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R E V IS T A D E
LAS O B R A S D E
DON B O S C Ó
KB UA C CIUS
t
3 O l ETí M
SAIESIANO
AAo L V • N úm ero
M AY O
5
194 0
W tJ.U i.V ; a i A . J e J U A .
K ts Ir ic c iO ñ ts g o b e tn e liy a s , g u e a fe e la n a r t v i s lo s v d ia r io s , n o s o b lig a a o r e d a c ir la s p á g in a s d t l B olelln
SUMARIO: E l p rim er c a te q u is U : la m ad re. - In e iia c id n d el S a o io P ad re a lo s nlAos d e lo d o e l m u n d o a en la b ia r
aoa san ta p o rfía d e oracionea a Rn d e ^Atener la paz. - CránUa tir la Casa .Madre: T u r in (It a lia ). E l Punmo.
Cardenal L a P u m a en la C a sa M a d re - F iesta d e S . Jo sé e InaucuraciO n d e n u e ra s tra b a jo s d e decorado d e la
Basílica - E l R e c to r M ayor d e la Socied ad Sa le sia n a nu ev am en te cond eco rad o p o r S u M aiostad e l R ey Em perador
de Ita lia . • K a lic im de Esttolla y de Hispanoam triea: B a rce lo n a . L a flesia de 8 . 1. So sco en la C asa d e S . Jo sé •
Baroal. L a obra d e M a ría A u x iliad ora • C oncep ción. B en d ició n d e la p rim era p ied ra de un nuevo C oloBlo ran am i. E c o d e lo s solem n es festejo s e n ho nor d e la B e a ta M aría M azxarello. - lia n Hosca allra.de lee mares: C hina.
Cómo nos p r o te fió la V irg en S a n tísim a e l d ía d e la A sun ción - T h a lla n d . N om bre nuevo vida nueva. • Japón .
jV Ió S a n Ju a n Boaco a su s h ijo s del Japón ? • Crónica de eraciai. . .Vrere/aglai
El primer catequista: la madre
H em os de volver a insistir sobre el apos
ta santidad tiene, aunque sólo fuera por
tolado catequístico de M a m á M argarita,
esto, m éritos sobrados para servir de m o
que asi es com o ha quedado rotulado en
delo a las m adres qu e se preocupan de la
b galería de la historia el sim pático retrato
cristiana form ación de sus hijos.
de la m adre de D on
T o d o s sabem os
Bosco. L a s altísim as
cuán im portante es la
palabras que el Papa
educación qu e se re
le dedicó, en el d is
cibe de la m adre, de
curso d e que hizo
esa criatura piviiegiamención nuestro Boda a la qu e D io s ha
kUn anterior, nos pu
confiado la misión de
sieron la m iel en los
plasm ar el alm a ticrbbios y nadie podrá
nísim a del n iño, y
afeamos que procure
dejar m arcadas en ella
mos entretenerla to
las prim eras huellas
do el tiem po posible
de m odo tan inde
y paladear su d u l
leble q u e ni los hom
zura.
bres ni el tiempo
Rajo la austera bas
pueden borrarlas. N o
quina piam ontesa de
hay en la naturaleza
esta aldeana ruda y
vín cíilo ninguno que
analfabeta qu e, sin
con m ayor fuerza y
haber estudiado, hizo
d e m anera m ás ín ti
gata d e una pedagom a y com unicativa
gb d ivina hallarán las
una a d os alm as co
M am a H a rg a r tia b a e le a d o c a í «clam o a
madres d e todos los
m o el qu e une ql alma
(D « una
de C a lx x iJ
tiempos insospechade k m adre con k
I dos tesoros d e sabi
d e su hijo. D e aquí
duría p ráctica. L a m ujer qu e fu é elegida
k en orm e responsabilidad qu e a ese no
como instrum ento de la gracia para p ro
bilísim o d eb er m aterno corresponde ante
ducir una tan estupenda obra m aestra de
D io s y ante k sociedad.
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89
.Es para nosotros cosa fuera de duda que
el niño no podrá nunca recibir una edu
cación completa si no es profundamente
cristiana, y esto exige de la obra educativa
de la madre que sea exquisitamente catequís
tica, o sea, que, por encima de cualquier
otra preocupación terrena, procure dejar
bien grabadas en el tierno corazón de su
Iñjito las verdades fundamentales de nues
tra religión.
Y no tema la madre que para desempe
ñar dignamente este dulce y formidable
deber llegue a faltarle la ciencia necesaria.
Para esto no se requiere haber recibido la
borla de doctor en dogma ni en pedago
gía: esta competencia, en todo caso, de
berá exigírseies a los que amaestran en las
aulas a la juventud ya madura. La Provi
dencia ha enriquecido el corazón de las ma
dres, aun de las analfabetas, con un inefable
tesoro de energías espirituales que podría
mos sintetizar en una sola palabra: amor;
grande y sublime palabra que mejor que
ninguna otra define y encuadra la obra
catequística de la madre cristiana. Am or de
Dios, que, irradiando del alma de la madre,
con fuerza difusiva corre a iluminar y calen
tar el alma ya originariamente cristiana del
niño. Am or natural y amor sobrenatural,
que, uno y otro, empujan a la madre de
modo irresistible a querer el bien de sus
hijos y a quererlo informado y plasmado
por la gracia divina. La madre, cuanto me
jor sienta y viva la vida de la fe tanto más
rica de provechos y eficacia será su obra
catequística.
P or'esto filé tan fecunda y opulenta la
eficacia educativa de M am á ^largarita,
cuya alma estaba penetrada de una fe viva,
vibrante, comunicativa y de una profunda
sensibilidad cristiana. Pobre mujer alde
ana, ignoraba en absoluto las disciplinas
pedagógicas de su tiempo y las de todos
los tiempos; nada sabía de esos métodos
que nosotros llamamos intuitivos y que,
aun siendo tan antiguos como Jesucristo,
se preconizan ahora como una novedad
recomendable, y ello no obstante, practicó
estos métodos de un modo maravilloso y
ejemplar, guiada sólo de su sentido prác
tico que en ella, a pesar de su rudeza.
qo
mostrábase acaso más pujante que en mu
chos hombres letrados.
Cuando la noche serena se cuajaba de
estrellas, salía ella con sus.hijitos y, mos
trándoles aquella bóveda rutilante, les daba
una lección breve pero objetiva sobre la
existencia de un Ser Supremo dotado de
un poder infinito. — ; Sabéis, hijos míos,
quien ha colocado allá arriba tantas y
tan luminosas estrellas ? Dios. Ahora bien,
si este cielo cuajado de soles es tan her
moso ¿ qué será el paraíso donde Dios
mora rodeado de los ángeles y de los san
tos amigos suyos?
A l llegar la primavera, cuando se esmaltan
de flores los árboles de la colina y de verde
la superficie ondulada de los campos,
ella, con palabras sencillas y espontáneas
continuaba su lección: « Todas estas cosas
tan hermosas el Señor nos las da para
nuestro regalo
Si la tempestad rodaba sobre sus ca
bezas con todo el horrible aparato de
truenos y relámpagos, dejaba ella que los
niños corriesen a abrazarla llenos de infan
til terror y amorosamente les decía: «¡ Qué
grande es el poder de D ios, y qué insensa
tos los hombres que atraen su cólera con
el pecado!...».
Si el granizo se abatía implacable sobre
viñas y sembrados y , agravando los rigores
de aquellos calamitosos años de miseria,
destruía las menguadas esperanzas del
pobre labriego, la buena aldeanita salía
luego con sus hijos a examinar los daños
ocasionados y exclamaba con rostro triste,
pero iluminado de una santa resigna
ción: « El Señor es dueño de todo. El nos
lo había dado y E l nos lo quita. Hágase
su voluntad. Si ha permitido esto es para
nuestro bien. N o olvidéis, sin embargo,
que podría ser un castigo a causa de la
maldad de los hombres. D e Dios no se
burla nadie ».• Frente al espectáculo opuesto
de las sementeras cargadas de fruto, la fe
vibraba en sus labios con el mismo tono
de exaltación: « ¿V eis, que bueno es Dios
con nosotros? Démosle gracias y procu
remos vivir siempre en su santa amistad
a fin de que no nos deje faltar el pan de
cada d ía ».
Llegado el invierno, cuando toda la fa
milia apiñábase en tom o suyo al amor del
fuego de la chimenea, y fuera restalla
ban el viento y la nevisca, solía hacer ella
alguna de estas reflexiones: « j Cuántas gra
cias hemos de dar a Dios que nos provee
de lo necesario para no sufrir los rigores
de la intemperie! ¡Q u é buen Padre es
Dios! — Padre-nuestro que estás en los
cielos... » y empezaba a rezar.
L a imaginación de los niños es como
una pantalla en la que se iluminan fuerte
mente las primeras impresiones recibidas,
y este hecho psicológico aprovechábalo
Margarita para asociar a la imagen de los
fenómenos del mundo externo rápidas y
afortunadas enseñanzas de orden religioso
y moral, y con la misma fuerza con que
en la blanda cera de aquellas almitas ino
centes se grababan aquellas imágenes, gra
bábanse también las dulces lecciones ma
ternas.L o que principalmente trataba ella de
inculcarles y dejar bien esculpido en sus
corazones era el pensamiento de la pre
sencia de Dios. Si les permitía salir a jugar
con los compañeros en las prados vecinos,
decíales siempre al despedirlos: « Acordaos
de que Dios os v e ». Si alguna vez les
veía pensativos y sospechaba que pudieran
recatar en su pecho algún indicio de ma
levolencia o de rencor, decíales al oído
«Cuidado ¡eh!, que D ios lo ve todo, hasta
vuestros pensamientos más o cu lto s».
L a mentira es uno de los defectos más
corrientes en los niños, y ella no transigía:
notando que alguno de sus hijos trataba
de ocultarle algo, antes que respondiera a
las preguntas inquisitivas que le dirigía, v
a fin de prevenir la mentira, gritábale:
«M ira que D ios lo ve y lo sabe todo y
es inútil que quieras disimular la ver
dad *. D e este modo, y sin ella saberlo,
ponía en sus labios las mismas palabras
con que Dios aleccionaba a Abrahán;
«Camina en mi presencia y sé per
fecto ».
Ser perfecto no sólo es un mandato
de D ios sino que es el gran secreto del
éxito para todo el que se dedica al aposto
lado de las almas. M am á Margarita pro
curaba serlo y sus enseñanzas bellas v
divinas, espontáneas y eficaces, antes que
fluyeran de sus labios habían ya fluido
de sus ejemplos.
La enseñanza integral del catecismo no
puede limitarse — ya lo dijimos en otro
artículo — a iluminar sólo la inteligencia
como hacen las demás ciencias. Es este
un punto básico que conviene no perder
nunca de vista; la verdad religiosa aspira,
sobre todo, a ganar y encender los corazo
nes y poner en tensión las voluntades; de
aquí que le sea más necesaria al catequista
la santidad de vida que la ciencia. L a buena
Margarita hallábase de esto bien penetrada
y . lejos de presentar las verdades de la
religión condensadas en áridas fórmulas
que a veces se almacenan inútilmente
en ia memoria, las presentaba como regla
de vida, l.os testimonios de San Juan
Bosco diseminados en sus Meuwrias Bio
gráficas son, a este respecto, en extremo
numerosos y significativos. El refiere que.
una tarde, la pequeña familia habíase re
cogido a rezar las acostumbradas oraciones.
Juanito y José eran todavía niños pero
Antonio, su hermanastro, era ya el robusto
mocetón que con su carácter displicente y
provocativo turbaba con harta frecuencia
la serena paz de aquel hogar. Rezaban el
Padrenuestro, cuando he aquí que al llegar
a las palabras « Perdona nuestras deudas
así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores» Margarita, interrumpiendo la
oración y volviéndose a Antonio que sonñoliento musitaba con los demás aquellas
palabras, entabló el siguiente diálogo:
— Antonio, tú no debes pronunciar
estas palabras.
— ¿ Por qué, madre ? — rezo el Padre
nuestro.
— Ya lo sé pero repito que tú no debes
pronunciarlas.
— Pues no lo entiendo. ¿ Q ué queréis
decir con esto ?
— Piénsalo y verás que más te conviene
callar.
El díscolo zagalón, que en el fondo era
bueno como todos los de aquella casa,
apartó los ojos de su madre, agachó la ca
beza y recordando, en efecto, que su co
razón no estaba limpio de rencores, y que
haciendo aquella petición se condenaba a
sí mismo, hubo de replicar humillado:
« Pkladre, tenéis razón, perdonadme ».
L os hijos de Margarita vivían lejos de la
iglesia parroquial y no podían frecuentar
la catcquesis como los demás niños, ni
prepararse convenientemente a su primera
confesión; pero allí estaba ella, la buena
madre, pronta en todo momento a suplir
de cansancio, después de una jornada terri
ble y agotadora. Pues bien, antes de que
se entregara al descanso oía a lo mejor que
su madre llamaba a la puerta de su habi
tación y le decía: «Juan, ¿ has rezado las
oraciones ?». El Santo, que ya las había
rezado y habría renunciado, a cualquier
cosa antes que a aquel dulce y sagrado
deber, para dar gusto a la buena an
ciana, le decía: «En seguida las rezaré.
V ig o . • L a lá p i d a d e lo s E x a lu m n o s c a ld o s p o r D io s y p o r E s p a ñ a
al sacerdote y cuando juzgó que estaban
ya en condiciones de recibir aquel sacra
mento, vistiólos de limpio, llevólos a la
iglesia y, arrodillándose primero ella a
los pies del confesor, presentólós luego al
párroco para que les confesara y les ayudó
a dar gracias. Asi siguió haciéndolo du
rante mucho tiempo hasta que pudieron
arreglarse solos.
Cuando ya vivía en 'l'urín con Don
Hosco, ocurríale a éste muchas veces, en
los primeros y fatigosos días de su na
ciente obra, regresar al Oratorio cuando
va estaba m uv entrada la noche, muerto
92
madre»; y ella añadía: «Porque, mira, tú
sabrás muchos latines pero tu madre sabe
que es necesario reza r».
¡Pluguiera a Dios que todas las madres
cristianas imitaran, en el santuario de la
familia, el celo catequístico de esta humilde
aldeana! Si no tienen la dicha que ella
tuvo de dar a Dios y a la Iglesia grandes
Santos como D on Bosco,-tendrán el mérito de haber contribuido con el más noble
y eficaz de los apostolados a curar a nues
tra sociedad del cáncer terrible de la igno
rancia religiosa que la pone en trance de
muerte.
L A F IE S T A D E L A B A S IL IC A Y E L E M M O . C A R D E N A L L A P U M A
Invitación del Santo Padre
a los niños de todo el mundo a entablar una santa porfía
de oraciones con el fin de obtener la paz
Caria del Papa a su Secretario de Estado
el Emmo. Cardenal Maglione
KI ano pasado, cuando densas nubes
ofuscaban el horizonte y el ruido de las
armas nos hacía pensar en la inminencia
de una guerra, pensamiento que a todos
sobrecogía de espanto, N os, que con amor
paterno compartimos los dolores y angustias
de los liijos, te dirigíamos una carta (la
Quampridem del 20 de abril de 1939) en
la que, por tu conducto, exhortábamos a
todo el pueblo cristiano a elevar, durante
el mes de mayo entonces inminente, ora
ciones y férvidos votos a la gran Madre
dé Dios para obtener de Ella que interce
diera benigna hacia su
D ivino Hijo por los
desgraciados mortales
que tanto le ofenden
con sus pecados y
que, ordenados según
justicia los intereses
en conflicto y apaci
guados los ánimos,
volviera a reinar de
un modo estable la
tranquilidad en me
dio de los pueblos.
H oy, en que, pre
cipitada la situación,
ha estallado la terri
ble guerra y que a
estas horas ha cau
sado ya tantos daños y
dolores, no podemos
m enos de suplicar
nuevamente a nues
tros hijos esparcidos
por todo el mundo que
corran a CvStrecharse
94
en torno del altar de la Virgen Madre de
D ios, todos los días del mes a Ella con
sagrado, para elevarle fer\'orosas preces.
Y a nadie ignora que Nos, desde que
empezó a dibujarse esta tremenda desgra
cia, hicimos cuanto era posible y apelamos
a todos los medios de que humanamente
podíamos disponer (discursos, documentos
públicos, entrevistas, negociaciones) para
que no se alterase aquella paz y buena
armonía que sólo puede -apoyarse ^ la
justicia y buscar su perfeccionamiento en
una nuitua y fraterna caridad.
T ú , amado Hijo,
que tan de cerca Nos
asistes en el gobierno
de la Iglesia univer
sal y mantienes con
nuestra persona rela
ciones tan estrechas,
sabes m uy bien que
nuestra aflicción por
los trabajos y dolores
de estos pueblos en
guerra es verdadera
mente amarga y pro
funda, y que pueden
aplicarse a Nos aque
llas palabras del .\póstol San Pablo:
«¿Quién se pone en
fermo que no enfer
me yo también ?».
y esta amargura de
nuestro ánimo vienen
a colmarla, no sólo ¡as
espantosas desgracias
r
m
que torturan a los pueblos beligerantes sino
también los peligros cada día más amena
zadores que se ciernen sobre las demás na
ciones. Pero, si es cierto,repetimos, que fueron
agotados por nuestra parte todos los recursos
que el poder y la ciencia humana podían
ofrecemos a fin de conjurar este horrible des
encadenamiento de males, no es menos cierto
que nuestra esperanza sigue puesta firmemente
en Aquel que es el único que lo puede todo,
que lleva el mundo en la palma de su mano,
que dirige los destinos de los pueblos y los
sentimientos y desigtfios de los que rigen las
naciones. Nos queremos, por consiguiente, que
todos unan sus oraciones a las nuestras a fin
de obtener de Dios que, a una potente señal
de su diestra misericordiosa, cese cuanto antes
este calamitoso flagelo.
Y ya que, según afirma San Bernardo,
Dios quiere que todo lo obteiigamos por me
dio de María, acudamos a Ella y ante sus
altares derramemos nuestras súplicas, lá
grimas y preocupaciones y pidamos alivio
y consuelo. Aquella que, según atestigua
la historia, fue para nuestros padres una
práctica fructífera y constante en los mo
mentos de prueba o de peligro, sea también
para nosotros, que dóciles seguimos sus
huellas, un perseverante ejercicio en la grave
calamidad que nos aflige.
La Bienaventurada Virgen es, en efecto,
tan poderosa cerca de Dios y de su U nigé} nito, que, como canta Alighieri, querer
obtener alguna gracia sin acudir a Ella es
lo mismo que querer volar sin alas.
Ella es, no sólo potentísima Madre de
Dios sino también, y esto nos llena de
suave dulzura, amorosísima Madre nuestra.
Debemos, por lo mismo, acudir gustosos a
su eficaz protección y confiar plenamente
en su materna bondad.
M as, lo que especialmente deseamos,
amado H ijo, es que, en este mes de mayo,
cándidas falanges de niños y niñas acu
dan de nuevo a llenar los templos de
la Virgen, y obtengan de su intercesión y
pacífica mediación que D ios dé a todos los
pueblos y a todas las gentes la suspirada
tranquilidad. Reúnanse todos los días en
tomo del altar de la celeste Madre y , do
blando sus rodillas v elevando al cielo sus
i
manos, ofrézcanle sus oraciones y sus flores
que son las flores del místico jardín de
la Iglesia.
N os ponemos una gran esperanza en las
oraciones de esos jovencitos cuyos « ángeles
ven perpetuamente el rostro del P ad re»,
cuyo aspecto respira inocencia, cuyas pupilas
parecen reflejar los resplandores del cielo.
Sabemos que el Redentor Divino ama a
los niños con un amor todo especial y que
su Madre Santísima tiene por ellos una
especial ternura. Sabemos que las oraciones
de estos inocentes penetran los cielos, des
arman a la divina justicia y alcanzan para
ellos y para los demás favores celestiales.
Unidos, pues, en santa porfía de oracio
nes, hagan ellos que veamos pronto con
vertida en realidad esta común aspiración
de la paz, y no olviden la promesa aquella
de Nuestro Señor: «Pedid y se os dará,
buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá o.
Haga la benignísima Bondad Divina,
movida a misericordia por tantas y tantas
voces unidas y suplicantes, y especialmente
por las inocentes de los niños, que, apla
cado el encono de los ánimos y unidos
éstos nuevamente por el amor fraterno, y
que, restaurado el orden de la tranquilidad^
y de la justicia, biillé cuanto antes el iris de
la paz y una era feliz para la humana so
ciedad.
T ú , por consiguiente, amado Hijo, pro
cura, en la forma que te. parezca más con
veniente, hacer que estos nuestros votos y
e.xhortaciones lleguen a conocimiento de
todos, y especialmente de los sagrados
Pastores que rigen las Diócesis de todo el
orbe católico siempre tan obsequiosos con
nuestros deseos y de cuyo celo tantas
pruebas hemos recibido.
Mientras tanto, en prenda de celestiales
favores y como testimonio de nuestra pa
terna benevolencia, damos de todo corazón
a T í, amado H ijo, y a todos los que asidua
mente responderán a nuestro llamamiento,
y particularmente a las falanges de los niños,
nuestra bendición apostólica.
Dado en Roma junto a San Pedro, el
15 de abril del año 1940, segundo de nuestro
Pontificado.
P IO P A P A X II.
95
.J
ahora pendiente de decoración sólo el presbi
terio con sus capillas y tribunas laterales. La
visión de esta gran nave terminada y su elegante
ITALIA - Turín. — El Emmo. Cardenal
crucero, tal como se nos ofreció la noche del
La Puma en la Casa Madre. - Fiesta
14 de abril, fué un puro regodeo de los sentidos
de San José e ínaugiiracíón de nuevos
y una profunda e imborrable emoción. En tan
trabajos de decorado de la Basílica.
solemnes momentos, nos dirigió la palabra — o
El domingo, 14 de abril, dedicplo la Casa dicho más salesianamente — nos dió las buenas
noches el Sr. Cardenal de Turín que había
Madre a festejar al glorioso San José, Patrono
especial de nuestros alumnos artesanos. Pero venido a cumplimentar al Cardenal La Puma.
El domingo, a las 7, nuestro venerado Rector
esta simpática solemnidad, que le liturgia pri
Mayor dijo la Misa de Comunidad, y a las
vilegiada de Semana Santa nos obligó a trasla
dar, hiibo de tener, este año', un marco deslum 9,30 el Emmo. Cardenal Protector celebró el
brador y señalar un nuevo y notable triunfo grandioso Pontifical asistido por tres Ilustres
Canónigos de la S. Iglesia Catedral Metropoli
en el progresivo embellecimiento del Santuariotana. La Schola cantorim de la Basílica ejecutó,
Basílica de María Auxiliadora.- Y en efecto,
toda la parte antigua que aún quedaba por con la maestría que en ella es proverbial ,1a
decorar, comprendiendo la capilla del .Santo Misa Solemnis a cuatro voces de Tosi y las
antífonas Ecce Sacerdos magnus y Justus ui
Pdtriarca en el brazo' izquierdo del crucero
más el trozo de nave emplazada entre las dos palma de Pagella.
Por la tarde, a las 16,30, una nueva e impo
cúpulas, fue solemnemente inaugurada este
nentísima concurrencia de fieles invadía la
domingo, habiéndose dignado venir de Roma,
iglesia para asistir al oficio de Vísperas y oír
ex profeso, para dar mayor realce a este acto,
el Emmo. Cardenal La Puma, Protector de el magnífico discurso de Don Santiago !ÑIeznuestra Sociedad, ai que, el día anterior, hizo zacasa, Doctor en Sagrada Escritura y Lenguas
Orientales y Catedrático de nuestro Instituto
el Oratorio un cariñosísimo recibimiento en el
Internacionai Don Bosco.- Hecha a continua
salón teatro.
ción
la tradicional Procesión de San José por
Aquel mismo día, por la noche, después de
los patios del Oratorio, favorecida este año
la iluminación y concierto de banda que los
alumnos artesanos organizan todos los años por un tiempo espléndido, el Emrno. Cardenal
• con primor exquisito, eg su hermoso patio de La Puma coronó la fiesta dando a todos la
Bendición Eucarística.
recreo, agolpóse la Comunidad en la Basílica,
Por la noche, los alumnos ofrecieron a Su
soberbiamente iluminada, para, una vez rezadas
las oraciones de la noche, admirar el nuevo de Eminencia una preciosa Velada que el ilustre
corado que, como hemos dicho, viene a comple Purpurado agradeció con vivísimas demostra
tar toda la parte antigua del templo, quedando ciones de complacencia.
Crónica de ¡a Casa M adre
El R ecfor Mayor de la Sociedad Salesiana nuevamente
condecorado por Su M ajestad el Rey Emperador de Italia
Hace apenas dos años que Su Majestad el Rey Emperador de Italia concedía al Rvmo.
S r. Don Pedro Ricaldone la Estrella de Oro al Mérito Rural,.y ahora, nuevamente, con
decreto de z i de abril p. p., base dignado condecorarle con otra no menos preciada dis
tinción, Icr
ESTRELLA DE ORO DE LA ESCUELA
Este renovado honor viene a galardonar, además de los méritos personales del IV Su
cesor de D . Bosco, y especialmente su admirable organización de las Escuelas Profesionales
y Agrícolas, las múltiples actividades escolásticas y educativas desarrolladas, en más de
medio siglo de labor, por los innúmeros Institutos Salesianos de Italia.
Boletín Salesiano se congratula de este nuevo y altísimo reconocimiento de las bene
merencias de San Juan Bosco en el campo de la educación, y p i^ a Dios conceda largos
años de vider a nuestro venerado Rector Mayor y a S u Majetad el Rey Emperador de Italia.
96
i
NOTICIAS
DE
ESPAÑA
Y DE H I S P A N O A M E R I C A ~
ESPAÑA - Barcelona. — La fiesta de San
Juan Bosco en la Casa de San José.
Hay una prueba evidente que nos da a co
nocer sin equívocos si una obra es grata a
Dios, Y es verla digna de padecer por Cristo;
cuando se ve perseguida, obstaculizada, y
esto no una sino repetidas veces, podemos
creer firmemente que la tal obra es de Dios,
ya que el demonio no descansa, sabiendo los
bienes que de ella emanan o han de emanar,
hasta ver de conseguir su supresión.
Así la Casa de San José que, no obstante
haber sido tan dura y repetidamente probada
en la Semana trágica de 1909 y en esta última
L
revolución, no sólo no ha muerto sino que ha
alcanzado ya sus cincuenta años de vida, ben
decida siempre por S. Juan Rosco y tutelada
por su fundadora la Sierva de Dios Doña
.
Dorotea Chopitea de Serra.
El día en que los soldaditos de F ranco —
el genial. Caudillo — liberaron Barcelona, el
sacerdote salcsiano Don Francisco Serrats, que
había permanecido en ella sufriendo pK-rsecuciones y pasado por checas y cárceles, tomó
en seguida posesión del edificio que, reparado
en parte para convertirlo en un grupo escolar,
había sido más tarde transformado en pri
sión de soldados-recuperados.
Al ver el estado de aquel hermoso teatro
en cuyas galerías tenían cabida un millar de
niños y de! que no quedaban más que unas
~
p a r a p ro m o v e r e l b ie n .
paredes resquebrajadas y agrietadas; al visi
tar lo que habían sido hermosísimas y moder
nas aulas que admitían el parangón con las
rnejores de la ciudad condal, convertidas en
dormitorio — pocilga es el nombre que Ies
cuadraría — así como lo que había sido resi
dencia de la Comunidad, convertida toda
en una gran nave sin techo, ya que la uralita
que la cubría era toda ella una criba; ante
aquel solar donde alzábase airosa y esbelta la
iglesia de San José, hubimos de exclamar con
Job: Dios tíos lo dio, Dios nos lo quitó, hágase
siempre su santa voluntad.
\ resignados con la voluntad divina pusimos
manos a la obra, ayudados por beneméritos
Cooperadores y por los Antiguos Alumnos,
que en todo momento se han portado como
tales, y empezó a celebrarse la santa Misa,
primero en el patio — no había otro lugar
y después en una nave que se adecentó, vién
dose concurridísimos todos los actos del culto
así como los de semana santa en que huÍK>
solemne Via Crucis por las calles, llevando un
hermoso Santo Cristo de tamaño natural y una
Dolorosa; y los del mes de mayo celebrado con
todo esplendor, en el que María Auxiliadora
volvió, después de nueve años, volvió a visitar
las calles de aquella barriada que tanto la ama,
siendo ésta la primera procesión que salió por
las calles de Barcelona después de su libera
ción; y finalmente, los del Sgdo. Corazón y
de San Juan Bosco. En esta última fiesta ác
i'VX
Ü
*
'l'enninóse impartien
do la bendición con el
Santísimo y dándose a
besar la reliquia del
Santo.
,Merece destacarse la
^rvorosa actuación de
yios Antiguos Alumnos,
quienes actuaron de
clero durante todos los
actos de la novena, ma
ñana y tarde, así come
en el día de la fiesta.
Cuando, terminados
los actos tan solem
nem ente realizados.
C o n c e p c ió n (C h ile ). • L a c o lo c a c ió n d e la p r im e r a p ie d ra .
y- inauguró oficialmente la Capilla provisional,
artísticamente decorada, se bendijeron los tres
altares que se han instalado en ella y las
imágenes de San José, San Antonio y San
Luis Gonzaga Ique junto con las del Sagrado
Corazón, María Auxiliadora y San Juan Bosco
han de ocuparlos.
Pero esta fiesta, que en sus inicios coincidió
con el aniversario de la liberación, merece
párrafo aparte.
> lil día 26 de enero dió principio la solemní
sima novena dedicada a nuestro Santo, ocu
pando la Sagrada Cátedra el Rdo. P. Miguel
Garda Alonso, superior de los Redentoristas,
quien enfervorizó a la ingente muchedumbre
que todos los días acudía solícita y devota a
honrar al Santo.
El día 31, fiesta litúrgica y sexto día de la
novena, la concurrencia de fieles fué copiosí
sima, acercándose la mayoría a la Sgda Mesa.
Y el día 4 de febrero, en que se celebró la
fiesta trasladada de San Juan Basco, alcanza
ron todos los actos caracteres apoteósicos. A
las siete se celebró la primera misa en el viejo
altar y durante toda ella se distribuyó sin des
canso la Eucaristía. A las ocho, hubo misa de
comunión general que celebró el sacerdote
salesiano Don Ramón Cambó, bendiciendo
lücgo los altares y las nuevas imágenes.
A las diez hubo oficio solemne en el que
actuó de celebrante el Rdo. Sr. D. Joaquín
Muntaner cura párroco de la Preciosísima
Sangre de Xtro. Sr. Jesucristo, cantándolo
los .\ntiguos Alumnos..
A las siete de la tarde, solemne hora santa
predicada por el citado Don Ramón Cambó,
que con su elocuencia cautivó extraordinaria
mente al auditorio.
98
u
c o n c e p c ió n (011*
quedó sola la capilla, y el cronista se postró
ante el Sagrario para despedirse del Cautivo
amado y darle gracias por todo, vinieron a
su mente las divinas palabras; Buscad el reino
de Dios y su justicia y todo lo demás os será
dado por añadidura. ¡Cuán sabiamente han
obrado los superiores de esta casa — p>en£Ó
entonces — decidiendo antes que nada tra
bajar i>or Dios, hermosear la Capilla, hacer
que el Supremo Señor se encuentre lo más
honrado posible; porque una vez logrado esto,
las clases, la residencia de los PP., las obras
post-escolares, el edificio, todo todo será res
taurado, embellecido y engrandecido; la igle
sia de San José, ahora completamente arra
sada y de la que no quedan ni vestigios,
volverá a levantarse airosa v en su esbelta
torre voltearán alegres las campanas; el patio
se verá de nuevo poblado de» multitud de
niños jugando rumorosos bajo el cuidado pa
terno de los salesianos; los antiguos alumnos
volverán a tener su biblioteca, sus Círculos
de Estudios, etc.; y un gran teatro acogedor
en que campeará la leyenda:.
dulcí...
¡Oh Señor, Divino Prisionero del taberná
culo: si ha de ser para mayor honra y gloria
tuya, abrevia el plazo y que todo esto se vea
0
parroquial, con asistencia dcl R. P. Párroco Don
José Ochoa, la Presidenta del Círculo de la
Asociación de Mujeres de la Acción Católica y
un respetable número de socias, se constituyó
la Comisión directiva resultando elegido.!:
Director Espiritual: R. P. Don José Orhoii.
Presidenta la Srta Elvira Bejfa
Vice-Presidenta,la Sra Gfrónima /•'. de l'ascr
Secretaria la Sra yiaria Isabel O. de Ramos
Prosecretaria la Srta .María Knciso
Tesorera la Sra Inés del Curto de Pichel.
Eligiéronse después las encargadas de las ('«pillitas de María Auxiliadora y de los Paje
cillos.
El 27 de diciembre, previa Misa de Comu
nión rezada por el R. P. Inspector Don José
Reyneri, se llevó a efecto la reunión extra
ordinaria en la que se dió cuenta de las acti
vidades realizadas de mayo a diciembre, y !a
secretaria Sra de Ramos leyó una bien docu
mentada memoria. Objeto de esa reunión era
también la entrega de una segunda beca sa
cerdotal. El P. Inspector al recibirla tuvo pa
labras de sentida felicitación y hondo agrade
cimiento, dándose por terminado el acto.
Jll
de la m is m a .
en breve convertido en realidad. JDon Bosco,
alcanzádnoslo. Santos Mártires de esta casa,
sed sus valedores ante el trono de! SeñorI
ARGENTINA - Berna!. —
María Auxiliadora.
La obra de
.\unque nuestra Obra ha permanecido en
Silencio durante mucho tiempo, sin embargo
no ha estado inactiva, prueba de ello la asam
blea del 24 de Mayo. Reunidas en el salón
C o n c e p c ió n (C h ile ). - E l D ebflle.
99
fVr'Vi r -
CHILE - Concepción. — Un nuevo Colegio.
El 5 de noviembre áe llevó a cabo con toda
solemnidad la bendición de la primera piedra del
Co.legio que se piensa edificar en Concepción.
El antiguo edificio, a consecuencia del terre
moto del 24 enero del pasado año, en parte
quedó completamente destruido y en parte
fue sacudido por la violencia-del sismo, en tal
forma que ya no ofrece seguridad.
De aquí la necesidad de un nuevo edificio
para que los Salesianos puedan continuar, en
la principal metrópoli del sur, sus obras de
caridad.
La colonia Italiana, después de haber oído
la santa Misa en nuestra iglesia, para con
memorar dignamente la marcha sobre Roma,
la gran victoria de Vittorio Veneto y el genetííaco del Rey-Emperador de Italia, quiso
participar a la solemne ceremonia en corpo
ración» acompañada por su cónsul, Doctor
Argeo Angiolini.
Los Ex-alumnos de Don Rosco, a quienes
se unieron numerosísimos Cooperadores y Coo
peradoras, dieron más realce al solemne acto.
Apadrinaron la bendición de la primera
piedra el Sr. Cónsul de'Italia y señora; el
Sr. Doctor R. Enrique Molina, rector de la
Universidad de Concepción; el Sr. Julio Sáez
Morales, rector del Liceo de hombres; el
Sr. Salvador Gálvez, rector del Instituto co
mercial; el Sr. D. Arturo Mery, rector del
Seminario conciliar; el Sr. Abrahán Romero,
alcalde de la ciudad.
Se hallaron presentes además el Prof. de
la Universidad Dr. Leopoldi Muzzioli y se
ñora; el Dr. Agustín Castelli y señora, tam
bién profesor universitario; el Sr. Don Julio
Aedo, capitán de Marina y ex-alumno salesianó; el Sr. Coronel Don Julio Bórquez; el
ingeniero Don Ramón Del Castillo, director
de obras municipales; Don Carlos Soto, co
mandante del regimiento Chacabuco; Mons.
Rafael Piedra, canónigo de la Catedral; Don
Alfredo Dr. Lorena, ministro de la Corte y
muchísimas otras personalidades de la ciudad.
Cantado el Himno Salesiano de Pagella,
que acompañó la Banda del Regimiento « Cha
cabuco » y saludadas las Autoridades por un
alumno, el señor Inspector Salesiano, Don
Gaudencio Manachino, pronunció un bien
documentado discurso, en el que puso de
manifiesto, con cifras que causaron mucha im
presión en el público, la beneficencia que ha
cen los Colegios Salesianos en toda la Re
pública.
En seguida, el limo. Señor Vicario General
del Arzobispado hizo una magnífica improvi
sación ensalzando con gran elocuencia la obra
realizada en Concepción por los Hijos de Don
Rosco e invitando a todos los presentes a
cooperar generosamente con su óbolo a fin
de que el edificio que se piensa levantar sea
pronto una realidad.
Terminados los aplausos, que coronaron la
brillante alocución del limo. .Señor Vicario
General, la schola cantorum del Colegio eje
cutó «Super Flumina Babilonis», coro a 6
voces de Gounod; luego Mons. Juan Figari
bendijo la primera piedra, y con la Canción
Nacional de Chile se puso término a la so
lemne ceremonia.
PANAMA — Ecos de los solemnes festejos
eñ honor de la Beata María Mazzarello.
P a n a m á . • A li a r d e la c a te d r a l e n la s o le m n e M is a P o n í.
100
Panamá, la ciudad cosmopolita por exce
lencia, situada en las orillas del canal jque
lleva su nombre y que sirve de lazo de unión
entre los dos océanos, ha contemplado admi
rada el triunfo grandioso de la humilde violeta
Mornesina que hoy día esparce su perfume
por todos los ámbitos del mundo, después
de haber sido elevada a la gloria de los altares
por el Vicario de Cristo.
Los solemnes festejos que en honor de la
Beata María Mazzarello venían preparando
sus amantes Hijas en unión de alumnas
V exalumnas, comenzaron con un fervoroso
P a n a m á . - E l ílm o y E x m o Sr. A rz o b is p o lr a s !a d á n d o s e a la C á te d ra-
tri4uo, que se ^ celebró con toda pompa
en la parroquia de Cristo Rey, cedida gusto
samente por los Reverendos Padres Misio
neros Hijos del Sagrado Cora2Ón de María,
que se consideraron honrados, según sus pro
pias palabras, de contribuir de esta manera
a la exaltación de la nueva Beata. Durante
los tres días del triduo la iglesia se vió ase
diada por multitud de fieles de todas las cla
ses sociales, atraídos por la dulce figura de la
Beata, que en medio de un marco de estrellas
luminosas y circundada de blancas flores pa
recía bendecir a los circunstantes.
El primer día, en medio del mayor recogi
miento, celebróse la misa de Comunión Gene
ral oficiada por el Rvdo. Padre Mega, Cura
Párroco de la Merced, mientras las puras y
bien timbradas voces de las exalumnas del
colegio María Auxiliadora llenaban de armo
nías ef ambiente ya saturado de aromas y
fragrancias celestiales.
Por la noche, después del rezo del santo
Rosario y la lectura del triduo de la Beata, veri
ficado por el Rvdo. Padre Superior de los
Corazonistas, ocupó la Santa cátedra el Rvdo.
Padre Superior de los Salesianos, quien (»n voz
vibrante y clara comentó el magnífico elo
gio que de la Madre María Mazzarcllo hi
ciera su Santidad Pío XI 'al serle presentada
la reliquia de la misma.
Puso fin a este fervoroso día la Bendición
de su Divina Majestad.
El segundo día, el Rvdo. P. Jesús Serrano,
Superior de los Corazonistas, puso de re
lieve la sólida virtud de que María Mazzarello
dió pruebas desde su más tierna infancia; vir
tud nacida y acrisolada al calor del fuego que
ardía en su corazón hacia Jesús Eucaristía.
El 25, tercer día dcl Triduo, el Rvdo. Padre
Alfonso Oficialegui, Agustino Recoleto, pre
sentó a la joven Mazzarello como el más cum
plido modelo de acción católica.
Y todo esto no era sino el preludio de la
gran solemnidad dcl día 26 cuya alborada ios
fieles esperaban ansiosos para rendir el su
premo tributo a la Beata.
A las 9 de dicho día, en medio del alegre
repicar de las campanas, penetró en la igle
sia Catedral suntuosamente preparada des
de la víspera su Exa. Rvdrna. Monseñor Juan
José Maiztegui, Arzobispo de Panamá, para
celebrar la solemne Misa Pontifical cjue can
taron admirablemente las alumnas del Colegio
María Auxiliadora.
Ocupo la sagrada cátedra el Rvdo. Padre
Antonio Atucha, Superior tic los ReIigiosí>s
de la Compañía de Jesús, que se .superó a sí
mismo al cantar las glorias de María Mazza
rello, apoyado en aquel fragmento de la Sa
grada Escritura: De torrente in vía bibet, proptérea exaltábit cáput.
Clausuróse esta hermosa fiesta religiosa, que
dejará imperecedero recuerdo en todos los
corazones panameños, con la bendición de un
cuadro de la Beata, de grandes dimensiones,
pintado por una Hija de María Auxiliadora.
lO I
Don Bosco
allende
los mares
Lo que cuentan
nuestros misioneros
C h in a . • N iñ o s d e la M is ió n d e S h iit C h o w
CHINA
C óm o nos protegió la Virgen Santísi
m a el día de la Asunción.
Un triduo fervoroso había- precedido la
fiesta. Los misioneros habíamos tenido el
consuelo de ver nuestra pequeña capilla com
pletamente abarrotada de público y de que
numerosos fieles se acercaran a recibir la Sa
grada Comunión. Poco después del mediodía,
el rápido y nervioso tabaleo de los gongs insta
lados en las atalayas de la ciudad interrumpió
el juego de nuestros niños, mientras el alto
parlante gritaba sin cesar: «Aeroplanos ene
migos en dirección norte, aeroplanos enemi
gos en dirección norte ». Y comenzó el éxodo
de los habitantes. Las madres salían como
locas llamando a sus hijos, y todos, o casi
todos, corrieron a refugiarse en los bosques de
bambúes y en las grutas de la colina próxima.
Mas, como estas alarmas no habían ^^Jelto a
oirsc desde hacía tres meses, la huida a los
refugios no se hizo con toda la precipitación
que el caso exigía, porque la incursión, esta
vez, fué fulmínea, lün menos de un abrir y
cerrar de ojos, aparecieron en el cielo surcado
de nubes argénteas los nueve monstruos aé
reos y, ya a plomo sobre nuestras cabezas,
desde una altura de tres o cuatro mil metros,
dejaron caer simultáneamente su carga mor
IC2
tífera acompañada de escalófríantes silbidos.
Un momento no más, y las bombas hacían
retemblar la tierra y las casas, y cuatro colum
nas de un humo blancuzco, elevándose sobre
los verdes bambúes y sobre la orilla del río,
señalaban los blancos. En la casa de la misión,
algunos niños, que con el catequista habíanse
refugiado debajo de la escalera, se abrazaban
a él llorando aterrorizados y un buen número
de mujeres de rostros pálidos y desencajados
se apiñaban en el angosto pasillo estrechando
con angustia a sus hijos.
£1 misionero, que había subido al piso su
perior para abrir una ventana, salvóse por mi
lagro porque, en el momento mismo en que
iba a entrar en la habitación, hiciéronse añicos
todos los cristales de la casa y desplomóse
sobre el pavimento una buena parte del techo.
Inmóvil unos segundos y como helado de
espanto, descendió en seguida rápidamente
al piso bajo donde estaban los niños y empezó
a rezar con ellos el santo rosario, mientras
aún seguía el runruneo de los aeroplanos que
volaban sobre la presa como buitres ávidos de
carne muerta.
No tardaron en salir del próximo bosque
gritos y llantos degarradores, y nuestro pe
queño locutorio quedó en pocos momentos
atestado de heridos. Uno, que había asistido
ileso a tres incursiones aéreas, aparecía ahora
con todo el lado derecho del cuerpo destro
zado y sangrando por sus mil heridas; otro que
iba cubierto con un gran sombrero de paja
rasgado por la metralla, estaba herido en la
frente, salvando los ojos ¡x)r pocos milíme
tros. Vinieron también niños y niñas traídos
por sus padres, mas, por fortuna, ninguno
ofrecía gravedad.
Entre tanto, nuestros catequistas explora
ban la orilla del río donde yacían numerosos
cuerpos necesitados de socorro. Organizóse su
traslado, lo más rápidamente posible, al hos
pital de la Cruz Roja y aunque siete murieron
en el camino, los demás, que no bajarían de
cincuenta, pudieron ser curados a tiempo, y
entre ellos un pobre niño, único superviviente
de una familia de barqueros compuesta de
ocho individuos. No fueron los únicos por
que la mayor parte de las víctimas de este
bombardeo eran precisamente barqueros.
Más abajo, en el valle de I^iukonghoti, con
táronse más de cuarenta de estos infelices
cuyos cadáveres, envueltos en fango y as
tillas de sus barcas, habían sido •arrastrados
por las aguas del río.
Aquella tarde nefasta, los catequistas del
distrito terminaban precisamente los ejerci
cios espirituales anuales y ya se puede suponer
■ con qué fervor renovarían sus propósitos. El
momento final de la bendición eucarística no
pudo ser para ellos ni más solemne ni más
emocionante, pues, sin que nadie les llamara,
habían acudido todos los cristianos de la ciu
dad, impresionadísimos por el terrible drama,
corriendo a los pies de María Auxiliadora, en
un impulso irresistible de gratitud.
Haga esta buena Madre que no vuelvan a
repetirse estas indeseables visitas y reine pron
to la paz entre los hombres.
Shiu Chofc, setiembre de 1939.
R oberto V i-tciis
Misionero Salesiano.
THAILAND
N om b re nuevo, vida nueva.
Amadísimo Padre:
En mis últimas relaciones, refiriéndome al
cambio de nombre de Siam por el nuevo de
Thailand, decía que este cambio obedece, más
que a una razón histórica ©.etimológica a un
programa de gobierno que se propone nada
menos que reformar toda la vida nacional y
plasmar el alma popular en otros nuevos y más
progresivos moldes. He aquí la motivación de
nuestro título: Nombre nuevo, vida nueva.
En efecto, cuando uno piensa en lo que aquí
encontraron, en 1927, los primeros misioneros
salesianos y lo compara con lo que ahora nos
otros presenciamos queda asombrado del c.!mino hecho.
El programa reformista comenzó, con muy
buen acierto, por la escuela que, sin agravar
demasiado el presupuesto de la nación, ha
\ústo multiplicados los locales y los maestros,
e infiltrado en éstos y en los alumnos un nuevo
espíritu. Ya se puede ahora pasjtr por cual
quier aldehucla, así sea la más perdida entre
las selvas de cocotems, que siempre se halla
rán grupos de muchachos alegres llevando,su
uniforme y agrupados alrededor de la escuela.
Por las calles de las ciudades la sorpres;» es
aún más agradable: por doquiera, escolares
en traje premilitar, con su carácter típicamente
abierto, con sus modos educado,s y mirar altivo,
que dan la sensación de un pueblo dueño de sus
destinos que resueltamente sigue su camino.
La tierra siamesa es carne de la raza Thai;
El agua de nuestros ríos es sangre del pueblo Thai:
La independencia es el ara que nosotros x'enerqmos.
Todos en bloque estamos dispuestos a defenderla.
Estas palabras, que los jóvenes cantan diaria
mente al saludar la bandera antes de comen
zar sus tareas escolares, os darán el sentido
del espíritu en que son educados.
Para atender a la escuela, el Gobierno no
repara en gastos ni sacrificios, inspirándose
en los mejores modelos de Europa., El Director
General de las instituciones premilitares llegó,
uno de estos días, de Roma donde ha estu
diado todo lo que concierne a las organiza
ciones iuveniles fascistas.
Y estos anhelos del Gobierno no se dirigen
sólo a la instrucción sino que tienden sobre
todo a la formación integral del ciudadano.
Citaremos algunas disposiciones: a los jóvenes
se les prohíbe fumar y entrar én estableci
mientos donde se juega o se expenden licores;
no se permiten las escuelas mixtas; los jóvenes
deben llevar siempre cortado el cabello que no
puede crecer más de cuatro centímetros; a las
muchacha.s se les prohíben los peinados artifi
ciales así como los trucos y colorines del rostro.
Y no se transige; las cosas aquí se hacen
en serio. Hasta que un escolar no obedezca
pmntamente al maestro para ser expulsado
in fraganti. El hecho de que cada escolar lleve
en la chaqueta el distintivo de su escuela y
el número de su matrícula facilita a los inspec
tores la identificación inmediata de los transgresores.
A esta primaria y trascendental obra de
103
L
': *■
II
■ n■
.-,Á
Ja p ó n . - M is io n e ro s S a le s ia n o s re u n id o s en T o k io .
T h a ila n d . - N u e stra E s c u e la A g ríc o la d e T h a n n a n g .
reconstrucción nacional han aportado elemen
tos de indiscutible eficacia las misiones cató
licas. Los Hermanos de San Gabriel, las Her
manas de San Pablo de Chartres, las Ursuli
nas tienen escuelas y colegios que, por el nú
mero de alumnos y la seriedad de métodos,
gozan de merecida fama en la estimación pú
blica. Basta citar el resultado de los exámenes
verificados el pasado marzo ante la Comisión
gubernativa. Mientras los preuniversitarios
- de las escuelas privadas tuvieron un 54 por
ciento de promociones los de las misiones ca
tólicas alcanzaron el 96. Los Salesianos, que
somos los religiosos últimamente llegados a
estas tierras, tenemos también nuestras escue
las, y entre ellas la de Baupong con más de
500 alumnos y la magistral de Bang Nok
Khuek que, en estos sus dos primeros años
de vida, ha batido el a record » en los exámenes
gubernativos, habiendo alcanzado un ciento
por ciento de promociones.
Después de las escuelas, los cuidados más
solícitos del Gobierno son para la agricultura.
Hay, por ejemplo, una reciente disposición
que obliga a todas las familias a tener y cuidar
I' un huertecito y un gallinero, y esto se lleva
tan a punta de lanza que, al pasar junto a
los edificios públicos, se ven siempre los con
sabidos huertecitos divididos en sectores, con
el nombre de cada uno de los empleados o
funcionarios, quienes, a ejemplo del Jefe del
Gobierno, todos los días, terminadas las horas
de oficina, dedican un rato ai cultivo de su
parcela con evidente ventaja de la higiene y
economía individuales y hasta de la laborio
sidad del pueblo que de estos ejemplos recibe
• poderoso estímulo.
También en este género de actividades la
Misión Católica ocupa un puesto, de honor.
Centenares de hectáreas de floresta han sido
roturadas y puestas en cultivo por los misio
neros que, no sólo han gastado en estas tan
difíciles labores su‘ patrimonio familiar sino
que las han dirigido personalmente; nosotros
hemos viáto a alguno de estos beneméritos
veteranos con las señales muy visibles de acha
ques y enfermedades contraídos en largas
jomadas de brega, bajo el clima malsano de
los arrozales, dirigiendo, y hasta compar
tiendo las fatigas de los pobres braceros.
En una de las regiones más ricas de Thailand hay un canal que lleva su linfa fecun
dante a muchos kilómetros de terreno y el
bienestar a centenares de familias, y es cono
cido con el nombre de Farang, que significa
• el europeo » recordando al misionero fran
cés que lo proyectó y construyó.
Esta intensa propaganda agrícola del Go
bierno hace afluir continuamente a nuestra
Colonia autoridades y labradores en demanda
de plantas, semillas, huevos, gallinas, y las
peticiones son tantas que no podemos dar
abasto.
En 1937, nuestra Misión de Bang Nok
khuek celebró con éxito muy lisonjem la pri
mera Exposición agrícola y ahora está prepa
rando la segunda para el próxin\o mes de
febrero.
De este modo la Iglesia Católica, con sus
escuelas y su agricultura, prodiga también en
esta tierra sus benéficas y tradicionales acti
vidades y los Hijos de Don Bosco nos reputa
mos dichosos de poder poner nuestras humildes
iniciativas al servicio de una causa tan noble.
Que San Juan Bosco nos ayude a trabajar
cada vez más y mejor para el bien de este
pueblo.
Bang Kok, diciembre de 1939.
J uan C asetta Pbro.
Misionero Balesiano.
JAPON
¿Vió San Juan Bosco a sus hijos del
Japón?
Es esta una pregunta, amadísimo Don Ricaldone, que a todos nos interesa y que ha
despertado el espíritu investigador de nues
tros estudiantes teólogos hasta el punto de
llevarles a hacer un curioso descubrimiento,
por ellos explicado en una magnífica tesis
latina en la que, con gran copia de datos, se
citan pruebas y refutan objeciones. A Vd., a
los Superiores, y especialmente a nuestro que
rido Don Ceria, biógrafo de Don Bosco,
corresponde determinar el grado de credibi
lidad de esta sugestiva hipótesis.
Don Bosco, en su sueño profético de julio
de 1885, acompañado de un ángel resplande
ciente, vió el prodigioso desarrollo que ten
drían, con el tiempo, las Misiones Salesíanas. * Vió — y citamos sus propias palabras —
a todos sus hijos llamados a combatir las ba
tallas del Señor hasta en los últimos confines
de la tierra.
A los misioneros- del Japón nos había pare
cido siempre extraño e inexplicable que nues
tro Padre no hubiese visto también a los
salesianos que trabajan en este Imperio del
Sol Naciente. En ninguno de sus sueños, en
efecto, habla del Japón, pero en este a que
10:
nos referimos — contrariamente a lo que haya
dicho y pensado Don Lemoync — parece
que si, que en realidad se Ocupó de nosotros,
y esto, como muy bien se puede suponer, nos
llena de consuelo.
En aquella célebre visión, el Santo, guiado
siempre por el ángel, viajó desde las costas
del Africa hasta la parte más oriental del Asia:
vió a Ceilán, a Hong Kong, después... — y
este es el punto interesante — a Macao, mas,
como observa fiel y prudentemente su primer
biógrafo el va citado Don Lemoyne, « Don
Bosco, en vez de Macao, decía siempre Meaco,
porque algunos nombres no los recordaba
bien». Nosotros pensamos, por el contrario,
y no sin fundamento, que el Padre no se
equivocaba al decir Meaco y que con este
nombre quiso significar el Japón, y precisa
mente la capital.
Si él sabía precisar muy bien que había
visto Hong Kong, ciudad entonces poco cono
cida ¿ cómo admitir que se equivocara al pro
nunciar Macao, tan célebre en la historia de
las Misiones desde que, en 1557, los Portu
gueses habíanla convertido en centro de irra
diación para todo el Oriente ? Séria^hacer poco
favor a los conocimientos históricos y geográ
ficos de Don Bosco y a su fácil y feracísima
memoria pensar que equivocó, no una sino
muchas veCes, la pronunciación de Macao.
Pero hay más; esa Meaco en la que él in
sistía era, según el sueño, una ciudad que
tenía delante un mar inmenso y detrás una gran
montaña, accidentes geográficos ambos que
convienen admirablemente a la capital japo
nesa. Meaco (en japonés Myaco) significa
ciudad en la que reside el emperador; y és cu
rioso que en las cartas de San Francisco Javier
vese mencionada Meaco tal como la pronun
ciaba Don Bosco. ¿No podría ser Tokio la ciu
dad imperial, que tiene delante el mar más
grande del mundo y detrás el Fugiyama, la
montaña más célebre del extremo Oriente? Se
dirá que desde esta montaña no se ve la China,
como la vió Don Bosco, pero conviene tener
presente que él narra un sueño profético y que
pudo muy bien verla, hipótesis para nosotros
no sólo racionalmente fundada sino llena de
consuelos y de promesas. Parece, en efecto,
como si hubiese querido decimos a sus hijos
que, con el tiemfx), se nos abrirían las puer
tas de Manchuria y de Corea que, de hecho
y desde hace, años, esperan con los brazos
abiertos a los Salesianos.
Permita, amado Padre, que nosotros pense
mos así y ayúdenos a ser tal como Don Bosco
nos vió y nos desea.
Ruegue por su affmo.
Mons. V icente C imatti
Misionero Sahsiano.
A rg e n tin a (R io G a lle g o s ). - N iñ o s d e n u e s tro C o le g io q u e h ic ie r o n , e l 8 d e o ctu b re , s u P r im e r a C o m u n ió n .
io6
Crónica de Gracias
á tríh iiid o s B la in le rc e s ió n d e M e r ia A u x i
lia d o ra , de S a n J u a n B orco
v
de n u e slro s
S ie rv o s d e Z )/o s.
María A uxiliadora y San Juan Bosco me
libran varias veces de la muerte.
Son tantos y tan grandes los favores que
me han concedido nuestra Bendita Madre
María Auxiliadora y nuestro Santo Fundador
San Juan Bosco, que sin su auxilio y protec
ción no hubiese sido posible haber salido con
vida durante los treinta y tres meses que es
tuve preso en poder de los rojos.' Fn los asal
tos a las cárceles y en los momentos de más
peligro me encomendaba a mis valiosos pro
tectores y su auxilio nunca me faltó.
El día 14 de octubre del 1936, estando preso
en la cárcel de Po^oblanco. a las cinco de la
tarde, una columna de milicianos rojos hui
dos del frente asaltó la cárcel, v después de
sacarnos a! patio y amontonarnos a todos los
allí reunidos, trescientos diez y nueve, nos
pusieron junto ^a la pared para fusilarnos;
cuando ya aquellos facinerosos tenían monta
dos los fusiles y en posición de hacer la pri
mera descarga, uno de ellos tuvo esta feliz
idea: puesto que son muchos los facistas, lo
mejor será amarrarlos de dos en dos, llevarlos
al cementerio y allí matarlos, y así nos evita
mos el tener que trasladar sus cadáveres.
Esta ideales pareció bien a los demásvdeciden
hacerlo así. Comienzan a poner en práctica
su determinación; nos atan de dos en dos con
tuertes cordeles, mas en este preciso momento
llegan los jefes de la columna y despué'. de
mucho discutir consiguen alejar de allí a ti)da
aquella canalla. Reunidos los jefes, determi
nan trasladarnos a la. cárcel de Jaén. Se orga
niza la expedición, y a las doce de la noche
salimos en tren, custodiados por aquellos mis
mos que momentos antes querían fusilamos
y que en el trayecto asesinaron a nueve de
nuestros compañeros pensando hacer lo mis
mo con los demás. Después de veinticuatro
horas de continuo sufrir, de amenazas, de
insultos y burlas, acompañadas de horribles
blasfemias, llegamos a Jaén donde nos espe
raba una compañía de guardias de asalto que
nos arrebataron de las garras de aquellos fora
jidos que no habían desistido de sus inicuos
propósitos.. Yo me puse desde los primeros
momentos bajo la protección de nuestro Santo
Padre, San Juan Bosco, y le rogué con todo
el tervor de que fui capaz, me diese fortaleza
para ofrecer mi vida por Dios y por España,
si estos eran los designios de la Divina Pro
videncia.
En otra ocasión, al ser trasladados desde la
cárcel de Totana'(Murcia) a Valencia, en el
trayecto, a las diez de la noche, pasada va la
estación de Játiva, el tren que nos conducía
se detuvo estando parado por espacio de dos
horas. Nosotros creimos se trataba de alguna
avería, en la máquina, cuando de pronto .sen
timos el ruido ronco de motores de aviación,
y al momento vimos como un aparato entra
por la cabecera del tren a unos doscientos
metros de altura. Los guardias que nos con
ducían comienzan a disparar al avión y en
tonces el aparato da la vuelta, recorre cuatro
o cinco veces el tren de punta a punta y rá
fagas de ametralladora cruzatt lodos los va
gones; gritos, llantos y voces se oyen por
todas partes: en medio de aquella confusión
espantosa los heridos piden por favor se les
auxilie. En aquellos angustiosos momentos
me encomendé nuevamente a María .\uxiliadora y esta bondadosa Madre me sacó tam
bién ileso del peligro, a pesar de sentir muy
cerca el zumbido de las balas.
Por estos y otros muchos favores recibidos,
que me haría interminable si los tuviera que
narrar, ruego a cuantos leyeren estas líneas
unan sus oraciones a las mías para dar gracias
a la Santísima Virgen, María Auxiliadora y
a San Juan Boscó, que tan milagrosamente
me han sacado de tantos peligros.
SeviUüy enero de 1940.
.\ ntonio S ánchez S. S.
M aría Auxiliadora m e hace salir bien de
una operación efectuada con gran riesgo
de muerte.
Después de haber sufrido tremendos dolo
res en el oído izquierdo, tuve que ser operado
de trepanación del mastoides.
La operación tenía que ser efectuada con
gran riesgo de muerte, no solamente por la
índole de ella, sino por mi decaimiento a
causa del tiempo que llevaba enfermo, y por
mi edad de 63 años y un excesí) de presión
arterial muy peligroso.
Me encomendé con todo fervor a la San
tísima Virgen pidiéndole me conservara la
vida; y escuchó mis fervientes súplicas, ya que
salí perfectamente de la grave operación, y
después de ella no tuve la más ligera destem
planza, ni sentí aquellos grandes dolores que
decían sufriría en las curas; a los nueve días
IO ‘
me enviaron de la Clínica a mi casa, y a los
dos meses estaba sin vendaje ocupándome de
mis negocios por la calle como si tal cosa no
hubiera ocurrido.
No solamente me hizo la Santísima Vii^en
este milagro sino que, además de concederme
la vida, teniendo la membrana del tímpano
perforada y efectuada la trepanación del mastoides, yo oigo perfectamente bien y mejor
que antes de operarme.
Doy muchísimas gracias a la Santísima V'irgen y le pido fervorosamente no me desam
pare y siga protegiéndome.
Sevilla, 10 de enero 1940.
Jui.iAV T erry L ópez.
Nuestra gratitud a M aría A uxiliadora.
H1 15 de julio de 1939, estando mí hijo
con un grupo de amigos, fué herido por uno
de ellos que se encontraba en estado de em
briaguez, habiendo recibido tres balazos que
lo pusieron en estado de suma gravedad. Los
médicos que lo atendían no aseguraban que
pasara el día, por la hemorragia que sufrió
y por habérsele quedado una bala que más
tarde tuvieron que extraer. Tanto mi hija
como yo nos pusimos a hacer un triduo a M a
ría Auxiliadora, confíando en ser oídas. N o se
hizo esperar su socorro, pronto fué recupe
rándose nuestro enfermo hasu quedar com
pletamente. curado.
Hoy cumplimos nuestra promesa de publi
car tan gran favor, mandando una limosna
para su templo.
Guadalajara (Méjico), febrero 7 de 1940.
L uisa D. Padilla .
Parálisis y ataques ep ilép ticos q u e des
aparecen a l m om ento.
Las que suscriben dan fe de la siguiente
curación portentosa, obtenida por favor de
María Auxiliadora.
U n nifto de 22 meses de edad, nieto y so
brino respectivamente de las Simantes, se
hallaba atacado de parálisis infantil y sufría
además frecuentes ataques epilépticos, de tal
manera que no podía dejar la cama para nada.
Al encontramos en las Escudas Satesianas de
Sevilla para entregar como interno a otro sohrinito nuestro, tm im os en buena hora la
feliz idea de encomendar con todo el fervor
del alma a nuestro enfermito a María .Auxilia
dora, suplicándole nos alcanzara la gracia de
verle libre de tan graves males y con salud
como todos deseábamos.
io8 •-
En efecto, la Stma. Virgen, la que es Au
xilio de los Cristianos, oyó al instante nuestros
ruegos y nos obtuvo la suspirada gracia, y
compluta; tanto es así, que desde aquel día
no se le repitieron jamás los ataques epilépti
cos, y a poco desapareció completamente la
parálisis, quedando del todo bueno.
Como ya han pasado diez años y condnila
bien, venimos a darle las más rendidas gra
cias a nuestra benditísima Madre María Auxi
liadora y a ofrecerle dos velas, suplicándolo
nos siga ayudando en todo sentido para que
siempre y mejor podamos servirla y procla
mar ia omnipotencia de su auxilio en favor
de los que en Ella confian.
Sevilla, octubre 1939.
R eiñera G ómez S antos,
y M aría S oler G ómez.
M aría A uxiliad ora salvó a m i herm ana
de una p eligro sa hem orragia.
Habiendo tenido mi hermana menor una
grave hemorragia que de haber continuado
unos minutos más le habría ocasionado se
gura muerte, mediante una pronta interven
ción del médico quedó conjurado el peligro.
Pero dos años más tarde presentáronse indi
cios seguros del mismo mal, y llena yo de
temor, recurrí inmediatamente, con grande
fervor y confianza, a la Virgen Santísima .Au
xiliadora, prometiendo publicar la gracia en
el Boletín Salesiano y ofrecer una limosna
para las Obras de San Juan Bosco. Como a
mi hermana esta vez no le ocurrió nada, gra
cias a la protección maternal de nuestra Reina
.Auxiliadora, hoy cumplo agradecidísima mi
promesa, dándole a la vez las gracias por mu
chos otros favores que nos concedió genero
samente.
Salto (Uruguay), enero de 1940.
M aría P arodi de G iordano.
M arta A u xiliad o ra salva a m i hijo.
Era como la una de la tarde. Estando al
morzando, llegó mi hijo y apenas había co
menzado yo a hacer lo mismo, cuando observé
con sorpresa que sale apresurado al patio con
la mano puesta en el cuello y tosiendo Lxi
seguí inmediatamente y viendo que se abo
gaba, lleno de angustia pero con serenidad,
introduje mis dedos una y dos veces en su
garganta sin poder encontrar lo que le causara
esa agonía. Y a exánime el muchacho y ante
su fin próximo, oyendo los gritos de la madre,
pedí a María .Auxiliadora lo salvara, e inme-
-
Texto
-
R E V IS T A D E
LAS O B R A S D E
DON B O S C Ó
KB UA C CIUS
t
3 O l ETí M
SAIESIANO
AAo L V • N úm ero
M AY O
5
194 0
W tJ.U i.V ; a i A . J e J U A .
K ts Ir ic c iO ñ ts g o b e tn e liy a s , g u e a fe e la n a r t v i s lo s v d ia r io s , n o s o b lig a a o r e d a c ir la s p á g in a s d t l B olelln
SUMARIO: E l p rim er c a te q u is U : la m ad re. - In e iia c id n d el S a o io P ad re a lo s nlAos d e lo d o e l m u n d o a en la b ia r
aoa san ta p o rfía d e oracionea a Rn d e ^Atener la paz. - CránUa tir la Casa .Madre: T u r in (It a lia ). E l Punmo.
Cardenal L a P u m a en la C a sa M a d re - F iesta d e S . Jo sé e InaucuraciO n d e n u e ra s tra b a jo s d e decorado d e la
Basílica - E l R e c to r M ayor d e la Socied ad Sa le sia n a nu ev am en te cond eco rad o p o r S u M aiostad e l R ey Em perador
de Ita lia . • K a lic im de Esttolla y de Hispanoam triea: B a rce lo n a . L a flesia de 8 . 1. So sco en la C asa d e S . Jo sé •
Baroal. L a obra d e M a ría A u x iliad ora • C oncep ción. B en d ició n d e la p rim era p ied ra de un nuevo C oloBlo ran am i. E c o d e lo s solem n es festejo s e n ho nor d e la B e a ta M aría M azxarello. - lia n Hosca allra.de lee mares: C hina.
Cómo nos p r o te fió la V irg en S a n tísim a e l d ía d e la A sun ción - T h a lla n d . N om bre nuevo vida nueva. • Japón .
jV Ió S a n Ju a n Boaco a su s h ijo s del Japón ? • Crónica de eraciai. . .Vrere/aglai
El primer catequista: la madre
H em os de volver a insistir sobre el apos
ta santidad tiene, aunque sólo fuera por
tolado catequístico de M a m á M argarita,
esto, m éritos sobrados para servir de m o
que asi es com o ha quedado rotulado en
delo a las m adres qu e se preocupan de la
b galería de la historia el sim pático retrato
cristiana form ación de sus hijos.
de la m adre de D on
T o d o s sabem os
Bosco. L a s altísim as
cuán im portante es la
palabras que el Papa
educación qu e se re
le dedicó, en el d is
cibe de la m adre, de
curso d e que hizo
esa criatura piviiegiamención nuestro Boda a la qu e D io s ha
kUn anterior, nos pu
confiado la misión de
sieron la m iel en los
plasm ar el alm a ticrbbios y nadie podrá
nísim a del n iño, y
afeamos que procure
dejar m arcadas en ella
mos entretenerla to
las prim eras huellas
do el tiem po posible
de m odo tan inde
y paladear su d u l
leble q u e ni los hom
zura.
bres ni el tiempo
Rajo la austera bas
pueden borrarlas. N o
quina piam ontesa de
hay en la naturaleza
esta aldeana ruda y
vín cíilo ninguno que
analfabeta qu e, sin
con m ayor fuerza y
haber estudiado, hizo
d e m anera m ás ín ti
gata d e una pedagom a y com unicativa
gb d ivina hallarán las
una a d os alm as co
M am a H a rg a r tia b a e le a d o c a í «clam o a
madres d e todos los
m o el qu e une ql alma
(D « una
de C a lx x iJ
tiempos insospechade k m adre con k
I dos tesoros d e sabi
d e su hijo. D e aquí
duría p ráctica. L a m ujer qu e fu é elegida
k en orm e responsabilidad qu e a ese no
como instrum ento de la gracia para p ro
bilísim o d eb er m aterno corresponde ante
ducir una tan estupenda obra m aestra de
D io s y ante k sociedad.
-
89
.Es para nosotros cosa fuera de duda que
el niño no podrá nunca recibir una edu
cación completa si no es profundamente
cristiana, y esto exige de la obra educativa
de la madre que sea exquisitamente catequís
tica, o sea, que, por encima de cualquier
otra preocupación terrena, procure dejar
bien grabadas en el tierno corazón de su
Iñjito las verdades fundamentales de nues
tra religión.
Y no tema la madre que para desempe
ñar dignamente este dulce y formidable
deber llegue a faltarle la ciencia necesaria.
Para esto no se requiere haber recibido la
borla de doctor en dogma ni en pedago
gía: esta competencia, en todo caso, de
berá exigírseies a los que amaestran en las
aulas a la juventud ya madura. La Provi
dencia ha enriquecido el corazón de las ma
dres, aun de las analfabetas, con un inefable
tesoro de energías espirituales que podría
mos sintetizar en una sola palabra: amor;
grande y sublime palabra que mejor que
ninguna otra define y encuadra la obra
catequística de la madre cristiana. Am or de
Dios, que, irradiando del alma de la madre,
con fuerza difusiva corre a iluminar y calen
tar el alma ya originariamente cristiana del
niño. Am or natural y amor sobrenatural,
que, uno y otro, empujan a la madre de
modo irresistible a querer el bien de sus
hijos y a quererlo informado y plasmado
por la gracia divina. La madre, cuanto me
jor sienta y viva la vida de la fe tanto más
rica de provechos y eficacia será su obra
catequística.
P or'esto filé tan fecunda y opulenta la
eficacia educativa de M am á ^largarita,
cuya alma estaba penetrada de una fe viva,
vibrante, comunicativa y de una profunda
sensibilidad cristiana. Pobre mujer alde
ana, ignoraba en absoluto las disciplinas
pedagógicas de su tiempo y las de todos
los tiempos; nada sabía de esos métodos
que nosotros llamamos intuitivos y que,
aun siendo tan antiguos como Jesucristo,
se preconizan ahora como una novedad
recomendable, y ello no obstante, practicó
estos métodos de un modo maravilloso y
ejemplar, guiada sólo de su sentido prác
tico que en ella, a pesar de su rudeza.
qo
mostrábase acaso más pujante que en mu
chos hombres letrados.
Cuando la noche serena se cuajaba de
estrellas, salía ella con sus.hijitos y, mos
trándoles aquella bóveda rutilante, les daba
una lección breve pero objetiva sobre la
existencia de un Ser Supremo dotado de
un poder infinito. — ; Sabéis, hijos míos,
quien ha colocado allá arriba tantas y
tan luminosas estrellas ? Dios. Ahora bien,
si este cielo cuajado de soles es tan her
moso ¿ qué será el paraíso donde Dios
mora rodeado de los ángeles y de los san
tos amigos suyos?
A l llegar la primavera, cuando se esmaltan
de flores los árboles de la colina y de verde
la superficie ondulada de los campos,
ella, con palabras sencillas y espontáneas
continuaba su lección: « Todas estas cosas
tan hermosas el Señor nos las da para
nuestro regalo
Si la tempestad rodaba sobre sus ca
bezas con todo el horrible aparato de
truenos y relámpagos, dejaba ella que los
niños corriesen a abrazarla llenos de infan
til terror y amorosamente les decía: «¡ Qué
grande es el poder de D ios, y qué insensa
tos los hombres que atraen su cólera con
el pecado!...».
Si el granizo se abatía implacable sobre
viñas y sembrados y , agravando los rigores
de aquellos calamitosos años de miseria,
destruía las menguadas esperanzas del
pobre labriego, la buena aldeanita salía
luego con sus hijos a examinar los daños
ocasionados y exclamaba con rostro triste,
pero iluminado de una santa resigna
ción: « El Señor es dueño de todo. El nos
lo había dado y E l nos lo quita. Hágase
su voluntad. Si ha permitido esto es para
nuestro bien. N o olvidéis, sin embargo,
que podría ser un castigo a causa de la
maldad de los hombres. D e Dios no se
burla nadie ».• Frente al espectáculo opuesto
de las sementeras cargadas de fruto, la fe
vibraba en sus labios con el mismo tono
de exaltación: « ¿V eis, que bueno es Dios
con nosotros? Démosle gracias y procu
remos vivir siempre en su santa amistad
a fin de que no nos deje faltar el pan de
cada d ía ».
Llegado el invierno, cuando toda la fa
milia apiñábase en tom o suyo al amor del
fuego de la chimenea, y fuera restalla
ban el viento y la nevisca, solía hacer ella
alguna de estas reflexiones: « j Cuántas gra
cias hemos de dar a Dios que nos provee
de lo necesario para no sufrir los rigores
de la intemperie! ¡Q u é buen Padre es
Dios! — Padre-nuestro que estás en los
cielos... » y empezaba a rezar.
L a imaginación de los niños es como
una pantalla en la que se iluminan fuerte
mente las primeras impresiones recibidas,
y este hecho psicológico aprovechábalo
Margarita para asociar a la imagen de los
fenómenos del mundo externo rápidas y
afortunadas enseñanzas de orden religioso
y moral, y con la misma fuerza con que
en la blanda cera de aquellas almitas ino
centes se grababan aquellas imágenes, gra
bábanse también las dulces lecciones ma
ternas.L o que principalmente trataba ella de
inculcarles y dejar bien esculpido en sus
corazones era el pensamiento de la pre
sencia de Dios. Si les permitía salir a jugar
con los compañeros en las prados vecinos,
decíales siempre al despedirlos: « Acordaos
de que Dios os v e ». Si alguna vez les
veía pensativos y sospechaba que pudieran
recatar en su pecho algún indicio de ma
levolencia o de rencor, decíales al oído
«Cuidado ¡eh!, que D ios lo ve todo, hasta
vuestros pensamientos más o cu lto s».
L a mentira es uno de los defectos más
corrientes en los niños, y ella no transigía:
notando que alguno de sus hijos trataba
de ocultarle algo, antes que respondiera a
las preguntas inquisitivas que le dirigía, v
a fin de prevenir la mentira, gritábale:
«M ira que D ios lo ve y lo sabe todo y
es inútil que quieras disimular la ver
dad *. D e este modo, y sin ella saberlo,
ponía en sus labios las mismas palabras
con que Dios aleccionaba a Abrahán;
«Camina en mi presencia y sé per
fecto ».
Ser perfecto no sólo es un mandato
de D ios sino que es el gran secreto del
éxito para todo el que se dedica al aposto
lado de las almas. M am á Margarita pro
curaba serlo y sus enseñanzas bellas v
divinas, espontáneas y eficaces, antes que
fluyeran de sus labios habían ya fluido
de sus ejemplos.
La enseñanza integral del catecismo no
puede limitarse — ya lo dijimos en otro
artículo — a iluminar sólo la inteligencia
como hacen las demás ciencias. Es este
un punto básico que conviene no perder
nunca de vista; la verdad religiosa aspira,
sobre todo, a ganar y encender los corazo
nes y poner en tensión las voluntades; de
aquí que le sea más necesaria al catequista
la santidad de vida que la ciencia. L a buena
Margarita hallábase de esto bien penetrada
y . lejos de presentar las verdades de la
religión condensadas en áridas fórmulas
que a veces se almacenan inútilmente
en ia memoria, las presentaba como regla
de vida, l.os testimonios de San Juan
Bosco diseminados en sus Meuwrias Bio
gráficas son, a este respecto, en extremo
numerosos y significativos. El refiere que.
una tarde, la pequeña familia habíase re
cogido a rezar las acostumbradas oraciones.
Juanito y José eran todavía niños pero
Antonio, su hermanastro, era ya el robusto
mocetón que con su carácter displicente y
provocativo turbaba con harta frecuencia
la serena paz de aquel hogar. Rezaban el
Padrenuestro, cuando he aquí que al llegar
a las palabras « Perdona nuestras deudas
así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores» Margarita, interrumpiendo la
oración y volviéndose a Antonio que sonñoliento musitaba con los demás aquellas
palabras, entabló el siguiente diálogo:
— Antonio, tú no debes pronunciar
estas palabras.
— ¿ Por qué, madre ? — rezo el Padre
nuestro.
— Ya lo sé pero repito que tú no debes
pronunciarlas.
— Pues no lo entiendo. ¿ Q ué queréis
decir con esto ?
— Piénsalo y verás que más te conviene
callar.
El díscolo zagalón, que en el fondo era
bueno como todos los de aquella casa,
apartó los ojos de su madre, agachó la ca
beza y recordando, en efecto, que su co
razón no estaba limpio de rencores, y que
haciendo aquella petición se condenaba a
sí mismo, hubo de replicar humillado:
« Pkladre, tenéis razón, perdonadme ».
L os hijos de Margarita vivían lejos de la
iglesia parroquial y no podían frecuentar
la catcquesis como los demás niños, ni
prepararse convenientemente a su primera
confesión; pero allí estaba ella, la buena
madre, pronta en todo momento a suplir
de cansancio, después de una jornada terri
ble y agotadora. Pues bien, antes de que
se entregara al descanso oía a lo mejor que
su madre llamaba a la puerta de su habi
tación y le decía: «Juan, ¿ has rezado las
oraciones ?». El Santo, que ya las había
rezado y habría renunciado, a cualquier
cosa antes que a aquel dulce y sagrado
deber, para dar gusto a la buena an
ciana, le decía: «En seguida las rezaré.
V ig o . • L a lá p i d a d e lo s E x a lu m n o s c a ld o s p o r D io s y p o r E s p a ñ a
al sacerdote y cuando juzgó que estaban
ya en condiciones de recibir aquel sacra
mento, vistiólos de limpio, llevólos a la
iglesia y, arrodillándose primero ella a
los pies del confesor, presentólós luego al
párroco para que les confesara y les ayudó
a dar gracias. Asi siguió haciéndolo du
rante mucho tiempo hasta que pudieron
arreglarse solos.
Cuando ya vivía en 'l'urín con Don
Hosco, ocurríale a éste muchas veces, en
los primeros y fatigosos días de su na
ciente obra, regresar al Oratorio cuando
va estaba m uv entrada la noche, muerto
92
madre»; y ella añadía: «Porque, mira, tú
sabrás muchos latines pero tu madre sabe
que es necesario reza r».
¡Pluguiera a Dios que todas las madres
cristianas imitaran, en el santuario de la
familia, el celo catequístico de esta humilde
aldeana! Si no tienen la dicha que ella
tuvo de dar a Dios y a la Iglesia grandes
Santos como D on Bosco,-tendrán el mérito de haber contribuido con el más noble
y eficaz de los apostolados a curar a nues
tra sociedad del cáncer terrible de la igno
rancia religiosa que la pone en trance de
muerte.
L A F IE S T A D E L A B A S IL IC A Y E L E M M O . C A R D E N A L L A P U M A
Invitación del Santo Padre
a los niños de todo el mundo a entablar una santa porfía
de oraciones con el fin de obtener la paz
Caria del Papa a su Secretario de Estado
el Emmo. Cardenal Maglione
KI ano pasado, cuando densas nubes
ofuscaban el horizonte y el ruido de las
armas nos hacía pensar en la inminencia
de una guerra, pensamiento que a todos
sobrecogía de espanto, N os, que con amor
paterno compartimos los dolores y angustias
de los liijos, te dirigíamos una carta (la
Quampridem del 20 de abril de 1939) en
la que, por tu conducto, exhortábamos a
todo el pueblo cristiano a elevar, durante
el mes de mayo entonces inminente, ora
ciones y férvidos votos a la gran Madre
dé Dios para obtener de Ella que interce
diera benigna hacia su
D ivino Hijo por los
desgraciados mortales
que tanto le ofenden
con sus pecados y
que, ordenados según
justicia los intereses
en conflicto y apaci
guados los ánimos,
volviera a reinar de
un modo estable la
tranquilidad en me
dio de los pueblos.
H oy, en que, pre
cipitada la situación,
ha estallado la terri
ble guerra y que a
estas horas ha cau
sado ya tantos daños y
dolores, no podemos
m enos de suplicar
nuevamente a nues
tros hijos esparcidos
por todo el mundo que
corran a CvStrecharse
94
en torno del altar de la Virgen Madre de
D ios, todos los días del mes a Ella con
sagrado, para elevarle fer\'orosas preces.
Y a nadie ignora que Nos, desde que
empezó a dibujarse esta tremenda desgra
cia, hicimos cuanto era posible y apelamos
a todos los medios de que humanamente
podíamos disponer (discursos, documentos
públicos, entrevistas, negociaciones) para
que no se alterase aquella paz y buena
armonía que sólo puede -apoyarse ^ la
justicia y buscar su perfeccionamiento en
una nuitua y fraterna caridad.
T ú , amado Hijo,
que tan de cerca Nos
asistes en el gobierno
de la Iglesia univer
sal y mantienes con
nuestra persona rela
ciones tan estrechas,
sabes m uy bien que
nuestra aflicción por
los trabajos y dolores
de estos pueblos en
guerra es verdadera
mente amarga y pro
funda, y que pueden
aplicarse a Nos aque
llas palabras del .\póstol San Pablo:
«¿Quién se pone en
fermo que no enfer
me yo también ?».
y esta amargura de
nuestro ánimo vienen
a colmarla, no sólo ¡as
espantosas desgracias
r
m
que torturan a los pueblos beligerantes sino
también los peligros cada día más amena
zadores que se ciernen sobre las demás na
ciones. Pero, si es cierto,repetimos, que fueron
agotados por nuestra parte todos los recursos
que el poder y la ciencia humana podían
ofrecemos a fin de conjurar este horrible des
encadenamiento de males, no es menos cierto
que nuestra esperanza sigue puesta firmemente
en Aquel que es el único que lo puede todo,
que lleva el mundo en la palma de su mano,
que dirige los destinos de los pueblos y los
sentimientos y desigtfios de los que rigen las
naciones. Nos queremos, por consiguiente, que
todos unan sus oraciones a las nuestras a fin
de obtener de Dios que, a una potente señal
de su diestra misericordiosa, cese cuanto antes
este calamitoso flagelo.
Y ya que, según afirma San Bernardo,
Dios quiere que todo lo obteiigamos por me
dio de María, acudamos a Ella y ante sus
altares derramemos nuestras súplicas, lá
grimas y preocupaciones y pidamos alivio
y consuelo. Aquella que, según atestigua
la historia, fue para nuestros padres una
práctica fructífera y constante en los mo
mentos de prueba o de peligro, sea también
para nosotros, que dóciles seguimos sus
huellas, un perseverante ejercicio en la grave
calamidad que nos aflige.
La Bienaventurada Virgen es, en efecto,
tan poderosa cerca de Dios y de su U nigé} nito, que, como canta Alighieri, querer
obtener alguna gracia sin acudir a Ella es
lo mismo que querer volar sin alas.
Ella es, no sólo potentísima Madre de
Dios sino también, y esto nos llena de
suave dulzura, amorosísima Madre nuestra.
Debemos, por lo mismo, acudir gustosos a
su eficaz protección y confiar plenamente
en su materna bondad.
M as, lo que especialmente deseamos,
amado H ijo, es que, en este mes de mayo,
cándidas falanges de niños y niñas acu
dan de nuevo a llenar los templos de
la Virgen, y obtengan de su intercesión y
pacífica mediación que D ios dé a todos los
pueblos y a todas las gentes la suspirada
tranquilidad. Reúnanse todos los días en
tomo del altar de la celeste Madre y , do
blando sus rodillas v elevando al cielo sus
i
manos, ofrézcanle sus oraciones y sus flores
que son las flores del místico jardín de
la Iglesia.
N os ponemos una gran esperanza en las
oraciones de esos jovencitos cuyos « ángeles
ven perpetuamente el rostro del P ad re»,
cuyo aspecto respira inocencia, cuyas pupilas
parecen reflejar los resplandores del cielo.
Sabemos que el Redentor Divino ama a
los niños con un amor todo especial y que
su Madre Santísima tiene por ellos una
especial ternura. Sabemos que las oraciones
de estos inocentes penetran los cielos, des
arman a la divina justicia y alcanzan para
ellos y para los demás favores celestiales.
Unidos, pues, en santa porfía de oracio
nes, hagan ellos que veamos pronto con
vertida en realidad esta común aspiración
de la paz, y no olviden la promesa aquella
de Nuestro Señor: «Pedid y se os dará,
buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá o.
Haga la benignísima Bondad Divina,
movida a misericordia por tantas y tantas
voces unidas y suplicantes, y especialmente
por las inocentes de los niños, que, apla
cado el encono de los ánimos y unidos
éstos nuevamente por el amor fraterno, y
que, restaurado el orden de la tranquilidad^
y de la justicia, biillé cuanto antes el iris de
la paz y una era feliz para la humana so
ciedad.
T ú , por consiguiente, amado Hijo, pro
cura, en la forma que te. parezca más con
veniente, hacer que estos nuestros votos y
e.xhortaciones lleguen a conocimiento de
todos, y especialmente de los sagrados
Pastores que rigen las Diócesis de todo el
orbe católico siempre tan obsequiosos con
nuestros deseos y de cuyo celo tantas
pruebas hemos recibido.
Mientras tanto, en prenda de celestiales
favores y como testimonio de nuestra pa
terna benevolencia, damos de todo corazón
a T í, amado H ijo, y a todos los que asidua
mente responderán a nuestro llamamiento,
y particularmente a las falanges de los niños,
nuestra bendición apostólica.
Dado en Roma junto a San Pedro, el
15 de abril del año 1940, segundo de nuestro
Pontificado.
P IO P A P A X II.
95
.J
ahora pendiente de decoración sólo el presbi
terio con sus capillas y tribunas laterales. La
visión de esta gran nave terminada y su elegante
ITALIA - Turín. — El Emmo. Cardenal
crucero, tal como se nos ofreció la noche del
La Puma en la Casa Madre. - Fiesta
14 de abril, fué un puro regodeo de los sentidos
de San José e ínaugiiracíón de nuevos
y una profunda e imborrable emoción. En tan
trabajos de decorado de la Basílica.
solemnes momentos, nos dirigió la palabra — o
El domingo, 14 de abril, dedicplo la Casa dicho más salesianamente — nos dió las buenas
noches el Sr. Cardenal de Turín que había
Madre a festejar al glorioso San José, Patrono
especial de nuestros alumnos artesanos. Pero venido a cumplimentar al Cardenal La Puma.
El domingo, a las 7, nuestro venerado Rector
esta simpática solemnidad, que le liturgia pri
Mayor dijo la Misa de Comunidad, y a las
vilegiada de Semana Santa nos obligó a trasla
dar, hiibo de tener, este año', un marco deslum 9,30 el Emmo. Cardenal Protector celebró el
brador y señalar un nuevo y notable triunfo grandioso Pontifical asistido por tres Ilustres
Canónigos de la S. Iglesia Catedral Metropoli
en el progresivo embellecimiento del Santuariotana. La Schola cantorim de la Basílica ejecutó,
Basílica de María Auxiliadora.- Y en efecto,
toda la parte antigua que aún quedaba por con la maestría que en ella es proverbial ,1a
decorar, comprendiendo la capilla del .Santo Misa Solemnis a cuatro voces de Tosi y las
antífonas Ecce Sacerdos magnus y Justus ui
Pdtriarca en el brazo' izquierdo del crucero
más el trozo de nave emplazada entre las dos palma de Pagella.
Por la tarde, a las 16,30, una nueva e impo
cúpulas, fue solemnemente inaugurada este
nentísima concurrencia de fieles invadía la
domingo, habiéndose dignado venir de Roma,
iglesia para asistir al oficio de Vísperas y oír
ex profeso, para dar mayor realce a este acto,
el Emmo. Cardenal La Puma, Protector de el magnífico discurso de Don Santiago !ÑIeznuestra Sociedad, ai que, el día anterior, hizo zacasa, Doctor en Sagrada Escritura y Lenguas
Orientales y Catedrático de nuestro Instituto
el Oratorio un cariñosísimo recibimiento en el
Internacionai Don Bosco.- Hecha a continua
salón teatro.
ción
la tradicional Procesión de San José por
Aquel mismo día, por la noche, después de
los patios del Oratorio, favorecida este año
la iluminación y concierto de banda que los
alumnos artesanos organizan todos los años por un tiempo espléndido, el Emrno. Cardenal
• con primor exquisito, eg su hermoso patio de La Puma coronó la fiesta dando a todos la
Bendición Eucarística.
recreo, agolpóse la Comunidad en la Basílica,
Por la noche, los alumnos ofrecieron a Su
soberbiamente iluminada, para, una vez rezadas
las oraciones de la noche, admirar el nuevo de Eminencia una preciosa Velada que el ilustre
corado que, como hemos dicho, viene a comple Purpurado agradeció con vivísimas demostra
tar toda la parte antigua del templo, quedando ciones de complacencia.
Crónica de ¡a Casa M adre
El R ecfor Mayor de la Sociedad Salesiana nuevamente
condecorado por Su M ajestad el Rey Emperador de Italia
Hace apenas dos años que Su Majestad el Rey Emperador de Italia concedía al Rvmo.
S r. Don Pedro Ricaldone la Estrella de Oro al Mérito Rural,.y ahora, nuevamente, con
decreto de z i de abril p. p., base dignado condecorarle con otra no menos preciada dis
tinción, Icr
ESTRELLA DE ORO DE LA ESCUELA
Este renovado honor viene a galardonar, además de los méritos personales del IV Su
cesor de D . Bosco, y especialmente su admirable organización de las Escuelas Profesionales
y Agrícolas, las múltiples actividades escolásticas y educativas desarrolladas, en más de
medio siglo de labor, por los innúmeros Institutos Salesianos de Italia.
Boletín Salesiano se congratula de este nuevo y altísimo reconocimiento de las bene
merencias de San Juan Bosco en el campo de la educación, y p i^ a Dios conceda largos
años de vider a nuestro venerado Rector Mayor y a S u Majetad el Rey Emperador de Italia.
96
i
NOTICIAS
DE
ESPAÑA
Y DE H I S P A N O A M E R I C A ~
ESPAÑA - Barcelona. — La fiesta de San
Juan Bosco en la Casa de San José.
Hay una prueba evidente que nos da a co
nocer sin equívocos si una obra es grata a
Dios, Y es verla digna de padecer por Cristo;
cuando se ve perseguida, obstaculizada, y
esto no una sino repetidas veces, podemos
creer firmemente que la tal obra es de Dios,
ya que el demonio no descansa, sabiendo los
bienes que de ella emanan o han de emanar,
hasta ver de conseguir su supresión.
Así la Casa de San José que, no obstante
haber sido tan dura y repetidamente probada
en la Semana trágica de 1909 y en esta última
L
revolución, no sólo no ha muerto sino que ha
alcanzado ya sus cincuenta años de vida, ben
decida siempre por S. Juan Rosco y tutelada
por su fundadora la Sierva de Dios Doña
.
Dorotea Chopitea de Serra.
El día en que los soldaditos de F ranco —
el genial. Caudillo — liberaron Barcelona, el
sacerdote salcsiano Don Francisco Serrats, que
había permanecido en ella sufriendo pK-rsecuciones y pasado por checas y cárceles, tomó
en seguida posesión del edificio que, reparado
en parte para convertirlo en un grupo escolar,
había sido más tarde transformado en pri
sión de soldados-recuperados.
Al ver el estado de aquel hermoso teatro
en cuyas galerías tenían cabida un millar de
niños y de! que no quedaban más que unas
~
p a r a p ro m o v e r e l b ie n .
paredes resquebrajadas y agrietadas; al visi
tar lo que habían sido hermosísimas y moder
nas aulas que admitían el parangón con las
rnejores de la ciudad condal, convertidas en
dormitorio — pocilga es el nombre que Ies
cuadraría — así como lo que había sido resi
dencia de la Comunidad, convertida toda
en una gran nave sin techo, ya que la uralita
que la cubría era toda ella una criba; ante
aquel solar donde alzábase airosa y esbelta la
iglesia de San José, hubimos de exclamar con
Job: Dios tíos lo dio, Dios nos lo quitó, hágase
siempre su santa voluntad.
\ resignados con la voluntad divina pusimos
manos a la obra, ayudados por beneméritos
Cooperadores y por los Antiguos Alumnos,
que en todo momento se han portado como
tales, y empezó a celebrarse la santa Misa,
primero en el patio — no había otro lugar
y después en una nave que se adecentó, vién
dose concurridísimos todos los actos del culto
así como los de semana santa en que huÍK>
solemne Via Crucis por las calles, llevando un
hermoso Santo Cristo de tamaño natural y una
Dolorosa; y los del mes de mayo celebrado con
todo esplendor, en el que María Auxiliadora
volvió, después de nueve años, volvió a visitar
las calles de aquella barriada que tanto la ama,
siendo ésta la primera procesión que salió por
las calles de Barcelona después de su libera
ción; y finalmente, los del Sgdo. Corazón y
de San Juan Bosco. En esta última fiesta ác
i'VX
Ü
*
'l'enninóse impartien
do la bendición con el
Santísimo y dándose a
besar la reliquia del
Santo.
,Merece destacarse la
^rvorosa actuación de
yios Antiguos Alumnos,
quienes actuaron de
clero durante todos los
actos de la novena, ma
ñana y tarde, así come
en el día de la fiesta.
Cuando, terminados
los actos tan solem
nem ente realizados.
C o n c e p c ió n (C h ile ). • L a c o lo c a c ió n d e la p r im e r a p ie d ra .
y- inauguró oficialmente la Capilla provisional,
artísticamente decorada, se bendijeron los tres
altares que se han instalado en ella y las
imágenes de San José, San Antonio y San
Luis Gonzaga Ique junto con las del Sagrado
Corazón, María Auxiliadora y San Juan Bosco
han de ocuparlos.
Pero esta fiesta, que en sus inicios coincidió
con el aniversario de la liberación, merece
párrafo aparte.
> lil día 26 de enero dió principio la solemní
sima novena dedicada a nuestro Santo, ocu
pando la Sagrada Cátedra el Rdo. P. Miguel
Garda Alonso, superior de los Redentoristas,
quien enfervorizó a la ingente muchedumbre
que todos los días acudía solícita y devota a
honrar al Santo.
El día 31, fiesta litúrgica y sexto día de la
novena, la concurrencia de fieles fué copiosí
sima, acercándose la mayoría a la Sgda Mesa.
Y el día 4 de febrero, en que se celebró la
fiesta trasladada de San Juan Basco, alcanza
ron todos los actos caracteres apoteósicos. A
las siete se celebró la primera misa en el viejo
altar y durante toda ella se distribuyó sin des
canso la Eucaristía. A las ocho, hubo misa de
comunión general que celebró el sacerdote
salesiano Don Ramón Cambó, bendiciendo
lücgo los altares y las nuevas imágenes.
A las diez hubo oficio solemne en el que
actuó de celebrante el Rdo. Sr. D. Joaquín
Muntaner cura párroco de la Preciosísima
Sangre de Xtro. Sr. Jesucristo, cantándolo
los .\ntiguos Alumnos..
A las siete de la tarde, solemne hora santa
predicada por el citado Don Ramón Cambó,
que con su elocuencia cautivó extraordinaria
mente al auditorio.
98
u
c o n c e p c ió n (011*
quedó sola la capilla, y el cronista se postró
ante el Sagrario para despedirse del Cautivo
amado y darle gracias por todo, vinieron a
su mente las divinas palabras; Buscad el reino
de Dios y su justicia y todo lo demás os será
dado por añadidura. ¡Cuán sabiamente han
obrado los superiores de esta casa — p>en£Ó
entonces — decidiendo antes que nada tra
bajar i>or Dios, hermosear la Capilla, hacer
que el Supremo Señor se encuentre lo más
honrado posible; porque una vez logrado esto,
las clases, la residencia de los PP., las obras
post-escolares, el edificio, todo todo será res
taurado, embellecido y engrandecido; la igle
sia de San José, ahora completamente arra
sada y de la que no quedan ni vestigios,
volverá a levantarse airosa v en su esbelta
torre voltearán alegres las campanas; el patio
se verá de nuevo poblado de» multitud de
niños jugando rumorosos bajo el cuidado pa
terno de los salesianos; los antiguos alumnos
volverán a tener su biblioteca, sus Círculos
de Estudios, etc.; y un gran teatro acogedor
en que campeará la leyenda:.
dulcí...
¡Oh Señor, Divino Prisionero del taberná
culo: si ha de ser para mayor honra y gloria
tuya, abrevia el plazo y que todo esto se vea
0
parroquial, con asistencia dcl R. P. Párroco Don
José Ochoa, la Presidenta del Círculo de la
Asociación de Mujeres de la Acción Católica y
un respetable número de socias, se constituyó
la Comisión directiva resultando elegido.!:
Director Espiritual: R. P. Don José Orhoii.
Presidenta la Srta Elvira Bejfa
Vice-Presidenta,la Sra Gfrónima /•'. de l'ascr
Secretaria la Sra yiaria Isabel O. de Ramos
Prosecretaria la Srta .María Knciso
Tesorera la Sra Inés del Curto de Pichel.
Eligiéronse después las encargadas de las ('«pillitas de María Auxiliadora y de los Paje
cillos.
El 27 de diciembre, previa Misa de Comu
nión rezada por el R. P. Inspector Don José
Reyneri, se llevó a efecto la reunión extra
ordinaria en la que se dió cuenta de las acti
vidades realizadas de mayo a diciembre, y !a
secretaria Sra de Ramos leyó una bien docu
mentada memoria. Objeto de esa reunión era
también la entrega de una segunda beca sa
cerdotal. El P. Inspector al recibirla tuvo pa
labras de sentida felicitación y hondo agrade
cimiento, dándose por terminado el acto.
Jll
de la m is m a .
en breve convertido en realidad. JDon Bosco,
alcanzádnoslo. Santos Mártires de esta casa,
sed sus valedores ante el trono de! SeñorI
ARGENTINA - Berna!. —
María Auxiliadora.
La obra de
.\unque nuestra Obra ha permanecido en
Silencio durante mucho tiempo, sin embargo
no ha estado inactiva, prueba de ello la asam
blea del 24 de Mayo. Reunidas en el salón
C o n c e p c ió n (C h ile ). - E l D ebflle.
99
fVr'Vi r -
CHILE - Concepción. — Un nuevo Colegio.
El 5 de noviembre áe llevó a cabo con toda
solemnidad la bendición de la primera piedra del
Co.legio que se piensa edificar en Concepción.
El antiguo edificio, a consecuencia del terre
moto del 24 enero del pasado año, en parte
quedó completamente destruido y en parte
fue sacudido por la violencia-del sismo, en tal
forma que ya no ofrece seguridad.
De aquí la necesidad de un nuevo edificio
para que los Salesianos puedan continuar, en
la principal metrópoli del sur, sus obras de
caridad.
La colonia Italiana, después de haber oído
la santa Misa en nuestra iglesia, para con
memorar dignamente la marcha sobre Roma,
la gran victoria de Vittorio Veneto y el genetííaco del Rey-Emperador de Italia, quiso
participar a la solemne ceremonia en corpo
ración» acompañada por su cónsul, Doctor
Argeo Angiolini.
Los Ex-alumnos de Don Rosco, a quienes
se unieron numerosísimos Cooperadores y Coo
peradoras, dieron más realce al solemne acto.
Apadrinaron la bendición de la primera
piedra el Sr. Cónsul de'Italia y señora; el
Sr. Doctor R. Enrique Molina, rector de la
Universidad de Concepción; el Sr. Julio Sáez
Morales, rector del Liceo de hombres; el
Sr. Salvador Gálvez, rector del Instituto co
mercial; el Sr. D. Arturo Mery, rector del
Seminario conciliar; el Sr. Abrahán Romero,
alcalde de la ciudad.
Se hallaron presentes además el Prof. de
la Universidad Dr. Leopoldi Muzzioli y se
ñora; el Dr. Agustín Castelli y señora, tam
bién profesor universitario; el Sr. Don Julio
Aedo, capitán de Marina y ex-alumno salesianó; el Sr. Coronel Don Julio Bórquez; el
ingeniero Don Ramón Del Castillo, director
de obras municipales; Don Carlos Soto, co
mandante del regimiento Chacabuco; Mons.
Rafael Piedra, canónigo de la Catedral; Don
Alfredo Dr. Lorena, ministro de la Corte y
muchísimas otras personalidades de la ciudad.
Cantado el Himno Salesiano de Pagella,
que acompañó la Banda del Regimiento « Cha
cabuco » y saludadas las Autoridades por un
alumno, el señor Inspector Salesiano, Don
Gaudencio Manachino, pronunció un bien
documentado discurso, en el que puso de
manifiesto, con cifras que causaron mucha im
presión en el público, la beneficencia que ha
cen los Colegios Salesianos en toda la Re
pública.
En seguida, el limo. Señor Vicario General
del Arzobispado hizo una magnífica improvi
sación ensalzando con gran elocuencia la obra
realizada en Concepción por los Hijos de Don
Rosco e invitando a todos los presentes a
cooperar generosamente con su óbolo a fin
de que el edificio que se piensa levantar sea
pronto una realidad.
Terminados los aplausos, que coronaron la
brillante alocución del limo. .Señor Vicario
General, la schola cantorum del Colegio eje
cutó «Super Flumina Babilonis», coro a 6
voces de Gounod; luego Mons. Juan Figari
bendijo la primera piedra, y con la Canción
Nacional de Chile se puso término a la so
lemne ceremonia.
PANAMA — Ecos de los solemnes festejos
eñ honor de la Beata María Mazzarello.
P a n a m á . • A li a r d e la c a te d r a l e n la s o le m n e M is a P o n í.
100
Panamá, la ciudad cosmopolita por exce
lencia, situada en las orillas del canal jque
lleva su nombre y que sirve de lazo de unión
entre los dos océanos, ha contemplado admi
rada el triunfo grandioso de la humilde violeta
Mornesina que hoy día esparce su perfume
por todos los ámbitos del mundo, después
de haber sido elevada a la gloria de los altares
por el Vicario de Cristo.
Los solemnes festejos que en honor de la
Beata María Mazzarello venían preparando
sus amantes Hijas en unión de alumnas
V exalumnas, comenzaron con un fervoroso
P a n a m á . - E l ílm o y E x m o Sr. A rz o b is p o lr a s !a d á n d o s e a la C á te d ra-
tri4uo, que se ^ celebró con toda pompa
en la parroquia de Cristo Rey, cedida gusto
samente por los Reverendos Padres Misio
neros Hijos del Sagrado Cora2Ón de María,
que se consideraron honrados, según sus pro
pias palabras, de contribuir de esta manera
a la exaltación de la nueva Beata. Durante
los tres días del triduo la iglesia se vió ase
diada por multitud de fieles de todas las cla
ses sociales, atraídos por la dulce figura de la
Beata, que en medio de un marco de estrellas
luminosas y circundada de blancas flores pa
recía bendecir a los circunstantes.
El primer día, en medio del mayor recogi
miento, celebróse la misa de Comunión Gene
ral oficiada por el Rvdo. Padre Mega, Cura
Párroco de la Merced, mientras las puras y
bien timbradas voces de las exalumnas del
colegio María Auxiliadora llenaban de armo
nías ef ambiente ya saturado de aromas y
fragrancias celestiales.
Por la noche, después del rezo del santo
Rosario y la lectura del triduo de la Beata, veri
ficado por el Rvdo. Padre Superior de los
Corazonistas, ocupó la Santa cátedra el Rvdo.
Padre Superior de los Salesianos, quien (»n voz
vibrante y clara comentó el magnífico elo
gio que de la Madre María Mazzarcllo hi
ciera su Santidad Pío XI 'al serle presentada
la reliquia de la misma.
Puso fin a este fervoroso día la Bendición
de su Divina Majestad.
El segundo día, el Rvdo. P. Jesús Serrano,
Superior de los Corazonistas, puso de re
lieve la sólida virtud de que María Mazzarello
dió pruebas desde su más tierna infancia; vir
tud nacida y acrisolada al calor del fuego que
ardía en su corazón hacia Jesús Eucaristía.
El 25, tercer día dcl Triduo, el Rvdo. Padre
Alfonso Oficialegui, Agustino Recoleto, pre
sentó a la joven Mazzarello como el más cum
plido modelo de acción católica.
Y todo esto no era sino el preludio de la
gran solemnidad dcl día 26 cuya alborada ios
fieles esperaban ansiosos para rendir el su
premo tributo a la Beata.
A las 9 de dicho día, en medio del alegre
repicar de las campanas, penetró en la igle
sia Catedral suntuosamente preparada des
de la víspera su Exa. Rvdrna. Monseñor Juan
José Maiztegui, Arzobispo de Panamá, para
celebrar la solemne Misa Pontifical cjue can
taron admirablemente las alumnas del Colegio
María Auxiliadora.
Ocupo la sagrada cátedra el Rvdo. Padre
Antonio Atucha, Superior tic los ReIigiosí>s
de la Compañía de Jesús, que se .superó a sí
mismo al cantar las glorias de María Mazza
rello, apoyado en aquel fragmento de la Sa
grada Escritura: De torrente in vía bibet, proptérea exaltábit cáput.
Clausuróse esta hermosa fiesta religiosa, que
dejará imperecedero recuerdo en todos los
corazones panameños, con la bendición de un
cuadro de la Beata, de grandes dimensiones,
pintado por una Hija de María Auxiliadora.
lO I
Don Bosco
allende
los mares
Lo que cuentan
nuestros misioneros
C h in a . • N iñ o s d e la M is ió n d e S h iit C h o w
CHINA
C óm o nos protegió la Virgen Santísi
m a el día de la Asunción.
Un triduo fervoroso había- precedido la
fiesta. Los misioneros habíamos tenido el
consuelo de ver nuestra pequeña capilla com
pletamente abarrotada de público y de que
numerosos fieles se acercaran a recibir la Sa
grada Comunión. Poco después del mediodía,
el rápido y nervioso tabaleo de los gongs insta
lados en las atalayas de la ciudad interrumpió
el juego de nuestros niños, mientras el alto
parlante gritaba sin cesar: «Aeroplanos ene
migos en dirección norte, aeroplanos enemi
gos en dirección norte ». Y comenzó el éxodo
de los habitantes. Las madres salían como
locas llamando a sus hijos, y todos, o casi
todos, corrieron a refugiarse en los bosques de
bambúes y en las grutas de la colina próxima.
Mas, como estas alarmas no habían ^^Jelto a
oirsc desde hacía tres meses, la huida a los
refugios no se hizo con toda la precipitación
que el caso exigía, porque la incursión, esta
vez, fué fulmínea, lün menos de un abrir y
cerrar de ojos, aparecieron en el cielo surcado
de nubes argénteas los nueve monstruos aé
reos y, ya a plomo sobre nuestras cabezas,
desde una altura de tres o cuatro mil metros,
dejaron caer simultáneamente su carga mor
IC2
tífera acompañada de escalófríantes silbidos.
Un momento no más, y las bombas hacían
retemblar la tierra y las casas, y cuatro colum
nas de un humo blancuzco, elevándose sobre
los verdes bambúes y sobre la orilla del río,
señalaban los blancos. En la casa de la misión,
algunos niños, que con el catequista habíanse
refugiado debajo de la escalera, se abrazaban
a él llorando aterrorizados y un buen número
de mujeres de rostros pálidos y desencajados
se apiñaban en el angosto pasillo estrechando
con angustia a sus hijos.
£1 misionero, que había subido al piso su
perior para abrir una ventana, salvóse por mi
lagro porque, en el momento mismo en que
iba a entrar en la habitación, hiciéronse añicos
todos los cristales de la casa y desplomóse
sobre el pavimento una buena parte del techo.
Inmóvil unos segundos y como helado de
espanto, descendió en seguida rápidamente
al piso bajo donde estaban los niños y empezó
a rezar con ellos el santo rosario, mientras
aún seguía el runruneo de los aeroplanos que
volaban sobre la presa como buitres ávidos de
carne muerta.
No tardaron en salir del próximo bosque
gritos y llantos degarradores, y nuestro pe
queño locutorio quedó en pocos momentos
atestado de heridos. Uno, que había asistido
ileso a tres incursiones aéreas, aparecía ahora
con todo el lado derecho del cuerpo destro
zado y sangrando por sus mil heridas; otro que
iba cubierto con un gran sombrero de paja
rasgado por la metralla, estaba herido en la
frente, salvando los ojos ¡x)r pocos milíme
tros. Vinieron también niños y niñas traídos
por sus padres, mas, por fortuna, ninguno
ofrecía gravedad.
Entre tanto, nuestros catequistas explora
ban la orilla del río donde yacían numerosos
cuerpos necesitados de socorro. Organizóse su
traslado, lo más rápidamente posible, al hos
pital de la Cruz Roja y aunque siete murieron
en el camino, los demás, que no bajarían de
cincuenta, pudieron ser curados a tiempo, y
entre ellos un pobre niño, único superviviente
de una familia de barqueros compuesta de
ocho individuos. No fueron los únicos por
que la mayor parte de las víctimas de este
bombardeo eran precisamente barqueros.
Más abajo, en el valle de I^iukonghoti, con
táronse más de cuarenta de estos infelices
cuyos cadáveres, envueltos en fango y as
tillas de sus barcas, habían sido •arrastrados
por las aguas del río.
Aquella tarde nefasta, los catequistas del
distrito terminaban precisamente los ejerci
cios espirituales anuales y ya se puede suponer
■ con qué fervor renovarían sus propósitos. El
momento final de la bendición eucarística no
pudo ser para ellos ni más solemne ni más
emocionante, pues, sin que nadie les llamara,
habían acudido todos los cristianos de la ciu
dad, impresionadísimos por el terrible drama,
corriendo a los pies de María Auxiliadora, en
un impulso irresistible de gratitud.
Haga esta buena Madre que no vuelvan a
repetirse estas indeseables visitas y reine pron
to la paz entre los hombres.
Shiu Chofc, setiembre de 1939.
R oberto V i-tciis
Misionero Salesiano.
THAILAND
N om b re nuevo, vida nueva.
Amadísimo Padre:
En mis últimas relaciones, refiriéndome al
cambio de nombre de Siam por el nuevo de
Thailand, decía que este cambio obedece, más
que a una razón histórica ©.etimológica a un
programa de gobierno que se propone nada
menos que reformar toda la vida nacional y
plasmar el alma popular en otros nuevos y más
progresivos moldes. He aquí la motivación de
nuestro título: Nombre nuevo, vida nueva.
En efecto, cuando uno piensa en lo que aquí
encontraron, en 1927, los primeros misioneros
salesianos y lo compara con lo que ahora nos
otros presenciamos queda asombrado del c.!mino hecho.
El programa reformista comenzó, con muy
buen acierto, por la escuela que, sin agravar
demasiado el presupuesto de la nación, ha
\ústo multiplicados los locales y los maestros,
e infiltrado en éstos y en los alumnos un nuevo
espíritu. Ya se puede ahora pasjtr por cual
quier aldehucla, así sea la más perdida entre
las selvas de cocotems, que siempre se halla
rán grupos de muchachos alegres llevando,su
uniforme y agrupados alrededor de la escuela.
Por las calles de las ciudades la sorpres;» es
aún más agradable: por doquiera, escolares
en traje premilitar, con su carácter típicamente
abierto, con sus modos educado,s y mirar altivo,
que dan la sensación de un pueblo dueño de sus
destinos que resueltamente sigue su camino.
La tierra siamesa es carne de la raza Thai;
El agua de nuestros ríos es sangre del pueblo Thai:
La independencia es el ara que nosotros x'enerqmos.
Todos en bloque estamos dispuestos a defenderla.
Estas palabras, que los jóvenes cantan diaria
mente al saludar la bandera antes de comen
zar sus tareas escolares, os darán el sentido
del espíritu en que son educados.
Para atender a la escuela, el Gobierno no
repara en gastos ni sacrificios, inspirándose
en los mejores modelos de Europa., El Director
General de las instituciones premilitares llegó,
uno de estos días, de Roma donde ha estu
diado todo lo que concierne a las organiza
ciones iuveniles fascistas.
Y estos anhelos del Gobierno no se dirigen
sólo a la instrucción sino que tienden sobre
todo a la formación integral del ciudadano.
Citaremos algunas disposiciones: a los jóvenes
se les prohíbe fumar y entrar én estableci
mientos donde se juega o se expenden licores;
no se permiten las escuelas mixtas; los jóvenes
deben llevar siempre cortado el cabello que no
puede crecer más de cuatro centímetros; a las
muchacha.s se les prohíben los peinados artifi
ciales así como los trucos y colorines del rostro.
Y no se transige; las cosas aquí se hacen
en serio. Hasta que un escolar no obedezca
pmntamente al maestro para ser expulsado
in fraganti. El hecho de que cada escolar lleve
en la chaqueta el distintivo de su escuela y
el número de su matrícula facilita a los inspec
tores la identificación inmediata de los transgresores.
A esta primaria y trascendental obra de
103
L
': *■
II
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.-,Á
Ja p ó n . - M is io n e ro s S a le s ia n o s re u n id o s en T o k io .
T h a ila n d . - N u e stra E s c u e la A g ríc o la d e T h a n n a n g .
reconstrucción nacional han aportado elemen
tos de indiscutible eficacia las misiones cató
licas. Los Hermanos de San Gabriel, las Her
manas de San Pablo de Chartres, las Ursuli
nas tienen escuelas y colegios que, por el nú
mero de alumnos y la seriedad de métodos,
gozan de merecida fama en la estimación pú
blica. Basta citar el resultado de los exámenes
verificados el pasado marzo ante la Comisión
gubernativa. Mientras los preuniversitarios
- de las escuelas privadas tuvieron un 54 por
ciento de promociones los de las misiones ca
tólicas alcanzaron el 96. Los Salesianos, que
somos los religiosos últimamente llegados a
estas tierras, tenemos también nuestras escue
las, y entre ellas la de Baupong con más de
500 alumnos y la magistral de Bang Nok
Khuek que, en estos sus dos primeros años
de vida, ha batido el a record » en los exámenes
gubernativos, habiendo alcanzado un ciento
por ciento de promociones.
Después de las escuelas, los cuidados más
solícitos del Gobierno son para la agricultura.
Hay, por ejemplo, una reciente disposición
que obliga a todas las familias a tener y cuidar
I' un huertecito y un gallinero, y esto se lleva
tan a punta de lanza que, al pasar junto a
los edificios públicos, se ven siempre los con
sabidos huertecitos divididos en sectores, con
el nombre de cada uno de los empleados o
funcionarios, quienes, a ejemplo del Jefe del
Gobierno, todos los días, terminadas las horas
de oficina, dedican un rato ai cultivo de su
parcela con evidente ventaja de la higiene y
economía individuales y hasta de la laborio
sidad del pueblo que de estos ejemplos recibe
• poderoso estímulo.
También en este género de actividades la
Misión Católica ocupa un puesto, de honor.
Centenares de hectáreas de floresta han sido
roturadas y puestas en cultivo por los misio
neros que, no sólo han gastado en estas tan
difíciles labores su‘ patrimonio familiar sino
que las han dirigido personalmente; nosotros
hemos viáto a alguno de estos beneméritos
veteranos con las señales muy visibles de acha
ques y enfermedades contraídos en largas
jomadas de brega, bajo el clima malsano de
los arrozales, dirigiendo, y hasta compar
tiendo las fatigas de los pobres braceros.
En una de las regiones más ricas de Thailand hay un canal que lleva su linfa fecun
dante a muchos kilómetros de terreno y el
bienestar a centenares de familias, y es cono
cido con el nombre de Farang, que significa
• el europeo » recordando al misionero fran
cés que lo proyectó y construyó.
Esta intensa propaganda agrícola del Go
bierno hace afluir continuamente a nuestra
Colonia autoridades y labradores en demanda
de plantas, semillas, huevos, gallinas, y las
peticiones son tantas que no podemos dar
abasto.
En 1937, nuestra Misión de Bang Nok
khuek celebró con éxito muy lisonjem la pri
mera Exposición agrícola y ahora está prepa
rando la segunda para el próxin\o mes de
febrero.
De este modo la Iglesia Católica, con sus
escuelas y su agricultura, prodiga también en
esta tierra sus benéficas y tradicionales acti
vidades y los Hijos de Don Bosco nos reputa
mos dichosos de poder poner nuestras humildes
iniciativas al servicio de una causa tan noble.
Que San Juan Bosco nos ayude a trabajar
cada vez más y mejor para el bien de este
pueblo.
Bang Kok, diciembre de 1939.
J uan C asetta Pbro.
Misionero Balesiano.
JAPON
¿Vió San Juan Bosco a sus hijos del
Japón?
Es esta una pregunta, amadísimo Don Ricaldone, que a todos nos interesa y que ha
despertado el espíritu investigador de nues
tros estudiantes teólogos hasta el punto de
llevarles a hacer un curioso descubrimiento,
por ellos explicado en una magnífica tesis
latina en la que, con gran copia de datos, se
citan pruebas y refutan objeciones. A Vd., a
los Superiores, y especialmente a nuestro que
rido Don Ceria, biógrafo de Don Bosco,
corresponde determinar el grado de credibi
lidad de esta sugestiva hipótesis.
Don Bosco, en su sueño profético de julio
de 1885, acompañado de un ángel resplande
ciente, vió el prodigioso desarrollo que ten
drían, con el tiempo, las Misiones Salesíanas. * Vió — y citamos sus propias palabras —
a todos sus hijos llamados a combatir las ba
tallas del Señor hasta en los últimos confines
de la tierra.
A los misioneros- del Japón nos había pare
cido siempre extraño e inexplicable que nues
tro Padre no hubiese visto también a los
salesianos que trabajan en este Imperio del
Sol Naciente. En ninguno de sus sueños, en
efecto, habla del Japón, pero en este a que
10:
nos referimos — contrariamente a lo que haya
dicho y pensado Don Lemoync — parece
que si, que en realidad se Ocupó de nosotros,
y esto, como muy bien se puede suponer, nos
llena de consuelo.
En aquella célebre visión, el Santo, guiado
siempre por el ángel, viajó desde las costas
del Africa hasta la parte más oriental del Asia:
vió a Ceilán, a Hong Kong, después... — y
este es el punto interesante — a Macao, mas,
como observa fiel y prudentemente su primer
biógrafo el va citado Don Lemoyne, « Don
Bosco, en vez de Macao, decía siempre Meaco,
porque algunos nombres no los recordaba
bien». Nosotros pensamos, por el contrario,
y no sin fundamento, que el Padre no se
equivocaba al decir Meaco y que con este
nombre quiso significar el Japón, y precisa
mente la capital.
Si él sabía precisar muy bien que había
visto Hong Kong, ciudad entonces poco cono
cida ¿ cómo admitir que se equivocara al pro
nunciar Macao, tan célebre en la historia de
las Misiones desde que, en 1557, los Portu
gueses habíanla convertido en centro de irra
diación para todo el Oriente ? Séria^hacer poco
favor a los conocimientos históricos y geográ
ficos de Don Bosco y a su fácil y feracísima
memoria pensar que equivocó, no una sino
muchas veCes, la pronunciación de Macao.
Pero hay más; esa Meaco en la que él in
sistía era, según el sueño, una ciudad que
tenía delante un mar inmenso y detrás una gran
montaña, accidentes geográficos ambos que
convienen admirablemente a la capital japo
nesa. Meaco (en japonés Myaco) significa
ciudad en la que reside el emperador; y és cu
rioso que en las cartas de San Francisco Javier
vese mencionada Meaco tal como la pronun
ciaba Don Bosco. ¿No podría ser Tokio la ciu
dad imperial, que tiene delante el mar más
grande del mundo y detrás el Fugiyama, la
montaña más célebre del extremo Oriente? Se
dirá que desde esta montaña no se ve la China,
como la vió Don Bosco, pero conviene tener
presente que él narra un sueño profético y que
pudo muy bien verla, hipótesis para nosotros
no sólo racionalmente fundada sino llena de
consuelos y de promesas. Parece, en efecto,
como si hubiese querido decimos a sus hijos
que, con el tiemfx), se nos abrirían las puer
tas de Manchuria y de Corea que, de hecho
y desde hace, años, esperan con los brazos
abiertos a los Salesianos.
Permita, amado Padre, que nosotros pense
mos así y ayúdenos a ser tal como Don Bosco
nos vió y nos desea.
Ruegue por su affmo.
Mons. V icente C imatti
Misionero Sahsiano.
A rg e n tin a (R io G a lle g o s ). - N iñ o s d e n u e s tro C o le g io q u e h ic ie r o n , e l 8 d e o ctu b re , s u P r im e r a C o m u n ió n .
io6
Crónica de Gracias
á tríh iiid o s B la in le rc e s ió n d e M e r ia A u x i
lia d o ra , de S a n J u a n B orco
v
de n u e slro s
S ie rv o s d e Z )/o s.
María A uxiliadora y San Juan Bosco me
libran varias veces de la muerte.
Son tantos y tan grandes los favores que
me han concedido nuestra Bendita Madre
María Auxiliadora y nuestro Santo Fundador
San Juan Bosco, que sin su auxilio y protec
ción no hubiese sido posible haber salido con
vida durante los treinta y tres meses que es
tuve preso en poder de los rojos.' Fn los asal
tos a las cárceles y en los momentos de más
peligro me encomendaba a mis valiosos pro
tectores y su auxilio nunca me faltó.
El día 14 de octubre del 1936, estando preso
en la cárcel de Po^oblanco. a las cinco de la
tarde, una columna de milicianos rojos hui
dos del frente asaltó la cárcel, v después de
sacarnos a! patio y amontonarnos a todos los
allí reunidos, trescientos diez y nueve, nos
pusieron junto ^a la pared para fusilarnos;
cuando ya aquellos facinerosos tenían monta
dos los fusiles y en posición de hacer la pri
mera descarga, uno de ellos tuvo esta feliz
idea: puesto que son muchos los facistas, lo
mejor será amarrarlos de dos en dos, llevarlos
al cementerio y allí matarlos, y así nos evita
mos el tener que trasladar sus cadáveres.
Esta ideales pareció bien a los demásvdeciden
hacerlo así. Comienzan a poner en práctica
su determinación; nos atan de dos en dos con
tuertes cordeles, mas en este preciso momento
llegan los jefes de la columna y despué'. de
mucho discutir consiguen alejar de allí a ti)da
aquella canalla. Reunidos los jefes, determi
nan trasladarnos a la. cárcel de Jaén. Se orga
niza la expedición, y a las doce de la noche
salimos en tren, custodiados por aquellos mis
mos que momentos antes querían fusilamos
y que en el trayecto asesinaron a nueve de
nuestros compañeros pensando hacer lo mis
mo con los demás. Después de veinticuatro
horas de continuo sufrir, de amenazas, de
insultos y burlas, acompañadas de horribles
blasfemias, llegamos a Jaén donde nos espe
raba una compañía de guardias de asalto que
nos arrebataron de las garras de aquellos fora
jidos que no habían desistido de sus inicuos
propósitos.. Yo me puse desde los primeros
momentos bajo la protección de nuestro Santo
Padre, San Juan Bosco, y le rogué con todo
el tervor de que fui capaz, me diese fortaleza
para ofrecer mi vida por Dios y por España,
si estos eran los designios de la Divina Pro
videncia.
En otra ocasión, al ser trasladados desde la
cárcel de Totana'(Murcia) a Valencia, en el
trayecto, a las diez de la noche, pasada va la
estación de Játiva, el tren que nos conducía
se detuvo estando parado por espacio de dos
horas. Nosotros creimos se trataba de alguna
avería, en la máquina, cuando de pronto .sen
timos el ruido ronco de motores de aviación,
y al momento vimos como un aparato entra
por la cabecera del tren a unos doscientos
metros de altura. Los guardias que nos con
ducían comienzan a disparar al avión y en
tonces el aparato da la vuelta, recorre cuatro
o cinco veces el tren de punta a punta y rá
fagas de ametralladora cruzatt lodos los va
gones; gritos, llantos y voces se oyen por
todas partes: en medio de aquella confusión
espantosa los heridos piden por favor se les
auxilie. En aquellos angustiosos momentos
me encomendé nuevamente a María .\uxiliadora y esta bondadosa Madre me sacó tam
bién ileso del peligro, a pesar de sentir muy
cerca el zumbido de las balas.
Por estos y otros muchos favores recibidos,
que me haría interminable si los tuviera que
narrar, ruego a cuantos leyeren estas líneas
unan sus oraciones a las mías para dar gracias
a la Santísima Virgen, María Auxiliadora y
a San Juan Boscó, que tan milagrosamente
me han sacado de tantos peligros.
SeviUüy enero de 1940.
.\ ntonio S ánchez S. S.
M aría Auxiliadora m e hace salir bien de
una operación efectuada con gran riesgo
de muerte.
Después de haber sufrido tremendos dolo
res en el oído izquierdo, tuve que ser operado
de trepanación del mastoides.
La operación tenía que ser efectuada con
gran riesgo de muerte, no solamente por la
índole de ella, sino por mi decaimiento a
causa del tiempo que llevaba enfermo, y por
mi edad de 63 años y un excesí) de presión
arterial muy peligroso.
Me encomendé con todo fervor a la San
tísima Virgen pidiéndole me conservara la
vida; y escuchó mis fervientes súplicas, ya que
salí perfectamente de la grave operación, y
después de ella no tuve la más ligera destem
planza, ni sentí aquellos grandes dolores que
decían sufriría en las curas; a los nueve días
IO ‘
me enviaron de la Clínica a mi casa, y a los
dos meses estaba sin vendaje ocupándome de
mis negocios por la calle como si tal cosa no
hubiera ocurrido.
No solamente me hizo la Santísima Vii^en
este milagro sino que, además de concederme
la vida, teniendo la membrana del tímpano
perforada y efectuada la trepanación del mastoides, yo oigo perfectamente bien y mejor
que antes de operarme.
Doy muchísimas gracias a la Santísima V'irgen y le pido fervorosamente no me desam
pare y siga protegiéndome.
Sevilla, 10 de enero 1940.
Jui.iAV T erry L ópez.
Nuestra gratitud a M aría A uxiliadora.
H1 15 de julio de 1939, estando mí hijo
con un grupo de amigos, fué herido por uno
de ellos que se encontraba en estado de em
briaguez, habiendo recibido tres balazos que
lo pusieron en estado de suma gravedad. Los
médicos que lo atendían no aseguraban que
pasara el día, por la hemorragia que sufrió
y por habérsele quedado una bala que más
tarde tuvieron que extraer. Tanto mi hija
como yo nos pusimos a hacer un triduo a M a
ría Auxiliadora, confíando en ser oídas. N o se
hizo esperar su socorro, pronto fué recupe
rándose nuestro enfermo hasu quedar com
pletamente. curado.
Hoy cumplimos nuestra promesa de publi
car tan gran favor, mandando una limosna
para su templo.
Guadalajara (Méjico), febrero 7 de 1940.
L uisa D. Padilla .
Parálisis y ataques ep ilép ticos q u e des
aparecen a l m om ento.
Las que suscriben dan fe de la siguiente
curación portentosa, obtenida por favor de
María Auxiliadora.
U n nifto de 22 meses de edad, nieto y so
brino respectivamente de las Simantes, se
hallaba atacado de parálisis infantil y sufría
además frecuentes ataques epilépticos, de tal
manera que no podía dejar la cama para nada.
Al encontramos en las Escudas Satesianas de
Sevilla para entregar como interno a otro sohrinito nuestro, tm im os en buena hora la
feliz idea de encomendar con todo el fervor
del alma a nuestro enfermito a María .Auxilia
dora, suplicándole nos alcanzara la gracia de
verle libre de tan graves males y con salud
como todos deseábamos.
io8 •-
En efecto, la Stma. Virgen, la que es Au
xilio de los Cristianos, oyó al instante nuestros
ruegos y nos obtuvo la suspirada gracia, y
compluta; tanto es así, que desde aquel día
no se le repitieron jamás los ataques epilépti
cos, y a poco desapareció completamente la
parálisis, quedando del todo bueno.
Como ya han pasado diez años y condnila
bien, venimos a darle las más rendidas gra
cias a nuestra benditísima Madre María Auxi
liadora y a ofrecerle dos velas, suplicándolo
nos siga ayudando en todo sentido para que
siempre y mejor podamos servirla y procla
mar ia omnipotencia de su auxilio en favor
de los que en Ella confian.
Sevilla, octubre 1939.
R eiñera G ómez S antos,
y M aría S oler G ómez.
M aría A uxiliad ora salvó a m i herm ana
de una p eligro sa hem orragia.
Habiendo tenido mi hermana menor una
grave hemorragia que de haber continuado
unos minutos más le habría ocasionado se
gura muerte, mediante una pronta interven
ción del médico quedó conjurado el peligro.
Pero dos años más tarde presentáronse indi
cios seguros del mismo mal, y llena yo de
temor, recurrí inmediatamente, con grande
fervor y confianza, a la Virgen Santísima .Au
xiliadora, prometiendo publicar la gracia en
el Boletín Salesiano y ofrecer una limosna
para las Obras de San Juan Bosco. Como a
mi hermana esta vez no le ocurrió nada, gra
cias a la protección maternal de nuestra Reina
.Auxiliadora, hoy cumplo agradecidísima mi
promesa, dándole a la vez las gracias por mu
chos otros favores que nos concedió genero
samente.
Salto (Uruguay), enero de 1940.
M aría P arodi de G iordano.
M arta A u xiliad o ra salva a m i hijo.
Era como la una de la tarde. Estando al
morzando, llegó mi hijo y apenas había co
menzado yo a hacer lo mismo, cuando observé
con sorpresa que sale apresurado al patio con
la mano puesta en el cuello y tosiendo Lxi
seguí inmediatamente y viendo que se abo
gaba, lleno de angustia pero con serenidad,
introduje mis dedos una y dos veces en su
garganta sin poder encontrar lo que le causara
esa agonía. Y a exánime el muchacho y ante
su fin próximo, oyendo los gritos de la madre,
pedí a María .Auxiliadora lo salvara, e inme-