BS_1967_09.pdf

Medios

extracted text
IV." Centenario’j
de
SAN FRANCISCO
OE SALES!

f

SATOKO
KITAHARA
DANRA (Assam).—Q ue
el elefante p re sta bae>
nos servicios lo sabe
bien este m isionero sa>
lesiano que, gracias a
su ayuda; h a desb o sca­
do u n b u e n cam po p ara
la escuela agrícola. No
es extraño q u e lo obse­
quie con u n as ap etito ­
sas hierbas.

BOLETIN SALESIANO

Sumario

ORGANO DE LA PIA UNION DE
COOPERADORES S A L E S I A N O S

SAN FRANCISCO DE S A L E S ...................................3

R evista de la O bra de D on Bosco

BOLETIN SA L E SIA N O ................................................. 8

A ño LXXXI • Núm. 9 Sepl. 1967
DIRECTOR:

JA VIER RUBIO IBAÑEZ
DIRECCION, REDACCION Y ADMON.;

Alcalá, 164 - Apartado 9.134

SATOKO KITAHARA, por A lberto A bella . . 12
INFORMACION GRAFICA SALESIANA . . .

16

ESPAÑA S A L E S IA N A ................................................17
ANECDOTARIO DE DON BOSCO: He entrado
en el P a r a ís o ..............................................................21
EDUQUEMOS A LOS HIJOS: ¿Cóm o presen tar­
les las necesidades del m u n d o ? ....................... 22

Teléfono: 255 20 00
MADRID-2
Depósito legal: M. 3.044-1958

YELARGIRI, por el p ad re Gezou, m isionero sal e s i a n o ....................................................................... 24

{Con censura eclesiástica)

BECAS SACERDOTALES...........................................30

CRONICA DE G R A C IA S .......................................... 26

LUBUMBASHI (Congo).—En la an tig u a E lisabetville, el p ad re Gerardo, salesiano exparacaidista, em ­
p e ló h ace dos años a construir u n a «ciudad d e los m uchachos», p a ra ay u d a r a la red en ció n de tan ­
tos m o ialb etes a los q u e la g u erra de K atanga h a b ía convertido en v ag ab u n d o s y hasta delincuentes.
La c iu d a d con a y u d a de m uchos, in cluidos españoles, es un hecho en su m ayor p arte y los frutos
no se h acen esperar como m uestra la foto: el bau tizo de uno de los m uchachos. En el centro el p adre
G erardo m ira com placido m ientras en su in terio r d a gracias a Dios.

2



UN CENTENARIO QUE NOS TOCA DE CERCA

SAN FRANCISCO DE SALES
Hace cuatrocientos años, el 22 de agosto de 1567, nacía en el castillo
de de Thorens, cerca de Annecy, Francia, el que se ha llamado el Santo
de la dulzura. P ara la Familia Salesiana, que ha recibido de él el nombre
y el espíritu, el Centenario es una ocasión para ahondar en sus enseñan­
zas, cosa que haremos a lo largo del mismo repetidas veces.

Im agen de San Francisco de Sales v e n e ra d a e n su iglesia d e la C a si M adre salesi¿na de
T arín. Fae co n stru id a p o r San Ju a n Bosco q u e com o se sab e adoptó al santo saboyano,
como protecto r celeste de la S o cied ad Salesiana p o r él fundada.

— 3

ABLO VI tiene la costum bre, h ered ad a de
su antecesor, el in o lv id ab le Ju a n XXIII,
d e asom arse todos los dom ingos, a las doce
en p u n to de la m añana p a ra rezar con
los iieles congreg ad o s en la Plaza de San Pedro
el A ngelus
No falta en esa circu n stan cia u na b re v e ex h o r­
tación, q u e a veces se ha co n v ertid o en anuncio
de alg u n a n o ticia in teresan te p a ra la cristiandad,
com o cu an d o p u b licó su id a a Turquía.
El dom ingo 29 de enero de 1967, an u n ció desde
la v e n ta n a d e su despacho d e trabajo, a la hora
del A ngelus, q u e acab ab a d e firm ar u n a Carta
A postólica sobre el santo, c u y a festiv id ad recuerda
la Iglesia en ese p reciso día, San Francisco de
Sales, p o r celebrarse en este año el cuarto cen ­
ten ario de su nacim iento.
Pablo VI juzgó cosa de im portancia y de fam ilia
q u e los cristianos se enterasen y supiesen que
San Francisco de Sales ocupa e n la Iglesia u n lu ­
g a r destacado, con p erso n alid ad p ro p ia y carac­
terística y se lo p resen tó a los fieles com o «una

P

d e las figuras más grandes d e la Iglesia y de la
historias; «maestro d e esp iritu alid ad q u e enseñó
la perfección cristiana a todos las estados d e la
v id a s; aun precursor del Concilio V aticano lis
«Protector y patrono de periodistas y publicistas».
N ada m ejor por tanto q u e com enzar a celebrar
el cen ten ario y a «honrar en esta feliz ocasión al
D octor d el am or d iv in o y de la d u lziu a e v an g é­
lica» p resen tan d o en síntesis las alabanzas, q u e el
mismo Pablo VI le ded ica en su C arta A postólica
d irigida, com o se com prende m uy bien, a los
O bispos de Francia, Suiza y Piam oníe, p ero no
nos pararem os en sus solas alabanzas: su doctrina,
su actu alid ad tam bién tienen lu g ar en la brev e
presen tació n de la misma.

LUZ QUE IRRADIA
Francisco de Sales v iv ió en Saboya, reg ió n a
caballo, entre Francia, Suiza y Piam oníe. Tres

La Iglesia d e San Francisco d e Sales de la q u e dam os en esta p ág in a y sig u ien te tres aspectos, fue coiis- ^
tru id a en 1852. Fue con sid erad a d esd e u n p rin cip io como la «Porciúncula salesiana» y em pleada como
iglesia p rin cip al d el O ratorio h asta la in au g u ració n de la basQica de M aría A uxiliadora. En ella predicó Don Bosco todos los dom ingos; en ella cantó el V en erable D on Rúa su prim era misa, en ella Dlc

n a c i o n e s q u e se b en eficiaron p rin cip alm en te
de su v irtu d y d e su doctrina. En ellas líu e siem ­
pre anto rch a q u e ard e y d a e s p le n d e n , desde
allí irradió más claro su celestial esplendor y
todavía sig u e h o y ofreciendo am plia m ateria de
estudioi.
fPor lazo n atu ral con estas ilustres tierras in flu ­
yó en el sentim iento y e n el ten o r d e v id a cris­
tiana, incluso d e los hom bres más insignes por
sus v irtu d es como pocos o quizás n in g u n o e n su
tiempo!.
San V icente d e Paúl, Pedro Berulle, San Ju an
Eudes y Ju a n O lier son nom bres que b rillan en
la estela d e Francisco de Sales.

SUS VIRTUDES
A nte el cu ad ro de las v irtu d es d e San Francisco
de Sales la clara in telig en cia de Pablo VI se d e ­
tiene no direm os asom brado, p ero si com placido
y d en tro d el más p u ro estilo d el Santo escribe:

tSi se con sid eran la ín d o le y forma d e las v irtudes
de San Francisco de Sales, es d ifícil describirlas,
pues no ap arece a prim era v ista y con absoluta
certeza cual es su naturaleza y característica más
em inente. D ifiere u n a estrella de otra estrella,
u n a p ie d ra preciosa de otra y un árbol de otro, y
to d a belleza se d istin g u e por sus cu alid ad es pro­
pias!.
iLa belleza resp lan d ece al m áxim o y es perfec­
ta cu an d o asum e arm oniosam ente la v erd ad de
m uchas bellezas. Así, en un jard ín b ie n cuidado,
resaltan por sus bellezas las hierbas, los árboles,
las flores y su fragancia y color; pero resulta más
herm oso a la m irada, si u n a justa proporción y
u n a co n v en ien te disposición sum an en perfecta
arm onía belleza a la belleza, de suerte que del
conjunto resalte más la d elicadeza y am able gra­
cia de las diversas bellezas!.
•A g u d a in tu ició n de m ente, in telig en cia v ig o ­
rosa y clara, ju icio p en etran te, increib le am abili­
d ad y b ondad, sonriente su av id ad d e rostro y de
p alabra, tran q u ilo ardor de espíritu siem pre activo,

Ituvo lu g ar el arreb ato m ístico, q u e duró to d a u n a m añana d e Santo D om ingo Savio y m il otros acon­
to ^^cimientos religiosos de los prim eros tiem pos salesianos. A l cum plirse los v ein ticin co años de la
•e- canonización d e D on Bosco la ig lesia de San Francisco fue rem ozada recu b rien d o sus p aredes de
la marmoles y p in tu ras al fresco rep resen tan d o escen as de la v id a d el Santo, pero tam bién otras que

— 5

rara sencillez d e vida, no sin u na g lo ria m odesta
en su len g u aje, paz serena y tran q u ila, m odera­
ción in alterad a siem pre y segura, no por ello
ajena a la fortaleza —la d u lzu ra nacía de un ser
fuerte— con la q u e sabía am ar tiernam ente, pero
tam bién m antenerse firm e y conseguir su propó­
sito; sublim e elev ació n de m ente y am or a la
belleza, deseoso de d a r a los dem ás los sumos
b ien es: el cielo, la poesía; celo casi infinito por
las alm as y am or de Dios, q u e como sol d eslu m b ra­
dor p reced e en él a todas las dem ás v irtu d es; la
so b reab u n d an cia de g racia d iv in a sublim ó y acre­
centó todas estas dotes*.
¿C ab en juntas tantas v irtu d es y ca b e mejor
descripción de ellas q ue la trazada p o r Pablo VI?
Este es Francisco d e Sales.
H echa la justa y m esurada enum eración de las
v irtudes, Pablo VI se en tretien e en presentarnos
su celo por la salvación d e las alm as, su d evoción
a la V irgen M aría, la prim acía q ue el Santo d a a
la caridad, para d e te n e rse en hacernos v er que
San Francisco de Sales es lu n Doctor m oderno y

m uy ad ap tad o al tiem po actual* com o si quisiera
invitarnos a todos a leer sus obras p a ra que com­
prendam os m ejor lo que el P apa tie n e h o y co­
mo m eta de su acción pastoral: el Concilio.
LA SANTIDAD, COSA DE TODOS
Pablo VI hace h in cap ié en u n a do ctrin a com ún
a San Francisco de Sales y al C oncilio; e n una
doctrina que el Concilio ha q u erido su b ray ar y
d e la q u e ha hecho g ran p ro p ag an d a: la santi­
d ad como cosa de todos los cristianos. Por eso
apro v ech a la ocasión y d eclara: «Y pu esto que
hablam os d e santidad, es oportuno tocar aquí
brev em en te y corregir la o p inión de quienes
creen q u e la v erd ad era santidad, cual la propone
la Iglesia C atólica, no se refiere ni obliga a todos
los cristianos, sino sólo a algunos, b ien sea in d i­
v id u alm en te o unidos a otros por votos religio­
sos.*
El mismo P apa se com place en rep ro d u cir lar-

r.
t:

\

fr-

tu v ie ro n lu g a r e n la mism a relacio n ad as con D on Bosco y los q u e le ro d earo n ; la iglesia con este
rem osam iento h a q u e d ad o co n v ertid a en u n a jo y a prim orosa d o n d e las p in tu ras y los m árm oles se
arm onizan con gusto extraordinario.

6



gas d ía s sobre uno d e los punios más caracleríslicos de su d o c trin a y
m ayor influencia
han ejercid o en el aum ento de san tid ad d e los
cristianos d e sd e San Francisco d e Sales hasta n u es­
tros días: su teoría d e q u e la san tid ad adem ás de
ser posible a todos la h a d e conseguir cad a uno
según su estado, se g ú n su naturaleza, allí donde
el Señor le h a colocado.
•La dev o ció n —San Francisco de Sales llam a d e ­
voción a la san tid ad — d e b e ser ejercid a de for­
ma distin ta por el gentilhom bre, p o r el artesano,
por el cam arero, p o r el p rín cip e, por la viuda,
por el joven, p o r la esposa. M ás aún, la p ráctica
de la dev o ció n d e b e ser a d a p ta d a a las fuerzas, a
los negocios y a los deberes de cad a uno. Dime,
Pilotea, ¿será c o n v e n ie n te q ue el obispo quisiera
vivir como u n cartu jo ? Y si los m aridos no tra­
taran d e g a n a r más d in ero q u e los capuchinos, si
el artesano estu v iera todo el d ía en la iglesia co­
mo el religioso, y e l religioso se ex p u siera todo
el d ía a toda suerte d e en cu en tro s al servicio
del prójim o, como u n obispo, ¿n o sería esa d e ­
voción rid icu la, irre g u la r e insoportable?... No,
la dev o ció n cu an d o es v e rd a d e ra no p erju d ica
nada, al contrario, lo p erfeccio n a lodo# y cuando
se hace co n traria a los legítim os in tereses de ca­
da uno, es ciertam ente falsa.»
PRECURSOR DEL ECUMENISMO
Un p elig ro de nuestros días es el ecum enism o
mal en ten d id o : el ced er de p a rle d e la doctrina
católica p a ra atraerse a los herm anos separados,
para co n g en iar m ejor con los ateos, co n fu n d ir la
am abilidad co n la cesión en p u n to s doctrinales.
A quí el Papa p ro p o n e Ja co n d u cta d e San Fran­
cisco d e Sales com o m odelo de co n d u cta ecum é­
nica: fA l tratar con los heterodoxos, escribe Pa­
blo VI, San Francisco de Sales se a d e la n ta a n u es­
tros tiem pos y costum bres; su m étodo tiene un
cam ino lum inoso, q u e d e b e ser tam bién h o y imi­
tado. En él h a y u n a sum a in teg rid ad de vida, su­
ma dulzura y b e n ig n id a d . N u n ca es v io len to en
las discusiones, am a a los q u e y e rra n m ientras
corrige los yerros; y si sus posiciones son d istin ­
tas no em plea n u n ca la oposición polém ica, apro­
xim a la luz a la luz; tenaz e n amar, en orar, en
ilum inar, sabe te n e r m ucha p acien cia, sabe d e ­
vo lv er g rad u alm en te a los eq u iv o cad o s a la p le ­
n itu d d e la v erd ad , d e la q u e no es lícito a n ad ie
alejarse y n ad ie tien e perm iso p ara am inorarla.
Y ¿cuáles son sus frutos? Por obra suya, solam en­
te en la p ro v in cia d e C halons Sur Saone, setenta
y dos m il hom bres v u e lv e n a la u n ió n con la Se­
de Apostólica.»
H acia e l final d e la C arta A postólica, Pablo VI
destaca el am or d e San Francisco a la Iglesia y
señala q u e »él declaró los fundam entos d e la Ig le­
sia y sus bases con tan ta se g u rid a d q u e p u e d e
servir no p oco p a ra la recta in terp retació n d e la
C onstitución dogm ática tLum en Gentium» del
C oncilio Ecum énico.
----- • -----Esta es la figura trazada p o r el Papa en la que

OBRAS DE SAN FRANCISCO DE SALES
LA P IL O T E A
Introducción a la vida devota.

E s un libro dedicado a se ñ a la r a todos los
cristian o s el cam ino de la san tid ad ; lo h ace con
ta n ta belleza y fam iliarid ad que lo m u e stra
accesible a todos. Els un libro que puede se rv ir
de m editación o de le c tu ra esp iritu al a todo
el que desee un cam ino sencillo y asequible.
E d ito rial Balmes.
TEOTIM O
Tratado de amor de Dios.

E ste libro, no ta n asequible a todos, h a sido
caliñcado de «libro de tex to p a ra las alm as
q u e estu d ian la ciencia de la santidad».
E d ito ria l Balm es.
OBRAS SEL E C T A S D E
SA N FR A N C ISC O D E SA LES
L a BAC, en sus tom os 109 y 127, h a reco
gido, ad em ás de las O bras citad a s m ás a rrib a ,
o tro s m uchos escrito s del S an to com entados
p o r el P. F ra n cisc o de la Hoz, S. D. B.

resalta las egregias dotes, cu alidades y v irtudes
q u e adornaron a San Francisco d e Sales y que el
Boletín Salesiano iré resaltando a lo largo del año
centenario, p o rq u e sobre el espíritu de San Fran­
cisco de Sales está b asad a la esp iritu alid ad que
San Ju an Bosco nos dejó a la Familia Salesiana
para q u e nos santificáram os. Y, en ten d id a bien
su do ctrin a y su estilo de am or de Dios y dulzu­
ra, eixlenderemos m ejor los m étodos y principios
q u e San Ju an Bosco hizo suyos. Por ellos quiere
expresam ente Pablo VI q u e nos rijamos, q u ien en
la carta, q u e com entam os, in v o ca la protección
d e San Francisco d e Sales sobre la Familia Salesia­
na de San Ju a n Bosco nom inalm enle.
Q u iera el Señor q u e sobre todos nosotros tenga
p le n itu d la in v o cació n q u e Pablo VI pone al fir'
d e la C arta: «Con el v iv o deseo de que San Fran­
cisco, co n su característica b en ig n id a d nos asis­
ta tam bién a nosotros en el cum plim iento recto,
fuerte y su av e d e nuestro m inisterio entre tantas
dificultades y n o v ed ad es imprevistas...», im par­
tim os n u estra b endición.
El Papa in v o ca sobre sí la b e n ig n id a d del San­
to, cu y as alabanzas h a tejido, p ero b ien podem os
hacer n u estra su oración, pues au n q u e en m enor
escala lodos necesitam os cu m p lir recta, fuerte y
su avem ente nuestros deberes en m edio de las
dificu ltad es cad a v ez m ayores d e los tiem pos que
nos h a tocado vivir.

— 7

LLEGARA A SER UNA POTENCIA
PROFETIZO DON ROSCO HACE AÑOS

El BOLETIN SALESIANO
Aunque el BOLETIN SALESIANO español figura eii su portada con ochenta y un años
de vida, en realidad acaba de cumplir en julio pasado los noventa, ya que fue en ese mes del
1877 cuando Don Bosco lanzó el primer número en italiano. P ara conmemorar de alguna
manera la fecha reproducimos el artículo sobre el Boletín Salesiano aparecido en el italiano.
Se debe a la pluma del Conde Carlos Lovera de Castiglione, de quien la prestigiosa revista
LA CIVILTA CATTOLICA dice: «El conde Lovera goza de una felicísima vena de escritor
y facilidad de estilo, rápido, vivo, pintoresco. Sabe tom ar el lado más interesante de los per­
sonajes y de las situaciones y presentarlo al vivo ante los ojos del lector.

cum plido los 90 años de vid a, desde el
lejan o julio de 1877, cu an d o D. Bosco p re ­
vio su éxito con estas proféíicas p alab ras:
«El Boletín está d estin ad o a conv ertirse en
u n a potencia, no sólo por lo q ue es en si, cuanto
p o r las personas q u e recoge bajo su b andera.
La profecía se ha cum plido plenam ente: h o y es­
té d ifu n d id o p o r el m undo, cu en ta con trein ta y
dos ediciones en las p rin cip ales lenguas de los
v ariados pueblos en m edio de los cuales trab a­
jan los salesianos y tiene u n a tirada q u e supera
el m illón de ejem plares.
Es la constatación de u n hecho q u e parece
en trar en la crónica o rd in aria d e las actividades
salesianas, pero el an u n cio de este aniversario
me ha hecho reflexionar sobre su im portancia y
anotar algunas consideraciones.
Don Bosco hiso su pronóstico, el d e la futura
p o ten cia de esta p u b lic a c ió n ; al mismo tiem po
su b ray ó dos v e rd a d e s: q u e tal p oder no estarla en
el Boletín «en sí», sino en la fuerza q u e le había
de v e n ir de las personas, q u e se reco g erían bajo
su b andera.
a

H

DOCUMENTOS HUMANOS
A hora bien, creo q u e quizás n in g u n a d e las m u­
chas y b enem éritas co ngregaciones existentes ten­
g a n una p u b licació n propia, tan d ifu n d id a por
todo el m undo, con el p o d er d e hacerse leer y
de g ran jearse las sim patías más heterogéneas.
El Boletín crea en sus lectores, d iría q u e silen­
ciosam ente, u n a so lid arid ad d e espíritu y u n a co­
operació n en las obras. Es v e rd a d q u e éste es el

8



acostum brado resultado de cu alq u ier hoja im pre­
sa q u e de u n m odo u otro hag a p ro p ag an d a, pero
tam bién es cierto que el Boletín Salesiano no
hace p ro p aganda, tal como h o y se en tien d e: p e­
ro sí, de las situaciones concretas, religiosas y mo­
rales, que presenta a los ojos d e l lector, lo in d u ­
ce a u n a espontánea sim patía hacia el espíritu de
Don Bosco y, por consiguiente, hacia sus obras y
hacia las m ultiform es activ id ad es q u e desp lieg an
por todo el m undo sus hijos e hijas espirituales, de
modo especial en favor de las masas p o pulares y
de los pu eb lo s to d av ía lejanos de la civilización
cristiana.
Pero la fascinación de la lectura d el Boletín,
em ana esencialm ente d e su con ten id o antirretórico, de su cristalina sencillez. Con igual interés
lo p u ed e leer el culto q u e el inculto. U no porque
espiga, especialm ente en las cartas m isioneras,
noticias de prim era fuente, a veces originalísim as,
noticias d e la civilización y costum bres de gentes
tan distan tes del espíritu europeo; p a ra el otro,
al q u e la codiciada noticia d ice poco, q u ed a cap ­
tado por el auténtico trab ajo personal q u e llev a
ap arejad a la g ran av en tu ra m isionera. El poco
culto es transportado a un clim a im aginario, y sin
em bargo real, q u e colm a su fantasía.
Tam bién po rq u e en ellas en cu en tra m otivos
análogos a sus propias fatigas, a su p ro p ia p a­
ciencia y constancia en perseverar. H ay en ellas
g ran an alogía entre el trab ajad o r q u e sabe v er en
la p ro p ia fatiga, más o m enos ingrata, u n a luz es­
p iritual y la d el m isionero q u e siem bra, sabiendo
casi siem pre q u e no cosechará personalm ente,
p ero sí que, en la mies destin ad a a crecer, su

— 9

TURIN.->E1 v ice p re sid e n te de S olivia, don
A dolfo Siles, y su esposa, e n su p asad a gira
p o r Europa se lleg aro n a v isitar al rector m ayor
p a ra m anifestarle su satisfacción p o r la labor
social salesiana en su p atria.

SAKANIA.—Las Hijas de M aría A u x iliad o ra tie ­
n e n la v irtu d de sab er h acer las cosas c allad a­
m ente con la sonrisa en los labios. ¿Q uién
pod rá m edir su co n trib u ció n a la elev ació n de
la m ujer africana?

lejan a fatiga es la prem isa n ecesaria y m eritoria
p a ra la futura cosecha.
El Boletín es leído, con m ayor frecuencia de
la q u e se supone, p o r personas q u e no creen, o
creen poco o no practican.
No hace m ucho tiem po lo d escu b rí en la mesa
de trabajo de u n escritor m u y conocido, aparta­
dísim o de la Fe, y le p reg u n te, no sin cierta m ara­
villa, cóm o se en contraba allí tal publicación. Me
respondió q u e lo recibía su cocinera, la cual se
lo d ejab a lu ego o lv id ad o en cu alq u ier p arte y
añ ad ió : «Lo leo con curiosidad p o rq u e me des­
cansa y me consuela, po rq u e es fresco, ingenuo».
A ñ adió: «Todavía h a y en este m undo alguien
q u e no trab aja por dinero. Por otra p arte me sirve
como in d agación psicológica: las cartas y las p e ­
ticiones d e gracias son verd ad ero s y auténticos d o ­
cum entos humanos.»
Cito este ejem plo como po d ría citar oíros mu­
chos y conozco tam bién casos de conversiones y
de hom bres q u e volv iero n a reflexionar sobre su
situación religiosa, cuyo prim er im pulso les vino
de la lectura distraída del Boletín. Y es q u e su
influjo no está en lo q u e es, esto es, en su presen­
tación popular, sino en lo q u e su sencillez, q u e es
verd ad , produce, h acien d o pensar, creando u n a
com plicidad espontánea, en esta inm ensa a v en ­
tu ra d e fe, esto es, d e corazones, de m entes, de
obras p ara gloria d e Dios.
Y que u n a p u b licació n d e este género, en siglo
tan trastornado como el nuestro, acapare en tor­
no suyo tantas sim patías y asentim ientos es la
m ejor p ru e b a d e q u e el d o liente y desierto cora­
zón hum ano siente nostalgia de algo q u e no ha
p erd id o d e l todo to d av ía y q u e trata de encon­
trar.
La av e n tu ra d e Dios en el m undo «consuela y
reposa». Incluso el descreído lo nota y es in d u ci­
do a com parar.
He aq u í po rq u é la fuerza del Boletín está p re­
cisam ente en la v aried ad de las personas, que
congrega en torno de su ideal, personas d e n a­
ciones diversas, de civilizaciones contrastantes, de
modos de creer, de pen sar y juzgar discordes, de
aportaciones pasivas y activas, d e m eras curio­
sidades y d e deseos de edificación. Pero los co­
razones hum anos están hechos todos d e la misma
pasta y v ib ra n d e la misma m anera en cuanto
una llam ada hace resp landecer en ellos un rayo
d e algo q u e esté por encim a de la m aterialidad
de cad a día.
DESCANSA Y CONSUELA

FORMOSA.—A lum nos de la escuela «San José»,
de Tainan, de excursión. Ya son tres las casas
salesianas abiertas en estos últim os cinco años.

10



El Boletín se ilustra con fotografías d el todo
p articu lares: con frecuencia son fotografías hum il­
dísimas, obtenidas e n las selvas, a lo largo de los
ríos, en los barrios d e la periferia de las ciudades.
N in g u n a extrav ag an cia, n in g ú n divism o. i Q ué
oxígeno, finalm ente! Así es: oxígeno, hum anidad,
trabajo, obras p illad as al vuelo, en su realidad,
sin m áscaras p ublicitarias. I C uánta v e rd a d es aquel
«descansa y consuela»!
Son fotografías tom adas en todos los puntos d el

globo. ¿O s p arece p o c a cosa? ¡H allar e n lugares
Y gentes hum anas tan d istintas el m ism o espíritu,
la mism a h u m an id ad , los mismos dolores, las m is­
mas esperanzas y nxás q u e n a d a el mismo an h elo
de u n a luz d iv in a!
En v e rd a d florece u n a C áritas d e alas infinitas
que lo abraza lodo y iodo lo arm oniza, p re v a le ­
ciendo sobre obstáculos y errores h asta el pun to
de traerm e a la m ente la b e lla e x p re sió n b íb lica:
iTodas aqu ellas aguas no fuero n suficientes p ara
apagar el am or.i
Mas, y o no om ito n u n c a el d eten erm e en la sec­
ción de las gracias: En prim er lu g a r la V irgen,
la gran d isp en sad o ra de m isericordia. Pero m e
sorprendo d icien d o p a ra mis ad entros: es cosa
suya, es n atural. Pero, ¿ y las otras luces q u e b ri­
llan e n su a u reo la? D om ingo Savio, Don Rúa, Don
Rinaldi, D on Bellram i y otros Siervos de Dios que
El suscita e n h o n o r d e su D on Bosco, c a d a vez
más num erosos, scom o g lo ria d el Padre».
A m uchos d e estos hom bres los hem os conocido,
hemos h a b la d o co n ello s: ¡teníam os ju n to a nos­
otros santos Y n o nos habíam os d a d o cuenta!
Hombres com o nosotros, q u e e n tran e n la v id a
de aquellos q u e in v o c a n su auxilio. Es fácil d e ­
cir que se traía d e autosugestiones, p ero cuando
desem bocan en hechos extraordinarios, re p e n ti­
nos, in ex p licab les, creo que se tiene o b ligación
de llam arlos de otra m anera. ¿Es p o sib le q u e to­
dos estos agraciados, q u e nos n a rra n su caso, sean
unos ilusos? ¿Y p o r q u é éstos, y n o otros, tie n e n
arcanos p o d eres? ¿Y p o r q u é n o se invoca, p o n ­
go por caso, a a lg ú n g ra n cien tífico b ien h ech o r
de la hu m anidad, com o Pasíeur, o a a lg ú n escritor
insigne, cual D ante, o a u n in v e n to r célebre, co­
mo M arconi?
Ni se nos ocurre, n i lo intentam os. Se d a por
desco n tad a su im potencia. Por el contrario estos
hom bres q u e hem os conocido, sencillos, m odestos,
sin apariencias, estos hom bres de Dios, q u e m urie­
ron, están p resentes, re m o n d e n a las llam adas,
operan prodigios, no son m onopolio de este o
aquel pu eb lo , de esta o a q u e lla civilización, sino
q u e son d e cuantos p o r u n m otivo o p o r otro p a ­
decen Y, p e rd id a to d a esp eran za hum ana, se e n ­
com iendan a ellos Y ¡con q u é confianza!
¡Q ué m isterio ta n g ra n d e se esconde e n la a r­
cana relació n e n tre el m undo d e aq u í y el de más
allá que, d esp u és d e todo, p a ra el q u e cree, son
u n a sola cosa.
De esta m anera cierro el Boletín- con la reseña
de gran d es salesianos,- m uertos físicam ente, pero
que co n tin ú an benéficos, p ro v id en ciales, p a te r­
nales Y siento y o tam b ién paz y consuelo, i>orque
me d o y c u e n ta d e q u e n i el m undo en toda su
com plejidad, ni n in g u n o d e nosotros, somos a b a n ­
donados p o r Dios, a p esar d e n uestros errores y
pecados, y q u e lle g a h asta £1 el g rito d e tantos
corazones, lle v a d o p o r herm anos nuestros, cono­
cidos en e l curso d e n u estra vid a.
De esta su erte, el Boletín S alesiano alcanza su
fin v erd ad ero , y se transform a, como p re v ió Don
Bosco, en u n a m isteriosa form a d e p o d er, p o r suer­
te n u estra y suya, n o de este m undo.

TESTIMONIOS
Q U IE N H A Y A leido él articulo adjunto del
Conde Carlos hovera de Castiglione podrá ver
en los siguientes testim onios sobre el Boletín
S alesiano que en España produce los mismos
efectos a que alude el autor. La profecía de
Don Bosco vale también para nosotros.
Salainanca.— H ace m á s de seis años que
m ando e l Boletín a v a ria s personas. M uchas
de ellas aleja d as de la religión. Y hace poco
ch arlando con u n a de e sta s personas, m e de­
cía: E sto y todo el día pensando en M aría
A uxiliadora; y a cualquier incidente la invoco
casi sin d a rm e cuenta. T anto, que dije al
confesor que si Je su c risto no se «enfadaría>
p orque no p en sab a en él y sólo en la Virgen...
(Lo c u a l quiere decir que y a fre cu e n tab a los
sa c ra m e n to s.)
O tro señor, ateo práctico , m e decía: «No
m e preocupo n ad a de las cosas de religión, pero
cuando m e m an d as tú el Boletín, m e lo leo
en tero quedándom e a leerlo h a s ta la u n a de la
noche»...
(F irm a : Jesús Esteban.)
Santa Eulalia, de T abana.— H abiendo caído
en m is m anos un núm ero de ^Boletín Salesia­
n o » m e h a ag ra d ad o ta n to que lo he com uni­
cado a los vecinos y ju n to s hem os decidido
d irig im o s a u sted p a ra que llegue h a s ta nos­
o tro s u n a docena de ejem plares. Q uedando
agradecidos pro fu n d am en te de todo cuanto
p o r ella nos puedan ay u d a r en orden a n u estra
santificación.
(F irm a : Ramón Perrero.}
Salamanca.— L a m isión de estas co rta s líneas
no tien en m ás m otivo que la de felicitarle en
nom bre propio y en el de v ario s salesianos
de e s ta casa p o r la p resen tació n y contenido
del B oletín Salesiano de feb rero (1965). Da
g u sto leer en el com edor u n a re v ista que dice
algo y e s tá bien escrita. A unque no fuese m ás
que p o r los artícu lo s: «L a Iglesia, pueblo de
Dios>, y el dedicado a la ped ag o g ía fam iliar,
se ría n m ás que suficientes p a ra h o n rar una
revista.
(F irm a : Fernando Abad.)

Sevilla.—E n p rim e r lu g a r les d iré que soy
u n m uchacho de dieciocho años de edad, me
llam o M anuel L o ra M oneada, con domicilio
en Sevilla. Yo recibo todos los m eses el Bole­
tín Salesiano, que m e g u s ta u n a b arb arid ad ,
p o r su le c tu ra relig io sa y de b u ena calidad...
E l m otivo de que yo os escrib a es que una
ch ica de e s ta ciudad de S evilla d esea ría recib ir
ta m b ié n el Boletín... p orque yo se lo paso y
le g u s ta ig u al que a mí.
(F irm a : Manuel Lora. Estudiante.)



11

AÑO DE LA FE

SATOKO
KI TAHARA
La fe y la caridad son inseparables en este mundo.
La fe sin obras está muerta. N uestra caridad es el
termómetro de nuestra fe. Creer en Jesucristo y no
hacer el bien es un absurdo. La bella historia de la
muchacha japonesa convertida es un testimonio mo>
derno, actual, de nuestros mismos días, de la fecun­
didad operativa de la fe. E s una llamada a nuestra fe
para que despierte y produzca.

E

Jap ó n v iv ía las duras jornadas de la
guerra.

l

El zum bido de los m otores d e los aviones
que nacían p ara la g u arra llen ab an toda
la tactoría.
La ju v e n tu d p u ja n te y ard ien te e n tre g ab a sus
horas en u n esfuerzo continuo.
Los héroes m orían allá lejos. Los kam ikazes, p ilo ­
tos d estinados a la m uerte, m orían, p ero miles
d e jóvenes d eseab an en la retag u ard ia im itar sus
gestos.
C uántas veces las m uchachas d e la factoría de
av iació n h a b la b a n d e los kam ikazes. Sus manos
fem eninas tratab an con mimo todas las piezas de
los m otores q u e p asab an p o r sus manos. Ellas sa­
b ía n m uy b ie n q u e lab ra b a n el p e d e sta l de los
héroes, q u e m orían d esp recian d o su v id a p o r la
gran d eza d el Japón.
El poco sueño y el exceso d e trab ajo tu v iero n
com o resu ltad o q u e el cu erp o fue más d é b il que
la v o lu n ta d y u n a jo v e n se desm ayó sobre la m á­
q u in a e n q u e trabajaba. M ientras seg u ía el trep i­
d a r d e los motores.

12



La m uchacha se llam aba Satoko K itahara, hija
d e un in g en iero agrónom o profesor d e la U ni­
v ersid ad d e Tokyo.
Tras el estallido de las bom bas atóm icas en
H iroshim a y N agasaki llegó la paz. En la casa
del d o ctor K itahara la gu erra se llev ó como tro­
feo la v id a d el hijo. Era to d a v ía u n m uchacho/
no fue al frente, p ero en la retag u ard ia se agotó
p o r un trabajo incansable.
BAJO EL SIGNO DE LA PAZ
C uando la Sowa Yaku, escuela fem enina d e
farm acia, a b rió sus puertas, Satoko ingresó como
alum na.
M isión d e Satoko era acom pañar todas las m a­
ñanas a su herm anita de seis años a la escu ela que
las M isioneras M ercedarias d e Bérriz tien en en
K oen Tokyo.
En ese ir y venir, en esos mom entos d e espera
ag u ard an d o la salid a de su herm anita, inició u n
diálogo, q u e accibó en am istad, con u n a m ucha-

— 13

cha de sus años. H ablaron d e m uchas cosas, pero
u n d ía la con v ersació n se hizo más íntim a:
—Soy cristiana.
—¿Q u é hiciste p ara conseg u irlo ?
—El ejem plo de las herm anas me m ovió a p e n ­
sar en la herm osura d el cristianism o. Expresé
mi d eseo y luego la m adre M aría A ngeles me p re ­
p aró p a ra el bautism o explicán d o m e las v e rd a ­
des d e la relig ió n católica.
—¿Se te hizo d ifícil?
O h no, es ta n herm osa esa doctrina, q u e es­
tu d ia rla me resu ltab a algo m aravilloso. ¿Te g u s­
taría conocer los m isterios cristianos?
—M e encantaría.
—V en conm igo y te presen taré a la m adre.
D esde aq u ella tard e d e abril u n a llam a de amor
p ren d ió fuerte en el corazón de Satoko. Conforme
ib a conociendo la doctrina cristiana m ás sed
ten ia d e conocer y am ar más a Cristo. La historia
de u n Dios hecho n iño la lle n a b a d e ternura
Leer el E vangelio y v iv ir b ajo la descrip ción sa­
g rad a las más herm osas en señanzas h asta con­
tem p larle en su Pasión y M uerte de cruz le lle ­
n a b a n de u na felicidad, de u n algo que no sa­
b ía expresar.
Eran tan herm osas estas historias, que sus sobrinitos se las oían boquiabiertos.
El estudio d e la relig ió n católica no le supo­
nía ap ren d erse unos acontecim ientos históricos sin
más trascendencia. En realid ad era encontrarse
con algo q u e secretam ente se an siab a sin saber
^ u é eS, ni d ó n d e está.
Los fam iliares y am igos le oían h a b la r con ilu ­
sión y sim patía d el cristianism o.
EL VESTIDO BLANCO
De abril a octubre v a n m uchos días p ara un
alm a ilusionada p o r ser h ija de Dios. Pora Satoko
K itahara e ra n una carrera contra reloj, si se tiene
en cu enta la p rep aració n q u e necesitan la m ayoría
de las personas adultas, q u e d esean d ar u n pasar
de la id o latría al catolicism o.
Todo estaba listo p ara la festiv id ad d e Cristo
Rey, 30 d e o ctu b re d e 1949.
En la en trad a de la iglesia frente al p a d re AlÍ)erto Bold form ando u n sem icírculo están Satoko
y tres sobrinitos q u e d esean ser cristianos.
¿Q u é p ed ís a la Iglesia?
—La Fe.
—¿Q u é os p roporcionará la Fe?
—La v id a eterna.
Y lu eg o la triple renu n cia
—¿R enuncias a Satanás?
—Renuncio.
—¿R enuncias a todas sus obras?
—R enuncio.
—¿R enuncias a todas sus v a n id a d e s?

14 —

—^Renuncio.
U n g id a con e l óleo de los catecúm enos se
la bautizó im poniéndola el nom bre d e Isabel.
V estida d e b lan co y el rostro resplandeciente
de alegría se hacía sensible su transform ación en
h ija de Dios.
La b lan cu ra d e l vestido y la luz de la v e la que
te n ía en las m anos le grabó fuertem ente q u e su
cam inar por el m undo debía ser siem pre con el
alm a lim pia y g u ia d a por la luz de la Fe.
Más tarda Isabel K itahara recibió e n la con­
firm ación e l nom bre de M aría. Y con éste fue fa­
m iliarm ente llam ada M aría Satoko.
LLAMADA DE DIOS
O ctubre de 1950. Al año d e su bautism o. Dios
llam ó a la p u erta d e su alma.
El herm ano Zeno Lebrosky, un lego franciscano,
q u e fue com pañero d e l m ártir d e la carid ad , p ad re
K olbe, p u lsó la ald ab a d e su sensibilidad.
Hom bres com o horm igas v iv ía n de la chatarra,
d e los trapos, d e los papeles... de todo cuanto
se p o d ía v e n d e r p a ra sacar algo de d inero y ali­
m entar a 150 familias, q u e v iv ía n en condiciones
infrahum anas.
—Pobres gentes, n ecesitan de lodo. Y asi no es
raro q u e se ap o d é re n m uchas veces de lo q u e no
es suyo, d e q u e se em b riag u en b e b ie n d o saké,
de q u e sean esquivos p a ra co n los demás...
—¿Y cuál es su m isión entre ellos, herm ano?
—Rezar, rezar m ucho y lu ego buscar sin des­
canso la colaboración de los dem ás.
Estaban h ab lan d o en la zapatería d el cuñado
d e M aría Satoko. El herm ano Zeno h a b la b a indis­
tintam ente a todos los japoneses sin fijarse en
sus creencias. Por eso se sorprendió al oir:
—H erm ano, y o soy católica, ¿q u é p u ed o h a­
cer por ellos?
—C uánto me alegra q u e sea u sted católica.
Pídale m ucho a la V irgen Santísim a q u e ay u d e
a estos necesitados. Y si adem ás p u e d e d a r algo
m aterial, todo será b ie n recibido.
Se desp id iero n con u n cordial: H asta pronto.
A quella noche fue im posible dorm ir. A nte su
im aginación desfilaban niños desnutridos con los
vestidos rotos y sucios. C ontem plar aquellos ros­
tros y dorm ir ora im posible.
—i M añana tengo q u e ir a la C iudad de las
Hormigas!
La resolución brotó com o u n a n ecesidad, como
sed a rd ien te q u e es necesario calm ar con agua
fresca.
El am anecer del n u ev o d ía le sorprendió cam i­
no d e la ciu d ad soñada. La im aginación se había
q u ed ad o corta a n te la realidad.
—IPobres niños!
Era in e v itab le com parar su niñez, la d e su herm anita, d e los sobrinitos, la d e tantos niños d e la

ciudad con la de aquellos hijos de los traperos.
—iSi, n o h a y n ad ie q u e se cu id e de ellos!
¿Por q u é h a n de ju g a r con la basu ra?, ¿ p o r q ué
no v an lim pios y aseados? IC uántas enferm eda­
des se a d u e ñ a rá n de esos cuerpeciíos indefensos,
desnutridos, sin reservas!...
Es u n m onólogo. Es q uererse ex p licar a sí
misma el p an o ram a q u e se ab re an te sus ojos
m ientras avan za p o r e l pob lad o .
Su figura d esd ice d e aq u el am biente y p o r eso
muchos ojos ocultos, e n tre m aliciosos y sorpren­
didos, la sig u en e n su cam inar.
Dos m uchachos p asan co rriendo por su lado.
Ella d etie n e a uno.
—¿D ónde está el h erm ano Zeno?
—No está.
—Entonces dim e, ¿d ó n d e está el jefe del b a ­
rrio?
—Más abajo, a la derecha.
Sin más siguió su carrera tras el otro m ucha­
cho, sin escuchar la ú ltim a p a la b ra de Satoko que
le dio u n sincero:
—¡Gracias!
Después de u n a n u e v a inform ación consiguió
lo q u e deseaba.
—¿El jefe d e la C iu d ad d e las H orm igas?
—Soy yo, señorita, p a ra servirla. Mi nom bre
es M otam u Ozaw a. Este es el señor M atzoi, el
Censei.
—^El mío M aría Satoko K itahara. H ablé con el
herm ano Zeno y les traig o esto p a ra los de la
ciudad.
—Gracias. U sted m ism a p u e d e repartirlo.
C uando lleg ó la hora del reparto , e l v e r a
aquellos hom bres y m ujeres ap iñ arse g ritan d o e
insultándose, e l p án ico ib a ap o d erán d o se de su
espíritu. Pensó d ejarlo lodo allí y m archarse p ara
que se las arreg laran com o quisiesen. Pero no,
fson los p o b res de D iosi. Recordó las p alab ras
del herm ano franciscano y sonrió, m ientras d u l­
cem ente les d ecía:
—'Poco a poco, y a llegará. H ay p ara todos.
ADIOS AL KIM ONO DE SEDA
Las v isitas fueron h acién d o se cad a vez más
frecuentes.
Su ilusión estab a en acercarse a los niños. La
em presa no fue fácil. A p esar de ofrecerles go­
losinas, los chicos la m irab an d esd e lejos, con
recelo.
Con su in se p a ra b le sonrisa y co nstancia logró
q u e se le acercaran dos o tres. El g ru p o fue a u ­
m entando. Empezó a contarles h istorietas y le ­
yen d as japonesas. C on los ojos fijos la escucha­
b an b o ^ ia b ie r to s . A l cortar p a ra d espedirse, le
decían:
—¿V olv erás m añ an a?

—iSí, p a ra contaros otras más bonitas.
Se le acercó tím idam ente u n n iñ o q u e le dijo:
—•Mamá está enferm a, ¿q u ieres v erla?
—Claro q u e sí, guapo.
Siguió al chiquillo. Entró por vez prim era en
u n a de aquellas chozas. H abló con la enferm a. Se
dio cu en ta d e sus necesidades. Al día siguiente
puso en práctica con la sonrisa d e bo n d ad sus co­
nocim ientos d e m edicina.
A un cu ando los chiquillos se le h ab ía n acer­
cado, e x istía to d av ía u n algo q u e le sep arab a y
d istan ciab a de ellos. Reflexionó: ¿Q u é podrá ser?
La p re g u n ta la lle v a b a hacía varios días en la
m ente. La respuesta llegó d e im proviso.
—lEl vestido!
Su rostro se ilum inó con am plia sonrisa, con
la satisfacción d e h ab er enco n trad o algo tanto
tiem po deseado. Luego siguió:
—Sin d u d a tien e q u e ser e l vestido. N o p u ed e
ser otra cosa. H aré la p ru eb a. Estoy segura d e
q u e no me h a de fallar.
Dejó ap arte su kim ono de seda. Buscó y en ­
contró lo que d eseaba. Se m iró al espejo:
—IE stupendo!
El v estid o e ra viejo. H acía tiem po que estaba
entre los trapos. Tom ando v arias pren d as de ropa
consiguió vestirse com o u n a d e las m ujeres d e la
C iudad de las H oim igas.
Su in tuición n o se h ab ía equivocado. Los m u­
chachos apenas la v ie ro n llegar, la rodearon con
más alegría. A q u el n o sé q u é d e desconfianza que
h ab ía leído e n sus ojos h a b ía desap arecid o por
com pleto.
—La señora parece u n a de las nuestras —dijo
certeram ente u n a chiquilla.
El cu m p lid o ag radó a M aría Satoko, q u e se
sentó aleg re y feliz e n m edio del corro d e ch i­
quillos.
UN PASO MAS
Los chiquillos, q u e ib a n sucios, necesitaban
u n a m ano q u e les lim piara. A hora q u e se h a g a­
n ad o la p le n a confiaiusa cree q u e es e l mom ento
oportuno d e actu ar en favor d e la higiene.
Los prim eros días, ella m ism a los la v a b a y
arreglaba, lu ego les en señ ó a hacerlo ellos solos.
R ecom pensaba al q u e te n ía las m anos más lim ­
pias.
Luego inició la en señanza d e las prim eras le­
tras. Se term inaba u n a h istorieta q u e les h ab ía
gu stad o y, antes d e em pezar otra, Ies h acía tomar
u n p alillo y com o u n ju eg o em pezaron a escribir
los prim eros signos d e la escritura japonesa en el
suelo.
La c e rcan a escuela elem ental Fuji ab rió tam ­
b ié n sus p u ertas p a ra los hijos de los traperos.
Satoko con su trab ajo consiguió el d in ero para
(p a s a

a (a

p ú g § n a 18^

— 15

ALCOY.—T reinta 7 seis miem­
bros de los Grupos de C onquis­
ta, q u e funcionan en el colegio
salesiano para jó venes q u e as­
p iran a u n a au tén tica v id a de
testim onio cristiano practicaron
ejercicios espirituales cerrados
en A lacuás, V alencia. U na vez
más estos m uchachos alcoyanos
d an a la ju v e n tu d salesiana
ejem plo de como se tem plan y
p re p a ra n las almas para el apos­
tolado.

VIGO.—D esde las seis de la tar­
de del sábado, h asta las n u e v e
d e la tard e d el dom ingo 30 de
julio, duró la com petición de
baloncesto en la can ch a d el co­
legio salesiano en tre e l Soscos
y el Estudiantes. V eintisiete h o ­
ras segu id as d e em oción q u e ter­
m inó en u n em pate a 13 partidos
y el triunfo d el Estudiantes p o r
puntos. El eq u ip o salesiano de
los Soscos es céleb re en toda la
reg ió n g alleg a

PAMPLONA.~-El coadjutor sale­
siano, don José Parreño, celebró
el 22 de julio sus bodas de oro
de profesión religiosa. Con tal
feliz ocasión le fue trib u tad o un
hom enaje p o r sus herm anos en
relig ió n d e la casa d e Pam plona,
q u e ap arecen fotografiados con
él. En la concelebración d e la
m añ an a p o d o recibir, de acu er­
do con el p riv ileg io concedido,
la sag rad a C om unión b ajo las
dos especies eucarisiicas.

16



ESPAÍÍA SALESIANA

AMPLIACION DE LA OBRA SALESIANA EN TARRASA
Tarrasa.—El d ía p rim ero de ju ­
lio, se irxauguraron dos grandes
edificios con los cuales la O bra
de Don Bosco p o d rá ex len d er
más aú n el rad io d e su b en éfi­
ca acción en la su b u rb a n a b a ­
rriad a co n o cid a p o r iT orrente de
la M aurina».
A las ocho de la la rd e d el
cilado d ía el g o b e rn a d o r civ il d e
Barcelona, d o n Tomás G aricano
Goñi, acom pañado d e las au to ri­
dad es locales, asistió a la b e n ­
dición d e l b e llo edificio recién
construido p a ra solucionar la
n ecesid ad de escuelas q u e sien­
te la p a rro q u ia salesian a d e M a­
ría A uxiliadora.
Se trata de u n com plejo de
líneas elegantes y sobrias, in­
cluido d e n tro d e u n extenso so­
lar q u e p erm itirá más ad elan te
nuev as construcciones. Consta el
edificio d e dos p lan tas en tre las
cuales se d istrib u y en las sig u ien ­
tes secciones: resid en cia de la
com unidad, capilla, salón de ac­
tos, g u a rd e ría infantil m agnífi­
cam ente in stalada, p a rv u la rio y
d o ce aulas p a ra niñas, adem ás
d e com edor p a ra u n c e n ten ar de
acogidos.
La obra será re g e n ta d a por
las Hijas d e M aría A uxiliadora,
las cuales ofrecieron el te rre n o ;
en ella se in v irtie ro n los m illo­
nes de pesetas, d o n ació n del Es­
tado com o a y u d a tras las trág icas
in u n d acio n es del año 1962. O tras
donaciones consid erab les h a n
p erm itid o la creació n d e varios
centros asistenciales.
Esta obra d e las Hijas d e M a­
ría A u x iliad o ra se h a lla al fínal
de la calle d e l m ism o nom bre
en cu y o p rin c ip io se le v a n ta la
obra salesian a q u e a h o ra cum ple
los diez años y e n la que, como
y a saben n uestros lectores, ad e­
más d e las Escuelas d e E nseñan­
za Prim aria, fu n cio n a u n a p o p u ­

lar p a rro q u ia y una Escuela de
A prendices d e d icad a a Dom ingo
Savio q u e y a tien e la categoría
de reconocida oficialm ente. Este
curso, precisam ente, se ha p re ­
sentado la p rim era prom oción
com pleta de tercero de oficialía
al exam en de rev álid a, o b ten ien ­
d o u n señ alado triunfo al ser
todos aprobados. A dem ás h a lo­
g rad o u n cam p eón p ro v in cial de
so ld ad u ra de arco y u n sub­
cam peón en ajuste, am én de los

dem ás adyaciencias los 1.600 m e­
tros cuadrados.
Estas obras y a h an sido su b ­
v en cio n ad as en un 60 por 100 por
el M inisterio d e Educación N a­
cional y C iencia, el cual tam ­
b ié n ay u d a con im portantes can ­
tidades p a ra m aquinaria.
El g o b ernador civil de Barce­
lo n a y las personalidades que
le acom pañaban, tras la in au ­
gu ració n del C olegio de las Hi­
jas de M aría A uxiliadora, se

El g o b ern ad o r civ il de B arcelona en el n u ev o colegio de las
Hijas de M aría A u x iliad o ra de Tarrasa.
varios cam peones locales en las
v arias especialidades.
£1 núm ero de 125 alum nos de
O ficialía d iu rn os obligó a p e n ­
sar en u n a am pliación a fondo
d e la prim era n a v e construida el
año 1962 con u n total d e 400 me­
tros cuadrados. El d ía 29 d e sep­
tiem bre d el p asad o año dieron
com ienzo las obras de am plia­
ción q u e h a n sido irrauguradas
a los n u e v e m eses justos d e su
com ienzo totalizando ah ora el
conjunto, e n tre talleres, aulas y

trasladó a la O bra Salesiana don­
de fue recib id o con gran en tu ­
siasm o por el h eterogéneo p ú ­
blico q u e v iv e intensam ente uni­
do en esa obra em inentem ente
p arroquial. Recorrió las nuevas
instalaciones, se hizo cargo del
conjunto y se d esp id ió altam en­
te satisfecho no siendo quizá el
m enor m otivo p ara su satisfac­
ción el com probar q u e d e los
once salesianos q u e trabajan en
la Casa, siete son navarros, es­
to es, paisanos suyos.

— 17

f W a n a f/e l a p á g i n a IB }

los libros, cuadernos, lápices... Siem pre q u e p o día
Ies d a b a clases de repaso y sobre todo les estim u­
lab a a superarse y a ser los prim eros de la es­
cuela.
Los padres se d ieron cuen ta de cóm o sus h i­
jos ib an cam biando: eran más o b edientes, trab a­
jadores, las riñas callejeras h a b ía n cesado casi to­
talm ente.
POR UNAS VACACIONES FELICES
Llegó el v e ra n o ¿ y qué m ejor q u e unas v aca­
ciones en la m ontaña y en la p la y a p ara los hijos
d e los traperos?
La id ea era b u e n a y la realización tu e mejor.
Se escogió la ciu d ad d e H akone, ju n to al mar
Y circu n d ad a de montes.
Se pensó en a b u n d a n te com ida p ara esos días.
£1 mar y la m ontaña unidos al ejercicio físico
constante abrirían el ap etito más d e lo ordinario,
q u e de p o r sí ya era b astan te problem a p ara sus
fam ilias.
F altaba ahora el d in ero p ara los viajes de ida
Y v uelta. Se calculó q u e se n ecesitab an u n total
de 6.000 y en s —unas 15.000 pesetas—. ¿D ónde
co n seg u ir tanto d in ero ?
Satoko ap o rtab a u n trab ajo ig u al al de los
traperos. Iba p o r la c iu d ad buscan d o los desper­
d icios q u e tenían alg ú n valor.
No fue fácil em pezar a trab ajar así. Su amor
p ro p io se resentía. C uántas veces oyó p alabras
cap aces de d esalen tar a u n a alm a fuerte.
—¿Sabes q u ié n es esta m u chacha?
—No la conozco.
—Es la h ija d el doctor K inji K itahara, profe­
sor d e A gronom ía en la U niversidad.
—¿C óm o? ¿Es p o sib le?
—Como lo oyes. La conocí antes d e acabar
sus estudios en la U n iv ersid ad . E studiaba Far­
macia.
—¿Y cómo se le ocurre ir así por las calles?
IQ ué v erg ü en za p a ra su p a d re I
—Lo hace p a ra a y u d a r a los traperos.
—lEsta n iñ a está local ¿A q u ié n se le ocurre
esta b arb a rid a d ?
Ella sonreía siem pre. No im porta q u e la des­
p recien , q ue le n ie g u e n lo q u e fácilm ente p o drían
darle.
C onseguir los 6.000 y en s con los m edios d is­
p o n ib les no es n ad a fácil. Y entonces com o siem ­
p re e l g ran resorte estab a en la oración. El Señor
la escuchaba.
—(Buenos días. ¿T ienen a lg ú n h ierro o lata q u e
les estorbe?
Estaba en el um bral d e u n a h errería. El h e­
rrero q u ed ó sorp ren d id o a n te la sonrisa d e b o n d ad
d e la jo v en .

18



—¿P ara q u é quieres estos desperdicios?
—^Para sacar el d in ero q u e n ecesitan los mu­
chachos de la C iudad de las H orm igas p ara el v ia ­
je d e vacaciones. La salud d e aquellos niños exige
los aires puros y sanos del m ar y la m ontaña.
—V en y m ira si esto te sirve.
Detrás de la herrería, en u n p alio al aire libre,
h ab ía u n a m ontaña d e chatarra, x
—^Ya lo creo q u e me sirve.
—Pues todo lo q u e pu ed as transportar es p a­
ra ti.
—i Oh, mil gracias I IQ ué b u en o es usted!
—No digas eso. Puedes em pezar cu ando q u ie­
ras, po rq u e yo me v o y a mi trabajo.
Cargó su carrillo d e m ano y regresó a su ciu ­
d a d para descargar. Hizo m uchos viajes. Al final
se sentía desfallecer. Ya no podía.
—Señor, no p u ed o más. A yúdam e. Es p o r los
niños, que lo m erecen lodo.
Así, con el sudor d e l trabajo y la oración de
M aría se consiguió lo q u e h a b ía parecid o u n sue­
ño. V acaciones para lodos los niños de los tra­
peros.
Días in o lv id ab les p a ra aquellos m uchachos que
n u n ca h ab ían visto el mar. Q ue sintieron la ca­
ricia d e la brisa, el frescor de sus aguas después
de sudar por los montes.
Al regresar e n tre cantos d e alegría in conteni­
b le sus padres los co n tem plaban sin cansarse de
m irarles y oírles contar las aven tu ras d e aquellos
días.

SEÑORA DE LA CIUDAD DE LAS HORMIGAS
El desprendim iento de Satoko que se in iciab a
con d ejar el kim ono d e seda fue aum entando.
Q uedaron atrás las horas pasad as con sus am i­
gas en excursiones, en am enas charlas e n casa o
por los jardines cuajados de flores. No v o lvió a
espejarse en las aguas tran q u ilas de los estanques
esm altados por los nenúfares y la flor d e loto.
Tenía v e in te prim averas y lo d o h ab ía cam bia­
d o de color.
Sería u n error creer q u e M aría Satoko estaba
triste. No, se sen tía inm ensam ente feliz en m e­
dio de sus traperos.
—¿Le q u e d a b a to d a v ía algo por d ejar?
—Sí.
Tarde d e cru d o frío. R egresaba a la casa de
sus pad res después d e la ard u a jo rn ad a d e tra­
bajo. Como d e costum bre los niños, q u e reg resa­
b a n de la escuela, la salu d ab an cariñosam ente.
A penas entrar, pensó por contraste en el frío
q u e exp erim en tarían sus niños.
—IQ ué b ie n se está en casa...! Pero, ¿cóm o?
Yo aq u í cóm odam ente sin n in g u n a m olestia y los
niños sin p o d er dorm ir p o r el frío d e la noche...
No, esto no d eb e seg u ir asi.

AI d ía sig u ien te p rep aró las cuatro cosas que
creyó in d isp en sab les e hizo u n p aq u ete.
—Mamá, m e d e sp id o d e ustedes. D esde ahora
pienso q u ed arm e tam b ién a dorm ir en la C iudad
de las Horm igas.
—Pero, ¿no estás b ie n en casa?
—Estoy d em asiad o bien . No p o d ría dorm ir p e n ­
sando q u e mis niños p a d e c e n frío.
C uando Ozaw a, el jefe, la escu ch ab a p id ié n d o ­
le un lu g a r p a ra dorm ir e n alg ú n rincón con las
otras m ujeres o m uchachas le dijo:
—Bien. De m om ento q u izá no podrem os p ro ­
porcionarte más q u e este rincón q u e pides... Dé­
jame pensar... Ya b u scaré la m anera d e q ue luego
tengas algo mejor.
—No se preocupe, en c u alq u ier rin có n me sen ­
tiré feliz.
Pronto se le v a n tó u n a ch a b o la p a ra Satoko.
Era el lu g a r d e la re u n ió n de los niños y m ucha­
chas q u e estando ju n to a ella se sen tían felices.
El m undo d e los niños h a b ía cam biado com ­
pletam ente, p o r eso y a no se llam ab a: señorita
ni Satoko. Se oía d ecir:
¡La señora de la c iu d a d de las horm igas!
LA HORA DE LOS MAYORES
Los niños m ejoraban, p ero los m ayores seguían
más o m enos p o r el m ism o cam ino. C uando lle ­
g ab a u n a fiesta se sen tab an a la m esa y allí
charla que te charla b e b ía n sin p a ra r el saké.
La b eb id a hacía to d a su felicidad.
H abía q u e in ten tar algo. La o p o rtu n id ad la
ofreció el otoño con las trad icio n ales com peticio­
nes deportivas.
Satoko em pezó a p re p a ra r el am biente p ara
que todos en la m edida d e sus p o sib ilid a d e s to­
m aran parle.
Desde luego, los com entarios q u e em pezaron a
oírse no eran n a d a alen tad o res:
—¿Q u é d ices? ¿C om peticiones d e p o rtiv a s?
—Sí, eso, tal como suena.
—¿Y q u ién es in te rv e n d rá n ?
—Pues nosotros mismos.
—Tú estás de brom a.
—Ya lo v erás si esto y de brom a.
—A mí no h a y q u ie n me m ueva d e casa.
Otros, cam ino d el trabajo, se decían:
—¡Pero q u é nos im porta a nosotros el deporte!
—Esa m uchacha se está m etiendo ahora con
nosotros.
—¡Eso d ig o yo!
—Con lo b ie n q u e se está an te u n a b o tella de
saké.
Q ue la o rganización d e ese d ía d e d ic a d o al d e ­
p o rte costaría lo suyo, b ie n lo sab ía. Mas, h ab ía
que inten tarlo de todas m aneras.
Empezó c o n q u istan d o a unos cuantos p a ra q u e
se entren aran . Pasó casa p o r casa h a b la n d o a to­

dos de la fiesta q u e estaba p rep arando. Total que
en el d ía señalado todo el m undo estaba en el
cam po de las com peticiones.
Se fueron sucediendo carreras d e velocidad, d e
resistencia, saltos. H ubo m om entos d e risa g en e­
ral ante el desafío d e qu ién com ía más. Las p e ri­
pecias de una b rillan te g in k an a ten ían a todos
entusiasm ados.
R egresaron a sus chozas alegres, con una ale­
gría n u ev a, q u e hacía m ucho no ex p erim en tab an .
N ad ie h ab ía probado el licor de sus borracheras,
ni lo h ab ían e c h ad o en falta.
En los días sucesivos se seguían los comenta^
rios, las discusiones en tre los hinchas que se ha^
b ían suscitado.
Fue el p rin cip io de u n a m ayor expansión. Re-^
sultando d e todo ello: q u e insensiblem ente deja-^
ro I d e existir las borracheras.
N aturalm ente la M adre d e la C iudad era más
am ada y resp etad a p o r aquellos hom bres rudos^
pero q u e seguían ten ien d o un corazón de niño.
U n p erio d ista del Sudy M ainichi se entró por
las chabolas d e las Horm igas. Luego p u b licó su
artículo titu lán d o lo ; lEl A ngel d e las H orm igasi.
Tokyo en tero se conm ovió ante el relato del p erio­
dista. Pero la m ejor v ib ració n em otiva se p ro ­
d u jo entre u n g ru p o d e japoneses, prisioneros d e
gu erra en las Islas Filipinas. D espués de leer el ar­
tículo escribieron a la patria.
«Hemos llorado largam ente, ley en d o la m ise­
rab le v id a q u e lle v a n tantos pobres niños jap o n e­
ses, que crecen sin ley, ni moral, en el más com ­
pleto abandono. Nos s.'nlim os avergonzados de
h ab er com batido y de ten er q u e morir por un Ja ­
pón así. Pero hemos leído q u e en el Ja p ó n h ay
una m uchacha v alien te y generosa. A hora p o d e ­
mos m orir contentos por el Japón. Podrem os su­
b ir al p a tíb u lo con la alegría y la seren id ad d e
aquellos que, perd id o s en la oscuridad de la no­
che, h an enco n trad o u n faro que les guíe. A gra­
decem os y rezamos para q u e Satoko so en cuentre
siem pre b ien d e salud.i
Satoko tomó aq u ella carta q u e llev ab a la fir­
ma de diez oficiales y las estrechó contra su cora­
zón m ientras d ecía:
«¿Es p o sible q u e estos soldados se h a y a n m a­
ra v illad o de mi trab ajo ta n sencillo y tan p o q u ita
cosa?i
A nte su corazón generoso resaltó sobre todo
la n ecesid ad d e aq u ello s hom bres, q u e estaban
d estinados a la p en a capital.
—H ay q u e h acer alg o por ellos.
Entre Satoko, la C iudad d e las H orm igas y loa
co ndenados a m uerte se ab re un diálogo.
—¿ Q u é podríam os hacer p o r ello s?
—^Pedir la colaboración d e todos los de b u en a
v o lu n ta d p a ra q u e no se efectúen estas condenas.
La onda ex p an siv a, lle n a d e am or fraterno, q u e
p arte d el corazón generoso de M aría Satoko se
ex tien d e p o r todo el Japón.

— 19»

Ya no está sola. Son m uchos los q u e em piezan
Dios no se hizo sordo a tan ardientes plegarias.
a p reg u n tarse;
Los prisioneros d e guerra, los condenados a
—¿Q u é podem os hacer p ara q u e no los con d e­ m uerte, fueron indultados. A los pocos días reg re­
nen a m uerte?
saban a su am ada patria. S entían q u e n ad ie p o ­
Los sentenciados d e M onlerrupa re c ib e n m ul­ d ría am arla más q u e ellos, q u e h ab ían nacido por
seg u n d a vez p a ra e l Japón.
titu d de cartas. Su p atria p ien sa en ellos. Este
es el segundo regalo q u e les lleg a de Satoko.
Toda la nación m anifestó el gozo del retorno
El lA n g el de los T raperosi tiene fe en la b o n ­ d e aquellos oficiales prisioneros, pero sobre todo
la C iudad de las H orm igas y su A ngel sintieron la
d ad de los hom bres, pero sobre todo sabe que
m ayor de las alegrías.
q u ien m ueve esta v o lu n ta d es el Todopoderoso,
Para q u e el gozo fuera com pleto Satoko tam ­
q u e se conm ueve an te las p leg arias de los niños.
b ién estaba de pie. H abía recobrado su salud.
En la capilla, que tiene en su casa, los niños
Pero no fue duradera. De n u ev o le faltaron
d e los traperos rezan con fe y fervor guiad os por
la ang elical Satoko. Sus pleg arias y sus cantos
las fuerzas y tu v o que g u ard ar cama.
son constantes.
Su m adre fue a visitarla.
Radio Tokyo g rab a en cinta m agnetofónica es­
—iMira, hija, tu salud está m u y queb ran tad a.
tas plegarias. A ñ ad e las p a la b ra s em ocionadas de
N ecesitas m ejores cuidados.
los fam iliares de los prisioneros. Todo ello lo es­
—No te preocupes, mamá, será cosa de nada.
cu ch an los radioyentes. Luego se la m andan a los
—Satoko, ¿cóm o quieres q u e no me preocupe
condenados a m uerte.
si te v eo tan m al?
Llega su conm ovedora respuesta a tanta deli­
—A quí estoy m uy b ien y pronto pasará todo.
cadeza:
—No
debes cpaedarte más tiem po e n este lugar.
iH em os llorado escuchando vuestras voces y
M
ira,
he
pen sad o llev arte al hospital. Ya tienes
las tem blorosas de nuestros padres..., q ue to d av ía
p rep arad a u n a cama.
nos aman...»
- h«¿Es q u e vas a llev ar siem pre a todos los
En estos corazones hasta hace pocos días sin
traperos q u e se p o n g an enferm os al hospital?»
esperanza se abre ahora la luz v e rd e de la ilusión
La m adre bajó los ojos. N o quiso porfiar más
de u na v id a nueva.
Su
h ija se h a b ía identificado totalm ente con ellos:
—¿C onseguirem os el in d u lto ?
T rabajaba ig u al q u e ellos, com partía su com ida,
Satoko reza y actúa. ¿P or q u é no escribir a la
su misma v id a y en la hora d e la enferm edad
esposa del p resid en te d e F ilipinas?
no q u ería ten er otros cuidados que los d isp o n i­
Escribió en su sencillez u n a carta herm osísi­ bles p a ra el más h u m ild e de los ciudadanos de
ma, heroica. En ella ofrecía lo mejor.
las Hormigas.
I...S Í u sted me perm ite, en lu g ar d e esos p ri­
La señora K itahara conocía b ien a su hija. Sus
sioneros le ofrezco mi vida.»
decisiones e ra n firmes, b ien pensadas. T odavía re ­
Siguió trab ajan d o , trab ajan d o siem pre, sin des­ co rd ab a la respuesta q u e le dio cu ando le p re g u n ­
canso. Su salu d se resiente. A pesar de no en ­ taron p o r q u é q u e ría v iv ir e n tre los traperos:
contrarse m uy b ie n sigue como u n o más de los
—«Si Cristo bajó del cielo a la tierra a salvar
traperos b u scan d o los desperdicios p ara ganarse
a los hom bres, es natu ral que yo d eje mi casa
el alim ento de cad a día... Pero u n a m añana, au n ­ para ir con ellos.»
q u e quiere, no p u e d e lev an tarse d el je rg ó n d o n ­
de duerm e. A cep ta resig n ad a la v o lu n ta d d e Dios.
Por u na carta, q u e les llegó, los soldados supie­ POR LA CARIDAD HACIA DIOS
ron q u e «El án g el de los Traperos» y de sus vidas
está enferma.
C uatro días más tarde, el 23 de en ero d e 1958,
Estando en cam a ley ó la carta rem itida por
Dios se llev ó al A ngel, a la m adre d e los traperos.
los prisioneros de guerra:
El certificado m édico de defu n ció n h acía cons­
tar la m uerte p o r tisis y nefritis.
«Estamos m uy tristes p o rq u e hem os sab ido que
Físicam ente fue así, p ero m oralm erüe su m uer­
estás enferm a. Todas las noches rezam os por tu
te tien e esa ú n ica explicació n : M urió víctim a de
p ro n ta curación.»
Adem ás, d en tro del sobre h ab ía u n a roja «flor la C aridad.
Sonrisa en los labios. Los brazos y todo su ser
de la m añana», d e sem illa japonesa. La h ab ían cu l­
tiv a d o con cariño en el ja rd ín d e la prisión. Su
al servicio de los dem ás, d e los m iem bros de
Cristo.
p resen cia les reco rd ab a la p atria lejana... Esta
Ya desde su bautism o com prendió la g ra n lec­
flor era lo m ejor q u e te n ía n y se arrancó como
ció n d e la C aridad.
suprem a expresión d e afecto h acia su heroina.
Toda su v id a cristiana dem ostró q u e era a u té n ­
Leída la carta la b esó y estrech ó ju n tam en te con
tica d e Cristo. Reflejo d e las palab ras d el Buen
la flor. Luego elev ó los ojos al cielo d icien d o :
M aestro: «En esto conocerán q u e sois discípulos
—Señor, acep ta m i v id a p o r la de estos pobres
m íos: ti tu v iéreis carid ad unos con otros.»
prisioneros.

20



ANECDOTARIO DE DON BOSCO

N o h ay m ay o r dolor que acor­
darse de los tiem pos felices en la
m iseria... dejó escrito el D ante.
Y eso m ism o le estab a sucediendo,
aquella cenicienta ta rd e tu rin esa,
a B a u tista G arando.
S esenta años pesaban, m á s o
menos, sobre sus espaldas hundi­
das p re m a tu ra m e n te po r la des­
gracia. Se g an a b a la vida como re ­
cadero de u n ta lle r sin nom bre,
donde lo hab ían aceptado po r com ­
pasión.
Y sin em bargo sus m anos hab ían
vencido a l hierro. P a r a él no te ­
nía secretos el a r te de retorcerlo,
curvarlo, darle fo rm a s artístic a s.
Cuando sus p asos cansinos le lle­
v ab an de u n a a o tra p a rte de la
ciudad, a l p a s a r a n te cierto s p a la ­
cios y c a sa s nobles reco rd ab a: E sa
p u e rta la he fo rja d o yo; esas re ­
jas, esos balcones, esas b a la u s tra ­
das son m ías, m is m anos les die­
ron fo rm a y m i in spiración ele­
gancia.
B a u tista h ab ía sido, h a s ta po­
cos años an tes, u n c e rra je ro re ­
nom brado. Su ta lle r se am plió re ­
p etid as veces. E l núm ero de sus
obreros experim entó continuas a l­
zas. Q uien d eseaba en “D irín em ­
bellecer su casa con h e rra je s a r ­
tístico s los en c arg ab a a la Casa
L-jrando.
T am bién D on Bosco acudía con
c ie rta frecu en cia a eUa, no a e n ­
c a rg a r tra b a jo s sino a p ed ir un
puesto de tra b a jo p a r a su s m u­
chachos.
E n los p rim eros tiem pos de su
O rato rio, cuando recogía de la

HE ENTRADO
EN EL PARAISO
calle a los jovencitos vagabundos
y vislum bró que la solución de los
m ism os estab a e n d arles u n oficio
y u n a educación adecuadas, em ­
pezó p o r buscarles p atro n o s c ris­
tianos, buenos, que se com prom e­
tiesen a enseñarles el oficio sin
explotarles. Y B a u tista G arando
era uno de esos p atro n o s honrados
a c a rta cabal.
Los negocios no siem p re tienen
en sí m ism os g a ra n tiz a d a la su­
pervivencia. G u erra s y su b sig u ien ­
te s crisis económ icas p ara liza ro n
el ritm o de la co n strucción en Turln. L a C e rra je ría a rtís tic a de B au ­
tis ta G arando recibió el im pacto;
em pezó despidiendo obreros y a c a ­
bó ce rra n d o sus p u e rta s p o r fa lta
de trab a jo .
Poco después m alvendía local
y utillaje. L a ru in a e s ta b a consu­
m ada. B a u tista G arando a r r a s t r a ­
b a sus tris te s recu erd o s a v a n z a n ­
do hacia un p o rv en ir oscuro.
P ero aquella b en d ita ta rd e , au n ­
que vestida de plomo y ceniza,
tu v o la suerte, m ejor, la P ro v i­
dencia le deparó la su e rte de en­
c o n tra rs e con uno de aquellos
aprendices, recom endados p o r Don
Bosco hacía m ás de tr e in ta años.
Se reconocieron. Supo el an tig u o

N o in citó d irectam en te a los traperos a con­
vertirse, p ero ellos h a n ap re n d id o su g ran lección.
H oy la m ay o ría son cristianos. Entre ellos el
jefe O zaw a, el Sensi o señor M atzoi, el b u d ista re ­
calcitran te q u e la d esp reció e n u n p rin cip io como
u n a m u chacha caprichosa, com o cristiana entro­
m etida. P ara él, q u e h a b ía le íd o e l E vangelio, los
cristianos no eran más q u e unos hipócritas...
Y ella le ab rió los ojos d e la fe. P orque le ag ra­
dece q u e le h a y a co n seg u id o este g ran d o n le es­
cribió su b io g rafía y reza asi:
eSeñor, si d esd e q u e K itah ara v in o a la C iudad
de las H onnigas h a h a b id o alg o q u e no h a y a sido
tu V oluiüad, ciertam en te h a sido p o r mi c u lp a /
p o r eso n o castig u es a K itahara, castígam e a mí.

ap rendiz la d esg racia del viejo
m a estro y le dijo:
— ¿ P o r qué no se viene conm igo
a v e r a D on B osco? T en d rá ale­
g ría en verle. A dem ás m e parece
h ab e r oído que quiere m o n ta r una
escuela de c e rra jería . Y si eso es
verdad, ¿q uién m ejor que u ste d ?
U n a luz in te rio r brilló en B a u tis­
ta. M ilagros de la esperanza.
Don Bosco le recibió con los
brazos abiertos. Y aunque no h u ­
b ie ra pensado en el ta lle r escue­
la, lo h ab ría m ontado p a ra co rres­
ponder a la a n tig u a generosidad
que B a u tista le h ab ía dem ostrado
cuando e ra u n hom bre próspero
y él u n c u ra m endicante.
Don Bosco le aseg u ró que e’ ta ­
lle r e ra cosa de sem anas, p ero que
desde aquel m om ento c o n tab a con
un p u esto en su m e sa y u n a h a ­
bitació n en el O ratorio.
E ra de v er a l pobre anciano
re p e tir e n tre lá g rim as y risa s: He
en trad o en el P araíso.
E l ta lle r de c e rra je ría fue un
hecho. L os nuevos alum nos de
B a u t ^ a se sab ían de m em o ria su
h isto ria. Mil veces se la repitió
p a ra convencerles de que ten ían
que se r los m ejores chicos del O ra­
to rio porque ¿q u é d iría si no Don
B osco? ¿Cóm o Iba él a d isg u star
a D on Bosco ?
M ien tras ta n to sus hábiles m a­
nos volvían a fo rja r el hierro. To­
do el h e rra je de la p rim e ra igle­
sia que Don Bosco lev an tó en ho­
n o r de M aría A uxiliadora salió
del ta lle r escuela que crearo n de
consuno la ca rid ad de un sa n to y
la g ra titu d de un hom bre.

Y si en nosotros h a y alg u n a obra q u e h ay a sido
d e tu V oluntad, no es nuestra, se d eb e a los efec­
tos d e la consagración d e K itahara para d irig ir­
nos/ p o r eso no nos alabes a nosotros, alaba a
K itahara. •
Tokyo y el m undo en tero ag radece a Dios ese
A ngel d e C arid ad q u e les m andó.

Esta n arració n está sacada de la C olección Da­
m asco y escrita por A lberto A bella, S. D. B. La
C olección Dam asco es u n a p u b licació n salesiana
d e d ic a d a al testim onio de los hom bres y m ujeres
q u e h allaro n la fe.


21

EDUQUEMOS A NUESTROS HIJOS

C ó m o vet* Mas
n e e o s id a d e s doM
m undo?

V

ENIMOS h ab lan d o hace
alg ú n tiem po de que los
pad res h a n de enseñar
a sus hijos a v e r el m un­
do Y sus cosas/ a contem plar los
hom bres y sus actitudes.
£1 p a d re p u e d e d ejar a sus hi­
jos el leg ad o riquísim o de saber
interp retar «1 m undo con ojos
cristianos. La m adre el de sentir
en cristiano. V er y sentir en cris­
tiano el m u n d o es la n o b le ta ­
rea en co m endada por Dios a los
pad res en prim er lu g ar, y ^®spu és a los educadores.
U n aspecto m u y concreto y
m uy actual del m undo de h o y y
d e una im portancia ex trao rd in a­
ria es el subdesarrollo de tantos
pueblos, la m iseria d e tantos
m illones d e hom bres: ¿Cómo
in terp retarla cristiana m e n t e ?
¿C on q ué ojos la d e b e mirar
un cristiano?
Mis recuerdos de niño me lle ­
v a n a u na escena frecuente en
nuestra casa. Llam aba u n p obre
e inm ediatam ente n uestra ma
d re en carg ab a a u n o de nosotros
b ajarle u n p an ecillo y unos cén ­
timos. Q uería, y nos lo repetía
siem pre, q u e viéram os d e cerca
a los pobres, cóm o b esab an el
pan, q u e le s débam os.
Yo b e n d ig o a mi m adre q u e
me enseñó a am ar al pobre,
a ten er carid ad con él y ap reciar
©1 b ie n de Dios. Pero com prendo
q u e h o y las cosas h a n cam bia­
d o : la m en talid ad q u e los p a ­

22

dres h a n de in fundir en sus hijos,
respecto a los pobres y al ham ­
b re de tantos m illones, no p u ede
ser como la de hace años, au n ­
q u e fu ndam entalm ente conserve
sus rasgos. Entonces nos hacían
com er ©1 p a n q u e nos daban, nos
en señ ab an a no desp erd iciarlo
Y hasta nos lo hacían besar, si
se caía al suelo, con la ad v erten ­
cia de que m uchos quisieran
p a ra si el p a n q u e nosotros re ­
husábam os.
A hora todos los años, en febre­
ro, se nos recuerda el ham bre
del m undo. Pablo VI en la iPopulorum progressio» nos p in ta
el panoram a d e los pueblos su b ­
desarrollados. En las revistas y
d iarios se nos p o n e con frecuen­
cia an te los ojos estam pas y
d atos relativos a las necesidades
de tantos hom bres. El panoram a
se ha am pliado tanto y ha co b ra­
do tales caracteres q u e exige
u n a ed u cación distinta.
• A nte todo los pad res han
d e h acer v e r q u e la solución
d e tan ta ham bre y de tan ta n e­
cesid ad es cosa de todos los hom ­
bres. q u e tien en alg o q u e dar:
dinero, m áquinas, alim entos, cu l­
tura, ciencia... por u n a razón fun­
dam ental, po rq u e todos somos
h erm anos: ese indio, ese negro
q u e m uere de ham bre, q u e no
sabe, q u e no tien e m edios para
cu ltiv a r sus campos, para ha­

cerse u n a choza, etc., es herm a­
no nuestro, auténtico herm ano
nuestro, al q u e Dios q u iere q u e
lo ayudem os.
• Y nuestros hijos h an d e sa­
b er q u e h a y jó venes y m atrim o­
nios q u e a la hora de escoger
u n p o rv en ir, escogen el de irse
a v iv ir con los pueblos subdesa­
rrollados p a ra enseñarles a cu l­
tiv ar m ejor sus cam pos o a c riar
m ejor el g an ad o / a enseñarles a
leer y escribir, a sanear sus
v iv ie n d a s: a crear m edios d e sus­
tento, Y q u e esos jó v enes son
auténticos héroes y más b ie n h e ­
chores de la hum an id ad q u e los
cosm onautas, por citar u n ejem ­
plo.
• H ay que p o n er a los hijos,
d o n d e se pueda, en contacto con
alg u ien p ro ced en te de los p u e ­
blos subdesarrollados/ en nues­
tras ciudades ab u n d an los estu­
diantes de esos países. ¿Por q u é
no in v itar un d ía a uno d e ellos
a n u estra m esa p a ra q u e él ten ­
ga u n d ía de h o g ar y nuestros
hijos noticias directas d e la te­
rrib le realid ad d e sus países?
N uevos horizontes y u n sentido
d e so lid arid ad será u n resultado
m uy apreciable.
• C uando las revistas o la
televisión nós m uestran m aqui­
naria, tractores, cam iones, m a­
teriales, etc., q u e a lg u n a orga-

nización m anda a los pueb lo s
necesitados se h a d e com entar
que esa es la m ejor lim osna, la
m ejor c a rid a d que los pueb lo s
ricos p u e d e n h acer a sus herm a­
nos pobres: p ro porcionarles los
m edios p a ra q u e con su trabajo
p u e d a n cosechar los frutos de
la tierra y construir los ú tiles n e ­
cesarios p ara m ejorar su vida.
Como tantas veces se ha dicho
la lim osna rem edia la necesid ad
de un m om ento, p ero no la so­
luciona.
• U n aspecto e d u cativ o de
g ran interés p ara los p ad res es
la relació n ex isten te en tre el
espíritu de p o b reza cristiana y
la solución de b u e n a p a rle d el
subdesarrollo.
La pobreza ev an g élica, a no
dudarlo, se v a a co n v ertir b ie n
pro n to e n la señal d e q u e una
fam ilia, de q u e u n a p ersona, son
auténticam en te cristianas: M ien­
tras h a y a m illones d e herm anos
nuestros lle v a n d o u n a v id a de
m iseria nosotros no podem os p e r­
m itirnos gastos superfinos, in­
ú tiles y lujos. Su im porte h a de

ir a p a ra r a la ay u d a d e nues­
tros herm anos.
E nseñar a los hijos a ren u n ­
ciar lo superiluo y hacer que
sean ellos mismos los q u e en ­
treg u en el d inero obtenido, m e­
d ian te sus renuncias, a las or­
ganizaciones creadas para la
a y u d a o a las m isiones católi­
cas, q ue se d istin g a n por su
trab ajo d e elevación del nivel
d e v id a cultural, industrial, ag rí­
cola d e los p u eb lo s subdesarro­
llados en u n sector más o m e­
nos am plio, es afianzar con h e­
chos las palabras.
Y esto lo podem os hacer todos/
incluso fam ilias q u e a duras p e­
nas p u e d e n n iv elar su p resu ­
p uesto fam iliar a fin de mes.
Q uizás n o sea a v en tu rad o afir­
m ar q u e b astantes fam ilias, p u es­
tas a o b serv ar la pobreza de es­
píritu, n iv e la rían su presupuesto
y co n trib u irían a aum entar los
fondos contra el subdesarrollo.
Este es otro p u n to d e v ista que
los hijos h a n d e conocer.
• R esum iendo: La in terp re­
tación cristian a d el hecho actual

d e la pobreza y subdesarrollo
d e los m illones d e hom bres, que
los p adecen, exige u n a m enta­
lid ad en la q u e destacan como
puntos p rin c ip a le s:
La so lid arid ad entre lodos los
hom bres, po rq u e son herm anos.
La prestación personal d irecta
a los países subdesarrollados es
u n a form a de contribuir m oder­
na, necesaria y heroica.
Todos podem os a y u d a r a nues­
tros herm anos cum pliendo el
consejo ev an g élico ; Lo q u e os
sobra d adlo a los pobres.
La ftPopulorum progressio», en
la q u e se en cierran las normas
cristianas apropiadas p a ra solu­
cionar el m ás g rav e problem a de
nuestros tiem pos, no p o d rá ser
lle v a d a a la práctica sino por
hom bres con m entalidad n u e ­
va, por hom bres q u e h a y a n cre­
cido en am bientes fam iliares, en
los q u e desde niños se h ay an
acostum brado a oir, v e r y p racti­
car q u e p o r a y u d a r a los h er­
m anos necesitados se h a de sa­
b e r ren u n ciar a m uchos gastos
superfluos.

U no de los m edios de a y u d a r a los p u eb lo s su b de sarrollados es enseñarles n u ev as técnicas d e cultivos
para q u e au m enten los recursos alim enticios. Tal como está hacien d o ese jo v en alem án, p erito agró­
nom o q u e d ejó su p atria, con esos agricultores p a k ista n ie s a los q u e en señ a prácticam ente el m odo
d e in je rta r frutales. Estos ejem plos tie n e n q u e oirlos los hijos de labios d e sus padres.

— 23

¿UNA NEVERA EN ESTA CASA MIENTRAS
NUESTRA GENTE MUERE DE HAMBRE?

YELA6IRI
El misionero salesiano francés, P. Gezou, nos ofrece una crónica de
su parroquia en la India; por ella nos damos cuenta de la viva influencia
del evangelio y de la ñgura de Jesucristo en hombres que por prim era
vez entran en contacto con El.

OY u n m isionero que
Irabajó en Ja la rp e í Yelagiri, e n N oríh Arcot, re­
g ió n de la India, a d o s­
cientos kilóm etros d e M adrós. Mi
p arro q u ia es inm ensa. C ien ki­
lóm etros de ancha. Y d esd e la
b ase del m onte h asta el e x tre ­
mo opuesto cerca de trescientos
setenta y cinco kilóm etros.
En el centro del p o b lad o de
Ja la rp e t una capillita. Jalarp et
tiene su im portancia/ colocada
en la lin ea férrea es n u d o fe­
rroviario Y posee talleres de re­
p aració n de vagones.
Los católicos son 1500 ap ro x i­
m adam ente. El prim er anuncio
d el E vangelio en esta región
corrió a cargo de los m isione­
ros d e las M isiones Extranjeras
d e París, h acia el año 1920. El
prim er apóstol m urió en u n p o ­
b lad o d e n o cristianos, q u e lo
e n terraro n ráp id am en te en mi­
tad de u n cam po/ n ad ie sabe
d o n d e exactam ente. Sí, esto de­
bió su ceder e n 1920, pero aquí
en tratán d o se d e tiem po nunca
se sabe nada. El tiem po es algo
muY d istin to a q u í q u e en Eu­
ropa. A quí se h ab la del año d el
cataclism o, d el añ o d e la gran
sequía...
Tres m isioneros h a n m uerto
d e m alaria sobre estas colinas.
El obispo tu v o q u e p ro h ib ir a

S

24



sus sacerdotes que su b ieran a
Jav ad i. C uando lleg u é a esta
tierra sabia q u e el grano h ab ía
sido arrojado en los surcos...
C uando subí p o r prim era vez
a Ja v a d i me q u ed é p erp lejo c.l
notar q u e la gente, al verm e
pasar v estido con mi sotana
b lanca, g arab ateab an sobre su
cuerpo la señal de la cruz. Pre­
guntó, pero n ad ie me supo dar
razón de p o rq u é hacían tal co­
sa Y q u ien se lo h ab ía ense­
ñado, ly menos el significado
d el gestol
La p arro q u ia de Jalarp et, de
la q ue estoy encargado es cen ­
tenaria. Pronto celebrarem os la
fecha con u n a cerem onia bien
solem ne: c o n la construcción d e
unos cuantos pozos más para
regar los campos.
En u n p rin cip io me instalé en
u n a colina cercana, en Yelagiri,
la im o ntaña d e los osos». Esta
colina está d estin ad a a co n v er­
tirse en un lu g ar de turism o. A
mi lleg ad a no h ab ía en Y ela­
giri u n solo cristiano. Pronto
te n d ré el consuelo de b au tizar a
•toda u n a fam ilia, q u e durante
tres años me h a ay u d a d o a a y u ­
d a r a los más pobres. N o h e si­
d o y o q u ien les h a in v itad o a
bautizarse. H an sido ellos mis­
mos, p o r sus actos d e caridad,
q u ien es com enzaron p o r v iv ir lo
más esencial del cristianism o y

de esta suerte lleg aro n hasta
Cristo. La evangelización siem­
p re tien e lu g ar p artien d o de la
vida...
Tengo la fortuna de tener co­
mo ay u d an te a u n sacerdote sa­
lesiano indio. Es un hom bre deg ra n cultu ra Y al mismo tiem po
de u n a carid ad inagotable. ¿La
p ru e b a ? No v acila u n instante
en reg alar mis sotanas b lan cas
a los pobres q u e no tien en ca­
misa. U n d ía regaló u n a tarta
q u e las herm anas h ab ía n h ech o
para celebrar mi cum pleaños...
¡Una tarta y en estas tierras!
¡Hacia seis años q u e no la pro­
bábam os I
Os garantizo que este sacer­
dote no se h a d ejad o occidentalizar. Se opuso term inantem ente
a q u e adquiriéram os una n ev e­
ra p eq u eñ a, q u e tan b ien nos
v e n d ría para tener u n poco d e
ag u a fresca en estes tierras ar­
dien tes: iCómo, me dijo!, ¿ u n a
n ev era e n esta casa, cu an d o
n u estra g en te se m uere d e ham ­
bre?
Llegué a Y elagiri sin un cén­
tim o en el bolsillo. U n herm ano
me facilitó u n a mesa, u n a silla
Y v ív eres p a ra unos cuantos días.
Me instalé en u n a chozita a b an ­
d o n ad a Y cu an d o se acab aro n
los escasos- v ív eres com ía lo q u e
q u erían darm e. Estoy convenci-

do que fue eslo lo q u e más me
ayudó en mi apostolado, h a b e r
sido de v e rd a d p o b re en lre los
pobres. T uve tam b ién q u e a p re n ­
der poco a p oco la lengua. Bien
pronto u n h om bre v in o a ofre­
cerme un p eq u e ñ o lote d e tierra,
sim plem ente p o r am istad y a
pesar d e la d ecisión lom ada p o r
el pu eb lo d e no v e n d e r ni u n
palmo de terreno a los e x tra n je ­
ros. Era u n h in d ú de alm a rec­
ta. El mismo con sus hijos me
ayudó a construirm e mi casa.
Paso po r alto la s dificultades
que siguieron a mi instalación
en este rincón. En determ inados
momentos e stu v e a p u n to de
abandonarlo todo y m archarm e
ante los insistentes ataq u es de
que era objeto. G racias a M on­
señor M athias que me anim ó d i­
ciendo: H ay q u e ag u an tar. H oy
casi todas las fam ilias v u e lv e n
sus ojos a Cristo... Pero antes
que bautizarlas preferim os e v a n ­
gelizarlas, es d ecir, d arles el
sentido d e la caridad, de la a y u ­
da m utua, del am or fraterno.
Así ese hom bre q u e fue g e n e ­
roso conm igo, es generoso aho­
ra con todo el m undo. Le p ed í
que d istrib u y e ra m edicinas a los
leprosos recogidos p o r mi en la
colina. Fue mi brazo d erech o d u ­
rante la epidem ia de tifus. El
mismo v in o a ped irm e q u e le
dejara unos ev angelios. Com­
prendió q u e h ab ía más alegría
en dar q u e en recib ir y que
dándose se e n c u e n tra a Dios. Por
sí mismo se en cam inó h acia Je ­
sús. Sus hijos p id e n tam bién
el bautism o.
El apostolado p asa tam bién
por el testim onio de nuestros
amigos de Europa. Los alum nos
de la escuela de San E steban de
Roubais acab ab an d e ofrecerm e
un coche, cu an d o caí enferm o
de cólera. U n m édico h in d ú ,
muy contrario al cristianism o,
pero m u y servicial, v in o a cu­
rarme Y me sacó d el apuro.
Una vez m e p re g u n tó d e d ó n d e
me h a b ía v e n id o aq u el coche.
Le respon d í: Me lo h a n reg alad o
los alum nos d e u n o d e nuestros
colegios d e Francia, p o rq u e nos­
otros todos somos m iem bros de
la misma fam ilia, todos somos

herm anos en Jesucristo... Ocho
días d esp u és sorprendí al doctor
le y e n d o el e v an g elio a los niños
h in d ú es recogidos en la casa
salesiana. Se h ab ía p rocurado
u n ejem p lar d e u n a ed ició n p ro ­
testante p o r c ie rto / h ab ía refle­
x io n ad o m ucho sobre él y aquel
d ía m e d ijo : tP adre, la v id a d e
Jesú s es extraordinaria. ¿Por
q u é no nos h a b la de ella...?i
D espués de este descubrim ien­
to no era raro h allar en la p u e r­
ta de su casa u n aviso clavado
con u n a ag u ja: iSi necesita del
m édico v a y a a casa del Padre
misionero». Y allí se le encon­
tra b a con sus am igos bram anes,
sentados a la som bra d e un ár­
bol com entando juntos el ev an ­
gelio. Y h e de confesar que lo
h acen d e u n a m anera tan n u e­
v a p a ra mí q u e con ellos v u elv o
a ap ren d er a le er el evangelio.
A 100 kilóm etros de allí, en
K ouppam , p o r in iciativ a d e un
d estilad o r de aceite de sándalo,
todo u n e q u ip o d e hom bres se
h a p uesto al servicio de las re­
ligiosas Y h an organizado un ser­
v icio de coches para llevarlas a
v isitar enferm os. Y se h a visto
a este hom bre, industrial, rico y
bram án, sostener la p alan g an a
m ientras la herm ana cura las
llagas d e los leprosos, i U n b ra ­
m án e n tre parias!, y eso porque
en u n colegio de Francia un
g ru p o d e jó v en es d ieron testi­
m onio d e herm andad.
El v ia je d e Pablo VI a la India
p erm an ece e n la m em oria de
lodos. El Papa dem ostró un res­
p eto tan g ran d e al h in d ú en su
fe Y en su civilización q u e su
ac titu d nos ha a y u d ad o a acer­
carnos a g en te d e casta elev ad a.
Los mismos protestantes reci­
b ie ro n el im pacto d e esta acti­
tu d ecum énica. Yo personalm en­
te tengo con ellos las m ejores
relaciones. U n m édico am erica­
no, esp ecialista en cáncer, y
p rotestante, v iv e en estos mo­
m entos en n u estra casa. En v e r­
d a d trabajam os la m ano e n la
mano.
Vam os a construir juntos, cató­
licos Y p ro testan tes u n tem plo
a Jesús S alvador en Y elagiri. Sí,
d e esa form a C risto aparecerá a

todos com o Salvador. Lo tocamos
con el d edo. D onde está Cristo,
el hom bre tom a conciencia de sí
mismo, allí d o n d e la conciencia
funciona, el progreso se hace
posible... Los planos los ha h e­
cho u n arquitecto de Londres.
No será u n a basílica, pero si
u n a obra en com ún, m uy sen­
cilla, u n a señal cristiana sobre
Y elagiri: una cruz, un altar. Los
mismos hin d ú es desean contri­
buir.
Con frecuencia nos reunim os
los responsables d e las diferen­
tes iglesias. Yo mismo soy algo
así como el cap ellán de las ju ­
v en tu d es protestantes. Sí, trab a­
jam os por u n a causa com ún y no
com prendem os cóm o perm an ece­
mos to d a v ía separados.
Pero no es preciso acep tar es­
ta situación dolorosa. Es un pro­
blem a hum ano y religioso que
sólo Dios nos ay u d ará a resol­
ver, si m antenem os desde el
p rin cip io una ac titu d fraterna los
unos con los otros.
Q uiero deciros, p a ra term inar,
algo de los niños q u e tenem os
recogidos e n Yelagiri. Pequeños
hin d ú es a los q u e h a y que ver
rezar cada m añana e n la inm ovi­
lid ad más perfecta. Nosotros re ­
zamos con frecuencia c o m o
q u ien v a a u n a tienda a com prar
algo. Ellos, al contrario, están
ante Dios como el feligrés del
cu ra d e Ars al q u e le p re g u n ta ­
ron q u é d ecía al Señor y res­
p o n d ió : Yo no le digo nada. Yo
pien so en El y £1 pien sa en mí».
Así es la oración de nuestros
chicos.
U n d ía en clase uno d e ellos se
desm ayó. C uando v o lv ió en sí,
este chico de trece años me dijo
esto in creib le: iJesú s dio todo
por sus am igos, hasta su vida.
Por eso y o le d i mí plato de
arroz a Ram hen, q u e no tenía
n ad a para comer».
H abía leíd o el ev an g elio . Ha­
b ía com prendido, quizás m ejor
q u e nosotros, hasta d o n d e Jesús
nos m anda practicar el amor
h acia nuestros herm anos. De esta
suerte v iv e n el e v an g elio estos
indiecitos, q u e no son a ú n cris­
tianos. C uando se ama, siem pre
sale p o r a lg ú n lado.

25

G R A C I A S

de Raria Auxiliadora,

Mi p a d re cae v io len tam en te al suelo
Puerto Castilla (A v ila ).—E r a el 15 de m ayo
de 1966. MI p ad re ae dirigía, como de costum bre,
a tr a b a ja r al cam po. De pronto la cab allería que
cabalg ab a se esp an ta y mi p adre cae violentam en­
te al suelo. Al principio todo son desasosiegos,
tem ores, disgustos. Se creía lo peor. U nos días
de cam a y no parece que sea o tra cosa que un
m agullam iento del cuerpo. P a s a n los días y mi
padre se levanta, pero no puede tr a b a ja r ; un do­
lor continuo no le deja h acer nada.
Al m es del suceso le sobreviene un agudo y
fu erte dolor que hace te m b la r a la fam ilia. Le
llevan al hospital y allí perm anece u na sem ana
m ie n tras le calm an el dolor sin necesidad de
intervención quirúrgica. Vuelve a l pueblo, pero el
dolor no desaparece. Así continúa varios m eses
sin poder tr a b a ja r con las su p u e stas consecuen­
cias p a ra la fam ilia, que d u ran te la enferm edad
h a rocurrldo incesantem ente a M aría A uxilia­
d ora con novenas, sacrificios, lim osnas; y hoy,
después de un año de o cu rrir el suceso, se halla
to talm en te recuperado y puede h acer vida no r­
m al trab a jan d o incluso m ejor que antes.
A gradecidos a n u e s tra buena M adre A uxilia­
dora publicam os la g rac ia y enviam os u na li­
m osna. P. Oarcia. 8. D. B.

V olvió el sacerdote p o r tercera vez
Guadalajara.—Hahia un enferm o de m ucha g r a ­
vedad, sin que nadie se a tre v ie ra a nom brarle
los sacram entos. A lguien avisó a l sacerdote, pe­
ro la fam ilia no le recibió diciendo que estab a
m ejor. Al e n terarm e ofrecí ir a verle, ponerle la
m edalla de M aría A uxiliadora al cuello y si se
confesaba, d a r u na lim osna y publicar el favor.
Así lo hice; lo visité y lo puse la m edalla. Volvió
el sacerd o te po r te rc e ra vez; fue bien recibido
p o r el enferm o, que se confesó, m uriendo con
m ucha tranquilidad. Doy g ra c ia s a la V irgen y
cu^.^plo lo prom etido. U na suscriptora.

C reí m orir
Z am ora.—H ace cinco años el S eñor nos envió
u na hija, el c u a rto de n u estro m atrim onio. Lo p a ­
sé m uy m al, pues m e acom etieron v a ria s dolen­
cias y po r últim o, después del nacim iento, me

26



sobrevino u n a h ep a titis aguda, que dado m i esta­
do de debilidad, creí m orir. E n ta l ap rieto recu­
r rí a M aría A u x iliad o ra a la cual ten g o m ucha
devoción, pues soy cooperadora salesian a desde
hace vario s años. E lla m e ayudó a recu p erarm e
poco a poco y, au nque no he quedado del todo
bien, pues a ú n estoy rese n tid a y con m olestias,
cum plo lo ofrecido y envío u n a lim osna, pues
creo que la B uena M adre m e ay u d a así a sa n ti­
ficarm e y g a n a r el cielo. Sigo pidiéndole que me
dé fu erza de voluntad p a r a re sis tir y que mi
esp íritu no decaiga. Una cooperadora salesiana.

Estamos inm ensam ente agradecidos
Plasencia .— D am os g ra c ia s a M aría A uxiliadora
y a S an J u a n Bosco p o r hab ern o s dado u n a niña
preciosa después de cinco años de m atrim onio.
E stam o s m uy con ten to s y pedim os a dichos sa n ­
to s nos la críen ta n b o n ita y sa n a como h a s ta
ah o ra, pues y a tien e c u a re n ta y cinco días.
T am bién pedim os a M aría A uxiliadora y a San
J u a n Bosco nos ayuden en un asu n to personal
m uy im p o rta n te p a ra nosotros y de difícil conse­
cución. D eseam os se publique esta g rac ia de la que
estam o s inm en sam en te agradecidos.
Pedro Blazquez y Carmen García.

D esde q u e em pecé la n o vena
Fontanales-Barranco del Pinar .—Doy rendidas
g rac ias a M aría A uxiliadora p o r m uchos favores
lecibldos y señ alad am en te p o r uno. L levaba v a­
rios años en ferm a de pulm ón con fiebre. El médico
de cabecera m e m andó reposo y m e dijo que te n ­
d ría que operarm e. C onsulté con v ario s especia­
lista. A nálisis, rad io g rafías, todo indicaba la m is­
m a enferm edad y resultado.
P ueden im ag in arse cu ál no se ría m i p ena:
pues y a no podía a te n d e r a mi fam ilia con mi
trab ajo .
H a sta que un día u n a am ig a m ía, m uy devota
de M aría A uxiliadora, m e aconsejó hiciese la no­
vena recom endada p o r S an J u a n Bosco a M aría
A uxiliadora, y m e contó cóm o v ario s se h ab ían
curado de esa m ism a enferm edad, invocando a
M aría A uxiliadora. Me contó el caso de un p rim ito suyo de sie te años de edad, m uy g ra v e de
pulm ón. E n te ra d a ella, le m andó u n a e stam p a con
la novena y desde el p rim e r dia quedó el niño
curado: el cu a l le decía a la m a d re : cM amá,

y d e su A p ó sto l
S u n ttfuun B o s e o

M aría A uxiliadora m e h a curado». L e desapareció
la fiebre. Lo reconoció el m édico. Y se en cu en tra
p erfectam en te bien.
A nte ta les alientos m e decidí a invocar a ta n
buena A uxiliadora y he experim entado su valiosa
protección. D esde que em pecé la novena, em pecé
a m e jo ra r de salud y tam b ién de situ ac ió n econó­
m ica, cu a n ta s m ás lim osnas doy p a ra la O bra
Salesiana, como m e decía m i am iga.
E nvío u n a lim osna y ruego lo publique en el
Boletín, como lo prom etí. Y anim o a todos a con­
fiar en su auxilio, porque los aten d e rá , com o hi­
zo conm igo. Une. devota.

D aban m uy p o q u ito p o r m í v id a
Salamanca.—Me e n c o n trab a y a hace m ás de
tre s años g rav e m en te en ferm a, a consecuencia
de un reum a, que produjo u na lesión de im p o rta n ­
cia en el corazón. A cudí a varios m édicos espe­
cialistas de corazón y todos a p e sa r de los t r a t a ­
m ientos que me im ponían no en co n trab an solu­
ción a m is co ntinuas dolencias. N unca perdí la
confianza en m i V irgen A uxiliadora a la que en
c a sa profesam os todos m ucha devoción. P o r fin
m e decidí a m a rc h a r a M adrid a in te rn arm e en la
Clínica de la Ciudad U n iv e rsita ria p a ra enferm os
de T órax. A llí m e tr a tó el Dr. M artín ez Bordiú,
quien po r fin, y hace solam ente unos meses, se

decidió a in terv en irm e como se suele decir en esta
clase de enferm edades «a vida o m uerte». D aban
todos m uy poquito p o r mi vida. S alí del q u iró ­
fano después de v a ria s h o ras de operación. E n tré
en él m u y g rav e, p ero con m ucha confianza en
Dios, resig n ad a a su sa n ta voluntad, e invocando
co n tin u am en te a mi V irgen. E lla m e hizo salir
de allí com pletam ente bien. Y hoy después de
este insigne fav o r, deseo se publique esta g ra c ia
y envío u n a lim osna. Florita García González.

De nu ev o in terv ien e M aría A uxiliadora
Madrid.— A. p rim ero s de m ayo pasado, a n te las
ala rm a n te s noticias sobre la salu d de m i padre,
y a de av a n za d a edad, m e tra sla d é a m i pueblo
n atal. P ude com probar cóm o el m édico que le
a s istía no d aba g ran d e s esp eran zas de que se
reh iciera. L e encom endam os a M aría A uxiliadora
los fam iliare s; y en v a ria s Com unidades R eligio­
sa s se ro g ab a p o r él. Le im p a rtí la Bendición
de M aría A uxiliadora, con la que S an J u a n Bosco
obró ta n ta s m arav illas, prom etiendo p u b licar la
g ra c ia si a l fin del m es se h allab a fu era de peligro.
Y así sucedió. L a V irgen intervino de nuevo en
su favor, pues hace v ein te años, desahuciado y a do
los médicos, recobró la salud p o r intercesión de
M aría A uxiliadora y pudo d edicarse a su s o rd i­
n a ria s ocupaciones. Tomás Estévez, 8. D. B.

Otros corazones ayradecidos
ilfoníiHa.—^Dando g ra c ia s a M aría A uxiliadora
p o r m uchos fav o res recibidos envío u n a lim osna.
Un devoto.
Hita.—E n contrándom e g rav e m en te enferm o con

unos vóm itos de san g re, que no sa b ía de donde
podían proceder, m e encom endé a M aría A uxi­
liadora y a l recib ir la com unión se n tí m ejo ría
y desde aquel m om ento, m e en cuentro bien. A g ra ­
decido envío u na pequeña lim osna y d esea ría se
publicase la g rac ia. N . A randa.
Cádiz.— E nvío u n a lim osna ofrecida por la p ro ­
tección de M aría A uxiliadora e n u n asu n to pro­
fesional. Anveca. A . A.
Vigo. — Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora por un
g ra n fa v o r recibido y lo hago público p a ra el
culto y p ropagación de la devoción de la M adre
divina. E. L . C.

Las Palmas.— Envío u n a lim osna m uy ag ra d e­
cid a a M aría A uxiliadora p o r un fav o r recibido.
G racias, M adre m ía. M. C.
Ecija.-—A gradezco a M aría A uxiliadora que m is
c u a tro h ijo s h ay an apro b ad o los recien tes ex á­
m enes y envío u n a lim osna. Socorro Madero.
Zamora.— Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora p o r
hab erm e concedido la salu d y envío u n a lim osna
p a ra s u culto. Ricarda Alonso.
Grijota. —^Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora p o r
h a b e r devuelto la salud a m i esposo y p o r h ab e r
aux iliad o a m i hijo en los exám enes. A gradecida,
envío u n a lim osna p a ra su cu ite con ru eg o se
publique en el B oletín Salesiano. Una Cooperadora.
Barcelona.—^Dan g ra c ia s a M aría A uxiliadora
y S an J u a n Bosco p o r h a b e r salido felizm ente de
sendas intervenciones q u irú rg icas D oña Concep-

— 27

ci6n P atialba de Blanco, m a e stra nacional, ope­
ra d a on u n a p ie rn a c<m peligro de em bolia pul­
m onar, hoy en fra n c a convalecencia. Y su m adre
in tervenida de un tu m o r m aligno, P ese a su edad
avanzada, ochenta años cum plidos, ella m ism a
pidió la S a n ta U nción a l sa lir del quirófano y la
recibió con notable ferv o r. A dem ás del g ra n éxito
operatorio, considera u n fa v o r de la V irgen de
Don Bosco la p resencia Junto a su cabecera de
u n a h ija religiosa, la cual a n te s del Concilio no
podía s a lir del convento. P o r todo, la fam ilia a g ra ­
decida m anifiesta su a le g ría y envía u na lim osna.
Centro de Santa Dorotea.
Zamora.—Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora y

en trego u na lim osna por h a b e r aprobado m i nieto
la reválida. N . N.
Salamanca.—Doy in fin itas g rac ias a M aría
A uxiliadora por u n g ra n fav o r recibido y entrego
u n a lim osna. M. Cuevas.
Málaga.—Doy g rac ias a M aría A uxiliadora, M a­
dre de Dios y m ía, po r haberm e concedido el f a ­
vor que le pedí: c u ra r a un sobrino m ío de u nas
fiebres pertinaces, que venía padeciendo.

N O T A IM P O R T A N T E

para los
COOPERADORES SALESIANOS QUE VIVEN EN
POBLACIONES DONDE NO HAY CASA
SALESIANA
Siendo muchos los cooperadores salesianos, que viven en localidades donde
no hay Casa Salesiana ni Centro de Co­
operadores, les comunicamos por medio
del presente Boletín, que
A PARTIR DE OCTUBRE RECIBI­
RAN MENSUALMENTE, si lo desean,
una HOJA DEL COOPERADOR SALESIANO con pensamientos, sugeren­
cias de actividades apostólicas y encues­
tas
a fin de que cada mes tengan algo que
les recuerde que son cooperadores y los
haga cada vez más, mejores cooperado­
res.
Lo mismo: Si algún lector del Boletín,
no es cooperador y desea serlo y recibir
dicha HOJA
escriban a:
DELEGADO NACIONAL
COOPERADORES SALESIANOS
Apartado 9.134 - MADRID (2)

A grad ecid a a ta n g ra n fav o r, deseo que se pu­
blique e s ta g rac ia en el B oletín Salesiano. Invito
a todos a confiar m ás y m ás en n u e s tra buena
M adre. María Torrealba.
Málaga.—^Doy g rac ias a M aría A u x iliad o ra por
hab erm e cu rad o de unos dolores de ciática que me
tu v iero n encam ada d u ra n te dos la rg o s m eses. H oy
m e encuentro to ta lm e n te recu p erad a, y ag rad ecid a
en treg o u n a lim osna p a ra el culto de ta n buena
M adre, y deseo que se publique e s ta g ra c ia en
el B oletín Salesiano, p a ra estím ulo de los probados
p o r el dolor. María Gallego.
Almacha.—^Una vez m ás, M aría A uxiliadora ha
venido a s e r m i verd ad ero auxilio. S u frí u n a ope­
ració n difícil, tá n to que, a l v e r los m édicos un
tu m o r, y que es poco probable, desistieron de
o p erar. D espués de u n a se g u n d a operación, casi
a la desesperada, quedé m ilag ro sam en te cu rad o
y salvo. D oy ren d id as g rac ias a ta n b uena M a­
dre. Salvador Gutiérrez Muñoz.
Montaña Alta-Guía. —^Por g rac ias recibidas de
M aría A uxiliadora envié u n a lim osna h ace y a
tiem po. L es ruego que publiquen la g ra c ia en el
Boletín, com o prom etí. Y anim o a todos a con­
fiar en la que es poderoso Auxilio de los C ristia­
nos. María Melián Rodríguez.

G racias a M aría A u x iliad o ra y a San Ju a n Bosco
Marta ael Carmen G., de T rap ich e; Ricardo
Font, de M adrid; Micaela Alonso, de A studillo;
Guadalupe Ferreiro, de M adrid; Deolinda Pérez,
de O rense; Una devota, de M ontaña A lta-G uía;
Urlan Ferrer, de A lm ería; Aforía Bragado, de

Bilbao.
B eus.— S iem pre he p rocurado se r devota de M a­
ría A uxiliadora, y siem pre que la he invocado, m e
h a escuchado ta n b u en a M adre. U ltim am en te me
alcanzó dos fav o res im p o rtan tes. Y sólo hace
unos días libró de la m u e rte o de un accidente
que h u b iera podido se r m uy g rav e a mi esp>oso, el
cual, m ie n tras tra b a ja b a , se hirió con un objeto
que le cayó de lo alto y que p u d iera hab erle
m atado. A grad ecid a a ta n buena M adre, publico
la g ra c ia p a ra que todos re c u rra n a E lla en oca­
siones sem ejan tes. F. E.
Htielva.— E n co n trán d o m e en un g ra n apuro, m e
encom endé a M aría A uxiliadora y S an J u a n
Bosco p a ra que in te rced ieran a n te Dios N u estro
S eñor y m e concediera la solución del problem a,
prom etiendo que si asi sucedía en v iaría u n a li­
m osna p a ra los pobres. A gradecido cum plo m i
prom esa. S. Vizcaya.
Rota. —T eniendo m ucho m iedo a u n a operación
nos encom endam os mi esposo y yo, ju n ta m e n te
con m is c u a tro hijos a M aría A uxiliadora pro m e­
tiéndole u n a novena y u n a M isa s i la operación
se realizab a a satisfacción. N u e stra sú p lica fue
escuchada; no hubo n in g u n a com plicación, dando
g ra c ia s a ta n buena M adre y cum pliendo lo pro­
m etido. P. G. y A. R.
Rota.— A grad ecid a a M aría A uxiliadora por
u n a g rac ia envío u n a lim osna p a ra su culto.
Pepe R.

28

Roguemos par nuestros difuntos
D oña V icen ta M eseguer C uella
e n M álaga, a los
setenta y ocho años. Ejem plar m ad re de cinco
hijos, devotísim a de M aría A uxiliadora, y co­
operad o ra celosa. Casi cin co m eses de enlerm edad h a n sido b u e n a c á te d ra d e sus lecciones
d e fe v iv id a d e l espíritu , p u e s e stab a más d eseo ­
sa de v o lar co n Dios q u e seg u ir acá abajo, d o n ­
de tan ejem plarm ente h a b ía llen ad o sus días,
con obras d e virtud.
Este C entro p ie rd e u n b u e n núm ero, p ero cree­
mos q u e d esde e l cielo, nos an im a a seg u ir por
el cam ino d e l apostolado seglar.
D oña O b d u lia Ruiz Ruiz
e n M álaga, coopera­
dora salesian a y c elad o ra activísim a d e la d e ­
voción a M aría A uxiliadora. Se la v e ía venir,
arrastrando sus años, a h o n rar a su V irg en A u ­
xiliado ra, h a sta q u e el dolo r la postró en ca­
ma. A hora e sta rá co n tem p lan d o e l rostro de la
M adre, p a ra n o p e rd e rlo jam ás.
Señorita J u lia R ueda
M álaga, el 17 de noviem ­
b re d e 1966. De v e rd a d e ro m ilagro de la g racia
podem os calificar a esta virtuosísim a joven. V i­
sitar su lecho d e dolo r e ra tom ar u n a p íld o ra
intensa d e alta e sp iritu alid ad . El más lib io salía
de su p resen cia co n v en cid o d e q u e se p u e d e ser
santo, q u e ex iste el m ilagro de la gracia, que
Dios h ace m aravillas en esta tierra de los hijos
d e A dán.
N o es p o sib le d ecir todo lo que v ie n e a la m ente
al tratar d e reñ ejar la exquisitez de esta alm a se­
lecta, d ig n a d e u n a biografía, q u e no adm ite la
condició n de reseñ a q u e p erm ite el Boletín.
N u ev e años d e enferm edad, c u atro de ellos en
u n a postu ra inverosím il (habría q u e h a b e rla v is­
to p a ra h acerse id ea d e ello) sin dorm ir, alim en­
tada a m odo d e u n beb é, con los ojos h acia atrás,
casi n o se le p o d ía v e r la frente, d a b a espanto
im aginarse el sufrim iento. A ñád ase q u e h ab ía
sido agraciad a, y a h o ra se en co n trab a deforme...
A quello era la im agen d e l dolor.
Pero... h e aq u í lo m aravilloso: era tam bién la
im agen de la alegría. A lgo así como la rosa, q ue
es más herm osa so b re su rosal, llen o d e espinas.
Sin u n gesto d e dolor, sin u n a q u eja, sin u n re­
clam o d e com pasión.
No q u ería q u e le p re g u n ta ra n p o r sus sufrim ien­
tos. En cam bio ella se o cu p ab a de los problem as
d e todos. O ir h a b la r a a lg ú n conocido, y p re ­

g u n tar por sus asuntos, prom eter oración para
interesar al cielo. Las obras salesianas ocupaban
u n pu esto de privilegio.
Con frecu en cia p e d ía la b en d ició n d e M aría
A uxiliadora, no para p ed ir la curación, que
am aba con su d u lce com pañía, sino tp o rq u e
siento u n a alegría m uy g ran d e por dentro».
Es difícil sufrir tanto y con tanta alegría, sin
adm itir u n a fuerza superior, como la q u e resu­
citab a a los m uertos, o d a b a la vista a los cie­
gos...
Todos los q u e conocieron esta ejem plar cristiana,
sienten v en eració n por ella. Y su eñ an con que
algún d ía aparezca el m ilagro com o confirm a­
ción d e su san tid ad q u e podem os calificar, p ri­
vadam ente, d e heroica. M urió como u n a flor.
El Centro d e cooperadores d e M álaga está de
enhorabuena, pues tien e u n a protectora de gran
valim iento de la escuela d el Crucificado.
D oña Estefanía A renales i a los sesenta y cinco
años, en Burgos. M adre de tres Hijas de M aría
A uxiliadora, sor Lourdes, sor C oncepción y sor
Josefa V alcabado.
En u n a v id a d e trabajo, d e donación sin m edi­
da y d e cristiana visión d e acontecim ientos y
cosas, forjó la base d e las vocaciones religiosas
que florecieron en el h o g ar y de los nuevos
hogares q u e d el suyo salieron.
A nte la v o lu n ta d d iv in a d e en treg arle las hijas,
n u n ca puso obstáculos, más bien quiso asegu­
rarlas en la vocación entre las v irtudes q u e v i­
v ificab an el h o g ar en una cristiana com pren­
sión de su m isión m aterna.
Y ella, q u e h a b ía dado las hijas a Dios, ren u n ­
ciando generosam ente a sus cuidados, recibió en
sus últim os días u n an ticipo del prem io a su se­
reno sacrificio: las hijas religiosas p u dieron v e­
lar d ía y noche las últim as jornadas d e p ereg ri­
nación terrena en su b rev e y últim a enferm e­
dad.
El Señor la llam ó a sí el 17 d e m ayo en la n o v e­
na d e M aría A uxiliadora de q u ien fuera siem­
pre tan d ev o ta y a cuyo Instituto diera lo que
más am aba.

Por estos y por todos los cooperadores difuntos
ofrecem os al Señor pleg arias y sufragios, para
q u e pro n to Ies conceda el eterno reposo.

M illo n e s de resucHadosm He a g u í en defínitiva lo que nos
e s p e ra ; no s e trata de h a c e r tra b a ja r n u e stra Imagina^
olón sin o n u e s tra Fe
20

fü m a c m é iío c a c io n e s

«El mejor premio que Dios concede a una familia es un hijo sacerdote.» (Don Bosco.)
INSPECTORIA DE BARCELONA
P. Provincia: P .' San Juan Bosco, 74 - BarceIona-17
BECA S E N FO R M A C IO N
B c ra «D on J u a n A ntol». N. e .: 1.000 p ls . T o ta l: 94.000 p ts .
Boca « F lo re n cio Sánchez». T o ta l: 20.000 p ts.
B eca « S an to s A n tonio y S e b astiá n » . T o ta l: 10.000 p ts.
Beca « Jo sé M aría V alles P lá» . T o ta l; 6.000 p ts.
B eca «C laudio G arcía». 1.9 e.; 26.000 p esetas.
B oca « M aría A u x iliad o ra» . R . V erg és L ia r d c n t. T . : 30.000.
B eca « N u e s tra S e ñ o ra de M o n tse rra t» . N . e . : 5.00 p e s e ta s.
T o ta l : 55.000 p esetas.
B eca «D oña B ib ia n a Soefas». T o ta l; 17.000 p e s e ta s.
B oca «D on F e lip e A lc á n ta ra » . S a r rlá . T o ta l: 3.000 p ts.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . T a rr a s a . T o ta l: 16.000 p ts.
B eca p e rp e tu a « D .l C le m e n tin a V a llm itja n a C ros de B aró».
T o ta l; 20.000 p ts.
B eca «Sr. V.» T o ta l: 8.000 p ts.
B eca p e rp e tu a «M aría C a s a c u b e rta d e M asó». T o ta l: 5.000.
B eca « S an to D o m ingo Savio». T o ta l: 16.000 p ts .
B eca « E sta n isla o M uzás». T o ta l: 15.000 p ts.
B eca «San Jo sé» . T o ta l: 5.000 p ts.
B eca «D oña D orotea». R o c a fo rt. T o ta l: 27.000 p ts
B eca « S an ta E m ilia». T o ta l: 26.000 p ts
B eca «M ario A u x iliad o ra» . S a r rlá . T o ta l: 5.000 p ts.
B eca «Don J o s é R ecasen s» . T o ta l: 4.109,60 p ts.
B eca «D o lo res C a sacu b erta» . T o ta l: 10.000 p e s e ta s
B eca «M aría A. P o r ta de D u rán » . T o ta l: 8.000 p ts.
B eca «Sr, M a rtín G olcochea». C olegio S a r rlá . T o ta l: 25.000
B eca «P . V iñas». A rc h lc o fra d ía d e S a r rlá . T o ta l: 5.000 p ta s.
Bt'cn p e rp e tu a « J. M.». l.B e.: 5.000 p ta s.

INSPECTORIA DE BILBAO
P, Provincial: Escuelas Salesianas ■ Deusto-Bilbao
BECA S E N FO R M A C IO N
B re a «M.B d e loa A ngeles P o s tig o L a b ra d o r» . l.S e.: 15.000.
Beca « C onchita Diez Noza». 1.8 e n tr e g a : 15.000 p ts.
B eca « S rta s. R a m o n a y Jo se fin a d e F elip e» , 2.8 e n tre g a ;
26.000 p ts . T o ta l: 50.000 p ts.
B eca «M am á M a rg a rita * . L . C a ñ ad a. P a m p lo n a. T . : 17.000
Beca «D. P e d ro Ollvazzo». T o ta l; 30.000 p esetas.
B eca «D. C irilo S a g a s ta g o itia » , p ro m o v id a p o r los AA. AA.
d e B a raca ld o . T o ta l: 16.000 p esetas.
Beca «D. J o s é D ías d e C erlo V alle v P e tr a G a stó n V entosa».
T o ta l; 4.000 p ta s.
Beca « S an tísim a T rin id a d » . T o ta l: 27.000 p ta s
Beca «C arm in a G u tlérrex » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « A g u stin a A lonso*. T o ta l: J8.000 p ts .
Boca « P ied ad R am os». T o ta l: 28.000 p ts.
Beca « N ativ id ad P o stig o » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « P n riu lto G u tiérrez * . T o ta l: 28.000 p ts.
Beca « R o sarlo G u tiérrez » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « F e rn a n d o y R u fin a* . T o ta l: 28.000 p ts.
Beca p e rp e tu a «San C osm e y S ta M agdalena». T .: 75.000 p ts.
B eca «M aría A u x iliad o ra» . 2.» A rch. B a raca ld o . T . : IS.OOO
B eca «F . C an ales». T o ta l: 14.000 p ts.
Beca « M atild e P elayo». P a m p lo n a . T o ta l: 5.000 p ts.
Beca «D. R am ó n Z abalo». B a ra c a ld o . M. F e rn á n d e z . T o­
ta l: 25.000 p ts.
B eca «Sr. J u s ll* . D e u sto (C olegio). T o ta l: 19.500 p ts.
Beca « V irg en del C astillo». E l Ro>-o. T o ta l: 9.300 p ts.
B eca «I. Concei>clón». J . L . M. T o ta l: 6.500 p ts.
B eca p e rp e tu a «San M artín * . T o ta l: 31.000 p ts.
Beca «M arta A u x iliad o ra» . Z uazo. T o t a l : 6.500 p ts.
B eca « n . Bosco*. C iu d ad L a b o ra l. P a s a je s , 'f o t a l : 5.720
B eca « F ra n c isc o T ie rra * . B u rcefta. T o ta l: 8.500 p ts .
B eca « S ag rad a F am ilia* . S a n S e b a s tiá n . T o ta l: 10.000 p ts.
Beca «S an J u a n Bosco*. S a n ta n d e r. T o ta l: 6.000 p ts.
B eca « S an to D o m ingo Savio». S a n ta n d e r. T o ta l: 19.500 p ts .

30 —

B eca « Jo s é P u e rta s » . D eu sto . T o ta l: 10.000 p ts .
B eca « S res. de U d aetx e» . B ilb a o . T o ta l: 34.000 p ts.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . D . R . 6 . R . T o ta l: 20.000 p ts
B eca «S an A n d rés» . B u rg o s. T o ta l: 1.327.35 p ts .
B eca « N u estro s M á rtires» . Z uazo. T o ta l: 18.509 p ts .
B eca « M aría A u x iliad o ra» . I I . T o ta l: 20.000 p ts .
B eca «A lfonso G óm ez P in e d a » . P a m p lo n a . T o ta l: 5.000 p ts
B eca «S. J o s é O brero » . (X n d u stria le s-S a n ta n d e r). T .: 10.000.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . (A rch . S a n ta n d e r ). T .: 6.000 p ts .
B eca «S. P a u lin o » . B a ra c a ld o . T o ta l; 23.000 p ts .
B eca «E. D . C ap ran i» . B a ra c a ld o . T o ta l: 6.000 p ts .
B eca «D. J . S an to s» . D eu sto . T o ta l: 17.000 p ts .
B eca « Je sú s A znar». P ro m o v id a p o r D o ñ a M a ría S alm eró n
V da. d e A zn ar. T o ta l: 7.000 p ts .
B eca « C o a d ju to r d o n P e d ro M a rtín ez» : 100.000 p e s e ta s.

INSPECTORIA DE CORDOBA
P. Provincial: Calle María Auxiliadora, 14 - Córdoba
B E C A S E N FO R M A C IO N
B eca « M aría A u x iliad o ra» . M álaga. N . e . : 3.000. T . : 15.300.
B eca «C ías. J u v e n tu d S alcsia n a» . L a O ro tav a. T . : 40.000
B eca « E scu elas E x te rn a s » . M o n tilla. N . e.: 3.000. T . : 6.000.
B e c a «D on A n to n io E sp in o sa » . T e n e rife . T . : 42.800 p ta s.
B eca « S an ta C ruz de T en erife» . T e n e rife . T . : 32.000 p ta s.
B e c a «Sto. D o m in g o Savio». C ías. T e n e rife . T . : 21.000 p ta s.
B eca «V irgen d el P in o » . T e ro r . N . e .; 22.000 p ts . T . : 47.000.
B eca « F a m ilia A tilio Ley*. L a s P a lm a s . N . e .: 500. T .: 1.600.
B. « F a m ilia N a ra n jo » . L a s P a lm a s. N . e .: 5(X) p ts . T . : 2.900.
B eca « F a m ilia L ag o » . L a s P a lm a s. N . e .: 700 p ts . T .; 4.8'JO.
B eca « F a m ilia E . d e C hacón H dez*. L a s P a lm a s . N . e . :
1.200 p ts . T o ta l: 6.100 p ts .
B eca « F a m ilia T o rre» . L a s P a lm a s. N . e . : 1.400. T . : 3.800.
B eca « F a m ilia F eo. L eó n N av arro » . L a s P a lm a s . N . e.:
600 p ts . T o ta l: 2.900 p ts.
B eca « F a m ilia L a r a P ad fn » . L a s P a lm a s. 800 p ts . T . : 5.100.
B eca «Sto. D o m in g o Savio». C ías. L a s P a lm a s. N . e .: 16.300
p e s e ta s. T o ta l: 30.800 p ts .
B eca « J u a n X X III» . M o n tilla. N . e .: 1.000 p ts . T o ta l: 14.350.
B<ca « M aría A u x iliad o ra» . C o o p e rad o res. A n te q u e ra . N . e . :
1.000 p ts . T o ta l: 6.500 p ts .
B eca «S. J u a n Bosco*. L o p e ra ( J a é n ) . N . e .: 5.000. T .: 20.000
B eca « F a m ilia A n so ren a» . T o ta l: 17.(XI0 p ts.
B eca « F am ilia H o y o s G onzález». T o ta l; 71.833 p ts .
B eca « F a m ilia Elspejo Góm ez». M o n tilla. T o ta l: 12.000 p ts .
B eca «D om ingo Savio». C ías. R e lig io s a s d el C olegio S a n ta
T e re s a . T o t a l : 4.700 p ts.
B eca «D. S a lv a d o r R osés». R o n d a . T o ta l: 99.000 p ts.
B oca « F a m ilia M uñoz». T o ta l: 18.000 p ts .
B eca « M aría A u x iliad o ra» . A n to n io R o y á n . T o ta l: 25.200 pts.
B eca «M aría A u x iliad o ra» . F a m ilia G óm ez B ríasco . T : 34.000
B eca p e r p e tu a « T ro y a G ozálvez». U b ed a. T o ta l: 24.000 p ts.
B eca « N tra. S ra . de C onsolación». T o rre d o n jlm e n o . T . : 20.000
B eca « F a m ilia F ra n c h is» . L a s P a lm a s 1.» e .: áOO p ts .
B oca «V irgen del P in o » . L a s P a lm a s 1.8 e .: 1.000 p ts.
B eca «D. B e rn a rd o L ó p ez B aena». C ó rd o b a. T .: 12.000 p ts .
B eca «B ald o m ero P a g á n » . T o ta l : 16.000 p ts.
B eca « N tra . S ra . d el C arm en». P o zo b lan co . T o ta l: 26.000 p ts .
B e ca « P u ra B erm údez». M á lag a. T o ta l: 26.000 p ts .
B eca « S an ta Isab el» . G ra n a d a . T o ta l: 34.000 p ts .
B eca «Sto. D go. Savio». C ías. R e lig io s a s. R o n d a . T .: 13.000.
B eca «S. J o s é y N tr a , S ra . M o n serrat» . G ra n a d a . T .: 18.200.
B eca « U tre ra D eherves». C ó rd o b a. T o ta l: 10.000 p ts .
B eca «N icolás R o d ríg u ez» . L a s P a lm a s . T o ta l: 2.100 p ts .
B eca «San Jo sé» . P o zo b lan co . T o ta l: 4.000 p ts .
B eca « S a n ta T eresa» . G ra n a d a . T o ta l: 16.150 p ts .
B eca «M oisés R e d o n d o T ira d o » . P o zo b lan co . P ^ m m i d s
p o r D . J o s é F e rn á n d e z . T o ta l: 40:000 p ts.
B eca «S an R afael» . C ó rd o b a. T o ta l: 17.737 p ts .
B eca «San M iguel». M o n tilla, T o ta l; 21.300 p ts .
B eca «M anuel H ern á n d e z » . L a s P a lm a s. T o ta l: 6.000 p ts .

B eca < J. M. M an fred in i» . G ra n a d a . T o ta l: 67.000 p ts .
B eca c P . S a n ta C a ta lin a» . 2.S L e s P a lm a s . T o ta l: 1.000
Beca «S. J u a n B a u tis ta » . C ó rd o b a. T o ta l: 13.000 p ts .
B eca c N tra . S ra . d e Lxina». P o zo b lan co . T o ta l: 25.000
B eca « M aría A u x ilia d o ra » . P o zo b lan co . T o ta l: 50.000
B eca «D. S e b a s tiá n M a ría P a s to r» . T o ta l: 4.015 p ts .
B eca « R a fa e l M o u re R íos ». C ó rd o b a. T o ta l: 8.750 p ts .
B eca «D. V ic e n te R e y es» . C ó rd o b a. T o ta l: 2.200 p ts .
B eca «N. R o d ríg u e z » . L a s P a lm a s . T o ta l: 2.100 p ts .
B eca « S ra. F . P e ñ a » . M á la g a . T o ta l: 12.000 p ts .
B eca «M ontilla». M o n tilla . T o ta l: 25.000 p ts .
B eca « F a m ilia V a rg a s» . R o n d a . T o ta l: 10.000 p ts .
B eca « D o ñ a M aría» . L a s P a lm a s . T o ta l: 3.700 p ts .
B eca « S a g ra d o C o razó n d e J e s ú s » . L a s P a lm a s. N .
10.862. p ts . T o ta l: 23.862 p e s e ta s.
B eca «M anuel M oreno». L a s P a lm o s. T o ta l: 1.500 p ts .
B eca « M á rtire s d e P o zo b lanco». T o ta l ; 8.725 p ts .
B eca « M a trim o n io CLM -SCB». M á lag a. T o ta l: 46.060

p ts.
p ts .
p ts .

e .:

p ts .

B e ca
B eca
B e ca
B e ca
B eca
B eca
B eca
B e ca
B eca
B e ca
B eca
B e ca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca

«Cor. d e Je sú s » . H . D ñ a . S a lv a d o ra G arcía. T . : 10.000.
«V. E sp e ra n z a » . S evilla. T o ta l: 1.750 p ts.
«D. J u a n T o rre s» . J e re z . T o ta l: 20.000 p ts.
«S gdo C orazón». Coop. U tr e ra . T o ta l: 68.000 p ts.
«R . R om ero». S. J . d el V alle. T o ta l: 5.193 p ts.
«D. A n d ré s Y un». A lg e c ira s. T o ta l: 5.000 p ts.
« F . M [oípeceres». C a rm o n a. T o ta l: 13.100 p ts.
«C. I . C ooperadores». T oteü: 15.000 p ts .
«C. S . S a n P e d ro * . S ev illa T o ta l: 1.000 p ts .
«D oña. J o s e f a R o d ríg u ez» . T o ta l; 2.000 p ts.
«I. C oncepción». L a L ín e a . T o ta l: 500 p ts .
« M aestro P a g és» . C ádiz. T o ta l: 13.295 p ts.
«San J u a n Bosco». (3.8). R . U . S. T o ta l: 6.000 p ts .
«F . A lcalá V iva». M orón. T o ta l; 10.000 p ts.
«S an A ndrés». P . d el C ondado. T o ta l: 6.000 p ts.
« P . A g u s tín N ofré*. lU r e ra . T o ta l: 26.810 p ts.
«San J u a n Bosco*. C áceres. T o ta l; 16.750 p ts.
«D. J o s é C anal». S ev illa. T o ta l; 31.600 p ts.

INSPECTORIA DE MADRID - «DESAMA»

INSPECTORIA DE VALENCIA

P. Provincial; P aseo del G eneral Prim o de R ivera, 25
M adrid (5) ■ Teléf. 227 56 91

P. Provincial; Calle de Sagunto, 212 - Valencia

Recordam os a todos los participantes en B E S A M A las
tres categorías de Becas Com pletas:
— Beca O R D I N A R I A : 50.000 pesetas.
— Beca M A T O R : 100.000 pesetas.
—Beca P E R P E T U A : iSO.OOO pesetas.
Siem pre pueden enviar donativos para i r com pletando
las becas € B E S A M A ».

B E C A S E N FO R M A C IO N
B eca «B esam a». I I . D o n a tiv o s : C oncepción S o ria n o , 200.
T o ta l: 37.565 p ta s .
B eca « C asim iro R a m iro » . A . A. A to ch a. N . e : 2.000 p ts . T o­
t a l : 30.000 p ts .
B eca «M. A . L .» N . e .: 1.000 p ts . T o ta l: 16.000 p ts.
B eca « M a ría A u x iliad o ra» . S a la m a n c a . T o ta l: 16.300 p ts .
B eca «Sto. D o m in g o Savio». E x te rn o s - A to ch a. T o ta l: 6.000.
B eca «D on J\ian > . I I . T o ta l: 10.000 p ts .
B eca «S. E s ta n isla o » . F a m ilia L ó p ez A lvarez. S alam an ca.
T o ta l: 30.000 p ts .
B eca «E l C o a d ju to r S alesian o » . C ías. P a lo m a . T . : 40.000 p ts.
B eca « P a d re E ste b a n » . AA.AA. P a lo m a . T . : 12.305 p ta s.
B eca « M aría A u x ilia d o ra » . I I . A to ch a. T o ta l; 28.976 p ts .
B eca M ay o r « N u e stro s M á rtire s» . G e n e ra l L ó p ez de L e to n a .
T o ta l: 60.000 p ts.
B eca «D. H ig in io A rce», p a r a C o a d ju to r S a le sia n o . T . : 25.000
B eca «A rch. M.8 A ux.». P.fi E x tr e m a d u r a . T . : 8.000 p ta s.
B eca «S. F ra n c is c o d e S ales». E s tre c h o . T o ta l: 9.645 p ts.
B eca « P a d re E ste b a n » . AA. AA. P a lo m a . T o ta l: 9.800 p ts .
B eca «V da. C asan o v as» . T o ta l: 5.000 p ts .
B eca «S ánchez B lanco». I I . T o ta l: 6 000 p ts .
B eca « F a m ilia M eso n ero R o d ríg u ez» . T o ta l : 8.000 p ts.
B eca «D on F é lix G onzález». F a m ilia P a r d o . T . : 20.000 p ts.
B eca « D o ñ a M e rce d es C ruzado». T o ta l: 9.000 p ts .
B eca « F . d e B.>. B é ja r. T o ta l: 25.000 p ts .
B eca « D o ñ a D o ro tea» . M a d rid -D o n B osco. T o ta l: 20.000 p ts .
B eca « Jo s e fa A. R o ld á n y F a m ilia » . T o ta l: 30.000 p ts .
B eca «V da. d e P u ja d a s » . T o ta l: 12.000 p ts .
B eca « C e n tro Ju v e n il» . P.fi E x tr e m a d u r a . T o ta l: 13.600 p ts .
B eca « N tra . S ra . d e la s A n g u stia s» . A révalo». T . : 26.600 p ts .
B eca M a y o r «S ta. T e re s a y S . V icente». T o ta l: 98.000 p ts.
B eca « V irg en d e l C a rm e n y A n im as p u rg a to rio » . T . 40.000.
B eca « N tra S ra . d el C a rm e n y S . L u cas» . T o ta l: 24.000 p ts.
B eca « F a m ilia d e D . A n to n io M ira n d a , S alesia n o » . T : 10.000.
B eca «D o ñ a C a rm e n O lalla». T o ta l: 35.000 p ts.
B eca «M an u el N ico lás» . T o ta l: 10.000 p ts .

INSPECTORIA DE SEVILLA - «BESASE»
P. Provincial: Calle M aría A uxiliadora 18 . Sevilla
Teléis. 35 04 86 . 35 01 00
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B e ca
B eca

B E C A S E N FO R M A C IO N
« M aría .‘á 'ix ilia d o ra » . S ev illa. T o ta l: 3.000
« S trlla M aris» . H u e lv a . N . e .: 4.100 p ts . T .: 28.100 p ts .
«M 8 A u x ii.» A lcalá G u a d a íra . N . e . : 8.000. T . : 22.850.
«C olegio S alesian o » . E c ija . T o ta l: 26.500 p ts .
« V irg en V icto ria» . M é rid a. T o ta l: 55.600 p ts .
« C í e m e t e G uede». C ádiz. T o ta l: 6.775 p ts.
« S a n to D o m .n g o Savio». E d j s . T o ta l: 83.000 p ts .
«C olegio S a.csian o » . S ev illa. P o i A. R . i.OÓO p ts .
« N tra . S ra . d el R o sario » . R o ' h 7 o ta l: li.uOO p ts .
«D . F . J a v i e r M ontero». Tota>:
p ts .
« N tra . S ra . d e l S a g ra d o C orazón». M orón. T . : 16.000.
« S a n tia g o A póstol». C ádiz. T o ta l: 60.000 p ts .
« C o rp u s C h rísti» . Q u in ta n a . S ev illa. T o ta l: 8.230 p ts.
« M aría A u x ilia d o ra » . P u e r to P.ea]. T o ta l: 14.000 p ts
«D on F lo re n c io Sánchez». S e v .-T rín . T o ta l: 10.000 p ts .
«D . L u is H e r n á n d e z . S e v illa T rin id a d . T o ta l: 10.000.
cR v d o . T o m á s G onzález». S ev illa. T ria n a . T .: 25.000.
d e O ro». AL G u a d a l r a T o ta l: 60.000 p ts .

B E C A S E N FO R M A C IO N
B eca « C ooperadores d e V alencia». N. e . : 1.000 p ts . T . : 8.500.
B eca «Azul y R osa». V alencia. N . e . : 7.500 p ts . T . : 27.500.
B e c a «C írculo D o m in g o Savio». 1.8 e .: 1.600 p ts .
B e c a p e r p e tu a « J u a n M anuel», p o r D .8 C a rm en Góm ez d e
T o rto s a . A lcoy. 1.8 e .: 50.000 p ts .
B eca «N iño J e s ú s d el M ilagro». T o ta l; 30.000 p ts.
B eca «R vdo. D . M a rian o A isa». B u r r ia n a . T o ta l: 17.500 p ts .
B eca «S an B e rn a rd o » . V illen a. T o ta l: 22.000 p ts.
B e ca « N tra . S ra d d P ila r» . Z arag o z a. T o ta l: 33.000 p ts .
B e c a « A n to n ia CTabot». A lbacete. T o ta l: 25.000 p ts.
B e ca « J e s ú s M endívil». V a le n c ia T o ta l; 25.000 p ts.
B eca «D. L u is B e re n g u e r» . A lican te. T o ta l; 20.000 p ts .
B e ca « P . T a rín » . (Sodella. T o ta l: 3.000 p ts .
B e ca « T ra b a jo y H o n rad ez» . V alen cia. T o ta l: 24.000 p tsB e ca «S an V icente». V a len cia T o ta l: 54.000 p ts .
B e ca « A rch ico frad fa d e M . A. 2.8». P r im e r a e .: 4.000 p tsB eca « F ra n c isc o S e rrá is » . V alen cia T o ta l; 8.000 p ts.
B eca « R a m ó n G u erre ro * . A lbacete. T o ta l: 12.550 p ts .
B eca «San A g u stín » . A lcoy. T o ta l: 18.000 p ts .
B eca «V irg en d e L uz». C uenca. T o ta l: 13.725 p ts.
B eca «Colegio S alesiano*. V alen cia. T o ta l: 83.500 p ts .
B e ca « P e rp e tu o S ocorro». V alencia. T o ta l: 6.000 p ts .
B eca «San Jo sé» . A lican te. T o ta l: 10.000 p ts.
B eca «V irgen del P ila r» . A lican te. T o ta l; 5.000 p ts.
B eca «Colegio S a le s ia n o B u rria n a » . T o ta l; 11.000 p ts .
B eca «D. J o s é C alasanz». T o ta l: 14.025 p ts.
B eca « A n tig u o s A lum nos» V alen cia. T o ta l: 2.050 pta.
B eca «Colegio S an J u a n Bosco*. V alencia. T o ta l: 6.000 p ts .

INSPECTORIA DE ZAMORA
P. Provincial: U niversidad Labon! - Zam ora
B E C A S ÍCN FORMA* J ' N
B eca « M aría A u x iliad o ra» . A llariz. 1 í <•.. 75,000 pts.
B eca «V irgen de V illanueva». A llariz. T n ta !: 11.925 p ta s .
B eca « ^ n B enito». A llariz. T o ta l: 28.0t<( pt».
B eca « Jo s é S ab até» . V igo. T o ta l: 31 OOt p i ..
B eca « M aría A u x iliad o ra» . O viedo-N araiico. N. r .: 8.666
p e s e ta s. T o ta l: 13.500 p e s e ta s.
B eca «D on E m ilio M ontero». O ren se. N. e. • 4.W)0 p e s e ta s.
T o ta l: 22.800 p e s e ta s.
B e c a «D. J o s é S ab u rid o » . O ren se. T o ta l: 22.UOC pta.
B e c a «D. P e d r o O livazzo». A s tu d illo . T o ta l.: lLoT6 p ts.
B eca «D. E rn e s to A rm elles». C orufta. (C olegio). T . : 33.750.
p esetas.
B e c a « P M ig u el S algado». V igo, S. M a tía s. N . e. 900 p e ­
s e ta s. T o ta l: 48.750.
B eca « M aría A u x ilia d o ra . C elanova. N . e .: 20.000. p e s e ta s.
T o ta l: 32.000 p e s e ta s.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . A re. ;5am ora. T o ta l: 19.500 p ts.
B eca « P . CTirílo S a g a s ta g o itia » . L eó n . T o ta l ; 36.100 p ta.
B eca «D . T o m á s B u sso n s» . V igo. S. M a tía s. T o ta l : 20.000 p.
B e c a «M.8 A u x iliad o ra» . V igo. S . M a tía s. T o ta l: 32.000 p ts .
B e c a «S an O is tó b a l» . V igo. S. M a tía s. T o ta l; 8.000 p ta s .
B e ca «D ona L u c ia B echade». C a m b a d o s. T o ta l: 14.260 p tsB eca «S an Jo s é » . V igo. S . M a tía s. T o ta l: 58.000 p ta s .
B eca c P . F i l a A rce». (B o d a s d e P la ta ) . M asaveu. T .; 32.000.
B eca «Sto. D o m in g o ^ v i o » . V igo. S . M a tía s. T o ta l: 10.600.
B e ca « C o o p e rad o res C ánido». V igo.
M itía s . T .: 9.000 pts
B eca «San J u a n Bosco». V igo. H o g a r. T o ta l: 7.000 p ta s .
B eca «C eferíno N a m u n c u rá » . V igo. H o g a r. T ota*: 6.000 p ts
B e ca « M aría A u x iliad o ra» . V ;go. H o g a r. T o ta l; 5.(KC pta*.
B e ca «S to. D o m in g o Savio». Camba-i.>s. T o ta l: *4.500 jatas.
B eca « N tra . S ra , d e C ovadonga*. r u d e la V eg u ín . T . : 13.246.
B e ca «San Jo sé» . (Com pañías. Z am o ra. T o ta l. 11.000 p ta s.
B e ca « Jo sé I r ís a jr i» . E s tu d ia n te s . Z am o ra. T . ; 7.250 p ta s .
B e ca «(Círculo S to . D o m in g o Savio», Z am o ra. T . : 14.000 p ts .
B e ca «S. L e ó n M agno». Z am o ra. T o ta l: 26.000 p ta s .
B e ca «S to. D o m in g o Savio». A vU ét. T o ta l; 4.600 p e s e ta s.
B e ca « D om ingo Savio*. L eó n . N . e . : 2.300 p ts . T . : 16. 655.

31

ACTUA­
L ID A D E S

S IA N A 8
DETROIT (Estados Unidos).—En terrenos d e la casa salesiana se
h a le v an tad o u n altar en recuerdo d el «sueño» de Don Sosco, en
q u e v io que la n av e de la Iglesia no se h alla seg u ra m ientras
no am arra en las dos colum nas de la Eucaristía y d ev o ció n a
M aría.

TURIN. — Pa­
blo Crida, au ­
tor de varios
cuadros famo­
sos de D. Sos­
co, acaba de
fallecer.

MACAO.—La esposa d el g o bernador d e M acao
felicita a u n cantorcillo d e l coro salesiano d u ran ­
te u n a fiesta d ad a en su honor.

Ej . U. S a le s ia n a : M a d riú -A to ch a
Texto
IV." Centenario’j
de
SAN FRANCISCO
OE SALES!

f

SATOKO
KITAHARA
DANRA (Assam).—Q ue
el elefante p re sta bae>
nos servicios lo sabe
bien este m isionero sa>
lesiano que, gracias a
su ayuda; h a desb o sca­
do u n b u e n cam po p ara
la escuela agrícola. No
es extraño q u e lo obse­
quie con u n as ap etito ­
sas hierbas.

BOLETIN SALESIANO

Sumario

ORGANO DE LA PIA UNION DE
COOPERADORES S A L E S I A N O S

SAN FRANCISCO DE S A L E S ...................................3

R evista de la O bra de D on Bosco

BOLETIN SA L E SIA N O ................................................. 8

A ño LXXXI • Núm. 9 Sepl. 1967
DIRECTOR:

JA VIER RUBIO IBAÑEZ
DIRECCION, REDACCION Y ADMON.;

Alcalá, 164 - Apartado 9.134

SATOKO KITAHARA, por A lberto A bella . . 12
INFORMACION GRAFICA SALESIANA . . .

16

ESPAÑA S A L E S IA N A ................................................17
ANECDOTARIO DE DON BOSCO: He entrado
en el P a r a ís o ..............................................................21
EDUQUEMOS A LOS HIJOS: ¿Cóm o presen tar­
les las necesidades del m u n d o ? ....................... 22

Teléfono: 255 20 00
MADRID-2
Depósito legal: M. 3.044-1958

YELARGIRI, por el p ad re Gezou, m isionero sal e s i a n o ....................................................................... 24

{Con censura eclesiástica)

BECAS SACERDOTALES...........................................30

CRONICA DE G R A C IA S .......................................... 26

LUBUMBASHI (Congo).—En la an tig u a E lisabetville, el p ad re Gerardo, salesiano exparacaidista, em ­
p e ló h ace dos años a construir u n a «ciudad d e los m uchachos», p a ra ay u d a r a la red en ció n de tan ­
tos m o ialb etes a los q u e la g u erra de K atanga h a b ía convertido en v ag ab u n d o s y hasta delincuentes.
La c iu d a d con a y u d a de m uchos, in cluidos españoles, es un hecho en su m ayor p arte y los frutos
no se h acen esperar como m uestra la foto: el bau tizo de uno de los m uchachos. En el centro el p adre
G erardo m ira com placido m ientras en su in terio r d a gracias a Dios.

2



UN CENTENARIO QUE NOS TOCA DE CERCA

SAN FRANCISCO DE SALES
Hace cuatrocientos años, el 22 de agosto de 1567, nacía en el castillo
de de Thorens, cerca de Annecy, Francia, el que se ha llamado el Santo
de la dulzura. P ara la Familia Salesiana, que ha recibido de él el nombre
y el espíritu, el Centenario es una ocasión para ahondar en sus enseñan­
zas, cosa que haremos a lo largo del mismo repetidas veces.

Im agen de San Francisco de Sales v e n e ra d a e n su iglesia d e la C a si M adre salesi¿na de
T arín. Fae co n stru id a p o r San Ju a n Bosco q u e com o se sab e adoptó al santo saboyano,
como protecto r celeste de la S o cied ad Salesiana p o r él fundada.

— 3

ABLO VI tiene la costum bre, h ered ad a de
su antecesor, el in o lv id ab le Ju a n XXIII,
d e asom arse todos los dom ingos, a las doce
en p u n to de la m añana p a ra rezar con
los iieles congreg ad o s en la Plaza de San Pedro
el A ngelus
No falta en esa circu n stan cia u na b re v e ex h o r­
tación, q u e a veces se ha co n v ertid o en anuncio
de alg u n a n o ticia in teresan te p a ra la cristiandad,
com o cu an d o p u b licó su id a a Turquía.
El dom ingo 29 de enero de 1967, an u n ció desde
la v e n ta n a d e su despacho d e trabajo, a la hora
del A ngelus, q u e acab ab a d e firm ar u n a Carta
A postólica sobre el santo, c u y a festiv id ad recuerda
la Iglesia en ese p reciso día, San Francisco de
Sales, p o r celebrarse en este año el cuarto cen ­
ten ario de su nacim iento.
Pablo VI juzgó cosa de im portancia y de fam ilia
q u e los cristianos se enterasen y supiesen que
San Francisco de Sales ocupa e n la Iglesia u n lu ­
g a r destacado, con p erso n alid ad p ro p ia y carac­
terística y se lo p resen tó a los fieles com o «una

P

d e las figuras más grandes d e la Iglesia y de la
historias; «maestro d e esp iritu alid ad q u e enseñó
la perfección cristiana a todos las estados d e la
v id a s; aun precursor del Concilio V aticano lis
«Protector y patrono de periodistas y publicistas».
N ada m ejor por tanto q u e com enzar a celebrar
el cen ten ario y a «honrar en esta feliz ocasión al
D octor d el am or d iv in o y de la d u lziu a e v an g é­
lica» p resen tan d o en síntesis las alabanzas, q u e el
mismo Pablo VI le ded ica en su C arta A postólica
d irigida, com o se com prende m uy bien, a los
O bispos de Francia, Suiza y Piam oníe, p ero no
nos pararem os en sus solas alabanzas: su doctrina,
su actu alid ad tam bién tienen lu g ar en la brev e
presen tació n de la misma.

LUZ QUE IRRADIA
Francisco de Sales v iv ió en Saboya, reg ió n a
caballo, entre Francia, Suiza y Piam oníe. Tres

La Iglesia d e San Francisco d e Sales de la q u e dam os en esta p ág in a y sig u ien te tres aspectos, fue coiis- ^
tru id a en 1852. Fue con sid erad a d esd e u n p rin cip io como la «Porciúncula salesiana» y em pleada como
iglesia p rin cip al d el O ratorio h asta la in au g u ració n de la basQica de M aría A uxiliadora. En ella predicó Don Bosco todos los dom ingos; en ella cantó el V en erable D on Rúa su prim era misa, en ella Dlc

n a c i o n e s q u e se b en eficiaron p rin cip alm en te
de su v irtu d y d e su doctrina. En ellas líu e siem ­
pre anto rch a q u e ard e y d a e s p le n d e n , desde
allí irradió más claro su celestial esplendor y
todavía sig u e h o y ofreciendo am plia m ateria de
estudioi.
fPor lazo n atu ral con estas ilustres tierras in flu ­
yó en el sentim iento y e n el ten o r d e v id a cris­
tiana, incluso d e los hom bres más insignes por
sus v irtu d es como pocos o quizás n in g u n o e n su
tiempo!.
San V icente d e Paúl, Pedro Berulle, San Ju an
Eudes y Ju a n O lier son nom bres que b rillan en
la estela d e Francisco de Sales.

SUS VIRTUDES
A nte el cu ad ro de las v irtu d es d e San Francisco
de Sales la clara in telig en cia de Pablo VI se d e ­
tiene no direm os asom brado, p ero si com placido
y d en tro d el más p u ro estilo d el Santo escribe:

tSi se con sid eran la ín d o le y forma d e las v irtudes
de San Francisco de Sales, es d ifícil describirlas,
pues no ap arece a prim era v ista y con absoluta
certeza cual es su naturaleza y característica más
em inente. D ifiere u n a estrella de otra estrella,
u n a p ie d ra preciosa de otra y un árbol de otro, y
to d a belleza se d istin g u e por sus cu alid ad es pro­
pias!.
iLa belleza resp lan d ece al m áxim o y es perfec­
ta cu an d o asum e arm oniosam ente la v erd ad de
m uchas bellezas. Así, en un jard ín b ie n cuidado,
resaltan por sus bellezas las hierbas, los árboles,
las flores y su fragancia y color; pero resulta más
herm oso a la m irada, si u n a justa proporción y
u n a co n v en ien te disposición sum an en perfecta
arm onía belleza a la belleza, de suerte que del
conjunto resalte más la d elicadeza y am able gra­
cia de las diversas bellezas!.
•A g u d a in tu ició n de m ente, in telig en cia v ig o ­
rosa y clara, ju icio p en etran te, increib le am abili­
d ad y b ondad, sonriente su av id ad d e rostro y de
p alabra, tran q u ilo ardor de espíritu siem pre activo,

Ituvo lu g ar el arreb ato m ístico, q u e duró to d a u n a m añana d e Santo D om ingo Savio y m il otros acon­
to ^^cimientos religiosos de los prim eros tiem pos salesianos. A l cum plirse los v ein ticin co años de la
•e- canonización d e D on Bosco la ig lesia de San Francisco fue rem ozada recu b rien d o sus p aredes de
la marmoles y p in tu ras al fresco rep resen tan d o escen as de la v id a d el Santo, pero tam bién otras que

— 5

rara sencillez d e vida, no sin u na g lo ria m odesta
en su len g u aje, paz serena y tran q u ila, m odera­
ción in alterad a siem pre y segura, no por ello
ajena a la fortaleza —la d u lzu ra nacía de un ser
fuerte— con la q u e sabía am ar tiernam ente, pero
tam bién m antenerse firm e y conseguir su propó­
sito; sublim e elev ació n de m ente y am or a la
belleza, deseoso de d a r a los dem ás los sumos
b ien es: el cielo, la poesía; celo casi infinito por
las alm as y am or de Dios, q u e como sol d eslu m b ra­
dor p reced e en él a todas las dem ás v irtu d es; la
so b reab u n d an cia de g racia d iv in a sublim ó y acre­
centó todas estas dotes*.
¿C ab en juntas tantas v irtu d es y ca b e mejor
descripción de ellas q ue la trazada p o r Pablo VI?
Este es Francisco d e Sales.
H echa la justa y m esurada enum eración de las
v irtudes, Pablo VI se en tretien e en presentarnos
su celo por la salvación d e las alm as, su d evoción
a la V irgen M aría, la prim acía q ue el Santo d a a
la caridad, para d e te n e rse en hacernos v er que
San Francisco de Sales es lu n Doctor m oderno y

m uy ad ap tad o al tiem po actual* com o si quisiera
invitarnos a todos a leer sus obras p a ra que com­
prendam os m ejor lo que el P apa tie n e h o y co­
mo m eta de su acción pastoral: el Concilio.
LA SANTIDAD, COSA DE TODOS
Pablo VI hace h in cap ié en u n a do ctrin a com ún
a San Francisco de Sales y al C oncilio; e n una
doctrina que el Concilio ha q u erido su b ray ar y
d e la q u e ha hecho g ran p ro p ag an d a: la santi­
d ad como cosa de todos los cristianos. Por eso
apro v ech a la ocasión y d eclara: «Y pu esto que
hablam os d e santidad, es oportuno tocar aquí
brev em en te y corregir la o p inión de quienes
creen q u e la v erd ad era santidad, cual la propone
la Iglesia C atólica, no se refiere ni obliga a todos
los cristianos, sino sólo a algunos, b ien sea in d i­
v id u alm en te o unidos a otros por votos religio­
sos.*
El mismo P apa se com place en rep ro d u cir lar-

r.
t:

\

fr-

tu v ie ro n lu g a r e n la mism a relacio n ad as con D on Bosco y los q u e le ro d earo n ; la iglesia con este
rem osam iento h a q u e d ad o co n v ertid a en u n a jo y a prim orosa d o n d e las p in tu ras y los m árm oles se
arm onizan con gusto extraordinario.

6



gas d ía s sobre uno d e los punios más caracleríslicos de su d o c trin a y
m ayor influencia
han ejercid o en el aum ento de san tid ad d e los
cristianos d e sd e San Francisco d e Sales hasta n u es­
tros días: su teoría d e q u e la san tid ad adem ás de
ser posible a todos la h a d e conseguir cad a uno
según su estado, se g ú n su naturaleza, allí donde
el Señor le h a colocado.
•La dev o ció n —San Francisco de Sales llam a d e ­
voción a la san tid ad — d e b e ser ejercid a de for­
ma distin ta por el gentilhom bre, p o r el artesano,
por el cam arero, p o r el p rín cip e, por la viuda,
por el joven, p o r la esposa. M ás aún, la p ráctica
de la dev o ció n d e b e ser a d a p ta d a a las fuerzas, a
los negocios y a los deberes de cad a uno. Dime,
Pilotea, ¿será c o n v e n ie n te q ue el obispo quisiera
vivir como u n cartu jo ? Y si los m aridos no tra­
taran d e g a n a r más d in ero q u e los capuchinos, si
el artesano estu v iera todo el d ía en la iglesia co­
mo el religioso, y e l religioso se ex p u siera todo
el d ía a toda suerte d e en cu en tro s al servicio
del prójim o, como u n obispo, ¿n o sería esa d e ­
voción rid icu la, irre g u la r e insoportable?... No,
la dev o ció n cu an d o es v e rd a d e ra no p erju d ica
nada, al contrario, lo p erfeccio n a lodo# y cuando
se hace co n traria a los legítim os in tereses de ca­
da uno, es ciertam ente falsa.»
PRECURSOR DEL ECUMENISMO
Un p elig ro de nuestros días es el ecum enism o
mal en ten d id o : el ced er de p a rle d e la doctrina
católica p a ra atraerse a los herm anos separados,
para co n g en iar m ejor con los ateos, co n fu n d ir la
am abilidad co n la cesión en p u n to s doctrinales.
A quí el Papa p ro p o n e Ja co n d u cta d e San Fran­
cisco d e Sales com o m odelo de co n d u cta ecum é­
nica: fA l tratar con los heterodoxos, escribe Pa­
blo VI, San Francisco de Sales se a d e la n ta a n u es­
tros tiem pos y costum bres; su m étodo tiene un
cam ino lum inoso, q u e d e b e ser tam bién h o y imi­
tado. En él h a y u n a sum a in teg rid ad de vida, su­
ma dulzura y b e n ig n id a d . N u n ca es v io len to en
las discusiones, am a a los q u e y e rra n m ientras
corrige los yerros; y si sus posiciones son d istin ­
tas no em plea n u n ca la oposición polém ica, apro­
xim a la luz a la luz; tenaz e n amar, en orar, en
ilum inar, sabe te n e r m ucha p acien cia, sabe d e ­
vo lv er g rad u alm en te a los eq u iv o cad o s a la p le ­
n itu d d e la v erd ad , d e la q u e no es lícito a n ad ie
alejarse y n ad ie tien e perm iso p ara am inorarla.
Y ¿cuáles son sus frutos? Por obra suya, solam en­
te en la p ro v in cia d e C halons Sur Saone, setenta
y dos m il hom bres v u e lv e n a la u n ió n con la Se­
de Apostólica.»
H acia e l final d e la C arta A postólica, Pablo VI
destaca el am or d e San Francisco a la Iglesia y
señala q u e »él declaró los fundam entos d e la Ig le­
sia y sus bases con tan ta se g u rid a d q u e p u e d e
servir no p oco p a ra la recta in terp retació n d e la
C onstitución dogm ática tLum en Gentium» del
C oncilio Ecum énico.
----- • -----Esta es la figura trazada p o r el Papa en la que

OBRAS DE SAN FRANCISCO DE SALES
LA P IL O T E A
Introducción a la vida devota.

E s un libro dedicado a se ñ a la r a todos los
cristian o s el cam ino de la san tid ad ; lo h ace con
ta n ta belleza y fam iliarid ad que lo m u e stra
accesible a todos. Els un libro que puede se rv ir
de m editación o de le c tu ra esp iritu al a todo
el que desee un cam ino sencillo y asequible.
E d ito rial Balmes.
TEOTIM O
Tratado de amor de Dios.

E ste libro, no ta n asequible a todos, h a sido
caliñcado de «libro de tex to p a ra las alm as
q u e estu d ian la ciencia de la santidad».
E d ito ria l Balm es.
OBRAS SEL E C T A S D E
SA N FR A N C ISC O D E SA LES
L a BAC, en sus tom os 109 y 127, h a reco
gido, ad em ás de las O bras citad a s m ás a rrib a ,
o tro s m uchos escrito s del S an to com entados
p o r el P. F ra n cisc o de la Hoz, S. D. B.

resalta las egregias dotes, cu alidades y v irtudes
q u e adornaron a San Francisco d e Sales y que el
Boletín Salesiano iré resaltando a lo largo del año
centenario, p o rq u e sobre el espíritu de San Fran­
cisco de Sales está b asad a la esp iritu alid ad que
San Ju an Bosco nos dejó a la Familia Salesiana
para q u e nos santificáram os. Y, en ten d id a bien
su do ctrin a y su estilo de am or de Dios y dulzu­
ra, eixlenderemos m ejor los m étodos y principios
q u e San Ju an Bosco hizo suyos. Por ellos quiere
expresam ente Pablo VI q u e nos rijamos, q u ien en
la carta, q u e com entam os, in v o ca la protección
d e San Francisco d e Sales sobre la Familia Salesia­
na de San Ju a n Bosco nom inalm enle.
Q u iera el Señor q u e sobre todos nosotros tenga
p le n itu d la in v o cació n q u e Pablo VI pone al fir'
d e la C arta: «Con el v iv o deseo de que San Fran­
cisco, co n su característica b en ig n id a d nos asis­
ta tam bién a nosotros en el cum plim iento recto,
fuerte y su av e d e nuestro m inisterio entre tantas
dificultades y n o v ed ad es imprevistas...», im par­
tim os n u estra b endición.
El Papa in v o ca sobre sí la b e n ig n id a d del San­
to, cu y as alabanzas h a tejido, p ero b ien podem os
hacer n u estra su oración, pues au n q u e en m enor
escala lodos necesitam os cu m p lir recta, fuerte y
su avem ente nuestros deberes en m edio de las
dificu ltad es cad a v ez m ayores d e los tiem pos que
nos h a tocado vivir.

— 7

LLEGARA A SER UNA POTENCIA
PROFETIZO DON ROSCO HACE AÑOS

El BOLETIN SALESIANO
Aunque el BOLETIN SALESIANO español figura eii su portada con ochenta y un años
de vida, en realidad acaba de cumplir en julio pasado los noventa, ya que fue en ese mes del
1877 cuando Don Bosco lanzó el primer número en italiano. P ara conmemorar de alguna
manera la fecha reproducimos el artículo sobre el Boletín Salesiano aparecido en el italiano.
Se debe a la pluma del Conde Carlos Lovera de Castiglione, de quien la prestigiosa revista
LA CIVILTA CATTOLICA dice: «El conde Lovera goza de una felicísima vena de escritor
y facilidad de estilo, rápido, vivo, pintoresco. Sabe tom ar el lado más interesante de los per­
sonajes y de las situaciones y presentarlo al vivo ante los ojos del lector.

cum plido los 90 años de vid a, desde el
lejan o julio de 1877, cu an d o D. Bosco p re ­
vio su éxito con estas proféíicas p alab ras:
«El Boletín está d estin ad o a conv ertirse en
u n a potencia, no sólo por lo q ue es en si, cuanto
p o r las personas q u e recoge bajo su b andera.
La profecía se ha cum plido plenam ente: h o y es­
té d ifu n d id o p o r el m undo, cu en ta con trein ta y
dos ediciones en las p rin cip ales lenguas de los
v ariados pueblos en m edio de los cuales trab a­
jan los salesianos y tiene u n a tirada q u e supera
el m illón de ejem plares.
Es la constatación de u n hecho q u e parece
en trar en la crónica o rd in aria d e las actividades
salesianas, pero el an u n cio de este aniversario
me ha hecho reflexionar sobre su im portancia y
anotar algunas consideraciones.
Don Bosco hiso su pronóstico, el d e la futura
p o ten cia de esta p u b lic a c ió n ; al mismo tiem po
su b ray ó dos v e rd a d e s: q u e tal p oder no estarla en
el Boletín «en sí», sino en la fuerza q u e le había
de v e n ir de las personas, q u e se reco g erían bajo
su b andera.
a

H

DOCUMENTOS HUMANOS
A hora bien, creo q u e quizás n in g u n a d e las m u­
chas y b enem éritas co ngregaciones existentes ten­
g a n una p u b licació n propia, tan d ifu n d id a por
todo el m undo, con el p o d er d e hacerse leer y
de g ran jearse las sim patías más heterogéneas.
El Boletín crea en sus lectores, d iría q u e silen­
ciosam ente, u n a so lid arid ad d e espíritu y u n a co­
operació n en las obras. Es v e rd a d q u e éste es el

8



acostum brado resultado de cu alq u ier hoja im pre­
sa q u e de u n m odo u otro hag a p ro p ag an d a, pero
tam bién es cierto que el Boletín Salesiano no
hace p ro p aganda, tal como h o y se en tien d e: p e­
ro sí, de las situaciones concretas, religiosas y mo­
rales, que presenta a los ojos d e l lector, lo in d u ­
ce a u n a espontánea sim patía hacia el espíritu de
Don Bosco y, por consiguiente, hacia sus obras y
hacia las m ultiform es activ id ad es q u e desp lieg an
por todo el m undo sus hijos e hijas espirituales, de
modo especial en favor de las masas p o pulares y
de los pu eb lo s to d av ía lejanos de la civilización
cristiana.
Pero la fascinación de la lectura d el Boletín,
em ana esencialm ente d e su con ten id o antirretórico, de su cristalina sencillez. Con igual interés
lo p u ed e leer el culto q u e el inculto. U no porque
espiga, especialm ente en las cartas m isioneras,
noticias de prim era fuente, a veces originalísim as,
noticias d e la civilización y costum bres de gentes
tan distan tes del espíritu europeo; p a ra el otro,
al q u e la codiciada noticia d ice poco, q u ed a cap ­
tado por el auténtico trab ajo personal q u e llev a
ap arejad a la g ran av en tu ra m isionera. El poco
culto es transportado a un clim a im aginario, y sin
em bargo real, q u e colm a su fantasía.
Tam bién po rq u e en ellas en cu en tra m otivos
análogos a sus propias fatigas, a su p ro p ia p a­
ciencia y constancia en perseverar. H ay en ellas
g ran an alogía entre el trab ajad o r q u e sabe v er en
la p ro p ia fatiga, más o m enos ingrata, u n a luz es­
p iritual y la d el m isionero q u e siem bra, sabiendo
casi siem pre q u e no cosechará personalm ente,
p ero sí que, en la mies destin ad a a crecer, su

— 9

TURIN.->E1 v ice p re sid e n te de S olivia, don
A dolfo Siles, y su esposa, e n su p asad a gira
p o r Europa se lleg aro n a v isitar al rector m ayor
p a ra m anifestarle su satisfacción p o r la labor
social salesiana en su p atria.

SAKANIA.—Las Hijas de M aría A u x iliad o ra tie ­
n e n la v irtu d de sab er h acer las cosas c allad a­
m ente con la sonrisa en los labios. ¿Q uién
pod rá m edir su co n trib u ció n a la elev ació n de
la m ujer africana?

lejan a fatiga es la prem isa n ecesaria y m eritoria
p a ra la futura cosecha.
El Boletín es leído, con m ayor frecuencia de
la q u e se supone, p o r personas q u e no creen, o
creen poco o no practican.
No hace m ucho tiem po lo d escu b rí en la mesa
de trabajo de u n escritor m u y conocido, aparta­
dísim o de la Fe, y le p reg u n te, no sin cierta m ara­
villa, cóm o se en contraba allí tal publicación. Me
respondió q u e lo recibía su cocinera, la cual se
lo d ejab a lu ego o lv id ad o en cu alq u ier p arte y
añ ad ió : «Lo leo con curiosidad p o rq u e me des­
cansa y me consuela, po rq u e es fresco, ingenuo».
A ñ adió: «Todavía h a y en este m undo alguien
q u e no trab aja por dinero. Por otra p arte me sirve
como in d agación psicológica: las cartas y las p e ­
ticiones d e gracias son verd ad ero s y auténticos d o ­
cum entos humanos.»
Cito este ejem plo como po d ría citar oíros mu­
chos y conozco tam bién casos de conversiones y
de hom bres q u e volv iero n a reflexionar sobre su
situación religiosa, cuyo prim er im pulso les vino
de la lectura distraída del Boletín. Y es q u e su
influjo no está en lo q u e es, esto es, en su presen­
tación popular, sino en lo q u e su sencillez, q u e es
verd ad , produce, h acien d o pensar, creando u n a
com plicidad espontánea, en esta inm ensa a v en ­
tu ra d e fe, esto es, d e corazones, de m entes, de
obras p ara gloria d e Dios.
Y que u n a p u b licació n d e este género, en siglo
tan trastornado como el nuestro, acapare en tor­
no suyo tantas sim patías y asentim ientos es la
m ejor p ru e b a d e q u e el d o liente y desierto cora­
zón hum ano siente nostalgia de algo q u e no ha
p erd id o d e l todo to d av ía y q u e trata de encon­
trar.
La av e n tu ra d e Dios en el m undo «consuela y
reposa». Incluso el descreído lo nota y es in d u ci­
do a com parar.
He aq u í po rq u é la fuerza del Boletín está p re­
cisam ente en la v aried ad de las personas, que
congrega en torno de su ideal, personas d e n a­
ciones diversas, de civilizaciones contrastantes, de
modos de creer, de pen sar y juzgar discordes, de
aportaciones pasivas y activas, d e m eras curio­
sidades y d e deseos de edificación. Pero los co­
razones hum anos están hechos todos d e la misma
pasta y v ib ra n d e la misma m anera en cuanto
una llam ada hace resp landecer en ellos un rayo
d e algo q u e esté por encim a de la m aterialidad
de cad a día.
DESCANSA Y CONSUELA

FORMOSA.—A lum nos de la escuela «San José»,
de Tainan, de excursión. Ya son tres las casas
salesianas abiertas en estos últim os cinco años.

10



El Boletín se ilustra con fotografías d el todo
p articu lares: con frecuencia son fotografías hum il­
dísimas, obtenidas e n las selvas, a lo largo de los
ríos, en los barrios d e la periferia de las ciudades.
N in g u n a extrav ag an cia, n in g ú n divism o. i Q ué
oxígeno, finalm ente! Así es: oxígeno, hum anidad,
trabajo, obras p illad as al vuelo, en su realidad,
sin m áscaras p ublicitarias. I C uánta v e rd a d es aquel
«descansa y consuela»!
Son fotografías tom adas en todos los puntos d el

globo. ¿O s p arece p o c a cosa? ¡H allar e n lugares
Y gentes hum anas tan d istintas el m ism o espíritu,
la mism a h u m an id ad , los mismos dolores, las m is­
mas esperanzas y nxás q u e n a d a el mismo an h elo
de u n a luz d iv in a!
En v e rd a d florece u n a C áritas d e alas infinitas
que lo abraza lodo y iodo lo arm oniza, p re v a le ­
ciendo sobre obstáculos y errores h asta el pun to
de traerm e a la m ente la b e lla e x p re sió n b íb lica:
iTodas aqu ellas aguas no fuero n suficientes p ara
apagar el am or.i
Mas, y o no om ito n u n c a el d eten erm e en la sec­
ción de las gracias: En prim er lu g a r la V irgen,
la gran d isp en sad o ra de m isericordia. Pero m e
sorprendo d icien d o p a ra mis ad entros: es cosa
suya, es n atural. Pero, ¿ y las otras luces q u e b ri­
llan e n su a u reo la? D om ingo Savio, Don Rúa, Don
Rinaldi, D on Bellram i y otros Siervos de Dios que
El suscita e n h o n o r d e su D on Bosco, c a d a vez
más num erosos, scom o g lo ria d el Padre».
A m uchos d e estos hom bres los hem os conocido,
hemos h a b la d o co n ello s: ¡teníam os ju n to a nos­
otros santos Y n o nos habíam os d a d o cuenta!
Hombres com o nosotros, q u e e n tran e n la v id a
de aquellos q u e in v o c a n su auxilio. Es fácil d e ­
cir que se traía d e autosugestiones, p ero cuando
desem bocan en hechos extraordinarios, re p e n ti­
nos, in ex p licab les, creo que se tiene o b ligación
de llam arlos de otra m anera. ¿Es p o sib le q u e to­
dos estos agraciados, q u e nos n a rra n su caso, sean
unos ilusos? ¿Y p o r q u é éstos, y n o otros, tie n e n
arcanos p o d eres? ¿Y p o r q u é n o se invoca, p o n ­
go por caso, a a lg ú n g ra n cien tífico b ien h ech o r
de la hu m anidad, com o Pasíeur, o a a lg ú n escritor
insigne, cual D ante, o a u n in v e n to r célebre, co­
mo M arconi?
Ni se nos ocurre, n i lo intentam os. Se d a por
desco n tad a su im potencia. Por el contrario estos
hom bres q u e hem os conocido, sencillos, m odestos,
sin apariencias, estos hom bres de Dios, q u e m urie­
ron, están p resentes, re m o n d e n a las llam adas,
operan prodigios, no son m onopolio de este o
aquel pu eb lo , de esta o a q u e lla civilización, sino
q u e son d e cuantos p o r u n m otivo o p o r otro p a ­
decen Y, p e rd id a to d a esp eran za hum ana, se e n ­
com iendan a ellos Y ¡con q u é confianza!
¡Q ué m isterio ta n g ra n d e se esconde e n la a r­
cana relació n e n tre el m undo d e aq u í y el de más
allá que, d esp u és d e todo, p a ra el q u e cree, son
u n a sola cosa.
De esta m anera cierro el Boletín- con la reseña
de gran d es salesianos,- m uertos físicam ente, pero
que co n tin ú an benéficos, p ro v id en ciales, p a te r­
nales Y siento y o tam b ién paz y consuelo, i>orque
me d o y c u e n ta d e q u e n i el m undo en toda su
com plejidad, ni n in g u n o d e nosotros, somos a b a n ­
donados p o r Dios, a p esar d e n uestros errores y
pecados, y q u e lle g a h asta £1 el g rito d e tantos
corazones, lle v a d o p o r herm anos nuestros, cono­
cidos en e l curso d e n u estra vid a.
De esta su erte, el Boletín S alesiano alcanza su
fin v erd ad ero , y se transform a, como p re v ió Don
Bosco, en u n a m isteriosa form a d e p o d er, p o r suer­
te n u estra y suya, n o de este m undo.

TESTIMONIOS
Q U IE N H A Y A leido él articulo adjunto del
Conde Carlos hovera de Castiglione podrá ver
en los siguientes testim onios sobre el Boletín
S alesiano que en España produce los mismos
efectos a que alude el autor. La profecía de
Don Bosco vale también para nosotros.
Salainanca.— H ace m á s de seis años que
m ando e l Boletín a v a ria s personas. M uchas
de ellas aleja d as de la religión. Y hace poco
ch arlando con u n a de e sta s personas, m e de­
cía: E sto y todo el día pensando en M aría
A uxiliadora; y a cualquier incidente la invoco
casi sin d a rm e cuenta. T anto, que dije al
confesor que si Je su c risto no se «enfadaría>
p orque no p en sab a en él y sólo en la Virgen...
(Lo c u a l quiere decir que y a fre cu e n tab a los
sa c ra m e n to s.)
O tro señor, ateo práctico , m e decía: «No
m e preocupo n ad a de las cosas de religión, pero
cuando m e m an d as tú el Boletín, m e lo leo
en tero quedándom e a leerlo h a s ta la u n a de la
noche»...
(F irm a : Jesús Esteban.)
Santa Eulalia, de T abana.— H abiendo caído
en m is m anos un núm ero de ^Boletín Salesia­
n o » m e h a ag ra d ad o ta n to que lo he com uni­
cado a los vecinos y ju n to s hem os decidido
d irig im o s a u sted p a ra que llegue h a s ta nos­
o tro s u n a docena de ejem plares. Q uedando
agradecidos pro fu n d am en te de todo cuanto
p o r ella nos puedan ay u d a r en orden a n u estra
santificación.
(F irm a : Ramón Perrero.}
Salamanca.— L a m isión de estas co rta s líneas
no tien en m ás m otivo que la de felicitarle en
nom bre propio y en el de v ario s salesianos
de e s ta casa p o r la p resen tació n y contenido
del B oletín Salesiano de feb rero (1965). Da
g u sto leer en el com edor u n a re v ista que dice
algo y e s tá bien escrita. A unque no fuese m ás
que p o r los artícu lo s: «L a Iglesia, pueblo de
Dios>, y el dedicado a la ped ag o g ía fam iliar,
se ría n m ás que suficientes p a ra h o n rar una
revista.
(F irm a : Fernando Abad.)

Sevilla.—E n p rim e r lu g a r les d iré que soy
u n m uchacho de dieciocho años de edad, me
llam o M anuel L o ra M oneada, con domicilio
en Sevilla. Yo recibo todos los m eses el Bole­
tín Salesiano, que m e g u s ta u n a b arb arid ad ,
p o r su le c tu ra relig io sa y de b u ena calidad...
E l m otivo de que yo os escrib a es que una
ch ica de e s ta ciudad de S evilla d esea ría recib ir
ta m b ié n el Boletín... p orque yo se lo paso y
le g u s ta ig u al que a mí.
(F irm a : Manuel Lora. Estudiante.)



11

AÑO DE LA FE

SATOKO
KI TAHARA
La fe y la caridad son inseparables en este mundo.
La fe sin obras está muerta. N uestra caridad es el
termómetro de nuestra fe. Creer en Jesucristo y no
hacer el bien es un absurdo. La bella historia de la
muchacha japonesa convertida es un testimonio mo>
derno, actual, de nuestros mismos días, de la fecun­
didad operativa de la fe. E s una llamada a nuestra fe
para que despierte y produzca.

E

Jap ó n v iv ía las duras jornadas de la
guerra.

l

El zum bido de los m otores d e los aviones
que nacían p ara la g u arra llen ab an toda
la tactoría.
La ju v e n tu d p u ja n te y ard ien te e n tre g ab a sus
horas en u n esfuerzo continuo.
Los héroes m orían allá lejos. Los kam ikazes, p ilo ­
tos d estinados a la m uerte, m orían, p ero miles
d e jóvenes d eseab an en la retag u ard ia im itar sus
gestos.
C uántas veces las m uchachas d e la factoría de
av iació n h a b la b a n d e los kam ikazes. Sus manos
fem eninas tratab an con mimo todas las piezas de
los m otores q u e p asab an p o r sus manos. Ellas sa­
b ía n m uy b ie n q u e lab ra b a n el p e d e sta l de los
héroes, q u e m orían d esp recian d o su v id a p o r la
gran d eza d el Japón.
El poco sueño y el exceso d e trab ajo tu v iero n
com o resu ltad o q u e el cu erp o fue más d é b il que
la v o lu n ta d y u n a jo v e n se desm ayó sobre la m á­
q u in a e n q u e trabajaba. M ientras seg u ía el trep i­
d a r d e los motores.

12



La m uchacha se llam aba Satoko K itahara, hija
d e un in g en iero agrónom o profesor d e la U ni­
v ersid ad d e Tokyo.
Tras el estallido de las bom bas atóm icas en
H iroshim a y N agasaki llegó la paz. En la casa
del d o ctor K itahara la gu erra se llev ó como tro­
feo la v id a d el hijo. Era to d a v ía u n m uchacho/
no fue al frente, p ero en la retag u ard ia se agotó
p o r un trabajo incansable.
BAJO EL SIGNO DE LA PAZ
C uando la Sowa Yaku, escuela fem enina d e
farm acia, a b rió sus puertas, Satoko ingresó como
alum na.
M isión d e Satoko era acom pañar todas las m a­
ñanas a su herm anita de seis años a la escu ela que
las M isioneras M ercedarias d e Bérriz tien en en
K oen Tokyo.
En ese ir y venir, en esos mom entos d e espera
ag u ard an d o la salid a de su herm anita, inició u n
diálogo, q u e accibó en am istad, con u n a m ucha-

— 13

cha de sus años. H ablaron d e m uchas cosas, pero
u n d ía la con v ersació n se hizo más íntim a:
—Soy cristiana.
—¿Q u é hiciste p ara conseg u irlo ?
—El ejem plo de las herm anas me m ovió a p e n ­
sar en la herm osura d el cristianism o. Expresé
mi d eseo y luego la m adre M aría A ngeles me p re ­
p aró p a ra el bautism o explicán d o m e las v e rd a ­
des d e la relig ió n católica.
—¿Se te hizo d ifícil?
O h no, es ta n herm osa esa doctrina, q u e es­
tu d ia rla me resu ltab a algo m aravilloso. ¿Te g u s­
taría conocer los m isterios cristianos?
—M e encantaría.
—V en conm igo y te presen taré a la m adre.
D esde aq u ella tard e d e abril u n a llam a de amor
p ren d ió fuerte en el corazón de Satoko. Conforme
ib a conociendo la doctrina cristiana m ás sed
ten ia d e conocer y am ar más a Cristo. La historia
de u n Dios hecho n iño la lle n a b a d e ternura
Leer el E vangelio y v iv ir b ajo la descrip ción sa­
g rad a las más herm osas en señanzas h asta con­
tem p larle en su Pasión y M uerte de cruz le lle ­
n a b a n de u na felicidad, de u n algo que no sa­
b ía expresar.
Eran tan herm osas estas historias, que sus sobrinitos se las oían boquiabiertos.
El estudio d e la relig ió n católica no le supo­
nía ap ren d erse unos acontecim ientos históricos sin
más trascendencia. En realid ad era encontrarse
con algo q u e secretam ente se an siab a sin saber
^ u é eS, ni d ó n d e está.
Los fam iliares y am igos le oían h a b la r con ilu ­
sión y sim patía d el cristianism o.
EL VESTIDO BLANCO
De abril a octubre v a n m uchos días p ara un
alm a ilusionada p o r ser h ija de Dios. Pora Satoko
K itahara e ra n una carrera contra reloj, si se tiene
en cu enta la p rep aració n q u e necesitan la m ayoría
de las personas adultas, q u e d esean d ar u n pasar
de la id o latría al catolicism o.
Todo estaba listo p ara la festiv id ad d e Cristo
Rey, 30 d e o ctu b re d e 1949.
En la en trad a de la iglesia frente al p a d re AlÍ)erto Bold form ando u n sem icírculo están Satoko
y tres sobrinitos q u e d esean ser cristianos.
¿Q u é p ed ís a la Iglesia?
—La Fe.
—¿Q u é os p roporcionará la Fe?
—La v id a eterna.
Y lu eg o la triple renu n cia
—¿R enuncias a Satanás?
—Renuncio.
—¿R enuncias a todas sus obras?
—R enuncio.
—¿R enuncias a todas sus v a n id a d e s?

14 —

—^Renuncio.
U n g id a con e l óleo de los catecúm enos se
la bautizó im poniéndola el nom bre d e Isabel.
V estida d e b lan co y el rostro resplandeciente
de alegría se hacía sensible su transform ación en
h ija de Dios.
La b lan cu ra d e l vestido y la luz de la v e la que
te n ía en las m anos le grabó fuertem ente q u e su
cam inar por el m undo debía ser siem pre con el
alm a lim pia y g u ia d a por la luz de la Fe.
Más tarda Isabel K itahara recibió e n la con­
firm ación e l nom bre de M aría. Y con éste fue fa­
m iliarm ente llam ada M aría Satoko.
LLAMADA DE DIOS
O ctubre de 1950. Al año d e su bautism o. Dios
llam ó a la p u erta d e su alma.
El herm ano Zeno Lebrosky, un lego franciscano,
q u e fue com pañero d e l m ártir d e la carid ad , p ad re
K olbe, p u lsó la ald ab a d e su sensibilidad.
Hom bres com o horm igas v iv ía n de la chatarra,
d e los trapos, d e los papeles... de todo cuanto
se p o d ía v e n d e r p a ra sacar algo de d inero y ali­
m entar a 150 familias, q u e v iv ía n en condiciones
infrahum anas.
—Pobres gentes, n ecesitan de lodo. Y asi no es
raro q u e se ap o d é re n m uchas veces de lo q u e no
es suyo, d e q u e se em b riag u en b e b ie n d o saké,
de q u e sean esquivos p a ra co n los demás...
—¿Y cuál es su m isión entre ellos, herm ano?
—Rezar, rezar m ucho y lu ego buscar sin des­
canso la colaboración de los dem ás.
Estaban h ab lan d o en la zapatería d el cuñado
d e M aría Satoko. El herm ano Zeno h a b la b a indis­
tintam ente a todos los japoneses sin fijarse en
sus creencias. Por eso se sorprendió al oir:
—H erm ano, y o soy católica, ¿q u é p u ed o h a­
cer por ellos?
—C uánto me alegra q u e sea u sted católica.
Pídale m ucho a la V irgen Santísim a q u e ay u d e
a estos necesitados. Y si adem ás p u e d e d a r algo
m aterial, todo será b ie n recibido.
Se desp id iero n con u n cordial: H asta pronto.
A quella noche fue im posible dorm ir. A nte su
im aginación desfilaban niños desnutridos con los
vestidos rotos y sucios. C ontem plar aquellos ros­
tros y dorm ir ora im posible.
—i M añana tengo q u e ir a la C iudad de las
Hormigas!
La resolución brotó com o u n a n ecesidad, como
sed a rd ien te q u e es necesario calm ar con agua
fresca.
El am anecer del n u ev o d ía le sorprendió cam i­
no d e la ciu d ad soñada. La im aginación se había
q u ed ad o corta a n te la realidad.
—IPobres niños!
Era in e v itab le com parar su niñez, la d e su herm anita, d e los sobrinitos, la d e tantos niños d e la

ciudad con la de aquellos hijos de los traperos.
—iSi, n o h a y n ad ie q u e se cu id e de ellos!
¿Por q u é h a n de ju g a r con la basu ra?, ¿ p o r q ué
no v an lim pios y aseados? IC uántas enferm eda­
des se a d u e ñ a rá n de esos cuerpeciíos indefensos,
desnutridos, sin reservas!...
Es u n m onólogo. Es q uererse ex p licar a sí
misma el p an o ram a q u e se ab re an te sus ojos
m ientras avan za p o r e l pob lad o .
Su figura d esd ice d e aq u el am biente y p o r eso
muchos ojos ocultos, e n tre m aliciosos y sorpren­
didos, la sig u en e n su cam inar.
Dos m uchachos p asan co rriendo por su lado.
Ella d etie n e a uno.
—¿D ónde está el h erm ano Zeno?
—No está.
—Entonces dim e, ¿d ó n d e está el jefe del b a ­
rrio?
—Más abajo, a la derecha.
Sin más siguió su carrera tras el otro m ucha­
cho, sin escuchar la ú ltim a p a la b ra de Satoko que
le dio u n sincero:
—¡Gracias!
Después de u n a n u e v a inform ación consiguió
lo q u e deseaba.
—¿El jefe d e la C iu d ad d e las H orm igas?
—Soy yo, señorita, p a ra servirla. Mi nom bre
es M otam u Ozaw a. Este es el señor M atzoi, el
Censei.
—^El mío M aría Satoko K itahara. H ablé con el
herm ano Zeno y les traig o esto p a ra los de la
ciudad.
—Gracias. U sted m ism a p u e d e repartirlo.
C uando lleg ó la hora del reparto , e l v e r a
aquellos hom bres y m ujeres ap iñ arse g ritan d o e
insultándose, e l p án ico ib a ap o d erán d o se de su
espíritu. Pensó d ejarlo lodo allí y m archarse p ara
que se las arreg laran com o quisiesen. Pero no,
fson los p o b res de D iosi. Recordó las p alab ras
del herm ano franciscano y sonrió, m ientras d u l­
cem ente les d ecía:
—'Poco a poco, y a llegará. H ay p ara todos.
ADIOS AL KIM ONO DE SEDA
Las v isitas fueron h acién d o se cad a vez más
frecuentes.
Su ilusión estab a en acercarse a los niños. La
em presa no fue fácil. A p esar de ofrecerles go­
losinas, los chicos la m irab an d esd e lejos, con
recelo.
Con su in se p a ra b le sonrisa y co nstancia logró
q u e se le acercaran dos o tres. El g ru p o fue a u ­
m entando. Empezó a contarles h istorietas y le ­
yen d as japonesas. C on los ojos fijos la escucha­
b an b o ^ ia b ie r to s . A l cortar p a ra d espedirse, le
decían:
—¿V olv erás m añ an a?

—iSí, p a ra contaros otras más bonitas.
Se le acercó tím idam ente u n n iñ o q u e le dijo:
—•Mamá está enferm a, ¿q u ieres v erla?
—Claro q u e sí, guapo.
Siguió al chiquillo. Entró por vez prim era en
u n a de aquellas chozas. H abló con la enferm a. Se
dio cu en ta d e sus necesidades. Al día siguiente
puso en práctica con la sonrisa d e bo n d ad sus co­
nocim ientos d e m edicina.
A un cu ando los chiquillos se le h ab ía n acer­
cado, e x istía to d av ía u n algo q u e le sep arab a y
d istan ciab a de ellos. Reflexionó: ¿Q u é podrá ser?
La p re g u n ta la lle v a b a hacía varios días en la
m ente. La respuesta llegó d e im proviso.
—lEl vestido!
Su rostro se ilum inó con am plia sonrisa, con
la satisfacción d e h ab er enco n trad o algo tanto
tiem po deseado. Luego siguió:
—Sin d u d a tien e q u e ser e l vestido. N o p u ed e
ser otra cosa. H aré la p ru eb a. Estoy segura d e
q u e no me h a de fallar.
Dejó ap arte su kim ono de seda. Buscó y en ­
contró lo que d eseaba. Se m iró al espejo:
—IE stupendo!
El v estid o e ra viejo. H acía tiem po que estaba
entre los trapos. Tom ando v arias pren d as de ropa
consiguió vestirse com o u n a d e las m ujeres d e la
C iudad de las H oim igas.
Su in tuición n o se h ab ía equivocado. Los m u­
chachos apenas la v ie ro n llegar, la rodearon con
más alegría. A q u el n o sé q u é d e desconfianza que
h ab ía leído e n sus ojos h a b ía desap arecid o por
com pleto.
—La señora parece u n a de las nuestras —dijo
certeram ente u n a chiquilla.
El cu m p lid o ag radó a M aría Satoko, q u e se
sentó aleg re y feliz e n m edio del corro d e ch i­
quillos.
UN PASO MAS
Los chiquillos, q u e ib a n sucios, necesitaban
u n a m ano q u e les lim piara. A hora q u e se h a g a­
n ad o la p le n a confiaiusa cree q u e es e l mom ento
oportuno d e actu ar en favor d e la higiene.
Los prim eros días, ella m ism a los la v a b a y
arreglaba, lu ego les en señ ó a hacerlo ellos solos.
R ecom pensaba al q u e te n ía las m anos más lim ­
pias.
Luego inició la en señanza d e las prim eras le­
tras. Se term inaba u n a h istorieta q u e les h ab ía
gu stad o y, antes d e em pezar otra, Ies h acía tomar
u n p alillo y com o u n ju eg o em pezaron a escribir
los prim eros signos d e la escritura japonesa en el
suelo.
La c e rcan a escuela elem ental Fuji ab rió tam ­
b ié n sus p u ertas p a ra los hijos de los traperos.
Satoko con su trab ajo consiguió el d in ero para
(p a s a

a (a

p ú g § n a 18^

— 15

ALCOY.—T reinta 7 seis miem­
bros de los Grupos de C onquis­
ta, q u e funcionan en el colegio
salesiano para jó venes q u e as­
p iran a u n a au tén tica v id a de
testim onio cristiano practicaron
ejercicios espirituales cerrados
en A lacuás, V alencia. U na vez
más estos m uchachos alcoyanos
d an a la ju v e n tu d salesiana
ejem plo de como se tem plan y
p re p a ra n las almas para el apos­
tolado.

VIGO.—D esde las seis de la tar­
de del sábado, h asta las n u e v e
d e la tard e d el dom ingo 30 de
julio, duró la com petición de
baloncesto en la can ch a d el co­
legio salesiano en tre e l Soscos
y el Estudiantes. V eintisiete h o ­
ras segu id as d e em oción q u e ter­
m inó en u n em pate a 13 partidos
y el triunfo d el Estudiantes p o r
puntos. El eq u ip o salesiano de
los Soscos es céleb re en toda la
reg ió n g alleg a

PAMPLONA.~-El coadjutor sale­
siano, don José Parreño, celebró
el 22 de julio sus bodas de oro
de profesión religiosa. Con tal
feliz ocasión le fue trib u tad o un
hom enaje p o r sus herm anos en
relig ió n d e la casa d e Pam plona,
q u e ap arecen fotografiados con
él. En la concelebración d e la
m añ an a p o d o recibir, de acu er­
do con el p riv ileg io concedido,
la sag rad a C om unión b ajo las
dos especies eucarisiicas.

16



ESPAÍÍA SALESIANA

AMPLIACION DE LA OBRA SALESIANA EN TARRASA
Tarrasa.—El d ía p rim ero de ju ­
lio, se irxauguraron dos grandes
edificios con los cuales la O bra
de Don Bosco p o d rá ex len d er
más aú n el rad io d e su b en éfi­
ca acción en la su b u rb a n a b a ­
rriad a co n o cid a p o r iT orrente de
la M aurina».
A las ocho de la la rd e d el
cilado d ía el g o b e rn a d o r civ il d e
Barcelona, d o n Tomás G aricano
Goñi, acom pañado d e las au to ri­
dad es locales, asistió a la b e n ­
dición d e l b e llo edificio recién
construido p a ra solucionar la
n ecesid ad de escuelas q u e sien­
te la p a rro q u ia salesian a d e M a­
ría A uxiliadora.
Se trata de u n com plejo de
líneas elegantes y sobrias, in­
cluido d e n tro d e u n extenso so­
lar q u e p erm itirá más ad elan te
nuev as construcciones. Consta el
edificio d e dos p lan tas en tre las
cuales se d istrib u y en las sig u ien ­
tes secciones: resid en cia de la
com unidad, capilla, salón de ac­
tos, g u a rd e ría infantil m agnífi­
cam ente in stalada, p a rv u la rio y
d o ce aulas p a ra niñas, adem ás
d e com edor p a ra u n c e n ten ar de
acogidos.
La obra será re g e n ta d a por
las Hijas d e M aría A uxiliadora,
las cuales ofrecieron el te rre n o ;
en ella se in v irtie ro n los m illo­
nes de pesetas, d o n ació n del Es­
tado com o a y u d a tras las trág icas
in u n d acio n es del año 1962. O tras
donaciones consid erab les h a n
p erm itid o la creació n d e varios
centros asistenciales.
Esta obra d e las Hijas d e M a­
ría A u x iliad o ra se h a lla al fínal
de la calle d e l m ism o nom bre
en cu y o p rin c ip io se le v a n ta la
obra salesian a q u e a h o ra cum ple
los diez años y e n la que, como
y a saben n uestros lectores, ad e­
más d e las Escuelas d e E nseñan­
za Prim aria, fu n cio n a u n a p o p u ­

lar p a rro q u ia y una Escuela de
A prendices d e d icad a a Dom ingo
Savio q u e y a tien e la categoría
de reconocida oficialm ente. Este
curso, precisam ente, se ha p re ­
sentado la p rim era prom oción
com pleta de tercero de oficialía
al exam en de rev álid a, o b ten ien ­
d o u n señ alado triunfo al ser
todos aprobados. A dem ás h a lo­
g rad o u n cam p eón p ro v in cial de
so ld ad u ra de arco y u n sub­
cam peón en ajuste, am én de los

dem ás adyaciencias los 1.600 m e­
tros cuadrados.
Estas obras y a h an sido su b ­
v en cio n ad as en un 60 por 100 por
el M inisterio d e Educación N a­
cional y C iencia, el cual tam ­
b ié n ay u d a con im portantes can ­
tidades p a ra m aquinaria.
El g o b ernador civil de Barce­
lo n a y las personalidades que
le acom pañaban, tras la in au ­
gu ració n del C olegio de las Hi­
jas de M aría A uxiliadora, se

El g o b ern ad o r civ il de B arcelona en el n u ev o colegio de las
Hijas de M aría A u x iliad o ra de Tarrasa.
varios cam peones locales en las
v arias especialidades.
£1 núm ero de 125 alum nos de
O ficialía d iu rn os obligó a p e n ­
sar en u n a am pliación a fondo
d e la prim era n a v e construida el
año 1962 con u n total d e 400 me­
tros cuadrados. El d ía 29 d e sep­
tiem bre d el p asad o año dieron
com ienzo las obras de am plia­
ción q u e h a n sido irrauguradas
a los n u e v e m eses justos d e su
com ienzo totalizando ah ora el
conjunto, e n tre talleres, aulas y

trasladó a la O bra Salesiana don­
de fue recib id o con gran en tu ­
siasm o por el h eterogéneo p ú ­
blico q u e v iv e intensam ente uni­
do en esa obra em inentem ente
p arroquial. Recorrió las nuevas
instalaciones, se hizo cargo del
conjunto y se d esp id ió altam en­
te satisfecho no siendo quizá el
m enor m otivo p ara su satisfac­
ción el com probar q u e d e los
once salesianos q u e trabajan en
la Casa, siete son navarros, es­
to es, paisanos suyos.

— 17

f W a n a f/e l a p á g i n a IB }

los libros, cuadernos, lápices... Siem pre q u e p o día
Ies d a b a clases de repaso y sobre todo les estim u­
lab a a superarse y a ser los prim eros de la es­
cuela.
Los padres se d ieron cuen ta de cóm o sus h i­
jos ib an cam biando: eran más o b edientes, trab a­
jadores, las riñas callejeras h a b ía n cesado casi to­
talm ente.
POR UNAS VACACIONES FELICES
Llegó el v e ra n o ¿ y qué m ejor q u e unas v aca­
ciones en la m ontaña y en la p la y a p ara los hijos
d e los traperos?
La id ea era b u e n a y la realización tu e mejor.
Se escogió la ciu d ad d e H akone, ju n to al mar
Y circu n d ad a de montes.
Se pensó en a b u n d a n te com ida p ara esos días.
£1 mar y la m ontaña unidos al ejercicio físico
constante abrirían el ap etito más d e lo ordinario,
q u e de p o r sí ya era b astan te problem a p ara sus
fam ilias.
F altaba ahora el d in ero p ara los viajes de ida
Y v uelta. Se calculó q u e se n ecesitab an u n total
de 6.000 y en s —unas 15.000 pesetas—. ¿D ónde
co n seg u ir tanto d in ero ?
Satoko ap o rtab a u n trab ajo ig u al al de los
traperos. Iba p o r la c iu d ad buscan d o los desper­
d icios q u e tenían alg ú n valor.
No fue fácil em pezar a trab ajar así. Su amor
p ro p io se resentía. C uántas veces oyó p alabras
cap aces de d esalen tar a u n a alm a fuerte.
—¿Sabes q u ié n es esta m u chacha?
—No la conozco.
—Es la h ija d el doctor K inji K itahara, profe­
sor d e A gronom ía en la U niversidad.
—¿C óm o? ¿Es p o sib le?
—Como lo oyes. La conocí antes d e acabar
sus estudios en la U n iv ersid ad . E studiaba Far­
macia.
—¿Y cómo se le ocurre ir así por las calles?
IQ ué v erg ü en za p a ra su p a d re I
—Lo hace p a ra a y u d a r a los traperos.
—lEsta n iñ a está local ¿A q u ié n se le ocurre
esta b arb a rid a d ?
Ella sonreía siem pre. No im porta q u e la des­
p recien , q ue le n ie g u e n lo q u e fácilm ente p o drían
darle.
C onseguir los 6.000 y en s con los m edios d is­
p o n ib les no es n ad a fácil. Y entonces com o siem ­
p re e l g ran resorte estab a en la oración. El Señor
la escuchaba.
—(Buenos días. ¿T ienen a lg ú n h ierro o lata q u e
les estorbe?
Estaba en el um bral d e u n a h errería. El h e­
rrero q u ed ó sorp ren d id o a n te la sonrisa d e b o n d ad
d e la jo v en .

18



—¿P ara q u é quieres estos desperdicios?
—^Para sacar el d in ero q u e n ecesitan los mu­
chachos de la C iudad de las H orm igas p ara el v ia ­
je d e vacaciones. La salud d e aquellos niños exige
los aires puros y sanos del m ar y la m ontaña.
—V en y m ira si esto te sirve.
Detrás de la herrería, en u n p alio al aire libre,
h ab ía u n a m ontaña d e chatarra, x
—^Ya lo creo q u e me sirve.
—Pues todo lo q u e pu ed as transportar es p a­
ra ti.
—i Oh, mil gracias I IQ ué b u en o es usted!
—No digas eso. Puedes em pezar cu ando q u ie­
ras, po rq u e yo me v o y a mi trabajo.
Cargó su carrillo d e m ano y regresó a su ciu ­
d a d para descargar. Hizo m uchos viajes. Al final
se sentía desfallecer. Ya no podía.
—Señor, no p u ed o más. A yúdam e. Es p o r los
niños, que lo m erecen lodo.
Así, con el sudor d e l trabajo y la oración de
M aría se consiguió lo q u e h a b ía parecid o u n sue­
ño. V acaciones para lodos los niños de los tra­
peros.
Días in o lv id ab les p a ra aquellos m uchachos que
n u n ca h ab ían visto el mar. Q ue sintieron la ca­
ricia d e la brisa, el frescor de sus aguas después
de sudar por los montes.
Al regresar e n tre cantos d e alegría in conteni­
b le sus padres los co n tem plaban sin cansarse de
m irarles y oírles contar las aven tu ras d e aquellos
días.

SEÑORA DE LA CIUDAD DE LAS HORMIGAS
El desprendim iento de Satoko que se in iciab a
con d ejar el kim ono d e seda fue aum entando.
Q uedaron atrás las horas pasad as con sus am i­
gas en excursiones, en am enas charlas e n casa o
por los jardines cuajados de flores. No v o lvió a
espejarse en las aguas tran q u ilas de los estanques
esm altados por los nenúfares y la flor d e loto.
Tenía v e in te prim averas y lo d o h ab ía cam bia­
d o de color.
Sería u n error creer q u e M aría Satoko estaba
triste. No, se sen tía inm ensam ente feliz en m e­
dio de sus traperos.
—¿Le q u e d a b a to d a v ía algo por d ejar?
—Sí.
Tarde d e cru d o frío. R egresaba a la casa de
sus pad res después d e la ard u a jo rn ad a d e tra­
bajo. Como d e costum bre los niños, q u e reg resa­
b a n de la escuela, la salu d ab an cariñosam ente.
A penas entrar, pensó por contraste en el frío
q u e exp erim en tarían sus niños.
—IQ ué b ie n se está en casa...! Pero, ¿cóm o?
Yo aq u í cóm odam ente sin n in g u n a m olestia y los
niños sin p o d er dorm ir p o r el frío d e la noche...
No, esto no d eb e seg u ir asi.

AI d ía sig u ien te p rep aró las cuatro cosas que
creyó in d isp en sab les e hizo u n p aq u ete.
—Mamá, m e d e sp id o d e ustedes. D esde ahora
pienso q u ed arm e tam b ién a dorm ir en la C iudad
de las Horm igas.
—Pero, ¿no estás b ie n en casa?
—Estoy d em asiad o bien . No p o d ría dorm ir p e n ­
sando q u e mis niños p a d e c e n frío.
C uando Ozaw a, el jefe, la escu ch ab a p id ié n d o ­
le un lu g a r p a ra dorm ir e n alg ú n rincón con las
otras m ujeres o m uchachas le dijo:
—Bien. De m om ento q u izá no podrem os p ro ­
porcionarte más q u e este rincón q u e pides... Dé­
jame pensar... Ya b u scaré la m anera d e q ue luego
tengas algo mejor.
—No se preocupe, en c u alq u ier rin có n me sen ­
tiré feliz.
Pronto se le v a n tó u n a ch a b o la p a ra Satoko.
Era el lu g a r d e la re u n ió n de los niños y m ucha­
chas q u e estando ju n to a ella se sen tían felices.
El m undo d e los niños h a b ía cam biado com ­
pletam ente, p o r eso y a no se llam ab a: señorita
ni Satoko. Se oía d ecir:
¡La señora de la c iu d a d de las horm igas!
LA HORA DE LOS MAYORES
Los niños m ejoraban, p ero los m ayores seguían
más o m enos p o r el m ism o cam ino. C uando lle ­
g ab a u n a fiesta se sen tab an a la m esa y allí
charla que te charla b e b ía n sin p a ra r el saké.
La b eb id a hacía to d a su felicidad.
H abía q u e in ten tar algo. La o p o rtu n id ad la
ofreció el otoño con las trad icio n ales com peticio­
nes deportivas.
Satoko em pezó a p re p a ra r el am biente p ara
que todos en la m edida d e sus p o sib ilid a d e s to­
m aran parle.
Desde luego, los com entarios q u e em pezaron a
oírse no eran n a d a alen tad o res:
—¿Q u é d ices? ¿C om peticiones d e p o rtiv a s?
—Sí, eso, tal como suena.
—¿Y q u ién es in te rv e n d rá n ?
—Pues nosotros mismos.
—Tú estás de brom a.
—Ya lo v erás si esto y de brom a.
—A mí no h a y q u ie n me m ueva d e casa.
Otros, cam ino d el trabajo, se decían:
—¡Pero q u é nos im porta a nosotros el deporte!
—Esa m uchacha se está m etiendo ahora con
nosotros.
—¡Eso d ig o yo!
—Con lo b ie n q u e se está an te u n a b o tella de
saké.
Q ue la o rganización d e ese d ía d e d ic a d o al d e ­
p o rte costaría lo suyo, b ie n lo sab ía. Mas, h ab ía
que inten tarlo de todas m aneras.
Empezó c o n q u istan d o a unos cuantos p a ra q u e
se entren aran . Pasó casa p o r casa h a b la n d o a to­

dos de la fiesta q u e estaba p rep arando. Total que
en el d ía señalado todo el m undo estaba en el
cam po de las com peticiones.
Se fueron sucediendo carreras d e velocidad, d e
resistencia, saltos. H ubo m om entos d e risa g en e­
ral ante el desafío d e qu ién com ía más. Las p e ri­
pecias de una b rillan te g in k an a ten ían a todos
entusiasm ados.
R egresaron a sus chozas alegres, con una ale­
gría n u ev a, q u e hacía m ucho no ex p erim en tab an .
N ad ie h ab ía probado el licor de sus borracheras,
ni lo h ab ían e c h ad o en falta.
En los días sucesivos se seguían los comenta^
rios, las discusiones en tre los hinchas que se ha^
b ían suscitado.
Fue el p rin cip io de u n a m ayor expansión. Re-^
sultando d e todo ello: q u e insensiblem ente deja-^
ro I d e existir las borracheras.
N aturalm ente la M adre d e la C iudad era más
am ada y resp etad a p o r aquellos hom bres rudos^
pero q u e seguían ten ien d o un corazón de niño.
U n p erio d ista del Sudy M ainichi se entró por
las chabolas d e las Horm igas. Luego p u b licó su
artículo titu lán d o lo ; lEl A ngel d e las H orm igasi.
Tokyo en tero se conm ovió ante el relato del p erio­
dista. Pero la m ejor v ib ració n em otiva se p ro ­
d u jo entre u n g ru p o d e japoneses, prisioneros d e
gu erra en las Islas Filipinas. D espués de leer el ar­
tículo escribieron a la patria.
«Hemos llorado largam ente, ley en d o la m ise­
rab le v id a q u e lle v a n tantos pobres niños jap o n e­
ses, que crecen sin ley, ni moral, en el más com ­
pleto abandono. Nos s.'nlim os avergonzados de
h ab er com batido y de ten er q u e morir por un Ja ­
pón así. Pero hemos leído q u e en el Ja p ó n h ay
una m uchacha v alien te y generosa. A hora p o d e ­
mos m orir contentos por el Japón. Podrem os su­
b ir al p a tíb u lo con la alegría y la seren id ad d e
aquellos que, perd id o s en la oscuridad de la no­
che, h an enco n trad o u n faro que les guíe. A gra­
decem os y rezamos para q u e Satoko so en cuentre
siem pre b ien d e salud.i
Satoko tomó aq u ella carta q u e llev ab a la fir­
ma de diez oficiales y las estrechó contra su cora­
zón m ientras d ecía:
«¿Es p o sible q u e estos soldados se h a y a n m a­
ra v illad o de mi trab ajo ta n sencillo y tan p o q u ita
cosa?i
A nte su corazón generoso resaltó sobre todo
la n ecesid ad d e aq u ello s hom bres, q u e estaban
d estinados a la p en a capital.
—H ay q u e h acer alg o por ellos.
Entre Satoko, la C iudad d e las H orm igas y loa
co ndenados a m uerte se ab re un diálogo.
—¿ Q u é podríam os hacer p o r ello s?
—^Pedir la colaboración d e todos los de b u en a
v o lu n ta d p a ra q u e no se efectúen estas condenas.
La onda ex p an siv a, lle n a d e am or fraterno, q u e
p arte d el corazón generoso de M aría Satoko se
ex tien d e p o r todo el Japón.

— 19»

Ya no está sola. Son m uchos los q u e em piezan
Dios no se hizo sordo a tan ardientes plegarias.
a p reg u n tarse;
Los prisioneros d e guerra, los condenados a
—¿Q u é podem os hacer p ara q u e no los con d e­ m uerte, fueron indultados. A los pocos días reg re­
nen a m uerte?
saban a su am ada patria. S entían q u e n ad ie p o ­
Los sentenciados d e M onlerrupa re c ib e n m ul­ d ría am arla más q u e ellos, q u e h ab ían nacido por
seg u n d a vez p a ra e l Japón.
titu d de cartas. Su p atria p ien sa en ellos. Este
es el segundo regalo q u e les lleg a de Satoko.
Toda la nación m anifestó el gozo del retorno
El lA n g el de los T raperosi tiene fe en la b o n ­ d e aquellos oficiales prisioneros, pero sobre todo
la C iudad de las H orm igas y su A ngel sintieron la
d ad de los hom bres, pero sobre todo sabe que
m ayor de las alegrías.
q u ien m ueve esta v o lu n ta d es el Todopoderoso,
Para q u e el gozo fuera com pleto Satoko tam ­
q u e se conm ueve an te las p leg arias de los niños.
b ién estaba de pie. H abía recobrado su salud.
En la capilla, que tiene en su casa, los niños
Pero no fue duradera. De n u ev o le faltaron
d e los traperos rezan con fe y fervor guiad os por
la ang elical Satoko. Sus pleg arias y sus cantos
las fuerzas y tu v o que g u ard ar cama.
son constantes.
Su m adre fue a visitarla.
Radio Tokyo g rab a en cinta m agnetofónica es­
—iMira, hija, tu salud está m u y queb ran tad a.
tas plegarias. A ñ ad e las p a la b ra s em ocionadas de
N ecesitas m ejores cuidados.
los fam iliares de los prisioneros. Todo ello lo es­
—No te preocupes, mamá, será cosa de nada.
cu ch an los radioyentes. Luego se la m andan a los
—Satoko, ¿cóm o quieres q u e no me preocupe
condenados a m uerte.
si te v eo tan m al?
Llega su conm ovedora respuesta a tanta deli­
—A quí estoy m uy b ien y pronto pasará todo.
cadeza:
—No
debes cpaedarte más tiem po e n este lugar.
iH em os llorado escuchando vuestras voces y
M
ira,
he
pen sad o llev arte al hospital. Ya tienes
las tem blorosas de nuestros padres..., q ue to d av ía
p rep arad a u n a cama.
nos aman...»
- h«¿Es q u e vas a llev ar siem pre a todos los
En estos corazones hasta hace pocos días sin
traperos q u e se p o n g an enferm os al hospital?»
esperanza se abre ahora la luz v e rd e de la ilusión
La m adre bajó los ojos. N o quiso porfiar más
de u na v id a nueva.
Su
h ija se h a b ía identificado totalm ente con ellos:
—¿C onseguirem os el in d u lto ?
T rabajaba ig u al q u e ellos, com partía su com ida,
Satoko reza y actúa. ¿P or q u é no escribir a la
su misma v id a y en la hora d e la enferm edad
esposa del p resid en te d e F ilipinas?
no q u ería ten er otros cuidados que los d isp o n i­
Escribió en su sencillez u n a carta herm osísi­ bles p a ra el más h u m ild e de los ciudadanos de
ma, heroica. En ella ofrecía lo mejor.
las Hormigas.
I...S Í u sted me perm ite, en lu g ar d e esos p ri­
La señora K itahara conocía b ien a su hija. Sus
sioneros le ofrezco mi vida.»
decisiones e ra n firmes, b ien pensadas. T odavía re ­
Siguió trab ajan d o , trab ajan d o siem pre, sin des­ co rd ab a la respuesta q u e le dio cu ando le p re g u n ­
canso. Su salu d se resiente. A pesar de no en ­ taron p o r q u é q u e ría v iv ir e n tre los traperos:
contrarse m uy b ie n sigue como u n o más de los
—«Si Cristo bajó del cielo a la tierra a salvar
traperos b u scan d o los desperdicios p ara ganarse
a los hom bres, es natu ral que yo d eje mi casa
el alim ento de cad a día... Pero u n a m añana, au n ­ para ir con ellos.»
q u e quiere, no p u e d e lev an tarse d el je rg ó n d o n ­
de duerm e. A cep ta resig n ad a la v o lu n ta d d e Dios.
Por u na carta, q u e les llegó, los soldados supie­ POR LA CARIDAD HACIA DIOS
ron q u e «El án g el de los Traperos» y de sus vidas
está enferma.
C uatro días más tarde, el 23 de en ero d e 1958,
Estando en cam a ley ó la carta rem itida por
Dios se llev ó al A ngel, a la m adre d e los traperos.
los prisioneros de guerra:
El certificado m édico de defu n ció n h acía cons­
tar la m uerte p o r tisis y nefritis.
«Estamos m uy tristes p o rq u e hem os sab ido que
Físicam ente fue así, p ero m oralm erüe su m uer­
estás enferm a. Todas las noches rezam os por tu
te tien e esa ú n ica explicació n : M urió víctim a de
p ro n ta curación.»
Adem ás, d en tro del sobre h ab ía u n a roja «flor la C aridad.
Sonrisa en los labios. Los brazos y todo su ser
de la m añana», d e sem illa japonesa. La h ab ían cu l­
tiv a d o con cariño en el ja rd ín d e la prisión. Su
al servicio de los dem ás, d e los m iem bros de
Cristo.
p resen cia les reco rd ab a la p atria lejana... Esta
Ya desde su bautism o com prendió la g ra n lec­
flor era lo m ejor q u e te n ía n y se arrancó como
ció n d e la C aridad.
suprem a expresión d e afecto h acia su heroina.
Toda su v id a cristiana dem ostró q u e era a u té n ­
Leída la carta la b esó y estrech ó ju n tam en te con
tica d e Cristo. Reflejo d e las palab ras d el Buen
la flor. Luego elev ó los ojos al cielo d icien d o :
M aestro: «En esto conocerán q u e sois discípulos
—Señor, acep ta m i v id a p o r la de estos pobres
m íos: ti tu v iéreis carid ad unos con otros.»
prisioneros.

20



ANECDOTARIO DE DON BOSCO

N o h ay m ay o r dolor que acor­
darse de los tiem pos felices en la
m iseria... dejó escrito el D ante.
Y eso m ism o le estab a sucediendo,
aquella cenicienta ta rd e tu rin esa,
a B a u tista G arando.
S esenta años pesaban, m á s o
menos, sobre sus espaldas hundi­
das p re m a tu ra m e n te po r la des­
gracia. Se g an a b a la vida como re ­
cadero de u n ta lle r sin nom bre,
donde lo hab ían aceptado po r com ­
pasión.
Y sin em bargo sus m anos hab ían
vencido a l hierro. P a r a él no te ­
nía secretos el a r te de retorcerlo,
curvarlo, darle fo rm a s artístic a s.
Cuando sus p asos cansinos le lle­
v ab an de u n a a o tra p a rte de la
ciudad, a l p a s a r a n te cierto s p a la ­
cios y c a sa s nobles reco rd ab a: E sa
p u e rta la he fo rja d o yo; esas re ­
jas, esos balcones, esas b a la u s tra ­
das son m ías, m is m anos les die­
ron fo rm a y m i in spiración ele­
gancia.
B a u tista h ab ía sido, h a s ta po­
cos años an tes, u n c e rra je ro re ­
nom brado. Su ta lle r se am plió re ­
p etid as veces. E l núm ero de sus
obreros experim entó continuas a l­
zas. Q uien d eseaba en “D irín em ­
bellecer su casa con h e rra je s a r ­
tístico s los en c arg ab a a la Casa
L-jrando.
T am bién D on Bosco acudía con
c ie rta frecu en cia a eUa, no a e n ­
c a rg a r tra b a jo s sino a p ed ir un
puesto de tra b a jo p a r a su s m u­
chachos.
E n los p rim eros tiem pos de su
O rato rio, cuando recogía de la

HE ENTRADO
EN EL PARAISO
calle a los jovencitos vagabundos
y vislum bró que la solución de los
m ism os estab a e n d arles u n oficio
y u n a educación adecuadas, em ­
pezó p o r buscarles p atro n o s c ris­
tianos, buenos, que se com prom e­
tiesen a enseñarles el oficio sin
explotarles. Y B a u tista G arando
era uno de esos p atro n o s honrados
a c a rta cabal.
Los negocios no siem p re tienen
en sí m ism os g a ra n tiz a d a la su­
pervivencia. G u erra s y su b sig u ien ­
te s crisis económ icas p ara liza ro n
el ritm o de la co n strucción en Turln. L a C e rra je ría a rtís tic a de B au ­
tis ta G arando recibió el im pacto;
em pezó despidiendo obreros y a c a ­
bó ce rra n d o sus p u e rta s p o r fa lta
de trab a jo .
Poco después m alvendía local
y utillaje. L a ru in a e s ta b a consu­
m ada. B a u tista G arando a r r a s t r a ­
b a sus tris te s recu erd o s a v a n z a n ­
do hacia un p o rv en ir oscuro.
P ero aquella b en d ita ta rd e , au n ­
que vestida de plomo y ceniza,
tu v o la suerte, m ejor, la P ro v i­
dencia le deparó la su e rte de en­
c o n tra rs e con uno de aquellos
aprendices, recom endados p o r Don
Bosco hacía m ás de tr e in ta años.
Se reconocieron. Supo el an tig u o

N o in citó d irectam en te a los traperos a con­
vertirse, p ero ellos h a n ap re n d id o su g ran lección.
H oy la m ay o ría son cristianos. Entre ellos el
jefe O zaw a, el Sensi o señor M atzoi, el b u d ista re ­
calcitran te q u e la d esp reció e n u n p rin cip io como
u n a m u chacha caprichosa, com o cristiana entro­
m etida. P ara él, q u e h a b ía le íd o e l E vangelio, los
cristianos no eran más q u e unos hipócritas...
Y ella le ab rió los ojos d e la fe. P orque le ag ra­
dece q u e le h a y a co n seg u id o este g ran d o n le es­
cribió su b io g rafía y reza asi:
eSeñor, si d esd e q u e K itah ara v in o a la C iudad
de las H onnigas h a h a b id o alg o q u e no h a y a sido
tu V oluiüad, ciertam en te h a sido p o r mi c u lp a /
p o r eso n o castig u es a K itahara, castígam e a mí.

ap rendiz la d esg racia del viejo
m a estro y le dijo:
— ¿ P o r qué no se viene conm igo
a v e r a D on B osco? T en d rá ale­
g ría en verle. A dem ás m e parece
h ab e r oído que quiere m o n ta r una
escuela de c e rra jería . Y si eso es
verdad, ¿q uién m ejor que u ste d ?
U n a luz in te rio r brilló en B a u tis­
ta. M ilagros de la esperanza.
Don Bosco le recibió con los
brazos abiertos. Y aunque no h u ­
b ie ra pensado en el ta lle r escue­
la, lo h ab ría m ontado p a ra co rres­
ponder a la a n tig u a generosidad
que B a u tista le h ab ía dem ostrado
cuando e ra u n hom bre próspero
y él u n c u ra m endicante.
Don Bosco le aseg u ró que e’ ta ­
lle r e ra cosa de sem anas, p ero que
desde aquel m om ento c o n tab a con
un p u esto en su m e sa y u n a h a ­
bitació n en el O ratorio.
E ra de v er a l pobre anciano
re p e tir e n tre lá g rim as y risa s: He
en trad o en el P araíso.
E l ta lle r de c e rra je ría fue un
hecho. L os nuevos alum nos de
B a u t ^ a se sab ían de m em o ria su
h isto ria. Mil veces se la repitió
p a ra convencerles de que ten ían
que se r los m ejores chicos del O ra­
to rio porque ¿q u é d iría si no Don
B osco? ¿Cóm o Iba él a d isg u star
a D on Bosco ?
M ien tras ta n to sus hábiles m a­
nos volvían a fo rja r el hierro. To­
do el h e rra je de la p rim e ra igle­
sia que Don Bosco lev an tó en ho­
n o r de M aría A uxiliadora salió
del ta lle r escuela que crearo n de
consuno la ca rid ad de un sa n to y
la g ra titu d de un hom bre.

Y si en nosotros h a y alg u n a obra q u e h ay a sido
d e tu V oluntad, no es nuestra, se d eb e a los efec­
tos d e la consagración d e K itahara para d irig ir­
nos/ p o r eso no nos alabes a nosotros, alaba a
K itahara. •
Tokyo y el m undo en tero ag radece a Dios ese
A ngel d e C arid ad q u e les m andó.

Esta n arració n está sacada de la C olección Da­
m asco y escrita por A lberto A bella, S. D. B. La
C olección Dam asco es u n a p u b licació n salesiana
d e d ic a d a al testim onio de los hom bres y m ujeres
q u e h allaro n la fe.


21

EDUQUEMOS A NUESTROS HIJOS

C ó m o vet* Mas
n e e o s id a d e s doM
m undo?

V

ENIMOS h ab lan d o hace
alg ú n tiem po de que los
pad res h a n de enseñar
a sus hijos a v e r el m un­
do Y sus cosas/ a contem plar los
hom bres y sus actitudes.
£1 p a d re p u e d e d ejar a sus hi­
jos el leg ad o riquísim o de saber
interp retar «1 m undo con ojos
cristianos. La m adre el de sentir
en cristiano. V er y sentir en cris­
tiano el m u n d o es la n o b le ta ­
rea en co m endada por Dios a los
pad res en prim er lu g ar, y ^®spu és a los educadores.
U n aspecto m u y concreto y
m uy actual del m undo de h o y y
d e una im portancia ex trao rd in a­
ria es el subdesarrollo de tantos
pueblos, la m iseria d e tantos
m illones d e hom bres: ¿Cómo
in terp retarla cristiana m e n t e ?
¿C on q ué ojos la d e b e mirar
un cristiano?
Mis recuerdos de niño me lle ­
v a n a u na escena frecuente en
nuestra casa. Llam aba u n p obre
e inm ediatam ente n uestra ma
d re en carg ab a a u n o de nosotros
b ajarle u n p an ecillo y unos cén ­
timos. Q uería, y nos lo repetía
siem pre, q u e viéram os d e cerca
a los pobres, cóm o b esab an el
pan, q u e le s débam os.
Yo b e n d ig o a mi m adre q u e
me enseñó a am ar al pobre,
a ten er carid ad con él y ap reciar
©1 b ie n de Dios. Pero com prendo
q u e h o y las cosas h a n cam bia­
d o : la m en talid ad q u e los p a ­

22

dres h a n de in fundir en sus hijos,
respecto a los pobres y al ham ­
b re de tantos m illones, no p u ede
ser como la de hace años, au n ­
q u e fu ndam entalm ente conserve
sus rasgos. Entonces nos hacían
com er ©1 p a n q u e nos daban, nos
en señ ab an a no desp erd iciarlo
Y hasta nos lo hacían besar, si
se caía al suelo, con la ad v erten ­
cia de que m uchos quisieran
p a ra si el p a n q u e nosotros re ­
husábam os.
A hora todos los años, en febre­
ro, se nos recuerda el ham bre
del m undo. Pablo VI en la iPopulorum progressio» nos p in ta
el panoram a d e los pueblos su b ­
desarrollados. En las revistas y
d iarios se nos p o n e con frecuen­
cia an te los ojos estam pas y
d atos relativos a las necesidades
de tantos hom bres. El panoram a
se ha am pliado tanto y ha co b ra­
do tales caracteres q u e exige
u n a ed u cación distinta.
• A nte todo los pad res han
d e h acer v e r q u e la solución
d e tan ta ham bre y de tan ta n e­
cesid ad es cosa de todos los hom ­
bres. q u e tien en alg o q u e dar:
dinero, m áquinas, alim entos, cu l­
tura, ciencia... por u n a razón fun­
dam ental, po rq u e todos somos
h erm anos: ese indio, ese negro
q u e m uere de ham bre, q u e no
sabe, q u e no tien e m edios para
cu ltiv a r sus campos, para ha­

cerse u n a choza, etc., es herm a­
no nuestro, auténtico herm ano
nuestro, al q u e Dios q u iere q u e
lo ayudem os.
• Y nuestros hijos h an d e sa­
b er q u e h a y jó venes y m atrim o­
nios q u e a la hora de escoger
u n p o rv en ir, escogen el de irse
a v iv ir con los pueblos subdesa­
rrollados p a ra enseñarles a cu l­
tiv ar m ejor sus cam pos o a c riar
m ejor el g an ad o / a enseñarles a
leer y escribir, a sanear sus
v iv ie n d a s: a crear m edios d e sus­
tento, Y q u e esos jó v enes son
auténticos héroes y más b ie n h e ­
chores de la hum an id ad q u e los
cosm onautas, por citar u n ejem ­
plo.
• H ay que p o n er a los hijos,
d o n d e se pueda, en contacto con
alg u ien p ro ced en te de los p u e ­
blos subdesarrollados/ en nues­
tras ciudades ab u n d an los estu­
diantes de esos países. ¿Por q u é
no in v itar un d ía a uno d e ellos
a n u estra m esa p a ra q u e él ten ­
ga u n d ía de h o g ar y nuestros
hijos noticias directas d e la te­
rrib le realid ad d e sus países?
N uevos horizontes y u n sentido
d e so lid arid ad será u n resultado
m uy apreciable.
• C uando las revistas o la
televisión nós m uestran m aqui­
naria, tractores, cam iones, m a­
teriales, etc., q u e a lg u n a orga-

nización m anda a los pueb lo s
necesitados se h a d e com entar
que esa es la m ejor lim osna, la
m ejor c a rid a d que los pueb lo s
ricos p u e d e n h acer a sus herm a­
nos pobres: p ro porcionarles los
m edios p a ra q u e con su trabajo
p u e d a n cosechar los frutos de
la tierra y construir los ú tiles n e ­
cesarios p ara m ejorar su vida.
Como tantas veces se ha dicho
la lim osna rem edia la necesid ad
de un m om ento, p ero no la so­
luciona.
• U n aspecto e d u cativ o de
g ran interés p ara los p ad res es
la relació n ex isten te en tre el
espíritu de p o b reza cristiana y
la solución de b u e n a p a rle d el
subdesarrollo.
La pobreza ev an g élica, a no
dudarlo, se v a a co n v ertir b ie n
pro n to e n la señal d e q u e una
fam ilia, de q u e u n a p ersona, son
auténticam en te cristianas: M ien­
tras h a y a m illones d e herm anos
nuestros lle v a n d o u n a v id a de
m iseria nosotros no podem os p e r­
m itirnos gastos superfinos, in­
ú tiles y lujos. Su im porte h a de

ir a p a ra r a la ay u d a d e nues­
tros herm anos.
E nseñar a los hijos a ren u n ­
ciar lo superiluo y hacer que
sean ellos mismos los q u e en ­
treg u en el d inero obtenido, m e­
d ian te sus renuncias, a las or­
ganizaciones creadas para la
a y u d a o a las m isiones católi­
cas, q ue se d istin g a n por su
trab ajo d e elevación del nivel
d e v id a cultural, industrial, ag rí­
cola d e los p u eb lo s subdesarro­
llados en u n sector más o m e­
nos am plio, es afianzar con h e­
chos las palabras.
Y esto lo podem os hacer todos/
incluso fam ilias q u e a duras p e­
nas p u e d e n n iv elar su p resu ­
p uesto fam iliar a fin de mes.
Q uizás n o sea a v en tu rad o afir­
m ar q u e b astantes fam ilias, p u es­
tas a o b serv ar la pobreza de es­
píritu, n iv e la rían su presupuesto
y co n trib u irían a aum entar los
fondos contra el subdesarrollo.
Este es otro p u n to d e v ista que
los hijos h a n d e conocer.
• R esum iendo: La in terp re­
tación cristian a d el hecho actual

d e la pobreza y subdesarrollo
d e los m illones d e hom bres, que
los p adecen, exige u n a m enta­
lid ad en la q u e destacan como
puntos p rin c ip a le s:
La so lid arid ad entre lodos los
hom bres, po rq u e son herm anos.
La prestación personal d irecta
a los países subdesarrollados es
u n a form a de contribuir m oder­
na, necesaria y heroica.
Todos podem os a y u d a r a nues­
tros herm anos cum pliendo el
consejo ev an g élico ; Lo q u e os
sobra d adlo a los pobres.
La ftPopulorum progressio», en
la q u e se en cierran las normas
cristianas apropiadas p a ra solu­
cionar el m ás g rav e problem a de
nuestros tiem pos, no p o d rá ser
lle v a d a a la práctica sino por
hom bres con m entalidad n u e ­
va, por hom bres q u e h a y a n cre­
cido en am bientes fam iliares, en
los q u e desde niños se h ay an
acostum brado a oir, v e r y p racti­
car q u e p o r a y u d a r a los h er­
m anos necesitados se h a de sa­
b e r ren u n ciar a m uchos gastos
superfluos.

U no de los m edios de a y u d a r a los p u eb lo s su b de sarrollados es enseñarles n u ev as técnicas d e cultivos
para q u e au m enten los recursos alim enticios. Tal como está hacien d o ese jo v en alem án, p erito agró­
nom o q u e d ejó su p atria, con esos agricultores p a k ista n ie s a los q u e en señ a prácticam ente el m odo
d e in je rta r frutales. Estos ejem plos tie n e n q u e oirlos los hijos de labios d e sus padres.

— 23

¿UNA NEVERA EN ESTA CASA MIENTRAS
NUESTRA GENTE MUERE DE HAMBRE?

YELA6IRI
El misionero salesiano francés, P. Gezou, nos ofrece una crónica de
su parroquia en la India; por ella nos damos cuenta de la viva influencia
del evangelio y de la ñgura de Jesucristo en hombres que por prim era
vez entran en contacto con El.

OY u n m isionero que
Irabajó en Ja la rp e í Yelagiri, e n N oríh Arcot, re­
g ió n de la India, a d o s­
cientos kilóm etros d e M adrós. Mi
p arro q u ia es inm ensa. C ien ki­
lóm etros de ancha. Y d esd e la
b ase del m onte h asta el e x tre ­
mo opuesto cerca de trescientos
setenta y cinco kilóm etros.
En el centro del p o b lad o de
Ja la rp e t una capillita. Jalarp et
tiene su im portancia/ colocada
en la lin ea férrea es n u d o fe­
rroviario Y posee talleres de re­
p aració n de vagones.
Los católicos son 1500 ap ro x i­
m adam ente. El prim er anuncio
d el E vangelio en esta región
corrió a cargo de los m isione­
ros d e las M isiones Extranjeras
d e París, h acia el año 1920. El
prim er apóstol m urió en u n p o ­
b lad o d e n o cristianos, q u e lo
e n terraro n ráp id am en te en mi­
tad de u n cam po/ n ad ie sabe
d o n d e exactam ente. Sí, esto de­
bió su ceder e n 1920, pero aquí
en tratán d o se d e tiem po nunca
se sabe nada. El tiem po es algo
muY d istin to a q u í q u e en Eu­
ropa. A quí se h ab la del año d el
cataclism o, d el añ o d e la gran
sequía...
Tres m isioneros h a n m uerto
d e m alaria sobre estas colinas.
El obispo tu v o q u e p ro h ib ir a

S

24



sus sacerdotes que su b ieran a
Jav ad i. C uando lleg u é a esta
tierra sabia q u e el grano h ab ía
sido arrojado en los surcos...
C uando subí p o r prim era vez
a Ja v a d i me q u ed é p erp lejo c.l
notar q u e la gente, al verm e
pasar v estido con mi sotana
b lanca, g arab ateab an sobre su
cuerpo la señal de la cruz. Pre­
guntó, pero n ad ie me supo dar
razón de p o rq u é hacían tal co­
sa Y q u ien se lo h ab ía ense­
ñado, ly menos el significado
d el gestol
La p arro q u ia de Jalarp et, de
la q ue estoy encargado es cen ­
tenaria. Pronto celebrarem os la
fecha con u n a cerem onia bien
solem ne: c o n la construcción d e
unos cuantos pozos más para
regar los campos.
En u n p rin cip io me instalé en
u n a colina cercana, en Yelagiri,
la im o ntaña d e los osos». Esta
colina está d estin ad a a co n v er­
tirse en un lu g ar de turism o. A
mi lleg ad a no h ab ía en Y ela­
giri u n solo cristiano. Pronto
te n d ré el consuelo de b au tizar a
•toda u n a fam ilia, q u e durante
tres años me h a ay u d a d o a a y u ­
d a r a los más pobres. N o h e si­
d o y o q u ien les h a in v itad o a
bautizarse. H an sido ellos mis­
mos, p o r sus actos d e caridad,
q u ien es com enzaron p o r v iv ir lo
más esencial del cristianism o y

de esta suerte lleg aro n hasta
Cristo. La evangelización siem­
p re tien e lu g ar p artien d o de la
vida...
Tengo la fortuna de tener co­
mo ay u d an te a u n sacerdote sa­
lesiano indio. Es un hom bre deg ra n cultu ra Y al mismo tiem po
de u n a carid ad inagotable. ¿La
p ru e b a ? No v acila u n instante
en reg alar mis sotanas b lan cas
a los pobres q u e no tien en ca­
misa. U n d ía regaló u n a tarta
q u e las herm anas h ab ía n h ech o
para celebrar mi cum pleaños...
¡Una tarta y en estas tierras!
¡Hacia seis años q u e no la pro­
bábam os I
Os garantizo que este sacer­
dote no se h a d ejad o occidentalizar. Se opuso term inantem ente
a q u e adquiriéram os una n ev e­
ra p eq u eñ a, q u e tan b ien nos
v e n d ría para tener u n poco d e
ag u a fresca en estes tierras ar­
dien tes: iCómo, me dijo!, ¿ u n a
n ev era e n esta casa, cu an d o
n u estra g en te se m uere d e ham ­
bre?
Llegué a Y elagiri sin un cén­
tim o en el bolsillo. U n herm ano
me facilitó u n a mesa, u n a silla
Y v ív eres p a ra unos cuantos días.
Me instalé en u n a chozita a b an ­
d o n ad a Y cu an d o se acab aro n
los escasos- v ív eres com ía lo q u e
q u erían darm e. Estoy convenci-

do que fue eslo lo q u e más me
ayudó en mi apostolado, h a b e r
sido de v e rd a d p o b re en lre los
pobres. T uve tam b ién q u e a p re n ­
der poco a p oco la lengua. Bien
pronto u n h om bre v in o a ofre­
cerme un p eq u e ñ o lote d e tierra,
sim plem ente p o r am istad y a
pesar d e la d ecisión lom ada p o r
el pu eb lo d e no v e n d e r ni u n
palmo de terreno a los e x tra n je ­
ros. Era u n h in d ú de alm a rec­
ta. El mismo con sus hijos me
ayudó a construirm e mi casa.
Paso po r alto la s dificultades
que siguieron a mi instalación
en este rincón. En determ inados
momentos e stu v e a p u n to de
abandonarlo todo y m archarm e
ante los insistentes ataq u es de
que era objeto. G racias a M on­
señor M athias que me anim ó d i­
ciendo: H ay q u e ag u an tar. H oy
casi todas las fam ilias v u e lv e n
sus ojos a Cristo... Pero antes
que bautizarlas preferim os e v a n ­
gelizarlas, es d ecir, d arles el
sentido d e la caridad, de la a y u ­
da m utua, del am or fraterno.
Así ese hom bre q u e fue g e n e ­
roso conm igo, es generoso aho­
ra con todo el m undo. Le p ed í
que d istrib u y e ra m edicinas a los
leprosos recogidos p o r mi en la
colina. Fue mi brazo d erech o d u ­
rante la epidem ia de tifus. El
mismo v in o a ped irm e q u e le
dejara unos ev angelios. Com­
prendió q u e h ab ía más alegría
en dar q u e en recib ir y que
dándose se e n c u e n tra a Dios. Por
sí mismo se en cam inó h acia Je ­
sús. Sus hijos p id e n tam bién
el bautism o.
El apostolado p asa tam bién
por el testim onio de nuestros
amigos de Europa. Los alum nos
de la escuela de San E steban de
Roubais acab ab an d e ofrecerm e
un coche, cu an d o caí enferm o
de cólera. U n m édico h in d ú ,
muy contrario al cristianism o,
pero m u y servicial, v in o a cu­
rarme Y me sacó d el apuro.
Una vez m e p re g u n tó d e d ó n d e
me h a b ía v e n id o aq u el coche.
Le respon d í: Me lo h a n reg alad o
los alum nos d e u n o d e nuestros
colegios d e Francia, p o rq u e nos­
otros todos somos m iem bros de
la misma fam ilia, todos somos

herm anos en Jesucristo... Ocho
días d esp u és sorprendí al doctor
le y e n d o el e v an g elio a los niños
h in d ú es recogidos en la casa
salesiana. Se h ab ía p rocurado
u n ejem p lar d e u n a ed ició n p ro ­
testante p o r c ie rto / h ab ía refle­
x io n ad o m ucho sobre él y aquel
d ía m e d ijo : tP adre, la v id a d e
Jesú s es extraordinaria. ¿Por
q u é no nos h a b la de ella...?i
D espués de este descubrim ien­
to no era raro h allar en la p u e r­
ta de su casa u n aviso clavado
con u n a ag u ja: iSi necesita del
m édico v a y a a casa del Padre
misionero». Y allí se le encon­
tra b a con sus am igos bram anes,
sentados a la som bra d e un ár­
bol com entando juntos el ev an ­
gelio. Y h e de confesar que lo
h acen d e u n a m anera tan n u e­
v a p a ra mí q u e con ellos v u elv o
a ap ren d er a le er el evangelio.
A 100 kilóm etros de allí, en
K ouppam , p o r in iciativ a d e un
d estilad o r de aceite de sándalo,
todo u n e q u ip o d e hom bres se
h a p uesto al servicio de las re­
ligiosas Y h an organizado un ser­
v icio de coches para llevarlas a
v isitar enferm os. Y se h a visto
a este hom bre, industrial, rico y
bram án, sostener la p alan g an a
m ientras la herm ana cura las
llagas d e los leprosos, i U n b ra ­
m án e n tre parias!, y eso porque
en u n colegio de Francia un
g ru p o d e jó v en es d ieron testi­
m onio d e herm andad.
El v ia je d e Pablo VI a la India
p erm an ece e n la m em oria de
lodos. El Papa dem ostró un res­
p eto tan g ran d e al h in d ú en su
fe Y en su civilización q u e su
ac titu d nos ha a y u d ad o a acer­
carnos a g en te d e casta elev ad a.
Los mismos protestantes reci­
b ie ro n el im pacto d e esta acti­
tu d ecum énica. Yo personalm en­
te tengo con ellos las m ejores
relaciones. U n m édico am erica­
no, esp ecialista en cáncer, y
p rotestante, v iv e en estos mo­
m entos en n u estra casa. En v e r­
d a d trabajam os la m ano e n la
mano.
Vam os a construir juntos, cató­
licos Y p ro testan tes u n tem plo
a Jesús S alvador en Y elagiri. Sí,
d e esa form a C risto aparecerá a

todos com o Salvador. Lo tocamos
con el d edo. D onde está Cristo,
el hom bre tom a conciencia de sí
mismo, allí d o n d e la conciencia
funciona, el progreso se hace
posible... Los planos los ha h e­
cho u n arquitecto de Londres.
No será u n a basílica, pero si
u n a obra en com ún, m uy sen­
cilla, u n a señal cristiana sobre
Y elagiri: una cruz, un altar. Los
mismos hin d ú es desean contri­
buir.
Con frecuencia nos reunim os
los responsables d e las diferen­
tes iglesias. Yo mismo soy algo
así como el cap ellán de las ju ­
v en tu d es protestantes. Sí, trab a­
jam os por u n a causa com ún y no
com prendem os cóm o perm an ece­
mos to d a v ía separados.
Pero no es preciso acep tar es­
ta situación dolorosa. Es un pro­
blem a hum ano y religioso que
sólo Dios nos ay u d ará a resol­
ver, si m antenem os desde el
p rin cip io una ac titu d fraterna los
unos con los otros.
Q uiero deciros, p a ra term inar,
algo de los niños q u e tenem os
recogidos e n Yelagiri. Pequeños
hin d ú es a los q u e h a y que ver
rezar cada m añana e n la inm ovi­
lid ad más perfecta. Nosotros re ­
zamos con frecuencia c o m o
q u ien v a a u n a tienda a com prar
algo. Ellos, al contrario, están
ante Dios como el feligrés del
cu ra d e Ars al q u e le p re g u n ta ­
ron q u é d ecía al Señor y res­
p o n d ió : Yo no le digo nada. Yo
pien so en El y £1 pien sa en mí».
Así es la oración de nuestros
chicos.
U n d ía en clase uno d e ellos se
desm ayó. C uando v o lv ió en sí,
este chico de trece años me dijo
esto in creib le: iJesú s dio todo
por sus am igos, hasta su vida.
Por eso y o le d i mí plato de
arroz a Ram hen, q u e no tenía
n ad a para comer».
H abía leíd o el ev an g elio . Ha­
b ía com prendido, quizás m ejor
q u e nosotros, hasta d o n d e Jesús
nos m anda practicar el amor
h acia nuestros herm anos. De esta
suerte v iv e n el e v an g elio estos
indiecitos, q u e no son a ú n cris­
tianos. C uando se ama, siem pre
sale p o r a lg ú n lado.

25

G R A C I A S

de Raria Auxiliadora,

Mi p a d re cae v io len tam en te al suelo
Puerto Castilla (A v ila ).—E r a el 15 de m ayo
de 1966. MI p ad re ae dirigía, como de costum bre,
a tr a b a ja r al cam po. De pronto la cab allería que
cabalg ab a se esp an ta y mi p adre cae violentam en­
te al suelo. Al principio todo son desasosiegos,
tem ores, disgustos. Se creía lo peor. U nos días
de cam a y no parece que sea o tra cosa que un
m agullam iento del cuerpo. P a s a n los días y mi
padre se levanta, pero no puede tr a b a ja r ; un do­
lor continuo no le deja h acer nada.
Al m es del suceso le sobreviene un agudo y
fu erte dolor que hace te m b la r a la fam ilia. Le
llevan al hospital y allí perm anece u na sem ana
m ie n tras le calm an el dolor sin necesidad de
intervención quirúrgica. Vuelve a l pueblo, pero el
dolor no desaparece. Así continúa varios m eses
sin poder tr a b a ja r con las su p u e stas consecuen­
cias p a ra la fam ilia, que d u ran te la enferm edad
h a rocurrldo incesantem ente a M aría A uxilia­
d ora con novenas, sacrificios, lim osnas; y hoy,
después de un año de o cu rrir el suceso, se halla
to talm en te recuperado y puede h acer vida no r­
m al trab a jan d o incluso m ejor que antes.
A gradecidos a n u e s tra buena M adre A uxilia­
dora publicam os la g rac ia y enviam os u na li­
m osna. P. Oarcia. 8. D. B.

V olvió el sacerdote p o r tercera vez
Guadalajara.—Hahia un enferm o de m ucha g r a ­
vedad, sin que nadie se a tre v ie ra a nom brarle
los sacram entos. A lguien avisó a l sacerdote, pe­
ro la fam ilia no le recibió diciendo que estab a
m ejor. Al e n terarm e ofrecí ir a verle, ponerle la
m edalla de M aría A uxiliadora al cuello y si se
confesaba, d a r u na lim osna y publicar el favor.
Así lo hice; lo visité y lo puse la m edalla. Volvió
el sacerd o te po r te rc e ra vez; fue bien recibido
p o r el enferm o, que se confesó, m uriendo con
m ucha tranquilidad. Doy g ra c ia s a la V irgen y
cu^.^plo lo prom etido. U na suscriptora.

C reí m orir
Z am ora.—H ace cinco años el S eñor nos envió
u na hija, el c u a rto de n u estro m atrim onio. Lo p a ­
sé m uy m al, pues m e acom etieron v a ria s dolen­
cias y po r últim o, después del nacim iento, me

26



sobrevino u n a h ep a titis aguda, que dado m i esta­
do de debilidad, creí m orir. E n ta l ap rieto recu­
r rí a M aría A u x iliad o ra a la cual ten g o m ucha
devoción, pues soy cooperadora salesian a desde
hace vario s años. E lla m e ayudó a recu p erarm e
poco a poco y, au nque no he quedado del todo
bien, pues a ú n estoy rese n tid a y con m olestias,
cum plo lo ofrecido y envío u n a lim osna, pues
creo que la B uena M adre m e ay u d a así a sa n ti­
ficarm e y g a n a r el cielo. Sigo pidiéndole que me
dé fu erza de voluntad p a r a re sis tir y que mi
esp íritu no decaiga. Una cooperadora salesiana.

Estamos inm ensam ente agradecidos
Plasencia .— D am os g ra c ia s a M aría A uxiliadora
y a S an J u a n Bosco p o r hab ern o s dado u n a niña
preciosa después de cinco años de m atrim onio.
E stam o s m uy con ten to s y pedim os a dichos sa n ­
to s nos la críen ta n b o n ita y sa n a como h a s ta
ah o ra, pues y a tien e c u a re n ta y cinco días.
T am bién pedim os a M aría A uxiliadora y a San
J u a n Bosco nos ayuden en un asu n to personal
m uy im p o rta n te p a ra nosotros y de difícil conse­
cución. D eseam os se publique esta g rac ia de la que
estam o s inm en sam en te agradecidos.
Pedro Blazquez y Carmen García.

D esde q u e em pecé la n o vena
Fontanales-Barranco del Pinar .—Doy rendidas
g rac ias a M aría A uxiliadora p o r m uchos favores
lecibldos y señ alad am en te p o r uno. L levaba v a­
rios años en ferm a de pulm ón con fiebre. El médico
de cabecera m e m andó reposo y m e dijo que te n ­
d ría que operarm e. C onsulté con v ario s especia­
lista. A nálisis, rad io g rafías, todo indicaba la m is­
m a enferm edad y resultado.
P ueden im ag in arse cu ál no se ría m i p ena:
pues y a no podía a te n d e r a mi fam ilia con mi
trab ajo .
H a sta que un día u n a am ig a m ía, m uy devota
de M aría A uxiliadora, m e aconsejó hiciese la no­
vena recom endada p o r S an J u a n Bosco a M aría
A uxiliadora, y m e contó cóm o v ario s se h ab ían
curado de esa m ism a enferm edad, invocando a
M aría A uxiliadora. Me contó el caso de un p rim ito suyo de sie te años de edad, m uy g ra v e de
pulm ón. E n te ra d a ella, le m andó u n a e stam p a con
la novena y desde el p rim e r dia quedó el niño
curado: el cu a l le decía a la m a d re : cM amá,

y d e su A p ó sto l
S u n ttfuun B o s e o

M aría A uxiliadora m e h a curado». L e desapareció
la fiebre. Lo reconoció el m édico. Y se en cu en tra
p erfectam en te bien.
A nte ta les alientos m e decidí a invocar a ta n
buena A uxiliadora y he experim entado su valiosa
protección. D esde que em pecé la novena, em pecé
a m e jo ra r de salud y tam b ién de situ ac ió n econó­
m ica, cu a n ta s m ás lim osnas doy p a ra la O bra
Salesiana, como m e decía m i am iga.
E nvío u n a lim osna y ruego lo publique en el
Boletín, como lo prom etí. Y anim o a todos a con­
fiar en su auxilio, porque los aten d e rá , com o hi­
zo conm igo. Une. devota.

D aban m uy p o q u ito p o r m í v id a
Salamanca.—Me e n c o n trab a y a hace m ás de
tre s años g rav e m en te en ferm a, a consecuencia
de un reum a, que produjo u na lesión de im p o rta n ­
cia en el corazón. A cudí a varios m édicos espe­
cialistas de corazón y todos a p e sa r de los t r a t a ­
m ientos que me im ponían no en co n trab an solu­
ción a m is co ntinuas dolencias. N unca perdí la
confianza en m i V irgen A uxiliadora a la que en
c a sa profesam os todos m ucha devoción. P o r fin
m e decidí a m a rc h a r a M adrid a in te rn arm e en la
Clínica de la Ciudad U n iv e rsita ria p a ra enferm os
de T órax. A llí m e tr a tó el Dr. M artín ez Bordiú,
quien po r fin, y hace solam ente unos meses, se

decidió a in terv en irm e como se suele decir en esta
clase de enferm edades «a vida o m uerte». D aban
todos m uy poquito p o r mi vida. S alí del q u iró ­
fano después de v a ria s h o ras de operación. E n tré
en él m u y g rav e, p ero con m ucha confianza en
Dios, resig n ad a a su sa n ta voluntad, e invocando
co n tin u am en te a mi V irgen. E lla m e hizo salir
de allí com pletam ente bien. Y hoy después de
este insigne fav o r, deseo se publique esta g ra c ia
y envío u n a lim osna. Florita García González.

De nu ev o in terv ien e M aría A uxiliadora
Madrid.— A. p rim ero s de m ayo pasado, a n te las
ala rm a n te s noticias sobre la salu d de m i padre,
y a de av a n za d a edad, m e tra sla d é a m i pueblo
n atal. P ude com probar cóm o el m édico que le
a s istía no d aba g ran d e s esp eran zas de que se
reh iciera. L e encom endam os a M aría A uxiliadora
los fam iliare s; y en v a ria s Com unidades R eligio­
sa s se ro g ab a p o r él. Le im p a rtí la Bendición
de M aría A uxiliadora, con la que S an J u a n Bosco
obró ta n ta s m arav illas, prom etiendo p u b licar la
g ra c ia si a l fin del m es se h allab a fu era de peligro.
Y así sucedió. L a V irgen intervino de nuevo en
su favor, pues hace v ein te años, desahuciado y a do
los médicos, recobró la salud p o r intercesión de
M aría A uxiliadora y pudo d edicarse a su s o rd i­
n a ria s ocupaciones. Tomás Estévez, 8. D. B.

Otros corazones ayradecidos
ilfoníiHa.—^Dando g ra c ia s a M aría A uxiliadora
p o r m uchos fav o res recibidos envío u n a lim osna.
Un devoto.
Hita.—E n contrándom e g rav e m en te enferm o con

unos vóm itos de san g re, que no sa b ía de donde
podían proceder, m e encom endé a M aría A uxi­
liadora y a l recib ir la com unión se n tí m ejo ría
y desde aquel m om ento, m e en cuentro bien. A g ra ­
decido envío u na pequeña lim osna y d esea ría se
publicase la g rac ia. N . A randa.
Cádiz.— E nvío u n a lim osna ofrecida por la p ro ­
tección de M aría A uxiliadora e n u n asu n to pro­
fesional. Anveca. A . A.
Vigo. — Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora por un
g ra n fa v o r recibido y lo hago público p a ra el
culto y p ropagación de la devoción de la M adre
divina. E. L . C.

Las Palmas.— Envío u n a lim osna m uy ag ra d e­
cid a a M aría A uxiliadora p o r un fav o r recibido.
G racias, M adre m ía. M. C.
Ecija.-—A gradezco a M aría A uxiliadora que m is
c u a tro h ijo s h ay an apro b ad o los recien tes ex á­
m enes y envío u n a lim osna. Socorro Madero.
Zamora.— Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora p o r
hab erm e concedido la salu d y envío u n a lim osna
p a ra s u culto. Ricarda Alonso.
Grijota. —^Doy g ra c ia s a M aría A uxiliadora p o r
h a b e r devuelto la salud a m i esposo y p o r h ab e r
aux iliad o a m i hijo en los exám enes. A gradecida,
envío u n a lim osna p a ra su cu ite con ru eg o se
publique en el B oletín Salesiano. Una Cooperadora.
Barcelona.—^Dan g ra c ia s a M aría A uxiliadora
y S an J u a n Bosco p o r h a b e r salido felizm ente de
sendas intervenciones q u irú rg icas D oña Concep-

— 27

ci6n P atialba de Blanco, m a e stra nacional, ope­
ra d a on u n a p ie rn a coso, el
cual, m ie n tras tra b a ja b a , se hirió con un objeto
que le cayó de lo alto y que p u d iera hab erle
m atado. A grad ecid a a ta n buena M adre, publico
la g ra c ia p a ra que todos re c u rra n a E lla en oca­
siones sem ejan tes. F. E.
Htielva.— E n co n trán d o m e en un g ra n apuro, m e
encom endé a M aría A uxiliadora y S an J u a n
Bosco p a ra que in te rced ieran a n te Dios N u estro
S eñor y m e concediera la solución del problem a,
prom etiendo que si asi sucedía en v iaría u n a li­
m osna p a ra los pobres. A gradecido cum plo m i
prom esa. S. Vizcaya.
Rota. —T eniendo m ucho m iedo a u n a operación
nos encom endam os mi esposo y yo, ju n ta m e n te
con m is c u a tro hijos a M aría A uxiliadora pro m e­
tiéndole u n a novena y u n a M isa s i la operación
se realizab a a satisfacción. N u e stra sú p lica fue
escuchada; no hubo n in g u n a com plicación, dando
g ra c ia s a ta n buena M adre y cum pliendo lo pro­
m etido. P. G. y A. R.
Rota.— A grad ecid a a M aría A uxiliadora por
u n a g rac ia envío u n a lim osna p a ra su culto.
Pepe R.

28

Roguemos par nuestros difuntos
D oña V icen ta M eseguer C uella
e n M álaga, a los
setenta y ocho años. Ejem plar m ad re de cinco
hijos, devotísim a de M aría A uxiliadora, y co­
operad o ra celosa. Casi cin co m eses de enlerm edad h a n sido b u e n a c á te d ra d e sus lecciones
d e fe v iv id a d e l espíritu , p u e s e stab a más d eseo ­
sa de v o lar co n Dios q u e seg u ir acá abajo, d o n ­
de tan ejem plarm ente h a b ía llen ad o sus días,
con obras d e virtud.
Este C entro p ie rd e u n b u e n núm ero, p ero cree­
mos q u e d esde e l cielo, nos an im a a seg u ir por
el cam ino d e l apostolado seglar.
D oña O b d u lia Ruiz Ruiz
e n M álaga, coopera­
dora salesian a y c elad o ra activísim a d e la d e ­
voción a M aría A uxiliadora. Se la v e ía venir,
arrastrando sus años, a h o n rar a su V irg en A u ­
xiliado ra, h a sta q u e el dolo r la postró en ca­
ma. A hora e sta rá co n tem p lan d o e l rostro de la
M adre, p a ra n o p e rd e rlo jam ás.
Señorita J u lia R ueda
M álaga, el 17 de noviem ­
b re d e 1966. De v e rd a d e ro m ilagro de la g racia
podem os calificar a esta virtuosísim a joven. V i­
sitar su lecho d e dolo r e ra tom ar u n a p íld o ra
intensa d e alta e sp iritu alid ad . El más lib io salía
de su p resen cia co n v en cid o d e q u e se p u e d e ser
santo, q u e ex iste el m ilagro de la gracia, que
Dios h ace m aravillas en esta tierra de los hijos
d e A dán.
N o es p o sib le d ecir todo lo que v ie n e a la m ente
al tratar d e reñ ejar la exquisitez de esta alm a se­
lecta, d ig n a d e u n a biografía, q u e no adm ite la
condició n de reseñ a q u e p erm ite el Boletín.
N u ev e años d e enferm edad, c u atro de ellos en
u n a postu ra inverosím il (habría q u e h a b e rla v is­
to p a ra h acerse id ea d e ello) sin dorm ir, alim en­
tada a m odo d e u n beb é, con los ojos h acia atrás,
casi n o se le p o d ía v e r la frente, d a b a espanto
im aginarse el sufrim iento. A ñád ase q u e h ab ía
sido agraciad a, y a h o ra se en co n trab a deforme...
A quello era la im agen d e l dolor.
Pero... h e aq u í lo m aravilloso: era tam bién la
im agen de la alegría. A lgo así como la rosa, q ue
es más herm osa so b re su rosal, llen o d e espinas.
Sin u n gesto d e dolor, sin u n a q u eja, sin u n re­
clam o d e com pasión.
No q u ería q u e le p re g u n ta ra n p o r sus sufrim ien­
tos. En cam bio ella se o cu p ab a de los problem as
d e todos. O ir h a b la r a a lg ú n conocido, y p re ­

g u n tar por sus asuntos, prom eter oración para
interesar al cielo. Las obras salesianas ocupaban
u n pu esto de privilegio.
Con frecu en cia p e d ía la b en d ició n d e M aría
A uxiliadora, no para p ed ir la curación, que
am aba con su d u lce com pañía, sino tp o rq u e
siento u n a alegría m uy g ran d e por dentro».
Es difícil sufrir tanto y con tanta alegría, sin
adm itir u n a fuerza superior, como la q u e resu­
citab a a los m uertos, o d a b a la vista a los cie­
gos...
Todos los q u e conocieron esta ejem plar cristiana,
sienten v en eració n por ella. Y su eñ an con que
algún d ía aparezca el m ilagro com o confirm a­
ción d e su san tid ad q u e podem os calificar, p ri­
vadam ente, d e heroica. M urió como u n a flor.
El Centro d e cooperadores d e M álaga está de
enhorabuena, pues tien e u n a protectora de gran
valim iento de la escuela d el Crucificado.
D oña Estefanía A renales i a los sesenta y cinco
años, en Burgos. M adre de tres Hijas de M aría
A uxiliadora, sor Lourdes, sor C oncepción y sor
Josefa V alcabado.
En u n a v id a d e trabajo, d e donación sin m edi­
da y d e cristiana visión d e acontecim ientos y
cosas, forjó la base d e las vocaciones religiosas
que florecieron en el h o g ar y de los nuevos
hogares q u e d el suyo salieron.
A nte la v o lu n ta d d iv in a d e en treg arle las hijas,
n u n ca puso obstáculos, más bien quiso asegu­
rarlas en la vocación entre las v irtudes q u e v i­
v ificab an el h o g ar en una cristiana com pren­
sión de su m isión m aterna.
Y ella, q u e h a b ía dado las hijas a Dios, ren u n ­
ciando generosam ente a sus cuidados, recibió en
sus últim os días u n an ticipo del prem io a su se­
reno sacrificio: las hijas religiosas p u dieron v e­
lar d ía y noche las últim as jornadas d e p ereg ri­
nación terrena en su b rev e y últim a enferm e­
dad.
El Señor la llam ó a sí el 17 d e m ayo en la n o v e­
na d e M aría A uxiliadora de q u ien fuera siem­
pre tan d ev o ta y a cuyo Instituto diera lo que
más am aba.

Por estos y por todos los cooperadores difuntos
ofrecem os al Señor pleg arias y sufragios, para
q u e pro n to Ies conceda el eterno reposo.

M illo n e s de resucHadosm He a g u í en defínitiva lo que nos
e s p e ra ; no s e trata de h a c e r tra b a ja r n u e stra Imagina^
olón sin o n u e s tra Fe
20

fü m a c m é iío c a c io n e s

«El mejor premio que Dios concede a una familia es un hijo sacerdote.» (Don Bosco.)
INSPECTORIA DE BARCELONA
P. Provincia: P .' San Juan Bosco, 74 - BarceIona-17
BECA S E N FO R M A C IO N
B c ra «D on J u a n A ntol». N. e .: 1.000 p ls . T o ta l: 94.000 p ts .
Boca « F lo re n cio Sánchez». T o ta l: 20.000 p ts.
B eca « S an to s A n tonio y S e b astiá n » . T o ta l: 10.000 p ts.
Beca « Jo sé M aría V alles P lá» . T o ta l; 6.000 p ts.
B eca «C laudio G arcía». 1.9 e.; 26.000 p esetas.
B oca « M aría A u x iliad o ra» . R . V erg és L ia r d c n t. T . : 30.000.
B eca « N u e s tra S e ñ o ra de M o n tse rra t» . N . e . : 5.00 p e s e ta s.
T o ta l : 55.000 p esetas.
B eca «D oña B ib ia n a Soefas». T o ta l; 17.000 p e s e ta s.
B oca «D on F e lip e A lc á n ta ra » . S a r rlá . T o ta l: 3.000 p ts.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . T a rr a s a . T o ta l: 16.000 p ts.
B eca p e rp e tu a « D .l C le m e n tin a V a llm itja n a C ros de B aró».
T o ta l; 20.000 p ts.
B eca «Sr. V.» T o ta l: 8.000 p ts.
B eca p e rp e tu a «M aría C a s a c u b e rta d e M asó». T o ta l: 5.000.
B eca « S an to D o m ingo Savio». T o ta l: 16.000 p ts .
B eca « E sta n isla o M uzás». T o ta l: 15.000 p ts.
B eca «San Jo sé» . T o ta l: 5.000 p ts.
B eca «D oña D orotea». R o c a fo rt. T o ta l: 27.000 p ts
B eca « S an ta E m ilia». T o ta l: 26.000 p ts
B eca «M ario A u x iliad o ra» . S a r rlá . T o ta l: 5.000 p ts.
B eca «Don J o s é R ecasen s» . T o ta l: 4.109,60 p ts.
B eca «D o lo res C a sacu b erta» . T o ta l: 10.000 p e s e ta s
B eca «M aría A. P o r ta de D u rán » . T o ta l: 8.000 p ts.
B eca «Sr, M a rtín G olcochea». C olegio S a r rlá . T o ta l: 25.000
B eca «P . V iñas». A rc h lc o fra d ía d e S a r rlá . T o ta l: 5.000 p ta s.
Bt'cn p e rp e tu a « J. M.». l.B e.: 5.000 p ta s.

INSPECTORIA DE BILBAO
P, Provincial: Escuelas Salesianas ■ Deusto-Bilbao
BECA S E N FO R M A C IO N
B re a «M.B d e loa A ngeles P o s tig o L a b ra d o r» . l.S e.: 15.000.
Beca « C onchita Diez Noza». 1.8 e n tr e g a : 15.000 p ts.
B eca « S rta s. R a m o n a y Jo se fin a d e F elip e» , 2.8 e n tre g a ;
26.000 p ts . T o ta l: 50.000 p ts.
B eca «M am á M a rg a rita * . L . C a ñ ad a. P a m p lo n a. T . : 17.000
Beca «D. P e d ro Ollvazzo». T o ta l; 30.000 p esetas.
B eca «D. C irilo S a g a s ta g o itia » , p ro m o v id a p o r los AA. AA.
d e B a raca ld o . T o ta l: 16.000 p esetas.
Beca «D. J o s é D ías d e C erlo V alle v P e tr a G a stó n V entosa».
T o ta l; 4.000 p ta s.
Beca « S an tísim a T rin id a d » . T o ta l: 27.000 p ta s
Beca «C arm in a G u tlérrex » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « A g u stin a A lonso*. T o ta l: J8.000 p ts .
Boca « P ied ad R am os». T o ta l: 28.000 p ts.
Beca « N ativ id ad P o stig o » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « P n riu lto G u tiérrez * . T o ta l: 28.000 p ts.
Beca « R o sarlo G u tiérrez » . T o ta l: 29.000 p ts.
Beca « F e rn a n d o y R u fin a* . T o ta l: 28.000 p ts.
Beca p e rp e tu a «San C osm e y S ta M agdalena». T .: 75.000 p ts.
B eca «M aría A u x iliad o ra» . 2.» A rch. B a raca ld o . T . : IS.OOO
B eca «F . C an ales». T o ta l: 14.000 p ts.
Beca « M atild e P elayo». P a m p lo n a . T o ta l: 5.000 p ts.
Beca «D. R am ó n Z abalo». B a ra c a ld o . M. F e rn á n d e z . T o­
ta l: 25.000 p ts.
B eca «Sr. J u s ll* . D e u sto (C olegio). T o ta l: 19.500 p ts.
Beca « V irg en del C astillo». E l Ro>-o. T o ta l: 9.300 p ts.
B eca «I. Concei>clón». J . L . M. T o ta l: 6.500 p ts.
B eca p e rp e tu a «San M artín * . T o ta l: 31.000 p ts.
Beca «M arta A u x iliad o ra» . Z uazo. T o t a l : 6.500 p ts.
B eca « n . Bosco*. C iu d ad L a b o ra l. P a s a je s , 'f o t a l : 5.720
B eca « F ra n c isc o T ie rra * . B u rcefta. T o ta l: 8.500 p ts .
B eca « S ag rad a F am ilia* . S a n S e b a s tiá n . T o ta l: 10.000 p ts.
Beca «S an J u a n Bosco*. S a n ta n d e r. T o ta l: 6.000 p ts.
B eca « S an to D o m ingo Savio». S a n ta n d e r. T o ta l: 19.500 p ts .

30 —

B eca « Jo s é P u e rta s » . D eu sto . T o ta l: 10.000 p ts .
B eca « S res. de U d aetx e» . B ilb a o . T o ta l: 34.000 p ts.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . D . R . 6 . R . T o ta l: 20.000 p ts
B eca «S an A n d rés» . B u rg o s. T o ta l: 1.327.35 p ts .
B eca « N u estro s M á rtires» . Z uazo. T o ta l: 18.509 p ts .
B eca « M aría A u x iliad o ra» . I I . T o ta l: 20.000 p ts .
B eca «A lfonso G óm ez P in e d a » . P a m p lo n a . T o ta l: 5.000 p ts
B eca «S. J o s é O brero » . (X n d u stria le s-S a n ta n d e r). T .: 10.000.
B eca « M aría A u x iliad o ra» . (A rch . S a n ta n d e r ). T .: 6.000 p ts .
B eca «S. P a u lin o » . B a ra c a ld o . T o ta l; 23.000 p ts .
B eca «E. D . C ap ran i» . B a ra c a ld o . T o ta l: 6.000 p ts .
B eca «D. J . S an to s» . D eu sto . T o ta l: 17.000 p ts .
B eca « Je sú s A znar». P ro m o v id a p o r D o ñ a M a ría S alm eró n
V da. d e A zn ar. T o ta l: 7.000 p ts .
B eca « C o a d ju to r d o n P e d ro M a rtín ez» : 100.000 p e s e ta s.

INSPECTORIA DE CORDOBA
P. Provincial: Calle María Auxiliadora, 14 - Córdoba
B E C A S E N FO R M A C IO N
B eca « M aría A u x iliad o ra» . M álaga. N . e . : 3.000. T . : 15.300.
B eca «C ías. J u v e n tu d S alcsia n a» . L a O ro tav a. T . : 40.000
B eca « E scu elas E x te rn a s » . M o n tilla. N . e.: 3.000. T . : 6.000.
B e c a «D on A n to n io E sp in o sa » . T e n e rife . T . : 42.800 p ta s.
B eca « S an ta C ruz de T en erife» . T e n e rife . T . : 32.000 p ta s.
B e c a «Sto. D o m in g o Savio». C ías. T e n e rife . T . : 21.000 p ta s.
B eca «V irgen d el P in o » . T e ro r . N . e .; 22.000 p ts . T . : 47.000.
B eca « F a m ilia A tilio Ley*. L a s P a lm a s . N . e .: 500. T .: 1.600.
B. « F a m ilia N a ra n jo » . L a s P a lm a s. N . e .: 5(X) p ts . T . : 2.900.
B eca « F a m ilia L ag o » . L a s P a lm a s. N . e .: 700 p ts . T .; 4.8'JO.
B eca « F a m ilia E . d e C hacón H dez*. L a s P a lm a s . N . e . :
1.200 p ts . T o ta l: 6.100 p ts .
B eca « F a m ilia T o rre» . L a s P a lm a s. N . e . : 1.400. T . : 3.800.
B eca « F a m ilia F eo. L eó n N av arro » . L a s P a lm a s . N . e.:
600 p ts . T o ta l: 2.900 p ts.
B eca « F a m ilia L a r a P ad fn » . L a s P a lm a s. 800 p ts . T . : 5.100.
B eca «Sto. D o m in g o Savio». C ías. L a s P a lm a s. N . e .: 16.300
p e s e ta s. T o ta l: 30.800 p ts .
B eca « J u a n X X III» . M o n tilla. N . e .: 1.000 p ts . T o ta l: 14.350.
B . I I . T o ta l: 10.000 p ts .
B eca «S. E s ta n isla o » . F a m ilia L ó p ez A lvarez. S alam an ca.
T o ta l: 30.000 p ts .
B eca «E l C o a d ju to r S alesian o » . C ías. P a lo m a . T . : 40.000 p ts.
B eca « P a d re E ste b a n » . AA.AA. P a lo m a . T . : 12.305 p ta s.
B eca « M aría A u x ilia d o ra » . I I . A to ch a. T o ta l; 28.976 p ts .
B eca M ay o r « N u e stro s M á rtire s» . G e n e ra l L ó p ez de L e to n a .
T o ta l: 60.000 p ts.
B eca «D. H ig in io A rce», p a r a C o a d ju to r S a le sia n o . T . : 25.000
B eca «A rch. M.8 A ux.». P.fi E x tr e m a d u r a . T . : 8.000 p ta s.
B eca «S. F ra n c is c o d e S ales». E s tre c h o . T o ta l: 9.645 p ts.
B eca « P a d re E ste b a n » . AA. AA. P a lo m a . T o ta l: 9.800 p ts .
B eca «V da. C asan o v as» . T o ta l: 5.000 p ts .
B eca «S ánchez B lanco». I I . T o ta l: 6 000 p ts .
B eca « F a m ilia M eso n ero R o d ríg u ez» . T o ta l : 8.000 p ts.
B eca «D on F é lix G onzález». F a m ilia P a r d o . T . : 20.000 p ts.
B eca « D o ñ a M e rce d es C ruzado». T o ta l: 9.000 p ts .
B eca « F . d e B.>. B é ja r. T o ta l: 25.000 p ts .
B eca « D o ñ a D o ro tea» . M a d rid -D o n B osco. T o ta l: 20.000 p ts .
B eca « Jo s e fa A. R o ld á n y F a m ilia » . T o ta l: 30.000 p ts .
B eca «V da. d e P u ja d a s » . T o ta l: 12.000 p ts .
B eca « C e n tro Ju v e n il» . P.fi E x tr e m a d u r a . T o ta l: 13.600 p ts .
B eca « N tra . S ra . d e la s A n g u stia s» . A révalo». T . : 26.600 p ts .
B eca M a y o r «S ta. T e re s a y S . V icente». T o ta l: 98.000 p ts.
B eca « V irg en d e l C a rm e n y A n im as p u rg a to rio » . T . 40.000.
B eca « N tra S ra . d el C a rm e n y S . L u cas» . T o ta l: 24.000 p ts.
B eca « F a m ilia d e D . A n to n io M ira n d a , S alesia n o » . T : 10.000.
B eca «D o ñ a C a rm e n O lalla». T o ta l: 35.000 p ts.
B eca «M an u el N ico lás» . T o ta l: 10.000 p ts .

INSPECTORIA DE SEVILLA - «BESASE»
P. Provincial: Calle M aría A uxiliadora 18 . Sevilla
Teléis. 35 04 86 . 35 01 00
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B eca
B e ca
B eca

B E C A S E N FO R M A C IO N
« M aría .‘á 'ix ilia d o ra » . S ev illa. T o ta l: 3.000
« S trlla M aris» . H u e lv a . N . e .: 4.100 p ts . T .: 28.100 p ts .
«M 8 A u x ii.» A lcalá G u a d a íra . N . e . : 8.000. T . : 22.850.
«C olegio S alesian o » . E c ija . T o ta l: 26.500 p ts .
« V irg en V icto ria» . M é rid a. T o ta l: 55.600 p ts .
« C í e m e t e G uede». C ádiz. T o ta l: 6.775 p ts.
« S a n to D o m .n g o Savio». E d j s . T o ta l: 83.000 p ts .
«C olegio S a.csian o » . S ev illa. P o i A. R . i.OÓO p ts .
« N tra . S ra . d el R o sario » . R o ' h 7 o ta l: li.uOO p ts .
«D . F . J a v i e r M ontero». Tota>:
p ts .
« N tra . S ra . d e l S a g ra d o C orazón». M orón. T . : 16.000.
« S a n tia g o A póstol». C ádiz. T o ta l: 60.000 p ts .
« C o rp u s C h rísti» . Q u in ta n a . S ev illa. T o ta l: 8.230 p ts.
« M aría A u x ilia d o ra » . P u e r to P.ea]. T o ta l: 14.000 p ts
«D on F lo re n c io Sánchez». S e v .-T rín . T o ta l: 10.000 p ts .
«D . L u is H e r n á n d e z . S e v illa T rin id a d . T o ta l: 10.000.
cR v d o . T o m á s G onzález». S ev illa. T ria n a . T .: 25.000.
d e O ro». AL G u a d a l r a T o ta l: 60.000 p ts .

B E C A S E N FO R M A C IO N
B eca « C ooperadores d e V alencia». N. e . : 1.000 p ts . T . : 8.500.
B eca «Azul y R osa». V alencia. N . e . : 7.500 p ts . T . : 27.500.
B e c a «C írculo D o m in g o Savio». 1.8 e .: 1.600 p ts .
B e c a p e r p e tu a « J u a n M anuel», p o r D .8 C a rm en Góm ez d e
T o rto s a . A lcoy. 1.8 e .: 50.000 p ts .
B eca «N iño J e s ú s d el M ilagro». T o ta l; 30.000 p ts.
B eca «R vdo. D . M a rian o A isa». B u r r ia n a . T o ta l: 17.500 p ts .
B eca «S an B e rn a rd o » . V illen a. T o ta l: 22.000 p ts.
B e ca « N tra . S ra d d P ila r» . Z arag o z a. T o ta l: 33.000 p ts .
B e c a « A n to n ia CTabot». A lbacete. T o ta l: 25.000 p ts.
B e ca « J e s ú s M endívil». V a le n c ia T o ta l; 25.000 p ts.
B eca «D. L u is B e re n g u e r» . A lican te. T o ta l; 20.000 p ts .
B e ca « P . T a rín » . (Sodella. T o ta l: 3.000 p ts .
B e ca « T ra b a jo y H o n rad ez» . V alen cia. T o ta l: 24.000 p tsB e ca «S an V icente». V a len cia T o ta l: 54.000 p ts .
B e ca « A rch ico frad fa d e M . A. 2.8». P r im e r a e .: 4.000 p tsB eca « F ra n c isc o S e rrá is » . V alen cia T o ta l; 8.000 p ts.
B eca « R a m ó n G u erre ro * . A lbacete. T o ta l: 12.550 p ts .
B eca «San A g u stín » . A lcoy. T o ta l: 18.000 p ts .
B eca «V irg en d e L uz». C uenca. T o ta l: 13.725 p ts.
B eca «Colegio S alesiano*. V alen cia. T o ta l: 83.500 p ts .
B e ca « P e rp e tu o S ocorro». V alencia. T o ta l: 6.000 p ts .
B eca «San Jo sé» . A lican te. T o ta l: 10.000 p ts.
B eca «V irgen del P ila r» . A lican te. T o ta l; 5.000 p ts.
B eca «Colegio S a le s ia n o B u rria n a » . T o ta l; 11.000 p ts .
B eca «D. J o s é C alasanz». T o ta l: 14.025 p ts.
B eca « A n tig u o s A lum nos» V alen cia. T o ta l: 2.050 pta.
B eca «Colegio S an J u a n Bosco*. V alencia. T o ta l: 6.000 p ts .

INSPECTORIA DE ZAMORA
P. Provincial: U niversidad Labon! - Zam ora
B E C A S ÍCN FORMA* J ' N
B eca « M aría A u x iliad o ra» . A llariz. 1 í