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Redacción y Administración
Aleóla, 164 ♦ MADRID

NOVIEMBRE

19 5 4

N úm ero 11

I N
B
SALESIANO

S u m a rio :
Rosas......................................................................
Tres maneras de amar a los san io s...................
Despidiendo el año M ariano................................
Un pastor sanio e intrépido...............................
Cadenas gloriosas.................................................
Noticiario Salesiano: Ecos del Congresillo Ma­
riano en Zaragoza .............................................
Información Gráfica....................................... •...
A la casa del Padre............................................
De nuestras Misiones......................................
Siluetas de Cooperadores: De la talla de los
santos..................................................................
R vdo. D on R a fa el T o rm o , del ColésJio S a le sia n o de U trera, q ue a c a b a lic
ce le b ra r su s 50 a ñ o s de sa ce rd o te . ¡E n­
h o ra b u e n a V h a s ta los de D iam ante!

Crónica de gracias...............................................
San Pío X y Ceferino Namuncura......................
«Decíamos ayer...»—Nuestros d ifu n to s............
Ante su retrato.....................................................

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O B R A P I A DEL S D O . C O R A Z O N
La iglesia dcl Sagrado Corazón de Jesús, que
San Juan Bosco levantó en Roma por orden de
Pío IX. tiene establecida esta Obra bajo las si­
guientes condiciones:
Con la limosna de cinco pesetas una sola vez
en la vida, el donante participa, en favor pro­
pio o de las personas, vivas o difuntas, que de­
see favorecer: Dcl fruto de seis misas diarias, de
las cuales dos se celebran en el altar del Sagra­
do Corazón, dos en el de María Auxiliadora y
dos en el de San José.
De los méritos dcl Santo Rosario y la Bendi­
ción eucarística, de todos los actos piadosos, de

las oraciones de los alumnos, de las solemnida­
des extraordinarias, que se rezan o se tienen en
dicha basílica.
Cada uno puede repetir la ofrenda y la ins­
cripción cuantas veces guste, con el fin de mul­
tiplicar las ventajas espirituales para sí o para
otros.
Los nombres de los inscritos se imprimen en
libros adecuados, que se conservan para perpe­
tuo recuerdo en la basílica del Sagrado Corazón.
Las limosnas se enviarán, directamente o por
medio de ¡as casas salesianas, al Sr. Director del
BO LETIN SA LE SIA N O S. Alcalá. 164. Madrid.

IIOLIEiniN S M IE S IIIN O
R E V I S T A

DE

L AS

O B R A S

DE

N O V IEM B R E 1954

Año LX V Ill

D O N
^

B O S C O
N úm ero 11

SOLO VIRTUD ES NOBLEZA

BLASONES DE NUESTRO ESCUDO
R

O

S

A

S

Formando juego con la palma y el laurel, unas rosas en la parte superior de nuestro escu­
do le sirven de digna corona.
Las rosas son muy salesianas. San Francisco gustaba de emplearlas en símiles y alegorías
para expresar el optimismo con que se debe amar a Dios. Don Bosco soñaba con ellas. No tene­
mos más que recordar la visión del emparrado y la aparición de su discípulo canonizado.
En el escudo salesiano la rosa es cifra de la alegría que unge cuantas obras se hacen por
Dios, disposición que Don Bosco sin cesar recomendaba con la conocida invitación del Rey Pro­
feta en sus salmos.




*

La alegría salesiana no resta empujes a la virtud, antes sirve a ésta de empuje. Una alegría
racional, fruto legítimo del equilibrio estable entre la psique y el soma, bajo el fiel de la pre­
sencia de Dios. La alegría que Domingo Savio preconizaba en el Oratorio de Valdocco como
denominador de la santidad vivida al estilo de Don Bosco. La alegría que continúa siendo,
como lo fué desde el principio, la nota característica de los buenos sulesianos. La alegría que
constituye un perenne imán sobre las almas juveniles que se asoman a cualquiera de nuestros
centros educativos.


«



Una alegría así, simbolizada por las rosas de nuestro escudo, es el secreto del éxito de un
sistema que ha puesto sobre la gloria de los altares al primer fruto de santidad cristalizada inniortalmente en adolescencia; tras ello generaciones de almas redimidas o preservadas harán
cada vez más aceptables los resortes con que Don Bosco elevaba...

¡Qué grande afán poníamos de muchachos en recoger ladrillos, maderas y barro para cons­
truir casitas! Si alguien desbarataba nuestra obra, sentíamos viva contrariedad y llorábamos.
Ahora comprendemos que todo aquello carecía de importancia.
Lo mismo nos pasará un día en el cielo cuando veamos desde allí que nuestros afanes tempo­
rales eran puras niñerías.
Lejos de mi ánimo decir que no se deba preitar atención a tales insignificancias... Pero qui­
mera yo que prescindiéramos de poner fuego y pasión sobre esos cuidados.
<S. FranciKO de Sale»).
— 1

Tres maneras de amar a los Santos
La fiesta de Todos los Santos ofrece a los
predicadores variedad de temas. Yo me voy a
referir al punto de la comunión. “Credo...
Sanctorum communionern”, que se puede re­
ducir al amor de complacencia, al amor de
benevolencia y al amor de imitación.

siguieron; y ellos se nos muestran como ejem­
plares sujetos de las bienaventuranzas que
Cristo promulgó, y que la Iglesia nos recuer­
da en el evangelio de esta fiesta.

I

¿Cuál de los dichos amores resulta más
provechoso para los mortales? Si me dieran
a escoger yo preferiría el tercero, aunque
los tres son excelentes. Como todos los Santos
entraron en el cielo por la pobreza de espíri­
tu, por las lágrimas, por la misericordia, por
hambre y sed de justicia, por las ocho bien­
aventuranzas, la Iglesia nos propone esos re­
cursos convidándonos a seguir las huellas de
los pobres, de los que lloraron, de los que su­
frieron, de los mansos, de los castos... Esto
es lo que debemos hacer, si queremos amar­
los no sólo con afectos de benevolencia y de
complacencia, sino con los de imitación, y a
esto os convido yo, queridos hijos, para que
después de vuestra muerte podáis veros re­
unidos con ellos en la eterna felicidad.

Por el amor de complacencia nosotros nos
alegramos de la gloria que los santos gozan
en el cielo, y ellos se gozan de los homenajes
que desde la tierra nosotros les rendímos. Ved
ahí la comunicaeión o comunión de gustos.
II

Por el amor de benevolencia nosotros de­
seamos a los bienaventurados detalles de glo­
ria accidental que todavía no tienen—fuera
de la Santísima Virgen—cual es, por ejemplo,
la que les vendrá después del Juicio con la re­
surrección de la carne y reunión de las almas
con los cuerpos; y ellos anhelan para nos­
otros la gloria esencial y accidental que ya
disfrutan, y la anhelan con tanta mayor vehe­
mencia cuanto que ya conocen su valer y tie­
nen j>erfeccionada la caridad.

{Condensado de un sermón que predicó tí
Santo el l de noviembre de 1620).

111

Por el amor de imitación, que presupone
simpatía liacia sus virtudes, nos empeñamos
en jwrecernos a ellos copiando su admirable
vida, amando lo que ellos amaron, haciendo
lo que ellos hicieron V buscando su compa­
ñía {>erdurable por el mismo camino que ellos
2



PROPAGUE

LECTURAS CATOLICAS
Pida número de muestro ol
Apartado 3.419

M A D R I D

Ames de que este venturoso centenario pase a convertirse en una simple parte de la historia del si'
glo XX, queremos que en las páginas de nuestra revista, órgano oficial de una Obra que nació al calor
espiritual de un 8 de diciembre, quede constancia del luminoslsinij documento en que el Papa de la
Asunción y de la Realeza de María ha xeriLlo su santidad y su ciencia orientando a los hitos de la
Virgen.
Por lo menos, pues, en una clara síntesis, consen en nuestros lectores el jugo de la encíclica.
no hay en Ti, Señor, ni en tu Madre mancha al­
guna.»
10. Por tanto no puede atribuÍTSclc pecado, cual­
quiera que sea; por su elevación a la dignidad de
Madre de Dios. iPrerrogativa declarada y s;mciom
da por el Conc. Efesino contra Ncslorio.)
11. Tan excelsa prorrogativa parece exigir pleni­
I. DEFINICION
tud de gracia e inmunidad de cualquier pxado, pues
1 Al recuerdo de la definición centenaria, parece
lleva consigo la dignidad y santidad mayores después
despedir más fulgor la corona de gloria ccfl que
de Cristo.
Dics adornó la purísima frente a María.
12. E>c este sublime oficio, que le confiere cierta
2. La Iglesia recibió con júbilo la e r r a d a scr.dignidad infinita (Slo. Ttmiás de Aq.), parecen dima­
íeoda; se reavivó la devoción de los fíeles hacia la
nar todos los privilegios y gracias que adornaron
Virgen, que hace florecer las virtudes, y recibió
alma y vida.
impulso la Maricáogía.
C. A la h a de la Teología especulativa:
3. Las palabras de ¡a Virgen, aparecida en Lour­
13. Dios amó y ama con encendido y suavísimo
des, es como confirmación prodigiosa del acto pon­
amor a la Madre de su unigélico Hijo:
tificio.
podía, en previsión de los méritos dcl Redentor,
4. Así lo entendieren los fieles que, con percadornada con el privilegio de la Concepción In­
grinaaones a la gruta, reavivaron su fe estimularon
maculada ;
su piedad, se esforzaron por ajustar su vida a los
com'enia que la Madre dd Redentor fuese lo más
paóptos de O isto;
digna posible de El, pero no lo hubiera sido si,
5 y obtuvieron no raras veces milagros que dcscostamioada con e'. pecado original, aiui en el pri­
pcrtaion la admiración y confirmaron la religión
mer instante de su Concepción, hubiese estado su­
c.trilica como única verdadera.
jeta al triste dominio de Satanás:
6 De un modo particular lo ccrniorcnjieron los
luego: fué concebida Inmaculada.
Pommos Pontífices, que enriquecieron con gracias
1-. Y no se aminora la Redención de Cristo,
espirituales y favorecieron la constrocción del tem­
pues que feto ha redimido a Su Madre de una ma­
plo levantado por la piedad cristiana.
nirá más perfecta, al preservarla Dios en previsión
de los méritos dcl Redentor. Con esto resplandece
II. FUENTES DEL DOGMA DE aún más la dignidad mfinita de Cristo y la univer­
LA INMACULADA CONCEPCION salidad de su Redención.
15. Una critica ínfiaulada.
7. Pío IX no hizo sino recoger y sancionar con
Ir.'usia crítica y represión de acatólicos, y protestan­
MI autoridad la voz de los Santos Padres y de toda
tes contra nuestra devoción a la Virgen: lodo honor
la Iglesia.
y vcrtcración a nuestra Madre redunda en w divino
Hijo.
A. Su fundamento en las Sagradas Escrituras:
16. El desarrollo del dogma:
íJl en el Protoevai^lio (1 Gén. III. 15).
Por esto mismo, la doctrina se ha ido esclareciendo
No pudo haber ninguna servidumbre, ni por
cf-da
día más: en la enseñanza de los Sagrados Pas­
un brevísimo espado de tiempo, de Marta
tores y en el alma de k» fieles.
a la serpiente.
17. Lo atestiguan:
b) en el Evangelio: c) ángd la saluda: «Llena
lo-; escritos de los Santos Padres: las Actas Con’
de graciasi; Isabel: «Bendita entre todas
ciliares y Pimtifícias:
las mujeres».
Con aquel saludo único se demuestra que
18. las antiquísimas liturgias en sus más anti­
María fué sede de todas las gracias divi­
guos libros (consideran esta fiesta como herencia
nas. tesoro casi infinito de los dones dei
transicíUda por los antepasados);
Espíritu Santo, de modo que nunca ba
19. Jo han acogido en la; comunidades oríMuJes
sido sometida a maldicic^.
separadas de antiguo (señal de que la recibieron
En ¡a enseñanza, sin contradicción de los Santos
antes).
Padres en la Iglesia primitiva
20 Nada más dulce, en verdad, ni más grato
expresada directa o simbólicaireate.
que honrar, venerar, invocar y predicar con fervor
^ ¿Quién se atreverá a dudar de que aquella
y afecto en todas partes a la Virgen Madre de
dta* fué más pura que los ásales, y srnnpre pura.
Dios, corcebída ski pecado ongtoal.
estuvo en todo momento ab^utam ente exenta de
Do» doMtn/» f»iri chtrntnt*- vincaledtt.
cualquier dase de pecado^
21.
Después de definida la Asunción de María a
9.
San Efrén: «En verdad que solos Tú y tu
¡os cielos en cuerpo y akna. brilla boy con más fulgor
Madre sois bennanos bajo todos los aspectos. Pues

RESUMEN DE LA ENCICLICA

Fulúens ílnrona

-

3

la PCTla de este d<^ma con quien se enriqueció la
diíidcina de {a Virgen.
22. Paree; que con esto todos los fieles pueden
tiingir de una manera más eüevada y e f i ^ la
mente y el corazón hacia el misterio mismo de la
Inmaculada. Pues se ha manifestado con mayor grandeza y esplendor la sapientísima armonía del oían
divino.
23. Con ello se ilumina asi su nacimiento como
el ocaso de su vida en la tierra; a su inocencia per­
fecta corresporde la glorificación más amplia de su
cuerpo virginal.
^ participa con su Hijo en el triunfo glorio­
so sobre el pecado y sus tristes consecuencias lo
mismo que estuvo unida a su Unigénito en la lucha
contra la serpiente infernal.

III.-1954.-AÑO MARIANO.-FRUTOS
Q U E DEBEN PROCURARSE EN
EL-LA IMITACION DE MARIA
¿5. Es necesario que esta celebración centenaria
no sólo:
a) encienda de nuevo la fe católica en todas las
almas; y
b) la devoción ferviente a la Virgen, Madre de
Dios; sino también, que;
c) haga que la vida de los cristianos se acomo­
de lo más posible a la imagen de María.
26. Ella desea y se complace especialmente en
ver reproducidos -los rasgos y virtudes de su alma
en los pensamientos, paflabras y acciones de los que
en eJ Calvario recibió por hijos.
27. Para que la piedad sea sincera y eficaz debe
impulsarnos a todos a alcanzar la virtud, inocencia
e integridad de costumbres, aborrecimiento dcl pe­
cado, aun el más leve, pues conmemoramos la In­
maculada.
M aría a m o n esta a to d o s para <jue vuelvan a C risto
y se conformen a sus preceptos.

2S. Ella, que no se apartó en ningún monKnto.
lo más mínimo, de los preceptos y ejemplos de Je­
sús, paa'cc que nos repite, como en Caná; Haced
cuanto El os diga.
29. Esto, no sólo individual, sino socialniente:
pues los grav,.simos males que piadeccmos se siguen
de haber abandonado al único que es «Camino, Ver­
dad y Vida.»

Grande es

la n e ce sid a d d e lo s h o m b res d e hoy-

30. Muchos se esfuerzan en arrancar de raíz la
fe cristiana de las almos;
31. pero, abandonada la santa Religión, casi oadi
valen leyes ni autoridad:
suprimida la cí^xTanza y el anhelo de bienes inmor­
tales. se desbocan los apetitos y pasiones, y de ahí
l;is discordias y los desórdenes;
con k) que se socavan los cimientos mismos de] es­
tado y se deforman las costumbres.

32.

N o bastan ¡os re m e d io s n a tu ra les para
la s d o le n c ia s d e l m a n d o d e hoy.

corar

Mucho pueden h ^ c r los que gobiernan los pue­
blos: sin embargo, la curación ha de ser por me­
dios sobrenaturales.

4 —

SOLO LA LEY CRISTIANA, QUE LA VIRGEN
NOS ANIMA A SEGUIR, PUEEC LOGRARIO
PLENA Y FIRMEMENTE

IV. INSTRUCCIONES PARA
LA CELEBRACION DE AÑO
CENTENARIO.
33. Invitación a los Prelados para que exhorten
al pueblo y dero a edebrar este Año Mariano, coi
a) Sermones y conferendas que den a conocer
amplia y claramente el dogma; de los que
se siga; .
aumento de la fe del pueblo fiel;
excitaci&i a amar cada día más a la Virgen,
y que de ello tomen todós ocasión para se­
guir sus huellas.
b) Manifestaciones de fe en templos o capillas
marianos, de cada localidad, a donde con­
curran multitud de fieles orando públicamente
a nuestra dulcísima Madre.
c) Petx^rinaciones a los templos marianos de espedal devoción i»pular cem públicas y edifi­
cantes manifestaciones de amor a la Virgen.
d) ...y particularmente a la gruta de Lourdes.
Que Roma preceda a todos en devoción.
LO QUE SE DEBE PEDIR EN EL ANG
MARIANO
34. I>. Que cada uno ajuste más sus costum­
bres a los preceptos cristianos;
35. 2). por la pureza e int^ridad de la juven­
tud en peJigro por los miasmas y vicios
de este siglo corrompido; por su justa
moderación y elevación a todo lo que es
bello, amable y excelso:
3) . }»r la edad viril y madura: que se dis­
tinga i>or cu cristiana bondad y fortale­
z a ; que el hogar doméstico rcsjúandezca
(por una fe incontaminada, y florezca con
ura descendencia santa y rectamente edu­
cada ;
4) . por el goce de los frutos de ura vida
honesta piara los ancianos.
5) . ...pan pera los hambrientos; justicia para
los oprimidos; patria para los prisione­
ros de guerra...; la alegría de la luz para
los que están degos en el cuerpo y en el
alrna; la caridad fraterna, concordia de
ánimos y tranquilidad para los dirididos
por odios, envidias y discordias;
6) . por la libertad y los sagrados derechos
de la Iglesia católica en todo el mundo.
36. QUE TODOS SE UNAN EN LA MISMA
SUPLICA.
a) En primer lugar tambidi, los perseguidos de
la «Iglesia del silencio»;
b) los separados por causa del dsma, que tanu
veneradón sienten a la Santa Madre de Jcs>
cristo y celebran su Concepdón Inmaculada,
a fin
que. finalmente, se forme un solo re
baño bajo un solo Pastor.
ORACION Y PENITENCIA.
37. CocDfúétese con piadosas obras de penitencia:
para tener imperio sobre nosotros misffioseseocíalmente sobre nuestro cuerpo, gravisiino
enemigo de la razón y ^ la
evangeliopor consccuenda
la culpa origtnai.
EL DON EXCELENTE DE LA PAZ.

EL (lAKIJENAL ILDEFONSO SCHUSTED
Como Don Bosco, fué el hombre de todos, porque fué hombre de Dios. Por esto la muerte del
piadosísimo arzobispo de Milán ha conmovido a la opinión pública.
La familia salesiana siente la pérdida de tan egregio pastor, siempre tan íntimamente ligado
a Don Bosco y a su Obra.
El cardenal Schuster había estudiado a fondo la figura de nuestro Fundador, llegando hasta las
raíces de su espiritualidad durante el proceso de beatificación, como consultor de la sagrada Con­
gregación de Ritos. «Tal vez ni vosotros—nos decía afablemente—conocéis del todo la riqueza de
virtudes y de vida interior que poseía D on Bosco».
«Diariamente me nutro de espiritualidad salesiana», oyósele decir más de una vez. Y declaraba
que todas las noches, antes de entregarse a l sueño, solía repasar algunas páginas de los diecinueve vo­
lúmenes de las M emorie biografiche.
Solía parangonar a Don Bosco con su gran patriarca San Benito, y manifestaba la convicción de
que había sido suscitado por Dios para ser el San Benito de nuestros atribulados tiempos.
Por esto no es de maravillar que hubiese querido confiar a los Salesianos las obras sociales de
Sesto San Giovanni y que gozase inmensamente cuando pudo consagrar a Dios, en honor de María
Auxiliadora, una parroquia nueva en Milán.
Durante más de veinte años se reservó la exclusiva del panegírico de San Juan Bosco en el co­
legio salesiano milanés de San Agustín, presentando cada vez una faceta nueva, llena de actualidad
y eficacia, de nuestro glorioso Padre.
En el Congreso Eucarístico de Turín, celebrado el año último con motivo del centenario del
famoso milagro, causó extraordinaria impresión su discurso durante el Pontifical nocturno de Piazza
Vittorio, donde él, como Legado Pontificio, ilustró magistralmcnte la visión de Don Bosco sobre
el asunto de las dos columnas. En dicha ocasión quiso hacer una visita a nuestra casa madre, al
santuario de María Auxiliadora, no prevista en el programa. Era su última peregrinación a Valdocco; como empujado por un misterioso presentimiento, se detuvo largamente en oración delante de
nuestra Virgen, de Don Bosco y de Santo Domingo Savio.
La reciente canonización de nuestro santito brindó tema al celosísimo Prelado para una intere­
sante pastoral, donde presenta al nuevo Santo como protector de los oratorianos, completando así
cuanto había escrito, con motivo del Congreso de Oratorios Festivos en su diócesis, sobre la eficacia
del método salesiano.
La Providencia dispuso que precisamente en nuestra casa madre de Turín, durante una sesión del
Congreso Litúrgico de 1929, el abad Schuster recibiese la noticia de su elección para arzobispo de
Milán, y el piadoso benedictino quiso recibir la bendición del Sucesor de Don Bosco, que era por
aquel entonces el siervo de Dios Don Felipe Rinaldi. Fué una escena edificantísima y plena de
emoción.
En su obra cumbre Líber sacramentorum, excepcionalmente dedica cinco amplias páginas a glo^ r, con la maestría suya propia y con fuego de hondo cariño a Don Bosco, su misa el 31 de ene­
ro. De la colecta, por ejemplo, dice: «Es un punto de meditación donde todas las palabras ti«ien que
ser ponderadas. D on Bosco... Padre, M aestro; María, Auxiliadora de los cristianos... Ir en busca de
las almas... Agradar a Dios sólo». Y de la epístola (Filip. 4, 4, 9) afirma que «está muy bien adap­
tada al carácter de la educación salesiana—de santa alegría en la amplitud de su programa— que no
excluye forma alguna de obrar el bien: misiones entre infieles, oratorios para niños, escuelas, cole­
gios. institutos agrícolas, tipografías, etc.».
La Familia salesiana depone sobre la gloriosa tumba del Pastor milanés, hecho al estilo de San
Carlos, San Ambrosio y Pío XI, la siempreviva de la oración más fervorosa, índice de su inmensa
gratitud, y eleva un voto: que pronto nos sea permitido venerar las dos gigantes figuras de Don Rínaldi y el cardenal Sdiuster en la misma luz de gloria.

-

5

CADENAS GLORIOSAS
Entre los prisioneros del campo de Dachau, aca­
ba de darse cima a una operación de diezmar.
Los cadáveres, amontonados sobre un carro son
trasladados al crematorio. Uno de ellos, cadáver
sólo en apariencia, recobra el sentido durante el
trayecto y se da cuenta de la trágica situación.
Herido en una pierna, había caído desmayado
entre las otras víctimas y mezclado con ellas. ¿Qué
hacer ahora? Cerca ya del crematorio, resbala
lentamente del carro y suplica a un médico yu­
goslavo, a la sazón de servicio ambulante, que le
extraiga el proyectil, dándosele a conocer como
sacerdote.
Don Esteban Trochta, escapado así a la crema­
ción y a la muerte por designio de la Providencia,
comenzaba un largo calvario de tribulaciones en
junio de 1942 cuando, entre el centenar de ciu­
dadanos, los más eminentes de Praga, destacados
enemigos de Moscú, había sido incluido para la
muerte el prestigioso y ejemplarísírao Director
de los Salesianos.
Desde aquel día durante tres años, sufrió los
horrores de estos espantosos campos de concen­
tración : Pauckrac, Matthausen y Dachau.

Después de abandonar Dachau en 1945, fué re­
cibido en Praga con honores de triunfador por
sus infinitos amigos y admiradores. El nombre
del Doctor Trochta era por entonces eminente­
mente popular.
Su presencia gallarda y robusta, su noble por­
te, su rostro afable, su palabra cariñosa le habían
ganado la general simpatía. Donde no llegaba
con su voz potente llegaba con su celo y su pres­
tigio vcrdader.imente excepcionales.
Figura tan eminente no pudo escapar a las mi­

radas de las autoridades eclesiásticas y civiles. Las
primeras le hicieron Obispo. Las segundas qui­
sieron aprovechar sus dotes maravillosas.
Elegido para la sede de Litomerice el 29 de
septiembre de 1947, fué consagrado el 16 de no­
viembre por el internuncio Monseñor Ritter. Hizo
su entrada en la diócesis acompañándole el Pri­
mado de Praga, compañero suyo antes de trabajos
forzados. Monseñor José Beran,

Monseor Trochta sabía qué suerte le tocaría
apenas consagrado pastor de la diócesis más im­
portante después de la de Praga. Sin embargo,
pronto al sacrificio de sí y de todas sus cosas, se
lanzó al enorme trabajo de reconstruir moralmenle cuatrocientas cuarenta y nueve parroquias jun­
to con los templos. No pudo finalizar la primera
visita pastoral porque en 1949 quedaba confina­
do en su propio palacio, mientras los párrocos
eran sometidos al control de un comisario políti­
co. El tan suspirado reflorecer cristiano de la
diócesis veíase de este modo paralizado a[>enas
nacido.
Pero ni aun el confinamiento domiciliar fué
considerado bastante contra un hombre cuya sim­
ple presencia predicaba amor al Papa y la Iglesia.
En 1952 fué arrestado bajo la acusación de haber
fundado un seminario secreto y un círculo católi­
co. Y el proceso se ha cerrado con la condena a
veinticinco años de cárcel, y en la cárcel está.
El glorioso superviviente de Dachau ha sido
presentado al pueblo como un reo; pero el pue­
blo checoslovaco conoce la verdad: que Monse­
ñor Trochta es un invicto campeón de la fe. ver­
dadero Pastor bueno que no vacila, si es menes­
ter. en dar la vida por sus ovejas.

Todos sahi’n cuán atríhulada vive la Iglesia en algunos lugares, y de qué mentiras, calumnias y
expolios está siendo victima: todos saben cómo en algunas regiones los obispos andan miserable­
mente dispersos, encarcelados sin m otivo o tan obstaculizados que no pueden ejercer libremente, cual
conviene, su pastoral ministerio...
Deseamos, por tanto, que con ardientes plagarías a Dios durante el A ño Mariano, se pida que
bajo los auspicios de la Madre del divino R edentor y Madre dulcísima nuestra, la Iglesia católica
pueda, en todo lugar, vivir con la libertad que le compete y que. como enseña la Historia, empleó
siempre en beneficio de los pueblos.
tPío XII. en la encíclica tFulgens corona»'-

6

-

Ecos del Congresíllo Mariano en Zaragoza
Como anunciábamos ampliamente en el
número anterior, los Salesianos tuvimos en
la Gran Semana de Zaragoza nuestro Congiesillo que, dentro de un ambiente marianísimo, cual el que se respiraba en la he­
roica Ciudad de los Sitios por aquellos días,
superó en entusiasmo y solemnidad las espe­
ranzas más optimistas.
Creíamos que nuestro gesto habría de con­
sistir en un acto m ás; tal vez, por la fuerza
del número de actos similares, en algo pro­
tocolario. Sin quererlo, ofendíamos al cato­
licismo zaragozano, que tiene reservas para
todo lo bueno, y orientador.
El teatro Argensola, capaz para muchísi­
mo público, resultó pobre de espacio para
contener el selecto y copioso gentío que día
tías día fué acudiendo a oír las magníficas
revelaciones que sobre la Virgen de Don
Bosco, María Auxiliadora Inmaculada, iban
exponiendo los oradores; para gozar con el
arte de las alumnas de las Hijas de María
Auxiliadora y la música selectísima, ofreci­
da pw los alumnos de los Salesianos, como
de entremeses muy gratos en cada sesión.
Queremos cifrar nuestra gratitud, en nom­
bre de los organizadores, sobre dos aspee
tos del programa: sobre la generosidad con
que el excelentísimo señor Arzobispo de Gra­
nada, Doctw García y García de Castro, qui
so mostrar su cariño a la Obra de Don Bos­
co, pronunciando una maravillosa oración y
celebrando la misa de' los niños, y sobre la
incomparable maestría con que los Salesia­

nos de Zaragoza descendieron al mínimo de­
talle en la organización tan perfecta; y séanos permitido, para condensarlos a todos en
un solo nombre, publicar el del P. Pedro
Escursell, alma de la vida salesiana en Za­
ragoza.
Es de justicia que también desde estas pá­
ginas quede encomiada la oculta, pero efi­
cacísima labor de aglutinar todos los núme­
ros y de llevarlos a su acabada organización,
gracias al inteligente espíritu organizador
del P. Ambrosio Díaz.
Quisiéramos haber ofrecido en este núme­
ro una expresión fotográfica de lo principal
del Congresillo, lo que haremos en otra oca­
sión por no haber recibido todavía el docu­
mental consiguiente.
Tarín. Peregrinaciones inarianas.—Los an­
tiguos alumnos salesianos de Italia han rea­
lizado en todo lo que va de año seis pere­
grinaciones a los santuarios de la Virgen más
celebres de la península. Varias otras se es­
tán organizando para antes de que termine
el año jubilar.
Saltillo (Méjico). Coronación de María Au­
xiliadora.—Monseñor Espino y Silva, arzobispí' de Monterrey, puso en las sienes de la
Santísima Virgen, con la máxima solemni­
dad ante una multitud asombrosa de pueblo,
la corona que todos sus devotos costearon
con generosas aportaciones. El acto se cele­
bró después de una fervorosa novena.

Moca {Santo Domingo). Catecismo en la
Cárcel. ^Las intrépidas Hijas de María Au­
xiliadora, con gran aplauso de las autorida­
des, han iniciado la práctica sabatina del Ca­
tecismo a los presos de la ciudad, con evi­
dentes resultados en la conducta de los de­
tenidos, como atestiguan los mismos carce­
leros.
Bandel {India). Corriente mariana.—Los Salesianos, encargados del multisecular templo
de Nuestra Señora del Buen Viaje, a 48 kiló­
metros al norte de Calcuta, están viviendo
este año días de plena felicidad atendiendo a
las numerosas peregrinaciones de nativos cris­
tianos que confían a la Inmaculada Madre de
Dios las cuitas nacionales y particulares.
Ataguaya {Brasil). Nuevo Obispo salesiano.
Don Camilo Faresin, infatigable hijo de Don
Büsco, ha sido elevado a la dignidad episcopal,
y nombrado Obispo coadjutor, con derecho a
sucesión, de Monseñor José Selva, también sa­
lesiano, que es Obispo titular de Metre y Pre­
lado de Registro de Araguaya. Nacido en 1914,
el nuevo Obispo ve así coronada, en las pos
trimerías de este año santo, una vida sacer­
dotal plena de trabajos por las almas y por
la gloria divina.
Manila. Otra obra salesiana.—Los Salesianos de Filipinas, llegados allí hace sólo treaños, acaban de inaugurar su cuarto centro de
apostolado en el barrio de Makati, con un flo­
reciente Oratorio Festivo, al que seguirá unas
espléndidas Escuelas Profesionales, para lo cual
el Gobierno les ha cedido diez hectáreas de
terreno y otorgado una considerable subven­
ción

Joanesburgo {Trasvaal) Exposición vocacii,
nal.—Más de diez mil personas han desfila­
do por delante de este interesantísimo alarde
de la vitalidad de la Iglesia, presentado por
los Salesianos, con la colaboración de varias
órdenes religiosas. El número de visitantes re­
sulta considerable si se tiene en cuenta que
el Sur de Africa es, para su desgracia, país
del todo protestante. El diario Rand Daily
Mail publicó un reportaje amplio sobre Don
Bosco y Domingo Savio.
Bangkok. Subvención gubernativa.—El go­
bierno de Thailandia, que el año pasado le­
vantó para los Salesianos un soberbio edificio,
generosamente dotado, acaba de coronar su
obra librando seis millones de pesetas para
otro pabellón destinado a talleres.
Montevideo. En honor de San Pío X.—^Esta
casa ha celebrado una de las primeras fiestas
salesianas en honor del Santo Pontífice, pri­
mer cooperador salesiano que llega a los al­
tares. En lo principal del templo campeaba un
bello cuadro del artista ex alumno Walter
Planke, y el Nuncio de S. S. celebró solemne
Pontifical usando un cáliz que San Pío X ha­
bía bendecido en 1911. El P. José Vidal tejió
un bello panegírico del gran Papa, a quien
tuvo el privilegio de tratar por espacio de cua­
tro años.
Mar del Plata. Colonias de vacaciones.—El
Ministerio de Marina costeó en el pasado ve­
rano varias colonias para los hijos de su ofi­
cialidad y del personal de servicio, que aten­
dieron los Salesianos en la provincia de Cór­
doba y en la ciudad del Mar del Plata, en nú­
mero de 750 muchachos.

Una señora, visitante de la Exposición Vocacional en Joanesburgo, declaró, al Padre De
Bourg: «Ko soy protestante y no entiendo nada de esto. ¿Quiere usted ir explicándomelo?*
El Padre accedió con mucho gusto. Llegados am e el cuadro de Don Bosco, preguntó quién era.
y escuchó una clara síntesis de la vida de nuestro Padre. Cuatro días después, la señora vol­
vió. iPadre— dijo a Don De Bourg— el otro dia, llegada a casa, hallé en la biblioteca una bio­
grafía de Don Bosco que devoré. Es una maravilla. Quiero hacerme católica, convencida de
que una Iglesia que es capaz de producir a un hombre tan grande y santo no tiene más re­
medio que ser la verdadera Iglesia de Cristo. Ahora conozco a D on Bosco, le amo con todo
mi corazón*.

8

--

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M

¡T U R IN
POR

DOMINGO SAVIO!
Kn el am b ien te de la C a sa M adre,
tuya cifra so n e sta s cú p u las h is tó ri­
cas, Turín d irá al m u n d o e n te ro el
pregón de las fiestas sa v ian a s.

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¡/n a f^ra n /a e n la In d ia . Lo q ue a n te s era u n a e ste p a es hoy te rren o c u ltiv a d o que aym la a
re m e d ia r el h a m b re d e aq u e llo s p o h rísim o s c ristia n o s .

Hl P. Kclipe P a lo m in o , co n d o s sim p á tic o s m o c eto
nes jíbaros.

RECUERDOS DE UNA EXPOSICION

l^ s E sc u e la s F r o le s ío n a k - Salesianas de Sevilla prescntanui reiiv:;^:
lucida E x p o sic ió n de trabajos hechos por los alumnos, de la que -on
prueba estas dos fotos.

Las grandes fiestas que se celebrarán en
Turín del 13 al 24 del presente mes de no­
viembre, en honor de Santo Domingo Savio,
llevarán a la Casa paterna un número consi­
derable de Salesianos, Salesianas, alumnos,
alumnas, antiguos alumnos y Cooperadores
de todo el mundo.
Del 13 al 17 serán las conmemoraciones ci­
viles, en que tomarán parte insignes oradores,
eclesiásticos y seglares, escuelas, colegios, re­
presentaciones mundiales. De España, por
ejemjdo, irá la Banda del Colegio-hogar de
San Fernando en Madrid, y coros de niños
de otras casas salesianas españolas.
Del 18 al 20, el Triduo Solemne, con misas
de comunión general, celebradas por Prela
dos, para las comunidades turinesas y las re
presentaciones de juventudes y fuerzas vivas
de la ciudad, especialmente los institutos edu
cativos masculinos y femeninos y las repre
scntacioncs de fuera; y con funciones ves
perlinas en que llevarán la palabra los anti
guos alumnos del Oratorio, Monseñor Rossi y
Monseñor Agrisani, Obispos residenciales.
El 25, domingo, fiesta solemnísima de ca­
rácter mundial, porque es el día de los Presi­
dentes Nacionales de los antiguos alumnos y
antiguas alumnas salesianos. Estarán los Pre­
sidentes, o sus representantes, de las cuarenta
y cuatro ttaciones en que funcionan las Aso­
ciaciones y Federaciones (jue integran la Fe­
deración Internacional de Antiguos Alumnos
Salesianos, constituida en agosto de 1911.

Las grandes funciones religiosas tendrán
lugar en el Santuario de María Auxiliadora,
como las Misas de Comunión general, cele­
bradas por Prelados, y la Pontifical, por el
Cardenal Arzobispo Monseñor Maurilio Gossati.
Las íntimas, como la misa de los Presiden­
tes, en la Iglesita de San Francisco de Sales,
donde oraba, comulgaba y se e.xtasiaba Do­
mingo Savio.
Antes del Pontifical, los Presidentes Na­
cionales ofrecerán un homenaje jloreal al Pa­
dre, depositando en las gradas de su monu­
mento una corona de flores. En este acto lle­
vará la palabra el Presidente de la Federa­
ción Española don Angel de Vinuesa, en nom­
bre y representación de todos los antiguos
alumnos del mundo salesiano.
Por la tarde, y en hombros de Presidentes
Nacionales, será trasladada, en solemne proce­
sión, la urna que contiene los restos de San­
to Domingo Savio, desde e! lugar que ocupa
al altar que se le ha erigido en la Basílica.
El 22, en una o dos sesiones, habrá un cam­
bio de impresiones entre los Presidentes y
Consiliarios y los Suj>eriores Mayores, pre­
sididos por el Kevdmo. Rector Mayor don
Renato Ziggiotti.
El 23, peregrinación a los lugares donde
pasaron sus primeros años San Juan Bosco
y Santo Domingo Savio.
El 24, función de despedida.

n u a
M

EN LA SELVA AMAZONICA DEL BRASIL
E! centro misional de Parí-Cachoeira es el
más lejano de la Prelatura del Río Negro, en
la frontera entre el Brasil y Colombia, y uno
de los núcleos principales de la tribu Tucana,
la más numerosa de esta misión.
Aquí se da un interesante fenómeno: tribus
diferentes por origen, lengua y raza llegaron a
fusionarse a lo largo de los ríos Uaupés, Tiquíe y Papurí. Esta comunidad de vida les fa­
cilitó el intercambio de productos, porque una
tribu destaca en la construcción de canoas, otra
se ha especializado en la fabricación de útiles
de pesca, cestos, sillas, etc. Sobre todo, resulta
interesante el trasiego de esposas, existiendo co­
mo existe la esogamia, ley rigurosísima y abso­
lutamente inviolable, que sólo permite al hom­
bre una mujer de diferente tribu. De este modo
viven, originalmente unidas, tribus entre sí muy
diferentes.

cánica y el taller de electricidad, donde trabajan
chicos de las tribus tu\uca. hará, carapaña, desana, piratupuya. mirití y, sobre todo, más nu­
merosos, de la tribu tucana.
La juventud de ambos sexos pasa aquí cuatro,
cinco y más años en régimen de internado.
Calcúlese cuánto costará mantener a doce inter­
nados indígenas en toda la Misión, seis de salesianos y otros seis de Hijas de María Auxilia­
dora. Ello significa un período intensivo de ci­
vilización y cultura, ya que, regresando a sus
aldeas y organizando allí familias cristianas, ex
alumnos y ex a ’.umnas contribuyen con su ejem­
plo a la conversión de los propios padres y de
los otros que no pudieron frecuentar las clases
de la Misión.

Ame lodo, la ¡uveniiid.

Ya se empieza a recoger el fruto de catorce
años de trabajo. Ex alumnos y ex alumnas re­
tornan a la Misión para las funciones de Se­
mana Santa y para cumplir el precepto pascual,
haciendo uno. dos. hasta cuatro días de viaje
en canoa a lo largo del Tiquié. Y no vienen so­
los; traen consigo a sus ancianos padres para
que reciban el bautismo y la primera comunión.
Algunas ex alumn:.s llevan en brazos a sus pe­
queños para hacerlos, también a ellos, hijos de
Dios mediante el sacramento. Son los primeros
frutos de las familias cristianas formadas en ple­
na selva amazónica.
A estos indígenas les gusta mucho viajar. Los
preparativos son bien sencillos. En una reduci­
da canoa se aprietan a veces cuatro o seis per­
sonas con sus cestos que contienen redes, vesti­
dos, pescado frito, pasta de tapioca, fruta y ha­
rina de mandioca. Hasta los pájaros en sus jau­
las tienen reservado sitio. Para pernoctar les bas­
ta un llano donde extender las hamacas al abri­
go de la lluvia.
La Misión ha construido grandes cabañas que
pueden albergar cientos de personas, pero resul-

El centro fué fundado en agosto de 1940. G ra­
ves y numerosas fueron, y continúan siendo
aún. las dificultades de vida, pero gracias a
Dios, la misión tiene ya base muy fírme. Expo­
nente de la labor de íos misioneros durante ca­
torce años es una capilla capaz para seiscientas
personas. A su izquierda surge un internado pa­
ra cien alumnas. Algo más lejos, dirigido tam­
bién por Hijas de María Auxiliadora, álzase un
espléndido hospital, inaugurado en las últimas
Navidades, cuya construcción se hizo bajo las
normas de un arquitecto, cooperador salesiano
de Río de Janeiro. Está falto de detalles, pero
esperamos, con la generosidad de nuestros bienb ^ o r e s , dotarlo de medicinas, instrumental y
de todo lo accesorio. £1 edificio honra a la Mi­
sión y causa envidia a muchas ciudades.
A la derecha de la capilla tenemos el inter­
nado masculino, que acoge a otro centenar. Se­
gún el proyecto de Monseñor Massa, el edificio
K ampliará para doscientos. Un ala de lo ya
construido alberga la carpintería, sastrería, me-

También lo\ mayores.

-

13

tan insuficientes. Hastas las casas adjuntas a la
Misión quedan totalmente ocupadas. Como la
antigua Jerusalén en la fiesta de la Pascua, ParíCachoeira ve durante estos días duplicada su
población habitual.
Además de las funciones religiosas con su va­
riedad de ceremonias y cantos, la Misión pro­
cura hacer más alegre la estancia de los pere­
grinos con fuegos artificiales, con música y has­
ta con cine. No falta el banquete para ellos y
para ella.s en los respectivos pabellones.

Mucha viña para pocos viñadores.
Las visitas al centro misional sirven para ro­
bustecer nuestra acción cristianizadora; pero,
¿quién podría imaginar cuántos sacrificios y fa­
tigas cuestan? Sirvan estas líneas para despertar
vocaciones dormidas que podrían echar una ma­
no a esta Prelatura, perdida en la inmensa selva
del Amazonas.
A . Bruzzi Alves da Silva.

¿QUIERE USTED ADOPTAR A UN HUERFANITO?
Hace pocos meses una pobre mujer moría trá­
gicamente, dejando en el mundo cuatro criaturitas: un niño de pecho y tres parvulillas.
El niño fué en seguida acogido por las H er­
manas en la «Santa Infancia» de Shillong. Que­
dé en interesarme por el caso y ver qué era
posible hacer, pero debido a mis continuas jiras,
llegué a olvidarme. Un día se me presentan tres
pequeñuelas en mi residencia.
—Obispo—d í c e m e la mayorcita, de once
años , te traemos a la hermanita más pequeña
para que la metas en la casa de las Hermanas.
—No tenemos padre y estamos solas—agrega
la segunda.
— ¿Y a qué os dedicáis?
—Estamos sirviendo en casa de un pagano.
Los domingos pedimos permiso para ir a la
iglesia.
— ¿Y qué ganáis?
—La comida y algunos céntimos. Con el pri­
mer sueldo hemos comprado los billetes para
Shillong; ahora estamos ahorrando para decir
una misa por mamá, que murió aplastada por
aquel camión.
El P. Bianchi las condujo a las Hermanas. La
Directora, que no sabe decir que no ante casos

LA

VIRGEN

Y

En mis excursiones misioneras hube de visi­
tar más de tres veces cierta aldcílla. Ninguno
me había enterado de que un leproso pagano
se hallaba confinado en una mísera cabaña fue­
ra de la floresta, no muy lejos del poblado. Lle­
gué allí una vez más.... y en cierto punto, a
mitad del bosque, erré el camino. Después de
invocar a la Santísima Virgen, me lanzo a la
ventura, corriendo en busca de senda, porque
el sol iba poniéndose y de noche la selva es
peligrosa por las fieras que salen de sus escon­
drijos empujadas por el hambre.
De manos a boca, héme delante de una cho­
za. Llamo. U na voz desde dentro exclam a: «No
entres, que soy leproso». Pero entro y encuentro
un hombre como de cuarenta años. Su cuerpo
no está aún descamado. Le pido orientación y
me dice que la salida está a sólo trescientos me­
tros. Sin embargo, olvido que debo reanudar la
marcha y me entretengo con el leproso.

14 —

de tanta lástima, admitió a la pequeña e hizo
venir al hermanito.
Fué una escena muy conmovedora cuando
aquellas cuatro criaturitas de Dios se vieron to­
das reunidas. Las niñas, radiantes de alegría, be­
saban al hermano, lo tomaban en brazos por
turno, le manifestaban de mil maneras su con­
tento y su cariño. La Superiora pregunta:
—Y ahora, ¿dónde iréis vosotras dos?
—Nos volveremos a casa.
— ¿Y no os gustaría estar aquí los cuatro jun­
tos?
La mayor rompió a llorar.
-r-¡Ay, Madre, ya lo creo que nos gustaría!
Todas quedaron en el colegio. La mayor si­
guió diciendo:
—^Déjanos ahora ir a casa para devolver los
vestidos que nos han prestado y despedirnos de
nuestros parientes.
Las niñas se fueron. Transcurridi una sema­
na. regresaron fieles a la promesa. Hoy son fe­
lices entre las Hermanas junto con el hermanito.
Esta, más o menos, es la historia de centena­
res de niños y de niñas huérfanos— ¡pobrecito s!—, educados y mantenidos por la Misión.
E stepan F errando ,

Obispo de Shillong (Assamlndia).

EL

LEPROSO

— ¿Desde cuándo te hallas así?
— Hace cuatro años.
— ¿Eres pagano o protestante?
—Soy pagano. Sacrificaba a nuestros dioses y
al demonio; bebía chu (alcohol de arroz).
— ¿Conoces a Jesús?—Y comencé a enseñarle
los rudimentos de la religión católica.
Entonces el leproso me dijo:
—^También yo seré cristiano.
— ¿Por qué lo afirmas así?
—Hace dos meses se me apareció en sueños
una hermosísima señora, que me dijo: «No ten­
gas miedo; antes de morir recibirás el bautismo.
Yo te mandaré un sacerdote».
A duras penas contuve las lágrimas. ; Antes que
yo había estado allí la Virgen! Administré el bau­
tismo al leproso, cuya alma, transcurridas breves
semanas, se liberaba de aquel cuerpo en ruinas
para volar a] Paraíso.
Bautista Busolin. S. D. B.

S

i l u e t a s

de

COOPERADORES
SA L E S I A N

oS

DE LA TALLA DE LOS SANTOS
Un buen día, hará el año, llegó a las
agencias informativas de España un nom
bre: Alejandro Planas. Este nombre saltó
luego a las linotipias de todos los diarios
con una noticia que decía, más o menos:
fEn la introducción de la causa de cano­
nización de los m ártires salesianos de la
provincia tarraconence ligura Alejandro
Planas, único seglar no salesiano que será
canonizado con ellos.»
Los que conocimos en vida a este hom­
bre ejemplar, leimos la noticia con cierta
unción y respeto. Recordamos entonces las
palabras del salmista, «... et exaltavit hú
miles», que se cumplían en la persona de
quien durante toda su vida fué familiar­
mente conocido por «el Sordo».
En el hermoso libro del P. Burdeus,
«Lauros y Palmas», se nos refieren algu­
nos datos y aspectos de este santo varón,
que fué merecedor, por sus virtudes, d?
la palma del martirio.
Desde muy joven quiso ser salesiano;
pero la sordera que padecía le impidió ha­
cer los votos. No obstante, su comporta­
miento. su piedad y todos sus actos fue­
ron siempre los de un verdadero religioso.
Allá en la vetusta casa salesiana de
San Vicente deis Horts (cerca de Barce­
lona), pasó casi todos los años de su ex!s
tencia. Durante el largo tiempo en que
esta casa estuvo cerrada a las actividades
docentes. Alejandro desarrolló sus excelen­
tes dotes de artista con bellas obras escul­
tóricas de carácter religioso. Sus principa­
les trabajos fueron una gruta estilo Gaudi, con el Santo E ntierro; sobre esta gru­
ta o cripta erigió un D^cendim iento, h er­
moso grupo de mármol granulado, que in­
fundía gran fervor. En otro lugar de la
casa, y rodeado de plantas y flores, levan­
tó un crucifijo de tamaño natural. La cruz
se hallaba sobre un montículo de grandes
piedras, figurando la cumbre del (Vivario.
Da hiedra trepaba hacia arriba, pegando
sus raíces a las rocas. Era una obra mag­
nífica.

Todos los que llegamos a conocer al
«Sordo» admiramos siempre sus cualida­
des artísticas. A pesar de que sus ocupacio­
nes en los más diversos menesteres del co­
legio no le dejaban mucho tiempo libre,
desde que la casa de San Vicente deis
Horts fué adaptada en 1931 para Aspirantado Salesiano nunca dejó de hacer algún
trabajo escultórico, bien con el cincel, bien
con la gubia.
Este gran hombre, modelo do virtud y
caballerosidad, era muy querido y respe­
tado por cuantos lo trataban; de acendra­
da pleda<l. comulgaba diariamente con gran
fervor; siempre llevó colgado del pecho un
gran crucifijo, cuya cadena se le incrusta­
ba en el cuello, debido al peso; incluso se
decía de él que algunas veces se discipli­
naba...
La verdad es que era un hombre de inta­
chable conducta y edificante religiosídid.
ai par que una excelente persona, afable
y simpático.
Siempre le vimos con su humilde atuen­
do: en mangas de camisa y calzando al­
pargatas. Así era el «hábito» que San Juan
Bosco, bromeando profétícamente, eligió
para sus hijos. El bueno del «Stordo» era
otro hijo de Don Bosco. pues íntimamente
tenía hechos también los votos de pobreza,
castidad y obediencia. Además, poseía todas
las habilidades del coadjutor salesiano.
Pero todo lo hacía con tal agrado y tan

— 15

buena disposición, que, podría decirse, en él
el trabajo era un gozo, una satisfacción.
El Señor, en sus divinos designios, te­
nía destinada esta vida ejemplar para El;
era como una flor que la estuviera cuidan­
do amorosamente para, llegado su tiempo,
cortarla y llevársela al jardín celestial.
Muchos fueron los sufrimientos que Ale­
jandro soportó cuando estalló la revolución
en Cataluña por julio de 1936. Los prime­
ros días de revuelta, aquel pueblecito de
San Vicente deis Horts estuvo bastante
pacífico, comparado con tantos incendios,
saqueos de templos y asesinatos como ocu­
rrían en B.ircelona y otros lugares. El
«Sordo» no hacía más que salir y entrar en
el colegio, trayendo noticias de los aconte­
cimientos. El era como un enlace entre el
Aspirantado y el exterior.
Durante aquellos días recibió muy duros
golpes su noble corazón. Por orden del Co­
mité del pueblo hubo que desmontar los
monumentos religiosos de los patios del co­
legio, que eran sus obras queridas y su or­
gullo de artista, para evitar desmanes de
las turbas exaltadas. Amorosamente, lo
mismo que si estuviera descendiendo el
Señor de la cruz, dirigió él la operación
de bajar la imagen del crucificado. Los
aspirantes y salesianos lo contemplaban
apenado, triste, pero sereno, sin proferir
una queja, sin un gesto malhumorado...
Pero sus sentimientos religiosos fueron
heridos de muerte cuando el día 23 del
mismo mes de julio, por la tarde, se pre­
sentaron en el colegio dos milicianos, man­
dados por los revolucionarios, a colocar
un sucio trapo rojo sobre el brazo verti­
cal de la cruz, que había quedado en pie.
Aquel crucifijo, que durante tantos años
había sido el símbolo supremo de la paz y
del amor, veíase convertido en asta de
una bandera que era germen de odios y es
tandarte del ateísmo.
Todos contemplaron aquella escena mu­
dos de espanto. Uno de los milicianos, un
mozalbete de unos dieciocho años, trepó
por h s rocas del pedestal hacia arriba. El
sol abrasaba a aquella hora de la tarde
{serían las tres), y el miliciano sudaba a
chorros.
El P. Director del Aspirantado. don Juan
Alberto, con las lágrimas saltadas, envió
al «Sordo» a la calle para que no sufriera
demasiado ante aquel hecho vandálico. Al
cabo de unos minutos volvía Alejandro
trayendo dos gaseosas. Eran para convidar
a los milicianos: éstos no salían de- su es­
tupor ante aquel trato tan extraño. Por
unos momentos pensaron si estarían enve­

nenadas y se negaron a beber, a pesar de
la amable insistencia del P. Director. Por
fin intervino el «Sordo», que los conocía
a los dos, y con temple verdaderamente
digno de admiración, echándoles el brazo
por encima del hombro, los invitó a saciar
su sed: «¡Si las acabo de traer yo añora
mismo!», les dijo con una inefable son­
risa.
Los milicianos se quedaron perplejos
ante la actitud de aquel hombre, cuya obra
de arte, después de destruida, habían ido a
profanar. No acertaban a comprenderlo;
mientras bebían lo miraban fijamente. E!
seguía animándoles con golpecitos en la es­
palda. Después, confusos, se despidieron.
Cuando salieron del colegio se mirarían
el uno al otro sin saber qué decir; pero,
allá en su interior, algo Ies diría que aque­
lla acción que con ellos habían llevado a
cabo no era nada cemún; incluso echaba
por tierra todo cuanto oyeron y pensaron
de los curas.
Mientras todo esto ocurrió, los salesia­
nos y aspirantes estaban agrupados en el
patio, presenciando en silencio la escena.
Todos qued-;ron altamente edificados a!
admirar la entereza de espíritu y el valor
de Alejandro, que, herido en lo profundo
de su alma como artista y como fervorosí­
simo católico, aun tenía ánimos para son­
reír a aquellos que, por orden de sus ca­
becillas, acababan de consumar una mons­
truosidad.
Era la fortaleza divina, el temple de los
santos, que Dios infundía a su siervo, pre­
parándolo para el sacrificio supremo.
Aun tuvo que soportar nuestro valeroso
héroe más pruebas y más humillaciones:
todas por este estilo. Poco tiempo despu-is
llegó la detención despiadada, las calum­
niosas acusaciones y, por fin, la muerte, el
aspinato brutal, el m irtirio... Era el pre­
mio celestial a sus virtudes, su glorifica­
ción. el Paraíso.

Cuando Dios quiera que lo veamos en
los altares nos gustaría contemplarlo tal
como lo conocimos en vida: en mangas de
camisa y calzando alpargatas. Este era s-J
humilde «sayal»; como un Pobrecito de
Asís o un Isidro Labrador. Y cuando le
dirijamos nuestras súplicas no podremos
evitar dentro de nuestro pecho el califica­
tivo familiar: era nuestro querido «Sordo».
J uan A güero N aranjo

(Antiguo
alumno salesiano)

16

i

atribuidas a María AuxÜIadora, San Juan Bosco
y demás santos y siervos de Dios salesianos.
MARIA AUXILIADORA SALVA A VEINTI­
OCHO PERSONAS
La tarde del 12 de julio toda la ciudad de Pe­
tronila fué testigo de un hecho prodigioso. Un
avión de la Compañía Nacional, en vez de ate­
rrizar, comenzó a maniobrar de tal manera so­
bre el camoo, que se preveía inminente una ca­
tástrofe. Nuestra comunidad, partícipe de la
común angustia, invocó a María Auxiliadora con
una oración compuesta por Don Bosco. Apenas
hecha la oración, el aparato se deslizó normal­
mente sobre la pista de aterrizaje, descendien­
do del mismo, ante la expectación del público,
veintiocho personas con el rostro demudado por
el terror del riesgo vencido, de que el avión se
incendiaria al aterrizar.
El piloto, maniobrando sobre el campo, inten­
taba consumir toda la gasolina a fin de evitar
el incendio del aparato y la muerte de la tripu­
lación y de los viajeros, cuando en un momento,
impulsado por una fuerza misteriosa, se deci­
dió a aterrizar, cosa que efectuó sin peligro.
Rápidamente se extendió también la noticia de
la intervención prodigiosa de la Virgen a quien
se le había invocado en el preciso momento.
Veinticuatro horas más tarde, a las seis y
media del dia 13. la población, en devota pro­
cesión, presidida por los jefes del campo y de
las fuerzas aéreas, se dirigía desde nuestro co­
legio al aeropuerto para entronizar en él a la
Virgen de Don Bosco.
Al dia siguiente, el piloto acompañado de tres
oficiales más, pertenecientes a la tripulación del
aparato, se presentaron en la capilla del colegio
para dar gracias a María Auxiliadora. Duran­
te unos minutos estuvieron postrados, visible­
mente conmovidos, ante su altar; después deja­
ron una limosna, llevándose sendas imágenes
de la Virgen para que Ella fuera la reina de
sus hogares.
El mecánico, llegado urgentemente de la ca­
pital, confirmó lo prodigioso del caso al no po­
der explicarlo humanamente.—Sor Luíbína Pasi,
Directora de las H. de M. A. Petronila (.Brasil).
UNA ESTAMPA PRODIGIOSA
Mientras intentaba un día atravesar la ca­
lle. caí de tal forma que me fracturé la pier­
na. Visitada por el médico, éste me dió po­
cas esperanzas de arreglo, atendida mi edad
avanzad, que es de setenta y cinco años. En
tal situación me apliqué a la parte dolorida,
con mucha fe, una estampa de María Auxi­
liadora y, contra el parecer del médico, a las
pocas semanas pude libremente andar. Doy
sacias a María Auxiliadora y en tr^ o una li­

mosna para su culto, pidiendo a tan buena
Madre que me siga protegiendo.—Rosario Gó­
mez Raigón. Córdoba.
CURACION DE PULMONIA FULMINANTE
Mi hija, de veinte años, cayó enferma con
una pleuro-pulmonía fulminante, agravándose
de tal manera que el doctor apenas le daba
seis horas de vida. En trance tan angustioso
acudí confiadamente a San Juan Bosco. de
quien toda la familia era devotísima, prometién­
dole ir en peregrinación a Turin, publicar la
gracia y dar una limosna para las obras salesianas. Desde ese momento cambió por completo
el rumbo de la enfermedad. Las curas resulta­
ban eficaces, y hoy mi hija, completamente
restablecida, se postra conmigo ante el altar
del gran santo, a fin de agradecerle tan señala­
do favor.—Paula Cassanello. Bordighera.
UNA MADRE, LIBRE DE UNA SEPTICEMIA
En el mes de enero caí gravemente enferma
con pulmonía. Las curas del médico no dieron
resultado alguno, antes bien, a la pulmonía se
añadió la septicemia, haciendo mi caso desespe­
rado. Una vecina de casa, colocando una reli­
quia de Domingo Savio debajo de la almohada,
me invitó a recurrir a este santo. A mi oración
se unieron todas las personas allí presentes.
Desde ese imtante se notó una mejoría que
hizo eficaces las medicinas.
Domingo Savio no quiso que quedaran huér­
fanos cuatro niños de los cuales el mayor ape­
nas contaba cinco años.—Magdalena Dossetto.
Cuneo.
DAN TAMBIEN GRACIAS Y ENVIAN
LIMOSNAS
A María Auxiliadora.
P. Anglada. A. Salord, M. Galmés y J. Molí,
de Cindadela; A. Arce, de Santander; E. Gon­
zález, de Pinos del Valle (Grairada); J. Enci­
nas. M. Porcada, P. Suárez. E. Dueñas. A. Capelli, M. González, S. Mirón, D. Moreno. F. Gó­
mez. T. Molinero, J. Ojeda, M. Jiménez. M. Fe­
rrando y G. Guevara, de Madrid; M. Riera.
D. Aluart. P. Martorano, C. Varés. J. Comas.
D. Canadel, E. M., de la Huelga, J. Bertriu.
C. Reixach, M. Pagés, A. Corominas, J. Taberner, G. Alzueta, E. Martínell, M, Roquet. D. Ca­
rreras y Viuda de Villalonga, de Gerona;
P. Alonso, M. C. Fernández, M. González, M. del

— 17

SAN

PIO

X

Y CEFERI NO N A M U N C U R A
El 12 de agosto de 1904—precisamente ha he­
cho por ahora cincuenta años—llegaba a Turín,
llevado por Monseñor Cagliero, el siervo de Dios
Ceferino Namuncurá, nieto del famosísimo caci­
que Calfucurá e hijo del no menos famoso y te­
rrible Manuel Namuncurá, los cuales, por espa­
cio de cuarenta años, obstaculizaron con sus raz­
zias el progreso de la civilización y de la fe ca­
tólica en las remotas tierras patagónicas.
El íPrincipito de la Patagonia» iba a Italia para
reponer su salud, precedido de una aureola de
joven ejemplar, ganada en los siete años de co­
legial con los Salesianos de Buenos Aires y de
Biodmu.
El Osservatore Romano del 28 de septiembre
de 1904 así se lo presentaba a sus lectores: «El
príncipe Ceferino tiene dieciocho años, es muy
virtuoso y posee inteligencia no com ún; su trato
resulta muy agradable...»
El acontecimiento más notable de su estancia
en Italia fué la audiencia particular que Pío X
le concedió, junto con una docena de misioneros.
Monseñor Cagliero presentó al Padre Santo aquel
magnífico fruto primerizo de los misioneros sale­
sianos en la Patagonia. Ceferino, extendiendo a
los pies del Papa un tapiz formado con pieles de
guanaco, leyó en correcto italiano un afectuoso
mensaje de filial devoción, que concluía relevando
su sueño dorado de apóstol: llegar a sacerdote
para entregarse a evangelizar a sus hermanos.
La figura de aquel joven indio impresionó viva­
mente a Pío X. que lo colmó de ternuras paterna­
les. de las cuelas habla el mismo Ceferino en una
carta dirigida desde Milán pocos días más tarde:

to. Dios quiera que puedas conseguir tu ideal
de ofrecer a Jesús a todos tus hermanos de la
Patagonia. A este fin, con todo el corazón te
doy la bendición apostólica. Di a jtu papá que el
Padre Santo le bendice, que bendice a toda su fa­
milia y a todos cuantos están bajo su mando.
Que Dios te bendiga, hijo mío...»

Papa se levantó
había dicho. He
te agradezco el
Vicario de Cris­

Mientras el Papa decía palabras tan paternales
y afectuosas, yo no podía detener las lágrimas.
¡Cuánta bondad la del Padre Santo! Ya todos
los sacerdotes habían salido y yo me había retra­
sado un poco. El prelado asistente me dice en­
tonces: «Te llama Su Santidad». Me volví y me
condujo al escritorio del Padre Santo, que estaba
sentado buscando algo. Me arrodillé delante de
él con las manos juntas. El Papa sacó un rico
estuche que contenía una medalla de plata, llevan­
do en el anverso el busto de Pío X y en el re­
verso, una efigie de la Inmaculada. Le besé de
nuevo la mano y él me hizo una caricia...»
El santo Pontífice quedó muy impresionado
con la presencia del joven indio, según testimo­
nio de Monseñor Cagliero, donde aparece bien
claro que, entre las varias audiencias que p>or
aquellos días le otorgaba con motivo de haber
sido nombrado arzobispo de Sebaste y enviado
especial de la Santa Sede, le pedía noticias del
indiecito. Y cuando le comunicó la noticia de su
prematura muerte, acontecida en Roma el 11 de
mayo de 1905. Pío X exclamó: «Habéis perdido
una hermosa esperanza joara la Patagonia. pero
habéis adquirido un poderoso protector en el
cielo».
Durante este año mariano reguemos a su pri­
mer panegirista San Pío X y a su excelso modelo
Santo Domingo Savio que nos obtengan del Se­
ñor la pronta glorificación terrena del Lirio de
la Pampa.

Csirmen y A. Pérez, de Vigo: M. A., de Algeclra s: M. Glustich, de Qénova; T. Torralba, de
Utrera.

no Canavese; M. Ferrario. de Biella; R. Caffarati, de Pinerolo; L. y P. Manglni, de Geno­
va; L. Giovannini, de Pisa.

A San Juan Bosco.

A Don Felipe Rinaldi.
R. Carratalá. de Valencia: R. Aguilera, de La
Luisiana; C. Prats, de Villena; T. Torralba. de
Utrera.

«Apenas terminó la lectura, el
y estuvo comentando lo que yo
aquí sus palabras: «Hijo mío.
que hayas hablado tan bien del

M. Pagés. C. Vares y F. Martorano, de Gero­
na: J. Encinas y L. y Ü. Mascias. de Madrid;
P. Corcero, de Almendra (Zamora): T. Geruti. de Bérgamo.
A Sartfo Domingo Savio.

A nuestros Mártires.
A don José CasteU: C. Pons, de Ciudadela.

M. C. Feniández. de Vigo; O. del Poz. de Padua; Familia Odasso. M. Inardi. M. Clara y
M. Cisi. de T urin; D. Bertorello. de San Benig­

A Cejerino Namuncura.
A. García, de Béjar.

18

-

«DECIAMOS

AYER...»

(noviembre -1904)

•LETIN
LESIANO
Redacción y íldministración
CoitoUngo, 32



Turin- Italia.

Encabezábamos con un AUTOGRAFO PONTIFICIO ncerca de Ui Pin Unión de Cooperado­
res salesianos a don Miguel Rúa, en latín y casrellano.
Anunciábamos un CONGRESO MARIANO l'NIVERSAL ron inolivo (leí Quincuagésimo Anitersíirio del Dogma concepcionista.
En tres páginas hacíamos referencia escrita y gráfíca a la SEGUNDA EXPOSICION TRIE­
NAL de las Escuelas Profesionales y Granjas sa’esianas.
En DOCUMENTOS SALESIÁNOS continuábanos con el discurso de Monseñor Alcssi r(‘fercnte al Congreso Salesiano.
Por el representante de Don Rúa en América, don Calógero Gusmano escribía al Rector Mayor
sobre sus andanzas por tierras del Perú.
Seis páginas empleábamos en dar cima a la relación del P. Abrabam Aguilera sobre Mon­
señor Costamagna en Gualaquiza, dentro de la sección DE NUESTRAS MISIONES.
I^s GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA eran seis, y catorce, las referencias.
Con relaciones de la vida salesiana en Turín, Ríobainba, Iquique, La Paz, Quito, Cuchi’
y Vicdnia quedaba llena la CRONICA SALESIANA.
Seguía en este número, bajo la sección de VARIEDADES, una carta de Ismael S, h. de>d'
Barcelona a propósito de Música religiosa.
I>a NECROLOGIA ocupaba los nombres de don Ignacio Eclievarría. insigne cooperador mejicano, y de los señores canónigos de Ríobamba íEcuador', don Daniel Cepeda, don Eduardo
Alvarado y don Mariano Prats. junto con don Dima^ Ilinojoso.

NUESTROS
Don CARLOS BOFILL URPl
El 15 de septiembre falleció en Barcelona este
ünstre odontólogo, antiguo alumno de Mataró
y sobrino del marqués de Pascual, presidente
<]ne fué de los cooperadores saiesianos.
A imitación de su padre, don Angel, médico
que empleaba una exquisita caridad en el ejer­
cicio de BU profesión, don Carlos se de«vivía
por 5us clientes y amigos, que a su vez le te­
nían en mucha estima, como lo mostraron acu­
diendo en gran número al entierro. Cuidaba,
como buen cooperador, a m antos saiesianos y
aspirantes iban a su consulta.
Su cristiana vida fué. coronada por una santa
Buerte en los brazos de su esposa e hija. Para

DIFUNTOS
ellas, nucfrtro i«*same má*. ‘cntido, con la pro­
mesa de abundantes oraciones.

Doña MANUELA ALBA MUÑOZ
Esta 'm /viddbJe /-ooperadora frileció santa­
mente en Granada el 20 de julio pasado. De»dc
el primer momento de establecerse nuestra obra
allí fué la madre protectora de los *alesianoi
Devotísima de María Auxiliadora y Don Boíco, frecuentemente les encomendaba su- liijoB.
No sólo ayudaba con sus generosas limo-nas:
mediante su palabra persuasiva trataba siempre
de llevar simpatizante» a nue-tra Obra.
Doña Manuela deja un vacío entre nosotroi.
Que el Señor le de el descanM eterno.

— 19

i

Ante óu KeJbudo^
Ahora, al cumplirse los tres años de la muerte del in­
olvidable Rector Mayor D . Pedro Ricaldone, reprodu­
cimos este artículo de "JOSE M O N T O T O , aparecido
a su tiempo en «Orientación», de Sevilla.
Don Pedro filé el primer salesiano traducido al estilo hispalense. El fué quien
echó sobre sus hombros la apostólica empresa aquí, en Sevilla, influyendo en la vida
de los barrios, en tanto que Sevilla le- influenciaba a él.
Saturado del espíritu apostólico y del ansia expansiva de la obra salesiana, y
curtidos en las lides al contacto de este pueblo andaluz, sus ansias a lo divino tuvie­
ron el sello de generosa entrega de esta gente andaluza, y lo hicieron misionero per­
fecto y hombre cabal de acción. Y fué por esos mundos: por la remota América y
por el Asia misteriosa y espléndida, llevando, con la alegría divina de la verdad de
Cristo, esa alegría humana y comprensiva del sentir andaluz.
Por eso, aunque Don Pedro naciese un día en Italia, fué español de esta tierra
sevillana. Aquí fué sacerdote, aquí fué apóstol, y aquí adquirió ese no se qué tan
humano y afectuoso, tan hondo, aunque con apariencias de ligera alegría; tan ale­
gre a la vez que tan solemne; ese complejo tan vario y multiforme que es sello del
espíritu andaluz
Yo, para hablar de este varón de Dios, he cerrado los libros y le he mirado
a él. El dice más que un libro. De cómo era Don Pedro, de cómo era su alma, de
cómo su inquietud por trabajar por Cristo; y de cómo esa inquietud cuajaba, como
por milagrosa paradoja, en la paz interior, nos habla como nadie su retrato. Por­
que es que en su retrato hablan sus ojos, vivos al par que dulces; y nos habla su
boca, en sonrisa suave y amorosa; y nos hablan sus manos, y su frente, y toda su
beatífica actitud.
Para hablar de Don Pedro Ricaldone nos basta y sobra con'mirar su retrato.
Aparece sentado, mas como incorporado un poquitín, como en actitud de alerta y
presto a levantarse con presura, porque es acción su lema y actividad la norma de su
vida. Sus manos se nos muestran en un tranquilo, apacible ademán; los dedos, en­
trecruzados, como anhelaba él que estuviesen los hombres, en fraternal contacto y
en santa confusión. Su frente, despejada, amplia, se advierte como nidal de nobles
pensamientos, de bellas concepciones. Su boca, un poco dilatada en perenne sonreír;
en ese sonreír de las almas de Dios que, porque en El lo fundan todo y a El todo
lo refieren, expresan en sus semblantes plenitud y rebose de la gracia.
Y su mirada... ¡Ah. qué mirada tan singular y tan interesante es la mirada del
Padre Ricaldone! Su mirada se clava, sin ser por ello hiriente. Es a la vez profunda,
acariciadora. ¿Qué es lo que ve Don Pedro en su mirar? Las cosas de los hombres
no han de ser de seguro, porque entonces quizás se nublaría la expresión de sus ojos.
¿Qué es lo que ve Don Pedro que sonríe al mirar? Acaso, en tanto que su fren­
te—nidal de pensamientos elevados—le hace andar en coloquios dulcísimos con Dios,
él sonríe con dulzura y ve lo que no vemos los demás. Acaso el sonreír que en sus
labios se advierte sea santa complacencia al intuir el destino que le aguarda a su
amada familia salesiana.
Y así se nos ofrece Don Pedro en el retrato: ccuno en descanso, como en arro­
bo místico, como en santo ensimismamiento y abandono de todo lo de fuera. Pero
a la vez, sin descansar del todo en el asiento, un poco incorporado, como dispuesto,
como apercibido a ponerse de pie a la menor llamada del deber. Y así, jamás fué
tardo en acudir a cuanto redundase en servicio de Dios y de los pobres. Y así, fué
diligente en irse de la vida cuando Dios le llamó.

20

Rvdmo. D. Pedro Ricaidone, IV Sucesor de Don Bosco f f 25-Xl'1951).

D O N B O S C O L L A MA . . .

Don Bosco, íi-

coadjutor—, se

«Iiira principal

nos m uestra a

(le e s te bollo

la entrada de

fírupo ([uo es

un Aspiranta-

inuv clara ale-

do Sa l es i ano

•¡oría —un es­

c o n s us tres

t u d i a n t e so­

conocidas pro-

n a n d o e n el

n i e s a s : Pau.

sacerdocio,

Trabajo y Pa­

un m uchacho

raíso.

obrero

si-

;0 h , qué gran

jjuiendo

su

suerte es se­
guirle!

llamada p a r a

sv.
Señas

del

n.

r e m it e n t e

( ......................

......

)
Texto
Redacción y Administración
Aleóla, 164 ♦ MADRID

NOVIEMBRE

19 5 4

N úm ero 11

I N
B
SALESIANO

S u m a rio :
Rosas......................................................................
Tres maneras de amar a los san io s...................
Despidiendo el año M ariano................................
Un pastor sanio e intrépido...............................
Cadenas gloriosas.................................................
Noticiario Salesiano: Ecos del Congresillo Ma­
riano en Zaragoza .............................................
Información Gráfica....................................... •...
A la casa del Padre............................................
De nuestras Misiones......................................
Siluetas de Cooperadores: De la talla de los
santos..................................................................
R vdo. D on R a fa el T o rm o , del ColésJio S a le sia n o de U trera, q ue a c a b a lic
ce le b ra r su s 50 a ñ o s de sa ce rd o te . ¡E n­
h o ra b u e n a V h a s ta los de D iam ante!

Crónica de gracias...............................................
San Pío X y Ceferino Namuncura......................
«Decíamos ayer...»—Nuestros d ifu n to s............
Ante su retrato.....................................................

1
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5
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1315-16
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19
20

O B R A P I A DEL S D O . C O R A Z O N
La iglesia dcl Sagrado Corazón de Jesús, que
San Juan Bosco levantó en Roma por orden de
Pío IX. tiene establecida esta Obra bajo las si­
guientes condiciones:
Con la limosna de cinco pesetas una sola vez
en la vida, el donante participa, en favor pro­
pio o de las personas, vivas o difuntas, que de­
see favorecer: Dcl fruto de seis misas diarias, de
las cuales dos se celebran en el altar del Sagra­
do Corazón, dos en el de María Auxiliadora y
dos en el de San José.
De los méritos dcl Santo Rosario y la Bendi­
ción eucarística, de todos los actos piadosos, de

las oraciones de los alumnos, de las solemnida­
des extraordinarias, que se rezan o se tienen en
dicha basílica.
Cada uno puede repetir la ofrenda y la ins­
cripción cuantas veces guste, con el fin de mul­
tiplicar las ventajas espirituales para sí o para
otros.
Los nombres de los inscritos se imprimen en
libros adecuados, que se conservan para perpe­
tuo recuerdo en la basílica del Sagrado Corazón.
Las limosnas se enviarán, directamente o por
medio de ¡as casas salesianas, al Sr. Director del
BO LETIN SA LE SIA N O S. Alcalá. 164. Madrid.

IIOLIEiniN S M IE S IIIN O
R E V I S T A

DE

L AS

O B R A S

DE

N O V IEM B R E 1954

Año LX V Ill

D O N
^

B O S C O
N úm ero 11

SOLO VIRTUD ES NOBLEZA

BLASONES DE NUESTRO ESCUDO
R

O

S

A

S

Formando juego con la palma y el laurel, unas rosas en la parte superior de nuestro escu­
do le sirven de digna corona.
Las rosas son muy salesianas. San Francisco gustaba de emplearlas en símiles y alegorías
para expresar el optimismo con que se debe amar a Dios. Don Bosco soñaba con ellas. No tene­
mos más que recordar la visión del emparrado y la aparición de su discípulo canonizado.
En el escudo salesiano la rosa es cifra de la alegría que unge cuantas obras se hacen por
Dios, disposición que Don Bosco sin cesar recomendaba con la conocida invitación del Rey Pro­
feta en sus salmos.




*

La alegría salesiana no resta empujes a la virtud, antes sirve a ésta de empuje. Una alegría
racional, fruto legítimo del equilibrio estable entre la psique y el soma, bajo el fiel de la pre­
sencia de Dios. La alegría que Domingo Savio preconizaba en el Oratorio de Valdocco como
denominador de la santidad vivida al estilo de Don Bosco. La alegría que continúa siendo,
como lo fué desde el principio, la nota característica de los buenos sulesianos. La alegría que
constituye un perenne imán sobre las almas juveniles que se asoman a cualquiera de nuestros
centros educativos.


«



Una alegría así, simbolizada por las rosas de nuestro escudo, es el secreto del éxito de un
sistema que ha puesto sobre la gloria de los altares al primer fruto de santidad cristalizada inniortalmente en adolescencia; tras ello generaciones de almas redimidas o preservadas harán
cada vez más aceptables los resortes con que Don Bosco elevaba...

¡Qué grande afán poníamos de muchachos en recoger ladrillos, maderas y barro para cons­
truir casitas! Si alguien desbarataba nuestra obra, sentíamos viva contrariedad y llorábamos.
Ahora comprendemos que todo aquello carecía de importancia.
Lo mismo nos pasará un día en el cielo cuando veamos desde allí que nuestros afanes tempo­
rales eran puras niñerías.
Lejos de mi ánimo decir que no se deba preitar atención a tales insignificancias... Pero qui­
mera yo que prescindiéramos de poner fuego y pasión sobre esos cuidados.
erfeccionada la caridad.

{Condensado de un sermón que predicó tí
Santo el l de noviembre de 1620).

111

Por el amor de imitación, que presupone
simpatía liacia sus virtudes, nos empeñamos
en jwrecernos a ellos copiando su admirable
vida, amando lo que ellos amaron, haciendo
lo que ellos hicieron V buscando su compa­
ñía {>erdurable por el mismo camino que ellos
2



PROPAGUE

LECTURAS CATOLICAS
Pida número de muestro ol
Apartado 3.419

M A D R I D

Ames de que este venturoso centenario pase a convertirse en una simple parte de la historia del si'
glo XX, queremos que en las páginas de nuestra revista, órgano oficial de una Obra que nació al calor
espiritual de un 8 de diciembre, quede constancia del luminoslsinij documento en que el Papa de la
Asunción y de la Realeza de María ha xeriLlo su santidad y su ciencia orientando a los hitos de la
Virgen.
Por lo menos, pues, en una clara síntesis, consen en nuestros lectores el jugo de la encíclica.
no hay en Ti, Señor, ni en tu Madre mancha al­
guna.»
10. Por tanto no puede atribuÍTSclc pecado, cual­
quiera que sea; por su elevación a la dignidad de
Madre de Dios. iPrerrogativa declarada y s;mciom
da por el Conc. Efesino contra Ncslorio.)
11. Tan excelsa prorrogativa parece exigir pleni­
I. DEFINICION
tud de gracia e inmunidad de cualquier pxado, pues
1 Al recuerdo de la definición centenaria, parece
lleva consigo la dignidad y santidad mayores después
despedir más fulgor la corona de gloria ccfl que
de Cristo.
Dics adornó la purísima frente a María.
12. E>c este sublime oficio, que le confiere cierta
2. La Iglesia recibió con júbilo la e r r a d a scr.dignidad infinita (Slo. Ttmiás de Aq.), parecen dima­
íeoda; se reavivó la devoción de los fíeles hacia la
nar todos los privilegios y gracias que adornaron
Virgen, que hace florecer las virtudes, y recibió
alma y vida.
impulso la Maricáogía.
C. A la h a de la Teología especulativa:
3. Las palabras de ¡a Virgen, aparecida en Lour­
13. Dios amó y ama con encendido y suavísimo
des, es como confirmación prodigiosa del acto pon­
amor a la Madre de su unigélico Hijo:
tificio.
podía, en previsión de los méritos dcl Redentor,
4. Así lo entendieren los fieles que, con percadornada con el privilegio de la Concepción In­
grinaaones a la gruta, reavivaron su fe estimularon
maculada ;
su piedad, se esforzaron por ajustar su vida a los
com'enia que la Madre dd Redentor fuese lo más
paóptos de O isto;
digna posible de El, pero no lo hubiera sido si,
5 y obtuvieron no raras veces milagros que dcscostamioada con e'. pecado original, aiui en el pri­
pcrtaion la admiración y confirmaron la religión
mer instante de su Concepción, hubiese estado su­
c.trilica como única verdadera.
jeta al triste dominio de Satanás:
6 De un modo particular lo ccrniorcnjieron los
luego: fué concebida Inmaculada.
Pommos Pontífices, que enriquecieron con gracias
1-. Y no se aminora la Redención de Cristo,
espirituales y favorecieron la constrocción del tem­
pues que feto ha redimido a Su Madre de una ma­
plo levantado por la piedad cristiana.
nirá más perfecta, al preservarla Dios en previsión
de los méritos dcl Redentor. Con esto resplandece
II. FUENTES DEL DOGMA DE aún más la dignidad mfinita de Cristo y la univer­
LA INMACULADA CONCEPCION salidad de su Redención.
15. Una critica ínfiaulada.
7. Pío IX no hizo sino recoger y sancionar con
Ir.'usia crítica y represión de acatólicos, y protestan­
MI autoridad la voz de los Santos Padres y de toda
tes contra nuestra devoción a la Virgen: lodo honor
la Iglesia.
y vcrtcración a nuestra Madre redunda en w divino
Hijo.
A. Su fundamento en las Sagradas Escrituras:
16. El desarrollo del dogma:
íJl en el Protoevai^lio (1 Gén. III. 15).
Por esto mismo, la doctrina se ha ido esclareciendo
No pudo haber ninguna servidumbre, ni por
cf-da
día más: en la enseñanza de los Sagrados Pas­
un brevísimo espado de tiempo, de Marta
tores y en el alma de k» fieles.
a la serpiente.
17. Lo atestiguan:
b) en el Evangelio: c) ángd la saluda: «Llena
lo-; escritos de los Santos Padres: las Actas Con’
de graciasi; Isabel: «Bendita entre todas
ciliares y Pimtifícias:
las mujeres».
Con aquel saludo único se demuestra que
18. las antiquísimas liturgias en sus más anti­
María fué sede de todas las gracias divi­
guos libros (consideran esta fiesta como herencia
nas. tesoro casi infinito de los dones dei
transicíUda por los antepasados);
Espíritu Santo, de modo que nunca ba
19. Jo han acogido en la; comunidades oríMuJes
sido sometida a maldicic^.
separadas de antiguo (señal de que la recibieron
En ¡a enseñanza, sin contradicción de los Santos
antes).
Padres en la Iglesia primitiva
20 Nada más dulce, en verdad, ni más grato
expresada directa o simbólicaireate.
que honrar, venerar, invocar y predicar con fervor
^ ¿Quién se atreverá a dudar de que aquella
y afecto en todas partes a la Virgen Madre de
dta* fué más pura que los ásales, y srnnpre pura.
Dios, corcebída ski pecado ongtoal.
estuvo en todo momento ab^utam ente exenta de
Do» doMtn/» f»iri chtrntnt*- vincaledtt.
cualquier dase de pecado^
21.
Después de definida la Asunción de María a
9.
San Efrén: «En verdad que solos Tú y tu
¡os cielos en cuerpo y akna. brilla boy con más fulgor
Madre sois bennanos bajo todos los aspectos. Pues

RESUMEN DE LA ENCICLICA

Fulúens ílnrona

-

3

la PCTla de este d-

■ ^ Ú ■■

^ t,‘'j.

j - »^•.’ _.

--

^ ^

. , _.

¡/n a f^ra n /a e n la In d ia . Lo q ue a n te s era u n a e ste p a es hoy te rren o c u ltiv a d o que aym la a
re m e d ia r el h a m b re d e aq u e llo s p o h rísim o s c ristia n o s .

Hl P. Kclipe P a lo m in o , co n d o s sim p á tic o s m o c eto
nes jíbaros.

RECUERDOS DE UNA EXPOSICION

l^ s E sc u e la s F r o le s ío n a k - Salesianas de Sevilla prescntanui reiiv:;^:
lucida E x p o sic ió n de trabajos hechos por los alumnos, de la que -on
prueba estas dos fotos.

Las grandes fiestas que se celebrarán en
Turín del 13 al 24 del presente mes de no­
viembre, en honor de Santo Domingo Savio,
llevarán a la Casa paterna un número consi­
derable de Salesianos, Salesianas, alumnos,
alumnas, antiguos alumnos y Cooperadores
de todo el mundo.
Del 13 al 17 serán las conmemoraciones ci­
viles, en que tomarán parte insignes oradores,
eclesiásticos y seglares, escuelas, colegios, re­
presentaciones mundiales. De España, por
ejemjdo, irá la Banda del Colegio-hogar de
San Fernando en Madrid, y coros de niños
de otras casas salesianas españolas.
Del 18 al 20, el Triduo Solemne, con misas
de comunión general, celebradas por Prela
dos, para las comunidades turinesas y las re
presentaciones de juventudes y fuerzas vivas
de la ciudad, especialmente los institutos edu
cativos masculinos y femeninos y las repre
scntacioncs de fuera; y con funciones ves
perlinas en que llevarán la palabra los anti
guos alumnos del Oratorio, Monseñor Rossi y
Monseñor Agrisani, Obispos residenciales.
El 25, domingo, fiesta solemnísima de ca­
rácter mundial, porque es el día de los Presi­
dentes Nacionales de los antiguos alumnos y
antiguas alumnas salesianos. Estarán los Pre­
sidentes, o sus representantes, de las cuarenta
y cuatro ttaciones en que funcionan las Aso­
ciaciones y Federaciones (jue integran la Fe­
deración Internacional de Antiguos Alumnos
Salesianos, constituida en agosto de 1911.

Las grandes funciones religiosas tendrán
lugar en el Santuario de María Auxiliadora,
como las Misas de Comunión general, cele­
bradas por Prelados, y la Pontifical, por el
Cardenal Arzobispo Monseñor Maurilio Gossati.
Las íntimas, como la misa de los Presiden­
tes, en la Iglesita de San Francisco de Sales,
donde oraba, comulgaba y se e.xtasiaba Do­
mingo Savio.
Antes del Pontifical, los Presidentes Na­
cionales ofrecerán un homenaje jloreal al Pa­
dre, depositando en las gradas de su monu­
mento una corona de flores. En este acto lle­
vará la palabra el Presidente de la Federa­
ción Española don Angel de Vinuesa, en nom­
bre y representación de todos los antiguos
alumnos del mundo salesiano.
Por la tarde, y en hombros de Presidentes
Nacionales, será trasladada, en solemne proce­
sión, la urna que contiene los restos de San­
to Domingo Savio, desde e! lugar que ocupa
al altar que se le ha erigido en la Basílica.
El 22, en una o dos sesiones, habrá un cam­
bio de impresiones entre los Presidentes y
Consiliarios y los Suj>eriores Mayores, pre­
sididos por el Kevdmo. Rector Mayor don
Renato Ziggiotti.
El 23, peregrinación a los lugares donde
pasaron sus primeros años San Juan Bosco
y Santo Domingo Savio.
El 24, función de despedida.

n u a
M

EN LA SELVA AMAZONICA DEL BRASIL
E! centro misional de Parí-Cachoeira es el
más lejano de la Prelatura del Río Negro, en
la frontera entre el Brasil y Colombia, y uno
de los núcleos principales de la tribu Tucana,
la más numerosa de esta misión.
Aquí se da un interesante fenómeno: tribus
diferentes por origen, lengua y raza llegaron a
fusionarse a lo largo de los ríos Uaupés, Tiquíe y Papurí. Esta comunidad de vida les fa­
cilitó el intercambio de productos, porque una
tribu destaca en la construcción de canoas, otra
se ha especializado en la fabricación de útiles
de pesca, cestos, sillas, etc. Sobre todo, resulta
interesante el trasiego de esposas, existiendo co­
mo existe la esogamia, ley rigurosísima y abso­
lutamente inviolable, que sólo permite al hom­
bre una mujer de diferente tribu. De este modo
viven, originalmente unidas, tribus entre sí muy
diferentes.

cánica y el taller de electricidad, donde trabajan
chicos de las tribus tu\uca. hará, carapaña, desana, piratupuya. mirití y, sobre todo, más nu­
merosos, de la tribu tucana.
La juventud de ambos sexos pasa aquí cuatro,
cinco y más años en régimen de internado.
Calcúlese cuánto costará mantener a doce inter­
nados indígenas en toda la Misión, seis de salesianos y otros seis de Hijas de María Auxilia­
dora. Ello significa un período intensivo de ci­
vilización y cultura, ya que, regresando a sus
aldeas y organizando allí familias cristianas, ex
alumnos y ex a ’.umnas contribuyen con su ejem­
plo a la conversión de los propios padres y de
los otros que no pudieron frecuentar las clases
de la Misión.

Ame lodo, la ¡uveniiid.

Ya se empieza a recoger el fruto de catorce
años de trabajo. Ex alumnos y ex alumnas re­
tornan a la Misión para las funciones de Se­
mana Santa y para cumplir el precepto pascual,
haciendo uno. dos. hasta cuatro días de viaje
en canoa a lo largo del Tiquié. Y no vienen so­
los; traen consigo a sus ancianos padres para
que reciban el bautismo y la primera comunión.
Algunas ex alumn:.s llevan en brazos a sus pe­
queños para hacerlos, también a ellos, hijos de
Dios mediante el sacramento. Son los primeros
frutos de las familias cristianas formadas en ple­
na selva amazónica.
A estos indígenas les gusta mucho viajar. Los
preparativos son bien sencillos. En una reduci­
da canoa se aprietan a veces cuatro o seis per­
sonas con sus cestos que contienen redes, vesti­
dos, pescado frito, pasta de tapioca, fruta y ha­
rina de mandioca. Hasta los pájaros en sus jau­
las tienen reservado sitio. Para pernoctar les bas­
ta un llano donde extender las hamacas al abri­
go de la lluvia.
La Misión ha construido grandes cabañas que
pueden albergar cientos de personas, pero resul-

El centro fué fundado en agosto de 1940. G ra­
ves y numerosas fueron, y continúan siendo
aún. las dificultades de vida, pero gracias a
Dios, la misión tiene ya base muy fírme. Expo­
nente de la labor de íos misioneros durante ca­
torce años es una capilla capaz para seiscientas
personas. A su izquierda surge un internado pa­
ra cien alumnas. Algo más lejos, dirigido tam­
bién por Hijas de María Auxiliadora, álzase un
espléndido hospital, inaugurado en las últimas
Navidades, cuya construcción se hizo bajo las
normas de un arquitecto, cooperador salesiano
de Río de Janeiro. Está falto de detalles, pero
esperamos, con la generosidad de nuestros bienb ^ o r e s , dotarlo de medicinas, instrumental y
de todo lo accesorio. £1 edificio honra a la Mi­
sión y causa envidia a muchas ciudades.
A la derecha de la capilla tenemos el inter­
nado masculino, que acoge a otro centenar. Se­
gún el proyecto de Monseñor Massa, el edificio
K ampliará para doscientos. Un ala de lo ya
construido alberga la carpintería, sastrería, me-

También lo\ mayores.

-

13

tan insuficientes. Hastas las casas adjuntas a la
Misión quedan totalmente ocupadas. Como la
antigua Jerusalén en la fiesta de la Pascua, ParíCachoeira ve durante estos días duplicada su
población habitual.
Además de las funciones religiosas con su va­
riedad de ceremonias y cantos, la Misión pro­
cura hacer más alegre la estancia de los pere­
grinos con fuegos artificiales, con música y has­
ta con cine. No falta el banquete para ellos y
para ella.s en los respectivos pabellones.

Mucha viña para pocos viñadores.
Las visitas al centro misional sirven para ro­
bustecer nuestra acción cristianizadora; pero,
¿quién podría imaginar cuántos sacrificios y fa­
tigas cuestan? Sirvan estas líneas para despertar
vocaciones dormidas que podrían echar una ma­
no a esta Prelatura, perdida en la inmensa selva
del Amazonas.
A . Bruzzi Alves da Silva.

¿QUIERE USTED ADOPTAR A UN HUERFANITO?
Hace pocos meses una pobre mujer moría trá­
gicamente, dejando en el mundo cuatro criaturitas: un niño de pecho y tres parvulillas.
El niño fué en seguida acogido por las H er­
manas en la «Santa Infancia» de Shillong. Que­
dé en interesarme por el caso y ver qué era
posible hacer, pero debido a mis continuas jiras,
llegué a olvidarme. Un día se me presentan tres
pequeñuelas en mi residencia.
—Obispo—d í c e m e la mayorcita, de once
años , te traemos a la hermanita más pequeña
para que la metas en la casa de las Hermanas.
—No tenemos padre y estamos solas—agrega
la segunda.
— ¿Y a qué os dedicáis?
—Estamos sirviendo en casa de un pagano.
Los domingos pedimos permiso para ir a la
iglesia.
— ¿Y qué ganáis?
—La comida y algunos céntimos. Con el pri­
mer sueldo hemos comprado los billetes para
Shillong; ahora estamos ahorrando para decir
una misa por mamá, que murió aplastada por
aquel camión.
El P. Bianchi las condujo a las Hermanas. La
Directora, que no sabe decir que no ante casos

LA

VIRGEN

Y

En mis excursiones misioneras hube de visi­
tar más de tres veces cierta aldcílla. Ninguno
me había enterado de que un leproso pagano
se hallaba confinado en una mísera cabaña fue­
ra de la floresta, no muy lejos del poblado. Lle­
gué allí una vez más.... y en cierto punto, a
mitad del bosque, erré el camino. Después de
invocar a la Santísima Virgen, me lanzo a la
ventura, corriendo en busca de senda, porque
el sol iba poniéndose y de noche la selva es
peligrosa por las fieras que salen de sus escon­
drijos empujadas por el hambre.
De manos a boca, héme delante de una cho­
za. Llamo. U na voz desde dentro exclam a: «No
entres, que soy leproso». Pero entro y encuentro
un hombre como de cuarenta años. Su cuerpo
no está aún descamado. Le pido orientación y
me dice que la salida está a sólo trescientos me­
tros. Sin embargo, olvido que debo reanudar la
marcha y me entretengo con el leproso.

14 —

de tanta lástima, admitió a la pequeña e hizo
venir al hermanito.
Fué una escena muy conmovedora cuando
aquellas cuatro criaturitas de Dios se vieron to­
das reunidas. Las niñas, radiantes de alegría, be­
saban al hermano, lo tomaban en brazos por
turno, le manifestaban de mil maneras su con­
tento y su cariño. La Superiora pregunta:
—Y ahora, ¿dónde iréis vosotras dos?
—Nos volveremos a casa.
— ¿Y no os gustaría estar aquí los cuatro jun­
tos?
La mayor rompió a llorar.
-r-¡Ay, Madre, ya lo creo que nos gustaría!
Todas quedaron en el colegio. La mayor si­
guió diciendo:
—^Déjanos ahora ir a casa para devolver los
vestidos que nos han prestado y despedirnos de
nuestros parientes.
Las niñas se fueron. Transcurridi una sema­
na. regresaron fieles a la promesa. Hoy son fe­
lices entre las Hermanas junto con el hermanito.
Esta, más o menos, es la historia de centena­
res de niños y de niñas huérfanos— ¡pobrecito s!—, educados y mantenidos por la Misión.
E stepan F errando ,

Obispo de Shillong (Assamlndia).

EL

LEPROSO

— ¿Desde cuándo te hallas así?
— Hace cuatro años.
— ¿Eres pagano o protestante?
—Soy pagano. Sacrificaba a nuestros dioses y
al demonio; bebía chu (alcohol de arroz).
— ¿Conoces a Jesús?—Y comencé a enseñarle
los rudimentos de la religión católica.
Entonces el leproso me dijo:
—^También yo seré cristiano.
— ¿Por qué lo afirmas así?
—Hace dos meses se me apareció en sueños
una hermosísima señora, que me dijo: «No ten­
gas miedo; antes de morir recibirás el bautismo.
Yo te mandaré un sacerdote».
A duras penas contuve las lágrimas. ; Antes que
yo había estado allí la Virgen! Administré el bau­
tismo al leproso, cuya alma, transcurridas breves
semanas, se liberaba de aquel cuerpo en ruinas
para volar a] Paraíso.
Bautista Busolin. S. D. B.

S

i l u e t a s

de

COOPERADORES
SA L E S I A N

oS

DE LA TALLA DE LOS SANTOS
Un buen día, hará el año, llegó a las
agencias informativas de España un nom
bre: Alejandro Planas. Este nombre saltó
luego a las linotipias de todos los diarios
con una noticia que decía, más o menos:
fEn la introducción de la causa de cano­
nización de los m ártires salesianos de la
provincia tarraconence ligura Alejandro
Planas, único seglar no salesiano que será
canonizado con ellos.»
Los que conocimos en vida a este hom­
bre ejemplar, leimos la noticia con cierta
unción y respeto. Recordamos entonces las
palabras del salmista, «... et exaltavit hú
miles», que se cumplían en la persona de
quien durante toda su vida fué familiar­
mente conocido por «el Sordo».
En el hermoso libro del P. Burdeus,
«Lauros y Palmas», se nos refieren algu­
nos datos y aspectos de este santo varón,
que fué merecedor, por sus virtudes, d?
la palma del martirio.
Desde muy joven quiso ser salesiano;
pero la sordera que padecía le impidió ha­
cer los votos. No obstante, su comporta­
miento. su piedad y todos sus actos fue­
ron siempre los de un verdadero religioso.
Allá en la vetusta casa salesiana de
San Vicente deis Horts (cerca de Barce­
lona), pasó casi todos los años de su ex!s
tencia. Durante el largo tiempo en que
esta casa estuvo cerrada a las actividades
docentes. Alejandro desarrolló sus excelen­
tes dotes de artista con bellas obras escul­
tóricas de carácter religioso. Sus principa­
les trabajos fueron una gruta estilo Gaudi, con el Santo E ntierro; sobre esta gru­
ta o cripta erigió un D^cendim iento, h er­
moso grupo de mármol granulado, que in­
fundía gran fervor. En otro lugar de la
casa, y rodeado de plantas y flores, levan­
tó un crucifijo de tamaño natural. La cruz
se hallaba sobre un montículo de grandes
piedras, figurando la cumbre del (Vivario.
Da hiedra trepaba hacia arriba, pegando
sus raíces a las rocas. Era una obra mag­
nífica.

Todos los que llegamos a conocer al
«Sordo» admiramos siempre sus cualida­
des artísticas. A pesar de que sus ocupacio­
nes en los más diversos menesteres del co­
legio no le dejaban mucho tiempo libre,
desde que la casa de San Vicente deis
Horts fué adaptada en 1931 para Aspirantado Salesiano nunca dejó de hacer algún
trabajo escultórico, bien con el cincel, bien
con la gubia.
Este gran hombre, modelo do virtud y
caballerosidad, era muy querido y respe­
tado por cuantos lo trataban; de acendra­
da pledaor
aquellos días le otorgaba con motivo de haber
sido nombrado arzobispo de Sebaste y enviado
especial de la Santa Sede, le pedía noticias del
indiecito. Y cuando le comunicó la noticia de su
prematura muerte, acontecida en Roma el 11 de
mayo de 1905. Pío X exclamó: «Habéis perdido
una hermosa esperanza joara la Patagonia. pero
habéis adquirido un poderoso protector en el
cielo».
Durante este año mariano reguemos a su pri­
mer panegirista San Pío X y a su excelso modelo
Santo Domingo Savio que nos obtengan del Se­
ñor la pronta glorificación terrena del Lirio de
la Pampa.

Csirmen y A. Pérez, de Vigo: M. A., de Algeclra s: M. Glustich, de Qénova; T. Torralba, de
Utrera.

no Canavese; M. Ferrario. de Biella; R. Caffarati, de Pinerolo; L. y P. Manglni, de Geno­
va; L. Giovannini, de Pisa.

A San Juan Bosco.

A Don Felipe Rinaldi.
R. Carratalá. de Valencia: R. Aguilera, de La
Luisiana; C. Prats, de Villena; T. Torralba. de
Utrera.

«Apenas terminó la lectura, el
y estuvo comentando lo que yo
aquí sus palabras: «Hijo mío.
que hayas hablado tan bien del

M. Pagés. C. Vares y F. Martorano, de Gero­
na: J. Encinas y L. y Ü. Mascias. de Madrid;
P. Corcero, de Almendra (Zamora): T. Geruti. de Bérgamo.
A Sartfo Domingo Savio.

A nuestros Mártires.
A don José CasteU: C. Pons, de Ciudadela.

M. C. Feniández. de Vigo; O. del Poz. de Padua; Familia Odasso. M. Inardi. M. Clara y
M. Cisi. de T urin; D. Bertorello. de San Benig­

A Cejerino Namuncura.
A. García, de Béjar.

18

-

«DECIAMOS

AYER...»

(noviembre -1904)

•LETIN
LESIANO
Redacción y íldministración
CoitoUngo, 32



Turin- Italia.

Encabezábamos con un AUTOGRAFO PONTIFICIO ncerca de Ui Pin Unión de Cooperado­
res salesianos a don Miguel Rúa, en latín y casrellano.
Anunciábamos un CONGRESO MARIANO l'NIVERSAL ron inolivo (leí Quincuagésimo Anitersíirio del Dogma concepcionista.
En tres páginas hacíamos referencia escrita y gráfíca a la SEGUNDA EXPOSICION TRIE­
NAL de las Escuelas Profesionales y Granjas sa’esianas.
En DOCUMENTOS SALESIÁNOS continuábanos con el discurso de Monseñor Alcssi r(‘fercnte al Congreso Salesiano.
Por el representante de Don Rúa en América, don Calógero Gusmano escribía al Rector Mayor
sobre sus andanzas por tierras del Perú.
Seis páginas empleábamos en dar cima a la relación del P. Abrabam Aguilera sobre Mon­
señor Costamagna en Gualaquiza, dentro de la sección DE NUESTRAS MISIONES.
I^s GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA eran seis, y catorce, las referencias.
Con relaciones de la vida salesiana en Turín, Ríobainba, Iquique, La Paz, Quito, Cuchi’
y Vicdnia quedaba llena la CRONICA SALESIANA.
Seguía en este número, bajo la sección de VARIEDADES, una carta de Ismael S, h. de>d'
Barcelona a propósito de Música religiosa.
I>a NECROLOGIA ocupaba los nombres de don Ignacio Eclievarría. insigne cooperador mejicano, y de los señores canónigos de Ríobamba íEcuador', don Daniel Cepeda, don Eduardo
Alvarado y don Mariano Prats. junto con don Dima^ Ilinojoso.

NUESTROS
Don CARLOS BOFILL URPl
El 15 de septiembre falleció en Barcelona este
ünstre odontólogo, antiguo alumno de Mataró
y sobrino del marqués de Pascual, presidente