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5UNIO
Año LV - N. 6
R E V I S T A
DE
L A S
O B R A S
DE
D O N
1940
B O S C O
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue
den ganar en el transcurso del año.
I . — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
^ - El día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - El día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salcsiana.
$ - El día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - El día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer~
ciclos Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CA D A UNA
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS:
i) M O VIBLES:
18
23
25
29
-
Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
M A R ZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
M AYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JU N IO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JU L IO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de ¡a Virgen del Carmen.
A G O ST O
6 - Transfiguración del Señor.
15 - .Asxinción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SE TIEM B R E
8
12
14
15
29
-
Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la HpÍfan(a).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de Marta (día siguiente
del anterior).
2) FIJ.AS:
EN ERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.
y - Im Virgen del Rosario.
11 - Maternidad de Alaria.
16 - Pureza de María.
N O V IE M B R E
2! - Presentación de Ntra Señora.
22 • Fiesta de Santa Cecilia.
D IC IE M B R E
8 - Inmaculada CoTicepdón.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
1
REVISTA DE
L A S O BRAS DE
DO^' B O S C O
REDACCION
8O l ETIM
AlESIAMO
1- A ü M I N l E T R A C i U S ;
VIA
COT iOLENOU.
a
- TUHI. \
Afto L V
• N ú m e ro A
JUNIO
1940
tiog) • {ITALIA)
R c s lr íc c io n e s g u b e ro a fiy a s, q u e a fe c ta n a r e v is ta s y d ia rios, n os o blig a n a r e d u c ir las p á gin a s d e l B o l e t í n .
S U M A R IO : A n u e s tro s C o o p e ra d o re s . L a c a r id a d c r is tia n a ilu s tr a d a y m a g n ific a d a p o r e l P a p a . • N e c e s id a d d c l
e s tu d io d e la r e lig ió n L a D o c tr in a c r is tia n a e s p a r a to d o s y a c c e s s ib le a to d o s . - U n g ra n d is c íp u lo d e S a n Juan
B o sco : D o n O r io n e . - N o ticia s d e España y d e H ispanoam érica: B ilb a o . I n a u g u r a c ió n d e l a lt a r d e M a r ia A u x i l i a
d o ra e n la ig le s ia d e la s E s c u e la s S a le s ía n a s d e B a ra c a td o - V a le n c ia . S o le m n e h o m e n a je a lo s M á r tir e s S a le s ia n o s • B e n d ic ió n y c o lo c a c ió n d e l a p r im e r a p ie d r a d e u n n u e v o C o le g io • R o m a . V is it a d e l E x e m o . S r. E m b a ja d o r
d e l a R e p ú b lic a A ^ e n t in a c e rc a d e l a S a n ta Sed e a n u e s tro In s titu to P ió X I - C u b a . L a fiesta d e S. Ju a n B o sco
e n S a n tia g o . • D on B o sco a llende los mares: I n d ia . M a d ra s . U n c u a rto d e h o ra c o n M o n s. M a th ia s • E c u ad o r.
N u e s tr o s jib a r o s a lo s p ie s d e M a r ia A u x ilia d o r a . • C ró n ica de gracias. - Necrologías.
A nuestros Cooperadores
La caridad cristiana ilustrada
y magnificada por el Papa.
T)os mil Damas de la Conferencia de San
Vicente de Paúl de Roma y el Lacio ofre
cían al Vicario de Jesucristo, el día .14 del
pasado marzo, un filia l v devoto homenaje
de veneración, y le presentaban una Esta
dística detallada de sus últimas actividades
benéficas. ■
es tan bello, confortante y aleccionador
el discursito que en aquella audiencia les di
rigió S . S . Pío X I I que no hemos podido
resistir el deseo de traducirlo y brindarlo a
nuestros buenos cooperadores.
Muchos de ellos seguramente son miembros
de las Conferencias y les sabrán a gloria
los conceptos vertidos por el Santo Padre,
mas aunque sólo fueran cooperadores salesianos, creemos que con verdadera avidez reli
giosa harán tesoro de tan augustas e inefables
enseñanzas, que, si bien iban dirigidas a una
Institución determinada, convienen y apro
vechan a todos los que oyen y practican el
mandamiento divino de la caridad, y de
modo' especial a los cooperadores salesianos
que, asistiendo y visitando a los huerfanitos
de Don Bosco, visitan y asisten a ¡os más
pobres entre los pobres, a los inás predilectos
entre los predilectos del Corazón de Jesús.
Sin reproducir el discurso íntegro, he aquí
lo más bello y sustancioso:
M ás de una vez, amadas hijas, como
Cardenal Protector, tuvimos ocasión de
alabar y estimular vuestra caritativa acti
vidad informada en el espíritu de San
Vicente de Paúl; ¿cóm o no habíamos de
hacerlo ahora en que los designios inescru
tables de Dios se fijaron en Nos para que
representemos aquí al Salvador Divino que
pasó por la tierra derramando bienes: Pertránsiit benefaciendo? Somos el Padre co
mún de los fieles y nuestros ojos, llenos de
profunda conmiseración, dirígense, en es
tos momentos, a la humanidad aquejada
111
amuebladas y cubiertas de mullidas alfom
bras; los pobres viven en tristes tugurios
y a veces carecen hasta de techo...
Pero ese modo de dar y de daros, a vo
sotras aún no os satisface. Sabiendo que a
Dios le agrada que sus servidores den con
alegría, hilarem enim datorem diligit Dens,
procuráis hacer todo eso con la sonrisa en
los labios. El pobre tiene un alma como
el rico y como él tiene además un corazón,
y ¡cuán poco basta, a veces, para devolver
la paz a un afligido y hacer desaparecer la
acidez de un alma rebelde y amargada 1
¡ En cuántas de esas míseras casucas, en las
que entró, aunque sólo sea con un modesto
bagaje de socorros materiales, ese precioso
tesoro de una alegre y activa dedición, se
L a ca rid a d da y se da.
verifican aquellas palabras de la Sabiduría:
Meliiis est vocari ad olera cum caritate quam
Lsa reciprocidad de beneficios revélase
ad vitulum saginatuin cum odio; vale más
ante todo en vuestras visitas. Por medio
ser convidado a comer unas verduras en
de ellas, el pobre os obliga a practicar una
la casa del que nos ama que a comer un
caridad efectiva, porque si ésta se redujera
ternero cebado en la del que nos odia!
sólo a un mero sentimiento de conmise
Pues bien, esa necesidad de convertir la
ración y cada una de vosotras, en la medida
conmiseración platónica en beneficencia ac
de sus fuerzas, no la tradujera en obras,
tiva, y perfumar esa beneficencia con el
quedaría privada de todo mérito y eficacia.
sentimiento de la caridad vosotras la debéis
K1 .\póstol Santiago lo ha notado, diriase
también al pobre, que es quien os la ha
hasta con una punta de ironía: ¿ D e qué
hecho comprender y sin tales requisitos
sirve decir a los necesitados: calentaos y
vuestro gesto resultaría frío y vuestras
comed, si no se les da lo necesario para la
palabras inexpresivas.
vida ? 1). Jesús ha dicho, y vosotras lo sabéis
muy bien, que, en el último día, todos los
E l e je m p lo d e l p o b re.
hombres serán juzgados por este ejer
cicio práctico de la caridad.
El pobre, además, os une a Dios con los
liso de distribuir a los pobres socorros
ejemplos
que os da. Bajo los techos humil
materiales ya lo hacéis, pero no basta; la
des fiorecen, a menudo, virtudes que nos
caridad no se contenta con dar sino que
se da, y es esta precisamente la misi(>n llenan de asombro, como sucedía en el
tabuco escuálido de aquel paralítico que,
especifica de las Conferencias, que consiste,
privado, desde hacía ocho años, de todo
no en enviar las limosnas al pobre sino
movimiento, quiso, rodéado de su m ujer
en llevarlas personalmente.
y de sus hijos y de algunas Damas de esta
Y es claro que para cumplir esa obra
Conferencia, festejar cristianamente sus
de misericordia de ir a visitar al pobre,
tenéis vosotras que s;ilir de ca&i, dejar bodas de oro y, entre la conmoción de los
presentes, leyó la fórmula de consagración
vuestro propio bienestar y renunciar a ve
de toda su familia al Sagrado Corazón.
ces a las conveniencias y al espíritu del
X o desconocemos que, a veces, también
mundo; porque « si uno ama el mundo
— advierte el .\póstol S;m Juan — la ca se exhibe el vicio ante NTiestros ojos con
tanta cnideza como la miseria material pero,
ridad del Padre no mora en él *. Cuando
aun
en este caso, si el contraste entre los
vais a visitar al pobre en su casa, s-a sabéis
sufrimientos
del pobre y vuestro propio
que allí no hallaréis estancias lujosamente
por ese enorme cúmulo de males que han
venido a añadirse a sus dolores seculares.
Mas, observamos que si D ios permite tales
pruebas y desventuras para purificar al
mundo culpable, también inspira el modo
de remediarlas suscitando nuevas y cada
día más ingeniosas formas de caridad. A l
examinar, momentos hace, la estadística de
las obras materiales y morales de benefi
cencia llevadas a cabo por vosotras durante
el año de 1938, mientras nos consolábamos
al ver los tan varios y múltiples aspectos
de la caridad cristiana, pensábamos que,
los pobres, desde muchos puntos de vista,
se convierten en bienhechores vuestros.
1 12
bienestar os produce efectos saludables,
porque al dejar aquel tugurio frío, desnudo
de todo confort, y tal vez sucio, y volver a
vuestras cómodas habitaciones sentís una
mayor gratitud hacia la Providencia D i
vina y acaso también un estímulo de su
prim ir tal o cual gasto superfino, ¿ cómo
no habríais de reconocer igualmente, en
presencia de tanta abyección moral provo
cada o favorecida por la indigencia, que
pecados y de la muerte eterna ». Imaginaos
ahora que, en Jerusalén, y en tiempo de
aquel pobre Lázaro de que nos habla el
Evangelista San Lucas, hubiese habido una
de Maestras Damas de la caridad. A l pasar
aquella Dama delante del mendigo habría
seguramente curado sus llagas de un modo
más eficaz y aséptico que los buenos perros
que las lamían, y no contenta con ello,
habría entrado en la sala del festín v hecho
í I»
?
C o r a ió n D iv in o d e Jesús, c o n c e d e d a la s n a c io n e s c r is tia n a s m u c h a s y s a n ia s v o c a c io n e s s a c e r d o ta le s p o r In tercesió n
d e v u e stra a m a n tis im a M a d re M a r iá y e n v ir tu d d e lo s m e c o s q u e . o fr e c id o s p o r v u e stra fle l s ie rv a
S a n ia T e r e s ila . o s d ir ic e n la s a lm a s b u en a s.
si \"uestra vida es buena y vuestra con
ducta virtuosa se debe, en gran parte, a
la privilegiada condición familiar y social
de que gozáis y a la cultura recibida ?
Esto hace que nazca en \Taestros cora
zones un deseo más vivo y ardiente de
curar las llagas de' esas pobres almas, a
veces más desgraciadas que culpables.
Vosotras conocéis muy bien el arte de
buscar recursos para que a la Conferencia
no le falten los fondos necesarios. Pues
bien, cuando esto hacéis, sabed que a^Tjdáis al rico a ganar el cielo, porque, como
asegura la E scritura," la limosna libra de los
correr por la mesa el cepillo de la limosna,
la cual, además de socorrer a Lázaro, ha
bría tal vez metido por el camino del cielo
al rico Epulón. He aquí la feliz audacia
que os da el p>obre, y que casi os convirtc
en medianeras de bendiciones, que si apro
vechan a los que reciben la caridad bene
fician, de modo especial, a los que la hacen.
L a salvación de las almas.
¿ Quién sería capaz de contar el número
de gracias que pasan de este modo por
vuestras manos? Cierto que vosotras no
113
mana de las manos de díctamo blanco y
lleváis a vuestros pobres el Sacramento
D ivino, como lo llevaron las Damas de oloroso I Ella, y únicamente ella, es la que
la caridad de París a los prisioneros de la hace habitable esta tierra a los degraciados
y a los huérfanos, a los oprimidos y a los
Commune y , más recientemente, lo han
sin techo. Ella es la que revela al hombre
llevado en España durante la guerra civil,
la íntima bondad de su corazón y muestra
pero abrís a esos pobres el camino de la
a la tierra la más bella imagen de Dios,
v^antificación, siendo este y no otro el obje
tivo preciso de las Conferencias: dar pan a que substancialmente es caridad. Sólo ella,
virtud eterna, triunfará en la gloria cuando
los cuerpo? para medicar los corazones y
la fe y la esperanza dejen de existir.
salvar las almas... y todas esas gracias de
que vosotras sois instrumento ¿sería posible
¡ Quiera el Señor que también ahora
que al pasar por vuestras manos no dejaran triunfe en el mundo! ¡Con qué divina her
en ellas algo? Porque el bálsamo de la ca mosura se nos aparece! ¡con qué ansia se
ridad es como aquel nardo oriental cele
hace desear, en estos momentos, cuando
brado por la Escritura cuyo perfume im la violencia hija del odio parece quererla
pregna las manos del que lo toca. Decía
desterrar de nosotros! ¡ Cómo se revela
Nuestro Señor que «es mayor felicidad buena y más que nunca necesaria a esta
dar que recibir » y claro es que de esta feli cuitada humanidad extrcmecida y convulsa
cidad vosotras sois también deudoras a los que no cree ^a en la Verdad, que no
pobres. Las limosnas que les hacéis po
se atreve ya a creer en la Justicia, pero
drán . agotarse pero el aumento de gracia que se resiste a dejar de creer en la Ca
que el ejercicio de la beneficencia produce ridad !
en vuestras almas esta no se agotará por
¡ Desgraciados de vosotros, hombres in
que no tiene límites.
sensatos, que, ebrios de furor, habéis
A los pobres debéis, finalmente, la ale jurado matar a esta virtud inm ortal! ¡ D es
gría de poder gustar, aquí en la- tierra, ese graciados de vosotros. Fariseos de alma
consuelo inefable que inunda a los sacer seca y de mirada vacia, que no veis el
dotes y a las hermanas misioneras cuando,
resplendor de su rostro¡ ¡ Desgraciados
al fin de una jornada fatigosa de viajes a de vosotros, sabios de corazón sordo, al
través de la estepa helada o de la floresta, que no llega el eco de su voz consoladora
tropical, caen extenuados pero llenos de de los dolores humanos! ¡ Desgraciados de
gozo porque piensan que han dado a las vosotros, falsos profetas de la felicidad
almas un poco más de amor y a Dios una universal, que os quemáis las pupilas bus
jornada más de gloria. Vosotras mismas cando el fantasma fuliginoso de una justi
lo decís en vuestra Relación que <> en
cia terrena completa y definitiva, y en la
el mismo corazón de Roma tenemos ba
caridad que es la hermana de esta real vir
rrios con sus pequeños salvajes, lo mismo tud, sólo veis una intrusa, una impoftuna!
en los continentes inexplorados».
Ror haber desconocido la caridad h i
Vuestra obra es pues una verdadera perdido el mundo la verdadera paz, y no
misión, y el gozo que anima y sostiene a volverá a encontrarla hasta que la cari
los misioneros os sostendrá y animará dad no vuelva a ocupar su trono cimentado
también a vosotras en vuestras caritativas en la base imprescindible de la justi
tarcas, haciéndoos gustar de antemano, cia. La humanidad, amenazada de un nuevo
así sea de un modo pálido, la felicidad que diluvio, espera ver la .paloma anunciadora
se goza en el cielo.
del iris de paz, pero esta dulce mensajera
no puede traer la paz a los individuos ni
y a las naciones mientras no recoja de
La justicia y la paz, im posibles sin la
nu evo.sobre la tierra el verde ramo de
caridad.
olivo, de ese árbol de las unciones lenitivas
jO h , caridad, caridad! Virgen de los ojos que para crecer y dar frutos necesita el sol
de luz; Madre de los labios de m iel; H er de la Caridad.
II4
Él Episcopado Salestano del Brasil (4 arzobispos, 3 obispos y i administrador apostólico)
reunido en torno del Ezcmo. Sr. Nuncio de S. S. con motivo del Concilio Plenario
recientemente celebrado en Río Janeiro.
El Presidente del Estado de San Pablo (Brasil) imponiendo la conde
coración **Cmz del Sor” a nuestro veterano misionero el P. Colbacchini.
Necesidad del estudio de la Religión
La Doctrina Cristiana es para todos y accesible a todos
El catecismo es la ciencia de la salvación
tanto para el individuo como para la so
ciedad, y la Iglesia Católica es la única
que posee las fórmulas de esta ciencia di
vina que, como gotas de oro líquido, apa
recen cuajadas, o condensadas, en el pe
queño libro del Catecismo.
N o es necesario recordar aquí lo que
pensaba de Dios y de nuestros destinos
eternos la mitología pagana, y cómo ha
bían moldeado aquellas ideas la vida indi
vidual y social. Grecia y Roma, que re
presentan lo más elevado que puede dar de
sí la razón humana abandonada a sus pro
pias fuerzas, consagraron como de derecho
natural las formas m ás abyectas de escla
vitud; divinizaron los vicios más repu
gnantes; negaron a la vida humana todo
objectivo fuera del goce de las riquezas
y de los placeres, del poder y de la gloria.
Con esto no se quiere afirmar que aquellas
culturas, como por ejemplo el estoicismo y
el platonismo, no sean un noble y magni
fico esfuerzo que nos admira hoy todavía,
y que no hayan ofrecido, de algún modo,
elementos preciosos al pensamiento y a
la moral cristianas, pero aquellos sabios,
aunque supieron enfocar poderosamente la
razón y hacer verdaderos prodigios de gim
nasia especulativa, no disponían, los pobres,
de un órgano visivo adecuado que taladrase
el velo de la materia y les hiciese contemplar
todas las maravillas que más tarde había
de enseñarnos a nosotros la Revelación,
í (iu é significan el silencio de Pitágoras, la
providencia de Sócrates, las intuiciones poé
ticas de Platón, la lógica de Aristóteles, la
moral de Séneca, el sabor casi evangélico
de ciertas páginas de Cicerón, los admira
bles presentimientos de Virgilio frente a la
Doctrina del Maestro Divino que satisface
totalmente las mejores aspiraciones hu
manas y reúne en sí todo lo que de más
puro y elevado y benéfico hay en las demás
doctrinas ?
l'sta Doctrina Cristo la reveló a su Igleii6
sia, y ésta la ha recibido de sus manos, no
para uso exclusivo de ella y de sus apósto
les, o sea para un pequeño número de ini
ciados, sino para que la predique a todo el
mundo y la enseñe a todas las criaturas.
Es pues indudable que lá Iglesia llama
a la fe a todos los hombres, sin excluir a
ninguno; que no oculta nada ni se oculta
de nadie; sus puertas están siempre abier
tas; enseña públicamente y en todas las
lenguas, lo mismo «n las cultas y refinadas
de nuestra Europa que en las toscas y frag
mentarias de las primitivas tribus salvajes;
enseña siempre y a todos la misma doctrina;
no tiene una moral para los pastores y otra
para la grey; no un dogma para el areópago de los sabios y otro para las asam
bleas populares. El párvulo de la más hu
milde parroquia que ha estudiado y enten
dido bien su catecismo sabe, en materia
de fe, tanto como el Papa.
Claro es que, así como el astrónomo co
noce mejor que otro hombre cualquiera los
misterios de los espacios siderales, el sacer
dote y el teólogo conocen mejor que los
simples fieles las profundidades de la Re
ligión, pero nuestros doctores con toda su
ciencia sagrada tienen a veces mucho que
envidiar, en cuanto a la firmeza y luminosi
dad de la fe, a la rústica aldeana analfabeta
que recita las breves fórmulas del Credo
con la inteligencia postrada en el polvo v el
corazón derretido de amor.
Es admirable, a este respecto, lo que
escribe Contardo Ferrini, el santo catedrá
tico universitario que va ya camino de los
altares: «j A h, cuántas veces la pobre viejecita de mis montañas podría dirigiros a
vosotros, doctores, la famosa pregunta del
Evangelio: ¿ Sois maestros en Israel e igno
ráis todas estas cosas que yo veo tan cla
ras?».
' ¿ D e dónde tanta luz de D ios en estas
almas buenas, humildes y sencillas, sin
barniz de mundo, sin bagaje alguno de
libros? {.Cuántas veces, cansado de una
I»
V a le n c ia . - L a s In s p e c to re s S a le s ia n o s d e E sp a ñ a y D ire c to re s d e la p r o v in c ia T a rra c o n e n s e e n to rn o
d e lo s R v m o s. V is ita d o re s d e l C a p it u lo S u p e rio r P. P. B e r ru ti y Z ig e i o lt i.
larga jornada de camino y sentado a la
sombra de un abeto que me reparaba de
los rayos del sol, he razonado con el pastor
de los Alpes y con la pobre mujer hija de
la montaña y me he quedado maravillado
y confuso de la sabiduría de vida, del sen
tido de la Providencia, de la baja estima de
las cosas de la tierra, de la paz y alegría
íntimas de estas sencillas gentes incontami
nadas !».
•Es este, en efecto, un hecho bien consola
dor para la pobre humanidad, es a saber, que
las doctrinas de nuestra santa Religión sean
accesibles hasta a las almas más sencillas c
iliteratas, hecho que no podía menos de pro
ducirse dado el carácter absolutamente ne
cesario de estas doctrinas para la salud etem a. Por esto son para el mundo estas doc
trinas luz que, al decir del Evangelio, no
puede quedar oculta debajo del celemín sino
que tiene que brillar soberana en lo alto del
candelero para que todo el que quiere pueda
b e n e fic ia ^ de sus efluvios vitales.
L a ciencia de conocer y amar a Dios
en esta vida y alcanzar en la otra, por m edio
de este amor v conocimiento, la felicidad
es pues la única ciencia absolutamente ne
cesaria al hombre. No es necesario que el
obrero que forja el hierro conozca la astro
nomía, por bella y sublime que sea esta
ciencia. No es necesario que el artista que
esculpe el mármol y niela los m etahs pre
ciosos estudie cálculo infinitesimal. No es
necesario que el médico sepa tañer el arp?
o fabricar aeroplanos. Pero ni el obrero,
ni el artista, ni el médico, ni hombre alguno
pueden prescindir de la ciencia de la Re
ligión. Si no la estudian la añoran; notan
en sus huesos una vaga inquietud como de
alas que se agitaran en torno suyo; sienten
en su inteligencia extrcmccimientos que
elfos no saben explicarse; tienen hambre, o
mejor bullmia que es el hambre enfermiza
que no se sacia con nada. ¿ Existe Dios ?
¿ Cual es su naturaleza ? ¿ Donde esta ? ¿ Se
interesa de nosotros ? ¿ Quién ha hecho
esta tierra y este firmamento con sus millo
nes de soles ? ¿ 'Penemos alma ? ; Morirá
con el cuerpo ? ¿ Cual será su destino, si le
sobrevive ?... He aquí alguno de los problemitas, o mejor problemazos que con
frecuencia quitan seriamente el sueño a
ll‘
todos los hombres por despreocupados que
parezcan. Son los problemas de la Reli
gión; es la sentida necesidad de la ciencia
divina; necesidad primordial, profunda,
irreductible.
Pascal sólo conocía dos clases de hom
bres honrados: los que sirven a Dios de todo
corazón porque le conocen y los que lo
buscan de todo corazón porque no le co
nocen. Los pocos que, en su tiempo, ha
dan alarde de impíos e irreligiosos le inspi
raban verdadero horror, como si fuesen
monstruos, y decía que no hallaba palabras
con que definirlos.
Nosotros creemos que esos alardes irre
ligiosos no son sinceros, y que hasta los
monstruos, en lo que tengan de hombres,
se sienten punzados de angustia por esta
necesidad insatisfecha de la Religión, y a
veces hasta trabajan con fiebre para poder
taladrar con- sus pupilas los misterios del
rhás allá.
Kn la segunda categoría de almas hon
radas
siguiendo la clasificación de Pa
scal, y aunque él no los tuvo presentes podríamos nosotros colocar a los niños.
Nadie, en efecto, como el niño, busca tan
sincera y porfiadamente la bondad y belleza
absolutas que él ve bosquejadas como un
vislumbre incitador en eí rostro de su
madre. Nadie tampoco muestra mayor cu
riosidad que él por el misterio que rodea
su existencia, l'il niño vive siempre pen
diente de lo desconocido y siempre espera
vep cosas extraordinarias. Para sus ojos
atónitos todo tiene carácter de prodigio,
desde el calor tlel seno materno hasta el
juguetillo que hace ruido en sus manos.
N o conoce las causas ni mide el alcance
de los acontecimientos. 'Poda su vida es
un testimonio de la acuciante y continua
necesidad que tiene de inquirir y de
creer, necesidad que le lleva a buscar
siempre nuevos contactos con las cosas
materiales que hay en tom o suyo, con e!
consiguiente peligro de disiparse y deso
rientarse, de hacerse obstinado y caprichaso.
Ksta extrema movibilidad infantil, no es
neces;irio decirlo, crea un problema difícil
al catequista que, hablando de religión, asi
tuera el más hábil vulgariz;idor. tiene'que
iiS
^
mantenerse, siempre y forzosamente, en un
tono elevado de espiritualidad, porque el
vocabulario catequístico es, por su misma
naturaleza, abstracto y profundo, y las ver
dades tanto de orden moral como de orden
Sobrenatural que debe inculcar a los niños
son misterios que requieren una gran fijeza
de atención y de asentimiento, si han de ir a
incrustarse, como es lógico, en los senos
más profundos de la conciencia.
Porque, no nos cansaremos nunca de
repetirlo, el objeto final y precipuo de la
catcquesis, además de iluminar el entendi
miento, .es despertar en el corazón senti
mientos que tengan fuerza bastante, no sólo
para apartar al niño de las mil influencias
funestas que solicitan su atención sino para
impulsarlo fuertemente a la práctica de las
virtudes cristianas. El catecismo, si no se
le quiere convertir en fárrago inútil de la
memoria, ha de darnos niños que recen,
que obedezcan, que trabajen seriamente en
la elevación y purificación de la propia
conciencia; lia de darnos horríbres y mu
jeres perfectamente adiestrados en todas
las milicias de Cristo.
A esta dificultad propria de la enseñanza
religiosa aún se añaden, a menudo, otras que
el catequista celoso y diligente debe saber
prevenir o anular con una táctica defen
siva, vigilante y continua capaz de pre
servar, de corregir y edificar; tales son, en
muchos casos, la actitud hostil de la fa
milia, los ejemplos de un padre blasfemo
o de una madre indiferente y frívola, el
asalto impuro de jóvenes mal hablados
que ofenden el candor, o se insinúan cón
la duda, o matan con el ridículo.
Pero de esto es prematuro hablar to
davía.
1.0 que importa es que ni esto ni nada
desaliente al catequista; que tenga fe y
esté bien convencido de que la verdad di
vina, cuando llega a posesionarse de un
alma, tarde o temprano fructifica. Podrá,
si se quiere hasta por largo tiempo, que
dar escondida e infecunda, a causa de las
circunstancias adversas que la rodean, pero
día vendrá en que su voz se deje oír y sea
el llamamiento misterioso y definitivo a una
nueva vida, el revulsivo saludable que pro
duzca la s;dud v la salvación.
UN G R A N
DISCIPULO
El 12 de marzo p. p. mo
ría en olor de santidad este
gran apóstol y discípulo de
S. Juan Bosco, alumno de nuestro Oratorio de
Turín desde 1886 1889, >’ es justo que le dedi
quemos un sentido recuerdo, no para hacerlo co
nocer de nuestros lectores, puesto que la fama de
su santidad es hoy universal sino porque ¡a desa
parición de un tan ilustre ex alumno salesiano, que
como pocos ha sabido honrar este titulo y del cual
él bondadosamente se decía honrado, fexije este
homenaje.
Don Orione era muy amado de nuestro Santo
que se complacía de su alma pura y veía en él
al futuro apóstol. Ctiando el buen Padre se
halFaba en su última e7ifer}nedad,fué Orione uno
de los doce jóvenes alumnos que ofrecieron a Dios
s‘i vida por la curación del l^Iaestro, acto de
generosidad que el Santo premió en s guida
después de muerto pues, habiéndose Orione cer
cenado el dedo índice casi de raíz, vió instantá
neamente soldada la herida sólo con acercarla a
la mano del querido difunto.
Llamado al sacerdocio y a ser, también él,
a su vez. Padre de una gran familia religiosa,
fundó en Tartana el Instituto de los Hijos de
DE S A N J U A N
BOSCÜ
DON ORIONE
4 K
la Dk'ina Providencia, cuyas
obras, largamente bendecidas
por Dios e informadas en el
doble espíritu de Don Hosco y de San José Benito
Cottolengo, están haciendo verdaderos prodigios.
Don Orione raras veces pasaba por Turín que
no viniese al Oratorio a postrarse ante los alta
res de María Auxiliadora y de San Juan Bosco.
Gustábale, especialmente, arrodillarse en el mis
mo sitio del presbiterio en que él, de niño, solía
sert'ir al altar cuando formaba parte del Pe
queño Clero. Quiso asistir, en Roma, a las so
lemnísimas fiestas de la Canonización de Don
Bosco y acompañar en Turín sus gloriosos
restos, pegadito a la carroza triunfal, tal como
se le i'e en la fotografía que publicamos, humilde,
modesto, fon su viejo paraguas inútilmente abierto
pues no le reparaba del tremendo aguacero que
flageló durante horas la inolvidable manifestación.
El entierro de Don Orione, a quien se llama
ya en Italia el segundo Don Rosco, ha sido un
triunfo pocas veces igualado, y a él asistió una
representación del Capítulo Superior Salesiano.
Nadie duda que la Iglesia recogerá y valori
zará la gran fama de santidad con que ha muerte
este ilustre discípulo de San Juan Bosco.
I‘
L a a p o te o s is d e S . Ju a n B o s c o e n T ix r ia ( A b r il d e 1 9 3 4 ;. D o n O r io n e e n p r im e r te r m in o re re M id o d e s o b re pe l l i *.
II9
N oticias de España y de H
ESPAÑA - Bilbao. ^ Inauguración del
altar de María Auxiliadora en la iglesia
de las Escuelas Salesianas de Baracaldo.
Con gran solemnidad se ha celebrado en
Baracaldo, los días 30 y 31 de enero de p. p.
la inauguración y bendición del Altar de Ma
ría Auxiliadora, levantado con los donativos
de los baracaldeses en sustitución del des
truido en el periodo rojo.
Cuando, en 21 de junio de 1936, los elemen
tos extremistas de Baracaldo asaltaron el Co
legio para apoderarse de él y asesinar a los
Salesianos, una evidente protección de Don
Bosco nos salvó del peligro e hizo que pu
diéramos salir pocas horas después del Cole
gio y llegar al Ayuntamiento en .medio de una
muchedumbre hostil, aunque silenciosa, á la
que se había dicho que los salesianos habían
disparado y matado a alguno de los asaltantes.
Poco después, valiéndonos de la ayuda de
elementos influyentes educados en nuestro
Colegio, logramos marchar a Bilbao y así de
jábamos de ser la presa fácil de los irrespon
sables que asaltaron más tarde las cárceles,
los barcos y los domicilios particulares.
X*-.
El primer año de la liberación, y ayudados
por nuestros cooperadores, se arreglaron los
destrozos más urgentes del Colegio conver
tido en cuartel, y del teatro, patio e iglesia,
cuyos tres altares habían sido destruidos. El
segundo año, nos propusimos como objetivo
el Altar de María Auxiliadora.
Acudimos a los numerosos devotos que la
Virgen de Don Bosco cuenta en este gran
pueblo de los Altos Hornos, y los baracal
deses acudieron con generosidad* esplendidez
y prontitud.
Circunstancias imprevistas impidieron la
inauguración del Altar en el mes de mayo,
que el pueblo de Baracaldo celebra de manera
grandiosa. Pero se verificó una magnífica pro
cesión nocturna, presidida por el Exemo. Sr.
Obispo Salesiano Don Marcelino Olaechea y las
autoridades locales, en la que tomaron parte
varios millares de fieles con velas y antorchas.
Un número incalculable de gente acudió
a presenciarla y a ver el desfile de la hermosa
estatua de la Virgen bañada en luz, colocada
en magnífica carroza. La procesión terminó
con la consagración de Baracaldo a María
Auxiliadora.
V’-
\ a ic n c ia . ' El b a r r io « D o n B o sco w q u e ia C o o p e r a t.v a d e e x a lu m n o s c o n s tr u y o p a r a s u s a s o c ia d o s y p o r
c l q u e p a s a r o n lo a re s to s d e lo s M á rtir e s S a le s ia n o s re c ib ie n d o e l m á s c a r iñ o s o d e lo s b o m e n a ie s .
120
4K
Hispanoamérica
Finalmente, los días 30 y 31 de enero, fué
bendecido e inaugurado el altar, por el mismo
Excmo. Sr. Obispo, en presencia de las auto
ridades y a los acordes del Himno Nacional
ejecutado por la Banda Municipal cedida por
el Sr. Alcalde. Precedió un Triduo a San Juan
Bosco, predicado bellamente por el Ilustre
Canónigo Don José Artero. Asistió y celebró
la misa solemne el Rdo. P. Inspector Don Felipe Alcántara.
Es imposible describir el entusiasmo y el
fers'or de los fieles que invadían la iglesia du
rante el Triduo.
E l R e v m o . S r. D o n P e d ro B e rru ti.
E l R v m o . S r. D o n R e n a to Z ií K io lt i .
El día de San Juan Bosco, se repartieron
miles de comuniones y recordatorios, y la iglesia
se vió visitada de continuo por sus devotos.
ESPAÑA - Valencia. — Homenaje a los
Mártires Salesianos. - Los Rvmos. Sr.
Don Pedro Berruti y Don Renato Ziggiotti, Prefecto Gral. y Consejero res
pectivamente de nuestra Sociedad, asis
ten en representación del Rector Mayor.
L.a jomada del 7 de abril ha sido memorable
para la Congregación Salesiana en España.
En la iglesia de San Antonio, de la calle de
Sagunto, se celebró un importantísimo acto
en sufragio de los mártires de la Congrega
ción, asesinados el año 1936, en Valencia.
A la derecha del altar se alineaban los fé
retros de los reverendos don José Calasanz
Marqués, inspector que fué de la provincia ta
rraconense; de Don Antonio Martín I lernández,
director del mencionado colegio; de Don Kecaredo de los Ríos, Don Julián Rodríguez, Don
José Giménez y Don Agustín Garcia Calvo.
Desde su instalación en la capilla ardiente
dieron guardia permanente a los restos mor
tales antiguos alumnos salesianos y militantes
de F. E. T . y de las J. O. N. fi. A ambos lados
del altar aparecían las banderas del Movi
miento, así como la correspondiente al centro
de antiguos alumnos, prendida con negros
crespones.
Para asistir a los actos llegaron previamente
a Valencia el excelentísimo y reverendísimo
señor Don Marcelino Olaechea, de la Congre
gación Salesiana, Obispo de Pamplona; el re
verendísimo Don Pedro Berruti, prefecto ge
neral de la Congregación; el consejero escolástío> general Don Renato Ziggiotti, así como
los reverendísimos Provinciales de España y
Directores de la provincia tarraconense.
Celebrada la Misa fúnebre, el doctor Olae
chea, Obispo de Pamplona, ocupó la sagrada
121
cátedra, dedicando con conmovidas palabras
un sentido recuerdo a las víctimas. Asimismo
ofició en un solemne responso a gran orquesta,
formándose a continuación la comitiva que
debía acompañar los restos de los mártires al
panteón que expresamente se les había pre
parado.
,
La iglesia estaba en su totalidad llena de
fieles. Asistieron al acto el reverendísimo señor
Vicario general, en representación de nuestro
ilustre Prelado, que tuvo que ausentarse re
pentinamente, y expresó el sentimiento que le
causaba su imposibilidad de asistir. El excelen
tísimo señor gobernador militar, general Iruretagoyena; excelentísimo señor vicepresidente de
la Diputación y otros diputados; excelentísimo
SL’ñor comandante de Marina; representacio
nes del excelentísimo Ayuntamiento y de otras
autoridades de Valencia. Asistieron también el
cura párroco de Santa Mónica y Canónigos
de nuestra Catedral, representaciones de los
Padres Jesuítas, Escolapios y Hermanos Maristas, y las Hijas de María Auxiliadora, así
como un gran número de sacerdotes.
La comitiva formó frente al colegio, abriendo
marcha una sección de la guardia municipal
montada, de gran gala; gastadores de las OO.
JJ., con banda de cornetas y tambores; un
gran número de coronas de flor natural, lle
vadas por antiguos alumnos. Detrás eran con
ducidos a hombros los seis féretros y a conti
nuación iban las autoridades eclesiásticas, ci
viles y militares, con un nutridísimo cortejo,
a cuya cabeza figuraban los familiares de las
víctimas y muchos insignes cooperadores.
Cerraba la marcha una banda de música.
E! cortejo dio la vuelta al colegio, penetrando
en la barriada de Don Bosco, compuesta de
viviendas para antiguos alumnos. Tanto este
barrio wmo la calle de Sagunlo presentaba
sus balcones a>n colgaduras enlutadas.
.\ la salida do! barrio se rezó un responso y se
despidió el duelo. No obstante, la mayoría de
los asistentes siguiertm tras los féretms hasta
el panteón de la Congregagión, situado en el
cementerio de Benimaclet v construido expre
samente, como se ha dicho, para los mártires
salesianos.
Bendición y colocación de la prim era
piedra de un nuevo C olegio Salesiano.
.A las cinco de la tarde, tu\t) lugar otra cere
monia. la de l>endecir y colocar la primera
piedra del nue\x) Colegio que los Hijos de Don
Bosco se disponen a levantar en la populosa
barriada de Ruzafa.
122
'Frente a la polea que mantenía en el aire
la primera piedra del futuro Colegio se alzó
una tribuna, donde se situaron, a su llegada,
autoridades e invitados.
Delante de la misma se había instalado un
sencillo y artístico altar.
La llegada del excelentísimo señor gober
nador militar fué acogida con grandes aplausos.
Idéntica cordial manifestación de simpatía
recibió a su llegada, el excelentísimo y reverendísim*' señor Obispo de Pamplona. Todas
las autoridades y jerarquías congregadas por
la mañana en los actos del entierro se reunieron
nuevamente en torno de lá iniciación de la
gran obra. A este acto, asistió también, el
excelentísimo señor don Romualdo de Toledo,
director general de Primera Enseñanza, que
felicitó efusivamente al director del Colegio y
a la Congregación, en nombre del Gobierno
español, por la gran-obra que realizan en pro
de la caridad y de la enseñanza. En la presi
dencia hallábase con las demás autoridades»
también el excelentísimo señor Barón de
Cárcer.
Se leyó el acta de la colocación de la pri
mera piedra, que firmaron el Obispo de Pam
plona, el general Iruretagoyena y otras perso
nalidades. y después de bendecida y colocada.
Don Pablo Meléndez leyó unas cuartillas que,
entre otras cosas, dicen lo siguiente:
<'Eterno será, reverendísimo Padre, el agra
decimiento de esta populosa y valencianísima
barriada de Ruzafa, porque para siempre se
alzará entre su esplendorosa v ubérrima huerta
este nuevo baluarte de la fe v de la enseñanza.
Jas dos grandes columnas de nuestra trayectoria
salcsiana. Hay que llegar al alma pura de los
niños con todo el, amor y toda la caridad que
nos enseña San Juan Bosco para prender en
ella con llama inextinguible esa virtud ra
cional que constituye la médula del cristiano,
y al propio tiempo educarles en las ciencias,
las artes y los oficios para que, cuando sean
hombres, constituyan una nueva legión de
Cristo y de España».
Después tomó la palabra el señor Obispo
de Pamplona, señalando la circunstancia de
reunirse en este acto la heroicidad navarra,
simbolizada por el general Iruretagoyena, y la
•Iglesia navarra, que él representa porque asi
lo ha querido Dios.
• La sangre de los mártires será semilla de
cristianos. Y esto empieza a ser una realidad,
porque al lado del acto de esta mañana en que
glorificamos en la tierra a los mártires salcsianos, está éste en que se siembra la semilla
de.una gran obra cristiana, porque de aquí.
de esta valenciana barriada de Ruzafa, ha de
salir lo mejorcito de Valencia. El Colegio, cuya
primera piedra se pone hoy, ha de dar nombres
ilustres y gloriosos a la Congregación. Sería
de oir el alegre coloquio que en el cielo tendrá
don José Gil del Castillo con los mártires cuya
envoltura terrenal hemos enterrado esta ma
ñana. Yo deseo que, agrupados todos en torno
a nuestro ilustre Arzobispo, laboremos con
ent siasmo y fervor y podamos encontrarnos
luego todos juntos en el cielo ».
I a sencillez y la simpatía con que se ex
presó el doctor Olaechea llegaron al cor zón
de todos b s asistentes, numerosísimos en
torno a la explanada, quienes ovacionaron lar
gamente al señor Obispo.
En el momento de descender la piedra ben
decida, una banda de música interpretó el
Himno Nacional, que fué escuchado fervoro
samente. terminando el simpático acto a los
gritos de: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!
:\'iva Franco!
IT.ALIA - Roma. — Visita del Excmo.
Sr. Embajador de la República Argen
tina cerca de la Santa Sede, a nuestro
Instituto Pío XI.
El 29 de febrero, el Instituto Pío XI tuvo
la grata^ visita de su Excia. el Dr. Enrique
Huiz Guiñazú, embajador de la República .\rgentina cerca de la Santa Sede. Ixj acompa
ñaban su señora esposa Dña. Celia Cantilo
de Guiñazú con su hijita Magdalena, la esposa
del Canciller de la Embajada Sra. Helia ¿'ar
men Ocampo .\lvear de Vivot, el ’ secretario
de la misma Embájada Dr. Mario .<\madeo y
los estudiantes argentinos de la Universidad
Gregoriana.
Recibieron a los ilustres visitantes el Sr.
Director del instituto y todo el personal do
cente mientras la banda de! Colegio ejecutaba
los himnos nacionales.
Visitada la monumental Basílica» de María
.\uxiliadora anexa al Instituto, se pasó al salón
de estudios donde un alumno de! i*''’ Curso
leyó un saludo en nombre de sus superiores
V compañeros, mostrando como los lazos de
unión que unen a la ,\tgentina con los hijos
de D. B t s » datan de los primeros tiemfos
de la Obla Salesiana, cuando el Santo, después
de una visión, se decidió a enviar su primera
expedición de Misioneros precisamente a la
Ai^entina. Esta unión se ha acrecentado más
V más grac’as por una parte a la infatigable
labor salesiana y por otra a la generosidad
argentina. Más de cien casas con oratorios
festivos, escuelas profesionales y agrícolas,
iglesias, parroquias, muestran el trabajo rea
lizado en el correr de pociís lustros. En Roma
misma la estatua del Sdo. Corazón de Jesús
que campea sobre la Basílica del Castro Pre
torio Y este magnífico instituto atestiguan la
generosidad argentina. Hizo en fin férvidos
augurios de pmsperidad para S. E. y para
su patria.
lú'spondió el Sr. Embajador agradeciendo
cordialmente v recordando los mérit()s de la
Congregación Salesiana en la República .\rgeniina, donde la obra llevada a cabo por los
hijos de D. Bosco ha contribuido de modo
admirable al progreso moral y material de la
nación, v exhortando a los alumnos a la doci
lidad Y respeto a sus superiores que coji tanta
diligencia y amor los preparan para la vida.
Se inició luego la visita a los diversos loca
les del Instituto.
Con vivo interés siguió el Sr. Embajador, a
través de la explicación de los maestros de los
diversos talleres, la labor que realizan los alum
nos.
En el taller de imprenta tuvo la grata sor
presa de ver imprimir el discursito que .le
habían dirigido poco antes, de cuyo discur
so fueron ofrecidas copias a S. E. y a su'acompañantes, como recuerdo de la visita,
iunto con un volumen de «Las visiones de
Don Bosco sobre la Argentina », encuader
nado en el mismo Instituto.
K! Sr. Embajador, al despedirse, reiteró
su admiración por la Obra salesiana y la pro
funda satisfacción que le había proporcionado
aquella visita.
CUBA -
La fiesta de San Juan Bosco en
Santiago.
Repiques de campanas, profusión de luces,
perfumes de flores, un gentío apiñado que
llena literalmente la Parroquia de María A u
xiliadora... que espera con ansias, que reza
y fija las miradas húmedas en la imagen
del- Santo, del amable Santo de la niñez.
; Cuál es la causa que produce tanta emo
ción y ha reunido tanto acopio de almas,
agradecidas unas, implorantes otras ?
Es que hoy comienzan los nueve martes en
preparación a la fiesta, a la grandiosa fiesta
de San Juan Bosco, y cada martes que trans
curre aumenta el número de devotos, hasta
epíE'gar, en majestuoso desfile de fieles, con
la función apoteósica del domingo 4 de febrero.
J23
E l £ x c m o . y K v m o . S r. D o n F ra n b isco D e A q u in o C o rre a ,
a r zo b is p o d e C u y a b á (B r a s il) q u e h a s id o m u y a g a s a ja d o
co n m o tiv o d e s u s B o d a s d e P la ta e p is c o p a le s .
Por el alborozo desbordante que flotaba
en el ambiente social de la ciudad, la tran
quila y noble Ciudad Oriental, preveímos
que, el día de la fiesta, resultaría demasiado
angosta nuestra capilla. Por tal motivo se pre
paró, en el patio central del colegio, un her
moso altar, adornado con gran cantidad de
flores naturales, envueltas en artísticas guir
naldas de luces eléctricas, que rode
aban a la tan querida imagen del Após
tol de la Niñez, San Juan Bosco.
Desde las primeras horas de la
mañana acudieron en tropel los de
votos a venerar al Santo de los mila
gros y, antes de dar'comienzo a la pri
mera misa, ya la capilla estaba com
pletamente llena.
En tanto' que se desarrollaba el
Santo Sacrificio, iban oecupándose los
bancos colocados en el patio, de suerte
que, a las siete, cuando el Exemo.
Mons. Fray Valentín Zubizarreta, Ar
zobispo de Santiago de Cuba, asc<?ndía
los escalones del altar, va no había
lugar para nadie más. Esta vez
muchísimos de los feligreses tuvieron
que conformarse con oir la Misa
124
desde fuera de la capilla o desde el segundo
piso.
Mientras oficiaba Monseñor, se elevaban
a lo alto los hermosos cantos del magm'fico
conjunto de la Sociedad Coral de Santiago d.e
Cuba, que, por primera vez y debido a la gen
tileza de su director, actuaba en nuestra muy
humilde Casita Salesiana.
Las glorias del Santo fueron cantadas por
el Rdo. P. Raúl Barrado, de la Compañía de
Jesús, Ex-Alumno de nuestro colegio de Ma
drid.
A la hora de la comunión, veintitrés niños
se acercaron por primera vez a recibir a Jesús
Hostia, y tras ellos una inmensa multitud de
fieles.
Terminada la misa,, se pasó al salón de los
ex-alumnos, donde el Rdo. Padre Director nos
obsequió con unos pastelitos, chocolate y
emparedados, presidiendo el Exemo. Sr. Arzo
bispo, el Rdo. P. Angel M. Maldotti y el Pa
dre Guzmán, y siendo numerosísima la asis
tencia constituida por los niños de Primera
Comunión, alumnos del Colegio, Ex-alumnos
y jóvenes de la F. J. C. C.
Terminado el desayuno, el Sr. Arzobispo,
vestido de capa, con báculo y Mitra, admi
nistró el Santo Crisma a un buen número de
niños y personas mayores.
Por. la tarde, Santo Rosario y solemne Pro
cesión en la que se llevó triunfalmente la
Reliquia del Santo. Después de la Bendición y
la veneración de dicha Reliquia, los asistentes
se desbordaron por los patios para comentar,
rebosantes de alegría, y humecidos sus ojos
por lágrimas de agradecimiento, los grandes
milagros que hace el Señor por medio de
sus Santos.
A r g e n tin a . - C o lo n o s it a lia n o s d e C ó r d o b a q u e
c o n o c ie r o n • D o n B o sco .
MEJICO - Capital. —
Ecos del Certamen
C atequístico inspectorial.
Con grande esplen
dor V entusiasmo se ce
lebró en esta Capital
el Certamen Catequís
tico Salesiano de 1939.
Los frutos fueron con
soladores y una estela
de entusiasmo y opti
mismo ha quedado en
todos los corazones.
Con anticipación, en
cada casa, oratorio fes
tivo o iglesia a nuestro
cargo se celebraron los
certámenes locales. En
Morelia fué presidido
por el Excmo. y Revmo.
Sr. Arzobispo Coadju
tor, Dr. Don Luis M.
Altamirano y Bulnes.
M é jic o - C a p it a l. • I>os v e n c e d o re s d e l C e rta m e n C a te q u ís tic o
En Puebla se llevó a
ro d ea n d o a s u a m a d o In s p e c to r e l P . R o ssi.
cabo ante el Excmo. y
Revmo. Sr. Arzobispo,
Dr, Don Pedro Vera y Zuria; y, en Méjico, ante mosos trozos clásicos. En tres eliminatorias
el Revmo. Padre Inspector que había llegado reñidísimas se obtuvo la Corte de Honor.
Tres horas y medio duró el acto, que tuvo
la víspera, procedente de los Estados Unidos,
Para el día 7 de diciembre estaba determi momentos de verdadera emoción, pues no
nado efectuar el Certamen Inspectorial por consiguiéndose el desempate entre varios
ser el día onomástico del citado P. Inspector, de los luchadores que obtenían la nota de
* sobresaliente *, se acudió a medios más
Don Ambrosio Rossi.
Llegado el esperado día, diéronse cita en estrictos aún, hasta lograrlo. A Morelia tocó
el salón de actos del oratorio festivo de M é el honor de llevarse la corona imperial y la
jico un respetable grupo de nuestros Coope bandera. El joven José Sedaño, con tranquili
radores más allegados, los parientes de los ni dad asombrosa, derrotó a sus valientes oposi
ños y los Superiores que debían formar la pre tores. El Príncipe salió de los niños del Cole
sidencia. A las 10,30 comenzaba el acto con gio de Méjico: Femando Javier de la 'I orre,
el canto del himno salesiano. En seguida, el de once años. Una ovación nutrida en me
Sr. Director ofreció el Certamen a nuestro dio de las notas del himno a Don Rosco,
Reverendísimo Rector Mayor en la persona se dejó oir en el teatro mientras el amado Pa
del P. Rossi. Tuvo palabras entusiastas que dre Inspector coronaba al Emperador y entre
terminaron en aplausos y vivas al Sucesor de gaba las bandas de honor y los premios a los
Don Rosco. En el escenario del teatro ocupaban componentes de la Corte Catequística.
El acto llenó de honda y dulce satisfacción
sus lugares los 24 representantes de nuestras
rasas en la República: C o l^ o de Méjico y nuestros corazones, pues, pese a las circuns
su Oratorio Festivo; Colegio de Puebla y sus tancias' anormales, la Obra de Don Rosco va
tres Oratorios: San Francisco de Paula, San poco a poco resucitando de sus cenizas y la
Bandera del Santo de los Niños ondea en
.-\ntonio y San Miguel; y del Coleeio de Mo
relia y su Oratorio Festivo. Siguiéronse al pie la mayoría de los Estados de la República
de la letra las normas emanadas al respecto aureolada de admiración y de amor.
La palabra, paterna y cálida, del P. Rossi
por nuestro Venerando Rector Mayor. En los
intermedios la Schola Cantarum del Oratorio fué el broche de oro de la fiesta. Su eco aún
Festivo de la Capital amenizó el acto con her resuena en nuestros corazones.
12
4
I
CHILE - Santiago • Grupo de alumnos de nuestro Colegio “La Gratitud Nacional’
premiados con medalla de oro
CHILE • Santiago • El Escmo. Sr. Nuncio de S. S. imponiendo la medalla a dichos alumnos.
Sres Cooperadores, consultad el T E S O R O ES PI RI TUAL
Don Bosco allende los mares.
Lo que cuentan nuestros Misioneros,
INDIA - Madrás.
Nuestro ilustre Arzobispo Misionero, el Exento.
Don Luis Mathias acaba de realizar una jira por
Europa y América en busca de recursos para su
arquidiócesis de Madrás. Teníamos el propósito de
recoger, a su regr.eso, las impresiones de tan largo
viaje, por creerlas de particular interés, dadas las
fecundas actividades de este ilustre Hijo de Don
Bosco, pero tan rápido e imprevisto ha sido
su paso por la Casa Madre que apenas si tu
vimos la satisfacción de poder saludarlo.
En cambio, lo que no logramos nosotros lo ha
logrado el Boletín Francés en Lyon. He aquí
el interviú que publica dicho Boletín con el ti
tulo de
U n cuarto de hora con Mons. Mathias.
— Ahora, Monseñor, os detendréis en
Francia una larga temporada. ¿ No es cierto ?
— ¡Pobre amigo mío! ¡Qué más quisiera
yo! A todo tirar podré estar aquí cuatro días.
Hace sólo cinco que desembarqué en Nápoles,
o sea el 25 de Febrero, y en seguida he de
volver a Turín donde llegaré el 6 de este mes,
(marzo) después de pasar algunas horas en
París, para poder reembarcar el 8 en Génova
y llegar el 20, si Dios quiere, a Bombayl Como
Vd. ve, viajo reloj en mano ansioso de volver
a abrazar cuanto antes a mis queridos hermanos
y feligreses de Madrás después de un año de
ausencia.
— ¿Estáis satisfecho de vuestro viaje?
— Si y no. Las circunstancias no me han
favorecido. Basta decir que el 29 de agosto
embarqué para América en un paquebot inglés
y que la guerra nos sorprendió • en pleno
océano.
— Tengo entendido que ahora venís de Ir
landa.
— Exacto. Y he de decir que en este hermoso
país he encontrado una generosidad sin límites.
Es tan grande la generosidad del buen pueblo
irlandés que los Obispos tienen, a veces, que
interponerse entre el que da y las manos que,
como las mías, se tienden para recibir. Si no
E l E x e m o . y R v m o . S r. D o n L u í» M a th ia s ,
a r z o b is p o d e M a d rá s.
fuera así aquellos piadosos isleños se despo
jarían de todo lo que tienen para socorrer la
indigencia.
— ¿ Y en los Estados Unidos hallasteis igual
acogida ?
— No puedo quejarme, pero allí ahora 1^
cosas no son como antes. Sin duda la Iglesia
Católica es hoy en los Estados Unidos la más
fuerte entre todas las confesiones cristianas,
pues cuenta con veintidós millones de miembros
127
G la c ia r “ C a r d e n a l C a g iie r o
A R G E N T I N A . — P ico s y g la cia r de la cadena andina
m eridional p a t^ ó n ic a , a si bautizados por su explorador el
P . D e-A g o stin i, que, desde 1 9 1 6 recorre en v ia jes d e misión
y d e estudio esta enorme y bellísim a cordillera. E s en e.xiremo interesante y volum inosa la aportación eien tijicá de
dichas e.vp¡oraciones, que han valido a l infatigable m isio
nero saU siano premios >■ colaboraciones d e la R e a l A c a
demia de Ita la v de otras Sociedades sim iltnrs.
L a c a r a v a n a d e l P , D e A x o s tin i b a c ia lo s to rreo n es
d e l F ita R o y.
I2vS
superiormente organizados y dirigidos por jefes
jóvenes llenos de brío y espíritu de iniciativa,
que disponen de los medios más modernos de
propaganda, medios americanos desde luego.
Desgraciadamente, años atrás, cuando los dó
lares corrían alegremente cayendo a montones
sobre el platillo de los postuíadores de las igle
sias, en las misas dominicales, el clero apresu
róse a levantar edificios enormes: iglesias,
escuelas, salas de reuniones, teatros, cines,
dispensarios, hospitales, clínicas, centros de
educación, y todo en profusión, grande, cómodo
y moderno, up to date. Pero aquellos buenos
clérigos no vieron el porvenir, y los fáciles prés
tamos de los bancos convirtiéronse en una
montaña de deudas que ahora oprime las es
paldas de las comunidades católicas estadou
nidenses. He aquí porque la generosidad ame
ricana hacia el misionero que pasa no puede
ser hoy lo que fué antaño.
No obstante. Monseñor, con ^’uecencia
habrán hecho una excepción.
— Y en efecto, estoy muy satisfecho; aunque
salí de la India con la esperanza, acaso un poco
loca, de recoger cuatro millones v sólo he
recogido uno. Pero creo que nadie eii mi lugar
habría conseguido más, dadas las restricciones
impuestas a todas las fortunas por esta terrible
guerra que, de rechazo, hiere cruelmente a
todas las naciones aun a las más alejadas y
neutrales. .
- •
cuales son ahora vuestros proyectos?
-■ Sencillamente, lanzarme a edificar en
cuanto llegue. Los tres millones que me faltan
se los pediré a una Sociedad por acciones v a
los amigos que, en mayor o menor número, he
conseguido ganar en todas partes para mi obra.
Ksta urge ahora más que nunca. La India evo
luciona con una rapidez desconcertante. Ma
dras. la tercera ciudad de este inmenso Im
perio y capital de la provincia que cuenta con
más cristianos, está llamada, con sus 45.000
católicos' a cual más fervorosos, a desempeñar
un papel importantísimo en los destinos reli
giosos de aquel país, pero a una condición, y
« q u e entre sus^ medios juveniles se forme una
élite católica erñprendedora y activa, piadosa
y culta. Actualmente — y es nuestra gran des
gracia - los jóvenes católicos de mi .\rquidiócesis. de los que depende todo nuestro por\-enir.
no disponen de ningún local para poder llevar
a cabo este trabajo de formación, no tienen
ningún Centro susceptible de poder conver
tirse, el día de mañana, en foco de donde irra
dien todas las actividades religiosas. Peor to
davía. Muchos de estos jóvenes han caído ya
en las mallas de la poderosa v protestante
La gruta de la Sma. Virgen lia sido, durante
Y. M. C. A. (Asociación cristiana de hombres
jóvenes). Es para ellos una dura necesidad por toda la novena, meta de ctintinuas vi.sitas por
cuanto no hay allí otro Centro parecido que parte de estos hijos de la selva, viéndose
siempre adornada de flores y ramajes que los
sea capaz de albergarlos y distraerlos. La
Y . M . C . A., con sus restaurantes y bares, con niños, especialmente, ofrccíati con encanta
sus juegos de billar y bridge, con sus biblio dora espontaneidad, y alegrada por sus cán
tecas y salas de lectura, con sus conferencias y ticos y oraciones, 'l'odas las tardes, antes de la
cursos de gimnasia, se yergue ante nosotros bendición, reuníanse a cantarle letrillas y a
rogar por la paz del mundo correspondiendo
como un rival formidable y hay que procurar
de este modo a la invitación del Papa. Pero
vencerlo, erigiendo frente a la Y. M-. C. A.
protestante otra .Y. M. C. A. católica que no estas manifestaciones en extremo confortado
regatee ninguno de los medios lícitos de atrac ras nos hacían recordar, una vez más, que
ción con que ella cuenta. He aquí la empresa son muchos todavía por desgracia los pobres
salvajes que carecen de estos consuelos y viven
que me ha obligado a dejar mi amada Arquidiócesis y salir por esos mundos de Dios a sumidos en las tinieblas del paganismo entre
pedir limosna, y que, con la ayuda de María las marañas de estos bosques ecuatorianos. .
Puede asegurarse que el fervor y el entu
Auxiliadora, me propongo llevar a cabo.
— El ^Boletín Saiesiano hace votos porque siasmo no faltaron un solo momento. La co
\niestra empresa, Excelencia, alcance el más munión fué general v la Misa solemne tuvo
un gran concurso de fieles, singularmente de
feliz de los éxitos.
— ¡Gracias! cuento con que no me faltarán . niños jíbaros que, a pesar de la lluvia, recorrie
ron los dos kilómetros que separan la casa
el apoyo v las oraciones de las almas buenas.
Y el buen Arzobispo, más joven y batallador. misionera de la parroquia para ofrecer a María
Inmaculada sus corazones y buenos propósi
que nunca, se despedía para ir a ver a su her
tos. La fiesta viósc coronada por una corta y
mana, Hija de María Auxiliadora, que febril
mente estaba preparándole las maletas de viaje sencilla velada en la que nuestros escolares
fueron muv aplaudidos, dejando en todos los
al gran Misionero de Don Hosco.
asistentes una impresión inmejorable.
¡Qué alegría, amado l’adrc, ver la transfor
mación que han sufrido estas almas! Cuando
se piensa que. hace pocos años, estos pobreECUADOR
citos vivían aún en estad») salvaje y Iioy se les
ve queriendo ser cada uno c! primero en hon
rar a nuestra Madre celestial, no es posible
Nuestros Jibaros a los pies de María
dejar de bendecir a Dios desde lo más hondo
Inmaculada.
del corazón. Para llevar estas almas a Jesús
y a María nos ha servido admirablemente el
Amadísimo Pgdre.
sistema de nuestro Padre Don Rosco, tanto
Es la segunda vez que le escribo desde esta más cuanto que a ellos este sistema les en
Misión v le aseguro que lo hago con sumo canta por la bondad y familiaridad de que
gusto porque sé que a Vd. le alegran y con está impregnado. Es de esperar que las nuevas
generaciones así plasmadas sean la» que trai
suelan las cartas de sus misioneros.
Estoy todavía bajo la impresión viva y con gan la plenitud de luz y de vida cristiana a
fortante de la fiesta que celebramos en honor toda esta raza jíbara tan temida como menos
de María Inmaculada. Esta fiesta, que en nues preciada.
Concluyo, amado Padre, ascgtirándole que
tras casas reriste siempre un carácter particu
lar, aquí se ha hecho en medio de un fervor tanto nosotros como los jibarítos, que aquí
extraordinario. Nuestros pequeños jíbaros nos se educan en la escuela de Don Rosco y bajo
han dado ejemplos de una piedad y devoción el manto de María Auxiliadora, le recordanvjs
verdaderamente conmovedoras y, dada su en nuestras oraciones y que recordamos tam
condición y modo de ser, creo que no se les bién a nuestros cooperadores.
Bendíganos a todos y especialmente a su
podría pedir más. ¡Que hermoso el gesto de
Puenquiara escogiendo, una a una, las flores, affmo hijo en J. C.
más \-istosas y perfumadas para ofrecerlas a
la Toda Pura! y el de otro jibarito que hacía
B ienvenido Sc.tRPARi
promesa de encenderle una luz todas las tar
Misionero Saiesiano.
des!...
129
Crónica de Gracias
atribuidas a ¡a intercesión de María Auxi
liadora, de San Juan Rosco y de nuestros
Siervos de Dios.
Feliz éxito de una difícilísima y peligrosa
operación.
En mayo de 1935, me atacó una enfermedad
terrible que consistía en un grano maligno
en el cerebro, y al consultar a up médico,
este descubrió a la yez una grave diabetes.
El médico de referencia dijo que se hacía ne
cesaria y urgente una operación, algo difícil
a causa de la diabetes. Tal pronóstico me afectó
mucho, y, conocedora de las grandes mara
villas que María Auxiliadora y S. J. Bosco obran
en favor de los que los invocan, recurrí en se
guida a Ellos, pidiéndoles un completo y feliz
éxito de la operación. El día 10 del referido
mes me trasladé a la ciudad de Hermosillo,
internándome en uno de los hospitales. Al
hacer los médicos la extracción del grano,
vieron que una grande cantidad de pus in
vadía todo mi cerebro. No obstante, y gracias
a mis celestiales Protectores, la operación dió
perfecto resultado, cicatrizándoseme la herida,
a pesar de la diabetes y eliminándose cl pus
después de un laborioso drenaje practicado
por los doctores.
Yo considero este caso como milagroso, y
hoy me rc.suelvo a manifestar públicamente
mi eterna gratitud a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco cumpliendo a la vez la
promesa de hacer un donativo en favor de
ios niños más pobres del Santo.
]'iU(i de Seris, Sin. (Méjico), enero de 1940.
CtlWDALUPE C . PK .\HfMAD.A
i.'ooperadora Salesiana.
María Auxiliadora salva a mi hijito en
un terrible accidente.
El día 31 de julio del presente año, salí a
dar un pasco a caballo con mi hijo Luis An
tonio, de 3 años de edad, cuando, después
de haber andado unos dos kilómetros, mi ca
ballo se asusta y emprende veloz carrera si
guiéndole el de mi hijo que, como es natural,
llora Y grita asustado: tjPapá, papá!». No se
cayó en seguida porque su tío, que le había
regalado el caballo c invitado a dar el pasco
que para él pudo ser mortal, habíalo como pre
caución amarrado a la silla por la cintura con
vina correa. .-Xun así, pronto perdió el niño el
130
equilibrio, seguramente porque la silla estaba
floja, volteándose y quedando silla y jinete
debajo de la panza del animal que, exasperado
por aquel estorbo, trataba de quitárselo ti
rando furiosas patadas.
Viéndome yo impotente ante tan terrible
espectáculo y el inminente peligro de muer
te en que se hallaba la criatura, empiezo
a gritar con toda mi alma: o María Auxiliadora,
salvad a mi hijo » y ¡oh, prodigio!; en seguida,
el caballo deja cl camino que llevaba y que
por estar cubierto de piedras resultaba peli
grosísimo, y casi al mismo tiempo se rompe
la • correa de que estaba pendiente mi Luis
cayendo éste al suelo. Cuando fui a recocerlo
me dió un vuelco el corazón, pues creí que
se hallaba muerto a causa de su inmovilidad
y de la sangre que manaba de la nariz, pero,
después de llamarlo y sacudirlo, el inocente se
recobró, y una vez examinado, vi con inmensa
alegría que estaba perfectamente ileso no te
niendo más que unas ligeras erosiones en la
cara y en una pie.
¡Gracias, de corazón, Madre mía Auxilia
dora!; te prometí hacer una limosna y cum
pliré mi promesa; he sido devoto tuyo y socio
de tu Archicofradía y, en lo sucesivo, procu
raré hacerme siempre más digno de llevar
estos honrosos títulos.
Huejúcar (Méjico), setiembre de 1939.
L uis de L eón .
Salvado de la muerte y del robo en un •
asalto criminal.
Hace algunos meses, salí de esta población
solo y a pié para ir a tomar el tren en viaje
para Popayán, llevando dinero para compra
de ganado. Poco antes de llegar a la estación
férrea fui asaltado por un criminal y. al darme
éste 9I tercer garrotazo en la cabeza, recuerdo
que exclamé: «¡M aría Auxiliadora, sálvame! t
y que el salteador recogió en seguida una maíetica que me había.hecho caer de otro garro
tazo, huyendo a escape. N o me di cuenta de
más hasta que volví a la realidad, un butn
rato después de haber llegado a ía estación.
¡O h, prodigio de María Auxiliadora! Ella me
salvó y salvó mi dinero. Tam bién en otras
ocasiones experimenté los consoladores efectos
de su maternal protección, y hoy, agradecido,
pido sea publicada tanta bondad de la M rgen,
a la vez que envío una pequeña donación en
faN-or de los huerfanítos de San Juan Bosco.
Morales (Colombia), diciembre de 1939.
Jo.AQUiN C la v iio S.
Cooperador Salesiano.
Doblemente agradecida.
María Auxiliadora escudo de mi hermano.
Doy gracias a María Auxiliadora y a Don
Bosco por dos favores recibidos: por haberme
concedido la salud en una gravísima enferme
dad que padecí: tifus, peritonitis y otras com
plicaciones y de la cual no hubiera podido
salvarme sin la intercesión divina y, reciente
mente, por haber curado a mi cuñado de una
pulmonía cuando su estado era desesperado
y ya había recibido los SS. Sacramentos. A
la misma hora, en quq se encargaba a los PP.
Salesianos una Misa implorando su salud, la
enfermedad hÍ2o crisis favorable, continuando
la mejoría y encontrándose hoy fuera de pe
ligro. Agradecida de todo corazón, publico
estas gracias obtenidas, como había prometido.
I-'^o (España), febrero de 1940.
Al iniciarse el movimiento salvador de Es
paña. mi hermano, principal sostén de mi
madre, incorporóse inmediaiamcntc al glorioso
Ejército del Caudillo.
.Acudí entonces a María Auxiliadora y a mi
santo Padre Don Bosco para que me conce
dieran la gracia de verle cumplir su deber
para con la Patria, conservándomelo al mismo
tiempo para ayuda de mi madre.
Hoy cumplo la prome.sa de hacer pública
la gracia obtenida, pues después de haber lu
chado valientemente y salido incólume de
tantos peligros, \oielve mi querido hermano
al seno del hogar para seguir siendo el apoyo
de mi madre y trabajar en la reconstrucción de
mi Patria.
P U R .\ S E V I L U t X O .
S. José del Valle (España), octubre de 1939.
F elipe P.\lomino, Sac. Sal.
La reliquia de San Juan Bosco.
Teniendo a mi hijo gravemente enfermo,
acudí a nuestra buena madre María Au.\iliadora y a San Juan Bosco y apliqué al enfermo
la reliquia de este gran Santo suplicándoles
intercedieran ante Dios y le devolvieran la
salud perdida. Hoy, después de mucho tiempo
de encontrarse bien, cumplo la promesa de
hacer público mi agradecimiento para que
todos sus devotos que se encuentren en algún
apuro, como este en que yo me encontré, acu
dan con fe y confianza seguros siempre de ser
escuchados.
Que María Santísima y San Juan Bosco
sean siempre nuestros protectores.
Curada del oído.
Habiendo prometido que, si María Auxilia
dora y Don Bosco me concedían la gracia
que les pedía, de obtener la curación de una
d(»lencia al oído que me tenía muy afligida, lo
iba a publicar en el Boletín Salesiano, cumplo
muy agradecida mi promesa.
Buenos Aires, Navidad de 1939.
E rnestina T ornqi' ist de Bary .
Dan también gracias a María Auxiliadora y a
San Juan Bosco por favores recibidos:
A H O E N T lN A -G V n m // P a z —
Paysandú (Uruguay), febrero de 1940.
A R G E N T lN A -/.a P a r a
Helvecia L echthaler de G erm.^no .
.A R C E N TiN A -.Son P e d r o
E c u a d o r - f'íW e x
D o r a l íc ia S c ío t t i.
A n a c í a M o n d in o .
- N a z a r e n o T e s e i.
P r i m it iv o
V é liz
K.
Por haber salvado a mi abuelito.
V e l i z G . - O l i n d a V é l i z R . - V i ll a n u c v a L .
Habiendo dado a mi abuelito un grave ataque
le me hizo temer por su vida y faltándome
las medicinas, dado lo aislado que se encuen
tra este rancho, no dejaba ni un instante de
clamar el auxilio de nuestra celestial Madre
.Auxiliadora, de S. Juan Bosco y de Domingo
Sarío, y grande fué mi alegría al ver escucha
dos mis ruegos, pues mi abuelito en bre
ves momentos se vio libre del ataque, gozando
hoy de completa salud.
Deseo sea publicada esta gracia para de
mostrar mi gratitud a estos celestiales Pro
tectores.
La Estancia-Tep^tongo (Mgíco),
h ijo s .
Estados
i
—
-
febrero de 1940.
A na S.MÁzsn.
U
n id o s
-
L o s A n g e le s —
M s - jic o - C á p iia l - - 'R a q u e l
-
M a r ía
N úñez
de
P ed ro
I^una c
T e je d a
-
G u a d a lu p e T . d e L a t a p í - M a r ía T . d e H . - L . M .
-M. T .
M E jic x i-/ 4g u a s c a I ie n le s —
M
e j i c o - C o o í /o
—
S a b in a Z . V d a d e R o m o .
A lt a g r a c ia P . d e P é r e z - C a r
m e n R iv e r a .
'S Í E jic o - G u a d a la ja r a — ; J o r g e L a n c a s t e r J o n e s y
S r a . - J . G u a d a lu p e M a r tín e z - T o m á s M a r tín e z
- S r a . F r e g ó s e d e S a n ta C r u z - D . H . V e lá z q u e z .
\ I e j i o o -.1 / o w <2a: —
je r o d e h ía r ín
S o le d a d L ó p e z - M a r í a T i n a
- H e r m in ia R o m á n .
yE SE Z L ’ E U í-.W a r a c a ib o - ta lin a R i e r a
J o s e fa
z á le z :
P in o l
-
C arm en
J o ic fin a
C h in e a
M o r illo
R o m ero - C a
- M anuel
M a rtu c a
F in o !
-
- M a n u el fío n -
E C R O L O G I A S
S A L E S I A N O S D IF U N T O S :
Pablo Mattalli, sacerdote — de Prato San Pictro
(Italia) t en La Spezia (id.) el 2« febrero a la edad
de 69 años.
Arturo Montebugnoli, sacerdote — de Castel San
Pietro (Italia) f en idem el 11 febrero a la edad de
67 años.
Juan Martinelli, sacerdote — de Pomarolo (Italia)
t en Este (id.) el 26 febrero a la edad de 52 años.
F.ntUio Ilarliai, sacerdote — de Screnyifalva (Hun
gría) t en Nyergesujfalu (id) el 2 de enero a la edad
de 38 años..
Esteban Fincae, clérigo — de Eg^-eck (Hungría)
t en Nycrpesujfalu el 2 de enero a la edad de 24
años.
Juan IJo/inann, diácono — de Tauberrettersheim
(Alemania) t
Benediktbeuem (id.) el 15 enero
n la edad de 29 años.
Héctor CerrKíí, clérigo — de Vergano (Italia) f en
Hiclla (id.) el 17 febrero a la edad de 25 años.
José Ules, clérigo — de Davod (Hungría) f
Baja (id.) a la edad de 25 años.
Ernesto Falda, coadjutor — de T urín f en Cremisan (Palestina) el 6 febrero a la edad de 69 años.
C O O P E R A D O R E S D IF U N T O S :
Don Ignacio Scrvitja Pujol.
El 30 de diciembre de 1937 falleció en Gerona
(España), y en plena dominación roja, este bene
mérito cooperador salesiano.
Circunstancias especiales nos habían impedido
hasta ahora cumplir el deber de anunciar esta
triste pérdida. La gratitud nos obliga a no demo
rarlo por más tiempo.
132
Nació D . Ignacio el i i de noWembre de 1882.
Huérfano de padres desde la edad de 5 años, vivió
al cuidado de sus tutores, siéndolo en su primera
infancia D. Ignacio Servitja Escatllar, Ecónomo de
la iglesia Catedral de Gerona quien cuidó del joven
con tal esmero que fué años más tarde ejemplo
de ciudadanos y católico práctico y . convencido.
Amante de las Misiones, y de un modo especial de*
las Misiones Salcsianas, seguía con edifícame in
terés sus progresos en las relaciones del Boletín.
Desde 1921 quedó ciego, siendo su única distrac
ción la lectura que escuchaba de sus familiares.
Conocía y daba toda clase de detalles misionales
como si fuese él misionero; mantenía corresponden
cia con muchos misioneros y eran sus cartas los
tesoros más apreciados que guardaba, haciendo con
mucha frecuencia que repitieran sus hijos la lectura
de las mismas.
Monseñor Luis VersigUa, Monseñor Méderlet,
Monseñor Matías y M onseñor Bars eran sus mejo
res amigos, recibiendo en su casa el honor de tan
altos hijos de la Iglesia que vinieron a visitarle.
Fueron esos días los más felices de su vida, llena
de tantos sufrimientos por la enfermedad de la vista
y por su delicada salud.
Jamás cerró la puerta de su casa a ningún pobre
y decía a cuantos le rodeaban que hay que tratar
mejor al pobre que a los más íntimos de la familia.
Era tan grande su devoción a ^Iar(a Auxiliado, a
que a Ella recurría siempre. Cuando los dolores de
su enfermedad se le hacían insoportables invocaba
a la Santa Madre aplicando al sitio dolorido alguna
reliquia de S. Juan Bosco, o de Mons. Méderlet,
experimentando en muchos casos un alivio instan
táneo. F ué tal el ejemplo que sus familiares reci
bieron que siguiendo su costumbre recurren cons
tantemente a la Virgen de Don Bosco en todas sus
necesidades.
T al como soñaba, murió en plena dominación
roja, un día triste y glacial a propósito para que se'
cumplieran sus deseos. N o quiero, decía, que venga
nadie para hablar conmigo; sólo quiero a mis'amigos para que recen por mí. Y efecti%'amente, salie
ran esos del escondite donde se hallaban a causa
de la persecución, e hicieron la visita con tal vene
ración como si hubiese muerto un santo.
Practicaba la caridad siguiendo al pie de la let"*
aquella máxima del E\*angeIio: <Que no se enti ^
tu izquierda del bien obrado por tu derecha >.
A su digna esposa Doña Rosa Serrat y a to
sus hijos, nuestra gratitud y sentida condolenc
Han muerto también en la paz del Señor '
EsPA^A-Santander — Pedro Sotorrío. •
CoLOMBiA-Co/í — Rosario E. de Franco - Ro
sario Herrera de Saldaña - María Santos Salinas
- Manuel T ello - Srta. Ana M aría .Arroyo.
Ecü.\DÓB-Qi/mifa — Andrés Vaca Morales.
— María Olmos Vda. de
hluro.
C o n a p r o b a c ió n d e la a u t o r id a d e c le s iá s tic a . • E s t a b le c im ie n to T ip . d e la S .E .L - T u r i a
D ir e c to r re s p o n s a b le : D . G U I D O F A V I N I - V ia C o tt o ie n c o . 3 a - T U R I N 109 - (Ita lia )
-
Texto
-
5UNIO
Año LV - N. 6
R E V I S T A
DE
L A S
O B R A S
DE
D O N
1940
B O S C O
Tesoro Espiritual
Relación de las Indulgencias Plenarias
que los Cooperadores Salesianos pue
den ganar en el transcurso del año.
I . — Una vez cada día, elevando a Dios, en
medio del trabajo y aunque sea sólo mentalmente,
una piadosa invocación cualquiera, previas las
demás condiciones ordinarias, o sea el estado de
gracia, la confesión y comunión sacramentales
y la visita a alguna iglesia u oratorio público,
rogando por la intención del Soberano Pontífice.
Esta indulgencia del trabajo santificado pue
den ganarla los Cooperadores Salesianos, Hijas
de M. Auxiliadora y sus respectivos alumnos
y ex-alumnos. Si, hallándose en estado de gracia,
se sigue repitiendo la misma piadosa invoca
ción, u otra cualquiera durante el trabajo, se
puede ganar, cada vez, una indulgencia parcial
de 400 días.
2 - Un día de cada mes, el que uno elija.
^ - El día en que se hace el piadoso Ejercicio
Mensual de la Buena Muerte.
4 - El día que se asiste a la Conferencia
Mensual Salcsiana.
$ - El día en que uno inscribe su nombre en la
Pía Unión de Cooperadores Salesianos.
6 - El día en que por primera vez se consagra
uno al Sgdo. Corazón de Jesús.
7 - Cada vez que practique los Santos Ejer~
ciclos Espirituales, de ocho días.
% - A la hora de la muerte, con tal que, con
fesado y comulgado o por lo menos arrepentido
de sus pecados, invoque, con los labios o con el co
razón, el nombre sacratísimo de Jesús.
EN CA D A UNA
DE LAS SIGUIENTES FIESTAS:
i) M O VIBLES:
18
23
25
29
-
Cátedra de San Pedro en Roma.
Desposorios de la Sma Virgen.
Conversión de San Pablo.
Fiesta de San Francisco de Sales.
FEBRERO
2 - Purificación de la Sma Virgen.
22 - Cátedra de San Pedro en Antioquia.
M A R ZO
19 - Fiesta del Patriarca San José.
25 - Anunciación de la Sma Virgen.
M AYO
3 - Invención de la Santa Cruz.
8 - Aparición de San Miguel Arcángel.
11 - Aniversario de la Coronación de María
Auxiliadora.
24 - Fiesta de María Auxiliadora.
JU N IO
24 - Natividad de San Juan Bautista.
29 - Fiesta de San Pedro y San Pablo.
30 - Conmemoración de San Pablo.
JU L IO
1 - Preciosa Sangre de Ntro Señor Jesu
cristo.
2 - Visitación de Ntra Señora.
16 - Fiesta de ¡a Virgen del Carmen.
A G O ST O
6 - Transfiguración del Señor.
15 - .Asxinción de la Sma Virgen.
16 - Fiesta de San Roque.
SE TIEM B R E
8
12
14
15
29
-
Natividad de la Sma Virgen.
Dulcísimo Nombre de María.
Exaltación de la Santa Cruz.
Los Siete Dolores de la Sma Virgen.
Dedicación de San Miguel Arcángel.
OCTUBRE
Sagrada Familia (el primer domingo después
de la HpÍfan(a).
Dolores de la Sma Virgen (El viernes de Pasión).
Domingo de Ramos.
Pascua de Resurrección.
Ascensión del Señor.
Domingo de Pentecostés.
Fiesta de la Sma Trinidad.
Corpus Christi.
Fiesta del Sgdo Corazón de Jesús (primer viernes
después del Corpus).
Fiesta del Sgdo Corazón de Marta (día siguiente
del anterior).
2) FIJ.AS:
EN ERO
1 - Circuncisión del Señor.
2 - Santísimo Nombre de Jesús.
3 - Epifanía.
y - Im Virgen del Rosario.
11 - Maternidad de Alaria.
16 - Pureza de María.
N O V IE M B R E
2! - Presentación de Ntra Señora.
22 • Fiesta de Santa Cecilia.
D IC IE M B R E
8 - Inmaculada CoTicepdón.
25 - Natividad de Jesús.
Para lucrar las antedichas indulgencias
se requiere, además de las condiciones ordi
narias, que los Socios de la Pía Unión recen
cada día un Padrenuestro, Avemaria y Gloria
con la invocación Sánete Francisce Salesi, ora
pro nobis, según la intención del Romano Pon
tífice.
1
REVISTA DE
L A S O BRAS DE
DO^' B O S C O
REDACCION
8O l ETIM
AlESIAMO
1- A ü M I N l E T R A C i U S ;
VIA
COT iOLENOU.
a
- TUHI. \
Afto L V
• N ú m e ro A
JUNIO
1940
tiog) • {ITALIA)
R c s lr íc c io n e s g u b e ro a fiy a s, q u e a fe c ta n a r e v is ta s y d ia rios, n os o blig a n a r e d u c ir las p á gin a s d e l B o l e t í n .
S U M A R IO : A n u e s tro s C o o p e ra d o re s . L a c a r id a d c r is tia n a ilu s tr a d a y m a g n ific a d a p o r e l P a p a . • N e c e s id a d d c l
e s tu d io d e la r e lig ió n L a D o c tr in a c r is tia n a e s p a r a to d o s y a c c e s s ib le a to d o s . - U n g ra n d is c íp u lo d e S a n Juan
B o sco : D o n O r io n e . - N o ticia s d e España y d e H ispanoam érica: B ilb a o . I n a u g u r a c ió n d e l a lt a r d e M a r ia A u x i l i a
d o ra e n la ig le s ia d e la s E s c u e la s S a le s ía n a s d e B a ra c a td o - V a le n c ia . S o le m n e h o m e n a je a lo s M á r tir e s S a le s ia n o s • B e n d ic ió n y c o lo c a c ió n d e l a p r im e r a p ie d r a d e u n n u e v o C o le g io • R o m a . V is it a d e l E x e m o . S r. E m b a ja d o r
d e l a R e p ú b lic a A ^ e n t in a c e rc a d e l a S a n ta Sed e a n u e s tro In s titu to P ió X I - C u b a . L a fiesta d e S. Ju a n B o sco
e n S a n tia g o . • D on B o sco a llende los mares: I n d ia . M a d ra s . U n c u a rto d e h o ra c o n M o n s. M a th ia s • E c u ad o r.
N u e s tr o s jib a r o s a lo s p ie s d e M a r ia A u x ilia d o r a . • C ró n ica de gracias. - Necrologías.
A nuestros Cooperadores
La caridad cristiana ilustrada
y magnificada por el Papa.
T)os mil Damas de la Conferencia de San
Vicente de Paúl de Roma y el Lacio ofre
cían al Vicario de Jesucristo, el día .14 del
pasado marzo, un filia l v devoto homenaje
de veneración, y le presentaban una Esta
dística detallada de sus últimas actividades
benéficas. ■
es tan bello, confortante y aleccionador
el discursito que en aquella audiencia les di
rigió S . S . Pío X I I que no hemos podido
resistir el deseo de traducirlo y brindarlo a
nuestros buenos cooperadores.
Muchos de ellos seguramente son miembros
de las Conferencias y les sabrán a gloria
los conceptos vertidos por el Santo Padre,
mas aunque sólo fueran cooperadores salesianos, creemos que con verdadera avidez reli
giosa harán tesoro de tan augustas e inefables
enseñanzas, que, si bien iban dirigidas a una
Institución determinada, convienen y apro
vechan a todos los que oyen y practican el
mandamiento divino de la caridad, y de
modo' especial a los cooperadores salesianos
que, asistiendo y visitando a los huerfanitos
de Don Bosco, visitan y asisten a ¡os más
pobres entre los pobres, a los inás predilectos
entre los predilectos del Corazón de Jesús.
Sin reproducir el discurso íntegro, he aquí
lo más bello y sustancioso:
M ás de una vez, amadas hijas, como
Cardenal Protector, tuvimos ocasión de
alabar y estimular vuestra caritativa acti
vidad informada en el espíritu de San
Vicente de Paúl; ¿cóm o no habíamos de
hacerlo ahora en que los designios inescru
tables de Dios se fijaron en Nos para que
representemos aquí al Salvador Divino que
pasó por la tierra derramando bienes: Pertránsiit benefaciendo? Somos el Padre co
mún de los fieles y nuestros ojos, llenos de
profunda conmiseración, dirígense, en es
tos momentos, a la humanidad aquejada
111
amuebladas y cubiertas de mullidas alfom
bras; los pobres viven en tristes tugurios
y a veces carecen hasta de techo...
Pero ese modo de dar y de daros, a vo
sotras aún no os satisface. Sabiendo que a
Dios le agrada que sus servidores den con
alegría, hilarem enim datorem diligit Dens,
procuráis hacer todo eso con la sonrisa en
los labios. El pobre tiene un alma como
el rico y como él tiene además un corazón,
y ¡cuán poco basta, a veces, para devolver
la paz a un afligido y hacer desaparecer la
acidez de un alma rebelde y amargada 1
¡ En cuántas de esas míseras casucas, en las
que entró, aunque sólo sea con un modesto
bagaje de socorros materiales, ese precioso
tesoro de una alegre y activa dedición, se
L a ca rid a d da y se da.
verifican aquellas palabras de la Sabiduría:
Meliiis est vocari ad olera cum caritate quam
Lsa reciprocidad de beneficios revélase
ad vitulum saginatuin cum odio; vale más
ante todo en vuestras visitas. Por medio
ser convidado a comer unas verduras en
de ellas, el pobre os obliga a practicar una
la casa del que nos ama que a comer un
caridad efectiva, porque si ésta se redujera
ternero cebado en la del que nos odia!
sólo a un mero sentimiento de conmise
Pues bien, esa necesidad de convertir la
ración y cada una de vosotras, en la medida
conmiseración platónica en beneficencia ac
de sus fuerzas, no la tradujera en obras,
tiva, y perfumar esa beneficencia con el
quedaría privada de todo mérito y eficacia.
sentimiento de la caridad vosotras la debéis
K1 .\póstol Santiago lo ha notado, diriase
también al pobre, que es quien os la ha
hasta con una punta de ironía: ¿ D e qué
hecho comprender y sin tales requisitos
sirve decir a los necesitados: calentaos y
vuestro gesto resultaría frío y vuestras
comed, si no se les da lo necesario para la
palabras inexpresivas.
vida ? 1). Jesús ha dicho, y vosotras lo sabéis
muy bien, que, en el último día, todos los
E l e je m p lo d e l p o b re.
hombres serán juzgados por este ejer
cicio práctico de la caridad.
El pobre, además, os une a Dios con los
liso de distribuir a los pobres socorros
ejemplos
que os da. Bajo los techos humil
materiales ya lo hacéis, pero no basta; la
des fiorecen, a menudo, virtudes que nos
caridad no se contenta con dar sino que
se da, y es esta precisamente la misi(>n llenan de asombro, como sucedía en el
tabuco escuálido de aquel paralítico que,
especifica de las Conferencias, que consiste,
privado, desde hacía ocho años, de todo
no en enviar las limosnas al pobre sino
movimiento, quiso, rodéado de su m ujer
en llevarlas personalmente.
y de sus hijos y de algunas Damas de esta
Y es claro que para cumplir esa obra
Conferencia, festejar cristianamente sus
de misericordia de ir a visitar al pobre,
tenéis vosotras que s;ilir de ca&i, dejar bodas de oro y, entre la conmoción de los
presentes, leyó la fórmula de consagración
vuestro propio bienestar y renunciar a ve
de toda su familia al Sagrado Corazón.
ces a las conveniencias y al espíritu del
X o desconocemos que, a veces, también
mundo; porque « si uno ama el mundo
— advierte el .\póstol S;m Juan — la ca se exhibe el vicio ante NTiestros ojos con
tanta cnideza como la miseria material pero,
ridad del Padre no mora en él *. Cuando
aun
en este caso, si el contraste entre los
vais a visitar al pobre en su casa, s-a sabéis
sufrimientos
del pobre y vuestro propio
que allí no hallaréis estancias lujosamente
por ese enorme cúmulo de males que han
venido a añadirse a sus dolores seculares.
Mas, observamos que si D ios permite tales
pruebas y desventuras para purificar al
mundo culpable, también inspira el modo
de remediarlas suscitando nuevas y cada
día más ingeniosas formas de caridad. A l
examinar, momentos hace, la estadística de
las obras materiales y morales de benefi
cencia llevadas a cabo por vosotras durante
el año de 1938, mientras nos consolábamos
al ver los tan varios y múltiples aspectos
de la caridad cristiana, pensábamos que,
los pobres, desde muchos puntos de vista,
se convierten en bienhechores vuestros.
1 12
bienestar os produce efectos saludables,
porque al dejar aquel tugurio frío, desnudo
de todo confort, y tal vez sucio, y volver a
vuestras cómodas habitaciones sentís una
mayor gratitud hacia la Providencia D i
vina y acaso también un estímulo de su
prim ir tal o cual gasto superfino, ¿ cómo
no habríais de reconocer igualmente, en
presencia de tanta abyección moral provo
cada o favorecida por la indigencia, que
pecados y de la muerte eterna ». Imaginaos
ahora que, en Jerusalén, y en tiempo de
aquel pobre Lázaro de que nos habla el
Evangelista San Lucas, hubiese habido una
de Maestras Damas de la caridad. A l pasar
aquella Dama delante del mendigo habría
seguramente curado sus llagas de un modo
más eficaz y aséptico que los buenos perros
que las lamían, y no contenta con ello,
habría entrado en la sala del festín v hecho
í I»
?
C o r a ió n D iv in o d e Jesús, c o n c e d e d a la s n a c io n e s c r is tia n a s m u c h a s y s a n ia s v o c a c io n e s s a c e r d o ta le s p o r In tercesió n
d e v u e stra a m a n tis im a M a d re M a r iá y e n v ir tu d d e lo s m e c o s q u e . o fr e c id o s p o r v u e stra fle l s ie rv a
S a n ia T e r e s ila . o s d ir ic e n la s a lm a s b u en a s.
si \"uestra vida es buena y vuestra con
ducta virtuosa se debe, en gran parte, a
la privilegiada condición familiar y social
de que gozáis y a la cultura recibida ?
Esto hace que nazca en \Taestros cora
zones un deseo más vivo y ardiente de
curar las llagas de' esas pobres almas, a
veces más desgraciadas que culpables.
Vosotras conocéis muy bien el arte de
buscar recursos para que a la Conferencia
no le falten los fondos necesarios. Pues
bien, cuando esto hacéis, sabed que a^Tjdáis al rico a ganar el cielo, porque, como
asegura la E scritura," la limosna libra de los
correr por la mesa el cepillo de la limosna,
la cual, además de socorrer a Lázaro, ha
bría tal vez metido por el camino del cielo
al rico Epulón. He aquí la feliz audacia
que os da el p>obre, y que casi os convirtc
en medianeras de bendiciones, que si apro
vechan a los que reciben la caridad bene
fician, de modo especial, a los que la hacen.
L a salvación de las almas.
¿ Quién sería capaz de contar el número
de gracias que pasan de este modo por
vuestras manos? Cierto que vosotras no
113
mana de las manos de díctamo blanco y
lleváis a vuestros pobres el Sacramento
D ivino, como lo llevaron las Damas de oloroso I Ella, y únicamente ella, es la que
la caridad de París a los prisioneros de la hace habitable esta tierra a los degraciados
y a los huérfanos, a los oprimidos y a los
Commune y , más recientemente, lo han
sin techo. Ella es la que revela al hombre
llevado en España durante la guerra civil,
la íntima bondad de su corazón y muestra
pero abrís a esos pobres el camino de la
a la tierra la más bella imagen de Dios,
v^antificación, siendo este y no otro el obje
tivo preciso de las Conferencias: dar pan a que substancialmente es caridad. Sólo ella,
virtud eterna, triunfará en la gloria cuando
los cuerpo? para medicar los corazones y
la fe y la esperanza dejen de existir.
salvar las almas... y todas esas gracias de
que vosotras sois instrumento ¿sería posible
¡ Quiera el Señor que también ahora
que al pasar por vuestras manos no dejaran triunfe en el mundo! ¡Con qué divina her
en ellas algo? Porque el bálsamo de la ca mosura se nos aparece! ¡con qué ansia se
ridad es como aquel nardo oriental cele
hace desear, en estos momentos, cuando
brado por la Escritura cuyo perfume im la violencia hija del odio parece quererla
pregna las manos del que lo toca. Decía
desterrar de nosotros! ¡ Cómo se revela
Nuestro Señor que «es mayor felicidad buena y más que nunca necesaria a esta
dar que recibir » y claro es que de esta feli cuitada humanidad extrcmecida y convulsa
cidad vosotras sois también deudoras a los que no cree ^a en la Verdad, que no
pobres. Las limosnas que les hacéis po
se atreve ya a creer en la Justicia, pero
drán . agotarse pero el aumento de gracia que se resiste a dejar de creer en la Ca
que el ejercicio de la beneficencia produce ridad !
en vuestras almas esta no se agotará por
¡ Desgraciados de vosotros, hombres in
que no tiene límites.
sensatos, que, ebrios de furor, habéis
A los pobres debéis, finalmente, la ale jurado matar a esta virtud inm ortal! ¡ D es
gría de poder gustar, aquí en la- tierra, ese graciados de vosotros. Fariseos de alma
consuelo inefable que inunda a los sacer seca y de mirada vacia, que no veis el
dotes y a las hermanas misioneras cuando,
resplendor de su rostro¡ ¡ Desgraciados
al fin de una jornada fatigosa de viajes a de vosotros, sabios de corazón sordo, al
través de la estepa helada o de la floresta, que no llega el eco de su voz consoladora
tropical, caen extenuados pero llenos de de los dolores humanos! ¡ Desgraciados de
gozo porque piensan que han dado a las vosotros, falsos profetas de la felicidad
almas un poco más de amor y a Dios una universal, que os quemáis las pupilas bus
jornada más de gloria. Vosotras mismas cando el fantasma fuliginoso de una justi
lo decís en vuestra Relación que en
cia terrena completa y definitiva, y en la
el mismo corazón de Roma tenemos ba
caridad que es la hermana de esta real vir
rrios con sus pequeños salvajes, lo mismo tud, sólo veis una intrusa, una impoftuna!
en los continentes inexplorados».
Ror haber desconocido la caridad h i
Vuestra obra es pues una verdadera perdido el mundo la verdadera paz, y no
misión, y el gozo que anima y sostiene a volverá a encontrarla hasta que la cari
los misioneros os sostendrá y animará dad no vuelva a ocupar su trono cimentado
también a vosotras en vuestras caritativas en la base imprescindible de la justi
tarcas, haciéndoos gustar de antemano, cia. La humanidad, amenazada de un nuevo
así sea de un modo pálido, la felicidad que diluvio, espera ver la .paloma anunciadora
se goza en el cielo.
del iris de paz, pero esta dulce mensajera
no puede traer la paz a los individuos ni
y a las naciones mientras no recoja de
La justicia y la paz, im posibles sin la
nu evo.sobre la tierra el verde ramo de
caridad.
olivo, de ese árbol de las unciones lenitivas
jO h , caridad, caridad! Virgen de los ojos que para crecer y dar frutos necesita el sol
de luz; Madre de los labios de m iel; H er de la Caridad.
II4
Él Episcopado Salestano del Brasil (4 arzobispos, 3 obispos y i administrador apostólico)
reunido en torno del Ezcmo. Sr. Nuncio de S. S. con motivo del Concilio Plenario
recientemente celebrado en Río Janeiro.
El Presidente del Estado de San Pablo (Brasil) imponiendo la conde
coración **Cmz del Sor” a nuestro veterano misionero el P. Colbacchini.
Necesidad del estudio de la Religión
La Doctrina Cristiana es para todos y accesible a todos
El catecismo es la ciencia de la salvación
tanto para el individuo como para la so
ciedad, y la Iglesia Católica es la única
que posee las fórmulas de esta ciencia di
vina que, como gotas de oro líquido, apa
recen cuajadas, o condensadas, en el pe
queño libro del Catecismo.
N o es necesario recordar aquí lo que
pensaba de Dios y de nuestros destinos
eternos la mitología pagana, y cómo ha
bían moldeado aquellas ideas la vida indi
vidual y social. Grecia y Roma, que re
presentan lo más elevado que puede dar de
sí la razón humana abandonada a sus pro
pias fuerzas, consagraron como de derecho
natural las formas m ás abyectas de escla
vitud; divinizaron los vicios más repu
gnantes; negaron a la vida humana todo
objectivo fuera del goce de las riquezas
y de los placeres, del poder y de la gloria.
Con esto no se quiere afirmar que aquellas
culturas, como por ejemplo el estoicismo y
el platonismo, no sean un noble y magni
fico esfuerzo que nos admira hoy todavía,
y que no hayan ofrecido, de algún modo,
elementos preciosos al pensamiento y a
la moral cristianas, pero aquellos sabios,
aunque supieron enfocar poderosamente la
razón y hacer verdaderos prodigios de gim
nasia especulativa, no disponían, los pobres,
de un órgano visivo adecuado que taladrase
el velo de la materia y les hiciese contemplar
todas las maravillas que más tarde había
de enseñarnos a nosotros la Revelación,
í (iu é significan el silencio de Pitágoras, la
providencia de Sócrates, las intuiciones poé
ticas de Platón, la lógica de Aristóteles, la
moral de Séneca, el sabor casi evangélico
de ciertas páginas de Cicerón, los admira
bles presentimientos de Virgilio frente a la
Doctrina del Maestro Divino que satisface
totalmente las mejores aspiraciones hu
manas y reúne en sí todo lo que de más
puro y elevado y benéfico hay en las demás
doctrinas ?
l'sta Doctrina Cristo la reveló a su Igleii6
sia, y ésta la ha recibido de sus manos, no
para uso exclusivo de ella y de sus apósto
les, o sea para un pequeño número de ini
ciados, sino para que la predique a todo el
mundo y la enseñe a todas las criaturas.
Es pues indudable que lá Iglesia llama
a la fe a todos los hombres, sin excluir a
ninguno; que no oculta nada ni se oculta
de nadie; sus puertas están siempre abier
tas; enseña públicamente y en todas las
lenguas, lo mismo «n las cultas y refinadas
de nuestra Europa que en las toscas y frag
mentarias de las primitivas tribus salvajes;
enseña siempre y a todos la misma doctrina;
no tiene una moral para los pastores y otra
para la grey; no un dogma para el areópago de los sabios y otro para las asam
bleas populares. El párvulo de la más hu
milde parroquia que ha estudiado y enten
dido bien su catecismo sabe, en materia
de fe, tanto como el Papa.
Claro es que, así como el astrónomo co
noce mejor que otro hombre cualquiera los
misterios de los espacios siderales, el sacer
dote y el teólogo conocen mejor que los
simples fieles las profundidades de la Re
ligión, pero nuestros doctores con toda su
ciencia sagrada tienen a veces mucho que
envidiar, en cuanto a la firmeza y luminosi
dad de la fe, a la rústica aldeana analfabeta
que recita las breves fórmulas del Credo
con la inteligencia postrada en el polvo v el
corazón derretido de amor.
Es admirable, a este respecto, lo que
escribe Contardo Ferrini, el santo catedrá
tico universitario que va ya camino de los
altares: «j A h, cuántas veces la pobre viejecita de mis montañas podría dirigiros a
vosotros, doctores, la famosa pregunta del
Evangelio: ¿ Sois maestros en Israel e igno
ráis todas estas cosas que yo veo tan cla
ras?».
' ¿ D e dónde tanta luz de D ios en estas
almas buenas, humildes y sencillas, sin
barniz de mundo, sin bagaje alguno de
libros? {.Cuántas veces, cansado de una
I»
V a le n c ia . - L a s In s p e c to re s S a le s ia n o s d e E sp a ñ a y D ire c to re s d e la p r o v in c ia T a rra c o n e n s e e n to rn o
d e lo s R v m o s. V is ita d o re s d e l C a p it u lo S u p e rio r P. P. B e r ru ti y Z ig e i o lt i.
larga jornada de camino y sentado a la
sombra de un abeto que me reparaba de
los rayos del sol, he razonado con el pastor
de los Alpes y con la pobre mujer hija de
la montaña y me he quedado maravillado
y confuso de la sabiduría de vida, del sen
tido de la Providencia, de la baja estima de
las cosas de la tierra, de la paz y alegría
íntimas de estas sencillas gentes incontami
nadas !».
•Es este, en efecto, un hecho bien consola
dor para la pobre humanidad, es a saber, que
las doctrinas de nuestra santa Religión sean
accesibles hasta a las almas más sencillas c
iliteratas, hecho que no podía menos de pro
ducirse dado el carácter absolutamente ne
cesario de estas doctrinas para la salud etem a. Por esto son para el mundo estas doc
trinas luz que, al decir del Evangelio, no
puede quedar oculta debajo del celemín sino
que tiene que brillar soberana en lo alto del
candelero para que todo el que quiere pueda
b e n e fic ia ^ de sus efluvios vitales.
L a ciencia de conocer y amar a Dios
en esta vida y alcanzar en la otra, por m edio
de este amor v conocimiento, la felicidad
es pues la única ciencia absolutamente ne
cesaria al hombre. No es necesario que el
obrero que forja el hierro conozca la astro
nomía, por bella y sublime que sea esta
ciencia. No es necesario que el artista que
esculpe el mármol y niela los m etahs pre
ciosos estudie cálculo infinitesimal. No es
necesario que el médico sepa tañer el arp?
o fabricar aeroplanos. Pero ni el obrero,
ni el artista, ni el médico, ni hombre alguno
pueden prescindir de la ciencia de la Re
ligión. Si no la estudian la añoran; notan
en sus huesos una vaga inquietud como de
alas que se agitaran en torno suyo; sienten
en su inteligencia extrcmccimientos que
elfos no saben explicarse; tienen hambre, o
mejor bullmia que es el hambre enfermiza
que no se sacia con nada. ¿ Existe Dios ?
¿ Cual es su naturaleza ? ¿ Donde esta ? ¿ Se
interesa de nosotros ? ¿ Quién ha hecho
esta tierra y este firmamento con sus millo
nes de soles ? ¿ 'Penemos alma ? ; Morirá
con el cuerpo ? ¿ Cual será su destino, si le
sobrevive ?... He aquí alguno de los problemitas, o mejor problemazos que con
frecuencia quitan seriamente el sueño a
ll‘
todos los hombres por despreocupados que
parezcan. Son los problemas de la Reli
gión; es la sentida necesidad de la ciencia
divina; necesidad primordial, profunda,
irreductible.
Pascal sólo conocía dos clases de hom
bres honrados: los que sirven a Dios de todo
corazón porque le conocen y los que lo
buscan de todo corazón porque no le co
nocen. Los pocos que, en su tiempo, ha
dan alarde de impíos e irreligiosos le inspi
raban verdadero horror, como si fuesen
monstruos, y decía que no hallaba palabras
con que definirlos.
Nosotros creemos que esos alardes irre
ligiosos no son sinceros, y que hasta los
monstruos, en lo que tengan de hombres,
se sienten punzados de angustia por esta
necesidad insatisfecha de la Religión, y a
veces hasta trabajan con fiebre para poder
taladrar con- sus pupilas los misterios del
rhás allá.
Kn la segunda categoría de almas hon
radas
siguiendo la clasificación de Pa
scal, y aunque él no los tuvo presentes podríamos nosotros colocar a los niños.
Nadie, en efecto, como el niño, busca tan
sincera y porfiadamente la bondad y belleza
absolutas que él ve bosquejadas como un
vislumbre incitador en eí rostro de su
madre. Nadie tampoco muestra mayor cu
riosidad que él por el misterio que rodea
su existencia, l'il niño vive siempre pen
diente de lo desconocido y siempre espera
vep cosas extraordinarias. Para sus ojos
atónitos todo tiene carácter de prodigio,
desde el calor tlel seno materno hasta el
juguetillo que hace ruido en sus manos.
N o conoce las causas ni mide el alcance
de los acontecimientos. 'Poda su vida es
un testimonio de la acuciante y continua
necesidad que tiene de inquirir y de
creer, necesidad que le lleva a buscar
siempre nuevos contactos con las cosas
materiales que hay en tom o suyo, con e!
consiguiente peligro de disiparse y deso
rientarse, de hacerse obstinado y caprichaso.
Ksta extrema movibilidad infantil, no es
neces;irio decirlo, crea un problema difícil
al catequista que, hablando de religión, asi
tuera el más hábil vulgariz;idor. tiene'que
iiS
^
mantenerse, siempre y forzosamente, en un
tono elevado de espiritualidad, porque el
vocabulario catequístico es, por su misma
naturaleza, abstracto y profundo, y las ver
dades tanto de orden moral como de orden
Sobrenatural que debe inculcar a los niños
son misterios que requieren una gran fijeza
de atención y de asentimiento, si han de ir a
incrustarse, como es lógico, en los senos
más profundos de la conciencia.
Porque, no nos cansaremos nunca de
repetirlo, el objeto final y precipuo de la
catcquesis, además de iluminar el entendi
miento, .es despertar en el corazón senti
mientos que tengan fuerza bastante, no sólo
para apartar al niño de las mil influencias
funestas que solicitan su atención sino para
impulsarlo fuertemente a la práctica de las
virtudes cristianas. El catecismo, si no se
le quiere convertir en fárrago inútil de la
memoria, ha de darnos niños que recen,
que obedezcan, que trabajen seriamente en
la elevación y purificación de la propia
conciencia; lia de darnos horríbres y mu
jeres perfectamente adiestrados en todas
las milicias de Cristo.
A esta dificultad propria de la enseñanza
religiosa aún se añaden, a menudo, otras que
el catequista celoso y diligente debe saber
prevenir o anular con una táctica defen
siva, vigilante y continua capaz de pre
servar, de corregir y edificar; tales son, en
muchos casos, la actitud hostil de la fa
milia, los ejemplos de un padre blasfemo
o de una madre indiferente y frívola, el
asalto impuro de jóvenes mal hablados
que ofenden el candor, o se insinúan cón
la duda, o matan con el ridículo.
Pero de esto es prematuro hablar to
davía.
1.0 que importa es que ni esto ni nada
desaliente al catequista; que tenga fe y
esté bien convencido de que la verdad di
vina, cuando llega a posesionarse de un
alma, tarde o temprano fructifica. Podrá,
si se quiere hasta por largo tiempo, que
dar escondida e infecunda, a causa de las
circunstancias adversas que la rodean, pero
día vendrá en que su voz se deje oír y sea
el llamamiento misterioso y definitivo a una
nueva vida, el revulsivo saludable que pro
duzca la s;dud v la salvación.
UN G R A N
DISCIPULO
El 12 de marzo p. p. mo
ría en olor de santidad este
gran apóstol y discípulo de
S. Juan Bosco, alumno de nuestro Oratorio de
Turín desde 1886 1889, >’ es justo que le dedi
quemos un sentido recuerdo, no para hacerlo co
nocer de nuestros lectores, puesto que la fama de
su santidad es hoy universal sino porque ¡a desa
parición de un tan ilustre ex alumno salesiano, que
como pocos ha sabido honrar este titulo y del cual
él bondadosamente se decía honrado, fexije este
homenaje.
Don Orione era muy amado de nuestro Santo
que se complacía de su alma pura y veía en él
al futuro apóstol. Ctiando el buen Padre se
halFaba en su última e7ifer}nedad,fué Orione uno
de los doce jóvenes alumnos que ofrecieron a Dios
s‘i vida por la curación del l^Iaestro, acto de
generosidad que el Santo premió en s guida
después de muerto pues, habiéndose Orione cer
cenado el dedo índice casi de raíz, vió instantá
neamente soldada la herida sólo con acercarla a
la mano del querido difunto.
Llamado al sacerdocio y a ser, también él,
a su vez. Padre de una gran familia religiosa,
fundó en Tartana el Instituto de los Hijos de
DE S A N J U A N
BOSCÜ
DON ORIONE
4 K
la Dk'ina Providencia, cuyas
obras, largamente bendecidas
por Dios e informadas en el
doble espíritu de Don Hosco y de San José Benito
Cottolengo, están haciendo verdaderos prodigios.
Don Orione raras veces pasaba por Turín que
no viniese al Oratorio a postrarse ante los alta
res de María Auxiliadora y de San Juan Bosco.
Gustábale, especialmente, arrodillarse en el mis
mo sitio del presbiterio en que él, de niño, solía
sert'ir al altar cuando formaba parte del Pe
queño Clero. Quiso asistir, en Roma, a las so
lemnísimas fiestas de la Canonización de Don
Bosco y acompañar en Turín sus gloriosos
restos, pegadito a la carroza triunfal, tal como
se le i'e en la fotografía que publicamos, humilde,
modesto, fon su viejo paraguas inútilmente abierto
pues no le reparaba del tremendo aguacero que
flageló durante horas la inolvidable manifestación.
El entierro de Don Orione, a quien se llama
ya en Italia el segundo Don Rosco, ha sido un
triunfo pocas veces igualado, y a él asistió una
representación del Capítulo Superior Salesiano.
Nadie duda que la Iglesia recogerá y valori
zará la gran fama de santidad con que ha muerte
este ilustre discípulo de San Juan Bosco.
I‘
L a a p o te o s is d e S . Ju a n B o s c o e n T ix r ia ( A b r il d e 1 9 3 4 ;. D o n O r io n e e n p r im e r te r m in o re re M id o d e s o b re pe l l i *.
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N oticias de España y de H
ESPAÑA - Bilbao. ^ Inauguración del
altar de María Auxiliadora en la iglesia
de las Escuelas Salesianas de Baracaldo.
Con gran solemnidad se ha celebrado en
Baracaldo, los días 30 y 31 de enero de p. p.
la inauguración y bendición del Altar de Ma
ría Auxiliadora, levantado con los donativos
de los baracaldeses en sustitución del des
truido en el periodo rojo.
Cuando, en 21 de junio de 1936, los elemen
tos extremistas de Baracaldo asaltaron el Co
legio para apoderarse de él y asesinar a los
Salesianos, una evidente protección de Don
Bosco nos salvó del peligro e hizo que pu
diéramos salir pocas horas después del Cole
gio y llegar al Ayuntamiento en .medio de una
muchedumbre hostil, aunque silenciosa, á la
que se había dicho que los salesianos habían
disparado y matado a alguno de los asaltantes.
Poco después, valiéndonos de la ayuda de
elementos influyentes educados en nuestro
Colegio, logramos marchar a Bilbao y así de
jábamos de ser la presa fácil de los irrespon
sables que asaltaron más tarde las cárceles,
los barcos y los domicilios particulares.
X*-.
El primer año de la liberación, y ayudados
por nuestros cooperadores, se arreglaron los
destrozos más urgentes del Colegio conver
tido en cuartel, y del teatro, patio e iglesia,
cuyos tres altares habían sido destruidos. El
segundo año, nos propusimos como objetivo
el Altar de María Auxiliadora.
Acudimos a los numerosos devotos que la
Virgen de Don Bosco cuenta en este gran
pueblo de los Altos Hornos, y los baracal
deses acudieron con generosidad* esplendidez
y prontitud.
Circunstancias imprevistas impidieron la
inauguración del Altar en el mes de mayo,
que el pueblo de Baracaldo celebra de manera
grandiosa. Pero se verificó una magnífica pro
cesión nocturna, presidida por el Exemo. Sr.
Obispo Salesiano Don Marcelino Olaechea y las
autoridades locales, en la que tomaron parte
varios millares de fieles con velas y antorchas.
Un número incalculable de gente acudió
a presenciarla y a ver el desfile de la hermosa
estatua de la Virgen bañada en luz, colocada
en magnífica carroza. La procesión terminó
con la consagración de Baracaldo a María
Auxiliadora.
V’-
\ a ic n c ia . ' El b a r r io « D o n B o sco w q u e ia C o o p e r a t.v a d e e x a lu m n o s c o n s tr u y o p a r a s u s a s o c ia d o s y p o r
c l q u e p a s a r o n lo a re s to s d e lo s M á rtir e s S a le s ia n o s re c ib ie n d o e l m á s c a r iñ o s o d e lo s b o m e n a ie s .
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Hispanoamérica
Finalmente, los días 30 y 31 de enero, fué
bendecido e inaugurado el altar, por el mismo
Excmo. Sr. Obispo, en presencia de las auto
ridades y a los acordes del Himno Nacional
ejecutado por la Banda Municipal cedida por
el Sr. Alcalde. Precedió un Triduo a San Juan
Bosco, predicado bellamente por el Ilustre
Canónigo Don José Artero. Asistió y celebró
la misa solemne el Rdo. P. Inspector Don Felipe Alcántara.
Es imposible describir el entusiasmo y el
fers'or de los fieles que invadían la iglesia du
rante el Triduo.
E l R e v m o . S r. D o n P e d ro B e rru ti.
E l R v m o . S r. D o n R e n a to Z ií K io lt i .
El día de San Juan Bosco, se repartieron
miles de comuniones y recordatorios, y la iglesia
se vió visitada de continuo por sus devotos.
ESPAÑA - Valencia. — Homenaje a los
Mártires Salesianos. - Los Rvmos. Sr.
Don Pedro Berruti y Don Renato Ziggiotti, Prefecto Gral. y Consejero res
pectivamente de nuestra Sociedad, asis
ten en representación del Rector Mayor.
L.a jomada del 7 de abril ha sido memorable
para la Congregación Salesiana en España.
En la iglesia de San Antonio, de la calle de
Sagunto, se celebró un importantísimo acto
en sufragio de los mártires de la Congrega
ción, asesinados el año 1936, en Valencia.
A la derecha del altar se alineaban los fé
retros de los reverendos don José Calasanz
Marqués, inspector que fué de la provincia ta
rraconense; de Don Antonio Martín I lernández,
director del mencionado colegio; de Don Kecaredo de los Ríos, Don Julián Rodríguez, Don
José Giménez y Don Agustín Garcia Calvo.
Desde su instalación en la capilla ardiente
dieron guardia permanente a los restos mor
tales antiguos alumnos salesianos y militantes
de F. E. T . y de las J. O. N. fi. A ambos lados
del altar aparecían las banderas del Movi
miento, así como la correspondiente al centro
de antiguos alumnos, prendida con negros
crespones.
Para asistir a los actos llegaron previamente
a Valencia el excelentísimo y reverendísimo
señor Don Marcelino Olaechea, de la Congre
gación Salesiana, Obispo de Pamplona; el re
verendísimo Don Pedro Berruti, prefecto ge
neral de la Congregación; el consejero escolástío> general Don Renato Ziggiotti, así como
los reverendísimos Provinciales de España y
Directores de la provincia tarraconense.
Celebrada la Misa fúnebre, el doctor Olae
chea, Obispo de Pamplona, ocupó la sagrada
121
cátedra, dedicando con conmovidas palabras
un sentido recuerdo a las víctimas. Asimismo
ofició en un solemne responso a gran orquesta,
formándose a continuación la comitiva que
debía acompañar los restos de los mártires al
panteón que expresamente se les había pre
parado.
,
La iglesia estaba en su totalidad llena de
fieles. Asistieron al acto el reverendísimo señor
Vicario general, en representación de nuestro
ilustre Prelado, que tuvo que ausentarse re
pentinamente, y expresó el sentimiento que le
causaba su imposibilidad de asistir. El excelen
tísimo señor gobernador militar, general Iruretagoyena; excelentísimo señor vicepresidente de
la Diputación y otros diputados; excelentísimo
SL’ñor comandante de Marina; representacio
nes del excelentísimo Ayuntamiento y de otras
autoridades de Valencia. Asistieron también el
cura párroco de Santa Mónica y Canónigos
de nuestra Catedral, representaciones de los
Padres Jesuítas, Escolapios y Hermanos Maristas, y las Hijas de María Auxiliadora, así
como un gran número de sacerdotes.
La comitiva formó frente al colegio, abriendo
marcha una sección de la guardia municipal
montada, de gran gala; gastadores de las OO.
JJ., con banda de cornetas y tambores; un
gran número de coronas de flor natural, lle
vadas por antiguos alumnos. Detrás eran con
ducidos a hombros los seis féretros y a conti
nuación iban las autoridades eclesiásticas, ci
viles y militares, con un nutridísimo cortejo,
a cuya cabeza figuraban los familiares de las
víctimas y muchos insignes cooperadores.
Cerraba la marcha una banda de música.
E! cortejo dio la vuelta al colegio, penetrando
en la barriada de Don Bosco, compuesta de
viviendas para antiguos alumnos. Tanto este
barrio wmo la calle de Sagunlo presentaba
sus balcones a>n colgaduras enlutadas.
.\ la salida do! barrio se rezó un responso y se
despidió el duelo. No obstante, la mayoría de
los asistentes siguiertm tras los féretms hasta
el panteón de la Congregagión, situado en el
cementerio de Benimaclet v construido expre
samente, como se ha dicho, para los mártires
salesianos.
Bendición y colocación de la prim era
piedra de un nuevo C olegio Salesiano.
.A las cinco de la tarde, tu\t) lugar otra cere
monia. la de l>endecir y colocar la primera
piedra del nue\x) Colegio que los Hijos de Don
Bosco se disponen a levantar en la populosa
barriada de Ruzafa.
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'Frente a la polea que mantenía en el aire
la primera piedra del futuro Colegio se alzó
una tribuna, donde se situaron, a su llegada,
autoridades e invitados.
Delante de la misma se había instalado un
sencillo y artístico altar.
La llegada del excelentísimo señor gober
nador militar fué acogida con grandes aplausos.
Idéntica cordial manifestación de simpatía
recibió a su llegada, el excelentísimo y reverendísim*' señor Obispo de Pamplona. Todas
las autoridades y jerarquías congregadas por
la mañana en los actos del entierro se reunieron
nuevamente en torno de lá iniciación de la
gran obra. A este acto, asistió también, el
excelentísimo señor don Romualdo de Toledo,
director general de Primera Enseñanza, que
felicitó efusivamente al director del Colegio y
a la Congregación, en nombre del Gobierno
español, por la gran-obra que realizan en pro
de la caridad y de la enseñanza. En la presi
dencia hallábase con las demás autoridades»
también el excelentísimo señor Barón de
Cárcer.
Se leyó el acta de la colocación de la pri
mera piedra, que firmaron el Obispo de Pam
plona, el general Iruretagoyena y otras perso
nalidades. y después de bendecida y colocada.
Don Pablo Meléndez leyó unas cuartillas que,
entre otras cosas, dicen lo siguiente: