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Medios

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FEBRERO

Año L V - N. 2

R E V I S T A

DE

L A S

O B R A S

DE

D O N

1940

B O S C O

Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
q u e lo s C o o p era d o res S a lesia n o s p u e ­
d en g a n ar en e l tra n scu rso d e l año.

1. — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue­
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca­
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
3 - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - E l día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
^ - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer­
cicios Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con­
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co­
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN C A D A U N A
D E L A S S IG U IE N T E S F IE S T A S :

i) M O V IB LES:
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascetssión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (prfcier viernes
dcspuóí del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiente
del anterior).
2) F IJA S :
ENERO

1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.

18
23
25
29

- Cátedra de San Pedro en Roma.
- Desposorios de la Sma Virgen.
- Conversión de San Pablo.
- Fiesta de San Franiñsco de Sales.
FEBRERO

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
MARZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
MAYO

3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
1 1 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu­
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO

6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE

8
12
14
15
29

-

Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE

y - La Virgen del Rosario.
I I - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE

21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condidones ordi­
narias, que los Sodos de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloría
con la invocadón Sánete Frandsce Salesi, ora
pro Hobis, s^ ún la intención del Romano Pon­
tífice.

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R E V IS T A D E
L A S OBRAS DE
DON BO SCO
REDACCION

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M ES!A N O

Y ADAl J ^J S T RAC^OX^:

Año LV • Número a

F E B R E R O 1940

VI A C O T T O L E N G O . 3a - T V R I N (lo ^ ) - { I T A L I A

R e s tric c io n e s g u b e rn a tiv a s , q u e a fe c ta n a re v is ta s y d ia r io s , nos o b lig a n a r e d u c ir las p á g in a s d e l Bole'in

SUMARIO: La primera EncicUca de Pío XII (continuación). - Noticias de España y de Uispanoamerka: Gerona.
Imposición de la librea de San Juan Sosco a algunos novicios - Sevilla. Gran Certamen caicquisiico provincial •
Ingeniero Jacobacci. Las ñesias patronales • Costa Rica. Eco de las festividades en honor de la Beata Mazza.
relio - Cuenca. Los Exploradores de Don Sosco - Fay^andú. Una interesante exposición de material de enseñanza
didáctico-catequistica - Los Teques. El Oratorio Festivo. • Don Basco allende tos mares: Ecuador. Misión de los
Jibaros - Thailland. Espantoso desastre. - Orónica de erncias. - Necrolostns.

La primera Encíclica de Pío XII
(Continuación. - Véase el Boletín de diciembre).

El deber del V icario de Cristo;
Com o Vicario de Aquel 'que, en una hora
decisiva, delante del representante de la
más alta autoridad terrena de entonces,
pronunció la augusta palabra: Yo para esto
nací, y para esto vine al muudo^ para dar
testimonio de ¡a verdad: todo aquél que per­
tenece a la verdad, oye mi voz (S. J uan , X,
37). Nos estamos persuadidos de que el
principal deber que Nos impone Nuestro
oficio y Nuestro tiempo es dar testimonio
de la verdad con fortaleza apostólica, testimonium perhibere veritati. Este deber im ­
plica necesariamente la exposición y la re­
futación de errores y de culpas humanas
que es menester conocer para que sea po­
sible el tratamiento y la cura, conoceréis
la verdad y la verdad os librará. (S. J uan ,
^ T II, 32). En el cumplimiento'de este Nues­
tro deber no N os dejaremos influir por con­
sideraciones terrenas ni titubearemos por
desconfianzas y contradicciones, por re­
pulsas e incomprensiones, ni por temor de
malas inteligencias y de falsas interpreta­
ciones. Nuestra conducta estará siempre
animada de aquella caridad paternal que

mientras sufre por los males que atormentan
a los hijos, les señala el remedio: en una
palabra, Nos esforzaremos por imitar al
divino modelo de los Pastores, Jesús el
Buen Pastor, que es al mismo tiempo lir/
V amor: Veritatem facienies in charitate
{Efes., IV, 15).
Al comienzo del camino que conduce a
la indigencia espiritual y moral de los tiem­
pos presentes, se yerguen los nefastos es­
fuerzos de no pocos por destronar a Cristo,
el apartamiento de la ley de la Verdad que
El anunció, de la ley del amor, aliento vital
de su reino.
El reconocimiento de los derechos reales
de Cristo, y la vuelta de los particulares y
de la sociedad a la ley de su verdad y de
su amor, son la única vía de salvación.
En el momento en que escribimos estas
líneas, Venerables Hermanos, Nos llega
la espantosa noticia de que, no obstante
todos Nuestros esfuerzos por conjurarlo,
el terrible huracán de la guerra se ha des­
encadenado ya. Nuestra pluma quisiera
deteneree ante el pensamiento que Nos
abruma del abismo de sufrimientos de un
sinnúmero de personas a las que todavía

-

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ayer sonreía un rayo de modesto bienestar
en el ambiente familiar. Nuestro corazón
paternal se llena de angustia al prever todo
lo que podrá brotar de la tenebrosa semilla
de la violencia y del odio, a los que la espada
abre hoy surcos sangrientos. Pero precisa­
mente ante estas apocalípticas previsiones
de inminentes y futuras desventuras, juzga­
mos como deber Nuestro levantar con cre­
ciente insistencia los ojos y los corazones
de los que todavía conservan un senti­
miento de buena voluntad, hacia el Unico
de quien viene la salvación del mundo;
hacia el Unico que con mano omnipotente
y misericordiosa puede poner fin a esta
tempestad, hacia el Unico que con su
verdad y amor puede iluminar las inteli­
gencias y encender los ánimos de una parte
tan ingente de la humanidad, sumergida
en el error, en el egoísmo, en altercados y en
luchas, para encaminarla nuevamente con­
forme al espíritu de la Realeza de Cristo.
T a l vez (¡ Dios lo quiera!) se puede esperar
que esta hora de máxima indigencia cam­
bie la manera de pensar y de sentir de mu­
chos que hasta ahora, con ciega confianza,
avanzaban por el camino de los errores
modernos tan extendidos, sin sospechar lo
insidioso e incierto del terreno que pisaban,
'l'al vez, muchos que no entendíanla im­
portancia de la misión educadora y pasto­
ral de la Iglesia, comprenderán ahora mejor
sus amonestaciones, que ellos desatendieron
con la falsa seguridad de tiempos pasados.
Las angustias presentes son la apología
más impresionante del Cristianismo, tal que
no puede haber mayor. D e la gigantesca
vorágine de errores y movimientos anti­
cristianos se han cosechado fnitos tan
amargos que constituyen una condenación,
cuya eficacia supera a toda refutación teó­
rica.
lloras de tan peños;» desilusión son fre­
cuentemente horas de gracia; un pasar del
Señor: transitus Domini {EWy X II, i i ) en
el que, a la palabra del Salvador: He aquí
que estoy a la puerta y llamo {Apoc,, III, 20),
se abren puertas que, de otro modo, per­
manecerían cerradas. Sabe Dios con qué
amor de compasión, con que santo júbilo
se vuelve Nuestro corazón a los que, como
efecto de tan dolorosos experiencias, sienten
24

nacer en si el deseo impelente y saludable
de la-verdad, de la justicia y de la paz de
Cristo. Pero aun para aquellos para quienes
no ha sonado todavía la hora de la ilumi­
nación celeste. Nuestro corazón no conoce
sino amor, y Nuestros labios no tienen sino
plegarias al Padre de las luces, para que
haga brillar en su ánimo, indiferente o
enemigo de Cristo, un rayo de aquella
luz que un día transformó a Saulo en
Pablo, de aquella luz que ha patentizado
su fuerza misteriosa precisamente en los
tiempos más difíciles de la Iglesia.

L os errores de los
tiem pos presentes.
Para una afirmación doctrinal completa
de las verdades contra los errores de los
tiempos presentes, si hay necesidad de ha­
cerla, se pueden escoger circunstancias
menos perturbadas por los infortunios de
acontecimientos exteriores; por ahora nos
limitamos a algunas, observaciones funda­
mentales.
L a época actual. Venerables Hermanos,
además de añadir a las desviaciones doctri­
nales del pasado nuevos errores, los ha
empujado a extremos de los que no se pue­
den seguir sino extravío y ruina. Y ante
todo, es cierto que la raíz profunda y última
de los males qué deploramos, en la sociedad
moderna, es el negar y rechazar una norma
de moralidad universal, así en la vida indi­
vidual como en la vida social y en las rela­
ciones internacionales; el desconocimiento,
en una palabra, tan extendido en nuestros
tiempos, y el olvido de la misma ley natural,
la cual tiene su fundamento en Dios, criador
omnipotente y padre de todos, supremo y
absoluto legislador, omnisciente y justo juez
de las acciones humanas. Cuando se re­
niega de Dios, se siente sacudida toda base
de moralidad; se ahoga, o al menos se
apaga notablemente, la voz de la naturaleza
que enseña, aun a los ignorantes y a las
tribus no civilizadas, lo que es bueno o
malo, lícito o ilícito, y hace sentir la respon­
sabilidad de las propias acciones ante un
Juez supremo.
Ahora bien, la negación de la base fun-

damental de la moralidad tuvo en Europa
su raíz originaria en la separación de aquella
doctrina de Cristo de la que es depositaría
y maestra la Cátedra de Pedro; que un
tiempo diera cohesión espiritual a Europa,
que educada, ennoblecida y civilizada por
la Cruz, llegó a tal grado de progreso civil,
que se hizo maestra de otros pueblos y de
otros continentes. A l contrario, abando­
nado el magisterio infalible de la Iglesia,
no pocos hermanos separados llegaron hasta
negar el dogpia central del Cristianismo,
la divinidad del Salvador, acelerando así el
proceso de disolución espiritual.

Indicios de paganism o;
Narra el sagrado Evangelio que cuando
Jesús fue crucificado, las tinieblas invadie­
ron toda la superficie de la tierra (M a t .,
X X V II, 45): símbolo espantoso de lo que
sucede, y sigue sucediendo espiritualmente,
dondequiera que la incredulidad, ciega y
orgullosa de sí, ha excluido de hecho a
Cristo de la vida moderna, especialmente de
la pública; y con la fe en Cristo ha sacudido
también la fe en Dios. Los criterios mo­
rales, según los cuales en otros tiempos se
juzgaban las acciones privadas y públicas,
han caído, como por consecuencia, en desuso;
y el tan decantado laicismo de la sociedad,
que ha hecho cada vez más rápidos pro­
gresos, apartando al hombre, a la familia
y al Estado del influjo benéfico y regenera­
dor de la idea de Dios y de la enseñanza de
la iglesia, ha hecho reaparecer, aun en re­
giones en que por tantos siglos brillaron
los fulgores de la civilización cristiana, las
señales de un paganismo corrompido y
corruptor, cada vez más claras, más palpa­
bles, más angustiosas: Las tinieblas se exten­
dieron mientras crucificaban a Jesús {Brev.
Rom., Viernes Santo, resp. V).
M uchos, tal vez, al alejarse de la doctrina
de Cristo no tuvieron pleno conocimiento
de que eran engañados por el falso espejismo
de frases brillantes que proclamaban aquella
separación como liberación de la servidum­
bre en que anteriormente estuvieran rete­
nidos; ni preveían las amargas consecuen­
cias del lamentable cambio entre la verdad

que libra y el error que reduce a esclavitud;
ni pensaban que, renunciando a la ley de
Dios, infinitamente sabia y paterna, y a la
unificadora y ennoblecedora doctrina de
amor de Cristo, se entregaban al arbitrio
de una prudencia humana pobre y mudable:
hablaban de progreso cuando retrocedían,
de elevación cuando se degradaban, de
ascensión a la madurez cuando se escla­
vizaban; no percibían la vanidad de todo
esfuerzo humano para sustituir la ley de
Cristo por algo que la iguale: se infatuaron
en sus pensamientos {Rom., I, 21).
Debilitada la fe en Dios y en Jesucristo,
y oscurecida en los ánimos la luz de los
principios morales, se quitó el apoyo al
único e insustituible fundamento de aquella
estabilidad y tranquilidad, de aquel orden
interno y externo, privado y público, únicos
que pueden engendrar y salvaguardar la
prosperidad de los Estados.
Ciertamente que cuando Europa fraterni­
zaba en idénticos ideales recibidos de la
predicación cristiana, no faltaron disensio­
nes, sacudimientos y guerras que la deso­
laron; pero, tal vez, jamás se experimentó
más penetrante el desaliento de nuestres
días sobre la posibilidad de arreglo, estando
viva entonces aquella conciencia de lo justo
y de lo injusto, de lo lícito y de lo ilícito,
que posibilita los acuerdos, mientras refrena
el desencadenarse de las pasiones, y deja
abierta la vía a una honesta inteligencia.
En nuestros días, por el contrario ,las disen­
siones no provienen únicamente del ímpetu
de pasiones rebeldes, sino de una profunda
crisis espiritual, que ha trastornado los sanos
principios de la moral privada y pública.

E l olvido de la ley de la caridad.
Entre los múltiples errores que brotan
de la fuente envenenada del agnosticismo
religioso y moral, hay dos sobre los que
queremos llamar de manera particular vues­
tra atención, Venerables Hermanos, por­
que ellos hacen casi imposible, o al menos
precaria e incierta, la pacífica convivencia
de los pueblos.
El primero de estos perniciosos errores,
en la actualidad enormemente extendido,
'

25

Techo de >a capilla de la Beata Mazzarello.

es el olvido de aquella ley de solidaridad v
caridad humana, dictada e impuesta por un
origen común, y por la igualdad de la natu­
raleza racional en todos los hombres, sea
cual fuere el pueblo a que pertenecen, y por
el s;icriHcio de la redención ofrecido por
Jesucristo en el ara de la Cruz a su Padre
celestial en favor de la humanidad pecadora.
Kfectivamente, la primera página de la
Escritura nos narra con grandiosa simpli­
cidad cómo Dios, a guisa de corona de su
obra creadora, hizo al hombre a su imagen
y semejanza {Gen., I. 26-27); y la misma
Hscritura nos enseña que lo enriqueció de
dones y privilegios sobrenaturales, desti­
nándolo a una felicidad eterna e inefable.
Nos muestra además cómo de la primera
pareja proceden los demás hombres, de los

26

que nos hace seguir, con plasticidad de
lenguaje jam ás imitada, la división en va­
rios grupos y la dispersión por las diversas
partes del mundo. Aun cuando se alejaron
de su Criador, Dios no cesó de considerar­
los como hijos que, según sus misericordio­
sos designios, todavía estaban destinados a
reunirse un día nuevamente en su amistad
{Gen.. X II. 3).
H1 Apóstol de las gentes se constituye
después en heraldo de esta verdad, que her­
mana a los hombres en una grande familia,
cuando anuncia al mundo griego que Dios
«sacó de un mismo tronco todo el linaje
de los hombres, para que habitase la vasta
extensión de la tierra, fíjando el orden de
los tiempos y los límites de la habitación
de cada pueblo» {Hech., XVTI, 26).

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PLANTA DEL SANTUARIO DE MARIA AUXILIADORA

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ial como ha quedado después de ultimadas las reformas.

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I . Altmr Mtvor de Marta Auxiliadora <en la gakrta abiem detrás hay otros seis alures que, proce­
diendo de derecha a izquierda, están reapectivameme dedicados a San Josá CottolenKO, a Jesús Cruci­
ficado, al Beato Caftaso, a Jos Santos Mártires Solutor, Adventor y Octavio, a San Pío V, al AnRel de
la Guarda). — 2. Altar de San Juan Bosco. — 3. Altar de San José. — 4 - Capilla y altar de la Beata
María Maaarello. — 5. Altar de San Francisco de Sales y Sepulcro de! Ven. Domingo Savio. — 6. Altar
del Sgdo. Corazón. — 7. Escalera para bajar a la Capilla de las Reliquias donde hay otros ocho altares:
I. de la Aparición, al pie de la mi una escalera; n. de las Samas no Vírgines ni Mártires; itl. de los
Santos Confesores Pontífices; iv. de los Santos Fundadores; V. Altar Mayor con reliquias del Lignum
O txás y de la Preciosísima Sangre; vi. de los Santos Doctores de la Iglesia; m i . de los Santos Már­
tires; MU. de las Santas Ví^jnes y Mártires. En esta capilla se halla también el sepulcro del Siervo de
Dios D. Miguel Rúa. — 8. Pila -bautismal. — 9 - Sacristía. D^>ajo de ella y con sus mismas dtmenstones hállase la capOla de San Pedro.

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§

U nidad fundam ental
de la fam ilia humana;
Maravillosa visión que nos hace contem­
plar al genero humano en la unidad de su
origen común en Dios: uno el Dios y Padre
de todos, el cual está sobre todos y habita
en todos nosotros {Efes., IV , 6): en la unidad
de naturaleza que consta igualmente en
todos los hombres de cuerpo material y de
alma espiritual e inmortal; en la unidad
del fin inmediato y de su misión en el
mundo; en la unidad de habitación, la
tierra, de cuyos bienes todos los hombres
pueden ayudarse por derecho natural, para
sustentar y desarrollar la vida; en la unidad
del fin sobrenatural, que es Dios mismo,
al Cual todos deben tender; en la unidad
de los medios para conseguir tal fin.
Y el mismo Apóstol nos muestra la huma­
nidad en la unidad de relaciones con el
Hijo de Dios, imagen de Dio.s invisible,
en quien todas las cosas han sido cria­
das: in ipso condita sunt universa {Col., I,
i6); en la unidad de su rescate, efectuado
para todos por Cristo que restableció, me­
diante su santa y acerbísima pasión, la
destruida amistad originaria con Dios,
constituyéndose mediador entre Dios y los
hombres: porque uno es Dios y uno también
el mediador entre Dios y ios hombres Jesu­
cristo hombre (/ Tim., II, 5).
Y para hacer más íntima esta amistad
entre Dios y la humanidad, el mismo M e­
diador divino y universal de salvación y de
paz, en el sagrado silencio del Cenáculo,
mientras se preparaba al sacrificio supremo,
dejó caer de sus labios divinos la palabra
tjue repercute vivísima a través de los si­
glos, suscitando heroísmos de caridad en
medio de un mundo sin amor y destrozado
por el odio: Este es mi precepto, que os améis
los unos a los otros como ^‘o os he amado
(S. J uan , X V , 12).
Verdades sobrenaturales son éstas que
establecen profundas bases y fortísimos
vínculos comunes de unión ,reforzada por
el amor de Dios y del Redentor divino de
quien todos reciben la salud para la edifi­
cación del cuerpo de Cristo, hasta que Ue¡ptemos todos a la unidad de la fe , al conoci­
miento pleno del Hiio de Dios, a l estado de

2S

hombre perfecto, según la medida de la ple­
nitud de Cristo (cf. Efes., IV , 12-13).
A la luz de esta unidad, de derecho y de
hecho, de la humanidad entera, no se nos
presentan los individuos desligados entre
sí como granos de arena; sino por el con­
trario, unidos con relaciones orgánicas,
armónicas y mutuas, diversas según que
varían los tiempos, por impulso natural y
destino interno.
Y los pueblos, en su desarrollo y en sus
diferencias conforme a las condiciones de
vida y de cultura, no están destinados a
romper la unidad del género humano, sino
a enriquecerlo y embellecerlo con la comu­
nicación de sus peculiares dotes, y con el
recíproco intercambio de bienes que puede
ser, a la vez, posible y eficaz únicamente
cuando el amor mutuo y la caridad sentida
vivamente unen a todos los hijos del mismo
Padre y a todos los redimidos por la misma
sangre divina.
L a Iglesia de Cristo, fidelísima deposi­
taría de la prudencia divina y educadora,
no puede pensar ni piensa en menoscabar
y desestimar las características particulares
que cada pueblo, con celoso cariño y com­
prensible orgullo, custodia y guarda cual
precioso patrimonio. Su intento es la uni­
dad sobrenatural en el amor universal,
sentido y practicado; no la uniformidad
exclusivamente externa, superficial y, como
tal, debilitadora. Todas las normas y cui­
dados que sirA’en para el desenvolvimiento
prudente y ordenado de fuerzas y tenden­
cias particulares y tienen su raíz en las
más recónditas entrañas de toda estirpe,
si es que no se oponen a las obligacione.s
que sobrevienen a la humanidad por la
unidad de origen y común destino, la
Iglesia los saluda con júbilo y los acompaña
con sus maternos plácemes. Ella ha de­
mostrado repetidas veces, en su actividad
misionera, que tal norma es la estrella polar:
stella rectrix de su apostolado universal.
Misioneros de todos los tiempos, con un
sinnúmero de rebuscas y sondeos de gasta­
dores, llevados a cabo con sacrificio, abne­
gación y amor, se han propuesto facilitar
la interna comprensión y el respeto de las
cm lizaciones más diversas y hacer fecundos
sus ^'alo^es espirituales para la predicación

los obispos indígenas. Y para dar a estas
Nuestras intenciones expresión palpable,
hemos escogido la inminente fiesta de C ri­
sto-Rey para elevar a la dignidad episcopal,
sobre el sepulcro del Príncipe de los .\póstoles, a doce representantes de K^s pueblos
y estirpes más diversos. Imtre los desgarra­
dores contrastes que dividen a la familia
humana, proclame este acto solemne a la
faz de todos Nuestros hijos, diseminado.^
por el mundo, que el espíritu, la enseñanza
y la actividad de la Iglesia jamás podrán ser
diversos de lo que el .Apóstol de las Gentes
predicaba: « vestios del hombre nuevo, que
por el conocimiento de la fe se renueva
según la imagen de Aquel que lo ha criado:
para El no existe griego ni judío, circunciso
o incircunciso, bárbaro o escita, esclavo o
libre, sino Cristo que está en todo y en
todos» {Col., III, lo - ii) .

viva y vital del Evangelio de Cristo. Todo
lo que en los usos y costumbres indígenas
no está indisolublemente ligado a errores
religiosos, encontrará siempre examen be­
névolo y, en cuanto será posible, tutela y
favor. Nuestro inmediato Predecesor, de
venerada memoria, aplicando tales normas
a una cuestión sobremanera delicada, tomó
decisiones generosas, que levantan un mo­
numento a su intuición vasta y al ardor
de su espíritu apostólico. N i es necesario,
\’enerables Hermanos, anunciaros que N os­
otros queremos también avanzar sin in­
decisiones por el mismo camino.. Todos
aquellos que ingresan en la Iglesia, sea
cuales fueren su origen y su lengua, han
de saber que tienen igual derecho de hijos
en la casa del Señor, donde impera la ley
y la paz de Cristo. En conformidad con
tales normas de igualdad, la Iglesia con­
sagra sus cuidados a formar clero indígena
culto, y aumentar gradualmente las filas de

{Continuará).

El entusiasmo que nuestro vene­
rado R edor M ayor ha encendido
HOUT* NtojíuL M 104 ORATHUÍos" I-KSIIVO*

en todas las C a sa s Salesianas
por una instrucción catequística

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n a t a ác K * » * t f a r u i llt a H a l * i

aM *

S a i i o l i - n t O a fr ili.

una Hojita infantil surgida en S e ­
villa que. por su feliz orientación
y los frutos que promete, merece
ser aplaudida e imitada.

N a t i v a R td a ie . P « i a i

l a p v r U a i.

R lt a M a a c fea « a t r M a fe fa f*> < a U
k r f e a a a M a a W « a fe 'a ia a fe a p a ia la ,
M a a «a M d a a
C tf e 'fK '* S a ln ia a a f
■Ma
C t l a a a lM IM V a a e ira a a a
p M / k la ka a a la c tU .
t * i r i * M U f a n ' -C A a a ta a fe * aa U
< a ^ fe a , a aa a a tia M a l f a t a a f a á a t M .
p a ta ^ i i a a t i . f k a á e n ra a la feM w a a tt ^
b M « . V a a a U a a . ac M V p lM a la
M Ú a a v a t a v a a la t. a i M t f fa a tc t u (a 4 a
¿ t a a afe afea arw t
t M a r a a ia a b a tB a a fe fe M t. aa « v a m fe M a a » l« a iv N a x a <
ta a a i f r i p n a n A l la®
O w a t a f k A n ^ a á a a a feaii<Ha la » 4 a » a i a a feaaAfea

H 4 a t ra ta N a » ,

29

N O TIC IA S DE ESPAÑA
ESPAÑA - Gerona. — Imposición de la
librea de San J. Sosco a varios novicios.

ESPAÑA - Sevilla. — Gran certamen cate­
quístico provincial.

La fiesta de Todos los Santos fue el día
escogido para tan conmovedora ceremonia,
llevada a cabo después de la misa de lo.
Las notas alegres de la liturgia tuvieron este
día una cadencia especial. Nos acordábamos
de nuestros gloriosos mártires salesianos, los
cuales desde el cielo debían mirar gozosos
junto al altar a aquel grupo de caballeros de
Cristo que se disponían a ocupar los huecos por
ellos dejados en nuestras filas.
. Llegado el momento emocionante, uno tras
otro,recibieron, de manos del Rdo.Sr. Inspector,
Don Julián Massana, la preciosa librea de Don
Bosco y en seguida se cantó el Magníficat.
Al salir de la Iglesia, el Sr. Inspector obse­
quió a todos con una reliquia de nuestro Santo
Fundador exhortándoles a imitarle y a ser
reliquias vivientes de su espíritu.
En el comedor, en medio de una expansión
netamente salesiana, sin intervención extraña,
se cantó, declamó, y brindó con entusiasmo;
hubo juegos de manos y un diálogo de ocasión.

Ante los vitales problemas de orden moral
que ofrece la presente generación, se ha hecho
común la convicción en todos los educadores
cristianos de que la únicá solución es la que
llega hasta la raíz, o sea la formación reli­
giosa, la formación a base del Catecismo.
Ultimamente, S. S. Pío X I (d. s. m.), diri­
giéndose al mundo entero, reafirmaba la nece­
sidad de formar en el Catecismo a la juventud
naciente, porque cristianizar al niño es cristia­
nizar a toda la Sociedad.
Bien pronto trascendió esta indicación del
Sumo Pontífice al ánimo de los Superiores
Salesianos. En su afán de secundar tan altas
orientaciones, concibieron la idea de plasmar,
en un «Certamen Catequístico» regional, la
iniciación de este movimiento educador reli­
gioso.
Se formó la comisión organizadora y pronto
respondieron todas las Casas Salesianas de An­
dalucía, con su entusiasta cooperación, y en
todas se comenzaron los correspondientes Cer-

.tucsiro Noviciado üe Gerona (España) renace de las ruinas de la revolución.

30

Y DE HISPANOAMERICA

L o a D iñ os q u e re s u lta r o n v e n c e d o re s e n e l C e r ta m e n c a te q u ís tic o p r o v in c ia l.

támenes locales, cuyos vencedores habían de
competir en el Certamen Provincial de Sevilla.
Este tuvo lugar en el Salón de Actos. Un
programa magnífico designaba de antemano
jos días 20, 21 y 22 de junio y los actos que
en dichos días habrían de tener lugar.
El primer día, a las 19,30, los niños venidos
de las diversas Casas de la Inspectoría para
tomar parte en el Certamen, después de haber
cantado en la Iglesia una Salve y recibido la
Bendición eucarística, asistieron a la inaugu­
ración de la Exposición Catequística de las
Escuelas Salesianas, que a manera de ensayo
quedó abierta al público.
El día 21, a las 9, hubo Misa de Comunión
con fervorín, celebrada por el Muy Rvdo. Sr.
Inspector D. Sebastián M. Pastor, con canto de
motetes. Explicó el Santo Sacrificio de la Misa
el Rvdo. Sr. D. Florencio Sánchez. A las
10,30, tuvo lugar el Ejercicio escrito para las
dos Secciones que tomaban parte en el Certa­
men, y a las 1 1,30 y 17 del mismo día, se realizó,
respectivamente, el Certamen oral de dichas
dos Secciones, al final del cual se procedió a
la prueba de inteligencia, terminándose con el
Himno a San Juan Bosco.
Fue este el punto culminante del Certamen.

L a p r u e b a d e in t e l i g e n c i a . — Consistió
en una serie de preguntas que el niño de­
bía contestar al sentido, y no a! pie de la
letra. Este punto contribuyó grandemente a
seleccionar a los vencedores y resultó/admi­
rable demostración de cómo ios niños habían
llegado a profundizar en el texto.
L a EXPOSICION CATEQUISTICA. — Contenía
trabajos de todos los Colegios. Una vez reci­
bidos, se clasificaron en la siguiente forma:
i) Verdades de nuestra Religión; 2) I>cye8
divinas y eclesiásticas; 3) Oración; 4) Medios
de santificación; 5) Parte evangélica; 6) Parte
litúrgica.
Nuestro amadísimo Rector Mayor envió a
los organizadores del Certamen la siguiente
carta: Bendigo de corazón vuestro Certamen Ca­
tequístico y pido a Dios sean abundantes los
frutos de esa Exposición destinada a formar
cristianos y españoles dignos de esa nueva y
gloriosa España. M il parabiejus.

P edro Ricaldone , Rector Mayor.

£1 jueves, 22, a las 9, se celebró la anunciada
Misa de Comunión en el Altar de María Auxi­
liadora.
31

Morón. - liomenaje a los Caldos por Dios y por España.

J«r«z (España).
Sobre tas huellas
de Don Basco.
El benemérito
sacerdote Don
Juan Torres en
su incipiente
Oratorio "D o ­
mingo Savio"
(]ue tantas sim­
patías ha des­
pertado entre
tos buenos ca­
tólicos jerexanos.

32

Después de admirar el Tesoro Artís­
tico de la Catedral, se dirigieron los
ocho vencedores del certamen al Palacio
Arzobispal donde visitaron al Emmo.
Sr. Cardenal que les recibió paternal­
mente obsequiando a todos con me­
dallas de plata.
Por la tarde, a las 7, en el Salón-Tea­
tro tuvo lugar la solemne velada cate­
quística con la proclamación de dignitlíides y adjudicación de premios. Em­
pezó el acto con un bello discurso a
cargo del Rvdo. Padre D. Francisco Javier
Montero, Director del Colegio de Utrera,
sobre la importancia y valor del Ca­
tecismo. A continuación, el Rvdo. Sr.
Don Manuel Fernández, en represen­
tación del Sr. Inspector, ausente de la
ciudad, procedió a la proclamación de
dignidades.
Los vencedores aparecieron en el pros­
cenio, siendo calurosamente aplaudidos,
a los acordes del Himno Nacional. Sus
compañeros los abrazaban conmo\*idos,
llenos de alegría e indescriptible entu­
siasmo.
Como final de la Velada, los niños
de las Escuelas Salesianas de la Santí­
sima Trinidad pusieron en escena, con
notable acierto y en obsequio de sus
compañeros, el clásico y conmovedor

Ingeniero Jacobacci (Argentina). - Primeras comuniones.

Auto Sacramental de Lope de Vega: E l
Pastor Lobo y ¡a Cabaña Celestial. Los pe­
queños actores cosecharon muchos aplausos
dándose vivas a San Juan Bosco, al Catecismo
y a la Congregación Salesiana.
Con breves palabras finales a cargo del Prei'.idente de la Comisión Organizadora terminó
este importante Certamen Catequístico, de­
jando una brillante estela de generosos estí­
mulos.
ARGENTINA - Ingeniero Jacobacci. —
Las fiestas patronales.

Los Salcsianos siguen, como siempre, ac­
tuando en las parroquias de la Patagonia.
Por primera vez se celebraron este año en
Ingeniero Jacobacci las fiestas patronales.
Tres días antes, el Misionero P. Miche fue
desde Bariloche para preparar el ánimo de sus
habitantes, resultando tm éxito el día de la
fiesta.
A falta de templo, se utilizó un hermoso y
amplio salón. La misa fue de primeras co­
muniones, unas 30, entre niños y niñas, dili­
gentemente preparados por nuestras fervorosas
catequistas.
Terminada la solemne ceremonia, fueron
dichos niños con\*idados a un rico chocolate
en el Hotel Basterra. Por la tarde, termina­
ron los cultos con actos piadosos y reparto
de los recuerdos de primera comunión, todo

entre diálogos de circunstancias, cantos, y
proyecciones catequísticas.
La fiesta dejó en el ánimo de todos un re­
cuerdo suave e imperecedero, .\ntes de ter­
minar, el P. Miche felicitó a la catequista
Sta. Elena Méndez, maestra normal ex alumna
del colegio de María Auxiliadora de Bahía
Blanca, alma principal de todo, y a la señorita
Nura Nasif. Ayudaron, así mismo, en tan no­
ble empresa, el Dr. Cortizo, buen español y
caballero de prestigio, quien consiguió el salón
para los actos del culto, y el Cpmisario de la
localidad Sr. Galicier con su digna esposa,
quienes tuvieron en su casa como hut^ped de
honor al P. Misionero. A todos ellos y a muchos
otros que aquí no citamos vaya nuestra grati­
tud.
COSTA RICA - Capital; — Eco de las
festividades en honor de la Beata Mazzareilo.

También entre nosotros ha pasado la Beata
Mazzarello en el carro triunfal de su gloría.
Se abrió la fiesta el dom-ngo 14, con lujo
de repiques e inusitada concurrencia. El
Señor Nuncio Apostólico, Exemo. Monseñor
Carlos Chiarlo, dió la nota culminante de la
festiridad en la gran misa de Comimión ge­
neral, que él realzara con su augusta dignidad;
pero, sobre todo, con su palabra autorizada
magnificando las virtudes de la Beata.
33

'

1

1

1

Cuenca (Ecuador). - Primeras comuniones.

Nuestra iglesia, eunque rica de flores y de
galas, resultaba pequeña para el solemne pon­
tifical y fue preciso celebrarlo en la parro­
quia, que nuestro celosísimo párroco, Don
Rosendo Valenciano, hizo vestir de fiesta, como
en sus grandes días. Y, en verdad, que nada
faltaba. A las 9 de la mañana, el excelencísimo
Sr. Arzobispo Metropolitano, Dr, Rafael Otón
Castro, acompañado de los señores canónigos
de la Catedral y del Seminario, entraba solem­
nemente, bajo palio. Con la grandiosidad de
nuestra liturgia se desarrolló el gran pontifical.
Nuestra Schola Cantorum, compuesta de 60
alumnas, y, haciendo prodigios de habilidad,
ejecutó la misa Te Daim latidamus del M. Pcrosi. Una selecta escolanía de profesores na­
cionales acompañaba el canto con magnífica
orquesta que hacía resaltar la belleza del ór­
gano, precioso instrumento de nuestra cate­
dral estimado como la última palabra en su
género.
El valiente panegirista, ílu.strísimo Mon­
señor Ambrosio Marchioni, secretario de la
Nunciatura, al subir a la sagrada cátedra, por
primera vez entre nosotros, y en un idioma
para él nuevo, nos hizo una feliz revelación
de su oratoria fluida, brillante, avasalladora.
I Lástima grande que la rntuiestia del orador,
al no querer dar su discurso a la publicidad,
nos privara de una de las más acabadas foto­
grafías que pudieran catalogarse en el Libro
de On> que guarda las semblanzas espiri­
tuales de nuestra Beata Madrel
Por la tarde, nos congregamos aun en nues­
tra iglesia para el canto del Te Deum. Fue
nuestro refren d o Párroco quien elevó al cielo
34

su voz exultante; fueron cientos de corazones
fundidos en un solo acorde; fue laWoz de
nuestra fe y de nuestro agradecimiento, eco
fiel de aquel Magníficat que, el 20 de no­
viembre, entonara en Roma el Supremo Je­
rarca de la Iglesia y fue el canto del cisne, que
cerró los labios del Papa de las Canonizaciones.
ECUADOR - Cuenca. —
dores de Don Bosco.

Los Explora­

Solenme y conmovedora resultó la cere­
monia de la bendición y juramento de las ban­
deras del Estado Mayor y del Segundo Ba­
tallón de los Exploradores de Don Bosco, reali­
zados en el Campo Eucarístico, en presencia de
altas autoridades eclesiásticas, civiles y mili­
tares y de una gran concurrencia que no ba­
jaría de 12000 personas.
Misa Campal fue celebrada por el Sr.
Obispo diocesano Exemo. Sr. Don Daniel
Hennidi, quien hizo una paterna y vibrante
exhortación a aquella pujante y disciplinada
reunión de juventudes que iban a jurar fideridad a Dios y a la Patria.
Bendecidas, a continuación, las dos banderas,
el Sr. Coronel Don Cristóbal Espinosa, digní­
simo Jefe de la Zona, que había recibido el
juramento a los exploradores, en representa­
ción del Gobierno, y actuado de padrino en la
ceremonia de la bendición de la bandera,
pronunció un ponderado discurso de carácter
patriótico-reli^oso que fue muy aplaudido.
Antes del juramento, primero colectivo y
luego individual, se ejecutó el Himno Nacional
acompañado por la banda de música del ejército.

4

Grande fue la conmoción del numeroso
público ante aquel magnifico espectáciilo de
nuestros jóvenes exploradores. Su elevado
espíritu patriótico y admirable marcialidad
despiertan viva emulación y entusiasmo en
toda la República.
U R U G U A Y - Paysandú. — Una intere­
sante exposición de m aterial de ense­
ñanza didáctico-catequística.
Cortamos de un dúvio local:
Hemos tenido la oportunidad de visitar la in­
teresante exposición de material de enseñanza
Didáctico-Cateqtiística instalada en uno de
los salones de la Casa Parroquial. Asesorados
por el Párroco, el Padre Salesiano Don Luis
Testa, hemos sabido que el material de refe­
rencia proviene del adquirido por la Junta Dio­
cesana de Doctrina Cristiana de Buenos Aires.
El sistema que a la enseñanza religiosa
aplica esta entidad és el método activo, por
el cual el niño va desarrollando los conceptos
adquiridos en la observación de la naturaleza,
bajo la dirección del maestro, de forma que,

poco a poco y por su propio razonamiento,
se eleva hasta el Creador.
Para el desarrollo eficaz de esta enseñanza
se hace necesaria la ilustración con objetos,
y en el pizarrón, que materializa y aviva en
el alma del niño la comprensión de lo que
se le desea enseñar. El maestro se ve así auxi­
liado en su labor con un material variado c
importante que puede detallarse así: Colec­
ciones de Historia Sagrada, Vida de Jesús, etc.
en figuras; vales con ilustraciones de cin­
cuenta pasajes distintos de la Misa, de los
Mandamientos, Credo, Sacramentos, etc.; jue­
gos y rompecabezas para colorear, recortar y
armar, formando escenas vivas de la vida de
Jesús, bautismo, confirmación, misa, etc.;
cuadernos en los que el niño tiene que com­
pletar frases y colorear figuras para así fijar
mejor sus ideas; estampas que sirv'en ad­
mirablemente para el Album, demostrando
con esto el gran valor de éstas en el Cate­
cismo ; Album Catequístico con el cual el
niño ilustra todas las lecciones que le da el
maestro expresando en forma viva lo enseñado,
y por último las proyecciones luminosas. Los
proyectores se di­
viden en tres cla­
ses, de modo que
cualquier niño, una
vez que ha hecho
méritos para ello,
puede llevar el pro­
yector a su casa y
constituirse a su
vez en Catequista
de su hogar, pues
todas las en.scñanazas están expuestas
en 12 películas.

C U E N C A
(E c a a d o r).

J u ra m e n to c o le c tiv o
d e l B a ta lló n
d e E x p lo r a d o r e s .

35

Como 8c ve, el sistema aplicado en la Re­
pública Argfentina y llevado a la Exposición
de Paysandú es excelente para la exacta y
amplia propagación de la enseñanza religiosa.
V E N E Z U E L A - L os Teques. — El Ora­
torio Festivo.
Lo.s Oratorios Festivos fueron siempre la
pupila de ios ojos de San Juan Bosco y siguen
siéndolo para sus hijos, que ven en los mis­
mos la célula madre de la Congregación Salesiana. La casa de formación de Santa María
de Los 'l’eques inauguró su oratorio fest^'o
hace dos años y hoy, después de superadas no
pocas dificultades, puede cantar victoria.
L a F iesta

de

M aria A uxiliador.\. — El

día de nuestra celestial Patrona amaneció
hermoso; fueron numerosas las confesiones y
comuniones, y un grupo de cinco oratorianos
recibieron por vez primera el Pan Eucarístico.
Entre cánticos y música, Jesús, el amador de los
niños, ya caldeados por un fer\'orín de oca­
sión. entró en sus almas para adueñarse de
ellas. Cinco primeras comuniones parece un
número en verdad pequeño pero es grande y
consolador, si tenemos en cuenta la escasísima
población. Niños que dos años hace vegetaban
en la más grande ignorancia religiosa, saben

hoy, gracias al Oratorio Festivo, que tienen un
alma que salvar, que deben oir misa los do­
mingos y fiestas de precepto. Saben quien es
Jesús; quién es María Auxiliadora y que se le
debe rezar todas las noches. Saben quién es
Don Bosco y quién el Papa y saben, final­
mente, saludar al sacerdote y acompañarlo
cuando lo encuentran por el camino.
E.xamen df catecismo : Por la tarde, se
verificó el examen de Cateci«mo, que versó
sobre las cosas que se refieren a la primera
Comunión. El amadísimo Padre Inspector Don
Serafín Santolini y el P. Director del colegio
de Caracas impusieron las condecoraciones y
repartieron los premios.

El. b.azar: Fue el encanto de los niños y
una bendición de Dios. Un surtido completo
de juguetes que atraían las miradas de la turba
infantil; dulces y frutas, libros, prendas de
vestir, objetos piadosos; y arriba, como en ade­
mán de bendecir, nuestra Reina Auxiliadora.
Se recitaron poesías y ejecutaron cantos con
acompañamiento de guitarra y, demostradas
las habilidades de los artistas en ciernes, se
procedió al reparto de regalos según los bi­
lletes de asistencias al Oratorio. Una hora des­
pués, el bazar quedaba vacío y terminada una
fiesta que estos pobres niños de barrio no
olvidarán nunca.

Oua>aQuil (Ecuador). - Alumno» dcl C o ló lo Salesiano ' ‘Cristóbal Colón’ .

36 -

Don Bosco allende los mares.
Lo que Cuentan nuestros Misioneros.

E C U A D O R - M isión de los Jíbaros.
“ P ionieros” y m ártires de la caridad
y cultura cristianas. — Nos ocupamos siem­
pre con mucho gusto de esta dificilísima M i­
sión ecuatoriana cuyos frutos acerbos parecía
que no debían llegar nunca a plena madurez
pero que ahora, a fuerza de prolijos y conti­
nuos riegos de sudores y de sangre, coadyu\'ados por el sol de la Gracia divina, empie­
zan a tomar color y a ofrecer al misionero los
primeros gajos azucarados.
Todos los Hijos de San Juan Bosco que han
trabajado o trabajan en aquellas selvas, hasta
hace poco inaccesibles, merecerían ser citados
en la orden del día, si nos es lícito usar un
término castrense, porque absolutamente to­
dos, agrupados en tomo de su viejo y veterano
Vicario Apostólico Mons. Comin, que, pese a
sus años y achaques, aún monta a caballo por
aquellos despeñaderos y bebé la chicha que le
ofrece el indio y acepta tm camastro en sus
tolderías plagadas de mosquitos, y alimañas,
y olores nauseabundos; todos, repetimos, que­
man allí, con santo heroísmo, y gota a gota, las
esencias de su vida en lucha dura y tenaz con­
tra la idolatría y la barbarie. Esto cuando su
generosidad no les lleva a quemarlas de una
vez, como ha sucedido con el P. Angel Rouby
y el Hermano Isidoro Bígatti, engullidos ambos
por las ondas vortiginosas del río Unda Magorisa.
Iban los buenos «pioneros» de Cristo a
explorar y evangelizar los extremos límites
del Vicariato confinantes con el Perú, cuando
el ímpetu de la corriente hizo zozobrar la frágil
piragua que los llevaba, muriendo ahogados,
después de rehusar los socorros del indio Jimblqui que se disponía a sah'arlos exp>oniéndose también él a perder la \ida. Admi­
remos núe\‘amente la estampa adorable del
buen pastor que muere por sus ovejas.
Esta desgracia debe haber caído como un
rayo sobre la ya tan probada Misión, porque
las Wctimas del infortunio eran dos apóstoles
de cuerpo entero perfectamente aclimatados
al terreno y expertos conocedores de la difícil
idiosincrasia de los jíbaros, cuyo cariño se ha­
bían granjeado y cuya revesadísima lengua ha­
blaban a maravilla, especialmente el P. Rouby.

Esta desgracia ha tenido un eco dolorosísimo en todas las clases sociales del Ecua­
dor, y en su Gobierno, que sigue con verdadero
interés patriótico la abnegada labor de nues­
tros Misioneros y, en la medida de sus fuerzas,
procura alentarla. Nos autorizan a decir esto
las dos noticias que siguen, sacadas de la
prensa de estos días que, en cierto modo, vie­
nen a contrapesar la angustiosa catástrofe del
río Magorisa.
U n hom enaje de la Cám ara de D ip u ­
tados ecuatoriana a los dos misioneros
víctim as de su celo. - M ociones en favor
de los H ijos de D on Bosco. - Se pide para
el P. Elias Brito la condecoración “ AI
M érito
— Extractamos de una Crónica
oficial: <1Después de leer las documentaciones
de la orden del día, y ocupando la mayor parte
de la sesión, se trató de la patriótica labor que
vienen realizando en la Región Oriental las
Misiones Salesianas.
»El diputado Carrión pide que se destine
un día de dietas del Congreso para ayudar a
los misioneros.
MEl honorable Molina insiste en que esta
pequeña ayuda debe darse a los Salesianos.
También se propone que se destine un día
de sueldos de todos los empicados públicos y
privados para favorecer a las misiones rcIÍgíosai>
del Oriente ecuatoriano.
n La moción del Sr. Carrión es aprobada,
acordándose dar cuenta ai Senado de esta de­
cisión y pedir a los Sres. Senadores cedan
también ellos el producto de un día de dictas
para el fin propuesto.
»E! Diputado Sr. Falconi hace .luego una
apología de las virtudes cívicas del sacerdote
^ esiano Don Elias Brito y pide al Gobierno
le otorgue la condecoración A l Mérito como
estímulo a su labor.
* Súmanse a este elogio los Hon. Páez y
Ortiz Bilbao consiguiendo se apruebe im voto
de felicitación a dicho Padre por su ejemplar
espíritu misionero y sus continuas y feomdas
campañas civilizadoras.
> La Cámara resolvió, finalmente, que se
levante un mausoleo en la población de Macas
en homenaje a los Padres Salesianos ahogados
37

©



Í«Í5^

tíí^ tíS?»

?«S?»

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1^ tiST»(¿7)

9

i

en uno de los ríos de la Región oriental en
cumplimiento de sus deberes».

THAILAND

(Siam)

BANG N O K KHUEC

£1 P. Albino D el Curto condecorado con
la “ Encom ienda de N ú m e ro ” . — Es ésta
otra noticia consoladora demostrativa del reco­
nocimiento que, ante los beneméritos Gobernan­
tes de aquella culta nación, merece el trabajo
de nuestros hermanos empeñados en sacar a los
jíbaros de su miserable estado, llevándoles la
luz del Evangelio, y en recobrar para la patria
ecuatoriana tierras dilatadas que ofrecen indi­
cios abundantes de riqueza y fertilidad y son
grandemente promisoras para el patrimonio
nacional.
El P. Albino Del Curto es bien conocido de
nuestros lectores, por haberse ocupado de él
varias veces el Boletín, y los habitantes del
Oriente ecuatoriano tienen contraída con él
una fuerte deuda de gratitud por sus meritísimos trabajos de evangelizador y de ingeniero
constructor de puentes y caminos. A él deben,
en efecto, que sus bravas cordilleras vírgenes
tengan hoy alguna vía comercial y que las
aguas rugientes de sus ríos sean atravesadas por
largos V cómodos puentes.
El benemérito misionero se halla actualmente
en Italia reponiedo su salud harto quebrantada,
Itabiendo venido de la Misión con un ojo
perdido y expuesto a perder el que le queda.
Y he aquí que en esta preocupación suya por
el recobro de las fuerzas físicas tan neceáarias
a aquellos pobres indios y colonos, le sorprende
un aviso de Roma notificándole que el Ministro
Jrl Ecuador tiene orden de su Gobierno de
imponerle allí la medalla de la Encomienda de
Número, condecoración, si no la más alta,
una de las más codiciadas que se conceden a
extranjeros.
Y el humilde religioso, muy a pesar suyo,
tuvo que interrumpir su tratamiento y traslailarse a la Ciudad eterna para recibir de manos
de los Exemos. Sres. Ministros Herrera y
Guzmán la citada condecoración, en los salo­
nes de la Legación, ante un buen número
de personalidades de la República ecuatoriana
expresamente invitadas.
Estas halagadoras noticias deben servir, no
tanto para alentar a los agraciados, que no
tienen necesidad de tales estímulos para darse
en cuerpo y alma a su apostolado, sino para que
vean, una vez más, los generosos bienhechores
de nuestros misioneros que el óbolo que hacen
llegar a sus manos no se malgasta ni permanece
infecundo, sino que produce milagros de activi­
dad v aplaudidas y abundantes cosechas de
bien. ¡Gracias sean dadas a Dios por todo!

Espantoso desastre.

Amadísimo Sr. Don Pedro Rieakone:
Hace ya algunas semanas que se reciben en
este centro de nuestra Prefectura continuas,
urgentes y conmovedoras demandas de auxilio,
a causa de las repetidas inundacione.s del río
Mtklong que nunca, desde hace luengos años,
se había desbordado con tan terrible violencia.
Hay en esta provincia de Rajaburi localidades
que por dos veces seguidas han perdido total­
mente su cosecha de arroz; lo cual significa jor­
nadas fatigosas de trabajo bajo un sol agotador
prodigadas inútilmente; recursos familiares de
suyo ya pequeños consumidos en un esfuerzo
sin recompensa; privación del principal y más
indispensable alimento; condenación y mar­
tirio de miles de ^^das pobres expuestas a caer
en la más desoladora miseria.
He visto los lugares mayormente castigados
por el desastre: llanuras inmensas han desapa­
recido bajo un mar sin límites. Son incontables
las familias, muchas de ellas cristianas, que
no podrán este año cosechar ni un solo grano
de arroz, alimentación bá.sica y casi exclusiva
de estas p>bres gentes. Es un espectáculo que
desgarra el corazón.
¿ Cómo podía vo dejar de asegurarles que la
Divina Providencia no puede abandonarles y
no les abnadonará? He dispuesto se les di.tribuya con largueza todo lo que sea posilílc,
hasta el límite extremo de nuestras fuerzas,
mas, por desgracia, nos hallamos ya agotadf.s
y muy poco o nada podremos todavía hacer
pí)r ellos si no vienen muchas almas buenas
pronto a socorremos. A ellas extiendo con­
fiadamente la mano.
Dígnese, Padre amadísimo, transmitir a nues­
tros bienhechores la perenne gratitud de esta
Misión y la seguridad de que indígenas y
misioneros pedimos por ellos con el mayor
fervor.
Pónganos bajo el manto-maternal de Maiía
Auxiliadora y bendiga a todos estos hijos suyos
de Thailand.
Affrao. en J. C.
Mor>. C.WET.^No P asotti,

Prefecto Apostólico.
Bang S ok Khuek, i° diciembre de 1939.
39

Crónica de Gracias
o trib u id a s a ¡o in te rc e s ió n d e M a r io

A u x i­

lia d o ra , de S e n J u a n B o s c o y d e n u e stro s
S ie rv o s de D io s .

\

Por intercesión de San Juan Bosco.

Cuando nació mi hijita Mercy estaba como
ahogadita, y, por más que el Doctor Parker
hacía, ella no lloraba ni respondía en ninguna
forma a sus esfuerzos. Yo tenía en mis manos
una reliquia de esas que tienen un trocito de
la carne de San Juan Bosco; supliqué al Santo
intercediera para que el Señor no me quitara
a mi hijita, prometiendo dar una limosna a
los Padres Saicsianos de Guayaquil (Ecuador)
y hacer publicar el milagro. Todo lo conseguí
por la intercesión del bondadoso Santo. Como
han pasado tres años y nueve meses, mando
la limosna a los Padres Salesianos de María
Auxiliadora.
M ercy P o \\'el

de

S mith .

Ataques que desaparecen.

En el mes de junio del año pasado me traje­
ron a mi hijo Francisco de Asís Caviedes, de
la oficina donde trabaja, con una herida en la
frente, efecto de una caída al darle un ataque.
Los médicos dijeron que dicho ataque era
causado por el exceso de trabajo. Yo lo enco­
mendé a María Auxiliadora invocando los mé­
ritos de San Juan Bosco, y él se repuso de su
enfermedad, volviendo a la oficina. El ataque
le repitió varias veces y los facultativos vol­
vieron a recetarle descanso y quietud. Lo llevé
al campo y allí seguí encomendándolo a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco que confío
me lo han airado perfectamente pues ha pa­
sado más de un año.
Hoy cumplo lo ofrecido de publicar la gracia
enviando una limosna para las obras de San
Juan Btxsco.
Cartt^ena (Colombia), 28 setiembre 1939.
R osa A. P.

de

C aviedes

Cooperadora Salesiana.
Curado de unos fuertes dolores gástricos.

Nuestro hijo, Gonzalito Caicedo Ortega,
principió a sufrir fuertes ataques, probable­
mente del estómago, por mala digestión. El
niño apenas tenía seis meses cuando enfermó,
y nuestra desesperación era inmensa al >*erlo
sufrir tanto. \ arios médicos le recetaron, pero
40

los ataques no se le quitaban. En tal situación,
se acudió al bienaventurado San Juan Bosco;
se le hizo la novena con toda devoción y se le
ofreció una limosna para sus huerfanitos. Hoy,
a la distancia de tres meses, el niño está per­
fectamente sano y robusto. Cumplimos, pues,
con el deber de enviar la limosna ofrecida
y dar publicidad a este favor del milagroso
Santo Don Bosco.
Tumaco (Colombia), 3 agosto de 1939.
R afael C aicedo L. y
E lisa O rtega de C aicedo .
Una úlcera de estómago me había llevado
al borde del sepulcro.

Soy de « San Roque » y madre de familia,
que por espacio de más de tres años he venido
sufriendo de una crónica enfermedad (úlcera
de estómago), acudiendo dos veces al Hospital
de Ibarra y una al de Quito, desahuciada ya
de los médicos y sometida como última prueba
a una peligrosa operación. Inútil sacrificio;
perdida toda esperanza humana y agotados los
recursos pecuniarios, resolví morir en mi casa
y entre los míos; mas, en este trance que no
es posible describir, despertóse en mi mente
moribunda la confianza en San Juan Bosco,
que sabía se venera en el templo de Quiroga,
ofreciéndole hacer una visita personal y una
limosna para su culto. Puesta mi verdadera y
última confianza en tan portentoso Santo,
inmediatamente desaperecieron aquellos mor­
tíferos dolores y hoy me siento completamente
sana y buena sin necesidad de remedio alguno.
.Al cumplir mi promesa al pie de la ima­
gen de San Juan Bosco, escribo esta reseña,
suplicando sea publicada en el Boletín Salesiano, y anhelando que toda la humanidad
que sufre acuda a tan milagroso Santo.
Quiroga (Ecuador), 19 de marzo de 1939.
C elia M aría A ndrade

de

L eón .

Cura de una enfermedad terrible inacce­
sible a la investigación médica.

El 22 de septiembre, del pasado año, un tío
mío cayó gravemente enfermo de tm mal
terrible, ya que el microbio que le atacó aún
es desconocido para la ciencia y, por lo tanto,
no había nada para combatirlo. El 31 del mismo
mes estaba gravísimo. Vinieron los mejores mé­
dicos de Monterídeo, celebraron consulta y
todos opinaron que era un caso perdido, pues
la enfermedad a\*anzaba a pasos agigantados.
El I®de octubre fue internado en un Sanatorio

creyendo todos que no pasaría de aquella
noche. Entonces, acudimos a la Santísima
Virgen y a San Jtian Bosco, de quienes so­
mos grandes devotos. Rogamos con mucha fe
e hicimos novenas pidiendo nos concedieran la
vida de nuestro ser querido^ joven y Heno de
esperanzas, y el milagro se hizo; mi tío se curó
ante el asombro de los médicos y hoy está
perfectamente bien, gracias a la Santísima
Virgen y a Don Bosco, a quienes estaremos
eternamente agradecidos por tan inmenso
favor.
Hoy cumplo mi promesa de publicar este
milagro en el Boletín Salesiano.
Canelones (Uruguay), noviembre de 1939.
E sther V . F eo.
María Auxiliadora fue el escudo de mi
familia durante la dominación roja.

Muchas son las gracias alcanzadas, por mi
familia, de nuestra queridísima Madre María
Auxiliadora durante la guerra. Si qtiisiera
enumerarlas todas tendría que llenar varias
páginas.
En medio de las peores circtmstancias de
la barbarie roja, cuando peligraba la vida de
todos los de casa; cuando todo el horizonte
estaba negro, y día tras día se nos iba haciendo
imposible poder sobrevmr a tanto horror, pu­
simos nuestra confianza en la Virgencita de
Don Bosco pidiéndole valor para sobrellevar
nuestra situación hasta que llegara el suspi­
rado día de la victoria. Y Ella nos consoló
como buena Madre.
Libró a una hija mía de la maldad de
los rojos, que la habían detenido el segundo
día de la ret-olucion; me sacó a mí de la cárcel
donde estuve preso 23 días; evitó que mi hijo
fuese al frente con los rojos, logrando colo­
carlo en Bservicios auxiliares» de retaguardia;
despistó las muchas denuncias lanzadas contra
mi esposa, la cual querían detener o «pasear »
como ellos decían. En fin, nos salvó a todos,
seis de familia.
Y en nombre de todos, doy gracias a María
Au.\iliadora y cumplo la promesa de publicar
estos fa\x)res de Ella obtenidos.
Valencia (España), ii-xii-1939.
Jeromino G il .
¡Desahuciada!

Hallándome angustiosamente postrada en el
lecho del dolor, a consecuencia de una fuerte
neumonía, fui visitada por el médico, quien,
habiendo examinado el caso, lo declaró abso­

lutamente incurable. Invitado, al siguiente día,
por mi hijo, por si podía suministrarme si­
quiera algún alivio, se negó a ello, afirmando una
vez más que no había ninguna esperanza de
vida.
En tan apurada situación, me dispuse cris­
tianamente a emprender el camino de la eter­
nidad mediante la devota recepción de los úl­
timos sacramentos, que me administró un P.
Salesiano. Al visitarme éste tres días después,
viéndome consumida por la enfermedad, me
dió la bendición de María Auxiliadora y me
exhortó a confiar en esta gran Señora, pro­
metiéndome volver al día siguiente.
Desde aquel momento empecé a sentir una
ligera mejoría. El mal fué desapareciendo poco
a poco y hoy, completamente restablecida,
hago público mi agradecimiento a mi Madre
Auxiliadora, por conducto del Boletín Sale­
siano.
Mosquera (Colombia), octubre de 1939.
D olores

de

D uque.

Aliviado de las piernas.

A fines de agosto del pasado año me lastimé
las piernas y fui a ver a dos médicos de la
ciudad de Córdoba. Había la complicación de
las varices y era preciso iniciar una serie de
inyecciones y otros tratamientos que mis con­
diciones económicas no me permitían. Entre­
tanto el mal se agrababa, y el 26 de septiembre
me confesé y comulgué,' pidiéndole a María
Sma. Auxiliadora y al gran Santo Juan Bosco,
como ex alumno, que me hicieran la gracia de
sanar, y yo la publicaría, prometiendo además
otras cosas que mantendré fielmente. Hice
hacer una novena, y en seguida se inició la
mejoría. Confío en la Santísima Virgen y en
S. Juan Bosco que pronto estaré completa­
mente restablecido.
Río Tercero (Argentina),
lO de noviembre de 1939.
E nn io D ogliotti .
Auxiliadora atiende siempre las
oraciones de sus devotos.

M a r ía

Afligidas algunas devotas de María Auxilia­
doras por la falta de parroquia en nuestro
pueblo y la consiguiente imposibilidad de
darle a Ella el culto que nosotras deseábamos,
le hicimos con mucha fe varias novenas, y a
pesar de ser extraordinariamente difícil lo que
pretendíamos, la gracia se obtuvo.
Ahora, con grande alegría de nuestras ai41

inas. tenemos en nuestro pueblo un celoso pá­
rroco y en nuestra iglesia parroquial un pre­
cioso altar de María Auxiliadora donde esta
Inienísima Madre recibe un culto verdadera­
mente filial.
Que ella sea cada vez más conocida y nos
bendiga a nosotras, a nuestras familias y a
nuestra patria.
San Pedro de Laí>ufiiUas (Méjico).
N estor.\ A lba .
Grave caída sin consecuencias.

Habiendo caído un hijo mío de una escalera
desde una altura de cuatro metros, invoqué
Icrvorosamente a mis Protectores María Auxi­
liadora y San Juan Bosco a fin de que del
peligroso golpe recibido no quedaran conse­
cuencias desagradables.
Transcurridos dos años, mi hijo se encuentra
en perfecta salud, por lo que, agradecida, envío
una limosna para las Obras Salesianas.
Casablanca (Protectorado
francés de Marruecos).
S. V. Viuda de M.
Librados de la persecución roja.

Habiendo pasado toda la etapa roja en Ma­
drid, con mi familia, compuesta de 9 hijos,
el matrimonio y dos sirvientas, sin contar con
medios, ni conocimientos, y al contrario, siendo
perseguidos por nuestras ideas, me encomendé
(como antiguo alumno) a I). Bosco, ofre­
ciendo, si salíamos todos bien, publicar la
gracia en el Boletín Salesiano y hacer un pe­
queño obsequio.
Eeija (ICspafta), 30 marzo 1939.
fosK F ernandez .
La Beata Mazarello atendió mis ruegos.

Desde que tengo uso de razón recuerdo que
una persona de mi familia parece que se obsti­
naba en danne la... contra, haciendo una cosa
que yo le suplicaba que no hiciera; por lo que
frecuentemente teníamos disgustos. En uno de
estos, estando yo muy mortificada, recibí el
Boletín Salesiano, donde leí algunos favores de
la Beata María Mazzarello. Inmediatamente
acudí a ella, ofreciéndole un modesto donati\-o
para la causa de su beatificación y publicar
la gracia si intercedía por mí. Y en efecto, a los
pocos días conseguí lo que hacía tanto que
deseaba; así que hoy, agradecida, cumplo mi

42

promesa, deseando que esta grande intercesora
sea conocida e invocada de todos.
Amolé (Méjico, 'Sin.), agosto de 1939.
M aría

de

J esús A hum.ada.

Otra gracia de la Beata Mazzarello.

Hace cinco años, mi padre se hizo una pe­
queña herida en un tobillo cuando estaba ha­
ciendo sus acostumbradas labores en el campo.
Conducido a esta ciudad, fue llevado a uno de
los mejores médicos el cual no quiso poner
puntos a la herida. Pasaban los días y la herida
no sanaba, por lo cual fue e ver a otro médico
quien ordenó sacar una radiografía, recetando
después los medicamentos necesarios. Pocos
días después, la herida estaba sana, pero pasa
el tiempo y, a los seis meses se abre de
nuevo, se infecciona un poco la pierna y se re­
vienta dando la sensación de una afección de
eczema. Distintos médicos lo vieron y uno
ordenó hacer un raspado en el hueso, cosa a la
que mi padre se opuso. En esas condiciones,
la pierna, de buenas a primera sanaba; pasaba
un poco de tiempo y, cuando menos lo esperaba,
volvía a ponerse mala, y luego bien. Así las cosas,
llegó la fiesta en honor de María Mazzarello y,
con devoción y fe le pedí que mi padre se cu­
rara prometiendo publicar la gracia. Todas las
noches, al acostarme, le recordaba mi petición
}• le rezaba un Padre Nuestro, Ave María \Gloria. Pasaron tres meses y una madrugada,
estando mi padre en el campo en la casa donde
trabaja, llegó un amigo y le recomendó un
remedio, muy sencillo por cierto, pues consistía
en lavarse la parte enferma con un agua her­
vida con piedra alcaparrosa y después untarse
un poco de gas. Pocos días después mi padre
estaba bueno y sano.
Han pasado tres meses y la pierna está muv
bien. Reconozco en aquella inter\ención la
gracia de la Beata María Mazzarello por cuyo
motivo cumplo gustoso la promesa que le hice.
Deseo, por tal motivo, publicar esta gracia.
Camagiiey {Cuba), setiembre de 1939.
P edro E str.\da G onzales.
Gracia del Vble Domingo Savio.

Obligado, por un continuo pesar de una pro­
mesa incumplida, hago publicar la siguien'e
gracia para tranquilidad de mi espíritu, con­
fianza de los necesitados y gloria de mi santo
protector.
Era el iS de julio de 1935. .Atormentado por
fuerte malestar de garganta con esputos san-

guineos y una debilidad extrema, hice llamar al
médico quien en segtiida se dió cuenta de la
gravedad de mi situación. Observando que el
pulso desaparecía me aplicó unos inyectables
para reanimar el corazón y prolongar así una
vida que él creía dentro de breves momentos
llegada a su fin. Avisado el Superior de la gra­
vedad del caso, me lo advirtió por lo que
llamé al confesor. Después de sacramentado
solicité una reliquia de Domingo Savio y al
mismo tiempo hice la promesa de publicar la
gracia de la curación, si la obtenía. No se hizo
esperar, y rápidamente sané. Es la segunda
vez que este santito rae ha sacado de muerte
a vida. ¡ Llegue pronto el día de venerarle en los
altares!
Vigo (España).
G regorio V elasco , S. S.
D a ta m b ié n g ra c ia s a D o m in g o Saviot

MEjico-Cu/í'ac<ín —

María A. Echa\’nrrín.

yiEllco-Guadalajara — Dolores 'Portolcm y
Vallejo - José de Jesús Padilla - Dolores Arruta •
Josefa G . Vda de Pamplona c hija.
M ejico -S'íw Sehastidn Zinacaiepec — M aría do
los Angeles B. de Olaya - María del Rosario Olaya.
M Kjico- 5 an/o María Ziritslcuaro ■— Joxnta Alcántar - María Jesús Castro - Teresa Ortega - Esther
Chávez - Remigio Alcántar - Albertina Espinoza
- Angelina Delgado - María Morales - Francisca
González - J. Trinidad González - Alejandra Núñez
- María Leonor Osornio - Catalina Osomio - Dclfina Osomio - María Isabel Arcos - Lucía Espinoza
- Antonio Martínez.
M éjico-T ampífo —
Padilla.

Victoria Duval - Margarita

VENEZUELA-Cararoí — Inés I. Arroyo Lamcda.

ECROLOGIAS

Manuel García, de Vignaud (Argentina).
S A L E S I A N O S D IF U N T O S :

De nuestros Siervos de Dios.

La Sra. Da. Refugio M. de Orozco da gra­
cias a la Sierva de Dios Dña. Dorotea de Chopitea por haberle conseguido trabajo perma­
nente a su esposo; pide por otra importante
gracia y envía una modesta oferta para la causa
de beatificación de su Protectora.
Guadalajara (Méjico), septiembre de 1939.
D a n tam b ié n g racia s a M a ría A u x ilia d o ra y a
San Juan B o sco p o r fa v o rcs rccíb id o s:
'EsP^¿i^-Madrid — Agradecida por su visible pro­
tección durante la dominación roja, envía una li­
mosna, Una de\ota.
AcE^mN.'^-Ca/cA/n — María R. de
A rgentina -L<í Picoa —

Marchisone.

Ida Costantini Vda de

Z u c c h ia t t i.

ARGENTINA-Jlfendoaa — Graciela Puebla.
ARGENTiNA-iíeti/íco — M . B. de B.
ARGENTiNA-5 OTito Rosa — Inés M . Pagani.
E l SALVADOR-iSawta Ana — Margoth Colocho C.

Carlos Félix BertUé, coadjutor — de Turfn (Italia)
t en Faenza (id.) el 18 de octubre a la edad de 88
años.
Dionisio Angel Andini, coadjutor— de San Giuliano Milanese (Italia) t en Turín el 12 de noviembre
a la edad de 77 años.
Carlos Vercauteren, sacerdote — de Gante (Bélgica)
t en Belén (Palestina) el 7 de octubre a la edad de
74 años.
Cristóbal Baglietto, sacerdote — de Buenos Aires,
t en la misma ciudad el 16 de agosto a la edad de
69 años.
Juan Rusek, sacerdote — de Kossocica (Polonia)
t en Talca (Chile) el 22 de julio a la edad de 67 años.
José Migliavacca, sacerdote — de Paderno (Italia)
t a bordo del barco Fella, cl 18 de julio a la edad
de 56 años.
José María Garofoli, sacerdote — de Bahía Blanca
(Argentina) t en Viedma (id.) el 28 de abril a la edad
de SI años.
Juan Bautista Ranoglio, sacerdote — de Paíe*tr«>
(Italia) t en Habana (Cuba) el 17 óe agosto a la
edad de 73 años.

E staiXJS U nidos -L oí Angeles — María del Re­
fugio Mora - Herlinda de Rivas - M aría Terrazas
- Dolores Ibarra - HerÜnda Ibarra - Manuela Cano
- Estber .A V . de Ruiz - Santa Fritini - Amelia
Larrí\a - Nfanuela Barcenas - Agustina Barboza
- Carlotta O . de Amezcua.

Miguel laccarino, sacerdote — de M eta di Sorrento
(Italia) t en Piano di Sorrento (id.) el 10 de agosto
a la edad de 70 años.

FlLiPlNAS-AíaníZa — Colegio Beaterío de la Com ­
pañía - Sita R. B. L.

Juan Graimugg, coadjutor — de M archtrin (Ale­
mania) t en Santa T ecla (El Salvador) el 16 de junio
a la edad de 66 años.

FiLlPis.AS-iírwnWón — Ricardo hlonti.

Arturo Busin, coadjutor — de Falcade (Italia) t
en Arco (id.) el 4 de octubre a la edad de 30 años.

' ■ 43

Xicomedes Guerra, clérigo — de T om quist (Argen­
tina) t en Cói doba (id.) el 28 de julio a la edad de 25
años.
Salvador Pinella, clérigo — de Cammarata (Italia)
t en San Círegorio (id.) d 20 de setiembre a la edad
de >9 años.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :

D r. R em igio Crespo Toral
Presidente de los Cooperadores Salesianos de Cuenca
{Ecuador).
Rara vez se registra en la histoiia de los pueblos
muerte tan unánimemente sentida por una nación
entera. A la muerte de Remigio Crespo Toral los
ecuatorianos se han confundido en un solo corazón
y una sola alma para llorar la desaparición del ca­
tólico sin tacha, una de las más altas cumbres de la
intelectualidad de América, honra y prez de la pa­
tria de García Moreno.
Su inteligencia abarcó prodigiosamente todos lo?
ramos del saber humano, y su lira magnífica, y su
pluma de prosista insigne legan a la literatura cast llana filones de verdadera y positiva riqueza.
Como a príncipe de las letras li ha cabido la in­
mortalidad de la fama entre los hombres. Cosa muy
pequeña, ciertamente, para quien cruzó el desierto
de la \ida con la mirada fija etr la eternidad.
Hombre de fe acendradamente católica, desde su
niñez si^^ió a Jesucristo con la fidelidad de los me­
jores vasallos. L a ciencia en nada empañó el cielo
d_> sus creencias religiosas, ant.s bien, de la misma
manera que el óleo de las lámparas se con\áerte en
luz, el saber nutría sus creencias y alumbraba el
sendero por el cual las almas .sencillas van a Dios. La
gloria le daba a él ocasión de rendir la frente en ci
polvo. Coronado poeta por sus compatriotas, desde
el pa co de su glorificación encaminóse ul temph), a
depositar su corona a los pies d t Jesús Sacramentado.
Y allí, a las plantas d.*l Señor, humilló su grand.-za
c intento de servirle sin drscanso hasta los últimos
días d : su vida, confundido con los humildes, o
más bien dicho, como el más humilde db todos sus
hemtanos. Cuenca no olvidará al Presidente de la
Junta Organizadora del Congreso Eucarístico, que
quiso y ocupó el primer puesto de los que trabajaban
y el último en todo lo dcmiís.
Entre sus innúmeras amistades, los Salesianos
fueron los prt'diU'ctos. Consejero, amigo y defensor
del misionmt, dispensóle con generosidad el \ ti1íüso
a{H»yo de su prestigio. Devoto de San Juan Hosco,
fue de sus más ferrorosos apologista?. Su muerte ha
privado a la familia salesiana de un protector y de un
amigo. Queda tanthién vacante con su desaparición
la Presidencia de hvs Cooperadores Salesianos.
Si la Iglesia ecuatoriana le llora como una ma­
dre, lira Salesianos de CueiKa recabamos una parte
nruy íntima en la orfandad que aHige a su fantilia.
.Ayúdennos nuestros henrranos y axiperadores a
pagar la gratitud que le debemos, rogando a Dios
conceda eterno descanso al alma de su sierw .
4 f

M aría D up uís D e Lelong.
Falleció en Buenos Aires el 19 de Abril de 1939,
a los 75 años de edad, para recibir el premio debido
a sus méritos, esta venerada Cooperadora de los pri­
meros salesianos ennados por Don Hosco.
Vecina del Colegio Pío IX , tuvo la fortuna de
conocer a aquellos esclarecidos varones apostólicos
de la primera hora, como Su Emcia. el Cardenal
Cagliero, Mons. Costamagna, José Vespignani,
Mons. Fagnano, P. Milanesio, P. Beauvoir, ayu­
dándolos sin resert'aSj abnegadamente. Hizo suyos
los triunfos y las penas de los hijos de Don Hosco,
y no pocas veces fue la madre desprendida que
alivió, en trances difíciles, con sus limosnas genero­
sas, las penurias de nuestros grandes padres y misio­
neros cuya única riqu-'za consistía en su ardiente
celo e inalterable confianza en la Divina Providencia.
Edificó en vida con el ejemplo de sus acrisoladas
virtudes, y en su última enfermedad consideró su
mayor consuelo la recepción frecuente y piadosa
de los SS. Sacramentos.
Plácida fue su muerte en el acatamiento del Señor,
legando a sus queridos y a los feligreses todos de
esta Parroquia el tesoro de sus ejemplos y de su
fervorosa unión con Dios.
Ruguemos por .el eterno descanso de esta alma
tan estrechamente Hnculada con nuestra amada
Congregación, y reciba su buen esposo Don Teófilo
y sus queridos familiares nuestro, más cariñoso
pésame.

D on L u ís Acevedo.
En Puerto Cabello (Venezuela) pasó a mejor vida
este gran amigo de las obras salesianos.
Alumno del «Colegio Don Hosco* de Valencia,
jamás desmintió su carácter. Cajero del Banco de
Venezuela, comerciante, empleado público, siempre
y dondequiera hizo gala de su condición de A n ­
tiguo Alumno Salesianci, honrándola con una con­
ducta integérrima. Fué Presidente de los Antiguos
•Alumnos, y bajo su presidencia se estableció la
costumbre de recibir corporatÍ\-amentc la Comunión
í*ascual.
Sin ser propiamente rico, ayudó muy eficazmente
n uatras obras de beneficencia. Ultimamente se ha­
bía encariñado con la Granja Agrícola de Naguanagua, y le prestaba todos los servicios q u : podía,
especialmente ganándole admiradores y amigos.
Descanse en paz el inoludáblc amigo y dígnese el
Señor consolar a su viuda y a sus hijitos.
H an m u e rto ta m b ié n e n la p az d e l S eñ o n
E cu ad o r - Por/ot7<7Ó —
doza y Vera.

Manuel Ildefonso Men­

FiLiPiNAS-(Pampanga) México —
Lazatín.

Doña Teresa

M éjico - C rt/w/o/— Rosario E de’ Clouthier - María
Teresa Clouthier.
M ejico -C mVaran — José V’icente £cha\-arría.

Con aprobación de la autoridad eclesiástica. - Establecimiento Tip. de la S.E.I - Turin
Director responsable: D. GUIDO FAVINl - Via Cottolengo, 3a - TURIN 109 • (Italia)
Texto
FEBRERO

Año L V - N. 2

R E V I S T A

DE

L A S

O B R A S

DE

D O N

1940

B O S C O

Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
q u e lo s C o o p era d o res S a lesia n o s p u e ­
d en g a n ar en e l tra n scu rso d e l año.

1. — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue­
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca­
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
3 - E l día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - E l día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salesiana.
^ - E l día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - E l día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer­
cicios Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con­
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co­
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN C A D A U N A
D E L A S S IG U IE N T E S F IE S T A S :

i) M O V IB LES:
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la Epifanía).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascetssión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (prfcier viernes
dcspuóí del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de María (día siguiente
del anterior).
2) F IJA S :
ENERO

1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.

18
23
25
29

- Cátedra de San Pedro en Roma.
- Desposorios de la Sma Virgen.
- Conversión de San Pablo.
- Fiesta de San Franiñsco de Sales.
FEBRERO

2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
MARZO

19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
MAYO

3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
1 1 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JUNIO

24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JULIO

1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu­
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de la Virgen del Carmen.
AGOSTO

6 - Transfiguración del Señor.
15 - Asunción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SETIEMBRE

8
12
14
15
29

-

Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE

y - La Virgen del Rosario.
I I - Maternidad de María.
16 - Pureza de María.
NOVIEMBRE

21 - Presentación de Ntra Señora.
22 - Fiesta de Santa Cecilia.
DICIEMBRE

8 - Inmaculada Concepción.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas Indulgencias
se requiere, además de las condidones ordi­
narias, que los Sodos de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloría
con la invocadón Sánete Frandsce Salesi, ora
pro Hobis, s^ ún la intención del Romano Pon­
tífice.

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R E V IS T A D E
L A S OBRAS DE
DON BO SCO
REDACCION

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M ES!A N O

Y ADAl J ^J S T RAC^OX^:

Año LV • Número a

F E B R E R O 1940

VI A C O T T O L E N G O . 3a - T V R I N (lo ^ ) - { I T A L I A

R e s tric c io n e s g u b e rn a tiv a s , q u e a fe c ta n a re v is ta s y d ia r io s , nos o b lig a n a r e d u c ir las p á g in a s d e l Bole'in

SUMARIO: La primera EncicUca de Pío XII (continuación). - Noticias de España y de Uispanoamerka: Gerona.
Imposición de la librea de San Juan Sosco a algunos novicios - Sevilla. Gran Certamen caicquisiico provincial •
Ingeniero Jacobacci. Las ñesias patronales • Costa Rica. Eco de las festividades en honor de la Beata Mazza.
relio - Cuenca. Los Exploradores de Don Sosco - Fay^andú. Una interesante exposición de material de enseñanza
didáctico-catequistica - Los Teques. El Oratorio Festivo. • Don Basco allende tos mares: Ecuador. Misión de los
Jibaros - Thailland. Espantoso desastre. - Orónica de erncias. - Necrolostns.

La primera Encíclica de Pío XII
(Continuación. - Véase el Boletín de diciembre).

El deber del V icario de Cristo;
Com o Vicario de Aquel 'que, en una hora
decisiva, delante del representante de la
más alta autoridad terrena de entonces,
pronunció la augusta palabra: Yo para esto
nací, y para esto vine al muudo^ para dar
testimonio de ¡a verdad: todo aquél que per­
tenece a la verdad, oye mi voz (S. J uan , X,
37). Nos estamos persuadidos de que el
principal deber que Nos impone Nuestro
oficio y Nuestro tiempo es dar testimonio
de la verdad con fortaleza apostólica, testimonium perhibere veritati. Este deber im ­
plica necesariamente la exposición y la re­
futación de errores y de culpas humanas
que es menester conocer para que sea po­
sible el tratamiento y la cura, conoceréis
la verdad y la verdad os librará. (S. J uan ,
^ T II, 32). En el cumplimiento'de este Nues­
tro deber no N os dejaremos influir por con­
sideraciones terrenas ni titubearemos por
desconfianzas y contradicciones, por re­
pulsas e incomprensiones, ni por temor de
malas inteligencias y de falsas interpreta­
ciones. Nuestra conducta estará siempre
animada de aquella caridad paternal que

mientras sufre por los males que atormentan
a los hijos, les señala el remedio: en una
palabra, Nos esforzaremos por imitar al
divino modelo de los Pastores, Jesús el
Buen Pastor, que es al mismo tiempo lir/
V amor: Veritatem facienies in charitate
{Efes., IV, 15).
Al comienzo del camino que conduce a
la indigencia espiritual y moral de los tiem­
pos presentes, se yerguen los nefastos es­
fuerzos de no pocos por destronar a Cristo,
el apartamiento de la ley de la Verdad que
El anunció, de la ley del amor, aliento vital
de su reino.
El reconocimiento de los derechos reales
de Cristo, y la vuelta de los particulares y
de la sociedad a la ley de su verdad y de
su amor, son la única vía de salvación.
En el momento en que escribimos estas
líneas, Venerables Hermanos, Nos llega
la espantosa noticia de que, no obstante
todos Nuestros esfuerzos por conjurarlo,
el terrible huracán de la guerra se ha des­
encadenado ya. Nuestra pluma quisiera
deteneree ante el pensamiento que Nos
abruma del abismo de sufrimientos de un
sinnúmero de personas a las que todavía

-

23

ayer sonreía un rayo de modesto bienestar
en el ambiente familiar. Nuestro corazón
paternal se llena de angustia al prever todo
lo que podrá brotar de la tenebrosa semilla
de la violencia y del odio, a los que la espada
abre hoy surcos sangrientos. Pero precisa­
mente ante estas apocalípticas previsiones
de inminentes y futuras desventuras, juzga­
mos como deber Nuestro levantar con cre­
ciente insistencia los ojos y los corazones
de los que todavía conservan un senti­
miento de buena voluntad, hacia el Unico
de quien viene la salvación del mundo;
hacia el Unico que con mano omnipotente
y misericordiosa puede poner fin a esta
tempestad, hacia el Unico que con su
verdad y amor puede iluminar las inteli­
gencias y encender los ánimos de una parte
tan ingente de la humanidad, sumergida
en el error, en el egoísmo, en altercados y en
luchas, para encaminarla nuevamente con­
forme al espíritu de la Realeza de Cristo.
T a l vez (¡ Dios lo quiera!) se puede esperar
que esta hora de máxima indigencia cam­
bie la manera de pensar y de sentir de mu­
chos que hasta ahora, con ciega confianza,
avanzaban por el camino de los errores
modernos tan extendidos, sin sospechar lo
insidioso e incierto del terreno que pisaban,
'l'al vez, muchos que no entendíanla im­
portancia de la misión educadora y pasto­
ral de la Iglesia, comprenderán ahora mejor
sus amonestaciones, que ellos desatendieron
con la falsa seguridad de tiempos pasados.
Las angustias presentes son la apología
más impresionante del Cristianismo, tal que
no puede haber mayor. D e la gigantesca
vorágine de errores y movimientos anti­
cristianos se han cosechado fnitos tan
amargos que constituyen una condenación,
cuya eficacia supera a toda refutación teó­
rica.
lloras de tan peños;» desilusión son fre­
cuentemente horas de gracia; un pasar del
Señor: transitus Domini {EWy X II, i i ) en
el que, a la palabra del Salvador: He aquí
que estoy a la puerta y llamo {Apoc,, III, 20),
se abren puertas que, de otro modo, per­
manecerían cerradas. Sabe Dios con qué
amor de compasión, con que santo júbilo
se vuelve Nuestro corazón a los que, como
efecto de tan dolorosos experiencias, sienten
24

nacer en si el deseo impelente y saludable
de la-verdad, de la justicia y de la paz de
Cristo. Pero aun para aquellos para quienes
no ha sonado todavía la hora de la ilumi­
nación celeste. Nuestro corazón no conoce
sino amor, y Nuestros labios no tienen sino
plegarias al Padre de las luces, para que
haga brillar en su ánimo, indiferente o
enemigo de Cristo, un rayo de aquella
luz que un día transformó a Saulo en
Pablo, de aquella luz que ha patentizado
su fuerza misteriosa precisamente en los
tiempos más difíciles de la Iglesia.

L os errores de los
tiem pos presentes.
Para una afirmación doctrinal completa
de las verdades contra los errores de los
tiempos presentes, si hay necesidad de ha­
cerla, se pueden escoger circunstancias
menos perturbadas por los infortunios de
acontecimientos exteriores; por ahora nos
limitamos a algunas, observaciones funda­
mentales.
L a época actual. Venerables Hermanos,
además de añadir a las desviaciones doctri­
nales del pasado nuevos errores, los ha
empujado a extremos de los que no se pue­
den seguir sino extravío y ruina. Y ante
todo, es cierto que la raíz profunda y última
de los males qué deploramos, en la sociedad
moderna, es el negar y rechazar una norma
de moralidad universal, así en la vida indi­
vidual como en la vida social y en las rela­
ciones internacionales; el desconocimiento,
en una palabra, tan extendido en nuestros
tiempos, y el olvido de la misma ley natural,
la cual tiene su fundamento en Dios, criador
omnipotente y padre de todos, supremo y
absoluto legislador, omnisciente y justo juez
de las acciones humanas. Cuando se re­
niega de Dios, se siente sacudida toda base
de moralidad; se ahoga, o al menos se
apaga notablemente, la voz de la naturaleza
que enseña, aun a los ignorantes y a las
tribus no civilizadas, lo que es bueno o
malo, lícito o ilícito, y hace sentir la respon­
sabilidad de las propias acciones ante un
Juez supremo.
Ahora bien, la negación de la base fun-

damental de la moralidad tuvo en Europa
su raíz originaria en la separación de aquella
doctrina de Cristo de la que es depositaría
y maestra la Cátedra de Pedro; que un
tiempo diera cohesión espiritual a Europa,
que educada, ennoblecida y civilizada por
la Cruz, llegó a tal grado de progreso civil,
que se hizo maestra de otros pueblos y de
otros continentes. A l contrario, abando­
nado el magisterio infalible de la Iglesia,
no pocos hermanos separados llegaron hasta
negar el dogpia central del Cristianismo,
la divinidad del Salvador, acelerando así el
proceso de disolución espiritual.

Indicios de paganism o;
Narra el sagrado Evangelio que cuando
Jesús fue crucificado, las tinieblas invadie­
ron toda la superficie de la tierra (M a t .,
X X V II, 45): símbolo espantoso de lo que
sucede, y sigue sucediendo espiritualmente,
dondequiera que la incredulidad, ciega y
orgullosa de sí, ha excluido de hecho a
Cristo de la vida moderna, especialmente de
la pública; y con la fe en Cristo ha sacudido
también la fe en Dios. Los criterios mo­
rales, según los cuales en otros tiempos se
juzgaban las acciones privadas y públicas,
han caído, como por consecuencia, en desuso;
y el tan decantado laicismo de la sociedad,
que ha hecho cada vez más rápidos pro­
gresos, apartando al hombre, a la familia
y al Estado del influjo benéfico y regenera­
dor de la idea de Dios y de la enseñanza de
la iglesia, ha hecho reaparecer, aun en re­
giones en que por tantos siglos brillaron
los fulgores de la civilización cristiana, las
señales de un paganismo corrompido y
corruptor, cada vez más claras, más palpa­
bles, más angustiosas: Las tinieblas se exten­
dieron mientras crucificaban a Jesús {Brev.
Rom., Viernes Santo, resp. V).
M uchos, tal vez, al alejarse de la doctrina
de Cristo no tuvieron pleno conocimiento
de que eran engañados por el falso espejismo
de frases brillantes que proclamaban aquella
separación como liberación de la servidum­
bre en que anteriormente estuvieran rete­
nidos; ni preveían las amargas consecuen­
cias del lamentable cambio entre la verdad

que libra y el error que reduce a esclavitud;
ni pensaban que, renunciando a la ley de
Dios, infinitamente sabia y paterna, y a la
unificadora y ennoblecedora doctrina de
amor de Cristo, se entregaban al arbitrio
de una prudencia humana pobre y mudable:
hablaban de progreso cuando retrocedían,
de elevación cuando se degradaban, de
ascensión a la madurez cuando se escla­
vizaban; no percibían la vanidad de todo
esfuerzo humano para sustituir la ley de
Cristo por algo que la iguale: se infatuaron
en sus pensamientos {Rom., I, 21).
Debilitada la fe en Dios y en Jesucristo,
y oscurecida en los ánimos la luz de los
principios morales, se quitó el apoyo al
único e insustituible fundamento de aquella
estabilidad y tranquilidad, de aquel orden
interno y externo, privado y público, únicos
que pueden engendrar y salvaguardar la
prosperidad de los Estados.
Ciertamente que cuando Europa fraterni­
zaba en idénticos ideales recibidos de la
predicación cristiana, no faltaron disensio­
nes, sacudimientos y guerras que la deso­
laron; pero, tal vez, jamás se experimentó
más penetrante el desaliento de nuestres
días sobre la posibilidad de arreglo, estando
viva entonces aquella conciencia de lo justo
y de lo injusto, de lo lícito y de lo ilícito,
que posibilita los acuerdos, mientras refrena
el desencadenarse de las pasiones, y deja
abierta la vía a una honesta inteligencia.
En nuestros días, por el contrario ,las disen­
siones no provienen únicamente del ímpetu
de pasiones rebeldes, sino de una profunda
crisis espiritual, que ha trastornado los sanos
principios de la moral privada y pública.

E l olvido de la ley de la caridad.
Entre los múltiples errores que brotan
de la fuente envenenada del agnosticismo
religioso y moral, hay dos sobre los que
queremos llamar de manera particular vues­
tra atención, Venerables Hermanos, por­
que ellos hacen casi imposible, o al menos
precaria e incierta, la pacífica convivencia
de los pueblos.
El primero de estos perniciosos errores,
en la actualidad enormemente extendido,
'

25

Techo de >a capilla de la Beata Mazzarello.

es el olvido de aquella ley de solidaridad v
caridad humana, dictada e impuesta por un
origen común, y por la igualdad de la natu­
raleza racional en todos los hombres, sea
cual fuere el pueblo a que pertenecen, y por
el s;icriHcio de la redención ofrecido por
Jesucristo en el ara de la Cruz a su Padre
celestial en favor de la humanidad pecadora.
Kfectivamente, la primera página de la
Escritura nos narra con grandiosa simpli­
cidad cómo Dios, a guisa de corona de su
obra creadora, hizo al hombre a su imagen
y semejanza {Gen., I. 26-27); y la misma
Hscritura nos enseña que lo enriqueció de
dones y privilegios sobrenaturales, desti­
nándolo a una felicidad eterna e inefable.
Nos muestra además cómo de la primera
pareja proceden los demás hombres, de los

26

que nos hace seguir, con plasticidad de
lenguaje jam ás imitada, la división en va­
rios grupos y la dispersión por las diversas
partes del mundo. Aun cuando se alejaron
de su Criador, Dios no cesó de considerar­
los como hijos que, según sus misericordio­
sos designios, todavía estaban destinados a
reunirse un día nuevamente en su amistad
{Gen.. X II. 3).
H1 Apóstol de las gentes se constituye
después en heraldo de esta verdad, que her­
mana a los hombres en una grande familia,
cuando anuncia al mundo griego que Dios
«sacó de un mismo tronco todo el linaje
de los hombres, para que habitase la vasta
extensión de la tierra, fíjando el orden de
los tiempos y los límites de la habitación
de cada pueblo» {Hech., XVTI, 26).

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PLANTA DEL SANTUARIO DE MARIA AUXILIADORA

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ial como ha quedado después de ultimadas las reformas.

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I . Altmr Mtvor de Marta Auxiliadora ajo de ella y con sus mismas dtmenstones hállase la capOla de San Pedro.

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U nidad fundam ental
de la fam ilia humana;
Maravillosa visión que nos hace contem­
plar al genero humano en la unidad de su
origen común en Dios: uno el Dios y Padre
de todos, el cual está sobre todos y habita
en todos nosotros {Efes., IV , 6): en la unidad
de naturaleza que consta igualmente en
todos los hombres de cuerpo material y de
alma espiritual e inmortal; en la unidad
del fin inmediato y de su misión en el
mundo; en la unidad de habitación, la
tierra, de cuyos bienes todos los hombres
pueden ayudarse por derecho natural, para
sustentar y desarrollar la vida; en la unidad
del fin sobrenatural, que es Dios mismo,
al Cual todos deben tender; en la unidad
de los medios para conseguir tal fin.
Y el mismo Apóstol nos muestra la huma­
nidad en la unidad de relaciones con el
Hijo de Dios, imagen de Dio.s invisible,
en quien todas las cosas han sido cria­
das: in ipso condita sunt universa {Col., I,
i6); en la unidad de su rescate, efectuado
para todos por Cristo que restableció, me­
diante su santa y acerbísima pasión, la
destruida amistad originaria con Dios,
constituyéndose mediador entre Dios y los
hombres: porque uno es Dios y uno también
el mediador entre Dios y ios hombres Jesu­
cristo hombre (/ Tim., II, 5).
Y para hacer más íntima esta amistad
entre Dios y la humanidad, el mismo M e­
diador divino y universal de salvación y de
paz, en el sagrado silencio del Cenáculo,
mientras se preparaba al sacrificio supremo,
dejó caer de sus labios divinos la palabra
tjue repercute vivísima a través de los si­
glos, suscitando heroísmos de caridad en
medio de un mundo sin amor y destrozado
por el odio: Este es mi precepto, que os améis
los unos a los otros como ^‘o os he amado
(S. J uan , X V , 12).
Verdades sobrenaturales son éstas que
establecen profundas bases y fortísimos
vínculos comunes de unión ,reforzada por
el amor de Dios y del Redentor divino de
quien todos reciben la salud para la edifi­
cación del cuerpo de Cristo, hasta que Ue¡ptemos todos a la unidad de la fe , al conoci­
miento pleno del Hiio de Dios, a l estado de

2S

hombre perfecto, según la medida de la ple­
nitud de Cristo (cf. Efes., IV , 12-13).
A la luz de esta unidad, de derecho y de
hecho, de la humanidad entera, no se nos
presentan los individuos desligados entre
sí como granos de arena; sino por el con­
trario, unidos con relaciones orgánicas,
armónicas y mutuas, diversas según que
varían los tiempos, por impulso natural y
destino interno.
Y los pueblos, en su desarrollo y en sus
diferencias conforme a las condiciones de
vida y de cultura, no están destinados a
romper la unidad del género humano, sino
a enriquecerlo y embellecerlo con la comu­
nicación de sus peculiares dotes, y con el
recíproco intercambio de bienes que puede
ser, a la vez, posible y eficaz únicamente
cuando el amor mutuo y la caridad sentida
vivamente unen a todos los hijos del mismo
Padre y a todos los redimidos por la misma
sangre divina.
L a Iglesia de Cristo, fidelísima deposi­
taría de la prudencia divina y educadora,
no puede pensar ni piensa en menoscabar
y desestimar las características particulares
que cada pueblo, con celoso cariño y com­
prensible orgullo, custodia y guarda cual
precioso patrimonio. Su intento es la uni­
dad sobrenatural en el amor universal,
sentido y practicado; no la uniformidad
exclusivamente externa, superficial y, como
tal, debilitadora. Todas las normas y cui­
dados que sirA’en para el desenvolvimiento
prudente y ordenado de fuerzas y tenden­
cias particulares y tienen su raíz en las
más recónditas entrañas de toda estirpe,
si es que no se oponen a las obligacione.s
que sobrevienen a la humanidad por la
unidad de origen y común destino, la
Iglesia los saluda con júbilo y los acompaña
con sus maternos plácemes. Ella ha de­
mostrado repetidas veces, en su actividad
misionera, que tal norma es la estrella polar:
stella rectrix de su apostolado universal.
Misioneros de todos los tiempos, con un
sinnúmero de rebuscas y sondeos de gasta­
dores, llevados a cabo con sacrificio, abne­
gación y amor, se han propuesto facilitar
la interna comprensión y el respeto de las
cm lizaciones más diversas y hacer fecundos
sus ^'alo^es espirituales para la predicación

los obispos indígenas. Y para dar a estas
Nuestras intenciones expresión palpable,
hemos escogido la inminente fiesta de C ri­
sto-Rey para elevar a la dignidad episcopal,
sobre el sepulcro del Príncipe de los .\póstoles, a doce representantes de K^s pueblos
y estirpes más diversos. Imtre los desgarra­
dores contrastes que dividen a la familia
humana, proclame este acto solemne a la
faz de todos Nuestros hijos, diseminado.^
por el mundo, que el espíritu, la enseñanza
y la actividad de la Iglesia jamás podrán ser
diversos de lo que el .Apóstol de las Gentes
predicaba: « vestios del hombre nuevo, que
por el conocimiento de la fe se renueva
según la imagen de Aquel que lo ha criado:
para El no existe griego ni judío, circunciso
o incircunciso, bárbaro o escita, esclavo o
libre, sino Cristo que está en todo y en
todos» {Col., III, lo - ii) .

viva y vital del Evangelio de Cristo. Todo
lo que en los usos y costumbres indígenas
no está indisolublemente ligado a errores
religiosos, encontrará siempre examen be­
névolo y, en cuanto será posible, tutela y
favor. Nuestro inmediato Predecesor, de
venerada memoria, aplicando tales normas
a una cuestión sobremanera delicada, tomó
decisiones generosas, que levantan un mo­
numento a su intuición vasta y al ardor
de su espíritu apostólico. N i es necesario,
\’enerables Hermanos, anunciaros que N os­
otros queremos también avanzar sin in­
decisiones por el mismo camino.. Todos
aquellos que ingresan en la Iglesia, sea
cuales fueren su origen y su lengua, han
de saber que tienen igual derecho de hijos
en la casa del Señor, donde impera la ley
y la paz de Cristo. En conformidad con
tales normas de igualdad, la Iglesia con­
sagra sus cuidados a formar clero indígena
culto, y aumentar gradualmente las filas de

{Continuará).

El entusiasmo que nuestro vene­
rado R edor M ayor ha encendido
HOUT* NtojíuL M 104 ORATHUÍos" I-KSIIVO*

en todas las C a sa s Salesianas
por una instrucción catequística

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más racional e intensiva empieza

cemos a nuestros lectores un fac­

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a traducirse en obras. Hoy ofre­

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S m ja a a B « « '0
l a k M a ñ a n a 4< la > « la u * t ! a a f n «
n a t a ác K * » * t f a r u i llt a H a l * i

aM *

S a i i o l i - n t O a fr ili.

una Hojita infantil surgida en S e ­
villa que. por su feliz orientación
y los frutos que promete, merece
ser aplaudida e imitada.

N a t i v a R td a ie . P « i a i

l a p v r U a i.

R lt a M a a c fea « a t r M a fe fa f*> < a U
k r f e a a a M a a W « a fe 'a ia a fe a p a ia la ,
M a a «a M d a a
C tf e 'fK '* S a ln ia a a f
■Ma
C t l a a a lM IM V a a e ira a a a
p M / k la ka a a la c tU .
t * i r i * M U f a n ' -C A a a ta a fe * aa U
< a ^ fe a , a aa a a tia M a l f a t a a f a á a t M .
p a ta ^ i i a a t i . f k a á e n ra a la feM w a a tt ^
b M « . V a a a U a a . ac M V p lM a la
M Ú a a v a t a v a a la t. a i M t f fa a tc t u (a 4 a
¿ t a a afe afea arw t
t M a r a a ia a b a tB a a fe fe M t. aa « v a m fe M a a » l« a iv N a x a <
ta a a i f r i p n a n A l la®
O w a t a f k A n ^ a á a a a feaiicye8
divinas y eclesiásticas; 3) Oración; 4) Medios
de santificación; 5) Parte evangélica; 6) Parte
litúrgica.
Nuestro amadísimo Rector Mayor envió a
los organizadores del Certamen la siguiente
carta: Bendigo de corazón vuestro Certamen Ca­
tequístico y pido a Dios sean abundantes los
frutos de esa Exposición destinada a formar
cristianos y españoles dignos de esa nueva y
gloriosa España. M il parabiejus.

P edro Ricaldone , Rector Mayor.

£1 jueves, 22, a las 9, se celebró la anunciada
Misa de Comunión en el Altar de María Auxi­
liadora.
31

Morón. - liomenaje a los Caldos por Dios y por España.

J«r«z (España).
Sobre tas huellas
de Don Basco.
El benemérito
sacerdote Don
Juan Torres en
su incipiente
Oratorio "D o ­
mingo Savio"
(]ue tantas sim­
patías ha des­
pertado entre
tos buenos ca­
tólicos jerexanos.

32

Después de admirar el Tesoro Artís­
tico de la Catedral, se dirigieron los
ocho vencedores del certamen al Palacio
Arzobispal donde visitaron al Emmo.
Sr. Cardenal que les recibió paternal­
mente obsequiando a todos con me­
dallas de plata.
Por la tarde, a las 7, en el Salón-Tea­
tro tuvo lugar la solemne velada cate­
quística con la proclamación de dignitlíides y adjudicación de premios. Em­
pezó el acto con un bello discurso a
cargo del Rvdo. Padre D. Francisco Javier
Montero, Director del Colegio de Utrera,
sobre la importancia y valor del Ca­
tecismo. A continuación, el Rvdo. Sr.
Don Manuel Fernández, en represen­
tación del Sr. Inspector, ausente de la
ciudad, procedió a la proclamación de
dignidades.
Los vencedores aparecieron en el pros­
cenio, siendo calurosamente aplaudidos,
a los acordes del Himno Nacional. Sus
compañeros los abrazaban conmo\*idos,
llenos de alegría e indescriptible entu­
siasmo.
Como final de la Velada, los niños
de las Escuelas Salesianas de la Santí­
sima Trinidad pusieron en escena, con
notable acierto y en obsequio de sus
compañeros, el clásico y conmovedor

Ingeniero Jacobacci (Argentina). - Primeras comuniones.

Auto Sacramental de Lope de Vega: E l
Pastor Lobo y ¡a Cabaña Celestial. Los pe­
queños actores cosecharon muchos aplausos
dándose vivas a San Juan Bosco, al Catecismo
y a la Congregación Salesiana.
Con breves palabras finales a cargo del Prei'.idente de la Comisión Organizadora terminó
este importante Certamen Catequístico, de­
jando una brillante estela de generosos estí­
mulos.
ARGENTINA - Ingeniero Jacobacci. —
Las fiestas patronales.

Los Salcsianos siguen, como siempre, ac­
tuando en las parroquias de la Patagonia.
Por primera vez se celebraron este año en
Ingeniero Jacobacci las fiestas patronales.
Tres días antes, el Misionero P. Miche fue
desde Bariloche para preparar el ánimo de sus
habitantes, resultando tm éxito el día de la
fiesta.
A falta de templo, se utilizó un hermoso y
amplio salón. La misa fue de primeras co­
muniones, unas 30, entre niños y niñas, dili­
gentemente preparados por nuestras fervorosas
catequistas.
Terminada la solemne ceremonia, fueron
dichos niños con\*idados a un rico chocolate
en el Hotel Basterra. Por la tarde, termina­
ron los cultos con actos piadosos y reparto
de los recuerdos de primera comunión, todo

entre diálogos de circunstancias, cantos, y
proyecciones catequísticas.
La fiesta dejó en el ánimo de todos un re­
cuerdo suave e imperecedero, .\ntes de ter­
minar, el P. Miche felicitó a la catequista
Sta. Elena Méndez, maestra normal ex alumna
del colegio de María Auxiliadora de Bahía
Blanca, alma principal de todo, y a la señorita
Nura Nasif. Ayudaron, así mismo, en tan no­
ble empresa, el Dr. Cortizo, buen español y
caballero de prestigio, quien consiguió el salón
para los actos del culto, y el Cpmisario de la
localidad Sr. Galicier con su digna esposa,
quienes tuvieron en su casa como hut^ped de
honor al P. Misionero. A todos ellos y a muchos
otros que aquí no citamos vaya nuestra grati­
tud.
COSTA RICA - Capital; — Eco de las
festividades en honor de la Beata Mazzareilo.

También entre nosotros ha pasado la Beata
Mazzarello en el carro triunfal de su gloría.
Se abrió la fiesta el dom-ngo 14, con lujo
de repiques e inusitada concurrencia. El
Señor Nuncio Apostólico, Exemo. Monseñor
Carlos Chiarlo, dió la nota culminante de la
festiridad en la gran misa de Comimión ge­
neral, que él realzara con su augusta dignidad;
pero, sobre todo, con su palabra autorizada
magnificando las virtudes de la Beata.
33

'

1

1

1

Cuenca (Ecuador). - Primeras comuniones.

Nuestra iglesia, eunque rica de flores y de
galas, resultaba pequeña para el solemne pon­
tifical y fue preciso celebrarlo en la parro­
quia, que nuestro celosísimo párroco, Don
Rosendo Valenciano, hizo vestir de fiesta, como
en sus grandes días. Y, en verdad, que nada
faltaba. A las 9 de la mañana, el excelencísimo
Sr. Arzobispo Metropolitano, Dr, Rafael Otón
Castro, acompañado de los señores canónigos
de la Catedral y del Seminario, entraba solem­
nemente, bajo palio. Con la grandiosidad de
nuestra liturgia se desarrolló el gran pontifical.
Nuestra Schola Cantorum, compuesta de 60
alumnas, y, haciendo prodigios de habilidad,
ejecutó la misa Te Daim latidamus del M. Pcrosi. Una selecta escolanía de profesores na­
cionales acompañaba el canto con magnífica
orquesta que hacía resaltar la belleza del ór­
gano, precioso instrumento de nuestra cate­
dral estimado como la última palabra en su
género.
El valiente panegirista, ílu.strísimo Mon­
señor Ambrosio Marchioni, secretario de la
Nunciatura, al subir a la sagrada cátedra, por
primera vez entre nosotros, y en un idioma
para él nuevo, nos hizo una feliz revelación
de su oratoria fluida, brillante, avasalladora.
I Lástima grande que la rntuiestia del orador,
al no querer dar su discurso a la publicidad,
nos privara de una de las más acabadas foto­
grafías que pudieran catalogarse en el Libro
de On> que guarda las semblanzas espiri­
tuales de nuestra Beata Madrel
Por la tarde, nos congregamos aun en nues­
tra iglesia para el canto del Te Deum. Fue
nuestro refren d o Párroco quien elevó al cielo
34

su voz exultante; fueron cientos de corazones
fundidos en un solo acorde; fue laWoz de
nuestra fe y de nuestro agradecimiento, eco
fiel de aquel Magníficat que, el 20 de no­
viembre, entonara en Roma el Supremo Je­
rarca de la Iglesia y fue el canto del cisne, que
cerró los labios del Papa de las Canonizaciones.
ECUADOR - Cuenca. —
dores de Don Bosco.

Los Explora­

Solenme y conmovedora resultó la cere­
monia de la bendición y juramento de las ban­
deras del Estado Mayor y del Segundo Ba­
tallón de los Exploradores de Don Bosco, reali­
zados en el Campo Eucarístico, en presencia de
altas autoridades eclesiásticas, civiles y mili­
tares y de una gran concurrencia que no ba­
jaría de 12000 personas.
Misa Campal fue celebrada por el Sr.
Obispo diocesano Exemo. Sr. Don Daniel
Hennidi, quien hizo una paterna y vibrante
exhortación a aquella pujante y disciplinada
reunión de juventudes que iban a jurar fideridad a Dios y a la Patria.
Bendecidas, a continuación, las dos banderas,
el Sr. Coronel Don Cristóbal Espinosa, digní­
simo Jefe de la Zona, que había recibido el
juramento a los exploradores, en representa­
ción del Gobierno, y actuado de padrino en la
ceremonia de la bendición de la bandera,
pronunció un ponderado discurso de carácter
patriótico-reli^oso que fue muy aplaudido.
Antes del juramento, primero colectivo y
luego individual, se ejecutó el Himno Nacional
acompañado por la banda de música del ejército.

4

Grande fue la conmoción del numeroso
público ante aquel magnifico espectáciilo de
nuestros jóvenes exploradores. Su elevado
espíritu patriótico y admirable marcialidad
despiertan viva emulación y entusiasmo en
toda la República.
U R U G U A Y - Paysandú. — Una intere­
sante exposición de m aterial de ense­
ñanza didáctico-catequística.
Cortamos de un dúvio local:
Hemos tenido la oportunidad de visitar la in­
teresante exposición de material de enseñanza
Didáctico-Cateqtiística instalada en uno de
los salones de la Casa Parroquial. Asesorados
por el Párroco, el Padre Salesiano Don Luis
Testa, hemos sabido que el material de refe­
rencia proviene del adquirido por la Junta Dio­
cesana de Doctrina Cristiana de Buenos Aires.
El sistema que a la enseñanza religiosa
aplica esta entidad és el método activo, por
el cual el niño va desarrollando los conceptos
adquiridos en la observación de la naturaleza,
bajo la dirección del maestro, de forma que,

poco a poco y por su propio razonamiento,
se eleva hasta el Creador.
Para el desarrollo eficaz de esta enseñanza
se hace necesaria la ilustración con objetos,
y en el pizarrón, que materializa y aviva en
el alma del niño la comprensión de lo que
se le desea enseñar. El maestro se ve así auxi­
liado en su labor con un material variado c
importante que puede detallarse así: Colec­
ciones de Historia Sagrada, Vida de Jesús, etc.
en figuras; vales con ilustraciones de cin­
cuenta pasajes distintos de la Misa, de los
Mandamientos, Credo, Sacramentos, etc.; jue­
gos y rompecabezas para colorear, recortar y
armar, formando escenas vivas de la vida de
Jesús, bautismo, confirmación, misa, etc.;
cuadernos en los que el niño tiene que com­
pletar frases y colorear figuras para así fijar
mejor sus ideas; estampas que sirv'en ad­
mirablemente para el Album, demostrando
con esto el gran valor de éstas en el Cate­
cismo ; Album Catequístico con el cual el
niño ilustra todas las lecciones que le da el
maestro expresando en forma viva lo enseñado,
y por último las proyecciones luminosas. Los
proyectores se di­
viden en tres cla­
ses, de modo que
cualquier niño, una
vez que ha hecho
méritos para ello,
puede llevar el pro­
yector a su casa y
constituirse a su
vez en Catequista
de su hogar, pues
todas las en.scñanazas están expuestas
en 12 películas.

C U E N C A
(E c a a d o r).

J u ra m e n to c o le c tiv o
d e l B a ta lló n
d e E x p lo r a d o r e s .

35

Como 8c ve, el sistema aplicado en la Re­
pública Argfentina y llevado a la Exposición
de Paysandú es excelente para la exacta y
amplia propagación de la enseñanza religiosa.
V E N E Z U E L A - L os Teques. — El Ora­
torio Festivo.
Lo.s Oratorios Festivos fueron siempre la
pupila de ios ojos de San Juan Bosco y siguen
siéndolo para sus hijos, que ven en los mis­
mos la célula madre de la Congregación Salesiana. La casa de formación de Santa María
de Los 'l’eques inauguró su oratorio fest^'o
hace dos años y hoy, después de superadas no
pocas dificultades, puede cantar victoria.
L a F iesta

de

M aria A uxiliador.\. — El

día de nuestra celestial Patrona amaneció
hermoso; fueron numerosas las confesiones y
comuniones, y un grupo de cinco oratorianos
recibieron por vez primera el Pan Eucarístico.
Entre cánticos y música, Jesús, el amador de los
niños, ya caldeados por un fer\'orín de oca­
sión. entró en sus almas para adueñarse de
ellas. Cinco primeras comuniones parece un
número en verdad pequeño pero es grande y
consolador, si tenemos en cuenta la escasísima
población. Niños que dos años hace vegetaban
en la más grande ignorancia religiosa, saben

hoy, gracias al Oratorio Festivo, que tienen un
alma que salvar, que deben oir misa los do­
mingos y fiestas de precepto. Saben quien es
Jesús; quién es María Auxiliadora y que se le
debe rezar todas las noches. Saben quién es
Don Bosco y quién el Papa y saben, final­
mente, saludar al sacerdote y acompañarlo
cuando lo encuentran por el camino.
E.xamen df catecismo : Por la tarde, se
verificó el examen de Cateci«mo, que versó
sobre las cosas que se refieren a la primera
Comunión. El amadísimo Padre Inspector Don
Serafín Santolini y el P. Director del colegio
de Caracas impusieron las condecoraciones y
repartieron los premios.

El. b.azar: Fue el encanto de los niños y
una bendición de Dios. Un surtido completo
de juguetes que atraían las miradas de la turba
infantil; dulces y frutas, libros, prendas de
vestir, objetos piadosos; y arriba, como en ade­
mán de bendecir, nuestra Reina Auxiliadora.
Se recitaron poesías y ejecutaron cantos con
acompañamiento de guitarra y, demostradas
las habilidades de los artistas en ciernes, se
procedió al reparto de regalos según los bi­
lletes de asistencias al Oratorio. Una hora des­
pués, el bazar quedaba vacío y terminada una
fiesta que estos pobres niños de barrio no
olvidarán nunca.

Oua>aQuil (Ecuador). - Alumno» dcl C o ló lo Salesiano ' ‘Cristóbal Colón’ .

36 -

Don Bosco allende los mares.
Lo que Cuentan nuestros Misioneros.

E C U A D O R - M isión de los Jíbaros.
“ P ionieros” y m ártires de la caridad
y cultura cristianas. — Nos ocupamos siem­
pre con mucho gusto de esta dificilísima M i­
sión ecuatoriana cuyos frutos acerbos parecía
que no debían llegar nunca a plena madurez
pero que ahora, a fuerza de prolijos y conti­
nuos riegos de sudores y de sangre, coadyu\'ados por el sol de la Gracia divina, empie­
zan a tomar color y a ofrecer al misionero los
primeros gajos azucarados.
Todos los Hijos de San Juan Bosco que han
trabajado o trabajan en aquellas selvas, hasta
hace poco inaccesibles, merecerían ser citados
en la orden del día, si nos es lícito usar un
término castrense, porque absolutamente to­
dos, agrupados en tomo de su viejo y veterano
Vicario Apostólico Mons. Comin, que, pese a
sus años y achaques, aún monta a caballo por
aquellos despeñaderos y bebé la chicha que le
ofrece el indio y acepta tm camastro en sus
tolderías plagadas de mosquitos, y alimañas,
y olores nauseabundos; todos, repetimos, que­
man allí, con santo heroísmo, y gota a gota, las
esencias de su vida en lucha dura y tenaz con­
tra la idolatría y la barbarie. Esto cuando su
generosidad no les lleva a quemarlas de una
vez, como ha sucedido con el P. Angel Rouby
y el Hermano Isidoro Bígatti, engullidos ambos
por las ondas vortiginosas del río Unda Magorisa.
Iban los buenos «pioneros» de Cristo a
explorar y evangelizar los extremos límites
del Vicariato confinantes con el Perú, cuando
el ímpetu de la corriente hizo zozobrar la frágil
piragua que los llevaba, muriendo ahogados,
después de rehusar los socorros del indio Jimblqui que se disponía a sah'arlos exp>oniéndose también él a perder la \ida. Admi­
remos núe\‘amente la estampa adorable del
buen pastor que muere por sus ovejas.
Esta desgracia debe haber caído como un
rayo sobre la ya tan probada Misión, porque
las Wctimas del infortunio eran dos apóstoles
de cuerpo entero perfectamente aclimatados
al terreno y expertos conocedores de la difícil
idiosincrasia de los jíbaros, cuyo cariño se ha­
bían granjeado y cuya revesadísima lengua ha­
blaban a maravilla, especialmente el P. Rouby.

Esta desgracia ha tenido un eco dolorosísimo en todas las clases sociales del Ecua­
dor, y en su Gobierno, que sigue con verdadero
interés patriótico la abnegada labor de nues­
tros Misioneros y, en la medida de sus fuerzas,
procura alentarla. Nos autorizan a decir esto
las dos noticias que siguen, sacadas de la
prensa de estos días que, en cierto modo, vie­
nen a contrapesar la angustiosa catástrofe del
río Magorisa.
U n hom enaje de la Cám ara de D ip u ­
tados ecuatoriana a los dos misioneros
víctim as de su celo. - M ociones en favor
de los H ijos de D on Bosco. - Se pide para
el P. Elias Brito la condecoración “ AI
M érito
— Extractamos de una Crónica
oficial:
del Oriente ecuatoriano.
n La moción del Sr. Carrión es aprobada,
acordándose dar cuenta ai Senado de esta de­
cisión y pedir a los Sres. Senadores cedan
también ellos el producto de un día de dictas
para el fin propuesto.
»E! Diputado Sr. Falconi hace .luego una
apología de las virtudes cívicas del sacerdote
^ esiano Don Elias Brito y pide al Gobierno
le otorgue la condecoración A l Mérito como
estímulo a su labor.
* Súmanse a este elogio los Hon. Páez y
Ortiz Bilbao consiguiendo se apruebe im voto
de felicitación a dicho Padre por su ejemplar
espíritu misionero y sus continuas y feomdas
campañas civilizadoras.
> La Cámara resolvió, finalmente, que se
levante un mausoleo en la población de Macas
en homenaje a los Padres Salesianos ahogados
37

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tíí^ tíS?»

?«S?»

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1^ tiST»(¿7)

9

i

en uno de los ríos de la Región oriental en
cumplimiento de sus deberes».

THAILAND

(Siam)

BANG N O K KHUEC

£1 P. Albino D el Curto condecorado con
la “ Encom ienda de N ú m e ro ” . — Es ésta
otra noticia consoladora demostrativa del reco­
nocimiento que, ante los beneméritos Gobernan­
tes de aquella culta nación, merece el trabajo
de nuestros hermanos empeñados en sacar a los
jíbaros de su miserable estado, llevándoles la
luz del Evangelio, y en recobrar para la patria
ecuatoriana tierras dilatadas que ofrecen indi­
cios abundantes de riqueza y fertilidad y son
grandemente promisoras para el patrimonio
nacional.
El P. Albino Del Curto es bien conocido de
nuestros lectores, por haberse ocupado de él
varias veces el Boletín, y los habitantes del
Oriente ecuatoriano tienen contraída con él
una fuerte deuda de gratitud por sus meritísimos trabajos de evangelizador y de ingeniero
constructor de puentes y caminos. A él deben,
en efecto, que sus bravas cordilleras vírgenes
tengan hoy alguna vía comercial y que las
aguas rugientes de sus ríos sean atravesadas por
largos V cómodos puentes.
El benemérito misionero se halla actualmente
en Italia reponiedo su salud harto quebrantada,
Itabiendo venido de la Misión con un ojo
perdido y expuesto a perder el que le queda.
Y he aquí que en esta preocupación suya por
el recobro de las fuerzas físicas tan neceáarias
a aquellos pobres indios y colonos, le sorprende
un aviso de Roma notificándole que el Ministro
Jrl Ecuador tiene orden de su Gobierno de
imponerle allí la medalla de la Encomienda de
Número, condecoración, si no la más alta,
una de las más codiciadas que se conceden a
extranjeros.
Y el humilde religioso, muy a pesar suyo,
tuvo que interrumpir su tratamiento y traslailarse a la Ciudad eterna para recibir de manos
de los Exemos. Sres. Ministros Herrera y
Guzmán la citada condecoración, en los salo­
nes de la Legación, ante un buen número
de personalidades de la República ecuatoriana
expresamente invitadas.
Estas halagadoras noticias deben servir, no
tanto para alentar a los agraciados, que no
tienen necesidad de tales estímulos para darse
en cuerpo y alma a su apostolado, sino para que
vean, una vez más, los generosos bienhechores
de nuestros misioneros que el óbolo que hacen
llegar a sus manos no se malgasta ni permanece
infecundo, sino que produce milagros de activi­
dad v aplaudidas y abundantes cosechas de
bien. ¡Gracias sean dadas a Dios por todo!

Espantoso desastre.

Amadísimo Sr. Don Pedro Rieakone:
Hace ya algunas semanas que se reciben en
este centro de nuestra Prefectura continuas,
urgentes y conmovedoras demandas de auxilio,
a causa de las repetidas inundacione.s del río
Mtklong que nunca, desde hace luengos años,
se había desbordado con tan terrible violencia.
Hay en esta provincia de Rajaburi localidades
que por dos veces seguidas han perdido total­
mente su cosecha de arroz; lo cual significa jor­
nadas fatigosas de trabajo bajo un sol agotador
prodigadas inútilmente; recursos familiares de
suyo ya pequeños consumidos en un esfuerzo
sin recompensa; privación del principal y más
indispensable alimento; condenación y mar­
tirio de miles de ^^das pobres expuestas a caer
en la más desoladora miseria.
He visto los lugares mayormente castigados
por el desastre: llanuras inmensas han desapa­
recido bajo un mar sin límites. Son incontables
las familias, muchas de ellas cristianas, que
no podrán este año cosechar ni un solo grano
de arroz, alimentación bá.sica y casi exclusiva
de estas p>bres gentes. Es un espectáculo que
desgarra el corazón.
¿ Cómo podía vo dejar de asegurarles que la
Divina Providencia no puede abandonarles y
no les abnadonará? He dispuesto se les di.tribuya con largueza todo lo que sea posilílc,
hasta el límite extremo de nuestras fuerzas,
mas, por desgracia, nos hallamos ya agotadf.s
y muy poco o nada podremos todavía hacer
pí)r ellos si no vienen muchas almas buenas
pronto a socorremos. A ellas extiendo con­
fiadamente la mano.
Dígnese, Padre amadísimo, transmitir a nues­
tros bienhechores la perenne gratitud de esta
Misión y la seguridad de que indígenas y
misioneros pedimos por ellos con el mayor
fervor.
Pónganos bajo el manto-maternal de Maiía
Auxiliadora y bendiga a todos estos hijos suyos
de Thailand.
Affrao. en J. C.
Mor>. C.WET.^No P asotti,

Prefecto Apostólico.
Bang S ok Khuek, i° diciembre de 1939.
39

Crónica de Gracias
o trib u id a s a ¡o in te rc e s ió n d e M a r io

A u x i­

lia d o ra , de S e n J u a n B o s c o y d e n u e stro s
S ie rv o s de D io s .

\

Por intercesión de San Juan Bosco.

Cuando nació mi hijita Mercy estaba como
ahogadita, y, por más que el Doctor Parker
hacía, ella no lloraba ni respondía en ninguna
forma a sus esfuerzos. Yo tenía en mis manos
una reliquia de esas que tienen un trocito de
la carne de San Juan Bosco; supliqué al Santo
intercediera para que el Señor no me quitara
a mi hijita, prometiendo dar una limosna a
los Padres Saicsianos de Guayaquil (Ecuador)
y hacer publicar el milagro. Todo lo conseguí
por la intercesión del bondadoso Santo. Como
han pasado tres años y nueve meses, mando
la limosna a los Padres Salesianos de María
Auxiliadora.
M ercy P o \\'el

de

S mith .

Ataques que desaparecen.

En el mes de junio del año pasado me traje­
ron a mi hijo Francisco de Asís Caviedes, de
la oficina donde trabaja, con una herida en la
frente, efecto de una caída al darle un ataque.
Los médicos dijeron que dicho ataque era
causado por el exceso de trabajo. Yo lo enco­
mendé a María Auxiliadora invocando los mé­
ritos de San Juan Bosco, y él se repuso de su
enfermedad, volviendo a la oficina. El ataque
le repitió varias veces y los facultativos vol­
vieron a recetarle descanso y quietud. Lo llevé
al campo y allí seguí encomendándolo a María
Auxiliadora y a San Juan Bosco que confío
me lo han airado perfectamente pues ha pa­
sado más de un año.
Hoy cumplo lo ofrecido de publicar la gracia
enviando una limosna para las obras de San
Juan Btxsco.
Cartt^ena (Colombia), 28 setiembre 1939.
R osa A. P.

de

C aviedes

Cooperadora Salesiana.
Curado de unos fuertes dolores gástricos.

Nuestro hijo, Gonzalito Caicedo Ortega,
principió a sufrir fuertes ataques, probable­
mente del estómago, por mala digestión. El
niño apenas tenía seis meses cuando enfermó,
y nuestra desesperación era inmensa al >*erlo
sufrir tanto. \ arios médicos le recetaron, pero
40

los ataques no se le quitaban. En tal situación,
se acudió al bienaventurado San Juan Bosco;
se le hizo la novena con toda devoción y se le
ofreció una limosna para sus huerfanitos. Hoy,
a la distancia de tres meses, el niño está per­
fectamente sano y robusto. Cumplimos, pues,
con el deber de enviar la limosna ofrecida
y dar publicidad a este favor del milagroso
Santo Don Bosco.
Tumaco (Colombia), 3 agosto de 1939.
R afael C aicedo L. y
E lisa O rtega de C aicedo .
Una úlcera de estómago me había llevado
al borde del sepulcro.

Soy de « San Roque » y madre de familia,
que por espacio de más de tres años he venido
sufriendo de una crónica enfermedad (úlcera
de estómago), acudiendo dos veces al Hospital
de Ibarra y una al de Quito, desahuciada ya
de los médicos y sometida como última prueba
a una peligrosa operación. Inútil sacrificio;
perdida toda esperanza humana y agotados los
recursos pecuniarios, resolví morir en mi casa
y entre los míos; mas, en este trance que no
es posible describir, despertóse en mi mente
moribunda la confianza en San Juan Bosco,
que sabía se venera en el templo de Quiroga,
ofreciéndole hacer una visita personal y una
limosna para su culto. Puesta mi verdadera y
última confianza en tan portentoso Santo,
inmediatamente desaperecieron aquellos mor­
tíferos dolores y hoy me siento completamente
sana y buena sin necesidad de remedio alguno.
.Al cumplir mi promesa al pie de la ima­
gen de San Juan Bosco, escribo esta reseña,
suplicando sea publicada en el Boletín Salesiano, y anhelando que toda la humanidad
que sufre acuda a tan milagroso Santo.
Quiroga (Ecuador), 19 de marzo de 1939.
C elia M aría A ndrade

de

L eón .

Cura de una enfermedad terrible inacce­
sible a la investigación médica.

El 22 de septiembre, del pasado año, un tío
mío cayó gravemente enfermo de tm mal
terrible, ya que el microbio que le atacó aún
es desconocido para la ciencia y, por lo tanto,
no había nada para combatirlo. El 31 del mismo
mes estaba gravísimo. Vinieron los mejores mé­
dicos de Monterídeo, celebraron consulta y
todos opinaron que era un caso perdido, pues
la enfermedad a\*anzaba a pasos agigantados.
El I®de octubre fue internado en un Sanatorio

creyendo todos que no pasaría de aquella
noche. Entonces, acudimos a la Santísima
Virgen y a San Jtian Bosco, de quienes so­
mos grandes devotos. Rogamos con mucha fe
e hicimos novenas pidiendo nos concedieran la
vida de nuestro ser querido^ joven y Heno de
esperanzas, y el milagro se hizo; mi tío se curó
ante el asombro de los médicos y hoy está
perfectamente bien, gracias a la Santísima
Virgen y a Don Bosco, a quienes estaremos
eternamente agradecidos por tan inmenso
favor.
Hoy cumplo mi promesa de publicar este
milagro en el Boletín Salesiano.
Canelones (Uruguay), noviembre de 1939.
E sther V . F eo.
María Auxiliadora fue el escudo de mi
familia durante la dominación roja.

Muchas son las gracias alcanzadas, por mi
familia, de nuestra queridísima Madre María
Auxiliadora durante la guerra. Si qtiisiera
enumerarlas todas tendría que llenar varias
páginas.
En medio de las peores circtmstancias de
la barbarie roja, cuando peligraba la vida de
todos los de casa; cuando todo el horizonte
estaba negro, y día tras día se nos iba haciendo
imposible poder sobrevmr a tanto horror, pu­
simos nuestra confianza en la Virgencita de
Don Bosco pidiéndole valor para sobrellevar
nuestra situación hasta que llegara el suspi­
rado día de la victoria. Y Ella nos consoló
como buena Madre.
Libró a una hija mía de la maldad de
los rojos, que la habían detenido el segundo
día de la ret-olucion; me sacó a mí de la cárcel
donde estuve preso 23 días; evitó que mi hijo
fuese al frente con los rojos, logrando colo­
carlo en Bservicios auxiliares» de retaguardia;
despistó las muchas denuncias lanzadas contra
mi esposa, la cual querían detener o «pasear »
como ellos decían. En fin, nos salvó a todos,
seis de familia.
Y en nombre de todos, doy gracias a María
Au.\iliadora y cumplo la promesa de publicar
estos fa\x)res de Ella obtenidos.
Valencia (España), ii-xii-1939.
Jeromino G il .
¡Desahuciada!

Hallándome angustiosamente postrada en el
lecho del dolor, a consecuencia de una fuerte
neumonía, fui visitada por el médico, quien,
habiendo examinado el caso, lo declaró abso­

lutamente incurable. Invitado, al siguiente día,
por mi hijo, por si podía suministrarme si­
quiera algún alivio, se negó a ello, afirmando una
vez más que no había ninguna esperanza de
vida.
En tan apurada situación, me dispuse cris­
tianamente a emprender el camino de la eter­
nidad mediante la devota recepción de los úl­
timos sacramentos, que me administró un P.
Salesiano. Al visitarme éste tres días después,
viéndome consumida por la enfermedad, me
dió la bendición de María Auxiliadora y me
exhortó a confiar en esta gran Señora, pro­
metiéndome volver al día siguiente.
Desde aquel momento empecé a sentir una
ligera mejoría. El mal fué desapareciendo poco
a poco y hoy, completamente restablecida,
hago público mi agradecimiento a mi Madre
Auxiliadora, por conducto del Boletín Sale­
siano.
Mosquera (Colombia), octubre de 1939.
D olores

de

D uque.

Aliviado de las piernas.

A fines de agosto del pasado año me lastimé
las piernas y fui a ver a dos médicos de la
ciudad de Córdoba. Había la complicación de
las varices y era preciso iniciar una serie de
inyecciones y otros tratamientos que mis con­
diciones económicas no me permitían. Entre­
tanto el mal se agrababa, y el 26 de septiembre
me confesé y comulgué,' pidiéndole a María
Sma. Auxiliadora y al gran Santo Juan Bosco,
como ex alumno, que me hicieran la gracia de
sanar, y yo la publicaría, prometiendo además
otras cosas que mantendré fielmente. Hice
hacer una novena, y en seguida se inició la
mejoría. Confío en la Santísima Virgen y en
S. Juan Bosco que pronto estaré completa­
mente restablecido.
Río Tercero (Argentina),
lO de noviembre de 1939.
E nn io D ogliotti .
Auxiliadora atiende siempre las
oraciones de sus devotos.

M a r ía

Afligidas algunas devotas de María Auxilia­
doras por la falta de parroquia en nuestro
pueblo y la consiguiente imposibilidad de
darle a Ella el culto que nosotras deseábamos,
le hicimos con mucha fe varias novenas, y a
pesar de ser extraordinariamente difícil lo que
pretendíamos, la gracia se obtuvo.
Ahora, con grande alegría de nuestras ai41

inas. tenemos en nuestro pueblo un celoso pá­
rroco y en nuestra iglesia parroquial un pre­
cioso altar de María Auxiliadora donde esta
Inienísima Madre recibe un culto verdadera­
mente filial.
Que ella sea cada vez más conocida y nos
bendiga a nosotras, a nuestras familias y a
nuestra patria.
San Pedro de Laí>ufiiUas (Méjico).
N estor.\ A lba .
Grave caída sin consecuencias.

Habiendo caído un hijo mío de una escalera
desde una altura de cuatro metros, invoqué
Icrvorosamente a mis Protectores María Auxi­
liadora y San Juan Bosco a fin de que del
peligroso golpe recibido no quedaran conse­
cuencias desagradables.
Transcurridos dos años, mi hijo se encuentra
en perfecta salud, por lo que, agradecida, envío
una limosna para las Obras Salesianas.
Casablanca (Protectorado
francés de Marruecos).
S. V. Viuda de M.
Librados de la persecución roja.

Habiendo pasado toda la etapa roja en Ma­
drid, con mi familia, compuesta de 9 hijos,
el matrimonio y dos sirvientas, sin contar con
medios, ni conocimientos, y al contrario, siendo
perseguidos por nuestras ideas, me encomendé
(como antiguo alumno) a I). Bosco, ofre­
ciendo, si salíamos todos bien, publicar la
gracia en el Boletín Salesiano y hacer un pe­
queño obsequio.
Eeija (ICspafta), 30 marzo 1939.
fosK F ernandez .
La Beata Mazarello atendió mis ruegos.

Desde que tengo uso de razón recuerdo que
una persona de mi familia parece que se obsti­
naba en danne la... contra, haciendo una cosa
que yo le suplicaba que no hiciera; por lo que
frecuentemente teníamos disgustos. En uno de
estos, estando yo muy mortificada, recibí el
Boletín Salesiano, donde leí algunos favores de
la Beata María Mazzarello. Inmediatamente
acudí a ella, ofreciéndole un modesto donati\-o
para la causa de su beatificación y publicar
la gracia si intercedía por mí. Y en efecto, a los
pocos días conseguí lo que hacía tanto que
deseaba; así que hoy, agradecida, cumplo mi

42

promesa, deseando que esta grande intercesora
sea conocida e invocada de todos.
Amolé (Méjico, 'Sin.), agosto de 1939.
M aría

de

J esús A hum.ada.

Otra gracia de la Beata Mazzarello.

Hace cinco años, mi padre se hizo una pe­
queña herida en un tobillo cuando estaba ha­
ciendo sus acostumbradas labores en el campo.
Conducido a esta ciudad, fue llevado a uno de
los mejores médicos el cual no quiso poner
puntos a la herida. Pasaban los días y la herida
no sanaba, por lo cual fue e ver a otro médico
quien ordenó sacar una radiografía, recetando
después los medicamentos necesarios. Pocos
días después, la herida estaba sana, pero pasa
el tiempo y, a los seis meses se abre de
nuevo, se infecciona un poco la pierna y se re­
vienta dando la sensación de una afección de
eczema. Distintos médicos lo vieron y uno
ordenó hacer un raspado en el hueso, cosa a la
que mi padre se opuso. En esas condiciones,
la pierna, de buenas a primera sanaba; pasaba
un poco de tiempo y, cuando menos lo esperaba,
volvía a ponerse mala, y luego bien. Así las cosas,
llegó la fiesta en honor de María Mazzarello y,
con devoción y fe le pedí que mi padre se cu­
rara prometiendo publicar la gracia. Todas las
noches, al acostarme, le recordaba mi petición
}• le rezaba un Padre Nuestro, Ave María \Gloria. Pasaron tres meses y una madrugada,
estando mi padre en el campo en la casa donde
trabaja, llegó un amigo y le recomendó un
remedio, muy sencillo por cierto, pues consistía
en lavarse la parte enferma con un agua her­
vida con piedra alcaparrosa y después untarse
un poco de gas. Pocos días después mi padre
estaba bueno y sano.
Han pasado tres meses y la pierna está muv
bien. Reconozco en aquella inter\ención la
gracia de la Beata María Mazzarello por cuyo
motivo cumplo gustoso la promesa que le hice.
Deseo, por tal motivo, publicar esta gracia.
Camagiiey {Cuba), setiembre de 1939.
P edro E str.\da G onzales.
Gracia del Vble Domingo Savio.

Obligado, por un continuo pesar de una pro­
mesa incumplida, hago publicar la siguien'e
gracia para tranquilidad de mi espíritu, con­
fianza de los necesitados y gloria de mi santo
protector.
Era el iS de julio de 1935. .Atormentado por
fuerte malestar de garganta con esputos san-

guineos y una debilidad extrema, hice llamar al
médico quien en segtiida se dió cuenta de la
gravedad de mi situación. Observando que el
pulso desaparecía me aplicó unos inyectables
para reanimar el corazón y prolongar así una
vida que él creía dentro de breves momentos
llegada a su fin. Avisado el Superior de la gra­
vedad del caso, me lo advirtió por lo que
llamé al confesor. Después de sacramentado
solicité una reliquia de Domingo Savio y al
mismo tiempo hice la promesa de publicar la
gracia de la curación, si la obtenía. No se hizo
esperar, y rápidamente sané. Es la segunda
vez que este santito rae ha sacado de muerte
a vida. ¡ Llegue pronto el día de venerarle en los
altares!
Vigo (España).
G regorio V elasco , S. S.
D a ta m b ié n g ra c ia s a D o m in g o Saviot

MEjico-Cu/í'ac