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DON BOSCO

cascanueces
M is queridos am igos Ju a nito y M ari;
Ya estam os otra vez en Navidad. Y a quí me te n é is
de nuevo contestando a v u e stra s fe lic ita c io n e s adelan­
tadas. O s de se o mucha, m ucha fe licid a d y una paz
m uy grande en v uestra casa al lado de v u e stro s papás, de v u e stro s am igos. Tened m ucho cu idado no se
o s vayan a ca e r lo s d ie n te s con el turrón o con las
nueces o avellanas que, a v e ce s, su e le n e s ta r dem a­
siado duras de partir. Y o s é p or e xp e rie n cia lo que es
e sta r sin dien tes, aunque lo m ío no fu e p or goloso.
Por s i acaso, podéis ir pensando en un casca n u e ce s
preventivo porque eso de qu edarse sin m u elas desde
pequeño e s una co sa m uy se ria . A d e m á s v o so tro s no
te n é is fuerza s u fic ie n te en lo s dedos para pa rtir las
nueces ccm o lo h acía Don Bosco, p or m ucho que pre­
su m áis de fuerzí-. ¿E s que Don B o sco las pa rtía ?
M irad;
Las ú ltim a s palabras que la V irg e n le dijo a Juanito
Bosco en e l sueño de lo s nueve años fueron éstas:
«Hazte hum ilde, fu e rte y robusto». Lo de hum ilde bien
lo sa b é is porque él sie m p re s e co n side ró el m edio
que M a ría A u xilia d o ra había e sco gid o para h ace r su
obra. «Todo lo ha hecho ella», s o lía d e cir. Pero ¿y
fu e rte ? A se o es a lo que vam os. Don B o sco te n ía
una fuerza legendaria, descom unal; algo a s í a lo Urtáin. No o s riá is , no; lo digo de verdad. S ó lo con dos
dedos, el ín d ice y e l pulgar, de la mano derech a o
izquierda, pa rtía toda c la s e de n ueces, alm endras o
avellanas, p o r duras que fueran.
En 1883, ya al fin al de su vida, en su v ia je a París,
fue in vitado a co m e r a ca sa de una fa m ilia ilu stre . A
lo s postres, llevaron a la m esa fru to s se co s, nueces
con una cá sca ra d u rísim a . Los co m e n sa le s estaban e s ­
perando que le s llevaran a la m esa lo s ca sca nu e ce s.
Pero Don Bosco tom ó unas cuantas, la s pa rtió con los
dedos y com enzó a d is trib u irla s. Todos qu erían re cib ir
la s n ue ce s partidas por un hom bre al que te n ía n com o
santo.
A l p rin cip io cre ía n que te n ia en s u s m anos un
ca sca nu e ce s, pero apenas se diero n cuenta de que lo
h acía con lo s dedos s e llenaron de asom bro. Algu nas
se ñ ora s creygron dar con el se cre to de su fuerza y
com entaron entre s í: «Claro, la s parte con la bendi­
ció n de M a ría A u xilia d o ra . A s í no re su lta d ifíc il...
Aunque fueran piedras...».
D e la fuerza de Don B b sco p o d ría co n ta ro s m uchas
co sa s m ás, pero tem o h acerm e largo. ¿Lo dejam os
para e l año que v ie n e ? Y a s é que a Ju a nito le inte­
re sa m ucho, porque m ás de una v e z m e ha indicado
su gran a fició n por e l judo y e l kárate...
D e to das form as, m i co n clu sió n e s m uy diferen te.
A m ig o s, ¿para qué s irv e la fu e rza ? A Don B o sco le
s irv ió m ucho para de fe nde rse de s u s enem igos. Pero
¿y 8 n osotros?

una página para los niños
U sa m o s bien de la fuerza cuando la u tiliza m o s para
dom inar a la naturaleza. Pero cuando la em pleam os pa­
ra d om inar a la s personas, e n ton ce s puede su ce d e r
que abusem os de e lla. A m ig o s, en e l hom bre v a le mu­
cho m ás la fuerza de la razón y del am or que la v io ­
lencia.
O s e s crib o en Navidad, e s d e cir, en la fie s ta de la
fuerza del am or de D io s que se hizo d é b il para hacer­
nos fu e rte s. El S e ñ o r no nos sa lv ó con la p oten cia de
s u s m ú sculos, sin o con la fuerza de su amor, hacién ­
dose d é b ii con lo s d é b ile s. «Porque la necedad divina
e s m ás sabia que la sa b id u ría de lo s hom bres, y la
de b ilid ad divina, m ás fu e rte que la fuerza de lo s hom­
bres». ¿V erdad que ya c o n o c ía is esta fra se de San
Pablo? El S e ñ o r bien podía haber partido el m undo en
s u s dedos com o s i fu e ra una nuez; p e ro p re firió ha­
c e rs e niño para sa lv a rlo m ediante la bondad.
No lo o lv id é is; la fuerza del am or. Y enton ces, ¿p o r
qué las gu erras?, ¿p o r qué la v io le n cia ?, ¿p o r qué la
le y del m ás fu e rte ? ¿V erdad que e s tris te h ace rse es­
ta s preguntas en N avidad?
C o n m i fe lic ita c ió n m ás cariñ osa, re cib id un abra­
zo. Esta vez m ás fu e rte que nunca.
V u e stro am igo.
PAD RE R A F A E L

R e vista de la O bra de D o n B oso o
A A o L X X X V It • N .e 12 - OÍC. 1973

FELIZ NAVIDAD

D irector: R A í:A e L ^ L F A R O
O io c c ió n , R e d a c c ió n y A dm ón.:
A lc a lá . 164
T eléfon o 255 20 00
M A D R lD -28
D e pósito Lega!: M . 3.044-1958
{Con ce nsu ra e c le s iá s tic a )
imprrroe: E s c u e la G rá fic a Saiesiarta
M a d rid 'A to c b a

EN E S T E N U M E R O
F e liz N a vid ad ...................

1

Adviento, un tiem po para
e sp e ra r con a le g ría ...

2

U na fa ls iila rota

6

..........

E l P A S y a es U n ive rsi­
dad P o n tificia ............

10

)E so es! ............................

12

Com prom etidos con la
ju s tic ia .............................

16

P o r el mundo sa le sia n o.

20

S e is nuevos sacerdotes
en León ...............
...................

22

D esde U m sohiait co n ur­
g e n cia ..........................

24

A gua para 300 niños ...

28

Nuestra gratitud a M aría
A u x ilia d o ra .................

30

Fueron a (a ca sa de)
Padre ...........................

32

N U ESTRA PORTADA
En N avidad tenem os un re­
cu e rdo para lo s que carecen
d e b ien es m ateríaies en la
so cie d a d de consum o en que
vivim os. “A lo s pobres siem ­
pre io s tendréis con vos­
otros" d ijo ei Señor. SI, ahi
están. S o n un reclam o para
s ^ e r la m edida de nuestro
am or cristiano. T am po co ia
V irgen tenia h o g a r en la pri­
m era N o chebu en a d e lo s
tierripos.

De nuevo tenemos la Navidad en casa. Y otra vez con nues­
tros regalos, nuestras postales navideñas (que no dejan de ser
bonitas), nuestros aguinaldos, nuestros deseos de felicidad. Tam­
bién en Boletín Salesiano desea a todos sus lectores unas Navida­
des muy felices llenas de paz y gracia del Señor. Sí, pero también
hemos de tener en cuenta otras cosas que ahora especificamos:
• No podemos desear la felicidad para nosotros solos. ¿Cómo
podremos ser felices en un mundo que sufre? Los últimos acon­
tecimientos de este año nos han hecho comulgar con el dolor de
nuestros hermanos: la violencia de Chile, la del cercano Oriente,
las inundaciones del Sureste español...
El dolor de los demás es algo nuestro, algo que hemos de
compartir. También su alegría. Esto, en lenguaje evangélico se
llama amor, o en otras palabras: ser prójimo, estar cerca del ne­
cesitado. Quiere decir que la felicidad, más que buscarla, hay que
darla. Es el mismo Señor quien nos ha dicho: “Es mucho más
feliz el que da que el que recibe”.
• “La alegría es pasajera, la felicidad es algo que se debe
construir cada día; no podemos ni definirla ni explicarla, hay que
crearla”. Así escribía un chico de un colegio salesiano (BS, marzo,
1971). La felicidad no se adquiere en un supcrcomcrcio como si
se tratara de un artículo de consumo. La felicidad hay que crear­
la, es algo que hay que construir diariamente.
• La felicidad es interior. No podemos buscarla fuera de nos­
otros. Si no se lleva dentro es inútil todo afán. No está en el di­
nero, en los viajes, en los placeres, en la riqueza... No es cuestión
de tener, sino de ser, en frase de Pascal. Sin embargo, cuántas
veces medimos más al hombre por lo que tiene que por lo que es.
• Dios ha venido al mtmdo, se ha hecho hombre para ha­
cemos felices, es decir, para enseñarnos con su vida el modo de
ser felices. Para damos la paz, la gracia, el amor, la salvación. Es
su regalo que supera todo don, una felicidad íntima, indefectible,
interminable, infinita.
El Boletín Salesiano desea a sus lectores una Navidad muy
feliz. En el mejor sentido de la palabra feliz.
1

ADVIENTO
UN N U E V O A Ñ O LITU RG ICO

AD VIENTO R E N O V A D O

El dia 1 de diciembre comienza para los cristianos
católicos un nuevo año litúrgico. El año litúrgico, o
la conmemoración de los misterios de nuestra fe, no
tiene los periodos de tiempo divididos en meses, como
el año civil. Pero sí que tiene unos períodos, unas
«estaciones», podemos decir, en las cuales se acen*
túa, de una manera especial, un cierto aspecto de
nuestra fe. El principio del año litúrgico nos sitúa ante
el hecho de la Encarnación-Epifanía del Señor y nos
ambienta con el adviento.
Como pasa con todas las grandes realidades los
hombres no las podemos abarcar y vivir en un ins­
tante. Necesitamos de una prolongación en el tiempo
para poder ir descubriendo mejor los diversos aspec­
tos que encierran. El misterio de Cristo, preparado
lentamente y paso a paso a través de todo el Anti­
guo Testamento, sin prisas y sin quemar etapas, no

«El tiempo de adviento presenta un doble aspecto:
por una parte es el TIEMPO DE PREPARACION A
LAS SOLEMNIDADES DE LA NAVIDAD en la cual
se conmemora la primera venida del Hijo de Dios; y
por otra, con este recuerdo, se dirige nuestra aten­
ción hacia la expectación de la segunda venida de
Cristo al final de los tiempos. Por esta razón el tiem­
po de adviento se presenta como el tiempo de la ale­
gre esperanza». (Normas universales, n. 39).
1.

P R E P A R A C IO N A L A R EALID AD
D E L A N AVID AD -EPIFAN IA

No nos preparamos a celebrar el «cumpleaños de
Dios», ni el «santo del Niño Jesús». Nos preparamos
a celebrar un misterio de nuestra salvación. Es decir,

TIEMPO PARA ESPERAR
podemos hacemos ilusiones de que nos es fácil com­
prenderlo en toda su profundidad.
Es interesante tener presente que la formación de
lo que hoy llamamos año litúrgico no se hizo toda de
una vez, sino a través de muchos siglos. El ADVIEN­
TO que hoy tenemos como principio del año litúi^co
no fue la primera fiesta que celebró la Iglesia. La
primitiva Iglesia sólo conocía una fiesta: el día del
Señor, es decir, la Pascua semanal y la Pascua anual.
Durante un período largo de tiempo los cristianos, al
celebrar la Resurrección de Jesús, englobaban todos
los misterios de la salvación. Celebrando lo principal,
el triunfo del Señor resucitado, celebraban todos los
demás misterios, también la Encamación. Más ade­
lante, este núcleo del misterio pascual se desdobla y
dará origen a una serie de fiestas que recuerden los
misterios de la vida de Jesús. Asi en el siglo IV apa­
rece la fiesta de la venida del Señor entre los hom­
bres y su Epifanía.
Esto explica un poco el comienzo del año litúrgico
no coincida con el comienzo del año llamado civil. Pri­
mero se celebra la Pascua en primavera. Después se
añaden otras fiestas. Y se les da un dia dentro del
año. Para la celebración de la Venida del Señor se
busca el día del Sol Invtctus. El Natalis Chrísti susti­
tuye a una fiesta pagana. Esta coincidía con el 25 de
diciembre. Si añadimos ahora el período de prepara­
ción a la Natividad del Señor tenemos la explicación
de por qué el año litúrgico no coincide con el año
civil.

“ A Belén se va y se viene por cam ino s de alegría
y D ios nace en cada hom bre que se entrega a los demás.
A Belén se va y se viene por cam ino s de justicia
y en B elén nacen lo s hom bres cuando aprenden a esperar.”

el hecho de que en un momento determinado, la ple­
nitud de los tiempos nos dice el evangelio, la pre­
sencia de Dios entre los hombres es totalmente nueva
en su Hi;o, Dios y Hombre. Y esto es un hecho que
se nos da y que nosotros no sabemos el porqué Dios
decide, en sus planes de salvación, hacerse hombre
como nosotros ^compartiendo en todo nuestra condi­
ción humana, menos en el pecado», proclamamos
en la plegaria aucarística IV.
La Navidad es tierna, es bonita. Tiene una perso­
nalidad y un calor especial. Y todo está muy bien
mientras que no pensemos que todo el misterio de
Navidad es «el belén» que hacemos en nuestra casa.
En ese momento habríamos simplificado el misterio
de la Encarnación reduciéndolo simplemente al re­
cuerdo de un hecho histórico sin más dimensiones.
El día de nochebuena no nos nacerá im Niño-Dios.
Esto ya ha ocurrido. Y ha ocurrido de una vez para
siempre. El día de nochebuena nosotros celebraremos,

CON ALEGRIA

actualizaremos esto que ocurrió, porque no fue un
hecho de Dios en vano, sino que permanece entre
nosotros. Celebraremos la venida del que YA ESTA
ENTRE NOSOTROS. Para esa celebradón releemos
durante el adviento los pasos de preparación y aco­
gida vividos en el Antiguo Testamento por los pro­
fetas, por los personajes más cercanos a la venida
del Señor, v. gr.: Juan Bautista y espedalmente Ma­
ría, su Madre.
Lo s profetas

Los profetas se nos presentan como la voz de an­
helo universal, de súplica, de esperanza y confianza
en Dios. Destaca espedalmente ISAIAS. Las lecturas
de la primera semana son una voz henchida en espe­
ranza:
”No juzgará con apariencias...
defenderá con justicia al desamparado.’
(Martes de la primera semana).
"Confiad siempre en el Señor,
porque el
primera semana).

Señor es la Roca perpetuo,’
(Jueves de la
Esta espera confiada, alegre, sin miedos no se hace
de brazos cnizados. Es activa. Y por eso se convierte
en preparación. Se hace en el desierto, es decir, des­
de una situación de sufrimiento, de pecado, de nos­
talgia de algo fundamental. En unas dreunstandas
donde es posible temblar y dejarse vencer del miedo.
Por eso seguirán los profetas clamando:
"Fortaleced las manos débiles;
robusteced las rodillas vacilantes.
Decid a los cobardes de corazón:
sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite.'
(Lunes de la segunda semana).
"En el desierto preparadle un camino al Señor,
allanar en la estepa
una calzada para nuestro Dios:
que los valles se levanten,
que los montes y colinas se abajen
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se iguale."
(Martes de la segunda semana).

¡Ojalá rasgaras las nubes
y descendieras!
La idda es tiempo de espera
y de esperanza.
No esperamos algo,
sir»o a Alguien
y estamos seguros que vendrá.
Todos los dias r>os asorrtamos
a ia ventana por si acaso...

“ A Belén se va y se viene por cam inos de alegría
y D ios nace en cada hom bre que se entrega a lo s demás.
A B elén se va y se viene por cam ino s de justicia
y en Belén nacen los hom bres cuando aprenden a esperar.

Juan Bautista

Aparece como el último profeta. Su mensaje es ur­
gir todo lo que han dicho los profetas anteriores y
anunciar que ya no hay tiempo para esperar dema­
siado, Todo es inminente.
M aría

Aparece como el prototipo de la acogida de la Pa­
labra de Dios; acoge en silencio y medita. Sabe pro­
nunciar un fiat con certeza. Sabe esperar el aconte­
cimiento de la Encarnación en el mayor de los res­
petos. María enseña a acoger en silencio.
2.

R E C U E R D O DE L A S E G U N D A VENID A
D E L S EÑ O R

He aquí la segunda línea fuerte que quiere reavivar
en los cristianos el adviento: el recuerdo de la se­
gunda venida del Señor. Esta espera, que parece fue
muy intensa en la primitiva iglesia, es posible que
entre los cristianos actuales haya perdido fuerza.
La preparación que hacemos a la que ya ha tenido
lugar, la Encarnación, es ai mismo tiempo punto de
partida para recordar que el cristiano vive esperando
el triunfo definitivo. Esta idea está muy recalcada en
cada celebración de la eucaristía. Así decimos des­
pués de la consagración:
«Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrec­
ción. VEN, SEÑOR JESUS». «Ven, Señor Jesús», era
precisamente la invocación de los primeros cristianos.
Y más adelante, en la plegaria eucarística IV, se
dice: «...y mientras esperamos su venida gloriosa te
ofrecemos su Cuerpo y Sangre...». Todos los días, des­
pués de la recitación del Padre nuestro, pedimos ser
libres de pecado y de toda perturbación «mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Je­
sucristo».

En los prefacios de adviento no falta lógicamente
esta idea. Al dar gracias a Dios de la manera más
solemne que tiene la iglesia se hace con estas pa­
labras:
"Quien al venir por vez primera
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo

Como la tierra seca suspira por el agua...
También ei hombre tiene sed.
una sed insaciable
que nadie ni nada
podrá calmar en la vida.

y nos abrió el camino de la salvación;
PARA QUE CUANDO VENGA DE NUEVO
EN LA MAJESTAD DE SU GLORIA,
revelando así ¡a plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos que ahora,
en VIGILANTE ESPERA, confiamos alcanzar."
(Prefacio I de adviento).
”E¡ mismo Señor nos concede ahora
prepararnos con alegría
el misterio de su nacimiento,
para encontrarnos así, cuando llegue,
velando en oración y cantando su alabanza.'
(Prefacio II de adviento).

Esta es la novedad de espera de plenitud que los
cristianos tenemos que redescubrir. Ponemos en es­
pera es algo importante. Todavía falta la plenitud.
Y por eso la esperamos. No es distinta de lo que ya
se nos ha revelado. Pero es su cumplimiento defi­
nitivo.

UN TIEMPO PAI

ADVIENTO
A C T U A LID A D D E L AD VIEN TO HO Y

Hasta aquí hemos visto unas líneas históricas y
un poco lo que sería el contenido del adviento. Inten­
temos hacer también una aplicación a nuestro tiem­
po. Debemos hacer un esfuerzo por descubrir la si­
tuación del hombre de hoy, sus búsquedas, sus ansias
y encuadrar aquéllas que más sintonizan con todo lo
que es el contenido del adviento. Es decir, tenemos
que hacer la experiencia de búsqueda de la espiritua­
lidad del adviento para el hombre de hoy o, si pre­
ferimos mejor, la experiencia de vivir nuestro propio
adviento, con color de los hombres de hoy.
¿De cuántas esperas y esperanzas está lleno el hom­
bre de hoy? Desde la espera del metro o del autobús
que le da la sensación de vivir muy deprisa, con el
tiempo medido para todo, hasta la espera de la noti­
cia más insólita que le pueda ofrecer el periódico. Ya

hemos hecho una frase modelo que resume todo esto:
«hoy ya no hay que extrañarse de nada».
La vida de muchos hombres no es nada más que
una espera de mejorar, un anhelo de tener lo que
no tienen; ponemos plazos en la vida que son con­
quistas y esfuerzos a realizar. Al mismo tiempo esto
es dar sentido a la vida y al trabajo. Vivir sin espe­
rar nada nos resulta difícil, aburrido, imposible, sin
sentido.
Pero junto a toda esta suma de esperas podemos
descubrir siempre detrás una insatisfacción que amor­
dazamos sólo con el deseo de otra cosa más.
El adviento, ¿no vendrá a dar a los cristianos la
medida exacta del valor de lo que ellos esperan, la
relatividad de sus conquistas? ¿No vendrá a traer la
buena noticia de que nuestras esperanzas tienen su
verdad sentido desde la espera verdadera, la espera
del que es el Salvador? ¿No nos vendrá a decir que

RA ESPERAR CON ALEGRIA
salvadores-sólo tenemos Uno. y es un Dios-Hombre
presente entre nosotros?
El adviento, ¿no vendrá a darnos la medida para que
nuestra vida no se apoye tan sólo en las noticias de
los periódicos, nuevas cada día, pero caducas en cada
edición? El adviento, ¿no nos vendrá a redescubrir
que hay una noticia dada a los hombres que es la
única capaz de traerle la paz, la salvación: «Os anun­
cio una gran alegría: os ha nacido un salvador, que
es el Cristo Señor»?
El adviento, ¿no vendrá a descubrirnos que esperar
sin saber qué esperamos produce un gran aburrimien­
to y una gran inquietud?
El adviento, ¿no vendrá a abrirnos los ojos de que
queremos suplir con cantidad la falta de calidad de
nuestras ilusiones y esperanzas?
Para los cristianos el adviento centra su existencia
en el que es raíz de sus esperanzas, de toda su vida:
JESUS-SALVADOR. Y esta es nuestra alegría, y esta
es nuestra respuesta. Porque es importante tener res­
puesta para nosotros mismos y para quienes nos pre­
gunten p>or nuestras esperanzas.

ALVARO GINEL
5

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA

M

Lo que anhelo con todo mí corazón y os recom iendo en­
carecidam ente es que pongáis en práctica lo que tantas ve­
ces fue recom endado por San P ablo y lo que el m ism o D ios
recom endara a M oisés al descender del monte: Sed m ode­
los, sed verdaderos dechados para todos. Vosotros debéis
ser com o la fa lsilla sobre la que deben e scrib ir y caminar...
DON B O S C O

Dice un conocido refrán que
«las desgracias nunca vienen so­
las». Siempre me resistí a admitir
este punto de la filosofía popular;
me parecía una manera de enjui­
ciar más determinista que provi­
dencial. Sin embargo, ante los he­
chos que estaban ocurriendo en mi
casa, prefería no pensar nada.
Después de estar dos o tres días
que si caigo o no con la gripe,
aquella mañana no pude levantar­
me. Tenía 40 grados de fiebre y
creo que era esta temperatura la
que me producía un mareo terri­
ble. No obstante intenté, pero inú­
tilmente. Con resignación me vol­
ví a meter en cama cumpliendo
la voluntad de mi mujer sin dis­
cusión.
—Acuéstate. Juan, ¿no ves que
no puedes tenerte en pie? Ahora
llamaré a la oficina y al médico.
Y sobre todo no te destapes. No
pienses que vas a ponerte a leer,
porque tú eres capaz hasta con ese
hebrón.
—¿No ves que no puedo? —de­
cía yo con un hilillo de voz, por­
que mi mujer me había tapado la
cabeza.
Unos golpecitos discretos sona­
ron en la puerta. Carlos y Luis
entraron en la habitación.
—¿Qué te pasa, papá?
—Ya veis, hijos, un poco de gri­
pe. Hoy no hay coche, lo siento.
Tened cuidado en el metro.
Carlos me miraba con aíre de
envidia.
—¿Caramba, papá!, ¡qué suerte!.,
nada menos que en lunes. Te voy
a dar un beso a ver si me la pe­
gas y...
—Quita de ahí. granuja. ¡Luis,
ayúdame!

A los gritos acudió Isabel y en­
cima se enfrentó conmigo.
—¡Si eres tú peor que los chi­
cos! Fíjate con el catarro y la fie­
bre que tienes jugando con ellos.
—Pero mujer...
—Vosotros al Colegio —dijo co­
giendo a cada uno de un brazo—
y tened cuidadito.
Las visitas continuaron. Juan vi­
no antes de ir a la Facultad, lo
mismo que Maribel y Paloma.
Isabel sonreía al ver que yo ni
me movía para evitarme otra re­
primenda. Con tantos gritos Nata­
lia se había despertado y estaba
allí en la puerta.
—Yo quero etar con papá.
—Papá está malito, cielo —dijo
Isabel cogiéndola en brazos por­
que estaba descalza.
—Yo quero etar malita como
papá.
—Bueno, mi vida, ya te pon­
drás.
Al dar la vuelta para salir de
la habitación comenzó a gritar.
—Yo quero dar un beso a papá.
—Si das un beso ahora a papá
tú también te pones malita y lue­
go te tienen que pinchar.
—Pos que me pinchen. Yo que­
ro dar un beso a papá.
El amor de las madres las hace
ser intuitivas y origínales en su
Pedagogía. Retiré un poco el em­
bozo y vi que madre e hija se di­
rigían al comodín donde había una
foto nuestra del día de la boda.
—Mi niña va a dar un beso a
su papá —decía Isabel acercándo­
le el retrato.

Natalia lo rechazó, y volviéndo­
se hacia la cama dijo:
—Ete no é mi papá. Mi papá
é ete —dijo señalándome con el
dedo.
—Sí, cielo, éste es papalto.
—No. Mi papá no teñe pelito.
¡Vaya hombre!, también ese mi­
co tenía que hacer mención de es­
ta «ausencia* que constituía mi
mayor complejo. Máxime teniendo
que contrastar con las abundantes
cabelleras de mis hijos.
—Llévate a esa niña que va a
coger frío —dije fastidiado ante la
intervención de Natalia.
A las diez vino el médico. Me
recetó unos antibióticos y compri­
midos y me aseguró que en un
par de días estaría como nuevo.
«Dios lo quiera —pensé— porque
si no muero de gripe, muero de
asfixia*.
Isabel bajó a la Farmacia a com­
prar los medicamentos. Debí que­
darme dormido y cuando desperté

ONA
rALSILLA ROTA

oí distintas voces que hablaban
muy fuerte. Agucé el oído, seguí
oyendo voces, pero no entendía lo
que decían. Me pareció oír la de
Teresa que decía no sé qué de
poner una tablilla. Llamé fuerte.
—¡Isabel!

Mi voz se debió perder, porque
allí no acudió nadie. Hice un es­
fuerzo y llamé aún más fuerte.
—¡¡Isabel!!
Nada. Intenté de nuevo. Esta vez
con el nombre de Teresa. La oí
que pasaba junto a la puerta de
mi cuarto lloriqueando: «¡Dios mío,
pobre señora!»
No esperé más. Me tiré de la
cama y poniéndome el batín me
dirigí al salón que era de donde
provenían las voces. Vi a mi mu­
jer sentada en un sillón y con una
pierna en alto.
—Juan, con el gripazo que tie­
nes. Vete ahora mismo a la cama.
Intentó moverse, pero me di
cuenta del gesto de dolor.
—¿Qué te ha pasado?
—Me he caído cuando volvía de
la Farmacia y creo que me he
rolo la piorna. Me duele muchísi­
mo, pero no te preocupes, Juan,
tú vete a la cama no te pongas
peor.
—¡Nada de eso! Tenemos que ir
inmediatamente a que te vean esa
pierna.
—Mira había pensado llamar a
mí sobrina Ester. Tú te vas a la
cama. Teresa os atiende y Ester
me lleva al médico.
Las vecinas que habían subido
con ella asentían a todo lo que
decía. Llamó a Ester y quedó en
venir lo más pronto que pudiera.

Qué deliciosos
tos momentos íntimos
de la familia
en que los padres
pueden comunicare
con sus hijos.

Hasta el día siguiente no se le
pudo escayolar por la inflamación,
y en medio de las desgracias, las
opiniones de mis hijos constituye­
ron lo más sabroso del momento.
Cada uno enjuiciaba la escayola
desde su punto de vista.
Para Luis: «¡Qué suerte no ser
un fichaje del Real Madrid!» Para
Carlos: «¡Ahora si que podrás ver
Tele, mamá, como no te puedes
mover!» Para Juan: «Ya podéis
ayudar ahora —dirigiéndose a las
niñas— para que mamá pueda es­
tar tranquila». Para Maribel: «¡Qué
lata, mamá, sin poder salir, y ade­
más la ropa no te luce nada!» Pa­
ra Paloma: «¡Qué bien, mamá, vas
a tener a la vista el autógrafo de
todos tus hijos!» Para Natalia la
pierna escayolada constituía un
magnífico caballito blanco. Y para
mí... ¿qué quieren que les diga?,
aunque todo estuviera a punto, me
parecía que todo estaba mal hecho.
Es verdad que mis hijas se ofre­
cieron «generosamente» a no ir a

—No. Sencillamente miraba a
vuestros hijos y... pensaba en Al­
berto cuando sea mayor.
—Quizá se arregle todo —dije
sin mucha convicción—.
Ester captó esta inseguridad en
el tono de mi voz y añadió:
—No tengo ninguna esperanza
de que asi sea. Son ya tres años
en los que no he sabido nada de
él. Yo ya me he acostumbrado a
sufrir y no pido la vuelta por mi,
sino por mi hijo, por nuestro hijo.
Sé que la educación familiar re­
sulta decisiva en la formación de
la personalidad de los niños.
Efectivamente Ester había cap­
tado la importancia de la educa­
ción familiar. Hacia ya tres años
que su marido la habla abandona­
do y olvidándose de si, reclamaba
unos derechos para su hijo. Sabía
que ella por su carácter volunta­
rioso y resuelto, podía hacer las
veces de los dos, pero sabía tam-

UNA FALSILLA ROTA
clase para hacerse cargo de to­
do, pero ninguno de los dos con­
sentimos en ello, y preferimos que
Ester con la ayuda de Teresa lo
hiciera, Y en medio de todo fue
una suerte que mi suegra no es­
tuviera en aquellos días por Ma­
drid.
Todo siguió su marcha y la fa­
milia aumentó de número: Ester,
lu sobrina de mi mujer y su hijo
Alberto, que tenía cuatro años.
Ester se había negado a llevar a
su hijo los días que estuviera en
casa, dejándolo con la abuela, pe­
ro Isabel insistió alegando la ne­
cesidad de que estuviera junto a
su madre.
El sábado, después de comer,
todos mis hijos fueron desfilando
tras unos instantes de diálogo con
su madre y conmigo para que «sol­
táramos» según su expresión poco
correcta, pero enormemente grá­
fica. Nos quedamos los tres solos:
Ester. Isabel y yo. Fue Isabel la
que se dio cuenta de la expresión
de tristeza que tenía Ester.
—¿.Te pasa algo Ester?
—No. Estoy bien.
—No me refiero a tu salud —in­
sistió mi mujer— me parecía co­
mo si te preocupara algo o estu­
vieras triste.
8

bién que una disociación familiar
por falta voluntaria o involunta­
riamente de uno de los dos cónyu­
ges, es una de las causas principa­
les de los hechos delictivos y de
las perturbaciones de carácter.
Se desahogaba muchas veces con
Isabel y cuando ésta le decía que
tenía fuerza y carácter para hacer
frente a la situación, siempre le
conte.staba lo mismo: «Si mi mari­
do hubiera muerto, yo a mi hijo
podría decirle la verdad, y esta
verdad hubiera podido afrontarla
durante toda su vida y no se hu­
biera avergonzado de ella. Así es
distinto. El niño ya comienza a
preguntarme dónde está papá, si
él no tiene un papá como los demá.s niños, y yo... tengo que men­
tirle. porque él todavía no com­
prende. Y sufro pensando en ese
después cuando entienda y com­
prenda. ¿Cómo me juzgará a mí?
La dura situación familiar y edu­
cacional de su hijo le habían lle­
vado a leer mucho sobre Pedago­
gía y era difícil poderle no ya
convencer, sino ayudarle a seguir
en su lucha diaria.
—^Todo lo que dices y piensas
es verdad —dijo Isabel—. No pue­
do negarte que esa idea a la que
das tantas veces vueltas en la ca­

beza de que los fracasos indivi­
duales, las desviaciones de la con­
ducta social y moral se deben a
fallos de la educación familiar o a
circunstancias familiares negativas
tiene un 99 por 100 de validez. Pe­
ro creo también que debes mirar
las cosas desde un punto de vista
más objetivo y real, sin que la
mancha de la negatividad se vaya
extendiendo también a esos, qui­
zá menos, puntos positivos exis­
tentes de los que puedes aprove­
charte.
—¡Es fácil decirlo! Cuando veo
a vuestros hijos y me doy cuenta
de las relaciones suyas con vos­
otros y de las vuestras con ellos,
veo confirmadas las palabras del
psicólogo Erikson, cuando asegu­
ra que el amor de los padres pro­
porciona a los hijos seguridad emo­
tiva, sentimiento de confianza, ba­
se de una personalidad sana.
—Creo que no tienes derecho
—añadí yo— en hacer de tu vida
y de la de tu hijo una tragedia y...
—¿Todavía pones en duda —me
cortó Ester— que mi vida sea una
tragedia?
—No lo pongo en duda, pero
también creo que tienes muchos
valores para que esto no trascien­
da a la vida de tu hijo.
—Juan, tú sabes que los niños
pequeños correspondiendo al amor
de los padres, aceptan de una ma­
nera espontánea, sin críticas, no
solamente lo que los padres quie­
ren, sino lo que somos, lo que les
ofrecemos como ejemplo.
—Sé que esta fuerza operativa
de los padres es mucho mayor que
cualquier otra para imponer direc­
trices y normas de conducta. Esto
justifica la necesidad de que tal
educación se ajuste a un modelo
verdadero. Yo te pregunto y qui­
tándote de la cabeza ese perfec­
cionismo educacional, ¿no puedes
colmar tú la mayor parte de las
lagunas que la ausencia de tu ma­
rido pudo dejar en la educación
de Alberto?
—No. No puedo.
—Sí puedes —insistió Isabel—.
No te digo que las colmes todas,
pero tú sabes que las mujeres te­
nemos recursos, muchos recursos
para poder hacerlo. En primer lu­
gar una intuición que llega...
—Mi parte F>odré hacerla, pero
no la de él. Esa se quedará sin
hacer.
—Creo que añades a una situa­
ción de por sí difícil, unos tintes

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA
tan negros, que la oscurecen más,
añadí.
Mi mujer, mucho más práctica
que yo le contestó.
—Todas esas circunstancias fa­
vorables a la educación son las
que se debían dar, pero que en la
realidad no se dan todas incondi­
cionalmente. En la vida familiar,
aún estando los cónyuges unidos,
se dan siempre muchas limitacio­
nes. inconvenientes y peligros con
respecto a la educación. Por ejem­
plo es muy frecuente la falta de
preocupación formativa por falta
de preparación pedagógica.
—Y aún existiendo esta preocu­
pación y esta preparación -^ ije —
muchas veces actúan en completo
desacuerdo. O bien por un excesi­

vo amor de los padres es negativa
esta labor de educación al exage­
rar la protección debida al niño,
cuidándolo con excesiva solicitud,
recreándose egoísticamente en él.
—Os agradezco vuestras pala­
bras, pero me resulta muy difícil
su comprensión, porque me he he­
cho una idea personal de todo es­
to, quizá no es la justa y exacta,
pero es la mía, con la que vivo y
por la que lucho.
—Es la tuya y también creo que
es la exacta —dijo Isabel— pero
no te tiene que obsesionar. De­
bes pensar que no eres la única
persona que falla en la educación
de sus hijos, todos fallamos vo­
luntariamente. Y tu fallo al ser aje­

L o s n iños que cre ce n en una fam ilia unida tierten se guridad de s i mismos,
se sienten a le g re s y confiados.

no a tu voluntad, ésta tiene más
fuerza para superarlo.
—Creo que nuestra conversación
se podría resumir en las palabras
de aquel pedagogo: «Para lograr
que la educación familiar participe
de ese carácter de perfecciona­
miento. ha de apoyarse en las ven­
tanas educativas del hogar y en
ciertos principios adecuados a la
naturaleza de la familia que se de­
rivan del análisis de sus mismas
limitaciones e inconvenientes. Los
principales son:
1) La educación familiar ha de
ser querida y planeada. Los padres
deben poseer un concepto de la
educación, buscar los medios para
realizarlo y adaptar su vida a él,
teniendo en cuenta el valor ejem­
plar de las relaciones familiares.
2) La acción educativa ha de
ser lo más constante posible, y
cuando por las ocupaciones de los
padres se corre el peligro de que
no exista, es menester recurrir a
otros colaboradores, a los cuales
se explicará el fin perseguido. El
amor, base de la educación será
racional, generoso, y no perderá
de vista la progresiva independización material y espiritual del hi­
jo, cuya fase última es la unión
de éste con otro ser.
3) Cuando los padres deleguen
en otras instituciones formativas
la educación del hijo, deberán man­
tener contacto con ella y prestar­
le la ayuda y la colaboración nece.sarias.
—¡Muy interesante!, querido «tío
Juan» con lo cual mi idea obsesi­
va sobre la educación de mi hijo
viene a confirmarse aún más —di­
jo Ester.
—Educar, sí —añadió mi mu­
jer— pero lo de obsesivo no con­
viene.
Siguieron hablando. La línea que
le trazaba Isabel era estupenda.
No obstante yo pensaba que aque­
lla falsilla de la que hablaba Don
Bosco sobre la que deben escribir
y caminar... efectivamente estaba
rota y la reparación sólo podía
hacerse por parte de su padre.

EL P.A.S., YA ES
UNIVERSIDAD
PONTIFICIA
Este otoño, y a su regreso de Guatem ala, pasó por M a ­
drid el padre Antonio Javíerre, Rector M agnífico del Pontifi­
c io Ateneo S alesiano (PAS) de Roma. El fue quien nos dio
la agradable nueva: El P A S ya es U niversidad Pontificia.
Por juzgarlo un asunto de sum o interés para toda la Fa­
m ilia Salesian a de España, recojo del número 2 de “ Com u­
nidad Inspectorial” de Barcelona el com entario que escribe
Jo sé C olom er sobre el M O TU P R O PR IO “ M AG ISTER IU M VIT A E ” de P ab lo VI.

Con el Molu proprio “Magisterium vitae” del
24 de mayo de 1973, el Papa Pablo VI ha elevado
el PONTIFICIO ATENEO SALESIANO de Ro­
ma a la categoría de UNIVERSIDAD PONTIFI­
CIA. Se trata de un acontecimiento cuya impor­
tancia y consecuencias se verán en los próximos
años.
El Papa apoya su decisión en los siguientes
puntos:
• La importancia de la misión de Don Bosco, he­
redada por la Congregación Salesiana; es decir:
la educación cristiana de los jóvenes.
• La necesidad de preparar adecuadamente a las
personas que han de llevar a cabo dicha mi­
sión, por medio de Centros de Estudio. Dice
textualmente:
"Esíe compromiso, como es natural, exige
estudios más amplios y profundos que hay
que realizar mediante una institución a ni­
vel superior y orgánica, de tal modo que
cuanto está contenido en las fuentes sea
formulado con lenguaje universal y con mé­
todo científico, y pueda responder adecua­
damente a las nuevas exigencias.”

• El desarrollo que ha tenido el Centro Superior
Salesiano, desde el primer Instituto Teológico
Internacional fundado por el Beato don Miguel
Rúa en Foglizzo en el año 1904, hasta el actual
Ateneo con sus cinco Facultades, la sección
de Teología de Turín, la Pontificia Facultad de
10

Ciencias de la Educación fundada por las Hijas
de María Auxiliadora en Turín y asociada al
PAS, y los 10 Centros de Estudios Eclesiásti­
cos Afiliados.
La peculiar fisonomía que tiene el PAS en re­
lación con otros Centros similares existentes en
Roma, así como la orientación de sus activida­
des académicas:
"Promover con la ciencia según los méto­
dos propios de los estudios universitarios,
la educación y formación de aquéllos que
están destinados a ser los formadores de los
demás, según el particular espíritu del san­
to Fundador, llamado "sistema preventivo” ,
y quA por una particular disposición de Dios
toma su naturaleza y fuerza del Evangelio."

La colaboración que las diversas Facultades del
Ateneo han prestado a la realización de la re­
forma y desarrollo de los Estudios Superiores,
que, siguiendo los principios y las normas del
Concilio Vaticano II, ha promovido y actuado
con diligencia la Sagrada Congregación para la
Educación Católica.
Los objetivos que el XX CGE ha dado al Pon­
tificio Ateneo Salesiano: Profundizar en el es­
tudio y divulgación de las materias más aptas
para el apostolado y formación de los jóvenes;
y dar un fundamento cienfífico a tal formación
capaz de llevar a cabo un fructuoso diálogo con
el mundo moderno.

LOS PIZARRALES
Y LA
FASA-RENAULT

* Nt.

I

L a s E scu e la s P ro fe sio n a le s de Salam an ca
reciben m aterial d id á ctic o de la em presa
autom ovilística.

• La esperanza de que la familia salesiana sabrá
sacar de este hecho nuevos frutos para la Igle­
sia y la sociedad civil.
De todo el documento quisiera remarcar estos
dos rasgos:
— Su dinamismo histórico-. Los salesianos he­
mos recibido de Don Bosco “un típico carisma del arte de la educación..., no sólo
como sagrado depósito que se debe custo­
diar celosamente, sino como fecunda semi­
lla que hay que cultivar fielmente”. Es de­
cir, el carisma que el Espíritu Santo sem­
bró en Don Bosco ha sido recogido diná­
micamente por los salesianos en este pri­
mer siglo de la Gjngregación, y nos toca
a nosotros seguir empujando el crecimiento
de esta semilla.
— E l acento que se pone en la misión; concre­
tamente la relación entre misión salesiana,
formación salesiana y Centros de Estudios
Salesianos. El Papa dice claramente (cf. pá­
rrafo transcrito en el núm. 2) que el com­
promiso de hacer crecer la semilla herede­
ra de Don Bosco (misión) exige estudios
más amplios y profundos (formación) que
se deben llevar a cabo en una institución
de nivel superior y orgánica (Centros de
Estudios).

S alam anca.— H ace unos días recibim os de
la C a p ita l salm antina unos recortes de prensa
con la noticia. V enían acom pañados de una no­
ta del dire cto r de la s E scu e la s Profesionales:
“ Estas h um ildes E scu e la s siguen luchando por
dotar a este barrio salm antino de m aterial apro­
piado a la enseñ an za para p rom ocionar a los
jóvenes obreros, com o lo h acía Don B o sco ".
En efecto, en el am biente salm antino va co ­
brando ca da vez m ayor sim patía la obra salestana en favor de lo s jóvenes profesionales. “ Los
P iza rra le s" cuentan ya con un m oderno equipo
de m aquinarla para la form ación técn ica de sus
alum nos.
Recientem ente, el director, don Jo s é Lu is G a r­
c ía T é lle z, g e stio nó con la firma Fasa-Renault
la co n c e sió n de m aterial d id á ctic o para que los
alum nos pudieran ejercitarse en el manejo co n ­
creto de la m e cá n ica autom ovilística. Esta es,
sin duda, una de la s m aterias de m ayor por­
venir, dada su im portancia en el actual panora­
ma español.
Ante esta petición, unos té cn ico s de Fasa-R e­
nault, acom pañ ado s p or lo s representantes de la
C a s a en S alam an ca, llegaron al co le g io de Los
P iza rra le s para h ace r entrega de un prim er en­
vío, consistente en d os sem itrenes delanteros
co n s u s transm isiones, d ire cció n y caja de cam ­
bio s y un m otor R-12.
Don Jo s é L u is G a rc ía T é lle z a g rad e ció el her­
m oso gesto de Fasa-R en ault ante ei entusiasm o
d e lo s alum nos. A su s p a la b ras respon dió uno
de lo s co n c e sio n a rio s de la firm a en Salam anca.
H abló de la im portancia actual de la em presa,
de su red co m e rcia l y de la futura am pliación.
T erm in ó prom etiendo to da la ayuda p o sib le a
la s E scu e la s P ro fe sio n a le s S ale sian a s, p o r con­
sid e ra rla s de extraordin ario interés s o c ia l para
to da la pro v in cia castellan a.

J. C.
11

íESO ES!

A don Jo sé Fernández, com o a Joh n Ford, le han tapado un ojo... D icen que un pato
salvaje, en vuelo rasante, cuando el fecundísim o director de “ M isión de audaces” y cíen pe­
lícu la s más se entregaba a d e licia s cinegéticas, le dejó tuerto para e! resto de sus días.
Nada más lejos de la s huesudas m anos de este c a si nonagenario salesiano com o
io s reventones y estam pidos de una escopeta... Nada más ajeno a la atención de su cabeza
encanecida, pero erguida y en constante alerta, que la versatilidad del celuloide.
Acom pañado de uno de esos am igos que jam ás saben d e c ir no, he golpeado en la
puerta de un cuarto hermoso, soleado, donde don Jo s é Fernández arrincona sus escasos
tesoros... A penas ha visto el trípode y la máquina se ha olido que querem os perpetuarle
en unas cartulinas con las que mí acom pañante m anipulará a altas horas de la madrugada...
C o m o un capitán de ochenta años, ahí está en píe,
de cid ido , com o si estuviera estrenando la vida, d is­
puesto a enfrentarse a e lla con coraje.

Pero baja por las amplias escaleras del que fue
Teologado de Sanlúcar la Mayor, pidiéndonos que le
sujetemos un brazo, no porque sus fuerzas no alcan­
cen a mantenerle en equilibrio sino por simple pre­
caución.
En estas salas y pasillos, en esta desolada capilla
de polícromas vidrieras, bulleron inquietudes de jó­
venes teólogos llegados de muchos ángulos del mapa
salesiano y se oyó esa trenzada polifonía que en las
fiestas sonadas constituía ornato imprescindible...
Don José Fernández, a sus ochenta y ocho años,
el más anciano de la Inspectoría sevillana de María
Auxiliadora y el más veterano también en profesión
religiosa, enjareta cada día sus ocios por un riguroso
método de vida donde todo está contado, medido y
sopesado. En este cuarto abierto a una balconada ri­
beteada de geranios y en invierno muy propicia a la
caricia del buen sol sevillano, hemos charlado duran­
te largo rato. No se trata de un camarachón en el que
tengan rincón seguro los trastos viejos: aquí se res­
pira limpieza, no se encuentra una sola mota de pol­
vo y sí una austeridad delatora a ojos vista...
Me figuro la cantidad de Salesianos que habrán
identificado al segundo a don José Fernández apenas
topar con su afilada estampa en el «Boletín». Teólo­
gos de Carabanchel, Posadas. Sanlúcar la Mayor, du­
rante incontables días lectivos le oj’eron en aulas y
charlas de espiritualidad sacerdotal y acudieron a su
dirección en el confesonario.
No se me olvida aquella tarde en la que nos co­
mentaba los siete adverbios en los que Santo Tomás
12

--

^ X

Portada de San tú car la Mayor,
antes teo logado
y hoy n o v icia d o sa le sia n o
don de don Jo s é
ha in staiado su tienda,
d e spués d e h aber pasado
p or lo s teo logados
de C a ra b an ch e l y Posadas.

concentra las condiciones y virtudes de todo aquél
que se entrega al estudio. Uno de estos adverbios
se le resistía y volvió hacia atrás de nuevo cuando
notó que la lista cojeaba de una pata, hasta comple­
tarla finalmente. Don Alejandro Bailó, de salesíana
memoria, estaba a mi lado y comentó: —Se le iba a
escapar el adverbio al viejo...
En una de esas charlas inefables en las que el ri­
gor y el buen sentido, el sustancioso tocino espiritual
y las citas escrupulosamente elegidas eran ingredien­
tes de im alimento de muy altas calorías, se permitió
hacer alusión a la observación de un oyente amigo.
Me ha advertido un teólogo —decía más o menos
don José— de que con alguna frecuencia repito la
coletilla «Eso es» al final de algima afirmación. Es
un alma caritativa que ha obrado bien haciéndome
una observación que yo le agradezco, esperando que
esta muletilla desaparezca. ¡Eso es! (Risas y comen­
tarios).
Estas dos palabras podrían acuñar en troquel de
oro la moneda que simbolizara toda la vida de este
singular hijo de Don Bosco. ¡Eso es! Palabras que se
oyen al doblar un tercio de un buen cante, al rema­
tar una serie de buenos naturales bien ligados y tem­
plados...
Don José Fernández es el prototipo del eclesiásti­
co «regular». «Regula», en latín, no es solamente nor­
ma, regia, sino también bastón... Lo usa a diario para
mantenerse erguido, derecho, como siempre estuvo
su espíritu, para no dejarse vencer y sucumbir y jo­
robar... No al azar, en un testero de su alcoba, cuel­
ga el retrato embonetado de don Rúa, felizmente con­
seguido por el pincel de un artista de casa... Don Rúa,
tan ancho de espíritu, tan desconocido en sus exqui­
sitas condiciones humanas aun por los propios Salesianos, ¡>ero tan preocupado por el lugar exacto de
las cosas, por la senda verdadera, por lo neto, por
lo no mixturado... Don José le conoció y le a 5nidó la
Misa.
—¿Era antipático don Rúa?
—¡Nooo! Muy agradable. ¿Cómo estando junto a
Don Bosco no se le iba a pegar su trato? Yo he co­
nocido personalmente a todos los Sucesores de nues­
tro Fundador.

í6aiaMttsswi»E*s»r*
—^¿En qué emplea usted su tiempo?
—Estoy traducJetulo el cuarto tomo de las MemO'
rias Biográficas. Me he buscado ayudantes en otras
Inspectorías.
De un rincón saca unos paquetes donde se apiñan
cuadernos manuscritos. Letra clarita, sin temblores,
como si nuestro hombre tuviera cuarenta y cinco
años en lugar de ochenta y ocho...
Con el ojo derecho ve. Pero con su oído corres­
pondiente no oye. Con el ojo izquierdo no guipa pero
con su oído correspondiente dice que se apaña... Así
que cuando atiende adopta una postura graciosa con
la que pretende captar el mayor número de palabras
sin hacer repetir demasiado al interlocutor...
—Trabajo solamente diez minutos. Luego descan­
so durante una hora. Estoy jubilado... Son sesenta
años de sacerdocio. Si no fuera por estos achaques
ya tendría la traducción casi acabada.
Ulceroso y herniado, don José Fernández azacanea
lo suyo sin forzar su máquina mental y física a la

13

que tiene sometida a un riguroso horario, a una im­
placable ley de movimiento en el que meten su baza
el sol y el viento, la temperatura y los imprevistos
de cada dfa...
—Estoy haciendo el tercer Noviciado. El primero
fue del año dos al tres. Todavía me acuerdo de aque>
líos luegos del patio, cuando nuestro Padre Maestro,
Italiano, contaba diciendo: segundo, tercero, cuartero,
quintero... El segundo Noviciado a partir del año
veintinueve, año de la Beatificación de Don Bosco en
que ful a Roma y me hicieron Maestro de Novicios.
El tercero, ahora, con estos chicos de Sanlúcar la
Mayor que han profesado recientemente...
Don José mantiene fresca su memoria. No es ex­
traño que recuerde complacidamente los años de San
José del Valle —«qué verde era mi valle», tituló una
de sus películas J. Ford, tan enamorado de los inmen­
sos espacios— cuando la redada del Noviciado era
venturosa, copiosa, y había que abatir paredes y
agrandar salones...
A veces no faltan antiguos alumnos de aquende y
allende que inmediatamente le espetan la consabida
pregunta: —¿No se acuerda usted de mí?... Y don Jo­
sé araña en sus recuerdos hasta identificar al visi­
tante.
Se quedó pronto huérfano. Aunque nacido en un
pueblecito madrileño fue Utrera la que le prestó en
seguida su acento andaluz y en ella luchó con los li­
bros del Bachillerato de entonces... En Utrera se dio
al Señor totalmente y se familiarizó con el estilo de
Don Bosco... «Pepito, de las cosas de Dios, cuanto
más mejor», le recomendaba una criada. Y el consejo
no lo ha olvidado ni literalmente siquiera.
Las horas intensas de su íntima jomada las vive
don José en afanado juego y tuteo con aquel Rey
que, según dice Teresa de Jesús en su «Camino de
Perfección», donde echa mano de escapes, jaques y
fichas, «no se da sino a quien se le da del todo».
No queda resquicio para lo fácil, para la fruslería
y la pérdida de tiempo. Sí para la amena charla, sin
que derive en cháchara y también para el ejercicio de
algún literario y devoto entretenimiento como aquel
de los sonetos a Don Rúa o las letanías a Don Bosco,
redactadas en español y latín, un latín merecedor de
expresivos elogios de don Luis Ricceri...
Así, sin que el menor vientecillo de la disipación
pretenda siquiera colocarse por los torreones interio­
res de este querido anciano, se puede adelantar qui­
zás que estamos ante aquél «ameno huerto deseado»
del frailecito místico Juan de Yepes, donde el «suave
asiento que halla el alma en él» constituye ocupación
sobrada y permanente...
CRISTIAN DOVAL

14

DON GONZALO
Don G o n za lo lle va en su s zapato s sin s a c u d ir el
asfalto de todos lo s cam in os de España. A n tigu o m i­
sio ne ro del C h a c o Paraguayo, no se resigna a que­
darse cautivo en su ja u la de oro de la P rocu ra de
M isiones, junto a lo s m adrileños ja rdin e s de la Fuente
del Berro, y se ha convertido en un m isionero am­
bulante p or e l m urxlo sa le sia n o español.
C o n su e xp o sició n m isionera a cuestas, ha visitado
ya más de 58 co le g io s de se is de la s sie te in sp e c­
torías. ¿C u á n to s kilóm etros re co rrid o s? S ó lo sa b ría
respon dem os su in ca n sa b le furgoneta, s i e s que le
fun cion a el cuentakilóm etros. P e ro so sp e ch o que tam­
bién e lla ha pe rd id o la cuenta. M u ch a s carreteras de
C a s tilla y de León; m ucho s o l de A n d a lu cía y Levante
y algún que otro chaparrón de G a lic ia y A stu ria s...
Y m uchas ch a rla s y co n fe re n cia s a pequeños y
adultos. En total, co n ta b iliza m ás de 350 p lá tic a s de

MISIONERO AM BULANTE
tem a m isionero. E l “Trotam undos
de C ris to ” , com o le llam a la prensa
de L a Coruña, bien puede d e cir
que ha cu m p lid o al pie de la letra
el aguinaldo del R ecto r M ayor pa­
ra este año m isionero.
L a e xp o sició n “c a ra c o l” ha sid o
visitada por m ás de 58.000 perso­
nas, entre alum nos y adultos. Don
G o nza lo, en ca da ca s a salesiana,
sa ca b a sus bártulos de la furgoneta
y a llí m ontaba su e xp o sició n : cua­
d ros con e sta dísticas, “p o ste rs” ,
objetos cu rio so s... Luego, aprove­
ch a b a ei am biente pa ra proyectar
film inas, d ia positivas m ision eras...
Term inado el objetivo, otra v e z con
la ca s a a cu estas y co n la m ú sica
a otra parte. Y a sí hasta 58 c o ­
legios.
FRUTOS Y OBSTACULOS
El m ism o nos p ropo rcio na un
breve inform e de lo re alizado hasta
el presente. “ M e siento o bliga do
— e scrib e — a haceros lle g a r este
inform e a c e rc a de lo s s e is m eses
de a ctividad peregrina. V aya en él
mi agradecim iento p or la fraterna
h o spitalidad y p o r la so lid a rid a d
a p o stó lica ” .
P asa después a reflexion ar so ­
bre su actividad:


Fines propuestos:

— O fre ce r a lo s herm anos un
recu rso e xtrao rdin ario para ayudar­
le s a “ cre a r un intenso clim a mi­
sio n e ro ” .
— P o n e r al a lca n ce de nuestros
alum nos la dim ensión m isionera de
la C o n g re g a ció n S a le sia n a com o
p o sib le cam po de su re a liza ció n
vocacion al.
— D ar a co n o ce r a la s personas
v in cu la d a s a nuestra ob ra un a sp e c­
to d e sco n o cid o y, en la actualidad,
e l m ás necesitado.
e

— H a estim ulado no só lo la na­
tural cu rio sid ad , s in o sob re todo el
interés p o r e l m ensaje que lleva
c o n sig o toda e xp o sició n m isionera.
— C o n su e la sa b e r y co m probar
que lo s jóvenes y person as exter­
nas han s id o las m ás afectadas.
— H a s id o una m agnífica mane­
ra de dar a co n o ce r la s obras sales ia n a s d e sa rro lla d a s en am bientes
que tanto im presionan a la se n sib i­
lidad actual com o son la s del Ter­
ce r Mundo.
— Ha resultado se r un m edio es­
tupendo de prom oción vo ca cio n al y
de apertura de horizontes.


Obstáculos encontrados:

— L a im provisación : No se es­
peraba que tuviese tal amplitud.
C a s i siem pre desbordó toda espe­
ranza y sorpren dió a p rop ios y ex­
traños.
— El tiem po a sign ado a ca da
ca sa fue excesivam ente breve para

lle g a r a todos lo s alum nos y perso­
nas mayores.
— En no p o cas c a sa s ha sid o
s ó lo un alicie n te para la cu rio sidad.
No h abía un clim a preparado.
— T o d a vía predom ina en mu­
ch o s se cto re s una idea Infantillsta
sobre las m isiones. De ahí que en
m uchas ca s a s lo s m ayores queda­
ran al margen de este recurso edu­
cativo.
— El cu lto al horario, a lo s pro­
gram as, a la d is c ip lin a nos hizo
perder un tiem po precioso.
Don G o n za lo s a ca su s co n clu sio ­
nes: “ P o r lo s frutos a lca n za dos, e s­
perem os m ejoras para el futuro” .
Sí, porque al m isionero am bulan­
te le quedan todavía m uchos kiló­
metros y no p ocos co le g io s y pa­
rroquias que lo esperan. Su e sp íri­
tu y su actividad son una dem ostra­
ció n d e cóm o se puede s e r m isio­
nero desde la retaguardia.
Adelante, don G onzalo. Espera­
m os sus noticias.
A. C.

Don Gonzalo montaba su exposición ambulante en cualquier salón de un
colegio que siempre resultaba pequeño.

8
: OE '
ASIA

<9

i-,

Frutos obtenidos:

— En todas partes ha s id o una
grata e ir ^ s p e c h a d a sorp re sa que
deja entrever grandes p o sib ilid a d e s
futuras.

15

co
c«o
C8MIH

u n m ii

C rónica de Ja vie r Artuch, presidente nacional de los
Antiguos Alum nos de España, quien asistió al IV Congreso
Latinoam ericano de Exalum nos S alesianos en M éxico.

KEXIUIMWS
SllfSIUUIS
C IU D A D DB M K X IC O '

Uno quisiera escribir la verdad.
La verdad sobre el recién celebra­
do IV CONGRESO LATINO-AME­
RICANO de los Exalumnos Saiesianos que ha tenido lugar en Mé­
xico.
Y quisiera escribir no pensando
en lo que algunos desearían leer
y sin pretender decir cosas que su­
ponen bien.
Para escribir y leer estas lí­
neas hay que cerrar los ojos a
nuestra realidad y comprender las
circunstancias d e Latinoamérica
con bastante elasticidad y mucho
humanismo.
Y con valentía, como lo ha he­
cho este IV Congreso Latinoame­
ricano que ha sido por unos dias
el Centro de vida de la gran fami­
lia salesiana, presidido por el Rec­
tor Mayor, don Luis Ricceri.
Pronto se cumplirán cinco si­
glos que España botó tres cara­
belas rumbo a América.
El pasado siglo Don Bosco soñó
con naves y soñó con América. Y
vio con alegría que antes de morir
sus salesianos partían hacia los
países latinoamericanos.
El pasado mes de Octubre lle­
garon a México salesianos de 20
países latinoamericanos (hoy más
bien aeronaves). Naves fletadas y
pilotadas por los exalumnos sale­
sianos con cita en el IV CONGRE­
SO LATINOAMERICANO.
Tan sólo Cuba faltó a la cita.
Pero hubo un recuerdo, una senti­
da oración y un cerrado aplauso
para los 11 salesianos que siguen
trabajando en la bella Isla y para

el resto de la familia salesiana en
Cuba.
Hubo otra nave esperada hasta
última hora y que el temporal de
los últimos acontecimientos impi­
dió su feliz llegada. Fue la nave
de Chile. Tan sólo pudo acudir el
Padre Carlos Alonso, antiguo alum­
no del madrileño colegio de Ato­
cha, hoy salesiano y Consiliario
Nacional de los exalumnos chile­
nos. Cuando el pleno Congreso
escuchó el mensaje de paz y adhe­
sión que enviara el Cardenal de
Chile, Henriquez Silva, salesiano
se hizo un emocionado silencio
hasta que alquien se puso en pie
e inició un aplauso al que la sala
respondió con unanimidad.

Así rezaba el lema y estos eran
los temas del Congreso.
La apertura del mismo corrió
a cargo del Emmo. Cardenal de
México, d o n MIGUEL DARIO
MIRANDA, que ensalzó la labor
de la familia salesiana en el Conti­
nente y especialmente en Mé­
xico.

COMPROMISO POR LA
JUSTICIA
LA JUSTICIA ENGENDRA LA
PAZ
LA PAZ CONDUCE AL
PROGRESO
EL PROGRESO CREA LA
PROSPERIDAD

Javier Artuch dirige un saludo
loa exalumnoa latinoamericanos
en nombre de los de España.
En la presidencia
podemos distinguir
al Rector Mayor,
8 Monseñor Castillo,
a don Juan Raineri,
a don José Marta Taboada,
Presidente internacional...

, ^

.

16

k A

-A*

OR LA JUSTICIA
El Presidente Nacional de los
Exalumnos de México, país orga­
nizador, Licenciado JOSE GONZA­
LEZ díó la bienvenida a todas las
delegaciones y puso los trabajos
del Congreso bajo la protección
de don Miguel Rúa.
El Rector Mayor, don Luis Ricceri declaró una vez más el inte­
rés de los salesianos por los ex­
alumnos y cómo éstos aceptan el
compromiso que tienen ante la so­
ciedad y se organizan bajo el sig­
no de los tiempos por mejorarla.
Don José María Taboada, Pre­
sidente Confederal, gran conoce­
dor y a la vez lleno de confianza
en Latinoamérica, marcó las pau­
tas a seguir por los exalumnos
creando en cada centro local un
proceso de salvación de esta so­
ciedad en continuo cambio pero

que precisa hoy, como en tiem­
pos de Don Bosco, de unos princi­
pios y unas verdades eternas que
defienden los derechos humanos
y reconozcan la presencia salvífica de Dios y de su renovada Igle­
sia.
En nombre de las 24 delega­
ciones llegadas al Congreso habla­
ron algunas. Por cuanto España
es para esos queridos países y
porque no en vano el Congreso
coincidía con la fiesta de la hispa­
nidad, con el día de la raza, la
España salesiana hizo llegar al
Congreso el saludo y el interés
que siempre hemos sentido y se­
guimos sintiendo por sus proble­
mas y por su cuerpo.
Nunca ha sido necesario que
los hombres se conozcan personal­
mente para asociarse. Ha sido su-

COMPROMISO POR LA JUSTICIA

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COMRISO’ ^

uundmieriuko ) ^ ^

DIEXUÜMNDS^^
SllESIUIOS
C IU D A D DB M KXICO

ficiente tener que trabajar por
unos intereses comunes.
Y los países latinoamericanos,
con idénticos problemas, con di­
ferencias que les distinguen pero
que lejos de separarles les aúnan
en buscar la más pronta y mejor
solución, estudiaron con valentía
la causa de las necesidades de su
sociedad y las actividades a su
alcance por mejorarla.
Y si bien eran problemas hu­
manos, tratados con un claro sen­
tido y visión cristiana y detectados
en el marco de Latinoamérica, ni lo
humano ni lo cristiano unía a to­
dos era... LO SALESIANO.
Hay datos que hablan solos y
reflejan un poco las circunstancias
en que viven hoy aquellos países.
Países jóvenes, pues mientras en
Europa hay naciones con un pasa­
do y un desenvolvimiento de 10,
12 y 15 siglos, la nación más an­

DECLARACION

tigua de América no llega a los
cuatro siglos de historia.
Se hace difícil admitir la actual
situación de los países latinoaméricanos ricos en reservas y en pro­
ducción y donde el 60 por 100 de
la población sufre ima subnutrición
crónica.
El problema de la vivienda arro­
ja un déficit de 20 millones de vi­
viendas con un mínimo de digni­
dad.
La situación se torna dramática
respecto a la mortalidad infantil
y en algunos países se da un por­
centaje superior al ciento por mil
de niños que mueren antes de
cumplir los seis años.
Así las cosas, México que hoy
cuenta con 54 millones de habitan­
tes espera alcanzar en 20 años la
cifra de 125.000.000.
Y sin embargo no acaban de
llamar a América Latina el Conti­
nente del futuro.

OFICIAL

DEL CUARTO CONGRESO LATINOAMERICANO DE EXALUMNOS
P R O C L A M A
su inalterable adhesión a la Iglesia y al Papa, com o
V ica rio de C risto en la tierra y R E A F IR M A su d e ci­
sión de se guir las enseñ an zas del C o n c ilio V a tica ­
no II. con scie n tes de su re sp on sa b ilid a d com o la i­
c o s llam ados a co la b o ra r en la renovación de la
Iglesia y de la sociedad;
S E

C O N G R A T U L A

de la s re so lu cio n e s del X X C a p itu lo G en eral E sp e ­
c ia l de la C o n g re g a ció n adoptadas sobre lo s ex­
alum nos; y

ACEPTA
sin reservas y con el m áxim o Interés, la co la b o ra ­
ció n que le s e s so licita d a y

m isión de reform ar la s in stitu cion e s y Estructuras
tem porales en sen tido netamente cristia n o — “ tratar
y ordenar según D io s lo s asuntos tem porales" (Lu­
men Gentium . n. 31) y aún

SABIENDO
que en razón de la im perfectibilidad del hombre,
no e s factible e l logro de una so cie d a d perfecta,

AFI RMA
su fe en lo s v alores hum anos y ca p a cid a d del hom­
bre para el m antenim iento ordenado y p a c ific o de
una so cie d a d estable, arm ónicam ente desarrollada,
sob re la base de sustentación de la FAM ILIA y, por
virtud una e d u ca c ió n adecuada, que le lle v e a
C O M P R O M E T E R S E

S E

F E L I C I T A

de su co n sa g ra ció n plena, com o C om unidad E cle siat y Educativa, a la trascendente tarea del ejer­
c ic io pastoral, en divu lgación d e la palabra de C ris ­
to. y. a la form ación perm anente integral de hom ­
bres, para que éstos, co m o la ic o s debidam ente ca ­
pacitados. puedan asum ir con re sp on sa b ilid a d la

18

en una a c c ió n seria, tenaz, ardorosa, coherente y
continuada, para la más pronta im plantación de la
JU ST IC IA , dentro de un régim en de ia m ás am plia
y ortodoxa LIB E R T A D , que perm ita la búsqueda de
la V E R D A D , con su coronam iento del A M O R y el
establecim iento de la P A Z . querida p or-O IO S y an­
h elada p or lo s hom bres.

Lo que sí hay que admitir, de
acuerdo con las estadísticas, que
es un Continente sumamente ca­
tólico. Ai menos un 90 por 100
de su población está bautizada.
Tienen una fe tradicional, y sen­
cilla, con mezcla de elementos su­
persticiosos. A la hora de explicar
que en circunstancias infrahuma­
nas, con una clara falta de sacer­
dotes el pueblo permanezca en la
fe, hay que pensar en el sacrificio
de los misioneros de antaño, en la
generosidad con que el pueblo re­
cibió el mensaje de Cristo y sobre
todo en una extraordinaria devo­
ción a la Virgen.
De ello da diario testimonio el
Santuario de Nuestra Señora de
Guadalupe, donde la fe se exterio­
riza en continuas peregrinaciones,
en oraciones personales y comuni­
tarias, en avanzar de rodillas la
explanada que lleva al t e m p l o
mezclados todos en la misma fe.
Los exalumnos salesianos reco­
nocen la entrega de los salesianos
en pro de esta sociedad, donde
el sacerdote es a la vez liturgista,
teólogo, consejero, confesor, direc­
tor de comunidades, profesor, edu­
cador, misionero, constructor, téc­
nico de desarrollo.
Y muchas veces hay un sacer­
dote por cada 50.000 bautizados...
Por eso el exalumno salesiano
que sabe que ni la sociedad ni en
la Iglesia de Dios se puede hacer
nada solo trata de organizarse.
Reconoce su deber de retomar a
la sociedad y a la Iglesia una parte
de la educación y formación que
ha recibido de manos de los sa­
lesianos.
Una formación que los conti­
nuos cambios en que se desenvuel­
va la vida de hoy ponen de ma­
nifiesto que no ha sido del todo
adecuada y que por ello mismo ha
de ser permanente y puede serlo a
través de los centros locales de
exalumnos.
Buscan una formación que no se
base sobre fórmulas, sino sobre
criterios y motivaciones. Y hallan
en sus asociaciones cauces concre­
tos para trabajar en el continuo
proceso de salvación de sus herma­
nos. Su compromiso de claicos
cristianos» cae de lleno en las pau­
tas señaladas por el Capítulo Ge­
neral Especial de los Salesianos
(748 y 756) que anima a los ex­
alumnos a empeñarse en la promo­
ción integral de nuestros semejan­
tes, actuando como fermento del
mundo, en la vida familiar, profe­
sional, soda!, cultural y política,
según el Evangelio.

Sin embargo el Congreso no ha
pretendido en ningún caso exten­
der recetas.
Ha querido y lo ha logrado, des­
pertar en cada imo de los asisten­
tes su compromiso en la misión de
la gran familia salesiana.
Y ha dado a la Organización de
los exalumnos una visión univer­
sal.
Si es cierto que el mundo se
aparta a un lado para dejar pasar
a un hombre que sabe a donde
va, los exalumnos salesianos de
Latinoamérica, organizados y com-

Y si en Latinoamérica como en
el resto del mundo, la Iglesia, co­
mo pueblo de Dios no opta polí­
ticamente por un partido o siste­
ma determinado, el Congreso como
el Concilio impulsa a los cristianos
para llevar a la sociedad el mensa­
je del Evangelio, la fuerza libera­
dora de Cristo.
Y así Don Bosco, hecho hoy
ciudadano del mundo, por la uni­
versalidad de su espíritu, por la
actualidad de su misión y por el
valor humano y cristiano de su
mensaje, mensaje del Evangelio,

í

'y

Don Juan Ralneri, del Consejo Superior de Roma, saluda a los presidentes
nacionales de los exalunmos. En la foto, Javier Artuch y el rostro com­
placiente del Presidente confetferal, don José María Taboada,

prometidos, están en vías de bus­
car remedio a las tres anemias
que señalaba el doctor Taboada
en su intervención ante el pleno:
la anemia del cuerpo por no co­
mer, la anemia del alma por no
creer y la anemia de cultura por
no saber ni tener posibilidades de
aprender. No en vano confesaba el
Presidente de los exalumnos del
Ecuador que en su país para que
él hubiera podido ir a la Universi­
dad más de quinientos hermanos
suyos han tenido que seguir siendo
analfabetos...

reúne en su gran familia salesiana
personas de las más diversas na­
ciones, culturas, religiones y ra­
zas.
Y los exalumnos, portadores del
espíritu de Don Bosco, en el IV
Congreso de México lejos de arar
sobre el mar, se han unido al men­
saje de Pablo VI para hacer vida
el mensaje de la Iglesia; cJUSTICIA Y PROGRESO SO N LO S
NUEVOS N O M B R E S DE LA
PAZ».
Javier Artuch

19

Don Ricceri
en Managua
Managua.— Este mes M anagua es
n oticia p or ia v isita del R ecto r M a­
yor a lo s S a le sia n o s de la ciudad.
Don R ic ce ri había m anifestado que
no quería ni hom enajes ni re cib i­
m ientos triunfales, tan p ro p icio s en
aquella tierra nicaragüense. Iba a
visitar a sus herm anos y a co ndo ler­
se con e llo s después de la catás­

trofe sísm ica. Proceden te de M é­
xico, llegó en la tarde del 7 de o c­
tubre, acom pañado del Inspector de
Centro Am érica, don Hugo Santucci. Lo esperaban en el aeropuer­
to salesian os, hijas de M aría A u xi­
liadora, co operadores y antiguos
alumnos.

Regalo
a Filipinas

El día 8 tuvo una reunión con
lo s d irectores de la in sp e cto ría y
una E u ca ristía co n cele b rad a con
los sa le sia n os de N icaragu a y a la
que asistieron m uchos m iem bros de
la Fam ilia S alesiana. S e interpretó

y o r ha enviado la sum a de 30.000

la M isa N icaragü ense acom pañada
por un grupo de guitarristas. En
la co m id a a sistió el a rzo b isp o salesiano de la capital, m onseñor M i­
guel Obando.
P o r la tarde hizo don R ic c e ri una
visita a las ruinas de M anagua ob­
servando personalm ente lo s efectos
del terremoto. A ntes de partir, e n ­
tregó un donativo al dire cto r del
Centro Ju venil para co ntribuir a la
reco nstru cción de la obra s a le sia ­
na.

JORNADAS DE REFLEXION EN CORDOBA
Córdoba.— 'En el C o le g io M ayor S an Rafael del 14
al 16 de septiem bre, unos cin cu en ta se g la re s de la Fanülia S ale sian a se reunieron para unas jornadas de
oración y reflexión. L a s d irig ió m onseñor R afael Torlja. O b isp o D elegado de la C E A S , quien com entó te­
m as fundam entales del docum ento de la C o nferen cia
E p isco p a l “ O rien tacion es pastorales sob re apostolado
se g la r". Un grupo de m atrim onios presentó unas reali­
zacio n e s n acion a le s prom ovidas p or lo s S a le sia n o s C o ­
operadores: “ H ogares Don S o s c o " y “Cam paña p or el
T e rce r M undo". Las reuniones fueron activas y hubo
momentos de reflexión y de trabajo por equipos. E s ­
tupenda fue la co n v iv e n cia de los asistentes. En la
clau sura de las jornadas se leyó un m ensaje del Padre
Inspector para el cu rso 1973-74.

Roma.— Dentro

de

la

in iciativa

“ S o lida rida d fraterna” , el R e cto r M a­
pesetas

a

las

obras

so c ia le s

de

Tondo (Filipinas). D ich a sum a tie ­
ne una historia; fue entregada por
el

Papa

R ecto r

a

don

Antonio

M ag n ífico

del

Javierre,

PAS,

com o

g ra tifica ción p or lo s E je rc icio s E s­
p irituales p re d ica d o s en el V a tica ­
no, ante la p re se n cia del Santo Pa­
dre. De las m anos de don Ja vie rre
pasaron a las del R ecto r Mayor, y
don R icce ri,

recordando las pala­

bras de encom io de P ablo V! por
la
de

obra

so c ia l

Tondo,

en

de

lo s sa le sia n o s

su

largo

viaje

a

Oriente, las ha destinado a aquella
ob ra duram ente probada p or un in­
ce n d io devastador.

V COLOQUIO
INTERNACIONAL
SOBRE
LA VIDA SALESIANA
Luxem burgo.— El pasado agosto tuvo lugar en Lu>
xemburgo el “5.° Coloquio Internacional sobre fa vida
salesiana" acerca del tema “La Familia Salesiana”.
El fin de estos “Coloquios” — organizados en 1968—
es el de confrontar las opiniones de un corto número
de expertos de varias naciones alrededor de un tema
de actualidad religiosa para realizar juntos un trata­
do científico en provecho de la Familia de Don Bosco.
Este año han participado también algunas Hijas de
María Auxiliadora, unos co^eradores salesianos y una
Voluntaria de Don Bosco.
El tema “La Familia Salesiana” encierra una de las
ideas más ricas y de futuro desarrollo que han madu­
rado en el último CGE.
El tentarío se ha desarrollado en ocho conferencias
y ocho comunicaciones que se publicarán en la colec­
ción “Coloquios sobre la vida salesiana”.

POR

Las reuniones
de Barcelona

El MUNDO

/

SAIESIANO

Barcelon a.— En el C o le g io d e
Horta y durante lo s d ía s 21 y 22
de

septiem bre

tuvieron

lu ga r

las

reuniones de estu dio para io s dele­
g a d os de Barcelon a. P re sid ió la s se ­

EL MUNDO
SALESIANO

siones el padre in spe cto r don Juan
C a n a is y la s d irig ió e i D elegado
N acional, don Ja v ie r Rubio. S e re­
flexionó sobre la carta del R ector

Nuevo Presidente
de los
exalumnos
en Córdoba

M ayor “ Nuestro com prom iso con
I o s C o o p e ra d o re s” y sob re las

tó la s co n c lu sio n e s de la s jo m a ­
das:

orie n tacio n e s de don Juan Raineri

ba. El nuevo presiden te ha s id o e le ­

“ L a s v o ca cio n e s de C o ope ra dore s

g id o d e spué s de una am plia con­

hay que bu scarlas, form arlas y com ­

— Transm itir a lo s sa le sía n o s y
s a le sia n a s la d octrin a del C G E
sob re lo s C ooperadores.
— H a ce r con la com unidad la lista
de person as co n o cid a s con po­
s ib le v o ca ció n de cooperador.
— T ener indefectiblem ente la reu­
nión m ensual para estudiar el
nuevo reglam ento.
— Com prom eter a lo s C o ope ra do­
res en la s a ctividades apostó­
lic a s de la casa.
— Form ar con lo s m ás com prom e­
tido s e l C o nsejo local.

su lta a diversos niveles. H izo sus

prom eterlas” . En la se sió n de c la u ­
sura, el D elegado N a cio na l com en-

L a s reuniones term inaron co n un
ágape de herm andad.

C ó rd o b a .— El

nuevo

presidente

regional de C ó rdo b a e s don A n to­
nio R odero Fran gan illo, P rofe sor de
las Fa cu lta d e s de M e d icin a y Vete­
rinaria de la U n iversidad de C ó rd o ­

e stu d io s en

el C o le g io

S ale sian o

de C á d iz y ha s id o profeso r del
C o le g io S a le sia n o de C ó rdo b a du­
rante sie te años. E s hom bre ama­
ble, a co g e d o r y s e n c illo . S u ce d e en
e l cargo a don E m ilio Jurado.

Don Ju venal Dho,
nuevo C o nse je ro general
de Pastoral Juvenil;
y don Tohill,
C o n se je ro general
d e la s M isiones,
en reciente Wsíta
a lo s M íxe s de M éxico.
Buen remero
para cru za r e l río.
Pero, p o r s i acaso,
M onseñor B ra u lio S á n ch e z
tam bién está
a la expectativa,
listo con su rem o
en la mano.

en su visita a B a rce lo n a el pasado
año.
Ei

D elegado

Inspectorial,

don

Jo a q u ín Sáenz, y el Presidente ins­
pectoría! de C o operadores, d o n
Am adeo Ciará, e xpu sieron la s i­
tuación actual de la A so c ia ció n en
la Inspectoría.
El trabajo p or e qu ipos v e r s ó
a ce rca del problem a vocacíon al.

SEIS NUEVOS
SACERDOTES EN
LEON

\

CUATRO DE ELLOS VAN DESTINADOS
A VENEZUELA.
Recuerdo que un buen amigo,
cura y leonés, me envió la estam­
pa de su ordenación y primera mi­
sa. El recordatorio no tenia fecha,
pero el motivo me lo explicaba de
su puño y letra: «No he puesto fe­
cha porque como es un día eterno
y el sacerdocio es interminable,
¿qué fecha le Iba a poner?»
Hoy he recibido una noticia de
León: Seis saleslanos han recibido
la ordenación sacerdotal. Una no­

ticia tardía —era del catorce de
julio—, pero que no pierde nada
de su frescura, porque el sacer­
docio es eterno, de hoy, de ma­
ñana, de siempre.
Una ordenación sacerdotal es al­
go que siempre emociona. Y no
sólo porque evidencia el amor de
Dios, que pone en manos de hom­
bres el misterio de la salvación,
sino, además, porque tiene lugar en

B E C A S P A R A L A S V O C A C IO N E S S A LE S IA N A S
in s p e c t o r ía d e

BARCELONA

Beca «Bibiana Socla8>. N. e .: 6.000. T otal; 36.000 pts.
INSPECTORIA DE BILBAO

Beca «Mamá M argarita». L. CaAada. Pam plona. N. c.: 350. T .: 84.000 pts.
Boca «Pro Vocaciones». Doña Marin Luisa de Felipe. Integra: 100.000 pts.
INSPECTORIA DE CORDOBA

Beca «Ntra. Sra. del Pino». Las Palm as. N. e.; 3.000. T otal; 11.800 pts.
INSPECTORIA DE LEON

Beca «Universidad Laboral». Zamora. N. e .: 35.000 pts.
Beca «P. Manuel Lino». N. e .: 600. T otal: 17.300 pts.
INSPECTORIA DE MADRID

Beca «M. A. L.» N. e.: 3.000. T otal: 68.000 pts.
Beca perpetua «Besama». L. Lim ia: 160 pts. T otal: 146.350 pts.
Beca «Fam ilia Francia García». Salam anca. N. e.: 1.000. T otal: 38.000 pts.
Beca «S. Ju an Boeco». Antonio M artin e Isabel Mateos. N. e .: 35.0CI0. To­
tal: 93.000 pts.

un marco de enormes realidades
humanas.
El hombre que se siente elegido
para el ministerio sacerdotal se ve
invadido por la gracia de Dios en
el sacramento del Orden; pero, al
mismo tiempo, se ve rodeado del
cariño de todos los suyos: con él
están la familia y los amigos.
Pero, además, allí se encuentra
resumido, en visión panorámica,
todo el camino recorrido hasta el
altar: el chiquillo revoltoso que
mezclaba el balón con la conjuga­
ción de los verbos latinos, la di­
fícil adolescencia, la hermosa ju­
ventud. Todo se agolpa ante el al­
tar de Dios para consagrarlo, para
ponerlo a su servicio generosa, ge­
nerosamente.
Y el futuro, con toda la carga
de una entrega decidida y amoro­
sa al servicio de los demás. Porque
el sacerdote sabe esto: que el
sacerdocio no es para guardarlo en
su cartera, ni en sus libros, ni si­
quiera en lo más hondo de su in­
timidad. Els para los otros porque
lo ha recibido en favor de los hom­
bres, en este caso, en favor de los
jóvenes.

INSPECTORIA DE SEVILLA

LA NOTICIA

INSPECTORIA DE VALENCIA

La noticia me venía en un re­
corte de prensa: «A las cinco de
la tarde del sábado 14 de julio co­
menzó la ceremonia de la ordena­
ción sacerdotal de los seis salesianos en la Capilla del colegio

Beca
Boca
Beca
Beca

«Maria Auxiliadora». Arch. Cádis. N. e .: 1.000. T otal: 65.000 pts.
«María Auxiliadora». Morón. N. e.: 6.000. T otal: 36.000 pts.
«Dr. Bosa Ocheó». Sevilla. Prim era entrega: X.OOO pts.
«Virgen del Valle». L a Palm a del Condado (H uelva). T .: 17.000 pts.

Beca «Sta. Teresa». F . M oIUm Mas. Crevillente. N. e .: 17.000. T .: 133.000.
Beca «San Cayetano». F. Molina Mas. Crevill. N. e .: 17.000. T .; 133.000.
22

M

salesiano de «Armunia-Centro Don
Bosco». Llenaban la iglesia fami­
liares y amigos de los ordenandos,
algunos de los cuales habían ve­
nido de lejos. Prelado consagrante
fue el claretiano monseñor Fran­
cisco Gómez Marijuán, Obispo de
Santa Isabel, de Guinea Ecuato­
rial. Varios sacerdotes concelebra­
ron con el obispo. Los noveles
presbíteros distribuyeron la comu­
nión a sus padres y familiares. Al
final, los asistentes besaron las
manos recién ungidas, mientras los
chicos del coro cantaban el «Alleluia» de Haendel. Al salir al patio,
1 o s neosacerdotes recibieron el
abrazo de felicitación de sus fa­
miliares y amigos».
¿EXPRESAR LO INEXPRESABLE?
Es muy difícil, si no imposible,
expresar los sentimientos que se
experimentan en días como éste.
El periodista ha querido acercarse
a cada uno de los ordenandos pa­
ra recoger en frases algunas sal­
picaduras de la emoción de estos
jóvenes.
Venancio Alonso.—Es leonés, de
Villamanín. £1 alma leonesa, clara
y recia, tiene en él un acento dul­
ce, adquirido en Venezuela e in­
fluenciado por Italia, donde ha es­
tudiado la teología.
—«Mis estudios teológicos —di­
ce— los he hecho en Tuiín, en la

Facultad de Teología de la Uni­
versidad Salesiana. Ahora saldré
directamente para Venezuela y,
probablemente, trabajaré con los
campesinos del agro venezolano.
-—«¿Mis impresiones de hoy? Es
algo que no se puede concentrar
en unas palabras. Es toda una vi­
da la que se resume en un mo­
mento. Creo que esto es solamente
una apariencia de lo que sucede
a una persona en estas ocasiones.
Las verdaderas impresiones son
inexpresables. Como digo, es un
momento que resume toda una vi­
da: pero una vida no se resume
sino viviéndola en toda su pleni­
tud».
Juan García, Inocencio Llamas y
Jaime García.—Los tres hicieron
sus estudios de teología en Mesina
(Italia) y los tres preparan su via­
je a Venezuela, a cuya Inspectoría
pertenecen, como Venancio. Al ter­
minar su bachillerato en España,
con su juventud en el corazón,
cruzaron el mar. Ahora vuelven
colmados con su reciente sacer­
docio para entregarse a los jóve­
nes venezolanos.
Juan García es de Vülanueva del
Río (Falencia). «Ahora —dice—
trabajaré en una parroquia y entre
los muchachos aprendices de una
escuela profesional».
Inocencio Llamas es de Hoyeros
de Tera (Zamora) y trabajará en
Caracas. Jaime García es de Guar­
do (Falencia) y desea trabajar con
los jóvenes que están en la cárcel
de Menores de Caracas. «Deseo
—afirma— trabajar con los más
pobres».
—«¿Nuestras impresiones? Es­
toy muy contento y me siento fe­

liz. Creo que a todos mis compa­
ñeros les sucede lo mismo» —dice
uno—. «En estos rhomentos soy
incapaz de expresar lo que sien­
to» —afirma otro—. «Simplemen­
te estoy emocionado y es algo ma­
ravilloso» —expresa un tercero—.
LOS QUE QUEDAN EN ESPAÑA
En la Inspectoría de León que­
darán lldefenso García, de Astudillo (Falencia), quien se expresa:
«Sé que hoy es un día grande, tal
vez, el más feliz de mi vida. En
estos momentos no sé decir otra
cosa». Y Mateo del Blanco, de Ro­
bleda de la Guzpefta (León), el cual
ha terminado la teología en Ovie­
do. «Todo esto es algo que me ano­
nada —dice—. Fara mí éste es un
día de verdadera felicidad porque
me ha costado llegar a ser sacer­
dote y me ha costado bastante.
Es una meta que me llena dd satis­
facción ahora y deseo me llene en
lo porvenir».
«Dios tiene necesidad de los
hombres» es el título de la vieja
película de Lanoy. Sí, Dios nece­
sita de los hombres para los hom­
bres que tienen necesidad de Dios.
Al dar la enhorabuena a estos salesianos que han alcanzado su me­
ta sacerdotal, deseamos que en la
familia cristiana crezca y florezca
la vocación sacerdotal de los hi­
jos. Por esto, porque Dios tiene
necesidad de los hombres, y tam­
bién porque los hombres tienen
necesidad de Dios.
Y así un año y otro año. Y
otro.
R. A.

El obispo y ios sacerdotes presentes imponen las manos sobre la cabeza
de los ordenandos.

DESDE UMSODIAIT
t»(>;•:
í S ^ «MíS fv 7*/'

Otro, de Zaragoza, decía: “A ustedes nunca les falta
dinero. Al fin de cuentas ya saben vivir, ya.” Y me ima­
gino que escribiría esto con esa sonrisilla maliciosa, fácil
de adivinar y rastrera.
Pero no todas las cartas de España son así. Las hay
bonitas, como la de aquella niña que, a bolígrafo y con
caligrafía muy elemental, aseguraba: “Cuando sea mayor
me iré con usted.” Aquella religiosa de clausura: “Animo,
padre, que estamos con usted.” Y aquel señor, único hasta
ahora, que en cortas líneas escribía: “Le he puesto una
ayudita en su cuenta. Sólo le suplico que diga un Ave
María por mí.” La ayudita eran diez mil pesetas. Recuerdo
que le respondí; “Ya hemos dicho el Ave María. En la
reunión mensual de jefes y catequistas nos alzamos y su­
pliqué a todos que rezasen por usted. Le estamos muy
agradecidos.”
MI MISION EN UMSOHLAIT

-■i¥*
..1

ir

é l*

de las últimas cartas recibidas de España decía;
"... y me resulta imposible creer en lo que oigo de
U NA
las misiones. Estoy segura que mucho de lo que se

dice es pura exageración. Lo que nte parece es que esas
^ntes se niegan a trabajar. Todo les iría mejor si mane­
jasen más la azada*.

24

Yo tengo algo que deciros. Mirad, esto: “En España
habéis cambiado mucho. Para vosotros 1973 es muy dife­
rente de, por ejemplo, 1941 ó 1942. Ahora estáis lanzados
a una empresa muy concreta y en esto corréis pares con el
resto del mundo occidental, cada vez más pequeño, más
entrelazado, más unido.
Y tal vez por eso mismo creáis que cualquier país del
mundo está en las mismas condiciones de hacer lo que vo­
sotros estáis haciendo. Entonces es muy sencillo cerrarse
y decir: ¡Pues que trabajen!
Y os equivocáis.
Quisiera describiros en pocas líneas esta misión mía de
Umsohlnit, Quisiera que le tomaseis el pueso a manera de
doctor y que después juzgaseis por vosotros mismos. Y,
mejor aún, ¡cuánto me gustaría que alguno de vosotros vi­
niese aquí a ver esto!
¿GSmo es esta misión? ¿Cómo es la gente? ¿En qué
aldeas viven? ¿De qué viven? ¿Qué hace el misionero?
En otras palabras, ¿qué es Umsohiait?
Umsohlait está en la India. No en la India inglesa, como
algunos me ponen en sus cartas, sino en la India indepen­
diente, gigantesca, enorme, grande como toda Europa, ex­
cepto Rusia. Una India que tiene 560 millones de habi­
tantes (censo de 1971).
Umsohlait es una aldea cualquiera de la India. Tiene
35 chozas y eso es todo. Umsohlait toma su nombre del
río hontónimo, que corre por un estrecho valle hasta des­
hacerse en una hermosa cascada no lejos de aquí. La alti­
tud es de 1.100 metros sobre el nivel del mar. Las mon­
tañas, que parecen recoger a UmstAIait como en manos
cariñosas, llegan hasta los 1.800 metros de altura. Desde
aquí, y a lo lejos, se divisa el Himalaya, esa encantadora
e imponente creación de Dios; luego, el Tfbet, la China.

intBresmnte oaria da! ma^
iea/aao Pm Rmborio Rarnía
publicada an ai A B C

Cerca de esos colosos, Umsohiait duerme tranquila. Aquí
nunca pasa nada. Todo es siempre igual.
Umsohlait está poblada por gente de raza “bhoi". Se
parecen a los chinos: bajitos, ojos de almendra, pómulos
salientes, color entre moreno y amarillo. Hablan una
lengua de origen mongólico, monosilábica. En Umsohlait
no se conoce la electricidad, nunca se ha visto un coche,
no hay clavos ni agujas, no hay teléfonos, ni correos, ni
periódicos, ni radio; no hay relojes, no hay zapatos; en
una palabra, se vive en la edad deí bambú.
Umsohlait está rodeada de inmensas selvas. Arboles gi­
gantescos, espesuras donde mora el elefante, el tigre. Hay
precipicios fantásticos, caminos en la selva bajo enmaraña­
das ramas y lianas, y árboles, y bambúes donde habita el
oso y el leopardo, ciervos y monos sin fin.
Los naturales han sabido preparar irnos campos de arroz
cerca del río, y ahí los tienes: la azada en mano, el tur­
bante, torso desnudo, al trabajo. Canturrean una vieja
canción que les marca el ritmo. Ahora no hace mucho ca­
lor, pero el aire parece cargado. Huele a verde, a hojas,
a agua que corre. Unos niños juegan con arco y flecha.
Todo hombre y mujer tienen un machete de punta bien
encorvada. Lo llaman “ka wait” y es un magnífico ins­
trumento en sus manos.
T R O V A D O R E S D E L A T R A D IC IO N

En Umsohlait, hasta ahora, no había escuela. Nadie
sabe leer y escribir. Las viejas tradiciones patrias se consen-an y transmiten de alguna manera por medio de “tro­
vadores”. Hablan del “país de los lagos”, donde el “bhoi"
vivía antes de subir a estas montañas; hablan de Dios;
— El que crea y pone, el que da el crecer y vivir.
— El ^ñor, el Creador, el que da el ser, el que da
el sentir.
— El Todc^XNderoso, el que ama, el que cuida.
— El que prot^e, el que compadece.
— El que es solo, el que es Señor.
— El que antes de todas las cosas, el que después de
todas las cosas, al que rezamos por la mañana, al
que rezamos por la tarde.
— El. Dios, el Señor.
Hay una antiquísima tradición que dice:
"... los Argenes que vendrán, los vírgenes que ense­
ñarán: los que indicarán el camino, los que indicarán la
senda, para obrar con justicia, para obrar con honor”.
Cuántas m anos se necesitan
para cu id a r a nuestros
n iños enferm os.
M anos, manos:
hay m ucho que hacer.

(¡Captáis el ritmo de la lengua? ¿Os dais cuenta lo que
significan esos conceptos en boca de paganos?
Umsohlait está bajo un rey. Uno de los numerosos reye­
zuelos que hay en estas montañas. El rey no vive en Um.sohlait, sino que tiene su capital en Pdengnongrim, a unos
doce kilómetros de aquí.
Si la palabra “capital” ha puesto cualquier idea precon­
cebida en vuestra mente, tratad de evitarlo. Me apresuro
a decir que Pdengnongrim tiene 23 chozas, tan destartala­
das como Umsohlait. Allí no hay nada que no haya aquí,
como, viceversa, aquí no hay nada que no haya allí.
El rey tiene poderes muy bien limitados. El gobierno de
estas selvas se efectúa según tradiciones que se remontan
a los tiempos, cuando los “bhoi” ocupaban estas regiones.
La base del gobierno es el “Dorbar” o reunión general
del pueblo, jefes de aldeas, ancianos. Todos los problemas
son discutidos abiertamente. Nadie puede ser procesado
por lo que diga o exprese en público. Se pasan las reso-

DESDE ÜM80HLAIT. CON IR
lucioncs de la manera más democrática imaginable, y una
vez decidida la cuestión todos la aceptan y la hacen públi­
ca en sus respectivas aldeas como ley del país.
La monarquía es hereditaria con esta peculiaridad, que
se desenvuelve en un medio ambiente matriarcal: es siem­
pre el nieto del rey por su hija más pequeña quien tiene
derecho a... la corona o, mejor dicho, al turbante.
La vida social es muy rudimentaria y está basada sobre
lo estrictamente rural: los campos, los árboles, el agua, la
caza, las ocasionales rencillas, las envidias, los borrachos,
violencias, etc. La mentira y el robo son desconocidos.
La agricultura es muy primitiva. Se basa exclusivamente
en el arroz, un arroz de montaña, como ellos dicen, rojo,
grueso, fuerte. Es la comida. Cualquier otro alimento no
es considerado tal. La lengua “bhoi” tiene otra palabra,
intraducibie al castellano, con la que se refieren al comer
otra cosa que no sea arroz.
Se desconoce el abono. Usan solamente cenizas de árbo­
les. Los han cortado, los reducen a cenizas en hogueras
imponentes y luego esparcen éstas por las laderas de las
montañas. Ahí plantan el arroz. Así es como acaban con
extensiones gigantescas de selva virgen que después la
Naturaleza se encarga de repoblar.
Los naturales nunca salen de sus aldeas sino para ir
al mercado, que tiene lugar cada ocho días, o sea, un día
más tarde cada semana. No saben que exista otra manera
de vivir diferente de la que ellos viven. Para ellos España
o Europa no significan nada, como vosotros para los
posibles habitantes de una galaxia a mil billones de años
luz de la Tierra.
LA HISTORIA DE SNGI, APRENDIZ DE ZAPATERO

Diríais: Dejémoslos así. Tal vez sean más felices que
en un ambiente más moderno.
¿Estáis seguros de lo que decís? Mirad que podrían
deciros a vosotros la misma cosa y, ciertamente, no os gus­
taría.
Y es que hace algunos años algo muy extraño ocurrió
en estos valles. Un muchachito, por nombre Sngi, acos­
tumbraba a llevar leña hasta el mercado de Mawthowar.
El padre de Sngi era el sacrificador pagano de la zona. A
él se dirigían hombres y mujeres en pena, los enfermos,
los que querían conocer el futuro, y el viejo “bhoi" esco­
gía con cuidado los huevos de las gallinas y los lanzaba,
rompiéndolos sobre la tabla adivinadora. Entonces escru­
taba la yema, las cáscaras y así adivinaba el porqué de
las enfermedades, cómo hacer para obtener mejores cose­
chas propiciando los espíritus, qué hierbas tomar para
airarse, etc., peto se cuidaba muy bien de rewltr nada
hasta que no le hubieran pagado sus honorarios, por cierto
no muy despreciables.
Y el pequeño Sngi un día
casi sin darse cuenta
hasta la gran capital. Shillong. (De nue\-o os digo de dejar
26

a un lado vuestras categorías occidentales.) Y vendió su
carga de leña a unos hombres vestidos de blanco y extra­
ñamente barbudos. (El “bhoi” es imberbe.) El asunto se
repitió bastantes veces y le cayeron en gracia al chico esos
hombres, después de todo muy alegres y simpáticos. Había
entonces en Shillong, y aún está allí, un viejo hermano
coadjutor español, de Orense por más señas, que recogía
a los muchachos y les enseñaba el oficio de zapatero. Y
un día Sngi pensó que también a él le gustaría no sola­
mente calzar esos zocos, sino que hasta hacerlos, cosa que
tal vez fuese muy remunerativa entre los “bhoi", donde
ni el rey tiene zapatos desde el día de su nacimiento hasta
el de la cremación.
Y Sngi en la escuela de Don Bosco como aprendiz de
zapatero.
raro es que el joven no era tonto, si bien los hom­
bres de las montañas siempre llaman “bhoi” a los que se
equivocan o tienen poca maña.
Claro que no hubo por qué sorprenderse cuando al cabo
de un año Sngi recibió el bautismo y poco después la
Primera Comunión. Son cosas frecuentes en las misiones.
La cuestión era que en el país de los “bhoi” el paganismo
era aún un bloque fortísimo, y Sngi estaba pensando qué
dirían los suntis al enterarse de que él no podría ser ya
el sucesor de su padre, el sacrificador pagano.

RGENGIA
“Sí —decía—, pero no existe la mentira, no existe el
robo.”
Pero es el país de la violencia, de la envidia, de las lu­
chas implacables, de las venganzas sin cuento. Sí, no di­
cen mentiras, pero te engañan de mil otras maneras.
«NO PODEIS COMPRENDER LO QUE ES ESTO»

Y también
hacen falta
puestos escolares,
maestros,
libros,
cultura
que libere
a estos hombres
del mañana,
porque
no sólo
de pan
vive el hombre.

Fue casi una hecatombe cuando Sngi pidió ingresar en
el seminario. Eso era ya demasiado. Pero, como buen
“bhoi”, cabezón, se salió con la suya. Lo que nadie se
podía imaginar era que años más tarde Sngi estudiaría en
la Universidad Gregoriana de Roma, predicaría en alemán
en la catedral de Munich, escribiría en perfectos hexáme­
tros latinos imitando a Virgilio, pero narrando las fábulas
de su país natal; maldecía en hebreo después de un par
de años en Jerusalén y era enviado al teologado central
como profesor de Sagrada Escritura.
De vuelta a su país una inquietud se apoderó de él.
“Tenemos que levantamos”, repetía. “No podemos seguir
así. El mimdo es mucho más grande que las selvas del
país de los ”bho¡”.»
Un día me lo encontré en Calcuta. Me insistía. “Tú tie­
nes que ir allá. ¿Ves? Estos malditos libros me tienen he­
cho prisionero. Vete tú al país de los “bhoi”. Allí te es­
peran."
¿Al país de los “bhoi"? Ya sé lo que significa. Esto:
fiebres palúdicas, mosquitos, animales salvajes, esas men­
tes cerradas y asustadi^ y la más perfecta negadón de
cualquier e^uerzo Intelectual.

De poco valieron las excusas. Precisamente hace un año
la Divina Providencia abría la misión de Umsohlait, en
el corazón del “bhoi*. Aún estamos en los principios. He
tenido que ir contra marea, pero algo se ha hecho este
año, el primero entre los “bhoi”. Se abrieron quince es­
cuelas, se introdujo el maíz, la tapioca, la semilla de soja,
se abrió un dispensario tan diminuto que se entra dos por
dos. Tengo tres hombres que se dedican exclusivamente
a visitar aldeas, promocionar, explicar: son mis tres cate­
quistas, a saber; Modon, Mynsong y Sten. El primero es
de raza lalung, otra tribu de aquí también aún más aban­
donada que los “bhoi”. Los otros dos, “bhoi” de pies a
cabeza. Los tres, sinceros, honestos, dedicados a su labor,
con la fe cristiana tan bien metida que se les escapa por
los poros; los tres, grandes predicadores y, lo confieso,
un tamo brutotes cuando pierden la paciencia.
¿Medios? El señor obispo me da el equivalente de 1.300
pesetas al mes, que es lo que él recibe del Domund. No
solamente hay Umsohlait en este planeta. Por esas 1.300
pesetillas ya quedo muy agradecido a quien me las da:
sois vosotros, los que echáis mano a la cartera el Día del
Domund y dais un duro a la niña de la hucha. Pero, ay,
con qué cuidado a no ofender os diría de ser más gene­
rosos.
Y ahí va vuestra pregunta: “¿Cómo se las arregla usted
con esa cantidad?”
¿Arralármelas? Yo no me las arreglo. Por eso que en
Umsohlait hay hambre, hay necesidad; no tengo medicinas
para todos; mis diicos duermen sobre aacos. Yo mismo,
¿comprendéis?, a veces se pasa mal y me enfado.
Sólo os digo una cosa: Esto es muy pobrecito. La vida
es muy dura aquí en Umsohlait. Yo creo que jamás po­
dréis llegar a comprender lo pobre que es esto.
No 05 quiero dar mi dirección en este rinoSn de la India.
He escrito esta carta pensando en otros misioneros tal vez
más necesitados que yo. Esta carta quiero que sea una contribudc^ directa de las misiones a los que daréis cinco pe­
setas; por eso, por las misiones, el día del Domund.
Como alguien afirmaba al principio: Es difícil creer en
esto.
P. ROBERTO PERNIA

Umsohlait (India)

27

COOPERACION
SALESIANA
Y
TERCER MUNDO

Agua para 300 niños

O P E R A C IO N ’ D ICIEM BRE

28



Por los M ixes



En M éjico



N ecesidad. Agua para
un internado de 300
niños y niñas



La presenta. M onseñor
Braulio Sánchez, O b is­
po Salesiano



Coste. 80.000 pesos
m ejicanos. = 380.000
pesetas

Hoy llaman a vuestras puertas desde Méjico. Desde la misión
salesiana de los Mixes, indios perdidos en una abrupta sierra. Hace
aflos esta misión fue abandonada por falta de sacerdotes. La dureza
de la vida en una región áspera y sin apenas recursos naturales
alimenticios ahuyentó a los poquísimos sacerdotes que quedaban. La
Santa Sede pidió entonces a los salesianos que se cuidaran de los
Mixes.
Lo hicieron. Se encontraron con un pueblo sencillo, de corazón
noble; de religión católica, pero sujetos a fuertes tradiciones paganas
de sus antiguos dioses y creencias.
Ante el panorama de un pueblo, que ofrecía las mejores esperanzas
de evangelización, pero ahogado en la miseria, emprendieron una
labor social y religiosa de mucho empuje, promocionando la cultura
y los cultivos, sobre todo de maíz, base de la alimentación de los
Mixes. Solamente la escasez de recursos frena los anhelos de los
salesianos.
Entre otras obras emprendieron la construcción de una casa-inter­
nado para atender a los niños más pobres entre los pobres. El edificio
levantado a base de sacrificios y de ayuda personal de trabajo de los
Mixes está acabado y alberga a 300 niños y niñas. Pero como en casa
del pobre todo son goteras les ha salido una muy penosa: les falta
agua. Las autoridades provinciales les habían prometido a los sale­
sianos que construirían la conducción de agua; a última hora se han
echado atrás; dicen que no disponen de los 80.000 pesos.
El problema que se les ha creado es enorme. Ved como os lo relata
el obispo salesiano de los Mixes por medio del salesiano encargado
de «la casa»:
«L/n saludo desde la Sierra Mixe con los mejores deseos para todos
los cooperadores españoles. Les molesto un momento. Me encarga
nuestro obispo comunicarles la necesidad urgente que tenemos en el
Internado Mixe de Matagallinas-Ayutla. de proveer de agua sufi­
ciente.
Son ya más de trescientas personas ¡as que viven aquí entre
internos, mediointernos y personal. Esperábamos ¡a solución de este
problema por medio de un organismo oficial, pero el cambio de di­
rectivos mandó todos los proyectos a la papelera. Es efecto de nues­
tra situación política que Dios permite respetando la libertad del
hombre. ¡Sea bendito su Santo Nombre.’
Suplicamos a los cooperadores que vengan en ayuda de estos po­
bres MLxes despreciados y marginados. Su promoción humana y cris­
tiana se hace fácil en el internado, pero la carencia de agua nos
obligará a suspender una obra cuyos frutos se polpan inmediatamente.

D O N A T IV O S
PA R A E L T E R C E R MUNDO
re cib id o s en octubre

En la s ch o za s de lo s M ix e s cu a lq u ie r hora e s buena para com er al
aire libre, a l sol y bien abrigados; e s ple n a sierra. N o h ace falta mesa.
N o la hay. E l regazo de la m adre basta, ¿q u é m ejor m esa? Un plato
para tres. Pasta de harina y alguna a lu b ia co lora d a . L a s m ayorcitas se
a p lica n so las; co n la pequeña hay que u sar ese arte que to das la s ma­
dres d e splie ga n a d ia rio a b a se d e p a cie n cia y m im os. T o d a vía n o sabe
la pequeña que su m adre le defiende la e xigu a ració n del apetito sie n v
pre despierto p o r n u n ca sa cia d o , de su s herm anitas. P o r d e sg ra cia rw
tardará m ucho en aprenderlo; e n ton ces no habrá m ohines ni soportará
retrasos. T od o se rá d ilig e n cia . C u an do pensam os que en nuestras ca ­
sas n uestros pequeños avizoran e l m om ento de d e scu id o del herm aníto
para v o la rle e l postre o una g o lo sin a n o im aginam os que esa misma
presteza se em plea p or o tros n iñ o s p o r una cu ch arad a de harina de
m aíz, p or una alu bia co lo ra d a n o sabem os s í de vergüenza o de a le ­
gría. D ich o so s lo s que con su gen erosidad contribuyen a la alegría de
un buen plato de rojas ju d ía s para lo s niñ os pobres.

Este año salieron para el Seminario siete muchachos Mixes y para el
aspirantado de las hijas de María Auxiliadora cuatro niñas de la
región.
También escolarmente es un triunfo este internado, pues ha con­
seguido el
lugar en el concurso de escuelas de esta zona por
dos años conscutivos, los únicos que concursó.
Es fácil
ambiente similar al del Oratorio de los tiempos
de Don Bosco
y muchachas: tienen voluntad y
disposiciones nada despreciables.
Queridos cooperadores españoles, confiamos en vuestro celo
en vuestras manos y esperamos que
María Auxiliadora guie vuestra industriosa caridad.
Nosotros mientras tanto pediremos a Don Bosco la solución de
esta necesidad y la bendición sobre todos vuestros trabajos. Este
internado Mixe os cuenta entre los suyos, entre los de la familia en
¡a oración, en el trabajo y en la comunión de bienes espirituales.
Queden con Dios. Os saluda cariñosamente vuestro hermano en
Don Bosco,
Ramón Niño.

primer
vivir un
con estos muchachos

sionero, ponemos este problema

mi­

SDB.»
¿Qué os parece si para Navidad podemos enviarles los 80.000 pesos
que equivalen a unas 400.000 pesetas? Vamos a intentarlo. Si por un
vaso de agua el Señor promete un gran premio ¿cuál no será el co­
rrespondiente a 400.000 pesetas de agua? ¡A por el premio!
JAVIER RUBIO
Delegado Nacional de Cooperadores

Consuelo de la Torre. Carlos Hojas,
Guadalupe Ferrelro, Atanasio Rodil^ e z . Ram ón Lorenzo, M onserrat Carbonell. E. P . Uccckman, Jesús del
Amo, Rosario Soriano, Prado P as­
cual, Abdón Sánchez, Sra, Barthclomy,
Anselmo César, M aría del Pilar. Rosa
Calvo. Clem enlina de Vega. Carmen
B autista, José Pérez, M aruja Conde,
Pedro Ramírez, Miguel Torrecilla. Vir­
gilio Catalán, Francisca García. Elena
Gómez, Manuel León, Pablo Areso.
Ju a n ita Galmés. Lconlsa Martínez,
Luís Sánchez, Teresa Tribó, Ciriaco
Corral, Leoncio Fernández, Antonio
Fernández, Juan Díaz, José L. Figueras, Ju an Pérez. José L uis Zafra, Sres.
de Cruz, Srtas. de Serra, R ufina Cres­
po. Miguel Lluch, Rosa Cascllas, Mi­
guel Calleja. Mari Ledesm a, M aría Luz
García, Ana M aría Curado. M aría M ar­
tínez, M aría Josefa García, Sol Mar­
tínez, M ariano Fernández, M aría Cris­
tiana A guilar, Jesu sa González, Asun­
ción González, Silvestre Díaz, Juana
Sanm artín. Gloria L lata. A ntoñita Ca­
bo, A ntoñita Fernández. Josefina Juliá, Francisco Benito, M aría M artin,
R. López, C. B arba, Aurelia Perea, D.
Carrasco, Patricia. Loli y José, Visi­
tación Zapata. Justo Fernández, Ma­
nuel Neva, Carmen Blanco, P ily M ar­
tínez, Alfonso López, Pedro Morillo,
Angel y V irginia. M aría L uisa Arroyo.
Inocencia Sanz. F ernanda José, Ro­
sario Ram onet. Lourdes Conde, Nieves
Gómez, Concepción Barba, Matilde
Gullón, M aría Angeles Bizcarrondo,
E. Castaños, L uis I^p ez. Consuelo Ca­
sas. Manuel Baena, D. Rodríguez.
Eloy García, M aría Cruz García, Mar­
celino García. José A. Loren, María
Paz Fajardo, Encarnación Carreras,
T rinidad A rdura, Miguel Ibánez, H er­
m inia Conde, M aría Concepción Mar­
tínez, Eloina Vda. de la Torre, Rufina
Moradillos. A nita Moreno, Luis Villavedón, Ju lia Gaseó, Teresa Ocumpo,
Sor Francisca Doyuguc, Mercedes Cas­
tro, Félix Tovar, Mercedes Sán<’hcz,
José Salafranca, Concha Gil, Sofía
Carro, Santos F. Calvo, Angeles IMrilla, P etra Picas. José Lascorz, Antonio
Bereau, Josefa Fernández. Srtas. G ra­
nada. Pedro R. Ponga. Eulalia Alfaro.
Basilisa Colín, Severina G uijas, M rircdes Juan, Santiago Valle. Josefa Han
Miguel. Carmen Vázquez. M aría Ayu80 . José M aría Sácnz, Vicente Blanco,
Lucía Pérez, José Rulz V irtudes, Con­
suelo P ercira, Inés M artín. Sres. Ló­
pez. Q uintana. M. T rinidad L.. C.
Sáinz, Fam ilia Serna-M artinez, Mi­
lagros Pérez. Asunción González. An­
drea de la Rota. Desiderio Jim énez.
Manuel T. Marco. Amparo Menéndez.
Remedios Pérez, Em ilia B orrás, Basilio
L um breras, Luis Postigo, Julián Gon­
zález, P ierina M.. ^ g e lio Gómez.
José Enrich, Antonio Vela, Soledad
Adrados. Balby, Checa, Cecilia López.
E ncem ita Ochaita, Cecilia López. Cloti
Soria, Josefa García. P etra García. F.
Goy, Angel López, Nemesio Bonat.
Gustavo M elgares. M aría Campos. E u­
genio M artín, Francisco Goyenechea.
Josefa Zataran, Antonio González. Rosa
M artínez, D. Marcos, Susana Elizalde.
A niana G uijas, Resurrección Gil. P ie­
dad Antolfn, R ufina Antolín. María
AyuM. Angela de la Iglesia, Fidela
M arina, M aría N egrales. Silvina Man­
zanero. Maximiliano Gallego, Crescenc ío Torres,
M ariano Pinilla. Antolfn
M ata, G aspar Moreno, Jaim e L. Ca­
sado. M aría Antonia del Valle. Miguel
G utiérrez. Juan Moya. Luis Amores.
Saula Fernández. M aría Rosario Alvarez, Nieves Medela. Joaquín Pesudo.
Víctor Bouvler.

29

NUESTRA

vV,

A MARIA AUXILIADORA
plo con dos de m is prom esas a
M aría A u xiliad o ra . Jo s é M ig u e l G ar­
cía.

bernos co n ced id o una niña p re cio­
sa. P id o para siem pre su protec­
ción. C e lia T. Vicente.

V E IA M O S E L P O R V E N IR
M UY NEGRO

NN.— Envío una lim osna de agra­
decim iento a M aría A u xilia d o ra por
la recu peración de mi abuela, quien
su frió una trom bosis el pasado 31
de diciem bre. J . Rodríguez.

Barcelon a.— “ S o y una madre de
fam ilia, mi hijo hace ya cuatro
años estaba en m anos de m édicos;
no acertaban en su d ia g n ó stico y
el ch ico iba de mal en peor y nos
traía a todos muy preocupados. S o­
m os trabajadores y veíam os el por­
venir muy negro. C om o había leí­
do en el “ Boletín S a le sia n o " es­
tas g ra cia s que la V irgen ayuda a
lo s que piden con fe, a cu d í a M a­
ría A u x ilia d o ra y co m e n cé una no­
vena. Hubo un cam bio total en el
d e sa rrollo de la enferm edad. L o s
m ism os m édicos no se lo e x p lica ­
ban. Han pasado cuatro años y he
re cib id o más favores todavía, /
siento la n e ce sida d de p u b lica r es­
ta gracia. M anuela Sam pedro.
Llaran es-A vílés.— Hago p ú blico mi
agradecim iento a M aría A u xiliad o ra
y envío una lim osna p or haber al­
canzado la salu d mi m arido. Una
devota.

ASEGURARON
E R A T U M O R M A LIG N O
S alam anca.— En el mes de enero
del presente año, em inentes neocirujanos de esta lo calidad, operaron
a un herm ano de trece años de
edad, de un tum or en la cabeza.
El m ism o día de o peración lo s d o c­
tores nos aseguraron que e l tum or
era m aligno, que el enferm o no s a l­
dría de los tres poso peratorio s y
si esto ocurría no tendría v id a más
que para tres m eses com o mucho,
pero que habría que re a liza r los
consigu ien tes a n á lisis de d ich o tu­
mor, pero que e llos, só lo con ver­
los podían adelantar cu a le s eran
ben ignos y cu a le s m alignos. Con
grandísim a confian za le encom endé
a M aría A u xiliado ra . S e realizaron
las pruebas oportunas y ante la
adm iración de lo s m ism os docto­
res com probaron que éstas eran
benignas. A l cabo de dos meses,
el niño se ha recuperado totalmente
sien do dado de alta p or lo s docto­
res.
M ando una pequeña gratificación,
que con ésta y su p u b lica ció n cum­

30

Baracaldo.— Envío un donativo de
agradecim iento p or la recuperación
de mi esposo y deseo se publique
en el “ Boletín S a le sia n o ". Leon or
P olan co.
NN.— Profundam ente agradecida
a la V irgen p or el favor a lcan zado
de encontrar a un nieto perdido,
envío un donativo prom etido. G.
López, C o ope ra dora S alesiana.
Orense.— Doy g ra cia s a M aría
A u xilia d o ra p or dos favores re cib i­
dos. Teniendo mi hijo unas op o si­
cio n e s muy d ifíc ile s en su carrera,
lo encom endé a la V irgen prome­
tién dole una lim osna s i s a lía bien
de ellas. Hoy cu m plo mi prom esa.
T am bién agrad e zco la cu ració n
de mi m arido que s e encontraba
enferm o. Erm itas C a stro Yánez.
V alen cia.— M e encontraba sum a­
m ente angustiada p o r un defecto
de mi hija. A c u d í a ia V irgen pi­
diendo nos ayudara. Hoy cum plo
mi prom esa de h ace r p ú blico mi
agradecim iento p or el favor re cib i­
do. M. T.
Brem erhaver (Alem ania).— Doy
g ra cia s a M aría A u xilia d o ra y en­
trego una lim osn a p o r el favor re­
c ib id o de un parto fe liz y p o r ha­

NN.— P o r lo s favores recibidos
de M aría A u xiliado ra , enviam os un
donativo de agradecim iento. V. Lo­
renzo.
T oledo.— P or varios favores
c ib id o s de M aría A u xiliado ra , a
que invoqué con fervor, envío
donativo de a cció n de g ra cia s.
F. G.

re­
la
un
M.

S a b a d e ll.— C o n o ca sió n de la
muerte de mi padre, ca yó enfer­
ma de gravedad mi madre, de
ochenta y tres años. En tan d ifícil
situ a ció n a cu d í a M aría A u xilia d o ra
p idien do p or su salud. Hoy se en­
cuentra recuperada, p or lo que ha­
go p ú blico mi agradecim iento y en­
vío una lim osna. T. F. de S.
S alam anca.— Doy g ra cia s a M a­
ría A u xilia d o ra p or un favor re ci­
bido. Envío la lim osna prom etida
y deseo se pu bliqu e en el “ Boletín
S a le sia n o ". E. P. R.
S alam anca.— P o r favores re cib i­
d os de M aría A u xilia d o ra envío una
lim osna y de se o se pu bliqu e en el
“ B o letín S a le sia n o ". Isabel B la n co
y M aría C áceres.
S alam anca.— P o r m uchos favores
re cib id o s envío un donativo y de­
se o se pu bliqu e en e l “ B o le tín ” .
P au lina M oriñigo.
S alam anca.— M an ifiesto p ú b lica ­
mente su gratitud a Don B o s c o y
M aría A u x ilia d o ra p or h aber sa lid o
brillantem ente de unos exám enes
una sobrina. Ja v ie ra Fuentes.
NN.— H a ce y a algún tiem po que
no tenía o c a s ió n de ponerm e en
contacto co n usted. Una operación
efectu ada a mi esposa, que en
p rin c ip io nos alarm ó un tanto, aca­
paró nuestra atención, y hoy que
g ra cia s a D ios s e encuentra fuera
d e peligro, querem os re co n o ce r con
nuestro agradecim iento tantos fa­
vores recibidos. Fé lix T ovar y Fa­
m ilia.
B ilbao.— M uy a g rad e cid o s a M a­
ría A u x ilia d o ra p or varios favores
re cib id o s referentes a la sa lu d de la

GRATITUD
a A SAN JUAN BOSCO
fam ilia, entregam os para su cu lto y
V o ca cio n e s S a le sia n a s una lim osna,
p idien do a la S an tísim a V irgen nos
sig a protegiendo. J. J. P.

de C h o p itea por el éxito de una
operación, y envío una lim osna.
D. J.

A zco itia .— M uy a g rad e cid a a M a­
ría A u xilia d o ra p or favores recibidos
envío una lim osna para las V o ca ­
cio n e s S ale sian a s y para su culto.
Jo se fa Garm endía.

M álaga.— H abiendo ten ido que su­
frir una o peración de c á lc u lo en la
vejiga y próstata, recu rrí al auxilio
d e nuestra M adre. D espués de va­
rias co m p lica cio n e s, hoy me en­
cuentro en restablecim iento, p or lo
que doy g ra cia s y envío un dona­
tivo para la s m isiones, com o lo ha­
b ía prom etido. J . G. A.

T orre-C ardela (Granada).— D a n
g ra cia s a M aría A u x ilia d o ra y en­
vían lim osnas p or favores recibidos:
C a rm e la P eña V íchez, p o r haber
aprobado su hijo un exam en del
que dependía su porvenir, envía un
donativo pa ra la s ob ra s salesian as;
D olo re s A lva re z, p or la prote cció n
en su traslado a B a rce lo n a con
toda la fam ilia; Espe ra nza O cón,
en a cció n de gracias; C arm en Pé­
rez Esp in osa , envía un donativo
desde A lem ania; C a rm e la Ju sticia ,
en vía un donativo para a lca n za r su
protecció n; M aría M uñ oz Espin osa,
p or un favor re cibido; A m a d o r Ro­
mero cum ple su prom esa de enviar
un donativo p or h aber aprobado sus
exám enes; M aría Peña Fernández,
m anda un donativo desde A lem an ia
para la s ob ra s sale sia n as; A n ge le s
V íchez, tam bién desde Alem ania,
envía un donativo de a c c ió n de
g ra cia s; M aría M olina, p o r un favor
re cibido; U na C ooperadora, envía
un donativo para lo s negritos de
Ahití; C a rm e la S alce d o , envía una
lim osna para la s ob ra s sa le sia n as
pid ie n d o p o r la salu d de un fam i­
liar; y V a le Ju s ticia , en a cció n de
g ra cia s a M aría A u xiliado ra .
Orense.— Doy la s más expresivas
g ra cia s a M aría A u x ilia d o ra p or
el buen resultado de lo s exám enes
de m i hijo. T am bién doy g ra cia s
a la s ie rv a de D io s doña D orotea
d e Ch opitea. Envío una lim osn a y
deseo se pu bliq u e en ei “ Boletín
S a le sia n o ” . M e rce de s Paradela.
O rense.— Esta b a su herm ana en­
ferma, co n síntom as de deshidratació n y o fre ció de su s aho rros una
lim osna. Estuvo ahorrando durante
algún tiem po y lle g ó muy contento
a d a r g ra cia s a M aría A u xilia d o ra
y a cu m p lir lo que h abía prom etido
porque su herm anita de siete me­
s e s y a se en con traba felizm ente
en casa. Un niño de nueve años,
del C o le gio.
A ro sp e (Alava).— Doy g ra cia s a
M aría A u xilia d o ra y a d oñ a Dorotea

enviam os una lim osna. U n os e sp o ­
so s agradecidos.
C h i l o e c h e s (G uadalajara).—
A g ra d e cid a p or un favor recibido
de Santo D om ingo Savio, envío un
donativo. P ila r Pérez C arrillo .
ib a rs de U rgel (Lérida).— Envío
un donativo a Santo D om ingo S a ­
vio para que sig a protegiendo a
m is hijos. M aría.

D AN G R A C IA S
P O R F A V O R E S R EC IB ID O S
Y EN V IAN U N A L IM O S N A
M. L. LL., y H. V., de LlaranesA v ile s; P ie d a d de NN.; E. A., de
S a n V ice n s d e is Horts, da g ra cia s
a M aría A u x ilia d o ra y a doña D oro­
tea de C hopitea; u na fam ilia muy
devota de la Virgen; C. P. y E. L.,
de B a rce lo n a; R em edios Duro, de
A lican te ; F ra n cis ca de Borja Rocafort G a rcía , de M adrid, envía una
lim osna para las m isio n es del Ter­
c e r M undo; Elen a C a rd o n a de Enríquez, de A ig e cira s, envía una li­
m osna para la s m isio n es del T ercer
M undo; Fe licia n a V élez, C a talin a
G o n zá le z y T e od ora G o n zá le z, de
T o rd e silia s; A u rorita Q uintas, de
A lh a ríz (Orense); R. L. y J. E. de
Zam ora, p o r una g ra cia e sp e cla lísim a envía un donativo para el T er­
c e r M undo; P ili M artínez, de Z a ­
m ora; R icard o Font, de NN.; A n ­
tonia Prieto Rodríguez, de Barrueco p ard o (Salam anca), d a g ra cia s
a S anta M aría M a zza re llo y entrega
una lim osna; E sth e r del O lm o M adrazo, de M adrid; Carm en G a rcía
Alba, de P la se n cia, p or varios fa­
vores y pidien do su p rote cció n ; A.
Ruf. de C a im o n a ; M ary de Fagueiro, de V igo; M anuel Ibáñez, d e Valladotid; M aría M ag d a le n a Alvarez,
de S. C . de la Palm a (Canarias).
A S A N T O D O M IN G O S AVIO
C o rté s de ArerK>so.— M e vi muy
angustiada en un ca so de gran
rrecesidad, pues habiendo perdido
a nuestro prim er h ijo teníam os gran
m iedo de que se m alograra e l se ­
gundo. A cu d im o s co n fe a Santo
D om ingo S a v ío y a M aría A u x ilia ­
dora. Hoy tenem os u na nena que
e s una p re cio sid a d . A g ra d e cid os,

/y

'■ " t r

F U E R O N
M aría R ichart V alla t el 27 de
septiem bre, en A lc o y (Alicante) a
lo s setenta y dos años de edad, ro­
deada de su s hijos y fam iliares. Era
madro de don Lu is M iró, salesiano
residente en Cam pello.
Su vida s e n c illa se destacó por
un gran amor al trabajo realizado
con exactitud y p o r una entrega ge­
nerosa a lo s demás.
P articip a b a con devoción en la
Santa M isa ace rcá n do se a re cib ir
al S e ño r con verdadera fe cristiana.
Su am or a la D ivina P roviden cia
le hizo a ceptar todas la s pruebas
que la vida le fue presentando. E s­
pecialm ente en los últim os m eses
de su vida o fre ció con resign ación
los sufrim ientos que su doloro sa
enferm edad le proporcionaba, por
las n e ce sida des de la Iglesia y de
la C o n g re g a ció n Salesiana.
Los funerales se realizaron con
gran a siste n cia de gente que par­
ticiparon en la m isa co ncelebrada
por num erosos sacerdotes, dando
asi el últim o ad ió s de d e spedida a
quien había hecho de su vida un
ofrecim iento constante a Dios, a su
fam ilia y a cuantos con e lla trata­
ron.
Reverendo don M iguel C a rd e ll
Pona t en B a rce lo n a el 24 de se p ­
tiem bre de 1973. a la edad de s e ­
senta y o ch o años y cin cu en ta y
uno de vida salesiana.
H abla n acido en C iu d a d e la de
M enorca, donde aprendió a am ar a
la V irgen A u xiliad o ra y sin tió la
llam ada a la C o ngregació n S a le ­
siana.
D estacó siem pre p or su inteligen­
cia. seriedad y d e d ica ció n total a
la m isión juvenil.
D esarro lló su actividad y celo
sacerdotal gran parte de su vida
— treinta y un años— en el C o le g io
S an Juan B o sco de B arcelona,
atendiendo solícitam ente al confe­
sonario, cla se s y a la secretaría,
hasta que su salud se lo permitió.
Fue siem pre muy a p re cia d o y re­
co rdado por los antiguos alumnos,
que según palabras de algunos,
“ velan en él algo más que un pro­
fesor".
H a cía tiem po que su fría del c o ­
razón, y p o r d os ve ce s h abla sido
internado en una clín ica . U ltim a­
mente se iba recuperando, y nada
h acia so sp e ch a r el fatal desenlace.
El día de la fiesta de la V irgen de

32

A

LA

C A S A

D EL

la M erced, P atrona de B a rce lo n a y
de la Inspectoría, “ sile n cio sa m e n te ”
— com o había vivido— , sin ninguna
m olestia de él y de nadie, se pa­
raba su corazón y su vida. D escan­
se en paz este buen salesiano.
D oña G u a da lu p e V a lle jo C a sta ­
ño t en V itoria el d ía 14 de ag os­
to de 1973. Su vida, igual que la de
m uchos, estuvo m arcada p or el d o­
lo r y el gozo. En el d o lo r la vim os
fuerte y en el gozo nun ca lo supo
sa b ore a r sola. S o lía d e c ir con ale­
gre generosidad; y se lo hemos
oído de cir m uchos: "S i m is cin co
hijos me lo s llam ara D ios a la vida
religiosa, muy gozosa se lo s en­
tregaría".
Sufrió su enferm edad con verda­
dera entrega dando ánim os in clu so
a a q u é llo s que le ofre cían su ora­
ción para a lca n za r la m ejoría. Les
contestaba sonriente: "Q u e s e haga
la voluntad de Dios, so y s u ya ” . A
una Herm ana de la Caridad, que se
m archaba a m isiones le dijo: “Vaya
a las m isiones; yo voy p or delante
con el dolor".
Hem os quedado em papados de
su e spiritualidad durante su enfer­
medad, y con nuestra v isió n de fe
vim os cóm o al atardecer en la vís­
pera de la Asu nción , la M adre del
C ie lo llevaba tam bién a ésta a go­
z a r de su reino.
Doña M aría Fra n cisca B a ré s M ar­
tín t en la G ranja (Segovia) en la
tarde del 30 de septiem bre.
R odeado de todos su s hijos (me­
nos la M isionera) fue trasladado
su cadá ve r a L a Alborea, su pueblo
natal, junto a su esposo Jo sé , que
le h abla p re ce d id o nueve m eses
antes (Boletín S alesian o , a b ril úl­
timo).
D ifícil e s com pendiar en breve
sín te sis su figura m oral, pu es te­
niendo com o m arco una v id a sen­
cilla , p ra cticó virtudes exce lsas, só­
lo ase q u ib le s a una santidad nada
ordinaria. En d os grandes capítu ­
lo s podem os resum ir toda su pere­
g rin a ció n por la tierra: O R A C IO N
y T R A B A JO .
A lm a de una e xqu isita de licad e za
espiritual, todo lo pesaba a través
de su s crite rio s re ligioso s. C u an ­
tos la trataron quedaron prendados
m ás que e d ifica d o s santam ente de
su ca rá cte r y am abilidad, p a cie n cia
y hum ildad, fruto del am or de D ios
y e su constante unión a El. El

P A D R E
hábito de la oración e ra natural
en e lla. La prim era tarea cotidian a
era rezar con su esposo las tres
partes del Rosario, sin que ello
fuera obstácu lo a que por todos
juntos y antes de term inar la jo m a ­
da se rezara en fam ilia. De su s la­
bio s ca la n m uchas ve ce s e xp re sio­
nes sin ce ra s de agradecim iento a
D ios p or tantos be n eficio s y p or su
prote cció n constante. S u s de vocio­
nes p re dile ctas (hasta el m ism o día
de su muerte repentina en que ha­
b ía estado hasta ca si tres horas en
la Iglesia) fueron diariam ente: la M i­
s a y Com unión (difícilm ente aban­
donados), prodigan do la v isita a
Je s ú s Sacram entado, el V ía -C ru cis
y la in voca ción constante a S an J o ­
sé, S an F ra n cisco de A sís, M aría
A u xilia d o ra y S an Ju a n B o sco (a
éstos sob re todo p or su Paula, mi­
sio n e ra en la India) y p or sus hijos,
in clu id o s lo s religiosos, para que
conservaran su fe.
No estuvo o c io s a en ningún mo­
mento. T od o el tiem po era poco
para estar ocupada.
P a só la v id a sem brando, predi­
can do incansablem ente, pero de
una manera ca llad a , se n cilla , sin
ruidos, con una efectividad poco
común.
N ada tiene de extraño que una
v id a así, tan fecunda, tan eficaz,
tan de Dios, con a sp ira cio n e s tan
elevadas, haya tenido en su despe­
d ida terrenal alguna muestra de la
co m p la ce n cia de D ios Padre con
ella.
D oña Petra BustlMo A n dré s t en
V ito ria e l 11 de septiem bre de 1973,
a lo s setenta y dos años de edad,
p u rifica d a en el d o lo r tras larga
enferm edad. O fre ció al S e ñ o r a una
de su s hijas, hoy sa lesian a, S or
P ila r D uque Bustilto. A lm a profun­
dam ente cristia n a pa só p or la vida
h acie n d o el bien y dejando el buen
o lo r de sus ejem plos. D escanse en
paz.
D oña A n drea S á n ch e z def R io t
en A lo za in a (M álaga) el 29 de ju lio
de 1973, a lo s ochen ta y nueve
años de edad. Fue toda su v id a fiel
devota de M aría A u xilia d o ra y de
S an Ju a n B o s c o a quienes nom bra­
ba sin ce s a r en la hora de su muer­
te. D io constantes ejem plo s de vi­
d a cristiana, entregada a s u fam ilia
y so corrie n d o a quien lo n ecesitaba
en la m edida de su s fuerzas.

O B R A V O C A C IO N A L

Colección

DE L OS CO O PERAD O RES SALESIAN O S

* Rápidas biografías de personajes de la
Familia Salesiana.
* Folletos de 32 páginas en un estilo ágil
y nervioso. Se leen en breves minutos,
mientras se viaja en metro, en autobús.

A fin de ayudar at so ste n im ie n to de las voca ­
cio n e s sa le sia n as. lo s C o ope ra dore s S ale sian o s
prom ueven la PIA O B R A D EL S A G R A D O C O R A ­
ZO N . in stitu id a con la aprobación del Papa León
XIII. p or el propio San Juan Bosco, con dicha
finalidad.
La Pía
m ente
Roma,
cribe n

Obra ce le b ra todos lo s días perpetua­
en la b a s ílic a del Sagrado Corazón de
6 m isa s a in ten ción de cu anto s s e Ins­
en ella.

PUBLICADOS

INSCRIPCIO N:
1.

— Puede in s c rib irs e uno a s í m ism o y a otras
personas, v iv a s o difuntas, por las que
qu ie re p e d ir o sufragar.
2.
— La in scrip ció n , que e s nom inal, se efectúa
previa aportación, p or una so la vez, de una
lim osna equ ivalen te al e stip e n d io de una
m isa en la propia d ió ce s is .
3. — La in scrip c ió n s e a cre d ita con una cédula
. en la que co n sta nom bre y a p e llid o s de la
persona in scrita , p or lo que s e ruega c la ri­
dad al e n viar d ich o s datos.
Para la in s c rip c ió n d iríja se a:
O bra V o ca cio n a l C o o p e ra d o re s S a le sia n o s
A lc a lá , 164 • M a d rid 28.

J V

Y a han s a lid o sie te tem as de esta co le cció n
in dispe n sable , m oderna y audaz para una edu­
ca ció n integrada de lo s a d ole sce n te s, a nivel
bio ló g ico , p s ico ló g ico , socio-cu ltu ra l y cristia n o .

LO S JO V EN E S ANTE SI M IS M O S .
D oce tem as; Personalidad. Voluntad. V o ca ­
ción. S exualidad. Juventud ac­
tual. A m ista d e s. C h ico s-C h ica s.
Tiem po libre. Fe. Esperanza.
Caridad. O ración.

Planteamiento a través de un hecho concreto (40 dlapoaltlvaa).
T E M A 1.— EL M IED O A L A LIBERTAD (Represión
sexual y apertura a una sana liberación). 120
diapositivas.
T E M A 2.— S E X U A L ID A D Y A M O R (El sexo es
una realidad integradora. creadora, dinámica,
comunicativa y trascendente). 80 diapositivas.
T E M A 3.— L A B IS E X U A LID A D (Diferencias ana­
tómicas y psicológicas entre el hombre y la
mujer). 120 diapositivas.
T E M A 0.— EL P R O B L E M A :

D oce d ia p o sitiv a s para cada tema.
144 dia p ositivas: 1.200 ptas.
II.

1-— Basilio Busiillo.— «Un poema de amor».
(Don Bosco).
2.
— Rafael Alfaro,— «A medias con D, Bos­
co». (Don Rúa).
3.
— Jesús Pablos.— «La mujer fuerte».
(María Mazzarello).
4.
— Rafael Alfaro.— «Testimonio sellado».
(Jaime Ortiz).
5-— Javier Rubio.— «Mamá Margarita».
6.
— Jesús Mairal.— «Padre Mantovani».
7.— Basilio Bustillo.— «D. Marcelino Olaechea».
PRECIO: 15 Pesetas.
PEDIDOS.— Alcalá. 164.—MADRID - 28

EDUCACION PARA EL AMOR

Novedad; TEMAS DE JUVENTUD
I.

«HUELLAS»

LO S JO V E N E S ANTE EL M U N D O .
D oce tem as: P articip a ción . S ociedad de con­
sum o. Trabajo. C u e stió n so­
cia l. C o m pro m iso . Viviendas.
Em igración. A n alfa b e tism o . Ex­
plo sió n dem ográfica. Ham bre.
La guerra. V io le n cia .

T E M A 4.— EL C U E R PO . INSTRU M EN TO DE C O ­
M U N IC A C IO N (Le bisexualldad a! servicio

D oce d ia p o sitiv a s para cada tema.
144 d iapositivas: 1.200 ptas.

T E M A 5. —

U tiliza ció n :

del encuentro interpersonal).
H A C IA

UNA

S E X U A L ID A D

SANA

(Identificación sexual; desviaciones sexuales;
elementos de una sana sexualidad).

En cu entros co nvive n cia s, re ti­
ros.
e je rc ic io s
e sp iritu a le s,
ch a rla s form ativas, cu rso de
o rie ntación u n ive rsitaria (COLI).

T E M A 6.— D E S A R R O LLO DEL IM PU LS O S E X U A L

(Etapas: la infancia y la pubertad desde el
punto de vista fisiológico y psicológico).

T E M A 7.— L A M A D U R E Z S E X U A L

PEDIOOS.— C e n tra l C a te q u ís tic a Salesiana.

Y

A F E C T IV A

(Fundamento, etapas y rasgos de madurez).
(En preparación).

A lca lá . 164. — M A D R ID -28.

y \

Bendición de
Nochebuena
Niño de Belén
bendice nuestra cena.
Danos una risa
de luna llena
una alegría
serena
Y una difícil
pena
por los que no tienen
cena.
Víctor Manuel Arbeloa

Ifo »

Parecido a éste
debía ser el Niño Jesús
entre los hom bres de su tierra y de su raza
vino a traer la paz;
pero los hombres se empeñan en la guerra.
Vino a traer el amor;
pero los hombres
no dejan de ser injustos y egoístas.
También en esta Navidad
oirem os el mensaje evangélico:
«Y en la tierra
paz a los hombres que ama el Señor».
Texto
DON BOSCO

cascanueces
M is queridos am igos Ju a nito y M ari;
Ya estam os otra vez en Navidad. Y a quí me te n é is
de nuevo contestando a v u e stra s fe lic ita c io n e s adelan­
tadas. O s de se o mucha, m ucha fe licid a d y una paz
m uy grande en v uestra casa al lado de v u e stro s papás, de v u e stro s am igos. Tened m ucho cu idado no se
o s vayan a ca e r lo s d ie n te s con el turrón o con las
nueces o avellanas que, a v e ce s, su e le n e s ta r dem a­
siado duras de partir. Y o s é p or e xp e rie n cia lo que es
e sta r sin dien tes, aunque lo m ío no fu e p or goloso.
Por s i acaso, podéis ir pensando en un casca n u e ce s
preventivo porque eso de qu edarse sin m u elas desde
pequeño e s una co sa m uy se ria . A d e m á s v o so tro s no
te n é is fuerza s u fic ie n te en lo s dedos para pa rtir las
nueces ccm o lo h acía Don Bosco, p or m ucho que pre­
su m áis de fuerzí-. ¿E s que Don B o sco las pa rtía ?
M irad;
Las ú ltim a s palabras que la V irg e n le dijo a Juanito
Bosco en e l sueño de lo s nueve años fueron éstas:
«Hazte hum ilde, fu e rte y robusto». Lo de hum ilde bien
lo sa b é is porque él sie m p re s e co n side ró el m edio
que M a ría A u xilia d o ra había e sco gid o para h ace r su
obra. «Todo lo ha hecho ella», s o lía d e cir. Pero ¿y
fu e rte ? A se o es a lo que vam os. Don B o sco te n ía
una fuerza legendaria, descom unal; algo a s í a lo Urtáin. No o s riá is , no; lo digo de verdad. S ó lo con dos
dedos, el ín d ice y e l pulgar, de la mano derech a o
izquierda, pa rtía toda c la s e de n ueces, alm endras o
avellanas, p o r duras que fueran.
En 1883, ya al fin al de su vida, en su v ia je a París,
fue in vitado a co m e r a ca sa de una fa m ilia ilu stre . A
lo s postres, llevaron a la m esa fru to s se co s, nueces
con una cá sca ra d u rísim a . Los co m e n sa le s estaban e s ­
perando que le s llevaran a la m esa lo s ca sca nu e ce s.
Pero Don Bosco tom ó unas cuantas, la s pa rtió con los
dedos y com enzó a d is trib u irla s. Todos qu erían re cib ir
la s n ue ce s partidas por un hom bre al que te n ía n com o
santo.
A l p rin cip io cre ía n que te n ia en s u s m anos un
ca sca nu e ce s, pero apenas se diero n cuenta de que lo
h acía con lo s dedos s e llenaron de asom bro. Algu nas
se ñ ora s creygron dar con el se cre to de su fuerza y
com entaron entre s í: «Claro, la s parte con la bendi­
ció n de M a ría A u xilia d o ra . A s í no re su lta d ifíc il...
Aunque fueran piedras...».
D e la fuerza de Don B b sco p o d ría co n ta ro s m uchas
co sa s m ás, pero tem o h acerm e largo. ¿Lo dejam os
para e l año que v ie n e ? Y a s é que a Ju a nito le inte­
re sa m ucho, porque m ás de una v e z m e ha indicado
su gran a fició n por e l judo y e l kárate...
D e to das form as, m i co n clu sió n e s m uy diferen te.
A m ig o s, ¿para qué s irv e la fu e rza ? A Don B o sco le
s irv ió m ucho para de fe nde rse de s u s enem igos. Pero
¿y 8 n osotros?

una página para los niños
U sa m o s bien de la fuerza cuando la u tiliza m o s para
dom inar a la naturaleza. Pero cuando la em pleam os pa­
ra d om inar a la s personas, e n ton ce s puede su ce d e r
que abusem os de e lla. A m ig o s, en e l hom bre v a le mu­
cho m ás la fuerza de la razón y del am or que la v io ­
lencia.
O s e s crib o en Navidad, e s d e cir, en la fie s ta de la
fuerza del am or de D io s que se hizo d é b il para hacer­
nos fu e rte s. El S e ñ o r no nos sa lv ó con la p oten cia de
s u s m ú sculos, sin o con la fuerza de su amor, hacién ­
dose d é b ii con lo s d é b ile s. «Porque la necedad divina
e s m ás sabia que la sa b id u ría de lo s hom bres, y la
de b ilid ad divina, m ás fu e rte que la fuerza de lo s hom­
bres». ¿V erdad que ya c o n o c ía is esta fra se de San
Pablo? El S e ñ o r bien podía haber partido el m undo en
s u s dedos com o s i fu e ra una nuez; p e ro p re firió ha­
c e rs e niño para sa lv a rlo m ediante la bondad.
No lo o lv id é is; la fuerza del am or. Y enton ces, ¿p o r
qué las gu erras?, ¿p o r qué la v io le n cia ?, ¿p o r qué la
le y del m ás fu e rte ? ¿V erdad que e s tris te h ace rse es­
ta s preguntas en N avidad?
C o n m i fe lic ita c ió n m ás cariñ osa, re cib id un abra­
zo. Esta vez m ás fu e rte que nunca.
V u e stro am igo.
PAD RE R A F A E L

R e vista de la O bra de D o n B oso o
A A o L X X X V It • N .e 12 - OÍC. 1973

FELIZ NAVIDAD

D irector: R A í:A e L ^ L F A R O
O io c c ió n , R e d a c c ió n y A dm ón.:
A lc a lá . 164
T eléfon o 255 20 00
M A D R lD -28
D e pósito Lega!: M . 3.044-1958
{Con ce nsu ra e c le s iá s tic a )
imprrroe: E s c u e la G rá fic a Saiesiarta
M a d rid 'A to c b a

EN E S T E N U M E R O
F e liz N a vid ad ...................

1

Adviento, un tiem po para
e sp e ra r con a le g ría ...

2

U na fa ls iila rota

6

..........

E l P A S y a es U n ive rsi­
dad P o n tificia ............

10

)E so es! ............................

12

Com prom etidos con la
ju s tic ia .............................

16

P o r el mundo sa le sia n o.

20

S e is nuevos sacerdotes
en León ...............
...................

22

D esde U m sohiait co n ur­
g e n cia ..........................

24

A gua para 300 niños ...

28

Nuestra gratitud a M aría
A u x ilia d o ra .................

30

Fueron a (a ca sa de)
Padre ...........................

32

N U ESTRA PORTADA
En N avidad tenem os un re­
cu e rdo para lo s que carecen
d e b ien es m ateríaies en la
so cie d a d de consum o en que
vivim os. “A lo s pobres siem ­
pre io s tendréis con vos­
otros" d ijo ei Señor. SI, ahi
están. S o n un reclam o para
s ^ e r la m edida de nuestro
am or cristiano. T am po co ia
V irgen tenia h o g a r en la pri­
m era N o chebu en a d e lo s
tierripos.

De nuevo tenemos la Navidad en casa. Y otra vez con nues­
tros regalos, nuestras postales navideñas (que no dejan de ser
bonitas), nuestros aguinaldos, nuestros deseos de felicidad. Tam­
bién en Boletín Salesiano desea a todos sus lectores unas Navida­
des muy felices llenas de paz y gracia del Señor. Sí, pero también
hemos de tener en cuenta otras cosas que ahora especificamos:
• No podemos desear la felicidad para nosotros solos. ¿Cómo
podremos ser felices en un mundo que sufre? Los últimos acon­
tecimientos de este año nos han hecho comulgar con el dolor de
nuestros hermanos: la violencia de Chile, la del cercano Oriente,
las inundaciones del Sureste español...
El dolor de los demás es algo nuestro, algo que hemos de
compartir. También su alegría. Esto, en lenguaje evangélico se
llama amor, o en otras palabras: ser prójimo, estar cerca del ne­
cesitado. Quiere decir que la felicidad, más que buscarla, hay que
darla. Es el mismo Señor quien nos ha dicho: “Es mucho más
feliz el que da que el que recibe”.
• “La alegría es pasajera, la felicidad es algo que se debe
construir cada día; no podemos ni definirla ni explicarla, hay que
crearla”. Así escribía un chico de un colegio salesiano (BS, marzo,
1971). La felicidad no se adquiere en un supcrcomcrcio como si
se tratara de un artículo de consumo. La felicidad hay que crear­
la, es algo que hay que construir diariamente.
• La felicidad es interior. No podemos buscarla fuera de nos­
otros. Si no se lleva dentro es inútil todo afán. No está en el di­
nero, en los viajes, en los placeres, en la riqueza... No es cuestión
de tener, sino de ser, en frase de Pascal. Sin embargo, cuántas
veces medimos más al hombre por lo que tiene que por lo que es.
• Dios ha venido al mtmdo, se ha hecho hombre para ha­
cemos felices, es decir, para enseñarnos con su vida el modo de
ser felices. Para damos la paz, la gracia, el amor, la salvación. Es
su regalo que supera todo don, una felicidad íntima, indefectible,
interminable, infinita.
El Boletín Salesiano desea a sus lectores una Navidad muy
feliz. En el mejor sentido de la palabra feliz.
1

ADVIENTO
UN N U E V O A Ñ O LITU RG ICO

AD VIENTO R E N O V A D O

El dia 1 de diciembre comienza para los cristianos
católicos un nuevo año litúrgico. El año litúrgico, o
la conmemoración de los misterios de nuestra fe, no
tiene los periodos de tiempo divididos en meses, como
el año civil. Pero sí que tiene unos períodos, unas
«estaciones», podemos decir, en las cuales se acen*
túa, de una manera especial, un cierto aspecto de
nuestra fe. El principio del año litúrgico nos sitúa ante
el hecho de la Encarnación-Epifanía del Señor y nos
ambienta con el adviento.
Como pasa con todas las grandes realidades los
hombres no las podemos abarcar y vivir en un ins­
tante. Necesitamos de una prolongación en el tiempo
para poder ir descubriendo mejor los diversos aspec­
tos que encierran. El misterio de Cristo, preparado
lentamente y paso a paso a través de todo el Anti­
guo Testamento, sin prisas y sin quemar etapas, no

«El tiempo de adviento presenta un doble aspecto:
por una parte es el TIEMPO DE PREPARACION A
LAS SOLEMNIDADES DE LA NAVIDAD en la cual
se conmemora la primera venida del Hijo de Dios; y
por otra, con este recuerdo, se dirige nuestra aten­
ción hacia la expectación de la segunda venida de
Cristo al final de los tiempos. Por esta razón el tiem­
po de adviento se presenta como el tiempo de la ale­
gre esperanza». (Normas universales, n. 39).
1.

P R E P A R A C IO N A L A R EALID AD
D E L A N AVID AD -EPIFAN IA

No nos preparamos a celebrar el «cumpleaños de
Dios», ni el «santo del Niño Jesús». Nos preparamos
a celebrar un misterio de nuestra salvación. Es decir,

TIEMPO PARA ESPERAR
podemos hacemos ilusiones de que nos es fácil com­
prenderlo en toda su profundidad.
Es interesante tener presente que la formación de
lo que hoy llamamos año litúrgico no se hizo toda de
una vez, sino a través de muchos siglos. El ADVIEN­
TO que hoy tenemos como principio del año litúi^co
no fue la primera fiesta que celebró la Iglesia. La
primitiva Iglesia sólo conocía una fiesta: el día del
Señor, es decir, la Pascua semanal y la Pascua anual.
Durante un período largo de tiempo los cristianos, al
celebrar la Resurrección de Jesús, englobaban todos
los misterios de la salvación. Celebrando lo principal,
el triunfo del Señor resucitado, celebraban todos los
demás misterios, también la Encamación. Más ade­
lante, este núcleo del misterio pascual se desdobla y
dará origen a una serie de fiestas que recuerden los
misterios de la vida de Jesús. Asi en el siglo IV apa­
rece la fiesta de la venida del Señor entre los hom­
bres y su Epifanía.
Esto explica un poco el comienzo del año litúrgico
no coincida con el comienzo del año llamado civil. Pri­
mero se celebra la Pascua en primavera. Después se
añaden otras fiestas. Y se les da un dia dentro del
año. Para la celebración de la Venida del Señor se
busca el día del Sol Invtctus. El Natalis Chrísti susti­
tuye a una fiesta pagana. Esta coincidía con el 25 de
diciembre. Si añadimos ahora el período de prepara­
ción a la Natividad del Señor tenemos la explicación
de por qué el año litúrgico no coincide con el año
civil.

“ A Belén se va y se viene por cam ino s de alegría
y D ios nace en cada hom bre que se entrega a los demás.
A Belén se va y se viene por cam ino s de justicia
y en B elén nacen lo s hom bres cuando aprenden a esperar.”

el hecho de que en un momento determinado, la ple­
nitud de los tiempos nos dice el evangelio, la pre­
sencia de Dios entre los hombres es totalmente nueva
en su Hi;o, Dios y Hombre. Y esto es un hecho que
se nos da y que nosotros no sabemos el porqué Dios
decide, en sus planes de salvación, hacerse hombre
como nosotros ^compartiendo en todo nuestra condi­
ción humana, menos en el pecado», proclamamos
en la plegaria aucarística IV.
La Navidad es tierna, es bonita. Tiene una perso­
nalidad y un calor especial. Y todo está muy bien
mientras que no pensemos que todo el misterio de
Navidad es «el belén» que hacemos en nuestra casa.
En ese momento habríamos simplificado el misterio
de la Encarnación reduciéndolo simplemente al re­
cuerdo de un hecho histórico sin más dimensiones.
El día de nochebuena no nos nacerá im Niño-Dios.
Esto ya ha ocurrido. Y ha ocurrido de una vez para
siempre. El día de nochebuena nosotros celebraremos,

CON ALEGRIA

actualizaremos esto que ocurrió, porque no fue un
hecho de Dios en vano, sino que permanece entre
nosotros. Celebraremos la venida del que YA ESTA
ENTRE NOSOTROS. Para esa celebradón releemos
durante el adviento los pasos de preparación y aco­
gida vividos en el Antiguo Testamento por los pro­
fetas, por los personajes más cercanos a la venida
del Señor, v. gr.: Juan Bautista y espedalmente Ma­
ría, su Madre.
Lo s profetas

Los profetas se nos presentan como la voz de an­
helo universal, de súplica, de esperanza y confianza
en Dios. Destaca espedalmente ISAIAS. Las lecturas
de la primera semana son una voz henchida en espe­
ranza:
”No juzgará con apariencias...
defenderá con justicia al desamparado.’
(Martes de la primera semana).
"Confiad siempre en el Señor,
porque el
primera semana).

Señor es la Roca perpetuo,’
(Jueves de la
Esta espera confiada, alegre, sin miedos no se hace
de brazos cnizados. Es activa. Y por eso se convierte
en preparación. Se hace en el desierto, es decir, des­
de una situación de sufrimiento, de pecado, de nos­
talgia de algo fundamental. En unas dreunstandas
donde es posible temblar y dejarse vencer del miedo.
Por eso seguirán los profetas clamando:
"Fortaleced las manos débiles;
robusteced las rodillas vacilantes.
Decid a los cobardes de corazón:
sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite.'
(Lunes de la segunda semana).
"En el desierto preparadle un camino al Señor,
allanar en la estepa
una calzada para nuestro Dios:
que los valles se levanten,
que los montes y colinas se abajen
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se iguale."
(Martes de la segunda semana).

¡Ojalá rasgaras las nubes
y descendieras!
La idda es tiempo de espera
y de esperanza.
No esperamos algo,
sir»o a Alguien
y estamos seguros que vendrá.
Todos los dias r>os asorrtamos
a ia ventana por si acaso...

“ A Belén se va y se viene por cam inos de alegría
y D ios nace en cada hom bre que se entrega a lo s demás.
A B elén se va y se viene por cam ino s de justicia
y en Belén nacen los hom bres cuando aprenden a esperar.

Juan Bautista

Aparece como el último profeta. Su mensaje es ur­
gir todo lo que han dicho los profetas anteriores y
anunciar que ya no hay tiempo para esperar dema­
siado, Todo es inminente.
M aría

Aparece como el prototipo de la acogida de la Pa­
labra de Dios; acoge en silencio y medita. Sabe pro­
nunciar un fiat con certeza. Sabe esperar el aconte­
cimiento de la Encarnación en el mayor de los res­
petos. María enseña a acoger en silencio.
2.

R E C U E R D O DE L A S E G U N D A VENID A
D E L S EÑ O R

He aquí la segunda línea fuerte que quiere reavivar
en los cristianos el adviento: el recuerdo de la se­
gunda venida del Señor. Esta espera, que parece fue
muy intensa en la primitiva iglesia, es posible que
entre los cristianos actuales haya perdido fuerza.
La preparación que hacemos a la que ya ha tenido
lugar, la Encarnación, es ai mismo tiempo punto de
partida para recordar que el cristiano vive esperando
el triunfo definitivo. Esta idea está muy recalcada en
cada celebración de la eucaristía. Así decimos des­
pués de la consagración:
«Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrec­
ción. VEN, SEÑOR JESUS». «Ven, Señor Jesús», era
precisamente la invocación de los primeros cristianos.
Y más adelante, en la plegaria eucarística IV, se
dice: «...y mientras esperamos su venida gloriosa te
ofrecemos su Cuerpo y Sangre...». Todos los días, des­
pués de la recitación del Padre nuestro, pedimos ser
libres de pecado y de toda perturbación «mientras
esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Je­
sucristo».

En los prefacios de adviento no falta lógicamente
esta idea. Al dar gracias a Dios de la manera más
solemne que tiene la iglesia se hace con estas pa­
labras:
"Quien al venir por vez primera
en la humildad de nuestra carne,
realizó el plan de redención trazado desde antiguo

Como la tierra seca suspira por el agua...
También ei hombre tiene sed.
una sed insaciable
que nadie ni nada
podrá calmar en la vida.

y nos abrió el camino de la salvación;
PARA QUE CUANDO VENGA DE NUEVO
EN LA MAJESTAD DE SU GLORIA,
revelando así ¡a plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos que ahora,
en VIGILANTE ESPERA, confiamos alcanzar."
(Prefacio I de adviento).
”E¡ mismo Señor nos concede ahora
prepararnos con alegría
el misterio de su nacimiento,
para encontrarnos así, cuando llegue,
velando en oración y cantando su alabanza.'
(Prefacio II de adviento).

Esta es la novedad de espera de plenitud que los
cristianos tenemos que redescubrir. Ponemos en es­
pera es algo importante. Todavía falta la plenitud.
Y por eso la esperamos. No es distinta de lo que ya
se nos ha revelado. Pero es su cumplimiento defi­
nitivo.

UN TIEMPO PAI

ADVIENTO
A C T U A LID A D D E L AD VIEN TO HO Y

Hasta aquí hemos visto unas líneas históricas y
un poco lo que sería el contenido del adviento. Inten­
temos hacer también una aplicación a nuestro tiem­
po. Debemos hacer un esfuerzo por descubrir la si­
tuación del hombre de hoy, sus búsquedas, sus ansias
y encuadrar aquéllas que más sintonizan con todo lo
que es el contenido del adviento. Es decir, tenemos
que hacer la experiencia de búsqueda de la espiritua­
lidad del adviento para el hombre de hoy o, si pre­
ferimos mejor, la experiencia de vivir nuestro propio
adviento, con color de los hombres de hoy.
¿De cuántas esperas y esperanzas está lleno el hom­
bre de hoy? Desde la espera del metro o del autobús
que le da la sensación de vivir muy deprisa, con el
tiempo medido para todo, hasta la espera de la noti­
cia más insólita que le pueda ofrecer el periódico. Ya

hemos hecho una frase modelo que resume todo esto:
«hoy ya no hay que extrañarse de nada».
La vida de muchos hombres no es nada más que
una espera de mejorar, un anhelo de tener lo que
no tienen; ponemos plazos en la vida que son con­
quistas y esfuerzos a realizar. Al mismo tiempo esto
es dar sentido a la vida y al trabajo. Vivir sin espe­
rar nada nos resulta difícil, aburrido, imposible, sin
sentido.
Pero junto a toda esta suma de esperas podemos
descubrir siempre detrás una insatisfacción que amor­
dazamos sólo con el deseo de otra cosa más.
El adviento, ¿no vendrá a dar a los cristianos la
medida exacta del valor de lo que ellos esperan, la
relatividad de sus conquistas? ¿No vendrá a traer la
buena noticia de que nuestras esperanzas tienen su
verdad sentido desde la espera verdadera, la espera
del que es el Salvador? ¿No nos vendrá a decir que

RA ESPERAR CON ALEGRIA
salvadores-sólo tenemos Uno. y es un Dios-Hombre
presente entre nosotros?
El adviento, ¿no vendrá a darnos la medida para que
nuestra vida no se apoye tan sólo en las noticias de
los periódicos, nuevas cada día, pero caducas en cada
edición? El adviento, ¿no nos vendrá a redescubrir
que hay una noticia dada a los hombres que es la
única capaz de traerle la paz, la salvación: «Os anun­
cio una gran alegría: os ha nacido un salvador, que
es el Cristo Señor»?
El adviento, ¿no vendrá a descubrirnos que esperar
sin saber qué esperamos produce un gran aburrimien­
to y una gran inquietud?
El adviento, ¿no vendrá a abrirnos los ojos de que
queremos suplir con cantidad la falta de calidad de
nuestras ilusiones y esperanzas?
Para los cristianos el adviento centra su existencia
en el que es raíz de sus esperanzas, de toda su vida:
JESUS-SALVADOR. Y esta es nuestra alegría, y esta
es nuestra respuesta. Porque es importante tener res­
puesta para nosotros mismos y para quienes nos pre­
gunten p>or nuestras esperanzas.

ALVARO GINEL
5

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA

M

Lo que anhelo con todo mí corazón y os recom iendo en­
carecidam ente es que pongáis en práctica lo que tantas ve­
ces fue recom endado por San P ablo y lo que el m ism o D ios
recom endara a M oisés al descender del monte: Sed m ode­
los, sed verdaderos dechados para todos. Vosotros debéis
ser com o la fa lsilla sobre la que deben e scrib ir y caminar...
DON B O S C O

Dice un conocido refrán que
«las desgracias nunca vienen so­
las». Siempre me resistí a admitir
este punto de la filosofía popular;
me parecía una manera de enjui­
ciar más determinista que provi­
dencial. Sin embargo, ante los he­
chos que estaban ocurriendo en mi
casa, prefería no pensar nada.
Después de estar dos o tres días
que si caigo o no con la gripe,
aquella mañana no pude levantar­
me. Tenía 40 grados de fiebre y
creo que era esta temperatura la
que me producía un mareo terri­
ble. No obstante intenté, pero inú­
tilmente. Con resignación me vol­
ví a meter en cama cumpliendo
la voluntad de mi mujer sin dis­
cusión.
—Acuéstate. Juan, ¿no ves que
no puedes tenerte en pie? Ahora
llamaré a la oficina y al médico.
Y sobre todo no te destapes. No
pienses que vas a ponerte a leer,
porque tú eres capaz hasta con ese
hebrón.
—¿No ves que no puedo? —de­
cía yo con un hilillo de voz, por­
que mi mujer me había tapado la
cabeza.
Unos golpecitos discretos sona­
ron en la puerta. Carlos y Luis
entraron en la habitación.
—¿Qué te pasa, papá?
—Ya veis, hijos, un poco de gri­
pe. Hoy no hay coche, lo siento.
Tened cuidado en el metro.
Carlos me miraba con aíre de
envidia.
—¿Caramba, papá!, ¡qué suerte!.,
nada menos que en lunes. Te voy
a dar un beso a ver si me la pe­
gas y...
—Quita de ahí. granuja. ¡Luis,
ayúdame!

A los gritos acudió Isabel y en­
cima se enfrentó conmigo.
—¡Si eres tú peor que los chi­
cos! Fíjate con el catarro y la fie­
bre que tienes jugando con ellos.
—Pero mujer...
—Vosotros al Colegio —dijo co­
giendo a cada uno de un brazo—
y tened cuidadito.
Las visitas continuaron. Juan vi­
no antes de ir a la Facultad, lo
mismo que Maribel y Paloma.
Isabel sonreía al ver que yo ni
me movía para evitarme otra re­
primenda. Con tantos gritos Nata­
lia se había despertado y estaba
allí en la puerta.
—Yo quero etar con papá.
—Papá está malito, cielo —dijo
Isabel cogiéndola en brazos por­
que estaba descalza.
—Yo quero etar malita como
papá.
—Bueno, mi vida, ya te pon­
drás.
Al dar la vuelta para salir de
la habitación comenzó a gritar.
—Yo quero dar un beso a papá.
—Si das un beso ahora a papá
tú también te pones malita y lue­
go te tienen que pinchar.
—Pos que me pinchen. Yo que­
ro dar un beso a papá.
El amor de las madres las hace
ser intuitivas y origínales en su
Pedagogía. Retiré un poco el em­
bozo y vi que madre e hija se di­
rigían al comodín donde había una
foto nuestra del día de la boda.
—Mi niña va a dar un beso a
su papá —decía Isabel acercándo­
le el retrato.

Natalia lo rechazó, y volviéndo­
se hacia la cama dijo:
—Ete no é mi papá. Mi papá
é ete —dijo señalándome con el
dedo.
—Sí, cielo, éste es papalto.
—No. Mi papá no teñe pelito.
¡Vaya hombre!, también ese mi­
co tenía que hacer mención de es­
ta «ausencia* que constituía mi
mayor complejo. Máxime teniendo
que contrastar con las abundantes
cabelleras de mis hijos.
—Llévate a esa niña que va a
coger frío —dije fastidiado ante la
intervención de Natalia.
A las diez vino el médico. Me
recetó unos antibióticos y compri­
midos y me aseguró que en un
par de días estaría como nuevo.
«Dios lo quiera —pensé— porque
si no muero de gripe, muero de
asfixia*.
Isabel bajó a la Farmacia a com­
prar los medicamentos. Debí que­
darme dormido y cuando desperté

ONA
rALSILLA ROTA

oí distintas voces que hablaban
muy fuerte. Agucé el oído, seguí
oyendo voces, pero no entendía lo
que decían. Me pareció oír la de
Teresa que decía no sé qué de
poner una tablilla. Llamé fuerte.
—¡Isabel!

Mi voz se debió perder, porque
allí no acudió nadie. Hice un es­
fuerzo y llamé aún más fuerte.
—¡¡Isabel!!
Nada. Intenté de nuevo. Esta vez
con el nombre de Teresa. La oí
que pasaba junto a la puerta de
mi cuarto lloriqueando: «¡Dios mío,
pobre señora!»
No esperé más. Me tiré de la
cama y poniéndome el batín me
dirigí al salón que era de donde
provenían las voces. Vi a mi mu­
jer sentada en un sillón y con una
pierna en alto.
—Juan, con el gripazo que tie­
nes. Vete ahora mismo a la cama.
Intentó moverse, pero me di
cuenta del gesto de dolor.
—¿Qué te ha pasado?
—Me he caído cuando volvía de
la Farmacia y creo que me he
rolo la piorna. Me duele muchísi­
mo, pero no te preocupes, Juan,
tú vete a la cama no te pongas
peor.
—¡Nada de eso! Tenemos que ir
inmediatamente a que te vean esa
pierna.
—Mira había pensado llamar a
mí sobrina Ester. Tú te vas a la
cama. Teresa os atiende y Ester
me lleva al médico.
Las vecinas que habían subido
con ella asentían a todo lo que
decía. Llamó a Ester y quedó en
venir lo más pronto que pudiera.

Qué deliciosos
tos momentos íntimos
de la familia
en que los padres
pueden comunicare
con sus hijos.

Hasta el día siguiente no se le
pudo escayolar por la inflamación,
y en medio de las desgracias, las
opiniones de mis hijos constituye­
ron lo más sabroso del momento.
Cada uno enjuiciaba la escayola
desde su punto de vista.
Para Luis: «¡Qué suerte no ser
un fichaje del Real Madrid!» Para
Carlos: «¡Ahora si que podrás ver
Tele, mamá, como no te puedes
mover!» Para Juan: «Ya podéis
ayudar ahora —dirigiéndose a las
niñas— para que mamá pueda es­
tar tranquila». Para Maribel: «¡Qué
lata, mamá, sin poder salir, y ade­
más la ropa no te luce nada!» Pa­
ra Paloma: «¡Qué bien, mamá, vas
a tener a la vista el autógrafo de
todos tus hijos!» Para Natalia la
pierna escayolada constituía un
magnífico caballito blanco. Y para
mí... ¿qué quieren que les diga?,
aunque todo estuviera a punto, me
parecía que todo estaba mal hecho.
Es verdad que mis hijas se ofre­
cieron «generosamente» a no ir a

—No. Sencillamente miraba a
vuestros hijos y... pensaba en Al­
berto cuando sea mayor.
—Quizá se arregle todo —dije
sin mucha convicción—.
Ester captó esta inseguridad en
el tono de mi voz y añadió:
—No tengo ninguna esperanza
de que asi sea. Son ya tres años
en los que no he sabido nada de
él. Yo ya me he acostumbrado a
sufrir y no pido la vuelta por mi,
sino por mi hijo, por nuestro hijo.
Sé que la educación familiar re­
sulta decisiva en la formación de
la personalidad de los niños.
Efectivamente Ester había cap­
tado la importancia de la educa­
ción familiar. Hacia ya tres años
que su marido la habla abandona­
do y olvidándose de si, reclamaba
unos derechos para su hijo. Sabía
que ella por su carácter volunta­
rioso y resuelto, podía hacer las
veces de los dos, pero sabía tam-

UNA FALSILLA ROTA
clase para hacerse cargo de to­
do, pero ninguno de los dos con­
sentimos en ello, y preferimos que
Ester con la ayuda de Teresa lo
hiciera, Y en medio de todo fue
una suerte que mi suegra no es­
tuviera en aquellos días por Ma­
drid.
Todo siguió su marcha y la fa­
milia aumentó de número: Ester,
lu sobrina de mi mujer y su hijo
Alberto, que tenía cuatro años.
Ester se había negado a llevar a
su hijo los días que estuviera en
casa, dejándolo con la abuela, pe­
ro Isabel insistió alegando la ne­
cesidad de que estuviera junto a
su madre.
El sábado, después de comer,
todos mis hijos fueron desfilando
tras unos instantes de diálogo con
su madre y conmigo para que «sol­
táramos» según su expresión poco
correcta, pero enormemente grá­
fica. Nos quedamos los tres solos:
Ester. Isabel y yo. Fue Isabel la
que se dio cuenta de la expresión
de tristeza que tenía Ester.
—¿.Te pasa algo Ester?
—No. Estoy bien.
—No me refiero a tu salud —in­
sistió mi mujer— me parecía co­
mo si te preocupara algo o estu­
vieras triste.
8

bién que una disociación familiar
por falta voluntaria o involunta­
riamente de uno de los dos cónyu­
ges, es una de las causas principa­
les de los hechos delictivos y de
las perturbaciones de carácter.
Se desahogaba muchas veces con
Isabel y cuando ésta le decía que
tenía fuerza y carácter para hacer
frente a la situación, siempre le
conte.staba lo mismo: «Si mi mari­
do hubiera muerto, yo a mi hijo
podría decirle la verdad, y esta
verdad hubiera podido afrontarla
durante toda su vida y no se hu­
biera avergonzado de ella. Así es
distinto. El niño ya comienza a
preguntarme dónde está papá, si
él no tiene un papá como los demá.s niños, y yo... tengo que men­
tirle. porque él todavía no com­
prende. Y sufro pensando en ese
después cuando entienda y com­
prenda. ¿Cómo me juzgará a mí?
La dura situación familiar y edu­
cacional de su hijo le habían lle­
vado a leer mucho sobre Pedago­
gía y era difícil poderle no ya
convencer, sino ayudarle a seguir
en su lucha diaria.
—^Todo lo que dices y piensas
es verdad —dijo Isabel—. No pue­
do negarte que esa idea a la que
das tantas veces vueltas en la ca­

beza de que los fracasos indivi­
duales, las desviaciones de la con­
ducta social y moral se deben a
fallos de la educación familiar o a
circunstancias familiares negativas
tiene un 99 por 100 de validez. Pe­
ro creo también que debes mirar
las cosas desde un punto de vista
más objetivo y real, sin que la
mancha de la negatividad se vaya
extendiendo también a esos, qui­
zá menos, puntos positivos exis­
tentes de los que puedes aprove­
charte.
—¡Es fácil decirlo! Cuando veo
a vuestros hijos y me doy cuenta
de las relaciones suyas con vos­
otros y de las vuestras con ellos,
veo confirmadas las palabras del
psicólogo Erikson, cuando asegu­
ra que el amor de los padres pro­
porciona a los hijos seguridad emo­
tiva, sentimiento de confianza, ba­
se de una personalidad sana.
—Creo que no tienes derecho
—añadí yo— en hacer de tu vida
y de la de tu hijo una tragedia y...
—¿Todavía pones en duda —me
cortó Ester— que mi vida sea una
tragedia?
—No lo pongo en duda, pero
también creo que tienes muchos
valores para que esto no trascien­
da a la vida de tu hijo.
—Juan, tú sabes que los niños
pequeños correspondiendo al amor
de los padres, aceptan de una ma­
nera espontánea, sin críticas, no
solamente lo que los padres quie­
ren, sino lo que somos, lo que les
ofrecemos como ejemplo.
—Sé que esta fuerza operativa
de los padres es mucho mayor que
cualquier otra para imponer direc­
trices y normas de conducta. Esto
justifica la necesidad de que tal
educación se ajuste a un modelo
verdadero. Yo te pregunto y qui­
tándote de la cabeza ese perfec­
cionismo educacional, ¿no puedes
colmar tú la mayor parte de las
lagunas que la ausencia de tu ma­
rido pudo dejar en la educación
de Alberto?
—No. No puedo.
—Sí puedes —insistió Isabel—.
No te digo que las colmes todas,
pero tú sabes que las mujeres te­
nemos recursos, muchos recursos
para poder hacerlo. En primer lu­
gar una intuición que llega...
—Mi parte F>odré hacerla, pero
no la de él. Esa se quedará sin
hacer.
—Creo que añades a una situa­
ción de por sí difícil, unos tintes

UNA PAGINA PARA TODA LA FAMILIA
tan negros, que la oscurecen más,
añadí.
Mi mujer, mucho más práctica
que yo le contestó.
—Todas esas circunstancias fa­
vorables a la educación son las
que se debían dar, pero que en la
realidad no se dan todas incondi­
cionalmente. En la vida familiar,
aún estando los cónyuges unidos,
se dan siempre muchas limitacio­
nes. inconvenientes y peligros con
respecto a la educación. Por ejem­
plo es muy frecuente la falta de
preocupación formativa por falta
de preparación pedagógica.
—Y aún existiendo esta preocu­
pación y esta preparación -^ ije —
muchas veces actúan en completo
desacuerdo. O bien por un excesi­

vo amor de los padres es negativa
esta labor de educación al exage­
rar la protección debida al niño,
cuidándolo con excesiva solicitud,
recreándose egoísticamente en él.
—Os agradezco vuestras pala­
bras, pero me resulta muy difícil
su comprensión, porque me he he­
cho una idea personal de todo es­
to, quizá no es la justa y exacta,
pero es la mía, con la que vivo y
por la que lucho.
—Es la tuya y también creo que
es la exacta —dijo Isabel— pero
no te tiene que obsesionar. De­
bes pensar que no eres la única
persona que falla en la educación
de sus hijos, todos fallamos vo­
luntariamente. Y tu fallo al ser aje­

L o s n iños que cre ce n en una fam ilia unida tierten se guridad de s i mismos,
se sienten a le g re s y confiados.

no a tu voluntad, ésta tiene más
fuerza para superarlo.
—Creo que nuestra conversación
se podría resumir en las palabras
de aquel pedagogo: «Para lograr
que la educación familiar participe
de ese carácter de perfecciona­
miento. ha de apoyarse en las ven­
tanas educativas del hogar y en
ciertos principios adecuados a la
naturaleza de la familia que se de­
rivan del análisis de sus mismas
limitaciones e inconvenientes. Los
principales son:
1) La educación familiar ha de
ser querida y planeada. Los padres
deben poseer un concepto de la
educación, buscar los medios para
realizarlo y adaptar su vida a él,
teniendo en cuenta el valor ejem­
plar de las relaciones familiares.
2) La acción educativa ha de
ser lo más constante posible, y
cuando por las ocupaciones de los
padres se corre el peligro de que
no exista, es menester recurrir a
otros colaboradores, a los cuales
se explicará el fin perseguido. El
amor, base de la educación será
racional, generoso, y no perderá
de vista la progresiva independización material y espiritual del hi­
jo, cuya fase última es la unión
de éste con otro ser.
3) Cuando los padres deleguen
en otras instituciones formativas
la educación del hijo, deberán man­
tener contacto con ella y prestar­
le la ayuda y la colaboración nece.sarias.
—¡Muy interesante!, querido «tío
Juan» con lo cual mi idea obsesi­
va sobre la educación de mi hijo
viene a confirmarse aún más —di­
jo Ester.
—Educar, sí —añadió mi mu­
jer— pero lo de obsesivo no con­
viene.
Siguieron hablando. La línea que
le trazaba Isabel era estupenda.
No obstante yo pensaba que aque­
lla falsilla de la que hablaba Don
Bosco sobre la que deben escribir
y caminar... efectivamente estaba
rota y la reparación sólo podía
hacerse por parte de su padre.

EL P.A.S., YA ES
UNIVERSIDAD
PONTIFICIA
Este otoño, y a su regreso de Guatem ala, pasó por M a ­
drid el padre Antonio Javíerre, Rector M agnífico del Pontifi­
c io Ateneo S alesiano (PAS) de Roma. El fue quien nos dio
la agradable nueva: El P A S ya es U niversidad Pontificia.
Por juzgarlo un asunto de sum o interés para toda la Fa­
m ilia Salesian a de España, recojo del número 2 de “ Com u­
nidad Inspectorial” de Barcelona el com entario que escribe
Jo sé C olom er sobre el M O TU P R O PR IO “ M AG ISTER IU M VIT A E ” de P ab lo VI.

Con el Molu proprio “Magisterium vitae” del
24 de mayo de 1973, el Papa Pablo VI ha elevado
el PONTIFICIO ATENEO SALESIANO de Ro­
ma a la categoría de UNIVERSIDAD PONTIFI­
CIA. Se trata de un acontecimiento cuya impor­
tancia y consecuencias se verán en los próximos
años.
El Papa apoya su decisión en los siguientes
puntos:
• La importancia de la misión de Don Bosco, he­
redada por la Congregación Salesiana; es decir:
la educación cristiana de los jóvenes.
• La necesidad de preparar adecuadamente a las
personas que han de llevar a cabo dicha mi­
sión, por medio de Centros de Estudio. Dice
textualmente:
"Esíe compromiso, como es natural, exige
estudios más amplios y profundos que hay
que realizar mediante una institución a ni­
vel superior y orgánica, de tal modo que
cuanto está contenido en las fuentes sea
formulado con lenguaje universal y con mé­
todo científico, y pueda responder adecua­
damente a las nuevas exigencias.”

• El desarrollo que ha tenido el Centro Superior
Salesiano, desde el primer Instituto Teológico
Internacional fundado por el Beato don Miguel
Rúa en Foglizzo en el año 1904, hasta el actual
Ateneo con sus cinco Facultades, la sección
de Teología de Turín, la Pontificia Facultad de
10

Ciencias de la Educación fundada por las Hijas
de María Auxiliadora en Turín y asociada al
PAS, y los 10 Centros de Estudios Eclesiásti­
cos Afiliados.
La peculiar fisonomía que tiene el PAS en re­
lación con otros Centros similares existentes en
Roma, así como la orientación de sus activida­
des académicas:
"Promover con la ciencia según los méto­
dos propios de los estudios universitarios,
la educación y formación de aquéllos que
están destinados a ser los formadores de los
demás, según el particular espíritu del san­
to Fundador, llamado "sistema preventivo” ,
y quA por una particular disposición de Dios
toma su naturaleza y fuerza del Evangelio."

La colaboración que las diversas Facultades del
Ateneo han prestado a la realización de la re­
forma y desarrollo de los Estudios Superiores,
que, siguiendo los principios y las normas del
Concilio Vaticano II, ha promovido y actuado
con diligencia la Sagrada Congregación para la
Educación Católica.
Los objetivos que el XX CGE ha dado al Pon­
tificio Ateneo Salesiano: Profundizar en el es­
tudio y divulgación de las materias más aptas
para el apostolado y formación de los jóvenes;
y dar un fundamento cienfífico a tal formación
capaz de llevar a cabo un fructuoso diálogo con
el mundo moderno.

LOS PIZARRALES
Y LA
FASA-RENAULT

* Nt.

I

L a s E scu e la s P ro fe sio n a le s de Salam an ca
reciben m aterial d id á ctic o de la em presa
autom ovilística.

• La esperanza de que la familia salesiana sabrá
sacar de este hecho nuevos frutos para la Igle­
sia y la sociedad civil.
De todo el documento quisiera remarcar estos
dos rasgos:
— Su dinamismo histórico-. Los salesianos he­
mos recibido de Don Bosco “un típico carisma del arte de la educación..., no sólo
como sagrado depósito que se debe custo­
diar celosamente, sino como fecunda semi­
lla que hay que cultivar fielmente”. Es de­
cir, el carisma que el Espíritu Santo sem­
bró en Don Bosco ha sido recogido diná­
micamente por los salesianos en este pri­
mer siglo de la Gjngregación, y nos toca
a nosotros seguir empujando el crecimiento
de esta semilla.
— E l acento que se pone en la misión; concre­
tamente la relación entre misión salesiana,
formación salesiana y Centros de Estudios
Salesianos. El Papa dice claramente (cf. pá­
rrafo transcrito en el núm. 2) que el com­
promiso de hacer crecer la semilla herede­
ra de Don Bosco (misión) exige estudios
más amplios y profundos (formación) que
se deben llevar a cabo en una institución
de nivel superior y orgánica (Centros de
Estudios).

S alam anca.— H ace unos días recibim os de
la C a p ita l salm antina unos recortes de prensa
con la noticia. V enían acom pañados de una no­
ta del dire cto r de la s E scu e la s Profesionales:
“ Estas h um ildes E scu e la s siguen luchando por
dotar a este barrio salm antino de m aterial apro­
piado a la enseñ an za para p rom ocionar a los
jóvenes obreros, com o lo h acía Don B o sco ".
En efecto, en el am biente salm antino va co ­
brando ca da vez m ayor sim patía la obra salestana en favor de lo s jóvenes profesionales. “ Los
P iza rra le s" cuentan ya con un m oderno equipo
de m aquinarla para la form ación técn ica de sus
alum nos.
Recientem ente, el director, don Jo s é Lu is G a r­
c ía T é lle z, g e stio nó con la firma Fasa-Renault
la co n c e sió n de m aterial d id á ctic o para que los
alum nos pudieran ejercitarse en el manejo co n ­
creto de la m e cá n ica autom ovilística. Esta es,
sin duda, una de la s m aterias de m ayor por­
venir, dada su im portancia en el actual panora­
ma español.
Ante esta petición, unos té cn ico s de Fasa-R e­
nault, acom pañ ado s p or lo s representantes de la
C a s a en S alam an ca, llegaron al co le g io de Los
P iza rra le s para h ace r entrega de un prim er en­
vío, consistente en d os sem itrenes delanteros
co n s u s transm isiones, d ire cció n y caja de cam ­
bio s y un m otor R-12.
Don Jo s é L u is G a rc ía T é lle z a g rad e ció el her­
m oso gesto de Fasa-R en ault ante ei entusiasm o
d e lo s alum nos. A su s p a la b ras respon dió uno
de lo s co n c e sio n a rio s de la firm a en Salam anca.
H abló de la im portancia actual de la em presa,
de su red co m e rcia l y de la futura am pliación.
T erm in ó prom etiendo to da la ayuda p o sib le a
la s E scu e la s P ro fe sio n a le s S ale sian a s, p o r con­
sid e ra rla s de extraordin ario interés s o c ia l para
to da la pro v in cia castellan a.

J. C.
11

íESO ES!

A don Jo sé Fernández, com o a Joh n Ford, le han tapado un ojo... D icen que un pato
salvaje, en vuelo rasante, cuando el fecundísim o director de “ M isión de audaces” y cíen pe­
lícu la s más se entregaba a d e licia s cinegéticas, le dejó tuerto para e! resto de sus días.
Nada más lejos de la s huesudas m anos de este c a si nonagenario salesiano com o
io s reventones y estam pidos de una escopeta... Nada más ajeno a la atención de su cabeza
encanecida, pero erguida y en constante alerta, que la versatilidad del celuloide.
Acom pañado de uno de esos am igos que jam ás saben d e c ir no, he golpeado en la
puerta de un cuarto hermoso, soleado, donde don Jo s é Fernández arrincona sus escasos
tesoros... A penas ha visto el trípode y la máquina se ha olido que querem os perpetuarle
en unas cartulinas con las que mí acom pañante m anipulará a altas horas de la madrugada...
C o m o un capitán de ochenta años, ahí está en píe,
de cid ido , com o si estuviera estrenando la vida, d is­
puesto a enfrentarse a e lla con coraje.

Pero baja por las amplias escaleras del que fue
Teologado de Sanlúcar la Mayor, pidiéndonos que le
sujetemos un brazo, no porque sus fuerzas no alcan­
cen a mantenerle en equilibrio sino por simple pre­
caución.
En estas salas y pasillos, en esta desolada capilla
de polícromas vidrieras, bulleron inquietudes de jó­
venes teólogos llegados de muchos ángulos del mapa
salesiano y se oyó esa trenzada polifonía que en las
fiestas sonadas constituía ornato imprescindible...
Don José Fernández, a sus ochenta y ocho años,
el más anciano de la Inspectoría sevillana de María
Auxiliadora y el más veterano también en profesión
religiosa, enjareta cada día sus ocios por un riguroso
método de vida donde todo está contado, medido y
sopesado. En este cuarto abierto a una balconada ri­
beteada de geranios y en invierno muy propicia a la
caricia del buen sol sevillano, hemos charlado duran­
te largo rato. No se trata de un camarachón en el que
tengan rincón seguro los trastos viejos: aquí se res­
pira limpieza, no se encuentra una sola mota de pol­
vo y sí una austeridad delatora a ojos vista...
Me figuro la cantidad de Salesianos que habrán
identificado al segundo a don José Fernández apenas
topar con su afilada estampa en el «Boletín». Teólo­
gos de Carabanchel, Posadas. Sanlúcar la Mayor, du­
rante incontables días lectivos le oj’eron en aulas y
charlas de espiritualidad sacerdotal y acudieron a su
dirección en el confesonario.
No se me olvida aquella tarde en la que nos co­
mentaba los siete adverbios en los que Santo Tomás
12

--

^ X

Portada de San tú car la Mayor,
antes teo logado
y hoy n o v icia d o sa le sia n o
don de don Jo s é
ha in staiado su tienda,
d e spués d e h aber pasado
p or lo s teo logados
de C a ra b an ch e l y Posadas.

concentra las condiciones y virtudes de todo aquél
que se entrega al estudio. Uno de estos adverbios
se le resistía y volvió hacia atrás de nuevo cuando
notó que la lista cojeaba de una pata, hasta comple­
tarla finalmente. Don Alejandro Bailó, de salesíana
memoria, estaba a mi lado y comentó: —Se le iba a
escapar el adverbio al viejo...
En una de esas charlas inefables en las que el ri­
gor y el buen sentido, el sustancioso tocino espiritual
y las citas escrupulosamente elegidas eran ingredien­
tes de im alimento de muy altas calorías, se permitió
hacer alusión a la observación de un oyente amigo.
Me ha advertido un teólogo —decía más o menos
don José— de que con alguna frecuencia repito la
coletilla «Eso es» al final de algima afirmación. Es
un alma caritativa que ha obrado bien haciéndome
una observación que yo le agradezco, esperando que
esta muletilla desaparezca. ¡Eso es! (Risas y comen­
tarios).
Estas dos palabras podrían acuñar en troquel de
oro la moneda que simbolizara toda la vida de este
singular hijo de Don Bosco. ¡Eso es! Palabras que se
oyen al doblar un tercio de un buen cante, al rema­
tar una serie de buenos naturales bien ligados y tem­
plados...
Don José Fernández es el prototipo del eclesiásti­
co «regular». «Regula», en latín, no es solamente nor­
ma, regia, sino también bastón... Lo usa a diario para
mantenerse erguido, derecho, como siempre estuvo
su espíritu, para no dejarse vencer y sucumbir y jo­
robar... No al azar, en un testero de su alcoba, cuel­
ga el retrato embonetado de don Rúa, felizmente con­
seguido por el pincel de un artista de casa... Don Rúa,
tan ancho de espíritu, tan desconocido en sus exqui­
sitas condiciones humanas aun por los propios Salesianos, ¡>ero tan preocupado por el lugar exacto de
las cosas, por la senda verdadera, por lo neto, por
lo no mixturado... Don José le conoció y le a 5nidó la
Misa.
—¿Era antipático don Rúa?
—¡Nooo! Muy agradable. ¿Cómo estando junto a
Don Bosco no se le iba a pegar su trato? Yo he co­
nocido personalmente a todos los Sucesores de nues­
tro Fundador.

í6aiaMttsswi»E*s»r*
—^¿En qué emplea usted su tiempo?
—Estoy traducJetulo el cuarto tomo de las MemO'
rias Biográficas. Me he buscado ayudantes en otras
Inspectorías.
De un rincón saca unos paquetes donde se apiñan
cuadernos manuscritos. Letra clarita, sin temblores,
como si nuestro hombre tuviera cuarenta y cinco
años en lugar de ochenta y ocho...
Con el ojo derecho ve. Pero con su oído corres­
pondiente no oye. Con el ojo izquierdo no guipa pero
con su oído correspondiente dice que se apaña... Así
que cuando atiende adopta una postura graciosa con
la que pretende captar el mayor número de palabras
sin hacer repetir demasiado al interlocutor...
—Trabajo solamente diez minutos. Luego descan­
so durante una hora. Estoy jubilado... Son sesenta
años de sacerdocio. Si no fuera por estos achaques
ya tendría la traducción casi acabada.
Ulceroso y herniado, don José Fernández azacanea
lo suyo sin forzar su máquina mental y física a la

13

que tiene sometida a un riguroso horario, a una im­
placable ley de movimiento en el que meten su baza
el sol y el viento, la temperatura y los imprevistos
de cada dfa...
—Estoy haciendo el tercer Noviciado. El primero
fue del año dos al tres. Todavía me acuerdo de aque>
líos luegos del patio, cuando nuestro Padre Maestro,
Italiano, contaba diciendo: segundo, tercero, cuartero,
quintero... El segundo Noviciado a partir del año
veintinueve, año de la Beatificación de Don Bosco en
que ful a Roma y me hicieron Maestro de Novicios.
El tercero, ahora, con estos chicos de Sanlúcar la
Mayor que han profesado recientemente...
Don José mantiene fresca su memoria. No es ex­
traño que recuerde complacidamente los años de San
José del Valle —«qué verde era mi valle», tituló una
de sus películas J. Ford, tan enamorado de los inmen­
sos espacios— cuando la redada del Noviciado era
venturosa, copiosa, y había que abatir paredes y
agrandar salones...
A veces no faltan antiguos alumnos de aquende y
allende que inmediatamente le espetan la consabida
pregunta: —¿No se acuerda usted de mí?... Y don Jo­
sé araña en sus recuerdos hasta identificar al visi­
tante.
Se quedó pronto huérfano. Aunque nacido en un
pueblecito madrileño fue Utrera la que le prestó en
seguida su acento andaluz y en ella luchó con los li­
bros del Bachillerato de entonces... En Utrera se dio
al Señor totalmente y se familiarizó con el estilo de
Don Bosco... «Pepito, de las cosas de Dios, cuanto
más mejor», le recomendaba una criada. Y el consejo
no lo ha olvidado ni literalmente siquiera.
Las horas intensas de su íntima jomada las vive
don José en afanado juego y tuteo con aquel Rey
que, según dice Teresa de Jesús en su «Camino de
Perfección», donde echa mano de escapes, jaques y
fichas, «no se da sino a quien se le da del todo».
No queda resquicio para lo fácil, para la fruslería
y la pérdida de tiempo. Sí para la amena charla, sin
que derive en cháchara y también para el ejercicio de
algún literario y devoto entretenimiento como aquel
de los sonetos a Don Rúa o las letanías a Don Bosco,
redactadas en español y latín, un latín merecedor de
expresivos elogios de don Luis Ricceri...
Así, sin que el menor vientecillo de la disipación
pretenda siquiera colocarse por los torreones interio­
res de este querido anciano, se puede adelantar qui­
zás que estamos ante aquél «ameno huerto deseado»
del frailecito místico Juan de Yepes, donde el «suave
asiento que halla el alma en él» constituye ocupación
sobrada y permanente...
CRISTIAN DOVAL

14

DON GONZALO
Don G o n za lo lle va en su s zapato s sin s a c u d ir el
asfalto de todos lo s cam in os de España. A n tigu o m i­
sio ne ro del C h a c o Paraguayo, no se resigna a que­
darse cautivo en su ja u la de oro de la P rocu ra de
M isiones, junto a lo s m adrileños ja rdin e s de la Fuente
del Berro, y se ha convertido en un m isionero am­
bulante p or e l m urxlo sa le sia n o español.
C o n su e xp o sició n m isionera a cuestas, ha visitado
ya más de 58 co le g io s de se is de la s sie te in sp e c­
torías. ¿C u á n to s kilóm etros re co rrid o s? S ó lo sa b ría
respon dem os su in ca n sa b le furgoneta, s i e s que le
fun cion a el cuentakilóm etros. P e ro so sp e ch o que tam­
bién e lla ha pe rd id o la cuenta. M u ch a s carreteras de
C a s tilla y de León; m ucho s o l de A n d a lu cía y Levante
y algún que otro chaparrón de G a lic ia y A stu ria s...
Y m uchas ch a rla s y co n fe re n cia s a pequeños y
adultos. En total, co n ta b iliza m ás de 350 p lá tic a s de

MISIONERO AM BULANTE
tem a m isionero. E l “Trotam undos
de C ris to ” , com o le llam a la prensa
de L a Coruña, bien puede d e cir
que ha cu m p lid o al pie de la letra
el aguinaldo del R ecto r M ayor pa­
ra este año m isionero.
L a e xp o sició n “c a ra c o l” ha sid o
visitada por m ás de 58.000 perso­
nas, entre alum nos y adultos. Don
G o nza lo, en ca da ca s a salesiana,
sa ca b a sus bártulos de la furgoneta
y a llí m ontaba su e xp o sició n : cua­
d ros con e sta dísticas, “p o ste rs” ,
objetos cu rio so s... Luego, aprove­
ch a b a ei am biente pa ra proyectar
film inas, d ia positivas m ision eras...
Term inado el objetivo, otra v e z con
la ca s a a cu estas y co n la m ú sica
a otra parte. Y a sí hasta 58 c o ­
legios.
FRUTOS Y OBSTACULOS
El m ism o nos p ropo rcio na un
breve inform e de lo re alizado hasta
el presente. “ M e siento o bliga do
— e scrib e — a haceros lle g a r este
inform e a c e rc a de lo s s e is m eses
de a ctividad peregrina. V aya en él
mi agradecim iento p or la fraterna
h o spitalidad y p o r la so lid a rid a d
a p o stó lica ” .
P asa después a reflexion ar so ­
bre su actividad:


Fines propuestos:

— O fre ce r a lo s herm anos un
recu rso e xtrao rdin ario para ayudar­
le s a “ cre a r un intenso clim a mi­
sio n e ro ” .
— P o n e r al a lca n ce de nuestros
alum nos la dim ensión m isionera de
la C o n g re g a ció n S a le sia n a com o
p o sib le cam po de su re a liza ció n
vocacion al.
— D ar a co n o ce r a la s personas
v in cu la d a s a nuestra ob ra un a sp e c­
to d e sco n o cid o y, en la actualidad,
e l m ás necesitado.
e

— H a estim ulado no só lo la na­
tural cu rio sid ad , s in o sob re todo el
interés p o r e l m ensaje que lleva
c o n sig o toda e xp o sició n m isionera.
— C o n su e la sa b e r y co m probar
que lo s jóvenes y person as exter­
nas han s id o las m ás afectadas.
— H a s id o una m agnífica mane­
ra de dar a co n o ce r la s obras sales ia n a s d e sa rro lla d a s en am bientes
que tanto im presionan a la se n sib i­
lidad actual com o son la s del Ter­
ce r Mundo.
— Ha resultado se r un m edio es­
tupendo de prom oción vo ca cio n al y
de apertura de horizontes.


Obstáculos encontrados:

— L a im provisación : No se es­
peraba que tuviese tal amplitud.
C a s i siem pre desbordó toda espe­
ranza y sorpren dió a p rop ios y ex­
traños.
— El tiem po a sign ado a ca da
ca sa fue excesivam ente breve para

lle g a r a todos lo s alum nos y perso­
nas mayores.
— En no p o cas c a sa s ha sid o
s ó lo un alicie n te para la cu rio sidad.
No h abía un clim a preparado.
— T o d a vía predom ina en mu­
ch o s se cto re s una idea Infantillsta
sobre las m isiones. De ahí que en
m uchas ca s a s lo s m ayores queda­
ran al margen de este recurso edu­
cativo.
— El cu lto al horario, a lo s pro­
gram as, a la d is c ip lin a nos hizo
perder un tiem po precioso.
Don G o n za lo s a ca su s co n clu sio ­
nes: “ P o r lo s frutos a lca n za dos, e s­
perem os m ejoras para el futuro” .
Sí, porque al m isionero am bulan­
te le quedan todavía m uchos kiló­
metros y no p ocos co le g io s y pa­
rroquias que lo esperan. Su e sp íri­
tu y su actividad son una dem ostra­
ció n d e cóm o se puede s e r m isio­
nero desde la retaguardia.
Adelante, don G onzalo. Espera­
m os sus noticias.
A. C.

Don Gonzalo montaba su exposición ambulante en cualquier salón de un
colegio que siempre resultaba pequeño.

8
: OE '
ASIA