BS_1955_10.pdf

Medios

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Paseo del General
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número 25

Escuelas

Salesíanas
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(Oflclalni*nti riconocidos}

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FACHADA AL PASEO. —Hoy se procede a la erección de una granjf
diosa iglesia que prolongará de otro tanto esta fachada.
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El taller de mecánica
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NUESTRA PORTADA: Sueño-visión de San Juan Bosco. La Iglesia vencerá a sus enemigos
con las devociones a jesús Sacramentado y a la Virgen Santísima.

SMESIMO

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fililí»

R E V I S T A
R E D A C C I O N

Año LXIX

DE
Y

L AS

O B R A S

A O M I N I S T R A C I O N t

DE

OCTUBRE 1955

La Virgen nuestra M a d re............
Los mil herederos de un Coope•
rador............................................
U / I / L J / I W . Al volver de vacaciones..............
España Salesiana...........................
De nuestras Misiones ..................

D ON

A L C A L A ,

1
2-3
4
5-6
7-8

164

B O S C O
M A D R I D

Número 10
Noticiario mundial salesiano . . . . 9 -17
En honor de Sant o D o m i n g o
Savio...........................................18-19
....................... 20-21
Necrología..................................... 22-24

£a VUge*i umáUa TiUtdhñ
En casi todas las revistas del mundo ha
circulado una consoladora noticia dada por
el '^Osservaiore Romano'*, y que demuestra,
una vez más, el irresistible poder de la rfe*
voción a nuestra Madre del cielo, devoción
que todos los cristianos llevamos en la san­
gre, a pesar de que algunas veces el respeto
humano u otros factores inconfesables la
cubran con velos más o menos tupidos
Narra, pues, el ''’Osservalore** que. alar­
mados por el auge que ha tomado el comu­
nismo entre los obreros del campo y de la
industria italianas, unos celosos sacerdotes
decidieron llevar una estatua de la Virgen
a que recorriera— si se lo permitían— el agro
y las fábricas de la región meridional de la
península italiana. Escogieron para ello la
"Vérgine Bruna '' (la Virgen hegraj, ten ve­
nerada en Ñapóles. Y un día, el 4 de abril
de 1955, lluvioso y tristón, ^*la Vérgine Bru­
na ’ hizo su entrada en la estación circunve-

subiana de Nápoles. Los sacerdotes y sus
acomjMiñantes iban con algún miedo, miedo
de alguna profanación. ¿No iban hacia los
“ «n Dios**?
Pero no hubo reacción ninguna, o mejor,
si la hubo, pero fué de respeto y de amor a
la que es Madre de toda la humanidad, a
la Virgen, que todos desde niños hemos in­
vocado y que tantas veces nos ha socorrido.
Los empleados de la estación la saludaron
con respeto. Los del tren, se mostraban con­
tentos. Y así la Virgen Negra fuá recorrien­
do una a una las poblaciones que se asien­
tan alrededor del volcán. Entró primero en
las fábricas e industrias pequeñas, donde, ha­
bía pocos obreros; luego, poco a poco, en
las mayores, y acabó por entrar en todas, al­
gunas de las cuales tienen miles y miles de
obreros, que se habían distinguido p o ' su
anticlericalismo cerril. Ahora... nada de eso,
al contrario, respeto, ternura, devoción: se
1

Los mil herederos de un Cooperador
lina fírandinsa obra de Formación Profesional
Hay en Turín una típica barriada perifé­ se han ido levantando soberbias edifica­
ciones.
rica, adonde aun hoy todavía no es muy có
moda la llegada, pues está más allá de la
Antes de estar terminado ya albergaba
línea terminal del tranvía.
centenares de muchachos, que llegaban de
Hasta ayer, la ciudad no extendía por ese' todas partes de Italia y aun de otras nacio­
lado sus prolongaciones. Una que otra casa, nes, pues los Superiores lo dedicaron a la
más de campo que de ciudad, unos campos formación y «orientación» de aprendices.
cubiertos de zarzales; algunos merenderos Muchos de éstos, al terminar su aprendiza­
je, además de la orientación a los variados
adonde las familias obreras iban los domin
gos por las tardes con sus cestos de provi­ oficios que allí se enseñan, se han orientado
siones. y, frecuentemente, sin el viático d ' hacia la Sociedad Salesiana, deseando ser
en ella «Coadjutores», es decir, maestros
la fe.
Cerca de allí, los Salesianos fundaron un de las Escuelas Profesionales, coadyuvando
a sus Hermanos los Sacerdotes en la edu­
Oratorio Festivo, que atrajo muchos niños
y, consiguientemente, no pocos padres de cación de los obreros.
Pero «el Rebaudengo» — como la gente
familia.
Un día, un señor, un gran señor, el Con­ lo llama—aspiraba a ser una «Casa Salesia­
na Completa», en donde se hermanen e
de Senador Eugenio Rebaudengo, acompa
nado de su gentil esposa, se presentan al martillo y la pluma. Y al lado del pabellón
de las Artes y Oficios surgió el pabellón
Superior de los Salesianos y le proponen le
vantar por allí un gran Centro de Educa­ de los «Estudiantes de Filosofía y Pedago­
ción. Quieren adoptar unos cuantos educan­ gía». El Rebaudengo es una de las Facul­
dos. No quieren esperar a la hora de la tades del «Pontificio Ateneo Salesíano»; es
una bella manifestación de la armonía so­
muerte para decidirse.
Se planeó en grande. Inmediatamente S2 cial que perennemente canta la Sociedad
empezó a construir. Frente al hermoso edi­ Salesiana El Rebaudengo es también uni­
ficio el Ayuntamiento permitió que se tra­ versal : no solamente porque de él salen
los maestros y profesores que van a todas
zara una grande plaza, y la gente la bau
tizó «Plaza de los Condes Rebaudengo». Y las naciones del mundo, sino también por­
así se llama. En las cercanías del edifici ) que a él vienen a perfeccionarse coadjuto-

arrodillahan ante ella. Los hombres del tra­
bajo, con lágrimas en los ojos, la procla­
maban '^Reina de los trabajadores". Y te­
nían razón.
En pocas semanas los capellanes estable­
cieron contacto con 86 jábricas y 15.000 traIxtjadores. recelosos antes, la mayoría, y pre­
venidos contra la Religión.
Los capellanes han sido prudentes: nada
de recriminaciones, nada de polémicas, nada
de alardes oratorios. Dejaron que Ella lo hi­
ciera todo.
y Ella lo ha hecho como Madre amable
(Mater amabilis). Los fascinó con su vista,
y con qué sabe qué recuerdos renacidos allá
en el fondo del alma, y conquistó sus cora­
zones. Así la predicación ha sido fácil y efi­
caz. Misas, confesiones, comuniones, fiestas
del Evangelio, proyecciones, y el Rosario in­
troducido en ¡as familias y en algunas fá­
o __

bricas. Al despedirse, ¡os obreros rogaban a
los capellanes: “Padre, vuelva otra vez."
“Vimos— dicen en sus crónicas— fábricas
transformadas en graciosísimas capillas, co­
mo espléndido estrado en que la Reina del
Universo daba audiencia a todos. Un torno,
una hélice de barco, un tractor hicieron a
veces de altar. Cálices y copones fueron for­
jados por sus callosas manos y entregados
para el apostolado de los “Capellanes del
Trabajo". Dirigentes y obreros de rodillas
delante del altar se reconocieron como her­
manos unidos por una misma fe."
Lo sucedido en la región circunvesubiana
no es más que una muestra de lo que suce­
de en multitud de sitios; de lo que puede su­
ceder en dondequiera. “Practicad y promo­
ved la devoción de la Virgen y veréis lo que
son milagros”, nos dice nuestro Padre Don
Bosco.

res y estudiantes de todas ellas. En él se
respira un aire de universalidad. Veréis
coadjutores y clérigos de España y de Ar­
gentina, de Colombia y de la China, de Mé
jico y delJapón..., todos viviendo de un solo
espíritu: el espíritu de San Francisco de
Sales adoptado por Don Bosco, y apren
diendo un sistema de educación infalible,
«el Sistema Preventivo». El Rebaudengo po­
see uno da los laboratorios psico-pedagógieos mejores del mundo.
La vida del Rebaudengo es la de toda
Casa Salesiana, algo más intensa, por su
índole especial. Oración y Trabajo se al­
ternan en un ritmo de alegría, en una at­
mósfera de cantos, de sonidos, de acentoi
diversísimos, porque, como hemos dicho,
hay en él muchachos da todas o casi todas
las naciones.
La visita a los talleres escuelas es im­
presionante por el orden y la seriedad. No
lo es menos la de las clases de formació.i
científica.
El Rebaudengo tiene patios amplísimos,
y en ellos, en las horas de recreo, los mu­
chachos y sus profesores se entretienen en
toda clase de juegos de movimiento y de
deportes, que en determinados días dan lu­
gar a festivales y comperticiones interesan­
tísimos. Porque esa es la educación moder­
na, es la exigencia del tiempo, y es... la
costumbre salesiana desde que Don Bosco
fundó el prim:r Oratorio Festivo.
i Cuán acertado estuvo en esto Don Bos­
co! Al fin, como heraldo de Dios para los
«tiempos nuevos». Los chicos son siempre...
chicos; haces de nervios que necesitan ex
pansión. Se estudia, se trabaja: es ley de
Dios, y ley de la naturaleza: pero llega u.i
momento, y estos momentos llegan siem­
pre cada día varias veces, en que los bra­
zos se cansan y se cansa la cabeza, y en que
hasta la aguja del sastre se hace pesada. Y
ese haz de nervios necesita distensión, y
gritar, correr, saltar.

Los principales oficios que se enseñan
allí y en que los niños se orientan y los
maestros se perfeccionan, son: mecánica,
electricidad, carpintería, ziipatcría, sastre­
ría.
Sobre algunas máquinas se ve la sigla
IMR. La inventaron los Coadjutores. So in
terpreta: Instituto Misionero Rebaudengo,
porque es así en realidad. Los que allí se
forman se repartirán por todo el mundo,
donde hay Casas Sales;anas. ¿Y cuál es la
nación en donde hoy no las hay?
Líi Casa Rebaudengo, es, pues, una Ar­
monía Social: fusión, en el Evangelio, de
elementos sociales.
Los Coadjutores son la obra maestra de
Don Bosco. Proclámalo así la importancia
que hoy tiene la educación de los obreros.
Los Coadjutores son tan salosianos como
los sacerdotes; los anima el mismo espí­
ritu, los vigoriza el mismo Sistema Edu
cativo. Sucede con frecuencia que los chi­
cos, encantados de la bondad y pericia de
sus maestros, desean conocer a fondo la
Congregación, y conocida, no es raro que
quieran... ser lo que ellos.
Los filósofos y psicólogos son los forjado­
res de las inteligencias, de un modo espe­
cial. se entiende, porque forjadores lo son
todos los que colaboran en la educación; a
ellos les está encomendado señalar el rum­
bo 3^^cuidar no se desvíe.
Como complemento, el Rebaudengo tie­
ne un grande Oratorio festivo y ayuda a
varios otros.
Esta es, a grandes rasgos, la Fundación
Rebaudengo, la realidad de un sueño de al­
mas grandes y humildes que supieron le
vantar un monumento dt bondad. ¡Cuán­
tos y cuántos jovencitos se forman y se
formarán allí! ¡Y todos bendecirán, agrade­
cidos, la caridad genial de ese matrimonio
cristiano, a través de quién sabe cuántos
siglos y en todos los países del mundo!

EL ROSARIO
Estando Pin IX en su lecho de miLerte, uno de los prelados que lo asistían
le pregimtó qué era lo que en aquella hora suprema pensaba; y el Papa con­
testó: <i¡qué he de pensar, hijo mió! Mira, estoy contemplando dulcemente los
quince misterios que adornan esta sala, que son otros tantos cuadros de con­
duelo. ¡Si vieses cómo m e animan! Contemplando los misterios gozosos, no me
acuerda de mis dolores; pensando en los de la cruz, me siento confortado en
gran manera, pues veo que no voy solo en el camino del dolor, sino que delante
de mi va Jesús; y cuando considero los de gloria, siento gran alegría, y me
parece que todas mis penas se convierten en resplandores„de gloria. ¡Oh, cómo
me consuela el rosario en este lecho de muerte!»
Dirigiéndose después a los que le rodeaban, dijo: «Es el Rosario un Evan­
gelio compendiado, y dará a los que lo rezan los ríos de paz de que nos habla
la Escritura; es la devoción más hermosa, más rica en gracias, y gratísima
al corazón de María. Sea ése, hijos míos, m i testamento para que os acordéis
de m i en la tierra».

— 3

Al volver de vacaciones
Sueño de Don Basco
Me pareció ver lo que cada año sucede en
esta ocasión. Las vacaciones estaban termi­
nando y los jóvenes en tumulto corrían al
Oratorio.
Me aprestaba a salir para hacer algunos en­
cargos cuando a la puerta me encontré con
un niño que regresaba de su casa. Lo obser­
vé un instante y viendo que no me saludaba lo
llamé por su nombre y cuando lo tuve ¡unto
a mí, le dije:
—y bien, querido, ¿cómo has pasado las
vacaciones?
—¡Bien!—me respondió.
—Pero dime: ¿y los propósitos que hicistj
al partir, los has cumplido?
—¡Oh, no! Era empresa muy difícil. Aquí
tengo metidos en una cajita sus consejos y
mis propósitos.
Y asi diciendo me señaló una caja pequeña
que llevaba bajo el brazo.
—¿Cómo te has atrevido— le repliqué—a
mentir asi engañando a Don Bosco .v al Se­
ñor? ¡Qué desgracia tan grande! Al menos
ahora p ocura arreglar pronto las cosas de
tu alma.
—Oh, sí; hay tiempo para pensar en el al­
ma.... después..., después.
Y así diciendo intentaba marcharse: pero le
retuve y le dije:
—¿Por qué tienes tanta prisa en marcharte
de mi lado? Escáchame y no te arrepentirás.
—¡Huf!—e.xclamó encogiéndose de hombros.
Y sin decir mas, se marchó. Yo le seguí con el
alma llena de pena y me decía:
—¡Pobre muchacho! Te has echado a perder
y no vff.v la fosa que te has abierto a tus pies.
Mientras decía esto, oigo un fuerte estam­
pido como de un cañón y al despertarme asus­
tado me encontré en la cama. Durante un
buen rato estuve pensando en lo que había
visto en sueños, pero no pude tranquilizarme
al pensar en la .'tuerte de aquel desgraciado.
Finalmente, habiéndome dormido de nuevo,
continuó el sueño interrumpido.
Me pareció encontróme en medio del pa­
tio, solo, y habiéndome encaminado a la por­
tería me doy de cara con dos sepultureros
que venían hacia mí. Lleno de sorpresa me
acerqué a ellos y les pregunté:
4 —

— ¿A quién buscáis?
— A un muerto— me respondieron.
—Pero, ¿qué decís? Aquí no hay ningún
muerto; ciertamente os habéis equivocado de
puerta.
—Oh, no; ¿no es ésta la casa de Don
Bosco?
—Precisamente—respondí.
—Pues bien, nos han avisado que ha muer­
to un joven de Don Bosco y que es necesa­
rio darle sepultura.
—Pero, ¿cómo es posible? Si yo no sé nada.
Y entre tanto los dos sepultureros miraban
a toda<! partes como si buscasen a alguien.
El patio estaba desierto y yo seguía diciéndome a mí mismo:
—¿Q^c ocurre aquí que no veo a nadie?
¿Y mis hijos dónde están? ¡Ya es de día!
Nos dirigimos entonces a los pórticos y
allí cerca encontramos una caja con el nom­
bre del joven muerto y con esta fecha: 1872.
En otra parte del ataúd se veían escritas es­
tas palabra^: "Sus vicios duermen con sus
cenizas".
Los sepultureros quisieron llevársela, pero
yo me opuse con todas mis fuerzas diciendo:
—Jamás permitiré que un hijo mío me sea
arrebatado sin que yo le hable por última
vez.
Entonces me acerqué al ataúd intentando
romperlo: pero no me fué posible a pesar
de emplear en ello todas mis fuerzas.
Los dos hombres comenzaron a impacien­
tarse y a discutir conmigo y uno de ellos mon­
tó en cólera dando un tremendo porrazo so­
bre la caja, la cual al romperse me despertó,
dejándome triste y melancólico durante toda
la noche. Llegada la mañana, lo primero que
hice fué preguntar si el tal estaba en el Ora­
torio y supe que en efecto, estaba jugando
en el patio. Entonces se mitigó un tanto mi do­
lor. (Memorie biograpidie, X-51.)
El referido joven fué el artesano que ha­
cia el 1872 murió en el Oratorio un mes des­
pués de la predicción de Don Bosco, s^ün
lo atestiguó Don Piscelta en el Proceso in­
formativo para la Causa de Beatificación del
Santo. Afortunadamente para él, el sueño jM’eventivo de Don Bosco lo salvó de morir sin
sacramentos.

o7

^álcsiana
BADALONA. — Bendición y colocación
de la primera piedra de las Escuelas Pro­
fesionales Salesianas.
En la fiesta del 18 de julio, p. p., y co­
mo parte integrante de los actos conmemo­
rativos de tan glorioso día, tuvo lugar la
bendición de la primera piedra de las Es­
cuelas para aprendices, que los Sales'anos.
con la ayuda de la población, van a cons­
truir en la populosa e industrial ciudad d?
Badalona.
El solemne acto se vió honrado con la
asistencia del Sr. Alcalde, don Santiago
March Blanch, del Excmo. Ayuntamiento
de la ciudad, de las autoridades militares
y del Movimiento y de los Rvdos. párro
eos de Santa María y San José, siendo pre­
senciado por una numerosa concurrencia,
muy interesada en la ceremonia.

El Rvdo. P. Provincial de los Salesianos,
don Tomás Baraut, abrió el acto manifes­
tando en bollos conceptos su gratitud a los
presentes y la esperanza de verse pronta­
mente realizadas las obras de construcción
de las Escuelas Salesianas, aspiración de
los badaloneses desde los tiempos del in­
olvidable mosén Antón Roméu. A conti­
nuación, el mismo P. Provincial bendijo la
piedra, y el Rvdo. Javier Rubio leyó el
a-ta de la ceremonia, que, una vez firma­
da, fué depositada junto con un ejemplar
de la prensa del día, unas monedas frac­
cionarias y las medallas del Sagrado Cora­
zón de Jesús, María Auxiliadora, San Juan
Bosco, Santo Domingo Savio y Santa Teres ta del Niño Jesús, en un tubo de cinc
colocado en el interior de la piedra.

BADALONA.—
El M. R. P. Pro­
vincial D. Tomás
B araut bendice
el terreno y la
primera piedra.

— o

BADALONA.—El E x cm o .S r. Alcalde. M a n h
B lanch echa la prim era p aletad a de m ortero.
V IG O . —E lS r. S abaté feliz i.ntre sus alum nos.

6



El Excmo. Sr. Alcalde, el padre Provin­
cial y autoridades, entre las Que recurda
mos al Teniente Alcalde de Cultura, señor
Pich Santasusana, y al de Obras Públicas,
señor Ribo, echaron las primeras paletadas
de mortero y la piedra descendió hasta su
lugar fundamental. Acto seguido, el Exce­
lentísimo Sr. D. Santiago March pronunció
unas sentidas frases, deseando que una
obra tan necesaria para Badalona sea pron
to una realidad, para bien de la juventud
y de la patria, gracias a los PP. Salesia
nos. Terminó el acto dándose vivas a Es­
paña, a los PP. Salesianos y al Sr. Alcalde.
Las autoridades e invitados fueron ob­
sequiados con un vino español, en el trans
curso del cual, la rondalla de las Escuelas
de la Parroquia de San Juan Bosco d?
Barcelona, dirigida por don Franc'^o
llés, sacerdote salesiano e hijo de Badalo­
na, interpretó escogidas piezas, que fue­
ron muy aplaudidas.
VIGO.—Los alumnos de los Colegios Sa­
lesianos y sus numerosos Ant'guos Alum­
nos han celebrado con entusiasta gratitud
las Bodas de Oro de prefesión religiosa
de su amado maestro el coadjutor salesia
no D. José Sabaté, de quien han recibi­
do muchos favores y especialmente el de
un ejemp'o constante de abnegación y de
clegría en el cumplimiento del deber co­
tidiano, y de empuje vital en el ejercicio
continuo de un apostolado que aprovecha
todas las circunstancias para hacer el bien.

VE NUESTRAS MISIONES
En t r e

los i n d i o s

IIanan<is

Apenas terminadas las faenas del año es­
colar, emprendí una excursión apostólica
entre los Uananas, indios que viven en los
alrededores de las mayores, más imponen­
tes y más peligrosas cascadas del Río
Uapés.
A los dos días y medio, la lancha llegó al
primer pucblccito. Habían sido avisados
unas semanas antes, y no sólo esperaban
ansiosamente, sino que habían limpiado cui­
dadosamente todo el pueblo y abierto una
cómoda vía para comunicar el pueblo con
el río. y preparado la casa del cacique para
el misionero. Es la mejor; pero de palacio
no tiene nada: una sala grande, con pare
des de corteza de árboles, una gran mesa, y,
cosa de lujo, una silla que habían compra­
do en la cjapital de la misión.
Todos bajaron a recibirme en el desem
barcadcro. Y su alegría estalló cuando les

mostré una bella estatua de María Auxilia­
dora que llevaba conmigo. La coloqué sobro
la mesa, y ellos se agruparon para contem­
plarla, y corrieron a buscar flores y palmas
para adornarla.
Inmediatamente empecé la misión, sir­
viéndome de filminas. Tres instrucciones
diarias: una después de misa y las otras dos
por la tarde. Las horas libres se les dejaban
para que las mujeres atendieran a la siem­
bra de mandioca y a preparar la comida, y
los hombres a la pesca para lo mismo. Dos
familias que vivían al otro lado del cauda­
loso río, venían mañana y tarde a la misión.
Otras familias que vivían aun más lejos,
hacían lo mismo, recorriendo varios kilónietros por tiei-ra y por agua. Sobre todo
admiré la fe de un matrimonio de viejecitos que caminaban diariamente sus cinco
kilómetros para venir a instruirse y prepa­
rarse al bautismo. Quien los había estimu­
lado era una hija suya, madre de cinco hi­
jos, dos de los cuales estuvieron internos
en la casa central de la misión. Con sus
cinco hijos navegó cuatro días a fuerza
de remo para ver a sus padres y persua­
dirles a aprovechar la gracia de Dios.
Ayudado de algunas Antiguas Alumnas
de las Salcsianas, tuve la fortuna de pre­
parar y regenerar con las aguas bautisma­
les a 13 ancianos, legalizar 6 matrimonios,
confesar y distribuir 36 comuniones. El úl­
timo día se hizo también la procesión con
la estatua de María Auxiliadora, con in­
mensa alegría de estos pobres hijos de la
selva. ¡Cuántas veces escuché, con inten­
so goce del alma, esta su exclamación con­
vencida y agradecida: «También nosotros
somos ahora hijos de Dios!»
En todas las casas dejé una imagenciti
de María Auxiliadora. Y partí con la csUitua para el pueblecito de Carurú, centro

¡Cuántos niños ha preparado a la Pri­
mera Comunión y qué solemnidad recogi­
da ha sabido dar a esa función tan impor­
tante en la vida del cristiano! ¡Cuánto
entusiasmo desplegado por las Misiones!
Si es cierto que la estima y el sostén a las
Misiones es señal de un espíritu elevado y
de un corazón inflamado en el amor de
Dios, Don José Sabaté lo debe poseer en
sumo grado, porque siempre ha trabajado
y sigue trabajando por las Mis'ones. Y co­

mo el ejemplo es santamente contagioso,
en muchos ha prendido esa bendita llama.
Ayudar a los Misioneros, fac litarles el
bautizar chinitos e indiecitos, ha sido siem­
pre un empeño que el modesto coadjutor
salesiano se ha tomado y ha sab'do en­
cender en muchos corazones.
Dios nos lo conserve aún muchos años
para su gloria, para el bien de las almas,
para que siga edificándonos con sus ejem­
plos.

mucho mayor, cuyos habitantes me habían
hecho saber que la deseaban.
La bella estatua pasó por las casas de
dos ex-alumnos, que habitan en el trayec­
to, permaneciendo en cada una dos horas,
durante las cuales se reunieron los colo­
nos para rezar el rosario y cantar himnos.
Algunos nos acompañaron a través de la
selva hasta llegar a la población. Aquí el
campo estaba muy bien preparado, por
obra de varios antiguos alumnos que tra­
bajan en esos parajes. La estatua fué deco­
rosamente colocada en la casa principal,
propiedad de un indígena, entre adornos de
palmas y flores. A la misión acudieron to­
dos, principiando los más viejos, que de­
seaban ardientemente recibir el bautismo.
El primer día recibí un aviso y una sú
plica: una anciana que vivía bastante le­
jos al otro lado del río y por encima de la
gran cascada, me manifestaba la pena que
sentían ella y su marido, porque éste no
podía venir a la misión, por carecer de
calzones con que presentarse decentemen
te. En el acto se los mandé, y desde el día
siguiente los tuve en la misión. El vetera­
no se colocaba siempre en la primera fila.
Al segundo día manifesté el deseo ds
que la Virgen tuviera su capilla. Y ya al
salir de la sala comenzaron todos a traba­
jar en las horas libres para habilitarla. Co
mo no se trataba precisamente de la cate­
dral de Burgos, a las dos semanas de mi­
sión estaba levantada. Es bonita. Y cómo­
da. Unos cuantos fustes de árboles como
columnas, varas, cortezas de árboles y pal­
mas entretejidas y atadas con lianas cons­
tituyen las paredes, y por techo otras pal­
mas: todo material de la selva, todo autóc­
tono.
Todas las tardes se dedicaban un par de
horitas a la pesca. Los hombres acordona­
ban con palmas y bejucos la superficie dei
río; las mujeres colocaban redes algunos
metros más abajo, machacaban contra las
piedras timbó, que es una liana muy ve­
nenosa y lo hacen echar en la palizada.
Los peces que remontan el agua, al sentir
el olor del zumo, vuelven atras, quedan
presos en las redes. Entonces, entre gritos
y aplausos de alegría, las mujeres y los ni­
ños se apoderan de ellos y los echan en
sus canastos. Caen en gran cantidad por­
que el río es muy rico en ellos. Así es que
durante la misión tuvimos todos los días
banquetes de pescado.
Además del Catecismo, hacíamos también
diariamente el Vtacrucis, sirviéndome yo
de los hermosos cuadros de colores de
nuestra Tipografía de Colle Don Bosco. Es­
ta función enternecía grandemente a to­
dos, mayores y pequeños, hombres y mu­
jeres.
Tuve la fortuna de bautizar 14 hombres
8 —

de más de cincuenta años, que recordaban
con nostalgia una visita que les hizo el ve­
terano P. Giordano, pero que no se sintie­
ron entonces con ánimo para hacerlo. Des­
pués del Bautismo, regularicé 14 matrimo­
nios. El último día, que era el primer vier­
nes, todos los antiguos alumnos y antiguas
alumnas hicieron la santa comunión. El ca­
cique y su esposa, a quienes había prepara­
do diligentemente un hijo suyo, antiguo
alumno de la misión central, hicieron su
primera comunión.
iQué bellos días! ¡Cómo se palpa la gra­
cia de Dios! ¡Cuán felices se mostraban
todos los habitantes, de la región! ¡Los
cantos y los rezos se mezclaban con los ru­
mores de la cascada majestuosa!
Cerramos con una procesión de la Vir­
gen. Tres ancianas que habían recibido el
Bautismo, se acercaban a la estatua y ti­
rándole besos, le decían: «Ahora, oh Ma­
dre, bendícenos. ¡No más pecados, no más
pecados; siempre contigo! ¡Qué hermosa
y que buena eres! ¡Nosotras te queremos
amar siempre! ¡No más pecados! ¡No más
pecados!» En estos casos el Misionero se
siente de veras Misionero, enviado de Cris­
to, y da por bien pagados todos sus sacri­
ficios, y hasta la vida daría para salvar las
almas.
Ahora que la Virgen se encuentra entre
estos sus hijos, el diablo tendrá que mar­
charse y poner lejos sus tiendas y sus ce­
pos. Todas las tardes se rezará el Rosario.
Así me lo han prometido. Y ciertamente lo
cumplen.
Además del apostolado espiritual he te­
nido la satisfacción de curar también los
cuerpos, pues el misionero siempre entien­
de algo de medicina; y como aquí no hay
médicos, y por fortuna tampoco brujos, se
puede hacer también esta obra de miseri­
cordia, especialmente entre los pequeños,
que están sujetos a muchas enfermedades,
particularmente de parásitos, que propagan
las fiebres maláricas.
Como se ve, la Misión de los Uananas es
bendecida de Dios. ¡Gocen con ello todas
las almas buenas que rezan por las mi­
siones!
Antes de terminar, quiero contarles a us­
tedes la anécdota de:
Los pecados en el baúl.
Un día llegan a la Misión dos indios en
una canoa, y me dicen: «Un antiguo alum­
no tuyo está gravísimamente enfermo y te
llama. Partí inmediatamente con ellos. Era
río abajo. En pocas horas llegamos. Ape­
nas me vió, se alegró mucho y me hizo se­
ñas para que me acercara. Me indicó un
banquito para que me sentara, y un baúl,
diciéndome: «Los pecados están en el
baúl». Creyendo que deliraba le pregunté

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El v i a j e del ¡ivino. H é c t o r M a y o r
Mis queridos y beneméritos Coopera­
dores:
Al regresar felizmente a Turín de mi
largo viaje, después de haber dado rendidas
gracias a Dios Nuestro Señor, a María Au
xiliadora, a San Juan Bosco y a nuestros
Santos de la Basílica de Valdocco, corazó:i
de nuestra gran Familia, siento la necesi­
dad de dar públicamente las gracias a cuan­
tos me han acompañado con sus oraciones.
He experimentado la eficacia de las mis­
mas al recorrer tantos campos de acción,
hablar con los Salesianos. con las Hijas de
María Auxiliadora, con las muchedumbres
de alumnos y ex alumnos, cooperadores y
amigos, sintiéndome como a la cabeza de
un ejército invisible de almas, que daba i
cuánto tiempo hac ía no se confesaba. Y m ■
volvió a repetir muy serio; «Los pecado;
están en el baúl.» Y me indicó que lo
abriera. Así lo hice. Y encontré un cuader­
no, en el que, con muy buena caligrafíj
estaba escrito: «Pecados de... (aquí el nom
bre). Leí, exhorté. Absolví. Quemé los pe­
cados.
Siendo ya bastante tarde y tratándose de
ir río arriba, me decidí a quedarme.
Me contó que habiendo muerto (enferma
do gravemente) se examinó seriamente, y
escribió sus faltas para que, si no llegaba ei
Padre a tiempo, y se moría él en serio, lle­
gando el Padre leyera los pecados y le echa­
ra la absolución; que así se lo había reco­
mendado a su ma¿*e, allí presente. Ahora
estaba contento. Y si se moría de veras, se
iría al Cielo. «Gracias a Dios que llegaste
a tiempo. Mañana me darás la Comunión,
y me iré de veras.»
A sí fué, realmente. En las Misiones su
ceden cosas que demuestran cuánto Dios
ama las almas... Antonio Giacone, S. D. B.
Misionero. Juareté, Río Negro, Brasil.

valor a mis obras y palabras, orando y
ofreciendo sus trabajos y sacrificios en la
más hermosa comunión de los Santos.
En correspondencia, por mi parte invita­
ba a las diferentes familias a unirse a
vosotros, tan dispersos y distantes, trans­
mitiendo mensajes espirituales a través de
esa radio divina que es el Corazón Santísi­
mo de Jesús, especialmente durante el San­
to Sacrificio de la Misa.
Al presente, os traigo innumerables salu­
dos, los aplausos ensordecedores, los home­
najes variadísimos de aquellas nuestras fa­
milias que pretendo presentaros como en
lápida cinta cinematográfica, escogiendo al­
gunas escenas du tsa película grandiosa,
que según los cáUulos de mi fiel secretario,
alcanzaría unos 80.000 kilómetros de lon­
gitud.
EN EL I’AIS DE JESUS
El mes de diciembre pasado fué como e:
preludio de la obra que me permitió de­
tenerme en la Tierra de Jesús, recorrida
ya con espíritu oe penitencia, como cumpli­
miento de un voto, por el Venerable Do;i
Miguel Rúa, primer sucesor de Don Bosco.
Celebré la santa Misa en el altar de la
Natividad, en el Getsemaní, en el Santo Se­
pulcro; y clausuré el Año Mariano en Be­
lén, llevando en procesión la estatua de la
Virgen Inmaculada por las calles de la ciu­
dad: pasé después a Nazareth, respirando
el ambiente de aquella colina bendita y be
hiendo en la fuente frecuentada por la Vir­
gen; pude contemplar el lago de Tiberiades, triste y silencioso, casi desierto; y pa­
sando de Jordania a Israel, sentí sollozar
mi corazón al contemplar las alambradas
y trincheras que dividen aún la misma ciu­
dad Santa de Jerusalén. Y pensé en los sol­
dados que al pie de la Cruz se dividieron
los vestidos de Jesús y echaron suerte so­
bre su túnica: es el país del divino Reden— 9

tor que continúa, a través de los siglos, sa
trágica historia de contrastes de razas, d:
religiones y de intereses.
También para nosotros, que trabajamos
en estas tierras desde el año 1890, las pocas
rosas que podemos contemplar se entrela­
zan con innumerables espinas, y la alegría
de vivir en el país de Jesús es frecuente­
mente apagada por las dificultades externas,
por el arduo estudio del árabe, del hebreo!
del griego, del inglés, del francés y por la
pobreza del país y de sus habitantes.
Creo que ninguna de nuestras Inspecto
rías se puede llamar tan legítimamente mi­
sionera como esta Inspectoría Oriental, qu?
abarca Egipto, la Jordania, Israel, Líbano,
Siria, Turquía y el Irán, donde se cruzan
los caminos del mar, tierra y aire del mun­
do entero, donde fué creado el primer hom­
bre por las manos de Dios y nació el Hom­
bre Dios de una Virgen Inmaculada, dondi
se saca el petróleo como de un mar subte­
rráneo, donde Jerusalén, la Meca, las Pirá
mides y la Mesopotamia hablan de las más
antiguas civilizaciones y de su desolado oca­
so, mientras Jesucristo. Rey de las almas,
partiendo de allí, ha extendido su reinado
por toda la tierra.
INDIA
S. E. Mons. Mathias, Arzobispo de Madrás, el primero de los Salesianos de la In
dia, ha bromeado muchas veces de una
manera placentera sobre el rótulo que co­
rona la cúpula del Santuario de María Au­
xiliadora de Turín: Hic domus mea, inde
gloria mea, haciendo decir a la Virgen:
Hic domus mea, India gloria mea. Y hube
de darle la razón al recorrerla por com­
pleto, desde Karachi a Bombay, desde Goa
a Vellore y Madrás. desde Calcuta a Krish
nagar, desde Shillong a Dibrughar, desde
el Sonada a los pies del Everest, al Bramaputra y al Ganges, los ríos sagrados que
riegan la parte más poblada y más feraz
de Bengala.
No tuve ocasión de encontrarme con ti­
gres, leones y serpientes, porque hice todo
el recorrido por carreteras o por los cami­
nos del cielo, pero vi la grandiosidad de
los Institutos, de las Escuelas, de las igle­
sias; vi congregados delante de mí milla­
res de alumnos y de alumnas, con su típico
color bronceado, de facciones perfectas y
de miradas ardientes, como el sol que los
alumbra, con sus dentaduras blancas y fuer­
tes. con sus vestidos multicolores, muy ele­
gantes o muy pobres. Este fué el espec­
táculo diario que me entusiasmó, más que
la contemplación de las inmensas florestas,
de los templos hindúes, que el movimiento
de las grandes ciudades o la maravilla de
los panoramas. ¡Pensar que hace treinta
10



años, en el año 1921, la India no era para
nosotros más que un apéndice de la Ins­
pectoría Romana, con dos Hermanos en el
Asilo de Huérfanos de Santo Tomás, en
Mylapore, y cinco sacerdotes en las Escue­
las Profesionales de Tanjore!
En dicho año, Mons. Mathias entró en el
Assam con cinco sacerdotes y otros tantos
Coadjutores. En 1925 eran ya cincuenta.
Hoy pasan de los 500 diseminados en dos
grandes Inspectorías, con más de sesenta
Casas y cinco Diócesis, confiadas a cinco
Obispos Salesianos.
Si se considera que desde 19-10 hasta el
día de hoy la guerra detuvo la afluencia de
Misioneros, y que la mayor parte de ellos
tuvieron que pasar años enteros en los cam­
pos de concentración, ¿cómo explicar este
d.'sarrollo sin una intervención extraordi­
naria de la Divina Providencia?
Al presente, tanto los Noviciados como los
Estudiantados se nutren exclusivamente de
vocaciones indígenas y el porvenir no pue­
de ofrecerse más risueño, pues, con la a50i
da de Dios, en las Inspectorías y en las Dió­
cesis encontrarán en la propia casa los ope­
rarios de la vina que necesitan y los indios
serán los que pondrán a sus connacionales
en contacto con Cristo.
El campo de trabajo es inmenso y la<
escuelas, aún más que las iglesias, son los
faros que harán desaparecer las tinieblas,
iluminando las mentes, adiestrando en el
trabajo, enseñando la igualdad de los hom
bres delante de Dios, la injusticia de las
castas y el deber de la caridad fraterna.
Cuando el conocimiento del verdadero Dio^
haya penetrado en esas almas naturalmente
religiosas y humildes, ¡qué cúmulo de ri­
quezas para la Iglesia Católica y qué pro­
greso no se dejará sentir también en la vida
económica y social!
Nazca en los corazones de nuestros Cooperadoies el deseo de seguir el desarrollo
de la Obra Salesiana y de las Hijas de Ma­
ría Auxiliadora en la India, pues allí radi­
can las mayores necesidades y las más ri
sueñas esperanzas para el Reino de Jesu­
cristo.
BIRMANIA-SIAM
Un vuelo de pocas horas, desde Calcuta
a Rangoon v Mandalay, en Birmania, y h?
aquí un nuevo panorama con situaciones
diversas. Apenas hemos llegado a Rangoon,
comenzamos a trabajar seguidos de cerca
por una simpatía inesperada. En Mandalay.
nuestra obra se va consolidando, el templo
se llena de fieles y las Escuelas Profesiona­
les son insuficientes para atender tantas pe
ticiones. El budismo es la religión nacional,
pero nuestro ti'abajo es visto con simpa­
tía y admirado por todos.

Lo mismo sucede en el Siam, pequeño pa­
raíso terrenal, donde se nada en la abun­
dancia de los bienes naturales, se hacen
tres cosechas de arroz al año y se desarro­
llan en gran número las plantaciones de
coco, bananas, ananás; donde los hermosos
caminos son los canales que cruzan las lia
nuras y favorecen la floración, y los me
dios de comunicación más comunes son los
sándalos, las zataras, las barcas guiadas con
mano segura por los mismos jovencitos y
por las mujeres, que las conducen con
aire desenvuelto y sonriente.
Sumamente simpático es el siamés que
os sonríe y canta, que juega con entusias­
mo bajo el sol abrasador y come arroz y
fruta al encontrarse con un vendedor am
bulante, que se os presenta ofreciéndoos
sus mercancías en los canales, a las puertas
de las escuelas, de los talleres y de las in­
numerables pagodas.
Los niños son sociables y muy dispues­
tos para la educación. Tuve la ocasión d:
ver un buen grupo de estudiantes univer­
sitarios en Bangkok, acompañados de sus
profesores, que habían venido a nuestras
Escuelas Profesionales que recogen niños
huérfanos, en su mayoría católicos, para
darse cuenta del sistema pedagógico usa­
do por nosotros, y que ha convertido a núes
tros alumnos en jóvenes serenos y aman­
tes del trabajo, y de sus educadores, y d:
su escuela, que ha reemplazado por com­
pleto para ellos a su familia, porque es
familia.
Digno de todo encomio en el Siam es e‘
trabajo que nuestro Mons. Carretto, Ob sp >
de Rajaburi, está realizando para mejorar
entre las familias católicas las condicione.-;
económicas, convirtiendo extensas zonas
cubiertas de bosques en tierras de labor y
de regadío, y preparando casas como las
de aquellas famosas «reducciones» de los
Padres Jesuítas en el Paraguay. Con esto
pretende formar pueblos enteros de cristia­
nos, con iglesia y escuela, con abundantes
posibilidades de vida y con ambiente d.fraternal convivencia. El Director de la
colonia, don Deifino Crespi, quiso obsequiar­
me con algunas frutas criadas en aquello-;
terrenos y especialmente con dos o tres ana­
nás gigantescos. Siento no poderlos dar a
probar a mis queridos Cooperadores y
amigos...
CHINA
Habéis tenido noticias de cómo pasé aque­
llos días reservados a las Casas de Hong
Kong y de Macao. ¡Cuánta cordialidad,
qué entusiasmo, cuánto fervor encontré
allá, como compensación a la pena profundi
que sentía a cada paso, viendo nuestra
obra reducida a dos ciudades y a los Her­

manos lamentándose de haber tenido que
abandonar las Misiones y las Casas, los
numerosos aspirantes y hermanos chino.s
en manos de personas que combaten todo
principio religioso: creyendo hacer felices
a los pueblos mediante la exaltación de
la materia y de las pasiones!
También en China, nuestra obra, comen­
zada en 1906 en Macao, esperó largo tiem
po su desarrollo, y sólo en 1925 empezó
a tomar pujante vida con la afluencia de
misioneros y do jóvenes reclutas. Y así se
pasó rápidamente de una casa y alguna
que otra residencia a unos treinta cole­
gios y once residencias, con un total de
unos cuatrocientos Hermanos. La incau­
tación forzosa de todas las Casas y el ale­
jamiento del personal de nacionalidad ex
tranjera, ha reduc do a una quinta parte
nuestro campo de trabajo.
ISLAS FILIPINAS
Providencialmente se ha abierto un
campo ubérrimo en las Islas Filipinas. Y
parte del personal expulsado de Shangai,
Pekín y Shiu-Chov, ha acudido generosa­
mente a la llamada de los Obispos y de
los Cooperadores en aquellas islas afortu­
nadas. En cinco años se han abierto cinco
Casas: una hermosísima Escuela Profe­
sional dotada de todos los medios y maqui­
naria moderna, para más de 300 alumnos
externos, debido a la generosidad de la fa
milia Osorio y la Sociedad Azucarera lo­
cal. En la próxima Isla de Cebú, una ciu­
dad de los muchachos de Don Bosco, re­
cogidos de las calles y del puerto para sal
varios de la mala vida. He podido bendetir los locales y animar a los Hermanos
a tan ardua misión. En Manila, una escue­
la técnica profesional Incipiente, con Ora­
torio anejo y otro Oratorio diario que se
ha levantado en la periferia, muy seme­
jante a aquel de Don Bosco de los prados
de Valdocco. En Tarlac, ciudad que se en­
cuentra a unos cien kilómetros de Mani­
la, una Escuela Media Superior.
En medio del paganismo que domina
bajo las variadas formas todo el Asia, en­
contramos este oasis de vida católica: las
Islas Filipinas. Demostrando la maravillo­
sa eficacia de la colonización española. Don­
de España, Portugal y Francia pusieron
pie con los primeros navegantes del si­
glo XVI y XVII, entraron los misioneros por­
tadores de las enseñanzas católicas y per­
manece viva la llama de la Fe.
JAPON
En 1924, cuando los Superiores de Turín
formaron las listas de los voluntarios que
debían de partir con don Vicente Cimatti
para el Japón, en la primera expedición.


11

también estaba entre ellos mi pobre nom- Mas. en el mes de marzo del presente año
bre y entonces tuve la esperanza de ser me fué permitido unirme al coro de los
yo también misionero. También yo enton- Hermanos y de los cristianos, de las au­
cas habría tenido buena voz para unirme toridades y amigos para encomiar la laa Don Liviabella, a Don Margiaria y al in bor realizada por el Jefe de entonces, el

NEW ROCHELEE.—Con sus hermanos salesianos llegados a darle la
bienvenida. En alto las banderas de las naciones visitadas.
comparable maestro Cimatti, para recorrer
el país cantando y haciendo conocer a Je­
sucristo entre los japoneses. Mons. C'matti me ha dicho que fueron más de cuatro
mil los conciertos celebrados antes de la
guerra. Pero no fui digno de tanto honor.

IM
NORTH ALEDON. —Las alumnas le saludan.
12



venerado Monseñor, que celebró su jubi
leo sacerdotal con brío juvenil.
Un luto dolorosísimo, el incendio de la
Casa y la muerte de dos jóvenes Herma­
nos, despertó una honda emoción y simpa
tía en favor de los Hijos de Don Bosco tan
duramente probados y del veterano misio­
nero, que veía en parte empañada la ale­
gría de su Misa de Oro. Pero ¿cómo no
sentirse lleno de júbilo considerando la la
bor realizada en 25 años, en una nación
que presenta tal vez las mayores dificul­
tades a la extensión del Catolicismo? Tie­
rra rica y de gloriosa historia que se pier­
de en la oscuridad de los más remotos si­
glos; tierra favorecida por un clima tem­
plado y fecunda en mieses y en flores; tie
rra unida en un solo sentimiento de
devoción incondicional al Emperador y a
las tradiciones familiares; tierra siempre
libre e independiente y que supo aislarse
de todo influjo extranjero conservando una
autonomía absoluta de vida, de costumbres,
de religión, de industrias; tierra que en
menos de medio siglo ha h e ^ o suyas to­
das las industrias y las invenciones del
mundo occidental, sin hacerse esclava de
nadie; tierra que concibió el plan atrevido

de dominar el mundo oriental y que sacri­
ficó estoicamente la flor y nata de sus hi­
jos en una contienda imposible... ¡Oh!, no
es fácil a los extranjeros, europeos o ame­
ricanos, vencer el explicable orgullo de un
pueblo educado en tal escuela y remover
las piedras de un edificio milenario, aun
usando los medios de la más exquisita
cortesía, raciocinio y caridad.
El pueblo romano abrió el Panteón a to­
dos los dioses de las naciones sometidas y
el verdadero Dios encontró muy fácil de
mostrar la falsedad de los ídolos haciéndo­
los caer de sus tronos engañosos; en el
Japón la religión de Jesucristo es extran­
jera y no se deja absorber ni nacionalizar.
Pero con todo, los antiguos católicos,
convertidos por la predicación de San Fran­
cisco Javier constituyen la planta fecunda
que ahora se está mutilplicando y exten­
diendo por todas partes: tales son los ja­
poneses católicos y la jerarquía japonesa
que ama a su patria, que vive sus tradicio
nes, .que sabe conciliar a Cristo con el Ja­
pón y que permite también al misionero
extranjero colaborar en todo e iluminar las
mentes con la enseñanza en las escuelas
y con la luz del Evangelio. También a nos
otros se nos permite trabajar libremente
en tan complejo apostolado, y a pesar de
que hemos sido los últimos en llegar, nos
alegra el poder contar en este país con
quince Casas y trescientos salesianos, a
mismo tiempo que las Hijas de María Au­
xiliadora han podido establecerse enlacapi
tal con un Instituto de primer orden para
mil trescientas alumnas, reclutando en
brevísimo tiempo más de un centenar d.‘
Religiosas japonesas, distribuidas en una
docena de Casas.
¡Oh!, mucho he disfrutado al contemplar
aquellas graciosas reverencias, tantas coro
ñas de flores, al escuchar tantos cantos y
admirar tan diversas danzas y ejercicios
gimnásticos verdaderamente fantásticos;
pero la más hermosa de las fiestas, la má^
bella de las coronas son las obras realiza­
das, las Escuelas, las iglesias, los talleres,
la intensa propaganda impresa, por medio
de las cuales se abrirá camino gradualmen
te el pensamiento cristiano hasta que el
pueblo japonés llegue a acoger a Jesucris­
to, no como un extranjero de respeto, sino
como el mayor amigo de la paz deseada
y de su prosperidad futura.

y al mismo tiempo el más rico en esperan­
zas para el porvenir. Tenemos en él seis
Cdsas muy florecientes, y las Hijas do
María Auxiliadora han llegado precisamen­
te este año a Adelaida para dirigir una es
cuela parroquial aneja a nuesti'a parroquia
Durante el viaje pasamos sobre la isla
de Timor, donde* también tenemos dos Ca­
sas; pero no nos fué posible detenernos,
porque la combinación forzosa do los apa
ratos aéreos habría obligado a retrasar el
viaje quince días. Fué un gran sacrificio
para mí y para aquellos queridísimos Her­
manos Misioneros, pero tuve que limitar­
me a enviarles un saludo por carta.
En Australia comenzamos atrabajar en
1927 en Su7}bury, Ar(hidiócesis de Melbourne, bajo la dependencia de la Inspec­
toría de los Estados Unidos; desde 1940
se pudieron abrir otras cinco Casas y todo
hace esperar que en el porvenir crecerá
nuestra familia, pues hemos establecido una
Inspectoría que s' nutrirá de vocacione.s

Jfiíí

AUSTRALIA
Desde las Islas Filipinas pensé que sería
un gran regalo para los , Hermanos, las
Hijas de María Auxiliadora, para la gran
familia de Alumnos, Exalumnos, Coopera
dores y amigos de nuestra Obra, volar ha­
cia la Australia, el Continente más remoto

Con el Inspector P- Cogliandr'', ante el famo­
so puente GoMen Gate, el más largo del mun­
do (1.430 m. las torres 260 m.. de alto'. En
su construcción entraron 100.000 toneladas de
acero. Desde allí es maravillosa la vista de
San Francisco.
— 13

indígenas y será ayudada por la Central.
Rupertswoofj es una Casa ideal por el
clima, la amenidad del emplazamiento, lá
armonía entre alumnos ^tudiantes y agri­
cultores, jóvenes de una índole excelente
y por la muchedumbre de amigos, que en
ocasiones solemnes como las fiestas de Ma­
ría Auxiliadora y San Juan Bosco. acuden
por millares a aquel oasis de felicidad.
Nos hemos especializado además en e.
cuidado de los niños pobres en Sidney,
Adelaida y Hobart en Tasmania. Son las
llamadas «ciudades de los muchachos» que
hemos organizado a base de Escuelas Pro
fesionales en amenísimas localidades coi
amplios patios, donde estos hijitos encuen­
tran todo aquello que frecuentemente la
familia no les puede proporcionar y, sobre
todo, una educación religiosa y el afecto
cristiano que les renueva el espíritu por
completo.
Encontré en Melboume una floreciente
colonia de emigrantes italianos, que hai
hecho fortuna y honran a Italia con el tra­
bajo y con su amor a su segunda patria.
Por todas partes se me acog'ó con júbilo
y con grandes fiestas, cuya relación nece­
sitaría todas las páginas del Boletín...
CALIFORNIA

tiplican y la simpatía hacia nosotros crece
de día en día.
Al visitar nuestras Casas uno queda ad
mirado de la magnitud de los patios y del
color de las verdes alfombras de plantas
y de flores que embellecen las residencias
como también las ciudades y los pueblos!
Al presente los grandes palacios, los enor­
mes conglomerados humanos se encuen­
tran sólo en los centros urbanos antiguos,
mientras la parte moderna, incluso en Nue­
va York y San Francisco es un sucederse
sin fin de casitas elegantes, ordenadas en
manzanas graciosas con sus parques y ave­
nidas hermosísimos, higiénicos, desconges­
tionados, silenciosos.
El primer encuentro tuvo lugar en la
Parroquia de San Patricio, con nuestros
alumnos y alumnas de nuestra Escuela
Parroquial. Al día siguiente marchamos al
Instituto Don Bosco de Bellflower, en la
periferia de los Angeles. Un grupo de mu
chachos vestidos de cow-boj^s, precedido.^
de los jefes a caballo, disparando salvas de
pistola, a estilo de los cazadores del Farwest, nos escoltaron hasta casa para el re­
cibimiento oficial. Por la noche durante la
cena tuve la alegría de verme rodeado de
una multitud de parientes de salesianos y
de bienhechores; a tres de los padres colo
qué una medalla al pecho por haber dado
a la Congregación, cada uno de ellos, tres
de sus hijos. Semejantes reuniones se re
pitieron en distintas localidades del Este
y del Oeste, con gran satisfacción por mi
parto.
En los Angeles, por benevolencia de Su
Eminencia el Cardenal Arzobispo Monse­
ñor Entyre, estamos para encargarnos de
una modernísima Escuela Técnica Supe­
rior, que preparará obreros mecánicos, elec­
tromecánicos, ebanistas y tipógrafos. Ben­
dije de corazón aquella obra que nos pro­
porcionará mucho trabajo en el campo más
propio para los Hijos de Don Bosco tam­
bién en lo.s Estados Unidos.
No podía faltar un encuentro jubiloso
con nuestros connacionales presididos por
el Cónsul de Italia señor D'Aragona. En
la reunión celebrada quisieron hacer una
amable oferta para las obras salesianas que
más me preocupan.

¡Qué magnífico vuelo fué el de la trave
sía del Pacífico! Mientras los motores zum
baban con un ritmo perfecto y la sereni­
dad de cielo y mar nos proporcionaba un
viaje ideal, yo pensaba que millares y milla­
res de ángeles custodios se turnaban ha
ciándonos compañía, enviados por las al­
mas piadosas de los Hermanos, por las Her­
manas, por los alumnos y amigos preocu
pados por nuestra suerte. Y en verdad q u '
cumplieron perfectamente su misión, pues
cuando en la etapa de Cantón parecía que
uno de los motores comenzaba a ponerse
caprichoso y estábamos a punto de volve:'
a la base, intervinieron los celestiales men­
sajeros y nuestro aparato tomó altura y
siguió volando durante nueves horas ha­
cia Honolulú, triunfalmente.
Tomamos tierra en los Angeles a las
nueve de la mañana del 26 de abril. Cali­
fornia ha sido tierra legítimamente espa­
ñola; luego acogió y acoge a innumerable =
En Aptos, pasé dos inolvidables días con
emigrantes italianos que viven en las zo
nuestros teólogos en íntima familiaridad.
ñas más pobladas del Este y del Oeste
Después pasamos a Watsonville, bellísimo
Ahora que ya son ciudadanos americanos Instituto con Escuelas Superiores, y Agrí
y saben hablar el inglés perfectamente por cola y parroquia. Las armoniosas notas de
bu. a de sus hijos y de sus nietos, también aquellos pequeños cantores expresaron
nosotros hemos comenzado a desarrollar también la armonía de los corazones d^
obras en favor de la educación de la juven­ toda aquella familia. En la comida de des­
tud. con estudiantes y artesanos, huérfa­ pedida que sirvió para festejar al mismo
nos e hijos de familia y grac*as a Dios e* tiempo la ordenación de los nuevos sacer­
terreno es propicio, las vocaciones se muí
dotes del vecino Estudiantado, se me ocu14

rrió espontáneamente entonar el himno na
•cional: God hless América: «Dios bendiga
a América», suscitando el entusiasmo y la
explosión del canto de todos ios convidados.
El 7 de mayo, domingo, tuve la suerte
de cantar la Misa solemne y de dirigir la
palabra en lengua italiana a nuestros con­
nacionales que acudieron en gran número
a la iglesia salesiana de los Santos San
Pedro y San Pablo en San Francisco. Era
la Fiesta de la Madre y pude hacer el pa­
negírico de las santas madres de Don Sos­
co, de Domingo Sav'o, de Pío X y de la
Madre Mazarello; y de tenei* un recuerdo
para la Madre Patria, centro de la vida ca
tólica, dando a todos la bendición del Pa­
dre Santo. Esta parroquia es una gloria
de los emigrados italianos, que sup ero i

do ya en otro nuevo. A pesar de que la
mayoría es protestante, las autoridades apo­
yaron el proyecto del Obispo y organizare i
una colecta en toda la ciudad que produjo
la elocuente cifra de 150.00Ü dólares. Sobre
un terreno donado por un generoso b en­
hechor se va a levantar un hermoso edifi­
cio, cuya piedra angular tuve el consuelo
de bendecir.
Al Este del Canadá tenemos otros dos
hermosos Institutos para estudiantes: en
Jaequet River y en Sí. Louis de Kcnt ; en
el próximo año se abrirá un tercero en
Shcrbrook. Las Hijas de María Auxiliadora
trabajan también en una bellísima iglesia
parroquial en Pointe Verte.
¡Cuán bello es trabajar en aquel hermo
so e inmenso país del Canadá que conser-

SIDNEY. —Entre los colones europeos de Australia.
levantar en honor de los Santos Apóstole-i
una de las más hermosas iglesias de San
Francisco.
En Richmond encontré un nuevo oasis
entre nuestros queridos asp'rantes: una re
sidencia capaz de su.scitar la envidia de to­
dos nuestros aspirantados de Italia. Y ¡cuán
tos amigos! Entre ellos el abogado Andriano de Castelnuovo de Asti, miembro
del Municipio de San Francisco e insigne
b enhechor nuestro.
CANADA
El 13 de ma3'o emprendí el vuelo hacia
el Norte, penetrando en el Canadá y to
mando tierra en Vancouver donde tenemos
una pequeña parroquia y después en Edmonton, casi en el paralelo 55. Se trata de
una gran ciudad donde hemos iniciado des
de hace solamente unos cuatro años nues­
tra obra con un Asilo para Huérfanos.
Como el local es insuficiente, se ha pensa-

va tenazmente la tradición católica dejada
por los franceses y que abro generosamen­
te las puertas a la inmigración para po­
blar sus llanuras ubérrimas y dar trabajo
y bienestar a los que lo desean!
NEW YORK
Volví a los Estados Unidos volando des­
de Montreal, el bastión del Catolicismo Ca­
nadiense, hasta Nueva York el 20 de mayo.
Por deseo de muchos de nuestros amigos
y precisamente del Municipio de Nueva
York, el Sucesor de Don Bosco fué acogido
con grandes muestras de cortesía y afabi
lidad y puesto al tanto de uno de' los pro­
blemas que más preocupan a las autorida­
des en la actualidad: la educación de la
juventud abandonada.
E>ecir mis impresiones a la entrada de
la inmensa metrópoli sería alargar esta car
la más allá de lo conveniente. Permitid
que recorra a vuela pluma de casa en casa.
_

15

de la Casa Inspeciorial al vivero de nues­
tras vocaciones para las Escuelas Profesio­
nales, del centro vital de las Hijas de Ma­
ría Auxiliadora a la Catedral de Neioark,
donde celebramos las glorias de nuestro
pequeño Santo ante un hermoso cuadro
apenas terminado del carísimo profesor Pa­
blo Crida, con el solemne Pontifical de Su
Excelencia Mons. Tomás Boland.
Fueron jornadas sin descanso las de fina
les de mayo, y para contentar a todos hubJ
de correr velozmente por las inmesas ave­
nidas de Nueva York, sobre los puentes fa­
mosos que unen los centros populosos d '
Brooklyn, de Manhattan, de Neward. Así
pudimos visitar las parroquias de Portchester, de María Auxiliadora, de Elizabeth y
de Paterson, primeros hogares salesianos
en los Estados Unidos.
A TRAVES DE LOS U. S. A.
El 24 de mayo, en el jardín de Newton,
el Estudiantado Filosófico y el Noviciado
solemnizaron la fiesta de María Auxilia­
dora en la gruta de Lourdes, ante una gran
multitud de peregrinos, que había acudido
de todos los alrededores para pasar en
nuestra Casa toda la jornada; y yo tuve el
honor de cantar Misa y de hablar, mien­
tras mi pensamieno corría a Turín, a núes
tro Santuario.
En los días siguientes pasamos al Co­
legio de Goshen, delicioso retiro con am­
plio jardín, patios y bosque: después fui
mos a la Escuela Agrícola de Huttonsville
en el West Virginia, donde los jóvenes
aprenden el trabajo agrícola a la americana,
es decir, con una maquinaria que ahorra
toda suerte de fatiga y produce un mayor
rendimiento, especialmente donde el culti­
vo de la extensión exigiría una mano de
obra excesivamente dispendiosa. Otra Cas i
sepultada entre el verdor de las plantas,
lejos de los ruidos y muj' propia para Es­
tudiantado es la Wesí Haverstraw, donde
preparamos un elegido grupo de estudian
tes para el sacerdocio. Los superiores van
preparando también numerosos atractivos
para los peregrinos devotos; entre otras co­
sas en el corazón de un bosquecillo, cami­
nos sabiamente trazados unen los quince
misterios del Rosario, representados en
mármol do Carrara por la hábil mano del
escultor Arrighini di Pietrasanta. Son quin
ce grupos artísticos con unas 56 estatuas
de tamaño natural, que invitan a la oración.
En el Coleg'o de Ramsey, uno de los pri­
meros que se nos confiaron en los Estados
Unidos hace unos cuarenta años, la la in
tervención de S. E. el Sr. Obispo de Ne­
ward. el 28 de mayo se procedió a la inau­
guración de un nuevo local para las escue­
las y Be colocó una piedra angular, qu?
16

-

creo ha sido la úlima colocada como re­
cuerdo del Año Mariano en que fué planea­
da la escuela. De acuerdo con unos planos
del coadjutor salesiano señor Fiore Da
Roit, el palacio se presenta con sus locales
llenos de luz, amplios, cuidados hasta en
los últimos detalles, causando la adm'ración
de todos.
El 31 de mayo, como para cerrar el mes.
volamos hacia e! Sur, hacia la penínsuli
de La Florida, donde desde el 1929 dirigi­
mos un gran Asilo de Huérfanos en la
ciudad de Tampa, con escuelas profesiona­
les. ¡Cuántas huellas españolas en todos
estos lugares!
También las Hijas de María Auxiliadora
trabajan desde hace años en esta localidad
con mucho fruto. La fiesta de los dos Ins­
titutos y de nuestros Cooperadores y ami
gos celebrada en honor del Sucesor de Don
Bosco, fué cordialísima y plenamente sa­
tisfactoria.
No menos grata de recordar la visita a
Marrero-New Orleáns donde dirigimos tam
bién una Obra para huérfanos: «Hope Haven», obra pía, de amplia planta arquitec­
tónica con secciones masculinas y feme­
ninas. y de sordomudos, bellísima iglesia
central dedicada a Don Bosco, parque
patios amplísimos. Estamos en la desem­
bocadura del Missísipí y el clima es ya tro­
pical. Pero nuestra demora es breve y e!
4 de junio partimos para Boston, pasand >
la noche entera en pleno vuelo.
En Boston se acentúa el trabajo para e'
traslado de los talleres y de las escuelas a
la nueva sede, en el corazón de la ciudad.
El primer encuentro con los nuestros tiene
lugar en el reparto de premios de los alum
nos en presencia de los padres y los Coo
peradores. Al día siguiente celebré la San
ta Misa en la sede de las transmisiones te­
levisivas católicas y después de ella pude
hablar y presentarme al público durante
una breve entrevista. Por la noche en un
amplio salón de un hotel se reunieron co:i
el Arzobispo Mons. Ricardo Cushing, doce
cónsules de las naciones en las que traba­
jan los salesianos. Notabilísimo fué el dis
curso de S. E el Sr. Arzobispo, que tejió
el elogio de Don Bosco, de sus Hijos, dla obra iniciada en Boston, con un afecto
y una elocuencia tal que no sé cómo co
rresponderle.
Al día siguiente, 6 de junio, estamos de
nuevo en Paterson, la otra escuela profe­
sional levantada en las puertas de Nueva
York, iniciada hace siete años y ya obliga­
da a construir nuevos pabellones y nueva.'
dependencias por la afluencia .imponente
de jóvenes. ¡Qué consuelo el poder asistir
a estos desarrollos rápidos de actividades
salesianas en aquella gran Nación!
En Paterson-North Haledon, también la?

Hijas de María Auxiliadora han puesto e!
corazón en sus obras: Noviciado, Escuela
Superior, Casa Inspectorial en uno de los
acostumbrados parques encantadores que
ellas saben valorizar y embellecer de flores
naturales y de frutos espirituales excelen­
tes. ¡Cuán conmovedora y festiva la acogi­
da tributada al Rector Mayor en ambas
ocasiones, ^n las dos oportunidades que tu­
ve la ocasión de personarme en medio de
ellas!

gar tan propicio al recogimiento y al fer­
vor?
La clausura de los ejercicios me propor­
cionó una agradable sorpresa: los Direc­
tores quisieron ofrecei' al Rector Mayor su
primera contribución para la construcción
del Ateneo Pontificio Salosiano en Roma
y reunieron una buena cantidad de dóla
res, que unida a otras, será una primera
piedra preciosa en la porfía de los Coope­
radores.

Se aproximaba el fin de mi viaje y juzgué
¡OH. SI HUBIESEIS PODIDO
obligado ir a besar el anillo y recibir la
CONTEMPLAR!
bendición del Delegado Apostólico de los
Estados Unidos S. E. R. Giovanni Cicogna
Al regresar a New Rochelle, los dos días
ni en la capital federal de Washington. Cor- de espera fueron útilmente empleados en
dialísima fué la entrevista: quiso que le visitas de despedida y de instrucción. La
acompañase a la mesa concurriendo por fe­ noche del 28 en aparato de la LAI, salu­
liz coincidencia Su Eminencia el Cardenal dado por un nutrido grupo de Hermanos
Spellman. Mis impresiones y el trabajo sa- y amigos emprendí el vuelo hacia Italia
lesiano en el mundo fueron el argumento «con un cielo de cobalto y sobre un mar do
obligado de la conversación, que me procu
zafiro», como canta nuestro poeta Oliverio,
ró la benevolencia y el aplauso cordial de pero con una profunda emoción en el co­
las dos máximas autoridades eclesiásticas razón.
Estadounidenses. ¡Oh cuán bien prepara
En la mañana de la festividad de San
Don Bosco el camino a su pobre Sucesor!
Pedro en la hora de espera en Shannon de
Otra ocasión en la que me fué dado acom­ Irlanda, Hermanos e Hijas de María Au­
pañar y obsequiar a Su Eminencia el Car­ xiliadora me aguardaban para saludarme
denal Spellman fué en Goshen, para la ben
y asistí a la Santa Misa en la Capilla del
dición de los locales de las Hermanas de. aeropuerto. Les habría hecho no sé qué
Divino Celo, fundadas por el Canónigo Di discurso, si la necesidad del intérprete no
Francia y que tiene ahora su primera re­ me hubiese puesto un freno en la lengua.
sidencia en los Estados Unidos. Asistió al A la partida me quisieron fotografiar con
reparto de premios de los alumnos, habló la bandera irlandesa en la mano y me la
a los jóvenes, al público y a las Hermanas, llevé como un trofeo.
se dignó cenar también con n o s o t r o s ,
En Milán en el aeropuerto de Malpensa,
bromeando amablemente y nos informó de. había una muchadumbre jubilosa para sa­
imponente trabajo desarrollado por los ca­ ludarme y coronarme de flores, emulando
tólicos en los Estados Unidos.
a los amigos de la India, del S:am, de la
La noche final de la visita la pasé en China y del Japón.
New Rochelle, entre Hermanos, bienhecho­
En Roma..., pero ya el cronsta se ha
res V amigos, en presencia de S. E. el Se­ anticipado narrando la breve permanenñor Obispo de Hong-Kong y el Obispo Au
<‘ia en la ciudad y la llegada a Turín. Así
xiliar de Nueva York S. E. Mons Pertico- he cumplido un deber que tenía para con
vosotros, queredísimos Cooperadores, y me
ni. en íntimo ágape fraterno.
siento satisfecho, a pesar de parecerme que
he abusado un poco con la extensión de
ETAPA CON DIOS
esta carta. Incluso siento necesidad de de­
Del 19 al 25 de junio subí a Mount Mon­ ciros aun algo más. Quisiera que cada uno
gola, hermosa residencia para vacaciones de vosotros hubiese podido gozar perso­
y Ejercicios Espirituales a cincuenta mi­ nalmente conmigo la visión directa de lo
llas de Nueva York, donde junto con más que María Auxiliadora y San Juan Bosco
de cien Hermanos, me encerré en una de­ han realizado en el mundo por medio de
liciosa semana de retiro, para poner ante sus Hijos: Salesianos y Cooperadores Salelos pies del Señor, de la Virgen Santísima sianos, a fin de que todos nos sintiésc-mo.s
a realizar con creciente entusias­
y de nuestros Santos Protectores la deuda animados
de reconocimiento contraída por todas las mo nuestra misión, orando y trabajando
gracias obtenidas en los siete meses de m. para la conquista del Reino de Dios tcon
visita y para pedir bendiciones y auxilios toda nuestra mente, con todo nuestro co­
en favor de las Familias que había encon­ razón. con todas nuestras fuerzas».
trado en mi camino ¿Cómo podré olvidar
Vuestro en Don Bosco,
aquellas horas de paz y de felicidad, go­
R enato Z iggiotti, Pbro. S. D B.
zadas en tan amable compañía y en un lu­
_

17

En honor
de

Santo Domingo Savío
N ew O rleans (E.U.).—Precedida de una
novena y de larga distribución de la «Vida acrecentó la alegría y el entusiasmo de la
grandiosa manifestación juevenil.
de Domingo Savio», la fiesta se celebra en
la catedral, oficiando el Sr. Arzobispo Mon­
señor Remmel. Unos 4.000 jóvenes llenan
B ombay (India).—Las fiestas tuvieron un
el templo. Un coro de mil adolescentes eje­ éxito grandioso. Un mes antes había em­
cuta la parte musical. Hablando a su mu­ pezado la preparación. El Padre Director
chachada. El Prelado pondera el amor de recorrió una a una todas las escuelas de
la ciudad y alrededores, dando a conocer
SavK. a la Eucaristía y a la Virgen Inma
culaoa, lo presenta como admirable lucha­ la grande y grata figura de Domingo, me
diante conferencias ilustradas con filminas.
dor contra el pecado. Por su parte el ora
dor ofiJal. Fr. Digby, demostró que «Ja Sobre estos chicos inquietos ejercía u m
grande impresión esta figura simpática,
santidad es posible, más aún. necesaria e i
estos tiempos». Las fiestas despertaro , viendo en él un ideal de pureza, de activi­
grande entusiasmo en la ciudad donde hay dad y de apostolado.
No menos que los católicos, se impresio­
tantos católicos, pero también tantos pro
naban los paganos. Más de mil asistieron
testantes de diversas sectas.
con sus familias a la representación de un
trabajo dramático el primer día de la no­
vena.
N ewark (E. U.).—Imponente reunión dj
juventudes de las escuelas católicas, en la
El 19 de marzo hubo una peregrinación
catedral, el 21 de mayo. El Arzobispo, Monde los «Amigos de la Obra Salesiana», que
y Monse- reunió más de tres mil, Tenemos la impre­
1 Kiley, director diocesano de las Orga
sión de que Domingo Savio trajo muchísi­
Juveniles, teje el panegírico, ma gente que tenía necesidad de ver d.Ilustrando en Domingo Savio al adolescen
cerca la Obra Salesiana.
e fuerte, que no sólo sabe resistir al mal
El verdadero triunfo tuvo lugar al día
sino que lo vence con un jovial apostolado'
siguiente. En el patio del Instituto, rica­
La presencia del Re^-erendísimo Rector Ma­
mente empavesado, se reunieron más de
yor. que llegó a Nueva York el día antes.
tres mil muchachos, representantes de todas

OREMOS POR jNUESTRAS INSPECTORIAS
Octubre,

18

-

2-8 :

Colombiana.
9-15; Ecuatoriana.
16-22: Mejicana.
p
. ,
.
23-29: Peru-bohviana.

Qct., 30-nov., 5:
6-12:
13-19;
20-26:
Nov., 27-dic., 3:
4-10:

Oriental EE. UU.
Occidental EE, ÜL.
Uruguaya.
Venezolana.
China.
Japonesa.

las escuelas católicas de Bombay, que, con
el Cardenal Gracias al frente, asistieron a
la representación del trabajo The Boy
Saint, escrito por un literato antiguo
alumno y representado por actores de la
ciudad. Supieron éstos presentar tan viva­
mente las acciones, que la multitud quedí
como hechizada.
Pero el trabajo no estuvo todo, ni prin­
cipalmente aquí: se quería que algo que­
dara vivamente impreso en el alma de lo?
concurrentes. Por eso se distribuyó una Vi­
da hermosamente preparada en la Escuela
Técnica de Madrás. Sobre ella se hizo luego
una encuesta a la que contestaron por escri­
to millares de jovencitos; las mejores res­
puestas fueron premiadas. Nos parece ha­
ber logrado el intento de hacer conocer al
gran Modelo. Otras fiestas y actividades
hubo para ahondar más la impresión. Do­
mingo Savio es conocido y amado en Bomba3^ La gracia hará lo demás.
Mérida (Venezuela).—El Estudiante San­
to tuvo en esta ciudad, la intelectual por
excelencia, una apoteosis, que hace época.
Un ciclo de conferencias ilustrativas, la
proyección por medios de la filmina en to­
das las escuelas y colegios, la trasmisión
radiofónica de un drama dieron por resul­
tado la participación de todas las familias.
El Triduo y la fiesta se celebraron en lapa

rroquia del Llano. El Excmo. Sr. Arzo­
bispo Mons. Acacio Chacón, celebró en el
solemne pontifical y un Padre Eudista pro
nunció un magnífico panegírico. Una lar­
ga y bella procesión recorrió la ciudad.
Todos los colegios, representación de las
diversas facultades de la Universidad y las
autoridades gubernativas y militares del
Estado tuvieron a gala tomar parte en la
glorificación del Modelo de los Estudian
tes de Enseñanza Media.

E cuador.— Misión de Méndez y Gualaquiza.—Nada menos que Su Excelencia el
Nuncio de Su Santidad honró nuestras fies­
tas de Santo Domingo Savio. Aquí está
con dos Hermanos coadjutores de la Misión.



19

DE MARIA AUXILIADORA
de un antiguo
alumno, agradecida a María Auxiliadora por
varios favores, nos envía una limosna para
la simpática Obra de los Pizarrales, en fa
vor de los niños pobres, para cuya forma­
ción cristiana y profesional se están levan­
tando las Escuelas que sustituyan a la an
tigua y tan benemérita de San Benito.—Vi­
cente de los R íos, S. D. B.
CAceres.— Encontrándome en un grave
apuro pecuniario, acudí llena de confianza
a mi Virgen Auxiliadora, prometiéndole ir
nueve días seguidos a visitarla en la igle­
sia de San Francisco, en donde se le da
culto. Ella me escuchó. Pude conseguir la
cantidad que necesitaba para poder seguir
viviendo en la casa donde vivía.— Catalina
Corrales de Pablo.
Doy gracias a María Auxiliadora por ha­
bernos concedido la curación de mi hijita
Manolita, que con tanta confianza le pedí
cuando estaba seriamente enferma.—Rafael
Pavón.

Santo Domingo Savio, prometiéndole una
limosna y publicar el favor en el Boletín
Salesiano, y me lo concedió muy pronto.
Muy agradecida cumplo mi promesa.—Araceli Moreira.
A studillo.—Mi esposo se sintió improvi­
sadamente atacado de una grave y peligro­
sa enfermedad. El médico aconsejó como
único medio de salvarle la vida, una rápi­
da operación, asegurando que a vuelta de
un ano reaparecerían los mismos síntomas,
agravados. Acudí con toda confianza a Ma­
ría Auxiliadora, ofreciendo una limosna
para su culto si conjuraba la tremenda
desgracia.
Hoy cumplo mi promesa, pues ha pasado
más de un año y mi amado esposo goza de
perfecta salud.
También a mi me atacó un mal tan gran­
de a un brazo, que ni podía servirme de él.
el más pequeño movimiento me causaba
agudos dolores. En tan angustioso trance,
acudí a mi amada Madre Auxiliadora, y el
dolor cesó como por encanto.—Jesusa Cue­
vas de Vélez.

B ólliga (Cuenca).—Muy agradecidas a
María Auxiliadora por favores recibidos,
envían limosnas Wenceslaa Martínez y Vi­
sitación García.
S an P edro de R ibeira (Orense).—Acudícon toda confianza a María Auxiliadora en
una crítica circunstancia para mi familia,
prometiendo publicar la gracia y dar una
limosna para su culto. Agradecido a tan
buena Madre por haber obtenido lo que
le pedía, cumplo ambas promesas.—A. Lo­
renzo.
Vico.—Doña Celestina Alonso Lamberti.
viuda de Pineiro, en acción de gracias por
un gran favor recibido y otro que espera
recibir de la Sma. Virgen Auxiliadora, en­
vía una limosna para su culto.
Igualmente envía una limosna para el
culto de María Auxiliadora por una gracia
concedida.—José A. Blanco Fernández.

DEL SIERVO DE DIOS DON FELIPE
RINALDI
Sin operación desaparece un tumor.—
Un progresivo mal de garganta y un abs­
ceso cer a de la oreja izquierda, me ha­
bían reducido a condiciones deplorables.
Me fui al hospital. Dos especialistas dije­
ron que se trataba de un tumor, benigno
en sí, pero peligroso por el sitio. Se de­
cidieron por la operación. La inyecció i
anestesiante me prodigo una parálisis fa­
cial. que no la permitió ese día. Desapare­
cida ésta, se intentó de nuevo la opera
ción, pero antes de empezarla nos advir­
tieron que todo era bajo nuestra responsa­
bilidad, porque lo más probable era que.
saliendo bien, yo perdería la palabra. En­
tonces resolvimos dejarle toda la respon
sabilidad a Don Rinaldi, y nos volvimos
a casa, sin intentar operación ni nada pu
ramente humano, no obstante que todo
presagiaba el crecimiento del tumor y el
morir ahogada por éste.
Nuestra confianza en Don Rinaldi no fué
vana. El tumor desapareció, mi garganta
sanó y mi voz quedó improvisamente más

S alamanca.—'La madre

DE SANTO DOMINGO SAVIO
ViGO.-—Encontrándome muy apenada por
un asunto de familia, rau>' difícil de arre­
glar, me encomendé, como otras veces, a
20



clara aún que antes de la enfermedad. El
bendito Padre sigue ayudando a sus hijas.
Chieri (Turín, agosto 1955).— Sor LUCIA
ROCCATI, F. M. A.
Y una embolia cerebral.—^E1 13 de no­
viembre sufrí una embolia cerebral que me
puso en trance de muerte. Una hija mía.
Salesiana, me aplicó una reliquia del Sier­
vo de Dios Don Rinaldi, e hizo rezar. A
los cuatro días hubo una mejoría. También
mis dos hijos, salesianos, el P. Ivano, mi
sionero en el Assam, y Augusto, coadjutor
en Santiago de Chile—que esos días esta­
ban en casa—. se unieron a nuestras sú
plicas. El mal desapareció, y puedo mover­
me tranquilamente e ir a la iglesia como
antes (Venecia).—Luisa Stocco, viuda de
Giacomello.

f
*
,

4

DE SOR TERESA VALSÉ PANTELLINI
Hacía poco me habían hablado de la Sierva de Dios Sor Teresa Valsé, F. M. A. Pronto
se me presentó la ocasión de pedir su inter­
cesión, porque enfermé de pulmonía doble
con complicaciones de pleura. La enferme­
dad duraba ya bastante y llegué a persua­
dirme de que ya para mí no había remedio.
También el corazón empezaba a fallar. En
el silencio de la noche, me vino el recuerdo
de Sor Teresa, y espontáneamente la invo
qué, teniendo el atrevimiento de pedirle,
no un alivio sino la curación rápida y com­
pleta, que no dejara dudas sobre una inter­
vención sobrenatural.
La visita matutina del médico le causó
viva sorpresa, aumentada cuando al propo
nerme una radiografía, me mostré dispues
to a que la verificara ese m'smo día, en e'
acto si así gustaba. Presagiaba el resultado
favorable.
Me sometí a la radioscopia y tomografía.
Ob.«'ervé el estupor de los radiólogos y su in­
terés por la terapia, que, a su modo de ver.
debía haber sido cosa portentosa. Para no
mortificarlos, guardé el secrerto en mi cora­
zón. Sólo en mi casa, con m's familiares,
que solícitos me habían atendido en la cama.
revelé el medicamento portentoso, invitán
dolos a dar gracias conmigo a la Sierva de
Dios Sor Teresa Valsé Pantellini. Desde ese
momento proseguí mis ocupaciones ordi­
narias.
Turín. junio 1955. Doctor Benati Nobía.
UNA APARICION DE MONSEÑOR
LUIS VERSIGLIA
En Shiu Chow vivía un cierto señor
Yeong, secretario del gobierno provincial,
tuberculoso hacía muchos años. Había lle­
gado al último estado, y ya no podía va­
lerse. Los médicos lo habían dado por des
pachado. He aquí lo que nos cuenta él
mismo:

«Un día, estando en cama, siento llamar*
a la puerta y veo entrar en mi aposento
un misionero. No habiendo yo tenido nun­
ca relaciones con misionero alguno, que­
dé estupefacto. Después de los consabidos
saludos, el misionero me pregunta por mi
salud, y, naturalmente, le respondí que ya
estaba en las últimas. Entonces me tomó
el pulso, me sonrió y me dijo que había
venido para curarme, porque para él era
sumamente fácil hacerlo. Me extendió una
receta, recomendándome tomarla durante
unos días seguidos, asegurándome que sa­
naría ciertamente.
Le ofrecí un poco de dinero, mas él lo
rehusó. Insistiendo yo, le dije que era mi
intención hacerles un regalo a los huerfanitos de su misión. Sólo así aceptó. Salien­
do de casa, todavía le dió a mi mujer al­
gunas instrucciones sobre el uso de las me­
dicinas. Después de haberla tomado dos ve
ces, no sintiendo mejoría, quise dejarla;
pero rogado por mi mujer, la tomé por
tercera vez. Y entonces me desperté. Todo
había sido un sueño. Es decir, no. El mi­
sionero. y las medicinas, y los tres días ha­
bían sido un sueño; pero la curación era
real, realísima, tan real, que me sentí per­
fectamente sano, y sano estoy.»
En efecto, se levantó, comió, se fué a su
despacho, asombrando y casi espantando a
colegas y médicos. Ellos dicem que lo ha
curado un espíritu benéñco (son anlmistas): mas no saben cuál. Algunos meses
después, viniendo el señor Yeong a nuestra
residencia, apenas vió el cuadro de Mon­
señor Versiglia, se conmovió profundamen­
te, pues reconoció al misionero que lo ha­
bía curado. Inútil decir cuál es su reco­
nocimiento para con Mons. Versiglia y con
la Iglesia Católica.—Pedro Bnttezzati S. D. B.
misionero en China.
DE NUESTROS MARTIRES
C anet de M ar (Barcelona).—Habiéndo«5e
puesto gravemente enferma mi madre, ma­
nifestó el médico la necesidad de operarla
inmediatamente, apenas pasara la gravedad
del mal. En aquellos momentos me acordé
de haber recibido una hojita en que se na
rraba la biografía del Mártir Salesiano Don
José Batalla y al instante comenzamos una
novena, rezando la oración que allí se ín­
dica.
Cuando pasada la gravedad fuimos, se­
gún el consejo del médico a Barcelona, pa­
ra proceder a la operación, resultó que el
tumor maligno había desaparecido por com­
pleto, encontrando tan sólo algo Inflama­
da la vesícula biliar. Agradecida a la inter­
cesión del Mártir, hago pública mi grati­
tud.—Mercedes de Grau.


21

drid, a su casa de familia. Delicadísimo, no
quiso que se alarmara a su señora, y se
entendió con su hijo mayor para que fue­
ra a traerlo. Cuando éste llegó, ya don An­
gel había hecho confesión general.
El día anterior a la muerte, llamó a sus
hijos, y les dió su testamento espiritual (el
otro hacía tiempo que estaba hecho y en
parte realizado): mostrarse agradecidos a
Dios y a los Salesianos por la educación
tan hondamente cristiana que en cumpli­
miento de su mandato divino le habían da­
do; tratar a sus empleados y obreros como
a hermanos; cumplir con los postulados de
la justicia social y de la caridad cristiana;
permanecer unidos. A su señora no le re­
comendaba nada, porque no había nece
sidad.
Varios empleados de la Compañía eléctri
ca de que había sido Director (5erente, fue­
ron a verle. Manifestó deseos de verlos a
todos; y se despidió de ellos como un padre
de numerosa familia: hasta les pidió per­
dón por los disgustos que involuntariamen
te les hubiera pedido dar. Nadie recorda­
ba haber recibido alguno, porque aun cuan­
do el deber le había obligado a llamarle a
alguno la atención, lo había hecho tan ca
ballerosa, tan cristianamente, que había
para agradecérselo.
Don Angel García de Vinuesa y Diez
Cuando más nos prometíamos de la ex­
periencia y madurez a que había llegado
el Presidente Nacional y Vicepresidente
Internacional de la Asociación mundial de
los Antiguos Alumnos Salesianos la muerte
nos lo arrebata. ¡Adorados sean los desig
nios del Señor!
Siendo perito en cuestiones de electri­
cidad y estudioso de emergía nuclear, e
Gobierno español lo mandó a la gran Con­
ferencia de Ginebra. Andaba ya un poco
delicado de salud; pero el deseo de servir
a la patria, la ilusión de las inmensas po
sibilidades que allí se abrirían a la indus­
tria y al progreso de la humanidad en
servicio de la paz y de un mundo mejor,
y el conocimiento que tenía del clima y
bondad de los aires suizos, le resolvieron
a ir. Y como el trabajo era grande y los
horizontes que a su especilalidad se abrían
eran amplísimos, no quiso perderse nada.
Como, por otra parte, tampoco quería
perder su Misa diaria y su Comunión,
forzó un poco la máquina, y ya en los
últimos días, la máquina acusó un serí­
simo quebranto. «Un isótopo me ha da­
do un golpe mortal», dijo bromeando a u i
amigo; y consultó al médico, y el médico
le recetó o la clínica en Ginebra o venirse
a España. Tuvo desde el primer momento
la seguridad de que el fin de su carrera mor­
tal había llegado, y optó por venirse a Ma

22



Don Angel hizo todos los estudios de ba­
chillerato en el Colegio Salesiano de Utre­
ra. y asimiló texio lo bueno que sus gran
des profesores le dieron—^porque le toca­
ron en suerte Salesianos perfectos— : amor
a Jesús y a María Auxiliadora; amor al
trabajo, considerado como una misión;
amor a la Congregación Salesiana y a cuan­
to con ella se relaciona; profundo sentido
social en el ejercicio de las actividades hu­
manas; comprensión en las relaciones con
el prójimo: deseo de extender el reino de
Dios primero en nuestras almas, después,
en el mundo.
Y conforme a este programa fué su vida
Elegido Presidente de los Antiguos Alum­
nos en la inolv'dable Asamblea de Sa­
rria de 1922, de día en día se fué viendo
lo acertado de la elección. Caballero sin
tacha, se elevó rápidamente en las altas es­
feras de la Religión, de la socialidad y de
la industria, y todo lo puso al servicio de
la Religión y de la patria. Dotado de una
honda sensibilidad, comprendió como nadie
las bellezas prácticas de las doctrinas salesianas. y quizá por eso fué padre y herma­
no para sus obreros y empleados. Esa cul­
ta y respetuosa «camaradería» que distin­
gue nuestras reuniones y nuestra vida, te­
nía en él un intérprete y un ejecutor ma­
ravilloso. y. afortunadamente, contagioso.
Dispuesto siempre a servir, nadie acudió
a él sin verse atendido. ¡Cuántos antiguos

alumnos podrían narrar hechos y anéc­
dotas!
Consciente de su representación, acudía
adonde se le llamaba. Especialmente en
estos últimos años, el Presidente se des
plazaba continuamente a todas partes don­
de había un asunto espinoso que arreglar,
una palabra de aliento que llevar, o sim
plemente una invitación que racionalmen­
te se debiera atender. Utilizaba su auto,
el tren, el avión. Bajo su mano, la Aso­
ciación ha crecido y se ha fortalecido ma
ravillosamente. La Providencia le dió cola­
boradores que son dignos de él. En las re­
uniones periódicas de la junta o secreta
riado nacional, era verdaderamente «el pre
sidente»: presidía, pero a lo Don Bosco:
proponía, escuchaba, ponderaba, y sabít
siempre decir la última palabra—que era
la conveniente—. Cuando era preciso, sa­
bía mostrarse enérgico, dulcemente enér­
gico: la experiencia venía siempre a dar­
le la razón. Apoyó con todas sus fuerzas
todas las grandes iniciativas que a la Fe­
deración le brindó la Providencia divina,
entre ellas. I ngesa. Veía claro y lejano.
Sin ser grande orador, su palabra era
deseada: se le escuchaba con gusto y con
interés, porque daba la nota justa.
Esto, sin duda, pesó en los Congresos
Internacionales, tanto nuestros como d?
otras entidades—porque, como buen hijo
de Don Bosco, no puso límites a su activi
dad—. Por unanimidad se le nombró «Pri­
mer Vicepresidente de la Confederación
mundial de Antiguos Alumnos», y supo lle­
nar tan dignamente su puesto, que le ha
bían designado ya orador oficial de la pró­
xima reunión de Presidentes nac onale.s
que ha de realizarse en Turín el próximo
noviembre. Veneró a los Superiores, espe­
cialmente a los Inspectores y al Reveren­
dísimo Rector Mayor. En suma, un Presi­
dente modelo.
Vinuesa fué también director o conseje­
ro de importantes entidades industriales y
culturales. Presidente de la Sociedad eléc
trica de San Antonio; Presidente de la
Electro-Candelaria de Peñarroya; Presi­
dente de la Asociación Española de Lumi
notecnia (AEL); Presidente de la Asocia­
ción para el fomento de la Aplicación de
la Electricidad (AEF); Vocal del Instituto
Nacional adscrito al Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. Ocupaba un al­
to puesto en la .Tunta Técnica de A ccíót
Católica, y como tal preparó y condirigió
el famoso condeso patronal de Zaragoza,
en que tan sabias normas se dieron de Jus
ticia social.
Representó a la Acción Católica, a la
Patronal y a otras entidades, en congre­
sos internacionales en Francia, Bélgica.
Alemania, Inglaterra y Suiza.

Poseía las medallas del Mérito Militar y
de la Campaña y la Cruz del Mérito Civil.
Los Superiores Salcsianos estaban gestio­
nando en Roma la concesión de la Enco­
mienda de San S'lvestre, como un recono
cimiento de sus méritos.
A su viuda, la señora doña Carmen
ToU Messiá, a sus hijos, don Juan Manuel,
don Jaime, don José Antonio y doña Ma­
ría de los Angeles, a sus hermanas y de­
más deudos y a toda la Asociación de An
tiguos Alumnos, nuestro sincero pésame y
la seguridad de nuestras oraciones.
EL R. P. AUGUSTO AUFFRAY
De Lausana (Suiza) se marchó hacia e‘
cielo el 29 de julio. Una enfermedad rápi­
da le obligó a marchar cuando «aun podía
y quería trabajar». También él—hablando

a nuestro modo humano—aceleró su muer­
te por el trabajo un poco excesivo. «Fiesta
en el cielo—decía Don Bosco—cuando un
saleslano muera de trabajo.»
Auffray es uno do los Salesianos más
célebres en la actualidad. Su gran conoci­
miento y su grande amor a Don Bosco y
a sus ideales, puso en su privilegiada plu­
ma vuelos que fueron capaces de dar la
vuelta al mundo. En casi todas las lenguas
se han traducido algunos de sus libros, es­
pecialmente su Vida de Don Bosco, que
le abrió las puertas de la Academia fran­
cesa, la de Don Rúa, la de María Marga­
rita, la Pedagogía de un Santo y «Cóm >
castigaba un Santo». Como él mismo dijo
un día a quien le preguntaba su filiación,
era «de nacimiento, bretón; de educac'ón,
parisién».
Era Caballero de la Legión de Honor.
Nació en Nantes el 8 de abril de 1881.
Llevado niño a París, frecuentó el Orato­
rio festivo de Melimontant, y entró de se-

_ 23

guida en nuestra Escuela de Presles. Su
primer educador fué el P. Févre, un ver­
dadero maestro educador, un sacerdote
santo, de quien él conservó s'empre gra­
tísimo recuerdo, y a quien sin duda debió
el despertarse de su vocación religiosa y
pedagógica.
Terminado brillantemente su bachillera­
to, recibió, de manos de Don Rúa, la librea
de los Hijos de Don Bosco, en San Pier
de Canón. Era quizá la época más radian­
te de la Congregación en Francia. Bajo la
dirección del inolvidable P. Binelli, hizo
su noviciado. «Un rico espíritu de familia
animaba esta ardiente familia, que mereció
que volviera el Sucesor de Don Bosco a
recibir su profesión».
Ejerció su primer apostolado en las E s­
cuelas Profesionales y Colegio de Lila, mos
trándose desde el principio dotado de ex­
celentes cualidades didácticas. Su manera
de enseñar era viva, cálida, que entusias­
maba a sus discípulos, que hacía reinar en­
tre ellos un orden admirable, «logrado más
por calor de alma que por rigor de disci
plina».
Vino la persecución de Combes, y e'
exilio. Auffray marchó a Italia. Se domici
lió en Turín. Allí enriqueció aún más su
alma, viviendo en esa forja de salesianis
mo que es el Oratorio, donde residen los
Superiores Mayores, adonde llegan y de
donde parten para todas las regiones de’,
mundo los más destacados Salesianos; don­
de María Auxiliadora impera soberana;
donde aletea continuamente el espíritu de
San Juan Bosco. Un alma como la de Auf
fray no podía aspirar a mayor fortuna.
Del Oratorio vuelve a Bélgica, donde
preside otro grande educador: Don Scalo
ni. «Educar jóvenes es sacrificarse por
ellos», le dijo. Y le prendió en el alma una
nueva llama, a la cual permaneció fiel has
ta la muerte.
Durante la guerra de 1914 prestó sus
servicios a la patria como enfermero adic­
to a los trenes sanitarios. Así él, gran via­
jero, tuvo orasión de recorrer todos los
caminos y estoblecer preciosas relaciones
en todas partes, que luego habían de ser­
virle en el ejercicio del apostolado.
En 1921 la Obediencia le confía la direc-

í

Propagad las Revistas
! s ¡ fliiMS ir a

Direcciones de los Sres. Inspectores provinciales

Madríd: General Primo de Rivera, 25
Barcelona: Paseo San Juan Bosco, 74
Sevilla: María Auxiliadora, 18
Córdoba: María Auxiliadora, 168
Zamora: Escuelas Salesianas

}
(

S. D. B. Lecturas Católicos i
f
24 —

cióli del B oletín S alesiano, en su edición 1
francesa. Fué una tribuna desde donde es- ]
parció la doctrina pedagógico-social de Don í
Bosco a todo viento.
Vinieron los grandes triunfos del Padre:
la Beatificación y Canonización. Atiffray se
prodigó, y se creció. Su Vida del Padre al­
canzó los cien mil ejemplares, éxito difí­
cilmente superable en obras de esta clase.
Durante la última guerra dirige las ca­
sas de Caluir y Grasse.
Cansado ya. pero no agotado, pide una
ocupación compatible con su salud, y le
asignan un precioso campo de trabajo: el
Colegio de las Salesianas de Marsella, en
las afueras de la ciudad, en una deliciosa
quinta. Allí sigue derramando la buena se­
milla en terreno fértilísimo. Sus alumnas
no lo olvidarán.
La Canonización de Domingo Savio po­
ne nueva electricidad en su ser. Y se lan
za por todas las ciudades de Francia a dar
a conocer al grande santito. El escritor es
también un grande orador. Los mejores
púlpitos escuchan su palabra. Domingo Sa­
vio se hace popular en Francia. Una her­
mosa biografía perpetúa sus enseñanzas.
Son los postreros resplandores. Necesi­
tado de descanso, va a buscarlo en Lausana. Las Hermanas Trinitarias le brindan
su clínica. Los médicos encuentran su or­
ganismo gastado; pero aun esperan salvar­
le. El mismo no quiere morir aun: tiene
que escribir un «Mes de María Auxiliado­
ra adaptado a la niñez». La Virgen se con­
tenta con el deseo. El Padre Auffray recibe
con edificante devoción los últimos sacra­
mentos, y dulcemente se despide de este
mundo, en la mañana luminosa del 29 de
julio.



CON LICENCI.\ ECLESI.4STIC.A *
Tal!, Gráf. EoictOKn Castilu. S.

MadrM.

Un Patio interior de las Escuelas. A la Izquierda están Instalados, entre otras dependencias, los
talleres de carpintería y sastrería: en el frente el de imprenta.

E sta Cas ¿4 S a lesia n a , la primera entre otras once que funcionan en Madrid,

fué abierta el año 1899. Es casa Provincial. Alberga 250 in te m o s distribuidos
entre sus ocho talleres. L o s a lu m n o s e x te rn o s que frecuentan las clases ele­
mentales y de comercio llegan al millar y los oratorianos a los mil quinientos.
El C irculo «Sto. Domingo Savio», la A sociación d e A n tig u o s A lu m n o s , la
A rc h ico fra d ía de M a ría A u x ilia d o ra y la P ía U nión d e los C ooperadores
S a le sia n o s son otros tantos exponentes de su grandioso y fecundo apostolado.
Texto
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Paseo del General
Primo de R ivera ,

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í.

número 25

Escuelas

Salesíanas
de

A rte s

y

O fic io s

(Oflclalni*nti riconocidos}

j.
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FACHADA AL PASEO. —Hoy se procede a la erección de una granjf
diosa iglesia que prolongará de otro tanto esta fachada.
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V í í vW

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firir-ríi- ij :W'
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j.’
El taller de mecánica
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lli
NUESTRA PORTADA: Sueño-visión de San Juan Bosco. La Iglesia vencerá a sus enemigos
con las devociones a jesús Sacramentado y a la Virgen Santísima.

SMESIMO

MGl
fililí»

R E V I S T A
R E D A C C I O N

Año LXIX

DE
Y

L AS

O B R A S

A O M I N I S T R A C I O N t

DE

OCTUBRE 1955

La Virgen nuestra M a d re............
Los mil herederos de un Coope•
rador............................................
U / I / L J / I W . Al volver de vacaciones..............
España Salesiana...........................
De nuestras Misiones ..................

D ON

A L C A L A ,

1
2-3
4
5-6
7-8

164

B O S C O
M A D R I D

Número 10
Noticiario mundial salesiano . . . . 9 -17
En honor de Sant o D o m i n g o
Savio...........................................18-19
....................... 20-21
Necrología..................................... 22-24

£a VUge*i umáUa TiUtdhñ
En casi todas las revistas del mundo ha
circulado una consoladora noticia dada por
el '^Osservaiore Romano'*, y que demuestra,
una vez más, el irresistible poder de la rfe*
voción a nuestra Madre del cielo, devoción
que todos los cristianos llevamos en la san­
gre, a pesar de que algunas veces el respeto
humano u otros factores inconfesables la
cubran con velos más o menos tupidos
Narra, pues, el ''’Osservalore** que. alar­
mados por el auge que ha tomado el comu­
nismo entre los obreros del campo y de la
industria italianas, unos celosos sacerdotes
decidieron llevar una estatua de la Virgen
a que recorriera— si se lo permitían— el agro
y las fábricas de la región meridional de la
península italiana. Escogieron para ello la
"Vérgine Bruna '' (la Virgen hegraj, ten ve­
nerada en Ñapóles. Y un día, el 4 de abril
de 1955, lluvioso y tristón, ^*la Vérgine Bru­
na ’ hizo su entrada en la estación circunve-

subiana de Nápoles. Los sacerdotes y sus
acomjMiñantes iban con algún miedo, miedo
de alguna profanación. ¿No iban hacia los
“ «n Dios**?
Pero no hubo reacción ninguna, o mejor,
si la hubo, pero fué de respeto y de amor a
la que es Madre de toda la humanidad, a
la Virgen, que todos desde niños hemos in­
vocado y que tantas veces nos ha socorrido.
Los empleados de la estación la saludaron
con respeto. Los del tren, se mostraban con­
tentos. Y así la Virgen Negra fuá recorrien­
do una a una las poblaciones que se asien­
tan alrededor del volcán. Entró primero en
las fábricas e industrias pequeñas, donde, ha­
bía pocos obreros; luego, poco a poco, en
las mayores, y acabó por entrar en todas, al­
gunas de las cuales tienen miles y miles de
obreros, que se habían distinguido p o ' su
anticlericalismo cerril. Ahora... nada de eso,
al contrario, respeto, ternura, devoción: se
1

Los mil herederos de un Cooperador
lina fírandinsa obra de Formación Profesional
Hay en Turín una típica barriada perifé­ se han ido levantando soberbias edifica­
ciones.
rica, adonde aun hoy todavía no es muy có
moda la llegada, pues está más allá de la
Antes de estar terminado ya albergaba
línea terminal del tranvía.
centenares de muchachos, que llegaban de
Hasta ayer, la ciudad no extendía por ese' todas partes de Italia y aun de otras nacio­
lado sus prolongaciones. Una que otra casa, nes, pues los Superiores lo dedicaron a la
más de campo que de ciudad, unos campos formación y «orientación» de aprendices.
cubiertos de zarzales; algunos merenderos Muchos de éstos, al terminar su aprendiza­
je, además de la orientación a los variados
adonde las familias obreras iban los domin
gos por las tardes con sus cestos de provi­ oficios que allí se enseñan, se han orientado
siones. y, frecuentemente, sin el viático d ' hacia la Sociedad Salesiana, deseando ser
en ella «Coadjutores», es decir, maestros
la fe.
Cerca de allí, los Salesianos fundaron un de las Escuelas Profesionales, coadyuvando
a sus Hermanos los Sacerdotes en la edu­
Oratorio Festivo, que atrajo muchos niños
y, consiguientemente, no pocos padres de cación de los obreros.
Pero «el Rebaudengo» — como la gente
familia.
Un día, un señor, un gran señor, el Con­ lo llama—aspiraba a ser una «Casa Salesia­
na Completa», en donde se hermanen e
de Senador Eugenio Rebaudengo, acompa
nado de su gentil esposa, se presentan al martillo y la pluma. Y al lado del pabellón
de las Artes y Oficios surgió el pabellón
Superior de los Salesianos y le proponen le
vantar por allí un gran Centro de Educa­ de los «Estudiantes de Filosofía y Pedago­
ción. Quieren adoptar unos cuantos educan­ gía». El Rebaudengo es una de las Facul­
dos. No quieren esperar a la hora de la tades del «Pontificio Ateneo Salesíano»; es
una bella manifestación de la armonía so­
muerte para decidirse.
Se planeó en grande. Inmediatamente S2 cial que perennemente canta la Sociedad
empezó a construir. Frente al hermoso edi­ Salesiana El Rebaudengo es también uni­
ficio el Ayuntamiento permitió que se tra­ versal : no solamente porque de él salen
los maestros y profesores que van a todas
zara una grande plaza, y la gente la bau
tizó «Plaza de los Condes Rebaudengo». Y las naciones del mundo, sino también por­
así se llama. En las cercanías del edifici ) que a él vienen a perfeccionarse coadjuto-

arrodillahan ante ella. Los hombres del tra­
bajo, con lágrimas en los ojos, la procla­
maban '^Reina de los trabajadores". Y te­
nían razón.
En pocas semanas los capellanes estable­
cieron contacto con 86 jábricas y 15.000 traIxtjadores. recelosos antes, la mayoría, y pre­
venidos contra la Religión.
Los capellanes han sido prudentes: nada
de recriminaciones, nada de polémicas, nada
de alardes oratorios. Dejaron que Ella lo hi­
ciera todo.
y Ella lo ha hecho como Madre amable
(Mater amabilis). Los fascinó con su vista,
y con qué sabe qué recuerdos renacidos allá
en el fondo del alma, y conquistó sus cora­
zones. Así la predicación ha sido fácil y efi­
caz. Misas, confesiones, comuniones, fiestas
del Evangelio, proyecciones, y el Rosario in­
troducido en ¡as familias y en algunas fá­
o __

bricas. Al despedirse, ¡os obreros rogaban a
los capellanes: “Padre, vuelva otra vez."
“Vimos— dicen en sus crónicas— fábricas
transformadas en graciosísimas capillas, co­
mo espléndido estrado en que la Reina del
Universo daba audiencia a todos. Un torno,
una hélice de barco, un tractor hicieron a
veces de altar. Cálices y copones fueron for­
jados por sus callosas manos y entregados
para el apostolado de los “Capellanes del
Trabajo". Dirigentes y obreros de rodillas
delante del altar se reconocieron como her­
manos unidos por una misma fe."
Lo sucedido en la región circunvesubiana
no es más que una muestra de lo que suce­
de en multitud de sitios; de lo que puede su­
ceder en dondequiera. “Practicad y promo­
ved la devoción de la Virgen y veréis lo que
son milagros”, nos dice nuestro Padre Don
Bosco.

res y estudiantes de todas ellas. En él se
respira un aire de universalidad. Veréis
coadjutores y clérigos de España y de Ar­
gentina, de Colombia y de la China, de Mé
jico y delJapón..., todos viviendo de un solo
espíritu: el espíritu de San Francisco de
Sales adoptado por Don Bosco, y apren
diendo un sistema de educación infalible,
«el Sistema Preventivo». El Rebaudengo po­
see uno da los laboratorios psico-pedagógieos mejores del mundo.
La vida del Rebaudengo es la de toda
Casa Salesiana, algo más intensa, por su
índole especial. Oración y Trabajo se al­
ternan en un ritmo de alegría, en una at­
mósfera de cantos, de sonidos, de acentoi
diversísimos, porque, como hemos dicho,
hay en él muchachos da todas o casi todas
las naciones.
La visita a los talleres escuelas es im­
presionante por el orden y la seriedad. No
lo es menos la de las clases de formació.i
científica.
El Rebaudengo tiene patios amplísimos,
y en ellos, en las horas de recreo, los mu­
chachos y sus profesores se entretienen en
toda clase de juegos de movimiento y de
deportes, que en determinados días dan lu­
gar a festivales y comperticiones interesan­
tísimos. Porque esa es la educación moder­
na, es la exigencia del tiempo, y es... la
costumbre salesiana desde que Don Bosco
fundó el prim:r Oratorio Festivo.
i Cuán acertado estuvo en esto Don Bos­
co! Al fin, como heraldo de Dios para los
«tiempos nuevos». Los chicos son siempre...
chicos; haces de nervios que necesitan ex
pansión. Se estudia, se trabaja: es ley de
Dios, y ley de la naturaleza: pero llega u.i
momento, y estos momentos llegan siem­
pre cada día varias veces, en que los bra­
zos se cansan y se cansa la cabeza, y en que
hasta la aguja del sastre se hace pesada. Y
ese haz de nervios necesita distensión, y
gritar, correr, saltar.

Los principales oficios que se enseñan
allí y en que los niños se orientan y los
maestros se perfeccionan, son: mecánica,
electricidad, carpintería, ziipatcría, sastre­
ría.
Sobre algunas máquinas se ve la sigla
IMR. La inventaron los Coadjutores. So in
terpreta: Instituto Misionero Rebaudengo,
porque es así en realidad. Los que allí se
forman se repartirán por todo el mundo,
donde hay Casas Sales;anas. ¿Y cuál es la
nación en donde hoy no las hay?
Líi Casa Rebaudengo, es, pues, una Ar­
monía Social: fusión, en el Evangelio, de
elementos sociales.
Los Coadjutores son la obra maestra de
Don Bosco. Proclámalo así la importancia
que hoy tiene la educación de los obreros.
Los Coadjutores son tan salosianos como
los sacerdotes; los anima el mismo espí­
ritu, los vigoriza el mismo Sistema Edu
cativo. Sucede con frecuencia que los chi­
cos, encantados de la bondad y pericia de
sus maestros, desean conocer a fondo la
Congregación, y conocida, no es raro que
quieran... ser lo que ellos.
Los filósofos y psicólogos son los forjado­
res de las inteligencias, de un modo espe­
cial. se entiende, porque forjadores lo son
todos los que colaboran en la educación; a
ellos les está encomendado señalar el rum­
bo 3^^cuidar no se desvíe.
Como complemento, el Rebaudengo tie­
ne un grande Oratorio festivo y ayuda a
varios otros.
Esta es, a grandes rasgos, la Fundación
Rebaudengo, la realidad de un sueño de al­
mas grandes y humildes que supieron le
vantar un monumento dt bondad. ¡Cuán­
tos y cuántos jovencitos se forman y se
formarán allí! ¡Y todos bendecirán, agrade­
cidos, la caridad genial de ese matrimonio
cristiano, a través de quién sabe cuántos
siglos y en todos los países del mundo!

EL ROSARIO
Estando Pin IX en su lecho de miLerte, uno de los prelados que lo asistían
le pregimtó qué era lo que en aquella hora suprema pensaba; y el Papa con­
testó: ' difícil de arre­
glar, me encomendé, como otras veces, a
20



clara aún que antes de la enfermedad. El
bendito Padre sigue ayudando a sus hijas.
Chieri (Turín, agosto 1955).— Sor LUCIA
ROCCATI, F. M. A.
Y una embolia cerebral.—^E1 13 de no­
viembre sufrí una embolia cerebral que me
puso en trance de muerte. Una hija mía.
Salesiana, me aplicó una reliquia del Sier­
vo de Dios Don Rinaldi, e hizo rezar. A
los cuatro días hubo una mejoría. También
mis dos hijos, salesianos, el P. Ivano, mi
sionero en el Assam, y Augusto, coadjutor
en Santiago de Chile—que esos días esta­
ban en casa—. se unieron a nuestras sú
plicas. El mal desapareció, y puedo mover­
me tranquilamente e ir a la iglesia como
antes (Venecia).—Luisa Stocco, viuda de
Giacomello.

f
*
,

4

DE SOR TERESA VALSÉ PANTELLINI
Hacía poco me habían hablado de la Sierva de Dios Sor Teresa Valsé, F. M. A. Pronto
se me presentó la ocasión de pedir su inter­
cesión, porque enfermé de pulmonía doble
con complicaciones de pleura. La enferme­
dad duraba ya bastante y llegué a persua­
dirme de que ya para mí no había remedio.
También el corazón empezaba a fallar. En
el silencio de la noche, me vino el recuerdo
de Sor Teresa, y espontáneamente la invo
qué, teniendo el atrevimiento de pedirle,
no un alivio sino la curación rápida y com­
pleta, que no dejara dudas sobre una inter­
vención sobrenatural.
La visita matutina del médico le causó
viva sorpresa, aumentada cuando al propo
nerme una radiografía, me mostré dispues
to a que la verificara ese m'smo día, en e'
acto si así gustaba. Presagiaba el resultado
favorable.
Me sometí a la radioscopia y tomografía.
Ob.«'ervé el estupor de los radiólogos y su in­
terés por la terapia, que, a su modo de ver.
debía haber sido cosa portentosa. Para no
mortificarlos, guardé el secrerto en mi cora­
zón. Sólo en mi casa, con m's familiares,
que solícitos me habían atendido en la cama.
revelé el medicamento portentoso, invitán
dolos a dar gracias conmigo a la Sierva de
Dios Sor Teresa Valsé Pantellini. Desde ese
momento proseguí mis ocupaciones ordi­
narias.
Turín. junio 1955. Doctor Benati Nobía.
UNA APARICION DE MONSEÑOR
LUIS VERSIGLIA
En Shiu Chow vivía un cierto señor
Yeong, secretario del gobierno provincial,
tuberculoso hacía muchos años. Había lle­
gado al último estado, y ya no podía va­
lerse. Los médicos lo habían dado por des
pachado. He aquí lo que nos cuenta él
mismo:

«Un día, estando en cama, siento llamar*
a la puerta y veo entrar en mi aposento
un misionero. No habiendo yo tenido nun­
ca relaciones con misionero alguno, que­
dé estupefacto. Después de los consabidos
saludos, el misionero me pregunta por mi
salud, y, naturalmente, le respondí que ya
estaba en las últimas. Entonces me tomó
el pulso, me sonrió y me dijo que había
venido para curarme, porque para él era
sumamente fácil hacerlo. Me extendió una
receta, recomendándome tomarla durante
unos días seguidos, asegurándome que sa­
naría ciertamente.
Le ofrecí un poco de dinero, mas él lo
rehusó. Insistiendo yo, le dije que era mi
intención hacerles un regalo a los huerfanitos de su misión. Sólo así aceptó. Salien­
do de casa, todavía le dió a mi mujer al­
gunas instrucciones sobre el uso de las me­
dicinas. Después de haberla tomado dos ve
ces, no sintiendo mejoría, quise dejarla;
pero rogado por mi mujer, la tomé por
tercera vez. Y entonces me desperté. Todo
había sido un sueño. Es decir, no. El mi­
sionero. y las medicinas, y los tres días ha­
bían sido un sueño; pero la curación era
real, realísima, tan real, que me sentí per­
fectamente sano, y sano estoy.»
En efecto, se levantó, comió, se fué a su
despacho, asombrando y casi espantando a
colegas y médicos. Ellos dicem que lo ha
curado un espíritu benéñco (son anlmistas): mas no saben cuál. Algunos meses
después, viniendo el señor Yeong a nuestra
residencia, apenas vió el cuadro de Mon­
señor Versiglia, se conmovió profundamen­
te, pues reconoció al misionero que lo ha­
bía curado. Inútil decir cuál es su reco­
nocimiento para con Mons. Versiglia y con
la Iglesia Católica.—Pedro Bnttezzati S. D. B.
misionero en China.
DE NUESTROS MARTIRES
C anet de M ar (Barcelona).—Habiéndo«5e
puesto gravemente enferma mi madre, ma­
nifestó el médico la necesidad de operarla
inmediatamente, apenas pasara la gravedad
del mal. En aquellos momentos me acordé
de haber recibido una hojita en que se na
rraba la biografía del Mártir Salesiano Don
José Batalla y al instante comenzamos una
novena, rezando la oración que allí se ín­
dica.
Cuando pasada la gravedad fuimos, se­
gún el consejo del médico a Barcelona, pa­
ra proceder a la operación, resultó que el
tumor maligno había desaparecido por com­
pleto, encontrando tan sólo algo Inflama­
da la vesícula biliar. Agradecida a la inter­
cesión del Mártir, hago pública mi grati­
tud.—Mercedes de Grau.


21

drid, a su casa de familia. Delicadísimo, no
quiso que se alarmara a su señora, y se
entendió con su hijo mayor para que fue­
ra a traerlo. Cuando éste llegó, ya don An­
gel había hecho confesión general.
El día anterior a la muerte, llamó a sus
hijos, y les dió su testamento espiritual (el
otro hacía tiempo que estaba hecho y en
parte realizado): mostrarse agradecidos a
Dios y a los Salesianos por la educación
tan hondamente cristiana que en cumpli­
miento de su mandato divino le habían da­
do; tratar a sus empleados y obreros como
a hermanos; cumplir con los postulados de
la justicia social y de la caridad cristiana;
permanecer unidos. A su señora no le re­
comendaba nada, porque no había nece
sidad.
Varios empleados de la Compañía eléctri
ca de que había sido Director (5erente, fue­
ron a verle. Manifestó deseos de verlos a
todos; y se despidió de ellos como un padre
de numerosa familia: hasta les pidió per­
dón por los disgustos que involuntariamen
te les hubiera pedido dar. Nadie recorda­
ba haber recibido alguno, porque aun cuan­
do el deber le había obligado a llamarle a
alguno la atención, lo había hecho tan ca
ballerosa, tan cristianamente, que había
para agradecérselo.
Don Angel García de Vinuesa y Diez
Cuando más nos prometíamos de la ex­
periencia y madurez a que había llegado
el Presidente Nacional y Vicepresidente
Internacional de la Asociación mundial de
los Antiguos Alumnos Salesianos la muerte
nos lo arrebata. ¡Adorados sean los desig
nios del Señor!
Siendo perito en cuestiones de electri­
cidad y estudioso de emergía nuclear, e
Gobierno español lo mandó a la gran Con­
ferencia de Ginebra. Andaba ya un poco
delicado de salud; pero el deseo de servir
a la patria, la ilusión de las inmensas po
sibilidades que allí se abrirían a la indus­
tria y al progreso de la humanidad en
servicio de la paz y de un mundo mejor,
y el conocimiento que tenía del clima y
bondad de los aires suizos, le resolvieron
a ir. Y como el trabajo era grande y los
horizontes que a su especilalidad se abrían
eran amplísimos, no quiso perderse nada.
Como, por otra parte, tampoco quería
perder su Misa diaria y su Comunión,
forzó un poco la máquina, y ya en los
últimos días, la máquina acusó un serí­
simo quebranto. «Un isótopo me ha da­
do un golpe mortal», dijo bromeando a u i
amigo; y consultó al médico, y el médico
le recetó o la clínica en Ginebra o venirse
a España. Tuvo desde el primer momento
la seguridad de que el fin de su carrera mor­
tal había llegado, y optó por venirse a Ma

22



Don Angel hizo todos los estudios de ba­
chillerato en el Colegio Salesiano de Utre­
ra. y asimiló texio lo bueno que sus gran
des profesores le dieron—^porque le toca­
ron en suerte Salesianos perfectos— : amor
a Jesús y a María Auxiliadora; amor al
trabajo, considerado como una misión;
amor a la Congregación Salesiana y a cuan­
to con ella se relaciona; profundo sentido
social en el ejercicio de las actividades hu­
manas; comprensión en las relaciones con
el prójimo: deseo de extender el reino de
Dios primero en nuestras almas, después,
en el mundo.
Y conforme a este programa fué su vida
Elegido Presidente de los Antiguos Alum­
nos en la inolv'dable Asamblea de Sa­
rria de 1922, de día en día se fué viendo
lo acertado de la elección. Caballero sin
tacha, se elevó rápidamente en las altas es­
feras de la Religión, de la socialidad y de
la industria, y todo lo puso al servicio de
la Religión y de la patria. Dotado de una
honda sensibilidad, comprendió como nadie
las bellezas prácticas de las doctrinas salesianas. y quizá por eso fué padre y herma­
no para sus obreros y empleados. Esa cul­
ta y respetuosa «camaradería» que distin­
gue nuestras reuniones y nuestra vida, te­
nía en él un intérprete y un ejecutor ma­
ravilloso. y. afortunadamente, contagioso.
Dispuesto siempre a servir, nadie acudió
a él sin verse atendido. ¡Cuántos antiguos

alumnos podrían narrar hechos y anéc­
dotas!
Consciente de su representación, acudía
adonde se le llamaba. Especialmente en
estos últimos años, el Presidente se des
plazaba continuamente a todas partes don­
de había un asunto espinoso que arreglar,
una palabra de aliento que llevar, o sim
plemente una invitación que racionalmen­
te se debiera atender. Utilizaba su auto,
el tren, el avión. Bajo su mano, la Aso­
ciación ha crecido y se ha fortalecido ma
ravillosamente. La Providencia le dió cola­
boradores que son dignos de él. En las re­
uniones periódicas de la junta o secreta
riado nacional, era verdaderamente «el pre
sidente»: presidía, pero a lo Don Bosco:
proponía, escuchaba, ponderaba, y sabít
siempre decir la última palabra—que era
la conveniente—. Cuando era preciso, sa­
bía mostrarse enérgico, dulcemente enér­
gico: la experiencia venía siempre a dar­
le la razón. Apoyó con todas sus fuerzas
todas las grandes iniciativas que a la Fe­
deración le brindó la Providencia divina,
entre ellas. I ngesa. Veía claro y lejano.
Sin ser grande orador, su palabra era
deseada: se le escuchaba con gusto y con
interés, porque daba la nota justa.
Esto, sin duda, pesó en los Congresos
Internacionales, tanto nuestros como d?
otras entidades—porque, como buen hijo
de Don Bosco, no puso límites a su activi
dad—. Por unanimidad se le nombró «Pri­
mer Vicepresidente de la Confederación
mundial de Antiguos Alumnos», y supo lle­
nar tan dignamente su puesto, que le ha
bían designado ya orador oficial de la pró­
xima reunión de Presidentes nac onale.s
que ha de realizarse en Turín el próximo
noviembre. Veneró a los Superiores, espe­
cialmente a los Inspectores y al Reveren­
dísimo Rector Mayor. En suma, un Presi­
dente modelo.
Vinuesa fué también director o conseje­
ro de importantes entidades industriales y
culturales. Presidente de la Sociedad eléc
trica de San Antonio; Presidente de la
Electro-Candelaria de Peñarroya; Presi­
dente de la Asociación Española de Lumi
notecnia (AEL); Presidente de la Asocia­
ción para el fomento de la Aplicación de
la Electricidad (AEF); Vocal del Instituto
Nacional adscrito al Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. Ocupaba un al­
to puesto en la .Tunta Técnica de A ccíót
Católica, y como tal preparó y condirigió
el famoso condeso patronal de Zaragoza,
en que tan sabias normas se dieron de Jus
ticia social.
Representó a la Acción Católica, a la
Patronal y a otras entidades, en congre­
sos internacionales en Francia, Bélgica.
Alemania, Inglaterra y Suiza.

Poseía las medallas del Mérito Militar y
de la Campaña y la Cruz del Mérito Civil.
Los Superiores Salcsianos estaban gestio­
nando en Roma la concesión de la Enco­
mienda de San S'lvestre, como un recono
cimiento de sus méritos.
A su viuda, la señora doña Carmen
ToU Messiá, a sus hijos, don Juan Manuel,
don Jaime, don José Antonio y doña Ma­
ría de los Angeles, a sus hermanas y de­
más deudos y a toda la Asociación de An
tiguos Alumnos, nuestro sincero pésame y
la seguridad de nuestras oraciones.
EL R. P. AUGUSTO AUFFRAY
De Lausana (Suiza) se marchó hacia e‘
cielo el 29 de julio. Una enfermedad rápi­
da le obligó a marchar cuando «aun podía
y quería trabajar». También él—hablando

a nuestro modo humano—aceleró su muer­
te por el trabajo un poco excesivo. «Fiesta
en el cielo—decía Don Bosco—cuando un
saleslano muera de trabajo.»
Auffray es uno do los Salesianos más
célebres en la actualidad. Su gran conoci­
miento y su grande amor a Don Bosco y
a sus ideales, puso en su privilegiada plu­
ma vuelos que fueron capaces de dar la
vuelta al mundo. En casi todas las lenguas
se han traducido algunos de sus libros, es­
pecialmente su Vida de Don Bosco, que
le abrió las puertas de la Academia fran­
cesa, la de Don Rúa, la de María Marga­
rita, la Pedagogía de un Santo y «Cóm >
castigaba un Santo». Como él mismo dijo
un día a quien le preguntaba su filiación,
era «de nacimiento, bretón; de educac'ón,
parisién».
Era Caballero de la Legión de Honor.
Nació en Nantes el 8 de abril de 1881.
Llevado niño a París, frecuentó el Orato­
rio festivo de Melimontant, y entró de se-

_ 23

guida en nuestra Escuela de Presles. Su
primer educador fué el P. Févre, un ver­
dadero maestro educador, un sacerdote
santo, de quien él conservó s'empre gra­
tísimo recuerdo, y a quien sin duda debió
el despertarse de su vocación religiosa y
pedagógica.
Terminado brillantemente su bachillera­
to, recibió, de manos de Don Rúa, la librea
de los Hijos de Don Bosco, en San Pier
de Canón. Era quizá la época más radian­
te de la Congregación en Francia. Bajo la
dirección del inolvidable P. Binelli, hizo
su noviciado. «Un rico espíritu de familia
animaba esta ardiente familia, que mereció
que volviera el Sucesor de Don Bosco a
recibir su profesión».
Ejerció su primer apostolado en las E s­
cuelas Profesionales y Colegio de Lila, mos
trándose desde el principio dotado de ex­
celentes cualidades didácticas. Su manera
de enseñar era viva, cálida, que entusias­
maba a sus discípulos, que hacía reinar en­
tre ellos un orden admirable, «logrado más
por calor de alma que por rigor de disci
plina».
Vino la persecución de Combes, y e'
exilio. Auffray marchó a Italia. Se domici
lió en Turín. Allí enriqueció aún más su
alma, viviendo en esa forja de salesianis
mo que es el Oratorio, donde residen los
Superiores Mayores, adonde llegan y de
donde parten para todas las regiones de’,
mundo los más destacados Salesianos; don­
de María Auxiliadora impera soberana;
donde aletea continuamente el espíritu de
San Juan Bosco. Un alma como la de Auf
fray no podía aspirar a mayor fortuna.
Del Oratorio vuelve a Bélgica, donde
preside otro grande educador: Don Scalo
ni. «Educar jóvenes es sacrificarse por
ellos», le dijo. Y le prendió en el alma una
nueva llama, a la cual permaneció fiel has
ta la muerte.
Durante la guerra de 1914 prestó sus
servicios a la patria como enfermero adic­
to a los trenes sanitarios. Así él, gran via­
jero, tuvo orasión de recorrer todos los
caminos y estoblecer preciosas relaciones
en todas partes, que luego habían de ser­
virle en el ejercicio del apostolado.
En 1921 la Obediencia le confía la direc-

í

Propagad las Revistas
! s ¡ fliiMS ir a

Direcciones de los Sres. Inspectores provinciales

Madríd: General Primo de Rivera, 25
Barcelona: Paseo San Juan Bosco, 74
Sevilla: María Auxiliadora, 18
Córdoba: María Auxiliadora, 168
Zamora: Escuelas Salesianas

}
(

S. D. B. Lecturas Católicos i
f
24 —

cióli del B oletín S alesiano, en su edición 1
francesa. Fué una tribuna desde donde es- ]
parció la doctrina pedagógico-social de Don í
Bosco a todo viento.
Vinieron los grandes triunfos del Padre:
la Beatificación y Canonización. Atiffray se
prodigó, y se creció. Su Vida del Padre al­
canzó los cien mil ejemplares, éxito difí­
cilmente superable en obras de esta clase.
Durante la última guerra dirige las ca­
sas de Caluir y Grasse.
Cansado ya. pero no agotado, pide una
ocupación compatible con su salud, y le
asignan un precioso campo de trabajo: el
Colegio de las Salesianas de Marsella, en
las afueras de la ciudad, en una deliciosa
quinta. Allí sigue derramando la buena se­
milla en terreno fértilísimo. Sus alumnas
no lo olvidarán.
La Canonización de Domingo Savio po­
ne nueva electricidad en su ser. Y se lan
za por todas las ciudades de Francia a dar
a conocer al grande santito. El escritor es
también un grande orador. Los mejores
púlpitos escuchan su palabra. Domingo Sa­
vio se hace popular en Francia. Una her­
mosa biografía perpetúa sus enseñanzas.
Son los postreros resplandores. Necesi­
tado de descanso, va a buscarlo en Lausana. Las Hermanas Trinitarias le brindan
su clínica. Los médicos encuentran su or­
ganismo gastado; pero aun esperan salvar­
le. El mismo no quiere morir aun: tiene
que escribir un «Mes de María Auxiliado­
ra adaptado a la niñez». La Virgen se con­
tenta con el deseo. El Padre Auffray recibe
con edificante devoción los últimos sacra­
mentos, y dulcemente se despide de este
mundo, en la mañana luminosa del 29 de
julio.



CON LICENCI.\ ECLESI.4STIC.A *
Tal!, Gráf. EoictOKn Castilu. S.

MadrM.

Un Patio interior de las Escuelas. A la Izquierda están Instalados, entre otras dependencias, los
talleres de carpintería y sastrería: en el frente el de imprenta.

E sta Cas ¿4 S a lesia n a , la primera entre otras once que funcionan en Madrid,

fué abierta el año 1899. Es casa Provincial. Alberga 250 in te m o s distribuidos
entre sus ocho talleres. L o s a lu m n o s e x te rn o s que frecuentan las clases ele­
mentales y de comercio llegan al millar y los oratorianos a los mil quinientos.
El C irculo «Sto. Domingo Savio», la A sociación d e A n tig u o s A lu m n o s , la
A rc h ico fra d ía de M a ría A u x ilia d o ra y la P ía U nión d e los C ooperadores
S a le sia n o s son otros tantos exponentes de su grandioso y fecundo apostolado.