómo quiere con este título
ser honrada por todo el mundo, cómo protege a la
Congregación Salesiana de la cual se sirve para
obrar un bien tan grande!
E i M es.
Para comodidad de iosvfieles se celebran tres fun
ciones. en las que se hace el ejercicio del M es M ariór:-: !s primera, a las seis de la mañana, con Misa,
serr.'.ón, que este año predicó magistralmente el
sacerdote salesiano D . Guido Favini, y Bendición
D. M .;. la segunda, a las cinco de la tarde,
con sem ón, que estuvo a cargo del Dr. Rvdo. Pedro
Stradella y Bendición solemne, y la tercera, a las
ocho menos cuarto, con Rosario, sermón predicado
por el canónigo de Tivoli, Dr. Esquilíno Cálvari y
Bendición Solemne. A la primera función asisten
y sirven al altar los artesanos internos; a la segunda,
los estudiantes y a la de la noche, el clero del Ora
torio Festivo, numerosísimo y devoto. El concurso
de fieles a las tr.es funciones es extraordinario desde
el primer día y va aumentando a medida que ade
lanta el mes. Los domingos y días festivos resultan
verdaderas solemnidades, siendo la grande Basilica
insuficiente para contener la muchedumbre que
acude a honrar a María Auxiliadora. Los coros de
distintos Colegios y Oratorios Festivos de Turín
toman por su cuenta estas funciones, resultando
una verdadera porfía de amor y entusiasmo para
honrar a la Madre celestial.
La Novena.
Pero cuando el acontecimiento toma proporciones
verdaderamente extraordinarias, es durante la N o
vena, que toda ella parece una fiesta continuada.
El magnífico adorno de la Basílica y del altar, obra
de todo un mes de trabajo, está casi terminado;
una muchedumbre compacta llena constante
mente el templo, la distribución de la Sagrada Co
munión dura horas seguidas, centenares de velas
votivas arden sin parar ante el altar de la Virgen,
montañas de flores embalsaman el ambiente. Cuan
do cesan las funciones oficiales dei Santuario la
piedad popular se manifiesta de una manera espon
tánea y conmovedora rezando rosarios en voz alta,
cantando coplas e himnos sagrados y todo con un
fervor y una fe que conmueve y edifica. Al contem
plar aquellos rostros anhelantes y bañados en lá
grimas, mirando fijamente hacia la imagen de María
Auxiliadora, de la cual no saben separarse, e! co
razón más empedernido se conmueve y cae de
rodillas ante la Taumaturga Virgen de Don Bosco,
que en estos días ha de conceder las gracias a manos
llenas.
Además de esto, casi todos los días de la Novena
son señalados por acontecimientos extraordinarios,
que aumentan el mtusiasmo de todos los corazones.
Peregrinaciones que llegan al Santuario, colegios
con su banda de música que vienen a prestar su
homenaje a María Auxiliadora, misas celebradas
por Sres. Obispos. El domingo día i6, segundo día
de la Novena, era el destinado este año para la pe
regrinación de los Oratorios Festivos y Juventudes
Salesianas, uniéndose a ellos los Exploradores C a
tólicos que celebraban sus bodas de plata. Llovió
a cántaros toda la noche y continuó lloviendo du
rante el día; pero esto no fu é obstáculo para que
estos niños y jóvenes animosos acudieran a la Ba
sílica de María Auxiliadora en número de más de
tres mil, llenándola por completo ofreciendo uno
de los expectáculos más grandiosos y conmovedores
que puedan presenciarse, pues todos aquellos jó
venes recibieron los Santos Sacramentos. |Y eran
la admiración de todos, por las calles de la ciudad,
bajo una lluvia torrencial, dirigiéndose al Santuario
rezando el Rosario y cantando himnos religiososl
La Vigilia y la Fiesfa.
Fácilmente comprenderá el lector que con tal
preparación la Fiesta resulta una manifestación de
fe de las pocas que pueden presenciarse en el mundo.
La escasez de espacio no nos permite descender a
detalles, pues habría materia para escribir un libro.
Este año la Vigilia cayó en el solemnísimo día de
Pentecostcés. A las seis y a las siete y media de la
mañana hubo misas rezadas por Exemos. Sres
Obispos; a las nueve y media misa solemne con
asistencia pontifical; a las cinco de la tarde, Primeras
Vísperas Pontificales con sermón y Bendición So
lemne; a las ocho de la noche, Magníficat, sermón
y Bendición Solemne y a todo eso la Iglesia conti
nuamente llena de un público apretado todo de pié,
que se va turnando y sucediendo sin cesar; los
patios del Oratorio Salesiano invadidos por la mu
chedumbre de fieles y peregrinos que no cabe en
el templo; diez y doce confesionarios funcionando
sin parar, debiéndose establecer turnos con todos
los sacerdotes disponibles. Y llegan las nueve y las
diez y las once de la noche y el espectáculo lejos de
disminuir va creciendo en proporciones; sermones,
oraciones, cantos, se renuevan en la Iglesia sin
cesar. Entre tanto en el exterior de la Basílica se
han reunido unas diez mil personas que esperan
su turno para poder entrar en la Iglesia, donde
apenas se cobijan tres mil. La Banda de música se
coloca en un ángulo de la plaza de María Auxilia
dora. De repente toda la fachada y cúpula del
grandioso templo se ilumina con más de cinco mil
bombillas eléctricas y entre piezas de banda y can
tos religiosos aquella muchedumbre desahoga su
fervor y piedad.
Mientras tanto en el Santuario, de lo y cuarto a
1 1 y cuarto, se hace la Hora Santa dp Adoración
predicada; a las to y media se hace lo visita a los
siete altares de la Basílica, que el sacerdote dirige
desde el púlpito y la muchedumbre sigue sin mo
verse, pues es imposible dar un paso; la última visita
es para el altar de María Auxiliadora, al cual se
llega a la media noche; y en aquel momento, en que
empieza la gran festividad de María Auxiliadora,
un solemnísimo Magníficat llena las bóvedas del
Templo y la emoción más honda embarga todos los
corazones. A las doce y media de la noche empiezan
las misas y con ellas la distribución de la Santa
Comunión. Téngase en cuenta que el Santo Sa
crificio se celebra durante doce horas en unos quince
altares, que la Sagrada Comunión la distribuyen tres
o cuatro sacerdotes sin interrupción hasta las once
y más de la mañana y digan los devotos de María
Auxiliadora si no hay motivo para bendecir mil
veces a Dios Nuestro Señor que tantas maravillas
ha querido obrar por medio de la Virgen de Don
Bosco.
A las cuatro y media de la madrugada el venerando
Don Franccsia cantó la Santa Misa; a las seis y
media dijo misa rezada nuestro Superior General
Rvdmo. P. Rinaldi; a las siete y cuarto celebró la
Misa el Arzobispo de Turín, Mons. Gamba: a las
diez cantó Misa Pontifical el arzobispo salesiano
Mons. Guerra, con panegírico dicho por el canó
nigo Cálvari; a las cuatro de la (tarde, Ros3.*io, ser
món y Bendición Pontifical; a las seis y media Se
gundas Vísperas pontificales y finalmente
La Procesión,
El triunfo público de María Auxiliadora. Turín
en masa que la aclama Reina, que se arrodilla a su
paso, que le dirige oraciones y le entona liimnos
de gratitud. Es un cortejo verdaderamente conmo
vedor y-triunfal. Un gran número de Exploradores
católicos, filas interminables de niños y niñas de
Oratorios festivos y Colegios Salesianos, numero
sísimos miembros de la Asociación de los Padres
de familias, las Madres Cristianas, la Archicofradía
de María Auxiliadora, largas filas de aritiguos
alumnos y estudiantes católicos, numerosos Coo
peradores Salesianos, clero sacular y regular, y
todo éllo acompañado de bandas de música, cen
tenares de banderas y estandartes entre las cuales
figuran los de todas las naciones donde hay casas
salesianas, niñas de primera Comunión que van
esparciendo flores a lo largo del proyecto, el Co
nopeo y e¡ tintinnabuh, insignias basilicales; di
fícil es imaginar acompañamiento más grandioso.
Precediendo inmediatamente- la Sagrada Imagen
va una fila interminable de clero infantil, seguido
de multitud de sacerdotes revestidos, tres obispos
y dos arzobispos y finalmente levantada en artís
ticas y ricas andas hechas una montaña de flores
y un mar de luces avanza majestuosa, aclamada,,
bendiciendo y consolando la taumaturga imagen
de María Auxiliadora. N o sólo los que van en la
procesión sino el público piadoso y recogido rezan
y entonan cánticos de alabanzas a M aría. La pro
cesión que procede de cuatro y seis en fondo a du
ras penas puede abrirse camino entre la multitud
que se dispone a contemplarla, y una hora y media
dura el paso de la religiosa comitiva y, a pesar de
que el trayecto es de casi dos kilómetros y medio,
cuando la imagen salía de la basílica, la cabeza de
la procesión entraba ya en ella. Como es imposible
que una tal multitud entre en el templo, la proce
sión se va disponiendo en la plaza que se abre espa
ciosa delante de la Iglesia; ya ha anochcchido, la
plaza se ha convertido en un mar de cabezas, final
mente aparece el paso iluminado de la Virgen
y al mismo tiempo la espléndida iluminación ex
terior e interior del Santuario brilla con todo su
esplendor. Tras un poco de espera, mientras dentro
del Santuario se canta aún una Salve, aparece en
la puerta de la Basifica el Clero precediendo al Sr.
Arzobispo de Turín, con la Custodia del Santísimo
Sacramento en las manos; un tóque de cornete
avisa a la muchedumbre que se va a dar la bendi
ción; en medio de un religioso silencio caen todos
de rodillas y la Bendición divina desciende sobre
aquella multitud cobijada bajo el manto de María,
que prorrumpe en un aplauso fragoroso, pequeño
desahogo de los afectos que embargan todos los
corazones.
La Basílica sigue llena de gente hasta las once
de la noche, y la piedad ya no sufre límiies ni ba
rreras; el público invade el presbiterio, se arrodill*
'P
2 17
Gerona (España) - El P . Rínaidi con el S r. Obispo y el personal de la C osa Salesiana.
en las gradas del altar mayor y bien difícil resulta
interrumpir aquellos coloquios de tantas almas que
no aciertan a separarse de su Madre.
Si alguno de los lectores tiene alguna vez ocasión
de venir a Turín procure encontrarse en ella el 24
de mayo y experimentará una de las más intensas
emociones y puras satisfacciones que puedan pro
barse en la vida.
complicaciones. N o hay para que decir el dolor y
pena de nuestros corazones al oír esta noticia. Pero
nos animamos a recurrir a la poderosa intercesión
de María Auxiliadora y de Don Bosco, ofreciendo
una misa en acción de gracias. Poco después mi
esposa se reanimó y salió del apurado trance, sin
intervención ni visita del médico..
Agradecido, cumplo la promesa de publicar la
gracia en e! Boletín Salesiano.
2 1, abril, 1926.
A ndrés L in a res .
B uenos A ires (Argentina). — A principio de
marzo enferm é gravem ente; una grippe m anifes
tada en form a de fiebre intestinal, afecciones al hí
gado y pleuresía, me obligó a guardar cama.
Comencé una Novena a María Auxiliadora con
la promesa de publicar la gracia en el Boletín Salesíano. Habiendo obtenido la gracia deseada de
la curación, hago notorio a todos cuánta sea la bon
dad de nuestra buena M adre M aría Auxiliadora,
para con los que acuden a ella con la conBanza de
verdaderos hi¡os.
Abril, 1926.
F rancisco J . K utsch e .
1--EN (España). — Hallábase mi esposa en estado
cur tamente delicado y la que la asistía creyó nececar.: ¡a intervención del médico, pues temía graves
L inares (Chile). — En una ciudad de esta Re
pública se cometió un misterioso homicidio, de
cuya responsabilidad, por circunstancias fortuitas,
se culpó a una señora inocente. Después de algunos
años de reclusión fué sentenciada a muerte. Con el
Crucifijo entre las manos escuchó la sentencia;
pero le costaba conformarse a la permisión de Dios,
sobre todo por los hijos que iba a dejar huérfanos
y deshonrados.
L e aconsejé que acudiera a María Auxiliadora
por intercesión del Vble. Don Bosco. íCosa admi
rable! Cuatro meses después no sólo se vió libre
de la pena capital o de la cadena perpetua, sino
que, reconocida su inocencia, alcanzó completa li
bertad.
Varias veces acudió a dar gracias a María Auxilidora en su Templo y me encargó la publicación
de la gracia.
M arzo, 1926.
S an tiago B er n a b é , Pbro. Sal.
214
M adrid {España). — Encontrándose gravemente
enferma una amiga mía y después de suffrir dos
gravísimas operaciones, perdida la esperanza en los
remedios húmanos, Invocamos a María Auxiliadora
prometiendo publicar la gracia en el Boletín Saiesiano, si nos alcanzaba la salud de la enferma.
A los pocos días mejoró notablemente y hoy se
encuentra perfectamente bien. Agradecida cumplo
mi promesa.
2 de mayo de 192Ó.
M aria L uisa V er n ac ci .
M ontevideo {Uruguay). — Sumamente angus
tiada por no tener noticias hacía largo tiempo de
una persona ausente, a la que escribía en balde,
recurrí con toda confianza a María Auxiliadora.
Empecé su mes y no tardaron en llegar todas las
noticias y explicaciones por mi tan deseadas. ¡G ra
cias, Madre mía, que jarnos desoyes a tus hijos
cuando confiados te invocan!
Prometí publicar la gracia y enviar una pequeña li
mosna y agradecida cumplo mi promesa esperando
otras gracias de tan buena Madre.
Marzo, 1926.
Una Cooperadora Salesiana.
S an G u illerm o {Argentina). — Una y mil veces
gracias a T i, María Auxiliadora, por habernos sal
vado de la muerte milagrosamente. Y esto no lo
digo yo sólo sino que también lo dicen las otras
cuatro,personas con quienes viajaba y todo el pueblo
de Son Guillermo, que ha tenido la dicha de ver
con sus propios ojos la salvación nuestra en caso
tan peligroso.
Al atardecer del día 28 de enero, viajando en auto
. a una velocidad de unos
km. por hora, choqué
de frente con otro auto que, en dirección opuesta,
venía con toda la velocidad posible, quedando los
dos vehículos completamente destrozados; pero las
personas que viajábamos apenas sufrimos algunas
heridas y desmayos de poca Importancia.
Viendo en este accidente la protección de María
Auxiliadora, a quien todos los días nos encomen
damos, deseo hacer público mi agradecimiento y
envío una limosna para que se celebre una Misa
en el Santuario de María Auxiliadora, en acción
de gracias por el favor recibido y para que siga pro
tegiéndome durante toda mi vida.
5 febrero, 1926.
F rancisco C am po .
C aracas {Venezuela). — C ayó gravemente en
ferma mi hijita de cinco meses de edad y al perder
toda esperanza humana de curación, acudí a María
Auxiliadora, pidiéndole la salud de la pequeña en
ferma.
Esta mejoró en seguida y hoy se halla completa
mente sana. Llena de agradecimiento a Maria Auxi
liadora publico la gracia recibida y ofrezco una pe
queña limosna para su culto.
I® marzo 1926.
L eo po ldina de M a im o n e .
S a n t a T ecla {E l Salvador). — Hacía mucho
tiempo que tenía encomendado a María Auxilia
dora, por intercesión del Vble. Don Sosco y el
Siervo de Dios Domingo Savio, un asunto difícil.
Habiendo obtenido la gracia con un éxito su
perior al que hubiera imaginado, cumplo con lo
prometido de publicar la gracia en el Boletín Salesiano y dar una limosna para las misiones del
Assam, dando con toda mi alma gracias a la Virgen
que es nuestro Auxilio en todas nuestras necesi
dades.
i8 abril 1926.
M aría N . Ruiz.
V ico {España). — Quince meses llevaba pade
ciendo de un ojo que me hacía sufrir lo indecible,
pasando noches enteras sin poder conciliar el sueño.
Llegó entretanto el 6 de mayo de 1925, mes de-:
dicado a la Virgen Auxiliadora; los especialistas no
encontraron otra solución a mi mal que extraer el
ojo enfermo si quería conservar el otro; no me ocul
taban que, atendida mi edad de 75 años, la opera
ción era arriesgadísima.
En tal lance acudí a la que todo lo puede, pro
metiéndole una limosna y publicar la gracia en el
Boletín Salesiano. La Virgen Auxiliadora ño sólo
escuchó mi súplica sino que hizo conmigo el por
tento singular de que a los tres días pudiera salir
a la calle.
Dándole las más rendidas gracias cumplo mi
promesa.
Abril de 1926.
Un lector del Boletín Salesiano.
Dan fambién gracias a M aría Auxiliadora:
C a li {Colombia). — Una cooperadora Salesiana,
que oculta su nombre, remite diez pesos oro para
el Santuario de María Auxiliadora y otros diez pesos
para los huerfanitos del Vble. Don Bosco, en agra
decimiento de favores recibidos.
CORDOBA {Argentina). — M . E . G . da gracias a
María Auxiliadora por un favor recibido.
H uesca (España). — Nuevamente agradecida
por la curación de una grave enfermedad de'm i
hermano Francisco, doy gracias y envío una li
mosna. - Una devota.
S anta m aria de M u n m ag astrell {España). —
Juan Solá da gracias a María Auxiliadora por haber
librado a su hijo de servir en Africa.
T ip l e {Colombia). — José Vicente Hernández,
Miguel Antonio Pacheco, Miguel Antonio Borrero,
Jorgina Suárez de Rodríguez, Cleroentina S . de
Valencia, María Josefa S . de Pacheco, Eduwigis
Bonilla y María de los Angeles Miranda agradecen
publicamente a la Virgen de Don Bosco po-'
ñalados favores que les otorgó y' por conducto del
activo Decurión Salesiano, Sr. D . Fidel M . Gonzá
lez envian una limosna para la Obra Salesiana.
V ico {España). — C . P. S . da gracias a Mana
Auxiliadora y envía una limosna-
B A R C E L O N A (Sarriá-España) - B endición
c inauguráción de una nueva C apilla d e las
Hijas de M aría Auxiliadora,
El día 8 de abril, por la tarde, el Rmo. Sr. D. Fe
lipe Rinaidi, Rector M ayor de la Congregación SaUsiana, bendijo solemnemente la nueva y artística
Capilla, proyecto del Exemo. S r. M arqués de Sagnier, dedicada a M aría Auxiliadora en el Colegio
de Santa Dorotea, Paseo D. Bosco, 8, Barcelona
(Sarriá). La primera piedra de esta Capilla la puso el
Rdo. Sr. D r. D. Juan Boada, en representación del
Exemo. Sr. Obispo, el 20 de junio de 192?.
La solemne bendición se llevó a cabo con el
mayor esplendor. Acompañaron al Superior G e
neral el M . Rdo. Sr. D. Antonio Candela, miembro
del Capítulo Superior Salesiano, el M . Rdo. Sr.
D. José Calasanz y M arqués, Inspector; los Di
rectores de las Casas Salesianas de Sarr'á, Barce
lona y Tibidabo; numerosos sacerdotes y una sec
ción del clero infantil de las .Escuelas Salesianas
de Sarriá. Un bien nutrido coro de las mismas
escuelas interpretó admirablemente los cantos de
la bendición.
Al fin de acto tan piadoso y conmovedor el P.
Rinaidi pronunció fervorosa y elocuenta plática
alusiva a la ceremonia.
Después las alumnas del Colegio cantaron ma
gistralmente un motete propio del acto'acabado de
celebrar.
Terminada la bendición de la Capilla, se desa
rrolló en uno de los patios del Colegio, un bonito
festival gimnástico, amenizado por la banda de
las Escuelas Salesianas de Sarriá, como homenaje
cariñoso de agradecimiento al P. Rinaidi y a cuantas
personas habían asistido a la bendición solemne de
la nueva Casa de Dios.
El Rdo. S r. D. Antonio Martín, Salesiano, antes
de comenzar el festival, leyó unas cuartillas haciendo
resaltar lo significativo de la bendición de la Ca
pilla en el día en que precisamente se cumplía el
40° aniversario de la llegada del Ven. Juan Bosco
a Barcelona.
Los números gimnásticos, llenos de interés, lla
maron la atención del abundante y selecto público,
por la precisión en las evoluciones, por lo exacto
de los movimientos y por el gusto delicadísimo de
Ias alumnas, quienes posesionadas grandemente
«te su papel quisieron mostrar así su carino al f Pa
dre *■ como ellas llaman con reconocimiento sincero
al Recírr M ayor de la Congregación Salesiana.
El P. Rinaidi se congratuló de los actos realizados
V t u - .u n sentido recuerdo para Da. Dorotea ChoPftea, \d a . de Serra, de santa memoria, fundadora
del C ?’, jio y para los esposos D . Luís Martí Co
dolar y Da. Consuelo Pascual, dulces amigos de
los Salcsianos y favorecedores constantes de todas
las obras del V . Juan Bosco.
Añadió luego que al dia siguiente celebraría el
Santo Sacrificio, como lo hizo, en la nueva Capilla,
por bienhechores tan insignes y por las personas
que hubieran contribuido y contribuyeren a costear
la erección y decoración de la misma.
Como perenne memoria de la bendición e inau
guración de la Capilla, en el 40® aniversario *de
la llegada del Venerable Juan Bosco a España, se
colocará, por indicación del P. Rinaidi, una lá
pida en la fachada del nuevo templo-dedicado a la
Virgen Auxiliadora de los cristianos, cuya imagen
se veía en el camarín como en un trono de flores
y luz.
,
P A R A G U A Y - L o s Aéroes d e las cien leguas.
Los PP. Salcsianos dcl Paraguay imitan los fa
mosos paseos que, con sus alumnos, realizaba, du
rante meses, el Venerable Juan Bosco en los hcróicos principios de su obra, sin contar con más
recursos y provisionfes, que los que recibirían de
la Divina Providencia. Aquellos valientes sacerdotes
con su batallón de loo exploradores recorrieron a
pié desde Encarnación a Asunción todo el territorio
de las antiguas misiones jcsuiticas, un recorrido
de más de cien leguas.
Esta excursión, raid record, llamó poderosamente
la atención nacional, y los triunfos obtenidos en
esta memorable jornada merecieron los aplausos y
felicitaciones unánimes de aquella prensa y de todas
las esferas sociales, religiosas y deportivas y en es
pecial ha constituido un triunfo para la obra sale
siana que se hizo admirar a través de la piedad alegre
de nuestra muchachada que servía de edificación
en las parroquias recorridas, por la facilidad con
que se confesaban y hacían sus comuniones gene
rales, rezaban, cantaban y oían misa con la misma
devoción de aquellos niños que en bullanguera
murga, recorrían con Don Bosco los parajes dcl
Piamonte, llenándolo todo de alegría y dejando a
su paso el buen olor de Jesucristo.
Duró la expedición 27 días desde el 21 de enero
al ló de febrero; se pararon en 19 pueblos; jugaron
12 partidos de foot-ball, ganándolos todos, menos
uno hacia el final de la jornada.
Así los grupos de exploradores han recorrido
a pie las cien leguas y han entrado en la capital tan
airosos y gallardos - como si volviesen de un paseo
dominguero por los suburbios >>al decir de un diario.
A las muchas felicitaciones que les tributaron
unimos las cordiales nuestras, tanto a les maestros
como a los discípulos.
st6
V IC O (España) - B odas d e piafa de la P a
rroquia d e l Sagdo. Corazón d e Je s ú s .
El día 28 del pasado marzo se celebró con grán
solemnidad el 25® aniversario de labor evangélica
y educativa de esta parroquia, creada y confiada a
los Salesianos en 1901. El «Pueblo Gallego* y «E l
Faro * de Vigo dedicaron al acontecimiento extensas
crónicas con abundante información gráfica.
Como todas las obras de Dios, empezó ésta de
la manera más humilde.
«Corría el año 1894, cuando llegaron a Vigo los
primeros Salesianos, enviados por el que hoy es
Superior general de la Institución D. Felipe Ri-
protestante, se abrió una clase para niños internos.
Esta fué la primera escuela Salesiana que se abrió
en esta ciudad. Como la casa carecía de patio, I3
misma playa contigua, servía de patio y lugar
de recreo para grandes y pequeños, que acudían
especialmente los días festivos, aprovechando para
eso la marea baja.
» E l primer piso de la casa servía de residencia
a Los Salesianos. Andando el tiempo y creciendo
más el número de los niños, se consideró insufi
ciente el local, por cuyo motivo se alquiló otra casa,
casi de frente a la primera señalada con el número
258, de la misma calle. En esta nueva casa se abrie
Borcclona (Sarriá) - El Rdtno. P . Rinalüi y demás personalidades, en la fiesta de la inaaguración
de la nueva Capilla de las Hijas de M aria Auxiliadora.
naldi. En calidad de director venía D . Matías Buil,
que tan popular se hizo en nuestra ciudad. A su ¡le
gada, se hospedaron en una casa particular, que
les proporcionó el S r. D. Leopoldo Gómez Moure,
insigne Cooperador Salesianos, por quien fueron
llamados para abrir una Casa Salesiana en esta
ciudad.
• A los pocos días, por mediación de la señora doña
Clara del Rio, se trasladaron los Salesianos al barrio
del Arenal y calle del mismo nombre, donde alqui
laron una casa, señalada con el número 4 1. En la
planta baja de dicha casa y lugar, y en una ex-capilla de que se servían los protestantes para su culto,
se estableció la capilla para el culto católico, abierta
al público, única que existia en todo aquel extenso
barrio desde la iglesia del ex-convento, cercana a la
calle de Colón, hasta la parroquia actual de Teis.
* En ¡a parte posterior de los mismos bajos de la
casa, y en el lugar donde se hallaba el bautisterio
ron dos clases en la planta baja, sirviendo también
el primer piso de residencia para los Salesianos; y
el patio que estaba en la parte posterior de la casa,
para recreo de los niños y Oratorio festivo.
> A l principio xlel año 1898, se trasladaron losSaiesianos al nuevo Colegio de S a i Matías, calle de
la Ronda, donde abrieron nuevas clases, sin aban
donar por esto las clases del Arenal.
• Todos los días,, bajaba un sacerdote a celebrar
la Santa M isa; y además los festivos, explicaba d
Santo Evangelio, por la mañana; y por la tarde,
había una instrucción catequística, y se daba la ben
dición con S . D. M . E l Santo Rosario, se rezaba
también, todos los días laborables.
» Entonces fué cuando el S r. Obispo diocesano
Dr. D . Valeriano Menéndez Conde, reconociendo
el mucho bien que se hacía en este barrio, resolvió
crear una nueva parroquia, que ofreció a la C